aproximación histórica igl valdearenas
TRANSCRIPT
1
APROXIMACIÓN HISTÓRICA A LA IGLESIA PARROQUIAL NUESTRA
SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE VALDEARENAS, EN GUADALAJARA
Pablo Morterero Millán
La antigua iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Valdearenas, provincia de
Guadalajara, carece de monografías y/o estudios específicos que analicen su evolución histórica y
artística; y las referencias existentes en las publicaciones sobre la provincia de Guadalajara son,
en su mayoría, confusas. Por ello, el presente estudio pretende fijar un discurso que explique de
forma coherente la evolución de esta iglesia a lo largo de la historia, desde su fundación en los
siglos XII-XIII hasta su destrucción en la década de los sesenta del siglo XX.
Pero debemos señalar que para ello nos enfrentamos a no pocas dificultades. Seguir la historia de
una población que fue aldea de Hita hasta el siglo XVII es complicado. Como diría Juan Catalina
García López, “Valdearenas tampoco tiene historia, sin duda por aquella dependencia, que
obscureció su nombre”1. Pero si, además, a lo largo de los siglos ha alternado cortos periodos de
bonanza con otros de profunda penuria, la misión es casi titánica.
La originaria escasez de fuentes documentales, la destrucción de algunas de ellas por desidias
propias o las distintas guerras sufridas, etc. dificultan enormemente cualquier labor en este
sentido. Y lo que es peor, plumas voluntariosas pero poco atentas a los hechos han pergeñado una
imagen histórica de la localidad un tanto distorsionada que dura hasta hoy.
Este hecho es especialmente contrastable en relación a su iglesia parroquial, el edificio de mayor
entidad que nunca tuviera la localidad y que, por un mal planteamiento técnico-económico, fue
destruido a conciencia a mediados del siglo XX.
Por ello, las principales fuentes que hemos utilizado son las publicaciones de Juan Catalina
García López2y3
(las más completas y fiables); Francisco Layna Serrano4; Antonio Herrera
1 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que
publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 240. 2 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que
publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 242-243. 3 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Catálogo Monumental de la Provincia de Guadalajara. Extraído de Memoria gráfica
de Valdearenas. Ediciones Bornova y Ayuntamiento de Valdearenas (2010) pág. 138-139. 4 Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) pág.
148.
2
Casado5, menos fiable ya que no conoció la iglesia antes de su destrucción pero que
lamentablemente es la más utilizada como referencia; Miguel Muñoz Jiménez6; y Aurelio García
López7; así como la información topográfica del Catastro, fotográficas del ayuntamiento de la
localidad8 y los proyectos de 1962, de reconstrucción, y de 1966, para la nueva iglesia
9.
Queremos asimismo puntualizar que toda la documentación parroquial se perdió durante la
Guerra Civil, por lo que es imposible contar con los libros de fábrica si los había, así como
señalar que no hemos utilizado la descripción de Antonio Pareja Serrano10
, cronista de la
provincia a principios del siglo XX, que bebe de García López al punto de ser el texto copia de
aquel con errores y supresiones menores.
Descripción general de la iglesia de la Asunción
La iglesia objeto de esta aproximación histórica estaba situada en lo alto de una colina. Exento, el
edifico tenía la disposición tradicional de los templos cristianos, con los pies de la nave orientado
al poniente, donde se encontraba la torre campanario; y el ábside, donde se situaba el altar mayor
y por lo tanto el sagrario, en el levante. Al sur de la iglesia estaba el antiguo cementerio de la
localidad, aún pendiente de una restauración que devuelva el decoro al lugar.
En los años ochenta del pasado siglo, el Inventario Artístico de Guadalajara describía el edificio
de la forma siguiente: “Iglesia parroquial. Siglo XVI, tipo columnario. En ruinas”. Asimismo
informaba del estado de las mismas: “Muros de sillería con contrafuertes. Cabecera ochavada.
Nota: Hace unos veinte años quitaron artesonado, rebajaron la altura de los muros y
destruyeron parte de la iglesia. Únicamente restan los muros del crucero. Entre los restos del
material, pila bautismal de gallones. Lápidas rotas por el suelo. Una del señor Lucas Arias”11
.
5 Antonio HERRERA CASADO. Crónica y Guía de la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 1988)
6 José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ. Las iglesias de salón en la provincia de Guadalajara. Wad-al-Hayara, 23 (1996) pág.
285. 7 Memoria gráfica de Valdearenas. Ediciones Bornova y Ayuntamiento de Valdearenas (2010) pág. 146.
8 Memoria gráfica de Valdearenas. Ediciones Bornova y Ayuntamiento de Valdearenas (2010).
9 Desde aquí agradecemos la amabilidad y paciencia de D. Pedro Simón Carrascoso, archivero del Archivo
Diocesano de Sigüenza-Guadalajara, gracias a cuya diligencia hemos podido acceder a la única documentación que sobre la iglesia de Valdearenas se conserva en dicho archivo. 10
Antonio PAREJA SERRADA. Brihuega y su partido – Monografías regionales. (Guadalajara, 1916) pág. 579-580. 11
José María de AZCÁRATE RISTORI. Inventario Artístico de Guadalajara y su provincia. Tomo II (Navas de Jadraque-Zorita de los Canes), Madrid, Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Centro Nacional de Información Artística, Arqueológica y Etnológica (1983) pág. 300.
3
Ninguno de los autores consultados hacen referencia a sus dimensiones, pero por los restos
arquitectónicos y la planta proyectada para la nueva iglesia proyectada en 1966, las dimensiones
máximas del templo sería de 32 metros de longitud y 20 metros de anchura. En lo que se refiere
al crucero, calculamos 20 metros de anchura, 9 metros de longitud y una altura de 20 metros. Y
en cuanto a las tres naves, calculamos una altura de alrededor de 14 metros, 19 metros de
longitud, y en cuanto a la anchura, la nave central tendría alrededor de 7 metros, y las laterales 5
metros cada una. Su planta debería ser muy similar a la de la iglesia parroquial de Abarcón12
, por
lo menos en cuanto al ábside y el transepto se refiere.
Gracias a las fotografías que se conservan del exterior del edificio antes de su demolición13
(en
muchas de ellas la iglesia es un elemento más del paisaje), podemos observar varias
circunstancias interesantes. En la imagen de la página 141 de la Memoria gráfica de Valdearenas,
la única que hemos localizado en la que el objetivo fotográfico era el propio templo, vemos la
fachada meridional en la que destaca la importante fábrica del transepto y el ábside, con sólidos
contrafuertes en sus esquinas. La construcción de la sacristía, de amplia planta cuadrada y con
una altura hasta la mitad de esa parte del templo, se observa adosada junto al paramento sur del
ábside y oeste del crucero sur. En la misma se puede observar que la altura de la cabecera es algo
menos del doble del muro sur de la nave de la epístola. En esta fachada se ve un tejaroz sobre la
puerta de acceso y, entre el mismo y el transepto, un muro que parece corresponder a una capilla
adosada. Desde dicha perspectivas, se ve un único tejado inclinado (que cubre la mitad de la nave
mayor y la nave de la epístola) que vierte sus aguas al sur, con tejas árabes en deficiente estado de
conservación. Y el extremo occidental de su caballete está situado al centro de la torre
campanario, adosada a los pies de la nave de la epístola y la nave mayor, de igual altura de la
cabecera de la iglesia.
En la fotografía panorámica que se observa en la página 140 de dicha obra, se capta la iglesia
desde el noroeste de Valdearenas, la torre en primer lugar, y las naves y el crucero, pudiéndose
observar la unión de ambas construcciones. A diferencia de la nave de la epístola, la nave del
evangelio llega hasta casi el final de la fachada septentrional de la torre.
12
José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ. Las iglesias de salón en la provincia de Guadalajara. Wad-al-Hayara, 23 (1996) pág. 292. 13
Memoria gráfica de Valdearenas. Ediciones Bornova y Ayuntamiento de Valdearenas (2010) pág. 8, 9, 136, 140, 141, 142, 146.
4
Por último, las fotografías panorámicas de las páginas 8 y 9 de la Memoria gráfica, realizada una
desde el norte y la otra desde el noreste, podemos observar claramente que al contrario que la
nave de la epístola, cubierta con el tejado de la nave mayor, la nave del evangelio tiene su propio
tejado, que arranca del muro norte de la nave mayor algo más abajo del alero de la cubierta de la
nave central.
Hemos observado que casi todos los autores que describieron la iglesia crean más confusión que
claridad, en todo caso comprensible debido a que, o bien se centraron en algunos de los
elementos que más les atraían, lo que provoca que leyéndolos se tome la parte por el todo, o bien
escribieron de oídas, o mejor dicho, de leídas, ya que al hacerlo la iglesia como tal había
desaparecido. Veamos que nos han dejado dichos autores.
Juan Catalina García López, en su Catálogo Monumental de la Provincia de Guadalajara14
realizaba la siguiente descripción:
De la primitiva iglesia a que ha sustituido la actual, por lo que sin duda está orientada, como lo
estuvo aquella, quedan algunas huellas, como luego diré. Hízose la nueva en dos periodos no
muy apartados entre sí y en la obra se advierte diferencia de medros, puesto que la capilla
mayor, con ábside trapezoidal y la nave del crucero, partes hechas primeramente, tienen más
importancia constructiva, en la planta, alzado y ejecución que el resto de la iglesia. Los muros
son allí altos y fuertes, y el crucero está cubierto por un casquete esférico de pechinas sobre
arcos muy ensalzados y ligeramente ojivales. Las dos medias columnas que corresponden a la
entrada del presbiterio y las dos enteras donde principia la nave, son cilíndricas con molduras
para indicar capiteles y bases. El mismo crucero está alumbrado por dos ventanas de perfil
abocinado por dentro y por fuera, de medio punto. La superficie del cupulín y de sus pechinas y
muros fue pintada al temple antes de mediar el último siglo con poco arte y pericia, imitando en
uno de los fondos un retablo de orden compuesto y fijando las imágenes de los Evangelistas en
las pechinas, aún con menos fortuna.
14
“El primer Catálogo fue escrito por el Cronista Provincial y Académico de Historia D. Juan Catalina García (1845-1911) desde 1906. Este Catálogo Monumental de la provincia de Guadalajara quedó incompleto por su muerte con sólo 93 pueblos estudiados. El manuscrito original quedó almacenado en la Biblioteca del Instituto de Historia del Arte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde desapareció en el incendio que se produjo en este lugar hacia 1980. Afortunadamente quedó al menos una copia del mismo hecha previamente por un investigador, lo que ha permitido que no se perdiera. En el año 2001 la editorial Aache de Guadalajara ha editado este Catálogo Monumental en formato cd-rom. ISBN: 84-95179-60-1.” (2001) Consultado el 29 de agosto de 2012. http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/depaz/mendoza/tcatalog.htm
5
El cuerpo de la iglesia, esto es, desde el crucero para abajo, se divide en tres naves, más amplia
la central, pero en esta parte se ve como las necesidades, (la penuria, la falta de tiempo, la
muerte de algún protector, etc.) estrecharon el primer plan, según el que se levantaron capilla
mayor y crucero. Pilares cilíndricos separan las naves y la de la derecha está en parte cerrada
por un pórtico y lonja que corresponde al mediodía. La central es de techumbre de artesonado
con tirantes horizontales en su base, y la traza y líneas son mudéjares, de bastante profusión de
pormenores y buena conservación.
He dicho antes que se conserva algún vestigio de la iglesia primitiva. En efecto allí está aun el
pórtico del mediodía con arco de medio punto y tres archivoltas planas, todo de ladrillo como el
recuadro arrabá en que se encierra, que tiene pilastrillas laterales y encima unas impostas de
ladrillos salientes. A derecha e izquierda de esta portadilla de aparejo mudéjar, pero de líneas
románicas, hay grandes témpanos del muro, de cal y canto, con hiladas horizontales de ladrillo.
Delante pusieron en el siglo XV un sobrado, que soportan cuatro columnistas de capiteles
prismáticos apomatados.
La puerta del lado opuesto, que da al norte y que sirve hoy de ingreso al edificio, es de arco de
medio punto, con archivolta de moldurillas, de poco carácter.
Este autor también describe la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en su opúsculo publicado
en el Memorial Histórico Español de la forma siguiente:
Aparte la iglesia parroquial, no hay monumento alguno en este pueblo. Consta aquel edificio de
tres naves que dividen su interior, y en el conjunto de sus construcciones se advierten al punto
varias épocas. Porque mientras la fachada del Norte, con su arco de archivolta y los sencillos
canes de la cornisa, pertenecen al siglo XV, el muro del Mediodía, de mampuesto é hiladas
horizontales de ladrillo, parece corresponder al XII ó principios del XIII. En aquella parte se
abre una puerta de arco de medio punto, con tres archivoltas planas y una imposta labrada en
escocia, que hace veces de capitel corrido, sobre las jambas; esta portadilla está encerrada en
un cuerpo cuadrado á manera de arrabá, con sus pilastrillas prismáticas, todo de ladrillo, lo que
con una imposta horizontal dentada, también de ladrillo, que corre encima, da un notorio
carácter mudéjar á la construcción, aunque el arco sea de medio punto. A los pies de la iglesia
se levanta la no muy alta torre cuadrada, de poco carácter artístico y con escalera de caracol.
6
Con intento sin duda de derribar estas partes antiguas á medida que adelantase la gran fábrica
comenzada en el siglo xvi, fueron respetadas, y como aquella fábrica no se acabó, quedan
todavía en pie, no sin interés para el arqueólogo, sobre todo en lo que se refiere á la portada del
Mediodía. La nueva obra completó la nave del crucero y la capilla mayor, de planta trapezoidal,
con contrafuertes de refuerzo al exterior en sus ángulos. Los cuatro arcos del crucero son algo
ojivos y sostienen un casquete esférico de pechinas, con enlucidos que quitan efecto á la
grandeza de las proporciones: dichos arcos están sostenidos á la vez por dos medias columnas
cilíndricas en la entrada de dicha capilla y dos columnas en la parte correspondiente al cuerpo
de la iglesia.
Por falta de dinero ó por otras causas no conocidas, se desmedró esta construcción, algo excelsa
en el resto de la iglesia, cuyas tres naves son de mucha menos altura que lo demás, y aun la de la
derecha está estropeada por una capillita15
.
Es interesante la techumbre de la nave central, de madera, en forma de artesa, con las
ensambladuras, atirantados, haldas, labores geométricas algo profusas y demás condiciones
propias de los artesonados de gusto mudéjar.
Se tratan de los textos más antiguos que describen la iglesia, realizados tras su inspección ocular,
y por lo tanto los que nos generan más confianza, como ya hemos apuntado. Asimismo, ambas
descripciones son complementarias, pero inducen a cierta confusión. Podemos entender que para
García López, la iglesia en su conjunto es del siglo XVI (nueva en dos periodos no muy
apartados entre sí), aunque solamente se había completado, de acuerdo con el proyecto original,
el ábside y el transepto, ya que las naves por algunas de las razones aducidas (la penuria, la falta
de tiempo, la muerte de algún protector, etc.) “estrecharon”, es decir, cambiaron de proyecto por
uno más pequeño y simple. También apunta que del templo medieval se conservaron el muro del
mediodía y la portada abierta en el mismo, de los siglos XII-XIII, y el muro norte, del siglo XV.
Hay otro dato muy significativo que desarrollaremos más adelante, pero del que queremos hacer
mención. Nos referimos a la curiosa disposición de la nave lateral sur, “la de la derecha está en
parte cerrada por un pórtico y lonja” que no cita ningún autor más.
15
¿Se trataría de la Capilla de Garçon de Valdares del Inventario de Osuna, publicado por Cantera y Carrete y citadado por Criado del Val? Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2 (Madrid, 1972) pág. 257 / Manuel CRIADO DEL VAL. Historia de Hita y Su Arcipreste: Vida y Muerte de una Villa Mozárabe (Guadalajara, 1998) pág. 237.
7
Francisco Layna Serrano, debido a su interés por el Medievo, sólo destaca la parte más antigua de
la iglesia:
Valdearenas está ya en plena campiña del Henares; al sur, la meseta alcarreña corta el
horizonte en línea recta, tierras labrantías de rojizo color sustituyen a las manchas grises de
encinares, y la piedra de construcción falta por completo siendo sustituida por adobes y cuando
más por ladrillos. Aún la iglesia de Valdearenas es de mampostería con hiladas de aquel
material y el muro de mediodía todavía conserva recuerdos del periodo románico en sus
estertores. Allí se abre la pétrea archivolta del ingreso, constituida por tres arcos lisos, en
degradación, sobre ancha imposta corrida que simula capiteles de inexistentes columnas, pues
las jambas son apilastradas; otra pilastra a cada lado remonta la puerta para formar un arrabá
gracias a horizontal cornisa dispuesta en dentellones, pero ese recuadro es de ladrillo, como si
quisiera advertir que desde ese pueblo en adelante, la arquitectura mudéjar predomina en la
campiña henarense.
A diferencia de García López, Layna sí señala el carácter románico del muro sur y su portada de
archivoltas, calificado por el primero simplemente de mudéjar.
Por su parte, Antonio Herrera Casado, cronista de la provincia que se ha destacado en la
recuperación de escritos como los de García López, y compilador de muchos de ellos, en uno de
sus múltiples trabajos describe la antigua parroquial de Valdearenas de la forma siguiente:
En lo más alto del caserío se ven hoy las ruinas de la que fue iglesia parroquial, que tenía por
título de Nuestra Señora de la Asunción. Era espaciosa y de sólida construcción de sillería y
mampostería caliza. Su fachada meridional era del siglo XIII, con arcos de medio punto, con tres
archivoltas planas y una imposta sobre dichas jambas, que hacían el papel de capital corrido.
Esta portada estaba protegida por un tejarzo amplio sostenido por dos columnillas. En la nave
central, separada de las laterales por gruesas pilastras cilíndricas de bellos exornos renacientes,
se admiraba un gran artesonado con labores geométricas, en estilo renacentista mudéjar del
siglo XVI, en el que todo el templo fue levantado. Hacia 1960 fue demolida y desmontada esta
iglesia, con objeto de hacerla de nuevo, reforzando su estructura. El presupuesto no dio para
más, y así hoy el viajero puede contemplarla desmantelada, con sólo las bases de sus pilares y el
trazo de sus muros, observándose las cornisas, claves de techumbres góticas, arcos torales, etc.,
8
por los suelos, junto a antiguas lápidas funerarias con escudos tallados y nombres referentes a
hidalgos de la villa.
Con Herrera aumenta la confusión ya que da a entender que todo el edificio, excepto el muro sur,
es del siglo XVI, en estilo renacentista mudéjar, cosa que no es cierta como veremos a
continuación.
Pero si hasta ahora García López y Layna Serrano se limitaron a describir lo que veían in situ (y
Herrera Casado a repetir), José Miguel Muñoz Jiménez nos aporta una descripción parcial a partir
del estudio de fuentes documentales:
También se mostró muy activo en esta comarca de la Baja Alcarria el maestro de cantería Juan
de Bocerráiz, quien con su hermano Andrés de Bocerráiz contrataba en 1580 la obra de la
iglesia columnaria de Valdearenas, así como la de El Olivar, de una nave, tardías muestras del
Plateresco en la provincia; también se le documenta en Aranzueque.
En Valdearenas se proyectó una ambiciosa iglesia de salón columnaria, que quedó inacabada y
que prácticamente se arruinó a comienzos del siglo XX. Con cabecera poligonal, tenía gruesas
columnas toscanas con sillares perfectamente labrados, en obra que se prolongaba en esquinas,
pilastras y cornisas, mientras el resto era de mampostería. Se pensó para cubiertas de crucería
góticas.
Pero Muñoz Jiménez también juega a la confusión porque como ya hemos visto, y
desarrollaremos más adelante, la ruina de la iglesia se produce no a principios del siglo XX sino
en la década de los sesenta de dicho siglo.
Por último, contamos con la descripción del artesonado mudéjar de mano de Aurelio García
López:
La techumbre de estilo mudéjar situada en la nave central es un espléndido ejemplar de par de
nudillo. Lo más sobresaliente de esta estructura, apeinazada son los cuatro tirantes soportados
por parejas de ocho puntas, lazos de cuatro zafates y alfordones o hexágonos. El artesonado fue
realizado entre los últimos años del siglo XV y primeros del XVI por el maestro entallador
Bartolomé Cherino, vecino de Trijueque. Cherino fue el ensamblador y tallista que realizó, en el
9
palacio del Infantado de Guadalajara, el artesonado de la galería sobre el jardín, el de la
cámara de Santiago, y otras decoraciones en madera; además de las armaduras para el tejado
de la caballeriza.
Como podemos comprobar, los distintos autores interpretaron el edificio de forma contradictoria.
Y por ello intentaremos mediante estas descripciones dar un sentido coherente, tanto estilística
como temporalmente, a los distintos proyectos constructivos que se sucedieron en esta iglesia.
La iglesia románico-mudéjar de Valdearenas
Como destacaba García López, efectivamente la parroquial que conocía Valdearenas hasta los
años sesenta del pasado siglo correspondía constructivamente a diversos proyectos, pero no como
él lo interpretó a principios del siglo XX.
Valdearenas, como toda la Tierra de Hita, pasó a manos de los castellanos en el siglo XI, pero
sería en el siglo XII, al dejar de ser tierra fronteriza, cuando conoció el momento de mayor
esplendor. En dicha época habría que situar la construcción del primer templo de Valdearenas.
Contrariamente a lo que dejó escrito García López, a estos años correspondería el cuerpo de la
iglesia con tres naves (“son de mucha menos altura que lo demás” diría este historiador), cerrada
meridionalmente por un muro de mampostería con hiladas de ladrillos. Sería precisamente esta
construcción la que más llamaría la atención a historiadores como García López y Francisco
Layna, sobre todo la portada que se abría en su muro sur, al punto que el primero escribiría: “no
sin interés para el arqueólogo, sobre todo en lo que se refiere á la portada del Mediodía”.
García López la describe así: “En aquella parte se abre una puerta de arco de medio punto, con
tres archivoltas planas y una imposta labrada en escocia, que hace veces de capitel corrido,
sobre las jambas; esta portadilla está encerrada en un cuerpo cuadrado á manera de arrabá,
con sus pilastrillas prismáticas, todo de ladrillo, lo que con una imposta horizontal dentada,
también de ladrillo, que corre encima, da un notorio carácter mudéjar á la construcción, aunque
el arco sea de medio punto”.
Por su parte, Layna nos dice que: “se abre la pétrea archivolta del ingreso, constituida por tres
arcos lisos, en degradación, sobre ancha imposta corrida que simula capiteles de inexistentes
10
columnas, pues las jambas son apilastradas; otra pilastra a cada lado remonta la puerta para
formar un arrabá gracias a horizontal cornisa dispuesta en dentellones, pero ese recuadro es de
ladrillo, como si quisiera advertir que desde ese pueblo en adelante, la arquitectura mudéjar
predomina en la campiña henarense”. En lo que todos los autores se muestran coincidentes es en
la datación del muro sur y su portada: del XIII dirá Herrara, “parece corresponder al XII ó
principios del XIII”, opinará García López. “Esta portada estaba protegida por un tejarizo
amplio sostenido por dos columnillas”, añade Herrara. “Del siglo XV”, concreta García López.
Debió ser sin duda una portada muy interesante, sobre todo por su arrabá que la diferenciaría de
muchas de las portadas románicas de la comarca. Ignoramos si tras su desmontaje fue protegida y
custodiada por el obispado de Sigüenza-Guadalajara, o bien fue abandonada in situ y sufrió el
pillaje de los carroñeros del arte. En todo caso, parece que no se encuentra entre las ruinas de la
iglesia.
Se dividía en tres naves, “más amplia la central” separadas por pilares cilíndricos. Un dato que
ya hemos apuntado y que ningún autor le ha dado la importancia que creemos merece, es la
extraña disposición de la nave de la epístola que describe García López: “la derecha está en parte
cerrada por un pórtico y lonja que corresponde al mediodía”.
La cubierta de la nave central correspondía a “un gran artesonado con labores geométricas, en
estilo renacentista mudéjar del siglo XVI, en el que todo el templo fue levantado” escribe
Herrera. “Es interesante la techumbre de la nave central, de madera, en forma de artesa, con las
ensambladuras, atirantados, haldas, labores geométricas algo profusas y demás condiciones
propias de los artesonados de gusto mudéjar”, nos dice García López.
Por su parte, Aurelio García tras resaltar la importancia de la techumbre de estilo mudéjar situada
en la nave central (un espléndido ejemplar de par de nudillo) nos aporta fecha y autoría: “El
artesonado fue realizado entre los últimos años del siglo XV y primeros del XVI por el maestro
entallador Bartolomé Cherino, vecino de Trijueque”.
Lamentablemente carecemos de información sobre la documentación en la que se basa Aurelio
García para tal afirmación, pero creemos que no se trataba de un artesonado del siglo XVI como
apunta Herrera, ni de los siglos XV-XVI como recoge Aurelio García, sino que creemos que se
trataba del artesonado original que cubría la nave desde los siglos XII-XIII.
11
Nos basamos en tres hechos. Primero, que la reforma de siglo XVI (y que continúa hasta el
primer tercio del siglo XVII) corresponde al proyecto de Bocerráiz de iglesia columnaria de
salón, cuyas naves son de igual altura que el transepto16
y como hemos dicho, García López
afirmaba que eran de menor altura que aquel. Segundo, que no es posible que sea del siglo XVI
como el resto de la iglesia, si Aurelio García documenta que intervino Bartolmé Cherino a finales
del siglo XV. Tercero, que el artesonado se encontraba situado en la zona más antigua del edificio
y es coherente con el proyecto románico-mudéjar de la iglesia original. Ello no sería obstáculo
para que a finales del siglo XV, principios del XVI, dicho artesonado fuese remozado por el
morisco Bartolomé Cherino.
A pesar del marcado carácter mudéjar de la portada y el artesonado, Basilio Pavón Maldonado,
en su obra Guadalajara Medieval: Arte y Arqueología árabe y Mudéjar despacha el tema con
esta sentencia: “Pasando Valdearenas en cuya iglesia había, según Catalina García, una
techumbre mudéjar –actualmente en ruinas y sin rastros de esa cubierta- aparece Torre del
Burgo…”17
La reforma “fantasma” del siglo XV
Pero será en el muro norte donde comienzan algunos de los misterios de la iglesia parroquial de
Valdearenas, que conocemos gracias a un dato de gran interés que aporta García López, al
afirmar que “la fachada del Norte, con su arco de archivolta y los sencillos canes de la cornisa,
pertenecen al siglo XV”. Es decir, alrededor de doscientos cincuenta años después del muro sur, y
más de ochenta años antes a la reforma del maestro cantero Bocerráiz. Se trata de un dato
relevante porque significaría que algo ocurrió en el siglo XV para que se tuviera la necesidad de
sustituir o construir el muro norte en su totalidad.
A esta reforma también correspondería el sobrado de cuatro columnitas que protegía la portada
románico-mudéjar del muro sur, así como las obras de Bartolomé Cherino en el artesonado.
16
José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ. Las iglesias de salón en la provincia de Guadalajara. Wad-al-Hayara, 23 (1996) pág. 273. 17
Basilio PAVÓN MALDONADO. Guadalajara Medieval: Arte y Arqueología árabe y Mudéjar. (Madrid, 1984) pág. 90.
12
La torre campanario de la iglesia, que se puede ver en una de las fotografías antes citadas, es
proporcional con la altura de las naves pero no con la del transepto, y fue descrita por García
López de la forma siguiente: “A los pies de la iglesia se levanta la no muy alta torre cuadrada, de
poco carácter artístico y con escalera de caracol”. Ello nos hace pensar que podría haber sido
construida en este periodo.
Una gran iglesia para un pueblo en pujanza: El proyecto de Bocerráiz
La segunda mitad del siglo XVI fue sin duda una época de gran dinamismo en Valdearenas, que
llenó de optimismo a sus vecinos. La población había conocido un crecimiento amplio y
sostenido, hasta doblarse la población18
, lo que nos habla de una economía en constante
crecimiento.
Un dato psicológico muy importante para comprender el momento social que llevó a Valdearenas
a tomar la decisión de construir un nuevo templo lo encontramos en la respuesta a la pregunta
treinta y una de las citadas Relaciones, que se interesaba por los edificios más singulares de la
localidad y las ruinas existentes. Pues bien, los vecinos designados por el concejo para
responderlas detallaron la existencia de varias ruinas en los parajes de Teina y Penilla, pero al
hablar de la iglesia parroquial se limitaron a señalar su existencia y la advocación bajo la que se
conocía, sin duda por no considerarla digna del presente de la localidad.
Ello sin duda explica, a nuestro entender, que en ese mismo año, 1580, el maestro de cantería
cántabro Juan de Bocerráiz, junto con su hermano Andrés de Bocerráiz, contratara la obra de la
nueva iglesia columnaria de Valdearenas19
, lo que llevaría el inicio de las obras a finales de siglo
y la ejecución de la parte más importante en el siglo XVII, contra lo afirmado por Herrera y
Azcárate20
.
18
“Al segundo capítulo dixeron que de presente hay ciento y quarenta vecinos avecindados hidalgos , y pecheros y clérigos que viven de presente, y que este pueblo son informados que solia ser no más de sesenta vecinos y no más, y que de los dichos años á esta parte se han multiplicado hasta los que en el capítulo se dice que hay, y la causa por que entienden se ha multiplicado es por haberse casado en el pueblo unos con otros sin salir fuera, y haber sido Dios servido de dar salud en el de algunos años á esta parte”. Relaciones Topográficas de Felipe II de la provincia de Guadalajara. (2000). Consultado el 12 de agosto de 2012. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha de la Universidad de Castilla-La Mancha. http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/relaciones_gu/index.htm 19
M. Carmen GONZÁLEZ ECHEGARAY, M. Ángel ARAMBURU-ZABALA, Begoña ALONSO RUIZ y Julio J. POLO SÁNCHEZ. Artistas cántabros de la edad moderna. (Salamanca, 2001) pág. 87. 20
José María de AZCÁRATE RISTORI. Inventario Artístico de Guadalajara y su provincia. Tomo II (Navas de Jadraque-Zorita de los Canes), Madrid, Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Centro Nacional de Información Artística, Arqueológica y Etnológica (1983) pág. 300.
13
El programa constructivo, a la espera de conocer los planos originales, planteaba una ambiciosa
iglesia de salón columnaria, con cabecera poligonal, gruesas columnas toscanas con sillares
perfectamente labrados, que se prolongaba en esquinas, pilastras y cornisas, mientras el resto era
de mampostería, y con cubiertas de crucería góticas21
.
En el caso de Valdearenas, decidir construir con sillares de piedra suponía apostar por una obra
especialmente costosa, ya que la zona carecía de ellas, como se reconocía en las propias
Relaciones Topográficas22
: “la suerte de casas del dicho lugar son de tapias de tierra y madera
gruesa, y el que quiere edificar de otra suerte a de traer los materiales de la madera de siete
leguas, y de dos y media el yeso”. Extremo confirmado por Layna quien escribía que en
Valdearenas “la piedra de construcción falta por completo siendo sustituida por adobes y cuando
más por ladrillos”.
Cabe la pregunta de cómo pudo la aldea de Valdearenas acometer un proyecto constructivo tan
ambicioso. Sin duda por la situación de dinamismo económico que a finales del siglo XVI vivía
toda la comarca. En este sentido, Muñoz Jiménez afirmaba que en la provincia de Guadalajara
todos los proyectos de iglesias de salón, como el de Valdearenas, tenían en común “que se
plantean como programas grandilocuentes y monumentales, con dimensiones que sobrepasan las
necesidades reales. Sin grandes alardes constructivos ni decorativos, se conseguía un edificio al
modo de las grandes catedrales de las ciudades importantes” concluyendo que “en muchos casos
no pudieron terminarse por falta de medios económicos, quedando la mayoría de ellas
inconclusas”.
Y eso fue lo que pasó con la nueva iglesia de Valdearenas. En 1623, con las obras a cargo de Juan
de Ortega Alvarado, sólo faltaba, de la capilla mayor y el crucero, la sacristía y dos altares en las
capillas laterales23
. Y para cuando Valdearenas pudo liberarse de Hita (1630) y alcanzar la
condición de villa mediante el pago de 450 ducados, la situación no sólo no era boyante sino que
daba comienzo a una profunda depresión económica. Posiblemente los gastos y dispendios por la
21
José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ. Las iglesias de salón en la provincia de Guadalajara. Wad-al-Hayara, 23 (1996) pág. 285. 22
Relaciones Topográficas de Felipe II de la provincia de Guadalajara. (2000). Consultado el 12 de agosto de 2012. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha de la Universidad de Castilla-La Mancha. http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/relaciones_gu/index.htm 23
José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ. Maestros de obras madrileños en Guadalajara durante el primer tercio del siglo XVII. Anales del Instituto de Estudios Madrileños, volumen 21. (Madrid, 1984) pág. 29.
14
compra por parte del Concejo del oficio corredor y almotacén por 93.750 maravedís en 161524
y
el privilegio de villazgo, así por la construcción de la nueva iglesia, coadyuvaron sin duda al
hundimiento de la economía local, hasta llevarla a la mayor de las pobrezas en 1699.25
¿Qué se pudo construir finalmente del proyecto de Bocerráiz? Según lo que vio in situ García
López, “La nueva obra completó la nave del crucero y la capilla mayor, de planta trapezoidal,
con contrafuertes de refuerzo al exterior en sus ángulos. Los cuatro arcos del crucero son algo
ojivos y sostienen un casquete esférico de pechinas, con enlucidos que quitan efecto á la
grandeza de las proporciones: dichos arcos están sostenidos á la vez por dos medias columnas
cilíndricas en la entrada de dicha capilla y dos columnas en la parte correspondiente al cuerpo
de la iglesia”, concluyendo que “Por falta de dinero ó por otras causas no conocidas, se
desmedró esta construcción, algo excelsa en el resto de la iglesia, cuyas tres naves son de mucha
menos altura que lo demás, y aun la de la derecha está estropeada por una capillita”.
En este sentido debemos rechazar las afirmaciones de aquellos autores posteriores que
“describen” las naves de la iglesia como si fuera del mismo estilo que la cabecera (como hace
Herrera, al señalar que “En la nave central separada de las laterales por gruesas pilastras
cilíndricas de bellos exornos renacientes”) ya que el propio García López afirma: “Con intento
sin duda de derribar estas partes antiguas á medida que adelantase la gran fábrica comenzada
en el siglo XVI, fueron respetadas”
Un contra-programa constructivo: la destrucción de la iglesia de Valdearenas
A pesar de lo escrito por Muñoz Jiménez, la iglesia de Valdearenas no estaba arruinada a
principios del siglo XX. Al contrario, tanto Pareja como Layna nos hablan de una iglesia que en
las primeras décadas de dicho siglo se mantenía en pie con decoro, aunque con una conservación
deficiente y poco respeto a su programa constructivo, como los citados enlucidos de las pechinas
o la construcción de una capilla en el muro sur. La Guerra Civil, que tanta destrucción trajo a la
comarca por ser parte del frente de Guadalajara, no afectó al templo en demasía y pudo seguir
24
Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 241. 25
Antonio DOMÍNGUEZ ORTIZ. La sociedad española en el siglo XVII. CSIC-Universidad de Granada, (Granada, 1992) pág. 334.
15
siendo utilizado como templo26
. El 23 de enero de 1958, por ejemplo, el prelado de la diócesis
bendijo el nuevo altar mayor de la iglesia parroquial de Valdearenas27
.
A pesar de ello, Antonio Herrera afirma que, ya por aquellos años, la fábrica de la iglesia
presentaba algunos problemas y lo describe así: “Al parecer, en los años cincuenta de este siglo,
el templo de Valdearenas empezaba a tener peligrosas muestras de deterioro, con grandes
hiendas y probables desequilibrios en los cimientos, dado que una masa de cientos, de miles de
toneladas de piedra, había sido levantada en el siglo XVI sobre una colina que con los años, las
humedades y la erosión, comenzaba a inestabilizarse. El obispado decidió arreglarla, pero a lo
largo de las obras el responsable técnico de las mismas opinó que lo mejor era desmontar por
completo el templo y volver a reconstruirlo”.
Por su parte, José Luis García de Paz afirma que “Hacia 1960 el obispado decidió arreglarla,
pero los arquitectos opinaron en un informe que lo mejor era desmontar por completo el templo
y volver a reconstruirlo reforzando su estructura. Así consta en la documentación sobre este
templo parroquial existente en el Archivo Histórico Diocesano. Pero la obra se paralizó por
problemas económicos cuando estaba ya desmontada gran parte del templo”28
.
En la actualidad se conservan parcialmente dos proyectos distintos en el Archivo Diocesano de
Sigüenza-Guadalajara. Del Proyecto de Reconstrucción de la Iglesia Parroquial de Valdearenas
(Guadalajara) fechado en 1962, y firmado por los arquitectos Rafael de la Joya Castro y Manuel
Barbero Rebolledo, de Madrid, solo se conserva el presupuesto, por un importe de 1.073.257,75
pesetas, alrededor de 214.000 euros de 2012. Y del Proyecto de Iglesia Parroquial en Valdearenas
(Obispado de Sigüenza-Guadalajara), sin firma, datado en Guadalajara en 1966, sólo se conserva
la Memoria Justificativa.
De la Joya y Barbero fueron dos arquitectos muy activos entre los años 50 y 80 del siglo XX, y
autores, entre otros muchos edificios, del Colegio de las Teresianas en Málaga, varios edificios
para SEAT, tanto en Barcelona (comedores, edificio social, etc.) como en Madrid (sede
principal), oficinas bancarias para BANESTO, etc. De hecho, gracias a los comedores para
26
De hecho, los daños descritos tras la Guerra Civil en la parroquial de Valdearenas fueron todos de sus bienes muebles: “Los edificios dedicados al culto en Valdearenas, un templo y una ermita, fueron saqueados, pereciendo todo lo que en ellos se contenía: órgano, altares, imágenes, vasos sagrados y ornamentos. Las Sagradas Formas fueron profanadas.” Juan Francisco RIVERA RECIO. La persecución religiosa en la Diócesis de Toledo (1936-1939). (Toledo, 1958) pág. 372. 27
Nueva Alcarria. Año XX. Número 1.045, de 3 de enero de 1959. 28
José Luis GARCÍA DE PAZ. Patrimonio Desaparecido de Guadalajara. (Guadalajara, 2003) pág. 128.
16
invitados y obreros de la fábrica de automóviles de SEAT, Barbero y de la Joya, junto a César
Ortíz-Echagüe, consiguieron en 1957 el Premio Reynolds. “Los comedores de la Seat,
importantes en su época tal como decían las crónicas de entonces por estar "totalmente
realizada en aluminio", significó una gran aportación a las nuevas tecnologías de la arquitectura
internacional”29
. Lo que no parece muy claro es la experiencia de ambos arquitectos en obras de
restauración del patrimonio histórico30
.
A falta de la Memoria Justificativa del proyecto de De la Joya y Barbero de 1962, por el
presupuesto podemos deducir que efectivamente la primera intención fue realizar tareas de
rehabilitación del edificio original. Para ello se consignaron varias partidas para mampostería y
hormigones, albañilería, solados, carpintería de taller, cerrajería, electricidad y pintura, vidrio,
escayola y varios.
No hemos podido documentar cuando comenzaron las obras del proyecto de Rafael de la Joya y
Manuel Barbero ni los problemas surgidos, las soluciones aportadas por ambos arquitectos y las
decisiones del obispado, pero no podemos dejar de preguntarnos qué técnica iba a utilizar la
dirección facultativa de la obra para desmontar y montar los muros románico-mudéjar, no de
sillares de piedra sino de mampuesto e hiladas de ladrillos.
En todo caso, a tenor de estas fuentes, se puede confirmar que el proyecto de De la Joya y
Barbero comenzó a ejecutarse y que poco después, para mediados de la década de los sesenta del
siglo XX, la iglesia parroquial de Valdearenas ya no existía, y tan sólo se mantenían en pie los
muros del ábside, el transepto y la sacristía, tal y como podemos verlos hoy en día.
Sí sabemos que cuatro años después del proyecto de los arquitectos madrileños, en 1966 se
redacta un nuevo proyecto por un arquitecto de Guadalajara, sin identificar, en cuya Memoria
Justificativa se hace patente el cambio de los acontecimientos: “Se trata del proyecto de
construcción de un nuevo templo, aprovechando en parte los cimientos de una antigua iglesia de
piedra, semiderruida, de capacidad muy superior a la necesaria actualmente, por lo que
realmente aprovechamos como nave la antigua principal.”
29
Carlos Clemente SAN ROMÁN. Obras del arquitecto Manuel Barbero Rebolledo. Rehabilitación del antiguo Colegio Universitario de San Agustín de Alcalá de Henares para juzgados comarcales. 40:398. Informes de la Construcción. CSIC (Madrid, 1988) pág. 38. 30
Según nuestros datos, sólo Barbero intervino en aquella época en rehabilitaciones de edificios históricos como el Colegio de San Agustín de Alcalá de Henares, si bien en los años 80 participaría activamente en la rehabilitación del patrimonio de la nueva Universidad de Alcalá de Henares que recuperó muchos de los edificios de la primigenia Universidad Complutense. Por su parte, no hemos hallado obras de rehabilitación en la que participara De la Joya.
17
El arquitecto de la nueva iglesia planteaba un proyecto arquitectónico que huía de un lenguaje
contemporáneo pero sin caer en el historicismo: “Se ha intentado evitar los modernismos
avanzados, en razón de conservar un poco las formas tradicionales, en vez de nuevas líneas
funcionales de difícil comprensión por el pueblo y también de baratura y facilidad de
construcción sin una mano de obra excesivamente especializada”.
Para ello se intentaba reutilizar los lienzos de la sacristía y parcialmente la cabecera de Bocerraiz
de los siglos XVI-XVII, aún con importantes modificaciones, como la eliminación de algunos de
sus contrafuertes exteriores, la ocultación de las columnas exentas y la apertura de nuevos vanos
en la fachada, tal y como se puede observar en el plano de alzado izquierdo que se conserva.
El resto quedaba completamente alterado, tanto de planta como de alzado: se mantenía una única
nave en el mismo lugar que la antigua nave central; se proyectaba una torre adosada al muro sur
de la nave, en el espacio ocupado anteriormente por la nave del evangelio (“De los cimientos de
la nave lateral surge la torre campanario, orientada y visible desde el pueblo”); y se creaban
nuevos espacios como un baptisterio y un cortavientos (“El baptisterio se ha destacado en altura
como elemento diferente y con personalidad propia un poco distinta al resto del templo. Entre el
baptisterio y los pies de la nave se ha situado un cortavientos grande, de ambiente preparatorio
al ingreso en el tempo y que se acusa en las cubiertas.”)
Ignoramos si el proyecto de la nueva iglesia llegó a arrancar alguna vez, pero aún en 1968 la
Junta Nacional de Reconstrucción de Templos Parroquiales del Ministerio de la Vivienda
concedía para ello una subvención de 50.000 pesetas31
, aunque que para finales de 1969 las obras
ya habían sido completamente abandonadas32
.
“Se paralizó todo cuando estaba ya desmontada gran parte del templo, y quedó como hoy se ve”
escribe Herrera. “Piezas interesantes de su portada, de sus columnas, capiteles, enjutas, claves y
artesonados, desaparecieron entonces, y aquello quedó tal cual hoy vemos: un montón para el
sillarejo, otro para los sillares buenos, otro para las lápidas (las hay con escudos, con leyendas
31
Flores y abejas: revista festiva semanal. Época II Año LII Número 2721 - 1968 noviembre 19. Pág. 2 32 “Pregunta: Sabemos de su espíritu incansable. ¿Cuáles fueron sus realizaciones en su pueblo natal? / Respuesta:
Levanté un salón, capilla y muchos templos espirituales en sus almas que por desgracia están muy bajos en estas materias. / P. Por qué tuvo que levantar un salón capilla. ¿Es qué no había? / R. En efecto, sentí un gran disgusto al saber que desapareció la Iglesia que era del siglo XI de artesonado de estilo moruno o mozárabe, hundida con la promesa de levantar otra que no ha llegado a elevarse”. Entrevista con el padre Diego en su XXV Aniversario como misionero. Nueva Alcarria, Año XXX Número 1618 (Guadalajara, 6 de diciembre de 1969) pág. 8
18
incluso) y una parte en pie, creciéndole la hierba sobre lo que fueron las baldosas y los
progresivos desmoronamientos. Una situación un tanto extraña y sorprendente, entre otras cosas
porque hasta ahora parece no haberle preocupado mucho al propio pueblo”. Afirmación que por
otra parte puede cuestionarse.33
.
Una relación coherente para la historia constructiva de la iglesia de Valdearenas
Podemos definir la antigua iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Valdearenas
como una iglesia románico-mudéjar del siglo XIII, parcialmente reformada en el siglo XV, con
ábside y transepto de estilo columnario de iglesia de salón34
de los siglos XVI-XVII35
.
Por ello, podemos establecer la siguiente cronología coherente para explicar su evolución
arquitectónica, quedando pendiente la datación de la construcción de la torre campanario y la
capilla abierta en el muro sur:
Siglo XII-XIII: Se construye la iglesia primitiva con tres naves, en estilo románico-mudéjar, con
acceso en el muro sur.
Siglo XV: Se sustituye el muro norte en la que se abre un arco de gran simplicidad, se construye
un tejaroz sobre la portada del muro sur, y Bartolomé Cherino construye o repara el artesonado
mudéjar.
1580: Se contrata a Juan Bocerráiz una iglesia columnaria de salón.
33
“Ya hará veinte años que tuvimos que abandonarla. Había una abertura en el techo y decían que corría peligro. Yo no sé si correría peligro o no. Luego pasó lo que pasó, y ya ve cómo está todo. Para el pueblo, desde luego fue una mala acción. Y que la iban a levantar otra vez, ¡ya, ya! Mire qué camino lleva” Declaraciones de Germán Muñoz Felipe recogidas por José Serrano Belinchón. (1981) Obtenida el 22 de agosto de 2012. http://guplazamayor.blogspot.com.es/2009/11/valdearenas.html 34
“Pero sería mejor no diferenciar en ellas [las iglesias columnarias de salón] entre Gótico, Renacimiento y Manierismo, sino considerarlas un fenómeno aparte, singularmente español en su carácter tardío, no alejadas de los problemas de un Plateresco arcaizante”. José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ. Las iglesias de salón en la provincia de Guadalajara. Wad-al-Hayara, 23 (1996) pág. 281. 35
Definición muy alejada a la de Herrera Casado, que suele utilizarse en la mayoría de los documentos: “en estilo renacentista mudéjar del siglo XVI, en el que todo el templo fue levantado.” Antonio HERRERA CASADO. Crónica y Guía de la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 1988). Y discordante, asimismo, con la definición de iglesia gótica utilizada por los autores de la Memoria gráfica de Valdearenas.
19
Finales del siglo XVI: Se inician las obras de la cabecera de la nueva iglesia. Al tratarse de un
templo de mayor tamaño que la iglesia medieval, las obras empiezan varios metros más al
levante, y se mantiene en uso el templo anterior.
1620-1630: Con Juan de Ortega Alvarado se completada la capilla mayor y la nave del crucero
del proyecto de Bocerráiz, unida a las naves del siglo XII-XIII que no sufren modificación.
1936-1939: A pesar de encontrarse Valdearenas en el centro del frente de la Batalla de
Guadalajara, la iglesia parroquial sólo sufre pérdidas en sus bienes muebles.
1962: El obispado de Sigüenza-Guadalajara encarga a los arquitectos Rafael de la Joya Castro y
Manuel Barbero Rebolledo un proyecto para reconstrucción, que los arquitectos presupuestan en
algo más de un millón de pesetas de la época.
1963-1965: Durante la ejecución de la reconstrucción de De la Joya y Barbero, se destecha la
iglesia y se derriban los muros de la iglesia románico-mudéjar, tras lo que se abandonan los
trabajos.
1966: El obispado de Sigüenza-Guadalajara encarga un nuevo proyecto a un arquitecto de
Guadalajara, sin identificar, para construir una iglesia de nueva plata sobre la anterior,
aprovechándose tan sólo, y parcialmente, lo construido en el proyecto de Bocerráiz (sacristía,
ábside y transepto). Proyecto que no llega a iniciarse.
Dudas en torno a la fábrica medieval de la iglesia de la Asunción
Ninguno de los autores que han escrito sobre la iglesia parroquial de Valdearenas (García López,
Layna, Herrera, Muñoz,) dan información sobre su fundación, promotores del siglo XIII, etc. Ello
no es sorprendente ya que se trata de una situación similar a la de la mayoría de iglesias rurales
de la provincia de Guadalajara. Pero el primer templo, el edificio románico-mudéjar, sí presenta
algunas peculiaridades que expondremos en primer lugar, y a las que intentaremos ofrecer
algunas hipótesis que les den respuestas.
20
La primera cuestión gira en torno a su estilo. Según Layna, a excepción de las iglesias de villas
importantes y monacales, “todas las románicas de Guadalajara son de una sola nave”36
, pero la
de Valdearenas, ubicada en una aldea, nos revela una planta completamente diferente. No sólo
tenía tres, sino que además según nos informa García López, la nave de la derecha “está en parte
cerrada por un pórtico y lonja que corresponde al mediodía”, disposición completamente inédita
en las iglesias románicas rurales de la provincia descritas hasta el momento.
Este autor también afirma que “Respecto a motivos ornamentales, las iglesias románicas de
Guadalajara son pobres en general” pero “En cuanto a canecillos esculturados, no faltan buenos
ejemplares, hasta en templos alzados ya en pleno siglo XIII”37
lo cual llama la atención si
recordamos que García López describía canes de la cornisa pero en el muro norte, perteneciente
al siglo XV. Parece que la intención de los promotores y constructores del muro sur era suprimir
cualquier recurso iconográfico, incluso en su portada.
Para este autor, “Esta influencia mudéjar, no ya radica en la universalidad de las techumbres de
madera que muchos autores atribuyen a ese origen, sino en multitud de detalles ornamentales” y
describe algunos de los elementos observados en las iglesias románicas con influencias mudéjar:
contramarcas de cantería con el clásico ochavo o estrella de seis puntas (sello de Salomón) que
también se observa en óculos y celosías de piedra calada; entrelazados de típico sabor mudéjar en
arquivoltas; atauriques a modo de metopas entre cada dos canecillos bajo el alero; y las impostas
con hojas y flores estilizadas de tendencia geométrica, característicos de los frisos y cornisas y
capiteles del arte musulmán. Pero no describe ninguno de esos elementos en la portada sur, ni
ningún arrabá en construcciones románicas de la provincia, excepto la de Valdearenas.
Pero sorprendentemente, Layna escribe en relación a la influencia mudéjar en las iglesias
románicas de la provincia de Guadalajara que “es de advertir que se refiere sólo a las del norte
de Guadalajara, incluyendo Sigüenza, faltando casi en absoluto en todas las de la región central,
así como en el sur no obstante persistir en estas tierras numerosas familias de musulmanes
sometidos”38
. Según este autor, esta “aparente paradoja que puede explicarse, porque ya al ser
construidas las iglesias, la población cristiana se había capacitado progresivamente para las
36
Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) pág. 37. 37
Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) pág. 41-42. 38
Francisco LAYNA SERRANO. La arquitectura románica en la provincia de Guadalajara. (Guadalajara, 2001) pág. 42.
21
obras finas de cantería”. Es decir, el programa constructivo típico del románico-mudéjar de la
provincia de Guadalajara no fue aplicado a la iglesia de Valdearenas, ya que se construyó tres
naves en vez de la nave única del románico de la provincia, estando la nave de la epístola
parcialmente cerrada respecto a la nave central, y decidiendo sus promotores no incluir ningún
programa iconográfico, pero sí elementos mudéjares únicos a pesar de que los promotores del
resto de iglesias de la zona rechazaron dicha opción.
Otra de las cuestiones que llaman la atención es que, como ya recogimos con anterioridad, el
muro norte fuese del siglo XV, al contrario del muro sur de los siglos XII-XIII. ¿Qué pudo
ocurrir en el cuatrocientos para que se tuviera que reconstruir?
Lamentablemente, la ausencia de un estudio histórico-arqueológico previo a la demolición de las
naves románico-mudéjar del primero templo de Valdearenas nos impide ahora comprobar
algunas de las hipótesis que podríamos plantear. Y las dudas persistirán hasta tanto no aparezcan
nuevas fuentes documentales y/o se proceda a una investigación arqueológica en la parcela de la
iglesia.