articulo id colectiva y accion colectiva

Upload: ana-renata

Post on 31-Oct-2015

61 views

Category:

Documents


13 download

TRANSCRIPT

  • Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=67613199012

    RedalycSistema de Informacin Cientfica

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Rodrguez Arechavaleta, Carlos Manuel

    De la estructura de oportunidades polticas a la identidad colectiva. Apuntes tericossobre el poder, la accin colectiva y los movimientos sociales

    Espacios Pblicos, Vol. 13, Nm. 27, 2010, pp. 187-215Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    Mxico

    Cmo citar? Nmero completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Espacios PblicosISSN (Versin impresa): [email protected] Autnoma del Estado de MxicoMxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • 187

    Rodolfo Tllez-Cuevas

    Fecha de recepcin: 15 de junio de 2009Fecha de aprobacin: 11 de agosto de 2009

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta*

    RESUMEN

    El artculo reconstruye crticamente el itinerario analtico de importantestericos de los movimientos sociales, enmarcados en las perspectivas tericasde la Estructura de Oportunidades Polticas (EOP) y los Nuevos MovimientosSociales (NMS). En la primera de ellas, se ubican tericos como Eisinger,McAdam, Tilly y Tarrow, quienes no abandonan la premisa de la teora deMovilizacin de Recursos (MR), la cual seala a la interaccin entre la dis-ponibilidad de recursos, la organizacin preexistente de estructuraspreferenciales y los intentos empresariales de encontrar demandas de prefe-rencias, como fundamento de los movimientos sociales; no obstante, en susanlisis rebasan este marco meramente instrumental-organizacional al in-troducir variables no solo estructurales e institucionales, sino que ademsagregan la dimensin cultural-psicolgica de estos movimientos.

    Sin embargo, ser Alberto Melucci quien desarrolle el nivel intermediomediante el cual los individuos evalan y reconocen lo que tienen en co-mn y deciden actuar conjuntamente, enfatizando la cuestin de cmo seforma un actor colectivo. Reconstruir esta evolucin analtica, subrayan-do sus progresivas aportaciones y diferencias, constituye el objetivo centralde este artculo.

    PALABRAS CLAVE: movimientos sociales, accin colectiva, movilizacinde recursos, estructura de oportunidades polticas, identidad colectiva.

    De la estructura de oportunidades polticasa la identidad colectiva. Apuntes tericossobre el poder, la accin colectiva y losmovimientos sociales

    * Doctor en Investigacin en Ciencias Sociales de FLACSO. Profesor-investigador del Departamento deComunicacin en la Universidad Iberoamericana.

  • 188

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    ABSTRACT

    This article is a critical reconstruction of theanalytical itinerary of important theorists onsocial movements framed within the theore-tical perspective of the Structure of PoliticalOpportunity (known as EOP by its initials inSpanish) and the New Social Movements(known as NMS). Although theorists such asEisinger, McAdam, Tilly and Tarrow do notleave out the premise of the Resource Mobili-zation Theory, which emphasizes theinteraction between the availability of resources,the preexisting organization of preferentialstructures, and the corporate attempts to findpreferential demands as the foundations ofsocial movements, under the first perspectivethey exceed this merely instrumental/organiza-tional frame in their analysis by introducing,in addition to structural and institutional va-riables, the cultural-psychological dimensionof these movements. However, it is AlbertoMelucci the one who develops an intermediatelevel, by means of which individuals assessand recognize what they have in common and,as such, they decide to act together,emphasizing the question of how a collectiveactor is formed. The reconstruction of thisanalytical evolution and the emphasis on itsprogressive contributions are the core objectivesof this article.

    KEY WORDS: social movements, collectiveaction, resource mobilization, structure ofpolitical opportunity, collective identity.

    INTRODUCCIN

    El objetivo del siguiente trabajo es recons-truir crticamente el itinerario analtico de

    importantes tericos de los movimientos so-ciales, enmarcados en las perspectivas dela EOP y los NMS. Dos razones nos llevan asu seleccin; en primer lugar, porque sucontemporaneidad permitir contextualizarterica y analticamente fenmenos colecti-vos insertos en las sociedades complejascontemporneas. En segundo lugar, porconsiderar que ambas perspectivas tericas,a pesar de su diferente configuracin geo-grfica, constituyen momentos importantesde desarrollo e integracin, en la ya largareflexin sobre los fundamentos de la ac-cin colectiva.

    Precisamente, hemos seleccionado, den-tro de la perspectiva EOP, los aportes teri-cos de autores como Eisinger, McAdam,Tilly y Tarrow, puesto que nos permitirnilustrar la singularidad de dicho enfoquerespecto a los clsicos, as como las contri-buciones de autores contemporneos de laperspectiva MR, la cual seala que el funda-mento de los movimientos sociales es lainteraccin entre disponibilidad de recursos,la organizacin preexistente de estructuraspreferenciales y los intentos empresarialesde encontrar demandas de preferencias.

    Sin embargo, a pesar de que la perspec-tiva terica de EOP parte del mismo enfo-que racional-instrumental de la accin co-lectiva de Olson, y muchos de sus tericosprovenan de la MR, percibimos que en losautores seleccionados existe una evolucindinmica de los referentes fundamentalesde los movimientos sociales. En otras pala-bras, su perspectiva de anlisis rebasa elmarco meramente instrumental-organiza-cional tpico de la MR e introduce variables nosolo estructurales e institucionales (por ejem-plo: Estado, sistema de partido), sino agrega,

  • 189

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    no sin cierta reticencia la dimensin cul-tural-psicolgica de estos movimientos. Laconstante que siguen es la reduccin de losmovimientos sociales a formas de accincolectiva vinculadas al contexto y a las insti-tuciones polticas, descuidando la dimen-sin soterrada e invisible de los movimientossociales, donde la accin colectiva toma for-ma antes de expresarse como accin polti-ca (Melucci, 1995, en Tavera, 2000: 454).

    Seleccionamos a Alberto Melucci comoel representante de la teora de los NuevosMovimientos Sociales, en primer lugar, porser un autor europeo cuyo desarrollo teri-co fundamenta epistemolgica y conceptual-mente las nuevas formas de movimientossociales, y en segundo lugar por el desarro-llo conceptual que realiza, centrado funda-mentalmente en el nivel intermedio dondese relacionan los procesos en los cuales losindividuos evalan y reconocen lo que tie-nen en comn y deciden actuar conjunta-mente (Melucci, 1999: 61); como demos-traremos, esta lgica lo conduce a desarrollarla idea de identidad colectiva como una defi-nicin negociada en la constitucin internadel actor y su mbito de accin.

    Es decir, los movimientos sociales son sis-temas de accin que operan en un campode posibilidades y lmites, siendo su funda-mento el nexo concreto entre orientacionesy oportunidades/constricciones sistmicas(Melucci, 1999: 46). Como se apreciar, apesar de conservar la dimensin de oportu-nidad, caracterstica de la teora de EOP,retomar la preocupacin de Jenkins (1983)acerca de lo que expone la teora de MR so-bre actores colectivos que luchan por el po-der en un contexto institucional, con el ob-jetivo de conocer la transformacin de

    personalidad o el cambio cultural, sin elnimo de prolongar su anlisis. Este limita-do tratamiento de los vnculos entre micro ymacro procesos ser un problema a supe-rar en el futuro.

    LA ESTRUCTURA DEOPORTUNIDADES POLTICAS:LOS MOVIMIENTOS SOCIALESY LA INSTITUCIONALIDAD POLTICA

    La teora de EOP parte del planteamiento cen-tral (apropiado por el modelo de proceso po-ltico de los movimientos sociales), de que eltiempo-oportunidad y el destino de los movi-mientos es ampliamente dependiente de lasoportunidades de los grupos insurgentespara cambiar la estructura institucional y ladisposicin ideolgica del poder hacia ellos(McAdam, 1985: 37), y aunque se ha reco-nocido su importancia para el avance de lasteoras sociolgicas de los movimientos so-ciales,1 es primordial recordar con McAdamque la utilizacin del concepto en muy dife-rentes formas puede derivar un uso dismi-nuido en cualquiera de ellas, lo que limitasu relevancia analtica2 (1985: 15).

    El trabajo de P. Eisinger es consideradopionero en el desarrollo de la perspectivaterica de la EOP. Adems es ilustrativo de lamarcada dependencia que para estos auto-res tiene la accin colectiva y los movimien-tos sociales del ambiente poltico, variabledesarrollada en su clsica investigacin so-bre las conductas de protestas en las ciuda-des americanas, refiriendo esencialmente aaspectos de la estructura poltica formal, elclima de responsabilidad gubernamental, laestructura, la estabilidad social, entre otros.

  • 190

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    Estas variables del ambiente poltico estnrelacionadas unas con otras, conformandoun contexto en el cual las polticas tienenlugar, lo que permite concebirlas como com-ponentes de una estructura de oportunida-des polticas que vincula el contexto y lospatrones de conducta poltica (1973: 12).

    Por tanto, los elementos del contexto pol-tico pueden constreir la actividad poltica ohabilitar caminos para ella, siendo la formaen que los individuos y grupos actan en elsistema poltico no una simple funcin de losrecursos que ellos tienen o de los recursos obarreras de acceso al sistema poltico, sinoque existen vinculaciones o interacciones en-tre el ambiente (entendido como estructurade oportunidades polticas) y la conducta po-ltica. Eisinger enfatiza el vnculo accin co-lectiva-conducta poltica, y con ello, reducela accin colectiva a la accin de grupos eindividuos excluidos del sistema poltico apartir de la definicin central de ambientepoltico. A partir de estos elementos, el au-tor reconoce que la estructura de oportuni-dades polticas est relacionada con la inci-dencia de manifestaciones sociales como laprotesta, que se distingue conceptual y em-pricamente de la violencia social como:

    una manifestacin colectiva, en general,disruptiva, cuyo objetivo es otorgar a la gen-te relativamente privada de poder, capacidadde negociacin e influencia en el procesopoltico, y cuyas caractersticas principalessern: una accin colectiva realizada por losmismos interesados en el asunto en cuestin,no a travs de representantes; supone un cl-culo de costos-beneficios de la accin; y esuna accin que supone implcitamente laamenaza de violencia (en la accin violentasta se explcita) (Eisinger; 1973: 13).

    La conclusin que aporta su trabajo es de-mostrar, a partir de estudios empricos, queel modelo curvilineal3 es mejor para expli-car las caractersticas de las protestas, dadoque stas fructifican en sistemas caracteri-zados por una paradoja: mientras que apa-recen como reaccin ante aspectos del sis-tema que permanecen cerrados, slo tienenlugar de manera persistente en sistemasdonde algunas caractersticas son ms abier-tas; por ejemplo, la participacin en progra-mas de planificacin urbana y provisin devivienda y la integracin a la polica de mi-noras tnicas. Concluye adems, que en ge-neral las protestas no estn acompaadasde violencia, ms bien son formas de hacerescuchar las demandas por parte de las au-toridades, por lo que la apertura del siste-ma poltico y las respuestas a las demandasconducen a mayor protesta, rechazando lahiptesis que asociaba protestas con carac-tersticas estructurales cerradas (Eisinger,1973: 26). Como se aprecia, este estudio,que tanta influencia ejerci en el desarrollode la perspectiva de OP, enfatiza la dimen-sin colectiva y disruptiva de la accin so-cial, relacionando las variables ambientepoltico (estructura de oportunidades polti-cas) y protesta; donde se reconoce que lascaractersticas que inciden en el aumentode stas son muchas y complejas, y la es-tructura de oportunidades polticas (comoconjunto de indicadores) slo explica unapequea parte (Eisinger, 1973: 25).

    Para nuestro estudio, tambin se ha selec-cionado a McAdam, cuya investigacin sobreproceso poltico e insurgencia negra, desdenuestro punto de vista, constituye un avancesustantivo en el anlisis de los fundamentosde la accin colectiva y los movimientos

  • 191

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    sociales, pues al radicalizar el nfasis en lasvariables polticas y su categora procesopoltico, desarrolla dos ideas centrales: pri-mero, en contraste con diversas formu-laciones clsicas, un movimiento social serantes que nada poltico ms que un fenme-no psicolgico; y en segundo lugar, el movi-miento representa un proceso continuo queva de la generacin al declive, ms que pe-queas porciones de series en desarrollo(McAdam, 1985: 36).

    Cuando este autor reflexiona sobre losfactores bsicos que inciden en la insurgen-cia, aporta elementos ms elaborados parael posterior desarrollo de la teora de losmovimientos sociales, incluso desde la pers-pectiva europea de los Nuevos MovimientosSociales. Al proponer los siguientes facto-res, considero que rebasa el enfoque mera-mente organizacional y de oportunidades, eintroduce la dimensin cultural, el papel delos incentivos solidarios y el importante con-cepto de liberacin cognitiva. Procedamosa explicarlos.

    Estructura de oportunidades polticas: elmodelo de proceso poltico, a diferencia delos modelos clsicos que vean eventos comoguerras, procesos de industrializacin,realineamientos de la poltica internacional,prolongacin del desempleo y amplios cam-bios demogrficos, como producto de pro-testas masivas, estar basado en la idea deque el proceso social, as como la industria-lizacin promueven la insurgencia slo indi-rectamente a travs de una reestructuracinde las relaciones de poder existentes. Estaperspectiva aqu avanzada se basa en lanocin de que la insurgencia se forma a par-tir del proceso social que usualmente operapor un largo periodo de tiempo; como con-

    secuencia los procesos de insurgencia tien-den a ser ms acumulativos, con naturalezamenos dramtica de lo que son identifica-dos por el modelo clsico. Reconoce que loscambios favorecen la estructura de oportu-nidades polticas, pues incrementan la posi-bilidad de xito de la accin insurgente, dis-tinguiendo dos efectos: a) muchos cambiosbenefician la protesta social, pero reducenel poder de discrepancia entre el grupo in-surgente y sus oponentes; b) el beneficio dela posicin del contrato para la poblacinagraviada incrementa significativamente elcosto de represin de la accin insurgente.

    Nivel de organizacin de la poblacinagraviada: es importante destacar que a di-ferencia de la perspectiva de la MR, que con-sidera pasivas y carente de recursos a lascomunidades agraviadas, el modelo del Pro-ceso Poltico considera que son los recursosde estas comunidades los que hacen posi-ble que los grupos insurgentes exploten lasoportunidades. As, para generar un mo-vimiento social, la poblacin agraviadadebe tener la posibilidad de transformaruna estructura de oportunidades polticasfavorables en una campaa de protestasocial (McAdam, 1985: 44). La condicinde posibilidad de esa conversin est dadapor la amplitud de organizacin de la co-munidad agraviada.

    Podemos reconocer la influencia de lavariable organizacional, tpica de la perspec-tiva de MR, relacionada con cuatro factores:1) miembros: sta constituye una variableimportante, pues reconoce el papel de losantecedentes individuales o variables psico-lgicas donde se integran y organizan per-sonas de una comunidad minoritaria quepueden ser movilizados en actividades de

  • 192

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    protesta, lo cual facilitar el contacto y pro-mover el reclutamiento de sus miembros;2) la estructura de incentivos solidarios esuna variable primordial, pues consiste en ungran nmero de beneficios interpersonalesque proveen la fuerza que motiva la partici-pacin en estos grupos, reconociendo queesta estructura slida garantiza la organiza-cin y participacin solidaria de los miem-bros; 3) las redes de comunicacin: la orga-nizacin establecida de la poblacinagraviada tambin constituye una red decomunicacin o infraestructura, que ampla,agiliza y extiende el movimiento, reconocien-do la dinmica comunicativa que subyaceen los procesos organizacionales y el papeltan importante que juegan en la moviliza-cin de la accin colectiva; 4) lderes: sonfundamentales en la integracin al movimien-to, pues la estructura de oportunidades y eldescontento extendido para transformarse enun movimiento social requieren direccin ycoordinacin (McAdam, 1985: 47).

    Liberacin cognitiva: se refiere a la eva-luacin colectiva de las posibilidades de xitode la insurgencia por parte de la misma po-blacin, implicando una transformacin tan-to en la conciencia como en el comporta-miento. Los cambios en la conciencia tienenal menos tres aspectos distintos. Primero, elsistema o aquellos aspectos del sistema quela gente experimenta y percibe que pierdenlegitimidad; segundo, la gente comienza aexigir derechos que impliquen demandaspara el cambio; y tercero, el nuevo sentidode eficacia, donde la gente que ordinaria-mente considera ineficaz al sistema cree quetiene ms capacidad para llevar a cabo susdemandas por ellos mismos (Piven y Clowarden McAdam, 1985: 54). Los autores reco-

    nocen la importancia de esta variable en lasdimensiones subjetivas de la legitimidadpoltica, as como la capacidad de percibirinjusticia e ineficacia como incentivo de cons-truccin de fuertes vnculos interpersonalespara propiciar el cambio. Por esto, McAdamconcluye que los movimientos emergentesimplican una transformacin en la concien-cia de un segmento significativo de la po-blacin agraviada (1985: 55). Consideroque la variable liberacin cognitiva es uninteresante antecedente para lo que poste-riormente otros autores reconocern comoidentidad colectiva.

    Por ltimo, es importante destacar supercepcin de los riesgos sobre el uso delconcepto de oportunidades polticas y susinteresantes propuestas de tres fuentes cla-ve de variacin en el uso del trmino. Pri-meramente, la necesidad de diferenciaroportunidades polticas de otras condicionesde facilitacin, pues reconoce y esto es muyimportante que si bien todas las oportuni-dades polticas inciden en el surgimiento ydesarrollo de los movimientos sociales, notodas las condiciones de facilitacin son opor-tunidades polticas (McAdam, 1985: 58).4

    Otro elemento esencial es el reconocimien-to de cuatro tipos generales en los que laexpansin de las oportunidades culturalespodra incrementar la probabilidad de acti-vidad de los movimientos, pero explicitandotambin una importante distincin analtica:los tipos de cambios estructurales y modifi-caciones en el poder son concebibles comooportunidades polticas y no deben serconfundidos con los procesos colectivos porlos cuales esos cambios son interpretadosy enmarcados. Ambos aspectos estnestrechamente relacionados, pero no son lo

  • 193

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    mismo (McAdam, 1985: 60). Evidentemen-te, el autor reconoce la dimensin culturalde los movimientos sociales, formulandocierto proceso de construccin de una iden-tidad por parte del actor, aunque no exami-na esta variable. Por ello Melucci reconoceque los modelos basados en expectativas pre-suponen una teora de la identidad que dfundamento a sus enunciados (1996: 66).

    En segundo lugar, el autor propone, conbase en la integracin de cuatro enfoques,una lista de cuatro dimensiones del concep-to de oportunidades polticas: a) apertura ocierre relativo del sistema polticoinstitucionalizado; b) estabilidad o inestabi-lidad de un amplio conjunto de alinea-mientos de la lite; c) presencia o ausenciade aliados en la lite, y d) capacidad y pro-pensin del Estado para la represin. Enconsecuencia, la primera dimensin enfatizala importancia atribuida a la estructura le-gal e institucional del sistema poltico, entanto que las dimensiones segunda y terce-ra hablan de la significacin dada por losautores a la estructura informal de las rela-ciones de poder caracterstica del sistema.El nfasis de McAdam por distinguir entreel conjunto permanente de las alianzas y en-tre la lite que tiende a estructurar el siste-ma poltico todo el tiempo de la ms efme-ra presencia o ausencia de aliados en lamisma, es lo que lo diferencia de otros auto-res (Brockett, Kriesi, Rucht, Tarrow). En lanica dimensin que hay consenso, y queMcAdam incorpora a su lista, es la represinestatal. Por ltimo, reconoce la importanciade la relacin entre los ciclos de protesta ylas oportunidades polticas, el contexto in-ternacional y la estructura de oportunida-des polticas como variable dependiente, es

    decir, las oportunidades abren el caminopara la accin poltica, pero los movimien-tos, a su vez crean oportunidades (Gamsony Meyer en McAdam, 1985: 58).

    Como podemos observar, en Eisinger yMcAdam predomina la perspectiva polti-ca al explicar los movimientos sociales; esdecir, los actores y el proceso de confor-macin de demandas reivindicativas y suexpresin colectiva estarn centrados fun-damentalmente en las dimensiones del am-biente poltico, esto es, las instituciones for-males e informales de las relaciones polticas,as como del proceso poltico, el cual inclui-r, junto con variables organizacionales,ciertos referentes de construccin de senti-do colectivo que permiten concretar la or-ganizacin de los agraviados alrededor deintereses comunes.

    En este sentido, el concepto liberacincognitiva y estructura de incentivos solida-rios de McAdam constituye un sustantivoavance, sin llegar, como reconoce Melucci,a explicar el por qu de los movimientos co-lectivos. Las dimensiones planteadas porMcAdam al concepto de oportunidades po-lticas, referidas a factores institucionales dela poltica (sistema poltico institucionalizado,Estado, lite, represin) y exteriorizadas enprotestas sociales, reduce la riqueza de losprocesos contemporneos de construccin dela accin colectiva, rebasando los marcos deinteraccin poltica. Al respecto, coincidimoscon Cohen al afirmar que la racionalidadinstrumental se transforma en la camisade fuerza de este enfoque (Tarrs, 1992:746). Adems, como bien reconoce Tarrs,esta perspectiva terica lleva implcita lareferencia a sociedades que poseen siste-mas econmicos y polticos-institucionales

  • 194

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    relativamente abiertos, donde no es la ads-cripcin o la capacidad de reproduccin loque define la identidad de los actores, sinola competencia econmica y la ciudadanapoltica, de ah sus limitaciones para expli-car procesos de movilizacin colectiva enAmrica Latina, pues los sectores socialesno han logrado una ciudadana plena quegarantice la participacin en el conflicto enigualdad de condiciones mediante canaleslegtimos (Tarrs, 1992: 748).

    Dentro de esta misma vertiente terica,llama la atencin la riqueza y profundidaddel enfoque histrico de los movimientos so-ciales desarrollado por Charles Tilly al pre-guntarse bajo qu condiciones los sectorespopulares plantean sus reivindicaciones?Est de acuerdo con que las recientes in-vestigaciones acerca de la accin colectivahan abandonado la obsoleta visin del com-portamiento colectivo como un dominio se-parado, fundamentalmente apoltico, produ-cido por la disolucin de los controlessociales convencionales y caracterizado poractuaciones calificadas como irracionales; deesta manera, reconoce como tesis de anli-sis que el planteamiento de las reivindica-ciones es eminentemente un proceso polti-co basado en la defensa articulada dedeterminados intereses por parte de unapoblacin que cuenta con una relativa orga-nizacin (1993:71-98).

    Los movimiento sociales, vistos como for-mas distintivas y especficas de accin so-cial en una perspectiva larga de la historiapoltica, son unos recin llegados de du-dosa coherencia, lo cual hace difcil la ge-neralizacin (Tilly, 1995: 18-19). Tilly asu-me que el movimiento social no es un grupoo un cuasi grupo, ni un compuesto parecido

    a un grupo, sino una forma compleja de ac-cin5 que consiste en interacciones intermi-tentes entre quienes desafan, los quedetentan el poder, los pblicos y, frecuente-mente, entre muchos otros actores, talescomo rivales, enemigos, fuerzas represivas,reporteros y oportunistas (1995: 17), lo queno significa que carezcan de historias cohe-rentes. Por lo tanto, en su forma ms gene-ral, Tilly define a un movimiento social comoun reto pblico ininterrumpido, libradocontra los que detentan el poder a nombre deuna poblacin desfavorecida que vive bajola jurisdiccin de aquellas personas quedetentan el poder (1995:18), personificandoas la interaccin contenciosa e implicandola formulacin de reclamaciones mutuasentre quienes retan y quienes ostentan elpoder. Aunado a lo anterior, las reclama-ciones involucran comnmente a terceros aotras personas que detentan el poder: fuer-zas represivas, rivales, aliados, ciudadanosen general.

    En su forma particular, el movimientosocial es un reto ininterrumpido contra losque detentan el poder estatal establecido, anombre de una poblacin desfavorecida quevive bajo la jurisdiccin de estas personas,mediante exhibiciones pblicas repetidas demagnitud, determinacin, unidad y mritode esa poblacin (Tilly, 1995: 18). Comofuncin de mltiplo, los cuatro elementosanteriores determinan el grado de atencinpblica que despertar el movimiento y ad-quirirn sus propias formas de evidencia: lamagnitud por el nmero de participantes enlas manifestaciones o de firmantes de los plie-gos petitorios; la determinacin por la dispo-sicin de los partidarios a sacrificarse o a lu-char por la causa; la unidad por compartir

  • 195

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    smbolos y consignas; y el mrito por el de-coro y por las historias de sufrimiento.

    Tres poblaciones relevantes interactanen grados variables en el movimiento y de-terminan su propia lgica: los que detentanel poder, los activistas y una poblacindesfavorecida. La tarea de los activistas delos movimientos sociales reside en constituir-se como interlocutores vlidos de la pobla-cin desfavorecida, en maximizar la eviden-cia de su magnitud, determinacin y unidad,para luego demostrar el mrito conjunto delos activistas y de la poblacin desfavorecida.En la medida en que los detentadores depoder no quieren o no pueden conceder lasreclamaciones en cuestin, se esfuerzan parareprimir la accin de los movimientos, paradesmovilizar a sus activistas y para despres-tigiar la evidencia. Esto explica las frecuen-tes discordias pblicas con respecto a lamagnitud de las manifestaciones y a larepresentatividad de los lderes de los mo-vimientos, as como los intentos repetidos porparte de los activistas para presentarse comoun grupo solidario, con una experiencia com-partida desde hace mucho tiempo y con unamemoria colectiva poderosa. Adems, de ahtambin el esfuerzo frentico entrebambalinas para forjar coaliciones, inven-tar nombres de grupos, componer discre-pancias, formular demandas y quejas, a msde planear las estrategias y los smbolos.

    En consecuencia, para Tilly la ilusin delmovimiento social como grupo, surge a par-tir del mismo esfuerzo que realizan los acti-vistas para presentarlo como numeroso, de-terminado, unitario y meritorio. Por otrolado, llama la atencin que en el anlisis deCambio Social y Revoluciones en Europa de1492-1992, el autor conceda importancia a

    la capacidad de la guerra, los distintos tiposde organizaciones que la inician y las diver-sas poblaciones que corrieron con los costesde la misma en la definicin de los rasgosesenciales de los estados, los cuales movi-dos por la reorganizacin militar general-mente experimentaron las grandes transfor-maciones que dieron lugar a las institucionesde la poltica moderna.6 Desde esta pers-pectiva, el desarrollo de las fuerzas arma-das, es decir, la institucionalizacin de lacoercin, ser para Tilly un incentivo fun-damental en la configuracin de los Esta-dos y las instituciones polticas, as de la cons-truccin de los actores y sus referentesconstitutivos.7

    El desarrollo de los ejrcitos permanen-tes gener un proceso de definicin de fronte-ras y de mayores controles sobre la poblacin,los recursos y las actividades (impuestos, ex-propiaciones, regulaciones, sistemas de po-lica y vigilancia), extendindose el controlcentral a la propiedad, la produccin y laactividad poltica. Igualmente se iba desa-rrollando de manera sobresaliente un con-trol cultural,8 a partir de la construccin deredes de comunicacin e invencin de sm-bolos nacionales, la creacin de sistemasnacionales de educacin, imposicin de idio-mas y otros medios para dar a conocer laproduccin cultural propia o heredada (Tilly,1993: 82). Todo el proceso anteriormentedescrito condujo al impulso de los estadosnacionales y de obligaciones de stos conlos ciudadanos, y a los ciudadanos con losestados, es decir, se desarroll abrupta-mente la ciudadana poltica9 y los estadosconsolidados, o bien el nacionalismo.

    En este contexto histrico, el autor sitasu anlisis de los conflictos y las revoluciones

  • 196

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    europeas, centrndose en planteamientosreivindicativos caracterizados por: a)conflictividad, que implican amenazas a losintereses de la otra parte; b) colectivos, cuan-do los individuos anan sus reivindicacio-nes; y c) cuando estn planteadas por o ennombre de sectores de poblacin relativa-mente desposedos de poder, reconociendoque los sectores populares plantean reivin-dicaciones colectivas cuando tienen intere-ses en comn, organizacin compartida, re-cursos que movilizar y cierta seguridadfrente a la represin, al tiempo que perci-ben una oportunidad o una amenaza conrespecto a sus intereses comunes.

    Agregado a lo anterior, para que las rei-vindicaciones tengan un mayor poder depresin debe existir la capacidad de los sec-tores para definir una accin colectiva y unaorganizacin interna que la refuerce cuan-do compartan los mismos agravios contraenemigos o rivales bien definidos (Tilly,1993: 86). La posibilidad de sostener unplanteamiento reivindicativo, lejos de serespecialidad de gente desorganizada o degrupos desarraigados, slo aparece si secuenta con una organizacin relativamentedensa, con interaccin grupal y que hayaun vnculo entre los que plantean la reivindi-cacin y el objeto de la misma. Sin embargo,los cambios estructurales que crearon el con-texto en el cual ocurrieron, como la urbani-zacin acelerada despus de 1800; el asal-to del capitalismo mercantil al industrial, conla consiguiente rpida proletarizacin de lafuerza de trabajo tanto rural como urbana;el vasto crecimiento de la poblacin; migra-ciones masivas, etc., explican los procesosms importantes de transformacin de losEstados y el desarrollo del capitalismo.

    Apreciamos cmo el autor reduce la inci-dencia, el carcter, la base social y las conse-cuencias de los planteamientos reivindicativoscolectivos a las trayectorias y combinacionesdiferentes en la transformacin del Estadoy el capitalismo, quienes actuaron conjunta-mente para alterar los repertorios vigentesde planteamientos reivindicativos, la natura-leza de las reclamaciones que se venan rea-lizando, as como los objetivos de las mismas.

    A pesar de la riqueza histrica del anli-sis de Tilly, las causas del movimiento socialnacional, centrado en la interaccin entrelos presuntos portavoces del grupo agravia-do y los representantes del poder que cues-tionan en acciones paralelas a las campaaselectorales, nos recuerda el enfoque de opor-tunidades polticas de Eisinger y McAdam,centrado en la protesta y la insurgencia ne-gra en las ciudades norteamericanas, don-de la accin colectiva queda reducida a unaexpresin de intereses polticos, y por tanto,con una marcada tendencia a incidir en lasinstituciones polticas del sistema.10 Sin em-bargo, en Tilly hay un reconocimiento deque los movimientos sociales nacionales ga-nan efectividad en la medida que se conec-tan a afirmaciones de identidad (como elmantenimiento de distintas lenguas y prc-ticas religiosas), exigencias encubiertas(como la pretensin de no entender la len-gua oficial) y reivindicaciones explcitas yprogramticas sobre actores locales y na-cionales (como en la reclamacin de publi-cacin de textos y la exigencia de utilizar,para asuntos oficiales, la lengua de los agra-viados) (1993: 89-90).

    Desde estos sealamientos, resulta muyinteresante cmo el autor, al delimitar lasposturas frente a los movimientos sociales

  • 197

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    contemporneos, reconoce que en muchos delos movimientos de la dcada del 60 lostemas comunitarios se mezclaron con losrevolucionarios, al seguir organizando ma-nifestaciones, mtines, huelgas, as comootros medios conocidos de lucha del viejorepertorio del movimiento social, y adems,continuaron tratando con los mismosdetentadores del poder, por lo que el ritmoy la innovacin no ha cambiado fundamen-talmente (1993: 90). As, podemos encon-trar en la perspectiva analtica de Tilly(1978) el desarrollo de dos modelos teri-cos: el polity model y el modelo de moviliza-cin. En el primero reconoce cuatro elemen-tos centrales: gobierno, contendiente, polityy coalicin para describir el comportamientode varios combatientes en interaccin. El se-gundo describir el comportamiento de unsolo contendiente a partir de cinco caracte-rsticas: intereses, organizacin, movilizacin,accin colectiva y oportunidad, suponiendoque hay cuatro determinantes fuertes para lamovilizacin: organizacin, los intereses, larepresin y oportunidad. Adems, seala quepara la accin colectiva los determinantesseran la movilizacin, la oportunidad y elpoder. La perspectiva analtica de Tilly pri-vilegia en sus dos modelos tericos las varia-bles relacionadas con la estructurainstitucional de la poltica. Su premisa de an-lisis parte de reconocer que los factores pol-ticos y organizativos juegan un papel esen-cial en la movilizacin de la accin colectiva,por lo que, al estimar constantes el ritmo y lainnovacin de los movimientos sociales, nodesarrolla el cmo se construye la interaccin,y por tanto, el sentido colectivo de la accin.

    Por ltimo, dentro de la perspectiva EOP,resulta imprescindible el enfoque de Sydney

    Tarrow, quien comparte la tesis de Tilly alargumentar que las expresiones de accincolectiva no pueden atribuirse al nivel denecesidad de la gente ni a la desorganiza-cin de sus sociedades, siendo condicionesms constantes que los movimientos quesupuestamente generan. Lo que vara conel tiempo y el lugar sern las oportunidadespolticas, mientras que los movimientos so-ciales estarn ms ntimamente relaciona-dos con los incentivos que stas ofrecen parala accin colectiva que con las estructurassociales o econmicas subyacentes (Tarrow,1997: 148). Partiendo de las premisas esen-ciales de la teora de EOP, el autor incorpo-ra elementos importantes en la explicacinno slo del cmo se desarrollan los movi-mientos sociales referidos fundamentalmente al papel de la interaccin de los acto-res en la construccin del sentido colectivode la accin social-, sino del cundo se de-sarrollarn stas acciones. Adems, elabo-ra un enfoque muy dinmico de los movi-mientos, al reconocer que la estructura deoportunidades no slo se aplica a la forma-cin de movimientos, sino que los movimien-tos crean oportunidades para s mismos opara otros (1997: 148).

    La categora central de su anlisis es laestructura de oportunidades polticas, la cualdefine como las dimensiones congruentesaunque no necesariamente formales o per-manentes del entorno poltico que ofrecenincentivos para que la gente participe en ac-ciones colectivas al afectar sus expectativasde xito o fracaso; sus cambios ms desta-cados estarn referidos a cuatro aspectos:la apertura del acceso a la participacin, loscambios en los alineamientos de los gobier-nos, la disponibilidad de aliados influyentes

  • 198

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    y las divisiones entre las lites y en el senode las mismas (Tarrow, 1997: 156). Tarrow,al igual que los autores anteriores, vinculala accin colectiva a cambios en las institu-ciones formales e informales de la poltica,aunque en su perspectiva incorpora la di-mensin simblica de estos movimientos.

    El primer aspecto que explica el cambioen la estructura de oportunidades polticasest referido al incremento del acceso a laparticipacin poltica, y es resumido en la inte-rrogante siguiente: son ms proclives a em-prender acciones colectivas las personas quedisfrutan de todos los derechos polticos?Al respecto, Tarrow retoma la conclusinde Eisinger asumiendo que la protesta esespecialmente probable en sistemas carac-terizados por una mezcla de factores abier-tos y cerrados. El ejemplo clave es el desa-rrollo de movimientos sociales en la ex-URSSy Europa del Este en 1989, ya que laPerestroika y la Glasnost de Gorbachovabri nuevas oportunidades para la accinpoltica de grupos anteriormente excluidosde sta, y cmo el acceso a la red trans-nacional de informacin creada por el Tra-tado de Helsinki ayud a los disidentes delEste de Europa a seguir la pista a las accio-nes de los grupos de vigilancia del tratado enla dcada de los 80.

    Un segundo aspecto que incentiva lasoportunidades polticas se encuentra en losalineamientos polticos inestables, presentesen las democracias liberales por la inestabi-lidad electoral, pues la cambiante fortunade los partidos del gobierno y la oposicin,especialmente cuando se basan en nuevascoaliciones, crean incertidumbre entre losseguidores, animan a los desafectos a in-tentar ejercer un poder marginal y pueden

    inducir a las lites a competir en busca deapoyo fuera del estamento poltico. El movi-miento americano por los derechos civileses un claro ejemplo. El tercer aspecto refie-re a los aliados influyentes, los cuales pue-den incentivar a los agraviados a la accincolectiva cuando actan como amigos en lostribunales, como garantes contra la repre-sin o negociadores aceptables. Esto tam-bin se muestra en la experienciademocratizadora de Europa del Este, don-de la Iglesia Catlica en Polonia y el protes-tantismo en Alemania del Este contribuye-ron a incubar la resistencia y a proteger alos activistas de las represalias estatales.

    Por ltimo, las elites divididas pueden noslo incentivar a los grupos pobres en re-cursos a aventurarse a la accin colectiva,sino a segmentos de la propia lite que nose encuentran en el poder a asignarse el rolde defensores del pueblo. De esta manera,el anuncio realizado por Gorbachov sobrela no intervencin del Ejercito Rojo en lospases aliados comunistas en el Este, gene-r divisiones en las lites de estos pases quefacilitaron la posterior movilizacin popular.

    De acuerdo con el modelo de Tarrow,estas variables nos darn los aspectos din-micos o inestables del cambio en la estruc-tura de oportunidades polticas; sin embar-go, tambin reconoce cmo la estructura delEstado y las formas de represin y controldesarrolladas por stos constituyen tiles di-mensiones para predecir si los movimientosencontrarn oportunidades y dnde, paraemprender acciones colectivas. Es importanteresaltar que el autor acepta que la relacinEstado-movimiento social es una relacinmultidimensional,11 pues los estados en-frentan de distinta manera a los opositores

  • 199

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    fuertes que a los dbiles, mostrando un ros-tro diferente segn los sectores, y su fuerzavara en el tiempo y en funcin de la unidady fuerza de las lites. Al respecto, la estruc-tura de partidos para el desarrollo de losmovimientos adquiere relevancia, pues unpartido fuerte y monoltico ser menos pro-penso a absorber las demandas de nuevosactores sociales, mientras que en un siste-ma de partidos ms dbil y descentralizadopenetran ms fcilmente los intereses de losgrupos activos (Tarrow, 1997: 166-173); sinembargo, la diferencia comparativa ms im-portante ser la represin.

    Asumiendo la definicin de Tilly (1978)la represin es cualquier accin por partede un grupo que eleva el coste de accincolectiva del contendiente y que al reducir-lo es una forma de facilitacin, Tarrow de-muestra cmo la centralizacin del poderen estados represivos, si bien aplasta la re-sistencia en casi todas las circunstancias,ofrece a los disidentes un campo unificadoy un objetivo centralizado al que atacar unavez debilitado el sistema (ah descansa unade las razones fundamentales de la rpidacada del campo socialista), pues donde elpoder est ms centralizado y las condicio-nes son homogneas, una vez que se abrenlas oportunidades como ocurri con las re-formas de Gorbachov resultar ms fcilcrear y organizar un movimiento social, pueslos dbiles tendrn un arma crucial al tenermucho en comn (Valerie Bunce en Tarrow,1997: 168).12

    Tarrow seala que los regmenes repre-sentativos tambin pueden dispersar y eli-minar los movimientos de oposicin, a pe-sar de la proteccin constitucional de losderechos. Por un lado, estos estados pue-

    den procesar los elementos msdesafiantes eliminndolos de la poltica, ypor otro, pueden ser abiertamente represi-vos contra aquellos que amenacen sus pre-ceptos subyacentes. Otra caracterstica dela relacin Estado-movimiento social en estetipo de regmenes es la tendencia de los mo-vimientos a convertirse en partido poltico,dada la facilidad para organizar la opininy encontrar canales legtimos de represen-tacin, por lo que muchos de ellos se con-centrarn en las elecciones. Los elementosanteriores llaman la atencin sobre cmo lalegitimacin e institucionalizacin de la acti-vidad colectiva es un medio muy eficaz decontrol social.

    Cuando Tarrow afirma que una de las ca-ractersticas ms notables de la accin co-lectiva es que expande las oportunidadespara los dems, retoma otro concepto deTilly, al plantear que los grupos disidentesaumentarn sus oportunidades, ampliandoel repertorio13 de accin colectiva a nuevasformas (1997: 174). Los elementos establescomo la fuerza o debilidad del Estado, laestructura del sistema de partidos y las for-mas de represin o facilitacin estructuranlas estrategias que escogen los movimien-tos. Pero los movimientos surgen como re-sultado de la aparicin o expansin de lasoportunidades, poniendo de relieve la vul-nerabilidad del Estado a la accin colecti-va, abriendo as nuevas oportunidades paraotros sectores, que afectan tanto al sistemade alianza como al de conflicto y donde elEstado responde de un modo u otro, produ-ciendo nuevas oportunidades.

    A partir de los elementos anteriores, lascaractersticas principales de los movimien-tos sociales son para Tarrow: el desafo de

  • 200

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    la autoridad, la capacidad de crear incerti-dumbre y la potenciacin de la solidaridad.El primer y ms bsico aspecto de la accincolectiva es su capacidad para enfrentar asus oponentes o a las lites, pues siemprelos actores colectivos no slo retarn retri-camente a la autoridad, sino que empren-dern acciones que encarnen ese desafo co-lectivo y amenacen con un coste potencial.La incertidumbre tendr relacin con lo in-determinado de su coste, y como bien reco-nocer Tarrow, las manifestaciones no vio-lentas sern a menudo ms poderosas quela violencia en s, en virtud de que se plan-tean sin dar a la polica o a las autoridadesuna excusa para la represin.14 Pero desdenuestro punto de vista, el rasgo ms distinti-vo de la accin colectiva es la capacidad degenerar solidaridad; por tanto, los organi-zadores de sta siempre intentarnmaximizar el desafo y la incertidumbre delas acciones que organizan, explotar la soli-daridad de los participantes y sugerir querepresentan solidaridades an ms amplias.

    Estos tres rasgos se combinan para darlugar a las tres principales formas de accincolectiva: violenta, convencional y disruptiva.La accin colectiva violenta es la ms difun-dida en los estudios por ser la ms fcil depropiciar, y la que ms fcilmente podranemprender grupos locales aislados y pocoinformados (Tarrow, 1997: 185).15 Sin em-bargo, es importante reconocer que el Esta-do moderno ha producido un aumento enla cantidad de accin colectiva concertada,pero ha diluido su grado de violencia, por loque aun en Estados represivos los movimien-tos de oposicin se han especializado en di-sear formas discretas, simblicas y pacfi-cas de accin colectiva que son difciles de

    reprimir. Al respecto concluye que si bienla violencia es fcil de poner en marcha parala gente de escasos recursos, su dificultadestriba en que legitima la represin, polari-za a la opinin pblica y, en ltima instan-cia, depende de un pequeo ncleo de mi-litantes para los que se ha convertido en laexpresin poltica fundamental. He ah laexplicacin de por qu todas las formas deaccin colectiva que se han desarrollado comoplato fuerte del repertorio contemporneo enlos estados democrticos son no violentas,oscilando entre la convencin y la disrupcin.

    La accin colectiva convencional presu-pone la existencia de organizadores que secoordinan a travs de un proceso que, se-gn Tarrow, se asemeja ms a los contra-tos por convencin que a un controlorganizativo real (1997: 188), requiriendoun acuerdo tcito en las expectativas de losparticipantes. Aunque estas formas de ac-cin comenzaron como ruptura de rutinasya establecidas, hoy constituyen parte de unrepertorio conocido y comprendido por to-dos en la cultura poltica de los estados mo-dernos. Sus principales formas de expresinson las huelgas y las manifestaciones.

    A diferencia de las anteriores, la accincolectiva disruptiva constituye la expresinconcreta del grado de determinacin de unmovimiento, pues se caracteriza por la ne-cesidad de los manifestantes de hacer visiblesu existencia y reforzar su solidaridad, obs-truyendo las actividades rutinarias de losoponentes o las autoridades y representar unpeligro para la ley e implicar un enfrenta-miento con el Estado al ampliar el crculo delconflicto. El poder de la accin colectiva dis-ruptiva radica en su capacidad para desafiara las autoridades, fomentar la solidaridad y

  • 201

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    crear incertidumbre, por lo que la historiade la accin colectiva es la historia de cmose incorporaron al repertorio convencionalformas nuevas y disruptivas de accin co-lectiva al ser aprendidas, experimentadas,vividas y asimiladas por los oponentes y laselites (Tarrow, 1997: 194).

    Sin embargo, es de llamar la atencin elanlisis de Tarrow sobre el desarrollo de losfundamentos simblicos de la accin colec-tiva. Efectivamente, el autor parte de reco-nocer que una de las principales tareas delas organizaciones del movimiento es encon-trar smbolos que resulten lo suficientemen-te conocidos como para movilizar a la genteque lo rodea, pues mantener la integridaddel movimiento frente a las exigencias de lacultura heredada es la otra cara del proble-ma (1997: 209). Esta premisa lo conduce apensar en la necesidad de conceptualizar elpapel del entorno simblico-cultural en laactivacin de la accin colectiva y desarro-llar la lgica de la construccin de su signifi-cado, reconociendo la importancia de lainteraccin social y poltica para lograrlo. Alrespecto, Tarrow retoma la cita de DavidKetzer: Una visin de la cultura que notome en cuenta la interaccin de nuestro sis-tema simblico y el mundo fsico en el quetranscurre la actividad humana lleva inevi-tablemente a una antropologa mstica(Tarrow, 1997: 210).

    Precisamente, este reconocimiento de ladescorporizacin que encuentra en la lite-ratura politolgica sobre el papel de la cul-tura poltica en la vida de los pueblos, lepermite desarrollar su perspectiva concep-tual sobre la naturaleza interactiva de losmovimientos sociales y sus sociedades. Eneste sentido, los conceptos desarrollados son

    marco interactivo, formacin del consensoy movilizacin y oportunidades polticas.Para definir al marco interactivo de la ac-cin colectiva, Tarrow se apoya en el con-cepto desarrollado por Snow y RobertBenford: Esquema interpretativo que sim-plifica y condensa el mundo de ah fuerapuntuando y codificando selectivamenteobjetos, situaciones, acontecimientos, expe-riencias y secuencias de acciones dentro delentorno presente o pasado de cada uno(Tarrow, 1997: 214).

    Los marcos para la accin colectiva ac-tuarn entonces como dispositivos de acen-tuacin que subrayan y adornan la grave-dad y la injusticia de una situacin social oredefinen como injusto o inmoral lo que pre-viamente era considerado desafortunado,aunque tal vez tolerable (Snow y Benforden Tarrow, 1997: 215). Por ello, una tareafundamental de los movimientos sociales esla de sealar agravios, vincularlos a otrasofensas y construir marcos de significadoms amplios que puedan encontrar eco enla predisposicin cultural de una poblaciny transmitir un mensaje uniforme a quienesostentan el poder y a otros estamentos. Enotras palabras, la actividad clave de los mo-vimientos sociales consiste en inscribir agra-vios en marcos globales que identifican unainjusticia, atribuir la responsabilidad de lamisma a otros y proponer soluciones(Tarrow, 1997: 215). Esto es lo que el autordenomina enmarcado, del cual surge unapregunta: cmo se construye y cmo movi-liza socialmente?

    Para Tarrow, el proceso de enmarcadono siempre ser fcil, claro o indiscutido,pues los alimentadores del movimiento nose limitan a adaptar marcos de significado a

  • 202

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    partir de smbolos culturales tradicionales,sino que le darn forma a stos en la inter-seccin existente entre la cultura de unapoblacin objetivo y sus propios valores yfines. Por ello, el proceso de enmarcado estcodificado culturalmente, lo que no es enabsoluto una reproduccin automtica detextos culturales (1997: 217).

    Lo anterior le permite concluir que cuan-do la organizacin de un movimiento esco-ge smbolos para enmarcar su mensaje, es-tablece un curso estratgico entre su entornocultural, sus oponentes polticos y los mili-tantes y ciudadanos cuyo apoyo necesita, porlo que slo inscribiendo nuestro anlisis deldiscurso del movimiento en una estructura derelaciones de poder podremos comprenderpor qu los movimientos emplean determi-nadas prcticas simblicas y no otras, y sitienen alguna posibilidad de xito. Esta con-clusin, aunque no implica una ruptura conla perspectiva de oportunidades polticas, silo sita muy cerca de reflexiones msculturalistas sobre los movimientos sociales.

    La fase posterior es la movilizacin delconsenso, la cual consiste en intentos deli-berados de difundir los puntos de vista deun determinado actor social entre los estra-tos de una poblacin. En este proceso losmedios de comunicacin juegan un papelesencial en las sociedades de nuestros dasal atraer la atencin de la nacin hacia agra-vios ignorados, contrastar visualmente losobjetos pacficos del movimiento con la bru-talidad de los oponentes y ayudar a difun-dir dentro del movimiento sus propias acti-vidades, reforzando el sentimiento de statusde sus miembros, lo que los convertir enun recurso externo imprescindible para losmovimientos sociales.

    MELUCCI Y LOS NUEVOS MOVIMIENTOSSOCIALES: COMPLEJIDAD SOCIAL,IDENTIDAD Y ACCIN COLECTIVA

    En las ltimas dcadas el surgimiento denuevas formas de accin colectiva en las so-ciedades industriales avanzadas estimuluna creativa reconceptualizacin del signifi-cado de los Nuevos Movimientos Sociales,quienes han adquirido importancia por elproceso de deslegitimacin que atravesaronlos partidos polticos de Europa al final delos aos 80. Tanto en este continente comoen Amrica surgieron movimientos que handesbordado la capacidad explicativa de lasteoras clsicas. Movimientos pacifistas, es-tudiantiles, de protesta contra la energanuclear, en defensa de las minoras nacio-nalistas, de los derechos de las mujeres, gay,de los animales, movimientos religiosos, poruna medicina alternativa, movimiento de laNueva Era y ecologistas son slo una mues-tra de los fenmenos que han suscitado cre-ciente inters entre los investigadores.

    En consecuencia, surge una perspectivaterica en Europa elaborada en sus diferen-tes variantes por autores como AlessandroPizzorno, Alain Touraine, Alberto Melucci,J. Habermas y C. Offe que tratan de definirlas transformaciones sociales experimenta-das en los pases capitalistas avanzados, ta-les como la disminucin del conflicto bipolarde clases, el crecimiento del sector terciarioy la expansin de actividades culturales, deconsumo y de recreacin. Estos movimien-tos y la cautelosa participacin de obreros ycomunistas en el movimiento estudiantil demayo de 1968 en Francia, cuestionaron laactualidad del modelo marxista dominan-te en la poca y sealaron la necesidad de

  • 203

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    elaborar una nueva teora sobre la accincolectiva (Tavera: 2000).

    Laraa (1994) reconoce que es impor-tante distinguir las nuevas formas de accincolectiva de las anteriores: no hay una rela-cin clara con los roles estructurales de susseguidores, existiendo una marcada tenden-cia a que la base social de los nuevos movi-mientos trascienda la estructura de clase.El origen social de sus participantes tienesus races frecuentemente en estatus socia-les bastantes difusos, como la edad, el g-nero, la orientacin sexual, o la pertenenciaal sector de profesionales cualificados queno responden a explicaciones estructurales.

    Sus caractersticas ideolgicas contrastannotablemente con las del movimiento obre-ro y con la concepcin marxista como ele-mento unificador y totalizador de la accincolectiva. Los movimientos sociales se iden-tificaban a partir de las ideologas tradicio-nales ms difundidas: conservador o libe-ral, de izquierda o derecha, capitalista osocialista. Los NMS son ms difciles de cla-sificar siguiendo estas categoras, pues se ca-racterizan por el pluralismo de ideas y valo-res, suelen tener una orientacin pragmticay perseguir reformas institucionales que am-plen los sistemas de participacin en deci-siones de inters colectivo. En este sentido,los NMS tienen un importante significado pol-tico en las sociedades occidentales: implicanuna dinmica de democratizacin de lavida cotidiana y la expansin de las dimen-siones civiles de la sociedad frente al creci-miento de aquellas vinculadas al Estado.

    Con frecuencia, estos movimientos impli-can el desarrollo de nuevos aspectos de laidentidad de sus miembros que antes tenanescasa importancia. Sus reivindicaciones y

    los factores de movilizacin tienden a cen-trarse en cuestiones de carcter cultural ysimblico relacionados con problemas deidentidad, en lugar de las reivindicacioneseconmicas que caracterizaron al movimien-to obrero. Se difumina la relacin entre elindividuo y el grupo, pues muchos movimien-tos contemporneos se manifiestan y expre-san a travs de acciones individuales en lu-gar de hacerlo por medio de gruposmovilizados o en un contexto grupal (porejemplo, el movimiento Hippie), carece deuna clara base estructural o de clase, convir-tindose en fuente de las particulares defini-ciones que cada uno de sus miembros hacede s mismo y su accin consiste en una com-pleja combinacin de autoafirmaciones deidentidades individuales y colectivas.

    A menudo los NMS implican aspectos nti-mos de la vida humana: los movimientos gay,por una medicina alternativa, por una vidasana, etc. Hacen uso de tcticas de movili-zacin radicales, de resistencia y perturba-cin en el funcionamiento de las institucio-nes, que tambin se diferencian de lastradicionalmente practicadas por el movi-miento obrero. Suelen emplear nuevas pau-tas de movilizacin caracterizadas por la noviolencia y la desobediencia civil, que confrecuencia representa un desafo a las nor-mas de comportamiento vigentes a travsde una representacin de carcter dramti-co (ocupaciones de edificios, las sentadas,los teach-ins, encadenamientos en la vapblica), fundadas en la influencia deGandhi, Thoreau y Koprotkin y que fueronempleadas con xito en el pasado.

    El surgimiento y proliferacin de NMSest relacionado con la crisis de credibili-dad de los cauces convencionales para la

  • 204

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    participacin en la vida pblica de las de-mocracias occidentales. En contraste conla estructura de cuadros y las burocraciascentralizadas de los partidos de masas tra-dicionales, la organizacin de los NMS sue-le ser difusa y descentralizada. Las formasde liderazgo, caractersticas de estos movi-mientos, tienden a ser flexibles, cambiantesy poco profesionalizadas.

    A pesar de la definicin de estos rasgos ydada la novedad del objeto estudiado, lossocilogos europeos han tenido que clarifi-car sus fundamentos epistemolgicos y de-sarrollar perspectivas tericas muy discuti-das. Dentro de los autores contemporneosque han abordado el estudio de los NMSemerge la propuesta terica y epistemolgicade Alberto Melucci, discpulo de AlanTouraine y con quien ha ejercido una graninfluencia en los estudios latinoamericanos.Para Melucci los debates contemporneosen torno al postmodernismo, la sociedad in-dustrial y la globalizacin del sistema mun-dial, se fundamentan muy a menudo en su-puestos tericos ocultos que rara vez sehacen explcitos, por ello considera quecuando se refieren a la sociedad actual, losanalistas usan trminos que requieren deadjetivos o prefijos. As hablan de socie-dad postindustrial, posmoderna, capi-talista tarda, compleja, de la informa-cin, etc., y esta necesidad de adjetivos yprefijos la considera un sntoma agudo de laincertidumbre terica que se vive en la ac-tualidad (Melucci, 1999).16

    Precisamente desde el inicio de su obra,es clara la aceptacin de los obstculosepistemolgicos que tienen que enfrentarlas teoras de los NMS,17 y en corresponden-cia, un esfuerzo bastante coherente de fun-

    damentar su definicin metodolgica y te-ricamente, integrando perspectivas tericasclsicas y contemporneas sobre la accincolectiva y los movimientos sociales. Auna-do a esto, y a diferencia de los autores deMR y EOP, enfatiza en el fundamento psico-lgico y cultural de la identidad colectiva.Por ello hemos seleccionado su obra, paraprofundizar en la singularidad de esta pers-pectiva terica muy contempornea en elestudio de los NMS.

    La teora de Movilizacin de Recursosmantiene un inters bsico hacia las formasvisibles y organizadas de la accin colecti-va, subvaluando as la dimensin subterr-nea y profunda de esta accin que se formaen el mbito social, antes de expresarsecomo accin poltica (Melucci, 1995: 229).Al reconocer esto, el autor define que el ver-dadero problema para el enfoque sociolgi-co es captar cmo la multiplicidad de ele-mentos y orientaciones de accin forman unsujeto colectivo o una unidad de accin, lacual no ser un punto de partida, sino unfenmeno para ser explicado (Melucci:1999).18 Al abogar por el desarrollo de unnuevo aparato conceptual con el objetivo deexplicar los fenmenos de las sociedades con-temporneas, Melucci retoma la categoracentral de la teora de sistemas desarrolla-da por Niklas Luhmann de sociedad comple-ja, definida a partir de tres variables: dife-renciacin, variabilidad y exceso cultural.

    Para Luhmann, complejidad significa laexistencia de un conjunto de posibilidadessuperior a las que de hecho pueden ser rea-lizadas y exigen algn tipo de seleccin en-tre ellas (Vallespn, 1993: 14), esto equi-vale a un imperativo de seleccin entre elcmulo de opciones que se abren a la accin.

  • 205

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    Precisamente, a otras alternativas de elec-cin, formas funcionalmente equivalentes delidiar con una realidad compleja, posibili-dad de que las cosas puedan ser de otromodo se le denomina contingencia; de estamanera, complejidad, en el sentido antesmencionado, significa coaccin de la selec-cin. Coaccin de la seleccin significa con-tingencia y sta significa riesgo (Luhmann,1991: 57).

    Como caractersticas de este tipo de so-ciedad compleja se encuentran:

    1. Pluralidad de significados y perspectivas:la diferenciacin en subsistemas tienecomo consecuencia la existencia de va-rios niveles de formacin de la experien-cia y la consiguiente multiplicidad, varie-dad y discontinuidad de los cdigos decomunicacin en cada mbito de activi-dad social. Ello trae aparejada lapolisemia de lenguajes, valores, tcnicasy smbolos que se utilizan en las diversasesferas de la vida social (Makowski yConstantino, 1995),19 siendo las diferen-tes experiencias inconmensurables (Zoloen Gleizer, 1997). En lugar de una so-ciedad afirmada sobre principios univer-sales fijos, hay un pluralismo de espaciossociales regulados por criterios flexiblesy contingentes, que Melucci llama dife-renciacin.20

    2. Variabilidad de los sistemas: Para Melucci(1999), es la velocidad y frecuencia delcambio, pues un sistema es complejo por-que usualmente cambia y se transformavelozmente. De ah la necesidad de modi-ficar el modelo de accin continuamenteen el tiempo, para que pueda adecuarseal sistema que se est transformando.

    3. Exceso cultural: las posibilidades de ac-cin rebasan ampliamente la capacidadefectiva de accin de los sujetos.

    Pero, qu significa esto desde el punto devista de la experiencia social de los sujetos-actores de un sistema complejo?, se preguntaMelucci. Los tres procesos anteriores esta-blecen una condicin permanente de incer-tidumbre, porque cada vez que pasamos deun mbito a otro y no podemos aplicar lasreglas que valan para el otro lugar, tene-mos que asumir nuevas medidas, nuevoslenguajes; asimismo, cada vez que nos apar-tamos en el tiempo, no podemos transferirlos mismos modelos de accin y tenemos enestas circunstancias que producirlos y adap-tarlos. La incertidumbre como condicinpermanente de los actores en un sistemacomplejo, los coloca continuamente frente ala necesidad de elegir para reducirla.

    En los sistemas complejos las relacionesentre incertidumbres, preferencias y deci-siones son relaciones permanentes, casi cir-culares. Se introduce as la circularidadcognitiva de los actores: las prcticas socia-les son reformadas y examinadas constan-temente a la luz de nueva informacin so-bre esas mismas prcticas, lo que altera sucarcter constituyente e incrementa nueva-mente la complejidad.

    Por consiguiente, los actores reconocenque no estn en posicin de definir su me-dio en trminos objetivos, es decir, no pue-den neutralizar las distorsiones introducidaspor su propia actividad cognitiva, ni definirsea s mismos sin referencia a la complejidady turbulencia del contexto. Estos puedenconsiderar la circularidad en que se encuen-tran, pero no salirse de su propia perspectiva

  • 206

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    histrica y social o liberarse de los sesgosde la comunidad cientfica, cultura o civili-zacin a la que pertenecen y que influye enla propia percepcin de s mismos (Zolo enGleizer, 1997: 25). La situacin anterioraumenta el carcter reflexivo y artificial dela vida social, la cual se representa ms comoun producto de relaciones, acciones, deci-siones, que como un dato, pues continua-mente se nos llama a producir mediantenuestras elecciones y decisiones, las relacio-nes y el campo de nuestra propia accinsocial (Melucci, 1999: 55).

    Ello est determinado por el hecho deque la informacin se ha convertido en elrecurso central que acenta el aspecto re-flexivo de la vida social, pues la mayora denuestras experiencias cotidianas alcanzangrado n3, es decir, ocurren en contextos queson construidos cada vez ms por la infor-macin, vueltos a lanzar por los medios decomunicacin e interiorizados por los indi-viduos en una especie de espiral que da vuel-tas sobre ella misma y que paulatinamenteva transformando la realidad en signos eimgenes.

    Por un lado, asistimos a una deslocali-zacin y a una planetarizacin del espacio,y por el otro, a una presentificacin deltiempo, fenmenos que cambian profunda-mente las categoras fundamentales de cons-truccin de la experiencia humana (Melucci,1996: 88). Otra caracterstica importantereconocida por el autor es la naturaleza mis-ma del recurso de la informacin, pues setrata de un recurso simblico y reflexivo pors mismo, que presupone que las necesida-des elementales han sido resueltas, es de-cir, los actores deben moverse como sujetosautnomos de la accin.21

    Esto no slo modifica radicalmente laconcepcin del sujeto, sino del conflicto socialpara esta propuesta terica, pues los con-flictos de la sociedad industrial se desarro-llan en el mbito de categoras sociales queson definidas por su colocacin en la estruc-tura productiva, es decir, un conflicto de cla-se, y, en los casos de conflictos de ciudada-na, los actores se definen a partir de surelacin con el Estado y con un sistema po-ltico, los cuales se miden en un grado deinclusin-exclusin respecto a este sistemade referencia.

    Por el contrario, los conflictos en las so-ciedades complejas presentan caractersti-cas muy diversas.22 En primer lugar, los ac-tores son individuos o grupos que sedistinguen por disponer de cierta cantidadde recursos de autonoma. Al estar investidoscon informacin intensa de la sociedad, sonquienes ms indirectamente estn someti-dos a los procesos de manipulacin de lasmotivaciones del sentido.

    Esos sujetos no se identifican slo por-que pertenecen a una categora social, sinotambin por su oposicin al sistema en cuantored informativa; potencialmente, los actoresson individuos, lo que vale decir que el con-flicto tiene como actores a los individuos.En segundo lugar, aquellos a quienes seoponen son siempre ms bien aparatos neu-tros, impersonales, legitimados comnmen-te por la racionalidad cientfica y tcnica,por ello, las categoras sociales en juego sonms difciles de reconocer y los inter-locutores no son estables. Al respecto,Melucci reconoce que las formas de accinque vuelven explcitos a los conflictos sonformas de accin diferentes a las de la socie-dad industrial, porque estos se manifiestan

  • 207

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    cada vez que un cdigo dominante es cues-tionado y su funcin es revelar los proble-mas, anunciarlo a la sociedad en un readada, de ah su funcin simblica.23

    Desde esta perspectiva, el autor recono-ce que a diferencia de los enfoques de lamovilizacin de recursos, que evitan el gra-do micro y de hecho reducen toda accincolectiva a su dimensin poltica y organiza-cional, los conflictos sociales contempor-neos no son slo polticos, pues afectan laproduccin cultural del sistema. La accincolectiva no se lleva a cabo simplementepara intercambiar bienes en el mercadopoltico o para incrementar la participacinen el sistema: tambin altera la lgica domi-nante en la produccin y apropiacin derecursos (1999: 47).

    De esta forma, los conflictos tienden amanifestarse en las reas del sistema msdirectamente ligadas con la produccin derecursos informativos y de comunicacin,pero al mismo tiempo estn expuestos a in-tensas presiones de integracin. Por lo tanto,los conflictos son representados por actoresprovisionales que operan como inspiradores,haciendo surgir los dilemas cruciales queatraviesan a la sociedad (Melucci, 1995:231). Esta situacin no puede analizarsesolamente dentro de las contradicciones es-tructurales, pues tiene que considerarsecomo una interaccin de objetivos, recursosy obstculos y como una orientacin inten-cional que se establece dentro de un siste-ma de oportunidades y coerciones. Siendolos movimientos sociales sistemas de accinque operan en un campo sistmico de posi-bilidades y lmites, su modo de definir laaccin es el nexo concreto entre orientacionesy oportunidades/constricciones sistmicas.

    De tal manera que para Melucci, losmovimientos sociales son sistemas de accinporque cuentan con estructuras: la unidady continuidad de la accin no seran posi-bles sin la integracin e interdependenciade individuos y grupos, a pesar de ladesestructuracin aparente de estos fenme-nos sociales. Este es un punto central en lapropuesta del autor, pues al igual que elmodelo terico de la MR, intentar dar res-puesta al cmo se forman los movimientos,a diferencia de otras perspectivas que cen-traban su atencin en el por qu. Los movi-mientos, entonces, son sistemas de accinen el sentido de que sus estructuras son cons-truidas por objetivos, creencias, decisionese intercambios, que operan todos ellos enun campo sistmico. Aqu radica una de lasprincipales diferencias de Melucci con laperspectiva EOP, pues recordemos cmo losautores anteriores articulan los incentivos delos movimientos en funcin de las respues-tas de sectores agraviados al sistema polti-co, comenzando a jugar un papel importan-te la definicin de identidad colectivacompartida del campo de oportunidades yconstricciones ofrecidas a la accin colecti-va (Melucci, 1999: 56).24

    As, los individuos operando conjunta-mente construyen su accin mediante inver-siones organizadas, es decir, definen entrminos cognoscitivos, afectivos yrelacionales el campo de posibilidades y l-mites que perciben, y al mismo tiempo, ac-tivan sus relaciones para darle sentido al es-tar juntos y a los fines que persiguen.

    Los actores colectivos producen accincolectiva porque son capaces de definirse as mismos y al campo de su accin (rela-ciones con otros actores, disponibilidad de

  • 208

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    recursos, oportunidades y limitaciones). Losindividuos crean un nosotros, compartien-do y laboriosamente ajustando por lo me-nos tres clases de orientaciones: aquellasrelacionadas con los fines de la accin (elsentido que tiene para el actor); las vincula-das con los medios (las posibilidades y lmi-tes de la accin) y, finalmente aquellas refe-ridas a las relaciones con el ambiente (elcampo en el que tiene lugar la accin). Elsistema de accin multipolar se organiza alo largo de tres ejes (fines, medios y am-biente), que pueden ser vistos como un con-junto de vectores interdependientes en es-tado de mutua tensin,25 donde los actorescolectivos negocian y renegocian a lo largodel tiempo estos diferentes aspectos de suaccin. Las funciones de liderazgo y las for-mas organizativas intentan dar un orden msduradero y predecible a esas definiciones.Cuando se observan fenmenos colectivos,generalmente la atencin se enfoca sobrelos aspectos ms visibles de la accin (acon-tecimientos, movilizaciones, actos de violen-cia); sin embargo, son manifestaciones deun proceso que opera en el nivel analticomicro, y que normalmente es ignorado.

    Para Melucci, los eventos, las moviliza-ciones, las expresiones de descontento oentusiasmo pueden ocurrir, y seguir ocu-rriendo, debido a que el actor colectivo lo-gra realizar una cierta integracin entre es-tas orientaciones y los factores de tipocoyuntural que facilitan oportunidades pol-ticas, la presencia de agentes animadores,el grado de integracin, la crisis del ambien-te, etc.; pues ciertamente contribuyen a laemergencia de fenmenos colectivos. Noobstante, estos factores y ah la novedadde su aporte no podran operar sin la

    capacidad del individuo para percibirlos eintegrarlos en un sistema de interaccin ynegociacin de las orientaciones, respecto afines, medios y ambiente de su accin. Portanto, este autor ha rebasado en la definicinde accin colectiva el estrecho marco analti-co de las perspectivas anteriores, incorporan-do de forma importante la dimensin subjeti-va y el proceso de construccin delsignificado social de la accin con su medio,donde no slo los recursos polticos deter-minarn las formas de expresin colectiva.

    Este proceso de construccin y negocia-cin del significado de la accin colectiva,llamado identidad colectiva, no da cuentade su aspecto dinmico, pero seala la nece-sidad de un grado de identificacin, que esprecondicin para cualquier clculo de ga-nancia-prdida y para la percepcin de lainjusticia como tal; y lo que es ms, no sepodran calcular los intercambios en la are-na poltica. He ah, desde nuestro punto devista, uno de los mayores aportes de la pers-pectiva terica de Melucci. El movimientosocial es la forma de accin colectiva queabarca las siguientes dimensiones: a) soli-daridad, b) conflicto, c) ruptura de los lmi-tes del sistema en que ocurre la accin.26

    Pero cul es su concepcin del vnculomovimiento social-relaciones polticas en lassociedades complejas? Partiendo de la pre-misa de que el impacto de las formas con-temporneas de accin colectiva no puedeser medido, reconoce que desde el momen-to en que los movimientos alteran los cdi-gos culturales dominantes, su mera existen-cia supone una inversin de los sistemassimblicos incorporados a las relaciones depoder. No obstante, y es importante losmovimientos no slo sern portadores de un

  • 209

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    mensaje cultural, tambin sern organiza-ciones que enfrentarn a los sistemas polti-cos al elegir la movilizacin popular, de ahsu tercera dimensin (romper los lmites delsistema).

    Segn su punto de vista, los movimientossociales contemporneos, a pesar de no re-ducirse a la esfera poltica, son agentes demodernizacin de sta, al estimular la inno-vacin e impulsar medidas de reforma pol-tica, proporcionar nuevas lites, garantizarla renovacin de personal en las institucio-nes polticas, crear nuevas pautas de com-portamiento y nuevos modelos de organiza-cin. Sin embargo, an cuando su impactopuede ser medido, no se debe olvidar queslo es una dimensin, y no siempre la msimportante de la accin colectiva contem-pornea (Melucci, 1999: 104). As, la ac-cin colectiva tambin acta como unmultiplicador simblico, puesto que no estguiada por criterios de eficacia, cambia lalgica operacional de los aparatostecnocrtico-militares y cuestiona las basesde su poder, obliga a los aparatos a justifi-carse, los empuja a hacer pblica su lgicay la debilidad de sus razones (Melucci,1999: 105), de ah su famosa misinproftica. En consecuencia, su gran logroest relacionado con la capacidad de hacervisible el poder a pesar de su creciente ten-dencia a la neutralidad y el anonimato.

    En lo referente a las formas de accinrelacionadas con la vida cotidiana y la iden-tidad individual, los movimientos contempo-rneos toman distancia del modelo tradicio-nal de la organizacin poltica y adoptan unacreciente autonoma de los sistemas polti-cos. Estos van a ocupar un espacio interme-dio de la vida social, en la cual se entrela-

    zan necesidades individuales y estmulos deinnovacin poltica. Las caractersticas de losmovimientos hacen que la eficiencia de losconflictos sociales pueda ser garantizada sloa travs de la mediacin de los actores polti-cos, sin que se pueda reducir a sta. Comose puede apreciar, para Melucci la iniciativade innovacin de los movimientos no se ago-ta en una transformacin del sistema polticocomo obra de los actores institucionalizados;sin embargo, la posibilidad de que las de-mandas colectivas se amplen y encuentrenespacio, depende del modo en el cual losactores polticos logren traducir en garan-tas de democracia las demandas provenien-tes de la accin colectiva (1995: 231).

    Derivado de lo anterior, emergen las si-guientes preguntas: qu tipo de represen-tacin podra dotar de eficacia poltica a losmovimientos, sin que significara una mer-ma de su autonoma?, de qu modo losmovimientos pueden transformar sus men-sajes en cambios polticos efectivos? Su res-puesta no es fcil, pero Melucci sugiere dosconclusiones importantes al respecto:

    1. Las formas organizativas de las institu-ciones polticas tradicionales son en s mis-mas inadecuadas para representar lasnuevas demandas colectivas, a pesar deque an cumplen importantes funcionesen los sistemas polticos occidentales. Sucapacidad de representar intereses rela-tivamente estables, ni siquiera puede es-cuchar la voz de los movimientos y, cuan-do lo hace, es incapaz de adaptarse a lapluralidad de actores y temas que la ac-cin colectiva incorpora, por ello, losmovimientos sociales mantendrn unaperspectiva conflictual.

  • 210

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    2. Debido a la fragmentacin de la accincolectiva, los movimientos sociales no pue-den sobrevivir en las sociedades comple-jas sin alguna forma de representacinpoltica. Por ello, los movimientos socia-les tampoco pueden prescindir de cana-les de representacin y de actoresinstitucionales capaces de traducir en de-cisiones el mensaje de la accin colecti-va, preservndose adems, de la atomi-zacin o la violencia marginal. Sinembargo, a pesar de la apertura del sis-tema poltico y su capacidad de respues-ta, los movimientos no se agotan en larepresentacin, as, la accin colectivasobrevive por encima de la mediacininstitucional; reaparece en nuevas reasdel sistema social y alimenta nuevos con-flictos. Otra de las funciones importantesde los movimientos contemporneos essu capacidad para proyectar un nuevoespacio poltico, pblico e intermedio,cuya funcin no es ni institucionalizar losmovimientos ni transformarlos en parti-dos, sino hacer que la sociedad escuchesus mensajes y los convierta en decisio-nes polticas, mientras que los movimien-tos mantienen su autonoma.

    Como apreciamos, el autor considera quela accin colectiva est generada por un pro-ceso de construccin de significado simbli-co a partir de procesos interactivos, de ah lanocin de solidaridad, pues constituye un ele-mento implcito en la identidad colectiva, alreferir la capacidad de los actores de reco-nocerse a s mismos y de ser reconocidoscomo miembros del mismo sistema de rela-ciones sociales. Sin este elemento, y esta esuna de las limitaciones de los enfoques an-

    teriores, sera imposible la construccin delsentido de lo colectivo en la accin social.

    A MODO DE CONCLUSIN

    El objetivo que nos hemos planteado en estetrabajo ha sido la reconstruccin de dos pers-pectivas tericas que explican la accin co-lectiva y los movimientos sociales contem-porneos: la Estructura de OportunidadesPolticas y los Nuevos Movimientos Socia-les, para lo cual analizamos los aportes deEisinger, McAdam, Tilly y Tarrow, dentrode la primera perspectiva, y AlbertoMelucci, en la segunda.

    Nos interesa llamar la atencin sobrecmo dentro de los anlisis de la teora deEOP existen elementos de continuidad y rup-tura. Por ejemplo, si comparamos la pers-pectiva de Eisinger y Tarrow, observaremosque el enfoque del ltimo, aunque reconocela centralidad de los referentes institucio-nales y organizativos de la poltica en la con-figuracin de la accin colectiva, adicionaelementos importantes para la comprensinde la dimensin simblica de sta.

    Sin embargo, la obra terica de Meluccirefleja radicalmente un enfoque ms siste-mtico, integral y dinmico de la construc-cin de la accin colectiva; recuperandocrticamente presupuestos tericos anterio-res, parte de la premisa que ni los modelosmacroestructurales ni los basados en lasmotivaciones individuales tienen capacidadpara explicar las formas concretas de ac-cin colectiva o la implicacin de los indivi-duos y de los grupos en tales acciones. Porlo tanto, faltaba el anlisis del nivel interme-dio relacionado con los procesos mediantelos cuales los individuos evalan, reconocen

  • 211

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    lo que tienen en comn y deciden actuarconjuntamente. Adems, la necesidad demejorar nuestra capacidad de trascender launidad emprica por medio de instrumen-tos analticos tan elaborados como nos seaposible, llama la atencin sobre la cuestinde cmo se forma un actor colectivo.

    Aunado a lo anterior, demuestra la di-mensin metainstitucional de los movimien-tos sociales contemporneos, al no reducir-los a simples reacciones y respuestas a losestmulos del sistema poltico, sino valoran-do su capacidad de explicitar los conflictosculturales en las sociedades complejas. Des-de nuestro punto de vista, ah reside la apor-tacin fundamental de la propuesta tericade Melucci sobre los Nuevos MovimientosSociales. Precisamente es la definicin deidentidad colectiva medular en su empeo,al reconocer que las expectativas se cons-truyen y comparan con una realidad (con larealizacin, pero tambin con la estructura deoportunidad), slo sobre la base de unadefinicin negociada de la constitucininterna del actor y del mbito de su accin,por tanto; que un autor elabore expectati-vas y evale las posibilidades y lmites de suaccin implica una capacidad para definirsea s mismo y a su ambiente.

    En concordancia, la identidad colectivaes un proceso mediante el cul los actoresproducen las estructuras cognitivas comu-nes que les permiten valorar el ambiente ycalcular los costos-beneficios de la accin,pero nunca se debe reducir a ste clculo,en virtud de que no pueden ser vistos slodesde la racionalidad instrumental. Defini-da as, presupone la exploracin de una di-mensin analtica clave en el caso del anli-sis sociolgico de los fenmenos colectivos.

    NOTAS

    1 Por ejemplo, Tavera reconoce que al intro-ducir al estudio de los movimientos socialesel contexto poltico en el que surgen y se des-envuelven, la teora de las OP contribuysustancialmente al avance de las teoras so-ciolgicas sobre movimientos sociales(2000: 454).

    2 Usado (el concepto de EOP) para explicarmucho, puede terminar explicando nada(Gamson y Meyer, en McAdam, 1996).

    3 Eisinger define modelo curvilineal en la si-guiente hiptesis: la protesta es como mu-cho un sntoma de frustracin o impaciencia,y tiene lugar cuando un sistema poltico co-mienza a abrirse, pues probablemente noocurrir en un sistema cerrado o muy abier-to. Ocurrir en un sistema mixto donde lamarcha del cambio no tiene el mismo ritmoque las expectativas. Un sistema que se estabriendo es ms vulnerable y responsable antelas demandas polticas, pero por otra parte, lapersistencia de inequidades se vuelve intole-rable para algunos grupos ante las expectati-vas del cambio (1973:15).

    4 Al respecto es muy ilustrativa la frase deGamson y Meyer: El trmino oportunida-des polticas amenaza en convertirse en unesquivo y omniabarcante factor para todaslas condiciones y circunstancias que formanel contexto de la accin colectiva (McAdam,1985: 60).

    5 Segn el autor, en su lgica, un movimientosocial es paralelo a una danza coreografiadacon poco rigor, a un desayuno para recaudarfondos, a una reunin de costura, a un deba-te de esquina, a un concierto improvisadoque cambian, a una cscara de balonces-to, o a un festival en el que se invita a perso-

  • 212

    De la estructura de oportunidades polticas a laidentidad colectiva. Apuntes tericos sobre el...

    nas de toda la ciudad; todos estos fenmenostienen estructuras e historias bien definidas,pero ninguno de ello es un grupo, o tan si-quiera la accin de un solo grupo (Tilly,1995: 16).

    6 La formacin de amplias fuerzas armadas tuvouna serie de consecuencias no intencionadaspero fundamentales, entre las que se citan:la capacidad de ocupar a los gobernantes enextensos conflictos y negociaciones con suspoblaciones; ampliar las definiciones de ciu-dadana; avanzar en ideas y prcticas de so-berana popular; generar ineludibles recla-maciones de los individuos sobre los estadosen forma de derechos como la peticin y aso-ciacin; reforzar diversas clases de institucio-nes representativas; aumentar las burocraciascentrales del Estado; convertir el mandatoindirecto de los estados en mandato directo;extender los controles del Estado sobre losstocks y flujos de trabajo, capital, mercancay dinero a lo largo de fronteras establecidas;ampliar las obligaciones del Estado con losveteranos de guerra y sus familias, convir-tindolos en actores colectivos, y promoverexperiencias compartidas a travs del servi-cio militar mismo (Tilly, 1993: 80).

    7 Por ejemplo, en el caso de Gran Bretaa enlos aos de guerra de 1792 a 1815, no slose observ un masivo incremento en las fuer-zas armadas y los impuestos, un crecimientosustancial y la centralizacin del Estado na-cional y un importante aumento de los pode-res del Parlamento, sino tambin una impor-tante modificacin de la accin colectivapopular hacia bases asociativas, objetivos na-cionales y reclamaciones ante el Parlamento(Tilly, 1993: 82).

    8 Tilly entiende por control cultural la singu-larizacin o la creacin de una nica tradi-cin lingstica, histrica y artstica, que se

    convirti en prioritaria frente a otras tradi-ciones previamente existentes dentro del te-rritorio nacional (Tilly, 1993: 82).

    9 La ciudadana empez a cobrar el sentidoque los europeos de hoy le asignan: un gru-po de derechos y obligaciones con respectoal Estado que se aplica con mayor o menorequidad a amplios grupos de gente que nacedentro de su territorio o se naturaliza en l"(Tilly, 1993: 83).

    10 Al respecto, Tilly reconoce explcitamente quelos movimientos sociales se plasmaron comoformas establecidas de accin en un entornoparaelectoral y paraparlamentario, y todavahoy ostentan las marcas de este entorno(1995: 25).

    11 Al respecto sintetiza: Pero, del mismo modoque el Estado es un blanco multidimensional,los movimientos sociales son actoresmultidimensionales (Tarrow, 1997: 166).

    12 Este efecto perverso creado por la poltica enlos sistemas represivos y totalitarios ha sidoreflejado magistralmente por Havel en suensayo The power of the powerless (1992)para el caso de Checoslovaquia. La naturale-za del poder poltico checo le permite expli-car las caractersticas de la disidencia y supoder metapoltico: al otorgar la represinsistemtica del Estado hacia sectores disiden-tes una coloracin poltica a actos ordinarios;al invadir la poltica todas las esferas de lavida social y convertir incluso a los disiden-tes moderados en opositores al rgimen, plan-tendose el problema de su derrocamientocomo condicin para la reforma.

    13 Tilly define a los repertorios de la accin co-lectiva como el nmero limitado de vas esta-blecidas por los actores para plantear sus rei-vindicaciones; vas que incluyen formas de

  • 213

    Carlos Manuel Rodrguez Arechavaleta

    accin experimentadas a lo largo de luchassobre reivindicaciones anteriores que variande grupo a grupo, de regin a regin, y deperiodo a periodo (1993: 86).

    14 Al respecto, es muy ilustrativa la cita deEisinger retomada por Tarrow: Lo que re-sulta implcitamente amenazador en una pro-testa no es slo la exhibicin socialmente noconvencional de grandes multitudes, que ofen-de y asusta a los observadores respetuosospara con las normas, sino las visiones queevoca en los observadores y los oponentesacerca de hasta dnde podra llegar una con-ducta tan obviamente airada (1997: 182).

    15 El diferente costo transaccional de la accincolectiva pacfica y la violenta es resumidopor Tarrow de la siguiente forma: Mientraslos organizadores de una manifestacin pac-fica necesitan un plan de accin, megfonos,pancartas, cuerpo de seguridad entrenado,un orador capaz de mantener la atencin dela multitud y obtener la cooperacin o la to-lerancia de la autoridades; quienes fomentanla violencia no necesitan ms que ladrillos,bates de bisbol o cadenas, el ruido de ven-tanas rompindose, el crujido de las porrasabatindose sobre la cabeza de las vctimas yla solidaridad del grupo (1997: 184).

    16 Al respecto concluye en uno de sus textos:es preferible admitir claramente que nosabemos de qu sociedad estamos hablando(Melucci: 1999); en otro ms seala que lareflexin terica sobre los movimientos so-ciales es mucho ms pobre que la de los par-tidos polticos (Melucci: 1986).

    17 Segn el autor, el primer problema al quenos enfrentamos cuando consideramos los mo-vimientos sociales contemporneos es siem-pre de orden epistemolgico y metodolgico,que consiste en la necesidad de pasar de una

    consideracin del objeto emprico a un an-lisis propiamente analtico, en el cual,sustancialmente, no tomamos al objeto emp-rico como significativo en s mismo, sino queaplicamos al objeto emprico cualquier tipode aparato analtico para descomponer launidad (Melucci: 1999). El autor critica eluso discursivo de la nocin de movimientosocial, cuya utilidad prctica podemos aceptarpero reconoce que no tiene un uso cientfico.

    18 En un temprano artculo, Melucci reconstru-ye los antecedentes tericos de los movimien-tos sociales y ofrece coordenadas sobre el de-bate actual; as, en este texto afirma que elproblema fundamental de una sociologa dela accin colectiva hoy ser el de ligar lasconductas conflictivas a la estructura de lasociedad y en particular a las relaciones declase sin renunciar, al mismo tiempo, a ex-plicar cmo se forman y cmo se manifiestanen concreto nuevas creencias y nuevas iden-tidades colectivas (1986: 93).

    19 Coexisten puntos de vistas contradictorios enla sociedad. As, el significado de la expe-riencia de un evento en un contexto social,por ejemplo, una experiencia religiosa, nopuede ser rel