cri´tica literaria

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Contact | Search: Borges Center o in English o en Español o en Français The Journal Variaciones Borges o in English o en Español o en Français Borges Studies Online Services Links Bibliographies Our Library Book Reviews Chronicles Borges Studies Online El 25 de junio de 1952 Jorge Luis Borges puso el punto final de un libro de ensayos, en su mayoría dedicados a la literatura. Había trabajado durante once años en su composición. Debió sentirse aliviado, tal vez íntimamente orgulloso, pero ya no sabremos si supo que ese libro inauguraba una nueva época del ensayo literario; que nuestra apreciación del género quedaría alterada para siempre; que muchos doctos volúmenes iban a pasar, por su culpa, de la biblioteca al museo. Quizá murió sin saber que con "Otras inquisiciones" el género más difícil, la crítica, alcanzaba su madurez. Demostrar que este es un juicio exacto, no una hipérbole, es el fin de las siguientes páginas.

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El 25 de junio de 1952 Jorge Luis Borges puso el punto final de un libro de ensayos, en su mayora dedicados a la literatura. Haba trabajado durante once aos en su composicin. Debi sentirse aliviado, tal vez ntimamente orgulloso, pero ya no sabremos si supo que ese libro inauguraba una nueva poca del ensayo literario; que nuestra apreciacin del gnero quedara alterada para siempre; que muchos doctos volmenes iban a pasar, por su culpa, de la biblioteca al museo. Quiz muri sin saber que con "Otras inquisiciones" el gnero ms difcil, la crtica, alcanzaba su madurez. Demostrar que este es un juicio exacto, no una hiprbole, es el fin de las siguientes pginas.

LOS ANTIGUOS

El primer libro de ensayos literarios que se escribi fue La potica de Aristteles. Wilde la consideraba "una obrita perfecta de crtica literaria". (El crtico como artista, parte I). En realidad era ms un texto terico -una potica, como la llam su autor- que una obra crtica. Contena consideraciones generales sobre los gneros que se conocan: la lrica, la pica y el drama. All leemos del piadoso origen de la literatura: que la tragedia se remonta a los autores de ditirambos (cantos en honor a Baco) y que la comedia proviene de cantos flicos. All viene tambin la clebre Regla de las 3 unidades -tiempo, espacio y argumento- que rigi las estructuras del drama y la narracin hasta mediados del siglo XVI, fecha en que los dramaturgos ingleses decidieron utilizar varios tiempos y escenografas en una misma obra, conservando slo la unidad argumental. Los narradores, que no tenan que sincronizar movimientos escnicos, como los dramaturgos, ni observar los protocolos del rito, como los sacerdotes, componan de manera ms espontnea y sus trabajos siempre ostentaron, quiz desde el oscuro principio, un grato desorden -desorden que slo vino a ser premeditado, sistemtico y hasta alarmante, con Dujardin, Proust, Joyce, Kafka y Faulkner, quienes empezaron a experimentar con el monlogo interior, la superposicin de los planos narrativos y la fractura de la continuidad espacio-temporal del relato, en un esfuerzo por seguir la trayectoria browniana, azarosa del pensamiento. Hoy, slo el cuento acata la regla aristotlica.

La potica se escribi en el siglo IV antes de Cristo. Tres siglos despus Horacio compuso su Arte potica, un libro semejante en el plan al de Aristteles: datos histricos y preceptos tcnicos lo componen: "Homero ense en qu clase de versos haban de escribirse las hazaas de los reyes, la gloria de los capitanes y las horrendas guerras. Entre los romanos, Ennio fue el primero que emple versos picos. Mas sobre quin haya sido el primero que suspir la elega, an andan en debate los gramticos".

Registr tambin el romano la existencia de la primera enciclopedia de literatura. "El Libro cclico de los griegos contena la serie de todas las fbulas hasta la vuelta de Ulises, y de todos los asuntos que se podan tratar". Insisti en la importancia de la unidad argumental y la verosimilitud, y fue el primero en formular uno de los pocos dogmas tcnicos que an se mantienen: el de la inferioridad de las soluciones sobrenaturales frente a las soluciones lgicas de los nudos -como en Poe, Chesterton, Conan Doyle y casi todos los maestros de la trama problemtica-. Encomi, como lo haran luego Stevenson, Schwob, Merime, Chesterton y tantos otros, el encanto como la cualidad principal de las obras.(1)

LA MAQUINA DE VERSIFICAR

Nada digno de mencin sucedi en el terreno de la teora literaria en los 17 siglos siguientes. Entre 1840 y su muerte, ocurrida en 1849, Edgar Allan Poe concibi una ingeniosa teora de la composicin -una especie de potica que profundizaba en los conceptos de los antiguos- e inaugur un nuevo gnero, la crtica literaria. Me aseguran que Goethe y Novalis ya haban escrito crtica para esa fecha, pero lo de Novalis es una filosofa potica, un lgebra embrujada, la ms inteligente enciclopedia de todos los tiempos, cualquier cosa menos una obra crtica. En cuanto a Goethe, tengo que reconocer que no he ledo sus textos crticos. Pero es claro que si un seor tan conocido hubiera hecho algo importante en este terreno, ya se habra sabido.

La teora literaria de Poe, dispersa en artculos, conferencias y dos ensayos famosos, La filosofa de la composicin y El principio potico, es dispareja. Contiene aciertos innegables, como cuando ataca la pretendida superioridad de la novela sobre el cuento refutando el mejor argumento de sus partidarios: "No hay duda de que la novela exige lo que se ha dado en llamar esfuerzo sostenido, pero esto es materia de mera perseverancia y slo guarda relacin colateral con el talento". (Marginalia, nota LXXXVI).

En un artculo dedicado a Hawthorne seala que el cuento es una forma sinttica y esencial cuyo protagonista es el argumento, y que todas sus partes, desde la primera lnea, deben apuntar a la produccin de un efecto predeterminado.

En una nota sobre la tica del escritor de ficciones, incluida en un artculo dedicado a Dickens, advierte que la inexactitud y la mentira son lcitas en boca de los personajes, e incluso en el narrador en primera persona, pero nunca en el narrador omnisciente, deidad literaria a la que no est permitido el error.

Poe retom el concepto de unidad de los preceptistas clsicos, y aadi algo de su propia cosecha. Llam al resultado "unidad de efecto", una suma de unidad argumental, tensin y brevedad. Decret que un poema no deba tener ms de cien versos, y que un buen texto en prosa no deba requerir ms de dos horas para su lectura. Crey que la belleza era dominio del poema, y la verdad y la pasin de la prosa. As, espigadas al azar, estas afirmaciones pueden parecer arbitrarias y esquemticas. Tomadas en su contexto conforman un tratado ingenioso y coherente.

Genio del cuento y terico brillante, con Poe nace la crtica. El norteamericano fue el primero en aplicarse al anlisis de las obras desde un punto de vista literario. Hasta entonces la "crtica" se confunda con el ensayo humanstico y se ocupaba de todas las materias, excepto de literatura: discusiones teolgicas en los crculos del Infierno, historia mozrabe en el alczar del Cid, filsofos perplejos en el gabinete de Fausto, deliciosas ancdotas en los salones de la Duquesa de Cadignan. A la literatura le estaba vedado su ms caro tema, la literatura. Por fortuna Poe introdujo el anlisis formal, y Hugo hara la suma: crtica y humanidades.

Contemporneo del autor de La letra escarlata, Poe reconoci al instante su genio enalteciendo su nombre y sealando con precisin los aciertos y el error de sus cuentos. La crtica actual coincide exactamente con la apreciacin de Poe: aplaude las admirables ficciones de Hawthorne y censura las moralejas que las infestan.

Con todo, hay que reconocer que no fue un gran crtico. Dos defectos se lo impidieron: uno, la aplicacin mecnica de su rgida teora de la composicin al anlisis literario; y otro, ms grave, la insensibilidad de su crtica. El, que pudo apasionarse por todas las cosas, que supo pulsar como nadie las fibras del horror, que am hasta desfallecer, que a la sensibilidad del genio sum la del poeta, la del opimano y la del alcohlico, fue incapaz de trasmitirnos siquiera la sombra del encanto de las obras que comentaba, de regalarnos alguna noticia de la vida de sus autores, de salvar la monotona del anlisis tcnico con una digresin refrescante, de recoger el rico legado de la "crtica" humanstica.

VICTOR HUGO

En el mismo siglo escribieron Carlyle y Emerson. Aunque justamente famosos en otros gneros, no tuvieron fortuna en la crtica, identificaron al poeta con el lder y el profeta, incurrieron en un tipo de anlisis que pretenda ser trascendental pero se extraviaron, extasiados con el sonido de su propia voz, en extensas digresiones msticas donde la tentacin retrica era irresistible. (Los ensayos sobre literatos incluidos en "De los Hroes" de Carlyle y "Hombres representativos" de Emerson, son ilustraciones precisas de un adagio implacable: De buenas intenciones est empedrado el camino al infierno).

Siguiendo la senda trascendental Victor Hugo nos dej, cosas del genio, su William Shakespeare (1864), un monumental fresco de las letras y el pensamiento desde Job hasta Victor Hugo. En sus pginas el francs se ocup de todo y de todos, hasta de Shakespeare. Fue el ltimo hombre universal. No haca mucho que la "filosofa natural" se haba dividido en ciencias especializadas, apenas se estaba produciendo la regia eclosin cientfica del siglo XIX, y resultaba posible que un hombre genial y aplicado lo supiera todo y lo escribiera todo. El resultado fue el William Shakespeare, quiz el ms denso y justo ensayo de la literatura. Permtaseme citar aqu dos prrafos.

El quandoque bonus Homerus dormitat(2) se le permite a Horacio y lo aceptamos. Pero estoy seguro de que Homero no se lo dira a Horacio. A esa guila le parecera delicioso este colibr parlero. (Parte II, libro IV, captulo II).

En el siglo VII un hombre montado en un camello y acurrucado entre dos sacos, uno de higos y otro de trigo, entr en Alejandra. Estos dos sacos, y un plato de madera, constituan toda su riqueza. Este hombre slo se sentaba en el suelo, y no se alimentaba ms que de pan y agua. Haba conquistado la mitad del Asia y del Africa. Haba asaltado o quemado 36 mil ciudades, aldeas, fortalezas y castillos. Haba destruido cuatro mil templos paganos o cristianos. Haba edificado mil cuatrocientas mezquitas. Haba vencido a Izdeger, rey de Persia, y a Heraclio, emperador de Oriente. Este hombre se llamaba Omar, y quem la Biblioteca de Alejandra. (Parte I, libro IV, captulo IV).

TENA QUE SER UN IRLANDS

Poco despus vino Wilde. No fue un crtico en el sentido en que ahora entendemos el oficio. El ambicioso plan de sus ensayos, que pretenden conformar una teora general del arte, su constante referencia a la Verdad, la Vida, la Belleza, la Naturaleza -as, con maysculas- y el anlisis casi epistemolgico de la relacin que existe entre los medios del arte y su objeto, hacen de l un tratadista de esttica, un colega de Hegel y Croce antes que un crtico.

Sin embargo, Wilde es un nombre importante en la historia de la crtica porque dej sentado su principal postulado. "La crtica -dijo- es una creacin dentro de la creacin. El arte se inspira en la vida; la crtica en el arte. El nico deber del crtico es dejar una bella pgina so pretexto del comentario de una obra cualquiera". (El crtico como artista, parte I). Esta concepcin de la crtica hace de ella un gnero autnomo, liberndola de funciones exegticas y subrayando el carcter creativo de su naturaleza.

Sus ensayos sobre arte constituyen felices aplicaciones de este postulado. "Pluma, lpiz y veneno", la biografa de Thomas Griffiths Waineright -un contemporneo suyo que fue poeta, dibujante, anticuario, "aficionado a todo lo bello y gozador de todo lo prohibido", hbil falsificador y envenenador infalible, es una biografa extraordinaria -gnero que tiene en Schwob, a quien Wilde admiraba, su maestro indiscutido.

Tampoco el irlands estuvo exento de error. Se ha sealado que su prosa fue proclive a los arrebatos lricos -un tono propio de la poesa que est reido con la austeridad de la prosa-; las excesivas alusiones a Grecia; los largos y numerosos ejemplos que acumulaba en su afn de demostracin; su mana decorativa. Pero nada de esto es muy grave. Peor fue el hecho de que con frecuencia pasara de largo frente a aspectos cruciales de la creacin artstica, distrado por el prurito de escandalizar y sorprender. Si Wilde hubiera ido ms joven a la crcel de Reading, seguramente nos habramos perdido algunos de sus mortales epigramas ("Dickens es nuestra primera autoridad en todo lo que es de segundo orden") pero la esttica habra salido ganando.

Los corolarios de su postulado son wildianos, por supuesto: "El crtico debe ser amoral, poco exacto y nada sincero. Y antes que explicar las obras de arte, procurar hacer ms profundo su misterio y ms maravillosa su majestad". (El crtico como artista, parte II).

Uno puede perdonar el primer pecado, la amoralidad; incluso el tercero, la hipocresa. El segundo nos cuesta ms. Cmo aceptar que los juicios de un crtico sean inexactos? Cmo perdonarle al mismo Wilde sus injusticias contra Shakespeare y De Quincey? Aunque era un devoto lector de ambos, censur "los numerosos pasajes de Shakespeare en que el lenguaje es barroco, vulgar". ("La decadencia de la mentira"). Al segundo lo acus de periodstico y de inmodesto! (Pluma, lpiz y veneno). Pero tal vez sea ingenuo tomar en serio a un Wilde que censura el manierismo y encarece "la modestia del verdadero artista". En cuanto al cuarto corolario, el del crtico como ahondador de misterios y multiplicador de sentidos e interpretaciones, hay que reconocer que es una de las ms hermosas y agudas observaciones que se hayan hecho en esta materia.

BORGES

Nuestro siglo ha sido el de la crtica. En su transcurso han escrito Gilbert Keith Chesterton, George Bernard Shaw, Thomas Stearns Eliot, Ezra Pound, Gilbert Murray, Cecil Maurice Bowra, Ulrich von Wilamomitz-Mellendorff, Mara Rosa Lida de Malkiel, Pedro Henrquez Urea, Wystan Hugh Auden, Marcel Proust, Gnter Blcker, Paul Groussac, John Tressider Shepard, Alfonso Reyes, Rafael Cansinos Assns, Luis Astrana Marn... crticos excelentes que comparten un defecto: Borges, puesto que su aparicin ha puesto en evidencia las limitaciones de los trabajos de los nombres de esta brillante lista. Y aunque nos siguen conmoviendo los lcidos textos de Bowra, Shaw, Murray, Urea, Reyes, Blcker, Valery, ahora sabemos que la crtica puede ser un magisterio ms alto y hermoso. Ha sucedido con Borges, en la crtica literaria, lo que con Schwob en las biografas: ambos han arrojado sobre sus gremios una sombra que puede parecer injusta, pero que con el tiempo demostrar ser feliz y enriquecedora.

Su obra crtica es el resultado de un grato equilibrio entre lo literario y lo humanstico, la poesa y la informacin, lo anecdtico y lo acadmico, la causalidad y la imaginacin. La sntesis y los paralelos caracterizan el plan de sus ensayos. Como si su cerebro fuera una especie de summa litterata, poda resumir en una lnea el don principal de un autor, o descubrir el hilo que va de Melville a Kafka, de Marlowe a Shakespeare, que teje imperios y dinastas para que una seda china llegue a manos de Virgilio y le inspire un hexmetro, que une un sueo de Coleridge -que luego sera poema- con el soado palacio de Kublai Khan.

Veamos ahora, en detalle, las principales cualidades que hacen de su crtica la cumbre del gnero: erudicin, brevedad, imaginacin, y su capacidad para urdir teoras, cazar paradojas, establecer asociaciones y descubrir claves.

ERUDICION Y CREATIVIDAD

Cuando se dice que Borges fue un erudito se est diciendo una parte de la verdad, y no la ms interesante. -Las enciclopedias son muy eruditas mas no se leen; se consultan-. Lo interesante es la manera creativa como Borges transmut esa informacin.

En la crtica, su creatividad asumi dos formas: una acadmica, caracterizada por asociaciones rigurosas y a veces sorpresivas, y otra fantstica, compuesta por especulaciones abiertamente poticas (o inexactas, como las llamara un literato puntilloso; e inexacto).

Creatividad fantstica

Si sus poemas tienen el sabor del ensayo, sus ensayos tienen el encanto del cuento. Hay en ellos suspenso e imaginacin. Recordemos "La flor de Coleridge", "El ruiseor de Keats", "La muralla y los libros" (Otras Inquisiciones), artculos en los que la imaginacin tiene tanta o ms importancia que la investigacin. Veamos estos ejemplos.

Por qu nos inquieta que el mapa est en el mapa, y las mil y una noches en el libro de "Las mil y una noches"? Por qu nos inquieta que Don Quijote sea lector del "Quijote"? Creo haber dado con la causa: tales inversiones sugieren que si los caracteres de una ficcin pueden ser lectores o espectadores, nosotros, sus lectores, podemos ser ficticios. En 1833 Carlyle observ que la historia universal es un infinito libro sagrado que todos los hombres escriben y leen y tratan de entender, y en el que tambin los escriben". ("Magias parciales del Quijote", Otras inquisiciones).

Marco Polo era un mercader, pero en los tiempos medievales un mercader poda ser Simbad. Por el camino de la seda, por el camino que fatigaron antiguas caravanas para que un pao con figuras llegara a manos de Virgilio y le sugiriera un hexmetro, Marco Polo, atravesando cordilleras y arenas, arrib a Catay". (Del Prlogo a "Marco Polo". Jorge Luis Borges, biblioteca personal).

Creatividad acadmica

Tambin poda, cuando estaba de genio, ser doctor en letras. No se limit, por ejemplo, a registrar que la moraleja era una constante en los relatos de Hawthorne, sino que propuso una hiptesis para explicar el hecho. Hawthorne -nos dice- haba sido criado en una familia puritana -religin que ha hecho del trabajo duro un camino de salvacin- y siempre se sinti culpable por ser escritor, tarea asaz fcil, feliz y frvola, hasta que logr conciliar credo y pasin haciendo del arte una funcin de la conciencia, componiendo fbulas y moralidades. (Hawthorne, Otras inquisiciones). En el prlogo a la "Eneida" (JLB biblioteca personal) escribi:

Voltaire escribe que si Virgilio es obra de Homero, este fue de todas sus obras la que le sali mejor. Diecisiete siglos dur en Europa la primaca de Virgilio; el movimiento romntico lo neg y casi borr (entronizando a Homero). Ahora lo perjudica nuestra costumbre de leer los libros en funcin de la historia, no de la esttica,

refirindose al hecho de que Virgilio escribi la "Eneida" por orden de Augusto, asunto por el cual muchos lo consideran un poeta cortesano, y a su libro una historia "oficial", es decir sospechosa.

Admiraba el estilo de Quevedo y consideraba injusto el lugar subalterno que ocupa entre los nombres de la literatura universal. La importancia de Quevedo est casi reducida al mbito de la literatura espaola, en la que tambin ocupa un segundo lugar, muy disputado por cierto, a considerable distancia de Cervantes. Para tratar de entender esta injusticia Borges ensay dos explicaciones.

Para la gloria -dice la primera- no es indispensable que un escritor se muestre sentimental, pero es indispensable que su obra o alguna circunstancia biogrfica, estimulen el patetismo. Ni la vida ni el arte de Quevedo se prestan a esas tiernas hiprboles cuya repeticin es la gloria. ("Quevedo", Otras inquisiciones).

A pesar del hbil remate, la explicacin no convence. El estilo clsico y el carcter estoico del mismo Borges, de cuya gloria no podemos dudar, basta para refutarla. La segunda explicacin es mucho ms interesante.

Quevedo no es inferior a nadie, pero no ha dado con un smbolo que se apodere de la imaginacin de los hombres. Homero tiene a Pramo, que besa las homicidas manos de Aquiles; Sfocles tiene un rey que descifra enigmas y a quien los hados harn descifrar el horror de su propio destino; Dante, los nueve crculos infernales y la rosa paradisaca; Shakespeare, sus orbes de violencia y de msica; Swift, su repblica de caballos virtuosos y "yahoos" bestiales; Melville, la abominacin y el amor de la ballena blanca; Franz Kafka, sus crecientes y srdidos laberintos. No hay escritor de fama universal que no haya amonedado un smbolo; este, conviene recordar, no siempre es objetivo y externo. Gngora o Mallarm, verbigracia, perduran como el escritor que laboriosamente forja una obra secreta; Whitman, como protagonista semidivino de "Leaves of grass". De Quevedo, en cambio, slo perdura una imagen caricatural. (Idem)

LA BREVEDAD

Saba que la extensin es un atributo del ser; lo extendido, uno de sus excesos -en letras, algo as como la silicona del estilo- pero huy por igual de lo extenso y de lo extendido, y se impuso, como un deber, la brevedad, condicin sine qua non de la densidad y la cortesa. Practic los llamados gneros menores -sonetos, poemas breves, artculos y cuentos- y evit el poema largo, la novela y el tratado. Ejemplos de brevedad extrema en su obra crtica son sus "Prlogos", una compilacin publicada por Torres Agero Editor hace algunos aos en Buenos Aires y que por desgracia no ha vuelto a imprimirse, y el volumen anlogo "Jorge Luis Borges, biblioteca personal", que rene los prlogos de una coleccin literaria dirigida por l.

Algunos trabajos relativamente extensos, como los que integran los volmenes Siete Noches y Borges Oral, son transcripciones de conferencias pblicas, modalidad que exige cierta morosidad en el tratamiento.

LA PARADOJA

La paradoja es una conclusin verdadera, o verosmil, que choca con los juicios del sentido comn.(3) Borges fue un avisado cazador de estos juguetes de la inteligencia. Descubri muchas. Tambin supo elevar a esta categora, mediante malabares de prestidigitacin, meros sofismas.

A la doctrina "romntica" de las musas y la inspiracin que profesaron los clsicos -nos dice en "Flaubert y su destino ejemplar" -el romntico Poe opone su teora "clsica" de la composicin, que hace de la labor del poeta un ejercicio intelectual.

Es lgico, o al menos admisible, afirmar que un hombre puede modificar el futuro; pero es incmodo pensar que pueda tambin modificar el pasado -salvo que lo demuestre Borges. Escuchmoslo.

Aqu, sin desmedro alguno de Hawthorne, yo deseara intercalar una observacin. La circunstancia, la extraa circunstancia de percibir en un cuento de Hawthorne, redactado a principios del siglo XIX, el mismo sabor de los cuentos de Kafka, que trabaj a principios del siglo XX, no debe hacernos olvidar que el sabor de Kafka ha sido determinado por Kafka. "Wakefield" prefigura a Franz Kafka, pero este modifica y afina la lectura de "Wakefield". La deuda es mutua. Un gran escritor crea a sus precursores. Los crea y de algn modo los justifica. As, qu sera de Marlowe sin Shakespeare? ("Hawthorne", Otras inquisiciones).

Es claro que todo gran escritor genera una legin de discpulos; pero cmo aceptar que cree tambin a sus precursores? Y cmo negar que Kafka "modifica y afina la lectura de Wakefield", que despus del checo encontramos lo absurdo casi familiar? Cmo dudar que de no ser por Shakespeare la obra de Marlowe estara sepultada en el olvido? Pues el inters de los estudiosos por Shakespeare se extendi a su tiempo, sus contemporneos y precursores, entre estos Marlowe. El tratamiento potico y piano que ste hizo del verso blanco, y que pas inadvertido en su tiempo, acallado por la sonora retrica de Jonson y Kid, fue apreciado luego en su justo valor porque Shakespeare decidi alternar en su obra los dos registros, el piano y el retrico.

Un sofisma es el ejemplo siguiente. La sustentacin es recursiva y elegante.

Un prosista chino ha observado que el unicornio, en razn misma de lo anmalo que es, ha de pasar inadvertido. Los ojos ven lo que estn habituados a ver. Tcito no percibi la crucifixin, aunque la registra su libro. ("El pudor de la historia", obra citada). El "prosista chino" es Borges, por supuesto.

CLAVES

Los crticos designan cosas distintas con la palabra Clave. A veces significa una cifra oculta que el lector debe descubrir para penetrar el sentido de un texto; otras, una constante tcnica o temtica del autor. En dos lneas, con tino feliz, Borges acertaba con ambas.

El Quijote es menos una stira contra las novelas de caballera, que una secreta despedida nostlgica. ("Magias parciales del Quijote").

En realidad cada novela es un plano ideal; Cervantes se complace en confundir lo objetivo con lo subjetivo, el mundo del lector y el mundo del libro". (Idem).

Aproximar el nombre de Whitman al de Paul Valry es a primera vista una operacin arbitraria y (lo que es peor) inepta. Valry es smbolo de infinitas destrezas pero as mismo de infinitos escrpulos; Whitman, de una casi incoherente pero titnica vocacin de felicidad; Valry ilustremente personifica los laberintos del espritu; Whitman, las interjecciones del cuerpo. Valry es smbolo de Europa y de su delicado crepsculo; Whitman, de la maana de Amrica. El orbe entero de la literatura parece no admitir dos aplicaciones ms antagnicas de la palabra poeta. Un hecho, sin embargo, los une: la obra de los dos es menos preciosa como poesa que como signo de un poeta ejemplar, creado por esa obra. (Valry como smbolo).

El estilo no parece cuidado, pero cada palabra ha sido elegida. Nadie puede contar el argumento de un texto de Cortzar; cada texto suyo consta de determinadas palabras en un determinado orden. Si tratamos de resumirlo verificamos que algo precioso se ha perdido. ("Julio Cortzar, cuentos". JLB biblioteca personal).

Este volumen ["La Cruz Azul", de Chesterton] consta de una serie de cuentos que simulan ser policiales y que son mucho ms. Cada uno de ellos propone un enigma que, a primera vista, es indescifrable. Se sugiere despus una solucin no menos mgica que atroz, y se arriba por fin a la verdad, que procura ser razonable. Cada uno de los cuentos es un aplogo y es as mismo una breve pieza teatral. (Idem).

TEORA

Otra bondad de su estilo estriba en la capacidad para teorizar -a nivel de potica, claro est-. Es usual encontrar en sus artculos consideraciones generales sobre los tropos, las estructuras de los gneros, las escuelas, etc.

El lenguaje -ha observado Chesterton- no es un hecho cientfico, sino artstico; lo inventaron guerreros y cazadores y es muy anterior a la ciencia. Nunca lo entendi as Quevedo, para quien el lenguaje fue, esencialmente, un instrumento lgico. Las trivialidades o eternidades de la poesa -aguas equiparadas a cristales, ojos que lucen como estrellas y estrellas que miran como ojos- le incomodaban por ser fciles pero mucho ms por ser falsas. Olvid, al censurarlas, que la metfora es el contacto momentneo de dos imgenes, no la metdica asimilacin de dos cosas. ("Quevedo", Otras inquisiciones).

Hawthorne primero conceba una situacin, o una serie de situaciones, y despus elaboraba los personajes que su plan requera. Este mtodo puede producir, o permitir, admirables cuentos porque en ellos, en razn de su brevedad, la trama es ms visible que los actores, pero no admirables novelas, donde la forma general slo es visible al final y donde un solo personaje mal inventado puede contaminar de irrealidad toda la obra. ("Nathaniel Hawthorne", idem).

Mientras un narrador se limite a referir sucesos o a trazar los tenues desvos de una conciencia, podemos suponerlo omnisciente, confundirlo con el universo o con Dios; en cuanto se rebaja a razonar, lo sabemos falible. La realidad procede por hechos, no por razonamientos. A Dios le toleramos que afirme (Exodo, 3, 14) "Soy el que soy", no que declare y analice, como Hegel o Anselmo, el argumentum ontologicum. Dios no debe teologizar; el escritor no debe invalidar con razones humanas la momentnea fe que exige de nosotros el arte. ("El primer Wells", Otras Inquisiciones).

Borges tuvo el tacto de evitar el academicismo y el estructuralismo.(4) No escribi en castellano. Al leerlo no sentimos el sabor del idioma, como en Cervantes o Garca Mrquez. A diferencia de estos su obra admite, por no decir que exige, la traduccin. Escribi en una lengua sincrtica universal. Prefiri la sintaxis natural, gust de la elipsis, la hiplage y de anteponer al sujeto los complementos.

El buen crtico es como el maestro que nos hace amar su materia, como el amigo que nos intriga cuando pondera la mujer que ha conocido, como el viajero que nos antoja cuando nos cuenta una playa. No otra ha sido la labor de Borges. Es imposible leerlo sin sentir el impulso de correr a buscar las obras que resea.

Que su influencia ha trascendido el crculo de sus adeptos lo prueban la amplia acogida que han tenido en el mundo las colecciones literarias que dirigi, las numerosas traducciones de sus libros, las frecuentes alusiones a su obra en el ensayo contemporneo. La labor de divulgacin y de seduccin realizada por l no tiene antecedentes en la historia de la literatura. Ningn autor haba logrado antes nada semejante.

As no hubiera sido ste el siglo de los prodigios de la tecnologa, as se lo recuerde como el siglo en que la ciudad -permetro de leyes y lenguaje y signos- alcanz su apogeo e inici su decadencia, como el siglo en que el irrespeto a la naturaleza alcanz cotas suicidas, debemos agradecerlo porque fue el siglo del cine y de Borges. Las otras centurias tuvieron que padecer, adems de las constantes fatales de todos los tiempos -la barbarie, las pestes, los imperios, el teatro, las pseudociencias, la vejez y la intolerancia-, una crtica miope. A nosotros, habitantes de la vigsima centuria, nos queda el consuelo del cine y de Borges, as tengamos que leerlos en medio de nubes de smog y relmpagos radiactivos.

La historia de la crtica apenas comienza. Los prximos siglos asistirn a su desarrollo. Mejorarn entonces la lectura, la escritura y la pedagoga, y se recordar con gratitud al hombre que hizo de la poesa una suerte de msica cerebral, del cuento, un ajedrez de fierro y luz, de la crtica, una fiesta de la inteligencia y la imaginacin.

NOTAS

1.

Hay que decir aqu, a pesar del consenso entre los notables, que el encanto no es una cualidad del estilo, como la economa o la claridad, sino el efecto resultante de una suma de cualidades.

2.

"A veces el buen Homero dormita", deca Horacio aludiendo a algunos deslices que adverta en la obra del griego.

3.

No deja de ser curioso que a los racionalistas, amantes del orden lgico, los fascinen las paradojas, que desafan ese orden.

4.

Entendido como una suerte de metasintaxis, el estructuralismo puede llegar a ser, aseguran los entendidos, el ms poderoso instrumento de anlisis del lenguaje. Entonces ser posible una crtica literaria con enfoque estructuralista en lugar de esa mera mecnica del "discurso". Quiz vivamos lo suficiente para ver a sus tericos versificando ecuaciones estructurales.

Borges Studies Online

How to cite this article:

Julio Csar Londoo. "Borges o la crtica" Borges Studies Online. On line. J. L. Borges Center for Studies & Documentation. Internet: (http://www.uiowa.edu/borges/bsol/london.shtml)

Copyright The University of Iowa. All rights reserved.URL: http://www.uiowa.edu/borges/bsol/london.shtml Give us your feedback

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