el modernismo. rubén darío

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Caupolicán Es algo formidable que vio la vieja raza: robusto tronco de árbol al hombro de un campeón salvaje y aguerrido, cuya fornida maza blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, desjarretar un toro, o estrangular un león. Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. "¡El Toqui, el Toqui!", clama la conmovida casta. Anduvo, anduvo, anduvo. La Aurora dijo: "Basta", e irguióse la alta frente del gran Caupolicán. El Modernismo. Rubén Darío

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Page 1: El Modernismo. Rubén Darío

• Caupolicán

• Es algo formidable que vio la vieja raza:robusto tronco de árbol al hombro de un campeónsalvaje y aguerrido, cuya fornida mazablandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

"¡El Toqui, el Toqui!", clama la conmovida casta.Anduvo, anduvo, anduvo. La Aurora dijo: "Basta",e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

El Modernismo. Rubén Darío

Page 2: El Modernismo. Rubén Darío

El Modernismo. Rubén Darío

• De invierno

• En invernales horas, mirad a Carolina.Medio apelotonada, descansa en el sillón,Envuelta con su abrigo de marta cibelinaY no lejos del fuego que brilla en el salón.

El fino angora blanco junto a ella se reclina,Rozando con su hocico la falda de Alençón,No lejos de las jarras de porcelana chinaQue medio oculta un biombo de seda del Japón.

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;Entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;Voy a besar su rostro, rosado y halagüeño

Como una rosa roja que fuera flor de lis.Abre los ojos, mírame, con su mirar risueño,Y en tanto cae la nieve del cielo de París.

Page 3: El Modernismo. Rubén Darío

El Modernismo. Rubén Darío

• Leda

El cisne en la sombra parece de nieve; su pico es de ámbar, del alba al trasluz; el suave crepúsculo que pasa tan breve las cándidas alas sonrosa de luz.

Y luego en las ondas del lago azulado, después que la aurora perdió su arrebol, las alas tendidas y el cuello enarcado, el cisne es de plata bañado de sol.

Tal es, cuando esponja las plumas de seda, olímpico pájaro herido de amor, y viola en las linfas sonoras a Leda, buscando su pico los labios en flor.

Suspira la bella desnuda y vencida, y en tanto que al aire sus quejas se van, del fondo verdoso de fronda tupida chispean turbados los ojos de Pan.

Page 4: El Modernismo. Rubén Darío

El Modernismo. Rubén Darío

• Lo fatal

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque esa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror... Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!...

Page 5: El Modernismo. Rubén Darío

El Modernismo. Manuel Machado

• OCASO

Era un suspiro lánguido y sonorola voz del mar aquella tarde... El día,no queriendo morir, con garras de orode los acantilados se prendía.

Pero su seno el mar alzó potente,y el sol, al fin, como en soberbio lecho,hundió en las olas la dorada frente,en una brasa cárdena deshecho.

Para mi pobre cuerpo dolorido,para mi triste alma lacerada,para mi yerto corazón herido,

para mi amarga vida fatigada...¡el mar amado, el mar apetecido,el mar, el mar, y no pensar en nada...!

Page 6: El Modernismo. Rubén Darío

La generación del 98Antonio Machado

• Crepúsculo

Las ascuas de un crepúsculo morado detrás del negro cipresal humean... En la glorieta en sombra está la fuente con su alado y desnudo Amor de piedra, que sueña mudo. En la marmórea taza reposa el agua muerta.

Page 7: El Modernismo. Rubén Darío

La generación del 98Antonio Machado

Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!...

¿Adónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero, a lo largo del sendero... —La tarde cayendo está—.

En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día; ya no siento el corazón.

Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en los álamos del río.

La tarde más se oscurece; y el camino se serpea y débilmente blanquea, se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir: Aguda espina dorada, quién te volviera a sentir en el corazón clavada.

Page 8: El Modernismo. Rubén Darío

La generación del 98Antonio Machado

• RECUERDO INFANTIL

Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales. Es la clase. En un cartel

se representa a Caín fugitivo, y muerto Abel, junto a una mancha carmín. Con timbre sonoro y hueco

truena el maestro, un anciano mal vestido, enjuto y seco, que lleva un libro en la mano. Y todo un coro infantil va cantando la lección: «mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón». Una tarde parda y fría

de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de la lluvia en los cristales.

Page 9: El Modernismo. Rubén Darío

La generación del 98. Antonio MachadoA UN OLMO SECO

Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido.¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas en alguna mísera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas,olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.

Page 10: El Modernismo. Rubén Darío

La generación del 98Antonio Machado

Soñé que tú me llevabas

por una blanca vereda,

en medio del campo verde,

hacia el azul de las sierras,

hacia los montes azules,

una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,

tu mano de compañera,

tu voz de niña en mi oído

como una campana nueva,

como una campana virgen

de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,

en sueños, tan verdaderas!...

Vive, esperanza, ¡quién sabe

lo que se traga la tierra!.