douglas hofstadter - el ojo de la mente. fantasías y reflexiones sobre el yo y el alma

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  • 23 RAYMOND M. SMULLYAN

    Un dualista infortunado

    Haba una vez un dualista que crefa que mente y materia son dos sustancias separadas. No precenda saber con exactitud cmo actuaban recprocamente. Era uno de los " misterios" de la vida. Sin embargo, estaba seguro de que eran dos sustancias separa-das.

    dualista llevaba, por desgracia, una vida de insoportable sufnm1ento, ?.por culpa de sus creencias filosficas, sino porra-zones muy Adems tena fehacientes evidencias em-pricas de que nunca en su vida conocera alivio para sus penas. No ansiaba otra cosa ms que morir, pero se detena ante el suici-dio por razones tales como: ( l) el deseo de no herir a otros con su muerte, (2) el temor de que el suicidio fuese condenable d esde el punto de vista moral, y (3) el temor de que pudiese haber una vi-da en visea de lo cual no deseaba correr el riesgo del casttgo eterno. Por todo eUo nuestro pobre dualista viva deses-perado.

    Y entonces se regiSlC el descubrimiento de la droga milagro-sa! Su efecto en quien Ja consuma era aniquilar del todo el alma o la mente, pero preservando el funcionamiento del cuerpo exac-

    "Un dtlllfista de This book Needs No Tille, por Raymond M. Smully:ui 1980 por Raymond M. Smullyan. &l. PrcnticcHall, lnc., Englc-wood Cliffs, N .J .

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    . ; 1

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    lamente como antes. No se observaba el ms mnimo cambio. El cuerpo segua actuando como si an tuviese alma. Ni el ms prximo, ni tampoco el observador ms atento podr1an sa-ber en modo alguno que la persona hubiese comado la droga, a menos que ste as se lo informase: . . . .

    Cabe creer que tal droga es un 1mpos1ble, en pnnc1p10? Su-que la creamos posible: la Considera-

    ramos inmoral tomarla? Es equivalente al s01od10? Hay algo en las Escrituras que proh.toa el uso de tal droga? Cienarnente el cuerpo de quien la haya consumido seguir cumpliendo todas sus responsabilidades en la Tierra. Otra pregunta. Supongamos que nuestro cnyuge tomase la droga y :osotros lo supiE.scmos. Sabramos entonces que l, o ella, no uenen ya aJna, pero ac-tan tal como si la tuvieran. Amaramos menos a nuesu:o cn-yuge? . .

    Pero volvamos a la historia. Nuestro duahsta estaba, sm du-d a, encantado! Ahora poda aniquilarse (es decir, aniquilar su al-ma) de una manera que no era blanco de ninguna de las obje-ciones ya sealadas. Por primera vez aos fue a acostarse con el corazn lleno de alivio, dicindose: "Mafia.na por Ja maana ir a la farmacia y comprar esa droga. Por fin se acabar mi vida de sufrimiento!'' Con esta idea, se durmi6 apaciblemente .

    Ahorabien, en este punto ocurri algo curioso. Un amigo que estaba enterado de la existencia de la droga y que conoca los sufrimientos del dualista decidi salvarlo de tanto dolor. En mi-tad de la noche, pues, y mienuas el dualista dorma profunda-mente, el amigo fue con gran sigilo a casa del dualista y le inyec-t6 la droga en las venas. A la maana s_iguiente el ?Jerpo dualista despert -sin alma ya- y lo prunero que hizo fue 1r a la farmacia a comprar la droga. La trajo a casa y antes de tomarla dijo: "Voy a liberarme ahora." La tom, entonces, y el plazo durante el cual la droga deba actuar. Transcurr_tdo dicho intervalo, exclam enojado: "Vaya, la droga no me hizo el me-nor efecto! Es obvio que sigo teniendo alma y que sufro tanco como siempre!"

    No sugiere esta historia que quiz haya algo que no marcha del todo bien en el dualismo?

  • Re flexiones

    O Seigneur, ) a"" Seigneur, .fllll.-t:z mon im~. Ji j'11i """ ime.

    "Oh . ~or, si existe un Seor, salva mi alma. si tengo un alma.

    Emcsc Renan P/egtzrll de un ei~ipJico

    Smullyan ofrcr.e una respuesta bastante provocativa a la incur-sin de Searle, una podn para asesinar la intencionalidad . El al-ma de un sufriente es aniquilada y a pesar de dio, a los ojos de los observadores, el sufrimiento contina sin disminuir. Qu hay del 'Yo' interno? Srnullyan no deja duda alguna en cuanco a su posicin. . La esencia de csra breve fbula es el absurdo lgico de una po-

    cin como la que se propone. P.or qu? Por qu no puede par-tir el alma y dejar detrs un cuerpo sin alma, sin sentimientos, y sin embargo, vivo y con aspecto normal?

    El alma reprcscma el abismo insalvable desde el punto de vista perceptivo encre principios y partculas. Los niveles intermedios son tantos y tan borrosos que no slo vemos en cada individuo un alma sino que nos es imposible dejar de verla. "Alma" es el nombre que damos a ese e.rtilo opaco y a la vez caractestico de cada individuo. En otros t rminos, el alma es eJ "ncleo in-comprensible'' que determina cmo somos y de all quine1 so-mos. Pero es este ncleo incomprensible una serie de principios morales o de rasgos de la personalidad, o bien es algo a lo que podemos aludir en trminos ftsicos, en el lenguaje del cerebro?

    Las neuronas cerebrales responden slo a estmulos " locales": locales tamo en el espacio como en el tiempo. En cada instante (como en el Juego de la Vida, descrito en las Reflexiones sobre "Non Serviam") las influencias de las neuronas vecinas se su-man y la neurona en cuestin se estimula o no se estimula. Sin embargo._ todo e~te comportamiento " local" puede integrarse en G randioso Est1.lo, en una serie de principios globales que vis-

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    tos en el nivel de la conduce.a humana representan metas de largo alcance, ideales, inrereses, gustos, esperanzas, temores, ~alorcs morales y dems. Por ello, de alguna manera cStas cualidades globales a largo plazo tienen que codificarse denrro de las neuc~nas en forma tal que d e la estimulacin de dichas neuronas sur1a la conducta global desea.da. Podemos denominar esto un "ap_la-namiento" o "compresin" de lo g lobal en I? local. Esta codifi-cacin de innumerables metas de alto nivel y a largo plazo dentro de las estructuras sinpticas de billones de neuronas. fue realizada en parte por nu~scros millones de antepasados, muy le-jos de nosotros en el rbol ~~ la evo~ucin. D~bemos mucho no solamente a los que sobrev1v1eron , sino tamb1cn a los que pere-cieron, pues slo merced a las mltiples ramiicacione~ en ca~a etapa pudo la evolucin lograr sus milagros para que dieran on -gen a un ser tan complejo como lo es una persona. .,

    Consideremos un animal ms simple, como un ternero. rec1e~ nacido. Un ternero de una hora de edad no slo ve y carmna, si-no que instintivamente huir de Ja gence. Esta conducta p_r~ viene de orgenes muy remotos, es decir, de la mayor prop?rcton de supervivencia de las "protovacas" con g.enes para este upo de conducta. Esta conducta, jumo con un m1ll6n de otras adapta ciones exitosas. ha sido' 'aplanada' en forma de sistemas neura-les codificados para los genes bovinos y es actualmente u~ rasgo ya constituido en cada uno de .los terneros ~ue sale de la lu~ea de produccin. Vista en forma aISlada, la ser~e c.l~ _genes .bovinos o de genes humanos parece un milagro, algo casi inexphca?le. Un volumen de historia ha quedado aplanado en forma de s1scemas moleculares. Para poder quitarle d elemento mtico sera ne.cesa rio trabajar en retrospectiva, reconstruy~n.do el rbol c:voluc1ona-rio y no tan slo las ramas que sobrev1V1eron. El hecho es que cuando miramos una vaca no vemos todo el rbol de predeceso-ras y por esta razn pueden sorprendemos ~os objetivos a largo plazo , mecas y otros factores que vemos incorporados'. o "aplanados" en su estrucwra cerebral. Nuestro asombro se IO tensifica cuando intentamos imaginar cmo, dentro de su cabe-za millones de estmulaciones neurales, que como unidades no tic.nen objetivo, se suman para formar un estilo cohesivo e inten-cional, es decir, el alma de una vaca. ,

    En los seres humanos. como contraste, la mente y el caractec

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  • siguen moldendose durante aos despus del nacimiento y a travs de este prolongado perodo las neuronas absorben retroali-mentacin proveniente del medio ambiente y se automodifican de manera de formar una serie de estilos. Las lecciones de la in-fancia se aplanan hasta formar sistemas de estimulacin, y cuan-do dichos sistemas diminutos y aprendidos actan en forma con-certada con los millares de sistemas neuralcs codificados ya en los genes, el observador ver aparecer un gran sistema, el alma de un ser humano. Por esta razn la idea de una pocin que "mar.a el alma'' y a pesar de ello deja intacta las formas de la conducta no tiene sentido.

    Sometida a presin, el alma - una serie de principios- puede desde luego ceder en parte. Lo que podra haber parecido " in-comprensible" puede de hecho ceder a la codicia, la fama, la va-nidad, la corrupcin, la tortura, o lo que sea. De esta manera es posible "quebrantar" un alma. La novela de Orwell "1984" ofrece una aguda descripcin sobre el mecanismo por el cual es posible quebrantar el alma. Los hombres son sometidos a lavados de cerebro por cultos o por grupos terroristas que los mantienen cautivos durante largos perodos y pueden perder as la coheren-cia global de mviles tan cuidadosamente- comprimidos durante aos en sus neuronas. Y al mismo tiempo hay una especie de fle-xibjljdad , una tendencia a volver a una posicin de "descanso" -el centro del alma, lo ms profundo del a lma- aun despus de episodios horrendos, sobrecogedores. Podramos llamar a esto una "homeostasis del espritu".

    Pasemos a un tema menos sombro. Imaginemos un universo sin alma!i, un universo mecanicista despojado del menor asomo dt libre albedro o de conciencia, sin un ser capaz de percibir na-da en ninguna parte . Este universo podra ser determin_ista, o es-car repleto de hechos arbitrarios, fortuitos. caprichosos y sin

  • Algunos dams no se refieren a propiedades, circunscancias y celaciones de Jos objetos fsicos.

    En consecuencia, .alguno$ d2.cos se refieren a las propiedades, ciccunstancias y rclaaoncs de los ob1c1os no fsicos.

    Qu falla tiene tal argumento? Tracemos de buscar ejemplos de datos que no se refie1en a objetos fsicos. El hecho de que el narr~dor de l}fo~y Dick se llame Ismael es un dato capaz de sus-tanc1ar~e ~ s. mismo, pero, a qu se refiere? Podramos quiz desear ms1sur (algo poco plausible) en que se refiere en realidad a _ci~rtos trazos en tinca que. aparecen en determinadas pilas de pagm_as e1.1cuademadas. O bren podramos decir (en trminos al-go mistenosos) que es decididamente un dato, pero que es un dato . sobre nada. O en fin, con un gesto vago de Ja mano, p_odr~amos observar ~ue es un dato sobre un objeco abstracto, en termmos muy pareCJdos a los del dato de que 641 es un nmero primo es un dato sobre un objeto abstracto. Pero casi nadie se-gn suponemos, se siente atrado por la idea de se uara eo r;ali. dad de una pe~na perfectamente real, pero no fsica, llamada Ismael. Este ltuno punto de vista ve Ja creacin de novelas como un mtodo de crear fantasmas, puesto que t0ma en un sentido ~xcesivamentc literal la conocida hiprbole acerca de los persona-JCS de un autor que cobran vida, tienen voluntad propia, se rebe-lan :ontra su creador. Es u~ dualis~o literario. (Cualquiera podna pregumar con gran senedad si Jack el Destripador no era en realidad el Prncipe de Gales -ya que ambos fueron hombres reales- y hasta si eran un solo individuo. Un dualista literario pod~a preguntarse tambin con la mayor seriedad si el profesor Monany no era en realidad el doctor Watson.) los dualistas cre-en que por encima y ms all de los objetos y hechos fsios exis-t~n otros no fsicos que tienen algn tipo de existencia indepen-diente.

    c~~ndo se les solicita que amplen sus conceptos, los dualistas se d1~1den ~n dos escuelas: los que afirman que eJ registro, o bien I_a exmenc1a de ~~ fenmeno mental no tiene el menor efecto sobre los. ~~chos isIC?S resultantes en el cerebro, y los que niegan esta poslClon y sostienen que los fenmenos mentales tienen efectos sobre los fenmenos fsicos del cerebro. Se llama a los pri-

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    meros epifenomenalistas y a Jos segundos, interaccionscas. La f-bula de Smullyan se deshace con eficacia de los epifenomenalis-tas (o no?), pero, qu hay del interaccionismo?

    Desde que Descartes encar por primera vez el problema, los interaccionistas han tenido otro, al parecer, insuperable, el de explicar cmo un hecho sin propiedades fsicas -sin masa, car-ga, ubicacin o velocidad- podra provocar una diferencia fsica en el cerebro (o en ningn otro punto). Para que un hecho no f-sico marque tal diferencia, tiene que provocar un hecho fsico que no habra ocurrido si no hubiese ocurrido dicho hecho no f-sico. Pero s encontrsemos el tipo de hecho cuya apaiicin sur-tiese esta clase de efecto, por qu no habramos de decicli.r por esa razn misma que hemos descubierto un nuevo tipo de hecho foico? Cuando por primera vez los fsicos poStularon la anti.ma-teria, los dualistas no reaccionaron con alegra ni con gritos pro-vocativos del tenor de: "Se lo dijimos!" Por qu no lo hi- -cieron? No acabarn los fsicos de sustentar su afrunacin de que eJ universo contiene dos cipos de materia radicalment dife-rentes? La dificultad principal en el campo de la aotimateri~. desde el punto de vista de los dualistas, es que por extica que fuese, era siempre posible investigarla segn los mtodos de las ciencias fsicas. La materia mental, por el contrario, pareca estar fuera de la jurisdiccin de la ciencia. Pero si tal es el caso, conta-mos con una garanta de que el misterio no se disipar jams. A muchos les agrada la idea .

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    D.R.H. D.C.D.

  • VI

    El ojo interior

  • 24 THOMAS NAGEL

    Cmo es ser murcilago?

    La conciencia del yo es lo que hace imposible tratar el proble-ma de mente-cuerpo. Por esta razn, quiz, los debates actuales sobce el tema le prestan poca atencin o lo interpretan en forma obviamente equivocada. La reciente ola de euforia reduccionista ha orgi.oado varios anlisis de los fenmenos y concepws menta-les tendientes a explicar el carcter posible de alguna variedad de materialismo. identificacin psico-fica o reduccin. Pero los problemas que se estudian son los comunes a este y otros tipos de reduccin, y lo que da un carcter nico al de la menee y d cuer-po - y lo hace diferente del del agua-H 20, de la mquina de Turing-mquina IBM, del rayo-descarga elctrica, del gen-ADN o del roble-hidrocarbono- es algo que se ignora.

    Todo rcducciooista tiene una analoga prcdiltcta derivada de la ciencia moderna. Es muy poco probable que ninguno de estos ejemplos d~ un reduccionismo exitoso , sin relacin entre s, arro-jen luz alguna sobre la relacin de la mente con el cerebro. Sin embargo, los filsofos comparten la debilidad humana por expli-car lo que es incomprensible en tnninos fa.miliares y compren-sibles, aunque enteramente distintos. Esto ha llevado a la acep-

    "Cmo es ser muocilago?" poi Thomas Nagcl , aparcci6 en The Philosophi-cal Review, Octubre de 1974. Reproduccin autorir.ida pOl el auror. Ver las referencias de Nagcl en nuestra Bibliognfia.

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  • tacin de interi?retaciones poco plausibles sobre 1o mencal, en b.uena p arte deriva.das del hecho de que permiten tipos de reduc-c~n que nos. son familiares. Intentar explicar por qu los ejemplos habauaJcs no nos ayudan a comprender la relacin entre la mente y el cuerpo, por qu, en verdad, no contamos por ahora con el concepto de lo que sera una explicacin de la natu-raleza fsica de un fenmeno mental. Sin conciencia el problema de la mente y el cuerpo sera m ucho menos interesante. Con la co~ci~ncia se vuelve insoluble. El rasgo ms importante y carac-tenruco de los fenmenos mentales no se c.omprende bien . La mayora de las teoras rc:duccionistas ni siquiera intentan expli-c~lo . A?cms, . un an:ilisis detenido de}llostrar que no es po-sible aplicarle ninguno de los conceptos reduccionistas existentes en la actualidad. Tal vez fuese posible elaborar con tal fin una nueva forma terica, pero ral solucin, en caso de existir, se en-cuentra por. ah~ra en u~ futuro intelectual muy lejano.

    La expenenna consciente es un fenmeno muy extendido . Aparece en muchos niveles de la vida animal, si bien no estamos s~g_u~os de su presencia en los organismos ms simples y es muy d16nl establecer en general qu elementos constituyen evidencia de que existe. (Algunos extremistas han llegado a negarla incluso ~n mamferos con excepcin del hombre.) Sin duda aparece en mcontables manifestaciones imposibles de imaginar para no-sotros, en otros planetas y en ocros sistem as solares de todo el unive~so. Pero por mu~ho ~uc vare la forma, el hecho de que un organismo tenga conctenc1a de cualquier tipo significa, funda-mentalmeace, que existe algo que es como ser dicho organismo. Pueden existir otras implicaciones en cuanto a la forma de la ex-periencia y aun (aunque lo dudo) en cuanto al comporla.menco del organismo. Peco fundamentalmente un orgoismo tiene es-tados .mentales conscientes si existe algo q ue es como ser dicho org~msmo, y solamente en ese caso, algo que es como para eJ or-gaotsmo. . Po?emos califi~ar esto como el carcter supjetivo de la expe-

    r!~nc1a. N~ es po.s1bl~ captarlo por medio de ninguno de los an-lisis reducuvos .de rec1enre ~rcacin, ya que todos dios son lgica- mente companbles con la idea de que tal carcter~ inexistente. No es analizabl~ en trminos de ningn sistema explicativo de

    . los estados funcionales o de los estados intencionales, puesto que

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    sera posibl~ asignar dichos estados a robots o autmatas que se comportasen como personas aunque no experimenrasc;n n~da. No es analizable en cuanto al papel causal de las experiencias en relacin con la conducta humana pica, por iguales movos. No niego que los estados y hechos mentales conscientes sean causa de la conducca y tampoco que no sea posible acordarles ca ractersticas funcionales. Lo nico que niego es q ue este tipo de. cosa agote su anlisis. Cualquier programa reduccionista tiene que basarse en eJ anlisis de lo que se habr de reducir. Si el an-lisis omjce algn clc:menro, el problema se plantear sobre: una base falsa. Es intil basar la ,defens.a del mau:rialismo en cual-quier anlisis de los fenmenos mentales que no trate explcita mente su carcter de subjetivos. No hay en verdad razn para su-poner que una reduccin al parecer plausible, cu ando no se in-tenta antes explicar la conciencia del yo pueda ampliarse para comprender d icha conciencia. Sin alguna idea, por lo canto, de lo que significa el carcter subjetivo de la experiencia no pode-mos saber qu se pretende de la teora fisicalista.

    Si bien toda relacin sobre la base fica de la mente debe: explicar muchas cosas, sta parece ser la ms diftcil. Es imposible excluir los rasgos fenomenolgicos de la experiencia de uua re-duccin , del mismo modo en que excluiramos los rasgos feno-menolgicos de una sustancia comn de la reduccin fsica o qunica de la misma, es decir, explicndolas como efectos sobre la mente del observador humano (cf. Rony 1965). Si nbe defc:n der el fisicalismo, los rasgos fenomnolgicos tienen que ser ob-jeto en s mismos de una explicacin fsica. Cuando debemos analizar su carcter subjetivo, tal resultado sera al parecer impo-sible de alcanzar. La razn es que todo fenmeno subjetivo est esencialmente conectado con un punto de vista nico y parece inevitable que u na teora objetiva, fisica, pueda abandonar tal p unto de vista.

    Ta.I vez no sea. posible en realidad la existencia de cales robors. Tal vez algo con complejidad suficiente para compon.use como una persona. tcnda. cxxricocili.s. Pero en ca.so de ser esto verdad, no es posible determinarlo simplcmcncc median-lC un anlisis del concepto de experiencia. No es equivaleme a aquello ame lo cual somos incorregibles, tanto por no ser incorregibles en cuanto a. la experiencia como porque la experiencia existe en ani-males 5in lc:nguajc y sin pensamiento, c.areoces del todo de c.n:eocias relativas a. sus cxpcricndas.

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  • Co!11enzar P_OC .un intento de plamear la cuestin con mayor a~p~cud que lim1Lndome a la relacin de Jo subjetivo con lo ob1eovo, o entre el po11r wi y el en soi. Esto est lejos de ser fcil. I:os hechos r~lar!onados con cmo es ser una X son muy pecu-liares, tan peculiares que algunos pueden inclinarse a dudar de su realidad, o de la importancia de lo que se a.firma acerca de ellos: Para iluslrar la conexin enue la subjetividad y un punto de visea, y para que resulte obvia la imponancia de los rasgos subjerivos, ser til explorar la cuestin eo relacin con un ejemplo que destaca con claridad la divergencia entre los dos ti-pos de concepcin, la subjeva y la objeva.

    Doy por presupuesto que los murcilagos tienen experiencia. J?espus de ~od~, son mamferos y no cabe mayor duda de que uenen expenenc1a, que la duda que cenemos acerca de Jos rato-ne~, las palomas o las ballenas. Eleg murcilagos en lugar de avispas o lenguados, porque si avanzamos muy lejos hacia abajo en el rbol filogentico, poco a poco tendemos a perder la fe de que exista la experiencia de ningn tipo. Los murcilagos, no bbstanre estar i:rts estrechamente relacionados con nosotros que es~s otras espe~1es, prcs.eman una gama de actividad y de equipa-m1~nto sensonal tan ~1ferencc del nuestro que el problema que qu1e~o plantear adquiere una intensidad excepcional (si bien con el mis~o efecto podra hacerse uso de otras especies). Aun sin el beneficio de la especulacin filosfica, cualquiera que haya pasa-d.o algn tiempo en un lugar cerrado en compaa de un mur-cilago asustado sabe lo que significa verse frente a una forma de vida fundameotalmeme ajena a la nuestra. . Dije ya q~e lo. esencial de la creencia de que los murcilagos

    ueneo tlpcnenaa. es que existe algo que es como ser uo mur-cilago: Ahoi:a bien, sabemos que la mayora de los murcilagos (los m1croquupreros, para hablar con precisin) perciben el mundo exterior pri.mordialmence por sonar, o ecolocacin, de-tecta~d? el r~fl~jo ~e los objetos dentro de su alcance por medio de chilltdos rap1dos y de modulacin sul de alta frecuencia. Su cerebro est diseado para correlacionar los impulsos de salida con los ecos consecutivos y la informacin as adquirida permite a los murcilagos establecer distinciones precisas en cuanco a dis tanci-a, tamao, forma. movimiento y textura comparables a los que hacemos nosotros por medio de la vista. Pero el sonar del

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    murcilago, no obstante ser una clara forma de percepcin, no se asemeja en cuanto a su modo de operar a ninguno de los sentidos que poseemos nosotros, y no hay razn para suponer que se ase-meje subjetivamente a nada de lo que nosotros experimentamos o imaginamos. Esto crea al parecer dificultades en cuanto a la no-cin de cmo es ser murcilago. Debemos considerar si algn mtodo podta permitirnos hacer la extrapolacin a la vida inte-rior del murcilagode nuestro propio caso y, de no ser esto po-sible, establecer qu mcodos pueden existir para que compren-damos d concepto.

    Nuestra propia experiencia proporciona el material bsico para nuestra imaginacin, cuyos alcances son, por !o tanto, limitados. Ser intil imaginar que tenemos membranas paruendo de los brazos que nos permitirn volar aJ caer la noche y al arnancce1 atrapando insecros con la boca, que tenemos mala vista, que per-cibimos el mw1do en torno a nosotros mediancc un sistema de seales de sonidos de alta frecuencia reflejados y que pasamos el da entero colgados de los pies, boca abajo, en el interior de un desvn. Dentro de lo que somos capaces de imaginar tales cosas (no vamos muy lejos), slo me dicen a m cmo sera comportar-se como se comporta un murcilago. Pero la cuestin no es sa. Yo quiero saber cmo cspara un murcilago. ser un murcilago. En cambio, si trato de imaginarlo, me veo restringido a los recur-sos de mi propia mente y estos recursos no son apropiados para tal tarea. No puedo realizarla ni imaginando adiciones a mi ex-periencia actual, ni imaginando segmentos que se sustraen poco a poco de ella, ni imaginando alguna combinacin de adiciones, sustracciones y modificaciones.

    En la medida en que yo pudiese aparecer comportndome co-mo una avispa o como un murcilago sio que cambie mi esuuc-tura fundamental , mis experiencias no se ascmejaan en nada a las de estos animales. Por otra pane, es dudoso que sea posible atribuir significado a la suposicin de que yo tendra la constitu-cin neurofuiolgica interna de un murcilago. Aun si me fuese posible e.o etapas sucesivas transformarme en murcilago, nada

    Por "mi propio caso" entiendo no exclusivamente "mi pcopio caso" sino ms bien las idas mentalisus que ap!icamo~ en forma no problemtica a nosou os y lros seres humanos.

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  • en mi condicin actual me permite imaginar cmo sean las ex-periencias de semejante estado futuro de mr mismo. La mejor evidencia provendra de las experiencias de los murcilagos. sis-lo pudisemos saber cmo son.

    En consecuencia, si la exuapolacin desde mi propio caso est involucrada en la idea de cmo es ser murcilago, tal extrapola-cin no puede realizarse del todo. No podemos hacer ms que una concepcin esquemlica de cmo es. Por ejemplo, podemos atribuir tipos generaJes de experiencia sobre la base de la estruc-mra y comportamiento del animal. As, describimos el sonar del murcilago como una forma de percepcin tridimensional hacia adelante. Creemos que los murcilagos sienten determinadas versiones de dolor, temor, hambre, sexualidad, y que pueden te-ner otros cipos ms familiares de percepcin adems de la sonar. Pero nosc>Uos creemos que dichas experiencias tienen tambin en cada caso un carcter subjetivo especfico cuya concepcin se en-cuentra ms aJl de nuestra capacidad. Y st hay una vida cons-cieme en otros pumos del universo, es probable que no sea po-sibl.e describir alguna de ella aun en trminos de la experiencia general ms a nuesuo alcance. (Pero el problema no se limita a casos exticos , pues existe entre una persona y otra. El carctec subjetivo de la experiencia de una persona sorda y ciega de oaci-miento no es accesible para m , por ejemplo. ni presumiblemen-te es Ja ma accesible a ella. Esto no impide que cada uno de no-sotros crea que la experiencia del otro tiene tambin carcter sub-jetivo.)

    Si cualquiera tiende a negar que podemoscreer en la existen-cia de hechos como ste, cuya naturaleza exacta no podemos con-cebir de ninguna manera, correspondera reflexionar aqu que al co~templar los murcilagos estamos en una posicin bastance pa-recida a la que ocupar'an unos murcilagos o marcianos inteli-gemes si reatasen de formarse una concepcin de cmo es ser nosotros. La estructura de su propia mente podra imposibili-tarles hacerlo, pero sabemos que se equivocaran al llegar a la conclusin de que no existe nada preciso que sea como ser no-

    Por consiguiente la forma analgica de la cxprc:sin en ingls W ha1 1.1 iJ /ike --

  • mediante los conceptos requeridos. Otros seres podran llegar incluso a observar tal imposibilidad, pero no est en absoluto claro que la existencia de estos seres, o aun la ~osibilida~ ~e s~ existencia, sea condicin previa a la importancia de la h1potes1s de que son hechos humanamente inaccesibles. {Despus de to do, la naturaleza de los seres con acceso a hechos humanamente inaccesibles es en si , segn cabe presumir, un becho humana-mente inaccesible.) la retlei2.stn. Quiz si supiremos cmo es esto, podramos por cx-1ens16n 1mag10ar :i,proiciinadamcntc cmo es poseer d sonar 1:1,nto ns refinado de un ~urciflago. La distancia entre nosotros y otraS personas y ouas cs>ic:s puede snua.isc en cualqwer punto de un "connuum" . Aun para ouas personas la com~rcosin de cmo es ~e ellos es slo parcial y cuando pasamos a espcc~s muy dif~~ntcs d~ la nuestra, es posible que haya, con todo, uo grado de comprcl'lSIOn pamal aunque menor. la imagin~n tiene una flexibilidad no table. Pero mi punto de vista no es que no podamos saberc6mo es ser murci1a-go. No plameo cal probkma episcemolgiro. Quiero decir ms bien que hasta pa111 fon~atSC: un concep'? de cmo es ser muccilago (y saber a fortion cmo es set murcilago) es n~-csar10 adoptar el punto de visea de un murcit:bgo. Si podc-r~?S adop~arlo en_ forma aproxunachi, o parcial. la propia cooccpci6n de mur- 1c:lago sera Lamb1co aproxunada o parcial. O por lo menos, cal es la imprcsi611 en 11ues1ro est:tdo prescnl.f dd conocimiento.

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  • conceptos podra ser capeado por el murcilago y por d mar-ciano, porque si bien los conceptos en s mismos tienen que ver con un punto de vista panicular y una fenomenologa visual par-ricular. las cosas captadas desde ese punto de vista no lo son. Es posible observarlas desde dicho punto de vista, pero son externas a l y por lo tanto, tambin es posible captarlas desde otros pun-tos de vista, ya sea por los mismos organismos, o bien por ouos. El relmpago tiene un carcter objetivo que no se agota con su aspecto visual, l:arcter que puede investigar un marciano caren-te de visin. En trminos ms precisos, tiene un carcter ms ob-jetivo que el que revela su aspecto visual. Al r~ferirme al paso de una caracterizacin subjetiva a una objetiva., quiero mantener una posicin no comprometida en cuanto a la existencia de un punto finaJ , la natraleza intrnseca y completamente objetiva del objeto, algo que podramos o no ser capaces de alcanzar. Es tal vez ms exacto pensar en la objetividad como una direccin en la cual puede desplazarse la comprensin. Y en la compren-sin de un fenmeno como d relmpago, es vlido ir tan lejos como nos sea posible desde un punto de vista estrictamente hu-mano.

    En el caso de la experiencia, por oua parte, la conexin con un punto de vista determinado parece ser mucho ms estrecha. Es difcil comprender qu queremos significar por carcter objetivo de Ja experiencia, apane de este particular punto de vista del cual lo capta el sujeto. Despus de todo, qu restara de "cmo es ser murcilago" si eliminsemos el punto de vista del mur-cilago? Pero si la experiencia no tiene, adems de ,su carcter subjetivo, una naLUraleza objetiva que es posible aprehender desde muchos puntos de vista diferentes, cmo cabe suponer que un marciano que investigue nuestro cerebro podra eslr ob; servando procesos fsicos que son nuestros procesos mentales (asf como podra estar observando procesos fsicos que son relmpa-gos) exdusivameote desde un punto de vista distinto? Cmo,

    Es posible plantear d pcoblema como estoy por hacerlo aun cuando slo sea po-sible establecer la distincin enae dcscripciont-s y puntos de vista ms subjetivos o ms objecivos denuo de un punto de vista humano ms amplio. No acepto este ti.pode relativismo con

  • desplazamiento hacia una mayor objetividad -es decir, un ma-yor desp ego frente a un punto de vista determinado- no nos apro~a a la ve~dadeta ~sencia del fenmeno sino q ue nos aleja.

    En c1erto sentido el ortgen de esta objecin a la reduct ibilidad de la expereucia se deja ver ya en los casos exitosos de redticcin. Al com probar que d sonido es en realidad un fe nmeno de on-das en el aire o en otros medios, abandonamos un punto de visea para adop tar otro y d puoco de vista auditivo h umano o animal q.ue abando.namos ~ueda ~in reducir. Los miem bros de dos espc-aes con radicales d ife rencias pueden comprender ambos los mis-mos hechos fs icos en trminos objetivos y ello no exige que comp.rendan las formas fenomenolgicas en las cuales se prcsen-t~n dichos hechos a los sentidos de los miembros de Ja ocra espe-cie. Por lo tanro es una condicin de su referencia a una realidad comn q~e sus pu~tos de vista ms particulares no formen parte de la realidad comun que ambos cap tan. La reduccin puede dar resultado sol~mentc cuando se elimina el punto de vista espccfi co a la especie que se pretende reducir.

    P~ro si bien cenemos razn cuando apartamos nuestro punto ~e vista en la busca de una mayor com prensin del mundo exte-nor, !10 podemos i~norarlo definitivamente, puesco que es la esencia del m undo Ulterior y no slo un punto de vista de este mundo exterior. La mayor parte del neocooduccismo de la re-ciente psicologa fi losfica es resultado del esfuerzo por reempla-zar la cosa real por un concepto objetivo de la meme, con el fin ele que no quede ya nada que no sea posible reducir. Si adm iti-mos que una teora fsica de la mente debe explicar el caracter subjetivo de la experiencia, debemos admitir tambin que nin-guna de las concepciones con que contamos por ahora nos ofrece una pista. acerc:a d e la forma de lograr tal explicacin. El proble-ma es ~n1co. Si l~s procesos mentales son en verdad procesos fsi -cos, e~~e algo mrrnsec~ence, que es como suf.rir cienos pro-cesos fsicos. En qu consiste tal cosa contina siendo un miste ro.

    Li rcl~cin no seria, enl'Onccs, necesaria, como la de causa y efecto part.iculu. N~c:sanamcme sera verdad que determinado esudo fsico se sienta de determi-nad a. manera. Kripkc ( 197~) afirma q ue los anlisis conductislas causales y ouo5 semewtcs fallan porque m1crprctan, por ejemplo, .. do~" como el nombre simplemente necesario para "dolores". El caracccr subjc1ivo de una cxpcricnci:i

    516

    Qu conclusin podramos derivar de estas reflexiones y qu cabra haLer ahora? Sera un error inferir que el fis icalismo cien e que ser falso . Nada queda proba~o por la falta de adecuacin de las hiptesis fisicalistas que emprenden un anlisis objetivo de-fenuoso de la mente. Sera ms exacto decir que el fis icalismo es una posicin que no podemos comprender porque por el mo-mcmo no alcanzamos a concebir bien cmo podra ser verdad. Tal va se califique como po

  • hechos fsicos se trata, pero est0 no debe impedir que compren-damos la hiptesis. Qu puede ser m.5 claro '(}Ue los trminos '. '' t) es , o son .

    Sin embargo, creo que es precisamente la aparente claridad de la palabra' 'es'' la que resulta engaosa. En general, cuando nos rlicen que X es Y sabemos cmo se debe suponer que esto es ver-dad. pero ello depende de una base conceptual o terica que no

    , expresa Lan slo el trmino "es". Sabemos cmo X e Y se re-fieren a algo, y el tipo de algo a que se refieren y Lenemos una idt:a aproximada de la forma en que dos vas referenciales podran convt>rgir en una sola cosa, sea un objeto, una persona, un proceso, un hecho o lo que fuere . Pero cuando los dos trmi-nos de la idemifo:acin son muy dispares puede no ser ya tan f-

  • me? No podemos comprender en verdad la hiptesis de que su naturaleza cabe deotro de una descripcin fsica, a menos que comprendamos la jdea ms fundamental de que tienen una na-turaleza objetiva (o que los procesos objetivos pueden tener una naturaleza subjeriva).

    Deseara concluir escas consideraciones con una propuesta es-peculativa. Es posible aproximarse a la brecha que media encre lo subjetivo y lo objetivo de5de oua direccin. Dejando a un lado por d momento la relacin encre la menee y el cerebro, podemos buscar una compreosin ms objetiva de lo mental por derecho propio. En este momento carecemos de.codo medio para pensar en el carcter subjetivo de la experiencia sin apoyarse en ta imagi-nacin. sin adoptar el punto de vista del sujeto exifrienciaL Cabra considerar csco como un desafio a la clabOracn de nuevos conceptos y a la adquisicin de un nuevo mtodo, una fe-nomenologa objetiva que no dependa de la empata ni de la imaginacin. Si bien no capturara presumiblemente codos los factores, su objeto sera describir, por lo menos en parte, el carc-ter subjetivo de la~ experiencias en forma comprensible a seres incapaces de tener dichas experiencias.

    Sera necesario dcsarmHar una fenomenologa para describir las experiencias sonares de los murcilagos, pero sera asimismo posible comenzar con seres humanos. Podra intentarse. por ejemplo, deslfroUar conceptos que sirviesen paca explicar a un ciego 'de nacimiencQ cmo es ver. Podramos Uegar por fin a un caJlejn sin salida, pero tendra que existir la posibilidad de expresar en crminos objetivos mucho ms de Jo que podemos expresar hoy y con mucha mayor precisin. las vagas analogas intermodalcs, como por ejemplo " el rojo es como el sonido de una trompeta' ' que surgen en los debates alrededor del tema no son de gran utilidad. El hecho tiene que ser claro para cualquiera que haya odo una uompeta y visto el color rojo. Sin embargo, los rasgos esrructuraks de la percepcin podran ser ms acce-sibles a una descripcin objetiva, aun cuando algo quedase excluido. Y los conceptos alternativos a los que aprendemos en

    Esia cucs1i6n es adems el mcolJo del problema de otras memcs cuya estrecha conexin con d problt'rna de mcnu~ruerpo no se advierte a menudo. Si comprt'ndi~mos cmo la experiencia subjetiva puede tener una naturaleza ob-jcLiva, comprenderamos la existencia de sujetos que no somos nosou:os mismos.

    520

    primera persona pueden pcrmicirn?s llcg~ a ~na especie de comprensin incluso de nuestra propia expencncta, ~egad~ a no-sorros por la facilidad de descripcin y la falta de distancia que ofrecen los conceptos subjetivos. ,

    Apane de su inters en s, una fenorr_ienologaa que sea en este sentido objetiva puede permitir ciertos mtcrrog~tes ace!~ de l_a base fsica de la experiencia expresados en _cfrmmos ro~ mteh-gibles. Los aspectos de la experiencia subjet1Va que a~m1tan este tipo de descripcin objeva podran ser bu~~s can~adatos para explicaciones objetivas de orden ms fam1har. Pero sea o no correcta tal conjetura, es al parecer poco probable que quepa contemplar ninguna ceoa fsica de la mente hast~ q~e se reflc xione algo ms sobre el pr~ble:"1a general de lo subeuvo y lo ob~ jetivo. De otro modo, ni saqua_era po~rcmos_presentar el problc ma de mente-cuerpo sin eludrrlo de inmediato.

    Reflexiones

    Hace (OdO lo que nunca pudisfc hacer c. Me quiere, adems: su amoc es verdadero Por qu no pucdt' l ser t?

    Hank Cochran, ca. 19~)

    Brilla. brilla , murcilago. Cmo me prcgunco en qu a'ts, muy airo sobre el mundo vudas.' corno una bandeja de t en el c1do.

    Lewis Ca.rroU, ca. 186)

    En los cursos de macemtica y f~ica e~stc uo fai:no~ _pro~lema. Segn este problema, por que re_fle1a un espejo la 1_zqu1er-da y la derecha, pero no arriba y abajo? Muchos se deuenen a

    he definido el trmino " fsico" . Es obvio que no se aplica slo a lo q~e ~~ibmos segn los concepws de La fsica moderna. puesto qu~ espcr":"'s.~un nuevas comprobaciones. Algunos pueden suponer que 11? My na a que 1mp1 ~a los fenmenos mentales ser reconocidos po r fiu como f1S1cos ~r ~erech~ prop10: ., d ' 1 ue ;.,.,.mos sobre lo fisico, tiene que S(:t ob1erivo. As1 pues, si i-cro 1gamos o q -..- 1 1 e os mcn~nucstra idea. de lo ffsico se amplfa alguna vez para me u'.1' ~s m1 mcn les cendremos que asiglUI a Jos mismos un carcter. ob,cuvo, lo hagamos o n~ :an:ilizindolos en trminos de otros fenmenos consade~dos ya ~mo f"isL~S-

    . as' . pro'--ble sin embargo que las relaciones fsoco-mem es se m1 parecer es m .,... ' , . fi d al odrn expresen en definitiva en una teora cuyos rcrmmos un amcm es no P ubicacsc claramcncc en ninguna de las dos categoras.

    521

  • pefar y si alguicn no desea rnnorer la respuesta. que no lea los Jos prrafos que siguen.

    La respuesta se basa en lo que consideramos una forma ade-cuada de proyenarnos a nosotros m ismos en nuestras imgenes del espejo. Nuestra primna reaccin e~ que avanzando unos po-cos pasos y luego girand1> sobre los talones. p od ramos meternos tn los zapatos de "esa pc-rsona " yuc est all en despejo, olvi-dando que el rnrazi)n, el apndice y Jc:ms de "esa pcr!>ona" es-tn en el otro lado. El h em isferio (erc:bral Jd lenguaje: est, dentro de la mayor probabilidad. en d lado izguierdo . En un ni-vd anatmico grosero , tsa imagen es cn realidad la de u na no. persona. Desde d punto dc: vista miuosrpirn la situarin es peor aun. Las molculas de 1\DN se

  • Cmo es or d ingls (o d d . propio 1 1oma) sm comprenderlo?

    Cmo es pertenecer al sexo > (V . h

    . opucst0. cr Sclccc1n 1) " Ms-' " del n:c a.to .) """

    Tcgusia.r~scrtu imagen del ) (V del sol".) cspeJO. etla pericuta "Viaje a la otrd caca

    Cmo sera ser el hermano de 01opin > ( n f h rey de Francia? (no hay rey en Fraucia).

    0 ten a ermano). Se1 el actual

    C6mo es ser una persona soada> Ser u _ el despenador? Ser Holden C fi . ~ . na persona sonada cuando suena D Sal" au tdd. Ser el subsmema en el cerebro de J

    . mger que representa el pcrsouaje de Holden Cauficld? .

    UCmo cs. ser una molcula? Una colcccio de molculas) Un micr b ) n mosquito? Uru1 hormiga? Un hormi > . . < . m. Los tad U id > . . gucro. (Una colmena! Oima? < os n os. < Dctrou? La Gmc.ral M > U d . . cierto? Un equipo de bisboP U . _omrs. < na au 1cnC1a de con- Hermanos siameses> U . e n mammon10? Una vaca con dos cabezas? d < na persona cQO el cerebro partido en dos> La d

    e esa persona con el cerebro dividido> La cabeza d 1 . . . mita El cuerpo? La concza visual de Pie~? El centro eda gul1cn gduJ orinado? La pata e d < e Pacer e una rata> ' on comracctoo~ e una rana disecada> El d . clufa retina! de Picasso) Una ,,_ 1 d ! e una abt1a? Una c moa:cu a e llON de Pica5SO? . Cmo es ser un programa de v. en funcionam . > .

    etonal de computad > U . . icnm. e Un :11scema opcra-or:a. e n SJStcma operacional en J

    siStcma " choca" ? e momenco en que el

    "&Cmo es cstar bajo ancstw total? Ser elca:rocutado1 Ser n que: ha :i.lcaruado un estado scmmnu: al d . . ' . < un maC$tro

    Y 1 . ( ~1- e sacan . en c1 cual no _;.t

    a e SUJe10 yo. ego. m mismo)? ~ e Cmo es ser un guijarro? Una campanilla d

    cuerpo humano? El pen de Gb al 1 La 1a~ta por el viento? Un 1 r tar. e ga ax12 de Andrmda? Dios? " ~a imagen creada por la pregunta .cmo es ser X)" s~ uctora y. llena de tentaciones ... Nuestra menee e~ ra~s ;f x1ble, tan dispuesta a acept~ la nocin. esta idea de ue "he-algo que es como ser murc1l-::iao" Ad - . q ay b "'b - - em2.s aceptamos d se~e:agana ,1; idea de que e~ten cienas cosas ~ue son "com~

    b cdosa , cosas susceptibles de ser, a las que daremos del

    nom re e BAT 0 sea "m,,~ -1 .. 1 fes alaxias ( . >.UCle ~go ta es como pelotas, bi- 8, ~que una galaxia pueda tener innumerabl

    cosas susceptibles de ser com ") C -1 1 es "estado de BAT") 0 l ua es e cnteno para un

    )24

    En la literatura filosfica se ha hecho uso de muchas expre-siones para evocar el sabor preciso de lo que en realidad es sec un ser sensible (' 'ser sensible" es una de eUas). Dos anguos trmi-nos son "alma" y "nima" . Hoy la palabra de moda es "imen-cionalidad" . Existe la palabra consagrada. "conciencia". Y luego hay "ser un sujeto", "tener vida interior". "tener expe-riencia", ' 'tener un punto de vista", "tener libre albedro". A los ojos de algunos, tener " una mente". ''sec inteligente" y tan slo el simple y proverbial "pensar" tienen el sabor requerido. En el anculo de Searle (Seleccin 22) se traz el constraste entre "forma" (hueca y mecnica) y "contenido" (vivo e intencional). Tambin se usaron las palabras "sintctico" y " se-mntico" (o "sin sentido" y "con sentido") para calificar esta diferencia. Todos los trminos que figuran en este amplio esca-parate son casi sinnimos. Todos tienen que ver con el problema emocional de si tiene sentido que nos proyectemos en el objeto en cuestin: "Es este objeto un BA.To no? Existe de wdos mo-dos. reaJrnence una cosa a la cual se refieren dichos trminos?''

    Nagel aclara muy bien. que la "cosa" que l persigue es una destilacin de aquello que es comn a las experiencias de todos los murcilagos. No es la serie de experiencias propias de un murcilago determinado. Asi, Searle podda decir que Nagel es un "dualista". puesto que ste cree en una abscraccin efec-tuada con todas esas experiencias de tipo individual.

    Es un hecho que sorprende que el estudio de La gramtica de las expresiones que invitan al lector a rea.tizar un esquema men-tal arrojen ciena luz sobre hechos tan complejos como stos. Pensemos, por ejemplo, en el contraste entre las preguntas: "Cmo serta ser Indira Ghandi?" y " Cmo es ser Indira Ghandi?' . La oracin condicional nos obliga a proyectarnos dentro de la piel, por as decir, de otro ser humano, mientras que la oracin en modo indicativo parece preguntar cmo es para Indira Ghandi ser Indica Gandhi. Aun se podra preguntar: "Descrita en qu trminos?"

    Si lndira Gandhi intentase decirnos mo es ser Indita Gandhi . podra quiz tracar de explicar aspectos de la vida po-ltica de la India refirindose a cosas que a su juicio conside-rase de una vaga analoga con nuestra propia experiencia.

    525

  • Protestaramos nosotros para ob 1 . . duzca a miJ trminos' Dg 'tar o s1gu1en~e: No, no lo tra-game cmo es -a Indi~ G:.:f h~ en sus pr?pms trminos! D-dira Gandhil E cal ' para Indtra Gandhi- ser In-en hindi y d~j; lib~fc; :~sde luego , lo lgico ~era que hablase y a pesar de ello osotros d aprend1zae de ese idioma. . . aun en este caso estar' 1 i?nuca posicin a la de millones d h btamos sun~ e~ence en uencn la menor idea de 6 e a ~antes en hand1 que no e mo es ser Indtra G dh menos de cmo es para Indr G dh . ~n 1. Y m ucho

    1-1 1 1 an 1 ser Iod1ra Gandh.

    ay a go sumamente e d 1 . qu1voca o aqu N 1

    quiere que su verbo . , , . age 10s1ste en que mo sera para m ser~~ .. ~~~e?,g.~~~eto, en ef~c~o . No" C-X?" Hay aqu un as . . < o es, ob1etwamente, ser

    d pecto pas1vo del verbo , . .

    el aspecto activo una b . . ser con ausencia decir . Quiz . deb~ramosesual v1v1en,te pcr~ sin cabeza, por as ,, ,...,,_ , vo ver a a versin en d. . al

    vumo serta ser Indira Gandhi' .. B. . p , con K1on : ~~bre Indira ... Adnde va ella ~e~~; ' ara m~, o para ella? st mvenimos la cosa (por ser la id . d ~ yo estoy ~~en~o ella? O tenemos ''c.m , e~m a una relac1on Stmuica)

    , . . o sena para Indua Gaodhi ,.. , mas, dnde estara yo si ella fuese yo ' H :,e.r yo. Una. vez. muruamente nuestros tu ares:> O , l a n~os_cambtado tado de combinacin te~por~ia ~.~~amos.,~as bien. en es-ahora unidas? ' os almas separadas pero

    . _Cabe . sealar que tendemos a decir , 'si ell , . . . , idioma ingls en lugar de .. . ll fu a fuese m1 en SI e a ese e o" . M ch europeas se muestran algo recelo " fi y . . u as lenguas po. Suena extrao hacer us d ~s . rente a e~ua~1ones de este ti-ciones de sujeto y tambin d~ co~ ~aso nommat~vo en las posi-verbo ser seguido por un acu . p emento .. En ingls usamos d transitivo. Pero ser no es un ~~~~ com~. s1 se~ fuese un verbo mtrico a d . transitivo, sino un verbo si-

    lo ve~~osu~nq~fe~ng~a1~ nos apa~te d~ esta visin simtrica. vas de construccin de ra~i~n~uno rt~nefimter~s:ntes alternati-dad. Damos a continua ., . para a a trmac1on de la identi-mn de un d ilogo deCJSon ~ots. t~~adas de la traduccin al a le-

    . tants aw L.Cffi en el 1 , uuusc una rplica fiel, molcula , cua esta por cons-condeoada a muene Dentr d . por mol~~ula , de una persona rplicas (casi) exacc.as. palab o e es~ ~pmtu, proporcionamos de los originales en lemn .ra por p a ra, en el idioma ingls,

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    l. Ob die Kopie wirldich du biII, rl#fr mm der Beweis n~h erlmxh1 werden. (A:s-to-v.'hechcr thc copy rcally you are. thcreof must che proof still provided be}.

    2. Die Kopie wir4 behaupten. rl#s sie du ist. (The copy will claim it th2.t you

    isj .

    Observemos que en ambas clusulas afirmativas de identidad, la "copia". o " ello" aparece en primct trmino, luego el " t" y luego el verbo. Pero veamos adems que en la prim era clusula "eres" es el verbo el que retroaccivamente implica que "t" era el sujeto y q~e " la copia" era el complemento, mientras que en la segunda clusula, el verbo es 'es' lo que implica rctroactiva-mente que el sujeto era "ello" y que el complemencoera "t" . El hecho de que el verbo aparezca colocado al final da a escas dusulas un cono de sorpresa ijnal. En ingls no es posible logtar precisamente el mismo efecto y guardar cierta elegancia, pero podemos interrogamos acerca de la diferencia en grados de signi-ficado entre las oraciones: "Es la copia realmente t?" y" Eres realmente la copia?" Estas dos preguntas se deslizan en la mente en dimensiones distintas. La pdmera entra como: ''O es la co-pia realmente alguin .. . o quiz nad ie?" La segunda entra co-mo: " O ests t en otra parte . .. o ests en cualquier parce?" Dicho sea de paso, es posible imerpretar el ttulo de nuestro libro no slo como un posesivo, sino de igual modo como una oracin absoluta que responde a las dos pregntas: "Quin soy yo?" y "Quin es 'm'? " Veamos cmo un uso transitivo - en trminos exact0s, un uso no gramatical del verbo' 'ser'' - da a la segunda pregunta un sabor enteramente diferente del de la pri-

    mera. (Dice D . C. D. a D . R. H.: En tu caso. yo mencionara lo cu-rioso que sera prologar unos consejos con: "Si t fueses rn, yo .. . ", pero si t fueses " m" , sugerira yo que mencionases el

    hecho?) Todos eStos ejemplos muestran qu sugestionables somos.

    Caemos como tontos en favor de la nocin de que hay un "alma" all dentro, uo alma semeja me a: una llama capaz de avivarse espo-ridicaroeme o aun de ser uansfcrida_ entre los cuerpos como la

    ' l. En cuant0 a s1 b. cop2. cc2.lmentc eres, aun debe ser provista la prueb2.. 2. La copia diI. que lo eres. (N. del T.)

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  • llama de una vela a otra. Si una vela se apaga y volvemos a c:n-cen~er~a, es la misma Uama? O bien, si permanece encendida, es siquiera "la misma llama" de un instante al siguiente? La An-corcha Olmpica se manene ardiendo cuidadosamente cuando la trasladan millares de corredores millares de kilmetros desde Aten~ hase~ su dc:stin~ final, cada cuatro aos. Existe uo pode-roso s1mbolismo en la idea de que sea la ''llama misma que se encendi en Atenas' ' . Hasta la ms mnima interrupcin en la cadena, no obstante, arruinara el simbolismo para los que se en-terasen de ello . Para quienes no se enterasen, en cambio, no pa-sara nada! ~Cm? po?ra te~c:r importancia? Y sin embargo, parece tener 1mpottanc1a afecuva. No ser fcil extinguir esta no-cin de "alma-llama". Pero nos coloca en situaciones muy difi-ciles.

    Sin duda incuimos que solamente las cosas coa "almas del mismo tamao'' pueden deslizarse una denrro de la o era. La no-vela de ciencia_ftccin "Flores para Algernon" de Daniel Keyes se refiere a un Joven retardado que a raz de un tratamiento m-dico m ilagroso adquiere poco a poco inteligencia y se transforma en un gran genio, pero luego resulta que los efectos del trata-miento no son duradetos y "l" llega a contemplar el desmoro-namiento de su propia mente hasta que recobra su condicin de retardo. Esta ficcin tiene su contraparte eo una tragedia de la vi-da real, la de gente que despus de haberse desarrollado desde un esrado de mente cero hasta una inteligencia normal de adul-to, se ve con una senilidad creciente o vctima de serio dao ce-rebral. Pueden respondernos a la pregunta: " 'cmo es que el alma se te desle~ fuera de ti?", mejor, acaso, que alguien que posea una gran imaginacin?

    La "Metamorfosis" de Kafka es la historia de un hombre jo-ven que despierta una mafiana transformado en una gigantesca cucaracha. Pero la cucaracha piensa como una persona. Sera in-teresante combinar la idea de "Flores para Algernon" con la de '.'Mc_tarno~fosis" e im~ginar las experiencias de un insecto cuya m teligencrn crece al ntvel de un genio humano (y por qu no sobrehumano, ya que estamos en ello?) y luego vuelve: a hundir-se c:o el estado de insecto. Esto es, no obstante, imposible de ~oncebir para noscmos. Para tomar un trmino de la jerga de la ingeniera elClrica, "eJ ajuste de impedancia" de las mentes es

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    demasiado pobre. En verdad, el ajuste. ~e. impedancia bien pued~ ser el principal criterio para la plausibilidad del~ preg_un-tas que formula Nagcl. Qu es m~ ~cil para nosouos 1mag~ar ser? El personaje enteramente ~cucto Holden Caufi~I~. o bien un murcilago particular, real? Sin duda. nos ~s ~s fac1l proyec-tarnos en la imagen de un ser buma~o ~~mano que e~ la de un verdadero murcilago, mucho mas facil, Y ~~ch?. mas real. Esto es algo sorprendente. Parecera que el verbo ser de 1:-l~~gel tuviese a veces una actuacin extraa. Tal vez, como lo su~tno el dilogo sobre la prueba de'Turng, el verbo "ser" es_ obieto ~e ampliacin. Y aun puede ser que se lo est extendiendo mas ~~~~~ .

    En toda la idea hay algo sumamente ~pecho_so. Cmo puede algo ser si no es? Y cmo~ lo~~ mas. pla~ble cu~do ambas cosas pueden "tener CJ!:peaenc1a ? Casi no ueoe senndo formularnos preguntas como cmo sera para e~ af'.a que es-t all ser el mosquito auapado e~ su .telar~.a? .? ~cor au~, cmo sera para mi violn ser rru guitarra? , o como ~ua es~a oracin si fuese un hipoptamo?" Cmo sc:ra p11ra quien? Para los diversos objetos involucrado~, sean sensible~ o~~? ~ P~ra nosotros los que percibimos? O bien, una vez mas, ob1eu-vamente"? .

    Este es el punto unicante del artculo de Nagel. Q~1er~. saber si es posible ofrecer, en sus propias palabras, una descnpc1on. (de la verdadera naturaleza de la experiencia humana) en trminos accesibles a seres incapaces de imaginar cmo sera "ser nosotros". Formulado en trminos tan crudos, suen~ como ~na flagrante contradiccin y eo verdad, esto es.!o que el _enfauza. No quiere saber cmo es para l ser un mumelago. 9u1ere ~aber objetivamente cmo es subj~tiva~enle serlo. No ~~1a sufioente para l haber tenido la cxpencncta de colocarse un casco de ba reador'', un casco con electrodos que estimule su cer~bro hasta provocarle experiencias de murci~!ago ~ haber ~en.menta~~ por lo tanto , un "estado de murc1elago . Esto se_r~a, en defii:m-va can slo lo que seda para Nagel ser un muraelago . Que lo pddrfa satisfacer, entonces? No est seguro de que nada P,.ueda satisfacerlo, y esto es Lo que le preO

  • Ahora bien. tal vez lo que presenta mayor objetividad en los Ji.versos sinnimos enume~ados ames para " estado de murcila-go" es "tener un punto de vista". Despus de todo. el.ms dog-rmirico de los que no creen en la inteligencia mecnica podra lle-gar a atribuir, aul}que de mala gana, un "punto de vista" a un programa de compuracin que represente cienos hechos sobre el mundo y sobre su propia rela1.:in con el mundo. No cabe discu-1 ir d hecho de que la computadora puede ser programada para una descripcin del mundo en trminos de un marco de refercn-c:ia incorporado a ta mquina misma, como en lo siguiente: hace 1re~ minut0s, el Osito estaba treima y cinco leguas al c:su: de aqu. Un marco de referencia "cenuado aqu' y " centrado aho-ra" constituye un pun to de vista "egocntrico rudimentario". " b1ar aqu ahora" es una experiencia central para cualquier " 10" . Sin embargo, cmo es posible defin.ir "ahora" y ''aqu" "n liacer referencia a un "yo"? Es inevitable la circularidad?

    Reflexionemos unos momentos sobre la conexin entre "yo" y "ahora" . Cmo sera ser una persona que hubiese crecido 11ormalmeme y contase por dio con aptitudes conceptuales y lin-gsricas comunes, pero que sufriese luego algn dao cerebral y quedase sin capacidad de convertir los circuitos neuraJes reverbe-rantes .

    Programar, cnronces, una computadora para qu~ ?aga uso ~e palabras como "yo", o "m" y "~i" ~ara describa su p10p~a r

  • por una cmara televisiva se apoya eo la espalda de una persona. Las sensaciones son llevadas al cerebro, en el cuaJ su procesa-miento puede inducir Jas experiencias visuales. Una m ujer con vista normal describe su experiencia de visio anificiaJ:

    Estaba scnl'llda en una silla con los ojos vendados y senta d &o de los conos de TSlt. Al principio sent slo ondas de seruacin sin fotma. Collins me dijo que CS taba solamente agitando la mano ddante de m para que me at"ostumbrase a la sensacin. Oc pronto sent: no. vi, no es1oy segura de cual de las dos cosas, un tringulo negro en la esquina infoior izquierda de un cuadrado. Era difcil loca-lizar la sensacin. Se:n vibraciones en la ~Jda. pero d tmngulo aparec:i en un marco negro dentro de mi cab1:za. (Nancy Hechinger, " Ver sin ojos", Science 81, Marzo de 1981, pig. 43.)

    Igual transcendencia de Ja modalidad en Ja entrada sensorial es un hecho conocido. Como se seal ya en selecciones ante-riores, los sujetos que usan antiparras prismticas que vuelven to-do del revs pueden, en dos o tres semanas, habituarse muy bien a ver el mundo de esca manera. Y en un plano ms abstracto, quienes aprenden un nuevo idioma siguen experimentando el mundo de las ideas en forma bastante parecida.

    No es, por consiguienre, el modo de transduccin de los est-mulos en percepciones, ni la naturaleza del medio sustentador del pensamiento lo que hace el "Weltanschauung" del mur-cilago tan diferente del nuestro. Es Ja serie de categoras tan severamente limitada, jumo con el nfasis sobre lo que es impor-tante en Ja vida y Jo que no lo es. Es el hecho de que los mur-cilagos no pueden adquirir uociones tales como el ''Weltans-chauung humano y hacer chistes acerca de l, porque estn de-masiado ocupados por estar siempre sujetos a un modo de pura y simple supervivencia.

    Lo que nos obliga a pensar en la pregunta de Nagd - y a pensar coa gran conccnuaci6n- es cmo podemos proyectar nuestra mente sobre la de un murcilago. Qu cipo de sistema represen-racional es la mente de un murcilago? Podemos empatizar con un murcilago? Desde este punto de vista la pregunta de Nagd parece estar en conexin ntima con la forma en que nuestro siste-ma represenr.acional emula a otro, como Jo vimos en las reflexiones que siguen aJ cuento 22. Aprenderamos aJgo si pregunclse-

    532

    S. ... ... ,...."'mo es ser una DEc?"? No, sera una mos a una tgma" vv d pregunta tonta. La cazn es la siguieme: Una computa Jra no

    ro ramada no es un sistema rcpresencac10naJ .. Aun cuan o una ~or!putadora tenga un programa que le permita em~lar a otra, esco no le confiere poder represent~~ional para maneJar c??cep-tos implicados en semejante cuesuon. Para ello requenna ~~

    , de gran complejidad de JA. que entre otras con ,_ programa .. ' d l acep fu~ capaz de utilizar el verbo ser en to . as as .-etones, L.,.. 1 l d ccnd1 . ,..., en que lo hacemos nosotros ( inc us1ve e semi o ex -cion~., , b" " ' do de Nagel). La pregunta a formular ser1a ~as ten: como es

    ara . ci, un programa de IA autocomprens1vo, emular .otro p . tei" Pero ocurre que esca pregunta comienza programa seme1an . a parecerse mucho a Ja pregunta "cmo es para una persona emparizar intensamence con otra?" . . . .

    1 Como sealamos ya, los hombres no uenen Ja pactcnna ru a recisin que les permita emular a una computadora por un pe-

    ~odo prolongado. Cuando inteman coloaus7, en e! lug~ de otros BATS. tienden a empatizar y no a emular. Subvierten los

    ro ios sistemas internos de ~I!1~los adop~do volunta-~a!ente una serie global de pre1u1c10~ que modifican las c~~das de actividad simblica en d pr~pto ccre~;o. No es exacta-

    nce lo mismo que tomar LSD. s1 bien cambien esta ~toga pro-:a cambios radicales en la forma en que se comunte~ ~tre ellas las neuronas. El LSD cumple eSto en focm~ n~ prevtSl es. Sus efectos dependen de la forma en que s~ dise~ma :n d ce-rebro y esto no tiene nada que ver con qu s.1mboliza que. El ~D afccca el pensamiento ms o menos en la mxsm~ forma en que o hara un proyectil que atravesase el cerebro:, run~u.na de las ~os sustancias intrusas tiene en cuenta en lo mas mm1mo el po er simblico de la maceria dentro del cerebro. . , .

    Pero un prejuicio establecido a u,vs d~, cana.l~ s~mbltcos - "o e, djame pensar cmo sera ser muroelago - mtr?duce un cdntexto mental. Traducido a t rminos menos mcmahstas Y ms fisicos , el acto de tratar de proyectarse dentro del punto de vista de un murcilago activa cienos smbolos ~n nuestro c~rebro. Estos s1mbolos, mientras se mantengan acHv~dos, contri-buirn a desencadenar sistemas de todos los ':'s s1mbolo~_que se activen a su vez. Por oua parte, el ce~eb~o uene comple11dad suficiente como para tratar ciertas acuvac1ones como estables

    B3

  • -es decir, como cvntexto- y otros smbolos son enronccs acti-vados en forma subordinada. As pues, cuando intentamos " pensar como murcilago" subvertimos nuestro cerebro al es-tablecer contextos nc:u~ales que: ~anafan nuestras ideas por vas diferentes de las que siguen hab1tuaJmeme. (Es lstima que no podamos "pensar como Einstein" cuando lo deseemosr)

    Toda esta riqueza, no obstancc:, no puede llevarnos h~a el fin ~u~~do, o sea ~ J estado de m urcilago. El at.itosmbolo de cada tnd1~1du.o -el 'ndeo personal". o la "gc:mma", para utilizar un c.ermmo de la persoocica de Lem- se ha vuelto a Jo largo de su ~ida tan grande. co~plicado ~ idi.osincrsico q ue no puede>' al igual que el camaleon. asumir stmp lemeoce la identidad de otra persona o ser. Su historia individual est demasiado invo-lucrad.a en ese pequeo " nudo" que es el aucosmbolo. . Es 1nreres~ante pe~sar en dos sistemas can semejantes que

    tienen autos1mbolos 1somrficos -es decir idnticos-- como di-g::unos, una muj~r y .su rplica hecha tomo por tomo. Si ella p1ensa en ella m1Sma, e.st pensando asimismo en su rplica? 1:f uchos fantasean con la idea de que en algn punto, all en el ndo, hay ocra pers~ma exactamente igual a ellos. Cuando pensa-mos ~n ~osocros mismos. pensamos al mismo ciempo, sin cener conc1enc1a de ello, en esa persona? En quin est pensando esa persona en est~ inst~nte? C~mo sera ser esa persona? Es usted esa persona? S1 tuviese elccc1n, permiria que macaran a esa persona. o bien a usted?

    Lo que. Nagd no parece haber admitido en su artculo es que el lenguaje (en~rc orcas ~s3:5) es un puente que nos permite ha-cer el cruce haaa un temcono que no es el nuestro. Los murcila-gos no tienen ninguna idea de "cmo es ser otro murcilago" y no se formulan tampoco preguntas al respecto. Y esto se debe a 9ue los m~rci~gos car~c~n de una divisa internacional para el interca~b10 d~ ideas, d1v1Sa que nos proporcionan a nosotros el leng~aJe. el eme, la msic~ , los gestos y dems. Esros medios conmbuyen a nuestra ca paca dad de proyeccio , nos ayudan a ab-sorber pumos de vista extranjeros. Por medio de una divisa uni-vec:'al , los puntos de visea se vuelven ms modulares, ms trans-fenbles, menos personales e idiosincrsicos. . ~I conocimier.no. es una curi~sa mezcla de Jo objetivo y lo sub-1euvo. El conocuruc:mo verbaltzable puede circular y compactir-

    534

    se, al punto de que las palabras "significan rcalmc:ntc la misma cosa" para distintos individuos. Hablan algu!'a vez dos perso nas el m ismo lenguaje? Lo que queremos decn cuando afir~amos que "hablamos un mismo idioma" es un problema espino-so. Aceptamos y damos por aceptado que no se c~mparten los; sa bores subterrneos y ocultos. Sabe~os qu se ~ocluye: Y que se omite: en los intercambios lingsucos, aprox~adamente. El lenguaje es un medio pblico para el _ntercamb10 de las expe-riencias ms privadas. Cada palabra ese~ rodeada, en cada men-te, por una serie inimitable y de gran nqueza de conceptos y ~abemos que por mucho que tracemos de crac:rla a la superfic1e, siempre dejamos algo. Lo nico que podemos hacer~ actuar por aproximacin. (En A/ter Babel, la obra de Georgc Stemer, es po-sible leer una extensa exposicin de este concepto.)

    A travs de Jos medios de intercambio de memes (ver la Selec cin 10, "Genes egostas y mcmes egostas") como el lenguajc:_r Jos gestos, podemos experimentar (a veces a travs de ?~ros) co-mo es ser o hacer X. Nunca es genuino, pero en definmva, .e?-qu consiste el conocimiento genuino de lo q_ue es. ser X? Ni si-quiera sabemos cmo era ser nosotros hace: d 1c:z afios. Slo m~dianu: la lectura repetida de diarios podem.os saberlo y am~ as1, tan slo por proyeccin. Sigue siendo expenmenta~o . uaves de: otros. Lo que es peor a.un , a menudo no sabernos s1qu1era cmo pudimos haber hecho lo que hicimos ayer. Y cuando llegamos a lo bsico, no nos resulta tan claro cmo es exacta.menee ser yo, en este instante.

    Cabe culpar al lenguaje por este problema (al permitirno~ ver la pregunta) y es tambin el lenguaje l? que nos ~yuda_a salir de l (al ser un medio universal para el inte~cambto ~e 1d~ que permite que las experiencias sean compambl~ y mas ob1euvas~. A pesar de ello. d lenguaje no puede conducunos por la tocali dad del camino. .

    En un sentido el teorema de Godel es la analogfa matemtica del hecho de que no puedo comprender c6m~ es que: no ~e ~us ta el chocolate, o ser murcilago, salvo a craves de una serte infi-nita de simulacros cada vez ms exactos que converjan en la emu-lacin, aunque sin llegar del todo a ella. Y o estoy prisionero dentro de m mismo y por lo tamo no puedo ver cmo son o tr

  • f e ese hecho ge o eral: estoy prisionero dentro de mf mismo o tanto t~o puedo ver cmo me ven otros siscem , y ~r

    mas relacionados con la sub . 'dad 1 . . ~ Asz, los dtle-~~t~~ceado con un~ agu~~;

    1

    est: e~ :~:::~ ~~~~~ problemas ep1Stemolg1cos tanto en la luiM mat , .

    ca - como hemos b'~ ematt-ca Es

    , .d dvisto ya- como en los fundamentos de la fsi-. cas t cas se esarrollao e d 11

    rulo de "Gd J E h 0,~ mayor eta e en el ltimo cap-. 0 e se er, Bach . de Hofoadcer.

    D.R.H.

    536

    25 RAYMOND M. SMULLYAN

    Pesadilla epistemolgica

    Esun11 I . Fnnk est en d consuhorio de un oftalmlogo. El doctor lcvanu. un libro y le p regunta: De: qu color es?" Frank responde: "Rojo". El doctor dice " Aj! Ni ms ni menos lo que sospcdlaba! Todo su mecanismo de los colores est uascornado. Pc:ro por suene su condicin es curab le y c:n un par de semanas

    lo dcjali romo nuevo."

    E.scena 2 (Pot:aJ sem111111J ms 111re). fr.mk cSt2 en un laborawrio en casa de un c:pistcm6logo cJCpcrimrotal. (No wdarcmos en saber qu signifJCa esto!) El epistcm6logo levanta un libro y a su vez le prcgunu: "IX qu color es c:&e libro?" Ahott bien, poco timlpo ances d ofta1rn6logo dio de alta a Franlt como "curado" . No obstante este hecho, se h~vudt.o muy arialftico y cauteloso y 5C re siste a haca ninguna au:mxilo con posibilidades de rcfutaein. En vista de ello, rc5f>O!\dc: " A mf me parcc:c: rojo."

    Epistemlogo: Mal!

    Frank: No creo que hayas odo bien lo que dije. Dije simple-mente que a mi me pareca rojo.

    Epis1emlogo: Te o y te equivocaste.

    Franll: Quiero aclarar bien esto. Quisiste: decir que me

    De Philowphi&al FlmkH:s, por Raymood M. Smullyan, de prxima publica cia por St .. Marrin's Prcss, N. Y. en 1982.

    537

  • j:quivoqu al deci.r que d libro es rojo, o bien que me equivoqu porque me parece rojo?

    Epistemlogo: Obviamente no pude haber querido decir que te equivocasre en el sentido de que es rojo, puesto que no dijiste que es rojo. Todo lo que dijiste es que ce parece rojo a ti, y es esta afirmacin la que es equivocada.

    Frank: Pero no puedes decir que la afirmacin ''a m me pare-ce rojo" s~ equivocada.

    Epistemlogo: Si no puedo decirlo, cmo lo dije?

    Frank: Quiero decir que no puedes decirlo en seno.

    Epistemlogo: Por q u no?

    Frank: Sin duda yo s de qucolor me parece el libro!

    Epistemlogo: Vuelves a equivocarte.

    Frank: Pero, nadie puede decir. cmo me parecen a mlas co-sas.

    Epistemlogo: Lo siento, pero otra vez ests equivocado.

    Frank: Quin p uede saberlo mejor que yo?

    Epistemlogo: Yo.

    Frank: Pero, cmo puedes tener t acceso a mis escados men-tales privados?

    Epistemlog9: Estados mentales privados! Pamplinas meta-ficas! Mi.ra, yo soy un cpistemlogo prctico: Los problemas mecaflsicos sobre "menee" versus "materia" surgen tan slo de l?S confusiones epistemolgicas. La epistemologfa es la verdadera base de la filosofa. Pero la dificultad corre todos los epistcrnlo-gos del pasado es que han estado aplicando mtodos completa-mente tericos y gran parte d debate degenera en simples juegos de palabras. Mientras otros episccmlogos se han dedicado a dis-cutir con gran seriedad cuestiones tales como si el hombre puede estar equivocado cuando afirma creer tal o cual cosa, yo he descu-bierto la manera de resolver todas estas cuestiones en forma ex-penmental.

    HB

    Frank: Cmo podras deciwr puntos como stos en forma

    emprica?

    Epistevilogo: Por la lectura directa de los pensamientos de una persona.

    Frank: Quieres dedr que tienes poderes de telcpaa?

    Epistemlogo: Claro que no . Hice sencillamente lo que era obvio hacer. He construido una mquina de lc~r d cerebro ,-co-nocida bajo el nombre tcnico de cerebroscop10- que es~a fun-cionando en este momento mismo en Clite cuarto y cscudnando cada clula nerviosa de tu cerebro. As puedo leer t?d:15 tus sen-saciones y pensamientos, y es una simple verdad obJeuva que es-te libro no re parece rojo.

    Frank (muy impresionado): Vaya. habra jurado _que ese libro i:ne pareca rojo! Te juro que paree~ . parecerme ro o!

    Epistemlogo: Perdona, pero volviste a equivocarte.

    Frank: En serio? Ni siquiera parece _parecerme rojo? Sin du-da parece que parece que me parece COJO.

    Epistemlogo: Otra vez equivocado! Y por .nuch~ vcc.es que reiteres la frase "parece que" y la sigas por la frase el libro es rojo" te equivocars.

    Frank: increble! Supongamos que en lugar de la expresin " parece" dijese "creo que". Com~nce~os e,ntonces otra v~z.~n ese nivel. Me retracto de la afirmacin a m1 me parece !OJO Y la 1eemplazo por' 'yo creo que ese libro es rojo'' . Es est a afirma-cin verdadera o falsa?

    Epistemlogo: Espera uo inst~nte, mientras leo_ los d iales de la mquina de lectura del cerebro ... no, la afirmacin es falsa.

    . . ) Frank: Qu opinas de "creo que creo que el libro es roo .

    Epistemlogo (cons1tltando sus dial~s): ~o, ca.rn~:n es falsa. y ce repito, por muchas veces que repitas yo creo todas estas afirmaciones de creencia son falsas.

    Frank: Bien, la experiencia ha sido muy r~eladora. Sin cm-

    539

  • bargo, debes admitir que para m es un poco difcil aceptar que abrigo una infinidad de creencias falsas!

    Epirtemlogo: Por qu dices que tus creencias son errneas?

    frank: Es lo que has estado dicindome todo el tiempo!

    Epistemlogo: Jams re dije ta.I cosa!

    Frank: Mi Dios, yo estaba preparado a admitir todos mis erro-res. y ahora me dices que mis creencias no son errores. Qu quieres hacer, volverme loco?

    Epistemlogo: Tranquilo, uanquilo! Traca.de recordar, por favor. Cundo di je o insinu yo que cualquiera de tus creencias fuera errnea?

    Frank: No tienes ms que recordar esa serie infinita de ora-ciones: (1) Yo creo que este libro es rojo. (2) Yo creo que creo que este libro es rojo y as: sucesivamente. Me dijiste que cada una de esas afirmaciones era falsa.

    F.pistcmlogo: Es verdad.

    Frank: Entonces, cmo puedes sostener con alguna consisten-cia que mis creencias en todas

  • S.i no hu~ieses admitido que el libro era en reaJjdad rojo, habras sido constStente. Pero tu admisin misma de que el libro es rojo lleva a una inconsistencia.

    Epistemlogo: En qu sentido?

    Frank: Mira. Como sealaste correctamente, en cada una de mis ~~~aciones como "creo que es rojo". "creo que creo que es COJO Ja falsedad de cada una, salvo Ja primera me salva de una creencia errnea en Ja que Ja precede. Sin emb~rgo, olvidas-te tener en cuenta la primera oracin en s! La falsedad de la pri-m~ra ~~acin ''creo que es rojo'' jumo con el hecho de que es roo, unphca en efecto que s tengo una creencia falsa .

    Epistemlogo: No veo por qu.

    . ,~rank: Es ev~deme! ~uesto que la afirmacin ''creo que es ro-JO es fals~, quiere ~em que en efecto creo que no es rojo, y co-mo .en realidad es roo, tengo entonces una creencia falsa. Aqu lo uenes!

    Epistem/ogo (desilusionado): Lo siento, pero tu prueba no prueba obviamente oada. Desde Juego la falsedad del hecho de que t cr.ees.que es rojo implica que no crees que es rojo . Pero esto no s1grufica que creas que no es rojo!

    Frrmk: Lo obvio es que }'O s que es rojo, o bien que no es rojo, de n:odo que si no creo que lo sea, debo creer, entonces, que no es COJO.

    Epistem~logo: En absoluto. Yo creo que Jpiter tiene vida o que no la tiene. Pero no creo que la tenga, ni tampoco creo que no la tenga. Carezco de elementos de juicio en un sentido o en otro.

    F'nlnk: Bien , bien, me imagino que tienes razn. Pero pase-~os a puntos ms imponames. Sinceramente encuenrro impo-sible que est en un error en cuanto a mis propias creencias.

    EJ:temlogo: Es necesario volver a repasar todo esto? Te expliqu ya con toda paciencia que t (en el sentido de tus creen-cias, no de tus afirmaciones) no ests en error.

    Frank: Muy bien entonces, simplemente no creo que ni si-

    )42

    quiera las ajirm(ICiones estn equivocadas. S, segn tu mquina estn equivocadas, pero, por qu habra yo de confiar en una mquina?

    Epistemlogo: Quin te dijo que tengas que confiar en la mquina?

    Frank: El caso es: debo confiar en la mquina?

    Epistemlogo: fua cuestin en la que se incluye el verbo "de-bo" est fuera de mi campo. A pesar de ello, si quieres, puedo enviarte a habJar con un colega que es un excelente moralista ... quizs l sepa responder a esto.

    Frank: Vamos, vamos. Es obvio que no us eJ verbo "debo" en un sentido moralista. No quise decir orra cosa que "tengo alguna prueba de que la mquina es confiable?"

    Epistemlogo: La enes?

    Frank: No me lo preguntes a m!. Lo que quise d ecir es si t debes confiar en la mquina.

    Epistemlogo: Debo confiar en eJla? No tengo la menor idea y tampoco me importa lo que debo hacer.

    Frank: Otra vez tu aversin a los moralistas! Lo que quiero decir es: tienes t evidencia de que la mqujna es confiable?

    Epistemlogo: Por supuesto!

    Frank: Entonces, vayamos al grano. Cules son tus pruebas?

    Epiuemlogo: No pretenders que responda a esa pregunta en una hora. o un dJa, o una semana. Si quieres estudiar esca mquina conmigo, po-demos estudiarla , pero te aseguro que es cuestin de varios aos. Al terminar ese plazo, creo que no tendras la menor duda en cuanto a la confiabilidad de la mi qwna.

    Frank: S, posiblemente podra cceer que es confiable en el sentido de que sus mediciones son exactas, pero entonces tendtfa dudas de que lo que mide tenga alguna imponancia. Al pamcr, wdo lo que mide son los estados y actividades fisiolgicas.

    543

  • Epistemlogo: Claro. Qu o tra cosa querras que midiera?

    Fran.k: Dudo que puedas medir mis estados psicolgicos, mis creencza.r.

    , Epi.rtemlogo: Volvemos _al mismo tema? La mquina mide, s1, ~s estados Y. procesos fisiolgicos que t llamas estados psi-cologtcos, creencias, sensaciones y dems.

    Frank: En este pu?co empiezo a convencerme de que todo n~estro desacuerdo te_ne ~na b_a.se pura~ente semntica. Muy bien, acepto que ru maquina mida creenCJas en tu sentido de Ja p alabra.' 'creenc~a", pero no creo que renga ninguna posibilidad de medir creencias en mi acepcin de la palabra "creer". Dicho de otr,a manera, d igo que todo ei.te imp~e se debe solamente a que tu Y yo queremos significar distintas cosas cuando hablamos de "creencia".

    Epist~mlogo: Por su~rre es posible medir experimentalmente la exaccJCud de Jo que d~ccs. D a la casualidad de que en este mo-mento tengo dos mqumas de leer el cerebro en mi laboratorio de _mod? que ahora dirijo una a tu cerebro para que me dig~ q~e enuendes t por "creencia" y luego dirijo Ja otra a m i pro-pio cerebro para que me diga qu entiendo yo por "c'reencia" , y ahora comparar las dos lect~r~. No, Jo siento mucho, peco ocurre que los dos queremos s1gnifiC2.f exactamente la misma co-sa con la palabra "creencia".

    . Fr:znk: ;Al ~iablo con tu mquina! T crees que queremos significar la misma cosa con Ja palabra "creencia"?

    . Epi.Jtem/ogo: Si yo lo creo? Espera un minuto mientras me IJO en la mquina. S, resulta que lo creo.

    Fnz'!k: Q~eres decirme que no puedes ni siquiera decirme lo que tu crees sin coosultar a Ja mquina?

    Epistemlogo: Desde luego que no.

    Frank: Pei_o la. mayora de la gente, cuando se le pregunta qu cree, te lo d1ce sunpJemente. Por qu t. para saber cuk s son rus creencias, recurres a este p roceso fantst icamente indirecto de

    544

    aplicar una mquina de leer el cerebro al cuyo p ropio y entonces descubres lo que crees sobre la base de las comprobaciooe.s de la mquina?

    Epi.stemlogo: Qu otra forma cienfica y objetiva hay pani descubrir lo que creo?

    Prank: Vamos ... Por qu no te lo preguntas a ti misrqo?

    F.pistemlogo (Inste): No da resultado. Cada vez que n:ie pre-gunto q u creo, n unca obtengo respuesta!

    Frank: Bien, por qu no afirmas, simplemente. lo que crees?

    Eptem/ogo: Cmo puedo afirmar lo que creo anees de sa-ber lo que creo?

    Frank.- Ah, al diablo con ru conocimiento de lo que crees! Sin. duda tienes alguna idea o creencia acerca de lo que crees, no?

    EpiJtem/ogo: Por supucs~o que la tengo. Pero cmo puedo establecer qu es esta creencia?

    Frank: Temo que estemos llegando a otro p unto muerto. Mi-ra. en este punto me pregunto sinceramente si no estars vol vindote loco.

    Epistemlogo: Djame consultar a la mquina. S . resulta que puede ser qt.!e est volvindome loco.

    Frank: Por Dios, hombre! No te asusta la idea?

    Epi.stemlogo: Voy a ver! S, resulta que me asusta.

    Frank: Por favor! No puedes o lvidane un poco de esa maldi-ta mquina y decirme simplemente si ests asustado o no?

    Epistemlogo: Acabo de decirte que s. Pero lo establec slo merced a la mquina.

    Frank: Veo que es completamente irnposibl~ destecane de esa mquina. Muy bien, entonces, juguemos un poco ~s con ella. Por qu no le prcgunias si puedes salvar cu salud mental ?

    Eptem6/ogo: Qu buena idea! Si, dice que puede salvarse.

    Frank: Y cmo puede salvarse?

  • Epistemlogo: No lo s. No se lo pregunc a la mquina. Frank: Bien, pregntaselo!

    Epi.rtemlogo: Buena idea. Resulta que . ..

    Frank: Resulta que qu?

    Epistemlogo: Resulta que ...

    Frank: Dime, dime. Resulta que qu ?

    Epistemlogo: ;Esto es lo ms fantstico que me haya pasado nunca! Segn la mquina, lo mejor que puedo hacer es dejar de. confiar en cUa!

    Frank: Muy bien! Y qu piensas hacer?

    Epi.rtemlogo: Cmo puedo saber lo que voy a hacer, cuando no puedo leer eJ fumro?

    Fri:mk: Quiero decir, lo que hars ms o menos ahora.

    Epi.rtemlogo: Buena preguma. Djame preguntrselo .a la mquina. Segn la mquina, mis in tenciones actuales estin en un conflicto total y veo bien por qu! Estoy preso de una pa-radoja terrible! Si la mquina es confiable, ser mejor entonces que acepte su sugerencia de que desconSe de e Ua. Pero si des-confo de ella, tambin desconfo de su sugerenci de que des-confe de ella, de modo que cscoy en un perfecto dilema.

    Frank: Mira, yo s de alguien que segn creo podra ayudarte realmente en este problema. Te dejar unas horas para consul-tado. A.u revoir!

    Ercena 4. (M.ir tarde el mismo da, en el conmltorio de "" p1iq11itura.)

    Frank: Doctor . estoy sumamente preocupado por un amigo mo. Se llama a s mismo "epistemlogo experimental".

    Doctor: Ah, el epistem6logo experimental! Hay slo uno en el mundo. ;Lo conozco bien!

    Frunk: Qu alivio saberlo. Pero, saba usted que ha cons-

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    . un a araco que dirige ahora a su propio cere_bro y que ca-dtru1do palguien le pregunta qu piensa, cree, siente, teme y

    a vez que . 1 , antes de res-dems, tiene que consultar primero a a maql;11~a, d ' N cree que esto es sumamente seno. pon cr. e o

    Doctor: No can seno como pue a par . d ecer Mi pronstico en su caso es en realidad muy bueno.

    Frunk: Bien, si usted es su amigo, no podra vigilarlo un po-ro?

    Doctor: Lo veo b~tante a dme1nudo dy_ lo obs~7~":~~\~~~~

    ue sea posible ayu ar o me tante e . n~ creo q. ., . " Su problema no es comn. Es del upo que miento pstqu1atnco . 1

    , debe solucionarse solo. y yo creo que se so uc10nara.

    . , 'fi adol De todos Frank Espero que su opum1smo este usu 1e_ 1 d modos, d~bo decirle que yo deddidameme neces1co ayu a en es-cc. punto!

    Doctor: Qu le ocurre?

    . . 1 , lago me han sacado Frank Mis expenencias con e epJStemo. , . : i' E este momento me pregunto s1 acaso no esc~re yo

    de b~~Clo~ol~indome loco. Ni siquiera me atrevo a confiar en 1am 1e11 Q . , t dpoda ayudarme en es-cmo me parecen las cosas. u1zas tlI e

    lO. .

    , d l n podr por un tJem-Doctor Me cncamana ayu ar o, pero 0 b o. En lo~ prximos tres meses estar con una enorme so r~~r~

    ~e trabajo. Despus, lamencablem_ence, saldr a pasar md meses de vacaciones. Dentro de seis meses. enconces, po emos volver a hablar.

    };:'cena 5. (Seis .mtJeJ ms l.irde.)

    Doctor: Ames de analizar sus problemas, creo Ju~ lcdalegrar saber que su amigo d epistemlogo se recuper e tO o .

    11 C'mo fue~ Frank: Qu marav1 a . e o

    e . dr'1a dc(ir por un golpe del destino ... y con Ductor: ast. po

  • codo , sus actividades meotaJes mismas eran, por as decir, parte dd "destino" . Lo que sucedi fue lo siguiente: durante meses despus de verlo usted, se repiti sjn cesar: "Debera confiar en Ja mquina. no deberla confiar en la mquina, debera. no debe-ra. debera, no debera. (Decidi usar la palabra debera en el sentido emprico en que la usa usted.) No lleg a ninguna par-te! Decidi enronces formalizar todo el argumento. Repas sus estudios de lgica simblica. LOm los axiomas de lgica del pri-mer orden y agreg como axiomas no lgicos cienos hechos perti-nentes relacionados con la mquina_ Como caba prever, el resul-tado fue inconsistente: prob formalmente que poda confiar en la mquina siempre y cuando no debiese confiar en eUa y de all que debea confiar y a la vez no confiar en la mquina. Ahora bien . como quiz sepa usted, en un sistema basado en la lgica clsica (la lgica que l us) si podemos probar tan slo una pro-posicin contradictoria, podemos probar cualquier proposicin. y todo el sistema se desmorona. Decidi entonces aplicar una l-gica ms dbil que la clsica - una lgica prxima a la que se co-noce como " lgica mnima" - en la cuaJ la prueba de una conrradiccin no implica necesariameme la prueba de todas las proposiciones. Sin embargo, este sistema result ser demasiado dbil para decidir la cuestin de si debera o no confiar en la m-quina. En ese punto tuvo una idea brillante. Por qu no aplicar la lgica clsica en su sistema, auo cuando el sistema resultante fuese inconsistente? Es un sistema inconsistente necesariamente intil ? En absoluto! Si bien en presencia de una proposicin dada, existe una prueba de que dicha proposicin es verdad y otra prueba de que dicha proposicin es falsa, puede darse el ca-so de que para cuaJquier par de pruebas como ste una es sen-cillamente ms convincente que la otra desde el punto de vista psicolgico, de modo que no hay ms que optar por la prueba en la que creo en realidad! Tericamente hablando, la idea result excelente, ya que el sistema que obtuvo tena en verdad la pro-piedad de que dado un par semejante de pruebas, una de ellas era siempre mucho ms convincente desde el punto de vista psi-colgico que la otra. Mejor aun, dado cualquier par de proposi-ciones contra.dicrorias, todas las pruebas para una eran ms con-vincentes que cualquier prueba en favor de la otra. En verdad, cualquiera excepto el epistemlogo podra haber hecho uso del

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    l ;1

    sistema para decidir si era posible confiar en la ~q~ina. Pero en 1 del epistemlogo lo que sucedi fue lo siguiente: obtuvo ~m~a;'rueba de que debera confiar en la mquina y otra ~rueba d e que no debeta confiar en ella. Cul de las dos era ~as con-vincence para l. en qu prueba crea r~me~te? La ~mea ma-nera de determinarlo era consultar a la .maquma! Se dio cuemaj no obstante, de que esto no resolva su pro~l~ma, puesto q~c a consultar a la mquina admita en forma tacita ~ue co realidad confiaba eo la mquina. Segu.a, pues, en un dilema.

    al., d ' l ) Frank: Cmo s 10 e e. Doctor: Aqu fue donde el bondadoso destino inte~ino. A

    causa de la absoluta absorcin del epistemlogo ~ la teona .de su problema, que le llenaba todas las hor~s de su v1da, por pnmera vez en su experiencia se volvi descwdado. en la ~peun:iencacin . Como consecuencia. y sin que lo previese, van.as u~1dades menores de su mquina estallaron . En~onc~s. por p:unera vJz.la mquina comenz a dar datos comradK:torios. no solo ~~ca 01as sutiles. sin o adems contradiccio~es fl3:_grances. ~n pamcula~. la mquina afirm un da que el ep1stemolo~o ctcaa en d~u:nruna da proposicin y pocos das despus afu:m~ que no ere~ en :~la . y, usando un dicho popular. como " llovido sobre moiad.o la

    , ina afirm que en Jos ltimos pocos das la creencia .del ~qu , b' b . d Est bast para que perdiese ep1stemologo no ha 1a cam 1a o. o toda su confianza en la mquina. Y ahora est como nuevo .

    Frank: La verdad es que es lo ms .ason:broso que haya odo nunca! pj~nso que la mquina haba sido siempre algo realmen-te peligroso y poco confiable.

    Doctor: No, d e ningn modo. La m~quin: haba sido e)(celen-te antes de que la negligencia del epistemologo la borrase del

    partido. Frank: Pero sin duda cuando yo la conoc. podrfa no haber si

    do tan confiable.

    Doctor: Se equivoca, Frank, y con esto llegamos~ su ~ropio problema. Conozco coda ~ ~o_nversaci6n con d ep1stcmologo. Fue registrada desde el prmc1p10 hasta el fin.

  • Frank: Entonces debe dar d d' h b d . . se cuema e que la mquina no po-

    1a a cr esta o en lo aeno cu d 6 l.b . an neg; que yo creyese que el 1 ro era roJo.

    Doctor: Por qu no?

    Fmnk: Por favor doctor r n . dilla~ Co d , '. ( e go que v1v1C otra vez esa pesa-. ~pre?. 0 ql!e alguien pueda equivocarse al afirmar

    cu:no o b1eco fls1co tiene cena propiedad pero alg qhue conocido un solo d < una vez a cuando afi . caso e una persona que pueda equivocarse

    uma tener o no tener determinada sensacin? l

    rel~fi~~{~~~ie~o que s.! ~Jna vez conoc a un miembro de la d Ciencia cnsuana que sufra uo espantoso d 1

    e muelas .Y gemfa y se quejaba sin interrupcin Cuando o f r predgunt6 s1 no podta curarlo un dentista, replic que no h:b'e na a que curar. Luego Je p . .. . ' dolor~ .. El h b regunraron. Pero, no sientes om re repuso "N d . . dol~r, no existe el dolor, el. dolo~e:1~~~~~a il~~~n~~~;e siente aqw un caso de un hombre que afirmaba no . . enernos

    ~~~i~~~~~~~r~~e~m~ saban perfeCLamen_ce s.~~~ 1~0;::i~:u~ lo que ...,..aba . nmdguna manera que mmuese. Creo tan s-

    ...... , equivoca o.

    na~r:n:: ~uy bien,_ acepto un caso como se. Pew cmo puede libro? q vocarse s1 afinna su creencia acerca del color de un

    Doctor: Puedo asegurarle que sm a . 1 cccso a ninguna m' si yo .e preguncase .a alguien de qu color es este libro '!rma,

    mpondiesel : "Creo que es rojo". yo dudaa mucho de q~: r;~r

    cote o creyera A mi pare ealm -deca .. . " . .. cer. s1 r ente lo creyese, respon-

    . es IOJO Y no creo que es ro1o" 0 " -ro10'' La 1 a mi. me parece das. . caute a m.tsma de la respuesta sera indicio de sus du-

    fu:::;:j~~ero, por qu razn debera haber dudado yo que

    . Doctor: Eso lo sabr usted mejor que yo. Veamos al Al guna vez e.n el pasado tuvo razn para dudar d 1a, io~a. d -su percepcin sensorial? e exacutu de

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    , 1 ~. t 1 1

    Frank: Ahora que me lo pregunta, s. Unas pocas semanas an-tes de visitar al epistem6Jogo, sufr una afeccin de la vista que me haca ver mal los colores. Sin embargo. me cur antes de la VlStta.

    Doctor: Con razn dud de que fuese rojo! En verdad, sus ojos percibieron correctamente el color del libro , pero su expe-riencia anterior permenci en su mente e hizo imposible que realmeme creyese que creyese que era rojo. La mquina tena ra-zn!

    Frank: Muy bjen , pero en tal caso, por qu tuve dudas de que crea que era verdad?

    Doctor: Porque no crea que era verdad e inconscientemente tuvo inteligencia suficiente para advertir este hecho. Adems, cuando comenzamos a dudar de las propias percepciones senso-riales, la duda se propaga como una infeccin hacia niveles de abstraccin cada vez ms altos hasta que por fin todo el sistema de las creencias se transforma en una masa desconfiada e jnscgu-ra. Apuesto a que si fuese a ver ahora al epistcmlogo y si la m-quina fuese reparada y ahora usted afirmase que cree que el libro es cojo, la m_quina eslara de acuerdo con usted.

    "No, Frank, la mquina es, o mejor dicho era, una buena m-quina. El episremlogo aprendi mucho con ella, pero b. us mal cuando la aplic a su propio cerebro. En realidad debera ha-ber sabido que no es posible crear una situacin tan inestable. La combinacin de su cerebro con la mquina, con cada uno es-cudriando e influenciando la conducta del otro es un problema serio de la retroalimentacin. Finalmente todo eJ sistema termi-n en un desastre ciber.ocico. Algo deba fallar , tarde o tempra-no. Por suerte, fall la mquina.

    Frank: Comprendo. Una pregunta ms, doctor. Cmo poda ser confiable la mquina cuando afamaba que no era confiable?

    Doctor: la mquina no afirm nunca oo ser confuble. Slo afirm que le convendra ms al epistcmlogo no confiar en ella. Y la mquina tenfa razn.