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ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA 1996

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ANUARIO ARQUEOLÓGICO

DEANDALUCÍA

1996

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ANUARIO ARQUEOLÓGICO DE ANDALUCÍA 1996Informes y Memorias

Abreviatura AAA’ 96

Coordinación de la edición:Dirección General de Bienes CulturalesServicio de Investigación y Difusión del P.H.C/ Levíes, 17 41071 SevillaTelf. 955036600 Fax 955036621

© de los artículos. Los Autores© de la edición: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura. E.P.G.

Edita: JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura. Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales

Impresión Tecnographic,S.L. Artes Gráficas. SEVILLA

ISBN Obra Completa: 84-8266-205-8ISBN del Tomo: 84-8266-204-XDepósito Legal: SE-49/2001

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INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DEEMERGENCIA EN LA DOMUS URBANADEL CALLEJÓN DE LOS NEGROS Nº 8(ALBAICÍN, GRANADA).

FÁTIMA PÉREZ DE BALDOMEROMANUEL ÁNGEL CASTILLO RUEDA

Resumen: La aparición de restos de un atrio porticado perte-neciente a una domus urbana de la ciudad romana de Illiberislleva a replantear algunas de las hipótesis que sobre el trazado yextensión del municipium se habían esbozado en las últimasdécadas. Su importancia, estriba además en que son restos degran entidad y complejidad arquitectónica, destacando tanto porlas pinturas murales, como por la existencia de dos espacios edi-culares, uno de los cuales alberga un pequeño banco, y por unapiscina en el impluvium. También se han documentado restosconstructivos de épocas posteriores hasta la actualidad, siendoespecialmente significativos los de época tardorromana. Todo ellodenota una ocupación continuada de la zona.

Abstract: The appearance of remains of an atrium belongingto an urban domus of the roman city of Illiberis takes to restatesome of the hypotheses that it has more than enough the layoutand extension of the municipium they had been sketched in thelast decades. Its importance, also rests in that are remains of greatentity and architectural complexity, highlighting so much for thepaintings murals, like for the existence of two spaces aediculi,one of those which harbors a small bank, and for a piscina in theimpluvium. Constructive remains of later times have also beendocumented until the present time, being specially significantthose of time late-roman. Everything denotes it a continuousoccupation of the area.

1. INTRODUCCIÓN

El solar donde se ha llevado a cabo la intervención arqueológi-ca de emergencia se localiza en el emblemático barrio del Albaicín,concretamente en el nº 8 de la C/ Callejón de los Negros. Dichaactuación fue aprobada desde la Consejería de Cultura de laD.G.B.C. de la Junta de Andalucía, tras la aparición de restos arque-ológicos de gran entidad arquitectónica de época romana durantelos trabajos de seguimiento llevados a cabo por la arqueóloga M.L.Gámez-Leyva. La excavación arqueológica se desarrolló entre losdías 28 de octubre y 20 de diciembre de 1996, por parte de un equi-po de investigadores pertenecientes al Proyecto de ArqueologíaUrbana sobre la Ciudad de Granada (PAUG), formado por FátimaPérez de Baldomero, Manuel Angel Castillo Rueda y Manuel More-no Quero, directora y técnicos superiores. Esta intervención haestado coordinada por el PAUG, en la figura de Dª Auxilio MorenoOnorato, D. Pablo Jesús Casado Millán, directora y miembro delmismo, así como por D. Fernando Molina González, Dª MargaritaOrfila Pons, D. Francisco Contreras Cortés, y el padre D. ManuelSotomayor Muro, a quien agradecemos sinceramente sus indicacio-nes en el campo de la arqueología clásica, y asesorada en cuantoa los aspectos técnicos por el arquitecto D. Marcelino Martín. Deigual manera, destacamos la inestimable ayuda de Antonio HocesPrieto, miembro del PAUG. Agradecer la visita a la intervención aD. Miguel Carrascosa, al periódico El Mundo, al periódico Diario16, a Canal Sur Radio, a Canal Sur TV., a D. Ramón Ramos, y sobretodo a D. Juan Ferraras, fotógrafo de la agencia EFE por su desin-teresada ayuda, así como al propietario del solar, D. Carlos Yagüe,y a todos los vecinos de los inmuebles colindantes que nos hanofrecido en todo momento su colaboración.

La información obtenida con dicha intervención ha aportadodatos de gran interés sobre todo para la compresión de la tramaurbana fundamentalmente en época romana, así como medievaly moderna, y para el proceso histórico desarrollado en la zona enestos períodos debido a la ubicación del solar en una zona clave,de gran dinamismo histórico para la ciudad de Granada.

2. SITUACIÓN DEL SOLAR. CONSIDERACIONES PREVIAS

2.1. Localización

El solar de la C/ Callejón de los Negros nº 8, se encuentra ubi-cado en el Barrio del Albaicín (Granada), a escasos metros de laIglesia de San José, de la que destaca su alminar del siglo XI, ydetrás del Asilo de San José, antiguo palacio del Almirante de Ara-gón. La finca limita con la Placeta del Alamo del Marqués por suparte Sur-Este, al Este con la finca nº 2 de la Plaza del Alamo delMarqués y al Norte con la finca nº 10 del Callejón de los Negros,ocupando una superficie de 110 m2 (FIG. 1). El sistema de cimen-tación diseñado para dicha edificación afectaba en gran medida alos niveles arqueológicos y a los restos arquitectónicos del sub-suelo, especialmente a los de época romana debido a la gran enti-dad de los mismos, como se pudo comprobar durante el segui-miento previo a la excavación.

2.2. Situación previa a la intervención arqueológica

En un primer momento se aprobó la intervención de urgenciaen el solar por parte de la Consejería de Cultura de la D.G.B.C. dela Junta de Andalucía con fecha del 1 de Agosto de 1996. No obs-tante, la subcomisión de Planeamiento y Licencia del PEPRI Albai-cín, el día 9 de Septiembre de 1996, acordó el cambio de cautelaarqueológica de sondeo arqueológico a seguimiento, desarrollán-dose entre los días 23 de septiembre hasta el 1 de octubre de1996. Ante la aparición de restos constructivos romanos monu-mentales, se procedió a la paralización de dicho seguimiento.Seguidamente, y ante la inminente necesidad de estudiar estosvestigios, se comenzó la excavación de los mismos por parte deun equipo del PAUG, cuyos trabajos comenzaron con el carácterde emergencia el día 28 de octubre de 1996.

Con motivo de los trabajos del seguimiento arqueológico efec-tuado previo a la excavación, los diferentes niveles del registroarqueológico quedaron en parte afectados, alterando las relacio-nes estratigráficas del mismo. Se practicaron 13 fosas para lospozos de la cimentación de la nueva vivienda unifamiliar a cons-truir así como las fosas para los zunchos. Además, parte de lasestructuras romanas quedaron no sólo cubiertas por el hormigónempleado para la nueva cimentación, sino afectadas en algunospuntos (levantamiento y destrucción del alzado de paramentos depintura mural estucada romana), descontextualizando gran partede los hallazgos tanto artefactuales como estructurales (LÁM. 1).Todo ello, paralizó el transcurso normal de la intervención arque-ológica, al tener que acondicionar la zona, con una limpiezaexhaustiva de los escombros, así como con el levantamiento de

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parte del forjado de cimentación que afectaba en gran parte al sec-tor en el que se iba a intervenir y del hormigón de limpieza en éldepositado, y el levantamiento planimétrico de las parte afectada.Entre la fecha de finalización de los trabajos del seguimiento pre-vio a nuestra actuación y la comunicación de la paralización de lasobras, como medida preventiva por las condiciones en que seencontraba el solar, se procedió al hormigonado de las fosas abier-tas para la cimentación, afectando por tanto a los niveles romanosdirectamente, y quedando el extremo sur del solar inutilizado parapoder efectuar ningún tipo de actuación arqueológica.

3. CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA DE LA ZONA DONDE SESITÚA EL SOLAR

El lugar donde se ubica el solar se ha revelado como una zonade marcado interés, gracias a intervenciones como ésta, para el

conocimiento y evolución histórica del núcleo urbano localizadoen el barrio del Albaicín, asentamiento que puede retrotraer suorigen hasta el s. XII a.C. (1), consagrándose por tanto como unárea imprescindible para la comprensión del entramado y exten-sión sobre todo de la ciudad ibero-romana, y en menor medida latardorromana, medieval y moderna.

En época ibérica se tiene constancia de la existencia de unrecinto fortificado desde el siglo VII a.C., documentado reciente-mente en el solar de la C/Espaldas de San Nicolás, s/n (sede lafutura mezquita) (2). Este enclave, que a través de las fuentesconocemos por la denominación de Iliberri, pasará a formar partedel mundo romano, en época republicana, concretamente entrelos años 180-179 a.C., con el status jurídico-administrativo de ciu-dad stipendiaria (3). Tras la guerra civil entre Pompeyo y César,Iliberri alcanzará la categoría de municipio de derecho latino,siendo mencionado en los documentos epigráficos como Munici-pium Florentinum Iliberritanum (4). Para esta época, junto con

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FIG. 1. Límites y planimetría del solar. Áreas U.T.M.

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las fuentes literarias de autores clásicos (PLINIO, Historia Natu-ral,III, 10; PTOLOMEO, II, 4, 9), epigráficas y numismáticas, losdatos con los que se cuentan proceden en su inmensa mayoría dedistintos hallazgos que se han ido produciendo desde el siglo XVI,todo ello complementado y contextualizado con las intervencio-nes arqueológicas, cada vez más numerosas.

Con estos datos, numerosos investigadores, entre los que des-tacan M. Roca, M. A. Moreno, y el P.M. Sotomayor intentaron defi-nir la estructura urbana de la ciudad en época romana, tomandocomo punto de partida los resultados obtenidos en las distintasexcavaciones en el Albaicín, principalmente las efectuadas en elsolar del Carmen de la Muralla, donde se ha querido localizar elforo de la ciudad romana por la gran cantidad de inscripcioneshonoríficas que de allí proceden desde que dieron comienzo laspolémicas excavaciones en el siglo XVIII bajo el mando de D.Juan de Flores (5). Todo ello llevó a los investigadores a la ela-boración del hipotético trazado del recinto, que presentaría unasuperficie aproximada de unas 9 Ha. Éste, quedaría limitado alNorte por la fuerte pendiente constituida por el barranco de laactual Cuesta de Alhacaba. En la zona Sur, la evidencia de restosde necrópolis junto a San Juan de los Reyes y San José hacíanpensar en una zona extramuros, quedando la ciudad limitada porla curva de nivel que conforma la C/ Aljibe del Trillo/Guinea. Encambio, a la hora de establecer los límites hacia el Este y el Oeste,dichos autores mantienen cierta reserva, al no contar con datossuficientes que los orienten sobre la realidad de la problemáticadel recinto romano. Aún así establecen el límite oriental al exte-

rior del solar de la mezquita Sufí (c/ Espaldas de San Nicolás s/n)hacia la C/ Guinea. Y para la zona occidental proponen dos alter-nativas como límite; por una lado, las calles Pilar Seco Almirante,al que prestan más atención, y por otro lado, la calle de la TiñaMuladar de Dª. Sancha.

Esta propuesta deja al margen del recinto romano los restosarquitectónicos y de otra índole documentados por Gómez More-no, en las inmediaciones del solar de la intervención, en la Pla-ceta del Almirante y en la Plaza de San Miguel Bajo en el sigloXIX (6).

Estos hallazgos que se han ido produciendo desde momentostempranos, han de tomarse como ilustrativos a la hora de enmar-carlos topográficamente dentro del cerro del Albaicín, y concreta-mente en el lugar en el que se encuentra el solar del Callejón delos Negros. La importancia de los mismos, viene marcada porqueen cierta manera hasta la fecha son unos documentos de primeramano para el estudio de la zona.

Según Roca y Sotomayor (7), secundando a Gómez-Moreno,esta zona quedaría a extramuros del recinto urbano romano,haciendo referencia a la posible existencia de una necrópolis deesta misma época en la cercana Placeta de San José. En cambio,los resultados obtenidos en la excavación realizada en el Callejónde los Negros obliga a modificar esta propuesta, ampliando loslímites por su extremo Suroeste, hasta las curvas de nivel defini-das por las Calles Cruz de Quirós-Callejón de los Negros-Alamodel Marqués.

Para época tardorromana se cuenta con niveles arqueológicosconstatados en la excavación de la Placeta de San José, dondeademás se documentaron varias fases de viviendas de época Pro-tohistórica (8). Estos datos se complementan con los aportadosrecientemente por la intervención del Callejón de los Negros. Portanto se ha de apuntar a la ocupación de esta zona del Albaicín,sin interrupción, al menos hasta el siglo IV- V d.C.

Desde el siglo VIII, ya en época medieval, la ciudad va a expe-rimentar un retroceso tanto a nivel demográfico como político,que se va a constatar a nivel urbano con el abandono de algunaszonas que habían estado ocupadas con anterioridad. En época zirí(1010-1090), se va a producir una ampliación y reforma de la pri-mitiva fortaleza de Zawi ibn Ziri (9). En estos momentos, la zonainvestigada, va a quedar englobada dentro del ámbito conocidocomo qasabat al-qadima, en su sector más meridional, dentro delrabad Almurabidin o barrio de los Ermitaños (10) y cerca del tra-zado de la muralla que debió cerrar la alcazaba en este tramo. Apartir del siglo XIII la ciudad va a experimentar un fuerte creci-miento, sobre todo por la llegada de población de las regiones cir-cundantes, lo que será el principal justificante de la construcciónde un tercer recinto amurallado mayor (11).

En época moderna, la zona quedará englobada dentro delbarrio de San José, el cuál se halla articulado en torno a la Iglesiadel mismo nombre. Ahora el Albaicín va a quedar relegado a unsegundo plano, ya que las instituciones más importantes, y granparte de la población van a elegir como lugar de asiento las zonasbajas de la ciudad extendiéndose a extramuros del recinto deépoca nazarí hacia la vega (12). En el siglo XVII, el Albaicín va asufrir un proceso de ruralización, despoblación y empobreci-miento (13), proceso que se irá invirtiendo hasta alcanzar su fiso-nomía actual.

4. DISEÑO DE LA INTERVENCIÓN: METODOLOGÍA, OBJETIVOS YPLANTEAMIENTO

4.1. Metodología y objetivos

La metodología arqueológica seguida en la intervención arque-ológica ha sido la aplicada por el PAUG, mediante un sistema deregistro que tiene como base una serie se fichas en las cuales serecoge de forma exhaustiva y completa la información que reco-pilamos en el transcurso de la excavación. Dentro de los objeti-vos generales se pretende completar la información sobre los pro-

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LÁM. I. Trabajos de limpieza del solar tras el seguimiento arqueológico y antes del comien-zo de la excavación.

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cesos urbanísticos que se han ido desarrollando en la ciudad enlos diferentes momentos históricos y que han generado el actualentramado urbano. Como objetivos específicos se abordó el aná-lisis estratigráfico, planimétrico y funcional de las estructuras, laconservación de las estructuras emergentes, así como de las pin-turas murales y elementos decorativos, el estudio de los aparejosy las técnicas de construcción, y de los hallazgos muebles. Paraello, se hacía necesario obtener, por un lado la documentación anivel planimétrico y secuencial, y conocer las distribución espa-cial de las distintas estructuras.

4.2. Planteamiento

Teniendo en cuenta los condicionantes previos aludidos ante-riormente, tras una limpieza y consolidación de las estructuraspuestas al descubierto durante el seguimiento, y teniendo pre-sente en todo momento las medidas de seguridad oportunas (14), se planteó un sector de 6 x 5’50 m. ,en torno a la estructuraromana, quedando englobado dentro de las áreas de proyecciónU.T.M. 23-11-00, 23-11-10, 23-10-09 y 23-10-19, viéndose amplia-do posteriormente según las exigencias y necesidades del trans-curso del propio proceso de investigación, adaptándonos a lamorfología del solar y límites de seguridad.

5. SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA Y CONJUNTOS ESTRUCTURALES

Tras la recogida y análisis de la documentación se ha procedi-do a la organización de la secuencia estratigráfica en una serie defases que a continuación se reseñan. En primer lugar, en los dossectores intervenidos se registra la aparición del substrato geoló-gico -formación Alhambra- (fundamentalmente cantos y bolos depequeño tamaño cementados por una matriz calcárea), sobre elque se apoyaban las construcciones de época romana, aprove-chando su morfología e incluso practicando pequeñas fosas parala ubicación de sus estructuras.

5.1. Período I. Época Altoimperial

Fase Ia. Mediados de siglo I d.C. Engloba el momento deconstrucción de un edificio de gran entidad arquitectónica (FIG. 2y LÁM. II), adaptado a las características topográficas del terreno,haciendo uso de un sistema de acondicionamiento y aterraza-miento del mismo. Dicho sistema se estructura al menos en dosterrazas, y una posible tercera que no ha sido factible documen-tar estratigráficamente debido a las limitaciones del área interve-nida. De la terraza superior sólo se ha constatado un nivel de ocu-pación al que pertenece un suelo (E-9 -00-) del que se conservaparcialmente su preparación (tierra arcillosa-alpañata). Este suelose encuentra delimitado por un muro de mampostería (E-5 -00-)el cual funciona como muro de cierre de los nichos asociados.

Por otra parte, la terraza media se ha documentado en la mayorparte del área intervenida arqueológicamente. Para la preparaciónde la misma se excavó parte del substrato geológico, instalandoun muro de sillares (arenisca y conglomerados) que junto con elmuro ya citado haría las veces de muro de contención y de deli-mitación y cierre del espacio porticado. El desnivel existente enesta terraza, que viene marcado por la pendiente natural de laladera, se encuentra subsanado por una capa de zahorra de apor-te antrópico que viene a regularizar el terreno sobre el cual se ins-talaría el suelo perteneciente al espacio cubierto de la zona porti-cada.

Y de la tercera terraza, pese a que no queda constancia de ella,el desnivel de la propia pendiente, lleva a pensar en la existenciade un segundo sistema de paratas, y por tanto, de una terrazainferior que podría formar parte del edificio (estancia ocubiculum lateral, que junto a los vestigios existentes en la terra-za superior, flanqueaban el pórtico en sus lados noroccidental ysuroriental).

El espacio porticado o atrio ocuparía la terraza intermedia entoda su extensión, aunque no ha sido posible constatarlo en sutotalidad debido a las limitaciones del área intervenida. Este espa-cio se estructura en torno a un impluvium, de 5,20 m. de lado(151 pies). Constructivamente se compone de unos sillares de are-nisca, de 0,60 m. los menores y 1 m. los de mayor tamaño. Estossillares formarían parte del sistema de cimentación para la colo-cación de las columnas que definirían la parte porticada de esteedificio. Estas columnas, de las que sólo se han conservado dosbasas, estarían relacionadas con el sistema de soporte de latechumbre de la cubierta o compluvium (LÁM. III). La primera

FIG. 2. Planta final de la intervención arqueológica. Atrio porticado de una domus romana con piscina en el impluvium afectada por una zapata de hormigón en su interior.

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presenta un tamaño superior al tratarse de una columna angular,situada en los extremos del impluvium, lo cual y según Vitrubio,suele emplearse para corregir los efectos ópticos deformativo (15). El resultado final sería la conformación de un espacio cuadran-gular soportado por ocho columnas. El fuste de las columnas

posiblemente estuviera compuesto de ladrillos semicirculares o decuarto de círculo, documentados en los niveles de abandono yderrumbe del edificio.

Rodeando al impluvium encontramos un corredor o zona por-ticada, de 2 m. de anchura máxima, distribuido a distinto nivel, elcual es solventado por dos peldaños de arenisca. Esta diferenciade alturas responde al desnivel existente de la pendiente natural,ya mencionado anteriormente. En el nivel superior de la galería,se ha constatado una capa de arcilla -alpañata-que regulariza lasuperficie sirviendo como base para la ubicación del suelo (E-25-00). En cambio, en el nivel inferior, una capa de zahorra subsa-na el desnivel y constituye la preparación del suelo (E-26 -00-).

Un gran muro de sillares (C.E.5 -00-), estucado en todo su fren-te con pinturas murales, actúa de cierre y define los límites de lagalería semicubierta en su sector más noroccidental, único sitio enque se ha documentado. En este gran muro se abren dos nichos(LÁM. IV). El más pequeño (E-21), con 0`80 m. de ancho, se hallaexcavado en parte en el substrato geológico, posiblemente sirvie-ra para albergar algún altar dedicado a los dioses lares, o bienpara la colocación de una estatua. El segundo de los nichos abier-tos en el muro (E-24) presenta el doble de anchura y cobija en suinterior un banco de piedra caliza (E-20 -00-) adosado a la pared.Además, este nicho se encuentra flanqueado por dos pilastrasconformadas a base de sillares bien escuadrados, de las cualessólo una (E-18 -00-) conserva un alzado de 1’20 m (LÁM. V). Dela otra (E-19 -00) sólo se conserva el basamento, debido a que enépoca moderna se desmonta para instalar una tinaja. Ambosnichos presentaban sus paredes estucadas a la manera anterior-mente descrita (FIG. 3).

Los materiales adscritos a este momento permiten solamentedatar la construcción del edificio post quem, y a partir de las téc-nicas y sistema constructivo empleado en época romana AltoImperial, entre los siglos I d.C y II d.C, momento a partir del cualse documenta el abandono del mismo. Entre los materiales deconstrucción destacan el empleo de arenisca para los sillares ybasas de columna, los conglomerados, y la piedra caliza para laelaboración de un banco como elemento funcional y decorativo.Y en cuanto a la técnica decorativa, se han documentado nume-rosos restos de pintura mural tanto in situ como descontextuali-zados y pequeños fragmentos de estucos pertenecientes a ladecoración pictórica del atrio o espacio porticado. En el estudio yanálisis de estos restos se pueden tener en cuenta los siguientesaspectos:

1. Preparación del enlucido de los muros. Encontramos trescapas: una primera grosera, con un mortero de arena poco tami-zada para regularizar la superficie (hecho apreciable en las pilas-tras), con la parte externa espatulada para la mejor sujeción de lasiguiente capa; una segunda, con arena más tamizada y cal; y unatercera de cal pura o con polvo de mármol. La primera de las

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LÁM. II. Planta general del edificio de época romana.

LÁM. III. Basa de columna del espacio porticado embutida en uno de los muros de la pisci-na.

LÁM. IV. Vista frontal de la pared norte del edificio romano, con dos nichos estucados ybanco.

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capas presenta una anchura de en torno a 3 cm. La segunda pre-senta un grosor de en torno a 3 cm. La tercera capa, sobre la quese aplica la pintura, tiene un grosor máximo de 3 mm. En algunaspartes del muro, se observan algunas reparaciones del enlucido,aunque en este caso se ha seguido una técnica menos depurada,intentando imitar el motivo original del zócalo (crustae).

2. Esquema previo en la pared de los motivos decorativos, quese realizaba mediante incisiones con un punzón o con un cordel,como se ha podido comprobar en el espacio edicular pequeño.

En los restos documentados en el derrumbe del mismo, se handocumentado círculos en los que se observa el empleo del com-pás de punta seca.

3. Aplicación de los colores de fondo y decoraciones, en estecaso paneles que simulan una decoración de imitaciones de pla-cas marmóreas (crustae, zócalo que imita un tipo de mármol rojoveteado con manchas blancas), motivos geométricos (cuadros ypaneles rectangulares de color amarillo enmarcados con filetesblancos y rojos en la parte media de la pared), y motivos vegeta-les (flor de loto característicos del III estilo pompeyano sobrefondo blanco) (LÁM. VI). Según el estudio tipológico del esque-ma compositivo de la pared y la ornamentación, y en base a loscriterios establecidos por Abad, quedarían englobados dentro delcuarto grupo, caracterizado por la presencia de superficies mono-cromas sobre las que se trazan líneas, trazos y bandas (16) . Encambio Guiral reduce estos grupos a dos, correspondiendo eneste caso al segundo. Ejemplo de este tipo de paramentos se pue-den encontrar en Bílbilis, datados estratigráficamente entre finalesdel siglo I y principio del siglo II d.C. Según esta autora, la imita-ción al mármol va a aparecer fundamentalmente en las provinciasa partir del s. I d.C. (17) Paralelos de estas pinturas en épocaromana los encontramos en Illici, con una cronología desde mitaddel siglo I d.C. a mediados del siglo III d.C; en Tiermes -Casa delAcueducto; en Mérida -Casa del Mitreo- datadas en el siglo II d.C.;como ejemplos más representativos (18) .

Fase Ib. 2ª mitad del siglo I d.C-siglo II d.C. Se documenta eluso del edificio junto con la remodelación de parte de su estruc-tura primaria, como muestra el deterioro y reparación de algunaszonas, o la construcción de nuevas estructuras. Así, se va a pro-ceder a la construcción de una piscina en el impluvium (C.E.4 -00), cuyos muros de cierre están hechos a base de ladrillos uni-dos con mortero de cal y arena revestida tanto al exterior comoal interior de opus signinum. Para la construcción de este implu-vium, por una parte se va a rebajar el suelo, y por otra parte, seva a reaprovechar el espacio porticado preexistente, en tres de suslados, cerrando el espacio intercolumnar con una serie de murosformados de ladrillo (E-32 -00-), que van a servir de límite de lapiscina. En el cuarto de sus lados, el más nororienral, los pelda-ños (E-28 -00-) preexistentes de la anterior fase (cuya funcionali-dad era la de salvar el desnivel existente), se van a reutilizar. Porúltimo, se va a proceder al revestimiento de todo el complejotanto al interior como al exterior con una capa de opus signinum(E-33 -00-). Este impluvium se caracteriza por la presencia de unaserie de cordones hidráulicos, constatados en las esquinas y en ellugar de contacto entre las paredes y el suelo.

Pese a que no tenemos constancia del sistema de entrada y sali-da de agua en el mismo, posiblemente el sistema de llenado fueraa través del compluvium con agua de lluvia, y/o mediante algúntipo de surtidor del que no se han conservado restos. El desalojodel agua se produciría hacia la zona suroccidental, constatado este

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FIG. 3. Secuencia estratigráfica. Sección oeste.

LÁM. V. Pilastra que flanquea un lateral del nicho de mayores dimensiones.

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hecho por el ligero buzamiento del suelo de la piscina hacia estaparte, aprovechando el desnivel natural de la pendiente, y posi-blemente hacia algún sistema de desalojo de aguas del edificio(cloacas). En el muro de cierre sur de la alberca (E-5 -09-), se hadocumentado un “pequeño canal” revestido de opus signinumentre las dos hileras paralelas de ladrillo que componen estemuro, que pudiera interpretarse como hueco para la ubicación deuna balaustrada de madera en torno al impluvium, anulado enuna fase posterior. El hecho de que en el interior de la piscinaexistan dos escalones revestidos de opus signinum a modo deacceso, ha llevado a pensar en que pudiera ser indicio de que esteedificio pudiera estar relacionado con unas instalaciones termaleso baños, aunque como se ha apuntado anteriormente, la cons-trucción de estos dos escalones fue anterior a la construcción dela piscina, siendo reutilizados como cierre por su lado nororien-ral, y revestidos para su impermeabilización (19) .

Además en este momento se ha constatado la reparación departe de las pinturas correspondientes a los zócalos de los para-mentos de las dos pilastras, situadas en torno al espacio edicularen que se sitúa el banco y que como ya se ha dicho presenta unatécnica de inferior calidad respecto al original. Esta zona, portanto, ha de ponerse en relación con el atrium de una domusurbana de gran monumentalidad y entidad arquitectónica.

También en esta fase pero en un momento posterior se va aacometer una pequeña modificación, como es la anulación delpequeño canal existente en los muros intercolumnares, que serárevestido de opus signinum, junto con la colocación de un peque-ño cordón hidráulico del mismo material, para evitar el desbor-damiento del agua de la lluvia que se recoge por el impluvium.

Fase Ic. Finales siglo II d.C.siglo III d.C. Tras el abandono deledificio, éste va a sufrir un proceso de derrumbamiento. Por unlado, el interior de la piscina, va a ir sufriendo un proceso de col-matación de limo (20) (U.E.N. 47 -00-). Por otro lado, en la parteinferior del espacio porticado, se va a constatar otro proceso dedeposición paralelo (U.E.N. 45 -00) que incluye los desprendi-mientos de trozos de techo estucados y los procedentes del des-carnamiento de la estructura del techo y cubierta. Todo ello,puede resultar indicativo del lento proceso de ruina y destrucciónque sufre el edificio.

En este nivel se pudo comprobar la presencia de abundantesrestos constructivos, principalmente tégulas. En estos momentosse debió de producir el desplome de parte del banco situado enel pórtico (C.E. 5 -00-). Además se han documentado derrumbesde estructuras de adobe (U.E.N. 48 -00-), así como de parte delrevestimiento parietal (U.E.N. 39 -00-) de los muros de cierre delpórtico, entre los que destaca un fragmento decorado con moti-vos vegetales (flor de loto), que pudo encontrarse ubicado en laparte superior de estos muros.

En el nivel inmediatamente superior (U.E.N 44 -00-) destaca laexistencia de grandes bloques de opus caementicium revestidosde opus signinum con un cordón hidráulico en los vértices de lasparedes (21) . Por las características constructivas que presentandebieron formar parte de algún tipo de sistema de conducción deagua, anulado en estos momentos. Estos se hallan descontextua-lizados, en posición invertida, ya que fueron vertidos al interiordel atrio.

Todos estos niveles estratigráficos se encuentran sellados porun nivel de derrumbe (U.E.N. 43 -00-) de la cubierta de tégulas eímbrices correspondiente a la zona porticada, y por un nivel deincendio (U.E.N. 35 -00-). A éstos se superpone el derrumbe deuna estructura de piedras y tapial (U.E.N. 35 y 17 -00-) proceden-tes del alzado de los muros que conforman el pórtico.

Los materiales cerámicos documentados en estos niveles per-miten la datación del momento de abandono-destrucción del edi-ficio en torno al siglo III d.C. Entre ellos, destacar la presencia dematerial desde época ibérica hasta comienzos del s. III d.C., en losdiferentes niveles. El mayor porcentaje de material puede datarseentre finales del siglo I d.C y comienzos del II d.C (terra sigillatahispánica; cerámica africana de la que destacan las cazuelas defondo estriado, fragmentos de sigillata africana -bastante abun-

dantes en contextos de época flavia, material no documentadohasta fines del siglo I d.C.; cerámica común romana, entre las quedestacan grandes vasijas con borde vuelto hacia fuera (tipo 12 deM. Vegas), vasos con figuras de cono truncado con base plana yborde inclinado hacia fuera; un fragmento de barniz rojo-pompe-yano del siglo II d.C (Oberaden tipo 21); cerámica romana decocina; etc. (FIG. 4).

Se han documentado dos monedas en los niveles de colmata-ción del impluvium, en muy mal estado de conservación, por loque no ha sido posible el estudio de las mismas. El material vítreoes bastante abundante, pero los fragmentos recuperados seencuentran muy dispersos y no permiten relacionarlos con nin-guna forma conocida. También se han recuperado varias agujasde material óseo, material que suele estar asociado a contextosflavios. Por lo referente al material faunístico documentado, apa-recen ante todo pequeños fragmentos de huesos de animales depequeña envergadura (cánidos, pequeños roedores, etc).

5.2. Período II. Época tardorromana

Fase IIa. Romano Bajoimperial (s. III-V d.C). Destaca unmuro de mampostería (E-15) instalado sobre el nivel estratigráfi-co de derrumbe, nivel que será regularizado y horizontalizadopara su aprovechamiento constructivo, datado entre los siglos III-V d.C., por el material cerámico asociado a él, y que tuvo que per-tenecer a una vivienda. Estos restos vienen a indicar la continui-dad en la ocupación de esta zona de la ciudad durante la Anti-güedad Tardía. En cuanto al material cerámico, si bien aparecenalgunas intrusiones de época ibérica (cerámica pintada, cerámicagris, ánforas de hombro, cerámica común,...), destaca por suhomogeneidad, siendo abundante la presencia de cerámica T.S.tardía meridional y africana, y cerámica de cocina africana.

5.3. Período III. Época medieval

Fase IIIa. Altomedieval (s. VIII-XII). A este momento sepuede adscribir un nivel de ocupación documentado somera-mente, con la presencia de parte de una estancia, de la que que-dan los cimientos de un muro de unos 3 m. de longitud (U.E.C.15-00-), junto con restos de un suelo de alpañata en mal estado deconservación. Estos restos constructivos se encuentran directa-mente sobre los niveles tardorromanos. Los materiales asociadospertenecen a un momento temprano dentro de la época medie-val, destacando los fragmentos de cerámica hecha a torneta, o

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LÁM. VI. Pinturas murales con motivo de flor de loto.

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torno lento, etc., si bien aparecen algunas intrusiones de épocanazarí debido a la proximidad de fosas o zonas de vertedero ensus inmediaciones.

Fase IIIb. Bajomedieval siglo XIV. Durante esta fase encon-tramos una serie de fosas (E-11, E-12, E-14) que sirven comoestructuras de desecho o vertedero, en las que aparecen clastos

de grandes dimensiones, y posiblemente también utilizados paranivelación del terreno. En cuanto a la cerámica asociada, presen-ta un estado óptimo de conservación; por su tipología puedenencuadrarse dentro de la época nazarí. Se compone principal-mente de jarritas pintadas de blanco, cerámica estampillada, atai-fores, candiles,... con intrusiones de época almohade (ataiforesvidriados verde y manganeso, candiles de piquera...), incluso emi-

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FIG. 4. Material cerámico. Cerámica griega de figuras rojas (g), sigillata hispánica (a, j, k, l), cerámica común romana (e, h, i), anforisco (b), cerámica romana de cocina norteafricana (c, f).

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ral (cerámica de almacenaje y transporte con cordones aplicados,torneta...).

Fase IIIc. Bajomedieval siglo XV. Documentamos una área dehabitación de época nazarí, reducida a los restos de dos estructu-ras: la cimentación de un muro con indicios de un revestimientode yeso, al que se asocia un suelo de piedras de perfil irregular,apoyado sobre la plataforma que conforma el relleno de las fosasanteriores.

5.4. Período IV. Época moderna

Fase IVa. Moderno (siglo XVI). Los restos aparecidos seencuentran muy alterados por las labores de cimentación llevadasa cabo en el solar previas al inicio de la intervención. Tan sólopodemos adscribir a este período una serie de estructuras: unatinaja (E-4), un pilar (E-2), restos de un suelo y dos muros (E-10-00- y E-1 -10-) pertenecientes a un patio. Es importante señalarque para la instalación de la tinaja se practicó una fosa que afec-tó gravemente a una de las pilastras de la domus romana, de laque solamente se ha conservado el basamento. Los materialesdocumentados en este período se pueden adscribir a un momen-to temprano de la época moderna, en concreto al siglo XVI, sien-do representativos del mismo los artefactos cerámicos de mesa(platos y escudillas fundamentalmente, y jarras vidriadas), y los dealmacenaje y transporte.

5.5. Período V. Época contemporánea

Fase Ia. Contemporánea (s. XX). No se ha documentado nin-guna estructura, debido sobre todo al rebaje del solar en 70 cm.para las labores de cimentación que se efectuaron con anteriori-dad a la intervención arqueológica. De hecho, se tenía constanciade la existencia de restos de la vivienda inmediatamente anterior.A pesar de todo habría que hacer mención a toda una serie defosas practicadas para la cimentación de la vivienda proyectadaen el solar (E-17 -00-, E-5 -10-, E-3 -09- y E-2 -19-), que afectaronen gran medida a los niveles arqueológicos, sobre todo de épocaromana, ya que parte del hormigón empleado apoyaba directa-mente sobre las estructuras de sillares con pinturas murales.

6. CONSERVACIÓN DE LOS RESTOS DE PINTURA MURAL

La presencia de superficies con pinturas murales en gran partede las estructuras que conformaban el edificio de época romana,obligó a poner en práctica un plan de tratamiento de las mismas(LÁM. VII). Para esta labor contamos con el apoyo y asesora-miento del prof. M. Fernández Magán. La primera medida que sepuso en marcha dentro del proceso de conservación de las pin-turas fue la limpieza mecánica. Para ello se seleccionaron unaserie de materiales de acuerdo con la resistencia de la superficie(espátulas y raspadores de plástico, bisturí, cepillos y pinceles).Posteriormente se procedió a la eliminación de las sales minera-les emergentes tras el cambio de las condiciones ambientales yvariaciones termo-higrométricas, para frenar el acelerado procesode deterioro de las mismas. Para ello se intentó amortiguar esteefecto negativo mediante la aplicación de una pasta de celulosa.Una vez libre de concreciones y precipitaciones salinas se recu-rrió a la consolidación con una solución de primal, junto con untratamiento fungicida (22) .

7. CONCLUSIONES Y APORTACIONES HISTÓRICAS DE LA INTER-VENCIÓN

La intervención efectuada en el Callejón de los Negros nº 8arroja nuevos datos sobre lo que debió de ser la extensión delrecinto de la ciudad de época romana en su extremo sur-oeste a

finales del siglo I d.C. Por primera vez, se cuentan con restosconstructivos in situ de gran entidad arquitectónica que puedenllevar a ampliar en gran medida el conocimiento de la extensión,límites e importancia que llegó a alcanzar la ciudad romana deIlliberis. La relevancia del hallazgo estriba en que se trata de losprimeros restos monumentales de una construcción edilicia degran entidad arquitectónica de época romana aparecidos en laciudad de Granada e investigados con metodología científica, res-tos que pertenecen al atrium porticado de un edificio señorial degran envergadura, aunque las reducidas dimensiones del áreaexcavada ofrecen solamente una visión parcial de lo que debió deser en su totalidad dicho edificio. Ejemplos similares se conocenen la Bética: Carmona, Écija, la Casa de los Pájaros en Itálica, y enObulco, donde ha aparecido una gran casa con un patio abiertocon pinturas murales del siglo I d.C., junto con otras casas conperistilo. La explicación de que el patio pertenezca a una domusurbana es la que tiene mayor peso frente a la posibilidad de quese trate de parte de las instalaciones de unas termas de épocaromana. Habrá que esperar a futuras intervenciones en la zonaque nos ayuden a completar la información referente a la distri-bución y organización arquitectónica interna, por lo limitado delárea excavada. La presencia de este edificio obliga a replanteartanto los límites como la extensión de la ciudad romana propues-ta por M. Roca y otros investigadores, llegando a superar portanto las 10 Ha. de extensión. A pesar de la posición topográficaque ocupa este edificio, en el extremo NW del cerro, este lugarse debió de hallar a intramuros de la ciudad, formando parte desu entramado urbano, en el siglo I d.C., período de mayor explen-dor de Illiberis.

En época tardorromana, los escasos restos constructivos docu-mentados, a pesar del mal estado de conservación en que han lle-gado a nosotros, ofrecen una valiosa información para el conoci-miento del dinamismo histórico y urbanístico en esta zona, en unaépoca poco conocida a nivel estructural como ésta. Por tanto, losrestos documentados vienen a indicar la continuidad en la ocu-pación de esta parte de la ciudad.

En época medieval, el solar se puede contextualizar dentro dela qasabat al-gidida de época zirí, en concreto en el barrio deAlmuratibín. Esta fase están representadas por los restos del patiode una vivienda, que se ven alterados en época nazarí por unaserie de fosas, al igual que gran parte del registro arqueológico.La presencia de estas fosas y la ausencia de otro tipo de restosconstructivos puede estar relacionada con la proximidad del tra-zado de la muralla, siendo este lugar posiblemente zona deextracción del material constructivo empleado en la misma.

En época moderna, dentro de la tónica de todo el conjunto detransformaciones que acontecen en este momento, se han docu-mentado restos de una vivienda pertenecientes al patio de lamisma.

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LÁM. VII. Muro de delimitación del espacio cubierto del pórtico con pequeño tabernaculumconservando parte de la pintura mural.

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Por tanto, junto con la gran importancia de los restos construc-tivos de época romana se cuenta con una visión superpuesta decuatro fases constructivas de diferentes momentos históricos quenos muestran la evolución en el concepto urbano de casa en unespacio concreto de la ciudad.

Tras la intervención arqueológica en el solar y el estudio de los

restos aparecidos en el mismo, se apuntó a la posibilidad de inte-gración de los mismos por parte de los organismos implicados,pero finalmente, y a instancias de la Consejería de Cultura, se pro-cedió al cubrimiento mediante una capa de arena y geotextilsobre la que se superpuso una plancha de hormigón, a instanciasde la Delegación de Cultura de Granada.

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Notas

(1) Auxilio Moreno Onorato, et alii, “Informe de los primeros resultados obtenidos tras la excavación de 1991 en el Carmen de la Muralla en el Albaicín(Granada)”, A.A.A. 1991-II, 1993, pp. 225-230.(2) Pablo J. Casado Millán et alii, “Informe de la intervención de emergencia realizada en la C/Espaldas de San Nicolás, s/n (sede la futura mezquita) (Albai-cín, Granada)”. A.A.A. 1995, en prensa.(3) Fernando Molina y Jose M. Roldán, Historia de Granada I, Granada, ed. Don Quijote, 1982, pp. 166-179. Auxilio Moreno Onorato, et alii, “Evolución del núcleo urbano de Iliberri, el Albaicín, Granada”, 1º Congresso de Arqueología Peninsular, Octubre 1993,Actas V, Oporto, 1995, p. 173.(4) Mauricio Pastor y Angela Mendoza, Inscripciones latinas de la Provincia de Granada, Granada, 1988.(5) Manuel Gómez Moreno, Monumentos romanos y visigóticos de Granada [1889 am], Granada, 1988, pp. 367ss.. Mercedes Roca et alii, El Albaicín y los orígenes de la ciudad de Granada, Monográfica Arte y Arqueología, Univ. de Granada, 1988. Manuel Sotomayor, Cultura y picaresca en la Granada de la Ilustración. Don Juan de Flores y Oddouz, Centro de Estudios Históricos de Granada y suReino, Univ. De Granada, 1988.(6) M. Gómez Moreno, Monumentos romanos y visigóticos de Granada, pp.15, 28 y 29.(7) Mercedes Roca et alii, El Albaicín y los orígenes..., p. 66(8) Antonio Burgos et alii, “Informe preliminar de la intervención arqueológica de urgencia en el Solar de la Plaza de San José”, A.A.A., Sevilla, en pren-sa.(9) Luis Seco de Lucena-Paredes, La Granada Nazarí del siglo XV, Granada, 1975.Auxilio Moreno Onorato et alii, “Proyecto: La ciudad Iberorromana y medieval de Granada”, Investigaciones arqueológicas en Andalucía 1985-1992,Huelva, 1993, pp. 661-668.(10) Luis Seco de Lucena, Plano de Granada árabe [1910 am], ed. Don Quijote, Granada, 1982.(11) Antonio Orihuela y Carlos Vilchez, Algibes públicos de la Granada Islámica, Ayto. de Granada, Granada,1991.(12) Rafael López Guzmán, Transición y Clasicismo en la Granada del siglo XVI. Arquitectura civil y urbanismo, Granada, 1987, p.62.(13) Bernard Vincent, “El Albaicín de Granada en el siglo XVI”, Andalucía en la Edad Moderna:Economía y sociedad, Diputación Provincial de Granada,1985, pp. 123-162.Francisco Sánchez-Montes González, La población granadina del siglo XVII, Univ. de Granada, Estudios Históricos Chronica Nova, Granada, 1989, p. 49.(14) Joseph Ortiz Sanz, Los diez libros de architectura de Vitrubio, traducidos del latín y comentados por Don Joseph Ortiz Sanz, [Madrid, Imprenta Real,1787 am.], ed. facsímil de Colegios Oficiales de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, Oviedo, 1974.(15) L. Abad Casal, Pintura mural en España, Univ. Alicante-Univ. Sevilla, 2 tomos, 1982.(16) Carmen Guiral, “Pinturas romanas procedentes del Grau Vell (Sagunto, Valencia), Saguntum, 25, 1992, pp. 139-178. Carmen Guiral y A. Mostalac, “Pinturas romanas procedentes de Varea (Logroño)”, Museo de Zaragoza, Bol. 7, 1988, pp. 57-89.(17 A. Mostalac Carrillo, “Notas para el estudio de la pintura mural romana de Calahorra”, Calahorra, Bimilenario de su fundación, Madrid, 1984, pp.93-120.(18) P. Manuel Sotomayor, “Hallazgo en el Albaicín”, IDEAL, 9 de Enero de 1997, Granada, p. 18.(19) Este nivel estratigráfico presentaba una tierra limosa, de textura muy fina, y de color oscuro. La estructura del sedimento, era indicativa de que sugénesis se debía a una progresiva colmatación mediante un proceso natural, durante el cual el agua pudo seguir circulando, pese a que no se conozcael punto de entrada y salida de aguas de la piscina, lo que ha estado motivado por las limitaciones de la zona excavada. Las características de este estra-to, lo hacían en gran medida diferente al resto de los niveles estratigráficos que se encuadran en esta fase. Por otro lado, este estrato, se verá afectadoen gran parte por una serie de fosas efectuadas en época medieval (E- 14 -00-; E-16 -00-).(20) La presencia de estos restos de acueducto o “cloacas” que debieron formar parte de la compleja red de saneamiento o distribución de aguas de laciudad romana, podría ser un indicio bastante fiable que viene a reforzar la hipótesis de que esta domus se halle a intramuros de la misma.(21) En el espacio edicular en el que ubica el banco, en concreto en el muro de cierre trasero, apareció un gran panel de estuco de unos 60 cm. dealzado. Para su recuperación, dado el alto grado de deterioro que presentaba, consecuencia de la fosa practicada durante el seguimiento arqueológico,se procedió a su consolidación y posterior extracción, creándole una cama de escayola en su reverso.

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Resumen: La presente intervención se llevó a cabo en el barriodel Albaicín de Granada. Su situación junto a la cuesta de Alha-caba, lugar emblemático dentro de este conjunto, motivó que sealbergaran esperanzas de encontrar una secuencia lo suficiente-mente interesante como para ofrecer una visión temporal de laocupación de la colina. Sin embargo, la altura de la roca, así comoel posible arrasamiento de antiguo de los niveles que se preten-dían hallar, favorecieron una excavación carente por completo derestos positivos.

Abstract: This intervention took place in the district of Albaicinin the city of Granada. It is placed next to the street called Cues-ta de Alhacaba, emblematic place within this historical estate,which made us cherish hopes of finding an interesting enoughsequence to offer a temporary vision of the ocuppation of the hill.Nevertheless, the height of the rock as well as the posible rava-ging for a long time of the levels we wanted to find favored anexcavation lacking of any positive results at all.

MARCO HISTÓRICO

Los datos conocidos sobre el poblamiento ibérico en la ciudadde Granada son muy escasos. Desde este período hasta el de ocu-pación islámica se sabe que hubo un poblamiento más o menoscontinuado, aunque no lo conocemos debido a la falta de docu-mentación y de los escasos restos arqueológicos aparecidos. Tam-poco sabemos su importancia ni la intensidad de esa ocupación.Así, los restos romanos se limitan a evidencias muy aisladas y deescasa entidad. Mientras que de época islámica, sobre todo naza-rí, los vestigios son numerosísimos. Aunque la mala organizaciónde los trabajos arqueológicos, así como la poca difusión de losdatos extraídos de las excavaciones han hecho que no se tengavisión global de la ciudad como un solo yacimiento. Más bien estavisión es parcial y carece de cuerpo científico, puesto que laarqueología se ha limitado, en la ciudad de Granada, a la recogi-da de materiales, sin haberse llevado a cabo un estudio histórico,que es, en realidad, el fin último de todo trabajo arqueológico.

Gómez Moreno escribía en 1890 su obra Monumentos Romanosy Visigóticos de Granada, en donde, después de una detallada rela-ción concluye: “En esta situación los datos arqueológicos, están lla-mados a decidir, y, por fortuna, son tan numerosos e incontrover-tibles que, vista la cuestión con imparcialidad, no dejan lugar adudas. En efecto, de ellos se deducen dos premisas por todos admi-tidas, a saber: que en la Alcazaba existió una población romana, yque de allí y en la Alhambra se han descubierto todas las inscrip-ciones de Iliberri y ninguna de otra ciudad; de las cuales se dedu-ce inmediatamente, en virtud de una ley arqueológica de frecuen-tísima aplicación, que dicha ciudad debió tener el nombre que lle-vaban las inscripciones descubiertas en las ruinas” (1).

También en el siglo XIX Ceán Bermúdez dice que en Granadacapital se encuentra la ciudad que los romanos llamaron Iliberí,Iliberris e Illiberis, y que fue Municipio Florentino. Concluye afir-mando que “los restos que han quedado de la antigua muralla dela Alcazaba, llamada Granada la Vieja, las lápidas, monedas yotras antiguallas que se han encontrado en ella aseguran con cer-teza haber sido el verdadero sitio en el que estuvo el MunicipioFlorentino” (2).

Sin embargo, durante el siglo XX diversos autores, entre ellosManuel Pellicer desmienten las afirmaciones anteriores y sitúanesta ciudad romana en el Cerro de los Infantes del municipio dePinos Puente.

Enrique Pareja intuye que el asentamiento de Iliberi es en laactual ciudad de Granada basándose en los restos aparecidos enla alcazaba Qadima, en la zona de San Juan de los Reyes y en losterrenos de la Cartuja. Y nos dice que el poblamiento de épocaibérica en las colinas de Granada pasó a integrarse por completoen un nuevo núcleo nacido al amparo de la administración, delpoderío y de la cultura de Roma (3).

Lo cierto es que hasta la presente nada se sabe sobre la transi-ción de época tardorromana a altomedieval, ya que la secuenciaestratigráfica no nos ha dado pistas sobre una verdadera conti-nuidad (4).

Se ha documentado la creación de la ciudad de Granada a tra-vés de las fuentes escritas. La ciudad fue creada como resultadode la consolidación de una nueva dinastía, la Zirí, que eligió ellugar de al antigua Granada para fundar la capital de su Reino (5).Con anterioridad a este momento los datos que se tienen de Gra-nada durante los siglos VII al XI son escasos, si bien sabemos queésta debió asentarse básicamente en le barrio del Albaicín, ya quefue allí donde los monarcas ziríes se establecieron, aunque la ciu-dad se extendió poco después por la zona llana.

Torres Balbás ha defendido que los primeros ziríes desplega-ron una actividad constructiva de gran importancia. Señala queHabus (416-429 H/1025-1038) y Badis (429-467 H/ 1038-1075)impulsaron el desarrollo de la fisonomía urbana de Granada. Aellos se les atribuye la consolidación de las defensas y creaciónde las murallas de la qasabat Garnata (alcazaba de Granada),luego conocida como qasabat al- Qadima (Alcazaba Vieja), paradistinguirla de la qasabat al- Hamra (alcazaba de la Alhambra),creada a partir de mediados del siglo XIII y principalmente en elXIV.

Durante los siglos XIV y XV Granada fue adquiriendo unamayor población debido a las sucesivas oleadas de inmigrantesque llegaban a la ciudad huyendo de las poblaciones que caíanen manos de los cristianos. Esto produjo un cambio en los ras-gos y la trama de la ciudad con la aparición de nuevos arraba-les.

En las colinas de la orilla del Darro y frente a la Colina Roja, losbarrios de Ajsaris al- Qasaba al- Qadima y rabat al- Bayyazin,constituyeron núcleos urbanos perfectamente diferenciados yseparados entre sí por recios muros, que formaron, a partir de lamitad del siglo XIV, un complejo urbanístico único conocido conla denominación genérica de rabad al- Bayyazin, que tuvo carác-ter autónomo, con gobernadores y jueces propios.

La expansión experimentada por el arrabal del Albaicín, hizonecesario levantar una muralla que lo cercase y lo defendiese delas, cada vez más frecuentes, incursiones que los cristianos hací-an a los alrededores de Granada, teniendo así protegida esta partede la ciudad. Documentalmente sabemos que, cuando el reyAlfonso X con sus hijos entró en la Vega en 1281, asentando sereal próximo a la ciudad, el Albaicín no estaba aún cercado, segúnse desprende de la Cuarta Crónica General, estándolo ya cuandose escribió la continuación de la Crónica de España del arzobis-po don Rodrigo Martínez de Rada, dándose la fecha de 1327 parala construcción de la muralla (6).

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DEURGENCIA EN EL SOLAR NÚMERO 2 DEPLAZA DE LA ALMONA (GRANADA).

Mª PILAR DELGADO BLASCOMARÍA MURIEL RODRÍGUEZ

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FIG, 1. Sector 1. Planta 1

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El geógrafo egipcio del siglo XIV al- Umari hizo una exhausti-va descripción de las puertas y murallas de Granada; la última delas puertas que menciona es la de bad al- Unaydar o Puerta deErilla, hoy conocida como Puerta de Monaita. Su situación estácasi en línea con la Puerta de Elvira; se considera la entrada a laAlcazaba Vieja, de hecho, a partir de ella, en la denominada Cues-ta de la Alhacaba encontramos un torreón en el que se apoya lapuerta que es de mampostería cuyos cajones están separados porhiladas de ladrillo, dispuestos de manera diferente con refuerzoen las esquinas. Esta técnica es similar a la que aparece en la Casade la Lona, en donde se supone que estuvo el alcázar de Badis(7).

Según Seco de Lucena (8) en el arrabal del Albaicín se ubica-ron los siguientes barrios: al- Aqaba, al- Rasif, al- Saria, Albaicínprimitivo (9), Fayy al- Lawza, al- Rawa, al- Zani, al- Aywaz, al-Siyasi, al- Bayda, al- Baria y al- Bustani.

El solar en el que se ha realizado la intervención arqueológicaestá encuadrado dentro del barrio de la al- Aqaba ( La Cuesta),hoy barrio de la Alhacaba, que comenzaba a la izquierda de laPuerta de Elvira extendiéndose a ambos lados de la cuesta quelleva el nombre del barrio, para terminar en las inmediaciones dePlaza Larga.

El de al-Rasif (La Calzada), ocupó el extremo occidental delarrabal y era contiguo al barrio de al- Aqaba , lindando al W y alN con la cerca. Su límite daba al camino que separó la cerca delarrabal del cementerio de Ibn Malik.

El siguiente barrio que linda con ellos, fue llamado al- Saria (LaExplanada) que se hallaba en la parte baja del arrabal, circunscri-ta por los templos de San Bartolomé y San Cristóbal.

PLANTEAMIENTO

El solar objeto de estudio está situado en la Plaza de la Almo-na, 2. Ocupa en superficie 178’03 metros cuadrados y tras lademolición de la vivienda se procedió a la limpieza del solar y ala posterior intervención arqueológica.

Se plantearon dos sondeos, el primero de 4 x 5 metros y elsegundo de 5 x 4 , dejando una separación de seguridad con res-pecto a la casa colindante y a la acera de la calle, lo que limitó laexcavación arqueológica. No se pudieron realizar los sondeos quese habían previsto en el informe de petición debido a los proble-mas de desnivel a la hora de plantearlos.

El procedimiento de excavación llevado a cabo fue el que uti-lizaba el extinto Proyecto de Arqueología Urbana, que consideraa la ciudad de Granada como un único yacimiento. La localiza-ción de la excavación en el yacimiento se realizó a través de laproyección UTM. Nuestros sondeos se insertaron dentro de lassiguientes áreas: 22/11/51, 22/11/41, 22/11/61, 22/11/42, 22/11/52de la proyección UTM.

La recuperación del registro arqueológico se hizo a través deuna serie de fichas en las que se recoge de forma exhaustiva ycompleta la información que encontramos durante las labores deexcavación. Este registro es fundamental para el conocimiento dela evolución demográfica, urbana e histórica de la ciudad de Gra-nada.

Así pues, nuestro objetivo fue describir la secuencia estratigrá-fica de depósitos y construcciones, documentando tanto la estra-tificación natural como la antrópica.

RESULTADOS

La intervención arqueológica comenzó con una limpieza delsolar debido a que acababan de demoler la antigua vivienda. Así,la cubierta superficial estaba compuesta por una capa de derrum-be en la que se encontraban numerosos restos de materiales deconstrucción de la casa.

Tras la limpieza del solar nos percatamos de que la casa queacababan de derribar, se asentaba directamente sobre el estratonatural (10) o roca madre.

Fase contemporánea

En este momento de ocupación del solar se localiza una casade la que no se conservan restos. Se podía apreciar el arranquede dos muros medianeros que descansaban en la roca, aunque sinalterarla. La construcción de éstos provocó el vaciado de cual-quier nivel arqueológico que hubiese existido.

Otro problema a la hora de documentar en este solar algún resi-duo de edificación, fue la alteración que se produjo por la máqui-na excavadora que retiró los materiales tras la demolición de lacasa, puesto que también asoló la capa de aterrazamiento quesupuestamente tendría el solar para salvar la suave pendiente.

Pero aún había otro escollo para llevar a cabo la excavación,que fue debido al lamentable estado de conservación de la casacolindante.

Los únicos restos encontrados son unas losetas de terrazo de laentrada de la vivienda que se localizaron en el segundo sondeoen su parte SE.

El lado NW, junto al muro de la casa lindante había un foso queno se ha excavado debido a que su función estaba suficientemen-te documentada. Se trataba de una fosa de desecho de materialorgánico, ya que antiguamente esa vivienda fue utilizada comomatadero de animales y posteriormente como taller artesanía.

Los restos artefactuales encontrados no nos proporcionaronninguna información complementaria ya que, aparte de ser esca-sos todos pertenecían a cerámica de época contemporánea. Tansólo apareció un fragmento aislado que podríamos adscribir a untipo cerámico del siglo XVI, lo que nos lleva a concluir que posi-blemente no existieran vestigios anteriores a los de la única faseque pudimos detectar.

CONCLUSIONES

Las conclusiones que nos permite extraer el trabajo de excava-ción son mínimas. Como ya hemos dicho anteriormente sólo seconservaba la capa de derrumbe de la antigua casa que se halla-ba a menos de 20 centímetro de la roca madre. Esto nos permitededucir que, debido a la geología del terreno y a la dureza de laroca encontrada, las casas ubicadas en esa ladera las suponemossituadas justo encima de la roca.

Notas

(1) Enrique Pareja López, Enciclopedia de Granada, III, Granada, Diputación de Granada, 1982.(2) Ídem.(3) Ídem.(4) Antonio Malpica Cuello, “ Granada , ciudad islámica: centro histórico y periferia urbana”, rev. Arqueología y territorio, 1 (1994).(5) Evaristo Levi-Provelçal y Emilio García Gómez, El siglo XI en primera persona. “Memorias” de ‘Abd- Allah, último rey zirí de Granada, destronado porlos almorávides (1090), Madrid, 1980.(6) Mariano Martín García, “ La muralla exterior del Albaicín o la “cerca de don Gonzalo”. Estudio histórico y descriptivo”, Cuadernos de Estudios Medie-vales, 1985-1987.

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(7) Antonio Malpica Cuello, “ Las murallas de Granada”. Nuevos paseos por Granada y sus contornos. Caja General de Ahorros, 1 (1982).(8) Luis Seco de Lucena Paredes, La Granada Nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alhambra, 1975.(9) Para Seco de Lucena el primitivo Albaicín ocupó un rectángulo limitado el SE por la cerca de la Alcazaba Qadima y estuvo circunscrito por las callesde la Almona, Pardo, Ángel y San Buenaventura, poco más o menos.(10) Terreno que constituye la base de los sedimentos.

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Resumen: El castillo de Lanjarón (Granada) se encuentra ubi-cado en las estribaciones meridionales de la cordillera penibética.El castillo domina uno de los pasillos que abiertos por el río Lan-jarón da acceso a la Alpujarra desde el Valle de Lecrín y la costade Granada. Las últimas intervenciones arqueológicas realizadasen el mismo ponen de manifiesto su evolución histórica medie-val, y las transformaciones que éste sufre tras su conquista por loscastellanos.

Abstract: Lanjaron castle (Granada) is located on the southernfoothills of the Penibetica Mountain range. The castle overlooksone of the passageways eroded by the Lanjaron river, which pro-vides access between the Lecrin valley, Granada coast and theAlpujarra. Recent archaeological fidings clearly show the castle’smedieval evolution, and the changes it underwent following thecastillian conquest.

1. INTRODUCCIÓN

El lugar de Lanjarón se encuentra en la falda meridional deSierra Nevada (1). Geográficamente Lanjarón pertenece a lacomarca granadina del Valle de Lecrín (2), pero las característi-cas propias de este valle se ven en gran parte matizadas por sucercanía a la Alpujarra y por haberse constituido este núcleo,desde antiguo, en entrada obligada a la misma desde el Valle yla costa de Granada; de ambas recibe influencias. Esta posiciónde entrada o “pórtico”, ha determinado su evolución histórica.Ya en época medieval, etapa que nos interesa especialmentepara nuestro trabajo, aparece reflejado en los autores árabes (Ibnal Jat.ı b, s. XIV) (3). En época cristiana, aunque se reconoce eltérmino de Lanjarón como perteneciente al Valle de Lecrín, suhistoria quedará estrechamente vinculada a la de la Alpujarra(4). El inventario de bienes habices nos describe un núcleo urba-no relativamente desarrollado, no en vano tras la conquista cas-tellana recibió el término de villa (5). La población estuvo rode-ada por un espacio irrigado. Seguramente, como ocurre en granparte de las localidades alpujarreñas, el terreno cultivado lo fuede forma intensiva, con una agricultura donde el regadío, apro-vechando los abundantes recursos hídricos procedentes del des-hielo de Sierra Nevada, era cualitativamente más importante. Lapuesta en cultivo de este espacio obligó al acondicionamientode un medio físico determinado de modo hegemónico por unapendiente muy fuerte.

El castillo de Lanjarón fue levantado sobre una escarpada rocacaliza, bajo el núcleo poblado actual (6). Se trata de un edificiocuyos rasgos muestran su carácter eminentemente militar.

A pesar de sus estrechos límites topográficos, el castillo se com-pone de dos recintos (fig. 1), todos ellos levantados con fabricade mampostería dispuesta en hiladas, reforzada en sus esquinascon cantería caliza a soga tizón, y coronada, allí donde se con-serva, por una almenado acabado en prisma con igual técnicaconstructiva.

El primero de los recintos, en la vertiente S y O del roquedo,está rodeado en su totalidad por murallas, en algunas ocasionesmás evidentes, en otras apenas perceptibles por hallarse sobre elacantilado. Se accedía a él por la parte occidental (LÁM. I). Uncamino tortuoso, que todavía puede seguirse, conducía a la puer-

ta, abierta en el lienzo de muralla occidental y de la que aún con-servamos algunos elementos (arranque de un arco).

El segundo se encuentra en la parte más alta de la cima y esallí donde encontramos los restos más sobresalientes. Está rode-ado en todo su perímetro por una muralla defendida por dosgrandes torres: una al N (semicircular) y otra al S, en rigor, latorre del homenaje. La entrada al interior es más compleja. Untramo de muralla, por el que discurre el camino de ronda, correparalela al lienzo S del segundo recinto, defendiendo la entradaa él. El acceso, cerrado por un rastrillo elevado, se realiza pormedio de una bóveda de medio cañón abierta en la murallameridional. El espacio que queda al interior es muy reducido yno es en realidad una meseta homogénea, ya que la fuerte pen-diente queda dispuesta de N a S. Al N, la zona más elevada, unatorre y una plataforma horizontal levantadas con mampostería,vigilan y defienden el camino que da acceso al castillo. Al S, ellugar más bajo, quedó enclavada la torre del homenaje, obser-vando los caminos de entrada desde el valle de Lecrín y la Costaa la Alpujarra.

La torre del homenaje quedó establecida sobre una plataformahorizontal en cuyo interior se ubica el aljibe, cubierto por unabóveda de medio cañón apoyada sobre gruesos muros de hormi-gón de cal (7). La torre del homenaje es de planta rectangular.Conservamos alguno de sus lienzos prácticamente completos. Enellos se contemplan con claridad los engastes de las vigas y tablasque soportaban los diferentes forjados del edificio: un total de dosplantas y posiblemente una azotea a la que se accedería pormedio de una estrecha escalera.

En el extremo SO del espacio, adjunto a la torre del homenaje,queda un área baldía rodeada, en tres de sus lados, por la mura-lla donde se insertan tres troneras, una de ellas cegada.

Cronológicamente, a pesar de la homogeneidad constructivaque detectamos en toda la fortaleza, podemos distinguir variasfases. De la primera no conservamos más que posibles restos,muy arrasados, bajo las actuales murallas. De la segunda fase, lamás característica, destaca en el enlucido el falso aparejo forman-do elipses, comas y “lágrimas” que en castillos cercanos ha sidoconsiderado cristiano (8).

EL CASTILLO DE LANJARÓN. PRIMEROSRESULTADOS DE LA ÚLTIMAINTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

ALBERTO GARCÍA PORRASJUSTO JOSÉ BANQUERI FORNS-SAMSÓ

LÁM. I. Zona de entrada al castillo de Lanjarón.

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FIG. 1: Planta general del castillo de Lanjarón.

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Por otro lado, su estructura interna refleja con claridad la fun-ción que debió tener en su día. Los impresionantes recursosdefensivos desplegados, así como la ausencia de un asentamien-to directamente asociado al mismo nos permite concluir que nosencontramos ante un castillo de carácter eminentemente militar.Su posición estratégica (controlando la vía de acceso desde elvalle de Lecrín y la Costa hacia la Alpujarra) apoya esta afirma-ción.

2. PLANTEAMIENTO DE LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

Los trabajos de campo realizados en el castillo de Lanjarón (9)son, en realidad, el paso previo a la restauración y consolidacióndel mismo. Estos trabajos de restauración fueron promovidos yfinanciados por el Excmo. Ayuntamiento de Lanjarón, propietariodel solar sobre el que se ubica el castillo.

La estrategia diseñada para realizar el estudio arqueológico del

FIG. 2: Planteamiento de las áreas de intervención en el castillo de Lanjarón (planimetría tomada de S. Algarra).

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castillo de Lanjarón, estaba compuesta por dos vertientes de aná-lisis. En primer lugar un acercamiento de modo progresivo al con-junto castral y su entorno por medio de una prospección arqueo-lógica de superficie. En segundo lugar, la intervención se com-pletaba con una excavación arqueológica de urgencia reducida aaquellos espacios afectados por el proyecto de restauración arqui-tectónica, esencialmente el segundo recinto defensivo, el másalto. Por las reducidas dimensiones del castillo se decidió realizaruna excavación en extensión (10) de la mayor parte del recinto,distinguiendo un total de 6 áreas de intervención (fig. 2).

3. RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN

3.1 LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA SUPERFICIAL

La prospección arqueológica superficial nos ha arrojado datosimportantes acerca de la evolución del poblamiento en los alre-dedores del castillo. En el interior del castillo hemos podido com-probar cómo las estructuras pertenecientes al conjunto castral nose reducen tan sólo a las más evidentes, las más significativas quedefinen los dos recintos amurallados de los que se compone.Hemos observado también la existencia de elementos defensivosen el exterior de la primera cerca murada.

En la ladera, aún cuando la pendiente es abrupta, existenvarios cordones de piedra levantados, según hemos podidoobservar, sin ningún tipo de mortero, que sirvieron para impe-dir la escalada por aquellos lugares donde el acceso revestíamenores dificultades. Al O del castillo, un lienzo de muralla seaparta del que cierra el primer recinto amurallado, dirigiéndoseal barranco de El Salado, por donde discurre permanentementeel agua que fluye del manantial de Capuchina. La función deesta línea de muralla podría ser doble. Por un lado limitar elespacio existente al O del camino de acceso a la fortaleza, inte-grándolo dentro de la misma, y por otro lado, quizá pudo servirde coracha del castillo, haciendo posible y defendible el acarreode agua desde el barranco hasta la parte alta de la fortaleza,donde se encuentra el aljibe.

Igualmente hemos descubierto diversas estructuras aisladas quedefinían distintos espacios dentro del primer recinto amurallado.El primero se encuentra en el ángulo que forman las murallas delprimer recinto defensivo al O. Allí encontramos un muro de mam-postería, que delimitaba un espacio entre la muralla y éste. Esposible que este muro, junto a la roca, constituyera un pequeñorecinto de carácter defensivo, quizá una torre que vigilara la puer-ta y el camino de acceso a la fortaleza. Otros muros aislados,siempre de mampostería, hemos hallado en la vertiente S del cas-tillo. No sabemos con exactitud si pertenecían a diferentes estan-cias de carácter residencial, ya que se encontraban muy arrasados.Es posible que simplemente sirvieran para delimitar el caminoque transcurría por este primer recinto, hacia el segundo, y queno debió tener el mismo recorrido que mantiene el actual.

En el exterior del castillo la prospección arqueológica se ha lle-vado a cabo en la zona que queda al N del mismo, por donde seaccede, ya que al S el cortado de la roca impedía cualquier tipode aproximación arqueológica. No hemos encontrado elementosque nos permitan observar estructuras de carácter constructivo. Lacerámica que hemos recogido en superficie ha sido abundante yvariada, tanto formal como cronológicamente. Hemos halladoalgunos fragmentos que podríamos considerar prehistóricos, yson frecuentes, por otro lado, los materiales romanos, tanto tegu-lae como terrae sigillatae. No podemos por el momento precisarla cronología de estos materiales, en gran parte debido a que hanperdido parcialmente su superficie. Los materiales se encuentranmuy rodados por lo que parecen proceder de lugares lejanos,quizá más próximos al núcleo actual.

De época medieval también hemos hallado materiales cerámi-cos. Destacan algunos que parecen elaborados a torneta, y variosfragmentos vidriados en melado que podrían ser de cronologíaposterior, aunque sin rebasar, en nuestra opinión, el siglo XI.

3.2. LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA

3.2.1 INTERIOR DEL SEGUNDO RECINTO

ÁREA DE INTERVENCIÓN 1

Los muros perimetrales

Esta área se ubica entre dos grandes estructuras murarias queforman parte del perímetro amurallado de la fortaleza (extremooccidental de la muralla S, E-3, y tramo meridional del paño demuralla O, E-3), y la fachada O del donjon: E-1.

Los muros fueron levantados por medio de encofrados, pre-sentando una fábrica exterior de mampostería concertada en hila-das. Las esquinas se reforzaron con sillares de piedra caliza. Lacara exterior de los muros estuvo revestida con un enlucido com-puesto por argamasa de cal muy compacta que dejaba ver losmampuestos.

La estructura E-1 limita el área por el E. Pueden apreciarse enella una serie de mechinales rectangulares que en su día sirvieronpara soportar una plataforma de madera apoyada, en su extremoO, sobre el adarve de E-3. Esta plataforma debió estar cubierta poruna techumbre de teja.

En cuanto a E-2, se trata del paño que sirve de límite al áreapor el S. Forma parte del perímetro amurallado del castillo y sucomposición es similar a la de la estructura antes descrita. No seaprecian materiales de cantería, pero sí reformas, como ya se verácuando tratemos las troneras. Esta construcción apoya en E-1, yse traba con E-3. Su grosor es de 160 cm y su longitud de 330 cm.Posee un adarve superior almenado. Existen restos de enlucido,también muy irregulares, sobre todo en las partes descubiertaspor la excavación. El grosor de éste es de 1,5 cm.

La estructura E-3 forma parte del paño de muralla O del segun-do recinto. Su composición y factura es la misma que en las ante-riores estructuras. Su grosor es de 175 cm y no posee restos deenlucido, al menos en su frente interno.

Las troneras

Los tres paños de muralla cuentan con troneras: UEC-4-6 y 8.La tronera UEC-4 se sitúa en el extremo S de E-1, muy próxima

a la unión con la estructura E-2. Se abrió en una segunda fase dereforma, lo que obligó a romper parte del muro E-1 y a cegar laUEC-6 (la tronera de E-2), ya que ambas unidades quedaríansuperpuestas. Sus dimensiones son más reducidas puesto que sufunción era exclusivamente la de vigilar y controlar la barbacana,así como la puerta de acceso. Presenta forma de prisma, con unarco de descarga a base de pequeñas lajas de piedra. Cuenta tam-bién con un pavimento inferior formado por 4 lajas.

La tronera UEC-6 quedó en el extremo oriental del muro peri-metral E-2. En la actualidad se encuentra cegada fruto de unareforma, apoyando sobre ella el muro E-1. Esta tronera debió con-trolar la vía de acceso inmediato al recinto; control que tambiéncumplió la tronera UEC-8, por lo que la anulación de ésta no com-prometió la seguridad de la fortaleza. El arco que la cubre estácompuesto por cal y pequeñas piedras, presentando un grosorque oscila entre 30 y 34 cm. En cuanto al muro que ciega el arco(UEC-35), está construido con mampostería concertada. El murose halla parcialmente cubierto por un enfoscado, muy irregular.

La tronera UEC-8 se ubica en el extremo SE del muro perime-tral E-3. Es contemporánea a UEC-6. Su estado de conservación esbueno y su función podría ser la de contener una pieza de arti-llería que controlara el acceso al recinto. El ángulo de visión quecontrola es bastante amplio, lo que hace de esta tronera un ele-mento fundamental para la defensa del castillo y el control de lazona colindante. Está construida con mampostería concertada enhiladas, revestida con un enlucido de cal decorado con algunasincisiones en forma de pez. Su forma es de medio cono cubiertopor un arco de medio punto de cal.

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La excavación

El área 1 es la que mayor extensión ha ocupado (9 x 6 m). Seencuentra en la zona baja del segundo recinto amurallado, dondeexistía, a primera vista, mayor potencia estratigráfica.

La fuerte pendiente que presenta la roca en todo el segundorecinto amurallado se hace más acentuada en esta zona. Esta rea-lidad determinó, en gran medida, la forma escalonada en que sedispuso el edificio excavado.

Hemos podido documentar la existencia de un edificio en elque se distinguían dos fases de ocupación, seguramente relacio-nadas con las reformas que hemos detectado en las estructuras E-1 y E-2, y sus troneras correspondientes (UEC-4 y 6). La primerafase se redujo a la zona de las troneras; la parte más baja del áreade intervención. Dos troneras debieron encontrarse abiertas enese momento, las existentes en los muros E-2 y E-3 (UEC-6 y UEC-8 respectivamente), sin que existiera ninguna en el muro perime-tral O de la torre del homenaje, la estructura E-1. Ésta últimaestructura no debió guardar, en la primera fase de ocupación, ladisposición que hoy observamos. Así lo indica la estructura E-13,sobre la que se asienta el lienzo de muralla superior, que no pre-senta la misma verticalidad, sobresale unos 24 cm. Se trata de unmuro de mampostería concertada en hiladas horizontales com-puestas por piedras de medio tamaño unidas con mortero de calmuy consistente. Esta estructura fue utilizada posteriormentecomo cimentación de la estructura E-1, al tiempo que sirvió deparapeto de la tronera S (UEC-6).

El espacio ocupado en esta primera fase se dedicó exclusiva-mente a las tareas de vigilancia, sin que hayamos encontrado indi-cios que nos hagan pensar en una estancia de carácter residen-cial. Un muro de mampostería en dirección E-O, la estructura E-15, servía de límite septentrional de este reducido ámbito, y unpavimento (E-14), no conservado en su totalidad, establecía elnivel de uso del mismo. El muro apoya directamente sobre laroca, sin que exista fosa de cimentación alguna. Es de mampos-tería concertada en hiladas horizontales unidas con mortero de calde notable consistencia. Este muro partía de la estructura E-1 perono contactaba con la E-3, dejando un estrecho vano al O que per-mitía el acceso al interior de esta zona de vigilancia, donde seencontraban las troneras. Esta zona fue nivelada con el pavimen-to E-14, plataforma de cal enriquecida con pequeñas piedras.

La segunda fase (LÁM. II) de ocupación supuso una ampliacióndel área. Rebasa los reducidos límites de las troneras y se dirigehacia el N, superando incluso en longitud a la estructura E-1. Esteamplio espacio quedó delimitado por varios muros. El E-4, al N;el E-5 por el E, siguiendo la línea del muro perimetral de la torredel homenaje (E-1); y las murallas S (E-2) y O (E-3). El espaciointerior quedó establecido de forma escalonada. Dos pavimentos(E-7 y E-10), a distinta altura, sirvieron de nivel de uso. Ambos seencontraban separados por el muro E-10, muro de mamposteríaconcertada en hiladas unidas con mortero de cal muy débil. Suorientación es E-O y presenta unas dimensiones de 400 x 50 x 60cm. Para la creación de estos dos pavimentos fue necesario sua-vizar la pendiente de la roca, con el fin de establecer dos niveleshomogéneos. Los estratos N-30 y N-33 sirvieron de relleno paraconstruir el pavimento E-11, el meridional. Ambos estratos sedepositaron sobre las estructuras ya descritas pertenecientes a laprimera fase de ocupación. No podemos hablar, en ninguno delos dos estratos, de derrumbes, ya que los elementos constructi-vos que contienen son escasos. El primero es un estrato de carác-ter arenoso pero muy compacto, ya que posee algo de cal. Elsegundo es de similares características, pero con mayor cantidadde inclusiones. El pavimento E-7, el septentrional, apoya sobre unpotente relleno, N-18, de características similares a los descritosanteriormente. Los dos pavimentos de este edificio son de idénti-cas características. Se trata de una capa de almagra y cal compac-tada, muy frágil y poco consistente.

La funcionalidad de este espacio debió ser distinta a la quecumplió en la fase anterior. Ya no se reducía exclusivamente a lavigilancia y control, ya que el espacio ocupado excedía el marcopropio de las troneras. Debió continuar sirviendo para la vigilan-

cia sólo la zona que queda al S del muro E-10, donde se docu-mentan algunas reformas que anulan la tronera S (UEC-6), y abrenuna nueva en el muro perimetral O de la torre del homenaje(UEC-4). El espacio existente al N de la estructura E-10 debiódedicarse a otros menesteres, sin que hayamos encontrado nadaque nos indique con claridad la existencia de un espacio de carác-ter residencial.

El ámbito meridional, que podemos denominar para mayorcomodidad ámbito I, estuvo cubierto. No sabemos si esta cubier-ta la heredó de la fase anterior o si fue construida durante lasegunda fase. Una plataforma de madera ampliaba el espacio deladarve superior de la muralla, constituyéndose en una “falsatorre”, y ésta quedó cubierta con una techumbre de tejas. Elsegundo ámbito, ámbito II, no estaba cubierto. Estas característi-cas no sólo quedaron reflejadas en los mechinales abiertos en elmuro E-1, sino que una vez que se abandonó el castillo, los estra-tos que cubrían ambos ámbitos presentaban unas característicasbien distintas, que acusaban un origen diverso.

Sobre el pavimento E-7 del ámbito II, encontramos un estratode relleno (N-23) de tonalidad blanquecina, carácter arenoso,suelto, escasas inclusiones y gran cantidad de restos cerámicosentre los que predomina la cerámica moderna de cocina, de alma-cenaje y transporte. La fauna hace acto de presencia, por primeravez, y pertenece a especies ovicápridas. También son importanteslos hallazgos de metal, aunque bastante amorfos y fragmentarios.

Sobre el pavimento E-11, ámbito I, la secuencia es más com-pleja. Sobre el nivel de uso encontramos un reducido estrato decarácter arenoso y compacto (N-25). Posiblemente se trate de unestrato de origen eólico depositado mientras el castillo permane-ció abandonado, antes de que cayeran las cubiertas. Sobre estenivel encontramos otro, más amplio (N-24), de tonalidad rojizaoscura y donde son abundantes los restos de cenizas y fragmen-tos cerámicos y metálicos de los que destacamos una moneda delos Reyes Católicos. La cenizas se encuentran repartidas por todoel estrato, por lo que posiblemente se trate de un nivel de incen-dio-abandono de la fortaleza. Sobre éste apoya otro estrato (N-17)con abundantes restos de cal, piedra, grava y alguna teja. Debe-mos encontrarnos ante los inicios del derrumbe de las estructurassuperiores, las más débiles (enlucido, algunos mampuestos y tejasdeslizadas). Finalmente todo el ámbito aparece sellado por unadensa capa (N-14) de tejas con piedras entre las que son abun-dantes los fragmentos cerámicos y metálicos (moneda de FelipeII). Este estrato procede del desplome de la cubierta superior.

Sobre estos dos estratos (N-14 y N-13), correspondientes res-pectivamente a los ámbitos I y II, se dispone otro de color rojizoque ocupa toda el área. Está bien compactado y contiene escasosrestos cerámicos. Puede tratarse de un nivel de ocupación (N-9),resultado de una prolongada deposición eólica anterior al derrum-bamiento de los muros colindantes, las murallas y la torre delhomenaje. Este derrumbe “general” dejó su evidencia material enel estrato que reposa sobre la unidad 9. Es el estrato 2, compues-

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LÁM. II. Segunda fase de ocupación del área de intervención I.

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to por piedras de mediano o gran tamaño y mampuestos con cier-ta orientación, entre los que se intercalan nódulos de cal. Esteestrato puede correlacionarse con otros aparecidos en las restan-tes áreas del interior del segundo recinto (áreas 4 y 5). Finalmen-te cubre toda el área un estrato de tierra vegetal y abundantesescombros. Es el estrato superficial, muy reciente, resultado de lacolmatación de esta zona del castillo, la más baja, provocada porla fuerte erosión.

No podemos olvidarnos de la existencia de una fosa realizadarecientemente. Está causada por una actividad furtiva que preten-día desalojar de escombros la tronera UEC-7 abierta en el paño demuralla O. Esta fosa altera la secuencia estratigráfica hasta losniveles de la segunda fase de ocupación. Incluso llegó a destruirparcialmente el pavimento E-11.

ÁREA DE INTERVENCIÓN 4

Esta área queda al N de la anterior. Sus dimensiones son de 6x 6 m, y sus límites occidentales y meridionales son netos: el pañode muralla O y la estructura E-4 del área 1. Por el E y el N aflorala roca caliza. Pretendíamos con esta área documentar si el edifi-cio exhumado en el área de intervención 1 continuaba hacia el N,o bien estudiar las posibles vías de comunicación internas delsegundo recinto, en especial la que se dirige hacia la torre NO.

La pendiente del substrato geológico es muy fuerte. En el N yNE aflora con claridad. Al O, el paño de muralla que nos sirve delímite occidental, se apoya directamente sobre ésta y mantiene, ensu frente exterior, una considerable altura. La pendiente tiene unadirección O-SO.

Con esta área de intervención hemos podido comprobar que eledificio documentado en el área 1 no continuaba hacia el N. Sulímite septentrional era la estructura E-4 de dicha área. No faltan,sin embargo, elementos constructivos o de factura artificial. Laroca, emergente sobre todo en la mitad E del área, se encuentracruzada por grietas o fisuras de escasa profundidad. La mayorparte de ellas fueron producidas por los efectos de la erosión (ladisolución de la caliza). Tan sólo una, la más oriental, fue reali-zada, a nuestro parecer, para canalizar las aguas de escorrentíaprocedentes de la zona superior del castillo, y dirigirlas hacia laentrada (E-3), evitando su acumulación en el edificio documenta-do en el área de intervención 1, o en las paredes de la torre delhomenaje (11). El estrato de colmatación de estas grietas o cana-lizaciones contenía los materiales cerámicos más antiguos, sinduda procedentes de la zona alta del castillo.

El acceso a la parte alta del castillo, en especial en direccióna la torre NO, se realizaba por esta área. Muy próximo a la mura-lla, entre ésta y la roca, se disponía un débil pavimento de lasmismas características al documentado en el área de interven-ción 1 en su segunda fase de ocupación (E-7 y E-11). A travésde este pavimento se accedía a la torre N. La entrada a ella sehacía bajo una bóveda de medio cañón (sólo queda el arran-que). Para salvar este desnivel no sólo se dispuso el pavimentode forma inclinada, sino que fue necesario construir una escale-ras cuyos primeros peldaños hemos hallado en el transcurso dela excavación. Son dos pequeñas estructuras de mampostería: E-1 y E-2. La primera, a pesar de presentar un buen estado de con-servación, era de fábrica menos consistente a la segunda. Elpavimento, E-5, es muy estrecho, constreñido entre la fuertecaída de la roca y la muralla, y está compuesto por una mezclade almagra y cal prensada, débil y mal conservada. Este pavi-mento (LÁM. III) apoya igualmente sobre el frente N de laestructura E-4 del área anterior. En la unión entre éste, la mura-lla O y la citada estructura, fue excavada una pequeña fosa (E-6) de planta rectangular y escasas dimensiones (80 x 60 y 22 cmde profundidad). La fosa fue colmatada con un estrato arenosodonde no encontramos apenas nada, por lo que su función noha quedado aclarada. Tanto sobre el pavimento como sobre lafosa descansaba un delgado estrato (N-12), de tonalidad grisácea(contiene cenizas) y textura arenosa, en el que sí eran abun-dantes materiales cerámicos y algunos metálicos. La cerámica era

de cocina y mesa de cronología moderna. Debe tratarse, sinduda, de un estrato de abandono.

Sobre este último estrato comienzan a sucederse los niveles dederrumbamiento, posteriores al abandono. En un principio pro-ceden de las estructuras más débiles de la fortaleza. El estrato N-7, que apoya sobre el anterior, está compuesto básicamente porlajas procedentes del desplome de la bóveda de medio cañónexistente en la zona de acceso a la torre NO, y de la que ahoratan sólo queda su arranque. Estas lajas no se encontraron in situtras el derrumbe, debieron deslizarse desde la zona superior hastael muro E-4 que sirvió de contención.

El derrumbe paulatino de la fortaleza continuó durante algúntiempo. El estrato superior, el N-6 estaba compuesto básicamentepor un árido muy suelto de color grisáceo. Su origen hay que bus-carlo en la lenta degradación de los paramentos que rodean lazona excavada. Su contenido en cal era importante. Causas simi-lares provocaron el origen del estrato N-4. La única diferencia quesepara esta unidad de la anterior es la tonalidad que presenta, másrojiza en esta última. El gran derrumbe se produjo posteriormen-te. En un momento bien definido y por causas no determinadas,se desplomaron las paredes de la torre del homenaje, de las mura-llas y la plataforma N. Este desplome originó en nuestra área unestrato, N-3, que puede correlacionarse, sin grandes problemas,con los exhumados en otras zonas del segundo recinto amuralla-do (áreas 1 y 5). Este estrato estaba compuesto por grandes pie-dras, mampuestos procedentes de los muros del castillo, y nódu-los de cal. Ambos elementos guardaban una disposición clara enhiladas orientadas E-O. Sin duda, el derrumbe documentado enesta área procede de la torre del homenaje y la plataforma N, yse produjo de forma repentina, sin que hayamos encontrado ensu interior materiales cerámicos o de otro tipo.

Por último, este estrato de derrumbe se encontraba cubierto pordos estratos superficiales. El primero, más delgado, colmataba loshuecos dejados por el derrumbe. El segundo, ubicado más al O,era más profundo, de tonalidad más oscura y con material muyreciente.

ÁREA DE INTERVENCIÓN 5

El área 5 fue abierta junto a la torre del homenaje. En las áreasanteriores hemos podido documentar las estructuras, niveles deocupación y secuencias estratigráficas existentes en la zona cen-tral del segundo recinto. Para tener una lectura lo más ampliaposible de esta zona, creímos necesario abrir una nueva área deintervención entre el pasillo de entrada y el muro perimetral E dela torre del homenaje (E-2). Buscábamos encontrar la entrada a latorre (actualmente se realiza por aquí a través del muro que enesta zona está caído) y las vías de comunicación internas del cas-tillo.

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LÁM. III. Muro perimetral S (E-4) y pequeña fosa (E-6).

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Observamos desde el principio afloraciones rocosas tanto a Ecomo al O. Los resultados que nos ha aportado esta área sonescasos. La roca aquí mantiene una pendiente fortísima desde elNE hacia el SO (acceso al castillo). Un estrecho pasillo (LÁM. IV)quedó junto al muro perimetral de la torre en dirección al E. Estepasillo estuvo delimitado por un muro de piedra seca que ser-penteaba adaptándose a las irregularidades de la roca (E-1). Elpasillo apareció colmatado por un estrato (N-7) que debió utili-zarse, durante el tiempo en que el castillo se mantuvo ocupado,a tenor de su grado de consistencia y compacidad, como nivelde uso. Los materiales que aparecieron en su interior pertene-cen, como norma general, a época moderna, aunque hemoshallado también algunos fragmentos que podríamos considerarmedievales (en particular un fragmento de cuerda seca total conmotivo geométrico espigado). Con este dato, posiblemente,debemos relacionar la existencia de una cimentación, perfecta-mente visible, bajo la torre del homenaje. Sobre este nivel deocupación se sucedían los derrumbes, pero éstos no eran suce-sivos, aparecían intercalados con otros de relleno o colmatación.Tanto el depósito 6 como el 4, pueden considerarse, por suscaracterísticas (estrato con matriz arenosa, con múltiples piedras,material de construcción de mediano tamaño), derrumbes de lasestructuras más débiles (enlucidos, llagueados, etc...). Sobreestos dos estratos, respectivamente (N-5 y N-3), encontramossendos niveles de deposición o colmatación que nos evidencianclaramente una degradación paulatina de las estructuras circun-dantes al área desde su abandono. El derrumbamiento ocurriríacon posterioridad. El muro perimetral N de la torre caería hastael nivel en que ha quedado descubierto con la excavación. Eldesplome de este muro de mampostería en hiladas horizontalesha dejado sus evidencias claras en la disposición (en líneas para-lelas) y orientación (E-O) de las piedras del estrato 2. Éste ter-minó por cubrir la roca que hasta ese momento, y desde la cons-trucción del castillo, se encontraba al descubierto. Sobre esteestrato, logrando limar las diferencias de nivel existentes, se dis-pone el último, el superficial.

Todos los materiales encontrados en el área 5 podemos adscri-birlos a época moderna, a excepción de algunos fragmentos, cre-emos fuera de contexto primario, hallados sobre la roca.

3.2.2 PLATAFORMA N

ÁREA DE INTERVENCIÓN 6

Se ubica en la zona N del segundo recinto, junto a la torre semi-circular, el adarve del paño N de muralla, y el área 4, con la quelimita por el S. El área queda bien definida por las estructuras E–2y E–3, que delimitan la plataforma N. Estas dos estructuras formanun ángulo recto y nivelan todo el espacio, de ahí que el área nopresente la pendiente habitualmente documentada en el resto delsegundo recinto.

La secuencia estratigráfica documentada guarda grandes simili-tudes con las restantes áreas 1, 4, 5, 6. Las características propiasdel área de intervención y la proximidad de la roca madre, queen algunos lugares quedaba al descubierto a poca profundidad(extremo NE), son las causantes principales de las escasas desi-gualdades existentes.

Hemos documentado un total de cinco fases estratigráficas. Laprimera corresponde a la construcción de la citada plataforma.Ésta apoya sobre tres potentes muros, E-1, E-2 y E-3. Estosmuros se disponen en ángulo recto, al O, S y N del área res-pectivamente. Su técnica constructiva es similar a la que presen-tan las murallas del edificio: mampostería concertada en hiladashorizontales. De la estructura E-1 sólo conservamos dos piedrascalizas partidas y unidas con mortero de cal. Dicha estructuraguarda una orientación E–O, y divide el espacio de acceso a latorre N del segundo recinto, presentando unas dimensiones de130 cm de longitud, 40 cm de anchura y 35 cm de altura. Lasotras dos estructuras, E–2 y E–3, presentan idéntica técnica cons-

tructiva: mampostería concertada en hiladas unidas con morterode cal y trabadas entre sí, formando un ángulo recto. La E–2 secompone de 12 hiladas que hacia el N se reducen a 7, adaptán-dose al desnivel. La última de éstas está compuesta por lajaspequeñas, en posición oblicua, correspondiendo al arranque deuna bóveda que cubría el pasillo de acceso a las troneras delángulo NO del recinto fortificado.

El nivel de uso (LÁM. V) de esta plataforma lo constituye la pro-pia roca caliza que en este lugar alcanza las cotas más altas detodo el castillo. No parece que haya sido labrada a fin de crear unnivel homogéneo. Sobre la roca descansa el estrato N-3: underrumbe no excesivamente potente que ocupa toda la extensióndel área (155 cm de anchura, 400 cm de longitud y de 10 a 30 cmde potencia). Estaba compuesto básicamente por piedras unidascon tierra muy compactada. Este derrumbe no contenía tejas uotro elemento constructivo que nos hiciera pensar en el desplo-me de algún tipo de cubierta. La procedencia de este estratoqueda clara: la caída de la muralla de mampostería ubicada al Ndel área. La disposición y orientación anárquica de las piedras deeste derrumbe, nos permite concluir que éste fue paulatino y pro-longado.

Dos fosas, E-4 y E-5, cortan este estrato. Son las únicas que hanalterado este dilatado proceso de colmatación de la plataforma.Son de distintas dimensiones: la NO de 60 cm de diámetro; la Ees más reducida (40 cm). Ambas se encontraban rellenas por dosestratos de colmatación. El primero, en ambas, es de carácter are-noso, poco compactado y de color claro. En él escasean los res-tos cerámicos. El segundo es más potente (unos 50 cm en ambasfosas) y bien distinto: abundan las piedras de mediano y grantamaño cubiertas por un árido fino. No hemos encontrado en suinterior hallazgo cerámico o faunístico de ningún tipo, lo que noslimita la posibilidad de fechar el momento y la causa por la quefueron realizadas.

Sobre el estrato de derrumbe (N-3), muy cerca ya del nivelsuperficial, se dispone un nuevo estrato (N-2), de unos 20 cm depotencia, que ocupa toda el área salvo en el extremo NE, dondesobresale el substrato geológico base. Este estrato, de característi-cas parecidas al N-3, está compuesto por un nivel de piedras conarena muy apelmazada y algunos yesones. Se trata, con todaseguridad, de la continuación del derrumbe de las estructuras quecircundan a esta plataforma, y que en la actualidad se encuentranen gran parte desmontadas (este paño de muralla no presenta,por ejemplo, el almenado acabado en prisma que se documentaen otras zonas del adarve).

Finalmente, todo esta área quedó cubierta por un estrato super-ficial (N–1), de carácter arenoso, poco compacto, donde hallamosalgunas piedras de mediano tamaño y escasa cerámica de épocamoderna. Es un estrato de deposición eólica reciente sobre el quese asienta la cubierta vegetal.

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LÁM: IV. Estrecho camino de acceso a la torre del homenaje (E-1).

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3.2.3 TORRE DEL HOMENAJE

ÁREA DE INTERVENCIÓN 7. LA ENTRADA

Ocupa parcialmente la parte baja de la torre del homenaje, enconcreto su extremo O. Este nivel lo comparte con el aljibe y elalmacén, de los que trataremos a continuación. Se trata de unestrecho pasillo rectangular de 684 cm de longitud y 130 cm deanchura (con un leve ensanche al final de 188 cm de longitud),cubierto por una bóveda de medio cañón realizada con lajas ver-ticales. Las paredes que delimitan el pasillo presentan la mismatécnica constructiva con la que se levantaron las murallas del edi-ficio. Destacan, justo al inicio del pasillo, dos ranuras (raíles),abiertas en ambos muros perimetrales, que sirvieron para deslizarel rastrillo que impedía el acceso al interior del segundo recinto.

El área excavada ocupa todo el espacio delimitado por losmuros del pasillo. La roca base mantiene en este lugar el mismodesnivel que presenta en el resto del segundo recinto, buzandohacia el S, la entrada. La excavación ha evidenciado la inexisten-cia de cualquier tipo de acondicionamiento de la roca que facili-tara el tránsito por esta importante vía de acceso. Tan sólo se handocumentado unos peldaños (LÁM. VI), muy próximos a la salidadel pasillo (4 en total), de factura frágil, levantados con piedraseca. El escaso cuidado empleado para el acondicionamiento dela roca, pudo estar debido a la existencia de una profunda fisura(12) en la zona central del pasillo. Ésta debió utilizarse comosumidero (E-2) de las aguas que, procedentes del segundo recin-to, eran conducidas, en ocasiones artificialmente (recuérdese lacanalización abierta en la roca, E-3, existente en el área de inter-vención 4), hacia la puerta. Para hacer posible el tránsito por elpasillo de entrada, fue necesario crear una plataforma superior alnivel irregular de la roca, donde se encuentra el sumidero. Estaplataforma debió ser de madera, y de ella ha quedado evidenciamaterial con los 4 gruesos mechinales, abiertos dos a dos enambos muros del pasillo, a una altura aproximada de 30 cm, quepermitían introducir dos travesaños de madera sobre los que des-cansaría la citada plataforma. El nivel de uso fue creado de modoartificial con esta plataforma de madera acababa en 4 escalonesde piedra.

A este sumidero se dirigía la mayor parte de las aguas de esco-rrentía del segundo recinto, lo que favoreció la colmatación delmismo. Ésta aumentó en el momento de abandono y ha quedadopatente con la existencia de dos estratos: N-3, de tonalidadmarrón oscura con algunas piedras, restos orgánicos, pero sin nin-gún tipo de resto cerámico, y N–4, compuesto básicamente porárido compactado y algunos restos de cal, yeso y piedras de grantamaño. El primero es una bolsada que presenta unas dimensio-nes de 130 cm de longitud, 118 cm de anchura y 98 cm de poten-cia. El segundo es de 148 cm de longitud por 131 cm de anchuray 48 de potencia.

Sobre estos dos estratos, pertenecientes a la última etapa deocupación y posterior abandono de la fortaleza, cayó el derrum-be de las estructuras que delimitan y cubren el pasillo de acceso.Nos referimos al estrato N-2. Es de escasa potencia, entre 14 y 16cm, ya que lo esencial de estas estructuras aún se mantiene en pie(muros perimetrales y cubierta abovedada), y está compuesto porabundante tierra de tonalidad marrón oscura (quizá los enlucidosdisgregados), nódulos de calgrasa y piedras de mediano–peque-ño tamaño procedentes tanto de algunas partes derruidas de labóveda, como de los muros.

Cubre todo este espacio un estrato superficial de unos 10 cmde potencia, N– 1, compuesto de tierra y abundante grava, asícomo piedras sueltas.

Los restos cerámicos aparecidos en toda el área no son muyabundantes, aunque sí de cronología diversa, desde la épocamoderna temprana, pasando por la medieval (s. XI–XIII), y con-cluyendo con un fragmento de terra sigillata.

ÁREA DE INTERVENCIÓN 2. EL ALJIBE

El aljibe del castillo se encuentra situado en el interior de latorre del homenaje. A su lado O transcurre la entrada, a la quehemos dedicado las líneas precedentes, y al E, el almacén del cas-tillo. Todos ellos en el nivel inferior de la torre, creando la plata-forma horizontal que podemos considerar la primera planta de latorre.

Se trata de un espacio casi rectangular, ya que ninguno de suslados coinciden en sus medidas. Sus dimensiones son, en el fren-te SE 256 cm (E-2), en la cara NO 264 cm (E-3), N (E-6) 548 cmy S (E-1) 546 cm.

Lo que más ha llamado nuestra atención, ha sido la técnicaempleada en su construcción. El aljibe se apoya directamentesobre la roca caliza. Sobre ésta se han levantado cuatro poten-tes muros de hormigón. No hemos podido observar con claridadsi fue utilizada la técnica de la a t.abiya. Una lechada de cal, limi-tada por estos cuatro muros, sirve de pavimento al aljibe, regu-larizando de este modo los fuertes desniveles y grietas que pre-senta la roca. En la zona más occidental del pavimento, la másbaja, hemos encontrado lo que debió ser el sumidero del aljibe(LÁM. VII), aprovechando una hendidura de la roca que partedel almacén y alcanzaría la entrada del segundo recinto. Los cua-tro muros de hormigón aparecen enlucidos con una gruesa capade cal con almagra, en gran parte perdida. Técnica y acabadoque nos permiten sospechar un pasado islámico (13). Sobreestos gruesos muros apoya la bóveda del aljibe (E-5), construi-da con mampostería de piedra caliza de medio tamaño, unidacon un fuerte mortero de cal blanca, y dispuesta en sentido hori-zontal, guardando gradualmente su desarrollo semicircular. Paralevantar la bóveda se utilizaron cimbras de madera que handejado marcada su huella en el interior de la misma. Está cerra-

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LÁM: V. Nivel de uso de la plataforma N. Pueden observarse las fosas E-4 y E-5. LÁM: VI. Pequeños peldaños a la salida del pasillo de acceso al segundo recinto del cas-tillo.

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da prácticamente en su totalidad, con excepción de un estrechovano abierto en la parte central, en la línea de clave, que, segúntodos los indicios, debe ser original (aparecen 4 huecos, dondedebió introducirse algún tipo de estructura de cierre, quizá demadera). El frente interior de la bóveda también debió recibir elmismo acabado que las paredes de hormigón, existiendo entreéste y las huellas dejadas por la cimbra de madera, una capa demortero con pequeñas piedrecitas. Finalmente debemos señalarque el espacio exterior de la bóveda, tal como se observa desdelos lados menores del aljibe, se rellenó con una mamposteríamuy irregular, de menor calidad a la utilizada en el interior delaljibe.

El aljibe ha llegado hasta nosotros prácticamente colmatado.Los escombros, según podía observarse antes de la actuación,eran abundantes y, en algunos casos, muy recientes (N-1).

Tal y como se deduce de la secuencia estratigráfica documen-tada durante el proceso de excavación, el aljibe ha tenido unafase de abandono muy prolongada, pudiéndose observar variasetapas.

Sobre el pavimento de cal que ocupa la totalidad de la superfi-cie descrita por los muros perimetrales del aljibe, no hemosencontrado ningún estrato que nos permita suponer un uso, comocontenedor de agua, más allá del momento de abandono del restodel castillo. El abandono del castillo supuso para el aljibe su caídaen desuso. Quedó prácticamente vacío durante el largo períodode tiempo en que fueron desprendiéndose las estructuras másdébiles de las que se compone. Un grueso estrato (N-3), com-puesto por abundante árido de textura arenosa pero bien com-pactado por su alto contenido en cal, y de color rojo, señala conclaridad que los primeros elementos que cayeron fueron los enlu-cidos que cubrían los muros y bóveda del aljibe. En el interior deeste estrato hemos encontrado un número escaso de hallazgos, loque nos ha proporcionado reducidos indicios cronológicos, siem-pre de época moderna. Sobre este estrato, bien definido tanto porsus componentes como por sus límites inferior y superior, se dis-ponen de forma homogénea y organizada algunas lajas de piza-rra, en algunos casos degradadas, que nos permiten considerar laposibilidad de que nos encontremos ante una interfacie de ocu-pación del aljibe. Con este nivel de ocupación podría relacionar-se un hueco abierto en el frente O del aljibe, que lo inutiliza defi-nitivamente como almacén de agua, y en el que se observanimportantes restos de fuego. Según parece observarse, el aljibefue utilizado como refugio temporal en una época que aún debe-mos precisar.

Este nivel de ocupación precedió al momento de derrumba-miento y desplome de la mayoría de las estructuras del castillo.Sobre él se asienta un grueso estrato de derrumbe, compuesto poruna matriz arenosa, de tonos claros, que soporta abundantes pie-dras calizas, en su mayoría sin orientación ni disposición alguna.Sólo cabe señalar que este estrato alcanzaba sus mayores cotas enla zona central, justo bajo la boca del aljibe. En nuestra opiniónla colmatación del aljibe fue debida, en su mayor parte, a la caídade las estructuras superiores de la torre del homenaje, aunque, sinduda alguna, debió venir también acompañada por otra colmata-ción intencionada. No se entendería de otro modo la potencia deeste estrato (que debió servirse en su origen sólo del hueco abier-to en la parte alta del aljibe) la importante cantidad de materialcerámico y faunístico que hemos encontrado en su interior, lo quenos indica su utilización como vertedero, y, finalmente, la inexis-tencia de un nivel de derrumbe sobre el suelo del primer piso dela torre del homenaje.

En un momento determinado, después del derrumbamiento delcastillo, se despeja el nivel de ocupación de la torre en detrimen-to del aljibe, que quedó, de este modo, colmatado prácticamenteen su totalidad.

La última fase que nos documenta la estratigrafía es la másreciente. Un estrato de medianas dimensiones ocupa toda lasuperficie del aljibe, originando un nivel casi horizontal. En élencontramos los elementos propios de un derrumbe (piedras, tie-rra), así como los de un basurero, ya que así ha sido utilizado enlos últimos tiempos.

ÁREA DE INTERVENCIÓN 3

Se trata de un espacio más de la torre del homenaje. Quedadelimitado por el lado menor E del aljibe, y los muros perimetra-les E, S y N de la torre del homenaje en sus tramos más orienta-les. Estas estructuras, que en gran medida se adaptan a las irre-gularidades de la roca, definen un espacio poligonal.

Este espacio quedó a un nivel más bajo que el de la torre delhomenaje (LÁM. VIII). Para acceder a él era necesario descenderpor unas estrechas escaleras (LÁM. IX) de mampostería adosadasal muro perimetral E (E-4) de la torre. El espacio de esta estanciaestaba ocupado, además de por las escaleras anteriormente des-critas, por tres estructuras: el pavimento realizado con una lecha-da de cal, no muy gruesa y muy mal conservada, que servía denivel de uso; una fosa en la zona central del pavimento, revesti-da igualmente en su alzado por una débil capa de cal, que debióser utilizada como silo, y un murete de mampostería (LÁM. X) quequedó apoyado sobre el frente S del aljibe. Este murete se encon-traba parcialmente destruido por un boquete abierto en su extre-mo E, entre el frente exterior del aljibe y las escaleras que proce-den de la torre. El silo es la estructura que nos ha permitido, porel momento, definir esta área como almacén de la fortaleza. Aun-que el murete también pudo ser utilizado para almacenar grandescontenedores cerámicos con idéntica función.

El nivel de suelo estaba apoyado directamente sobre la roca ensu extremo oriental (donde se encuentran las escaleras de accesoy el muro perimetral E de la torre), y sobre una serie de derrum-bes que sirvieron para nivelar la fuerte pendiente que la roca pre-senta hacia el E. Estos derrumbes, las unidades 12 y 13, son demediana potencia y carácter arenoso. Los materiales que hemosencontrado en su interior aportan, en general, una cronología deépoca moderna aunque no faltan piezas medievales rodadas.

Tras el abandono, con el que debieron llevarse los materialesya que no hemos hallado ningún ejemplar cerámico in situ,hemos podido documentar algunas alteraciones estructurales. Deeste modo debemos interpretar las destrucciones parciales delmurete y del pavimento. Un único estrato sirvió para colmatar elsilo de la torre (N-8). Se trataba de un estrato de textura arenosa,con apenas material cerámico, esencialmente de cronologíamoderna, que creemos debió depositarse de forma intencionadaya que difiere diametralmente del estrato que apoya sobre el pavi-mento y que nos documenta los primeros momentos de abando-no de la fortaleza. A pesar de que en otros lugares nos ha sidoposible constatar un periodo de tiempo entre el abandono y elderrumbe del castillo, en este caso, el desplome de las primerasestructuras, básicamente las que servían de cubierta a la estancia,fue inmediato, sin que nos haya sido posible encontrar ningúndato que permita pensar en una destrucción lejana al momentode abandono. Este primer estrato de derrumbe, compuesto bási-camente por yesones y algunas cenizas, era de poca potencia yprocedía de las estructuras más débiles de la torre (forjados, vigas,

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LÁM: VII. Pavimento y sumidero del aljibe.

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pavimentos superiores, enlucidos) depositadas aquí como resulta-do de la degradación paulatina del edificio. Sólo en algunos luga-res, próximos curiosamente a las escaleras, hemos hallado algu-nos estratos donde eran frecuentes las piedras procedentes de lasmamposterías que conformaban los muros de la fortaleza (N-10 yN-11). Estos dos apoyaban sobre el estrato N-7.

Sobre este conjunto de tres estratos, propios de las primerasfases de destrucción del edificio, se disponían una serie de nive-les que nos documentan el momento pleno de derrumbamientode la fortaleza (N-5, N-4, N-3). Derrumbamiento que, por otro

lado, fue aquí mayor ya que se ha perdido la mayor parte de lospotentes muros que rodeaban este espacio. Las diferencias entreellos no afectan a sus características esenciales: estratos de media-na potencia donde abundan las piedras intercaladas con yesones,completados con una matriz de carácter arenoso similar al áridoutilizado en construcción y que otorga a la mayoría de los estra-tos una coloración rojiza o anaranjada. Acaso podríamos apuntarque la frecuencia de yesones disminuye conforme aumenta laaltura.

El derrumbe definitivo de las estructuras no ocurre en un únicomomento. La diferencia entre los distintos estratos así lo demues-tra. También ha quedado confirmada la existencia de un delgadonivel, entre los estratos N-4 y N-5, donde no aparecen las piedrasprocedentes de las mamposterías, ni son corrientes los materialesde construcción. Creemos que este nivel, aunque no nos señaleabiertamente una ocupación, si ofrece un lapsus entre losmomentos de desplome de las estructuras, donde la colmataciónde carácter eólico, muy fuerte en esta zona, quedó patente.

Finalmente, una vez cayeron las estructuras verticales que rode-aban el almacén, este espacio fue colmatándose hasta alcanzar elnivel de la primera planta de la torre del homenaje. Dos estratospueden ser incluidos en este grupo: el nivel superficial (N-1) y elestrato inferior (N-2). Ambos ocupan los doce metros cuadradosdel área y su origen es la colmatación producida por la fuertedeposición eólica existente en el lugar. El primero no es de granpotencia (36 cm), su textura es arenosa, el color marrón claro, ycontiene inclusiones de mediano tamaño. Podría considerarse elnivel superficial, con una importante capa vegetal que le ha apor-tado un color marrón. El inferior (N-2), es más suelto y de carác-ter más arenoso. El color rojo de este estrato denuncia ya la exis-tencia de árido y cal de los muros de la torre, aunque la ausenciade grandes piedras, mampuestos, no nos permite incluirlo dentrodel grupo anterior de derrumbes.

En resumen, nos encontramos ante un pequeño espacio, 12 m2,que perteneció al conjunto de la torre del homenaje, la única quedebió tener una carácter residencial. Esta pequeña habitaciónentre el límite meridional de la torre y el aljibe, se hallaba a unnivel inferior de la primera planta de la torre. Compartía el mismonivel con el pavimento del aljibe, y ambos venían determinadospor los afloramientos rocosos de la zona oriental de la torre (seobserva así en el rincón SE del aljibe y en el NE de la estancia).La habitación debió estar cubierta por las estancias superiores dela torre, y se accedía a ella por medio de unas escaleras que par-tían del frente S de la torre y, adosadas a su muro E, llevaban alpavimento de la estancia una delgada lechada de cal con peque-ñas piedras. Esta pequeña habitación debió servir, al igual que elaljibe, de reserva del castillo. El primero contenía agua, y la habi-tación de la que ahora tratamos debió servir de almacén, quizápara granos, ya que hemos encontrado una fosa revestida con calque bien pudo utilizarse de silo. Los dos elementos sufrieron losdistintos derrumbes de las estructuras superiores poco tiempodespués de su abandono.

4. CONCLUSIONES

El castillo de Lanjarón se encuentra en las faldas de la pobla-ción del mismo nombre. Debió ser de fundación islámica (14). Losmateriales hallados en los alrededores del conjunto castral nodejan lugar a dudas. El momento concreto lo desconocemos, yaque los materiales están muy rodados. Posiblemente sea anteriora la etapa nazarí. Tampoco conocemos con exactitud el tipo deedificio que se levantaba sobre la roca del actual castillo. En cual-quier caso, en la última etapa islámica y en la primera cristiana,no existía ningún tipo de asentamiento asociado a él. Los reduci-dos límites topográficos sobre los que se asienta parecen impe-dirlo.

La mayor parte de las estructuras que observamos actualmentepertenecen a la primera etapa moderna. En este momento debiódedicarse a la vigilancia, a fin de que el proceso de incorporaciónde esta área a la Corona de Castilla se realizara sin graves pro-

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LÁM: VIII. Nivel de uso del “almacén”.

LÁM: IX. Escaleras de acceso al “almacén”.

LÁM: X. Murete del “almacén” adosado al frente E del aljibe.

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blemas tanto internos (levantamiento de mudéjares, huida a allen-de) como externos.

Dos etapas hemos podido documentar claramente en el interiordel castillo. Estas dos se hacen más evidentes en el área de inter-vención 1 y las estructuras que la limitan. En esta área sólo exis-tía, en un primer momento, una pequeña estancia, posiblementecubierta, dedicada exclusivamente a la vigilancia a través de lastroneras abiertas en la muralla (sólo existían las S y O). En unsegundo momento, sin que se haya documentado un derrumbede las existentes, se amplía este edificio, aumentando las dimen-siones de la habitación cubierta y adosándole otra al aire libre. Laampliación de este edificio vino acompañada de la anulación dela tronera S y la apertura de una nueva, al E, que vigilaba la entra-da al segundo recinto del castillo.

A esta última etapa pertenece el resto de las estructuras descu-biertas. En la torre del homenaje hemos hallado un pequeñoalmacén que disponía de un silo, y despejamos de derrumbes elaljibe. Serían la primera y segunda planta de esta torre los únicosespacios del castillo dedicados a tareas residenciales.

En el resto del segundo recinto no hemos podido encontrarningún otro tipo de elemento constructivo. Sólo hemos podidodocumentar las vías de circulación internas. Tras acceder al inte-rior a través de un pasillo cubierto por una bóveda de mediocañón. Hacia el E existía un estrecho camino que se dirigía a latorre del homenaje, y hacia el N, para alcanzar la torre N y la pla-taforma adjunta, existían dos caminos, los dos próximos a lasmurallas E y O. Conocemos mejor el O, ya que estaba provisto deun pavimento y una escalera para salvar la fuerte pendiente exis-tente.

Estas dos fases de ocupación del castillo debieron sucedersedentro del siglo XVI. La cerámica recuperada no parece variarexcesivamente entre una y otra fase. En cualquier caso, el aban-dono fue paulatino. Primero fueron cayendo los elementos másdébiles: enlucidos, algunos mampuestos, etc.... En segundo lugarse desplomaron las cubiertas de los edificios (así se observa en lasáreas 1 y 3) y finalmente, de forma repentina, cayeron gran partede los muros de la torre del homenaje y algunos lienzos de mura-lla.

Notas

(1) Mapa Militar de España: hoja 30-43 (1042), Lanjarón, escala 1:50.000, cuadrícula UTM 456/57 y 4085/86.(2) Francisco Villegas Molina, El valle de Lecrín, Granada, Universidad de Granada, 1972.(3) María del Carmen Jiménez Mata, La Granada islámica. Contribución a su estudio geográfico-político-administrativo a través de la toponimia, Granada,Universidad de Granada, 1990.(4) Carmen Trillo San José, La Alpujarra antes y después de la conquista castellana, Granada, Universidad de Granada, 1990.(5) Carmen Trillo San José, “Lanjarón: entre el Valle de Lecrín y La Alpujarra”, Sierra Sur, pp. 14-15, espec. p. 14.(6) Antonio Malpica Cuello, Castillos y poblamiento en Granada, Barcelona, 1996.(7) Una ubicación similar presenta el aljibe del castillo de Castell de Ferro, en la costa oriental de Granada. José Pérez García, “El poblamiento de la tahade Suhayl a fines de la Edad Media: el castillo de Castell de Ferro”, Cuadernos de estudios medievales, XII-XIII (1984), pp. 139-153.(8) Patrice Cressier, “Eglises et châteaux dans l’Alpujarra a la fin du moyen âge: l’implantation d’un pouvoir”, en Actas del Ier. encuentro hispano-francéssobre Sierra Nevada y su entorno, Granada, 1988, pp. 95-112.(9) Esta excavación fue realizada con la colaboración de Jorge Padial Pérez e Inmaculada López Ramón, a quienes agradecemos su participación.(10) Philip Barker, Techniques of archaeological excavation, Londres, 1977.(11) Estas aguas se evacuaban a través de un sumidero existente en el pasillo de entrada al castillo.(12) Aunque no tenemos constancia segura, esta fisura debe coincidir con la existente en el ángulo NO del sondeo 3 (almacén) y con el sumidero del alji-be. No sabemos donde desemboca, aunque posiblemente esté relacionada con una apertura practicada en la muralla S del recinto.(13) Basilio Pavón Maldonado, “Contribución al estudio del arabismo de los castillos de la península ibérica (región levantina). El castillo de Olocau deValencia”, Al-Andalus, XLII (1977), pp. 207-225.(14) A. Malpica, p. 205.

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Resumen/: La presente intervención arqueológica ha constadode dos sondeos arqueológicos en el huerto del convento de SantaClara en Loja, uno de los de mayor antigüedad de la provincia deGranada, construido a finales del siglo XV. Dicha intervenciónvenía motivada por la construcción de un asilo en dicho huerto.El sondeo I se localizó en la zona que venía sirviendo comocementerio de la orden religiosa hasta los años 80; precisamentefue en esta zona donde se detectaron enterramientos de diferen-tes tipologías desde el siglo XVIII hasta la actualidad (trece ente-rramientos). Ello confirma que toda la zona alrededor del con-vento funcionó como huerto desde el siglo XVI al XVIII, siendodesde este último siglo cuando se utiliza una parte del mismocomo cementerio. El segundo de los sondeos se trazó justamenteen lo que era el zaguán de entrada desde la cuesta de las Monjasy ha puesto en evidencia que dicha zona ha funcionado comoacceso desde el siglo XVII coincidiendo con la construcción de lasala de novicias en la parte Oeste del huerto de manera que éstaquedara comunicada con las dependencias del convento.

Abstract :This archaelogical proyect consisted of two excava-tions in the garden of St. Clara’s convent in Loja. St. Clara is oneof the oldest convents in the province of Granada, built at the endof the XV century. The excavations took place due to the propo-sed building of an old peoples’s home in the garden. The firstexcavation was made in an area of the garden that, since the1980’s, had been used as a cemetery for the ecclesiastical order.Various types of graves were discovered dating from the XVIIIcentury to the present time. These discoveres confirm that thearea around the convent had been used as a garden from the XVIto the XVIII century but that from the XVIII onwards part of thegarden then had been used as a cemetery. The second excavationtook place in the entrance hall of the “Cuesta de las Monjas” (hillof the nuns) and provided evidence that this area acted as ameans of acces between the “sala de novicias” (the novicesroom), built in the west of the garden in the XVII century, and theother convent buildings.

I. INTRODUCCIÓN

El presente informe constituye un avance de los resultados obte-nidos en la Intervención Arqueológica de Urgencia desarrollada enel Convento de Santa Clara en Loja (Granada), entre los días 4 deSeptiembre y 4 de Octubre de 1996 y autorizada por Resolución delIltmo. Sr. Director General de Bienes Culturales de la Consejería deCultura de la Junta de Andalucía, con fecha 21 de Agosto.

En el Proyecto Solicitud de Intervención, tramitado ante laDelegación Provincial de Cultura con fecha 9 de Julio, se plante-aba la realización de tres sondeos arqueológicos distribuidosestratégicamente en el huerto y zona de entrada al convento.

Posteriormente, con fecha, 24 de Julio se comunicó a la Dele-gación Provincial un cambio en el Proyecto Arqueológico, rees-tructurando la ubicación y dimensiones de los sondeos. De estamanera se propuso la eliminación de uno de los sondeos, asícomo la modificación de los otros dos, quedando definidos elSondeo I (6 x 3 m.) en la zona de cementerio moderno del con-vento, con fin de documentar el uso continuado o no del cemen-terio en la zona Este del huerto, y Sondeo II (7 x 2’95 m.) en la

zona de acceso al convento por la parte Oeste, desde la Cuestade las Monjas, con el fin de documentar estructuras originarias asícomo su evolución.

Por otro lado se planteaba el análisis completo del registroarqueológico, tanto en momentos anteriores a la existencia delconvento, así como durante la vida de éste.

En cuanto a la cota de profundidad se ha tomado como refe-rencia el punto cero del proyecto arquitectónico, situado sobre elacerado de la Avenida Rafael Pérez del Álamo.

Por último decir, que los resultados que aquí pasamos a expo-ner tienen un carácter de provisionalidad a falta de un estudiomás detallado de los restos obtenidos en el registro arqueológico.

II. RESULTADOS OBTENIDOS

SONDEO I

Los resultados obtenidos en la excavación de este sondeo hanpuesto en evidencia tres períodos cronológicos:

Período I

Viene identificado con la época bajo medieval coincidiendo conla formación del nivel de huerta nazarí, preexistente a la cons-trucción del convento, período en el que ya estaba configurado elabancalamiento y la utilización como huerta de esta zona próxi-ma al curso del río Genil.

Las unidades estratigráficas asociadas a este período correspon-den a los estratos 40 (al Oeste del muro 11/20), desde la cota +1’92 m. hasta la cota excavada de + 1’02 m., nivel ocupado por elestrato geológico 62, y 47 (al Este del muro 11/20), desde la cotade inicio a + 2’50 m. hasta la cota + 0’95 m., cota de inicio en estesector del estrato geológico 62.

Período II

Se corresponde con los siglos XVI al XVIII, período previo a lautilización de esta parte del convento como cementerio, corres-pondiéndose por tanto con zona de huerto.

Las unidades estratigráficas asociadas a este período correspon-den a los estratos 40 (desde la cota + 2’82 m. hasta la cota + 1’92m.) ubicado al Oeste del muro 11/20, y 42 (cota de inicio a +2’72), detectado en la zona de uso posterior como cementerio, alEste del muro 11/20. Las diferencias en las cotas de profundidadse deben a una mayor remoción de tierra en la zona al Este delmuro 11/20, al utilizarse como lugar de enterramientos y no así lazona Oeste.

A este período corresponde también la construcción del muroperimetral 12.

Período III

Corresponde a los siglos XVIII al XX y viene definido por laocupación de esta parte del huerto del convento como cemente-rio. La delimitación del cementerio viene plasmada mediante laconstrucción del muro correspondiente a las Unidades Estratigrá-ficas 11 y 20, separando la zona de cementerio de la de huerto.

INFORME PROVISIONAL DE RESULTADOS.ACTIVIDAD ARQUEOLÓGICA DEURGENCIA. CONVENTO DE SANTACLARA, LOJA (GRANADA).

CARLOS GONZÁLEZ MARTÍNMIGUEL CASTELLANO GÁMEZJUAN ALONSO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

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Podemos establecer diferentes fases de ocupación y constructi-vas:

1ª fase:siglos XVIII-XIX. A esta fase corresponderían las estruc-turas funerarias más antiguas representadas por las unidadesestratigráficas 32, 43, 31, 24 (corta a 31) y 26/27. Esta fase de ocu-pación del cementerio va asociada a la construcción del muro 20,del cual sólo se conserva una hilada de ladrillos dispuestos a sar-dinel y trabados con yeso, sirviendo posteriormente como cimen-tación para muro 11. Asociado a la construcción del muro 20 vael pilar de ladrillos 54.

2ª fase:siglos XIX-XX: se correspondería con las inhumaciones28, 15/16, 18/19 (corta a 28), 57/58 y 60/35 (corta a 32). Por últi-

mo la inhumación más reciente sería la correspondiente a 29/30.El recrecido del muro 20 (U.E. 11) corresponde a esta fase cons-tructiva, así como el pilar 55 y el empedrado 9.

En cuanto al tipo de inhumaciones podemos establecer tres cla-ses:

a) Inhumación con ataúd. (estructuras 15, 18, 26, 29, 57 y 60).

– Todas las inhumaciones quedan orientadas en sentido Este-Oeste, menos 29/30, que queda orientado en sentido Norte-Sur.

– Podemos distinguir dos tipos de ataúdes según el tipo de asasde hierro: más finas y rectangulares (las de las estructuras 15,

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FIG. 1: Sondeo I. Perfil Norte.

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18, 29, 57 y 60) y otras más gruesas y de sección oval (las dela estructura 26).

– En cuanto a las dimensiones de los ataúdes sólo se ha docu-mentado diferencias en el 26, siendo algo más largo (longi-tud de 1’80 m. frente a 1’75 m. de ataúdes 15 y 18).

– Por último, sólo se ha detectado restos de policromía en ataúd26.

b) Inhumación sobre la tierra con sudario.

– Orientación Norte-Sur. Estructuras 32 y 28.– Orientación Este-Oeste. Estructuras 24 y 31.

c) Enterramiento secundario en fosa de excavación.

– Estructuras 7, 34 y 43. Este tipo de enterramiento obedece a laruptura de inhumaciones preexistentes en el momento de exca-var una fosa para una inhumación determinada. De esta mane-ra el conjunto óseo 34 es cortado por el conjunto estructuralfunerario 26/27 al practicar la fosa de excavación 36, con lo quese produce una nueva inhumación en el interior de la fosa 36,depositando, a su vez la calavera en el interior del ataúd 26.

En lo que respecta al tipo de ajuar funerario han aparecido lossiguientes objetos asociados a los enterramientos relacionados:

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FIG. 2: Sondeo I. Perfil Norte.

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– Enterramiento 24: aparece con crucifijo.– Enterramiento 31: escapulario con medalla de bronce.– Enterramiento 32: rosario a la altura del codo derecho.– Enterramiento 19: crucifijo de cobre en la base del cráneo y

medalla de cobre a la altura de la rótula derecha.– Enterramiento 27: medalla.

En cuanto al proceso de individualización de unidades estrati-gráficas se ha optado por identificar la misma fosa de excavaciónpara varias inhumaciones (fosa 39 para inhumaciones 24 y 31) asícomo el mismo estrato de relleno para distintas fosas de excava-ción (estrato de relleno 17 para las fosas 14, 38, 39, 52 y 53). Elloes debido a que se trata de inhumaciones muy poco distantes enel tiempo, por lo que el mismo estrato excavado para una fosasirve de relleno para otra y cortándose continuamente una fosacon otra, en algunos casos.

Por último decir que no tenemos constancia de enterramientosanteriores al siglo XVIII en las zonas excavadas. Posiblemente lasprimeras inhumaciones se localizan en el emplazamiento de laiglesia, no teniendo constancia de hasta qué época se utiliza laiglesia como cementerio.

Listado de Unidades Estratigráficas

Sondeo I

U.E. 1: Pavimento conformado por solería de cemento. Crono-logía: 2ª mitad del siglo XX.Potencia: 3 cm. Cota superficie superior: + 4’18 m.U.E. 2: Estructura. Preparación de pavimento 1, conformadapor una capa de hormigón y tejas. Cronología: 2ª mitad siglo XX.Potencia: 0’15 m. Cota inicio: + 4’15 m. Ubicación: debajo de 1.U.E. 3: Estructura. Murete conformado por losas de barro coci-do y ladrillos macizos de barro cocido. Cronología: siglo XX.Orientación N-S. Ubicación: debajo de 2.Funcionalidad: nivelación de pavimento 1.U.E. 4: Estrato de relleno. Tierra marrón claro de consistenciasuelta, mezclada con ladrillos macizos, piedras y fragmentos cerá-micos. Cronología: siglo XX. Potencia media: 0’38 m. Cota de ini-cio: + 4’00 m. Posición estratigráfica: debajo de 2.U.E. 5: Estrato. Cuña de tierra roja arcillosa ubicada bajo 3. Cor-tada por unidades 4, 6 y 11. Capa fina de señalización sobre ata-údes 15 y 18 en el interior de estrato 4.U.E. 6: Estrato de relleno. Conformado por tierra marrón claracon ripios, yesones y piedras. Cronología: siglo XX. Potencia: 0’50m. Cota inicio: + 3’92 m. Ubicación: al Oeste de 3 y de 7.U.E. 7: Estructura funeraria. Enterramiento secundario: conjun-to óseo. Ubicación: debajo de 3.U.E. 8: Interfacie. Fosa de excavación de unidad 7. Cronología:siglo XX. Corta a estrato 4.U.E. 9: Pavimento. Empedrado sobre tierra. Ubicación: debajode estrato de relleno 6; delimitado al Sur por estructura muraria10 y al Este por estructura muraria 11, así como por pilares 54 y55. Cronología: siglos XIX-XX. Cota superior: 3’62 m.U.E. 10: Estructura. Muro conformado por piedras de tamañomediano y yesones. Orientación E-W. Delimita a pavimento 9 porsu parte Sur.U.E. 11: Estructura. Muro orientado perpendicularmente a 10con dirección N-S. Delimita a pavimento 2 por su parte Este. Cotasuperior: + 3’50 m. Anchura: 0’80 m. Conformado por piedras detamaño grande y mediano trabadas con tierra, así como yesones.Se corresponde con un recrecido de muro anterior a éste. Crono-logía: siglo XX. Funcionalidad: delimitación del cementeriomoderno del convento.U.E. 12: Estructura. Muro perimetral del huerto del convento ydel cementerio. Perfil Este del sondeo. Conformado por 4 unida-des estructurales desde su cota superior en el sondeo: Alzado:cajones de ladrillo a soga hasta su cimentación a la cota + 3’38 m.;presenta restos de revoque.Cimentación dividida en dos unidades: 1ª con una altura de 0’78m. a base de mampostería. 2ª, con una altura de 0’93 m. confor-

mada por fragmentos de piedra caliza trabadas con mortero de caly arena.Zapata del muro: altura de 0’32 m. Mortero muy duro de cal yarena muy fina.U.E. 13: Estrato. Depósito de vertedero. Tierra marrón. Granabundancia de fragmentos cerámicos, material de construcción(tejas), yesos, restos óseos animales y piedras de tamaño menu-do. Ubicación: debajo de estrato 6 y pavimento 9. Potencia: 0’60m. Cota de inicio: + 3’42 m. Cronología: siglos XVIII-XX.U.E. 14: Interfacie. Fosa de excavación para inhumación 15/16.U.E. 15: Estructura. Ataúd de madera en fosa 14 con cerrojo, asasy clavos de hierro. Forma trapezoidal. Orientación E-W. Longitud:lado mayor: 0’50 m. Lado menor: 0’22 m. Longitud máxima: 1’75m. Cota superior de ataúd: + 3’43 m. Altura conservada de ataúd:9 cm. Cota superficie inferior del ataúd: + 3’34 m. Cronología:siglos XIX-XX.U.E. 16: Estructura. Conjunto óseo. Presenta restos de fibra vege-tal sobre la superficie inferior del ataúd así como sobre el esque-leto. Orientación E-W. Brazos cruzados apoyados a la altura de lacadera. Longitud del esqueleto: 1’58 m. Aparece con fragmento decuero correspondiente a suela de zapato.U.E. 17: Estrato. Relleno de las fosas 14, 38, 39, 52 y 53. Cota deinicio: + 3’39 m. en zona Norte. Separado en 2 alzadas artificiales.Siglos XVIII-XX. Cota de finalización: + 2’97 m.U.E. 18: Estructura. Ataúd de madera con cerrojos y asas. Ubica-ción: al Sur de 15 y en el interior de la fosa 38. Longitud máxima:1’75 m. Forma trapezoidal. Orientación E-W. Cota superficie infe-rior: + 3’25 m.

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LÁM. I: Sondeo I. Exhumación de estructuras funerarias 15/16 y 18/19.

LÁM. II: Sondeo I. Vista desde el Oeste. A la izquierda, enterramiento 24 y restos de 31; asu derecha, ataúd 26 y a sus pies, en la fosa de excavación del ataúd, restos óseos perte-necientes al enterramiento secundario 34. En perfil Sur sobresalen perpendicularmente,enterramiento 28 y ataúd 29.

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U.E. 19: Estructura. Conjunto óseo en el interior de 18. Presentarestos de fibra vegetal sobre el esqueleto y sobre la superficieinferior del ataúd. Longitud del esqueleto: 1’55 m. Junto a la basedel cráneo aparece pequeña cruz de cobre y medalla de cobrejunto a la rótula derecha. Orientación E-W. Dobla los brazos per-pendicularmente sobre el cuerpo.U.E. 20: Estructura. Cimentación del muro 11. Hilada de ladrillosmacizos de barro cocido trabados con yeso y dispuestos a sardi-nel sobre otra hilada de ladrillos dispuestos a soga. Cota superior:+ 2’90 m. Altura estructura: 0’30 m. Cronología: siglos XVIII-XIX.Apoya en estrato 22.U.E. 21: Interfacie. Fosa de excavación para estructura 20. Cotainferior: + 1’58 m. Altura de la fosa: 1’00 m. U.E. 22: Estrato de relleno de fosa 21. Cronología: siglos XVIII-XIX.U.E. 23: Estrato. Tierra de color marrón oscuro con abundantesrestos cerámicos. Cota de inicio: + 2’95 m. Ubicación espacial:situada al Oeste de las estructura funerarias 15/16 y 18/19, entreéstas y muro 11. Corresponde al relleno de la fosa 45. Posiciónestratigráfica: debajo de estratos 4 y 5. Cronología: siglos XVIII-XX.U.E. 24: Estructura. Conjunto óseo correspondiente a un enterra-miento sin ataúd. Cota del lecho: + 3’10 m. Posición estratigráfica:debajo de ataúd 15 y encima de enterramiento 31. Restos de fibravegetal. Aparece con crucifijo y broche. No presenta restos demadera de ataúd. Parte de los restos óseos aparecen entremez-clados con enterramiento 31. Orientación E-W. Presenta brazoscruzados en ángulo por debajo de la cadera.

U.E. 25: Estrato de relleno de la fosa 36 (fosa de excavación paraataúd 26). Cronología: siglos XVIII-XX. Posición estratigráfica:debajo de estrato 17 y sobre estrato 41.U.E. 26: Estructura funeraria. Ataúd. Cota superior: + 3’00 m.Altura: 0’20 m. Posición estratigráfica: debajo de estructura fune-raria 18-19. Presenta restos de policromía en la madera así comoasas robustas de hierro. Forma trapezoidal. Longitud máxima: 1’80m. Longitud lado mayor: 0’50 m. Longitud lado menor: 0’20 m. U.E. 27: Estructura. Conjunto óseo en el interior de ataúd 26.Presenta abundante restos de fibra vegetal así como diferentestipos de botones, una medalla y restos de cuero correspondientesa suela de zapato. Orientación E-W. A los pies del cadáver apare-ce calavera perteneciente al enterramiento secundario 34.U.E. 28: Estructura. Conjunto óseo. Enterramiento en direcciónN-S. Se introduce perpendicularmente en perfil Sur. OrientaciónN-S. Cota de inicio: + 3’29 m. Aparece cortado a la altura de lacadera por fosa 38. Dobla los brazos a la altura de la cadera. Sinexhumar.U.E. 29: Estructura. Ataúd. Cota superior: + 3’39 m. Se introduceperpendicularmente en perfil Sur. Ubicación: al Oeste de 28. Lon-gitud del lado mayor: 0’50 m.U.E. 30: Estructura. Conjunto óseo en el interior de ataúd 29.Orientación S-N. Sin exhumar.U.E. 31: Estructura. Conjunto óseo. Enterramiento. Cota dellecho: + 2’98 m. Posición estratigráfica: debajo de 24. Parte de losrestos óseos aparecen entremezclados con los de 24. Presenta res-tos de fibra vegetal. Orientación E-W. Presenta brazo derechoapoyado perpendicularmente por encima de la cadera y brazoizquierdo apoyado a la altura de la cadera. Presenta botones asícomo escapulario con medalla de bronce con una cronología per-teneciente a los siglos XVIII-XIX.U.E. 32: Estructura. Conjunto óseo. Enterramiento. Cota dellecho: + 2’84 m. Posición estratigráfica: debajo de 31. Orientación:N-S. Ubicación: entre ataúdes 26 y 60. Aparece cortado a la altu-ra de los pies por la fosa 59. Presenta un rosario de cuentas demadera a la altura del codo izquierdo. Faltan en posición anató-mica el fémur izquierdo, sacro, coxis, cúbitos y radios así comohuesos de la mano izquierda. Algunos de estos huesos aparecenmezclados con 31.U.E. 33: Estrato de relleno de la fosa de excavación 51. Crono-logía: siglos XVIII-XIX.U.E. 34: Conjunto óseo. Enterramiento secundario en fosa deexcavación 36. El cráneo aparece en el interior del ataúd 26.U.E. 35: Estructura funeraria. Restos óseos en el interior de 60.Sin exhumar.U.E. 36: Interfacie. Fosa de excavación de ataúd 26. Corta aestrato 41.U.E. 37: Estrato. tierra marrón clara con restos de yesos y mate-rial de construcción (tejas y ladrillos). Cota de inicio: + 2’97 m.Ubicación espacial: al Este del muro 11, en el sector Norte. Posi-ción estratigráfica: debajo de 32. Cronología: siglos XVIII-XX.U.E. 38: Interfacie. Fosa de excavación de ataúd 18. Corta a 28.U.E. 39: Interfacie. Fosa de excavación para enterramientos 24 y31.U.E. 40: Estrato. Depósito de ocupación. Tierra de labor de colormarrón oscura con restos de cal, pequeños fragmentos óseos ani-males, microfauna y piedras de tamaño menudo. Cota de inicio:+ 2’82 m. Potencia: 1’80 m. Posición estratigráfica: debajo de 13 yencima de estrato 62. Dividido en 4 alzadas artificiales (1ª alz.:desde + 2’82 m. a + 2’37 m.; 2ª alz.: desde + 2’37 m. a + 1’92 m.;3ª alz.: desde + 1’92 m. a + 1’47 m.; 4ª alz.: desde + 1’47 m. a +1’02 m.). Cronología: siglos XIV-XV, con intrusiones de materialesde los siglos XVI-XVIII en las alzadas 1ª y 2ª. Se corresponde fun-cionalmente con la conformación del nivel de huerta nazarí.U.E. 41: Estrato. Tierra dura de color blanquecino. Cota de ini-cio: + 3’33 m. Potencia: 0’60 m. Ubicación: al Este de muro 11 enla parte Sur. Posición estratigráfica: debajo de estrato 17 y encimade estrato 42 y estructura 43.U.E. 42: Estrato. Tierra marrón debajo de estratos 37 y 41. Cro-nología: siglos XV-XVI. Cota de inicio: + 2’72 m. Cota de finaliza-ción: + 2’47 m.

205

LÁM. III: Sondeo I. Excavación de estructura funeraria 26/27. En el interior del ataúd, cala-vera perteneciente al enterramiento secundario 34.

LÁM. IV: Sondeo I. Vista desde el Norte. Excavación de estrato 47. A la izquierda, zanja decimentación del muro 12. A la derecha, zanja de cimentación del muro 20.

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U.E. 43: Estructura. Enterramiento secundario. Restos óseoshumanos en estrato 42. Cota: + 2’60 m. U.E. 44: Interfacie. Fosa de excavación para enterramiento 43.Corta a estrato 42.U.E. 45: Interfacie. Fosa de excavación de muro 11.U.E. 46: Estrato de relleno de fosa 21.U.E. 47: Estrato. Depósito de ocupación. Tierra de color marrónoscura. Cota de inicio: + 2’47 m. Cota finalización: + 0’95 m. Cronología: siglos XIV-XV.Posición estratigráfica: debajo de estrato 42 y encima de estratogeológico 62. Se corresponde con el estrato 40 al Oeste del muro11.U.E. 48: Interfacie. Fosa de excavación de muro 20 en su ladoEste.U.E. 49: Interfacie. Fosa de excavación del muro 12. Cota finali-zación: + 1’17 m. Detectada a la cota + 2’52 m.U.E. 50: Estrato de relleno de fosa 49. Cronología: siglos XV-XVI.U.E. 51: Interfacie. Fosa de excavación para enterramiento 32.U.E. 52: Interfacie. Fosa de excavación para enterramiento 28. U.E. 53: Interfacie. Fosa de excavación de ataúd 29.U.E. 54: Estructura. Pilar de ladrillo macizo, de sección cuadran-gular de 0’36 m. de lado. Ubicación: entre muros 11 y 10. Apoyasobre estrato 22. Altura conservada: 0’90 m. Cronología: siglosXVIII-XX.U.E. 55: Estructura. Pilar de ladrillo macizo. Ubicación: en laesquina SW del sondeo, entre pavimento 9 y muro 10. Cronolo-gía: siglos XIX-XX.U.E. 56: Interfacie. Fosa de excavación para ataúd 57.U.E. 57: Estructura funeraria. Ataúd de madera en fosa 56. Cotasuperior: + 3’38 m. Altura: 0’20 m. Aparece en perfil Norte y ensentido E-W.U.E. 58: Estructura funeraria. Restos óseos en el interior de 57.Sin exhumar.U.E. 59: Interfacie. Fosa de excavación para ataúd 60.U.E. 60: Estructura funeraria. Ataúd de madera en fosa 59. Cotasuperior: + 3’18 m. Altura: 0’20 m. Aparece en perfil Norte y ensentido E-W. Posición estratigráfica: debajo de 57.U.E. 61: Interfacie. Zanja de excavación de pilar 55. Corta aestratos 13 y 40.U.E. 62: Estrato geológico. Arcillas de descalcificación. Cota deinicio: al Este del muro 11, a + 0’95 m. y al Oeste del muro 11, a+ 1’02 m.

Todos los restos óseos humanos pertenecientes a los distintosenterramientos enumerados en este listado de unidades estrati-gráficas han sido trasladados, a petición de la Orden religiosa delas Clarisas, a un nuevo cementerio en el actual convento queocupa esta Orden en la ciudad de Granada.

SONDEO II

La excavación en esta zona del convento, justamente en lo queera el zaguán de entrada desde la cuesta de las Monjas, a travésdel compás de acceso, ha puesto en evidencia que dicha zona hafuncionado como acceso desde el siglo XVII, coincidiendo con laconstrucción de la sala de novicias en la parte Oeste del huerto ycomunicando ésta con las dependencias del convento. La entradaoriginaria al convento estaría más al Norte de la zona excavada.

Por tanto, hasta esa época (siglo XVII), tendríamos el muroperimetral del convento (U.E. 18), de una cronología del sigloXVI, correspondiéndose la construcción del muro U.E. 3, en sen-tido perpendicular al anterior, así como el pavimento 10 y con-ducción para desagües de tubería de atanores bajo pavimento,con una cronología en torno al siglo XVII, siglo a partir del cualqueda configurado el acceso al convento por esta zona hasta laactualidad, sucediéndose varios niveles de pavimento: empedra-do (U.E.10), pavimento de losas de barro cocido (U.E. 19) y pavi-mento de terrazo (U.E. 1 y 2).

La cota excavada ha sido de + 4’97 m., cota a la que comienzael estrato 29, conformado por arcillas de descalcificación, excep-

to en la zanja de excavación del muro perimetral 18, en la que seha exhumado el estrato de relleno hasta el nivel de conformaciónde la zapata del muro llegando a la cota + 4’10 m.

Por otro lado se ha podido detectar el buzamiento que presen-ta el estrato 29, observándose dicho buzamiento desde el Oestehacia el Este y desde el Norte hacia el Sur.Listado de Unidades Estratigráficas

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LÁM. V: Sondeo II. Vista desde el Norte. Tuberías de atanores 21, a la izquierda y 24, a laderecha, sobre estrato de arcillas. En la parte izquierda de la foto, relleno de zanja de exca-vación del muro 18.

LÁM. VI: Sondeo II. En primer término, estrato de arcillas bajo estrato 12. Al fondo, zanja deexcavación de la cimentación del muro 18. A la derecha, muro 3.

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Sondeo II

U.E. 1: Estructura. Pavimento conformado por solería de terra-zo. Cronología: 2ª mitad del siglo XX. Potencia: 2’5 cm. Cotasuperficie superior: + 5’34 m. Ubicación: al sur del muro 3.U.E. 2: Estructura. Pavimento conformado por solería de terra-zo. Cronología: 2ª mitad siglo XX. Potencia: 2’5 cm. Cota inicio: +5’69 m. Ubicación: al Norte de muro 3.U.E. 3: Estructura. Muro de mampostería. Piedras de tamañogrande. Cronología: siglos XVII-XVIII. Orientación E-W. Potencia:0’73 m. Descansa sobre estrato de arcillas y margas 29.U.E. 4: Estructura. Preparación pavimento 1. Cemento. Posiciónestratigráfica: debajo de 1. Potencia: 2 cm.U.E. 5: Estrato conformado por grava y arena. Posición estrati-gráfica: debajo de 4 y sobre 19. Cota superior: + 5’32 m. Potencia:0’10 m.U.E. 6: Estructura. Capa de cemento. Preparación de pavimento2. Posición estratigráfica: debajo de 2 y sobre 7. Potencia: 3 cm.U.E. 7: Estrato. Capa de arena y cal. Posición estratigráfica: deba-jo de 6 y encima de 12. Potencia: 9 cm. Cota superior: + 5’64 m.U.E. 8: Estrato. Capa de tierra de color marrón oscuro, con pie-dras y restos de cal y greda. Posición estratigráfica: debajo de 19y de empedrado 10; apoya sobre estrato 29. Potencia: 0’16-0’20 m.Cronología: siglo XVII. Cota superior: + 5’12 m. Cota inferior: +4’97 m.U.E. 9: Estrato. Capa de yeso sobre empedrado 10. Funcionali-dad: reparación de pavimento 10.U.E. 10: Pavimento. Empedrado sobre estrato 8. Ubicación: enci-ma de estrato 8; delimitado al Norte por estructura muraria 3 y alEste por estructura muraria 18. Cronología: siglo XVII. Cota supe-rior: 5’20-5’27 m. Presenta un buzamiento N-S.U.E. 11: Estructura. Tubería de hierro. Dirección: NW-SE.U.E. 12: Estrato. Depósito. Tierra de color pardo-rojiza con res-tos de material de construcción, fragmentos cerámicos y piedrasde tamaño menudo. Posición estratigráfica: debajo de 7 y sobreestrato de arcillas 29. Cronología: siglo XVII. Cota de inicio: + 5’55m. Potencia: 0’38-0’59 m. Presenta un buzamiento W-E.U.E. 13: Estrato de relleno de la fosa de cimentación del muro18. Conformado por tierra marrón, piedras y restos de cal. Cro-nología: siglos XV-XVI. Cota de inicio: + 5’51 m.; cota de finaliza-ción: + 5’01 m. Individualizado al Norte del muro 3. Corta a estra-to de arcillas 29.U.E. 14: Interfacie. Fosa de excavación del muro 18.U.E. 15: Interfacie. Fosa de excavación para cimentación demuro 3.U.E. 16: Estrato de relleno de zanja de excavación 15. Cota deinicio: + 5’40 m. Cota de finalización: + 5’00 m. Cronología: sigloXVII.

U.E. 17: Estrato. Relleno de las fosa de cimentación del muro 18.Debajo de relleno 13. Margas y arcillas con restos de fragmentoscerámicos y piedras. Cota de inicio: + 5’01. Cota de finalización:4’44 m. Cronología: siglos XV-XVI. A la cota + 4’44 m. comienzala zapata del muro a base de un mortero muy duro de piedras,cal y arena. Esta zapata se ha excavado hasta la cota 3’56 m. Apartir de dicha cota se estrecha la zanja de excavación.U.E. 18: Estructura. Muro perimetral del convento. Dirección N-S.U.E. 19: Estructura. Preparación de pavimento conformado porlosas de barro cocido de dimensiones 27 x 27 cm. Lechada de cal,grava y arena. Potencia: 7 cm. En el perfil Oeste se detecta sole-ría de barro (que no se detecta en el sondeo) de 2 cm. de grosorasí como capa de arena sobre solería de 1 cm. de grosor. Posiciónestratigráfica: encima de estrato 8 y debajo de 5. Cota de inicio: +5’22 m. Cota de finalización: + 5’12 m. Cronología: siglos XIX-XX.U.E. 20: Interfacie. Zanja de excavación de tubería de atanores21. Corta a empedrado 10 y a tubería 24.U.E. 21: Estructura. Tubería de atanores con dirección NW-SE.Las juntas van unidas con una fina capa de cemento. Cronología:siglo XX. Inutiliza parte del trazado de la tubería 24, canalizándo-la y aprovechando una parte del trazado, que es a la vez reforza-do con cemento.U.E. 22: Estrato de relleno de fosa 20. Cronología: siglo XX.U.E. 23: Interfacie. Zanja de excavación para tubería de atanoresal Oeste de 21.U.E. 24: Estructura. Tubería de atanores. Longitud del atanor:0’35 m. Dirección: NW-SE. Las juntas de los atanores van unidascon una capa fina de barro. Rota por tubería 21. Ubicación: deba-jo de pavimento 10. Cronología: siglo XVII.U.E. 25: Estrato de relleno de la zanja 23. U.E. 26: Estructura. Arqueta de ladrillos y cemento para tubería21. Cronología: siglo XX.U.E. 27: Estructura. Capa de hormigón y ladrillos de refuerzo sobretubería 24. Contemporáneo a tubería 21. Cronología: siglo XX.U.E. 28: Estrato de relleno de la zanja del muro perimetral 18. Secorresponde con los estratos 13 y 17. Localización. Sector Sur delsondeo, al Sur del muro 3. Cronología: siglos XV-XVI. Cota supe-rior: + 5’00 m. Conformado por una capa de 0’10 m. de espesorde tierra, cal y arena, seguida por una capa entremezcla de mar-gas y arcillas de 0’50 m. Cota de inicio de la zapata: + 4’40 m.; for-mada por un mortero duro de piedras, cal y arena; a partir de estacota se estrecha la zanja de excavación.U.E. 29: Estrato de margas y arcillas de descalcificación. Apare-cen superpuestas entre sí. Cota de inicio: + 5’17 m. al Norte delmuro 3, al Oeste. Presenta un buzamiento de Oeste a Este y deSur a Norte. Cota de inicio al Sur del muro 3: + 4’96 m.

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Resumen: En el presente trabajo se dan a conocer los datosextraídos durante la intervención de urgencia que se realizó en elprimer recinto amurallado del castillo de Moclín (Granada). A laluz de éstos se consiguió documentar parte de la trama urbana dela antigua villa islámica, situada en la ladera sur del cerro, a lospies del castillo, así como algunas de las modificaciones quesufriera tras la conquista castellana del emplazamiento.

Abstract: In this article to be explained the dates extracted ofthe urgency archelogyc excavation in the first walled enclosureof the castle of Moclín ( Granada). Wiht these dates we obtainedto document part of the weft urban from the islamic villa old. Thisexcavation to be placed in the hill’s slope south, next to that cas-tle, together some modifications that suffered after the castilianconquest of the place.

1. INTRODUCCIÓN

La intervención arqueológica desarrollada en el castillo deMoclín durante los meses de marzo y abril de 1996, y de la quenos ocuparemos en adelante, no es la primera realizada en estafortaleza. Ya entre octubre de 1993 y abril de 1994 iniciamos lostrabajos de carácter arqueológico en este castillo (1). Los resulta-dos que hemos obtenido de esta última excavación debemos, sinlugar a dudas, confrontarlos dialécticamente con los ya adelanta-dos en la anterior intervención, a fin de poder extraer conclusio-nes más amplias y completas sobre la evolución histórica del cas-tillo de Moclín.

La actuación en la que nos centraremos en las próximas líneasdebe considerarse de urgencia, motivada por la instalación delcableado eléctrico subterráneo para la iluminación de los diferen-tes paños de muralla del castillo. Para realizar este tipo de insta-lación eléctrica era imprescindible abrir varias zanjas que bordea-ran en su extensión toda la línea amurallada, así como cruzar elinterior del primer recinto para hacer ascender la línea de alta ten-sión hasta la parte más elevada del castillo, tal y como plantea elProyecto de rehabilitación del castillo de Moclín redactado por elarquitecto D. Antonio C. Prieto Cuéllar.

La realización de estas zanjas afectaría de modo desigual al sub-suelo del castillo: mientras en algunas zonas la alteración seríamínima o incluso nula (exterior del recinto por su vertientes S, Ey W), en otras obligaba a realizar una investigación arqueológicade carácter más intensivo. Esta desigualdad ha determinado laestrategia de intervención, siempre de urgencia. En algunas áreaslimitada a un simple seguimiento con recogida de material; enotras en un trabajo más atento y documentado con mayor pro-fundidad, y finalmente efectuando diferentes sondeos allí dondela apertura de las zanjas iba a destruir información arqueológicade primera mano (zona interior del primer recinto).

En este sentido debemos agradecer la actitud responsable fren-te al patrimonio arqueológico y arquitectónico municipal de laEscuela Taller para la rehabilitación del patrimonio de Moclín,que nos puso sobre aviso del peligro que entrañaba para el cas-tillo las referidas obras de iluminación que tenían proyectado rea-lizar y por la aportación de la mano de obra, así como al Excmo.Ayuntamiento de Moclín, en última instancia, ente promotor delas citadas obras.

II. EL CASTILLO

II. 1. El medio físico

El castillo de Moclín está enclavado sobre una de las elevacio-nes montañosas que por el N limitan administrativamente la pro-vincia de Granada con las de Córdoba y Jaén. Estos montes gra-nadinos que bordean el surco intrabético pertenecen al sistemasubbético, que en sentido W-E unen las costas atlánticas gadita-nas con las mediterráneas en la zona alicantina. La red hidrográ-fica que cruza estos montes perpendicularmente (N-S) ha excava-do, debido al carácter deleznable de los materiales que los com-ponen (esencialmente calizos), estrechos y profundos barrancosque se configuraron desde antiguo como vías de acceso, auténti-cos pasillos, desde el alto valle del Guadalquivir hasta el surcointrabético (2). De E a W podemos citar los del Jandulilla, Gua-dalbullón, Colomera y Velillos, los dos primeros de S a N, losotros en sentido contrario.

En esta región el poblamiento medieval se concentró en losvalles margosos, donde era más favorable el aprovechamientoagrícola y ganadero, o en algunos montes no muy lejanos a losvalles, controlando estos estrechos pasillos. Es el caso de castilloscomo el de Moclín o el cercano de Colomera.

11.2. El espacio amurallado

El castillo de Moclín (3) se sitúa en la ladera S de una elevaciónmontañosa (1100 m) entre las sierras de Moclín (1250 m) y de laHoz (1244 m), dominando el curso del río Velillos. El castillo pre-senta una planta irregular (FIG. 1) adaptada a los escarpes delterreno. La línea de muralla rodea toda la peña apoyándose endiferentes torres que alternan rítmicamente las de planta rectan-gular con las semicirculares. Como suele ser frecuente en los cas-tillos andalusíes (4) está compuesto por varios recintos amuralla-dos; en el caso de Moclín dos. El primero se extiende por la pen-diente S de la ladera, el segundo la corona. Resaltan del primerola torre puerta, la única que permite ser habitada (está compues-ta por dos pisos y una azotea), y del segundo resulta destacablela existencia de dos torres: la denominada del homenaje, y otrade flanqueo, inserta en la línea de muralla, de planta poligonal(5), así como un aljibe de grandes dimensiones (6).

A primera vista la técnica constructiva empleada en ambosrecintos parece ser homogénea: mampostería concertada en hila-das limitadas por ripios, reforzada en sus ángulos con cantería ycoronada con un almenado realizado con hormigón de cal (7). Sinembargo una observación más atenta nos alerta sobre la existen-cia de otras técnicas muy diferentes, en especial, la utilización delhormigón de cal encofrado (tapial) en algunos elementos como elgran aljibe y varias torres, situadas siempre en el segundo recin-to. El análisis estratigráfico de las estructuras emergentes revela laanterioridad de esta última técnica respecto a la más característi-ca del castillo (en algunos casos la mampostería incluso parece“enfundar” los paños levantados con tapial).

Como puede deducirse, la mayoría de los elementos más des-tacados del castillo se encuentran en la parte más alta: el segun-do recinto, a pesar de que el espacio incluido en este recinto seaclaramente menor. El primer recinto, el más amplio, aparece prác-

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA DEURGENCIA EN EL CASTILLO DE MOCLÍN(GRANADA). MARZO-ABRIL, 1996.

JORGE PADIAL PÉREZJOSÉ MANUEL CASTAÑO AGUILAR

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ticamente “vacío” en toda su extensión, aunque sean claramenteperceptibles restos de muros pertenecientes a diversos edificiosque la fuerte erosión, provocada por la pendiente, ha reducidohasta sus cimientos.

III. HIPÓTESIS DE PARTIDA

Aunque nunca debemos olvidar que la intervención arqueoló-gica debe considerarse de urgencia, resultado de una actuación

destructiva (apertura de zanjas), no podemos dejar al margen losresultados obtenidos de la anterior intervención realizada en losalrededores de la torre-puerta en el primer recinto amurallado, yel análisis paralelo de los diferentes paramentos. Así pues, tenien-do como base ambos trabajos nos resultaría posible trazar una pri-mera línea evolutiva del castillo.

De modo sintético hemos podido distinguir 3 fases. El estudioestratigráfico de los diferentes paramentos evidenció la anteriori-dad de las estructuras de tapial respecto a las obras de mampos-tería. El hecho de que estas estructuras se concentraran en el

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FIG. 1.

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segundo recinto amurallado, la zona más alta, resultó significati-vo, y nosotros lo interpretamos como el resultado de una prime-ra fase de construcción del castillo, de menores dimensiones. Laausencia de referencias documentales sobre la existencia del cas-tillo de Moclín anterior a la

época nazarí (8), así como la inexistencia de trabajos de carác-ter arqueológico en esta área del castillo, nos obligaban a ser pru-dentes respecto a la cronología que pudiéramos otorgarle a estasestructuras, en mayor grado si se situaban en un periodo anterioral nazarí, a pesar de tener ejemplos cercanos de estructuras cas-trales del XI que utilizaban como técnica de construcción untapial de características similares (9).

El resto de las estructuras del castillo, tanto en el primer recin-to como en el segundo, pertenecen a una etapa posterior. Sucarácter constructivamente más homogéneo y su mayor exten-sión, que rebasa sobradamente los límites del segundo recinto,indican una clara intención de reforzamiento defensivo de lasestructuras existentes en el castillo, provocado por el desarrollodel fenómeno fronterizo, acogiendo ahora en su interior la tota-lidad de la villa. Su cronología es claramente nazarí, ya que estetipo de técnica constructiva: mampostería concertada en hiladas(10), guarda grandes similitudes con las existentes en otro tipode fortificaciones (castillos y atalayas) que formaron parte delsistema fronterizo desplegado en época nazarí contra los caste-llanos. Se trata, por tanto, de un momento de refortificación dela línea defensiva nazarí, documentada por las fuentes escritas(11).

La excavación del entorno de la torre-puerta nos señaló conclaridad la reutilización de estructuras nazaríes en una etapa pos-terior a la conquista del castillo, tal y como señala el estudio tipo-lógico de las cerámicas aparecidas in situ. Esta reutilización vieneaparejada a un cambio de función de la torre-puerta (12).

Desde esta perspectiva, en el momento de realizar las excava-ciones arqueológicas, pretendíamos ampliar las hipótesis plantea-das en la intervención anterior. Estas se centraban en dos puntos:

- Por un lado, comprobar si la primera fase de construcción delcastillo, la compuesta por estructuras de tapial, se reduce en rea-lidad tan sólo a la zona alta o si existía asociado a ésta otro tipode asentamiento.

- Por otro, conocer con exactitud la extensión de la reocupa-ción cristiana del castillo. Si se limitaba a los alrededores de latorre-puerta, abandonándose el resto, o si era posible extenderlaal resto del primer recinto.

IV. SITUACIÓN ANTERIOR A LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

El trabajo de campo ha consistido en una prospección arqueo-lógica superficial de las zonas afectadas por los trabajos de ilumi-nación, un seguimiento de la apertura de la zanja que se ha abier-to en el exterior del castillo con el fin de iluminarlo, y por últimose ha realizado una excavación arqueológica en el interior del pri-mer recinto.

La excavación arqueológica propiamente dicha ha consistido enel trazado de cuatro sondeos situados en función de la línea decableado que discurre a través de toda la ladera S del castillo,entre el primer y segundo recinto amurallado.

V. METODOLOGÍA DE EXCAVACIÓN

La estrategia de la intervención ha consistido en el plantea-miento de cuatro sondeos, tres de ellos con unas dimensiones de6x6 ni (sondeos 1 ,2 y 4) y el restante de 5x5 m (sondeo 3). Enuna posterior ampliación, motivada por los resultados del proce-so de excavación, se conectó los sondeos S1 y S2

La metodología empleada a nivel de registro ha sido similar ala utilizada en la excavación del entorno de la torre-puerta duran-te la campaña 1993-1994 y que de manera sintética consistiría enla documentación de los estratos naturales siguiendo la disposi-ción original de los mismos tras su deposición (estratigrafía natu-

ral). Por último, se ha tomado como punto de referencia altitudi-nal las curvas de nivel del terreno.

VI. RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN. SECUENCIA CRONO-CULTURAL

SONDEO 1 (FIG. 2).

En este sondeo no nos ha sido posible descubrir ningún tipo deestructura construida, por lo que los datos en los que nos basare-mos para su descripción proceden en su totalidad de los aporta-dos por los estratos que cubrían la roca madre (caliza).

El estrato superior estaría compuesto por lo que podríamosconsiderar tierra vegetal si tomamos como base su textura grisoscura (humus), la escasa cantidad de material cerámico existen-te en su interior (muy fragmentado y que en función de su tipo-logía podríamos considerar contemporáneo) y su escasa potencia(5 cm en su extremo N que iría creciendo hasta unos 10 cm en elextremo contrario). Este estrato es el dominante en el resto de laladera del castillo. En nuestro sondeo cubre prácticamente la tota-lidad de su extensión, salvo en el lado NE en el que sobresale laroca.

Este estrato cubre a otro segundo de características bien distin-tas. Está compuesto por abundante tierra, cantos de diverso tama-ño y escasos restos de material de construcción (restos de cal yalgunos fragmentos de tejas). Tanto esta composición como sudisposición en cuña (la potencia aumenta hacia el S) nos señalansu naturaleza de relleno intencionado que por los restos cerámi-cos, no muy abundantes, encontrados puede fecharse en épocamoderna.

Este segundo estrato apoya sobre la N-3 que se concentra alfinal de la pendiente, del centro del sondeo al perfil S. Su poten-cia máxima alcanza los 16 cm en el extremo SE del sondeo dondecubre a la N-4. Está compuesto por abundantes nódulos de mor-tero de cal grasa, bloques de piedra caliza partida, similares a losque forman parte de los muros existentes en la zona superior, yescasos restos cerámicos que por su tipología creemos pertenecena época moderna. La N-4, de reducidas dimensiones y escasapotencia (10 cm), tiene forma de bolsada muy compacta com-puesta por cenizas y restos de cal grasa. Las limitadas dimensio-nes que presenta no nos permite ninguna conclusión firme, esposible, sin embargo, que pertenezca a una estructura de hogarperteneciente a un conjunto de estructuras más amplio situado alE del sondeo y que no ha podido ser descubierto en esta ocasión.

Bajo todos estos estratos aparece la roca madre (caliza) pre-sentando grandes irregularidades, tan sólo nivelada intencionada-mente en su zona SW, con el fin de facilitar el acceso desde elárea SW hacia el N por medio de una “calle” que debía conectarcon la hallada en los dos sondeos superiores.

SONDEO 2 (FIG. 3).

La pendiente en este sondeo es más pronunciada, lo que hacondicionado la potencia y la disposición de los diferentes estra-tos. A pesar de ello es posible distinguir un estrato de tierra vege-tal de escasa potencia, similar al descrito en el sondeo 1, que con-tenía un número reducido de fragmentos cerámicos, de cronolo-gía muy reciente. De este afloran en algunos lugares la roca o enel extremo NW la estructura (E-1) de mampostería concertada, dela que se conservan dos hiladas y el enfoscado en sus caras E yS.

La N-2 ocupa parcialmente el sondeo desde su parte centralhasta el perfil S, se dispone en forma de cuña, siendo su mayorpotencia en el extremo S de la pendiente (30 cm) y 16 cm en suparte N. Está compuesto por una tierra de poca consistencia ycarácter arenoso (gravas de pequeño tamaño), y piedras demediado tamaño además de restos cerámicos de época modernay alguna fauna

Asociado a este estrato, en su ángulo SW, encontramos unaestructura (E-2), en una posición aislada y marginal, levantada con

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mampostería de piedra seca de la que sólo se conserva lo queparece su cimentación, formada por mampuesto de medianotamaño y que guarda una orientación SW-N. Su técnica construc-tiva y la orientación en que ha aparecido nos hace pensar quepodría corresponder a una delimitación del camino o calle quepartiendo del sondeo anterior, puede apreciarse con mayor clari-dad en el sondeo superior (sondeo 3).

Aún pueden distinguirse cuatro estratos procedentes delderrumbe de las estructuras superiores (N-3, N-4, N-5 y N-6).Todos ellos se encuentran aislados estratigráficamente, apoyando

sobre la roca pero sin que podamos establecer una relación cro-nológica clara entre ellos. El primero (N-3) está asociado a laestructura 1 (E-1), se trata de un derrumbe con abundante mate-rial de construcción (cal grasa y cantos de piedra caliza partida)que con una potencia máxima de 12 cm contiene escasos restosde material cerámicos de cronología moderna. Desarrollándosemás en el ángulo NE del sondeo encontramos los estratos N-4 yN5. El primero, más al S, es de escasa potencia (8 cm) y contienetierra de escasa consistencia con restos de cal; el segundo, en elángulo NE, también procedente del derrumbe de estructuras

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FIG. 2. Zona B, sondeo 1, estructura E-1.

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superiores, se diferencia del anterior por su mayor contenido decal y su material cerámico más cercano a una cronología medie-val. La estratigrafía se completa con la N-6, también de derrumbe,que partiendo de la zona central del perfil W desciende hacia elcentro del sondeo con una orientación SE. Se trata de una bolsa-da de piedras de mediano tamaño que soportan una pequeñacapa de árido y cal, muy sueltos, en el que no hemos hallado res-tos cerámicos. Todos estos estratos apoyan sobre la roca (caliza),trabajada artificialmente en su extremo W para realizar una “calle”que se dirige desde la estructura 2 a la aparecida en el sondeo 3.

SONDEO 3 (FIG. 4).

Este sondeo se localiza en una de las terrazas existentes actual-mente en la ladera del castillo. Las dimensiones del mismo se vie-ron limitadas, por esta causa, a unos 5 x 5 m, aunque en el trans-curso de la excavación, consideramos acertado ampliar este son-deo por el S hasta unirlo con el anterior.

El nivel superficial lo ocupa un estrato (N-1), de textura pococompacta y color gris oscuro. De carácter homogéneo, se exten-día por todo el sondeo con una potencia de 7 a 10 cm en el que

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FIG. 3. Zona B, sondeo 2, estructuras E-1, E-2.

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encontramos múltiples fragmentos cerámicos de cronología muyreciente. Bajo este la estratificación se diversifica, apareciendo losestratos (N-2, N-3, N-6) y la estructura E-1. Las características ycomponentes de cada uno de ellos nos permitió identificarlos conclaridad como un relleno y dos derrumbes. El primero de ellos,N-2, se ubica en el centro y S del sondeo, no tiene una granpotencia (máx. 10 cm) y se compone de una capa de árido y calpoco consistente con abundantes restos cerámicos recientes. Su

localización y composición parece señalarnos su origen en lazona superior del castillo, posiblemente deba corresponder almomento de construcción del camino de acceso a la zona alta delcastillo.

Los dos siguientes también presentan diferencias evidentes apesar de proceder de derrumbes o degradaciones de estructurascercanas. La N-3 es un estrato en forma de cuña de dimensionesmuy reducidas y escasa potencia, prácticamente limitado al espa-

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FIG. 4. Zona B, sondeo 3. Ampliación Sur con sondeo 2, estructuras E-1, E-2, E-3, E-4, E-5, E-6, E-7, E-8, E-9, E-10, E-11.

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cio que ocupa la estructura E-1 (muro de mampostería concerta-da en hiladas con mortero de cal muy consistente que conservaparcialmente enfoscada algunas de sus caras), de cuya degrada-ción procede. El elemento más sobresaliente de esta unidad estra-tigráfica es su alto contenido en cal muy fina.

El resto del sondeo lo ocupa la unidad N-6 (N y Centro del son-deo), se trata en realidad de un nivel de poco profundidad (18-20cm) compuesto esencialmente por piedra caliza de mediano tama-ño, muy fragmentada, con abundante árido y cal, que creemosposible poner en relación con el desmonte de las construccionesque se sitúan en el bancal inmediatamente superior donde seubica el sondeo 4.

Bajo estos tres estratos la estratigrafía en el sondeo vuelve a serunitaria y homogénea. Las unidades N-4 y N-5 ocupan todo elsondeo y la posterior ampliación S Tanto su potencia (18-20 cm)como sus características guardan una gran similitud. Su composi-ción dominante en árido y los frecuentes restos de cal le otorganuna gran consistencia y un tono claro parecido. Estas característi-cas similares, sin duda, deben ser resultado de un semejante pro-ceso de formación: se trata de un relleno, que por la cronologíaaportada por los materiales cerámicos que contiene, podemosconsiderar moderno. En el proceso de excavación de estos estra-tos aparecieron las dos primeras estructuras que de forma parale-la cruzaban el sondeo en dirección N-S (E-3 y E-10). Con el des-cubrimiento de estas estructuras comenzamos a apreciar vaga-mente la organización espacial del sondeo. La técnica con la quefueron levantadas es la misma: muros de mampostería concertadaen hiladas unida con un mortero rico en cal. En alguna de suscaras conservamos parcialmente el acabado de la llaga, que nopodemos por el momento considerar como enlucido del para-mento.

Bajo estos dos estratos hallamos otro que igualmente podemosconsiderar de relleno por los elementos que lo componen: nivelpoco compacto de gran potencia (máx. 42 cm), con abundantegrava, piedras de pequeño tamaño, restos de cal grasa, múltiplesfragmentos cerámicos de cronología moderna y escasos restosconstructivos. En principio ocupaba el sondeo prácticamente entoda su extensión, cubriendo parcialmente las estructuras ante-riormente indicadas; conforme aumentábamos en profundidadsus dimensiones iban reduciéndose, quedando finalmente limita-do a la franja central que en dirección N-S quedaba entre lasestructuras E-3 y E-10. Bajo éste se sitúa la N-l1, compuesta deabundante grava y restos de cal con una potencia de 14 cm, queocupa el centro y sur del espacio llegando hasta la roca madre.Por los rasgos anteriormente indicados (ausencia de niveles deuso y existencia sólo de estratos de relleno), podemos interpretareste espacio central como de carácter público, en particular unaestrecha calle, mientras a ambos lados de éste se comenzaban adefinir distintos espacios, de los que nos ocuparemos en las pró-ximas líneas, que por su diferente articulación estratigráfica debie-ron tener una evolución bien distinta (esta articulación estratigrá-fica queda reflejada en la sección que acompaña a este informe.FIG. 5).

Al E de la estructura E-3, podemos distinguir a su vez dos espa-cios al N y al S de la estructura E-1 (descrita anteriormente). En elprimer espacio, el meridional, aparece un estrato, la unidad N-8,con una potencia de 25 cm, que ocupa la totalidad de este área.Está compuesto de árido, cal y restos de yeso, con piezas muyfragmentadas de teja y restos cerámicos de época moderna. Esteestrato se asocia a la estructura E-5 (cegamiento de un vano deentrada, inserto en la E-3, con fábrica de mampostería encintadacon ladrillo) y cubre varios estratos, N-9 y N-l0, de muy escasogrosor, alrededor de 10 cm como máximo, bien definidos por lasestructuras E-1, E-3 y E-5 y claramente distinguibles, tanto por sutonalidad (muy clara por los abundantes restos de cal fina), comopor sus características: en ambos casos de gran compactación, yde textura limo-arenosa. Sus especiales atributos, así como elhecho de que apoyen sobre las estructuras E-7 (letrina y fosaconstruida en cal grasa y rellena por un estrato que colmata lafosa, N-12) y E-8 (pavimento de cal grasa), nos permiten consi-derarlos como estratos resultado del uso y posterior abandono de

este espacio de habitación. En el extremo S, estos dos estratosdejan al descubierto la estructura E-11, muro perimetral de lavivienda construido con mampostería concertada en hiladas, 8 enparticular, que salva el desnivel de la ladera.

El segundo espacio, el más septentrional respecto a la estructu-ra E-1, es más reducido y queda delimitado por las estructuras E-1 y E-4. En él hallamos una sucesión de diferentes estratos: el N-13, un derrumbe compuesto de árido, cal y piedras de medianotamaño procedentes de la descomposición de los muros que sesitúan en el sondeo 4, ocupa la totalidad del espacio con unapotencia de 11 cm; el relleno N-18, limitado al extremo oriental,compuesto por árido muy suelto; el N-19, un relleno de 10 cm depotencia, con una matriz limo-arenosa, con escasos fragmentoscerámicos; y el N-20, otro relleno que de igual textura que el ante-rior y en forma de cuña apoya en su extremo W en el muro E-4.Estos dos últimos estratos apoyan directamente sobre la rocamadre (caliza), sin que halla sido posible documentar ningún tipode pavimento, aunque ésta aparezca trabajada, presentando doshuecos circulares de escasa profundidad que debieron ser utiliza-dos para la colocación de algún elemento destinado al almacena-je (13).

El espacio que, delimitado por el muro E-10, queda al W de lacalle mantiene la misma secuencia estratigráfica que ésta. Podría-mos señalar como rasgo distintivo, aunque no sea lo suficiente-mente relevante para individualizarlo, el mayor componente enmaterial de construcción, tejas relativamente completas, de la uni-dad N-11 en este área.

Tras la descripción de la secuencia estratigráfica y a la vista delas estructuras aparecidas podemos realizar, a modo de síntesis,una interpretación espacial de este sondeo en el distinguiremoscon claridad tres espacios.

La calle, quizás un adarve, ocupa la mayor parte del sondeo endirección N-S, su elaboración consiste en el trabajo de la rocamadre mediante su labrado, consiguiendo salvar parte del desni-vel y las irregularidades que presenta la misma. En la parte S pre-senta una hendidura central que podría corresponder a una cana-lización para evacuar agua, elemento característico en la ciudadeshispanomusulmanas.

El conjunto de estructuras halladas pertenecen a dos edificiossituados a ambos lados de la calle. Al E de la calle el espacioqueda dividido en dos estancias, ambas pueden considerarsecomo elementos de un conjunto de mayor extensión: una vivien-da. El primero de ellos, el más meridional, podemos interpretarlocomo letrina (existencia de un pavimento de cal cuidada y pozociego); el existente al N debió ser utilizado como lugar de alma-cenamiento, los dos huecos excavados en roca (frecuentes en elresto del yacimiento) debieron utilizarse para alojar elementoscerámicos de almacenamiento. Si tenemos en cuenta la estructura“típica” de la vivienda hispanomusulmana, podemos considerar,aún con las debidas reservas, que éstos debían ocupar un lugarcolateral al centro de la misma, el patio, rodeándolo.

El espacio al W de la calle, delimitado por las estructuras E-2 yE-10, estaba articulado en dos estancias divididas por la estructu-ra de mampostería E-9. La similitud entre su secuencia estratigrá-fica y la de la calle, así como la inexistencia de pavimentos y nive-les de uso y abandono claramente definidos que nos proporcio-naran otros datos, no nos permiten llegar a una conclusión másprecisa.

SONDEO 4 (FIG. 6).

La pendiente en esta zona de la ladera es muy fuerte, estodetermina que los depósitos arqueológicos sean de escasa poten-cia y tanto la roca, como todas las estructuras existentes en el sub-suelo afloren en todo el sondeo.

Sólo hemos podido distinguir cuatro estratos. El primero, el mássuperficial, ocupa toda la extensión del sondeo. Corresponde,como en los restantes, con la cubierta vegetal. Es de color gris,con escasas inclusiones y su potencia, homogénea, es de unos 5cm. El segundo, la N-2, es de escasa potencia (6 cm), muy pare-cido al anterior, se diferencia de aquél por su mayor contenido en

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piedras de pequeño tamaño y fragmentos cerámicos de cronolo-gía reciente.

Las diferentes estructuras existentes, E-1, E-2 y E-3, son todasde mampostería concertada en hiladas unidas con mortero rico encal. La primera se encuentra aislada en la zona NW, y guarda unaorientación E-W. Las dos siguientes están trabadas la una con laotra, formando un ángulo recto, la E-2 en dirección S-N y la E-3con una orientación E-W. Estas estructuras determinan el procesode estratificación. En el ángulo NW, rodeando la E-1 se sitúa un

estrato de derrumbe, N-3, compuesto por piedras de medianotamaño y cal grasa perteneciente, con toda posibilidad, a la mismaestructura. En esta unidad estratigráfica no aparecen restos cerá-micos ni materiales de construcción.

Igualmente bajo la N-2, en el interior del espacio delimitado porlas estructuras E-2 y E-3, encontramos varios estratos de derrum-be: la unidad N-4, compuesto por piedra caliza de mediano tama-ño y cal grasa, procedente de la degradación progresiva de la cita-da estructura; y, en el ángulo interno entre ambas estructuras,

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FIG. 5. Zona B, sondeo 3, perfil norte.

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hallamos la N-12, de igual composición y, seguramente, proce-dencia. Todos estos estratos nos aportaron un conjunto de mate-riales cerámicos, no muy importante, de cronología moderna.

La totalidad de las estructuras conservadas en el sondeo, todasellas levantadas directamente sobre la roca, forman posiblementeuna única unidad de habitación, algo que no podemos asegurardado el deterioro de las mismas, muy alteradas tras la recienteconstrucción del camino de acceso al castillo.

El resto del sondeo lo compone la roca madre en su totalidad,sin que hallamos encontrado ningún tipo de pavimento, ya sea decal o resultado del trabajo de la roca.

VII.LECTURA ESTRATIGRÁFICA DEL CONJUNTO DE LOS SONDEOS

La intervención arqueológica se ha extendido por parte de laladera del castillo. Quizás por esta razón, hemos detectado unaauténtica coincidencia en las tres fases de la deposición y dispo-sición de los estratos aparecidos, con la única salvedad de susparticularismos propios ya indicados anteriormente.

Podemos distinguir varias fases estratigráficas comunes a todaslos sondeos y sin dificultad podemos trasladarlas al resto de laladera del castillo:

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FIG. 6. Zona B, sondeo 4, estructuras: E-1, E-2, E-3.

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A) La fase 1, está compuesta por diferentes estratos. El primerode ellos, el más superficial, tiene forma de capa de escasa poten-cia, siempre homogénea, que ocupa la extensión total de todoslos sondeos. Su contenido es siempre similar: gran cantidad detierra no muy compacta de tonos próximos al gris oscuro conescasos restos de material cerámico y de construcción.

Otra nivel también perteneciente a esta fase, está cubierto porel anterior. No ocupa toda la extensión de los diferentes sondeosy suele tener forma de cuña, más pronunciada conforme la pen-diente es más fuerte. La profundidad aumenta en las zonas másbajas del sondeo. Generalmente su componente es alto en áridoy en material cerámico y de construcción, aunque el primero apa-rece rodado y el segundo muy fracturado.

En ambos estratos los materiales nos señalan una cronologíareciente, que podríamos considerar contemporánea, y por su dis-posición y componentes creemos de relleno: el inferior para nive-lación intencionada de la fuerte pendiente de la roca en esta lade-ra y el más superficial, aunque en principio debió tener igual pro-cedencia, las labores propias del cultivo aunque sea arbóreo, lehan otorgado otras características que hacen posible su distinción.

Se trata pues de dos estratos de relleno, uno nivelación y otro,derivado del anterior, de cultivo.

B) La segunda fase está compuesta por diferentes estratos,todos de derrumbe. Sus características son similares en todos loscasos y sondeos, aunque puedan observarse diferentes propieda-des resultado de los elementos que componen estos derrumbes,o de las estructuras de las que proceden. Los hay con mayor con-tenido en cal (ya sea en forma de nódulos, o en núcleos disgre-gados), o aquéllos donde los mampuestos partidos, de mayor omenor tamaño, son predominantes.

De todos los elementos de derrumbe, nos parece más signifi-cativo destacar por un lado la ausencia casi total de tejas, quecuando aparecieron fue de forma muy fragmentada y rodada,fenómeno que consideramos poco frecuente en derrumbes, y porotra la cronología que arrojan los materiales cerámicos apareci-dos, en su mayor parte moderna. Todo ello nos permite pensarque estos materiales fueron aprehendidos para su uso en otraparte.

C) La última fase, la fase III, tiene dos componentes básicos: Lasestructuras aparecidas esencialmente en el sondeo 3 y 4, y losestratos que podríamos identificar como de uso y abandono aso-ciadas a las estructuras anteriormente indicadas. Las primerasguardan unas similares características técnicas:

- Cimentación sobre la roca madre.

- Mampostería no concertada asociada a reestructuraciones y/oreparaciones de los muros.

- Mampostería concertada en hiladas y, en algunos casos (son-deo 4), enripiada.

- El mortero utilizado para la consolidación de las estructurassuele ser de cal grasa, tanto para la elaboración de muroscomo para la construcción de pavimentos (E-8, sondeo 3).

Los estratos asociados a las estructuras, tan sólo hallados en lossondeos 1, 3 y 4, también pueden reducirse a varias característi-cas comunes:

- Los estratos aparece sobre la roca o sobre pavimentos de cal.

- Son de potencia estratigráfica muy reducida (2-3 cm), de tex-tura arenosa y consistencia dura.

- El mayor volumen de cerámica se adscribe a las épocas con-temporánea y moderna, siendo la medieval casi inexistente,nunca in situ.

VIII.CONCLUSIONES

El impacto de la conquista castellana en el castillo de Moclín.

Desgraciadamente no nos ha sido posible, debido a la natura-leza de la intervención arqueológica, realizar una excavación enextensión que nos permitiera obtener una imagen más completadel asentamiento, como hubiera sido nuestro deseo. Las conclu-siones que podamos extraer de esta intervención se verán en últi-mo caso limitadas por esta circunstancia.

Los restos que hemos sacado a la luz no podemos calificarlosde otro modo que de escasos. La cantidad de materiales arqueo-lógicos son muy reducidos, de los cuatro sondeos abiertos tansólo uno nos ha permitido conocer, aunque sólo parcialmente, lasestructuras medievales que existían bajo tierra. Esta afirmación deescasez de hallazgos arqueológicos la realizamos siempre en com-paración con los procedentes de la excavación del entorno de latorre-puerta.

A pesar de todo, el número reducido de hallazgos arqueológi-cos no hay ponerlo en relación tanto con los límites de una actua-ción arqueológica de urgencia con sondeos muy limitados, sinomás bien como resultado de un determinado proceso evolutivodel yacimiento y del que nos ocuparemos en las próximas líneas.En este sentido debemos señalar que la escasez de hallazgosarqueológicos no significa, como se verá en adelante, carencia dedatos de carácter histórico.

En un apartado de este informe señalamos unas hipótesis departida resultado de análisis de distinto tipo emprendidos conanterioridad (estudio de estructuras emergentes, excavaciónarqueológica de urgencia en la torre-puerta). La primera de ellashacía referencia a la extensión de la primera fase constructiva delcastillo. Los últimos sondeos realizados en la ladera del mismo nodejan lugar a dudas: inexistencia total de materiales, tanto cerá-micos como constructivos, susceptibles de aportarnos una crono-logía anterior a la etapa nazarí. Ni siquiera las estructuras exhu-madas parecen pertenecer a esta primera fase constructiva delcastillo caracterizada por la utilización de tapial. Por todo elloconsideramos más acertado reducir esta fase a la zona más eleva-da, a la cima del monte en el que se asienta el castillo, sin quepodamos asignarle, por el momento, un asentamiento coetáneoen la ladera del mismo.

Tanto las estructuras aparecidas en los distintos sondeos, quepodemos englobar dentro de dos grupos: muros levantados conmampostería con una cierta tendencia hacia la disposición enhiladas y pavimentos de cal, como las cerámicas aparecidas enestratos que podemos considerar asociadas a las mismas, perte-necen cronológicamente a la época nazarí. Ambos, a nuestro Jui-cio, son resultado de un mismo proceso de refortificación de lalínea fronteriza e incluso de mayor complejidad tendente a la cen-tralización de la defensa, bien documentado en el resto del reinonazarí (14).

Estas estructuras aparecen en nuestra excavación cubiertas porestratos de mayor potencia en los que tanto cerámicas comomateriales de construcción propios de un proceso normal dederrumbe de estructuras (tejas, ladrillos, bloques de mamposteríao tapial), no tienen apenas representación, y cuando estos apare-cen, pertenecen a una etapa muy posterior a la de su ocupaciónde época moderna tardía e incluso contemporánea. Este ampliolapsus entre la etapa de ocupación: época nazarí, y la de aban-dono sin derrumbamiento, lo hemos interpretado como productode un amplio periodo en el que tras ser abandonadas, dejando suinterior vacío de cualquier elemento, y después de reutilizadossus materiales, fueron cubriéndose lentamente por la acción de laerosión-colmatación de la ladera. Este período de “vacío”, parececorresponder con una reocupación centrada en los edificios pró-ximos a la torre-puerta. La conclusión es clara: como ocurre enotros lugares fronteros, posteriormente conquistados, las “villasaltas” en el que se encontraba la población musulmana, son aban-donadas en favor de zonas más próximas a las llanuras o áreasmás favorables al cultivo (15).

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Notas.

(1). Las excavaciones arqueológicas, financiadas por la Escuela Taller para la rehabilitación del patrimonio de Moclín y autorizadas por la Consejería deCultura de la Junta de Andalucía, se realizaron en el entorno de la torre-puerta, con motivo de su restauración.(2). Joaquín Bosque Maurel, Granada, la tierra y sus hombres, Granada, 1971, pp. 155-159.(3). Mapa Topográfico Nacional de España, El 1:25000, hoja 991-111 (Colomera), cuadrícula: 430-4133.(4). A. Bazzana; P. Guichard; P. Cressier, Les chateaux d’al-Andalus, Madrid, Casa de Velázquez, 1989.(5). Manuel Acién Almansa, “La fortificación en al-Andalus”, Archeologia Medievale. 22, (1995), pp. 7-36, espec. p. 29.(6). Basilio Pavón Maldonado, Tratado de arquitectura hispanomusulmana. 1. Agua (aljibes-puentes-qanats-acueductos-jardines-ruedas hidráulicas-baños-corachas), Madrid, CSIC, 1990.(7). Técnica constructiva muy frecuente en los castillos de la frontera nazarí. Juan Eslava Galán, “Materiales y técnicas constructivas en la fortificación bajo-medieval”, Cuadernos de estudios medievales, 12-13, Granada, Universidad, 1984, pp. 271-278, espec. pp. 276-277.(8). Contamos con diversas informaciones, muy tardías, que señalan como fecha de fundación del castillo la comprendida entre 1246-1280. F. Ferrón, Noti-cia histórica de la insigne y muy celebre villa de Moclín y de la piadosa imagen de Jesús Nazareno que con el título del santísimo Cristo del paño, se ven eraen la iglesia parroquial de dicha villa, Granada, 1761, reimp. 1900, p. 10, recogiendo las indicaciones de Esteban de Garabay, Los XL libros del compendiohistorial de las crónicas y universal historia de todos los Reynos de España. Ambers. 1571, Lib. 32, cap. 15.(9). E. Martín López; S. Bordes García; A. García Porras, “Excavaciones arqueológicas en el castillo de Íllora (Granada)”, Anuario Arqueológico de Anda-lucia/1994, Actividades de Urgencia, Sevilla, (e.p).(10). Varios autores ya señalaron la importancia que tuvo la utilización de nuevas máquinas de guerra, la artillería, en la adopción de este tipo de técnicaconstructiva. Leopoldo Torres Balbás, “Arte almohade, arte nazarí, arte mudéjar”, en Ars hispaniae, IV, Madrid, 1949, p. 161.(11). Rachel Arié, El reino nazarí de Granada (7232-1432), Madrid, Mapfre, 1992, p. 227.(12). A. García Porras; S. Bordes García, “Informe sobre la actuación arqueológica de urgencia en la zona de acceso al recinto amurallado de la villa deMoclín”, Anuario Arqueológico de Andalucía/1993, Actividades de urgencia, Sevilla (en prensa).(13). Similares elementos excavados en roca aparecieron en el sondeo realizado junto a la torre-puerta y fueron interpretadas de igual modo. A. GARCÍAPORRAS; S. BORDES GARCÍA, 1993.(14). Manuel Acién Almansa, 1995, pp.33-37(15). F.J. Aguado González: “Repoblación de las fortalezas fronterizas con el Reino de Granada: Archidona, Olvera y Ortejícar (1460-1550)”, Homenaje alprofesor Juan Torres Fontes, Murcia, 1987, pp.25-39, espec. pp. 36-39.