el libro de las conversiones imaginarias

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Jorge Luis Arcos EL LIBRO DE LAS CONVERSIONES IMAGINARIAS Prólogo de Efraín Rodríguez Santana

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El libro de las conversiones imaginariasAutor: Jorge Luis Arcos

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  • Jorge Luis Arcos

    EL LIBRO DE LASCONVERSIONES IMAGINARIAS

    Prlogo de Efran Rodrguez Santana

  • LIBRO DE LAS CONVERSIONESIMAGINARIAS

  • JORGE LUIS ARCOS

    EL LIBRO DE LASCONVERSIONES IMAGINARIAS

    Prlogo de Efran Rodrguez Santana

    Coleccin BETANIA de Poesa

  • Coleccin Betania de PoesaDirigida por Felipe Lzaro

    Portada: Sin ttulo, de Neli Mongi

    Jorge Luis Arcos, 2014Editorial BetaniaApartado de Correos 50.767Madrid, 28080, Espaa

    I.S.B.N.: 978-84-8017-340-7. Depsito legal: M-3551-2014.

    Imprime Publidisa

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

  • 7ALGO

    ILas conversiones imaginarias de Jorge Luis Arcos (JLA) na-cen de un decantado conocimiento de la poesa cubana, unido a una puesta en escena potica de algo inalcanzable. A travs de estos poemas se repasa una dcada (2003-2013) cargada de obsesiones, inconformidades y desencantos.

    Sus palabras conducen al flujo de una identidad muchas ve-ces perdida. Alteraciones que no abandonan el saber potico, a travs del cual ha conformado una de las obras ensaysticas ms importante de la literatura cubana actual. Pensamiento potico y escritura potica van de la mano en JLA.

    JLA se adentra en el bosque origenista e incorpora a sus textos no la multiplicidad de sus estilos, sino la fbula, el gus-to por la peripecia escrita de sus componentes. Incluso, me atrevera a decir que en este Libro de las conversiones imagi-narias se tensa una lnea que va de la noche insular de Jos Lezama Lima al onirismo de Lorenzo Garca Vega, pasando por la Cuba Secreta de Mara Zambrano, la isla en peso de Virgilio Piera, la invencin emocional y mental de la Cuba imposible de Jos Mart, las nostalgias casalianas, el desgarro existencial de dos contemporneos suicidas, Ral Hernndez Novs y ngel Escobar, as como la obra de algunos de los poetas ms radicales e innovadores del grupo Dispora (s), todos ellos en la ronda alucinada de Zequeira.

    Rutas que irrumpen en el quehacer enftico de JLA. El tiempo: los aos formativos, los vicios, el amor, la inseguri-dad, la avidez de conocimiento, la plenitud de los deseos, la justicia, el escepticismo, la fuga hacia otros estados alterados. Los espacios: el poema, el ensayo, las islas, los continentes, la historia, los sueos, las palabras. Los participantes: los poe-tas ms influyentes, vivos y muertos, con quienes habla per-manentemente, los amigos presentes, ausentes y perdidos, los

  • 8maestros, los amores, los sujetos abominables y tirnicos, los dimones.

    La intensidad, a veces torbellino, pudiera ser uno de los rasgos ms evidentes y desconcertantes de esta poesa. Trato de entender cmo se expresa ese estado en sus versos. Se ex-pande, saltan los recuerdos. Se nutren (sus poemas, l mismo) de la memoria ambivalente de sus interrogaciones. Depura caprichosamente, se aferra a sus filiaciones, escoge las pa-labras, las sonoridades ms fuertes, para reconstruir dilogos infructuosos y recurrentes sobre la experiencia: la amistad?, los deseos?, las carencias?, los vicios?, la escritura?, los mentores?, los saberes?, el medioda?, la oscuridad?

    IIJLA nunca ha sido prudente, de ah que algo est estallando

    siempre dentro de l, en forma de sustancia adhesiva de sueo y realidad real. Estalla, lo arrasa. Son parajes indistintos que traslada a la escritura como recurso extremo (aniquilador?).

    Durante 2011 y hasta mediados de 2012, Lorenzo Garca Vega y JLA sostuvieron una correspondencia particular. A tra-vs de ella se intercambiaron sueos. Abrieron parntesis para la explicacin de sus recprocas fantasmagoras. JLA le des-cubre El fuego secreto de los filsofos, de Patrick Harpur, Lo-renzo, entonces, se transforma en un ser daimnico, a travs de sus particulares imgenes de entresueos. Fueron mensajes cargados de coincidencias que avizoran ante todo las exclusi-vas trayectorias creativas de ambos. Pareciera por momentos que JLA asume para s lo que ya en Garca Vega es su marca de identidad literaria, o sea, el as denominado oficio de per-der.

    Desde la conciencia de lo perdido se construye este libro, es por eso que JLA emplea trminos tan afines como lgamo, islas, naufragio, exilio, dispora, cncer.

    Lorenzo le escribe a JLA: Toco a la muerte, por la noche. Toco a la muerte? Entonces, en un email, me dijo Arcos: Yo estaba en una fiesta, en un saln iluminado. Vino alguien y

  • 9me dijo que me buscaban en la puerta de la casa. Cuando lle-gu al umbral haba un viejo que me miraba (no podr olvidar nunca esa mirada), pero las cuencas de sus ojos estaban va-cas. Supe inmediatamente dos cosas: que era la muerte y que se llamaba CASCORRO. Y me despert. Desde entonces me persigue ese fantasma que yo utilizo para los correos.

    ()Pero lo que no sabe Arcos, es que yo soy CASCORRO. Yo

    hoy estuve en una fonda de chinos, y aunque tengo 84 aos, las manos me siguen temblando (y las piernas, y el cuerpo) como cuando era un joven, iba a un baile, y en un momento, sudando de pies a cabeza, dejaba de bailar, sabiendo que en algn momento tendra que someterme al electro. Igual que antes! Pero ahora, para remate, en este momento estoy ciego. S que estoy ciego, como CASCORRO.

    Lorenzo Garca Vega hace de las reiteraciones su mejor mbito de reflexin, poetizar como si entrara en sucesivos encierros lingsticos. Desaparece, se diluye tambin en un posible tokonoma, para reaparecer como Cascorro. Algo muy duro los emparienta, algo escrito. Linaje que hace del bosque origenista un motivo de especial inters en la vida potica de JLA. En su caso, su linaje es sucio, no hay en l nada de lo que pueda parecernos solamente hermoso, se hace, ms bien, de incisiones, apelaciones, escalones que suben y bajan a sus abismos.

    IIILo veo deambular por calles de El Vedado, como un zom-

    bi, entre las diez de la maana y el medioda, momento en que todo comienza a significar. Hora de la primera cerveza. Se ini-cia el lento dilogo con una mesa.

    IVEn uno de los poemas ms entraables de este libro (Eps-

    tola a Enrique Sanz), JLA intenta sopesar con su amigo el dudoso valor de la isla natal, contrastada con la islas escritas

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    de algunos de sus poetas memorables: Yo nac en una isla/ Pero entonces, amigo, cmo volver a nacer en otra patria os-cura?/ La antigua noche obscura, la patria que anhelaron Juan Clemente y Casal.

    Repaso y trayectoria de prdidas, lo que slo se puede ima-ginar con palabras, en el cifrado mundo de las metforas del corazn: Yo nac en una isla. Qu buscabas, Mara, en esta isla extraa?/ Te recordaba a Mlaga, a tu padre con su traje blanco de alpaca. Ah, Mara, si sta era tu patria prenatal, tu infancia, tu secreto y tu carnal apego/ para m era el infierno, las praderas malditas con un Sol en el centro.

    Formas masoquistas del estilo de JLA, lo que no se puede pacificar, asedio pactado con la poesa, desde una isla mental. Es la manera habitual en que el oscuro cronista ahonda en su simbologa ms urgente, su ronda frente al mar, mausoleo oscuro de los carentes.

    El mar responde por la boca del pez, se alude a formas violentas de muerte: El fiel pistoletazo. El delirio en la sien, y otras tantas negaciones coleccionadas por el poeta. Vivir sacrificialmente una utopa, dice JLA. Se trata entonces de querer saber cmo es ese abismo. Llega hasta los bordes, pero no salta: Cuidado, Jorge Luis, con esos desfiladeros im-previsibles.

    Refirindose a l mismo y a otros poetas afines, JLA ase-gura: El poeta se empea en partir siempre desde una suerte de lgamo reminiscente, ese territorio informe de la memoria creadora, ese venero sagrado, confundido, primordial, donde las imgenes parecen obedecer a otra lgica, otro conocimien-to. Confieso que mi vocacin hacia la poesa devino una fata-lidad.

    VSe instala en cierta fascinacin alcohlica y otros aliviado-

    res mentales. Como un Maldoror ingenuo, apela al frenes de una bsqueda inslita, desata el cuerpo, penetra en mbitos borrosos que anunciar a su modo: Soy el Padre Cltoris, el

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    tabernero lujurioso/ El Pene Enano, se burlan mis enemigos (mis prximas vctimas)// Vivo para el vicio y la caridad. A travs de algunos trminos asociados: sobredimensin, es-truendo, JLA bucea en lo oscuro para encontrar la transpa-rencia de la poesa.

    Y prosigue con sus espacios caticos, csmicos. Agrega primero una de cal: docta, potica, iluminada por los saberes. Despus una de arena: drogadicta, sexual, alcohlica. Como facetas de un mismo ejercicio vital: los deseos que desco-nozco pero que me involucran. Las tentaciones que estn ms all y ms ac de las palabras: Pero no quiero palabras. Quiero manchas/ cosas duras, sexo abierto/ como una boca canbal.

    VIVolvamos a la mesa. Como un personaje nietzscheano se

    abre a la rugosa superficie de la mesa. Cmo convidar a otros visitantes?, se pregunta JLA, y comienzan a aparecer unos raros convidados mentales y fsicos. Beben algo ms fuerte, incitan a JLA a hablar fluidamente. Cae la noche, JLA sube a la mesa, una msica llega a sus odos. Como Vittorio Gassman teatraliza el Canto V del Inferno de Dante: E caddi, como corpo morto cade.

    VIIEste libro es tambin una especie de catlogo de emocio-

    nes. Algo pendular que oscila entre lo corporal y las disquisi-ciones vehementes del texto.

    Y la ronda de Zequeira y el fantasma y el nufrago (Le-zama!) y el esqueleto de Mart, como lmites del pas potico de JLA y, dentro de ese pas, otras referencias: un anciano canbal que pasea a sus perras y mira de soslayo la belleza que pasa, cabelleras suicidas, cabriola suicida, antropo-loga suicida, carroza suicida, camino suicida, el nima como una sucesin de mscaras suicidas.

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    VIIIHacia el final, JLA se reserva algo ms severo, ms anat-

    mico, es el poema Leyendo a Sor Juana, fechado en Crdo-ba, el 2 de octubre de 2013. Algo que sobrepasa sentimientos y palabras. Culmina as el asombroso trasiego potico de una dcada. Arranca con un diagnstico: Nada./ No se ve nada./ Est sano. Despus prosigue con una tupida made-ja de asociaciones. Mdula y mucosa parecen ser palabras claves. Escribe lo que afirman los onclogos: Mucosa sana. Movilidad conservada. Sin lesiones.

    Este poema envuelve con signos y nombres ilustres la rea-lidad del cuerpo enfermo del poeta, su calvario y posterior cura. JLA comienza refirindose a islas infernales, suicidios, oscuridades y termina con el latido del tumor ausente. Si es-t ausente, por qu sigue latiendo?

    Curado del cncer, bebe una cerveza como mbar.

    Efran Rodrguez SantanaMxico DF, 23 de enero, 2014

    Efran Rodrguez Santana (Palma Soriano, 1953). Poeta y escritor cubano.Recientemente ha publicado la novela La cinta mtrica (2011), la antologa potica bilinge (espaol-portugus) de Gastn Baquero Com olhos de peuxe (2010) y el poemario Mquina final (2009). Autor de varios poemarios, como: El hacha de miel (1980), El zigzag y la flecha ( 1987), Otro da va a comenzar (2000) y Un pas de agua (2002) y de la novela La mujer sentada (2002). En Cuba public la antologa potica de Gastn Baquero La patria sonora de los frutos ( 2001) y, en Espaa, seleccion y prolog Fatiga ser dos sombras (Be-tania, 2001), antologa potica de ngel Escobar.

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    Epstola a Enrique Sanz(o de las conversiones imaginarias)

    1

    Amigo, ahora que he llegado al tiempo de las conversiones /imaginariasde los sueos ms turbios, puedo dejar a un lado las pavesas del /odio y los fantasmas de la esperanzaPorque ste no es el tiempo de las postrimeras?Tiempos de desprecio, como los llam Tertuliano, citaba la /sibila de MlagaAhora que los sentidos se vuelven retrospectivos, puedo /invocarte a tiantigua Diosa Blanca, y abandonarme a las confesiones que

    /dicta el tedioel sudor legendario, como un derrotado Edipo o Virgilio

    /agonizantecon la paz del escriba, un oscuro cronista o soador ancestral

    /aorando la sombra de los mangos en flor

    Lo primero, el pas de marras, la inconcebible nsula de mi/orfandad

    Yo tuve un amigo que se ley a Nietzsche y se volvi loco/como John Nach, el Emperador de la Antrtida

    Se puede leer a Nietzsche, con impunidad, en la juventud? Yo/nac en una isla

    Nietzsche es otra isla. l me ense el valor de la lejana, el/puentecito roto, la montaa distante, el eterno retorno

    Cmo or a Bach y, a la vez, sentir los golpes dionisacos en el/piano?

    Gritar: Ariadna, te amo. Y firmar: El CrucificadoAh, el amor como un lmite, un umbral, un imposible

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    Y su nombre llagado. Y Nietzsche, su seudnimoYo nac en una isla

    Y guardaba caracoles en cajitas de nieve. Ah, los perversos/tesoros

    las reliquias huraas, laberintos callados. Toda la Va LcteaCaracoles o estrellas. Yo quise ser astrnomo y nufrago y

    /cruzadoLa realidad, grosera. La amistad, clandestina. El afuera,

    /indecible(Me perdieron los juguetes. Me expulsaron del jardn)

    Yo nac en una islaSiempre fui el exiliado, el loco, el amante imposibleEl que miraba vido los grabados de Gustavo Dor en

    /La Divina ComediaSent tan feo el mundo, mi mundo, mi nsula siniestraNunca fuiste mi patria, cmo hay patria sin Madre?Siempre fui el exiliado, siempre quise el regresoAlguna vez escrib con la angustiosa melancola de la juventud:Las despedidas son tan provisorias que el tiempo las devuelve

    /estremecidasPero: Y t le respondiste as porquerizo EumeoY repeta las palabras sagradas como una cantinela solitaria

    Luego aor los Reyes, los tristes Reyes Magos. La estrellita/all lejos

    El nio en el pesebre. El vaho de las bestias. Y el alma en el/establo

    Era la Noche de Reyes, mi noche, mi secretoPero

    haba que caer, de nuevo, sin amparo. Todo roto y lejano(Me echaron de la fiesta. Me rompieron el corazn)Y nacer, renacer?: El pecado sin culpa, eterna pena

    Yo nac en una islaPero entonces, amigo, cmo volver a nacer en otra patria

    /oscura?La antigua noche obscura, la patria que anhelaron Juan Clemente

    /y Casal

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    Dos patrias tengo yo, dijo el nufrago de la playita de/Cajobabo

    Entonces yo buscaba algn rostro, otro tacto, alguna certidumbrealgo desconocido, las figuras danzantes en el fondo del lagoY lanzaba piedras al mar, al mausoleo oscuro, buscando una

    /respuesta suyaNo saba entonces que si nada se busca, la ofrenda ser

    /imprevisible, ilimitadaPero all estabas t, Diosa Triple, terrible, Medusa inolvidableNo entend tus lecciones. Y buscaba en los rostros, en los

    /rostros amadosun aviso, algn signo, un lenguaje lejano: la palabra perdida, la

    /realidad sin nombre(sin piedad, sin pecado). Ah, las irisaciones de esos rostros

    /varados, su indefinible angustiael sexo originario, un puente que borrara la atroz separacin, el

    /dualismo malvadoNi ngel ni demonio Polo Febo y Celestina? Uno solo. Algo as

    Yo nac en una isla. Qu buscabas, Mara, en esta isla extraa?Te recordaba a Mlaga, a tu padre con su traje blanco de alpaca.

    /Ah, Marasi esta era tu patria prenatal, tu infancia, tu secreto y tu carnal

    /apegopara m era el infierno, las praderas malditas con un Sol en el

    /centrola luz que borraba los rostros, que difuminaba los secretosel sitio de la expulsin, el lugar del naufragio, la prdida, la

    /prdida

    Amigo, t siempre lo supiste. Es el infierno, claro. La regin de/los hijos

    Los hijos de la noche. Y los hijos nonatos. La eterna sensacin,/el procaz desamparo

    Todo partido, roto. Y la gota de ludano. Las velas que se/apagan. Es el infierno, claro

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    Despus, las tentaciones Hay un infierno claro? La vida es un/ensayo. T lo supiste siempre

    Las dendritas rodendote. La amarga circunstancia. El pas tan/lejano

    Profanar los umbrales. Padecer los insomnios. Hacer sufrir al/prjimo

    Y mirar all lejos, lo incomprensible, hurao. Entrar al parque/oculto

    El fiel pistoletazo. El delirio en la sien. Y la boca del pezLas hojas del otoo cayendo lentamente como un manto sagrado

    Mas qu estoy escribiendo, amada vctima? Todo rugoso, mudoY los dientes de perro. Tal vez. Y sin embargohay un espejo claro. Los ojos de tu perro como estrellas remotasTal vez. Yo nac en una isla. Muy cerca de las lneasde los bordes. Hijo mo, adnde te escondiste que te buscollorando? Hay islas de perdn? En Solaris? Despaciomuy despacio miro las conversiones, los duros simulacros(Qu pobre es el Poder. Pattico el Tirano). Hay una fuenteabsorta en el centro del patio. All toda la msica y el esplendormanando en el silencio puro un alfabeto claroAll el Buda perfecto. All el silencio. Amigono podremos volver a la fuente secreta?(Alnimo, alnimo, la fuente se rompi)Yo nac en una isla. Una isla en el amniosT lo sabas, Ral. Porque estamos de paso: lucirnaga, cocuyo,

    /rayo verdeeterno minotauro mirando las estrellas. No hay un infierno claroDragonflay. En la noche (y toda noche es sombra)se dibuja un eclipse. Quedarse all, soandorodeados por el mar y la noche y tu manoTu mano como un bosque. Tu sexo como un pradoMirar las luces, lejos. Y dormirme en tu manocomo una hojita seca, peona, cilantro

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    Pero Yo nac en una isla Y no hay un infierno claro

    Nos quedan los recuerdos como fbulas, las cancionescomo reinos hechizados y aquellos y aquellos ojos verdesserenos como un lago, los instantes perdidos y todas las visionesel inaudito tacto, la msica lejana, los olores extraos y al fondoen lo imposible un sabor legendario Yo nac en una islaNo puedo imaginarlo

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    2

    y rezaba contrito pater y ave maraRubn Daro

    Amigo, cundo fue que llegaron los caballeros sombrososcuros emisarios de otra noche, otra isla, otra patria posible?Cundo fue que llegaron? No s. Eran como la nochela noche de mis pnicos. La ua que se hincaba en la sbana

    /tersa(debajo, yo, contrito, con mi linterna fra) Eran los mueconeslos payasos frenticos, con sus botas enormes enfangndolo

    /todo(Trompoloco, Bob Gray o Pennywise el Payaso) No poda

    /escribir. No poda escribirTenan de peleles, de espectros, de gusanosComo los vi Lorenzo en su noche increblePero siempre el manotazo de plomo, dijiste t, Lezama,

    /melanclicamente

    Seres hay de montaa, seres de valley seres de pantanos y lodazales

    Escribi el hombrecito del abrigo enormeNo s, pero en mi noche, en mi alberca secretala noche de las noches de la playa vacaellos no prosperaban. Y poda escribirrecoger caracoles, imaginar el mundo de otro modoms vasto, apagar la linterna y descorrer la sbanasentir las losas fras, el rumor de las pginascomo olas, y el sexo tibio, oscuro de la nochea mi lado. Otra isla, otro tacto, como un claro en el bosquela fogata en el centro, los planetas girandocomo un escalofro. Y toda la duermevelade tus ojos temblando como un borde imposible

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    como una oscura esencia. Ah, qu vastas comarcasdescubra a tu lado, las regiones minadasde una turbia belleza. Era el golfo de las visitacionesde las conversiones imaginarias. Y eras el pobreel forastero, el poeta, el orate. Toda la marginalia(alcohol y marihuana y un extrao esplendoren todos los espejos)Amigo, de nuevo el mundo estabaamargo y dividido. La realidad grosera, la profeca errantela luz dudosa, inane. Infantil la esperanza, y la bestia en el

    /centrousurpando el espacio de toda iniciacin

    Qu tienen los paisajes que no orean el alma. Su entusiasmoes tan breve, su inocencia tan parca Amigo, los paisajesdesconfuertan el alma: el vnculo extraviado, la plenitudperdida, olvidada su espuma, su color desvado. Y una ansiedadsuicida y un extrao roco traspasndolo todo. No stal vez, quin sabe. Hay dos razas, dos noches, dos islasenemigas. El antiguo linaje de Can y de Abel. Y We only live, only suspire Consumed by either fire or fire Perocomo tambin dijo el Profeta: The end is where we start from

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    (y entonces busqu en el otro, en las simas del sexo, borrar mi rostro hurao, solitario, cansado. Trasvasarse en lo otro, la belleza inaudita. Buscar un tacto, un nudo. Algo cerrado y duro. La mano que se extiende, la mirada anhelante, la msica lejana, un olor clandestino, un sabor legendario. En la eterna muchacha del prpura opulento un cuenco de roco, una espuma secreta. Ay, lgamo, haba que mezclar el estar con el ser. Y volver a nacer: piedra, palma, otro ro. Algo mudo, vaco. Punto oscuro, imposi-ble. Y la hoguera en el centro)

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    4

    y a Miguel ngel Castro Machado

    Amigo, las terrazas siguen inalterables. En las montaas de/Baracoa

    no pasa el tiempo. Alguien no ha desembarcado nunca en esas/costas

    La isla slo existe en la imaginacin. Slo hay pulsacionesEl ahora no existe. Ni el antes ni el despus. El principio y el finno son lo mismo? Somos como una esquirla del caos sagradoNo podemos verte el rostro porque todo es tu RostroEsa muchacha agonizante, ese volcn altivo, esa estrella remotaese bote maltrecho, esas carabelas en el alba, esa cruz

    /despedazadael Hurakn, el Cem, todos los idolillos, las pictografas, las

    /cermicaslos aretos, el humo azul del tabaco, y ms, la isla desierta, y

    /ms, la vspera de la isladel planeta, del Sol, de la Va Lctea, de tus ojos desollados y

    /belloscarrusel, tiovivo, laberinto, espiral, y los caracoles en cajitas de

    /nieveSilencio. Lo trivial es todo. Para qu existen las trivialidades

    /en la vida?se pregunta el monje lcido. Y el biznieto de Nietzsche le

    /responde:Slo intimamos con la vida cuando decimos de todo corazn-

    /una trivialidadTengo que regresar las polymitas a su origen sagrado. Y el ncar

    /de las siguasde mi bastn, y su madera preciosa. Hasta la china pelona de la

    /playita de CajobaboY estas ropas, estos cueros, estos minerales increbles. Todo es

    /nada. Todocomo una msica increble, como una lluvia de mazorcas de

    /oro. Como t

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    5

    Dice Bolichn: la vida es asMatamoros

    Pero, amigo, aqu abajo, en la selva inauditala cerrada tiniebla sobre la isla ltimael cielo desplomndose como una profecalas sombras que conversan en el pramo froy nosotros boqueando en la noche sombrarecordando la escoria, los fantasmas sagradoslos libros, las fogatas, las ruinas melanclicaslas versiones del tedio y los rostros amadosy el ocio como un cielo, la msica inaudiblela fuente como un chorro de esplendor imposiblela luz muriendo avara y la casa vacay nosotros mirando la soledad final

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    Tan solo los instantes compensan el camino? Todo se pierdetodo, tambin esos instantes? Por eso los soamos?

    Yo nac en una islaHaba una vez No puedo

    No puedo imaginarlo

    enero, 2003

  • 24

    El sol que no miente

    a Fina Garca Marruz

    Hambre de ti sin ti como un deseo melanclicoRecuerdo que ya declina de colores ms brillantesSospecha de una mirada no estrenada todavaY la esperanza platnica de una carne diferente

    Oh cuerpo, en ti busco en vano esa huraa melodaLa sed que sacia, la prisa serena, la visin que ciegaDel placer, el corazn, de la nada, la simienteLa luz que borra la belleza absorta de la oscura fuente

    Del otro lado est Dios? Tu propio rostro? La muerte?La profeca? La vspera? La oscura luz? No me tientescon otro conocimiento! La soledad de la mente

    La vulva abierta, la nieve que arde, el sol que no mienteMedusa que tiembla, ventosa que abrasa, la culpa inocenteLa luz que borra la belleza absorta de la oscura fuente

  • 25

    De la prdida

    T estabas (estabas o ests?)recogiendo un insecto, un caracolcomo un espejo claro, pedazosde ti mismo, retazos, jironesde un pasado o futuro y remotoresplandor. Le pedas al maruna seal, un minsculo avisocomo antes al vasto cielo estrelladoun guio, como a Dios, comoa ti mismo, algo que te sirvierapara poder seguir durmiendocaminando en esas aguas turbiasque decan es slo un sueo que pasa

    Cada noche pedas no s qua los reyes errantes, a una vozdesconocida que deca tu nombre:

    (era tu propia voz?)

    Y hacas el amor como un extraoconjuro y aguardabas extticoun rayo sbito, tal vez una miradacmplice, un contacto inauditopara al fin cerrar los ojos?para descansar, levitar?para

    Pero nunca supiste para qu

  • 26

    De Borges

    Entre estas dos posibilidades, escoge una (dijo una antigua voz)La otra continuar su viaje, como un espejo remotoque no volvers a mirar, y acasoes ya la dicha inalcanzable. Cada rostro que pierdesalude a otro universo, otra posibilidad desconocidaAquellos senos crecern como manzanas prohibidasEsos ojos fatigarn paisajes que no conocersEsta mano ser la del suicida?En aquel recodo oculto aprenders astronomaPero ningn camino ser mejor que otroEn cualquiera de ellos derrochars el universoEn cierto sentido t eres todos y nadieEres Ulises y Eumeo y eres la sal del sufrimientoy esta isla y ninguna, y aquella muchachaque olvidaste, y un planeta salvajey eres el polvo y la arena y el aguay el fugitivo viento y la perversa naday el desierto y la cruz

  • 27

    Borra el margen

    Borra el margen, el rostro que te aludela tela del espejo y sobre tododescorre al fin esa cortina oscuraen tu remota infancia y vuelve a nadarhacia el confn como un hermoso nufragoy s feliz, ninfmana, astrnomo, suicidarey o Elpnor o aprendiz de animaly sobre todo s t, s t, s taunque seas un astro turbio y perversoun cometa lujuriosoo nada ms

  • 28

    Minotauro

    Este es el animal que no ha existidoR. M. Rilke

    En un pasillo oscuro estabas t

    En una espera absorta como un vicio melanclico

    Habas perdido el reino, el trono del aire el confn, los furiosos atardeceresaquella muchacha astuta y lujuriosaaquel hroe romntico y displicente

    Quin escribir tu historialejana como tu propia imagen?

    Te habas quedado ciegoy solo olas a ti mismoy tocabas tu cuerpocon un tacto olvidado

    Laberinto, nusea, oscuridad

    Nufrago desde el nacimiento

    El sacerdote de tu extraa noche

    Slo cantar y soar y aguardaruna extraviada bellezaun rostro de dulce olvido

    En tu opulenta noche

    En tu reino salvaje

    En tu castillo ensangrentado

    En tu inflamado corazn

  • 29

    Del sueo

    En ese sueo estabas. No eras tTenas una rara belleza, como nuncate sorprend en la vida. Yo sentaun nudo, una pregunta, un imposiblealgo como esferas girandoalrededor de un centro ntimoremoto. Mis ojos se alejabande mis ojos. Me miraban a mcomo a un mendigo al bordede toda la belleza, inconsolableNo hablbamos. Slo mirary sentir y padecer y asentiry todo el universo estaba allcomo una paloma tranquilacomo tu mano en mi coraznadolescente, tibio, indiferentey mi mano en tu corazncomo una nube extraa

    Tus ojos rezumaban praderasarrecifes al filode un mar altivo y vigorosoy un viento inteligenteque lo envolva todoy soplaba contra mi rostrocomo un lenguaje indescifrable

    Eras como un rbol, como una pregunta, erascomo mi mano en un planeta oscurooscuro, oscuro como un sueo, un corazndonde t aparecas y no eras t

  • 30

    La otra mano

    a ngel Escobar

    Ese muchacho, bizco, casi un nioerrtico, estrambtico (o casi gtico)que me mirabatan lejos y tan cercay era yo. Apretaba una piedracon su manita flaca. Sufra muchoRecordaba un pasado esplendor?Me hera su mirada. Mi miradaLos dientes apretados, zumbabanNo se puede matar, no se puede matarcomo un antiguo grito. Peroaqul, ste, t y yoese muchacho bizco sabamosque s, aunque, tal vez, acasono sera ese el momento, quizsdespus o nunca o hace ya mucho tiemposin embargo qu haca con su otra mano?No lo s, pero en el fondolos dos sabamos que sque por supuestoque siempre lo supimosy entonces lenta furiosaoblicua inevitable (mente)la otra mano por fin se decida

  • 31

    Desde el lgamo

    a Virgilio Piera

    Abro los ojos desde el lgamoSufro la sombra de altos acantiladosUn tupido bosque me rodea como un cncerUn bosque lleno de trasgos, suicidas, astrnomospoetas muertos(mi clientela habitual)

    Ms all, ms all, en la Comarca del Norteel rostro de una diosa avasallada

    Mi faro de Alejandra

    Yo, desde este charco, desde esta cinaga avaragozo como un loco, blasfemo como un tirano

    Soy el Padre Cltoris, el tabernero lujuriosoEl Pene Enano, se burlan mis enemigos(mis prximas vctimas)

    Vivo para el vicio y la caridad

    No puedo sufrir ms

  • 32

    Una tela blanca

    Una tela blanca, mojada para cubrir tu almacon delicada gasa la eternidadporque en verdes pastos me hars yacercomo acostada nube o desdeado mineralo derretida nieve o pobre pesebreo mendigo o nio o pez o muchachao galaxia o agua que corre limpiafuriosa, rpida, como un espejo te borrar

  • 33

    De la mirada desconocida

    ...ya que un da nos encontraremosen el Limbo de los justos,

    o en el Limbo de los niosLorenzo Garca Vega

    La mirada se desplaza por una interminable procesin de aguas/ptridas

    Dos bulbos hinchados tiemblan dentro de la irrealidad del/paisaje

    Ellos buscan unas conchas vacas donde reposar su menesterosa/avidez

    como buscan los peregrinos el Camino de Santiagoel nufrago, la costa alucinada donde morir sin duda, para la

    /primaveray el nio, un vrtigo, una cascada, la cegadora luz, una feroz

    /intensidad(ah la velocidad de sus visiones incesantes como carpas

    /brillantes que se levantan al amanecer)Una luz, una fe, una esperanza, algo que les devuelva la

    /sustancia del paraso(como el Limbo de los nios o como el Limbo de los justos)el fuego irrenunciable de la palabra perdidaUna linde temblorosa donde poder naufragar para que la

    /tragedia avive la memoria de la estirpeUna mirada para las pobres cosas que se abandonarn en el

    /caminoy otra para las desoladas piruetas de las galaxias infantiles

    Ah mirada que se desplaza ante esos ejrcitos como legiones de/materia indescifrable

    como arrecifes de prohibido frenes, como archipilagos/absortos

    como la noche de los pasmosos arlequines, como payasos con/cara de bola

  • 34

    Oh t, Medusa, dame la sabidura de tus nervios como islas de/dulce olvido

    las pausas lquidas de tu voracidad, los alrededores de tu/misericordia

    para que la mirada pueda traspasar los espejos y los espejos/devolver un filamento de eternidad

    Hilo que se tensa entre el nacimiento y la muerte como puente/de lujuriosas nubes

    como la ventana donde se asoma una quijada descomunalla enorme cabezota del dios que visitaba a William Blakey que lo convirti en un visionario poeta esquizofrnicoy pudo mirar donde despus mir Rimbaud (desde el lgamo? desde las islas salvajes de intolerable resplandor?)

    Y el idiota que sigue un hilo de baba nauseabundo (como un/dios errante de cabellera suicida)

    El que orina desde un cielo opulento y en la tierra fecunda los/animales imposibles

    Ah, s, una cascada de aguas chorreando desde los bulbos de/una mirada desconocida

    Y los crepsculos sangrientos, las cicatrices al amanecer como/derruidas esfinges

    Los fragmentos, los pedacitos de caos como una lluvia de/confetis

    Y los ojos de arena sudando esa gota de roco que quiere anegar/al mar

  • 35

    Mart

    Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche: o son una las dos?Jos Mart

    La patria estaba sola como una sombra, una lminacomo un vampiro cansado o criatura lunar aorando la luzcomo una muchacha gtica, una fuente derruida, un sorbito de

    /hieluna mirada que se escurre, una pistola suicida, un no s quhacer contigo porque no aguardo tu ocaso ni tu lento amanecerAh la patria como una isla sin peso sobre la sienrfaga, postrimera, caducidad, una mancha en la paredNo tengas miedo. Eso pasa. Cierra los ojos. RespralaLuego brrala. Mentira. Sopla el viento. Tengo sedLa patria sin patria, errante, perversa, dura, la fiebrecomo el sudor en las sienes que deliran, vido sexocanbal, la luz tan blanca. Al partir. Un desolado interregnoEl puentecito de Nietzsche. Toco tus pechos de aguatus arrecifes sombros, los restos sobre el mantellas ruinas de un rostro en ruinas, la opacidad de la feIsla, patria, noche oscura. Y la tinta del cafAy patria, salvaje, ausente, lejana como un placerdame tus golfos de nada y tus palmas desoladastu rostro errante, perdido, el aguacero cerradoNo puedo con tanta sed

  • 36

    Manchas

    Ah formas que se entreveran como oraciones, palabrasque no fueron dichas, hojas limpias, letras, nadaspulsaciones en el polvo, caducidades, estanciasirrecorribles, labios solos, susurros de la miradaCuantas veces me detengo absorto, desnudo, ausentefrente a la pgina blanca como ante el mar multiformeenorme animal perdido como un nufrago anhelantey escribo manchas, borrones, versiones de lo imposibleoscuros trazos, rasgones, manotazos de la nadalindezas, pobres palabras como tronos derruidoscomo rescoldos de un fuego que vido se me escapaSlo quedan los requiebros, las ilusiones perdidaslas pavesas de la nada. Aunque sepa que all lejoso en el fondo brilla intacta la intensidad de una llama

  • 37

    Lminas, espejos, umbrales, ondas de agua

    Como demoradas insinuaciones hmedascomo desvadas escenas de cansada morbosidadcomo una lluvia turbia, un espeso sudorpuedes hacer un gesto, cerrar una persianacomo si apagaras estrellas, desconchinflaras planetaspisaras yerbas, insectos, expectantes deseoscomo si nacer fuera un accidente, moriruna anhelada posibilidad, y tu rostrola textura de una piedra, una manchaen la pared, una turbulencia indescifrablealgo como adivinadas nubes o comarcascaticas de belleza sin necesidad Arenasmosaicos de imperios, letras como jironespedacitos de viento, chispitas, salpicadurasTodo derrotado y taciturno. Todo exteriorcomo mar o cielo o paisaje indiferenteboca que se abre voraz o luces rpidasinconsolables visiones o cabezas olmecas

    Amigo, suicida, jardinero felizno te comprendo. Slo quiero tocarlminas, espejos, umbrales, ondas de aguacanciones estupefactas, los mapasde la ansiedad, como si fuera un rey tontoo improvisado payaso. Como si tu cuerpofuera la nica certidumbre, el caminoextraviado Y otra vez la eternidad

  • 38

    Ritual oscuro

    La noche en el pensamientoy en el corazn la tarde

    Juan Clemente Zenea

    a Ral Hernndez Novs

    La tinta que se expulsa. La luz que se retiraCierra los ojos: pulpo, amnios, el reino de la medusaLa noche en el corazn... La soledad de la menteY el vasto cielo ahto de estrellas. Dentro de tu sexo?En la caverna legendaria? Algo irrumpe en la luzUn bulto de grosera materia. Punto, fulguracin, estrellasManchas, borrones? Como excrecencias, olvidoEnciende la lmpara para que no te trague la nocheAma ese cuerpo que es tu cuerpo, Narciso, ciegoUsurpador, ladrn. La luz te quema.Te crecern antenas en la oscuridadDando tumbos, vivimos. Tapa ese huecoQue no se vaya la luz. Que no se vayaHace falta otro tacto. Otro principioLos tentculos vidos. Hueco negro, ventosaLos poros como crteres, abismosLas simas de la impiedad. Ritual oscuroSiempre hay algo que ver. Como lamparitasllamitas errantes. Oh, pulpo. Ay, ciegos, ciegos!

  • 39

    El segador oscuro

    La luz como un bulto que se abre, confnde estrellitas multicolores, cadencia suaveflotando como nubes de inaudita demenciaEl segador, el segador, y una lluvia de mazorcas de oroLos bulbitos, las pulsaciones que tiemblanen el agua de tus ojos, charcosde nebulosas infantiles, o medusasmentales. El nervio del paladar de Diosel esplendor invisible. Y tanimal consternado que suda una preguntauna flor que se abreahta de intolerable bellezacomo un exabrupto, un disco, un polen nufrago, algo as

  • 40

    Palacios, ruinas, otoos

    a Gloria Mara

    Palacios, ruinas, otoos donde la nadasopla tranquila. Una panza y una sopa y una miradaall arriba o all abajo. T duermes. En esa minaflotas o nadas o vuelas. Tu sexo como una simaAlgo te excede. T sabes. Te sobrepasa. T sientesel universo en tu mano, la dicha como una migade pan. El sufrimiento y lo oscuro y las racesy el sueo como un amparo suicida. Y los planetasabsortos como las islas salvajes. Y Diosy la pregunta incesante. Silencio. Quiero beber en tu manoQuiero tomar el mendrugo de la belleza. MentiraSolo en tus ojos, mi amiga. En tu ventana(aleph, tiovivo, carrusel, estrella altiva)Nirvana del sexo, el deseo, los camellos de la sangreay, en tu intemperie, mi amiga

  • 41

    Como un ladrn

    Los dromedarios del tiempo, los beduinos de la nocheconstelaciones furtivas. Como un ladrnbusco en vano la catedral sumergida. Algo tremendoen el polvo, en la sombra de la vida. Viajome gasto, envejezco como la esfinge. Mendigonufrago, errante. Yo te doy lo que me quitaslas mareas del desierto, las pavesas de la vidalas estrellas imposibles, la catedral pensativa

  • 42

    Los tesoros del escriba

    Extrao y misterio todo, JacintaJos Moreno Villa

    Extrao y misterio todo, Jacinta: el escribir, sobre todoY sobre el lomo, las letras como tatuajes, rencorescomo franjas encendidas, torres de fuego, planetasdonde se cuece la vida. Ay, pordiosero, tu manode repente se encabrita. Sangre del lodo, el abismoms profundo de la vida. Estercolero de estrellasmuladar, mejunje. En vanotrazo una elipsis, un arco de imposible belleza. Tu manoest tan lejos, mi amiga. Y tan lejanotu cuerpo, la mirada del suicidaHay un abismo. En el fondounas runas invisibles. Yo no s lo que me quitasDame tu mano. Desciendocomo un rprobo. Ay, bosque, fuenteabluciones de las costras de la vida. Slo ese tactomi amiga. Y esas hogueras altivasletras, palabras, cancionesde una absorta meloda. Ay, que me pesasme hundes. Ya estoy ciego. En esa cribayo no s lo que me quitas. Noche tremendaAll arriba, una amarga musiquitaY en tu mirada, la pasta de los ocanoslos meandros de la vida. Ay, dame el sudordame el polvo, los tesoros del escribapara escribir con tu sangre las palabrassumergidas, las antenas de la nochelas llamitas de otra vida, los pjarosde la muerte con sus alas suspendidas

  • 43

    Bolas que ruedan

    a Lorenzo Garca Vega

    Bolas que ruedan, payasos con globos, nios cruelesAy, oraciones furtivas, masturbaciones, confetisLos piratas de la noche En esa estepa tan rara(llueve, llueve)

    Y en la inocente saliva, un imposible naufragio

    Y los muecos, las muecas, los terrores nocherniegosTodo pendiente, futuro. Todo larvarioEn el circo de la vida, un simulacroLa carpa como un espejo(el mago, la noche inmensa y un escenario vaco)

    Pero nada como ese golem, ese payaso espantosoesa cabriola suicida, ese mueco con bolas

  • 44

    Gladiator

    Cuatro ruedas tiene un cochecon mucha melancola

    Seboruco

    Del gladiador, el cansancio de la mueca. La arenagorda, pastosa como su propia saliva. Brilla el hierroCorta el aire. Testas rotas. Los sesitos de marcianoSalpicaduras de sangre. La muchedumbre votivaOjo de tigre. El resplandor. Y el bailarn fulguranteLa vida se escurre a veces con tersa monotonaNo el rugido ni el aplauso ni el dedo abajo o arribaSlo el fragor, la ceguera. T ests sordo. Y anhelantehiendes rostros, picas almas, blandes espadas impas Y al final de todosabes que hay que seguir No es la cruzEs la arena deslumbrantees esa dicha tan raraque te hace musitar sombro:

    polvo y sombra, arena y viento

    La soledad de la sangre

  • 45

    Banquete (De la Belleza)

    Platn: Comeremos del prpura opulento?Scrates: No sAristteles: Todos los experimentos fracasaronPlatn: Con ligeras variaciones al principioScrates: Los caminos eran abrumadoramente diferentesArstteles: Pero el final era el mismoPlatn: Entonces comeremos del prpura opulento?Scrates: Tal vezAristteles: Despus de todo, qu ms daPlatn: Slo importa el caminoScrates: Desear el principioAristteles: Recordar el final

  • 46

    Nieve

    Fuego soy apartado y espada puesta lejosCervantes

    Lo malo es el torpe monigote, ese trasto sin rostro, esa materia/absurda

    No el rbol ni la roca o la noche o el da. Una forma sin alma,/una medusa fra

    Ay qu rpida es la estancia y qu largo el camino. Tanto sufrir/y un soplo

    Caen las hojas y llueve. Y tengo tanto fro Tanta belleza/afuera

    Y adentro tanta playa remota, tanto oscuro arrecife, tanto cielo/sombro

    No quiero ser el nio ni el turbio adolescente. Nunca quiero/volver

    Yo quiero ser la nieve. Yo quiero ser la nieve. Yo quiero ser la/nieve

    Ese rostro sin hijos. Esa errancia incesante. Y el alma/incandescente

    Los amigos perdidos. La sonrisa extraviada. La belleza/imposible

    Quiero viajar oculto como fuego apartado y espada puesta lejosUn atambor remoto, un nufrago anhelante o un simple

    /pordioseroLa mscara opulenta, la desdeosa capa, la mirada vacaY al lado la belleza como una intacta flama. Y el escriba,

    /doliente

  • 47

    La msica imposible

    Aquellos ojos verdesde mirada serena...

    No quiero entrar al polvo sin conocer la msica de esa estancia/prohibida

    Un rayo o una espada. Algo que sople duro. Una inaudita/prdida

    Nirvana o paraso o aquellos ojos duros. No quiero entrar al/polvo

    al blanco manicomio, al hondo acantilado, sin conocer la/sombra

    el borde, el timbre, el lgamo de la naturaleza. Las formas tan/huraas

    la fugitiva esencia y la belleza errante que pas por mi lado. Un/oscuro planeta

    Las letras son misivas absurdas. Yo quiero las candelas que se/encienden al alba

    Y las fras estepas. Extraos archipilagos. Y las playas/salvajes. Y tu rostro

    y tu rostro como un copo de nieve. Un poquito de agua que/refresque mis sienes

    que deliran. Y aquella luz tan blanca. Y el hijo que no tengo. Y/siempre el rayo verde

    Las telas de la nada. El bestiario imposible. Las criaturas/cunticas. No el payaso

    El tesoro. El cenit pitagrico. El nadir silencioso. Algo como la/msica

    La extraa msica. La msica inaudible. Y aquellos ojos verdesserenos como un lago. Y aquellos ojos verdes

  • 48

    Caos

    Aqu se intenta nada menos que la clasificacin de los ingredientes de un caosHerman Melville, Moby Dick

    a James Gleick y Mitcheil Feigenbaum

    Nieve. Orden. Caos. Las estrellitas perversasMisterio, censura csmica, interdiccin sagradaAh las dendritas lascivas con sus boquitas abiertasa un vendaval pitagrico. T ests en otro planetaMas desde all te conectas con tu desorden al todoLa taza se reconstruye en el borde de la mesa?Hay una mente imposible. No hay piedad?-Rebobina la pelcula. -Detenla all-Dnde, Dios mo? -Cualquier lugar-Da lo mismo? -En el principio es mejor-Otro universo. -Qu fiasco? Yo quiero quedarme aqujunto a tu puerta. Tu rostro, como un presagioLa belleza que gotea las esferas del naufragioY en cada esfera estoy yo clamando por un abrazoAmo tu dulce entropa Otra cruz?La sonda avanza anhelante por los paisajes helados

  • 49

    El otro, lo otro

    a Xoana, la meiga galega

    Esas siluetas, esas formas imprudentes son mi voracidadOh turbia sed de belleza. Ser lo otro, lo desconocidoEl envs y el revs. Como en el final de Terra nostraQuitarse la mscara. Y regresar a dnde?Campo de girasoles. Van GoghLa luz entre los vellos. El deseo de lo imposibleCerca y lejos. Oblomov. T ests en otro planetaEn el borde, en la despedida suicidaEl pezn que se eriza, el cltoris duroTodas las imgenes perdidasNi todo el humo ni toda la sombra bastanHanzel y GretelDame tu aliento de nieveel caminito en el bosque, aquella piedra de molinoQuiero el sabath, el caos de San Miguel de BreamoEl ro helado de PontedeumeEl manantial de San Andrs de TeixidoEl candelabro de oro en Villa Franca del BierzoLa msica de ChantadaLa miseria, la antigua meiga, aquella mano extendidaDame el Castro de Baroa y el fin del mundodesolado FinisterrePero no esas formas que danzan como medusasNo esos rostros de intolerable bellezaEl otro cuerpo, mi cuerpo? El otro rostro, mi rostro?No se puede perder lo ya perdido?Ir ms all. Borrar las huellasEl pozo ciego, nadirY en el centro de tu alma, el Minotauro ominosoNi migas ni hilo de AriadnaNi esas siluetas de sangre, la forastera bellezacomo galaxias sin nombre

  • 50

    Y el voraz acantiladoRecordar: tanta pobrezaTanta piedraTanto tesoro perdido, el imposible confn

  • 51

    El otro cuerpo

    El otro cuerpo en la noche. Sus ojos como lucirnagasLas manos como tentculos. Su sexo como una cribaAvida forma, bulto errante. Y torpe y feo

    Mi amigaEn ese baile anhelante. En esa espesa tinieblaUna fogata en la playa. Otra candela all arriba

  • 52

    Del prpura opulento

    Edgar Allan Poe, El poder de las palabras

    S, comeremos del prpura opulento, ese nctar sombroese alfabeto de algas, como una iniciacin tranquilapara esperar el amanecer de las dos lunaslos dos soles fros como dos ojos imprevisiblesDeimos y FobosY recorreremos las praderas azulesde la demencia para poder sentir sin vertodos los sucedneos, los lienzos inacabadospor las paletadas erticas de una antropologa suicida

    Ah esas flores lujuriosas

    Dime, ese camino es posible?Se puede viajar sin movimiento? Fulguracionespulsaciones, corazones csmicos

    Entonces, declinemos las invitaciones, los regalostoda la Historia como un fardo inservible

    Slo centellas, brasas, pavesascandelitas de eternidad

  • 53

    Rquiem

    Ahora ven, oscura esencia, a mis jardines salvajesComo una sombra anhelante djame olerte en la tardeque no se acaba, en las flores lujuriosas de mi coraznNunca en la noche, en la dura tiniebla de mi orfandad

  • 54

    Carpe diem

    En tu sexo de espuma, una torre de nieveNo hay consuelo en las cimas nevadasen tus pechos suicidas, en los rojos desfiladeros de tus labios en flor, en la avidez oscura de tus ojosen tu absorto pas. Yo fatigo tus formascomo una encrucijada. Como un desfilede sedientas visiones, como pulsacionesinstantneas o demoradas insinuacioneshmedas. Todo es un espejismo, una emboscadaUn simulacro para olvidar la muertela inconfesable espera, las siluetas de tu indefensinamada vctima. Para olvidar la carne putrefactalos borborigmos del tedio, las esquelas de la orfandadEntonces, carpe diem, carpe diem! Y conocerlos esplendores efmeros de una alterada lucidezlos huecos negros de la demencia. Para olvidarla prdida. Para poderte amar, animal lejansimoen la extraa comarca de tu extraa bondad

  • 55

    Para volver

    Para volver, para poder mirar de nuevoesos furiosos amaneceres, esos desgarradorescrepsculos, esos ojos que secretanpraderas interminables, ay, el cuerpecito llagadoel cielo destartalado, para nacer otra vez

    En tu paisaje cerrado, baldo, desamparadoquiero volver a yacer. No tengo prisaA tu orilla, llegan los restos varadosde los sueos extraviados, del nufragola oscura sed. Ah triste corazn manchadopor los placeres sin fe. Dame tu lumbreescondida y la rugosa semilla (queel alma trmula y sola padeceal anochecer). Dame tu cuerpo marcadopor cicatrices de nieve, la arcillade la ceniza y de tu sexo la miesNo tengo prisa. En el lgamonos volveremos a ver

  • 56

    Incertidumbre

    Yo no s si t existes, pero existen tus ojosYo no s si la poesa es posible, pero Borges es posibleTampoco s si lo imposible existe, pero la muerteavanza hacia m, hacia ti como un alba deslumbrantecomo un color distinto, un tacto desconocidocomo los pensamientos de una absorta medusao los deseos que desconozco pero que me involucrancomo la luna a la noche, como la sangre a la espaday como el temblor de mis manos, la mirada indecisael nervio de los planetas y de las islas salvajesy ese viento que avasalla, borra, oscurecetoda esa pobre realidad, esas materias extraasesos paisajes indecibles y todo lo que existeo no existe cuando pienso en ti, animal lejansimoanimal de la noche y de la luz

  • 57

    Pramos

    Ah tela oscura, imposible, profunda selva, una diosade la noche. En la tediosa tarde una gota de ludanoy otra gota, la China, como una rota profecasiento en mi boca un sabor legendario y amargocomo tus ojos y tu sonrisa partidacomo un umbral, un sudario, espeso velo y temblandomi corazn. Pobre tacto, olor lejano. Todo remotoen mis manos. Todo sombro. Me apartopara verte como un lienzo, un poema inacabadoun animal que se escapa hacia el nadircomo un manto de turbio deseo. Nadohacia ese pozo de dulce tiniebla. Sexo oscurooscuro ocaso. Todo remoto, varadoTodo baldo en tus ojos. En tus manosnoche obscura, lgamo, nferos, pramos

  • 58

    La soledad de una llama

    Atravesar ese espejo como un pasaje de aguasEntrar en el otro cuerpo como la nieve en la llamacomo la risa en el aire, como el alba en la maanaAh cuerpo reminiscente, tacto perdido, palabraerrante, imposible, madre de toda esperanza, dametu color oscuro, rosa turbia, rosa vida, estrellaque no claudicas en la orilla de la nada, con tus dientesde roco y tu diamante escarlata, sangre impuraque gotea las prmulas de una mirada, las ventasde los deseos onricos, los pabellones frenticosde la desdicha, las aguas buenas y malas, el instintode la noche, de la memoria las miasmas, el pudorde una brisita, y en el pozo de tu sexo, y en tumateria inflamada, de los planetas el vrtigola soledad de una llama

  • 59

    Pero no quiero...

    Pero no quiero palabras. Quiero manchascosas duras, piel oscura, sexo abiertocomo una boca canbal. La piel como una praderaLas letras de la mirada. Las palabrasde la hoguera. Y la sangre como un pozoTus ojos como candelas. Tus manos temblandovidas. Y la muerte, centinela. El semencomo una cascada. La eternidad pasajera

  • 60

    Quiero tu cuerpo

    Nos reuniremos en la esmeraldaF. G. M.

    Quiero tu cuerpo, las torres, los arrecifes, las manchasla luna que alla sola, quiero tu sangre. En la playael borde, la sed. Qu errante concupiscencia, quinsolente orilla, y turbias ansias de oscuros planetasHay algo opulento, prpura, lo malvado. Qu avariciacomo un ro sumergido, un animal, una llamaLa soledad, el vaco, el lgamo. Qu msticolazo, telas, las nieves, remota Islandia. Y t, imposibleY t, animal. Tengo sed. Nos vemos en la esmeralda

  • 61

    El singao da (o yema con fe)

    En el pozo de la nochemarihuana y sexocomo buscando qu

    Ah todo el singao da sepultadoAspirar y espirarlenta morosa (mente)hacia un tiempo ms espesolas avenidas abiertascomo extraas ventanas

    Ah las avenidas de la mentecomo tneles hacia una nueva memoriaprecisiones evidencias profecassignos de un camino ms vastola otredad de lo mismola realidad sin mscarassin fronteras visiblesel cuerpo pensantecomo esponja o antenasensaciones cunticaslos vellos como un bosquetu sexo como un enorme acantiladotu piel como desoladas praderaslos poros como crterest misma un animal desconocidoextrao y misterio todo Jacintasolo pensar o solo sentirpor ejemplocon la yema de los dedos(el pensamiento de la yema)estaciones nuevas

  • 62

    erizamientosy no oigas msica porque te guindasBeethoven o Pink Floydcada instrumento cada sonidoun universola radiacin de fondola naturaleza que piensaThe Dracoy las fantasas sin lmiteslas historias mticas del sexodedicarse a un detallepor ejemplolamer la cresta de ese labioun recodo del cltorisel borde de ese pezncada fiordo sagradoun solo vellocomo un rbol o helechocomo una supercuerdatodo el campo unificadotodas las dimensiones abiertaslo pequeo en lo grande y viceversael cacharro domstico y la Va Lctea

    Ysobre todoborrado el singao daese rostro intolerable(el del tirano)las rfagas de sin sentidoslo placentera laxitudcomo medusa o nubela mente sin cuerpoel cuerpo sin menteo ambas cosas a la vezlos mismos sentidospero ms despiertostodo en un hilo sin embargo

  • 63

    una velocidad mayoren un tiempo real ms lentocasi torpelleno de volutasel chorrito lento al orinarun hambre canbalcualquier tareauna derrotada ansiedady tu cuerpo como un animalah la rugosa realidadMinotauro tal vez

    El placer sin culpasin necesidad de perdnextraa fiestaque sepulta u olvida la amargura(parafraseo a Lezama)

    Somos los Reyessin sbditossin orlasen pelotasen un planeta que creamoscon nuestros ms lujuriosos deseos(como intuy Poeen El poder de las palabras)

    Ah todo el singao daesperandoque llegue la nochepara liar un chinoy levitarpara ver el brillo fosforescente de tus ojosla sonrisa salvaje yturbadorala voz desconocidacomo nota de rganoy resoplar

  • 64

    mientras nadamosen ese pozoen ese lgamoun ardor y otro ardorque anhelan ser uno solocomo al final de Terra nostraen el mar de Solarislejos del singao da

    yema con feLa Habana, 22 de enero 2001

  • 65

    Ruinas

    a Lorenzo Garca Vega

    Las hogueras de Itaca, oh pordioseroJos Lezama Lima, Dador

    Las calles hmedas del town, la luz blanca, el sudor ominosolos rostros achinados, la intemperie de esos ojos al filode un paraso perdido. Las ruinas humeantesLas ruinas de esos rostros, los rostros de esas ruinascomo un retablo suicida para unos dioses desconocidosTodo feo y roto y sucio. Vaharadas de un polvo inmemorialNo la nieve sino la pastosa sensacin del polvo y el sudorLos autos destartalados. Los cuerpos esbeltos pero monstruososde las muchachas en flor. Los guerreros vencidospor una dicha inalcanzable. Y el mar Ah el marque restaa las heridas, que alienta la imaginacinEl mar como un dragn tranquilo. El verdadero Diosel Hurakn, que pide otro cuerpo, otro suicida felizotro paquete de sangre, otra materia, otro barro y otro msAh dios del Destartalo, del Rebumbio Lorenzo!Imposible No puedo mirar ms

  • 66

    Del escriba doliente

    Y en tan despierto trnsito lo feose ir tornando en rostro del Amado

    Jos Lezama Lima

    Y el escriba doliente aterido de fro sale a mirar las calleslos paisajes absortos de la belleza, las babas de la realidadcomo un absurdo malhechor, como un testigo oscurocomo si el mundo fuera una hoja de una novela imposiblel, el torpe, el distrado catador de rostros, el marginalque no poda comprender tanta silueta amarga o deslumbrantetanta forma imprecisa o demasiado enftica, tanta ilusin, en finla yerba hmeda le pareca ms real, menos efmeraque ese perverso prjimo, ese monigote con alasque esa bella muchacha con neuronas de estopaaquel tipo con frac que maullaba en la calleaquella inconcebible gorda que arrastraba un carritoel viejo que orinaba contra su propio ombligoincluso este curioso orate con cara de escribano(ah, el doctor feliz, el camionero de la alegra!)para no hablar de otras presencias por supuesto sagradasy que son el paroxismo, el xtasis del Estado Nacional

  • 67

    Alguna tela, una lmpara

    Ya no basta la vida. Hay que viajarRal Hernndez Novs

    Para el viaje alguna tela, una lmpara, los ojos finalmente/cerrados

    antes del salto a un territorio desconocido? Ciertamente el sol/y la luna

    son los mismos? T, eres el mismo? Ah, sensaciones cunticasNo ests vivo ni muerto sino vivo y muerto. Entonces, squ miseria el acto de recordar, mi buen Virgilio. Qu imposibleel futuro. Mrate: un sin fin de irisaciones, ondas de luzcomo rapidsimos espejos pulsantes. Pero y este rostro maldito?Y aquella forma imprevista? Ah, qu demoradas insinuacioneshmedas, qu tacto infinito sobre esos toscos espejismosque te hacen dudar, que quieren retenerte aqu y ahora. No te

    /acerquesa las ventanas. Enciende esa lmpara. Tpate la cara con

    /esa telaY abrumado por sensaciones fugitivas miras fijamente al solDejas que la luna irise tus mareas remotas. Te anegas en ese

    /magmaen ese caos, en esos ojos como si pudieras olvidar, como si

    Porque nada te seduce tanto como esa belleza menesterosaesos fantasmas en la noche de trasluz, amada vctimaNo vuelvas el rostro. Slo la espalda. No hay regresoNi despedida. Slo rfagas, escalofros, nubes, alguna gota de

    /roco

    Qu cuerpos, qu romas, qu paredes, qu tnicas, Dios mo

  • 68

    Poesa cubana (o cajitas de nieve)

    a Ramn Fernndez Larrea

    En las interminables antologas de mi generacinhe visto gotear un pas imposible como una gota de ludanoHe fatigado esas cajitas (he cometido algunas)como el hijo que quiere abrir una ventanapenetrar en un sexo como en una playa donde se desclavar una

    /cruz

    S, y me emborracho con tantas palabritaspara ver si vomito un paisaje con nieve o una isla con alasporque quiero abrir una franja en el cielo para poder escaparpero tropiezo con tanta sucesin de cajitas bablicasque me digo: Este es mi paisaje con cajitas de nieveY me pongo ciantico como una nueva especie de animal

    /presocrticoy recuerdo a Casal

    Entonces amontono cajita tras cajitame construyo una barra gigante como el mundoy me pongo a llorar

  • 69

    Agujeros negros

    En mi pas sin Reyes hay un boquete enormepor donde salen como en un disparadero tantas almas en penaque mi pas se parece a un rompecabezasal que un nio muy cruel le comiera sus fichassus cartoncitos de azcar, con malvada avidez

    S, all falta un pedazo de cieloAquel puente no termina nuncaEsa muchacha se inclina hacia una mancha indescifrableEsta tronera se parece a RamnAquella sombra sin cuerpo ser la del suicida?Y esa silueta es la Voz de Cristal o el Caballero de Pars?

    Cuidado, Jorge Luis, con esos desfiladeros imprevisiblesesos desgarrones de pesadilla, esos apagones fulminantesAprende a convivir con esas grietas. Son tambin tu pas.

  • 70

    Vienen las depredaciones

    a Antonio Jos Ponte

    Vienen, vienen las depredaciones, como un color inauditocomo un imperio que se hunde, como la saliva de lo realcomo un cansancio metafsico. Ah, qu lento el arcoque se tiende hacia esa ventana donde Alfonso Corts asomasu cabeza maltrecha y te mira con unos ojos turbios, aniadosTambin Daro ocupar esos aposentos. Y los fantasmasreclamarn ese espacio sagrado. Como un coro de niosComo los payasos del alma. Nios crueles. Ahoraes el tiempo de las postrimeras. Tiempos de desprecioTiempos para las futuras conversiones, para que el escribaavive las ascuas de la orfandad, una estrellita, una chispauna materia dura para la alquimia del alma. Dime, t, agonistadnde habr que retirarse ante el avance de ese bosqueensangrentado y altivo, a qu cavernita, qu catacumbaque nsula para volver a nacer? Dime, tinconcebible adolescente agnico. Tengo un panalun perro y un paisaje de nieve. Tengo un crepsculointerminable y los muslos de una muchacha y el gestodel anciano y un calendario azteca esquizofrnico. Tengo msTengo un amigo, una comarca lejana y un fantasmasuicida y una furiosa avenida o una calle de BagdadAlgo duro, imposible te mira fijamente y crececomo un universo deslumbrante, el imperio de lacalos enanitos torpes, las promesas hermticas. Y leo:Acorralad, tropezad, cabritos; al fin, empezadchirimas, quedan solos Dios y el hombre. Tremendasequa, resolana: voy hacia mi perdnY el escriba doliente en la lmina tersa, el pincel como un ave(el Infierno y la China): voy hacia mi perdn?

    19 de febrero, 2003

  • 71

    Islas, lluvias, charcos, golfos de aguas

    a Maggie Mateo, a Luis Lorente y Charo

    Que llueva, que lluevala Vrgen de la Cueva

    Isla es la estancia donde siempre llueveLa lluvia sobre el lago, el ro del espejoel rostro como un lago donde el tiempo se borra

    Burbujas, planetas de transparencia efmeray los ojos de un nio mirando caer la lluvia en el patio del

    /colegio(porque, como dijera el ciego lcido: la lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado)

    La lluvia caa a chorros en las montaas de BaracoaTuvimos que refugiarnos en un boho abandonadoEra el paisaje de MartY la otra lluvianos empapaba el alma(como en los filmes de Tarkovski)como una isla de perdnS, una isla para las conversiones imaginarias

    Llueve sobre la islaantiguamente, llueve

    Como la sal del mar, como las lgrimasLas flores en el mar por el hijo muertoEl hijo que no regresarY aqu me tienes frente al mar, llorando

    La lluvia de Alamar en la noche increblela noche de las bodas, el semen como lgrimas

  • 72

    Yo era un joven que cerraba los ojos y nadaba hacia el bordeel confn, el universo amnitico

    La mar dulce, Granaday Daro en Mallorca

    Pero en las montaas de Baracoa la lluvia caa a chorros(cajas de agua, dira Lezama,)Muy cerca, en Playitas de Cajobabocomo fronteras de aguaspiedras chinas, pelonascomo lavadas por toda la sal del marel sufrimiento del animal oscuroy ms all el paisaje estril, desrticoy un fantasma amparndonosfiguras de sueo en un espejolago, cielo, luna, rostro (lo sereno es el lago)donde los ojos son dos bulbos de aguamedusas, criaturas imposiblesdonde se cuece, Mara, el terror originarioislas, claros de bosquecharcos de inaudita demencialgamo, abismosy el aguacero cerradolas nubes, las otras islaslos otros mediterrneosislas griegas, isletas del gran lagonsulas extraas, fermosasUtopa, Atlntida, Itaca(ah, remota isla de Islandia)Tarsis, Japonesy las estrellas remotascomo tus ojos fosforescentesy vidos en el mar de Alamarcomo las figuras de sueo, luzhumo azul del tabacoondas de agua

  • 73

    ah, las figuras danzantes en el fondo del lagocomo animales de sueo irremplazabley una cancin que dice: Slo el mar es tu casa

    Islas, lluvias, charcos, golfos de aguas

    Las bestias silenciosas saliendo de las aguas

  • 74

    No se puede tocar

    No se puede tocar. No se puede tocarNo se puede perder lo ya perdidoSe viaja con la imaginacin. Se viajacon las vsceras extticas, con las entraasdesgarradas, colgados de nuestro propiointestino. Imgenes, deseos, visionescomo efluvios de una materia inflamadaEl ojo se precipita hacia lo otroEl cclope mira fija, desesperadamenteAnegarse en lo otro. Qu extrao amarQu extrao viajar. Qu extrao nacerpara morir Para volver a empezar?Como las velas que invocaba Cavafis:unas se encienden, otras se apaganQuiero viajar hacia ti, animal desconocidoHacia lo que qued en ti de m, en m de tiHacia los restos, las cenizas de una hogueraHacia el lgamo oscuro, hacia el principioRegresar a la encrucijada atrozLa espalda del viajero. Lomo de bestiao dios o de oscuro planeta. Allen ese punto donde perd el rumboPero no hay migas. Los caminosse han borrado. No se puede desandarNo se puede volver. No se puede tocarlo ya perdido. Las letras ya no significanLas palabras son islas a la derivaSomos los expulsados, los peregrinosSolo queda el hasto, la mirada erranteEl carpintero busca al hijo entre las olasY yo te busco a ti para encontrarmexodo, pramos. No puedo sufrir ms

  • 75

    Cicatriz

    Miguel, t te escondisteuna noche de agosto, al alborear

    C. Vallejo

    Es como un mapa. Mira esa franjaentre las olas. Es una cicatrizUn pedazo de carne. Una islaUn frenes. Aqu nacimosPara viajar hasta morir? AnimalAqu te perd una tardeAqu te encontr de nuevoEn el borde. En la orillaEn el turbio confn

  • 76

    Los hiperbreos (o de los animales sagrados)

    1

    Nosotros, los hombres sin patriaNietzsche, La ciencia jovial

    Viajaban a parajes remotos para ver los atardeceresse prosternaban frente a un mar extraoqueran tocar la nievecomer los alimentos terrestresy sentir el aire que desplazan sus cuerposcomo presencias clandestinas y errantes

    Eran como la resacacomo la orilla de la nochecomo oscuros jinetes en el desiertocomo animales en extincin

    Con sus ojos de nufragoshaban emprendido un viaje hacia las ruinashacia el paisaje helado

    Eran los hiperbreoslos que haban abandonado las nsulas extraos sobrevivientes de una Atlntida sumergiday miraban al mundo como a una carroza suicidaporque haban perdido tantas cosasque slo podan percibir el brillo hiriente de lo real

    Y cantaban la opulencia es obscena la pobreza un naufragio sin plenitud la belleza el pecado sin culpa eterna pena

  • 77

    Eran los hiperbreoslos animales sagradoslos que aoraban una patria desconocidalos que lo haban perdido todomenos el aliento del lgamola nostalgia o profeca de la casa de la medusael reino de las criaturas informes no estrenadas a la luz

    Eran los que traanla noche lunarla yerba que tiembla en el fondo del lagoel rumor de las olas contra el arrecife ensangrentadolos que esperaban que la luz se mezclara con sus cuerpos oscuroscomo la arena mojadacomo la linde temblorosa de un nuevo nacimientocomo la resacacomo la orilla de la noche

    Diapasn

    Porque se puede perder todo menos la nostalgia del reino (es el rastro de los reyes en la arena lo que hemos perdido)

    La dispora de la carne

    Sacro adis

  • 78

    2

    Todo es color de imperioMara Zambrano

    Y ahora vienes tencapotado monigote errantecon esa danza de falsa tinieblacon esa estril procesin de cautivos placeresa lamerme las llagas de la indefensin con tu lengua suicidapara arrancarme del Viajey ponerme la mscara hermticapara apagar la ltima llamala profeca de la esmeraldarayo verde o animal desconocidoy oponer ocanos o desiertos inacabablesfrente a mi barca frgil y mudaesa barca de los locos que acaso no sabr navegarhasta el delirio de Pynla inmensa figura blanca(Tekeli-l!)linde borde confndonde me pierdo...

  • 79

    3

    Hay tambin un logos del Manzanares: esta humildsima ribera, esta lquida irona que lame los cimientos de nuestra urbe,

    lleva, sin duda, entre sus pocas gotas de agua alguna gota de espiritualidad

    Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote

    Detrs de los altos cipreses del cementerio de San Isidrose despean los crepsculos cada atardecerNo s qu relacin pueda haber entre el logos del Manzanaresy esas muertes auroralesAqu slo siento el viento helado en mis mejillasmi rostro en el espejo como un fantasmalas lianas asomando por entre las cicatrices de mi pielun mundo submarino o terrgeno ancestralcomo los tatuajes de la sobrevidala otra naturaleza desconocidadonde llueve inconsolablementey no puedo encender mi velita erranteSlo esos recurrentes crepsculos me sobrecogencon un alfabeto gneo que no puedo descifrarEs un espacio gnstico qu duda cabe?Un alto en medio del gran viajeesa mirada radiante descomunalcomo la fragua de Ogn o Hefestoscomo el manto verde de OrulaPorque no aparece el verde como en el malecn de La Habanao en la playa de VaraderoNi lontananza ni transparencia ni rocoSlo el viento helado contra la caracomo una espalda desdeosa y soberbiauna cortina prpura que se cierrael cofre que no puedo abrirel puentecito rotola barca que se astill

    Slo la arena hmeda

  • 80

    la sal de todos los desiertosel ocano de todas las lgrimasqu s yo

  • 81

    4

    Nada de lo real debe ser humilladoMara Zambrano

    Algo roto, destartaladoun caminito ciegoy el bosque helado, enormecomo una culpadioses oscuros de cabelleras suicidasy miradas cetrinashoradando la mentebuscando el pedacito suaveel nio que fuepara hincar la uael filo de la nada el disco prpuraabisal

    los caballeros sombros

    alnimo, alnimo la fuente se rompi

  • 82

    5

    Per me si va nella citt dolenteDante, Inferno, III

    Porque hemos perdido tantas cosasincluso el sitio de la expulsinla ciudad doliente

    El viento contra el rostroel rostro como un velamen lejansimosomos los hiperbreoslos gitanos de las playas vacaslos beduinos de la nochelos payasos del albalos usureros del fro

    Habra que escribir el verso sagrado:

    Las hogueras de Itaca, oh pordiosero

    Pero no he apagado el ltimo cigarrillo en el barrio chinoy tengo que regresar con el poeta Luis Lorentea hacer la ronda de ZequeiraUna noche me despiertoy estoy en el boho abandonado en la carretera infernalEs La Farola, es la Serpiente, es el Diario de MartViene Charo y me tiende una taza de caf calentado al carbnAfuera es el diluvioque apaga los cigarrillosUn trago de ron es la eternidad

    Pero entonces ya me persegua el imposiblelos rostros de la caducidadel pas que me cambiaron dentro de una capa de magocomo cuando me perdieron los juguetesme profanaron el jardn

  • 83

    Slo la noche y el mar y ese disco lunarbrillaban como un delirio extticoun alfabeto hermticolas piedras de la indefensinlos caracoles perdidos

    Algo viscoso como una carcajadaun dolo parlante de una tribu remotaocupaba el espacio de toda iniciacin

    Intil preguntarcuando el bulto asoma por la ventana sombrala cabezota heladay te mira con los ojos vidriososy te dicerompiendo el silencio con una carcajada:

    t eres poeta, t eres cubano, t eres delicado, como /nosotros somos groseros, y tenemos para ti el manotazo de plomo

    E caddi come corpo morto cade

    Madrid, 20, 21 de diciembre, 2004

  • 84

    Lo sombro

    a Raquel Mendieta

    Lo sombro era el polvo, los pasillos oscuros, los restos turbios/de humedad

    El poeta que aguardaba la muerte en el castillo ensangrentadoLo sombro eran tus cuencas vacas, las manos demasiado frgiles,

    /el sexo intil bajo los rboles, el cadver desenterrado de MartLo sombro fue siempre la realidad a secas, sin calificativosLa ventana abierta y vida, el pistoletazo en la sien, el punzn

    /gtico y fino, la estampida en un parque de San FranciscoAh, mi amiga, lo sombro era el proyecto, la utopa impuesta, el

    /futuro ya devastadoEramos los jardineros de un camino esquizofrnicoLa glorieta llena de hojas secas, la fuente derruida, los rboles

    /silenciosos, la iglesia en ruinas frente al parque de mi infancia en El Vedado

    Y lo sombro era ese sol blanco, esa luz despiadada, la/intemperie que se poda tocar

    Y las costas, los dientes de perro, los charcos de espuma cuajada,/la nata ominosa de la realidad

    Era el borde, la orilla, el confn, la linde desierta y salvaje en la/isla de las antpodas

    De noche, en la alta noche, buscaba un consuelo, un alivio a la/indefensin

    Sobre la piel de ese animal oscuro prolongaba ese interregno,/esa pausa, ese sueo inaudito

    Como un malhechor, un pirata de la noche, una mente canbal/me apropiaba del mundo con mi imaginacin

    Eramos los parias de la utopa, los vecinos del esplendor, las/criaturas de las ruinas perversas los centinelas del fro, los paya-

    sos frenticos, la resaca lunarS, lo sombro era eso, las sombras chinescas sobre la tela

    /dementeY los dilatados blancos en las comisuras de la avidez, los

    /discos de la melancola, los zurcidos remotos?

  • 85

    Figuraciones en el polvo, espejismos, escrib alguna vezTodas las musaraas, los confetis, las lianas, los cachivaches

    /infantilesTodo girando en el tiovivo enorme, en la noria deslumbrante, en

    /la rueca apcrifa del laberinto insular

    Pero

    T ests en otro planeta, amiga ma

  • 86

    Isla doliente

    El dibujo, la lnea, el contornolos tatuajes, los ros, las marcaslos bordes, las lianas de la indefensinlas inscripciones contra el cielo blancocicatrices, umbrales, horizonte oscurorayo verde es el xtasisah, las orillas que borran la islaque lamen la fuga tu cuerpo, la nube, el animallatidos de arena, puntos obscenostodo el resto es espejo, agua en el aguaquiero tu cuerpo dormido en las aguas del sueofuente que mana hacia dentro, chorro desconocidolo que me borra a m, t ests en otro planetaotro universo sombro la jaura en el bosque incendiadolos hilos de baba csmica, discos de luna, muslos velocesla cabellera salvaje, los canes de inaudita demenciatras la isla maldita isla dolientelos caminitos ciegos, hilo de Ariadna, migas de nocheen el bosque sombro, dientes de perro, arrecifeslos desfiladeros ensangrentados, Boccacciotodo bosque es el Dante, las noches pnicastu ensimismado cltoris, el dios oscuro, el animalla escritura perversa contra la noche blanca

  • 87

    Noches (cubanas)

    En el tronco del rbol una nia

    T solo con la resaca del remordimiento el pasado incestuoso lo/que no pudiste evitar

    Toda la promiscuidad como una muchedumbre solitariaT solo con los ojos atribulados de tanto mirar la nada la cara

    /de tu prjimo la sopa de la creacin(La muchacha de senos perversos la Va Lctea el ajedrez remoto)Para huir siempre del prximo asesinoComo el pintor chinoComo el pintor chino a la sombra de un rbol el animal respiraEl animal absorto que no sabe qu hacer con el silencio su

    /invisible heredadPuedes mirar las hojas de ese rbol como el primer da en la

    /luna clibeToda la misericordia para las criaturas blancas los crteres de la

    /piedadY las comarcas esplndidas los muslos que chisporrotean el

    /banquete canbal

    T solo con Dios en la vulva inconsolable durmiendo con tus/perras sagradas

    Como si fueras un rey vencido un Chaplin lacnico un payaso/pitagrico

    Y el pobre cubierto de roco los poetas suicidas el beduino/silente

    Pero en el pramo de tu sexo la niebla avanza como un bosque/que camina

    Ah las babosas hermticas del sueo las lianas de tu indefensin

    Sentado frente al mar el rayo verde la combustin eterna big/bang

    Como Narciso bestia el iris de tus ojos lienzo errante y fugitivoOscuro malhechor de extraviado cltoris o mbar imposible

  • 88

    La materia que anhela regresar al paraso lquido al alba/csmica fosforescente y vida

    Como el bonzo demente tonto de la colina o Caballero de ParsY la ronda de Zequeira y el fantasma y el nufrago (Lezama!)

    /y el esqueleto de Mart

  • 89

    Las muchachas perversas no tienen fro

    Las muchachas perversas no tienen froY pasan como animales salvajes al borde de tu deseoComo andromurias erticas avasalladores palndromosPero t eres una ruina sbita un fantasma remoto un planeta

    /intocadoSon las medusas onricas los centinelas de la noche helada la

    /pesadilla de DiosEl exilio tambin es esoUn anciano canbal que pasea a sus perras y mira de soslayo la

    /belleza que pasaComo un adis

  • 90

    Las formas

    Las formas como paletadas erticasfragantes, huraas o hirientes, muchas romasQu misterios pulsanteso carcajadas de grgolas submarinasEl universo es obsceno en su avasalladora bellezaRostros, vulvas, planetas, erizadas preguntaso manotazos infantiles Los ojos de mis perrasS, amigo Cioran, las frivolidades si no se dicen con el

    /coraznQu hacer con esta sopa?Dnde encontrar sentido?Lo radiante me hiere como la ms arrebatadora msicaHace dao esa belleza que pasaAh, que t escapescomo un a Dios?El fantasma en el LimboLas reliquias del fin

  • 91

    Como la musaraa

    Como los dominios de la cenizael animal que respira tranquilo en la comarca lunarlos aposentos de la noche, la cabellera de la medusaesa piel como las dunas, ese aliento como el ruido primordiallos jardines de la demencia, los arrabales del froy el mbar de tu sexo, la babosa ensimismadalos planetas absortos a su alrededor

    Estoy nadando hacia la playa vacaen la intemperie helada, como la musaraalatidos, vibraciones, resonancias, ondas de aguael escalofro, las pulsaciones del sueocomo la otra avidez, el reverso furioso

    Djame tocar, djame sentir, djame miraratravesar ese espejo que tiembla como un caminoel viaje como un abrazo, como una boca canbalel animal, como un camino suicida, el animal

  • 92

    Noche de Reyes

    Entras en los bares neblinosos donde ya no te reconocenSentado como un fantasma melanclico eludes los licores fuertesAfuera estn el fro y las muchachas para las que te has vuelto

    /invisibleTenas que venir a Espaa para ponerte tu sombrero de ZequeiraY hacer la ronda como un marinero chino perdido en un jardn

    /francsViniste huyendo del calor y la humedad y de un tiranuelo enfticoViniste huyendo de tanto rostro cansado y del hasto de CasalNo te importaba la jungla tropical ni la lnea del horizonteSlo la orilla que alucinaba a GorostizaLa luz de la luna sobre la playa vacaEras el equilibrista de la orilla buscando caracoles salvajes (las

    /joyas de la corona!)La belleza natural y la imprevisible mstica de las estrellitas de

    /Van GoghQueras el fro y la nieve y todo lo que negara el vaho de los

    /caaverales absortosPero olvidaste el chaquetn enorme y los guantes que nunca te

    /regalaronEl tono diferente de una frase te hiere como un arpn a una

    /ballena dormidaQueras perderte en un rostro como se pierden las estaciones y

    /los imperiosAquella tarde bajo los mangos conversabas con los dos suicidas

    /por armas de fuegoT solo con las dos sombras en tu jardn esquizofrnicoTenan que sentir los murmullos de los gatos enterradosLos gatos que naufragaban en tu patio antes de poder abrir los

    /ojos a la luzY el eco de los caracoles que anhelaban regresar al marPero llegaste con los pulmones llenos de una baba sombra

  • 93

    Pero llegaste como un rprobo al castillo que no reconoce tu/niez

    Lo sombro, lo sombro, todo el mundo vea en tus ojos lo/sombro

    Por eso reposaba sobre la mesita de tu infancia La Divina/Comedia

    El nio se coma las imgenes erticas de Gustavo DorEsas sombras dolientes te avasallaronAhora solo copulas con esas sombras en una noche pnica(La noche de las noches, imposible, secreta)Y te sientas en la barra de un bar y eludes los licores fuertes

  • 94

    Soria

    a Carlos lvarez y a Joaqun Verd de Gregorio

    a Andrei Rubliov, in memoriam

    Y en ese momento la visin cesEpitafio de Abraham Satabi

    Monasterio de San Juan, Soria

    Y en ese momento la visin ces

    Pero qued el camino agreste por las riberas del DueroLas orillas del alma y las hojas secas de un otoo casi doradoEl susurro en las frondas (la msica callada la soledad sonora)Entre las encinas cifradas y el resplandor en el aguaLas marcas de los amores antiguos como rescoldos de pasiones

    /intactasEl sexo de la naturaleza como las letras de la pasin de DiosEl cadver de Leonor como un amor resurrecto en el esplendor

    /del paisaje

    Paisaje gnstico entre Moncayo y UrbinLa sentencia es una forma de soberana dira el etrusco de La

    /Habana Vieja

    El valle del resplandor salvajeLa sentencia, Leonor, los ojos de tu piel y el silencio sagradoEl alfabeto csmico que enamor al rabe y al santo cristianoY el amor clandestino en el umbral cubierto de rocoY toda la visin tapada por un manto de nieve

    Un viento fro soplaba contra el rostro sobre los puentecitos de/reconciliacin imposible

    El rostro de los tres monjes ensimismados y errantesCada cual con su infierno agazapado en sus corazones encendidosCada cual con su castillo inexpugnable y su comarca lejanaNufragos de s mismos buscando el roquedal de San Saturio

  • 95

    El templo del amor en medio de la roca seca y hermtica

    Pero todava se escuchan las voces de La Repblica:Cantamos La Internacional en el patio del penal, recordaba

    /Carlos, el santo laicoRecemos un Padre Nuestro frente a la tumba de Leonor, me

    /convid ChimoLa oracin atraviesa las mismsimas esferas, dira la sibila de

    /Mlaga

    Y toda la poesa de Antonio Machado en el resplandor del/paisaje

    Exilio, xodo, dispora

    Amn

    16 de noviembre, 2007

  • 96

    Prolongado soneto

    En el poniente prpura de una tarde remotael cielo tiene un rostro de ensangrentada entraa.Un alfabeto antiguo nos dice que la nochese anuncia en el ocaso, se despea en el alba.Mi mirada salvaje se mira en ese espejocomo se abism Narciso en las aguas extraas.La noche es el hiato, la inconfesable pausaentre dos cataclismos o entre dos esperanzas.La rueda gira y gira con fatal engranajede la muerte a la vida, de la vida a la muerte.(El sueo de la noche como una pesadillay la vigilia onrica con su extrao paisaje.)Amo el ocaso pnico y su Noche de Reyes,la muerte que se hiela, la vida que se enciende.Pero yo en ese abismo y horizonte dolienteme enfro con la aurora, me inflamo con su muerte.

  • 97

    Antes que el tiempo acabe

    Para Silvina Bengi

    Antes que el tiempo acabePablo Garca Baena

    Antes que el tiempo acabe, antes que tu fulgor desaparezca: el brillo hiriente y hermoso, la salvaje alegra, el pecho herido por un dulce o amargo desasosiego Antes que tu color de espiga dorada ya no alumbre mis ojos, y tus ojos marinos no esplendan como una msica lejana, quiero inundarme con tu olor, tu sabor, para acaso recuperarlos en una magdalena futura Ardor, fuego secreto, eres mi provincia romana, la imagen decadente y hermo-sa, las ruinas de mi percepcin. Eres el fantasma que invoqu, la juventud perdida S, slo los dioses pueden prometer porque son inmortales, dice Borges, pero los dioses, los dioses de-licados de miradas cetrinas, pueden otorgar como un espejismo de belleza inmarcesible, pueden hundir la espada ltima en el enajenado corazn. Ah, Francisca Snchez, acompaam. S, me has abierto, de nuevo, las puertas de la percepcin. Vuelvo a amar la comarca que crea perdida. (Ah, mi Noche de Reyes, mi secreto). Siento las rfagas de la demencia, la lucidez vulne-rable y sobrepasadora, el pecho desamparado y en el alma un no s qu Un antiguo animal, el poeta. Un extrao animal. Dios mo, qu has hecho. Delirio, entusiasmo, furor, ardor sagrados. Bosque. Bosque imposible. Deliciosa corrupcin. Enfermedad.

    noviembre, 2008

  • 98

    Umbral

    A Silvina Bengi

    Aquellos ojos verdesde mirada serena

    Como un ngel de azur aparecistecuando no te esperaba. Tenasuna decorosa timidezcomo una rosa turbia o un dudosoamanecer. Temblabas como tiemblanlas yerbas en el fondo del lagoOjos verdes y furioso oroen un paisaje nevado. Negrovelln, tupido bosque que preservael mbar de tus ptalos canbalesUna sonrisa como la cresta de una olay acaso el cuerpo de la cierva blancaque so Borges una extraa maanaIlusorio confn donde me pierdocomo se pierden las estacionesy los imperios, como el agua en el aguacomo el sueo en el sueoAmazona fluvial, desolada marinaenredadera de lquenes, medusade dendritas pensantes. Ahsubmarina pasin, Orula ciegarayo verde al trasluz arborescenteantiguo helecho de ventosas pnicaso un bosque del otoo de VermontComo un castillo vegetal, una comarcahmeda, en ti me anego como un nufragoque nada lentamente hacia el umbral.

    4 de diciembre, 2008

  • 99

    Dalia Negra

    Los edificios ms altos de la realidad

    La extraa sensacin de estar debajo del cielo

    rase una vez una furcia perdida en un callejn de smbolosUna furcia expulsada del palacio de los significadosLos notorios, los esplendentes, los ejecutivos hombres de

    /negociosUna furcia que anhelaba ser varnPorque hubo una vez un caballero que quiso ser una furciaY todo por una limosna de las autopistas del cieloUn trozo del paraso o un pedazo del jardn de los alimentos

    /terrestresO una vislumbre por la ventanuca de Alfonso Corts(simulacros, tringulos, rododendros, palndromos)Antes de ponerse la gabardina de Al CaponeMucho antes de mamarle la pinga a DiosComo si pudiera haber otro amanecer en CajobaboDonde se pasea el fantasma que desasoseg al poeta Luis LorentePorque la realidad se encharca como una boca cortadaY es inaudita o casi imposible y turbia y tal vez fea

    Mejor regresar al jardn a jugar con Sidonia y RosamundaY todo por un atisbo, un atajo, una miradita de ms...

    Te jodiste y te rompieron como una puerca, Humpty Dumpty!

    Te fuiste por el caminito viejo, por el pasillo del haragn!

  • 100

    Leyendo a Sor Juana

    -Nada.-No se ve ni un cuerno.-Est sano.(Mucosa sana. Movilidad conservada. Sin lesiones, enfatiz el informe.)Aslo, del soneto de Quevedo, la palabra mdula. Pienso: tam-bin me gusta medula. Leo a John Donne buscando esas palabras rudas, materiales, espaciales, como comarca, provincia, golfo... Cuando escuch el veredicto (Nada): ingravidez, turbacin. En vez de jbilo pueril, sensacin densa, pastosa realidad. Como pausa dentro del movimiento. Como un lento. Luz y sombra. Claroscuro barroco. Ambigedad. E iniciacin: lo imprevisible (o la imaginacin, que es lo mismo que la memoria o la reme-moracin creadoras) reclama y preserva la sorpresa: gamo en el cielo, roco, llamarada. Pero no se me escapa que todo ritual es una preparacin para la muerte, el penltimo trnsito. Una oscura pradera me convida regresa como inalcanzable meloda.Ah, mdulas que han gloriosamente ardido. Esa rugosa rea-lidad que dijera Rimbaud? Bebo cerveza como mbar. Humor dorado. Color de mdula futura? Porque detrs de la nada, sien-to el latido de lo invisible, de lo rugoso intocable y tangible, el latido del tumor ausente. Sabor antiguo a vscera, carne humana, cltoris, glande, mdula. Alma con sabor a carne? Lo daimnico es eso: lo no escueto literal, lo no ausente ingrvido, sino lo toca-ble intocable: medula. El latido de la ausencia, de lo invisible, de lo lejano, de lo perdido no duele como muela, mdula, glndula, tendn, cartlago, nudo, msculo, chorro de plenitud de materia facinerosa? Cncer. Canbal de lo invisible. Fantasma (Sor Jua-na escribe estantigua) de lo visible. Como Zequeira. Anfibio. Olvidado origen ambiguo. Antiguo reverso. Lorenzo legendario, protoplasmtico (dios).

    Crdoba, 2 de octubre, 2013

  • 101

    Del viaje

    Huir hacia el acontecer clandestino (la mirada fantasma, el/paisaje invisible)

    Los bordes del deseo como crestas de nubes

    El tacto como una fiesta (perdida) al lado de la noche opulenta

    Las irisaciones del tedio, las virutas del ocio

    Rumiar la palabra hasto, la palabra desdn, la palabra/repugnancia

    Decir lento, Casal, somormujo, cada dentro del agua

    No hay un adentro sino un afuera minucioso y ambiguo

    El nima como una sucesin de mscaras (suicidas)

    Y tu rostro (perplejo e imposible) como imagen lquida del fin?

    Las lneas de tus labios desdibujndose contra mis (derrotados)/labios

    No puedo besar esa carne fra, muerta y viva, como el Otro/Mundo

    Hay como el deseo de otra (des)posesin, otra manera de/habitar el amor

    Y no se encuentran migas en la noche salvaje

    Hay que deambular por el caminito ciego

  • 102

    (A lo lejos) los rascacielos como palacios brillantes y/deshabitados

    El tiovivo desolado y roto como una estrella decapitada y/hmeda

    La nieve pastosa en el camino entre los desfiladeros/ensangrentados

    Por eso el muchacho se aleja como un efebo griego entre el/polvo ya pasado (para siempre)

    Por eso la muchacha moja sus labios en el cuenco de plata de/otra vulva perdida (eternamente)

    No se puede perder lo ya perdido (se escucha como un tango/desvado)

    Entonces hay que escapar otra vez hacia la sombra de los/abedules helados

    (como si en pelcula muda las escenas se repitieran con/prolijidad canbal)

    S (amada vctima, animal desconocido), regresa a la playa/donde sucede lo que no tiene principio (ni fin)

    La orilla turbia, el remolino suicida, las manos dentro del agua/como medusas inconfesables

    (La cmara se aleja para preservarte del nfasis y la/premonicin)

    11 de julio, 2013

  • 103

    Memoria (o canon) del perdedor

    Y t le respondiste as, porquerizo Eumeo

    Yo siempre quise estar con los vencidos

    Perder para ganar una derrota

    Que solo la derrota hace ms profunda la memoriaMenos limpia, ms interesanteTurbia y catica como una nube csmicaCon un remordimiento inconfesableY un camino desconocido y casi imprevisible

    Que eso debera, Sancho, ser la libertad

    Como vspera u ocasoSiempre umbral

    Desconfiad de futuros luminososDe guerreros invencibles o pueblos predestinadosDespus de la nieve, el barroEl sol ilumina y a la vez corrompe

    Que todo dios es ambiguoPattico como reyY como tirano, histrin

    En cierto modo envejecer ya es perderDe repente todo lo joven es hermosoLa esperanza slo existe en el pasadoNo en el presente huidizo y agnicoQue recordar (como dira un bolero)Es olvidar tambin

    En la vspera de la muerteEn el umbral del viaje sin nombre

  • 104

    El paraso qued atrs como la lluvia de BorgesPor eso te apresuraste sobre el fruto prohibidoPara que todo quedara siempre atrsY el xodo no fuera hacia el porvenirSino hacia ese principio irrepetibleDonde fuiste vencido por una vocacin salvajeUn oscuro deseo y un arte (toscano) de melancola

    Quisiste que tu futuro fuera ShakespeareTodo intensidad y pasin y sueo y locuraMirar con tus ojos tan jvenes y un cuerpo putrefactoLos animales de furiosa bellezaEn verdad ya desde siempre inalcanzables

    Pues toda posesin es fugitivaTodo poder deleznableY solo en la derrota hay plenitud.

  • 105

    ndice

    Prlogo de Efran Rodrguez Santana 7Epstola a Enrique Sanz (o de las conversiones imaginarias) 13El sol que no miente 24De la prdida 25De Borges 26Borra el margen 27Minotauro 28Del sueo 29La otra mano 30Desde el lgamo 31Una tela blanca 32De la mirada desconocida 33Mart 35Manchas 36Lminas, espejos, umbrales, ondas de agua 37Ritual oscuro 38El segador oscuro 39Palacios, ruinas, otoos 40Como un ladrn 41Los tesoros del escriba 42Bolas que ruedan 43Gladiator 44Banquete (De la Belleza) 45Nieve 46La msica imposible 47Caos 48El otro, lo otro 49El otro cuerpo 51Del prpura opulento 52Rquiem 53Carpe diem 54Para volver 55

  • 106

    Incertidumbre 56Pramos 57La soledad de una llama 58Pero no quiero... 59Quiero tu cuerpo 60El singao da (o yema con fe) 61Ruinas 65Del es