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Impactos del perfil socioeconómico de los votantes sobre el comportamiento
electoral. Análisis de las elecciones a la Alcaldía de Cali 2003-2011
Adolfo A. Abadia-* Pablo Milanes**
Autores: Politólogo, Asistente editorial, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales,
Universidad Icesi (Cali, Colombia). PhD. Profesor Asociado, Departamento de Estudios
Políticos, Universidad Icesi (Cali, Colombia).
Fundación Universitaria de Popayán “FUP”, Popayán, Cauca - Colombia
Revista Virtual “Renacer Jurídico” Programa de
derecho “FUP” Primera Edición, Popayán, Colombia,
03 de diciembre de 2015
03
de noviembre 2016
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Impactos del perfil socioeconómico de los votantes sobre el comportamiento electoral.
Análisis de las elecciones a la Alcaldía de Cali 2003-2011
Impacts of the socioeconomic profile of voters on electoral behavior. Analysis of the Cali
Mayor elections between 2003 and 2011
Adolfo A. Abadía
Juan Pablo Milanese
Resumen
Este artículo se propone abordar el comportamiento electoral desde una perspectiva sociológica
relacionando los perfiles de los estratos socioeconómicos de las comunas de la ciudad de
Santiago de Cali con los resultados electorales a la Alcaldía de 2003, 2007 y 2011, para
identificar los factores que inciden en la elección del alcalde. Se propone una clasificación de
los estratos de la ciudad acorde a la media ponderada agrupada y de los candidatos como
Élite/No-Élite, para analizar las tendencias electorales en términos de expresión de preferencias
políticas por parte de cada estrato. A partir de los resultados electorales se realizó un trabajo de
cartografía que permite visualizar, en forma de mapas electorales, las relaciones y tendencias
que este artículo se ha propuesto indagar. Entre los resultados más significativos se encuentra
que, al contrario del sentido común de los caleños, la votación en Aguablanca ni los estratos
populares se configuran como condición suficiente para alcanzar el cargo de Alcalde en esta
ciudad; antes bien, se identifica que el estrato 3 juega un papel más significativo como
interlocutor tanto entre los estratos “bajos” y “altos” como entre los distintos perfiles de
candidatos.
Palabras Claves: Comportamiento electoral, Candidatos Élite/No-élite,Perfil socioeconómico,
Elecciones Locales, Cali-Colombia
Abstract
By linking the socioeconomic profiles of particular neighborhoods in the city of Cali with the
results of the mayor’s elections in 2003, 2007, and 2011, this paper examines the voting
behavior from a sociological perspective, in order to identify factors that influence the elections.
The authors offers a classification of the city by strata, which are organized in accordance with
the weighted pooled average and of the elite vs. non-elite candidates, so as to determine voting
trends in terms of expression of political preferences by each stratum. Besides, the paper offers
electoral maps that are drawn on the results of the elections and that help to make visible the
relationships and trends under examination. The authors argues that –contrary to the common
believe of the Cali city dwellers– neither the vote of Aguablanca special district nor any other
popular strata is sufficient to ascertain the Mayor’s office. It is the stratum 3 (lower middle
income voters) that plays a key role in the elections since it serves as an interlocutor between
the "low" and "high" layers as well as between the different profiles of candidates.
Keywords:voting behavior, elite candidates, non-elite candidates, socioeconomic profile, local
elections, Cali-Colombia
Politólogo, Asistente editorial, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Icesi (Cali, Colombia).
aaabadì[email protected]– http://orcid.org/0000-0002-9034-2156 PhD. Profesor Asociado, Departamento de Estudios Políticos, Universidad Icesi (Cali, Colombia).
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Introducción
“Aguablanca elige al Alcalde”. Esta es una frase común en el imaginario de una parte
importante de los caleños. Sin embargo, ¿cuánto de cierto tiene esa afirmación? de no ser
así ¿cuáles son las configuraciones de factores que permiten elegir un alcalde en la ciudad?
Justamente en esta última pregunta se centra el objetivo fundamental del presente trabajo.
Para lograrlo realizaremos un estudio del comportamiento electoral de acuerdo al
estrato socioeconómico, es decir, basado en un enfoque sociológico clásico. No
obstantesomos plenamente conscientes que este tipo de comportamiento puede ser
considerado un fenómeno de carácter multidimensional, creemos que, particularmente, en
las elecciones para la alcaldía, este tipo de variable se constituye como un determinante
fundamental de las preferencias de los votantes, además de ir plenamente en línea con las
proposiciones que guían el trabajo.
Dentro de este marco, es importante dejar claro que nuestro interés se centra en el
análisis de las tendencias electorales en términos de expresión de preferencias políticas por
parte de cada estrato, antes que buscar identificar las razones que hacen que cada una de
éstasse defina. Es decir, nos es indiferente –desde el punto de vista investigativo, en
relación a los objetivos del trabajo, aunque naturalmente no desde un punto de vista
valorativo– si la votación es de “opinión”, movida a través de transacciones particularistas
como el clientelismo, el patronazgo o la misma compra de votos; importándonos
específicamente el modo en que “se marca el tarjetón electoral”.
Mientras tanto, por el lado de los candidatos, se busca establecer un vínculo entre el
perfil de cada uno de ellos y las preferencias de cada segmento del electorado,
introduciendo un elemento extra para la realización del análisis como es el nivel de
fragmentación existente en cada tipo de candidatura –élite y no-élite– y como esto afecta
los resultados.
Desde el punto de vista temporal nos concentraremos en las elecciones de 2003, 2007
y 2011. Esto se debe fundamentalmente a que solamente en esas tres se puede conseguir los
datos con el nivel de desagregación necesaria para poder llevar adelante el trabajo de forma
correcta. Esto nos consiente realizar un análisis comparativo de carácter diacrónico que nos
permitirá llevar a cabo un estudio enfocado en los casos y no en las variables.
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Para lograr su objetivo, este artículo se ha estructurado en seissecciones. La primera
realiza un ágil barrido bibliográfico acerca de los estudios de comportamiento electoral,
tanto para Colombia como para Cali. La segundapresenta dos proposiciones, la cuales
sirven como punto de partida para el desarrollo de este análisis. La tercera sección se
constituye como el fundamento conceptual y teórico de este análisis. Luego, en la cuarta
sección, se presenta el marco geográfico de referencia en términos de estratos ponderado
agrupado desde el cual se entabla un dialogo analítico con las variables enunciadas
anteriormente. En la penúltima sección, se desarrolla el cruce de variable lo cual lleva a
desmitificar algunas de las proposiciones y a desarrollar nuevas posible explicaciones que
se aproximen de mejor manera al comportamiento electoral que se registra en las elecciones
a la Alcaldía de Cali. Finalmente, se presentan algunas consideraciones finales que resultan
del análisis que se desarrolla en este estudio, las cuales, antes de configurarse como
conclusiones, son ideas sugerentes para otras investigaciones académicas. Además de lo
anterior, resaltamos el apartado de las referencias bibliográficas, ya que recoge un
significativo número de trabajos acerca del comportamiento electoral en Santiago de Cali y
constituye un importante referente para próximos estudios.
Formas de entender el comportamiento electoral a nivel nacional y local
Lejos de pretender el desarrollo de una revisión exhaustiva, el presente apartado busca
realizar una breve reseña de líneas de trabajo y publicaciones que vinculan variables de
carácter socioeconómico con el comportamiento electoral.
Partiendo de esta premisa, es importante reconocer que una de las más recurrentes
reflexiones de la ciencia política ha pasado por tratar de comprender cuáles son los
principales condicionantes del comportamiento electoral. Sin embargo, a la hora de intentar
elaborar una repuesta precisa difícilmente nos encontremoscon un único modo de hacerlo;
de hecho, normalmente, este se constituye como un terreno de disputa entre distintos tipos
de interpretaciones, donde, por solo por nombrar las escuelas tradicionales que dieron
origena buena parte de la explicaciones contemporáneas, podemos observar la sociológica,
la psicosocial y la económica (ver Tabla 1).1Dentro de este marco, desde los años cuarenta,
1 Además de los modelos tradicionales que aportan a la explicación del comportamiento electoral de los
colombianos, Barrero y Meléndez (2011) destacan otros modelos como elclientelista (Dávila 2002, García
2010a), el de reacciones emocionales (Losada, Giraldo y Muñoz, 2003) y el Ecológico o Geográfico, también
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una serie de teorías competitivas se contienden la forma más adecuada de explicar cómo y
por qué la gente vota.
Tabla 1.0. Escuelas tradicionales del comportamiento electoral
Escuelas clásicas
Modelo Autores de referencia Principales premisas
Sociológico
Escuela de Columbia
(40’s)
Paul F. Lazarfeld (1948)
Los patrones de comportamiento electoral están directamente vinculados a
los grupos sociales en los que uno se relaciona. El elector es un ser social y
su entorno condiciona sus comportamientos.
Psicosocial
Escuela de Michigan
De identificación partidaria/Socio
(50’s-60’s)
Agnus Campbell (1960)
El proceso individual de identificación con un partido establece un mapa o
atajo cognitivo que simplifica la decisión.
Intersección entre issues de los partidos y preferencias del elector.
Económico
Escuela de la elección pública
Votante racional
(60’s)
Anthony Downs (1957)
El elector toma decisiones a través de la evaluación de escenarios basada en
sus intereses. Modelos espaciales.
Variedades más sofisticadas: Votante informado (Fiorina, 1981)
Fuente: elaboración propia a partir de López, 2004, Haak, 2010 y Barrero y Meléndez, 2011.
En lo referido al caso colombiano, el comportamiento electoral comenzó a ser
estudiado a partir de los años setenta y bajo una perspectiva fundamentalmente nacional y
desde distintos enfoques, concentrándose la mayor parte de los trabajos en el análisis de las
elecciones presidenciales. Entre algunos de estos trabajos se encuentran los de Losada y
Williams (1970), Cepeda y González de Lecaros (1976), Losada y Delgado Lersundy
(1976), Losada y Vélez (1982), Pinzón de Lewin (1989), Macías y Galvis (2002), Losada,
Giraldo y Muñoz (2003), Hoskin, Macías y García (2002), Barrero y Meléndez (2011), los
cuales, sin ser los únicos, sí son un referente significativo para el análisis que se desarrolla
en este artículo.2
Muy a grosso modo, estos trabajos utilizan diferentes tipos de variables e hipótesis
acerca de cuáles son los factores que influyen con mayor intensidad el comportamiento
electoral de los colombianos. Dentro de este marco, están aquellos que toman como baselos
modelos tradicionalesy se concentran, por un lado, enobservar la relación existente entre la
participación política y estrato socioeconómico, llegando a conclusiones que resaltan la
existencia de una relación directa entre mayor participación electoral y la pertenencia a
conocido comoespacial (Olivella y Rodríguez, 2009), por su capacidad, en unos más que otros, de involucrar
variables relacionadas al conflicto armado colombianoy su influencia en los comportamientos electorales. 2Durante la última década, también emergieron estudios que analizan las conductas políticas de los votantes
en escenarios inmersos en dinámicas del conflicto armado, llegando a concluir que la violencia política resulta
eficiente para influenciar los comportamientos electorales de los colombianos (ver entre otros: García, 2010a
y 2010b, y López 2010).
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estratos más altos. Asimismo, cabe remarcar que, por el contrario, resulta
difícilidentificaruna relación significativa entre las preferencias electorales convariables
como la edad, el sexo, la ubicación espacial rural/urbana y el mismo nivel socioeconómico.
De hecho, ninguna de las hipótesis formuladas al respectopuede ser identificada como
concluyente (Losada y Vélez, 1982).
Por otro lado, otros estudios observanuna relación directa entre la filiación partidista
y el sentimiento hacia su candidato (Muñoz, 2001), especialmente, destacanuna fuerte
identificación de votantes independientes por los candidatos independientes quienes
afirmandistanciarse de los partidos políticos, como consecuencia de la baja legitimidad y
desprestigio que este tipo de organizaciones experimentan(Pizano, 2002).
En lo referido al caso caleño, podemos encontrar trabajos seminales como los de
Judith Talbot de Campos (1980) caracterizándose no solo por ser novedosos, sino, además,
por la gran rigurosidad a la hora de realizar el análisis. Paradójicamente estos estudios no
abrieron, como era esperable, la puerta a una producción sistemática relacionada al
comportamiento electoral de la cuidad capital vallecaucana. Por el contrario, por varias
décadas no pueden hallarse más que contribuciones esporádicas3.
Por suerte, en el último lustro, apareció una nueva generación de trabajos vinculados
al tema, registrándose una serie deestudios esencialmente descriptivos. Entre ellos, se
registran, por un lado,análisis que enfatizan sobre el valor explicativo,tanto de elementos
inmersos en el lenguaje simbólico de los candidatos en su campaña publicitaria y en los
medios de comunicación (Pinto,2008; Ararat y Londoño, 2012), como del impacto de
cambios institucionales afín de la descentralización política (Pinto, 2011 y Correa, 2012), a
la luz de la gestión política de los primeros ocho alcaldes electos popularmente.Por otro
lado, podemos identificarestudios que le apuestan a identificar anomalías e irregularidades
plasmadas en los mapas electorales y los cálculos de riesgo electoral realizadosa partir de
los datos de las elecciones a la Alcaldía de Cali 2003 y 2007 (Polis, 2011).
También pueden encontrarestudios que realizan una revisión bibliográfica (Crespo,
2010) y un recorrido históricode 1958 a 1998 (Sáenz, 2010a y 2010b) del acontecer político
3 Entre ellos pueden señalarse una serie de trabajos inéditos como los de Mercado y Hoyos (1992), Clavijo,
Soto y Leyner (1992) o Astudillo (1995) (Tomado de Pinto, 2011). Otros estudios sobre el comportamiento
electoral a un mismo nivel subnacional como lo es el municipal, pueden encontrarse en Arenas y Escobar
(2012) y Mora Poveda (2010).
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y del desarrollo de la ciudad de Cali desde un enfoque de élite política, la cual es
entendidacomo “individuos que como colectivo logran centralizar y apropiar los recursos
del poder político de una organización social, constituyen una verdadera red de apoyo
político y están adscritos e intentan imponer un proyecto hegemónico, esencialmente desde
lo político” (Sáenz, 2010a: 46).Sin embargo, estos trabajos se concentran más en un estudio
de las élites políticas que del comportamiento electoral.
Por último, se registran trabajos que buscan aproximarse a la triada partidos políticos,
electorado y territorio con tal de identificar de dónde los partidos políticos obtienen sus
apoyos electorales y de medir la incidencia de algunas zonas geográficas de la ciudad,
comunas, en relación a la elección de alcaldes en Santiago de Cali (Milanese, 2014;
Abadía, 2014).
Proposiciones para el análisis del caso
No obstante a lo largo del trabajo, no nos limitaremos al desarrollo de uno de los modelos
previamente mencionados a inicio del apartado anterior, tomaremos algunos elementos
pertenecientes al sociológico como referencia para la realización del análisis. Esto no
implica que ignoremos las numerosas críticas que se le han ido realizando con el paso del
tiempo; sin embargo, consideramos que algunas de sus premisas básicas contribuyen a
poder realizar una revisión minuciosa del comportamiento electoral en Cali –teniendoen
cuenta exclusivamente los comicios celebrados para elegir alcaldes–, sobre todo, si se parte
de una premisa como ocurre en este trabajo que el estrato social es un importante
condicionante del comportamiento electoral enla ciudad.
Cabe remarcar, también, que identificar el comportamiento electoral con la
pertenencia a grupos sociales específicos no implica ni la existencia de premisas
ideológicas consistentes dentro de cada uno de ellos, ni, como acabamos de mencionar, que
ese sea el criterio exclusivo para definir el sufragio o una identidad ligada ya sea a un
partido a un candidato. De hecho, consideramos que hacerlo sería un error, siguiendo la
idea de prejuicio sociológico planteada por Panebianco(1990).Según ese autor, el prejuicio
sociológico implica esencialmente asumir que los intereses y comportamientos de los
partidos se superponen con las demandas sociales de aquellos actores que los integran o a
quienes representan.
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Dentro de este marco, y habiendo realizados esas importantes aclaraciones,nuestra
primera proposición parte de lo que podríamos denominar un “lugar común”o intuición en
la interpretación de los procesos electorales que se realizan en la ciudad (P1): “Aguablanca
elige al alcalde”. Dado que, como se verá,basta una superficial revisión de los datos para no
considerarla, surgen otras dos que creemos pueden ayudarnos a comprender más
precisamente la influencia de los distintos sectores socioeconómicos en la elección
municipal. En primer lugar nos preguntaremos (P2) “si basta contar con el apoyo de los
estratos populares para elegirun alcalde” y, de no ser así ¿Qué tipo de combinación de
factores permite lograrla?
Premisas teóricas: partidos y candidatos élite y no-élite
El primer punto que tendremos en cuenta para el análisis del caso es el modo en que se
estructuran las candidaturas. En efecto, como es bien sabido, la Constitución consiente dos
tipos específicos, aquellas lanzadas vía el aval de un partido político y aquellas que se
materializan mediante la recolección de firmas bajo la figura denominada “movimientos
significativos de ciudadanos”4. Como ocurre en un número considerablemente amplio de
municipios a lo largo del país, en Cali las últimas cuatro candidaturas victoriosas a la
alcaldía lo hicieron bajo el segundo modelo, como candidaturas independientes.
De hecho, como señala Abadía (2014), incluso partidos tradicionales como el Liberal
y el Conservador desistieron de presentar candidaturas en más de una oportunidad
dispersando sus apoyos en más de uno de los candidatos lanzados mediante “firmas”5.
No obstante una definición convencional como la de Sartori (1980) nos permite
agrupar ambos modelos bajo la etiqueta de partido6, en la medida en que consideramos que,
en estos casos, resulta más útil y adecuado clasificar a las candidaturas por el perfil del
candidato y no por la fuerza formal de pertenencia de cada uno de ellos. Sobre todo, si
partimos dela premisa que las etiquetas convencionales fueron, como mencionamos,
4 Para conocer cómo se validan las candidaturas independientes ver: Ley 130 de 1994, art. 9 5 Incluso en más recurrentemente, los ganadores de las elecciones reciben el apoyo o la oposición de distintas
facciones de esos partidos que tienden a comportarse de forma no cohesionada. También es importante
remarcar, que la de las firmas no es una estrategia exclusiva de los ganadores, por el contrario puede ser
considerado una estrategia regular. 6Los partidos o movimientos políticos guardan cierta similitud con los “movimientos significativos de
ciudadanos” en tanto a que se pueden entender como “cualquier grupo político identificado por una etiqueta
oficial que presenta a las elecciones (libres o no) y puede nominar a través de ellas candidatos a cargos
públicos” (Sartori, 1980: 90).
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abandonadas como plataforma electoral por los principales candidatos,mientras los
movimientos significativos experimentan una notable volatilidad como consecuencia de su
existencia efímera (Abadía, 2014).
Tabla 2.0. Histórico alcaldes de Santiago de Cali, 1988-2014
Periodo
(a: 2 años / b: 3 años / c: 4 años) Alcalde
Partido, Movimiento
o Independiente
Votos
válidos
Total votos
validos
1 1988-1990 (a) Carlos Holmes Trujillo García*
Partido Liberal 76.365 29% 259.426
Mar-Dic 1990 Antonio José Orejuela --- --- ---
2 1991-1992 (a) Germán Villegas Villegas Partido Conservador 107.082 36% 301.091
3 1993-1994 (a) Rodrigo Guerrero Velasco Partido Conservador 110.733 52% 213.088
4 1995-1997 (b) Mauricio Guzmán Cuevas**
Nuevo Liberalismo 129.039 54% 238.922
Ago-Dic 1997 Julio César Martínez Payán*** --- --- ---
5 1998-2000 (b) Ricardo Hernando Cobo Lloreda Partido Conservador (Holguinista) 160.816 37% 430.518
6 2001-2003 (b) John Maro Rodríguez Flórez Movimiento Autonomía Ciudadana
(Independiente) 174.252 47% 373.791
7 2004-2007 (c) Apolinar Salcedo Caicedo** Movimiento Si Colombia
(Independiente)
180.736 43% 424.134
May-Dic 2007 Sabas Ramiro Tafur Reyes*** --- --- ---
8 2008-2011 (c) Jorge Iván Ospina Gómez**** Podemos, Cali (Independiente) 268.950 48% 564.737
9 2012-(2015) (c) Rodrigo Guerrero Velasco Guerrero Alcalde(Independiente) 245.016 42% 579.600
* Renuncia | ** Destituido | *** Encargado | **** Suspensión
Fuente: Elaboración propia con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil, El País, El Tiempo y
María Teresa Pinto Ocampo (2011), Rosalía Correa Young (2012).
De este modo, como mencionamos, una clasificación basada en el perfil de los
candidatos se constituye como una estrategia operativamente mucho más eficiente que la de
intentar hacerlo con partidos de funcionamiento irregular y movimientos fugaces sin mayor
peso político y que no dejan de ser casi exclusivamente el trampolín para una candidatura
individual.
Dentro de este marco, definiremos a los candidatos de acuerdo a una clasificación,
más o menos convencional, como es la pertenencia, o no, a la élite social. Vale aclarar, que
el término élite no es utilizado con un criterio valorativo –ni positivo ni negativo–, sino por
el contrario exclusivamente taxonómico.7 A través de él realizaremos un agrupación de
candidatos da acuerdo a las características, o usencia de, comunes.Una vez seleccionada la
categoría de referencia,seleccionamos, por un lado, aquellos casos que forman parte del
conjunto candidatos de élite y, por el otro, aquellos caracterizados por no pertenecer a este
7 Además, del mismo modo que lo hicimos en el apartado de la proposiciones, no asociamos ni a los actores
identificados como “élite” ni a los “no-élite” a ningún tipo específico de ideología, pudiendo variar
significativamente entre los distintos actores pertenecientes a cada segmento específico de candidaturas.
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genus–agrupándolos exclusivamente por su no pertenencia independientemente de otro tipo
de atributos comunes o divergentes entre ellos–.
Sin entrar en un debate relacionado a la teoría de las élites, realizaremos una
utilización instrumental del concepto, que nos permita una fácil operacionalización del
mismo al que interpretaremos como una red específica de actores caracterizados por poseer
y compartir una serie de recursos materiales y simbólicos comunes. Recursos que
definiremos a través de las distintas nociones de capital establecidas por Bourdieu (1980).
En este sentido, formar parte del grupo “elite” implica la posesión simultánea de capital
cultural, económico, social y simbólico.
Gráfico1.0. Combinación de condiciones necesarias y suficientes
para formar parte de la elite
Fuente: elaboración propia con base a Bourdieu, 1980.
Partiendo de esta premisa, entendemos como capital económico a las condiciones
materiales de existencia que le permiten a los individuos adquirir bienes y servicios; capital
social como aquellos atributos queconsienten la posibilidad de participación en una red
duradera que consiente, a su vez, la institucionalización o la reproducción de relaciones
sociales utilizables directamente, en el corto o en el largo plazo. Por su parte, el capital
cultural puede dividirse en tres subtipos: elincorporado (forma de hablar, vestirse, etc.), el
Capital
Económico
Capital
Simbólico
ÉLITE Capital
Cultural
Capital
Social
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objetivado, (disposición de medios de consumo cultural) y el institucionalizado (educación
formal, cargos, etc.). Finalmente, el capital simbólico se caracteriza por la relación entre
propiedades distintivas de un individuo o grupo, y los esquemas de percepción y
apreciación de los que otros actores están dotados y les permite reconocer esas mismas
propiedades(Bourdieu, 1980: 83-85).
Finalmente, es importante aclarar que cada una de estas formas de capital social se
constituye como una condición necesaria, más no suficiente, para formar parte de la “élite”.
De hecho basta la ausencia de una de ellas para que un actor deje cumplir con los requisitos
clasificatorios de ese grupo social siendo excluido analíticamente de la categoría.
Clasificación de los actores
Habiendo aclarado los criterios teóricos, el paso siguiente corresponde a la clasificación de
los actores en cada una de las categorías. El mismo se realizó a partir de la revisión de sus
curriculum vitaemediante la que se examinó la pertenencia a cada uno de los subconjuntos
en términos de la posesión de cada uno de los tipos de capital. Posteriormente, a través de
la entrevista a expertosse validaron los resultados obtenidos.
Tabla 3.0. Candidatos Elite vs. No-élite, 2003-2011
Grupo de pertenencia
Elite Año No elite Año
Alejandro Baena Giraldo* 2003 Miguel Antonio Yusti* 2003
Gustavo Ignacio De Roux 2003 Apolinar Salcedo 2003
Francisco José Lloreda 2003 Juan Manuel Pulido 2003
Francisco Javier Hernández* 2003 Haumer Vargas 2003
Luis Fernando Cruz Gómez 2007 Carlos Urresty 2007
Francisco José Lloreda 2007 Jorge Isaac Tobón 2007
Rodrigo Guerrero 2011 Jorge Portocarrero 2007
Diego Luis Hurtado 2007
John Maro Rodríguez 2007
Jorge Iván Ospina 2007
Bruno Díaz 2007
Fabio Cardozo 2011
Ramiro Jurado 2011
Milton Castrillón 2011
Heyder Gómez 2011
María Isabel Urrutia 2011
Clara Luz Roldán* 2011
Sigifredo López* 2011
Carlos Clavijo* 2011
*Retiraron su candidatura aunque formalmente participaron de la elección
Fuente: Elaboración propia con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil
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Segmentación de las comunas: estrato medio ponderado agrupado
Finalizada la caracterización de los distintos candidatos, el paso siguiente es la clasificación
de las distintas comunas del municipio de acuerdo a su estratificación social. Se utiliza
como unidad de análisis a las comunas debido a que se constituye como la menor entidad,
en términos de división política, alrededor de la que se puede revisar el comportamiento
electoral8.
Mapa 1.0. Estrato medio ponderado, 2003-2011
Fuente: Elaboración propia con base en información de la Planeación Municipal de Santiago de Cali.
En este caso específico el esfuerzo de clasificación se realizó calculando es estrato
medio ponderado, según el número de lados de manzana que pertenecen a cada uno de
ellos, utilizando datos de la Secretaría de Planeación Municipal en cada uno de los años.
También vale aclarar que en el análisis se omiten el puesto censo,la reclusión de mujeres, la
Cárcel Villanueva y los corregimientos rurales como consecuencia de la escasa repercusión
de cada uno de ellos sobre el resultado de la elección del candidato ganador.
En general, resultado observado es (ver mapa 2.0), en primer lugar, un corredor que
se extiende de norte a sur de la ciudad y que incluye a las comunas 2, 17, 19 y 229
8Por ejemplo, hacer uso de los barrios como unidades mínimas de análisis, constituiría un esfuerzo poco
productivo pues, por lo menos para el caso de Cali, no hay puestos de votación en cada uno de ellos. 9 El Acuerdo 134 de 2004 da origen a la comuna 22 (Alcaldía de Cali, 2012).
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caracterizado por un perfil de estrato alto, medio-alto. Por su parte, el centro geográfico de
la ciudad –comunas 3, 8, 9, 10, 11 y 12– más la comuna 5, se caracterizan por el
predominio del estrato 3. Finalmente, aquellas comunas ubicadas en los extermos este y
oeste de la ciudad se singularizan por la prepodenrancia de los estratos 1 y 2.
Mapa 2.0. Estrato medio ponderado agrupado
Estratos agrupados Comunas
1 y 2 EB: Bajo / Medio-bajo 1 4 6 7 13 14 15 16 18 20 21
3 EM: Medio 3 5 8 9 10 11 12
4, 5 y 6 EA: Alto / Medio alto 2 17 19 22
Fuente: Elaboración propia con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Las agrupaciones según estratatificación la realizamos unificando los estratos 1 y 2,
por un lado, y 4,5 y 6, por el otro, denomindando a los primero Estratos Bajo (EB) y a los
segundos Estratos Alto (EB). Finalmente el estrato 3 lo tedremos en cuenta de forma
individual, denominándolo Estrato Medio (EM). Teniendo en cuenta las segmentación
convencional10, el modo en que lo realizamos podría ser claramente criticado. Sin embargo,
al revisar las prefrerencias electorales –expresadas en el voto– el modo de agregación
ofrecido en este trabajo, refleja mucho más fielmente la homogeneidad del comportamiento
10 Los estratos socioeconómicos son interpretados, regularmente, de la siguiente manera: 1 y 2 como bajo, 3 y
4 como medio, y 5 y 6 como alto.
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de cada segmento de votantes. Como podrá observarse, existe una tendencia de los estratos
4, 5 y 6 a votar por los candidatos de “élite”, y del 1 y 2 a hacerlo pora aquellos
pertenencientes al segmento de candidaturas de “no-élite”. Mientras tanto, el estrato 3
muestra un comportamiento mucho más irregular y volatil no solo en su interior, sino
también de una elección a otra.
Desmitificando el comportamiento electoral de Cali: identificando tendencias
Habiendo realizado una caracterización de las condiciones para la ejecución del análisis a
desarrollar –tanto teóricas como de operacionalización–, comenzaremos a evaluar cada una
de las proposiciones bajo una lógica de análisis diacrónico.
Con respecto a que (P1) “Aguablanca elige al alcalde”, como mencionamos, una
simple revisión preliminar de los datos muestra que esto no es posible. Este sector de la
ciudad –que aunque comunmente esté asociado a todas las comunas del este de la ciudad
está formalmente constitudio por la 13, 14y 15–representópoco más que el 15% de total de
los votos en cada una de las pasadas tres elecciones, 15,3%, 15,8% y 16,5% en 2003, 2007
y 2011 respectivamente. Es decir, es técnicamente imposible considerar al control electoral
de Aguablanca como condición suficiente para salir triunfador en una elección.
El mismo análisis pero esta vez observando (P2) el voto de los estratos populares, en
este caso, la agrupación que responde a losestratos 1 y 2 (bajo/medio bajo), sería una
alternativa más cercana al realidad del acontecer electoral de Cali.
Tabla 4.0. Potencial, votación efectiva y participación según
agrupación de los estratos, 2003-2011
2003 2007 2011
Potencial
EA (Estratos 4, 5 y 6) 0,2160 0,2083 0,2141
EM (Estrato 3) 0,3675 0,3205 0,3459
EB (Estratos 1 y 2) 0,4165 0,4713 0,4400
Votaciónefectiva
EA (Estratos 4, 5 y 6) 0,2037 0,2046 0,2030
EM (Estrato 3) 0,3715 0,3167 0,3438
EB (Estratos 1 y 2) 0,4247 0,4787 0,4531
Participación
EA (Estratos 4, 5 y 6) 0,4086 0,4906 0,4349
EM (Estrato 3) 0,4380 0,4936 0,4560
EB (Estratos 1 y 2) 0,4418 0,5074 0,4723
Fuente: Elaboración propia con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil
Sin embargo, aun así –con el cambio de proposición– debemos ser extremadamente
ciudadosos. De hecho, tanto de forma potencial como efectiva, la sumatoria de votantes de
[15 de 25]
estratos 1 y 2 no llega a alcanzar el 50% del electorado. Así, aun en un escenario poco
provable, por no decir imposible11, en el que la totalidad de los votantes de ese perfil se
comportaran de forma absolutamente homogenea, nuevamente, no serían suficientes para
elegir al alcalde. En otras palabras, los datos empíricos contradicen en este caso lo que el
“sentido común” dicta a buena parte de los caleños.
Habiendo demostrado la debilidad de las dos presoposiciones anteriores,
evidenciando que no son más que un mito, retomamos la pregunta que se constituye como
eje principal del trabajo ¿Qué tipo de configuración causal debe producirse en términos de
predominio electoral en los tres segmentos sociales descritos para poder ganar una
elección? Para poder esbozar una respuesta es importante mencionar que del mismo modo
que ocurre con los segmentos de votantes populares, ni el control de los medios ni de los
altos por si solo se constituye como condición suficiente para alcanzar una victoria. Por lo
tanto, como puede observarse en el gráfico 2, debe existir una combinación de más de uno
de ellos.
Gráfico2.0. Histórico de la distribución de la votación del
candidato ganador según estrato agrupado, 2003-2011
Fuente: Elaboración propia con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Vale aclarar que aun asumiendo buena parte de las premisas del modelo sociológico
como posibles, no podemos afirmar que el entorno sea neceariamente determinante –sino
condicionante en el mejor de los casos–. De ser así, observaríamos una comportamiento
11De hecho, como puede observarse en el gráfico 2.0, si bien los candidatos “no-élite” –ganadores en las
elecciones de 2003 y 2007– concentraron buena parte de su votación en las comunas de estratos bajos,
alrededor de un tercio se acumuló en aquellas donde el 3 predomina y entre el 10 y el 15% en 4. 5 y 6.
53,8% 52,1%
36,4%
34,3% 33,9%
30,0%
11,9% 14,0% 33,6%
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Total votos 2003 Total votos 2007 Total votos 2011
Bajo / Medio-bajo Medio Alto / Medio alto
[16 de 25]
electoral de carácter clasista no solo homogénea, sino también persitente, situación que está
alejada de la relaidad. De hecho, revisando las votaciones de los tres últimos alcaldes de
Cali –aunque esto es más visible en el caso de Gerrero–, poseedores de distintos perfiles,
podemos observar cómo, aunque predomine un segmento específico de electorado, no
dejan de obtener un porcentaje significativo de sus votaciones en los demás.
Realizando una aproximación más minuciosa a los datos, comenzamos a observar
patrones más específicos en relación a nuestra pregunta guía. De hecho, pueden comensarse
a percibir el primer tipode configuraciones a las que hacíamos referencia. Por ejemplo,
enlas elecciones de 2003 y 2007, pueden encontrase patrones de comportmaiento similar
donde es una cómoda mayorias en los estratos 1 y 2 y nuevamente una holgada mayoría o
pluralidad en el el 3 lo que le permite a los candidatos “no-élite” ganar la elección más allá
de la significativa diferencia encontra experimentada en los estratos altos.
Tabla 5.0. Porcentaje de votos de los principales candidatos por
segmentos de electorado según estrato medio ponderado
Elección Candidato % votos EA % votos EM % votos EB % Total
Apolinar Salcedo 0,2388 0,4356 0,5173 0,4272
2003 Francisco Lloreda 0,5533 0,3358 0,2828 0,3604
Gustavo De Roux 0,1410 0,1211 0,0728 0,1055
Jorge Iván Ospina 0,3120 0,5014 0,5321 0,4753
2007 Francisco Lloreda 0,6041 0,3745 0,3121 0,3944
Bruno Díaz 0,0158 0,0236 0,0240 0,0221
Rodrigo Guerrero 0,6619 0,4019 0,3204 0,4221
2011 Miltón Castrillón 0,1185 0,2206 0,2182 0,1977
María Isabel Urrutia 0,0752 0,1481 0,1953 0,1531
Fuente: Elaboración propia con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil
Referencias: Los porcentajes están calculados sin tener en cuenta el voto en blanco.
Solo se tiene en cuenta a los candidatos más relevantes desde el punto de vista de la votación obtenida.
En los recuadros se identifica a los candidatos que hayan obtenido la mayoría o la primera pluralidad en cada segmento
de electorado.
Hasta este punto no obstante, técnicamente no se pueda validar la segunda
proposición, podría diseñarse una versión corregida en la que se afirme (P3) es una
“coalición social” entre estratos medio, medio-bajos y bajo (3, 2 y 1) la que define la
elección del alcalde que tenderá a ser, como consecuencia de la preferencias electorales de
estos grupos de perfil “no-elite”. Sin embargo, los comicios de 2011 produjeron un cambio
notorio desde este punto de vista. En primer lugar por la elección de un candidato
pertenenciente al segmento de candidatura “élite”; en segundo, porque los actores clave en
[17 de 25]
su elección se constituyeron, en este caso específico, los estratos alto, medio-alto y medio
(6, 5, 4 y 3). Por lo tanto (P3) como versión corregida de (P2) pierde valor.
Pero por qué excluir, en principio, a los estratos 1 y 2 como actores relevantes en la
elección del alcalde en 2011, cuando este obtuvo votos en buena parte de la comunas con
ese perfil la primera pluralidad. Básicamente porque obtuvo en ellas la misma proporción
de votos que el principal candidato “élite” que se lanzó en las elecciones anteriores. De
hecho, constituirse como la primera minoría no fue el resultado de un incremento de la
votación, sino, por el contrario, de la fragmentación de los candidatos “no-élite”.
Partiendo de las aclaraciones apenas realizadas, complementándolas a partirde la
información del gráfico 2 y los mapas 3, 4 y 5, podemos comenzar a observar más
precisamete, cuáles son los distitos tipos de configuraciones que permiten la elección del
alcalde.
Mapa 3.0. Distribución de votos por comuna, 2003
Candidato ganador Candidato segundo puesto Candidato tercer puesto
[18 de 25]
Mapa 4.0. Distribución de votos por comuna, 2007
Candidato ganador Candidato segundo puesto Candidato tercer puesto
Mapa 5.0. Distribución de votos por comuna, 2011
Candidato ganador Candidato segundo puesto Candidato tercer puesto
Fuente: Elaboración propia con base en información de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
El primer punto para señalar es que podemos encontrar comportamientos
temporalmente más consistentes en los estratos altos y bajos, predominando entre los
primeros la preferencia por los candidatos “élite” y en los segundos por aquellos “no-élite”.
Es decir, en las comunas principalmente constituidas por estratos 4, 5 y 6, son los
[19 de 25]
candidatos del segmento “élite” aquellos que han conseguido recurrentemente la mayoría,
mientras tanto en las comunas de estrato 1 y 2, no obstante no podamos afirmar que en
todos los casos uno de los candidatos si lo haya logrado –en realidad la única excepción con
las últimas elecciones–, en ninguna oportunidad un candidato “élite” estuvo cerca de lograr
la mayoría.
Por el contrario, el comportamiento del estrato 3 ha sido notablemente más volátil. De
hecho, ha sido esa volatilidad lo que lo ha constituido en un actor clave a la hora de definir
los resultados, estableciéndolo como una suerte de pívot electoral. Es decir, si bien no
podemos mencionarlo como condición suficiente para ganar la elección, se establece como
necesaria. En este sentido, cualquier candidato ya sea “élite” –con el consecuente
predominio en los estratos altos– o no elite –y la situación equivalente en los bajos– que
pretenda ganar una elección, no obstante no deba necesariamente obtener la mayoría
absoluta en esos estratos debe obtener una votación significativa que represente sino la
primera pluralidad, un porcentaje muy cercano a ella.
Sin embargo, el establecimiento de configuraciones causales no se detiene en las
combinaciones de estratos que aparentemente deben presentarse para el éxito electoral. De
hecho, como señala Milanese (2014), debemos tener en cuenta otra variable significativa
para comprender este tipo de procesos como es el nivel de fragmentación de cada segmento
de candidaturas. Es decir, el control sobre cada grupo de estratos que un candidato de cada
perfil necesita, depende directamente del número de rivales con el mismo perfil –élite o no-
élite–con que deba competir en cada uno de ellos.
La inclusión de esta variable torna mucho más complejo el escenario previamente
planteado, haciendo mucho más precisas las condiciones que deben cumplirse desde el
punto de vista electoral para acceder a la jefatura del gobierno municipal. Es decir, para
ganar la elección no solamente es necesario el control del estrato pívot, sino que además es
necesario establecer una lógica de coordinación que permita agregar de manera estratégica
votos. En principio, teniendo en cuenta el distrito uninominal y el sistema pluralista de un
solo turno electoral no debería ser particularmente complejo –ambos arreglos
institucionales que producen efectos mecánicos de reducción del número de partidos en
[20 de 25]
incentivan el comportamiento estratégico de los votantes–12; sin embargo, la notable
diferencia existente en términos de distribución de recursos de poderentre el premio
principal, la Alcaldía, y los restantes esla posibilidad de cierre de acuerdos entre candidatos
que manejes caudales electorales similares no sea tan evidente.
Así, partiendo de un escenario de no fragmentación del segmento de candidaturas
“no-élite”, basta con que el candidato predominante dentro de él,alcance la primera
pluralidad, o la segunda con escasa diferencia frente al ganador13, en el estrato 3 para poder
ganar la elección. Recordemos que el voto por este tipo de candidatos predomina en esa
fracción de la población, razón por la que para que uno del segmento “élite” pueda
constituirse como primera minoría debe estar fragmentado el segmento antagonista.
Este es en esencia el escenario que se produjo en las elecciones de 2003 y 2007,
donde con un segmento de candidaturas no fragmentado, los candidatos “no-élite”
constituyéndose como mayoría –Ospina– o primera pluralidad –Salcedo– entre los votantes
de estrato 3 ganaron las elecciones con relativa comodidad. Podría cuestionarse que, en el
primero de los casos, la derrota de Lloreda estuvo también determinada por la competencia
dentro del mismo segmento establecida por la presencia de De Roux. Sin embargo,
difícilmente podamos establecer que esos votos se hubiesen transferido linealmente al
primero frente a la ausencia del segundo, sobre todo, si tenemos en cuenta lo sucedido en la
elección posterior.14
12Puede encontrarse suficiente evidencia empírica que demuestra que la magnitud –en este caso la magnitud
es 1, la menor que puede existir– impacta sobre el número de partidos más que cualquier otra regla electoral,
estableciéndose como la principal variable explicativa de carácter institucional. Esto nos lleva a afirmar,
siguiendo la tradición establecida por Duverger (2001:38), que el número y el tamaño de los partidos
dependerá de la cantidad de asientos a repartir, que, a su vez, producirá los conocidos efectos mecánicos y
psicológicos (planteados por ese mismo autor)y, relacionados con los últimos, comportamientos sinceros o
estratégicos por parte de los votantes (Taagepera, 2009: 683). Se entiende como comportamiento sincero la
selección, por parte del elector, del candidato que más se acerca a sus preferencias, mientras que el voto
estratégico implica la renuncia a ella y, consecuentemente, la apelación a un sub-óptimo con el objetivo de
maximizar la utilidad del voto. Dentro de este marco, un sistema que se aleja de la proporcionalidad pura,
induce al votante a asumir comportamientos estratégicos, ya que la disminución de espacios de representación
(asientos), desincentivará la conducta sincera de aquellos cuyas preferencias carecen de o tienen pocas
expectativas de elección, y que, por lo tanto, tenderán a “migrar” hacia otras alternativas con mayor potencial.
Para una revisión más profunda del tema ver: Milanese y Jaramillo (2013). 13 De hecho, la mayor proporción de votantes de estrato 1 y 2 –donde este tipo de candidatos predomina– que
de 4, 5 y 6 hace que técnicamente pueda alcanzarse la alcaldía aún no ganando en el estrato 3. 14Las características de este trabajo, no es de comprobar suposiciones. Para ello, sería necesario realizar un
estudio de carácter ecológico.
[21 de 25]
En síntesis, es interesante tener en cuenta, que para que un candidato pueda acceder a
la alcaldía sus posibilidades dependen exclusivamente de lo que ocurra dentro de su
segmento. En caso de no estar fragmentado y de controlar el estrato 3 necesariamente.
Mucha más compleja es la situación para los candidatos “élite”. De hecho, en su caso,
el triunfo no solamente está atado al control sobre el estrato 3 –en este caso necesariamente
constituyéndose por lo menos como la primera pluralidad y, posiblemente con un margen
razonablemente holgado (ver nota al pie 12)– sino también a que su segmento de
candidaturas no esté fragmentado y que sí lo esté el segmento rival. Esto hace que las
posibilidades de triunfo electoral sean notablemente más remotas ya que no basta un
ejercicio de coordinación de las candidaturas dentro del segmento, sino que, además, es
necesario que ocurra el efecto opuesto en el antagonista.
Consideraciones finales
Como pudo perfilarse desde el mismo inicio del análisis, difícilmente un sector social
específico de forma autónoma es capaz de elegir al alcalde de Santiago de Cali. Partiendo
de los comportamientos electorales estándar, puede observarse que los estratos populares –
y mucho menos Aguablanca– bastan para lograrlo. De hecho, la configuración causal
necesaria es mucho más compleja de lo planteado por lo mitos existentes en la ciudad.
Esto está lejos de significar que esafracción del electoradosea irrelevante,
efectivamente posee una capacidad de impacto electoral significativamente mayor a la de
cualquier otro grupo social; sin embargo, bajo las condiciones de división social existentes
en la ciudad, el rol más significativo lo juega el estrato 3 dada su condición de pívot tanto
entre los estratos “altos” y “bajos” como entre los distintos perfiles de candidaturas. De
hecho, ese mismo estrato es el único que se constituye como un actor necesario –aunque no
suficiente– para lograrlo.
Sin embargo, la combinación de estratos no basta para alcanzar la condición de
suficiencia a la hora de elegir al alcalde. Es necesario cruzarla con otra variable
significativa como lo son las distintas condiciones de fragmentación que caracterizará a
cada uno de los distintos segmentos de candidaturas.
[22 de 25]
Finalmente, pudimos observar que son los candidatos “no-élite” aquellos
estructuralmente mejor posicionados para ganar la elección. Pero esto no excluye que, bajo
condiciones mucho más complejas, los candidatos “élite” no puedan hacerlo.
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