boletín de la biblioteca - junio 2011

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Boletín de la Biblioteca A partir del 15 de junio pueden retirarse de la biblioteca del instituto libros para leer du- rante el verano. Estos libros podrán man- tenerse en préstamo hasta el 15 de septiembre y pueden retirar- los tanto alumnos como padres y madres. Naturalmente, éstos pueden utilizar el servicio de préstamo a través de sus hijos. En este Boletín hacemos algunas sugerencias de lectura pero recordamos a los usuarios que puede consultarse a través de la página web del instituto una versión bastante actualiza- da (aunque no completamente) de los fondos de la biblioteca. En la vitrina del pasillo de la biblioteca se ha dispuesto también una colección de reco- mendaciones y novedades. Cañete, s/n hp://www.iespedromercedes.es hp://labibliotecadelinstuto.blogspot.com © http://www.1stwebdesigner.com/ Libros para el verano Todo se vino abajo. Paredes, lámparas, trozos de techo, todo se precipitó sobre mí. Oía los gritos de la gente que se encontraba a mi alrededor, pero no era capaz de pensar en ellos, en salvar sus vidas; solo veía caer la enorme viga que, en cuestión de segundos, me aplastaría como si de una lata vacía me tratase. Y allí acabó todo. Elena Valero. 4º de ESO Primer año de Lecturas Viajeras Con el via- je a Málaga de los alumnos de nues- tro instituto y de los del IES “Juan Se- bastián Elcano” de Cartagena se ha teminado el primer año de la experiencia “Lectu- ras Viajeras” patrocinada por el minsiterio de Educación. Desde el mes de enero, los veinte alumnos participan- tes (tres de 3º de ESO y dos de 4º) han compartido la lectura de tres libros de autores de lite- ratura juvenil de Málaga, Carta- gena y Cuenca y han realizado una serie de actividades para- lelas, muchas de las cuales han quedado reflejadas en el blog de la actividad: http://www.lec- turasviajeras.es. Entre otras cosas, los alumnos han fa- bricado relatos a partir de las ideas contenidas en los libros leídos.: han rehecho cuentos populares, escrito cartas de amor o han hecho el boce- to de una novela. Además, otros alumnos han participado indirectamen- te en la experiencia gracias a la colaboración del departa- mento de Artes Plásticas. Estos alumnos han elaborado logo- tipos y carteles publicitarios para identificar el proyecto. El próximo curso les esperan tres nuevas lecturas y dos nuevos encuentros con sus compañeros de Málaga y Cartagena, además de otras actividades. En aquellos momentos el sol se filtraba perezoso a través de los cristales, iluminando tenuemente el pasillo del angosto vagón. Si a esto se le añadía el silencio y el continuo traquetear de las ruedas sobre la vía, daba como resultado un ambiente soporífero que invitaba de forma sumamente tentadora a una letargia ininterrumpida. A esa hora del día era extraño encontrar tan pocos pasajeros en el viejo tren. ¿Resultaba desagradable? No. Tan solo un tanto extraño. La ausencia turbaba de forma interesante y un tanto siniestra la atmós- fera de metete-en-tus-asuntos que de forma tan so- berana solía reinar. No obstante, esto me proporcio- naba una ocasión bastante buena para plantearme porque esteba allí. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué esperaba encontrar al fi- nal del trayecto? No podía decirlo, era algo que solo sabría al final, con suerte. ¿Valdría la pena? Segu- ramente no. La verdad es que se me hacía extraño estar en un tren el día que no me tocaba. Para uno que tengo libre a la semana. Pero no me queda más que resignarme a estar aquí todavía media hora más, sin más compañía que lo que parecen ser tres comerciales, un par de oficinistas, una azafata o re- cepcionista y una abuelita con un vestido oscuro estampado que le da un aspecto simpático pese a ser el elemento más inusual de cuantos por aquí me suelo encontrar. El reloj avanzaba con su monótono paso: segun- dos que siguen a segundos, minutos a los minutos y horas a las horas. El viejo aparato, siempre en su discreto segundo lugar en la muñeca, no engañaba. Era la hora que era. Por supuesto, el hecho de mirarlo continuamente no haría que el tiempo pasase más deprisa. Si acabo estaba consiguiendo todo lo contrario, pues esos veinte minutos que todavía quedaban de trayecto se estaban haciendo insoportablemente largos. Ya no sé qué hacer para pasar el tiempo: mi móvil anda corto de batería y quiero que me dure todo lo posible; poco tengo a nadie a mi lado, por lo que cualquier intento de conversación banal y generalista queda descartado; y a mi pobre pantalón de pana le he repasado tantas veces las arrugas que voy a terminar por hacerle un agujero. Aunque lo mismo así conseguiría algo, pues parece mentira el calor que puede hacer en este de- strozado vagón para la poca gente que hay. Siempre pensé que el tema de calor sería por la acumu- lación de gente. Pues va a ser que no. Y con tanto calor, y con tanto sueño, y las ganas de dormir que produce el ambiente, estoy empezando a cerrar los ojos. Y conforme más se me van cerrando los ojos y más evidentes son mis cabezadas, los recuerdos se vuelven más nítidos, de forma que si no fuese por temor a que vuelvan los desagradables y saltarme la estación, ya de paso, podría abandonarme a gusto y echar la cabeza hacía atrás. Llantos, gritos y esas miradas… ¿no me dejo nada? Pues no. Han pasado varios días y al dolor del primer momento se han ido sumando poco a poco pequeñas gotas de culpabilidad que amena- zan con desbordarme. La imagen de un globo de agua ex- plotando se pasea por mi cabeza. La simple melodía en tres notas que avisa de la llegada próxima a la estación resuena en el silencio de la sala, rompiéndolo, añadiendo un rayo de realidad a la sombras del sopor. Unos estiramientos para acabar con el entumecimiento de la temprana hora y el corto. Es una delicia sentir la tensión en los tendones. Me pongo lentamente en pie y ya estoy listo para abandonar el vagón, pues solo me queda esperar que la suerte no me abandone a mí. Óscar López. 2º Bachillerato

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Resumen del curo académico y recomendaciones de lectura

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Así escriben nuestros alumnos Boletín de la Biblioteca

A partir del 15 de junio pueden retirarse de la biblioteca del instituto libros para leer du-rante el verano. Estos libros podrán man-tenerse en préstamo hasta el 15 de septiembre y pueden retirar-los tanto alumnos como padres y madres. Naturalmente, éstos pueden utilizar el servicio de préstamo a través de sus hijos. En este Boletín hacemos algunas sugerencias de lectura pero recordamos a los usuarios que puede consultarse a través de la página web del instituto una versión bastante actualiza-da (aunque no completamente)de los fondos de la biblioteca. En la vitrina del pasillo de la biblioteca se ha dispuesto también una colección de reco-mendaciones y novedades.

Cañete, s/nhttp://www.iespedromercedes.es

http://labibliotecadelinstituto.blogspot.com

© http://www.1stwebdesigner.com/

Libros para el verano

Todo se vino abajo. Paredes, lámparas, trozos de techo, todo se precipitó sobre mí. Oía los gritos de la gente que se encontraba a mi alrededor, pero no era capaz de pensar en ellos, en salvar

sus vidas; solo veía caer la enorme viga que, en cuestión de segundos, me aplastaría como si de una lata vacía me tratase. Y allí acabó todo. Elena Valero. 4º de ESO

Primer año de Lecturas Viajeras

Con el via-je a Málaga de los alumnos de nues-tro instituto y de los del IES “Juan Se-bastián Elcano” de Cartagena se ha teminado el primer año de la experiencia “Lectu-ras Viajeras” patrocinada por el minsiterio de Educación. Desde el mes de enero, los veinte alumnos participan-tes (tres de 3º de ESO y dos de 4º) han compartido la lectura de tres libros de autores de lite-ratura juvenil de Málaga, Carta-gena y Cuenca y han realizado una serie de actividades para-lelas, muchas de las cuales han quedado reflejadas en el blog de la actividad: http://www.lec-turasviajeras.es. Entre otras cosas, los

alumnos han fa-bricado relatos a partir de las ideas contenidas en los libros leídos.: han rehecho cuentos populares, escrito cartas de amor o

han hecho el boce-to de una novela. Además, otros alumnos han participado indirectamen-te en la experiencia gracias a la colaboración del departa-mento de Artes Plásticas. Estos alumnos han elaborado logo-tipos y carteles publicitarios para identificar el proyecto. El próximo curso les esperan tres nuevas lecturas y dos nuevos encuentros con sus compañeros de Málaga y Cartagena, además de otras actividades.

En aquellos momentos el sol se filtraba perezoso a través de los cristales, iluminando tenuemente el pasillo del angosto vagón. Si a esto se le añadía el silencio y el continuo traquetear de las ruedas sobre la vía, daba como resultado un ambiente soporífero que invitaba de forma sumamente tentadora a una letargia ininterrumpida.

A esa hora del día era extraño encontrar tan pocos pasajeros en el viejo tren. ¿Resultaba desagradable? No. Tan solo un tanto extraño. La ausencia turbaba de forma interesante y un tanto siniestra la atmós-fera de metete-en-tus-asuntos que de forma tan so-berana solía reinar. No obstante, esto me proporcio-naba una ocasión bastante buena para plantearme porque esteba allí.

¿Por qué estaba allí? ¿Qué esperaba encontrar al fi-nal del trayecto? No podía decirlo, era algo que solo sabría al final, con suerte. ¿Valdría la pena? Segu-ramente no. La verdad es que se me hacía extraño estar en un tren el día que no me tocaba. Para uno que tengo libre a la semana. Pero no me queda más que resignarme a estar aquí todavía media hora más, sin más compañía que lo que parecen ser tres comerciales, un par de oficinistas, una azafata o re-cepcionista y una abuelita con un vestido oscuro estampado que le da un aspecto simpático pese a ser el elemento más inusual de cuantos por aquí me suelo encontrar.

El reloj avanzaba con su monótono paso: segun-dos que siguen a segundos, minutos a los minutos y horas a las horas. El viejo aparato, siempre en su discreto segundo lugar en la muñeca, no engañaba. Era la hora que era.

Por supuesto, el hecho de mirarlo continuamente

no haría que el tiempo pasase más deprisa. Si acabo estaba consiguiendo todo lo contrario, pues esos veinte minutos que todavía quedaban de trayecto se estaban haciendo insoportablemente largos. Ya no sé qué hacer para pasar el tiempo: mi móvil anda corto de batería y quiero que me dure todo lo posible; poco tengo a nadie a mi lado, por lo que cualquier intento de conversación banal y generalista queda descartado; y a mi pobre pantalón de pana le he repasado tantas veces las arrugas que voy a terminar por hacerle un agujero. Aunque lo mismo así conseguiría algo, pues parece mentira el calor que puede hacer en este de-strozado vagón para la poca gente que hay.

Siempre pensé que el tema de calor sería por la acumu-lación de gente. Pues va a ser que no. Y con tanto calor, y con tanto sueño, y las ganas de dormir que produce el ambiente, estoy empezando a cerrar los ojos. Y conforme más se me van cerrando los ojos y más evidentes son mis cabezadas, los recuerdos se vuelven más nítidos, de forma que si no fuese por temor a que vuelvan los desagradables y saltarme la estación, ya de paso, podría abandonarme a gusto y echar la cabeza hacía atrás. Llantos, gritos y esas miradas… ¿no me dejo nada? Pues no. Han pasado varios días y al dolor del primer momento se han ido sumando poco a poco pequeñas gotas de culpabilidad que amena-zan con desbordarme. La imagen de un globo de agua ex-plotando se pasea por mi cabeza.

La simple melodía en tres notas que avisa de la llegada próxima a la estación resuena en el silencio de la sala, rompiéndolo, añadiendo un rayo de realidad a la sombras del sopor.

Unos estiramientos para acabar con el entumecimiento de la temprana hora y el corto. Es una delicia sentir la tensión en los tendones. Me pongo lentamente en pie y ya estoy listo para abandonar el vagón, pues solo me queda esperar que la suerte no me abandone a mí. Óscar López. 2º Bachillerato

Page 2: Boletín de la Biblioteca - Junio 2011

Libros para veranear

Una colección de artículos dividida en tres capítulos, algunos inéditos y otros publicados entre 1978 y 2008. En conjunto construyen una biografía pedagógica del pensa-miento de Emilio Lledó, sustenta-do por su rigor en el conocimiento y en una dilatada práctica en dis-tintos niveles educativos tanto en España como en el extranjero.

Una novela policiaca inteli-gente y bien escrita que sabe provocar, entretener e intrigar en la justa medida, al mismo ti-empo que pone de manifiesto muchos de los males que aquejan a la España actual.

El novelista se vale de los recuerdos y peripecias de Antonio Yammara, empezando por la “exótica fuga y posterior caza de un hipopóta-mo, último vestigio del imposible zoológico con el que Pablo Esco-bar exhibía su poder”. Al dubitativo Yammara se suma la figura de Ri-cardo Laverde, un antiguo aviador que ha pasado 20 años en la cárcel y que representa a la generación de los padres del protagonista.

Iconos de la cultura como Frank Sinatra, Ernest Hemingway o Peter O’Toole, de la política como Kennedy o Fidel Castro, o del deporte como Joe Di-Maggio, Muhammad Alí o Joe Louis, se alternan en estas pá-ginas con entrañables recuer-dos familiares o los humildes inicios del autor en el mundo del periodismo. «Cada pieza está marcada con el elegante estilo de Talese, su exhaustiva investigación, su hábil uso de los diálogos...

Hamayun solo tiene once años cuan-do su familia, acosada por la tiranía y el fanatismo de los taliban, se ve obligada a huir de Afganistán. Atrás quedan su mejor amigo, sus dos abuelas y un hermano demasiado pequeño para afrontar el peligroso e incierto viaje hacia Europa en manos de un oscuro grupo de traficantes de personas. Este es el drama de una infancia partida en dos, una historia real de supervivencia y lucha por la dignidad humana. Una mirada des-carnada y enternecedora a la reali-dad de los refugiados en Europa, el choque cultural y la desorientación en un entorno extraño. Un relato en clave cinematográfica cuyo final no depende del protagonista ni de su familia

Dos caballeros de la Orden del Temple atraviesan la península ibérica huyendo de la persecución implacable que en Francia los está llevando a la hoguera.

Transportan un legado oculto. Su destino final es impreciso. Se saben acosados por mercenari-os, pero no sólo les hostigan los perseguidores: sus temores y re-cuerdos viajan con ellos.

En la distancia del tiempo, un hecho fortuito pone al descu-bierto una misteriosa sepultura con restos humanos. Se aprecian vestigios de muerte violenta. Los arqueólogos investigan. Una im-portante pieza hallada en la tum-ba desaparece...

Paula Montornés, editora, propietaria y di-rectora de Zonas Interiores, encarga a su hijo Jon Boix que averigüe el pasado de Vania, una top model, desaparecida hace diez años. La desaparición ocurrio después de que sus dos amigas, Cyrille y Jess Hunt, fallecieron de forma trágica: la primera se suicidó al saber que tiene sida; la segunda, por una sobredosis. Jon inicia su búsqueda: visita a todas las personas cercanas a Vania y se adentra en el mundo de la moda. Al unir el rompecabezas, surge un nombre: Noraima Briezen, asistenta, amiga y secre-taria personal de Vania. Su instinto de peri-odista y su perspicacia le permiten descubrir la verdad: Vania vive y se ha recuperado de su anorexia. Tras descifrar el misterio de la desaparición, Jon no se siente muy seguro de querer revelarlo, ya que se han hecho amigos y le ha prometido a Vania volver a Aruba para ayudarla a escribir sus memo-rias, no para aconsejar a las jóvenes, sino para contar la experiencia de una niña que cumplió un sueño y que después se transformó en pesadilla.

La autora de Rebeldes escribió este li-bro, que también fue llevado al cine por Francis F. Coppola. Rusty James y Steve Harris fueron amigos de jóvenes. Algunos años después se encuentran de nuevo. Sus vidas han seguido cami-nos diferentes: uno está a punto de ser maestro y el otro ha pasado cinco años en un reformatorio...

Max y Zara provienen de guerras distintas, acaecidas en tiempos diferentes, pero son igualmente víc-timas de la violencia y el dolor. Un escritor se cruza en su camino y, sin proponérselo, se embarca en una emocionante historia que engloba casi todo el siglo veinte y recorre de punta a punta el planeta.

¿Podrán subsanarse los errores del pasado sin volver a caer en ellos?

Una novela que alerta sobre los efectos del fanatismo pero, al mis-mo tiempo, deja entrever un atisbo de esperanza.