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estudio estilistico de algunos poemas de Garcilaso

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  • EL ECO EN LA POESA DE GARCILASOAdrien Roig

    Universit de Montpellier

    La manifestacin del eco es frecuente en la poesa lrica y particularmente en lasglogas pastoriles: las palabras o las quejas de un ser aislado en plena naturaleza sonrepetidas, en el silencio general, por el eco producido por un obstculo natural o aveces con la intervencin ms explcita de la ninfa Eco de la Mitologa.

    En la poesa de Garcilaso1, hemos hallado cuatro casos de utilizacin potica deleco, todos en las tres glogas: una vez en la primera (Salicio), dos veces en la segunda(terneros, Albanio) y una vez en la tercera (Nemoroso). Explicitaremos el mecanismode cada manifestacin con sus tres etapas sucesivas: emisin, repercusin, recepcin,destacando simultneamente el campo temtico del vocabulario y analizando los pro-cedimientos de la expresin potica de este fenmeno acstico que se vuelve temamusical y fuente de lirismo.

    I . El suspirar de Salicio

    Estamos en la estrofa de transicin, presentada por el poeta, al terminar el prolon-gado lamentar de Salicio en que vuelve 11 veces la splica:

    salid sin duelo, lgrimas, corriendo

    1 Utilizamos la edicin crtica de Elias L. Rivers, Garcilaso de la Vega, Obras completas con comenta-

    rio, Madrid, Editorial Castalia, 1974.

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • 1396 ADR1ENR0IG

    que interpretamos: Lgrimas, [ay Galatea sin duelo (sin compasin) de ti por m!],salid corriendo2; y cuando va a empezar el lamentar de Nemoroso:

    Aqu dio fin a su cantar Salicio,y sospirando en el ltimo acentosolt de llanto una profunda vena;queriendo el monte al grave sentimientod'aquel dolor en algo ser propicio,con la pesada boz retumba y suena. (Eg. I, 225-230)

    El suspirar coincide con la ltima palabra o la sigue inmediatamente, prolongndo-la con un gemido sonoro3. Simultneamente brotan abundantsimas las lgrimas deSalicio, conforme a la reiterada splica del desdichado pastor abandonado por Galateaque permanece dura y sorda a sus quejas. stas, el suspiro y el llanto -son lloroso-constituyen la exteriorizacin del dolor, el sentimiento de Salicio, expresado en pre-trito perfecto, como realidad pasada, precisa y vivida.

    El monte, personificado con la caritativa intencin formulada en el gerundio que-riendo, es un elemento de la naturaleza apto para la produccin del eco. En unaantropomorfa es dotado de voz; el adjetivo pesada precisa la tonalidad en armo-na con grave que califica el sentimiento inicial. El gemido se repercute en el monteque retumba y suena. El presente vuelve actual la escena. La bimembracin de losverbos del dominio acstico coordinados da una impresin de plenitud, de equilibrio,de ponderacin; el volumen total corresponde a la duracin del fenmeno sonoro. Re-tumba expresa la resonancia y amplificacin con gran estruendo que se desarrolla enel espacio y en el tiempo; suena introduce un matiz de sonido armonioso y sostenido.La repeticin de las mismas vocales e, u, a, y los sonidos nasales um, n&. evocan larepercusin del eco y aaden a la musicalidad. El conjunto de palabras, equivalente acuatro endecaslabos, que separan el suspirando de los verbos finales, representa,concretamente, el intervalo de tiempo que pas entre el sonido inicial y la repeticinpor el eco.

    Como si la naturaleza circundante no se resolviera a abandonar al triste Salicio,sobreviene otra intervencin inesperada: la del ruiseor con el nombre propio deFilomena, lo que integra al caso el mito y los conceptos de la fbula mitolgica:

    La blanda Filomenacasi como doliday a compasin movidadulcemente responde al son lloroso. (Egl. I, 231-234)

    2 Cf. Adrien Roig, Las lgrimas de Salicio, ponencia presentada en el XII Congreso de la AIH, 21-26

    de agosto de 1995, Universidad de Birmingham.3 Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o espaola, Madrid, Luis Snchez, 1611 (Barcelona,

    1943), p. 946b: SOSPIRAR. Sacar el espritu de lo profundo del pecho, con sinificacin del dolor y ansiaque padecemos, Diccionario de la Real Academia Espaola: SUSPIRO. Aspiracin fuerte y prolongadaseguida de una espiracin, acompaada a veces de un gemido y que suele denotar pena, ansia o deseo.

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • EL ECO EN LA POESA DE GARCIIASO 1397

    El adjetivo blanda4 antepuesto a Filomena anuncia una tonalidad diferente, desuavidad, que ser confirmada por el adverbio dulcemente; lo agudo (con repeticinde i cinco veces) contrasta con lo grave antecedente, as como el metro corto de los tresheptasflabos, despus de los endecaslabos, introduce un ritmo ms vivo. Filomena esbien apta para comprender el dolor del amante abandonado ya que sufri, ella tambin,las desgracias de un prfido amor: hermana de Progne, fue violada por su cuado Tereoque le cort la lengua y la encarcel; transformada en ruiseor, se queja cantando en laselva5. Dolida significa condolida, exactamente lo opuesto al sin duelo de Galatea;el verso siguiente explicita que experimenta compasin:

    y a compassin movida.

    La analoga con el eco se confirma con el verbo responde; Filomena ha sustituidoa la ninfa Eco, no en una repeticin mecnica, vecina del son lloroso6, sino conternura y meloda, en una sublimacin del ltimo suspiro de Salicio. Es un rematemusical del lamentar del pastor anegado en llanto.

    II. El bramar de los terneros

    En el mundo de la gloga, la desdicha del pastor acarrea el descuido del ganado ylas reses desamparadas no pacen ni beben, reducidas pronto a estado lastimoso. Es loque pasa con las vacas del pobre Albanio y, por va de consecuencia, con los terneros.Lo deplora el mismo pastor:

    Los pequeos hijuelos, que hallaronlas tetas secas ya de las hambrientasmadres, bramando al cielo se quexaron. (Egl. II, 509-511)

    Los trminos del vocabulario de la familia: hijuelos, con el diminutivo afectivo,madres personifican a los brutos. El verbo bramar se aplica habitualmente a lostoros por su grito fuerte, violento, furioso. Aqu se justifica con la situacin desespera-da de las cras. El gerundio corresponde a un grito prolongado y que es tambin colec-tivo, lo que aumenta an la intensidad. Levantan la cabeza al cielo, como si le dirigie-ran su queja y lo imploraran. Se puede establecer un paralelo con la actitud de su pastorAlbanio al empezar su llanto:

    4 Se ha discutido sobre los eptetos blanca y blanda, cf. Rivers, op.cit., p. 286. Blanca se justifi-

    ca por la sencillez, la pureza del ave, o su aplicacin a la mujer, a la ninfa. Hemos hallado la curiosamencin de un rarsimo ruiseor blanco en Pline 1'Ancien, Histoire naturelle, trad., Pars, Les Belles Letres,1961, Livre X, $43, p. 55: Les rossignols valent aussi cher que les esclaves, et mme plus cher qu'on nepayait jadis les cuyers. Je sais qu'un rossignol, blanc d'ailleurs, ce qui ne se voit presque jamis, a tvendu six mille sesterces, pour en faire cadeau Agripinne, femme de l'empereur Claude.

    *Cf. Fr. Noel, Dictionnaire de la Fable, Pars, Le Normant, 1801, t.II, pp. 405b, 406a. Rivers, op. cit.,p. 286.

    6 Son expresa la musicalidad y el ritmo; lloroso da la tonalidad del llanto; notemos la sucesin de

    o (cuatro veces) en dos grupos; tnica / o tona que reproducen la onomatopeya del eco.

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

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    Fixos los ojos en el alto cieloestuve boca arriba una gran piezatendido, sin mudarme en este suelo. (Egl. II, 490-492)

    El verbo se quejaron explcita el tono lastimero, y el pretrito la accin real,vivida. Se crea despus una expectativa en un silencio total.

    Las selvas van a constituir el obstculo natural en que juega el eco:

    Las selvas, a su boz tambin atentas,bramando pareci que respondan,condolidas del dao y descontentas. (Egl. II, 512-514)

    Las selvas son frecuentes en las glogas. El plural indica su extensin y su reparti-cin en varias partes del campo, lo que permite la repercusin del sonido recibido y suamplificacin. Son personificadas con el adjetivo atentas que confirma la expectati-va y la capacidad para captar el sonido. El resultado del eco condensado en la merarepeticin del gerundio bramando es la exacta reproduccin del grito inicial7. Laspalabras que separan ambos gerundios (7 y 11 silabas, con un encabalgamiento entrelos versos) corresponden al intervalo de tiempo necesario al eco. Albanio nos da susentir sujetivo (pareci, verbo que alude tambin a una manifestacin de lo fantsti-co) sobre la actuacin de las selvas. Respondan certifica la realizacin del eco. Eltiempo imperfecto traduce a la vez la reiteracin y la duracin.

    condolidas del dao y descontentas.El adjetivo condolidas (como lejano eco de dolida empleado para Filomena)

    significa con duelo. Cuando la amante se queda dura y sin duelo, merced al eco delas selvas compadecidas, los brutos tambin hallan piedad y consolacin. Con las

    7 En los versos en eco, hay la repeticin de la parte final de la intervencin del primer interlocutor:

    slabas, palabra o palabras finales. Por ejemplo en el soneto de S de Miranda (quien adopta el seudnimoSalido, como en la Parte primera de la gloga I de Garcilaso); Amor o el monte desempean elpapel del eco: 88. Soneto XII. En dilogo. Poesas de Francisco de S de Miranda, por Carolina Michaelisde Vasconcellos, Halle, Max Niemeyer, pp. 74, 75:

    Cabe una fuente, a voz alta i sin tino,Se queja el buen Salicio, atormentadoDe un ms que vano amor. Zagal coitado,A qu remedio de sus males vino!Amor que nunca va por su caminoAcaso ende pasava a vuelo alzado;O fuese el llanto que despedazadoDel monte responda alto i visino:S. Quin dio principio a mis cordojos? - A. Ojos.S. Cierto crueles! i a mi destierro? - A. Ierro.S. Deseos a qu fin llvanos? - A. Vanos.S. A lgrimas, enojos? - A. Ms enojos.S. Pues qu remedio a tanto ierro? - A. Hierro.S. Que muera as a mis manos? - A. I a mis manos.

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • EL ECO EN LA POESA DE GARC1IAS0 1399

    aliteraciones d (5), t (2), los sonidos nasales con (2), -fio, tgn, y las rimas ricas -tentas.con dos t de apoyo, el ltimo verso es onomatopeya del eco y aade a la expresinlrica de la compasin una armoniosa musicalidad.

    III. Las quejas de Albanio

    Sigue en vano Albanio con sus quejas. Exasperado por la indiferencia total de laamada, se da cuenta de la total inutilidad de su lamentacin:

    A quin me quexo?, que no escucha cosade quantas digo quien devria escucharme.(Egl. II, 596, 597)

    El empleo de escuchar en forma negativa cuando se impone esta obligacin acrecien-ta su amargura hasta el paroxismo8. Es precisamente el momento en que interviene el fen-meno del eco, pero atribuido esta vez a la propia ninfa Eco -como lo indica la desinenciafemenina de los adjetivos: sola, piadosa- Eco quien precisamente sabe escuchar:

    Ecco sola me muestra ser piadosa;respondindome, prueva escucharmecomo quien prov mal tan importuno,mas no quiere mostrarse y consolarme. (Egl. II, 598-601)

    Eco es una ninfa de los montes y selvas, elementos familiares del lugar pastoril.Enamorada del hermoso Narciso, lo sigui mucho tiempo sin dejarse ver. Despreciadapor l, se retir por las selvas y bosques. Consumida por el dolor, le quedan slo loshuesos y la voz. Por haber ayudado a Jpiter en sus amores, Juno la conden a nohablar sin que la interrogasen y a remedar slo las ltimas palabras del que habla9.

    El adjetivo importuno tiene el sentido de pertinaz, porfiado, que perdura conintensidad10. Eco es apta para escuchar al desdichado amante y comprenderlo con laespontnea simpata que inspira un tormento comn:

    Ecco sola me muestra ser piadosa"

    8 Como para Salido en su llanto de la gloga I.

    'Ovidio, Metamorfosis, Lib. III; Fr. Noel, op. cit., 1.1, p. 355a.10

    Covarrubias, p. 733b: IMPORTUNAR. Pedir alguna cosa porfiada y ahincadamente; y de all impor-tuno, el porfiado, semejante al navio que anda dando bordes en la ribera y nunca acaba de tomar puerto.

    11 Cf. Joachim Du Bellay, Les Regrets 1558, en Poetes du XVle sicle, Pars, Bibliothque de la

    Pliade, nrf, 1964, pp. 449, 450:France, mere des arts, des armes et des loix,Tu m'as nourry long temps du laict de ta mamelle:Ores comme un agneau qui sa nourrise appelle,Je remplis de ton nom les antres et les bois.Si tu m'as pour enfant advou quelquefois,Que ne me responds-tu maintenant, 6 cruelle?France, France, respons a ma triste querelle:Mais nul, sinon Echo, ne respond ma voix.

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • 1400 ADRIENROIG

    La a final, repetida tres veces, introduce una rima interior; sola y piadosa tie-nen la asonancia o-a; las cinco palabras cortas (una o dos silabas) encaminan hacia elcalificativo capital piadosa opuesto a la dureza y crueldad de la amante. El volumendel verbo esperado respondindome, de cinco silabas, puesto de relieve al encabezarel verso y destacado por una coma, expresa el inters y la duracin de la respuesta querompe el mutismo general y el silencio circundante. El pronombre encltico -me de laprimera persona, adems de aadir una nueva rima interior (eco interno de escu-charme, conortarme, consolarme) recalca la confidencia de Albanio, estremeci-miento de esperanza de alivio.

    Las dos oraciones:

    (...) prueva conortarmecomo quien prove mal tan importuno,

    con el encabalgamiento, las aliteraciones c/g, p_/t, los sonidos nasales y sobre todo la repe-ticin de o (8 veces) o mejor de a (4 veces), forman una nueva onomatopeya del eco.

    En el ltimo verso citado, no quiere puede sorprender12. No se trata de una falta devoluntad de la ninfa (sena un contrasentido) sino de la imposibilidad de Eco que nopuede mostrarse por su castigo y as no consigue consolar del todo al desgraciado Albanio.

    IV. El llamamiento -Elissa- de Nemeroso

    Este ltimo caso, con una serie de mises en abyme, es ms complejo. Estamos enlos alrededores de Toledo

    cerca del Tajo, en soledad amena (Egl. III, 57)Nise, una de las cuatro ninfas que salen del ro, presenta, en su labor, una hermosa tela;en que

    no quixo entretejer antigua istoria (Egl. III, 196)(lo que quiere decir que se trata de acontecimientos recientes)13. En ella, silvestresdiosas lloran la muerte de una hermosa ninfa, Elisa, cuyo epitafio una de las diosasgraba en la corteza de un lamo.

    Transcribimos toda la octava real, una sola frase que integra dos casos sucesivosdel fenmeno del eco:

    12 Cf. el ncipit del Don Quijote de Cervantes: En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero

    acordarme (...) y las pginas que le dedica Francisco Rodrguez Marn en su nueva edicin crtica, Ma-drid, Atlas, 1957, Apndice VI, t. IX, pp. 76-84.

    13 Philldoce pint la fbula de Orfeo; Dinmene la de Apolo y Dafne; la oposicin de la labor de Nise

    con las precedentes est patente con el adversativo antes:antes, mostrando de su claro Tajo (...) (gl. III, 197)

    Integra la propia vida de Garcilaso en el escenario familiar de Toledo con su monte ceido por el Tajo(Egl.III, 193-215).

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • EL ECO EN LA POESA DE GARCILASO 1401

    Elissa soy, en cuyo nombre suenay se lamenta el monte cavernoso,testigo del dolor y grave penaen que por m se aflige Nemorosoy llama Elissa; Elissa a boca llenaresponde el Tajo, y lleva presuroso,al mar de Lusitania, el nombre mo,donde ser escuchado, yo lo fo. (Egl. III, 241-248)

    La difunta Elisa habla, en los versos escritos por la mano de la diosa, como en estilodirecto, entre comillas, a imitacin de los epitafios de los tmulos donde el muerto sedirige a los caminantes. El ncipit es una autopresentacin en presente, como si Elisaestuviera viva. El nombre propio inicial va a desempear un papel esencial en los dosecos sucesivos. El primer eco est presentado de manera inversa: al empezar figura elnombre Elisa que va a ser origen del eco; despus viene el obstculo natural: el montecavernoso ideal para producir la repercusin y amplificacin; se anuncia por fin el agen-te emisor: el pastor Nemoroso que llama (en tiempo presente) a su amante muerta, con elgrito Elisa. La repeticin es fiel ya que el nombre emitido y su reproduccin por el ecoson idnticos14. Estos versos recuerdan la situacin de la gloga I: el monte cerca delTajo, propicio al eco, es el mismo que repiti el suspirar de Salicio. Nemoroso representaa Garcilaso que lloraba tambin, en la gloga I, la muerte de su amada Elisa, seudni-mo por anagrama de la dama portuguesa Isabel Freir que muri de sobreparto. El montepersonificado ya fue y sigue siendo testigo del dolor y grave pena de Nemoroso. ste,en el lamentar de la gloga I, pronunci cuatro veces el nombre Elisa y en la estrofaque estudiamos figura tres veces, como continuacin del angustiado llamar.

    El eco segundo tiene tambin como origen sonoro el nombre de Elisa gritado porNemoroso. La repeticin es inmediata: slo el signo de puntuacin punto y coma sepa-ra el llamamiento de la repeticin por el eco. El obstculo que lo engendra es el Tajo,encajado en la Meseta; las paredes de su curso son propicias al eco:

    (...) por m se aflige Nemorosoy llama Elissa; Elissa a boca llenaresponde el Tajo, y lleva pressurosoal mar de Lusitania el nombre mo,donde ser escuchado, yo lo fo. (Egl. III, 244-248)

    Los dos Elisa estn dispuestos simtricamente en relacin con el signo de pun-tuacin que marca la cesura del verso y que puede compararse con un espejo queseparara el objeto de su imagen. El adjetivo presuroso, aplicado al Tajo, expresa la prisay justifica la reduccin a lo mnimo del intervalo de tiempo entre emisin y recepcin; aboca llena indica la intensidad, la plenitud de la repeticin que es respuesta del fiel Tajo

    "Como bramando, en el caso II, supra. El grito Elisa! de Nemoroso es el origen comn de ambosecos: el del monte y el del ro.

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • 1402 ADRIENROIG

    (responde el Tajo) al pastor amigo Nemoroso; es una expresin de la lengua popular,familiar, que se aviene bien con la voluntad de Nise de no entretejer antigua historia.

    Por el curso del ro, mensajero diligente, consciente de la sagrada misin de que estencargado, el Tajo con su veloz corriente se lleva el nombre querido. As se alarga el ecodel grito Elisa, hasta dar en la mar, mar que aqu no es el morir, sino nueva vida para laamada. Es [e]l mar de Lusitania, designacin ms noble que la de Portugal, el mar de losviajes de descubrimientos y de conquistas, de extensin universal. Hasta lo infinito retum-bar el nombre mo, la llamada que es exhalacin de Nemoroso, manifestacin de lafusin del amador y de la cosa amada, en una concepcin neoplatnica del amor que esfusin de las almas de los amantes15. El nombre Elisa acta como si ella estuviera viva.Con este pragmatismo procedente del eco, el nombre ser escuchado en Portugal, en unfuturo prximo. Elisa no duda de ello: Yo lo fo (el pronombre personal yo refuerzacomo caucin la afirmacin del verbo en primera persona). No slo por ser portuguesa,sino tambin porque vive all el poeta S de Miranda que sirvi igualmente a Isabel Freir,el amigo, admirador e imitador de Garcilaso quien le atribuye en su gloga I el seudnimode Salido16. S de Miranda consagr tambin la gloga Celia a la muerte de Isabel y, unao despus de la muerte de Garcilaso, compuso la gloga Nemoroso en que vuelve elnombre Elisa de la amada comn17.

    El final de la estrofa constituye una onomatopeya del eco:

    15 Cf. Lea'o Hebreu, Dilogos de amor, Lisboa, Livraria Portugal, 1968, p. 81: A definicao prpria do

    homem e da mulher a conversao do amante em amado com desejo de que o amado se converta no amante(...) Pode defnir-se como conversao de um amante em outro.

    16 Sobre la atribucin de los seudnimos en las glogas de Garcilaso, ver Adrien Roig, Quines

    fueron Salicio y Nemoroso?, ponencia presentada en el VI Congreso de la AIH, Toronto, 1977, Actas, 1980,pp. 617-640 y el estudio ms desarrollado en Criticn (Universit de Toulouse-le-Mirail), 4 (1978), pp. 1-36. Correlaciones entre S de Miranda y Garcilaso de la Vega, ponencia presentada en el III Congreso dela AISO, Toulouse, 6-10 de julio de 1993. Jacques Beyrie, Robert Jammes, Histoire de la littratureespagnole, Paris, Presses Universitaires de France, 1994, p. 176: On a beaucoup discute sur l'identit et larelation de ees deux personnages; Adrien Roig a rcemment demontre, avec de solides arguments, queSalicio est le poete portugais S de Miranda, ami de Garcilaso (Nemoroso).

    17 Ver Adrien Roig, L' Eglogue Nemoroso de S de Miranda, llanto pour la mort de Garcilaso, en

    Hommage Nelly Clemessy, Universit de Nice-Sophia Antipolis, 1993, pp. 525-547. Algunos versos deesta gloga atestiguan que Salicio (S de Miranda) recibi el mensaje de Nemoroso (Garcilaso):

    Alzaste el tu Toledo;Correr ms claro hicisteEl grande Tajo al mar Ocano(...)(...)Regando el buen terrnDe nuestra Lusitania hasta Aragn!(...)Elisa, el tu cuidadoQue ac tanto plastePor muerte (ai suerte!) falta,Plaindola en voz alta,Quin no plai despus do la subiste?Ora ella al cielo erguidaDejas la muerte atrs, vas a la vida!(Poesas, op.cit., pp. 377,378)

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • EL ECO EN LA POESA DE GARC1LAS0 1403

    (...) el nombre modonde ser escuchado, yo lo fo.

    con la repeticin de o (7 veces), los sonidos nasales nom. don, y los vocablos cortosque terminan con o: mo, yo, lo, fp^

    Merced al encanto del doble eco, asistimos a la repeticin, multiplicacin, difusin,transposicin y apoteosis del nombre de la amada muerta: es el triunfo del amor sobrela muerte.

    * * *

    Despus de analizar los cuatro casos de manifestacin del eco en la poesa deGarcilaso, podemos destacar algunas consideraciones sintticas que presentaremosconforme con las tres fases del proceso del eco.

    1) El sonido inicial es emitido por tres de los pastores principales en sendas glogas:Salicio-S de Miranda en la primera, Albanio en la segunda, Nemoroso-Garcilasoen la tercera. Un caso est reservado al ganado (terneros de Albanio), como con-secuencia de la desdicha del pastor. Es siempre una tonalidad de lamento.

    2) La repeticin del sonido se produce en uno de los elementos del locus amcenusde la gloga: monte, monte cavernoso, selvas, ro, lo que da verosimilitud. Lospastores de las glogas pastoriles y sus reses se quedan pues en su ambientefamiliar, en su centro, en plena naturaleza, una naturaleza silenciosa y receptiva.La mencin del Tajo, del monte, de los alrededores de Toledo, salva el escenariode la banalidad convencional del gnero.

    Los elementos personificados, dotados de sensibilidad, captan las quejas como con-fidentes, saben escuchar y responden. El verbo responder figura en los cuatro casos.Hay una valoracin general de la voz, de la palabra hablada, desde el suspiro hasta elgrito. Cuando nadie quiere escuchar, la respuesta es rara manifestacin de compasin,de suave piedad (como en una diminuta tragedia), sentimientos que faltaban a la sorday empedernida amante. As, los elementos, adems de constituir el escenario, partici-pan activamente a la escena lrica18.

    Eco, la ninfa, interviene directamente una vez y Filomena, otra vez se sustituye aella. Estos personajes mitolgicos, vctimas del amor, sienten una espontnea simpatay compasin por el pastor abandonado. Su integracin es original y confiere nobleza alepisodio.

    La ida y vuelta de las ondas sonoras se verifica en un movimiento continuo, trans-puesto en el poema con una sola frase: no hay ningn punto en el interior de las estrofascitadas, pero s numerosos encabalgamientos que expresan la continuidad del proceso.

    18 No olvidemos que las glogas daban lugar a representaciones teatrales. Cf. Cervantes, El ingenioso

    hidalgo Don Quijote de la Mancha, ed. cit., Parte II, cap. LVIII, vol VII, p. 287: Don Quijote y Sanchoencuentran a dos lindas pastoras y una de ellas declara: Traemos estudiadas dos glogas, una del famosopoeta Garcilaso y otra del excelente Cames, en su misma lengua portuguesa, las cuales hasta ahora nohemos representado. Las manifestaciones del eco podan dar ocasin, en la representacin, a efectosescnicos acsticos originales, como la repeticin con voces diferentes o el acompaamiento de instrumen-tos musicales. El tema del eco era igualmente frecuente en las composiciones musicales.

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • 1404 ADRIENROIG

    El ltimo caso se distingue por la combinacin de dos ecos con intervencin deelementos diferentes: la tierra con el monte, el agua con el ro y despus el mar, lo queensancha y da mayor variedad al marco de la gloga.

    3) La recepcin es siempre positiva: el abandono del emisor no resulta total. Losagentes del eco, apiadados, le dan alguna consolacin, lo que contrasta con lavanidad de los esfuerzos anteriores y el sin duelo de la amante. La utilizacindel tiempo presente nos vuelve actual la escena y permite nuestra propia partici-pacin, movidos tambin a ternura y a compasin.

    El juego entre vocablos cortos y otros de mayor volumen, la combinacin de lossonidos nasales, de las aliteraciones, particularmente la reiteracin de la o logran laexpresin onomatopyica del eco y confieren musicalidad a los versos.

    Entre las tres glogas, el regreso del eco es un factor de unidad que puede facilitarmayor comprensin de su conjunto. En la gloga I, Salicio-S de Miranda y Nemoroso-Garcilaso no entablan un dilogo, no se hablan, pero el mismo monte de Toledo losescucha y responde a Salicio (Egl. I) y a Nemoroso (Egl. III) y se compadece de am-bos. El llamamiento Elisa de Nemoroso de la gloga I se renueva en la tercera y serepercutir hasta Portugal donde Salicio (S de Miranda) la trasladar a sus glogasCelia y Nemoroso. Son otras tantas manifestaciones del eco, eco de amistad, deamor, que retumba en nuestro ser como eco de lirismo y de poesa.

    El eco en la poesa de Garcilaso

    gloga I

    Aqu dio fin a su cantar Salicio,y sospirando en el ltimo acentosolt de llanto una profunda vena;queriendo el monte al grave sentimientod'aquel dolor en algo ser propicio,con la pesada boz retumba y suena.La blanda Filomenacasi como doliday a compasin movidadulcemente responde al son lloroso. (225-234)

    gloga II

    Los pequeos hijuelos, que hallaronlas tetas secas ya de las hambrientasmadres, bramando al cielo se quexaron.Las selvas, a su boz tambin atentas,

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso

  • EL ECO EN LA POESA DE GARC1LAS0 1405

    bramando pareci que respondan,condolidas del dao y descontentas.(509-514)A quin me quexo?, que no escucha cosade quantas digo quien devria escucharme.Ecco sola me muestra ser piadosa;respondindome, prueva escucharmecomo quien prov mal tan importuno,mas no quiere mostrarse y consolarme. (596-601)

    gloga III

    Elissa soy, en cuyo nombre suenay se lamenta el monte cavernoso,testigo del dolor y grave penaen que por m se aflige Nemorosoy llama Elissa; Elissa a boca llenaresponde el Tajo, y lleva presuroso,al mar de Lusitania, el nombre mo,donde ser escuchado, yo lo fo. (241-248)

    Edicin de Elias L. Rivers.

    AISO. Actas IV (1996). Adrien ROIG. El eco en la poesa de Garcilaso