Download - Ella Minificciones de Alejandra Burzac

5/28/2018 Ella Minificciones de Alejandra Burzac

1/78

ELLA/ MINIFICCIONES/ ALEJANDRABURZAC 1


2/78

2 ELLA/ MINIFICCIONES/ ALEJANDRABURZAC


3/78


Alejandra Burzac

Ella

M i n i f i c c i o n e s


4/78


Burzac, AlejandraElla : Minicciones / Alejandra Burzac ; edicin literaria a cargode Alejandro Gil ; ilustrado por Ricardo Andres Salinas Tello ; con

prlogo de Alejandro Gil. - 1a ed. - Tucumn : Trascendernoa,2012.74 p. : il. ; 17x11 cm.

ISBN 978-987-27356-1-6

1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. I. Gil, Alejandro, ed. lit.II. Salinas Tello, Ricardo Andres , ilus. III. Gil, Alejandro, prolog.

IV. TtuloCDD A863

Ella / minccionesPrimera Edicin: abril 2012Texto contratapa: Rodolfo Vargas Aignasse.Diseo de Tapa: Alejandro GilDibujo de tapa: Ella (Carbonilla de Sauce y Creta blanca)

de Ricardo Andres Salinas TelloDiagramacin de interior: Alejandro GilCorreccin: A. Gil

2012, Alejandra Burzac 2012, TRASCENDERNOA EDITORIAL TRASCENDERNOACorrientes 415, (C.P.A. 4000), San Miguel de Tucumn

Repblica [email protected] / [email protected] 2012, por el prlogo: Alejandro GilISBN 978-987-27356-1-6Impreso en Argentina

Queda hecho el depsito que indica la Ley 11.723

Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida, almace-nada o transmitida de ninguna forma sin permiso previo de la Autoray/o la editorial.


5/78


Te pods callar!!! Por favor!!!(Intento de prlogo al libro Ella

de Alejandra Burzac)

Me voy de la vaina por escribir sobre lamentira. Pero no. ste es un libro de mini

cciones y me pidieron un prlogo para l. Empezaste mal, Alejandro! Y vos quinsos? Nadie, dejalo ah y comenz! No!Par! Si no me decs quin sos, y esto va enserio, no sigo! Est bien, te lo voy a decir

ms adelante. No! Ya! Ok! Soy Ella. Pero Ella es muchas cosas! S, vos, vos:

Ella, sos muchas cosas! Sos la palabra, la pa-labra en s, sos el pensar en la palabra, sosla que se est escribiendo, sos la que juega

distintos roles, la que abarca, la que dejahuecos, tambin sos la humorada, te aviso.

Ya s que soy as de especial!

ELLA/ MINIFICCIONES/ PRLOGO: ALEJANDROGIL


6/78


No te la creas, please! Creo que deboignorarte, si sigues con tus comentarios nopodr concluir.

Ok! Me callo. Deca que Ella es la palabra. Pero tam-

bin, tu nombre, es la mujer. Y aqu vos ha-bls de ellas, o acaso es una sola? Hay variasellas, debo admitirlo, que se escabullen. LaElla mujer en distintos estados. Ella la hist-rica; Ella la testimonial; Ella la que recuerda;Ella la que habla del ciclo vital; Ella, por quno decirlo, la tucumana.

Aqu podras decir: pinta tu Te pods callar!!! Por favor!!! Ok! Ta bien! Ta bien! Por favor!!! Estas mujeres que ha-

blan!!! Sigo. Hay veintiocho ellas que dantestimonio, la Gran Ella interviene y es justoque hable, y es ms justo an que lo dejepor escrito por la factura. La tinta impre-sa es aporte al registro de la existencia. Haytantas Ella que an no dejaron su huella!Hay otras tantas que s lo hicieron! Y todasellas, las pasadas, las actuales y las futuras



7/78


son profundamente necesarias! La palabradeja leerse cuando el que escribe expone sucuerpo.

Me ests tratando de exhibicionista? Ya entend que no sos Ella La ccin

es una mentira que a veces dice verdades.

Alejandro Gil

Abril 5 de 2012

Tucumn, Argentina



8/78




9/78


Palabras deQueli Pariente-Ahmed,

Ph. D., sobre Ella

Los 29 breves relatos que componenel texto de Alejandra Burzac, revelan una

preocupacin constante por superar los es-collos de la cotidianidad de la vida medianteel descubrimiento de su otro yo o lo quesera en trminos junguianos su self, espec-camente su animacomo se indica en el ttulo

mismo del texto.Con singular maestra y una total honesti-dad, con un lenguaje sencillo cargado de sig-nicados que caracterizan toda su escritura,la autora expresa el desgarre y la tirana que

signica el acto de escribir desde la primeray segunda mini ccin que titula Ocio yLa tirana. En el tercer relato, Libertad,


10/78


con ecos del hombre pequeito de Alfon-sina Storni, se revela ante la jaula de oroque la tiene presa y remonta vuelo en remi-niscencias del fnix, esa ave mitolgica de

vuelo fascinante, al cual alude la escritoray el cual, segn la leyenda se levanta de suspropias cenizas. Desde un punto de vistapsicolgico, el mismo sera un smbolo de lapersonalidad renovada. Y nuevamente, enUn paso a la inmortalidad, la escritora re-toma el tema de la supremaca de la palabraque sobrevive a la muerte en Una libretanegra, para notas con muchas hojas.

Una y otra vez, Burzac persevera en unalucha constante, que a veces parece socavarlas reservas de su anima y la sucumbe en des-garradoras nostalgias: si sus padres habrancontrolado sus pasiones, no tendra ella quepasar por esto a diario (Vaya Mundo).Sin embargo, en un proceso saludable deinmersin dentro de su psique, surge la pre-sencia de nuevos comienzos en lo que enalquimia se conoce como el homunculus: y semeti a la cama en posicin fetal, ese nio


11/78


divino resultado, como asimismo se expresaen Reencarnacin, el ante penltimo re-lato, de la transformacin de la autora enesa otra Ella: ---Es una hermosa nia,muy saludable ---dijo orgulloso el obstetraponindola en el pecho de la madre.

Queli Pariente-Ahmed, Ph.D.

Yerba Buena, TucumLa Jolla, California


12/78



13/78


Dedico estas pginas

a mi familia, la ntima,

nica verdad inalterable.


14/78



15/78


Ella


16/78



17/78


Ocio

Cuntas veces me he encontrado tratan-do de asir el instante, de inmortalizarlo, deapropiarme de l y legarlo luego en un poe-ma, en un cuento.

Cuntas veces -me pregunt esa tardereexiva-. Y una voz interior respondi:

No menos veces de las que has inda-gado en tu subconsciente buscando la raznpor la que escribes.


18/78



19/78


La tirana

Cuando la ignoro suele toparse conmigoen cualquier lado, cuando salgo a caminar,mientras ando en bicicleta, cuando estoy es-perando a alguien en un caf, en mitad deuna comida.

Me tiene por esclava, no puede vermedisfrutar de nada, mucho menos haciendonada, con lo que me gusta dejar el pensa-miento suspendido y disfrutar del silenciocon la mente en blanco.

No le gusta. En ese momento me gritaimperativa, me ahoga. Finalmente, la pala-bra me obliga a tomar una vez ms un lpizy un papel y derramarla por la hoja hastaque se sosiega.


20/78



21/78


Libertad

Ella desde siempre estaba obsesionadacon la libertad. Porque, segn sus recuerdosms inexplicables y remotos, en otra vidahaba sido un pjaro. No cualquier pjaro,eso no. El mejor de los pjaros, el ms her-moso, el que mejor cantaba, uno de vuelofascinante. Pero un buen da un expertotrampeador, con engaos y simulaciones,la haba atrapado, y para concordar con subelleza la encerr en una jaula de oro obli-gndola a cantar en cautiverio slo para l,temiendo que alguien conmovido con suhermosura angelical le diera libertad. Es poreso que en esta vida, desde siempre, es unsabueso de los engaos, huye del cautiverio,del silbido y, sobre todo, del oro.


22/78



23/78


Continuo retorno

Cuando ella era nia soaba, como mu-chas nias, con ser madre. Cuando fue ado-lescente soaba, como toda adolescente,con enamorarse y casarse, para ser madre.Cuando fue adulta y se cas, soaba conembarazarse. Cuando fue madre lo nicoque quera era ser nuevamente nia paradespreocupadamente volver a ser hija.


24/78



25/78


Un paso a la inmortalidad

Esa maana nublada ella se levant pen-sando cul era el apellido de aqul polticoriojano que, tres aos antes, fue a tomar uncaf en su casa. Le pregunt a su maridodando la mayor cantidad posible de datos,para que l supiera exactamente de quin setrataba. Pero no hubo caso, ni el nombre niel apellido lograban ser encontrados en lamaraa de recuerdos.

Todas las personas importantes tienenuna libreta en la que anotan todo lo que noquieren olvidar -pens ella-. Tambin tenanlibretas grandes personajes de su entorno,los haba visto en ocasiones haciendo no-tas despus de conversar algo importante, ocuando conocan algn personaje de cierta

vala.


26/78


Hoy mismo -se dijo con determinacin-compro una libreta, negra, la quiero negra.Sino no tengo ninguna posibilidad de ser fa-mosa nunca.

Sali del departamento apuradsima, cru-z la avenida a los saltos, con autos que laesquivaban entre bocinazos, insultos y gri-tos. Camin cuesta arriba las dos cuadrashasta la librera y, sin saludar a la vendedora,dijo:

Una libreta negra, para notas conmuchas hojas, por favor.

Pag con el dinero justo.Sali con la libreta en la mano avasallada

de recuerdos de cosas que a partir de esemomento inmortalizara para la posteriori-dad. Estaba tan concentrada en sus remi-niscencias yuxtapuestas que no advirti el

verde del semforo.El ruido a lata, frenos y lamentos fueron

casi al unsono.Una joven esquivando la dantesca ima-

gen levant la libreta tirada al costado dela acera, con tranquilidad sac una lapicera


27/78


de su bolso, la abri y en la tercera pginaescribi: Acabo de presenciar un accidenteespantoso, son las 9.15 AM del 26 de juliode 2011. Una mujer desconocida, de unoscuarenta aos de edad, cruzaba distrada lacalzada, y un mnibus interurbano la envis-ti de lleno muri en el acto.


28/78



29/78


Vaya mundo

Se despert temprano con los gritos dedolor provenientes de la radio. Era un pa-dre, cuyo hijo fue ejecutado en una paradade mnibus por un cigarrillo. Se levant y,como quien cambia el aire, se fue a buscaralgo para el desayuno. En la panadera ha-blaban de los asesinatos en Salta y de cmomuchos hombres habran violado a una delas francesas antes de dispararle por la espal-da. En el camino de vuelta, un puado denios, de zona norte, tiraba con naranjas delas veredas a un indigente envuelto en dia-rios en la esquina, y festejaban a lo grandecada vez que daban en el blanco. En la puer-ta del edicio, el portero discuta con unaanciana que no pudo abrir sola la puerta porsu andarn y el perro que sacaba a hacer sus


30/78


necesidades en la vereda.Volvi temblando, apag la radio, el ce-

lular, desenchuf el televisor, y se meti ala cama en posicin fetal, pensando en queaquella noche, cuarenta aos atrs, si suspadres habran contralado sus pasiones, notendra ella que pasar por todo esto a diario.


31/78


Conferencia

Lleg temprano, ocup uno de los pri-meros lugares y, con la cmara de video enmano, esper que empezara.

La conferenciante, con un corte carrrecin planchado, impecable, fue presenta-da por la seora de piedra que hablaba slolo necesario y no sonrea por temor a ser

vulgar. Las palabras salan con uidez, sona-ban. De vez en cuanto se oa con claridad:Intertextualidad, Paratexto, Cito,Fin de cita.

La boca de la oradora se segua movien-do, pero por largos ratos sus ruidos erancomo el que hacen los cerdos comiendo elmaz, que fastidian, pero uno nunca entien-de por qu tanto.

La conferenciante se call, puso cara de


32/78


esto es todo y dijo seca: Gracias. Re-cogi los papeles acompaada de innume-rables aplausos a los que la oyente se sumapresurada.

Mientras, en la primera la, el odo de ellatrataba intilmente de repetirle a su cerebrolo que la destacada oradora haba expuesto.


33/78


Equilibrio

Ests muy nerviosa, le dijo l preocu-pado. Por qu no haces como las esposasde mis amigos que encuentran en el yoga elequilibrio?

Es una buena idea, se dijo y despus deunas llamadas fue a su primera clase. All es-taban todas sus amigas mirando de reojo lasmats y los yoggins de sus compaeras. Una,muy cercana, le deca a otra de cabellos re-cin iluminados en la peluquera:

Mir, tens una manchita, parece decaf! Sealando con asco un punto marrnoscuro, diminuto, en la remera blanca.

Todas cotorreaban sobre viajes de n desemana fantsticos, el nuevo auto que le ha-ban regalado o una fastuosa esta que or-ganizaban para sus hijos en salones tipo bo-


34/78


liches, con juegos, msica en vivo, payasos,peloteros y cama elstica.

La profesora salud al conjunto, pusomsica de meditacin y comenz a indi-car los ejercicios, respiracin, movimiento,quietud. Pero a pesar del silencio haba unchillido mudo, como el de la corriente elc-trica que no todos sienten pero est. Ella losenta.

A la salida la esperaba su pareja con unasonrisa tierna y distendida. En cuanto lo viole reproch que su yoggins estaba viejo; quehaca mucho que ella no iba a la peluquera;que ganaba tan poco que jams la llevabade viaje de n de semana; que no tena autopropio y que, en siete aos de convivencia,no la haba embarazado. Frente a tamaabalacera de reproches, l qued atnito. Ellahurg en su cartera hasta encontrar lo quebuscaba, y le enterr las tijeras en la yugular.Luego se sinti en paz.


35/78


Instinto de preservacin

Se acost en la madrugada despus deescuchar en la radio una encarnizada discu-sin sobre los ndices de pobreza.

Ya acostada, encendi el televisor y laavasallaron las noticias de violencia en elmundo, el pas, la provincia y su barrio.

El dedo se desplazaba por la grilla decanales y se sucedan relatos, sin ahorro dedetalles, de asesinatos, violaciones, desapa-riciones, ajustes de cuentas, atentados, gue-rras.

En un instante de cordura apag el te-levisor. A oscuras y sola, comprob que lanica fuente de verdad pura estaba en suconciencia.


36/78



37/78


Revelacin

Pasaba de una religin a otra sin encon-trar lo que buscaba. Decepcionada comen-z a indagar en el Tarot, luego en la astro-loga y el zodaco. Aunque pona demasiadoesmero, no lograba los resultados deseados.

Ya cansada y anciana, lleg a su casa. En si-lencio se dio cuenta que lo que tanto busca-ba no estaba fuera.


38/78



39/78


Sanas aspiraciones

Hay gente para todo se dijo un da ydecidi formar un centro vecinal. No con-forme, se propuso ser concejal de la peque-a ciudad en que viva. Aspirando a ms,fue por la intendencia. Con el tiempo fueGobernadora; y cuando intent la bancade Diputada Nacional, el nico colaboradorque le quedaba le advirti con fastidio que elltimo votante haba sucumbido de hambrediez das antes.

Ella llor indignada de rabia por tremen-da desercin, y grit:

Venir a morirse ahora! Ahora! Conlo bien que nos iban las cosas!


40/78



41/78


Dnde est, Muerte,t victoria?

Ese mes la Muerte pareca rodearla. Dea ratos se vea asediada, si prenda el tele-

visor hablaban de aviones cados, mnibus

siniestrados, fbricas quemadas. Si sonaba elcelular era para contarle que el padre, mari-do o amante de alguna amiga haba muerto,o un viejo amigo. Ya llevaba cinco veloriosinevitables en la semana y an faltaban diez

das para que llegara agosto.Se le haba puesto que la gente se moracomo moscas. Que en cualquier momentoera ella. Le pareca verse en el cajn rodeadade lgrimas falsas, de risitas a escondidas, de

ancdotas inexistentes.La desazn no la dejaba en paz, por loque agarr con determinacin la soga y se


42/78


colg de lo ms alto de la galera: para evi-tar que la muerte se la llevara, pens en elltimo instante.


43/78


Medios de comunicacin

La Bolsa est en baja. Ley en los titula-res de El Clarn: la soja no es rentable.

Pens en su hija que pronto cumpliraquince aos, y en que quera una esta enel nuevo hotel cinco estrellas, y tambin en

la lista de invitados que para nada poda ba-jarla de quinientos. Pens en su esposa quele dola tanto la cabeza con la organizacinde la esta, que le hizo prometer que al dasiguiente deban partir a Pars a relajarse,

pasear por los grandes shoppings, as ellaaprovechaba y traa todos los adelantos dela moda para la envidia de su cuada, esaperra que no soportaba.

Pens en las tierras que con tanto cultivo

intensivo de soja haban perdido producti-vidad. Tenan que descansar por lo menosun ao.


44/78


Se levant callado, fue a la biblioteca, ydel ltimo cajn sac una Mgnum que enmenos de un parpadeo le sac todos losproblemas de encima.

Minutos despus del estallido son el te-lfono. En el quinto llamado entr en men-saje y se oy la voz del secretario del Presi-dente de la Rural que deca:

Ral, Ral!... Lo que leas en El Clarnes falso. Vendimos todo! Ya estamos delotro lado! Yo hago dos llamadas ms y me

voy a festejar con la aca en Nueva York,vos sabs cmo le gusta el teatro A mimujer ya la mand a Las Leas a esquiarcon mi hijo menor, tengo una semana quela pienso pasar como nunca. Tenemos guitapara tirar manteca al techo, hermano!


45/78


Eclosin

Desde siempre pens que lo mejor era laverdad, y as se cri. No se le ocurra mentirpara nada. Es ms, el concepto de la men-tira haba sido desalojado de su cerebro.Para ella todo era lo que era. El agua, agua;el pan, pan; el amor, amor; los amigos. Astranscurra su existencia.

Una noche organiz una deliciosa cenapara agasajar a su mejor amiga. Todo estabatan entretenido y grato que la invit a que-darse a dormir, por temor a que sea vcti-ma de la inseguridad al trasladarse sola en elauto los cinco kilmetros que la separabande su casa.

A eso de las tres de la maana, dormida,se levant sedienta. Fue a la cocina a buscarun vaso de agua y vio el pan todo esparcido


46/78


por el piso. Camin hasta la sala de estar, dedonde provenan gemidos intensos. Vio a suamor con su amiga, copulando como ani-males. Ante tanta verdad, sinti que aquelloen lo que haba basado toda su existenciaestallaba en su interior. Cerr los ojos y des-truida de dolor asumi que tendra que re-construirse a s misma.


47/78


Decisiones

Siempre hay un momento para tomargrandes decisiones, se dijo consternada porla desazn, por el no saber cmo y cundolleg a ese punto. El temor de no hacer laeleccin correcta la carcoma.

No tena nada ni nadie en que apoyarse.Se tom su tiempo para verse en diversascircunstancias, empezando de nuevo, desdecero, recibiendo limosnas de familiares, soli-daridad de amigos, suicidndose.

Se dio cuenta que, realmente, no tenanada. Ni la dignidad con la que haba na-cido. Todo lo haba ido perdiendo con losaos, los meses, los das, las horas, los minu-tos y segundos en los que am ms a otrosque a s misma.


48/78



49/78


Inicio

Se enjug sus ojos, acomod su cabello,sonri desganada frente al espejo.

Tom aire. El ruido de los tacones sedetuvo frente a las valijas listas. Una manosegura se precipit a agarrarlas y la seguri-dad se mud a los tacos que se perdieronhaciendo eco en el largo pasillo. Un tac-tacseco, rme, la trasladaba inequvocamente areanudar su vida.


50/78



51/78


Compensacin

Cuando se levant esa maana, un airenuevo llen sus pulmones, una energa dis-tinta recorri su cuerpo desgastado.

No se pregunt por qu l no la quiso;por qu estaba sola otra vez despus de ha-ber puesto el alma, el cuerpo y el corazn ensu ltima relacin.

Sali de su casa y con simpleza dej queel sol le besara la frente, las mejillas, el cuello.

Alab a Dios agradecida por haber podidoamar con tanta fuerza. Sonri graticada.

En otro lugar, un hombre sinti por pri-mera vez que necesitada de una mujer quehaba dejado de lado tiempo atrs. Trat dellamarla por telfono con insistencia. Sentaen cada intento fallido desesperacin, pen-sando que podra ser tarde. No saba qu


52/78


hacer con ese amor fuera de tiempo que leoprima el corazn. Por primera vez llor deamargura e insatisfaccin.


53/78


Nocivos

Lejos de lo que se pueda pensar, ella notena nada en su contra. Todo lo contrario,ya que en innumerables ocasiones se que-daba observndolas trabajar. Las admirabaprofundamente por su disciplina, su adhe-sin al esfuerzo, su solidaridad, y por su or-ganizacin.

Hasta que un da, terminando el invierno,empezaron a salirse de caja. Ella primero lesexplic que si continuaban con sus actitu-des, tomara medidas no deseadas. Luegopuso un cartel que deca: Prohibido atentarcontra la ecologa. Al notar la indiferencia alas recomendaciones, hizo otro ms grande:PROHIBIDO CORTAR LOS BROTES.SIN EXCEPCIN.

Pero, cuando ya iban por el ltimo brote


54/78


del duraznero, no le qued otro remedio queespolvorear el hormiguicida sobre la la.


55/78


Antdoto

Era tan frecuente que se sacaran los ojosen las reuniones semanales que la empleadade la casa receptora pens intensamente enqu hacer para que despus del t, cuandoempezaba el Burako, las amigas no se venti-laran los trapitos al sol y terminaran, comoen muchas ocasiones, con insultos irrepro-ducibles.

As fue que hizo cazar, con los nios delbarrio, varias docenas de hormigas colora-das a las que, con cuidado, les sacudi la tie-rra de las patitas y las sumergi en el aguahirviente junto al te ingls en hebras. Su in-tencin era que la extraa infusin dotara alas damas de un poco de compaerismo.

Despus del sacricio se dio cuenta quecualquier intento era intil.


56/78



57/78


Hasta el ms incondicionalde los amores

El dinero no alcanza! No me caspor cuidar a mi madre! Y la muy ladina lehered todo a mi hermano! Claro, como l

tiene hijos, pobrecito La vecina me tieneharta, todos los das deja la basura hecha unmontoncito de mi lado del cordn! El car-nicero, mir, mir lo que me dio, si es puragrasa, te das cuenta! Qu porquera de tipo!

Qu hara sin vos, Tom? Sos lo mejor dela vida, mi amigo, mi compaero, mi con-dente, la familia que no tuve. Por eso, mi sol,somos el uno para el otro

Cansado de escuchar las quejas da tras

da, durante casi catorce aos, aprovechque la puerta haba quedado entreabierta yse fug a toda prisa. A cada paso, el sol le


58/78


pareca ms luminoso, el verde ms verde yesa libertad Ahhhh, la libertad fue unabendicin despus de tantos aos de morti-cada delidad canina!


59/78


Argucia

La muerte haba llegado para quedarse,todo en su entorno tena algo de ella. Se lle-

vaba a las personas sin miramientos de sexo,edad, posicin social, ni raza.

La madre de su mejor amiga, el esposode su prima, la sobrina de la vecina, el ciclis-ta de la cuadra, un transente ocasional

Asumiendo esa realidad, decidi que se-ra una mujer diferente cada da, para des-orientar a la muerte noms.


60/78



61/78


Metamorfosis

En el jardn, sorprendida, vio cmo, deun cuerpo peludo y amorfo, comenzaron asurgir colores, antenas y un buen par de alasbrillantes, luminosas, enormes. Toda trans-formada, la mariposa se fue volando, bellsi-ma, a perderse entre los jazmines.

La mir hasta que desapareci y se sintipeluda, amorfa, pero saba que ni ponin-dose alas resplandecientes podra lograr quesu pesada anatoma se despegara del suelo.Resignada, fue a la cocina, se tom un sub-marino doble con media docena de facturasrellenas y suspir.


62/78



63/78


Decepcin

La mariposa vio en el campo una jovenfea, mala, con modales psimos que ape-dreaba los pjaros, pisoteaba hormigas, o-res, y pateaba sapos por diversin.

El lepidptero inici un vuelo lleno dearabescos durante casi media hora, parecaquerer transmitir algo, por encima de la ca-beza de la joven alta y peluda como un gu-sano en pie que trataba de derribarlo a ma-notazos.

La mam mariposa vino y con muchaternura, en dos giros, le hizo saber al insectoque, lamentablemente, los humanos tenanprocesos mucho ms sosticados y difciles,y que esa joven nunca iba a ser bella comouna mariposa, porque la fealdad le vena desus pensamientos impuros. Ms de una l-


64/78


grima cay sobre la or en la que se refugila pequea alevilla desconsolada.


65/78


Barullo

El ruido era infernal, las hojas sonabantenebrosas contra el asfalto de la calle y lasbaldosas de la vereda. Los rboles crujan.El viento ruga y golpeaba sobre las venta-nas. Tornado pens la mujer y se apresu-r a proteger sus plantas que colgaban en elbalcn.

Curioso, la tempestad pareca envolverlapero no haba ni un movimiento a su alre-dedor. El ruido no cesaba, era cada vez msintenso y aterrador.

Al darse cuenta, ella llor a mares. Losremordimientos la atormentaban cada dams.


66/78



67/78


Poder de sntesis

En el taller literario se haba propuestohacer el mejor microrrelato de la historia.Sera el ms breve y profundo pens.

Y as empez a ensayar sobre el papel eli-minando palabras para ganar brevedad has-ta que crey que estaba terminado.

Dio la hoja a su profesor que la mir ex-traado y le dijo:

Ser! Imposible, esto no es nada, nosignica nada. Es una palabra, una simplepalabra. Dnde est lo universal y profun-do de esto?

Ella, pausada y segura de s, le dijo: Profesor, acaso hay algo ms univer-

sal, completo, diverso, profundo y trascen-dente que el ser?


68/78



69/78


El microrrelato ms brevedel mundo

Ser.


70/78



71/78


Reencarnacin

Cuando lleg el momento, algo la arras-traba hacia el tnel, ella vio la luz, y temi,rog, suplic, grit. Se aferr primero a dosmanos, luego con los pies. No hubo caso.Era como si hubiera entrado en un embudoque pujaba, pujaba

Nooooo, -dijo-. Otra vez nooooo.Por qu volver a pasar todo esto de nuevo?Qu hice mal? Tengan compasin de m.No, otra vez noooo.

Algo la colgada de los pies, ella se ne-gaba a respirar, a abrir los ojos. No que-ra respirar, no quera ver, pero el golpe ensus nalgas desnudas la oblig a llorar confastidio, con dolor, como un presagio, conresignacin

Es una hermosa nia, muy saludable


72/78


-dijo orgulloso el obstetra ponindola en el

pecho de la madre.


73/78


La fuerza del pensamiento

Ella viva pensando que no era ese su lu-gar, ni su tiempo, ni su espacio. Quin soy?De dnde soy? Qu vine a hacer aqu?Las tres preguntas se sucedan, cambiabande lugar, pero eran las mismas. Siempre, sinrespuestas

La falta de contestaciones la fueron ob-sesionando tanto que un da olvid su nom-bre, luego su casa y por n divag por todoslados sin recordar siquiera a dnde diablosquera ir.


74/78



75/78


El punto

Siempre hay un punto, en todo. La vidaest compuesta de puntos. Un punto departida, un punto medio, un punto nal, unpunto de encuentro Un punto de vista,punto y aparte En n, el punto est li-

gado a la recta, a la msica, la gramtica, aluniverso mismo.

El problema que ella tiene es que, a pesarde saberlo todo a cerca del punto, no en-cuentra el punto exacto en el que se halla lafelicidad.


76/78



77/78


ndiceTe pods callar!!! Por favor!!! (Intento de prlogoal libro Ella de Alejandra Burzac), por Alejandro Gil ...5Palabras de Queli Pariente-Ahmed, Ph. D., sobre Ella . 9

ELLA/ MINIFICCIONESOcio .................................................................................17La tirana ..............................................................................19

Libertad...............................................................................21Continuo retorno .............................................................23Un paso a la inmortalidad ...............................................25Vaya mundo .......................................................................29Conferencia .......................................................................31Equilibrio ............................................................................33Instinto de preservacin...................................................35

Revelacin ..........................................................................37Sanas aspiraciones .............................................................39Dnde est, Muerte, t victoria? ...................................41Medios de comunicacin .................................................43Eclosin ..............................................................................45Decisiones ..........................................................................47Inicio...................................................................................49

Compensacin ...................................................................51Nocivos ...............................................................................53Antdoto ............................................................................55Hasta el ms incondicional de los amores .....................57Argucia ................................................................................59Metamorfosis .....................................................................61Decepcin ..........................................................................63

Barullo.................................................................................65Poder de sntesis ................................................................67El microrrelato ms breve del mundo ...........................69Reencarnacin ...................................................................71La fuerza del pensamiento ...............................................73

El punto ..............................................................................75


78/78


Download - Ella Minificciones de Alejandra Burzac

Top Related