enseñanzas del papa francisco no 46
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Enseñanzas del Papa Francisco. No.46
Enseñanzas del Papa Francisco. No.46
El 24 de febrero dijo en su homilía reflexionando en
el pasaje del Evangelio sobre un muchacho
poseído por un demonio: “todo aquel desorden,
aquella discusión termina en un gesto: Jesús que se abaja, se inclina ante el
muchacho. Estos gestos de Jesús nos hacen pensar.
Jesús cuando cura, cuando va entre la gente y sana a una persona, jamás la deja
sola. No es un mago, un brujo,
un curandero que va, cura y continúa su camino:
a cada uno lo hace regresar a su lugar, no lo
deja en la calle. Son gestos bellísimos del
Señor”.
“Jesús siempre nos hace regresar a casa, jamás nos deja solos
en la calle”. El Evangelio, está
lleno de estos gestos.
La resurrección de Lázaro,
la vida devuelta a la hija de Jairo y aquella al hijo de una mamá
viuda. Y también la oveja
perdida vuelta a traer al redil
o la moneda perdida y vuelta a encontrar
por la mujer:
“Porque Jesús no vino solo del Cielo, es Hijo de un pueblo. Jesús es la promesa
hecha a un pueblo y su identidad es también pertenencia a aquel pueblo, que de Abraham camina
hacia la promesa. Y éstos gestos de Jesús nos enseñan que
toda curación, todo perdón nos hacen regresar siempre a nuestro pueblo, que
es la Iglesia”.
Jesús perdona siempre y sus gestos se vuelven también “revolucionarios”, o
“inexplicables”, cuando su perdón llega a quien se ha alejado “mucho”, como el publicano Mateo o su colega
Zaqueo.
Además, Jesús “cuando perdona,
hace siempre regresar a casa.
Y de esta forma, sin el pueblo de
Dios, no se puede
entender a Jesús”. Es absurdo “amar a
Cristo, sin la Iglesia, sentir a Cristo pero no a la
Iglesia, seguir a Cristo al
margen de la Iglesia”.
“Cristo y la Iglesia están unidos”, y “cada vez que Cristo llama a una persona,
la trae a la Iglesia”. Por esto, “está bien” que un niño
“venga a bautizarse en la Iglesia”, la “Iglesia madre”:
“Y aquellos gestos de tanta ternura de Jesús
nos hacen entender esto: que nuestra doctrina, digamos así, o nuestro
seguir a Cristo, no es una idea, es un continuo quedarse en
casa. Y si cada uno de nosotros tiene la posibilidad y la realidad de salir de casa por un pecado, un error – Dios lo sabe – la salvación
es regresar a casa, con Jesús en la Iglesia.
Son gestos de ternura.
Uno a uno, el Señor nos llama así, su
pueblo, dentro su familia, nuestra madre, la Santa Iglesia.
Pensemos en estos gestos de Jesús”.
El 25 de febrero dijo:
En medio de tantos conflictos
armados que existen hoy en el mundo, parece
que el espíritu de la guerra se ha apoderado de
nosotros, enfrentamientos que también se
viven en las casas porque los padres no son capaces de
buscar la paz y prefieren la
guerra.
“Cuando los corazones se alejan nace la guerra”. “Cada día, en los periódicos, encontramos guerras en tal lugar dos,
cinco muertos”.
“Y los muertos parecen hacer parte de una contabilidad cotidiana. ¡Estamos acostumbrados a leer estas cosas! Si
tuviésemos la paciencia de citar todas las guerras que en este momento hay en
el mundo, seguramente llenaríamos muchas páginas.
Parece que el espíritu de la guerra se ha apoderado de nosotros. Se hacen actos
para conmemorar el centenario de aquella Gran Guerra,
tantos millones de muertos… ¡Y todos escandalizados! Pero ¡hoy es lo
mismo!
En vez de una gran guerra, pequeñas guerras en todas partes, pueblos
divididos… por conservar los propios intereses se asesinan, se matan entre
ellos”.
“¿De dónde vienen las guerras y las querellas que hay entre ustedes?”,
“Las guerras, el odio, la enemistad no se compran en el mercado: están aquí, en el corazón”.
Cuando de niños, en el catecismo, “nos contaban la historia de Caín y
Abel, todos estábamos escandalizados”, no se podía creer que uno mate el
hermano. Pero, hoy, “tantos millones se matan entre hermanos, entre ellos. Estamos
acostumbrados”.
La Primera Guerra Mundial, “nos escandaliza,
pero no la gran guerra un poco por todas partes”, un poco “escondida, ¡no
escandaliza! Y tantos mueren por un pedazo de
tierra, por una ambición, por un odio, por un celo racial”.
“La pasión nos lleva a la guerra, al espíritu del mundo”:
“También normalmente ante un conflicto, nos encontramos ante una situación curiosa:
salir adelante para resolverlo, peleando. Con el lenguaje de la guerra.
¡No viene antes el lenguaje de la paz! ¿Y las consecuencias?
Piensen en los niños hambrientos en los campos de refugiados… Piensen solamente
en eso: ¡es el fruto de la guerra!
Y si quieren piensen en los grandes salones,
en las fiestas que hacen aquellos que son los patrones de la industria de las
armas, que fabrican las armas, las armas que terminan allí.
El niño enfermo, hambriento, en un campo de refugiados y las grandes
fiestas, la vida bella que tienen aquellos que fabrican las armas”.
“¿Qué ocurre en nuestro corazón?”. El Apóstol Santiago, nos da un consejo
sencillo: “Acérquense a Dios y Él se
acercará a ustedes”. Por lo tanto,
este espíritu de guerra,
que nos aleja de Dios,
que no está lejos de nosotros”
está “también en nuestra casa”.
“Cuantas familias destruidas porque el papá, la mamá no son capaces de encontrar el
camino de la paz y prefieren la guerra, hacer causa… ¡La guerra destruye!
¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es
precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros’? Es en el corazón".
"Hoy les propongo rezar por la paz, por aquella paz que parece haberse
convertido sólo en una palabra, nada más.
Para que esta palabra tenga la capacidad de actuar, sigamos el consejo del Apóstol Santiago: ‘¡Reconozcan su
miseria!”.
Aquella miseria, de donde provienen las guerras:
“Las guerras en las familias, las guerras en los barrios,
las guerras en todas partes”. “¿Quién de nosotros ha llorado cuando lee el periódico,
cuando en la televisión ve aquellas imágenes? Tantos muertos”.
Dijo el apóstol Santiago: “Que la alegría de ustedes se transforme en llanto, y el gozo,
en tristeza…”. Esto, “es lo que hoy, debe hacer un cristiano
ante tantas guerras, en todas partes”: “Llorar, hacer luto, humillarse”.
“Que el Señor nos haga entender esto y nos salve del acostumbrarnos a las noticias de
guerra”.
El 26 de febrero dijo: “Sigo con particular preocupación lo que
está sucediendo en estos días en Venezuela. Anhelo vivamente que cesen cuanto antes las violencias y hostilidades y que todo el
pueblo venezolano, empezando por los responsables políticos e institucionales, no escatimen esfuerzos para favorecer la
reconciliación nacional, a través del perdón mutuo y del diálogo sincero,
en el respeto de la verdad y de la justicia, capaz de afrontar temas concretos para el
bien común”.
“Al tiempo que aseguro
mi constante y ferviente oración, especialmente por
aquellos que perdieron la vida en los
enfrentamientos y por sus familiares, invito a todos los creyentes a elevar súplicas a Dios,
por intercesión materna de Nuestra Señora de Coromoto,
para que el país vuelva a encontrar pronto la paz y la concordia”.
El 27 de febrero en su homilía en casa Santa
Marta dijo: Los cristianos “que viven en la incoherencia, hacen mucho daño”: “hemos escuchado lo
que el apóstol Santiago dice a algunos incoherentes, que presumían de ser
cristianos, pero explotaban a sus empleados, y les dijo:
‘Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está
clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del
universo’”.
“El Señor es fuerte. Si alguno escucha esto, puede pensar: ‘¡Eso lo ha dicho un
comunista!’. ¡No, no, lo ha dicho el apóstol Santiago! Es la Palabra del Señor.
Es la incoherencia. Y cuando la coherencia cristiana no existe y se vive con esta
incoherencia, se produce escándalo. Y los cristianos que
no son coherentes hacen mucho escándalo”.
“Jesús habla con mucha fuerza contra el escándalo: ‘Si alguien llegara a
escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de
moler y lo arrojaran al mar’. Un cristiano incoherente hace tanto daño”
y “el escándalo mata”.
“Muchas veces hemos escuchado: ‘Pero padre, yo creo en Dios, pero no en la
Iglesia, porque ustedes cristianos dicen una cosa y hacen otra’”. O también: “Yo creo en Dios,
pero no en ti”. “Esa es la incoherencia”.
“Si te encuentras ante un ateo y éste te dice que no cree en Dios, tu puedes leerle una
biblioteca entera, donde está escrito que Dios existe y también probar que Dios existe, y el ateo no tendrá fe.
Pero si delante de este ateo das testimonio de coherencia de vida cristiana, algo
comenzará a moverse en su corazón. Será precisamente tu testimonio lo que lo llevará a esa inquietud sobre la que el Espíritu Santo
obra. Es una gracia que todos nosotros, toda la
Iglesia debe pedir: ‘Señor, que seamos coherentes’”.
Entonces, es necesario rezar, “porque para vivir en la coherencia cristiana es necesaria la oración, porque la coherencia
cristiana es un don de Dios y debemos pedirla”: “¡Señor, que yo sea coherente!
¡Señor, que yo jamás escandalice, que yo sea una persona que piensa como
cristiano, que sienta como cristiano, que actúe como
cristiano!”.
“Todos somos pecadores, todos, pero todos tenemos la capacidad de pedir perdón.
¡Y Él jamás se cansa de perdonar! Tener la humildad de pedir perdón: ‘Señor, no he sido
coherente. ¡Perdón!’”.
“Adelante en la vida con coherencia cristiana,
con el testimonio de aquel que cree en Jesucristo,
que sabe que es pecador, pero que tiene el coraje de pedir perdón
cuando se equivoca y que tiene tanto miedo de escandalizar.
Que el Señor de esta gracia a todos nosotros”.
El 28 de febrero dijo: “cuando este dejar el padre y la madre y
unirse a una mujer, hacerse una sola carne e ir adelante y este amor fracasa, porque tantas veces fracasa, debemos sentir el dolor del fracaso, acompañar a aquellas
personas que han tenido este fracaso en el propio amor. ¡No condenar! ¡Caminar con
ellas! Y no hacer casuística con su situación”.
“Piensa en este diseño de amor, este camino de amor del matrimonio
cristiano, que Dios ha bendecido en la obra de arte de
su Creación”. Una “bendición que jamás ha sido quitada.
¡Ni siquiera el pecado original la ha destruido!”.
Cuando uno piensa en esto, “ve cuan bello es el amor,
cuan bello es el matrimonio, cuan bella es la familia,
cuan bello es este camino y cuanto amor, cuanta cercanía tenemos que tener con los
hermanos y las hermanas que en la vida han tenido la desgracia de un fracaso en el
amor”.
Los fariseos le presentan a Jesús el
problema del divorcio.
Su estilo, es siempre el mismo: “la casuística”,
“¿Es esto lícito o no?” “Siempre el
pequeño ejemplo. Y ésta es la trampa:
detrás de la casuística, detrás del
pensamiento casuístico,
hay siempre una trampa. ¡Siempre! Contra la gente,
contra nosotros y contra Dios, ¡siempre!”
“‘¿es lícito hacer esto? ¿Repudiar a la propia esposa?’.
Y Jesús responde, preguntándoles qué decía la ley y explicando porque Moisés hizo
aquella ley. Pero no se detuvo allí:
de la casuística va al centro del problema y aquí precisamente se dirige a los días de la
Creación.
Es muy hermosa aquella referencia del Señor:
‘Desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará
a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne.
De manera que ya no son dos, sino una sola carne’”.
El Señor, “se refiere a la obra maestra de la Creación” que son justamente el hombre y la mujer. Y Dios, “no quería
al hombre solo, lo quería” con “su compañera de camino”.
Es un momento poético, cuando Adán encuentra a Eva:
“Es el inicio del amor: vayan juntos como una sola carne”. El Señor, “toma siempre el
pensamiento casuístico y lo lleva al inicio de la revelación”.
Por otro lado, “esta obra de arte
del Señor no ha terminado allí, en los días de la
Creación, porque el Señor ha elegido este ícono para explicar el
amor que Él tiene hacia su pueblo”.
Hasta tal punto, que “cuando el pueblo no es fiel" Él "le habla,
con palabras de amor”.
“El Señor toma este amor de la obra de arte de la Creación para explicar el amor que tiene
con su pueblo. Y algo más: cuando Pablo tiene necesidad de
explicar el misterio de Cristo, lo hace también en relación,
en referencia a su Esposa: porque Cristo está casado,
Cristo estaba casado, había desposado a la Iglesia,
su pueblo.
Como el Padre había desposado al Pueblo de Israel,
Cristo desposó a su pueblo. Ésta es la historia del amor,
¡ésta es la historia de la obra de arte de la Creación!”
“¡También aquí debemos estar atentos
para que el amor no fracase!
No hablar de un Cristo demasiado ‘solterón’:
¡Cristo desposó a la Iglesia!
No se puede entender a Cristo sin la Iglesia y no se puede entender a la
Iglesia sin Cristo. Éste es el gran misterio de la obra de arte de la
Creación.
Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de entenderlo y también la
gracia de jamás caer en estas actitudes casuísticas de los fariseos, de los doctores de la ley”.
El 2 de marzo en sus palabras previas al rezo del Ángelus, dijo:
hoy “encontramos una de las verdades más confortantes: la divina
Providencia. El profeta Isaías la presenta con la imagen del amor materno lleno de
ternura”.
“Y dice así: ‘¿Se olvida una madre de su criatura,
no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!’.
¡Que hermoso es esto! Dios no se olvida de nosotros,
de ninguno de nosotros, ¿eh? De ninguno de nosotros,
nos recuerda con nombre y apellido. Nos ama y no se olvida. Que hermoso es pensar en
esto”.
“esta invitación a la confianza en Dios encuentra un paralelo en la página del Evangelio de Mateo: ‘Miren los pájaros del cielo –dice Jesús- ellos no
siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo,
el Padre que está en el cielo los alimenta.…
Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les
aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos’”.
“Pero pensando en tantas personas
que viven en condiciones de precariedad, o incluso en la
miseria que ofende su dignidad, estas palabras de Jesús podrían parecer abstractas, si no
ilusorias. ¡En realidad son más
que nunca actuales!”.
“nos recuerdan que no se puede servir a dos patrones:
Dios y la riqueza. Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás habrá justicia.
Debemos escuchar bien esto, ¿eh? Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás
habrá justicia. Si en cambio, confiando en la providencia de Dios, buscamos juntos su
Reino, entonces a nadie faltará lo necesario para vivir dignamente”.
“Un corazón ocupado por la furia de poseer es un corazón lleno de esta furia de poseer,
pero vacío de Dios. Por eso Jesús ha advertido varias veces a los
ricos, porque en ellos es fuerte el riesgo de colocar
la propia seguridad en los bienes de este mundo, y la seguridad,
la seguridad definitiva, está en Dios”.
“En un corazón poseído por las
riquezas, no hay más espacio para la fe.
Todo está ocupado por las riquezas, no hay
lugar para la fe. Si en cambio se deja a
Dios el lugar que le espera,
o sea el primer lugar, entonces su amor
conduce a compartir también las riquezas, a ponerlas al servicio
de proyectos de solidaridad y de desarrollo, como
demuestran tantos ejemplos, también
recientes, en la historia de la Iglesia”.
“Y así, la Providencia de Dios pasa a través de nuestro servicio a
los demás, nuestro compartir con
los demás. Si cada uno de nosotros
no acumula riquezas solamente para sí sino que las pone al servicio
de los demás, en este caso la Providencia de Dios se hace visible
como un gesto de solidaridad”.
Por el contrario, “alguien acumula solo para sí,
¿qué le pasará cuando será llamado por Dios?
No podrá llevarse las riquezas consigo porque -sepan-
la mortaja ¡no tiene bolsillos!”.“Es mejor compartir, porque solamente
llevamos al cielo aquello que hemos compartido con los demás”.
“Para hacer que a nadie le falte el pan, el
agua, el vestido, la casa, el trabajo, la
salud, es necesario que todos nos
reconozcamos hijos del Padre que está en el
cielo y por lo tanto
hermanos entre nosotros,
y nos comportemos consecuentemente. el camino para la paz es la fraternidad: este
caminar juntos, compartir las cosas”.
“El camino que Jesús indica puede parecer poco realista con respecto a la mentalidad
común y a los problemas de la crisis económica; pero, si pensamos bien, nos
conduce a la escala justa de valores. Él dice:
‘¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?’”.
“A la luz de la Palabra de Dios, invoquemos a la Virgen María como
Madre de la divina Providencia”.
“A ella confiamos nuestra existencia,
el camino de la Iglesia y de la humanidad. En
particular, invoquemos su
intercesión para que todos nos
esforcemos en vivir con un estilo simple
y sobrio, con la mirada atenta a las necesidades de los
hermanos más necesitados.
En twitter dijo: La Virgen María está siempre a nuestro
lado, sobre todo cuando sentimos el peso de
la vida con todos sus problemas.
Todos los bautizados somos discípulos misioneros, llamados a ser en el mundo
Evangelio vivo.
En las familias, es normal hacerse cargo de quien lo necesita. No tengan miedo a la
fragilidad.
Para nosotros, la Eucaristía es algo esencial: en ella Cristo quiere entrar en nuestra vida y
llenarla con su gracia.
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Que Dios te llene de bendiciones. Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
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