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FONDO DE CULTURA ECONÓMICA SEPTIEMBRE DE 2018 573 FO ND O DE CULTURA EC O N Ó MIC A S EPTIEMBRE DE 201 8 CONSTRUYENDO EL PAÍS QUE QUEREMOS

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F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M I C AS E P T I E M B R E D E 2 0 1 8 573F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M I C AS E P T I E M B R E D E 2 0 1 8

CONSTRUYENDO EL PAÍS QUE QUEREMOS

F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M I C AS E P T I E M B R E D E 2 0 1 8

El país que queremos

En el curso del año esta Gaceta ha insistido en la importancia de profundizar la democracia y pensar sobre ella desde todos los ángulos. Ahora volvemos sobre el tema con colaboraciones sobre el libro Vida y muerte de la democracia, de John Keane, que examinan su contribución desde el punto de vista historiográfico y de los nuevos contenidos y

formas de participación democrática en el mundo. La oportunidad es propicia para manifestar nuestra propia aspiración a la democracia que queremos para México.

Imaginamos un país que sea más seguro y pacífico, más próspero, justo, igualitario e incluyente; más independiente y más cooperativo con otras naciones, sobre todo con las de nuestra América; más limpio y sostenible, con instituciones públicas más transparentes, eficientes y al servicio de la población, y una clase política más comprometida con estos grandes propósitos.

Estamos conscientes de que nada esto será logrado sin una ciudadanía altamente participativa, vigilante de la gestión pública, informada de los asuntos que le conciernen y capaz de ponerlos en la agenda pública; una ciudadanía interesada no sólo en superar los problemas de su entorno inmediato, sino también en los grandes problemas nacionales, y atenta a la evolución de la democracia en el mundo y comprometida con su defensa.

Asumimos que la democracia no es sólo una forma de gobierno, sino un ideal social y personal; no es sólo una función de las instituciones públicas, sino que involucra un amplio rango de relaciones sociales. El Estado sólo puede representar a los seres humanos si éstos se encuentran orgánicamente asociados en torno a los asuntos de su interés y de su comunidad.

La articulación y defensa de los intereses de las comunidades y grupos sociales exige claridad de los actores sobre los fines a perseguir y los medios para alcanzarlos. Al buscar una causa justa podemos equivocarnos en los medios empleados, o bien la causa misma puede estar fuera de nuestro alcance. Necesitamos, pues, definir los objetivos con claridad, elegir los medios apropiados y ser flexibles para modificarlos sobre la marcha. La vida democrática es un conjunto de procesos experimentales.

Como institución difusora y promotora de conocimiento y cultura, esta casa editorial ha luchado implícitamente por estos objetivos en sus más de ochenta años de fecunda actividad continua. En el último cuarto de siglo ha mantenido una labor intensa para crear lectores en las nuevas generaciones. Más recientemente ha incursionado en las zonas más conflictivas del país con opciones de enriquecimiento cultural e intelectual para niños, jóvenes y padres de familia. Todo esto sin descuidar su producción de libros con lo mejor del pensamiento crítico, artístico y científico de México y el mundo.

Vale pues añadir a nuestra lista de deseos la aspiración a tener un México con muchos más lectores, y llevar nuestros libros a todos los rincones del país y del mundo de habla hispana en todos los formatos tecnológicos disponibles.�•

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José Carreño Carlón Director general del fce

Susana López, Socorro Venegas, Octavio Díaz y Juan Carlos Rodríguez Consejo editorial

Rocío Martínez Velázquez Editora de La GacetaRamón Cota Meza RedacciónLeón Muñoz Santini Arte y diseñoAndrea García Flores Formación y diseñoErnesto Ramírez Morales Versión para internetJazmín Pintor Pazos IconografíaImpresora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V. Impresión

Suscríbase enwww.fondodeculturaeconomica.com ⁄editorial ⁄ laGaceta ⁄[email protected] ⁄ LaGacetadelFCE

La Gaceta es una publicación mensual editada por el Fondo de Cultura Económica, con domicilio en Carretera Picacho-Ajusco 227, Bosques del Pedregal, 14738, Tlalpan, Ciudad de México. Editor responsable: Rocío Martínez Velázquez. Certifi cado de licitud de título 8635 y de licitud de contenido 6080, expedidos por la Comisión Califi cadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas el 15 de abril de 1995. La Gaceta es un nombre registrado en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, con el número 04-2001-112210102100, el 22 de noviembre de 2001. Registro postal, Publicación periódica: pp09-0206. Distribuida por el propio Fondo de Cultura Económica. ISSN: 0185-3716

Ilustración de portada: Teresa Guzmán

Mi tribualberto blanco

Construyendo el país que queremosdossier

Juan José Arreola:un genio completovirginia bautista

Cartografía del miedo: Balam Rodrigomariana bernárdez

El machete en la mano izquierda: vestigios de la Revolución de octubregisela kozak rovero

La democracia como construcción cotidiana y modo de vidajanine m. otálora

Una historia milenaria de la políticaciro murayama

Refl exión y análisis a cien años de la ConstituciónPolítica de los Estados Unidos Mexicanosjosé ramón cossío díaz

Una extraña seta en el jardínluis eduardo garcía

Apostillas a El motor de combustión internamario montalbetti

Jonathánédgar omar avilés

la gaceta 3 septiembre de 2018

Mi tribuAlberto Blanco

La tierra es la misma el cielo es otro.El cielo es el mismo la tierra es otra.

De lago en lago,de bosque en bosque:¿cuál es mi tribu?—me pregunto—¿cuál es mi lugar?

Tal vez pertenezco a la tribude los que no tienen tribu;o a la tribu de las ovejas negras;o a una tribu cuyos ancestros vienen del futuro:una tribu que está por llegar.

Pero si he de pertenecer a alguna tribu—me digo—que sea a una tribu grande,que sea una tribu fuerte,una tribu donde nadiequede fuera de la tribu,donde todos,todo y siempretengan su santo lugar.

No hablo de una tribu humana.No hablo de una tribu planetaria.No hablo siquiera de una tribu universal.

Hablo de una tribu de la que no se puede hablar.

Una tribu que ha existido siemprepero cuya existencia está todavía por ser comprobada.

Una tribu que no ha existido nuncapero cuya existenciapodemos ahora mismo comprobar.�•

La espera, esa compañía del silencio, se nutre de dudas y contradicciones: es la paciente espera de la comunión, no sabemos con quién, sólo que habrá de llegar un día. El fce celebra las próximas publicaciones del autor: El corazón del instante y La hora y la neblina (nuevas ediciones) y A la luz de siempre (primera edición).

poema

5 la gacetaseptiembre de 2018

león muñoz santini

dossier 573

Volvemos al tema #PensarLaDemocracia esta vez para contrastar con la realidad el mundo de las ideas. Se cierra la serie Constitución 1917, y su coordinador, José Ramón Cossío realiza un examen crítico de lo que signifi can los temas constitucionales en la agenda nacional. Compartimos nuevas lecturas de Vida y muerte de la democracia de John Keane desde la óptica de Janine Otálora y Ciro Murayama. Reseñamos la revista El Machete, pionera de la temática que compete a la izquierda en México. Podrán leer sobre El libro centroamericano de los muertos, e ir de la mano de la poesía para ver el retrato de la frontera sur. En contrapunto anunciamos nuevos libros sobre Juan José Arreola a cien años de su nacimiento, así como adelantos de primeras ediciones, reimpresiones y reseñas de poesía de México y Perú. Nuestra sección Trasfondo sigue presentando nuevas voces narrativas.

CONSTRUYENDO EL PAÍS QUE QUEREMOS

6 la gaceta noviembre de 2016

septiembre de 2018

construyendo el país que queremos

la gaceta 7

E ncuadernador, cuentista, actor, novelista, poeta, ensayista, edi-tor, cronista, corrector de estilo, traductor, microhistoriador, crí-tico de arte y escritor de solapas, prólogos y catálogos, Juan José Arreola (1918-2001) era “un ge-

nio completo.” Así lo define la escritora Beatriz Espejo (1939), quien lo frecuen-tó durante más de 10 años porque fue su maestro y editor de su primer libro. “Hizo creaciones bellísimas. Era un tipo que transformaba en literatura todo lo que le caía en las manos. Era una persona y un creador de primera.”

La novelista, cuentista y ensayista ve-racruzana narra en entrevista que Arreo-la le dio clases privadas de literatura en la casa de Río Elba, en la colonia Cuauhté-moc, donde el juglar vivía entonces. Cuan-do ella tenía 19 años le publicó su primer libro, La otra hermana (1958), en el sello Cuadernos del Unicornio. “Él me enseñó a tener una buena sintaxis, a saber escoger las palabras, a tener respeto por la página en blanco. Era un buen maestro. Siempre

he estado muy agradecida con él y he demostrado lo mucho que lo quería”, agrega la viuda del crítico literario Emmanuel Carballo (1929-2014).

“Cuando me casé con Emmanuel, él [Arreola] se quedó un poco resentido porque pensaba que yo lo había traicionado de alguna manera, que iba a dejar de escribir. Pero pronto vio que no fue así. Aunque

yo seguí adelante con mi carrera por otro camino, pues tenía mi propio criterio, nun-ca nos distanciamos. Lo fui a ver en su le-cho de muerte”, añade, y recuerda como “un hombre maravilloso, culto, inteligente, gracioso” al narrador y poeta que nació en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, Jalisco, el 21 de septiembre de hace cien años. “Con él nunca te aburrías; siempre estabas oyendo las palabras de una perso-na brillante. Su obra influyó fuertemente la literatura mexicana del siglo xx. Sin duda sigue vigente. Y creo que está bien posicionada en las librerías, aunque nin-guna reedición está de más. El mejor ho-menaje es que las nuevas generaciones lo sigan leyendo”, señala.

Juan José Arreola obtuvo premios im-portantes como el Xavier Villaurrutia

Juan José Arreola: un genio completoLa edición, reedición y reordenamiento de textos parece ser el destino de los grandes autores que no se propusieron erigir una obra y sólo escribieron textos dispersos. El primer centenario del nacimiento de este consumado artesano de la palabra da pie a nuevos y fecundos intentos.

virginia bautista

(1963), Nacional de Ciencias y Artes (1979), fil de Literatura en Lenguas Romances (1992) e Inter-nacional Alfonso Reyes (1995). Empezó a trabajar como encuadernador en Zapotlán en 1930 y, siete años después se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en la Escuela Teatral de Bellas Artes. Inició su trayectoria como escritor en 1941 con el cuento “Hizo el bien mientras vivió.” Sus títulos de ficción van de Varia invención (1949), a Palíndroma (1971), pasando por su obra maestra Confabulario (1952), Bestiario (1959) y La feria (1963), su única novela.

Ave de la palabraArreola fue “un hombre de cultura, un microhis-toriador, un pensador, un ser que se multiplicó y ofreció su palabra en la mano, un escritor en el más amplio sentido de la palabra”, afirma Sara Poot, especialista en su obra; lo define como “un ave de la palabra” y recuerda que, en una entrevista, él especificó que su pájaro favorito era el carpintero. “Y con su precisión, rigor y agilidad hizo su más precioso oficio artesanal y perfecto”, piensa Poot.

Y añade que el autor de Inventario (1976) escribió más de lo que se supone. “No sólo por la cantidad de sus textos, sino porque con ellos tocó profundidades, contextos, culturas, la suya propia y otras ajenas.”

Juan José Arreola

Iconografía alberto cué garcía

tezontle

1ª ed., 2018

izquierda: archivo fce ; arriba: arreola antes de sal ir a c iudad de méxico a estudiar teatro, 1937. archivo de claudia y fuensanta arreola

8 la gaceta septiembre de 2018

juan josé arreola: un genio completo

suyos en las revistas Surco Sur, de la University of South Florida; Crítica, de la Universidad Autónoma de Puebla; Luvina, de la Universidad de Guadalaja-ra; y Tema y Variaciones de Literatura, de la Uni-versidad Autónoma Metropolitana. Además dará conferencias en el Coloquio Arreolino (con sede en la Casa Taller Juan José Arreola en Zapotlán, Jalisco), en El Colegio de México, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Feria Internacional del Libro del Estado de México. Autor de Juan José Arreola: la tragedia de lo imposible (2003) y Rulfo y Arreola: desde los márgenes del texto (2010), Vázquez aclara que “está pendiente de publicar su correspondencia, sus diarios, sus artículos disper-sos y sus manuscritos inéditos.”

Arreola y el fceFelipe Vázquez detalla el lugar especial que el Fondo de Cultura Económica tuvo en el corazón del bar-do de Zapotlán el Grande. “Arreola dijo en varias ocasiones que el Fondo había sido su universidad, pues allí por vez primera convivió de manera siste-mática con escritores y filósofos, aprendió el oficio de editor y se inició como traductor del francés al español.” Subraya que el fce fue su primera casa editora y donde publicó sus obras más importantes. “Arreola ya se había iniciado como editor, pues ha-bía publicado las revistas Eos y Pan a principios de los años 40, pero al convivir con notables editores que venían del extranjero, tuvo la oportunidad de profesionalizarse. Así lo vemos fundar, en compa-ñía de varios amigos, la editorial Los Presentes en 1950; luego creará Los Cuadernos del Unicornio y la revista y las ediciones de Méster. Creo que la tradición literaria mexicana le debe el auge pos-terior de los talleres literarios y de las editoriales independientes”, apunta el especialista.

Adelanta que el Fondo publicará este año dos li-bros de Arreola: Iconografía, cuya investigación iconográfica, selección de textos y cronología es-tuvo a cargo de Alberto Cué, y el volumen de poe-mas y acuarelas Perdido voy en busca de mí mismo, cuya compilación fue realizada por Orso Arreola, mientras que el mismo Vázquez hizo la edición, in-troducción y notas.

“La Iconografía nos permite asomarnos al mun-do de Juan José desde su infancia hasta su muerte. Cué hizo una gran investigación en archivos perso-nales e institucionales y estableció una notable cro-nología de la vida del escritor zapotlense”, continúa. Añade que esta obra es el complemento iconográfico e histórico de las biografías de Orso Arreola: El último juglar. Memorias de Juan José Arreola y Juan José Arreola: vida y obra, y de Fernando del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola (1929-1947). El investigador informa que lo primero y lo último que escribió Arreola fueron poemas. “La lectura y la escritura de poemas le dio la disciplina para crear poemas en prosa fulgurantes y ceñidos, ambiguos y de notable tensión lírica. La edición de Perdido voy en busca de mí mismo rescata todos los poemas en verso y algunas obras gráficas de Arreo-la.” Explica que la Secretaría de Cultura de Jalisco ya había publicado la selección de poemas Antiguas primicias en 1996. “Pero se trata de una edición muy precaria, sin ningún establecimiento textual y ade-más abunda en erratas. La edición del Fondo reúne el total de la producción lírica de Arreola, la esta-blece cronológicamente, subsana errores de trans-cripción y además incluye varios poemas inéditos.” Finalmente, Vázquez aclara que el paradero de las acuarelas se desconoce. “En este libro se rescatan sólo 11 y un dibujo. El rescate del Arreola pintor está pendiente, pues se tiene que hacer una investigación casi a tientas; las personas que organizaron sus exposiciones han muerto y así resulta más incierto el rastreo de las obras”, lamenta.

Profesora de la Universidad de California en San-ta Bárbara, Poot destaca que la obra de Arreola se caracteriza, desde un principio, por un cruce de géneros —tanto literarios como de época—, de ejer-cicio de estilos, de mezcla entre discursos ficticios y no ficticios. “Escribía textos de índole distinta. Respetaba al pie de la letra retóricas y preceptivas; al mismo tiempo que trastocaba, transformaba. Era eco de otros espacios y tiempos —de lo más cercano y tradicional a lo más lejano y moderno—, dialogaba con otras culturas, ponía su propio toque de humor, hacía realidades de la ficción, ficcionalizaba reali-dades y alternaba unas y otras”, agrega.

La cofundadora y directora de uc-Mexicanistas —asociación de la casa de estudios californiana que estudia la cultura mexicana— añade que entre las palabras mayores de Arreola están las de sus piezas breves, marcos de sustento, de introducción a otras textualidades, sean pictóricas, musicales o litera-rias. “Esto es, a sus escritos que son prólogos, pre-sentaciones de las artes de México, a las que nuestro escritor nos introduce como maestro de ceremonias a una obra a punto de empezar”, explica. Justo sobre esta temática diversa y lúdica, la doctora en litera-tura hispánica por El Colegio de México prepara el libro La multiplicación de la palabra. Milagros de Juan José Arreola, que la unam publicará este año. “Creo que, desde un principio, su escritura se fue multiplicando a la vez que dispersando. Reunirla alrededor de lo publicado en libros y antologías se-ría restituir a la obra un carácter más amplio y con más posibilidades de estudio”, concluye.

Poot acepta que siempre estará en deuda con quien considera su maestro, a quien le dedicó su tesis de doctorado.

Un juego aterradorEl poeta y crítico literario Felipe Vázquez (1966) destaca que, con la publicación de Varia invención y Confabulario, Arreola inaugura el cuento moderno en México. “Adapta a la tradición mexicana estrate-gias narrativas, recursos retóricos y temáticas de la literatura europea; pero esos textos tienen además los atributos del juego, del humor, de la levedad y la gracia”, explica. Leerlo significa, dice, descubrir las posibilidades de la imaginación desde la expe-riencia poética. “Pero si leemos con detenimiento descubriremos que sus textos, sin dejar de estar penetrados por el humor y la belleza lírica, nos dan una visión desapacible y patética de la condición humana.” En realidad, prosigue, “hay una crítica feroz, una disección mordaz de los pliegues de la conciencia; pero esta visión cruda de lo humano está narrada desde un ambiente festivo, poético, alegórico y bordeando los límites de lo absurdo. Por eso no nos damos cuenta, en una primera lectura, que Arreola muestra un juego aterrador de relacio-nes entre los seres humanos.”

Respecto a la vigencia de la obra de quien trabajó con intelectuales de la talla de Xavier Villaurrutia, Rodolfo Usigli y Antonio Alatorre, entre otros, Váz-quez recuerda que ya Jorge Luis Borges lo ponía en claro: Arreola “pudo haber nacido en cualquier lugar y en cualquier siglo.” En efecto, “los mejores textos de Arreola se sustraen a su época y remon-tan el tiempo con bastante felicidad; basta revisar las traducciones a diversas lenguas en lo que va del siglo xxi: al japonés, al chino, al ruso, al checo, al italiano, al portugués. Asimismo, hay que ver las constantes ediciones y la diversa producción crítica en torno a sus obras. Quiero suponer que sus textos se leerán en el futuro con el mismo asombro y gusto con que hoy los leemos”, dice.

Vázquez, autor de los poemarios Tokonoma (1997), Signo a signo (2001) y El naufragio verti-cal (2017) detalla que, en el marco del centenario del nacimiento de Arreola, se publicarán ensayos

Lo vital en ArreolaAlberto Cué, autor de la investigación, selección y cronología de Iconografía, reflexiona sobre cómo el capítulo de las biografías de los escritores mexi-canos tiene “un déficit notable de obras y criterios.” Dice que “desde la falta de tradición o escasez de obras significativas hasta la deficiente contextuali-zación histórica —para hablar únicamente del siglo xx—, las obras literarias de nuestros escritores se acompañan, con el paso del tiempo, del desvaneci-miento de los contornos vitales de sus autores, ori-ginando datos biográficos aislados y superficiales que ocupan el lugar de una vida y una trayectoria verídicas.”

El especialista afirma que, en el caso de Arreola, dado el carácter multifacético de sus muy diversas actividades y de su constante movilidad en espacios geográficos por lo general bien delimitados, el tema plantea sus propias dificultades.

“Desde luego, el primer interés en la vida de los escritores —y Arreola no es la excepción— es su obra literaria. Pero ésta muchas veces adquiere más amplias y ricas dimensiones de comprensión si conocemos el trasfondo vital del cual surgió. Como en Juan Rulfo o en Gabriel García Márquez, también en Arreola se entiende que su obra nació de la clara determinación de ser escritor”, considera.

Pero para Cué, más allá de esta determinación, los avatares existenciales también cuentan. “En su mayor parte, los de Arreola se resumen en su lucha con la enfermedad, una lucha que lo invitó a redoblados esfuerzos, lo que le aportó dramatismo a su lucha con la escritura. Se me ocurre pensar que su libro fundacional, nada menos, se concibió y se gestó en medio de una de las mayores crisis que sufriera a lo largo de su vida.” Abunda que, de 1948 a 1950, “entre su salida del fce y su recuperación psíquica, pasando por una intensa crisis familiar en la que el fracaso y la frustración parecían envolver su vida y su incipiente obra, Arreola nace escritor, y uno de los buenos, como él justamente ya lo cree desde entonces. De manera que la lectura de Varia invención puede tener, a la luz de estos hechos, una dimensión distinta, o complementaria, a la que le ha otorgado hasta ahora la crítica literaria.”

El investigador aclara que éste es sólo un ejem-plo, un episodio de los muchos que tiene la vida de Arreola en relación con sus obras fundamentales. “Hasta 1972, cuando terminan de publicarse sus Obras en Joaquín Mortiz, sus experiencias han sido inmensamente variadas, tanto en el ámbito de su vida pública y profesional como en su vida familiar y privada. “La lucha de Arreola en el terreno de la escritura es tan intensa como su lucha vital y como su lucha en el ambiente literario. Por tratarse de alguien que, según él mismo admitió, se quitó a sí mismo tantas oportunidades en la vida, no es poca cosa”, añade.

Destaca que el naufragio metafísico de Arreola, que señala un crítico sagaz, es todavía entendible más allá de la especulación meramente literaria o filosófica. “El peso de la culpa no es sólo teológica, es también vital, existencial. La desolación del mun-do, el infierno de los otros, el apocalíptico devenir humano, tienen también su raíz en la pesadumbre de una vida cotidiana combinada con la mecha in-flamable de la poesía, que fue para él misterio y salvación.”

Alberto Cué concluye que las paradojas de la vida de Arreola se hallan enterradas en esas joyas de la brevedad que son sus textos, como en una con-densación imposible de imaginar. “Y, no obstante lo que ha sido su vida en la realidad de los años terrenales, su poesía siempre quedará más allá de todo lo demás.”

Juan José Arreola murió el 3 de diciembre de 2001.�•

En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2002 se presentaron los siguientes títulos de y sobre Juan José Arreola: Prosa dispersa, selección y notas de Orso Arreola, Conaculta, 2002; Arreola en voz alta, compilación y presentación de Efrén Rodríguez, Conaculta, 2002; Breviario alfabético, selección y prólogo de Javier García Galeano, Conaculta, 2002; Arreola y su mundo, Claudia Gómez Haro, Conaculta, 2002.

archivo fce

septiembre de 2018

construyendo el país que queremos

la gaceta 9

L os pájaros sólo saben de horizon-tes; otra es la circunstancia hu-mana que se enraíza en la pala-bra, ese puente que anuda la vida y la muerte, ahí donde lo impen-sable hace su traza; esa rayadura donde se afirma la existencia de

la frontera, el límite que hace sospechar el otro lado, el allende, el más allá o el antes muy antes de Alí Chumacero en su “Poema de amorosa raíz.”

La frontera. Signo de poder. Signo de nuestro tiempo.

Con fortuna, la mejor de las veces es cicatriz, pero la mayoría es herida que evidencia de forma cruenta el lenguaje de la peste, del atrincheramien-to, el desconocer al otro en su linaje como persona. Bajo su constelación, lo sabemos, la vida vale una insignificancia. Y decimos y nombramos y tratamos de cercar a esta hidra de mil por mil cabezas bajo la cifra de “lenguaje de la violencia”, como si con ello se pudiera acotar su ferocidad; como si se pudiera dar testimonio de la incomprensión que siembra; como si bastara constatar que el miedo es su sus-tento para que se desvaneciera.

Pero su dominio se afinca en la promesa de otra tierra y, como toda promesa, seduce con la posibi-lidad de vivir de otro modo, de andar el tiempo sin la zozobra de la sombra. Silba en la lejanía el seréis como dioses, pro-mesa fundacional que encierra el voto de otra condición, engañando con el doblez del tiempo: el futuro que abre la esperanza como bien preciado, sobre todo cuando la dislocación de sentido es la moneda de cambio. Regala también el despliegue del camino cuyo resonar provoca el espejismo del viaje. Atrás quedará el temor, atrás, pero lo sabemos, la promesa prueba mí-nimamente su verdad para mantener la ilusión del porvenir y para seguir abri-gando la sed interminable de la fatalidad.

La violencia alcanza su imperio por medio de la negatividad de su discurso. Mucho se ha reflexionado en torno al tema, recuérdese —por mencionar a al-

gunos pensadores— a Ricouer, Nemo, Safranski e incluso Adorno, quien cuestiona la posibilidad de escribir después de Auschwitz. Quizá ahora seamos más conscientes de la virulencia de la barbarie, lo que nos lleva a desapegarnos de la rispidez de su espectáculo dentro de la aldea global, tan aplaudida durante el siglo pasado.

Los medios oficiales han tratado de clausurar durante décadas el resuello de la duda que desafía su autoritarismo, y quedan en nuestra memoria los poemas “Tlatelolco 1968” y “Maltiempo” de Jaime Sabines y “Memorial de Tlatelolco” de Rosario Cas-tellanos sobre 1968, o la poesía del grupo La espiga amotinada… Entre tanto intento de acallar, lo que se ha logrado es fracturar el sentido de lo real. El clímax, a nuestro asombro, decanta en el gesto de la indiferencia; basta desviar la mirada, y aquello que pasa se sujeta a lo efímero y a la inmediatez. La apatía y el ninguneo surgen en tanto mecanismo psicológico de defensa porque es difícil vivir bajo la espada del verdugo y asumir la vida cuando se sabe con qué facilidad se puede cruzar el umbral de la muerte.

Estas son las coordenadas que dominan la fron-tera sur y delimitan el paisaje por el que transcurre la escritura de Balam Rodrigo en el Libro centro-

americano de lo muertos. Los que desco-nocemos esta realidad de primera mano, por no vivir dentro de su circunferencia, recibimos “noticias”, girones, retazos des-alentadores. Extraño parecería entonces que un libro de poesía anduviera tras razones y las pidiera, o por lo menos las buscara, cuando supuesto era que aquella tradición de la poesía social, tan presente en las décadas de los sesenta y setenta, había quedado atrás, y que la función de denuncia se limitaba al ámbito del perio-dismo, pero ¿desde cuándo la poesía no es social?

La libertad, ese elegir para tocar el vér-tigo de la altura, es un decir “yo” para decir “nosotros”, cuando la piedra cabe en la palabra piedra, y la rosa es un nom-brar el mundo; este mundo de hoy que ha

agudizado su crisis mediante los migrantes, de los nómadas, de los balseros, de los de a pie, de los de huida que andan en eso de salvarse ganando el pan del exilio, del exilio interior, del destierro, de los que andan arrancándose del miedo y del hambre, del exterminio, del acecho, de esta larga y triste historia de la desventura cuyo principio se pierde en la desmemoria.

Y no es consuelo saber de su imparable trillar ni que el paria, el desplazado, el migrante, el expulsa-do, el perseguido habrá de llevar consigo las llaves de su casa, la chinilla del riachuelo, la canción de cuna, el olor del maizal o el de la tierra mojada; ni saber que se ha puesto en marcha tratando de dejar atrás el estremecimiento que ya no le cabe dentro del cuerpo. No es consuelo, y en cambio sí es, como escribió Raúl Renán, pan de tribulacio-nes para quien es forzado a revivir la experiencia fundamental de la desproporción del desarraigo.

Desde el río Suchiate hasta el río Bravo, el poeta traza un camino no inédito de muertos donde La Bestia, los narcos, la migra, los polleros, los bár-baros, Las Patronas, la salvaje planicie de los rie-les, la selva perdida a trompicones y sobre todo la brutalidad de la desesperación son las máscaras tras las que se esconde la desmesura… Las páginas se van poblando de voces y prevalece un tono na-rrativo, una prosa poética que enhebra la singular historia personal y su entronque con lo colectivo; lo íntimo con lo público; el anhelo de la vida con la fosa común.

Balam Rodrigo hace una crónica reiterada de lo atroz, donde la “ley de sangre” esconde una historia de mayor dolor, la de la fractura con su Dios, ¿por qué permite la furia que lleva al hombre a acechar al hombre?, ¿para qué el redoble del misterio de la desproporción? Tal fiereza reduce el alma a su fra-gilidad, muestra la vulnerabilidad, la indefensión. ¿Dónde está Dios, por qué no detiene la mano del asesino, por qué no ampara al desvalido?, ¿habrá de permitir que una bala perdida derrumbe en eterno retorno los sueños?

Recuerdo inevitablemente a Hannah Arendt cuando refiere en Eichmann en Jerusalén cómo “personas normales” cometen actos atroces sin reflexionar sobre ellos o en sus posibles consecuen-cias, sino en la preocupación de cumplir con las reglas de un sistema; inquieta hasta la obcecación saber que “la banalización del mal” ha hecho reino entre nosotros.

Se quisiera un antídoto certero, algo que devol-viera el equilibrio a la balanza, que se tuviera al menos un sentido de lo justo; y aquí cabe la pregunta de si el lenguaje poético habrá de devolver al hom-bre su mesura. Si aceptamos nuestras tradiciones habremos de decir que sí, y habremos de recordar que no en vano se expulsó al poeta de la ciudad, ni tampoco fue en vano que Edipo recorriera los caminos hasta el Bosque de las Euménides, o que Dante encontrara La vida nueva en el movimiento de las estrellas.

Algo ocurre para que las primeras décadas de este siglo sean dominadas por el infortunio. Para muchos, tal cuestión anuncia el fracaso de la con-cepción del Estado benefactor; para otros el agota-miento del modelo económico; para otros más, la colisión de dos paradigmas antagónicos, pero en lo personal, mi mayor preocupación no es la crisis en sí, sino el malherir del lenguaje y el marchitar de las palabras: tanto horror no cabe en la lengua. Y sin palabras no hay pensamiento.

Sólo el lenguaje poético y el poema pueden rei-vindicar el poder de las palabras, es decir, sólo en la poesía se confiesa aquello que doblega al hom-bre, su caer, su fractura, su encrucijada donde lo contingente da lugar a la claridad: el lenguaje bro-ta en su despertar. La experiencia poética es una experiencia existencial, fundacional, como nos lo hace saber Balam Rodrigo en este su libro ganador del Premio de Poesía Aguascalientes 2018, y como dijera Dolores Castro, creo absolutamente que la poesía puede cambiar el mundo.�•

reseña

Cartografía del miedo: Balam RodrigoLibro centroamericano de los muertosHaciendo eco del libro ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2018, la autora, también poeta, manifi esta su estupor ante el agotamiento del lenguaje para nombrar el sufrimiento de los migrantes centroamericanos.

mariana bernárdez

[…] tirados a un lado en los caminos de extravío,mordidos por alambradas, destrozados por manos muertas,atropellados por trenes que gritan en medio del vacíocomo pájaros despedazados por mandíbulas de óxido,lo que antes fueron pantalones, zapatos, blusas, telas,son ropas e hilachos sin cuerpo, rastrojo, recientes formassin carne, piezas hormadas por la muerteextendiendo su cordón umbilical de suciedad y traposdesde el río Suchiate hasta el río Bravo.

Libro centroamericano

de los muertos

balam rodrigo

Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes

2018

méxico, 1ª ed., 2018

10 la gaceta septiembre de 2018

construyendo el país que queremos

el machete

El número 16 de El Machete, revista mensual de cultu-ra política  (octu-bre, 2017) consti-tuye un homenaje a la tradición de

pensamiento más irreverente de la izquierda de filiación marxista, con  miradas que oscilan entre la ruptura con tal filiación y su reva-lorización de cara a los tiempos que corren. Se conservan la práctica de plantear un tema central y las secciones “Qué hacer”, orientada al entretenimiento, “Lecturas”, con reseñas de libros, y “Ropa sucia”, cartas a la dirección con fuertes crí-ticas al status quo de la izquierda. Los editores mantuvieron el diseño gráfico de Rafael López Castro, quien  coordina a los diseñadores y artistas participantes. Se incluyen textos de ficción política y creación literaria. Roger Bartra repite en la dirección, apoyado por sus antiguos colaboradores José Ramón Enrí-quez, Hugo Vargas y Christopher Domínguez Michael. Inevitablemen-te, un aire nostálgico recorre sus páginas, el cual termina disipándose cuando el lector penetra en el exa-men descarnado de la izquierda revolucionaria de los últimos cien años y en la exploración de los dile-mas del México y el mundo actuales. Tal exploración toma como punto de partida (o como pretexto) el tema

central del número, “Vestigios de la revolución de octubre”, y se pro-yecta al presente y al futuro de la política mexicana y mundial.    

Esta entrega conmemorativa con-tinúa  el proyecto editorial nacido en el seno del Partido Comunista Mexicano (pcm) en 1980, cuando su secretario general era Arnoldo Martínez Verdugo, quien escogió al hoy reconocido antropólogo y pen-sador Roger Bartra como director de la publicación. La coyuntura de entonces exigía el debate ideológico abierto, pues el  pcm comenzaba a participar en el juego electoral, dejando en el pasado su aspiración a la toma insurreccional del poder y la dictadura del proletariado, entendi-da como dictadura de partido único. El Machete,  más que el órgano del partido, fue entonces el nicho de la izquierda disidente de la mentira como discurso y del silencio como táctica de lucha; denunció al estali-nismo, el castrismo y el maoísmo sin miedo a dar “armas al enemigo.” Fue también la izquierda que  se atrevió a asumir la diversidad de visiones propia de los sistemas democráticos.

El pluralismo político e ideológico es ante todo escucha y valoración de posiciones encontradas sobre el bien común, y El Machete debía abrir cauce al debate y a la infor-mación de los conflictos sociales en todas sus facetas. Por ende, Bartra y su equipo orientaron la publi-

cación  por la senda de la audacia visual como expresión de la audacia conceptual y política que significaba dar entrada al feminismo, al movi-miento ecologista y a los derechos civiles de los homosexuales, luchas que no encajaban en las categorías de las clases sociales características del marxismo-leninismo. Asimismo, se le concedió voz a las corrientes políticas heterodoxas como el euro-comunismo de los años setenta, en-cabezado por los partidos comunis-tas de Francia, Italia y España,  que encausaron la lucha socialista en los parámetros de la democracia libe-ral. El mismo tratamiento recibió el movimiento Solidaridad de Polonia, que le plantó cara al gobierno satéli-te de Moscú.

En el artículo “El Machete: Abrir el paso”, Eduardo Vázquez Martín relata la historia de la revista desde su nacimiento en 1980 hasta su des-aparición en 1981, por obra y gracia de las corrientes más dogmáticas del pcm. El autor señala el  pa-rentesco de la publicación con El Machete de los años 20, cuando en el partido militaban miembros de las vanguardias artísticas mexicanas en tiempos del muralismo. Parecie-ra entonces que, desde tan lejanos inicios, El Machete, al igual que el instrumento de trabajo rural que le da nombre, abre caminos funda-dos en un espíritu de renovación de la sensibilidad y de las ideas, notable

por su acercamiento a los lenguajes artísticos y literarios característi-cos de la modernidad. En este  nú-mero conmemorativo, el diseño y las imágenes recuerdan la visualidad paródica que impugnó a principios de los años ochenta las imágenes sagradas del comunismo soviético; la inclusión del texto “Apócrifo”, de Tedi López Mills, basado en versos de las Iluminaciones, de Arthur Rimbaud, apela a una modernidad ajena a cualquier forma de realismo.

Con  este espíritu de crítica y heterodoxia, el número conmemora-tivo evalúa la revolución de octubre a un siglo de su triunfo. Desde una postura liberal, Christopher Domín-guez Michael, en su artículo “¿Era inevitable la revolución rusa?”, califica de religioso al bolchevis-mo. Sostiene que Lenin fue capaz de crear una suerte de movimiento gnóstico que usó el lenguaje de la razón para justificar un experimen-to de ingeniería social que resultó brutal para sus víctimas. Para el autor no tiene sentido pensar en la revolución de octubre en términos de inevitabilidad histórica sino del papel jugado por un líder capaz de conectar con las pulsiones más vio-lentas y autoritarias de su tiempo. Luciano Concheiro, con un irónico ejercicio de política-ficción, sustitu-ye la conmemoración de la revolu-ción de octubre por la celebración en “Hacia el centenario de la victoria

reseña

El machete en la mano izquierda: vestigios de la revolución de octubreReseña y crítica del número conmemorativo de la ahora célebre revista El Machete, que contiene una revisión de sus temas a 36 años de su terminación. Coedición del fce, cdmx, La Jaula Abierta e inah.

gisela kozak rovero

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el machete en la mano izquierda: vestig ios de la revolución de octubre

observar limitaciones de la izquier-da más democrática e inteligente (no comunista) presente en sus páginas. Como liberal inconforme con el presente y de tendencia pragmática, temo que incluso la izquierda no autoritaria sigue privilegiando una mirada sobre el capitalismo como sistema global que olvida las enor-mes diferencias existentes entre los países. Si bien Suecia, China, Arabia Saudita y México comparten la economía de mercado, constituyen realidades culturales, políticas y so-ciales muy distintas; el menosprecio de estas diferencias a favor de ideas como sistema-mundo, globalización neoliberal, capitalismo tardío o postcapitalismo, puede obstaculizar la labor política en favor de demo-cracias cada vez más funcionales y avanzadas. Tal como lo menciona Eduardo Vázquez Martín en su ar-tículo, sobran amenazas de diverso signo ideológico en el mundo, desde el fundamentalismo islámico, la narcopolítica y el nacionalismo de inspiración fascista hasta  la izquierda autoritaria y populista. Quizás la lucha por el porvenir no se dirima entre izquierda y derecha sino entre quienes defendemos la de-mocracia como pluralismo político e ideológico y los que en nombre de grandes ideales épicos insisten en ponerle fin.

En todo caso, este número de El Machete es absolutamente reco-mendable. Su impecable edición a cargo de Gerardo Villadelángel nos recuerda, con irónico e intencional anacronismo, que todo ideal político está sometido a la caducidad y a la prueba tremenda de la realidad. Ni siquiera las ideas heterodoxas de la publicación en los años ochenta re-sistieron la prueba del tiempo, pero en sus páginas se respira el aire de iconoclastia y rebeldía capaz de asegurar un lugar en el futuro a esa izquierda no dogmática depositaria de anhelos históricos que siguen en pie, como la superación de la pobre-za y una mejor vida para los seres humanos.�•

nómica y espiritual que, a su juicio, provoca el capitalismo, no es frenar este sistema económico, no irse por la pendiente populista, ni soñar con el comunitarismo nostálgico, sino aprovechar el potencial democra-tizador de las tecnologías de infor-mación y comunicación y las nuevas formas de vida asociadas a ellas.   

La postura de Bartra difiere de la de Juan Villoro, quien, en “La du-ración de la impaciencia. Discurso sobre el tiempo político”, reivindica el comunitarismo anti-jerárquico de raigambre rural e indígena del mo-vimiento zapatista de Chiapas, a di-ferencia de Bartra y del “Manifiesto Acelerado (para una política acele-racionista)” de Alex Williams y Nick Srnicek. Estos últimos descartan los movimientos de resonancias pre-modernas en favor de una sociedad hipertecnológica, capaz de llevar a sus últimas consecuencias las fuerzas productivas desatadas en las últimas décadas. Marx y Lenin son reivindicados como los acelera-cionistas por excelencia; el autori-tarismo y el verticalismo leninistas son virtudes políticas que llevarán al nuevo mundo liberado del ho-rror capitalista. Antonio Negri, en “El manifiesto acelerado. Una reflexión”, abona en esta dirección. La democracia liberal y  la economía de mercado son dos obstáculos a superar a favor de una planificación cuyos artífices, suponemos, perte-necen a la iluminada vanguardia de inspiración leninista. Los medios no importan, sólo los fines: emancipa-ción colectiva y autogobierno. Los aceleracionistas son comunistas que en lugar de la hoz y el martillo pon-drían un chip en la bandera roja.

Mantengo las distancias con la izquierda no dogmática que puede mantener cualquier persona que alguna vez predicó el marxismo, abjuró definitivamente de él,  pasó luego por una revolución como la bolivariana y tuvo que irse de su país. Tales distancias no me impiden apreciar la seriedad intelectual que anima esta edición postcomunista de El Machete pero sí me permiten

riana, acaudillada por Hugo Chávez, convertida luego en espanotosa versión del comunismo del siglo xx. “La primavera venezolana o el fin de una impostura”, de Paula Vás-quez Lezama, describe la tragedia “chavista-madurista” a partir de datos confiables y de las acciones de la resistencia opositora.

Tanto en el caso mexicano en 2018 como en el venezolano en 1998, el cansancio respecto a democracias percibidas como corruptas e inep-tas ha tenido influencia en el ánimo “anti-sistema.” Hugo Vargas  en “Los años del panismo” y Marina Azahua en “El muro y la sonrisa. El despo-tismo mexicano”, indagan las causas que han producido tal cansancio, en-tre las que destacan la incapacidad del estado para profundizar la tran-sición democrática y manejar con eficacia el monopolio de la violencia ante el auge del narcotráfico. Se considera, por supuesto, la pobreza existente en el país, pero la violencia es considerada como problema prin-cipal. En las páginas de “La izquier-da en tiempos de necropolítica”, Rafael Lemus ahonda en este tema y se interroga por la resistencia desde la izquierda como opción de orga-nización colectiva en la lucha por la paz. Presenta el caso del poeta Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que enarbola las ideas de Mahatma Gandhi como forma de trascender el asesinato de su hijo, dejando a un lado el deseo de venganza.

Ante retos como los planteados, ¿puede la izquierda renovarse más allá del marxismo, el nacionalismo y los movimientos de base? Paola Vázquez Almanza, autora de “Las botas de Stalin. Imaginario político de la izquierda contemporánea”, considera que  las izquierdas de hoy se mueven entre la nostalgia del ayer (“la izquierda memoriosa”); la que no renuncia a tal pasado y apoya a epígonos comunistas como la revolución bolivariana (“izquier-da populista y/o comunitarista”); la compuesta por  jóvenes rebeldes de las redes sociales sin incidencia mayor en el mundo de la organi-zación política y gubernamental (“la izquierda de los tiempos post políticos”); y los socialdemócratas con algún tipo de filiación marxista ya superada (la nueva-vieja izquier-da). La autora insiste en que estas izquierdas no parecen capaces de construir una noción compartida de porvenir colectivo.

El futuro  es sin duda el tiempo preferido por los socialistas ajenos al dogmatismo seudoreligioso comu-nista desde sus inicios históricos (el preferido también por sus herma-nos-enemigos modernos, los libera-les y los socialdemócratas). ¿Cómo lo avizoran quienes se adelantan a ofrecer opciones de cambio desde la izquierda? En este aspecto abundan las diferencias, como en los casos de Roger Bartra, Juan Villoro,  Alex Williams y Nick Srnicek. Roger Bartra, en la “La izquierda ante un mundo nuevo”, describe los cambios habidos desde que se dejó de publi-car El Machete en 1981: caída del so-cialismo en 1989; democratización de América Latina; revolución infor-mática y cibernética; redefinición de la familia y matrimonio igualitario; populismos de izquierda y derecha; contracción de sindicatos y del mun-do obrero; cambios sustantivos en el sistema capitalista. El autor da por enterradas la revolución de octubre y la certeza del fin del capitalismo con el proletariado al frente. Propo-ne que la opción a la miseria eco-

del ejército negro.” Se refiere al ascenso de este  movimiento anar-quista sobre el ejército rojo de los bolcheviques en la naciente Unión Soviética como el inicio del verda-dero comunismo mundial, ajeno al totalitarismo y promotor de liber-tades. Diego Prieto H., en cambio, nos cuenta la verdadera historia de los horrores de la Unión Soviética en “¿A qué herencia renunciamos?” También José Ramón Enríquez, autor de “El desencanto en La Haba-na”, narra su perplejidad como co-munista, católico y homosexual ante la supresión de cualquier asomo de individualidad y diferencia bajo la dictadura cubana.

La revolución de octubre fracasó y con ella fueron desapareciendo o cambiaron de nombre y doctrina numerosos partidos comunistas en todo el mundo, incluyendo el mexi-cano, que se fusionó con otras orga-nizaciones. En “Lo que muere con Fidel”, Rafael Rojas da cuenta de las resonancias de esta situación en Cuba, bastión comunista en nuestro continente. Se cuestiona el legado prosoviético, herencia de la guerra fría, que en realidad ha ido cediendo ante las exigencias de una economía en ruinas en progresiva liberali-zación. La Cuba de hoy no es como China con su capitalismo exitoso y muy autoritario, pero tampoco es la Cuba de los años sesenta y setenta. En “Cómo volverse héroe nacio-nal”, Héctor Manjarrez subraya la curiosa apropiación de la figura de Josip Broz “Tito”, caudillo comunis-ta que mantuvo unida a Yugoslavia con mano férrea, por los nacionalis-mos de los balcanes, en especial el croata. Tan curiosa puesta al día del pasado histórico no sólo alimenta los nacionalismos de inspiración fascista de Europa del este sino tam-bién el nacionalismo de izquierda en países como México.

Para entender este nacionalismo debemos remontarnos a los años noventa. Las democracias liberales habían superado los autoritarismos militares desde los años ochenta,  y México comenzó su proceso de transición democrática que desem-bocará en la llegada de Vicente Fox, miembro del Partido Acción Nacio-nal, a la presidencia de la república. No obstante, la tentación populista no cedió. Las luchas de la izquierda latinoamericana de los años noventa se concentraron, por una parte, en la denuncia del  “neoliberalismo” y, por la otra, en la labor con los movimientos sociales orientados a causas como la ecología, el femi-nismo, los derechos humanos, los derechos civiles o la defensa de iden-tidades culturales. Finalmente, llegó la llamada “marea rosada”, encabe-zada por la revolución bolivariana de Venezuela, que alcanzó a Brasil, Ecuador, Uruguay, Argentina, Chile y Bolivia.

En el caso de México, Andrés Ma-nuel López Obrador, exmilitante del pri, alzó las banderas “antisistema”, apropiándose no de Marx,  Engels y Lenin (aunque cuenta con marxistas en sus filas) sino de expresidentes de su propio país: Benito Juárez, un liberal, y Lázaro Cárdenas, líder muy destacado que simpatizaba con el socialismo sin plegarse a la ortodoxia soviética. En “La negra noche del lopezobradorismo”, Marco Rascón analiza la tentación popu-lista y nacionalista de la izquierda mexicana del siglo xxi. Vale la pena recordar, sin caer en comparaciones absurdas y predicciones infunda-das, que esta tentación definió los comienzos de la revolución boliva-

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construyendo el país que queremos

y un gobierno dependiente de dicho parlamento. Esta vieja idea —señala nuestro autor— se está desmoro-nando y ahora la democracia re-presenta mucho más que elecciones periódicas.

Efectivamente, el profesor John Keane nos exhorta a considerar la democracia como una forma de vida completa, en la que es fundamental la manera en que nos relacionamos los integrantes de la sociedad y el trato que se da a los grupos vulnerables y a las minorías. En este sentido, la democracia tiene que ver, por ejem-plo, con la forma como los hombres tratan a las mujeres, con la cuestión

Se trata de una obra ambiciosa que logra su cometido, considerando que la última historia general del tema es la intentada hace

casi siglo y medio por Nahum Capen en los Estados Unidos: The History of Democracy: Or Political Progress Historically Illustrated from the Earliest to the Latest Periods, 1875.

John Keane enfatiza la pertinen-cia y la importancia de su amplia revisión histórica al decir que “la ig-norancia del pasado inevitablemente engendra una mala comprensión del

de si a los niños se les considera titu-lares de derechos o si la gente joven está debidamente representada.

Para nuestro autor la democracia tiene que ver con “los esfuerzos pa-rar vivir como iguales.” La igualdad entre los seres humanos y la restric-ción al uso del poder son dos ejes que atraviesan la narración. Para el autor, la democracia implica hoy que, en todos los lugares donde se ejerce el poder —sea en la familia, en las co-munidades, en los lugares de trabajo, en las instituciones gubernamentales o en contextos transfronterizos—, éste ha de someterse a la restricción pública.

presente.” Y resume su cometido diciéndonos que se trata de “una mirada nueva sobre la democracia”, enfatizando “por qué era importante y por qué sigue siéndolo.”

Resumo mi lectura en seis ideas que se desprenden de la obra misma:

1) La democracia es mucho más que la realización de elecciones perió-dicas.

El autor señala que para las genera-ciones previas a la suya, la democra-cia significaba fundamentalmente elecciones periódicas, con un siste-ma pluripartidista, un parlamento

reseña

Seis ideas inspiradas por la obra

de KeaneVida y muerte de la democracia

de John Keane es un libro cuyo personaje principal es la democracia a través del

tiempo, y es también, de alguna manera, una historia mundial a partir de los hitos

y transformaciones de la democracia. El autor se propuso platicar la historia de la democracia de manera novedosa,

rompiendo clichés y contando cosas no contadas.

janine m. otálora

no cont

janine m

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evidencias, los sucesos inesperados, las distintas interpretaciones y los diferentes modos de hacer histo-ria que presenten las personas con pensamientos frescos sobre este sistema de gobierno y de vida.

En suma, Vida y muerte de la de-mocracia es una obra fundamental porque nos permite comprender el desarrollo histórico de la democra-cia y la época que estamos viviendo.

Nos da también una hoja de ruta para continuar impulsando la demo-cracia como un modo de vida, como una vía para hacer iguales a los seres humanos y limitar el poder.

El libro es también un llamado de atención de que la democracia se puede perder y, a la vez, una espe-ranza para renovar la fe en el porve-nir de nuestras sociedades.

La democracia es muy reciente en nuestro país pero también se ha mostrado fuerte y sólida, por eso debemos valorarla y cuidarla. Nuestros pueblos prehispánicos tuvieron tlatoanis. En el Virreinato los gobernantes eran designados por el rey de España. Después de la Independencia, si bien se celebraban elecciones, terminaba gobernando aquel que podía imponerse por su propio poder o por la vía de las ar-mas. En el siglo xx —lo sabemos y lo vivimos muchos— el presidente era designado por su antecesor.

Es solamente ahora cuando la ciudadanía elige verdadera y efec-tivamente a quienes desea que la gobiernen. Por eso hay que aceptar a quienes triunfen en las elecciones, pues su victoria es el resultado de la voluntad de la mayoría de la pobla-ción.

Por otra parte, hay que reiterar —como lo señala Keane— que la democracia no se agota en las elec-ciones, es un modo de vida en el que debemos continuar.

Por eso, desde el Tribunal Electo-ral del Poder Judicial de la Federa-ción hemos insistido y perseverado en causas democráticas como la igualdad sustantiva de mujeres y hombres, la representación de los pueblos y comunidades indígenas y los derechos político-electorales de las personas con discapacidad.

Por su parte, las autoridades y representantes de los tres órdenes de gobierno deben responsabilizar-se de otra gran causa democráti-ca: garantizar la paz en el país. El Estado y sus instituciones deben hacerse presentes para que no sólo las elecciones sino la vida cotidiana se desarrollen en paz, en orden y con tranquilidad.

A la ciudadanía corresponderá monitorizar y vigilar el poder para que se ejerza el buen gobierno.

Hay que ser conscientes también de que la democracia nunca finaliza, sino que se construye todos los días. Por eso hay que seguirla impulsando diariamente en todos los ámbitos bajo la idea de que los problemas de la democracia se resuelven con más democracia.

De esta forma, entre todas y todos, sigamos construyendo —con confianza en el porvenir— un nuevo capítulo de la historia de la demo-cracia en México.�•

Texto leído en la presentación del libro referido en la librería Rosario Castellanos, Ciudad de México, 26 de junio, 2018.

Keane, por su parte, se interroga acerca de por qué perseverar en la democracia y nos da tres razones: porque permite la variedad; porque permite la crítica y porque permi-te compartir el poder. Y abunda: la democracia contribuye a hacer humildes a los poderosos y exige la igualación de las oportunidades de vida de los ciudadanos. Además está convencido de que, pese a sus defectos, la democracia es capaz de democratizarse a sí misma. Es tam-bién consciente de que la democra-cia nunca es perfecta y que siempre será perfectible; por eso la caracte-riza como un “proceso”, como algo que está “en movimiento”, como “un conjunto de acciones que permanen-temente están a prueba.”

5) En los próximos años, los avan-ces de la democracia se generarán en una diversidad de países. Keane rompe con el cliché de que la demo-cracia es algo básicamente atlántico, propio del eje Estados Unidos-Reino Unido. Para él, la historia, el lengua-je, los ideales y las instituciones de la democracia son ya familiares para la mayoría de los pueblos del mundo. Es un lenguaje político global y un valor universal. En este sentido, lo que ocurra en cualquier ciudad o país en materia democrática tiene interés e importancia globales.

Me parece que esta reflexión amplía nuestra responsabilidad en México, ya que desde esta perspecti-va el éxito de la democracia en nues-tro país rebasa nuestras fronteras y es un asunto global como ejemplo y esperanza para otros países.

6) La sexta y última idea que deseo subrayar es la reivindicación de la historia como método para estu-diar la democracia. El hecho de que este libro sea el primer intento de escribir una historia general de la democracia en casi 150 años nos da la prueba de ello.

El autor nos da reglas para estudiar ese pasado democrático. Menciono brevemente algunas de ellas:

Tratar el recuerdo de las cosas pasadas de la democracia de manera tan vital como las cosas presen-tes y futuras. El conocimiento del pasado sugiere lo que debemos o no debemos hacer en el presente o en el futuro.

Prestar atención a la manera de narrar el pasado por los historiado-res. No existe una historia objeti-va, toda historia es contada desde alguna subjetividad. Todo historia-dor ve el pasado desde sus propios y diversos intereses y perspectivas.

Los análisis del pasado, el presen-te y de las perspectivas futuras de la democracia deben basarse en una actitud de apertura y poner en tela de juicio las certezas. Por ejemplo, el cliché de que la democracia nació

en Atenas, cuando se ha de-mostrado que había asam-bleas en la antigua región de Siria-Mesopotamia.

Reconocer que hasta fechas muy recientes la mayoría de los detalles de la historia de la democra-cia han sido registrados por sus críticos o por sus opositores.

Admitir que la tarea de aceptar el pasado y el presente de la democracia, así como el vislumbre de su futuro es por definición inacabada, permanente-mente sujeta a revisiones necesarias por las nuevas

De acuerdo con nuestro autor, las instituciones watchdogs, en su tarea de vigilar al poder, dependen en gran medida de las innovaciones de los medios de comunicación para compartir sus observaciones e ini-ciativas. Las actividades de monito-reo y restricción del poder son bue-nas en sí mismas, pero pueden traer como consecuencias la desafección y la decepción de la ciudadanía por la democracia.

El académico australiano recalca que, en las democracias monitori-zadas, las instancias de poder, los actores sociales y los individuos dan la impresión de estar desconectados entre sí: la sociedad civil del gobier-no, los representados de los repre-sentantes, el poder ejecutivo del poder legislativo, las mayorías de las minorías, el poder civil del poder militar y policial, los partidos de los votantes, los expertos de los legos, los consumidores de los producto-res, los periodistas del público, los jóvenes de los ancianos, los obreros de los capitalistas, los abogados de los clientes, los doctores de los pacientes y así.

Keane nos dice: “las ilusiones, el cinismo y el descontento se cuentan entre las mayores tentaciones que los ciudadanos y sus representantes elegidos y no elegidos enfrentan. Determinar si la democracia moni-torizada ha de sobrevivir o no a sus letales efectos es algo que tendrá que decírnoslo un historiador del futuro.”

3) Esto nos lleva a una tercera idea sobre la que hay que poner especial atención y es que la democracia puede perderse. Keane nos alerta que durante la primera década del siglo xxi comenzó a desvanecerse la antigua euforia por los ideales y las instituciones democráticas. La ciudadanía ha expresado su males-tar contra la democracia partidista y ha dado la espalda a los partidos políticos formales o ha reprocha-do la “deshonestidad” y la “irre-levancia” de políticos, partidos y parlamentos. Esto nos recuerda la observación del académico japo-nés Masao Maruyama (1914-1996) sobre el hecho de que la democracia nunca es una constante fija e incon-testable y que, por lo tanto, no debe darse por sentada de una vez y para siempre. No obstante esta desafec-ción y desencanto por la democra-cia, es esencial perseverar en ella como la mejor forma de gobierno que hemos inventado.

4) De lo anterior se deriva la si-guiente idea de Keane: que la democracia es fundamental porque permite que las cosas buenas suce-dan. Al respecto, el autor cita una conversación suya con el escritor sudafricano Njabulo Ndebele, en la que éste le comentó: “la democra-cia no es algo bueno en sí misma. Es la que hace que las cosas buenas sean posibles.” De acuerdo con Ndebele, “la democracia es lo más cerca que están las personas de una experien-cia de fe: la sensación de que, contra cualquier clase de obstáculo, tienen que enfrentar cosas, seguir buscando lo que al final funcionará, percatarse de que aunque no sepan exactamente a donde van, las cosas no sucederán si se quedan cruzadas de brazos.”

2) La segunda idea es que desde el fin de la segunda Guerra Mundial hemos empezado a experimentar la “democracia monitorizada” como sucesora de la democracia represen-tativa y, mucho antes, la democracia asamblearia.Para cada una de estas formas de democracia, señala el profesor Keane, ha habido formas de comu-nicación específicas. En la demo-cracia asamblearia la forma de comunicación fue la oratoria; en la democracia representativa fue la cultura impresa, es decir, periódicos y libros; la democracia monitoriza-da se relacionaría con la abundancia comunicativa, desde los medios masivos de comunicación a las redes sociales.

Los hallazgos históricos de este libro no son menos interesantes. Contra la creencia común, la forma de deliberación asamblearia no ha-bría surgido en Atenas, ya que hay antecedentes más remotos en Siria y Mesopotamia desde la época de los sumerios. A su vez, la democra-cia representativa no habría nacido en Inglaterra, sino en las cortes de León, en la península Ibérica, en 1188.

La democracia monitorizada habría empezado a surgir después de la segunda Guerra Mundial y es la etapa en la que actualmente nos encontramos. Su característica principal es que el poder político se encuentra permanentemente bajo escrutinio público y se le restringe donde quiera que se ejerza. Lo que habría detonado esta etapa —de acuerdo con nuestro autor— es la proliferación de agentes monitori-zadores internacionales capaces de alterar las dinámicas y las formacio-nes de la democracia representativa.

El profesor Keane señala que la era de la democracia monitoriza-da ha sido testigo del nacimiento de aproximadamente cien nuevos tipos de instituciones examinado-ras del poder, desconocidas por los demócratas previos. Esta etapa también se distingue por la existen-cia de una sociedad cada vez más alerta a los fallos del sistema demo-crático y los abusos del poder. De esta forma, el monitoreo del poder ha impulsado la defensa de causas democráticas novedosas y así la ampliación del concepto mismo de democracia.

Nuestro autor destaca que los grandes debates que han sido impul-sados en el mundo desde 1945, tales como los derechos civiles para las mujeres y las minorías, el rechazo a las armas nucleares, la reducción de la pobreza o el combate al calenta-miento global, no fueron generados por los partidos políticos, los legis-ladores o los gobiernos, sino prin-cipalmente por redes de agencias que monitorean el poder. En esta forma de democracia monitorizada son fundamentales las instituciones denominadas watchdogs, es decir, agencias de control en las que el poder es mirado con desconfianza, dada su inclinación histórica a la arbitrariedad.

Keane señala: “en la era de la democracia monitorizada, los par-tidos, los políticos y las legislaturas se ven obligados a competir con una multitud de instituciones verifica-doras y vigilantes que hacen que la vida de los políticos, los partidos y las legislaturas sea más difícil que en el pasado.” Además, la vigilancia y monitoreo de quienes ejercen el poder se ha fortalecido gracias al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación.

Vida y muerte de la democracia

john keane

fce, méxico, 2018

la democracia como construcción cotidiana y modo de v ida

14 la gaceta septiembre de 2018

construyendo el país que queremos

E n una época de profundo descon-tento en y con las democracias, de desconcierto de los demócra-tas, en la que

diversos pilares de los edificios democráticos construidos durante siglos o décadas muestran visibles cuarteaduras, y cuando los proce-sos electorales están produciendo gobiernos que lesionan los derechos inherentes a la vida democrática misma —desde los Estados Unidos hasta Filipinas, pasando por Polo-nia, por citar ejemplos de sólo tres continentes—, es de celebrarse la publicación en español de una de las obras cumbres de John Keane: Vida y muerte de la democracia, coeditado por el Fondo de Cultura Económica y el Instituto Nacional Electoral (2018).

Esta obra versa sobre la historia de “una invención estremecedora [la democracia] porque fue de hecho la primera forma humana de gobier-no.” Si bien toda forma de gobierno es humana, el gran salto de esta invención —tan importante como la rueda, la imprenta, la máquina de vapor y la clonación de células madre— es que la “democracia les exigía a las personas que descubrie-ran las intenciones ocultas detrás del discurso acerca de los dioses y la naturaleza y de los privilegios ba-sados en la superioridad intelectual o de sangre. La democracia signifi-caba la desnaturalización del poder […] La democracia reconocía que, a pesar de que las personas no son ángeles, ni dioses o diosas, al menos son lo suficientemente capaces para evitar que algunos humanos piensen que lo son.”

Al hacer un recuento de la de-mocracia ateniense —no sin antes recordar que la “lámpara del modelo democrático asambleario se encen-dió por vez primera en el ‘Oriente’, en las tierras que corresponden geo-gráficamente a los actuales países de Siria, Irak e Irán” hacia el 1�500 antes de Cristo—, John Keane seña-la: “En contraste con las tiranías y las oligarquías, donde los súbditos sabían, así fuera mínimamente,

cuál era su lugar en el mundo, la democracia alimentaba la sensación de que las vidas de sus ciudadanos pendían de 10 000 cuerdas, de que eran actores de una obra dramática cuya trama no cesaba de escribir-se y reescribirse, cuyo final, por definición, era desconocido.” Tal es el objetivo principal de este libro: conocer la historia de la democracia cuyo desenlace sigue siendo incier-to, porque son millones de mujeres y hombres de hoy quienes la siguen escribiendo con sus vidas, acciones y omisiones en prácticamente todo el globo terráqueo. Dicho en pala-bras del autor, el libro fue escrito bajo el supuesto de que “para tener una visión diferente de la democra-cia lo mejor es conocer sus triunfos y fracasos del pasado, sus encru-cijadas actuales y sus prospectos a futuro. Da por sentado que la democracia no cuenta con garantías históricas predeterminadas, que su futuro está atado a lo que ocurrió en el pasado y a lo que acontece en el presente, y que la historia de la democracia es de la incumbencia de todos, no sólo de los anticuarios o los historiadores […] Este libro se propone crear conciencia de la frá-gil contingencia de la democracia.”

En las 900 páginas de la edición en español, el autor indaga y averi-gua las distintas formas en que la democracia ha germinado y se ha extendido para llegar a ser repre-sentativa, y nos trae hallazgos que vienen de antiguas inscripciones en tablas de arcilla hasta reflexiones sobre las exigencias a la democracia hechas hoy desde las computado-ras e internet. Vida y muerte de la democracia narra múltiples viajes alrededor del mundo y el tiempo: no hay continente que no sea visitado y revisado, ni evento político signi-ficativo en Occidente u Oriente al que John Keane le haya negado su escrupulosa atención.

Con erudición, con la pluma afinada de un polemista sereno, la perseverancia de un arqueólogo, con miles de horas bajo la luz de la lámpara en bibliotecas, con el gusto del conversador ameno, Keane enriquece su libro con anécdotas y datos relevantes para entender que

la democracia ha estado sujeta a las ironías de la historia, que no siem-pre fue fruto de anhelos democrá-ticos, que no es el resultado de una batalla entre bandos siempre bien alineados, que ha florecido, muerto y resucitado en múltiples ocasiones.

El libro también es un recuento del pensamiento político —aquí es-tán los pensadores de la democracia y sus detractores, los autores fun-damentales de las ciencias sociales del mundo entero— pero no es una historia de las teorías políticas, sino una exposición de cómo las ideas influyen sobre los hechos históricos y cómo los acontecimientos gravitan sobre el pensamiento de quienes se han empeñado en comprender su tiempo y la historia.

Es, me atrevo a decirlo, una obra monumental, no sólo por su exten-sión sino por su pretensión más que bien lograda: contar una historia de la humanidad, o de una de sus crea-ciones más relevantes, complejas, artificiales y frágiles: la democracia.

El libro comienza por recordar el legado de “los atenienses [quienes] contribuyeron a elaborar la regla de que las democracias requieren espa-cios públicos, abiertos para todos, donde los asuntos de interés común puedan definirse y ser vividos por ciudadanos que se consideren en pie de igualdad. […] Al contrarrestar la fragilidad humana, el ágora les ofrecía un refugio en el mundo, una sensación de lo que los atenienses llamaban aidós: el sentimiento de bienestar y respeto mutuo.” Me pre-gunto: ¿la insatisfacción actual con la democracia se explicará en parte por el extravío de ese sentimiento griego, por la erosión del bienestar y la pérdida del respeto mutuo?

Keane se muestra admirado pero no deslumbrado por la antigua democracia griega: “Todos aquellos que idealizan la gloriosa democracia de los atenienses deberían tomar nota: la democracia ateniense fue un régimen profundamente sexis-ta” y nos recuerda que: “En ningún momento las mujeres, esclavos o ex-tranjeros residentes ganaron el de-recho a voto.” Me interesa subrayar la siguiente advertencia del autor: El elogio y “la profunda nostalgia por los gloriosos días de la democra-cia prístina deben ser tratados con sumo cuidado. Los adeptos incondi-cionales de la democracia ‘directa’ o ‘participativa’ suelen pasar por alto un punto importante que se desarrollará extensamente en este libro, y es que un ‘pueblo’ no puede gobernarse a sí mismo a menos que dependa de instituciones cuyo efecto es el de dividir al ‘pueblo’. Así, a pesar del hecho de que intenten imaginar que están parados hom-bro con hombro, frente a frente, viéndose directamente a los ojos, los integrantes de un cuerpo que se llama a sí mismo ‘el pueblo’ siempre se topan en la práctica con que éste es una entidad ficticia formada por individuos y grupos diferentes que interactúan a través de instituciones encargadas de moldear material-mente no sólo su forma de tomar las decisiones y lo que deciden como cuerpo, sino también lo que real-mente son como ‘pueblo’�”.

El que la primera experiencia democrática mediante asambleas no haya ocurrido en Grecia sino en Oriente no es la única contravención de Keane de los lugares comunes de la historia de la democracia. Docu-menta también que el primer parla-mento no sesionó en Inglaterra sino en la península ibérica en marzo de 1188, cuando Alfonso IX convocó a

las primeras cortes (como se le sigue llamando a la Cámara de Diputados en España), a las que acudieron pro-curadores, es decir, representantes que incluían a obispos, caballeros y habitantes de los burgos para “decidir cuestiones de guerra y paz, pactos y tratados” que “en conjunto podrían considerarse como una car-ta constitucional.” La extensión de la práctica parlamentaria vendría en los siglos xiii y xiv en los reinos de León y Castilla, Aragón y Cataluña, Valencia, Navarra, Sicilia y Portu-gal, Inglaterra e Irlanda, los Estados de Austria y Brandeburgo.

Pero no hay que engañarse: “Los amigos y partidarios del gobierno representativo deben ser conscien-tes de que esos parlamentos euro-peos tempranos no pavimentaron ningún camino hacia la democracia” sino que “optaron por conservar las costumbres y los privilegios del pasado, las cuales se rehusaban a modificar.” No obstante, conviene reconocer que “la invención de los parlamentos en Europa tuvo sin duda una importancia histórica fundamental. Estaban, en efecto, destinados a convertirse en los prin-cipales símbolos de la democracia.”

El tránsito de la democracia directa a la democracia represen-tativa no fue lineal ni breve: “El tren de la democracia asamblearia no terminaba simplemente en una estación histórica donde los pasa-jeros estiraban las piernas para después abordar el nuevo tren de la democracia representativa. No exis-tieron momentos claros de cambio ni puntos definidos de ruptura; aún así, el cambio experimentado por la democracia fue impactante y, visto en retrospectiva, indiscutible. En ocasiones rápidamente, aunque por lo general de forma pausada, la ma-duración de esa metamorfosis tardó cerca de un milenio.”

Sería hasta el siglo xviii cuan-do Thomas Paine desarrolló las primeras defensas conceptuales del gobierno representativo. “Era un tipo de sistema político que fomen-taba la expresión pública de diferen-tes intereses y opiniones, así como su manejo y resolución a través del liderazgo obtenido a partir del mé-rito. […] Se pensaba como una nueva forma de gobierno humilde, una manera de abrir espacio a minorías políticas discrepantes y nivelar la competencia por el poder, lo cual a su vez permitía a los representantes electos poner a prueba su competen-cia política y habilidades de lideraz-go en presencia de otros que tenían el poder para destituirlos. [...] Lo veía sencillamente como la expre-sión práctica de una simple realidad: la de que era imposible que todo el pueblo estuviera involucrado todo el tiempo, aun cuando tuviera la disposición para ello, en los asuntos del gobierno.”

Keane abunda: “En contraste radical, digamos, con la suposición ateniense de que la democracia requería de un sentido indivisible de comunidad política, las cortes descansaron en la premisa opuesta, la posibilidad de confrontar inte-reses potencialmente conflictivos y lo deseable que era alcanzar un acuerdo pacífico en torno a ellos.” Creo que ésta es la piedra angular de la división histórica y conceptual entre la democracia directa y la representativa: el reconocimiento de la pluralidad y de los otros; la acep-tación de que hay visiones, intereses y proyectos de vida distintos, que hay diversidad y que hay minorías, las cuales también son portadoras

reseña

Una historia milenaria de la políticaNo demos la espalda a la política, defendamos lo que antiguos y modernos han creado en defensa de la libertad y la igualdad. No renunciemos nunca al control público del poder.

ciro murayama

septiembre de 2018 la gaceta 15

una historia milenaria de la pol ít ica

tro no en la periferia sino en las naciones centrales y en el sistema financiero global, que dio lugar a una política de austeridad, tradu-cida en lo que ya se conoce como la gran recesión de la última década que, precisamente, ha acompañado el ascenso, vía electoral, de fuerzas y personajes políticos, para decirlo con suavidad, de frágil compromiso democrático.

Otro rasgo característico de la crisis de las democracias contem-poráneas es el nacimiento o rena-cimiento del nacionalismo, el cual coexiste con lo que Keane llama el triángulo de la violencia en múl-tiples lugares del globo: anarquía nuclear, guerra no civil y extensión del terrorismo apocalíptico, para cuyos actores “la violencia ya no era un medio para un fin, sino un fin macabro en sí mismo.” En el plano internacional no pueden pasarse por alto los excesos y errores de las potencias en su reacción al terror: “para la vergüenza de muchos demó-cratas, regresó de manera terrible la antigua división entre clases tortu-rables y no torturables.”

Según la musa de Keane, habían surgido en esos tiempos nuevos enemigos de la democracia, quienes “afirmaban ser amigos del pueblo, lo que implicaba algo más perturbador: si en el futuro se las arreglaban para abrirse paso en el mundo, entonces era absolutamente cierto que la de-mocracia sería destruida en nombre de la democracia.”

No quiero pasar por alto una observación de la musa de Keane sobre algo que había ocurrido en la Atenas clásica y en Europa antes del ascenso del fascismo y el nazismo: el sonambulismo de los demócratas. “Muchas de las personas que se de-nominaban demócratas en realidad fueron desleales al ignorar su des-trucción. Una y otra vez llamaban a las cosas con el nombre equivocado, se hacían de la vista gorda, daban excusas, permanecían en silencio o sencillamente malinterpretaban las amplias tendencias al considerarlas excepciones no relacionadas entre sí. La ignorancia no era una bendi-ción ni inocencia; en esas circuns-tancias, acortó la vida de la demo-cracia al fomentar una complacencia increíble que parecía sonambulismo al borde de un acantilado.”

Y conjugado con el sonambulismo apareció el fatalismo, “el licor favo-rito de los idiotas”, que hizo de los ciudadanos “presa del sinsentido. Los llevó a creer que podían darle la espalda a la política, los animó a pensar que podían salirse con la suya sin necesidad de tener acceso a ningún mecanismo encaminado a garantizar la igualdad y la libertad al vigilar y controlar públicamente el poder.”

Y quizá éste sea el mensaje erudi-to, de aspiración antigua y moderna, con el que nos interpela Keane: no demos la espalda a la política, de-fendamos lo que nuestros ancestros y contemporáneos han creado en defensa de la igualdad y la libertad, y no renunciemos jamás a controlar públicamente el poder.�•

Texto leído en la presentación del libro referido en la librería Rosario Castellanos, Ciudad de México, 26 de junio de 2018.

1952, fue encargada al matemático Sukumar Sen, cuyo reto fue organi-zar la elección de 4 000 escaños por 176 millones de indios mayores de 21 años, de los cuales 85% por ciento era analfabeta. Ahí se utilizó la tinta imborrable (lo que hoy llama-mos líquido indeleble); se diseñaron símbolos gráficos por partido para quienes no sabían leer, se superaron barreras patriarcales para registrar en el padrón a las mujeres por sus nombres, no como madre o hija “de”, y se consiguió una elección con la participación de 60% del electorado.

Keane atisba que ante la disyun-tiva entre la democracia electoral del tipo Westminster y las formas de democracia directa, estamos viviendo “una forma histórica de democracia completamente nueva”: la democracia monitorizada.

Vida y muerte de la democracia “no supone que la democracia moni-torizada vaya a conducirnos hacia la creación de un paraíso en el planeta. Presta atención a que en todos lados las tendencias que la favorecen están sujetas en diverso grado a contratendencias, y, sin escatimar palabras, muestra que la democracia actual está plagada de fallos en el mercado y lastrada por la desigual-dad social.”

Su planteamiento parte de “un hecho espinoso: durante la primera década del siglo xxi comenzó a des-vanecerse la antigua euforia por los ideales y las instituciones democrá-ticos.” Para representar lo que está ocurriendo, Keane imagina a una musa, una futura historiadora que, a una distancia de medio siglo, con-templaría la época presente: “Nues-tra musa sabía que sin memoria todo estaba perdido […] Estaba segura de que el malestar democrático tenía raíces profundas y amplias. Era im-portante ver más allá de las aparien-cias […] El malestar no se confinaba a países individuales ni a regiones particulares.”

Aquí y allá despuntaban “los recelos de la gente hacia políti-cos, partidos y parlamentos.” En la democracia monitorizada, los actores políticos tradicionales se veían “obligados a competir con una multitud de instituciones verifica-doras y vigilantes que hacían que la vida de los políticos, los partidos y las legislaturas fuesen en gene-ral más difíciles que en el pasado.” Aquí y allá aparecían personajes que decían ser no políticos y afir-maban “defender los intereses de los descontentos y faltos de represen-tación.” Personajes que cultivaban la imagen de “un hombre dedicado, trabajador y autosuficiente, un líder en que puedan reconocer un poco de sí mismos, y que deseen ser.” Ahí están los Berlusconi, los Le-Pen, los Trump, para no hablar de otros de democracias más recientes.

Otro padecimiento general de la democracia es la “acción transfron-teriza de exprimir las instituciones democráticas.” El autor está conven-cido de que “la forma de gobierno mundial en los primeros años del siglo xxi desestabilizó a los gobier-nos” por la acción de un conjunto de instituciones supranacionales a las que “la justicia social no les preocu-paba y por ende no era sorprendente que para principios del nuevo mile-nio todo país democrático experi-mentara grandes aumentos en sus brechas de riqueza, hasta niveles no vistos desde finales de la década de 1920.” Esta observación se vería confirmada después de que Keane concluyó su libro, pues vendría la crisis de 2008 que tuvo su epicen-

ciones públicas, y cuyo ejercicio de poder tenía el respaldo de las armas […] Los caudillos eran supremos exponentes de las artes de la clase de poder que se mide estrictamente por el número de seguidores acumu-lados.”

Keane da cuenta de cómo se restringió el voto de los indígenas y los no propietarios y del recurso al fraude electoral, cuya definición conceptual me parece de suma uti-lidad: “privatizar la toma de deci-siones y colocarla en manos de los pocos, en lugar de dejarla en la de muchos.”

En el recuento de la democracia del caudillo, Keane indaga sobre la des-democratización. Una vez más, no comulga con la fórmula que explica los desvaríos de la democra-cia sólo por el apetito insaciable de poder, como Pericles, Platón, Tucí-dides y otros habían pensado al ex-plicar la decadencia de la democra-cia ateniense. Al contrario, Keane identifica “las restricciones comer-ciales, [la] disrupción de los lazos de comunicación, [la] ruptura de víncu-los sociales y, lo peor de todo, el despegue del primer conflicto bélico mundial”. La carencia de inversión y el despido masivo de trabajadores con “consecuencias sociales real-mente devastadoras” explican el declive de las democracias. Es decir, hay una economía política de la des-democratización que nuestro autor nos muestra y que, a mi entender, es decisiva para entender y confrontar los desafíos de las democracias de nuestros días.

Es indispensable hacerse car-go de la desigualdad social o de la economía política de la des-demo-cratización en el resurgimiento del autoritarismo porque históricamen-te, y cada vez con mayor fuerza, esa variable ha sido fundamental en la deconstrucción de la democracia. Sin las crisis de los mercados y las rivalidades económicas de las grandes potencias europeas serían inexplicables los dos conflictos bélicos del siglo xx, en particular la segunda Guerra Mundial, con la que, en palabras de Keane, “la península europea se sumió en la oscuridad y arrastró a todo el mundo a un calle-jón infestado de ratas, a un infierno de caos social y despotismo polí-tico que casi redujo la democracia representativa a los huesos de una especie política extinta.”

Keane dedica una extensa sección del libro a aquilatar la experiencia de la democratización de la India: “En un tiempo en que la mayoría de las democracias habían sido eliminadas de la faz de la tierra, la invención de la democracia en ese país demostró que la dictadura y el totalitarismo no eran políticamente necesarios, como muchos insistían en ese tiempo. La democracia en la India contribuyó a derrumbar otros prejuicios. Sumidos en una pobre-za de proporciones desgarradoras, millones de ciudadanos indios re-chazaron la visión de sus maestros británicos de que un país debía de contar con las condiciones económi-cas propicias para adoptar la de-mocracia.” Con este ejemplo, Keane muestra que los prejuicios o los purismos académicos son como un cristal rayado que deforma nuestra capacidad de entender los procesos sociales y políticos.

Una vez más, los pasajes re-creados por nuestro autor ratifi-can lo minucioso de su análisis y lo relevante de sus hallazgos. La organización de la primera elección parlamentaria en la India, en 1951-

de derechos inalienables. La pro-tección del débil, del diferente, del otro, del opositor y de su derecho a eventualmente ser mayoría, es una de las grandes aportaciones de la democracia representativa.

Dicho de otra forma, renunciar a los principios, procedimientos e ins-tituciones de esta forma de democra-cia, además de entorpecer el funcio-namiento del Estado nacional y de la República, puede entrañar el riesgo de renunciar al ejercicio de derechos y de abrir la puerta a la tiranía de la mayoría.

En la irónica historia de la demo-cracia, Keane incluye, por supuesto, la experiencia latinoamericana. De nuevo, arrojando luz a oscuros recovecos, y en contravención de la interpretación anglocéntrica, el autor señala que “las revoluciones constitucionales que recorrieron de un cabo a otro estas tierras en los primeros años del siglo xix mostra-ron algo maravilloso: que las raíces de la democracia representativa estaban ligadas (o enredadas) al punto de ser inextricables; dieron testimonio de que las instituciones básicas del gobierno representativo, a semejanza del limonero y el na-ranjo, podían ser trasplantadas con algún éxito a climas extranjeros, pese al hecho no poco interesante de que la operación de trasplante haya adolecido de una falta total de pla-neación […] lo cual confirma una vez más que, en lo tocante al tema aquí abordado, había ocasiones en que el camino al cielo estaba empedrado de intenciones diabólicas.”

En esta parte del mundo todo comenzó con el voto transcontinen-tal convocado por la Junta Central Suprema, autonombrada en defensa de la monarquía de Fernando VII en 1808 después de la invasión de Napoleón Bonaparte a España. En-tonces se convocó a las provincias hispanoamericanas a formar parte de la Junta Central, de tal suerte que entre “la primavera de 1809 y el verano de 1810, de los desiertos montañosos y las anchas playas de Sonora a la lluvia y el granizo, los glaciares y la nieve sempiterna del extremo sur de Chile, toda la región hispanoamericana se halló atrapada en su primer ejercicio electoral” en el que, por cierto, “hubo traspiés a raudales.”

No me detendré en el más cono-cido recuento de las independen-cias en América Latina, mas como señala nuestro autor: “La destacada aventura duró de 1810 a aproxi-madamente 1830, y gracias a ella Hispanoamérica devino el lugar más libre de la tierra, al menos en el papel.” La acotación “en el papel” no es menor. Si bien “resulta altamente significativo que ni una sola revolu-ción en Hispanoamérica defendiera explícitamente la monarquía, el autoritarismo o una combinación de ambos […], durante gran parte del siglo xix los atrevidos experimentos encaminados a abolir la monarquía en nombre del pueblo soberano les entregaron el poder a las élites do-mésticas, bien versadas en emplear versiones simplificadas del gobier-no representativo a fin de salirse con la suya […] Un gobierno de este tipo, cuyas acciones se realizaban a nombre del pueblo, un modo de gobernar que bien puede denomi-narse ‘la democracia del caudillo’, era para esas élites el mejor tipo de gobierno porque permitía que el mando quedara en manos de hom-bres superiores, cuya autoridad quedaba apuntalada por las cons-tituciones redactadas y por las elec-

16 la gaceta septiembre de 2018

construyendo el país que queremos

E l fce celebra el término de las publicaciones y agradece al mi-nistro Cossío Díaz haber publi-cado en el diario El Universal —del 16 de enero al 3 de julio de 2018— una serie de artículos de opinión donde comenta cada

uno de los libros.

En el artículo inicial, José Ramón Cossío Díaz ex-puso lo siguiente:

Mi propósito es mostrar, más allá del ruido de las elecciones, lo que los correspondientes autores pien-san que debieran ser los cambios normativos y prác-ticos que nuestra vida constitucional requiere. Tengo la esperanza de que al terminar esos sonidos, al tener que guardar silencio al final del proceso, al tener que pensar cómo reconstruir porciones grandes de nues-tra maltratada vida social e institucional, lo dicho

en esos libros sea una guía para la acción colectiva. Las bases de nuestra necesaria reingeniería consti-tucional para esos días que pronto habrán de llegar y mucho nos habrán de exigir.1

Invitamos a nuestros lectores a consultar los libros para incentivarlos a explorar esta serie, les presen-tamos algunos fragmentos de ellos:

La división de poderes en México. Entre la política y el derecho de Leticia Bonifaz Alfonzo:

Lo que Bonifaz observa es un actual estado de cosas en el que más allá de simbolismos, ritos o creencias, el presidente de la República no ejerce tantas funciones como pudiera creerse y, adicionalmente, existe una

1� “Reingeniería constitucional: problemas y contextos”, El Uni-versal, Opinión, Ciudad de México, 16 de enero de 2018, año 101, núm. 36,589, p. A16.

reseña

Refl exión y análisis a cien años de la Constitución Política de los Estados Unidos MexicanosDesenlace del proyecto de la serie Constitución 1917Como parte de los festejos del centenario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, el Fondo de Cultura Económica publicó —bajo la coordinación del ministro José Ramón Cossío Díaz— nueve libros con la intención de poner al alcance del público un ejercicio de refl exión y análisis desde distintos ámbitos y enfoques.

josé ramón cossío díaz

septiembre de 2018 la gaceta 17

desenlace del proyecto de la serie constitución 1917

serie de órganos políticos y técnicos que contrapesan muchas de sus posibilidades de actuación. Desde la creciente incorporación o de plano el mero ejercicio de competencias por parte de las cámaras del Congreso de la Unión, hasta las maneras en las que el Poder Judicial de la Federación expande sus controles so-bre lo que antes se estimaba reservado al presidente y su administración, o hasta lo mucho que hacen los diversos órganos constitucionales autónomos.2

Responsabilidad de los servidores públicos. Del castigo a la confianza de Ana Elena Fierro:

Lo que el libro pone de manifiesto es la necesidad de transformar el entendimiento de lo público para que deje de percibirse como una plaza a conquistar para sólo beneficiarse de ella. Se plantea la necesidad de que quienes ejerzan funciones públicas se conciban a sí mismos como agentes dignos de cambio, de ordena-ción social y de acción eficaz. No, desde luego, como depredadores de lo público, sea esto como ladrones directos de las cosas, francos extorsionadores o so-cios mercantiles de los agentes privados, sean estos delincuentes organizados o no.3

México en el mundo. Constitución y política exte-rior de Gabriela Rodríguez Huerta:

[…] la autora propone modificar puntualmente nuestro texto constitucional a fin de otorgarle a la Suprema Corte el control previo de constitucionalidad de los tratados que pretenda celebrar México, prever la sa-lida de tropas en operaciones para el mantenimiento de la paz, definir cabalmente las condiciones de pre-sencia de agentes extranjeros en nuestro territorio y señalar las bases para el amplio reconocimiento de la jurisdicción internacional a la que se sometería nuestro país, especialmente por lo que hace a la Corte Penal Internacional.4

El Poder Ejecutivo en la Constitución mexicana. Del metaconstitucionalismo a la constelación de autonomías de Pedro Salazar Ugarte:

La evolución habida se ha dado, dice Salazar, de dos maneras: por la racionalización de lo que en su mo-mento se denominaron (para mí en una desafortuna-dísima expresión) las “facultades metaconstitucio-nales” del presidente, así como por el traslado de sus competencias a diversos órganos constitucionales autónomos. Si se analizan los diversos momentos del traslado hecho a punta de reformas constitucionales, lo sostenido por Pedro Salazar queda demostrado. El presidente no es más ese ser omnímodo como el que se quiso significar durante años al ocupante del Palacio Nacional, en mucho para posibilitar su propio ejercicio del poder. Actualmente es, jurídicamente hablando, el titular de un órgano limitado por otros órganos constitucionales.5

El sistema de justicia. Trayectoria y descolocacio-nes de José Ramón Cossío Díaz:

[…] lo que creo haber demostrado en el libro señalado es que, con independencia de los muchos y reiterados cambios que la función jurisdiccional ha tenido desde la entrada en vigor de la Constitución de 1917, no ha alcanzado a cumplir con los dos grandes presupuestos de la impartición de justicia: universalidad y totali-dad. Mediante el primero, se pretende que cualquier conflicto social o individual pueda llegar a conver-tirse en litigio; mediante el segundo, que los litigios tengan la capacidad de resolver el conflicto humano. Con ambas posibilidades se busca lograr que todos los conflictos terminen siendo litigios y que, una vez iniciados, la resolución dictada pacifique aquello que lo originó. ¿De qué otra manera puede entenderse la aspiración, consagrada en la Constitución, de que nadie puede hacerse justicia por su propia mano y que los tribunales están expeditos para resolver las disputas de origen?6

2� “Reingeniería constitucional: la división de poderes”, El Uni-versal, Opinión, Ciudad de México, 30 de enero de 2018, año 101, núm. 36,603, p. A18.3� “Reingeniería constitucional: responsabilidades públicas”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 13 de febrero de 2018, año 101, núm. 36,617, p. A20.4� “Reingeniería constitucional: política exterior”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 13 de marzo de 2018, año 101, núm. 36,645, p. A18.5� “Reingeniería constitucional: la Presidencia de la República”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 27 de marzo de 2018, año 101, núm. 36,659, p. A20.6� “Reingeniería constitucional: la función jurisdiccional”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 10 de abril de 2018, año 101, núm. 36,673, p. A18.

Derechos humanos. Cien años de evolución de los derechos en la Constitución mexicana de Héctor Fix-Fierro y Jacqueline Martínez Uriarte:

Después de años de hablar de los derechos humanos como un todo, un bosque, debemos comenzar a hablar de los árboles que lo componen. De cada derecho, de cada excluido, de cada violación o abandono. No es posible atraparnos en la mera narrativa ordenado-ra de ellos. Su mera repetición tiene ya un carácter ideológico. Es tan confortable saberse en un mundo de derechos, que se ha dejado de lado la etapa de las reivindicaciones. Lo que sirvió para llegar a una her-mosa narrativa, está impidiendo continuar. Este es el mayor valor del libro que ahora presento.7

La administración pública en la Constitución mexi-cana. Del anhelo a la ley de Virgilio Andrade Mar-tínez:

Lo que el profesor Andrade hace con cuidado y detalle es mostrarnos cómo es que esa organización estatal se ha ido transformando a lo largo de la vigencia de la Constitución de 1917 y cómo es que actualmente se encuentra constituida. Este diagnóstico acumulado e incremental es, me parece, vital para enfrentar el futuro. En un país de alrededor de 125 millones de habitantes, enormes desigualdades, grandes inefi-ciencias y múltiples rezagos y reclamos, el hacer de la administración será determinante. Más allá de que el legislador siga emitiendo mandatos, el presidente de la República decretos y los tribunales sentencias, alguien tendrá que construir caminos, aeropuertos, abrir escuelas, otorgar visas, perseguir delincuentes y procesarlos, mantener cadenas productivas y sumi-nistros de agua, entre muchas otras cosas. Todo eso es lo que precisamente le corresponde hacer a la admi-nistración pública. Saber en dónde está es necesario para saber qué se quiere hacer con ella.8

Federalismo(s). El rompecabezas actual de Raúl Manuel Mejía Garza y Laura Patricia Rojas Zamu-dio:

En este trabajo se fija el estado del sistema federal mexicano. El plural del título advierte que no hay un modo único de asignar y relacionar competencias, sino formas opuestas de hacerlo. […] También, propo-ne una metodología para cribar categorías y normas para después operar con lo que la Constitución y las leyes disponen. Esta última es una parte central del libro y de lo que debiera sobrevenir para componer el sistema federal mexicano, en lo que supongo habrá consenso.9

La ordenación constitucional de la economía. Del Estado regulador al Estado garante de José Roldán Xopa:

En él establece una conexión que nadie, hasta donde sé, había percibido: que los cambios constitucionales tendientes a lograr la rectoría regulatoria del Estado respecto de la economía, lograron convertirlo en un garante económico. Dicho de otra manera, lo que el profesor Roldán muestra es que el incesante o intere-sado mantenimiento de las capacidades estatales en la economía, finalmente llevó a que éste se impusiera una serie de obligaciones para garantizar la posición de los particulares en la economía. El cambio no es trivial.10

Con este panorama esperamos que la serie permita sensibilizarnos y, sobre todo, generar reflexiones para corregir los errores y dar respuesta a los desa-fíos y demandas de los mexicanos. A modo de cierre, les compartimos el último artículo que el Ministro Cossío Díaz publicó en el diario El Universal:

7� “Reingeniería constitucional. Derechos humanos”, El Univer-sal, Opinión, Ciudad de México, 24 de abril de 2018, año 101, núm. 36,687, p. A20.8� “Reingeniería constitucional: administración pública”, El Uni-versal, Opinión, Ciudad de México, 22 de mayo de 2018, año 101, núm. 36,715, p. A20.9� “Reingeniería constitucional: sistema federal”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 5 de junio de 2018, año 101, núm. 36,729, p. A20.10� “Reingeniería constitucional: economía”, El Universal, Opi-nión, Ciudad de México, 19 de junio de 2018, año 101, núm. 36,743, p. A18.

Reingeniería constitucional II11

Una vez reseñados los nueve libros con los que el Fondo de Cultura Económica celebró el centenario de la Constitución de 1917, encuentro varios elemen-tos comunes. Vale la pena destacarlos ahora que nuestro país entra en el proceso político derivado de las elecciones. Más allá de ganadores y perde-dores, existe un mandato para el cambio. Quien lea las elecciones desde su inicio hasta los resultados verá que la promesa por construir algo nuevo o, al menos diferente a lo que se vino acumulando en las últimas décadas, fue el signo de todo el proceso. Como a mi entender ninguno de los candidatos pro-puso un rompimiento institucional, sino un ajuste para emprender nuevas formas de hacer política y administración, es importante identificar las he-rramientas jurídicas con las que se cuenta. Partir de diagnósticos jurídicos equivocados implica no saber qué se quiere corregir ni con qué se cuenta para ello. De darse estos extremos, no se obtendrán provechos, sino el ahondamiento de los problemas.

En conjunto, los nueve libros presentan un primer elemento común y pertinente para lo que en el país siga: existe una mala representación entre lo que solemos decir de la conformación de los poderes y lo que la Constitución prevé realmente. El ejemplo tiene que ver con el presidente de la República y su administración pública. Una cosa es suponer que uno y otra están dotados de amplísimas y totales facultades, y otra es constatar que han ido perdien-do potencia jurídica por la descentralización de funciones en órganos políticos y técnicos. Partir de una visión equivocada puede significar que se quieran hacer cosas con medios que no se tienen, o incidir en la realidad ahí donde otros órganos son competentes.

Otro elemento común es suponer que lo existente en la Constitución es lo suficientemente robusto como para alcanzar a ser solución, como es el caso del sistema federal. Dado que éste se ha transfor-mado mucho y continuamente durante los últimos años, podría pensarse que está actualizado y es funcional. La verdad es que es disfuncional en sí mismo y, lo que es más grave, para el resto de las competencias que se traten de realizar, sean en sa-lud, seguridad o asentamientos humanos. Suponer que el arreglo del federalismo mexicano pasa por ajustes menores implicará tratar de hacer tareas en un orden de suyo inadecuado.

Una tercera lección común radica en la falta de buenos desarrollos normativos a partir de lo es-tablecido en la Constitución. El que de ésta no se sigan leyes ni reglamentos que configuren técnica-mente lo que los preceptos constitucionales prevén. Que, por ejemplo, existan insuficientes normas en materia de derechos humanos o en los procesos judiciales que frustren aquello que se quiera lograr o evitar.

Si nos quedamos con estos ejemplos, los libros reseñados han cumplido una tarea más que conme-morativa. Han mostrado las distorsiones entre lo que pensamos que contiene este texto centenario y lo que efectivamente prescribe. También, lo mucho que hace falta hacer y componer en el orden jurídi-co y en las prácticas mediante las cuales pretende realizarse. Si de verdad se quiere transformar a México, ello debe pasar por el derecho. De otra ma-nera estaríamos frente al más burdo autoritarismo, ese que todos los candidatos rechazaron buscar. Pasar por el derecho exige, a su vez, un esfuerzo por limpiarlo, ordenarlo y adecuarlo. El derecho como herramienta del cambio tiene que ser ajustado para que pueda ser útil al fin buscado. Eso, nada menos, es lo que habrá que hacerse simultáneamente en los años por venir. El cambio sin derecho nos lle-vará a la destrucción de lo político y de lo social; el derecho sin cambio, a la imposibilidad de cumplir con los mandatos que las urnas han expresado. En momentos de júbilo político puede pensarse que las formas jurídicas son irrelevantes. Ello es un error. El cambio sin orden termina por profundi-zar aquello que quiere remediarse: el desorden, la violencia y la desigualdad. Las formas jurídicas son el único vehículo para ordenar el cambio, ese que mayoritariamente se expresó en los votos del 2 de julio pasado.�•

11� “Reingeniería constitucional ii”, El Universal, Opinión, Ciu-dad de México, 3 de julio de 2018, año 101, núm. 36,757, p. A18.

18 la gaceta septiembre de 2018

construyendo el país que queremos

Naturaleza i

Te diré algo importante:hay cosas que nos llaman desde siempre¿entiendes?Como si un hilo invisible nos atara.

A veces quieres, por la nochede forma incontrolable entrar al mar, porque algo late(dentro de ti, del agua, no lo sabes).O incluso mientras duermesuna canción invade tu cabeza.

Así es

eso que observas en el cielo cada tantoes Venus.

Toda tu vida te atraerán algunos brillos.

Te explico esto a tus quince años

No tengas miedo de la muerteno hace ruidono hueleno tengas miedo de su escarchano sentirás dolorno habrá nadieno estarás ahíno tengasun cajón para el fríoserá sólo un segundo

no tengas miedo de la muertelindurasomos gusanos dejando hilos de sedasobre el agua.

Un nuevo comienzo iii

Había una princesa de alambre en un castillo de nieve.

La princesa quería aprender a bailar como los manatíes,pero sus hebras eran muy finas y podían romperse.El rey y la reina le prohibieron bailar.

Ella se puso muy triste, así que escapó del castillocon su mejor amigo, el señor caracol. Juntos buscaríanla tierra de los manatíes pasando el valle plateado.

Esa noche caminaron hasta que escucharon músicasalir de una madriguera (en la tierra de los manatíessiempre había fiesta). Habían llegado.

Cenaron y cantaron mucho. Después sus nuevos amigoslos invitaron a bailar. La princesa los miraba brillaren la pista y reía, ¡nunca había visto algo tan lindo!Bailó con cuidado para no quebrarse. Luego de quinceminutos se aburrió; los manatíes no eran tan divertidosy sudaban demasiado.

Regresaron al valle.

La princesa de alambre y el señor caracol caminaronde prisa para llegar al castillo a desayunar.

Naturaleza vi

(Esbozo)

El poema será sobre un ciervo.Pastará tranquilo rodeado de luz anaranjadae insectos voladores.No, sólo insectosen una rama seca. Mostrará la descomposición de todas las cosas.Dos ancianosobservando una rama cubierta de hongos.Alguien los mira.No hay ancianos. No hay ramas.Una niña juega sobre un ciervo de madera.

(Poema)

Todos los ciervosterrestresfueron abducidospor alienígenas con forma de esfera.En su mundolas astas y la descomposiciónson lo más perfecto que existe.te explico esto a tus cincuenta años

No tengas miedo de mi muerte

ocurrirá muy pronto(el corazóno los pulmones)

luego los restos y una zarzacubierta de plaga sobre el alféizar.

Si aceptas lo extrañoy me hablas cada tarde:“Papáme estoy volviendo vieja”,daré los frutos más dulces del mundo.

Esto es lo que puedo decirte

El movimiento de las olas.Las raíces que rompen el concretoy se liberan. Los salmonesque saltan sobre las rocaspara desovar río arriba.

Música y fuerza, pequeña,creo que de eso se trata.

Pero es apenas el principio.�•

adelanto

Una extraña seta en el jardínEl llamado del Ser, la aceptación de la muerte, la inevitabilidad de la corrupción de la materia viva, todo esto dicho con ternura a una adolescente: “Música y fuerza, pequeña, creo que de eso se trata.”

luis eduardo garcía

septiembre de 2018

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y se liberan. Los salmonesque saltan sobre las rocaspara desovar río arriba.

Música y fuerza, pequeña,creo que de eso se trata.

Pero es apenas el principio.�•

Naturaleza i

Te diré algo importante:hay cosas que nos llaman desde siempre¿entiendes?Como si un hilo invisible nos atara.

Un nuevo comienzo iii

Había una princesa de alambre en un castillo de nieve.

La princesa quería aprender a bailar

Naturaleza vi

(Esbozo)

El poema será sobre un ciervPastará tranquilo rodeado danaranjada

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de la muerte, la inevitabilidad de la corrupción de la materia viva, todo esto dicho con ternura a una adolescente: “Música y fuerza, pequeña, creo quede eso se trata.”

luis eduardo garcía

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Esto es lo que puedo decirte

El movimiento de las olas.Las raíces que rompen el concreto

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adelanto

El llamado del Ser, la aceptación d l l i i bilid d d

septiembre de 2018 la gaceta 19

construyendo el país que queremos

Q uiero ampliar algunas cosas que mencioné en el prólogo a El motor de combustión interna. Ahí

mencioné que Chanove

probablemente es el poeta en actividad más importante del Perú. No dije que fuera el mejor —ese adjetivo suena muy extraño aplicado a poetas— pero sí el más importante. Y dije que si no lo es, debería serlo. ¿En qué radica su importancia? Yo creo que la importancia de un poeta (y de un poema) no radica en lo que dice sino en lo que le hace al lenguaje. Daré algunos ejemplos.

Los vanguardistas (Carlos Oquen-do y su pandilla) le hicieron algo al lenguaje: lo tasajearon, lo rayaron con alambre de púas, lo inflaron de mayúsculas, pintaron grafitis sobre su lomo… Ésa fue una práctica efectista y ese efectismo ya no se puede usar más sin parecer deriva-tivo, pero es un ejemplo claro de que lo que decían los vanguardistas no era tan importante como lo que le hacían a la lengua.

Vallejo en Trilce es otro caso evidente. Vallejo vuelca una sinta-xis masiva, rigurosa, exacta, una morfología que empuja los límites de la forma lingüística y la pone en contacto con una semántica equívo-ca, ambigua, polisémica, dispersa… Y ese choque produjo en el lenguaje algo que no se había visto hasta en-tonces. ¿Qué dijo Vallejo en Trilce? Aún no lo sabemos. Pero sabemos lo que hizo. Y el lenguaje no volvió a ser el mismo desde entonces.

Blanca Varela es otro ejemplo. Varela —sobre todo en sus dos últimos libros— deja que el lenguaje haga lo que quiera, le deja hacer me-táforas, interpretar eventos, armar comparaciones… todo aquello que la Universidad y los Catedráticos dicen que “es poesía” y, al mismo tiempo, Varela produce versos de una literalidad exquisita, versos en los que ella impide, con la inteligen-

cia y el oficio que son su marca, que el lenguaje se vaya de vacaciones.

Mido entonces la importancia de un poema en esos términos. Y Chanove es importante en ese sen-tido. Hay otros, más o menos de su generación, que merecen sumarse; pienso en Enrique Verástegui y en Roger Santiváñez. Cada uno a su manera interviene el lenguaje.

Chanove ha venido haciendo lo que hace desde 1983, cuando publica ese maravilloso primer libro que es El héroe y su relación con la heroí-na. Luego publica cinco libros más hasta Plexo Solar en 2010. Todo eso fue compilado en su Obra reunida que apareció en Arequipa en 2012. El libro que hoy comentamos, El mo-tor de combustión interna, es —lo mencioné en el prólogo— el libro de plena madurez formal e ideológica de Chanove.

El libro comienza con un poema que Chanove había publicado en su Obra reunida como uno de esos inéditos no recogidos en ninguno de sus libros anteriores. Chanove lo canibaliza, lo rehace y lo planta como poema introductorio. Es el poema que le da el tono al libro. Se titula “Átomos deliciosos.” Los dos términos estructuran el universo semántico del libro. Los átomos son la materia de la que está hecha toda la contingencia de este mundo, su reducto material más inapelable. “El adjetivo delicioso” hace asomar al ser humano como un sazonador de materia. El poema y el libro entero están construidos bajo este doble signo: el de la Razón y el de la Sazón. Con “Átomos deliciosos” se establece (se pone sobre la mesa) el tono formal e ideológico del libro.

La disposición formal de los versos, su estructura sintáctica, se propone con claridad: los versos son escaleras construidas con dos tipos de peldaños: versos que están dentro y versos que están fuera de los paréntesis. El paréntesis es la gran arma retórica de este libro. Es un mecanismo de dislocación y de contradicción. Los paréntesis no están ahí para comentar sino para confrontar. Por ejemplo:

En la ecuación de lo finito (como incongruente rotor de lo infinito)

O:

Tus noches de insomne (que duraban días)

Como si se subiera y se bajara por estos versos constantemente, ha-ciendo de la verticalidad el eje que hemos de recorrer. De la cima (con “c”) hasta la sima (con “s”). Y en ambos sentidos el rigor de la pro-fundidad dirige nuestros pasos. El camino no es sin riesgo, hay peli-gros y no hay certezas. Sólo quien no piensa (o lo que es lo mismo, quien no usa el lenguaje) demanda certezas, porque si pensara sabría que no las hay. Esta exigencia de profundidad recorre todo el libro. En una entrevista en El Búho TV en 2012, Chanove demandó “recuperar la profundidad” de los escritores del xix. ¿En quién pensaba? Acaso en Dickens, en Dostoievski, en Tols-tói, en Melville. Y esa demanda es especialmente relevante hoy en día cuando lo que pasa por novela es de una superficialidad asombrosa, como si las palabras vagaran desha-bitadas, como piadosas guardianas de las instituciones, el mercado y los templos.

Hay otra cosa que mencioné en el prólogo sobre la que quiero insistir. Creo que El motor de combustión in-terna es una buena demostración de que el poema es cuestión de espacio y no de tiempo. Lo digo a pesar de que “Átomos deliciosos” reconoce su deu-da con “Burnt Norton”, el primero de los Cuatro cuartetos de T. S. Eliot, texto en apariencia sobre el tiempo. Recordemos sus versos,

El tiempo presente y el tiempo y el tiempo pasado están tal vez ambos presentes en el tiempo futuro y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado…

Pero todo está condensado en un punto sin dimensión temporal, con-densado en

el inmóvil punto de la rueda que gira

El punto que no se mueve en el tiem-po es el punto que ancla el espacio de las repeticiones circulares. Así trabajan también los versos de Cha-nove. Es espacio con lo que trabaja el poeta. Es adentro y afuera (no antes y después); pero sobre todo es conquistar la ilusión de un afuera con un pliegue del adentro. El poema es perfectamente inmanente y la trascendencia que vemos en él no es sino un truco más de sus pliegues más interiores. Entonces, se está adentro y afuera en el mismo punto.

Más importante aún, Chanove emplea estos recursos para recla-mar de nuevo la contra-dicción como la dicción esencial y propia del poe-ma. En el poema se puede estar y no estar al mismo tiempo en un mismo lugar. Ésa es la imagen perfecta del exiliado, la imagen perfecta de Cha-nove, un arequipeño exiliado en su propia ciudad. Nadie como él conoce mejor esa condición. Pero es la con-dición de todos nosotros. Estamos y no estamos al mismo tiempo; somos y no somos. Porque, cito este hermo-so verso suyo,

[uno sueña con] volver a ser otra vez ser

Una cosa más: ninguna imagen vi-sual puede llegar a eso. Solamente el lenguaje del poema puede albergar la contradicción, tal vez la propie-dad más íntima y constitutiva de lo que llamamos ser humano.

Por un lado, entonces, está la contradicción albergada en el poema y, por el otro, la segunda propiedad que nos define, la contingencia. Vivimos en un mundo en el que todo puede ser de otra manera, un mundo en el que nada es necesario; o, si se prefiere, un mundo en el que la única necesidad es la contingencia. Chanove sostiene en su libro que un instante antes de ser poeta, el campo de Higgs ya había jugado sus cartas para la distribución azaro-sa de la materia. En este sentido también, los átomos son deliciosos. Como si nuestra única esperanza fuera sazonarlos para producir un potaje verdaderamente humano.

Pero no es nuestra única esperan-za porque la pregunta que sigue se cae de madura. Si todo es contingen-te, si todo puede ser de otra manera, ¿por qué queremos vivir en una so-ciedad tan estúpida y corrupta como ésta? O como lo pone Chanove,

¿Cómo es posible que siempre estemos en criminaldesequilibrio teniendo tantos métodos paralibrarnos de esta empresa?

Entonces, no nos vendría mal apren-der algo de la anarquía del movi-miento browniano de los “átomos deliciosos.” Si todo puede ser de otra manera entonces que todo sea de otra manera. Eso es lo que Chanove llama una “impugnación doméstica” contra la supuesta necesidad del or-den establecido. Y eso es lo que Cha-nove hace en este libro contundente. Eso es lo que le hace al lenguaje y a nuestro pensamiento. De ahí su im-portancia, y si me apuran un poco, su urgencia.

Lean y relean este libro y saque cada quien sus propias consecuen-cias.�•

reseña

Apostillas a El motor de combustión internaLo importante de un poema no es lo que dice, sino lo que le hace al lenguaje, su dislocación para llegar al fondo de las cosas, donde las palabras llevan lo que dicen.

mario montalbetti

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Lo importante dsino lo que le hapara llegar al fonlas palabras llev

mario montalbetti

reseña

20 la gaceta septiembre de 2018

construyendo el país que queremos

20 la gaceta septiembre de 2018jesús c isneros20 la gaceta

573NOVEDADESFOND O DE CULTURA ECONÓMICA

SEPTIEMBRE DE 2018

Juan José ArreolaIconografía

alberto cué garcía

Recorrido gráfico por los momentos más destacados de la vida del escritor, actor, juglar y editor Juan José Arreola. La selección fotográfica, a cargo de Alberto Cué García, ilustra la infancia de Arreola en Zapotlán, Jalisco, la experiencia teatral de su juventud, sus relaciones familiares, sus amistades, su paso como director fundador de La Casa del Lago y su evolución como figura pública en la última etapa de su vida. La iconografía incluye dos textos introductorios por Orso Arreola y Felipe Vázquez. Se trata de un homenaje que forma parte de los festejos por el centenario del natalicio de este escritor jalisciense, fundamental en la literatura mexicana del siglo xx.

tezontle

1ª ed., 2018

El mercurio volante

carlos chimal

Carlos de Sigüenza y Góngora fue uno de los principales intelectuales de la Nueva España. Sus estudios no se limitaron a la investigación científica, sino que incursionó en campos como la arqueología, la historia, la filosofía, la teología y la poesía. Carlos Chimal lo toma como protagonista de su más reciente novela, El mercurio volante, título tomado de uno de los cuadernos del personaje, donde relata las circunstancias sociales y personales que influyeron en este pensador novohispano; es un libro que nos invita a seguir los pasos de Sigüenza y dejarnos envolver por la época y el lenguaje de entonces, el cual, a pesar de los arcaísmos, no hace pesada la lectura sino que sumerge al lector en la narración.

letras mexicanas

1ª ed., 2018

La verdad del mundo técnicoEnsayos para una genealogía del presente

friedrich a. kittler

Friedrich Kittler transformó el panorama intelectual y cultural de Alemania como uno de los pensadores más originales en las últimas décadas. Su mayor innovación fue su enfoque heterodoxo de las tecnologías de comunicación masiva, yendo más allá del examen de sus contenidos. Con una llamativa mezcla de influencias, entre las cuales resaltan Foucault, Lacan y Nietzsche, y el establecimiento de relaciones inéditas entre distintos campos del saber, Kittler contribuyó a renovar el interés en el cine, la radio y la televisión como objetos de reflexión histórica y filosófica. Estas reflexiones, escritas entre 1978 y 2010, son la temática central de los textos reunidos en esta obra. En ellas se muestra la evolución del pensamiento del autor a través de casi 40 años. En sus ensayos sobre la organización militar, Pink Floyd, Thomas Pynchon y Wagner, Kittler desarrolla una teoría del sujeto, la tecnología, el ser y el arte. Libro disponible por primera vez en español.

filosofía

1ª ed., 2018

De la carrera de la edad iiDe regreso

gonzalo celorio

Al cumplir setenta años de edad, Gonzalo Celorio recoge en dos volúmenes sus textos escritos durante cuatro decenios de producción literaria sostenida por el anchuroso camino del ensayo libre como reflexión creativa a partir de temas determinados. El tomo II, De regreso, incluye principalmente textos sobre literatura hispanoamericana, en los que la hondura desplaza a la amplitud, la selectividad a la indiscriminación y la crítica al homenaje.

letras mexicanas

1ª ed., 2018

FOND O DE CULTURA ECONÓMICA

SEPTIEMBRE DE 2018

oliver jeffers la gaceta 21 la gaceta 21

novedades septiembre de 2018

El 68 y sus rutas de interpretaciónUna historia sobre las historias del movimiento

héctor jiménez guzmán

A partir de una revisión de documentos, como artículos de opinión, libros, declaraciones a la prensa, documentos políticos, etc., Jiménez Guzmán nos presenta el modo en que el movimiento estudiantil de 1968 en México fue analizado y referenciado durante las décadas siguientes. Mediante un fino análisis, el autor da cuenta de las distintas miradas desde las que se abordó este acontecimiento. El 68 y sus rutas de interpretación presenta seis visiones de cada elemento que hizo posible la construcción de esa historia: las voces de la burocracia gubernamental, la opinión pública abyecta al régimen, estudiantes y académicos, líderes del 68, periodistas e historiadores. Son estos elementos los que permiten al autor reconstruir las distintas narrativas en torno al 68, y así, presentarnos una obra rica en información en torno a un oscuro momento la historia nacional mexicana.

vida y pensamiento de méxico

1ª ed., 2018

Derechos humanosCien años de la evolución de los derechos en la Constitución mexicana

héctor fix-fierro

y jacqueline martínez

La Constitución de 1917 recupera la herencia liberal de la de 1857 e incorpora los derechos sociales como base de un Estado fuerte, capaz de intervenir en favor de las clases sociales desfavorecidas y de los individuos en caso necesario. La conformación de la sociedad y la clarificación de sus requerimientos han incidido en las modificaciones de la Carta Magna a lo largo de su historia. Héctor Fix-Fierro y Jacqueline Martínez hacen una minuciosa revisión de la génesis y la evolución del modelo de derechos constitucionales, el cual ha pasado de las “garantías individuales y sociales” de 1917 a los “derechos humanos” como reflejo de la transición democrática y de los retos que aún quedan en la materia.

política y derecho, serie constitución 1917

1ª ed., 2018

Aquí estamosNotas para vivir en el planeta Tierra

oliver jeffers

Nuestro planeta puede ser un lugar confuso y complicado para cualquiera, particularmente para sus nuevos habitantes. ¿Cómo explicar a un pequeño el suelo que pisa, el aire que respira, las relaciones personales que lo rodean? En las primeras etapas de vida, la cabeza del individuo suele estar llena de preguntas. En este libro, Oliver Jeffers nos regala una presentación del entorno del ser humano y todo lo que los niños necesitan saber para empezar a descubrir el mundo e identificarse como individuos en el tiempo y espacio, desde el sistema solar, el planeta tierra y sus elementos, hasta el cuerpo humano, las personas y los animales. Dedicado a su hijo, Jeffers plasma en este título el humor y sentido común con los que ha conquistado a sus lectores. El autor explica con sencillez conceptos básicos para hacer más amable y comprensible el mundo para los más pequeños, abordando temas como inclusión, diversidad y convivencia en estas “notas para vivir en el planeta Tierra.”

los especiales de a la orilla del viento

1ª ed., 2018

septiembre de 2018

Una extraña seta en el jardín

luis eduardo garcía

ilustrado por adolfo serra

Poemario donde hay que hurgar para encontrar un mundo de luz y belleza en el que los personajes resultan ser más humanos y la naturaleza más misteriosa y fantástica. En ese mundo habitan princesas con piojos enamorados, princesas de alambre que no pueden bailar, sirenas que se enamoran de peces dragón, polillas y cucarachas que invaden el cerebro de la gente, y setas que no dejan de crecer. A través de estas fantasías el autor cuestiona constantemente la naturaleza de las cosas: qué es la música o cómo enfrentar la muerte, temas que explora con un lenguaje amable e irónico, y en tan sólo unos cuantos versos desencadena historias que pueden desdoblarse hasta el infinito en la imaginación de los pequeños lectores. El libro es enriquecido con las magníficas ilustraciones de Adolfo Serra, quien colabora como creador de mundos, personajes y escenarios fantásticos con la técnica del collage. Cada ilustración está llena de detalles que el lector tendrá que identificar para descubrirse en el universo de este poemario ganador del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2017.

premio hispanoamericano de poesía para niños

1ª ed., 2018

novedades septiembre de

22 la gacetaseptiembre de 2018

trasfondo

septiembre de 2018la gaceta 22

JonathánÉdgar Omar Avilés

Un patetismo apenas insinuado da a este cuento una fuerza virtual. El autor mezcla el realismo y la fantasía con soltura y lleva su narración con efi cacia. Ha recibido varios premios de prestigio.

trasfondo

sepepppeppppptit it iet iet iet iet iet iet iet iet iet iet iet ieiet ieiet it it iet i mmmmbrmmmmmmmmmmmmmm e de 2018la gaceta 22

Édgar Omar Avilés

Un patetismo apenas insinuado da a este cuento una fuerza virtual. El autor mezcla el realismo y la fantasía con soltura y lleva su narración con efi cacia. Ha recibido varios premios de prestigio.

trasfondo

septiembre de 2018 la gaceta 23

construyendo el país que queremos

la cerradura, cada vez más cansa-do, cada vez más rojo de coraje y espanto, temiendo que los pollos ya hubieran llenado de excremento mis tesoros. Estaba a punto de gritar como loco, cuando tuve una ilumi-nación: recordé que mamá guardaba copia de las llaves de todas las ce-rraduras de la casa en un cajón de la cocina. Corrí tan rápido como pude. Al regresar, ya sólo se escuchaban unos piídos dispersos, muy lejanos. La última llave que probé fue la bue-na, y la puerta del cuarto se abrió. Entonces vi cumplida una de mis peores pesadillas: Jonathán sentado en el suelo, un martillo a su lado y mis hermosas canicas partidas a la mitad. Estaba a punto de lanzarme sobre él, pero volteé a todas partes…

—¿Dónde están los pinches pollos?

—Libres, libres, Bernardo…

Jonathán saca un pañuelo del sombrero. Dentro del pañuelo hay un hámster. El roedor se le escapa y tiene que perseguirlo por todo el escenario. La carcajada general hace que la pálida cara de Jonathán se ruborice.

Bernardo mantiene la vista al frente, apoyando a su hermano, pero de reojo ve que, un par de filas adelante, murmuran los chicos que siempre han molestado a Jonathán. Le encantaría partirles la cara, pero su hermano nunca se lo ha permitido.

Luego de atrapar al hámster, saca un juego de naipes.

Empecé a buscar bajo la cama, en los cajones, aUn en lugares tan im-probables como entre las sábanas. La furia fue dando paso a un asom-bro mezclado con miedo. Desconcer-tado, volteé a ver a Jonathán.

—¿Qué pasó?—No podía dejar que… que los

torturaras… ¡Son mis amigos! —ha-bía mucha valentía en sus titubeos.

Se refería a doce pollitos pinta-dos con anilina de colores que papá le había comprado en el mercado. Mamá se enojó mucho, porque aseguraba que esa pintura era una crueldad, pues al poco tiempo mo-rirían. Pero murieron más pronto de lo que pensamos: bebieron del líquido que mamá usaba para lavar el baño. Jonathán y yo los encon-

tramos retorcidos entre vómitos de sangre y trigo del que les dábamos de comer.

—Jonathán, escúchame —le dije con mucha seriedad—: ¡era broma lo de los aztecas! No se puede encerrar el espíritu de los pollos de colores en las canicas de colores… —ya desde niño creía que uno se muere y todo termina, así que el asunto de los espíritus de los pollos me parecía una tontería que se me ocurrió de pronto.

—¿Sabes?, los pollitos, cuando son espíritus, vuelan muy bien —me respondió sonriente, aludiendo a una discusión que tuvimos donde él afirmaba que los pollitos sí podían volar, sólo que les daba flojera—. Ahora ya no sufrirán cuando los agi-tes o pongas las canicas al sol… Los espíritus de Cloe, Brandy, Maguncio, Cerdoriclo, Platipus, Chiripa, Pico, Juanipo, Corazón de Topo, Tíboli, Memo y Barano se fueron agitando sus alitas, libres, volando por la ven-tana, piando bien contentos…

Necesitaba que Jonathán no me delatara por haber roto el cenicero favorito de papá. Entonces recor-dé que la vez que los encontramos muertos yo traía mi frasco de canicas. Así que le dije que en aquel momento, utilizando magia azteca, había encerrado el espíritu de sus pollitos, y mientras le decía eso, hacía muecas y ruidos de dolor para darle mayor dramatismo. Funcionó a tal grado que, cuando quería que me trajera un sándwich o que me cubriera de otra mentira, bastaba que torturara un poco las canicas calentándolas en la estufa o llenan-do el frasco con orina para que él, aterrado, cumpliera mis órdenes. En aquel entonces yo sólo sabía por pláticas veladas entre mis padres que sus pulmones se marchitaban, y que creerían todo lo que él les dijera.

Luego del tercer intento no adivina la carta que el maestro de matemá-ticas ha sacado del juego de naipes. El acto es francamente malo, aún más malo que el recital de guitarra y el baile de tango. Por los nervios, Jonathán se ha equivocado en todo. Se nota que está a punto de echarse a llorar, pero toma aire para con-tenerse, para no desmayarse, para no parecer una niñita frente a toda la escuela. Bernardo gira la cabeza,

Todas las butacas del teatro escolar están ocupadas. Tras el desafinado recital de guitarra y el torpe

baile de tango, llega el momento de Jonathán, quien se presenta ataviado con una capa de terciopelo y sombrero de copa que envuelven más que vestir su cuerpo esmirriado como chorrito de agua. Siempre ha sido un chico solitario, retraído en sus libros y sus fantasías: es la forma en que lucha por la vida. Aquella presentación es un esfuerzo mayúsculo en la que insistió mucho en participar. A sus padres y a su hermano Bernardo no les quedó sino apoyarlo, sabiendo que en pocos meses ya no estará con ellos.

Bernardo tiene veinte años, casi cinco más que Jonathán, y no sabe qué hará cuando su hermano mue-ra; siente que se le acaba toda la fe que pueda tener por la vida, que ahora le parece miserable, injusta y breve. En una ocasión, Jonathán le dijo que la vida es un misterio y que los misterios a veces traen cosas buenas. Bernardo le respondió que es un misterio de mierda, y lo abra-zó. Ahora, al verlo vestido de mago, sólo atina a recordar que hace cerca de diez años ocurrió lo de las cani-cas y los pollos.

Él tenía cinco y yo casi diez años. Recuerdo que hacía la tarea cuando de pronto escuché muchos pollos piando como locos. Me incorporé de la silla y fui a la planta alta, donde estaban las habitaciones. Pasé por el cuarto de mis padres, donde tam-bién dormía Jonathán, y aproveché para ver si no se encontraba por ahí jugando, pero no estaba. Cuando llegué a la puerta de mi cuarto, no me cupo ninguna duda: los piídos provenían de ahí adentro.

—Jonathán, abre el cuarto… ¡Ahora! —le dije, con toda mi auto-ridad de hermano mayor. Pero por respuesta sólo escuchaba los piídos enloquecidos.

Empecé a forzar la cerradura, temiendo por mi colección de esca-rabajos, mis rompecabezas y mis canicas. De seguro papá cometió la tontería de comprarle más pollos de colores o tal vez los compró con lo que ahorraba de los domingos del abuelo, pensaba mientras forzaba

evitando por un segundo compartir la vergüenza. Entonces ve de reojo que los chicos que siempre han mo-lestado a su hermano sacan una bol-sa con huevos. Al unísono, lanzan una ráfaga de ellos.

—Te pagaré todas tus canicas, todas. Tengo mucho ahorrado de lo que el abuelo me da los domingos para que vayamos a rezar… —me dijo asustado, juntando los peda-zos de canicas y poniéndolos en el frasco, tomando distancia de mí, temeroso de que le respondiera con un golpe.

Pero yo miraba para todos lados, desconcertado. En algún momento me asomé por la ventana que daba al patio, para ver si no había pollitos, ya fuera corriendo o muertos por la caída. No había nada.

—Te compraré unas más boni-tas. No les vayas a decir a papá y a mamá, me van a castigar dándome más pastillas… —me dijo por último, mientras salía del cuarto.

—No, no les diré… —le contesté casi con un hilo de voz.

Los huevos vuelan en dirección a Jonathán. Bernardo no ha podido evitar esa primera ráfaga, pero se incorpora para destrozarles la cara antes de que avienten una segunda.

Los huevos al romperse están huecos, vacíos, pero del interior de cada uno brotan aplausos, tantos que pareciera que los metieron a presión. Los aplausos que contenían los huevos son secundados por los de la concurrencia, que vitorea el bello e inesperado acto final. Jonathán se inclina con torpeza, agradeciendo. Asustados, dejan caer los huevos que tenían dispues-tos para las siguientes ráfagas. Bernardo suelta a uno de los chicos al que estaba a punto de cruzarle la cara con su puño y los dos observan a Jonathán que sonriente se des-pide del público mientras sacude los restos de cascarón de su capa de terciopelo. Mientras mira el sonriente rostro cadavérico de su hermano, Bernardo piensa que lue-go de la muerte, quizás, suceda algo hermoso.�•

23 la gaceta23 la gaceta23 la gaceta andrea garcía flores

jonathán

septiembre de 2018

jonathán

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