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Las técnicas y modos constructivas han estado siem- pre ligados a tradiciones culturales condicionadas por los recursos materiales del área geográfica en que se han desarrollado. Estas tradiciones se han mantenido en muchas ocasiones recluidas en áreas geográficas limitadas debido a cuestiones de aisla- miento político, de antagonismos culturales, o a falta de condicionamientos naturales semejantes. Los cambios políticos pueden en determinados momentos suponer la desaparición de una cultura con sus for- mas, tradiciones y técnicas constructivas o la expan- sión y difusión de esas tradiciones en áreas muy leja- nas. Que la evolución se desarrolle en uno u otro sentido depende mucho de las propias tradiciones de quien pase a dominar sobre una cultura preexistente. Si sus conocimientos técnicos son superiores o si tiene una tradición arquitectónica y constructiva bien definida, la cultura dominante puede hacer desapare- cer a la otra o como mucho, sólo pervivirán aquellas técnicas que presenten ventajas de aprovechamiento de materiales locales o se adapten mejor a su clima- tología o medio ambiente. Sin embargo, si el nuevo poder político dominante tiene una escasa tradición arquitectónica, puede verse atraído por la de aquellos a los que llega a dominar. Si su poder se extiende por amplias áreas geográficas, las posibilidades de difu- sión de la cultura arquitectónica de los ahora domi- nados puede verse difundida como anteriormente no pudo. Quizás ejemplos antagónicos pero que ilustran lo que acabamos de expresar sean los dos grandes im- El alcazar orneya de Arnrnan, crisol de técnicas constructivas Antonio Almagro Ignacio Arce perios que han llegado a dominar la cuenca medite- rránea o al menos una parte importante de ella. Roma desarrolló por sí misma, si bien con notables influen- cias del mundo griego y helenístico, una arquitectura basada en un conocimiento y dominio de determina- das técnicas constructivas que fueron uno de sus mas claros vehículos de expresión cultural. La arquitec- tura romana fue capaz, tanto mediante sus formas como sobre todo mediante sus técnicas constructivas, de crear un medio homogéneo de expresión artística y de realizaciones utilitarias. Desde Britania a Tripo- litania o desde Hispania a Syria, la arquitectura, y so- bre todo las técnicas constructivas romanas no sufren mas diferenciación que la de adaptarse a los materia- les disponibles en cada zona. Este modo de construir, creación y expresión de una cultura, constituyó a la vez un medio de homogeneización y una barrera frente a otras influencias culturales y técnicas. Tradiciones como las del mundo parto y sasánida, capaces de realizar obras de arquitectura de la cali- dad y envergadura del gran salón de Ctesifonte, no tuvieron las más mínima trascendencia en el mundo romano o bizantino. Adaptada a su medio y necesi- dades, la arquitectura que se desarrolla entre el siglo I antes de Cristo y el siglo VI de la era en las mesetas del Irán y en Mesopotamia, produjo formas que hoy nos asombran por sus logros empíricos tales como los arcos y bóvedas de perfil parabólico o las técni- cas de construcción sin cimbras de estos elementos. El caso resulta inverso para el dominio islámico, mucho mas falto en sus orígenes de tradiciones cons- Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996.

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Page 1: El alcazar orneya de Arnrnan, crisol de técnicas constructivas .pdflitania o desde Hispania a Syria, la arquitectura, y so-bre todo las técnicas constructivas romanas no sufren mas

Las técnicas y modos constructivas han estado siem-pre ligados a tradiciones culturales condicionadaspor los recursos materiales del área geográfica enque se han desarrollado. Estas tradiciones se han

mantenido en muchas ocasiones recluidas en áreasgeográficas limitadas debido a cuestiones de aisla-

miento político, de antagonismos culturales, o a faltade condicionamientos naturales semejantes. Loscambios políticos pueden en determinados momentossuponer la desaparición de una cultura con sus for-mas, tradiciones y técnicas constructivas o la expan-

sión y difusión de esas tradiciones en áreas muy leja-nas. Que la evolución se desarrolle en uno u otrosentido depende mucho de las propias tradiciones dequien pase a dominar sobre una cultura preexistente.Si sus conocimientos técnicos son superiores o sitiene una tradición arquitectónica y constructiva biendefinida, la cultura dominante puede hacer desapare-cer a la otra o como mucho, sólo pervivirán aquellastécnicas que presenten ventajas de aprovechamientode materiales locales o se adapten mejor a su clima-tología o medio ambiente. Sin embargo, si el nuevopoder político dominante tiene una escasa tradiciónarquitectónica, puede verse atraído por la de aquellos

a los que llega a dominar. Si su poder se extiende poramplias áreas geográficas, las posibilidades de difu-sión de la cultura arquitectónica de los ahora domi-nados puede verse difundida como anteriormente nopudo.

Quizás ejemplos antagónicos pero que ilustran lo

que acabamos de expresar sean los dos grandes im-

El alcazar orneya de Arnrnan,crisol de técnicas constructivas

Antonio AlmagroIgnacio Arce

perios que han llegado a dominar la cuenca medite-

rránea o al menos una parte importante de ella. Romadesarrolló por sí misma, si bien con notables influen-cias del mundo griego y helenístico, una arquitecturabasada en un conocimiento y dominio de determina-das técnicas constructivas que fueron uno de sus masclaros vehículos de expresión cultural. La arquitec-tura romana fue capaz, tanto mediante sus formascomo sobre todo mediante sus técnicas constructivas,de crear un medio homogéneo de expresión artísticay de realizaciones utilitarias. Desde Britania a Tripo-

litania o desde Hispania a Syria, la arquitectura, y so-bre todo las técnicas constructivas romanas no sufrenmas diferenciación que la de adaptarse a los materia-les disponibles en cada zona. Este modo de construir,creación y expresión de una cultura, constituyó a lavez un medio de homogeneización y una barrerafrente a otras influencias culturales y técnicas.

Tradiciones como las del mundo parto y sasánida,capaces de realizar obras de arquitectura de la cali-

dad y envergadura del gran salón de Ctesifonte, notuvieron las más mínima trascendencia en el mundoromano o bizantino. Adaptada a su medio y necesi-dades, la arquitectura que se desarrolla entre el siglo

I antes de Cristo y el siglo VI de la era en las mesetas

del Irán y en Mesopotamia, produjo formas que hoynos asombran por sus logros empíricos tales comolos arcos y bóvedas de perfil parabólico o las técni-cas de construcción sin cimbras de estos elementos.

El caso resulta inverso para el dominio islámico,

mucho mas falto en sus orígenes de tradiciones cons-

Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996.

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tructivas. La rápida expansión de los árabes en el si-glo VII desde la Península Ibérica hasta la India puso

en contacto a un naciente estado con culturas de muydiversas tradiciones: Sasánida, bizantina, visigoda,etc. todas ellas ajenas a la suya propia y de más vigo-roso desarrollo en el campo de la arquitectura.Cuando el dominio islámico se consolida con la di-

nastía omeya y surge la necesidad de construir edifi-cios que proclamen la nueva realidad política y cul-tural, los nuevos gobernantes tiene que acudir a las

diversas culturas de sus nuevos dominios en busca demodelos arquitectónico y operarios capaces de reali-zarlos. Quizás por ello, frente al mundo romano queunifica por la homogeneidad de su arte, el Islam sediversifica en múltiples variedades artísticas plante-ando como sugiere Grabar (Grabar 1979: 13-28) ladificultad de definir el arte islámico. Sin embargo,

este carácter diverso, fruto de múltiples aportacionesse convierte en vehículo de trasmisión y difusión detécnicas y estilos a todo lo largo del mundo musul-mán.

Cuanto acabamos de exponer tiene una clara ex-presión en un conjunto arquitectónico de cuyo estu-

dio y restauración venimos ocupándonos desde haceaños (Almagro 1983a, 1994b). Sin embargo, las ex-cavaciones y los trabajos de restauración mas recien-tes nos han puesto en evidencia datos de especial sig-nificación. El gran conjunto áulico construido enépoca omeya en la colina de la ciudadela de Amman(Yabal al-Qala) (Almagro 1983a) presenta muy cla-

ros testimonios de la fusión de culturas y técnicasconstructivas que se produce en los comienzos delperíodo islámico (figura 1). Levantado entre las rui-

nas de monumentales construcciones romanas cuyocarácter destaca a primer vista, la construcciónomeya se identifica por su distinto carácter y sobre

todo, por la inclusión de nuevas formas y especial-

mente de nuevas técnicas constructivas. La construc-ción romana, siguiendo su propiá tradición construc-tiva está realizada con grandes sillares de piedra(opus qudratum). Como en casi todo el oriente, no

aparece el uso de opus caementicium, probablementeporque la obtención de buena cal estuvo limitada por

la falta de combustible abundante. El carácter de losedificios romanos, merced también a la utilización de

los órdenes clásicos, obedece en todo al estilo deconstrucción de la cultura romana.

Aprovechando en parte los restos de las construc-

ciones romanas y bizantinas (Almagro 1994a), que

Figura!Vista parcial del conjunto del alcazar omeya de Amman

debían encontrarse ya en ruinas, los omeyas planifi-can el palacio siguiendo modelos de la arquitecturasasánida. Grandes salas abiertas por uno de sus fren-tes (iwanes) (figura 2) dispuestas en patios y muchasveces repetidas sin jerarquizar, arcos de perfil apun-tado, arrancando de impostas en saliente y el uso de

un nuevo material, el yeso, muestran claramente laincorporación de una cultura arquitectónica nueva.Junto a ella, conviven y siguen utilizándose, sobretodo, técnicas constructivas locales características dela época romana y bizantina. Hay partes del palacioconstruidas con sillería y la mayor parte de los murosy estructuras se realizan con mampostería que no di-

fiere en su aparejo y construcción de las fábricas deperíodos precedentes.

Figura 2Reconstrucción del edificio F del alcazar de Amman

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Esta convivencia de técnicas de tradición tan dis-par está poniendo en evidencia la participación deoperarios de muy distinta procedencia. Sabemos portextos, pero cada día hay mas evidencias materialesde ello, que los nuevos gobernantes acudieron a muydistantes áreas geográficas y culturales en busca deoperarios para atender sus numerosos proyectosconstructivos (Creswell, 1969:368). Sin duda el alcá-zar de Amman es una buena muestra de ello. Pode-mos conjeturar sin demasiadas dudas, que quién con-cibió y planificó este conjunto áulico provenía de lazona oriental del mundo islámico: de persia o meso-potamia. El concepto del palacio, la tipología de lamayor parte de los edificios y estancias y la generali-dad de las disposiciones estructurales y decorativasmuestran claramente el origen de su autor. Junto a éldebieron trabajar operarios que conocían materialesy formas de construir totalmente ajenos a la tradiciónromana y bizantina imperante hasta entonces en Sy-ria. Pero una obra de tal envergadura debió ser reali-zada sobre todo con recursos constructivos y huma-nos locales y su tradición y sus técnicas constructivasson también evidentes.

Las técnicas de tradición local no presentan dema-siadas particularidades, salvo el hecho de servir enmuchos casos como medio técnico para la construc-ción de formas novedosas. Así ocurre por ejemplocon la fábrica de cantería utilizada en la construcciónde las trompas de tipo sasánida que encontramos enla gran sala de ingreso del palacio. Estos elementosresuelven la transición entre la planta rectangular y elarranque circular de las semicúpulas de los lateralesde la sala. Sus modelos persas se construyeron conmampostería y yeso, enluciéndose después (Pope1939:498-504). Esto provocó la falta de rigor en sudefinición geométrica que pasó de ser medio cono auna forma indeterminada y moldeada directamenteen el sitio. Cuando se intentan repetir las ITÚsmas for-mas en cantería, la falta de una correcta definicióngeométrica impide la correcta resolución de su este-reotomía, obteniéndose finalmente una solución enque la cara exterior tuvo que ser sin duda labrada insitu.

También se resuelven con técnicas locales las nue-vas formas y tipologías de origen oriental. Así, losarranque de arcos y bóvedas se realizan siempre conun ligero saliente de escasos centímetros que muchasveces marca una falsa imposta muy por debajo del

inicio real de la curvatura de los arcos o las bóvedas.

También resulta novedoso respecto a la tradición 10-calla utilización de arcos apuntados que junto con elperalte producido por el descenso de los resaltes quemarcan la imposta, se aproximan a las formas para-bólicas a veces adoptadas en las construcciones sasá-nidas. Su construcción se realiza no obstante concantería o mampostería muy regular.

Las fábricas de mampostería utilizadas en la cons-trucción de los muros son, como ya hemos dicho, detradición local, al igual que los enlucidos. En amboscasos se utiliza mortero de cal, de escasa calidad ycon abundancia de cenizas vegetales en el asiento delos muros y de mejor calidad y consistencia en losenlucidos. No puede afirmarse en absoluto que la es-casa calidad de la cal utilizada se deba a un descono-cimiento de la técnica de su fabricación y puesta enobra, pues en algunos casos, especialmente en elasiento de la fábrica de sillería del vestíbulo, encon-tramos cal de enorme calidad y dureza. También enenlucido s, sobre todo de elementos hidráulicos comocisternas o canalizaciones, la cal es de gran calidad.La impresión que da es que la cal de los morteros deasiento de la mampostería es escasa en la proporciónen que se integra en éste y que la adición de cenizas,cuya finalidad no conocemos, no mejora el fraguado.La inclusión de estas cenizas ha podido tener dos ob-jetivos. En primer lugar esponjar el mortero en mu-ros de gran espesor permitiendo la entrada de anhí-drido carbónico para facilitar la carbonatación, peroevidentemente a costa de restar compacidad al mor-tero. También podría haberse considerado a las ceni-zas como aditivo para dar hidraulicidad al mortero,aunque esto resulta de dudosa eficacia dado el carác-ter de las cenizas que son de origen vegetal.

Mayor interés a nuestro juicio presentan las técni-cas constructivas de origen persa y mesopotámico.De ellas quizás lo mas resaltable es la aparición deun conglomerante prácticamente desconocido enconstrucciones anteriores en la zona, y cuyo uso notuvo tampoco continuidad, pero cuya expansión en elmundo islámico es bien notoria. Nos referimos alyeso, utilizado, podemos decir que de forma puntualen ciertos elementos constructivos del palacio (AI-magro 1983a: 144, 1995). Este material, al que sedebe en gran medida el desarrollo de la arquitecturasasánida, apenas tuvo uso en occidente antes de lallegada de los árabes. Sólo conozco su empleo comomaterial moldeable en la decoración de las termas ro-manas de Bílbilis, pero sin ninguna función como

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material estructural. Tras la conquista musulmana suuso llegó a ser casi exclusivo en amplias zonas de lapenínsula, como por ejemplo en el valle del Ebro y elsur de Aragón, en donde se utiliza como conglome-rante en fábricas de mampostería pétrea y de ladrilloy en tapiales (Almagro 1986). En ciertas zonas yconstrucciones su aparición es determinante para co-nocer si una obra es islámica o cristiana (Almagro1976:291, 1981:239) El alcázar de Amman es sinduda un punto de referencia a considerar en la expan-sión de las técnicas constructivas basadas en el usodel yeso por el mundo musulmán, tal y como otrosedificios de época omeya ya lo eran en su utilizacióncomo material para realizar las decoraciones.

El yeso aparece utilizado en elementos que reque-rían una puesta en carga inmediata. Fundamental-mente se trata de los dinteles de las puertas, forma-dos por piedras irregulares dispuestas con forma detosco dovelaje, y en las columnas (figura 3) y arcosde los patios, construidos igualmente con mamposte-ría irregular. Son elementos sin duda contemporá-neos al resto de las construcciones pues no se apreciasolución de continuidad en las formas y los aparejos,sino solo en el mortero que se utiliza para asentar laspiedras y que se extiende por todo el espesor delmuro, no pudiendo por tanto, corresponder a opera-ciones de reparación. En estos elementos era impres-cindible conseguir una elevada resistencia en cortoplazo de tiempo para poder proseguir la obra sin inte-rrupción. Sin embargo, lo más digno de resaltar es elrecurso a utilizar determinados elementos prefabrica-dos de yeso para permitir una construcción mas rá-pida y con menos medios auxiliares.

Figura 3Basa y trozo de fuste de columna conservados en el edifcio F

Entre los restos de las arquerías del edifico que de-nominamos F, caídas sin duda por efecto de un terre-moto, se ha podido individualizar con claridad la uti-lización de dos elementos distintos prefabricados. Setrata en primer lugar, de unas placas cuadradas de 80cms de lado y 4 o 5 cms de espesor (figura 4), que seusaban a modo de capitel sobre las columnas cilín-dricas. Servían para realizar la transición de la sec-ción circular de la columna a la sección cuadrada delas impostas de los arcos (figura 5). Como el materialutilizado es siempre piedra irregular, estas piezas ser-vían no solo para dar un perfil regular a las aristas,sino como elementos de soporte auxiliar, pero perdi-dos luego en la propia obra, sobre los que apoyar laprimeras piedras de los arcos. Las placas presentan

Figura 4Placa prefabricada de yeso usada como capitel

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una cara bien alisada mientras la otra aparece rugosa.Cuando apareció la primera adherida a un trozo decolumna, como la cara lisa aparecía en el mismo lado

en que se unía al fuste, pensamos que se trataba deuna base. Sin embargo, el hecho de formar una piezamovida y caída junto a una basa que estaba in situnos hizo recapacitar y analizada con mas deteni-miento. Fue entonces cuando nos dimos cuenta deque se trataba de una pieza independiente, que había

sido fabricada antes de su puesta en obra pues sóloasí podía ocurrir que estuviera bien alisada por sucara inferior, incluso en la zona en que apoyaba en elfuste. El análisis de otras varias que fueron apare-ciendo nos demostró que habían sido fabricadas, se-guramente con un sencillo molde de madera, en el

suelo sobre un simple lecho de arena. La cara supe-rior, que luego era colocada boca abajo para quedarparcialmente aparente, se alisaba con cuidado, segu-ramente con una llana o instrumento similar. La carainferior, sobre la que luego se iniciaba la construc-ción de los arcos quedaba rugosa con la forma del le-cho, facilitando una mejor adherencia del yeso y lamampostería. Para permitir una cierta continuidad de

las fábricas e impedir que estas placas supusieran unpunto de deslizamiento en la estructura, en el centro

de las mismas se dejaba un orificio de unos 20 cmsde diámetro, de forma muy irregular y abiertocuando el yeso aún no había fraguado. El hecho deque los orificios tengan forma de tronco de cono in-vertido, aunque muy irregular, demuestra que éste sehacía con el yeso sin fraguar y en la misma posiciónen la que eran fabricadas las placas.

Las otras piezas prefabricadas son unas piezas pla-nas de directriz curva utilizadas para definir las aris-tas del intradós de los arcos (figura 6). Estas piezas,cuya sustentación en obra se haría mediante unas li-

gerísismas cimbras o con maderas y palos de escasaentidad, debían cumplir varias funciones. En primerlugar definían la forma de los arcos no solo durantela ejecución de la obra, sino que como elementosperdidos constituían las aristas del intradós. Además

servían a su vez y en cierta forma de cimbra para lamampostería que formaba los arcos que al estar reci-bida con yeso, se adhería con facilidad a estas piezas,pudiéndose de este modo construir toda la estructura

con escasísismos medios auxiliares. Cuando toda lamasa muraria se enlucía con yeso, estas piezas, aligual que las que hacían de seudocapiteles quedaban

totalmente ocultas.

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Figura 6Piezas prefabricadas de yeso para la construcción de losarcos

La utilización de este tipo de elementos prefabri-cados de yeso con función de cimbras, ya sea comoelementos perdidos dentro de la fábrica o como pie-zas independientes recuperables o demolibles estádocumentada en Irán todavía en tiempos recientes.En unos apuntes del profesor G. Zander, gran cono-cedor de la arquitectura persa, distribuidos en elcurso del ICCROM de Roma en 1973, se recogíaneste tipo de técnicas para la construcción de cúpulasde mampostería y yeso. Por otro lado también he-mos podido comprobar el empleo de piezas pareci-das en los arcos diafragma de una construcción coe-tánea al alcázar de Amman en Jordania: el pequeñocastillo del desierto conocido como Qasr al-Jarrana(Urice 1987). Este edificio, asimismo de clarísimainfluencia sasánida y construido con mamposteríarecibida con mortero de yeso (Almagro 1983a:184),presenta una serie de salones cubiertos con arcostransversales sobre los que apoyan bóvedas de perfilmuy rebajado. En estos arcos transversales, cuyoaparejo es muy peculiar, adaptado sin duda para suconstrucción sin cimbra, se aprecia el uso de placas

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prefabricadas para formar las partes centrales de losmismos.

Estos detalJes constructivos, que quizás puedan te-ner un carácter anecdótico, resultan no obstante muyilustrativos de cuanto expresamos en un principio,pues se trata sin duda de habilidades constructivas quesolo quienes las han practicado habitualmente seríancapaces de realizadas con soltura y de forma sistemá-tica. Resulta en todo caso paradójico que no se utili-cen en el palacio de Amman técnicas semejantescomo las que permiten construir bóvedas de ladrilJosin cimbra, para la construcción de estructuras above-dadas. Las que hemos podido conocer o conjeturar so-bre su disposición en el alcázar de Amman, sabemosque estaban construidas con piedras con una labra in-cipiente y con forma de dovelas y por tanto sostenidaspor cimbras durante el proceso constructivo. Elladri-110,que hubiera hecho factible el construir sin dichoselementos auxiliares, solo aparece utilizado en el hi-pocausto del baño y posiblemente en los antepechosde las terrazas. La técnica de roscar las bóvedas de la-drillo con las piezas sentadas con yeso y a bofetón so-bre la rosca anterior iniciando el proceso a partir deuno de los muros de los testeros, fue utilizada en otrasconstrucciones omeyas como Qasr al-Masata y Qasral Tuba. En estos edificios se puede observar otro de-talle también relacionable con el alcázar de Amman.Se trata de marcar con las yemas de los dedos las jun-tas de los ladrillos. En una de las basas del edificio Fque ha conservado parte del enlucido, se aprecia unacabado semejante a base de estrías cruzadas hechascon las yemas de los dedos. Lo que no sabemos es siéste era el acabado definitivo o si servía para facilitarla adherencia de un enlucido final.

No todas estas técnicas se difundieron por igual entodo el mundo musulmán. El uso del yeso sí se genera-lizó en todo el norte de Africa y en al-Andalus. Lastécnicas de construcción de bóvedas de ladrillo sincimbras llegaron también a al-Andalus y están biendocumentadas en época Nazarí (Almagro 1991) y tam-bién con anterioridad (Hemández 1975). Disposicio-nes como el arranque de arcos y bóvedas en un ligerosaliente de escasos centímetros las tenemos en épocaemiral (Almagro 1983b:98) y se mantienen como re-curso característico en todos los períodos del dominiomusulmán de la península. El uso de piezas prefabrica-das de yeso es abundante en las organizaciones deco-rativas y si podemos considerar los mocárabes comopiezas estructurales, tendríamos aquí también un ejem-

plo de trasmisión y pervivencia de las mismas tradicio-

nes constructivas. Las formas y tipologías arquitectó-nicas sasánidas tuvieron menos fortuna en el occi-dente. Ni las salas abovedadas abiertas en uno de susfrentes (iwanes) ni las columnas cilíndricas con baseprismática y sin capitel, ni los arcos apuntados o de di-rectriz parabólica llegaron a al-Andalus. Seguramentecuestiones climáticas y de tradiciones distintas detu-vieron su expansión que solo llega parcialmente aEgipto. Los arcos apuntados solo harán su aparición

estructural en los siglo XI Y XII Y siempre unidos a laforma de herradura. Sin embargo la difusión de otrosaspectos, sobre todo constructivos, prueba hasta que

punto nuevas situaciones políticas y culturales facili-

tan la difusión de tradiciones y técnicas constructivasdesconocidas con anterioridad en zonas distantes.

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