elpoemaseminal 148
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Para muchos lectores/a de narrativa actual, el nombre de Roberto Bolaño (1950-2003) es
una referencia inevitable. La trama de Los detectives salvajes gira alrededor de sus andanzas poéticas en México al lado del grupo conocido como “los infrarrealistas”,
movimiento rebelde que impulsó y con el cual vivió muchas aventuras transfiguradas en esa novela como episodios casi épicos. La intensidad con que Bolaño asumió la escritura poética es algo que hoy, luego de algunos años del boom relacionado con su trabajo como narrador,
merece ser revalorada. Ésta es una pequeña aportación al esfuerzo de situar a Bolaño como lo que nunca dejó de ser, un poeta que quizá no consumó una obra tan reconocida como sus
cuentos y novelas, pero que dejó testimonio de una pasión irrefrenable.
elpoemaseminal es un proyecto independiente de divulgación sin afanes de lucro ni de promoción de una sola línea estética o
cultural. no está vinculado a ningún grupo o institución, por lo que abre sus puertas a todos los autores/as de México y de
cualquier parte del mundo. reconoce que los espacios para la poesía, con todo y que ahora son muchos dentro y fuera de la
red cibernética, siguen siendo reducidos. el criterio de selección es únicamente la calidad poética, debido a lo cual se aceptan
aportaciones en todos los sentidos. se citará siempre la fuente original. invitamos a los lectores/as y amigos/as a compartir
poemas, libros, presentaciones, novedades y todo lo relacionado con la poesía, así como nuevas direcciones.
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Carlos Monsiváis tenía dibujado en sus huellas dactilares el mapa de México. Al menos eso noté cuando le
di la mano. Su obsesión era su México lindo y querido, donde se durmió finalmente, pero no ignoró las
entrañas mismas de la Nación ni fue un maquillador de la realidad o un ficcionador del alma azteca en
todas sus interioridades, subjetividad y realidad. “Croniqueó” un México al desnudo, profundo. Defolió el
distrito capitalino, cada día escribía una nueva hoja, página que no pasaba de moda, con todas sus moscas,
aire enrarecido y amebas. Respiró con sus ensayos y por su gran patrimonio que es el pulmón histórico,
vivo, cultural, de un país de dimensiones desconocidas para los propios mexicanos. Todo lo que olía a
México le interesaba y de alguna manera registraba una visión crítica, creativa e ilustrada, con su palabra.
Monsiváis formaba parte de la geografía popular mexicana. Su cuerpo y mente estaban hechos en México y
de México. Dejó impresas las voces y ecos, la razón de ser, gozos y desencantos, tristezas, la creatividad,
vida y muerte del pueblo azteca. México ha sido un imán para grandes escritores, artistas, músicos,
intelectuales de varios continentes, ayer, hoy y mañana. En su geografía se escribieron Cien años de
Soledad, [Bajo] El volcán y Los detectives salvajes, para no desmenuzar más de lo necesario.
No sé si Monsiváis escribió sobre este curioso fenómeno mexicano de atraer cultura, como si la que
tuviera le fuera poco. Imposible olvidar la ola de españoles post Guerra Civil con León Felipe a la cabeza,
quien hizo camino en el país azteca, entre decenas de artistas e intelectuales españoles.
No me he detenido en la inmensa, profunda y necesaria obra, el ejercicio diario sobre la vida que hizo y
ejerció sistemáticamente Monsiváis
sobre otros autores, en especial los
extranjeros, algunos mencionados,
pero si recogió con discreción
absoluta, algunas opiniones sobre el
chileno Bolaño, quien trabajó, a mi
manera de ver, su literatura, como un
viaje iniciático, obsesivo, en
permanente renovación, sin fronteras
ni concesiones. Bolaño cita de paso a
Monsiváis en Los Detectives Salvajes y
el cronista de México, comenta esa
obra y dice de su autor: “La influencia
de Bolaño al mismo tiempo resulta
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inevitable y sorprende. Es un autor que se ha ido destacando de forma acelerada.
En los últimos años, se ha convertido a tal punto en una referencia y, por eso, me
planteo la pregunta qué hay después de Bolaño".
Curiosamente es la misma pregunta que le hice a Piglia y fue censurada. La
borraron en el diario y enganché con otra. Pero Piglia también está extrañado, no
sabe que viene y si lo sabe, calla y si calla otorga algo de alguna manera, porque
Bolaño trazó una tercera orilla.
La pregunta es válida, los provocadores en el buen sentido de la palabra, no
abundan en estos tiempos. Más y más escritores se apegan cada día a la sorpresa
del terror, al golpe efectista, a la banalidad envolvente y no a la literatura como
fenómeno de reflexión. Están más cerca de la editorial y del agente que del lector.
Monsiváis recuerda al autor de 2666 “en actitudes de provocación que, en
ese momento, me parecieron sólo provocaciones, pero que acabaron
respondiendo a toda una estructura del pensamiento; siempre acompañado de
otros jóvenes que igualmente parecían ser sólo irrupciones en el escenario”.
Bolaño no abandonó este talante, aunque con actuaciones menos de performance
callejeras, no dejó de dispararle al establecimiento, al mono literario, en especial chileno. Le sobreviven a
estos desplantes, su erudición, lecturas y la literatura escrita, que al final de cuentas es lo único que
respalda a un escritor. Ese es su capital, en definitiva. Lo demás son deudas impagables. “Le recuerdo
también, insiste Monsiváis, en conversaciones que tuve con él, como un hombre profundamente
obsesionado con la literatura. Concretamente, con la idea de que no le iban a engañar; de que la literatura
no era lo que le decían, sino lo que estaba ahí en la página." Eso lo demuestra su pulcritud ante la página
en blanco y el ordenador, la revisión permanente de sus borradores, la selección de sus materiales, el
repaso de sus papeles. Se erigió como un fiscal de su propia palabra, un juez kafkiano, pero que iba hasta
el final o un detective “bolañiano”, minucioso, dedicado, insobornable.
Lo cierto es que Bolaño sigue en cartelera. Fue una idea notable crear La Cátedra Roberto Bolaño en
la Universidad chilena Diego Portales. Casi un acierto frente a la mezquindad histórica con los escritores
de la diáspora chilena, cuyo ejemplo más patético es el recobro de la Mistral a través del más grande puzle
de la historia literaria chilena, durante décadas, para que fuera conocida casi en su integridad en Chile.
Ignacio Echeverría, critico español, amigo de Bolaño y editor de 2666, acaba de visitar la Cátedra R.
B., el pasado 11 de noviembre donde disertó sobre La Lengua de los novelistas. Nunca nos enteramos del
contenido de estas conferencias. ¿No se editan? ¿Los diarios comentan los chismes, declaraciones vagas?
¿Son solo para iniciados? ¿Son el secreto mejor guardado de la literatura chilena? ¿Para qué sirve la tan
alabada Internet? Bolaño, en su adolescencia literaria, tenía que robarse los libros de las librerías del D.F.
Hoy Internet populariza un poco más la lectura, pero hace falta un empujón de mayor actualidad y
selectividad. Para Echeverría la obra de Bolaño comenzó a conocerse primero en España, donde residía,
que en América latina y después en Estados Unidos. Difiero, me parece que el gran detonante de Bolaño
fue el Rómulo Gallegos, premio emblemático venezolano a su novela Los Detectives salvajes (1999), que
ganaron los maestros del boom latinoamericano Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos
Fuentes. Y aún así le costó remontar en el reconocimiento en la península. El olfato de Herralde-Anagrama
fue proverbial, soberbio, de lince en la llanura. Un año antes la había editado y se consagró en Caracas
meses después. Sorprende que en su reciente visita a Chile, Nicanor Parra le haya dado a conocer a
Echeverría al poeta Enrique Lihn, tan citado por Bolaño e importante en la toma de decisiones en su vida
literaria. Además de la inmensidad poética de Lihn, editado en España hace décadas de décadas y vamos,
no necesita presentación un intelectual de su nivel. Lihn también estuvo en Barcelona. Aunque, en poesía
nada debiera sorprendernos, un género sospechoso, incierto, ninguneado, algo reiterativo, salvo honrosas
excepciones.
Lo interesante es que se ha comenzado a escribir la primera biografía de Bolaño y está a cargo de la
periodista y poeta argentina Mónica Maristain. Fue directora de Playboy para Latinoamérica. Seguramente
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nos presentará un Bolaño al desnudo y lo sacará como un conejito de su
manga o sombrero. Son las sorpresas de la literatura y de autores míticos
que disparan las más diversas opiniones y sensaciones entre sus lectores y
detractores.
Monsiváis, no tenía complejos, decía lo que pensaba y escribía. Le
llamó la atención la relación que calificó de áspera entre Bolaño y Paz,
aunque no creo se vincularan mucho por la disparidad de edades y estatus.
Pero Bolaño terminó por reconciliarse con el personaje mexicano de mayor
reconocimiento internacional y peso específico en México. Con Neruda,
Bolaño no dio tregua. Dijo que solo escribió tres libros válidos. Una boutade,
porque la obra de Neruda es lo que es. Pedro Páramo, le bastó a Rulfo para
pasar a la inmortalidad; con Ficciones, Borges; Cien años de soledad, Gabriel
García Márquez; Rayuela de Cortázar; Ulises de Joyce etcétera.
"Monsiváis tenía su opinión sobre Los detectives salvajes, obra que
aún no lee Carlos Fuentes. Dice él. Realmente, esa obra me pareció rápida,
iconoclasta y consolidadora, escrita con esa furia que ahora, injustamente, se considera también la buena
literatura, sin respeto por lo que entonces era canónico y sin saber que se convertiría en canónico”.
En el itinerario Bolaño, surge el mito, que según algunos fue prefabricado en Estados Unidos y que el
autor de Estrella distante, es producto del mercado, de un cambio por el gusto de las lecturas
latinoamericanas en Norteamérica. Se va más lejos en esta tesis, que circuló en una universidad de Nueva
York y que sostiene que se ha reemplazado las lecturas sobre Isabel Allende e inclusive Gabriel García
Márquez que copó la banca literaria en Estados Unidos durante décadas. El ex presidente Bill Clinton, le
recitó de memoria pasajes al propio García Márquez de Cien años de soledad, durante una visita del
colombiano al país del norte. Esta tesis habla muy mal del público lector norteamericano, de las
editoriales, de los manipuladores del mercado y refleja una suerte de estupidez colectiva. No olvidemos
que el mercado norteamericano, sus editoriales, han privilegiado su propia literatura y la de habla inglesa,
y que América latina, forma parte de la orilla que el río inunda y hace desaparecer.
El mito, según, esta visión se debe a su muerte prematura, biografía, experiencia personal en el
golpe militar de Pinochet. El mismo Bolaño se encargó de restarle importancia a su incidente histórico con
la dictadura militar, porque es ridículo ante los miles de muertos, secuestrados, torturados, desaparecidos,
exiliados. "Los descubridores del mito Bolaño", dicen, apostaron a su pasado hippie, filosofía contestataria,
(que dicho sea de paso la conservó hasta el final de sus días) y a una suerte de desadaptado joven
intelectual en el DF y vagabundo por Europa, aunque todo eso tuvo sus tiempos limitados, porque en
México leía como un condenado a muerte y en Europa escribía y leía como si fuera la última noche. Lo de
la adicción a las drogas, un acento norteamericano al parecer indispensable para el glamur del escritor
maldito, me parece bastante antojadizo y corre por cuenta del marketing descarado. No era un Rimabud
latinoamericano, ni un Teillier, que vivió en el límite y una cuarta más. Algunas notas norteamericanas
sobre la obra de Bolaño lo comparan con el cantante Kurt Cobain, quien fue una leyenda de la música,
murió joven, se dice de un disparo por su propia mano en la cabeza y que sí vivía el mundo de las drogas.
Susan Sontag, una de sus más grandes admiradoras, lectoras y descubridoras, recomendó traducir el
Nocturno de Chile. (New Directions en Estados Unidos) Fue al meollo. El Bolaño chileno. Ahí hay que
bucear y reconocerse en el Chile pinochetiano, y no por casualidad ese Nocturno se iba a llamar Tormenta
de mierda. Alguien maquilló el título como si pensara en José Asunción Silva, pero la mierda siguió
cayendo durante largos 17 años y medio, hasta que por fin el mundo sacó paraguas.
Bolaño fue rebelde en México, etapa de su juventud, donde la mayoría lo es de alguna manera, lo
vital es que noveló y bien esa época. Le dio un sentido a su vida y no estiró la cuerda hasta el final como su
amigo el poeta co-fundador del infrarrealismo, Mario Santiago Papasquiaro. (Ulises Lima en L.D.S). Murió
en el mito, pero la obra no relumbró, fue más personaje que literatura.
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Ciertamente se nota un deseo de presentar alguien más allá del escritor y su literatura. Algunos
viajeros me comentan que es de snob leer a Bolaño en Estados Unidos y he dicho que es estúpido, porque
es un escritor que va más allá de la moda o de un manoseo mercachifle. Lo interesante es leerlo. ¿Lo
estarán leyendo? Hay 45 millones de personas que hablan español en Estados Unidos y los 260 millones
restantes inglés, el mercado es por partida doble. Otros tantos son bilingües. la literatura de Bolaño puede
ser interesante para cierto lector norteamericano porque es fronteriza, como ocurre con paisajes de Los
detectives salvajes y 2666, para no entrar en más detalles.
Realidad vecina
Bolaño fue un parricida a tiempo completo, no solo un contestatario, más que un parriano. Enfiló sus
cañones a los selectos hombres del boom latinoamericano, en especial los tres sobrevivientes, y al pope de
la poesía chilena y latinoamericana: Neruda, ya fallecido, oleado y sacramentado por la crítica, el público
lector y el pueblo. No tuvo reparos ni reparó en su cometido: descabezar e instalarse con su propia
música, con menos refinamiento que Nicanor Parra, pero en su estilo. Le salvó lo escrito y su erudición,
pero no disfrutó su merecida fama en vida, muy poco, alcanzó a olfatear mejores tiempos que se venían en
una avalancha de nieve cálida. Por ahí hay mucho que biografiar, su estadía en España, no del todo
satisfactoria para decir lo menos, incómoda. El mito hay que desmitificarlo y ahondar en sus realidades y
época. Habría que hilvanar esos días en que firmó más de 20 contratos cuando le acechaba su ceremonia
vikinga, su último cumpleaños, el viaje de despedida a Irlanda y la consagración que debió dispararle
todos los sentidos como suele ocurrir en el último viaje, con millares de mariposas revoloteándole el
estómago y un hígado moribundo.
A un autor del tamaño de Bolaño, de su impronta, le seguirán lloviendo halagos, criticas, denuestos,
porque el espejo de la literatura depende del cristal con que se mire. Algunos hablarán del joven Bolaño de
vida insurrecta, poética; del pendenciero, irascible, “cagafiesta”, porque dio un paso más allá del
tradicional intelectual aguafiestas, del escritor doble perno, atornillado a sus obsesiones- enemigo de sus
enemigos-; del trotskista-anarquista indefinible, mitad Lautreamont y Borges, en la doble ceguera de la
videncia. Bolaño es un escritor chileno, hecho en México y España, pero de corte rioplatense, por su visión
crítica, irónica, erudita, de tanto acercamiento a Cortázar, Borges, Lamborghini y con un lenguaje siempre
"atemorizante" en la audacia personal, en la manera de ver la vida. A pesar de esta "ortodoxia literaria" de
clásicos vivos y muertos, sobresalía en él una auténtica marginalidad, una búsqueda del otro en la
ausencia de un todo. Su revolución estaba en el cambio permanente desde su esquina y sombra. Es allí
donde boxeaba mejor. Daba sus mejores golpes. Hacía sentir el peso de sus palabras. Se descubrió
asimismo como anarquista, de tanto arar por el centro de las orillas. En esta filosofía se identifica con
Nicanor Parra, demoledor de sistemas establecidos y un francotirador que dispara a todo lo que se mueve.
Detrás de toda la puesta en escena literaria de Roberto Bolaño, en definitiva está un poeta, el poeta que él
fue irremediablemente.
Tribuna de Periodistas, Argentina, 19 de noviembre de 2010
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Roberto Bolaño junto a Bruno Montané, uno de los infrarrealistas, en quien se habría inspirado años más tarde, para crear su personaje de la novela Los detectives salvajes (1998). Foto: Editorial Asunción Sanchiz (1976)
El escritor vivió en Ciudad de México casi una década. Allá publicó sus
primeros poemas y armó una pandilla de veinteañeros medio anarcos,
medio poetas, por sobre todo, amigos entrañables: los infrarrealistas. Los
sobrevivientes evocan su figura.
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Los amigos son tan
pero tan espeluznantemente
bellos que yo les gritaría Bienvenidos
gozoso: lleno de lágrimas
así vinieran del Infierno
ROBERT LOWELL
Bolaño vivió a la velocidad del rayo. Nació en Santiago de Chile en 1953, pero al poco tiempo de nacer ya
se estaba moviendo. O más bien sus padres, de quienes heredó una historia trashumante. Vivió en
Santiago, en Cauquenes, en Valparaíso, en Los Ángeles. La familia Bolaño Ávalos no alcanzaba a ordenar el
closet, cuando ya estaba empacando para partir otra vez, casi sin motivo aparente, como si estuviera
huyendo de una epidemia invisible y feroz.
Fue en 1968, después de una bucólica temporada en el sur de Chile, que partieron a México. Más
específicamente al Distrito Federal. En esa ciudad enorme Roberto Bolaño comprendió que iba a ser
escritor y desde ese momento trabajó incansablemente hasta conseguirlo. A los quince años dejó para
siempre el colegio. De ahí en adelante se dedicó a vagar por las calles, a robar libros y a leer. Y fue durante
esa travesía urbana que Bolaño se empapó del DF. Tan intensamente, que buena parte de su obra se ha
inspirado en esa experiencia
¿Infra qué?
Y buena parte de esa experiencia (si es que no toda) está basada en la amistad, en el amor que aglutinó a
esa pandilla de poetas con quienes Bolaño formó el infrarrealismo a mediados de los setenta, movimiento
contracultural cuyas alocadas correrías servirían de inspiración, años más tarde, para Los detectives
salvajes, la obra que lo instaló en el cielo de las tragedias.
"Es un aire dionisíaco cruzado por una intensa vocación de ser libres. Estos jóvenes nos enseñan a
ser libres desde sus propias, a veces, cárceles". Así se refiere a los infrarrealistas el poeta español Juan
Cervera, en el breve prólogo que le hiciera a Pájaro de Calor, la primera antología de poetas infras que
apareció publicada en México bajo sello Asunción Sanchís, en 1976. José Vicente Anaya, Mara Larrosa,
Cuauhtemoc Méndez, Bruno Montané, Rubén Medina, José Peguero, Mario Santiago y, por cierto, Roberto
Bolaño, firmaron en ese libro. "Ocho voluntades y ocho sentimientos que nos hablan con fe y entusiasmo
de la vida con una hermosa y enorme carga de sensualidad liberada", se explaya Cervera en el mismo
prólogo. De entre ellos, Bolaño y Santiago se alzaban como los inspiradores naturales del movimiento: "la
madrugada es de los sobrevivientes, un guerrero que siempre ha sido pobre, que nunca ha dejado de
amar. Nuestras chaquetas blancas de escarcha y suspiros, nuestros besos más bien la certeza de sabernos
acorralados por el beso, nuevo y peligroso" (Roberto Bolaño, "Estos patios parecen playas"). "Dejábamos
de ser el sótano del Kosmos las venas nos parpadeaban como submarinos en el fondo de mares revueltos/
mi esperma en tus manos relampagueante vía láctea/ y a dúo al nihilismo harakiri le dijimos No" (Mario
Santiago, "Simphonie D-Sang").
Viscerales, rabiosos, insaciables, ególatras. Pero sobre todo, amigos. Ambos tenían 23 años. Los dos
estaban publicando sus propios libros. Bolaño: Reinventar el amor; Santiago: Los últimos dinosaurios y
algunos cambios en la atmósfera. La energía desbordante de estos dos jóvenes poetas contagió con
violencia al resto de la tribu e influyó de manera determinante el destino de los infras: "Tengo la idea de
que Roberto se enamoraba de sus amigos. Su entusiasmo para nosotros era tan notorio que nos inspiraba,
y eso nos llevaba a hacer cosas más geniales que las que hubiéramos hecho sin su intervención". La que
habla es Carla Rippey, artista estadounidense radicada en México, quien ayudó a Bolaño a publicar
Reinventar el amor (1976). Carla formó parte del infrarrealismo sólo al principio: "Recuerdo que en la
primera reunión en grande, elaboré una idea de los infrarrealistas como una agrupación de escritores y
artistas visuales, con conciencia política, pero Roberto me transmitió la información después de que para
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algunos de los asistentes no fue del todo
bienvenido que una gringa haya intervenido de
forma tan contundente. En fin, no fueron muy
políticos ni muy panamericanos hacia el norte.
Eran simplemente los jóvenes prendidos y
literatos que se agrupaban alrededor de
Roberto".
Claro que no todos los que estuvieron ahí
piensan lo mismo. José Peguero, quien fuera
uno de los fundadores del infrarrealismo tiene
una visión distinta: "Roberto no era un líder. El
infrarrealismo se caracteriza porque todos sus
miembros son personajes brillantes, hermosos.
La palabra líder no aparece ni siquiera dibujada
en Los detectives.... Ése no es el camino que hay que seguir. Compartir es más correcto. Ahí está el secreto
que quieres descubrir del infrarrealismo". Más o menos la misma impresión comparte su mujer,
Guadalupe Ochoa (Xóchitl García en Los detectives...): "En realidad, la primera vez que vi a los infras, todos
formaban una constelación de estrellas (brillantes, formando un conjunto de individualidades, grupo de
solitarios). No es que Roberto fuera alrededor de quien girara el grupo, pero sí el más entusiasta
promotor: el más convencido de querer liderar un grupo; por eso escribió Los detectives salvajes: había
que darle vida al personaje que él quería ser. Mario Santiago (como los otros: Bruno, Piel Divina, José) en
cambio fue más consecuente con su vocación por la marginalidad, por romper con los círculos literarios,
por hacer de su vida un poema maldito.
Roberto era un contador de cuentos y la mayor parte de sus personajes tienen algo de él (o
precisamente algunos de sus personajes son él mismo asumiendo sus personajes). En ese sentido y sólo en
ése, Roberto fue fiel a lo que quería ser, por lo menos en su novela (líder de un movimiento), y los demás a
lo que éramos. Sólo Roberto le apostó al reconocimiento (algo rechazado por los infras desde los
manifiestos de 1976)". Por esa época los infras se reunían en la Casa del Lago y en los cafés de chinos del
centro y en el café La Habana, de donde partían a recorrer las librerías y las galerías de arte del DF. Claro
que no todas sus actividades tenían que ver con los libros: "Éramos campeones de boxeo. Ahí donde se
ponía un cuadrilátero, aparecía un infra y boxeaba. Al final del día comentábamos la hazaña", recuerda
Peguero.
Otra de las personas que tuvo un papel fundamental en esta historia fue Juan Esteban Harrington.
Aunque él no lo acepta, un par de personas concluyen que Harrington habría inspirado a Juan García
Madero, personaje central de Los detectives salvajes. Él lo niega: "Juan García Madero éramos todos",
afirma este productor audiovisual chileno, quien en esa época vivía en México. Y desde su privilegiada
posición de protagonista, comparte su recuerdo: "Bruno Montané (también chileno) y Roberto fueron a mi
casa a reclutarme para un proyecto que pocas semanas después conocí como el Movimiento Infrarrealista.
Yo entonces tenía 15 años, escribía poesía y estudiaba en el Liceo Luis Vives. Tengo entendido que se
enteraron de que yo escribía porque mi madre secuestró unos textos míos y se los entregó a Helga Krebbs,
mamá de Bruno, de quien era gran amiga. Me citaron para el día siguiente a un taller que consistía en un
coordinador y unos diez poetas medio proletarios que leían por turno sus poemas. Luego se hacía una
ronda de críticas y las poetisas se echaban a llorar y los poetas ofendidos ofrecían combos y mentadas de
madre, agarraban sus escritos y se iban, o todo junto. Roberto me adoptó, me explicaba las reglas y el
código de ética infrarrealista, me daba libros a leer y vigilaba mi progreso haciéndome leer mis nuevos
poemas, de los que a veces aprobaba uno o dos versos. En esas primeras semanas de la tribu los miembros
consistían en unos diez poetas fijos más otros que entraban y salían del grupo según el humor del día.
Hubo algunos poetas que fueron y dejaron de ser infras varias veces. (...) Siento que lo que aglutinó todo
fue, por un lado, la coherencia del discurso de Roberto Bolaño con la vehemencia del discurso estético
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vital de Mario Santiago. En pocas palabras: Roberto retrataba un
corazón sangrante; Mario lo traía en la mano"".
Vive rápido, muere joven
"Sobre la manera como se conocieron, Roberto lo escribió en su
novela La pista de hielo. Fue en el Café La Habana. Estuvieron
hablando junto a otros amigos. Después ellos siguieron hablando en
la calle durante la noche. Mario le dio un fajo de poemas, Roberto
pasó la madrugada leyéndolos, y al día siguiente después de esa
conversación y lectura, Mario y Roberto continuaron un encuentro
que todavía no los suelta". La que habla ahora es Rebeca López
García, viuda de Mario Santiago, con quien el poeta tuvo dos hijos:
Mowgli y Nadja. A pesar de que Rebeca no conoció a Mario Santiago
en el tiempo de la fragua y erupción de los infras, él la ayudó a revivir
esa época: "Me platicaba una y otra vez de muchas cosas, como si lo
hubiera vivido recién ayer, y así las fui viviendo yo también; Roberto, Bruno, Cuauhtémoc, Ramón, Mara,
Juan Esteban, Piel Divina, son seres reales con quienes él compartió un tramo chingón de su vida. Quiero
decir que es vida que sigue fluyendo".
Rebeca tampoco llegó a conocer a Bolaño, pero se enteró de él a través de su marido: "Siempre me
hablaba de él, de la intensidad de su amistad, que en la distancia, y sin cartas, siempre continuó. Roberto le
escribía cartas que llegaban a través de amigos o en los últimos años a nuestro buzón, cartas donde su
letra, tan pequeña y nerviosa, decía tantas cosas y que Mario cargaba consigo hasta que amenazaban con
romperse, y aunque no las respondía, escribía algún poema catapultado por alguna frase o pregunta de
Roberto".
Roberto Bolaño dejó México en 1977. También por esa época partieron Mario Santiago, Bruno
Montané, Juan Harrington quienes se cruzaron en Europa en diferentes períodos. Todos volvieron alguna
vez. Todos menos Bolaño, quien, de todas formas, mantuvo contacto con México a través de cartas que le
envió a varias de las personas que conoció en esa ciudad. Una de ellas era Juan Pascoe, editor y fundador
del Taller Martín Pescador, sello donde Bolaño publicó Reinventar el amor: "Cualquiera que lea las cartas
que me envió, lo entendería cabalmente: aquéllas no son cartas personales, son las cartas literarias de un
joven escritor en la composición de una nueva obra, comunicaciones para el futuro. Todo el mundo era
para él "carnada" para su sensibilidad literaria. Todos corríamos el peligro de aparecer luego en alguna
obra suya (algunos sí aparecieron). Todos éramos actores en su escenario. La expresividad del modo que
tenía de hablar, un acento y una musicalidad que venía de quién sabe dónde, era también el fraseo del
escenario: no es que fuera distante y poco amistoso, porque al contrario, no era ninguno de los dos: sino
que nuestras vidas, al lado de la suya, eran partes de su obra de arte. Despreciaba a mis demás amigos
poetas, y a mí mismo, con certera agudeza, y con un canto de voz que sólo podía proceder de un poeta
declamando versos ante el futuro que no se le iba a terminar jamás".
La pista de Santiago
Barcelona, primavera de 1977. Carta de Bolaño a Juan Pascoe: "Querido Juan, hacía días que no cogía la
máquina (me lo he pasado esta última semana escribiendo garabatitos muy pequeños en pedazos de papel
rosado y grasiento) pero ahora tengo ganas de escribirte una carta muy larga, tremendamente efectista y
elegante desde esta Barcelona La Loca - mañana nublada, ritos primaverales suspendidos- por donde se
mueven los más bellos anarquistas del mundo (...). De Mario sin noticias últimas. Bruno estuvo viviendo
con él hace cosa de un mes. Yo viví con él hace dos meses. Conoce París como si fuera la Colonia Portales.
Es amigo de los poetas jóvenes de París. Sale con exiliados chilenos troskos. Es el poeta mex más joven de
una antología que hicieron allá (creo que Deluy, que estuvo en el Df dando recitales en Bellas Artes) (...)
999 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
Según Bruno, Mario asola los mercados Potin. Iba a sacar una revista, Tiketuraid, dios andino, boleto para
viajar, con gente chilena y peruana y francesa. La revista sería bilingüe. No sé qué habrá pasado".
Bolaño a ratos le perdía la pista a Mario Santiago, pero nunca dejaba de preocuparse por él. Carla
Rippey puede dar fe de esta especie de obsesión que sentía el chileno por Santiago, y que incluso se alargó
mucho tiempo después de que dejara México: "(...) Su dedicación a Mario Santiago era notoria, y duró toda
su vida, y duró más que la vida de Mario. Recuerdo que cuando llegué a quejarme de Mario en una de las
cartas que le envié a Barcelona, Roberto me respondió: 'Sé buena y comprensiva con Mario, aunque te
llame a las tres de la mañana y te interrumpa un polvo. Cuélgale el teléfono, pero quiérelo. El día que
Mario se muera se van a ir literalmente a la chingada un montón de cosas que harán mucho más pobres a
los que viven en México y a los que hemos vivido en México'".
Mario Santiago murió atropellado por un camión en el DF en enero de 1998, a los 45 años. Bolaño
murió de una crisis hepática en Barcelona a los cincuenta.
Todos somos un poco más pobres desde entonces.
El Mercurio, 16 de julio de 2004 (http://infrarrealismo.com/)
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A mediados de los 70, en México DF, una pandilla de
amigos se propone “volarle la tapa de los sesos a la cultura
oficial”. El grupo lo conforman no más de treinta “alegres
muchachos proletarios”. Y sus líderes: Roberto Bolaño y
Mario Santiago –la dupla maldita de la literatura
latinoamericana contemporánea- tienen apenas 23 años.
Hoy ambos están muertos, pero sus indivisibles vidas-
obras viven para contar el “sueño de los valientes que
murieron por una quimera de mierda”
Roberto Bolaño llegó a México cuando tenía 15 años.
Dos años después, en 1970, cambió el colegio por las calles
y se afanó por convertirse en escritor. Sus padres, León Bolaño y Victoria Ávalos, simpatizaban con el
gobierno de la Unidad Popular. Entonces el gobierno de Allende entusiasmaba a los intelectuales de
izquierda en todo el mundo y México no era la excepción. Bolaño viajó a Chile a comienzos del 73
convencido de que quizás por primera vez la vida estaba en su país natal. La idea era combatir en la
resistencia, hacer la revolución.
Viajó por tierra y mar al estilo del Che Guevara pero de Norte a Sur. Cuando llegó, un par de meses
antes del golpe, se encontró con que la resistencia no era tal. Al menos no con pistola en mano. Entonces
vino el golpe militar y fue tomado detenido. Su aspecto revolucionario y su acento mexicano conspiraron
en su contra. Este periodo, los meses anteriores y posteriores a su detención, lo cuenta en su novela
Estrella distante (Anagrama, 1996). Ocho días después fue puesto en libertad, tras lo cual volvió a México
masticando frustración.Pero la frustración no era franquicia del chileno.
Por ese entonces la influencia de Octavio Paz en la cultura mexicana era incontrarrestable. Y peor,
detrás de él surgió una tropa de poetas e intelectuales que recogían sus sobras. Los poetas más jóvenes los
llamaban peyorativamente los “poetas estatales”, pues se rumoreaba que cobraban del PRI todos los
meses a cambio de callar sus denuncias. Esta chatura cultural se reflejaba en todo. Prensa, fundaciones y
talleres. Un grupo de jóvenes poetas asistían dos veces por semana al taller de poesía de la UNAM, a cargo
de Juan Bañuelos. Los alumnos leían sus poemas y Bañuelos los criticaba invariablemente. Sesión tras
sesión, los jóvenes sentían que no aprendían nada. “Vamos a leer a los clásicos, Juan”, eran las peticiones
recurrentes. “Estudiemos el Siglo de Oro español, Juan”. Pero Bañuelos como si no escuchara. Así ocurrió
hasta una tarde de 1974, cuando Mario Santiago, la otra mitad del Infrarrealismo, se presentó al taller con
111000 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
la renuncia del coordinador en la mano. -Juan leyó el texto, y mientras la mayoría de los talleristas
suscribíamos la hoja su rostro cambiaba de color y él, con contenida cólera, nos decía: “¡Qué buena broma,
muchachos! ¡Qué buena broma!”. Quienes lo enfrentaron con más decisión fueron Mario Santiago y Héctor
Apolinar: “No es broma, Juan, no te queremos. No sirves tú para estas cosas” –cuenta Ramón Méndez
Estrada, uno de los infrarrealistas. Estos son los antecedentes del movimiento. Sólo faltaba que Bolaño y
Santiago se conocieran.
El encuentro se produjo en 1975 en el Café La Habana, que luego se convertiría uno de los centros
de reunión de la pandilla. Esa noche Mario Santiago le entregó a Bolaño un fajo de poemas que el chileno
leyó durante la madrugada. Ambos eran flacos, ariscos, solitarios y jóvenes. Fue la génesis de la amistad y
del movimiento. “Roberto y Mario se encuentran, beben, tan jóvenes, tan pobres, café. Se miden. Se
olfatean. Lanzan dudas que no quedan sin respuesta. Ambos descubren el par tan buscado, el par duro e
intolerante, el par voraz de lecturas, pendencias y curiosidad. Los detectives salvajes acuerdan su primera
misión, denostar a Octavio Paz, el gran enemigo”, escribe el crítico mexicano Arturo Mendoza. Poco
después, entre fines del 75 y principios del 76, en casa del poeta chileno Bruno Montané, surge el
Movimiento Infrarrealista. Éste era un nuevo modo de pensar y hacer poesía. Y su motivación no era otra
que “volarle la tapa de los sesos a la cultura oficial”. En palabras de Bolaño, “partirle su madre a Octavio
Paz”.
Los infrarrealistas se volvieron contra el fundador de la revista Plural porque representaba todo
aquello que odiaban, una intelectualidad a la que le daba lo mismo servir o no de conciencia a la clase
dominante. A partir de entonces los infrarrealistas irrumpieron en los recitales poéticos de Paz y sus
secuaces. “Se iban a los recitales de Octavio Paz y de otros que detestaban. Y los callaban con poemas
infrarrealistas, declamados a grito pelado para acallar a un poeta inerme, sorprendido o quizás aterrado
por esa turba violenta que no buscaba sobresalir ni tener reconocimientos literarios”, explica Mendoza.
Esto era fundamental. Los Infrarrealistas eran marginales y se enorgullecían de serlo. Su principal valor
era estar fuera de la maquinaria cultural, como soles oscuros perdidos en el espacio. Las irrupciones infras
contribuyeron a la formación de una leyenda negra en torno al grupo. Los “poetas estatales” los
calumniaron y los marginaron de los diarios. El resultado: los infrarrealistas no existían para la oficialidad
más que como una leyenda de revoltosos.
Vida y revolución
Pero el trabajo del grupo no se limitó a sus románticas irrupciones. Estaban convencidos de que todo lo
que hicieran entonces sería la llave del tiempo. Así como en Estados Unidos existían los Beatniks, en
México habían surgido los infrarrealistas. Una noche del 76, en la Librería Gandhi del DF, se realizó la
lectura pública de “Déjenlo todo nuevamente, primer manifiesto infrarrealista”. En la actualidad el
manifiesto, redactado íntegramente por Roberto Bolaño, es objeto de estudio en numerosas facultades. En
él se sientan las bases del movimiento que postulaba la auto marginación de las grandes editoriales y la
concordancia entre vida y obra del poeta. Pues para los infrarrealistas no bastaba con ser poeta, también
había que arriesgarse a vivir como un verdadero poeta. De esta forma, marginalidad, degradación y
errancia se volvieron los principales mandamientos. -“El riesgo siempre está en otra parte” –dice el
manifiesto-, “el verdadero poeta es el que siempre está abandonándose. Nunca demasiado tiempo en un
mismo lugar, como los guerrilleros, como los ovnis, como los ojos blancos de los prisioneros a cadena
perpetua”.
El manifiesto comienza con una cita del cuento “La Infra del Dragón” del ruso Georgij Gurevich. Éste
traza la imagen de los “infrasoles” o “soles negros”. Se trata de planetas oscuros en cuyo interior generan
vida propia, independientes de un exterior que los ignora. Bolaño compara estos cuerpos con los poetas
infrarrealistas dentro de la constelación cultural mexicana. Y su fin ulterior era impulsar la revolución.
Para Bolaño, una suerte de revancha de lo ocurrido en Chile después del golpe de estado. De ahí que el
manifiesto también ataque con vehemencia las brechas sociales: -“Son tiempos duros para la poesía, dicen
algunos, tomando té, escuchando música en sus departamentos, hablando (escuchando) a los viejos
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maestros. Son tiempos duros para el hombre, decimos
nosotros, volviendo a las barricadas después de una jornada
llena de mierda y gases lacrimógenos”.
El infrarrealismo se propuso como la punta de lanza de
la fallida revolución latinoamericana de los 70, siguiendo el
ejemplo del movimiento peruano Hora Zero y “las mil
vanguardias descuartizadas en los sesenta”, explica el
manifiesto. Los infras postularon la necesidad de una nueva
ética, consecuente con el momento histórico que vivían:
“Nuestra ética es la Revolución, nuestra estética la Vida: una-
sola-cosa”. Definidos sus fundamentos, el grupo empezó a publicar revistas y antologías de baja
circulación. Entre ellas A Zarazo 0, Pájaro de calor, Correspondencia Infra y Muchachos desnudos bajo el
arcoiris de fuego. El texto finaliza con un verso de Arthur Rimbaud: “Déjenlo todo, nuevamente, láncense a
los caminos”. Y el mandato se cumplió.
Detectives salvajes
Roberto Bolaño dejó México en 1977. Antes lo habían hecho Mario Santiago, Bruno Montané y Juan
Harrington, quien habría inspirado a Juan García Madero, protagonista de Los detectives salvajes. Los
infrarrealistas se tomaron en serio el asunto de dejarlo todo y lanzarse a los caminos y el paradero de cada
uno se volvió difuso. Santiago partió a Israel, Bolaño anduvo por África, Francia y finalmente recaló en
Cataluña. Otros tantos permanecieron en México, pero todos, salvo Bolaño, volvieron alguna vez.
Repartidos cada cual a su suerte desempeñaron todo tipo de oficios. Bolaño trabajó de vigilante de
camping, lavaplatos, camarero, descargador de barcos, basurero y recepcionista.
Las cartas, como era de esperar, se volvieron vitales. -"Querido Juan, de Mario sin noticias últimas.
Bruno estuvo viviendo con él hace cosa de un mes. Yo viví con él hace dos meses. Conoce París como si
fuera la Colonia Portales. Es amigo de los poetas jóvenes de París. Según Bruno, Mario asola los mercados
Potin. Iba a sacar una revista con gente chilena y peruana y francesa. La revista sería bilingüe. No sé qué
habrá pasado" –le escribió Bolaño desde Barcelona a Juan Pascoe en 1977, editor y fundador del Taller
Martín Pescador, sello donde el autor de 2666 publicó Reinventar el amor.
Inevitablemente los amigos se perdían el rastro por periodos, pero procuraban mantenerse al tanto
de sus actividades. Los infrarrealistas describen la amistad de Bolaño con Santiago como la piedra angular
del grupo. "La dedicación de Roberto por Mario era notoria, y duró toda su vida, y duró más que la vida de
Mario. Recuerdo que cuando llegué a quejarme de Mario en una de las cartas que le envié a Barcelona,
Roberto me respondió: 'Sé buena y comprensiva con Mario, aunque te llame a las tres de la mañana y te
interrumpa un polvo. Cuélgale el teléfono, pero quiérelo. El día que Mario se muera se van a ir literalmente
a la chingada un montón de cosas que harán mucho más pobres a los que viven en México y a los que
hemos vivido en México'", explica Carla Rippey, artista norteamericana que los conoció a ambos durante la
génesis de movimiento. Mario Santiago murió atropellado por un camión en el DF el 15 de julio de 1998.
Antes de su muerte, Bolaño le anunció que sería Ulises Lima en una novela que entonces estaba
terminando de escribir. -“Estoy con las ventanas abiertas, afuera llueve, una tormenta de verano, rayos,
truenos, esas cosas que excitan o que impelen a la melancolía. ¿Cómo está México? ¿Cómo están las calles
de México, mi fantasma, los amigos invisibles? ¿Sigue en pie Al Este del Paraíso o ya entró en el sueño de
los justos? Cuando mejore mi economía apareceré por tu casa una noche cualquiera. Y si no, es igual. El
trecho que recorrimos juntos de alguna manera es historia y permanece. Quiero decir: sospecho, intuyo
que aún está vivo, en medio de la oscuridad, pero vivo y todavía, quién lo iba a decir, desafiante. Bueno, no
nos pongamos estupendos. Estoy escribiendo una novela donde tú te llamas Ulises Lima. La novela se
llama Los detectives salvajes. Un fuerte abrazo. R.”
Homenaje o traición
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“Latinoamérica está sembrada con los huesos de
estos jóvenes olvidados”, dijo Bolaño en 1999 al
recibir el Premio Rómulo Gallegos por Los
Detectives Salvajes. “Desde sus primeros poemas
de los 70 hasta sus novelas y cuentos de los 90,
Bolaño plasma el fracaso de una generación
quebrada por la violencia de Estado, pero
marcada también, por la valentía y la
generosidad de quienes pensaron la vida y la
literatura como instrumentos posibles al servicio
de un quimérico sueño destinado a la derrota”,
escribe la académica de la Universidad de
Buenos Aires Andrea Cobas.
Con su libro el escritor chileno rindió un justo homenaje a sus amigos. Muchos de ellos aparecen en
el libro. Pero este hecho rompió con uno de los principios del grupo: la automarginación de la industria
editorial, lo que hasta hoy desata veladas críticas de quienes siguen considerando la marginalidad como
un valor. -Yo nunca voy a ser novelista, decía. Mira qué nalgas se necesitan para escribir tantas cuartillas.
¡Viva la poesía!. Pero la sorpresa es que sí se volvió novelista. Cuentista ya lo era. Siempre he dicho que
prefiero la poesía de Roberto a su prosa –escribió José Peguero, en una crítica a El Gaucho Insufrible
aparecida en la revista Lateral. -Mario Santiago, Bruno, Piel Divina y José, en cambio, fueron más
consecuentes con su vocación por la marginalidad, por romper con los círculos literarios, por hacer de su
vida un poema maldito. Sólo Roberto le apostó al reconocimiento –declara Guadalupe Ochoa, Xóchitl
García en Los Detectives Salvajes.
A pesar de esta ironía, el sentimiento que parece primar en el recuerdo de los infrarrealistas es de
afecto para con Bolaño. -Siento que lo que aglutinó todo fue, por un lado, la coherencia del discurso de
Bolaño con la vehemencia del discurso estético vital de Mario Santiago. En pocas palabras: Roberto
retrataba un corazón sangrante; Mario lo traía en la mano", explica Juan Esteban Harrington. El mismo
José Peguero termina su artículo diciendo: -Finalmente el detective es quien nos salvará de la ignominia,
por él se sabrá que los compañeros cayeron en el cumplimiento del deber. Bruno Montané tiene toda la
razón: Roberto es el hombre-obra. Sus historias no paran en el libro, cuando dice punto final uno vuelve a
empezar a leerlo, como si fuera una revista de la sala de espera de un dentista. Su literatura no termina
nunca, ¿por qué?”.
Antes de su muerte en 2003, a causa de una crisis hepática, Bolaño declaró que el Infrarrealismo se
acabó cuando Mario y él dejaron México. Básicamente “porque el movimiento era la locura de Mario y
mía”, dijo. En la actualidad los infrarrealistas siguen trabajando de manera silenciosa. Celebran recitales
poéticos y se autoeditan sus revistas y libros. ¿Cómo se puede interpretar el ninguneo de Bolaño de esta
última declaración? ¿Realmente el Infrarrealismo se extinguió en 1977 o es éste un gesto de devolución de
anonimato? Sólo Bolaño sabe la respuesta. Y se la llevó a la tumba.
http://mimalapalabrahn.blogspot.com/2007/04/el-pasado-infrarrealista-de-bolao.html
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Por aquel entonces Bolaño, como casi todos los de su banda, no pasaba de los veintidós o veintitrés años, y se
había propuesto amargarle la vida al establishment literario mexicano, simbolizado en la persona de
Octavio Paz. Los infrarrealistas se reclamaban poetas a carta cabal, es decir poetas tanto en la literatura
como en la vida, siguiendo los postulados de los estridentistas, pero también imitando el modo de vida de los
poetas de la generación beat.
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1. Bolaño y el infrarrealismo
México D.F., junio o julio de 1976. Atravesaba el camellón de la
calzada Miguel Angel de Quevedo, acompañado de mi amigo Quique
Noriega, cuando, por la izquierda nos cruzamos con Roberto Bolaño;
él, como de costumbre, iba acompañado de su pandilla de
infrarrealistas, todos medio poetas malditos, medio desharrapados,
medio hippies, medio diletantes, pero todos jóvenes, como lo éramos
Quique y yo en aquel momento, a mediados de l976. Nosotros nos
dirigíamos a la librería Gandhi, ellos salían de ahí, probablemente
con algún libro escondido entre la chamarra de mezclilla o debajo de
la camisa, expropiado (como decíamos entonces) de los estantes
repletos, siempre llenos de sorpresas editoriales.
Recuerdo muy bien este pasaje, pues, aún pareciéndonos algo poseros, exhibicionistas y copiones,
Quique y yo simpatizábamos con el inconformismo y la intolerancia de estos chicos y chicas, con quienes
ya nos habíamos cruzado en varias ocasiones, ellos yendo siempre en jauría, en la misma Gandhi o en
otras librerías, si no en algún cine-club de la Ciudad Universitaria.
Ya por esos días el nombre de Bolaño y el de su grupo sonaban en el ambiente literario del D.F.,
como una nota discordante en el pentagrama cultural, pues los precedía una fama de revoltosos y
hacedores de escándalos durante los eventos literarios. Bolaño, como casi todos los de su banda, no
pasaba de los veintidós o veintitrés años, y se había propuesto amargarle la vida al establishment literario
chilango, simbolizado en la persona de Octavio Paz. Años más tarde, tanto Bolaño como su lugarteniente
Mario Santiago, reconocerían la influencia benéfica que Paz había tenido en su respectiva formación
literaria.
Era lógico que los poetas famosos del momento, jóvenes o no, experimentaran po r los
infrarrealistas un sentimiento que oscilaba entre el temor físico y el desprecio intelectual. ¿Qué se creían
estos escuincles revoltosos sin pedigrí literario ni social, que se colaban en sus reuniones con el solo
propósito de aguarles la fiesta? En realidad, los infrarrealistas no hacían sino repetir, con un intervalo de
algo más de medio siglo, una página de la historia de le literatura mexicana; intentaban emular la conducta
iconoclasta de los estridentistas, el grupo de escritores encabezado por el poeta mexicano Manuel Maples
Arce y el novelista guatemalteco Arqueles Vela, que, a principios de los años veinte del siglo pasado,
irrumpiera en el muy exclusivo y afrancesado ambiente literario de la época (personificado en los
miembros del brillante grupo de poetas los Contemporáneos), con una posición beligerante -adaptación
mexicana de los postulados dadaístas y futuristas europeos, y del ultraísmo argentino- frente a la cultura
dominante, sobre todo en el medio cultural de la capital, elitista, europeizante y particularmente snob aún
hasta el día de hoy.
Por aquel entonces Bolaño y su grupo se reclamaban poetas a carta cabal, es decir poetas tanto en la
literatura como en la vida, siguiendo los postulados de los estridentistas, pero también imitando el modo
de vida de los poetas de la generación Beat (sobre todo las figuras de Kerouac, Ginsberg y Corso), a los
que veneraban e imitaban abiertamente en la conducta diaria, aunque también con bastante retraso.
Algunos de los legados estridentistas que recuperaron Bolaño y su grupo fueron, pues, el escándalo
y la provocación, así como el rechazo visceral al stablishment literario. El lema estridentista “viva el mole
de guajolote”, lo cambiaron por la intención de “romperle la madre a Octavio Paz”, quien, por cierto, era el
heredero directo de los contemporáneos.
La manera de operar de los Infrarrealistas era generalmente la misma: se aparecían en manada a
mitad de una lectura poética y se ponían ellos mismos a leer a gritos poemas de su propia cosecha,
lanzando frases incendiarias, acusando al poeta invitado y a su público de mancillar los sagrados
preceptos del arte y la literatura. Por lo general, el servicio de orden terminaba neutralizando a los
gritones y echándolos del lugar.
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Otro detalle importante en la poética de los infrarrealistas: su afinidad
con el grupo Hora Zero, del Perú. Esta filiación les llegó directamente del poeta
José Rosas Ribeyro, quien por asuntos político-culturales se hallaba por esa
época expatriado en México. Tanto uno como otro grupo compartían la misma
admiración por la poesía Beat, pero los peruanos habían añadido a sus
influencias la frescura de la antipoesía de Nicanor Parra, y una particular
sonoridad en la melopea del verso, generalmente de largo aliento y de corte
clásico, con reminiscencias latinas.
2. El legado infrarrealista
¿Qué aportaron de nuevo los infrarrealistas a la poesía y a la literatura
mexicana? En mi opinión, muy poco. Sus propuestas estéticas, así como su
rechazo a la cultura dominante no son más que tibias imitaciones de credos y
conductas literarias que ya las primeras vanguardias y la contracultura
angloamericana habían enarbolado como bandera a lo largo del siglo.
Si el gesto de rebelión y de rechazo a través del escándalo y la provocación no trae en sí nuevas
propuestas tanto en la forma como en el fondo, éste se cae por su propio peso, es decir, por carecer de él.
En México, es triste comprobarlo, esto fue lo que ocurrió con los estridentistas en su enfrentamiento con
los contemporáneos. De todos los poetas estridentistas, el único sobreviviente ha sido su propio fundador,
Manuel Maples Arce; de los prosistas, la breve obra narrativa de Arqueles Vela está aún en espera de ser
revalorizada, pero el estigma de no ser mexicano sino guatemalteco, incluso si vivió la mayor parte de su
vida en ese país, pesa sobre él y ha retardado el reconocimiento de parte de la crítica mexicana, siempre
tan chauvinista. Me pregunto cuántos de éstos críticos habrán leído El café de nadie (En Guatemala, la
editorial de la Tipografía Nacional ha rescatado este libro en su colección Clásicos de la Literatura
Nacional). Al resto, a los demás miembros del movimiento estridentista, junto con sus obras, se los tragó el
olvido, probablemente merecido en no pocos casos.
Algo parecido ocurrió con los poetas infrarrealistas, Luego de la emigración de Bolaño hacia
Barcelona, el grupo perdió impulso y se desintegró rápidamente. Alguno que otro evolucionó con los
años, dentro de una línea personal; otros no lograron elaborar una poética propia. De sus dos cabecillas, lo
que queda es, sobre todo, el gesto, la intolerancia y el anticonformismo que manifestaron frente a la
cultura imperante y sus dogmas, como una de las últimas expresiones del fenómeno contracultural
mexicano que surgió durante los años 60-70 (y que tenía como comunes denominadores, el rock, la mota,
Rimbaud, Lautreaumont, Artaud, el modo de vida underground, entre otros).
Como poetas, no creo que ni a Roberto Bolaño ni a Mario Santiago pueda atribuírseles el calificativo
de ‘grandes’. Todo lo contrario, pienso que, tanto uno como otro, son poetas bastante menores. Sus
respectivas Poesías Reunidas (La universidad desconocida, de Bolaño, Anagrama, España, 2010; y Jeta de
santo, de Mario Santiago, FCE, México, 2010) publicadas recientemente a título póstumo, muestran ambas
una calidad literaria muy desigual. Junto a textos logrados cohabitan poemas fallidos o meras explosiones
emotivas que se quedaron el apunte. La influencia de la poesía beat es muy notoria en los dos, sobre todo
en la poesía de Mario Santiago. Esto les resta originalidad a sus búsquedas formales.
Al final, ninguno alcanza a crearse una voz con timbre personal, reconocible; sus poemas son, tanto
en la forma como en los contenidos, ecos y retazos -bien o mal ensamblados- de sus evidentes influencias.
Resulta curioso cómo, hasta el final de sus días, Bolaño se sintiera esencialmente poeta, antes que
narrador. Su admiración por la obra de Nicanor Parra, -admiración que muchos compartimos- podría
tomarse como el modelo ideal de lo que él quiso hacer en la poesía, aunque nunca lo logró.
El fin de los dos líderes infrarrealistas fue trágico. Bolaño murió en Barcelona, en julio de 2003, a los
50 años, mientras esperaba un trasplante de riñón que nunca llegó. Empezaba a gozar de un
reconocimiento como narrador, que, con los años, se ha vuelto universal. Mario Santiago murió en un
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suburbio da la capital mexicana, a principios de 1998, casi desconocido, a los 43 años, atropellado por un
anónimo camión.
Si no fuera por el éxito alcanzado por la novela Los detectives salvajes, y la prematura muerte de sus
dos líderes, el movimiento infrarrealista (que en la narración aparece rebautizado como “realismo
visceral”) dormiría hoy el sueño de los justos; pero éste fue resucitado por su propio fundador y elevado al
nivel de mito literario gracias a la potente imaginación y al talento narrativo que, años más tarde, ya en su
exilio voluntario en Barcelona, se descubriera Roberto Bolaño.
Pero ésta ya es otra historia.
El Periódico, Guatemala, 26 de agosto de 2010
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Un documental relata cómo el mito
del ya fallecido escritor chileno, uno
de los más importantes en lengua
española, comenzó a gestarse en
México. Detrás de las fotografías en
blanco y negro se adivina a un joven
poeta fibroso, alimentado por la
literatura y el rock de los años 60.
Roberto Bolaño (a la izquierda) llegó a
México a los 15 años.
Es el escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003), quien falleció antes de que su última novela (2666)
cimentara un reconocimiento internacional que durante mucho tiempo le había sido esquivo. Bolaño
nació en Santiago y murió en Barcelona, pero fue en las calles oscuras de la Ciudad de México donde
empezó a gestarse su mito.
Ese período de su vida es el objeto del documental Roberto Bolaño, La batalla futura, un retrato
inédito del joven escritor antes de que la fama y la muerte se cruzaran en su camino. “Una vez le
preguntaron a Bolaño cómo quería que lo recordasen después de su muerte. Él dijo que no le
correspondía esa respuesta, que sería una batalla futura”, explica el chileno Ricardo House, director del
documental que sobrevuela los inicios de un autor que, para muchos, revolucionó y refrescó la literatura
latinoamericana.
En La batalla futura, recientemente estrenada en Madrid, House se detiene en la etapa mexicana de
Bolaño, en su juventud, desde su llegada con sus padres: una profesora y un ex boxeador que buscaban
nuevos horizontes. Se trata de la primera parte de una trilogía que también incluiría los períodos del autor
en Chile y España.
Juventud agreste y vertiginosa
Bolaño, de 15 años, llega a México justo en los albores de la matanza de estudiantes en 1968, un hecho que
marcaría al escritor y que recrearía en obras como Los detectives salvajes o Amuleto. “El Roberto que
recuerdo era una persona que se movía en la fina línea entre el bien y el mal. Nunca sabías dónde estaba
situado”, comenta Carmen Boullosa, escritora y amiga de Bolaño. En aquellos primeros años devora libros
en las bibliotecas del D.F. y deambula por tiendas de antigüedades, tacos y discos de rock.
Pero en 1973, inspirado por el triunfo de Salvador Allende, atraviesa medio continente en bus hasta
llegar a Chile. Allí es testigo del golpe de Estado y de la ola de represión que termina por arrastrarlo a una
celda. Pero el joven poeta es reconocido por dos detectives como un ex compañero del instituto y le dejan
111666 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
en libertad. A su regreso a México, Bolaño conspira en las eternas
tertulias en el Café de La Habana con su amigo el poeta Mario
Santiago Papasquiaro en contra el establishment de la literatura que
encarnaban figuras como Octavio Paz. Así surgiría el infrarrealismo,
un movimiento que buscaba situarse en la vanguardia.
“Es el germen de Los detectives salvajes. En Bolaño es imposible
separar a la persona del persona literario Arturo Belano (su alter ego
en la novela). En las cartas ves su inteligente, su ironía, su capacidad
infinita para sorprenderte con propuestas alejadas de lugares
comunes”, subraya House. “El infrarrealismo y México lo determinaron como escritor. El México nocturno,
de las calles, de un destino quebrado y a veces trágico y el humor lo cautivaron”, comenta por su parte el
escritor mexicano Juan Villoro.
Símbolo para los lectores jóvenes
“La juventud de Bolaño es el gran tema de su obra y quizás por eso atrae tanto a los jóvenes. A ello hay que
sumarle su muerte temprana y el romanticismo de su juventud como poeta”, dice Ignacio Echavarría,
amigo y asesor literario del escritor. “Además”, agrega, “era un novelista capaz de hilar elementos de
distintos orígenes, que están en el aire de la cultura contemporánea. Era un consumidor de programas de
televisión, de ciencia ficción, de novela negra y de rock”.
Más adelante Bolaño emigraría a España, al punto de partida
de sus antepasados, emigrantes gallegos. Allí con su esposa y dos
hijos deambularía por un sinfín de oficios, desde lavaplatos hasta
vendimiador, mientras su prosa se aceleraba como si presagiase el
final. “¿El mundo tiene remedio? El mundo está vivo y nada vivo
tiene remedio y ésa es nuestra suerte”, diría en su última
entrevista, días antes de morir a los 50 años por una insuficiencia
hepática. Sin embargo, a pesar de su corta vida Bolaño dejaría una
profunda huella. En las palabras del editor Jorge Herralde, quien
también aparece en el documental, “es el fenómeno más
interesante en lengua española en los últimos 50 años”.
BBC Mundo, 6 de diciembre de 2010
TRAILER: www.casamerica.es/cine/trailer-roberto-bolano-la-batalla-futura.
MESA SOBRE BOLAÑO POETA "La dimensión desconocida: Bolaño poeta", 22 de noviembre de 2010.
Participaron: Rubén Medina, José Mª Micó y Alejandro Zambra. Moderó: Ignacio Echevarría. www.casamerica.es/literatura/bolano-poeta.
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Patti Smith posa ante una fotografía de Roberto Bolaño, el
pasado 26 de noviembre, en la Casa de América. / J. Lizón (Efe)
Patti Smith ha estado en Madrid para cantar a Roberto Bolaño,
sus poemas, sus cosas. Anduvo celebrando el sagrado
thanksgiving de los norteamericanos, con sus amigos en un
hotel madrileño, pero la noche del sábado, 27, ha estado
concentrada en su admirado escritor. La autora de Just kids, la
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historia suya y de Robert Mapplethorpe que le valió el National Book Award este año, quedó vinculada al
chileno desde que leyó Los detectives salvajes, según contó en rueda de prensa que recoge Europa press. Es
con esa novela, con la que ganó el Premio Herralde, en 1998, uno de los mejores premios que ha entregado
Jorge Herralde, seguramente, en su carrera de editor.Un ramillete de expertos y amigos de RB se han
reunido en el Palacio de Linares que acoge a la Casa de América, frente a la Cibeles, en Madrid, en la XXV
semana de Autor que organiza la AECID, convocados por Ignacio Echevarría, seguramente el lector más
atento y uno de los mejores amigos que tuvo Bolaño en vida. De hecho, el escritor lo eligió como albacea y le
confió sus tesoros. Luego, la familia deshizo el estado de cosas, pero ése es otro cantar.
Llevan toda una semana analizando las razones por las que RB se ha convertido en tan poco tiempo en
un referente mundial de la literatura del siglo XXI. ¿Qué extrañas circunstancias han propiciado tal
fenómeno? Quizás se trata de lo que ha escrito, simplemente, o puede que influyan elementos ajenos a la
literatura, algo de lo que participa también la fama de Federico García Lorca: la muerte y cómo se presentó
ante ellos. Una cosa es la fama y otra la valía. De ambas son valedores.
El caso es que, para Echevarría no hay duda de que su escritura es la causa de que se haya extendido
su nombre por el mundo. Especialmente, en Estados Unidos, ya no hay librería que se precie sin la obra
completa de RB en sus estantes. Sin ayuda del Premio Nobel, este chileno trotamundos, persona cordial y
cercana, de ojos capaces de entrar en los sufrimientos ajenos, escarbador de ambientes policiales muy
oscuros, cuchitriles sórdidos, rincones no franqueables, olvidados, este escritor sin tiempo para la vanidad
es conocido por todas partes.
Dice IE que la obra inacabada y cuya publicación está anunciada para enero, Los sinsabores del
verdadero policía (Anagrama, 2011), es un material magnífico, lo mejor del chileno. Una fuente de la que sacó
muestras para 2666 (Anagrama, 2004), el libro que le obsesionaba acabar antes de morir, en 2003. “No nos
lo creíamos cuando decía que estaba muy mal y que le quedaba poco tiempo”, comentaba en un cóctel
Antonio García Porta, amigo y protector de Bolaño, participante en este encuentro. Juntos escribieron un
libro, Consejos de un discipulo de Morrison a un fanático de Joyce (Acantilado, 2009).
Desde el linde del bosque en que me encuentro, no pude asistir a esa reunión de amigos que además
son conocedores del fuego que los alumbra, las letras de Roberto Bolaño. Tuvo que ser una bonita
experiencia constatar in situ el ensamblaje perfecto de la música y la poesía, que marcó a la generación beat
y aledaños. A ver si alguien de los que visitan este blog y sí haya podido estar allí nos quiere contar algo.
Pero, ya saben lo que hay con los escritores y los artistas: leer lo que han escrito, escuchar lo que
cantan, contemplar lo que pintan: esa es la clave del vínculo. Leer la nueva obra con el Horses, de Smith de
fondo, por ejemplo. Aunque yo prefiero separar las cosas y, como no se puede leer mientras conduces,
escucho a PS en el coche, leo a RB en el sofá.
Cuarto Poder, 29 de noviembre de 2010
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El crítico español Ignacio Echevarría, especialista en Roberto Bolaño,
habla sobre la obra Del escritor que terminó por convertirse en el nuevo
boom latinoamericano.
"Voracidad literaria”, “Audacia estructural”, son las frases más
recurrentes del crítico Ignacio Echevarría cuando se le pregunta por el
legado que deja Roberto Bolaño a los escritores aprendices, también
personajes y conversaciones de sus novelas: vivir, crear, sobrevivir y
seguir escribiendo. Echevarría también afirma que la poesía, ese género
que el escritor chileno leyó, repasó y que alguna vez confesó que lo llevó
al éxtasis, fue la médula de su obra, y que eso nunca hay que olvidarlo.
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Ese, el amor entrañable por los versos, y particularmente por los de Enrique Lihn, lo llevaron a ganarse
buena parte de sus enemigos en Chile al proponer a este último, y al antipoeta Nicanor Parra, como los
mejores representantes del género. Atrás quedaban “las vacas sagradas” que hablaban de crepúsculos y
horizontes.
El crítico español habla de Bolaño como editor de sus textos póstumos y además como amigo. Tuvo
acceso al disco duro de su computadora, un universo que conoce al revés y al derecho, por eso fue el
ensamblador de 2666 , Entre paréntesis y El secreto del mal . La sombra del infrarrealista siempre está
penándole en las conferencias, las entrevistas y las consultas majaderas de los groupies del escritor chileno.
Difícil no tentarse con una pregunta, pero él es Ignacio Echevarria, década y media crítico literario en
España. Hasta 2004 trabajó en el suplemento cultural Babelia, del diario español El País, hasta que escribió
una severa reseña de la novela El hijo del acordeonista , del escritor vasco Bernardo Atxaga. La historia ya es
conocida. El libro había sido publicado por Alfaguara a través de Santillana que pertenece al Grupo Prisa, (al
igual que El País). Todo terminó con su alejamiento del periódico. Actitud insobornable por la buena
literatura, característica que también admiró en Bolaño. En la sala de conferencias de la Universidad Diego
Portales, al término de una conferencia, todos quieren hablar con Echevarría. Un poco renuente dejó escapar
una sonrisa y aceptó responder estas preguntas.
La Universidad Diego Portales quiere que usted escriba una semblanza de Bolaño, ¿lo hará?
Recién hemos llegado a un acuerdo para escribir ese perfil, al que espero poder dedicarme el año que viene.
Pero todavía no sé muy bien por dónde voy a tomar el hilo. No se trata, en ningún caso, de hacer
revelaciones de ningún tipo, sino de reflexionar sobre un autor y una obra que, dada su envergadura, dan
mucho de que hablar y pensar.
Respecto a la oportunidad de tener acceso al computador del escritor, ¿antes de morir, Bolaño se
manifestó en contra de alguna parte de su legado?
No. Por lo demás, siempre defiendo que todo aquello que un autor no destruye por sí mismo, es susceptible
de ser publicado después de su muerte, con o sin su voluntad. Ahí está el ejemplo de Kafka, para desacreditar
todo puritanismo al respecto. Lo único exigible es que los textos póstumos se ofrezcan adecuadamente,
informando al lector de sus circunstancias, de su condición más o menos “acabada”. Bolaño sabía que podía
morir en cualquier momento, y conoció en vida un éxito bastante notable, de modo que bien pudo destruir
aquello que no fuese de su gusto.
¿Cómo fue el proceso de depuración de la novela 2666?
El texto se publicó, salvo detalles de escaso relieve, tal y como Bolaño lo dejó ya listo. Mi intervención, en
complicidad con el editor y la viuda (Carolina López), consistió sobre todo en insistir en que las cinco partes
de la novela se dieran juntas en un único volumen, contrariando los últimos deseos del propio Bolaño.
¿Qué tan nocivo puede ser escribir desde el miedo, para el nacimiento de nuevos autores? Eso se
desprende concretamente de su discurso “Sevilla me mata”.
A mí, en particular, me parece un poco exagerado afirmar que la novela en Latinoamérica se origina desde el
miedo al fracaso. Me conformo con destacar la obsesión cada vez
más evidente que los nuevos novelistas tienen en acceder a la fama
y el empeño que ponen en promocionarse de cualquier manera.
En sus tópicos, Roberto Bolaño siempre ha tocado el mundo
literario, ser joven y las aspiraciones creativas. ¿Cuál considera
que es la herencia de Bolaño a quienes intentan escribir
literatura?
Es una pregunta inabarcable. El legado de Bolaño es muy abierto,
puede inspirar propósitos muy distintos. Lo que sin duda deja es
una escala de ambición muy elevada, una gran audacia estructural,
un estilo inconfundible. Y una actitud insobornable respecto a la
exigencia ligada a la buena literatura.
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El factor de escritor que muere joven, sumado al carácter de genio en las
letras hispanas que se mezcló con su militancia y tejió una leyenda de último beat y
la industria detrás de ella. Esa figura se propagó hasta contagiar al mundo
anglosajón. Cuando hace tres años se lanzaron en Estados Unidos Estrella distante ,
Nocturno de Chile y Los detectives salvajes , The New Yorker no escatimó en llamarla
“la fracturada obra maestra”. Después de todo eso siempre se querrá más de
Bolaño con una voracidad que tienta a seguir hurgando entre sus escritos. Para
Echevarría, tras las publicaciones póstumas, lo que venga después serán rasguños
desesperados, jirones que no revelarán la maestría de su obra. Está todo dicho.
¿A qué arroga usted la fiebre por Bolaño?
Es su calidad indiscutible, ambición fuera de medida y el hecho de que combina y
matiza cuestiones de carácter global sin renunciar a su condición de
latinoamericano y habla de Latinoamérica. Roberto es como algunos escritores que
de vez en cuando tienen la fortuna de encontrar una fórmula de hacer visible
muchas cosas que estaban ahí.
En su opinión, Bolaño derrumbó el criollismo, ¿tiene que ver con la
extraterritorialidad de sus novelas?
Hay otros actos e historias interesantes que liquidan esta cuestión, su propio éxito, la fórmula que emplea
ofrece un nuevo modelo de escritura con la condición de un nuevo padrino latinoamericano, un escritor que
con su lengua ofrece un modelo diferente, algo distinto a lo que ofrecieron los escritores del boom. No son
rigurosamente nuevos, catalizaron gracias a su éxito, por su encanto, en un modelo reconocible.
Usted dijo que todo el material de Bolaño que siga siendo examinado será pura “arqueología”, ¿no cree
que algo de esos escritos se pueda sumar a su obra? Todo lo que se publique con carácter póstumo, y puede
ser mucho, integrará, en definitiva, la obra de Bolaño, y cobrará su importancia. Pero el contorno general, la
silueta, el edificio Bolaño ya están definidos. Lo que venga serán apostillas, gérmenes, complementos.
Materiales sin duda de interés, pero no decisivos.
Ñ, Clarín, 3 de diciembre de 2010
LLLAAA OOOBBBRRRAAA SSSIIINNN LLLÍÍÍMMMIIITTTEEESSS DDDEEE RRROOOBBBEEERRRTTTOOO BBBOOOLLLAAAÑÑÑOOO IIInnnééésss MMMaaarrrtttííínnn RRRooodddrrriiigggooo
En la semana en que la Casa de América rinde honores a su figura, el crítico Ignacio Echevarría, el escritor
Wilfrido Corral y el traductor Chris Andrews charlan con ABC sobre este clásico moderno de la literatura.
Los mitos nunca mueren. Menos aún cuando han abandonado
este mundo de manera trágica y temprana. Roberto Bolaño es
uno de los personajes que, por derecho propio, ocupa desde hace
siete años un lugar privilegiado en ese «Olimpo de Dioses» a los
que los mortales nos aferramos con desesperada necesidad, como
si arrancando una página de Los detectives dalvajes fueran a
concedernos la duda de la eternidad.
Muchas páginas se han escrito de la vida y obra de este
mito, clásico moderno ya de la literatura universal, pero con la
obra de Roberto Bolaño la última palabra está siempre por decir.
Como si su feroz necesidad de escribir se hubiese contagiado a
todos los que (se supone) algo tienen que decir sobre la narrativa contemporánea, raro es el día en que no se
menciona su nombre, no siempre con tino y mucho menos con acierto crítico. Sin embargo, en estos intentos
revisionistas uno destaca sobre los otros en estos días de invierno que tanto gustaban al escritor chileno. Se
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trata de la Semana de Autor que le dedica la Casa de América en
colaboración con la Agencia Española de Cooperación
Internacional, y que se celebra hasta el próximo 27 de noviembre
en Madrid.
Mesas redondas, charlas, la proyección de un documental
inédito y multitud de actos con Bolaño como protagonista riegan
este homenaje, en el que el broche de oro lo pondrá la cantante
Patti Smith con un recital de versos del escritor. Y todo ello por
obra y gracia de Ignacio Echevarría, albacea y amigo de Roberto
Bolaño. ABC ha tenido ocasión de charlar con Chris Andrews,
traductor al inglés de la obra de Bolaño, Wilfrido Corral, escritor y
amigo del chileno, y el propio Echevarría sobre la vida y la obra de
un autor del que aún desconocemos elementos esenciales.
¿Autor maldito?
El primer término que es necesario aclarar es el de autor maldito,
un concepto que los tres se afanan en desterrar de la mesa de
debate. Así, un tajante Wilfrido Corral considera que «ahora se lee
a Bolaño, no por el aura de malditismo que le acompañó durante
una época, sino porque su literatura es magnífica, excelente». Reconocen, no obstante, que ese malditismo sí
ayudó a la comercialización de su obra, pero «fue en un momento en el que aún era mito», puntualiza Corral.
Un momento que, sin duda, también se vio ensuciado con la bruma del desconocimiento, pues como apunta
Ignacio Echevarría «la gente emplea este apelativo sin saber muy bien lo que significa, porque en ningún
caso Roberto Bolaño ha sido un autor maldito. El maldito es alguien que está contra la sociedad y al que la
sociedad hasta cierto punto recluye, pero Bolaño nunca ha sido marginado». Según Echevarría, “lo que la
gente confunde con malditismo es el romanticismo y el vanguardismo, que no son dos cosas idénticas”.
Romanticismo y vanguardia
Dos conceptos, el de romanticismo y vanguardia, que, según los tres definen la obra de Roberto Bolaño.
Tanto es así que Wilfrido Corral llega incluso a aventurar que «es la combinación perfecta para definirla,
pues ha habido una especie de dialéctica entre ambos conceptos». De hecho, según Ignacio Echevarría, «del
romanticismo toma la actitud de la literatura concebida como totalidad, mientras que del vanguardismo
adopta la actitud beligerante, agresiva, inconforme». Un inconformismo que llevó a Bolaño a transgredir las
normas hasta superar los límites de la historia de la literatura chilena, española o latinoamericana.
Cuando hablamos de Bolaño debemos emplear palabras mayores, debemos remitirnos a la historia de
la literatura mundial. «Ya no se lee a Bolaño como autor latinoamericano, porque supera con creces
cualquier categoría. «Si está cambiando alguna historia, es la historia de la literatura mundial», explica
Wilfredo Corral. Un cambio que, en gran parte, ha sido posible gracias a las «excelentes» traducciones al
inglés... y hasta al chino, como bien puntualiza Chris Andrews.
No obstante, como recuerda su albacea, «era un lector muy abierto». Pero no sólo de lectura se
alimentaba el espíritu renacentista de Bolaño, pues «le gustaba muchísimo la televisión, veía muchísimo
cine». Eso sí, Echevarría puntualiza que como lector no era un lector canónico, sino que «leía ciencia ficción,
novela negra, toda fricada que cayera en sus manos y le gustaba mucho la música, escribía con auriculares y
música rock puesta». Es decir, que «no era un ratón de biblioteca, sino que era una persona perfectamente
instalada en una cultura multimedia como la nuestra».
Sus lectores
Es esa lectura voraz que caracterizaba a Bolaño la misma que muchos de sus lectores han experimentado
con sus obras, todas novelas difíciles, pero consumidas por el gran público con ansia y ni rastro de rechazo.
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Son, «sin lugar a dudas, lectores inteligentes», como explica su amigo Wilfredo Corral. Un afirmación con la
que coinciden Echevarría y Andrews. Si para el primero nos encontramos ante un escritor «muy accesible,
muy encantador, tiene encanto», para el traductor de sus obras al inglés lo que experimenta el lector es «una
especie de convulsión que no te deja indiferente».
Su literatura
Y es que, teniendo en cuenta los temas que protagonizan novelas como «2666» o «Los detectives salvajes», la
indiferencia resulta incomprensible. Pero, ¿cuáles son esos temas capaces de atrapar al lector, de hacerle
convulsionar en un viaje sin retorno? Según Echevarría, «en su narrativa hay muchos temas, algunos muy
recurrentes: cierta idea de la literatura como experiencia de vida; cierta idea pura del mundo, de perdición;
un sentimiento muy hondo de lo que es la pérdida, de los recuerdos, los libros, las experiencias, los
sentimientos, asociado con el hecho de que el mundo vaya dejando atrás, sin huella ninguna, tantas cosas de
las que nunca nos enteraremos». Idea de la experiencia perdida, de la valentía, la noción de búsqueda, el
atrevimiento, el azar de hacer algo que otros no hacen y que tal vez sabes que es lanzarse al abismo, la
valentía... y desde luego la muerte.
Su muerte
Esa dama sin piedad que un 15 de julio de 2003 vino a visitarle en Barcelona, negándole la posibilidad de
haber llegado, sin ningún género de dudas, allá donde hubiera querido. Echevarría recuerda una frase del
propio Bolaño en la que, hablando de «Los detectives salvajes», de la juventud, del fracaso, de la derrota...
cómo, a pesar de todo, la novela y sus personajes conservan el resplandor de la alegría. «Esa inclusión de la
alegría dentro de un panorama tan trágico fue la vibración que Bolaño más y mejor supo transmitir». Y
seguirá transmitiendo con una obra que parece crecer sin límites.
ABC, España, 24 de noviembre de 2010
LLLIIIBBBRRROOO RRREEECCCUUUPPPEEERRRAAA ÚÚÚLLLTTTIIIMMMAAA EEENNNTTTRRREEEVVVIIISSSTTTAAA CCCOOONNN BBBOOOLLLAAAÑÑÑOOO
Mónica Maristain presenta una recopilación de charlas con 25 autores
en la que el chileno es protagonista
La periodista argentina Mónica Maristain presentó hoy en México una
recopilación de entrevistas a 25 escritores que tiene como
"protagonista indudable" al chileno Roberto Bolaño (1953-2003) , no
sólo por la suya -la última que dio en vida-, "sino por lo que sobre él
dicen los otros".
"No quería que tuviera un carácter académico" , dijo Maristain
en una entrevista a propósito de su obra, con la que también ha
tratado de mostrar "lo que hace un periodista a diario y compartir con la gente el producto de ese oficio".
La recopilación, que lleva por título La última entrevista a Roberto Bolaño y otras charlas con
grandes escritores (Axial, 2010) , contiene textos basados en conversaciones con creadores como los
argentinos Rodrigo Fresán, Quino y Tomás Eloy Martínez, con el venezolano Alberto Barrera, y los españoles
Luis García Montero, Arturo Pérez-Reverte, y Bernardo Atxaga. También destacan los mexicanos Elena
Poniatowska, Carmen Boullosa, Juan Villoro, Jorge Volpi, Paco Ignacio Taibo I y II, Ignacio Padilla, y Nicolás
Alvarado, entre otros, así como el estadounidense John Lee Anderson, el italiano Alejandro Baricco y Claudio
Magris.
"Es un libro de entrevistas que tiene el pretexto de Bolaño, un escritor con el que yo estoy muy
comprometida" , señala Maristain, quien las publicó en los últimos años en la edición mexicana de la revista
Playboy y en otras publicaciones. "Me gusta mucho entrevistar a los escritores y estar ligada al mundo de
222222 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
ellos", agrega la autora, que pone especial cariño al hablar de la primera entrevista del volumen, la que le
hizo a Bolaño, quien falleció el 15 de julio de 2003 a los 50 años.
"Para mí la entrevista perfecta fue la de Roberto. Es un ejemplo de muchas cosas. Fue propiciada por
él, quiso hacerla. Pidió hacerlo antes de morir y fue una decisión personal, y que yo se la hiciera" , relata.
Maristain recuerda que ambos tenían "una comunicación personal muy rica, epistolar, muy íntima, muy
cercana, y las preguntas fueron hechas (...) como en trance, un grado de libertad para preguntar tonterías,
como si tuvo una patineta durante su infancia" , asegura la periodista argentina afincada en México. Se
considera a sí misma "la reina de las preguntas tontas" , y cree que son precisamente ese tipo de cuestiones
las que "crean el terreno fértil para las respuestas inteligentes, que es lo que realmente importa". De las
demás, elaboradas con el mismo tono íntimo, la mayoría "dialogan con Roberto
Bolaño, que es sin duda el escritor más importante de la Latinoamérica
contemporánea" , agrega.
La periodista argentina adelantó finalmente que ya está escribiendo un
libro "grande" , que tardará como dos años en terminar, sobre el autor chileno,
muy conocido por novelas como Los detectives salvajes (1998) , Nocturno de Chile
(2000) y por la obra póstuma 2666 (2004). Es colaboradora de Milenio Semanal y
de la agencia alemana DPA en México. Antes de este libro de entrevistas ha
colaborado con la Agencia Efe y publicado otros ocho entre los que están En el
nombre del futbol, Futbolistas: el club de los cien, El club de los 100 latinos y 30
actores hechos en México.
El Universal, 12 de agosto de 2010
LLLAAA EEENNNTTTRRREEEVVVIIISSSTTTAAA (((FFFrrraaagggmmmeeennntttooo))) MMMóóónnniiicccaaa MMMaaarrriiissstttaaaiiinnn
Sólo espero (vanamente) que mis respuestas sean tan punzocortantes como tus
preguntas. Un beso de rigor. Bolaño. (Los besos o abrazos de rigor son los que se
dan los caminantes nocturnos cuando por azar se encuentran.)”
En el desvaído panorama de la literatura en lengua española, un espacio en el
que todos los días aparecen jóvenes redactores más preocupados por ganar
becas y puestos en los consulados que por aportar algo a la creación artística, se
destaca la figura de un hombre enjuto, mochila azul en ristre, anteojos de
enorme marco, cigarrillo sempiterno entre los dedos, fina ironía a bocajarro
siempre que haga falta. Roberto Bolaño, nacido en Chile en 1953, es lo mejor
que le ha pasado en mucho tiempo al oficio de escribir. Desde que con su
monumental Los detectives salvajes, acaso la gran novela mexicana de la
contemporaneidad, se hiciera famoso y se embolsara los premios Herralde
(1998) y Rómulo Gallegos (1999), su influencia y su figura han ido en
crecimiento constante: todo lo que dice, con su afilado humor, con su exquisita
inteligencia, todo lo que escribe, con su pluma certera, de gran riesgo poético y
profundo compromiso creativo, es digno de la atención de quienes lo admiran
y, por supuesto, de quienes lo detestan.
El autor, que aparece como personaje en la novela Soldados de Salamina, de Javier Cercas, y que es
homenajeado en la novela de Jorge Volpi, El fin de la locura, es, como todo hombre genial, un divisor de
opiniones, un generador de antipatías acérrimas a pesar de su carácter tierno, su voz entre atiplada y
ronca, con la que responde, cortés, como todo buen chileno, que no escribirá un cuento para la revista
pues su próxima novela, que tratará sobre los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, ya va por la página
900 y todavía no la acaba.
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Roberto Bolaño vive en Blanes, España, y está muy
enfermo. Espera que un trasplante de hígado le dé resto para
vivir con esa intensidad que alaban quienes tienen la fortuna de
tratarlo en la intimidad. Dicen ellos, sus amigos, que a veces se
olvida de ir a la visita médica por escribir.
A los 50 años, este hombre que recorrió Latinoamérica
como mochilero, que se escapó de las fauces del pinochetismo
porque uno de los policías que lo encarceló había sido su
compañero en la escuela, que vivió en México (alguna vez la
calle Bucareli en un tramo llevará su nombre), que conoció a los
militantes del Farabundo Martí que luego se convertirían en los
asesinos del poeta Roque Dalton en El Salvador, que fue
vigilante en un camping catalán, vendedor de bisutería en
Europa y siempre un hurtador de buenos libros porque leer no
es sólo una cuestión de actitud, este hombre, decíamos, ha
transformado el rumbo de la literatura latinoamericana. Y lo ha
hecho sin avisar y sin pedir permiso, como lo hubiera hecho Juan García Madero, antihéroe adolescente de
su gloriosa Los detectives salvajes: “Estoy en el primer semestre de la carrera de Derecho. Yo no quería
estudiar Derecho sino Letras, pero mi tía insistió y al final acabé transigiendo. Soy huérfano. Seré abogado.
Eso lo dije a mi tío y a mi tía y luego me encerré en mi habitación y lloré toda la noche”. El resto, en las 608
páginas restantes de una novela cuya importancia los críticos han comparado con Rayuela, de Julio
Cortázar, y hasta con Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Él diría, frente a tanta hipérbole: ni
modo. Así que mejor vayamos a lo que importa en esta coyuntura: la entrevista.
¿Le dio algún valor a su vida haber nacido disléxico?
Ninguno. Problemas cuando jugaba al futbol, soy zurdo. Problemas cuando me masturbaba, soy zurdo.
Problemas cuando escribía, soy diestro. Como puedes ver, ningún problema importante.
¿Siguió siendo Vila Matas amigo suyo luego de la pelea que tuvo usted con los organizadores del
Premio Rómulo Gallegos?
Mi pelea con el jurado y los organizadores del premio se debió, básicamente, a que ellos pretendían que yo
avalara, desde Blanes y a ciegas, una selección en la que yo no había participado. Sus métodos, que una
seudo poeta chavista me transmitió por teléfono, se parecían demasiado a los argumentos disuasorios de
la Casa de las Américas cubana. Me pareció que era un error enorme que Daniel Sada o Jorge Volpi fueran
eliminados a las primeras de cambio, por ejemplo. Ellos dijeron que lo que yo quería era viajar con mi
mujer e hijos, algo totalmente falso. De mi indignación por esta mentira surgió la carta en donde los llamé
neostalinistas y algo más, supongo. De hecho, a mí me informaron que ellos pretendían, desde el principio,
premiar a otro autor, que no era Vila-Matas, precisamente, cuya novela me parece buena, y que sin duda
era uno de mis candidatos.
¿Por qué no tiene aire acondicionado en su estudio?
Porque mi lema no es Et in Arcadia ego, sino Et in Esparta ego.
¿No cree que si se hubiera emborrachado con Isabel Allende y Ángeles Mastretta otro sería su
parecer acerca de sus libros?
No lo creo. Primero, porque esas señoras evitan beber con alguien como yo. Segundo, porque yo ya no
bebo. Tercero, porque ni en mis peores borracheras he perdido cierta lucidez mínima, un sentido de la
prosodia y del ritmo, un cierto rechazo ante el plagio, la mediocridad o el silencio.
¿Cuál es la diferencia entre una escribidora y una escritora?
Una escritora es Silvina Ocampo. Una escribidora es Marcela Serrano. Los años luz que median entre una y
otra.
¿Quién le hizo creer que es mejor poeta que narrador?
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La gradación del rubor que siento cuando, por pura casualidad, abro un libro mío de poesía o uno de
prosa. Me ruboriza menos el de poesía.
¿Usted es chileno, español o mexicano?
Soy latinoamericano.
¿Qué es la patria para usted?
Lamento darte una respuesta más bien cursi. Mi única patria son mis dos hijos, Lautaro y Alexandra. Y tal
vez, pero en segundo plano, algunos instantes, algunas calles, algunos rostros o escenas o libros que están
dentro de mí y que algún día olvidaré, que es lo mejor que uno puede hacer con la patria.
¿Qué es la literatura chilena?
Probablemente las pesadillas del poeta más resentido y gris y acaso el más cobarde de los poetas chilenos:
Carlos Pezoa Véliz, muerto a principios del siglo XX, y autor de sólo dos poemas memorables, pero, eso sí,
verdaderamente memorables, y que nos sigue soñando y sufriendo. Es posible que Pezoa Véliz aún no
haya muerto y esté agonizando y que su último minuto sea un minuto bastante largo, ¿no?, y todos
estemos dentro de él. O al menos que todos los chilenos estemos dentro de él.
¿Por qué le gusta llevar siempre la contraria?
Yo nunca llevo la contraria.
¿Usted tiene más amigos que enemigos?
Tengo suficientes amigos y enemigos, todos gratuitos.
¿Quiénes son sus amigos entrañables?
Mi mejor amigo fue el poeta Mario Santiago, que murió en 1998. Actualmente tres de mis mejores amigos
son Ignacio Echevarría, Rodrigo Fresán y A.G. Porta.
¿Antonio Skármeta lo invitó alguna vez a su programa?
Una secretaria suya, tal vez su mucama, me llamó una vez por teléfono. Le dije que estaba demasiado
ocupado.
¿Javier Cercas compartió con usted las regalías por Soldados de Salamina?
No, por supuesto.
¿Enrique Lihn, Jorge Teillier o Nicanor Parra?
Nicanor Parra por encima de todos, incluido Neruda y Huidobro y Mistral.
¿Eugenio Montale, T.S. Eliot o Xavier Villaurrutia?
Montale. Si en lugar de Eliot estuviera Joyce, pues Joyce. Si en lugar de Eliot estuviera Pound, sin duda
Pound.
¿John Lennon, Lady Di o Elvis Presley?
The Pogues. O Suicide. O Bob Dylan. Pero, bueno, no nos hagamos los remilgados: Elvis forever. Elvis con
una chapa de sheriff conduciendo un Mustang y atiborrándose de pastillas, y con su voz de oro.
¿Quién lee más, usted o Rodrigo Fresán?
Depende. El oeste es para Rodrigo. El este para mí. Luego nos contamos los libros de nuestras
correspondientes áreas y parece que lo hubiéramos leído todo.
¿Cuál es el mejor poema de Pablo Neruda según usted?
Casi cualquiera de Residencia en la Tierra.
¿Qué le hubiera dicho a Gabriela Mistral si la hubiera conocido?
Mamá, perdóname, he sido malo, pero el amor de una mujer hizo que me volviera bueno.
¿Y a Salvador Allende?
Poco o nada. Los que tienen el poder (aunque sea por poco tiempo) no saben nada de literatura, sólo les
interesa el poder. Y yo puedo ser el payaso de mis lectores, si me da la real gana, pero nunca de los
poderosos. Suena un poco melodramático. Suena a declaración de puta honrada. Pero, en fin, así es.
¿Y a Vicente Huidobro?
Huidobro me aburre un poco. Demasiado tralalí alalí, demasiado paracaidista que desciende cantando
como un tirolés. Son mejores los paracaidistas que descienden envueltos en llamas o, ya de plano, aquellos
a los que no se les abre el paracaídas.
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¿Octavio Paz sigue siendo el enemigo?
Para mí, ciertamente, no. No sé qué pensarán los poetas que durante
esa época, cuando yo viví en México, escribían como sus clones. Hace
mucho que no sé nada de la poesía mexicana. Releo a Tablada y a López
Velarde, incluso puedo recitar, si se tercia, a Sor Juana, pero no sé nada
de lo que escriben los que, como yo, se acercan a los cincuenta años.
¿No le daría ahora ese papel a Carlos Fuentes?
Hace mucho que no leo nada de Carlos Fuentes.
¿Qué le produce el hecho de que Arturo Pérez Reverte sea
actualmente el escritor más leído en lengua española?
Pérez Reverte o Isabel Allende. Da lo mismo. Feuillet era el autor
francés más leído de su época.
¿Y el hecho de que Arturo Pérez Reverte haya ingresado a la Real
Academia?
La Real Academia es una cueva de cráneos privilegiados. No está
Marsé, no está Juan Goytisolo, no está Mendoza ni Javier Marías, no
está Olvido García Valdez, no recuerdo si está Pombo (probablemente
si está se deba a una equivocación), pero está Pérez Reverte. Bueno, Coelho también está en la Academia
brasileña.
¿Se arrepiente de haber criticado el menú que le sirvió Diamela Eltit?
Nunca critiqué su menú. Si acaso, tendría que haber criticado su humor, un humor vegetariano o, mejor, a
dieta.
¿Le duele que ella lo considere mala persona después de la crónica de aquella malograda cena?
No, pobre Diamela, no me duele. Me duelen otras cosas.
¿Ha vertido alguna lágrima por alguna de las numerosas críticas que ha recibido por parte de sus
enemigos?
Muchísimas, cada vez que leo que alguien habla mal de mí me pongo a llorar, me arrastro por el suelo, me
araño, dejo de escribir por tiempo indefinido, el apetito baja, fumo menos, hago deporte, salgo a caminar a
orillas del mar, que, entre paréntesis, está a menos de treinta metros de mi casa, y le pregunto a las
gaviotas, cuyos antepasados se comieron a los peces que se comieron a Ulises, por qué yo, por qué yo que
ningún mal les he hecho.
¿Cuál es la opinión en torno a su obra que más valora?
Mis libros los lee Carolina y después Herralde y después procuro olvidarlos para siempre.
¿Qué cosas compró con el dinero que ganó en el Rómulo Gallegos?
No muchas. Una maleta, según creo recordar.
De su época en que vivía de los concursos literarios, ¿hubo alguno que no pudo cobrar?
Ninguno. Los ayuntamientos españoles, en este aspecto, son de una probidad fuera de toda sospecha.
¿Era buen camarero o mejor vendedor de bisutería?
El oficio en el que mejor me he desempeñado fue el de vigilante nocturno de un camping cerca de
Barcelona. Nunca nadie robó mientras yo estuve allí. Impedí algunas peleas que hubieran podido terminar
muy mal. Evité un linchamiento (aunque de buena gana, después, hubiera linchado o estrangulado yo
mismo al tipo en cuestión).
¿Ha experimentado el hambre feroz, el frío que cala los huesos, el calor que deja sin aliento?
Como dice Vittorio Gassman en una película: modestamente, sí.
¿Ha robado algún libro que luego no le gustó?
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Nunca. Lo bueno de robar libros (y no cajas fuertes) es que uno
puede examinar con detenimiento su contenido antes de perpetrar
el delito.
¿Ha caminado alguna vez en medio del desierto?
Sí, y en una ocasión, además, del brazo de mi abuela. La anciana
señora era incansable y yo pensé que de esa no salíamos.
¿Ha visto peces de colores debajo del agua?
Por supuesto. En Acapulco, sin ir más lejos, en el año 1974 o 1975.
¿Se ha quemado la piel con un cigarrillo?
Nunca voluntariamente.
¿Ha tallado en un tronco de árbol el nombre de la persona
amada?
He cometido desmanes aún mayores, pero corramos un tupido velo.
¿Ha visto alguna vez a la mujer más hermosa del mundo?
Sí, cuando trabajaba en una tienda, allá por el año 84. La tienda
estaba vacía y entró una mujer hindú. Parecía y tal vez fuera una
princesa. Me compró algunos colgantes de bisutería. Yo, por
descontado, estaba a punto de desmayarme. Tenía la piel cobriza, el
pelo largo, rojo, y por lo demás era perfecta. La belleza intemporal. Cuando tuve que cobrarle me sentí
muy avergonzado. Ella me sonrió como si me dijera que lo entendía y que no me preocupara. Luego
desapareció y nunca más he vuelto a ver a alguien así. A veces tengo la impresión de que era la mismísima
diosa Kali, patrona de los ladrones y de los orfebres, sólo que Kali también era la deidad de los asesinos, y
esta hindú no sólo era la mujer más hermosa de la Tierra sino que también parecía ser una buena persona,
muy dulce y considerada.
¿Le gustan los perros o los gatos?
Las perras, pero ya no tengo animales.
¿Qué cosas recuerda de su niñez?
Todo. No tengo mala memoria.
¿Coleccionaba cromos?
Sí. De futbol y de actores y actrices de Hollywood.
¿Tenía una patineta?
Mis padres cometieron el error de regalarme un par de patines cuando vivimos en Valparaíso, que es una
ciudad de cerros. El resultado fue desastroso. Cada vez que me ponía los patines era como si me quisiera
suicidar.
¿Cuál es su equipo de futbol favorito?
Ahora ninguno. Los que bajaron a segunda y luego, consecutivamente, a tercera y a regional, hasta
desaparecer. Los equipos fantasmas.
¿A qué personajes de la historia universal le hubiera gustado parecerse?
A Sherlock Holmes. Al capitán Nemo. A Julien Sorel, nuestro padre, al príncipe Mishkin, nuestro tío, a
Alicia, nuestra profesora, a Houdini, que es una mezcla de Alicia, Sorel y Mishkin.
¿Se enamoraba de las vecinas más grandes que usted?
Por supuesto.
¿Las compañeras de la escuela le prestaban atención?
No creo. Al menos yo estaba convencido de que no.
¿Qué cosas les debe a las mujeres de su vida?
Muchísimo. El sentido del desafío y la apuesta alta. Y otras cosas que me callo por decoro.
¿Ellas le deben algo a usted?
Nada.
¿Ha sufrido mucho por amor?
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La primera vez, mucho, después aprendí a tomarme las cosas con algo más de humor.
¿Y por odio?
Aunque suene un poco pretencioso, nunca he odiado a nadie. Al menos estoy seguro de ser incapaz de un
odio sostenido. Y si el odio no es sostenido, no es odio, ¿no?
¿Cómo enamoró a su esposa?
Cocinándole arroz. En esa época yo era muy pobre y mi dieta era básicamente de arroz, así que lo aprendí
a cocinar de muchas formas.
¿Cómo fue el día en que se hizo padre por primera vez?
Era de noche, poco antes de las doce, yo estaba solo, y como no se podía fumar en el hospital me fumé un
cigarrillo virtualmente encaramado en el artesonado de la cuarta planta. Menos mal que no me vio nadie
desde la calle. Sólo la luna, habría dicho Amado Nervo. Cuando volví a entrar una enfermera me dijo que
mi hijo ya había nacido. Era muy grande, casi calvo del todo, y con los ojos abiertos como preguntándose
quién demonios era ese tipo que lo tenía en los brazos.
¿Lautaro será escritor?
Yo sólo espero que sea feliz. Así que mejor que sea otra cosa. Piloto de avión, por ejemplo, o cirujano
plástico, o editor.
¿Qué cosas reconoce en él como suyas?
Por suerte se parece mucho más a su madre que a mí.
¿Le preocupan las listas de ventas de sus libros?
En lo más mínimo.
¿Piensa alguna vez en sus lectores?
Casi nunca.
¿Qué cosas de todas las que le han dicho sus lectores en torno a sus libros lo ha conmovido?
Me conmueven los lectores a secas, los que aún se atreven a leer el Diccionario filosófico de Voltaire, que
es una de las obras más amenas y modernas que conozco. Me conmueven los jóvenes de hierro que leen a
Cortázar y a Parra, tal como los leí yo y como intento seguir leyéndolos. Me conmueven los jóvenes que se
duermen con un libro debajo de la cabeza. Un libro es la mejor almohada que existe.
¿Qué cosas lo han enojado?
A estas alturas enojarse es perder el tiempo. Y, lamentablemente, a mi edad el tiempo cuenta.
¿Ha tenido miedo alguna vez de sus fans?
He tenido miedo de los fans de Leopoldo María Panero, el cual, por otra parte, me parece uno de los tres
mejores poetas vivos de España. En Pamplona, durante un ciclo organizado por Jesús Ferrero, Panero
cerraba el ciclo y a medida que se aproximaba el día de su lectura la ciudad o el barrio donde estaba
nuestro hotel se fue llenando de freaks que parecían recién escapados de un manicomio, que, por otra
parte, es el mejor público al que puede aspirar cualquier poeta. El problema es que algunos no sólo
parecían locos sino también asesinos y Ferrero y yo temimos que alguien, en algún momento, se levantara
y dijera: yo maté a Leopoldo María Panero y después le descerrajara cuatro balazos en la cabeza al poeta,
y ya de paso, uno a Ferrero y el otro a mí.
¿Le despierta curiosidad el libro crítico que está preparando su compatriota Patricia Espinosa?
Ninguna. Espinosa me parece una crítica muy buena, independientemente de cómo vaya a quedar yo en su
libro, que supongo que no muy bien, pero el trabajo de Espinosa es necesario en Chile. De hecho, la
necesidad de una, llamémosla así, nueva crítica, es algo que empieza a ser urgente en toda Latinoamérica.
¿Y el de la Argentina Celina Mazoni?
A Celina la conozco personalmente y la quiero mucho. A ella le dediqué uno de los cuentos de Putas
asesinas.
¿Qué cosas lo aburren?
El discurso vacío de la izquierda. El discurso vacío de la derecha ya lo doy por sentado.
¿Qué cosas lo divierten?
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Ver jugar a mi hija Alexandra. Desayunar en un bar al lado del mar y comerme
un croissant leyendo el periódico. La literatura de Borges. La literatura de Bioy.
La literatura de Bustos Domecq. Hacer el amor.
¿Escribe a mano?
La poesía, sí. Lo demás en una vieja computadora de 1993.
Cierra los ojos, ¿cuál de todos los paisajes de la Latinoamérica que usted
recorrió le viene primero a la memoria?
Los labios de Lisa en 1974. El camión de mi padre averiado en una carretera del
desierto. El pabellón de tuberculosos de un hospital de Cauquenes y mi madre
que nos dice a mi hermana y a mí que aguantemos la respiración. Una excursión
al Popocatépetl con Lisa, Mara y Vera y alguien más que no recuerdo, aunque sí recuerdo los labios de
Lisa, su sonrisa extraordinaria.
¿Cómo es el paraíso?
Como Venecia, espero, un lugar lleno de italianas e italianos. Un sitio que se usa y se desgasta y que sabe
que nada perdura, ni el paraíso, y que eso al fin y al cabo no importa.
¿Y el infierno?
Como Ciudad Juárez, que es nuestra maldición y nuestro espejo, el espejo desasosegado de nuestras
frustraciones y de nuestra infame interpretación de la libertad y de nuestros deseos.
¿Cuándo supo que estaba gravemente enfermo?
En el 92.
¿Qué cosas de su carácter cambió la enfermedad?
Ninguna. Supe que no era inmortal, lo cual, a los 38 años, ya iba siendo hora de que lo supiera.
¿Qué cosas desea hacer antes de morir?
Ninguna en especial. Bueno, preferiría no morirme, claro. Pero tarde o temprano la distinguida dama llega,
el problema es que a veces no es una dama ni mucho menos es distinguida, sino más bien, como dice
Nicanor Parra en un poema, es una puta caliente, que es algo que hace dar diente con diente al más
pintado.
¿Con quién le gustaría encontrarse en el Más Allá?
No creo en el Más Allá. Si existiera, qué sorpresa. Me matricularía de inmediato en algún curso que
estuviera dando Pascal.
¿Qué siente cuando hay críticos como Darío Osses que considera que usted es el escritor
latinoamericano con más futuro?
Debe ser una broma. Yo soy el escritor latinoamericano con menos futuro. Eso sí, soy de los que tienen
más pasado, que al cabo es lo único que cuenta.
¿Pensó alguna vez en suicidarse?
Por supuesto. En alguna ocasión sobreviví precisamente porque sabía cómo suicidarme si las cosas
empeoraban.
¿Creyó en algún momento que se estaba volviendo loco?
Por supuesto, pero me salvó siempre el sentido del humor. Me contaba historias que me volvían loco de
risa. O recordaba situaciones que hacía que me tirara al suelo a reírme.
La locura, la muerte y el amor, ¿de cuál de estas tres cosas ha habido más en su vida?
Espero de todo corazón que haya habido más amor.
¿Qué cosas lo hacen reír a mandíbula batiente?
Las desgracias propias y ajenas.
¿Qué cosas lo hacen llorar?
Lo mismo: las desgracias propias y ajenas.
¿Le gusta la música?
Mucho.
¿No le sacaría algunas páginas a Los detectives salvajes?
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No. Para sacarle páginas tendría que releerlo y eso mi religión me
lo prohíbe.
¿No le da miedo que alguien quiera hacer la versión
cinematográfica de la novela?
Ay, Mónica, yo le tengo miedo a otras cosas. Digamos: cosas más
terroríficas, infinitamente más terroríficas.
¿“El ojo Silva” es un homenaje a Julio Cortázar?
De ninguna manera.
Cuando terminó de escribir “El ojo Silva”, ¿no sintió que
había escrito un cuento capaz de estar a la altura, por
ejemplo, de “Casa tomada”?
Cuando terminé de escribir “El ojo Silva” dejé de llorar o algo
parecido. Qué más quisiera yo que se pareciera a uno de Cortázar, aunque “Casa tomada” no es uno de mis
favoritos.
¿Usted ve a su obra como la suelen ver sus lectores y críticos: arriba de todo Los detectives salvajes
y luego todo lo demás?
La única novela de la que no me avergüenzo es Amberes, tal vez porque sigue siendo ininteligible. Las
malas críticas que ha recibido son mis medallas ganadas en combate, no en escaramuzas con fuego
simulado. El resto de mi “obra”, pues bueno, no está mal, son novelas entretenidas, el tiempo dirá si algo
más. Por ahora me dan dinero, se traducen, me sirven para hacer amigos que son muy generosos y
simpáticos, puedo vivir, y bastante bien, de la literatura, así que quejarse sería más bien gratuito y de-
sagradecido. Pero la verdad es que no le concedo mucha importancia a mis libros. Estoy mucho más
interesado en los libros de los demás.
¿Es Los detectives salvajes una novela que querrán leer dentro de 100 años?
No lo sé. Espero que sí.
¿Se lleva bien con su editor?
Bastante bien. Herralde es una persona inteligente y a menudo encantadora. Tal vez a mí me convendría
más que no fuera tan encantador. Lo cierto es que ya hace ocho años que lo conozco y, al menos de mi
parte, el cariño no hace más que crecer, como dice un bolero. Aunque tal vez a mí me convendría no
quererlo tanto.
¿Qué dice de los que piensan que Los detectives salvajes es la gran novela mexicana de la
contemporaneidad?
Que lo dicen por lástima, me ven decaído o desmayándome en las plazas públicas y no se les ocurre nada
mejor que una mentira piadosa, que por lo demás es lo más indicado en estos casos y ni siquiera es pecado
venial.
¿Es cierto que fue Juan Villoro el que le convenció para que no titulara Tormentas de mierda a su
novela Nocturno de Chile?
Entre Villoro y Herralde.
¿De quién más escucha consejos alrededor de su obra?
Yo no escucho consejos de nadie, ni siquiera de mi médico. Yo doy consejos a diestra y siniestra, pero no
escucho ninguno.
¿Cómo es Blanes?
Un pueblo bonito. O una ciudad pequeñita, de treinta mil habitantes, bastante bonita. Fue fundada hace
dos mil años, por los romanos, y luego pasaron por aquí gente de todos los lugares. No es un balneario de
ricos sino de proletarios. Obreros del norte o del este. Algunos se quedan a vivir para siempre. La bahía es
bellísima.
¿Extraña algo de su vida en México?
Mi juventud y las caminatas interminables con Mario Santiago.
¿A qué escritor mexicano admira profundamente?
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A muchos. De mi generación admiro a Daniel
Sada, cuyo proyecto de escritura me parece el
más arriesgado, a Juan Villoro, a Carmen
Boullosa; entre los más jóvenes me interesa
mucho lo que hacen Álvaro Enrigue y Mauricio
Montiel, Jorge Volpi y Nacho Padilla. Sigo
leyendo a Sergio Pitol, que cada día escribe
mejor. Y a Carlos Monsiváis, el cual, según me
contó Villoro, motejó como Pol Pit a Taibo 2 o 3
(o 4), lo que me parece un hallazgo poético. Pol
Pit, ¿es perfecto, no? Monsiváis sigue con las
uñas aceradas. También me gusta mucho lo que
hace Sergio González Rodríguez.
¿El mundo tiene remedio?
El mundo está vivo y nada vivo tiene remedio y esa es nuestra suerte.
¿Usted tiene esperanzas, en qué, en quiénes?
Mi querida Maristain, vuelve usted a empujarme a los potreros de la cursilería, que son mis potreros
natales. Yo tengo esperanza en los niños. En los niños y en los guerreros. En los niños que follan como
niños y en los guerreros que combaten como valientes. ¿Por qué? Me remito a la lápida de Borges, como
diría el ínclito Gervasio Montenegro, de la Academia (como Pérez Reverte, fíjese usted) y no hablemos más
de este asunto.
¿Qué sentimientos le despierta la palabra póstumo?
Suena a nombre de gladiador romano. Un gladiador invicto. O al menos eso quiere creer el pobre Póstumo
para darse valor.
¿Qué opina de quienes opinan que usted ganará el Premio Nobel?
Estoy seguro, querida Maristain, de que no lo ganaré, como también estoy seguro de que algún atorrante
de mi generación sí que lo ganará y ni siquiera me mencionará de pasada en su discurso de Estocolmo.
¿Cuándo ha sido más feliz?
Yo he sido feliz casi todos los días de mi vida, al menos durante un ratito, incluso en las circunstancias más
adversas.
¿Qué le hubiera gustado ser si no hubiera sido escritor?
Me hubiera gustado ser detective de homicidios, mucho más que ser escritor. De eso estoy absolutamente
seguro. Un tira de homicidios, alguien que puede volver solo, de noche, a la escena del crimen, y no
asustarse de los fantasmas. Tal vez entonces sí que me hubiera vuelto loco, pero eso, siendo policía, se
soluciona con un tiro en la boca.
¿Confiesa que ha vivido?
Bueno, sigo vivo, sigo leyendo, sigo escribiendo y viendo películas, y como le dijo Arturo Prat a los suicidas
de la Esmeralda, mientras yo viva esta bandera no se arriará.
La entrevista a Roberto Bolaño se publicó por primera vez en la edición mexicana de la revista Playboy, julio
de 2003. Forma parte del libro Entre paréntesis (Anagrama), Roberto Bolaño: The Last Interview: And
Other Conversations (Melville House) y Bolaño por sí mismo: entrevistas escogidas (Selección y edición de
Andrés Braithwaite. Santiago de Chile, Ediciones Universidad Diego Portales, 2006).
333111 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
ttteeessstttiiimmmooonnniiiooosss
RRROOOBBBEEERRRTTTOOO BBBOOOLLLAAAÑÑÑOOO
EEESSSTTTOOOSSS PPPAAATTTIIIOOOSSS PPPAAARRREEECCCEEENNN PPPLLLAAAYYYAAASSS
para Mara Larrosa
LLLAAA MMMAAADDDRRRUUUGGGAAADDDAAA EEESSS DDDEEE LLLOOOSSS SSSOOOBBBRRREEEVVVIIIVVVIIIEEENNNTTTEEESSS ,,, un guerrero que siempre ha sido pobre, que nunca ha dejado de amar. Nuestras chaquetas blancas de escarcha y suspiros, nuestros besos
más bien la cer- teza de sabernos acorralados por el beso, nuevo y
peligroso. O Carla diciendo inventar otras armas para la
revolución, lo co- tidiano destazado; y su hijo de año y medio ha
encontrado el puente para comunicarse con nosotros a través de
la palabra pato. Qué si no el amor, el deseo –quizás unos muslos
abiertos ba- jo mi peso–| de evitar la carrera loca por el iris de
tus ojazos. Qué, dime, o mañana aún es temprano, o toda la
vergüenza aún no aflora, y quién entonces aflora, o mírame a
mitad de este puente contemplando peces voladores sobre un
río sepia, rostros prehistóricos en las nubes que irremediablemente
se ahogan, se
confunden con la neblina de la ciudad, murmurando pato, pato, pato, pato…
(1975)
***
NNNOOO IIIMMMPPPOOORRRTTTAAA HHHAAACCCIIIAAA DDDOOONNNDDDEEE TTTEEE AAARRRRRRAAASSSTTTRRREEE EEELLL viento
(Sí. Pero me gustaría ver a Séneca en este lugar) La sabiduría consiste en mantener los ojos
abiertos durante la caída (¿Bloques sónicos de desesperación?) Estudiar en las estaciones de policía Meditar durante los fines de semana sin dinero (Tópicos que has de repetir, dijo la voz en off, sin considerarte desdichado) Ciudades supermercados fronteras (¿Un Séneca pálido? ¿Un bistec sobre el mármol?) De la angustia aún no hemos hablado (Basta ya. Dialéctica obscena) Ese vigor irreversible que abrasará tus derroteros
***
EEENNN EEELLL DDDIIISSSTTTRRRIIITTTOOO VVV CCCOOONNN LLLOOOSSS SSSUUUDDDAAACCCAAASSS::: ¿Aún lees a los juglares? Sí Quiero decir: trato de soñar castillos y mercados cosas de ese tipo para después volver a mi piso y dormir No hay nada malo en eso Vida desaparecida hace mucho En los bares del Distrito V gente silenciosa con las manos en los bolsillos Y los relámpagos ***
EEESSSTTTOOOSSS SSSOOONNN LLLOOOSSS RRROOOSSSTTTRRROOOSSS RRROOOMMMAAANNNOOOSSS DDDEEELLL
IIINNNFFFIIIEEERRRNNNOOO Prefiero vivir lejos de todo, dije No ser cómplice Pero esos rostros contemplan aquéllo más allá de tu cuerpo Nobles facciones fosilizadas en el aire Como el fin de una película antigua Rostros sobreimpresos en el azul del cielo Como la muerte, dije ***
333222 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
DDDEEE SSSIIILLLLLLAAASSS ,,, DDDEEE AAATTTAAARRRDDDEEECCCEEERRREEESSS EEEXXXTTTRRRAAA ,,, de pistolas que acarician nuestros mejores amigos está hecha la muerte ***
AAAHHHOOORRRAAA PPPAAASSSEEEAAASSS SSSOOOLLLIIITTTAAARRRIIIOOO PPPOOORRR LLLOOOSSS MMMUUUEEELLLLLLEEESSS de Barcelona Fumas un cigarrillo negro y por un momento crees que sería bueno que lloviese Dinero no te conceden los dioses mas sí caprichos extraños Mira hacia arriba: está lloviendo
SSSIIIEEETTTEEE PPPOOOEEEMMMAAASSS BBBRRREEEVVVEEESSS I
CCCAAAEEE FFFIIIEEEBBBRRREEE CCCOOOMMMOOO NNNIIIEEEVVVEEE Nieve de ojos verdes II
SSSEEE RRRÍÍÍEEENNN LLLOOOSSS TTTRRROOOVVVAAADDDOOORRREEESSS EEENNN
EEELLL PPPAAATTTIIIOOO DDDEEE LLLAAA taberna La mula de Guiraut de Bornelh El cantar oscuro y el cantar claro Cuentan que
un catalán prodigioso... La luna... Los claros labios de una niña diciendo en
latín que te ama Todo lejos y presente No nos publicarán libros ni incluirán muestras de nuestro arte en sus antologías (Plagiarán mis versos mientras yo trabajo solo en Europa) Sombra de viejas destrucciones. La risa de los
juglares desaparecidos La luna en posición creciente
Un giro de 75o en la virtud Que tus palabras te sean fieles
III
GGGUUUIIIRRRAAAUUUTTT SSSEEENNNTTTAAADDDOOO EEENNN EEELLL PPPAAATTTIIIOOO DDDEEE LLLAAA
TTTAAABBBEEERRRNNNAAA Las piernas cruzadas Has salido para digerir contemplando el cielo Los tejados grises Las chimeneas humeantes de los primeros días
invernales Las niñitas rubias morenas pelirrojas Jugando
IV
EEENNN PPPRRRIIIMMMAAAVVVEEERRRAAA
SSSAAALLLÍÍÍAAANNN DDDEEE LLLOOOSSS
BBBOOOSSSQQQUUUEEESSS YYY recibían a los hombres Tersites Inmaculado el mármol atraviesa descripciones lamentos estados totalitarios Algo tan lejano a la risa de los comerciantes (Salían de sus bosques para hacer el amor) Con
campesinos que alababan grandemente sus cabalgaduras atadas a los árboles bajos o
paciendo en los claros Una Grecia en blanco y negro Y anos dilatados estrechando vergas notables Tersites las amazonas un atardecer que persiste a las descripciones y los besos
V
TTTAAALLL VVVEEEZZZ NNNOOO AAAMMMEEE AAA NNNAAADDDIIIEEE EEENNN PPPAAARRRTTTIIICCCUUULLLAAARRR DDDIIIJJJOOO mientras miraba a través de los cristales (La poesía ya no me emociona) - ¿Qué? Su amiga levantó las cejas Mi poesía (Caca) Ese vacío que siento después de un orgasmo (Maldita sea, si sigo escribiendo llegaré a sentirlo
de verdad) La verga parada mientras se desarrolla el Dolor
(Ella se vistió aprisa. Medias de seda roja) Un aire jazzeado una manera de hablar (Improviso, luego existo, ¿cómo se llamaba ese
tipo?) Descartes Caca (Qué nublado, dijo ella, mirando hacia arriba Si pudieras contemplar tu propia sonrisa Santos anónimos Nombres
carentes de significado
VI
NNNAAADDDIIIEEE TTTEEE MMMAAANNNDDDAAA CCCAAARRRTTTAAASSS AAAHHHOOORRRAAA DDDEEEBBBAAAJJJOOO DDDEEELLL
FFFAAARRROOO en el atardecer Los labios partidos por el viento Hacia el Este hacen la revolución Un gato duerme entre tus brazos A veces eres inmensamente feliz VII
EEENNN LLLAAA SSSAAALLLAAA DDDEEE LLLEEECCCTTTUUURRRAAASSS DDDEEELLL IIINNNFFFIIIEEERRRNNNOOO EEENNN EEELLL club
de aficionados a la ciencia-ficción
333333 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
En los patios escarchados En los dormitorios de tránsito
En los caminos de hielo Cuando ya todo parece más claro
Y cada instante es mejor y menos importante Con un cigarrillo en la boca y con miedo A veces los ojos verdes Y 26 años Un servidor
http://roberto.infrarrealismo.com/
MMMAAARRRIIIOOO SSSAAANNNTTTIIIAAAGGGOOO PPPAAAPPPAAASSSQQQUUUIIIAAARRROOO (((MMMéééxxxiiicccooo,,, 111999555333---111999999888)))
CCCOOOMMMIIIEEENNNZZZAAA AAA VVVOOOMMMIIITTTAAARRR LLLAAA LLLUUUZZZ
EEELLL AAAMMMOOORRR NNNOOO EEESSS UUUNNNAAA
EEECCCUUUAAACCCIIIÓÓÓNNN MMMEEENNNTTTAAALLL,,, el Odio sí que raspa las rodillas enmudece labios / encanece niños; por lo pronto ningún dibujito fálico en la pizarra de una escuela
es la vida/ porque mientras la muerte camina ya sobre nosotros: "Tarantula’s Power", la Vida no puede seguir siendo un mero manchón de comida sobre la ropa limpia. Ni ésto, ni un póster de Raquel Welch o Emiliano Zapata reducido a póster; De una vez: Ni las fábulas de Stalin o Samaniego.
1974
EEENNNTTTRRROOO/// DDDIIIGGGAAAMMMOOOSSS/// DDDEEE LLLLLLEEENNNOOO EEENNN LLLAAASSS EEESSSPPPUUUMMMAAASSS DDDEEELLL EEECCCOOO
SSSOOOLLLIIITTTAAARRRIIIOOO &&& DDDEEESSSEEESSSPPPEEERRRAAADDDOOO el pelo seco/ el pene tieso la risa afónica/ sin onzas troy las bolsas la fe de ayer: agua quemada John Berryman mudo incomprendido intraducible & suicidado Saltó de 1 puente se lo tragó la niebla el mismo enero en el que yo armoniqueaba el lento ciempiés de mis primeros cantos
Plop plop/ felpó 1 neurótico cosmonahual de agallas escribía su inglés pero bufando Cero imitaciones Que parodien a las vacas gordas los weight watchers Este cabrón se la vivió como 1 cabrón prendido cerca del frío que le apretaba el ojo Ignoro el sueño que se labró despierto llamó a esta vida envoltura de sándwich & se arrojó como vómito sin 1 sólo brillo que le calmara le levantara la triste vista A la caza quizás de paradojas rotundas como empujando 1 canoa retacada de pájaros
http://infrarrealismo.com
BBBRRRUUUNNNOOO MMMOOONNNTTTAAANNNÉÉÉ (((CCChhhiiillleee,,, 111999555777)))
ÓÓÓMMMPPPHHHAAALLLOOOSSS
EEEJJJEEE TTTOOORRRTTTUUUOOOSSSOOO YYY BBBEEELLLLLLOOO ,,, centro de la piel que me unía al agua. Desde aquí crezco, desde ahí mismo seré flor o llama u hongo seco. Puente de piel no admitido por el vacío, sueño biológico que no paro de acariciar.
Red de un solo hilo, anillo que se llena y se vacía. Precisión turgente y claridad de la carne una y otra vez respirada. Se huele el agua, esa rara agua, ese ámbar de la luz tibia. Sabor que poco a poco se hace salado, tacto casi marino y muscular. Abres las manos y el vientre se ofrece a la respiración.
RRREEETTTRRRAAATTTOOO MMMOOOJJJAAADDDOOO
EEELLL AAARRRTTTEEE DDDEEELLL RRREEETTTRRRAAATTTOOO HHHAAA DDDEEE EEENNNSSSEEEÑÑÑAAARRRNNNOOOSSS lo que nuestros ojos acostumbrados al día no ven. El arte del retrato ha de sugerir que la respiración es el único gesto
333444 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
que vale la pena mostrar. El arte del retrato mojado debe decir que el dibujante da a entender que lo que pretende mostrar es algo de lo que se siente seguro, pero que -insiste- no es fácil mostrar.
El arte de ese retrato es como un bloque de hierro o como el vibrante centro de la paradoja donde sólo somos personajes que, aunque lo intenten, no pueden cerrar los ojos.
zzzooonnnaaasss
RRREEESSSCCCAAATTTAAANNN TTTEEEXXXTTTOOO PPPOOOCCCOOO CCCOOONNNOOOCCCIIIDDDOOO DDDEEE PPPAAAZZZ SSSooonnniiiaaa SSSiiieeerrrrrraaa
La mesa, donde no estuvo presente Enrique Krauze ni
la viuda de Paz como estaba programado, contó con
las participaciones de Santí, Antonio Colinas,
Anthony Stanton, Fabienne Bradu, Álvaro Enrigue y
Rafael Vargas
Guadalajara. A 20 años de la concesión del Premio
Nobel de Literatura al poeta Octavio Paz, se realizó
una mesa en la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara en la que se presentó el libro Octavio
Paz. Pasado y presente en claro.
La publicación, que fue propuesta por Enrico
Mario Santí a la viuda del escrior, Marie-José Paz, es
un breve volumen que reúne tres textos: “La
búsqueda del presente”, conferencia pronunciada
en la recepción del premio Nobel; un fragmento de
“Pasado en claro”, que es un poema-autobiografía, y
el ensayo “Ciudad del fuego y del agua”, que publicó
la revista Life, y que el autor no llevó a sus Obras
completas.
La mesa, donde no estuvo presente Enrique
Krauze ni la viuda de Paz como estaba programado,
contó con las participaciones de Santí, Antonio
Colinas, Anthony Stanton, Fabienne Bradu, Álvaro
Enrigue y Rafael Vargas. “Lo que celebramos hoy -
dijo Santí- es el triunfo de un hombre dedicado a la
defensa de la literatura, de la poesía y, desde luego,
la libertad”.
Santí llamó a leer a Paz porque, dijo, “escuchar lo
que nos dice esa obra hoy es una manera de
entender a México. También, una manera de calar
en nuestra lengua y, de paso, aprender a pensar”.
Por su parte Antonio Colinas destacó el sentido
cosmogónico de la obra de Paz, comparable al de
Góngora y al de Alexaindre. En las páginas de
Octavio Paz. Pasado y presente en claro se lee a Paz
que en su discurso de recepción del Premio Nobel.
Entonces dijo: “En mi peregrinación en busca de la
modernidad me perdí y me encontré muchas veces.
Volví a mi origen y descubrí que la modernidad no
está afuera sino adentro de nosotros”.
En el libro aparece también el ensayo de Paz
sobre la ciudad de México, que hizo en 1962 para
una serie sobre metrópolis del mundo que le
solicitó la revista Life. Según Santí, el libro, editado
por Conaculta, no pretende ser una antología, sino
un homenaje que reúne pasado, presente y futuro.
“Tres tiempos que son uno sólo: tiempo del poeta
en relación con su lengua y su gente. Y 20 años del
premio mayor a un hombre que fue, y es, un premio
para su cultura”, anotó Enrico Mario Santí.
El Universal, 2 de diciembre de 2010
MMMEEEMMMOOORRRIIIAAASSS DDDEEELLL ''''''PPPOOOEEETTTAAA DDDEEELLL AAAMMMOOORRR''''''
Guadalajara. Con la ausencia de Enrique Krauze, en
la mesa redonda titulada La herencia de Octavio
Paz, ayer se recordó al autor a 20 años de que
obtuvo el Premio Nobel de Literatura, “en un
momento clave para México y Occidente”.
333555 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
“Lo que
celebramos hoy en día
es el triunfo no
solamente de una obra,
sino de un hombre que
se había dedicado
durante toda su vida a
la defensa de la
literatura, de la poesía
y, desde luego, de la
libertad. 20 años
después estamos aquí
en otro momento histórico completamente distinto;
en efecto vivimos una apertura democrática, pero
también, qué duda cabe, un momento de gran
incertidumbre por la seguridad personal que
vivimos cada uno de nosotros”, expresó Enrico
Mario Santí, estudioso de la obra literaria del autor
de El laberinto de la soledad.
Anthony Stanton, amigo de Octavio Paz, recordó
que en alguna ocasión le preguntó a Paz que cómo
le gustaría ser recordado. Paz respondió lo
siguiente: “Nunca quise ser más que un poeta del
amor”. Después él mismo preguntó: “¿Quién
recuerda hoy las ideas políticas de Dante,
Shakespeare o de Neruda? Nadie. Los poetas serán
recordados si tienen mucha suerte, por unos
cuantos versos, ni siquiera por un poema. Yo no
aspiro a más”.
En la mesa redonda participaron además de
Enrico y Anthony, Fabienne Bradu (crítico literario),
Antonio Colinas (poeta mayor), Rafael Vargas
(editor) y Álvaro Enrigue (escritor), como
moderador. Asimismo, se hizo la presentación de
las publicaciones Octavio Paz. Pasado y presente en
claro. 20 años del Premio Nobel, y Octavio Paz entre
la imagen y el hombre, título que reúne imágenes de
fotógrafos como Marie-Jose Paz, y Lalo y Manuel
Álvarez Bravo.
El Informador, Guadalajara, 1 de diciembre de 2010
***
SSSUUUEEEÑÑÑOOO,,, EEENNNFFFEEERRRMMMEEEDDDAAADDD YYY SSSUUUIIICCCIIIDDDIIIOOO CCCOOONNNJJJUUUGGGAAANNN EEELLL MMMAAAYYYOOORRR IIINNNFFFLLLUUUJJJOOO DDDEEE PPPIIIZZZAAARRRNNNIIIKKK::: CCCRRRIIISSSTTTIIINNNAAA PPPIIIÑÑÑAAA
ÉÉÉrrriiiccckkk AAAlllbbbaaa
Para los lectores
argentinos
jóvenes, la obra
de la poetisa
Alejandra
Pizarnik abre
puertas nuevas
para ellos aunque
en realidad son un reflejo de la poesía maldita
francesa y la crítica social de la literatura
latinoamericana de los años 50 y 60, a través de una
búsqueda nueva para la época, indicó la
investigadora sobre la oscura figura de Pizarnik,
Cristina Piña, como parte del reconocimiento
michoacano a Argentina en la Feria Estatal del Libro
y la Lectura.
Según la investigadora, algunos de los elementos
que mayor influjo ejerce la desaparecida Pizarnik
entre los nuevos lectores son “el sueño, la
enfermedad y el suicidio” como temas recurrentes
en su obra, lo que se asocia también a su
fallecimiento temprano a causa de una presunta
sobredosis de barbitúricos, aunque la hipótesis
nunca fue comprobada mientras que sus biógrafos
oficiales defienden que la causa de su muerte, en
1972 a la edad de 36 años, fue “una profunda
depresión”.
Al margen de esas consideraciones, Cristina Piña
dijo en la Casa de la Cultura de Morelia que Pizarnik
“era una poeta maldita dentro de la línea de los
poetas franceses como Rimbaud. Su escritura osciló
entre lo onírico, lo surrealista; sin embargo, era una
poeta muy compleja, contradictoria, porque
también escribió cosas muy razonadas, siempre
rozando los extremos”.
La influencia de Rimbaud y Baudelaire sobre la
obra de la escritora austral pudo reforzarse durante
su estancia en París, entre 1960 y 1964, aunque no
es fácil comprobar que Alejandra Pizarnik fuera
influenciable, pues a pesar de su cercanía con Julio
Cortázar, a quien ayudó a mecanografiar nada
menos que Rayuela, el resto de los escritores
333666 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
latinoamericanos a quien admiró abiertamente se
reduce a una lista con sólo un nombre: Octavio Paz.
Otro de los elementos que refuerzan su imagen
de escritora apartada de las tendencias y en busca
de su propia expresión, se refiere a la distancia que
marcó con respecto a la poesía contestataria en lo
social que surgió de las rebeliones masivas de 1968,
un estilo generalizado por América Latina, pero que
Pizarnik desdeñó para enfrascarse en la búsqueda
de un lenguaje más útil para sus propios fines, lo
que la convirtió en una pluma transgresora y, con el
tiempo, “en una figura ineludible, se dice incluso
que hay quienes escriben mucha poesía
pizarkianamente”, apuntó la conferencista.
Alejandra Pizarnik, nacida en Buenos Aires, se
especializó en el estudio de la literatura francesa y
tradujo a autores como Artaud y Cesairé. Su trabajo
se considera hoy dentro de la corriente surrealista a
través de publicaciones como La tierra más ajena
(1955); La última inocencia (1956); Las aventuras
perdidas (1958); Árbol de Diana (1962); Los
trabajos y las noches (1965); Extracción de la piedra
de locura (1968); El infierno musical (1971), y
Textos de sombra y últimos poemas, obra aparecida
de manera póstuma en 1982.
La Jornada Michoacán, 7 de diciembre de 2010
DDDIIIAAARRRIIIOOOSSS DDDEEE PPPIIIZZZAAARRRNNNIIIKKK,,, EEELLL LLLAAABBBOOORRRAAATTTOOORRRIIIOOO DDDEEE SSSUUU PPPOOOEEETTTIIICCCAAA
Fragmentos de los
diarios que Alejandra
Pizarnik escribió de
1954 a 1972, cuando
murió por sobredosis
de somníferos, son
recuperados por Ana
Becciu con un criterio
literario que tiene
por objetivo dar
cuenta de la lucha de
la escritora por
encontrar su voz y
construir su prosa, su poética, su lenguaje, uno de
los más fascinantes y genuinos del siglo XX. En la
rigurosa selección de Diarios, Becci mantiene la
cronología de 20 cuadernos manuscritos, media
docena de legajos mecanografiadas y varias hojas
sueltas con correcciones a mano de Pizarnik.
En la introducción, la compiladora explica que
preparó este volumen guiada por el deseo de
Alejandra, "expresado verbalmente en la tarde del
24 de septiembre de 1972 -a las horas muere, la
noche del 25- cuando fui a visitarla a su casa de la
calle Montevideo 980”. Estos diarios, recién
publicados por Lumen, concluyen la edición de la
obra completa que esta editorial realiza de una
autora esencial en la literatura hispanoamericana
del último siglo, precedida por su Poesía completa y
su Prosa completa, un trabajo en el que ya había
participado Becciu, poeta, amiga personal y una de
las estudiosas más reconocidas de Pizarnik.
“Estuvimos conversando un buen rato y en un
momento dado, refiriéndose a sus diarios, dijo que
había estado pensando en que le gustaría que se
hiciera una selección para publicarla un día como
un ‘diario de escritora’. Esa tarde, ni remotamente
pasó por mi cabeza que 30 años después me tocaría
a mí ocuparme del material para su publicación",
confiesa unas líneas más abajo. A juzgar por los
resúmenes que ya había preparado con una parte
de sus diarios -Pizarnik eligió los que van del 61 al
64 cuando vivió en París, una ciudad que la vio feliz
y sin dinero y que la hizo amiga de Julio Cortázar y
Octavio Paz- este libro hubiera sido "`alejandrino` a
más no poder" pero hubiera "tenido poco de
diario", rescata Becciu al explicar el objetivo de la
compilación.
Al trabajo que emprendió a mediados de los 60
de regreso a Buenos Aires ya lo había publicado de
manera fragmentaria en la revista literaria
colombiana Mito (1962), un periodo "sumamente
importante", señala la compiladora, porque revela
el método de escritura y las intensiones
predominantemente literarias de Alejandra como
diarista. Todo el resto de este libro tiene el valor
agregado de haber permanecido inédito hasta
ahora. Uno de esos resúmenes, el de sus relaciones
amorosas, tiene poca labor de reescritura aunque
está muy podado, "cambió las iniciales de los
nombres y trastocó muchas veces las fechas y los
lugares, como si su intención hubiera sido
recomponer varias historias en una, que sería la de
su experiencia interior de la pasión erótica", aclara
en las páginas de presentación del libro.
333777 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
De su diario: 1962, 28 de febrero: "(…) Para
demostrar a algo o a alguien que eres una
muchacha que no cruje ni se rompe cuando la dan
vuelta, bajas las escaleras soñando con la bañadera
llena de sangre./ Para sufrir me basta conmigo,
dices. Y no es un simple decir sino un llorar a solas
detrás de la puerta cerrada". Becciu priorizó las
versiones extractadas por su autora pero siguió
teniendo en cuenta los originales que en otros casos
permanecieron intactos; y al momento de elegir
optó por fragmentos que cuidaran su intimidad y de
personas, aún vivas, nombradas en los diarios.
Además, respetó algunas faltas ortográficas
características de la juventud de la diarista y sólo
corrigió las que correspondían a la prisa de su
escritura y a los signos ortográficos que utilizaba al
modo francés.
A diferencia de los diarios de escritores que
desde muy joven devoraba -Wolf, Mansfield o el de
Kafka que, "abundantemente subrayado y anotado
por ella (..); fue su libro de cabecera"- Pizarnik
jamás concibió los propios como un relato de vida. "
"Lo mejor que se me ocurre es una especie de diario
dirigido a (supongamos Andrea) -escribe en el 55-
Es decir, no serían cartas ni un diario común. Podría
estar dividido en dos o tres partes. Una dedicada al
amor, la otra a la angustia, la tercera a mon dieu!,
acá ya sería cuestión de resolverse, de elegir: o
captar el mundo o rechazarlo".
Desde que los comienza a escribir, a los 18 años,
sus diarios son un espacio de experimentación del
lenguaje, un lugar de aprendizaje y de trabajo por
excelencia, su propio taller literario donde creará su
poética, práctica y proceso de su escritura.
"¡Al diablo! Siento un libro dentro de mí. Un libro
que me atraganta. Un libro que me obstruye la
respiración. Y yo no permito que salga. ¡No! Pero
¿por qué?", escribe el martes 9 de octubre del
mismo año Alejandra, todavía con restos de Flora,
como la llamaron sus padres cuando nació el 29 de
abril de 1936, un matrimonio ruso-judío que escapó
del Holocausto de Europa del Este a una casa
pequeño burguesa de Avellaneda.
La noche como realización y la luz como
negación de vida, el miedo, su affair y la profecía
auto cumplida de la muerte, sus fobias con el
cuerpo (era asmática y de niña tartamudeaba), la
desesperación de su prosa y su poesía, su
psicoanálisis, la mudez
de los meses de mayor
angustia (internada en
el Pirovano hacia el
final sin poder
escribir) está en sus
páginas.
"Noviembre
(1971)/ Escribir es
darle sentido al
sufrimiento./ He
sufrido tanto que ya
me expulsaron del otro
mundo./ Escribir es
querer darle algún sentido a nuestro sufrimiento",
apunta.
"Que su lectura sirva para entender que la vida
de Alejandra no fue una pose, que fue una escritora,
que le dolió serlo, porque casi nadie podía mirarla y
comprenderla y amarla tal cual era, y cuidarla, para
que pudiera seguir escribiendo esos poemas que
hoy son lenguaje", se despide Becciu en el prólogo.
Terra.com, Argentina, 7 de diciembre de 2010
***
BBBRRRIIINNNDDDAAANNN SSSEEESSSIIIÓÓÓNNN IIINNNOOOLLLVVVIIIDDDAAABBBLLLEEE LLLOOOSSS PPPOOOEEETTTAAASSS JJJUUUAAANNN GGGEEELLLMMMAAANNN YYY AAANNNTTTOOONNNIIIOOO GGGAAAMMMOOONNNEEEDDDAAA EEENNN LLLAAA FFFIIILLL
Teniendo como protagonista a la palabra, fue el
bardo Juan Gelman quien inició este rico diálogo
con más de un centenar de jóvenes que llenaron el
salón cinco de la Expo Guadalajara. Con elogios,
333888 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
sonrisas, vivencias, un par de versos mágicos y
mucha química con el público, así transcurrió la
víspera en la Feria Internacional del Libro (FIL) de
Guadalajara el encuentro de los premios Cervantes
de Literatura, los poetas argentino Juan Gelman y
español Antonio Gamoneda, dos de las plumas más
sobresalientes de Hispanoamérica.
“No soy un gran poeta, soy un poeta mayor,
acabo de cumplir 80 años; lo único que me consuela
es el tango, porque cuando dicen que 20 años no es
nada, 80 son cuatro veces nada", dijo el vate
argentino radicado en México en respuesta al alago
que minutos antes había recibido de parte de
Gamoneda.
Enseguida, vino el derecho de réplica por parte
del bardo leones en el juego literario. "Gelman es un
poeta mayor en el sentido de que ha cumplido
cuatro veces nada, para decir que yo, sin embargo,
soy un poeta menor porque me faltan seis meses
para cumplir 80" años, dijo.Con la experiencia y
sabiduría por delante, el encuentro estuvo
conducido por el también escritor español Antonio
Colinas, quien al igual que los asistentes, en su
mayoría adolescentes y adultos, quedaron
maravillados con Gelman y Gamoneda. Y es que
hasta ahora, este par de "autores de raza’" ofreció
una de las mejores actividades que ha brindado la
24 edición de la FIL, catalogada como la más
importante de Hispanoamérica.
Nacido en Oviedo, España, pero radicado en
León desde que tenía tres años, Gamoneda se
definió como un poeta provinciano y expresó que le
desagrada que lo cataloguen como uno de los
autores de la llamada "Generación de los 50"
española, al lado de plumas como Jaime Gil de
Biedma, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez y
Francisco Brines.
Y es que el vate leones no comparte la visión de
la poesía que poseen algunos otros integrantes de
esa generación, "que tenían como módulo de clave
poética el realismo y la denuncia de las injusticias",
entre otras características. "Mi vocación es la de
poeta provinciano", aseguró segundos antes de que
Gelman, considerado como el mayor poeta vivo de
habla hispana, dejara en claro que tampoco cree en
generaciones, sino en poetas.
En el diálogo, Gamoneda calificó a Gelman de ser
un "poeta de raza, un ser humano que no puede ser
otra cosa que poeta". Posteriormente, el escritor
argentino-mexicano no se quedó atrás y
correspondió al Premio Cervantes 2006, al decirle
que pertenecía también a esa raza.
En la parte final de esta rica charla vino la
poesía; en primer lugar Gelman recitó un poema de
Gamoneda; enseguida éste hizo lo propio con un
poema suyo, mismo que dedicó a Gelman, y para
rematar el sudamericano volvió a leer. Así,
atrapados por dos voces graves, por dos vates que
viven y disfrutan la palabra, sus palabras,
concluyeron su participación.
www.espectaculosmexico.com/210855.html
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AAANNNTTTOOONNNIIIOOO CCCOOOLLLIIINNNAAASSS,,, UUUNNNAAA VVVOOOZZZ SSSIIINNN FFFRRROOONNNTTTEEERRRAAASSS YYY EEELLL RRROOOCCCKKK SSSTTTAAARRR DDDEEELLL MMMOOOMMMEEENNNTTTOOO
Antonio Colinas,
su más reciente
título es Tres
tratados de
armonía
(Tusquets 2010),
un libro de
aforismos.
Ediciones Siruela
prepara una edición con 50 años de poesía. Todavía
no se publica su Obra poética completa, editada por
Siruela, y ya han comenzado a acecharlo
La tarde del viernes, Antonio Colinas se convirtió
por un momento en una suerte de estrella de rock;
al salir del Salón 1 —donde fungió como moderador
de un diálogo que reunió a los poetas Antonio
Gamoneda y Juan Gelman—, fue abordado por un
grupo de jóvenes que le solicitaron que les firmara
el libro que compraron al ingreso de la sala y, por si
no hubiera sido suficiente, se acomodaron todos en
torno a él para la foto del recuerdo.
Colinas esperó que a la cámara hiciera cuatro
veces “click” y después fue recuperando el espacio
para transitar tranquilo. Todavía no se publica su
Obra poética completa, editada por Siruela, y ya han
comenzado a acecharlo; aunque quizá la razón de
ello sean los innumerables libros que ha publicado
333999 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
en diversos géneros literarios, lo que lo convierte en
uno de los autores más importantes de la comitiva
de Castilla y León que llegó a la Feria Internacional
del Libro de Guadalajara.
“No hemos llegado a tiempo de publicar el libro,
aparece en febrero. Son 16 libros, casi 50 años de
poesía. Yo también soy mayor, en el sentido que
decía Gelman, aunque me trataran de joven. Y,
bueno, será un poco el resumen de mi vida, en el
sentido de que poesía para mí y vida, siempre van
unidos”, advierte el autor.
Antonio Colinas le ha apostado a ser un escritor
del mundo, a no quedarse en un solo lugar y mirar
más allá, aunque ello no significa que deje atrás sus
orígenes. “Tengo mis raíces en León, en mi tierra,
pero siempre me he esforzado por proyectar estas
raíces; un poco por mis vivencias, he estado muchos
años en el Mediterráneo en Italia en una isla, pero
también por mi confección de la poesía, que creo
que debe tener ese sentido de universalidad, en el
sentido de que el ser humano no habita una aldea,
sino un planeta, lo cual no quiere decir que esté a
favor de una mala utilización de la globalización.
Quiere decir que hay ese universalismo fértil”.
Es por ello quizá que a Antonio Colinas no se le
puede insertar en una generación literaria, pues al
final decidió seguir un curso independiente. “Una
generación tiene un interés didáctico: puede servir
para iluminar en la enseñanza, para formar a los
jóvenes, pero también hay un uso interesado de las
generaciones literarias, como de las antologías, y yo
creo que a la larga lo que queda son los poetas
independientes, a la larga cada poeta tiene su voz;
llega un momento en que el poeta tiene que ser fiel
a su propia voz: dejar de escuchar los cantos de
sirena, aguantar las críticas, saber que va
contracorriente de su tiempo, y seguir escuchando
su propia voz, que ahí es de donde nace su palabra”,
dice.
En 50 años cambian muchas cosas, ¿cómo ha
mutado su voz poética?
Mi voz creo que asomó desde el principio. Era una
voz emocionada, lírica; aparecieron también los
grandes temas de mi poesía: el amor, la naturaleza.
Pero luego, claro, fui evolucionando, me puse a tono
con los poetas de mi generación; hice una poesía en
la etapa en que viví en Italia más apegada a la
cultura, a la cultura siempre como expresión de lo
vivo. Y luego, a medida que avanzamos en años, el
poeta va de la emoción a la meditación; la poesía se
va volviendo más meditativa, hay más pensamiento
en nuestra poesía, de tal manera que eso sería una
segunda etapa; y en una tercera, que podríamos
considerar de carácter más humanista, aparecen los
temas de nuestro tiempo, las guerras, el terror, la
unión de las dos Alemanias, la caída del Muro, pero
estos temas siempre filtrados a través de mi voz,
que busca siempre la universalidad.
¿Hay poesías que se quedan solamente en sus
territorios, que no alcanzan a superar las
barreras?
En sentido positivo y negativo sucede esto. Es decir,
a veces la poesía muy localista se queda en un
costumbrismo, tiene un sentido popular o
antropológico, pero normalmente el poeta trabaja
con los grandes temas y los grandes temas son
universales: el amor, la naturaleza, el tiempo, la
muerte, el más allá, lo sagrado —una presencia,
toda la realidad, como digo yo, es sagrada, si el ser
humano la mira con ojos de piedad—. Entonces,
estos grandes temas son universales, por eso en
este tipo de eventos internacionales todos vibramos
con la poesía.
Frase
"No hay una sola poética, sino tantas poéticas como
poetas auténticos"
El Informador, 5 de diciembre de 2010
***
PPPOOOEEETTTAAASSS CCCHHHIIILLLEEENNNOOOSSS “““VVVIIIAAAJJJAAANNN””” PPPOOORRR MMMEEETTTRRROOO DDDEEE MMMOOOSSSCCCÚÚÚ
444000 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
“Moscú lee” es el nombre de la iniciativa cultural que
acerca la poesía chilena a los casi 15 millones de
habitantes que se movilizan diariamente por el tren
urbano de la capital rusa.
Moscú. Se trata de un verdadero “tren literario”, con
el que la empresa de transporte rusa ofrece un
espacio de reflexión, de encuentro lírico, en medio
del sincopado ritmo de una urbe de casi 15 millones
de habitantes.
Se trata “Moscú lee”, una iniciativa cultural que
se inició en junio de 2008 y que ha abarcado
diversos estilos de arte y literatura. Aprovechando
la oportunidad del bicentenario nacional, Chile da
inicio a la fase dedicada a los poetas. Para ello, la
embajada chilena en la capital rusa ha participado
activamente en la puesta en marcha de esta singular
gestión cultural.
Los premios Nobel Pablo Neruda y Gabriela
Mistral podrán verse en vagones enteros que
estarán dedicados a su vida y obra literaria,
mientras Huidobro, Rojas y Parra estarán presentes
en otros coches. Aparte de eso, en las estaciones se
ubicarán stands de Chile en los que también se
podrá disfrutar de la poesía chilena. En la línea 4, en
tanto, se dispondrá de una pantalla gigante con
imágenes y fragmentos de los reconocidos literatos.
Para la embajada chilena se trata de una gran
oportunidad para que el pueblo moscovita conozca
parte de la rica tradición poética de Chile, que en
cuatro décadas aportó dos Premios Nobel de
Literatura, ambos –precisamente- dentro del
ámbito lírico.
“Los pasajeros del Metropolitano de Moscú
podrán así disfrutar con la lectura de fragmentos de
poemas de algunos de los más reconocidos poetas
chilenos, quienes han hecho una valiosa
contribución al mundo del arte, en sus vidas y en su
trabajo, y se han convertido en estrellas brillantes
en el horizonte literario universal", subraya un
comunicado. Cabe destacar que el número de
habitantes de Moscú es similar a la de todo Chile.
Svetlana Zaryiova, jefa del servicio de prensa del
Metro de Moscú, sostuvo en medios locales que “se
exhibirán carteles con fragmentos de versos de
cada uno, al interior de los carros se incluirán datos
biográficos, sus principales obras y –por supuesto-
imágenes de estos excelentes poetas”.
Algunos de los extractos que circularán por el
Metro de Moscú son los siguientes:
Nicanor Parra, “Hay un día feliz”.
¡Buena cosa, Dios mío!; nunca sabe
uno apreciar la dicha verdadera,
cuando la imaginamos más lejana
es justamente cuando está más cerca.
Gonzalo Rojas, “Tabla de aire”.
Consideremos que la imaginación fuera una
invención
como lo es, que esta gran casa de aire
llamada Tierra fuera una invención, que este espejo
quebradizo
y salobre ideado a nuestra imagen y semejanza
llegara
más lejos y fuera la
invención de la invención…
Vicente Huidobro, “Ama al otoño amarillo”.
Ama al Otoño que pinta amarillo,
Que vierte la elegancia de su gran letargo,
Que enreda su oro viejo en mi jardincillo...
¡El Otoño es un Ocaso más largo!
www.thisischile.cl
***
¿¿¿AAADDDÓÓÓNNNDDDEEE VVVAAANNN LLLOOOSSS PPPOOOEEEMMMAAASSS CCCUUUAAANNNDDDOOO SSSAAALLLEEENNN DDDEEELLL PPPOOOEEETTTAAA??? SSSeeerrrgggiiiooo CCC... FFFaaannnjjjuuulll
El festival 2010 poetas por km2 reúne en la Casa de
América a autores de los dos lados del Atlántico
Madrid. Llenaron de versos su maleta y se fueron
allende los mares a mezclarse con los poetas de allá
y a difundir la poesía. En Managua (Nicaragua), El
Salvador (El Salvador) y Tegucigalpa (Honduras) se
oyeron sus palabras. Última parada: a partir de hoy
y hasta el sábado aquí, en Madrid.
"¿Adónde van los poemas cuando salen de los
poetas?", se pregunta uno de los lemas de 2010
poetas por km2, festival que celebra su sexta
edición. En este caso, a la Casa de América, donde
tendrán lugar, de forma gratuita, las actuaciones. La
444111 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
idea es la siguiente: "Tratamos de crear una red de
conexiones entre poetas españoles y
latinoamericanos, que unos fueran allí y otros
vinieran aquí. Elegimos países donde llegan muy
pocas propuestas de este tipo", explica el
coordinador del festival, Pepe Olona, de la librería
Arrebato Libros.
Porque esto no se alimenta sólo de poesía,
digamos, convencional. "Por eso, en vez de llamarlo
festival de poesía, lo llamamos poético festival", dice
Olona. Y hay muchas otras maneras de canalizar lo
poético: proyecciones de vídeo, instalaciones, luz o
flamenco; no en vano, Enrique Morente cierra las
jornadas. "Es un broche perfecto. Él trasciende las
fronteras del flamenco de la misma forma en la que
nosotros pretendemos trascender las de la poesía".
En el sótano de Arrebato Libros, en Malasaña,
entre libros viejos, incienso y penumbra, se
reunieron ayer algunos de los poetas participantes,
de un lado y de otro, para contarnos lo suyo. "La
poesía está mucho más arraigada en Latinoamérica,
no es como aquí, que está denostada", dice la
micropoetisa Ajo, que visitó Managua. "Pero para
eso estamos nosotros, para reivindicarla". "Allí es
un arma de oposición a las cosas", añade Peru
Saizprez, poeta peruano afincado en Madrid que
recitó en las tres sedes latinoamericanas. "Hay
variedad de temas, según el contexto, el país,
lugares donde está más politizada... Claro, es
diferente quejarte aquí, que quejarte cuando te
están matando".
"Europa ofrece más recursos", continúa Ajo. "En
algunos de los sitios que hemos visitado tienen
pocas posibilidades de usar vídeos u otras
tecnologías, y eso no favorece la experimentación.
Aunque cada uno se las va apañando como puede".
Raúl Zurita, poeta chileno que actuará en Madrid,
interviene: "Internet rompe una serie de maneras
de hacer las cosas. La gente en Nicaragua o Cuba
tiene dificultades, pero sale, se expresa, a pesar de
todo".
¿Y cómo responde el público a eso de la
experimentación? "La gente se va acostumbrando a
ver cosas más raras", responde Ajo. "La publicidad
ha hecho mucho en este sentido, ha ido metiendo
muchos conceptos, muchas imágenes y sonidos.
Ahora con la poesía visual o sonora hay impactos
diferentes. Varias capas de la conciencia se ven
empapadas de un solo golpe".
Ejemplo de cosas raras: Eduardo Scala ha
intervenido una escalera de la Casa de América para
poetizar sus 41 peldaños. "Yo voy a estar ausentado.
Tomo un soporte para mí soñado, una escalera, y
voy a organizar ahí un vértigo. Para ello, el tipógrafo
Martin Majoor nos ha cedido la fuente Scala Sans,
mis poemas son escalados, yo me llamo Eduardo
Scala sobre la escalera. Hay que atreverse a utilizar
otros formatos", explica. Otra intervención serán las
iluminaciones del colectivo Luzinterruptus.
Tras la conferencia inaugural de Francisca
Noguerol, esta tarde, a las ocho, comenzará el
espectáculo: los versos de Jesús Lizano, el maestro
de la oralidad y el humor de Quico Cadaval, la
poesía con música y vídeo de Ex y Julian Herbert, la
poesía de la resistencia de la hondureña Mayra
Oyuela. Por las mañanas, talleres para niños de los
que tal vez salgan grandes poetas. Puede
consultarse el programa en
www.poeticofestival.com.
El País, 21 de octubre de 2010
UUUNNN PPPOOOEEETTTAAA SSSAAALLLVVVAAADDDOOORRREEEÑÑÑOOO EEENNN LLLAAA CCCUUUMMMBBBRRREEE DDDEEE PPPOOOEEETTTAAASSS DDDEEE RRRAAANNNCCCAAAGGGUUUAAA AAAnnndddrrrééésss NNNooorrrmmmaaannn CCCaaassstttrrrooo
La poesía visito los
rincones de
Rancagua y Machali
durante dos días.
Estas ciudades
fueron el hogar de la
Segunda Cumbre
Latinoamericana de
Poetas organizada por un grupo de entidades
culturales autogestionadas e independientes que
pertenecen a esta zona. La gente fue el objetivo de
la poesía que como aves de rapiña, deseaban rasgar
el oído de cualquier interesado en enamorarse con
ella. Aquí nos dimos cita poetas de todas partes de
Chile así como de países tan distantes como El
Salvador y Guatemala. Quisimos compartir, todos,
un poco de nosotros mismos, con cualquiera que
quisiera prestar atención.
Mi eterna gratitud descansa en la Secretaria de
La Cultura de la Presidencia de El Salvador, sin cuyo
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apoyo, esta experiencia no
fuera nada más que un
sueño frustrado.
También, debo agradecer
a los organizadores de
este evento: dos
editoriales locales, Manual
Ediciones y Primeros
Pasos, en compañía del
Colectivo PRENDE
quienes hicieron todo a su
alcance para brindarle a la población y a los poetas
un encuentro inolvidable con el arte de grandes
como Neruda o Dalton.
Existe cierta mística hermosa que cautiva al
llegar a Rancagua, al sur de Santiago. Sin duda
alguna, este lugar esconde cierta poética en sí,
enclavado entre dos cordilleras cuyas cimas se
encuentran cubiertas de nieve y con viñedos
reconocidos en los alrededores, los versos cobran
una fuerza sin igual e inolvidable.
Las lecturas en Rancagua se centraron en la
Plaza de Armas, la Librería Cervantes y el paseo
Independencia. Ahí nos dimos cita los poetas y la
gente, logramos enamorarnos y ensuciarnos con los
versos que traíamos en nuestras bolsas, todo para
formar vínculos que solo la muerte podrá deshacer.
Sin duda alguna, este evento traerá muchas
oportunidades e intercambios en un futuro.
Es increíble para un centroamericano, pensar
que en dos días tuvo la oportunidad de enamorar y
halar la curiosidad de los rancagüinos y
rancagüinas así como machalinos y machalinas.
Nunca olvidare la intervención del Paseo
Independencia donde muchos nos vieron con cara
de disgusto, de desagrado, de desinterés, pero
sobretodo, de curiosidad. No se imaginaron los
locales que su apresurada mañana de sábado seria
interrumpida por la poesía.
A pesar de que hubo algunos desaciertos en la
ejecución del programa, como cambios en el mismo,
falta de convocatoria popular y despreocupación
por cuidar algunos detalles que hubieran hecho más
ameno el evento para los participantes, la Cumbre y
sus organizadores cumplieron con sus objetivos. Me
llevo en el alma los recuerdos, las grandes
amistades, a un pueblo cálido y dispuesto a ayudar,
así como a un país lleno de poetas de todas las
edades, gritando por ser escuchados.
El próximo año se que esta fiesta literaria será
una de las más recordadas de Chile y de Suramérica,
pues sus organizadores están aprendiendo, como
Rancagua, a conocer los vericuetos y enredos de la
poesía, los poetas y sobretodos, la audiencia,
quienes nos hacen querer escribir más y mejor. Me
despido de Rancagua y me llevo mi acento junto con
las grandes amistades que he hecho aquí,
agradecido mas allá de lo posible por la
oportunidad brindad de dejarles un poco de mí.
El Incendio, 2 de noviembre de 2010
HHHÉÉÉCCCTTTOOORRR RRROOODDDAAASSS VVVIIIAAAJJJÓÓÓ AAA CCCHHHIIILLLEEE SSSaaannndddrrraaa EEEssscccooobbbaaarrr
Rodas es catedrático del
Instituto Normal para
Varones de Occidente,
INVO. Escribe, edita,
diagrama, imprime,
empasta y distribuye sus
libros.
Con la antología "Poemas
no premiados", Rodas
viaja hoy a Chile
Héctor Rodas confiesa ser un buscador de la vida, a
través de la palabra. La poesía lo ha llevado a varios
países, como Chile, adonde viaja hoy, a participar en
la Cumbre Latinoamericana de Poetas.
Acomodado en la biblioteca de la escuela de
Español, Celas Maya, rodeado de libros, como le
gusta estar, Héctor Rodas comparte reflexiones
acerca de la poesía; las palabras le fluyen y en cada
frase evoca, una y otra vez, a su gran amor: la
poesía.
¿Puede definirse en el verso de un poema?
Es difícil. Como creador de poesía, tendría que ser
fácil. Soy un buscador de la vida, a través de las
palabras, un creador compulsivo que quiere
descubrir el sentido del mundo.
¿Qué es ser poeta en este tiempo?
Tener la posibilidad de quitarle la ceguera al
mundo, mostrar lo que estamos haciendo con él. Ser
una voz pensante, que no sólo expresa, piensa y
hace pensar a la gente, porque la poesía es
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conocimiento, una base elemental para hacer del
objeto humano, un sujeto.
¿En Xela se puede vivir de la poesía?
No. Creo que ni aquí ni en ninguna otra parte. En
Quetzaltenango, en los cursos de Literatura, lo ideal
sería que los escritores de Xela fueran leídos por los
alumnos, comprando sus libros, no tienen por qué
ser regalados; se invierte en tinta, papel y, lo más
importante, talento.
Sobrevivo de maestro, aunque lo ideal sería vivir de
mis libros. A muchos creadores nos gustaría que el
vecino se interesara en saber qué escribimos. En
una ocasión dejé ejemplares en una librería, seis
meses, cada vez que pasaba, los veía. Un día, me
sorprendí porque ya no estaban. Pregunté y me
dijeron: “No tenga pena, sus libros ahí están, lo que
pasa es que los cambiamos". No hay política de
divulgación y mercadeo del escritor altense".
Ante el clima de violencia que vive Guatemala
¿cuál es el papel de la poesía?
ayudar a ser sensibles. Hemos perdido esa
capacidad. Los diarios, desafortunadamente, nos
han hecho fríos ante la sangre, crímenes y
violaciones. La poesía, no precisamente cura los
males de la sociedad, pero da la realidad de una
forma en que nos aproximemos a recuperar el
sentido de la vida, que es buscar la felicidad, no
individual, sino colectiva. Quien lee poesía tiene una
visión más amplia, que alguien que sólo lee páginas
rojas; toca las partes sensibles del ser humano, cada
vez más oculto".
Además de poeta es catedrático de
adolescentes, ¿cómo lograr que lean poesía,
ante el dominio de la tecnología?
Cuando les pregunto a mis alumnos del INVO, -
Instituto Normal para Varones de Occidente- ¿qué
libro están leyendo? no saben qué responder, todo
el tiempo están con audífonos, celulares, bajando
cosas de Internet y reproductores de música, eso
me entristece porque, cuando el aparato se arruina,
se les cae el mundo.
Nuestros jóvenes no gustan de pensar, hay
pereza mental. Leer les implica demasiadas
asociaciones, demasiados porqués. Los educadores
son los que menos interés por la lectura tienen,
sería interesante saber de algún club de lectura de
maestros. Ante esto, la clave es motivar a los
alumnos, no ser cómplices de su pereza.
Háblenos de su reciente publicación Poemas no
premiados
Es una antología de poemas que salieron con la
ilusión de ganar concursos y regresaron sin un
centavo. Soy muy crítico de mi obra y pensé que no
eran tan malos como para quedarse olvidados;
dispuse publicarlos bajo un título irónico.
Despojado de prejuicios pensé que, aunque no
hayan ganado premios, esos poemas tienen su
ángel, su don; hay una complicidad entre el título, el
autor y los poemas y los tres estuvimos de acuerdo
en publicarlos.
¿Qué expectativas tiene de su viaje a la Cumbre
Latinoamericana de Poetas en Chile?
Por segunda vez viajo a Chile, a respirar los aires del
Sur, a tener el placer de leerle a otra sociedad, que
aprecia, que valora, con el ánimo alimentar la
imaginación, compartir experiencia y traerme algo
de inmadurez poética. Esos espacios nutren a un
poeta".
Apasionado
Héctor Rodas Andrade nació el 7 de octubre de
1963 en Quetzaltenango. Escribe, edita, imprime y
compagina sus libros. Su amor por la poesía lo ha
llevado por países como México, España y Chile,
donde participará en la Cumbre Latinoamericana de
Poetas. Sus libros pueden adquirirse en la 8a. calle y
15 Av. 13-77, zona 1.
La librería inmóvil
Entre tanto libro empolvado hay miles, o quizás
millones de palabras, revolcándose como almas,
que se niegan a ser enterradas vivas. Allí, entre su
apretujamiento de hojas, las palabras apenas si
respiran, les falta aire...".
El Quetzalteco, Guatemala, 26 de octubre de 2010
***
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¿¿¿CCCOOONNN QQQUUUÉÉÉ SSSUUUEEEÑÑÑAAANNN LLLOOOSSS PPPOOOEEETTTAAASSS EEELLLEEECCCTTTRRRÓÓÓNNNIIICCCOOOSSS???::: DDDIIIOOONNNIIISSSIIIOOO CCCAAAÑÑÑAAASSS YYY CCCAAARRRLLLOOOSSS GGGOOONNNZZZÁÁÁLLLEEEZZZ TTTAAARRRDDDÓÓÓNNN CCCaaarrrlllooosss FFFrrreeesssnnneeedddaaa
Nueva York. "¿Puede un computador escribir un
poema de amor?". La pregunta se la hacen al
unísono Dionisio Cañas (poeta
manchego/neoyorquino con larga vocación
experimental) y Carlos González Tardón (psicólogo
y experto en la interacción hombre-odenador). Y el
enunciado evoca el título de aquel relato de Philip K.
Dick que sirvió de lejana inspiración al Blade
Runner de Ridley Scott: ¿Sueñan los androides con
ovejas eléctricas?
Responde Dionisio Cañas: "Las máquinas
pueden escribir poemas de amor, ya lo han
demostrado. El problema es si la gente está
dispuesta a mostrar empatía y a expresar
emociones ante un poema generado
electrónicamente". "La pregunta de fondo es otra, y
de un alcance sin duda más grande", replica Carlos
González Tardón. "¿Está la sociedad preparada para
poemas de amor escritos por máquinas?".
Para tantear el terreno, como ya ha hecho ante
otros auditorios en España, Cañas leyó sin previo
aviso un poema en inglés, titulado 'Of White' ('Del
blanco'), ante el público congregado en el Instituto
Cervantes de Nueva York: "Más inconsciente que un
memorándum/ Izquierda y Centro/ Para caer/ Su
precisión natural/ Que tenía más allá de un
mordisco/ Su desesperación feroz...".
La gente reaccionó de un modo más o menos
similar que a la lectura de otros versos en la misma
sesión. Sólo al final reveló Cañas que 'Of White' es
uno de los 3.700 poemas generados por un
ordenador y reunidos por Stephen McLaughlin y
Jim Carpenter en una singular antología de poesía
electrónica.
"Hubo espectadores que se sintieron
embaucados", reconoce Cañas. "Entiendo que haya
gente que reaccionara así, pero la realidad es ésa:
un computador puede, efectivamente, escribir un
poema. Yo mismo, usando un programa que se
llamana 'Erika', intenté crear varios poemas de
amor y los resultados no eran nada desdeñables.
Otra cosa distinta es que yo llegara reconocer esa
'voz' como mía".
Videojuegos poéticos
"Los ordenadores ya han sido capaces de escribir
relatos e incluso novelas, ¿por qué no poesía?", se
pregunta Carlos González Tardón. "Lo que le falta
en todo caso a la máquina es la intencionalidad
poética. A lo máximo que puede llegar es a
simularla". "Los computadores tienen algo común
con los poetas: son grandes fingidores", matiza
Dionisio Cañas. "Se finge siempre en poesía, ya lo
dijo Pessoa. La diferencia está en que se haga a
través de una persona o de una máquina, y que el
lector acabe aceptándolo".
Cañas , que acaba de publicar su antología
'Lugar', lleva dos décadas experimentando con el
proceso creativo ('El gran poema de nadie', escrito
con palabras 'recicladas' del cubo de la basura) y
con el medio audiovisual ('Vídeopoemas'). Su
interés se centra ahora en la intersección de poesía
y videojuegos, con la complicidad intergeneracional
de su sobrino González Tardón, uno de los mayores
expertos sobre la dimensión social, cultural y
educativa de los nuevos medios.
"El objetivo de los vídeojuegos es crear
emociones cada vez más fuertes, y hacerlo
precisamente a través de la plena inmersión",
sostiene González Tardón. "En los vídeojuegos
poéticos creas tu poema a través de tus propias
acciones. La experiencia de la poesía adquiere así
una nueva dimensión". "La poesía está siempre en
expansión", agrega por su parte el poeta. "La poesía
electrónica enlaza con las vanguardias del siglo XX,
aunque siempre convivirá con las formas más
convencionales de poesía. La gente, incluso las
nuevas generaciones, buscan el contacto humano
444555 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
con el poeta y acude a los festivales y a las lecturas
de poesía con un renovadísimo interés".
Dionisio Cañas se remonta a 1976, al libro de
Angel Carmona 'Poemas V2: Poesía compuesta por
una computadora', para ilustrar el interés por el
tema en España. El úlimo Festival e-Poetry se
celebró precisamente en Barcelona, recogiendo
testigo de la Universidad Estatal de Nueva York en
Buffalo, donde está el Centro de Poesía Electrónica.
'¿Puede un computador escribir un poema de
amor?' (Devenir Ensayo) entronca también muy
directamente con Richard Coyne y el
'tecnorromanticismo', una llamada a la dimensión
artística y espiritual de la utopía digital. Los autores
nos remiten a expertos como Charles O. Hartman,
que asegura que las máquinas van a obligarnos a
"repensar todo lo que sabíamos sobre poesía y
lenguaje", o C.T. Funkhouser, que advierte sobre
cómo el abismo que separaba al poeta del
programador se ha ido estrechando.
A modo de epílogo, y como respuesta al título, el
ingeniero de 'software' Pablo Gervás utiliza un
programa generador, evolucionado a partir del
WASP (Wishful Automatic Spanish Poet), para
producir diez poemas "emocionales" y electrónicos,
como aquel que empieza: "Yunques ahumados/ sus
muslos se me escapaban/ como peces
sorprendidos/ la mitad de ellos llenos de alas...".
El Mundo, España, 8 de diciembre de 2010
***
NNN OOO VVV EEE DDD AAA DDD EEE SSS 222111 BBBAAALLLAAASSS::: AAANNNTTTOOOLLLOOOGGGÍÍÍAAA DDDEEE PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA MMMEEEXXXIIICCCAAANNNAAA AAACCCTTTUUUAAALLL MMMéééxxxiiicccooo,,, EEEdddiiiccciiiooonnneeesss dddeeelll EEErrrmmmiiitttaaañññooo,,, 222000000999
IF Ediciones de España se ha
sumado a Ediciones del
Ermitaño de méxico en un
ambicioso proyecto: hacer una
recopilación orientada, más
que hacia las grandes figuras
de las letras mexicanas, a llevar
a cabo una antología donde
los/as protagonistas fueran
poetas poco conocidos en
España pero con una amplia trayectoria y sobre
todo con una apuesta personal lo suficientemente
interesante para destacar del resto de las actuales
escrituras presentes en las letras mexicanas. “Nos
interesaba tomarle el pulso a la poderosa poesía
mexicana que está escribiendo ahora”.
UUUNNNAAA AAANNNTTTOOOLLLOOOGGGÍÍÍAAA DDDEEE PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA BBBRRRAAASSSIIILLLEEEÑÑÑAAA,,, DDDEEE EEELLLIIIZZZAAABBBEEETTTHHH BBBIIISSSHHHOOOPPP EEEssspppaaañññaaa,,, VVVaaasssooo RRRoootttooo,,, 222000000999
Esta antología, en la que Bishop
contó con la colaboración de
importantes poetas
norteamericanos como
Merwin, Strand, Merrill o
Wilbur, no sólo es una muestra
del interés que la poesía
brasileña despertó en elizabeth
bishop sino también una
muestra impecable del gran
momento creativo que vivió la poesía brasileña en
la segunda mitad del siglo XX: una poesía que,
siempre permeable a las nuevas ideas llegadas de
Europa, jamás perdió un acento propio.
444666 eeelllpppoooeeemmmaaassseeemmmiiinnnaaalll 111444888///dddiiiccc ... 222000111000
PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA DDDEEELLL EEEXXXIIILLLIIIOOO,,, DDDEEE LLLUUUIIISSS CCCEEERRRNNNUUUDDDAAA MMMéééxxxiiicccooo,,, FFFCCCEEE,,, 222000000999
La presente antología recoge lo
más valioso de la creación
poética en verso y prosa de
Luis Cernuda en el exilio: el
Reino Unido, Estados Unidos y
México fueron los países que
marcaron su ruta poética,
delineada en esta edición, con
textos y notas aclaratorias a
cargo de Antonio Carreira, doctor en filología y
especialista en la poesía del siglo de oro.
AAAQQQUUUÍÍÍ,,, DDDEEE WWWIIISSSLLLAAAWWWAAA SSSZZZYYYMMMBBBOOORRRSSSKKKAAA EEEssspppaaañññaaa,,, BBBaaarrrtttllleeebbbyyy,,, 222000000999
Si en 1996 la obra de Wislawa
Szymborska apenas era
conocida por el lector de habla
hispana, en estos momentos la
situación es, sin lugar a dudas,
muy otra. Aquí –poemario que
sigue tras la obtención del
premio Nobel de literatura a
Instante (Igitur, 2004) y Dos
puntos (Igitur, 2007)-, ve la luz
en español en el mismo año de publicación del
original polaco y nos pone delante, una vez más, de
esa aguda e irónica mirada que caracteriza a la
poeta polaca. La memoria, el paso del tiempo, la
belleza, el amor o el desamor, el dolor, los sueños, la
humanidad –en suma- y los misterios de lo
cotidiano, todo queda filtrado por una escritura
sutil, intimista y clarividente, en apariencia sencilla,
que la ha situado entre los poetas europeos más
relevantes de la segunda mitad del siglo XX y
comienzos del XXI.
PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA CCCOOOMMMPPPLLLEEETTTAAA,,, DDDEEE JJJOOOSSSÉÉÉ WWWAAATTTAAANNNAAABBBEEE VVVaaallleeennnccciiiaaa,,, PPPrrreee---TTTeeexxxtttooosss,,, 222000000999
La poesía de José Watanabe
(Laredo, 1946-Lima, 2007)
demuestra que otro realismo es
posible. En su escritura, lo
objetivo y lo subjetivo borran
sus perfiles rigurosos para
referirnos a una realidad nueva
y súbita. Francisco Calvo
Erraller (Babelia) equiparó los
modos poéticos de Watanabe
con la técnica del esgrafiado,
que consiste en la superposición de dos capas de
pintura de colores contrastados, sobre la que el
punzón, al dibujar, revela el cromatismo oculto de la
del fondo. De esta manera, la poesía reafirma lo que
siempre fue: desvelamientos breves del mundo
sobre el que caminamos o caza rápida de sus signos
esquivos. Watanabe, hijo de padre japonés y madre
peruana, supo procesar en su lenguaje (que tiende a
un transparente rigor) y su forma de mirar
(especialmente la naturaleza) sus herencias
iniciales. Queda como uno de los más importantes
poetas de Hispanoamérica. Publicó los siguientes
libros de poesía: Álbum de familia (1971), El huso la
palabra (1989), Historia natural (1994), Cosas del
cuerpo (1999), Antígona (2000, versión libre de la
tragedia de Sófocles), Habitó entre nosotros (2002),
La piedra alada (2005) y Banderas detrás de la
niebla (2006), todos los cuales están incluidos en el
presente volumen.
Comité editorial
luis alberto alfaro (costa rica)/ cruz benítez/ fabienne bradu/ sergio cárdenas/ luis cortés bargalló/ miguel jorge castillo/ evodio escalante/ julio césar félix/
alfredo giles-díaz/ jesús gómez morán/ armando gonzález torres/ saúl ibargoyen/ josé kozer (eu)/ eduardo langagne/ hernán lavín cerda/ lucía de luna/ floriano
martins (brasil)/ josé manuel mateo/ santiago montobbio (españa)/ angelina muñiz-huberman/ jorge ortega (españa)/ armando oviedo/ george reyes (ecuador)/
manuel silva acevedo (chile)/ felipe vázquez/ óscar wong/ elsa zeferino/ editor web: ignacio simal (españa)
coordinación: leopoldo cervantes-ortiz/ ricardo hernández echávarri