desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

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EDITORIAL: Familia y misión | Ven y sígueme: Jugate por Cristo y sé feliz Revista de formación y animación misionera Septiembre – Noviembre 2014 | AÑO LXIV | EDICIÓN 463 En Octubre comienza el Sínodo extraordinario de obispos sobre la familia convocado por Papa Francisco Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

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Revista de información y animación misionera de los Msioneros de la Consolata

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Page 1: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

EDITORIAL:

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Revista de formación y animación misionera

Septiembre – Noviembre 2014 | AÑO LXIV | EDICIÓN 463

En Octubre comienza el Sínodo extraordinario de obispos sobre la familia convocado por Papa Francisco

Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

Page 2: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

Sumari�oFamilia y misión

Desde el 5 al 19 de octubre se celebrará en el Vaticano el Sínodo sobre “los desafíos pastorales en las familias en el contexto de la evangelización”. El instrumento de trabajo, que ha sido elaborado a partir de las respuestas de los Episcopados, Congregaciones o movimientos de todo el mundo con-sultados por la Santa Sede, servirá de guía para plantear los temas que de-berán afrontar los participantes. Entre los temas que están sobre la mesa, se estudiará con especial atención la pastoral espiritual a los divorciados vueltos a casar, la preparación para el sacramento del matrimonio o los desafíos de la familia en el mundo actual. En sintonía con este acontecimiento tan importante y esperado, dedicamos este número de Misiones Consolata a la familia, y no solo a las familias de nuestra realidad latinoamericana sino a las de otros continentes. Seguimos afirmando que la familia está en crisis; es maltratada. Tal vez, tengamos que redescubrir cuán bello, verdadero y bueno es ser familia hoy; cuán indispensable es esto para la vida del mundo, para el futuro de la hu-manidad. Tal vez, tengamos que redescubrir con una mirada más amplia la belleza de la familia y del matrimonio, la grandeza de esta realidad hu-mana tan simple y al mismo tiempo tan rica y universal, hecha de alegrías y esperanzas, de fatigas y sufrimientos, como toda la vida. No podemos olvidar que Octubre es también el mes dedicado a las misiones . El Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Misionera Mundial nos dice: “Hoy en día todavía hay mucha gente que no conoce a Jesucristo. Por eso es tan urgente la misión ad gentes en la que todos los miem-bros de la Iglesia están llamados a participar, ya que la Iglesia es mi-sionera por naturaleza. La Iglesia ha nacido en salida”. Francisco, en va-rias oportunidades, ha manifestado la preocupación por poner a la Iglesia en salida misionera, pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. La Iglesia es llamada a salir las propias comodidades, privilegios, ideas, para llevar el Evangelio de Cristo a todo el mundo sin prejuicios ni exclusiones. Invita a todos a ser fuertes, audaces y creativos. No es el momento de la tibieza. Y el Papa Francisco invita a to-dos con mucha fuerza a cultivar la alegría de la evangelización y a vivir la preocupación de anunciar a Jesucristo en los lugares más distantes, como

en una salida constante hacia las periferias del propio territorio, donde hay más personas po-bres que esperan. El corazón de la misión tiene que ver con un objetivo fundamental: que cada persona que encontremos pueda reconocerse infinitamen-te amada, más allá de sus límites y que pue-da reconocer también su propia dignidad y su llamado a la comunión fraterna. Todos somos misioneros en la medida en que salimos a la búsqueda y dedicamos tiempo a los alejados y periféricos de nuestra propia ciudad. Es verdad que la mayoría estamos llamados a ser fermen-

to allí donde estamos. Sin embargo, también hoy es necesario que muchos se atrevan a dejarlo todo y a viajar lejos, sobre todo a los lugares donde hay más sufrimiento y donde es más necesario el anuncio de Jesucristo.

P. Antonio Gabrieli, imc

Costo por ejemplar: $10.–

Costo de la susCripCión anual: $80.–

Costo Con ColaboraCión: $100.–

3 | Editorial

Familia y misiónPor: P. antonio gabrieli, imc

4 | Buzón MisionEro

Carta al Padre MateoPor: SuSana lourdeS barattini de monte

5 | actualidad 1

Visión de la familia en cada continentePor: la redacción

8 | tEstigo

El espíritu de familia imcPor: diac. lawrence SSimbwa, imc

11 | Ficha 40 | rincon jovEn

Los hermanos sean unidos Retiros y encuentros para jóvenes Por: P.mauricio guevara y renato maizza, imc

13 | vEn y síguEME

Jugate por Cristo y sé felizPor: la redacción

15 | nuEstra prEsEncia

Dos nuevas aperturas de los misionerosPor: P. Piero demaría y P. Fredy antonio gó-mez Pérez, imc

17 | BiBlia y Misión

Había una vez… Un padre y dos hijos Por: P luiS manco, imc

18 | Espiritualidad MisionEra

9 consejos para hacer feliz a toda la familiaPor: la redacción

19 | BiBlia y Misión

«¡No dejemos que nos roben la alegría de la evangelización!»Por: P. marcelo de loSa, imc

20 | rostro FEMEnino

Familia evangelizada y evangelizadoraPor: HnaS. de la conSolata de mendoza

22 | noticias

Sínodo sobre la familiaPor: la redacción

“¡Sólo Jesús! Todo con Jesús... Toda de Jesús... Todo para Jesús Nada para mí.”

Hermana irene Stefani, misionera de la consolata

Queremos expresar nuestra gratitud al Señor que, en el año dedicado al fundador Beato Allamano, nos quiere dar el regalo del reconocimiento de la santidad de una de sus hijas, ¡Irene! Nos regocijamos junto a la alegría inmensa y humilde que expresa el Evangelio, la alegría de los más pequeños a los que el Señor se complace en revelar sus misterios. | Gracias a Dios, a la Consolata, a el Fundador que nos dan la alegría de reconocer en la Hermana Irene una hermana que vivió en plenitud nuestro carisma.

Tenemos la alegría de tener una nueva Beata.

Nacida en Brescia, Italia, el 22 de agosto 1891 y

fallecida en Nyeri, Kenia, el 31 de octubre 1930.

El Papa Francisco auto­rizó la promulgación del

decreto para la beatifi­cación de la hermana

Irene Stefani, misio­nera de la Consolata.

Beatificación que se llevará a cabo el

sábado 23 de mayo de 2015 en Nyery, Kenia

Rostro femenino

Editorial

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Page 3: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

La familia en África (Por P. Kioko kimilu, imc)Indudablemente, la “composición”

de la familia varía de sociedad en so-ciedad, de país en país, de región en región, pudiendo en algunos casos ser muy numerosa y en muchos otros, li-mitarse solamente a los integrantes centrales o nucleares: padre, madre e hijo. Convencionalmente, se entien-de por familiares secundarios a los tíos, primos, abuelos y sobrinos. Lue-go, también podemos mencionar a la familia política, es decir aquella que se establece en base a relaciones no san-guíneas: cuñado, nuera, suegros, yer-no, ahijados, etc.

De todas maneras, la importancia de la familia estriba fundamentalmen-te en brindar al recién nacido protec-ción, cuidado y cariño, enseñándole a través de esas cosas reglas de compor-tamiento, qué cosas no se deben y no deben hacer, etc. El cuidado y la pro-tección de los padres es necesaria has-ta la edad de la adultez, momento en el cual se entiende que la persona ya puede valerse y cuidarse por sí misma (en términos de edad, la adultez varía de país en país pero se suele establecer alrededor de los 16 a 21 años).

Ahora bien me gustaría citar lo ex-presado por la conferencia episcopal argentina – (Aportes para la pastoral familiar de la Iglesia argentina) - país en el cual me encuentro (soy oriun-do de Kenya- África) - actualmente como cristiano-misionero, sacerdote imc hace catorce años: “La familia es el ámbito cotidiano que permite el de-sarrollo integral de las personas”. Ella continúa siendo un valor apreciado

Las familias son el modo más acabado de la identidad africana, europea, asiática, americana… y que da lugar a la realidad de su misión, en la que se juega el futuro de la humanidad.

por nuestro pueblo. El hogar sigue siendo el lugar privilegiando de en-cuentro de las personas donde en las pruebas, se recrea el sentido de per-tenencia. Gracias a los afectos autén-ticos de nupcialidad, paternidad, fi-liación y fraternidad, aprendemos a sostenernos mutualmente en las di-ficultades, a comprendernos y perdo-narnos, a acompañar a los niños y a los jóvenes, a tener en cuenta, valorar y querer a los abuelos y a las personas con capacidades diferentes. Cuando hay familia, se expresan verdadera-mente el amor y la ternura, se com-parten las alegrías haciendo fiesta y sus miembros se solidarizan ante las dificultades cotidianas, la angustia del desempleo y el dolor que provoca la enfermedad y la muerte”

Ahora bien, me gustaría hablar un poco de la familia desde un enfoque-socio cultural- africano donde es im-posible establecer una estructura fa-miliar única entre la gran diversidad de estructuras familiares que pueden encontrarse en el África.

Si hablamos en lo macro, la fami-lia tradicional constituye la unidad

básica de producción y consumo, pero hay algunas características generales. El concepto de familia se refiere a una unidad de parentesco más amplia que la nuclear; este es el de familia exten-sa, que agrupa dentro de un mismo recinto a varias generaciones, inclu-yendo niños, hijos casados y, a menu-do, hermanos y sus esposas. También madres viudas, hermanas que han de-jado a sus esposos y retornan a su li-naje natal y una variedad de parientes jóvenes y hermanas patrilineales. Es de subrayar que, en algunos casos, un hombre con posibilidades económicas, o mejor dicho, un hombre rico habi-tualmente tiene muchos dependien-tes que no son sus propios hijos vi-viendo en su recinto habitacional. Se habla en estos casos de una relación de adopción y las personas incluidas en esta categoría tienen los mismos derechos y obligaciones que los fami-liares unidos por lazos sanguineos o biológicos.

En otros casos, las distintas unida-des familiares se agrupan en una co-munidad, a cargo de un “jefe” al que reconocen respeto y lealtad. Este jefe es cabeza de linaje y el título corres-ponde habitualmente al miembro más antiguo del grupo patrilineal. Los miembros de cada familia tienen ac-ceso a casas separadas de acuerdo a su grupo de edad, sexo y estado mari-tal. Las habitaciones comprenden, por lo general, graneros y cocinas propios. Los acomodos residenciales varían de un grupo étnico al otro.

De todas maneras, el principio or-ganizacional básico de la vida fami-liar tradicional está dado por los lazos

Visión socio cultural de la familia en cada continente

Staff

Propietario:Instituto Misiones Consolatawww.consolata.org.arRegistro Propiedad IntelectualN° 5077185

Edición: N° 463

Septiembre-Noviembre | Año LXiV

Director: P. Marcelo De Losa, imc

Redacción: Misiones Consolata

Colaboradores: Gabrieli Antonio, López Rubén, Guevara Mauricio, Renato Maizza, Busnello Alejandro, Alba Piotto, Luis Manco, Jorge Pratolongo y Hna. Susana LesinskiFotos: Archivos imc , Agencias, Internet, Revista Misiones ConsolataDirección y Administración: José Bonifacio 1774 [1406] – c.A.B.A [email protected]: (011) 4632-3940

Correspondencia: Revista Misiones Consolata c.c. 2 – Suc. 11 – [1411] – c.A.B.A.

[email protected]ño: Silvana Dinard [email protected]ón: Brapack S.A. Saraza 1310 , c.A.B.A

Miembro de PREmLA

Padre Mateo:Tengo el agrado de dirigirme a usted para darle un humilde testimonio relacionado con el Beato José Allamano, de quien comencé a tener referen-cias cuando acudí a Ud. afectada de un cáncer de mama.

Un día, después de haber sido atendida, escu-ché que usted comentó que era el aniversario del Beato José Allamano, que nos acercáramos a sa-ludarlo dentro de la Iglesia.

En esos días estaba muy afligida por mi nieto Mauricio Julián, con casi 21 años, hacía tres que abandonó los estudios, no buscaba trabajo, se ne-gaba a sacar el duplicado de su dni, dormía mu-cho, exigía a sus padres cosas que no estaban en condiciones de darle, se estaba volviendo agre-sivo verbalmente con su madre y hermanas, y se había alejado de nosotros, sus abuelos maternos y tíos. Con mucha angustia fui a la Iglesia y dije:

“Beato José Allamano tú conoces lo que ocurre con Mauricio, te lo entrego espiritualmente para que lo ayudes, le aclares las ideas y que cambie su actitud ante la vida y su familia”. Adquirí una estampita

y se lo llevé a Mauricio explicándole que lo había puesto bajo la protección del Beato.

A los quince días, aceptó venir a verlo a usted, a pedir por su cambio. Fuimos a la Iglesia, le enseñé quién era el Beato y que debía tener fe, pedirle lo que deseaba superar.

Resumiendo, Padre Mateo, hoy hace un mes y medio que está trabajando, ayudando económica-mente a sus padres y con muchos proyectos, en-tre ellos, retomar los estudios.

Permanentemente lleva en su bolsillo la estam-pita del Beato Allamano a quien agradece el cam-bio en su propia vida.

Aunque busco las palabras adecuadas para ex-presarle a usted y a la Congragación hacernos conocer al Beato José Allamano, sólo me sale ¡Gracias, gracias, gracias! Y que Dios lo bendiga a usted y a todos los colaboradores.

A su disposición,Atte.

17 de Mayo de 2014Pablo Podestá, Pdo. Tres de Febrero

Buzón Mis�oneroA

ctualidad

Por: La redacción

Por: Susana Lourdes Barattini de Monte

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Page 4: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

porcentaje importante, responden a su vocación en esta institución que Dios diseñó.

Durante el Segundo Encuentro Mundial de las Familias, Juan Pablo II había exclamado: "La familia es como esta ciudad: "Arquitectura de Dios y arquitectura humana". La arquitec-tura de la familia es de Dios, el plan de Dios, su propósito, y es, por tan-to, inviolable; en él no se puede pre-parar o realizar operaciones de todo tipo, como lo haría más bien un mun-do secular. La familia es la identidad sagrada, pero es, al mismo tiempo, la arquitectura humana y compromiso con las tareas del hombre. Es un en-cuentro entre Dios y el hombre, que tiene lugar en la identidad de la fami-lia y que da lugar a la realidad de su misión, en la que se juega el futuro de la humanidad.

El Instituto de Política Familiar, con sede en Madrid, ha publicado un es-tudio titulado "Informe sobre la evo-lución de la familia en Europa 2006”. Lo que se vio fue la disminución de los matrimonios, un aumento exponen-cial de niños nacidos fuera del matri-monio, y al mismo tiempo aumentó en forma considerable el divorcio. Las primeras secciones del informe se re-fieren al problema de la disminución de las tasas de natalidad y el enveje-cimiento de la población, y luego mi-den la situación del matrimonio. Por otro lado, se observa que los jóvenes se acercan al matrimonio cada vez más grandes de edad y además, es ne-cesaria una mayor preparación para

evitar el fracaso, dado que la familia está amenazada y se la valora y defien-de menos en la sociedad actual.

No podemos dejar de señalar el fe-nómeno de la migración, que aísla la familia, la separa de su cultura, ge-nera distancia con la familia gran-de. En las mismas ciudades la distan-cia afecta a las familias, dificulta sus relaciones.

La Unión Europea, frente a estos cambios, deverían prestar más aten-ción en todas sus políticas sociales y adoptar un enfoque que tenga en cuenta a la realidad de la familia ac-tual. Esto significa no sólo promover una convergencia entre las políticas familiares de los países miembros sino también fomentar la protección de la igualdad de oportunidades para todas ellas, y la eliminación de la dis-criminación sobre la base del número de hijos y la distribución de ingresos. El gobierno de la unión debe ayudar a los padres a tener los hijos que de-seen, para proporcionar la asistencia necesaria en el caso de una crisis en la familia, para reconocer el derecho fundamental de los padres a la educa-ción de los niños, y ayudar a las fami-lias con necesidades especiales.

Debemos reconocer que la familia es el primer lugar donde se apren-de y se vive la relación y el diálogo con otra persona. Por eso, aunque el mundo cambie, la familia no debe de-jar de ser el hogar y el refugio. Porque, como una comunidad de base, no es simplemente el conjunto de personas para convivir sino también para com-partir y amar.

La familia en América Latina (Por P. Rubén Lopez, imc)10 Desafíos a los que debe dar respuesta:1) La difusión de una cultura que

hace énfasis en el individualismo y el consumismo, expresado en vínculos familiares que se basan más en el te-ner que en el ser. A veces en la familia no se habla de nuestra plata sino de tu plata y mi plata, acuerdos para: vos pagas los servicios yo la comida, etc.

2) La mentalidad de ver a los hijos como algo para “sentirse bien”, a ve-ces casi como un juguete y no como

importancia al poder económico y a la calidad de vida de cada individuo. Es-tos cambios, algunos países asiáticos, ya los han pasado; otros, los está pa-sando. De todos modos, estos cambios influyen mucho en la familia asiática.

Uno de los caracteres fuertes de la familia coreana es la educación de sus hijos. Porque en la sociedad hay com-petencias enormes por conseguir un buen trabajo (esto significa ganar un sueldo alto). Muchas veces, califican a una persona por su capacidad y pro-ducción intelectual. Por eso, normal-mente desde niños se dedican mucho tiempo al estudio. En la secundaria, los chicos están en la escuela más de 12 horas. Razón por la cual, los padres apoyan bien a sus hijos hasta que ter-minen en la universidad o se indepen-dicen de ellos. Por ejemplo, mi madre nunca me dejó combinar el estudio y el trabajo hasta tanto terminara mi carrera universitaria. Solo quería que yo estudiara bien y consiguiera un trabajo apreciado en la sociedad. Ser padres en Corea del Sur -y en Asia en general- es tomar la responsabilidad de criar y educar a los hijos para que ellos se preparen bien para realizar su vida con independencia. Estos debe-res paternos son irrenunciables para los asiáticos.

El desafío en criar y educar a los ni-ños es carísimo. Asimismo, los padres jóvenes por el aumento de la calidad de vida, mientras crían a sus hijos,

de parentesco. Los matrimonios, ge-neralmente poligámicos, son vistos como una unión entre dos grupos de parentesco, más que entre dos indivi-duos y son arreglados por un miem-bro de la familia de sexo masculino cuando la mujer es muy joven, y a ve-ces, cuando todavía no ha nacido: aquí juega un papel fundamental la dote matrimonial.

Qué mejor ahora que citar la “ACE-RAC” (Asociaciones de las Conferen-cias Episcopales del África Central). Ellos realizaron en la primera quin-cena del mes de julio, en la ciudad de Brazzaville (R. del Congo), la 10° Asamblea plenaria con el tema: "Fa-milia en el África de hoy": “La familia es la célula madre de la sociedad. En todos los tiempos fue el bastión de in-tegración entre el individuo y la so-ciedad. Pues ella constituyó la fuen-te donde se edifica la sociedad, de esa forma es deber "promoverla, proteger-la y defenderla". Es en el seno familiar que la persona nace, se torna ser y tie-ne su destino. Es dentro de ella que se gana un nombre, se es reconocido e identificado, para después ser intro-ducido en el complejo relacionamien-to del bien vivir. Allá se recibe la pri-mera educación”.

Se concluye que es un lugar don-de preponderantemente se tienen las primeras experiencias humanas, eso sobre todo y en particular, en el con-texto africano.

La familia en Asia (Por Im Sang Hun, imc)Desde la década del 80, Corea del

Sur experimentó una ola de cambios por el desarrollo económico a través de la industrialización. Podemos ver algunos puntos importantes de aque-lla ola. Antes, pocas personas tuvie-ron la oportunidad de estudiar y lle-gar a la universidad; ahora, casi todos los que quieren, consiguen ese objeti-vo. El alto nivel de educación ayuda a buscar y realizar la vida de cada uno, no solo para los varones sino también para las mujeres. Por lo tanto, se han elevado los derechos y el papel de las mujeres en la sociedad. Por estos cam-bios que surgen del desarrollo, se da la

quieren tener su tiempo y disfrutar la vida. Por eso, la opción es tener pocos chicos; o bien, deciden no tenerlos.

Otro desafío es estar mucho tiempo fuera del hogar por el estudio o por el trabajo de los padres. Por eso, la fami-lia sufre la falta del diálogo entre pa-dres e hijos y, a veces, el vínculo fami-liar entre ellos no es tan profundo. Por consiguiente, muchos jóvenes se sien-ten más cómodos con sus amigos que con sus padres. Entonces, la relación familiar corre el riesgo de simplemen-te hacerse cargo de los gasto y acom-pañarlos menos.

La tendencia al individualismo es otro desafío. La familia asiática, en su mayoría, tenía su precepto que los padres imponían a los hijos como una disciplina o una directriz para acen-tuar la uniformidad de la conducta de ellos. Ahora, por el individualis-mo hay tensión en la familia. Los hi-jos, sobretodo en la etapa adolescente, reclaman a sus padres respetar la dife-rencia entre hijos y sus propias perso-nalidades. Esto también origina falta de diálogo y conflicto familiar.

La familia cambia a medida que lo hace el mundo. El desarrollo económi-co da más estabilidad y oportunidad a la vida del individuo, así le permite elegir su propia vida. El concepto tra-dicional de familia en Asia pierde su sentido frente a este cambio. La per-sona humana es descubierta por su valor y personalidad pero es cada vez más solitaria. Podemos ver el síntoma por el aumento de depresión y la nece-sidad del acompañamiento psicológi-co y espiritual. Esperamos que la familia sea el lugar donde haya unidad, amor, com-prensión y diálogo en la comunión con Dios.

La familia en Europa (Por Renato Maizza, imc)La situación de la familia de hoy y

sus desafíos no se la puede describir de modo simple y sencillo con cuatro palabras. Es compleja.

Antes que nada, hay que afirmar que aunque la situación de la fami-lia muestra profundos deterioros, y tal vez deba enfrentarse con una nue-va serie de desafíos, debemos decir, que la gran mayoría de familias, o un

fruto del amor y que trae como conse-cuencia una paternidad responsable, No solo tenerlos sino hacerse cargo de ellos, criarlos, educarlos y no abando-narlos cuando a veces se crea una nue-va relación de pareja.

3) La falsa cultura de la posesión, yo soy dueño del que “amo” y puedo hacer lo que quiero con él, expresa-da en la violencia de género y llegan-do a los casos de feminicidio que dan cuentan las noticias con, por desgra-cia, demasiada frecuencia

4) Influencia de la cultura del des-carte que marca la fragilidad de los vínculos familiares con todas las con-secuencias que acarrea. Hoy son muy comunes las familias llamadas ensam-bladas. Los hijos tuyos, los míos y los nuestros

5) Cambios legislativos (en varios países de América Latina), como el lla-mado matrimonio “igualitario”, iden-tidad de género, reforma a la ley de nombre pudiendo colocar el apellido que se dese y en el orden que se quie-ra, adopciones monoparentales, etc.

6) Dificultad de vivir la Fe en fami-lia, de tal manera que haga una dife-rencia marcando la alternativa de lo que significa vivir la realidad familiar en el Señor. Situación de los divorcia-dos vueltos a casar. Situación del que queda solo cuando el otro se divorcia, etc., Parejas de cónyuges de diversa religión, etc.

7) Falta de intimidad en la familia, a veces me entero lo que piensa mi pa-reja por Facebook, riesgo que la reali-dad sea solo virtual.

8) La influencia de los medios de comunicación social como impacto negativo, debido a la imagen de fami-lia que transmiten y los antimodelos que proponen, lo que crea confusión.

9) Por las exigencias del ritmo mo-derno son raros los momentos que se pueden compartir en familia. Trabajo intenso, horarios extendidos que in-cluyen los Domingos.

10) La pobreza y la lucha de la sub-sistencia que pone a dura prueba la vida familiar. Muchas familias que si-guen sin tener acceso a un trabajo dig-no, vivienda propia, cobertura de sa-lud, etc.

ActualidadA

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Page 5: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

Nuestro Instituto no es solamente una comunidad misionera sino tam-bién, y sobre todo, una familia. Éste es el rasgo fundamental que caracteriza al imc. Instituto como familia fue el gran sueño de José Allamano. Decía a sus misioneros:“Recuerden que el Insti-tuto no es un colegio, tampoco un semina-rio, sino una familia. Son todos hermanos”.

La familia Consolata que inició pe-queña en Italia, fue paulatinamente creciendo hasta volverse nacional, in-ternacional, multi-cultural, multi-tri-bal e intercultural. Actualmente, el Ins-tituto cuenta con miembros de varios continentes, regiones, naciones, his-torias, lenguas y culturas, de los cuales 461 son europeos (Italia, España, Por-tugal e Inglaterra), 172 latinoamerica-nos (Colombia, Brasil, Argentina, El Salvador, Venezuela, Uruguay), 16 nor-teamericanos (Canadá y Estados Uni-dos), 372 africanos (Kenia, Tanzania, Uganda, Mozambique, Etiopia, Con-go, Sudáfrica, Marruecos, Eritrea), y 6 asiáticos (Corea del sur).

Los datos evidencian con todo vigor que el Instituto es una familia mul-tiétnica, multicultural e intercultu-ral. En él la diferencia no se ve como una amenaza sino como una riqueza

que permite luchar por la unidad en la diversidad. Además, el rostro hete-rogéneo permite traducir el Carisma del Fundador a nuevas formas de ser y pensar.

Pues, a pesar de nuestras diversida-des, ya sean de lengua, origen y cultura, todos nos reconocemos como misione-ros de la Consolata. Todos bebemos y vivimos del mismo carisma y de la mis-ma espiritualidad. Reconocemos que el espíritu del Fundador es el eje trans-versal con base en el cual trabajamos y luchamos por el Reino. En síntesis, so-mos una familia.

El espíritu de familia propuesto por Allamano está en sintonía con la nueva humanidad soñada por Jesús. Se trata de este espíritu que nos permite reco-nocernos hermanos, a pesar de las dife-rencias, que nos permite unir las fuer-zas y luchar por la misma causa; un estilo de vida que sigue siendo un de-safío para el misionero de la Consolata, pues aparece siempre como un sueño por realizar, una misión por cumplir.

La espiritualidad misionera de la consolata Ante todo, una precisión conceptual.

Empezamos hablando de la espirituali-dad. Con este concepto se ha querido evocar el principio vital del ser huma-no, la motivación, la pasión, el impulso, la causa por la que se vive y lucha. La espiritualidad mueve y hace permeable los sueños y las utopías. Para el misio-nero de la Consolata se trata de lo que le hace dispensador de la consolación.

La consolación la perseguimos en todos los continentes, en Europa, en

África, en Asia y aquí en toda Améri-ca. Anunciamos y cultivamos la conso-lación en consonancia con la propues-ta de Allamano, mediante la misión ad gentes y en la comunión fraterna. Ca-racteriza nuestra vida, ser familia y vi-vir en comunión. Acogemos y hacemos nuestra la intuición de José Allamano en el sentido de que “nos faltarán tan-tas otras virtudes, pero la caridad no”, puesto que “sin la caridad la vida co-munitaria se vuelve insoportable.”

La espiritualidad de la Consolata implica: Aceptar el cambio de época: Si tuvié-

ramos que hablar de algo que caracte-riza a nuestro mundo tendríamos que hablar inevitablemente del cambio. Se evidencian enormes migraciones y crisis económicas e institucionales. La propia familia está experimentando una crisis sin precedentes, fenómeno que, a su vez, ha repercutido en el au-mento de la crisis vocacional a la vida religiosa, misionera y sacerdotal en la Iglesia, en el aumento del relativismo y humanismo ateo, entre otros. De igual forma, se evidencia un “boom” e irrup-ción vocacional en los lugares que tra-dicionalmente se consideraban “luga-res de misión.” Este salto drástico, y por decirlo de alguna manera, inespe-rado, ha traído consigo consecuencias inevitables. Hoy caracterizan al Insti-tuto la plurietnicidad y la multicultura-lidad, realidad que demanda cambios en el paradigma misionero hasta aho-ra conocido y sostenido en el Instituto.

Una economía de familia: Si la familia es el rasgo fundamental que nos carac-teriza como misioneros de la Consola-ta, la economía de comunión también

nos debe identificar. La economía de comunión se inspira en la espirituali-dad de la primera comunidad cristia-na donde “no había entre ellos ningún necesitado”. Lucas relata que en la pri-mera comunidad los creyentes vivían unidos y tenían todo en común, re-partían sus bienes acorde con las ne-cesidades de cada quien (Hch. 2:42-47). Con la economía de comunión se puede lograr la sostenibilidad, median-te proyectos compartidos basados en la reciprocidad, la subsidiaridad y co-munión. Se trata de impulsar una eco-nomía que fomente la cultura del dar y de la reciprocidad, que es la antítesis de la cultura de tener. Un dar económico con rasgo evangélico es la expresión de

“darse” en el orden del “ser”. En otras palabras, revela una concepción antro-pológica no individualista, asistencia-lista, ni colectivista, sino de comunión.

Y todo ello requiere: una mayor so-briedad y austeridad en el estilo de vida. Transparencia, fidelidad e inte-gridad ético-moral. Tomar conciencia de la situación económica actual, revi-sar nuestros estilos de vida y aceptar que la crisis económica es una realidad. Confiar en la providencia tal como in-vita incesantemente el Fundador.

Una formación constante hacia la in-terculturalidad: Nuestra familia misio-nera es multicultural. Si bien cuenta con miembros provenientes de varios continentes, éstos tienen diferentes culturas, cosmovisiones e idiosincra-sias. Todos son misioneros de la Con-solata, todos comparten la misma espi-ritualidad y viven el mismo carisma ad gentes, pero las diferencias culturales de los misioneros hacen que el institu-to ahora sea más intercultural que in-ternacional, aunque no se pueda negar su rostro internacional. Como familia,

la interculturalidad nos llama a que nos abramos hacia nosotros mismos, que nuestras diferencias culturales no sean amenazas sino riquezas tan-to para nosotros mismos como para el éxito de la misión. Aquí la intercultu-ralidad tiene que servir de trueque en el sentido de que cada uno tiene algo que dar y que recibir gratuitamente. Así, todos nos enriquecemos mutuamen-te en términos de valores, costumbres, habilidades y espiritualidades.

Conviene tener en cuenta que los mi-sioneros vivimos la interculturalidad en nuestros contextos de misión. Allí nos enriquecemos mutuamente con las personas con quienes trabajamos y a quienes servimos.

1 El aporte de los misioneros africanos a la construcción de la familia Consolata en América

“No hay nadie tan pobre que no tenga nada que dar, ni hay nadie tan rico que no tenga algo que recibir... ” (Juan Pablo II)

Espíritu de comunidad: Para un afri-cano vivir en familia, en comunidad, vivir con otros, no constituye nada nue-vo, pues su existencia se forja alrede-dor de estos ambientes. Desde niño se le enseña a amar, a confiar, a trabajar, a servir y a compartir con los demás. El africano crece sabiendo que el otro es su hermano. El yo del africano crece dando lugar al nosotros, el mío abriéndo-se al nuestro. Desde la temprana edad, allí en la aldea, al niño se le enseña que él o ella coexiste con otros más allá de los padres y hermanos de sangre. Los primos son a la vez hermanos; los tíos, papás; las tías, mamás; los ancianos, abuelos y abuelas.

A nadie le sorprende que el espíri-tu de familia haya constituido uno de los pilares de la filosofía de muchos

padres de las independencias africa-nas. El Ujamaa (hermandad) soñado e impulsado por Nyerere, tuvo como objetivo concientizar al africano so-bre la necesidad de la colegialidad en la transformación socio-política. Nkwame Nkurumah con su filosofía de concienticismo (filosofía que promueve la ideología de familia y unidad) apelaba al rescate de los valores comunitarios para la configuración de la unidad del África en general, y de Ghana en parti-cular. Percibimos también el espíritu de familia en el Ubuntu, filosofía impul-saba por el gran humanista (si se pue-de decir) Nelson Mandela, un pensa-miento que se basa, precisamente, en la máxima: “Soy porque somos nosotros”. En fin, el espíritu de familia es algo ca-racterístico del africano.

Interculturalidad: La mayoría de los pueblos que habitan el África, espe-cialmente al sur del Sahara, se agluti-nan en etnias y tribus, cada una con su lengua y cultura. Estar y vivir en Áfri-ca significa abrirse al desafío de vivir y convivir con otros, que poseen visio-nes y dialectos distintos. Estar y vivir en África significa, abrirse a la inter-culturalidad, so pena de llevar una exis-tencia estéril y digna de desprecio. Sí, la interculturalidad entendida como la capacidad de relacionarse respetuosa-mente con otros “diferentes” nunca es y nunca será ajena al africano.

Capacidad de resiliencia y de resis-tencia: Otra fuente del dinamismo del misionero africano es la capacidad de resistencia. Podemos afirmar que aun-que este valor pertenece a la humani-dad entera, el africano lo posee en gra-do sumo. Es una virtud que le ayuda a ubicarse y a desempeñarse laboral-mente allí donde las circunstancias lo justifiquen. Cuando las condiciones de la vida se endurecen, el hombre africa-no y la mujer africana incrementan su grado de resistencia elevándolo al máximo, ello con base en la creativi-dad y responsabilidad que permiten ir más allá de lo habitual y convencional. La resiliencia del africano se manifies-ta no solo en la capacidad de soportar pacientemente las adversidades, sino también, y sobre todo, en la madurez y la fortaleza que se extraen de ellas,

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Por: Diac. Lawrence Ssimbwa, imc

Testigo

El diácono Laurence Ssimbwa, misionero de la Consolata, que trabaja en Colombia, nos presenta el espíritu de familia propuesto por José Allamano, en construcción del continente americano con el aporte africano, europeo, asiático y americano.

El espíritu de familia imc

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Diácono Lawrence Ssymbwa

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Page 6: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

que permiten transformar los obstá-culos en fuentes inspiradoras de lucha y superación.

Espiritualidad africana: La espiritua-lidad es todo lo que uno es. Ella englo-ba la vida, la historia, la cultura, la fi-losofía, la cosmovisión e idiosincrasia de la persona. El misionero africano se mueve con su espiritualidad, arrastra consigo la imagen del Ser trascenden-te impregnada en él y en su entorno, arrastra consigo los valores de alteri-dad y respeto, además de la capacidad de socialización con el resto del mun-do y con la naturaleza. El africano entiende que la espiritualidad como manantial de agua pura e inagotable, debe ser una fuente de vida, de traba-jo, de misión y vocación. Los pueblos africanos antes de la evangelización, vivían su espiritualidad fuerte y rica, expresada en el silencio, la oración, la adoración, la celebración, la solidari-dad y reciprocidad. En la actualidad, padres, madres, tíos y tías y tíos, abue-los y abuelas imparten bendiciones so-bre las nuevas generaciones invocan-do a los antepasados y a los espíritus de la familia.

Estilo misionero: ¿Será que el misio-nero africano tiene una forma pecu-liar de vivir y hacer la misión, o, por el contrario, sigue ajeno? La respuesta es afirmativa, en el sentido de que el afri-cano tiene su propio estilo de vivir y ha-cer la misión, un estilo que se apoya en la humildad y simplicidad de vida, en la confianza en la providencia de Dios y de la comunidad, la comunicación in-terpersonal y la esperanza de un futuro mejor; estilo que alimenta una mane-ra de anunciar y vivir el Evangelio que permite intercambiar bienes, expe-riencias, valores, riquezas y pobrezas.

2 El aporte del continente americano a la visión misionera de los misioneros africanos.La sabiduría popular atestigua que

la experiencia es el mejor maestro. El misionero aprende y perfecciona sus saberes y habilidades con base en las experiencias vividas día tras día, indi-vidual y comunitariamente. Lo mismo pasa con los misioneros de la Conso-lata quienes trabajan en el continente

americano. Cabría preguntar: ¿En qué medida aporta el continente america-no a los misioneros africanos que tra-bajan en América?

Ante todo, conviene notar que la ex-periencia misionera es como un true-que; el misionero da, no a cambio de algo sino gratuitamente, y al mismo tiempo recibe de las experiencias acu-muladas y la fe vivida en el lugar donde trabaja y de la fe de la gente a la que es servidor. En el caso que aquí nos ocupa, podemos asegurar que hay varias ma-neras con base en las cuales el contexto americano aporta a los misioneros que se ejercitan en estas tierras.

Espiritualidad cristiana manifestada en la religiosidad o piedad popular: To-dos somos testigos de que en América Latina la religiosidad popular contri-buye sobremanera a la vitalidad de la fe cristiana. La devoción a la Virgen de Guadalupe, de Aparecida, de Chiquin-quirá, de Luján, etc., constituye una práctica religiosa sin igual en nuestras tierras. Lo mismo se puede decir de la devoción a los santos. El católico lati-noamericano encuentra en María y en los santos el camino propicio para diri-girse a Jesucristo y a Dios Padre, prác-tica que enriquece mucho la fe del mi-sionero quien procede de un contexto donde la evangelización se amparó en la instrucción ética y doctrinaria.

Iglesia que retoma su camino a través de reflexiones teológicas: A través de reflexiones teológicas, la iglesia ame-ricana lucha por caminos evangeliza-dores cada vez más eficaces y acorde con la realidad vivida. Con mucha fre-cuencia, los obispos y agentes de pasto-ral americanos se reúnen para evaluar el pasado, analizar el presente y soñar el futuro de la iglesia que peregrina en estas tierras, camino que enriquece profundamente a los misioneros.

Fe viva: La fe vivida y experimentada en las iglesias latinoamericanas aparece dotada de una vitalidad sin igual. Está viva en la fe. En toda América es incues-tionable la labor evangelizadora del lai-cado. La fe se funde y confunde con la cultura formando una simbiosis única. Es todo eso lo que enriquece al misione-ro que lucha por hacer conocer a Cristo aquí y en otras esferas terrestres.

Emancipación de la mujer: Se suele utilizar el término “emancipación de la mujer” como una política que pre-tende lograr su liberación de las ata-duras que lo aprisionan, sean ellas po-líticas, sociales, culturales, económicas como religiosas. En América este fe-nómeno ha tenido mucha fuerza y ha producido significativos frutos que enriquecen no solo a la sociedad sino también a la propia Iglesia. La mujer americana llena las filas del laicado y se ejercita catequética y sacramental-mente. Políticamente el continente americano cuenta con varias mujeres que son líderes; fenómenos aportan a la construcción de la vida del misione-ro y de la humanidad entera.

Protección del medio ambiente: La degradación del medio ambiente cons-tituye un desafío global al que no se puede sustraer. América está en la van-guardia de la lucha contra este flage-lo que aqueja a la Pachamama, la Ma-dre Tierra. En las Américas Sobresalen las búsquedas indígenas a favor de la conservación y el equilibrio ambiental. Leonardo Boff habla en sus plantea-mientos teológicos de la “ética ecoló-gica”, teoría que pretende recordar al mundo la urgencia de neutralizar las ambiciones antropocéntricas, utilita-ristas y consumistas que no tengan en cuenta el respeto de la naturaleza. Una preocupación que se halla en el magis-terio latinoamericano. Aparecida invi-tó e invita a que se tome conciencia de considerar la naturaleza como una herencia gratuita que la humanidad ha recibido para proteger, como es-pacio precioso de la convivencia hu-mana y como responsabilidad cui-dadosa del hombre para el bien de todos. El respeto del medio ambiente es un valor de suma importancia para el continente africano, que sigue pa-deciendo la devastación desértica y humana. África emerge como una de las grandes víctimas de los procesos de calentamiento global que se gestan en el planeta tierra. Las constantes se-quías e inundaciones han sembrado mucha muerte y destrucción. Por lo tanto, vemos oportuno para el conti-nente africano el aporte americano en las luchas ambientales.

Desde los inicios de la vida de la Iglesia fundada por Cristo, el espíritu de familia fue lo que mantuvo unidos a los cristianos de toda lengua, pueblo y nación. Her-manos en la fe fue la mejor designación para reconocer, en medio de la diversidad, el significado y la riqueza de estar unidos por la fuerza del mismo Espíritu que mue-ve el universo y hace nueva todas las cosas.

Pero la hermandad y el sentido de unidad hay que construirlo y luchar contra toda esperanza para man-tenerlo vivo y vivificante. El Papa Francisco nos aler-ta en su encíclica Evangelii Gaudium que, en estos úl-timos tiempos, el individualismo comenzó a minar la vida de muchos cristianos que forman parte de la gran familia de la Iglesia. Los gruposn está llevando a mu-chos miembros de la Iglesia a vivir de exclusivismos que acaban por excluir a todos aquellos que no son del mismo grupo, generando así, divisiones y rupturas, tan lejos del espíritu propuesto por el Evangelio.

«Dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comu-nidades, ¡cuántas guerras! En el barrio, en el puesto de trabajo, ¡cuántas guerras por envidias y celos, tambien entre cristianos! La mundanidad espiritual lleva a algu-nos cristianos a estar en guerra con otros cristianos que se interponen en su búsqueda de poder, prestigio, pla-cer o seguridad económica. Además, algunos dejan de vivir una pertenencia cordial a la Iglesia por alimentar un espíritu de internas. Más que pertenecer a la Iglesia toda, con su rica diversidad, pertenecen a tal o cual gru-po que se siente diferente o especial.» (EG 98)

«Que todos sean uno para que el mundo crea» es una de las razones de ser de nuestra vocación cristiana y el gran desafío que todos estamos llamados a testimoniar en este mundo, bombardeado de guerras que generan rencor, de actitudes que discriminan y de decisiones que tienen como finalidad la división.

El Papa Francisco, preocupado por esta situación de-licada y difícil por la cual muchas personas están pa-sando, nos invita a ser luz y sal, a marcar la diferencia, a ser signos de impacto y transformación.

«A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pedirles especialmente un testimo-nio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo se

Rincón Joven

Los hermanos sean unidos

ficha 38ficha 40Por: P. Mauricio Guevara, imc

cuidan unos a otros, cómo se dan aliento mutuamen-te y cómo se acompañan: “En esto reconocerán que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros” (Jn 13,35)» (eg 99)

Valorar la importancia de caminar unidos bajo un mismo mandato, el del amor, es crucial para ser ver-daderos mensajeros de paz y constructores de puente en nuestra sociedad y en la Iglesia. Pero atención, es-tar unidos no significa estar uniformados con la misma manera de ser y estar. Los diferentes carismas infundi-dos por el soplo del Espíritu nos enseña que es posible peregrinar juntos en medio de la diversidad. Solo así conseguiremos derribar las barrreras de la diversidad que buscan separar y devorar.

Para ir más lejos juntosA) «Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera,

porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera», nos dice el Martín Fierro.

* ¿Cómo resuelven los conflictos suscitados por las diferentes maneras de pensar y hacer que tiene cada uno en el grupo?

* ¿Aceptan con alegría y libertad los carismas y modos de vivir; la fe que tienen los otros grupos de tu parroquia?

B) Dice el papa Francisco: «Me duele tanto comprobar cómo, en algunas comunidades cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odio, divisiones, calumnias, difamaciones, vengan-zas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quien vamos a evan-gelizar con esos comportamientos?»

* Con la ayuda de los Evangelios, crea y escribe con tu grupo un Decálogo de la unidad para contrarrestar los puntos negativos señalados por el Papa.

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Page 7: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

28 al 30 de noviembre

16 al 20 de febrero de 2015

Ya caminaste alguna vez por el desierto interior? ¿Sabías que allí se puede escuchar la voz de Dios? Inscribite y preparate para vivir esta trascendente aventura.Edad: chicas y chicos de 17 a 25 añosCupos limitados, inscripciones abiertas hasta el 23 de NoviembreAcercate al lugar más próximo donde viven los Misioneros y Misioneras de la Consolata y compartí con ellos este momento.

Antes de nacer, Dios ya había pensado un proyecto para nosotros. Si descubriste que El te llama a seguirlo de manera radical, inscribite y preparate para dar tu sí al Servicio de Dios en la Misión.Edad: varones de 17 a 25 años | Lugar: San Miguel | Precio: $250Cupos limitados, inscripciones abiertas hasta el 8 de Febrero (2015)

Retiros para jóvenes

de 20155 al 18 de Enero

El día 27 de agosto el Padre Mauricio, el diácono Marcos, y el seminarista Renato, emprendieron el camino hacia Resistencia Chaco, para definir los detalles sobre la misión juvenil que se realizará el próximo verano. El pueblo elegido para la realización de esta misión es: Basail, Chaco, con aproximadamente 5000 habitantes. En coordinación con el Padre Rafael del Blanco y el grupo de Jóvenes de Resistencia se trazaron las actividades y desafíos a desarrollar en esta misión.

El Obispo de Resistencia quien hospedó a los Misionero en su casa, manifestó total adhesión y apoyo a esta iniciativa.

Viví un verano diferente lleno de aventura y misión. Inscribite y sé uno de los elegidos para vivir este maravilloso momento.Edad: chicos y chicas entre 17 a 25 añosLugar: Resistencia - Chaco | Precio: $250 Cupos limitados, inscripciones sujetas a selección.

Misión juvenil de verano

Juan Carlos Araya Carmona es san-juanino y fue ordenado sacerdote el sábado 23 de agosto en la Parroquia Santa Bárbara en la ciudad de Pocito, San Juan. Cuando uno conversa con él, en sus ojos hay una profundidad que llama la atención, barbado y bastan-te alto hace recordar a Jesús. También las ropas humildes que viste y el he-cho de sentirse misionero de Dios lo pone como uno de sus colaboradores en esta tierra. Su padre es un traba-jador del campo y de las chacras y su mamá Olga es ama de casa. Tiene dos hermanos, Fernando de 35 años y Fá-tima de 20 años.

¿Qué es lo que sentís en este momento tan especial para voz?Yo estoy muy tranquilo pero se sien-

te el ser amado por Dios. La vocación no es un privilegio, no es algo que se merece, es algo que viene dado por Dios. Es un Don, es casi como un mis-terio, porque a mí, el Señor me ha es-cogido y llamado. Pero es el Señor el

que llama a sus discípulos, personas muy simples, comunes y corrientes que en un cierto punto de su vida reci-ben esta llamada del Señor a seguirlo de una manera particular en una vida consagrada y así uno siente que al lle-gar este momento es conclusivo de una etapa. Es el momento conclusivo de todo un camino, de discernimien-to, de búsqueda, de escucha atenta de la palabra del Señor y como promotor de sus bienes espirituales.

¿Cuándo descubriste que nació tu vocación misionera?Muy bien no lo sé, porque desde

cuando era chico he tenido cierta sen-sibilidad por las misiones, pero pue-do decir que ha sido fundamental el testimonio de vida que me han dado las Hermanas Salesias que están pre-sentes en mi comunidad parroquial. Desde que inicié la catequesis en la preparación a la primera comunión he compartido con ellas mi experien-cia de fe. Las Hermanas provenían

de Ecuador e Italia y era tocante ver cómo se dedicaban a la evangelización habiendo dejado sus tierras para venir a misionar acá.

Junto a esta experiencia se sumó también el hecho de vivir compro-metidamente mi adolescencia en la parroquia Santa Bárbara. Eso me permitió descubrir muchas comuni-dades alejadas de la parroquia que te-nían necesidades de ser acompañadas en la fe y en la vida sacramental. Esto despertó en mí no solo la vocación sa-cerdotal sino también la misionera.

¿Es difícil para el que no lo vive entender esto del llamado?Si es difícil, es una cosa que hay que

vivirla en primera persona, es una ex-periencia que va unida a una vida es-piritual muy intensa y a una vida co-munitaria de fe; la vocación no se vive sola, hay otros que te ayudan a escu-char la Palabra de Dios. Con el testi-monio, con el ejemplo, acompañando en la fe. En mí caso, como ya dije, fue-ron las hermanas Salecias, la comuni-dad de la Parroquia de Pocito, que me ayudó a ir viendo como el Señor ne-cesitaba un discípulo que lo siguiera para llevar su palabra y ser signo de reconciliación y amor en su nombre. De esta forma me fui dando cuenta que mi destino era esto.

¿Por qué con los misioneros de la Consolata?Yo entré a esta congregación cuan-

do aún estaba aquí discerniendo si era la voluntad de Dios y cuando conocí a los misioneros de la Consolata, la pri-mera cosa que me impactó fue la fra-ternidad que vivían entre ellos.

Esto me enseño a conocer a mi lu-gar, un poco viendo como trabaja-ban las hermanas y como misionaban.

Si deseas participar de los eventos juveniles, recibir información o material del encuentro debes buscarnos en: Facebook: www.facebook.com/jemar.jovenesenmisionargentina Mail: [email protected] Tel: 011 4455 0863

El joven misionero asumió desde muy chico su compromiso con la fe y trabajó muchos años como catequista en diferentes distritos de su departamento.

Jugate por Cristo y sé feliz

Por: La redacción

Ven y sígueme

Page 8: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

Angola: Una realidadLos saludo desde Angola en nombre

de los padres Sylvester Ogutu, kenia-no; Dani Antonio Romero Gonzalez, venezolano, y Fredy Alberto Gómez Pérez, de Colombia. Estoy muy con-tento de compartir con ustedes la ale-gría de sentir la realización de este sueño de los misioneros de la Conso-lata que, de una manera muy simple pero concreta, se realiza ahora. Efec-tivamente, como habíamos previsto viajamos de Maputo (Mozambique) a Luanda. El padre Hernán, superior de los misioneros javerianos de Yarumal se encontraba en el aeropuerto acom-pañado del padre Penda, vice superior general IMC. El padre Hernán nos re-cibe muy bien en nombre de su co-munidad y nos transmitió los saludos del Superior General, poniéndose a nuestra disposición para ayudarnos en todo lo que sea necesario.

El viaje desde el aeropuerto hasta la casa fue para nosotros el primer con-tacto concreto con la realidad ango-leña.Era el momento de mayor con-gestión en el tránsito cuando la gente

la diócesis de Viana, una comunidad muy numerosa y viva (ver foto). Tam-bién conocimos al padre Marín, secre-tario del Nuncio en Luanda.

En esos primeros días, hicimos un pequeño recorrido con el padre Her-nán para conocer los posibles límites de la nueva parroquia de San Agustín y nos encontramos con Mons. Joaquín y algunos vicarios diocesanos, quie-nes nos presentaron, en general, la realidad de la diócesis. Como ustedes ven, el camino comienza poco a poco, a esclarecerse frente a nosotros.

regresa a sus casas después del trabajo. Una vez llegados a la nuestra nos en-contramos con el resto de la comuni-dad, los padres John y Pablo, también colombianos; el padre Pablo es cura diocesano asociado a los javerianos. Él comienza a las 5:30 con la oración y luego la celebración de la Eucaristía en la parroquia y en otros centros que la conforman. La parroquia lleva el nom-bre de Santa Trinidad y el centro, San José trabajador. La comunidad San Agustín será la que nos va a recibir para nuestra experiencia pastoral en

Dos nuevas aperturas de los misioneros

Por: P. Piero Demaría, imc P. Fredy A. Gómez Pérez, imc

Nuestra pres

encia

Después yo quería vivir una vida de fa-milia, no quería ser sacerdote solitario, sino que quería compartir mi vida con otros. Cuando los conocí dije: es el lu-gar al que Dios me está llamando.

¿Es estar relacionado con la gente?La experiencia de la vocación, llama-

do y misión está muy relacionado con la gente. El Señor nos habla a través de los otros y se encarna en el que está al lado. Por esto ha hecho brotar en mí esta necesidad de cuestionar y decir

‘que quiere de mí el Señor’. Siempre he visto la necesidad de los otros, nues-tra parroquia es muy grande y eso me hizo ver cómo había lugares donde el sacerdote no podía llegar, donde no se tenía la misa con frecuencia, don-de la gente esperaba las confesiones y donde había chicos y jóvenes que necesitaban de alguien quien les ha-ble del Señor y esto es una necesidad de la gente, que uno va descubriendo y uno se cuestiona: que hago frente a todo esto que veo.

¿Es complicado seguir el mandato de Dios, responder al llamado y alejarse de la familia?Es difícil porque naturalmente so-

mos hombres como todos, uno sabe que deja la familia, los afectos, los amigos, la tierra, el lugar donde uno se ha criado y donde están los lazos afectivos más fuertes, pero esto no es un peso, yo le he dicho sí al Señor, y sabiendo que tenía que dejar estas co-sas. Si en algún momento es un sacri-ficio se lo ofrezco al Señor para crecer en su seguimiento.

¿Cuáles son los miedos y dificultades de tu camino de formación misionera?Como miedos en mi formación mi-

sionera, en este momento, me viene a la mente uno: el miedo a ‘no estar a la altura de poder responder a la realidad’. Es decir el hecho que vivimos en un contexto complejo y de cambios conti-nuos y profundos, lo cual implica pre-guntarse cómo yo puedo anunciar el evangelio en este ambiente y con es-tos desafíos contemporáneos. En el fondo la pregunta es: ‘¿Seré capaz?’

Las dificultades son muchas, de mi formación recuerdo el hecho de abrir-se a lo nuevo. Lo nuevo asombra y des-pierta interés pero al mismo tiempo

genera dificultades y miedos. Por ejemplo, muchas veces he cambia-do de comunidad al pasar de un mo-mento formativo a otro, y esto me ha hecho confrontarme conmigo mis-mo, dejando amistades, el contexto ya conocido, las costumbres, a veces la lengua, etc.; son momentos de des-pegue y de reinicio a veces no fáciles. Muchas veces una dificultad grande es entender el contexto donde uno vive, porque no es fácil entrar y com-prender todo inmediatamente, es algo que se hace con el tiempo, con los ojos bien abiertos y mirando también a la historia de ese pueblo.

¿Cuáles fueron las riquezas adquiridas en tu tiempo de estudios en Europa?Las riquezas son muchas y creo que

muchas las iré descubriendo con el tiempo. Sin embargo, poder vivir en otro lugar con otra y otras culturas, y digo otra porque una era la cultu-ra del pueblo italiano y otras al plu-ral, las culturas de la personas con las cuales he vivido y compartido mis años de estudio, muchos de ellos afri-canos, otros asiáticos, latinoamerica-nos y europeos en menor número. Vi-vir junto a ellos me hecho abrir mucho mis horizontes, me ha ayudado a cre-cer abrazando lo distinto, negando a veces lo propio para valorizar lo aje-no. Sobre todo me ha hecho crecer en

la experiencia de una Iglesia Católica, es decir universal, de muchos colores y lenguas, de distintos ritos y costum-bres pero todos unidos en la misma fe.

Además vivir en Italia me ha permi-tido estar cerca del corazón de la Igle-sia como también de los orígenes del Instituto de la Consolata. He vivido un año en la Casa Madre, en Turín, y he respirado mucho el espíritu del Fun-dador a los pies de la Consolata. A la vez, que conocí muchísimos misio-neros de nuestra congregación y es-cuché sus historias en la misión. He descubierto realidades que ni imagi-naba, como por ejemplo los migran-tes y todas las dificultades que tienen para poder vivir y trabajar en Europa, y compartir con ellos no solo la fe sino también la búsqueda de una vida me-jor. En fin, tendría mucho para contar.

Sueños y perspectivas de un joven misionero para el futuro.Mi sueño lo puedo resumir en una

frase: ‘Ir a la misión’. Pero me doy cuenta que este sueño no es lejano sino actual y concreto, yo ya estoy en tierra de misión porque hoy Europa necesita de misioneros que anuncien con sus vidas el Evangelio. Es allí don-de estoy llamado a servir y ejercer mi ministerio sacerdotal y quisiera llevar la consolación a las distintas proble-máticas que tanto necesitan de Dios. Pienso en los migrantes, los más po-bres de la sociedad, los ancianos, las diócesis que cada vez tienen menos sacerdotes, los jóvenes que no en-cuentran la fe y tantos otros.

¿Un mensaje para los jóvenes de Argentina?¡No tengan miedo de darse total-

mente a Cristo! Personalmente he vi-vido muy joven mi llamado a esta vo-cación y una cosa que me ha animado siempre son las fuerzas de la juventud, donde uno es capaz de darse del todo por los grandes proyectos e ideales. Yo he escuchado la llamada de Jesús a se-guirlo y una vez que le he respondi-do con el ¡sí!, me he jugado con todo y esto me ha hecho muy feliz. Segu-ramente también a vos Dios te llama para ser algo grande con tu vida, sea en la vocación y en la misión que sea: Jugate con todo y sé feliz.

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Padre Juan Carlos Araya Carmona

Padres Fredy, Sylvester y Daniel

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Page 9: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

Y Dios creó la familia. A su mismísima imagen y semejanza la creó. Dios es amor, la familia es comunidad de rela-ciones de amor. Dios es alegría, la fami-lia es fuente de alegrías en un incesante despliegue de dinamismos de amor: dar y darse/perdonar y perdonarse/amar y dejarse amar.

En la familia todos somos sumamen-te importantes, sumamente necesarios. Nadie es sobrante. Nadie está de más. Nadie está de balde. Puede agrietarse la familia pero no hay que desesperarse: nadie es irrecuperable. La fuerza divina del amor que hay en nosotros resucita fuerzas insospechadas para la recupera-ción del extraviado, del perdido! El capí-tulo quince del Evangelio de San Lucas lo subraya hasta el escándalo: “Un pastor tenía cien ovejas, se extravió una; dejó las noventa y nueve y se puso en búsque-da de la extraviada: la encontró y se llenó de alegría. | Una mujer tenía diez mo-nedas… se le pierde una. Enciende una lámpara, barre la casa y busca con cui-dado hasta encontrarla. Al encontrarla, llama a las amigas y vecinas y les dice: Alégrense conmigo, porque encontré la moneda perdida”.

¡Qué revolución de valores, que di-namismos inexplorados, qué ondas mag-néticas entrarían en patrimonio de la hu-manidad en la familia, en la escuela, en la parroquia, cuando el dolor por el extravío de un hermano, de un alumno, de un hijo del vecino nos entrará en el alma, nos do-liera hasta punzarnos las entrañas!

Así sucedió aquella vez…cuando un pa-dre perdió la dignidad.

Es conocida como la parábola del hijo pródigo pero hoy se la redefine como la parábola del padre misericordioso. En efecto, en esta narración es el padre que lo domina todo. Domina como servidor de la comunión, es decir, saborea de pa-ternidad todo el drama familiar, hasta en exceso. Deshecho, afrontado, discu-tido, humillado y, sin embargo, el pa-dre queda siempre el protagonista que avanza conquistando con lazos de amor cada vez más sorpresivos .

Es el padre que no cierra la puerta al hijo menor que quiere desfilarse y con-sumar su libertad enloquecida. Es el pa-dre que reabre las puertas de los brazos sofocando con su ternura las palabras de disculpas que el hijo había hilvanado entre vergüenza y dolor.

Y es mucho más: Es el padre que, a la vuelta del hijo, desborda de conmoción y se excede ordenando una fiesta sin precedentes: “Enseguida, traigan el me-jor vestido y vístanlo; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Trai-gan el ternero engordado y mátenlo. Ce-lebremos un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y ha sido encontrado. Y empe-zaron la fiesta”.

Pero el padre boicoteó la fiesta. El co-razón se le llenó de amargura y fue hasta donde estaba el hijo mayor que “irritado, se negaba a entrar”. Hay momentos en la vida en que fiestas, invitados, asado de primera, tragos seductores, suenan a irritación. No seducen. La mesa es sa-grada si alrededor de ella estamos todos. El padre sale afuera porque ya no es fies-ta para él. Las entrañas paternas laten:

“Me falta el otro! Me falta el otro hijo”.

Sale. Va afuera, al descampado. Sale de su dignidad paterna. Se abaja a más no poder, dispuesto a jugarse hasta la úl-tima insignia de su autoridad paterna, convirtiéndose en un mendigo de amor.

“Su padre salió a rogarle que entrara”. Nadie nos narró aquel encuentro. ¿La inmensa ternura del padre habrá tum-bado el orgullo del hijo mayor? La fiesta, en fin, ¿se realizó? No indaguemos cu-riosos. Dejémonos encantar por el pa-dre, el tejedor de la comunión. El me-diador de la fraternidad.

Unas reflexiones: el escritor y poeta padre Turoldo ha titulado uno de sus libros así: Dios, también él es infeliz. Es verdad: es triste cuando falta el otro; se trate del hijo menor o del mayor: cuan-do faltara Dios se vuelve infeliz…

Cuando murió (el ex dictador argen-tino) Jorge Rafael Videla me irrité con-migo mismo. Me sentí menos hombre. Los diarios comentaron que la gente se negaba a darle sepultura en su cementerio. Bueno, aquel día Dios se volvió infeliz. Estuvo de luto y lloro lágrimas de padre.

Sin el otro, se desmorona la familia, toda familia, la entera familia humana. Mientras escribo estas líneas, pienso en el Papa Francisco. En estos días de odio entre israelitas y palestinos, Francisco se habrá enfermado, habrá derramado lágrimas; hacía pocas semanas que los había tenido consigo a los dos hijos re-zando con ellos, dialogando con ellos, impregnados de buenos propósitos de paz y fraternidad. Y a los pocos días se alejaron, se perdieron… se desconocie-ron como hijos, como hermanos.

Y dios creó la familia humana. A su mis-mísima imagen la creó. Y dios vio: lo había creado todo bien. Y dios descansó de su labor.

Había una vez… un padre y dos hijos

Compartiendo esta pequeña expe-riencia querría continuar en comu-nión con todos los hermanos que tra-bajan en este continente africano y que, de alguna manera, contribuyeron a la realización de este proyecto mi-sionero. Nos encomendamos a la gra-cia de Dios y a la protección de nues-tra Madre María Consolata así mismo que su oración.

Taiwán: En espera de partirEn el momento en que, por primera

vez, me ha sido propuesto de integrar un equipo para abrir una nueva mi-sión en Asia, he experimentado la sen-sación de volar: una especie de vérti-go frente a una aventura en la que no se trataba de recorrer un camino tra-zado por otros sino de descubrir uno totalmente nuestro. Mi mente volaba a lo que deben haber sido los mismos comienzos de la misión del Instituto de la Consolata cuando el Fundador, el beato Allamano, muy emocionado, acompañaba a la estación de Turín a los primeros cuatro misioneros que viajaban rumbo a Kenya. Ahora todo es diferente: para llegar a un lugar de misión no se requieren largos meses de navegación, sirven solamente unas cuantas horas de vuelo; para hablar con la gente del lugar no hace falta construirse una gramática nueva y un diccionario descubriendo y recopilan-do cada palabra, ahora existen escue-las y profesores. Sin embargo, sigue vivo algo de aquel momento mágico.

keniano, que serán mis compañeros de misión. He descubierto que los entusiasmos y los temores que sen-tía no eran solo míos: aunque de ma-nera diferente eran los mismos que ellos experimentaban. Hemos toma-do contacto con otros misioneros que han trabajado en Taiwan para que nos orientaran acerca de las activida-des que allí se desarrollan. A finales de mayo viajamos a Mongolia para los ejercicios espirituales realizados junto a los misioneros de la Conso-lata que ya trabajan en Asia (Corea y Mongolia).Haber visto allí, con mis propios ojos, una misión nacida des-de hace poco tiempo y, sin embar-go, con una pequeña comunidad de personas que se sienten atraídas por un Evangelio que no conocían y que han comenzado a frecuentar la pa-rroquia, todo eso me ha emocionado profundamente.

Ahora faltan dos semanas para par-tir y la mayor necesidad que siento es la de pasar un tiempito junto a mi fa-milia y a los amigos de siempre a quie-nes tanto quiero y a los cuales no vol-veré a ver durante los próximos tres años. Creo que la alegría de trabajar junto a mis compañeros de misión, el cariño de los que quedan, la confian-za en Aquel que nos envía, son el teso-ro más precioso que pueda poner en mi morral para poder encontrar per-sonas que viven en un mundo lejano y que, muy pronto y con la ayuda de Dios, se volverá más cercano.

Después de haberme entretenido un poco en estos pensamientos de en-sueño llegó también el miedo: ¿Cómo llegaré a aprender el idioma chino, una lengua tan complicada? ¿Y si no lográramos establecer un verdade-ro contacto con la gente? En Taiwan estarán todos atareados en sus estu-dios, sus trabajos y no tendrán cierta-mente el tiempo de escucharnos. ¿Y si, después de numerosos esfuerzos, nos tocara volver atrás? Caminaba por las calles de Turín mirando al único ras-cacielos en construcción de la ciudad y me figuraba estar paseando por las calles de Taipei, sumergido por in-mensos palacios, lejos de los amigos, de la gente que me quiere, sin un ob-jetivo definido.

Luego, tuve el encuentro con el P. Eugenio, español, y el P. Mathews,

¿Qué pasaría si todos los jóvenes

de Argentina, saliéramos a la calle a

encontrarnos con otros jóvenes

Te desafiamos

a juntarte con tus

amigos para tratar

de descifrar la táctica

escondida dentro de

esta fabulosa fórmula

evangelizadora.

Y una inconclusa historia de amor…

Biblia y misión

Por: p. Luis Manco, imc

Padres Mathews, Pedro y Eugenio

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Page 10: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

9 consejos para hacer feliz a toda la familia

«La alegría del Evangelio nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres. Por tanto, animo a las comunidades parroquiales, asociaciones y grupos a vivir una vida fraterna intensa, basada en el amor a Jesús y atenta a las necesidades de los más desfavorecidos.»

«¡No dejemos que nos roben la alegría de la evangelización!»

«Donde hay alegría, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen las verdaderas vocaciones»Hoy en día todavía hay mucha gen-

te que no conoce a Jesucristo. Por eso es tan urgente la misión ad gentes, en la que todos los miembros de la iglesia están llamados a participar, ya que la iglesia es misionera por naturaleza: la iglesia ha nacido en salida.

La Jornada Mundial de las Misiones es un momento privilegiado en el que los fieles de los diferentes continentes se comprometen con oraciones y gestos concretos de solidaridad para ayudar a las iglesias jóvenes en los territorios de misión. Se trata de una celebración de gracia y de alegría. De gracia, porque el Espíritu Santo, mandado por el Padre, ofrece sabiduría y fortaleza a aquellos que son dóciles a su acción.

De alegría, porque Jesucristo, Hijo del Padre, enviado para evangelizar al mundo, sostiene y acompaña nuestra obra misionera. Precisamente sobre la alegría de Jesús y de los discípulos mi-sioneros quisiera ofrecer una imagen bíblica, que encontramos en el Evange-lio de Lucas (cf.10,21-23).

El evangelista cuenta que el Señor envió a los setenta discípulos, de dos en dos, a las ciudades y pueblos, a procla-mar que el Reino de Dios había llegado, y a preparar a los hombres al encuen-tro con Jesús. Después de cumplir con esta misión de anuncio, los discípulos volvieron llenos de alegría: la alegría es un tema dominante de esta primera e inolvidable experiencia misionera.

Sin embargo, Jesús les advierte que no se alegren por el poder que se les ha dado, sino por el amor recibido. A ellos se le ha concedido experimentar el amor de Dios, e incluso la posibili-dad de compartirlo. Y esta experiencia de los discípulos es motivo de gozosa gratitud para el corazón de Jesús.

En el contexto de esta bondad divi-na Jesús se regocija, porque el Padre ha decidido amar a los hombres con el mismo amor que Él tiene para el Hijo. El Padre es la fuente de la alegría. El Hijo es su manifestación, y el Espíri-tu Santo, el animador. Inmediatamen-te después de alabar al Padre, como dice el evangelista Mateo, Jesús nos in-vita: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Tomad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y en-contraréis descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (11,28-30). «La alegría del Evangelio llena el cora-zón y la vida entera de los que se en-cuentran con Jesús.

Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría»

¿Por qué no entramos también nosotros en este torrente de alegría?«El gran riesgo del mundo actual,

con su múltiple y abrumadora ofer-ta de consumo, es una tristeza indivi-dualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada».

Por lo tanto, la humanidad tiene una gran necesidad de aprovechar la salva-ción que nos ha traído Cristo. Los discí-pulos son los que se dejan aferrar cada vez más por el amor de Jesús y marcar por el fuego de la pasión por el Reino de Dios, para ser portadores de la ale-gría del Evangelio. Todos los discípulos

Misioneros de la Consolata en ArgentinaCasa RegionalJoSé boniFacio 1774, [1406] ciudad de buenoS aireS tel: (011) 4632-3940

Noviciado LatinoamericanoJuan XXiii 2460, [b1683deP] martín coronado (bS. aS.) tel: (011) 4842-1820

Seminario FilosóficoJulián martel 1550, [b1663gHl] San miguel (buenoS aireS) tel: (011) 4455-0863

Animación Misionera [email protected]

Pquia. Nuestra Señora de la MisericordiaSucre 2675 • el Plumerillo, [m5539cZB] • laS HeraS (mendoZa) tel: (0261) 448-9773

Pquia. Ntra. Sra. de Pompeyabilbao y Fraga 581villa PomPeya, [b1722oSi]merlo (buenoS aireS)tel: (0220) 489-3602

Pquia. de la Medalla Milagrosaav. Fuerza aérea 1527, [Y4600Xaa] • alto comedero, (JuJuy) tel: (0388) 427-5858

Pquia. San Ramón NonatoP. Pedro y aráoz, [4560]tartagal (Salta)tel: (03873) 424-370 caSa: (03873) 422-540

Parroquia San LorenzoHiPólito irigoyen S/n,[4564] coronel Juan Solámorillo (Salta)

Hermanas Misioneras de la ConsolatanemeSio álvarez 957, [1744] moreno (buenoS aireS) tel: (0237) 462-0560

Laicos Misioneros de la Consolatalmc-argentina.blogSPot.com

Jóvenes Misioneros de la [email protected]

Colegio Nuestra Señora de la ConsolatagomenSoro y 3 de Febrero, [5519] • GuaYmallén (mendoZa) tel: (0261) 4452-282

Instituto Pablo VIlibertad 2869, [2400]San FranciSco (córdoba)tel: (0356) 4431-416

¿Podemos buscar y descubrir la felicidad en nuestro interior y en las cosas senci-llas y cotidianas? Los padres tienen la obligación de poner todos los medios a su alcance para conseguir la mayor feli-cidad posible para todos los componen-tes de la familia.

1 buscar siempre, en cada lugar, en cada momento, ante cualquier persona, la paz, la serenidad y el equilibrio in-terior como el don más preciado. Solo desde la tranquilidad del espíritu se puede acceder a la verdadera felicidad.

2 agradecer cada día de lo que se es y de lo que se tiene. Sé agradecido con el entorno que rodea, con las per-sonas queridas, con la vida, con Dios. Estar agradecidos por las cosas que te-nemos –lo que implica valorarlas en su justa medida– es muy importante para ser conscientes de nuestra felicidad y disfrutarla más. Agradecer aumenta el grado de felicidad de las personas.

3 enriquecerse con la práctica de dar y el compartir. Uno de los verdade-ros secretos para ser feliz es aprender

a dar sin esperar nada a cambio. Si das odio, recibirás odio, pero si das amor, recibirás invariablemente amor. La práctica de la generosidad, como salir de uno mismo y sentir los éxitos y fe-licidad de los demás como propios, es estar en camino a descubrir la verda-dera felicidad.

4 l a f e l i c i da d siempre camina de la mano de la verdad. La mentira y la falsedad, antes o después, acaba-ran por llevarle problemas y tristeza. La comunicación sincera, transparen-te, en la que se hable, se escuche y se comprenda, es a la familia como la sa-via al árbol.

5 la ira y la ansiedad son las mayo-res causantes de la infelicidad y la des-dicha. Controlar bien los nervios, sin permitir que le mal humor y las actitu-des violentas te dominen. Los hijos y la pareja no tienen la culpa de la mayoría de las situaciones que han provocado la ira en los padres, y si la tuvieran, hay que buscar la mejor forma de olvidarla.

6 l a n at u r a l e z a está rebosan-te de vida, de verdad, de bondad y de

belleza, cuídela y ámela con todas sus fuerzas, llénese de ella y vívala.

7 pensar siempre que el bien, la bondad y la belleza están en cada uno. No gaste su tiempo en chismes o lo que haya fuera de tu control. Invierta su energía en lo positivo del presente. Si se lo propone, puede entrenar la men-te o el corazón para ser positivo, tener éxito y ver belleza y bondad en cuanto haga o le suceda.

8 perdonar Jamás olvidar de per-donarse, valorarse y de aceptarse como cada uno es. Mientras tengas resenti-mientos y odios, será imposible ser fe-liz. Lo maravilloso del perdón no es que libera al otro de su eventual culpa, sino que te libera a ti de un sufrimiento.

9 perder tiempo con la familia. Jugar profundiza los lazos familiares. Pasar tiempo con los chicos es clave, es difícil, pero hay que hacerlo. Somos más felices cuando tenemos tiempo para la familia y los amigos, y casi to-das las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia.

Por: La redacción

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Por: P. Marcelo De Losa, imc

Actualidad

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Page 11: Desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización

del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización.

En muchas regiones escasean las vo-caciones al sacerdocio y a la vida con-sagrada. A menudo esto se debe a que en las comunidades no hay un fervor apostólico contagioso, por lo que les falta entusiasmo y no despiertan nin-gún atractivo. La alegría del Evange-lio nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres.

Por tanto, animo a las comunidades parroquiales, asociaciones y grupos a vivir una vida fraterna intensa, basada en el amor a Jesús y atenta a las necesi-dades de los más desfavorecidos. Don-de hay alegría, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen las verda-deras vocaciones. Entre éstas no deben olvidarse las vocaciones laicales a la misión. Hace tiempo que se ha tomado conciencia de la identidad y de la mi-sión de los fieles laicos en la Iglesia, así como del papel cada vez más impor-tante que ellos están llamados a des-empeñar en la difusión del Evangelio. Por esta razón, es importante propor-cionarles la formación adecuada, con vistas a una acción apostólica eficaz.

¡No dejemos que nos roben la ale-gría de la evangelización! Os invito a sumergiros en la alegría del Evangelio y a nutrir un amor que ilumine vues-tra vocación y misión. Os exhorto a re-cordar, como en una peregrinación in-terior, el “primer amor” con el que el Señor Jesucristo ha encendido los co-razones de cada uno, no por un senti-miento de nostalgia, sino para perseve-rar en la alegría. El discípulo del Señor persevera con alegría cuando está con Él, cuando hace su voluntad, cuando comparte la fe, la esperanza y la cari-dad evangélica.

Dirigimos nuestra oración a María, modelo de evangelización humilde y alegre, para que la Iglesia sea el hogar de muchos, una madre para todos los pueblos y haga posible el nacimiento de un nuevo mundo.

El Papa nos invita a ser portadores de la alegría del Evangelio

Nos encaminamos a celebrar y vi-vir el Octubre misionero, en un cambio de época donde viene pisoteada la dig-nidad humana, donde vienen pertur-bados los auténticos valores, donde se arruina todas las esperanzas, donde pueblos se desangran por la violencia y la injusticia, donde se encuentran di-ficultades para profesar abiertamen-te la fe, donde el Evangelio aún no ha sido anunciado. Esta realidad inter-pelante nos compromete a ser fieles portadores de la alegría del Evangelio como misioneros, a enjugar las lágri-mas, saciar el hambre, sanar las heri-das, devolver el brillo de la humanidad con nuestra solidaridad, servicio, con-suelo y gozoso anuncio de la Buena No-ticia, sembrando semillas de esperanza.

El octubre misionero nos prepara para celebrar con alegría la Jornada Mundial de las Misiones (domund), fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal. A este respecto, el Papa nos pide a todos los bautizados, la misma valentía que movió a los misioneros del pasado, la misma disponibilidad a escuchar la voz del Espíritu y el clamor de los hermanos. A que rompamos las barreras persona-les y geográficas para compartir con otros, la alegría y los dones que posee-mos. En primer lugar, el tesoro de nues-tra fe, acompañar, animar y sostener las actividades de los misioneros con la oración, el sacrificio, el sufrimiento y la ayuda económica, para sostener las jó-venes comunidades eclesiales, las obras de caridad, de educación y promoción

humana que son muchas y aumentan cada día, a través de la Colecta mundial por las Misiones.

El Papa Francisco está llamando a la Iglesia a salir de sí misma olvidando miedos e intereses propios, para po-nerse en contacto con la vida real de la gente y hacer presente el Evangelio allí donde los hombres y mujeres de hoy sufren y gozan, luchan y trabajan.

La consigna de Francisco es clara: “La Iglesia ha de salir de sí misma y dar testimonio de la alegría del Evangelio y encontrarse con los demás”. No está pensando en planteamientos teóricos, sino en pasos muy concretos: “Salga-mos de nosotros mismos para encon-trarnos con la pobreza”.

El Papa Francisco nos llama a rea-vivar en la Iglesia el aliento evange-lizador que Jesús quiso que animara siempre a sus seguidores. No hay que esperar a nada. No hemos de retener a Jesús dentro nuestras parroquias. Hay que darlo a conocer en la vida. Hay que salir a la vida de manera sencilla y hu-milde. El Evangelio no se impone por la fuerza. Se contagia desde la fe en Jesús y la confianza en el Padre.

Aunque se van dando pasos en la conciencia y el compromiso misionero en nuestras comunidades, no se puede negar que muchas de éstas, continúan aún cerradas en sí mismas, abocadas a la solución de sus problemas y necesi-dades, sin compartir sus alegrías y sus dones, sin salir de sus límites geográ-ficos y humanos, sin tener presente los horizontes de la universalidad y de la catolicidad. Es necesario que en un cli-ma de comunión, traspasen sus fron-teras para hacerse presente de forma activa en la evangelización universal y abran sus puertas y ventanas, para que por ella penetre la brisa fresca y reno-vadora del paso de Dios en sus comuni-dades, y podamos decir como Francis-co “renace la alegría”.

Un nuevo amanecer misionero será una realidad, si todos los cristianos nos comprometemos con generosidad y santidad a iluminar con la alegría del Evangelio los desafíos de nuestro tiem-po, y dar así testimonio, en cualquiera de las múltiples formas, de ser misio-neros y portadores de esta alegría.

Franciscus PP

Los tiempos difíciles que vivimos necesitan más que nunca a la familia unida ya que es la cuna de valores, de relaciones, el espacio privilegiado para entretejer vida, y vida en abundancia, según el proyecto de Jesús.

Sin embargo, es la realidad más vulne-rable de la crisis que se está viviendo. Como consagradas estamos trabajando para recuperar este espacio de evange-lización porque creemos necesario que nuestros niños y adolescentes puedan sentirse contenidos, sostenidos y ani-mados por las personas que forman par-te de su historia y de sus raíces.

Son diferentes los ámbitos en los que nos movemos. El colegio es, sin duda, un punto de partida para llegar a los pa-dres a través de los hijos. Lo que quere-

mos lograr es dar vida a espacios infor-males de encuentro, donde perdamos el miedo al otro, en el que nos animamos a salir de nuestros individualismos y egoísmos. Lo fundamental es reconocer que el otro no es más grande o más pe-queño que uno, sino que es igual; que las necesidades de una familia son las mis-mas que las de otra, el problema de uno es problema de otros. Crear conciencia de que la unión hace la fuerza.

Es importante romper las paredes so-ciales que se han ido construyendo a lo

largo del tiempo en los que se habla de discriminación, y no se sabe bien quién es el verdadero discriminado.

Hay muchas familias, que no tienen las mismas oportunidades de otras, pero no es por eso, que son el descarte de la sociedad: No es fácil para un pa-dre o una madre que busca un trabajo, no obtenerlo solo porque el lugar en el que vive es una zona denominada “roja”.

En este contexto estamos acompa-ñando con momentos de fiestas para compartir la vida, recuperando el gozo de estar juntos, de conocerse, un es-pacio en el que los padres miran a sus hijos y les manifiestan su amor y su comprensión.

Visitamos a las familias y comparti-mos la Palabra que ilumina nuestros días, una Buena Noticia en medio de tantas

“pálidas” que vivimos, que abre la espe-ranza, vuelve a dar una posibilidad de so-ñar, de restablecer lazos con lo mejor de cada uno, y ponerlos a servicio conven-cidos de que un mundo nuevo es posible.

El diálogo es lo que se ha perdido. En la visita a las familias se ofrece la opor-tunidad de sentarnos alrededor de una mesa, con un mate de por medio, y dar-se la posibilidad de hablar de las dificul-tades que cada uno vive, los problemas que los afligen y desgastan, de todo lo que hace perder el rumbo principal para vivir la vida.

Formamos agentes de pastoral como multiplicadores de puntos de encuentro que visitan a las familias con la Virgen y la Palabra de Dios. Una de ellas, con-tó que visitando a una familia, la señora la atendía pero seguía con lo que estaba haciendo, porque no tenía tiempo; ante

esta actitud la visitante le dijo: “Es bueno que te regales un espacio para estar un tiempo tranquila sin pensar en otra cosa, solo escuchando tu interior”. La seño-ra se sentó y se dejo visitar, y al finalizar el encuentro se mahifestò agradecía por este momento en el que se volvió a co-nectar con ella misma y a sentir la nece-sidad de llenarse de energía nueva que viene de la escucha de la Palabra de Dios.

En los barrios que se denominan pe-ligrosos, la experiencia es diferente, se experimenta resistencia, pero cuando se establecen lazos de confianza se logran cosas maravillosas: el compartir el dolor de sentirse solo, de sentirse excluidos y marginados, se transforma en fuerza para levantarse y seguir luchando.

Caminemos juntos hacia el Sínodo de la Familia, aprendiendo que todos so-mos tierra sagrada en la que Dios hace brotar y germinar la vida; que todos te-nemos que comprometernos a irrigar y cuidar esa tierra que es nuestra histo-ria, nuestra cultura, nuestros valores y pisarla con los pies descalzos, compro-metiéndonos en diferentes maneras a construir el bien común, en el respe-to de la diversidad y pluralidad, que el presente nos propone, sintiéndonos una gran familia.

Señor, haz de nuestra patria una gran familia,Siembra en nuestro suelo tu Amor y tu Paz,Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor para hacer realidad tu proyecto de Amor en la Historia de hoy.

Por: Hnas. de la Consolata de

Mendoza

Familia evangelizada y evangelizadora

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Colabore a que un joven realice su vocación

misionera. El mejor don para la misión es un misionero

Más. Un cristiano comprometido con Cristo y con el

Evangelio debe vivir aquello de “ir o ayudar a ir”.

Usted puede ayudar a que

un misionero lleve la gozosa noticia

de la salvación a quienes

no conocen a Jesús.

Gracias a su apoyo

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el anuncio del Evangelio y en la promoción

humana. ¡No lo olvide!

De su generosidad

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de la Buena Nueva de Jesucristo a muchos

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Noticias Por: La redacción

El evento sinodal convocado por Papa Francisco se llevará a cabo del 5 al 19 octubre de 2014 bajo el lema los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización.

Sínodo sobre la familia

Es la primera vez que un Papa convocó una asam-blea de carácter extraordinario apenas ocho me-ses después de iniciado su pontificado. El Derecho Canónico lo permite cuando el asunto en cuestión,

además de relacionarse con el bien de la Iglesia univer-sal, requiere una resolución rápida. El tema de la familia en particular solo había sido tratado en la V Asamblea General convocada por Juan Pablo II con la Exhortación Apostólica Familiaris consortio sobre la misión de la fami-lia cristiana en el mundo actual.

Pero en esta convocatoria, Francisco incluyó temas de-rivados de situaciones sociales y eclesialmente controver-tidas vividas por un porcentaje considerable de familias en las últimas décadas: los divorciados con nueva unión, la difusión de las parejas de hecho, las uniones entre per-sonas del mismo sexo y su eventual adopción de hijos, los matrimonios mixtos o interreligiosos, y la difusión del al-quiler de vientres.

José María Poirier Lalanne, director de la revista Criterio, en una nota comentando la convocatoria del Sinodo dijo:

“Aun admitiendo la frágil hipótesis de que ciertos prelados de la Iglesia Católica —acaso más anclados en viejas fór-mulas teológicas— desconocieran lo que piensa gran parte de la actual feligresía en materia de crisis familiar y praxis en temas que hacen al matrimonio, la procreación y la dis-ciplina sacramental, no sería pensable que ese panorama escapara a un obispo que durante años recorrió las calles y los barrios de una urbe, y escuchó a miles de personas de las más variadas condiciones”. Es el caso de Jorge Mario Bergoglio, hoy el papa Francisco. Entonces, ¿por qué aho-ra Roma dice que la adhesión a la Iglesia atraviesa por un momento de conflicto?

¿Y por qué, además, propuso a fines del año pasado una encuesta en todas las diócesis del mundo? Si Bergoglio conoce la realidad de las personas y las dificultades que pueden ofrecer las instrucciones morales de la Iglesia tal como se siguen enseñando desde hace décadas, en una vir-tual ruptura entre la enunciación y su aplicación en cada caso, ¿por qué propone un relevamiento de la opinión de los episcopados y del laicado en todos los países? ¿Es una estrategia? ¿Cuál? Bergoglio es perfectamente consciente de cuánta resistencia y oposición encontrarán las reformas que proyecta para la Iglesia.

Por eso la pobreza predicada por Bergoglio supone “salir a los caminos de la trashumancia humana; encontrar, dia-logar, acompañar, comprender, comunicar el Evangelio; no renunciar a ser un pueblo de creyentes”.

Por eso el diagrama de las prioridades, de los cambios y de los acentos es sumamente importante. Los discerni-mientos pastorales están ganando un terreno que no te-nían junto a los enunciados doctrinales. La preocupación por alcanzar las periferias existenciales deja de lado for-mulaciones escolásticas y matices litúrgicos sofisticados o de significado hoy poco comprensible para la sensibilidad contemporánea.

De todas maneras, el acento tan claro puesto en la aten-ción pastoral de los problemas (como en este caso los de la vida familiar) conlleva una inevitable pregunta que se plantean muchos entendidos: ¿habrá actualmente una doctrina sólida capaz de sustentar las necesarias nuevas respuestas pastorales o se está ante dos ámbitos de difícil vinculación, a veces aparentemente contrapuestos? A pro-pósito de la encuesta para el sínodo, el teólogo argentino Gustavo Irrazábal se interroga: “¿Qué sucederá, por ejem-plo, si se manifiesta un extendido rechazo a la enseñanza sobre la anticoncepción? ¿Se podrá aducir que es un pro-blema de los fieles y no de la doctrina?”. Al mismo tiempo observa que entre cambiar y dejar todo como está hay otras po-sibilidades, como precisar, refinar, equilibrar, reformular.

Por su parte, y con una dimensión más sociológica, la teóloga brasileña María Clara Bingemer, luego de recordar que la Iglesia siempre vio en la familia una de sus grandes esperanzas para la evangelización y la formación de per-sonas y mentalidades, señala que también deposita en ella

“gran parte de sus expectativas en cuanto a la transforma-ción de las estructuras injustas de la sociedad”. Si la fami-lia “existe en el mundo y para el mundo”, hay que apuntar al diálogo, aun cuando se presente complejo.

El arzobispo y teólogo italiano Bruno Forte, designado por el Papa como secretario del sínodo, resalta que se trata de “comprender cómo anunciar el Evangelio de una mane-ra eficaz a las familias en el tiempo que nos toca vivir, sig-nado por una evidente crisis social y espiritual”. En este sentido, recuerda que el Papa insiste en “la misericordia divina y la ternura en relación con las personas heridas, en las periferias geográficas y existenciales”.

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«¡Renace la Alegría!»

«La alegría del Evangelio nace del encuentro con

Cristo. Por tanto, ¡Ánimo! Y a vivir una vida fraterna intensa, basada en el amor

a Jesús, y atenta a las necesidades de los más

desfavorecidos.

Octubre:Mes de las misiones