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DIRECTOR: Davld Solar.

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REDACCION: lsabel Valcárcel, José María Soé Marñoy Ana Bustelo.CONFECCIONT Guil ermo Llorente.FOTOGRAFIA: Juan Manuel Salabert.

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Es una pubiicación del Grupo 16.

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- La historia más reciente patroc¡nada

CUADERI\OS DEL

MUI\DO ACTUALCoordinación:

Angel Bahamonde Magro, Julio Gil Pecharromán,-.Elena Éernández Sandoicá y Rosario de la Torre del Río

U niversidad ComPl utense

1. La historia de hoy. r 2. Las frágiles fronteras de Europa. o 3. La sociedad españ_ola de los años 40. o 4' Las revolu'

ciones científi.a..i5.Orígenes-de la guena ftía,o6. La España aislada,o1. Móxico: deLázato Cárdenas a

tou.ig. La querra de Coiea.o9. Las-ciudades,.10. La ONU.o11. La España del exilio.o12. El Aparlh.i¿. . ig-K.,:ñes y las bases del pensamiento econémico contemporáleo. o 14. El ieparto del Asia otomana' o 15. A'

iemin¡a lg¿9.íg8q. o 16. USA, lácaza debrujas. o 17. Los padres de Europa. o 18. Afric¡: toib_us y Estados, el mito

de las naciones africanas. o 19. España: oMr. Marshall,.-o 20. Indochina: de Dien Bien_ Fu- g^l^o^s jnyres ro'jos, o21. Hollywood: el mundo del'cine. o22. La descolonización de Asia.o23. ltalia 1944'1992. o24. Nas''rái..ZS. Béhic;.o26. Bandung.o27. Militaresypolítica,o28. Elperonisqo.!29,, Tito.o30. ElJapónde.McArt'

hur. o 31. El áesorden monetariol e 32. La descolóriización de Africa. o 33. De Gaulle. o 34. Canadá. o 35. Mujer y

tiUup. o 36. Las guenas de Israel, o 37. Hungría 1956. o 38' Ghandi. o 39. El deporte demas3'. o ap.-!,a Cuba de

Cártí. .41. El UÉter. o 42. LaAldea Global.-Mass media, las nuevas comunicaciones. o 43. China, de Mao a la Re-

,oluii¿n cultural. o 44. España: la emigración a Europa. o 45. El acomodo vatica¡s. o 46. Kennedy. 9J7,- El feminis-

,li Cg. El iratado de'Roma. o 4§. Argelia, dó la independencia a la ilusión frustrada. o 50. Bad Godes'

berg.o5l. Nehru.o52, Kruschev.o53. Eipaña, Ia revolucióh del600.o54. El año 1968.o55. USA,-el síndrome

dei-Úietnam. o 56. Grecia, Z. o 57. El fenémeno Beatles. o 58. Praga 1968. o 59. El fin del mito del Che. o 60, W'

Siurdt i 61. Hindúes y musulmanes, o 62. Portugal 1975. o 63. El Chile de Allende. o 64. La violencia-política en Eu'

ropa. o 65. El desanolio del subdesanollo. r 66. Filipinas, o 67. España, la muerte de Franco. o 68. La URSS de Brez'

nev. o 69. La crisis del pehóleo. o 70, La Gran Bretáña de Margaret Thatcher. o 71. El Japón actual..o 72' .La hansi-

ción española. o 73. USA en la ópoca Reagan. o 74. Olof Palmó, la socialdemocracia sueca. o 75. Alternativo§ y ver'

des. c ?6. América, la crisis del iaudillismo. o 77. los países de nueva indushializacién, o 78. China, el postmaoís'

mo, o 79. La crisis de los países del Este, el desanolio de Solidarnosc en Polonia. o 80. Perú, Sendero Lumino-

so. o 81. La lglesia de Woytila. o 82. El lrán de Jomeini. o 83. La España del 23 F. o 84. Berlinguer, eleurocomunis-

¡¡e. o 85. Afgánistán. o 86. España 1982-1993, el PSOE en elpoder. - 87. Progresismo e inlegrismo..o88.' El pcligro

nuclear/la malncha de ozono. r 89. Gorbachov, la pereshoika ir la ruptura de la URSS. o 9!, Lq sociedad -postindus-

hial. o 91. La guena del Gotfo. o 92. Los cambios'en la Europá del Elte: 1989. o 93. ta QIFN hoy. o 94. La-unifica'

ciónalemana. jqS. EI SIOA.o96. Yugoslavia.ogT. HambróyrevoluciénenelcuernodeAftica.o93. Lasúltimasmi'graciones. o 99. Clinton. o 100. La España plural.

I1\DICE5

De la dispersión al sionismo

BUn reparto salomónico y

disparatado

10Los refugiados

11La guerra del Sinaí-Suez

t4La Cuerra de los Seis Días

r5La hora palestina

IBSeptiembre negro

t9El refugio libanés

20La Cuerra del Yom Kippur

22Israel ataca a Líbano

24La intifada

26Madrid, los días de la

esperanza

28El día de Washington

31Bibliografía

Aniba, el primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el presidente de la OLP, Yasse¡ Arafat, intercambian suprimer apretón de manos en presencia del presidente de los Estados Unidos, Clinton, el 13 de septiembrede 1993. Abajo, palestinos de los tenitorios ocupados por Israel celebran el acue¡do de Washington

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Las guerras de PalestinaPor David Solar

Periodista

Elacontecimiento marcaría un hito enla Casa Blanca. Los alrededores de la resi-dencia presidencial de los Estados Unidosestaban sujetos a las más estrictas medidasde seguridad desde el día anterior, pero yadesde cuatro días antes habían sidó inten-sos los preparativos para una de las ceremo-nias diplomáticas más importantes V espec-taculares desde el final de la SequndaGuerra Mundial. En la mañana del luñes 13de septiembre de 1993 un interminable des-file de lujosos y solemnes automóviles conmabícula diplomática colapsó el tráfico enlas proximidades de la sede presidencial: enellos llegaron los 2.500 inviiados que ocu-paron las gradas de una tribuna levantadaal efecto en los jardines de la Casa Blanca.Allí estaba todo el cuerpo diplomático; me-dia docena de ex secretários de Estado y tresex presidentes de los Estados Unidos. Antela grada se levantaba un mínimo estradocon un ahil y un micrófono.

Cuando ya todos los invitados ocupabansus asientos, a las 11 de la mañana hóra lo-cal, se abrió una puerta de la Casa Blancay por ella salieron aljardín el primer minis-ho israelí, Isaac Rabin; el presidente de laOLP, Yasser Arafat, y el presidente de losEstados Unidos, Bill Clintón. El presidentenorteamericano oficiaba como anfitrión,

pero los auténticos protagonistas del acon-tecimiento eran dos hombres nacidos en pa-lestina en los años veinte, Rabin y Arafat, re-presentantes de dos pueblos, eljudío y el pa-lestino, que desde hace 70 añoi sostiáneñ elconflicto más largo y enconado del siqlo xx.Ambos. ante el micrófono instalado Zn losjardines de Ia Casa Blanca, resumieron estahistoria.

-

De la dispersión al sionismo

La historia del pueblo judío está plaqadade vicisitudes, desde la cautividad dn Egip-to al destierro de Babilonia, de la invas'iónde los macedonios a la dependencia de Si-ria y de Roma... Una-y otiavez,los judíosfueron regidos por podáres exkanjeros o ex-pulsalos de sus tienas y dispersados por elmundo. La represión más- dura fuá. sinduda, la romana: en el año 70 de nuestraera, Tito incendió Jerusalén, destruvó elTemplo y deportó a más de 50.000 iúdios.Todavía más tenible y definitiva fue"la dis-persión -diáspora- ordenada por Adrianoque, has reprimir la sublevación de Ben Ko-seba (132-135 d. C.), deportó a la mayoríade la población.

Izquierda, lord Balfour, ministro británico de Asuntos Exteriores, autor de lg cgrta -qye constituyó unapto'mésa para los emigrantes judíos a Palestina. Derecha, Theodot Herzl, fundador del movimiento sionista

Palestina quedó arruinada y semidesierta,tanto que en la época bizantina apenas sicontaba con 50.000 habitantes y poco des-pués, en el siglo V[, con las invasiones ára-bes, desapareció de sus tierras todo vestigiojudío.

Los hebreos, dispersos por la geografía delo que había sido el Imperio Romano, for-maban células -juderías- muy cerradassobre sí mismas, tanto por voluntad propia(religión, alimentación, costumbres, políticamatrimonial, esperanza en el retorno, etc.)como por la segregación de los ambientes

Estimado Lord Rothschild:tengo sumo placer en comuni-carle, en nombre del Gobier-no de Su Majestad, la siguien-te declaración de simpatía ha-cia las aspiraciones judeo-sio-nistas, declaración que ha sidosometida a la consideracióndel Gabinete y aprobada porel mismo.

El Gobierno de Su Majestad

La Declaración Balfourcontempla con simpatía el es-tablecimiento en Palestina deun hogar nacional para elpueblo judío y pretende em-plear sus mejores esfuerzospara facilitar el cumplimientode este objetivo, quedandoclaramente entendido quenada se hará que pueda per-judicar los derechos civiles yreligiosos de las comunidades

cristianos (el estigma de la muerte de Cris-to) o musulmanes. Ciudadanos de segundaclase casi siempre, se dedicaban al comer-cio, la banca, oficios artesanales, medicina,etc., alternando períodos de tolerancia conferoces represiones o expulsiones (de Espa-ña, en 1492).

Hasta fines delsiglo xlx, las comunidadesjudías se debatieron entre la idea del retor-no y la vinculación a los países donde esta-ban establecidas y cadavez más integradas.Pero desde el Este de Europa, donde se-guían produciéndose endémicas persecucio-

no judías existentes en Pales-tina, o los derechos y el esta-tuto político de que disfrutanlos judíos en cualquier otropaís.

Agradeceré que lleve ustedesta declaración al conoci-miento de la Federación Sio-nista. Suyo sinceramente Art-hur James Balfour. (Londres,2 de noviembre 1917.)

Agobiado por las presionesárabes y por el clima de re-vuelta en su dominio de Pales-tina, el Gobierno británico tra-tó de poner coto al crecimien-to de la población judía en esetenitorio.

El 7 de mayo de 1937 apa-reció ellibro Blanco, que re-gulaba la emigración judía aPalestina hasta 1944 y la can-celaba después: Tras la entra-da en Palestina de 75.000 ju-díos durante los próximos cin-co años, la inmigración judía

El Libro Blancodebe cesar, a menos que losárabes lo consientan. El AltoComisario ha sido encargadode prohibir y de reglamentarlas transferencias de tienas. Seformará en el plazo de diezaños un Gobierno permanen-te y representativo y los judíosestarán en elpaís en estado depermanente minoría.

La Agencia JudÍa emitió uninforme contrario que decíaen su punto 5; Es la hora mássombría de la historia judíacuando el Gobierno de Gran

Bretaña propone privar a losjudíos de su última esperanzay cerrar el camino de regresoa su tierra.

La manga ancha de algunosfuncionarios británicos, la pre-sión internacional, la astuciade la Agencia Judía y otras or-ganizaciones que introducíanclandestinamente en Palestinanuevos inmigrantes, burlaronparcialmente las disposicionesdelLtbro Blanco, logrando in-troducir 78.000 judíos más delos previstos.

nes -progroml-, llegaban con progresivafrecuencia ideas sobre la puesta en marchadel retorno a Sión, aunque éstas no cristali-zaron, sin embargo, hasta que se impulsa-ron desde Europa occidental.

_ Teodoro Herzl, periodista austrohúngarode origen judío, asistió como enviado espe-cial aljuicio del oficial francés Dreyfus, tám-bién de ascendencia hebrea, acusado dealta traición en TS94.lmpresionado por losprejuicios antijudíos que aparecían en elproceso, Herzl escribió un libro, Der Judens-taat -El Estado Judío- en 7896, que dioorigen al movimiento sionista -retorno aSión- cuyo propósito era crear en Palesti-na ln hogar para el pueblo judío, garanti-zado por el Derecho Público.

Imbuido por la ideología colonial impe-rante en aquelmomento, elsionismo recha-zó invitaciones para erigir ese hogar en Ar-gentina, pues allí había un Estado organiza-do del que inevitablemente hubiera forma-do parte. Prefirió buscar dentro de los im-perios coloniales un territorio que no ofre-ciera ese problema. Ante las dificultades po-lítico-económicas que ofrecían el retornó aPalestina, los sionistas contemplaron la po-sibilidad de otros destinos: Libiá, Ugandá, elSinaí... Pero, finalmente, se impusó el crite-rio de que era Palestina y únicamente Pa-lestina la meta del retorno.

El problema estaba en que Palestina for-mqba parte del Imperio Otomano, que allíhabitaba más de medio millón de árabes yque las posibilidades económicas resultabanescasas y, por tanto, poco atractivas para los

emigrantes judíos. Con todo, cuando Herzlmurió en i904, había ya en Palestina unos70.000 judíos, que vivían tan pobrementecomo sus vecinos árabes. En 1914, el nú-mero de judíos se aproximaba a los150.000, pero disminuyó durante la Prime-ra Guena Mundial, tanto porque aquellatierra fue teatro de operaciones miliiares,como por la dureza de la vida de aquellospioneros.

Del hogar judío a la particiónde Palestina

Durante la guerra se produjeron dos he-chos trascendentales para elsionismo y paraPalestina: el Acuerdo Sykes-Picot, qué re-partía elPróximo Oriente entre Gran-Breta-ña y Francia, quedando Palestina bajo do-minio británico, y la Declaración Balfour,que prometía a Haim Weizmann, dirigentedel movimiento sionista, un hogar en estetenitorio para el pueblo judío. Esa garantía,más la ayuda de la banca de los Rbtschild,la Agencia Judía y el dinero de los judíosnorteamericanos, impulsó la emigración ha-cia Palestina. a donde llegaron SSg.gtO in-migrantes entre 1979 y 1942.

Con dinero, técnica y organización, los re-cién llegados compraron tierras, crearongrandes explotaciones rentables y suscitaronuna atmósf era de recelo y, finalmente, dehostilidad, que en los años treinta era ya delucha abierta. Después de la Segunda

Guerra Mundial -el genocidio nazi multi-plicó la desesperación judía por hallar refu-gio seguro y cubrió elmundo occidentalconun velo de honor y culpabilidad- Londresno pudo contener el aluvión de nuevos in-migrantes hacia Palestina y, hacia 1947, vi-vían allí unos 600.000 judíos y poco más deun millón de árabes.

El tenorismo endémico dio paso a laabierta guerra civil, que los británicos no pu-dieron controlar. En la recién nacida ONUse recomendó la partición de Palestinacomo único remedio. Los judíos lo acepta-ron como mal menor; los árabes se opusie-ron frontalmente. En 7947 se llegó a la par-tición: una locura que mezclaba los territo-rios de una y otra comunidad (Resolución181). El 15 de mayo de1948 Gran Bretañadejaba Palestina, pero ya Ia víspera se pro-clamaba el Estado de Israel y se afilaban lasarmas para el inevitable conflicto, que esta-lló mientras embarcaban las fuerzas británi-CAS.

Cinco ejércitos árabes penetraron en Pa-lestina, pero sólo eljordano mostró organi-zación y combatividad; los saudíes fueronrechazados casi sin lucha en el Neguev; li-baneses y sirios retrocedieron rápidamenteen elnorte, aunque hostigaron durante me-ses a los judíos desde sus posiciones fron-terizas; los egipcios, que llegaron en suavance muy cerca delTelAviv, fueron obli-gados a replegarse, perdiendo, incluso,territorio en el Sinaí (del que hubieron desalir los israelíes forzados por las presionesnorteamericanas); Ios jordanos ganaronterreno en la ciudad vieja de Jerusalán y,aunque cedieron algún terreno en el sectorcentral, se mantuvieron firmes en el salien-te de Latrún. La guerra, con diversos a/fosel fuego, se prolongó hasta finales del oto-ño de 1948, resultando Israel indiscutiblevencedor, ampliando su territorio en 5.728kilómetros cuadrados a costa de los que lapartición dé la ONU había otorgado a lospalestinos e imponiendo su dominio sobre20.850 km'.

Un reparto salomónico ydisparatado

El pueblo palestino no había tenido has-ta entonces una clara conciencia de identi-dad. Elterritorio denominado Palestina ha-bía estado bajo la dominación árabe o tur-

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[-l Estado iudío

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PLAN BRITANICO, 1938 (Com¡sión Woodhead)

ca desde el nacimiento del Islam y, tras laderrota otomana en la Primera GuerraMundial, quedó bajo el mandato británico.Allí la vida se desarrollaba según esquemastradicionales, ostentando el poder el jef.e delclan, la tribu o la aldea, que en lo políticodependía de un gobernador británico, en loreligioso delMufti de Jerusalén y en lo eco-nómico, en la mayoría de los casos, de unrico propietario que habitaba en Damascoo Beirut.

Con las sucesivas inmigraciones judías co-menzó a surgir el fenómeno de un naciona-lismo palestino, nacido más en las revueltasorganizadas como rechazo conka los inmi-grantes sionistas que de un sentimiento deconciencia nacional. El antisionismo suscita-do entre la población palestina, que no al-canzaba el millón de personas en los añostreinta, se originó en las lógicas fricciones devecindad y, sobre todo, en la tremenda de-sigualdad de ambas comunidades.

Los palestinos, anclados en la tradición y

PLAN DE I

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l\IEDITERRANEO

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Cuato de los planes de partición de Palestina quese elabonron en los años 30-40. Obsé¡vense'lasdife¡encias en el repaño según quien hicie¡a losOJgngs -! cuando se hicieron. Los tle la Agencia Ju-día denotan bien eI momento: 1938, bajo la ame-n_aza nazi; 7946, tras el holocausto. El plan de taONU, 1947 fue el aprobado en 1948 y sólo existiósobre el papel, pues la guena modiÍicó esas Íron-teras desde el pfimer día en iavor del Estado judío

con una economía de pura subsistencia, nopodían entender, primero, la colectivizaciónde la tiena y las costumbres sociales de lospioneros judíos; después -y esto fue 1o másgrave- se vieron desbordados por la pro-ductividad de las colonizaciones ágrícolai ju-días, dotadas de maquinaria, moáernos éis-temas de cultivo, semillas selectas, etc. Laruina económica llegó a muchas de las yadepauperadas aldeai árabes de Palástina ynumerosos terratenientes vendieron sus pro-piedades a la aldea judía, no sólo pof losbuenos precios que ésta ofrecía, sino tam-bién por no poder competir con los rendi-mientos agrícolas logrados por los sionistas.

De esta forma, elclima de violencia v en-frentamiento fue subiendo de tono ñastaconv€rtirse en una guerra abierta que impul-só a la ONU a tomar la determinaii0n dé di-yi4,l n! territorio (cuya superficie total era de26.323 km'). El represeñtante soviético enlas Naciones Unidas, Andrei Gromiko, lo ex-ponía así ante la Asamblea General el26 denoviembre de 7947:

El estudio de la cuestión palestina, com-prendida la experiencia del Comité Especial,\a probado que los hebreos y los ára'bes dePalestina no desean o no pueden vivir jun-tos. De ahí la deducción lógica: si estos dospueblos moradores de Palestina -amboscon hondas raíces históricas en esta re-gión- no pueden convivir en el marco deun Estado único, no queda más remedioque formar dos Estados: uno árabe y otrohebreo.

EI mapa de la partición, sugerido por unreparto equitativo de las tierras y de las co-munidades humanas, de modo que agrupa-

PLAN DE LA AGENCIA JUDIA. 1946 PLAN DE LA ONU, 1947

10

se almayor número posible de árabes en suzona y de judíos en la suya, era un dispara-te casi inconcebible: el Estado árabe y elju-dío quedaban divididos, como puede obser-varse claramente en el mapa, en tres partescada uno, unidos entre sí por corredores. Je-rusalén resultaba también dividida y sujetaa una autoridad internacional.

Y si complejo era el reparto geográfico,no era menos problemática la distribuciónhumana: en los 14.500 kilómetros cuadra-dos que recibían los judíos habitaba aproxi-madamente un millón de personas. Pocomás de la mitad eran judíos y árabes; el res-to: en la zona que se entregaba a los ára-bes, 11.823 kilómehos cuadrados, habita-ban unas 600.000 personas, de las que pocomás de medio millón eran árabes y casi cienmil, judíos.

Tras cuatro días de tormentosas sesiones,el29 de noviembre de 1947 se acordó lapartición de Palestina. Treinta y tres miem-bros -entre ellos Estados Unidos y laURSS- votaron a favor, hece lo hicieronen contra -Egipto, Siria, Líbano, Iraq, Ara-bia Saudita, Yemen, Afganistán, Pakistán,Irán, Turquía, India, Grecia y Cuba- g diezse abstuvieron -entre ellos la potenciamandataria, Gran Bretaña-. Cuando seanunció el resultado de la votación, todoslos países árabes manifestaron que jamásaceptarían la partición.

La noticia conmocionó Palestina. Por unlado, los judíos la recibieron con mal disi-mulada alegría; por oho, los palestinos, conangustia, rabia o tristeza. Ambas comunida-des comenzaron a prepararse aún más acti-vamente para una guerra que veían inevita-ble. Al tiempo, se acenfuaron los atentadosterroristas por ambos bandos; desde Siria yLíbano se financiaban y organizaban parti-das de fuerzas irregulares, que sembraron elpánico y la muerie enhe los judíos, a lo querespondieron éstos, mucho mejor organiza-dos, con represalias centuplicadas.

Los momentos cumbre de aquella barba-rie son, sin duda, la voladura del hotel iúhgDavid, de Jerusalén, por terroristas judíosdel lrgun, el 22 de julio de 1946, en la quemurieron 91 personas y 200 más fueronafectadas de diversa gravedad. El asalto dela población palestina de Deir Yessin, duran-te la noche del 9 de abril de 1948, por uni-dades del lrgun, dio el terrible saldo de 254muertos, niños, mujeres y ancianos en sugran mayoría. Una partida de tenoristas ára-bes asaltó un convoy sanitario judío cerca

de Jerusalén, asesinando a76 personas: en-fermeras, médicos, camilleros y conducto-res...

Ese clima de tenor, añadido a las amena-zas concretas de las organizaciones sionistasmás activas, como el lrgun o Stern, provo-có un éxodo muy importante de poblaciónpalestina. Los que se marcharon de la zonaotorgada a los judíos hacia las entregadas alos árabes o hacia el exilio pertenecían, na-turalmente, a las familias más ricas y cultas,aquellas que podían hacer las maletas e irse,o las que poseían grandes propiedades queaún pagaban a buen precio las organizacio-nes sionistas.

La documentación más reciente muestraque los árabes desplazados o arrojados desus hogares entre 7947 y 1949 fueronaproximadamente medio millón. La mitadde ellos, debido al terror o a las amenazasjudías; el resto, a causa de las recomenda-ciones o presiones de los países árabes. Estoúltimo parece hoy increíble, pero entoncesse hallaron razones políticas y militares. Po-Iíticas: se kataba de demostrar almundo en-tero -y a la ONU en primer lugar- que lapartición era un error. Militares: cuando losejércitos árabes atacasen lanzarían a los ju-díos al mar, frase que hizo fortuna y que sig-nificaba lisa y llanamente que los soldadosárabes tenían la orden de arrasar vidas y ha-ciendas, de bonar todo vestigio de un Esta-do judío, para lo cual no debería haber po-blación civil árabe por medio.

Los refugiados

Terminada la guerra de 7948, que dio lavictoria al recién creado Estado iudío, la si-tuación de los árabes nacidos en Palestina

-que el mundo conocería en adelantecomo palestinos- era dantesca. Los judíosno sólo se mantenían en la zona que les fueconcedida, sino que la ampliaron. En todoese territorio vivían dos años antes cerca de670.000 palestinos y tras la guerra, en1949,apenas 160.000. Esto es, la partición de Pa-lestina y la consiguiente guerra habían cau-sado más de 500.000 refugiados.

En resumidas cuentas, del millón largoque eran los palestinos a comienzos de1947, dos años después la mitad estaba re-fugiada en su propio país o en los vecinos;la otra mitad vivía en Israel, Gaza o Cisjor-dania, gobernados por los judíos, los egip-

cios o los jordanos. Las tierras que les otor-gara la ONU, en Ia partición de su propioterritorio (11.383 km') se habían evapora-do: unas las ocupó Israel (5.728 km'), Egip-to se quedó con Gaza (277 km' ) y Jordaniacon Samaria y Judea, regiones que global-mente se denominarían, en adelante, Cisjor-dania (5.878 km').

No cabía mayor atropello. Pero aquí con-viene deslindar responsabilidades, que lapropaganda habitualmente ha cargado sólosobre los judíos. Al sionismo hay que atri-buirle haber originado la mitad del éxodopalestino, haberse negado a readmitir a losexiliados y no haber cumplido las reiteradaspeticiones de la ONU para que indemnizaraa quienes no readmitiese.

Por su parte, los países árabes deben asu-mir su irresponsabilidad al haberse lanzadoa aquella gueffa, su culpa al haber provoca-do la mitad del éxodo palestino cuando in-cluso los judíos -por razones de imagen in-ternacional- trataban de frenarlo, su ambi-ción al haberse apropiado de las tierras pa-lestinas y su ceguera al desear perpetuar elproblema por todos los medios (el más co-nocido de ellos es no conceder la naciona-lidad de los países respectivos a los palesti-nos. incluso a los que nazcan en su territo-rio. excepción hecha de Jordania).

De esta forma aquel problema, que en1949 concernía a poco más de medio mi-llón de personas, se había multiplicado porcinco en 7966 y por ocho en la actualidad,aunque la dispersión palestina es tal, cua-renta y seis años después de iniciada la tra-gedia, que resulta casi imposible establecerun censo fidedigno.

Pero recordemos a grandes rasgos el cal-vario delpueblo palestino en estos cuarentay seis años de miseria, odio, muerte, margi-nación y lucha. Elprimer problema que hu-bieron de afrontar los refugiados fue el debuscar un lugar donde vivir. Quienes teníanfamiiia en Judea o Samaria, regiones quequedaron en manos jordanas, o en Gaza,que pasó al conhol egipcio, buscaron cobi-jo a su lado; los restantes se albergaron enimprovisados campamentos carentes detodo. Su miseria era tal que las NacionesUnidas fundaron la Organización para laAyuda y Readaptación de los RefugiadosArabes -UNWRA-, destinada a garántizarla supervivencia de los campamentos pales-tinos, que poco a poco se fueron organizan-do, y dotándose de escuelas, hoipitales,centros de gobierno...

Con el paso del tiempo se registró unamayor transigencia de los países árabes ha-cia los palestinos. Las nacionalizaciones si-guieron siendo muy difíciles, pero muchospalestinos mejoraron sus condiciones devida al encontrar trabajo en Jordania,Egipto, Siria, Irak y los emiratos del GolfoPérsico.

Sin embargo, estos movimientos de po-blación, importantes en la década de

-los

años sesenta y setenta, fueron muy limita-dos en los primeros momentos. Los pales-tinos, paralizados por elpeso de su desgra-cia, apenas hacían otra cosa que esperarlas acciones árabes. Así, hasta la guerra delCanal de Suez, en 1956, sólo se registra lacreación de un grupo de resistencia bienorganizado: el Movimiento NacionalistaArabe, fundado por eldoctor Georges Ha-bache.

La guerra del §inaí.Suez

Aunque de forma poco articulada o bajoencuadramiento de los países árabes limítro-fes, los palestinos sí tomaron pronto las ar-mas para defender sus intereses y desde7948 a 7956 realizaron más de un millar deatentados que costaron la vida a no menosde 400 judíos y causaron cerca de 500 he-ridos. Israel, por su parte, respondió con du-rísimas represalias, que causaron gran mor-tandad y pérdidas materiales en las zonasfronterizas de Egipto, Jordania y Líbano. Laregión vivía en un clima de guerra. ,

Esta estallaría en toda su violencia el29de octubre de 1956. Eldetonante fue la na-cionalización egipcia del Canal de Suez,bajo control anglo-francés, del que Nasser(ver cuaderno n.o 24, El Egipto de Nasser,por Gema Martín Muñoz) esperaba lograrlos recursos para construir la gran presá deAssuan. La nacionalización de\25 de juliode 1956 perjudicaba los intereses de Parísy Londres, que aún disponían de doce añosde plazo para terminar su contrato de ex-plotación de la vía de agua. Pero, también,a Israel, cuyos buques se verían obligadosa dar la vuelta a Africa, ya que era impen-sable el permiso egipcio para cruzar el Ca-nal.

Así británicos, franceses e israéiíes urdie-ron un plan intervencionista cuando las di-versas mediaciones internacionales fracasa-ron en su intento de que Nasser diese mar- t1

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GUERRA ARABE-ISRAELIEN 1948-49 (r)

+ Ataques árabes, 15-V/'10-Vl-1948

l-_l ,onu balo control árabe, 1o-Vl-1948

f_-l zon" ou¡o control ¡udío, 1o-vl-1948

@ cotonias ¡uaras cercadas

I l"?11?i33llfii".-0""SIRIOS Ejérc¡tosárabes

cha atrás. Israel atacaría a Egiptoly cuandosus tropas alcanzasen el Canal, se produci-ría el ultimátum anglofrancés, acompañadode un envío de unidades de intervención rá-pida que se adueñarían de las instalacionesdel Canal, para defenderlas de la guerra.ls-

rael atacó en la madru-gada del 29 de octubre.En cuatro días los judíosalcanzaron la línea acor-dada, diecisáis kilóme-tros en paralelo alCanal;paracaidistas y tropas dedesembarco francesas ybritánicas se adueñaronde toda la línea del Ca-nal en tres días. El 6 denoviembre las operacio-nes militares habían ter-minado.

Fue aquella una se-mana de suma tensión,quizás la más compro-metida de toda la GuerraFría, pues este conflictocoincidió con la subleva-ción húngara y con lareelección presidencialde Eisenhower. Bajo laspresiones de la URSS, delos EE.UU. y de la ONU,británicos y franceses seretiraron del Canal, sien-do relevados por losCascos fuules de las Na-ciones Unidas, creadosal efecto. Israel conse-guía garantías interna-cionales de paso por loseshechos de Tiránl vigi-lancia de los Cascos Azu-les de la frontera del Si-naí y de la Franja deGaza, impidiendo la in-filtración de guerrillerospalestinos: generosos su-ministros de armas britá-nicas, entre ellas carrosCenturión, espina dorsalde las fuerzas acorazadasisraelíes en las guenas de1967 V aún de la de1973; sustanciosa ayudaeconómica de EstadosUnidos; importantes su-ministros armamentísti-cos franceses, aviones

Mirage,lanchas lanzamisiles y, sobre todo,iun reactor nuclear! que fue instalado en Di-mona, desierto de Neguev, de cuya plantasalieron las bombas nucleares israelíes, esti-madas recientemente entre 200 y 300...

Pese a su derrota, Egipto no salió muy

malparado de la guerra:se quedó con el controldelCanal, por elque im-pedía el paso de los bu-ques judíos; obtuvocuanta ayuda soviéticanecesitó para construir lapresa de Assuan y Nas-ser alcanzó la cima de suprestlgio personal. Lospalestinos, sin embargo,vieron, por vez primera,la sifuación con claridad:a) el mundo árabe esta-ba desunido y cada paíscuidaba de sus intereses;b) los palestinos apenascontaban nada para na-die. salvo como reclamopropagandístico contraIsrael: c) Israel se habíaconvertido en una po-tencia militar, con gran-des apoyos exteriores,que sería muy difícil devencer en una guerraconvencionai; d) la cues-tión palestina era cosade los palestinos, queprecisaban de organiza-ciones políticas y milita-res para convertirse enportavoces de su propioproblema...

Así nació, en 7957,|aprimera gran organiza-ción palestina, Al Fatah,fundada por Yasser Ara-fat. En los años siguien-tes proliferaron los gru-púsculos nacionalistaspalesiinos de diversastendencias políticas ybajo diferentes patroci-nios, y un hombre, siem-pre listo para capitalizar-lo todo, Gamal AbdelNasser, les reunió en unaconferencia que tuvo lu-gar en Jerusalén. Deella, el 28 de mayo de

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GUERRA ARABE-ISRAELI

EN 1948-49 (il)

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Ñ'§\ o"rp"¿o temporarmente

Cisjordania y caza,incorporadas a Jo¡dan¡ay a Egipto

-.+ Olensivas judías

-.-) Ofens¡vas árabes

# Fronteras del Estado de lsrael

1964, salió la Organización para la Libera-ción de Palestina, OLP, que baio la nresi-dencia de Ahmed el Chukáiri sirvió lealmen-te a los intereses de su inspirador, el presi-dente egipcio Nasser.

Las organizaciones políticas nacidas en

los campamentos de refugiados reclutaronsus propios ejércitos. Buscaron armamentoen los países árabes o lo obtuvieron en iosdel bloque comunista. Adiestraron a sushombres con las más sofisticadas y durastécnicas guerriileras y comenzaron a inquie-

rnrk\T_ §. Nablus

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tar con sus atentados alEstado sionista... Suactuación era por vezprimera muy profesio-nal y al margen de las direckices de jorda-nos o egipcios...

Sus acciones, como el asalto de un kib-butz, una importante quema de cosechas yla deshucción de un tramo del acueductonacionaljudío, fueron causas de cierto relie-ve en el estallido de la guena árabe-israelíde 1967.

La Guerra de los §eis Días

Hubo, naturalmente, muchas otras cau-sas: el permanente desafío tecnológico-ar-mamentístico de Israel, su desarrollo eco-nómico y el galopante crecimiento de supoblación (próxima, en1967, a los 2,5 mi-llones de habitantes); la disputa del agua(lsrael se apropiaba de una parte propor-cional delJordán mucho mayor de lo quele correspondía, según estimaban los ára-bes); la inestabilidad dentro del mundoárabe; las ansias de liderazgo supremo deNasser, en continua disputa con los regí-menes más conservadores de la penínsulaarábiga; la escalada armamentística entoda la región...

Resumiendo, tras un grave incidente aé-reo (en el que resultaron denibados 11 ca-zabombarderos de Damasco por los inter-ceptores de TelAviv) Siria y Egipto -vincu-lados por una alianza militar desde1966- resolvieron declarar la guena a Is-rael y convencieron a Hussein de Jordaniapara que se uniera a la alianza. En esta oca-sión no ocuniría como en 7948 -pensabanlos árabes-, pues contaban con una venta-ja de 2 a 1 en aviones y medios blindadosde comparable calidad a la que tenían los is-raelíes y de 3 a 1 en buques de guerra y ensoldados adiestrados. El 18 de mayo Nasserpidió a la ONU que retirase los Cascos Azu-les de Gaza, del Sinaí y de los islotes de Ti-rán y Sanafir. Incomprensiblemente UThant

-a la sazón secretario general- accedió ala demanda. EI Cairo concentró 80.000hombres en el Sinaí, armó a los palestinosde Gaza y ocupó los islotes, cerrando los es-trechos de Tirán (22 de mayo) a los buquesisraelíes y a cuantos se dirigieran al puertojudío de Eilat.

Inútiles fueron los múltiples intentos inter-nacionales de mediación. Egipto se negó adesbloquear Tirán e Israel dejó claro que iría

a la guerra por abrir esa vía de comunica-ción y, mientras los árabes debatían sus tra-tados de defensa para formar un frente uni-do ante los judíos, preparó un ataque sor-presa que neutralizara la teórica ventaja nu-márica y estratégica de sus enemigos.

Al amanecer del 5 de junio, 300 apara-tos israelíes despegaron hacia Egipto, al-canzando sus primeros objetivos, comple-tamente desprevenidos a las 8.10 de la ma-ñana. Dos horas después estaban repos-tando en sus bases, habiendo destruidodos tercios de la aviación egipcia y regis-trando apenas una docena de bajas. Inme-diatamente salieron hacia Irak, Jordania ySiria, Iogrando nuevamente la sorpresa...Increíblemente, Egipto informó a sus alia-dos del comienzo del ataque con 40 minu-tos de retraso y les confundió, asegurándo-les que había destruido el 75 por 100 delos aviones judíos...

La Guerra de los Seis Días duró, realmen-te, seis horas: al mediodía los árabes care-cían de aviones para oponerse a los judíosy gran parte de las fuerzas egipcias delSinaíse hallaba en retirada. A las 10 de la maña-na del día 7,los judíos dominaban Jerusa-lén entera y el 8 cesaban de combatir los jor-danos. En esta fecha, los judíos alcanzabanel Canal de Suez en toda su longitud y Nas-ser se adhería al alto el fuego propuesto porla ONU, cosa que no hizo Siria, que prosi-guió Ia lucha hasta el día 10, cuando hastaDamasco comenzó a llegar nítidamente elestampido de los cañones...

La242, una resolución polémica

Los árabes perdieron sus flamantes eiér-citos y, lo que es más grave, padecieron15.000 muertos, 50.000 heridos y 11.500prisioneros, dejando en manos israelíes45.000 kilómetros cuadrados de tenitorio(Sinaí, Gaza y Golán, más el sector árabede Jerusalén) que, en parte, siguen bajocontroljudío.

La crisis internacional fue gravísima: LaUnión Soviética manifestó a Washingtonque intervendría en el conflicto si lo consi-deraba necesario. Estados Unidos reaccionóenviando la VI Flota a la costa de Siria, mos-trando que estaban dispuestos a afrontar eseriesgo intervencionista soviético. Esta postu-ra norteamericana, más Ia acusación nuncaprobada de que los aviones judíos habían

GIPTO

LA CAMPANA DEL SINAI,1 956

Pr¡ncipales ofensivas israelíes

Paracaidistas israelíes

Límite alcanzado por los israelíesel 31-10-1956

Límite alcanzado por los israelíesel 5-11-1956

Desembarco f ranco-británico

II

sido apoyados por la tecnología norteame-ricana para ocultarse de los radares egipcios(Nasser llegó a acusar a Washington de ha-ber mandado sus propios aviones a destruirla aviación egipcia), sirvieron para que va-rios países árabes rompiesen sus relacionesdiplomáticas con Washington y se acercasena Moscú, que logró una gran victoria diplo-mática a bajo precio.

En las Naciones Unidas se debatió duran-te seis meses la situación creada por lagueffa y el 22 de noviembre de 7967 seaprobó la Resolución 242, una de las másconocidas y polémicas del Consejo de Se-guridad, caballo aún de batalla en elproble-ma de Oriente Medio. Por un lado, ordena-ba a Israel la evacuación de los territoriosocupados; por otro, declaraba el derecho detodos los Estados a fronieras seguras y reco-

nocidas; ni los judíos se mostraban dispues-tos a retirarse, ni los árabes a reconocer a Is-rael. Luego estaba el detalle de las versionesde Ia resolución: la inglesa dice que Israeldeberá irse de territorios ocupados;la caste-llana y la francesa transcriben de los territo-rios ocupado.s. Los israelíes se aferran a laversión inglesa; los árabes exigen que secumpla la segunda...

La hora palestina

En medio de todo esto se intensificaba latragedia palestina. No sólo perdieron sus es-peranzas, sino que su situación empeoró alquedar Gaza y Cisjordania en manos israe-líes mientras la lucha lanzaba hacia el de- 15

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Avances israelíes:

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LOS SEIS DIAS (l) ¡' 6 de iunio + s v 10 de iun¡o

-...-+ 7 de junio rrrrl

El mapa de aniba reÍleja las operaciones militares israelíes en Cisjordania (días 5 a 7 de junio) y en el Go-lán (9 y 70 de iunio). Esas conquistas tenitoriales aún perduran. El mapa de la página derecha esboza losmovimientos judíos en el Sinaí, que ocup¿rron en cuatro días (5 a I de iunio), a costa de los egipcios

MAR MEDITERRANEO

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CANAL DE SUEZ

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EGIPTO

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LA GUERRA DE LOS SEIS DIAS

sierto transjordano a nuevos millares de re-fugiados...

Tras la apabullante victoria judía, la situa-ción quedaba de esta manera: Israel unifi-caba bajo su dominio toda Palestina y teníatres millones y medio de habitantes, de loscuales un millón eran palestinos. Elresto delpueblo palestino se componía de un millónhescientas mil personas más, de los cualesunas 800.000 estaban en Jordania; 300.000en Líbano, Siria e Irak; y las 200.000 res-tantes en los emiratos del Golfo, Egipto ypaíses árabes del norte de Africa.

La postración palestina ante el desastremilitar fue, sin embargo, muy inferior a laque sufrieron los países derrotados: ya nopodían perder nada más. Los países árabes

-acababa de demosharse de nuevo y estavez con mayor crudeza- nada podrían ha-cer por ellos. Así, a partir de la denota de1967, surgieron nuevas organizaciones po-líticas y armadas, se incrementó su adiestra-miento, lograron más armas y ofertas de ins-trucción...

... Y poco a poco se colaron en las prime-ras páginas de los periódicos con una inter-

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JORDANIA

ARABIA SAUDITA

Avances ¡sraelies:

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Aeropuertos egipc¡osbombardeadospor la av¡ación ¡sraeli

minable lista de atentados, secueskos deaviones, asesinatos de súbditos israelíes enel extranjero... Sus partidas de guerrillerosatravesaban el Jordán por la noche, ataca-ban y se retiraban, manteniendo en conti-nua inquietud a las fuerzas de policía y Ejér-cito israelíes. O bombardeaban con sus mor-teros y cohetes los establecimientos agríco-las judíos desde la frontera libanesa... o gru-pos situados en el interior atentaban contralos transportes públicos, o ponían bombasen plazas y mercados...

La respuesta israelí contribuyó no poco alfortalecimiento de las guenillas palestinascon sus brutales represalias. Millares de pa-lestinos, habitantes de las zonas ocupadaspor Israel, fueron encarcelados bajo la sos-pecha de terrorismo o, simplemente, por serfamiliares o amigos de alguien identificadocomo terrorista. En los seis meses siguientesa la guerra de junio de 7967 ,las fuerzas deseguridad judías dinamitaron cerca de unmillar de casas pertenecientes a guerrillerospalestinos o de personas relacionadas conellos. Naturalmente, esta acción casi indis-criminada encendería aún más elodio de los

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palestinos y su deseo de librarse de Israelmediante la fuerza.

Surgieron, también, varios elementosaglutinadores y fortalecedores de la acciónpalestina. Uno de ellos fue su politizacióna través del movimiento revolucionario,importado en general de los países delEste, donde muchos líderes habían recibi-do instrucción militar e ideológica. Otro fueel prestigio: los palestinos se estaban con-virtiendo en los vengadores del mundoárabe, humillado hasta el infinito por lasarmas israelíes.

También fortaleció la causa palestina ladesignación de Yasser Arafat, el fundadorde Al Fatah, como presidente de la Organi-zación para la Liberación de Palestina(OLP), que en adelante funcionaría congran independencia respecto a los gobiernosárabes. Desde el2 de febrero de 7969, enque fue elegido, fuafat se fue haciendo pocoa poco con el control de los palestinos, em-presa para la que contaba con el apoyo dela mayoría de los países árabes, que veíanen él al líder nacionalista más moderado y,por tanto, ideológicamente, menos peligro-

so que el doctor Habache o Nayef Hawat-men, mucho más radicales.

Entre 1967 y 1970Ia actividad terroristade los palestinos fue constante. Se contaronpor docenas sus acciones, que produjeroncerca de un millar de bajas entre los israe-líes y muchas más entre los palestinos -acausa de las represalias judías-, pero lamuerte no les desalentaba. Paseaban a susmuertos por los campamentos de refugiadosy conseguían más y más seguidores.

Septiembre Negro

Fueron sus secuestros y atentados contrael tráfico aéreo lo que les hizo más conoci-dos y terriblemente famosos. Entre 1968 y7983 realizaron más de 30 secueshos. con-siguiendo en algunos casos fuertes concesio-nes por parte de los Gobiernos afectados y.siempre, una gran notoriedad. De esta ma-nera lograron que su problema fuera cono-cido a escala mundial.

Precisamente su mayor éxito, elsecuestro

El Consejo de Seguridad,expresando la inquietud quecontinúa causándole la gravesituación existente en OrienteMedio.

Subrayando la inadmisibili-dad de la adquisición de teni-torios por la fuerza y la nece-sidad de actuar en favor deuna paz justa y duradera quepermita vivir en seguridad acada ktado de la región.

Subrayando, además, quetodos los Estados miembros,al aceptar la Carta de las Na-ciones Unidas, se comprome-tieron a acfuar conforme alartículo 2 de la Carta.

1. Afirma que el cumpli-miento de los principios de laCarta exige la instauración deuna paz justa y duradera enOriente Medio, que deberácomprender la aplicación delos principios siguientes:

La Resolución 242a) Retirada de las Fuerzas

Armadas israelíes de los teni-torios ocupados durante elconflicto.

b) Cese de todas las afir-maciones de beligerancia yrespeto y reconocimiento de lasoberanía, de la integridadterritorial y de la independen-cia de cada Estado de la re-gión, y de su derecho a viviren paz en el interior de {ronte-ras seguras y reconocidas, alabrigo de amenazas o de ac-tos de fuerza.

2. Afirma, además, la ne-cesidad:

a) De garantizar la libertadde navegación en las vías deagua internacionales de la re-gión.

b) De conseguir una solu-ción justa al problema de losrefugiados.

c) De garantizar la inviola-

bilidad territorial y la indepen-dencia política de cada ktadode la región por medidas queentrañen la organización dezonas desmilitarizadas.

3. Ruega al secretario ge-neral que designe a un repre-sentante especial para que setraslade a Oriente Medio, a finde establecer y de mantenerrelaciones con los Estados in-teresados, en vistas a favore-cer Ltn acuerdo y secundar losesfuerzos tendentes a lograruna solución pacífica y confor-me a las disposiciones y a losprincipios de la presente reso-lución.

4. Ruega al secretario ge-neral de las Naciones Unidasque presente lo más prontoposible al Consejo de Seguri-dad un informe sobre la acti-vidad y los esfuerzos del repre-sentante especial.

de tres aviones el mismo día, 6 de septiem-bre de 1970, desembocaría en una de iasmayores tragedias para elpueblo palestino:Septiembre Negro.

Ese 6 de septiembre los comandos delFrente Popular para Ia Liberación de Pales-tina, de Habache, intentaron elsecuestro decuatro aviones. Lo lograron en tres de loscasos, fracasando en el cuarto, un avión is-raelí, porque un agente de seguridad matóa uno de los secuestradores y redujo al se-gundo, Ia famosa activista Leila Khaled. Losokos tres aviones volaron hacia Oriente Me-dio. Uno de ellos, un jumbo, fue conducidohasta elaeropuerto de ElCairo, donde lo di-namitaron tras desembarcar a los pasajeros.Los otros dos aparatos fueron llevados has-ta un perdido aeropuerto jordano, CampDawson, construido durante Ia SegundaGuerra Mundial, donde el día 9 se les unióotro aparato más, secuestrado ese día.

Los palestinos retuvieron a los 7.062 pa-sajeros y destruyeron los 3 aviones en el quebautizaron como Aeropuerto de la Revolu-cién. Aquello fue demasiado para Husseinde Jordania, en cuyo reino los palestinos ve-nían enfrentándose con grupos militares be-duinos desde mediados del mes anterior ycampando por sus respetos. El monarca jor-dano manifestó el 10 de septiembre:

Mi Ejército se impacienta. No podrá se-guir soportando durante mucho tiempo quese escarnezca continuamente la autoridaddel Estado. El Frente Popular se ha pasadode la raya: no contento con establecer unaeropuerto pirata en mi territorio, confeccio-na sellos oficiales, proporciona visados, re-gula la circulación sobre las grandes carre-teras, mantiene rehenes y emprende nego-ciaciones con potencias extranjeras...

La respuesta palestina fue cenar filas entorno al grupo de Habache, emitiendo estecomunicado: Toda tentación de atacar alFrente Popular se enfrentará con la respues-ta unida de la Revolución palestina.

El día 15 Hussein ya no lo dudó más.Nombró un primer ministro militar, generalMahali, que el día 16 lanzaba a sus solda-dos contra los palestinos. La lucha se pro-longó hasta el día 24. En esas ocho jorna-das, los tanques del Ejército pulverizaroncon sus cañones y cadenas los campamen-tos palestinos de Ammán, Irbyd y Mafraq.Según datos de UNWRA, resultaron muer-tos unos 10.000 palestinos y heridos no me-nos de 15.000.

Fue un golpe terrible para los palestinos y

no sólo por sus cuantiosas bajas. La Cum-bre árabe, convocada en EI Cairo por lospaíses que lograron parar la masacre, fuedominada por los países moderados oue Ce-saprobaban los excesos cometidos por lospalestinos en Jordania. De esta manera elrey Hussein pudo imponer este plan: saiidade los guenilleros de las ciudades y estacio-namiento a lo largo del Jordán; desarmecompleto en los cenkos urbanos; Arafat se-ría, en adelante, el único representante legalreconocido de los palestinos.

Ese fue el final de las guenillas palestinasen Jordania: junto al Jordán eran fácil pre-sa para los comandos judíos; desarmados enlas ciudades, estaban a merced de todas lasarbihariedades de la policía y el ejército jor-danos, que se cobraron cumplidamente lashumillaciones anteriores. Buena parte de lospalestinos, sobre todo los grupos armados,emigraron poco a poco a Líbano, desdedonde reanudaron las hostilidades contra Is-rael.

El refugio libanés

Los desastres en Jordania y la búsquedade nuevas bases de operaciones silenciarona los palestinos hasta finales de 1971., f.echaen que comenzaron a dar signos de activi-dad. Pero su reaparición con resonanciamundial se produjo durante los JuegosOlímpicos de 7972, en Munich. Ocho guerri-lleros palestinos asaltaron la residencia delequipo israelí y secuestraron a once atletasy entrenadores judíos. Tras un día entero denegociaciones se desencadenó la tragediaen el aeropuerto, donde los palestinos ase-sinaron a los rehenes antes de caer, cincode ellos, bajo elfuego de la policía alemanay de rendirse los tres restantes.

Israel no dejó enfriar los cadáveres. Tresdías después sus aviones reducían a cenizasun campo de refugiados en Líbano con e1

saldo de 65 muertos. Simultáneamente, es-tudiaba dos acciones de mayor relieve: unade comandos, de minuciosa preparación,que acabase con los principales líderes pa-lestinos, y una negociación con la FalangeLibanesa de Gemayel, a la que proporcio-naría armas y dinero para que realizase enLíbano algo parecido a lo que en Jordaniahiciera el ejército beduino de Hussein.

La primera de esas operaciones tuvo lu-gar el 10 de abril de 1973. Comandos ju- 19

díos transportados por mar alcanzaron Bei-rut, asaltaron varias casas y residencias depalestinos, asesinando a medio centenar deguerrilleros y a tres de sus líderes con ellos.Pero no por eso cesaron los palestinos en sulucha contra Israel y sus intereses, aunquepagasen un alto precio: durante 7973 elejércitojudío bombardeó en ocho ocasioneslos campamentos palestinos de Líbano...

La Guerra det Yom Kippur

En el otoño de ese1973 se produjo en elPróximo Oriente un cataclismo de mayores4imensiones que los atentados palestinos: laGuerra del Yom-Kippur. En la-mañana del6 de octubre tropas anfibias egipcias cruza-ron el Canal de Suez. Enormes cañones deagua practicaron brechas en los diques dearena erigidos como defensa por los israe-Iíes junto al Canal. Israel reacéionó tarde ycuando sus aviones intervinieron para pararla avalancha, la formidable defensa añtiaé-rea organizada por Egipto les rechazó congrandes pérdidas. Las primeras líneas defen-sivas judías fueron anolladas en 36 horas.Simultáneamente, los sirios atacaron en elGolán, desbordando a los desprevenidos is-raelíes y amenazando Galilea.

Fsta cuarta guerra árabe-israelí fue paraTel Aviv la más violenta de todas, Ia

-más

costosa en hombres y medios y la única queno pudo decidir a sú favor coh cierta faiili-dad. En el frente norte, ante Siria, tras im-portantes retrocesos en los primeros días, Is-rael recuperó la iniciativa y llegó a mejorarsus posiciones iniciales. En elsur, ante Egip-to, ño pudo impedir la consolidación de"láslíneas árabes aleste del Canal, aunque a suvez ahavesó la vía de agua y rodeó altercerEjárcito egipcio, situado en el ala derechadel frente.

La guerra, aunque tácticamente la gana-ron los judíos, estratégicamente fue unagran victoria árabe, sobre todo una gran vic-toria delsucesor de Nasser, Anuar álSadat,que pudo abrir negociaciones de paz en unplano de igualdad y que cambió- las tradi-cionales alianzas egipcias, alejándose de laUnión Soviética y acercándose a EstadosUnidos.

Para los palestinos la guerra supuso unanueva desilusión: de nuevo se alejaba la es-peranza del retorno a los hogares abando-nados en7948. Por lo demás no registraban

cambios sustanciales. Desde Jordania eraimposible operar contra Israel; desde Siriaera muy difícil y sólo desde Líbano habíaposibilidades, volviéndose al juego de aten-tado palestino-represalia israelí. Política-mente, sin embargo, fueron los días doradosde la OLP, reconocida como representanteúnica de los intereses palestinos por la ONUy la Liga Arabe en octubre de 1974. El73de noviembre de ese mismo año, YasserArafat habló ante la Asamblea General deIas Naciones Unidas.

En sus 40 minutos de discurso resumióArafat cómo su pueblo había sido despoja-do de tienas, propiedades y nacionalidad.resultando arrojado a miserables campa-mentos de refugiados; y cómo aún allí fueperseguido por el Estado sionista cada vezque se rebelaba contra la injusticia que pa-decía. Reclamó su derecho a vivir en sustierras y a ejercer sobre ellas una soberanía

iindependiente. Terminó con esta frase:Hoy he traído una rama de olivo y un fu-

sil de combatiente por la libertad. No permi-tan que la rama caiga de mi mano. Repito.no permitan que la rama de olivo caiga demi mano...

Durante algún tiempo fueron noticias es-peranzadoras las que recibieron los palesti-nos. Una vez más se les reconoció en laONU el derecho a retornar a sus hogares. a1

tiempo que la OLP recibía el status de ob-servador permanente. La UNESCO suspen-dió sus ayudas a Israely la Comisión de De-rechos Humanos condenó a TelAviv por suterrorismo de Estado...

La guerra del Líbano

Pero en este tiempo iba germinando, tam-bién, el plan israelí para arrojar a los pales-tinos de Líbano. En efecto, las negociacio-nes de los agentes sionistas y los falangistaslibaneses se ceffaron con un acuerdo: encuanto se presentase la oportunidad, ataca-rían a los palestinos.

Y esto sucedió en 1975. Tras uno de losmúltiples bombardeos de represalia por par-te de la aviación judía se produjo un motín,en elque comenzó a gritarse iPalestinos fue-ra! En Líbano estaba ocurriendo lo mismoque en Jordania unos años antes. Los pa-lestinos, numerosos y bien armados, comen-zaban a dominar la calle, las comunicacio-nes y las zonas más estratágicas delnorte de

tsRAEL, 1967-1973

Población árebe delos tcrrltorios ocupados

Damasco¡

SIRIA

Israel enbe lasguenas de

1967 y 1973.Hoy la

poblaciónárabe en Gazay Cisjordania

se haduplicado. Tras

los acuerdosde Camp

David, Egiptorecuperó el

Sinaí

Líbano, suplantando en'sus funciones a lasautoridades libanesas.

La Falange Libanesa aprovechó la opor-tunidad y se inició la lucha, comenzando porel norte y extendiéndose al cenho del país ya los banios de la capital. En esta guerra, quecon diversas alternativas, vicisifudes y treguasse prolongó hasta 1982, se produjo la desin-tegración de Líbano como país. Desapareciósu Ejército, se destruyó su economía, resultóocupado por fuenas sirias que llegaron a Lí-bano como Ejército de Pacificación, murie-ron millares de personas y se desanolló me-dia docena de ejércitos milicianos, alserviciocada uno de ellos de un credo religioso, unatendencia política o un clan familiar.

La interminable guerra de Líbano fuepara los palestinos mucho más grave que loocurrido en Jordania. No solamente resultómucho más cara en vidas y sangre, sino quedividió a la OLP y redujo casi a la impoten-cia su lucha contra Israel.

Y mientras todos peleaban en la confusay desesperante guerra de Líbano, la media-ción de Estados Unidos conseguía que Egip-to e Israel firmasen los acuerdos de CampDavid, 1978, cuyos resultados más espectacu-lares eran el establecimiento de relacionesdiplomáticas entre los dos países y la retira-da israelí del Sinaí. Entre los acuerdos ha-bía una cláusula que contemplaba a los pa-lestinos. En ella se convenía un aneglo tran- 2L

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sitorio para la Cisjordania g Gaza, negocia-ble con Israel en el plazo de cinco años.

Al quedar Siria al margen de la negocia-ción general y los palestinos pendientes desoluciones a largo plazo g sujetas al volun-tarismo israelí, se formó en el mundo árabeel Frente de Firmeza, que aisló a Egipto ehizo aún más difícil cualquier progreso en lasnegociaciones para la creación de un Esta-do palestino.

Israel ataca a Líbano

Y la guerra seguía en Líbano, logrando lospalestinos mejorar sus posiciones, arrinco-nando a los falangistas y disponiendo nue-vamente de bases para atacar a Israel. Esomotivó que el Gobierno de Tel Aviv, trasuna serie de atentados palestinos, decidieraliquidar directamente el problema. El 6 dejunio de 7982 atacó a l-íbano y sus tropasse hallaron rápidamente ante Beirut, dondelos palestinos ofrecieron mayor resistencia.La mediación internacional logró, finalmen-te, Ia firma de un acuerdo por el que Israelpermitiría la salida de los palestinos arma-dos y cercados en Beirut hacia un país ára-be, el2l de agosto.

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Bajo la ocupación israelí fue nombradopresidente del Líbano Bashir Gemayel. jefede la Falange libanesa, que resultó muertoen un atentado terrorista el 13 de septiem-bre de 1982. Sus compañeros de armas.ante la cómplice indiferencia de las fuezasisraelíes de ocupación, penetraron en loscampamentos de Sabra y Chatila y asesina-ron a cuantas personas -mujeres, ancianosy niños en su mayor parte- hallaron a supaso. El saldo de víctimas inocentes e iner-mes fue de 328 muertos y 997 desapareci-dos. El escándalo cobró proporciones mun-diales y salpicó al Gobierno israelí, viéndo-se obligado a presentar la dimisión elminis-tro de Defensa, Ariel Sharon, y tambaleán-dose en su poder elprimer minisho, Mena-hem Beguin.

Tres años tardó el ejército israelí en eva-cuar Líbano, en cerrar esa guerra de tan es-caso brillo como elevado costo (oficialmen-te perdieron los judíos 654 vidas y 4.000 desus hombres resultaron heridos; económica-mente supuso una sangría muy superior aIa Guerra del Yom Kippur). Israel, sin em-bargo, no se fue del todo: se reservó unafranja a lo largo de su frontera con Líbano,con una longitud aproximada de70 kilóme-tros y una profundidad que oscila entre 8 y15 kilómetros.

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l_-I En poder de Egipto

la guery del Ygm Kippur fue la más dura de las de la región: Israel tuvo 5.000 muertos; los árabes, 45.000.Los i.udí^os^perdieton 120 aviones y 600 blindados y piézas de aftillería; Ios árabes, EgO y l.SOO. La reso-lución 338 puso Íin a esta guerra, ordenando a iob contendientes la aplicación de Iá resolución 242 23

24

Pero no terminaron entonces las desdi-chas palestinas en Líbano. Como conse-cuencia de las disidencias internas que pro-dujo la nueva derrota ante Israel y la solu-ción dada al asedio de Beirut, se encendióal año siguiente la guena civil palestina enel norte de Líbano, protagonizada por lasfacciones de la OLP que seguían a Yasserfuafat y las facciones más radicales (FPLP,FPDLP, etc.), generalmente financiadas ycontroladas por Siria.

Tras violentísimos combates, durantetodo el otoño de 1983, los seguidores deArafat debieron acogerse a la mediación in-ternacional para salvar la vida en una nue-va evacuación naval camino de otro exilio.

Pero hallar ese nuevo lugar de asenta-miento les resultaba cada día más difícil alos palestinos porque ellargo brazo de Israelles alcanzaba en sus represalias allí donde serefugiasen, como les ocurrió, en 1985, enTúnez, donde su sede fue pulverizada porlos aviones judíos, que cruzaron medio Me-diterráneo para vengar el asesinato de tresconciudadanos, muertos en Chipre mientrashacían turismo. Túnez, evidentemente, ele-vó sus protestas contra Israel, pero discreta-mente pidieron a los palestinos que eligie-sen otra base para sus correrías.

También en 1985 resurgió la guerra en loscampos de refugiados de Líbano. En eseaño se suponía que había en este país unos35.000 palestinos, rearmados nuevamente ydispuestos a combatir. Esta vez sus enemi-gos serían los milicianos chiítas de la orga-nización Amal, manejados por los interesessirios.

La intifada

Tantos reveses acumulados parecían ha-ber acabado con la OLP y con su líder, Yas-ser Arafat, a la alfura de 1986. La resisten-cia palestina parecía abocada a atentadosde gran violencia, pero cada vez más espa-ciados y organizados por nuevos grupos ma-nejados por Siria e Irak, es decir, interesesno genuinamente palestinos. En ese mo-mento entró en acción el grupo más cohe-sionado y numeroso -y hasta entonces elmás callado- de los palestinos: los habitan-tes de los tenitorios ocupados: Gaza, Cisjor-dania y Jerusalén, cuyos habitantes ascen-derían a cerca de 750.000, 700.000 y125.000, respectivamente. Una encuesta

decía que el 90 por 100 de ellos apoyabana la OLP, un 71 por 100 era partidario deYasser Arafat y la gran mayoría estaba deacuerdo con Ia lucha tenorista contra los in-tereses de Israel.

En 1988 se iniciaba la intifada, el levan-tamiento de los palestinos de los tenitoriosocupados. Una sublevación sostenida porlos niños palestinos, armados con piedras,contra uno de los mejores ejércitos delmun-do. Israel, carente de fuerzas antidisturbiosque pudieran controlar los tumultos calleje-ros de la intifada, recunió a las represaliasmilitares.

Las patáticas escenas de los niños enfren-tándose a los soldados dieron la vuelta almundo, resucitando a la OLP. Eso permitióal Consejo Nacional Palestino, reunido enArgel, proclamar el Estado palestino a la1.35 horas del 15 de noviembre de 1988.Yasser fuafat, en su discurso fundacional.enunció tres puntos que rompían con ia tra-yectoria anterior:

- Aceptación de la resoluciónZ42 delaONU en todas sus cláusulas.

- Formación de un Gobierno en el exi-lio, con la voluntad de integrar a todos lospalestinos dispersos por el mundo.

- Las fronteras se trazarían en una ne-gociación con Israel.

Naturalmente, Tel Aviv se negó a nego-ciar con la OLP y el acuerdo de fugel hu-biera languidecido hasta el olvido si, desdelos territorios ocupados, la intifada no hu-biera aporreado la conciencia mundial conel testimonio de su sangre.

Arafat apuesta y pierde en elGolfo

Mediando elverano de 1990, la situaciónisraelí era sumamente delicada: Europa yEstados Unidos se distanciaban delrégimende Tel Aviv, presidido por el conservadorIsaac Shamir. La prensa mundial aireabadiariamente el rosario de víctimas de la ln-tifada, cerca de 800 muertos ya a finales dejulio, miles de heridos, incontables apalea-dos, maltratados, detenidos... La URSSamenazaba con paralizar la emigración delos judíos soviéticos hacia Israel si continua-ban los asentamientos en la Cisjordania. Nose defuvo la emigración. Se calcula que sonya más de medio millón los ciudadanos so-viéticos de origen judío que en los últimos

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cinco años han llegado a Israel. Muchos deellos han sido asentados en las tierras ocu-padas de Cisjordania, has habérselas expro-piado a los palestinos. Gravísimo problámaeste de los asentamientos: hoy existen 169en los territorios ocupados: 143 en Cisjorda-nia; 11 en Gaza y 15 en el Golán.

El2 de agosto, sin embargo, cambió elpanorama: Iraq invadió Kuwait y YasserArafat apoyó a Saddam Hussein. La OLPtrató de desacreditar a los invadidos y lospalestinos establecidos en Jordania se pusie-ron prácticamente en pie de guerra, apoyan-do el atropello del dictador iraquí.

Esta posición palestina se basaba en la es-peranza de que Iraq, en un futuro próximo,podría vencer militarmente a Israel, dadoque el Gobierno judío no ofrecía signo algu-no de resolver el problema de forma nego-ciada. Por tanto, lá ocupación de Kuwait're-for4aba aquella expectativa, pues entregaríaa Saddam Hussein el control mundial delmercado petrolífero y unos recursos finan-cieros enormes que permitirían sostener lacarrera armamentística de Bagdad. Añáda-se a eso que muchos millares de palestinostrabajaban en Iraq y las muy escasas simpa-tías que despertaba elrégimen kuwaití, cica-tero siempre con los inmigrantes palestinos.

La figura de Arafat y la validez política dela OLP perdieron crédito ante quienes ha-bían condenado Ia invasión de Kuwait. Is-rael, sin embargo, ganaba a corto plazo unanotable batalla al soportar los efectos de loscohetes Scud lanzados por los iraquíes. Pero

esta victoria sería coyuntural: el mundo quehabía condenado lá invasión de Kuwaii yque había apoyado o colaborado en la des-trucción de Irak no podía permanecer impa-sible ante el incumplimiento israelí de 1as re-soluciones de las Naciones Unidas 242 y338. Por tanto, se intensificaron las deman-das para que TelAviv se sentara a negociar.

Washington, que se había autoapropiadodel puesto de policía mundial, encabezabalas presiones. Elsecretario de Estado, JamesBaker, efectuó ocho viajes a Oriente Medioa lo largo de 7997 para convencer a todoslos interlocutores de que se reunieran en unaconferencia de paz... Los únicos no invita-dos eran los políticos de la OLP y esto tantopor la cerrada oposición israelí a negociarcon Arafat y su gente como por el recelo eu-ropeo y norteamericano ante el papel de-sempeñado por ellos durante ia Guena delGolfo. Prefirieron acudir a las figuras pales-tinas que se destacaban denho de los teni-torios ocupados: Faisal Husseini, Zakaria alAgha, Hanan Asrawi o Hanna Siniora.

Madrid, los días de la esperanza

Las posiciones en Oriente Medio se pola-rizaron a lo largo de 1997 entre las propues-tas árabes: paz por tenitorios, esto es. elcumplimiento de las resoluciones242y 338de la ONU, y las israelíes: paz por pazy ne-gociaciones bilaterales con cada uno de los

Continuando las negocia-ciones de separación de fuer-zas en el Sinaí, iniciadas tras laguerra del Yom Kippur, bajola tenaz mediación del secre-tario del Estado norteamerica-no, H. Kissinger, primero, y lade C. Vance, después, TelAviv y ElCairo dieron un pasoespectacular en 1987: Mena-hem Beguin, recién llegado alpoder con el partido Likud,invitaba al presidente egipcio,Annuar el Sadat, a visitar TelAviv. El 79 de noviembre Sa-

Camp Daviddat habló ante el Parlamentojudío. Aquelpaso franco haciala paz sólo fue aprobado entrelos árabes por Marrruecos,Jordania, Sudán y Omán: diezmeses después, tras arduasnegociaciones patrocinadaspor el presidente Carter, Be-guín y Sadat firmaron losacuerdos de Camp David(18/9/1978), por los que Israelevacuaba totalmente el Sinaí,abandonando sus asenta-mientos agrícolas, y ambospaíses establecían relaciones

diplomáticas y Egipto garanti-zaba a Israel la libertad depaso por el Canal de Suez ylos estrechos de Tirán. Losacuerdos de Camp David noolvidaban a los palestinos,aunque esta parte del acuerdofuera -como el tiempo se en-cargaría de demostrar- papelmojado: derecho en númeroilimitado al retorno a Palesti-na, y autonomía para los terri-torios ocupados, en una pri-mera fase hacia la autodeter-minación.

implicados. Para los territorios ocupados:una autonomía transitoria, seguida por unasolución permanente de autogobierno en laque Israel ostentaría la defensa y la repre-sentación exterior.

Posiciones tan enquistadas y distantes noconducían hacia la ionferencia de paz queel presidente Bush consideraba imprescindi-ble para levantar su caído prestigio ante elelectorado norteamericano (debe recordar-se que 7992 era año electoral en EstadosUnidos), por tanto áste acentuó la presiónsobre Israel, condicionando su ayuda a lasconcesiones de Shamir. Para tranquilizar alos palestinos, el secretario de Estado, Ba-ker, les prometió su independencia en dosetapas: primero autonomía, luego autode-terminación.

En este clima se convocó la Conferenciade Paz para Oriente Medio en Madrid, 30de octubre de 1997, acontecimiento de re-Iieve mundial porque, pot vez primera, des-pués de casi medio siglo de gueras, los is-raelíes se sentaban a negociar a la mismamesa que los palestinos y que sus vecinosárabes. Y, también, suceso de enorme sig-nificado porque pahocinaban la conferenciaEstados Unidos y la URSS, cuyos presiden-tes asistieron a la inauguración y cuyos mi-nistros de Exteriores actuaron como mode-radores a lo largo de los tres días de sesio-nes; también tuvieron papel destacado laCEE, como invitada, y España como anfi-triona. La política internacional mostrabauna nueva cara, impensable sólo un par deaños antes.

Las intervenciones de los ponentes noofrecieron grandes novedades. Los pahoci-nadores e invitados hicieron una llamada ala buena voluntad y a la flexibilidad de losnegociadores. Los delegados árabes (minis-tros de Asuntos Exteriores de Siria, Egipto,Jordania y Líbano y el médico palestino deGaza, Abdul Shafi, comisionado por losterritorios ocupados, excluido Jerusalén,pues Israel la considera su capital eterna yno tenitorio ocupado) y el israelí, el propioprimer ministro, Isaac Shamir, no aportaronningún tipo de solución en sus intervencio-nes, preparadas de antemano y dedicadas ala prensa internacionaly a la de sus propiospaíses: paz por territorios, los árabes; pazpor paz,los israelíes. EItono fue firme, duroen algún momento, pero dentro de una at-mósfera que permitió la convocatoria de lasegunda fase de la conferencia. En lo con-creto cabría destacar:

a) Los judíos reiteran que Jerusalén es sucapital inenunciable; los palestinos también.

b) Israel no tiene apetencias territorialesen Líbano, estando dispuesto a devolver lafranja actualmente ocupada cuando lo pi-dan los libaneses... Quizá dejaban entreverque se lo devolverían a los libaneses y no alos sirios, que hoy manejan ese Líbano pa-cificado por las armas de Damasco y ocu-pado por sus soldados.

c) Los palestinos de los tenitorios ocupa-dos no excluyen de la negociación a los de-más palestinos -en clara alusión a laOLP-. Hablan en nombre de todos los pa-lestinos y demandan los tenitorios tomadospor Israel en 1967 (resolución 242).

d) Los palestinos quieren la paz, estáncansados de guerra y muerte, desean nego-ciar ya.

e) Los jordanos ofrecen a los palestinosla federación.

f) Los sirios quieren la devolución de sustierrqs, pero su ministro de Asuntos Exterio-res, Al Shara, que fue quien empleó un tonomás duro, ható de affogarse una especie deencabezamiento de los postulados árabes,que sólo le funcionó respecto a los libaneses.

La conferencia terminó en la mañana del1 de noviembre, pero las delegaciones aúnpermanecieron en Madrid 48 horas más,sosteniendo encuentros bilaterales en buscade un lugar y una fecha para seguir nego-ciando. No hubo acuerdo, pues Israel pre-sionaba para que continuara en los diversosescenarios interesados de Oriente Medio,buscando arreglos bilaterales sin mediacióninternacional ni apremios temporales. Con-trariamente, los árabes preferían Madrid oWashington, plazos concretos y una nego-ciación rápida.

Nada hubiera movido a Israel de sus po-siciones, pero el presidente Bush empleótodo su poder persuasivo para que la nego-ciación avanzara. El primer minisko israelí,Shamir, estuvo en Estados Unidos buscan-do los 10.000 millones de dólares que nece-sitaba perentoriamente para asentar en Pa-lestina a un millón de judíos, procedentes dela URSS, en los dos años siguientes... Elpre-sidente de Estados Unidos no concedió elpréstamo, pero convocó a todas las delega-ciones para el 4 de diciembre de 7992 enWashington.

Los israelíes se quejaban amargamente delas presiones norteamericanas; les resultabaya evidente que habían llegado a su finallassustanciosas ayudas recibidas de Estados ,n

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Unidos durante casi cuarenta años (entre1985 y 1992 ascendió, sin contar el capítu-lo militar. a 8.400 millones de dólares).

La negociación se arrashaba lentamente,empujada por Estados Unidos. Nada de lomucho que estaba por arreglar quedaba re-suelto, pero por vez primera en casi mediosiglo los protagonistas del drama traslada-ban sus diferencias del campo de batalla ala mesa de negociaciones.

Mano a mano en Oslo

Veinte meses más habrían de transcurrirpara que se percibiera un cambio palpable.Pero en esos meses se habían produciáo nu-merosos cambios en elmundo, con profun-das repercusiones para el problema deOriente Medio. La primera era el relevo enla Casa Blanca: BillClinton sucedía a Geor-ge Bush como presidente de Estados Uni-dos. Aún era más importante que en laselecciones israelíes ganasen, aunque por es-caso margen, los laboristas, que llevaron ala jefafura de Gobierno a Isaac Rabin, rele-gando a la oposición alulhaderechista Sha-mir. En los tenitorios ocupados se reqisha-ban, también, novedades'en las relaóionesentre israelíes y palestinos: por un lado, cier-ta tolerancia hacia la OLP y, por otro, unaabsoluta intransigencia hacia lós movimien-tosintegristas especialmente implantados enla franja. d3: Gaza -Yihad Islámica y Ha-mas-, 415 de cuyos miembros fueroñ cap-turados por la policía judía y expulsados alsur de Líbano. Como este país no les acep-tase, debieron permanecer en tierra de na-die, soportando el helado invierno de7992193 y el abrasador verano siguiente enun campamento improvisado, de donde seles permitió regresar en el otoño de 1993,para ir a parar a las cárceles de Israel. Porlo demás, todo seguía igual. En Nueva Yorkse iban realizando con desesperante esterili-dad nuevas sesiones de las óonferencias depaz, que en el verano de 1993 alcanzaba yasu número 11. La intifada mantenía su ac-tiv!{ad y cosechaba más muertos, unos1.300; más heridos, cerca de 5.000 de cier-ta consideración, y los palestinos llenabanlas cárceles de Israel, alcanzando la cifra de18..000 según la OLP y de 13.000 según elGobierno de TelAviv.

Sin embargo, había un nuevo clima, unasensación de que algo podía cambiar. En

T.únez, donde tiene su sede la OLP, se pro-ducían fuertes discusiones internas que po-nían en tela de juicio la gestión del históricodirigente Yasser Arafat. Por un lado, la or-ganización estaba en bancanota y los riva-les del mítico presidente hablaban de mal-versación de fondos; aún era más grave laabierta disensión entre los dirigenteipalesti-nos del interior, con Feisal al-Husseini a lacabeza, que habían participado en las con-versaciones de paz'de Washington, porquese sentían desautorizados por la presidenciade Ia OLP.

éPor qué se sentían desautorizados?, sepreguntaba a finales de agosto la prensamundial. Sencillamente, porque a lo largode las interminables jornadas de las once se-siones de negociacién habían sostenido laspremisas enunciadas en Madrid: autonomía.aunque fuera limitada, para toda Cisjorda-nia y Gaza; libertad para todos los palesti-nos encarcelados en Israel; control de lasfronteras conjuntamente con Israel; policíapalestina; progresiva supresión de los asen-tamientos judíos en los territorios ocupados.etc. Y, a finales de agosto, esa delegaciónera sorprendida por los rumores que llega-ban de Oslo, según los cuales altos dirigen-tes israelíes y de la OLP habían negociadouna autonomía parcial para Gaza y Jericó.iEra posible que? después de casi dos añosde inflexible negociación de los puntos departida, la dirección de la OLP hubiese he-cho concesiones sobre el 95 por 100 delterritorio de Palestina?

Los rumores se confirmaron. Bajo losbuenos auspicios del ministro de AsuntosExteriores noruego, en negociaciones secre-tas y directas entre el Gobierno israelí y laOLP, judíos y palestinos acordaron una au-tonomía gradual, comenzando por la franjade Gaza y la ciudad de Jericó. Era poco,apenas 300 kilómetros cuadrados, pero eraalgo: el embrión del Estado palestino.

El día de Washington

El día 13 de septiembre de 1993 palesti-nos e israelíes, que el día 9 de septiembre sereconocían mutuamente después de haber-se combatido durante 45 años, acudían aWashington, dispuestos a firmar lo acorda-do en Oslo. En la solemne ceremonia esfu-vieron, junto a todo el cuerpo diplomáticoacreditado en la capital de Estados Unidos,

ConÍerencia -d9 o3z- en Madrid. Los patuocina,loyes de la reunión, Gorbachov y Bush, con el jefe del go-

biemo español, Felipe González, descendiendo Ia escalinata del Palacio Real de Maárid, segiidos de-losembaiadores y representantes de los países á¡abes e lsrael, que acudieron a la prometeiora-convocatoria

los ex presidentes Ford, Carter y Bush -im-pulsores de la paz en Oriente Próximo- yallí, radiante, se encontraba el presidenteClinton, cosechando su primer triunfo inter-nacional con el mínimo apretón de manosentre el presidente del Gobierno de Israel,Isaac Rabin, y elpresidente de la OLP, Yas-ser Arafat.

La rutilante ceremonia era, sin embargo,tan sólo el comienzo del camino. Inmed-ia-tamente debían abrirse negociaciones paraconcretar las condiciones del establecimien-to delmini-Estado palestino. L^as delegacio-nes se reunieron inicialmente en El Cairo ydespués en la ciudad-balneario de Taba, enel noreste de la península del Sinaí. Apenastranscurridas las dos primeras semanas denegociaciones se llegó a las cuatro cuestio-nes que constifuirían el nudo gordiano delproblema:

a) La extensión de la ciudad de Jericó,que los judíos limitaban alperímetro delcas-co urbano, esto es, apenas 30 kilómetroscuadrados y que los palestinos deseabanabarcara a toda la región, con una superfi-cie de unos 300 kilómetros cuadrados.

b) El control policial de las colonias judías

establecidas en esos enclaves palestinos. LaOLP pretendía, primero, que la policía israe-lí se mantuviera dentro de ellas y, a medioplazo, que los judíos levantaran los asenta-mientos. TelAviv, por el contrario, no mos-traba interés alguno en retirar los asenta-mientos agrícolas y pretendía que el controlmilitar-policial se hiciera desde fuera de superímetro.

c) El control de las carreteras interioresque comunican el resto de Israel con esosenclaves. Israel proponía sostener el controlabsoluto, mientras que los palestinos desea-ban compartirlo para no convertirse en gue-tos cuyos accesos estuvieran absolutamenteen manos israelíes.

d) El control de las fronteras de Jericóc.on Jordania y de Gaza con Egipto. Preten-dían los palestinos tenerlo en ius manos,para ostentar alguna soberanía y no ser me-ros enclaustrados en esos reducidos territo-rios. Por el contrario, Ios judíos no queríanceder el conhol alegando que por esás fron-teras podían colarse en Israel cuantos teno-ristas se lo propusieran.

Como no hubiese forma de llegar a unacuerdo, las negociaciones se dilatáron, so- 29

30

brepasando el 13 de diciembre, la fechaconvenida para cerar la primera fase de lanegociación. Rabin y Arafat se entrevistaronpara mantener los acuerdos aunque las ne-gociaciones no esfuvieran cerradas; SimonPeres, ministro de Asuntos Exteriores de Is-rael, se entrevistaba tres veces con Arafat ysostenía con él maratonianas sesiones nego-ciadoras... todo inútil. Israel estaba dispues-to a conceder mucho menos de lo que elmundo entero había esperado.

El parto de los montes

Esta situación comenzaba a hacer dificilí-simo el cumplimiento de los acuerdos, quedeberían estar totalmente cerrados el 13

-de

abril, según se había establecido en Was-hington. Esos cinco meses de negociacionesbaldías habían envalentonado a los enemi-gos de los acuerdos, tanto entre los israelíes

-fundamentalmente los colonos de losasentamientos de Cisjordania y Gaza, queveían peligrar su situación- como entre lospalestinos más radicales: los integristas reli-giosos de Hamas, los de Yihad Islámica y lasorganizaciones de izquierdas -el FPLP y elFPDLP, establecidos en Siria-, que consi-deraban una humillante claudicación lo ne-gociado por la OLP. Unos y otros kataronde soliviantar a sus respectivas opinionespúblicas contra los acuerdos, y todos se lan-zaron a una carrera terrorista que en esoscinco meses produjo más de un centenar demuertos y triple número de heridos, Ilevan-do -como siempre- los palestinos la peorparte en una proporción de dos a uno.

Se imponía lograr algún progreso, pues elestancamiento de las negociaciones poníaen peligro los acuerdos para el estableci-miento de ese embrión de autonomía pales-tina. Con las presiones de Estados Unidos yla intensa mediación egipcia, se reunieronlas comisiones israelí y palestina en El Cairoel7 de febrero, conjurándose a no abando-nar la capital egipcia sin alcanzar algúnacuerdo. Para que la negociación no se de-morase en centenares de consultas a distan-cia, se personaron en El Cairo elministro is-raelí de Asuntos Exteriores, Simon Peres, yel presidente de la OLP, Yásser Arafat.

Finalmente, en la noche del9 de febrero,tras cuarenta y ocho horas de intensas dis-cusiones, Peres y Arafat estrecharon sus ma-nos y firmaron el acuerdo. Era, realmente,

el parto de los montes. En resumen, esto:a) los judíos se reservaban la seguridad desus asentamientos y el control de las carre-teras que conducían a ellos; b) los palestinosse hacían cargo de Ia seguridad de Gaza yJericó, compartiendo en algunos casos estaresponsabilidad con los israelíes; c) en lasfronteras con Jordania y Egipto se habilita-rían dos pasos, uno bajo conhol palestino.para los ciudadanos de esta nacionaiidad re-sidentes en Jericó y Gaza, y otro, con poli-cía israelí, para los viajeros judíos y de otrasnacionalidades cuyo destino fuera Jericó oGaza, que luego siguieran camino de Israelo de los tenitorios ocupados; d) control ju-dío de sus sinagogas y conjunto con los pa-lestinos de la seguridad a la entrada de al-gunas mezquitas; e) la extensión de Jericó.aunque quedaba para una posterior discu-sión entre Rabin y Arafat, era limitada a me-nos de 50 kilómetros cuadrados.

Evidentemente, las concesiones judíaseran tan escasas que ni siquiera la OLP po-día esgrimir ese acuerdo como un triunfo.Dentro del panorama histórico del conflictode Oriente Medio, sin embargo. sí podíaconsiderarse un avance: tras medio siglo deguerra, de odio, miedo y sangre, durante elcualla única comunicación fueron las accio-nes terroristas de unos y los contragolpesigualmente terroristas de otros, palestinos yjudíos negociaban. Debatían eiproblema enplanos desiguales pero, al menos, hablabanenhe sí.

Ramadán sangriento

Al día siguiente de la firma de los minúscu-los acuerdos comenzó el noveno mes delaño musulmán, el Ramadán de 1994: mesde penitencia, delgran ayuno, que dura to-das las horas de luz y que sólo se rompe alcaer la tarde y hasta que la madrugada delnuevo día permite distinguir un hilo blancode uno negro. Para los negociadores judeo-palestinos no hubo, sin embargo, tregua. ElIunes 14 de febrero volvieron a reunirse enTaba, tratando de atar bien los cabos de loacordado.

Otras gentes, por el contrario, estaban dis-puestas a ahogar en un baño de sanEe 1o

firmado en Washington. Tal era el caso delmédico judío Baruch Goldstein, nacido enBrooklyn, Nueva York, emigrado a Israel yestablecido en uno de los asentamientos

agrícolas israelíes de los territorios ocupa-dos, cerca de Hebrón. En la madrugada delviernes 25 de febrero, armado con un fusilde asalto, penetró en la mezquita de esta lo-calidad, donde aproximadamente a las 5.30horas unos 700 musulmanes se encontrabanpara la oración delalba -al-fagre-. Cuan-do estaban en la primera postráción, el asal-tante disparó su arma automática; agotadoel primer cargador, sonaron las explolionesde dos o tres granadas y, nuevameñte, elfu-sil de asalto volvió a disparar... Fue un cuar-to de hora espantoso, con los musulmanesgritando enloquecidos por el terror y bus-cando desesperadamente la salida, mientrasBaruch Goldstein los acribillaba sin piedad.Los detalles se desconocían al cierre de esteCuaderno: icómo se le permitió entrar allí ypor qué no intervinieron los soldados quecustodiaban eledificio? iEstaba solo o inter-vinieron más asesinos? Sin embargo, se co-noce lo esencial: entre 30 y 50 palestinosmurieron en la mezquita y 200 resultaronheridos.

Las negociaciones de Taba se suspendie-ron; las conversaciones árabe-israelíes deNueva York se paralizaron; en todos losterritorios ocupados se clamaba venganza ylas manifestaciones recorrieron las póblacio-nes palestinas, sufriendo docenas de muer-tos y centenares de heridos a manos delEjército, la policía y los colonos judíos. En-tre los palestinos se comenzó a gritar contra

l_o^s acuerdos; las encuestas daban un 65 por100 de opiniones conharias. La OLP y supresidente, Yasser Arafat, quedaron aisladosy hubieron de adoptar uná línea más durapara tratar de sobrevivir y propusieron los si-guientes puntos: a) el desarme de todos loscolonos; b) su salida de los asentamientosde Jericó y Gaza de forma inmediata V, Fro-gresivamente, de toda Cisjordania; c) solici-taron a las Naciones Unidas el envío de fuer-zas internacionales que salvaguardaran laseguridad de los palestinos... En fin, la uto-pla.

El Gobierno de Isaac Rabin, lamentandolo ocurrido, se limitó a desarmar a un cen-tenar de colonos distinguidos por su fanatis-mo y accedió a la presencia de observado-res internacionales desarmados. El Gobier-no de TelAviv también tenía las manos ata-das: su opinión pública, que en septiembreestuvo a favor de la negociación, reacciona-ba con miedo y se oponía ahora mayorita-riamente al desarme de los colonos v alabandono de los establecimientos agrícólas.La negociación quedaba paralizadalse rea-nudaría en El Cairo un mes más tarde pero,pese a las muchas esperanzas nuevamentesuscitadas, los acuerdos no terminaban dellegar. Sin embargo, al cierre de esias líneas,atgo_ya era seguro: no se cumpliría la fechadel 1_3 de.abril comprometida'en Washing-ton. Ese día aún continuaban en Gaza v Já-ricó los soldados israelíes.

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Informaciones de la prensa diaria.31

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