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Autobiografía Por Rubén Darío

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Autobiografía

Por

RubénDarío

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I

Tengomásaños,desdehacecuatro,que losqueexigeBenvenutopara laempresa. Así doy comienzo a estos apuntamientos que más tarde han dedesenvolversemayorymásdetalladamente.

EnlacatedraldeLeón,deNicaragua,enlaAméricaCentral,seencuentrala fe de bautismo de Félix Rubén, hijo legítimo deManuel García y RosaSarmiento.Enrealidad,minombredebíaserFélixRubénGarcíaSarmiento.¿CómollegóausarseenmifamiliaelapellidoDarío?Segúnloquealgunosancianosdeaquellaciudaddemiinfanciamehanreferido,unmitatarabueloteníapornombreDarío.EnlapequeñapoblaciónconocíaletodoelmundoporDon Darío; a sus hijos e hijas por los Daríos, las Daríos. Fué asídesapareciendo el primer apellido, a punto de que mi bisabuela paternafirmabayaRitaDarío;yello,convertidoenpatronímicollegóaadquirirvalorlegal,puesmipadre,queeracomerciante,realizótodossusnegociosyaconelnombredeManuelDarío,yenlacatedralaquemehereferido,enloscuadrosdonadospormitíaDoñaRitaDaríodeAlvarado,seveescritosunombredetalmanera.

ElmatrimoniodeManuelGarcía—dirémejordeManuelDarío—yRosaSarmiento,fuéunmatrimoniodeconveniencia,hechoporlafamilia.Asínoesde extrañar que a los ochomesesmás omenos de esa unión forzada y sinafecto,vinieselaseparación.Unmesdespuésnacíayoenunpueblecito,omásbienaldea,de laprovincia,o, comoallá sedice,departamento,de laNuevaSegovia,llamadoantañoChocoyosyhoyMetapa.

II

Mi primer recuerdo—debo haber sido a la sazónmuy niño, pues semecargabaahorcajadas,enloscuadriles,comoseusaporaquellastierras—eseldeunpaísmontañoso:unvillorriollamadoSanMarcosdeColón,entierrasdeHonduras, por la frontera nicaragüense; una señora delgada, de vivos ybrillantesojosnegros—¿negros?...nolopuedoafirmarseguramente...,masasílos veo ahora en mi vago y como ensoñado recuerdo—blanca, de tupidoscabellosobscuros,alerta,risueña,bella.Esaeramimadre.Laacompañabaunacriadaindia,yleenviabadesuquintalegumbresyfrutas,unviejocompadregordo,queeranombrado«elcompadreGuillén».Lacasaeraprimitiva,pobre,sin ladrillos, en pleno campo. Un día yome perdí. Se me buscó por todaspartes;hastaelcompadreGuillénmontóensumula.Semeencontró,porfin,

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lejosde lacasa, trasunosmatorrales,debajode lasubresdeunavaca,entremuchogranadoquemascabaeljugodelyogol,frutomucilaginosoypegajosoquedaunapalmeraydelcualsesacaaceiteenmolinosdepiedracomolosdeEspaña. Dan a las vacas el fruto, cuyo hueso dejan limpio y seco, y asíproducen leche que se distingue por su exquisito sabor. Se me sacó de mibucólicorefugio,semedióunascuantasnalgadasyaquímirecuerdodeesaedaddesaparececomounavistadecinematógrafo.

Misegundorecuerdodeedadverdaderamenteinfantileseldeunosfuegosartificiales,enlaplazadelaiglesiadelCalvario,enLeón.Mecargabaensusbrazosunafielyexcelentemulata,laSerapia.Yoestabayaenpoderdemitíaabuelamaterna,doñaBernardaSarmientodeRamírez,cuyomaridohabíaidoabuscarmeaHonduras.Eraélunmilitarbravoypatriota,delosunionistasdeCentro-América, con el famoso caudillo generalMáximo Jerez, y de quienhabla en sus Memorias el filibustero yanqui WilliamWalker. Le recuerdo:hombrealto,buenjinete,algomoreno,debarbasmuynegras.Lellamaban«elbocón»,seguramenteporsugranboca.Porélaprendípocosañosmástardeaandaracaballo,conocíelhielo,loscuentospintadosparaniños,lasmanzanasdeCaliforniayelchampañadeFrancia.Dios lehayadadounbuensitioenalgunodesusparaísos.YomecriabacomohijodelcoronelRamírezydesuesposa doña Bernarda. Cuando tuve uso de razón, no sabía otra cosa. Laimagendemimadresehabíaborradoporcompletodemimemoria.Enmislibros de primeras letras, alguno de los cuales he podido encontrar en miúltimoviajeaNicaragua,seleíalaconocidainscripción:

Siestelibroseperdiese,

comosuelesuceder,

suplicoalquemelohallase

melosepadevolver.

ysinosabeminombre

aquíselovoyaponer:

FélixRubénRamírez

ElcoronelsellamabaFélix,ymedieronsunombreenelbautismo.Fuémipadrino el citadogeneral Jerez, célebre comohombrepolíticoymilitar, quemuriódeministroenWashington,ycuyaestatuaseencuentraenelparquedeLeón.

Fuíalgoniñoprodigio.Alostresañossabíaleer,segúnsemehacontado.ElcoronelRamírezmurióymieducaciónquedóúnicamenteacargodemitíaabuela. Fuémermando el bienestar de la viuda y llegó la escasez, si no lapobreza. La casa era una vieja construcción, a la manera colonial: cuartos

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seguidos,unlargocorredor,unpatioconsupozo,árboles.Rememoroungran«jícaro»,bajocuyasramasleía;yungranadoqueaunexiste;yotraárbolqueda unas flores de un perfume que yo llamaría oriental si no fuese de aquelpródigotrópicoyquesellaman«mapolas».

La casa era paramí temerosa por las noches. Anidaban lechuzas en losaleros.Mecontabancuentosdeánimasenpenayaparecidos, losdosúnicossirvientes:laSerapiayelindioGoyo.Vivíaaúnlamadredemitíaabuela,unaanciana, toda blanca por los años, y atacada de un temblor continuo. Ellatambiénmeinfundíamiedos,mehablabadeunfrailesincabeza,deunamanopeluda,queperseguía,comounaaraña...Sememostraba,nolejosdemicasa,la ventana por donde, a la Juana Catina,mujermuy pecadora y loca de sucuerpo, se la habían llevado los demonios. Una noche, la mujer gritódesusadamente;losvecinosseasomaronatemorizados,yalcanzaronaveralaJuanaCatina,porelaire, llevadaporlosdiablos,quehacíanungranruidoydejabanunhedoraazufre.

Oía contar la aparición del difunto obispo García, al obispo Viteri. Setratabadeundocumentoperdido enunya antiguoprocesode la curia.Unanoche,elobispoViterihizodespertarasuspajes,sedirigióalacatedral,hizoabrir lasaladelcapítulo,seencerróenella,dejófueraasusfamiliares,peroéstosvieron,porelojodelallave,quesuilustrísimaestabaenconversaciónconsufinadoantecesor.Cuandosalió,«mandótocarvacante»;todoscreíanenlaciudadquehubiese fallecido.La sorpresaquehuboalotrodía fuéqueeldocumento perdido se había encontrado. Y así se me nutría el espíritu conotrascuantastradicionesyconsejasysucedidossemejantes.Deallímihorroralastinieblasnocturnas,yeltormentodeciertaspesadillasinenarrables.

QuedabamicasacercadelaiglesiadeSanFrancisco,dondehabíaexistidoun antiguo convento. Allí ibami tía abuela amisa primera, cuando apenasaparecía el primer resplandor del alba, al canto de los gallos.Cuando en elbarriohabíaunmoribundo,tocabanenlascampanasdeesaiglesiaelpausadotoquedeagonía,quellenabamipuerilalmadeterrores.

Losdomingosllegabanacasaajugarelfusilicoviejosamigos,entreellosunplateroyuncura.Pasabaeltiempo.Yocrecía.Porlasnocheshabíatertuliaenlapuertadelacalle,unacallemalempedradaderedondosypuntiagudoscantos.Llegabanhombresdepolíticaysehablabaderevoluciones.Laseñorame acariciaba en su regazo. La conversación y la noche cerraban mispárpados. Pasaba el «vendedor de arena»... Me iba deslizando. Quedabadormido,sobreelruedodelamaternalfalda,comoungozquejo.Enesaépocaaparecieronenmífenómenosposiblementecongestivos.Cuandosemehabíallevadoa la cama,despertabayvolvía adormirme.Alrededordel lechomilcírculos coloreados y concéntricos, kaleidoscópicos, enlazados y conmovimientoscentrífugosycentrípetos,comolosqueformalalinternamágica,

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creabanunavisiónextrañayparamídolorosa.Elcentralpuntorojosehundía,hastaincalculableshípnicasdistancias,yvolvíaaacercarse;ysuiryvenireraparamícomounmartirio inexplicable.Hastaque,derepente,desaparecía ladecoracióndecolores,sehundíaelpuntorojoyseapagaba,al ruidodeunasecayparamísaludableexplosión.Sentíaunagrancalma,ungranalivio,elsueñoseguíatranquilo.Porlasmañanas,mialmohadaestaballenadesangre,deunacopiosahemorragianasal.

III

Semehacía ir aunaescuelapública.Aunviveelbuenmaestro,queeraentoncesbastantejoven,confamadepoeta,ellicenciadoFelipeIbarra.Usaba,naturalmente,conformeconlapedagogíasingulardeentonces,lapalmeta,y,encasosespeciales,laflagelaciónenlasdesnudasposaderas.Allíseenseñabala cartilla, el Catón cristiano, las «cuatro reglas», otras primarias nociones.Después tuve otromaestro, queme inculcaba vagas nociones de aritmética,geografía,cosasdegramática,religión.Peroquienprimeramentemeenseñóelalfabeto, mi primer maestro, fué una mujer, doña Jacoba Tellería, quienestimulabamiaplicaciónconsabrosospestiños,bizcotelasyalfajoresqueellamisma hacía, conmuy buen gusto de golosinas y conmanos demonja. Lamaestranomecastigósinounavez,enquemeencontrara,¡aesaedad.Diosmío! en compañía de una precoz chicuela, iniciando, indoctos e imposiblesDafnis yCloe, y, según el verso deGóngora, «las bellaquerías, detrás de lapuerta.»

IV

EN un viejo armario encontré los primeros libros que leyera. Eran unQuijote,lasobrasdeMoratín,LasMilyunanoches,laBiblia,losOficios,deCicerón,laCorina,deMadameStaël,untomodecomediasclásicasespañolas,yunanovelaterrorífica,deyanorecuerdoquéautor,LaCavernadeStrossi.Extrañayarduamezcladecosasparalacabezadeunniño.

V

A qué edad escribí mis primeros versos? No lo recuerdo precisamente,

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peroellofuéhartotemprano.Porlapuertademicasa—enlasCuatroEsquinas—pasaban las procesiones de la Semana Santa, una Semana Santa famosa:«SemanaSantaenLeónyCorpusenGuatemala»—;ylascallesseadornabancon arcos de ramas verdes, palmas de cocotero, flores de corozo,matas deplátanos o bananos, disecadas aves de colores, papel de China picado conmucha labor; y sobre el suelo se dibujaban alfombras que se coloreaban,expresamente,conserrínderojobrasilocedro,oamarillo«mora»;contrigoreventado,conhojas,conflores,condesgranadaflorde«coyol».Delcentrode uno de los arcos, en la esquina demi casa, pendía una granada dorada.CuandopasabalaprocesióndelSeñordelTriunfo,elDomingodeRamos,lagranadaseabríaycaíauna lluviadeversos.Yoeraelautordeellos.Nohepodido recordar ninguno... pero si sé que eran versos, versos brotadosinstintivamente. Yo nunca aprendí a hacer versos. Ello fué enmi orgánico,natural,nacido.Acontecíaqueseusabaentonces—ycreoqueaunpersiste—lacostumbre de imprimir y repartir, en los entierros, «epitafios», en que losdeudoslamentanlosfallecimientos,enversoporlogeneral.Losquesabíanmirítmicodon,llegabanaencargarmepusiesesudueloenestrofas.

A todo esto, el recuerdo demimadre había desaparecido.Mimadre eraaquella señora queme había acogido.Mi «padre» habíamuerto, el coronelRamírez.Atalsazónllegóavivirconnosotros,yacriarsejuntoconmigo,unalejanaprima,rubia,bastantebella,dequienhehabladoenmicuentoPalomasblancasygarzasmorenas.Ellafuéquiendespertaraenmílosprimerosdeseossensuales.Porciertoque,muchosañosdespués,madreyposiblementeabuela,mehizocargos:«¿Porquéhasdadoaentenderquellegamosacosasdeamor,siesonoesverdad?»—«¡Ay! lecontesté, ¡escierto!Esonoesverdad, ¡y losiento!¿Nohubierasidomejorquefueraverdadyqueambosnoshubiéramosencontrado en el mejor de los despertamientos, en la más ardiente de lasadolescenciasyenlasprimaverasdelmásencendidodelostrópicos?...»

MifamiliasecomponíaentoncesdemitíadoñaRitaDaríodeAlvarado,aquiensuhermanoManuelGarcía,estoesManuelDarío,únicoqueteníaentalocasióndinero,habíahechodonacióndesusbienes¡ah,malhaya!paraquesecasaseconelcónsuldeCostaRica;mitíaJosefa,vivaz,parlera,muyamantedelacrinolina,mediotocada,quienunavez—eldíadelamuertedesumadre—apareciócalzadaconzapatosrojos,yalasobservacionesyreprochesqueselehicieron,contestóque«LasperdicesylaspalomitasdeCastilla...»¡Cuandodigoqueeramedio tocada!Mi tíaSara,casadaconunnorteamericano,muyhermosa,ycuyahijamayor¡oh,Eros!undía,porsorpresa,enunaposentoadondeyoentraradescuidado,medió la ilusióndeunaAnadiómena...Y«mitíoManuel».PorquedonManuelDaríofigurabacomomitío.Ymiverdaderopadre,paramí,ytalcomosemehabíaenseñado,eraelotro,elquemehabíacriadodesdelosprimerosaños,elquehabíamuerto,elcoronelRamírez.Noséporqué,siempretuveundesapego,unavagainquietudseparadoraconmi

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«tío Manuel». La voz de la sangre... ¡qué flácida patraña romántica! Lapaternidadúnicaeslacostumbredelcariñoydelcuidado.Elquesufre,luchaysedesvelaporunniño,aunquenolohayaengendrado,eseessupadre.

MitíaRitaera laadineradadelafamilia.Mipadre,que,comohedicho,pasaba comomi tío, vivía en casade suhermana, la cual erapropietariadehaciendasdeganadoydeingeniosdecañadeazúcar.LavidaencasademitíaRita me ha dejado un recuerdo verdaderamente singular e imborrable. Estaseñora, que era muy religiosa, casada con don Pedro Alvarado, cónsul deCostaRica, tenía, como los antiguos reyes, dos bufones, enanos, arrugados,feos, velazquescos, hombre y mujer. El se llamaba el capitán Vilches, y lamujererasumadre;peroeraniguales,completamente,entamaño,enfealdad,y me inspiraban miedo e inquietud. Hacían retratos de cera, monicacosdeformes, y el «capitán», que decía ser también sacerdote, pronunciabasermonesquehacíanreir,peroqueyooíacongranmalestar,comosifuesencosasdebrujos.

Losdomingossedabanbailesdeniños,yaunquemiprimoPedro,señordelacasa,eraelmásricoyunexcelentepianistaentancortaedad,ya,conmipobrezay todo, solíaganarme lasmejoressonrisasde lasmuchachas,porelasunto de los versos. ¡Fidelina, Rafaela, Julia, Mercedes, Narcisa, María,Victoria,Gertrudis!recuerdos,recuerdossuaves.

A veces los tíos disponían viajes al campo, a la hacienda. Ibamos enpesadascarretas,tiradasporbueyes,cubiertascontoldodecuerocrudo.Enelviaje se cantaban canciones. Y en amontonamiento inocente, íbamos abañarnosalríodelahacienda,queestabaapocadistancia,todos,muchachosymuchachas,cubiertoscontoscoscamisones.Otrasveceseranlosviajesalaorilladelmar,enlacostadePoneloya,endondeestabalafabulosapeñadelTigre. Ibamos en las mismas carretas de ruedas rechinantes, los hombresmayores a caballo; y al pasar un río, en pleno bosque, se hacía alto, seencendíafuego,sesacabanlospollosasados,loshuevosduros,elaguardientede caña y la bebida nacional, llamada «tiste», hecha de cacao ymaíz, y sebatíaenjícarasconmolinillodemadera.Loshombressealegraban,cantabanalsonde laguitarraydisparaban los tirosalaireydaban losgritosusuales,estentóreosyalternativos,muydiferentesdelchivateoaraucano.Sellegabaalpuntoterminalysevivíaporalgunosdíasbajoenramadashechasconhojas,juncosycañasverdes,pararesguardarsedeltórridosol.Ibanlasmujeresporun lado, los hombres por el otro, a bañarse en el mar, y era corriente elencontrardesúbito,porunrecodoelespectáculodecienVenusAnadiómenasen las ondas.Las familias se juntabanpor las nochesy se pasaba el tiempobajoaquelloscielosprofundos,llenosdeestrellasprodigiosas,jugandojuegosdeprendas,corriendotrasloscangrejos,opersiguiendoalasgrandestortugasllamadaspaslamas,cuyoshuevossesacancavandoenlosnidosquedejanen

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laarena.

Yomeapartabafrecuentementedelosregocijos,ymeiba,solitario,conmicarácteryatristeymeditabundodesdeentonces,amirarcosas,enelcielo,enelmar.Unavezviunaescenahorrible,quemequedógrabadaenlamemoria.Cercadeunayuntadebueyes,aorillasdeunpantano,doscarreterosquesepeleabanecharonmanoalmachete,pesadoyfiloso,armaquesirveparapartirlacañadeazúcar,ycomenzaronaesgrimirlo;ydeprontovialgoquesaltóporelaire.Eran,juntos,elmacheteylamanodeunodeellos.

Por las tardes y las noches paseaban, a caballo o a pie, vociferando,hombresborrachos.Lossoldados,descalzosyvestidosdeazul,selosllevabanpresos.Cuandolalunaibamenguando,retornabanlasfamiliasalaciudad.

VI

Por influenciademi tíaRita,comencéa frecuentar lacasade losPadresJesuítas, en la iglesia de la Recolección. Debo decir que desde niño semeinfundió una gran religiosidad que llegaba a veces hasta la superstición.Cuandotronabalatormentayseponíaelcielonegro,enaquellastempestadesúnicas,comonohevistoenpartealguna,sacabamitíaabuelapalmasbenditasy hacía coronas para todos los de la casa; y todos coronados de palmasrezábamos en coro el trisagio y otras oraciones. Señaladas devociones eranparamítemerosas.Porejemplo,alacercarselafiestadelaSantaCruz.Porque¡oh,Diosde losdioses!martiriocomoaquél,paramispocosaños,noos lopodéisimaginar.Llegadoesedía,todosnosponíamosdelantedelasimágenes;y la buena abuela dirigía el rezo, un rezo que concluía después de variasjaculatorias,conestaspalabras:

«Vetedeaquí,Satanás,

queenmípartenotendrás,

porqueeldíadelaCruz

dijemilveces:Jesús.»

PueselcasoesqueteníamosenefectoquedecirmilveceslapalabraJesús,y aquello era inacabable. «¡Jesús!, ¡Jesús!, ¡Jesús!» hastamil; y a veces seperdíalacuentayhabíaquevolveraempezar.

Losjesuítasmehalagaron;peronuncamesugestionaronparaentrarenlaCompañía, seguramente, viendo que yo no tenía vocación para ello. Habíaentre ellos hombres eminentes: un padre Koenig, austriaco, famoso comoastrónomo,unpadreArubla,belloe insinuanteorador;unpadreValenzuela,

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célebreenColombiacomopoeta,yotroscuantos.EntréenloquesellamabalaCongregacióndeJesús,yuséenlasceremoniaslacintaazulylamedalladelos congregantes. Por aquel entonces hubo un grave escándalo. Los jesuítasponíanenel altarmayorde la iglesia, en la fiestadeSanLuisGonzaga,unbuzón,enelcualpodíanecharsuscartastodoslosquequisieranpediralgootener correspondencia con SanLuis y con laVirgen Santísima. Sacaban lascartasy lasquemabandelantedelpúblico;perosedecíaquenosinhaberlasvistoantes.Asíerandueñosdemuchossecretosdefamilia,yaumentabansuinflujoporestasyotrasrazones.Elgobiernodecretósuexpulsión,nosinqueanteshubieseyoasistidoconellosalosejerciciosdeSanIgnaciodeLoyola,ejercicios que me encantaban y que por mí hubieran podido prolongarseindefinidamente por las sabrosas vituallas y el exquisito chocolate que losreverendosnosdaban.

VII

Florida estaba mi adolescencia. Ya tenía yo escritos muchos versos deamoryyahabíasufrido,apasionadoprecoz,másdeundoloryunadesilusiónacausadenuestrainevitableydivinaenemiga:peronuncahabíasentidounaerótica llama iguala laquedespertóenmissentidose imaginacióndeniño,unaapenaspúbersaltimbanquinorteamericana,quedabasaltosprodigiososenuncircoambulante.Noheolvidadosunombre:HortensiaBuislay.

Comonosiempreconseguíalonecesarioparapenetrarenelcirco,mehiceamigodelosmúsicosyentrabaaveces,yaconungranrollodepapeles,yaconlacajadeunviolín;peromigloriamayorfuéconocerelpayaso,aquienhice repetidos ruegos para ser admitido en la farándula. Mi inutilidad fuéreconocida.Así,pues,tuvequeresignarmeaverpartiralatentadora,quemehabía presentado la más hermosa visión de inocente voluptuosidad en mistiemposdefogosaprimavera.

Yaibaacumplirmistreceañosyhabíanaparecidomisprimerosversosenundiario titulado«ElTermómetro», que publicaba en la ciudaddeRivas elhistoriadoryhombrepolíticoJoséDoloresGómez.Noheolvidadolaprimeraestrofa de estos versos de primerizo, rimados en ocasión de la muerte delpadredeunamigo.Ellosseríanruborizantessinolosamparaselaintencióndelainocencia:

«Muriótupadre,esverdad,

lolloras,tienesrazón,

perotenresignación,

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queexisteunaeternidad

donohaypenas...

yenuntrozodeazucena

moranlosjustoscantando...»

No,nocontinuaré.Otrosversosmíossepublicaronyseme llamóenmirepública,yen lascuatrodeCentroAmérica,«elpoetaniño».Comoeraderazón,comencéausarlargacabellera,adivagarmásdelopreciso,adescuidarmis estudios de colegial, y en mi desastroso examen de matemáticas fuíreprobadoconinnegablejusticia.

Comoseve,eralainiciacióndeunnacidoaeda.Ylaalarmafamiliarentróenmicasa.Entonces,laexcelenteancianaprotectoraqueríaqueaprendieseasastre,oacualquierotrooficioprácticoyútil,peromisrománticoséxitosconlasmozaseranindiscutibles,locualmevalía,pormicontexturaendebleymisescasascondicionesdeagresividad,serlavíctimadefuerteszopencosrivalesmíos,queteníanbrazosrobustosyestabanexentosdeiniciaciónapolínea.

VIII

Undía,unavecinamellamóasucasa.Estabaallíunaseñoravestidadenegro, queme abrazóymebesó llorando, sin decirmeuna sola palabra.Laveciname dijo: «Esta es tu verdaderamadre, se llamaRosa, y ha venido averte,desdemuylejos».Nocomprendídepronto,comotampocomedíexactacuenta de las mil palabras de ternura y consejos que me prodigara en ladespedidaqueoíadeaquelladamaparamíextraña.Medejóunosdulces,unosregalitos.Fuéparamí raravisión.Desapareciódenuevo.Nodebíavolver averlahastamásdeveinteañosdespués.

AlgunasveceslleguéavisitaraD.ManuelDarío,ensutiendaderopa.Eraunhombrenomuyaltodecuerpo,algojovial,muyaficionadoalosgalanteos,gustadordecervezanegradeInglaterra.Hablabamuchodepolíticayestoleocasionóenciertotiempovariosdesvaríos.Desdeluego,aunquesemantuvocariñoso,noconextremadaamabilidad,nadamedabaaentenderquefuesemipadre.Laverdadesquenovineasabersinomuchomástardequeyoerahijosuyo.

IX

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Poresetiempo,algoquehadejadoenmiespírituunaimpresiónindeleble,me aconteció. Fué mi primer pesadilla. La cuento, porque, hasta en estosmismosmomentos,meimpresiona.Estabayo,enelsueño, leyendocercadeunamesa,enlasalitadelacasa,alumbradaporunalámparadepetróleo.Enlapuertadelacalle,nolejosdemí,estabalagentedelatertuliahabitual.Amiderechahabíaunapuertaquedabaaldormitorio;lapuertaestabaabiertayvienelfondoobscuroquedabaalinterior,quecomenzabacomoaformarseunespectro;y con temormiréhacia este cuadradodeobscuridadynovinada;pero,comovolvieseasentirmeinquieto,mirédenuevoyviquesedestacabaen el fondo negro una figura blanquecina, como la de un cuerpo humanoenvueltoen lienzos;mellenéde terror,porqueviaquellafiguraque,aunqueno andaba, iba avanzando hacia donde yo me encontraba. Las visitascontinuabanensuconversación,y,apesardequepedísocorro,nomeoyeron.Volvíagritarysiguieronindiferentes.Indefenso,alsentirlaaproximaciónde«la cosa», quise huir y no pude, y aquella sepulcral materialización siguióacercándose a mí, paralizándome y dándome una impresión de horrorinexpresable.Aquello no tenía cara y era, sin embargo, un cuerpo humano.Aquellonoteníabrazosyyosentíaquemeibaaestrechar.Aquellonoteníapiesyyaestabacercademí.Lomásespantosofuéquesentíinmediatamenteel tremendoolorde lacadaverina,cuandome tocóalgocomounbrazo,quecausaba en mí algo semejante a una conmoción eléctrica. De súbito, paradefenderme, mordí «aquello» y sentí exactamente como si hubiera clavadomisdientesenunciriodeceraoleosa.Despertéconsudoresdeangustia.

De la familia materna no conocía casi a nadie. Como mis padres eranprimos,losparientesmaternosllevabantambiénconelsuyoelapellidoDarío,así oía yo la historia novelesca de dos hermanos de mi madre, Antonio,llamado«elindioDarío»,queporciertoera,segúndecires,unhombreguapo,rubioydeojosazulesyquemurióasesinadocruelmenteenunarevoluciónenlaciudaddeGranada,endonde,despuésdeultimarle,leataronalacoladeuncaballo y fué arrastrado por las calles; e Ignacio, muerto a traición de unescopetazo; unos dicen que por asuntos de amores y otros que por robarle,despuésdehabersalidodeunacasadejuego.Habíatambiéndosprimosdemimadre,quehabitabanen el puertodeCorinto,y sededicabanal negociodeexportacióndemaderas,especialmentedemoraydepalodecampeche.

Cuántasvecesmedespertaronansiasdesconocidasymisteriososensueñoslas fragatasybergantinesquese ibancon lasvelasdesplegadasporelgolfoazul,conrumboalafabulosaEuropa.Enmuchasocasionesfuíalpuerto,enpequeñasbarcas,porlosesterosymanglares,pobladosdegrandesalmejasycangrejos,ymeibaaadmiraralcónsulinglés,Miller,queperseguíaabalazos,consuwinchester,alostiburones.

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X

Se publicaba en León un periódico político titulado La Verdad. Se mellamó a la redacción—tenía a la sazón cerca de catorce años—, seme hizoescribir artículos de combate que yo redactaba a la manera de un escritorecuatoriano, famoso, violento, castizo e ilustre, llamado JuanMontalvo, queha dejado excelentes volúmenes de tratados, conminaciones y catilinarias.ComoelperiódicoLaVerdaderadelaoposición,misestiladosdenuestosibancontra el gobierno, y el gobierno se escamó. Un día fuí requerido por lapolicía.Semeacusabacomovago,ymelibrédelasoficialesirasporqueundoctorpedagogo,liberalydebuenquerer,declaróquenopodíaservagoquiencomoyoeraprofesorenelcolegioqueéldirigía.Enefecto:desdehacíaalgúntiempo,enseñabayogramáticaentalestablecimiento.

Cayó en mis manos un libro de masonería, y me dió por ser masón, yllegaron a serme familiares Hiram, el Templo, los caballeros Kadosh, elmandil, laescuadra,elcompás, lasbateríasy toda laendiabladaysimbólicaliturgíadeesosterriblesingenuos.

Conestoadquiríciertoprestigioentremisjóvenesamigos.Encuantoamiimaginaciónymisentidopoético,seencantabanencasaconlavisióndelasturgentes formasdemiprima, que aunusaba el traje corto; con la cigarreraManuela, quemanipulando sus tabacosme contaba los cuentos del príncipeKamaralzaman y de la princesa Badura, del Caballo Volante, de los geniosorientales,delasinvencionesmaravillosasdelasMilyUnaNoches.

Brillabaelfuegodelos tizonesenlacocina,seoíaelruidodelassalvasquesirvenparadesgranarlasmazorcasdemaíz.Unperro,Laberinto,estabaamiladoconelhocicoentrelaspatas.Vageabaenelsilenciolacálidanoche.Yoescuchabaatentolaslindasfábulas.

Maslavidapasaba.Lapubertadtransformabamicuerpoymiespíritu.Seacentuaban mis melancolías sin justas causas. Ciertamente, yo sentía comouna invisible mano queme empujaba a lo desconocido. Se despertaron losvibrantes,divinose irresistiblesdeseos.Brotóenmíelamor triunfantey fuíunmuchachoconojeras,consueñosyqueseibaaconfesartodoslossábados.

Por este tiempo llegaron a León unos hombres políticos, senadores,diputados, que sabían de la fama del «poeta niño». Me conocieron. Mehicieronrecitarversos.Medijeronqueeraprecisoque fueraa lacapital.LamamáBernardameechólabendición,ypartíparaManagua.

Managua,creadacapitalparaevitarloscelosentreLeónyGranada,esunalinda ciudad situada entra sierras fértiles y pintorescas, en donde se cultiva

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profusamenteelcafé;yellago,pobladodeislasyenunodecuyosextremosse levanta el volcán de Momotombo, inmortalizado líricamente por VíctorHugo,enla«Leyendadelossiglos».

Mirenombredepartamentalsegeneralizómuypronto,yalpocotiempoyoera señalado como un ser raro. Demás decir que era buscado para lainconteniblemaníadeversosparaálbumesyabanicos.

Alasazón,estabareunidoelCongreso.

Era presidente de él un anciano granadino, calvo, conservador, rico yreligioso, llamado don Pedro Joaquín Chamorro. Yo estaba protegida pormiembrosdelCongresopertenecientesalpartidoliberal,yesclaroqueenmispoesíasyversosardíaelmásviolento,desenfadadoycrudoliberalismo.Entreotrascosassepublicóciertomalhadadosonetoqueacababaasí,silamemoriameesfiel:

«ElPaparompeconfurorsutiara

sobreeltronodelregioVaticano».

Presentaron los diputados amigos una moción al Congreso para que yofueseenviadoaEuropaaeducarmeporcuentade lanación.Eldecreto,conalgunasenmiendas,fuésometidoalaaprobacióndelpresidente.Enesosdíasse dió una fiesta en el palacio presidencial, a la cual fuí invitado, como unnúmerocurioso,paraalegrarconmisversoslosoídosdelosasistentes.Llegóy, tras lasmúsicasde la bandamilitar, semepideque recite.Extraje demibolsillo una larga serie de décimas, todas ellas rojas de radicalismo anti-religioso,detonantes, posiblemente ateas, yque causaronunefectode todoslos diablos. Al concluir, entre escasos aplausos de mis amigos, oí losmurmullosdelosgravessenadores,yvimoversedesoladamentelacabezadelpresidenteChamorro.Estemellamó,y,poniéndomelamanoenunhombro,medijo,másomenos:—«Hijomío,siasíescribesahoracontralareligióndetus padres y de tu patria, ¿qué será si te vas a Europa a aprender cosaspeores?»Y así, la disposición del Congreso no fué cumplida. El presidentedispusoquesemeenviasealColegiodeGranada;peroyoeradeLeón.Existíaunaantiguarivalidadentreambasciudades,desdetiempodelaColonia.Semeaconsejóquenoaceptasetalcosa,pueselloeraopuestoaloresueltoporloscongresales,yporqueellohumillabaamivecindarioleonés;ydecididamenterenunciéelfavor.

En Managua conocí a un historiador ilustre de Guatemala, el doctorLorenzoMontúfar, quienme cobrómucho cariño; al célebre orador cubanoAntonioZambrana,quefuéparamíintelectualmentepaternal,yaldoctorJoséLeonard yBertholet, que fué despuésmi profesor en el InstitutoLeonés deOccidente y que tuvo una vida novelesca y curiosa. Era polaco de origen;

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habíasidoayudantedelgeneralKruckenlaúltimainsurrección;habíapasadoa Alemania, a Francia, a España. EnMadrid aprendió maravillosamente elespañol,semezclóenpolítica,fuéíntimodelosprohombresdelarepúblicayde hombres de letras, escritores y poetas, entre ellos D. Ventura Ruiz deAguilera,quehabladeélenunodesuslibros,yD.AntoniodeTrueba.Llegóa tal la simpatía que tuvieron por él sus amigos españoles que logró serLeonardhastaredactordelaGacetadeMadrid.

Así,pues,misfrecuentacionesenlacapitaldemipatriaerancongentedeintelecto,desaberydeexperiencia,yporellosconseguíquesemedieseunempleo en la Biblioteca Nacional. Allí pasé largos meses leyendo todo loposible y entre todas las cosas que leí ¡horrendo referens! fueron todas lasintroducciones de la Biblioteca de Autores Españoles de Rivadeneira, y lasprincipales obras de casi todos los clásicos de nuestra lengua.De allí vieneque, cosa que sorprendiera a muchos de los que conscientemente me hanatacado,elqueyoseaenverdadunbuenconocedordeletrascastizas,comocualquierapuedeverloenmisprimerasproduccionespublicadas,enuntomodepoesías,hoyinencontrable,quesetitula«PrimerasNotas»,comoyalohizonotar don Juan Valera, cuando escribió sobre el libro «Azul». Ha sidodeliberadamente que después, con el deseo de rejuvenecer, flexibilizar elidioma, he empleado maneras y construcciones de otras lenguas, giros yvocablosexóticosynopuramenteespañoles.

Era director de la Biblioteca Nacional un viejo poeta llamado AntonioAragón,quehabíasidoenGuatemalaíntimoamigodeungranpoetaespañol,hoy bastante desconocido, pero a quien debieron mucho los poetashispanoamericanoseneltiempoenquerecorrióestecontinente.MerefieroaD. Fernando Velarde, originario de Santander, a quien ha hecho felizmentejusticiaenunodesuslibroselgrandeymemorableD.MarcelinoMenéndezyPelayo. D. Antonio Aragón era un varón excelente, nutrido de letrasuniversales,sobretododeclásicos,griegosylatinos.Meenseñómuchoyélfué el quemecontó algoque figura en las famosasMemoriasdeGaribaldi.GaribaldiestuvoenNicaragua.Nopuedoprecisarenquéfecha,puesnotengoa la vista un libro publicado por Dumas, y D. Antonio le conoció mucho.Estableció laprimerafábricadevelasquehayahabidoenelpaís.HabitóenLeón en la casa de D. Rafael Salinas. Se dedicaba a la caza. Muyfrecuentemente salía con su fusil, se internaba por losmontes cercanos a laciudad y volvía casi siempre con un venado al hombro y una red llena depavosmonteses,conejosyotrasalimañas.Undía,alguienlereprendióporquealpasarelviático,yestandoenlapuertadelacasa,nosequitóelsombrero,yéldijoestasfrases,quemerepitieraD.Antoniomuchasveces:«¿CreeustedqueDiosvaaveniraenvolverseenharinaparaque lemetanenunsacodem...?»

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XI

VivíayoencasadelLicenciadoModestoBarrios,yestelicenciadogentilmellevabaavisitasytertulias.Unanocheoícantaraunaniña.

Eraunaadolescentedeojosverdes,decabellocastaño,de tez levementeacanelada, conesa suavepalidezque tienen lasmujeresdeOrienteyde lostrópicos.Un cuerpo flexible y delicadamente voluptuoso, que traía al andarilusionesdecanéfora.Eraalegre, risueña, llenade frescuraydeliciosamenteparlera,ycantabaconunavozencantadora.Meenamorédesdeluego;fué«elrayo»,comodicenlosfranceses.Nosamamos.Jamásescribieratantosversosdeamorcomoentonces.Versosunosquenorecuerdoyotrosqueaparecieronenperiódicosyque seencuentranenalgunosdemis libros.Todoaquelquehayaamadoensuaurorasabedeesasíntimasdeliciasquenopuedendecirsecompletamenteconpalabras,aunqueseaHugoelquelasdiga.Esasexquisitascosas de los amores primeros que nos perfuman la vida, dulce, inefable ymisteriosamente. Iba a comer algunas veces en la casa de esta niña, encompañíadeescritoresyhombrespúblicos.Enlacomidasehablabadeletras,de arte, de impresiones varias; pero, naturalmente, yo me pasaba las horasmirandolosojosdelaexquisitamuchachaqueeramiverdaderamusaenesosdíasdichosos.Unafataltimidez,quetodavíamedura,hizoqueyonofuesealcomienzocompletamenteexplícitoconella,enmisdeseos,enmimododeser,en mis expresiones. Pasaban deliciosas escenas de una castidad casilegendaria,enqueunrocedemanoeralamayordelasconquistas.Peroparaelquehayaexperimentadotalescosas,todoelloeshechicero,justo,precioso.Nos poníamos, por ejemplo, a mirar una estrella, por la tarde, una grandeestrella de oro en unos crepúsculos azules o sonrosados, cerca del lago ynuestrosilencioestaballenodemaravillasydeinocencia.Elbesollegóasutiempoyluegollegaronasutiempolosbesos.¡CuándivinoycriolloCantarde loscantares!Allí comprendíporprimeravezen suprofundidad:«Meletlacsublinguatua».Hayquesaberloquesonaquellastardesdelasamorosastierrascálidas.Estánllenascomodeunadulceangustia.Sediríaavecesquenohayaire.Lasfloresylosárbolesseestilizanenlainmovilidad.Laperezaylasensualidadseunenenlavaguedaddelosdeseos.Suenaellejanoarrullodeuna paloma. Unamariposa azul va por el jardín. Los viejos duermen en lahamaca.Entonces,en lahora tibia,dosmanosse juntan,doscabezassevanacercando,sehablanconvozqueda,secompenetranmutuasvoliciones;nosequiere pensar, no se quiere saber si se existe, y una voluptuosidadmiliunanochescaperfumadeesenciastropicaleseltriunfodelaatracciónydelinstinto.

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Aconteció que un amigo mío estaba moribundo, y, como es por allícostumbre,lasfamiliasamigasibanavelaralenfermo.Ibaasílajovenqueyoamaba,yalguienmeinsinuóqueellahabíatenidoamoresconeldoliente.Norecuerdo haber sentido nunca celos tan purpúreos y trágicos, delante delhombrepálidoqueestabayéndosedelavida,yaquienmiamadadabaaveceslasmedicinas.Juroquenunca,durantetodamiexistencia,anosereninstantesdeviolenciaoprovocadaira,hedeseadomalodañoanadie;peroenaquellosmomentos se diría que casi ponía oídos deseosos, para escuchar si sonabacerca de la cabecera el ruido de la hoz de la muerte. Esto lo he dichoconcentradamente en unos cortos versos de mi hoy raro libro publicado enChile, «Abrojos». Amor sensual, amor de tierra caliente, amor de primerajuventud, amor de poeta y de hiperestésico, de imaginativo. Pero es el casoquehabíaenélunaestupendacastidaddeactos.Todoseibaenverlasgarzasdel lago, los pájaros de las islas, las nocturnas constelaciones, y enmediaspalabrasyenprofundasmiradasyendeseoscontenidosyenesaprofusióndecosasinicialesqueconstituyenelsilabarioquetodossabéisdeletrear.

Undíadijeamisamigos:—«Mecaso».Lacarcajadafuéhomérica.Teníaapenas catorce años cumplidos. Como mis buenos queredores viesen unaresolución definitiva en mi voluntad, me juntaron unos cuantos pesos, mearreglaron un baúl y me condujeron al puerto de Corinto, donde estabaancladounvaporquemellevóenseguidaalarepúblicadeElSalvador.

XII

Gobernaba este país entonces el doctor Rafael Zaldívar, hombre culto,hábil, tiránicoparaunos,bienhechorparaotros,yaquien,habiendosidomibenefactor y no siendo yo juez de historia, en este mundo, no debo sinoalabanzasyagradecimientos.LlegaryoalpuertodeLaLibertadyponeruntelegrama a su excelencia todo fué uno. Inmediatamente recibí unacontestaciónhalagadoradelpresidente,queseencontrabaenunahacienda,enelcualtelegramaeramuygentilconmigoymeanunciabaunaaudienciaenlacapital.Llegué a la capital.Al cochero queme preguntó a qué hotel iba, lecontesté sencillamente: «Al mejor». El mejor, de cuyo nombre no puedoacordarmeaunquequiero, lo teníaunbarítonoitaliano,deapellidoPetrilli,yerafamosoporsusmacarroniysumoscatoespumanteylasbellasartistasquellegaban a cantar ópera y a recoger el pañuelo de un galante, generoso,infatigable sultán presidencial. A los pocos días recibí aviso de que elpresidente me esperaba en la casa de gobierno. Mozo flaco y de largacabellera, pretérita indumentaria y exhaustos bolsillos, me presenté ante elgobernante.Paséentre losguardiasymeencontré tímidoyapocadodelante

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deljefedelaRepública,querecibía,deespaldasalaluz,parapoderexaminarbienasusvisitantes.Mitemoreragrandeynoencontrabapalabrasquedecir.El presidente fué gentilísimo y me habló de mis versos y me ofreció suprotección;mascuandomepreguntóquéeraloqueyodeseaba,contesté,¡oh,inefable Jerome Paturot!, con estas exactas e inolvidables palabras, quehicieronsonreíralvaróndepoder:—«Quierotenerunabuenaposiciónsocial.¿Qué entendería yo por tener una posición social? Lo sospecho. El doctorZaldívar,siempresonriendo,mecontestóbondadosamente:—«Esodependedeusted...»Medespedí.Cuandolleguéalhotel,alpocorato,medijeronqueeldirector de policía deseaba verme. Noté en él y en el dueño del hotel undesusado cariño. Se me entregaron quinientos pesos plata, obsequio delpresidente. ¡Quinientos pesos plata!Macarroni, moscato espumante, artistasbellas... Era aquello, en la imaginación del ardiente muchacho flaco y decabelloslargos,ensoñadoryllenodedeseos,unbuencomienzoparatenerunabuenaposiciónsocial...

Al día siguiente, por la mañana, estaba yo rodeado improbables poetasadolescentes,escritoresenciernesyaficionadosalasmusas.Ejercíadenabab.Los invité a almozar.Macarroni-moscato espumante. El esplendor continuóhastalatarde,yllególanoche.

¿Qué pícaroBelcebú hizo en las altas horas queme levantase y fuese atocarlapuertadelabelladivaquerecibíaaltosfavoresyquehabitabaenelmismohotelqueyo?Nocturnoefecto sensacional, desvaríoy locura.Aldíasiguiente, estaba yo todo mohino y lleno de remordimientos. La cara delhostelero me indicaba cosas graves, y aunque yo hablara de mi amistadpresidencial,eselcasoquemisméritosestabanenbaja.Alospocosdías,losquinientospesossehabíanesfumadoyrecibí lavisitadelmismodirectordePolicíaquemeloshabíatraído.Dijeyo:—«Vieneconotrosquinientospesos».—«Joven—medijoconunaireserioyconminatorio—,alistesusmaletasy,deordendelseñorpresidente,sígame».Leseguícomouncorderito.

Mellevóauncolegioquedirigíaciertocélebreescritor,eldoctorReyes.Oíqueelterriblefuncionariodecíaaldirector:«Quenodejeustedsaliraestejoven, que lo emplee en el colegio y que sea severo con él».Dije paramí:«Estoy perdido». Pero el director era un hombre suave, insinuante, conhabilidad indígena, cultoymalicioso,ycomprendióquéclasede soñador lellevaban. «Amiguito—me dijo—, no encontrará usted enmí severidad sinoamistad; pórtese bien, dará usted una clase de gramática. Eso sí, no saldráusted a la calle, porque es orden estricta del señor presidente». En efecto,comencé a hacer mi vida escolar, no sin causar desde luego en elestablecimiento inusitadas revoluciones. Por ejemplo,me hicemagnetizadorentre losmuchachos.Hacíamisteriosospasesydecíapalabrassibilinas,y lopeordelcasoesqueundíaunodeloschicossemedurmiódeverasynolo

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podíadespertar,hastaqueaalguienseleocurrióecharleunvasodeaguafríaenlacabeza.Eldirectormellamóymedijopalabrasreprensivas.Noinsistí,pero enseñé a recitar versos a todos los alumnos y era consultado paradeclaracionesycartasdeamor.Entalprisiónestuvelargosmeses,hastaqueundía,tambiénporordenpresidencial,fuísacadoparaalgoqueseñalóenmivida una fecha inolvidable: el estreno de mi primer frac y primeracomunicaciónconelpúblico.

El presidente había resuelto que fuese yo—la verdad es que ello erahonroso y satisfactorio paramis pocos años—el que abriese oficialmente laveladaque sedióencelebracióndelCentenariodeBolívar.Escribíunaodaque, según lo que vagamente recuerdo, era bella, clásica, correcta, muydistintanaturalmente,atodamiproducciónentiemposposteriores.

Aquíseproduceenmimemoriaunabrumaquemeimpidetodorecuerdo.Solo sé que perdí el apoyo gubernamental.Que anduve a la diabla conmisamigosbohemiosyquemeenamoréligeraylíricamentedeunamuchachaquesellamabaRefugio,alacualescribí,enciertaocasión,estainefablecuarteta,quetuvodesdeluegoalgunarománticarecompensa:

LasquesellamanFidelias

Debentenermuchafe;

Tú,quelellamasRefugio,

Refugio,refugiamé.

Era una chica de catorce años, tímida y sonriente, gordita y sonrosadacomouna fruta.El caso fué simplementepoéticoy sin trascendencias.Pocotiempodespuésvolvíamitierra.

XIII

De nuevo enNicaragua, reanudémis amoríos con la que una vez llamé«garza morena». Era presidente de la República el general Joaquín Zabala,granadino,conservador,gentilhombre,excelentesujetoparaelgobiernoydesegurosprestigios.Seme consiguióun empleo en la secretaría presidencial.Escribí en periódicos semioficiales versos y cuentos y unoqueotro artículopolítico.Siemprellenodeilusionesamorosas,miencantoerairmealaorilladellagoporlasnochesllenasdeinsinuantetibieza.Meacostabaenelmuellede madera. Miraba las estrellas prodigiosas, oía el chapoteo de las aguasagitadas. Pensaba. Soñaba. ¡Oh, sueños dulces de la juventud primaveral!Revelacionessúbitasdealgoqueestáenelmisteriodeloscorazonesyenla

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reconditezdenuestrasmentes;conversaciónconlascosasenunlenguajesinfórmula,vibracionesinesperadasdenuestrasíntimasfibrasyesereconcentrarporvoluntad,porinstinto,porinfluenciadivinaenlamujer,enesamisteriosaencarnaciónque es lamujer, todo el cieloy toda la tierra.Naturalmente, enaquellasmissolitariashorasbrotabanprosasyversosylaeróticahogueraibaenaumento.HacíaviajesavecesaMomotombo,elpuertodellago.Admirabalospájarosde las islas.EnocasionescazabacocodrilosconWhinchester,encompañíadeunricoyeleganteamigollamadoLisímacoLacayo.Mi trabajoenlasecretaríadelpresidente,bajoladireccióndeuníntimoamigo,escritor,que tuvo después un trágico fin en Costa Rica—Pedro Ortiz—me daba losuficienteparavivirconciertacomodidad.

A causa de lamayor desilusión que pueda sentir un hombre enamorado,resolvísalirdemipaís.¿Paradónde?Paracualquierparte.MiideaerairmealosEstadosUnidos.¿PorquéelpaísescogidofuéChile?EstabaentoncesenManagua un general y poeta salvadoreño, llamado D. Juan Cañas, hombrenoble y fino, de aventuras y conquistas, minero en California, militar enNicaragua cuando la invasión del yankee Walker. Hombre de verdaderotalento, de completa distinción, y bondad inagotable. Chilenófilo decididodesdequeenChilefuédiplomáticoalláporelañodelaExposiciónUniversal.«VeteaChile—medijo—.Eselpaísadondedebesir»—.«¿Pero,D.Juan—lecontesté—, cómome voy a ir a Chile si no tengo los recursos necesarios?—«Veteanado—medijo—aunqueteahoguesenelcamino».YelcasoesqueentreélyotrosamigosmearreglaronmiviajeaChile.Llevabacomoúnicodinero unos pocos paquetes de soles peruanos y como única esperanza doscartas que me diera el general Cañas—una para un joven que había sidoíntimoamigosuyoyqueresidíaenValparaíso,EduardoPoirier,yotraparaunaltopersonajedeSantiago.

Enese tiempovino laguerraquepor launiónde lascincorepúblicasdeCentro América declarara el presidente de Guatemala, Rufino Barrios. EnNicaragua había subido al poder, después de Zabala, el doctor Cárdenas.Yanduve entre proclamas, discursos y fusilerías. Vino un gran terremoto.Estandoyodevisitaenunacasa,oíungranruidoysentípalpitarlatierrabajomispies;instintivamentetoméenbrazosaunaniñitaqueestabacercademí,hijadeldueñodecasa,ysalíalacalle;segundosdespuéslaparedcaíasobreel lugar en que estábamos. Retumbaba el enorme volcán huguesco, llovíacenizas.Seobscurecióelsol,demodoquealasdosdelatardeseandabaporlascallescon linternas.Lasgentes rezaban,habíaun temoryuna impresiónmedioevales.Asímefuíalpuertocomoentreunabruma.Toméelvapor,unvapor alemán de la compañía Kosmos, que se llamaba Uarda. Entré a micamarote,medormí.Erayoelúnicopasajero.Despertéhorasdespuésy fuísobre cubierta.A lo lejos quedaban las costas demi tierra. Se veía sobre elpaísunanubenegra.Meentróunagrantristeza.Quisecomunicarmeconlas

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gentesde abordo, conmiprecario inglés, ynopudehacermeentender.Asíempezaron largos días de navegación entre alemanes que no hablaban máslenguaque lasuya.Elcapitánme tomócariño,meobsequiabaen lacomidaconbuenosvinosdelRhin,cervezasteutónicasyrefinadosalcoholes.Yporeljuego del dominó aprendí a contar en alemán: eins, zwei, drei, vier, fünf...Visité todos lospuertosdelPacífico, entre loscualesaquellosdondenohayárboles,niagua,yloshoteleros,paradistraccióndesushuéspedes,tienenentablas, que colocan como biombos, pintados árboles verdes y aun llenos defloresyfrutas.

XIV

Por fin, el vapor llega a Valparaíso. Compro un periódico. Veo que hamuertoVicuñaMackenna.Enveinteminutos, antesdedesembarcar, escribounartículo.Desembarco.LamismacosaqueenelSalvador: ¿quéhotel?Elmejor.

Nofuéelmejor,sinounhoteldesegundaclaseendondesehospedabaunpianistafrancésllamadoelcapitánYoyer.HicebuscaraEduardoPoirier,yalpocoratoestehombregeneroso,correctoyeficazestabaconmigo,dándomelailusión de un Chile espléndido y realizable para mis aspiraciones. “ElMercurio”,deValparaíso,publicómiartículosobreVicuñaMackennaymelopagólargamente.Poirierfuéentonces,despuésysiempre,comounhermanomío. Pero había que ir inmediatamente a Santiago, a la capital. Poirier mepidiólacartaquetraíayoparaaquelpersonajeeminenteenlaciudaddirectivaylaenvióaldestinatario.

Mi artículo en «El Mercurio», mi renombre anterior... Contestó aquelpersonaje que tenía en el Hotel de France ya listas las habitaciones para elseñorDaríoyquemeesperaríaenlaestación.ToméeltrenparaSantiago.

Porelcaminonofueronsinorápidasvisionesparaojosdepoeta,yheaquílacapitalchilena.

Ruido de tren que llega, agitación de familias, abrazos y salutaciones,mozos,empleadosdehotel,todoeltrajíndeunaestaciónmetropolitana.Peroatodoestolasgentessevan,loscochesdeloshotelessellenanydesfilanylaestaciónvaquedandodesierta.Mivalijitayyoquedamosaunlado,yyanohabíanadiecasienaquel largorecinto,cuandodivisodoscosas:uncarruajeespléndido con dos soberbios caballos, cochero estirado y valet, y un señortodoenvueltoenpieles,tipodefinancieroodediplomático,queandabaporlaestaciónbuscandoalgo.Yo,amivez,buscaba.Depronto,comoyanohabía

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nadaquebuscar, nosdirigimos el personaje amíyyo al personaje.Conuntono entre dudoso, asombrado y despectivo me preguntó:—¿«Sería ustedacaso el señor Rubén Darío?». Con un tono entre asombrado, miedoso yesperanzado pregunté:—«¿Sería usted acaso el señor C. A.»? Entonces videsplomarse toda una Jericó de ilusiones. Me envolvió en una mirada. Enaquella mirada abarcaba mi pobre cuerpo de muchacho flaco, mi cabelleralarga, mis ojeras, mi jacquecito de Nicaragua, unos pantaloncitos estrechosqueyocreíaelegantísimos,misproblemáticoszapatos,ysobretodomivalija.Una valija indescriptible actualmente, en donde, por no sé qué prodigio decomprensión,cabíandosotrescamisas,otropantalón,otrascuantascosasdeindumentaria, muy pocas, y una cantidad inimaginable de rollos de papel,periódicos,que luchabanapretadosporcaberenaquel reducidísimoespacio.Elpersonajemiróhaciasucoche.Habíaallíunsecretario.Lollamó.Sedirigióa mí.—«Tengo—me dijo—mucho placer en conocerle. Le había hechopreparar habitación en un hotel de que le hablé a su amigo Poirier. No leconviene».

Y en un instante aquella equivocación tomó ante mí el aspecto de lafatalidadyyanoexistía,porlosjustosytristesdetallesdelavidapráctica,lailusión que aquel político opulento tenía respecto al poeta que llegaba deCentro América. Y no había, en resumidas cuentas, más que el inexpertoadolescentequeseencontrabaallíacazadesueñosysintiendolosrumoresdelasabejasdeesperanzaqueseprendíanasulargacabellera.

XV

Porrecomendacióndeaqueldistinguidocaballeroentréinmediatamenteenlaredacciónde«LaÉpoca»,quedirigíaelseñorEduardoMac-Clure,ydesdeesemomentome incorporé a la joven intelectualidaddeSantiago.Sepuededecir que la «élite» juvenil santiaguina se reunía en aquella redacción, pordondepasabangravesydirectivospersonajes.AllíconocíaD.PedroMontt;aD. Agustín Edwards, cuñado del director del diario; a D. Augusto OrregoLuco;aldoctorFedericoPugaBorne,actualministrodeChileenFrancia,yatantosotrosquepertenecíanalaaltapolíticadeentonces.

Lafalangenuevalacomponíaungrupodemuchachosbrillantesquehantenidofiguración,yalgunoslatienen,nosolamenteenlasletras,sinotambiénenpuestodegobierno.EranhabitualesanuestrasreunionesLuisOrregoLuco;el hijo del presidente de laRepública,PedroBalmaceda;ManuelRodríguezMendoza; Jorge Huneeis Gana; su hermano Roberto; Alfredo y GaloIrarrázabal;NarcisoTondreau;elpobreAlbertoBlest, ido tanpronto;Carlos

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LuisHübneryotrosqueanimabannuestrosentusiasmosconlaautoridadqueya tenían; por ejemplo: el sutil ingenio de Vicente Grez o la romántica ycaballerescafiguradePedroNolascoPréndez.

LuisOrregoLucohacíapresentiryaalescritordeemocióneimaginaciónque había de triunfar con el tiempo en la novela. Rodríguez Mendoza eraentendedordeartísticasdisciplinasyescritorpolíticoquefuémuyapreciado.A él dediqué mi colección de poesías «Abrojos». Jorge Huneeis Gana seapasionaba por lo clásico. Hoymismo, que la diplomacia le ha atraído porcompleto, no olvida sus ganados lauros de prosista y publica libros serios,correctos e interesantes. Su hermanoRoberto era un poeta sutil y delicado;hoy ocupa una alta posición en Santiago. Galo Irarrázabal murió, no hacemucho tiempo,dediplomático,y suhermanoAlfredo,queenaquellaépocatenía el cetro sonoro de la poesía alegre y satírica, es ahora ministroplenipotenciario en el Japón. Tondreau hacía versos gallardos y traducía aHoracio. Ha sido intendente de una provincia. Todos los demás handesaparecido;muyrecientementeelcordialyperspicazHübner.

Mac-Clure solía aparecer a avivar nuestras discusiones con su rostrosonrienteysuinseparablehabano.EraloqueenEspañasellamaunhidalgoyenInglaterraun«gentleman».

La impresiónqueguardodeSantiago, en aquel tiempo, se reduciría a losiguiente: vivir de arenques y cerveza en una casa alemana para podervestirme elegantemente, como correspondía a mis amistades aristocráticas.Terrordelcóleraquesepresentóenlacapital.TardesmaravillosasenelcerrodeSantaLucía.CrepúsculosinolvidablesenellagodelparqueCousiño.HorasnocturnasconAlfredoIrarrázabal,conLuisOrregoLucooenelsilenciodelPalacio de laMoneda, en compañía dePedroBalmaceda y del joven condeFabioSanminatelli,hijodelministrodeItalia.

Debocontarqueuna tarde,enun«lunch»,queallí llamanhacer«once»,conocíalpresidenteBalmaceda.DespuésdebíatratarlemásdetenidamenteenViñadelMar.Fuíinvitadoaalmorzarporél.Mecolocóasuderecha,locual,para aquel hombre lleno de justo orgullo, era la suprema distinción. Era unalmuerzo familiar. Asistía el canónigo doctor Florencio Fontecilla, que fuémás tarde obispo de La Serena y el general Orozimbo Barboza, a la sazónministrodelaGuerra.

EraBalmaceda,amientender,eltipodelromántico-políticoysellóconsufin su historia. Era alto, garboso, de ojos vivaces, cabellera espesa, gestoseñorial, palabra insinuante—almismo tiempo autoritaria ymelíflua. Habíanacido para príncipe y para actor. Fué el rey de un instante, de su patria; yconcluyócomounhéroedeShakespeare.¿QuémásrecuerdosdeSantiagoquemeseanintelectualmentesimpáticos?:LacapadeD.DiegoBarrosArana;la

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tradicionalfiguradelosAmunátegui;D.LuisMonttensubiblioteca.

VoyareferiralgoqueserelacionaconmiactuaciónenlaredaccióndeLaEpoca. Una noche apareció nuestro director en la tertulia y nos dijo losiguiente:

«VamosadedicarunnúmeroaCampoamor,quenosacabadeenviarunacolaboración. Doscientos pesos al que escriba la mejor cosa sobreCampoamor».Todosnospusimosalaobra.Hubonotasmuylindas;peroporsuerte,oporconcentracióndepensamiento,ningunadelaspoesíasresumíalapersonalidaddelgranpoetacomoestadécimamía:

«Estedelcabellocano

comolapieldelarmiño,

juntósucandordeniño

consuexperienciadeanciano.

Cuandosetieneenlamano

unlibrodetalvarón,

abejaescadaexpresión,

quevolandodelpapel

dejaenloslabioslamiel

ypicaenelcorazón».

Deboconfesar,sinvanidadninguna,quetodosloscompañerosaprobaronladisposicióndeldirectorquemeadjudicabaelofrecidopremio.

Yahoraquieroevocaraltriste,malogradoyprodigiosoPedroBalmaceda.NohatenidoChilepoetamáspoetaqueél.AnadieselepodríaaplicarmejoreladjetivodeHamlet:«Dulcepríncipe».Teníaunacabezaapolínea,sobreuncuerpo deforme. Su palabra era insinuante, conquistadora, áurea. Se veíatambién en él la nobleza que le venía por linaje. Se diría que su juventudestaballenadeexperiencia.Parasuspocosañosteníaunasapienteerudición.Poseíaidiomas.SinhaberidoaEuropasabíadetallesdebibliotecasymuseos.¿Quién escribía en ese tiempo sobre arte, sino él? ¿Y, quién daba en eseinstante una vibración de novedad de estilo como él? Estoy seguro de quetodosmis compañeros de aquel entonces acuerdan conmigo la palma de laprosaanuestroPedro,lamentadoyquerido.

Y,¿cómonoevocarahoraqueélfuéquienpublicaramilibro«Abrojos»,respectoalcualescribieraunapáginaartísticaycordial?

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XVI

Por Pedro pasé a Valparaíso, en donde—¡anomalía!—iba a ocupar unpuestoenlaAduana.

Valparaíso,paramí, fuéciudaddealegríayde tristeza,decomediaydedramayhastadeaventurasextraordinarias.Estasquedaránparadespués.

PeronodejarédenarrarmipermanenciaymisalidadelaredaccióndeElHeraldo. Lo dirigía a la sazón Enrique Valdés Vergara. Era un diariocompletamente comercial y político. Había sido yo nombrado redactor porinfluencia de donEduardo de laBarra, noble poeta y excelente amigomío.Debo agregar para esto la amistad de un hombre muy querido y muydesgraciadoenChile:CarlosToribioRobinet.

Semeencargóunacrónicasemanal.Escribí laprimerasobresports.Alacuarta me llamó el director y me dijo: «Usted escribe muy bien... Nuestroperiódiconecesitaotracosa...Asíesqueleruegonopertenecermásanuestraredacción...»Y,porescribirmuybien,mequedésinpuesto.

¡Que no olvide yo estos tres nombres protectores: Poirier, GalleguillosLorcaySotomayor!

Mi vida en Valparaíso se concentra en ya improbables o ya hondosamoríos; en vagares a la orilla del mar, sobre todo por Playa Ancha;invitaciones a bordo de los barcos, por marinos amigos y literarios; horasnocturnas, ensueñosmatinales, y lo que era entoncesmi vibrante y ansiosajuventud.

Por circunstancias especiales e inquerida bohemia, llegaron para mímomentos de tristeza y escasez. No había sino partir. Partir gracias a donEduardodelaBarra,CarlosToribioRobinet,EduardoPoirieryotrosamigos.

Antes de embarcar a Nicaragua aconteció que yo tuviese la honra deconoceralgranchilenoD.JoséVictorinoLastarria.Yfuédeestamanera:Yotenía,desdehacíamuchotiempo,comounavivaaspiraciónelsercorresponsalde La Nación de Buenos Aires. He de manifestar que es en ese periódicodonde comprendí a mi manera el manejo del estilo y que en ese momentofueronmismaestrosdeprosadoshombresmuydiferentes:PaulGroussacySantiagoEstrada, además de JoséMartí. Seguramente en uno y otro existíaespíritu de Francia. Pero de un modo decidido, Groussac fué para mí elverdaderoconductorintelectual.

MedijoD.EduardodelaBarra:Vamosaveramisuegro,queesíntimoamigo del generalMitre, y estoy seguro de que él tendrá un gran placer endarleunacartaderecomendaciónparaquelogremosnuestroobjeto,ytambién

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estoy seguro de que el general Mitre aceptará inmediatamente larecomendación.Enefecto,avueltadecorreo,venía lacartadelgeneral,conpalabras generosas para mí, y diciéndome que se me autorizaba parapertenecerdesdeesemomentoaLaNación.

Quiso,pues,mibuenasuerteque fuesenunLastarriayunMitrequienesiniciasenmicolaboraciónenesegrandiario.

Estaba Lastarria sentado en una sillaVoltaire.No podíamoverse por suenfermedad. Era venerable su ancianidad ilustre. Fluía de él autoridad ymajestad.

Habíamuchagloriachilenaenaquelprócer.Granbondademanabadesuvirtud y nunca he sentido en América como entonces la majestad de unapresencia sino cuando conocí al general Mitre en la Argentina y al doctorRafaelNúñezenColombia.

ConmicargodecorresponsaldeLaNaciónmefuíparamitierra,nosinhaber escritomi primera correspondencia fechada el 3 de Febrero de 1889,sobrelallegadadelcrucerobrasileñoAlmiranteBarrosoaValparaíso,acuyobordoibaunpríncipe,nietodeD.Pedro.

En todo este viaje no recuerdo ningún incidente, sino la visión de la«débâcle» de Panamá: Carros cargados de negros africanos que aullabanporque, según creo, no se les habían pagado sus emolumentos. Y aquelloshombresdesnudosyconlosbrazosalcielo,pedíanjusticia.

XVII

Al llegar a este punto de mis recuerdos, advierto que bien puedoequivocarme, de cuando en cuando, en asuntos de fecha, y anteponer oposponer la prosecución de sucesos. No importa. Quizás ponga algo queaconteciódespuésenmomentosqueno lecorrespondeyviceversa.Esfácil,puestoquenocuentoconmásguíaqueelesfuerzodemimemoria.Así,porejemplo, pienso en algo importante que olvidé cuando he tratado de miprimerapermanenciaenSanSalvador.

Un día, enmomentos en que estaba pasando horas tristes, sin apoyo deningunaclase,viviendoavecesencasadeamigosysufriendoloindecible,mesentímalenlacalle.Enlaciudadhabíaunaepidemiaterribledeviruela.Yocreí que lo que me pasaba sería un malestar causado por el desvelo, peroresultó que desgraciadamente era el temido morbo. Me condujeron a unhospitalconelcomienzodelafiebre.Peroenelhospitalprotestaron,puestoque no era aquello un lazareto; y entonces, unos amigos, entre los cuales

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recuerdoelnombredeAlejandroSalinas,quefuéelmáseficaz,mellevaronaunapoblacióncercana,declimamásbenigno,quesellamabaSantaTecla.Allísemeaislóenunahabitaciónespecialyfuíatendido,verdaderamente,comosihubiesesidounmiembrodesufamilia,porunasseñoritasdeapellidoCáceresBuitrago.Mecuidaron,comohedicho,concariñoysolicitud,ysintemoralcontagiodelapesteespantosa.Yoperdíelconocimiento,vivíalgúntiempoeneldeliriodelafiebre,sufrítodolocruentodelosdoloresydelasmolestiasdelaenfermedad;perofuítanbienservido,quenoquedaronenmí,unavezquesehabíatriunfadodelmal,lasfeascicatricesqueseñalanelpasodelaviruela.

EnloreferenteamipermanenciaenChile,olvidétambiénunepisodioquejuzgobastanteinteresante.CuandohabitabaenValparaíso,tuvelaprotecciónde un hombre excelente y de origen humilde: el doctor Galleguillos Lorca,muy popular y muy mezclado entonces en política, siendo una especie de«leader» entre los obreros. Era médico homeópata. Había comenzado deminero, trabajando como un peón; pero dotado de singulares energías,resistentesydebuenhumor,logróinstruirserelativamenteyllegóaserloqueeracuandoyoleconocí.Llegabanasuconsultoriotiposraros,aquienesdabamuchas veces no sólo las medicinas, sino también dinero. La hampa deValparaíso tenía en él a su galeno. Le gustaba tocar la guitarra, cantarromances,einvitabaasusvisitantes,casisiempregenteobrera,atomarunos«ponches» compuestos de agua, azúcar y aguardiente, el aguardiente quellamabanenChile«guachacay».Eraateoyexcelentesujeto.Teníaunhijoaquieninculcabasusideasendiscursosburlones,deunvolterianismoingenuoyunpocorudo.Elresultadofuéqueelpobremuchacho,segúnsupedespués,alosveintitantosañossepegóuntiro.

UnaocasiónmedijoeldoctorGalleguillos:«¿Quiereustedacompañarmeesta noche a una visita que tengoque hacer por los cerros?».Los cerros deValparaíso tenían fama de peligrosos en horas nocturnas,mas yendo con eldoctorGalleguillosmecreíasalvodecualquierataqueyaceptésuinvitación.Tomó él su pequeño botiquín y partimos. La noche era obscura, y cuandoestuvimos a la entrada de la estribación de la serranía, el comienzo erabastantedifícil,llenodebarrancosyhondonadas.Llegabaanuestrosoídos,decuandoencuando,algúntiromásomenoslejano.Alentraraciertopunto,unfarolitosurgiódetrásdeunaspiedras.Eldoctorsilbódeunmodoespecial,yelhombre que llevaba el farolito se adelantó a nosotros.—«¿Están losmuchachos?—preguntó Galleguillos.—«Sí, señor», contestó el rotito. Ysirviéndonosdeguía,comenzóacaminarynosotrostrasél.Anduvimoslargorato,hastallegaraunaespeciedechozaocasa,endondeentramos.Alllegarhubounaespeciedemurmulloentreungrupodehombresquecausaronenmívivasinquietudes.Todosellosteníantrazadefacinerosos,yenefectoloeran.Másomenosasesinos,másomenosladrones,puespertenecíanalamalavida.Al verme me miraron con hostiles ojos, pero el doctor les dijo algunas

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palabras y ello calmó la agitación de aquella gente desconfiada. Había unaespeciedecantina,odeboliche,enqueseamontonabanunascuantasbotellasde diferentes licores. Estaban bebiendo, según la costumbre popular, un«ponche»matador,enunvasoenormequesedenomina«potrillo»yquepasademanoenmanoydebocaenboca.Unodelosmalentrazadosmeinvitóabeber;yorehuséconascoinstintivo;yseprodujounmovimientodeprotestafuriosa entre los asistentes.—«Beba pronto, me dijo por lo bajo el doctorGalleguillos,ydéjesedehistorias».Yocomprendílopeligrosodelasituaciónymeapresuréaprobaraquelponche infernal.Conestosatisficea los rotos.Luego llamaron al doctor y pasamos a un cuarto interior. En una cama, yrodeadodealgunasmujeres,seencontrabaunhombreherido.Eldoctorhablócon él, le examinó y le dejó unas cuantasmedicinas de su botiquín. Luegosalimos,acompañadosentoncesdeotrosrotosqueinsistieronencustodiarnos,porque, según decían, había sus peligros esa noche.Así, entre las tinieblas,apenasalumbradosporunfarolito,entramosdenuevoalaciudad.Erayaunpoco tarde y el doctor me invitó a cenar.—«Iremos—dijo—, a un lugarcurioso,paraqueloconozca.»Enefecto,porcallesextraviadas,llegamosanorecuerdo ya qué casa, tocó mi amigo una puerta que se entreabrió ypenetramos. En el interior había una especie de «restaurant», en dondecenabanpersonasdediversascataduras.Ningunadeellasconaspectodegentepacífica y honesta. El doctor llamó al dueño del establecimiento y mepresentó.—«Pasenadentro»,nosdijoéste.Seguimosmásalfondodelacasa,no sin cruzar por un patio húmedo y lleno de hierba. «Aquí hay enterradosmuchos»,medijo en voz baja elmédico.Enotro comedor se nos sirvió decenaryyooíalasvocesqueenuncuartocerradodabandecuandoencuandoalgunos individuos. Aquello era una timba del peor carácter. Casi demadrugadasalimosdeallíylaaventurameimpresionódemodoquenolaheolvidado.Asínopodíamenosdecontarlaestavez.

XVIII

Yahora,continuaréelhilodemiinterrumpidanarración.MeencuentrodevueltadeChile,enlaciudaddeLeón,deNicaragua.

Estoy de nuevo en la casa de mis primeros años. Otros devaneos hanocupadomi corazón ymi cabeza. Hay un apasionamiento súbito por ciertabellapersonaquemehacesufrirconlasabidafelinidadfemenina,yhayunaamigainteligente,graciosa,aficionadaalaliteratura,quehaceloposibleporayudarmeenmiamorosaempresa;y lohacede talmaneraquecuando,porfin,heperdidomiúltimaesperanzaconlaotra,entregadadesdichadamenteaun rival más feliz, me encuentro enloquecido por mi intercesora. Esta

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inesperada revolución amorosa se prolonga en la ciudad deChinandega, endonde,¡desventuradodemí!ibaacasarseelídolodemisrecientesanhelos.Yallínuevascomplicacionessentimentalesmeaguardaban,conotrajoven,casiuna niña; y quién sabe en qué hubiera parado todo eso, si por segunda vezamigos míos, entre ellos el coronel Ortiz, hoy general, y que ha sidovicepresidente de la República, no me facturan apresuradamente para ElSalvador.Loqueprovocótalmedidafuéqueunafiestadadaporelnoviodeaquellaaquienyoadoraba,yalacualnoséporquénicómo,fuíinvitado,conelaguijónde losexcitantesdeldiablo,yapedidodenoséquién,empecéaimprovisar versos, pero versos en los cuales decía horrores del novio, de lafamiliadelanovia,¡quéséyodequiénmás!Yfuísacadodeallímásquedeprisa.Unavezllegadoalacapitalsalvadoreñabusquéalgunasdemisantiguasamistades, y una de ellas me presentó al general Francisco Menéndez,entonces presidente de la República. Era éste, al par quemilitar demérito,conocidoagricultoryhombreprobo.EraunodelosmásfervientespartidariosdelaUnióncentroamericana,yhubierahechoseguramenteelsacrificiodesualto puesto por ver realizado el ideal unionista que fuera sostenido porMorazán, Cabañas, Jerez, Barrios y tantos otros. En esos días se tratabacabalmentededarvidaaunnuevomovimientounificador,yesclaroqueelpresidentedeElSalvadoreraunodelosmásentusiastasenlaobra.

A los pocos días memandó llamar y me dijo:—«¿Quiere usted hacersecargodeladireccióndeundiarioquesostengalosprincipiosdelaUnión?».—«Desdeluego,señorpresidente»,leconteste—.«Estábien»,medijo,«daréordenparaqueen seguida se arregle todo lonecesario».Enefecto, nopasómuchosinqueyoestuvieraalacabezadeundiario,órganodelosunionistascentroamericanosyque,naturalmente,setitulaba«LaUnión».

Estaba remuneradocon liberalidad.Semepagabanaparte los sueldosdelos redactores. Se imprimía el periódico en la imprenta nacional y se medejaba todo el producto administrativo de la empresa. El diario empezó afuncionarconbastanteéxito.TeníabajomisórdenesaunescritorpolíticodeCosta Rica, a quien encomendé los artículos editoriales: D. TranquilinoChacón; a un fulminante colombiano, famoso en Centro América comoorador,comotaquígrafoyauncomomilitarycomorevolucionario,unbuendiablo, Gustavo Ortega; y a cierto malogrado poeta costarriqueño, mozogentil,quemuriódetristezaydemiseria,aunqueensusúltimosdíastuvieseelgobierno de Costa Rica la buena idea de hacerle ir a Barcelona para quesiquiera lograse el consuelo de morir después de haber visto Europa; merefiero a Equileo Echeverría. Luego, contaba con la colaboración de lasmejores inteligencias del país y del resto de laAméricaCentral; y el diarioempezósucarreraconmuchasuerte.

Habitaba entonces en San Salvador la viuda de un famoso orador de

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Honduras, Alvaro Contreras, que, si no estoy mal informado, tiene hoy unmonumento. Fué este hombre, vivaz y lleno de condiciones brillantes, unverdadero dominador de la palabra. Combatió las tiranías y sufriópersecucionesporello.EntiempodelaguerradelPacíficofundóundiarioenPanamá en defensa de los intereses peruanos. Su viuda tenía dos hijas: aambashabíaconocidoyoenlosdíasdemiinfanciayencasademitíaRita.Eran de aquellas compañeras que alegraban nuestras fiestas pueriles, deaquellasconquienesbailábamosyconquienescantábamoscancionesen lasnovenasdelaVirgen,enlasfiestasdeDiciembre.Esasdosniñaseranyadosseñoritas.Unadeellascasóconelhijodeunpoderosobanquero,apesardelamodestacondiciónenquequedaralafamiliadespuésdelamuertedesupadre.Yofrecuentélacasadelaviuda,yalamordelrecuerdoyporlainteligencia,sutilezaysuperioresdotesdelaotraniña,mevideprontoenvueltoennuevallamaamorosa.Ellotrascendióenaquellareducidasociedadamable:—«¿Porquénosecasa?»,medijounavezelpresidente—.«Señor, leconteste,es loque pienso hacer en seguida.» Y, con el beneplácito de mi novia y de sumadre,mepuseatomarlasdisposicionesnecesariasparalarealizacióndemimatrimonio.Entretanto,unodemisamigosprincipaleseraFranciscoGavidia,quienquizásseadelosmássólidoshumanistasyseguramentedelosprimerospoetasconquehoycuentalaAméricaespañola.FuéconGavidia,laprimeravezqueestuveenaquellatierrasalvadoreña,conquienpenetraneniniciaciónferviente,en laarmoniosa florestadeVíctorHugo;yde la lecturamutuadelos alejandrinos del gran francés, que Gavidia, el primero seguramente,ensayara en castellano a la manera francesa, surgió en mí la idea derenovación métrica, que debía ampliar y realizar más tarde. A Gavidiaacontecióle un caso singularísimo, que me narrara alguna vez, y que dicecómovibraensucerebro la facultaddelensueño,de talmaneraque llegóaexteriorizarsecontantafuerza.Sucedióquesiendomuyjoven,reciénllegadoa París, iba leyendo un diario por un puente del Sena, en el cual diarioencontrólanoticiadelaejecucióndeuninocente.Entoncesseimpresionódetalmaneraquesufriólamássingulardelasalucinaciones.Oyóquelasaguasdel río, losárbolesde laorilla, laspiedrasde lospuentes, toda lanaturalezacircundantegritaban:—«¡Esnecesarioquealguiensesacrifiqueparalavaresainjusticia!»Eincontinentisearrojóalrío.Felizmentealguienlevióypudosersalvado inmediatamente. Le prodigaron los auxilios y fué conducido alconsuladodeElSalvador,cuyasseñas llevabaenelbolsillo.Después,ensupaís, ha publicado bellos libros y escrito plausibles obras dramáticas; se hanutridodeconocimientosdiversosyhoyesdirectordelaBibliotecaNacionaldelacapitalsalvadoreña.

XIX

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Listo,pues,todoparamiboda,quedóseñaladalafechadel22deJuniodeaquel añode1890para la ceremonia civil.En esedíadebería efectuarse enSan Salvador una gran fiesta militar, para lo cual vendrían las tropasacuarteladas en SantaAna y que comandaba el general Carlos Ezeta, brazoderechoydiremoscasihijomimadodelpresidentedelaRepública.Sedecíaque había querido casarse con Teresa, la hija mayor de éste. Si no estoyequivocado había disensiones entre Ezeta y algunos ministros del generalMenéndez, como los doctores Delgado e Interiano; pero no podría precisarnadaalrespecto.

Es el casoque las tropas llegaronpara lagranparadadel 22.EsanochedebíadarseunbaileenlaCasaBlanca,estoes,enelPalacioPresidencial.

SecelebróencasademinovialaceremoniadelmatrimoniocivilyhubounalmuerzoalcualasistióelgeneralEzeta.EsteestabanerviosoyporvariasvecesselevantóahablarconelseñorAmaya,directordeTelégrafosyamigosuyo. Después de la fiesta, yo, fatigado, me fuí a acostar temprano, con ladecisión de no asistir al baile de laCasaBlanca.Muy entrada la noche, oí,entredormidoydespierto,ruidosdedescargas,decañoneoytirosaislados,yello no me sorprendió, pues supuse vagamente que aquello pertenecía a lafunción militar. Más aún, sería ya la madrugada, cuando sentí ruidos decaballos que se detenían en la puerta de mi habitación, a la cual se llamó,pronunciandominombrevariasveces.—«Levántate,medecían,estátuamigoelgeneralEzeta».Yocontestéqueestabademasiadocansadoynoteníaganasde pasear, suponiendo desde luego que se me invitaba para algún alegre ybáquicodesvelo.Sentíquesealejaronloscaballos.

Por la mañana llamaron a la puerta de nuevo; me levanté, abrí y meencontré con una criada de casa de mi novia, o mejor dicho, de mi mujer.—«Dicenlasseñoras,expresó,queestánmuyinquietasconusted,suponiendoquelehubiesepasadoalgoen lodeanoche».—«¿Peroquéhaocurrido?», lepregunté.—«Que ya no es presidente el general Menéndez, que le hanmatado»—«¿Y quién es el presidente entonces?»—«El general Ezeta». Mevestí y partí inmediatamente a casa demi esposa.Al pasar por los portalesvecinos a laCasaBlanca encontré unos cuantos cadáveres entre charcos desangre.Impresionado,entréalcafédelHotelNuevoMundoatomarunacopa;mesenté.Enunamesacercanahabíaunhombreconunaheridaenelcuello,vendadaconunpañuelo ensangrentado.Estabavestidodemilitar ybastanteebrio.Sacóunrevólverytranquilamentemeapuntó:—«Diga,¡VivaelgeneralEzeta!»—«Sí, señor, le contesté, ¡viva el general Ezeta!»—«Así se hace»,exclamó.Yguardósurevólver.Tomémicopaypartíinmediatamenteabuscaramimujer.Ensucasasemenarróloquehabíasucedido.Durantelanoche,mientrasseestabaenlomejordelbailepresidencial,dondesehallabalaflor

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de la sociedad salvadoreña, quedaron todos sorprendidos por ruidos defusileríaysenotóqueelpalacioestabarodeadodetropas.Ungeneral,cuyonombrenorecuerdo,habíapenetradoalossaloneseintimóordendeprisiónalos ministros que allí se encontraban. El presidente, general Menéndez, sehabía ido a acostar. La confusión de las gentes fué grande; hubo gritos ydesmayos.AtodoestosehabíayaavisadoalgeneralMenéndez,queseciñósuespadaeincrepóduramentealgeneralquellegabaacomunicarletambiénordendeprisión.Entretanto,laguardiadelPalaciosebatíadesesperadamenteconlastropassublevadas.Teresa,lahijamayordelpresidente,gritabaenlossalones:—«¡Que llamen a Carlos, él tranquilizará todo esto y dominará lasituación!»—«Señorita, le contestó alguien, es el general Ezeta quien se hasublevado». El presidente había abierto los balcones de la habitación yarengabaalastropas.AunseoyóunvivaalgeneralMenéndez;peroéstecayóinstantáneamente muerto. Fué llevado el cuerpo, y los médicos certificaronquenoteníaningunaherida.AldarsecuentadequeCarlosEzeta,aquienélqueríacomoaunhijoyaquienhabíahechotodaclasedebeneficios,aquienhabíaenriquecido,aquienhabíapuestoalacabezadesuejército,eraquienletraicionabade talmodo,elpobrepresidente,queeracardíaco,segúnparece,sufrióunataquemortal.Elcadáverfuéexpuestoyelpueblodesfilóysediócuentade laverdaddelhecho.—«¿Quépiensashacer?»,medijomi esposa.—«PartirinmediatamenteaGuatemala,puestoquehayunvaporenelpuertode laLibertad».Salí adar lospasosnecesariospara el arreglo rápidodemiviaje, y en el camino me encontré con alguien que me dijo:—«El generalEzetadeseaquevayadentrodeunahoraalCuarteldeArtillería».Cruzabanpatrullas por las calles. Unos cuantos soldados iban cargados con cajas dedinero.UnahoradespuésestabayoenelCuarteldeArtillería,quesehallaballeno de soldados, muchos de ellos heridos. Un tropel de jinetes. Llega elgeneral Ezeta, rodeado de su EstadoMayor. Se nota que ha bebidomucho.Desdeelcaballosedirigeamíymedicequemeentiendaconnorecuerdoyaquién,paraasuntosdepublicidadsobreelnuevoestadodecosas.Yosalgoyprosigo mis preparativos de partida; escribo una carta al nuevo presidentemanifestándolequeunasuntoparticulardeespecialísimaurgenciameobligaairmeinmediatamenteaGuatemala;quevolveréalospocosdíasaponermeasusórdenes.YmedirigíalpuertodelaLibertad.Enelhotelestaba,cuandoelcomandante del puerto apareció yme dijo que de orden superiorme estabaprohibida la salida del país. Entonces empecé por telégrafo una campañaactivísima.Medirigíavariosamigos,rogándolesseinteresasenconEzeta,yhasta recurrí a la buena voluntad masónica de mi antiguo amigo el doctorRafaelReyes,íntimoamigodelimprovisadopresidente.

El vapor estaba para zarpar, cuando por influencia de Reyes, elcomandanterecibíaordendedejarquemeembarcase;perojuntoconmigoibaya persona que observase y que procurase conocer el fondo de mis

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impresiones y sentimientos sobre los sucesos acontecidos. Era un señorMendiola Boza, cubano de origen. Natural que yo me manifesté ezetistaconvencido,yelhombrelocreyóonolocreyó;perocumplióconsumisión.

XX

AlllegaraGuatemalasupequelaguerraestabaporestallarentreestepaísy El Salvador. Menéndez había mantenido las mejores relaciones con elpresidenteguatemaltecoBarillas,yésteteníasusrazonesparacreerqueEzetale sería contrario, y aprovechara para prestigiarse de la antipatía tradicionalentresalvadoreñosyguatemaltecos.Nobienhubellegadoalhotel,cuandounoficial sepresentó adecirmeque el presidentegeneralBarillasme esperabainmediatamente.Lacapitalestabaconmovidaysehablabadelaseguridaddelaguerra.Medirigía lacasapresidencial,acompañadodeloficialquehabíaidoabuscarme.Penetréentrelosnumerosossoldadosdelaguardiadehonorysemehizopasaraunsalón.Alllegar,viqueelpresidenteestabarodeadodemuchos notables de la ciudad. Se hallaba agitadísimo, y cuando yo entrépronunciabaestaspalabras:—«Porque, señores,elquequieracomerpescadoquesemojeel...»Yomesentétímidamenteenunasilla,fueradelcírculo,peroel presidente me miró y me preguntó:—«¿Es usted el señor RubénDarío?»—«Sí,señor», lecontesté.Mehizoentoncesavanzarymeseñalóunasientocercanoaél—.«Vamosaver,medijo,¿esusted tambiénde losqueandan diciendo que el general Menéndez no ha sido asesinado?»—«Señorpresidente,lecontesté,yoacabodellegar,nohehabladoaúnconnadie,peropuedoasegurarlequeelpresidenteMenéndeznoha sidoasesinado».En losojos de Barillas brilló la cólera—. «¿Y no sabe usted que tengo en laPenitenciaría amuchos propaladores de esa falsa noticia?»—«Señor, insistí,esanoticianoesfalsa.ElgeneralMenéndezhamuertodeunataquecardíacoal parecer; pero si no ha sido asesinado con bala o con puñal, le ha dadomuertelaingratitud,lainfamiadelgeneralEzeta,quehacometido,sepuededecir,unverdaderoparricidio».Ymeextendísobreelparticular.Elpresidenteme escuchó sin inmutarse. «Está bien», me dijo, cuando hube concluído.«Vayaenseguidayescribaeso.Queaparezcamañanamismo.Yvéaseconelministro de Relaciones Exteriores y con el ministro de Hacienda.» Me fuírápidamenteamihotelyescribí lanarracióndelossucesosdel22deJunio,con el título de «Historia negra», que en ocasión oportuna reprodujo LaNacióndeBuenosAires.

Mi escrito causó gran impresión, y supe después que Carlos Ezeta, asícomosuhermanoAntonio,asegurabanquesialgunavezcaíaensusmanosnosaldríavivodeellas.—«Ypensar,decíaalgúntiempomástardeelpresidente

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Ezeta al ministro de España, don Julio de Arellano y Arróspide, despuésMarqués deCasaArellano y cuya esposa fueramadrina demi hijo, en SanJosé de Costa Rica—¡y pensar que yo hubiera hecho rico a Rubén si nocomete el disparate de ponerse en contramía!»La verdad es que yo estabasatisfechodemiconducta,puesMenéndezhabíasidomibenefactor,ysentíarepugnanciadeadherirmealcirculodelostraidores.¡Seráelloquizásunpocorománticoypocopráctico;peroquélevamosahacer!

XXI

De mi entrevista con el ministro de Relaciones Exteriores y con el deHacienda resultó que por disposición presidencial seme hizo, como enSanSalvador, director y propietario de un diario de carácter semioficial. A lospocosdías,salíaelprimernúmerodeElCorreodelatarde.

EraelgeneralBarilasunpresidentevoluntariosoytiránico,comohansidocasitodoslospresidentesdelaAméricaCentral.Seapoyabadesdeluegoenlafuerzamilitar,peroteníaciertaculturayexcelentesrasgosdegenerosidadyderectitud. Uno de sus ministros era Ramón Salazar, literato notable, deeducación alemana. La guerra se inició, pero concluyó felizmente al pocotiempo.El poder de losEzetas se afianzó enSanSalvador por el terror.Encuanto a mí, hice del diario semi-oficial una especie de cotidiana revistaliteraria.FrecuentabaaD.ValeroPujol,unodelosespañolesdemayorvalorintelectualquehayanvenidoaAméricaycuyonombre,noséporqué,quizásporelrincóncentroamericanoenquesemetiera,nohabrilladocomomerece.Viejorepublicano,amigodeSalmerónydePíyMargall,creoquefué,durantela república, gobernador de Zaragoza. En Guatemala era y es todavía elMaestro.Hapublicadovaliososlibrosdehistoriaytresgeneracionesledebensuluces.EradirectordelaBibliotecaNacionalelpoetacubanoJoséJoaquínPalma,hombreexquisitoytrovadorzorrillesco.EsaquelautordeciertapoesíaqueseencontróentrelospapelesdeOlegarioAndradeyquesepublicócomosuya,averiguándosedespuésqueeradePalma.

Teníavarioscolaboradoresliterariosparamiperiódico,entreloscualesunjovencitodeojosbrillantesycarasensual,doradadesoldetrópico,quehizoentoncessusprimerasarmas.SellamabaEnriqueGómezCarrillo.Otrojoven,JoséTibleMachado,queescribíapáginasa loBourget,elBourgetbuenodeentonces,yquedespuésseríaunconocidodiplomáticoyactualmenteredactordeLeGauloisdeParís,yotros.

Hice loquepudedevida social e intelectual, peroya era tiempodequeviniesemimujeryacabásemosdecasarnos.Yasí,sietemesesdespuésdemi

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llegada, se celebrómimatrimonio religioso, siendo uno demis padrinos eldoctorFernandoCruz,quefalleciódespuésdeministroenParís.

XXII

EncasadePujol intiméconungran tipo,muydeaquellas tierras.Eraelgeneral Cayetano Sánchez, sostenedor del presidente Barillas, militartemerario, jovenaficionadoalosalcoholes,yaquientodoerapermitidoporsudominioysimpatíaenelelementobélico.Recuerdounaescenainolvidable.Una noche de luna habíamos sido invitados varios amigos, entre ellos miantiguoprofesor,elpolacoD.JoséLeonard,yelpoetaPalma,aunacenaenelcastillodeSan José.Nos fueron servidosplatos criollos, especialmente, unollamado«chojín»,sabrosoplato,queporcierto,nosfuépreparadoporelhoygeneralToledo,aspirantea lapresidenciade laRepública.Sabrosoplato,enverdad,ácido,picante,cuyabaseeselrábano.Losvinosabundaroncomoeradecostumbre,ydespuéssepasóalcaféyalcoñac,delcualsebebieroncopasinnumerables.Todosestábamosmásquealegres,peroalgeneralSánchezselenotaba muy exaltado en su alegría, y como nos paseásemos sobre lasfortificaciones, viendo de frente a la luz de la luna las lejanas torres de laCatedral,tuvounaideadetodoslosdiablos.«Aver,dijo,¿quiénmandaestapieza de artillería?» y señaló un enorme cañón. Se presentó el oficial, yentonces Cayetano, como le llamábamos familiarmente, nos dijo: «Veanustedesquelindoblanco.VamosaecharabajounadelastorresdelaCatedral.Yordenóquepreparaseneltiro.Lossoldadosobedecieroncomoautómatas;ycomoelgeneralSánchezeraabsolutamentecapazdetodo,comprendimosqueel momento era grave. Al poeta Palma se le ocurrió una idea excelente.—«Bien,Cayetano,ledijo:peroantesvamosaimprovisarunosversossobreelasunto.Hazquetraiganmáscoñac».Todoscomprendimos,yheroicamentenosfuimosingurgitandosendosvasosdealcohol.PalmaservíacopiosasdosisalgeneralSánchez.Elyyorecitábamosversos,ycuandolabotellasehabíaacabado, el general estaba ya dormido. Así se libró Guatemala de serdespertada a media noche a cañonazos de buen humor. Cayetano Sánchez,pocotiempodespués,tuvountristeytrágicofin.

Por entonces aconteció un hecho que tuvo pormuchos días suspensa laatenciónpública.Elhijodeunodelosmásíntegrosyrespetadosmagistradosde lacapital teníaamoresconunadama,casadaconunextranjero.Comoelmaridooyese ruidounanoche, se levantóy sedirigióal comedor, endondeestabaocultoelamantedesumujer.Estesearrojósobreelpobrehombreylomatóencarnizadamenteconunpuñal.Laposicióndel joven,ysobre todoladelpadre,aumentabanlotrágicodelcrimen.Elasesinoestuvopresoporalgún

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tiempo,yluegocreoquelefuéfacilitadalafuga.Añosdespués,reducidoalapobreza, se le encontró cosidoapuñaladas enelbancodeunpaseo, enunaciudaddelosEstadosUnidos,segúnsemehacontado.

XXIII

Nopuedorememorarporcuálmotivodejódepublicarsemidiario,ytuveque partir a establecerme en Costa Rica. En San José pasé una vida grata,aunquede lucha.Lamadredemiesposaeradeorigencostarriqueñoy teníaallíalgunafamilia.SanJoséesunaciudadencantadoraentrelasdelaAméricaCentral.Susmujeressonlasmáslindasdetodaslasdelascincorepúblicas.Susociedad una de las más europeizadas y norteamericanizadas. Colaboré envariosperiódicos, unode ellosdirigidopor el poetaPíoVíquez, otropor elcojoQuiroz,hombretemibleenpolítica,chispeanteypopular;intiméallíconel ministro español Arellano, y cuando nació mi primogénito, como hereferido,suesposa,MargaritaFoxá,fuélamadrina.

Un día vi salir de un hotel, acompañado de unamujermuy blanca y decuerpofino,española,aungrannegroelegante.EraAntonioMaceo.Ibaconélotronegro,llamadoBembeta,famosotambiénenlaguerracubana.

Tuve amigosbuenos comoel hoygeneralLesmes Jiménez, cuya familiaeraunodelosmásfuertessostenesdelapolíticacatólica.ConocíenelClubprincipal de San José a personas como Rafael Iglesias, verboso, vibrante,decidido;RicardoJiménezyCletoGonzálezVíquez,pertenecientesa loquellamaremos nobleza costarriqueña, letrados doctos, hombres gentiles,intachables caballeros, ambos verdaderos intelectuales. Todos después hansido presidentes de la República. Conocí allí también a Tomás Regalado,mancocomoD.RamóndelValleInclán,peromaravillosotiradorderevólverconelbrazoquelequedaba;hombregeneroso,aunquedesorbitadocuandoleposeía el demonio de las botellas, y que fué años más tarde presidentetambién,delaRepúblicadeElSalvador.SobreelgeneralRegaladocuéntanseanécdotasinteresantesquellenaríanunlibro.

Despuésdelnacimientodemihijo lavida semehizobastantedifícil enCostaRica y partí solo, de retorno aGuatemala, para ver si encontraba allímanera de arreglarme una situación. En ello estaba, cuando recibí portelégrafolanoticiadequeelgobiernodeNicaragua,alasazónpresididoporeldoctorRobertoSacasa,mehabíanombradomiembrodeladelegaciónqueenviabaNicaraguaaEspañaconmotivodelasfiestasdelcentenariodeColón.No había tiempo para nada; era preciso partir inmediatamente. Así es queescribí a mi mujer y me embarqué a juntarme con mi compañero de

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delegación, D. Fulgencio Mayorca, en Panamá. En el puerto de ColóntomamospasajeenunvaporespañoldelacompañíaTrasatlántica,simalnorecuerdoelLeónXIII;ysalimosconrumboaSantander.

Se me pierden en la memoria los incidentes de a bordo; pero sí tengopresentequeibanunasseñorasprimasdelescritorfrancésEdmondAbout;queiba tambiéneldelegadoporelEcuador,donLeonidasPallarés,artista,poetade discreción y amigo excelente; uno de los delegados de Colombia, IsaacArias Argaez, llamado el chato Arias, bogotano delicioso, ocurrente, buennarrador de anécdotas y cantador de pasillos, y que, nombrado cónsul enMálagasequedóallí,hastahoy,yeselhombremáspopularymásqueridoenaquellaencantadoraciudadandaluza.

EnCubaseembarcóTexifonteGallego,quehabíasidosecretariodeyanorecuerdoquéCapitánGeneral.Texifonte,buenparlante,degrandesdotesparalavida,hizocarrera.¡Yalocreoquehizocarrera!Hacíamoslatravesíalomásgratamenteposible, con cuantas ocurrencias imaginábamosy al amorde losespirituososvinosdeEspaña.Nosocurrióuncuriosoincidente.Estábamosenpleno Océano, una mañanita, y el sirviente de mi camarote llegó adespertarme:—«Señorito, si quiere usted ver un naúfrago que hemosencontrado,levántesepronto».Melevanté.Lacubiertaestaballenadegente,ytodosmirabanaunpuntolejanodondeseveíaunaembarcaciónyenellaunhombredepie.Elmomentoeraemocionante.Elvaporsefuéacercandopocoapocopararecogeralprobablenaúfrago,cuandodepronto,yyaelsolsalido,seoyóqueaquelhombre,conunagranvoz,preguntóen inglés:—«¿Enquélatitudylongitudestamos?».Elcapitánlecontestótambiéneninglés,dándolelos datos que pedía, y le preguntó quién era y qué había pasado.—«Soy, ledijo,elcapitánAndrews,delosEstadosUnidos,yvoyporcuentadelacasadel jabón Sapolio, siguiendo en este barquichuelo el itinerario de CristóbalColónalrevés.HágameelfavordeavisarcuandolleguenaEspañaalcónsulde los Estados Unidos que me han encontrado aquí».—«¿Necesita ustedalgo?», le dijo el capitándenuestrovapor.Por toda contestación, el yankeesacó del interior del barquichuelo dos latas de conservas que tiró sobre lacubiertadelLeónXIII,pusosuvelaysedespidiódenosotros.AlgunosdíasdespuésdenuestrallegadaaEspaña,Mr.AndrewsarribabaalpuertodePalos,en donde era recibido en triunfo. Luego, buen yankee, exhibió su barca,cobrandolaentrada,ysejuntóbastantespesetas.

XXIV

EnMadrid,mehospedéenelhoteldeLasCuatroNaciones,situadoenla

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calledelArenalyhoytransformado.Comosupiesemicalidaddehombredeletras, el mozo Manuel me propuso:—«Señorito, ¿quiere usted conocer elcuarto de don Marcelino? El está ahora en Santander y yo se lo puedomostrar». Se trataba de don Marcelino Menéndez y Pelayo, y yo aceptégustosísimo.Erauncuartocomotodosloscuartosdehotel,perollenodetalmanera de libros y de papeles, que no se comprende cómo allí se podíacaminar.Lassábanasestabanmanchadasdetinta.Loslibroserandediferentesformatos.Los papeles de grandes pliegos estaban llenos de cosas sabias, decosas sabias de donMarcelino—. «Cuando está donMarcelino no recibe anadie», me dijo Manuel. El caso es que la buena suerte quiso que cuandoretornódeSantanderelilustrehumanistayoentraraasucuarto,porlomenosalgunos minutos todas las mañanas. Y allí se inició nuestra larga y cordialamistad.

XXV

Era el alma de las delegaciones hispanoamericanas el general don JuanRivaPalacio,ministrodeMéjico,varónactivo,cultoysimpático.Enlacorteespañolaelhombreteníatodoslosmerecimientos;imponíasubuenhumor,ysuactitud, siempre laboriosa,erapor todosalabada.ElgeneralRivaPalaciohabíatenidounagranactuaciónensupaíscomomilitarycomopublicista,yyaensusúltimosañosfuéenviadoaMadrid,endondevivíaconesplendor,rodeado de amigos, principalmente funcionarios y hombres de letras. SecuentaquealgúnincidentehuboenunafiestadePalacio,conlareinaregentedoñaMaríaCristina, pues ella no podía olvidar que el generalRivaPalaciohabíasidodelosmilitaresquetomaronparteeneljuzgamientodesupariente,el emperador Maximiliano; pero todo se arregló, según parece, por lahabilidaddeCánovasdelCastillo,dequienelmejicanoeraíntimoamigo.

TeníadonVicente,enlacalledeSerrano,unpalacetellenodeobrasdeartey antigüedades, en donde solía reunir a sus amigos de letras, a quienesencantaba con su conversación chispeante y la narración de interesantesanécdotas.Eramuyaficionadoalaszarzuelasdelgénerochicoyfrecuentaba,envueltoen sucapaclásica, los teatrosendondehabía tiplesbuenasmozas.LlegóaserunhombrepopularenMadrid,y,cuandomurió, sudesapariciónfuémuysentida.

FuíamigodeCastelar.LaprimeravezquelleguéacasadelgranhombreibaconlaemociónqueHeinesintióalllegaralacasadeGoethe.Ciertoquelafigura de Castelar tenía, sobre todo para nosotros los hispanoamericanos,proporciones gigantescas, y yo creía, al visitarle, entrar en lamorada de un

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semidios.EloradorilustremerecibiómuysencillayafablementeensucasadelacalleSerrano.Pocosdíasdespuésmedióunalmuerzo,alcualasistieron,entreotraspersonas, el célebrepolíticoAbarzuzay el banquerodonAdolfoCalzado.Algunavezheescritodetalladamentesobreestealmuerzo,enelcuallaconversacióninagotabledeCastelarfuéundeleiteparamisoídosyparamiespíritu. Tengo presente que me habló de diferentes cosas referentes aAmérica, de la futura influencia de los Estados Unidos sobre nuestrasRepúblicas, del general Mitre, a quien había conocido en Madrid, de LaNación,diarioendondehabíacolaborado;ydeotros tantos temasenqueseexpedíasuverbodecoloridoprofusoyarmonioso.EnesealmuerzonoshizocomerunasriquísimasperdicesquelehabíaenviadosuamigaladuquesadeMedinaceli.HayquerecordarqueCastelareraun«gourmet»deprimerorden,yquesusamigos,conociéndoleesteflaco,lecolmabandepresentesgratosaMeserGaster.DespuéstuveocasióndeoiraCastelarensusdiscursos.LeoíenToledoy leoíenMadrid.Enverdaderaunavozde lanaturaleza,eraunfenómenosingular,comoeldelosgrandestenores,olosgrandesejecutantes.Suoratoriateníadelprodigio,delmilagro;ycreodifícil,sobretodoahoraquela apreciación sobre la oratoria ha cambiado tanto, que se repita dichofenómeno,aunquehayanaparecidotantoenEspañacomoenlaArgentina,porejemploenBelisarioRoldán,casosparecidos.

Herecordadoalgunavez,cómoencasadedoñaEmiliaPardoBazányenuncírculodeadmiradores,Castelarnosdióaconocerlamaneradeperorardevarios oradores célebres que él había escuchado, y luego la manera suya,recitándonosunfragmentodelfamosodiscursoréplicaalcardenalManterola.Castelareraenesetiemposindudaalguna,lamásaltafiguradeEspañaysunombreestabarodeadodelamáscompletagloria.

XXVI

ConocíaD.GasparNúñezdeArce,quememanifestómuchoafectoyque,cuandoalistabayomiviajederetornoaNicaragua,hizotodoloposibleparaque me quedase en España. Escribió una carta a Cánovas del Castillopidiéndole que solicitase para mí un empleo en la compañía Trasatlántica.ConservabayohastahacepocotiempolacontestacióndeCánovas,quesemequedóenlaredaccióndelFígarodelaHabana.CánovasledecíaquesehabíadirigidoalmarquésdeComillas;queéstemanifestabalamejorvoluntad;peroquenohabía,porelmomento,ningúnpuestoimportantequeofrecerme.Yavuelta de varias frases elogiosas para mí, «es preciso, decía, que lonaturalicemos».Nadadeellopudohacerse,puesmivisitaeraurgente.

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ConocíaD.RamóndeCampoamor.Eratodavíaunancianomuyanimadoyocurrente.MellevóasucasaeldoctorJoséVerdesMontenegro,queeraenese tiempomuy joven. Se quejó el poeta de lasDoloras y de los PequeñosPoemas,deciertoscríticos,enlaconversación.«Noquierenqueloschicosmeimiten», decía. Conservaba entre sus papeles, yme hizo que la leyera, unadécimasobreélqueyohabíapublicadoenSantiagodeChileyque lehabíacomplacido mucho. Era un amable y jovial filósofo. Gozaba de bienes defortuna;era terratenienteensupaísdeAsturias,allídondeencontrara tantostemas para sus fáciles y sabrosas poesías. Ese risueño moralista era enocasiones como su gaitero de Gijón. Muchas veces sonríe mostrando lahumedadbrillantedeunalágrima.

UnodemismejoresamigosfuéD.JuanValera,quienyasehabíaocupadolargamenteensusCartasAmericanasdemilibroAzul,publicadoenChile.Yaestaba retirado de su vida diplomática; pero su casa era la del más selectoespírituespañoldesutiempo,ladel«tesorerodelalenguacastellana»,comole ha llamado el conde de las Navas, una de las más finas amistades queconservodesdeentonces.MeinvitóD.Juanasusreunionesdelosviernes,endondemehicede excelentes conocimientos: elduquedeAlmenaraAlta,D.NarcisoCampilloyotroscuantosqueyanorecuerdo.ElduquedeAlmenaraeraunnobledeletras,buengustadordeclásicaspáginas;yporsuparte,dejóalgunasamenasyplausibles.Campillo,queeracatedráticoyhombreaferradoa sus tradicionales principios, tuvo por mí simpatías, a pesar de misdemostraciones revolucionarias. Era conversador de arranques y ocurrenciasgraciosísimas,ycontabaconespecialdonairecuentospicantesyverdes.

XXVII

LanochequemededicaraD.JuanValera,yenlacualleíversos,medijo:«Voyapresentaraustedunareliquia».Comopasaranlasdoceylareliquianoapareciese,creíquelacosaquedaríaparaotraocasión,tantomás,cuantoquecomenzaban a retirarse los contertulios. Pero D. Juan me dijo que tuviesepacienciayesperaseunratomás.Quedábamosyapocos,cuandoaesodelasdos de la mañana, sonó el timbre y a poca entró, envuelto en su capa, unviejecitodecuerpopequeño,algoencorvadoyalparecerbastantesordo.Mepresentóaéleldueñodelacasa,masnomedijosunombre,yelviejecitosesentóamilado.Elparamídesconocido,empezóahablarmedeAmérica,deBuenosAires,deRíodeJaneiro,endondehabíaestadoporalgúntiempoconcargosdiplomáticosocomisionesdelgobiernodeEspaña;yluego,tratandodecosas pasadas de su vida,me hablaba de «Pepe»: «Cuando Pepe estuvo enLondres»...«UndíamedecíaPepe»...«PorquecomoelcarácterdePepeera

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así»...Elcasomeintrigabavivamente.¿Quiéneraaquelviejecitoqueestabaami lado?Nopudedominarmi curiosidad,me levantéymedirigí aD. JuanValera.«Dígame,señor,ledije,¿quiéneselseñorancianoaquienustedmehapresentado?»—«Lareliquia»,mecontestó.«¿Yquiéneslareliquia?»«Buenoeselmundo,bueno,bueno,bueno»...LareliquiaeraD.MigueldelosSantosAlvarez;yPepe,naturalmente,eraEspronceda.

Salimos casi de madrugada. Campillo, y yo; con nosotros D. Miguel.DesdelacuestadeSantoDomingo,llegamoshastalapuertadelSol,yluegoalascercaníasdelCasinodeMadrid.Yoteníalaintencióndeiraacompañarlareliquiaasucasa,puesyalosresplandoresdelalbaempezabanailuminaralcielo.Selomanifestéyél,conmuchogracejo,mecontestó:—«Leagradezcomucho,peroyonomeacuestotodavía.TengoqueentraralCasino,endondemeaguardanunosamigos...Yaveusted;calculelosañosquetengo...¡yluegodirán que hace daño trasnochar!» Me desprendí muy satisfecho de haberconocidoasemejantehombredetanlejanostiempos.

Undía,enunhotelquedabaalaPuertadelSol,adondehabíaidoavisitaralgloriosoyvenerableD.RicardoPalma,entróunviejocuyorostronomeeradesconocido, por fotografías y grabados. Tenía un gran lobanillo oprotuberancia,aun ladode lacabeza.Su indumentariaeramodesta,peroenlosojoslerelampagueabaelespíritugenial.SinsentarsehablóconPalmadevariascosas.Estemepresentóaél;yyomesentíprofundamenteconmovido.EraD. JoséZorrilla, «el quemató aD.Pedroy el que salvó a don Juan...»Vivíaen lapobreza,mientrassuseditoressehabían llenadodemillonesconsus obras.Odiaba su famosoTenorio... Poco tiempo después, la viuda teníaqueempeñarunadelascoronasqueseofrendaranalmayordeloslíricosdeEspaña... Después de que Castelar había pedido para él una pensión a lasCortes,pensiónquenoseconsiguióapesardelaelocuenciadelCrisóstomo,quehablódequienerapropietariodelcieloazul,«endondenohaynadaquecomer»...

ConocíaD.ªEmiliaPardoBazán.Dabafiestasfrecuentes,enesetiempo,enhonordelasdelegacioneshispano-americanasquellegabanalasfiestasdelcentenario colombino. Sabidos son el gran talento y la verbosidad de lainfatigable escritora. Las noches de esas fiestas llegaban los orfeones deGalicia,acantaralboradasbajosusbalcones.LaseñoraPardoBazántodavíanohabíasidotituladaporelRey;peroestabaenlafuerzadesufamaydesuproducción.Teníaunhijo, entonces jovencito,D. Jaime,ydoshijas,unadeellascasadahoyconelrenombradoybizarrocoronelCavalcanti.Susalónerafrecuentadoporgentedelanobleza,delapolíticaydelasletras;ynohabíaextranjerodevalerquenofueseinvitadoporella.PoresosdíasviensucasaaMaurice Barrés, que andaba documentándose para su libro Du sang, de lavoluptéetdelaMort.Porciertoquelepasóunaaventuragraciosísimaenuna

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corridadetoros.

XXVIII

ConocímuchoaD.AntonioCánovasdelCastillo,aquienfuípresentadoporD.GasparNúñezdeArce.Hacíapocoqueaquelvigorosoviejo,queeralamayor potencia política de España, se había casado con doña Joaquina deOsma, bella, inteligente y voluptuosa dama, de origen peruano. Mucho sehabíahabladode esematrimonio, por la diferenciade edad; pero es el casoque Cánovas estaba locamente enamorado de su mujer, y su mujer lecorrespondía con creces. Cánovas adoraba los hombros maravillosos deJoaquina,yporotraspartes,enlasestatuasdesusérre,oenlasquedecorabanvestíbulos y salones, se veían como amorosas reproducciones de aquelloshombrosyaquellossenosincomparables,reveladosporlososadosescotes.LaconversacióndeCánovas,comosabentodoslosqueletratarondecerca,erallenadebríoydegracia,consupeculiarceceoandaluz.Sumujernoleibaenzagacomoconversadoralistayprontaparala«ripposta»;ypudepresenciar,enunadelascomidasaqueasistieraenelopulentopalaciodelaHuerta,enlaGuindalera,auna justade ingenioenque tomabanparteCánovas,Joaquina,CastelaryelgeneralRivaPalacio.

Cuéntase ahora en Madrid una leyenda, que si no es cierta, está bieninventadacomouncuentodeantañoocomounrománticopoema.DícesequecuandoCánovasfuéasesinadoportruculentoyfanáticoanarquistaitaliano,serepitió enEspañael episodiodedoña Juana laLoca.Yque,unavezqueelcuerpodesumaridofuéenterrado,despuésquelehuboacompañadohastaellugar de suúltimo reposo, sin derramar, comoextática, una sola lágrima, laesposa se encerró en su palacio y no volvió a salir mas de él. Dícese queapenashablabapormonosílabosconlaservidumbreparadarsusórdenes;querecorría los salones solitarios, con sus tocas de viuda; que una noche deinvierno se vistió de blanco con su traje de novia; que por la mañana, loscriadoslabuscaronportodaspartessinencontrarla;hastaquelahallaroneneljardín,yamuerta;tendidaconlacaraalcieloycubiertaporlanieve.Elloeslindoyfabuloso;Tennyson,BécqueroBarbeyd’Aureville.

XXIX

Los miembros de la delegación de Nicaragua, recibimos en la seccióncorrespondientedelaExposición,yensuoportunidad,alosreyesdeEspaña,

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queibanacompañadosdelosdePortugal.Eldíadelavisitafuélaprimeravezqueobservétestascoronadas.Mellamólaatenciónfuertementelahermosuradelareinaportuguesa,altaygallardacomotodaslasOrleans,yfrescacomounareciénabiertarosarosada.Ibajuntoaellaelobesomarido,quedebíatenertan trágico fin. En la vecina sección de Guatemala, sucedió algo gracioso.Había preparado el delegado guatemalteco, doctor Fernando Cruz, dosabanicos espléndidos para ser obsequiados a la reina; pero uno de ellos eramásespléndidoqueelotro,puestoqueeraeldestinadoparalareinaregentedoña María Cristina. Los abanicos estaban sobre una bandeja de oro. Elministro, antes de ofrecerlos, anunció el obsequio en cortas y respetuosaspalabras. La reina doña Amelia de Portugal vió los dos abanicos y con sumiradadejovenydecoquetasediócuentadecuáleraelmejor;y,sinesperarmás,lotomóparasíydiólasgraciasalministro.

Antes de retornar aNicaragua, fuí invitado a tomar parte en una veladalírico-literaria.Hablamosdospersonas.Unjovenoradordebarbanegra,queconquistaba a los auditorios con su palabra cálida y fluyente, D. JoséCanalejas, que fué luego presidente delConsejo deMinistros, y yo, que leíunosversos,creoque los tituladosAColón.Pocotiempodespués tomabaelvaporparaCentro-América,enelmismopuertodeSantander,endondehabíadesembarcado.

Notengoen lamemorianingúnincidentedelviajederetorno,solamentedelashorasqueelvaporsedetuvieraenelpuertodeCartagena,enColombia.CartagenadeIndias,laciudadfundadaporaquelantepasadoD.JoséMaríadeHeredia, a quien el poeta cubano-francés ha cantado yClaudius Popelin haretratado en cuadromemorable.No lejos deCartagena está la residencia deCabrero,endondeseencontrabaentoncesretiradoelantiguoPresidentedelaRepública y célebre publicista y poeta, doctor Rafael Núñez. Este hombreeminente ha sido de las más grandes figuras de ese foco de superioresintelectos, que es el país colombiano. Digan lo que quieran sus enemigospolíticos, el nombre de Rafael Núñez ha de resplandecer más tarde en unaciertaydefinitivagloria.Eraunpensadoryunformidablehombredeacción.Bajé a tierra a hacerle una visita. Acompañábanle, cuando penetré a sumorada, su esposa doña Soledad y una sobrina. Me recibió con gravedadafable.Medijocosasgratas,mehablódeliteraturaydemiviajeaEspaña,yluegomepreguntó:—«¿PiensaustedquedarseenNicaragua?»—«Deningunamanera,lecontesté,porqueelmedionomeespropicio.»«Esverdad,medijo.No es posible que usted permanezca allí. Su espíritu se ahogaría en eseambiente. Tendría usted que dedicarse a mezquinas políticas; abandonaríaseguramentesuobra literariay lapérdidanoseríaparaustedsólo,sinoparanuestrasletras.¿QuerríaustediraEuropa?»Yolemanifestéqueesoseríamisueño deseado; y al mismo tiempo expresé mis ansias por conocer BuenosAires.«Puestoqueustedloquiere,agregó,yoescribiréaBogotá,alpresidente

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señorCaro, para que se le nombre a usted cónsul general enBuenosAires,pues cabalmente la persona que hoy ocupa ese puesto va a retirarse de lacapitalargentina.Vayaustedasupaísadarcuentadesumisión,yesperelasnoticiasqueselecomunicaránoportunamente.»Nohayquedecirqueyomellenédeesperanzasydealegrías.

XXX

Ami llegadaaNicaragua,permanecíalgunosdíasen laciudaddeLeón.Hicetodoloposibleporversielgobiernomepagabaallímásdemedioañodesueldosquemeadeudaba;pero,pormásquehice,viqueeraprecisoquefueseyomismoalacapital,cosaquequeríaevitarpormásdeunmotivo.

EstandoenLeón,secelebraronfuneralesenmemoriadeunilustrepolíticoquehabíamuertoenParís,D.VicenteNavas.Semerogóquetomaseparteenlaveladaquesedaríaenhonordelpersonajefallecido,yescribíunosversosentalocasión.Estaba,lanochedeesavelada,leyendomipoesía,cuandomefuéentregadountelegrama.VeníadeSanSalvador,lugaradondeyonopodíairacausadelosEzetas,yendonderesidíamiesposaenunióndesumadreyde su hermana casada. El telegrama me anunciaba en vagos términos lagravedaddemimujer,peroyocomprendíporíntimopresentimientoquehabíamuerto; y sin acabar de leer los versos,me fuí precipitadamente al hotel enque me hospedaba, seguido de varios amigos, y allí me encerré en mihabitación,allorarlapérdidadequieneraparamíconsolaciónyapoyomoral.Pocos días después llegaron noticias detalladas del fallecimiento. Se meenviaba un papel escrito con lápiz por ella, en el cual me decía que iba ahacerse operar—había quedado bastante delicada después del nacimiento denuestrohijo—,yquesimoríaenlaoperación,loúnicoquemesuplicabaeraquedejasealniñoenpoderdesumadre,mientraséstaviviese.Porotraparte,me escribía mi concuñado, el banquero D. Ricardo Trigueros, que él seencargaríagustosodelaeducacióndemihijo,yquesumujerseríacomounamadreparaél.Hacediezynueveañosqueestohasucedidoyellohasidoasí.

Paséochodíassinsabernadademí,puesentalemergenciarecurría lasabrumadoras nepentas de las bebidas alcohólicas.Uno de esos días abrí losojos yme encontré con dos señoras queme asistían; eranmimadre y unahermanamía,aquienessepuededecirqueconocíaporprimeravez,puesmisanteriores recuerdosmaternales estaban como borrados. Cuandome repuse,fuéprecisopartirparalacapitalparahablarconelpresidente,doctorSacasa,yversimeabonabanmishaberes.

Llegué aManagua y me instalé en un hotel de la ciudad.Me rodearon

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viejosamigos;semeofrecióquesemepagaríanprontomissueldos,maseselcasoque tuvequeesperarbastantesdías; tantosqueenellosocurrióel casomás novelesco y fatal demi vida, pero al cual no puedo referirme en estasmemoriaspormuypoderososmotivos.Esunapáginadolorosadeviolenciayengaño,queha impedido la formacióndeunhogarpormásdeveinte años;peroviveaúnquiencomoyohasufridolasconsecuenciasdeunfamiliarpasoirreflexivo,ynoquieroaumentarcon lamenorreferenciauna largapena.Eldiplomático y escritormejicano Federico Gamboa, tan conocido en BuenosAires,tieneescritadesdehacemuchosañosesapáginarománticayamarga,ylaconservainédita,porqueyonoquisequelapublicaseenunodesuslibrosderecuerdos.Esprecisa,pues,aquí,estalagunaenlanarracióndemivida.

XXXI

De este modo, encuéntreme el lector, como dos meses después, en laciudaddePanamá,endonde,segúncartaquehabíarecibidoenManagua,deldoctor Rafael Núñez, seme debía entregar por el gobernador del IstmominombramientodecónsulgeneraldeColombiaenBuenosAires.Asífué,porlaeficazrecomendacióndeaquelhombreilustre.Nosolamentesemeentregóminombramiento—en el cual seme decía que seme daba este puesto por nohaber entonces ninguna vacante diplomática—y mi carta patentecorrespondiente, sino una buena suma de sueldos adelantados. En seguidatoméelvaporparaNuevaYork.

Me hospedé en un hotel español, llamado el hotelAmérica; y de allí seesparcióenlacoloniahispanoamericanadelaimperialciudadlanoticiademillegada.Fuéelprimeroenvisitarmeun jovencubano,verbosoycordial, detupidos cabellos negros, ojos vivos y penetrantes y trato caballeroso ycomunicativo.SellamabaGonzalodeQuesada,yeshoyministrodeCubaenBerlín. Su larga actuación panamericana es harto conocida.Me dijo que lacolonia cubana me preparaba un banquete que se verificaría en casa delfamoso «restaurateur» Martín, y que el «Maestro» deseaba verme cuantoantes.ElMaestroeraJoséMartí,queseencontrabaenesosmomentosen lomásarduode su labor revolucionaria.AgregóasimismoGonzalo,queMartímeesperaba esanoche enHarmandHall, endonde teníaquepronunciarundiscursoanteunaasambleadecubanos,paraquefuéramosaverlejuntos.Yoadmiraba altamente el vigor general de aquel escritor único, a quien habíaconocido por aquellas formidables y líricas correspondencias que enviaba adiarioshispanoamericanoscomoLaOpiniónNacionaldeCaracas,ElPartidoLiberal deMéxico, y, sobre todo,LaNación deBuenosAires.Escribía unaprosa profusa, llena de vitalidad y de color, de plasticidad y demúsica. Se

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transparentabaelcultivodelosclásicosespañolesyelconocimientodetodaslas literaturas antiguas y modernas; y, sobre todo, el espíritu de un alto ymaravilloso poeta. Fuí puntual a la cita, y en los comienzos de la nocheentrabaencompañíadeGonzalodeQuesadaporunadelaspuertaslateralesdel edificio en donde debía hablar el gran combatiente. Pasamos por unpasadizosombrío;y,depronto,enuncuarto llenode luz,meencontréentrelosbrazosdeunhombrepequeñodecuerpo,rostrodeiluminado,vozdulceydominadoraalmismotiempo,yquemedecíaestaúnicapalabra:«¡Hijo!».

Era la hora ya de aparecer ante el público, y me dijo que yo debíaacompañarle en la mesa directiva; y cuando me di cuenta, después de unarápidapresentaciónaalgunaspersonas,meencontréconellasyconMartíenun estrado, frente al numeroso público que me saludaba con un aplausosimpático.¡Yyopensabaenloquediríaelgobiernocolombianodesucónsulgeneralsentadoenpúblico,enunamesadirectivarevolucionariaantiespañola!Martíteníaesanochequedefenderse.Habíasidoacusado,notengopresenteyasidenegligenciaodeprecipitación,ennosécuálmovimientodeinvasiónaCuba.Eselcaso,queelnúcleode lacolonia leeraenaquellosmomentoscontrario; mas aquel orador sorprendente tenía recursos extraordinarios, yaprovechandomipresencia,simpáticaparaloscubanosqueconocíanalpoeta,hizo de mí una presentación ornada de las mejores galas de su estilo. Losaplausos vinieron entusiásticos, y él aprovechó el instante para sincerarse ydefendersede lassabidasacusaciones,ycomoya teníaganadoalpúblico,ycomopronuncióenaquellaocasiónunodelosmáshermososdiscursosdesuvida,eléxitofuécompletoyaquelauditorio,anteshostil,leaclamóvibranteyprolongadamente.

Concluído el discurso, salimos a la calle. No bien habíamos andadoalgunos pasos, cuando oí que alguien le llamaba: «¡Don José! ¡Don José!»«Eraunnegroobreroqueseleacercabahumildeycariñoso».«Aquíletraigoesterecuerdito»,ledijo.Yleentregóunalapiceradeplata.—«Veausted,meobservóMartí,elcariñodeesospobresnegroscigarreros.Ellossedancuentadeloquesufroyluchoporlalibertaddenuestrapobrepatria».Luegofuimosa tomar el té a casa de una su amiga, dama inteligente y afectuosa, que leayudabamuchoensustrabajosderevolucionario.

Allíescuchéporlargotiemposuconversación.Nuncaheencontrado,nienCastelar mismo, un conversador tan admirable. Era armonioso y familiar,dotado de una prodigiosa memoria, y ágil y pronto para la cita, para lareminiscencia, para el dato, para la imagen. Pasé con él momentosinolvidables, luego me despedí. El tenía que partir esa misma noche paraTampa, con objeto de arreglar no sé qué preciosas disposiciones deorganización.Nolevolvíavermás.

Comoélnopudopresidir elbanquetequedebíandedarme los cubanos,

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delegó su representación en el general venezolano Nicanor Bolet Peraza,escritoryoradordisertoyelocuente.Albanqueteasistieronmuchoscubanospreeminentes,entreellosBenjamínGuerra,PoncedeLeón,eldoctorMirandayotros.BoletPerazapronuncióunabellaarengayGonzalodeQuesadaunadesus resonantes y ardorosas oraciones. Al día siguiente tomamos el trenGonzaloyyo,puesmideseoeraconocerlacataratadeNiágara,antesdepartirparaParís yBuenosAires.Mi impresión ante lamaravilla confiesoque fuémenorde loquehubierapodido imaginar.Aunqueelportentose impone, lamente se representaconcreces loqueen la realidadno tiene tan fantásticasproporciones.Sinembargo,mesentíconmovidoanteelprodigionatural,ynodejéderecordarlosversosdeJoséMaríadeHeredia,eldecastellanalengua.

RetornamosaNuevaYorkytoméelvaporparaFrancia.

XXXII

Yo soñaba con París desde niño, a punto de que cuando hacía misoracionesrogabaaDiosquenomedejasemorirsinconocerParís.Paríseraparamícomounparaísoendondeserespiraselaesenciadelafelicidadsobrelatierra.EralaCiudaddelArte,delaBellezaydelaGloria;y,sobretodo,eralacapitaldelAmor,elreinodelEnsueño.EibayoaconocerParís,arealizarlamayoransiademivida.YcuandoenlaestacióndeSaint-Lazarepisétierraparisiense,creíhallarsuelosagrado.Mehospedéenunhotelespañolqueporcierto ya no existe. Se hallaba situado cerca de la Bolsa, y se llamabapomposamenteGrandHôteldelaBourseetdesAmbassadeurs...Yodepositéen la caja, desde mi llegada, unos cuantos largos y prometedores rollos debrillantes y áureas águilas americanas de a veinte dólares. Desde el díasiguienteteníacarruajeatodashorasenlapuerta,ycomencémiconquistadeParís...

Apenas hablaba una que otra palabra de francés. Fuí a buscar aEnriqueGómez Carrillo, que trabajaba entonces empleado en la casa del libreroGarnier.

Carrillo,muycontentodemillegada,apenaspudoacompañarme,porsusocupaciones;peromepresentóaunespañolque teníael tipodeungallardomozo, almismo tiempoquemuymarcada semejanza de rostro conAlfonsoDaudet.LlevabaenParís lavidadelpaísdeBohemia,y teníaporqueridaauna verdadera marquesa de España. Era escritor de gran talento y vivíasiempre en su sueño.Comoyo, usaba y abusaba de los alcoholes; y fuémiiniciador en las correrías nocturnas del Barrio Latino. Erami pobre amigo,muerto no hace mucho tiempo, Alejandro Sawa. Algunas veces me

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acompañabatambiénCarrillo,yconunoyotroconocíapoetasyescritoresdeParís,aquieneshabíaamadodesdelejos.

UnodemisgrandesdeseoserapoderhablarconVerlaine.Ciertanoche,enelcafeD’Harcourt,encontramosalFauno,rodeadodeequívocosacólitos.

Estaba igual al simulacro en que ha perpetuado su figura el artemaravilloso de Carrière. Se conocía que había bebido harto. Respondía decuandoencuando,alaspreguntasquelehacíansusacompañantes,golpeandointermitentemente el mármol de la mesa. Nos acercamos con Sawa, mepresentó:«Poetaamericano,admirador,etc.»Yomurmuréenmalfrancéstodaladevociónquemefuéposibleyconcluícon lapalabragloria...Quiénsabequé habría pasado esta tarde al desventurado maestro; el caso es que,volviéndose a mí, y sin cesar de golpear la mesa, me dijo en voz baja ypectoral: ¡La gloire!... ¡La gloire!... ¡M... M... encore!... Creí prudenteretirarmeyesperarparaverledenuevounaocasiónmáspropicia.Estonolopudelograrnunca,porquelasnochesquevolvíaencontrarle,sehallabamásomenosenelmismoestado;yaquello,enverdad,eratriste,doloroso,grotescoytrágico.Pobre¡PauvreLelian!¡PriezpourlepauvreGaspard!...

XXXIII

Unamañana,despuésdepasarlanocheenvela,llevóAlejandroSawaamihotelaCharlesMorice,queeraentonceselcríticode los simbolistas.Hacíapoco que había publicado su famoso libro La littérature de tout à l’heure.Encontrósobremimesaunoscuantoslibros,entreellosunWaltWhitman,quenoconocía.SepusoahojearunaediciónguatemaltecademiAzul,enque,pormaldemispecados,incluíunosversosfranceses,entreloscualesloshayqueno son versos, pues yo ignoraba cuando los escribí muchas nociones depoéticafrancesa.Entreellas,pongoporcaso,elbuenusodelaemuda,que,aunque no se pronuncia en la conversación, o es pronunciada escasamente,segúnelsistemadealgunosdeclamadores,cuentacomosílabaparalamedidadelverso.CharlesMoricefuébondadosoytuvimos,durantemipermanenciaenParís,buenaamistad,queporciertonohemosrenovadoendíasanteriores.Con quien tuve más intimidad fué con Juan Moreas. A éste me presentóCarrilloenunanochebarriolatinesca.Yahecontadoenotraocasiónnuestraslargas conversaciones ante animadores bebedizos. Nuestras idas por lamadrugada a los grandes mercados, a comer almendras verdes, o biensalchichasenlosfigonescercanos,dondesesurtenobrerosytrabajadoresde«les Halles». Todo ello regado con vinos como el «petit vin bleu» y otrosmostos populares. Moreas regresaba a su casa, situada por Montrouge, en

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tranvía, cuando ya el sol comenzaba a alumbrar las agitaciones de Parísdespierto. Nuestras entrevistas se repetían casi todas las noches. Estaba elgriegotodavíajoven;usabasuinseparablemonóculoyseretorcíalosbigotesdepalíkaro,dogmatizandoensuscaféspreferidos,sobretodoenelVachetts,yhablandosiempredecosasdearteydeliteratura.Comonoqueríaescribirenlosdiarios,vivíaprincipalmentedeunapensiónquelepasabauntíosuyoqueeraministroenelgobiernodelreyJorge,enAtenas.Sabidoesquesuapellidono eraMoreas, sino Papadiamantopoulos. Quien desee más detalles lea milibroLosRaros.MehabíandichoqueMoreassabíaespañol.Nosabíaniunasola palabra. Ni él, ni Verlaine, aunque anunciaron ambos, en los primerostiemposdelarevistaLaPlume,quepublicaríanunatraducciónde«LaVidaesSueño»deCalderónde laBarca.SiendoasícomoVerlainesolíapronunciar,conmarcadísimoacento,estosversosdeGóngora:«Abatallasdeamorcampodeplumas»;Moreas,consugranvozsonora,exclamaba«Nohaymalqueporbiennovenga»...Obien:encuantomeveía:«¡VivadonLuisdeGóngorayArgote!», y con el mismo tono, cuando divisaba a Carrillo gritaba: «¡DonDiego Hurtado de Mendoza!». Tanto Verlaine como Moreas eranpopularísimos en el Quartier, y andaban siempre rodeados de una corte dejóvenespoetasque,conelPauvreLelian,seaumentabandegentesdelamalabohemia,quenoteníanqueverconelarteniconlaliteratura.

XXXIV

Entre losverdaderosamigosdeVerlaine,habíaunoqueeraunexcelentepoeta,MauriceDuplessis.Esteeraunmuchachogallardo,quevestíaelegantey extravagantemente, y que con Charles Maurras, que es hoy uno de losprincipalessostenedoresdelpartidoOrleanista,yconErnestoReynaud,queescomisario de policía, formaban lo que se llama la escuela Romana, de queMoreas era el sumoPontífice.ADuplessis, que fuédesde entoncesmuymiamigo,lehevueltoaverrecientementepasandohorasamargasyangustiosas,delascualeslelibraraalgunavezyocasionalmentelagenerosidaddeungranpoetaargentino.

Yendoenunaocasiónpor losbulevares, oí que alguienme llamaba.Meencontré con un antiguo amigo chileno, Julio Bañados Espinosa, que habíasidoministroprincipaldeBalmaceda.Seocupabaenescribirlahistoriadelaadministración de aquel infortunado presidente. Nos vimos repetidas veces.MeinvitóacomerenuncírculodeEsgrimayArtes,quenoeraotracosa,enrealidad,sinounacasadejuego,comosonmuchoscírculosdeParís.Allámepresentó al famoso Aurelien Scholl, ya viejo y siempre monoculizado. Sedecía que el juego no era perseguido en ese club, porque la influencia de

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Scholl...peronodeseorepetiraquímurmuracionesbulevarderas.

Comía yo generalmente en el café Larue, situado enfrente de laMagdalena.Allímeiniciéenaventurasdealtayfácilgalantería.Ellonotieneimportancia;mashederecordaraquienmedieselaprimerailusióndecostosoamorparisién.Yvayaunagratamemoria a la gallardaMariónDelorme, devictorhuguesco nombre de guerra, y que habitaba entonces en la avenidaVíctorHugo.Eralacortesanadelosmásbelloshombros.Hoyviveensucasadecampoydadecomerasusfinasavesdecorral.Loscafésyrestaurantsdelbosque no tuvieron secretos paramí. Los días que pasé en la capital de lascapitales,pudemuybiennoenvidiaraningúnirreflexivo«rastaquouere».PerolosrollosdeáguilasibanmermandoyeraprecisodisponerlapartidaaBuenosAires.Asílohice,nosinquemicodiciosohotelero,viendoqueseleescapabaesa «pera», comodicen los franceses, quisiese quedarse con el resto demisoros, de lo cualme libró la intervencióndeun cónsul, y demi buen amigoTible Machado, que residía, también con cargo consular, en el puerto delHavre.

XXXV

Me embarqué para la capital argentina, llevando como «valet» a unhuesudoholandésquesinrecomendaciónalgunasemepresentóofreciéndomesusservicios.

Yhémeaquí,porfin,enlaansiadaciudaddeBuenosAires,adondetantohabíasoñadollegardesdemipermanenciaenChile.Losdiariosmesaludaronmuy bondadosamente. La Nación habló de su colaborador con términos deafecto, de simpatía y de entusiasmo, en líneas confiadas al talento de JulioPiquet.LaPrensamediólabienvenida,tambiénenfrasesfinasyamables,conquemefavorecieralagentilezadelyagloriosoJoaquínV.González.

Fuímuyvisitadoenelhotelendondemehospedaran.Unodelosprimerosque llegaron a saludarme fué un gran poeta a quien yo admiraba desdemisañosjuveniles,muchosdecuyosversosserecitanenmilejanopaísoriginal:RafaelObligado.OtrofuéD.JuanJoséGarcíaVelloso,aquelmaestrosapienteysensible,quevinodeEspaña,yquecantóyenseñóconinteligenciaeruditayconcordialvoluntad.

PresentémiCartaPatenteyfuíreconocidoporelgobiernoargentinocomoCónsulGeneral deColombia.Mi puesto nomedió ningún trabajo, pues nohabía nada que hacer, segúnme lomanifestarami antecesor, el Sr. Samper,dado que no había casi colombianos en Buenos Aires y no existían

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transacciones ni cambios comerciales entre Colombia y la RepúblicaArgentina.

Fuí invitado a las reuniones literarias que daba en su casa don RafaelObligado.Allí concurría lomásnotablede la intelectualidadbonaerense.Seleíanprosasyversos.Despuéssehacíanobservacionesysediscutíaelvalorde éstas. Allí me relacioné con el poeta y hombre de letras doctor CalixtoOyuela,cuyafamahabíallegadohacíatiempoamisoídos.Conocíasusobras,muycelebradasenEspaña.Talentodecepacastiza,seguíalacorrientedelastradicionesclásicas,yentodassusobrasseencuentralamayorcorrecciónyelbuenconocimientodel idioma.Me relacioné también conAlbertodelSolar,chilenoradicadoenBuenosAires,quesehadistinguidoenlaproduccióndenovelas, obras dramáticas, ensayos y aun poesías. Con Federico Gamboa,entonces secretario de laLegacióndeMéxico, que animaba la conversacióncon oportunas anécdotas, con chispeantes arranques y con un buen humorcontagiosoeinalterable,yquehaproducidonotablespiezasteatrales,novelasyotroslibrosamenosyllenosdeinterés.ConDomingoMartintoyFranciscoSoto y Calvo, ambos cuñados de Obligado, ambos poetas y personas dedistinción y afabilidad. Con el doctor Ernesto Quesada, letrado erudito,escritorbiennutridoyabundante,deunsabercosmopolitaypolíglota;yconotrosmás, pertenecientes alBuenosAires estudiosoy literario.El dueñodecasa nos regalaba con la lectura de sus poesías, vibrantes de sentimiento ollameantes de patriotismo. Así pasábamos momentos inolvidables que harecordadoFedericoGamboa, con su estilo ágil y lleno de sinceridad, en laspáginasdesu«Diario».

XXXVI

Naturalmente que desde mi llegada me presenté a la redacción de LaNación, donde se me recibió con largueza y cariño. Dirigía el diario elinolvidable Bartolito Mitre. Lo encontré en su despacho fumando suinseparable largocigarro italiano.Sentía la inmediata,despuésdeconversarunrato,laverdaddesuamistadtransparenteyeficazqueseconservóhastasumuerte.Me llevó a presentarme a su padre el general, y me dejó allí, anteaquelvaróndehistoriaydegloria,aquienyonoencontrabapalabraquedecir,despuésdehabermurmuradounasalutaciónemocionada.MehablóelgeneralMitredeCentroAméricaydesushistoriadoresMontufar,Ayón,Fernández;recordó al poeta guatemalteco Batres, autor de «El Reloj», habló de otrascosasmás.Me hizo algunas preguntas sobre el canal de Nicaragua. Estuvosuave y alentador en sumanera seria y como triste, cual de hombre que sesabíayadueñodelaposteridad.Salícontentísimo.

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Era Administrador de La Nación D. Enrique de Vedia. Alto, delgado,aspectodefiguradecaballerodelGreco.Graveyacerado,teníaunasólidayvariadaculturayungustoexcelente.Apesardeladiferenciadecaracteresyde edades, cultivábamos la mejor amistad, y por indicación suya escribímuchosdelosmejoresartículosquepubliquéeneseépocaenLaNación.ErasubdirectordeldiarioAníbalLatino,estoes,JoséCeppi,hombrealpareceruntanto adusto, pero dotado de actividad, de resistencia y de inmejorablescondicionesparaelpuestoquedesempeñaba.SecretarioderedaccióneraJulioPiquet,expertocatadordeelixiresintelectuales,escritordesutilespensaresyde gentilezas de estilo, y que contribuía poderosamente a la confección deaquellosnúmerosnutridosdebrillantecolaboracióndelgranperiódico,quesediría tenían carácter antológico. En la casa traté a crecido número deredactoresycolaboradores,deloscualesunoshandesaparecidoyotrossehanalejadoporleydeltiempoydeloscambiosdelavida;peroningunofuémásíntimo compañero mío que Roberto J. Payró, trabajador insigne, cerebrocomprendedor e imaginador, que sin abandonar las tareas periodísticas hapodido producir obras de aliento en el teatro y en la novela. Fué asimismoamigomíoelautordeLaBolsa,JoséMiró,quefirmabaconelpseudónimodeJuliánMartel y cuya única obra auguraba una rica y aquilatada producciónfutura.ElpobreMirópasóentrabajosabohemiayenconsuetudinariaescasez,los mejores años de su juventud, y, ¡oh, ironías de la suerte!, después quemuriódetuberculosis,seencontróqueunaparientamillonarialehabíadejadoensutestamentounafortuna.

XXXVII

Claroesquemimayornúmerode relacionesestabaentre los jóvenesdeletras,conquienescomencéahacervidanocturna,encafésycervecerías.Secomprende que la sobriedad no era nuestra principal virtud. Frecuentabatambién a otros amigos que ya no eran jóvenes, como ese espíritu singular,lleno de tan variadas luces y de quien emanaba una generosidad corriente,simpática y un contagio de vitalidad y de alegría, el doctor Eduardo L.Holemberg; o bien el hoy célebre americanista Ambrosetti, que ilustrabanuestrascharlasconsusilustrativasnarraciones.ConPayrónosjuntábamosencompañía del bizarro poeta, entonces casi un efebo, pero ya encendido decosaslibertarias,AlbertoGhiraldo;deManuelArgerich,cariñosodandy,queescribiópara el teatro; del excelente aeda suizoCharlesSoussens, fiel a susprincipios de nocturnidad; de José Ingenieros, hoy psiquiatra eminente; deJosé Pardo, que fundara varias revistas; de Diego Fernández Espiro, elmosquetero de los sonantes sonetos; del encantador veterano Antonino

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Lamberti,aquienlosmanesdeAnacreontebendicenyaquienlasGraciasylasMusashansidosiemprepropiciasyhalagadoras.

Otrodemisamigos,quehasidosiemprefraternalconmigo,eraCharlesE.F.Vale,uningléscriolloincomparable.

Unanoche,conmotivodelaniversariode lareinaVictoria, ledictéenelrestaurantde«Las14provincias»,unpequeñopoemaenprosa,dedicadoasusoberana,queélescribióafaltadepapelenunoscuantossobresyquenohaaparecidoenningunodemislibros.Esepoemitaeselsiguiente:

GodsavetheQueen

TomyfriendC.E.F.Vale.

Porserunadelasmásfuertesypoderosastierrasdepoesía;

PorserlamadredeShakespeare;

Porque tus hombres son bizarros y bravos, en guerras y en olímpicosjuegos;

Porqueen tu jardínnace lamejorflorde lasprimaveras,yen tucielosemanifiestaelmástristesoldelosinviernos;

Cantoatureina,ohgrandeysoberbiaBritania,conelversoquerepitenloslabiosdetodostushijos:

GodsavetheQueen

Tus mujeres tienen los cuellos de los cisnes y la blancura de las rosasblancas;

Tusmontañasestán impregnadasde leyenda, tu tradiciónesunaminadeoro,tuhistoriaunaminadehierro,tupoesíaunaminadediamantes;

Enlosmares,tubanderaesconocidadetodaslasespumasydetodoslosvientos, a punto de que la tempestad ha podido pedir carta de ciudadaníainglesa;

Portufuerza,ohInglaterra:

GodsavetheQueen

PorquealbergasteenunadetusislasaVíctorHugo;

Porquesobreelhervorde tus trabajadores,el tráfagode tusmarinosy lalaborincógnitadetusmineros,tienesartistasquetevistendesedasdeamor,deorosdegloria,deperlaslíricas;

Porqueentuescudoestálaunióndelafortalezaydelensueño,enelleónsimbólico de los reyes y unicornio amigo de las vírgenes y hermano del

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Pegasodelossoñadores;

GodsavetheQueen

Por tus pastores quedicen los salmosy tus padres de familia que en lashorastranquilasleenenaltavozelpoetafavoritojuntoalachimenea;

Portusprincesasincomparablesytunoblezasecular;

Por San Jorge, vencedor del Dragón; por el espíritu del granWill y losversosdeSwinburneyTennyson;

Por tus muchachas ágiles, leche y risa, frescas y tentadoras comomanzanas;

Portusmozosfuertesqueamanlosejercicioscorporales;portusscholarsfamiliarizadosconPlatón,remerosopoetas;

GodsavetheQueen

Reina y emperatriz, adorada de tu inmenso pueblo, madre de reyes.VictoriafavorecidaporlainfluenciadeNile;solemneviudavestidadenegro,adoradora del príncipe amado; Señora del mar; Señora del país de loselefantes.Defensora de la Fe, poderosa y gloriosa anciana, el himno que tesaludaseoigahoyportodalatierra:Reinabuena:«¡Diostesalve!».

XXXVIII

Comencé a publicar en La Nación una serie de artículos sobre losprincipalespoetasyescritoresqueentoncesmeparecieronraros,ofueradelocomún.Aalgunosleshabíaconocidopersonalmente,aotrosporsuslibros.Lapublicacióndelaseriede«Losraros»,quedespuésformóunvolumen,causóen el Río de la Plata excelente impresión, sobre todo entre la juventud deletras, a quien se revelaban nuevas maneras de pensamiento y de belleza.Ciertoquehabíaenmisexposiciones, juiciosycomentos,quizásdemasiadoentusiasmo;perodeellonomearrepiento,porqueelentusiasmoesunavirtudjuvenil que siempre ha sido productora de cosas brillantes y hermosas;mantienelafeyavivalaesperanza.Unodemisartículosmevalióunacartadela célebre escritora francesa, Mme. Alfred Valette, que firma con elpseudónimodeRachilde,cartainteresanteyllenadeesprit,enquemeinvitabaa visitarla en la redacción de el «Mercure de France» cuando yo llegase aParís. A los queme conocen no les extrañará que no haya hecho tal visitadurantemásdedoceañosdepermanenciafijaenlavecindaddelaredaccióndel «Mercure». He sido poco aficionado a tratarme con esos «chermaïtre»,franceses, pues algunos que he entrevistome han parecido insoportables de

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pose y terribles de ignorancia de todo lo extranjero, principalmente en loreferenteaintelectualidad.

Pasaba,pues,mividabonaerenseescribiendoartículosparaLaNación,yversosquefueronmástardemis«ProsasProfanas»,ybuscandoporlanocheel peligroso encanto de los paraísos artificiales. Me quedaba todavía en elBancoEspañoldelRíodelaPlataalgúnrestodemiságuilasamericanas;peroéstasvolaronpronto,porelperegrinosistemaqueyoteníademanejarfondos.Meacompañabaunextraordinario secretario francés,quemeencontréno sédónde, y que me sedujo hablándome de sus aventuras en Indo-China.Consideradquemecontaba:«UnavezenSaigón...»obien:«AquellatardeenSingapour...», o bien: «Entoncesme contestómi amigo elMaradjad...» ¡Nosolamentelehicemisecretario,sinoqueélllevabaenelbolsillomilibrodecheques!Felizmente,cuandovolarontodaslaságuilas,volóéltambién,consularganariz,suinfaltablesombrerodecopaysulargolevitón.

Vino la noticia de la muerte del doctor Rafael Núñez, y pocos mesesdespués recibí nota de Bogotá, en que seme anunciaba la supresión demiconsulado.MequedésujetoaloqueganabaenLaNación,yluegoaunbuensueldoqueporinspiraciónprovidencialmeseñalóenLaTribunasudirector,eseescritordebríosygraciasquese firmabaJuanCancio,yquenoesotroquemibuenamigoMarianodeVedia.Miobligacióneraescribirtodoslosdíasunanotalargaocorta,enprosaoverso,enelperiódico.Despuésmeinvitóacolaborarensudiario«ElTiempo»elgenerosoycultoCarlosVegaBelgrano,que luego sufragó los gastos para la publicación de mi volumen de versos«ProsasProfanas».

XXXIX

«ProsasProfanas»,cuyasencillezypocacomplicaciónsepuedenapreciarhoy, causaron al aparecer, primero en periódicos y después en libro, granescándalo entre los seguidores de la tradiciónydel dogmaacadémico; y noescasearonlosataquesylascensurasymuchomenoslasbravasdefensasdeimpertérritosydecididossoldadosdenuestranacientereforma.Muchosdeloscontrarios se sorprendieron hasta del título del libro, olvidando las prosaslatinasdelaIglesia,seguidasporMallarméenladedicadaalDesEsseintdeHuysmans; y sobre todo, las que hizo en «roman paladino», uno de losprimitivos de la castellana lírica. José Enrique Rodó explicó y Remy deGourmont me había manifestado ya respecto a dicho título, en una carta:«C’estunetrouvaille».Detodasesaspoesíashahechoelautorde«MotivosdeProteo»unaencantadoraexégesis.

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Una de ellas, la titulada «Era un aire suave», fué escrita en edad deilusiones y de sueños y evocada en esta ciudad práctica y activa, un bellotiempopasado,ambientedelsigloXVIIIfrancés,visiónimaginariatraducidaen nuevas verdadesmúsicas. Ella dice la eterna ligereza cruel de aquella aquienunaristocráticopoeta llamaraEnfantMalade,y treceveces impura; laquenosdalosmásdulcesylosmásamargosinstantesenlavida; laEulaliasimbólicaqueríe,ríe,ríe,desdeelinstanteenquetendióaAdánlamanzanaparadisíaca. Como siempre, hubo sus aplausos y sus críticas, en las cuales,gente que había oído hablar de decadentes y de simbolistas, aseguraban sermis producciones ininteligibles, censura cuya causa no he podido nuncacomprender. Como he dicho, había también quienes me seguían y meaplaudían;ytiempodespuésdebíanaquírepetirseporlaobradeotrospoetasdelibertadydeaudacia,igualescensuras,comotambiénigualesaplausos.

MipoesíaDivagaciónfuéescritaenhorasdesoledadydeaislamientoquefuí apasar enelTigreHotel. ¿Teníayoalgunosamoríos?No lo sabrédecirahora. Es el caso que en esos versos hay una gran sed amorosa y en lamanifestacióndelosdeseosyenlainvitaciónalapasión,sehacealgocomounaespeciedegeografíaerótica.Elpoemaconcluíaasí:

...Amor,enfin,quetododigaycante,

Amorqueencanteydejesorprendida

Alaserpientedeojosdediamante

Queestáenroscadaalárboldelavida.

Amameasí,fatal,cosmopolita.

Universal,inmensa,única,sola.

Ytodas;misteriosayerudita;

Amamemarynube;espumayola.

SémireinadeSaba,mitesoro;

Descansaenmispalaciossolitarios.

Duerme.Yoencenderélosincensarios

Yjuntoamiunicorniocuernodeoro

Tendránrosasymieltusdromedarios.

XL

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Luegovienenotraspoesíasquehanllegadoaserdelasmásconocidasyrepetidas enEspañayAmérica, como laSonatina,por ejemplo,quepor susparticularidades de ejecución, yo no sé por qué no ha tentado a algúncompositor para ponerle música. La observación no es mía. «Pienso, diceRodó,quelaSonatinahallaríasucomentariomejorenelacompañamientodeuna voz femenina que le prestara melodioso realce. El poeta mismo haahorradoalacríticalatareadeclasificaresacomposición,dándoleunnombrequeplenamentelacaracteriza.Secultivacasiexclusivamenteenella,lavirtudmusicalde lapalabraydelritmopoético».Enefecto, lamusicalidadenestecaso,sugiereoayudaalaconcepcióndelaimagensoñada.

Blasón es el título de otra corta poesía, que fué escrita enMadrid en eltiempo de las fiestas del Centenario de Colón. Tuve allí oportunidad deconoceraungentilhombre,diplomáticocentroamericano,casadoconunaaltadamafrancesa,comoquees,porsusprimerasnupcias,lamadredelactualjefedelacasadeGontaut-Biron,elcondedeGontautSaint-Blancard.Merefieroala marquesa de Peralta. En el álbum de tal señora, celebré la nobleza y lagracia de un ave insigne; el cisne. Después están las alabanzas a los «ojosnegros de Julia». ¿Qué Julia? Lo ignoro ahora. Sed benévolos ante tamañaingratitudconlabelleza.Porque,ciertamente,debiódeserbellaladamaqueinspirólasestrofasdequetrato,enloordelosojosnegros,ojosque,almenosen aquel instante, eran los preferidos. Luego será un recuerdo galante en elescenariodelsiempredeseadoParís.Pierrot,elblancopoeta,encarnaelamorlunar,vagoymelancólico,deloslíricossensitivos.Eselcarnaval.Laalegríaruidosa de la gran ciudad se extiende en calles y bulevares. El poeta y suilusión, encarnada enuna fugitiva y harto amorosa parisién, certifica, por lafatalidad de la vida, la tristeza de la desilusión y el desvanecimiento de losmejores encantos. Rodó—a quien siempre habría que citar tratándose de«ProsasProfanas»—hadichocosasdeliciosasapropósitodeestosversos.

Hayeneltomode«ProsasProfanas»unpequeñopoemaenprosarimada,defechamuyanteriora lapoesíasescritasenBuenosAires,peroquepor lanovedad de la manera llamó la atención. Está, se puede decir, calcado enciertos preciosos y armoniosos juegos que Catulle Mendès publicó con eltítulode«LiedsdeFrance».CatulleMendès,asuvez,loshabíaimitadodelospoemitasmaravillosos deGaspard de laNuit, y de estribillos o refranes derondaspopulares.MeencontrabayoenlaciudaddeNew-York,yunaseñoritacubana, que era prodigiosa en el arpa, me pidió le escribiese algo que enaquella dura y colosal Babel le hiciese recordar nuestras bellas y ardientestierras tropicales. Tal fué el origen de esos aconsonantados ritmos que setitulanEnelpaísdelSol.

Unsonetohayeneselibroquesepuededecirhatenidomayorsuertequetodasmisotrascomposiciones,puesdelosversosmíossonlosmásconocidos,

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losqueserecitanmás,entierrahispanacomoennuestraAmérica.Merefieroal soneto Margarita. Por cierto, la boga y el éxito se deben a la anécdotasentimental,alosencilloemotivo,yaquecadacualcomprendeysienteensíel sollozoapasionadoquehayenestoscatorceversos.Entoncessí,yahabíacaídoyoenBuenosAiresennuevasredespasionales;yfuíaocultarmiidilio,mezclado a veces de tempestad, en el cercano pueblo de San Martín. ¿Endóndeseencontrará,Diosmío,aquellaquequeríaserunaMargaritaGauthier,a quien no es cierto que lamuerte haya deshojado, «por ver sime quería»,comodiceelverso,yque llegaraadominar tantomis sentidosypotencias?¡Quiénsabe!Pero,sillegásemosaencontrarnos,esseguroqueserealizaríaloqueexpresalatanhumanaredondilladeCampoamor:

Pasanveinteaños,vuelveél

yalverse,exclamanélyella:

—¡Diosmío,yéstaesaquélla!

—¡SantoDios,yésteesaquél!

Hayotrapoesíaenesevolumen,escritaenEspañaen1892,enlacualsevenyalosdistintivosquehandecaracterizarmiproducciónanterior,apesardequeesetrabajoescastizo,deespírituespañolpuro,deacento,detradición,demanera,deforma.Esenelogiodeunmetropopular,armoniosoycantante,la seguidilla. A ese tiempo también pertenecía el «pórtico» que escribí enMadridparaquesirviesedeintroducciónalacoleccióndepoesíasqueconeltítulode«Entropel»dióaluzelpoetaSalvadorRueda.

LapáginablancafuéescritaenBuenosAires,encasadelpobreMiguelitoOcampo. ¿Quién se acuerda de Miguelito Ocampo?... Hombre de corazónbueno, de natural ingenio, a quien se debe el primer ensayo de zarzuelacómicanacionalargentina,yquehubiesequizásdejadounaproducciónmáscopiosa e importante, si la peor de las bohemias no le arrebata, primero lavoluntadydespuéslasaludylavida.Ensucasaescribí,comohedichoantes,La página blanca, en presencia de nuestro querido viejo Lamberti, a quiendediqué esos versos. Casi todas las composiciones de «Prosas Profanas»fueronescritasrápidamente,yaenlaredaccióndeLaNación,yaenlasmesasdeloscafés,enelAue’sKeller,enlaantiguacasadeLucio,enladeMonti.ElcoloquiodeloscentaurosloconcluíenLaNación,enlamismamesaenqueRobertoPayró escribía uno de sus artículos.Tanto éstas comootras poesíasexigiríanbastantesexégesisylargasexplicaciones,queasutiemposeharán.

XLI

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Otrahospitalidaddebuenhumorquemeacogieraporesosdíasfuéladelexcelente amigo Rouquad. Allí rendíamos tributo a la gula, con platossuculentos que solía dirigir el dueño de casa. Allí llegaban, entre otroscompañeros ya nombrados, un joven poeta de audacia y fantasía, que haproducidodespuéslibrosmuyplausibles.SellamabaAméricoLlanos,eradeorigen uruguayo y desempeña actualmente el consulado de su país en SanSebastián de España, con su verdadero nombre, Armando Vasseur. Ibatambién cierto abate francés, de apellidoClaude, que enseñaba su idiomaalmelodiosoyelegante líricodedoradoscabellos,EugenioDíazRomero.EsteabateteníaunahistoriadelasmásescabrosasyquehabríainteresadoaBarbeyd’Aurevilly.Erasobrinodeuncardenal.HabíavenidoalaArgentinamuybienrecomendado,peroalhombrelegustabanmucholosalcoholes,enespeciallademoníacaaguaverdedelajenjo.Enunadelasprovinciascolgóloshábitos,puessehabíaenamoradolocamentedelamujerconquientuvovarioshijos.Ella,atemorizadaoarrepentida,leabandonóparacasarseconotro;yposeyóalabatelamayordesesperación,yladesesperaciónyelvenenoverdelellevaroncasialalocura.VolvióaBuenosAiresyentoncesfuécuandoleconocí.EnLaNación he publicado una página en que narro cómo el generalMitre pudosocorrerunavez al infeliz religioso, enmomentosdemiseriayde angustia.Muchotiempodespués,semeaparecióenParíseldesventurado.Ibadenuevovestidoconsusropas talares.Lo teníarecluídoelarzobispoenunconvento.Ledejabansalirmuydetardeentardeyencompañíadealgúnotrosacerdote;peroesavezllegósolo.Mecontósushorasdeoraciónydearrepentimiento,maspocoápocosefuéexaltando.—«Vamos,medijo,adarunavuelta.»Yoleacompañéa lacalle.Conversabayatranquilo,yaagitado,sobretodocuandomerecordabaalamujerdequiensiempreestabaenamorado,yasushijos.Ycomo pasáramos cerca de un café:—«Entremos,me dijo, tengomucha sed,tomaremos algún refresco». Por más que me opuse, vi que la cosa erairremediable.Entramos,yconasombrodelosconcurrentes,elabate,envezdeunrefresco,yacomprenderéisquepidiósuveneno.Yomedespedímástarde.Aldíasiguientellegóavermedenuevoenunestadolamentable.Medijoquetodo aquello no era sino obra del demonio; que él estaba arrepentido y queparacortarelmalde raíz, se iríaaunacartujaqueestáenuna islacercadeNiza.Creíquetodasesaspromesaseranhistorias;peroelabatedesaparecióyalospocosdíasrecibíayounascuantasfotografíasdelaCartuja,yunacartaenqueeltristemeanunciabasudefinitivaseparacióndelmundo.Novolvíasabernuncamásdeél.

XLII

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EnlaredaccióndeTribunamerelacioné,porpresentacióndeMarianodeVedia, con el doctorLorenzoAnadón, con el generalMansilla, y los poetasCarlos Roxlo y Christián Roeber. Mansilla simpatizó mucho conmigo ypublicóaesterespectounpreciosoychispeanteartículo.Levisité.Ensucasamemostrócosascuriosísimas,entreellaselmejorretratoqueyohayavistodesutíoD.JuanManueldeRozas.Alcancéaconocertambiénasumadre,doñaAgustina,labellezacélebrequeaunresplandecíaensuancianidad,yaquien,cuandomurió,deshojéunramilletederosasliterarias.ElpoetaRoxloeradetratosuaveydelicadoynoadivinabayoenélalfuturovigorosocombatientedelasluchaspolíticas.Publicabasusversosimpregnadosdeperfumepatrioyenloscualeshaysollozosdeguitarrapampera,melancólicosairesrurales,ylarevelación armoniosa de un profundo sentir. Roeber era tipo romántico ylegendario.Sunovelavitalsecontabaenvozbaja.Sedecíaque,pordramadeamores, lo quemenos le había pasado era recibir una bala en la cabeza, enduelo,porlocualtuvoqueestaruntiempoencerradoenunmanicomio.Eslociertoque teníaunconocido títuloespañol, conel cualpublicóuna seriedetraduccionesdelasnovelasdeciertoalegreyhatiempopasadodemodaautorfrancés.Mansillamedióunacomidaa lacual invitóaalgunosintelectuales.Tengo presente la larga conversación que allí tuve con el doctor CelestinoPera, y la interesantísima fecundia de nuestro anfitrión, que narrara amenossucesos y prodigara agudas ocurrencias, felices frases, con ese poder deconversadorágilyoportunoquesehareconocidoentodaspartes.

Fundé una revista literaria en unión de un joven poeta tan leído comoexquisito,deorigenboliviano,RicardoJamiesFreyre,actualmentevecinodeTucumán.Ricardoeshijodelconocidoescritor,periodistaycatedraticoquehapublicado tancuriosasysabrosas tradicionesdesdehace largo tiempo,ensupaís de Bolivia, y que en Buenos Aires hizo aparecer un valioso volumensobre el antiguo y fabuloso Potosí. El y su hijo eran para mí excelentesamigos. Con Brocha Gorda, pseudónimo de Jaimes padre, solíamos haceramenasexcursionesteatrales,obienporlaisladeMaciel,pintorescayalegre,opor las fondasycomedores italianosdeLaBoca, endonde saboreábamospescadosfritos,ypastasaljugo,regadoscontintoschiantisyoscurosbarolos.QuienhayaconversadoconJulioL.Jaimes,sabrádelseñoritoydelingeniodeloscaballerosdeantaño.

ConRicardonoentrábamosporsimbolismosydecadenciasfrancesas,porcosas d’annunzianas, por prerrafaelismos ingleses y otras novedades deentonces, sin olvidar nuestras ancestralesHitas yBerceos, y demás castizosautores.Fundamos,pues,la«RevistadeAmérica»,órganodenuestranacienterevoluciónintelectualyquetuvo,comoeradeesperarse,vidaprecaria,porlaescasezdenuestrosfondos,lafaltadesuscripcionesy,sobretodo,porquealospocosnúmeros,unadministradoritaliano,decuerpobajito,deredondacabezacalva y maneras untuosas, se escapó llevándose los pocos dineros que

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habíamos podido recoger. Y así acabó nuestra entusiasta tentativa. PeroRicardosedesquitó,dandoaluzsulibrodepoesíasCastaliaBárbara,quefuéuna de las mejores y más brillantes muestras de nuestros esfuerzos derenovadores.Allí se revelaba un lírico potente, delicado, sabio en técnica yelevadoennumen.

XLIII

Y se creó el grupo del Ateneo. Esta asociación, que produjo unconsiderable movimiento de ideas en Buenos Aires, estaba dirigida porreconocidos capitanes de la literatura, de la ciencia y del arte. Zuberbuhler,AlbertoWilliams,JuliánAguirre,EduardoSchiaffino,ErnestodelaCárcova,Sivori, Ballerini, de la Valle, Correa Morales y otros animaban el espírituartístico;VegaBelgrano,D.RafaelObligado,D.JuanJoséGarcíaVelloso,eldoctorOyuela,eldoctorErnestoQuesada,eldoctorNorbertoPiñeroyalgunosmás, fomentaban las letras clásicas y las nacionales, y los más jóvenesalborotábamoslaatmósferaconproclamacionesdelibertadmental.

Yo hacía todo el daño que me era posible al dogmatismo hispano, alanquilosamientoacadémico;alatradiciónhermosillesca,alopseudo-clásico,alopseudo-romántico,alopseudo-realistaynaturalista,yponíaamis«raros»deFrancia, de Italia, de Inglaterra, deRusia, deEscandinavia, deBélgica yaundeHolandaydePortugal,sobremicabeza.Miscompañerosmeseguíanyme secundaban con denuedo. Exagerábamos, como era natural, la nota. UnBenjamínde la tribu,CarlosAlbertoBecú,publicóunaplaquette,dondeporprimeravezaparecíanencastellanoversos libresa lamanera francesa;pueslos versos libres de Jaimes Freyre eran combinaciones de versos normalescastellanos.Becúhacetiempoabandonósusinclinacioneslíricasyeshoyungrave y sesudo internacionalista. Luis Berisso publicaba su Pensamiento deAmérica, su traducción de Belkis, del portugués Eugenio de Castro, ytrabajabaporque se relacionaran los jóvenes intelectuales argentinos con losdel resto de Hispano-América. Leopoldo Díaz escribía sus eleganciasparnasianas, sus poemas de esfuerzo isotérico. Angel de Estrada anunciabaconsuproducciónelsutileintensopoetayelprosistaartísticoysugestivoquees hoy. Con él y con Alberto Vergara Biedma, profundizador y elocuente,divagábamos sobre temas de belleza.Miguel Escalada, que abandonó a lasgenerosas musas, burilaba o miniaba poemitas de singular y suave gracia.Eduardo de Ezcurra nos hablaba de su estética y nos citaba siempre aCampanella,unodesusautores favoritos.CarlosBairesnoshacíapensarentrascendentesproblemas,consusiniciacionesfilosóficas.MauricioNirensteinnos mostraba selecciones de las letras alemanas y nos instruía en asuntos

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talmúdicos. José Ingenieros,consuagudavozysuagudoespíritunoshacíavibrar en súbitos entusiasmos itálicos. José Pardo llevaba alguna página depasión,yelbiendesusedosocarácter.JoséOjedanosungíaconelóleodelamúsica; y si hay otros que no vienen ahora a mi memoria, han deperdonármelo a causa del tiempo. Por esos días di en el Ateneo unaconferencia en extremo laudatoria sobre el soñador lusitano Eugenio deCastro. De ese vibrante grupo del Ateneo brotaronmuchos versos, muchasprosas; nacieron revistas de poca vida, y en nuestras modestas comidas aescote,creábamosalegría,saludyvitalidadparanuestrasalmasdeluchadoresyderéveurs.UndíaaparecióLugones,audaz,joven,fuerteyfiero,comouncachorrodehecatónqueroquevinieradeunamontañasagrada.LlegabadesuCórdobanatal,con laseguridaddesu triunfoydesugloria.Nos leyócosasque nos sedujeron y nos conquistaron. A poco estaba ya con Ingenierosredactandounperiódicoexplosivo,enelcualmostrabaunespírituanárquico,intransigenteycandente.HacíaprosasdedetonaciónyrelampagueoqueibanmásalládeLeónBloy;ysonetoscontra«muffles»quetraspasabanloslímitesdel más acre Laurent Tailhade. Vega Belgrano lo llevó a El Tiempo, y allíaparecieron lucubraciones y páginas rítmicas de toda belleza, de todoatrevimiento y de toda juventud.Dió al público su libro «Lasmontañas deloro», para mí el mejor de toda su obra, porque es donde se exponemayormentesugenialpotenciacreadora,sugranpenetracióndelomisteriosodelmundo;yporquehastasusimperfeccionessoncomoesosinformestrozosde roca endonde seve, a losbrillosdel sol, el ricometal que la vetade lamina oculta en su entraña. Yo agité palmas y verdes ramos en eseadvenimiento; y creí en el que venía, hoy crecido y en la plena y luminosamarchadesutriunfantegenio.

XLIV

Tresamigosmédicos tuve,que fueronalternativamente lossalvadoresdemi salud. Fué el uno el doctor Francisco Sicardi, el novelista y poetaoriginalísimo,cuyaobraextraordinariaydesigualtienecosastangrandesquepasan los límites de la simple literatura. Su «Libro Extraño» es de lo másinusitadoyperegrinoquehayaproducidounaplumaenlenguacastellana.Elotromédico,eraMartínReibel,elfraternaleincomparableHipócratesdelospoetas, a quienEduardoTalero, entre otros, debe la vida, y yo,más de unavez,elafianzamientodelmássacudidoyatormentadode losorganismos.Elotro era Prudencio Plaza, con quien fuí a pasar una temporada a la isla deMartín García, cuando él era médico de aquel lazareto. Pasamos allí horasplácidas;nosperfeccionábamoseneltirodelmauser;leíamoselQuijote,nos

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confiábamos las ilusiones de nuestros mutuos porvenires. Pero no olvidaréjamás la llegada de los cadáveres de enfermos sospechosos de algunacontagiosaenfermedad;niunaautopsiaquevihacerdesde lejos,del cuerpolargoybronceadodeunhindú,pueseralaprimeravez,laprimeraylaúnica,quehevistoejecutarelhorribleysabiodescuartizamiento.DeMartínGarcíaenvié a La Nación algunas correspondencias informativas firmadas con unpseudónimo.

HicedespuésunviajeaBahíaBlanca,encompañíadelamigoRouquaud.NoeraporciertoBahíaBlancaelemporioqueesahora;sinembargo,yasehablabamuchodelfuturocolosalquedeberíallegarparaesaespléndidaregiónargentina.

DeBahíaBlancapartíparaunaestanciadeldoctorArgerich,yallífuémiprimera visita a la Pampa inmensa y poética. Poética, sí, para quien sepacomprender el vaho de arte que flota sobre ese inconmesurable océano detierra,sobretodoenloscrepúsculosvespertinosyenlosamaneceres.Allísupeloqueeraelmatematinal,juntoalfogón,encompañíadelosgauchos,rudosyprimitivos, pero tambiénpoéticos.Allí nemrodicé, con excelentepuntería,contra martinetas, avestruces, tordos y pechirrojos, y aun fáciles y pocoavisadas vizcachas. Allí atisbé, con las botas dentro del agua, bandadas depatos,yperseguíaeseespíaescandalosodelairequesellamael«teru-teru»;allíanduveacaballovariosdías,desdelosamanecereshastalosatardeceres;allí adquirí fuerzas, y renové mi sangre, y fortifiqué mis nervios, y paséquizás,entregentessencillasynada literarias, losmás tranquilosdíasdemiexistencia.

XLV

Retorné a Buenos Aires, y como el producto demi labor periodística yliterarianomefuesesuficienteparavivir,avinoqueeldoctorCarlosCarlés,que eraDirector general de Correos y Telégrafos,me nombró su secretarioparticular. Yo cumplía cronométricamente con mis obligaciones, las cualeseran contestar una cantidad innumerable de cartas de recomendación quellegaban de todas partes de la República, y luego recibir a un ejército desolicitantesdeempleos,quellevabanenpersonasuscartasfavorables.Enlasprimeras no me faltaba el «Con el mayor gusto...» y «en la primeraoportunidad...» o: «En cuanto haya alguna vacante...»Y a los que llegaban,siemprelesdabaesperanzas:«vuelvaustedotrodía...Hablaréconeldirector...Lo tendrémuy presente... Creo que usted conseguirá su puesto...» Y así lagenteseibacontenta.

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Enlaoficinatuvemuygratosamigos,comoelactivísimoyanimadoJuanMigoni y el no menos activo aunque algo grave de intelectualidad y deestudio,PatricioPiñeiroSorondo,conquienmeextendíaenlargaspláticas,enlosmomentosde reposo, sobreasuntos teosóficosyotras filosofías.CuandoLeopoldoLugones llegó, tambiéndeempleado,aesa repartición, formamos,lo digo con cierta modestia, un interesante trío. Cuando no contestaba yocartas, escribía versos o artículos. En las quemantes horas del verano nosregocijabaenlasecretaríalapresenciadeunalegreymorenoporteroquenosllevaba refrigerantes y riquísimas horchatas. Delante de mí pasaban laspersonas que iban a visitar al director; y recuerdo haber visto allí, por laprimera vez, la noble figura del doctor Sáenz Peña, actual Presidente de laRepública.

XLVI

Comodejoescrito,conLugonesyPiñeiroSorondohablabamuchosobreciencias ocultas. Me había dado desde hacía largo tiempo a esta clase deestudios,ylosabandonéacausademiextremadanerviosidadyporconsejodemédicos amigos. Yo había desde muy joven tenido ocasión, si bien rarasveces, de observar la presencia y la acción de las fuerzas misteriosas yextrañas, que aun no han llegado al conocimiento y dominio de la cienciaoficial.EnCarasyCaretashaaparecidounapáginamía,enquenarrocómoenlaplazadelacatedraldeLeón,enNicaragua,unamadrugadaviytoquéunalarva,unahorriblematerializaciónsepulcral, estandoenmi sanoycompletojuicio.TambiénenLaNación,deBuenosAires,hecontadocómoenlaciudaddeGuatemala tuve el anuncio psico-físico del fallecimiento demi amigo eldiplomáticocostarriqueñoJorgeCastroFernández,en losmismosmomentosenque élmoría en la ciudaddePanamá;y lapavorosavisiónnocturnaquetuvimosenSanSalvadorelescritorpolíticoTranquilinoChacón,incréduloyateo;visiónquenosllenómásquedeasombrodeespanto.

Hecontado también los casosdeesegénero, acontecidosagentesdemiconocimiento.EnParís,conLeopoldoLugones,hemosobservadoeneldoctorEncausse,estoes,elcélebrePapus,cosasinteresantísimas;perosegúnlodejoexpresado, no he seguido en esa clase de investigaciones por temor justo aalgunaperturbacióncerebral.

XLVII

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Nohededejareneltinteromisbuenasrelacionesconunclowninglésquehadivertidoatresgeneracionesdeargentinos.YasecomprenderáquetratodeFrankBrown.Losqueleconocenfueradelapistasabenqueesepayasoesungentleman;yqueunartista,ounhombredeletras,tienemuchoqueconversarcon él. Sabe su Shakespeare mejor que muchos hombres que escriben. Esgrave y casimelancólico, como todos aquellos que tienen pormisión hacerreir.Hayquetenerencuentaqueelartedelclownconfina,enlogrotescoyenlo funambulesco, con lo trágico del delirio, con el ensueño y con lasvaguedadesyexplosioneshilarantesdelaalienación.Paramanejartodoesto,seprecisanunafuertesaludfísicayunavigorosaresistenciamoral.ConFrankBrownhemospasadorepetidashoras,agradablesyprovechosas,ymásdeunavezhaaparecidosunombreenmisprosasyversos.Porejemplo,enaquellosqueempiezan:

«FrankBrowncomolosHanlonLee

sabelotrágicodeunpaso

depayasoyesparamí

unbuenjinetedePegaso.

Saltadelcircoalcieloraso;

Banvillelehubieraamadoasí;

FrankBrown,comolosHanlonLee,

sabelotrágicodeunpaso...»

Oenlasiguientemedalla:

Anverso.

«Enelfondodeorodelafiesta,entrajerojouoro,oroorojosaeteadodeestrellas,orecamadodeunafloradeseda,elrostroinaudito,máscaraderisacuasipor lo fijoyviolentodolorosa,descendientede losHanlonLee,alado,elástico,FrankBrown,clown,aparece.

Lacontraccióngelásmicaseacompañadesúbitosgritosygestos,siendoelconjunto demostración de cómo la risa, en lo bufo inglés, como en lasmarionetas macabras niponas, se constituyese rayana, en su fondo, en lotrágico. El tono denota, en aflautados finales, o monólogo coloreadofuertemente, de acentos de tirolesa, rayados de erres, mientras, saltante,avanza,batraciooacracio,magistralensuarteextraño,lafiguraqueelojodeBebé agranda, principal, miliunanochesca, deslumbrante, en única, múltipleempero,apoteósis.

Las palabras sálenle en hipos: acaso el esfuerzo verbal continuandodolorosa meditación: Fuego de artificios cortado a veces de ausas, lazzi y

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gedeoneríatranscendente.Intimoconcaballos,leones,perros,monos,cebras,hércules,ecuyèresytonys;Brown,conungestodominador,explícito,rige.

¡Music!yaseescucha:TiemposdeBuislayyBell, ¡lejanos!Hoy, tiempodeFootit,tiempodeFrankBrown.¿Quéhace,risueñorisible,esteclown,alasveces filosófico? Parodia a Shakespeare, Hamlet, no risueño, risible:«doloroso».

Reverso.

«Este es el caballero Frank Brown», que tiene cara de Byron. Hombretristeyserio,piensa.Susonrisa,melancolía.(¿AcasoélnoconoceaDurero?)Y como su mano ha acariciado tanto los animales, y los ojos de los seresinocentesyprofundoslehancontempladotanto,sucorazónsehallenadodeíntimabondad.

Esunhombrenatural;suimperio,lafuerzayladignidad.Esinglés,sabedepoetas.

Esinglés;tieneelcultodelhogar,celosodehembraycachorro.

Obraconsanayfirmevoluntad.Sualmadepayasonosehapintadonuncalacara.Siqueréisverledecerca,siqueréisconversardeShakespeareydelabravuraydelavidajustaysencilla,delanaturalezasagrada,ydeDiosydelos buenos hombres, id a casa de Luzio, después de la función del «SanMartín», y veréis junto a una mesa, rodeado de amigos, al «hombre». LereconoceréisporlacaradeByron.

Esinglés;tomawhiskyconsoda.»

Yoibasiempreavertrabajaramiamigoclownensupistadelteatro«SanMartín». Una noche vi allí la demostración del talento especial del «payo»Roqué, para ganarse amistades y hacerse simpático con sus habilidades ymaneras, a toda clase de gentes. Había leído, por la tarde, la llegada en suyacht de un potentado inglés, el conde deCarnarvon,LordDudley, a quienacompañabaunpríncipeindio,DuhlcepSing.Enelintermediodelafuncióndel«SanMartín»notéenunpalcoaunjovendetipobritánico,acompañadodeotrohombremoreno,queteníaensumanoderechaunanilloconestupendobrillantenegro.Estabaconellosunoalparecersecretario.Meencontréconel«payo» y le dije: «¿Ha visto usted alLord de Inglaterra y al Príncipe de laIndia?» y se lo señalé en el palco. Cuál no fué mi sorpresa, cuando alcontinuarlafunciónviaRoquésentadoenelpalco,enrisueñaconversacióncon los dos exóticos personajes.Más tarde llegué a casa de Luzio, y comoviese,muy pasada lamedia noche,movimiento demozos que subían a losaltosconpavos trufadosybotellasdechampagne,preguntéqué fiestahabíaarriba,yuncamareromecontestó:«Sonunospríncipesqueestándefarraconel«payo»yunasartistas».

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Cierto día llegué a la redacción de La Nación, a cuyo personal yopertenecía como algo a manera de croque-mort, esto es, enterrador decelebridades, pues no moría un personaje europeo, principalmente poeta oescritor,sinqueD.EnriquedeVedianomeencargaseelartículonecrológico.Por cierto que Mark Twain me jugó una de sus pesadas bromas. Nosencontrábamos,miscompañerosdecaféyyo,sinuncéntimo,alcomenzarlanoche, en casa de Monti; y aunque el bravo suizo nos hacía crédito, lasituación era ardua. En esto, se me llamó por teléfono de La Nación. Fuíinmediatamente y el administrador me mostró un cablegrama en que seanunciaba que el escritor norteamericano, famoso por su humorismo,MarkTwain,seencontrabaen laagonía.«Espreciso,medijoelSr.deVedia,queescribaustedunartículoextensoenseguidaparaqueaparezcamañanaconelretrato,puesseguramenteestanochellegarálanoticiadelfallecimiento».Demás decir que yo puse manos a la obra con gran entusiasmo y con gransatisfacción y aprovechando ciertas apuntaciones que sobre el humoristayankee tenía desde hacía mucho tiempo. Volví, es evidente, a dar la buenanuevaa losamigosquemeesperabanencasadeMonti.LamuertedeMarkTwainharíaquetuviésemosdineroaldíasiguiente...

Cuandoentreguémitrabajolesfuíabuscar,paraquecenáramosjuntosy,porsupuesto,pedimosunacenaopíparayconvenientementehumedecida.Laslibacionescontinuaronhastaelamanecer,entrenuestrashabituales,literariasyanecdóticascharlas;yCharlesSoussens,nuestrodionisiacolíricohelvético,seofrecióparairabuscaralnacereldía,unnúmerodeLaNaciónalaimprenta.Asífué.Alpocoratolevimosaparecerdesdelejos,porlaabiertapuertadelrestaurant. Traía un número del diario, pero alzaba los brazos y nos hacíagestosdedesolación.Cuandollegó,conunafaztriste,nosdijo:«¡Novieneelartículo!» Nos pusimos serios. Desdoblé el periódico y me di cuenta de lapenosaverdad.Uncablegramaanunciaba laagoníadeMarkTwain,peroenotrosedecíaquelosmédicosconcebíanesperanzas...Enotro,queseesperabaunaprontareacciónyenotro,queelenfermoestabasalvadoyentrabaenunafrancamejoría...Ylasalvacióndelescritorfuéparanosotrosungolperudoyunrasgodehumormuypropiodelyankee,ydelpeorgénero...Felizmente,apropósitodelaenfermedad,pudearreglarelartículodeotromodoyconseguirquepasara,algunosdíasdespués.

XLVIII

Fuí, comoquedadicho, ciertodía, a la redaccióndeldiario.AcababadepasarlaterribleguerradeEspañaconlosEstadosUnidos.Conversando,JulioPiquetmeinformódequeLaNacióndeseabaenviarunredactoraEspañapara

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que escribiese sobre la situación en que había quedado la madre patria.«Estamospensandoenquiénpuedeir»,medijo.Lecontestéinmediatamente:«¡Yo!». Fuimos juntos a hablar con el señor deVedia y con el director. Searregló todo en seguida. «¿Cuándo quiere usted partir?» me dijo eladministrador.«¿Cuándosaleelprimervapor?»«Pasadomañana».«¡Puesmeembarcarépasadomañana!».

Dos días después iba yo navegando con rumbo a Europa. Era el 3 deDiciembre de 1898. En esta travesía no aconteció nada de particular,solamentealgoquemedamotivoparaunarectificación.Recorriendomilibro«EspañaContemporánea»veoqueelepisodiodelcapitánAndrewsacontecióen esteviajeyno anteriormente, comopor explicable confusiónde fecha—repitoquenomevalgoparaestosrecuerdossinodemimemoria—lohehechoaparecer.

XLIX

LleguéaBarcelonaymiimpresiónfuélomásoptimistaposible.Celebrélavitalidad, el trabajo, lo bullicioso y pintoresco, el orgullo de las gentes deempresa y conquista, la energía del alma catalana, tanto en el soñador quesiempre es un poco práctico, como en elmenestral que siempre es un pocosoñador.Notéloarraigadodelregionalismointransigenteylasordaagitacióndelmovimientosocial,quemástardehabríadeestallarenrojasexplosiones.Hablé de las fábricas y de las artes; de los ricos burgueses y de losintelectuales, del leonardismo de Santiago Rusiñol y de la fuerza de ÁngelGuimerá,deciertosrinconesmontmartrescos;delasalegresramblasydelasvoluptuosasmujeres.

Llegué aMadrid, que ya conocía, y hablé de su sabrosa pereza, de suscapasydesuscafés.Escribía:«Hebuscadoenelhorizonteespañollascimasque dejara no hace mucho tiempo, en todas las manifestaciones del almanacional; Cánovas muerto; Ruiz Zorrilla muerto; Castelar desilusionado yenfermo;Valeraciego;Campoamormudo;MenéndezyPelayo...Noestá,porcierto,Españaparaliteraturas,amputada,doliente,vencida;perolospolíticosdeldíaparecequeparanadasediesencuentadelmenoscabosufrido,yagotansusenergíasenchicanasinteriores,enbatallasdegruposaislados,enasuntosparciales de partidos, sin preocuparse de la suerte común, sin buscar elremediodeldañogeneral,delasheridasencarnedelanación.Nosesabeloquepuedevenir.LahermanaAnanodivisanadadesde la torre».Enviémisjuiciosalperiódico,queformarondespuésunvolumen.

Frecuenté la legación argentina, cuyo jefe era entonces un escritor

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eminente, el doctor Vicente G. Quesada. Intimé con el pintor MorenoCarbonero, con periodistas como elmarqués deValdeiglesias,Moya,LópezBallesteros, Ricardo Fuente, Castrovido, mi compañero en La NaciónLadevese,MarianodeCávia,y tantosotros.VolvíaveraCastelar,enfermo,decaído, entristecido, una ruina, en vísperas de su muerte... Me juntabasiempre conantiguos camaradas comoAlejandroSawa,y conotrosnuevos,como el charmeur Jacinto Benavente, el robusto vasco Baroja, otro vascofuerte,RamirodeMaeztu,RuizContreras,Matheuyotroscuantosmás;yunnúcleo de jóvenes que debían adquirir más tarde un brillante nombre, loshermanosMachado,AntonioPalomero,renombradocomopoetahumorísticobajoelnombredeGilParrado, loshermanosGonzálezBlanco,CristóbaldeCastro, Candamo, dos líricos admirables, cada cual según su manera:FranciscoVillaespesayJuanR.Jiménez,Caramanchel,NiloFabra,sutilpoetadesentimientoydearte,elhoytriunfadorMarquinaytantosmás.

Ibaalgunasnochesalcamaríndelosllamados,porantonomasia,FernandoyMaría,estoes,losseñoresDíazdeMendoza,condesdeBalazote,grandesdeEspañaypríncipes del teatro, a quienes escribí sonoros alejandrinos cuandopusieronenescenaelCyranodeRostand.

L

En la librería de Fernando Fe, lugar de reunión vespertina de algunoshombres de letras, solía conversar con Eugenio Sellés, hoy marqués deGerona,conManueldelPalacio,poetaamabledeojosazules,querecordabasiempreconcariñosusdíaspasadosenelRíodelaPlata;conManuelBueno,ilustradoy combativo, célebre comocrítico teatral yhoydiputado aCortes;conLlanasdeAguilaniedo,autordeinteresantesnovelasydeunlibrosobrecienciapenal.AD.JoséEchegaraymepresentóunanocheFernandoDíazdeMendoza. «Ustedes los americanos, me dijo, tienen instinto poético...» Lafrase me supo agridulce... Pero ¡vaya si lo teníamos...! Tiempos despuésfirmaba yo con los escritores y poetas de la famosa protesta contra elhomenaje nacional aEchegaray.Mi inquina era excesiva... Juventud, divinotesoro...

Visité de nuevo a Campoamor, a quien encontré en la más absolutadecadencia. Estaba, anotaba yo, «caduco, amargado de tiempo a su pesar,reducidoa la inaccióndespuésdehabersidounhombreactivoyjovial,casiimposibilitado de pies y manos, la facie penosa, el ojo sin elocuencia, lapalabrapocaydifícil,ycuandoledaislamanoyosreconoce,seechaallorar,y os habla escasamente de su tierra dolorida, de la vida que se va, de su

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impotencia,desuesperaenlaantesaladelamuerte...osdigoqueesparasalirdesupresenciaconelespírituapretadodemelancolía».Enrealidad,aquelloeralamentableydoloroso.Elpoetaglorioso,elfilósofodehumoryhondura,eraunviejoinfelizaquienteníanquedarledecomercomoalosniños,unsérconcluídoenvísperadeentraralatumba.

DoñaEmiliaPardoBazáncontinuabadandosusescogidasreuniones.Allísolíaaparecer,yaciego,perosiemprellenodedistinción,ancianoimpolutoyaristocrático,elautordePepitaJiménez.AllímerelacionéconelnovelistaydiplomáticoargentinoOcantos,coneldoctorTolosaLatour,conloscronistasmundanos Montecristo y Kasabal, con el político Romero Robledo, con elpopularLuisTaboada,yconalgunasdamasdelanoblezaquenoseocupabanúnicamenteenmodas,murmuracionesyasuntoscortesanos,sinoquegustabandedepartirconpoetasyescritores:lacondesadePinoHermosoylamarquesadelaLaguna,cuyahijaGloriatuvieracelebridadmástardeporsussingularesencantosysuvalentíadeespíritu.ErayotambiénmuyamigodeJoséLázaroyGaldeano,directordelaEspañaModernayqueteníaunverdaderomuseodeobrasdearte,entrelascualesunpretendidoLeonardodeVinci.

Con JoaquínDicenta fuimos compañeros de gran intimidad, apolíneos ynocturnos. Fuera de mis desvelos y expansiones de noctámbulo, presenciéfiestas religiosaspalatinas; fuí a los torosy alcancé aver a grandes toreros,como el Guerra. Teníamos inenarrables tenidas culinarias, de ambrosías ysobre todo de néctares, con el gran D. Ramón María del Valle Inclán,Palomero, Bueno y nuestro queridoministro de Bolivia,MoisésAscarrunz.Mepresentaronunatarde,comoaunsérraro,—«esgenialynousacorbata»,me decían—aD.Miguel deUnamuno, a quien no le agradaba, ya en aqueltiempo, que le llamaran el sabio profesor de laUniversidaddeSalamanca...Cultivaba su sostenido tema de antifrancesismo. Y era indudablemente unnotable vasco original. El señor de Unamuno no conocía entonces aSarmiento, y hablaba con cierto desdén, basado en pocas noticias, y en suparticularhumor,delasletrasargentinas.Yorecuerdoque,apropósitodeunartículosuyo,escribíotro,queconcluíaconelsiguientepárrafo:

«Decadentismos literarios no pueden ser plaga entre nosotros; pero conParís,quetantopreocupaalseñordeUnamuno,tenemoslasmásfrecuentesymejores relaciones.Buena parte de nuestros diarios es escrita por franceses.LasúltimasobrasdeDaudetydeZolahansidopublicadasporLaNaciónalmismo tiempo que aparecían en París; lamejor clientela deWorth es la deBuenosAires;enlaescaleradenuestroJockey-Club,dondePinieselprofesorde esgrima, la Diana de Falguière perpetúa la blanca desnudez de unaparisiense.Como somos fáciles para el viaje y podemos viajar, París recibenuestras frecuentes visitas y nos quita el dinero encantadoramente. Y así,siendo como somos un pueblo industrioso, bien puede haber quien, en

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minúsculogrupo,procureenelcentrodetalpuebloadorarlabellezaatravésde los cristales de su capricho: ¡Whim! diría Emerson. Crea el señor deUnamunoquemis«ProsasProfanas»,pongoporcaso,nohacenningúndañoalaliteraturacientíficadeRamosMejíaldeConioalaproducciónregionaldeJ.V.González;nilasmaravillosasMontañasdeoro,denuestrogranLeopoldoLugones, perturban la interesante labor criolla de Leguizamón y otrosaficionados a este ramo que ya ha entrado en verdad en dependencia folk-lórica.Quehabrá luegouna literaturadecimientocriollo,no lodudo;buenamuestra dan el hermoso y vigoroso libro de Roberto Payró La AustraliaArgentinaylasotrasobrasdelpopularísimoeinteresanteFrayMocho».

LI

Volvíaveralreyniño,máscrecidoysupedeintimidadesdepalacio;porejemplo,quesupequeñamajestadllamabaasushermanitas, lasdosinfantashoyyacentesensussepulcrosdelEscorial,alaunaPitusayalaotraGorriona.BusquéportodasparteselcomunicarmeconelalmadeEspaña.Frecuentéapintoresyescultores.AsistíalentierrodeCastelar,escribísobreelperiodismoespañol,sobreel teatro,sobrelibrerosyeditores,sobrenovelasynovelistas,sobre los académicos, entre los cuales tenía admiradores y abominadores;escribídepoetasydepolíticos,recogílasúltimasimpresionesdesilusionadasdeNúñezdeArce.TratéalmaestroGaldós,tanbuenoytanegregio,estudiélaenseñanza, renové mis coloquios con Menéndez y Pelayo. Hablé de lasflamantes inteligencias que brotaban. Relaté mi amistad con la princesaBonaparte,madameRattazzi.Dimisopinionessobrelacrítica,sobrelajovenaristocracia, sobre las relaciones ibero-americanas, celebré a la mujerespañola;ysobre todo, ¡graciasseandadasaDios!esparcíentre la juventudlos principios de libertad intelectual y de personalismo artístico que habíansido la base de nuestra vida nueva en el pensamiento y el arte de escribirhispano-americanos, y que causaron allá espanto y enojo entre losintransigentes. La juventud vibrante me siguió, y hoy muchos de aquellosjóvenesllevanlosprimerosnombresdelaEspañaliteraria.Imposiblemeseríanarrar aquí todas mis peripecias y aventuras de esa época pasada en lacoronadavilla;ocuparíantodounvolumen.

LII

LaExposición de París de 1900 estaba para abrirse.Recibí orden deLa

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Nacióndetrasladarmeenseguidaalacapitalfrancesa.Partí.

EnParísmeesperabaGómezCarrilloymefuíavivirconél,alnúmero29de la calle FaubourgMontmartre.Carrillo era ya gran conocedor de la vidaparisiense.Aunqueeramenorqueyo,lepedíconsejos.«¿Concuántocuentaustedmensualmente?»—mepreguntó.—«Conesto»,lecontesté,poniendoenunamesa un puñado de oros demi remesa de LaNación. Carrillo contó ydividió aquella riqueza en dos partes; una pequeña y una grande. «Estamedijo,apartandolapequeña,esparavivir:guárdela.Yestaotraesparaquelagaste toda.» Y yo seguí con placer aquellas agradables indicaciones, y esamismanocheestabaenMontmartre,enunaboîtellamadaCyrano,conjovialescolegasytrasnochadorasestetas,danzarinas,osimplesperipatéticas.

Pocodespués,Carrillo tuvoquedejarsucasa,yyomequedéconella;ycomoCarrillomellevóamí,yomellevéalpoetamexicanoAmadoNervo,enla actualidad cumplido diplomático en España y que ha escrito lindosrecuerdossobrenuestrosdíasparisienses,enartículossueltosyensupreciosolibro«Eléxodoy las floresdelcamino».ANervoyamínospasaroncosasinauditas, sobre todo, cuando llegó, a hacernos compañía un pintor deexcepción, famoso por sus excentridades y por su desorbitado talento: heseñaladoalbelgaHenrideGroux.Algúndíahededetallartamañossucedidos,peronopuedomenosqueacordarmeenesterelatodelossustosquemedieraelfantásticoartistadelargacabelleraydeojosdetocado,afeitadorostroyairelleno de inquietudes, cuando en noches en que yo sufría tormentosasnerviosidadeseinvenciblesinsomnios,semeaparecíadepronto,alladodemicama, envuelto en un rojo ropón dantesco, con capuchón y todo, que habíadejado olvidado en el cuarto no sé cuál de las amigas deGómezCarrillo...CreoquelallamadaSonia.

LIII

Yo hacía mis obligatorias visitas a la Exposición. Fué para mí undeslumbramientomiliunanochesco,ymesentímásdeunavezenunapieza,SimbadyMarcoPolo,AladinoySalomón,mandarínydaimio,siamésycow-boy,gitanoymujick;yenciertasnoches,contemplabaenlascercaníasdelatorre Eiffel, conmis ojos despiertos, panoramas que sólo había visto en lasmisteriosasregionesdelossueños.

HabíaunbarenlosgrandesbulevaresquesellamabaCalisaya.Carrilloysu amigo Ernesto Lejeunesse, me presentaron allí a un caballero un tantorobusto, afeitado, con algo de abacial, muy fino de trato y que hablaba elfrancés con marcado acento de ultramancha. Era el gran poeta desgraciado

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OscarWilde.Raravezheencontradounadistinciónmayor,unaculturamáselegante y una urbanidad más gentil. Hacía poco que había salido de laprisión. Sus viejos amigos franceses que le habían adulado y mimado entiempoderiquezaydetriunfo,nolehacíancaso.Lequedabanapenasdosotresfieles,desegundoorden.Elhabíacambiadohastadenombreenelhoteldondevivía.Sellamabaconunnombrebalzaciano,SebastiánMenmolth.EnInglaterralehabíanembargadotodassusobras.VivíadelaayudadealgunosamigosdeLondres.Por razonesde salud, necesitóhacerunviaje a Italia, ycon todo respeto, le ofreció el dineronecesario unbarmandenombre John,queesunadelascuriosidadesqueyoenseñocuandovoyconalgúnamigoala«Bodega», que está en la calle deRivoli, esquina a la deCastiglione.Unoscuantosmesesdespuésmoría el pobreWilde, yyonopude ir a su entierro,porquecuando losupe,yaestabaeldesventuradobajo la tierra.Yahora,enInglaterrayentodaspartes,recomienzasugloria...

LIV

EnlomásagitadodelaExposicióndeParís,salíenviajeaItalia,viajequeeraparamíundeseadosueño.Biensabidoesqueparatodopoetayparatodoartista, el viaje a Italia, al tradicional país del arte, es un complementoindispensable en su vida. El mío fué una excursión rápida de turista.AprovechélacompañíadeunhombredenegociosdeBuenosAires,yasítuvesiquiera con quien conversar, ya que no cambiar ideas. Pasé por Turín, endonde visité la Pinacoteca; tuve ocasión de ver al duque de los Abruzzos;almorzar con el onorevole Gianolio; trabar mi primer conocimiento con lasabrosa fonduta aromada de trufas blancas; conocer la Superga y admirardesde su altura los lejanos Alpes, luminosos bajo el sol. Estuve en Pisa yadmiréloquehayqueadmirar,elDuomo,elCamposanto,laTorreinclinada,rueca de la vieja ciudad, y el Baptisterio.Manifesté, en tal ocasión, líricasreminiscencias.FuíalaCartuja,concartaderecomendaciónparaelpriorDonBruno; oí cantar, en el calor de la estación y en los verdes olivos y viñas,pesadas de uvas negras, las cigarras itálicas.Aumentémi religiosidad en elconvento,yadmirélafeyelamoralsilenciodeaquellossolitarios.

PaséporLivorno,ciudadmarítimaycomerciante,vibrantedeagitacionesmodernas.FuíaArdenza,yenelsantuariodeMontenerorecéunaavemaríaalaVirgen llegada de la isla deNegroponto, virgenmilagrosa, amada de losmarinos,visitadaporByronyotrasconocidas testas.LuegofuíaRoma.Meposeyólagranciudadimperialypapal.VienunacallepasaraD’Annunzio,ensuinevitablepose;viaLeónXIIIensucolosalretirodepiedra;ydediquéalpapablancoun largohimnoenprosa.Esavisita lahiceconunnumeroso

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grupo de peregrinos argentinos, entre los cuales tengo presente al ilustredoctorGarro,actualministrodeInstrucciónPública,yalseñorIgnacioOrzali,micompañerodeLaNación,queostentabasuscondecoracionespontificias.AsuSantidadblancamepresentaroncomoredactordelgrandiariodeBuenosAires,«eldiariodelgeneralMitre».Elviejecitodecolordemarfilmedijoenitalianopalabraspaternales,medióabesarsumanocasifluídica,ornadaconunaesmeraldaenorme,ymebendijo.Enmi libro«Peregrinaciones»podréisencontraralgunasdemisimpresionesromanas,peronoencontraréisdosquevoyacontaros.

La primera es mi conocimiento con Vargas Vila, el célebre pensador,novelista y panfletista político, que paramí no es sino, juntándolo todo, unúnico e inconfundible poeta, quizás contra su propia voluntad yautoconocimiento. Vargas Vila, que ha pasado muchos años de su vida enItalia, país que ama sobre todos, se encontró conmigo en Roma. Fuimosíntimos en seguida, después de una mutua presentación, y no siendo élnoctámbulo,antesbienpersonametódicayarreglada,pasóconmigotodaesanoche, en un cafetín de periodistas, hasta el amanecer; y desde entonces,admirándoleyodetodasveras,hemossidolosmejorescamaradasenApoloyenPan.

La segunda impresión esmi encuentro conEnriqueGarcíaVelloso, que,aunque siempre lleno de talento, no era todavía el fecundo, rozagante,pimpanteypactolizanteautorteatralquehoyconocenlasescenasArgentinasyaun lasEspañolas.Yo lehabíaconocidodesdequeeraunadolescente, encasa de su padre. En la urbe romana tuvimos primero saudades de BuenosAires, y después nos dimos a la alegría y gozos del vivir. Y tras animadospaseos nocturnos, nos fuimos una mañana, en unión del periodista EttoreMosca, al lugar campestre situado en las orillas delTíber, que se denomina«Acqua acetosa». Allí, en una rústica trattoria, en donde sonreían rosadastiberinas, nos dieron un desayuno ideal y primitivo: pollos fritos en clásicoaceite, queso de égloga, higos y uvas que cantara Virgilio, vinos de odahoraciana. Y las aguas del río, y la viña frondosa que nos servía de techo,vieronnaturalesconsecuenteslocuras.

LV

De Roma partí para Nápoles, en donde pasé amistosos momentos encompañíadeVittorioPica,elcélebrecríticodearte,autordetantasexquisitasmonografíasydirectordeEmporium,laartísticarevistadeBergamo.HicelaindispensablevisitaaPompeyayretornéaParís.

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Nuncaquise,apesardelasinsinuacionesdeCarrillo,relacionarmeconlosfamosos literatos y poetas parisienses.De vista conocíamuchos, y aun oí aalgunos,enelCalisayaoenelcaféNapolitain.AlNapolitainibacasitodoslosdíasungrupodenombresenvedette,entreellosCatulleMendèsysumujer,elactor Silvain, Ernest Lajeuneuse, Grenet, Dancourt, Georges Courteline,algunasvecesJeanMoreasyotroscitaredasdemenorfama.CatulleMendèsnoerayaelhermosopoetadecabellosdorados,queantaño llamara tanto laatenciónporsusgallardíasyencantosfísicos,sinounviejobarrigón,cabezade nazareno fatigado, todavía con fuertes pretensiones a las conquistasfemeninas,lascuales,enefecto,lograbaenelmundodelasmáscaras,pueseracríticoteatralypersonajedominanteentre lasgentesdetablasybambalinas.Unaqueotravezseaparecía,consumelenanegraysusnegrosbigotes,elhoyelegidopríncipedelospoetasfranceses,PaulFort,ylaverdadesqueallínodescollaba, pues su influjo principal estaba del otro lado del río, en el paísLatino.

LVI

Yo seguí habitando la misma casa de la calle Faubourg Montmartre ycuandoregresabaporlasmadrugadas,solíaentraracenaraunestablecimientosituado enmi vecindad, y que se llamabaAu filet de Sole. En uno de esosamaneceres llegué en compañía de un escritor cubano, Eulogio Horta.Estábamos cenando en uno de los extremos del salón del café. Había unnutrido grupo de hombres de aspectos e indumentarias que yo no sabíaconoceraún,alemanesensumayorparte,yfranceses.Casitodosostentabansendosalfileresyanillosdebrillantesyestabanacompañadosdeunascuantashetairas de lujo. Espumeaba con profusión el cordon rouge, y al son de losviolines de los tziganos, algunas parejas danzaban más que libremente. Deprontoentrounajoven,casiunaniña,denotablebelleza;sedirigióaunodeloshombres, rojo, rechoncho,de foscoaspecto,con tipodecarnicero,hablócon él algunas palabras... La bofetada fué tan fuerte que resonó por todo elrecintoylapobremuchachacayócuallargaera...AEulogioHortayamísenossubió,sobrelosvinos,lohispanoamericanoalacabeza,ynoslevantamosendefensadelaquejuzgábamosunavíctima;perolacuadrilladerufianessealzó como uno solo, amenazante, lanzándonos los más bajos insultos. Y lopeoreraquequiennosinsultabamás,conlacaraensangrentada,eralamozadel bofetón...No nos pasó algo serio porque el gerente del establecimiento,quemeconocíadesdeBuenosAires,salióanuestradefensa,hablóenalemánconellosytodosecalmó.Luegovinoanosotrosynosadvirtióquenuncasenosocurrierasaliraladefensadetalesgourgandines.

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Otrascuantasaventurasdeestegéneromeacontecieron,puesenesaépocayohacíavidadecafé,concompañerosdeexistenciaidéntica,yderrochabamijuventud,sineconomizarlosmediosdeponerlaaprueba.

LVII

Había vendidomiserablemente varios libros a dos ghettos, de la ediciónqueenParíshanhechomilesymillones conel trabajomentalde escritoresespañoles e hispanoamericanos, pagados harpagónicamente, y como yo mequejase en aquel entonces, por una de mis obras, se me mostraron lascondiciones en que había vendido para la América española una escritorailustresuVidadeSanFranciscodeAsis.

DonJustoSierra,eleminenteescritorypoeta,queenMéjicoerallamado«elMaestro», y que acababa de fallecer enMadrid deministro de su país,escribióelprólogoparaunodemisvolúmenes,«Peregrinaciones».EnParístuvelaoportunidaddeconoceraestehombrepreclaro,queenlosúltimosañosde la administración del presidente Porfirio Díaz, ocupó el Ministerio deInstrucciónpública.

El gobierno de Nicaragua, que no se había acordado nunca de que yoexistíasinocuandolasfiestascolombinas,ocuandosepreguntóporcabledeManaguaalministrodeRelacionesExterioresargentinosieraciertalanoticiaquehabíallegadodemimuerte,menombrócónsulenParís.

Yapropósito,pordosvecessehaesparcidoporAméricaesafalsanuevademiingresoenlaEstigia;ynopodréolvidarlapocoevangélicanecrologíaque,laprimeravez,mededicaraenLaEstrelladePanamáunfuriosoclérigo,yquedecíapocomásomenos:«GraciasaDiosqueyadesaparecióestaplagadelaliteraturaespañola...Conestamuertenosepierdeabsolutamentenada...»Hastadóndepuedellevarelfanatismoylaignoranciaentodo.

LVIII

Meinstruíenmisfuncionesconsularesyteníacomocancilleraunrubioycalvomexicano, limpiodeespírituydecorazón,yaquienconvencimos,enhoras risueñas, algunos hispanoamericanos, de que, dado su tipocompletamenteigualaldelosHapsburgosylafechadesunacimiento,debíadeserhijodelemperadorMaximiliano;yel«ricotipo»,conpococariñoporsu papá y poco respeto por su señoramamá, llegó a aceptar, entre veras y

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bromas,laposibilidaddesuaustriacoparentesco...

Entre mis tareas consulares y mi servicio en La Nación, pasaba miexistencia parisiense. Era ministro nicaragüense en Francia D. CrisantoMedina,antiguodiplomáticodepocasluces,perodemuchomundoyprácticaenlosasuntosdesu incumbencia.Apesardenuestrasexcelentesrelaciones,habíaalgoentreellasqueimpedíanunacompletacordialidad.Merefieroaunantiguodramadefamilia,relacionadoconelasesinatodemiabuelomaterno.

D. Crisanto, de quien ha hecho Luis Bonafoux, en una de sus crónicas,bienpimentadacharge,eraunhombretanfelizy tanecuánimeasumanera,quenoteníalamenorideadelaliteratura..,Habíaconocido,desdelostiemposde Thiers, a Víctor Hugo, a Dumas, a otras cuantas celebridades; pero deVíctorHugonomecontabasinoqueenunbanquete,enla inauguracióndelHôteldeVille, le libródeunresfriado levantándosede lamesayyéndoseaponersugabán,acausadeunacorrientedeaire,cosaqueD.Crisantoimitó;...y de Dumas, que una vez, al salir de una reunión, el famoso autor noencontrabasucoche,yD.Crisanto le fuéadejarensucasaenelsuyo...AlecuatorianoJuanMontalvolellamaba«aquelMontalvoqueescribía»...Teníagran admiración por Gómez Carrillo, no porque hubiera leído su obra deescritor,sinoporqueCarrilloleservíaavecesdesecretario,ylecontestabalasnotas con frases pocos usuales, notas que unas veces eran para Nicaragua,otrasparaGuatemala,porqueD.Crisantohabíatenidoeltalentodeconseguirla representación,alternativamenteyavecesalmismo tiempo,decasi todaslascincorepúblicascentroamericanas.TibleMachado,ministrodeGuatemalaenLondresyBruselas,erasupesadilla;yenlaconferenciadeLaHaya... lacosaacabóenunduelo.Unanoche, enParís, lavísperadel encuentroenelterreno,medijomiministro:«MañanamatoaTible».Nolomató.CiertoesqueD.Crisantohabíatenidootroduelocélebre,entiemposcasiprehistóricos,con el nombrado colombiano, Torres Caicedo, que sacó su herida de laemergencia.

ContemporáneodeMedinafuéelmarquésdeRojas,tíodeLuisBonafouxy que había sido diplomático de Guzmán Blanco, con quien tuvo suspolémicas y desagrados. Fué aquel marqués pontificio, a quien traté en supostrimería,muyaficionadoalasmujeresyalabuenavida;hombrerico,tuvounavejezsolitariaymurióentrecriadasycriadosensugarçonnière.Esosdosancianosdequehehablado,yquehatiempoenpazdescansan,eranasiduosalmentiderodelGranHotel,endondesereuníanespañolesehispanoamericanosaejercerlaparleríaylamurmuraciónnacionalyderaza.

LIX

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LosardientesveranosibayoapasarlosaAsturias,aDieppe,yalgunavezaBretaña.EnDieppepaséalgunatemporadaencompañíadelnotableescritorargentinoquehaencontradosuvíaenlapropagandadelhispanoamericanismofrentealpeligroyankee,ManuelUgarte.EnBretañapaséconelpoetaRicardoRojas horas de intelectualidad y de cordialidad en una «villa» llamada LaPagode,dondenoshospedabauncondeocultistayendemoniado,queteníalacara de Mefistófeles. Ricardo Rojas y yo hemos escrito sobre esos díasextraordinarios, sobre nuestra visita al Manoir de Boultous, morada delmaestro de las imágenes y príncipe de los tropos, de las analogías y de lasarmoníasverbales,Saint-Pol-Roux,antesllamadoelMagnífico.

Entre toda esta última parte demi narración semezclan largos días quepertenecenaloestrictamenteprivadodemividapersonal.

Emprendí otro viaje por Bélgica, Alemania, Austria-Hungría, Italia,Inglaterra. De todo ello me ocupo en algunos de mis libros con bastantesdetalles. Mas no he contado algunos incidentes, por ejemplo, uno en queescapamos en perder la vida mi compañero de viaje, el mexicano FelipeLópez,yyo.FuéenlaciudaddeBudapest,porciertoregiónencantadora,silashay.Andábamosrecorriendolascalles.NiLópezniyohablábamosalemány nos desolábamos, en los restaurants, de no poder entender la lista del«menú»,porqueloshúngaros,enlogeneral,porodioalaustriaco,noquierenemplearalalemánennada,yasítodoestáensulenguajeparanosotrosllenode escabrosidades. Yendo por una gran vía, leímos en letras doradas en unestablecimiento: American Bar; y encontrando la ocasión de emplear biennuestro inglés,entramos.Pedimossendoscocktails,ynospusimosaescribircartas. En esto se nos acercó un elegante joven, y en un francés cojo peromelifluo,nosdijo,másomenos, tendiéndonossu tarjeta:queerahijodeunfabricantedebicicletas;quehabíaestadoenFranciadondelehabíanatendidocon toda gentileza y que desde entonces se había prometido ofrecer susservicios, ser útil en todo lo que pudiera y pilotear y atender a cuantoextranjero de condición llegase a tierra húngara. Nosotros, un tantodesconfiados por aquel abordaje sin presentación, dimos las gracias confrialdad,peroelguapomozocontinuóenlacargacontanbuenasmanerasycon tanta insistencia que nos vimos obligados a aceptar un champagne debienvenida.Yeljovenseconvirtióennuestrocicerone.

NosllevóalOsBudaVara,albarriodelosmagnates,casitodoconstruídosegúnlamaneradelaSecesión;aunjardínpúblico,dondedebíacelebrarseunfiestaesatarde,yalcualdebíaasistirunpríncipeimperial;noshizocomernoséquémezclamagyardequesofresco,cebollapicada,salypaprika,mojadaconunaincomparablecervezaPilsen,comodenieveyseda.Sinsabercómonicuándoseaparecióunhombrecontipodeobrero,quellevabaenladiestra

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macizaunanillodegranbrillante.Hablóenhúngaroconnuestrojoven,éstenos lo presentó como un rico industrial y nos dijo, que, encantado de quefuésemos extranjeros, nos invitaba esa tarde a una comida compuestaexclusivamente de platos nacionales. Llevado de mi entusiasmo por lascocinasexóticas,dijequeaceptábamoscongusto,yquedamosenquenuestrociceronenosllevaríaalpuntodereunión.Senosdijoqueelrestaurantelegidoquedabacerca.

Muyentrada la tardenosdirigimosa la cita. Ibamosapie,ydespuésdeandarunbuentrechoentrevillasyquintas,observéquehabíamossalidodelapoblación.Selohicenotaramiamigo,peroelhúngaronosseñalóunacasacercana,aislada,ynosdijoqueeraallíellugardelacomida.AdvertíaLópezquelacosameparecíasospechosa,mascomoviésemosquelacasateníaunjardínyenélhabíamesitasdondecomíanotrasgentes,nosparecieronvanasnuestras sospechas. Entramos.Desde elmomento vimos que aquello era uncafetínpopular.Aparecióelindustrial.Noshicieronentrarauncuartolateral,pidieroncuatrocopasdenorecuerdoquélicor.DijeenespañolaLópezqueno bebiéramos, pero él bebió con los dos desconocidos. Querían que yotomaraconellos,perodijequenomesentíabien.Apoco,elmexicanosepusopálido y me dijo que le venía un sueño irresistible y que seguramente noshabíanservidounnarcótico.Hicequesaliéramosparaquetomaseunpocodeaire,yasíselequitóalgolapesadezdelacabeza.Elhosteleronosdijoquelacomidaestabaservida.Enefecto,bajounaparrahabíaunamesaparacuatropersonas. La cuarta apareció y nos fué presentada como un señor conde denombreenrevesado.Erauncolosomaltrajeadoyconmanosdeboyero.Nossentamosalamesaycomimosunpapricakhun,platoespecialdelpaísyotrosmásdeéstos.Cuandoconcluímossenosinvitóapasaralladodelfigón,aunacanchadebochas,o juegodebolos,pertenecienteaunclub,delcualsenosdijoqueelcondeeradirector.Aquelloestabasolitario,dabaaunlargopatio,omás bien dilatada extensión de terreno. No lejos, corría el Danubio. Nosinvitaron a tomar un vino tokay, que nos inspiró confianza, pues la botellavinocerrada.Noeraelcomúnvinotokayqueseencuentraentodaspartesyquesirveparapostres,sinounnéctardelicioso,decaldocolordorado,yqueapuramos en grandes vasos. Confieso no haber tomado nunca un vino tanexquisito. Después se nos insinuó que era preciso, pues de uso corriente ynacional, que jugásemos a un juegode cartas llamado«el reloj».Comoporencantoaparecióallíunabarajaydespuésdealgunasindicacionesempezólapartida.

A pocos momentos, tanto el mexicano como yo, habíamos ganadoimportante número de florines; pero la partida continuó, y cuando nospercatamos, tanto él como yo, habíamos perdido todo lo ganado y bastantedinero más. De común acuerdo resolvimos irnos en seguida, mas cuandomanifestamos nuestra intención, fué como si hubiésemos encendido un

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reguerodepólvora.Loshombressesulfuraronysepusieronantenosotrosenactitud amenazante.El joven intérpretenos explicóque se creíanofendidos.Nosotros estábamos sin armas y no había sino que emplear alguna tretaoportuna. Yo le dije que había en todo una equivocación; que estábamosdispuestos a continuar el juego al día siguiente, pero que en ese momentoteníamos que ir a la ciudad a recoger un dinero. El conde habló con suscompañerosyel jovennosdijoquesenos invitabaaldíasiguientepara iraunapushtao estanciahúngaraparaqueconociésemos lavida ruraldelpaís.Meapresuréadecirqueconmuchísimogusto,yenlosojosdelosbandidossevióunagransatisfacción.¿Aquéhoraspasaráelcondeensuautomóvilporustedes?«Tienequeserantesdelasocho».—«Alassieteymediaenpunto»,le contesté. Así nos dejaron partir. Cuando llegamos al hotel, el dueño delestablecimiento nos dijo:—«De buena se han librado ustedes. Esos pillosdeben pertenecer a una banda que ha robado y hecho desaparecer a variosextranjeros, cuyos cuerpos apuñalados se han encontrado en las aguas delDanubio».TomamoseltrenparaVienaalascincodelamañana.

LX

Una vez vuelto de ese largo viaje, me tomé algún tiempo de reposo enParís. Inesperadamente recibí cablegrama del Ministerio de RelacionesExteriores de Nicaragua, en que se me comunicaba mi nombramiento deSecretario de laDelegación nicaragüense a la conferencia Panamericana delRío de Janeiro. Debería reunirme en Francia con el jefe de la Delegación,señor Luis F. Corea, que eraMinistro enWashington.Una semana despuéssalimosparaelBrasil.Yahenarradoenundiariolascircunstancias,anécdotasyperipeciasdeesteviajeymisimpresionesbrasileñasydelaconferencia,araízdeesteacontecimiento.VinedeRíodeJaneiro,pormotivosdesalud,aBuenosAires.Misimpresionesdeentoncesquizáslasconozcáisenverso,enversosdelosdirigidosalaseñoradeLugones,enciertamentadaepístola:

...Enfin,convaleciente,lleguéanuestraciudad

deBuenosAires,nosinhaberescuchado

amisterRoot,abordodelCharlestonsagrado;

masmiconvalecenciadurópoco.¿Quédigo?

miemoción,mientusiasmoymirecuerdoamigo,

yelbanquetedeLaNaciónquefuéestupendo,

ymisviejassiringasconsupánicoestruendo,

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yesefervorporteño,eseperpetuoarder,

yelmilagrodegraciaquebrotaenlamujer

argentina,ymisansiasdegozardeesatierra

mepusierondenuevoconmisnerviosenguerra.

YmevolvíaParís.Mevolvíalenemigo

terrible,centrodelaneurosis,ombligo

delalocura,focodetodossurmenage,

dondehagobuenamentemipapeldesauvage

encerradoenmiceldadelarueMarivaux,

confiandosóloenmíyresguardandoelyo.

¡Ysíloresguardara,señora,sinofuera

loquellamanlosparisiensesunapera!

Amirincónmelleganabuscarlasintrigas,

laspequeñasmiserias,lastraicionesamigas,

ylasingratitudes.Mimalditavisión

sentimentaldelmundomeaprietaelcorazón,

yasícualquiertunantemeexplotaráasugusto.

Soyasí.Semepuedeburlarconcalma.Esjusto.

Poresolosastutos,loslistosdicenque

noconozcoelvalordeldinero.¡Losé!

Queando,nefelibata,porlasnubes...¡Entiendo!

Sí,loconfieso,soyinútil.Notrabajo

porarrancaraotrosupitanza;nobajo

ahacerlavidasórdidadeciertosprevisores.

Yonoahorro,nienseda,nienchampaña,nienflores.

Nocombinosutilespequeñeces,niquiero

quitarledelabocasupanalcompañero.

Mecomplaceenloscuellosblancosverlosdiamantes.

Gustodegentesdemaneraselegantes

ydefinaspalabrasydenoblesideas.

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Lasgentessinhigieneniurbanidad,defeas

trazas,avaros,torpes,omalignosyrudos,

mantienen,loconfieso,misentusiasmosmudos.

Noconozcoelvalordeloro...¿sabenesos

quetaldicen,loamargodeljugodemissesos,

delsudordemialma,demisangreymitinta,

delpensamientoenobraydelaideaencinta?

¿Henacidoyoacasohijodemillonario?

¿HetenidoyoCirineoenmiCalvario?...

DevueltaaParís fuíapasarun inviernoa la IsladeOro, laencantadoraPalma de Mallorca. Visité las poblaciones interiores; conocí la casa delarchiduqueLuisSalvador,enalturasllenasdevegetacióndeparaíso,anteunmarhomérico;paséfrentealacuevaenqueoróRaymundoLulio,elermitañoy caballero que llevaba en su espíritu la suma del Universo. Encontré lashuellasdedosperegrinosdelamor,llamémoslesasí:ChopinyGeorgeSand,yhallé documentos curiosos sobre la vida de la inspirada y cálida hembra deletras y su nocturno y tísico amante. Vi el piano que hacía llorar íntima yquejumbrosamente elmás lunáticoymelancólicode lospianistas, y recordélaspáginasdeSpiridion.

LXI

ElgobiernonicaragüensenombróaVargasVilayamí—VargasVilaeraCónsulgeneraldeNicaraguaenMadrid—miembrosdelaComisióndelímitesconHonduras,queNicaraguaenvióaEspaña, siendoel reyDonAlfonsoelárbitroquedebíaresolverdefinitivamenteenelasuntoencuestión.ElministroMedina era el jefe de laComisión; pero nunca nos presentó oficialmente nicontaba,niqueríacontarconnosotrosparanada.VargasVilatienesobreestounadocumentacióninéditaquealgúndíahadepublicarse.ElfallodelreydeEspaña, no contentó, como casi siempre sucede, a ninguna de las parteslitigantes, y eso que Nicaragua tenía como abogado nada menos que a D.AntonioMaura.LapocaavenenciadelministroMedinaconmigohizoqueyomeresolvieseahacerunviajeaNicaragua.

Hacíacercadediezyochoañosqueyonohabíaidoamipaísnatal.Comoparahacermeolvidarantiguas ignoranciase indiferencias, fuí recibidocomoningúnprofetalohasidoensutierra...Elentusiasmopopularfuémuygrande.

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Estuve como huésped de honor delGobierno durante todami permanencia.Volví aver, enLeón, enmicasavieja, ami tía abuela, casi centenaria;y elPresidente Zelaya, en Managua, se mostró amable y afectuoso. Zelayamanteníaenunpuñoaquellatierradifícil.Diezysieteañosestuvoenelpodery no pudo levantar cabeza la revolución conservadora, dominada, perosiempre piafante. El Presidente era hombre de fortuna, militar y agricultor,mas no se crea que fué ese la reproducción de tanto tirano y tiranuelo demachetecomohaproducidolaAméricaespañola.Zelayafuéenviadoporsupadre, desde muy joven, a Europa; se educó en Inglaterra y Francia; susprincipales estudios los hizo en el colegioHöche, deVersalles; peleó en lasfilasdeRufinoBarrios,cuandoestePresidentedeGuatemalaintentórealizarlaunióndeCentroAméricaporlafuerza,tentativaquelecostólavida.

Durantesupresidencia,Zelayahizoprogresarelpaís,nohaydudaalguna.Serodeódehombresinteligentes,peroque,comosucedeenmuchaspartesdenuestrocontinente,hacíandemasiadapolíticaymuypocaadministración;losprincipaleseranhombreshábiles,queprocurabaninfluirparalosinteresesdesu círculo en el ánimo del gobernante. Esos hombres se enriquecieron, oaumentaronsuscaudales,eneltiempodesuactuaciónpolítica.Otrosadlátereshicieron lo mismo; la situación económica en el país se agravó, y lasmalquerenciasydesprestigiosdelosquerodeabanaljefedelEstadorecayerontambiéncontraél.Estoloobservéamipaso.Eldescontentohabía llegadoatalpuntoenOccidente,cuandosecreyó,conmotivodelmatrimoniodeunadelas señoritas Zelaya, que el Presidente entraba en connivencias con losconservadores deGranada, que había preparada en León, para una próximavisitapresidencial,unaconjuracióncontralavidadelgeneralZelaya.

Amigos míos, entre ellos, principalmente, el doctor Luis Debayle y D.FranciscoCastro,ministro deHacienda, y elmismoministro deRelacionesExteriores,Sr.Gámez,pidieronalpresidente la legacióndeEspañaparamí.La unánime aprobación popular, el pedido de sus amigos, y su innegablebuena voluntad, hicieron que el general Zelaya me nombrase ministro enMadrid, pero no sin que tuviese que luchar con intrigas palaciegas ypequeñecesnopalaciegas,quehacíansusordotrabajoencontra,yestoapesarde que la legación tenía un pobre y casi desdoroso presupuesto, que fuétodavíamermadoalasalidadelSr.CastrodelMinisteriodeHacienda.

LXII

Partí,pues,deNicaraguaconlacreenciadequenohabíadevolvernuncamás;perohabíavistoflorecerantiguosrosalesycontempladolargamente,en

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las noches del trópico, las constelaciones de mi infancia. La familia Daríoestaba ya casi concluída. Una juventud ansiosa y llena de talento sedesalentaba, por lo desfavorable delmedio.Y se sentía soplar un viento depeligroqueveníadelladodelNorte.

CuandolleguéaParís,lacontrariedaddelministroMedinaalsaberqueibayoasustituirleensupuestodiplomáticodeEspaña—puesélerarepresentantede Nicaragua en cuatro o cinco países de Europa—se exteriorizó con taldespecho,quemejuróaquelprovectocaballeronovolveraponerlospiesenEspaña. Me dirigí a Madrid con objeto de presentar mis credenciales. MehospedéenelHoteldeParís,yprocuréqueaquellaLegación,coninformacióndepobreza,tuvieseunaexterioridad,yaquenolujosa,decorosa.Laprensamehabía saludadocon toda lacordialidadque inspirabaun reconocidoamigoyqueredordeEspaña.

Recibí la visita del primer IntroductordeEmbajadores,CondedePiedeConcha,noblegentilísimo,ymeanuncióqueelReymerecibiríaenseguida,pues tenía que partir no recuerdo para qué punto. A los tres días debíaverificarse la ceremonia de la entrega demis credenciales; y todavía un díaantesandabayoenapuros,porquenohabía recibidodeParísmi flamanteydorado uniforme. Felizmente me sacó del paso mi buen amigo el doctorManrique,ministrodeColombia;élhizoquemeprobaraelsuyoymequedóalasmilmaravillas;yheallícómoelantiguoCónsulgeneraldeColombiaenBuenosAires,fuérecibidoporelreydeEspaña,comoministrodeNicaragua,conuniformecolombiano.

SuMajestadelReyestuvoconmigodeunaespecialamabilidad,aunqueeneste caso todos los diplomáticos dicen lo mismo. Me habló de mi obraliteraria.Conversódeasuntosnicaragüensesycentroamericanos,demostrandobien informado conocimiento del asunto, y dejó en mi ánimo la mejorimpresión.Cadavezquehabléconél,enelcursodemimisión,meconvencídequenoessolamenteelreysportmandelosperiódicoseilustraciones,sinounjovenbienpertrechadodelosmásdiversosconocimientos,yhechoatodasuertededisciplinas.Unavezconcluídamiconversaciónconelmonarca,paséapresentarmisrespetosalasreinas.LareinaVictoriaaparecióantemivistacomounafiguradearte.Porsurosadabelleza,lapomparicadesueleganciaornamental, y hasta por la manera como estaba dada la luz en el estrechorecintodondemerecibiódepieymetendiólamanoparaelbesousual.¡Cuánhermosayrubiareinadecuentosdehadas!Habléconellaenfrancés;todavíanoseexpresabaconfacilidadenespañol.Ytrascumplimientosypreguntasyrespuestas casi protocolares, fuí a saludar a la reina madre doña MaríaCristina,delgadayrecta,conlaparticulardistinciónyaireimperialquerevelósiempre la archiduquesa austriaca que había en la soberana española. Semostró conmigo afable y de excelente memoria. Así, después del

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acostumbradodiálogodiplomático,medijoquerecordabalaocasiónenque,enunadelasceremoniasdelasfiestascolombianas,lehabíasidopresentadoporsuprimerministro,D.AntonioCánovasdelCastillo.

Después hice mi visita a las infantas: doña Isabel, acompañada de suinseparablemarquesadeNájera,hoyfallecida.ElexcelentecarácterdedoñaIsabel,suculturaysullaneza,bienconocidosdelosargentinos,noocultanelgenioartísticoquehayenella;ycuyoamoralartesupeenesaoportunidadyen otras posteriores, por su conversación y por su museo. La infanta doñaLuisa, una linda Orleáns, casada con el viudo D. Carlos, delicada y finaaunquesportswomanairosayvigorosaquevadecuandoencuandoabañarsubeldaddesolaSevilla.YladesventuradainfantaMaríaTeresa,desventuradacomosupobrehermana,ytandesventuradacomosencillaybondadosa,cuyamuerteacabadellorartodaEspaña.Merecibióencompañíadesumaridoelpríncipe D. Fernando de Baviera, hijo de su tía la infanta doña Paz. DoñaMaría Teresa, ingenuamente, sufrió conmigo una equivocación, lamentableparamí,¡hélas!pues,acostumbradaarepresentanteshispanoamericanoscomolos Wilde, los Iturbe, los Candamo, los Beiztegui, me confundió con esosmillonarios,ymehablódemiautomóvil...¡PobrecitainfantaMaríaTeresa!Ala infanta doña Eulalia no la pude saludar, pues ya se sabe que es unaparisienseyqueresideenParís.

LXIII

Enelcuerpodiplomático,nosabiendojugaralbridgeyconelsueldoquetiene un secretario de legación de cualquier país presentable, y con lo de laliteratura y los versos, hacía yo, entre los de la carrera, un papelsuficientementemedianejo...Entre losembajadores,disfruté lagratacortesíadel fastuoso britano SirMaurice Bunsen, y la acogida siempre simpática yafectuosa del Nuncio, monseñor Vico, hoy cardenal. Mi único amigoverdadero era el embajador de Francia, porque era también amigo de lasmusas;íntimodeMistral,yautordepáginasmuyagradables,locual,señorespositivos,noobstaparaqueactualmenteseadirectorde laBanqueOtomaneenConstantinopla.

A todo esto, el gobierno deNicaragua, preocupado con sus políticas, seacordabatantodesulegaciónenEspañacomouncalamardeunamáquinadeescribir... Y ahí mis apuros... No, no he de callar esto... Después de haberagotado escasas remesas demis escasos sueldos, que segúnme ha dicho elgeneralZelaya,tuvoqueponerdesupropiopeculio,ycuandoyasemedebíael pago demuchosmeses, LaNación deBuenosAires, omejor dicho,mis

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pobressesos,tuvieronquesostener,mala,pésimamente,pero,enfin,sostener,lalegacióndemipatrianativa,laRepúblicadeNicaragua,antesuMajestadelreydeEspaña...Enfin,paranotenerquehacerlasdeciertoministroturco,aquien los acreedores sitiaban en su casa de la Villa y Corte, trasladé miresidencia a París, en donde ni tenía que aparentar, ni gastar nada,diplomáticamente.

LXIV

La traición de Estrada inició la caída de Zelaya. Este quiso evitar laintervenciónyankee,yentregóelpoderaldoctorMadriz,quienpudodeshacerla revolución, en un momento dado, a no haber tomado parte los EstadosUnidos,quedesembarcarontropasdesusbarcosdeguerraparaayudara losrevolucionarios.

MadrizmenombróEnviadoExtraordinarioyMinistroPlenipotenciario,enmisiónespecial,enMéxico,conmotivodelasfiestasdelCentenario.Nohabíatiempo que perder, y partí inmediatamente. En elmismo vapor que yo ibanmiembrosdelafamiliadelpresidentedelaRepública,generalPorfirioDíaz,uníntimoamigosuyo,diputado,D.AntonioPliego,elministrodeBélgicaenMéxicoyelcondedeChambrun,delalegacióndeFranciaenWashington.Enla Habana se embarcó también la delegación de Cuba que iba a las fiestasmexicanas.

Aunque en La Coruña, por un periódico de la ciudad, supe yo que larevoluciónhabíatriunfadoenNicaragua,yqueelpresidenteMadrizsehabíasalvado por milagro, no diera mucho crédito a la noticia. En la Habana laencontré confirmada. Envié un cablegrama pidiendo instrucciones al nuevogobiernoynoobtuvecontestaciónalguna.AmipasoporlacapitaldeCuba,elMinistrodeRelacionesExteriores,señorSanguily,meatendióyobsequiómuyamablemente.DuranteelviajeaVeracruzconverséconlosdiplomáticosqueibanabordo,yfuéopinióndeellosquemimisiónanteelgobiernomexicanoera simplementede cortesía internacional, yminombre, que algo espara latierraenquemetocónacer,estabafueradelaspasionespolíticasqueagitabanenesemomentoaNicaragua.Noconocíanelambientedelpaísylaespecialinculturadeloshombresqueacababandeapoderarsedelgobierno.

Resumiré.AlllegaraVeracruz,elintroductordediplomáticos,Sr.Nervo,me comunicaba que no sería recibido oficialmente, a causa de los recientesacontecimientos, pero que el gobierno mexicano me declaraba huésped dehonordelanación.Almismotiemposemedijoquenofuesea lacapital,yqueesperase la llegadadeunenviadodelministeriode InstrucciónPública.

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Entre tanto, unagranmuchedumbredeveracruzanos, en la bahía, enbarcosempavesadosyporlascallesdelapoblación,dabanvivasaRubénDaríoyaNicaragua, y mueras a los Estados Unidos. El enviado del Ministerio deInstrucciónPúblicallegóconunacartadelministro,mibuenamigoD.JustoSierra,enqueennombredelpresidentedelaRepúblicaydemisamigosdelgabinete,merogabanquepospusiesemiviajealacapital.Ymeocurríaalgobizantino. El gobernador civil,me decía que podía permanecer en territoriomexicano unos cuantos días, esperando que partiese la delegación de losEstados Unidos para su país, y que entonces yo podría ir a la capital; y elgobernadormilitar, a quienyo teníamis razones para creermás,medaba aentender que aprobaba la idea mía de retornar en el mismo vapor para laHabana... Hice esto último. Pero antes visité la ciudad de Jalapa, quegenerosamentemerecibióentriunfo.YelpueblodeTeccelo,dondelasniñascriollas e indígenas, regaban flores y decían ingenuas y compensadorassalutaciones.Hubo vítores ymúsicas.Lamunicipalidad diómi nombre a lamejorcalle.Yoguardo,enlopreferidodemisrecuerdosafectuosos,elnombredeesepuebloquerido.Cuandopartíaenel tren,una indirectameofrecióunramode liriosyunpuroazteca:«Señor,yono tengoqueofrecerlemásqueesto»;ymedióunagranpiñaperfumadaydorada.EnVeracruzsecelebróenmi honor una velada, en donde hablaron fogosos oradores y se cantaronhimnos.Ymientrasestosucedía,en lacapital,alsaberquenosemedejaballegara lagranciudad, losestudiantesenmasa,ehirvientesumadepueblo,recorríanlascallesenmanifestaciónimponentecontralosEstadosUnidos.Porlaprimeravez,despuésdetreintaytresañosdedominioabsoluto,seapedreólacasadelviejoCesáreoquehabíaimperado.Yallísevió,sepuededecir,elprimerrelámpagodelarevoluciónquetrajeraeldestronamiento.

Me volví a la Habana acompañado de mi secretario, Sr. Torres Perona,inteligentejovenfilipino,ydelenviadoqueelMinistrodeInstrucciónPúblicahabíale nombradopara queme acompañase.Lasmanifestaciones simpáticasdelaidanoserepitieronalavuelta.Notuveniunasolatarjetademisamigosoficiales...Seconcluyeron,enaquellaciudadcarísima, lospocosfondosquemequedabany losque llevabaelenviadodelministroSierra.Ydespuésdesaber,prácticamente,porpropiaexperiencia,loqueesunciclónpolítico,yloqueesunciclóndehuracanesydelluviaenlaisladeCuba,pudedespuésdedosmeses de ardua permanencia, pagar crecidos gastos y volverme aParís,gracias al apoyo pecuniario del diputado mexicano Pliego, del ingenieroEnrique Fernández, y, sobre todo, a mis cordiales amigos Fontaura Xavier,ministro del Brasil, y general Bernardo Reyes, queme envió por cable, deParís,ungirosuficiente.

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LXV

El nuevo gobierno nicaragüense, que suprimió por decretomimisión enMéxico,nomeenviónunca,pormásquecablegrafié,misrecredencialespararetirarmede la legacióndeEspaña;demodoque, si a estashorasno lashamandado directamente al gobierno español, yo continúo siendo elrepresentantedeNicaraguaantesumajestadcatólica.

Y aquí pongo término a estas comprimidas memorias que, como dejoescrito,hedeampliarmástarde.EnmipropiciaciudaddeParís,sindejarmiensueñoinnato,heentradoporlasendadelavidapráctica...Llamadoporelartista LeoMerelo para la fundación de la revistaMundial, entré luego enarreglos con los distinguidos negociantes Sres. Guido, y he consagrado minombreypartedemitrabajoaesaempresa,confiandoenlabuenafedeesosactivoshombresdecapital.

Enloíntimodemicasaparisiense,mesonríeinfantilmenteunrapazquesemeparece,yaquienyollamoGüicho...

Yenestapartedemiexistencia,queDiosalarguecuanto le seaposible,telón.

BuenosAires,11deSeptiembre.—5deOctubrede1912.

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