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El miedo que dispara microfascismos Licenciada en Ciencias de la Comunicación, docente e investigadora de los discursos docentes, Vilker le pone fecha de estreno a la sensación de “inseguridad”: 2004. No fue un año especialmente violento, pero fue el año del asesinato de Axel Blumberg y el de Cromañón. Las manipulaciones, las consecuencias políticas y el discurso de la represión. Por Jorge Halperín Si se escribiera una historia del miedo en la Argentina, el año 2004 se convertiría en un hito. La ensayista Shila Vilker dice que fue un período en que el delito estuvo en baja, pero ocurrieron dos hechos trágicos que cambiaron la historia de la sensación térmica de inseguridad: el joven Axel Blumberg fue secuestrado y asesinado, y su padre se convirtió en el vocero nacional del extendido sentimiento de inseguridad. El año cerró con la tragedia de Cromañón, en la que no hubo delincuentes armados, pero, a esa altura, la inseguridad se extendió como una metástasis hacia otras zonas de la vida social y económica. Siempre se cometieron delitos y crímenes, pero la inseguridad tiene una fecha de comienzo que Vilker, licenciada en Ciencias de la Comunicación, docente e investigadora, ubica hacia mediados de los años ’90. Desde ese momento, los crímenes ya no sólo conmovían sino que eran percibidos como un síntoma de que todos estamos en peligro. Shila Vilker, que publicó el libro Truculencia; la prensa policial popular entre el terrorismo de Estado y la inseguridad, es autora de una tesis de posgrado sobre la inseguridad. –¿Cuál es el motivo de que últimamente haya aumentado tanto la sensación de inseguridad? –Yo diría que 2007 fue el primer año en el que la inseguridad se evidenció como la gran preocupación de la época. A esta altura, el miedo y la preocupación por la inseguridad están enquistados. Por eso, son necesarias

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El miedo que dispara microfascismosLicenciada en Ciencias de la Comunicacin, docente e investigadora de los discursos docentes, Vilker le pone fecha de estreno a la sensacin de inseguridad: 2004. No fue un ao especialmente violento, pero fue el ao del asesinato de Axel Blumberg y el de Croman. Las manipulaciones, las consecuencias polticas y el discurso de la represin.PorJorge HalpernSi se escribiera una historia del miedo en la Argentina, el ao 2004 se convertira en un hito. La ensayista Shila Vilker dice que fue un perodo en que el delito estuvo en baja, pero ocurrieron dos hechos trgicos que cambiaron la historia de la sensacin trmica de inseguridad: el joven Axel Blumberg fue secuestrado y asesinado, y su padre se convirti en el vocero nacional del extendido sentimiento de inseguridad. El ao cerr con la tragedia de Croman, en la que no hubo delincuentes armados, pero, a esa altura, la inseguridad se extendi como una metstasis hacia otras zonas de la vida social y econmica. Siempre se cometieron delitos y crmenes, pero la inseguridad tiene una fecha de comienzo que Vilker, licenciada en Ciencias de la Comunicacin, docente e investigadora, ubica hacia mediados de los aos 90. Desde ese momento, los crmenes ya no slo conmovan sino que eran percibidos como un sntoma de que todos estamos en peligro. Shila Vilker, que public el libro Truculencia; la prensa policial popular entre el terrorismo de Estado y la inseguridad, es autora de una tesis de posgrado sobre la inseguridad.Cul es el motivo de que ltimamente haya aumentado tanto la sensacin de inseguridad?Yo dira que 2007 fue el primer ao en el que la inseguridad se evidenci como la gran preocupacin de la poca. A esta altura, el miedo y la preocupacin por la inseguridad estn enquistados. Por eso, son necesarias polticas especficas dirigidas a bajar el delito, pero tambin polticas dirigidas a dosificar el miedo... que es una cosa muy distinta. Estamos hablando de dos problemas autnomos: se puede llegar a tener una buena poltica de prevencin del delito, pero, una vez que se ha disparado el temor, no hay poltica que valga si no se cuenta con una buena poltica comunicacional. Y la inseguridad tiene una historia. Son necesarias polticas especficas dirigidas a bajar el delito, pero tambin polticas dirigidas a dosificar el miedo... que es una cosa muy distinta.Cundo empieza a instalarse como preocupacin colectiva ese tema?Es hacia 1995 cuando, muy tmidamente, empieza a aparecer el problema del aumento del delito, y cada tanto ya se haca explcita la idea de seguridad. Pero todava no apareca la nocin de inseguridad como tal. Recin en el 96 se empieza a englobar todo el fenmeno con la inseguridad, y ya en el 97 aparece como una cuestin sistemtica. En un sentido, se va preparando el camino para la nueva percepcin del fenmeno delictivo y la nueva economa de la violencia, interpretada como inseguridad.Y con qu se asocia la aparicin, en 1995, de la inquietud por el aumento del delito?Yo segu los temas de la campaa electoral de entonces y, en realidad, en el 95, el problema del aumento del delito, que empezaba a ser un tema, todava era la sexta o sptima preocupacin. En ese momento el gran tema era la economa: si sigue el modelo de la convertibilidad, o no sigue el modelo. En cuanto a lo que despus va a ser la inseguridad, lo que se empieza a ver es una ubicacin del delito en determinados barrios, sobre todo en los barrios pobres. Por ejemplo, Fuerte Apache fue tomado como un sntoma. Y, bsicamente, se describa a pobres amenazando a otros pobres. El delito apareca radicado en las zonas ms precarias. No se senta una amenaza generalizada, pero s ya empezaba a darse noticia de actos contrarios a los ciudadanos, formas nuevas del delito, vecinos atacando vecinos. Lo subrayo como una idea alejada de la imagen tradicional del delito, que es: Los delincuentes de antes eran seores comparados con estos. Ese es un lugar comn que resultaba frecuente escuchar en boca de un comunicador como Mariano Grondona. Y tambin a partir de entonces aparecen las olas. Ola de asaltos; Ola de ataques a ancianos...Y es de esa poca la recordada promesa del ex gobernador Ruckauf de que iba a meter balas a los delincuentes?Lo enuncia hacia el 97, o 98. Y en el 99 aparece el discurso de la idea de guerra: Estamos en guerra contra la delincuencia. La polarizacin se puso en escena muy fuertemente.De modo que la percepcin del tema de la inseguridad sigui una escalada?Eso nos lleva al 2004, cuando pasaron dos cosas centrales. Una es la muerte de Axel Blumberg, y la aparicin de su padre con las marchas. Y la otra es la tragedia de Croman, a finales de 2004.La tragedia de Croman no tiene que ver con ladrones o delincuentes armados. Por qu la engloba en la inseguridad?Es cierto, pero lo que yo pude ver es que la idea de inseguridad fue haciendo una suerte de metstasis. Primero, gira en torno del delito. Pero despus fue como succionando distintos temas. Entonces, empieza a evidenciarse la vida como insegura, como precaria, en distintas dimensiones y en distintos mbitos. Y me parece que Croman representa eso de modo claro. Tambin se verifica que ya hacia el 2000 y 2001, la matriz de la idea de seguridad se filtra en otros terrenos. Por ejemplo, a nivel econmico. Pensemos en los nombres de los planes econmicos de esa poca. Blindaje, que es una metfora de la seguridad; el corralito, que es una metfora de la seguridad; todo el mundo hablando del riesgo pas, en fin, la idea de riesgo, de proteccin. Nuestra cultura fue volvindose cada vez ms permeable a la idea de seguridad, proteccin, riesgo, como cuestiones cotidianas. En los aos 2000 y 2001 la inseguridad se filtra en otros terrenos: blindaje; corralito y riesgo pas abundan en el habla cotidiana.Que el tema haya cobrado semejante presencia, est realmente ligado a un aumento de la cantidad de delitos?Yo tengo para esto una lectura. Por supuesto que hubo un aumento del delito, esto es claro. Pero tambin es cierto que la percepcin del delito y la propia dinmica de la comisin de delitos no van paralelos, son dos problemas autnomos. Por eso, el 2004, que fue un ao de baja en la comisin de delito, fue, sin embargo, el momento de ms alto sentir y preocupacin por el temor.Fue porque hubo casos emblemticos, como el secuestro y muerte de Axel?Yo creo que tuvieron muchsimo que ver las marchas y el hecho de que la preocupacin por la inseguridad encontr una voz.Analiz tambin el uso del miedo en la poltica?Digamos que el miedo es parte del horizonte vital, de nosotros, urbanos. Se ha vuelto parte de nuestro modo de hacer experiencia. Esto por un lado. Por otro lado, el miedo est ligado a la inmediatez, a la urgencia. Y la urgencia presupone no pensar para atrs ni para adelante. Y en ese sentido, yo dira que conspira contra la poltica porque el miedo reclama deshistorizando, reclama despolitizando. Las causas y las consecuencias no me importan, es lo que siento en el momento. Adems, el miedo, muchas veces, desata comportamientos irracionales. Tambin hay que decir que el miedo en s es fundante. De alguna manera, los Estados conjuran el miedo al de al lado. Quiero decir que la poltica se funda sobre el miedo, pero se funda para conjurarlo. Y parece que los Estados de hoy no pueden resolver esos miedos. Hay algo interesante que sucede en las marchas: la gente asiste con miedo. Pero, si bien el reclamo que ejercen es poltico, no se reconocen a s mismos como ejerciendo un reclamo poltico: se reconocen a s mismos en tanto vctimas; vctimas virtuales. Y as hay una aparente despolitizacin del miedo, en el sentido de que instaura una lgica no poltica. La poltica se funda sobre el miedo, pero se funda para conjurarlo. Y parece que los Estados de hoy no pueden resolver esos miedos.Adems, es frecuente que los mensajes impulsados por el miedo, o aquellos que se valen de l, planteen pedidos de soluciones extremas. Se escuchan frases como El delito aumenta; Los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra; Hay que tomar medidas drsticas y terminar con la politiquera. En otras palabras, se dice que la democracia no sirve para conjurar ese gran peligro.Es ms: dira que es un acelerador de los microfascismos. Se suma a esto que el miedo profundiza la lgica del control social informal: los corredores de vecinos, los radiotaxis funcionando con el Comando Radioelctrico. Quiero decir que la poblacin misma se transforma en el enemigo, esta idea que mencion de mi vecino, mi enemigo. En cualquier lado puede emerger la amenaza. Y por eso acelera los reclamos de aumentar los castigos, que muchas veces son irracionales.Del mismo modo, el miedo a una catstrofe econmica hace que se gobierne en nombre de la emergencia. Y entonces se piensa que la poltica es toda politiquera, que el Congreso molesta y no deja gobernar, que la emergencia reclama un gobierno fuerte...Ms all de lo econmico, todos los aspectos institucionales, que son el ABC de una democracia, son vistos como superfluos y supuestamente hay que conjurarlos. Son lo que no funciona, lo que bloquea las soluciones. No es errneo ver todo esto como una vuelta atrs, como una nueva incivilizacin. Pensemos que el proceso civilizatorio tiene que ver con una determinada economa de la violencia ligada al autocontrol, a la inclusin, al trazado de un horizonte vital de largo plazo... a la previsibilidad, a la racionalidad, que son todos elementos que se empiezan a perder cuando la sociedad se fragmenta. Lo que sucede hoy es que los aspectos formales de un proceso legal, que son, en realidad, aquellos que nos preservan a todos de las injusticias, les parecen una falla a quienes entran en este estado de pnico.Y cmo trabajan los medios?Bueno, los discursos sobre el crimen muchas veces llevan una carga moral. Cuando uno lee la cobertura de determinados delitos, la carga moral es muy fuerte. Mientras que cuando se lee la cobertura de los hechos de justicieros, all no existe tal carga moral sobre la conducta del justiciero. Le doy un ejemplo: hacia 1998 unos chicos de diez y doce aos intentan asaltar a un hombre que maneja un Peugeot. Los dos menores estaban con revlveres de juguete, mientras que el adulto llevaba un revlver de verdad. Los chicos hicieron una barricada en un barrio pobre. El hombre extrajo un revlver de la guantera, les dispar, mat a uno e hiri al otro herido, que se escap. Cul fue la noticia?. Para uno de los mayores diarios, la noticia fue la siguiente: Cada vez son ms los delincuentes jvenes. Podra haber titulado con el justiciero, que mat al chico, pero eligi el comentario editorial sobre el peligro que representan los jvenes.Recuerdo un gran dossier de Le Monde Diplomatique, de Francia sobre la inseguridad, donde un socilogo afirmaba que, en materia social, toda poca pasada fue ms insegura que la actual y, sin embargo, el ciudadano comn tiene ms temores hoy. Y una de las explicaciones que daba era que la mayor seguridad tambin genera una mayor obsesin por la inseguridad.Un modo fcil de contar esto es: si usted tiene en cada esquina una garita de seguridad privada, lo que hace es evidenciar la amenaza. Nunca estuvo tan seguro y nunca se sinti tan desprotegido. Si usted tiene en cada esquina una garita de seguridad privada, lo que hace es evidenciar la amenaza. Nunca estuvo tan seguro y nunca se sinti tan desprotegido.Era imaginable que se consolidara una gran industria de la seguridad en un clima que no se obsesionara con la inseguridad?Me parece que esta leyenda urbana del crimen va paralela a una serie de fenmenos que se fueron produciendo. Uno de ellos fue, claramente, la aparicin de la seguridad privada, que es algo muy delicado, porque se supone que el monopolio del cuidado y la violencia fsica lo tiene que tener el Estado. En cambio, ahora estar seguro quien pueda pagar por eso. Con lo cual se abre una brecha social muy delicada. La otra cosa es la expansin de las tecnologas de la proteccin. Paralelamente, aparece esta idea de amenaza generalizada; por otro la multiplicacin del control social; y, finalmente, se observa el relajamiento de las normas y la propagacin del pequeo delito. Todos nos volvemos ms permeables o reconocemos la ilegalidad de muchas de nuestras prcticas. Adems, sucedi que los pobres empezaron a tener objetos. Las casas viejas eran casas peladas. Por lo general, cuando el pobre era vctima de algo, lo que le pasaba era que pagaba con su cuerpo el ser vctima de algn hecho delictivo.Y qu cambios trae eso?Como dije, a mediados de los 90 tiene lugar una especie de gran modernizacin del parque tecnolgico del hogar y la difusin de esas tecnologas en los sectores populares. Entonces, los pobres empiezan a tener objetos. Y no es una cosa menor, porque, si observamos los secuestros express, las cosas que pedan los delincuentes eran mil quinientos pesos ms una tele, una video y un minicomponente para liberar a sus vctimas. As, hoy se habla de delito, ya no se habla de crimen.El ensayista Atilio Boron opina que hay una relacin entre la propagacin del clima de inseguridad y la incertidumbre econmica que experimentaron los empresarios cuando, a comienzos del gobierno de Nstor Kirchner, teman que estatizara la economa. Cuando el ex presidente mostr que no era su plan, sostiene Boron que baj el discurso sobre la inseguridad. Le parece que hay relacin entre una cosa y otra?Yo no investigu ese aspecto. Pero s puedo decir que el 2003 es un ao en el cual, si bien el tema no se reduce, la representacin del crimen deja de ser intensa. Y yo lo pienso como un momento de impasse, en el cual la esperanza, la expectativa por una reconstruccin del pas diluye aquella otra angustia por la inseguridad. Por eso es que en el 2004, el modo en que se dispar la inseguridad para ya no detenerse ms representa toda una gran transformacin. En los aos 2002 y 2003 la inseguridad qued como en un segundo plano y la economa fue como la vedette... la economa y la solidaridad. Tal vez haya que recordar que en el 2002, lo que empieza a aparecer es una nueva criminalizacin, que es la de la protesta.Coincide con tiempos donde los piqueteros se instalan mucho en la ciudad, bloquean el trnsito. Piqueteros y cartoneros parecan exacerbar los temores de la clase media urbana.Es as, en 2002 la amenaza ya no es el delito sino la protesta, son las caras tapadas de los manifestantes... Como si la naturaleza de la amenaza se desplazase por un ratito, porque en realidad despus vuelve con fuerza el tema delictivo. Y, entonces, tambin en 2002 los secuestros express as, ms informales, no los que se hacen con bandas me parece que vinieron a reemplazar a otros delitos. Llamativamente, aparecen en una poca de falta de liquidez de dinero, y me parece que vinieron a reemplazar a otro tipo de delito, que qued caduco, que eran las salideras...Otro factor de la inseguridad es, sin duda, la introduccin de la droga. La droga en la villa, el paco, se dice, lleva a quebrarles la cabeza a los jvenes, que te matan para robarte diez pesos. Ms all de ser cierto, se suma al discurso de la inseguridad...Qu es lo que se demoniza? No a todos los jvenes: a los pobres, los villeros y drogadictos. Esto en trminos del discurso que circula socialmente. Gabriel Kessler tiene un libro llamado Sociologa del delito amateur, en el cual derriba tres, cuatro ideas muy difundidas y errneas: la idea de que delito y escuela son dos elementos excluyentes. La idea de que delito y trabajo son dos elementos excluyentes, y, al revs, que droga y delito van juntos. Kessler dice que, realidad, esto no es as. Que en nuestros das se combina delito y trabajo, se combina delito y escuela, y por lo general, delito y drogas se excluyen, en el sentido de que, probablemente, aquellos jvenes que cometen ilcitos o algn tipo de crimen sean consumidores, pero no necesariamente van drogados a cometer el delito.Pero es cierto que los robos se cometen usando ms violencia...Es cierto que las formas de la violencia se han radicalizado. Hay formas ms extremas o ms salvajes de violencia, sobre todo en los relatos. Pero si tuviese que explicar por qu se vuelven ms violentos, me parece que muchos de estos jvenes no pueden desplegar un horizonte vital de largo plazo. Y no poder desplegar un horizonte vital de largo plazo implica que no tienen por qu contener sus instintos. O sea, su comportamiento se vuelve poco previsible porque, en realidad, no tienen nada que perder. Y esto, claramente, tiene que ver con la nueva estructura social y econmica de la Argentina, que est dejando a muchos afuera.Usted sufri personalmente hechos de inseguridad?Viv un episodio difcil cuando era adolescente. Mi mam tena un comercio, y yo trabajaba medio da ah. Un da fui a abrir el negocio eran los ltimos aos de Alfonsn y lo encontr vaco. O sea, s en carne propia lo que es ser vctima de un delito. Es desesperante, porque te quitan aquello de lo que uno vive. Lo que s, al otro da de que me sucedi, cuando lea sobre un crimen, no me sent interpelada en tanto vctima virtual. Mientras que hoy, uno lee las noticias y, efectivamente, el modo, la serializacin de estas noticias, los modos en que se produce el relato del crimen, lo que hacen es que el lector o el espectador, todos, nos sintamos una vctima virtual.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-101532-2008-03-30.html