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Experiencias en MIGUEL GUTIÉRREZ (Gran Séminaire de Bukavu, Zalre) Dos millones de catecúmenos reciben el bautismo cada año en Africa. En junio de 1987 he bautizado más de mil catecú- menos. No hablamos de experiencias de tiempos de Orígenes o Tertuliano. Son experiencias frescas, de hoy. Muchos de los catecúmenos han experimentado antes la ini· ciación africana. Tienen una predisposición a la iniciación bau- tismal que otros pueblos no tienen. Hubo un hombre providencial en la evangelización de Afri· ca. Fue el cardenal Lavigerie. Había fundado los Padres Blan- cos. Impuso a sus hijos como método de catecumenado en Africa el seguido por los Padres de la Iglesia en las famosas Escuelas de Alejandría, JelUsalén y, sobre todo, de Edesa. En nuestros días los problemas de la iniciación africana se han puesto al vivo. Dos estudios han contribuido a ello: En- raciner l'Evangile, de A. Sanon 1, Y Chemins de la Chl'istologie africaine, de J. Doré y otros 2. En este último se pone como base de la cristología africana a Cristo, maestro de la iniciación. Nosotros hemos dividido la experiencia cristiana y bautismal en dolorosa y gozosa. El cristiano siente la experiencia dolorosa al dejar una vida pasada y una tradición. Siente el gozo de la adhesión a Cristo y a su Iglesia. 1 A. SANON y R. LUNEAU, Enraciner l'Evangile, initiations africaines el pédagogie de la foi, Cel'f, Paris, 1984. 2 J. DoRÉ y otros, Chemins de la christologie africaine, Desclée, Paris, 1986. REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, 46 (1987), 389-405.

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Experiencias en

MIGUEL GUTIÉRREZ

(Gran Séminaire de Bukavu, Zalre)

Dos millones de catecúmenos reciben el bautismo cada año en Africa. En junio de 1987 he bautizado más de mil catecú­menos. No hablamos de experiencias de tiempos de Orígenes o Tertuliano. Son experiencias frescas, de hoy.

Muchos de los catecúmenos han experimentado antes la ini· ciación africana. Tienen una predisposición a la iniciación bau­tismal que otros pueblos no tienen.

Hubo un hombre providencial en la evangelización de Afri· ca. Fue el cardenal Lavigerie. Había fundado los Padres Blan­cos. Impuso a sus hijos como método de catecumenado en Africa el seguido por los Padres de la Iglesia en las famosas Escuelas de Alejandría, JelUsalén y, sobre todo, de Edesa.

En nuestros días los problemas de la iniciación africana se han puesto al vivo. Dos estudios han contribuido a ello: En­raciner l'Evangile, de A. Sanon 1, Y Chemins de la Chl'istologie africaine, de J. Doré y otros 2. En este último se pone como base de la cristología africana a Cristo, maestro de la iniciación.

Nosotros hemos dividido la experiencia cristiana y bautismal en dolorosa y gozosa. El cristiano siente la experiencia dolorosa al dejar una vida pasada y una tradición. Siente el gozo de la adhesión a Cristo y a su Iglesia.

1 A. SANON y R. LUNEAU, Enraciner l'Evangile, initiations africaines el pédagogie de la foi, Cel'f, Paris, 1984.

2 J. DoRÉ y otros, Chemins de la christologie africaine, Desclée, Paris, 1986.

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, 46 (1987), 389-405.

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LA EXPERIENCIA DE SER HOMBRE (INICIACIÓN AFRICANA)

Los africanos tienen una especie de pecado original. Los bambara lo llaman wazo 3. El niño cuando nace viene con este pecado. El wazo hace que el niño no tenga relaciones. Es un narcisista. Vive para sí mismo. El wazo está representado por el número 7. En Africa, como en la Biblia, este número tiene cierto sentido de perfección. El niño nace perfecto. No tiene necesidad de nadie. El niño no se abre a la sociedad. No ne­cesita de ella. El niño no se abre al otro sexo. Es indiferente. El niño no se abre a Dios. Tampoco tiene necesidad de Dios. Es esta falta de relaciones la que constituye el pecado original africano.

Para quitar el desinterés por todo viene en Africa la ini­ciación. No son nuevas. M. Eliade las ha estudiado en otros pueblos; Clemente de Alejandría afirma haber pasado por estas iniciaciones; O. Casel las ponía en relación con los misterios cristianos 4.

Cuando el joven africano tiene catorce años tiene que pasar por el rito de la iniciación. Se suelen hacer en un lugar selvá­tico. La selva es símbolo de la vida 5. Simboliza también el reino del miedo. El mysterium tremendum de R. Otto. El campo está junto a un río. Las purificaciones son necesarias en el ritual de la iniciación.

La vida en el campo es muy dura. Comen mal. Duermen sobre la tierra. Se levantan con el cielo estrellado. Son despre­ciados por los maestros de la iniciación. Es un noviciado duro.

3 D. ZAHAN, Sociétés d'initiation Bamabara, le N'domo, le Kore, Paris­La Haya, Mouton, 1960.

4 V. MULAGO, Simbolismo religioso africano, Madrid, BAC, 1979. La obra de MULAGO es la única sobre iniciaciones africanas con cierta serie­dad y en lengua castellana. MULAGo, cuando trata de la iniciación de su tribu, bashi, se desenvuelve muy bien. Cuando habla de los balubas o banyarwandas se encuentra menos aceJ.1tado. Da la impresión de ignorar la lengua y las tradiciones de estas tribus. Tiene, sin embargo, una buena bibliografía. A ella nos remitimos.

5 Es una apreciación personal. En 1978 caminaba en plena selva. Iba acompañado de un catequista. Estábamos junto al poblado de Ngoy. De la otra parte del do salía el ruido del tambor. El catequista me dijo que los jóvenes estaban en aquellos días en la iniciación. Con el sonido del tambor decían al poblado les mandase harina de manioca. Tenían hambre.

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Las instrucciones son necesarias. Hay instrucciones teóricas sobre el origen del mundo, de la tribu. Se da también una ins­trucción sexual. Se prepara al candidato a la transmisión de la vida. Es su finalidad aquí en la tierra. Además de lo teórico, se intenta enseñar cosas prácticas sobre agricultura, ganadería, manera de construir una casa.

La iniciación termina con la circuncisión. La circuncisión africana quita el wazo, ese pecado original africano. La per­fección del número 7 se divide. Aparece el número 4 femenino y el número 3 masculino. El narcisista, el interesado, se hace hombre. ¿Quién es hombre en Africa? Un ser humano con rela­ciones. El narcisista es símbolo del niño; el altruista, signo del hombre. Laleye ha estudiado la fenomenología del africano 6.

Llega a la conclusión de que en Africa el individuo no cuenta. Lo que cuenta es la sociedad. Bergson habla de las sociedades de hormigas o abejas, donde el individuo no cuenta. Todo se hace en relación y por la sociedad 7.

Diríamos que la filosofía personalista es muy africana. Las afirmaciones de E. Mounier, G. Marcel y M. Buber tienen gran importancia en Africa. Es, sin duda, esta corriente personalista la que más puede hacer y dar sentido a los africanos 8.

La iniciación le ha quitado el wazo. Ese mirarse a sí mismo y sus intereses. Por la iniciación el joven africano tiene rela­ción con:

. La sociedad. Esta le considera un miembro de ella. Antes no podía opinar ni dar votos. Después de la iniciación tiene su puesto en la sociedad africana. Es una de las mayores glorias para el africano el ser considerado como hombre, no como un niño .

. Con el otro sexo. Una persona no iniciada no se puede casal'. Es un niño. Las jóvenes le despreciarán. Después de la iniciación puede casarse. Aquella perfección sexual del wazo ha desaparecido. Ahora el 4, símbolo de la imperfección, buscará

6 1. P. LALEYE, La conception de la personne dans la pensée tradition­nelle yoruba, Berna, 1970.

7 H. BERGSON, Les deux sources de la morale et la religion, Paris, 1970. B La corriente personalista está teniendo grandes éxitos en Africa.

La filosofía, ,teología, espiritualidad y pastoral tienen que ir en este sen­tido personalista.

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el 3 para así formar la perfección en el matrimonio. Como con­secuencia, una persona adulta que no se ha casado es conside­rada como anormal. La normalidad viene del matrimonio y de la transmisión de la vida.

. Con la naturaleza. El iniciado tiene que ponerse en con­sonancia con la naturaleza. Hay que leer a Shengor o a Aimé Césaire para darse cuenta de esta búsqueda de consonancia .

. Con Dios. El niño no tiene relación con Dios. Se cree perfecto. El iniciado lo ve en todas partes. Dios es esa «pre­sencia oscura» que tanto le gusta a Shengor. Esta presencia di­vina dirige todos los acontecimientos del iniciado. El iniciado de la religión bamabara puede cantar en medio de las ocupa­ciones:

Los que creen en el Señor están en paz.

No tiemblan en el sufrimiento, aunque es de noche 9.

Recordemos que para algunos teólogos el pecado original consiste en la imposibilidad de comunicarse con Dios. El mismo KarI Rahner, en sus apreciaciones sobre la comunicación de

Dios, va en ese sentido:

«Si esta culpa personal al principio de la historia humana es un no a la propia oferta absoluta de Dios de comunicar su vida di­vina misma, entonces las consecuencias que se siguen como deter­minación de nuestra situación por la culpa son distintas de las del caso en que hubiérase tratado de un no libre meramente frente a una ley divina, si bien en el horizonte de Dios» 10.

No seamos presuntuosos, pero creo que las afirmaciones tan avanzadas de un H. de Lubac en sus trabajos sobre lo sobre­natural podían ser revisadas desde el pensamiento africano. Unas veces se daría razón a Rahner o a De Lubac en su afán de apertura a lo sobrenatural, a la existencia sobrenatural. Otras veces la espada se volvería contra ellos. En Africa la natura pura se encuentra de hecho en una persona no iniciada. La co-

9 GRAVRAND, «La pl'Íere africaine», en Studia Misionalia, 24, 1975, p.78.

10 K. RHANER, Curso fundamental sobre la fe, Herder, Barcelona, 1979, p. 143.

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municación y la apertura vienen después de la iniciación. En Africa no hay apertura a lo sobrenatural, no hay comunicación antes de la iniciación. Una persona no iniciada está en un es­tado de natura pura frente a Dios. La comunicación gratuita de Dios y la apertura del hombre a lo divino viene con la ini­ciación.

Terminada la iniciación, los jóvenes vuelven al poblado. La comunidad les recibe como héroes. Hay grandes muestras de júbilo. Todos los habitantes del poblado participan. Todos están interesados. Habían ido como niños; vuelven como hombres.

VUELTA A LOS PADRES DE LA IGLESIA

El cardenal Lavigerie tuvo una gran visión de Africa. Envía sus Padres Blancos a las selvas de Africa. La primera expedi­ción salía el 24 de febrero de 1878. Lavigerie estaba bien for­mado en la historia de la Iglesia primitiva. Había sido profesor de Historia en la Sorbona de París. En la primera expedición

. 1 les da instrucciones a sus hijos. Tienen que volver a los anti­guos catecumenados de la Iglesia primitiva 11. Los famosos ca­tecumenados de Orígenes, Cirilo de Jerusalén, San Efrén, vol­vieron a renacer en Africa.

No había que bautizar como en los siglos XVI y XVII. A San Francisco Javier le dolía el brazo de tanto bautizar. Tres car­melitas descalzos, en poco más de dos años, bautizaron más de veinte mil negros. Lavigerie estaba contra estos métodos. Se ne­cesitaba formar bien a los catecúmenos. La experiencia de Dios, por lo general, no es relámpago. Necesita su tiempo y prepa­ración.

Todavía en las misiones de los Padres Blancos se sigue el catecumenado ideado por Lavigerie. No es suyo. Lo fue de las prósperas comunidades primitivas 12. El catecumenado dura cua­tro años. Los del primer año tienen el nombre de llamados (en

11 Cfr. J. PERRAUDIN, «Le catéchuménat d'apres le cardinal Lavigerie», en Paro le et Mission, 14, 1961, pp. 387-388.

12 Aunque carmelita descalzo he vivido con los Padres Blancos. Hemos heredado sus misiones y 'también sus métodos. En las misiones carmelita­nas de Goma se sigue hoy en día el método de catecumenado del cardenal Lavigerie.

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la lengua kishuahili, una de las más extendidas de las bantús, waituao). Se les da el Antiguo Testamento. Sobre todo, se pro­fundiza en las llamadas a Abraham y Samuel. En el segundo año se les da el Nuevo Testamento. Reciben el nombre de «los que tienen fe» (wamini). El tercer año es el más doctrinal. Tienen clases sobre Dios, la Trinidad, el pecado, la gracia. El cuarto año se centra en los sacramentos. Al terminar el cuarto año reciben el bautismo. Se intenta hacer el día de Pascua como en la Iglesia primitiva. Muchas veces, por razones prácticas, se hace otro día.

Después del bautismo en algunas misiones se tiene un año de mistagogía. El cristiano no sigue un curso especial. Se in­tenta integrarle en la comunidad. En la Iglesia primitiva la mis­tagogía se daba propiamente en la semana de Pascua. Las cate­quesis mistagógicas que nos han llegado de Cirilo de Jerusalén, Teodoro de Mopsuestia, San Juan Crisóstomo, fueron pronun­ciadas en esa semana pascual. Las catequesis mistagógicas fue­ron dadas por el obispo de la ciudad. Las de San Juan Crisós­tomo fueron pronunciadas en Antioquía y no en Constantino­pla, por causa de la enfermedad del obispo de Antioquía.

El catecumenado es largo. Además de un examen teórico, se necesita el parecer de la comunidad de base. En definitiva, es de la comunidad de base de donde depende el bautismo del ca­tecúmeno. Es ésta una de las aportaciones de las comunidades de base al catecumenado. La comunidad recibe al catecúmeno y éste se integra en la comunidad.

LA EXPERIENCIA DOLOROSA (LA RUPTURA)

G. Bardy nos habla de las dificultades de los primeros cris­tianos para la conversión. Había que romper con muchas cosas: familiares, vida pasada, religión romana ... Había que dar una adhesión a unos dogmas extraños. El cristiano era un proscrito de la sociedad.

La ruptura que sintieron los primeros cristianos la experi­mentan los cristianos africanos: renuncia a una religión de sus antepasados, renuncia a unas costumbres, renuncia a la poli­gamia.

René Luneau nos ha presentado un caso digno de conside-

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rarse. Khalil era musulmán. Hasta tuvo un puesto en la mez­quita. Vivía en un poblado del Níger. Khalil tenía varias muje­res. Tenía muchos hijos. Vivía en la felicidad.

Cierto día Khalil va al mercado. Tenía que comprar una cabra. Junto a las cabras, un joven vende libros. Le había so­brado un poco de dinero al comprar la cabra, y compra uno. Era el Nuevo Testamento. Khalil comienza a leer para distraer­se. Lo que era distracción fue su conversión a la religión cris­tiana. Habla con los padres de la misión. Tiene que hacer un catecumenado de varios años. Los habitantes de su poblado le critican. Es el único cristiano en decenas de kilómetros. Era su antiguo jefe en la mezquita. ¿Qué hacer? ¿Dejar el poblado y

marcharse lejos? ¿Dar testimonio de Jesús en tierra musulma­na? Khalil nos 10 cuenta con gran simplicidad:

«Si me voy del poblado dará la impresión de que no soy capaz de dar testimonio de Jesús. Por eso me he quedado. Estoy sobre la punta de una lanza entre mis compatriotas. Ellos me traspasan. La razón es que quiero ser Itestigo de Jesucristo en medio de ellos. Es aquí donde debe ser hecho» 13.

Khalil, a pesar de su testimonio, está preocupado. Escribe a los padres de la misión que no desconfíen de él. Es cierto que es el único cristiano del poblado. Pero quiere seguir dando tes­timonio de Jesús. No tiene ni miedo ni vergüenza:

«Hace tres años que me uno con todas mis fuerzas a Jesucristo. En todo el país soy conocido como cristiano. En todo el pueblo y en 1odo el país soy considerado como cristiano y sólo como cris­tiano. No desconfíen de mí. Me he dado a Jesús. Jesús es el hijo de Dios. Hace 'tres años que he dado mi fe a Dios y a Jesús. No ,tengo miedo. Tampoco tengo vergüenza. No desconfíen de mí. Verdaderamente creo que Jesús es el hijo de Dios» ".

Khalil nos da la experiencia dolorosa de haber abandonado todo. Se trata de una conversión total:

13 R. DANIEL, Chemin de chrétiens africains, Abidjan, INADES, 1981. El texto ha sido dado por R. LUNEAU en Chemins de la Christologie afri­caine, p. 36.

14 Cfr. R. LUNEAU, Chemins de la Christologie africaine, p. 37.

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He dejado muchas cosas, para seguir a Jesús. He dejado mi religión, la que practicaba, para seguir a Jesús. He dejado mis padres, para seguir a Jesús. He dejado mi mala conducta, para seguir a Jesús. He dejado mis peleas, para seguir a Jesús. He dejado la poligamia, para seguir a Jesús. He dejado las costumbres antiguas, para seguir a Jesús. He dejado la maldad, para seguir a Jesús 15.

Esta experiencia dolorosa de Khalil merece un pequeño co­mentarío. En primer lugar, ha dejado su religión. Los africanos tienen una religión. No hay tríbu africana sin religión. La reli­gión es considerada en sumo grado. Era la religión de sus ante­pasados. Dejar su religión antigua es decir que sus antepasados han vivido en el error. El africano, tan amante de la tradición, tiene que confesar que sus antepasados se han equivocado.

Parece que Khalil era musulmán. Los musulmanes llegan al fanatismo en cuestiones religiosas. Convertirse a la religión cris­tiana es muy difícil y muy raro. Khalil deja su religión animista y la musulmana para seguir a Jesüs.

Khalil ha dejado también otra cosa muy importante para un africano, la poligamia. Tener varias mujeres es cosa normal en Africa. Las mujeres son un signo de prestigio. El que tiene una sola mujer es pobre. La poligamia proporciona al africano un alivio en su sed de inmortalidad. Hay en el pensamiento afri­cano una especie de traducianismo. Se cree que los padres dan a sus hijos no sólo una parte de su cuerpo, sino de su alma. Cuantos más hijos tienes, más partes de tu ser has dejado. El hombre podrá morir como individuo. Partes de su ser seguirán viviendo.

Khalil hacía un sacrificio supremo. Había abandonado todas sus mujeres, menos una. Esta se bautizaba con él la noche de Pascua de 1983. Verdaderamente, fue un triunfo de la gracia.

Khalil ha dejado, además, las costumbres antiguas para se­guir a Jesús. Estamos en plena teología paulina. Morir al hom­bre viejo y a sus tendencias y resucitar con Cristo.

Lo hemos dicho ya: Khalil se bautiza la vigilia de Pascua de 1983. Estaba acompañado por su única esposa y por varios de sus hijos. Hoyes responsable de una comunidad de base. En los arenales del Níger sigue dando testimonio de Jesús. Es

15 Cfr. R. LUNEAU, O. c., p. 37.

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un ejemplo de esa experiencia dolorosa. Tuvo que dejar mucho, Tuvo que romper con todo. Hoyes un ejemplo de una expe­riencia gozosa.

Khalil es un ejemplo de miles y quizá de millones de afri­canos. El bautismo supone ruptura. Los cristianos de las cata­cumbas sintieron lo que es el desarraigo por Cristo. Lo que es el vender todo cuanto se tiene para comprar la preciosa marga­rita. Los que hemos recibido un bautismo cuando nada sabía­mos de 10 que hacían en nosotros estamos muy lejos de com­prender el dolor de una ruptura y el gozo de la adhesión a Cristo y a su Iglesia.

EXPERIENCIA GOZOSA

El cristiano de Africa ha pasado por una experiencia de des­arraigo. Tiene también una experiencia gozosa. Quien ha dejado todo por Cristo recibe el don del mismo Cristo.

El Chad es uno de los países africanos que más ha sufrido la guerra civil. Desde su independencia no ha gustado días de paz. Una de las regiones más castigadas por la guerra es la de Sara. En medio de este torbellino una comunidad de Sara nos ha dado un texto precioso sobre la experiencia de Cristo. Es poesía y oración. Es teología sublime y experiencia acabada:

Muero contigo, dos en la Cruz. Muero contigo, dos Jesús. Muero contigo, dos.

Estoy contigo, dos en el sepulcro. Estoy contigo, dos Jesús. Estoy contigo, dos.

Resucito contigo, dos del sepulcro. Resucito contigo, dos Jesús. Resucito contigo, dos.

Asciendo contigo, dos al cielo. Asciendo contigo, dos Jesús. Asciendo contigo, dos 16.

Esta poesía oracional está cargada de teología. No es una obra de teólogos. La han compuesto los campesinos de la re-

16 Cfr. R. LUNEAU, O. c., pp. 35-36.

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gión de Sara. La cantan en sus capillas. La cantan cuando siem­bran sus campos de mijo o cuidan sus cabras en los arenales.

También aquí nos encontramos en plena teología de San Pa­blo. Sigue la línea de la Carta a los Romanos. San Pablo com­para el bautismo con el sepulcro. Quien recibe el bautismo tiene que sentir la experiencia de sepulcro:

«¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él se­pultados por el bautismo en la muerte a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Rom 6,3-4).

Los campesinos de Sara nos dan la experiencia sublime de la incorporación a Cristo. Cristo asume la naturaleza humana y la diviniza. Por el bautismo el cristiano queda divinizado. Fue ésta la idea clave del africano de Alejandría, San Atanasia. Dios se hace hombre para que el hombre sea Dios.

La experiencia africana del bautismo lleva siempre un mu­cho de muerte y de sepulcro y un mucho también de resurrec­ción y ascensión. El cristiano tiene que gustar los misterios de Cristo. Cristo murió y resucitó.

Con esta oración de Sara hemos llegado al centro de toda experiencia bautismal. El cristiano no experimenta el bautismo. El bautismo es un rito. Por el bautismo se incorpora a la pa­sión, muerte y resurrección de Cristo.

Los teólogos de América latina nos presentan a un Cristo liberador. En la liberación se centran las cristologías de Boff y Sobrino. La experiencia cristiana en América es una experien­cia de liberación. ¿Yen Africa? No se ha llegado a una teología de la liberación africana. Creo que tiene que ser también la experiencia del Cristo que libera. El teólogo africano Penoukou aboga por una teología de la fraternidad en Africa.

La profesión religiosa es una continuación de la experiencia bautismal. En Costa de Marfil una religiosa hace su profesión. En plena asamblea tiene un diálogo con sus padres:

«( ... ) Por última vez los padres de la religiosa han tomado a su hija para preguntarle: '¿Dónde vas con ese aire de fiesta y de ale­gría y esa mirada llena de fe y esperanza?' La religiosa responde: 'A quien mi corazón ha amado tanto, a quien he seguido años y cuya fidelidad nunca me ha faltado. Jesús, mi Señor y mi Dios,

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ahora me llama. Por la obediencia quiero ir a vivir con El, que me ha dado el vestido de la humildad, me ha ceñido con el cordón de la castidad y me ha cubierto con el manto de la pobreza'. La familia responde: 'Tus palabras nos llenan de inquietud. ¿Nos vas a dejar sin cumplir los l'itos que hacen las jóvenes de tu edad, que les unen toda su vida a quien aman?'» ".

También en esta profesión religiosa vemos una adhesión to­tal a Cristo. Es una experiencia gozosa. La religiosa va alegre a su encuentro con Cristo. Su familia parece que quiere disua­dirla. No la comprende. Su hija es especial. No es como las demás jóvenes africanas, siempre deseosas de contraer matri­monio. La religiosa renuncia a esos ritos y a una maternidad tan estimada en Africa. En un continente y en una cultura donde la maternidad es el sumo valor, no es fácil comprender la vida religiosa. Es muy difícil hacer comprender a esta sociedad la experiencia de un Cristo invisible. Ese amor invisible de Cristo y ese objeto de amor también invisible resulta muy difícil de ex­plicar. Y es aquí donde reside la fuerza de la experiencia tanto bautismal como religiosa. Ser testigos de lo invisible. Estar vi­viendo como si se viese 10 invisible.

La experiencia gozosa se trasluce. La familia está extrañada. ¿Dónde vas con ese aire de fiesta?, le preguntan. Cristo está cerca, y sólo los ojos limpios le pueden ver y experimentar.

EXPERIENCIA DE LA COMUNIDAD

La experiencia de la comunidad es, sin duda, una de las más profundas en Africa. Hemos dicho que el africano se hace hombre en su relación con la comunidad. La iniciación africana le abre a la sociedad y a Dios. Sin apertura el africano es con­siderado como un niño.

También la iniciación cristiana es un asunto de la comuni­dad y una experiencia de la comunidad. El pagano es advertido por la comunidad para que vaya al catecumenado. Ya en el catecumenado es seguido por la comunidad. El padrino o la ma­drina no es elegido por el catecúmeno. La comunidad de base va a escoger una persona idónea que le acompañe durante los cuatro años de catecumenado. Esta explicará a la comunidad el

17 Cfr. R. LUNEAU, o. C., p. 39.

s

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desarrollo moral y espiritual del catecúmeno. Cada año es la comunidad la que tiene que aprobar o reprobar al catecúmeno, En definitiva, el bautismo depende de la apreciación positiva o negativa de la comunidad.

El día del bautismo todos los miembros de la comunidad se creen responsables. Todos se preparan para acompañar. To­dos le han dado un regalo para hacer la fiesta. La casa está adornada. A doscientos metros, unos árboles anuncian la fiesta. Todos participan en ella. En primer lugar, todos le acompañan a la iglesia. Todos participan con cánticos y tambores. Después, todos comen y beben. En Africa el comer y beber juntos es el signo de la fraternidad y amistad 18.

En algunas misiones africanas, concretamente en la mía, hay algo que podía parecer extraño: un año para aprender a vivir en la comunidad. Después del bautismo los catecúmenos no re­ciben la confirmación en seguida. En las comunidades primitivas los tres sacramentos de la iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía, se recibían en el mismo día. Aquí hemos cambiado. Entre el bautismo y la confirmación hay un año. El catecúmeno no estudia ni viene al catecumenado. Está destinado a vivir en comunidad. Reza con la comunidad, canta con la comunidad, sufre con la comunidad, trabaja con la comunidad. La comu­nidad le acepta y el cristiano se integra para todo en la comu­nidad cristiana.

Es, sin duda, una de las mayores aportaciones de las comu­nidades de base en Africa. El cristiano no vive y actúa como individuo su religión. La vive en comunidad.

EXPERIENCIA DE LA COMUNIDAD EN LA PRÁCTICA

No nos cansaríamos de hablar de la experiencia comunita­ria. Ella dirige la vida del cristiano. La comunidad controla la liturgia, pastoral, la caridad y el progreso.

. Liturgia. Hace varios años el presidente Mobutu pronun­ciaba una frase célebre: «En el Zaire no hay espectadores.» Esta frase del presidente se puede aplicar a la liturgia. Todo el

18 Cfr. V. MULAGO, Simbolismo religioso africano, p. 78.

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mundo participa activamente. Unos preparan las lecturas; otros predicarán; otros mantendrán el orden; una multitud será miembro de la coral; la pobre viejecita sin voz habrá barrido la puerta de la capilla o habrá traído unas flores. Dios tiene que ser honrado por todos. La presencia en la liturgia no es un signo de participación.

· Catequesis. Todos se tienen que sentir responsables. Mu­chos darán el curso de catequesis. El que no sabe darlo irá a cultivar el campo del catequista para que éste tenga más tiempo para dar y preparar sus lecciones.

Los catequistas son elegidos por la comunidad. Nos recuer­dan aquellas comunidades primitivas. Eran ellas las que elegían sus catequistas, sus sacerdotes y hasta sus obispos.

Hay una ley de oro en la diócesis de Goma (Zaire): «Todos los cristianos tengan un ministerio en la comunidad y nadie ten­ga más de un ministerio». Se intenta que todos los cristianos ten­gan un servicio en la comunidad, que nadie se crea un parado en la comunidad. Por otra parte, se desea evitar el que algunos cristianos acaparen todo el funcionamiento de la comunidad.

· Progreso. Africa está en vías de desarrollo. Una comu­nidad que ora y lee la palabra de Dios no tiene que quedar in­sensible al progreso. El interés por el progreso de un pueblo es un testimonio. Cristo oró y pasó muchas noches ante su Padre, pero también se ocupó de las necesidades de su pueblo. Cristo enseñaba, Cristo curaba, Cristo multiplicaba el pan. Una comu­nidad misionera tiene que imitar los gestos de Cristo. Tiene que tomar parte en la enseñanza, tiene que preocuparse de dispen­sarios y hospitales, tiene que preocuparse por el pan. La cons­trucción de un puente, de una carretera, son campos de una co­munidad cristiana. Hasta estos problemas concretos tiene que llegar la experiencia bautismal.

· Problemas de justicia. ¿La experiencia bautismal tiene que llegar a problemas de justicia? Creemos que sí. El cristiano tiene que ocuparse del pobre. No hay mayor pobre que una persona condenada injustamente. Pobre de solemnidad también es aquel a quien han arrebatado su campo, sus cabras y su vaca. Los asuntos de justicia son problemas que tienen plantea­dos las comunidades de base. A ellos tiene que llegar la expe-

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riencia bautismal. Esta tiene que ser la experiencia de Cristo, y Cristo no se limitó a rezar, sino que se ocupó de todas las mi­serias de los hombres de su entorno.

Todos estos sectores prácticos son campos de la experiencia bautismal. Nada tiene que ser extraño para el nuevo cristiano. Todo 10 tiene que vivificar desde esa muerte y resurrección de Cristo.

CONFLICTO ENTRE DOS INICIACIONES: LA AFRICANA

Y LA CRISTIANA

Hemos hablado de la experiencia de la iniciación africana y de la cristiana. ¿Hay conflicto entre ellas? A lo largo de la his­toria misionera en Africa ha habido sus pareceres. Unos misio­neros pensaban que eran irreconciliables. La africana era un invento del demonio. Quien mandase sus hijos a la iniciación quedaba excomulgado. Dejemos hablar a un misionero en el año 1927:

«Algunos días después de nuestra llegada tuvo lugar en nuestro poblado una gran fiesta pagana. Era la recepción >triunfal de los jóvenes iniciados después de siete meses de reclusión. Desfilaban delante de una multitud en delirio. Venían en dos filas con sus insignias. Traían el rostro marcado con rayas, que quedaron marca­das como sello imborrable por las garras del demonio, a quien han sido dedicados. Los hechiceros con máscaras, personificación del demonio, vienen muchas veces de noche a dar a sus adeptos con­ciertos de música infernal. En una palabra, es una verdadera fiesta de hechicería. El demonio quiere probar que es dueño absoluto» 19.

Como puede verse, en los años veinte los problemas de la inculturación estaban muy verdes. Todas las tradiciones africa­nas venían del demonio. Nos lo dicen cientos de veces los afri­canos: los misioneros de antes veían al demonio en todas par­tes. Los actuales nunca hablan de él.

Hay que comprender a estos pioneros de la misión. Eran hijos de su tiempo. Las directrices que recibían de Roma eran muy severas. El diálogo con las culturas, concretamente con la africana, resultaba muy difícil.

Hoy los tiempos han cambiado. El Concilio y los papas ac-

[9 Citado por R. LUNEAU en Enraciner I'Evangile, p. 20.

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tuales nos hablan de la inculturación del mensaje cristiano. Hoy en día es un deber el inculturizar el mensaje.

Un africano, A. Sanon, y un francés, R. Luneau, han puesto el problema de la iniciación africana al vivo 20. Revistas de gran prestigio, como Concilium 21 o la Maison Dieu 22, han dedicado a la iniciación africana varios artículos. Todos pretenden re­conciliar la iniciación africana y la cristiana. O. Casel sospechaba que los misterios cristianos provienen de los paganos. Lo que hicieron los primeros padres fue cristianizar esos misterios. Pero los misterios de Osiris o de Orfeo son hechos pasados, casi de la prehistoria. Los misterios de la iniciación africana son de hoy. Nuestros oídos han escuchado los gritos de angustia y de dolor de los campos de la iniciación.

R. Luneau nos ha dado a conocer una iniciación mitad afri­cana y mitad cristiana. Los ritos y el ceremonial eran africano. Las lecturas eran del Evangelio, y las oraciones, cristianas:

«Los padres cristianos de estos jóvenes se han l'eunido bajo la dirección del maestro de la iniciación. La iniciación ha durado un mes. El párroco ha sido advertido sólo en el momento de la inicia­ción. La iniciación se ha celebrado en plena ciudad. Es una nove­dad, Ha habido un paño blanco como signo de fiesta. Pero como la iniciación era para jóvenes destinados al bautismo, la formación cristiana ha sido presentada a 10 largo de la iniciación (lecturas del evangelio y oraciones)>> ".

Tenemos, por lo tanto, una mezcla de iniciación africana e iniciación cristiana. El ritual sigue siendo antiguo. Sin embargo, el lugar y las lecturas cristianas eran una novedad. ¿Es válida esta mezcla? Creo que hay que evitar algunas desviaciones. No podemos hoy afirmar con los misioneros de 1927 que la inicia­ción africana es obra del demonio. Por otra parte, hay que evi­tar paganizar el evangelio. Clemente de Alejandría y Orígenes intentaron cristianizar los misterios paganos, no paganizar el Evangelio. La presencia de un sacerdote o de una persona com­petente de la Iglesia evitará sin duda el paganizar lo cristiano o crear un sincretismo absurdo.

20 A. SANON y R. LUNEAU, Enraciner l'Evangíle, initiations africaines et pédagogie de la ¡oi, Cerf, Paris, 1984.

21 Concilium, n. 142, febrero 1979. 22 «La Maison-Dieu», L'initiation chrétienne, n. 132, 1977. 23 Citado por R. LUNEAU en Enraciner l'Evangile, p. 56.

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Podíamos terminal' estas ideas sobre la experiencia de la iniciación con unas frases de Pablo VI. Fue el primer Papa que se interesó por los problemas de la inculturación en Africa. En octubre de 1967 publica una carta sobre el tema, la Africae terrarum. Tiene páginas muy laudatorias sobre la vida de co­munidad y sobre la iniciación:

«La pal'ticipación en la vida de la comunidad, sea en el ámbito de la familia, sea en el de la vida pública, es considerado como un deber preciso y un derecho de ,todos. Pero se llega a este dere­cho después de haber pasado por una serie de iniciaciones, que ,tienen por fin el formar el carácter de los jóvenes candidatos y ha­cerles conocer las tradiciones y costumbres de la sociedad» 24.

Pablo VI no puede ser más explícito. La vida de comunidad es el centro de la vida africana. Para llegar a esa vida es ne­cesaria la iniciación. La vida de comunidad, esos deberes y, so­bre todo, esos derechos necesitan el aprendizaje de la iniciación.

¿Qué piensa la Iglesia de la iniciación africana? Pablo VI no se pone en la línea de los misioneros de 1927:

«La Iglesia considera con gran respeto los valores morales y re­ligiosos de la .tradición africana no sólo en razón de su significación, sino porque ve en ellos la base providencial para la transmisión del lenguaje evangélico y para la construcción de la nueva sociedad en Cristo» ".

La Iglesia, en la persona del Papa, reconoce la iniciación africana. Los misioneros tienen que ser como el Señor del Evan­gelio. Tienen que saber sacar partido de 10 nuevo y de lo an­tiguo.

LAS TENTACIONES DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA

(LA RECONVERSIÓN)

La experiencia gozosa sería muy bonita si fuera constante. Muchas veces la semilla cae en el camino, entre espinas y pie­dras. Hay también reconversiones en Africa. Khalil había de­jado la poligamia, la religión, las costumbres y la vida pasada. Hay tentaciones de volver a la vida pasada.

24 Africae Terrarum. 25 Africae Terrarum.

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Vuelta a la poligamia. Eso de vivir siempre con la mis­ma mujer es difícil. Aunque enferme, aunque envejezca, aunque sea estéril, siempre la misma, no es fácil. Todo africano lleva en sí una buena dosis de donjuanismo. Le gusta cambiar.

Además, la poligamia es un signo de prestigio. La monoga" mía es signo de pobreza e inutilidad. Está también una especie de traducianismo africano. Se cree que el hombre da a sus hijos una parte de su cuerpo y de su alma. Esta se va dividiendo con los hijos. Se podrá morir como individuo. Muchas partes de su ser quedarán vivientes en sus hijos.

· Vuelta a la religión antigua. El P. Tempels afirmaba que el cristianismo era para los días de fiesta en Africa. En los mo­mentos de angustia, de enfermedad, de esterilidad y muerte se vuelve a la religión antigua 26.

· El ateísmo. Aquí no podemos hablar de vuelta. Jamás hubo ateos en la religión pagana. Todos creían en un dios. Los ateos salen del cristianismo. Hay intelectuales, hay jóvenes afri­canos que se declaran ateos. Un ateísmo práctico más que teó­rico.

· Las sectas. Hace unos años se contaban ya seis mil sec­tas cristianas en Africa. El número se ha doblado. Son sincre­tismos de Biblia y costumbres africanas. Están creando una des­orientación entre los cristianos.

Experiencias bautismales de Africa que pueden quedar dis­minuidas o empañadas por gran número de tentaciones.

26 P. TEMPELS, Nofre rencontre. El P. TEMPELS es un franciscano bel­ga. Estuvo muchos años de misionero en el Congo. Le debemos la prime­ra filosofía bantú. Ha sido muy apreciado y muy criticado.