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Curso demarxismoCuaderno 1

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Materialismo y dialéctica

Lo que llamamos «marxismo» no es en realidad otra cosa que la aplicacióndialéctica del análisis materialista a la historia, incluidos loscondicionantes concretos del presente, como forma de entender unasituación concreta, las fuerzas que operan bajo ella y sus posibilidades detransformación.

Pero esta es una defnición muy concentrada que requiere entender almenos dos cosas antes de elaborar cuáles son las grandes guías delanálisis materialista de la historia: qué es el materialismo flosófco y quées la dialéctica.

El problema cardinal de toda la flosofía, especialmente lamoderna, es el problema de la relación entre el pensar y el ser(…) entre el espíritu y la naturaleza (…). Los flósofos se dividíanen dos grandes campos según la contestación que diesen a estapregunta. Los que afrmaban el carácter primario del espíritufrente a la naturaleza y por tanto admitían, en última instancia,una creación del mundo bajo una u otra forma (y en muchosflósofos, por ejemplo Hegel, el génesis es mucho másembrollada e imposible que en la religión cristiana), formabanel campo del idealismo. Los otros, los que reputaban lanaturaleza como lo primario, fguran en las diversas escuelasdel materialismo. (…)

Pero el problema de la relación entre el pensar y el ser, encierraademás otro aspecto, a saber: ¿qué relación guardan nuestrospensamientos acerca del mundo que nos rodea con ese mismomundo? ¿Es nuestro pensamiento capaz de conocer el mundoreal; podemos nosotros en nuestras ideas y conceptos acercadel mundo real formarnos una idea refeja exacta de la realidad?En el lenguaje flosófco esta pregunta se conoce con el nombrede problema de la identidad del pensar y el ser y es contestadaafrmativamente por la gran mayoría de flósofos (…) Pero al ladode estos, hay otra serie de flósofos que niegan la posibilidad deconocer el mundo, o por lo menos de conocerlo de un modocompleto. Entre ellos tenemos, de los modernos a Hume y a

Kant, que han desempeñado un papel muy considerable enel desarrollo de la flosofofía. (…) La refutación máscontundente de estas extravagancias, como de todas lasdemás extravagancias flosófcas, es la práctica, o sea elexperimento y la industria. Si podemos demostrar laexactitud de nuestro modo de concebir un proceso natural,reproduciéndolo nosotros mismos, creándolo como resultadode sus mismas condiciones, y si, además, lo ponemos alservicio de nuestros propios fnes, damos al traste con lainaprensible «cosa en sí» de Kant. Las sustancias químicasproducidas en el mundo vegetal y animal siguieron siendo«cosas en sí» inaprensibles hasta que la química orgánica seconvirtió en una cosa para nosotros.

Federico Engels. «Ludwig Feuerbach y el fn de la flosofíaclásica alemana», 1845

El debate flosófco entre el idealismo y el materialismo de la época noera esencialmente diferente del debate «actual» entre posmodernos ymaterialistas.

Marx rechaza enérgicamente no solo el idealismo -aliadosiempre de un modo u otro de la religión- sino la doctrina deHume y Kant, tan extendida en nuestros días, elagnosticismo, el criticismo y el positivismo en sus distintasformas; para él, esta clase de flosofía era una concesión«reaccionaria» hecha al idealismo y, en el mejor de los casos,una «manera vergonzosa de aceptar el materialismo bajocuerda y renegar de él públicamente»

Lenin. «Carlos Marx», julio-noviembre de 1914

Para los materialistas es posible un conocimiento de la realidad quevaya más allá de elaborar «relatos» verosímiles o meras descripciones.Es más, el conocimiento de la realidad es por sí mismo es una parte deella y un elemento central para su transformación.

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únicamente para dejarlo en herencia a los hijos y a losnietos. Y mientras tanto, «todas las fuerzas y todas lasenergías» se dedican a futilidades sin cuento y a unremiendo miserable del régimen capitalista, para dar laimpresión de que se hace algo, sin asustar al mismo tiempoa la burguesía.

Marx y Engels. De la carta circular a A. Bebel, W. Liebknecht,W. Bracke y otros, 1879.

El oportunismo es una tendencia permanente a lo largo de todo elproceso de constitución en clase que expresa las debilidades que lapropia clase ha de vencer. Sin embargo, en la fase imperialista delcapitalismo, sobre la estructura y los errores de los partidos de la IIInternacional, va a tomar cuerpo de una manera peculiar e intensa queva a ser crucial en la historia del proletariado.

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organizaciones toma la forma primaria, actitudinal, deloportunismo, oportunismo que reproduce y alienta una prácticaque al fnal resulta indistinguible del socialismo pequeñoburgués.

No tienen razón quienes con tanta frecuencia consideranesta palabra un «simple insulto», sin tratar de refexionar ensu signifcado. El oportunista no traiciona a su partido, no lees desleal, no se retira de él. Sigue sirviéndolo, sincera ycelosamente. Pero su rasgo típico y característico es quecede al estado de ánimo de momento, es su incapacidad deoponerse a lo que está en boga, es su miopía y abuliapolíticas. Oportunismo signifca sacrifcar los interesesprolongados y esenciales del Partido en aras de sus interesesmomentáneos, transitorios y secundarios. (…)

Allí donde prevalecen tales estados de ánimo, típicos de laintelectualidad, es imposible adoptar una política frme,digna de la clase auténticamente revolucionaria, queconduzca resueltamente a través de todas las pequeñasdesviaciones y vacilaciones hacia la preparación de labatalla decisiva y abnegada contra el enemigo. Por eso elproletariado consciente debe saber mantener una actitudcrítica hacia los intelectuales que pasan a su lado, debeaprender a librar una lucha implacable contra eloportunismo en política.

Lenin. ¡El radical ruso refexiona con retardo!, 1906.

El oportunismo vacía de dentro a fuera la acción de clase, paraliza eldesarrollo de la conciencia convirtiendo el signifcado del comunismo ysu invocación en una cáscara vacía, en un fetiche, manteniendosímbolos, terminos y banderas pero llamando a una acción que cada vezmás, va a ser la del socialismo pequeñoburgués.

No se renuncia al programa; lo único que se hace es aplazarsu realización… por tiempo indefnido. Se acepta elprograma, pero esta aceptación no es en realidad para símismo, para seguirlo durante la vida de uno, sino

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Esa forma de mirar la realidad -sea social o natural- y las relacionesentre la totalidad y sus partes es «dialéctica»: las relaciones, lascontradicciones, entre cada parte y cada una de las demás, entre cadauna y las demás como un todo, se determinan unas a otrascontinuamente. Es decir, la realidad es «compleja» en su sentidoestricto: no solo «complicada», sino una gran red de relacionesinterdependientes. Sin embargo, bajo la complejidad operan fuerzas ytendencias que permiten que sus resultados sean explicables y, bajodeterminadas condiciones, predecibles. Marx y Engels ven en la teoríade la evolución, en los incipientes desarrollos de la Física, en la Biologíay por supuesto en la Historia, sistemas complejos en marcha que nopueden ser explicados «sobre carriles metafísicos», colocando las cosasen cajitas y pretendiendo que podemos modifcar una variable «dadotodo lo demás», ignorando que forma parte de un sistema de relacionesy esperando bonitas funciones continuas como las que todavía seenseñan en las facultades de Economía.

La dialéctica hegeliana, en tanto que era la doctrina deldesarrollo más universal, rica de contenido y profunda, erapara Marx y Engels la mayor adquisición de la flosofíaclásica alemana. Toda otra fórmula del principio deldesarrollo, de la evolución, parecíales estrecha y pobre, quemutilaba y desfguraba la verdadera marcha del desarrollo enla naturaleza y en la sociedad (marcha que a menudo seefectúa a través de saltos, castástrofes y revoluciones).

Lenin. «Carlos Marx», julio-noviembre de 1914

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Concepción materialista de la Historia

El primer trabajo que emprendí fue una revisión crítica de laRechtsphilosophie de Hegel, trabajo cuyos preliminaresaparecieron en los «Anales Franco-alemanes» publicados enParís en 1844. Mis investigaciones dieron este resultado: quelas relaciones jurídicas, así como las formas de Estado, nopueden explicarse por sí mismas, ni por la llamadaevolución general del espíritu humano; que se originan másbien en las condiciones materiales de existencia que Hegel,siguiendo el ejemplo de los ingleses y franceses del sigloXVIII, agrupaba bajo el nombre de «sociedad civil»; pero quela anatomía de la sociedad hay que buscarla en la economíapolítica. Había comenzado el estudio de ésta en París y locontinuaba en Bruselas, donde me había establecido aconsecuencia de una sentencia de expulsión dictada por elseñor Guizot contra mí. El resultado general al que llegué yque, una vez obtenido, me sirvió de guía para mis estudios,puede formularse brevemente de este modo:

En la producción social de su existencia, los hombres entranen relaciones determinadas, necesarias, independientes desu voluntad; estas relaciones de producción corresponden aun grado determinado de desarrollo de sus fuerzasproductivas materiales.

El conjunto de estas relaciones de producción constituye laestructura económica de la sociedad, la base real, sobre lacual se eleva una superestructura jurídica y política y a laque corresponden formas sociales determinadas deconciencia. El modo de producción de la vida materialcondiciona el proceso de vida social, política e intelectual engeneral. No es la conciencia de los hombres la que determinala realidad; por el contrario, la realidad social es la quedetermina su conciencia.

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a eso, la pequeña burguesía en su bis reaccionaria propondrá todotipo de defensas ilusorias y protecciones para su situaciónparticular: la restricciones en horarios comerciales, los impuestosa los robots o la prohibición de la comercialización de especiesvegetales transgénicas; medidas de restricción, de «equilibrio»,que según ella construiría un «socialismo» armonista, basado noen la desaparición de la relación capital-trabajo, sino en el fn de lalucha de clases por una mágica armonía entre burguesía yproletariado.

Los estamentos medios —el pequeño industrial, elpequeño comerciante, el artesano, el campesino—,todos ellos luchan contra la burguesía para salvar dela ruina su existencia como tales estamentos medios.No son, pues, revolucionarios, sino conservadores.Más todavía, son reaccionarios, ya que pretendenvolver atrás la rueda de la Historia. Sonrevolucionarios únicamente por cuanto tienen ante síla perspectiva de su tránsito inminente alproletariado, defendiendo así no sus interesespresentes, sino sus intereses futuros, por cuantoabandonan sus propios puntos de vista para adoptarlos del proletariado.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848

3. Es pues lógico que la pequeña burguesía se adhiera al proletariadoen su proceso de constitución de clase. Pero es siempre unaadhesión problemática en la que el partido obrero tiene que estarvigilante para «digerir» las inevitables tendencias reaccionarias,conciliadoras y armonistas que le acompañan.

4. Como toda clase explotada y por tanto dominada, el proletariado,en su proceso de constitución como clase política, sufre unatensión permanente hacia la regresión, a la puesta en duda de sucarácter como clase universal. Está en una sociedad de la que es lanegación y que le niega permanentemente. La expresión de estafuerza erosionadora y permanente entre las flas de sus

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diez y treinta hectareas, para perpetuar el estado de cosasbasado en la explotación de siervos y jornaleros? ¡¡Un partidoproletario, fundamentando expresamente la perpetuación dela esclavitud salarial!! El tipo será un antisemita, undemócrata burgués, un particularista bávaro y o lo que tuquieras llamarle, menos un socialdemócrata. Dicho esto, enun partido obrero en crecimiento, la adhesión de elementospequeñoburgueses es inevitable y tampoco hace daño. O nomás que la adhesión de «académicos», estudiantesfracasados, etc. Hace unos años todavía constituían unpeligro. Ahora somos capaces de digerirlos. Pero hay quepermitir que la digestión siga su curso. Y para este enconcreto hace falta ácido hidroclórico; si no hay sufciente(como vino a mostrar [el congreso de] Franckfurt),deberíamos estar agradecidos a Bebel por darnos una dosisextra y así permitirnos digerir a los elementos no proletarios.

Federico Engels. Carta a Liebknecht, 24 de noviembre de1894.

Hagamos fnalmente un balance sobre la naturaleza del oportunismo:

1. La pequeña burguesía es una clase con sectores muy diversos:campesinos, profesores universitarios, tenderos, pequeñospropietarios industriales, empleados medios y medio-altos degrandes empresas, etc. Su visión del mundo está condicionada porla presión destructiva del gran capital sobre sus condiciones devida. Hoy por ejemplo por la desaparición del comercioindependiente a manos de las grandes superfcies, la delminifundio por las multinacionales agrícolas y los desarmestarifarios y los trabajos comerciales de banca por la «robotización»de los servicios.

2. Cuando la pequeña burguesía trata de defender su posición socialy evitar la temida proletarización, manteniendo las condicionesque le sostienen frente al gran capital, es una clase reaccionaria.El gran capital centraliza, concentra y tecnifca aumentando laproductividad y acentuando la contradicción principal delsistema, es decir, el enfrentamiento entre capital y trabajo. Frente

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Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productoras dela sociedad entran en contradicción con las relaciones deproducción existentes, o, lo cual no es más que su expresiónjurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior sehabían movido hasta entonces. De formas de desarrollo delas fuerzas productivas que eran, estas relaciones seconvierten en trabas de estas fuerzas. Entonces se abre unaera de revolución social. El cambio que se ha producido en labase económica trastorna más o menos lenta o rápidamentetoda la colosal superestructura. Al considerar talestrastornos importa siempre distinguir entre el trastornomaterial de las condiciones económicas de producción -quese debe comprobar felmente con ayuda de las cienciasfísicas y naturales- y las formas jurídicas, políticas,religiosas, artísticas o flosófcas; en una palabra, las formasideológicas, bajo las cuales los hombres adquierenconciencia de este conficto y lo resuelven. Así como no sejuzga a un individuo por la idea que él tenga de sí mismo,tampoco se puede juzgar tal época por la conciencia de símisma; es preciso, por el contrario explicar esta concienciapor las contradicciones de la vida material, por el confictoque existe entre las fuerzas productoras sociales y lasrelaciones de producción.

Una sociedad no desaparece nunca antes de que seandesarrolladas todas las fuerzas productoras que puedacontener, y las relaciones de producción nuevas y superioresno se sustituyen jamás en ella antes de que las condicionesmateriales de existencia de esas relaciones hayan sidoincubadas en el seno mismo de la vieja sociedad. Por eso lahumanidad no se propone nunca más que los problemas quepuede resolver, pues, mirando de más cerca, se verá siempreque el problema mismo no se presenta más que cuando lascondiciones materiales para resolverlo existen o seencuentran en estado de existir.

Esbozados a grandes rasgos, los modos de producciónasiáticos, antiguos, feudales y burgueses modernos pueden

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ser designados como otras tantas épocas progresivas de laformación social económica. Las relaciones burguesas deproducción son la última forma antagónica del proceso deproducción social, no en el sentido de un antagonismoindividual, sino en el de un antagonismo que nace de lascondiciones sociales de existencia de los individuos; lasfuerzas productoras que se desarrollan en el seno de lasociedad burguesa crean al mismo tiempo las condicionesmateriales para resolver este antagonismo. Con estaformación social termina, pues, la prehistoria de la sociedadhumana.

Carlos Marx. Prefacio a «Contribución a la Crítica de laEconomía Política», enero de 1859.

Los párrafos anteriores forman seguramente uno de los textos másimportantes de la Historia del conocimiento. Integran el materialismo yel análisis dialéctico convirtiendo en súbitamente comprensible laHistoria, hasta entonces, y con demasiada frecuencia todavía, reducidaa un fantasmal relato de las ideas y ocurrencias de una estirpe deflósofos, técnicos e intelectuales, cuando no a las gestas de poderosos ysus huestes, sin otro hilo conductor que supuestas aspiracionesintemporales de pueblos perennes como dioses, sinos desgraciados deidentidades y familias reinantes, felices casualidades y desgraciasaparentemente impredecibles.

El descubrimiento de la concepción materialista de lahistoria, o mejor dicho, la consecuente aplicación yextensión del materialismo al campo de los fenómenossociales, acaba con los dos defectos fundamentales de lasteorías de la historia anteriores a Marx. En primer lugar, enel mejor de los casos, estas teorías solo consideraban losmóviles ideológicos de la actividad histórica de los hombressin investigar el origen de esos móviles, sin percibir las leyesobjetivas que rigen el desarrollo del sistema de las relacionessociales, sin advertir que las raíces de estas relaciones estánen el grado de progreso de la producción material; ensegundo lugar las viejas teorías no abarcaban con precisión

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que pidan a los socialistas franceses que intercedan cerca dela dirección del partido alemán para que el PartidoSocialdemócrata de Alemania los ampare en la explotaciónde sus criados, invocando para ello «la explotación de que leshacen objeto a ellos mismos» los usureros, los recaudadoresde contribuciones, los especuladores de cereales y lostratantes de ganado, ¿cuál sería su respuesta? ¿Y quién lesgarantiza que nuestros grandes terratenientes del partidoagrario no les enviarán también a un conde Kanitz (que hapresentado, en efecto, una propuesta de nacionalización delas importaciones de trigo semejante a la suya), demandandotambién el amparo de los socialistas para su explotación delos obreros agrícolas en vista de la «explotación de que leshacen objeto a ellos mismos» la Bolsa, los usureros y losespeculadores de trigo?

Federico Engels. El problema campesino en Francia yAlemania, 1894

Vollmar llevó al congreso de Frankfurt de 1894 de la socialdemocraciaalemana un proyecto de programa campesino muy similar. La idea eradefender la propiedad campesina e integrar así en el movimientosocialdemócrata a los propietarios con menos de 30Ha, propietarios quetenían siervos y jornaleros. El congreso no supo defender una posiciónclara aunque tampoco aprobó aquel despropósito, a lo que lossocialdemócratas bávaros respondieron que igualmente loincorporarían a nivel local. Bebel respondió inmediatamente ydenunció la «penetración en el partido de elementospequeñoburgueses»; Engels, que seguía de cerca todo lo que sucedieracon movimiento alemán, participó escribiendo en dos días «El problemacampesino en Francia y Alemania». Al día siguiente de terminarlo envióuna carta a Liebknecht reprobándole por haber acusado a Bebel deponer en peligro la unidad del partido.

Dices que Vollmar no es un traidor. Tal vez. Tampoco yopienso que se vea a sí mismo así. Pero ¿cómo puedes llamara alguien que pretende de un partido proletario que de apoyoa los campesinos medianos y grandes, propietarios de entre

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En todo caso, hemos llegado al extremo de que lafundamentación pueda declarar redondamente como deberdel socialismo, y además como deber imperioso, «mantener alos campesinos que cultivan su tierra en posesión de suspequeñas parcelas y protegerlos frente al fsco, a la usura y alos atentados de los nuevos grandes terratenientes».

Con esto, la fundamentación confere al socialismo el deberimperioso de llevar a cabo algo que en el apartado anteriorhabía declarado imposible. Le encomienda «proteger» lapropiedad parcelaria de los campesinos, a pesar de que ellamisma dice que esta propiedad está «fatalmente llamada adesaparecer». ¿Qué son el fsco, la usura y los nuevos grandesterratenientes más que los instrumentos mediante los cualesla producción capitalista lleva a cabo esta inevitabledesaparición? Por qué medios debe el «socialismo» protegeral campesino contra esta trinidad, lo veremos más abajo.

Pero no es sólo el pequeño campesino el que debe seramparado en su propiedad. Es también «conveniente hacerextensiva esta protección a los productores que cultivantierras ajenas bajo el nombre de arrendatarios o aparceros(métayers) y que si explotan a jornaleros es porque se venforzados en cierto modo a hacerlo por la explotación de quese les hace objeto a ellos mismos».

Aquí, entramos ya en un terreno completamente peregrino.El socialismo se dirige de un modo especialísimo contra laexplotación del trabajo asalariado. ¡Y aquí se declara comodeber imperioso del socialismo amparar a los arrendatariosfranceses que —así dice literalmente— «explotan ajornaleros»! ¡Y esto, porque se ven forzados en cierto modo ahacerlo «por la explotación de que se les hace objeto a ellosmismos»!

¡Qué fácil y qué agradable es dejarse ir cuesta abajo, una vezque se pone el pie en la pendiente! Supongamos que sepresenten los labradores grandes y medianos de Alemania y

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las acciones de las masas de la población, mientras que elmaterialismo histórico permitió por primara vez el estudio,con la exactitud del naturalista, de las condiciones socialesde la vida de las masas y de los cambios experimentados porestas condiciones.

La «sociología» y la historiografía anteriores a Marxacumularon, en el mejor de los casos, datos no analizados yfragmentarios, y expusieron algunos aspectos del procesohistórico. El marxismo señaló el camino para unainvestigación universal y complerta del proceso denacimiento, desarrollo y decadencia de las formacioneseconómico-sociales, examinando el conjunto de todas lastendencias contradictorias y concentrándolas en lascondiciones, exactamente determinables, de vida y deproducción de las distintas clases de la sociedad, eliminandoel subjetivismo y la arbitrariedad en la elección de lasdiversas ideas «dominantes» o en su interpretación yponiendo al descubierto las raíces de todas las ideas y detodas las diversas tendencias manifestadas en el estado delas fuerzas materiales productivas, sin excepción alguna.

Son los hombres los que hacen su propia historia, pero ¿quédetermina los móviles de estos hombres, y, másexactamente, de las masas humanas? ¿a qué se deben loschoques de las ideas y aspiraciones contradictorias? ¿quérepresenta el conjunto de todos estos choques que seproducen en la masa toda de las sociedades humanas?¿cuáles son las condiciones objetivas de producción de lavida material que forman la base de toda la actuaciónhistórica de los hombres? ¿cuál es la ley que preside eldesenvolvimiento de estas condiciones? Marx se detuvo entodo esto y trazó el camino del estudio científco de lahistoria concebida como un proceso único y lógico, pese atoda su imponente complejidad y a todo su caráctercontradictorio.

Lenin. «Carlos Marx», julio-noviembre de 1914

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La clase universal

Aterrizando el modelo general a nuestra realidad, el capitalismo, Marx yEngels llegan pronto a la perspectiva de que las principales fuerzasproductivas creadas por el capitalismo (capital -es decir,fundamentalmente dinero y máquinas- y trabajo -el proletariado) veránsu desarrollo limitado, coartado, por las mismas relaciones einstituciones del capitalismo que las habían creado.

En el desarrollo de las fuerzas productivas se llega a una faseen la que surgen fuerzas productivas y medios decomunicación e intercambio que, bajo las relacionesexistentes, solo pueden ser fuentes de males, que no son yatales fuerzas productivas sino más bien fuerzas destructivas(maquinaria y dinero); y, a la vez, surge una clase condenadaa soportar todos los inconvenientes de la sociedad sin gozarde sus ventajas, que se ve expulsada de la sociedad yobligada a colocarse en la más resuelta contradicción contodas las demás clases; una clase que se formaría de todoslos miembros de la sociedad y de la que nace la concienciade que es necesaria una revolución radical, la concienciacomunista

Marx y Engels. La Ideología alemana, 1846

La idea de que todas esas fuerzas productivas, potencialmentecreadoras de riqueza, habrían de tornarse destructivas porque elcapitalismo llegaría a un momento en el que ya no podría darles curso,era chocante en 1845, en plena expansión del capitalismo en Europa.Hoy convivimos con masas gigantescas de capital ocioso que intentansobrevivir creando burbujas especulativas, burbujas que destruyen a supaso países enteros y reducen la producción (recesión) durante años;los robots y las máquinas que permiten producir más con menostrabajo, en vez de generar riqueza, alimentan la crisis industrial, el paroestructural y la exclusión de millones. Pero el capital solo es una de lasfuerzas productivas características del sistema. La mayor fuerza

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mediante un impuesto especial sobre la gran propiedad delsuelo. (…)

Como se ve, las reivindicaciones establecidas en interés delos campesinos —las que se referen a los obreros no nosinteresan, por el momento, aquí— no tienen un alcance muygrande. Una parte de ellas están ya realizadas en otrospaíses. Los tribunales de arbitraje para arrendatarios seremiten expresamente al precedente irlandés. Lascooperativas de campesinos existen ya en la región del Rin.La revisión catastral es, en todo el occidente de Europa, unpío deseo constante de todos los liberales y hasta de laburocracia. Los demás puntos pueden ser llevados también ala práctica sin inferir ningún daño esencial al ordencapitalista existente. Y decimos esto simplemente paracaracterizar el programa. No hay en ello reproche alguno;antes al contrario.

El Partido hizo con este programa tantos progresos entre loscampesinos de las más diversas regiones de Francia, que —como el apetito se abre comiendo— se vio movido a adaptarlotodavía más al gusto de los campesinos. Se advirtió,ciertamente, que al hacer esto, se pisaba terreno peligroso.En efecto, ¿cómo era posible ayudar al campesino, concebidono como futuro proletario, sino como campesino propietarioactual, sin infringir los principios fundamentales delprograma general socialista? Para salir al paso de estaobjeción, se encabezaron las nuevas propuestas prácticascon una fundamentación teórica encaminada a demostrarque en los principios del socialismo va implícito el protegera la propiedad de los pequeños campesinos contra la ruinaque signifca para ella el modo de producción capitalista,aunque se comprenda perfectamente que esta ruina esinevitable. Esta fundamentación, al igual que lasreivindicaciones mismas, aprobadas en septiembre de esteaño en el Congreso de Nantes, son las que queremosexaminar aquí de cerca. (…)

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bávaro», bien adoctrinado por los curas católicos, rechazaba lacooperativización y se aferraba al fetiche de la propiedad.

Como futuro proletario, debiera prestar oído a la propagandasocialista. Pero hay algo que se lo impide, por el momento yes el instinto de propiedad que lleva en la masa de la sangre.Cuanto más difícil se le hace la lucha por su jirón de tierra enpeligro, más violenta es la desesperación con que se aferra aél y más tiende a ver en el socialdemócrata, que habla deentregar la propiedad del suelo a la colectividad, un enemigotan peligroso como el usurero y el abogado. ¿Cómo debe lasocialdemocracia vencer este prejuicio? ¿Qué puede ofreceral pequeño campesino llamado a desaparecer, sin ser deslealpara consigo misma?

Federico Engels. El problema campesino en Francia yAlemania, 1894

Pero la lógica del desarrollo electoral empujaba al partido a ganarimperiosamente campesinos. Bajo la excusa de que en países comoFrancia o Baviera era difícil hacer nada políticamente sin ellos ymirando con las lentes miopes del objetivo electoral, el socialismofrancés de la época dio una defnición de libro de oportunismo.

En el Congreso de Marsella de 1892 fue aprobado el primerprograma agrario del Partido. En este programa se exige paralos obreros agrícolas sin tierra (es decir, para los jornaleros ylos criados de campo y plaza) lo siguiente: salarios mínimosfjados por los sindicatos y los ayuntamientos; tribunalesindustriales rurales, cuya mitad deberá estar integrada porobreros; prohibición de vender los terrenos comunales yarriendo de los terrenos del Estado a los municipios, quienesa su vez deberán dar en arriendo todos sus terrenos propiosy arrendados a asociaciones de familias de obreros agrícolassin tierras para que los cultiven en común, con prohibiciónde emplear obreros asalariados y bajo la fscalización de losmunicipios; pensiones de vejez e invalidez, sostenidas

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productiva de la sociedad capitalista es el trabajo. Y el trabajo sematerializa en el proletariado.

El proletariado es la clase de la sociedad que saca susubsistencia de la venta de su trabajo exclusivamente y nodel interés de un capital cualquiera; cuyas condiciones deexistencia y su existencia misma dependen de la demandade trabajo y, por consecuencia, de la sucesión de los períodosde crisis y de prosperidad industrial, de las oscilaciones deuna concurrencia sin freno. El proletariado, o la clase de losobreros, es, en una palabra, la clase trabajadora de la épocaactual.

Engels. Principios de Comunismo, 1847

Marx y Engels remarcan la novedad histórica del proletariado desde susprimeros textos. No es una clase laboriosa más. En primer lugar porquepor primera vez en la historia, una clase trabajadora es universal,porque el sistema que la ha creado es él mismo global y se articula através de una estructura que en aquel momento se está abriendo pasohasta el último rincón de la Tierra: el mercado mundial. El mercadomundial no es algo abstracto, sino una estructura bien concreta queafecta a todos y cada uno de los trabajadores, produciendo unaexperiencia común que es por tanto universal e histórica -producto dela sociedad humana- al mismo tiempo.

La masa de los simples trabajadores (…) y por tanto, lapérdida no puramente temporal de ese mismo trabajo comofuente segura de vida, presupone, a través de la competencia,el mercado mundial. Por tanto el proletariado solo puedeexistir en el plano histórico-mundial, lo mismo que elcomunismo, su acción, sólo puede llegar a cobrar realidadcomo existencia histórico-universal. Existencia histórico-universal de los individuos, es decir, existencia de losindividuos directamente vinculada a la historia universal.

Marx y Engels. La Ideología alemana, 1846

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El movimiento del capitalismo hacia la globalización desde susorígenes, globaliza y «sincroniza» a su vez, a través del mercadomundial -y sus crisis- el movimiento de los trabajadores modernos… ysu horizonte: el comunismo.

El comunismo, empíricamente, sólo puede darse como laacción «coincidente» o simultánea de los pueblosdominantes, lo que presupone el desarrollo universal de lasfuerzas productivas y el intercambio universal que llevaaparejado

Marx y Engels. La Ideología alemana, 1846

Pero el proletariado es «clase universal» en un sentido aun másprofundo que el geográfco. Es «universal» en la medida en que susintereses últimos pasan por la destrucción de todo sistema deexplotación y de toda forma de opresión .

Si los autores socialistas atribuyen al proletariado ese papelmundial, no es debido, como la crítica afecta creerlo, porqueconsideren a los proletarios como a dioses. Es más bien locontrario.

En el proletariado plenamente desarrollado se haceabstracción de toda humanidad, hasta de la apariencia de lahumanidad; en las condiciones de existencia delproletariado se condensan, en su forma más inhumana,todas las condiciones de existencia de la sociedad actual; elhombre se ha perdido a sí mismo, pero, al mismo tiempo, nosólo ha adquirido conciencia teórica de esa pérdida, sino quese ha visto constreñido directamente, por la miseria enadelante ineluctable, imposible de paliar, absolutamenteimperiosa -por la expresión práctica de la necesidad-, arebelarse contra esa inhumanidad; y es por todo esto que elproletariado puede libertarse a sí mismo.

Pero no puede él libertarse sin suprimir sus propiascondiciones de existencia. No puede suprimir sus propias

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La familia, y más aún la aldea, se bastaba a sí misma,producía casi todo lo necesario. Era casi una economíanatural pura, en la que apenas se sentía la necesidad deldinero. La producción capitalista puso fn a esto mediante laeconomía monetaria y la gran industria. Pero, si el disfrutede los bienes comunales era una de las condicionesfundamentales para la existencia de estos pequeñoscampesinos, otra era la producción industrial accesoria. Yasí vemos cómo el campesino va decayendo más y más. Losimpuestos, las malas cosechas, las particiones hereditarias,los pleitos echan a un campesino tras otro en brazos delusurero, el agobio de deudas se generaliza cada vez más, ycada campesino individual se hunde más y más en él. Enuna palabra, nuestro pequeño campesino, como todo lo quees vestigio de un modo de producción caduco, estacondenado irremisiblemente a perecer. El pequeño labradores un futuro proletario.

Federico Engels. El problema campesino en Francia yAlemania, 1894

¿Cuáles eran las concesiones oportunistas defendidas al respecto porGeorg von Vollmar y el congreso bávaro del partido? En primer lugarseparaban el trabajo en el campo de la dirección del partido, creandouna organización especial bajo la dirección del grupo parlamentario enel parlamento bávaro. Es interesante destacar esto porque todo eldesarrollo del oportunismo se dará ligado a la autonomía del grupoparlamentario, la dirección sindical, etc.

En segundo lugar, los socialistas habían defendido tradicionalmenteante el pequeño campesino que luchar por mantener su posición socialde micro-propietario era reaccionario, era ponerse contra la Historia yenfrentarse -sin ninguna posibilidad de éxito- al desarrollo delcapitalismo en el campo. El único salto posible a partir de las viejastierras comunales era la cooperativización. O eso o dejar el caminoexpedito al capital y la expropiación por vía fnanciera. Pero lossocialistas bávaros se daban cuenta de que el «pequeño campesino

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La diferencia entre el socialismo pequeñoburgues de los «cultos» deaños anteriores y el oportunismo que brota en el partido con losavances parlamentarios es que si el primero se expresa teóricamentecomo una utopía armonista, el segundo se desarrolla en la banalidad yla insustancialidad teórica apelando a la sensatez y las necesidadestécnicas, organizativas, de crecimiento del propio partido o a lascaracterísticas particulares de algunas regiones. El oportunismo es másuna actitud que «se hace pero no se dice» que un programa abierto,aunque cuando gana el terreno de la práctica acaba imponiéndose comoun «reconocimiento de la realidad». Este carácter escurridizo deloportunismo limita la capacidad de respuesta del partido, pues lasactitudes son, en principio, intangibles y su corrección difícil si no sequiere convertir a la organización en una máquina dogmática yautoritaria que ahogue el debate abierto. Sin embargo la ocasión de undebate abierto y claro surgirá y lo hará, no por casualidad, allí donde elpartido obrero hace un programa específcamente para la pequeña-burguesía: a raíz del «problema campesino».

El líder de los socialdemócratas en Baviera, Georg von Vollmar, al queBebel ya había intentado expulsar del partido en 1891 por votar en lospresupuestos regionales bávaros en nombre de las «condicionesparticulares de Baviera», defenderá que para ganar al campesinadobávaro habría que hacer «concesiones» en el programa agrario a lasilusiones de los pequeños campesinos.

Por pequeño campesino entendemos aquí el propietario oarrendatario —principalmente el primero— de un pedazo detierra no mayor del que pueda cultivar, por regla general, consu propia familia, ni menor del que pueda sustentar a ésta.Este pequeño campesino es, por tanto, como el pequeñoartesano, un obrero que se distingue del proletario modernopor el hecho de hallarse todavía en posesión de sus mediosde trabajo; es, por consiguiente, un vestigio de un modo deproducción propio de tiempos pretéritos. (…)

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condiciones de existencia sin suprimir todas las condicionesde existencia inhumanas de la sociedad actual que secondensan en su situación. No en vano pasa por la escuelaruda, pero fortifcante, del trabajo.

Marx y Engels. La Sagrada Familia, 1844

Ese carácter universal de los intereses de clase del proletariado semanifesta en todo su recorrido histórico, desde la reivindicación más«inmediata» hasta sus expresiones políticas más complejas. ¿Dónde veneso? En las reivindicaciones salariales más básicas. Porqueespontáneamente y desde los orígenes del movimiento obrero, lostrabajadores no luchan en tanto que clase por nuevos privilegios omedidas que apunten a explotar a otros, sino por necesidades humanasgenéricas, universales, compartidas por todo el género humano :bienestar, alojamiento, tiempo para vivir más allá de la producción,acceso al conocimiento, etc . Este es el sentido último del carácteruniversal de la clase: una experiencia universal que genera una luchapor necesidades universales. Por eso el «comunismo», la forma socialque ha de nacer del colapso del capitalismo, no es una «utopía», unaidea a imponer a la realidad, sino una tendencia que está ya presentedesde el primer momento del capitalismo a través del proletariado.

El comunismo no es un estado que debe implantarse, unideal al que ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamoscomunismo al movimiento real que anula y supera al estadode cosas actual.

Marx y Engels. La Ideología alemana, 1846

Es decir, en el proletariado no hay una oposición, una contradicciónentre el «objetivo inmediato» y el «objetivo fnal». Todas susmanifestaciones políticas, desde la huelga más pequeña a la revolución,están unidas por un hilo visible a quien quiera descubrirlo: laafrmación de las necesidades humanas sobre la lógica del capital,última forma posible de explotación. El comunismo no es unaorganización alternativa de la división del trabajo, es el fn de la divisióndel trabajo; no es el intento de sustituir una clase dominante por otra, es

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el fn de las clases sociales; no es una mera reorganización del trabajo,sino el fn del trabajo esclavo de la necesidad; no es la sustitución de lasviejas identidades nacidas de las necesidades de una sociedadescindida -como la nación, el género, la raza o la profesión- sino sudisolución en una única identidad humana genérica .

Todas las anteriores revoluciones dejaban intacto el modo deactividad y sólo trataban de lograr otra distribución de ésta,una nueva distribución del trabajo entre otras personas, alpaso que la revolución comunista va dirigida contra elcarácter anterior de actividad, elimina el trabajo y suprime lacombinación de todas las clases, al acabar con las clasesmismas, ya que esta revolución es llevada a cabo por la clasea la que la sociedad no considera como tal, no reconocecomo clase y expresa ya de por sí la disolución de todas lasclases, nacionalidades, etc., dentro de la actual sociedad

Marx y Engels. La Ideología alemana, 1846

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Las reivindicaciones políticas del proyecto tienen un grandefecto. No dicen lo que precisamente debían decir. Si todasesas 10 reivindicaciones fuesen satisfechas, tendríamos ennuestras manos más medios para lograr nuestro objetivopolítico principal, pero no lograríamos ese objetivo. (…) Hastaqué punto eso es necesario lo prueba precisamente ahora eloportunismo que comienza a propagarse en una gran partede la prensa socialdemócrata. Por temor a unrestablecimiento de la ley contra los socialistas o recordandociertas opiniones emitidas prematuramente en el período dela vigencia de dicha ley, se quiere ahora que el partidoreconozca el orden legal actual de Alemania sufciente parael cumplimiento pacífco de todas sus reivindicaciones.Quieren convencer a sí mismos y al partido de que «lasociedad actual se integra en el socialismo», sin preguntarsesi con ello no está obligada a rebasar el viejo orden social; sino debe hacer saltar esta vieja envoltura con la mismaviolencia con que un cangrejo rompe la suya; si, además, notiene que romper en Alemania las cadenas del régimenpolítico semiabsolutista y, por añadidura, indeciblementeembrollado (…) en Alemania, donde el gobierno es casiomnipotente, donde el Reichstag y todas las demásinstituciones representativas carecen de poder efectivo,proclamar en Alemania tales cosas y, además, sin necesidad,signifca quitar la hoja de parra al absolutismo y colocarseuno mismo para encubrir la desnudez.

Federico Engels. Contribución a la crítica del proyecto deprograma socialdemocrata de 1891, 1891

Esa tendencia conciliadora se manifestaría ya en aquel mismo congresocuando los grupos parlamentarios de Württemberg, Baviera y Badenpropongan participar en la negociación de los presupuestos,contradiciendo la línea general del partido que rechazaba todacolaboración parlamentaria en la gestión del estado. Los bávaros, quetendrán un duro enfrentamiento con Liebknecht llevarán congreso trascongreso la propuesta y acabarán rompiendo la disciplina ycomenzando la colaboración de clases en el parlamento de su lander.

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que se organizaba la dominación de la burguesía ofrecíannuevas posibilidades a la clase obrera para luchar contraestas mismas instituciones. Y se tomó parte en laselecciones a las dietas provinciales, a los organismosmunicipales, a los tribunales de artesanos, se le disputó a laburguesía cada puesto, en cuya provisión mezclaba su vozuna parte sufciente del proletariado. Y así se dio el caso deque la burguesía y el Gobierno llegasen a temer mucho másla actuación legal que la actuación ilegal del partido obrero,más los éxitos electorales que los éxitos insurreccionales.

Federico Engels. Introducción a «La lucha de clases enFrancia de 1848 a 1850», 1895.

En 1890 muere Guillermo I. Caen con él Bismarck y las leyesantisocialistas. Los candidatos socialistas suman casi millón y mediode votos. Es el momento de un nuevo congreso. Tendrá lugar en Erfurten 1891. La redacción del programa se encarga a Kautsky, asistido porBerstein, entonces considerado un discípulo ortodoxo de Engels. Elprograma pretende no solo resolver lo que se había dejado sin hacer enGotha, pretende ser un modelo para la socialdemocracia de toda Europa.

Engels, cuyo aporte será recogido casi en su totalidad, descubre que bajolas cicatrices de Gotha sigue estando el pus del oportunismo y lacontemporización lassalliana con Bismarck. Se da cuenta de que elproblema de fondo va más allá de incomprensiones concretas oexpresiones más o menos afortunadas: hay una tendencia oportunistaen el partido que bajo la excusa de cumplir con la ley antisocialista, estádispuesta a poner el propio cuerpo para «cubrir la desnudez» delrégimen absolutista germano.

El proyecto actual se distingue muy ventajosamente delprograma anterior. Los numerosos restos de una viejatradición —tanto la específcamente lassalleana, como lasocialista vulgar— han sido eliminados en lo fundamental;desde el punto de vista teórico, el proyecto ha sido redactado,en conjunto, sobre la base de la ciencia actual, lo que haceposible discutirlo sobre dicha base. (…)

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El comunismo

Una de las cosas que la dialéctica nos enseña es que hay un límite en elalcance de nuestras predicciones. Por eso, a pesar del tamaño de suobra, Marx y Engels no dedicaron demasiados textos a describir lascaracterísticas del comunismo. No pretendían vender utopías ni planesgeniales, pretendían hacer un análisis científco de las posibilidadesreales de transformación del capitalismo.

Tenían claro, eso sí, que el comunismo es una sociedad de abundancia.No hay comunismo sin desmercantilización total : el trabajo, losalimentos, el conocimiento, los objetos cotidianos, las casas, lainformación y todo lo demás dejarán de ser mercancía. Sí, dicho a lobruto: en una sociedad comunista no es necesario el dinero, no existe eltrabajo forzado por la necesidad; hay de todo, todo está disponible paratodos y todo es «gratis», si es que la palabra tiene algún sentido en esecontexto.

Resulta obvio que una sociedad así vendrá precedida de una verdaderaliberación de las fuerzas productivas, un incremento de laproductividad brutal durante las últimas fases del capitalismo y latransición abierta por la revolución. Marx pone el acento en lo que hoyllamaríamos «robotización» e «Inteligencia Artifcial». Imagina eldesarrollo de las «máquinas» mucho más allá de lo que era evidente ensu época. Piensa en su fusión con sistemas de informaciónautomatizados y el cambio que eso signifca en la propia defnición demáquina y se maravilla ante ese capitalismo por venir que es el nuestro:

Son órganos del cerebro humano creados por la manohumana; fuerza objetivada del conocimiento. El desarrollodel capital revela hasta qué punto el conocimiento socialgeneral se ha convertido en fuerza productiva inmediata, y,por lo tanto, hasta qué punto las condiciones del proceso dela vida social misma han entrado bajo los controles delintelecto general y remodeladas conforme al mismo. Hastaqué punto las fuerzas productivas sociales son producidas

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no sólo en la forma del conocimiento, sino como órganosinmediatos de la práctica social, del proceso vital real.

Carlos Marx. Elementos fundamentales para la crítica de laeconomía política (Grundrisse), 1857-1858

Marx no se engaña. Un desarrollo de las fuerzas productivas así, bajo elcapitalismo, supone una exacerbación radical de sus contradicciones.El capitalismo necesita reducir la cantidad de trabajo humanonecesario, pero no por interés en la humanidad sino como forma demantener la reproducción del capital en marcha. Crea esas fuerzasinmensas para después intentar encajar sin éxito sus resultados en lamezquindad de sus objetivos. Genera tecnologías prodigiosas capacesde llevar hasta el límite de la desmercantilización la producción dealgunas cosas… para acto seguido intentar retrotraer la sociedad y lasleyes a una situación anterior con tal de obtener benefcio y remunerarel capital. Cada vez más sectores se acercan a una situación en la queproducir más no supone en la práctica incorporar nuevas cantidadessignifcativas de trabajo y recursos. ¿No hemos visto ya acaso algo asíen Internet con tantos y tantos bienes informacionales -libros, discos,planos, periódicos, etc.- en los que el coste de producir millones decopias extra es nulo o prácticamente nulo?

El capitalismo por un lado despierta a la vida todos lospoderes de la Ciencia y de la Naturaleza, así como de lacooperación y del intercambio sociales, para hacer que lacreación de la riqueza sea (relativamente) independiente deltiempo de trabajo empleado en ella. Por el otro lado sepropone medir con el tiempo de trabajo esas gigantescasfuerzas sociales así creadas y reducirlas a los límitesrequeridos para que el valor ya creado se conserve comovalor. Las fuerzas productivas y las relaciones sociales -unasy otras aspectos diversos del desarrollo del individuo social-se le aparecen al capital únicamente como medios, y no sonpara él más que medios para producir fundándose en sumezquina base. Pero de hecho, constituyen las condicionesmateriales para hacer saltar a esa base por los aires. Comodice Charles Wentworth Dilke «una nación es

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obreros de todos los países. Para decirlo con las palabras delprograma marxista francés, han transformado el sufragiouniversal de «moyen de duperie qu’il a été jusqu’ici eninstrument d’émancipation» —de medio de engaño, quehabía sido hasta aquí, en instrumento de emancipación. Yaunque el sufragio universal no hubiese aportado másventaja que la de permitirnos hacer un recuento de nuestrasfuerzas cada tres años; la de acrecentar en igual medida, conel aumento periódicamente constatado e inesperadamenterápido del número de votos, la seguridad en el triunfo de losobreros y el terror de sus adversarios, convirtiéndose conello en nuestro mejor medio de propaganda; la deinformarnos con exactitud acerca de nuestra fuerza y de lade todos los partidos adversarios, suministrándonos así elmejor instrumento posible para calcular las proporciones denuestra acción y precaviéndonos por igual contra la timideza destiempo y contra la extemporánea temeridad; aunque noobtuviésemos del sufragio universal más ventaja que ésta,bastaría y sobraría. Pero nos ha dado mucho más. Con laagitación electoral, nos ha suministrado un medio únicopara entrar en contacto con las masas del pueblo allí dondeestán todavía lejos de nosotros, para obligar a todos lospartidos a defender ante el pueblo, frente a nuestros ataques,sus ideas y sus actos; y, además, abrió a nuestrosrepresentantes en el parlamento una tribuna desde lo alto dela cual pueden hablar a sus adversarios en la Cámara y a lasmasas fuera de ella con una autoridad y una libertad muydistintas de las que se tienen en la prensa y en los mítines.¿Para qué les sirvió al Gobierno y a la burguesía su ley contralos socialistas, si las campañas de agitación electoral y losdiscursos socialistas en el parlamento constantementeabrían brechas en ella?

Pero con este efcaz empleo del sufragio universal entraba enacción un método de lucha del proletariado totalmentenuevo, método de lucha que se siguió desarrollandorápidamente. Se vio que las instituciones estatales en las

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tangibles de su impotencia, que las autoridades, desde elsereno hasta el canciller del Reich, habían tenido quetragarse —¡y que venían de los despreciados obreros!—, estaspruebas se contaban por millones. El Estado había llegado aun atolladero y los obreros apenas comenzaban su avance.

El primer gran servicio que los obreros alemanes prestaron asu causa consistió en el mero hecho de su existencia comoPartido Socialista que superaba a todos en fuerza, endisciplina y en rapidez de crecimiento. Pero ademásprestaron otro: suministraron a sus camaradas de todos lospaíses un arma nueva, una de las más afladas, al hacerlesver cómo se utiliza el sufragio universal.

El sufragio universal existía ya desde hacía largo tiempo enFrancia, pero se había desacreditado por el empleo abusivoque había hecho de él el Gobierno bonapartista. Y después dela Comuna no se disponía de un partido obrero paraemplearlo. También en España existía este derecho desde laRepública, pero en España todos los partidos serios deoposición habían tenido siempre por norma la abstenciónelectoral. Las experiencias que se habían hecho en Suiza conel sufragio universal servían también para todo menos paraalentar a un partido obrero. Los obreros revolucionarios delos países latinos se habían acostumbrado a ver en elderecho de sufragio una añagaza, un instrumento de engañoen manos del Gobierno. En Alemania no ocurrió así. Ya el«Manifesto Comunista» había proclamado la lucha por elsufragio universal, por la democracia, como una de lasprimeras y más importantes tareas del proletariadomilitante, y Lassalle había vuelto a recoger este punto. Ycuando Bismarck se vio obligado a introducir el sufragiouniversal como único medio de interesar a las masas delpueblo por sus planes, nuestros obreros tomaroninmediatamente la cosa en serio y enviaron a Augusto Bebelal primer Reichstag Constituyente. Y, desde aquel día, hanutilizado el derecho de sufragio de un modo tal, que les hatraído incontables benefcios y ha servido de modelo para los

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verdaderamente rica cuando en vez de 12 horas se trabajan 6.Riqueza no es disposición de tiempo de plustrabajo , «sinotiempo disponible, aparte del usado en la produccióninmediata, para cada individuo y toda la sociedad».

Carlos Marx. Elementos fundamentales para la crítica de laeconomía política (Grundrisse), 1857-1858

Es esta socialización de la producción a través del conocimiento, que seesboza de forma inevitablemente problemática en el capitalismo quevivimos, la que hace posible la desaparición de la división del trabajo.

La división del trabajo nos brinda ya el primer ejemplo decómo, mientras los hombres viven en una sociedadprimitiva, mientras se da, por tanto, una separación entre elinterés particular y el interés común, mientras lasactividades, por consiguiente, no aparecen divididasvoluntariamente, sino por modo natural, los actos propios delhombre se erigen ante él en un poder ajeno y hostil, que losojuzga, en vez de ser él quien los domine. En efecto, a partirdel momento en que comienza a dividirse el trabajo, cadacual se mueve en un determinado círculo exclusivo deactividades, que le es impuesto y del que no puede salirse; elhombre es cazador, pescador, pastor o crítico, y no tiene másremedio que seguir siéndolo, si no quiere verse privado delos medios de vida; en el comunismo en cambio, cadaindividuo no tiene acotado un círculo exclusivo deactividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en larama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de regularla producción general, con lo que hace cabalmente posibleque yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, quepueda por la mañana cazar, por la tarde pescar y por la nocheapacentar el ganado, y después de comer, si me place,dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamentecazador, pescador, pastor o crítico, según los casos.

Marx y Engels. La ideología alemana, 1845

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Una sociedad sin división del trabajo y sin división de clases, «elverdadero comienzo de la historia humana», supone el fn de laalienación social. Marx se da cuenta muy pronto, en 1844, cuando estápreparando las notas que servirán de base al núcleo de su trabajo.

El comunismo como superación positiva de la propiedadprivada en cuanto autoextrañamiento del hombre, y por ellocomo apropiación real de la esencia humana por y para elhombre; por ello como retorno del hombre para sí en cuantohombre social, es decir, humano; retorno pleno, consciente yefectuado dentro de toda la riqueza de la evolución humanahasta el presente. Este comunismo es, como completonaturalismo = humanismo, como completo humanismo =naturalismo; es la verdadera solución del conficto entre elhombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, lasolución defnitiva del litigio entre existencia y esencia,entre objetivación y autoafrmación, entre libertad ynecesidad, entre individuo y género [humano]. Es el enigmaresuelto de la historia y sabe que es la solución.

Carlos Marx. Manuscritos económicos y flosófcos, 1844

No es solo una concesión del «Marx humanista» o el «Marx joven». Eltema volverá una y otra vez a lo largo de su obra. La experienciahumana, lo que vivimos, se transformará y desarrollará necesariamente.La experiencia humana en una sociedad de la abundancia será, encierta medida, una experiencia artística.

La concentración exclusiva del talento artístico enindividuos únicos y la consiguiente supresión de estas dotesen la gran masa es una consecuencia de la división deltrabajo (…) en todo caso, en una organización comunista de lasociedad desaparece la inclusión del artista en la limitaciónlocal y nacional, que responde pura y únicamente a ladivisión del trabajo, y la inclusión del individuo en estedeterminado arte, de tal modo que sólo haya exclusivamente

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Mientras estén en vigor las leyes antisocialistas, no estoy enfavor de que nosotros provoquemos la escisión, porquenuestras armas no son parejas. Pero si los caballerosprovocan por sí mismos la escisión al suprimir el carácterproletario del partido y al tratar de remplazarlo por unasflantropía estético-sentimental y artesanal, sin fuerza nivida ¡entonces debemos tomarlo como venga!

Federico Engels. Carta a J.P. Becker, 15 de junio de 1885.

El caso es que al aligerar el peso de la pequeña burguesía sobre elpartido, este se fortaleció y supo aprovechar las debilidades del estado ylos huecos de la ley que le prohibía. El Imperio alemán era en realidaduna federación de principados con notable autonomía local y no todosreprimieron con igual saña a los socialistas. Estos además aprendierona cumplir formalmente las leyes. Se publicaba y hablaba en públicodentro de los límites del estado de excepción permanente, es decir, sinprensa propia y con la amenaza permanente de la represión,presentando a las elecciones candidatos a título de independientes opor candidaturas locales sin vinculación formal con el partido ahorailegal. Esta añagaza sirvió, como cuenta Engels, para hablar con unalibertad mucho mayor a los trabajadores de la que se permitía en losmítines pero también con «mayor autoridad» al poder imperial y suspartidos. Por desgracia también explica la característica independenciadel grupo parlamentario respecto al partido alemán.

El partido fue temporalmente destrozado y, en 1881, elnúmero de votos descendió a 312.000. Pero se sobrepusopronto y ahora, bajo el peso de la ley de excepción, sinprensa; sin una organización legal, sin derecho deasociación ni de reunión, fue cuando comenzóverdaderamente a difundirse con rapidez 1884: 550.000 votos;1887: 763.000; 1890: 1.427.000. Al llegar aquí, se paralizó lamano del Estado. Desapareció la ley contra los socialistas yel número de votos socialistas ascendió a 1.787.000, más dela cuarta parte del total de votos emitidos. El Gobierno y lasclases dominantes habían apurado todos los medios;estérilmente, sin objetivo y sin resultado alguno. Las pruebas

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este fn, por mucho que se adorne con concepciones más omenos revolucionarias, el contenido es siempre el mismo.Este contenido es la transformación de la sociedad por la víademocrática, pero una transformación dentro del marco dela pequeña burguesía. No vaya nadie a formarse la idealimitada de que la pequeña burguesía quiere imponer, porprincipio, un interés egoísta de clase. Ella cree, por elcontrario, que las condiciones especiales de suemancipación son las condiciones generales fuera de lascuales no puede ser salvada la sociedad moderna y evitarsela lucha de clases. Tampoco debe creerse que losrepresentantes democráticos son todos shopkeepers[tenderos] o gentes que se entusiasman con ellos. Puedenestar a un mundo de distancia de ellos, por su cultura y susituación individual. Lo que les hace representantes de lapequeña burguesía es que no van más allá, en cuanto amentalidad, de donde van los pequeños burgueses en modode vida; que, por tanto, se ven teóricamente impulsados a losmismos problemas y a las mismas soluciones a queimpulsan a aquéllos prácticamente, el interés material y lasituación social. Tal es, en general, la relación que existeentre los representantes políticos y literarios de una clase yla clase por ellos representada.

Carlos Marx. El 18 Brumario de Napoleón Bonaparte, 1852

En la situación de la Alemania de las leyes antisocialistas, con unpartido proletario en alza, es a cierto punto inevitable que la pequeñaburguesía se introduzca en el partido obrero y reproduzca en el losdiscursos que en su ausencia haría en un partido independiente.

La pelea ocurrida en el partido alemán no me hasorprendido. En un país pequeñoburgués como Alemania, elPartido no tiene más remedio que tener un ala derechapequeñoburguesa y «culta» de la que se zafe en el momentodecisivo. El socialismo pequeñoburgués data en Alemania de1844, y ya fue criticado en el Manifesto Comunista. Es taninmortal como la pequeña burguesía alemana misma.

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pintores, escultores, etc. y ya el nombre mismo expresa conbastante elocuencia la limitación de su desarrolloprofesional y su supeditación a la división del trabajo. Enuna sociedad comunista, no habrá pintores, sino, a lo sumo,hombres que, entre otras cosas, se ocupan también de pintar.

Marx y Engels. La ideología alemana, 1845

Marx desarrollará esta idea en «El capital», apuntando que el desarrollode la productividad que genera el capitalismo «contribuye a creartiempo social disponible para el esparcimiento de todos y cada uno»,aunque sea mediante el paro forzoso. El camino hacia el comunismopasa por «apropiarse» progresivamente de los incrementos deproductividad, hasta reducir el trabajo «forzado por la necesidad».

El tiempo de trabajo necesario se alineará por una parte conlas necesidades del individuo social, mientras que por otrolado asistiremos a un crecimiento tal de las fuerzasproductivas que el ocio aumentará para cada uno, mientrasla producción será cocalculada en función de la riqueza detodos. Y por ser la verdadera riqueza, la plena potenciaproductiva de todos los individuos, el patrón de medida seráentonces no el tiempo de trabajo sino el tiempo disponible

Carlos Marx. El Capital, 1857

En el mismo libro volverá a esta idea de la sociedad de la abundanciacomo una sociedad hiperproductiva en la que las capacidades humanasson tales que no tiene sentido mantener una vida divida entre entreocio y trabajo.

En resumen, cae en el sentido que el tiempo de trabajoinmediato no podrá estar siempre opuesto al tiempo libre,como es el caso en el sistema económico burgués. (…) Eltiempo libre -que es a la vez ocio y actividad superior-transformará naturalmente a su poseedor en un sujeto

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diferente, y en tanto que sujeto nuevo entrará en el procesode la producción inmediata.

Carlos Marx. El Capital, 1857

No son fantasías mesiánicas ni delirios juveniles, no es el «elemento defe» del marxismo. Si la abundancia se plantea como problema bajo elcapitalismo -y la plantean hasta sus propios apologetas como Keynes-es porque «las condiciones materiales para resolverlo existen o seencuentran en estado de existir». Por eso hasta el fnal de su vida Marxinsistirá en retratar la sociedad comunista como un estadio dedesarrollo socio-económico producto del crecimiento sostenido de laproductividad en el que:

Habrá desaparecido la avasalladora sujeción de losindividuos a la división del trabajo, y con ella también laoposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, eltrabajo no será ya sólo medio de vida, sino que incluso sehabrá convertido en la primera necesidad vital, (y) con eldesarrollo multifacético de los individuos habrán crecidotambién sus capacidades productivas y todos losmanantiales de la riqueza colectiva fuirán con plenitud

Carlos Marx. Crítica del programa de Gotha, 1875.

La perspectiva del comunismo como una sociedad de abundancia, queno es sino la solución de lo que la economía vulgar llama «el problemaeconómico», es lo que defne al «comunismo» como movimiento yperspectiva de la acción política de los trabajadores. Evidentemente eslo más negado por la maquinaria mediática, cultural y educativacapitalista y la base de mil descalifcaciones del marxismo como«religión» o «mesianismo». No es así por casualidad. Entender que elcomunismo, la abundancia, está ya entre nosotros como posibilidad, esel núcleo de toda la acción política del marxismo. Si en la más modestaexpresión de la lucha de clases no podemos ver la abundanciaabriéndose paso, nada realmente revolucionario podrá ser construido.

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Nuestros muchachos de Alemania, son realmente tiposmagnífcos, ahora que la Ley Antisocialista los ha librado delos caballeros «cultos» que antes de 1878 habían intentadoenseñarles a los obreros desde las alturas de su ignoranteconfusión universitaria, intento al que desgraciadamente seprestaron demasiados dirigentes. Esa podrida basura todavíano ha sido barrida del todo, pero de todos modos elmovimiento ha vuelto a un cauce netamente revolucionario.Eso es justamente lo espléndido de nuestros muchachos, elque la masa es mucho mejor que casi todos sus líderes, yahora que la Ley Antisocialista obliga a las masas a hacer elmovimiento por sí mismas, y que la infuencia ha quedadoreducida al mínimo, las cosas van mejor que nunca.

Federico Engels. Carta a J.P. Becker, 22 mayo de 1883.

Pero a pesar de todo, y aunque hoy nos resulte difícil imaginarlo,Alemania es entonces todavía un país agrario, con grandes masascampesinas y por tanto pequeñoburguesas. La pequeña burguesía esuna clase que está siendo triturada continuamente por el desarrollo yconcentración del capital e impulsada hacia la proletarización. Cuandoactúa adelantando su posición de la que tiene a la que va a tener,cuando piensa como parte del proletariado al que se ve abocada, puedeunirse a este y ser clave en el proceso revolucionario. Pero cuandopropone medidas para intentar sostener su posición como clase, cuandose enfrenta a la burguesía para frenar la expansión del capital, entonceses una clase reaccionaria y su infuencia sobre el proceso deconstitución de clase es sencillamente venenosa, extendiendo ideassobre la concordia entre clases. Este es el carácter del «socialismo» y la«socialdemocracia» pequeñoburguesas cuando se organizan comopartido. Como escribía ya Marx en 1852 sobre la socialdemocraciafrancesa:

El carácter peculiar de la socialdemocracia consiste enexigir instituciones democrático-republicanas, no paraabolir a la par los dos extremos, capital y trabajo asalariado,sino para atenuar su antítesis y convertirla en armonía. Pormucho que diferan las medidas propuestas para alcanzar

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Socialismo pequeñoburgués y oportunismo

En 1875 la crítica de Marx al programa de Gotha no tuvo un efectodirecto. El programa se aprobó tal cual y aunque en las bases erosionó laconfanza en la nueva dirección, sirvió para legitimar el lassallianismoy por tanto para mostrar que el movimiento obrero alemán era muchomás débil en sus fundamentos ideológicos de lo que parecía. Elresultado no se hizo esperar: una cohorte de académicos se lanzó sobreel joven movimiento socialista dispuesto a vender sus teorías y sublimecapacidad de liderazgo intelectual. De todo aquello nos ha quedado, apesar de todo, una joya: el «Anti-Dühring» de Engels.

Desde hace algún tiempo, en Alemania brotan por docenas,como las setas después de la lluvia, de la noche a la mañana,los sistemas flosófcos, y principalmente los sistemas deflosofía de la naturaleza, para no hablar de los innumerablessistemas nuevos de política, economía política, etc. (…) Hastael socialismo alemán, sobre todo desde que el señor Dühringdio el buen ejemplo, ha hecho últimamente grandesprogresos en este arte del sublime absurdo.

Federico Engels. Prólogo al Anti-Dühring, 1878.

Engels escribe el «Anti-Dühring» forzado por el eco que Dühring y otrosémulos tienen sobre un socialismo debilitado por la integración acríticadel lassalleanismo. En una clase que solo se puede constituir en tal enla medida en que es capaz de afrmarse como proyecto universal,contemporizar en vez de clarifcar es retroceder, debilitarse. No solo losintelectuales universitarios captan la faqueza expresada en Gotha, sinoel estado. Poco menos de cuatro meses después de que Engels acabesus artículos contra el plúmbeo y pretencioso Dühring, el 21 de octubrede 1878, Bismarck consigue aprobar en el Parlamento las famosas LeyesAntisocialistas. Básicamente un estado de excepción permanentecontra la expresión política del Proletariado. El efecto paradójico es unfortalecimiento del partido.

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El comunismo no es un estado que debe implantarse, unideal al que ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamoscomunismo al movimiento real que anula y supera al estadode cosas actual.

Marx y Engels. La Ideología alemana, 1846

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El proceso de constitución en clase

En una sociedad escindida en clases, basada en la separación deltrabajo y su objeto, se reproduce una y otra vez la alienación entre lavida y la actividad creativa, entre nuestra especie y la naturaleza. La«conciencia social» no puede sino representar esa fractura permanente,constante, que remite una y otra vez a la esencia misma de la divisiónen clases: la propiedad privada. ¿Cómo no iba a manifestarse esaescisión también en el campo de las ideas? ¿Cómo no iba a afectar a larepresentación de lo social y de uno mismo cuando las ideas no sonmás que un producto social más?

Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes encada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce elpoder material dominante en la sociedad es, al mismotiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene asu disposición los medios para la producción materialdispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para laproducción espiritual, lo que hace que se le sometan, alpropio tiempo, por término medio, las ideas de quienescarecen de los medios necesarios para producirespiritualmente.

Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión idealde las relaciones materiales dominantes, las mismasrelaciones materiales dominantes concebidas como ideas;por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clasela clase dominante, o sea, las ideas de su dominación. Losindividuos que forman la clase dominante tienen también,entre otras cosas, la conciencia de ello y piensan a tono conello; por eso, en cuanto dominan como clase y en cuantodeterminan todo el ámbito de una época histórica, secomprende de suyo que lo hagan en toda su extensión, y, portanto, entre otras cosas, también como pensadores, comoproductores de ideas, que regulan la producción y

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la historia del movimiento que no se haya basado en la aplicación por laclase como un todo de lo aprendido por sus grupos más conscientes ensus batallas y derrotas. Aplicación que habría sido impensable sin laexistencia de organizaciones independientes de internacionalistas -esdecir de anti-nacionalistas obreros- dedicadas a la refexión y ladifusión, que se lo tomaban lo sufcientemente en serio como para«transportar lo aprendido» a través de las subidas y bajadas del procesode constitución como clase.

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Haciendo un balance, el abordaje que Marx y Engels hacen delprograma de Gotha nos muestra que:

1. Los programas y la teoría no son adornos ni deberían estarsometidos a criterios de «oportunidad», son elementosfundamentales en el proceso de toma de conciencia y por tanto dela constitución de la clase a nivel mundial.

2. Por eso ante cualquier acción conjunta de militantes o fusiónorganizativa es preferible hacer un programa de «mínimo común»que no renuncie a nada y desarrollar luego a partir de las leccionesde la práctica, que hacer un concesiones que comprometan loaprendido históricamente.

3. Las ilusiones pequeñoburguesas heredadas del siglo XIX se hantransformado pero básicamente apuntan una y otra vez a losmismos temas: el fn de la centralidad de la producción y eltrabajo, la superstición legalista y democratista, las falsasesperanzas en una «revolución desde arriba» o una catástrofe quenos quiten la responsabilidad del trabajo por hacer, etc. Al fnaltodas estas «ideas» llevan siempre a distintas formas deaceptación del nacionalismo y por tanto a la negación de la clasemundial como sujeto político.

4. La frontera infranqueable a la hora de aceptar el trabajo conjuntoentre militantes o la integración de grupos es elinternacionalismo. La toma de partido por sectores de la burguesíadentro de un mismo país o de un país contra la de otros, implicadescarrillar la constitución de la clase en sujeto políticoindependiente y universal.

De fondo siempre queda la pregunta de si los militantes deben tomarsetan en serio su propia actividad. ¿Es tan grave lo que unos cuantospuedan pensar y hacer, acertar o equivocarse cuando no tiene unarepercusión inmediata en la lucha de clases? Es verdad que los debatesentre militantes parecen sencillamente intrascendentes en los periodosde contrarrevolución y retroceso, meras «cuestiones teóricas» quepueden pasarse por alto ante oportunidades políticas reales de«cambiar las cosas». Y sin embargo no hay un solo avance real en toda

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distribución de las ideas de su tiempo; y que sus ideas sean;por ello mismo, las ideas dominantes de la época.

Marx y Engels. La ideología alemana, 1845

Pero si esto nos explica la ideología dominante, no explica la totalidad.Su contradicción está, de nuevo, en esa clase que es completamentenegada por la sociedad, el proletariado, y su movimiento, el comunismo.El comunismo es un movimiento hacia el fn de todas esas escisionessociales y por tanto también un movimiento de desarrollo de laconciencia. Como expresión de una clase llamada a acabar con todaslas divisiones de clase, la perspectiva fnal del desarrollo de suconciencia es su transformación: pasar de «conciencia de clase» aconciencia genérica, de especie, ligada a esa recuperación delmetabolismo social de la especie con la naturaleza que es elcomunismo.

Todo esto suena muy «flosófco», como todos los textos fundacionalesdel marxismo. Pero ha de servirnos para remarcar una cosa muyimportante: la conciencia de clase del proletariado no tiene nada quever con las «identidades» y las «comunidades imaginadas» en las quedesde Aristóteles al nacionalismo o «el género» nos han «educado» lassociedades de clase. Dejaremos la crítica de éstas para un temaposterior. Pero destaquemos ahora que la conciencia de clase no es una«pertenencia» ni la atribución de cualidades a unos pares imaginados,sino la afrmación de un interés material frente a la explotación. Interésque, como la explotación misma, se sabe no es una desgracia individualsino un hecho social. Afrmación que, como hemos visto ya, solo puededarse como reivindicación de necesidades humanas genéricas,universales.

En principio, las condiciones económicas habíantransformado la masa del país en trabajadores. Ladominación del capital ha creado en esta masa unasituación común, intereses comunes. Así, esta masa viene aser ya una clase frente al capital, pero todavía no para símisma.

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En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, estamasa se reúne, constituyéndose en clase para sí misma. Losintereses que defenden llegan a ser intereses de clase.

Carlos Marx. Miseria de la Filosofía, 1847

La conciencia de clase no es pues la aceptación de la pertenencia a unacomunidad imaginada, es la defensa de un interés material que todo elaparato ideológico niega y desvía, pero que, como se ve en los confictoscon el capital, es común a toda la clase. Pero es obvio, no es lo mismoque exista un interés común y que se haga consciente -pretender elevarel salario, reducir la jornada, mejorar las condiciones de trabajo, etc.- aque ese interés común produzca, contra todo lo que envuelve a la clasedominada, una conciencia clara de que lo que nos machacan como«imposible», no solo es deseable sino necesario: la perspectiva de ladesmercantilización, la posibilidad de la abundancia, etc. Para que algoasí se produjera, debería romperse, siquiera momentaneamente, el yugode la ideología capitalista y por tanto de todo lo que la imponecotidianamente: educación, medios de comunicación, etc. En otraspalabras: cuando ha puesto en crisis al estado. Dicho de otro modo, laconciencia de clase contingente, «sociológica», solo puede llegar a laconciencia de sus objetivos fnales, el comunismo, cuando ya se haafrmado como movimiento político al punto de estar haciendo unarevolución.

Tanto para engendrar en masa esta conciencia comunistacomo para llevar adelante la cosa misma, es necesaria unatransformación en masa de los hombres que solo podráconseguirse mediante un movimiento práctico, medianteuna revolución, y que por consiguiente, la revolución no soloes necesaria porque la clase dominante no puede serderrocada de otro modo, sino también porque únicamentepor medio de una revolución logrará la clase que derriba salirdel cieno en que se hunde y volverse capaz de fundar lasociedad sobre nuevas bases.

Marx y Engels. La ideología alemana, 1845

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atrás respecto al programa de 1869 y decir, por ejemplo, queaunque el Partido Obrero Alemán actúa, en primer término,dentro de las fronteras del Estado del que forma parte (notiene ningún derecho a hablar en nombre del proletariadoeuropeo, ni, sobre todo, a decir, nada que sea falso), tieneconciencia de su solidaridad con los obreros de todos lospaíses y estará siempre dispuesto a seguir cumpliendo,como hasta ahora, con los deberes que esta solidaridadimpone. Estos deberes existen, aunque uno no se considereni se proclame parte de la Internacional; son, por ejemplo, eldeber de ayudar en caso de huelga y paralizar el envío deesquiroles, preocuparse de que los órganos del partidoinformen a los obreros alemanes sobre el movimientoextranjero, organizar campañas de agitación contra lasguerras dinásticas inminentes o que han estallado ya, unaactitud frente a éstas como la mantenida ejemplarmente en1870 y 1871, etc.

Federico Engels. Carta a Bebel 18-28 de marzo de 1875

Todo esto es tanto más llamativo como que se escribe y se dice en mitadde la ola contrarrevolucionaria que siguió al aplastamiento de laComuna de París. En un momento en el que la Internacional está apunto de disolverse formalmente. Pero es que Marx y Engels tienenclaro que:

La acción internacional de las clases obreras no depende, enmodo alguno, de la existencia de la «AsociaciónInternacional de los Trabajadores». Esta fue solamente unprimer intento de crear para aquella acción un órganocentral; un intento que, por el impulso que dio, ha tenido unaefcacia perdurable, pero que en su primera forma históricano podía prolongarse después de la caída de la Comuna deParis.

Carlos Marx. Glosas marginales al programa del partidoobrero alemán, 1875.

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aspiraciones será «la fraternización internacional de lospueblos». Pero, además, hace algo por internacionalizar elcomercio, y no se contenta, ni mucho menos, con laconciencia de que todos los pueblos comercian dentro de supropio país.

Carlos Marx. Glosas marginales al programa del partidoobrero alemán, 1875.

Muerto el internacionalismo, muerto el carácter de clase del programa.No es posible un programa ni una sola acción de clase que niegue poractiva o por pasiva la naturaleza universal de la clase. Y sin embargo nose están reclamando cosas ajenas o fantásticas a la imaginación ycotidianidad de los trabajadores: la coordinación de las luchas, larespuesta unida contra la guerra, la no culpabilización al obrero de otropaís de la explotación propia…

Se reniega prácticamente por completo, para el presente, delprincipio internacionalista del movimiento obrero, ¡y esto lohacen hombres que por espacio de cinco años y en lascircunstancias más duras mantuvieron de un modo gloriosoeste principio! La posición que ocupan los obreros alemanesa la cabeza del movimiento europeo se debe, esencialmente,a la actitud auténticamente internacionalista mantenida porellos durante la guerra; ningún otro proletariado se hubieraportado tan bien. ¡Y ahora va a renegar de este principio, enel momento en que en todos los países del extranjero losobreros lo recalcan con la misma intensidad que losgobiernos tratan de reprimir todo intento de imponerlo enuna organización! ¿Y qué queda en pie del internacionalismodel movimiento obrero? ¡La pálida perspectiva, no ya de unafutura acción conjunta de los obreros europeos para suemancipación, sino de una futura «fraternidad internacionalde los pueblos», de los «Estados Unidos de Europa» de losburgueses de la Liga por la Paz!

No había, naturalmente, por qué hablar de la Internacionalcomo tal. Pero al menos no debía haberse dado ningún paso

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Por eso, mientras la revolución no es un hecho, sería absurdo pensarque «el comunismo es imposible» solo porque «los trabajadores van a lasuya» o «no existen como clase». Lo que defne al comunismo en tantoque movimiento hacia la conciencia es el conficto de intereses, laexistencia de una base objetiva para la lucha de clases.

No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun elproletariado íntegro, se propone momentáneamente comofn. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debehistóricamente hacer de acuerdo a su ser. Su fnalidad y suacción histórica le están trazadas, de manera tangible eirrevocable, en su propia situación de existencia, como entoda la organización de la sociedad burguesa actual.

Marx y Engels. La sagrada familia, 1844

Hasta las formas más discretas de la lucha de clases son parte de esedesarrollo de la conciencia en tanto que experiencia social, experienciaque es compartida por millones de personas en todo el mundo. Peropara desarrollarse hasta sus últimas consecuencias, esa experienciadebe ser no solo compartida, sino también «digerida» colectivamente. Yno va a llegar en un momento mágico y en una entrega. El día antes dela reunión constitutiva de la I Internacional (AIT), los comunistasdiscuten en Londres cuál es el mensaje que la AIT debería transmitir alos trabajadores del mundo. La clave, una y otra vez está en laexperiencia colectiva formada en la defensa de los intereses inmediatosdel trabajo. Experiencia que es acumulativa a pesar de los inevitables«bajones» entre sus episodios.

Tenéis que sostener quince, veinte, cincuenta años de luchassociales, no solo para cambiar las condiciones sociales, sinopara transformaros vosotros mismos y haceros dignos delpoder

Carlos Marx. Proceso verbal de la Comisión Central de laUnión Comunista, Londres, 15 de septiembre de 1850

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No solo no hay oposición entre unas supuestas «luchas económicas» yotras «luchas políticas»:

Si la clase obrera renunciara a su conficto cotidiano con elcapital, se privaría a sí misma de la posibilidad deemprender tal o cual movimiento de mayor amplitud.

Carlos Marx. Salario, precio y ganancia, 1865

¿En qué está pensando Marx como «movimiento de mayor amplitud»?En el lema comunista, por supuesto

En vez del lema conservador de «¡Un salario justo por unajornada de trabajo justa!», deberá inscribir en su bandera estaconsigna revolucionaria: «¡Abolición del sistema del trabajoasalariado!»

Carlos Marx. Salario, precio y ganancia, 1865

Pero este lema aparecerá como crítica lógica, sensata para la mayoríadel proletariado solo por el resultado acumulativo de las experienciascotidianas de conficto. Pretender que la conciencia se desarrolle «deuna» equivale exigirle a la clase dejar de ser ella misma, lo que en lavida real no signifca exigirle clarividencia, sino aceptar la derrota antesde luchar.

Siendo esa la tendencia de las cosas en ese régimen, ¿quiereesto decir que la clase obrera deba renunciar a su resistenciacontra los abusos del capital y abandonar sus esfuerzos porarrancar en las ocasiones que se presenten todo aquello quepueda aportar ciertas mejoras a su situación? Si así lohiciera, se rebajaría a no ser más que una masa informe,aplastada, de seres famélicos a los cuales ya no se les podríaaportar ninguna ayuda

Carlos Marx. Salario, precio y ganancia, 1865

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El resultado fnal y verdaderamente esencial es aun más mezquino.Lassalle abría las puertas a apoyar el proteccionismo que se entreveíacomo uno de los pilares de la política económica bismarckiana. Apoyarel proteccionismo no es en realidad sino diluir la práctica política de laclase obrera al apoyo de una parte de la burguesía frente a otra,confundir los intereses de clase -mundiales y globalizadores- con los delas secciones más dependientes del estado de la burguesía local.

Naturalmente, la clase obrera, para poder luchar, tiene queorganizarse como clase en su propio país, ya que éste es lapalestra inmediata de su lucha. En este sentido, su lucha declases es nacional, no por su contenido, sino, como dice elManifesto Comunista, «por su forma». Pero «el marco delEstado nacional de hoy», por ejemplo, del imperio alemán, sehalla a su vez, económicamente, «dentro del marco» delmercado mundial, y políticamente, «dentro del marco» de unsistema de Estados. Cualquier comerciante sabe que elcomercio alemán es, al mismo tiempo, comercio exterior, y lagrandeza del señor Bismarck reside precisamente en algúntipo de política internacional.

¿Y a qué reduce su internacionalismo el Partido ObreroAlemán? A la conciencia de que el resultado de susaspiraciones «será la fraternización internacional de lospueblos», una frase tomada de la Liga burguesa por la Paz yla Libertad, que se quiere hacer pasar como equivalente de lafraternidad internacional de las clases obreras, en su luchacomún contra las clases dominantes y sus gobiernos. ¡De losdeberes internacionales de la clase obrera alemana no sedice, por tanto, ni una palabra! ¡Y esto es lo que la claseobrera alemana debe contraponer a su propia burguesía, queya fraterniza contra ella con los burgueses de todos losdemás países, y a la política internacional de conspiracióndel señor Bismarck!

La profesión de fe internacionalista del programa queda, enrealidad, infnitamente por debajo de la del partidolibrecambista. También éste afrma que el resultado de sus

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que la reconociesen como una de tantas medidastransitorias y secundarias.

Federico Engels. Carta a Bebel 18-28 de marzo de 1875

Dicho con toda la contundencia propia de Marx:

Pese a todo su cascabeleo democrático, el programa estátodo él infestado hasta el tuétano de la fe servil de la sectalassalleana en el Estado; o -lo que no es nada mejor- de lasuperstición democrática; o es más bien un compromisoentre estas dos supersticiones igualmente lejanas delsocialismo.

Carlos Marx. Glosas marginales al programa del partidoobrero alemán, 1875.

Como no podía ser menos, el remate del programa de Gotha es«reclamar» al estado que tome en sus manos la nacionalización de lasconciencias a través del sistema de educación pública universal.

Eso de «educación popular a cargo del Estado» esabsolutamente inadmisible. ¡Una cosa es determinar, pormedio de una ley general, los recursos de las escuelaspúblicas, las condiciones de capacidad del personal docente,las materias de enseñanza, etc., y, como se hace en losEstados Unidos, velar por el cumplimiento de estasprescripciones legales mediante inspectores del Estado, yotra cosa completamente distinta es nombrar al Estadoeducador del pueblo! Lo que hay que hacer es más biensubstraer la escuela a toda infuencia por parte del gobiernoy de la Iglesia.

Carlos Marx. Glosas marginales al programa del partidoobrero alemán, 1875.

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La tensión entre la reivindicación concreta, «inmediata», y el objetivoúltimo se materializó en los años de desarrollo capitalista, que son losde la II Internacional, en el establecimiento por los partidos socialistasde un «programa mínimo» y un «programa máximo». Este último, elobjetivo comunista, quedaba como dijo Rosa Luxemburgo, como un«lucero distante» ante el prodigioso desarrollo económico que uncapitalismo todavía en expansión global desplegaba. En ese marco lamayor parte de la actividad comunista se concentraba en obtenermejoras sólidas en las condiciones materiales y espacios para su auto-organización política. La derecha del partido usó esta división como«una capa para encubrir todo tipo de oportunismo», disfrazando comoaspectos de la «lucha inmediata» una colaboración institucional tantodesde los sindicatos como en el Parlamento que acabó en la «uniónnacional» y el encuadramiento para la guerra. Pero la lucha inmediata,las reivindicaciones laborales y de derechos sociales y civiles que seligaban a estas fueron también el centro de actividad del ala izquierdaporque en aquel marco servían al desarrollo de la conciencia, eran en símismas revolucionarias porque:

Despiertan en el proletariado la comprensión, la concienciasocialista y lo ayudan a organizarse como clase.

Rosa Luxemburgo. Reforma o revolución.

Solo el fn de la expansión capitalista global, simbolizado ymaterializado en la Primera Guerra Mundial, cambiaría el panorama.Las contradicciones del sistema se hacían insostenibles mientras lamatanza europea se llevaba por delante a una generación entera detrabajadores. Las viejas reivindicaciones del periodo expansivo delcapitalismo quedaban caducas, se volvían obsoletas, cuando nocontraproducentes, una a una. Solo la revolución, primero en Rusia yFinlandia, luego en Alemania, fue capaz de parar la guerra. Y soloentonces la distancia entre la reivindicación inmediata y el objetivocomunista se hizo evidente en las consignas y, lo que realmenteimporta, en la conciencia de una buena parte del proletariado de laépoca.

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Nuestro programa se opone deliberadamente al principiorector del programa de Erfurt; se opone tajantemente a laseparación de las consignas inmediatas, llamadas mínimas,formuladas para la lucha política y económica, del objetivosocialista formulado como programa máximo. En oposicióndeliberada al programa de Erfurt liquidamos los resultadosde un proceso de setenta años, liquidamos, sobre todo, losresultados primarios de la guerra, declarando que noconocemos los programas máximos y mínimos; sóloconocemos una cosa, el socialismo; esto es lo mínimo quevamos a conseguir.

Rosa Luxemburgo. Discurso en la fundación de la LigaEspartaquista, 1 de enero de 1919

La superación de la división entre programa máximo y programamínimo que afrma Rosa Luxemburgo en su discurso no es la expresiónde un maximalismo voluntarista, sino el refejo de cómo los objetivosinmediatos y «máximos» de la clase convergen conforme esta acumulafuerzas en el enfrentamiento con el capital y el estado que le sirve. Noes que las necesidades directas, inmediatas, dejen de tener sentido antela magnitud de unos objetivos mayores súbitamente conscientes; es quepara la realización de lo básico, para la imposición del criterio de lanecesidad humana sobre la lógica destructiva del capital, hechaevidente por la crisis y la guerra, el proletariado tiene que afrontar comotarea inmediata y consciente la destrucción del estado y laconstrucción de un poder propio.

Pura dialéctica: nada tiene opción de sobrevivir en el presente si noprefgura el futuro. La clase es verdaderamente tal, es decir, clasepolítica, solo cuando a través de reivindicaciones universalesmaterializa una sociedad no escindida ni esclava de la escasez.

El objetivo fnal del socialismo es el único factor decisivo quedistingue al movimiento socialdemócrata de la democracia yel radicalismo burgueses, el único factor que transforma lamovilización obrera de conjunto de vano esfuerzo por

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Después de la «ley de bronce» de Lassalle, viene la panaceadel profeta. Y se le «prepara el camino» de un modo digno. Lalucha de clases existente es sustituida por una frase deperiodista: «el problema social», para cuya «solución» se«prepara el camino». La «organización socialista de todo eltrabajo» no resulta del proceso revolucionario detransformación de la sociedad, sino que «surge» de «la ayudadel Estado», ayuda que el Estado presta a las cooperativas deproducción «creadas» por él y no por los obreros. ¡Es digno dela fantasía de Lassalle eso de que con empréstitos del Estadose puede construir una nueva sociedad como se construyeun nuevo ferrocarril! (…)

El que los obreros quieran establecer las condiciones deproducción colectiva en toda la sociedad y ante todo en supropio país, en una escala nacional, sólo quiere decir quelaboran por subvertir las actuales condiciones deproducción, y eso nada tiene que ver con la fundación desociedades cooperativas con la ayuda del Estado. Y, por loque se refere a las sociedades cooperativas actuales, éstassólo tienen valor en cuanto son creaciones independientesde los propios obreros, no protegidas ni por los gobiernos nipor los burgueses.

Carlos Marx. Glosas marginales al programa del partidoobrero alemán, 1875.

Por eso Engels le dice a Bebel, que:

En el aspecto teórico, es decir, en lo que es decisivo para elprograma, nuestro partido no tiene absolutamente nada queaprender de los de Lassalle, pero ellos sí que tienen queaprender de él; la primera condición para la unidad debíahaber sido que dejasen de ser sectarios, que dejasen de serlassalleanos, y, por tanto y ante todo, que renunciasen a lapanacea universal de la ayuda del Estado, o por lo menos,

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descansa en el hecho de que las condiciones materiales deproducción les son adjudicadas a los que no trabajan bajo laforma de propiedad del capital y propiedad del suelo,mientras la masa sólo es propietaria de la condiciónpersonal de producción, la fuerza de trabajo. Distribuidos deeste modo los elementos de producción, la actualdistribución de los medios de consumo es una consecuencianatural. Si las condiciones materiales de producción fuesenpropiedad colectiva de los propios obreros, estodeterminaría, por sí solo, una distribución de los medios deconsumo distinta de la actual. El socialismo vulgar (y porintermedio suyo, una parte de la democracia) ha aprendidode los economistas burgueses a considerar y tratar ladistribución como algo independiente del modo deproducción, y, por tanto, a exponer el socialismo como unadoctrina que gira principalmente en torno a la distribución.

Carlos Marx. Glosas marginales al programa del partidoobrero alemán, 1875.

Pero la orientación lassalliana hacia el consumo no es inocente, lleva elfoco hacia un lugar «sujeto a derecho», regulable por el estado y portanto limitado a sus intereses.

¿Acaso las relaciones económicas son reguladas por losconceptos jurídicos? ¿No surgen, por el contrario, lasrelaciones jurídicas de las relaciones económicas? ¿No seforjan también los sectarios socialistas las más variadasideas acerca del reparto «equitativo»? (…) El derecho nopuede ser nunca superior a la estructura económica ni aldesarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado.

Carlos Marx. Glosas marginales al programa del partidoobrero alemán, 1875.

Y a partir de ahí el Lassallianismo desactiva el papel de la lucha declases y reduce el avance del socialismo a… las subvenciones públicas yel cooperativismo creado desde el estado.

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reformar el orden capitalista, en lucha de clases contra eseorden, para suprimir ese orden.

Rosa Luxemburgo. Reforma y Revolución, 1900

Tanto es así, que es en relación con esa perspectiva que se defne laexistencia política del proletariado. Ni la clase ni el partido, en tanto quegrupo más avanzado de la clase que batalla por su constitución comosujeto político, pueden existir más que como movimiento, como«tendencia a una fnalidad». Finalidad que no es otra cosa que laeliminación de la mercancia y el estado, la instauración de unasociedad comunista.

El concepto de clase no debe pues suscitar en nosotros unaimagen estática, sino una imagen dinámica. Cuandodistinguimos una tendencia social, un movimiento haciadeterminadas fnalidades, podemos reconocer la existenciade una clase en el verdadero sentido de la palabra. Sinembargo, entonces existe, de manera substancial si no aúnde manera formal, el partido de clase. Un partido vivecuando viven una doctrina y un método de acción. Unpartido es una escuela de pensamiento político y, porconsiguiente, una organización de lucha. El primero es unhecho de conciencia, el segundo es un hecho de voluntad,más precisamente, de tendencia a una fnalidad. Sin estosdos caracteres nosotros no poseemos ni siquiera ladefnición de una clase. El frío registrador de datos puede,repitámoslo, constatar afnidades en las condiciones de vidade agrupamientos más o menos grandes, pero sin aquéllosninguna huella se graba en el devenir de la historia.

Amadeo Bordiga. Partido y Clase, 1921

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Es su relación con el futuro, el comunismo, lo que da sentido y existenciamaterial a la clase. Un futuro que Marx defnirá vívidamente:

Cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora delos individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposiciónentre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando eltrabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primeranecesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos entodos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas ycorran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva,sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizontedel derecho burgués y la sociedad podrá escribir en susbanderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cualsegún sus necesidades!

Carlos Marx. Crítica del programa de Gotha, 1875

colocan ante todo el mundo los jalones por los que se mide elnivel del movimiento del Partido.

Carlos Marx. Carta a Bracke, 5 de mayo de 1875.

Engels se expresa en términos similares en su correspondencia conBebel.

En general, importan menos los programas ofciales de lospartidos que sus actos. Pero un nuevo programa es siempre,a pesar de todo, una bandera que se levanta públicamente ypor la cual los de fuera juzgan al partido. No debería, portanto, en modo alguno, representar un retroceso como el querepresenta éste, comparado con el de Eisenach. Y habríatambién que tener en cuenta lo que los obreros de otrospaíses dirán de este programa; la impresión que ha deproducir esta genufexión de todo el proletariado socialistaalemán ante el lassalleísmo.

Federico Engels. Carta a Bebel 18-28 de marzo de 1875

Pero la crítica de Marx y Engels, que puede parecer inclusoexcesivamente suspicaz en una lectura descontextualizada, en realidadtiene una línea argumental clara: el lassallianismo que impregna elprograma de Gotha orienta a los trabajadores a abandonar la idea de lacentralidad de la producción y el trabajo . Al poner la «distribución» (elconsumo y la capacidad de consumo) en el centro de lo que el programallama púdicamente «el problema social», acepta una supersticiónlegalista y democrática cuyo resultado a medio plazo no puede ser otroque el chalaneo con el nacionalismo y la consecuente renuncia alinternacionalismo.

Es equivocado, en general, tomar como esencial la llamadadistribución y poner en ella el acento principal. Ladistribución de los medios de consumo es, en todo momento,un corolario de la distribución de las propias condiciones deproducción. Y ésta es una característica del modo mismo deproducción. Por ejemplo, el modo capitalista de producción

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entra en descomposición y se acerca a los marxistas. Liebknecht y losmilitantes alemanes ven la oportunidad de agrupar a todos los obrerosatraídos por el socialismo en una única organización. Se llegan aacuerdos y se prepara un congreso de unifcación en Gotha en 1875. Enese momento, con la Internacional agonizante pero aun en plena batallacontra los desastre creados por los bakuninistas, Marx y Engelsdescubren con pavor que el programa que se piensa aprobar es unareivindicación póstuma del lassalleanismo e intervienen con una seriede cartas y escritos.

La «Crítica del programa de Gotha» es famosa por su defnición delcomunismo bajo la fórmula cabetiana y su insistencia en que elcomunismo, como estadio económico, signifca necesariamentedesmercantilización. Pero lo que nos interesa en este momento es quélleva a Marx y Engels a intervenir e incluso amenazar condesvincularse públicamente del partido si aprueba ese programa. Dichode otro modo: qué es más importante que crecer en número, multiplicarla estructura de la organización de los militantes y representar alproletariado como una fuerza política nacional, que es lo que ofrecía launifcación de Gotha.

En primer lugar, Marx pone en valor la teoría. En el proceso deconstitución del proletariado en clase política, la teoría no es un adornode ocasión, sino una verdadera conquista.

No pueden hacerse concesiones y marchas atrás esperando que puedancompensarse con otras cosas sin comprometer el proceso en suconjunto.

Cada paso de movimiento real vale más que una docena deprogramas. Por lo tanto, si no era posible -y lascircunstancias del momento no lo consentían- ir más alládel programa de Eisenach, habría que haberse limitado,simplemente, a concertar un acuerdo para la acción contra elenemigo común. Pero, cuando se redacta un programa deprincipios (en vez de aplazarlo hasta el momento en que unamás prolongada actuación conjunta lo haya preparado), se

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El Manifesto

Marx y Engels empiezan a escribir el Manifesto Comunista en 1847 y loentregan en vísperas de la revolución de febrero de 1848. La primeraparte del primer capítulo despliega con una fuerza y una bellezaextraordinarias la expansión capitalista, remarcando su carácter global,universal y al mismo tiempo su capacidad para crear, por primera vezen la Historia, una experiencia humana universal.

La burguesía ha desempeñado en la historia un papelaltamente revolucionario.

Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesía hadestruido las relaciones feudales, patriarcales, idílicas. Lasabigarradas ligaduras feudales que ataban al hombre a sus«superiores naturales» las ha desgarrado sin piedad para nodejar subsistir otro vínculo entre los hombres que el fríointerés, el cruel «pago al contado». Ha ahogado el sagradoéxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y elsentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladasdel cálculo egoísta. Ha hecho de la dignidad personal unsimple valor de cambio. Ha sustituido las numerosaslibertades escrituradas y adquiridas por la única ydesalmada libertad de comercio. En una palabra, en lugar dela explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, haestablecido una explotación abierta, descarada, directa ybrutal.

La burguesía ha despojado de su aureola a todas lasprofesiones que hasta entonces se tenían por venerables ydignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, alsacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, los ha convertidoen sus servidores asalariados.

La burguesía ha desgarrado el velo de emocionantesentimentalismo que encubría las relaciones familiares, ylas ha reducido a simples relaciones de dinero.

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La burguesía ha revelado que la brutal manifestación defuerza en la Edad Media, tan admirada por la reacción, teníasu complemento natural en la más relajada holgazanería. Hasido ella la primera en demostrar lo que puede realizar laactividad humana; ha creado maravillas muy distintas a laspirámides de Egipto; a los acueductos romanos y a lascatedrales góticas, y ha realizado campañas muy distintas alas migraciones de pueblos y a las Cruzadas.

La burguesía no puede existir sino a condición derevolucionar incesantemente los instrumentos deproducción y, por consiguiente, las relaciones de producción,y con ello todas las relaciones sociales. La conservación delantiguo modo de producción era, por el contrario, la primeracondición de existencia de todas las clases industrialesprecedentes. Una revolución continua en la producción, unaincesante conmoción de todas las condiciones sociales, unainquietud y un movimiento constantes distinguen la épocaburguesa de todas las anteriores. Todas las relacionesestancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y deideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas sehacen añejas antes de llegar a osifcarse. Todo lo estamentaly estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y loshombres, al fn, se ven forzados a considerar serenamentesus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas.

Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida asus productos, la burguesía recorre el mundo entero.Necesita anidar en todas partes, establecerse en todaspartes, crear vínculos en todas partes.

Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesíaha dado un carácter cosmopolita a la producción y alconsumo de todos los países. Con gran sentimiento de losreaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional. Lasantiguas industrias nacionales han sido destruidas y estándestruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevasindustrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital

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agitación; y no habían transcurrido dos años, cuandopropugnaba que los obreros debían tomar partido por lamonarquía contra la burguesía, y se enzarzó en tales intrigascon Bismarck, afín a él en carácter, que forzosamente lehabrían conducido a traicionar de hecho el movimiento si,por suerte para él, no le hubiesen pegado un tiro a tiempo. Ensus escritos de agitación, las verdades que tomó de Marxestán tan embrolladas con sus propias elucubraciones,generalmente falsas, que resulta difícil separar unas cosasde otras.

Federico Engels. Carta a Kautsky, 23 de febrero de 1891

En 1869, en el pueblo de Eisenach, en Turingia, dos discípulos de Marxen Londres, Wilhem Liebknech y August Bebel, lideran unreagrupamiento de grupos y militantes que quedan de la Liga enAlemania. El resultado es el Partido Socialdemócrata Obrero deAlemania («SDAP»).El nuevo partido, construido alrededor de las tesis marxistas, sufre lasleyes de excepción bismarckianas y la represión constante de la policíaprusian.Pero la ola de la contrarrevolución está acabando y la nuevaorganización es expresión de un nuevo proceso de constitución de laclase de la que la fundación de la AIT ha sido la primera expresión y queacabará en la Comuna, la primera dictadura del proletariado.

La nueva organización, que crece en paralelo al desarrollo de lossindicatos, consigue éxitos históricos: en 1867 Bebel y Liebknecht sonlos primeros obreros elegidos miembros del parlamento alemán. En1870 ambos irán -durante cuatro años- a la carcel por defender laposición del partido sobre la guerra con Francia: es una guerraimperialista entre dos naciones ya capitalistas en la que el proletariado,clase mundial, solo pondrá los muertos.

La guerra será seguida en Alemania de la proclamación del Imperio.Lassalle ha muerto y, con la burguesía aterrorizada por lo que ha vistoen la Comuna en París y el Imperio ya constituido, los lassalleanosdejan de ser interesantes a la estrategia de Bismarck. El lassalleanismo

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democrático alemán. La contrarrevolución abrirá un periodo derepresión abierta del movimiento obrero.

El grupo más activo de la Liga, el de Colonia, sufrió especialmente:buena parte de su documentación interna fue incautada por la policía,once de sus miembros fueron detenidos y se organizó un juicioespectacular que pretendía presentar a los comunistas comoconspiradores a las órdenes de un malvado Marx londinense. Solocuatro fueron absueltos y los restantes siete sufrieron penas de prisión.Marx escribió un librito destinado a la agitación durante el juicio,«Revelaciones sobre el proceso de los comunistas de Colonia» y Engelsotro después resumiendo su curso y resultados, «El reciente proceso deColonia»; pero ninguno de los dos tuvieron ya impacto. La victoria de lacontrarrevolución va seguida siempre de la represión y el desánimo. Eljuicio y las leyes represivas que le siguieron fueron el verdadero fnal dela Liga en Alemania.

En 1863, en plena resaca y desmovilización de la ola revolucionaria, secrea en Leipzig la «Asociación General de Trabajadores de Alemania»recogiendo antiguos militantes de la Liga y ex-combatientes de larevolución del 48. Su fundador, Ferdinand de Lassalle, la presenta comoel «primer partido obrero independiente alemán». Lassalle es unabogado brillante, carismático y polémico con ambiciones de políticoprofesional, que ve la oportunidad de cabalgar un movimiento que estátodavía desarticulado. Toma ideas de Marx, las mezcla con consignasantiguas del socialismo francés y las adapta para su aceptabilidad porBismarck, cabeza de la reacción que está conspirando para reunifcarAlemania en torno a los intereses de los «junkers», los aristócrataslatifundistas y protestantes prusianos y que ve en un movimientoobrero domesticado la oportunidad de mantener debilitados ytemerosos a sus aliados burgueses.

[Lassalle] Hasta 1862 fue, en su actuación práctica, undemócrata vulgar específcamente prusiano con marcadasinclinaciones bonapartistas (precisamente acabo de releersus cartas a Marx); luego cambió súbitamente por razonespuramente personales y comenzó sus campañas de

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para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya noemplean materias primas indígenas, sino materias primasvenidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyosproductos no sólo se consumen en el propio país, sino entodas las partes del globo. En lugar del antiguo aislamiento yla amargura de las regiones y naciones, se establece unintercambio universal, una interdependencia universal delas naciones. Y eso se refere tanto a la producción material,como a la intelectual. La producción intelectual de unanación se convierte en patrimonio común de todas. Laestrechez y el exclusivismo nacionales resultan de día endía más imposibles; de las numerosas literaturas nacionalesy locales se forma una literatura universal.

Merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentos deproducción y al constante progreso de los medios decomunicación, la burguesía arrastra a la corriente de lacivilización a todas las naciones, hasta a las más bárbaras.Los bajos precios de sus mercancías constituyen la artilleríapesada que derrumba todas las murallas de China y hacecapitular a los bárbaros más fanáticamente hostiles a losextranjeros. Obliga a todas las naciones, si no quierensucumbir, a adoptar el modo burgués de producción, lasconstriñe a introducir la llamada civilización, es decir, ahacerse burgueses. En una palabra: se forja un mundo a suimagen y semejanza.

La burguesía ha sometido el campo al dominio de la ciudad.Ha creado urbes inmensas; ha aumentado enormemente lapoblación de las ciudades en comparación con la del campo,substrayendo una gran parte de la población al idiotismo dela vida rural. Del mismo modo que ha subordinado el campoa la ciudad, ha subordinado los países bárbaros osemibárbaros a los países civilizados, los puebloscampesinos a los pueblos burgueses, el Oriente al Occidente.

La burguesía suprime cada vez más el fraccionamiento delos medios de producción, de la propiedad y de la población.

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Ha aglomerado la población, centralizado los medios deproducción y concentrado la propiedad en manos de unospocos. La consecuencia obligada de ello ha sido lacentralización política. Las provincias independientes,ligadas entre sí casi únicamente por lazos federales, conintereses, leyes, gobiernos y tarifas aduaneras diferentes hansido consolidadas en una sola nación, bajo un solo Gobierno,una sola ley, un solo interés nacional de clase y una solalínea aduanera.

La burguesía, a lo largo de su dominio de clase, que cuentaapenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzasproductivas más abundantes y más grandiosas que todas lasgeneraciones pasadas juntas. El sometimiento de las fuerzasde la naturaleza, el empleo de las máquinas, la aplicación dela química a la industria y a la agricultura, la navegación devapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la asimilación parael cultivo de continente enteros, la apertura de ríos a lanavegación, poblaciones enteras surgiendo por encanto,como si salieran de la tierra. ¿Cuál de los siglos pasadospudo sospechar siquiera que semejantes fuerzas productivasdormitasen en el seno del trabajo social?

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848

Del tono, el contenido y hasta de los tiempos verbales se deriva que laburguesía ha concluido ya lo esencial de su labor: destruir el viejorégimen feudal, crear un régimen mundial de explotación basado en lamercantilización de todas las relaciones sociales y desarrollar lasfuerzas productivas hasta el límite marcado por su propia gran obraexpansiva, el mercado mundial. Estaban haciendo el programarevolucionario de los trabajadores y saben, porque comparten unaconcepción materialista de la Historia, que «una sociedad nodesaparece nunca antes de que sean desarrolladas todas las fuerzasproductoras que pueda contener». Tienen que argumentar que lasrelaciones capitalistas «de formas de desarrollo de las fuerzasproductivas que eran, se convierten en trabas de estas fuerzas»

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hipócritas de los demócratas pequeñoburgueses les apartenun solo momento de la tarea de organizar con todaindependencia el partido del proletariado. Su grito de guerradebe ser: la revolución permanente.

Carlos Marx. Mensaje del Comité Central a la Liga de losComunistas, marzo de 1850.

Pero resulta difícil que los obreros alemanes «cobren conciencia de susintereses de clase» y el proletariado emerja como un sujeto políticoindependiente, si sus grupos más conscientes se atomizan y dedican alo local, donde casi inevitablemente acabarán bajo el liderazgo de lapequeña burguesía radical

Mientras el partido democrático, el partido de la pequeñaburguesía, fortalecía más y más su organización enAlemania, el partido obrero perdía su única base frme, a losumo conservaba su organización en algunas localidades,para fnes puramente locales, y por eso, en el movimientogeneral, cayó por entero bajo la infuencia y la dirección delos demócratas pequeñoburgueses. Hay que acabar con talestado de cosas, hay que restablecer la independencia de losobreros.

Carlos Marx. Mensaje del Comité Central a la Liga de losComunistas, marzo de 1850.

Lo que ocurrió en la práctica, como en 1852 contó Engels en «Revolucióny Contrarrevolución en Alemania», fue que la burguesía, más temerosade las fuerzas populares que interesada en romper el poder de las clasesfeudales que le habían oprimido hasta entonces, se alió con estas; y quela pequeña burguesía democrática fue absolutamente cobarde -y portanto incompetente- para conducir al movimiento democrático a unenfrentamiento decisivo y abierto con el nuevo bloque reaccionario,perdiendo la confanza de los obreros y llevando al fn de la revolución.El resultado fnal fue que la unifcación alemana la encabezaráBismarck a la cabeza del bloque reaccionario, no el primer parlamento

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El nacimiento de la Socialdemocracia

Para entender el papel de Marx y Engels en la formación de lasocialdemocracia alemana, tenemos que volver de nuevo a 1850 yrecuperar a grandes trazos la historia de la Liga tras la revolución de1848.

En 1850 Marx escribe una comunicación en nombre del Comité Central,desde Londres haciendo balance organizativo y político. En lo políticoconstata la debilidad del proletariado, Alemania sigue siendo un paísatrasado, dividido en infnitud de principados y pequeños reinos cadauno con su aduana y su moneda. Con una estructura productivafundamentalmente agraria, la burguesía, para crear un mercadonacional, debe liderar la unifcación reuniendo alrededor suya a lasclases medias y a los trabajadores en una revolución democrática.

Hemos visto que los demócratas llegarán al Poder en laprimera fase del movimiento, y que se verán obligados aproponer medidas más o menos socialistas (…) Los obrerosdeberán llevar al extremo las propuestas de los demócratas,que, como es natural no actuarán como revolucionarios, sinocomo simples reformistas. Estas propuestas deberán serconvertidas en ataques directos contra la propiedad privada.(…)

Aunque los obreros alemanes no puedan alcanzar el poder niver realizados sus intereses de clase sin haber pasadoíntegramente por un prolongado desarrollo revolucionario,pueden por lo menos tener la seguridad de que esta vez elprimer acto del drama revolucionario que se avecinacoincidirá con el triunfo directo de su propia clase enFrancia, lo cual contribuirá a acelerarlo considerablemente.

Pero la máxima aportación a la victoria fnal la harán lospropios obreros alemanes cobrando conciencia de susintereses de clase, ocupando cuanto antes una posiciónindependiente de partido e impidiendo que las frases

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Ante nuestros ojos se está produciendo un movimientoanálogo. Las relaciones burguesas de producción y decambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda estasociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir como porencanto tan potentes medios de producción y de cambio, seasemeja al mago que ya no es capaz de dominar laspotencias infernales que ha desencadenado con susconjuros. Desde hace algunas décadas, la historia de laindustria y del comercio no es más que la historia de larebelión de las fuerzas productivas modernas contra lasactuales relaciones de producción, contra las relaciones depropiedad que condicionan la existencia de la burguesía y sudominación.

Basta mencionar las crisis comerciales que, con su retornoperiódico, plantean, en forma cada vez más amenazante, lacuestión de la existencia de toda la sociedad burguesa.Durante cada crisis comercial, se destruyesistemáticamente, no sólo una parte considerable deproductos elaborados, sino incluso de las mismas fuerzasproductivas ya creadas. Durante las crisis, una epidemiasocial, que en cualquier época anterior hubiera parecidoabsurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de lasuperproducción. La sociedad se encuentra súbitamenteretrotraída a un estado de súbita barbarie: diríase que elhambre, que una guerra devastadora mundial la han privadode todos sus medios de subsistencia; la industria y elcomercio parecen aniquilados. Y todo eso, ¿por qué? Porquela sociedad posee demasiada civilización, demasiadosmedios de vida, demasiada industria, demasiado comercio.Las fuerzas productivas de que dispone no favorecen ya elrégimen burgués de la propiedad; por el contrario, resultanya demasiado poderosas para estas relaciones, queconstituyen un obstáculo para su desarrollo; y cada vez quelas fuerzas productivas salvan este obstáculo, precipitan en

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el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan laexistencia de la propiedad burguesa.

Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas paracontener las riquezas creadas en su seno. ¿Cómo vence estacrisis la burguesía? De una parte, por la destrucción obligadade una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquistade nuevos mercados y la explotación más intensa de losantiguos. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis másextensas y más violentas y disminuyendo los medios deprevenirlas.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848

Como nota al margen recordemos el texto en negrita: el capitalismo esexpansivo porque la conquista de mercados extracapitalistas es laforma en que -como un todo- salva la crisis. Nos será importante paraentender toda una serie de preguntas que veremos en este tema y quese plantearán Marx y Engels tras la revolución del 48 -«¿era de verdaduna situación revolucionaria?»- pero también los debates entre Lenin yRosa Luxemburgo en el cambio de siglo -«¿qué es el imperialismo?».

Pero sigamos adelante. Tras esta presentación y en plena lógica con loque hemos estudiado hasta ahora, Marx y Engels describen cómo elpropio desarrollo capitalista engendra su antítesis, la claserevolucionaria.

Las armas de que se sirvió la burguesía para derribar elfeudalismo se vuelven ahora contra la propia burguesía. Perola burguesía no ha forjado solamente las armas que debendarle muerte; ha producido también los hombres queempuñarán esas armas: los obreros modernos, losproletarios.

En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, esdecir, el capital, desarróllase también el proletariado, la clasede los obreros modernos, que no viven sino a condición deencontrar trabajo, y lo encuentran únicamente mientras su

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a) El partido es una herramienta de refexión y clarifcación queactúa en la clase como una referencia de autonomía yeducación política, como difusor y propagandista, centrado enel avance de ese proceso de constitución en clase.Conspiraciones, golpes de estado, sociedades secretas y otrasformas propias del radicalismo burgués y la bohemia políticason descartados desde el primer momento comocontraproducentes.

b) La organización ha de disfrutar de la máxima democracia en lasdiscusiones y en la toma de decisiones. Los debates puedenalargarse cuanto sea necesario y los congresos convocarsecuando haga falta. Y por supuesto, los debates pueden acabaren rupturas. Pero lo importante es que las rupturas seandecantaciones, que acaben en clarifcación útil al conjunto de laclase en el desarrollo de su conciencia y sus batallas.

c) Centralismo, expresión de esa naturaleza mundial de la clase.Cuando la clarifcación se produce, cuando se llega de formarealmente colectiva a conclusiones realmente compartidas, lacentralización es, solo aparentemente, espontánea. Por ejemplola coincidencia en la toma de posición sobre la guerra franco-prusiana de las secciones alemana y francesa. Pero también esnecesaria una centralización «formal», en torno a unosestatutos claros y funcionales que permitan una verdadera vidamundial de la organización de la que salgan posturas únicaspara todos, sólidas y capaces de servir a la constitución de laclase como como clase universal.

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5. Estas organizaciones formales, estos grupos de militantes tienendos funciones en este tipo de movimientos: «destacan y hacenvaler los intereses comunes a todo el proletariado,independientemente de la nacionalidad; y, por otra parte, en lasdiferentes fases de desarrollo por las que pasa la lucha entre elproletariado y la burguesía, representan siempre los intereses delmovimiento en su conjunto», es decir:a) Tienen, en cada lucha política local, el objetivo de hacerla

madurar para que sea parte del proceso de constitución enclase política mundial. Es decir, para que por ejemplo, laconsecución de la jornada de ocho horas, no sea la expresióndel «proletariado danés» y sus conquistas, sino para hacerconsciente que es el proletariado mundial en Dinamarca el quelo ha conseguido. Otro ejemplo, apoyar a uno u ambos bandosen una guerra entre dos estados burgueses, quedaríadescartada: ¿cómo va el proletariado mundial, único sujeto delrelato de clase, a desear el triunfo de una burguesía sobre otra ysacrifcar para ello en los campos de batalla a los trabajadoresde ambos lados? Eso es lo que las secciones de la Internacionalen Francia y Alemania hicieron por ejemplo ante la Guerrafranco-prusiana de cuyo colapso surgió la Comuna.

b) Resaltan el objetivo y las necesidades comunes de la clasecomo un todo. Por ejemplo, a los trabajadores de un país lespuede parecer mayoritariamente que restringir las migracioneso establecer barreras arancelarias, es decir, asociarse con lossectores chovinistas o proteccionistas de «su» burguesía, va ensus propios intereses, que el migrante es el causante de lasbajadas de salarios o el paro, o que los obreros chinos les hacen«competencia desleal». La labor de los comunistas esenfrentarse a ese tipo de ilusiones y errores, mostrando queningún grupo dentro de la clase trabajadora tiene otrosintereses reales que los de la clase como un todo.

6. Este tipo de labor de clarifcación, para poder darse, requierepreviamente que el partido, entendido como organización formalde militantes, se organice de acuerdo a los principios básicos que,por otro lado, son los que permiten el desarrollo de la constituciónen clase en el conjunto del proletariado:

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trabajo acrecienta el capital. Estos obreros, obligados avenderse al detall, son una mercancía como cualquier otroartículo de comercio, sujeta, por tanto, a todas las vicisitudesde la competencia, a todas las fuctuaciones del mercado.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848

Las siguientes páginas describen empíricamente las primeras fases dela constitución en clase del proletariado.

Al principio, la lucha es entablada por obreros aislados,después, por los obreros de una misma fábrica, más tarde,por los obreros del mismo ofcio de la localidad contra elburgués individual que los explota directamente. No secontentan con dirigir sus ataques contra las relacionesburguesas de producción, y los dirigen contra los mismosinstrumentos de producción: destruyen las mercancíasextranjeras que les hacen competencia, rompen lasmáquinas, incendian las fábricas, intentan reconquistar porla fuerza la posición perdida del artesano de la Edad Media.

En esta etapa, los obreros forman una masa diseminada portodo el país y disgregada por la competencia. Si los obrerosforman masas compactas, esta acción no es todavíaconsecuencia de su propia unión, sino de la unión de laburguesía, que para alcanzar sus propios fnes políticos debe-y por ahora aún puede- poner en movimiento a todo elproletariado. Durante esta etapa, los proletarios nocombaten, por tanto, contra sus propios enemigos, sinocontra los enemigos de sus enemigos, es decir, contra losrestos de la monarquía absoluta, los propietariosterritoriales, los burgueses no industriales y los pequeñosburgueses. Todo el movimiento histórico se concentra, deesta suerte, en manos de la burguesía; cada victoriaalcanzada en estas condiciones es una victoria de laburguesía.

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Pero la industria, en su desarrollo, no sólo acrecienta elnúmero de proletarios, sino que los concentra en masasconsiderables; su fuerza aumenta y adquieren mayorconciencia de la misma. Los intereses y las condiciones deexistencia de los proletarios se igualan cada vez más amedida que la máquina va borrando las diferencias en eltrabajo y reduce el salario, casi en todas partes, a un niveligualmente bajo. Como resultado de la crecientecompetencia de los burgueses entre sí y de las crisiscomerciales que ella ocasiona, los salarios son cada vez másfuctuantes; el constante y acelerado perfeccionamiento dela máquina coloca al obrero en situación cada vez másprecaria; las colisiones entre el obrero individual y elburgués individual adquieren más y más el carácter decolisiones entre dos clases. Los obreros empiezan a formarcoaliciones contra los burgueses y actúan en común para ladefensa de sus salarios. Llegan hasta formar asociacionespermanentes para asegurarse los medios necesarios, enprevisión de estos choques eventuales. Aquí y allá la luchaestalla en sublevación.

A veces los obreros triunfan; pero es un triunfo efímero. Elverdadero resultado de sus luchas no es el éxito inmediato,sino la unión cada vez más extensa de los obreros. Estaunión es propiciada por el crecimiento de los medios decomunicación creados por la gran industria y que ponen encontacto a los obreros de diferentes localidades.

Y basta ese contacto para que las numerosas luchas locales,que en todas partes revisten el mismo carácter, secentralicen en una lucha nacional, en una lucha de clases.Mas toda lucha de clases es una lucha política. Y la uniónque los habitantes de las ciudades de la Edad Media, con suscaminos vecinales, tardaron siglos en establecer, losproletarios modernos, con los ferrocarriles, la llevan a caboen unos pocos años.

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precisamente lo contrario: educación política, discusión abierta, hablarfranco, cargos electos y revocables, delegados con mandato imperativo…Incluso en aquellos lugares donde el derecho de asociación no existe.

En Francia e Italia, donde existe una situación política enque el derecho de reunión constituye un acto punible, lagente tiende con mucha fuerza a dejarse agrupar ensociedades secretas, cuyo resultado es siempre negativo. Porlo demás, este tipo de organización se halla en contradiccióncon el desarrollo del movimiento proletario, puesto que estassociedades, en vez de educar a los trabajadores, lossupeditan a las leyes místicas y autoritarias que entorpecensu independencia y dirigen su conciencia por derroterosfalsos.

Marx. Discurso sobre las sociedades secretas. Sesión de laAIT en Londres el 22 de septiembre de 1871

Finalmente, ¿qué conclusiones podemos sacar de la experiencia de laLiga y la AIT sobre el partido de clase?

1. La «organización de la clase en partido» no es algo que vaya aocurrir porque se cree una organización formal de revolucionarioscon sus miembros, asambleas y estatutos.

2. La clase aparece como partido cuando se constituye como sujetopolítico.

3. La constitución en sujeto político, ocurre cuando «la clase obrerase enfrenta como clase a las clases dominantes y trata decoaccionarlas mediante presión externa (…) Por ejemplo, elmovimiento encaminado a imponer una ley sobre las ocho horas».Como es lógico, esta afrmación del proletariado como clasepolítica es en principio «nacional» en el sentido de que al tratarsede un enfrentamiento con el estado, se da casi siempre en unprimer momento, en su terreno, el nacional.

4. Este tipo de movimientos «presupone cierta organización» ygenera «otros tantos medios para que ésta se desarrolle» porqueson una oportunidad para la refexión y la educación política delos trabajadores por ellos mismos.

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hace públicos todos los materiales de «la Alianza» de Bakunin y llama ala «más total y absoluta publicidad» como forma de evitar la gangrena.

Estamos aquí ante una sociedad, que bajo la máscara delmás extremo anarquismo, dirige sus ataques, no contra losgobiernos existentes, sino contra los revolucionarios que nose someten a su ortodoxia ya su dirección. Esta sociedad,creada por la minoría de un Congreso burgués, se desliza enlas flas de la organización internacional de la clase obrera,trata primero de apoderarse de su dirección y, cuando ve queeste plan no prospera, trabaja por desorganizarla. Maquinadescaradamente para meter de contrabando su programasectario y sus ideas limitadas en el amplio programa y lasgrandes aspiraciones de nuestra Asociación,; organizadentro de las Secciones públicas de la Internacional sussecciones secretas, que, obedientes a una sola consigna ypor medio de manejos comunes urdidos de antemano,prevalecen en muchos casos sobre aquellas; atacapúblicamente en sus periódicos a cuantos elementos seniegan a plegarse a su jefatura; provoca la guerra abierta -son sus propias palabras- dentro de nuestras flas. Paraconseguir sus fnes, no retorocede ante ningún medio, anteninguna canallada; la mentira, la calumnia, la intimidación,la violencia a mansalva; todo es igualmente bueno para ella.(…) Para desbaratar todas estas intrigas, no hay más que unmedio, de efectos demoledores: la más total y absolutapublicidad.

Marx y Engels. Un complot contra la AIT. Informe sobre losmanejos de Bakunin y la Alianza de la DemocraciaSocialista, redactado por encargo del Congreso de la Haya,1872.

La Alianza, al fn, suponía dar por buenas las formas burguesas deorganización: la sociedad secreta, las jerarquías partidarias, el culto a lapersonalidad, la centralización invisible y por tanto incriticable…cuando lo que sirve al proceso de constitución de la clase es

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Esta organización del proletariado en clase y, por tanto, enpartido político, vuelve sin cesar a ser socavada por lacompetencia entre los propios obreros. Pero resurge, ysiempre más fuerte, más frme, más potente. Aprovecha lasdisensiones intestinas de los burgueses para obligarles areconocer por la ley algunos intereses de la clase obrera; porejemplo, la ley de la jornada de diez horas en Inglaterra.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848

Y fnalmente el capítulo nos cuenta cómo, en tanto que clase universal,está abocada a agrupar al resto de clases en torno suya, enfrentar a laburguesía y acabar con el capitalismo, y al hacerlo abrir paso alcomunismo, destruyendo toda forma de explotación y toda divisiónartifcial (de sexo, de nacionalidad, etc.), divisiones y explotación que,por sufrir la forma más estilizada de explotación -ver reducido sutrabajo a una mercancía- ya no existen en su «ser», sus intereses comoclase.

Las condiciones de existencia de la vieja sociedad están yaabolidas en las condiciones de existencia del proletariado. Elproletariado no tiene propiedad; sus relaciones con la mujery con los hijos no tienen nada de común con las relacionesfamiliares burguesas; el trabajo industrial moderno, elmoderno yugo del capital, que es el mismo en Inglaterra queen Francia, en Norteamérica que en Alemania, despoja alproletariado de todo carácter nacional. Las leyes, la moral, lareligión son para él meros prejuicios burgueses, detrás de loscuales se ocultan otros tantos intereses de la burguesía.

Todas las clases que en el pasado lograron hacersedominantes trataron de consolidar la situación adquiridasometiendo a toda la sociedad a las condiciones de su modode apropiación. Los proletarios no pueden conquistar lasfuerzas productivas sociales, sino aboliendo su propio modode apropiación en vigor, y, por tanto, todo modo deapropiación existente hasta nuestros días. Los proletarios notienen nada que salvaguardar; tienen que destruir todo lo que

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hasta ahora ha venido garantizado y asegurando lapropiedad privada existente.

Todos los movimientos han sido hasta ahora realizados porminorías o en provecho de minorías. El movimientoproletario es un movimiento propio de la inmensa mayoríaen provecho de la inmensa mayoría. El proletariado, capainferior de la sociedad actual, no puede levantarse, no puedeenderezarse, sin hacer saltar toda la superestructuraformada por las capas de la sociedad ofcial.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848

Establecidas las bases, el segundo capítulo, «Proletarios y comunistas»,defne la posición de los comunistas en tanto que corriente histórica(«partido») dentro del conjunto de la clase y la defnición del camino quevan a proponerle a través de su acción política.

El objetivo inmediato de los comunistas es el mismo que elde todos los demás partidos proletarios: constitución de losproletarios en clase, derrocamiento de la dominaciónburguesa, conquista del poder político por el proletariado. (…)

El rasgo distintivo del comunismo no es la abolición de lapropiedad en general, sino la abolición de la propiedadburguesa.

Pero la propiedad privada burguesa moderna es la última ymás acabada expresión del modo de producción y deapropiación de lo producido basado en los antagonismos declase, en la explotación de los unos por los otros.

En este sentido, los comunistas pueden resumir su teoría enesta fórmula única: abolición de la propiedad privada.(…)

Ser capitalista signifca ocupar no sólo una posiciónpuramente personal en la producción, sino también unaposición social. El capital es un producto colectivo; no puede

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limitación de la jornada de trabajo, mediante huelgas, etc. enuna determinada fábrica o incluso en una rama de laindustria, es un movimiento puramente económico; encambio, el movimiento encaminado a imponer una ley sobrelas ocho horas, constituye un movimiento político , es decir,un movimiento de clase para hacer valer sus intereses bajouna forma dotada de vigencia general, socialmenteobligatoria. Y si esos movimientos presuponen ciertaorganización, son a su vez otros tantos medios para que éstase desarrolle.

Carta de Marx a Bolte, 27 de noviembre de 1871

La Comuna mostró en 1871 hasta qué punto la «conquista del poderpolítico» es la defnición misma de revolución, desmintiendo losargumentos anarquistas originales. Poco después de la expulsión deBakunin y su mano derecha Guillaume, el desastre de la revolucióncantonal española dejará en evidencia el coste en vidas, aprendizaje yresultados políticos del interclasismo y el golpismo que en la prácticasignifcaba el «bakuninismo en acción». Pero ninguna de las dos cosasfueron decisivas para la ruptura orgánica con los bakuninistas nidejaron exhaustos a los militantes de la AIT en todo el mundo.

La batalla agotadora se dio en el campo organizativo. Bakunin pedía asus seguidores que, en principio no se identifcaran como tales y creóuna organización secreta paralela, con iniciaciones y grados, la«Alianza para la Democracia Socialista», cuyo objetivo era tomar elcontrol del Consejo General bajo la excusa de que la ilegalización delderecho de asociación en países como Italia obligaban a tenerorganizaciones «secretas».

Mientras los bakuninistas proponían la descentralización, enaltecían elindividualismo militante y denunciaban el «autoritarismo» del ConsejoGeneral, alimentaban en secreto un verdadero culto al líder y unacentralización extrema mediada y asegurada por el misticismo de los«grados» y la contingentación de los grupos locales bajo la excusa de laclandestinidad. El informe escrito por Marx y Engels por encargo delCongreso de La Haya, que había expulsado por fn a los bakunisnistas,

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que todos los países compiten en el mercado mundial y seinfuyen, por tanto, mutuamente. Solamente el nexointernacional de la clase obrera puede asegurar su victoriadefnitiva. Y ha sido esta necesidad la que ha creado laAsociación internacional de Trabajadores. Esta no es plantade estufa de una secta o de una teoría. Es la creación naturaldel movimiento proletario que, a su vez, brota de lastendencias normales e irresistibles de la moderna sociedad .Profundamente compenetrada por la grandeza de su misión,la AIT no se deja intimidar ni extraviar. Su suerte se hallainseparablemente unida desde ahora al progreso históricode la clase que encierra en su entraña el renacimiento de lahumanidad.

Robert Shaw (Presidente del Consejo General) y J. GeorgeEccarius (Secretario General). Cuarto informe al ConsejoGeneral de la AIT, 1 de septiempre de 1868

El desarrollo orgánico de ese proceso no es un «todo cabe», sino todo locontrario. La batalla en la AIT será, como la de la Liga frente a losutópicos, doble: por un lado buscará deslindar, separar y fnalmentealejar a los nacionalistas de Mazzini, místico y héroe nacional italianode tremenda popularidad en toda Europa. Por otro batallará contra lastendencias descompuestas que, materializadas en la corrientebakuninista, representaban no una fase anterior, sino sobre todo, lainfuencia destructiva de la pequeña burguesía intelectual.

La batalla entre bakuninistas y marxistas que agotó a la AIT no fue enrealidad una batalla programática. Los argumentos pueriles contra la«lucha política» no se sostenían en una época en la que la constitucióndel proletariado en clase pasaba por objetivos como la reducción legalde jornada.

Todo movimiento en que la clase obrera se enfrenta comoclase a las clases dominantes y trata de coaccionarlasmediante presión externa es un movimiento político. Porejemplo, el empeño de arrancar a los capitalistas sueltos una

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ser puesto en movimiento sino por la actividad conjunta demuchos miembros de la sociedad y, en última instancia, sólopor la actividad conjunta de todos los miembros de lasociedad.

El capital no es, pues, una fuerza personal; es una fuerzasocial. En consecuencia, si el capital es transformado enpropiedad colectiva, perteneciente a todos los miembros dela sociedad, no es la propiedad personal la que se transformaen propiedad social. Sólo cambia el carácter social de lapropiedad. Esta pierde su carácter de clase. (…)

El primer paso de la revolución obrera es la elevación delproletariado a clase dominante, la conquista de lademocracia.

El proletariado se valdrá de su dominación política para irarrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, paracentralizar todos los instrumentos de producción en manosdel Estado, es decir, del proletariado organizado como clasedominante, y para aumentar con la mayor rapidez posible lasuma de las fuerzas productivas.

Esto, naturalmente, no podrá cumplirse al principio más quepor una violación despótica del derecho de propiedad y delas relaciones burguesas de producción, es decir, por laadopción de medidas que desde el punto de vista económicoparecerán insufcientes e insostenibles, pero que en el cursodel movimiento se sobrepasarán a sí mismas y seránindispensables como medio para transformar radicalmentetodo el modo de producción.

Estas medidas, naturalmente, serán diferentes en losdiversos países. Sin embargo, en los países más avanzadospodrán ser puestas en práctica casi en todas partes lassiguientes medidas:

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1. Expropiación de la propiedad territorial y empleo de larenta de la tierra para los gastos del Estado.

2. Fuerte impuesto progresivo.

3. Abolición del derecho de herencia.

4. Confscación de la propiedad de todos los emigrados ysediciosos.

5. Centralización del crédito en manos del Estado por mediode un Banco nacional con capital del Estado y monopolioexclusivo.

6. Centralización en manos del Estado de todos los medios detransporte.

7. Multiplicación de las empresas fabriles pertenecientes alEstado y de los instrumentos de producción, roturación delos terrenos incultos y mejoramiento de las tierras, segúnun plan general.

8. Obligación de trabajar para todos; organización de ejércitosindustriales, particularmente en la agricultura.

9. Combinación de la agricultura y la industria; medidasencaminadas a hacer desaparecer gradualmente ladiferencia entre la ciudad y el campo.

10.Educación pública y gratuita de todos los niños; abolicióndel trabajo de éstos en las fábricas tal como se practica hoy,régimen de educación combinado con la producciónmaterial, etc., etc.

Una vez que en el curso del desarrollo hayan desaparecidolas diferencias de clase y se haya concentrado toda laproducción en manos de los individuos asociados, el poderpúblico perderá su carácter político. El poder político,hablando propiamente, es la violencia organizada de unaclase para la opresión de otra. Si en la lucha contra la

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recaer en los viejos errores y combinar inmediatamente losmovimientos todavía aislados:

Por todas estas razones ha sido fundada la AsociaciónInternacional de los Trabajadores.

Estatutos de la AIT, 1864

Los estatutos remarcan ya el objetivo del que se dota la AIT. Si la Liga delos Comunistas y el Manifesto habían servido como perspectiva yapoyo a la constitución del proletariado en clase política nacional,especialmente en Alemania, la AIT debía de servir al siguiente salto: laconstitución de la clase como sujeto político mundial. Y al igual que laLiga había reconocido campos y niveles de desarrollo, la AIT agruparíatodo tipo de sociedades obreras: sindicatos, grupos de revolucionarios,mutuas, movimientos por la reducción de jornada…

La Asociación es establecida para crear un centro decomunicación y de cooperación entre las sociedades obrerasde los diferentes países y que aspiren a un mismo fn, asaber: la defensa, el progreso y la completa emancipación dela clase obrera.

Estatutos de la AIT, 1864

Estamos a años luz de Kautsky y la teoría de la conciencia «inyectadadesde el exterior» por intelectuales desclasados, una teoría que, como yaveremos, vendrá de la mano de las mismas condiciones que haríanbrotar el reformismo en los partidos de la II Internacional. La AIT tieneclaro qué es y para qué existe.

Incluso en las condiciones políticas más favorables, todoéxito serio de la clase obrera depende de la madurez de laorganización y de la disciplina y concentración de susfuerzas.

Incluso su organización nacional fracasa fácilmente por losdefectos de su organización al otro lado de las fronteras, ya

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común con ciertos mínimos que «impulse adelante» la constitución dela clase en fuerza política? La respuesta a todas estas preguntas erapositiva y su resultado práctico fue la fundación de la AIT el 28 deseptiembre de 1864 con unos estatutos que comenzaban:

Considerando:

que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de losobreros mismos; que la lucha por la emancipación de la claseobrera no es una lucha por privilegios y monopolios de clase,sino por el establecimiento de derechos y deberes iguales ypor la abolición de todo privilegio de clase;

que el sometimiento económico del trabajador a losmonopolizadores de los medios de trabajo, es decir de lasfuentes de vida, es la base de la servidumbre en todas susformas, de toda miseria social, degradación intelectual ydependencia política;

que la emancipación económica de la clase obrera es, por lotanto, el gran fn al que todo movimiento político debe sersubordinado como medio;

que todos los esfuerzos dirigidos a este gran fn hanfracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre losobreros de las diferentes ramas del trabajo en cada país y deuna unión fraternal entre las clases obreras de los diversospaíses;

que la emancipación del trabajo no es un problema nacionalo local, sino un problema social que comprende a todos lospaíses en los que existe la sociedad moderna y necesita parasu solución el concurso teórico y práctico de los países másavanzados;

que el movimiento que acaba de renacer entre los obreros delos países más industriales de Europa, a la vez que despiertanuevas esperanzas, da una solemne advertencia para no

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burguesía el proletariado se constituye indefectiblemente enclase; si mediante la revolución se convierte en clasedominante y, en cuanto clase dominante, suprime por lafuerza las viejas relaciones de producción, suprime, almismo tiempo que estas relaciones de producción, lascondiciones para la existencia del antagonismo de clase y delas clases en general, y, por tanto, su propia dominacióncomo clase.

En sustitución de la antigua sociedad burguesa, con susclases y sus antagonismos de clase, surgirá una asociaciónen que el libre desenvolvimiento de cada uno será lacondición del libre desenvolvimiento de todos.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848

Una aclaración antes de seguir adelante: en el Manifesto «democracia»signifca -como signifcó al menos hasta los años 30- un conjunto social,no una forma de organización y gobierno. No es tan extraño: todavía hoyla palabra «aristocracia» puede signifcar una forma de gobierno -y asíaparece en los manuales de bachillerato cuando describen la Historiagriega clásica- o una clase, la formada por los aristócratas en el AntiguoRégimen. Del mismo modo, en el Manifesto, como todavía años despuésen el lenguaje popular de la revolución rusa, democracia no era unaforma de gobierno sino el poder del conjunto de las clases que viven desu propio trabajo. Democracia es el gobierno del pueblo y pueblo eranproletarios por supuesto -dado que viven exclusivamente de su trabajo-pero también los pequeños propietarios, tenderos, artesanos, pequeñoscampesinos, profesionales independientes y hasta los intelectuales ypequeños burócratas. Así que, un programa democrático es unprograma popular y por tanto interclasista. El proletariado necesita unprograma democrático donde no forma por sí mismo la gran mayoría dela sociedad y por tanto tiene que unir y liderar al resto de claseslaboriosas contra el estado burgués y sus instituciones. Esta será laclave también, setenta años después, de la revolución rusa, al punto quehasta hoy el comunismo se asocia simbólicamente no al martilloproletario en solitario, sino a éste en compañía de la hoz, porque fue la

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alianza obrero-campesina la que hizo posible la toma defnitiva delpoder.

En el mismo sentido, el programa del Manifesto está claramenteorientado a «la elevación del proletariado a clase dominante», se tratade liderar «la conquista de la democracia». Pero atención: el programaen sí es contingente. No es que después de sintetizar la historia de latransformación del mundo por la burguesía y afrmar todo el trabajosoproceso de constitución de la clase para culminar fundando en todo ellopor qué el objetivo de los comunistas es la destrucción violenta delorden social, se pase sin ruptura a creer que la revolución puedeconformarse con la eliminación de la herencia, un banco central estataly unos cuantos impuestos progresivos. Esas medidas del programa, eseprograma como un todo, es un corolario táctico y contingente. Suobjetivo es agrupar a las clases laboriosas en torno a un programademocrático a medida del desarrollo del capitalismo -y por tanto de lacorrelación de fuerzas entre las clases existentes en cada país- para,una vez en el poder, enfrentar al capital desde el estado.

Aunque las condiciones hayan cambiado mucho en losúltimos veinticinco años, los principios generales expuestosen este Manifesto siguen siendo hoy, en su conjunto,enteramente acertados. Algunos puntos deberían serretocados. El mismo Manifesto explica que la aplicaciónpráctica de estos principios dependerá siempre y en todaspartes de las circunstancias históricas existentes, y que, portanto, no se concede importancia exclusiva a las medidasrevolucionarias enumeradas al fnal del capítulo II. Estepasaje tendría que ser redactado hoy de distinta manera, enmás de un aspecto.

Marx y Engels. Prefacio a la edición alemana del ManifestoComunista, 1872

Pero si el programa es lo más llamativo hay varias cuestiones más quese hacen inevitables. En primer lugar, la más obvia: ¿el capitalismohabía alcanzado la cúspide de su desarrollo? ¿Había una contradicción

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XIX. ¿Es posible esta revolución en un solo país?

No. La gran industria, al crear el mercado mundial, ha unidoya tan estrechamente todos los pueblos del globo terrestre,sobre todo los pueblos civilizados, que cada uno depende delo que ocurre en la tierra del otro. Además, ha nivelado entodos los países civilizados el desarrollo social a tal puntoque en todos estos países la burguesía y el proletariado sehan erigido en las dos clases decisivas de la sociedad, y lalucha entre ellas se ha convertido en la principal lucha denuestros días. Por consecuencia, la revolución comunista noserá una revolución puramente nacional, sino que seproducirá simultáneamente en todos los países civilizados ,es decir, al menos en Inglaterra, en América, en Francia y enAlemania. Ella se desarrollará en cada uno de estos paísesmás rápidamente o más lentamente, dependiendo del gradoen que esté en cada uno de ellos más desarrollada laindustria, en que se hayan acumulado más riquezas y sedisponga de mayores fuerzas productivas. Por eso será máslenta y difícil en Alemania y más rápida y fácil en Inglaterra.Ejercerá igualmente una infuencia considerable en losdemás países del mundo, modifcará de raíz y aceleraráextraordinariamente su anterior marcha del desarrollo. Esuna revolución universal y tendrá, por eso, un ámbitouniversal.

Federico Engels. Principios del Comunismo, 1847

Ahora juntemos las piezas: los comunistas se distinguen por poner pordelante los intereses fnales y la existencia de unos intereses únicos yuniversales de la clase. ¿No deberían organizarse para esa revoluciónuniversal en un ámbito universal con una estructura igualmenteuniversal? Y por otro lado, si el nivel de desarrollo del capitalismo eratan distinto en distintas las distintas regiones como hemos visto queera en 1848 ¿no deberían caber distintas organizaciones obreras, condistintas formas propias de esas diferencias de desarrollo, en esepartido universal, desde los cartistas británicos a los comunistasalemanes? ¿No debería partirse en cualquier caso de un programa

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Por su forma, aunque no por su contenido , la lucha delproletariado contra la burguesía es primeramente una luchanacional. Es natural que el proletariado de cada país debaacabar en primer lugar con su propia burguesía. (…)

Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo queno poseen. Mas, por cuanto el proletariado debe en primerlugar conquistar el poder político, elevarse a la condición declase nacional, constituirse en nación, todavía es nacional,aunque de ninguna manera en el sentido burgués.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848.

¿Qué signifca «constituirse en nación»? Precisamente lo contrario deaceptar y encuadrarse en la «comunidad nacional». Es obvio que en 1848en cada lugar, la «organización del proletariado en clase y, por tanto, enpartido político» ocurrirá en primer lugar dentro de las fronterasnacionales, en el espacio del estado nacional. Pero no bajo la«comunidad nacional» burguesa, no bajo la ilusión de que existe unacomunidad de intereses con la burguesía, sino al contrario,destruyéndola. El proletariado lidera al resto de clases no explotadorasque entienden que para defender de manera efectiva sus interesesdeben unirse a él en la destrucción del estado nacional.

Cuando esto ocurre y funciona, el proletariado se «constituye ennación», es decir en líder de todas las clases que soportan al estadonacional; y toma el estado nacional en sus manos… para destruirlo y ensu lugar levantar un estado de nuevo tipo, que «se extingue», concebidocomo parte de una «República mundial». Eso es, como ya vimos, lo queocurrió en el París de la Comuna.

Es decir, la constitución en «clase nacional», en sujeto político capaz dedisputar el poder al estado nacional, no se encamina a crear oencerrarse en un estado nacional ni «propio» ni mucho menos encomandita con la burguesía. Cada revolución misma será «solo nacionalen la forma, no en el contenido» y en cualquier caso solo podrámantenerse en ese estadio temporalmente.

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tal entre fuerzas productivas y relaciones de producción como para queel proletariado no tuviera otra forma de defender sus intereses directosque tomar el poder y transformar radicalmente las relacionesproductivas? ¿No era la misma fortaleza relativa de las clasesintermedias, refejada en el programa, expresión de que el capitalismoaun tenía cuerda por delante? Marx y Engels se darán cuenta no muchodespués.

En la primavera de 1850 (…), la evolución de la repúblicaburguesa, nacida de la revolución «social» de 1848, habíaconcentrado la dominación efectiva en manos de la granburguesía -que además abrigaba ideas monárquicas-,agrupando en cambio a todas las demás clases sociales, lomismo a los campesinos que a los pequeños burgueses, entorno al proletariado; de tal modo que, en la victoria común ydespués de ésta, no eran ellas, sino el proletariado,escarmentado por la experiencia, quien había de convertirseen el factor decisivo. ¿No se daban pues todas lasperspectivas para que la revolución de la minoría se trocaseen la revolución de la mayoría?

La historia nos ha dado un mentís, a nosotros y a cuantospensaban de un modo parecido. Ha puesto de manifesto que,por aquel entonces, el estado del desarrollo económico en elcontinente distaba mucho de estar maduro para podereliminar la producción capitalista; lo ha demostrado pormedio de la revolución económica que desde 1848 se haadueñado de todo el continente, dando por vez primera,verdadera carta de naturaleza a la gran industria en Francia,Austria, Hungría, Polonia y últimamente en Rusia, yhaciendo de Alemania un verdadero país industrial deprimer orden. Y todo sobre la base capitalista, lo cual quieredecir que esta base tenía todavía, en 1848, gran capacidad deextensión.

Federico Engels. Introducción a «La lucha de clases enFrancia», 1895

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Pero por otro lado, ¿cómo iba a hacerlo? Por lo que dice el Manifestoparece que se trataba «tan solo» de tomar el poder, hacerse con elaparato del estado burgués y utilizar este para estatalizar poco a pocolos bienes de producción y el capital.

¿Eliminar la propiedad privada, la propiedad forma jurídica de lasrelaciones que genera el capital y estatalizar son la misma cosa? ¿Elestado burgués es una herramienta válida para desmantelar elcapitalismo que el proletariado simplemente tendría que hacer suya?

Cuando estalló la revolución de febrero [de 1848], todosnosotros nos hallábamos, en lo tocante a nuestra manera derepresentarnos las condiciones y el curso de losmovimientos revolucionarios, bajo la fascinación de laexperiencia histórica anterior, particularmente la de Francia.(…)

Hasta aquella fecha todas la revoluciones se habían reducidoal derrocamiento y sustitución de una determinadadominación de clase por otra; pero todas las clasesdominantes anteriores sólo eran pequeñas minorías,comparadas con la masa del pueblo dominada. Una minoríadominante era derribada y otra minoría empuñaba en sulugar el timón del Estado y amoldaba a sus intereses lasinstituciones estatales. Este papel correspondía siempre algrupo minoritario capacitado para la dominación y llamadoa ella por el estado del desarrollo económico y, precisamentepor esto y solo por esto, la mayoría dominada, o bienintervenía a favor de aquella en la revolución o aceptaba larevolución tranquilamente. Pero, prescindiendo delcontenido concreto de cada caso, la forma común a todasestas revoluciones era la de ser revoluciones minoritarias.Aun cuando la mayoría cooperase a ellas, lo hacía -consciente o inconscientemente- al servicio de una minoría;pero esto, o simplemente la actitud pasiva, la no resistenciapor parte de la mayoría, daba al grupo minoritario laapariencia de ser el representante del todo el pueblo.

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burguesa como parte de su propio proceso de constitución como clasepolítica y llevarla hasta el punto en el que el antagonismo con laburguesía ocupe el primer lugar:

Finalmente, en Alemania está todavía por delante la luchadecisiva entre la burguesía y la monarquía absoluta. Pero,como los comunistas no pueden contar con una luchadecisiva con la burguesía antes de que ésta llegue al poder,les conviene a los comunistas ayudarle a que conquiste lomás pronto posible la dominación, a fn de derrocarla, a suvez, lo más pronto posible. Por tanto, en la lucha de laburguesía liberal contra los gobiernos [absolutistas], loscomunistas deben estar siempre del lado de la primera,precaviéndose, no obstante, contra el autoengaño en queincurre la burguesía y sin farse en las aseveracionesseductoras de ésta acerca de las benéfcas consecuenciasque, según ella, traerá al proletariado la victoria de laburguesía. Las únicas ventajas que la victoria de la burguesíabrindará a los comunistas serán: 1) diversas concesiones quealiviarán a los comunistas la defensa, la discusión y lapropagación de sus principios y, por tanto, aliviarán lacohesión del proletariado en una clase organizada,estrechamente unida y dispuesta a la lucha, y 2) la seguridadde que el día en que caigan los gobiernos absolutistas,llegará la hora de la lucha entre los burgueses y losproletarios. A partir de ese día, la política del partido de loscomunistas será aquí la misma que en los países dondedomina ya la burguesía.

Federico Engels. Principios del Comunismo, 1847

Es decir, incluso en el momento en el que el proletariado debe lucharjunto a la burguesía para barrer el estado absolutista, último bastión delpoder feudal, los comunistas introducen la unidad de la perspectiva declase y luchan contra las ilusiones con las que pretende engatusarlos laburguesía, ilusiones que al fnal se resumen en la ilusión de la«comunidad nacional».

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Ahora volvamos al Manifesto. En dos párrafos nos resume aquello quedistingue al marxismo, aquello que agrega, en la práctica de la lucha declases, al movimiento de constitución del proletariado:

Los comunistas sólo se distinguen de los demás partidosproletarios en que, por una parte, en las diferentes luchasnacionales de los proletarios, destacan y hacen valer losintereses comunes a todo el proletariado,independientemente de la nacionalidad ; y, por otra parte, enque, en las diferentes fases de desarrollo por las que pasa lalucha entre el proletariado y la burguesía, representansiempre los intereses del movimiento en su conjunto .

Prácticamente, los comunistas son, pues, el sector másresuelto de los partidos obreros de todos los países, el sectorque siempre impulsa adelante a los demás; teóricamente,tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de su claravisión de las condiciones de la marcha y de los resultadosgenerales del movimiento proletario.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848.

«Impulsa adelante a todos los demás» porque tiene esa visión deconjunto del proceso de constitución como clase, del movimiento haciael comunismo. Y lo hace haciendo valer «los intereses comunes a todoel proletariado, independientemente de la nacionalidad». Perspectivadel comunismo y afrmación del sujeto político proletariado como unsujeto político universal con unos intereses únicos. Eso es lofundamental de lo que aportan los comunistas. Es para eso que existe elpartido como organización formal, como agrupación de revolucionarios.

Detengámonos un momento en esta idea. Que Marx y Engels remarquenen el Manifesto que los comunistas aportan la perspectiva delproletariado como clase mundial con unos únicos intereses, esespecialmente llamativo en el contexto de 1848, porque en ese momentola burguesía todavía se prepara para hacerse con el poder en buenaparte de Europa y el antagonismo principal de clases no es burguesía-proletariado… por lo que el proletariado debe apoyar la revolución de la

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Federico Engels. Introducción a «La lucha de clases enFrancia», 1895

Efectivamente, los «fallos» del Manifesto son la expresión de la falta deexperiencia de la clase. Y en este tema en concreto, de las ideasgolpistas del jacobinismo heredadas, a través del bauvismo, de la granrevolución francesa de 1879.

Todas las revoluciones de los tiempos modernos, a partir dela gran revolución inglesa del siglo XVII, presentaban estosrasgos, que parecían inseparables de toda lucharevolucionaria. Y estos rasgos parecían aplicables también alas luchas del proletariado por su emancipación; tanto máscuanto que precisamente en 1848 eran contados los quecomprendían más o menos en qué sentido había que buscaresa emancipación.

Federico Engels. Introducción a «La lucha de clases enFrancia», 1895

Pero para poder superar la idea de tomar el estado burgués y utilizarlocomo una herramienta propia, el proletariado tenía que enfrentarse enla práctica a la toma del poder, algo que no ocurriría hasta 1871 con laComuna de París.

Dado el desarrollo colosal de la gran industria en los últimosveinticinco años, y con éste, el de la organización del partidode la clase obrera; dadas las experiencias, primero de larevolución de febrero, y después, en mayor grado aún, de laComuna de París, que eleva por primera vez al proletariado,durante dos meses, al Poder político, este programa haenvejecido en alguno de sus puntos. La Comuna [de París en1871] ha demostrado, sobre todo, que «la clase obrera nopuede simplemente tomar posesión de la máquina estatalexistente y ponerla en marcha para sus propios fnes».

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Marx y Engels. Prefacio a la edición alemana del ManifestoComunista, 1872

Es decir, el Manifesto no es sino un momento, especialmente valioso,del proceso de constitución en clase del proletariado. Pero desde luegono su fn. Especialmente en lo que hace a la relación de la clase con elestado en la revolución. Algo que se iba a ver claro veintitres años mástarde, cuando se desarrollara la primera experiencia de poder obrero: laComuna de París.

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2. La segunda, entre partidos comunistas utópicos (comunistasicarianos de Cabet y «justicieros» de Weitling) y científcos, refejadistintos momentos del proceso de constitución de la clase. Poreso pueden convivir dentro del partido entendido como sujetohistórico.

El hecho de crear un sistema utópico no convierte a los icarianos y losweitlinianos en pequeñoburgueses, del mismo modo que el utopismo noconvierte a los owenitas o los fourieristas en parte del movimiento declase. Un sistema utópico es tan solo una propuesta, un deseo de futuro,puede expresar fantasías pequeñoburguesas de «asociación»interclasista o, por el contrario, verdaderas aspiraciones de la clasetrabajadora. Por ejemplo, en un primer momento, el utopismo obrero delos icariano, signifcó la primera afrmación de la clase de un proyectode dar forma al estado y la sociedad entera. Fueron ellos, lastrados entantas cosas por las tradiciones republicanas francesas, los queafrmaron por primera vez el lema «de cada cual según sus fortalezas, acada cual según sus necesidades» y fueron conscientes de la necesidadde un desarrollo de las fuerzas productivas supeditado al trabajo através de un estado obrero.

El marxismo, en contraposición, representa un momento más alto en elproceso de constitución de clase: no es ya un deseo sino una previsiónque demuestra la posibilidad de un futuro que empuja hacia lamaterialidad. Y dado que es el resultado de aplicar la dialéctica y elmaterialismo a la historia, supone un salto adelante en el proceso deconstitución de clase, el momento en el que ese movimiento quellamamos comunismo, se apropia del conocimiento científco y seconvierte en:

El heredero legítimo de lo mejor que la humanidad creó en elsiglo XIX: la flosofía alemana, la economía política inglesa yel socialismo francés.

Lenin. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo,1913

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en Inglaterra y los fourieristas en Francia, que no eran yasino simples sectas en proceso de extinción paulatina. Deotro lado, los más diversos curanderos sociales queaspiraban a suprimir, con sus variadas panaceas y emplastosde toda suerte, las lacras sociales sin dañar en lo másmínimo al capital ni a la ganancia. En ambos casos, gentesque se hallaban fuera del movimiento obrero y que buscabanapoyo más bien en las clases «instruidas».

En cambio, la parte de los obreros que, convencida de lainsufciencia de las revoluciones meramente políticas, exigíauna transformación radical de la sociedad, se llamabaentonces comunista. Era un comunismo apenas elaborado,sólo instintivo, a veces algo tosco; pero fue asaz pujante paracrear dos sistemas de comunismo utópico: en Francia, el«icariano», de Cabet, y en Alemania, el de Weitling. Elsocialismo representaba en 1847 un movimiento burgués; elcomunismo, un movimiento obrero. El socialismo era, almenos en el continente, muy respetable; el comunismo eratodo lo contrario. Y como nosotros ya en aquel tiempososteníamos muy decididamente el criterio de que «laemancipación de la clase obrera debe ser obra de la claseobrera misma», no pudimos vacilar un instante sobre cuál delas dos denominaciones procedía elegir. Y posteriormente nose nos ha ocurrido jamás renunciar a ella.

Federico Engels. Prefacio a la edición alemana delManifesto del Partido Comunista, 1883

Hay pues dos distinciones:

1. Entre los partidos de ese socialismo que representa «unmovimiento burgués» y «el comunismo, un movimiento obrero»,dentro del que se inscribe el partido comunista. Esta distinciónrefeja una divisoria de clase: lo que salga de los movimientosburgueses va a descarrilar el proceso de constitución política delproletariado. Poco se puede hacer con ellos, salvo orillarlos ydenunciarlos.

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La Comuna

Para entender las circunstancias que llevan a la proclamación de laComuna de París en 1871, dejaremos que Engels nos cuente larevolución de 1848 y sus consecuencias.

Gracias al desarrollo económico y político de Francia a partirde 1789, la situación en París desde hace cincuenta años [losaños 40 del siglo XIX] ha sido tal que no podía estallar allíninguna revolución que no asumiese un carácter proletario,es decir, sin que el proletariado, que había pagado la.victoriacon su sangre, presentase sus propias reivindicacionesdespués del triunfo conseguido. Estas reivindicaciones eranmás o menos faltas de claridad y hasta del todo confusas,conforme al grado de desarrollo de los obreros de París encada ocasión, pero, en último término, se reducían siempre ala eliminación del antagonismo de clase entre capitalistas yobreros. Claro está, nadie sabía cómo se podía conseguiresto. Pero la reivindicación misma, por vaga que fuese lamanera de formularla, encerraba ya una amenaza al ordensocial existente; los obreros que la planteaban aún estabanarmados; por eso, el desarme de los obreros era el primermandamiento de los burgueses que se hallaban al timón delEstado. De aquí que después de cada revolución ganada porlos obreros estalle una nueva lucha, que termina con laderrota de éstos.

Así sucedió por primera vez en 1848. Los burgueses liberalesde la oposición parlamentaria organizaban banquetes en losque abogaban por una reforma electoral que debía garantizarla dominación de su partido. Viéndose cada vez másobligados a apelar al pueblo en la lucha que sostenían contrael gobierno, no tenían más remedio que ceder la primacía alas capas radicales y republicanas de la burguesía y de lapequeña burguesía. Pero detrás de estos sectores estaban losobreros revolucionarios, que desde 1830 habían adquirido

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mucha más independencia política de lo que los burgueses eincluso los republicanos se imaginaban. Al producirse lacrisis entre el gobierno y la oposición, los obreroscomenzaron la lucha en las calles. Luis Felipe desapareció ycon él la reforma electoral, viniendo a ocupar su puesto laRepública, y una república que los mismos obrerosvictoriosos califcaron de República «social». Sin embargo,nadie sabía con claridad, ni los mismos obreros, qué habíaque entender por la susodicha República social. Pero losobreros tenían ahora armas y eran una fuerza dentro delEstado. Por eso, tan pronto como los republicanos burgueses,que empuñaban el timón del gobierno, sintieron que pisabanterreno más o menos frme, se propusieron como primerobjetivo desarmar a los obreros. Esto tuvo lugar cuando seles empujó a la Insurrección de Junio de 1848 violandomanifestamente la palabra dada, lanzándoles una burlaabierta e intentando desterrar a los parados a una provincialejana. El gobierno había cuidado de asegurarse unaaplastante superioridad de fuerzas Después de cinco días delucha heroica, los obreros fracasaron. A esto siguió un bañode sangre entre prisioneros indefensos como jamás se habíavisto desde los días de las guerras civiles con las que seinició la caída de la República Romana. Era la primera vezque la burguesía mostraba a cuán desmedida crueldad devenganza es capaz de recurrir tan pronto como elproletariado se atreve a enfrentársele, como clase aparte consus propios intereses y reivindicaciones.

Federico Engels. Introducción a «La Guerra Civil en Francia»,1891

La división de la burguesía permite a un aventurero, Luis NapoleónBonaparte, colocarse en una posición de juez y equilibrio entre lasfacciones burguesas, que le aceptan porque entienden que la «unidad»de su clase en el estado es fundamental para conjurar el peligro social.El proletariado, derrotado en junio, no tiene fuerzas para afrmar suautonomía y ve como un alivio la llegada al poder de Luis Bonaparte,que se hará primero con la Presidencia para luego acabar con el

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Así, el primer momento del movimiento obrero moderno tiene que hacerdos cosas como deslinde, como salto a un nivel superior para poder serde utilidad al proceso de constitución de clase:

1. Afrmar la naturaleza de clase universal del proletariado, elobjetivo que se deriva de ella y el medio para alcanzarlo: la tomadel poder.

2. Eliminar, a pesar de las duras condiciones impuestas por laclandestinidad, la estructura y las taras de las sociedades secretas,sustituyéndolos por un sistema basado en la participacióndemocrática de todos.

Solo entonces es posible dar un salto adelante: discutir el papel centralde la estructura económica en la formación de las clases, susantagonismos y sus expresiones políticas, es decir, ganar unaconcepción materialista de la Historia que poder usar para educar ypreparar al resto de la clase en las tareas de su constitución como sujetopolítico.

El segundo Congreso se celebró a fnes de noviembre ycomienzos de diciembre del mismo año. A este Congresoasistió también Marx, que defendió en un largo debate —elCongreso duró, por lo menos, diez días— la nueva teoría. Porfn, todas las objeciones y dudas quedaron despejadas, losnuevos principios fueron aprobados por unanimidad y Marxy yo recibimos el encargo de redactar el manifesto.

Federico Engels. Contribución a la historia de la Liga de losComunistas, 1885

Ni siquiera el cambio de nombre fue casual o producto de unaocurrencia, sino de la discusión abierta y la necesidad de deslindarcampos con los distintos movimientos que en el momento pretendíanrepresentar el cambio social.

En 1847, se comprendía con el nombre de socialista a doscategorías de personas. De un lado, los partidarios dediferentes sistemas utópicos, particularmente los owenistas

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Engels, les llevan a plantearse una evolución ideológica, pero sobre todoun cambio organizativo. Invitan a Marx y a Engels a unirse y ayudarlesen la reestructuración. Marx se une a la «comuna» de Bruselas y Engelsparticipa en las tres existentes en ese momento en París. Ambosparticiparán, ese verano, en el Congreso de Londres.

En el verano de 1847, se celebró en Londres el primerCongreso de la Liga, al que W. Wolff acudió representando alas comunas de Bruselas y yo a las de París. En esteCongreso se llevó a cabo, ante todo, la reorganización de laLiga. Se suprimió lo que quedaba todavía de los viejosnombres místicos de la época conspirativa; la Liga seorganizó en forma de comunas, círculos, círculos directivos,Comité Central y Congreso, denominándose a partir deentonces Liga de los Comunistas.

«La fnalidad de la Liga es el derrocamiento de la burguesía,la dominación del proletariado, la supresión de la viejasociedad burguesa, basada en los antagonismos de clase, y lacreación de una nueva sociedad, sin clases y sin propiedadprivada»

Tal era el texto del artículo primero. En cuanto a laorganización, ésta era absolutamente democrática, concomités elegidos y revocables en todo momento, con lo cualse cerraba la puerta a todas las veleidades conspirativas queexigen siempre un régimen de dictadura, y la Liga seconvertía —por lo menos para los tiempos normales de paz—en una sociedad exclusivamente de propaganda. Estosnuevos estatutos —véase cuán democráticamente seprocedía ahora— se presentaron a las comunas para sudiscusión, volviendo a examinarse en el segundo Congreso,que los aprobó defnitivamente el 8 de diciembre de 1847.

Federico Engels. Contribución a la historia de la Liga de losComunistas, 1885

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Parlamento y ser coronado como Napoleón III, un agente aparentementeindependiente que promete protegerlo con vagas promesas de reformasocial.

Declaraba apoyarse en los campesinos, amplia masa deproductores no envuelta directamente en la lucha entre elcapital y el trabajo. Decía que salvaba a la clase obreradestruyendo el parlamentarismo y, con él, la descaradasumisión del Gobierno a las clases poseedoras. Decía quesalvaba a las clases poseedoras manteniendo en pie susupremacía económica sobre la clase obrera, y, fnalmente,pretendía unir a todas las clases, al resucitar para todos laquimera de la gloria nacional. En realidad, era la única formade gobierno posible, en un momento en que la burguesíahabía perdido ya la facultad de gobernar la nación y la claseobrera no la había adquirido aún.

Carlos Marx. La Guerra Civil en Francia, 1871.

De este modo, el resultado fnal de la revolución del 48 es unproletariado masacrado y una burguesía dividida y asustada ante un«peligro obrero» que puede despertar en cualquier momento. De esascondiciones, de ese equilibrio paralizante entre clases surgirá en 1851un nuevo régimen político, el «bonapartismo», que se presenta comoúnico y necesario equilibrador de las clases en sus diferentes niveles deconficto.

Si el proletariado no era todavía capaz de gobernar a Francia,la burguesía tampoco podía seguir gobernándola. Por lomenos en aquel momento, cuando la mayor parte de ella eraaún de espíritu monárquico y se hallaba dividida en trespartidos dinásticos, más un cuarto partido, el republicano.Sus disensiones internas permitieron al aventurero LuisBonaparte apoderarse de todos los puestos de mando -ejército, policía, aparato administrativo- y hacer saltar, el 2de diciembre de 1851, el último baluarte de la burguesía: laAsamblea Nacional. El Segundo Imperio inauguró laexplotación de Francia por una cuadrilla de aventureros

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políticos y fnancieros, pero al mismo tiempo también inicióun desarrollo industrial como jamás hubiera podidoconcebirse bajo el mezquino y asustadizo sistema de LuisFelipe, en las condiciones de la dominación exclusiva desólo un pequeño sector de la gran burguesía. Luis Bonapartequitó a los capitalistas el Poder político con el pretexto dedefenderlos a ellos, los burgueses, de los obreros, y, por otraparte, a éstos de aquéllos; pero, como contrapartida, surégimen estimuló la especulación y la actividad industrial;en una palabra, el auge y el enriquecimiento de toda laburguesía en proporciones hasta entonces desconocidas. Sedesarrollaron todavía en mayores proporciones, claro está, lacorrupción y el robo en masa, que pulularon en torno a laCorte imperial y obtuvieron buenos dividendos de esteenriquecimiento.

Federico Engels. Introducción a «La Guerra Civil en Francia»,1891

Como cualquier régimen burgués que pretende recuperar el liderazgopolítico de los trabajadores, el Segundo Imperio de Napoleón Bonapartehará del nacionalismo y de las apelaciones al orgullo y la «glorianacional» su bandera.

Nacionalismo y expansionismo irán de la mano con el desarrollocapitalista acelerado durante el Segundo Imperio: es la época de lacolonización de Argelia, de la ocupación de Vietnam y de la famosaexpedición a México, pero también de la reivindicación permanente dela orilla izquierda del Rin, perdida tras la caída de Napoleón, entonces elmercado capitalista más rico de Europa continental.

El Segundo Imperio era la apelación al chovinismo francés(…) Proclamado el Segundo Imperio, la reivindicación de laorilla izquierda del Rin, fuese de una vez o por partes, erasimplemente una cuestión de tiempo. Y el tiempo llegó conla Guerra Austro-prusiana de 1866. (…) Napoleón no tenía otra

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El objetivo inmediato de los comunistas es el mismo que elde todos los demás partidos proletarios: constitución de losproletarios en clase, derrocamiento de la dominaciónburguesa, conquista del poder político por el proletariado.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848.

La cita nos obliga a llevar más allá las distinciones. Por un lado tenemosla clase constituida en partido, es decir, convertida en un sujeto político.Por otro, a los comunistas -el socialismo científco- y a los demás«partidos obreros». ¿Quienes son estos? ¿Son partidos que se dicenproletarios, que están compuestos por trabajadores, que se dirigenfundamentalmente a ellos? Una vez más, no. Lo que hace a unaorganización formal ser parte del proceso de constitución en clase es surelación con el movimiento y su utilidad para el propio proceso.A mediados de los años 40 del siglo XIX la «Liga de los Justicieros» erauna de las mayores organizaciones obreras de Europa. Fundadaoriginalmente por Weitling, contaba con unos cientos de miembros, casitodos germanófonos, repartidos por una docena de capitales europeas yciudades alemanas. Tenía su base en París, que en ese momento seconsideraba la capital revolucionaria del mundo. Algunos de susmiembros más destacados habían llegado allí en los años 30 huyendode la represión en Alemania y se habían integrado en el ambientecomunista de la época. Este estaba formado por los comunistasicarianos por un lado y por los babeuvistas y blanquistas por otro. Losprimeros eran radicalmente pacifstas, creían que la república burguesaevolucionaria hacia el socialismo por pura presión de la opinión públicauna vez se alcanzara el sufragio universal. Los segundos, descendientesdirectos de la «Conjura de los Iguales» de Babeuf, creían que había quetomar el estado por métodos violentos. La primera era una sociedad depropaganda, organizada en torno a periódicos y actividades sociales yeducativas; la segunda formaba sociedades de conspiradores con todoslos elementos místicos, parafernalia y nombres fantasiosos propiospropios del carbonarismo y otros movimientos afnes de la épocacaracterísticos de la burguesía radical.

En 1843 habían invitado a unirse a Engels, pero este los rechazó. En1847, la evolución del grupo, en parte por sus discusiones con Marx y

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sino la unión cada vez más extensa de los obreros. Estaunión es propiciada por el crecimiento de los medios decomunicación creados por la gran industria y que ponen encontacto a los obreros de diferentes localidades. Y basta esecontacto para que las numerosas luchas locales, que entodas partes revisten el mismo carácter, se centralicen enuna lucha nacional, en una lucha de clases. Mas toda luchade clases es una lucha política. Y la unión que los habitantesde las ciudades de la Edad Media, con sus caminos vecinales,tardaron siglos en establecer, los proletarios modernos, conlos ferrocarriles, la llevan a cabo en unos pocos años.

Esta organización del proletariado en clase y, por tanto, enpartido político, vuelve sin cesar a ser socavada por lacompetencia entre los propios obreros. Pero resurge, ysiempre más fuerte, más frme, más potente.

Marx y Engels. Manifesto del Partido Comunista, 1848.

Pero ¿Qué quiere decir ese «por tanto»? ¿Que espontáneamente va aaparecer una organización formal con sus cuadros, sus estructuras, susmecanismos del mismo modo que aparecen las cajas de resistencia ylos comités de huelga? No, desde luego que no. A lo que se refere elmanifesto es a la aparición del proletariado como sujeto político, ese«fantasma» que en el 48 es ya «reconocido como una fuerza por todaslas potencias de Europa». Por eso, la constitución de la clase en partido,en sujeto político autónomo con el que todos tienen que contar, esdistinto de la aparición de una organización, un partido comunista en elsentido político al que estamos acostumbrados. Por eso:

Los comunistas no forman un partido aparte, opuesto a losotros partidos obreros.

No tienen intereses que los separen del conjunto delproletariado. No proclaman principios especiales a los quequisieran amoldar el movimiento proletario.(…)

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salida que la guerra, que estalló en 1870 y le empujó primeroa Sedán y después a Wilhelmshöhe.

Federico Engels. Introducción a «La Guerra Civil en Francia»,1891

Sedán sigue siendo hoy sinónimo de derrota militar desastrosa yWilhelmshöhe símbolo de capitulación.

La consecuencia inevitable fue la Revolución de París del 4de Septiembre de 1870. El Imperio se derrumbó como uncastillo de naipes y nuevamente fue proclamada laRepública. Pero el enemigo estaba a las puertas. Los ejércitosdel Imperio estaban sitiados en Metz sin esperanza desalvación o prisioneros en Alemania. En esta situaciónangustiosa, el pueblo permitió a los diputados parisinos delantiguo Cuerpo Legislativo constituirse en un «Gobierno deDefensa Nacional». Lo que con mayor gusto lo llevó a accedera esto fue que, para los fnes de la defensa, todos losparisinos capaces de empuñar las armas se habían alistadoen la Guardia Nacional y estaban armados, de modo que losobreros representaban dentro de ella una gran mayoría. Peroel antagonismo entre el gobierno, formado casiexclusivamente por burgueses, y el proletariado en armas, notardó en estallar. El 31 de octubre, batallones obrerostomaron por asalto el Hôtel de Ville y capturaron a algunosmiembros del Gobierno. Gracias a una traición, a la violacióndescarada por el Gobierno de su palabra y a la intervenciónde algunos batallones pequeñoburgueses, aquéllos fueronpuestos nuevamente en libertad y, para no provocar elestallido de la guerra civil dentro de una ciudad sitiada porun ejército extranjero, se permitió que el Gobierno hastaentonces en funciones siguiera actuando.

Por fn, el 28 de enero de 1871, la ciudad de París, vencida porel hambre, capituló. Pero con honores sin precedentes en lahistoria de las guerras. Los fuertes fueron rendidos, lasmurallas desarmadas, las armas de las tropas de línea y de la

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Guardia Móvil entregadas, y sus hombres, consideradosprisioneros de guerra. Pero la Guardia Nacional conservó susarmas y sus cañones y se limitó a sellar un armisticio conlos vencedores. Y éstos no se atrevieron a entrartriunfalmente en París. Sólo osaron ocupar un pequeñorincón de la ciudad, el cual, además, se componíaparcialmente de parques públicos, y eso ¡sólo por unoscuantos días! Y durante este tiempo, ellos, que habían tenidocercado a París por espacio de 131 días, estuvieron cercadospor los obreros armados de la capital, que velaban la guardiacelosamente para que ningún «prusiano» traspasase losestrechos límites del rincón cedido al conquistadorextranjero. Tal era el respeto que los obreros de Parísinfundían a un ejército ante el cual habían rendido susarmas todas las tropas del Imperio. Y los junkers prusianos,que habían venido a tomar venganza en el hogar de larevolución, ¡no tuvieron más remedio que pararserespetuosamente y saludar a esta misma revolución armada!

Durante la guerra, los obreros de París habíanse limitado aexigir la enérgica continuación de la lucha. Pero ahora,sellada la paz después de la capitulación de París, Thiers,nuevo jefe del Gobierno, se vio obligado a entender que ladominación de las clases poseedoras -grandesterratenientes y capitalistas- estaba en constante peligromientras los obreros de París tuviesen las armas en susmanos. Lo primero que hizo fue intentar desarmarlos. El 18de marzo envió tropas de línea con orden de robar a laGuardia Nacional la artillería de su pertenencia, pues habíasido construida durante el asedio de París y pagada porsuscripción pública. El intento falló; París se movilizó comoun solo hombre para la resistencia y se declaró la guerraentre París y el Gobierno francés, instalado en Versalles.

Federico Engels. Introducción a «La Guerra Civil en Francia»,1891

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La Liga y la AIT

Como hemos visto, el concepto marxista de clase no es el de lasociología. No es una identidad ni un estrato de ingresos, ni siquiera esun conjunto de personas que comparten un lugar común en laestructura de producción. El concepto de clase marxista es histórico ydialéctico: la clase se constituye como tal cuando actúa de acuerdo consu naturaleza histórica de clase universal. Por eso el comunismo no essolo el resultado esperado de ese proceso, sino el proceso mismo, elmovimiento que enfrenta a la explotación y apunta a su desapariciónmaterial, real y por tanto histórica, porque que ha de tener lugar en unmomento dado, no en el limbo de la especulación o los buenos deseos.

Toda la historia (desde la disolución del régimen primitivode propiedad común de la tierra) ha sido una historia de lalucha de clases, de lucha entre clases explotadoras yexplotadas, dominantes y dominadas, en las diferentes fasesdel desarrollo social; ahora esta lucha ha llegado a una faseen que la clase explotada y oprimida (el proletariado) nopuede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime(la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y parasiempre, a la sociedad entera de la explotación, la opresión ylas luchas de clases.

Federico Engels. Prefacio a la edición alemana delManifesto del Partido Comunista, 1883

Y es en ese proceso, que como hemos visto tiene avances y retrocesos,donde tenemos que colocar el signifcado y las tareas del partido para elmarxismo. El partido es parte y refejo de ese proceso de constitución.Signifca cosas distintas en cada momento histórico porque refejadistintos momentos de ese proceso de constitución en clase política. Lovemos ya en el Manifesto.

A veces los obreros triunfan; pero es un triunfo efímero. Elverdadero resultado de sus luchas no es el éxito inmediato,

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únicamente cuada haya creado la necesaria cantidad demedios de producción.

Federico Engels. Principios del comunismo, 1847

Conforme cada sector vaya alcanzando una productividad losufcientemente elevada como para poder eliminar el valor de cambioen sus relaciones con el resto del tejido productivo, el mismo estado, entanto que gestor social de la escasez, simplemente se volveríainnecesario. No habría que decidir quién puede y quién no acceder a unbien (que es lo que hacemos al ponerle un precio) y por tanto, la baseúltima del conficto, la escasez, perdería relevancia. Con ella, el estadose extinguiría.

Estamos ante la fase fnal del proceso de constitución de clase, el pasode lo que Lenin llamará socialismo al comunismo propiamente dicho yque se resume en el viejo lema de los comunistas icarianos.

En la fase superior de la sociedad comunista, cuando hayadesaparecido la subordinación esclavizadora de losindividuos a la división del trabajo, y con ella, la oposiciónentre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando eltrabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primeranecesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuosen todos sus aspectos, crezcan también las fuerzasproductivas y corran a chorro lleno los manantiales de lariqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmenteel estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedadpodrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según suscapacidades; a cada cual según sus necesidades!

Carlos Marx. Crítica del programa de Gotha, 1875

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El Comité Central lanza un manifesto el 18 de marzo donde expresaclaramente la naturaleza de lo que está sucediendo.

Los proletarios de París, en medio de los fracasos y lastraiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta deque ha llegado la hora de salvar la situación tomando en susmanos la dirección de los asuntos públicos (…) Hancomprendido que es su deber imperioso y su derechoindiscutible hacerse dueños de dus propios destinos,tomando el poder.

Manifesto del Comité Central de la Guardia Nacional, 18 demarzo de 1871

A partir de ahí los acontecimientos se suceden a gran velocidad.

El 26 de marzo fue elegida la Comuna de París, y proclamadados días más tarde, el 28 del mismo mes. El Comité Centralde la Guardia Nacional, que hasta entonces había ejercido elgobierno, dimitió en favor de la Comuna, después de haberdecretado la abolición de la escandalosa «policía demoralidad» de París.

El 30, la Comuna abolió la conscripción y el ejércitopermanente y declaró única fuerza armada a la GuardiaNacional, en la que debían enrolarse todos los ciudadanoscapaces de empuñar las armas. Condonó los pagos dealquiler de viviendas desde octubre de 1870 hasta abril de1871, abonando a futuros pagos de alquileres las cantidadesya pagadas, y suspendió la venta de objetos empeñados en elMonte de Piedad de la ciudad.

El mismo día 30 fueron confrmados en sus cargos losextranjeros elegidos para la Comuna, pues «la bandera de laComuna es la bandera de la República mundial».

El 1 de abril se acordó que el sueldo máximo que podríapercibir un funcionario de la Comuna, y por tanto los mismos

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miembros de ésta, no excedería de 6.000 francos (4.800marcos) [el salario medio de un obrero]. Al día siguiente, laComuna decretó la separación de la Iglesia y el Estado y lasupresión de todas las asignaciones estatales para fnesreligiosos, así como la transformación de todos los bienes dela Iglesia en propiedad nacional; como consecuencia de esto,el 8 de abril se ordenó que se eliminasen de las escuelastodos los símbolos religiosos, imágenes, dogmas, oraciones,en una palabra, «todo lo que pertenece a la órbita de laconciencia individual», orden que fue aplicándosegradualmente.

El día 5, en vista de que las tropas de Versalles fusilabandiariamente a los combatientes de la Comuna quecapturaban, se dictó un decreto ordenando la detención derehenes, pero éste nunca se puso en práctica. El día 6, el 137Batallón de la Guardia Nacional sacó a la calle la guillotina yla quemó públicamente en medio de la aclamación popular.

El 12, la Comuna acordó que la Columna Triunfal de la plazaVendôme, fundida con los cañones tomados por Napoleóndespués de la guerra de 1809, se demoliese por ser unsímbolo de chovinismo e incitación al odio entre naciones.Esto fue cumplido el 16 de mayo.

El 16 de abril, la Comuna ordenó un registro estadístico de lasfábricas cerradas por los patronos y la elaboración de planespara ponerlas en funcionamiento con los obreros que antestrabajaban en ellas, organizándolos en sociedadescooperativas, y que se planease también la agrupación detodas estas cooperativas en una gran unión.

El 20, la Comuna declaró abolido el trabajo nocturno de lospanaderos y suprimió también las bolsas de empleo, quedurante el Segundo Imperio eran un monopolio de ciertossujetos designados por la policía, explotadores de primerafla de los obreros. Esas bolsas fueron transferidas a lasalcaldías de los veinte arrondissements [distritos] de París.

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dominación de clase, junto con la lucha por la existenciaindividual, engendrada por la actual anarquía de laproducción, los choques y los excesos resultantes de esto, nohabrá ya nada que reprimir ni hará falta, por tanto, esa fuerzaespecial de represión que es el Estado. El primer acto en queel Estado se manifesta efectivamente como representantede toda la sociedad: la toma de posesión de los medios deproducción en nombre de la sociedad, es a la par su últimoacto independiente como Estado. La intervención de laautoridad del Estado en las relaciones sociales se harásuperfua en un campo tras otro de la vida social y cesará porsí misma. El gobierno sobre las personas es sustituido por laadministración de las cosas y por la dirección de losprocesos de producción. El Estado no es «abolido»; seextingue.

Federico Engels. Del Socialismo Utópico al SocialismoCientífco, 1878.

¿Por qué «se extingue»? ¿Por qué no desaparece en tanto que estado enel momento en que asume la propiedad de los bienes de producción?

Estatalizar la producción elimina el poder directo de la burguesía, perono elimina la relación capital-trabajo, de la cual la división en clases essolo una consecuencia. Para deshacerse del estado hay que eliminarcompletamente la dependencia del trabajo respecto al capital,independizarlo real e irreversiblemente… es decir, llegar a un estadiomuy cercano a la abundancia, hacer posible una desmercantilizaciónefectiva. Un proceso que, ya sabíamos, será paulatino una vez alcanzadoel poder.

XVII. ¿Será posible suprimir de golpe la propiedad privada?

No, no será posible, del mismo modo que no se puedeaumentar de golpe las fuerzas productivas existentes en lamedida necesaria para crear una economía colectiva. Poreso, la revolución podrá transformar paulatinamente lasociedad actual, y acabará con la propiedad privada

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Pero en los meses y años siguientes, Marx y Engels llevarán aun máslejos el análisis de esa «forma política al fn descubierta que permitíarealizar la emancipación económica del trabajo». La Comuna fue unestado de clase, como todos hasta ahora. Pero en la medida en queexpresaba un nivel de constitución de clase del proletariado casi total yque este es una clase universal, ese estado estaba muy cerca de ser ese«representante de toda la sociedad» que todos los estados pretendenfalsamente ser. A fn de cuentas era una estructura meramentefuncional y electiva, sin burocracia ni cargos profesionales, que sesostuvo sobre el trabajo asociado y que lo centralizó preparándose paratomar formalmente la propiedad de los bienes de producción… Y eso, enrealidad, ya no es un estado propiamente dicho. Porque…

En realidad, el Estado no es más que una máquina para laopresión de una clase por otra, lo mismo en la Repúblicademocrática que bajo la monarquía; y en el mejor de loscasos, un mal que el proletariado hereda luego que triunfa ensu lucha por la dominación de clase. El proletariadovictorioso, tal como hizo la Comuna, no podrá por menos deamputar inmediatamente los peores lados de este mal, hastaque una generación futura, educada en condiciones socialesnuevas y libres, pueda deshacerse de todo ese trasto viejo delEstado.

Federico Engels. Introducción a «La Guerra Civil en Francia»,1891

¿Y cómo se desharía? Culminando su constitución en clase. Esto es,eliminando completamente las clases y por tanto desapareciendo elmismísimo proletariado como clase. Así, conforme el capitaldesapareciera como relación dominante en la producción y la sociedad,desaparecería el conficto social, articulado alrededor de la relacióncapital-trabajo, conficto que es el que da la razón de ser al estado.

Cuando el Estado se convierta fnalmente en representanteefectivo de toda la sociedad será por sí mismo superfuo.Cuando ya no exista ninguna clase social a la que haya quemantener sometida; cuando desaparezcan, junto con la

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El 30 de abril, la Comuna ordenó el cierre de las casas deempeño, que eran una forma de explotación privada a losobreros, y estaban en contradicción con el derecho de éstos adisponer de sus instrumentos de trabajo.

Federico Engels. Introducción a «La Guerra Civil en Francia»,1891

Quedémonos con una primera idea importante: el 18 de marzo de 1871,por primera vez en la Historia, el proletariado toma poder. Lo ha«tomado» y se ha puesto a gobernar constituyendo un poder altamentecentralizado, no ha destruido el estado burgués y declarado la anarquía,dejando todo lo demás a la espontaneidad de las masas y la librevoluntad de los individuos, como propugnaban por aquel entonces losbakuninistas. Pero ocurre algo esencial. Algo que contradecía lasexpectativas que había recogido el Manifesto y que Marx va a distinguircon claridad desde la primera frase de su análisis:

Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomarposesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirsede ella para sus propios fnes .

El Poder estatal centralizado, con sus órganosomnipresentes: el ejército permanente, la policía, laburocracia, el clero y la magistratura -órganos creados conarreglo a un plan de división sistemática y jerárquica deltrabajo-, procede de los tiempos de la monarquía absoluta ysirvió a la naciente sociedad burguesa como un armapoderosa en sus luchas contra el feudalismo.(…)

Al paso que los progresos de la moderna industriadesarrollaban, ensanchaban y profundizaban el antagonismode clase entre el capital y el trabajo, el Poder estatal fueadquiriendo cada vez más el carácter de poder nacional delcapital sobre el trabajo, de fuerza pública organizada para laesclavización social, de máquina del despotismo de clase.Después de cada revolución, que marca un paso adelante enla lucha de clases, se acusa con rasgos cada vez más

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destacados el carácter puramente represivo del Poder delEstado.

La Revolución de 1830, al dar como resultado el paso delGobierno de manos de los terratenientes a manos de loscapitalistas, lo que hizo fue transferirlo de los enemigos másremotos a los enemigos más directos de la clase obrera. Losrepublicanos burgueses, que se adueñaron del Poder delEstado en nombre de la Revolución de Febrero [de 1848], lousaron para provocar las matanzas de Junio, para probar a laclase obrera que la República «social» era la República queaseguraba su sumisión social y para convencer a la masamonárquica de los burgueses y terratenientes de que podíandejar sin peligro los cuidados y los gajes del gobierno a los«republicanos» burgueses.

Sin embargo, después de su única hazaña heroica de Junio,no les quedó a los republicanos burgueses otra cosa quepasar de la cabeza a la cola del Partido del Orden, coaliciónformada por todas las fracciones y fracciones rivales de laclase apropiadora, en su antagonismo, ahora abiertamentedeclarado, contra las clases productoras. La forma másadecuada para este gobierno de capital asociado era laRepública Parlamentaria, con Luis Bonaparte comopresidente. Fue éste un régimen de franco terrorismo declase y de insulto deliberado contra la vile multitude. Si laRepública Parlamentaria, como decía el señor Thiers, era «laque menos los dividía» (a las diversas fracciones de la clasedominante), en cambio abría un abismo entre esta clase y elconjunto de la sociedad situado fuera de sus escasas flas. Suunión venía a eliminar las restricciones que sus discordiasimponían al Poder del Estado bajo regímenes anteriores, y,ante el amenazante alzamiento del proletariado, se sirvierondel Poder estatal, sin piedad y con ostentación, como de unamáquina nacional de guerra del capital contra el trabajo.Pero esta cruzada ininterrumpida contra las masasproductoras les obligaba, no sólo a revestir al Poder Ejecutivode facultades de represión cada vez mayores, sino, al mismo

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suponía, sobre todo, la más rígida y dictatorial centralizaciónde todos los poderes en manos del nuevo gobiernorevolucionario. ¿Y qué hizo la Comuna? (…) La Comuna tuvoque reconocer desde el primer momento que la clase obrera,al llegar al Poder, no puede seguir gobernando con la viejamáquina del Estado; que, para no perder de nuevo sudominación recién conquistada, la clase obrera tiene, de unaparte, que barrer toda la vieja máquina represiva utilizadahasta entonces contra ella, y, de otra parte, precaverse contrasus propios diputados y funcionarios, declarándolos a todos,sin excepción, revocables en cualquier momento.

Federico Engels. Introducción a «La Guerra Civil en Francia»,1891

Esta refexión sobre los blanquistas y proudhonianos seráimportantísima más adelante para explicar la relación entre Marx yEngels y los partidos socialdemócratas, en especial los alemanes.Anotémosla y dejémosla de momento de lado. Volveremos más adelantecuando estudiemos la evolución de la concepción del partido obrero enmarxismo.

Mientras, volvamos a lo esencial: las lecciones de la Comuna enrelación al estado. En primer lugar la Comuna cierra defnitivamente lasilusiones de que el proletariado va a poder utilizar el aparato del estadoo parte de él al hacerse con el poder. En segundo lugar queda claro queel nuevo estado que levanta el proletariado es el primero orientado ydestinado a representar los intereses de toda la sociedad, como no podíaser menos en una clase universal y que por lo mismo, desde el primerdía comienza a socavar la relación capital-trabajo, es decir, a abrir pasoal comunismo, a la abundancia. Sobre la forma concreta quedan tan solounos esbozos: la combinación de centralización política democrática,directa, con la conversión de las unidades productivas en verdaderascooperativas de trabajo unidas en una estructura central bajo lacomuna. Un tema sobre el que volveremos, bastante más adelante,cuando estudiemos la organización económica impulsada por lossoviets rusos a partir de 1917.

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Proudhon, el socialista de los pequeños campesinos ymaestros artesanos, odiaba positivamente la asociación.Decía de ella que tenía más de malo que de bueno; que erapor naturaleza estéril y aun perniciosa, como un grilletepuesto a la libertad del obrero; que era un puro dogma,improductivo y gravoso, contrario por igual a la libertad delobrero y al ahorro de trabajo; que sus inconvenientes crecíanmás de prisa que sus ventajas; que, frente a ella, laconcurrencia, la división del trabajo y la propiedad privadaeran fuerzas económicas. Sólo en los casos excepcionales -como los llama Proudhon- de la gran industria y las grandesempresas como los ferrocarriles, tenía razón de ser laasociación de los obreros (véase «Idée générale de larévolution», 3er. estudio).

Pero hacia 1871, incluso en París, centro de la artesaníaartística, la gran industria había dejado ya hasta tal punto deser un caso excepcional, que el decreto más importante decuantos dictó la Comuna dispuso una organización para lagran industria, e incluso para la manufactura, que no sebasaba sólo en la asociación de los obreros dentro de cadafábrica, sino que debía también unifcar a todas estasasociaciones en una gran unión; en resumen, en unaorganización que, como Marx dice muy bien en La GuerraCivil, forzosamente habría conducido fnalmente alcomunismo, o sea, al contrario directo de la doctrinaproudhoniana.

No fue mejor la suerte que corrieron los blanquistas.Educados en la escuela de la conspiración y mantenidos encohesión por la rígida disciplina que esta escuela supone, losblanquistas partían de la idea de que un grupo relativamentepequeño de hombres decididos y bien organizados estaría encondiciones, no sólo de adueñarse en un momento favorabledel timón del Estado, sino que, desplegando una acciónenérgica e incansable, podría mantenerse hasta logrararrastrar a la revolución a las masas del pueblo ycongregarlas en torno al pequeño grupo dirigente. Esto

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tiempo, a despojar a su propio baluarte parlamentario -laAsamblea Nacional-, de todos sus medios de defensa contrael Poder Ejecutivo, uno por uno, hasta que éste, en la personade Luis Bonaparte, les dio un puntapié. El fruto natural de laRepública del Partido del Orden fue el Segundo Imperio.

Carlos Marx. La Guerra Civil en Francia, 1871.

Es decir, el estado y sus instituciones han evolucionado comoinstrumentos de opresión de clase y han tomado forma en esaevolución de acuerdo a su función. Pero las funciones para las que laclase universal necesita un estado son justamente las contrarias.

La antítesis directa del Imperio era la Comuna. El grito de«República social», con que la Revolución de Febrero fueanunciada por el proletariado de París, no expresaba másque el vago anhelo de una República que no acabase sólo conla forma monárquica de la dominación de clase, sino con lapropia dominación de clase. La Comuna era la forma positivade esta República.

Carlos Marx. La Guerra Civil en Francia, 1871.

Y la primera y más urgente de esas funciones es desarrollar su procesode constitución en clase política.

Así, el carácter de clase del movimiento de París, que antesse había relegado a segundo plano por la lucha contra losinvasores extranjeros, apareció desde el 18 de marzo enadelante con rasgos enérgicos y claros. Como los miembrosde la Comuna eran todos, casi sin excepción, obreros orepresentantes reconocidos de los obreros, sus decisiones sedistinguían por un carácter marcadamente proletario. Estas,o bien decretaban reformas que la burguesía republicanasólo había renunciado a implantar por cobardía pero queconstituían una base indispensable para la libre acción de la

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clase obrera, como, por ejemplo, la implantación delprincipio de que, con respecto al Estado, la religión es unasunto puramente privado; o bien la Comuna promulgabadecisiones que iban directamente en interés de la claseobrera, y en parte abrían profundas brechas en el viejo ordensocial.

Federico Engels. Introducción a «La Guerra Civil en Francia»,1891

Las acciones de la Comuna aparecen como el despliegue, en rápidasetapas, de un programa de clase que se estaba confeccionando sobre lamarcha.

París, sede central del viejo Poder gubernamental y, almismo tiempo, baluarte social de la clase obrera de Francia,se había levantado en armas contra el intento de Thiers y los«rurales» de restaurar y perpetuar aquel viejo Poder que leshabía sido legado por el Imperio. Y si París pudo resistir fueúnicamente porque, a consecuencia del asedio, se habíadeshecho del ejército, substituyéndolo por una GuardiaNacional, cuyo principal contingente lo formaban losobreros. Ahora se trata de convertir este hecho en unainstitución duradera. Por eso, el primer decreto de laComuna fue para suprimir el ejército permanente ysustituirlo por el pueblo armado.

La Comuna estaba formada por los consejeros municipaleselegidos por sufragio universal en los diversos distritos de laciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. Lamayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros orepresentantes reconocidos de la clase obrera. La Comunano había de ser un organismo parlamentario, sino unacorporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismotiempo. (…)

Una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, queeran los elementos de la fuerza física del antiguo Gobierno,

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indemnización, de todos los talleres y fábricas cerrados, lomismo si sus respectivos patronos habían huido que sihabían optado por parar el trabajo.

Carlos Marx. La Guerra Civil en Francia, 1871.

Sí, «la gran medida social de la Comuna fue su propia existencia ».Porque en realidad no puede sino maravillarnos la cantidad ycoherencia de las medidas tomadas en tan solo dos meses para haceravanzar, más allá incluso de lo imaginable unas semanas antes, elproceso de constitución en clase. Y si este avance asombroso, resultaaun más deslumbrante cuando lo contrastamos con los sectores ygrupos militantes consolidados que proveyeron de dirigentes a losbarrios y a la Guardia Nacional.

Los miembros de la Comuna estaban divididos en unamayoría integrada por los blanquistas, que habíanpredominado también en el Comité Central de la GuardiaNacional, y una minoría compuesta por afliados a laAsociación Internacional de los Trabajadores, entre los queprevalecían los adeptos de la escuela socialista de Proudhon.En aquel tiempo, la gran mayoría de los blanquistas sólo eransocialistas por instinto revolucionario y proletario, sólo unospocos habían alcanzado una mayor claridad de principios,gracias a Vaillant, que conocía el socialismo científcoalemán.(…) Pero aún es más asombroso el acierto de muchasde las cosas que se hicieron, a pesar de estar compuesta laComuna de proudhonianos y blanquistas. Por supuesto, cabea los proudhonianos la principal responsabilidad por losdecretos económicos de la Comuna, tanto en lo que atañe asus méritos como a sus defectos; a los blanquistas lesincumbe la responsabilidad principal por las medidas yomisiones políticas. Y, en ambos casos, la ironía de lahistoria quiso -como acontece generalmente cuando el Podercae en manos de doctrinarios- que tanto unos como otroshiciesen lo contrario de lo que la doctrina de su escuelarespectiva prescribía.

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histórica y heroicamente resulta a obrar con arreglo a ella, laclase obrera puede mofarse de las burdas invectivas de loslacayos de la pluma y de la protección profesoral de losdoctrinarios burgueses bien intencionados, que vierten susperogrulladas de ignorantes y sus sectarias fantasías con untono sibilino de infalibilidad científca.

Cuando la Comuna de París tomó en sus propias manos ladirección de la revolución; cuando, por primera vez en lahistoria, simples obreros se atrevieron a violar el privilegiogubernamental de sus «superiores naturales» y, encircunstancias de una difcultad sin precedentes, realizaronsu labor de un modo modesto, concienzudo y efcaz, consueldos el mas alto de los cuales apenas representaba unaquinta parte de la suma que según una alta autoridadcientífca es el sueldo mínimo del secretario de un consejode instrucción pública de Londres, el viejo mundo se retorcióen convulsiones de rabia ante el espectáculo de la BanderaRoja, símbolo de la República del Trabajo, ondeando sobre elHôtel de Ville.

Carlos Marx. La Guerra Civil en Francia, 1871.

Y tras contarnos cómo la Comuna supo encuadrar a la pequeñaburguesía -artesanado, comerciantes y campesinos- Marx insiste enque en realidad, en lo que toca al programa de transición propiamentedicho…

La gran medida social de la Comuna fue su propia existencia,su labor. Sus medidas concretas no podían menos deexpresar la línea de conducta de un gobierno del pueblo porel pueblo. Entre ellas se cuentan la abolición del trabajonocturno para los obreros panaderos, y la prohibición, bajopenas, de la práctica corriente entre los patronos de mermarlos salarios imponiendo a sus obreros multas bajo los másdiversos pretextos(…). Otra medida de este género fue laentrega a las asociaciones obreras, bajo reserva de

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la Comuna tomó medidas inmediatamente para destruir lafuerza espiritual de represión, el «poder de los curas»,decretando la separación de la Iglesia y el Estado y laexpropiación de todas las iglesias como corporacionesposeedoras. Los curas fueron devueltos al retiro de la vidaprivada, a vivir de las limosnas de los feles, como susantecesores, los apóstoles. Todas las instituciones deenseñanza fueron abiertas gratuitamente al pueblo y almismo tiempo emancipadas de toda intromisión de la Iglesiay del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al alcance detodos, sino que la propia ciencia se redimía de las trabas aque la tenían sujeta los prejuicios de clase y el poder delGobierno.

Los funcionarios judiciales debían perder aquella fngidaindependencia que sólo había servido para disfrazar suabyecta sumisión a los sucesivos gobiernos, ante los cualesiban prestando y violando, sucesivamente, el juramento defdelidad. Igual que los demás funcionarios públicos, losmagistrados y los jueces habían de ser funcionarioselectivos, responsables y revocables.

Como es lógico, la Comuna de París había de servir demodelo a todos los grandes centros industriales de Francia.Una vez establecido en París y en los centros secundarios elrégimen comunal, el antiguo Gobierno centralizado tendríaque dejar paso también en las provincias a laautoadministración de los productores. En el breve esbozo deorganización nacional que la Comuna no tuvo tiempo dedesarrollar, se dice claramente que la Comuna habría de serla forma política que revistiese hasta la aldea más pequeñadel país y que en los distritos rurales el ejercito permanentehabría de ser reemplazado por una milicia popular, con unperíodo de servicio extraordinariamente corto. Las comunasrurales de cada distrito administrarían sus asuntoscolectivos por medio de una asamblea de delegados en lacapital del distrito correspondiente y estas asambleas, a suvez, enviarían diputados a la Asamblea Nacional de

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Delegados de París, entendiéndose que todos los delegadosserían revocables en todo momento y se hallarían obligadospor el mandato imperativo (instrucciones formales) de suselectores.

Las pocas, pero importantes funciones que aún quedaríanpara un gobierno central, no se suprimirían, como se hadicho, falseando intencionadamente la verdad, sino queserían desempeñadas por agentes comunales que, gracias aesta condición, serían estrictamente responsables. No setrataba de destruir la unidad de la nación, sino por elcontrario, de organizarla mediante un régimen comunal,convirtiéndola en una realidad al destruir el Poder delEstado, que pretendía ser la encarnación de aquella unidad,independiente y situado por encima de la nación misma, dela cual no era más que una excrecencia parasitaria. Mientrasque los órganos puramente represivos del viejo Poder estatalhabían de ser amputados, sus funciones legitimas seríanarrancadas a una autoridad que usurpaba una posiciónpreeminente sobre la sociedad misma, para restituirlas a losservidores responsables de esta sociedad. En vez de decidiruna vez cada tres o seis años qué miembros de la clasedominante habían de «representar» al pueblo en elparlamento, el sufragio universal habría de servir al puebloorganizado en comunas, como el sufragio individual sirve alos patronos que buscan obreros y administradores para susnegocios. Y es bien sabido que lo mismo las compañías quelos particulares, cuando se trata de negocios sabengeneralmente colocar a cada hombre en el puesto que lecorresponde y, si alguna vez se equivocan, reparan su errorcon presteza. Por otra parte, nada podía ser más ajeno alespíritu de la Comuna que sustituir el sufragio universal poruna investidura jerárquica.

Carlos Marx. La Guerra Civil en Francia, 1871.

La revocabilidad de los cargos y la centralización de lo común en elestado y de los «poderes» del estado en manos de las clases

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prostituidas realidades todavía sin desnudar. ¡La Comuna,exclaman, pretende abolir la propiedad, base de todacivilización! Sí, caballeros, la Comuna pretendía abolir esapropiedad de clase que convierte el trabajo de muchos en lariqueza de unos pocos. La Comuna aspiraba a laexpropiación de los expropiadores. Quería convertir lapropiedad individual en una realidad, transformando losmedios de producción -la tierra y el capital- que hoy sonfundamentalmente medios de esclavización y deexplotación del trabajo, en simples instrumentos del trabajolibre y asociado. ¡Pero eso es el comunismo, el «irrealizable»comunismo! Sin embargo, los individuos de las clasesdominantes que son lo bastante inteligentes para darsecuenta de la imposibilidad de que el actual sistema continúe-y no son pocos- se han erigido en los apóstoles molestos ychillones de la producción cooperativa. Ahora bien, si laproducción cooperativa ha de ser algo más que unaimpostura y un engaño; si ha de substituir al sistemacapitalista; si las sociedades cooperativas unidas han deregular la producción nacional con arreglo a un plan común,tomándola bajo su control y poniendo fn a la constanteanarquía y a las convulsiones periódicas, consecuenciasinevitables de la producción capitalista, ¿qué será esoentonces, caballeros, sino comunismo, comunismo«realizable»?

La clase obrera no esperaba de la Comuna ningún milagro.Los obreros no tienen ninguna utopía lista para implantarpar decret du peuple. Saben que para conseguir su propiaemancipación, y con ella esa forma superior de vida hacia laque tiende irresistiblemente la sociedad actual por su propiodesarrollo económico, tendrán que pasar por largas luchas,por toda una serie de procesos históricos, que transformaránlas circunstancias y los hombres. Ellos no tienen que realizarningunos ideales, sino simplemente liberar los elementos dela nueva sociedad que la vieja sociedad burguesa agonizantelleva en su seno. Plenamente consciente de su misión

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Efectivamente, la clase trabajadora crea y se sirve de instrumentospropios -el estado obrero-, pero esos instrumentos solo son la formapolítica de la que la clase se dota en su objetivo central; objetivo queemana de su naturaleza como clase universal: emancipar al trabajo, ycon él a la sociedad entera, del poder del capital.

La variedad de interpretaciones a que ha sido sometida laComuna y la variedad de intereses que la han interpretado asu favor, demuestran que era una forma políticaperfectamente fexible, a diferencia de las formas anterioresde gobierno que habían sido todas fundamentalmenterepresivas. He aquí su verdadero secreto: la Comuna era,esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de lalucha de la clase productora contra la clase apropiadora, laforma política al fn descubierta que permitía realizar laemancipación económica del trabajo .

Sin esta última condición, el régimen comunal habría sidouna imposibilidad y una impostura. La dominación políticade los productores es incompatible con la perpetuación de suesclavitud social. Por tanto, la Comuna había de servir depalanca para extirpar los cimientos económicos sobre losque descansa la existencia de las clases y, por consiguiente,la dominación de clase. Emancipado el trabajo, todo hombrese convierte en trabajador, y el trabajo productivo deja de serun atributo de una clase.

Es un hecho extraño. A pesar de todo lo que se ha hablado yescrito con tanta profusión durante los últimos sesenta añosacerca de la emancipación del trabajo, apenas en algún sitiolos obreros toman resueltamente la cosa en sus manos,vuelve a resonar de pronto toda la fraseología apologética delos portavoces de la sociedad actual, con sus dos polos decapital y esclavitud asalariada (hoy, el propietario de tierrasno es más que el socio sumiso del capitalista), como si lasociedad capitalista se hallase todavía en su estado máspuro de inocencia virginal, con sus antagonismos todavía engermen, con sus engaños todavía encubiertos, con sus

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trabajadoras, es un hecho no solo importantísimo desde el punto devista de clase sino además radicalmente novedoso, porque respondía denuevo mediante una antítesis a una tendencia que ahora damos porhecha: la «independentización» del aparato del estado y la aparición deuna «élite política» irremediablemente corrupta.

La Comuna tuvo que reconocer desde el primer momentoque la clase obrera, al llegar al Poder, no puede seguirgobernando con la vieja máquina del Estado; que, para noperder de nuevo su dominación recién conquistada, la claseobrera tiene, de una parte, que barrer toda la vieja máquinarepresiva utilizada hasta entonces contra ella, y, de otraparte, precaverse contra sus propios diputados yfuncionarios, declarándolos a todos, sin excepción,revocables en cualquier momento.

¿Cuáles habían sido las características del Estado hastaentonces? En un principio, por medio de la simple divisióndel trabajo, la sociedad se creó los órganos especialesdestinados a velar por sus intereses comunes. Pero, a lalarga, estos órganos, a cuya cabeza estaba el Poder estatalpersiguiendo sus propios intereses específcos, seconvirtieron de servidores de la sociedad en señores de ella.

Esto puede verse, por ejemplo, no sólo en las monarquíashereditarias, sino también en las repúblicas democráticas.No hay ningún país en que los «políticos» formen un sectormás poderoso y más separado de la nación que en los EE.UU.Aquí cada uno de los dos grandes partidos que se alternan enel Poder está a su vez gobernado por gentes que hacen de lapolítica un negocio, que especulan con los escaños de lasasambleas legislativas de la Unión y de los distintos EstadosFederados, o que viven de la agitación en favor de su partidoy son retribuidos con cargos cuando éste triunfa. Es sabidoque los estadounidenses llevan treinta años esforzándosepor sacudir este yugo, que ha llegado a ser insoportable, yque, a pesar de todo, se hunden cada vez más en estepantano de corrupción. Y es precisamente en los EE.UU.

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donde podemos ver mejor cómo progresa estaindependización del Estado frente a la sociedad, de la queoriginariamente estaba destinado a ser un simpleinstrumento. Allí no hay dinastía, ni nobleza, ni ejércitopermanente -fuera del puñado de hombres que montan laguardia contra los indios-, ni burocracia con cargospermanentes y derecho a jubilación. Y, sin embargo, en losEE.UU. nos encontramos con dos grandes cuadrillas deespeculadores políticos que alternativamente se posesionandel Poder estatal y lo explotan por los medios más corruptosy para los fnes más corruptos; y la nación es impotentefrente a estos dos grandes consorcios de políticos,pretendidos servidores suyos, pero que, en realidad, ladominan y la saquean.

Contra esta transformación, inevitable en todos los Estadosanteriores, del aparato estatal y sus órganos, de servidores dela sociedad en amos de ella, la Comuna empleó dos remediosinfalibles. En primer lugar, cubrió todos los cargosadministrativos, judiciales y educacionales por elección,mediante sufragio universal, concediendo a los electores elderecho a revocar en todo momento a sus elegidos. Ensegundo lugar, pagaba a todos los funcionarios, altos y bajos,el mismo salario que a los demás trabajadores. El sueldomáximo asignado por la Comuna era de 6.000 francos. Coneste sistema se ponía una barrera efcaz al arribismo y a lacaza de cargos, y esto sin contar con los mandatosimperativos que, por añadidura, introdujo la Comuna para losdiputados a los cuerpos representativos.

[Fue] esta [una] labor de destrucción del viejo Poder estatal yde su reemplazo por otro nuevo y verdaderamentedemocrático

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Pero, ¿y la centralización territorial? ¿No eran acaso los comunerosconocidos como «federales»? ¿No era su plan deshacer el estado en unaconfederación de estaditos independientes?

Al régimen comunal se le ha tomado erróneamente por unintento de fraccionar, como lo soñaban Montesquieu y losgirondinos, esa unidad de las grandes naciones en unafederación de pequeños Estados, unidad que, aunqueinstaurada en sus orígenes por la violencia política, se haconvertido hoy en un poderoso factor de la producciónsocial. El antagonismo entre la Comuna y el Poder estatal seha presentado equivocadamente como una forma exageradade la vieja lucha contra el excesivo centralismo. (…)

El régimen comunal habría devuelto al organismo socialtodas las fuerzas que hasta entonces venía absorbiendo elEstado parásito, que se nutre a expensas de la sociedad yentorpece su libre movimiento. (…) En realidad, el régimencomunal colocaba a los productores del campo bajo ladirección intelectual de las cabeceras de sus distritos,ofreciéndoles aquí, en las personas de los obreros, a losrepresentantes naturales de sus intereses.

La sola existencia de la Comuna implicaba, evidentemente,la autonomia municipal, pero ya no como contrapeso a unPoder estatal que ahora era superfuo. (…) Ese tópico de todaslas revoluciones burguesas, «un gobierno barato», la Comunalo convirtió en realidad al destruir las dos grandes fuentes degastos: el ejército permanente y la burocracia del Estado. Susola existencia presuponía la no existencia de la monarquíaque, en Europa al menos, es el lastre normal y el disfrazindispensable de la dominación de clase, La Comuna dotó ala República de una base de instituciones realmentedemocráticas. Pero, ni el gobierno barato, ni la «verdaderaRepública» constituían su meta fnal, no eran más quefenómenos concomitantes.

Carlos Marx. La Guerra Civil en Francia, 1871.

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