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El impacto de la colonización inka en la vida social de las comunidades del valle Calchaquí norte Acuto, Aranda, Jacob, Luna y Sprovieri Introducción En general los estudios arqueológicos sobre el imperio inka han privilegiado un análisis desde "arriba", esto es desde el imperio-especialmente su organización económica y política y la infraestructura desplegada en cada región conquistada- por lo que en pocos casos se conocen las formas en que la dominación inka afectó y modificó la organización social y la vida cotidiana de las comunidades colonizadas. En el caso del valle Calchaquí Norte, en Argentina (Figura 1 ), aunque se ha trabajado considerablemente sobre la ocupa- ción inka en esta región, especialmente en relación a los tipos de asentamientos instalados y las actividades económicas y políticas llevadas a cabo por los representantes imperiales (Aculo 1994, 1999a, 1999b; D' Altroy etal. 2000; De Lorenzi y Díaz 1976; Earle 1994), aún no tenemos mucha idea sobre cómo la colonización inka impactó en las comunidades locales, y como éstas recibieron y vivieron la dominación imperial. El objetivo de este artículo es justamente estudiar cómo la colonización inka alteró la organización social de las comunidades nor-calchaquíes e impactó en la vida diaria y en las experiencias c;,otidianas de estas poblaciones. Para esto, examinamos el caso de dos comuni- dades nativas que se vieron particularmente influenciadas por la dominación inka: 1) la comunidad que habitó en el sitio de Cortaderas, uno de los asentamientos más importantes que los inkas establecieron en la región y 2) la comunidad que residía en el asentamiento local hoy conocido como La Paya/Guitián, el cual adquirió una significativa importancia a N 2 39, segundo semestre del 2004 179

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El impacto de la colonización inka en la vida social de las comunidades

del valle Calchaquí norte

Acuto, Aranda, Jacob, Luna y Sprovieri

Introducción

En general los estudios arqueológicos sobre el imperio inka han privilegiado un análisis desde "arriba", esto es desde el imperio-especialmente su organización económica y política y la infraestructura desplegada en cada región conquistada- por lo que en pocos casos se conocen las formas en que la dominación inka afectó y modificó la organización social y la vida cotidiana de las comunidades colonizadas. En el caso del valle Calchaquí Norte, en Argentina (Figura 1 ), aunque se ha trabajado considerablemente sobre la ocupa­ción inka en esta región, especialmente en relación a los tipos de asentamientos instalados y las actividades económicas y políticas llevadas a cabo por los representantes imperiales (Aculo 1994, 1999a, 1999b; D' Altroy etal. 2000; De Lorenzi y Díaz 1976; Earle 1994), aún no tenemos mucha idea sobre cómo la colonización inka impactó en las comunidades locales, y como éstas recibieron y vivieron la dominación imperial.

El objetivo de este artículo es justamente estudiar cómo la colonización inka alteró la organización social de las comunidades nor-calchaquíes e impactó en la vida diaria y en las experiencias c;,otidianas de estas poblaciones. Para esto, examinamos el caso de dos comuni­dades nativas que se vieron particularmente influenciadas por la dominación inka: 1) la comunidad que habitó en el sitio de Cortaderas, uno de los asentamientos más importantes que los inkas establecieron en la región y 2) la comunidad que residía en el asentamiento local hoy conocido como La Paya/Guitián, el cual adquirió una significativa importancia a

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partir de la incorporación del valle Calchaquí Norte al Tawantinsuyu. Específicamente, explo­ramos cómo la colonización inka afectó las relaciones sociales dentro de las comunidades locales y entre los pobladores nor-calchaquíes y los representantes imperiales, promovió desigualdades sociales y lajerarquización de la sociedad local, alteró las experiencias coti­dianas de los dominados y generó, entre estos últimos, tanto actitudes de aceptación como de resistencia a la colonización. A lo largo del artículo, se realiza un contrapunto entre la vida social en estas dos comunidades, durante el dominio inkaico, y cómo había sido anterior­mente, durante el Período Tardío (1000- 1470 DC), es decir inmediatamente antes de la llegada de los inkas al valle Calchaquí Norte. De esta manera, damos cuenta de las transformaciones que la colonización inka produjo en la sociedad local. La relevancia de este trabajo radica en el desarrollo de una perspectiva sobre la conquista y el gobierno inka, a partir del análisis de las comunidades dominadas y sus experiencias y prácticas cotidianas.

La ocupación inka en el valle Calchaquí norte

Durante su ocupación en la porción norte del valle Calchaquí, el imperio inka utilizó diferentes estrategias para controlar y gobernar la región (D' Altroy et al. 2000; De Lorenzi y Díaz 1976). En la parte central y sur del Valle Calchaquí Norte (Figura I área B), donde, por otra parte, se concentraban la mayoría de los asentamientos locales durante el Período Tardío (con los sitios más prominentes de la región), la existencia de restos inkas es escasa, reduciéndose a la presencia de artefactos in kas en algunos pocos sitios locales (por ejemplo cerámica u objetos metálicos) y a la existencia de sectores con arquitectura imperial en dos asentamientos locales preexistentes. Éste fue especialmente el caso del sitio La Paya/Guitián. Por su parte, en el extremo norte de esta región (Figura 1, área C) , donde también existía una considerable población durante el Período Tardío (De Marrais 1997; Díaz 1983, 1992; Gifford 2003), la presencia inkaica es igualmente bastante reducida, con algunos pocos sitios impe­riales pequeños.

Los inkas concentraron sus principales centros (Cortaderas, Potrero de Payogasta, Corral Blanco, y Capillas, entre algunos otros) en un lugar específico hacia el noreste de la región (Figura 1, área A), en territorios donde la ocupación local , durante el Período Tardío, fue prácticamente inexistente. La evidencia arqueológica indica que las poblaciones locales hicieron poco uso de este sector de la región durante el Período Tardío (Aculo 1999a, 1999b; HyslopyDíaz 1983;Hyslop 1984)1

Nuestros estudios sobre las transformaciones que la colonización inka produjo en la organización social y las experiencias cotidianas de las poblaciones nor-calchaquíes, nos llevaron a analizar los casos de La Paya/Guitián y Cortaderas. El primero se trataba de un poblado local pre-inka que, si bien se encontraba alejado del paisaje que los in kas constru­yeron c)I noreste del valle Calchaquí Norte, se vio fuertemente influenciado por la presencia

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En este sentido. es posible afirmar que más allá del sector noreste (Figura· 1, área A). la presencia i nka en el resto de la región fue bastante reducida. Uno de nosotros ha propuesto que al asentarse separados

. de los centros locales, los inkas habrían creado un paisaje propio y diferenciado de los principales · · poblados locales (ver Aculo 1999a y 1999b); paisaje en el cual agruparon sus principales centros y

desarrollaron sus más importantes activida~es administrativas, rituales, económicas y políticas.

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inkaica. El caso de Cortaderas, por otra parte, es distinto. Éste fue, junto con Potrero de Payogasta y Capillas, uno de los asentamientos más importantes establecidos por los inkas en la región . El sitio está dividido en cuatro partes: 1) Cortaderas Alto (9 ha): Es un sitio defensivo del Período Tardío, ubicado estratégica­

mente en la cima de un cerro, a 250 m de altura. Su localización permitió una importante vista de la región (Figura 2). Además , esta fortificación se asentó en una de las entradas principales del valle Calchaquí Norte. Cortaderas Alto fue abandonado una vez que los inkas controlaron la región.

2) Cortaderas Bajo ( 4 ha): Es uno de los dos sectores inkas del sitio (Figura 2). Contiene numerosos conjuntos arquitectónicos o kanchas y una imponente fortaleza. Tam­bién cuenta con un espacio central con muro perimetral, que podría ser una plaza. Todos los edificios presentes en este sector de Cortaderas son típicamente inkaicos en su diseño y técnicas de construcción . Esta parte de Cortaderas parece haber estado dividida en dos áreas funcionalmente diferenciadas . Una de ellas se ubica hacia el sud-sudoeste, y está compuesta por dos kanchas orientadas a actividades imperiales. El diseño y disposición en hilera de algunos de los edificios de estas dos kanchas, así como el hallazgo de un canal de drenaje en el interior de una de las mismas , sugiere que algunas de estas estructuras fueron almacenes o qol/cas (Acuto 1994) . La otra parte de Cortaderas Bajo, ubicada hacia el nor-noreste, presenta con­juntos edilicios de carácter residencial , lo que fue confirmado por nuestras excavaciones.

3) Cortaderas Izquierda (6 ha): Es el otro sector inka del sitio (Figura 2). Yace cruzando el río hacia el sur, y contiene más de 50 estructuras, siendo la más notable un complejo formado por 20 recintos rectangulares ordenados en doble hilera (de aproximadamen­te 130 m x 30 m) . En este sector también se encuentran un posible ushnu, una posible kallanka2 y un conjunto de estructuras circulares que podrían ser qollcas.

4) Cortaderas Derecha (3 ha) : Este sector se encuentra localizado a 1 km al sudoeste de Cortaderas Bajo, sobre la margen derecha del río Potrero (Figura 3). Es una aldea de arquitectura local , compuesta principalmente por edificaciones de carácter residen­cial, con considerable cantidad de desechos en superficie. Esta zona tiene numerosos edific ios, basurales , tumbas , y una estructura central inka de 23m x 23 m de lado, que podría ser una plaza amurallada. Es importante destacar el carácter local del patrón de asentamiento y la arquitectura

de Cortaderas Derecha. Todos los edificios presentes en este sector del sitio, con excepción de la estructura inka antes mencionada (ver Figura 3, estructura AD I 0) , fueron construidos usando técnicas y diseños locales. Así también , 89% de la cerámica decorada encontrada en este sector de Cortaderas es de estilo local o Santamariano (el 11 % restante es inka). Aunque Cortaderas Derecha podría ser equiparado con Cortaderas Alto, ya que ambos presentan arquitectura doméstica y estilo cerámico local, sostenemos que Cortaderas Derecha no fue construido du1ante el Período Tardío, sino que data de la época inka. Esta interpretación está

2 El u.l'/11111 y la kalla11ka son edificios típicamente inkaicos. orientados a propósitos administrativos y ceremoniales (ver Gasparini y Margolies 1980: Hyslop 1990).

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basada en : I) la presencia de cerámica inka a lo largo de toda la secuencia estratigráfica (aún en el basurero de alrededor de 2 metros de profundidad), 2) la falta de evidencia de ocupacio­nes previas en el sitio (como son más de un nivel de ocupación o restos de edificios previos), y 3) la estructuración del espacio, alrededor de un edificio central de estilo ink~ico (Figura 3, AD I O) . Consideramos que en Cortaderas Derecha habitó gente local "forzada" a vivir cerca de los inkas y a trabajar para ellos. La presencia de varias tumbas en Cortaderas Derecha sugiere que los individuos que allí vivieron no ocuparon el lugar de forma temporal para cumplir con sus obligaciones, con la mita inkaica, sino que residieron en esta zona de manera pennanente. Al menos habitaron allí suficiente tiempo como para generar una conexión con el lugar y enterrar allí a sus muertos.

A continuación, pasamos a analizar y comparar la situación de las comunidades nor­calchaquíes, antes y durante la dominación inka. En primer lugar, analizamos la situación vivida por los habitantes de Cortaderas Derecha, luego examinamos cómo la colonización inka transformó la organización social y la experiencia cotidiana en el sitio local de La Paya/ Guitián y, finalmente, analizamos el modo en que la gente de estas dos comunidades vivió y afrontó la ocupación inka.

Viviendo bajo el poder de los inkas: el caso de Cortaderas

Las sociedades que habitaron el valle CalchaquíNorte, durante el Período Tardío, no parecen haber constituido comunidades donde existían marcadas diferencias sociales3. La evidencia arqueológica no muestra la presencia de una elite, o de un grupo dentro de estas comunidades, que se haya diferenciado del resto o que haya tenido suficiente poder como para controlar la circulación de bienes, la fuerza de trabajo o los medios de producción (Acuto 2004). Si bien los análisis de fuentes etnohistóricas (tanto de cronistas como de documentos legales) hablan de la presencia de jefes (ver Lorandi 1997; Lorandi y Boixadós 1987-88), éstos sólo parecen haber contado con cierto poder para organizar a su comunidad en tiempos de guerra o conflicto, o para negociar con otras unidades políticas nativas o con los españoles durante épocas de la conquista. Sin embargo, y de acuerdo a la evidencia arqueológica por nosotros estudiada, así como a los datos obtenidos por otras investigacio­nes en la región (De Marrais 1997; Díaz 1980), el poder y la jerarquía social no estaban formalmente institucionalizados en las comunidades locales, y no existían individuos o uni­dades domésticas que hayan tenido un acceso preferencial a bienes materiales. Además, es importante señalar que la región no constituyó una única unidad política o jefatura, sino que parecería haber habido varios jefes o unidades políticas en competencia y cuyos centros eran los poblados de mayor tamaño (ver De Marrais 1997; Lorandi y Boixadós 1987-88)4

En los sitios locales, bienes como la cerámica decorada y no decorada, la materia prima lítica, e incluso objetos metálicos, parecen haber estado distribuidos de manera horno-

3 Esto fue diferente en otras áreas del Noroeste Argentino durante el mismo período, en donde sí existían diferencias jerárquicas y de status (ver Raffino 1988: Ta1Tagó 1987. 1998).

4 Por ejemplo, De Marrais ( 1997) sugiere que en el área de Cachi Adentro (Figura I l existían dos unidades políticas en competencia, una con cabecera en el sitio de Borgatta y otra con cabecera en el sitio de Corral del Algarrobal.

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génea. Éste parece también ser el caso de medios de producción, tales como morteros, cananas, torteros , moldes, crisoles, e instrumentos líticos . El Cuadro 1, por ejemplo, muestra los objetos recuperados en distintas habitaciones del sitio local de Tero (Díaz 1980). Como se puede ver, no existen diferencias significativas entre lo encontrado en cada una de estas estructuras. Los habitantes de Tero consumían aproximadamente los mismos bienes y reali­zaban actividades similares. Asimismo, no existían en los poblados nor-calchaquíes residen­cias que se destacasen por su mayor tamaño, calidad constructiva, o mejor localización dentro del asentamiento.

El diseño espacial de los asentamientos de esta región no generaba divisiones entre unidades domésticas o grupos, sino que promovía la constante interacción de sus habitan­tes. Estos poblados no se encontraban divididos en áreas de la elite y sectores de gente común, ni existía ningún otro tipo de divisiones marcadas entre sus habitantes . Al contrario, la experiencia vivida dentro de estos asentamientos locales era de integración comunal y relativa igualdad social.

Los asentamientos nor-calchaquíes eran sitios conglomerados de estructuras semi­subterráneas que compartían muros y pasajes (Figura 4). Para circular dentro de estos luga­res , la gente utilizaba senderos sobreelevados que atravesaban los distintos conjuntos residenciales , permitiendo a todos los habitantes observar las actividades que cada unidad doméstica realizaba en sus hogares, especialmente en los grandes patios sin techar donde la mayoría de las tareas cotidianas eran llevadas a cabo. Así, el diseño espacial de los sitios locales no presentaba restricciones materiales a la vista, la audición y la circulación. Por otra parte, existen en estos sitios estructuras grandes que parecen ser espacios de trabajo comu­nal , donde los habitantes de estos poblados habrían compartido sus actividades y experien­cias cotidianas.

Resumiendo, las comunidades del Período Tardío del valle Calchaquí Norte no tuvie­ron una marcadajerarquización que haya implicado que ciertas unidades domésticas hayan gozado de especiales beneficios materiales o hayan contado con suficiente poder como para movilizar la mano de obra y controlar las actividades llevadas a cabo por el resto de la comunidad. Si bien las fuentes históricas hablan de la existencia de jefes, sobre todo para momentos de la conquista española, éstos no sobresalieron del resto de la comunidad, su poder era efímero y transitorio, limitado a épocas de guerra y conflicto (Lorandi y Boixadós 1987-88).

Sin embargo, la vida cotidiana y la experiencia obtenida en un centro inka eran total­mente distintas a lo que la gente de la región estaba acostumbrada a vivir en sus poblados. Estos centros no producían comunidades integradas, sino que las desigualdades sociales y las diferencias de poder estaban fuertemente demarcadas a través del diseño espacial del asentamiento, la arquitectura, las actividades realizadas, y los bienes consumidos. La institucionalización del poder de los in kas y su mayor status fueron materializados en los centros imperiales. El caso de Cortaderas es un ejemplo interesante y muestra cómo residir en asociación directa con los colonizadores inkas, tal como lo hicieron los habitantes nor­calchaquíes dJ Cortaderas Derecha, generaba experiencias cotidianas totalmente distintas a las que se tenía en los pueblos y villas locales.

El diseño espacial de Cortaderas generaba una clara y explícita demarcación entre el ámbito inka y el no-in ka. La división entre los espacios in kas (Cortaderas Bajo e Izquierda) y

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locales es evidente (Cortaderas Derecha), y el río parece haber servido como división entre ambos espacios físicos y esferas sociales (Figura 2 y 3). Asimismo, la arquitectura, el tipo y carácter de las edificaciones enfatizan las diferencias entre uno y otro espacio. Edificios grandes, macizos y bien construidos predominan en los sectores in kas del sitiQ. mientras que pequeños complejos residenciales caracterizan a Cortaderas Derecha. La presencia contrastante de la nueva e imponente fortaleza inka (construcción sin antecedentes previos) versus el destruido fuerte o pukará local (Cortaderas Alto) remarcan de igual manera este sentido de separación entre ambos grupos; entre conquistadores y conquistados. Los com­plejos residenciales inkas y los locales, también muestran significativas desigualdades entre unos y otros . Las casas estudiadas en Cortaderas Bajo presentan una cuidada arquitectura, mayor cantidad de recintos y ocupan más espacio que aquellas establecidas en Cortaderas Derecha.

A diferencia de los poblados locales, la circulación en el sitio inka de Cortaderas no generaba el contacto y la interacción entre sus habitantes. Por el contrario, la comunidad estaba dividida y aquellos individuos locales que residían en Cortaderas Derecha no tenían un acceso directo a los sectores in kas . Además, la distancia impedía ver lo que los represen­tantes del imperio hacían en su área del poblado.

Los bienes consumidos también parecen haber contribuido a definir estas desigual­dades sociales e identidades diferenciales promovidas por los inkas. Para mostrar esto. quisiéramos comparar los resultados de las excavaciones, llevadas a cabo en las residencias de Cortaderas Derecha, con los espacios domésticos de Potrero de Payogasta (el principal centro administrativo inka de la región). En este último caso, la calidad constructiva de estas casas y su asociación directa a espacios públicos y ceremoniales in kas indican el destacado status de sus habitantes . Si bien efectuamos excavaciones en las residencias inka de Cortaderas Bajo, el material recuperado fue bastante escaso, algo que aún estamos tratando de explicar. De todos modos, consideramos que la comparación entre Potrero de Payogasta y Cortaderas Derecha es válida para demostrar que el consumo de bienes también marcó una línea entre los inkas y los no-inkas.

Durante las excavaciones en Potrero de Payogasta se destacó especialmente un conjunto residencial en el cual se encontró una gran variedad y cantidad de objetos. Sus residentes habrían accedido y consumido una significativa cantidad de vasijas inka (espe­cialmente platos, los cuales han sido relacionados con actividades ceremoniales restringidas donde se servían alimentos y se distribuían regaloss), cerámica importada e ítems de decora­dos con oro, plata, bronce y Spondylus (Earle 1994). Nada igual tuvo lugar entre los poblado­res de Cortaderas Derecha, los cuales consumieron principalmente objetos de uso domésti­co y alfarería de estilo local. Sin embargo, es interesante señalar que los habitantes de este sector del sitio inka de Cortaderas, tal vez por su estrecha relación con los in kas , obtuvieron cierta cantidad de cerámica inka. De acuerdo a nuestros estudios, la cerámica inka, aunque en baja proporción (alrededor del 5% del total de tipos cerámicos), fue distribuida homogéneamente entre las unidades domésticas que habitaron Cortaderas Derecha.

5 Ver por ejemplo D 'A ltroy (1992, 2002); D'Altroy et al. (1994); Meyers (1975 , 1976); Morri s ( 1971 , 1998); Morris y Thompson ( 1985).

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Las diferencias entre colonizadores y colonizados estuvieron también relacionadas con las actividades que cada cual realizaba. Por una parte, los sectores imperiales de Cortaderas asociaban a los inkas con el control de los espacios públicos y ceremoniales, y por lo tanto con el control de cierto conocimiento esotérico asociado con prácticas rituales. Así también , los inkas se veían asociados al poder militar, representado por la fortaleza imperial, y al control de la economía, la redistribución y movilización de bienes, materializa­das en el complejo ele almacenes de Cortaderas Bajo e Izquierda. El lado no-in ka del sitio, por su parte, mostraba la carencia ele poder político y económico ele sus habitantes, los cuales simplemente estaban asociados con la esfera doméstica y actividades ele menor prestigio, tal como la producción y el procesamiento de bienes primarios.

Trabajar en proyectos imperiales constituyó también una experiencia singular para los habitantes locales de Cortaderas Derecha. Las excavaciones llevadas a cabo en los complejos residenciales de Cortaderas Derecha arrojaron evidencias que señalan que los residentes de este sector del asentamiento efectuaban actividades orientadas a los intereses imperiales. Durante nuestros trabajos en el sitio, detectamos varios restos ele producción metalúrgica que indicaron la existencia de una producción tecnológica bastante simple, que no requirió el uso de grandes hornos sino que parece haber sido satisfecha empleando crisoles. Es decir, una tecnología fácilmente manejable a nivel doméstico (Jacob 1999) . No obstante, la presencia de moldes para la manufactura de lingotes ele cobre, sugiere que la producción de bienes metálicos, a pesar de estar organizada a esta escala, estaba orientada a las necesidades estatales. En otras palabras, parecería ser que los residentes de Cortaderas Derecha no fabricaban bienes o adornos para ser consumidos o intercambiados a nivel local , sino que producían lingotes (objetos que no tienen un uso práctico), Jo cual sugiere que su producción fue dirigida por los inkas.

Una de las actividades más importantes, desarrollada por la gente ele Cortaderas Derecha, y que sin eluda sobrepasó el nivel doméstico, fue la producción y el procesamiento ele alimentos. En primer lugar, quisiéramos señalar que a través de nuestro relevamiento del 100% ele la superficie del sitio, detectamos 3 morteros en Cortaderas Bajo, 9 morteros en Cortaderas Izquierda y 415 restos de morteros y conanas en Cortaderas Derecha. Además, otros 6 morteros fueron encontrados durante las excavaciones de las estructuras domésticas de Cortacleras Derecha, lo que prueba que el procesamiento de recursos vegetales fue una actividad principal en este sector del sitio . A esto debemos agregar que durante las excavaciones de Cortacleras Derecha se recuperó una gran cantidad de huesos de camélido, muchos de los cuales exhibían claras marcas de corte, orientados a la obtención ele la carne. En este sentido, y si se considera que existen varias estructuras en este sector del sitio que pudieron haber siclo usadas como corrales, puede suponerse que una de las tareas desarro­lladas por los habitantes de Cortaderas Derecha fue el pastoreo de camélidos. Por lo tanto , es posible afirmar que quienes residían en este sector del sitio estaban estrechamente ligados a actividades de producción de alimentos, las cuales claramente excedían sus necesidades diarias.

Las ac\iviclades que llevó a cabo la gente que habitó en Cortacleras Derecha no fueron diferentes a las que efectuaron en sus poblados antes de la dominación inkaica. El pastoreo y la producción y procesamiento de recursos vegetales también fueron tareas típicas ele las comunidades nor-calchaquíes. Sin embargo, la escala de dichas tareas fue

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distinta bajo la dominación inka. A pesar de ser Cortaderas Derecha una aldea bastante pequeña, la magnitud de estas actividades fue considerable. Los estudios realizados en sitios locales de la región no dan señales de la existencia de una actividad de la cual todos los miembros de la comunidad participasen de forma casi exclusiva (DeMarrais 1997; Díaz 1980). En los poblados locales no se realizaba una única tarea de manera excluyente, y una activi­dad no predominaba rotundamente sobre las otras (Cuadro 1 ). Además, durante el Período Tardío, y como está explicado más arriba, no existió una fuerza política dominante capaz de movilizar y controlar la mano de obra, u orientar y regular las tareas efectuadas por las distintas unidades domésticas. En este sentido, habitar un sitio imperial y trabajar para los inkas constituyó una experiencia nueva para los individuos locales. los cuales experimenta­ron un poder hegemónico (el de los inkas) que ordenaba y controlaba sus tareas, y del cual no existían antecedentes locales previos . En este nuevo contexto de dominación , la gente local que residía en los centros imperiales se vio alienada de su fuerza de trabajo y del fruto de su trabajo, y obligada a producir para intereses ajenos, algo que no parece haber tenido lugar en épocas pre-inkas.

En conclusión, el diseño espacial del centro inka de Cortaderas promovía identidades culturales y sociales marcadamente distintas entre los inkas y los habitantes nor-calchaquíes ; separando a colonizadores de colonizados, lo imperial de lo local , la elite del común, y lo sagrado de lo profano. La estratificación social impuesta por representantes del Tawantinsuyu implicó una situación nueva para los habitantes locales de Cortaderas , algo que nunca habían experimentado en sus poblados de origen. Los inkas crearon así sentimientos de inclusión y exclusión, que moldeaban la identidad de los habitantes de los centros imperia­les. La integración comunal que la gente nor-calchaquí estaba acostumbrada a percibir cotidianamente en sus poblados, no existía en Cortaderas. Por el contrario, este centro inka constituía una comunidad estratificada y marcada por relaciones de poder.

El surgimiento de una nueva elite: el caso de la Paya/Guitia,i

Más allá del área donde los inkas concentraron sus asentamientos e infraestructura, hacia el noreste del valle Calchaquí Norte (Figura I área A), son escasas las evidencias materiales de la presencia inka en los dos sectores de la región donde habitaba la gran mayoría de la población local (Figura I áreas By C). Existe, sin embargo, un asentamiento que se destaca del resto por la importante cantidad y calidad de cultura material inka allí encon­trada. Se trata del sitio La Paya/Gutián, único en el Valle Calchaquí Norte, que ha fascinado a los arqueólogos desde comienzos del siglo XX (Ambrosetti 1902, 1907-08; Boman 1908; Calderari 1991 ; Gónzalez 1983; Gónzalez y Díaz 1992). La colonización inka transformó este asentamiento, así como la vida social de sus habitantes.

Los inkas establecieron una estrecha relación con la comunidad que residía en La Paya/Guitián, más que con otras comunidades y unidades políticas de la región . Algunos arqueólogos han sugerido que este poblado creció considerablemente con la llegada de los in kas, pasando de ser un centro secundario durante el Período Tardío, a constituir un centro principal durante la época inkaica (Calderari 1992; Gonz,ilez y Díaz 1992).

Se han encontrado en el sitio varios restos materiales de origen y/o estilo inkaico. Existe en La Paya/Guitián una construcción típicamente inka, levantada en medio de edifica-

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ciones nati vas, a la que los arqueólogos han denominado La Casa Morada. Este inédito y particular ed ificio fue construido con una roca sed imentari a de color rojizo, traída especial­mente de una fuente locali zada a m,1s de 50 km de distancia (Figura 5). La Casa Morada tiene una planta rectangu lar, con muros de piedra canteada y hornac inas en sus paredes . Además fue emplazada en uno de los lugares más altos del sitio. Para su confecc ión, se destruyeron estructuras previas y se re-l oca li zó una puerta del patio en el que este particular ed ificio fue construido, para re-orien tar la circul ación y otorgarl e así mayor privacidad a sus residentes (Figura 5). Las excavac iones real izadas a principios del siglo XX en La Casa Morada, detec­taron una impresionante colección de bienes inkaicos, incluyendo vasijas de cerámica, keros de madera finamente decorados, adornos en oro y cobre, entre otros ítems (Ambrosetti 1902; Boman 1908)''. Objetos de estil o inka, especialmente vasijas de cerámica y keros de madera, fueron encontrados en algunos de los en terratorios excavados en este s itio. No obstante, de 187 tumbas excavadas, sólo 15 presentaron artefactos de ori gen incaico7• Por último, en el sector del ase ntamiento denominado Guitián aparece un espacio público/ceremonial típica­mente inkaico, compuesto por una plaza, una plataforma de piedra -o ushnu- en su interior, algunas kancha.1· a los costados de la plaza y un ed ificio rec tangul ar que podría haber sido una kallanka (Figura 6).

A diferencia de lo que sucedía en Cortaderas Derecha, donde los objetos in kas están homogéneamente distribuidos entre los res identes del s itio, en La Paya/Guitián sólo algunos pocos indi vid uos parecen haber consumido cultura material inka. En este poblado, los bie­nes inkaicos estaban diferencialmente di stribuidos, s iendo especialmente los residentes de la Casa Morada quienes acced ieron y consumieron los mismos (Ambrosetti 1907-08; González y Díaz 1992).

Como se mencionó más arriba, antes de la llegada de los inkas no ex istía ninguna unidad doméstica que acaparase los recursos, controlase las activ idades comunales, los medios de producción, o la fuerza de trabajo. No obstante, con la llegada de los inkas un número reducido de indi vid uos comenzó a distinguirse del resto de la comunidad , constitu­yéndose como una nueva elite , grac ias a su asoc iac ión con los colonizadores y a su cultura material. Estos individuos incrementaron su status y prestigio a través del consumo de e laborados y finos objetos de estil o inkax y del uso de ed ific ios de estil o imperial, cuyo diseño les otorgaba privacidad y los separaba de las demás unidades domésticas. Además,

6 Se ha propuesto que la Casa Morada fue la residencia de un jefe local promovido por los lnkas y no la residencia de un representante imperia l (González y Díaz 1992). Nosotros apoyamos esta interpre­tación. Si consideramos que los !nkas habían construido en la región sus propios centros. los que inc luían espacios públicos, infraestructura ceremon ial y administrativa, y edificios de alta calidad arquitectónica, no parece tener mucho sentido pensar que un gobernante lnka se haya insta lado en un asentam iento local, rodeado de unidades domésticas nativas. Por lo tanto, y al igual que los autores mencionados, consideramos también que es más factib le que la Casa Morada haya sido la res idencia de un individuo nativo que alcanzó una destacada jerarquía.

7 Sólo consideramos aquí aquellas tumbas que presentaron conten idos intactos. Por supuesto algunas de las 187 son seguramente pre-inkaicas, pero por el momento no tenemos fo rma de determinar esto. Los en terratorios con objetos Inkas son los que Ambrosetti ( 1907-08) numera como: 1, 6, 6 1, 63, 7 1. 72, 73. 74. 11 6. 128, 16 1, 173, 185, 193, 199.

8 La cerámica de estilo Inka requería mayor inversión de trabajo para su producción que la cerámica decorada loca l.

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esta nueva elite pudo haber afianzado su nueva jerarquía a través de rituales y ceremonias llevadas a cabo en el flamante espacio público/ceremonial inkaico, construido en este asen­tamiento. Es importante destacar que la gran mayoría de los sitios locales del Período Tardío no contaban con áreas públicas. Incluso algunos de los más importantes y f\'(tensos pobla­dos nor-calchaquíes, no tenían plazas o espacios similares. Además, y si bien algunos asentamientos presentaban espacios abiertos , estos no alcanzaron la formalidad y tamaño de los espacios público/ceremoniales que los inkas construyeron en la región .

La colonización inka sobre el valle Calchaquí Norte transformó la vida cotidiana de los habitantes de La Paya/Guitián. La integración comunal experimentada en La Paya/Guitián, antes de la llegada de los in kas, se vio quebrada a partir de la ocupación imperial en la región. La presencia de una cantidad importante de cultura material inka, exclusivamente en La Paya/ Guitián, y no en otros poblados de la región , sugiere que los inkas promovieron la constitu­ción de una elite en este poblado, cuya jerarquía y poder era menor que la de los representan­tes del Tawantinsuyu, pero mayor que la del resto de las unidades domésticas e individuos del valle Calchaquí Norte. Con la llegada de los inkas, los habitantes de La Paya/Guitián dejaron de percibir una comunidad integrada y relativamente igualitaria, para pasar a experi­mentar diariamente una comunidad dividida.

Como se puede ver, el impacto inka sobre las sociedades locales fue grande. Los inkas promovieron la desigualdad social e institucionalizaron diferencias de status. En pri­mer lugar, marcando las diferencias de jerarquía entre in kas y no-in kas, los in kas se colocaron en la cima de la pirámide social. En segundo lugar, marcando la diferencia entre elite y comunes, a nivel local. Los inkas crearon una elite local e institucionalizaron su poder a través del uso exclusivo de cultura material inkaica. Aunque aún no lo podemos confirmar, quizá esta nueva elite haya contado también con poder suficiente como para movilizar mano de obra y controlar ciertos medios de producción. La situación previa a la conquista inka, en donde ninguna unidad doméstica pareciera haber contado con suficiente poder o status como para diferenciarse del resto, cambió completamente con la llegada de los inkas, quienes impulsaron la estratificación social. La nueva elite local representaba su poder y legitimaba su posición social a través de su asociación con el Imperio, y principalmente a través del uso de la cultura material inka. No obstante, la contracara de esta nueva situación pudo haber sido la alienación de esta elite del resto de la comunidad y sus redes de relaciones sociales y solidaridad comunal.

Prácticas sociales, dominación imperial y resistencia

En esta última parte del artículo, quisiéramos explorar, de modo preliminar, la manera en que la conquista inka afectó algunas de las prácticas sociales desarrolladas por las comunida­des locales. En este caso nos preguntamos: ¿cuán coercitivas fueron las políticas de domina­ción inka? ¿Cómo afrontaron las comunidades nor-calchaquíes la dominación imperial?

En primer lugar, es interesante observar el patrón de asentamiento y organización del espacio en Cortaderas Derecha. Es probable que los inkas forzaran a los habitantes de Cortaderas Derecha a asentarse alrededor de una estructura inkaica (Figura 3, AD l O), con­formando una especie de anfiteatro. Esta estructura inka no sólo ocupó un lugar central, sino que también estaba visualmente conectada con la mayoría de las estructuras de Cortaderas

188 Revista Andina

Acuto, Aranda, Jacob, Luna y Sprovieri: El impacto de la colonizacion inka

Derecha. Con trari amente a lo que sucede en este sitio, los ase ntamientos locales no estaban organi zados alrededor de estructuras centrales. Como se ha explicado en otro lugar (Ac uto 1999a, 1999b), se considera que los in kas buscaron re-estructurar la experie ncia espac ial de los agentes dominados como una fo rma de control y dominac ión. La presencia ele esta posible plaza amurallada en el centro del sector puede ser interpretada como la centralidad y la impos ic ión de los rituales inka en este nuevo contexto soc ial. En este caso vemos que la dominación inka fue bastante coercitiva, incidiendo directamente en las dec isiones de cier­tos grupos locales sobre dónde y cómo asentarse.

El uso de la cerámica también nos puede ciar una idea del carácter de la conquista inka y cómo las comunidades locales enfrentaron esta s ituación. Como es sabido, a lo largo del Imperi o la producción de cerámica inka, aunque mantu vo formas bastantes es tándares, incorporó moti vos decorativos de las soc iedades coloni zadas. Este tipo de cerámica es denominada "Es til o inka Mixto" (Calclerari y Williams 199 1; D' Al troy et al. 1994, Hyslop 1993 ). A l igual que en otras regiones, aunque escasas en e l valle Calchaquí Norte, algunas vas ij as inkas presentan di seños locales. Esto qui zá pueda estar vinculado con una relación pacífica, establecida entre los representantes imperial es y la soc iedad local (o al menos con algunas facciones locales). Asimismo, los inkas parecen haber empleado vas ijas locales de estil o Santamariano en algunos de los rituales que tuvieron lugar en los centros imperiales. Vasijas y ti estos Santamarianos fueron encontrados en contextos públicos y ceremoniales, tanto en Cortacleras como en Potrero de Payogasta.

Sin embargo, lo opuesto no se habría dacio. La cerámica nor-calchaquí prácticamente no estu vo influida por el estilo imperial , y hasta el momento no hemos encontrado vasijas Santamarianas con formas o diseños que imitaran al estilo inka. El análisis ele una muestra de 153 vasijas de estil o Santamariano, deposi tadas en el Museo Arqueológico "Pío Pablo Díaz" (Cachi , provincia ele Salta), mostró que ninguna ele las mismas tenía rasgos morfológ icos o decorativos inkaicos. Este también fue el caso ele la cerámica recuperada en las excavac iones que realizamos en Cortacleras Derecha. En este sitio, cuyos pobladores pudieron haber sido mayormente influenc iados por la cultura inka, al vivir directamente bajo la es fera imperial , no detectamos vasijas locales influidas de una u otra manera por la cerámica imperial 9

. De esta manera, y a pesar que la rec ientemente creada elite ele La Paya/Guitián había comenzado a identificarse con la cultura materi al inka, como medio de representar su status y legitimar su poder, la mayoría de la poblac ión continuó prod uciendo y reproduc iendo est ilos y símbolos vernácul os , no permitiendo que los diseños ele los coloni zadores "contaminasen" sus vasijas.

Una si tuac ión s imilar parece haberse dado respecto a las prácticas funerari as locales. Primero, es importante destacar que dichas prácticas cons tituyeron un aspecto importante en la vida doméstica de las comunidades nor-calchaquíes. En estas comunidades, la mayoría de los enterramientos se reali zaban en tumbas directamente asociadas a los espacios domés­ticos o, e n el caso de infantes, en urnas enterradas en tumbas o debajo del piso de las casas. Además, los objetos asociados con prácticas mortuorias (urnas ricamente decoradas y pucos utili zados para cubrirlas) fueron los artefactos de mayor producción y di stribución entre las comunidades ii or-calchaquíes .

9 La producción de cerám ica local no fu e una prod ucc ión especializada y centrali zada. si no que cada unidad doméstica manufacturó sus propias vasijas.

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Artículos, notas y documentos

Los pobladores ele Cortacleras Derecha no incorporaron bienes ele estilo inka como ajuar en sus tumbas. Durante los trabajos de campo ll evados a cabo en Cortaderas Derecha, dos enterratori os fueron excavados (Aranda et al. 1999; Aranda y Luna en prensa). A pesar de la presencia de cerám ica inka en los sedimentos usados para re llenar las \umbas , como también en los componentes residenciales asoc iados a e ll as , no se encontró cenímica inka entre los bienes de estas inhumac ionesw. De este modo , aunque nuestra muestra es reduci­da , los estudios efectuados en Cortadcras Derecha mostraron que a pesar de que la cerámica inka estaba presente en contextos domésti cos, e incluso fue descartada y arrojada al basure­ro del sit io, no fue incluida en los contex tos mortuorios . Es to es bastante distinto respecto al uso que la nueva elite ele La Paya/Guitián daba a los objetos inkaicos. Mientras la e lite de La Paya/Guitián incorporó y procuró preservar la cultura material inka, los habi tantes de Cortaderas Derecha no trataron a las vas ij as de los colonizadores con espec ial cuidado y exc luyeron dichos objetos ele prácticas sociales altame nte signifi cati vas.

Cómo podemos entonces expli car es ta situac ión en donde la producción ele cerámica Santamariana no incorporó diseños inkas (ni en lo que respecta a la morfología ele las piezas , ni en cuanto a su decoración) , y en donde las unidades domésticas ele Cortacleras Derecha, a pesar de haber acced ido a cerámica imperial , no la utili zaron en sus rituales mortuorios. En primer lugar, no pensamos que la dominación inka fue tan coercitiva como para controlar el uso ele las vasij as imperiales entregadas a la gente local. Es decir, no creemos que los in kas deliberadamente no hayan permitido a la gente de Cortaderas Derecha incluir vas ijas in kas como parte del aj uar funerario. Por el contrario, creemos que intencionalmen te los habi tantes ele Cortacleras Derecha no incluyeron bienes ele origen imperial en su ajuar funerario. Tocio parecería indicar que las prácticas mortuorias ele la población común de Cortaderas Derecha no habrían sufrido modificaciones importantes con la dominación inka, manteniendo el pa­trón ge neral del Período Tardío (Aranda et al. 1999; Aranda y Luna en prensa). Lo mismo parece haber sucedido con la producción de cerámica local. No ex iste ningún indicador que sugiera que los in kas hayan controlado o influido directamente sobre dicha prod ucción. Por lo tanto, quisiéramos aq uí sugerir que la acc ión de excluir diseños inkas de las vasijas Santamarianas , así como también vasijas inkas de contex tos mortuori os locales, pudo haber cons tituido un acto de resistencia a la dominación imperia l. Mientras un grupo reducido de La Paya/Guitián negoc ió con los in kas, s iendo por esto promovido como elite, los res identes de Cort aderas Derecha generaron ciertas estrategias para resistir, de manera ac ti va, su some­timiento al dominio del Tawantinsuyu.

Conclusiones

En este trabajo, buscamos explorar de qué manera la conquista y dominación inka impactó en las comunidades del valle Calchaquí Norte (Argentina) y cómo dichas poblaciones reacc ionaron y lidiaron con la dominación imperial. Para esto, nos centramos en el análisis de las comunidades indígenas de Cortaderas Derecha y de La Paya/Guitián, analizando la manera en que la colon ización inka afectó y transformó la vida social de los colonizados.

1 O Só lo se recuperaron vas ijas ordinarias y de estilo Santamariana, restos de pigmento rojo. puntas de proyectil de obsidiana y un pequeño cincel <le bronce estañifero.

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Acuto, Aranda, Jacob, Luna y Sprovieri: El impacto de la colonizacion inka

En primer lugar, examinamos la vida cotidiana en el sitio inka de Cortaderas y la particular experiencia vivida allí por los habitantes nor-calchaquíes de Cortaderas Derecha. Este caso en particular nos posibilitó estudiar el impacto inka en una población que vivió directamente bajo la esfera imperial. Establecimos que la población residente en Cortaderas Derecha trabajaba para los in kas, principalmente en la producción y procesamiento de comi­da. Lo más destacado de esta actividad fue su carácter intensivo y prácticamente excluyente. De este modo, los inkas no sólo se apropiaron de la fuerza de trabajo de esta población, sino que crearon condiciones de trabajo que los individuos locales no habían experimentado antes. En épocas pre-inkas, la gente de la región nunca se había visto alienada de su fuerza productiva y de los bienes producidos por un poder hegemónico. Asimismo, la vida diaria en Cortaderas implicó experimentar estratificación y desigualdades sociales que no habían tenido lugar en las comunidades nativas. A través de la organización espacial del lugar, de las actividades realizadas y de los bienes consumidos, los inkas demarcaron categóricamen­te la división entre inkas y locales, dominantes y dominados, creando una comunidad frag­mentada.

En segundo lugar, y en el caso de La Paya/Guitián, los inkas promovieron la creación de una elite local, la institucionalización del poder y las desigualdades sociales; algo que no tenía antecedentes en la región. En este caso, un grupo privilegiado de individuos comenzó a diferenciarse del resto de la comunidad, basando su poder y posición a través de su asociación con el Tawantinsuyu y del uso de la cultura material inkaica.

Finalmente, presentamos evidencias que sugieren que, si bien la nueva elite de La Paya/Guitián tuvo una alianza con los inkas, aquellos que residían en Cortaderas Derecha generaron estrategias de resistencia a la dominación imperial. Al menos dos de estas estra­tegias tuvieron que ver con mantener aspectos de la cultura local, que no se vieron · influenciados por la presencia de los conquistadores extranjeros.

Félix Aculo Binghamton University - State University of New York.

Becario de doctorado Fundación Antorchas (Argentina)

Claudia Aranda Museo Etnográfico "Juan B. Ambrosetti" - Universidad de Buenos Aires

Cristian Jacob Universidad de Buenos Aires

Leandro Luna CONICET - Museo Etnográfico "Juan B. Ambrosetti" - Universidad de Buenos Aires

N2 39, segundo semestre del 2004

Marina Sprovieri Universidad de Buenos Aires

191

Artículos, notas y documentos

CUADRO 1: Evidenc ias encontradas en d isti ntos rec intos del sitio local de Tero.

REC INTOS EXCAVADOS E N EL SITIO TERO R l R2 R3 R5 R6 R7-8 R9 Rrn R l 2

Cerá mica no-X X X X X X X X X

decorada Cerámica decorada

X X X X X X X X Santamariana Metalurgia X X

Artefactos de X X X X X X X X X

mo lienda Instrumentos de

X X prod ucción textil Arci ll a X X Artefactos líticos X X X X X X X X X Huesos o madera

X X X X X X trabajada Artefactos de cobre X Pigmento rojo X X X X X X Valvas X X X C uentas X

Huesos de animales X X X X X X X X Evidencias de

X X X X X X almacenaje Enterratori os X X X X X X Fogones X X X X X X X X X

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Acuto, Aranda, Jacob, Luna y Sprovieri: El impacto de la colonizacion inka

Figura 1: Valle Calchaquí Norte

A) sector del valle del río Potrero y conexión con la Quebrada del Toro; B) sector medio y sur del Valle Calchaquí Norte; C) extremo norte del Valle Calchaquí Norte. Sitios: 1. La

Paya, 2. Guitián, 3. Tero, 4 . Fuerte Alto, 5. Mariscal, 6. Borgatta, 7. Choque, 8. Las Pailas, 9. Loma del Oratorio, 1 O. Corral del Algarrobal, 11. Quipón 1, 12. Ruiz de los Llanos, 13.

Valdez, 14. Buena Vista, 15 . Tin Tin, 16. Agua de los Loros, 17. Tonco 2 y 3, 18. Pucará de Palermo, 19. Alto Palermo, 20. Cortaderas Alto, 21. Cortaderas Bajo, 22. Cortaderas Izquierda, 23. Cortaderas Derecha, 24. Belgrano, 25. Casa Quemada, 26. Potrero de

Payogasta, 27. Ojo de Agua, 28. Corral Blanco, 29. Capillas, 30. Corralito, 31. Los Graneros, 32. Río Blanco, 33. La Encrucijada.

Nº 39, segundo semestre del 2004 193

documentos Artículos, notas y

194

Figura 2: Corladeras

f ce>rtaderas 1 Izquierdo __ .,

- 'P.!t.C 1990/ 98 :' .

Revista Andina

_____ Acuto, Aranda, Jacob, Luna y Sprovieri: El impacto de la colonizacion inka

Figura 3: Cortaderas Derecha

Nº 39, segundo semestre del 2004 195

Artículos, notas y documentos --------------------

196

Figura 4: Plano de Cortaderas Alto, sitio nor-calchaquí del Período Tardío

10001

... N

Figura 5: Sector de La Paya/Guitián en donde se encuentra la Casa Morada (modificado por González y Díaz 1992)

Revista Andina

Acuto, Aranda, Jacob, Luna y Sprovieri: El impacto de la colonizacion inka

Figura 6: Espacio público/ceremonial en La Paya/Guitián

N

t ~ O ISOm

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