convocatoria 162

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Fecha de cierre de edición: 8 de Octubre de 2010 A l postrarse frente al portal del infierno Dan- te lee sobre su cabeza una inscripción que anun- cia: “Por mí se va hasta la ciudad doliente, por mí se va al eterno sufrimiento, por mí se va hacia la raza condenada […] dejad, los que aquí entráis, toda esperanza.” El infierno es una idea tan anti- gua como el hombre. Siempre ha sido sujeto de la fascinación y la imaginación del ser humano, intermediario entre el cielo y el infierno; es el lugar donde se sufre, donde la vida continúa des- pués de la muerte. También es la propia vida, inventamos infiernos y descendemos a ellos como Orfeo en busca de Eurídice. Es la conti- nuidad del yo y es el reflejo de las civilizaciones. Es “aquel lugar triste, devastado y desierto” del cual John Milton escribió versos. Hay muchas ideas de infiernos, en unos se sufre, en otros sólo se continua la vida. Los hay literarios, lógicos, matemáticos, subjetivos y reales. Infiernos siem- pre por venir, nunca pasados, ilusorios e inolvi- dables. Los hay también imposibles o de dos dimensiones. Y como remata Salvador Elizondo, también hay infiernos “que son como saloncitos burgueses con servicio de té.” Y para seguir esta idea de Elizondo: “el in- fierno existe porque pensamos en él […] cuando pensamos en el infierno, no sólo estamos en él, sino que también somos ese infierno.” OPCIÓN INVITA A REFLEXIONAR, EN SU NÚMERO 162, SOBRE: Recibimos: ensayos, cuentos, poemas, narrativas, material gráfico, reseñas y varia invención. La temática particular de cada número, es exclusiva de la sección de exégesis, por lo tanto, no excluye la recepción de material con temática libre. Enviarlos a la dirección: [email protected] o [email protected] Ernesto García Cabral, Qué lindo Cha cha cha!, 1954.

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Page 1: Convocatoria 162

Fecha de cierre de edición:

8 de Octubre de 2010

Al postrarse frente al portal del infierno Dan-te lee sobre su cabeza una inscripción que anun-cia: “Por mí se va hasta la ciudad doliente, por mí se va al eterno sufrimiento, por mí se va hacia la raza condenada […] dejad, los que aquí entráis, toda esperanza.” El infierno es una idea tan anti-gua como el hombre. Siempre ha sido sujeto de la fascinación y la imaginación del ser humano, intermediario entre el cielo y el infierno; es el lugar donde se sufre, donde la vida continúa des-pués de la muerte. También es la propia vida, inventamos infiernos y descendemos a ellos como Orfeo en busca de Eurídice. Es la conti-nuidad del yo y es el reflejo de las civilizaciones.

Es “aquel lugar triste, devastado y desierto” del cual John Milton escribió versos. Hay muchas ideas de infiernos, en unos se sufre, en otros sólo se continua la vida. Los hay literarios, lógicos, matemáticos, subjetivos y reales. Infiernos siem-pre por venir, nunca pasados, ilusorios e inolvi-dables. Los hay también imposibles o de dos dimensiones. Y como remata Salvador Elizondo, también hay infiernos “que son como saloncitos burgueses con servicio de té.”

Y para seguir esta idea de Elizondo: “el in-fierno existe porque pensamos en él […] cuando pensamos en el infierno, no sólo estamos en él, sino que también somos ese infierno.”

OPCIÓN INVITA A

REFLEXIONAR, EN SU

NÚMERO 162, SOBRE:

Recibimos: ensayos, cuentos, poemas, narrativas, material gráfico, reseñas y varia invención. La temática particular de cada número, es exclusiva de la sección de exégesis, por lo tanto, no excluye la recepción de material con temática libre. Enviarlos a la dirección: [email protected] o [email protected]

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