el dr. hergueta en oviedo

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Año xe Barcelona 30 de Enero de 1935 Núm. 3 EL RESTAURADOR FH RMHeEUTie© •O Afiliada a la Asociación Española de la Prensa Técnica y Profesional Redacción y Administración) Paseo de Gracia, 75, pral., 2.a SUMARIO: El Dr. Hergueta en Oviedo. —Investigación toxicológica del mercu- rio.—Bibliografía.—Revista de revistas.—Observaciones sobre la amilasa circulante.—Los fermentos lácticos en medicina y cirugía.— Constitución de los cuerpos coloreados que se forman en la reacción de la acetona de Rimini y en algunas de sus variantes.—Sección oficial.—Noticias. REDACTORES A. Borrell, C. Castells, A. Coloriief, R. Cusí, R. Gavaldá, J. Isamat, J. Pascual S. Punsoda, F. Raurich, R. Rogerío-Sánchez Martínez, C. Torres González, N. Vergés COLABORADORES F. J. Blanco Juste, j. Casares, F. de Castro, R. Casamada, C. Chicote, F. Cig" noli, O. Fernández, F. Finestres, R. Folch, P. Font Quer, G. P. Forrester, J. Goi- zueta, J. B. Gomis, F. Hergueta, R. Herrero de la Orden, L. López Pérez, J. Mar- tínez Salas, N. Miret, L. Narbona, S. Pagés Maruny, F. J. Palomas, L. Pérez de Albeníz, J. M. Remís de Prado, J. Rogerio Sánchez, E. Soler, S. Tayá, L. Torres Canal, O. Utande, T. Zúñíga Cerrudo. El Dr. Hergueta en Oviedo El Dr. Hergueta, Jefe de la Restricción de Estupefacientes, visitó en viaje Oficial a los compañeros de Oviedo y mayoristas, y en las inspeccio- nes que llevó a efecto, tomó nota de las substancias tóxicas, que en los saqueos revolucionarios del mes de Octubre se llevaron de las farmacias y almacenes los Comités revolucionarios y recogió buen número de rece- tas despachadas en las farmacias de Oviedo, Mieres, Sama, Pola de Siero, Laviana, etc., firmadas por dichos Comités. El Dr. Hergueta celebró confe- rencias con el Gobernador General Sr. Velarde y con el delegado especial de la Subsecretaría de Sanidad Dr. Espinosa.

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Page 1: El Dr. Hergueta en Oviedo

Año x e Barcelona 30 de Enero de 1935 Núm. 3

E L R E S T A U R A D O R F H R M H e E U T i e © •O

Afiliada a la Asociación Española de la Prensa Técnica y Profesional Redacción y Administración) Paseo de Gracia, 75, pral., 2.a

S U M A R I O : El Dr. Hergueta en Oviedo. —Investigación toxicológica del mercu­rio.—Bibliografía.—Revista de revistas.—Observaciones sobre la amilasa circulante.—Los fermentos lácticos en medicina y cirugía.— Constitución de los cuerpos coloreados que se forman en la reacción de la acetona de Rimini y en algunas de sus variantes.—Sección

oficial.—Noticias.

REDACTORES A. Borrell, C. Castells, A. Coloriief, R. Cusí, R. Gavaldá, J. Isamat, J. Pascual S. Punsoda, F. Raurich, R. Rogerío-Sánchez Martínez, C. Torres González, N. Vergés

COLABORADORES F. J. Blanco Juste, j . Casares, F. de Castro, R. Casamada, C. Chicote, F. Cig" noli, O. Fernández, F. Finestres, R. Folch, P. Font Quer, G. P. Forrester, J. Goi-zueta, J. B. Gomis, F. Hergueta, R. Herrero de la Orden, L. López Pérez, J. Mar­tínez Salas, N. Miret, L. Narbona, S. Pagés Maruny, F. J. Palomas, L. Pérez de Albeníz, J. M. Remís de Prado, J. Rogerio Sánchez, E. Soler, S. Tayá, L. Torres

Canal, O. Utande, T. Zúñíga Cerrudo.

El Dr. Hergueta en Oviedo El Dr. Hergueta, Jefe de la Restricción de Estupefacientes, visitó en

viaje Oficial a los compañeros de Oviedo y mayoristas, y en las inspeccio­

nes que llevó a efecto, tomó nota de las substancias tóxicas, que en los

saqueos revolucionarios del mes de Octubre se llevaron de las farmacias

y almacenes los Comités revolucionarios y recogió buen número de rece­

tas despachadas en las farmacias de Oviedo, Mieres, Sama, Pola de Siero,

Laviana, etc., firmadas por dichos Comités. El Dr. Hergueta celebró confe­

rencias con el Gobernador General Sr. Velarde y con el delegado especial

de la Subsecretaría de Sanidad Dr. Espinosa.

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30 El Restaurador Farmacéutico

Los farmacéuticos de Oviedo agasajaron al Sr. Hergueta con un ban­quete.

El último dia de su estancia en Oviedo se celebró una sesión en el Colegio de farmacéuticos a la que asistieron los Sres. D. Mariano de la Vega; D. Víctor Vigil; D. F. Márquez; D. Sixto Menéndez Santino; Don Emilio Castañón; Doña Manuela González; D. Tomas Fernández Trellés; D. Manuel Olay; D. José López de Argüelles; El Regente de la Sra. Viuda de Fernández Ramos; D. Luis García de Madrid; D. Félix Fernández M i ­randa; D. Coerio Carabot; D. Alfonso López García Jové; D. Luis García Lamuño; D. Oscar Rodríguez Longoria y D. Francisco López García Jové.

El Dr. Hergueta que presidía el acto, saludó a sus compañeros y tuvo palabras de gratitud por las muchas atenciones de que había sido objeto.

En dicha reunión hubo un cambio de impresiones y el Sr. Hergueta contestó a las muchas consultas que se le hicieron unas sobre la manera de llevar la contabilidad de los estupefacientes, y otras de algunos extre­mos referentes al mismo asunto.

El Sr. Hergueta dió las normas que debieran seguir, y se despidió, ofreciéndose incondicionalmente a todos en el cargo que está ejerciendo y acto seguido se levantó la Sesión, quedando altamente satisfechos los far­macéuticos ovetenses de la amabilidad y atenciones que había tenido con ellos el Jefe de la Restricción de Estupefacientes, acordando bajar todos a la Estación a despedirle, en donde le hicieron una gran manifestación de cariño y simpatía.

Oviedo 14 Enero 1935.

Inves t igac ión tox ico lóg ica del mercurio En la marcha general para el reconocimiento de metales, el mercurio

debe buscarse en el precipitado producido por el hidrógeno sulfurado que és insoluble en el sulfuro amónico, el cual puede contener además los sul-furos de plomo, cobre, cadmio y bismuto.

En análisis toxicológico se sigue corrientemente la marcha general, y la cantidad de precipitado probablemente será muy pequeña se trata repe-

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t i Restaurador rarmaceuiico 31

tidas veces sobre el mismo filtro con algunos centímetros cúbicos de ácido nítrico diluido al tercio y caliente

El sulfuro de mercurio no se disuelve y los sulfuros de los demás me­tales pasan en solución con el líquido transformados en nitratos.

Si sobre el filtro queda irn residuo, aún cuando este no tenga un color negro debe buscarse en él el mercurio y para ello se trata por ácido clorhí­drico diluido y caliente en el que de antemano se han disuelto unos crista­les de clorato potásico. El líquido filtrado se recoge en una capsulita de porcelana y se evapora al baño maría hasta sequedad; al residuo de la eva­poración se le añaden dos o tres centímetros cúbicos de agua acidulada con ácido clorhídrico, se filtra y en el filtrado se investiga el mercurio.

Ahora bien, puede darse el caso que se encuentre éste en tan pequeña cantidad, que las reacciones más indicadas, tales como el cloruro estan-noso, la de la laminita de cobre, la del ácido fosforoso, la del ioduro potá­sico, etc., etc., se presenten dudosas cuando nó francamente negativas. Entonces puede recurrirse al empleo del reactivo de Bettendorf que de una manera indirecta nos descubrirá la presencia del mercurio, si es que existe.

Sabido es que el método de Bettendorf consiste en la precipitación de arsénico en medio clorhídrico por acción del cloruro estannoso.

Bing y Brown (1) observaron que esta reacción se verifica en diez mi­nutos cuando la concentración en arsénico equivale a un mi l ig ramo y medio po r l i t r o pero si se añade al líquido cloruro mercúrico, aún cuan­do la concentración de este sea de 1/100.000, la coloración parda aparece inmediatamente.

Preparando pues una solución que tenga una equivalencia en arsénico a la indicada anteriormente y añadiendo el reactivo de Bettendorf, si al agregar el líquido problema la coloración se presenta instantáneamente o al cabo de breves momentos, puede afirmarse la existencia de mercurio.

La sensibilidad de esta reacción es muy grande pues permite apreciar cantidades de mercurio hasta la concentración de 2 X ^0 — 8 •

A. COLOMER Y PUJOL.

(1) Ind. Eng. Chem. Anal. Ed. f. 5, pág. 168-175.

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impurezas y falsificaciones de los medicamenfos, por J o a q u í n Mas Guindal .

En vista de que no todos los productos que llegan a manos del farma­céutico son químicamente puros es necesario conocer sus impurezas y fal­sificaciones que pueden presentar estas substancias, y el estudio de estos es el objeto de la publicación del Dr. J. Mas Guindal.

Como puede suponerse son muchas las substancias que pueden sufrir falsificaciones y llevar impurezas, siendo difícil hacer una buena clasifica­ción de los mismos; el Dr. J. Mas Guindal hace su estudio por orden alfa­bético de las substancias que han de investigarse.

En otro capítulo trata de las lalsificaciones a que se someten los me­dicamentos siendo como se puede colegir fácilmente de un gran interés su conocimiento.

Revista de Revista»

Comentarios a la actuación de algutjas formas de hipertiroidis-njo en relación con la diyodotirosina.—Dr. Leandro Cervéra.

Sesión del 11 de Junio de 1934. Academia de Medicina de Barcelona. Presenta una primera serie de historias clínicas de enfermos de hipertiroi-dismo tratados por él con la Diyodotirosina (3,5-diyodo-4 oxifenilalanina).

Esta casuística, muy notable, pues comprende formas gravísimas de la enfermedad de Basedow, dió motivo al disertante para que glosara va­rios aspectos clínicos que la patología y el tratamiento de las afecciones del tiroides plantean al internista y al endocrinólogo.

Resume la bibliografía motivada por la nueva sustancia, y a continua­ción expuso los fundamentos de su farmaconinamia e hizo notar las parti­cularidades qúe hay que tener en cuenta para asegurar el éxito en la uti­lización de la nueva sustancia.

Llamó la atención sobre la importancia de asociar esta terapéutica con los métodos fisioterápicos hasta hoy dia empleados.

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Finalmente, aporta seis interesantes historias clínicas, y como conclu­siones provisionales propone las siguientes:

Primera. Que la Diyodotirosina ejerce una acción en todos los casos de tireotoxicosis ensayados. .

Segunda. Que esta acción parece antitética a la de tiroxina y tiene cuatro características constantes: aumento de peso, disminución del meta­bolismo basal, frenación cardíaca y aumento de euforia.

Tercera. Que una dosis diaria aconsejable es la que oscila entre 0,20 y Q, 30 gramos.

Cuarta. Que en los casos donde la acción de esta sustancia se mani­fiesta con más espectacularidad son aquellos en los cuales es empleada a seguido de la roentgenoterapia.

OBSERVACIONES SOBRE LA AMILASA CIRCULANTE Por el doctor E R N E S T O R. JULIÁ

De Anales de la Asociación de Química y Farmacia del Uruguay

(CONCLUSIÓN)

Buscando la explicación de este fenómeno, hemos llegado a pensar, que tal vez ocurriese en esto lo que pasa cuando se inyecta ciertos antíge-genos en animales que ya han desarrollado en su organismo anticuerpos contra estos antígenos; investigada la cantidad de anticuerpos, poco tiem­po después de la inyección, se observa una disminución pasajera en el te­nor en anticuerpos (fase negativa), disminución que se interpreta admitien­do que cierta cantidad de los anticuerpos circulantes se fijan sobre el antí-geno inyectado. i

Pero esta idea fué rechazada de inmediato. Aceptar la producción de la «fase negativa>, es decir, esta fijación, tratándose de una diastasa, sería negarle a ésta su carácter más importante: el de agente catalizador; no hay que pensar, por lo tanto, en que este fermento pueda entrar en combi­nación.

Descartada la hipótesis anterior, atribuímos el descenso de la facultad amilolítica a la circunstancia de que la sangre extraída después de la inyec­ción, contiene, como hemos visto, una mayor proporción de glucosa que la extraída antes; ahora bien: este exceso de glucosa, introducido en el siste-

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34 J£l Restaurador Farmacsutico

ma, sangre -f- almidón, podía ejercer una acción inhibidora en el proceso diastásico. Pero haciendo el cálculo de este exceso, nos encontramos que representa una cantidad que pocas veces excede de un niiligramo.

Además, la cantidad total de glucosa (glucosa preexistente + glucosa formada), encontrada en igualdad de tiempo, es siempre inferiar en el caso de la sangre extraída después de la inyección.

Si experimentalmente se agrega al sistema constituido con la sangre extraída antes, una cantidad de glucosa correspondiente a ese exceso, igualmente se forma una cantidad de azúcar mayor que en el sistema de la sangre extraída después.

Luego, hemos encontrado una explicación, que creemos ha de ser la verdadera, puesto que ha sido corroborada por la observación de algunos hechos, y es la siguiente: Al inyectar en la cavidad peritoneal la jalea de almidón, y aumentar la cantidad de glucosa en la sangre, ha de acentuarse el poder osmótico de ésta, absorbiendo líquidos de los tejidos. Esto trae como consecuencia el aumento del volumen sanguíneo, con el descenso consecutivo de la proporción de las substancias contenidas en ella.

Como es sumamente difícil, si no imposible, hacer la determinación «exacta> del volumen sanguíneo en forma que el animal conserve su vita­lidad, hemos recurrido a la valoración de otros elementos sanguíneos, antes y después de la inyección de almidón, para verificar si ellos sufrían también una disminución paralela a la del fermento amilolítico. De producirse esto, el aumento del volumen sanguíneo quedaba comprobado.

Hemos hecho la numeración de los glóbulos rojos, antes y después, con el resultado siguiente.

Antes de la inyección 5.500.000 Después de la inyección.. . . . 4,750.000

También se ha dosificado los cloruros, antes y después de la inyec­ción, llegando a resultados como el que sigue:

Antes de la inyección. . . . 4gr.06 por mil Después de la inyección . . . 3gr.48 » »

Creemos que después de esto no puede haber dudas de que realmente se produce un aumento en el volumen sanguíneo, de modo que la disminu­ción del poder amilolítico de la sangre es solo aparente.

Después de haber hecho esta observación, nos encontramos con un tra­bajo de J. Puyal e I . Torres, publicado en los «Anales de la Sociedad Es­pañola Física y Química», mayo 1922, pág. 389, en el que (Gonjuníamente

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con otro publicado anteriormente) se trata de demostrar que al aumentar íá glucosa circulante, disminuye la proporción del cloro y del sodio conteni­dos en la sangre. Atribuyen esta disminución a la eliminación de estos cuer­pos, impuesta por la necesidad que siente la sangre de restablecer su equi­librio osmótico.

Creemos estar en lo cierto al atribuir el descenso al aumento del volumen sanguíneo, puesto que, como lo indicamos más arriba, se observa paralelismo entre la disminución de los glóbulos del fermento amilolítico y de los clo­ruros; si la sangre para restablecer su equilibrio osmótico, se concreta a la eliminación de eíectrolitros, ¿cómo explicar la disminución de la diastasa y de los glóbulos? Bien entendido que nosotros nos referimos al caso, como el que nos ocupa, en que Iá cantidad de glucosa que entra experimental-mente en la circulación es pequeña.

€fectos producidos en el poder amilolítico de la sangre cuando un conejo re­cibe repetidas dosis de almidón por vía parenteral.

Otro de los puntos que nos propusimos observar al iniciar este traba­jo, fué la modificación que después de cierto tiempo podía sufrir la facultad amilolítica del suero al suministrar al animal de experiencia, repetidas do­sis de materia amilácea por vía parenteral. Nos interesaba sobre todo cons­tatar si esa facultad aumentaba al recibir el animal este tratamiento.

Para esto, se han inyectado conejos, recibiendo cada uno de ellos, con intervalos de 3, 5 días, una dosis de 1 gramo de almidón transformado en jalea con 5 c. c. de agua destilada.

Algunos de los conejos han recibido la inyección por vía endovenosa; en este último caso se diluía la jalea a 20 c. c. para llevarla a un estado de mayor fluidez.

Los resultados alcanzados ^an confirmado plenamente la presuncióia que anotamos más arriba; todos los conejos inyectados varias veces, han acusado en su sangre un aumento en su tenor en fermento amilolítico, com­portándose desde este punto de vista, como un anticuerpo.

Presentamos a continuación las cifras que expresan los efectos regis­trados, en una especie de 6 conejos inyectados en el peritoneo. Algunos de estos conejos habían ya servido para las observaciones anteriores, a los cuales se les siguió inyectando almidón.

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Valor amilolítico expresado por la cantidad de glucosa formada er¡ la acción de 1 c. c. de sangre total, sobre 50 c. c. de Jalea de almidón aJ 1 % P¿(' 6.6. durante 20 /¡oras.

CONEJO A .

Glucosa

Antes de ser inyectado gr. 0.0611 4 días después de la 1.a inyección . . > 0.0688 3 > » » > 2.* . » . . 0.0885 3 > > » » 3 * » . . » 0.1147

CONEJO B

Antes de ser inyectado gr. 0.0580 3 días después de la 1.a inyección . . > 0.0814 4 » > > » 2.a » . . y> 0.(^982

CONEJO C

Antes de ser inyectado gr. 0.0567 3 días después de la 1.a inyección. . » 0.0790 5 > » » > 2.a » » 0.0913 3 » > » 3.a » » 0.1220

CONEJO D

Antes de ser inyectado gr. 0.0592 4 días después de la 1.a inyección . > 0.0801 2 » » » > 2.a » . * 0.0832 4 » » > » 3a > . » 0.0998

CONEJO E

Antes de ser inyectado gr. 0.0477 3 días después de la 1.a inyección . » 0.0602 3 » » » » 2 a » . » 0.0758 3 » » » » 3.a » . > 0.0861

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El Restaurador Farmacéutico 37

CONEJO F

Antes de ser inyectado . . . , v gr. 0.0621 3 días después de la 1.a inyección . » 0.0714 3 * t * • 2.a n . * 0.0926

Después de los datos que anteceden, puede afirmarse que las inyec­ciones repetidas de almidón determinan una solicitación del fermento anú-lolííico al torrente circulatorio, tanto mayor cuánto más numerosas son las Inyecciones

¿Hasta qué punto puede acumularse diastasa amilolítica en la sangre? No podemos responder a esta pregunta, pues nos hemos limitado, en

la mayoría de jos casos, a dar solamente 3 dosis de almidón, que han tos­tado para resolver la cuestión que nos interesaba.

En cuanto al tiempo que mantiene la sangre el exceso de amilasa ad­quirido, podemos decir que después de la ultima inyección, se mantiene el poder amilolítico máximo por espacio de unos ocho días, para ir decrecien­do luego para llegar a la cifra normal al cabo de unos 14 ó 16 días.

Las inyecciones endovenosas, habiéndonos dado los mismos efectos, creemos necesario detallar la marcha de su acción,

Los Fermentos Lác t i cos en Medicina y Cirugía De L a Farmacia Chilena,

El «antagonismo microbiano» ha sido utilizado en la terapéutica-médi­co-quirúrgica desde los comienzos de la era bacteriológica. Hay que reco­nocer, que antes de reposar sobre bases científicas, esta terapéutica se ha­bía impuesto desde largo tiempo a la atención de los empíricos. Es este un ejemplo más de como la medicina moderna se beneficia, en algunos de sus capítulos, con los conceptos adquiridos por la observación empírica, de los cuales utiliza aquellos que la experimentación revela que tienen un fondo de verdad, oculto a veces por supersticiones o enmascarado por ideas religiosas. «Si la humanidad que sufre y los médicos que tratan de aliviarla, debieran es­perar, antes de tomar algunas medidas prácticas, que los sabios hayan resuel­to los problemas médicos de una manera definitiva y que se hayan puesto de acuerdo entre ellos, la terapéutica se encontraría en un estado aún más im­perfecto de lo que lo está hoy día».

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Con los fermentos lácticos abordamos uno de los capítulos más ricos de la bacterioterapia por los antagonismos microbianos, que encuentra su prin­cipal aplicación en el tratamiento de las enfermedades del tubo digestivo. Es­te procedimiento terapéutico descansa sobre dos bases fundamentales. La primera está suministrada por el empleo corriente de ciertos elementos que, siendo el producto de fermentaciones, contienen una gran cantidad de micro­bios. La segunda está establecida por investigaciones científicas sobre la con­currencia entre los gérmenes y la acción antipútrida de ciertas fermentaciones.

La leche de los rumiantes y de los jumentos, que constituye en muchos países un alimento de importancia capital, sufre fácilmente fermentaciones expontáneas dando lugar a la producción de quesos y de leches ácidas de todas clases. Dsde hace medio siglo, es decir desde los primeros trabajos de Pasteur sobre las fermentaciones, se sabe que toda leche ácida está po­blada por una gran cantidad de micro-organismos.

Por otra parte, como el uso de las leches que han sufrido fermentacio­nes diversas está muy extendido desde tiempos inmemoriales, ha sido posible comprobar los efectos de la absorción de esta vegetación microbiana sobre el organismo humano.

Está bien establecido que las poblaciones que consumen regularmente leches fermentadas gozan en general de buena salud, de suerte que el em­pleo de estos alimentos en terapéutica data de una época en que no había ninguna noción sobre la importancia de los microbios y en que la micro­biología estaba lejos de ser fundada. Hasta el presente están en uso en los diversos países y con distintos nombres, (Koumiss, Kephir, Leben, Yogourth, etc....), estos productos ácidos.

El hecho establecido por el empirismo de la acción antagonista de los ácidos sobre las putrefacciones ha servido de punto de partida a toda una serie de investigaciones bacteriológicas. Es Bienstock quien tiene el mérito de haber tomado en cuenta por primera vez los micro-organismos que pue­blan la leche cruda para dar una explicación del rol antipútrido de ella. Después de múltiples experiencias este autor demostró la acción evidente de los fermentos lácticos vivos sobre los gérmenes de la putrefacción, espe-pecialmente los anaerobios intestinales.

Además, debemos reconocer también la importancia de los trabajos de Escherich, quien en 1886 llamó por primera vez la atención sobre el papel antagonista de las fermentaciones ácidas frente a las pütrefaciones. Para combatir estas última propuso la administración de substancias hidro-carbo-nadas, tales como la lactosa o, el agregar a la alimentación cultivos de mi­crobios productores de ácidos.

Más tarde, Jager introdujo la práctica de la bacterioterapia en Pediatría

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El Restaurador Farmacéutico 39

y propuso el darle a los lactantes enfermos, al mismo tiempo qqe su alimen­tación habitual, una gran cantidad de gérmenes vivos contenidos en suero de leche.

Continuando esta serie de experiencias, Tissier comprueba én 1900 que el Bacillus bifidus, anaerobio que ocupa el primer rango en la flora intesti­nal del lactante a pecho, ejerce una acción antibiótica sobre los gérmenes de la putrefacción que no se multiplican en los medios de cultivo en concurren­cia con él. En el lactante enfermo, la reaparición de ese fermento láctico, (B. bifidus), en las deposiciones es siempre de buen augurio y constituye un signo de curación.

Según las investigaciones de Tissier y Martelly el Bifidus y el Entero-coco detienen la putrefacción debida al B. putrificus. Estos dos micro-or­ganismos podrían, pues, actuar enérgicamente en las autointoxicaciones o auto-infecciones intestinales. Este^rol protector es, por otra parte, comparti­dos por otros varios microbios productos de ácido láctico y particularmente por los diplococcus lácticos, especies microbianas difíciles de diferenciar *\n vitro» de los Enterococos.

En 1894, con ocasión de sus investigaciones experimentales sobre el có­lera, Metchnikoff fué llevado a admitir el rol de ciertos microbios de la flora del tubo digestivo sobre el Vibrión colérico. Asociando al bacilo virgula cier­tos microbios de la flora gástrica, tales como las Sarcinas y Torulas, logró re­producir el cólera experimental en conejillos a pecho. Pero en tanto que estos conejos, cuya flora intestinal era sumamente reducida, adquirían tan fácil­mente un cólera mortal, los conejos de más edad que se alimentaban con vegetales acusaban una resistencia muy pronunciada. La alimentación con vegetales favorecía la pululación de fermentos lácticos en el intestino.

Acabamos de examinar los hechos experimentales que constituyen uno de los fundamentos de la Bacterioterapia láctica intestinal. Pero es gracias a Metchnikoff y sus discípulos que el empleo de los fermentos lácticos para combatir ciertas afecciones intestinales, llegó a ser un verdadero método terapéutico. Metchnikoff habiendo notado la particular longevidad de los pueblos montañeses de los Balkanes, tuvo la idea de relacionar la conserva­ción de la salud en estas regiones privilegiadas con el funcionamiento per­fecto del intestino, cuya causa residía, por otra parte en la acción antipútri­da de la leche ácida; los Búlgaros por otra parte, hacen un gran consumo de este alimento fresco y laxante. Metchnikoff verificó su hipótesis por expe­riencias bacteriológicas y clínicas y su autoridad dió lugar a un gran número de trabajos concernientes a los fermentos lácticos, y tendiendo especialmen­te a diferenciar, para seleccionarlos, las distintas razas de estos gérmenes y

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40 Hi Restaurador Farmacéutico

también estudiar «in Vitflo» la acción inhibidora de estos fermentos sobré diversos microbios/

En 1916 Cohendy pudo obtener en sí mismo y en una treintena de pet" sonas, la aclimatación del bacilo búlgaro en el intestino después de algu­nos días de ingestión. Esta aclimatación sería durable y se prolongaría diez a veinte días después de la última absorción de cultivos. Aseguraría, por otra parte una desinfección muy notable del intestino, revelando por la dis^ minución en cerca de dos tercios de la relación de los sulfo-conjugados con los sulfatos. Experimentalmente, Belonowsky, en los laboratorios Metchní^ koff pudo demostrar que la aclimatación del B. búlgaro en el intestino de las lauchas favorecía el desarrollo de las mismas y modificaba la flora intestinah disminuyendo considerablemente los micro-organismos de la putrefacción.

Al lado de estas experimentaciones gran parte hechas en laboratorios, los trabajos clínicos han venido a evidenciar el beneficio efectivo en enfer­medades intestinales con el uso de fermentos lácticos. La terapéutica mo­derna recomienda su empleo en las enteritis, las putrefacciones, constipación habitual, auto-intoxicaciones de origen intestinal, diarreas especialmente pútridas (alcalina) sindromas disentéricos de origen parasitario o microbia­no, en las dermatosis de origen intestinal, etc..

La bacterioterapia láctica, dados los buenos resultados que ha tenido en el tratamiento de las enfermedadas intestinales, ha extendido su campo de acción a otras ramas de la medicina. Se empieza a utilizar hoy día y con éxito en Cirugía, Obstetricia, Ginecología, Oto-rino-laringología, Dermato--logía, etc.. En estas especialidades se usan los fermentos lácticos en apósi-tos con el objeto de que estos gérmenes se multipliquen «in situ» y por el ácido láctico naciente inhiban el desarrollo de la flora patógena y disminu­yan la supuración y, lo que es interesante, contribuyan a una buena y rá­pida cicatrización.

La terapéutica con los fermentos lácticos debe ser prolongada, porque es indispensable aclimatar a los gérmenes en los tejidos u órganos sobre los cuales van a actuar. De ahí que sea recomendable, sobre todo en las afee* cciones intestinales el hacer el tratamiento con los fermentos lácticos en forma de curas, separadas por períodos de alimentación hidrocarbonada que favorece la no eliminación de estos gérmenes. Es absolutamente indis­pensable una buena vitalidad de los fermentos de uso terapéutico, lo que está en íntima relación con el medio de cultivo, cuando dicho medicamento se presenta en forma líquida. Cuándo se administra en forma de fermentos desecados, los gérmenes conservan su vitalidad siempre que la desecación se ha hecho en forma aséptica, lentamente y a muy bajá temperatura (vida latente).

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De lo anterior se deduce que la técnica de preparación de los fermen­tos lácticos en los laboratorios industriales es sumamente delicada y debe hacerse bajo control bacteriológico constante para asegurar la vitalidad in­dispensable y evitar la contaminación de los cultivos. Debe, pues, usarse únicamente aquellos preparados que provengan de laboratorios que den garantía de seriedad científica.

Constitución de tas cuerpos coloreados que se forman en la reac­ción de ia acetona de Rimini y en aigunas de sus variantes

por F.-E. RAURICH

De Anales de la Sociedad de F í s i c a y Química .

Como consecuencia del trabajo publicado recientemente (1) en el que proponemos una modificación de la reacción Engfeldt para investigar y de­terminar la acetonuria verdadera en la orina directamente, hemos demos­trado que la substancia coloreada que forma el nitroprusiato sódico amo­niacal al reaccionar con la acetona ordinaria, está constituida por la mezcla de dos complejos: monohidrato de ferro-amon-diacetonamin-tetracianuro disódico de color rojo y dihidrato de ferro-triacetondiamin-tetracianuro disódico de color añil (2).

El empleo de aminas en lugar de amoníaco para practicar la reacción del grupo carbonilo con el nitroprusiato sódico, no sólo sirve para diferen­ciar cetonas de aldehidos, sino que también permite distinguir si las aminas empleadas son primarias, secundarias o tercianas.

La primitiva reacción que propuso Rimini (3) para distinguir las tres clases de aminas y para investigar la acetona en la orina y diferenciarla del ácido acetilacético, que según dicho autor no da reacción, ha sido modifi­cada por Malerba, Lewin, van Melckbeke, Kraft, Doeuvre, Faught, Scháffer, Leffman y Pines e Higasi (4), bien en la forma o manera de practicarla,

(1) F.-E. Raurich, estos Anales, 32, 185,1934. (2) liem id., 32, 985,1934. (3) E. Rimini, Anual, di Farmacofep. e Chim. 1, 193, 1898; según Centralblatt

2, 182, 1898 y Zeits. Analy. Ghent., 41, 438, 1902. (4) P. Malerba, Zeits. Analy Chem., 27, 690,1898 (dimetil-p-fenilenodiamina); L.

Lewin, Berichte., 32 , 3.388, 1899 (piperidina y dimetilatuina); R. van Melckebeke, Ann. Pharm., 5, 49, 1899, cita de Bohrisch en Pharm. Zentralhalle, 48, 207, 1907

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42 El Restaurador Farmacéutico

bien variando las aminas empleadas ya que casi todos los autores citados destinan su respectiva modificación a la investigación de cetonas, y princi­palmente a la de aldehidos.

Las aminas empleadas por estos autores son: dimetilamina, trímeíil-amina, etilamina, propilamina, isobutilamina, alilamina, dipropilamina, diiso-butilamina, isoamilalilamina, etilenodiamina, piperidina, piperacina, dime-til-p-fenilendiamina y coniina,

Simon (5) al proponer su reacción del aldehido acético con nitropru-siato sódico y trimetilamina, indica que la acetona ordinaria da con dicho reactivo una coloración roja.

A pesar de que Rimini (6) y Lewin (4) ponen en duda y niegan res­pectivamente la pureza de la trimetilamina que sirvió a Simon como reac­tivo al practicar su reacción, suponiendo que debía estar impurificada con dimetilamina, que es la que originó, según ellos, la reacción con el acetal-dehido, al igual que ocurre con todas las aminas secundarias grasas y con las de constitución cíclica que pierden el carácter aromático por completa hidrogenación, lo cierto es que lo mismo la acetona ordinaria que el ace-taldehido reaccionan con el nitroprusiato sódico no sólo en presencia de trimetilamina, sino que también en la de trietilamina, de hidrato de tetra-metilamonio y de hidrato de tetraetilamonio, según hemos comprobado empleando estas cuatro últimas bases de la casa Schering-Kahlbaum (para fines analíticos).

En uno de los trabajos antes citados (2) declarábamos ser enemigos de las reacciones que Porcher (7) denominó de <pura colaboración». El ser contrarios a esta clase de reacciones es ahora también la causa deter­minante de este trabajo, en el que damos la composición de los cuerpos coloreados que se forman al reaccionar la dimetilacetona con el nitropru-

(estudió la reacción de Rimini con etilenodiamina para investigar la acetonuria): E. Kraft. Apoth. Zettg., 20, 382, 1905 (practica la reacción Rimini con etilenodiamina de manera parecida a como se efectúa la reacción Lange-Imbert para la acetonuria, Münch med. Wochschrf., 53, 1.102, 1920 y C. JS. Soc. BioL 67 , 288, 1909), J . Dosuvre, Bull. Soc. Ghim. Franc, 39,1.102, 1926 y 53,1,532, 1933 (piperidina, diprodilamina, diiso-butilamina e isoamilalilamina para investigar aldehidos); H, J. Sháfer, Amer. Journ. Pharm., 98, 643, 1926 (emplea la etilenodiamida según la técnica de F. A. Faught, que no hemos podido leer por no disponer de la obra «Essentials of Laboratory Diagnosis» en que está descrita); H. Leffmau y Ch. C. Pines, Centralblatt, 1, 3. 218, 1930 (etilami­na y etilenodiamina); T. Higasi, Centralblatt, 1, 302, 1931 (piperidina).

(5) L Simon, C. B. 125, 1.105, 1897. (6) E. Rimini, Annal. di Farmacotep. e Chim., 1, 249, 1898, eegún Centralblatt.,

2, 277, 1808;y Zeits. Annaly. Chem., 43 , 517, 1904. (7) Ch. Porcher y «G. R. Soc. Bioi.» 62, 652, 1907.

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El Restaurador Farmacéutico 43

siato sódico en presencia de las siguientes aminas: metilamina, dimetilamk na. etilamina, dietilamina, etilenodiamina, piperidina y piperacina.

La constitución de los cuerpos coloreados que resultan al reaccionar ia sal de Playfair con la acetona en presencia de las dos aminas terciarias y los dos amoniums antes mencionados, serán estudiadas en otro trabajo al ocuparnos de las reacciones de los aldehidos con los mismos reactivos, no exponiendo ahora más que los colores que en aquellas reacciones se producen.

Las reacciones de la acetona con el nitroprusiato sódico en presencia de dietilamina, trietilamina, tetrametilamonio y tetraetilamonio, no las he­mos encontrado citadas en la bibliografía (fin de octubre de 1934).

Prescindimos de las reacciones con dimetil-p-fenilenodiamina usada por Malerba (4) y con propilamina, isobutilamina, aiilamina y coniina indi­cadas por Rimini (3), por haber sido relegado al olvido su empleo.

Por no ser aminas corrientes, no nos ocupamos de las reacciones con dipropilamina, disobutilamina e isoamilalilamina empleadas por Doeuvre (4) para investigar aldehido acético, que deben reaccionar con la acetona ordinaria de la misma manera que reaccionan, como luego veremos, las aminas secundarias e incluso la piperidina, aunque dicho autor niegue la reacción con esta última base.

Tampoco hemos operado con bencilamina, que si bien no se ha usado para investigar acetona con el nitroprusiato sódico, podría usarse, pues su combinación con la acetona de tipo análogo a la de las bases acetónicas ha sido obtenida, al igual que la correspondiente a la aiilamina, por Qua-reschi (8).

En todo el trabajo hemos empleado acetona pura Merck «pro análisis y como nitroprusiato sódico hemos empleado y usaremos siempre en pró­ximos trabajos una disolución al 10 0/0 de [Fe (CN)5 (NO)] Na2. H20 (9). Las características de las aminas que hemos empleado se indicarán al ocu­parnos de cada una de ellas y serán las que tendrán también en próximos trabajos.

Como veremos al ocuparnos de cada amina, las cantidades de disolu­ción de éstas y de disolución de nitroprusiato sódico con que operamos, son casi siempre las mismas, de manera que el peso de amina que hacemos intervenir en la reacción es próximamente doble del peso de nitroprusiato sódico presente: la cantidad de acetona es siempre enormemente mayor.

(8) J. Guareschi, «Berichte» 28, (4) 160, 1896. (9) Sobre la disolución de nitroprusiato sódido, véase lo que hemos indicado en

«stos «Anales,» 32, 194, 1934.

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44 El Restaurador Farmacéutieo

De esta manera tenemos la seguridad de que existe, en todo momento, ex­ceso de amina para poder reaccionar con todo el nitroprusiato sódico pues­to, y además, el enorme exceso de acetona nos permite tener el convénci-miento de que lo mismo el nitroprusiato sódico que la amina están en con­tacto con toda la cantidad de acetona que precise para las reacciones po­sibles que entre los tres cuerpos presentes puedan tener lugar, existiendo además suficiente gran exceso de acetona para que actúe físicamente como líquido insolubilizante de los cuerpos resultantes de la reacción. La tempe­ratura a que se operó fué siempre la de ambiente (150-340, octubre 1933 a noviembre 1934),

REACCION CON METILAMINA

{Disolución a l 20 por i00 preparada con la del 33 por 100 Schering-Kahlbaum).

Una disolución al 10 por 100 de acetona (concentración a que ope­raba Rimini), con exceso de metilamina y unas gotas de disolución de n i ­troprusiato sódico, produce una coloración rojo vinosa intensa que, a di­luciones mayores, recuerda el color de las disoluciones diluidas de per-manganato potásico.

Si en lugar de practicar la reacción con una disolución de acetona se practica con ésta pura y en gran exceso, aparece no muy rápidamente un color semejante al de la disolución 1/100 iV de permanganato potásico que va virando al rojo, precipitándose al poco tiempo un cuerpo de color roja vinoso y quedando el líquido turbio y teñido de este mismo color. Hay además desprendimiento de un gas que es nitrógeno.

La metilamina reacciona con la acetona y con el óxido de mistilo for-

mando la diacetonmetilamina (10) (A) y C CH3X / CH2 — CO — CH.

Q W / \ NH . CH3

siendo casi cuantitativa la reacción cuando tiene lugar entre la disolución acuosa de metilamina y el óxido de mesitilo (11). La forona reacciona tam­bién con la metilamina (12), formando la triacetonmetilamina

(10) Th. Gotschmann, «Liebig's Annal.,» 197, 27,1879. (11) Bellstein, «Handbuch del Organischen Ghemie, 4. Auf. 4, 323, y 824, 1914. (12) Beilstein, op̂ cit., 1, 753,1918, y Richtea-Anschütz, «Ghemie der Kohlens-

toffverbindungen,» 12. Auf. 1, 300,1928. ~

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El Restaurador Farmacéutico 45

C H » - \ c X H t - CO - C H , p / CHs C H . / ^ N . Í C H s ) ^ \ C h 5 '

Por otra parte, el nítroprusiato sódico reacciona con la metilamina con abundante desprendimiento de gases formando el compuesto amarillo aislado y analizado por Manchot y Woringer (13) [Fe (CN)5 (GHg.NH,)] Nas.H20 (13 a). La leve discordancia que existe entre los datas analí­ticos que hallaron y los calculados, la atribuyen los autores a que el complejo anterior lleva como impureza una cierta cantidad de la sal [Fe (CN)| (GHg - NH2)] Na2 CH3 -NH2.2 HaO que se forma al mismo tiempo que el cuerpo analizado a pesar de la presencia del acetato sódico que los autores añaden a los cuerpos, reaccionantes por haber comprobado que evita precisamente la formación del cuerpo que consideran impureza y favorece la del cuerpo que analizaron.

El cuerpo [Fe (CN)5 (CH8 - NH2)] Na2. C Í ^ - N H ^ H20, único que deberá formarse en nuestro caso ya que a la reacción que estudia­mos no se añade acetato sódico, análogo completamente al compuesto [Fe (CN)5 (NH3)] Na2.NH4.2 H20 supuesto por Hofmann (14), y aislado y analizado por Manchot (15), al encontrarse con el exceso de metilamina existente en la reacción de que estamos tratando debe formar, por pér­dida de CNH . CH3 — NH2 y admisión de CH3 - NH2, el complejo (B) [Fe(CN)4(CH3 — NH2)2] Na2.H20 análogo al obtenido por Biesalski y Hauser (16) [Fe (CN)4 (NH2 — NH2)2] Na2.H20 mediante reacción seme­jante, e igual a la sal [Fe ( C N ) ^ (HHy.)^ Na2.H20, cuya existencia hemos señalado, aunque no aislado, en anterior trabajo (17).

El complejo (B) también se puede suponer formado directamente por la acción del exceso de metilamina sobre el nitroprusiato sódico en virtud de la siguiente ecuación:

(13) W. Manchot y P. Woringer, «Berichte,» 46, 3.514,1913. (13a) Formulamos este complejo con una molécula de agua a pesar de que los au­

tores lo formulan anhidro, por cuanto los datos analíticos calculados que en el trabajo original se consignan, pertenecen al monohidrato tal como lo hemos formulado.

(14) K. A. Hofmann, «Zeits. Atiorg. Ghem.» 12, 146,1896, y «Liebig's Anual,» 312 1, 1900.

(15) W. Manchot, «Berichte», 45 , 2.869, 1912. (16) E. Biesalski y O. Hauser. «Zeits. Anorg. Chem.^ 74, 384, 1912. (17) F. E. Raurich, ustos «Anales», 32, 1.006,1934.

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46 E l Restaurador Farmacéutico

(C) [Fe (CN)5 (NO)] Na2.2 H20 + 4 CH, - NH2 = [Fe (GN)4 (CH3-NH2)2] Na2.H20 + CNH.CH3- NH2 + N02H.CHs—NH2

(N02H.CHs - NH2 = C H 3 O H + Ns + H20) (18).

La sal (B), de color naranja probablemente, cón la base (A), formará uno de los dos complejos siguientes, o quizá sólo el segundo si se tiene en cuenta que la reacción entre metilamina y la acetona puede que sea en ciertas condiciones casi cuantitativa, cosa que como hemos dicho ocurre cuando la dísoíución de metilamina reacciona con el óxido de mesitilo (11):

F /CHsv , C H 2 - C O - C H 3 \ 1 TO F (CN)4 / c \ (CH3 ~ NH2) Na2 H20

L \ CH3 NH — CHá / J • • (Monohidrato de ferro-metilamin-diacetonmetilaniin-tetracianuro disódico.)

de color rojo por analogía con el compuesto semejante obtenido en la reac­ción con amoníaco (19) y

(E) Fe (CN), > C ( L V C N / \ N H - CH3

(Dihidrato de ferro-bis-(diacetonmetilamin)-tetracianufo disódico.)

Na, .H20

cuyo color suponemos debe ser rojo. Ambos complejos tienen que for­marse en virtud de reacciones enteramente análogas a las expuestas en la reacción con amoníaco en un trabajo anterior (20).

* * *

A 300 ce. de acetona contenidos en un vaáo se añadieron agitando con una varilla 25 ce. de la disolución de metilamina y a continuación 25 ce. de la de nitroprusiato sódico. Se produjo desprendimiento de un gas, que se identificó como nitrógeno, y poco a poco fué apareciendo un color semejante al de una disolución diluida de permanganato potásico que fué virando al rojo y precipitando al cabo de unos minutos un cuerpo de

(18) El nitrógeno que se forma en ésta y en las reacciones con las demás aminas primarias constituye el tumultuoso desprendimiento de gases que hacen notar en su trabajo Manchot y Woringep (13).

(19) F.-E. Raurich, estos «Anales,» 32, 991, 1934. 1 (20) F. E£ Raurich, estos «Anales,» 32, 1.003,1934.

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El Restaurador Farmacéutico 47

color rojo vinoso. A los sesenta minutos se lavó por decantación al cuerpo precipitado adherido al fondo del vaso Con acetona pura primero y con éter etílico después.

El cuerpo obtenido se presenta como una masa espesa de color v i ­noso adherida al fondo del vaso, que no cristaliza -y que al aire se con­serva bien durante un par de días sin aparente descomposición. Es su­mamente soluble en el agua, a la que comunica un intenso color rojo v i ­noso. Por el pequeño rendimiento (cosa de 1,5 gr.) es difícil de separar del vaso, lo que ocasiona una serie de inconvenientes para poder obte­ner tres porciones con el fin de pesarlas para proceder al análisis; estas dificultades se nos han presentado en todos los cuerpos que veremos en este trabajo.

Teniendo en cuenta que la diacetonmetiiamina se descompone en sus generadores por simple ebullición en agua, y en medio ácido con mayor facilidad aún que su homóloga la dicetonamina, la determinación de la metilamina en el cuerpo aislado la hemos practicado, inmediata­mente después de obtenido,, junto con la de los grupos (CN) y la de ce­nizas, Fe y Na, por los mismos métodos empleados y descritos en trabajo anterior (21).

Tres determinaciones hemos hecho de cada uno de los constituyentes mencionados practicadas en el cuerpo resultante de otras tantas obten­ciones, con los siguientes resultados:

Substancia Cenizas

0,3708 0,4182 0,3468

0,1360 0,1526 0,1280

/o

36,67 36,48 36,91

Fe* Os en la mitad

0,0299 0,0334 0,0284

Medias 36,69

Fe %

11,27 11,17 11,45

11,30

Acetato triple en 1/4

0,5184 0,5644 0,4554

Na %

8,38 8,10 7,88

8,12

Substancia

0,4564 0,2988 0,3112

NOgAg 1/10 gastado

35.5 ce. 23,0 > 24.6 >

Medias

(CN)0/o

20,22 20,00 20,56

20,26

S O 4 H , 1/10 gastado

16,4 ce. 10.7 » 10.8 »

C H 3 - N H - 7 ,

11,14 11,10 10,75

11,00

(21) F . -E . Raurlch, estos «Anales», 32, 993, 1934.

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El Restaurador Farmacéutico

La acetona se investigó sin determinarla por el procedimiento des^ crito en trabajo anterior (22), coli resultados fuertemente positivos. La com* posición centesimal hallada corresponde a un cuerpo de fórmula

[Fe (CN)3)84 ( - N H - C H ^ ] Na,,^

y un peso molecular 493,8 menor en 6 unidades al peso molecular 499,8 del cuerpo (E), segundo y más probable de los dos supuestos, cuya com­posición centesimal es Fe — 11,16; (CN)— 20,80;-NH — CH3 — 12,40; Na—8,40 y cenizas 37,17.

Gomo consecuencia de los datos experimentales que anteceden, te­nemos que admitir que el cuerpo coloreado que se forma en la reacción de la acetona con el nitroprusiato sódico en presencia de metilamina es él complejo de color rojo vinoso que hemos señalado con la letra (E).

REACCION CON DIMETILAMINA

(Disolución a l 20 por 100 obtenida part iendo de l a del 33 por 100 Schering-Kalh baum).

Según Rimini, sólo debe producirse con la acetona y el nitroprusiato sódico en presencia de dimetilamina un color rojo naranja, por ser las aminas secundarias reactivos de los aldehidos (3) y servir éstos para caraq-terizar a aquéllas.

Con una disolución de acetona al 10 por 100 (dilución a que operó Ramini), prodúcese un color rojo naranja intenso que palidece poco a poco.

Si la reacción se practica con acetona pura y en gran exceso, se ob­serva un intenso color rojo naranja sin desprendimiento de gas ninguno. Al cabo de poco tiempo se precipita una substancia de color rojo naranja intenso, quedando el líquido turbio 7. del mismo color. La substancia pre­cipitada es muy soluble en el agua, a la que comunica un color rojo na­ranja que palidece lentameute tomando un tono verdoso.

La dimetilamina con la acetona sólo forma según Gotschmann (10)r igual que con el óxido de mesitilo, la diacetondimetilamina

(22) F.-E. Raurich, estos «Anale8>, 82, 1.000, 1834.

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El Restaurador Farmacéutico 49

CH, v . CH, - CO — CH \ r / (F) > C

C U 3 y X N - ( G H 8 ) 2

empleando los métodos utilizados por Heintz (23) para obtener con amo­níaco las bases acetónicas. Hay que tener presente, no obstante, que Góstchmann, en la página 47 de su trabajo (anterior al descubrimiento por Heintz (24) de la triacetondiamina), al argumentar la posibilidad de que la metiiamina forme una base semejante a la triacetonamina (Guareschi la obtuvo unos años más tarde (25) y la imposibilidad de que pueda obte­nerse con la dimetilamina, indica la formación de «una considerable can­tidad de una substancia amorfa de naturaleza básica que acompaña a la diacetondimetilamina».

¿Esta substancia amorfa no podría ser la mezcla de las bases dimetila-das, correspondientes a las bases acetónicas que con el amoníaco obtuvo al año siguiente Heintz (24), entre las que se encuentra la triacetondiamina? El mismo Gótschmann parece adelantarse en contestar afirmativamente a esta, para él futura, suposición al terminar su trabajo con las siguientes palabras: « afianza la creencia de que es una mezcla de bases acetó-nicas más ricas en carbono».

La dimetilamina reacciona con el nitroprusiato sódico, formando (aun­que la reacción es «menos intensa y vivaz» — Manchot y Woringer (13) — que la reacción entre la sal de Playfair y la metiiamina) el complejo (G) [Fe ((CN)5 (CH3)2NH)] Na2. (CH3)2 NH . 2 H20 supuesto aunque no aislado por Manchot y Woringer (13).

La sal (G) en presencia del exceso de dimetilamina existente en la reac­ción producirá, por pérdida de CNH . (CHg^ NH, y admisión de (CH3)2NH el compuesto (H) [Fe (CN4 ( (GH3)2 NH)2 ] Na2. H20, análogo al cuerpo (B), que le suponemos formado en virtud de reacción igual a la indicada por Biesalki y Hauser (16).

El cuerpo (H), que debe poseer un color naranja por semejanza con el que hemos supuesto que tenía el complejo (B), puede también suponerse íormado directamente por la acción del exceso de dimetilamina sobre el ni­troprusiato sódico, en virtud de la siguiente reacción en la que no se des­prende ningún gas, reacción completamente análoga a la señalada con la letra (C):

(GONTINUARÁ)

(23) W. Heintz. «Liebig's Atinal», 174 a 198, años 1874 a 1879. (24) W. Heintz, «Liebig's Annai», 203, 336, 1880. (25) J. Guareschi, cNuova Enciclopedia Chimica», 3, 191, 1901.

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50 El Restaurador Farmacéutico

S E C C I O N O F I C I A L t

Ministerio de Trabajo, Sanidad y Previsión

Orden autorizando la l ibre en­trega a los facul tat ivos de muestras de las especialidades preparadas p a r a su uso inme­diato en cuya composición en­tren la codelna o la dionina como únicos productos i n c l u i ­dos en la Res t r icc ión de Estu­pefacientes.

ORDEN

limo. Sr.: Determinadas entidades preparadoras de especialidades far­macéuticas en cuya composición en­tra la dionina, han solicitado auto­rización para poder facilitar mues­tras de las mismas a los facultativos, fundamentando su petición en el he­cho que aun cuando dicho producto Se encuentra sometido a efectos de control a los preceptos del Gónve>-nio Internacional del Opio, pueden ser prescritos por receta corriente, encontfándose exento del uso obli­gatorio de la receta oficial.

Análogas demandas se han veri­ficado con respecto a la codeína, re­gulada por iguales condiciones le­gislativas que el producto anterior y tenienda en cuenta que la especial condición de esío* productos n©1 tes. hacen idóneos una vez manufactu­rados para su transformación en pro­

ductos estupefacientes y apreciando en forma las razones expuestas por las entidades interesadas antes refe­ridas.

Este Ministerio ha tenido a bien disponer se autorice la libre entrega a facultativos de muestras de aque­llas especialidades preparadas paral su uso inmediato, en cuya composi­ción entren la codeína o la dionina como únicos productos incluidos en la Restricción de Estupefacientes, siempre que se cumplan las condi­ciones legales vigentes para la ex-pendición de muestras en general.

Madrid 15 de noviembre de 1934. {Gaceta 2 de enero de 1'935).

Ministerio de Instrucción y Beilas Artes

Orden resolviendo consulta de l Decano de l a Facu l t ad de F a r ­macia de la Universidad de Granada sobre si las asigna­turas de Geología y Bio logía son una misma o dos diferen­tes.

ORDEN

limo. Sr.: Vista la consulta del De­cano de la Facultad de Farmacia de fa Universidad de Granada, el Gonv sejo Nacional de Cultura, ha emiti­do el siguiente informe:

cVista la consulta del Decano de la Facultad de Faímacia d€ Omna-da, sobre si ias asignaturas d̂ e Ge-

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El Restaurador Farmacéutica 51

ología y Biología son una misma o dos diferentes.

Dicha consulta la motiva una dis­crepancia resultante de aplicar el Decreto de transición, vigente en 1931, al anterior de 1927, y dos Or­denes ministeriales de fechas más recientes.

El Decano de la Facultad de Far­macia de Granada, pide que se re­suelva si la Ampliación de Matemá­ticas es equivalente a la de Geolo­gía y Biología a los efectos de ma­trículas y examen, como prescribe la Orden de 23 de noviembre de 1931. En el Decreto de 15 de sep­tiembre de 1931, está bien terminan­te que se dejaba optar a los alumnos de los planes antiguos que arrastra­ran alguna asignatura, por la Am­pliación de Matemáticas o por las asignaturas de Geología y Biología, es decir, que se haría equivalente la aprobación de las Matemáticas, una asignatura, a las de Geología y Bio­logía, dos asignaturas. En conse­cuencia, debe contestarle que las Matemáticas equivalen a las otras dos y por tanto no es suficiente te­ner aprobadas la Geología y la Bio­logía, sino las dos, puesto que una Orden no invalida un Decreto. « En este asunto el legislador pen­só en los pocos alumnos que venían matriculándose en los planes ante­riores sin lograr la aprobación en las dos disciplinas que integran la Historia Natural para que no per­dieran en absoluto la preparación que habían hecho en Geología y en

Biología que en los planes de 1927 y 1930 se reemplazaban por las Ma­temáticas. Cuando probablemente se había concluido ya con ese corto número de escolares retrasados, el Ministerio publicó la Orden en 20 de marzo de 1934, dejando a elec­ción de los escolares que siguen el plan actual, las Matemáticas y las citadas asignaturas, Orden de la que han surgido las dudas que se elevan a consulta.

El Consejo acordó informar en el sentido de que lo procedente a re­solver como consecuencia de esta consulta, es que se anule la Orden de 20 de marzo de 1934, reintegran­do la obligatoriedad de los comple­mentos de Matemáticas.)»

Y conformándose este Ministerio con el preinserto dictamen, ha te­nido a bien resolver como en el mismo se propone.

Lo digo a V. I . para su conopí-miento y efectos. Madfid 21 de di­ciembre de 1934 —P. O. R a m ó n Priego. — Señor Subsecretario de este Ministerio.—(Gaceía del 2 de enero de 1935).

XII Congreso Jr¡ternacional de f a r -rqacia

IE3 .¿E'XIT'^S ^ ^ ^ i «[w .¿fix. £ 3

de 30 de Julio a Q de jVgosta dé 1935 ir¡clusive

€rjv/o de adhesiones de principio

(Dirigir la corespondencia al Far-

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El Restaurador Farmacéutico

macéutico J. Breugelmans, 3, rue du Gouvernement Provisoire, Bru-xelas).

EI XII Congreso Internacional de Farmacia tendrá lugar en Bruselas del 30 de julio al 6 de agosto inclu­sive y celebraiá sus sesiones en la Universidad libre de Bruselas, cu­yos magníficos e importantes locales están situados en el barrio más atra-yente de la villa.

Bruselas será al mismo tiempo se­de de una Exposición Universal que, será la más brillante y la más impor­tante que se haya visto.

Más de 300 Congresos nacionales e internacionales se organizarán en esta ocasión en Bruselas y produci­rán ellos solos, en la capital, una afluencia tan importante que los or­ganizadores preven, teniendo en cuenta el contingente de visitadores individuales, que no habrá sitio en los hoteles confortables que para una décima de personas de las que deberían tener un alojamiento en Bruselas.

Los organizadores del Congreso han tomado sus precauciones para poder asegurar formalmente el alo­jamiento en buenos hoteles a todos los Congresistas así como a sus fa­milias, a condición de que las adhe­siones les sean remitidas la m á s tarde antes de fin de febrero.

En consecuencia, rogamos a nues­tros colegas que estén resueltos a asistir al Congreso remitan su adhe­s ión de p r inc ip io . Esta adhesión

| de principio no constituye para ellos ninguna obligación.

Cuando se reciban las adhesiones de principio, se apresurarán a en­viar los datos siguientes:

1. ° Todos los documentos rela­tivos a la organización del Congreso mismo (científico y profesional);

2. ° Datos completos sobre todo lo que pueda interesar durante la permanencia de los Congresistas en Bélgica y, principalmente, sobre las bellezas naturales, artísticas y arqui­tectónicas del país;

3. ° Los medios prácticos de ase­gurar el alojamiento en buenos ho­teles con el detalle de los precios de las habitaciones y el nombre de los hoteles.

4. ° Todos los datos que permi­tan obtener el máximum de reduc­ciones para el transporte, ya sea en barco, ya por ferrocarril.

De t E l Mon i to r de La F a r m a ­cia y de la T e r a p é u t i c a » .

*Sa Se y de Coordinación Sanitaria y los Reglamentos.—Hosoitos con la lealtad de siempre, aunque se ha querido explotar en contra nuestra, hemos de llamar la atención de los titulares acerca de esta Ley de Ba­ses, que a pesar de la orden sobre Constitución provisional de las Man-

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conmnidades no ofrece la garantía suficiente de su cumplimiento.

En primer término, sabido es có­mo se aprobó y con la enemiga de un sector de la Cámara, que sólo cedió cuando se la ofreció la escru­pulosa reglamentación, lo que supo­nía casi que sólo figuraría en la Ga­ceta para sus efectos la mayoría de los principios que contenía.

El Sr. Estadella dice que cuando se aprueben y publiquen los Regla­mentos, la ley empezará a regir en toda España.

Precisa, por lo que a los farma­céuticos se refiere, que se haga y se publique una reglamentación de las bases que con ellos se relacionan, sin lo que puede decirse que la Ley de Bases no puede cumplirse.

Esto, aparte de la gran relación que tienen estas Bases con el resto de la ley, que igualmente, sino se reglamentan, no podrán tampoco te­ner efectividad aquéllas.

El decir a los farmacéuticos que los Reglamentos se dictarán a mayor brevedad, es francamente desfigurar las noticias que sobre esta cuestión hoy existen. *

Hará falta una campaña activa de los titulares, que debieran haber es­tado organizados u organizarse para el mejor éxito, procurando pedir en

todas formas la reglamentación, so­bre todo en lo relativo al cobro dé las titulares y medicamentos a la Be­neficencia.

No se hagan ilusiones los titula­res, fomentadas y sostenidas por los que en ello tienen interés, es preci­so no dormirse creyendo que todo marchará sobre ruedas, a pesar de lo que pueden influir los médicos, pues hay una fuerza poderosa, que es la autonomía, que desean tener los Municipios para que les sirva de arma caciquil en la organización de este primer elemento de la vida na­cional.

Ya se ha visto en las anteriores Cortes, con tanto médico y farma­céutico Diputados, que nada se ha hecho en este sentido, y en las ac­tuales sólo se ha conseguido algo que dudamos mucho se ponga en práctica, porque las bases por sí so­las no pueden cumplirse.

Es lamentable, por todos concep­tos, que no se haya constituido la Asociación de farmacéuticos titula­res, por la absorción de la U. F. N . pues aparte de formar una entidad con carácter particular y propio que pudiera gestionar los asuntos a ella relativos, su personalidad hubiera podido ser aceptada como se ha he­cho para los médicos en la Junta de

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la Comisión de la Mancomunidad con el Presidente de la Junta pro­vincial de titulares médicos, quedan­do así ahora con menor representa­ción los farmacéuticos.

El no haber conseguido) induda* blemente por la mala dirección, la U. F. N , que los farmacéuticos titu­lares formaran Cuerpo iniciado en el Real decreto de 18 de noviembre de 1928, colócales en una situación difícil, pues los médicos tienen su Cuerpo iniciado y casi constituido y los farmacéuticos sólo tienen aque­lla agrupación, sin pies ni cabeza, del art. 21 de! Reglamento de 16 de agosto de 1930, hará que la Regla­mentación tenga que empezar crean­do el Cuerpo y después organizaría, lo que será difícil y pasarán meses y meses, sino son años y años.»

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