evita. oesterheld- breccia

coleccin de la DEMOCRACIA GRANDE Y LATINOAMERICANASECCIN ESTRELLAS DEL FIRMAMENTO POP (ULAR)

EVITAVIDA Y OBRA DE EVA PERN

guin HCTOR

OESTERHELD

dibujos ALBERTO BRECCIA

Realizado originalmente en 1970; fue recuperado y publicado por primera vez en 2002 por JAVIER DOEYO (DOEDYTORES).

Esta versin ha sido realizada digitalmente para difusin pedaggica por la BIBLIOTECA POPULAR LOS LIBROS DE LA BUENA [email protected]

Diseo: [email protected] Buenos Aires, marzo de 2013.

3PRLOGO [*]

VITA: LA HISTORIETA QUE TODOS CONOCEN PERO QUE NADIE VIO

En 1968 se editaba Che, la vida del Che Guevara, un libro dibujado por Al-berto Breccia y su hijo Enrique, y escrito por Hctor G. Oesterheld, que relataba en forma de historieta la lucha del m-dico argentino que lider con Fidel Cas-tro la Revolucin Cubana.

fue una propuesta de la Edi-torial Jorge lvarez, que en ese entonces arrasaba en el merca-do con libros de autores argenti-nos. El primer argumento no an-duvo: siempre Hctor necesitaba dos intentos. Por una razn: era un hombre agobiado de trabajo que sola escribir en los cafs o en la Biblioteca Lincoln. [] La historieta tuvo sobresaltos, no dio dinero, la secuestraron y (el matutino) La Nacin escribi un editorial bastante lapidario. Mi trabajo es testimonial, no poda ser de otra manera porque apa-recan personajes como Goulart, Frondizi, Mao [1]

Ocurre que, tal como el gran dibujante me explicara personalmente, este libro era apenas el primer paso de un ambi-cioso proyecto que inclua tambin la

[*] Palabras del editor de la publicacin

original, Javier Doeyo, Doedytores, Buenos Aires, 2002.

[1] De un reportaje al autor publicado en el libro de Oesterheld, de Ger-mn Cceres, Ediciones del Dock, Buenos Aires.

biografa de Evita y de otras figuras de la historia latinoamericana.

Apenas Che apareci a la venta, Oesterheld comenz a trabajar en el argumento de Evita y consecuentemen-te Breccia empez con los dibujos. En medio de esto, Che fue retirado de la venta y los originales se supo des-pus destruidos. Esta persecucin oblig al editor a considerar abortado el proyecto y los autores, entonces, lo abandonaron.

Ms adelante, Breccia aclarara:

despus de El Eternauta, ha-ce un par de aos, dibuj un li-bro y con la colaboracin de otros autores [2] la historia de Evita, que no se vendi ni un ejemplar. [3]

Dos aos despus, otro editor quiso re-tomar la idea, se comunic con Breccia y le acerc un guin escrito por un pe-riodista para que l lo dibujara. Presu-me quien esto escribe que Oesterheld (muy atareado, siempre trabajando en proyectos nuevos) estara ocupado en lo suyo.

Al ver la edicin que finalmente sali a la luz en 1970, entiendo que segura-mente Oesterheld no era el indicado pa-ra la tnica que se pretenda dar a esta versin de la vida de Eva Pern. Este otro guin entre despolitizado y naif no resulta a la altura de las circunstan-cias: llega a considerar que nadie, ni ella misma, sabe de qu se trata res-pecto del viaje que Evita realiza a Euro-

[2] Los autores a los que se refiere son

el guionista, y sus hijos, Enrique y Cristina.

[3] De una conversacin mantenida con Carlos Gimnez, Luis Garca, Adolfo Usero y Antonio Martn. Publicado en Bang! N 10, Barcelona, 1973.

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pa en 1947. Y adems, del primer en-cuentro de Eva con Pern asegura sin titubear que puede hablarse de amor a primera vista.

Por encima de todo, la edicin luca un coloreado algo ordinario, muy de la poca, lo que posteriormente se cono-ci como color Columbia. Con esto se haca referencia al tratamiento de color aplicado en pelculas grficas sobre una base original hecha en blanco y negro y con abundancia de colores planos donde los violetas, verdes y amarillos sobresalen por sobre los de-ms. Sin olvidar el letreado: muy des-prolijo y de mquina de escribir, algo comn en esa poca en publicaciones de baja calidad.

ERDIDO ENTRE BOCETOS Es obvio entonces que una propuesta de guin pobre, ms una edicin tcni-camente muy mala, dara como resulta-do el fracaso al que Breccia aluda en el reportaje de referencia. Aunque la vida y la obra de Eva Pern son una sola, la manera de contarla, la interpretacin de hechos claves y la intencionalidad que el escritor pone de manifiesto al escribir la obra marcarn, indudablemente, la diferencia.

El trabajo de Breccia es, como lo de-fini en otra ocasin, testimonial. No poda ser de otra manera. Con abun-dancia de personajes y situaciones de-finidos, lugares y acciones determina-das; en sntesis, la vida y la obra de una mujer increble retratada a la perfeccin y que, de haber sido presentada de otra manera, seguro habra llegado al gran pblico.

A principios de los noventa, charlan-do con Breccia en su casona de Haedo, le pregunt por La Vida de Eva Pern, obra que apareca en la mayor parte de las bibliografas como realizada por l y

Oesterheld y que yo jams haba visto. Sonri. Se levant, busc entre unos li-bros apilados, sac uno y me lo dio. As me enter que la obra con Oesterheld nunca haba visto luz, que en su lugar, con otro guin y para otro editor haba realizado esa obra y que el resultado haba sido el descrito.

Le pregunt por los originales y me contest con un lacnico: no s, nunca ms los vi.

Diez aos ms tarde, en mayo de 2001 y por pedido del editor francs de Brec-cia, Latino Imparato, me encontraba hurgando entre las carpetas de Breccia en casa de su viuda, Irma, en busca del guin faltante de un captulo de Busca-vidas que se encontraba sin letrear (que, dicho sea de paso, no encontr). Para mi sorpresa, perdido entre una inmensidad de bocetos, anotaciones, guiones, ms dibujos y croquis varios, encuentro el argumento original de Oesterheld con el que Breccia empez a trabajar y que por la cancelacin del proyecto dej de lado.

Finalmente, y gracias a la posibili-dad tcnica que nos dan hoy los pro-gramas de grfica para computadoras, hemos podido rescatar a partir de un impreso el blanco y negro original de Breccia, que sumado al escrito original de Oesterheld, permiten ver al fin la tan nombrada y nunca publicada Vida de Eva Pern de Breccia y Oesterheld.

Debemos ser honestos, hemos teni-do que guionar y actualizar parte de la obra, ya que del original de finales de los 60 a hoy, algunas cosas han cam-biado. Como ejemplo, basta recordar que el cadver de Evita fue recuperado aos despus y hoy descansa en suelo argentino luego de soportar su secues-tro e interminables traslados (en poca de escribirse el original, el cadver permaneca desaparecido). Pero esta-mos muy satisfechos. Despus de 30 aos, hemos rescatado al fina una obra

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perdida de la que muchos hablaban y que nadie haba visto, hemos recupera-do casi totalmente el dibujo original de Breccia y editamos una obra maravillo-sa. Adems de recordar el cincuentena-rio de la muerte de la mujer ms impor-tante de la Argentina.

La mejor mujer, el mejor dibujante y el mejor escritor de este pas. Nada menos.

7e dicho que no me gua ninguna ambicin personal. Y quizs no sea del todo cierto. S. Confieso que tengo una ambicin, una sola y

gran ambicin personal: quisiera que el nombre de Evita figu-rase alguna vez en la historia de mi Patria.

Quisiera que de ella se diga, aunque no fuese ms que una pequea nota, al pie del captulo maravilloso que la histo-ria ciertamente dedicar a Pern, algo que fuese ms o me-nos esto:

Hubo, al lado de Pern, una mujer que se dedic a llevarle al Presidente las esperanzas del pueblo, que luego Pern converta en realidades.

Y me sentira debidamente, sobradamente compensada si

la nota terminase de esta manera:

De aquella mujer slo sabemos que el pueblo la llamaba, cariosamente, Evita.

EVA PERN, LA RAZN DE MI VIDA, captulo 17.

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e dicho que no me gua ninguna ambicin personal. Y quizs no sea del todo cierto. S. Confieso que tengo una ambicin, una sola y

gran ambicin personal: quisiera que el nombre de Evita figu-rase alguna vez en la historia de mi Patria.

Quisiera que de ella se diga, aunque no fuese ms que una pequea nota, al pie del captulo maravilloso que la histo-ria ciertamente dedicar a Pern, algo que fuese ms o me-nos esto:

Hubo, al lado de Pern, una mujer que se dedic a llevarle al Presidente las esperanzas del pueblo, que luego Pern converta en realidades.

Y me sentira debidamente, sobradamente compensada si

la nota terminase de esta manera:

De aquella mujer slo sabemos que el pueblo la llamaba, cariosamente, Evita.

EVA PERN,

LA RAZN DE MI VIDA, captulo 17.

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