Junto a estas líneas, fachada de la impresio-nante casa que Sebastián Castella y Patricia Vásquez tienen en Sevilla, con la piscina en pri-mer término y la escultura de un Buda rodeada de velas. A la derecha, una bonita imagen de la pareja, que se casó el 2 de octubre del año

pasado, en Cartagena de Indias (Colombia)

«Patricia es mi mejor amiga, mi confi dente, mi amante… Y Atenea es más de lo que había soñado. ¿Qué más puedo pedir? Lo tengo todo»

«No es la típica casa de un torero, pero yo tam-poco me considero un torero al uso… Tiene mu-chas infl uencias y refl eja mucho mi personali-

dad y la de mi mujer»

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El diestro francés posa por primera vez con la bella actriz colombiana y con su hija, Atenea

SEBASTIAN CASTELLA Y SU ESPOSA, PATRICIA VASQUEZ

NOS ABREN LAS PUERTAS DESU ESPECTACULAR RESIDENCIA SEVILLANA

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«Casarme y ser padre es lo que me faltaba para la felicidad plena. La familia es el complemento que

me lleva a ser mejor cada día»

«Tengo una familia divina que me es-pera en casa y sigo teniendo el toreo, que es mi pasión», nos desvela en esta entrevista Sebastián, al que ve-mos, en la imagen superior derecha, junto a su mujer, Patricia, y a su hija, Atenea, relajados en el jardín princi-pal de la casa, riendo con las ocu-rrencias de la pequeña. Junto a estas líneas, la guapa actriz colombiana con su bebé, al borde de la piscina

S EBASTIAN Castella salió con catorce años de su Beziers natal persiguiendo el

sueño de ser torero. Hoy, con veintiocho, su éxito arrollador y poderoso le ha convertido en

una de las primeras guras del escalafón. De ca-rácter tímido y solitario, en un gesto extraordina-rio, el diestro nos abre por primera vez las puer-tas de su casa de Sevilla, una vivienda moderna, de diseño, con in uencias de sus múltiples viajes, y en cuya decoración se ha implicado él mismo, como nos explica en esta entrevista. Allí vive feliz con su esposa, la bella actriz colombiana Patricia Vásquez —con la que se casó el pasado 2 de octu-bre, en Cartagena de Indias—, y su hija, de nueve meses, Atenea. En este excepcional reportaje, el torero francés ha accedido también a posar por primera vez con las dos mujeres de su vida y nos abre su corazón, haciéndonos partícipes de sus dos pasiones: los toros y su familia.

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—Sebastián, tu casa es espectacular, no parece que tenga nada que ver con la típica casa de un tore-ro…

—No, no lo es… Yo tampoco me considero un torero al uso. Es una casa con muchas in uencias y creo que re eja mucho mi personalidad y la de mi mujer.

—Como dices, tu imagen no se corresponde a la que se tiene de los toreros… ¿Te gusta romper con los tópicos?

—Me gusta hacer lo que pienso y lo que siento, y en ocasiones no se corresponde con lo que se espe-ra de mi mundo. Pero no lo hago de forma inten-cionada. Lo que sí tengo muy claro es el respeto máximo a mi profesión, a la que me dedico en cuer-po y alma.

—Es una casa moderna, con mucho color… ¿Te has implicado tú en la decoración?

—Sí, me encanta la decoración; queríamos hacer

de esta casa un lugar moderno y a la vez muy cálido, fuimos cogiendo ideas de los lugares que más nos gustan. A Patricia le encantan los colores y a mí también, así que logramos formar un buen equipo con el decorador, José Campuzano, que ha sido la persona que se ha encargado de la obra y el diseño interior.

—Los toros, como no podía ser de otra manera, están presentes en muchos rincones de la casa...

—Sí, claro, pero lo puramente taurino solo está en un salón de la casa. No son los elementos princi-pales. Hemos buscado que cada espacio tenga su propia identidad. Vivimos en Sevilla, estamos aquí encantados, pero yo soy francés y mi mujer, colom-biana. Hemos querido plasmar todo eso…

—Este salón es como un museo, ¿no? Háblame de este rincón…

—Este rincón es donde encuentro mis silencios. Es donde fumo, de vez en cuando, mis puros, en-

contrando todos mis recuerdos. Es uno de los luga-res mágicos de la casa.

—¿Entre esos recuerdos hay alguno con un signi- cado más especial?

—Ahí están mis primeros trofeos ganados en tie-rras americanas, que, en parte, me permitieron abrir las puertas de España. Están las cabezas de to-ros más importantes de mi carrera hasta el momen-to, los vestidos de torear más especiales de aquellas fechas marcadas en mi trayectoria… Además, hay uno antiguo que era de mi padre, que también qui-so ser torero.

—Hay otra estancia de la casa, la bodega, que llama también la atención por su diseño...

—Con José Campuzano, el decorador, buscamos hacer una bodega elegante y moderna, acorde con el estilo del resto de la casa…

—¿Eres a cionado a los buenos vinos?(SIGUE)

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«La casa es creación de Sebastián, yo soy los colores que se ven y se sienten al estar en ella», nos comenta Patricia. Arriba, el salón de la casa, muy cálido, con dos sofás enfrentados en terciopelo morado y presidido por una impresionante alfombra de formas geométricas y múltiples colo-res. La casa está llena de elementos decorativos traídos de los numerosos viajes que Sebastián y Patricia han realizado por todo el mundo. A la

derecha, otra imagen de la feliz familia

«Me encanta la decoración. Queríamos hacer de esta casa un lugar moderno y cáli-do a la vez. Tanto a Patricia como a mí nos encantan los colores», afi rma el diestro

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—Como sabes, los toreros viaja-mos mucho, y en esas experiencias he ido descubriendo otros placeres de la vida, y uno de ellos es la a ción a los buenos vinos. Ahora mismo es una pasión fascinante.

—Hablemos de tu nueva faceta como marido y como padre. ¿Cómo te ha cambiado la vida?

—Es lo que me faltaba para la feli-cidad completa. Tengo una familia divina que me espera en casa y sigo teniendo el toreo, que es mi pasión. La familia es el complemento que me lleva a ser mejor cada día.

—¿Se puede decir, utilizando un símil taurino, que Patricia y

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«Lo puramente tauri-no solo está en un salón de la casa… En ese rincón encuentro mis silencios, todos

mis recuerdos»

«Aquí están mis pri-meros trofeos en América —que, en parte, me abrieron las puertas de España—, las cabezas de los to-ros más importantes de mi carrera, los ves-tidos de torear más

especiales…»14

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Atenea son la mejor faena de tu vida?

—Totalmente. Sin ningún lugar a dudas…

—¿Ahora tienes más equilibrio, más estabilidad?

—La vida de un torero es muy complicada emocionalmente. Tiene altibajos constantes. Desde que co-nocí a Patricia tengo cada día más tranquilidad, porque ella me apoya en todas esas batallas de la vida. Gra-cias también a su experiencia profe-sional nos complementamos en todo… Es una suerte habernos en-contrado.

—Dicen de ti que te gusta mucho disfrutar del silencio… ¿Ahora, con la niña en casa, has tenido que cam-biar el chip?

—El silencio forma parte de las horas muertas de un torero. Las sigo

teniendo y disfrutando. Son necesa-rias para mí… Pero es cierto que al llegar a casa, desde que nació Ate-nea, es un mundo distinto. Intento disfrutarla al máximo.

—¿Cómo eres como padre?—Soy un hombre muy feliz que

intenta hacerlo de la mejor mane-ra posible. Con mucho cariño y entrega.

—¿Ahora eres, quizá, más casero?—Antes me iba el día antes de to-

rear y no tenía prisa en volver. Desde que tengo familia, me ocurre el efec-to contrario: estoy deseando volver. En casa lo tengo todo. Afortunada-mente y sin ninguna duda, me he hecho muy casero.

—¿Eres romántico?—El romanticismo es una parte

importante del toreo, siempre recal-

Vista del salón taurino, en el que Sebastián atesora sus trofeos y las ca-bezas de toros más signifi cativas. A la derecha en la fotografía se aprecia la fi gura de la Virgen de Fátima, de la que Sebastián es muy devoto y ante la que siempre hay velas encendidas cuando torea. A la izquierda, el dies-tro posa con algunos de los vestidos de torear más especiales, como el que perteneció a su padre (primero por la izquierda en la fi la superior); con el que toreó un Domingo de Resurrección en Sevilla, siendo el primer torero extranjero en participar en ese festejo (grana y oro); con el que protagonizó una de las tres salidas a hombros de Las Ventas (lila y oro), el de la Goyesca de Ronda (blanco y azabache) o el de la Picassiana de

Málaga (con rombos en las mangas). Al lado, otro detalle del salón

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co eso; no se debe de perder. En la vida también lo soy, y hasta dejo caer algunas lágrimas cuando veo ciertas películas…

—¿Cómo es Patricia?, ¿qué la hace única y especial para ti?

—Patricia es mi mejor amiga, mi con�dente, mi amante… Sin duda, un gran complemento. ¿Qué más puedo pedir? Lo tengo todo.

—Atenea aún es pequeña, pero ¿os gustaría tener más hijos?

—Sí, nos gustaría encontrar un hermanito para Atenea..., claro que sí.

—¿En este momento tienes todo lo que habías soñado?

—Atenea es más de lo que ha-bía soñado…

—¿Cómo es el Sebastián Caste-lla que no conocemos?

—Para saberlo hay que entrar en mi mundo…

—En cierta ocasión dijiste que si no fueras torero hubieras sido piloto de «rallyes». ¿Qué a ciones tienes?

—Me gustan los deportes extre-mos. Tener miedos y lograr ven-cerlos. Una de mis otras pasiones es el buceo. Descubrir ese fasci-nante mundo marítimo que tanto

Sobre estas líneas y abajo, dos de los dormitorios de la casa, de estilo diferente, pero ambos elegantes y muy modernos, como el resto de las estancias de la vivienda. En la otra página, arriba, el «spa» de la piscina, al aire libre, a la luz de las velas —tanto Sebastián como Patricia son dos apasionados de este tipo de iluminación—,

y abajo, el comedor de verano

«Me he vuelto muy casero. Antes me iba el día antes de torerar y no tenía prisa en volver. Desde que tengo familia, me ocurre lo contrario: estoy deseando volver», con�esa Sebastián

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intimida... Me encanta también la música, siempre está sonando en nuestra casa, y el cine.

PATRICIA: «SER MADRE Y ESPOSA ES EL PERSONAJE DE MI VIDA»

—Patricia, enhorabuena por la casa. Tú también tienes parte en la decoración, ¿no?

—La casa es creación de Sebastián, yo soy los colores que se ven y se sien-ten al estar en ella.

—Eres una actriz muy reconocida en toda Latinoamérica. ¿Cómo te has adaptado a vivir en Sevilla?

—Gracias a mi trabajo he tenido la oportunidad de estudiar y trabajar en distintos lugares, me he visto obligada a moverme, a coger las maletas y adap-tarme a nuevos comienzos. Pero Sevilla ha sido diferente; más que tener que adaptarme, es el lugar donde me ena-moro cada día más de mi familia, es donde vivo con todo mi corazón con los amores de mi vida. Es un regalo de la vida despertar y verlos a mi lado.

—¿Cómo vas a compaginar el cui-dado de Atenea con tu profesión?

—Atenea es mi prioridad en este momento, sin abandonar mi profe-sión, claro. Ser madre y esposa es el personaje de mi vida, sin duda.

—¿Tienes proyectos para trabajar en España?

—Por ahora, nada muy interesan-te. Pero estoy segura de que saldrán más adelante. Confío en poder traba-jar aquí, me gustaría mucho.

—¿Qué supone para ti ser la mujer de un torero?

—Soy la mujer de un hombre que día a día lucha por un sueño y yo soy ese pilar para que lo logre.

—Y cuando se marcha a torear, ¿cómo llevas las ausencias?

—Jamás dejamos de estar conecta-dos; las ausencias yo las llamaría silen-cios, y los silencios son necesarios para enriquecer el alma.

—Vuestra historia es como de cuento, creo que fue amor a primera vista…

—Hay una canción, un vallenato que Sebastián me dedicó, y voy a com-partir una estrofa con vosotros porque yo no podría contarlo mejor: «Cómo olvidar aquel momento en que nos vi-mos,/dos corazones a mil millas por segundo/salieron disparados loca-mente a enamorarse y nada los detu-vo,/terminaron enredándose y nació el amor más grande del planeta».

—Tú estabas en Colombia y él en España, y nalmente superasteis todas las barreras geográ�cas…

—El amor verdadero es más fuerte que todo… Parece un cliché, pero hoy sé que así es.

—¿Cómo es Sebastián? ¿Qué te conquistó de él?

—Sebastián tiene un corazón muy grande. Me gusta su seriedad, su for-ma de ver la vida, de amar, la lealtad por sus amigos, su familia, la delidad a sus ideales, sus principios…

—¿Te ha sorprendido en su faceta como padre?

—Yo sabía que iba a ser buen pa-dre y no me equivoqué: es el mejor, se derrite con Atenea. Está siempre atento a ella.

—¿Pensáis estableceros para siem-pre en España o tal vez en el futuro os vayáis a vivir a Colombia?

—Hoy estamos aquí, este es nues-tro hogar, aunque pasemos largas temporadas en nuestro escondite en Cartagena de Indias, en Colombia. El futuro ya lo iremos viendo y deci-diendo día a día.

Texto: SILVIA CASTILLOFotos: ANDREA SAVINI

Coordinación: PANCRATES COMUNICACION

(www.pancrates.com)Peluquería y maquillaje: FRANCISCO FLORIDO

para LORENA MORLOTEVestuario: DOLCE & GABBANA

PATRICIA: «Yo sabía que Sebastián iba a ser buen padre, y no me equivoqué: es el mejor, se derrite con Atenea. Está

siempre atento a ella»

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En esta imagen, Sebastián, Patricia y Atenea, en la cocina de su casa, de-corada, como se aprecia en el frontal superior, con relojes que marcan la hora exacta de todos los países con los que tienen relación. A la izquierda, una vista de la impresionante bodega de la casa. Sebastián admite que, gra-cias a sus vivencias en los diferentes viajes, ha descubierto su afición al mundo del vino: «Ahora mismo, es una pasión fascinante», dice el torero

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La casa alberga tam-bién una plaza de toros cubierta y rectangular, donde Sebastián torea

en soledadArriba, Sebastián ante uno de sus capotes, en la pla-za de toros cubierta que tiene dentro de su pro-pia casa y en la que, al-guna vez, se ha soltado una res para torearla, y cuyos burladeros, de madera, están talla-dos a mano. A la iz-quierda, el patio que da acceso a la pla-za, todo un museo taurino, con cabe-zas de toros, tro-feos, fotografías de Manolete (el gran referente del torero francés) o recuerdos, como el cartel que Jean Nouvel pintó para Sebastián cuando se encerró con seis toros en Nimes. A la dere-cha, cariñoso gesto de la pareja con su hija en brazos, ante la puesta de sol que contemplan cada día desde su casa, y con su perro, «Na-hum», que Patricia se trajo con ella

desde Colombia 21