el discurso del pavo

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  • 7/23/2019 El Discurso Del Pavo

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    El discurso del pavo

    El nio haba esperado el bus en la acera marcada con la cinta amarilla y lo haba tomado despus de

    que lo hicieron todos los pasajeros. A diferencia de los otros, el nio llevaba un pavo debajo del brazo. Y

    quienquiera que haya visto un pavo debajo de un brazo, sabe que no hay animal ms pacfico, ms

    inofensivo y serio y que nin!uno representa con mayor propiedad su papel de vctima propiciatoria.

    El nio se sent" en uno de los asientos laterales, contra la ventanilla. #levaba al pavo para al!una parte.

    $al vez a venderlo en el mercado. $al vez a re!alarlo. $al vez %para que al!o fuera e&trao% simplemente lo

    llevaba a dar una vuelta por la ciudad, como llevan las damas su pe'ins favorito. En todo caso, el nio

    iba all tan pacfico, inofensivo y serio como el pavo.(e pronto, cuando ya pareca haber pasado el momento oportuno para protestar, la dama que ocupaba

    el asiento vecino empez" a incomodarse. )rimero se incomod" con un !esto displicente. #ue!o, como en

    un proceso de reacciones internas se llev" las manos a las narices. (espus se estir", busc" al cobrador

    con la mirada llena de prop"sitos amenazantes y, finalmente, cuando el proceso interno lle!" a su punto de

    ebullici"n, hizo la estridente protesta que pareci" un verso fabricado para la literatura de tocador*

    %+i no me quitan este pavo me desmayo-

    $odos sabamos, desde lue!o, que aquella saludable y peripuesta seora era capaz de todo, menos de

    desmayarse. )ero la protesta haba sido formulada en un tono tan contundente, tan definitivo e irrevocable,

    que todos empezamos a temer que sucediera lo que sucede siempre. Es decir, que bajaran al nio con el

    pavo.

    Y l iba all, contra la ventanilla, pe!ada la frente al borde de madera, sin nin!una preocupaci"n por lo

    que pudiera decir la seora. En sus brazos, el pavo tena toda la distinci"n de un caballero venido a menos,

    de uno de esos mendi!os a quienes todos respetan porque recuerdan que, diez aos antes, era uno de los

    hombres ms acaudalados de la ciudad. (i!no, intachable, el pavo pareca ser la nica cosa lo

    suficientemente humana como para desmayarse frente a un mal olor.

    Entonces al!uien propuso, en voz alta, que se le aceptaran los diez centavos del pasaje, para que el

    pavo pudiera ocupar el puesto de la mujer. /tro, menos !uas"n, ofreci" cambiar su asiento con el de la

    indispuesta dama. )ero ella no pareca dispuesta a transi!ir, sino que, rechazando todas las f"rmulas

    propuestas, insisti", con palabras que iban para discurso cvico, que no poda permitirse que en un

    vehculo de servicio pblico viajaran animales emplumados en confusi"n con los implumes.

    Y ante la rabiosa andanada de aquella viajera patri"ticamente antiptica, el pavo permaneca di!no,sereno, imperturbable. 0unca se vio pavo ms insultado, pero tampoco animal ms discreto y

    silenciosamente ir"nico.

    1abriel 1arca 2rquez

    34acques 1ilard 3recopilador5, 6$e&tos costeos77, 8ru!uera, 8arcelona, 9:;95