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Bol San. Veg. Plagas, 15:207-214, 1989 Efectos positivos de la micorrización controlada, con el hongo Tuber melanosporum Vitt., de la especie forestal Corylus avellana L. obtenido mediante reproducción vegetativa J. A. RODRÍGUEZ-BARREAL, J. A. SAIZ DE OMEÑACA y J. ZAZO Se ha logrado la inducción artificial de la micorrización, con Tuber melanosporum Vitt., de estaquillas de avellano (Corylus avellana L.) tras enraizamiento en medio estéril. Los ejemplares micorrizados desarrollan mejor el sistema radicular y sobreviven con más facilidad durante las etapas subsiguientes al enraizamiento, precisamente cuando más susceptibles son a la acción de diversos agentes de deterioro. J. A. RODRÍGUEZ-BARREAL. Prof. Titular de Patología Forestal E.T.S. de Ingenieros de Montes U.P.M. Madrid. J. A. SAIZ DE OMEÑACA. Prof. Titular de Biología Vegetal E.T.S. de Ingenieros de Montes U.P.M. Madrid. J. ZAZO. Prof. Titular de Selvicultura. E.U.I.T. Forestal. U.P.M. Madrid. Palabras clave: Tuber melanosporum, Corylus avellana, avellano, micorriza INTRODUCCIÓN El principal objetivo de este trabajo se relaciona con los efectos de la micorrización controlada (artificial) de plantas obtenidas por reproducción vegetativa de la especie de interés forestal Corylus avellana L., mi- corrización lograda por primera vez en Es- paña por los autores, y que supone una serie de ventajas en cuanto al estado fítosa- nitario y desarrollo, al menos durante las primeras etapas de éste; precisamente cuando más susceptibles son a los agentes deletéreos, tanto bióticos como abióticos. El Corylus avellana L.: características principales e importancia económica El avellano es un arbusto o arbolillo que unas escuelas botánicas incluyen entre las Betulaceae, en tanto que otras lo separan en familia aparte, Corylaceae. Es originario de Europa, Norte de Africa y Este asiático; su habitación o área geográfica natural se extiende prácticamente a toda Europa, ex- cepto en sus regiones más septentrionales, desde Andalucía y Sicilia al centro de Suecia y Noruega y desde Escocia hasta el Cáucaso, Norte de Africa y Asia Menor. En España, que forma parte de su área natural, aparece en prácticamente todas las provincias españolas y resulta difícil afirmar donde es espontáneo y donde ha sido intro- ducido por cultivo arbóreo. Puede encon- trarse silvestre en la Cordillera Cantábrica y Pirineos, en el Moncayo (Zaragoza), en la Serranía de Cuenca, Sierra del Tremedal (Teruel), Valle del Lozoya (Madrid), Sierra de Aracena (Huelva) y distintos lugares de Galicia y de las provincias de Burgos, Lo- groño, Guadalajara, Granada y otras. Culti- vado cada vez en mayor escala, dada su creciente importancia económica, puede ha- llarse en Cuenca, Valencia, Alicante, Murcia, Gerona, Lérida, Asturias, Cantabria y, sobre todo, Tarragona. Fray Luis de León, en alguno de sus escritos, le cita como cotilo, y en las distintas regiones españolas recibe los nombres de avellaneiro y avaleiro en

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Bol San. Veg. Plagas, 15:207-214, 1989

Efectos positivos de la micorrización controlada, con el hongo Tuber melanosporum Vitt., de la especie forestal Corylus avellana L. obtenido mediante reproducción vegetativa J. A. RODRÍGUEZ-BARREAL, J. A. SAIZ DE OMEÑACA y J. ZAZO

Se ha logrado la inducción artificial de la micorrización, con Tuber melanosporum Vitt., de estaquillas de avellano (Corylus avellana L.) tras enraizamiento en medio estéril. Los ejemplares micorrizados desarrollan mejor el sistema radicular y sobreviven con más facilidad durante las etapas subsiguientes al enraizamiento, precisamente cuando más susceptibles son a la acción de diversos agentes de deterioro.

J. A. RODRÍGUEZ-BARREAL. Prof. Titular de Patología Forestal E.T.S. de Ingenieros de Montes U.P.M. Madrid.

J. A. SAIZ DE OMEÑACA. Prof. Titular de Biología Vegetal E.T.S. de Ingenieros de Montes U.P.M. Madrid.

J. ZAZO. Prof. Titular de Selvicultura. E.U.I.T. Forestal. U.P.M. Madrid.

Palabras clave: Tuber melanosporum, Corylus avellana, avellano, micorriza

INTRODUCCIÓN

El principal objetivo de este trabajo se relaciona con los efectos de la micorrización controlada (artificial) de plantas obtenidas por reproducción vegetativa de la especie de interés forestal Corylus avellana L., mi­corrización lograda por primera vez en Es­paña por los autores, y que supone una serie de ventajas en cuanto al estado fítosa-nitario y desarrollo, al menos durante las primeras etapas de éste; precisamente cuando más susceptibles son a los agentes deletéreos, tanto bióticos como abióticos.

El Corylus avellana L.: características principales e importancia económica

El avellano es un arbusto o arbolillo que unas escuelas botánicas incluyen entre las Betulaceae, en tanto que otras lo separan en familia aparte, Corylaceae. Es originario de Europa, Norte de Africa y Este asiático; su habitación o área geográfica natural se

extiende prácticamente a toda Europa, ex­cepto en sus regiones más septentrionales, desde Andalucía y Sicilia al centro de Suecia y Noruega y desde Escocia hasta el Cáucaso, Norte de Africa y Asia Menor.

En España, que forma parte de su área natural, aparece en prácticamente todas las provincias españolas y resulta difícil afirmar donde es espontáneo y donde ha sido intro­ducido por cultivo arbóreo. Puede encon­trarse silvestre en la Cordillera Cantábrica y Pirineos, en el Moncayo (Zaragoza), en la Serranía de Cuenca, Sierra del Tremedal (Teruel), Valle del Lozoya (Madrid), Sierra de Aracena (Huelva) y distintos lugares de Galicia y de las provincias de Burgos, Lo­groño, Guadalajara, Granada y otras. Culti­vado cada vez en mayor escala, dada su creciente importancia económica, puede ha­llarse en Cuenca, Valencia, Alicante, Murcia, Gerona, Lérida, Asturias, Cantabria y, sobre todo, Tarragona. Fray Luis de León, en alguno de sus escritos, le cita como cotilo, y en las distintas regiones españolas recibe los nombres de avellaneiro y avaleiro en

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Fig. 1.—- Plantas de C. avellana L. obtenidas de semilla(dcha.) y por estaquilla (izq.) de idéntica edad.

Galicia, ablano en Asturias, auran en elValle de Aran, avellaner en Cataluña, ave-llanera en Aragón y urra en Vascongadas.

La estación o conjunto de factores ecoló-gicos que constituyen el medio normal devida del avellano, siguiendo la clasificacióntérmica de Kóppen, va desde el clima tem-plado al frío-templado y, desde el punto devista de la humedad relativa y del factor deprecipitación, del semiseco al húmedo. Cul-tivado, prefiere las llanuras, los valles y lasladeras de las bajas montañas con climatemplado en los pisos de vegetación bajo ymontano de nuestras latitudes, con el óptimoentre 500 y 1.000 m. de altitud.

Silvestre puede hallarse hasta el piso sub-alpino, donde prefiere las pendientes conexposición solana, como en los Pirineos,localizado sobre los 1.500 m. Vive en todotipo de suelos, más frecuentemente en losácidos, indistintamente arenosos o calizos,pero siempre sueltos y lo mas frescos posible.

Su temperamento es bastante robusto, com-portándose como una especie típica de medialuz, ya que, aunque soporta cubiertas, nece-sita de la luz, al encontrarse formando sub-pisos de bosque de otras especies. Es im-portante conocer, desde el punto de vista

Fig. 2.- Planta de Corylus avellana L. cultivada enbolsa y micorrizada artificialmente, obtenida por repro-

ducción vegetativa.

selvícola, que es de los primeros arbustosque se desarrolla sobre terrenos calizos des-arbolados, con lo que puede contribuir demanera importante a la recuperación detales superficies para el bosque.

Su porte es, generalmente, arbustivo, conalturas entre dos y siete metros, con formade arbolillo cuando se acerca a la tallamáxima. Su tronco suele estar dividido desdela cepa en abundantes ramas erectas, concopa de forma ovoidal irregular, cuandoestá aislado, muy tupida por sus grandes ycaracterísticas hojas.

En el enraizamiento inicial, durante loscuatro o cinco primeros años de vida, apa-rece una raíz central, corta, recta y connumerosas raicillas laterales; posteriormentese desarrollan abundantes raíces secundarias,de las que algunas alcanzan gran longitud,siendo más o menos cundidoras. Brota muy

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bien de cepa y puede formar golpes trabados;sus raíces pueden dar numerosos renuevos.

Se trata de una especie de crecimientorápido, que cuando procede de brotes decepa o raíz acentúa su crecimiento en losprimeros estadios de vida. Su longevidad secifra entre los diez lustros y el siglo.

Desde el punto de vista fítosanitario, sonescasas las plagas y enfermedades de origenbiótico que lo afectan. No se conocen virusni bacterias que lo dañen; no existen citasconcretas de ataques de hongos, salvo en elcaso de las especies que pueden producirdaños en función de su gran facilidad deataque a diversas especies forestales: Armi-llaria mellea (Vahl.) quél., hongo Basidiomi-ceto Himenial Agaricáceo del suelo queataca al sistema radicular y llega a ocasio-nar la muerte de la planta, y Nectria cinna-barina (Tode.) Fr., hongo Ascomiceto Pire-nial Agaricáceo que produce trombosis enlos vasos leñosos de la albura, con lo queproduce la muerte de ramas, ramillas eincluso, a veces, de toda la planta. En loca-lizaciones muy específicas, alguna Caprifo-liaceae, generalmente del género Lonicera,se arrollan alrededor de los tallos y llegan aproducir algún daño. Entre los invertebra-dos, aparte de Phytoptus avellanae Nal.,Balaninus nucum L, y Leuzera pyrína L.pueden citarse Archips rosana L., Synanthe-don myopaeformis Bkh. y Eulecanium coryliL. (ALVAREZ, 1968; TORREL y BARRIOS,

1983; VIVES, 1968).

El avellano florece entre enero y abril ymadura sus frutos entre agosto y octubre,todo ello, por supuesto, en función de sulocalización. La fructificación suele comenzara partir de los ocho o diez años. Es uncultivo importante como frutal, por el granvalor nutritivo y gastronómico del fruto,tanto desde el punto de vista de la produc-ción nacional como de la exportación a laEuropa comunitaria; a partir de primeros deenero de 1989, suprimidos los aranceles porel Comité de Gestión de Frutas y Hortalizasde la Comunidad Económica Europea consiete años de adelanto sobre el calendarioprevisto, desaparece el trato preferencial, res-pecto a la producción española, antes dadoa frutos secos norteamericanos. Puede afir-marse que no se esperan excesivos proble-

mas, ni a corto ni a largo plazo, para lacomercialización de la producción nacional,que se estima en unas treinta mil toneladas(obtenida sobre una superficie de cultivo deuna treinta y cinco mil hectáreas), de lasque algo más de tres mil son exportadas.

En resumen, se trata de una especie im-portante, tanto desde el punto de vista dela diversidad de terrenos que puede ocuparcomo desde el económico-social. Esto nosincitó a realizar estudios tendentes al des-arrollo de métodos que, además de incre-mentar la producción de plantas en el tiem-po, consiguieran una mayor resistencia deéstas a agentes físicos y bióticos causantesde enfermedades.

Reproducción

En cuanto a la reproducción, cuando espor semilla suele ser lenta e insegura; la

Fig. 3.— Plantas de C. avellana L. obtenidas por repro-ducción vegetativa, una sin micorrizar (dcha.) y otra

micorrizada (izq.).

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Fig. 4.—Detalle de sistema radical micorrizado de C.avellana L.

semilla (avellana) precisa una imbibiciónprevia en agua durante 48 a 72 horas yresulta conveniente agrietar la cascara ytratar con giberelina, estratificar o ambascosas a la vez antes de sembrar. Esta esuna de las razones por las que suelen utili-zarse la reproducción por brote de cepa oraíz y el acodado. Tradicionalmente, lasplantas nuevas se obtienen separando deuna planta madre, elegida por su producción,vigor y estado sanitario, aquellos rebrotesque, con un cierto grosor, presenten raícesmejor desarrolladas; en países productores,como Francia o E.E.U.U. se tiende a utilizarel acodo simple o corte y recalce. Noobstante, mediante la utilización de cámarasde nebulización, camas calientes y adminis-tración de auxinas (ácido indolbutírico, prin-cipalmente) es posible obtener, de formarápida y relativamente sencilla, una cantidadelevada de plantas, a partir de un númeroreducido de pies madre. El más elevadocoste de las instalaciones queda sobradamentecompensado por el ahorro en horas detrabajo en cuanto el número de plantones aobtener es suficientemente grande.

De los métodos expuestos, sólo el acodoy el estaquillado permiten, en la práctica,un enraizamiento en medio estéril. Podríaañadirse una tercera vía, basada en el cultivoin vitro, si no fuera porque aún no ha dadolos resultados apetecidos (MENA et al, 1986).El acodo presenta el inconveniente de ser

muy laborioso, además de resultar obligadoel trabajo en el lugar donde se encuentrenlos pies madre y de estar mas sometido ala climatología; el estaquillado permite nosólo una mayor uniformidad y un mejorestado sanitario del producto, sino tambiénun mejor control de la morfología, tantodel sistema radicular como de la parte aérea,así como también permite evitar más fácil-mente posibles errores en la identificacióndel clon o variedad.

A pesar de lo dicho, los resultados deestaquillado en avellano no han sido utiliza-dos aún, en la práctica, y no sólo por ladificultad que pueda representar el difícilenraizamiento, sino por aspectos relacionadoscon el trasplante y posterior manejo envivero del material enraizado. En cuanto aeste último punto, creemos que la micorri-zación de la especie puede ser de granimportancia.

Aparte de lo dicho, de forma general se

Fig. 5.—Detalle de la inserción de las raíces principalesde C. avellana micorrizado.

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reconoce que la micorrización del sistemaradicular puede suponer las siguientes ven-tajas para la planta simbionte (en nuestrocaso el avellano):

- Incremento de la formación de nuevasraíces, principalmente por emisiones hormo-nales del hongo de micorrización (DAVID etal., 1983; GAY et al., 1982; RLPP and

MUDGE, 1985).

- Incremento de la resistencia de laplanta micorrizada frente a la acción dediversos agentes abióticos de deterioro, talescomo bajas temperaturas, «stress» hídrico,metales pesados en el suelo, etc, basándoseprincipalmente en la inducción de un mejordesarrollo radicular (FRANCLFT et BOIIAY,1981).

- Incremento de la resistencia de laplanta micorrizada a la acción de diversosagentes bióticos de deterioro, como bacteriasy hongos del suelo, al impedir su implanta-ción, por la ocupación anterior de la rizosfera.

Seguidamente se comenta el proceso in-vestigador seguido, así como los resultadosobtenidos.

MATERIALES Y MÉTODOS

Como material vegetal, se partió de 440estaquillas de Corylus avellana L , tomadas,a primeros de mayo, de brotes de cepacortados en el valle de la Iruela, situado a1.100 m. de altitud, en la zona N.E. de laprovincia de Madrid, cerca del límite conla de Guadalajara. Las estaquillas se clasifi-caron según su grosor en finas o normales,según tuviesen diámetro basal menor o ma-yor de 4 mm. y según su longitud en cortas(entre 6 y 7 cm.) o normales (entre 14 y15 cm.).

La inducción del enraizamiento se efectuósobre una cama caliente de perlita, en in-vernadero provisto de nebulización. La basede las estaquillas se trató con ácido sulfúricoy/o con auxina (Rhizopon AA, de ACF:ácido indol butírico al \7c, en talco), esta-bleciéndose los correspondientes controles.No se practicaron tratamientos con fungicidasen momento alguno del proceso, a fin deno perturbar el posterior proceso de mico-rrización.

El proceso general seguido fue:

Detalle de madejas de raicillas micorrizadasde C. avellana L. (x 200).

Detalle de raicilla de (". avellana L. micorri/ada(x 250).

1. Inducción del enraizamiento de esta-quillas, previamente tratadas, en materialinerte.

2. Micorrización del sistema radicularobtenido con el hongo Tuber melanosporumVitt., hongo de gran importancia económica.

En relación con el proceso de micorriza-ción, se estudiaron los sistemas de MANNOZZI-TORINI, BFNCIVKNCIA e I.N.R.A. El primerode los citados propone la inmersión, durantedos o tres días, del sistema radical en unasolución esporífera del hongo obtenida apartir de 1.000 g. de trufa en 20 1. de agua,seguida por la colocación de la planta en

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tierra, previamente esterilizada, procedentede zona trufera; las plantas deben mantenerseposteriormente en invernadero hasta unosseis u ocho meses después, cuando se tras-plantan. Este sistema presenta una serie deinconvenientes, entre los que citaremos elletargo de las esporas y el que la infecciónmicorrícica afecta particularmente a la raízmenos adecuada, la principal.

El segundo de los sistemas, semejante alanterior, emplea soluciones concentradas deesporas y presenta como innovaciones uninicial riego, con la solución esporífera citada,de la planta ya colocada en tierra estéril, eldespunte de la raíz principal y un mástardío trasplante al terreno, hacia los ochoo diez meses. En nuestro caso no tienesentido el despunte de la raíz principal.

El tercer sistema presenta como innovaciónla activación de las esporas del hongo me-diante su estratificación, a cinco grados cen-tígrados y durante cuatro meses, en tierraesterilizada empapada en etanol. A la acti-vación por el frío sigue otra, enzimática,debida a la enzima helicosina, de erosiónde las paredes de las esporas.

En nuestro caso particular, y teniendo encuenta que la planta se ha obtenido vegeta-tivamente por estaquilla, se procedió de laforma siguiente:

a) Detección del enraizamiento de laestaquilla, extrayéndola del medio estéril enque se encontraba.

b) Riego con 20 mi. de solución acuosaesporífera, sobre 100-120 mi. de un medioestéril (vermiculita, perlita, etc.) contenidoen envase de plástico.

c) Colocación, sobre esta base, de unaestaquilla cuya raíz se ha sometido previa-mente a una hora de inmersión en soluciónesporífera.

d) Deposición, sobre la raíz, de unacapa de 1 cm. de grosor del citado medioestéril, seguida por un riego con 20-25 mi.de solución esporífera.

e) Colocación de una nueva capa de 3cm. de medio estéril y nuevo riego, conigual cantidad de solución de esporas.

Tanto las plantas cuya micorrización sepretendía como las que se utilizaron comocontrol se regaron una vez por semana consolución nutritiva Hoagland, diluida 1/10.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El comienzo del enraizamiento de lasestaquillas se produjo al cabo de unos 60días contados desde su colocación en lacama de enraizamiento, alcanzándose a los100 días los valores reseñados en el Cua-dro 1.

Cuadro 1.—Enraizamiento de estaquillas a los 100 días de su colocación en la cama de enraizamiento.Cuando no se indica el tamaño se trata de estaquillas de entre 14 y 15 cm. de longitud y más de

4 mm. de diámetro en la base

Sin IBA*

Con IBA*

Sin ácido sulfúricoCon ácido sulfúrico

Sin ácido sulfúrico

Con ácido sulfúrico

cortasfinas

cortas y

cortas

finas

cortas y

finas

finas

* IBA: ácido indol butírico.

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A comienzos del mes de julio se trató deinducir la micorrización del sistema radicularen nueve de las plantas procedentes deestaquillas, elegidas al azar, dejando las res-tantes como control; en septiembre, a loscinco meses de iniciado el proceso, puedeya observarse una buena micorrización enlas plantas en que se trató de inducir. Porotra parte, se observa que tras pasar uncierto período de tiempo, principalmentedurante los meses de julio y agosto, en losque casi diariamente se alcanzaron tempera-turas de 40-42 grados centígrados, la mor-talidad entre las plantas no micorrizadasalcanzó un 33%, mientras que entre lasplantas micorrizadas afectó a sólo una planta(11,1%), lo cual es un indicio cierto delefecto positivo de la micorrización sobre lasplantas sometidas a «stress».

En el mes de noviembre, a los sietemeses de iniciado el proceso, se procedió altrasplante desde el medio inerte en que seencontraban a macetas con un «compost»de pH=7,5, conseguida mediante mezclade arena, tierra de jardín y mantillo apartes iguales. Como consecuencia de dichaoperación, se observó que la longitud mediaradicular de las plantas no micorrizadasvaría entre 12 y 16 cm., mientras que enlas micorrizadas supera los 34 cm. en todoslos casos, llegando a alcanzar los 40, lo quesugiere la gran importancia que la micorri-zación supone para el desarrollo del sistemaradicular y, consecuentemente, para toda laplanta, lo cual se relaciona directamentecon el estado fitosanitario. Por otra parte,también puede observarse un mejor des-arrollo del sistema radical de las plantasmicorrizadas en cuanto a las raíces secunda-rias se refiere; el gran número en queaparecen parece estar de acuerdo con lostrabajos de GAY y colaboradores (1982),

según los cuales las ectomicorrizas producenun aumento de forma general en las raícesde las plantas micorrizadas, de ácido indolbutírico, indol acético e indol propiónico,los cuales inducen a su vez una mayormicorrización.

CONCLUSIONES

Las principales conclusiones que se derivande la investigación realizada son:

1) La reproducción por estaquilla derebrotes de cepa de avellano proporcionaun medio de obtener un mayor número deplantas en menor tiempo, manteniendo loscaracteres genotípicos de las plantas donantes.

2) Mediante la micorrización realizada,a los seis años deben poderse alcanzar ele-vadas producciones de avellana y de trufanegra a la vez.

3) La micorrización de plantas de Cory-lus avellana L. obtenidas por estaquilla selogra a los cinco meses de iniciado elproceso, mucho antes que si se parte desemilla.

4) Mediante la micorrización del C. ave-llana L. debe lograrse una muy importantereducción de marras en plantas obtenidaspor estaquilla, marras causadas por agentesbióticos o abióticos de deterioro, a la parque unos desarrollos radiculares muy supe-riores a los que presentan las plantas nomicorrizadas.

5) Como consecuencia de todo lo ante-riormente expuesto, se puede concluir quela micorrización del C. avellana con elhongo Ascomiceto Tuberal Tuber melanos-porum Vitt, presenta efectos positivos frentea las enfermedades, principalmente del sueloy durante los primeros años de su desarrollo,que pudieran afectar a esta especie forestal.

ABSTRACT

RODRÍGUEZ-BARREAL, J. A.; J. A. SAIZ DE OMEÑACA, J. ZAZO (1989): Efectos

positivos de la micorrización controlada, con el hongo Tuber melanosporum Vitt., dela especie forestal Corylus avellana L. obtenido mediante reproducción vegetativa. Bol.Sao. Veg. Plagas, 15 (3): 207-214.

The formation of mycorrhizas with Tuber melanosporum Vitt, has been artificiallyinduced on hazelnut stem cuttings rooted in a sterile medium. The specimens with this

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mycorrhizal association develop a better root system and more easily survive thestages following rooting in the nursery, which is precisely when they are mostsusceptible to the action of various destructive agents.

Key words: Tuber melanosporum, corylus avellana, avellano, mycorrhiza.

REFERENCIAS

ALVAREZ (1968): Plagas y enfermedades del avellano.Diez temas sobre frutos secos. Ministerio de Agri-cultura. Madrid.

DAVID et al. (1983): The structure of Eucalyptusmycorrhizas. Austr. J. Bot., 13: 245-259.

FRANCLET et BOULAY (1981): Micropropagation offrost resistant Eucalyptus clones. XIII InternationalBotanic Congress, VIII/80. Sydney, Aust.

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GONZÁLEZ VÁZQUEZ, E. (1947): Selvicultura. Ed. Dos-sat. Madrid.

HARTMANN, H. T.; KESTER, D. E. (1982): Propagación

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KUPP and HUDGE (1985): Ethephon and auxin inducemycorrhiza like changes in the morphology of rootorgan cultures of mugo pine. Phys. Plant. 64: 316-322.

MENA et al. (1986): Avances e investigaciones encurso sobre propagación y viverismo en avellano. ICongreso Español de frutos secos, Reus. 117-135.

TORRELL, A. y BARRIOS, G. (1983): Avellano. Nuevosproblemas fitosanitarios. Revista de Agricultura, no-viembre.

VIVES, A. M. (1968): Plagas y enfermedades del ave-llano y sus tratamientos. Cámara Oficial SindicalAgraria, Tarragona.

(Aceptado para su publicación: 30 enero, 1989).