el espiritismo en la mundo actual (conferencia mercedes cruz reyes)
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EL ESPIRITISMO EN EL MUNDO ACTUAL (CONFERENCIA MERCEDES CRUZ)TRANSCRIPT
EL ESPIRITISMO EN EL MUNDO
ACTUAL
Mercedes Cruz Reyes
Después de 140 años de Codificación Espirita es importante que los
espiritistas estén preparados para comprender y tomar posición frente
a las modernas conquistas del mundo.
“Caminando a la par del progreso, el Espiritismo jamás será superado,
porque si nuevos descubrimientos le demostrasen que está en un error
acerca de un punto cualquiera, él se modificara en ese punto. Si una
nueva verdad se revelara, él la aceptará.”
Génesis, cap., .1 ítems 55. Allan Kardec.
La permuta con los círculos de acción de los Espíritus que
viven desligados del envoltorio corporal, obliga a la criatura
a pensar con mayor amplitud acerca de la vida. Se le revelan
nuevos aspectos de la evolución y más rico material de
pensamiento acrecienta sus archivos de elaboración mental
y observaciones. A pesar de ello, la Doctrina Renovadora, con
sus beneficios, pasa desapercibida o escasamente
aprovechada por los que se inclinan a las discusiones
estériles, por los que permanecen en éxtasis improductivo o
por los que se arrojan a los abismos de ¡asombra,
compañeros todavía ineptos para los conocimientos de orden
superior, que fueron traídos a la Tierra no para defender el
egoísmo o la animalidad, sino para la espiritualización de
todos los seres.
La Tierra está pasando por un periodo crítico de crecimiento.
Nuestro pequeño mundo, encerrado en concepciones
mezquinas y estrechos límites, madura para el infinito. Sus
fronteras se abren en todas direcciones. Estamos a las
vísperas de una Nueva Tierra y un Nuevo Cielo, según las
expresiones del Apocalipsis. El Espiritismo vino para ayudar
a la Tierra en esa transición.
Procuremos, pues comprender nuestra responsabilidad de
espiritas, en todos los sectores de la vida contemporánea. No
somos espiritas por acaso, ni porque precisamos del auxilio
de los Espíritus para la solución de nuestros problemas
terrenales. Somos espiritas porque asumimos en la vida
espiritual graves responsabilidades para esta hora del
mundo. Ayudémonos a nosotros mismos, ampliando nuestra
comprensión del sentido y de la Naturaleza del Espiritismo,
de su importante misión en la Tierra. Y ayudemos al
Espiritismo a cumplirla.
El mundo actual está lleno de problemas y conflictos. El
crecimiento de la población, el desenvolvimiento económico,
el progreso científico, el mejoramiento técnico, y la profunda
modificación de las concepciones de la vida y del hombre,
nos colocan ante una situación de asustadora inestabilidad.
Las viejas religiones se sienten abaladas hasta lo más hondo
de sus cimientos. Amenazan con caer, al impacto del avance
científico y de la propagación del escepticismo. Los escépticos
de los viejos dogmas, los hombres se vuelcan para la fiebre
de los instintos, en una inútil tentativa de regresar a la
irresponsabilidad animal.
El espirita no escapa a esa explosión del instinto. Más el
Espiritismo no es una vieja religión ni una concepción
superada. Es una doctrina nueva, que apareció precisamente
para sustentar el futuro. Sus bases no son dogmaticas, más si
científicas, experimentales. Su estructura no es teológica,
más si filosófica, apoyada en la lógica más rigurosa. Su
finalidad religiosa no se define por las promesas y las
amenazas de la Teológica, más si por la conciencia de la
libertad humana y de la responsabilidad espiritual de cada
individuo, sujeta al control natural de la ley de causa y
efecto. El espirita no tiene el derecho de temer y acelerarse,
ni de huir de sus deberes y entregarse a los instintos. Su
deber es uno solo: luchar por la implantación del Reino de
Dios en la Tierra.
Allan Kardec definió el Espiritismo como la ciencia que trata
la naturaleza, origen y destino de los espíritus y de sus
relaciones con el mundo corporal.
Es a la vez una ciencia de observación y una doctrina
filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones
que pueden establecerse con los espíritus, como doctrina
filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se
desprenden de semejante relación".
Es así que gracias al encuentro de un conocimiento con un
hombre honesto, positivo, conocedor del método científico de
la investigación, con una sólida trayectoria en la docencia y
un conocido prestigio como pedagogo, que el Espiritismo
pasa de la fenomenología de entretenimiento al de una
Doctrina Filosófica, moral, con un contenido científico y de
bases universales.
Su estudio y conocimiento demanda tiempo, análisis,
reflexión, porque no sólo es un conocimiento que se
incorpora a nuestro intelecto, sino fundamentalmente a
nuestro sentir, que promueve cambios en nuestra
personalidad, dando lugar a toda una filosofía y estilo de
vida a partir de la profundización y el análisis de la
problemática del hombre y la sociedad, el móvil del progreso,
los mecanismos de las Leyes Divinas y el objetivo
trascendente de la existencia.
Se extiende entonces el Espiritismo Kardeciano como un
conocimiento abierto, racional, que se nutre de las ramas del
saber, evolucionista en su concepción del espíritu humano y
de las leyes físicas y morales que rigen el progreso universal.
Es una filosofía espiritualista que como tal toca temas
ligados a los sentimientos más íntimos del ser.
El espiritismo es el puente que une la ciencia a la religión y
recíprocamente, facilitando el ininterrumpido crecimiento
del conocimiento lógico sin la perdida de los valores ético
morales consecuentes de ello.
La creencia religiosa es la única que pude conceder al
hombre seguridad emocional para comprender la
Causalidad absoluta de donde todo procede. El Espiritismo a
lo largo del tiempo ha ido avanzando, sin detenerse o
alterarse ante la marcha del progreso.
La tenacidad de todos aquellos que se empeñan en la
conquista del Infinito, está fundamentada en la moral de las
enseñanzas de Cristo, y el Espiritismo propicia el encuentro
de la criatura con su Creador y elucida los enigmas del ser,
de su evolución y de su progreso, de su pasado y de su futuro,
señalando los rumbos superiores a ser alcanzados.
El hombre al adoptar en los últimos tiempos las pautas de la
Doctrina Espirita ha logrado hacer desaparecer los enigmas
de la fe dogmatica y ha hecho surgir aquella que tiene por
fundamento los hechos capaces de ser encontrados en todas
las épocas y pueblos de la humanidad.
Al hacerse el hombre más digno,, y comprender mejor la
justicia de Dios que lo orienta y conduce a la elevación moral,
procurando la auto transformación para mejor auto
iluminarse, se identifica cada vez más con la Fuente
Generadora de la Vida.
La Ciencia en los tiempos actuales ha conseguido hacer
nuevos descubrimientos, cosa que ha cimentado aun más los
pilares del Espiritismo, ya que en realidad nada se descubre
que no existiese ya antes, aunque si permanecía ignorado,
siendo, por tanto, una realidad constitutiva de las Leyes de
Dios, que acepta como necesario al perfeccionamiento del
ser humano.
En 1857 fueron lanzadas las bases del Espiritismo, con la
primera edición de El Libro de los Espíritus”. Desde entonces,
hasta nuestros días, los reinos mineral, vegetal, animal y
hominal, ha develado innumerables secretos. Con la Doctrina
Espírita llegamos al límite del reino de los cielos, anunciado
por Jesús. Elocuentemente en los tiempos actuales hablamos
de ese reino a ser conquistado. Cada día, la Ciencia humana
se lanza sobre las leyes de la materia descubriendo,
deslumbrada, la Ley con su poder organizador, con su
presencia en cada punto del Universo, y también, esa misma
Ley, en el progreso de las relaciones entre las personas y sus
grupos. De la ciencia cuantitativa, saltamos hacia el
Psicoanálisis, hacia la Sociología, en cuanto que la
Educación ilumina a las Ciencias del comportamiento y la
Holística nos invita a mirar el Gran Todo. Estamos en el
tiempo en que las cosas del hombre, las empresas del
hombre, cambian de conceptos.
Criterios cualitativos nos conducen hacia nuevos patrones
de conducta, hacia una nueva ética en las relaciones.
Mientras que la Física es cada vez más Metafísica,
arrastrando consigo a la Química y a la Biología, la
existencia de Dios, la mediúmnidad, la reencarnación, dejan
de ser exclusividad de las pendencias religiosas, u objeto de
interminables discusiones filosóficas. El espíritu es cada vez
más claro y reconocido en sus manifestaciones y atributos
en los laboratorios de investigación, siendo cada día más,
del dominio público, incorporado al conocimiento humano
como lo ha sido la ley de gravedad o el teorema de Pitágoras.
En el transcurso de apenas algunos años, todo el paisaje del
campo espirita cristiano se nos alteró, fundamentalmente.
Se alargaron las áreas de servicios en todas las direcciones:
aumentaron las filas de compañeros sedientos de paz y luz
que requieren cooperación y socorro: Se aumentaron de
manera sorprendente los monumentos destinados a la
caridad, se nos definen en las instituciones socorristas: se
nos ampliaron los instrumentos de servicio y con ellos, se
agigantaron las posibilidades para el encajamiento de
nuevos trabajadores: se dilatan los recursos de acción en
todos los sentidos, convocándonos al esfuerzo máximo, a fin
de que no haya desequilibrio entre las dadivas de lo Alto y la
justa aplicación de ellas mismas, en beneficio de la
construcción doctrinaria: se nos renovaron en el mundo los
estímulos de confianza , ante la Nueva Revelación que nos
muestra a Jesús en su simplicidad y grandeza: se nos
elevaron los recursos de colaboración procedentes de todos
los sectores de la humana experiencia, prontos a
respondernos a cualquier apelo en el concurso fraternal, con
los brazos generosos y abiertos: se nos multiplicaron los
canales de comunicación, dándonos acceso a realizaciones
más completas en lo tocante a la divulgación de nuestros
principios: se nos ampliaron los horizontes y las esperanzas
con la expectativa de la Tierra sedienta ante la verdad y la
paz: se no abrieron más las dilatadas fajas de colaboración,
en las obras culturales y asistenciales, frente a la
humanidad.
En síntesis, todos los talentos de la Bondad del Señor se nos
acumulan ahora en las manos, en torrentes de
oportunidades y trabajo, recursos diversos y potencialidades
virtuales...
La unidad religiosa avanza gradualmente hacia el culto de la
asistencia social y la oración, por encima de los templos de
piedra.
El Emisario Sublime afirmo: “Nuestros antepasados
reverenciaban a Dios en lo alto de los montes, y ahora decís
que Jerusalén es el lugar adecuado para eso, pero han
llegado los tiempos en que los verdaderos religiosos adoran
a Dios en Espíritu, porque Dios nuestro Padre procura a los
que así lo procuran.
La navegación rápida y la aviación, el teléfono y la radio, el
cine y la televisión, a pesar de las regiones de sombra
espiritual que actualmente enturbian sus servicios, indican a
los pueblos un solo camino- la fraternidad.
Una de las cuestiones más difíciles y delicadas que se han
presentado en el Espiritismo desde sus propios inicios se
relaciona con sus posibilidades para mantenerse actualizado
frente a los avances que se producen continuamente en todas
las áreas del conocimiento, y, al mismo tiempo, preservar los
principios básicos que garantizan su identidad doctrinaria y
constituyen la razón misma de su existencia.
Hoy en día la gente no conoce realmente el Espiritismo. Si
preguntamos a cualquier transeúnte nos dirá que es “Eso de
la Oui-ja” “Lo de llamar a los Muertos” o respuestas
similares. Realmente esto es sólo una mínima parte de la
realidad, el Espiritismo es el puente entre los dos planos, es
el consuelo que nos hace saber que las personas a las que
más queremos no van a la “Nada” sino que continúan
creciendo, evolucionando, que pueden estar a nuestro lado
ayudándonos y protegiéndonos e incluso vendrán a
buscarnos en el momento de volver a nuestra verdadera casa
que es el Plano Espiritual. Pero como bien he dicho esto es
sólo una mínima parte de esta doctrina, lo más importante
es que nos enseña a conocernos, a no juzgar, a ser buenas
personas, a entender la vida, nos enseña a auto-reformarnos
para tener una vida más feliz, este sí es el verdadero
propósito.
El Espiritismo pese a todo lo que hemos contado ha seguido
su siembra, pero sólo podrá recoger el fruto por el esfuerzo
del hombre y os preguntaréis ¿Qué esfuerzo es ese? ¿Si tan
bueno es, por qué los espíritus no se aparecen y hacen girar
las mesas como a finales del siglo XIX? Pues como nos dicen
los propios espíritus en sus comunicaciones, ellos hacen su
parte del trabajo que es hacernos llegar toda la información
necesaria sobre los dos planos y todas las pautas para
nuestra mejora, pero el mérito ha de ser nuestro a través del
esfuerzo, del más importante, el que cambiará el mundo, el
que menos trabajo físico requiere y que sin embargo es el
más duro de hacer “La reforma interior” “Nuestra elevación
Moral”. Eso es lo que persigue, la reforma íntima de cada
persona, como ya dijimos anteriormente. A lo largo de los
años lo ha ido consiguiendo a través de los espíritas y de sus
esfuerzos. En muchos lugares del mundo los Centros
Espíritas tienen obras sociales para dar de comer y/o educar
a gente pobre o necesitada en los países donde es necesario,
pero no sólo ofrece “Pan para el Cuerpo” sino que da el “Pan
del Espíritu”, ese que tanta falta le hace hoy a la sociedad en
la que vivimos. Hoy en día nos preocupamos mucho de tener
un buen chalet, un buen coche, conseguir una carrera o un
buen puesto de trabajo, pero… ¿y de ser buenas personas?
¿Nos acordamos de perdonar? ¿Qué importancia tiene
trabajarse el orgullo o ser humildes? Todo esto lo enseña el
Espiritismo a puertas abiertas.
En la actualidad en nuestro país existen Centros Espíritas,
algunos de los cuales forman la organización sin ánimo de
lucro llamada Federación Espírita Española que fundó
nuestro querido Rafael González Molina. Esta organización
se ocupa de promover el estudio de las obras básicas del
Espiritismo, organiza seminarios, Congresos Nacionales
anuales, imparte clases por Internet a través de Chat e
intenta ayudar a todo aquel que lo solicita. También existe
una organización internacional llamada C.E.I. (Consejo
Espírita Internacional) que se ocupa de la unión de las
distintas federaciones a nivel mundial y grandes oradores y
médiums como Divaldo P. Franco, Raúl Teixeira, Juan
Antonio Durante, Carlos Campety etc.
Aunque este año el Espiritismo cumplió 150 años no es agua
pasada, es Actualidad, está ahí al alcance de todos, sus
libros, sus enseñanzas, los amigos espíritas, las federaciones,
sus páginas web y ¿sabéis cual es su objetivo? Hacer el bien
por el bien mismo. Ningún espírita os pedirá nada a cambio,
ni si quiera que creáis en lo que dicen, porque para creer o
hablar de algo lo mejor es conocerlo uno mismo en
profundidad, para después poder juzgar y valorar si aquello
que se dice o se lee es aceptado por la razón. Allan Kardec
tenía un lema “Más vale rechazar nueve verdades que
aceptar una sola mentira”
Kardec procuro mantener actualizado el espiritismo
aliándose al progreso y no dándole la espalda. Y eso es lo
mismo que ya consideraron necesario pensadores de la
estirpe de Léon Denis, Gabriel Delanne, Gustavo Geley,
Ernesto Bozzano, Amalia Domingo Soler, Quintín López
Gómez, Antonio Freire, Oliver Lodge, Cosme Mariño, Manuel
Porteiro, Humberto Mariotti, Angelo Torteroli, Carlos
Imbassahy, Herculano Pires, Deolindo Amorim, Soto Paz
Basulto, Rosendo Matienzo Cintrón, Luis Zea Uribe, Ernesto
Moog, Pedro Alvarez y Gasca, David Grossvater, Manuel
Matos Romero, para mencionar solamente algunos de sus
más insignes representantes en diversas épocas y naciones.
Actualizar el Espiritismo no implica, en forma alguna, la
eliminación o la sustitución de ninguno de sus postulados
centrales. Pero significa, eso sí, revisar la manera como son
entendidos e interpretados, y adecuarlos a las nuevas
conquistas del Conocimiento científico. Encontramos
numerosos temas y conceptos que apenas fueron insinuados
en las obras kardecianas, y que requieren ser completados y
desarrollados. La ciencia y sus aplicaciones tecnológicas han
abierto rumbos que antes no existían y que el Espiritismo
debe también incorporar. Y el lenguaje con que se comunican
las ideas, con todas sus implicaciones semánticas y
semiológicas, debe ser revisado, modificado y perfeccionado.
Eso, que es tan obvio y elemental, y que provoca tanto
escozor a los espíritas de mentalidad conservadora y
dogmática, ya lo hizo Kardec en su momento. En abril de
1857 publicó El Libro de los Espíritus conteniendo 501
preguntas y respuestas, y en 1860, dio a conocer la que sería
la segunda y definitiva edición con 1018 cuestiones. ¡Había
revisado diversas opiniones y más que duplicado el número
de asuntos abordados! En 1858 publicó Instrucción práctica
sobre las manifestaciones espíritas, y después tomó la
decisión de no editar más esa obra y refundirla en El Libro
de los Médiums. Tanto en sus libros como en la Revue Spirite,
Kardec reconoce, con la honestidad que le caracterizaba, que
en numerosas oportunidades se vio obligado a variar su
opinión sobre ciertos temas e interpretaciones, e invita a los
espíritas a actuar siempre de ese modo para evitar que la
doctrina quede marginada del progreso en general.
Para nosotros está muy claro que se debe resguardar la
integridad de la doctrina y la fidelidad a las directrices que
fueron trazadas por la espiritualidad superior, y que se debe
permanecer alerta ante las “innovaciones” de extrañas
procedencias que han tratado de infiltrarla, presentándose
a sí mismas como “revelaciones superiores”, y que en verdad,
nada aportan de interesante o constructivo, y por el
contrario, introducen ideas absurdas y extravagantes que
desacreditan a quienes las admiten.
La actualización del Espiritismo es un planteamiento y una
actitud que se sintonizan plenamente con la letra y con el
espíritu de las enseñanzas de su ilustre Codificador. No otra
cosa haría él en estos momentos y no otra cosa nos está
reclamando que hagamos. Esta convicción nos mueve a
expresar con firmeza y serenidad que la vigencia de Kardec
no está en discusión, que su pensamiento es muy actual, y
que el sentido dinámico y progresista de su obra es la mayor
garantía de que siempre estará en sintonía con el progreso.
En los tiempos modernos el Espiritismo es, sin duda, el
revivir del Cristianismo en sus fundamentos más simples.
Al descorrer la cortina pesada colocada entre los dos
mundos, en los dominios vibratorios en los que se manifiesta
la vida, desde la primera hora de su estructuración
doctrinaria ha merecido el interés de la ciencia
investigadora, que procura esclavizarlo al gabinete o al
laboratorio, como si fuera un mero descubrimiento de
energías ocultas de la naturaleza, como es el de la
electricidad, a la que el hombre somete al propio arbitrio
para ampliar sus aplicaciones en el campo del confort.
Interesada en el fenómeno, la especulación analiza sus
componentes creyendo encontrar, en el intercambio entre
las dos esferas, nada más que respuestas a antiguos
problemas de filosofía, sin consecuencia alguna de orden
moral para la experiencia humana.
Sin embargo se equivocan quienes se rigen por esas normas
dado que El Espiritismo al afirmar la supervivencia más allá
de la muerte, contiene en sí mismo un vasto panorama de
conclusiones en el campo de la ética religiosa, impulsando al
hombre a más amplias reflexiones en el campo de la justicia.
No consideramos aquí a la dogmatica, la apologética, ni
ninguna otra rama de escuelas de fe en sus aspectos
sectarios.
No nos referimos a las religiones, sino a la Religión, enfocada
propiamente como sistema de crecimiento del alma, para
que llegue a la celeste comunión con el Espíritu Divino.
Al desplegar el paño de responsabilidades que la vida nos
confiere, el nuevo movimiento de revelación lleva implícito
un bendito y compulsivo desenvolvimiento mental.
La permuta con los círculos de acción de los espíritus que
viven desligados del envoltorio carnal, obliga a la criatura a
pensar con mayor amplitud acerca de la vida.
Se le revelan nuevos aspectos de la evolución y más rico
material de pensamiento acrecienta sus archivos de
elaboración mental y observaciones.
A pesar de ello, como cada recipiente guarda el contenido de
esa o aquella sustancia según la forma y la situación que le
son propias, la Doctrina Renovadora, con sus beneficios,
pasa desapercibida o escasamente aprovechada por los que
se inclinan a las discusiones estériles, por los que
permanecen en éxtasis improductivo o por los que se
arrojan a los abismos de la sombra, compañeros todavía
ineptos que fueron traídos a la Tierra no para defender el
egoísmo o la animalidad, sino para la espiritualización de
todos los seres.
El Espiritismo visto como fenómeno somos constantemente
enfrentados por aluviones de fuerzas inteligentes, más no
siempre sublimadas, que nos asedian y nos reclaman.
Aprendemos que la muerte es una cuestión de secuencia en
los servicios de la naturaleza.
Reconocemos que la vida hierve alrededor de nuestros pasos,
en los más variados grados de evolución.
De allí la necesidad imperiosa de la disciplina.
Urge establecer recursos para un orden adecuado de las
manifestaciones correspondientes al nuevo orden de
principios, que están instalándose victorioso en las mentes.
Y para cumplir esa importante misión, el Evangelio está
llamado a orientar a los aprendices de la ciencia del espíritu
para que, por liviandad o imprudencia, no se precipiten a los
inconmensurables despeñaderos de la amargura o la
desilusión.
Por eso Jesús recomendó: “Amaos los unos a los otros como
Yo os ame.”
Es por eso que la Doctrina Espirita orientándonos hacia el
Evangelio en su primitiva simplicidad, nos hace comprender,
ante la inmensa evolución científica del hombre terrestre,
que Cristo es el Sol Moral del mundo, que brilla hoy tanto
como brillaba ayer y que mañana brillará con más
intensidad.
La actualización del Espiritismo es una necesidad
inaplazable y un desafío a la inteligencia, a la cultura y a la
sensibilidad de los espíritas. Marchamos hacia ese proceso
enarbolando la bandera de Kardec y sintiendo en nuestras
almas la inspiración de ese mundo espiritual superior que
orienta, anima e impulsa todo esfuerzo que contribuya a la
superación de la humanidad.
. La lucha del espirita es incesante. Sus frentes de batallas
comienzan en su propio interior y van hasta extremados
limites del mundo exterior. Más el espirita no está solo, pues
cuenta con el auxilio constante de los Espíritus del Señor que
presiden la propagación y el desenvolvimiento del
Espiritismo en la Tierra.
La mayoría de los espiritas llegaron al Espiritismo a causa
del dolor, por el sufrimiento físico o moral, por la angustia de
problemas y situaciones insolubles. Más, una vez integrados
en la Doctrina, no pueden y no deben continuar con las
preocupaciones personales que motivaron su
transformación conceptual. El Espiritismo les abrió la mente
para una comprensión enteramente nueva de la realidad. Es
necesario que todos los espiritas procuren alimentar cada
vez más esa nueva comprensión de la vida y del mundo, a
través del estudio y de la meditación. Es necesario también
que aprendan a usar la poderosa arma de la oración, tan
desmoralizada por el automatismo habitual que las
religiones formalistas la relegaron.
La oración es el arma más poderosa de la que el espirita
dispone, como enseño Kardec, como proclamó León Denis y
como acentuó Miguel Vives. La oración verdadera, brotada
del interior, como la fuente límpida brota de las entrañas de
la tierra, es de un poder incalculable para el hombre. El
espirita debe servirse constantemente de la oración. Ella le
calmará el corazón inquieto y aclarara los caminos del
mundo. La propia ciencia materialista está hoy probando el
poder del pensamiento y su capacidad de transmisión al
infinito. El pensamiento empleado en la oración lleva a la
carga emotiva de los más puros y profundos sentimientos. El
espirita ya no puede dudar del poder de la oración,
predicado por el Espiritismo. Cuando algunos “maestros”
ocultistas o espiritas distraídos llamaron a la oración de
muleta, el espirita convicto debe recordar que Cristo también
la usaba y también la enseñó. Bendita muleta es esa, que el
propio Maestro de los Maestros manejo al margen del
camino, en su luminoso pasaje por la Tierra!
El espirita sabe que la muerte no existe, que el dolor no es
una venganza de los dioses o un castigo de Dios, más si una
fuerza de equilibrio y una ley de educación, como explico
León Denis. Sabe que la vida terrena es apenas un periodo de
pruebas y expiaciones, en e las que el espíritu inmortal se
mejora, con vistas a la verdadera vida, que es la espiritual.
Los problemas angustiantes del mundo actual no pueden
perturbarlo. El está amparado, no en una fortaleza perecible,
más si en la seguridad dinámica de la comprensión, del
apercibimiento constante de la realidad viva que lo rodea y
de la que el mismo es parte integrante. Los cambios
incesantes de las cosas, que nos revelan la inestabilidad del
mundo, ya no pueden asustar al espirita, que conoce la ley
de evolución. ¿Cómo puede el inquietarse o angustiarse, ante
el mundo actual?
El Espiritismo le enseña y demuestra que este mundo en que
ahora nos encontramos, lejos de amenazarnos con la muerte
y la destrucción, nos anima con la resurrección y nueva vida.
El espirita ha de enfrentar el mundo actual con la confianza
que el Espiritismo le da, esa confianza racional en Dios y en
sus admirables leyes, que rigen las constelaciones atómicas
en el seno de la materia y en las constelaciones astrales en el
seno del infinito. El espirita no teme, porque conoce el
proceso de la vida, en sus múltiples aspectos, y, sabe que el
mal es un fenómeno relativo, que caracteriza los mundos
superiores, que lo esperan en la distancia y que los propios
materialistas hoy procuran alcanzar con sus cohetes y naves
espaciales. No son, por tanto, mundos utópicos, ilusorios,
más si realidades concretas del Universo visible.
Confiando en Dios, inteligencia suprema del Universo y
causa primera de todas las cosas, -poder supremo e
indefinible, al que las religiones dogmaticas dieron la
apariencia errónea de la propia criatura humana,- el
espirita no tiene que temer, desde que procure seguir los
principios sublimes de su Doctrina. Dios es amor, escribió el
apóstol Juan. Dios es la fuente del Bien y de la Belleza, como
afirmaba Platón. Dios es aquella necesidad lógica a la que se
refería Descartes, que no podemos quitar del Universo sin
que el Universo se deshaga. El espirita sabe que no tiene
apenas creencias, pues posee conocimientos. Y quien conoce
no teme, pues solo lo desconocido nos da miedo.
El mundo actuales el campo de batalla del espirita. Más
también su oficina, aquella oficina en la que el forja un
mundo nuevo. Día a día el debe golpear el yunque del futuro.
A cada día que pasa, un poco de trabajo se realiza. El espirita
es el constructor de su propio futuro en el mundo. Si el
espirita rechaza, si teme, si vacila, puede comprometer su
gran obra. Nada le debe perturbar el trabajo, en la
turbulenta más si promisora oficina del mundo actual.
En resumen:
El espirita es el consciente constructor de una nueva forma
de vida humana en la Tierra y de la vida espiritual en el
Espacio; su responsabilidad es proporcional a su
conocimiento de la realidad, que la Nueva Revelación le dio;
su deber es el de enfrentar las dificultades actuales, y
transformarlas en nuevas oportunidades de progreso, no
puede ser olvidado un momento siquiera; espiritas,
cumplamos con nuestro deber!
Trabajo realizado por Mercedes Cruz Reyes, miembro
fundador del Centro Espirita “Amor Fraterno” de Alcázar de
San Juan Ciudad Real (España)