editorial

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D urante los años 1985 a 1987 se ha venido realizando un estudio sobre las necesidades de personal y servicios en el ámbito de los trastornos de la comunicación. La iniciativa partió de una asociación profesional nortea- merican, que agrupa a logopedas y audiologistas, prácticamente equivalente a nuestra A.E.L.F.A. El estudio aún no ha acabado, tiene como objetivos determi- nar hasta qué punto se encuentran servicios y personal disponibles cuando y don- de son necesarios, identificar necesidades en este ámbito y sugerir planes para cubrir demandas futuras. Los resultados parciales de este estudio se reflejan en un informe publicado en el número de noviembre pasado de la revista de la mencionada asociación (A.S.H.A., vol. XXX, nov. 1988). En cuanto al perfil del logopeda, se constata la importancia de contar con profesionales con preparación y habilidades diversifi- cadas (multiskilled) y capaces de trabajar de forma interdisciplinaria; personas capaces de llevar a cabo tareas de supervisión en los ámbitos de lenguaje, habla y audición; hace falta asimismo contar con personal capaz de atender a pobla- ciones poco favorecidas o con trastornos de baja prevalencia y, además, se seña- la también la demanda de profesionales con posibilidades de emplear nuevas tec- nologías. De manera más precisa se indican algunos de los ámbitos en que los profe- sionales han de estar preparados si se pretenden cubrir las necesidades de la po- blación en materia de comunicación y lenguaje. Así el informe indica, entre otros apartados que se requieren profesionales que puedan: desarrollar programas de comunicación alternativa y aumentativa; integrar programas de lenguaje y comunicación en los curricula escolares; atender en materia de comunicación y lenguaje a poblaciones bilingües; ídem a población de la tercera edad; — ídem a poblaciones desatendidas (especificadas más adelante) en este campo; utilizar enfoques multidisciplinarios; organizar programas de prevención de trastornos de comunicación; instalar aparatos de audición asistida; organizar programas de conservación de la audición y medición de ruidos; y otros. El citado informe entiende por poblaciones desatendidas, entre otras, a las si- guientes: plurideficientes, deficientes mentales, preescolares de alto riesgo, mino- rías lingüísticas, poblaciones de escasos recursos económicos, individuos institu- cionalizados en cárceles y psiquiátricos, pacientes con trastornos geriátricos aso- ciados, individuos con disfagia y personas con daño cerebral que presentan trastornos cognitivos y de comunicación. Respecto a las situaciones en que estos profesionales deberán prestar sus ser- vicios, se señala lo siguiente: además de prestar servicios directos, los expertos en comunicación, lenguaje y audición, deberán estar en condiciones de actuar de manera indirecta, como consultores y supervisores en una pluralidad de contex- tos, ya sean clínicos, educativos o de rehabilitación. Estos resultados han llevado EDITORIAL 1

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Page 1: Editorial

Durante los años 1985 a 1987 se ha venido realizando un estudio sobre lasnecesidades de personal y servicios en el ámbito de los trastornos de lacomunicación. La iniciativa partió de una asociación profesional nortea-

merican, que agrupa a logopedas y audiologistas, prácticamente equivalente anuestra A.E.L.F.A. El estudio aún no ha acabado, tiene como objetivos determi-nar hasta qué punto se encuentran servicios y personal disponibles cuando y don-de son necesarios, identificar necesidades en este ámbito y sugerir planes paracubrir demandas futuras.

Los resultados parciales de este estudio se reflejan en un informe publicadoen el número de noviembre pasado de la revista de la mencionada asociación(A.S.H.A., vol. XXX, nov. 1988). En cuanto al perfil del logopeda, se constata laimportancia de contar con profesionales con preparación y habilidades diversifi-cadas (multiskilled) y capaces de trabajar de forma interdisciplinaria; personascapaces de llevar a cabo tareas de supervisión en los ámbitos de lenguaje, hablay audición; hace falta asimismo contar con personal capaz de atender a pobla-ciones poco favorecidas o con trastornos de baja prevalencia y, además, se seña-la también la demanda de profesionales con posibilidades de emplear nuevas tec-nologías.

De manera más precisa se indican algunos de los ámbitos en que los profe-sionales han de estar preparados si se pretenden cubrir las necesidades de la po-blación en materia de comunicación y lenguaje. Así el informe indica, entre otrosapartados que se requieren profesionales que puedan:

— desarrollar programas de comunicación alternativa y aumentativa;— integrar programas de lenguaje y comunicación en los curricula escolares;— atender en materia de comunicación y lenguaje a poblaciones bilingües;— ídem a población de la tercera edad;— ídem a poblaciones desatendidas (especificadas más adelante) en este

campo;— utilizar enfoques multidisciplinarios;— organizar programas de prevención de trastornos de comunicación;— instalar aparatos de audición asistida;— organizar programas de conservación de la audición y medición de ruidos;— y otros.

EDITORIAL

El citado informe entiende por poblaciones desatendidas, entre otras, a las si-guientes: plurideficientes, deficientes mentales, preescolares de alto riesgo, mino-rías lingüísticas, poblaciones de escasos recursos económicos, individuos institu-cionalizados en cárceles y psiquiátricos, pacientes con trastornos geriátricos aso-ciados, individuos con disfagia y personas con daño cerebral que presentantrastornos cognitivos y de comunicación.

Respecto a las situaciones en que estos profesionales deberán prestar sus ser-vicios, se señala lo siguiente: además de prestar servicios directos, los expertosen comunicación, lenguaje y audición, deberán estar en condiciones de actuar demanera indirecta, como consultores y supervisores en una pluralidad de contex-tos, ya sean clínicos, educativos o de rehabilitación. Estos resultados han llevado

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a sugerir líneas específicas de modificación y mejora de los programas de estu-dio, para adaptarse a los cambios que se avecinan en la profesión.

A la vista de estos datos, y siendo consciente de las distancias que separan lasociedad de la que provienen de la nuestra, surgen algunas reflexiones. Todo pa-rece indicar que la profesión del logopeda, de cara al futuro, tiene que hacer én-fasis en los aspectos comunicativos y psicosociales del lenguaje y esto deberíaverse reflejado en los planes de estudio que en estos momentos se preparan. Ellogopeda deberá ser, ante todo, un experto en comunicación, capaz de integrar yde poner al servicio de una mejor interacción personal de sus clientes todos susconocimientos. De poco servirán al logopeda una información detalladísima so-bre física acústica, fonología o neurología, siendo todo ello necesario, si al mis-mo tiempo no tiene recursos para organizar programas educativos o clínicos, quetengan por objeto ampliar o mejorar las habilidades comunicativas de los pa-cientes.

De poco sirve, en definitiva, mejorar el sistema fonético o morfosintáctico perse: las estructuras de la lengua, para que sean realmente lenguaje, han de cum-plir una serie de funciones en el mundo de las relaciones interpersonales, han de«funcionar» en el mundo real para facilitar, a la persona con un trastorno de au-dición o de lenguaje, una comunicación efectiva con su entorno. Es al logopedaa quien compete esta tarea. A la tradicional formación muy saturada de aspectosmédicos, el logopeda debe añadir conocimientos en materia educativa, de plani-ficación curricular, programación individualizada, dominio de nuevas tecnolo-gías, etc., que le permitan analizar una pluralidad de contextos psicosociales di-ferentes, para adaptar su actuación a las necesidades específicas de poblacionesconcretas.

Es de notar también que el trabajo del logopeda se vislumbra como autóno-mo y al tiempo pluridisciplinar. Los expertos en comunicación y lenguaje deberánser capaces de tomar decisiones por sí mismos, trabajar de manera autónoma yabierta, e incluso supervisar el trabajo de otros profesionales.

Además necesitará amplios conocimientos que le permitan ser sensible al tipode necesidades diferentes que, en materia de comunicación y lenguaje, generanpersonas de edades muy diferentes: por ejemplo, no es lo mismo trabajar en pre-vención de los trastornos de comunicación con preescolares de algo riesgo, queatender a los problemas en esa materia con personas de tercera edad; las habili-

dades para enfrentarse a diferentes entornos de trabajo no pueden dejarswe alazar o al sentido común de los logopedas. Hoy día es posible contar con conoci-mientos especializados en materia de psicología evolutiva, análisis funcional dellenguaje y de su entorno, relaciones entre habilidades sociales y lenguaje o as-pectos psicosociales del bilingüismo, etc., que facilitan al logopeda la realizaciónde su trabajo en contextos y con poblaciones dispares.

En esta línea, de ampliación de perspectivas, Revista de Logopedia viene aco-giendo desde 1985, cuyo número V, 2 ya estuvo dedicado al tema de la interacciónen un sentido amplio, trabajos relacionados con aspectos, interactivos y funcio-nales del lenguaje. Una muestra de ello la tenemos hoy en el artículo de Riveroal que esperamos sigan muchos otros en la misma línea.

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