brigadas dominicanas - 4 poemas heroicos (un ensayo - un discurso)

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UN ENSAYO-UN DISCUBSO

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Los autores de los 4 Poemas Heroicos son conocidos poetas nacionales:Marcio Veloz Maggiolo, autor de los poemas "Salmo Heroico a las HermanasMirabal" y "Canto al 30 de Mayo"; Aida Cartagena Portalatin,autora del poema ''La Ira Sagrada" (Canto al 30 de mayo) y Lupo HernándezRueda, autor del poema "Canción a los Héroes de Constanza, Maimóny Estero Hondo". El ensayo "Significado histórico del 30 de Mayo de 1961"es original del escritor y estudioso de la historia de esta época DomingoOctavio Bmgés Bordas. El discurso "30 de mayo de 1961: Nuestra UltimnrEpopeya", es original del distinguido jurista licenciado Eduardo SánchezCabral.

TRANSCRIPT

  • U N E N S A Y O - U N D I S C U B S O

  • CONCURSO LITERARIO

    Wbnjo de GILBERTO HERNANDEZ ORTEGA

  • - --.- - - - -

    Colecciejn "BALUARTE" Ediciones B R I G A D A S D O M I N I C A N A S

    Dirigidas por AIDA CARTAGENA PORTALATIN

    No. 10 No. 1 "El Ojo de Dios, por

    HILMA CONTRERAS No. 2 "Los Testigos", por

    ANTONIO FERNANDEZ SPENCER No. 3 "Torre del Homenaje, Celda Nm. 8", por

    ALFREDO LEBRON. No. 4 "14 Mudos de Amor, por

    MANUEL DEL CABRAL No. 5 "El Prfugo, por

    . MARCIO VELOZ MAGGIOLO No. 6 "El Hombre Tras las Rejas", por

    CARMEN NATALIA. No. 7 "La Voz Desatada", por

    AIDA CARTAGENA PORTALATIN. No. 8 "Vrtice", por

    J. GOUDY PRATT. No. 9 "El Cerco", por

    RAMON EMILIO REYES. No. 10 "4 Poemas Heroicos y un ensayo"

    (Premios de poesa y prosa). Un discurso. No. 11 "Santo Domingo Vertical, por

    LUPO HERNANDEZ RUEDA. No. 12 "Hay un pas en el Mundo", por

    PEDRO MIR. Coleccin '' B A L U A R T E "

    POESIA - CUENTO - NOVELA - ENSAYO - ARTE. "BRIGADAS DOMINICANAS"

    Cuadernos Mensuales de Artes y Letras. dlosf, Joaqun Prez 19 - Sto. Domingo, Bep. Dominicana - - --

  • C O N C U R S O L I T E R A R I O

    Celebrado por el Comit Ejecutivo de la Junta Pro Glorificacin de los Hrm de1 30 de Mayo, de las Iiemmas Mirabal, Lqpwn, Maimn,

    Conshnza y Estero Hondo.

    Mayo 30 de 1962

  • Wsde la cumbre de estos muertos yo te saludo Patria.-A. C. P.

    BRIGADAS DOMINICANAS se complace en ofrecer en su Coleccin BALUARTE este nmero que se contrae a los trabajos premiados en el Concurso Literario auspiciado por el Comit Pro Glorificacin de los Hroes de Constanza, Maimn, Estero Hondo y Lupern, de los Hroes del 30 de Mayo y de las Hermanas Mirabal.

    Los autores de los 4 Poemas Heroicos son conocidos poetas nacionales: Marcio Veloz Maggiolo, autor de los poemas "Salmo Heroico a las Her- manas Mirabal" y "Canto al 30 de Mayo"; Aida Cartagena Portalatin, autora del poema ''La Ira Sagrada" (Canto al 30 de mayo) y Lupo Hernn- dez Rueda, autor del poema "Cancin a los Hroes de Constanza, Maimn y Estero Hondo". El ensayo "Significado histrico del 30 de Mayo de 1961" es original del escritor y estudioso de la historia de esta poca Domingo Octavio Bmgs Bordas. El discurso "30 de mayo de 1961: Nuestra Ultimnr Epopeya", es original del distinguido jurista licenciado Eduardo Snchez Cabral.

    El Comit Pro Glorificacin entrega a la cultura y a la historia domi- nicanas este homenaje que es expresin del elevado aprecio que merecen de sus conciudadanos esos hroes y esas heronas inmortales.

    Se nos ocurre que el pueblo dominicano que vivi atento y que sufri en su carne y en su espritu el dolor que significaron las inmolaciones de esas plyades libertadoras no necesita explicaciones mayores. Quin hay que no conozca esas hazaas gloriosas o esas tragedias incruentas?

    La grandeza de esos hroes y mrtires es nica. Ni mrmoles, N bronces ni cantos los consagran porque consagrados quedaron desde el momento de su propsito y de la ofrenda de sus vidas. Consagrados que-

  • daron por ser ellos los paladines que fueron sacrificados en la lucha por la libertad de nuestro pueblo esclavizado; por ser ellos los que dieron la santidad de un Templo a la montaa, a la costa, al monte y a la calle abier- ta donde cayeron. Consagrados quedaron por el hlito de su propia glo- ria': los que vinieron por Lupern en 1949, por Constanza, Maimn y Estero Hondo en 1959, las Tres Hermanas Miraba1 inmoladas en Noviembre de 1960 y los que tambin fueron inmolados por haber ajusticiado al tirano la noche del 30 de Mayo de 1961.

    A todos la Patria los llor en silencio. Junto con todo nuestro pueblo oprimido los poetas lloraron y continan llorando y exaltando y prego- nando el sacrificio que incendi la lucha libertadora de la cruel tirana del strapa Trujillo que por ms de tres dcadas mancill la tierra nuestra.

    Esos muertos inmortales -muchos sin tumbas conocidas- nos recla- man que estamos obligados a acabar al fin en la paz de la Justicia y de la Libertad por la que se sacrificaron ellos; esos hroes y mrtires nos obligan con su ejemplo a ser dignos de abrir y cuidar el camino de los nuevos y ms amplios y honestos destinos de la Patria.

    Para este pueblo que renace al conjuro de tan venerables memorias cantan los poetas las hazaas y el trgico final que no mat y destruy el plomo porque fusilada fue slo su carne y no el espritu patriota que triunf de la metralla del tirano criminal y cobarde.

    Despus de tanta tragedia slo cabe pedir una piedra donde lloren los padres, las madres, los esposos, las esposas, los hijos, los hermanos, los amigos y todo el pueblo el crimen que fu en Constanza, Maimn y Estero Hondo, Lupern, en La Cumbre de Puerto Plata, en sitios de abier- tas calles capitolinas y en el monte de algn latifundio del strapa ajus- ticiado. Y ser esa piedra un monumento de dolor que nos redimir, y nos compulsar a ser verdaderamente libres, a ser verdaderamente her- manos.

    Franqueando el camino a la accin de nuestra total liberacin, &lo as, podremos levantar la atrevida columna a la amada diosa LIBERTAD. Defendamos y honremos la herencia y el ejemplo que esos hroes y mr- tires nos dieron. Toca a nuestra conducta ciudadana conservar intacta e inmancillable su memoria gloriosa.

    Conforme lo dispuesto por el Comit Ejecutivo de la Junta Pro Glo- rificacin de esos hroes, entregamos este nmero.

    BRIGADAS DOMINICANAS. Santo Domingo, R. D.

    Mayo, 1962.

  • MARCIO VELOZ MAGGIOLO*

    POEMAS PREMIADO& "Salmo Heroico a las Hermanas MiraBal?'

    "Canto al 30 de Mayo"'

  • Yo os digo que las Miraba1 no han muerto, y no me canso de decirlo. Ellas florecen en cada flor de mayo, y nutren el corazn del ojo que las mira, y ensanchan el corazn del brazo que las busca* y endulzan el corazn mismo del pueblo. El multiforme corazn del pueblo.

    Ved, sus cabelleras lacias envuelven nuestro suea Las cabelleras de la libertad.

    Yo os digo que ellas pasean sus formas en el vIeomo y entran en los poblados, y besan a los lderes del pueblo y crean la libertad y la predican por santa inspiracin en mentes tiles.

    Vedlas. Flotan o no?. . . Visin de oro, las Mirabal no han muerto. Visin de eternidad, las Mirabal perennes. Sonido de la patria, su nombre es como un himm, que aprenden los nios,

  • que aprenden los pjaros, que murmuran los ros, las rocas polvorientas, el polvo mismo.

    Universales nombres de las dominicanas: Patria, Minerva, Mara Teresa, Juana, Josefina, Manuela, Mara, Micaela, un coro de mujeres sacrosantas: Patria, Minerva, Mara Teresa, $demcratas o no; carnunistas o no; patriticas o s; patriotas para siempre, tres mujeres y ms que hablarn por los cauces de sus ojos vacos; por la .leche nodriza de sus senos cortados; por la palabra roja de sus lenguas sin lengua; por el borde morado de sus labios sin voz; comunistas o no, dominicanas.

    has Mirabal dirn cada maana un nombre sagrado de la patria. Bendecirn un fruto y se convertir en oro. Hablarn de la tierra y crecern semillas con los senos cortados, y las lenguas cortadas, y la libertad viva, entera, rebosante. Mencionarn a Dios y veremos la lluvia caer constantemente y el arca de No repleta de animales; y veremos la espada de David destrozando cabezas gigantescas; y veremos la Italia de Espartaco surgir para burla de Csares; y veremos la sangre andina de Bolvar mezclada con la sangre de Snchez, Duarte, Mella crecer como un enorme oceano de campanas que repicaran gloria.

    Miremos hacia ellos. Aprendamos. Maestros y maestras de un alfabeto dulce las Mirabal cayeron de espaldas a la tierra, predicando, enseando sueos de libertad, sueos cuya presencia

  • abran surcos de amor entre todos los hombres, abren surcos de luz en las carnes cortadas por el ltigo duro, .el ltigo filoso: cuchillo de una hiena que hundi sus cuatro patas en la sangre de un pueblo. Mtodos de un tirano. La religin de aquellos que adoraron un dios con plumas y bicornio y lanzaron a Dios hacia los basureros

    Las Mirabal son prlogo, eplogo, inocencia. Eplogo del crimen. Comienzo del eplogo. Llamas de una hoguerada que comenz en la sangre y termin flotando sobre los automviles, sobre las avenidas, sobre las plazas pblicas, en las carnes borrachas de los torturadores, en las almas tendidas de los ametrallados.

    Yo os digo que las Mirabal floiecen todas las maanas y nutren el corazn del ojo que las mira; y nutren el corazn del brazo que las busca; y nutren el corazn multiforme del pueblo. Vedlas ah, tendidas para siempre, floreciendo para siempre.

    abril de 1962.

  • El fragoroso mar, y la sospecha, y el cielo oscuro y la cancin del tiempo; y el crimen soslayado y la grandeza, todo en mezcla mortal, confabulada rodando triunfadora hacia el tirano, hiena torpe que desangr los campos de la patria. ;Vedlo, ah est!, medallas y diplomas; ttulos de ignorancia. Cordones meritorios y proclamas, bicornios, botas prenapolenicas, todo en mezcla de sangre borbotante en cada surco enfermo de esta tierra.

    El fragoroso mar y el cielo oscuro, y la sospecha y la cancin del tiempo confabulados en feliz violencia junto a un grupo de hroes, esperaban el paso degradante del tirano.

    Vedlo, all est: medallas y diplomas, mantos de una ignorancia reluciente como un jarrn de cobre. Como el vino que usaban los esclavos de los Csares, el vino de Cleopatra y de Locusta, el vino m l , con sangre de mil vhras: borrachera de muerte y de veneno.

  • Treinta de mayo del sesenta y uno, todo calma y fulgor, tado torpeza del hombre-hiena, hombre-asesinato, el hombre-robo, el hombre-estupro-muerte. Treinta de mayo del sesenta y uno, rbol de un calendario cuyos frutos recogera la patria meses luego cuando la furia de las bayonetas no pudo con las rplicas de un pueblo.

    El fragoroso mar. La carretera. Los hombres apostados: iLa grandeza! El plan reverberando. El nerviosirno de corazones fuertes que tenan plomo hirviendo en la sangre. Corazones grandes como la luz de un cementerio o como la grandeza de la patria.

    Treinta de mayo. La ciudad parece muerta de no esperar y de entregarse "a lo que quiera Dios". Todos dormimos bajo el furor sin nombre del tirano, bajo la frula. Bajo el duro filo de bayonetas, crceles, y loas al genial "gangster" piiblico de Amrica, consagrado por Truman y por Franco, querido por Stroessner y Somoza, por Duvalier e Idgoras. "Miradlo, tiene el rostro maldito de la hiena y las fauces del diablo". Tibiamente la ciudad duerme entre silencio y llanto. "Que nadie espere nada. La esperanza no pertenece al pueblo, desechadla".

    Multitudes de cascos y soldados se lanzan a las calles: ;madrugada! Dos, tres de la maana. Qu sucede! iEZ estado de sitio, guerra, nada! Sonaron framente los disparos entre el mar y la noche.

  • Los hombres apostados, el camino temblando bajo el pecho & esa guardia civil, tendida y expectante, silenciosa, dispuesta en tado a liberar la patria. Sonaron los disparos!. . . Cae el cuerpo! jES mortal, es mortal!, la tierra canta desde el treinta de mayo a Dios un rezo, una corta plegaria en forma natural de plomo y sangre y gesta libertaria.

    Treinta de mayo del sesenta y uno. Madrugada. Rumor. El cuchicheo de la gente en las plazas. "Mataron a Trujillo, lo supiste?", el incrdulo gesto de las caras que sonren burlonas: "Imposible, Trujillo no se acaba de un da para otro". Madrugada.

    Palomas blancas junto al so!. Los techos con su roco breve, como un ansia. El sol de fuego, la esperanza crece, a medio da es torrente, catarata. La muerte del tirano desentumece grandes nudos del alma. El aire ha comenzado a perfumarse, reinta y uno de mayo en la maana, treinta de mayo ayer, ;qu diferencia!, Balaguer ha llorado. El pueblo calla.

    Miedo: "si resucita, si regresa ser peor que nunca. Qu desgracia". Pero no resucita, no, pervive su muerte sobre el tiempo, luto y lgrimas de los que le rodean, hienas, igual que l, desamparadas.

    Hombres de bronce forjaron el nuevo porvenir antillano.

  • Hombres de plomo y alma cansada del escarnio. Hombres color de sueo con su treinta de mapo r la espala'ir caminan junto al pueblo azorado. Hombres cansados de sentir el rnunda eshedro y enlutado,, algunos ambiciosos y otros hroes sacrifican su vida ante el silencio de Amrica culpable ante el tirano. Amrica, treinta aos de amargura: t, cnica observando. Amrica, treinta aos de tinieblas, t, cnica observando.

    Vosotros, yanquis, que lo protegisteis,, vuestro luto, jmostradlo! Stroessner y Somoza, Tnunan, Franco, vuestro hroe se ha opacado. jMueran las tiranas, mueran. Muerte- a todos los tiranos! Pan y justicia para nuestros pueblos que odian a Dios y quieren adorarlo.

    Treinta de mayo del sesenta y uno, justicia y pan nos faltan, recordadlo. La historia crece como un fuego en- y hombres con alma libertaria claman: Treinta de mayo del sesenta y uno: pan y justicia faltan, recordadlo. ;Amrica, treinta aos de amargura,, t, cnica, observando!

  • LUPO HEENB.IU%Z RUSDA

    POEMA "Cancin r lor Hroes de Consm m? Maiau& y Eetcm Hondo"...

  • OYE LA HISTORIA, MUCHACHO, no la dejes de contar, porque estos hombres murieron es que podemos hablar. Sin miedo, de amor ardidos, nos quisieron libertar, la muerte se hizo pequea para dejarlos pasar. Fsa catorce de junio, lmpara del despertar, punta de lanza que abriera la ruta del ancho mar; que en cada pecho resuena el tacn de su pisar. Por el amor que los llena no lo dejes de contar. De pino y cobre eran ellos y de lmpido luchar, con metrallas y fusiles sabindolos manejar.

  • Los que sus ojos miraban no cesaban de temblar, y siete meses pasaban huyendo para olvidar.

    Con hambre, valor y fro, en un encuentro sin par, pelearon contra diez mil y les supieron ganar. Ay, qu valientes soldados: en el monte y en la mar, que gestas como las suyas no se pueden igualar.

    Una montaa traan de corazn, y en el mar, bajo el cielo, en la playa, en la red de aterrizar, por el pecho - e s a montaa de dimensin insular- fue la semilla postrera que comenz a germinar.

    Con ellos qued la tierra abierta de par en par, y la gloria se hizo grande para dejarlos entrar, qu enormes son, qu gigantes smbolos del despertar, sus vidas crecen y crecen bajo el cielo, sobre el mar.

    La Patria naci de nueva en la escuela, en el hogar, ellos la hicieron posible con su valiente luchar. Bajo tierra por el cielo, escuchan este cantar, en la ciudad y en el campo mucho se le oye nombrar.

  • La noche muri con ellos,tras el amo del lugar,el tirano que caaslo atinaba a matar,la sangre le iba cayendo,logrndolo derribar.Ellos vencieron la muerteen cada techo y altar.

    Era catorce de junio-no lo dejes de contar-llegaron estos varonesquerindonos libertar.Ama por siempre esta gesta,les debemos recordar.Porque estos hombres murierones que podemos hablar.

    Cmo los ama la Patriapor esa hazaa sin par!Qu pequeita es la muerteque los toc al arribar!Las puertas de luz abrieroncon su propio agonizar.Si estamos vivos ahoragracias les debemos dar.

    -25-

  • AIDA CARTAGENA PORTALATIN

    POEMA PREMIADO: "LA IRA SAGRADA"

    (Canto a la Gesta del 30 de Mayo).

  • El AjusMdento: 21 - Ehtonces te agradars de los sacrificios

    . . . . . legales, J . SaJmo 51 - VS. 50

    Porque. .. 9 - "He ah al que no tema a Dios / por

    su fortaleza, / y confiaba en sus mu- chas riquezas, / y se haca fuerte de SU maldad".

    &o 52 - Vs. 51 Por eso deseamos:

    29 - Sea borrado del libro de la vida / y no . . . . . sea escrito con los justos.

    Salmo 69 - VS. 68 Porque desprecindolo d pueto alegre ,dice:

    9 - ;Despierta, gloria ma; despierta salte- rio y ctara, / y despertar a la aurora!

    salmo 57 - vs. 56 10 - Te alabar entre los pueblos; / ;oh Se-

    or! Te cantar salmos entre las na- ciones. . .

    salmo 57 - vs. 56

  • "Cuando los justos dominan, el pweblo se alegm; ms cuando domina el impo, el pueblo gimen. PROV. %CAP. 29-VS. 2.

    DESPUES del golpe subi como una flecha la algazara y hubo alguien que durante das y das escupi la pasada miserable jornada de treintin aos cumplidos. Y ahora el narrador cree de utilidad dar testimonios de la poca que acaba de ser ajusticiada.

    DURANTE la tirana la muerte abrazaba las casas y tapiaba los muros con la palabra rquiem. El modo ms evidente de conocer esas tres dcadas era saber como EL amaba la codicia y la muerte. La Isla, sin sonrisa y sin canto, acababa por servir de reposo a una muerte expresamente ejecutada. Toda la poblacin, el telfono, los cafs, etctera, hablaban de letras de cambios y delaciones. En la ciudad no haba un lugar particularmente indicado donde el hombre no fuera una rata setenciada al vasallaje, al presidio

    o al acabse. Pero todo no poda quedar eternamente en so porque en la intimidad seguan prevaleciendo la moral y la honesta

    costumbre. La derrota se hizo un deseo geneml. Ese dest?o no limitaba ni la edad ni el sexo, (era como una amante avergonzada que desea recuperar la estabilidad

    y el honor)

  • porque moran tantos y tantos que el pueblo era ms y mhs subterrneo, y familias hubo que saban que podan convertirse en cadveres. De sbito, n SOLO,

    se levantaba en ira y la boca del honrado cambiaba su sonrisa de amor en polvo seco que haca toser sangre. Los odiosos S 1 M arrastrando balas y delaciones se precipitaban en curiosos automviles. Para t, hermano del costado roto, que palpaste la injuria bajo el estruendo del plomo que (derrumbaba a un compaero, para ti no era extrao, tampoco un secreto que el piieblo anhelaba que se hiciera su Paz. Pero el chasquido no era de palomas, entonces, y en el vocabulario de los hombres la palabra vida era como una letra continuamente cambiada de lugar, y la tierra tambin continuamente removida por la muerte cnronqueca por tantos y tantos sollozos. . . . .

    La madre estaba perdida de su hijo. La esposa estaba perdida de su esposo. El hijo estaba perdido de sus padres. El amigo estaba perdido de su amigo. La Patria estaba perdida de sus hroes.

    T, hermano de mi tierra, de mi escudo y mi bandera, ;Y sabas que los tambores estaban con unsono tam-tam exigiendo que se hiciera el sacrificio. T sabias que dialogaban mis paisanos con un dolor desesperado. T sabas que la flecha del pueblo desesperadamente buscaba el cuerpo

    del endemoniado. T sabas que herva el desprecio y la ira gritaba venganza.

    La libertad galopaba perdida, y se enredaban las alas del ngel guardin de cada casa.

    Las races se hundan en la tierra y la savia era oro que reventaba la bolsa del que se consideraba UNICO AMO. El pensamiento honesto se atemorizaba de poder sobrevivir en sus

    basamentas.

  • Como en tiempos inmemoriales la sonrisa suspiraba, ahora escondida, mientras la nube, del color de la PAZ, vagaba sobre la tierra de todos nosotros.

    II Esta tierra. . .

    Este imperio. . . Esta sangre. . .

    Este infierno!

    La juventud desde la cima de sus bellos aos no conoca la libertad. Con el cetro de la muerte: el gobernante cruel. . . Y lo que exista compona la trama del atroz espectculo que ofreca

    el Calgula. Aunque !os habitahtes reposaban en sus lechos el ojo del terror velaba en la almohada. Sobre la hermosa Isla jvenes y viejos estaban debajo de la bota. La opresin hurtaba la quietud, y sueltos de las manos estbamos todos frente a un pasadizo abierto para caer en la trampa.

    E1 regreso al honor estaba cercado. Toda la existencia estaba medida y haba que hacerse su voluntad para no caer prestos. De un lado sucedan cosas ocultas. Del otro: la infamia y el vasallaje haban cumplido treintin aos ordenando los minutos. Treintin aos representaban los bronces y los mrmoles impos. Treintin aos tena la bolsa que bostezaba su carga de oro y plata. Treintin aos haba de hambre y humillaciones. Treintin aos era la edad ,de la desgracia. Mas, quin escuchaba al infeliz con su miseria? El que de sto se mofaba no poda sobrevivir junto al sol y a sus propias

    estatuas. Ya bastaba El derecho haba perdido su derecho envuelto y cosido en lienzos donde la Justicia reposaba ultrajada, mientras la tierra ola a cosa ptrida, a cadver, y en su caballo de sangre galopaba, galopaba el tirano.

  • Sabed pueblos del Universo que mientras eso se arrastraba nuestro amor guardaba nuestro amor a los hroes, a los autnticos Padres, a los LIBERTADORES!

    Despus del golpe subi como una flecha la algazara y hubo alguien que durante das y das escupi la pasada miserable jornada de treintin aos cumplidos.

    As tenia que ser. Fuego. Cien veces fuego. As tena que ser. Dios es una balanza siempre en el punto justo. Fuego. Cien veces fuego. El pueblo, fu todo el pueblo que hizo fuego. Los plomos eran la voluntad del pueblo. El tena que morir la muerte que haba dado en su pueblo. Fuego. Fuego.

    Cercado, quiso desatar las garras.. . Balaceado cay como un ciervo.

    (Para describir tres dcadas yo tendra que revisar cementerios o leer los nombres que levantan las paredes de las crceles. . . )

    Que no se alegre nadie que respald su Imperio. Estn muertos con l dbiles y canallas. Como un ciervo herido, as deba caer. . . Luego forzado, doblado como una cosa vieja dentro del bal de un carro. ;Loado sea el acierto! Sin respirar. Estaba ms que muerto porque sobre la muerte el odio lo mataba. Como si nueve veces le saliera la muerte NUEVE HOMBRES vengando lo cercaban. Fuego. Cien veces fuego. El bal del carro era un animal de sangre. As tena que ser, pagada con su sangre la sangre

  • de hombres cvicos y mujeres honestas. Pagados con su sangre: azotes, crceles, orfandad y miseria! Slo con su sangre se podia lavar la esclavitud de un pueblo. As, reventndolo como a un gato que se ha comido toda la despensa. El se haba tragado a los hombres del pueblo. Despus del fuego lo encerraron como una cosa vieja dentro del bal

    de un carra Antes las balas cantaron: ;LIBERTAD, LIBERTAD!

    As tena que ser. Cien balas vengaron en el costado del tirano la muerte de varias veces mil muertos. . .

    j~amsor, Duarte, Snchez y Mella, tambor!

    El falso dolo haba sido quemado en la hoguera del desprecio.

    Sobre la tierra balda rein una muerte justa. ;Tambor, Duarte, Snchez y Mella, tambor!

    Dialogaban. Dialogaban mis paisanos. . . . . ;Tambor, Duarte, Snchez y Mella, tambor!

    Todos decan: -Por fin.. . . . Gracias, amigos, por fin. . . . .

    ;Tambor, Duarte, Snchez y Mella, tambor!

    Libertemos la Justicia! ;Tambor, Duarte, Snchez y Mella, tambor!

    Esa noche brillaron luces junto a la mar oceana. El escudo y la bandera cantaron con emocin:

    Dios. Dios. Patria. Patria.

  • Hombre. Hombre. Ha vuelto LA LIBERTAD. ;Tambor, Duraste, Snchez y Mella, tambor!

    ;El 30 de Mayo le ha dicho al Universo que aqu aun nacen hombres!

    ;Tambor, Duraste, Snchez y Mella, tambor!

    Junio 6, 1961

  • DOMINGO OCT. BERGES BORDAS

    ENSAYO PREMIADO: "Significado hist6rico del 30 de Mayo de 1961, fecha clave en el proceso por la libertad dominicana''

  • fecha clave en el proceso por l a libertad dominicana

    Para referirnos al significado histrico del 30 de Mayo de 1961, como fecha clave en el proceso de la libertad del pueblo dominicano, tenemos que hacer un recuento histrico sobre la personalidad de Rafael Leonidas T~ujillo, su origen, su ascenso al escenario poltico dominicano, sus cua- lidades negativas como hombre que no conoci, ni practic la moral cris- tiana, y que consideraba que para alcanzar los fines que se propona no Lnportaban los medios que se utilizaran.

    El padre de Rafael Leonidas Trujillo era hijo de un espaol, miembro de la sanidad militar o Cruz Roja adscrita a las tropas espaolas que vinieron al pas durante la anexin a Espaa en 1861, y de una seora do- rninicana de vida licenciosa que convivi maritalmente con dicho militar espaol. Su madre era hija de una negra de ascendencia haitiana que de- jaron rezagada en el pas las hordas de occidente en su retirada cuando se proclam la Repblica Dominicana en 1844. Su vida de adolescente fu accidentada; parece que no tuvo educacin hogarea, pues sus hechos y los e sus hermanos fueron las correras callejeras, los robos frecuentes y actos delictuosos de toda ndole. En resumen, Rafael Leonidas Trujillo fu el producto de tres invasiones extranjeras: la espaola, la haitiana y la norteamericana. Las dos primeras por su nacimiento y la itima por s formacin militar.

    En 1916 el hipcrita Woodrow Wilson, Presidente de los Estados IJnidos, resolvi ocupar militarmente a la Repblica Dominicana para ase- gurar el pago de 106 intereses de la deuda contrada por gobiernos domi- iiicanos con los banqueros norteamericanos, cosa que no era posible ob- tener con las tantas rebeliones armadas que se sucedan en el pas. Los Estados Unidos necesitaban que hubiera paz para que les pagaran los in- tereses de sus emprstitos y les compraran y consumieran sus mercan-

  • cas. Y para acabar con esas continuas revoluciones armadas ocuparon militarmente el pas en 1916, instaurando un gobierno militar, y reco- gieron todas las armas que haba en el pas.

    La infantera de marina de los Estados Unidos es un cuerpo merce- nario. Se enganchan en l los vagos que pululcui por todas las ciudades norteamericanas; gentes sin principios, ni moral; borrachones y penden- cieros, que cometieron muchos desmanes, crueldades y atropellos en el pas ocupado.

    Esa fue la escuela de Rafael Leonidas Trujillo. Cuando termin la pri- mera guerra mundial y comenzaron a normalizarse las cosas en el mun- do, pudo conocerse el atropello de que fuimos vctimas. Entonces los nor- teamericanos comenzaron a prepararse para abandonar el pas. Comen- zaron por formar una Polica Nacional Dominicana y engancharon en ella a tados los vagos y sin oficio que lo deseaban. Entre ellos estaba un seor llamado RafaeI Leonidas Trujillo, de San Cristbal, quien, segn afirma- ban personas que bien lo conocan, haba sido un vago, pendenciero, cua- trero y ladrn. Le llamaban Chapita Trujillo, porque segn afirman, se rob las alhajas de la Virgen de la iglesia de su pueblo y en el Juzgado de Paz, a preguntas del Juez, dijo que slo haba cogido unas Chapitas sin valor.

    Ese seor comenz siendo sargento en la recin organizada Polica Nacional Dominicana. Dicen que estuvo en los campos de Salcedo, donde sus jefes norteamericanos ordenaron aplicar hierros candentes a Cayo Bez, un humilde labriego, para que declarara dnde se poda encontrar dinero para ellos apropirselo. Estuvo en el Este del pas, cuando se per- segua a los llamados "gavilleros". Cuando llegaban a una casa y sus mo- radores no daban cuenta del paradero de los "gavilleros", porque general- mente no lo saban, eran todos asesinados e incendiada la casa. El sub- oficial Rafael Leonidas Trujillo en muchas ocasiones se exceda en los desmanes y crueldades que cometan las tropas comandadas por oficiales norteamericanos.

    Cuando Francisco J. Peynado pact con los norteamericanos, desco- nociendo la frmula de "Desocupacin Pura y Simple" del movimiento na- cionalista dominicano, los dirigentes polticos de entonces lo apoyaron y se prestaron a firmar un pacto con el gobierno de los Estados Unidos de Amrica, reconociendo todos los actos realizados por sus tropas en el pas. Hubo elecciones Jibres, presentndose como candidatos a la Presidencia el Lic. Fco. Peynado, autor del Plan de Desocupacin, y el Gral. Hora- cio Vsquez. El pueblo dominicano, apasionado y sin educacin cvica, es-

  • cogi al general, en vez de escoger al intelectual y letrado. Horacio Vs- quez, ya viejo y sin capacidad de estadista, fue el mueco juguete de los ambiciosos, aduladores e intrigantes. Permiti que se establecieran los ca- ciques provinciales; hizo emprstitos, prolongando la Convencin Domini- co-Americana, y lo que fue peor oy las instriga sde Rafael Leonidas Tru- jillo hasta designarlo Jefe del Ejrcito, despus que ste prepar la muer- te del Mayor Csar Lora, quien era el sealado para el cargo si se segua o aceptaba el derecho del escalafn. Hay que hacerle honor al gobierno de Horacio Vsquez en una cosa: respet la libertad de expresin. Poda de- cirse lo que se quera, aunque el gobierno no haca caso a las crticas que se hacan. Hubo algunos atropellos y desmanes, pero stos fueron hechos por el Ejrcito, comandado por Rafael Leonidas Trujillo, que luego Ho- racio Vsquez dejaba sin castigo por no disgustarlo.

    Horacio Vsquez termin los cuatro aos de su ejercicio que le sea- laba la Constitucin. Pero los intelectuales corrompidos que lo rodeaban, con razonamientos sofsticos de leguleyos lo convencieron de que deba prolongar su perodo por dos aos ms.

    Cuando se acercaba la fecha de cumplir su prolongacin, dijo en una reunin para escoger un candidato de su Partido Nacional para las prxi- mas elecciones, que l seria el candidato para la reeleccin. Dos de sus partidarios, los Licenciados Jacinto R. de Castro y Rafael Estrella Urea, inconformes con la decisin de su Jefe, resolvieron formar sus propios partidos para presentar sus candidaturas. Das despus Horacio Vsquez tuvo que salir para los Estados Unidos para que le sacaran un rin.

    Mientras Horacio Vsquez estaba en Baltirnore en un Hospital, Ra- fael Leonidas Trujillo prepar y organiz un golpe militar para hacerse dueo del poder. Pact con Rafael Estrella Urea, quien gozaba de mu- cho ascendiente con la juventud del Cibao, ofreciendo designarlo Presi- dente Provisional y Vice-Presidente en el gobierno definitivo de los pr- ximos cuatro aos y hacerlo elegir Presidente cuando l, Trujillo, terrni- nara su perodo. As traicion Estrella Urea la confianza puesta en l por la juventud del pas, principalmente la del Cibao. Pero luego fu a su vez traicionado por Tmjillo.

    Despus de realizado el golpe militar que derroc a Horacio Vsquez, que historiadores desaprensivos e interesados han llamado "Movimien-

    to Cvico", se form una Confederacin de Partidos para postular a Ra- fael L. Tmjillo para la Presidencia de la Repblica, enfrentndose con la Alianza Nacional Progresista que postulaba al seor Federico Velzquez.

    A l -

  • El Partido Nacionalista slo estaba representado en la Confederacin de Partidos por la faccin que segua al Dr. Tefilo Hernndez, de La Ro- mana. Para obtener que se adhiriera la faccin del Norte que segua al Fbro. Rafael C. Castellanos, de Puerto Plata, fueron comisionados por el Dr. Hernndez para ir a esa ciudad para tratar de convencer al Pbro. Cas- tellanos y amigos, los seores Rafael C. Tolentino, don Pedro M. Archam- hul t , el Dr. Federico A. Garcia Godoy y el Lic. Domingo Bergs Bordas. All tuvieron una entrevista conjunta con los seores Pbro. Castellanos, don Pedro Spignolio y el Dr. Federico Ellis Cambiaso. Despus de hablar los comisionados de Santiago habl el Pbro. Castellanos y dijo: "Yo no contribuir al encumbramiento de un militar que cometi muchos desrna- nes contra el pueblo indefenso formando parte de las tropas norteamerica- nas; que traicion al Presidente Vsquez que lo protegi llevndolo a la Je- fatura del Ejrcito y que si es elegido Presidente de la Repblica ser un tirano". Fueron palabras profticas que quienes las oyeron no podrn ol- vidar. Aseguran familiares del Padre Castellanos que Trujillo contribuy a la muerte del padre cuando, siendo ste Administrador Apostlico se en- ferm y Trujillo, mostrando inters por su salud, envi a un mdico de su confianza para que lo atendiera. Dicen que muri o por medio de una supuesta medicina o por medio de una inyeccin administrada por ese m- dico, cuya autenticidad no hemos podido conocer.

    Tambin aseguran que del mismo modo muri Rafael Estrella U r e a, cuando habiendo regresado de Cuba, hacia donde se fu despus de haber sido separado del gobierno, se enferm, y Trujillo lo hizo trasladar de Santiago a un Hospital de la Capital, donde muri, dicen, a manos de un medico que Trujillo envi para atenderlo.

    Para dar una idea de lo m e 1 y rencoroso que era Rafael L. Trujillo, diremos que otras dos personas trataron de influir a Horacio Vsquez pa- ra que no lo nombrara Jefe del Ejrcito, dicindole que al fin y al cabo lo traicionara. Horacio Vsquez mismo comunic a Trujillo que Arturo Sa- nabia y Virgilio Martnez Reina haban tratado de evitar que l lo desig- nara Jefe del Ejrcito. Trujillo mand una noche a asesinar a SanaMa, estando ste en la galera de su casa, en el barrio de Gurabito, en Santia- go. El asesino le dispar6 e hiri en una pierna y se fug creyndolo muer- to. Virgilio Martez Reina y su esposa, quien estaba en gestacin avanza- da, fueron asesinados en San Jos ,de las Matas por orden de Jos Estre- lla, dando cumplimiento a la orden que recibi en tal sentido de Rafael L Trujillo.

    Junto con la Confederacin de Partidos, formada por varios grupos minoritarios a cuyos lderes les ofreci Rafael L. Trujilio un porcentaje

  • de los cargos pblicos, inici labores preeleccionarias la Alianza Nacional Progresista, o sea la unin del Partido Nacional u Horacista y el Partido Progresista o Velasquista, la cual postulaba para la Presidencia al seor Federico Velsquez. Estos dos partidos formaban las mayoras del pas y si hubiera habido elecciones libres su triunfo hubiera sido seguro. Pero Rafael Rafael L. Trujillo se haba propuesto obtener el poder y no poda permitir por lo tanto el triunfo de sus contrarios.

    Despus de haber hecho un recorrido por la Linea Noroeste un grupo de dirigentes de la Alianza, del cual formaban parte el Dr. Alfonseca y el Lic. Angel Morales, al regreso fueron tiroteados cerca de Licey, entre San- tiago y Moca, siendo los carros acribillados a balazos, saliendo ilesos por milagro los ocupantes. La sede del Partido fue saqueada en la Capital, as como tambin fue saqueada la residencia de Federico Velsquez. Como no haba garantas para los adeptos de la Alianza sus dirigentes tuvieron que ausentarse del pas, muriendo aos ms tarde en el exilio. As qued slo el partido que postulaba a Rafael L. Trujillo, quien naturalmente triunfd y fue electo Presidente de la Repblica.

    Trujillo pudo haber sido un buen gobernante si hubiera tenido cuali- dades morales para ello, porque tena un gran dinamismo, una mente in- quieta que siempre estaba pensando hacer algo, una gran resistencia fsi- ca. Pero tena muchas lacras morales. Era ambicioso en grado superlati- vo; rencoroso como no haba quien lo igualara; cruel y sanguinario; para l la vida humana no vala nada; los sufrimientos de los otros no lo con- movan. Quien le haca algo que no le gustaba era perseguido y castigado sin piedad, l y todos sus familiares. A los que le servan incondicional- mente, y hacan lo que les ordenaba, no importa que fuera matar a su propio hijo, o realizar el acto ms odioso y execrable, lo colmaba de di- nero y de honores, pero siempre dndole a entender que no era ms que un sirviente bien pagado, a quien poda despachar a patadas cuando nch haca las cosas como l quera. Realiz muchas obras de fomento, pero en ellas su inters principal estaba en el buen negocio que hacia, en el por- centaje que iba a percibir. Las obras realizadas en el pas durante la Era ae Tnijillo costaron tres veces ms de lo que hubieran costado si hubie- ran sido hechas con honradez

    Suprimi los peridicos independientes del siguiente modo. Adquiri una imprenta en Estados Unidos y trajo a un periodista norteamericano que hablaba espaol, de nombre Stanley Ross, para instalar el equipo y editar el diario "La Nacin". Lo sacaban a la misma hora que el Listn Diario. Exigieron a todos los empleados pblicos y a sus familiares suscri-.

  • birse a "La Nacin". El valor de la suscripcin la descontaban del sueldo del Estado que perciban, antes de pagarles, Naturalmente esos empleados suprimieron la suscripcin del Listn Diario. Este no pudo sostenerse con el resto de suscripciones que le quedaron. Los anunciantes reciban vela- das amenazas para que los insertaran en "La Nacin". As desapareci el "Listn Diario". En compensacin le fue ofrecida una Diputacin al Pre- sidente de la empresa.

    La viuda de don Ren Lepervanche hered la mayora de las accio- nes de "La Opinin". Esas acciones les fueron compradas por Trujillo con la amenaza de que le haran igual que al Listn Diario. Los dems accio- nistas recibieron una carta circular firmada por Abelardo R. Nanita, Se- cretario particular de Trujillo, dicindoles que si no queran perder el va- lor de sus acciones las endosaran a favor del Lic. Juan Arce Medina, quien se las pagaria a $75 cada una. De no hacerlo para tal fecha perderan su dinero, porque "La Opinin" sera desmantelada. Todos optaron por ven- der sus acciones. Qued "La Informacin", de Santiago. Trujillo adquiri las acciones de Rafael C. Tolentino y al hijo del Director le dieron una Di- putacin, con la advertencia de que slo deba publicar lo que fuera favo- rable a Trujillo, porque si no, lo haran desaparecer. Luego el mismo Stan- ley Ross instal "El Caribe" por orden de Trujillo. En este ultimo peri- dico se cre una seccin llamada "Foro PbIico", para dar la impresin de que todos tenan derecho a opinar sobre cuestiones ,de inters pblico, pero len realidad fue un medio soez para denigrar a las personas y a las farni- lias que no eran de1 agrado del tirano o de alguno de sus familiares.

    Tmjillo, al hacerse dueo del poder pblico por medio de un golpe militar, traicionando al General Horacio Vsquez que lo haba protegido y llevado a la jefatura del Ejrcito, desconociendo los mritos de tantos ge- nerales que lo haban acompaado en sus continuas campaas revolucio- narias, implant un rgimen unipersonal y absolutista. Para llegar a esos fines tena que formar el Partido Unico oficialista. Primero hizo que h- fael Vida1 publicara que "era inetecoroso la reparticin de porcentajes en los cargos pblicos entre distintos partidos coaligados", para negarse a cumplir el compromiso que haba hecho con los distintos partidos que lo postularon. Si tal cosa es indecorosa tambin lo es llegar al poder pactan- do con varios partidos hacindoles la promesa de repartirles porcentajes de los cargos pblicos.

    El seor Mario Fermn Cabra1 le sirvi para organizar el Partido Dominicano, llamado as porque iba a ser el nico que existiria en el pas por ms de treinta aos. Se exigi a todos los ciudadanos inscribirse en l. Se reform la Constitucin para reconocerlo en dicho documento como

  • "vehculo de cultura y enseanza cvica". A nadie se le permita salir al exterior si no estaba inscrito en l. An los nacionales que vivan en el exterior tenan que inscribirse en l por intermedio de los Consulados, si deseaban venir al pas o si tenan en l familiares, para que no sufrieran represalias de las autoridades gubernamentales.

    Dueo ya del poder, civil y militar, con un Partido Unico oficialista, se dedic al fomento de su imperio econmico, cuya labor ya haba comen- zado desde que era Jefe del Ejrcito, robando fincas, ganado, y comercian- do con el suministro de comida y ropa para los presos de las crceles y para los alistados de las fuerzas armadas, as como con el suministro de- armas para dichas fuerzas.

    Los ingenios azucareros instalados en el pas fueron todos adquiridos por l con fondos del Estado, a excepcin del Central Romana, engrosan- do sus beneficios los fondos particulares del tirano.

    Estableci la Central Lechera, prohibiendo la venta de leche que no fuera la que distribua esta empresa, la cual slo reciba la que produ- can las fincas de la familia Trujillo.

    Los bosques maderables fueron totalmente esquilmados para su ni- co beneficio, habiendo instalado la Secadora de Maderas, prohibiendo la venta de toda madera que no pasara por dicha secadora, donde d o era recibida la que l enviaba, sacada discriminadamente de los bosques del Estado y de las cuantiossimas fincas robadas a los dems terratenientes. Quienes se negaban a venderles las tierras por la suma que l estipulaba, para la siembra de caa o explotacin de los bosques, desapareca del mundo de los vivos. Tal cosa ocurri con Panchito Madera, en Esperanza, 1- con Ney Pimentel, en Cotui,, as como a otros que fueron desaparecidos o tuvieron que huir hacia el extranjero. Uno de estos ltimos fue Juan- cito Rodrguez, de Barranca, La Vega, de cuyas cuantiosas fincas y gana- dera se apropi el tirano, teniendo que salir hacia el exilio, donde por fin muri. Tambin desapareci en "un accidente" un refugiado polaco de. apellido Smolenski, quien haba fomentado una finca ganadera, de la cual despus de muerto se apropi Trujillo.

    En una ocasin doa Julia, madre de Trujillo, dijo en una reunin que cada uno de sus hijos tena un buen negocio y refirindose a Pip, di- jo: "A Pip le ha tocado el negocio de los cueros". Todos pensaron al or- la que ella se quiso referir al negocio de cueros de reses sacrificadas pa- ra el consumo, porque posiblemente, si ella hubiera sabido que se trataba de las mujeres de vida alegre, que para poder ejercer su oficio tenan que. darle una suma diaria a Pip Trujillo, no lo hubiera dicho con tanta fran-. queza e ingenuidad.

  • En la Repblica Dominicana haba la enfermedad endmica de las revoluciones o rebeliones armadas antes de 1916, porque era ms cmodo para los caudillos tirar tiros que trabajar. Esos caudGllos y jefes de pan- dillas nunca lucharon por ningn ideal, sino en hacer prevalecer su va- lenta e imponerse al pueblo para sacar provecho personal del poder p- blico. Pero an en esas pocas de revoluciones armadas la vida humana era respetada. Los hombres moran en el enardecimiento de los combates. Pero los prisioneros eran respetados y los heridos eran sagrados. Se aten- dan y trataban como seres humanos. La propiedad privada de los que eran ajenos a las luchas de los bandos era respetada, garantizada y pro- tegida. La misma propiedad de los que tomaban parte en las luchas era intocable para el bando contrario. Los familiares, amigos y relacionados de los que se consideraban contrarios o enemigos del gobierno de turno, no eran molestados en lo ms mnimo si no tomaban parte directamente en la lucha.

    Cun diferente fue todo durante la Era de Trujillo. El ense a los hombres que lo apoyaron y acompaaron en el largo va-crucis que pade- ci el pueblo dominicano, que la vida humana no vala nada si era la de los que no lo apoyaban y aplaudan. Los asesinos se multiplicaron como gusaneras. El robo del dinero que se sacaba al pueblo por medio de irn- puestos extorsionadores, era una granjera otorgada a sus adictos. Quienes lo apoyaban, aplaudan y endiosaban eran autorizados a asesinar a los que ellos queran despojar de sus bienes; eran autorizados a robarse los fondos del Ektado y de los particulares. Por eso todos los malvado$, ladro- nes y asesinos lo rodearon y lo defendan, porque l era el Jefe Unico insus- tituble de todos los bandoleros. Si alguien no demostraba mucho entu- siasmo en aplaudirlo y ensalzarlo era objeto de su rencor africano. Quien as demostraba su desafecto a su persona omnipotente era perseguido y denostado hasta hacerle la vida imposible. No poda trabajar, ni comer, ni dormir, porque quienes le daban trabajo o le vendan comida, o le alquila- ban casas, o conversaban con 61, o Ic demostraban conocimiento o amis- tad, eran perseguidos, molestados en sus personas e intereses, reducidos a prisin, tanto ellos como todos sus familiares. Haba que estar con l o contra l. Si estaban con l, aplaudiendo todo lo que haca y ordenaba, eran enriquecidos y tenan derecho a todos los desmanes y latrocinios. Pe- ro si estaban contra l, aunque fuera pasivamente, tanto ellos como sus familiares, amigos y relacionados, eran perseguidos y acosados como fie- ras salvajes, reducidos a la miseria, encarcelados y torturados salvaje- mente, o muertos "en accidentes" preparados, si no tenan la suerte de sa- Jir del pas. Para muchos, los que lo apoyaron y lo endiosaron, esos trein-

  • ta y un aos los vivieron en un paraso de prodigalidad y desenfreno, en medio de uE enorme ocano de sangre y lgrimas. Para el resto fue un in- fierno peor que el descrito por Dante Alighieri.

    Las mujeres y los nios fueron siempre respetados en la Repblica Dominicana. Las mujeres podan viajar solas por todos los caminos y ca- lles del pas, hasta en altas horas de la noche, sin ser molestadas. Las es- posas e hijos de los caudillos y participantes de las continuas rebeliones armadas vivan ajenas a las luchas intestinas y jams fueron molestadas; eran respetadas y consideradas por todos los bandos en pugna. Pero en la Era de Trujillo no se respet ni a las mujeres, ni a los nios; todos iban a parar a las crceles si algn miembro de su familia, ya fuera esposo y pa- dre, hijo o hermano, cuado, primo o compadre, haba cado en la des- gracia del Amo y Jefe Uilico. Nadie poda darles trabajo o ayuda; ni ven- derles, ni comprarles, ni saludarlos siquiera. Ser una Era inmortal, por- que jams nadie que haya sufrido o conocidp sus horrores podr olvidar- lo jams, y cada generacin lo referir con todos sus detalles espeluznan- tes a la generacin siguiente. Esa estela de terror y desprecio de la vida humana vivir eternamente en la mente de las generaciones presentes y futuras.

    Cuando Rafael L. Tmijillo, el monstruo apocalptico de toda una gene- racin, fue ajusticiado el 30 de Mayo de 1961, estaba en un estado alar- mante de desequilibrio mental. Fue el mismo desequilibrio mental que te- nia Hitler cuando muri. Lo que ms agrav su locura senil fue el asesina- to de las Hermanas Mirabal, de Conuco, Salcedo, Iferoinas de la libertad dominicana. Desde entonces no tuvo Trujillo sosiego, ni paradero fijo. Iba constantemente de un sitio para otro. Hasta tuvo el cinismo de ir a visitar a los familiares de las damas inmoladas, para hacer creer que l era inocente de su muerte, llegando hasta el colmo del cinismo y la locu- ra senil, de hacer colocar una lpida para conmemorar esa visita.

    Lo verdaderamente sorprendente e inconcebible es que muchsimos hombres y mujeres, de gran cultura y gran ilustracin, estuvieron sir- viendo ir.condicionalmente a un hombre de esas condiciones morales. Que supeditaron los sentimientos de dignidad, de honradez y de decencia, a sus conveniencias personales, a la riqueza material, y a la comodidad y hol- gura, defendiendo y alabando a un rgimen donde slo se haca la volun- tad de un hombre con sntomas evidentes de desequilibrio mental, por ha- Der llegar'o a la exageracin ms extremada su insaciable ambicin de ho- nores y de dinero, llegndose a considerar coh el poder de Dios sobre la tierra, y dueo absoluto sobre las vidas y propiedades de todos cuantos tenan la desgracia de vivir en la Repblica Dominicana. Y hacia creer

  • que esa era una democracia representativa autntica, con un privilegiado mentor y reformador social y poltico, porque existan los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, cosa que solamente la masa igno- rante poda creer, y los que viviendo fuera del pas lean los peridicos aqu editados y oan nuestras emisoras de radio, que slo decan lo que al Amo le convena que dijeran, adems de las constantes alabanzas a quien se ha- ca llamar Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva.

    La posteridad deber repudiar a todos los que se prestaron a formar parte de ese gobierno, colmando de alabanzas al tirano, de unas Cmaras Legislativas, que slo hacan la voluntad del tirano, y de unas Cortes de .Justicia, que slo hacia lo que el Amo y Seor les rdenaba que hicieran Fara representar la comedia de un rgimen democrtico representativo.

    Cuando verdaderamente demostr Trujillo que sus pasiones desborda- das y llevadas a un grado sumo de exaltacin incontrolada le haban nro- ducido un desequilibrio de sus facultades mentales, fue cuando se empe, con una insensatez y terquedad rayana en la locura senil, en sojuzgar la voluntad del clero catlico y sus obispos, para que le otorgaran el titulo ce Benefactor de la Iglesia.

    Cuando los excesos y los abusos de Trujillo y de sus sostenedores y partidarios era ya inaguantable, el pueblo comenz a murmurar, porque a pesar de que las represiones eran crueles y desalmadas, y el pueblo es- taba lleno de miedo y de pnico, siempre la juventud es irreflexiva y tra- ta de manifestar en alguna forma la inconformidad que reina en el ambien- te, aunque slo sea en la intimidad y en el interior de los hogares. En Ju- nio de 1959 se produjo la ms importante invasin de abnegados patriotas del exilio para tratar de derrocar al gobierno tirnico que sufra el pueblo ciominicano. Llegaron por Constanza, Estero Hondo y Maimn, proceden- tes de Cuba, en aviones y lanchas, con la ayuda de Fidel Castro y su prome- sa de proveerles de armas, parque y comida, mientras el pueblo despertaba de su letargo y se una a los invasores. Despus del primer desembarco Fi- del Castro no cumpli su promesa, dejando a los invasores desamparados y siendo presa fcil de los torpedeamientos de la fuerza area de Trujillo, ya que el pueblo no pudo ponerse en contacto con ellos para ayudarlos. To- dos fueron apresados, al faltarles comida y parque, siendo luego asesinados por rdenes de Truiillo. La Iglesia catlica, con dirigentes inteligentes y astutos por tan largos aos de seleccin y ejercicio, comprendi que era llegado el momento de ir tomando posiciones en el lado de los disgustados, inconformes y al fin opositores. Y enviaron de Nuncio Apostlico a Mon- seor Lino Zanini, quien aprovech que habindose hecho prisionero a un grupo de jvenes en Enero de 1960, se les tortur brbaramente en las

  • casas de torturas llamadas "La 40", "El Nueve" y "La Victoria", escribi e hizo leer en las Iglesias, con motivo de la festividad de "La Altagracia", el 21 de Enero de 1960, una Carta Pastoral, firmada por el Arzobispo Me- tropolitano y los cuatro Obispos, muy bien e inteligentemente escrita, de- mandando mtodos humanos, Amor y Caridad, pero que era en verdad una crtica mordaz al rgimen. Desde ese momento comenz el rompimiento entre Trujillo y la Iglesia.

    Lo que se hizo en La Vega y en San Juan de la Maguana contra los Obispos Panal y Reilly, es inenarrable. Les cortaron en varias ocasiones ios cables que le suministraban corriente elctrica a sus iglesias. Hicieron presos a sus ayudantes: campaneros, sacristanes y monaguillos. Rodeaban ias iglesias con un populacho vociferante portando cartelones con leyen- das insultantes y demandando su expulsin. En San Juan de la Maguana pillaron e incendiaron la casa del Obispo Reilly, teniendo ste que salir hu- yendo para la Capital y refugiarse en el Colegio de Monjas norteamerica- nas "Santo Domingo". En La Vega pillaron e incendiaron la casa de Mon- seor Henriquez, segundo de Panal, y cuando se dirigan para pillar e in- cendiar la casa de Monseor Panal ya los esperaba all un numeroso grupo de hombres y mujeres que se lo impideron. Estos defensores de la Iglesia fueron sometidos al Tribunal de Primera Instancia de La Vega, por haber lanzado piedras en la calle, y condenados a un mes de prisin y cien pesos de multa Los incendiarios y pillos fueron sometidos al Juzgado de Paz y Cescargados por insuficiencia de pruebas.

    Despus de estos actos vandlicos, como no lograban hacer salir del pas a Monseor Panal, enviaron un da un grupo de prostitutas para que iueran a la Catedral mientras Monseor administraba la comunin a los Iieles, vociferando y escandalizando con palabras obscenas, las cuales fue- ron expulsadas por los fieles enfurecidos. En otra oportunidad enviaron a un grupo de hcmbres mientras se celebraba la misa y apedrearon las puer- tas y ventanas de la Catedral, rompiendo los cristales. Se prohibio a los empleados pblicos asistir a los actos de la Catedral, con la amenaza de la cancelacin si lo hacan. Y en muchas ocasiones regaron delante de las puertas de la Catedral tachuelas para que se cortaran los pies las mujeres que iban descalzas en promesa para que Dios intercediera en la excarcela- cin de los jvenes prisioneros, que estaban siendo salvajemente tor- turados.

    En varias ocasiones se le pidi a Trujillo que intercediera para que cesaran esos ataques contra la Iglesia y sus Obispos, y contestaba: "Yo no tengo que ver nada con eso y como ciudadano respetuoso de la libre emi- sin del pensamiento y de la actuacin libre del pueblo, no puedo interve-

  • nir". Cunto cinismo y cunta falta de responsabilidad, pues todos s a b h que nadie poda mover un dedo, ni abrir la boca para decir algo, que no fuera por orden o con la aquiescencia de Trujillo.

    En una oportunidad le o decir a un abogado de Santiago, a quien le pre,cnuitaron por qu le serva a Trujillo, lo siguiente: "Porque me he da- do cuenta de que en muchos aos no se mover ni una hoja de un rbol sin la voluntad de Trujillo, y yo quiero seguir disfrutando de lo que es de todos los dominicanos". As pensaron todos los intelectuales y polticos que consideraban que el fin primordial de sus vidas era disfrutar de un buen empleo; que eso de libertad, democracia y derechos humanos son cosas te- ricas y sin importancia, propias de los tontos que no saben vivir. Por eso la mayora le sirvi al tirano y alab todo lo bueno y todo lo malo que hizo, y lo endios tanto que l se crey un semidis, llegando a perturbarse su cerebro hasta provocar su muerte por una reaccibn de desesperacin y au- todefensa de algunos que habindole servido y disfrutado de su ayuda y proteccin fueron luego vejados y desconsiderados cuando crey que no los necesitaba.

    Trujillo no tuvo amigos. Slo tuvo sirvientes y lacayos. Desconfiaba de todo el mundo. Saba que le servan por inters y para no ser de los r- probos y apestados que l persegua con saa y crueldad. A los que lo apoyaban y le servan los colmaba de honores y de dinero, permitindoles enriquecerse en la forma que estimasen conveniente, aunque fuera apro- pindose de lo ajeno, con tal que no cogieran lo que a l le corresponda. Pero si en alguna oportunidad sala mal alguna cuestin cuya solucin l les encomendaba, los insultaba, los desconsideraba y hasta les pegaba, pues le agradaba marcarles la cara con sus cinco dedos. Dicen que por no permitir que le hicieran tal cosa fue muerto Ramn Marrero Aristi, Minis- tro de Trabajo, por el guardaespalda de Trujillo John Abbes Garca. IguaI le ocurri al Administrador del Banco Central don Juan Morales.

    Muchos extranjeros, asombrados y estupefactos, al conocer los por- menores de la personalidad contradictoria de Trujillo y su desprecio a h vida humana de los que se negaban a servirle y alabarlo, y los hechos inonstruosos que realizaba y ordenaba realizar, se preguntaban de con- tinuo: ''Pero es que el pueblo dominicano no es un pueblo viril". ";Por qu este conformismo por un estado de cosas que otros pueblos no sopor- taran?" "Si lo que se dice de l es cierto, por qu esas muchedumbres en las manifestaciones que organiza su partido, que lo vitorean sin cesar?" Fue porque organiz, con la ayuda de los hombres que se le vendieron, un sistema de terror inhumano, que tena al pueblo completamente aterrori- zado. Por medio de la regimentacin, los mtodos militares y los continuos

  • asesinatos Tnijillo mantuvo al pueblo como cuerpos sin alma, sin v o l m lad propia, llenos de miedo a las represalias de quien no admita que se dejaran de cumplir sus deseos y su voluntad. Quienes se dejaban manejar, Uevar y traer, alababan sus actuaciones, concurran a las concentraciones de su partido y firmaban todo lo que les daban a firmar, prodigando hono- res o traspasando propiedades, o acusando a otras personas, podan seguir viviendo en una tranquilidad relativa, con la tranquilidad que se poda es- perar de quienes tenan que desconfiar de todas las personan que lo ro- deaban, pues casi todos los sirvientes y personas con quienes se tenia que tratar eran sospechosos de ser espas del rgimen. Pero quienes en alguna forma se mostraban indiferentes, o dejaban de asistir a un acto del partido, o decan algo contrario al rgimen que fuera odo por un espa (o "Ca- li", como el pueblo les llamaba), o se negaban a firmar cualquier papel o documento que les dieran a firmar, dijera lo que dijese, se hacan reos de antitrujil?ismo, que era el crimen ms atroz que poda cometerse. Si no eran encarcelados o torturados, se presionaba a su patrbn para que lo des- pidiera del trabajo y no lo volvan a conseguir en ninguna otra parte; fa gente se apartaba de esos rprobos como si fueran personas apestadas. Na- die se atreva a prestarle ninguna ayuda por miedo a ser considerados an- titrujillistas. Lleg a tal extremo la mquina de terror puesta en funciona- miento por Trujillo que absolutamente nadie se atreva a demostrar indi- ferencia al rgimen y menos a criticarlo, ni an en la intimidad, porque no s610 caa la represin sobre l, sino tambin sobre su esposa o esposo, so- bre sus hijos, padres, hermanos, primos, socios y cualquier otra persona allegada. Por eso, por no perjudicar a sus familiares, nadie mova un dedo, ni abra Ia boca, para hacer ni decir nada contra el rgimen; ni dejaba de firmar los papeles que le presentaban, ni dejaba de asistir a los actos del Partido Dominicano; ni dejaba de aplaudir en esos actos lo que decan sus oradores; ni se atreva a mirar sin sonrer a cualquiera persona con uni- forme.

    ;Cul era la fuerza material que mantena al pueblo en ese terror? Las fuerzas armadas y el servicio de Inteligencia Militar o SIM. Este l- limo era el servicio de espionaje ms grande y ms costoso del mundo, porque eran utilizados en l ms de cien mil personas, en el pas y en el extranjero, entre ellos, sirvientas, limpiabotas, choferes, trabajadores de comercio, industrias y empresas agrcolas, empleados privados y ptiblicos, sacerdotes, diplomticos, profesionales, obreros, etc. La Polica Nacional funcionaba bajo la direccin de oficiales del Eircito y se ocupaba ms de, perseguir opositores polticos que rateros, ladrones y criminales, porque- ellos no iban a perseguir a los de su mismo oficio. Se estableci el trabaja,

  • esclavo, obligando a trabajar en las fincas e industrias de Trujillo, de sushermanos, hijos y jefes del Ejrcito a todas las personas que eran apre-sadas por simples delitos, como el no haber pagado el impuesto de la C-dula de Identidad y otras cosas de menor importancia, dndoles al dauna sola comida de harina de maz salcochada, con un valor de doscentavos.

    Pr'mero exsteron las mazmorras de Ngua, instaladas en una reginpantanosa y paldica, para los que osaran demostrar su inconformidadcon el rgimen de oprobio que nos sojuzgaba. En ellas existan las "solita-rias", de un metro por un metro, con una pequea puerta de entrada, sinventanas, completamente a oscuras, donde eran introducidos los opositoresdesnudos, y a media noche, cuando dorman encogidos, les echaban poruna abertura del techo, cubos de agua fra. Cuando se construy el edifi-cio de la Polica en la capital, y el penal de "La Victoria", se clausuro elpenal de Nigua. En el nuevo cuartel de la Polica hay un stano que ocu-pa toda la manzana del edificio. All llevaban a los detenidos para el pri-mer interrogatorio, introducindoles luego al stano desnudos, juntos hom-bres y mujeres. Si confesaban all lo que saban y lo que no saban, lo quehaban hecho y lo que no haban hecho, eran luego llevados a "La Cua-renta" y luego a "La Victoria", donde eran sometidos diariamente a tor-turas atroces e inhumanas. Algunos, de constitucin dbil, moran, y susfamiliares no saban nada de ellos, porque quien entraba all desaparecadel mundo, porque sus custodios sometan a sus familiares a una cruel tor-tura mental, no informndoles de la suerte corrida por sus allegados dete-nidos. Decan que all no estaban y que nada saban de ellos. En La Vic-toria se torturaba tambin a los detenidos cuando se negaban a firmar so-licitudes de adhesin al rgimen y declaraciones de que haban sido trata.dos con respeto y benevolencia, mostrndose agradecidos del buen tratorecibido, para publicarlo en los peridicos.

    Tal estado de cosas no podia continuar por ms tiempo. Todo tiene sufin en esta vida. Todo nace, crece, se desarrolla, ejerce su influencia, bue-na o mala, en el ambiente donde acta, y luego envejece y muere.

    En los tiempos presentes del automvil, el aeroplano, las comunica-ciones inalmbricas, la radio, la televisin y la disgregacin del tomo, esun anacronismo la existencia de un rgimen unipersonal y absolutista tansanguinario y cruel en una regin que se considera civilizada.

    Lo verdaderamente sorprendente fue que durara durante treinta yun aos. Pero la culpa la tuvieron todos los pueblos que se suponen libresen el mundo, cuyos gobiernos slo actan cuando van a obtener un bene-ficio ma"terla1inmediato, porque sabiendo de los horrores que estaba pa-

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  • sando el pueblo dominicano, de la vergenza que supone la existencia de un rgimen que era la negacin de los ms elementales principios de la moral cristiana, base del orden, disciplina y decencia de los pueblos civili- zados, qostenian relaciones diplomticas y comerciales con l, otorgndole condecoraciones, collares, medallas y honores a quien personificaba ese r- gimen a cambio de aleunos pesos que l obtena del esclavizado puebla dominicano.

    Nimca ser suficientemente alabada la actuacin de quienes, ya ho- rrorizados por los acontecimientos vergonzosos e irritantes que estaban cucediendo en la Repblica Dominicana, decidieron, an a costa de ofren- dar sus propias vidas, suprimir al strapa odiado que nos haba convertido en seres abyectos, mseros esclavos al servicio obligado de una familia y una casta que era la vergenza y el ludibrio del mundo civilizado.

    Suprimir una vida, fra y premeditadamente, est en contra de los preceptos cristianos. Pero la desesperacin de todo un pueblo que anhe- la la desaparicin de un ser infernal que lo acosa y lo desangra, justifica la violacin de algn principio de tica cuan,do los resultados pueden traer la tranquilidad y el sosiego a dicho pueblo. Para llegar a una decisin de fa1 naturaleza se necesitan largas horas de meditacin y anlisis de las ventajas y desventajas de tal cosa, tanto desde el punto de vista personal,. como desde el punto de vista colectivo. Adems, se necesita crear el am- biente y el lugar propicio, para que lo que se desea que sea un xito para lograr la libertad de todo un pueblo no se convierta en un fracaso, que po- dra dar por resultado que se exacerbaran los instintos de la fierra y las represalias contra todo el pueblo fueran mayores que las que haban te- nido l u ~ a r en oportunidades anteriores, cuando otros hroes se convire-- ron en mrtires de la causa de la libertad del pueblo dominicano.

    Los que tramaron y llevaron a cabo el tiranicidio o ajusticiamiento? del tirano ms cruel, sanguinario y desalmado que haya existido, deben ser glorificados por el pueblo dominicano. Fueron hombres valientes, que por su hazaa se convirtieron en hroes de la libertad dominicana. Pudo haber rencores personales en su hazaa. Pero si esos rencores personales fueron la chispa que los condujo a pensar en la supresin del tirano, in- fluy ms en ellos y fue acicate para decidirlos a inmolar sus vidas, el do- lor, la miseria y la desesperacin de todo un pueblo, que clamaba a Dios: Basta ya! Seor.

    El 30 de Mayo de 1961 es una fecha histrica trascendental en la Re- pblica Dominicana, debiendo ser considerado ese da como 'Va de la Libertad".

  • El Comit Ejecutivo de la Junh Pro Glorificacin de los Hroes del 30 de Mayo, de h Hermanas MirabaJ, Lupern, Maimn, Estero Hondo y C m t a m se complace en expresar su reconocimiento a las prestan& damas doa Ada B. de Bonnelly, doa Ame- lia Cabral Vda. Vicini, doa Migaelha Sn- chez F'ra,nw, doa Alma Lluberes de Vicini, al Segundo Vicepresidente del Consejo de Estado, doctor Donald Reid Cabra1 y a la J. Armando Bermdez, C. por A,, quienes tu- vieran el enaltecedor privilegio de efrecer los Premios del Concurso, otorgados con- forme con los VEREDICTOS de los Jurados de Poesa y de Prosa, respectivammte, en acto piiblico celebrado en el Palacio Nmi* nal de Bellas Artes, de la ciudad de Santo Domingo, Repblica Dominiama, el d h 30 de Mayo de 1962.

  • LICDO. EDUARDO SANCHEZ CABRAL

    DISCURSO pronunciado por e1 Licdo. EDUARDO SANCHEZ CA- BRAL, Embajador de la Repblica ante el Consejo de Estados Ameri- canos y Presidente del Comit Eje- cutivo de la Junta Glorificadora de los Hroes cados en nuestras lti- mas jornadas libertadmas.

  • Compatriotas:

    & A hazaa que hoy conmemorarnos es comparable, en sus di- mensiones histricas, a las grandes epopeyas dominicanas. Si el 27 de febrero de 1844 naci la Repblica, como expresiin de un an- helo de libertad que empez a concretarse, en plena noche colo-. nial, cuando Nez de Chceres enarbol orgullosamente la ban- dera de la Gran Colombia, fu slo el 30 de mayo de 1961 cuando ese ideal cobr el sentido democrtico y el valor humana con que hoy se ofrece a la contemplacin del mundo.

    Un pueblo no es verdaderamente libre sino cuando disfruta, en el orden interno, de las mismas prerrogativas de autodetermina- cin con que se le acata en la esfera de las relaciones internaciona- les. Las cadenas que oprimen y degradan al ser humano, en el pla- no estrictamente nacional, son todava ms odiosas y ms duras que aquellas que le son impuestas por u n poder extrao. Es cierto que antes del 30 de mayo ya el pueblo dominicano haba sabida abatir tiranas y ahogar, en un mar de sangre, a los conculcadores de sus libertades in'ternas y de sus fueros constitucionales. Pero la proeza del 26 de julio de 1899 carece, sin embargo, de la significa- cin que tiene la del 30 de mayo en la trayectoria cvica del pue- blo dominicano. Las satrapas del pasado fueron el producto natu- ral de una poca en que la conciencia nacional era todava unaQ nebulosa y en que el pas buscaba en vano el camino de su reden- cion a l travs de casi un siglo de vicisitudes y de frustraciones. Pe-

  • ro la que padecimos hasta el 30 de mayo de 1961 alcanz el triste honor de ser el ciclo ms trAgico y ms bochornoso de la historia dominicana.

    Esa espantosa carnicera humana no fu slo nica por su crueldad y sus sistemas de represin, superiores a las de los vn- dalos, ms inicuas que las que invent la perfidia de los trtaros cuando an no haba nacido el sentimiento de la caridad cristiana en los albores del mundo civilizado, sino que lo fu tambin por- que nos sustrajo durante ms de treinta aos a las grandes corrien- $es ideolgicas del mundo contcmporhneo. La maquinaria de opre- sin aniquilada el 30 de mayo se levant aqu, en pleno Mar Ca- ribe, en pleno siglo XX, como un desafo al espritu de la era eiz que la humanidad vi nacer las Naciones Unidas y en que millo- nes de hombres perecieron en las tierras y en los maresi de cinco continentes para abonar con su sangre las libertades fundamenta- 3es de la persona humana. Esa monstruosidad frust~- durante las tres dcadas espiritual y polticamente ms importantes de la his- toria moderna, el destino del pueblo dominicano.

    El 30 de mayo tiene por eso un alcance enorme no slo como gesto libertador y como acontecimiento poltico, sino tambin co- mo supremo acto de reivindicacin de nuestros derechos y de nues- tros ttulos como nacin civilizada. Por eso esa cruzada magnfica no debe malograrse como se han malogrado otros acontecimientos cruciales de la historia dominicana. El azaroso destino que ha frus- 'trado siempre las grandes gestas de nuetro pueblo no debe inter- ponerse en el camino de aquella jornada patritica de inmenso con- tenido cvico como empresa reiviridicadora. La Independencia Ef- mera culmin con la catstrofe de la invasin haitiana, la haza- a de la Puerta del Conde con el desastre de la anexin, la proeza de los restauradores con la i~rtervencin norteamericana de 19 16, y la evacuacin del territorio nacional en 1924 con la feroz tirana que encabez Trujillo y que nos convirti durante ms de treinta ;aos en el escarnio del mundo americano.

  • La proeza consumada el 30 de mayo debe sustraerse a ese destino infamante. Para impedir que el hado fatdico que hasta hoy ha malogrado nuestro destino histrico, tuerza tambin el de- rrotero de nuestra ltima epopeya, es menester la idea de que es- tamos expuestos a extinguirnos definitivamente si el objetivo que: inspir aquel acto heroico pierde fatalmente su eficacia civiliza- dora. Ese concepto no ha arraigado an suficientemente en la opi- nin nacional. Las mismas reacciones provocadas en la mente po- pular por la muerte del dspota prueban la incertidumbre en que seguimos viviendo al cabo de un ao del tiranicidio glorioso. Nues- tra primera sensacin fu de alivio: sentimos, al desplomarse el verdugo, que la carga agobiante que gravit por ms de 30 aos sobre nuestros hombros haba desaparecido y que nes t ras manos quedaban libres de las cadenas opresoras. Despus nos invadi un sentimiento de jbilo: pensamos que ya en nuestro camino no ha- ba obstculos ni espinas y que nada embarazara en lo sucesivo la> marcha de nuestro pueblo hacia la realizacin de sus fines supe- riores. Pero a la alegra de ayer le ha sucedido el temor: lo que hoy sienten los dominicanos, cuando analizan el panorama nacional; es miedo a que el 30 de mayo se malogre, como se malogr la obra de los trinitarios y la hazaa de los restauradores, porque otra vez incurramos en el error de desgarrarnos en disputas estriles y en pugnas intestinas.

    Por eso necesitamos capitalizar las saludables consecuencias del 30 de mayo reconstruyendo en primer trmino nuestra fe en la actitud de nuestro pueblo para el ejercicio de la libertad y para la vida institucional organizada; y hallando luego una solucin al' estado de semianarqua en que hoy nos debatimos para que el pas encuentre al fin el equilibrio que le falta y para que se afiancen sobre bases permanentes las instituciones nacionales. Es esa una necesidad imperiosa que nos incumbe a todos: al estudiante, al' profesional, a los ncleos capitalistas y a las masas social y econ- micamente explotadas. Bastara recordar lo que fuimos baio el do- minio del tirano para comprender la grandeza de Ia misin que

  • debemos realizar para impedir que se repita aquella gran tragediay que volvamos de nuevo a ese antro ignominioso. Cuando anla tirana se hallaba en toda su plenitud, el 11 de febrero de 1961,dirig al Santo Padre una carta en que describa del siguiente mo-do la tragedia de aquellos das dantescos:

    "Santo Domingo era una nacin americana empeada en_J.iminar 10 que de defectuoso quedaba de la vida coloniaL Erauna colectividad en el natural proceso de su integracin hist-rica y poltica. Privaba en todos los rdenes una decisin evo-lutiva, aunque no con el ritmo que anhelaba nuestro patriotis-mo y nuestro afn de superaciones. Se haba cerrado el ciclode nuestras luchas intestinas. Se mejoraba nuestra legislacin.Se creaban nuevas instituciones y se perfeccionaban las queno respondan a los fines de su instauracin. Habamos sufridodictaduras que haban sido transitorias, y an en nuestros pe-rodos ms ominosos se gozaba de un mnimo de libertades yse respetaba, como algo sagrado, los principios morales y reli-giosos que, desde nuestros ancestros, regan la familia domi-nicana.

    "De sbito, en 1930, aquella evolucin se paraliza. Lasarmas de la Repblica se vuelven contra ella y sus institucio-nes y asalta el poder un oficial que haba iniciado su carreraal servicio de las fuerzas norteamericanas de ocupacin. Eral un desconocido. Careca de prestigio poltico y las condicio-nes intelectuales y morales esenciales para el ejercicio de tanalta magistratura. Era un instintivo que saba, porque 10 ha.ba aprendido en poca en que bajo banderas extraas sirvien los cuerpos militares, todo el poder que las fuerzas armadastienen en un pequeo pas empobrecido y desarmado, espe-cialmente cuando este poder se ejerce sin control y cuando losdirigentes carecen de todo sentido moral y olvidan toda reglade justicia. Los hechos que entonces se produjeron en el pasfueron inslitos. Se abandona el orden jurdico. No se instaura

  • un gobierno y ni an uii estado policial. Se desconoce la nece- sidad de la vida institucional. Se va ms lejos en la prosecu- cin de los propsitos nefandos. Se establece una vasta empre- sa comercial. Se convierte la Repblica en un campamento y en su sostenimiento se gasta ms de la mitad del presupuesto. El pas entero se torna en un gran presidio. Se instituye un culto para endiosar la tirana. No hay ms ley que la volun- tad del dictador. No hay otro designo que el enriquecimiento del que detenta el poder. Se crean aduanas y controles priva- dos. La rapacidad del dictador es de tal magnitud que l llega a ser, en uri pas pobre, uno de los hombres ms ricos de la tierra, tal vez el ms rico. La delacin y el espionaje se erigen en estrictos deberes de los empleados pblicos. Las penas son colectivas, 1x0 personales, y se aplican, en materia poltica, a la familia entera de quien tuvo el coraje de enfrentarse al des- potismo. Se hace de las institucioiies judiciales agencias de opresin y, corrompieiido a los magistrados, se les confa la misin ignominiosa de crear infracciones y pruebas de culpa- bilidad en un intento de legalizar las penas que se les ordena imponer. El asesinato clandestino, cuando no el accidente apa- rentemente fortuito, es el medio preferido. Todos los caminos estn jalonados por las tumbas cavadas por el tirano, sin que sobre ellas se alce siquiera la piedad de una cruz. Se instalan en los re si dios cmaras de tormento. Nadie puede escapar a las persecuciones porque del pas slo pueden salir los adictos al rgimen. I,a prensa slo se utiliza para exaltar al tirano o para denigrar a sus opositores. La adulacin y el servilismo son cnones obligatorios. Las forzadas manifestaciones de ad- hesin se multiplican. Se olvida el culto de los hroes para vi- vir en una permanente exaltacin del siniestro caudillo, quien se hace atribuir las virtudes ms egregias. Mientras tanto, el autor de esta tragedia, medularmente cnico, expresa en pro- clamas y discursos principios de una severa moral administra- tiva, predica su amor a la Patria y su adhesin a la Democra-

  • cia, sin pensar que toda su vida y toda su obra estn en dia- metral oposicin con semejantes manifestaciones".

    La muerte del hombre en quien se hallaba personificada toda esa barbarie, se convirti en un imperativo patritico casi desde el momento mismo de la ascensin del strapa a la ms alta dig- nidad del Estado. Los mismos que contribuyeron, al iniciarse el ao 1930, a levantar el trono de aquel dolo sanguinario sobre los escombros de las instituciones, se dieron cuenta de su @ave equi- vocacin y cooperaron consciente o inconscientemente en la noble tarea de restituir al ciudadano dominicano el disfrute de sus dere- chos fundamentales. La farsa se prolong durante ms de 30 aos pero la tumba en que se hundi el usurpador empez a ser abierta el mismo da en que el tirano salt de los cuarteles al solio presi- dencial. La obra de los adversarios de Trujillo est patente en al- gunos episodios romnticos que la historia ha includo ya entre sus hechos legendarios. El desembarco en las playas de Lupern que inici el ciclo heroico de las protestas armadas. Tras ese estallido de idealismo juvenil vinieron, en gloriosa sucesin, Constanza, Maimn y Estero Hondo, jornadas picas en que se inmol noble- mente lo mejor de la juventud dominicana. La Pastoral lanzada por los supremos jerarcas de la Iglesia Nacional complet, en el orden moral, la obra demoledora de aquellas gestas patncias. Pero fu el propio Trujillo el que con mayor esmero trabaj en favor de su destruccin personal. La brbara represin desencadenada contra los hroes de Constanza y contra los jvenes adalides que el 14 de junio irrumpieron gloriosamente por las playas de Estero Hondo y Maimn, provoc en la conciencia pblica u n sentimiento unnime de repudio contra la tirana. El dictador y sus esbirros segaron en aquella ocasin muchas promesas juveniles, algunas de ellas recin effresadas de la Universidad y se enajenaron con su brutal actitud los ltimos lazos Que unan a aquel rgmen odioso con las diversas clases sociales. La inicua campaa abierta contra la Iglesia Catlica aumenet el descontento general y llev la in- dignacin pblica a extremos insospechables. Aquella descompo-

  • sicin poltica culmin con el estado de intranquilidad y de zozo- bra provocado por la supresin violenta de algunos hombres que ocupaban, hasta el momento mismo de su muerte, posiciones des- tacadas en la administracin pblica y que gozaban al parecer de la confianza de quien era entonces el nico rector de la vida do- minicana. Entre los amigos ms adictos a Trujillo empez a ger- minar entonces la idea de que la eliminacin fsica del dspota era necesaria para la seguridad de sus propios colaboradores.

    La hazaa de los hroes del 30 de mayo tuvo por eso una aco- gida fervorosa y unnime en todos los sectores. Quizs fu en las altas esferas gubernamentales y en los propios cuadros del Ejrcito Nacional donde aquel gesto heroico encontr mayores signos de simpata y aprobacin. Los que eliminaron al tirano haban su- primido al mismo tiempo un peligro que gravitaba sobre la vida de todos los dominicanos, y por eso fueron vistos desde el primer momento como verdaderos libertadores. Todos fuimos en algn sentido vctimas de la dictadura: hasta todos lleg, en heridas f- sicas o morales, el soplo homicida que emanaba de aquel antro de muerte y de locura. Las Fuerzas Armadas pagaron tambin su tributo de dolor al mnstruo insaciable que se alimentaba con la sangre de todo un pueblo, con las lgrimas y con las angustias de todos sus conciudadanos. Bastara recordar los nombres de Vsquez Rivera, el coronel Blanco, de Marchena, de Luis Silverio Gmez, de Juan Ventura Sim, hroe y mrtir, y de tanto otros que vis- tieron el glorioso uniforme de los soldados de la Repblica, para comprender hasta qu punto se sinti en los cuarteles la opresin que gravitaba sin misericordia sobre toda la familia dominicana.

    Los paladines del 30 de mayo son, pues, autnticos caudillos, verdaderos emancipadores de un pueblo en la viva y unnime ex- presin de todas sus clases esclavizadas. Por eso la responsabilidad de esos hombres es tan grande como su gloria. El deber de los que han sobrevivido a la jornada inmortal es ser dignos de su hazaa y no olvidar en ningn momento que la investidura de prcer es

  • ms permanente y respetable que la propia banda presidencial y que todas las pompas humanas. Ellos, juntamente con los que pa- garon con su vida el precio de su inmortalidad, nos restituyeron los derechos civiles y las libertades que nos arrebat la dictadura. Pero si liberar la Repblica es una acto glorioso, organizarla y ha- cerla apta para el cumplimiento de su destino no es una tarea menos grande ni menos digna de ocupar una pgina de honor en los fastos de la historia. La labor del estadista, cuando se cumple con sentido patritico y con verdadera orientacin republicana, es an ms difcil muchas veces que la del mismo hroe que estre- mece y deslumbra con su accin el escenario de los grandes acon- tecimientos humanos.

    Dios ha querido que algunos de los adalides del 30 de mayo sobrevivan para que sean guardianes de las libertades pblicas, y centinelas de los ideales democrticos del pueblo dominicano. La obligacin suprema de esos hroes supervivientes es proceder con absoluto desinters para que su gloria no se mancille en el merca- do de las componendas polticas y de las ambiciones personales. Su intervencin directa en las actividades partidaristas slo se justi- ficara si llegara fatalmente el momento en que nuestras institu- ciones democrticas fueran de nuevo estranguladas. Entonces s sera un deber para ellos cumplir el mandato de sus compaeros cados, el de los hroes muertos, repitiendo su accin libertadora para debelar cualquier intento de establecer en el pas una nueva tirana.

    La mejor ofrenda a los hroes inmolados consiste en continuar su obra y en impedir que su hazaa se destruya o se mancille. Para que la gravitacin de esos muertos insignes sobre la vida nacional no se interrumpa y contine sirviendo de escudo a nuestras insti- tuciones, es menester que cesen las venganzas innecesarias, que se apaguen ya las teas del odio y las de las divergencias personales y que una era de concordia y de solidaridad poltica se inaugure entre todos los dominicanos. Slo as podra resurgir victoriosa

  • nuestra democracia. Sean pues una consigna para todos los hom- bres y para todos los partidos las palabras inmortales del gran poe- ta hacional Gastn F. Deligne: "Paz al muerto, loor a la muerte".

    La jornada del 30 de mayo culmin con la inmolacin de un hombre por supremas necesidades patriticas. Concluda aquella tarea dolorosa pero necesaria, nuestro deber es dedicamos ahora a reconstruir la Repblica y a forjar las bases en que habr de asen- tarse en el porvenir la democracia dominicana. Sabemos que nues- tro pueblo carece de conciencia poltica y que &lo tiene concien- cia de sus necesidades. No ignoramos que en el pas hay crisis de hombres y de ideas. Nos consta que la desaparicin de la maqui- naria que nos oprimi por ms de tres decenios nos sorprende sin programas definidos para las luchas civiles. Nuestros partidos po- lticos empiezan a nacer y todava actan como fuerzas semi orga- nizadas. No estamos an preparados para el ejercicio de una de- mocracia funcional ni de un sistema de representaciones polticas verdaderamente efectivo. Atravesamos por un perodo de transi- cin de la ergstula al foro, de la opresin a la libertad, de las mquinas de tortura a los cenculos patricios en que la palabra libre campea como la mxima expresin de la conciencia humana, Lo que el patriotismo nos impone en este momento difcil para la estabilidad de la Repblica y para la modelacin de sus institucio- nes definitivas, es sacrificar nuestras preferencias personales y con- fiar los destinos de nuestro pueblo a un hombre que sea capaz por su pureza, por su desvinculacin de los odios pasados y presentes, por su solvencia intelectual y moral, por su amor al pas y por d prestigio de sus virtudes cvicas firmemente acrisoladas, de servir de smbolo a toda la nacin en la hora ms rdua y ms agitada de su historia. Ese elegido del destino podra ser un ciudadano de los kilates intelectuales de Max Henrquez Urea, del relieve mo- ral de Emilio Tejera Bonetti, del equilibrio y de la competencia profesional de Julio Peynado o de la de Jos Cabra1 Bermdez y Rafael Augusto Snchez a quienes no propugno por los vnculos familiares que a ellos me unen; de la bondad y nobleza de Pe-

  • dro R. Espaillat, de la fir~neza de carcter de Jos Antonio Jim- nez Alvarez, del espritu cvico de Enrique Apolinar Henrquez o Guaroa Velzquez o de la entereza de Vetilio Matos, de Do- mingo 0. Bermdez, de Jos Arrnenteros del Dr. Manuel Grulln R. O. y del Dr. Tabar Alvarez Pereyra o bien de la pureza sin lu- nares del Lic. Angel Liz, tal vez el dominicano en quien mejor se hallan representadas las virtudes patriticas de nuestro pueblo en sus largos aos de lucha contra la tirana que oprimi y vej a to- das nuestras clases sociales.

    He citado ex-profeso en ltimo ti-miiio a un ciudadano que merece el respeto de todo el pueblo dominicano y a quien hoy de- bemos rendir este tributo de admiracin para honrar en l a todos los que se mantuvieron inflexibles frente a la dictadura. Angel Liz no slo conoci las crceles de la tirana y el ltigo de los verdugos sin entraas que sembraron la muerte y la horfandad en multitud de hogares dominicanos; no slo cumpli su deber con simples omi- :sienes como aquellos que no sirvieron cargos pblicos durante la .era siniestra pero que limitaron su accin cvica a ese gnero de *resistencia pasiva, sin verdadero eco en la conciencia pblica; no slo vivi en permanente actitud de rebelda sin haber escrito ja- -ms una sola carta ni solicitado una sola vez clemencia al verdugo de todos sus compatriotas; no slo fu un hroe del deber, una vir-

    ' tud incorrup.tible, una gloria del civismo dominicano, sino que 'tambin es una ctedra viva desde cuya cima emana una ense- anza perenne para la juventud de hoy y la de maana: su con-

    3ducta prueba que el hombre ms digno de respeto en una sociedad cualquiera es el que cumple su deber con modestia y que no aspira a otra gloria que a la de ver reinar la justicia y la libertad entre sus conciudadanos.

    Es evidente que slo uno de estos ciudadanos esclarcidos, u otro qu rna sus mismas virtudes patricias puede realizar, en es- tos das difciles, la misin de salvar el pas ejecutando un prograa ma mnimo de reivindicaciones polticas y sociales estableciendo

  • un orden jurdico y moral que garantice la seguridad y el bien esta^ de todos los dominicanos. La lite intelectual de la Repblica es la ms llamada a ofrecer su apoyo a esta iniciativa que slo se inspira en el bien de la Patria. Pero es deber de todos, desde el ms culto hasta el ms enterado de los dominicanos, laborar por el triunfo de esa causa suprema: la del afianzamiento en la libertad y en la democracia de las instituciones que el 30 de mayo renacieron ilu- minadas por las fulg-uraciones que surgen como de un foco inextin- guible, de los ideales y de las espadas de nuestros libertadores.

    Los dirigentes de los actuales partidos polticos deben aplazar para los comicios posteriores al presente perodo de transicin sus justas aspiraciones a ocupar el primer solio de la Repblica. Cual- quiera de ellos posee ttulos sobrados para merecer ese honor in- signe. Cada uno de ellos es digno de la gratitud nacional por su historia de lucha y de abnegacin frente a la tirana. Pero todos ellos representan slo los intereses polticos y los sentimientos de ciertos sectores de la sociedad dominicana. Uno, de temperamento moderado, eminentemente virtuoso, a quien se considera, injusta- mente, vinculado a poderosas corrientes capitalistas y a conocidos intereses oligrquicos, tropezara inevitablemente con la resisten- cia de todos los que en el pas se sienten, con razn o sin ella, ini- cialmente oprimidos, y de todos los que aspiran a la realizacin de un programa de reivindicaciones sociales; los otros dos, por el con- trario, inspiran temor a las clases econmicamente ms poderosas por sus ideas avanzadas y por sus tendencias revolucionarias; y el tercero que aparece nimbado con la aureola de los que conocieron el martirio y vieron caer brbaramente inmoladas por la dictadura a las heronas de sus amores y a las compaeras de sus ideales pa- triticos, pero para muchos representa el espritu de la venganza, tanto ms temible cuanto ms justo es el motivo que desata sus iras caudalosas; y los dems, representativos de tendencias ms o menos revolucionarias, carecen de ambiente nacional, de atrnsfe-

  • ra poltica, porque el medio es refractario a los extremismos o p r - que las ideas que propugnan no han penetrado todava en la sen- sibilidad de nuestras masas.

    Loor al 30 de mayo! jBendita sea su gloria y bendito el pue- blo que sepa hacerse digno de ella!

  • Reunidos los das 26 y 27 del mes en curso, examinamos todos los poe- mas recibidos por el Comit Pro Glorificacin de los Hroes del 30 de Ma- yo, de las Hermanas Mirabal, Lupern, Nlaimn, Estero Hondo y Constanza y otorgamos los siguientes premios:

    1.- Un premio de RD$1,000.00 (mil pesos) al poema titulado "Salmo heroico a las hermanas Mirabal", original del poeta Marcio Veloz Maggiolo.

    11.- Un premio de RD$1,000.00 (mil pesos) al poema titulado "Can- cin a los hroes de Constanza, Maimn y Estero Hondo", original del poe- ta Lupo Hernndez Rueda.

    m.- Un premio de RD$500.00 (quinientos pesos) al poema titulado *'La ira sagrada" (dedicado a la gesta del 30 de mayo), original de la poe- tisa Aida Cartagena Portalatn, y un premio de RD$5OO.CN (quinientos pe- sos) al poema titulado "Canto al 30 de mayo", original ,del poeta Marcio Veloz Maggiolo.

    De ese modo dimos cumplimiento al mandato otorgado a nosotros por el Comit Pro Glorificacin de los Hroes del 30 de Mayo, de las Hermanas Mirabal, Luperdn, Maimn, Estero Hondo y Constanza.

    Firmados : Hctor Inchustegui Cabra& Filanklin Mieses Burgos y doctor A n b

    nio Fernndez Spencer.

    Santo Domingo, D. N., a los 27 das del mes de mayo de 1962.

  • Reunidos los das 26 y 27 del mes en curso, examinamos todos los trabajos en prosa recibidos por el Comit Pro Glorificaciln de los Hroes del 30 de Mayo, de las Hermanas Mirabal, Lupern, Constanza, Maimn y Estero Hondo, y pese a algunas inexactitudes, otorgamos:

    Unico.-Un premio de RD$1,000.00 (mil pesos) al trabajo titulado "Significado histrico de una fecha: el 30 de Mayo de 1961", original del escritor Dr. Domingo Oct. Bergs Bordas.

    De ese modo dimos cumplimiento al mandato otorgado a nosotros por el Comit Pro Glorificacin de los Hroes del 30 de Mayo, de las Herrna- nas Mirabal, Lupern, Maimn, Estero Hondo y Constanza.

    Firmados:

    Lic. Marco A. Cabral, Lic. Rafael Augusto Snchez y Pedro Ren. Contn Aybar.

    Santo Domingo, D. N., a los 27 das d