daniel alejandro
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LAS AVENTURAS DE PRINCIPE ALEJANDRO
En un reino muy cercano, vivía un rey muy inteligente, su hermosa reina y su
bello príncipe.
Eran muy felices pero su felicidad aumentó cuando…
Ella daría a luz a un hermoso e inteligente príncipe.
El tan anhelado día llego, era tan hermoso como el cantar de las aves.
Más ágil que una tortuga, más fuerte que un ratón, más noble que una lechuga, su
escudo es un
Desde muy pequeño decidió que ropa quería vestir.
Amaba tanto a su madre que se la quería comer a besos…
A corta edad, logro dominar peligrosas fieras…
Es más algunas veces se camuflaba entre ellas para sabe sus secretos...
Tanto que llegó a ser el príncipe de los leones, todos lo admiraban y le
guardaban gran respeto.
Un día quiso que su familia fuera con él…
Cada cumpleaños, se reunía el reino para celebrar un año más de vida del joven
príncipe…
Todas las mañanas se levantaba muy temprano, tocaba la trompeta y así
despertaba a los integrantes del reino.
Soñaba con dirigir grandes caballerías para conquistar nuevas tierras.
Atravesar valles y montañas, con su amigo más fiel…
Navegar por mares y ríos peligrosos…
Viajar a lugares inhóspitos y remotos donde la el vértigo era su pasión…
No le importaba volar por los aires…
…domesticar grandes fieras….
Su felicidad era inmensa cuando lo lograba…
Algunas veces pensaba detenidamente…
Sería un gran rey…
Pero no tenía claro cuál sería su reina, si la grande…
… o la pequeña….
Pasaba largas horas estudiando y planeando…
… como iniciar su conquista por el mundo…
Pero tenía algo muy claro, necesitaba un medio de transporte más rápido…
Mientras pensaba en esto, debería seguir divirtiendo a su pueblo…
Después de un tiempo llegó el día más feliz de su vida…
Asediado por las mujeres más bellas del reino…
Sencillamente se dio cuenta de que estaba ganando popularidad…
Sus sueños por conquistar el reino animal no tenían límites…
No importaban los obstáculos que se le presentaban…
…las inclemencias del frio…
… o las buena intensiones…
Siempre lo lograba y su felicidad era evidente…
Pues todo tenía una recompensa…
Su imaginación no tenía límites, a veces quería ser un duendecito…
Y otras veces jugaba a dominar el equilibrio con unos mágicos zapatos que
lo hacían correr a grandes velocidades. “esos zapatos corren mucho”, decía.
Cuando se sentía solo…
… sabía que contaba con una familia que lo amaba…
Y le robaba la mejor de las sonrisas…
Damos gracias a Dios porque tú eres nuestro príncipe hermoso, te amamos por siempre.