defensa siciliana - kasparov & nikitin

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 DEFENSA SICILIANA G.Kasparov NNikitin ·

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Defensa Siciliana en Ajedrez

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  • DEFENSA SICILIANA

    G.Kasparov N.Nikitin

    .

  • INDICE

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

    1 . SCHEVENINGEN CLASICA

    1 . 1 Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 3 1 .2 9. Rh1 9. Af3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 1.3. 9. Ae3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 1 . 4 10. Del . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 1 . 5 10. Del Qc7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 1 .6 1 1 . Dg3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 1. 7 Sistemas con Cbd7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 1.8 7. o-o Dc7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 1.9 Continuaciones 7. f4y7. Ae3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74

    2. SCHEVENINGEN MODERNA

    2.1 Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 2.2 9 . . .. e5 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 2.3 9 . . . . Ad7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 2.4 10. Cb3 . . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 2.5 Fianchet t o blanco: 6. g3. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107

    3. EL ATAQUE KERES

    3.1 Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 1 5 3.2 6 . . . . a6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129 3.3 6 . . . . Cc6! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

    4. OTROS SISTEMAS

    4.1 Alt ernativas Blancas en la 6. jugada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 4.2 6. f 4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151 4.3 Alternativas Negras en la 8. jugada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160 4.4 9. Ad3 a6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . 170 4.5 6. f4 a6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 176 4.6 Sistemas con f4 y Dd2 . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . ' . . 184

  • 5. EL ATAQUE SOZIN

    5.1 Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189 5.2 Planes con 7. a3 y 7 . . . . a6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202 5.3 6 . . . . Db6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208

    6. EL ATAQUE VELIMIROVIC

    6.1 Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213 6.2 Alternativas Negras en la 9. jugada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228 6.3 7 . . . . a6...... . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232

    Apndice de Partidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243

  • SIGNOS ONVENCIONALES

    + jaque 71 jugada dudc:'-:;a X captura t ventaja mlnima blanca

    o-o enroque corto ventaja mfnima negra o-o-o enroque largo ventaja blanca

    buena jugada :: ventaja negra

    11 jugada exclente igualdad 7 mala jugada +- ventaja decisiva blanca

    77 grave error -+ Ventaja decisiva negra 1 7 jugada interesante 00 posicin complicada

  • INTRODUCCION

    La Defensa Siciliana es una de las aperturas ms populares de nuestro tiempo. La teora de la apertura es ampliada y perfeccionada en cada competicin importante, lo que supone la aparicin de nuevas evaluaciones que modifican continuamente las ya existentes. Por otro lado, y a pesar de los muchos aos de investigacin y anlisis, as/ como de su larga vida en la praxis de torneo, subsisten posiciones aceres de las cuales tericos y jugadores prcticos no consiguen ponerse de acuerdo para establecer un dictamen claro y tajante. Afortunadamente, el ajedrez es un juego y no un terreno de absoluto clculo matemtico, por lo que consideramos que estos "secretos sicilianos" no deben sino aadir nuevos adeptos al estudio de la apertura.

    La llamada Variante Scheveningen {*)es una de las variantes ms profundas de la apertura, tanto en el aspecto estratgico como en el tctico. Suele considerarse que apareci por primera vez en la escena de los torneos en el de Scheveningen, 1923, y que se puso de moda alrededor de diez aos ms tarde. Sin embargo, y durante una sesin de trabajo en el libro CHIGORIN, uno de los autores descubri que la variante ya habfa sido jugada en fa partida Chigorin/Paulsen (Berln, 1882), partida, por cierto, en la que las blancas adoptaron una estrategia verdaderamente moderna, producindose una posicin que podra ser enmarcada en la ahora conocida como Scheveningen Clsica.

    Quisiramos destacar dos caractersticas de la. Scheveningen: 1) Las negras tienen ventaja de peones centrales: e6 y d6 contra e4, pero

    el llamado "pequeo centro" es utilizado como base de la defensa de las casillas centrales e5, d5, e5 y f5. Si las negras avanzan sus peones del centro {a menudo, e6-e5J, con frecuencia lo hacen nicamente para impedir e4-e5. Las negras habitualmente operan en el flanco de dama, a fin de explotar la columna 'e' semiabierta. El caballo de c3 es el objetivo tradicional, ya que bloquea la columna, adems de proteger el pen - La liquidacin .del caballo suele garantizar parcialmente a las negras la resolucin de sus problemas de apertura, y a este objeto es frecuente el sacrificio de calidad Tc8xc3.

    (*)Nombre de las playas y puerto de La Haya.

    9

  • 2) Las piezas blancas dominan el centro, lo que les permite orientar el iuego hacia diversas reas del tablero. Normalmente, las blancas intentan explotar su ventaja espacial para concentrar sus fuerzas en el flanco de rey, donde acostumbra refugiarse el rey negro.

    Como resultado de estas consideraciones, el juego transcurre por cauces que suelen inspirarse en los planes ya descritos. Se producen as posiciones confusas, aunque al mismo tiempo elsticas de modo que el xito depender no slo del conocimiento terico de las posibles posiciones, sino que en mucho mayor grado depender de la comprensin de los matices contenidos en las formaciones elegidas, de la decisin y energla en la conduccin del ataque (o contraataque) y del momento en que ste decida emprenderse. Existen numerosos eemplos en los que la posicin negra est perdida, pero tambin en los que lo est la blanca, ya que cualquiera de estos bandos ha podido fracasar en la organizacin de operaciones suficientemente activas, de modo que el bando que tena la iniciativa se encuentra con que sta ha pasado a manos de su oponente. En tales casos, no es infrecuente que las negras sean las protagonistas finales en el proceso.

    La teorfa de las aperturas se ha desarrollado hasta tal punto que ya nadie puede tener la seguridad de haber obtenido ventaia en la primera fase del juego. La mayor/a de los sistemas de apertura concluyen ahora con el dictamen "juego igualado", "juego complicado, de doble filo", etc. Incluso los maestros ms experimentados no se atreven a zaniar juicios de este tipo, ya que, en modo alguno esas evaluaciones significan que la partida concluir forzosamente en tablas. Ahora bien, la eleccin de la apertura es ms que nada una preparacin a la partida, no una febril bsqueda de "variantes ganadoras".

    La eleccin del sistema de apertura no slo debe ser acorde con el propio estilo de juego, sino que en esa decisin deben pesar tambin las circunstancias en que tendr lugar la partida. Con esto queremos significar que la apertura no ha de ser elegida slo en funcin del estilo, sino tambin en funcin de otros factores (contexto), tales como la situacin en el torneo, caracterlsticas del oponente y otros elementos relevantes. Al mismo tiempo, por supuesto, hay que tratar de evitar "caer en manos del enemigo". El Sistema Scheveningen rene todas estas exigencias, aportando en la gran mayor/a de los casos una defensa flexible para las negras.

    En el presente libro los autores han tenido como obietivo la aportacin y anlisis del estado terico-pfactico de la Variante Scheveningen, prestando especial atencin a las ideas subyacentes en la apertura, a los mtodos y planes de lucha ms empleados y al estudio de las posiciones ms problemticas. Sobre la base de la experiencia prctica indicaremos las continuaciones ms lgicas y caracterfsticas en la batalla de la apertura. Ocasionalmente deiaremos el terreno de la prctica cuando la iugada ms idnea no hay sido an realizada en el mbito del ajedrez de torneo. En la tentativa de describir nuestras propias ideas a menudo ha tenido lugar un enfrentamiento con la praxis, pero debemos manifestar que deseamos contri

    10

  • buir con la mayor cantidad posible de material relevante, limitando ste, al mismo tiempo, a los fragmentos caracter!sticos ms interesantes de la partida. Esperamos que, como consecuencia de este planteamiento, el libro sea especialmente recomendable a jugadores de primera categora o candidatos a Maestro (digamos de hasta 2300 Elo), as! como a aquellos que mantienen una relacin profesional con el ajedrez. A los jugadores del primer grupo podemos recomendarles que dirijan su atencin al aspecto conceptual de/libro, a fin de que puedan adquirir un. conocimiento ms profundo de la apertura. A los del segundo grupo les pediramos nos disculpen si enfatizamos sobre el rigor analtico y la buena seleccin de las partidas elegidas.

    A lo largo de/libro hemos consagrado la mayor parte del tiempo a aquellas variantes y lineas que se producen ms frecuentemente en la prctica de torneo.

    Los autores son igualmente responsables del material y anlisis que forman parte de la segunda edicin de la Enciclopedia de Aperturas (volumen 8, lneas 8801 885). El presente libro, sin embargo, no es una mera transcripcin de dicho trabajo. De hecho, hemos aportado aqu una mayor dosis de enfoque personal, como se refleja en nuestras evaluaciones que, por otro lado, se ha tratado sean lo ms objetivas posibles.

    Somos conscientes, claro est, de que el tiempo evidenciar que nuestras evaluaciones no han sido correctas en un cien por cien, pero s, desde luego, que estaban slidamente fundadas y que eran inspiradoras de especfica reflexin. Y esto es importante si tenemos en cuenta que el libro se dirige a jugadores e informadores de alto calibre.

    Una advertencia: aquellos que lean el libro con nimo de obtener una lnea universalmente ganadora no conseguirn su objetivo. Los autores demuestran aqul que el jugador que gana la batalla de la apertura es el jugador ms fuerte. Estimamos que el ajedrecista que busque en este libro una suerte de brjula en el confuso laberinto de la Scheveningen quedar satisfecho.

    El lector puede tener confianza en nuestros anlisis, pero no debe olvidar nunca la mxima: "Crea, s, pero verifique. "

    * *

    11

  • 1. SCHEVENINGEN CLASICA

    1.1. INTRODUCCION

    (1. e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2)

    Entre los jugadores poco familiarizados con la teora de la Defensa Siciliana es creencia general que esta modesta jugada conduce a un juego menos interesante que 6. g4 6 6. Ac4. Sin embargo, no es as: el sistema que se orgna con 6. Ae2 puede no ser tan directo, pero es ms

    slido y no menos excitante que otras lneas de la Variante Scheveningen. Naturalmente, el juego de doble filo es inevitable y los sacrificios (o contrasacrificios) abundan, ya que las blancas tienen como objetivo nada menos que el rey negro.

    6 . . . . a6

    En la Scheveningen Clsica esta jugada se considera obligatoria, ya que asegura una importante casilla para la dama en c7 y prepara el contrajuego en el flanco de dama, con b7-b5. Se efecta en el sexto movimiento de acuerdo al principio "cuanto antes, mejor". La teora y prctica recientes han alterado parcialmente esta concepcin, ya que mientras que la jugada a7-a6 sigue considerndose til, no se estima ya, en cambio, que sea imprescindible en la

    13

  • primersima fase de la partida. As, un moderno "tratamiento" de la Scheveningen se ha ido imponiendo, segn el cual las negras difieren esta jugada profilctica. Por algn tiempo fue eclipsada por su hermana mayor, pero 6. . . . a6 sigue resistiendo los embates de la moda y en la actualidad tenemos dos mtodos de conducir la defensa: Clsico y Moderno. Los mritos de estas dos concepciones se consideran equilibrados por los "connoisseurs" de la Defensa Siciliana.

    7. 0-0 Ae7

    La prctica ha demostrado que los planes relacionados con un retraso del desarrollo del flanco de rey no conducen a nada bueno para las negras, teniendo en cuenta el rpido desarrollo de las fuerzas blancas. Realmente, todava no hay ningn objetivo concreto para las negras, a diferencia de cuando las blancas han enrocado largo. Por consiguiente, la accin en el flanco requerir su tiempo y una preparacin slida, lo que slo puede ocurrir una vez que las negras hayan completado su desarrollo y enrocado debidamente.

    He aqu unos ejemplos que muestran los riesgos en que las negras pueden incurrir si difieren ... Ae7:

    7 . ... Cc6 8. Ae3 Dc7 9. f4

    Diagrama

    Sigue no siendo tarde para jugar 9 . . .. Ae7, pero ...

    1) 9 . . . . Ca5?1 10. f5 Cc4 11. Axc4 Dxc4 12. fe fe 13. Txf61 gf 14. Dh5 + Rd8 15. Df7! (lasker/Pirc, 1935).

    1 4

    1 0 . . . . e5 11. Cb3 Cc4 12. Ag51 Cxb2 13. Del Cc4 14. Axf6 gf 15. Cd5; 10 . ... Ae7 11. Del b5? 12. Dg3 b4 13. fe fe 14. Dxg7 Tg8 15. Ah5+ Rd8 16. Df7 Tf817. Cxe6 + Axe6 18. Dxe6 be 19. e5l

    2) 9 . ... b5? 10. Cxc6 Dxc6 1 1 . e5 de 12. fe Ac5 13. Af3 Axe3+ 14.

    Rhl, y en ambos casos las blancas tienen ataque decisivo.

    Estos ejemplos, por supuesto, enfatizan sobre el "sentido comn" en la apertura, y no evidencian que las negras estn perdidas despus de 9. ... Ca5 10. f5. Incluso despus de 10. ... Ae7, por ejemplo, las negras pueden oponerse a 1 1 . Del con 11 . . . . Cc4 12. Axc4 Dxc4 13. Dg3 Q-0, continuando con 14. Tad1 Rh8 15. fe fe 16. e5 de 17. Dxe5 Ad7, y la iniciativa blanca llega a punto muerto.

    Las negras, por otro lado, pueden evitar tanto 9 . .. . Ca5, como 9 . ... b5 en bsqueda de juego original, a base de9 . ... Ad7, aunque despus de 10. a4 el segundo jugador no tenga mejor opcin que trasponer a la Variante Clsica, con 10 . ... Ae7. Si las blancas desdean jugar 10. a4, entonces las negras obtienen contra-

  • juego en el flanco de dama. 10. Del, por ejemplo, parec.e ms lgico.

    Las negras disponen ahora de varias opciones, como alternativa a 10 .... Ae7.

    11 10 . ... Cxd4 11. Axd4 Ac6 12. Af3 ( 12. Axf6 gf 13. Ah5 0.0.0!?1 12 . ... Ae7 13. Dg3 00 14. Taet g6, trasponiendo a una confortable lnea de la Variante Clsica, ya que el alfil blanco se halla mal situado en f3.

    21 10 . ... b5 11. a3(11.Af3 b412. Cce2 Ae7 13. Dg3 0.0 conduce igualmente a una posicin de doble filo. Las complicaciones derivadas de 14. e5de 15. fe Cxe5, o 15 . . . . Dxe5, son perfectamente jugables para las negras). Aqu el juego se bifurca en dos direcciones:

    2.1) 11 . . . . Cxd4 12. Axd4 Ac6 13. Af3 e5 14. fe de 15. Dg3 Ad6!? 16. Dxg7 ed 17. e5 Axe5, o la parecida

    2.2.1 11 . ... Ae7 12. Dg3 0-0 13. e51 (todas las dems jugadas conducen a posiciones que son cuidadosamente discutidas en la Variante Clsica, por ejemplo, 13. Rh1, 13. Tad1 y 13. Tae1).

    Observamos que en estos casos resulta una partida tcticamente

    aguda y peligrosa para ambos bandos, siempre y cuando las negras realicen pronto ... b5. Las sutilezas de la variante sern discutidas ms tarde, en relacin con el avance e4-e5 de la Scheveningen Clsica.

    Qu podemos concluir acerca de estas lneas? Se dira que las negras no debieran precipitarse en enrocar, pero, por otro lado, tampoco debieran diferir el enroque demasiado! El tiempo, en resumidas cuentas, lo es todo.

    8. f4 O-O Esta es la jugada ms lgica, pero

    en absoluto la nica a considerar. Si las negras juegan cuidadosamente pueden retrasar el enroque a fin de organizar sus fuerzas en el ala de dama: 8 . . . . Ad7 (8 . ... Cc6 9. Cxc6 be 10. e5 Cd5 11. Ce4;!; 1 9. Ae3 Cc6.

    La partida Tukmakov/Petrosian, 1973, continu 10. a4 Cxd411. Dxd4 Ac6 12. Tfd1 0-0 13. a5 Tfc8 14. Af3 d5! 15. e5 Cd7 16. Ce2 Ab5, con excelente juego para las negras.

    En lugar de ello, las blancas podrlan inclinarse por lineas standard, como 10. Del, forzando prcticamente a las negras a trasponer a las lineas principales, ya que con 10 . . . . e5 las blancas consiguen la iniciativa despus de 11. Cxc6! Axc6 12. fe de (12 . ... Cxe4? pierde por 13. Td1 Ah4 14. Cxe4 Axe1 15. Cxd6+ Tf8 16. Txf7+ Rg8 17. Ac4 b5 18. Ab31 13. Dg3, con amenazas sobre g7 y e5. Despus de 10 . ... Dc711. Dg3.

    Diagrama

    Tenemos ejemplos prcticos, tanto de 11 . . . . g6 12. Tad1 Cxd4 13.

    15

  • 4

    Axd4 Ac6 14: e5 de 15. fe Cd7 16. Af3! (Zeshkovsky 1 Petkevich, 19n). como de 11 . . . . h5 12. Tad1 ( 12. Oxg771 Tg8 13. Dh6, que concede a las negras la opcin de las tablas, con 13 . . . . Tg6 14. Dh8 + Tg8, o de continuar con 13. o-O-OJ 12 . ... h4 13. Df2 o-o-o (o 13 . . . . b5 14. Af3 b4 15. Cce2 e5 16. fe de 17. Cb3 h3 18. g4 Cd81 = Hort/Filipowicz, 19711 14. h3 Tdg8 15. Cf3 Ch5 16 ..

    Tfe1 Rb8 17. a3 Cd8 18. Ad3 f6 19. f5 g6, con juego agudo, Suetin/Tolush, 1958.

    Pero, es imprescindible avanzar el pen 'h'? Las blancas pueden forzar e4-e5, replicando a 11 . ... h5 con 12. Af31 h4 (12 . ... o-o-o 13. e51 de 14. Cxc6 Axc6 15. t ;!; l 13. Df2 TeS (13 . . . . b5?, 14. e51 o 13 .. . . o-o-o 14.

    Cxc6l 14. Tae11.0b8 15. a4. Las negras no tienen contrajuego que les permita neutralizar la amenaza e4-e5, lo que las sita en una posicin difciL

    8 . ... Dc7 9. Ae3 Cc6 10. Del Cxd4 11. Axd4 b5 responde asimismo al objetivo de un rpido desarrollo de fuerzas en el flanco de dama.

    Despus de 12. Dg3 o-o (pero no 12 . ... b47, 13. e5 de 14. fe be 15. Dxg7 Tf8 16. ef, con fuerte iniciativa de las blancas) la partida entra en el esquema clsico. Sin embargo, las blancas pueden intentar explotar la situacin del rey negro en el centro, a base de 12. e5 de 13. fe. En este momento no tendra sentido 13 . ... Ac5, ya que despus de 14. Df21 Axd4 15. Dxd4 Cd7 16. Axb51 las blancas ganan, lo que slo deja por considerar 13 . . . . Cd7 14. Ce4 Ab7, de donde debemos concluir que la defensa es difcil despus de 15. Ad3 O.Q 16. Dg3. Despus de 8 . .. . O.Q las blancas deben decidir acerca del desarrollo de su alfil dama. En efecto, es conveniente desarrollarlo inmediatamente a e3, o a b27 o bien es preferible olvidarse por un rato de l y proseguir la fase final de la apertura, reagrupando las fuerzas para operar en un rea determinada del tablero?

    1.2. (1. e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 a6 7. o-o .Ae7 8. f4 o-o)

    Consideraremos dos posibles continuaciones,

    16

    a) 9. Rh1 b) 9. Af3

  • al9. Rh1

    9. Rh1

    En los casos en que el desarrollo del alfil dama se difiere esta jugada no puede calificarse de meramente profilctica, sino que de hecho constituye una necesidad, pues evita posibles clavadas a lo largo de la diagonal a7-g1. Ahora las negras han de tener en cuenta la amenaza posicional f4-f5, as como el golpe e4-e5. Despus de f4-f5, e6-e5, la casilla d5 quda debilitada, pero de otro modo las blancas jugaran f5xe6, lo que atara al alfil c8 a la defensa del punto e6.

    9 . ... Dc7

    5

    A 9 . ... Cc6 seguira 10. Cxc6 (o tambin 10. Cb3) 10 .... be 11. e5

    Diagrama

    y ahora:

    6

    1) 11 .... CeS 12. Ae3 Dc7 13. Ca4 de 14. Ab6 Db8 15. Af2, y aqu, en lugar de 15 .... Db4?1 16. Cb6 Tb8 17. fel Txb6 18. a3! Da5 19. b4 t (Romanishin/Dorfman. 1981) es mejor sacrificar calidad, con 15 . ... ef 16. Cb6 Cf6, lo que conduce a una posicin complicada.

    2)11 .... de 12. fe Cd5 (12 .... Cd7 13. Af4 Ag5 14. Dd6 Tb8 15. Ce4, con mejores chances para las blancas, Ubilava/Mihalchishin, 19791 13. Ce4! c5 (a 13 .... Dc7, 14. Cd61, con la amenaza c2-c4-c5, sera muy fuerte) 14. De1 Ab7 15. Dg3 Rh8 16. Cg5 Axg5 17. Axg5 Dc7 y tambin en este caso la posicin es buena para las blancas (Mestei/Stean, 19821.

    10. a4

    Un sistema estratgico intrincado comienza aqu, cuya concepcin corresponde a Maroczy. Las blancas no permiten a su oponente la jugada expansiva b7-b5, cortando as la iniciativa negra en el flanco de dama, al tiempo que se reservan la posibilidad de operar en otras zonas del tablero.

    17

  • Si las blancas desean jugar el sistema Maroczy, 10. a4 es la mejor jugada. A 10. Af3 podra seguir 10. 0 0 . Cc6 (vase variante 2), y 10. o o e5.

    A menudo se juega 10. f5, a fin de debilitar el do de peones negros centrales, tras el cambio 11. fe fe. Contra tal avance recomendamos 10. oo e5 11. Cb3 b5 12. Af3 Ab7, que puede considerarse como un mtodo igualador para las negras.

    El movimiento 10. De 1 encierra una idea incisiva. En este caso, si 10. oo b5, las blancas pueden reagrupar sus fuerzas a base de 11. Af3

    Ab7 12. e5 de 13. fe Cfd7 14. Dg3 Rh8 15 .. Af4, despus de lo cual se llega a una posicin tpica de la Scheveningen, con la ventaja de que el alfil ha llegado a f4 en una sola jugada y de que el rey blanco se halla resguardado. En la partida Beliavsky/Ribli, 1977, las blancas emprendieron un fuerte ataque despus de 15. oo Cb671 16. Ce4 C8d7 17. Ag51

    Axg5 18. Cxg5. Otras sutilezas adicionales de este

    sistema son mencionadas en nuestro anlisis de la lnea 7. o-o Dc7 8. f4 Ae7 9. Rh1 Q..O 10. De 1 b5 11. Af3 Ab7. En respuesta a 10. De 1 las negras pueden igualmente jugar 10 . .. . Cc6, l o que conduce a otras posiciones de la Scheveningen Clsica, que estudiaremos ms adelante.

    10. ... Cc6 11. Cb3!

    Lasegunda clave del plan de Maroczy. Las blancas no permiten el cambio Cc6xd4, en razn de que las negras conseguiran asl algn espacio para el despliegue de sus fuerzas.

    18

    Al mismo tiempo, se refuerza el coptrol de d5, amenazndose con restringir an ms el juego negro, con a4-a5. La respuesta negra es prcticamente forzada.

    11 .... b6

    La recomendacin de Capablanca, 11. 00. Ca5 12. Cxa5 Dxa5 13. Del Rh8 parece ser insuficiente para igualar. Despus de 14. Ad2 Dc7 (ante la amenaza 15. Cd5) 15. a51 1as blancas mantienen una pequelia pero slida ventaja.

    12. Af3

    La famosa partida Maroczy/Euwe, 1923, alcanz esta posicin, a travs del popular sistema a base de Rh1 y Cb3. Despu.s de 12. 00. Ab7 13. Ae3 Cb477 (las negras podan haber mantenido una posicin slida jugando 13 . . oo Tfd8 14. De 1 Cd7 15. Td1 Tab8 16. Df2 Ac8l 14. De2 d5 15. e5 Ce4 16. Axe4 de 17. Df2 b5 18. ab ab 19. Cd4 Ac6 20. Dg31 1as blancas obtuvieron clara ventaja. El plan de Euwe (que involucra un rpido avan-

  • ce d6-d5) es incorrecto y nicamente sirve para acentuar el dominio blanco del centro. Por otro lado, 12. ... Ab7 es probablemente prematuro, ya que hace ms difcil la defensa del pen 'b'.

    12. Ad3 tambin suele jugarse, ori- ginando este movimiento una formacin ms agresiva. Por ejemplo: 12. . . . Ab7 13. De2 Cd7 14. Tf3 Cb4 15. Th3 Tfe8 =, o bien 13. Df3 Cb4 14. Dc4 g6, con la amenaza e5 y d5. Debemos concluir, sin embargo, que la poco econmica maniobra Af1-e2-d3 en conjuncin con la jugada a2-a4: no es fructfera para las blancas.

    12 . . . . 13 . De1 14. Ae3

    Td8 Tab8! Ca S!

    Ahora se comprende la idea subyacente a la jugada 13 .... Tab8: despus de 15. Cxa5 se abrira la columna 'b', en beneficio de la torre negra. Conviene precisar que el juego no se alterara de modo significativo en el caso de que las blancas hubiesen desarrollado su dama por e2.

    15. Td1 Cc4 16. Ac1 b5

    Ahora la torre respalda el avance del pen 'b', propiciando a las negras un juego prometedor (Foltys/ Benko, 1948).

    b) 9.Af3

    9. Af3 Dc7 10. Rh1

    las blancas inician la preparacin para lanzar un ataque "a la bayoneta" en el flanco de rey. De este modo, tratan de prevenir cualquier posible contrajuego a lo largo de la diagonal a7-g1.

    la inmediata 10. g4 podra ser contrarrestada con una operacin central enrgica: 1 O . . . . Cc6 11. g5 Cxd4 12. Dxd4 d5!, o bien 1 1 . Cxc6 be 12. g5 CeS 13. f5 ef 14. ef d5l Por otro lado, la maniobra de caballo, despus de 10. g4 Cc6 11. Cde2 b5 12. g5 Cd7 13. Cg3, permite a las negras reagruparse con 1 3 . ... b4 14. Cce2

    Ab7 15. Ae3 Tfd8 16. c4 Cc5= (Kiovan/Piatonov, 1972).

    10. f5?1 tampoco es muy peligroso para las negras, que pueden contestar 10 . ... e5 11. Cb3 b5 12. a3 Ab7 13. Ae3 Td8 14. Cd2 Cbd7 15. Rh1 Tac8 16. De2 Cb6 17. Df2 Cc4! f

    (Petrosian/Smyslov, 1949). Es igualmente inocuo 10. Cde2

    Cc6 11. b3 b5! 12. Ab2 Ab7 13. Rh1 Tfd8 14. a3 d5! 15. ed b4! 16. ab Cxb4= (Suetin/Spassky, 1963).

    10 . ... Cc6

    19

  • 11. g417 ... Las blancas no tienen tiempo de

    retirar el caballo : 1 1 . Cb3 TdB 12. g4 d5l 13. e5 Ce4 114. Axe4 de 15. De2 b6 dara excelente contrajuego a las negras.

    Alguna iniciativa tendran, en cambio, las blancas con 1 1 . Cxc6 be 12. e5 Cd5 13. ed Axd6 14. Ce2, con la amenaza c2-c4.

    En la partida Geller/Sax, 1975, las blancas ganaron brillantemente: 1 1 . a4 TbS 12. Ae3 Ca5 13. De2 Cc4? 14. e5! de 15. Cdb5! ab 16. Cxb5 Dd7 17. Dxc4 Cd5 1S. Aa7 TaS 19. Db31 pero esa victo ria fue consecuencia de la prdida de tiempo en la maniobra Cc6-a5-c4. Las negras disponen de un camino ms slido de desarrollo: 11, ... Cxd4 12. Cxd4 e5, o bien 1 1 . ... Ad7 12. Cb3 {a 12. g4 las negras pueden reconstruir su posicin, a base de 12 . ... Cxd4 13. Dxd4 Ac6 14. g5 Cd7 15. Gd5?1 Axd5 16. ed e51 :j:, Fernandez/Gufeld, 1974) 12. . . . Ca5 13. Cxa5 Dxa5 14. De1 (14. e5 de 15. fe Dxe5 16. Axb7 Ta7 17. Af4 Da5 +) 14 . . . . Dc7 15. e5 CeS. Estas lneas, como puede verse, evidencian un razonable contrajuego para las negras.

    El gambito 1 1 . e5!? conduce a situaciones muy confusas. Si las negras juegan 1 1 . ... de 12. fe Cxe5 13. Af4 Cfd7 14. Te1 se encuentran en dificultades para deshacerse de la clavada. Por ejemplo : 14 . . . . Ad6 15. Ce4! -. En lugar de aceptar el pen, las negras deben jugar 1 1 . . . . Cxd4 12. Dxd4 de 13. fe Ac5 14. Dh4 Cd7.

    La slida 1 1 . Ae3 conduce habitualmente a un juego pacfico . Por ejemplo : 11 . ... Ad7 12. De1 Cxd4 13. Axd4 e51? 14. fe de 15. Dg3 Ad6 16. Ae3 Ae6 17. Ah6 CeS 1S. Tad1

    20

    f5, conforme a un anlisis de Unzicker que data de 1976.

    Con 11 . g4 el juego se hace ms agudo . Las blancas proyectan empujar este pen a g5 y a continuacin formar una amenazadora lnea compuesta por e4-f4-g5, pero esto slo puede conducir a un debilitamiento de su posicin en el centro e incluso en el flanco de rey.

    1 1 . . .. Cxd4

    La posicin negra es suficientemente slida, por lo que tambin podra jugarse 1 1 . ... TeS 12. g5 Cd7 13. a4 AfS 14. Ag2 TbS 15. Ae3 Cb6, pero el cambio en el centro permite a las negras espacio para maniobrar, as como una buena diagonal de operacin para el AcS, por lo que la textual aparece como la jugada ms lgica.

    12. Oxd4 Cfd71

    12 . ... e5 constituira un tremendo error posicional. Despus de 13. Dg1! las negras pierden la batalla por el control de d5, ya que a 13 . . . . ef las blancas replicaran 14. g51 (he aqu por qu es importante el tiempo omitido en el desarrollo del Ac1) y se apoderan firmemente de la iniciativa, despus de 14 ... . Cd7 15. Cd5! .

    13. g5

    La tentativa de restringir la iniciativa negra en el flanco de dama, con 13. a4, permite a las negras (adems de la inmediata 13 . . . . b6) la intere-sante posibilidad 13 . . . . Af6 14. Dd2 TfdS (pero no 14 . . . . Axc3?, por 15.

  • Dxc3 Dxc3 16. be;!;), que resulta suficiente pra igualar. Por ejemplo: 15. g5 Axc3 16. Dxc3 Dxc3 17. be Cc5 18. Ae3 Ad7 19. a5 Ac6, o bien 15. Ce2d5! 16. ed Cb6 17. g5 Ae7.

    13 . .. . b5

    Despus de 11 .... Cxd4, el mejor sistema de defensa es 13 .... TeS 14. a4 b6 1S. Df2 Ab7 16. Ae3 Af8, ya que los alfiles negros ocupan buenas posiciones para operar y, al mismo tiempo, resulta difcil para las blancas romper la defensa del flanco de rey. Por ejemplo: 17. Tg1 gS 18. Tg3

    Ag7 19. Th3 bSl 20. ab ab 21. Txa8 Txa8 22. CxbS Tal + 23. Rg2 DeS 24. c4 Aa6 2S. De2 Ta2 2S. eS d5;: (Tahi/Andersson, 197S).

    14. Ae3 Ab7

    Las blancas no pueden reforzar su po_sicin: 15. Tf2 Tac8 16. Tg1 eS!

    17. Dd2 ef 18. Axf4 CeS y 1S. Dd2 Cb6 1S. AxbS DxbS 17. a3 Tac8 son equivalentes, mientras que 1S. Ag2 Tac8 16. a3 Dc4! 17. Tadl Tfe8 18. h4 Af8 19. Tf2 Dxd4 20. Axd4 Tc4 21. Af3 Tec8! :: (Mestei/Beliavsky, 1974/7S). En consecuencia, slo queda la posibilidad de la avalancha de peones.

    15. f5 Ce5 16. Ag2

    Esta jugada asegura el ulterior avance del pen 'f'. Por otro lado, el alfil puede desplazarse a h3, a fin de incrementar la presin sobre eS. Por ejemplo: 16 . ... Tfc8 17. fe fe 18. Ah3 Dd7 19. Tad1 AcS 20. CdS Ad8 21. Cf4.

    En la partida Jasin/Stein, 1965, las blancas propusieron un sacrificio de pen: 16. f6 gf 17. gf Axf6 18.

    Ah6, pero las negras sacrificaron, a su vez, calidad, con lo que obtuvieron la iniciativa: 18 . ... Rh8! 19. Axf8 Txf8 20. Tad1 Td821. Ag2Ag7.

    16 . ... 17. f6

    Tfe8! Af8!

    Las blancas han perdido la iniciativa. Su ataque en el flanco de rey ha llegado a punto muerto y las negras tienen ahora buenas chances de crear contrajuego en el flanco de dama.

    21

  • 1 . 3 . 11 .. e4c52. Cf3e63. d4cd4. Cxd4 Cf65. Cc3d66. Ae2a67. f4Ae7 8. Ae3 Dc7)

    En este captulo estudiaremos aquellas lneas en que las blancas desarrollan el alfil dama a e3, pero slo aquellas en las que el segundo jugador se desva de las llamadas lneas principales.

    Despus de 9. 0-0 las negras difieren a menudo el enroque, con 9 . . . . Cc6. Ahora, si 10. Af3, la falta de presin sobre el centro les permite concluir tranquilamente su desarrollo bien con 10 . . . . 0-0 11. g4?1 Cxd4 12, Axd4 e5 13. Ae3 ef 14. Axf4 Ae6 15. Rh1 Taca 16. Te1 Cd7! = (Spassov/ Kozma, 1965), o bien con 10 . .. . Ad7 11 . Rh1 Cxd4 12. Axd4 e5 13. Ae3 Ac6 14. De1 0-0 15. Og3 ef 16. Axf4 Cd7, con la amenaza . . . Ce5. En cualquier caso, las negras han obtenido la igualdad.

    Las blancas pueden jugar tambin Af3 antes de enrocarse. Por ejem-

    22

    plo: 9. Af3 0-0 10. De2 Cc6. En este caso, 11. 0-0 constituye una mera transposicin de jugadas, pero 11. OO-O permite que la partida tome un rumbo original. El encuentro Quinteros/Diesen, 1977, continu 11 . . . . Tb81 12. g 4 Cxd4 13. Axd4 Cd7 14. g5 b5 15. Dg2 b4 16. Ce2 TeS?! (16 . ... Cc51 17. Rb1 a51 = l 17. h4 a5 18.

    Af2 ef 19. Cxf4 Ab7 20. Rb1 Ce5 21. Cd5 Axd5 22. ed Af8 23. h5, y el ata-que blanco se anticipa al de su oponente. Aun as, el esquema con el enroque largo y el alfil en f3 no es convincente. Las negras pueden jugar 11. . . . Cxd4 12. Axd4 e5 13. Ae3 Ae6 14. f5 Ac4 15. Dd2, y ahora, tanto 15 . ... Tfd8 16. g4 (o 16. b3l 16 . ... d51, como 15 . ... b516. g4 b4 17. Ca4 d5! 18. Cb6 Tad8. En ambos casos, las negras tienen buenas contrachances.

    Dirijamos ahora nuestra atencin hacia la jugada 9. Ae3.

    (1. e4c52. Cf3e63. d4c44. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 Cc6 7. 0-0 Ae7 8. f40-0.

    9. Ae3

    Esta es la posicin ms usual: el alfil adopta una confortable posicin y la dama es liberada de la defensa del caballo d4.

    9 . ... a6

  • Ahora las blancas disponen de eleccin. Pueden inclinarse por trasladar la dama a g3, a fin de presionar sobre el enroque negro, o bien pueden optar por varias jugadas de tipo profilctico que refuerzan considerablemente su posicin. La jugada a elegir depender naturalmente del plan que decida adoptarse. Consideremos:

    al 10. Rh1 b) 10. a4

    a) 10.Rh1

    10. Rh1

    He aquf un caso en el que las blancas, al efectuar una jugada simplemente "til" no pretenden crear de inmediato problema alguno al oponente, sino que esperan su reaccin, en la esperanza de que desvele prematuramente sus planes.

    Si, en lugar de 12. Af3, las blancas se arriesgan a jugar 1 ;, g4, entonces el juego en ambos flancos, con el centro no estabilizado, puede ser peligroso, dando lugar a tfpicos contra-

    golpes centrales: 12 . ... d51 13. ed Cb41 (13 . .. . Td8 es ms flojo, debido al sacrificio 14. de! Txd1 15. Taxd1). La partida Leow/Stean, 1973, prosigui 14. de Axe6 15. f5

    Axb3 16. cb Tad8 17. Dc1 Cd3 18. Db1 De51 19. Tf3 (19. Axb6 Ad61 ::) 19 . . .. Cxg4, y las negras tienen un fuerte ataque.

    Ahora consideraremos:

    a1) 10 . ... Cxd4 a2) 10 . ... Ad7

    a1)

    10 . .. . Cxd4 11. Dxd4

    Despus de 11. Axd4 Dc7 12. Del b5 llegamos a un tfpico esquema Scheveningen, que estudiaremos ms adelante.

    La captura con la dama aade originalidad a la partida. La dama ocu pa una fuerte posicin central, ejerciendo su influencia a todo lo largo del tablero.

    11 . .. . Dc7

    23

  • 12. Tad1 b5

    . Las negras pueden, igualmente, Jugar 12. . .. eS. ya qlle despus de 13. Dd3 bS, la debilidad de la casilla d5 es inesencial. Tras 14. fe de 15. AgS Ab7 16. Dh3 b4! 17. Axf6 Axffi 18. Td7 Dc8! las chances estn equilibradas. (Beliavsky/Kochiev, 19761.

    13. eS de 14. Dxe5

    La captura de pen, 14. fe, no ocasiona a las negras ningn problema, en relacin con el desarrollo de sus piezas: 14 . . . . Cd7 (14 . ... Td87 15. Df4.) 15. Af3 Tb8, o bien 1S. Af4 Td8 16. Df27 Ab7 17. a3 AcS 18. Dh4 Cf8 19. Ad3 Cg6 20. Dh3 Ac6 + (Hartston/ Andersson, 19751. Por el contrario, la posicin negra se ha consolidado y la debilidad del pen eS se hace patente.

    La captura del pen con la dama libera a las blancas del problema de mantener un punto avanzado en eS, ya que 14 . . . . Dxe5 15. fe Cd7 conduce a la prdida de la calidad, tras 16. Af3 Tb8 17. Aa7.

    14. 0 0 0 Db81

    Slo asl pueden las negras defender a su dama, al tiempo que aseguran la casilla b7 para su alfil, solucionando todos sus problemas de apertura. Despus de 15. Dxb8 Txb8 16. Aa7 Ta8 17. Ab6 Ab7 18. a3 Tfc8 19. Aa5 g6, el juego est igualado (Vogt/ Andersson, 1975), si bien para conseguir esta igualdad las blancas deben efectuar dos jugadas precisas: 20. Ab41 Ad8 21. Ad6 = .

    24

    a2)

    10. ... Ad7

    11. De1

    A 11. Af3 las negras podran jugar convencionalmente, 11 . ... Dc7, y a 12. a4, 12 . . .. CaS sera perfectamente posible. Por ejemplo: 13. Dd3 Tac8 14. Tae1 Cc4. Si 12. Cde2, las negras obtienen excelente contrajuego con 12 .... e5 13. f5 dSI 14. Cxd5 CxdS 15. Dxd5 Tfd8.

    Tampoco es muy til la jugada 11. a4. Las negras pueden completar su desarrollo sin dificultades, e incluso pueden permitir que el pen alcance a S despus de 11 . . .. Cxd4 12. Dxd4 Ac6 13. Af3 Tc8 14. aS, ya que disponen de un contrajuego central que les concede la igualdad: 14 . ... d5! 15. eS Ce4 16. Cxe4 de 17. Ae2 Dxd4 18. Axd4 f5! . (Pritchett/Andersson, 1976). La impotencia de 11. a4 tambin se hace patente tras una respuesta ms conservadora, 11. . . . Tc8, recomendada por Polugaievsky. En la variante 12. Cb3 CaS 13. eS CeS

  • 14. Cxa5 Dxa5, las negras ganan un valioso tiempo, consiguiendo la igualdad: 15. Af3 Ac6! 16. Ad4 de 17. fe Td8 (Geller/Polugaievsky, 19781.

    Contra 12. Del, aparte de la habitual 12 . ... Cxd4, recomendaremos una jugada que explota la insuficiencia de a2-a4, aprovechando al mismo tiempo la posicin de la torre en c8: 12 . ... Cb41, y si 13. Td1 g6 14. Dg3 Txc3 15. be Cxe4, con suficiente compensacin por la calidad.

    11 . ... b5

    Despus de 11 . ... Dc7, la partida revierte a la posicin standard.

    12. a3 Db81

    Una jugada original, posible gracias a la rutinaria 10. Rh1. La dama negra no slo controla e5, sino que igualmente apoya el avance del pen 'b'.

    Las negras no tienen dificultades contra algunas continuaciones que ahora veremos:

    11 13. Af3 Cxd4 14. Axd4 e5 15. Cd5 (15. Ae3 Ac6 16. Td1 TeS'"' 115.

    ... Cxd5 16. ed ed! 17. Dxe7 Af5 18. Tac1 TeS 19. DgS DeS 20. c3 h6 21. Dh5 dEl, Szabo/Larsen, 1976.

    2) 13. Dg3 b4 14. ab Dxb4 15. Cxc6 (15. Tfd1 Dxb2 16. Cxc6 Axc6 17. Ad4 Db7 -F, Sibarevic/Kasparov, 1979) 15 .... Axc6 16. e5 Ce4 17. Cxe4 Axe4 18. ed Axd6 19. Tad1 Axc2 20. Td4 Db8 21. Af3 e51 22. Axa8 ed 23. Axd4 g6= (Kavalek/ Larsen, 1970).

    3) 13. Ad3 es un poco ms complicado, ya que las negras no pueden llevar a cabo su plan standard, 13 .... Cxd4 14. Axd4 eS (Sznapik/Langeweg, 1981) en razn de 15. Cd5 Cxd5 16. ed ed 17. Dxe7, y no dispo-nen de la posibilidad de jugar ... Af5. Tampoco es suficiente 14 .... Ac6, pues las blancas quedan mejor despus de 15. e5 de 16. fe Cd7 17. b4! (Oobosz/Jansa, 1979).

    Las negras, sin embargo, pueden avanzar el pen 'b', 13 .... b4 14. Cxc6 Axc6 15. ab Dxb4, y ahora, tras 16. e5 de 17. fe, la dama puede iniciar un comando, con 17 .... Dg4! l!n agudo final se producirla despus de 16. CdS CxdS 17. ed Dxe1 18. Ttxe1 Axd5 19. Txa6, mientras que 16. Ta3, 16 .... Tfb8 17. Tb3 DaS conduce a la igualdad.

    4) La jugada 13. Td1 puede dar origen a un bonito ataque, tras 13. ... Cxd4 14. Axd4 Ac6 15. Dg3 Db7 16. Af3 Tad8 17. Tfe1 a571 (17 . ... g6 oo ) 18. Cd5! ed (despus de 18. ... Rh8 19. Cxe7 Dxe7 20. Ac3, las blancas tienen clara ventaja, Sznapik/ Adamski, 1978) 19. ed Ae8 20. Txe71 Dxe7 21 .. Te1! pero en llfgar de 14. ... Ac6 las negras debieran jugar simplemente 14 . ... eS, y tampoco es. obligado jugar 13 . ... Cxd4. El avan-

  • ce del pen 'b' a b4 es aqu an ms efectivo que contra 13. Ad3, ya que el pen a6 sigue "en pie".

    b) 10.a4

    10. a4

    Una til jugada que restringe la actividad de las negras y que, al mismo tiempo, evidencia que los planes de juego blancos no tienen por qu limitarse al flanco de rey.

    10. ... Dc7 11. Rh1

    Insistiendo en la profilxis, lo que pone de relieve que la estrategia blanca es viable. Al mismo tiempo se invita a las negras a mostrar sus cartas. Las blancas esperan 1 1 .... Ad7, antes de retirar su caballo a b3.

    Si en lugar de ello se jugase 11. Cb3 b6, la formacin Maroczy es menos efectiva, con el alfil ya desarrollado a e3. Despus de 12. Af3 Tb8 13. De2, las negras cuentan con varias configuraciones posibles para sus piezas. Por ejemplo: 13 . ... Ca5 14. Cxa57 (despus de este cambio las blancas debern proceder con extrema cautela, ya que las piezas negras disponen de gran libertad de movimientos, que compensa ampliamente los defectos de su cadena de peones. En lugar de 14. Cxa5 es ms prometedor el plan 14. g4 Cc4 15. g5 Cd7 16. Ac1 Te8 17. Ag2, o bien 14. Cd2 Td8 15. Rh1 Ab7 16. Df2 Cd7 17. Tae1, aunque incluso en

  • gada disponible, como ya hemos visto en nuestros comentarios anteriores.

    12. De1

    La idea implcita en la jugada 11 . .. . Td8 queda desvelada en caso de 12. Af3 Ce5! y las negras consiguen buen contrajuego en cualquiera de estas lneas:

    1 ) 13. De2 Cxf3 14. Txf3 b6 15. Taf1 Ab7 16. Tg3 Cxe4 17. Cxe4 Axe4 18. Cxe6 fe 19. Ad4 e5, de acuerdo a un anlisis de Jansa.

    2) 13. Ae2 b6 (el caballo tambin puede volver a c6) 14. Cb3 Ced7 15. Af3 Ab7 16. De2 Taca (Haag/Jansa, 1976).

    3) 13. Cdb5 ab 14. Cxb5 Da5 15. fe de 16. De2 Ad7 17. Ad2, conforme a un anlisis de Honfi ( 19nJ.

    En lugar de 12. Del, las blancas pueden evitar la ruptura central jugando 12. Cb3. Ahora es pelgroso continuar con 12 . . . . d5 13. e5 d4, debido a 14. ef Axf6 (14 . ... de 15. fe.) 15. Ce4! de 16. Cxf6+ gf 17. Ad3.. Las negras pueden, no obstante, igualar siguiendo la estrategia de Maroczy. La partida Reshevsky/ Rae, 1978, sigui 12. Cb3 b6 13. De1 Tb8 14. Df21 Cb4 15. Af3 e5! 16. a5 ba 17. Cxa5 Cc6 (la operacin 17 . . . . ef 18. Aa7 Cg4 19. Axg4 Axg4 20. Axb8 Txb8 21. Dxf4 Ae6 22. Tf2 Af6 favorece a las blancas) 18. Cc4 y aqul 18 . ... Cb4! 19. b3 Cd7, y, segn los anlisis de Reshevsky, las negras disponen de buen contrajuego. En nuestra opinin, tambin se hubiese igualado con 14 . .. . Ca5.

    12. . . . Cxd4 13. Axd4 eS

    14. Ag1!?

    Pues de otro modo la inclusin de las jugadas 11. a4 Td8 permitirla a las negras ejecutar su caracterstico contragolpe central:

    1 ) 14. fe de 15 Ae3 (no es posible 15. Dg3) 15 . ... Ae6 16. Dg3. Las blancas no tienen ninguna amenaza concreta, de modo que las negras pueqen mejorar su posicin sin dificultades. 1 6 . ... Da5! 17. Ag5 Rh8 18. Ad3 Td7 19. Cd57! Axd5 20. ed Txd5 21. Axf6 Axf6 22. Dh3 e4! 23. Axe4 Th5 :: (Raman/Kasparov, 19nl.

    2) 14. Ae3 ef 15. Axf4 Ae6 16. Dg3 tampoco permite obtener ventaja a las blancas. Por el contrario, la excelente base de e5 para las piezas negras les concede mejores chances en la lucha subsiguiente: 16 . ... Cd7! 17. Ad3 Ce5 18. Cd5 Axd5 19. ed g6 20. c3 Af61 .21. Ac2 Ag7 22. Df2 Tac8 23. Tad1 TeS :: (Karpov/Ribli, 19nJ.

    La textual es una idea original de Efim Geller.

    27

  • 14 . .. . 15. a51 16. Ab6 17, TXf4

    ef TeS Ob8

    En la partida Geller/Tahl, 19n, las blancas obtuvieron ventaja despus de 17 . . . . d5 18. Df2 de? 19. Ac41 Ae6 20. Axe6 fe 21. Cxe4. Las negras pueden, sin embargo, mejorar la defensa. En lugar de 17 . . . . d5 pueden reagruparse, a base de 17 . . . . Ae6 18. Dd2 Cd7 19. Ae3 Ag5! pero el error de Tahl fue abrir el centro antes de haber completado su desarrollo. Despus de 18 . . . . Ae6 (en lugar de 18 . ... de) las negras hubieran limitado la actividad del alfil e2, obteniendo una posicin satisfactoria. Por ejemplo: 19. Ad3 de! 20. Cxe4 Cd5!

    b2)

    11 . ... TeS

    1 7 & - .. t - - -tll ... t. - - - !le

    . - . ft a fZJ. u

    " a a.l'-1 ra u a .-. .au - - BW -'G'

    Un mtodo tpico de mantener la tensin en la apertura. Las negras proyectan cambiar en d4 en el momento oportuno, seguido de e6-e5 y cambio de peones en f4, lo que libe-

    28

    ra a la torre e8, que adems presionara sobre el pen blanco e4, presin que compensarla la debilidad del pen negro d6.

    12. Af3

    Una de las claves de la jugada 11 . .. . TeS quedarfa revelada si la dama blanca emprende su ruta habitual: 12. Del! Cxd4 13. Axd4 e5 14. fe de 15. Dg3, y en este momento las negras juegan 15 . . . . Ad8!, protegiendo este alfil a caballo y dama, simultneamente, a la vez que el pen central queda defendido por la torre eS. Despus de 16. Ae3 Rh817. Ag5 Ae6 18. Tad11 Cg81 (la ltima sutileza! a 18 . ... TeS sera muy fuerte el sacrificio de calidad 19. Txd81, con la amenaza 20. Dh4, bosquejando un ulterior sacrificio de calidad con 21. Txf6) 19. Ae3, con chances parejas. (Tahl/ Andersson, 1976).

    12 . ... Tb8

    Una til jugada de espera, que liDera a la torre de la esfera de influencia del alfil blanco. 12 . . . . Cxd4, seguido de e6-e5, tambin es posible.

    13. De1

    Despus de 13. e5!? de 14. fe Cxe5 15. Af4 Ad71 16. Ag3 Ad6 17. Ae4 Cfg4, las blancas no pudieron aprovechar la clavada de ' las piezas pesadas, en la partida Ghinda/Urzica, pero la jugada 13. e5 merece consideracin. Otros planes se han ejecutado en esta posicin, pero todos ellos hn conducido a posiciones con chances igualadas:

  • 1 l 13. Af2 Af8 14. Te1 Cd7 1S. e2 Cxd4 (1S . ... CaSI?l 16. Axd4 b6 18 17. eS de 18. fe (Razuvaiev/Kaspa-rov, 1978). Aqu, 18 . ... AcS! condu-ce a excelente contrajuego de las negras.

    2) 13. Dd2!? Cxd4 14. Axd4 eS 1S. Ag11 ef 16. aS! Ae6 17. Ab6 Oc818. Dxf4 Cd7 19. Aa7 Ta8 20. Ad4 CeS, con lucha complicada (Geller/Timoshenko, 1980).

    3) 13. Oe2 Cxd4 14. Axd4 eS 1S. Ae3 Ae6 16. Tfd1 Ac4 17. Df2 bS 18. ab ab 19. Ta7 Tb7, con posibilidades parejas (Balashov/Kavalek, 1976).

    Con la jugada 13. De1 las blancas limitan la eleccin de planes de su oponente, que debe realizar ahora el avance del pen 'e' y cambio subsiguiente. Por otro lado, las blancas pueden desplazar rpidamente a su dama de la columna 'e'.

    13 . . .. eS

    Las blancas mantienen ahora una pequea ventaja posicional, si las blancas ejecutan la maniobra standard 13 . ... Cxd4 14. Axd4 eS 1S. Aa7 Ta8 16. Ae3 Ae6 17. Dg3 ef 18. Axf4 Cd7, partiendo de 19. Ag4, como en la partida Dolmatov/Ti-moshenko, 1979.

    14. Cb3 ef 15. Axf4 Ae6 16. Dg3

    La pareja de caballos Cb3/Cc6 aporta un toque de originalidad a esta posicin. Por supuesto, sera preferible jugar con las blancas aqu, pero la defensa negra es muy slida. En la partida Marjanovic/Tringov, 1979, las negras permitieron que el caballo de b3 tomase parte en el juego demasiado pronto: 16 . ... CeS?! 17. Cd41 Cfd7 18. Tad1 Af8 19. Cf5! y la iniciativa blanca se hace peligrosa: 19 . . . . bS 20. ab ab 21. Tf2 b4 22. CdSI En lugar de 16 . ... CeS, las negras hubiesen obtenido una posicin ms slida jugando 16 . ... Rh8, y si 17. Tad1 Tbd8 18. Cd5 Axd5 19. ed CeS 20. Cd4 Cfd7 21. Cf5 Af8.

    Todas estas experiencias y anlisis demuestran que las negras obtienen una posicin ms prometedora despus de 11 . . . . T d8, que despus de 11 . ... TeS, que es demasiado pasivo.

    29

  • 1.4. 10. Oe1 (1)

    (1. e4 c5 2. Cf3 e6 3.d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 a6 7. o-o Ae7 8. f4 o-o 9. Ae3 Cc6 10. Oe1)

    Una agresiva continuacin que, indiscutiblemente, es la lnea ms popular contra la Scheveningen Clsica. Las blancas preparan un ataque de piezas contra el rey enemigo. La constante oscilacin en las evaluaciones de las distintas variantes, consideradas tanto aqu como en el prximo captulo, es una de las razones que fundamentan la gran popularidad de la defensa.

    La jugada 10. Del puede tambin encontrarse en la posicin que resulta de jugar . ... Dc7 9. Ae3 Cc6. En este caso, las negras deben enrocar, ya que cualquier actividad prematura en el centro o en el flanco de dama podra tener consecuencias nefastas. Por ejemplo: 10 . ... Cxd4 11. Axd4 e57 12. fe de 13. Dg3 Ac5 14. Axc5 Dxc5 + 15. Rhl Rf816. Cd51 (Boleslavsly/Book, 1948), o bien 10 . .. . Cxd4 1 1 . Axd4 b57 12. e51 de 13. fe Cd7 14. Ce4 Ab7 15. Cd6+ Axd6 . 16. ed Dxd6 17. Tdl Dc7 18. Df2., de acuerdo a un anlisis de Tolush.

    An ms recientemente se pensaba que era necesario jugar 10. ... Dc7 en repuesta a 10. Del, lo mismo que parece obligado 6 . ... a6. La popularidad de la Scheveningen Clsica hoy da ha rechazado este dogma, revelando importantes matices

    30

    en la formacin de ambos bandos. Las negras ya no tienen miedo a permitir el avance e4-e5 en muchas variantes, considerando que el control de casillas a lo largo de la diagonal a8-hl es ms importante. Pero esta ecuanimidad es el resultado de un exacto conocimiento de los recursos defensivos con que se puede contar en posiciones previamente consideradas peligrosas. Estudiaremos ahora las continuaciones:

    19

    a) 10 . . . . Cxd4 b) 10 . ... Ad7

    a) 10 . ... Cxd4

    10. ... Cxd4 11. Axd4 b5

  • Al. ahorrar el tiempo de la jugada Dd8-c7 las negras han obtenido un beneficio. En efecto, no es fcil para las blancas situar un pen en e5, ya que despus de 12. e5 no es posible 13. fe, debido a la situacin de la dama negra en d8 y, como se ha dicho, no es fcil para las blancas preparar el avance porque entre otras razones deben estar pendientes del posible ataque sobre su pen e4, despus de 12 . . . . b4. La jugada profilctica 12. a3 soluciona slo parte del problema, como veremos a continuacin, dejndonos con la cuestin esencial: cmo ejecutar el avance e4-e5 con el mayor efecto posible? y, por otro lado, es la amenaza b5-b4 realmente peligrosa?

    a1) 12.a3 a2} 12. Td1

    al)

    12. a3 Ab7 13. Dg3

    Est claro que las blancas slo han diferido sus intenciones agresivas por una jugada y ahora que el pen a3 ha paralizado el avance de su homnimo negro de b5, vuelven a situar su punto de mira hacia el flanco de rey y el centro.

    A 13. Af3, las negras pueden jugar 13 . ... Dc7 14. e5 de 15. fe Cd7, o bien la slida 13 . ... Cd71? Despus de 14. Tad1 Dc7 15. Rh1 Tad8 16. Df2 Ac6 y las blancas tienen una posicin ms prometedora ( Butnorius/ Magerramov, 1978).

    13 . ... Ac6

    Las negras continan su preparacin del avance del pen 'b'. Debemos considerar el plan con 1 3 . ... Ac6 ms constructivo que otros planes que con frecuencia se observan en la prctica de torneo. Otros desarrollos mostrarn por qu, pero antes. de continuar nuestro anlisis de 13. . . . Ac6 veamos otras alternativas:

    1} 13 . . . . g6 14. Af3 (14. f5 e5 conduce a un juego agudo} 14 . . . . a51 (14 . . . . d5 y 14 . . . . Cd7 tambin son suficientemente slidas) 15. Tad1 b4 16. e5 Axf3 17. ef Axf6 18. Axf6 Dxf6 19. Txf3 be= (Byrne/ Stean, 1975). O bien 14. Ad3 TeS (14 . . . . a5! tambin es aquf perfectamente aceptable. Por ejemplo: 15. f5 b4. Tampoco es malo 14 . . . . Ch5 15. De3 Dd7 16. Tad1 Cxf4 17 .

    . Dxf4 e5

    18. Axe5 de 19. Dxe5 Dd6, Suetin/ Anikaiev, 1974} 15. f5 e5 16. Ae3 Txc31 17. be Cxe4 18. Dg4 Cf6 19. Dh3 Dc8!, con suficiente compensacin por la calidad (Jansa/Harts ton, 1975).

    31

  • 2) 13 . ... TeS 14. Ad3 (14. Rh1 es ms preciso aqu, ya que no bloquea la column 'd': 14 . ... TeS 15. Tad1 AfS 16-. e5. En la partida Karpov/ Andersson, 1977, se jug 14 . ... g6 15. Ad3 Ch5 16. De3 Dd7 17. Ae2 Cxf4?1 18. Dxf4 e5 19. Dg3 ed 20. Ag4, con juego agudo y una partida aproximadamente igualada. En lugar de 17 . ... Cxf4 Gligoric sugiere 17 . .. . Cg7, 1 7 . . . . Cf6 como mtodos igualadores ms dignos de confianza) 14 . ... TeS 15. Rh1 AfS 16. Dh3 e5! (justo a tiempol las blancas se disponan a jugar e4-e51) 17. fe de 1S. Cd5 Axd5 19. ed g6 20. Ac3 Ag7 21. Tad1 TeS 22. d6 Td51 + (Daz/ Andersson, 1976).

    .14. Ad3 Dd71

    Una clave importante del plan negrp. La dama, desde d7 sirve para prqteger a la pareja de peones a6-b5, "tocando", por otro lado, indirectamente al alfil d4 enemigo, lo que impide la maniobra 15. e5 de 16. fe.

    15. Tae11

    Las blancas han concluido su preparacin: la apertura ha finalizado y con el desarrollo armnico de sus fuerzas las blancas pueden estar satisfechas del resultado. Y las negras? Sus defensas son lo bastante slidas, pero no parece que dispongan de contrajuego para equilibrar las amenazas de ataque enemigas. Esto nos obliga a concluir que las blancas tienen mejores chances de cara al medio juego. No se puede, sin embargo, decir lo mismo si las blancas desdean jugar 15. Tae1 :

    32

    1 ) 15. Rh1 a5 16. Tae1 b4 17. ab ab 1S. Cd1 g6 (Lanka/Ligterink, 197SJ.

    2) 15. e5 de 16. Axe5 g6 17. f5 Ch51 1S. Dg4 ef 19. Axf5 Ac5+ 20. Rh1 De7 (Hecht/ Larsen, 1972).

    Ninguna de estas alternativas plantea serias dificultades a las negras.

    15 . ... aS

    En la partida Ostojic/Kaplan, 1975, las blancas obtuvieron clara ventaja despus de 15 . . . . Tae8 16. Rh1 AdS 17. eS! de 1S. Axe5 g6 19. Dh3 Cd5 20. Ce4 f5 21. Cc5, pero la torre no pinta nada en eS. De hecho, participara ms en la lucha desde aS.

    16. Tf317

    Un recurso un tanto inesperado, que refuerza el podero ofensivo de las blancas.

    16. e5 (no 16. Dh3? e51) 16 . ... de 17. Axe5 conduce a cauces ms tranquilos, pero que igualmente implican juego agudo: 17 . . .. g6 (17 . ... b4 1S. ab ab 19. Ce4!l 18. f5 Ch5 19. Dh3 ef 20. Axf5 Db721. Ae4 TaeS!

    16 . ... b4

    Diagrama

    Esta es la posicin crtica y es verdaderamente interesante desde el punto de vista analtico. Parece como si las negras hubiesen "llegado antes", pero mediante un sacrificio de caballo las blancas abren la diagonal para su alfil rey, as como la co-

  • 21

    lumna 'e' para la torre, iniciando un peligroso ataque directo.

    17. Cd5! ed 18. ed Axd5

    La investigacin analtica y la experiencia prctica de la posicin muestran los siguientes resultados.

    1} 19. Txe7 Dxe7 20. Te3 (20. Axh7+ Rh8!} 20 . . . . Ae6 21. Axh7+ Rxh7 22. Dg5? (despus de 22. Dh4+ Rg8 23. Tg3 Ag41 24. Txg4 Tfe8 25. Txg7 + las blancas pueden hacer tablas, anlisis de Minie} 22 . ... Th8 + (Belln/Larsen, 19nl.

    2} 19. Axh7 + Rh8! (19 . . . . Rxh7 2:>. Dh4 + Rg821. Txe7 -despus de 21. Tg3 Ae6 22. Txg7 + no hay ms que tablas- 21 . ... Dg41 22. Dxg4 Cxg4 23. Tg3, con mejores chances en el final, Kupreichik/ Langeweg, 1975} 20. Dh4 (20. Txe7 Dxe7 21. Dh4 Axf3 22. Ag6 + Rg8 y el ataque blanco ha sido rechazado. 20. Tfe3! Nunn} 20 . ... Dg4! 21. Dxg4 Cxg4 22. Th3 Af6, con juego complicado y de doble filo.

    a2}

    12. Tad1

    Las blancas incorporan su torre a la lucha y se preparan para hacer frente al enemigo con el poderoso avance e4-e5. La defensa del pen 'e' en ese caso a menudo se basa en motivos tcticos, mientras que el avance b5-b4 -como muestran detallados anlisis- tiene sus inconvenientes. En algunos casos se han producido otras continuaciones en las que las blancas ignoran la iniciativa de su oponente en el flanco de dama.

    1} 12. Af3. Tahl considera muy precisa esta jugada, pero se dira que esto es en gran parte cuestin de gustos. Las negras no estn obligadas a situar su dama en c7, ya que la amenaza a4-a5 no es en modo alguno temible. Despus de 12 . ... b4! 13. Ca4 (13. e5 de! 14. Axe5 Ab7!} 13 . . . . Tb8 14. e5 de 15. Axe5 Tb5, las negras no estn peor, de acuerdo a un anlisis de Magerramov, de 1977.

    33

  • 2) 12. Ad3. Es esta una continuacin directa y poco investigada. Las blancas proyectan efectuar el avance e4-e5 despus de dos jugadas preparatorias, Rh1 y a4. En respuesta a b5-b4 piensan emplazar su caballo en c4. La partida Kovacs/Ornstein, 1976, continu 12 . . . . Ab7 13. Rh1 Ac6 14. a4 b4 15. Cb1 Db8 16. Cd2 e5 17. fe de 18. Ae3 Db7 19. Ag5 CeS? (19 . . . . Ch5= l 20. Axe7 Dxe7 21. Cc4 a5 22. De3, con una pequea ventaja blanca. Parece, sin embargo, que tras 12. Ad3 las negras deberan tener tiempo de reagruparse confortablemente y de organizar un contrajuego que condujese a la igualdad. As, estimamos ms consecuente el avance del pen b5 en las jugadas 12 y 13.

    12 . .. . Ab7

    A primera vista esto parece arriesgado, considerando la oposicin Td1 /Dd8, pero es una jugada perfectamente vlida. La slida reputacin de otro mtodo defensivo, a base de 12 . . . . Dc7 13. e5 de 14. fe Cd7 15. Ce4 Ab7 (15 . . . . Cxe5? 16. Dg3) tiene muy en cuenta el resultado favorable de la partida Geller 1 Tahl, 1976, P.n .la que se jug 16. Cf6 + Rh8! (pero no 16 . . . . gf? 17. Dg3 + Rh8 18. ef Dxg3 19. fe+, ganando) 17. Dh4 h6 18. Dh5 Ac5!, con ulterior anlisis de Magerramov: 19. Cxd7 Dxd7 20. c3 De71 21. Tf6! Ae4! Lamentablemente, esto fue refutado por una brillante idea de A. lvanov: 17. Ad3! h6 18. b4!! y ahora resulta que todo lo que se necesita para ejecutar un ataque efectivo es vedar la casilla c5 a las negras. Despus de 18 . . . . Tfd8 19. Ch5 Cf8 20.

    34

    c3! Axb4 21. Dg3, el ataque blanco no puede ser atajado (A. lvanov/ Magerramov, 1980).

    Desde el punto de vista posicional parece dudosa la idea de intentar la simplificacin mediante 12 . . . . b4?! 13. Ca4 (13. e5 de 14. fe Cd7 15. Af3 Tb8 16. Aa7? be!::, o bien 16. Ce4 Da51::) 13 . . . . Cxe4 14. Af3 f5 15. Cb6 Tb8 16. Cxc8 Txc8 17. Axe4 fe 18. Dxe4 Dd7, ya que las negras se quedan con varios islotes de peones y slo pueden esperar unas tablas jugando con gran precisin.

    13. Af3

    !..EJan de las blancas es claro: tratan'de jugar e5, expulsando el caba'1100e'16 y, prev1o cambio d_Qte pero peligroso alfil n_!gro de b]. filcar un ataque en el flanco de rg_v., ir:JEorporando a l.a..l:!.atalla .. .el .. caballo dg_

  • Otros intento han sido: H 13 . ... b4. Despus de 14. Ca4

    Da5 (14 . . . . a5 15. e5 Cd5 tambin es posible) 15. e5 de 16. fe Cd5 17. Cb6 Tad8 18. Rh1 Cxb6 19. Axb7 Ac5 conduce a un juego equilibrado, mientras que 14. e5 puede llevar a un agudo final de torres: 14 . . . . Axf3 15. Txf3 be (15 . ... de? 16. fe Cd5 17. Ce4 Dc7 18. Dg3Tac8 19. c3 Dc620. Cf6+ Axf6 21. ef, Geller/Grigorian, 1976) 16. ef Axf6 17. Dxc3 Tc8 18. Axf6 Txc3! (18 . . . . gf? 19. Txd6! , o bien 18 . . . . Dxf6 19. Axd8 Txf3 20. c3 d5 21. f5) 19. Axd8 Txf3 20. Ae7 Txf4 21. Axf8 Rxf8 22. Txd6 Ta4 23. a3 Re7 24. Tb6 f5.

    2) 13 . ... CeS. Momentnea transicin a una defensa pasiva. A 14. e5 las negras pueden oponerse al traslado del caballo a e4, jugando 14 . . . . Axf3 15. Txt3 d5, pero tanto el caballo de e8 como la torre f8 quedan fuera de juego. En la partida Diesen/ Hort, 1977, las negras co.nsiguieron una aproximada igualdad despus de 14. a3 Dc7 15. Df2 Ac6 16. e5 Axf3 17. Dxf3 TeS 18. Rh1 Dc6, ya que el caballo negro puede llegar a d5 o f5. Las blancas, no obstante, pueden mejorar su juego.

    La del texto es la jugada ms acorde con los principios rectores de la posicin. Las negras asumen que su defensa ser suficientemente slida, ya que el Af3 no puede unirse al ataque contra el rey. En consecuencia, permiten que las blancas lleven a cabo su plan.

    14. eS de 15. fe Cd7 16. Axb7 Oxb7 17. Ce4

    Esta es la posicin crtica. La partida Zeshkovsky/Petrushin, 1973, muestra que f7 es el punto dbil en el entorno defensivo del rey negro: 17 . . . . Tac8? 18. c3 Rh8 19. Tf41 b4 20. Dg3 be 21. be Tc4 22. Tdf1 . El contrajuego negro se basa en aumentar la presin sobre el pen e5, con el fin de atar a las piezas blancas a su defensa. En este sentido, 17 . . . . Dc7 es lo mejor. Despus de 18. Td3 Cxe5 19. Dg3 f6 20. Cxf6 + Axf6 21. Txf6 Txf6 22. Axe5 Dc5 + 23. Ad4 Df8, o bien 18. Cf6 + Rh8 19. Cxd7 (19. Ch5 Dxc2) 19 . . . . Dxd7, las negras tienen la situacin controlada, segn anlisis de Vainshtein. Tampoco ofrece muchos problemas a las negras 18. Cf6+ Rh819. Cxd7 Dxd7 20. Td3 Taca 21. c3"b4 22. Tb3 be 23. be Db7 24. De3 Db2 25. a4 Dc2, Olafsson/Panno, Buenos Aires 1980. Pero cmo pueden defenderse las negras despus de 18. Dg3 Rh8 19. Cd6!?? Hartston considera que las blancas tienen mejores chances. En nuestra opinin, sin embargo, con 19 . . . . Rg8 se mantiene el equilibrio si las blancas juegan, por ejem-

    35

  • plo, 20. Txf7 Txf7 21. Cxf7 Dxc2 22. Dg4Dg6.

    bl 10 . ... Ad7

    10 . ... Ad7

    Esto es menos popular que 10 . . . . Cxd4 11. Axd4 b5, pero es una continuacin perfectamente jugable, en la que las negras difieren el desarrollo de su dama. El alfil se desplazar a c6, donde ocupar mejor posicin que en b7. Despus de b7-b5, la dama negra puede dirigirse a b7, incrementando as la presin sobre el pen e4, y, si en un momento dado se cambian los alfiles de casillas blancas, su ulterior ubicacin en c6 ser excelente.

    11. Tad1

    Despus de 11. Dg3 b5 12. a3 Cxd4 13. Axd4 Ac6, las negras dispondrn de amplia eleccin para el emplazamiento de su dama. En conexin con este plan ofensivo, es interesante la partida Vukoevic/Sigurjonsson, 1976 14. Ad3 Dd7 15. Tae1 (15. eS de 16. AxeS g6 17. fS ChS 18. Dg4 ef 19. AxfS Da7 + 20.

    Ad4 AcS = Byrne/Najdorf, 19761 15. . . . aS 16. Dh3 eS 17. fe de 18. Axe5 (18. Cd5 Ad81 18 . ... Dxh3 19. gh b4 20. ab ab 21. Cd1 Ac5+ 22. Rg2 Tae8!'f.

    36

    11. . . . Cxd4 12. Axd4 Ac6 13. AfJJ Dc7

    Las amenazas blancas fuerzan a la dama negra a situarse en c7, pero esto constituye una pequea victoria moral, por cuanto las blancas no han obtenido ventaja significativa alguna en la apertura. Es cierto que despus de 14. e5 cea 15. Rh1 Td8 16. Td3 de (16 . ... b51?1 17. fe g6 18. Df2 Td7 19. Axc6 Dxc6 20. Tf3 Dc47 (mejor es 20 . ... Cg7!? 21. Txf7 Cf5 22. Txf8 + Axf8, con contrajuego, Geller) 21. Ae3 Ah4 22. Dg1 Ad87 23.

    Ac51 Ae7 24. Axe7, las blancas ganaron ejecutando un ataque directo al rey, en la partida Geller/Sigurjonsson, 19n, que continu 24 . . . . Txe7 25. De3 Cg7 26. b3 Dc7 27. Ce4 Cf5 28. Cf6 + Rg7 29. Th3!

    Las blancas hubieran tenido ms dificultades en organizar su ataque si las negras hubiesen jugado 14 . .. . de 15. fe Cd7. Por ejemplo: 16. Axc6 Dxc6 17. Ce4. La posicin originada (por transposicin de jugadas) en la partida Tahl/ Andersson, 1976, en la que las blancas, despus de 17 . . . . b5 18. Td3 Tad8 19. Tg31 Dxc2 20. De3 Dc4, podrian haber ganado rpidamente con 21. Cf6+ 1 Cxf6 22. ef

  • Txd4 23. Txg7 + Rh8 24. fe, bien 21. ... Axf6 22. ef g6 23. Tg4 e5 24. Dh6 Cxf6 25. Txf6 ed 26. Th4 Tfe8 27. Txg6 + etc., conforme al anlisis de Tahl. En lugar de 17 . . .. b5es mucho ms fuerte 17 . ... Dc7!, con idea de responder a 18. Cf6+ con 18 . . . . Rh8. Tambin es mucho mejor 17.

    1.5. 10. De1 (11)

    ... Tad8 18. Tf8 Rh8. Por otro lado, el cambio 14 . . . . de, no es imperativo, y las negras pueden jugar 14. ... Cd7 15. ed (de otro modo seguira 15 . ... d5) 15 . . . . Axd6 16. Axd6 Dxc6 17. Dg3 g6 18. Rh1 Ac5, con suficiente contrajuego par' la igualdad.

    (1. e4 c5 2. Cf3 e6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 d6 6. Ae2 a6 7. o-o Ae7 8. f4 o-o 9. Ae3 Cc6 10. De1 Dc71

    Han pasado ms de cincuenta aftos desde el nacimiento de la Variante Scheveningen, durante los cuales, naturalmente, ha tenido lugar un interminable debate terico en el que se han ido contrastando todas sus ideas y jugadas. Sin embargo, pese al transcurso de los tiempos y de las modas, esta posicin sigue siendo clsica de la Scheveningen. Con su ltima jugada las blancas liberan la casilla d1 para una to-

    rre y el Ae2 se prepara a tomar parte activa en la lucha por el centro y el flanco de dama, toda vez que proyecta instalarse en f3, o incluso tomar parte en el ataque al flanco de rey, mediante Ad3. La dama se dirige a g3, desde donde reforzar las operaciones en el centro (avance e4-e5) a la par que presionar sobre el enroque negro. En una palabra, existe un amplio abanico de planes para las blancas y la posicin est llena de dinamismo. En estas circunstancias, la transicin a una operacin decisiva puede producirse en cualquier momento, lo que significa que el juego requiere fineza, caracterlstica que generalmente depende del temperamento del jugador. Las blancas pueden forzar ahora sus preparaciones para el asalto al flanco de rey, y pueden, asimismo, adoptar medidas preventivas a fin de restringir el contrajuego de su oponente. Examinaremos, a continuacin, las posibilidades al 1 1 . a4 y b) 1 1 . Rh1, reservan-

    37

  • do la discusin de 1 1 . Dg3 para el prximo captulo.

    Mencionemos al mismo tiempo las siguientes alternativas:

    1 ) 1 1 . g4 (movimiento agresivo que, sin embargo, constituye una continuacin ilgica, por cuanto resta efectividad a la ulterior Dg3) 1 1 . . . . Cxd4 12. Axd4 e5 13. fe de 14. Dg3 Ac5 15. Axc5 Dxc5+ 16. Rh1 Ae6 17. g5 Cd7 y a nuestro entender las negras tienen una posicin ms prometedora, ya que el pen de g5 no puede retroceder para proteger a su rey.

    2) 1 1 . Af3 Cxd4 12. Axd4 e5 13. Ae3 b5 14. Td1 Ae6 15. a3 Tb8. Aqu las negras tienen clara superioridad, gracias a sus operaciones en el flanco de dama.

    3) 1 1 . Cb3 b5! 12. a3 Ad7 13. Af3 Tfd8 14. Tf2 Ae8 15. g4 Cd7 16. g5 Cc5 y el pen b5 garantiza a las negras el espacio necesario para las operaciones del flanco de dama.

    4) 1 1 . a3. Un tanto profilctica. Las blancas mantienen vedada la casilla b4 para el pen b5 y el caballo c6, pero tambin constituye una cierta prdida de tiempo. Por consiguiente, las negras no tienen mayores dificultades para igualar. Por ejemplo: 1 1 . . . . Cxd4 12. Axd4 Ad7 13. Dg3 Ac6 14. Rh1 b5, o bien 12. . . . e5 13. fe de 14. Dg3 Ac515. Axc5 Dxc5 + 16. Rh1 Rg8, 16 . . . . De7, con igualdad.

    5) 11. Td1. Esta es una interesante concepcin. Las blancas esperan el cambio . . . Cxd4, despus del cual la d

  • 12. Axd4 e5 Slo esta jugada concede una sig

    nificacin independiente a 11 . a4. Despus de 11 . . . . Ad7 12. Cb3 la partida, por el contrario, adquiere los contornos de la formacin Maroczy.

    13. Ae3

    Despus de 13. fe de 14. Dg3 TeS 15. Rh1 Ad8! 16. Ae3 Rh8, la posicin est equilibrada, remitindonos a la partida Tahl/ Andersson, 1976, que ya ha sido comentada. Aprovechemos para mencionar que hay otro mtodo defensivo en relacin con esta lnea: 16 . . . . Ae6 17. Ah6 g6 18. Tad1 Tac8 19. Df2 Ae7 20. Ag5 Cg41, que dio buen juego a las negras en la partida Zeshkovsky/Garca, 1974.

    13. ... ef 14. Txf4

    Otra continuacin igualmente vlida es 14. Axf4, dado que seria peligroso capturar el pen b2: 14. . .. Db6 + 15. Rh1 Dxb2 16. Dg3, que implica una serie de amenazas tales

    como 17. Tfb1, 17. e5 y 17. Ah6. Pero incluso despus de 14. Axf4 pueden asegurar las negras el control de la casilla e5, lo que debe conducir a la igualdad. Por ejemplo: 14. ... Ae6 15. Dg3 Cd7 (15 . . . . Tfd8 es inferior: 16. Ah6 g617. Rh Tac8 18. Ag5 CeS 19. Tae1, con dedgradable presin sobre el centro, Dolmatov/ Tahl, 1979) 16. Ah6 Dc5+ 17. Rh1 De5 18. Af4 Dc5 19. Cd5 (19. b4 Dxb4 20. Tab1 Dc5 21. Txb7 Tfe8 conduce a juego complicado) 19 . . .. Axd5 20. Ah6! g6! (Tahl considera satisfactoria la posicin negra, despus de 20 . . . . Dd4) 21. Axf8 Axf8 22. ed Dxc2 23. Df2 Ce5, con suficiente compensacin por la calidad.

    14. .. . Ae6 15. DgJ Cd7 16. Ad4

    Una original, pero no demasiado efectiva idea de Boris Spassky es 16. Taf1 Ce5 17. Tf5!? Tfe8 18. Th5 g6 19. Rh1 Af8 20. Ah6 Axh6 21. Txh6 De7 = (Spassky/Kavalek, 19n).

    16 . . .. Ce5

    Este caballo paraliza la pareja de alfiles blancos y ahora, a fin de obtener ventaja, las negras deben buscar algn camino concreto de hacerse con la iniciativa. Despus de 17. Ad3 ( 17. Taf1 Tac8 18. b3 Da5 19. Ad1 Ad8:: es ms flojo) 17 . ... Da5 (17. ... Tfe8 18. Taf1 Af8 19. Cd5 Axd5 20. ed g6, Georgiev/Ermenkov), 18. Rh1 Tac8 19. Ce2 Tfe8 20. Ac3 Dd8 21. Cd4 Ag5 22. Cf5 Axf5 y el juego nunca dej la senda de la igualdad (Larsen/Andersson, 1974). Un poco ms arriesgada, pero tambin algo

    39

  • ms prometedora, es la jugada de Mgerramov, 22 . ... g6. Por ejemplo: 23. Cxd6 Txc3 24. Cxe8 Tc8 25. Tff1 Cxd3 26. cd Ae7 27. d4 Dxe8 28. dS Ad7 29. eS Ab4

    b} 1 1 .Rh1

    11. Rh1

    28

    Las blancas apartan su rey de la diagonal a7-h1, a fin de evitar posibles contrajuegos basados en ese factor. Por otro lado, invitan a las negras a que muestren sus cartas.

    No es fcil para las negras encontrar un plan que explote la ltima jugada blanca. Asi, en el esquema 11 . ... A7 12. Af3, y a 12 . ... Tfd871 seguirla 13. Df2! Tab8 14. Tad1 Ae8 1S. g4 Cxd4 16. Axd4 bS 17. gS, con iniciativa blanca, como en la partida Sajarov/Korchnoi, 1963.

    Estudiaremos ahora dos planes para las negras.

    b1} 1 1 . . . Cxd4 b2l 1 1 . ... Ad7

    40

    b1}

    11 . ... 12. Axd4

    Cxd4 b5

    Las negras pueden jugar tambin 12 . ... eS 13. fe de, y aunque despus de 14. Dg31a profilctica 14 . ... Ac5 no es posible, tras 11. Rh 1, s existe la posibilidad de jugar 14 . . . . Ad61, que hemos contemplado ates con el rey blanco en g1. La poslci del rey en h1 no cambia el enjuiciamiento de la idea. As, tanto 15. Txf6 ed 16. Dxd6 Dxd6 17. Txd6 de 18. be Ae6, seguido de Tfc8, como 15. Ae3 CeS 16. CdS Dxc2! 17. Tf21 Ae6 18. Af3 Dc6 19. Tc1 DbS, dan mucho juego a las negras.

    Examinaremos a continuacin ideas que impliquen el avance ... b7-b5, para demostrar la viabilidad de la defensa negra, incluso en las circunstancias ms desfavorables, como en la lfnea 1 1 . Dg3 Cxd4 12. Axd4 bS.

    Es natural afirmar que si este plan es suficientemente slido contra 1 1 . Dg3, tambin debe serlo si las blancas juegan la menos activa 1 1 . Rh1.

    13. e5

    Despus de 13. Ad3 Ab7 14. a3 Cd71 15. Dg3, son las negras quienes situarn un pen en e5, aniquilando asi la actividad de los alfiles blancos. Cierto es que surge una nueva forma de conflicto, en tomo a las casillas. dS e5 y f5. Por ejemplo: 1.5 . . ,, cl5 16. fe Cxe5 17. Cd1 Tfe8 18. Ce3 Affl 19. TfS g6 20. AxeS Txe5 21. Cg4! on !a iniciativa (Polovodin/ Ada m, 1980). Aparentemente, 16 . ... 17. Ae3

  • Dd6 18. Cd5 AdB, seguido de f7-f5, dara paso tambin a la igualdad.

    Continuaciones como 13. a3 Ab7 14. Dg3, es decir, aquellas en las que la dama blanca se sita rpidamente en g3, sern estudiadas en otros captulos.

    13 . . . . de

    Tambin es posible 13 . . . . CeS, que conduce a una posicin pasiva, pero slida. Despus de 14. Af3 Ab7 15. Axb7 Dxb7 16. Ce4 Tc8 17. c3 Dd5! las negras tienen buen juego (Belln/Ungureanu, 19n). Tampoco encierra particular dificultad para las negras el avance 15. f5: 15 . ... Axf3 16. Txf3 de 17. Axe5 Dc4 o bien 17 . . . . Dc6.

    14. Axe5

    Interesantes complic

  • g6 17. DgS! DdS! 1S. DhS TeS 19. Tad1 AfS 20. Dh3 De7! las negras habran reforzado su posicin.

    17. . . . CeS 1S. f5 ef 19. Txf5 Ad6

    La ventaja posicional e iniciativa de las blancas se van desvaneciendo. Despus de 20. Taf1 TdS 21. a3 AxeS 22. Txe5 Cf6 (Gufeld/Piatonov, 1974) las negras no deberan perder. Algo ms activo es 21. a4, pero incluso tras 21. . . . b4 22. Ce4 Axe4 23. Axe4, las negras tienen una posicin aceptable, si bien no deben esperar ms que tablas.

    b2)

    11 . ... Ad7

    30 , t..ttrtt' tB".t - E ,... M R - a . -

    "- ft -. u - "' " -. -ft D ft -'t ftll .. -rlh - "'="-=:.==.:W=..J

    Antes de analizar en detalle esta jugada, examinemos otras posibles continuaciones:

    1 ) 1 1 . . . . Ca571 12. Td1! b513. Af3 (tambin merece una ojeada el sacrificio de pen .13. e5!? de 14. fe Dxe5 1S. Af4 DeS 16. Af3 Ab7 17. b4! Dxb4 1S. Axb7 TadS 19. Cc6 Axc6

    42

    20. Axc6 TeS ;!; (Belln/Garca, 1976) 13 . . . . Ab7 14. eS CeS 15. Dg3 Cc4 16. Ac1 TeS 17. Ce4!, con ventaja (Lalev/Kirov, 19S1).

    2) 11 . . . . TeS 12. a4 Cxd4 13. Axd4 e5 14. fe de 15. Dg3 AdS! (con una sola jugada se solucionan tres problemas: la defensa del pen eS, de la dama y del caballo f6) 16. Ae3 RhS! = (Tahi/Andersson, 1S76).

    3) 1 1 . ... RhS (si las blancas pueden esperar, tambin pueden esperar las negras. Esta retirada es til, ya que despus de Dg3, ya no se amenaza Ah6) 12. Af3 Ad7 13. a4 Tac8 14. Tad1 Cxd4 1S. Axd4 e5, con igualdad (Giigoric/Najdorf, 1946). En lugar de 12. Af3 es ms activo 12. Dg3, pero esta idea ser discutida en otro captulo.

    12. a4

    Otras continuaciones causan pocos problemas a las negras:

    1 ) 12. Cf3dS! 13. eS Cg4! 14. Ag1 f6! + (Matanovic/Portisch, 1964).

    2) 12. Cb3 TfdS 13. Af3 bS 14. Tc1 b41 1S. Ce2 eSI + (Vajda/Kotov 1948).

    3) 12. Af3 eSI 13. CfS AxfS 14. ef Cd4 1S. Axd4 ed 16 .. Ce2 Dxc2 17. Cxd4 Dxb2 1S. Cb3 TaeS 19. Axb7 AdS! 20. Dg3 aS:: .

    4) 12. Td1 b5 13. Ad3 TfdS 14. a3 Tab8 Hi. Cb3 b4 16. ab Cxb4 = (Kuijpers/Giigoric, 1967).

    S) 12. Dg3. Esta es probablemente la coninuacin ms prometedora . y la que ms se ha jugado en los torneos hasta ahora, pero debido a su significacin postergaremos momentneamente su estudio hasta el

  • prximo captulo. Con la jugada 12. a4 las blancas

    no slo evitan el avance del pen 'b', sino que amenazan bloquear el flanco de dama con a4-a5.

    12 . ... Cxd4

    Despus de 12 . . . . Ca5 13. Td1 Cc4 14. Ac1 Tac8! 15. Af3 (15. b3 Ce5! 16. Ab2 Cg6 = l 15 . . . . g6 16. g4 CeS 17. f5?! Dd8 18. b3 Ce5 (Diaz/ Balashov, 1975) las negras tuvieron un juego excelente. Las blancas perdieron la iniciativa con 13. Td1. Debieran haber jugado 13. Dg3 Cc4 14. Ac1 y tratar de explotar los inconvenientes de la hermosa, aunque un tanto inestable posicin del caballo en c4.

    13. Axd4 Ac6 14. DgJ

    Las blancas amenazan con el bloqueo 15. a5, y si 14 . . . . Tac8, 15. e5! sera muy fuerte, ya que tras 15 . . . . de 16. Axe5, la dama no tiene una casilla adecuada.

    Si 14 . . . . g6, las blancas consiguen fuerte iniciativa con 15. f5! e5 16. Ae3. Por ejemplo: 16 . . . . Rh8 17. Dh4! {o bien 17. fg fg 18. Ah6) 17. . .. Dd8 18. Ag5 (Shamkovich/ Murey, 1975).

    Tampoco es mejor 16 ... Cxe4, segn un anlisis de Shamkovich: 17. Cxe4 Axe4 18. f6! Ad8 19. c4! d5 20. Dh4 RhB (20 . . . . Dd6 21. Tad1! ) 21. Dh6 Tg8 22. Ag5 . Shamkovich tambin ha refutado otro ensayo, en su partida con Grefe, donde se jug 16 . . . . d5 17. fg hg 18. ed Cxd5 19. Ac4! , descartando igualmente la posibilidad 16 . . . . b5 en su partida contra Sherwin del mismo ao: 17. Ah6 Tfc8 18. Ad3! Rh8 19. Dh3 b4 20. fg fg 21. De6! .

    1 4 . . . . b61

    Una solucin confortable a todos los problemas negros, bando que evita as el bloqueo, hallando al mismo tiempo una buena casilla para su dama, desde donde no slo presionar sobre el pen e4, sino que tambin podr apoyar el avance del pen 'b'. Despus de 15. De3 Db7 16. Af3 {16.e5 Axg2 + !) 16 . . . . b5, difcilmente puede concebirse alguna ventaja para las blancas.

    43

  • 1. 6. 10. De1 11111

    (1. e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cd 4. Cxd4 Cf6 5. Cc3 e6 6. Ae2 a6 7. o-o Ae7 8. f4 Cc6 9. Ae3 o-o 10. Oe1 Dc7 11. Dg3)

    Esta es la continuacin ms directa y agresiva. Las blancas trasladan su dama a una excelente posicin de ataque, donde a la par que plantea amenazas sobre g7 puede apoyar el avance del pen e4.

    Despus de 1 1 . Dg3 las negras deben optar por uno de estos dos planes: sea cambiar caballos en d4 (lo que situar al alfil dama blanco en una posicin amenazadora), sea permitir que el caballo d4 se retire a f3.

    a ) 11 . . . . Cxd4 bl 11 . . .. Ad7

    al 1 1 . . . . Cxd4

    11 . ... 12. Axd4

    44

    Cxd4 b5

    Despus de lo ya dicho acerca de la viabilidad de 10 . ... Cxd4 1 1 . Axd4 b5 12. Dg3 Ab7, las negras no deben temer la posicin del diagrama, pese a que, naturalmente, pueden atravesar situaciones difciles.

    En lugar de 12 . . .. b5 sera prematuro abrir el centro antes de desarrollar el flanco de dama: 12 . . . . d5? 13. Rh1 de 14. Cxe4 . Es tarde tambin para transponer a otra variante: 12. . .. Ad7?! 13. e51 de 14. Axe5 Db6+ 15. Rh1 CeS 16. Ad3 f6 17. Dh4! g6 18. Ce4 (Hartston/Ciocaltea, 1971/72).

    13. a3

    El inmediato avance 13. e5 no concede a las blancas ventaja alguna, ya que las negras no tienen debilidades. Despus de 13 . ... de, las blancas pueden elegir entre:

    1 ) 14. fe Ac5 15. Axc5 Dxc5 + 16. Rh1 Cd7 17. Tae1 b4 (tambin es bueno 17 . . . . Ab7) 18. Ce4 Dxe5! 19. Cf6+ Rh8 20. Dh4! Cxf6 21. Af3 Dxb21 (21. ... Db8 22. Axa8 Dxa8 23. Txf6!) 22. Axa8 Ad7, anlisis de Altschuler, 1960:

    2) 14. Axe5 parece peligroso, pero 14 . . . . DeS+ coloca a las blancas a la defensiva: 15. Rh1 Ab7 16. Ad3 (se amenazaba 16 . . . . b4, segui

  • do de 17. 000 Dxc2) 16. 000 g6! 17. Taei (el ataque a base de 17. f5 se rechaza con la sencilla 17. o o . Ch5! y despus de 17. a3 Tfd8 18. Tae1 Dc6 19. Te2 Ch5 20. Dh3 f51, las negras estn bien) 17. o o , b4 18. Cd1 Ch5 19. Dh3 f6!! 20. Dxe6+ Tf7 21. Ac4 Taf8 22. Ab8 Rh8! 23. Cf2 Tg7 24. Cd3 DeS! 25. Ad6 Axd6 26. Dxd6 Cg3 + 1 (Reshevsky/Browne, 19n).

    La idea 13. Af3 Ab7 14. Tae1, con la amenaza e4-e5, tampoco es muy prometedora. Despus de 14. 00. Tad8! 15. Rh1 b4 16. e5 CeS 17. Axb7 del 18. Axa6?! (18. Axe5 = ) 18. 00. ed 19. Ce2 Dxc2! las negras obtuvieron ventaja en la partida Heuer/Tahl, 1977.

    Con la jugada 13. a3 las blancas evitan el avance del pen 'b' y continan reforzando su posicin, antes de avanzar el pen rey a e5.

    13. 000 Ad7

    Las negras completan su desarrollo, si bien no juegan el alfil dama inmediatamente por la gran diagonal.

    13. 0 0 0 Ab7 parece ms natural, pero el alfil ocupar la gran diagonal desde c6. D hecho, la amenaza sobre e4 ser real cuando el alfil se halle en c6, la dama en b7 y, a veces, el pen en a5. Estos planes sern examinados a continuacin, pero antes veamos algunos fragmentos instructivos de partidas, que permitirn familiarizarnos con las sutilezas de la posicin:

    1) 14. Tae1 d5 (el juego pasivo no es aqu recomendable: 14. 0 0 0 Ac6 15. Af3 Tad8 16. e5 de 17. Axe5 Db6+ 18. Rh1, Dvoiris/Polugaievsky, 1981. Ahora las negras deben jugar con cuidado para no permitir el ataque enemigo, quiz 18. 000 Td7!7) 15. ed Ac5! 16. Axc5 Dxc5 17. Df2, con juego igualado. (Aronson/Mascarinas, 1980).

    2) 14. Tad1 Ac6 15. Af3 Taca (ms dbil es 15. o o Db7 16. Tfe1 !? Tfd8? 17. Cd51 ed 18. ed Ae8 19. Txe7 Dxe7 20. Te1 Df8 21. Axf6 Td7 22. Ae4 h6 23. Dg4, con fuerte ataque, Ouiones/Fernndez, 19n) 16. e5 de 17. fe Axf3 18. ef Dxg3 19. hg Axd1 20. fe Tfe8 21. Txd1 f6, con un final de carcter agudo.

    3) 14. Rh1 g6 (14. o o Tfd8 15. Tae1 CeS 16. Ad3 Tac8 17. Df21 Td7 18. Ab6 Db8 19. e5!. Sax/Tompa, 1974) 15. f5 e5! 16. Ae3 d5! 17. ed Cxd5 18. Cxd5 Axd5 19. f6?1 (19.

    'c31?) 19. 0 0 0 Ac5 20. Ah6 Tfe8 21. Dg5 Tad81 22. Ag7 Dc6 + (Zuckerman/Grefe, 19nl.

    4) A 14. Ad3 las negras se las arreglan para liberar su posicin, con 14. 0 0 0 e5! (14. o o g6 15. f5! Tae8 16. Dh3 15. fe Ch5! 16. De3 de, y despus de 17. Ab6 Dd6 18. Tad1 Cf4

    45

  • 19. Ae2 Dg6= (Bronstein/Kotov, 1947), o bien 17. Axe5 Dxe5 18. Tf5 De6 19. Txh5 g6, con juego agudo. La inmediata 14 . . . . Ch5!? es tambin una posibilidad real. 15. Dh3 Cxf4 16. Txf4 e5 podra ser seguido por 17. Tg4 ed 18. Dh6 g6 19. Tg3 de 20. Th3 Ah4! 21. Txh4 f6, con juego de doble filo.

    14. Rh1

    Las blancas impiden que la dama negra escape con jaque despus de 15. e5 de 16. Axe5. El alfil de e2 controla la casilla h5, impidiendo el avance e6-e5.

    Las blancas pueden tambin trasladar la torre de a1 al centro, con 14. Tae1. Por ejemplo: 14 . ... Ac6 15. Tf3 b4 16. ab Dxb4, con juego agudo.

    14 . ... Ac6

    Las negras no tienen la posibilidad de avanzar su pen a e5. Por el contrario, el avance e4-e5 es inevitable, de modo que han de prepararse para contrarrestarlo. La defensa ms natural consistira en reforzar g7, moviendo el caballo a e8, pero esto significara el enclaustramiento de la torre f8.

    Al desplazar el alfil a c6 las negras liberan la columna 'b' para sus piezas pesadas, asegurando el avance b5-b4. Todava no podrn resentirse los efectos de la batera Ac6-Db7, pero las blancas debern, tarde o temprano, pensar acerca de sus posibles consecuencias.

    15. Tae1

    46

    Las blancas disponen de un amplio abanico de planes, con tendencia a juego complicado, lo que requerir mucha atencin por parte de las negras. As,

    1) 15. Ad3 e5 (vale la pena analizar el plan 15 . ... Ch5 16. Dh3 Cxf4 17. Txf4 e5 18. Cd5 Axd5 19. ed g6 20. Ac6 ef 21. Dh6 f6 22. Axg6 = ) 16. fe Ch5 17. Dh3 de 18. Axe5 Dxe5 19. Tf5 Dd4! 20. Txh5 g6 21. e5 Ad71 22. Dg3 Dg4! y esto, evidentemente, es materia para pensar . . .

    2) 15. e5 de 16. Axe5 Db7 17. f5 ef 18. Txf5 Ce8 19. Te1 f6 20. Af4 Tf7, con juego complejo (Kuzmin/ Kochiev, 1977). De este ejemplo se concluye que una torre en e1 hara ms efectivo el avance del pen e4.

    3) 15. Af3 Tac8 16. Tae1 Tfd8 17. Te2 Cb8! 18. Df2Tb8 19. e5Axf320. Dxf3 b4!, como en la partida Suetin/ Panchenko, 1979.

    15 . .. . Db7

    Las tentativas de crear contrajuego por otros medios tienen relacin con el desarrollo de la torre aS:

  • 1) 15 . . . . Tab8. Las negras desean jugar b5-b4, pero las blancas les fuerzan a actuar a la defensiva con el avance del pen 'e': 16. e51 CeS 17. Ad3 (17. b41? de 18. fe f51 19. ef Dxg3 20. hg es un ensayo original de jugar en todo el tablero. Pachenko/ Osr]OS, 1982, perC? despus de 20 . ... Cxf6 21. Af3 Axf3 22. gf Tbd81 se produce una posicin equilibrada) 17 . . . . g6 (se puede, como antes, cambiar en e5, pero es peligroso diferir la jugada g7-g6: 17 . . . . b4? 18. Dh3 g6 19. Te31 be 20. ed Axd6 21. Dxh7 + , con mate) 18. edl Axd6 19. Dh4 Dd8 20. Dh6 Axa3 21. Ce2 Ac5 (pero no 21 . . . . Ae7 22. f51 ef 23. Txf51 , con fuerte ataque, Sznapik/ Niklasson, 1978). Esta posicin de medio juego es muy interesante para el anlisis independiente. Las blancas tienen pen menos, pero la activa posicin de sus piezas y la coordinacin de sus acciones, en respuesta a las operaciones negras del flanco de dama, les conceden mejores posibilidades despus de 22. c3 22. Ae5 Dd51 23. Dh31 (pero no 23. Tf3? Dxf31, ganando) 23 . ... TeS 24. Cc3 Dd7 25. f5! ef 26. Acf5. Las blancas, de hecho, pueden elegir entre muchas posibilidades atractivas en su jugada 18: 18. Te3, 18. Dh3, 18. Ce4, 18. f5 ef 19. Axf5, e incluso 18. Cd1 fe 19. fe Dd8 20. c3 Ah4 21. Dh3 Axe1 22. Txe1 Cg7 23. Dh6 (Shislov/ Aronson, 1980). El mtodo de la defensa "a distancia" no puede ser recomendado.

    21 15 . ... Tae8. Con dos ideas: despus de . . . Ad8, el pen 'e' puede ser avanzado a e5, y hacer inofensivos los ataques que las blancas puedan desplegar contra 15 . ... Taca

    16. Ad3 e5 17. fe Ch5 18. Dh3 de 19. Ae3 g6 20. Ah6 Cg7 21. Dc11 (Beliavsky/Garca, 19751 o bien 16. Af3 Td8 (con el alfil en f3 en avance e4-e5 es menos efectivo, por lo que las negras pueden mejorar la posicin de su torre) 17. Df2 Db7 18. e5 de 19. fe Cd7 20. Ce4 Dc7 21. c3 Axe4 22. Axe4 Ac5 23. Te3 (Thal! Balashov, 1976). En cualquiera de estos casos, las blancas mantienen una cierta iniciativa, con chances de xito.

    3) 15 . ... Taca {las negras mejoran la posicin de sus torres, en espera del chaparrn blanco) 16. Ad3 Tfd8. A 16 . . . . e5 habra que evaluar cuidadosamente las consecuencias de la combinacin 17. fe Ch5 18. Dh3 de 19. Cd5! Axd5 20. Axe51 Dxe5 21. ed Dg5. (Habra que aclarar que si las negras hubiesen jugado 15 . . . . Tae8 esta combinacin habra fallado, a causa de la sencilla respuesta 21 . . . . Dxd5. Aqu, sin embargo, las negras pierden a causa de 22. Axh7! Rxh7 23. Tf5. En la partida Karpov/Balashov, 1977, las blancas ganaron un pen despus de 21 . ... Dd6 22. Dxh5 g6 23. Df31 22. Tf5 Dh4! (la debilidad de la primera fila salva a las negras. Despus de 24. Dxh4 Axh4 25. Txh5 Axe1, las blancas deben forzar un jaque perpetuo).

    16. Ad3

    A 16. Af3 las negras pueden situar inmediatamente su torre en d8, 16. ... Tad81 17. e5?! de 18. fe Ch51, mientras que a 16. e5 seguira 16 . ... de y las blancas no pueden conseguir ventaja ni con 17. fe Ce4, ni con 17. Axe5g6.

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  • 16 . .. . b4

    Lgico, pero no el nico plan de las negras. La experiencia ha demostrado igualmente la solidez de otros esquemas. Por ejemplo:

    1) 16 . ... Tad8 17. Dh3 h6 18. Te3 b4 19. ab Dxb4 (Hartston/Larsen, 1974).

    2) 16 . ... g6 17. f5 Ch5 18. Dh3 ef 19. Txf51 Ad7 20. Te3 Af6. Anlisis de Barczay.

    3) 16 . ... a517. e5 de 18. Axe5 g6!

    17. ab

    Realmente, no parece que haya el mfnimo riesgo posicional con 17. Cd1 ba 18. ba. Las negras no tienen puntos dbiles en su defensa, y despus de 18 . . . . d51? 19. e5 Ce4 18. . . . Ch5 19. Dg4 (19. De3 Cxf41 o bien 19. Dh3 Cxf4 20. Txf4 e5 21. Tg4 ed 22. e5 g6) 19 . . . . Cf6 20. Axf6 Axf6 21. e5 de 22. fe Ae7 23. Dh3 h6! rechazan el ataque a su rey, trasladando el centro de gravedad de la lucha al otro lado del tablero, donde la posicin blanca es ruinosa.

    17 . ... 18. Ce2

    Dxb4 Db7

    Diagrama

    Se ha creado una posicin dinmiamente equilibrada, con juego actrvo para ambos bandos. Por ejemplo: 19. e5 Ch5 (inferior es 19. . . . de 20. Axe5 Ae4 21. Axe4 Dxe4 22. Cd4! Dg6 23. f5!, con clara ven-

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    taja, Pritchett/Sigurjonsson, 1975) 20. Dh3 g6 21. Cg3 de! (si 21 . . . . Cxg3? 22. h g las blancas podrn sumar el pen 'h' al ataque) 22. Axe5 Cg7 23. Ce4 (o bien 23. Ac3 b4 24. Ce4 Axc3 25. be De7l) 23 . ... f6 24. Ac3 Ad5 (Ermenkov/Estvez, 19n). Adems de esta serie forzada de lances, las blancas pueden iniciar una nueva fase de maniobras: 19. Rgll? g6 20. De3 a5 21. Cg3 a4, pero esto no cambia el enjuiciamiento de la posicin del diagrama.

    bl 1 1 . . . . Ad7

    11 . . . . Ad7

    Este es uno de los caminos que permiten a las negras marcar el ritmo en la presente posicin. Se trata de un plan flexible: las negras renuncian a cambiar los caballos o bien difieren ese posible cambio, a lo que seguira ... Ac6. Cierto es que esta maniobra no siempre se traduce en su favor.

    Merece la pena mencionar que la posicin producida se alcanza a menudo por inversin de jugadas. Por ejemplo: 6 . ... Cc6 7. Ae3 Ae7 8. o-o

  • 0-0 9. f4 Ad7 10. Del Dc7 1 1 . Dg3, a6, etc.

    Despus de 11 . . . . Ad7 las blancas deben decidir el momento oportuno para efectuar el avance e4-e5, ya que la esencia del conflicto est ligada a este avance. Una vez ms, el "tono" de la lucha depender del carcter del jugador y del modo en que ste concibe el ritmo de agresin, caracteristicas que sern una buena muestra de su estilo, particularmente en posiciones como sta.

    A los jugadores impacientes les recomendamos que analicen una paradjica idea de Ljubojevic.

    b1) 12. eS b2) 12. Cf3 b3) 12. Tad1 b4) 12. Rh1

    b1)

    12. eS!?

    1 Sorprendente! En ms de medio siglo de prctica y examen analtico de la Variante Scheveningen nadie

    parece haber tomado en serio este inmediato ataque central que, en cualquier caso, da lugar a toda una serie de amenazas.

    Las blancas, al concentrar sus fuerzas en el centro, hacen cambiar radicalmente la naturaleza maniobrera de la lucha. Con su ltima jugada intentan explotar el hecho de que el alfil d7 ha quitado moment neamente al caballo f6 su mejor casilla de retirada.

    12 . ... d e

    Es probable que con la retirada 12. . .. CeS las negras obtengan una posicin perfectamente sostenible. Por ejemplo: 13. Tad1 de 1 4. fe fSI 1S. Ac4!? Cxd4 16. Txd4 Ac5 17. Th4 TeS IDurao/Spassov, 19n). Pero no hay que olvidar que las blancas pueden mejorar su juego 113. Ct31?) y que, por otro lado es evidente que la retirada del caballo constituye una pequea victoria para las blancas. A continuacin analizaremos la aceptacin del sacrificio.

    13. fe Cxe5

    Con el rey negro en g8 perderla inmediatamente la captura con la dama: 13 . ... DxeS?? 14. Cxc6.

    14. Af4 Ad6 1S. Tad11

    La idea bsica de esta jugada es tener atacado el alfil d6, pues con este tipo de presin las negras necesitarn tiempo, sea para defender el caballo eS, sea para defender al defensor! Ahora bien, esto no es tan simple. En la partida Ljubojevic/

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  • Andersson, 1976, las negras no pudieron parar el ataque blanco: 15 . ... Db8 16. Td3 Ce8 17. Ce4 Ac7 18. Tc3 Cc6 19. Axc7 Cxd4 20. Ad3 Da7 21. Cc5 Ab5 22. Ae5 Cc6 23. Axh7 + Rxh7 24. Tf4! f6? 25. Dh3+ Rg8 26. Th41 Cd8 27. Ad4! etc. Ms tarde se descubri un modo de mejorar la defensa: 24 . . . . f5!? 25. Th4 + Rg8 26. Dg6 Cxe5, o bien 24. . . . Cxe5 25. Th4+ Rg8 26. Dxe5 Db6! 27. Tch3 f6! Lamentablemente . . . tambin las blancas pueden mejorar su juego! El ajedrecista que desee penetrar en estos laberintos deber proceder a un exhaustivo anlisis personal.

    Si bien la idea de Ljubojevic no refuta la construccion clsica de la Scheveningen, s se trata de una emprendedora provocacin que constituye un serio test a la solidez de la defensa en todas las bifurcaciones del avance e4-e5.

    b2)

    12. Cf3!?

    Una enrgica y motivada reaccin al flirteo sobre el cambio de caballos:

    con esta retirada las blancas fuerzan

    50

    el avance e4-e5. De hecho, esta jugada se produjo en una posicin similar hace ms de u n siglo, en la partida Chigorin/Paulsen (1881). Las blancas ganaron el juego, de excelente factura extratgica.

    Un enfoque similar de la batalla se produce desus de 12. Ad3, si las negras contestan 12 . . . . Cb4. Slo en el esquema 12 . . . . b5 13. a31 llevaron a cabo las blancas el programado avance del pen 'e': 13 . . . . Rh8 14. Tad1 (otro plan merece aqu consideracin: 14. Rh1 Tab8 15. Cxc6 Axc6 16. Ad4 Tbd8 17. Tae1 Db7 18. Dh3, Janosevic/Giigoric, 1972) 14 . . . . Tab8 15. Cf3 b4 16. ab Txb4 17. e51 de 18. fe Ch5 19. Dh3 g6 20. Ah6 (Giigoric/Ostojic, 1965). Las negras, por su parte, pueden adoptar un camino ms slido hacia la igualdad: 12 . . . . Cb4 13. e5 de 14. fe Ce8 15. Ae4 f5!, y si, por ejemplo, 16. ef Dxg3 17. f7 + Txf7 18. hg Cf6.

    12 . ... Cb4

    Las negras no pueden impedir el avance del pen a e5: 12 . . . . e5? 13. f5! (amenazando 13. Ag5 y 13. Ah6) 13 . ... Ch5 14. Df2, con clara ventaja. Por consiguiente, las negras deben prepararse contra este avance.

    La estabilizacin del centro - 1 2 . . . . d5 13. e5- tambin se traduce en ventaja de las blancas, debido a las pobres perspectivas del Ad7: 13 . . . . Ch5 14. Df2! g615. Ab6 Db816. Cd4 Cg7 17. Ad3 (Trifunovic/Najdorf, 1948).

    Por otro lado, si se emprenden operaciones de flanco, 12 . ... b5 1J. e5 Ce8, las negras comenzarn a sentir la fuerza del alfil de casillas

  • blancas enemigo: 14. Ad31 f5 15. ef. As pues, el deseo de eliminar este alfil es tan comprensible como

    correcto. La jugada 12 . . . . Cb4 tiene, adems, dos mritos. El blanco bsico es Cxc2, pero existe otra ventaja menos evidente: despus del avance e4-e5 uno de los caballos podr instalarse en d5. La experiencia ha demostrado que tras 13. e5 (a 13. Cd4 pueden proporcionarse tablas con 13 . . . . Cc6) la i