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UNIDAD
. ' f ' 1 5 UN -DESAFÍO AL PARADIGMA
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REALISTA
15. ¿Relaciones internacionales o sociedad mundial?
JOHN BURTOTi
INTRODUCCiÓN
El título conlleva la intenCión de suscitar la siguiente interrogante: ¿cuál es la naturaleza de ese elemento exterior que se ha constituido en materia de estudio de las relaciones internacionales? ¿Cuál 'es esa realitlacl que pretendemos desctibir y comprender? Como se podrá ver más adelante, esta pregunta tiene implicaciones intelectuales y políticas.
En el nivel intelectual, surgen dos temas de discusión. El primero de ellos debate si aquellas entidades legales que denominamos estados son los actores principales e importantes, es decir, se intenta dilucidar si la descripción y la explic.ación del comportamiento del sistema entre estados aportarían las re&puestas a los proolemas de política que todos procuramos resolver, o
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í "' 1 Tomado de: Tbe Study of Wor/d Society: A London Perspective & Joqn IBurton y colaboradores, Documento Incidental No: 1, International Studies Assodation (Asociación de Estudios Internacionales), pp. 3-10, 19-20, 22-27 . Copyright © 1974, I.S.A. Reimpreso con licencia del autor .
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si sólo podemos encontrar dichas respuestas mediante el análisis de toda la sociedad mundial, de la cual el sistema interestatal es sólo un integrante. El segundo tema de discusión trata de aclarar si las descripciones y teorías conductuales, relativas a estados o a otras unidades, se fundamentan en observaciones confiables, o si se concretan a reflejar impresiones vagas de agresión, poder, autoridad, intereses nacionales, ley y orden, desviación y otros fenómenos políticosociológicos. ,
Ambos puntos se interrelacionan. Si los estados fuesen los actores dominantes, entonces se podrían hacer algunas predicciones confiables en cuanto al sistema interestados, empleando exclusivamente estudios descriptivos y pertinentes de las ramas de historia diplomática, relaciones comerciales, instituciones internacionales, estrategias, alianzas y otros aspectos de las interacciones de los distintos estados del mundo. Pero si, por el contrario, se descubriera que aquellas transacciones que se registran a través de las fronteras nacionales; y que no son iniciadas ni controladas en su totalidad por autoridades estatales, ejercen fuerte influencia tanto en el comportamiento de los estados como
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en el de otras unidades del amplio ámbito de la sociedad mundial, en ese caso sería preciso realizar estudios conductuales seguros en todos los niveles sociales, estudios de la naturaleza de la autoridad y de las reacciones hacia la autoridad, estudios de los valores humanos, de relaciones étnicas y de otro tipo de relaciones de simpatía que rebasan los límites nacionales y, finalmente, estudios de las repercusiones que provocan los descontentos sociales y políticos dentro de un estado en un entorno político más amplio. En consecuencia, la manera en que percibimos ese elemento externo determina la forma en que definimos nuestro campo: ¿es la realidad efectivamente el sistema de los estados, o lo es el ámbito más amplio de la sociedad mundial? Cabe agregar que la forma en que definimos a nuestra disciplina determina la esfera de acción de conocimiento conductual que es pertinente.
Ese elemento externo, trátese de las relaciones entre naciones o de una sociedad mundial más intrincada, no es materia de interés exclusiva de filósofos y de teóricos. Las relaciones que se suscitan entre percepción y realidad comportan particular interés para los practicantes, dado que la política emana precisamente de las percepciones de la realidad . . .
Es necesario tomar en cuenta que se ha registrado un continuo proceso de cambio en el pensamiento y, por ende, también en las soluciones, puesto que la experiencia, y muy especialmente los fracasos, ha impelido a la búsqueda de nuevos enfoques. El sistema interestados y la reflexión a que éste ha dado origen se han desplazado de la defensa nacional hacia las estructuras de la balanza del poder y de alianza, a métodos de seguridad colectiva y a tentativas de desarme. Sin embargo, en el correr de los siglos, todos estos cambios de pensamiento y de políticas no han sido más que variaciones superficiales sobre el tema continuo de la amenaza y la defensa dentro de los sistemas internacional e interestados. Las hipótesis tradicionales que atribuyen a los estados la categoría de actores principales, cuando no únicos, implican también que el interés primordial de la política e~ la preservación de los estados y de sus instituciones,
así como del sistema interestados y de sus instituciones. Reconocen a la ley y al orden impuestos por las autoridades estatales e interestatales como la condición necesaria para la estabilidad social y la convivencia pacífica dentro de y entre los estados. Tales hipótesis han logrado prevalecer, pese a que no han logrado producir políticas que permitan alcanzar los objetivos citados. No se ha podido refrenar la desviación a nivel social o interestados, tal como lo demuestran las crecientes cifras de criminalidad y las persistentes condiciones bélicas tanto interestados como intraest<ldos.
Por supuesto, el fracaso de las políticas no refuta las hipótesis en que se fundamentan . Inclusive, es muy probable que sean perfectamente válidas, que el sistema interestados sea el único que posea importancia entre todos, que la conducta humana en otros niveles no comporte significación alguna, y que no se deba esperar otro producto de las políticas estatales de ley y orden que no sean el pertinaz fracaso que se refleja en una condición de guerra o de conflicto aquí o allá. Por otro lado, quizá dichas hipótesis hayan sido realistas en un momento dado de la historia pero ya no lo sean a causa de las alteraciones registradas en las condiciones -nuevamente se suscita la interrogante de qué es la realidad. Ciertamente, el entorno políticosociológico contemporáneo de los estados y el pensamiento contemporáneo acerca de autoridad, toma de decisiones, conducta en el desempeño, conflicto, valores y temas relacionados en muchos niveles del comportamiento social han dado origen a dudas y a cuestionamientos en torno a la rea;idad del tan hipotetizado sistema interestados orientado hacia el poder, en un ámbito donde aparentemente reinaban la certidumbre y la aceptación. Si las pruebas empíricas y el análisis teórico invalidan a las hipótesis tradicionales, y si surgen otras nuevas que faciliten una percepción distinta de la realidad y ofrezcan, a la vez, una explicación más confiable del comportamiento, se crearán nuevas oportunid;¡des dentro de la política.
A lo largo de los años, tanto científicos políticos como practicantes han llevado a cabo la observación del proceder de estados y estadistas
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desde una perspectiva demasiado superficial, casi trivial. El pensamiento contemporáneo dentro del campo de las relaciones internacionales es, hasta cierto punto, analítico, como es de esperarse en una era de investigación y de indagación científica. Actualmente, se podría decir que se encuentra en un nivel de cimientos, y que se apoya en pruebas empíricas y en teorías que se desprenden de otros estudios del comportamiento -individual, grupal, industrial, comunal.
Aparentemente, ahora resulta necesario explorar un nivel más profundo, o quizá más fundamental, del conocimiento. ¿Hasta qué punto nuestras propias creaciones, nuestras propias preteorías y nociones de la conducta humana e institucional, nuestras propias expectativas de comportamiento, han dado como producto esa conducta? ¿Hasta qué grado nuestras imágenes de la realidad -que bien podrían ser falsashicieron realidad nuestra imaginación? ¿Acaso mediante la adopción de políticas que reflejan nuestras preteorías sobre el predominio del sistema del estado, de su inestabilidad inherente, hemos afincado relaciones interestatales basadas en la agresividad y en el poder? En resumen, ¿acaso hemos engendrado y producido -y al proceder así nos hemos autoderrotado- a través de los años un sistema internacional conflictivo que deseábamos evitar? Sin embargo, en esta oportunidad no pretendo excavar el fondo de los cimientos y explorar tan interesantes posibilidades subterráneas. El único nivel que nos ocupa en estos momentos es el de los cimientos: ¿acaso nuestra imagen de las relaciones interestados, a las cuales consideramos como las dominantes en la sociedad mundial, es un reflejo fiel de la realidad, o sólo un reflejo de ciertas teorías no comprobadas, y quizá falsas, sobre la conducta?
Así, la materia de interés del nivel superficial se reduce a las relaciones interestados, esencialmente a las relaciones del poder; y la imagen de la sociedad mundial es una en la que el poder relativo de los estados determina las relaciones internacionales. El nivel de los cimientos se ocupa de la sociedad mundial como un todo, sin establecer fronteras arbitrarias entre lo nacional
y lo internacional; en consecuencia, tampoco traza barreras arbitrarias dentro del cuerpo general de conocimientos acerca del hombre y de su entorno -psicológico, sociológico, económico o político ... De tal manera, se expanden las fronteras del campo de interés para abarcar todo tipo de conducta, incluso aquella de los sistemas no humanos, tales como los electrónicos .
Con objeto de esclarecer nuestro punto, recordemos los dos modelos distintos que se emplean en el nivel superficial y en el de los cimientos. La imagen o el modelo de las relaciones internacionales que se fundamenta en fas relaciones de poder entre los estados se ha denominado el modelo de "bola de billar" [Wolfers 1962:19]. Este representa la noción de varias bolas de distintos tamaños que entran en contacto y cuya dirección individual subsecuente será el resultado del ímpetu relativo y de la velocidad que cobren las bolas en colisión. El contacto se registra en las superficies duras del exterior; lo que suceda en el interior de cada estado, no le compete a ningún otro. Esto es lo que se entiende por "jurisdicción nacional". Las bolas de billar en cuestión poseen fronteras físicas y, de acuerdo con esta representación, una de las funciones primordiales del estado es defender dichas fronteras y controlar las transacciones que se efectúen a través de ellas.
Se podría decir que toda interacción que se suscite entre puntos dentro y fuera de los estados está bajo el control de una autoridad central ubicada dentro de los lindes geográficos y que, en consecuencia y finalmen~e, toda interacción se da entre autoridades. Esta, empero, es una descripción formal, y no práctica, de la situación. En realidad, y tal como lo están descubriendo muchos estados modernos, no todas las interacciones que rebasan las fronteras de los estados se verifican a través y bajo el control de las autoridades competentes. Un concepto de sistemas que interactúan sería más realista que un concepto de estados interactuantes. Un sistema carece de barreras geográficas. El sistema comprende puntos entre los que se registra una interacción. Dentro de cada sistema existen subsistemas de interacción . Se puede trazar
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el área geográfica que circunda a una fábrica pero, dentro de é~ta, se genera un conjunto de sistemas y de subsistemas que dan vida a un cuerpo administrativo, que hacen factibles ciertas actividades de producción y de distribución, etcétera. De este modo se pueden descomponer y analizar los elementos de la actividad global. La gran mayoría de los sistemas, en un nivelo en otro, atraviesan las fronteras de los estados, del mismo modo que sucede con las transacciones que llevan a cabo las fábricas cuando sus miembros participan en sistemas externos como los sindicatos.
La interacción de los estados no es sino uno de los múltiples sistemas de interacción dentro de la sociedad mundial. Si analizáramos los sistemas por separado -comunicaciones, turismo, comercio, ciencia- y los superpusiéramos, crearíamos una estructura de interacciones. El mapa de la sociedad mundial sería una telaraña o red de interacciones puesta sobre otra, y la imagen de la sociedad mundial presentaría concentraciones de interacciones en ciertos puntos, así como enlaces a través de fronteras nacionales, amontonados en algunas zonas, escasos en otras [Burton 1968:8].
¿Cuál de estos dos modelos o representaciones ilustra con mayor precisión ese elemento externo que ahora estudiamos? He ahí una pregunta empírica. Aparentemente, el segundo modelo se apega más a la realidad contemporánea. Las pruebas yacen frente a nasos tras, en términos de comunicaciones, de movimientos demográficos , de la difusión epidémica de ideas e ideologías, de corporaciones transnacionales, de instituciones funcionales de carácter universal, de turismo, de migración, de reacciones de simpatía y de apoyo allende las fronteras, así como de otro tipo de transacciones ampliadas y asociadas con la era posterior a 1945. Las pruebas aparentes son respaldadas por estudios en materia de política. Los gobiernos centrales han resentido una merma de autoridad, por que no han podido refrenar movimientos revisionistas efectuados por minorías y que cobran fuerte apoyo en el ámbito de la sociedad mundial. Las autoridades centrales no han logrado dar un tratamiento efectivo a los complejos problemas que
representan la inflación, el desempleo, el abasto insuficiente de vivienda y la educación. Las principales sociedades industriales están adoptando formas de gobierno donde dominan los subsistemas, mismos que en su mayoría son de índole internacional. La vida del ciudadano común y corriente -el hecho de que cuente o no con una educación adecuada que ofrecer a sus hjos, que es el valor real de sus ahorros; que cuente o no con una garantía sobre su empleo en particular o que tenga o no otras perspectivas de empleo- se ve determinada en gran medida por decisiones que se originan fuera de su entorno Badanal y, frecuentemente, a un nivel no gubernamental. Tanto la función como la naturaleza del gobierno están cambiando, de posturas defensivas hacia el respaldo de los ajustes para el cambio, y esto, en sí, una prueba que apoya a la afirmación de que ya hemos dejado atrás efectivamente la relación de bola de billar que pudo existir en el pasado, para encaminarnos a un proceso de interacción en el seno de una sociedad mundial.
De ninguna manera se niega que, cuando las autoridades trazan las políticas a seguir, probablemente la base del pensamiento se determine no por las pruebas empíricas, ni menos aún por sus propias percepciones de la realidad, sino en función de las consecuencias lógicas del método adoptado. Ambas percepciones inducen a análisis radicalmente áistintos de conductas en todos los niveles, a políticas radicalmente distintas, y en ocasiones plantean desafíos a filosofías, actitudes, valores e intereses hasta llegar al extremo de lo inaceptable. El modelo superficial ofrece amplias comodidades a las élites gobernantes, a los poderosos, a los privilegiados, a quienes tienen cargos que les dan autoridad; en resumen, a todos aquellos que se encuentran muy lejos de desear cambios radicales dentro . de las instituciones sociales, económicas y políticas que operan dentro de sus propios segmentos de la sociedad mundial. Dichos individuos perciben al modelo de los cimientos como subversivo. Para ellos, este modelo representa la incursión inexorable de conductas detestables. de anarquia y permisi\'ictacl, expresadas en términos de participacú'lI1 política \' de rtalizaci(lIl
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personal, a las que se les percibe desde una postura elitista como la causa de la merma de autoridad y del colapso de la ley y el orden.
Pretendo abordar en primera instancia las consecuencias teóricas, y posteriormente las prácticas, de los dos distintos enfoques, el tradicional y el más analítico; el objetivo se concretará a dar respuesta a la interrogante de cuál es la naturaleza de-ese elemento externo, así como a
-". una segunda pregunta relacionada: ¿se ha generado el fracaso de los métodos tradicionales de ingeniería y control social pese a la validez de las conjeturas tradicionales en torno a la "realidad", o en función de su falta de validez?
TEORíA
En el nivel superficial, las interrogantes que se plantean se relacionan con la estabilidad social, con la preservación de los estados, con el cumplimiento de la ley y con los elementos disuasores nacionales e internacionales que se requieren para preservar el sistema interestados. Las áreas de estudio se concentran en intereses nacionales, defensa, estrategia, instituciones y leyes.
En el nivel de los cimientos, se plantea un grupo diferente de interrogantes, y existe una serie distinta de campos de estudio. ¿Tanto a nivel nacional como internacional, la preservación de las sociedades y de sus instituciones es la meta fundamental de la organización social o, por el contrario, dicha meta es salvar la brecha Galtung entre el desarrollo real y el desarrollo potencial del individuo y de los grupos a los que se encuentra afiliado [Galtung 1969: 168]? ¿Acaso la violencia del individuo y de la nación en contra de las normas establecidas es la causa primordial de guerras y conflictos, o lo es la violencia impuesta sobre el individuo por las estructuras de la sociedad nacional y mundial? En este caso, las áreas de estudio abarcan relaciones de autoridad, valores humanos, capacidad del sistema para responder al cambio, conducta del desempeño, identidad étnica, conflicto e integrac ión y movilidad social.
El estudio tradicional de las relaciones internacionales se limita al estudio del comportamiento o la conducta en un determinado nivel divorciado, en alto grado, de los estudios de conducta realizados en otros niveles sociales . Pese a toda tentativa de ser más analíticos en ciertos aspectos, como los relativos a toma ck decisiones e interacciones estratégicas, el estudio tradicional conserva un carácter esencialmente descriptivo y se fundamenta en hipótesis primitivas acerca de elementos conductuales, tales como la agresividad y la eficacia del poder coercitivo. Las relaciones internacionales, empero, no son la única disciplina que presenta tales características .. .
El estudio de la sociedad mundial procura abordar algunos niveles altos de interacción, pero dentro de la perspectiva del comportamiento global. Procura definir y esclarecer tanto el campo de estudio como los problemas de interés especial a los eruditos de las relaciones internacionales, mediante referencias a la conducta en todos los niveles sociales. Por ende, su punto de atención inicial es el comportamiento humano. De manera inevitable, presenta un interés menos agudo que aquél de los estudios tradicionales en materias tales como conducta institucional, estrategia, relaciones de poder e, incluso, complejidad de la toma de decisiones en el seno de una estructura en particular. Todos los incisos antes citados son meras excreciones del comportamiento, y no explicaciones del mismo. El hombre y su comportamiento social son el punto de partida, y el estudio especial se concreta a dicha conducta en los niveles intercomunal, internacional, o interestatal. También cobran importancia la naturaleza y la eficacia de las instituciones que acompañan a la susodicha conducta. La orientación de los valores resulta explícita: son los del hombre los que realmente importan, no los de las instituciones; se enarbola el desarrollo del hombre, y no la preservación de las instituciones por respeto a las mismas.
El modelo adoptado es un modelo de interacciones, es decir, un modelo de telaraña o red. Este , al igual que el modelo de bola de billar, es
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de carácter descriptivo -refleja las pruebas empíricas. Sin embargo, se constituye también en el modelo que refleja el elemento axiomático de toda conducta humana, es decir, las relaciones . Por tanto, la conducta no es el punto de partida, sino una definición más operativa de la misma: las relaciones. Resulta imposible avanzar en el estudio de cualquier nivel de conducta a menos que se expongan una descripción y una explicación de las relaciones, el modo en que estas evolucionan, la forma en que se asimilan, cuáles son los patrones que emergen, y cuáles los motivos por los que se les guarda lealtad o se les traiciona en alguna medida. Sin embargo, hay quienes reaccionan de inmediato argumentando que dicho estudio conductual de las relaciones no pertenece a la esfera de interés de las relaciones internacionales, pese a que se emplee el término "relaciones" en el título tradicional de nuestra materia de estudio. El enfoque que comprende a la sociedad mundial establece que la investigación de las relaciones es el campo común de todo estudio conductual, cualquiera que sea el nivel. La insuficiencia de todas las conjeturas implícitas y no declaradas en torno a las relaciones es la que ha limitado el valor explicativo y predictivo de los estudios anteriores. La literatura es, en sí, un desplegado de incesantes referencias a factores de agresividad, adquisición, miedo, diferencias raciales, compromisos religiosos e ideológicos, y a huestes enteras de nociones diversas. Sin embargo, no existe prueba alguna de que las relaciones se analicen o se comprendan. Nuevamente se recurre a la teoría y a la política, sobre la ley y el orden, la coerción natural y sobrenatural y el poder como medios de control de la conducta. Aparentemente, a las relaciones conductuales humanas se les trata como si fueran creación de las instituciones sociales; además, en el medio político los valores humanos se subordinan a las necesidades institucionales, lo cual da origen a relaciones sociales conflictivas. Lo que se precisa actualmente en todo nivel de las ciencias de la conducta, de toda cultura, es un nuevo examen de las hipótesis básicas: cuál es realmente la naturaleza de las relaciones. Den·· tro del ámbito de las relaciones internacionales,
las hipótesis tradicionales en torno al tema que nos ocupa, fundamentadas en gran medida en la coerción, han producido políticas de defensa, equilibrios, alianzas, seguridad colectiva y disuasión, y probablemente han creado una sociedad dependiente de tales refuerzos. El estudio de las relaciones no es sólo un elemento más de nuestra esfera de intereses, sino parte esencial de la misma.
Los dos distintos enfoques y grupos de interrogantes se apoyan en concepciones básicamente diferentes de la condición humana. Algunos individuos que pertenecen al nivel superficial afirman categóricamente ser "realistas políticos" . Tienen una concepción calvinista del comportamiento, estrechamente ligada a las nociones normativas tradicionales que se reflejan en el pensamiento legal. Aparentemente, su postulado parece ser: que t:lnto personas como estados, de manera general, acatan las normas de conducta en razón de factores de coerción y amenaza, combinados con cierto sentido de obligación moral. Estos "realistas políticos" se preguntan por qué existe una minoría que no acata dichas normas y cómo se puede lograr que se someta. Por el contrario, en el nivel de los cimientos, ... se estima que el comportamiento no social es predominante .. . En la mayoría de los estados industriales desarrollados, sólo el veinte por ciento de los actos delictivos se registran. Así, a los hechos criminales que no se registran se sumarl las prácticas legales de aquellos que aprovechan los sistemas económicos y financieros en su búsqueda de jugosas fortunas, lo cual causa más sufrimiento humano que el que provocan numerosos hechos delictivos . No existe diferencia alguna entre esta situación y la que se vive en el ámbito internacional. La pregunta que se plantean quienes ocupan el nivel de jos cimientos es ¿por qué la minoría de ciudadanos o unidades socialmente motivados no ejerce actos de violencia contra los demás? En tanto que dentro del nivel superficial el principal foco de atención se circunscribe al comportamiento agresivo, tanto personal como nacional, en el nivel de los cimientos se presta más atención al comportamiento cooperativo en su calidad de fenómeno excepcional e
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interesante. Aquí, la interrogante operativa no es cómo ejercer coerción o disuasión, sino cuáles son las condiciones que dan origen a una conducta integradora.
Ambas concepciones de la condición del hombre -tan diversas entre sí- se sustentan en teorías conductuales fundamentalmente distintas . A éstas se les omite ya por costumbre, pese a que representan el núcleo mismo de las diferenci4s entre ambos enfoques. En el nivel superficial, se considera que el hombre es perverso, antisocial y agresivo por naturaleza, o que ha vivido tanto tiempo bajo circunstancias frustrantes que propende a manifestar dichas características conductuales. El estado tiene como función controlar esos patrones de conducta, y la función qel sistema interestados es refrenar toda reacción agresiva. Al estado se le confiere un monopolio legítimo de la violencia, y se ha procurado por todos los medios que al sistema interestados se le otorgue otro monopolio similar, dentro de su esfera más extensa. De esta manera, el estado hace sentir su presencia como el más poderoso y, por ende, como el actor de mayor peso -cuando no él unico- en el foro nacional e internacional. Su labor primordial se concentra en la preservación de sus instituciones -que supuestamente cuentan con el apoyo del consenso general- ante la amenaza de elementos perturbadores. Coerción, disuasión, castigo; tales son los medios de preservación de las organizaciones sociales, y de obstaculización de todo comportamiento que se desvíe de la norma, tanto en el plano nacional como en el internacional. No obstante, las pruebas empíricas en todos los niveles indican que tales procesos no logran su propósito de disuasión.
Por otro lado, en lo que respecta al nivel de los cimientos, el análisis más concienzudo de la conducta produce conclusiones diametralmente opuestas en cuanto a los procesos integradores dentro de cualquier sociedad, a los medios para prevenir toda conducta desequilibradora, así como a los propósitos de la organización social. Así, la función del estado no demuestra su carácter determinante o eficaz, en especial su función coercitiva para la conservación de la ley y el orden.
POLíTICA
Hasta aquí, nos hemos ocupado del modo en que el pensamiento conceptual resiente la influencia del modelo o la imagen del mundo que adoptamos. Ahora sometamos a consideración la manera en que el enfoque adoptado afecta a las propuestas de políticas a seguir. A manera de ejemplo, abordemos teorías sobre los orígenes del conflicto.
Según la perspectiva del nivel superficial, el conflicto es una aberración, un colapso de las relaciones sociales o gubernamentales. Más aún, se le considera inevitable, ya sea por la naturaleza del hombre o por el entorno carente de recursos en que se ve obligado a sobrevivir. La imposición de la ley y del orden no tiene como meta única o principal la preservación de las instituciones sociales y del estado; también tiene la meta de proteger a los ciudadanos unos de otros.
Si se presupone que las relaciones humanas son una suma en ceros, y más aún en un plano material -es decir, si la ganancia de una parte equivale a la pérdida de la otra en la adquisición de algún recurso-, y si en este entorno de relación en "ceros" la reacción de la unidad es de carácter agresivo, como sin duda lo sería, entonces las relaciones sociales se deben definir mediante la contienda bélica abierta, la amenaza de violencia, o por la imposición y aplicación de un conjunto de normas por parte de terceros. He ahí el vínculo esencial entre la política del poder y la ley y el orden, y quizá también el motivo por el cual tantos políticos a la cabeza del poder son, o fueron, abogados.
Sin embargo, existe una falsa conjetura inherente en la noción que el nivel superficial tiene acerca de la autoridad coercitiva. Dejemos a un lado la cuestión de si se crean o no conflictos morales ante el empleo de la coerción, de la amenaza o de la violencia. Asimismo, dejemos a un lado el tratar de definir si se debe sentir mayor simpatía por los elementos de desequilibrio, trátese de pequeños estados o de delincuentes individuales, en razón de que tal comportamiento pudo ser provocado por un entorno desfavorable. La falsa conjetura a la que
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hacíamos referencia al inicio del párrafo dicta que las políticas coercitivas dan como resultado el refrenamiento o disuasión. En Gran Bretaña, la sentencia promedio de encarcelamiento en 1971 era 28 por ciento más larga que en 1961, pero aparentemente no hubo efectos positivos. La amenaza y la coerción no han logrado demostrar su eficacia como factores de disuasión en la educación, en las relaciones industriales ni en las comunales. Esta es la posición empírica. En el nivel interestados, la coercibn impuesta mediante victorias de guerra, disposiciones judiciales, o por la presión de expectativas asociadas con la mediación y la conciliación, carece de eficacia. En todos los niveles, generalmente se reacciona ante el fracaso administrando una nueva dosis de la misma medicina, y nunca se reconoce que, probablemente, el análisis fue erróneo desde un inicio. Cuando "la ley y el orden" fracasan, se incrementa el grado de coerción.
Cabe abundar un poco más en este problema de la disuasión; examinemos las razones teóricas por las cuales la disuasión no logra su propósito de refrenamiento, así como las condiciones que engendran el comportamiento social. He ahí el meollo del problema de la conducta integradora, a cuya solución se ha dedicado el estudio de las relaciones internacionales. Desde el punto de vista del nivel superficial, todo comportamiento que afrenta a la "ley y al orden" se hace acreedor de varias denominaciones: anarquía, permisividad, subversión, o incluso degeneración moral. Cuando la autoridad legal resiente el desafío, en función de las anteriores denominaciones se justifica el empleo de medios coercitivos para hacer valer la ley y el orden contra el conflicto flagrante o contra el latente . . En aquellos casos en que la autoridad está en la mayoría, la coerción se justifica con base en principios democráticos y en la preservación de la ley y el orden. No obstante, ese llamado a la demociacia, a la ley y al orden no es sino una evidente racionalización, dado que cuando es la minoría la que se encarga de preservar la "ley y el orden" no existe ni una vaga sombra de democracia que justifique la coerción. En Sudáfrica y en Rodesia son las minorías
las que detentan la autoridad. En la sociedad mundial actual, se aprecia un hecho rotundo: siempre que se vislumbra una amenaza contra los valores fundamentales, no existe poder coercitivo, ni incluso poder mayoritario alguno, que pueda contener a minorías relativamente pequeñas . En la época presente, se exige que la autoridad se haga acreedora de un apoyo legítimo, en detrimento de una posición legal únicamente preservada por el poder. Este principio se aplica a todos los niveles sociales ...
La sociedad industrial moderna tiende a la destrucción y no a la construcción de relaciones. Los desarrollos tecnológicos precisan de cambios drásticos, tanto de ocupación como de ámbitos vitales. Se genera una total ausencia de identidad o de relación personalizada con una industria monopolizada, con una gran compañía o con el grueso de la sociedad representada por el recaudador de impuestos. Los empleados no logran una identificación con las grandes empresas cuyos directivos son para ellos tan sólo una serie de nombres en la placa de la entrada. En términos de intercambio, no existe motivación alguna para cumplir con las reglas. En ausencia de normas debidamente incorporadas, el ciudadano simple y sencillamente no cubre tarifas ni paga por las mercancías que adquiere a menos que se le exija de manera cIara. Dicha situación está destinada a empeorar, a medida que crezca la sociedad industrial y adquiera un anonimato más contundente. El "intruso", el "desquiciado", el "paria", todos son integrantes de una subcultura en continuo aumento . . .
El individuo, al haberse desviado así del camino, al no haber observado fielmente las normas impuestas por la sociedad, es sometido a una forma de castigo o de satisfacción negativo. El castigo -incluso el físico- que inflige un padre, forma parte normal del contexto de una relación. No es el daño físico el que provoca efectos reales. Dentro de un sistema de relaciones, el castigo físico o de cualquier índole es un medio para comunicar la censura. El elemento en juego es la relación misma, y con objeto de preservarla el niño debe aprender a someterse, en caso necesario .. . No obstante, el
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castigo aplicado por un padre, un maestro o una autoridad con la cual no hay una relación entrañable se apoya por completo en el dolor físico o en la privación sufrida; el organismo humano cuenta con la capacidad mental y física para sobreponerse en tales circunstancias. Precisamente esta forma de castigo -escindida de toda relación entrañable- es la que infligen cortes, autoridades y sociedad; sin embargo, fracasa en su tentativa de encauzar la conducta hacia la dirección deseada. Por el contrario, la reacción conductual consiste generalmente en perjudicar a la persona o a la propiedad de ese padre, maestro, autoridad o sociedad en cuanto se presenta la oportunidad. . .
Si este análisis es válido, se deduce que los medios tradicionales de lealtad a la autoridad y de cumplimiento de las normas por ella establecida -es decir, los elementos tradicionales de disuasión- se derrotan a sí mismos . . .
¿Será posible aplicar dicho análisis a un nivel de sistemas mucho más elevado? Por ejemplo, ¿a Rodesia, Sudáfrica, Irlanda del Norte, a los estados tribales o a Japón bajo sus circunstancias imperialistas? Quizá no sea posible fomentar una conducta que se apegue estrictamente a las normas del resto de la sociedad mundial mediante un simple impulso de relaciones de estima; lo que sí resulta obvio es que la conducta inaceptable no se puede refrenar valiéndose de sanciones o de otros medios coercitivos. Un Cons~jo de ?eguridad pertrechado de arm:upento habría constituido un instrumento ineficiente y por demás riesgoso; un gobierno mundial que ostentara el monopolio del poder equivaldría a un régimen colonial bajo la amenaza constante de un movimiento de independencia.
Por tanto, en el nivel superficial bulle el siguiente dilema intelectual y práctico: bajo la suposición de que las relaciones son una suma en ceros, y de que la gente agresiva tiene muy escasos valores que compartir, resulta indispensable la determinación de un tercero, respaldado por la coerción, para evitar un conflicto o una contienda bélica. La coerción, empero -inclusive la coerción implícita que ejerce la mediación-, carece de eficacia y, por lo general. resulta inaceptable. En consecuencia, o la
suposición de que las relaciones son una suma en ceros, es totalmente falsa, o no existe nada que se pueda llevar a cabo para evitar relaciones conflictivas. En resumen, no existen respuestas para la problemática del conflicto, salvo la violencia o la supresión de la misma mediante la violencia empleada por terceros.
De hecho, es éste el punto de vista contemporáneo en cuanto a la organización social , tanto en el plano nacional como en el internacional: cuando el orden y la ley fracasan, surge la desesperación porque aparentemente no se puede recurrir a ninguna otra alternativa que no sea el refuerzo de la coerción y la escalada del conflicto. No se experimenta satisfacción alguna al manifestar únicamente que se debe dar una regeneración de las relaciones mediante la educación, la planificación urbana, las medidas sociales y las normas y los procedimientos legales modificados en razón de las circunstancias. La aplicación práctica de todas estas instancias requiere de mucho tiempo, y en todo caso, es tal la naturaleza de la sociedad industrial y de las relaciones internacionales que no importa cuál sea el logro de dichas medidas, pues éste será probablemente superado por una mayor destrucción de las relaciones. Entonces, ¿cuál es la alternativa que se puede constituir en influencia de controlo de organización de cualquier sociedad, si la coerción resulta ineficaz y si las relaciones de estima no conllevan el suficiente peso para inducir al cumplimiento de normas legales y sociales que , bajo otras condiciones, serían inaceptables? ¿Sobre cuál base se puede llegar a un acuerdo en la Guerra del Bacalao, o cómo se puede lograr una concertación entre las comunidades de Chipre y de Irlanda del Norte, o cómo hacer que las partes contendientes del Medio Oriente convivan en paz?
La respuesta a esta interrogante tiene dos aspectos, uno analítico y otro referente a procedimientos.
En el nivel de los cimientos, tanto las pruebas teóricas como las empíricas sugieren que las relaciones humanas en todos los niveles no son las simples sumas resueltas que se solían asociar con la lucha por la apropiación de recursos
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escasos y con la agresividad que acompaña a dicha pugna. La escasez en sí misma no es la fuente del conflicto. Por el contrario, es la razón de la conducta integradora. Precisamente esa escasez de recursos, y la imperiosa necesidad de extraer el máximo beneficio y aprovechamiento de los mismos, es la que ha conducido a la especialización y a las relaciones de intercambio con base en costos comparativos. La escasez crea comunidades. A nivel internacional, un país ampliamente dotado de recursos que posee la capacidad de producir todo a menor costo en términos de mano de obra y de capital en comparación con otras naciones, puede favorecer más aún su posición mediante el intercambio de algunos productos con esas otras naciones. La escasez es una influencia de carácter integrador; la distribución de recursos escasos puede ser, por el contrario, fuente de conflictos. Galtung, de manera implícita, adopta este punto de vista al señalar que la violencia ejercida en contra de un individuo o de un grupo se mide en función de la brecha existente entre el desarrollo real y el desarrollo potencial que se da dentro de los límites de lo posible: esa brecha inevitable engendrada por la insuficiencia de recursos no es sinónimo de violencia. La zona problemática consiste en la distribución, no en la escasez; en la privación relativa, y no en la privación misma. De lo anterior se desprende que los procesos que determinan la distribución de recursos constituyen también una fuente de conflicto, motivo por el cual la participación y la legitimación representan importantes consideraciones de conducta. Al centrar la atención en la distribución de los recursos, y no en la escasez de éstos, el área de interés es la de los valores no materiales: seguridad, participación, libre albedrío, etc. El conflicto involucra una larga serie de valores, entre los cuales se incluyen los no materiales . Probablemente los valores son un elemento común, es decir, son reflejo de necesidades universales -fisiológicas, sociales y políticas. Las prioridades de valor, empero, difieren en culturas y circunstancias distintas. Por otra parte, se confunden con las tácticas. Un valor vinculado con la seguridad se puede confundir
muy fácilmente con otro que esté ligado a la ocupación de una alta posición estratégica, situación que en la práctica puede engendrar condiciones de inseguridad. Por tanto. el conflicto involucra también una definición de valores. Además, hay algunos costos de adquisición que conviene tomar en cuenta, particularmente la perdida de otros valores. El cálculo de costos se relaciona indefectiblemente con las percepciones de la conducta y los valores de otros. En consecuencia, las relaciones conflictivas son típicamente, potencialmente y verdaderamente alteradoras y alterables en el transcurso de la interacción de prioridades, redefiniciones, costos y percepciones. En este sentido, el conflicto representa una relación esencialmente subjetiva, para la cual esa noción de suma en ceros que postula el nivel superficial en cuanto a una pugna objetiva por un recurso escaso carece de signficado.
A partir del aspecto analítico previamente citado, se deriva el aspecto de procedimientos de la respuesta a la interrogante: ¿cómo se puede obtener la conducta integradora ante la ausencia de normas impuestas a tal efecto? Procuramos lograr relaciones que no precisen de un apoyo coercitivo. Aquellas relaciones que no requieren de apoyo alguno son las de intercambio, a partir de las cuales se obtienen beneficios mutuos -es decir, relaciones esencialmente funcionales que encuentran su origen en la organización de una insuficiencia de recursos para la satisfacción de una demanda infinita. Por definición, dichas relaciones funcionales se asocian con procesos participativos de toma de decisiones: las relaciones funcionales de intercambio son de índole recíproca, e involucran una toma de decisiones voluntaria por parte de las partes interesadas.
Tracemos un eje vertical sobre el cual podamos trazar puntos entre los productos de relaciones de suma positiva y de suma en ceros, y otro eje horizontal en el cual podamos marcar puntos intermedios entre una contienda bélica v formas inferiores de coerción, tales como COI1-
éiliaciones judiciales y procesos de arbitraje y de cooperación. [véase la figura 5.1 - Ed.]
138 Un desafío al paradigma realista
Figura 5.1
Suma positiva
Coerción ---+---- Cooperación
Suma en ceros
El nivel superficial de los estudios tradicionales se ha ocupado principalmente del cuadrante inferior izquierdo: la hipótesis de la "repartición del queso" da origen a la necesidad de arreglos coercitivos. El nivel de los cimientos se ocupa, por el contrario, del cuadrante superior derecho, es decir, de la conducta de intercambio que no precisa de apoyo coercitivo. Este diagrama es ideal para hacer resaltar la manera en que la guerra, el arbitraje y las soluciones coercitivas de terceros se desprenden lógica y necesariamente de la suposición de que las relaciones son una suma en ceros la ganancia de una parte igual a la pérdida de la otra. La coerción no es eficaz. En consecuencia, las relaciones conflictivas son perennes e inevitables. Sin embargo, una vez que se desafía dicha premisa fundamental, una vez que se perciben las relaciones en un marco de beneficio mutuo, se prescinde de la coerción.
Las diferencias se pueden destacar en numerosas formas: en el nivel superficial, los procesos de control de relaciones dependen de la negociación, de las posiciones de poder relativo, de los recursos de alianza, de normas legales basadas en las prácticas del pasado de los estados poderosos, y en demandas históricas de territorios y derechos. En el nivel de los cimientos, los procesos son aquellos que se aplican a la resolución de problemas: ¿cómo organizar el mejor uso posible de los recursos escasos? Ahí donde las relaciones conflictivas surgen a causa de la distribución de recursos insuficientes, como en Rodesia y en la gran mayoría de las comunidades. las interrogantes pertinentes son: ¿cuáles
son los costos reales de eternizar esta disparidad? ¿Cuáles son los otros valores en juego? ¿Cuáles son las opciones posibles? ¿Hay claridad en la definición de valores, intereses, metas, tácticas? ¿Es exacta la percepción de las motivaciones y valores de la parte contraria?
Por ende, una vez que se supera ese postulado básico de que las relaciones son una suma en ceros, se supera automáticamente el dilema del nivel superficial. En sustitución de los controles coercitivos de las relaciones, la ingeniería social ofrece alternativas viables . En particular, las terceras partes no desempeñan un papel judicial en función de normas legales; en realidad, se ocupan de apoyar a las partes interesadas para que redefinan sus valores, reevalúen sus costos, adquieran una nueva percepción de sus relaciones y exploren métodos funcionales alternativos para la consecución de sus objetivos.
Esta observación no constituye ninguna novedad para ;as personas que se ocupln de estudios sociales, ni para algunos consultores administrativos. Si concebimos a las relaciones internacionales sujetas a las mismas normas conductuales que imperan en todos los demás tipos de interacción social, si no realizamos cierta distinción arbitraria entre los niveles conductuales de distintos sistemas, entonces no existe fundamento alguGo para que la susodicha observación se considere como algo nuevo en el ámbito de las relaciones internacionales. Se ha publicado por lo menos una obra empírica que respalda la validez de este enfoque, tanto en el plano comunal como en el interestados [Burton, 1969].
COMENTARIOS FINALES
Tanto el modelo de bola de billar como las políticas trazadas con base en él, mismas que promueven la privilegiada posición de las autoridades de los estados e inhiben todo proceso de cambio político y social, presentan un desafío a las tendencias naturales. El examen profundo de las necesidades generales y de los valores humanos fundamentales da origen a políticas totalmente distintas. La intervención restrictiva del estado que obstaculiza el cambio, y que se
¿Relaciones internacionales o sociedad mundial? 139
manifiesta desde políticas tributarias hasta el apoyo de autoridades carentes de legitimación, crea estructuras que sólo pueden existir bajo un sistema de amenazas o de poder. La intervención constructiva, ejemplificada por una capacitación renovada de la mano de obra, o por la promoción de un cambio político y social de índole tal que establezca la legitimación incesante de la autoridad, crea estructuras que se mantienen por sus propios méritos. Probablemente, la clave que afanosamente buscamos radique en los procesos que permitan la consecución de estos objetivos; procesos mediante los cuales el conflicto se transforme de una presunta relación de suma en ceros, en una relación real, positiva y que efectivamente aporte soluciones a los problemas. En estas líneas se plantea el siguente mensaje: apoyemos a la sociedad mundial para que evolucione dentro del cauce dictado por las necesidades humanas y por las condiciones ambientales, y promovamos
las transformaciones y los ajustes necesarios sin desafiada mediante ordenamientos de preservación, ni intervenciones y agresiones en el nombre de normas legales o de la ley y el orden.
REFERENCIAS
BURTON, J. W. 1968. Systems, Sta tes, Diplomacy and Rules. Cambridge: Cambridge University Press.
___ 1969. Conflict and Communication. Nueva York: Macmillan y Free Press (Prensa Libre).
GALTUNG, JOHAN. 1969. Violencia, Paz y Procuración de la Paz. journaI of Peace Research, Vol. 7, no. 3.: 167-191.
WOLFERS, A. 1962. Discord and Collaboration. Baltimore: Johns Hopkins University Press.
16. Matiz a la Morgenthau: pruebas recientes para una
añeja tesis de política internacional cuantitativa *
JOHN A. V ASQUEZ
En la última década, varios eruditos han criticado el paradigma dominante en la investigación de las relaciones internacionales. Son dos los principales argumentos de crítica que se han asestado en contra de los defensores del cambio paradigmático: primero, no han desmostrado claramente el predominio de un paradigma específico y, segundo, no han presentado a la luz pública ningún estudio basado en datos que demuestre la obsolescencia de los postulados o premisas fundamentales dentro de la disciplina. El presente ensayo tiene como fin hacer frente a las críticas antes mencionadas, mediante un análisis sistemático de lo que se ha dado en llamar la tesis del "matiz a la Morgenthau", es decir, la afirmación de que el paradigma realista ha predominado en las relaciones internacionales cuantitativas y ho ha logrado, hasta este momento, explicar el esquema de conducta de manera adecuada.
Reimpreso del British ¡oumal 0llntem a tioI/{/f Sl//(fies. ') (l lr9). pp . 2 1 0-2 2H. co n autori · zación de Butterworth Scientific Ltd . No tas al calce suprimidas.
140
KUHN Y LA TESIS DEL "MATIZ A LA MORGENTHAU"
En la segunda edición de The Strueture olSeient¡fie Revolutions, Kuhn define al paradigma como un modelo que establece una serie de postulados o premisas fundamentales para crear una imagen del mundo que el estudioso analiza. Por lo general, un paradigma dominante se sustenta en un trabajo único que obtiene éxito sin precedentes, de modo tal que se convierte en modelo de análisis científico dentro de una disciplina en particular. El comportamiento erudito en este periodo, que Kuhn denomina ciencia normal, se caracteriza por una estructuración exhaustiva del paradigma con el fin de elaborar teorías, reunir hechos que el paradigma haya declarado como trascendentales para comprender la "realidad" y emplearlos para comprobar hipó-
• El presente artículo surgió com o resultado de mi colabo ració n co n Jo hn Handelman, Michae l O 'Leary y William Coplin en : 'Colo r Ir Morgenthau: A Data-Based Assessment o f Quantitati ve International Relations Research ' (lnternatio nal Stuclies Assoc iatio n , marzo de 197:'».
tesis . Los paradigmas se ven desplazados cuando surgen una o varias anomalías que éstos no pueden esclarecer. Las anomalías provocan una crisis en el campo de estudio, y el malogro de la actividad normal de investigación. Entonces hacen acto de presencia una serie de paradigmas rivales; finalmente, aquel paradigma que logra explicar la(s) anomalía(s) prevalece, y el proceso se repite .
La tesis del "matiz a la Morgenthau" se vale de Kuhn para asentar dos afirmaciones. La primera de ellas se refiere a que la investigación en el campo de las relaciones internacionales, tal como se practica en los EE.UU. , ha evolucionado en calidad de ciencia siguiendo las pautas sugeridas por Kuhn, y actualmente se ubica en una etapa de ciencia normal que abarca todas las actividades principales del ramo (elaboración de teorías, recopilación de datos e investigación) bajo la guía del paradigma realista . La segunda afirmación señala que el fracaso de la investigación conductual de la década de 1960 en la producción de hallazgos contundentes representa una anomalá que desafía a la creencia de que el paradigma realista puede explicar el comportamiento de manera fidedigna.
DISEÑO DE LA INVESTIGACiÓN
Operacionalización del paradigma realista
Es faclible trazar un diseño operacional del paradigma realista mediante una reconsideración de los postulados fundamentales que plan-tea acerca del mundo: .
l . Las naciones-estado, o quienes toman las decisiones en su nombre, son los actores más importantes en la compresión de las relaciones internacionales.
2. Existe una distinción tajante entre política interna y relaciones internacionales.
3. Las relaciones internacionales son la lucha por el poder y la paz. El propósito de la disciplina es comprender cómo y por qué se gasta dicha pugna . y proponer mecanismos ele regulación de la misma. Toda investigación que no se relacione con
Matiz a la Morgenthau 141
este propósito, ni siquiera de manera indirecta, resulta trivial.
Con el fin de determinar si los estudiosos de las relaciones internacionales' cuantitativas aceptan tales, premisas, se llevará a cabo un análisis de contenido de las variables presentes en sus bancos de datos e hipótesis de investigación. Se elaboró un esquema de codificación .. . mediante la selección de indicadores para cada uno de los tres postulados.
La primera parte del esquema de codificación enumera todos los posibles actores que un estudioso de la relaciones internacionales analizaría. Si, por ejemplo, una variable se refiere exclusivamente a naciones, haciendo caso omiso de cualquier otro tipo de actor, entonces . .. se le adopta como prueba de la aceptación de las dos primeras hipótesis realistas . Lo anterior es válido, puesto que es razonable esperar que una variable fundamentada en tales postulados tienda a centrar su atención principal en las naciones, e ignore a otros actores. En consecuencia, si una variable apunta a cualquier otro actor, o a la nación pero en combinación con actores ajenos a la nación, el trabajo se considera como prueba de rechazo de las dos primeras premisas del paradigma realista.
Con el fin de dilucidar si la tercera premisa de naturaleza crítica es aceptada, se debe examinar si la variable recalca el estudio de la hicha por el poder y la paz. Si dicha variable emplea uno de los siguientes tópicos de investigación: conflicto-cooperación, alianzas, poder (incluyendo características geográfico político económicas y socioculturales), aislacionismo-intervención en asuntos mundiales, integración, propaganda y supranacionalismo, entonces se concluye que acepta el terce postulado del paradigma realista.
Se adoptaron estos puntos centrales como indicadores, por que un análisis de texto y contenido de Politics among Nations, de Morgenthau, reveló que todos ellos eran temas importantes de investigación . ..
Para poder determinar si una hipótesis Sl.:
guiaba por premisas realistas, todas sus \'ariables debían tener códigos de actor y de (ópico asentados bajo el rubro de realistas en desqueroa de
142 Un desafío al paradigma realista
codificación. En otras palabras, toda variable de la hipótesis debía valerse de los tres postulados del paradigma realista, antes de que la referida hipótesis pudiese ser catalogada como realista.
... se ha llegado a la conclusión de que el esquema de codificación es plenamente confiable. Este ha sido aplicado a diversos documentos (libros, resúmenes, archivos de datos e hipótesis) en una serie de análisis donde se han empleado diversos codificadores con índices de confiabilidad que van de .86 hasta .93.
Verificación del predominio del paradigma
Si la aseveración que establece la tesis del "matiz a la Morgenthau" en cuanto a que el paradigma realista ha dominado la investigación en el ámbito de las relaciones internacionales es correcta, la deducción lógica es que las dos actividades principales de los estudiosos de las relaciones cuantitativas -producción de datos y verificación de hipótesis- se guían por el paradigma realista. Por tanto, las dos proposiciones siguientes ofrecen un esquema de verificación válido de la afirmación de predominio paradigmático:
1. El paradigma realista guió la producción de datos en el campo de las relaciones internacionales durante las décadas de 1950 y 1960.
2. El paradigma realista guió la investigación en el campo de las relaciones internacionales durante ese mismo periodo.
La muestra empleada para verificar la primera proposición consta de 1650 variables disponibles hasta el mes de mayo de 1971 en el International Relations Archive of the Inter-University Consortium for Political Research (ICPR) -Archivo de Relaciones Internacionales del Consorcio Interuniversitario para la Investigación Política. La muestra comprende todos los datos con que los estudiosos contaban de manera inmediata y rutinaria. Por otra parte, la muestra empleada para verificar la segunda proposición consta de 7827 hipótesis . Dicha muestra se obtuvo a partir del registro de todas y cada una de las hipótesis
verificadas mediante estadísticas inductivas o "de correlación" en artículos clasificados como correlaciona les-explicativos en la obra Beyond Conjecture in International Politics, de Susan Jones y ]. David Singer. .. Jones y Singer dan a entender que resumieron cada uno de los artículos basados en datos y relativos a la política internacional que fueron publicados antes de 1970.
... Si la tesis del "matiz a la Morgenthau" es correcta, se espera que todas las variables existentes en los conjuntos de datos y en las 7,827 hipótesis se caracterice por: a) la aceptación de las tres premisas fundamentales del paradigma realista, b) el uso del poder nacional como principal variable independiente, y c) el empleo del conflicto-cooperación entre naciones como variable dependiente principal. Asimismo, cabe esperar que la proposición que se someterá a verificación con mayor frecuencia sea aquella que vincule a las variables dependiente e independiente principales.
Verificación de la suficiencia del paradigma
... Toda evaluación es válida sólo en la medida en que lo sean los criterios que emplea. El principal criterio que se utilizará en el presente diseño es la capacidad de un paradigma para producir conocimiento. Tal criterio es condición indispensable para un paradigma conveniente; otros criterios, tales como pertinencia política y parsimonia, tienen un carácter secundario y determinan el valor del conocimiento producido.
Se puede determinar si un paradigma ha generado conocimiento por el contenido empírico de sus teorías, es decir , por el grado en que dichas teorías den origen a hipótesis que no puedan ser refutadas. Dicho requerimiento sustenta que un paradigma de valor científico será aquél que ofrezca a los estudiosos una perspectiva del mundo que les permita formular hipótesis que no puedan ser refutadas . Este criterio se denominará criterio de exactitud, puesto que refleja la capacidad del paradigma para predecir el comportamiento con exactitud. El citado
criterio es válido, dado que si se logran refutar de manera congruente las hipótesis planteadas por un paradigma, sería insensato declarar que éste efectivamente generaba conocimiento.
No obstante, se podría argumentar el criterio de exactitud per se constituye una prueba carente de toda validez, ya que las hipótesis refutadas podrían consistir principalmente en argumentos no esenciale!;, que no representaran realmente el "núcleo" o el "meollo" de la perspectiva del paradigma. Con el fin de contemplar tal posibilidad, se ha introducido un segundo criterio, denominado criterio de lo central. Éste dicta que sólo las hipótesis centrales de un paradigma deben superar tada refutación. Tal criterio, amalgamado con el primero, es plenamente válido, dado que si ni las proposiciones esenciales ni las no eseciales de un paradigma superan la prueba de refutación, ¿entonces en qué sentido cumple el paradigma su promesa de erigirse en guía suficiente para la investigación?
Pese a todo, algunos estudiosos podrían afirmar que, aun cuando un paradigma no lograra satisfacer el criterio de exactitud ni el criterio de lo central, de todas maneras poseería el valor suficiente como guía de investigaCión si generara algunos "destellos de sabiduría". Con objeto de contemplar esta otra posibilidad, se ha introducido el criterio de importancia científica. Éste sostiene que la hipótesis q'ue han logrado aprobar los exámenes empíricos no deben ser obvias, pero sí comportar significación teórica para la construcción de la ciencia de la disciplina que nos ocupa. Por supuesto, si un paradigma dado fracasa en el cumplimiento tanto de este criterio como de los dos anteriormente citados, será casi imposible afirmar que efectivamente genera conocimiento y que cubre su objetivo principal.
A fin de determinar el grado en que el paradigma realista satisface fehacientemente los tres criterios de suficiencia paradigmática, se someterán a prueba las siguientes proposiciones:
3. El paradigma realista debe permitir la generación de hipótesis que superen toda prueba de refutación. .
Matiz a la Morgentbau 143
4. Las proposiciones centrales del paradigma realista deben permitir la generación de hipótesis que superen toda prueba de refutación.
5. Aquellas hipótesis realistas que no logren ser refutadas deberán tener importancia ..:ientífica.
. . . Aunque las tres proposiciones son absolutamente explícitas, omiten la norma de éxito q le se empleará en los exámenes. ¿Cuántas hipótesis, por ejemplo, deben superar la refutación? Esta interrogante es fundamental, puesto que el índice de éxito de un paradigma, estaría en función no sólo de la validez de éste sino también de la sofisticación metodológica general del campo de estudio. Por tanto, podría no considerarse válido el establecimiento de una norma fija. Para poder hacer frente a esta problemática, el índice de éxito de aquellf~ hipótesis que acepten los tres postulados realistas se comparará con el de las otras que rechacen una o más de los premisas. Mediante este procedimiento, es factible hacer la inferencia de que los exámenes de hipótesis reflejan de manera válida la suficiencia de un paradigma, y no la habilidad metodológica de la disciplina o de un investigador en particular.
El motivo principal de dicha conclusión es por demás sencillo, y no se presta a polémicas. Se puede presuponer que variará el grado en que las hipótesis realistas incluidas en la muestra examinen de manera adecuada las premisas teóricas del paradigma; es decir que algunas de ellas se deducirán, medirán, verificarán, etc., con toda suficiencia, y otras no. Del mismo modo, se podría presuponer que también. variará la calidad de aquellas hipótesis que rechazan una o más de las premisas realistas. Lo único que se necesita para hacer la inferencia en cuanto a la suficiencia paradigmática es que la calidad de los exámenes de hipótesis en torno a hallazgos realistas y no realistas sea relativamente igual ; es decir, que la proporción de exámenes no realistas insuficientes equivalga a la proporción de exámenes realistas insuficientes . . . Así, si los resultados de los exámenes revelarán una ostensible diferencia entre el desempeño de las hipótesis que aceptan los postulados realistas y el de aquéllas que no las aceptan. resultaría con-
144 Un desafío al paradigma realista
gruente inferir que la exactitud de las hipótesis tuvo mucho que ver en los resultados de la prueba.
A partir de todo lo anterior, debe quedar firmemente asentado que lo único que este diseño de verificación puede indagar es el éxito relativo de aceptar o de rechazar po tu lados realistas . No posee la capacidad de evaluar el desempeño de paradigmas alternativos específicos, tales como el marxismo o el idealismo; tampoco puede valorizar el desempeño de teorías realistas, esenciales y específicas. Sin embargo, no es preciso que cumpla tales funciones para verificar la afirmación de suficiencia de la tesis del "matiz a la Morgenthau" .
Antes de poder examinar tales proposiciones, es necesario operacionalizar y dar la justa medida a la frase "superar la refutación" . Se puede decir que una hipótesis ha superado la refutación en la medida en que, al ser examinada mediante estadísticas inductivas y descriptivas, demuestre poseer significación estadística y una contundente media de asociación. Para
TABLA 5.1 índice "A" de poder predictivo
medir este criterio, se elaboraron dos índices , el índice de poder predictivo (A) y el (B), mismos que se reproducen en la tablas 5.1 y 5.2. Ambos índices establecen sus categorías con base en la cuadratura de "correlaciones" (como en la variación ya explicada), y se emplean exclusivamente en mediciones de asociación que varian de 0.00 a 1.00. El IP(A) incluye todos los hallazgos que no tienen significación estadística, sin importar cuán elevadas sean sus mediciones de asociación en la categoría 1 O (es decir muy deficientes). Las otras categorías del IP(A) incluyen solamente aquellas "correlaciones" que fueron (i) mayores que .33 y significativas al nivel .05, o (ii) mayores que .33 pero que fueron divulgadas sin un examen de significación. La única diferencia existente entre el IP(B) Y el IP(A) radica en que el (B) cuenta con cuatro categorías en la escala. En este caso, los hallazgos carentes de significación se ubican en la categoría 25 .
El hecho de que los índices de poder predictivo A y B ofrezcan o no una medición válida
Categoría IP(A)
Significación Rango de mediciones
Muy deficiente (hipótesis insuficientes)
Contundente (hipótesis suficiente)
10 20 30 40 50 60 70 71 +
TABLA 5.2 índice "B" de poder predictivo
Muy deficiente (Hipótesis insuficientes)
Contundentt: (hipótesis suficiente)
Categoría
25 50 75
100
n.s. o no reportada .05 o no reportada .05 o no reportada .05 o no reportada .05 o no reportada .05 o no reportada .05 o no reportada .05 o no reportada
IP(B) Significación
n.S. o no reportada .05 o no reportada .05 o no reportada .OS o no reportada
0.00 al.321 1 · 331~ .4 51 1 .4~~ · 551 1·5~~ .631 1 · 641~ ·7 11 1 · 72I~ .771 1 · 781~ · 841 1 · 851~1.001
Rango de mediciones
y conveniente depende del propósito para el cual fueron creados. En el presente análisis, los índices se emplean como un medio de interpretación de la exactitud de las predicciones que ofrecen las hipótesis. El concretrarse a decir que una hipótesis dada ha sido "corroborada" o "no corroborada" -como se ha hecho en otros análisis que someten a revisión un nutrido número de hallazgos- provoca la pérdida de un enorme caudal de información, además de que con suma frecuencia tal dictamen resulta insuficiente como medición confiable, ya que no se especifican las normas empleadas para determinar la "corroboración" . Por otra parte, la repetición del hallazgo real no daría un alto grado de interpretación, y se convertiría en un proceso extenuante. Los índices de poder predictivo A y B pretenden encontrar el equilibrio entre un suministro demasiado abundante y uno demasiado insuficiente de información, y ofrecer simultáneamene una medición confiable.
El diseño de investigación que se ha establecido para verificar la afirmación de suficiencia paradigmática es sumamente estricto. Si efectivamente la tesis del "matiz a la Morgenthau" resulta correcta, se espera que aquellas hipótesis que rechacen una o más de las tres premisas realistas fundamentales, tenderán a una mejor actuación en cuanto a los criterios de exactitud y de importancia científica que aquellas otras hipótesis que acepten todos los postulados realistas. Además, si la tesis del "Matiz a la Morgenthau" es correcta, se espera que la hipótesis no centrales aprueben con mucha mayor facilidad los exámenes empíricos que las hipótesis realistas centrales. Pese a que la tesis del "matiz a la Morgenthau" hace estas predicciones, las expectativas que permean en la disciplina son totalmente contrarias. Por ende, los hallazgos deben arrojar algunas pruebas contundentes para decidir sobre una afirmación polémica.
lOS HALLAZGOS
El primer examen de la proposición que afirma que el paradigma realista guió las actividades de producción de datos de los estudiosos de
Matiz a la Morgentbau 145
las relaciones internacionales cuantitativas, llegó a la conclusión de que aproximadamente tres cuartas partes de los datos disponibles en el Archivo de Relaciones Internacionales del ICPR, consisten en fragmentos de información que se pueden emplear como Indicadores realistas (realistas = 1 236 (74.9%), no realistas = 414 (25.1 % )). Por otra parte, la disposición de categorías de las variables específicas de la muestra ... da fe de que aproximadamente dos terceras partes de los datos archivados son indicadores de los dos conceptos centrales del paradigma realista: poder nacional y conflicto-cooperación entre naciones. Por supuesto, ninguno de los dos hallazgos logra refutar la posición número 1; en consecuencia, es factible concluir que el paradigma realista efectivamente guió la obtención de datos en la disciplina durante las décadas de 1950 y 1960. Pese a que los hallazgos demuestran que se puede emplear una respetable cantidad de datos para verificar hipótesis realistas, está por verse si en la práctica los investigadores han hecho tal uso de los datos a su disposición.
Los exámenes realizados en torno a la proposición de que el paradigma realista ha servido de guía a las actividades de investigación de los estudiosos de las relaciones internacionales cuantitativas, arrojaron como resultado que éstos han dedicado sus esfuerzos de manera abrumadora a la verificación de hipótesis realistas. De un total de 7 827 hipótesis, el 92.9 por ciento (7 275) son de carácter realista, y sólo el 7.1 por ciento (552) difiere del esquema realista. El citado hallazgo demuestra que se analizan con mucha mayor frecuencia los datos concernientes a indicadores realistas que aquéllos ajenos a éstos.
Las tablas 6-81 demuestran que, de entre todos los indicadores e hipótesis realistas que se podría estudiar, los centrales son los que reciben atención preponderante. Los exámenes en cuestión muestran: 1) que el poder nacional es la variable independiente que se emplea de manera
1 Las tablas 6-1 1, mismas que reproducen los análisis de datos, fueron suprimidas.
146 Un desafío al paradigma realista
más repetida, y constituye casi el setenta por ciento de todas las variables independientes en uso; 2) que el conflicto-cooperación entre naciones es la variable dependiente empleada con mayor frecuenccia, y constituye casi el sesenta por ciento de todas las variables dependientes en uso; y finalmente ... que la hipótesis verificada con mayor frecuencia en esta disciplina es aquélla que emplea el poder nacional para esclarecer el conflicto-cooperación entre naciones (41.7% de las hipótesis). De manera muy clara, todos los hallazgos confirman que la proposición número 2 ha superado toda refutación, y que el paradigma realista ha servido de guía en la labores de investigación de la disciplina durante las décadas de 1950 y 1960.
Todas las pruebas antes mencionadas respaldan la afirmación de predominio de la tesis del "matiz a la Morgenthau". Las pruebas repito, demuestran que la recopilación de datos no es un proceso al azar, sino que dedica sus principales esfuerzos a recabar indicadores realistas, y confiere atención especial a los conceptos centrales del paradigma realista . Por otra parte, las pruebas ponen al descubierto que la verificación de hipótesis dentro de la disciplina no ha sido tampoco un proceso al azar, sino que se ha esmerado decididamente en la verificación de hipótesis realistas .
Asimismo, la tesis del "matiz a la Morgenthau" manifiesta que el paradigma realista no ha logrado explicar adecuadamente el comportamiento internacional. . . . La proposición número 3 aplica el criterio de exactitud, el cual dicta que aquellas hipótesis que aceptan los tres postulados fundamentales del paradigma realista deben tender a superar toda refutación con mayor frecuencia que aquéllas otras que rechazan una o más de los postulados realistas. Mediante el IP(B), el examen de la proposición 3 señala que aunque ni las hipótesis realistas ni las no realistas logran esclarecer el comportamiento de manera suficiente, las hipótesis no realistas son más eficaces al respecto. Del total de 7 158 hipótesis realistas, el 93 .1 por ciento (6 661) entran en la categoría 25 (es decir resultan estadísticamente insignificantes y/o sus mediciones de asociación son inferiores al .50), en contraste
con un 83 . 1 por ciento (432) de las hipótesis no realistas. Por lo que respecta a las categorías superiores de 75 y 100, sólo e12.2 por ciento de las hipótesis realistas logran incluirse en ellas (es decir, no resultan estadísticamente insignificantes, y presentan mediciones de asociación de por lo menos . 72), en contraste con un 4.6 porciento de las no realistas. Tales hallazgos indican que el paradigma realista no ha gozado de un rotundo éxito en la aprobación de exámenes empíricos. Aunque no se puede esperar un éxito inmediato, tampoco sería de esperar que se refutara más del noventa por ciento de una cifra mayor a 7 000 hipótesis realistas. Finalmente, el hecho de que aquellas hipótesis que rechazaron una o más de las premisas realistas hayan aprobado con mucho mayor éxito los exámenes empíricos, provoca serias dudas en cuanto a la exactitud del paradigma realista. Se puede llegar a la conclusión de que ... el paradigma realista no ha logrado satisfacer el criterio de exactitud.
La proposición número 4 aplica el criterio de lo central, que dicta que sólo es necesario que las proposiciones centrales del paradigma realista superen en toda refutación, con objeto de que éste sea declarado suficiente. El análisis de contenido y de texto de Polities among Nations, reveló que la proposición central de la citada obra estribada en la tentativa de esclarecer el conflicto-cooperación entre naciones mediante el empleo del poder nacional. El examen de dF cha proposición separa a esta hipótesis y a su contraria de todas las demás contenidas en la muestra .. . las dos hipótesis centrales constitu: yen el 41.1 por ciento de la muestra. Valiéndonos de la medición IP(A), de naturaleza má$ precisa, se puede apreciar que el HY 1 (pode~ nacional en correlación con el conflicto-coop~i' ración entre naciones) es más deficiente, pue . el 91.7 por ciento de sus resultados entran e~) la categoría 10 (es decir, o son estadísticamen·'1 te insignificantes, o poseen una medición de· asociación inferior a .33). Si se combinan 1,: categorías 10 Y 20, entonces se refuta por completo el 98.2 por ciento de las pruebas del HY . '1
Tampoco sirve de gran apoyo el relacionar lO \ conceptos de manera inversa (HY 2), dado qP,;
el 95 .1 por ciento de estas hipótesis entran en las categorías 10 Y 20. Un análisis de las categorías superiores de 70 y 71 + , confirma el hallazgo referido. Ei HY 1 produce sólo cuatro de un total de 2 994 exámenes en dichas categoría:; , y el HY 2, por su parte, sólo uno de un total de 162 .
Tales resultados difícilmente pueden alentar al paradigma realista. Una comparación con las "otras" hipótesis sometidas a prueba en el campo de estudio demuestra que las hipótesis centrales del paradigma realista son superadas por aquellas no centrales o no realistas . . . Por eade, es factible concluir que. . . el paradigma realista no ha logrado satisfacer el criterio de 10 central.
La proposición número 5 aplica el criterio de importancia científica, el cual establece que aquellas hipótesis realistas que superaron la prueba de refutación deben generar hallazgos que no sean obvios pero que sí tengan significación teórica para la construcción de una ciencia de las relaciones internacionales. A fin de verificar tal proposición las 181 hipótesis realistas y no realistas que se incorporaron a las categorías 75 y 100 del IP(B) se separaron de la muestra total y fueron clasificadas como triviales, o no triviales. Dado el escaso número de casos y a los problemas para medir la "trivialidad", los resultados de esta prueba deben interpretarse con suma precaución. No obstante, el examen demuestra q~e las hipótesis no realistas han obtenido may.or éxito, relativamente, que sus contrapartes r~alistas en la producción de hallazgos de importancia científica. Aproximadamente dos terc:~ras partes (69.5%) de los hallazgos realistas fu.eron declarados como triviales, en contraste Gon poco más de la mitad (54.2%) de las hipótesis no realistas. Este resultado sugiere que la aceptación de los postulados realistas, más que su rechazo, no produce hallazgos de mayor 1!Pportancia científica a la larga. En otras palav.Jas, no es factible afirmar que, pese al pobre d~s<;mpeño del paradigma realista en lo que res~.cta a los dos primeros criterios, sus postulados podrían producir resultados más importantes g\;1e aquéllos de otro paradigma que los recha~~a. Se puede concluir de que . .. el paradigma
Matiz a la Morgenthau 147
realista no ha logrado satisfacer el criterio de importancia científica.
CONCLUSiÓN: ¿CUÁL ES EL CAMINO A SEGUIR?
El fracaso del paradigma realista en cuanto a la satisfación de los tres criterios de suficiencia plantea una anomalía que compete a la disciplina esclarecer. El empleo del análisis cuantitativo con objeto de verificar ciertos aspectos del paradigma realista, mismo que surgió en 1956 y que logró su plena evolución hacia mediados de la década de 1960, no ha generado un considerable caudal de conocimiento, pese a que ha exigido un esfuerzo monumental. La disciplina no ha logrado "rebasar los límites de la conjetura", como se anhelaba. La interrogante que se impone es: ¿por qué? La respuesta la da la tesis del "matiz a la Morgenthau", al sugerir que la perspectiva del mundo que ofrece el paradigma realista es incorrecta. No obstante, existe un serie de explicaciones ad hac que compiten entre sí, y que deben ser evaluadas antes de extraer una conclusión definitiva.
Existen, repito, seis explicaciones ad hac que se pueden ofrecer para justificar los hallazgos de los exámenes previamente citados: a) dichos hallazgos eran de esperarse en virtud de la brevísima vida de la disciplina como tal; b) los hallazgos son producto del carácter bivariado de gran parte de las hipótesis bajo verificación, y a medida que se sometan a examen relaciones de mayor complejidad, se incrementará el índice de éxito del paradigma realista; c) los hallazgos podrían ser el resultado de la imprecisión de un enorme artículo que se incluyó en la muestra; d) los hallazgos son producto de las estadísticas específicas que se emplearon; e) los hallazgos dan fe de que el análisis cuantitativo, y no el paradigma realista; es insuficiente, D los hallazgos reproducen errores de cálculo de los artículos que aportaron la muestra .
Tres de las referidas explicaciones ad hac fueron sometidas a verificación y refutadas: se trata de aquéllas que atribuyeron los hallazgos a los efectos del carácter bivariado de las hipótesis
148 Un desafío al paradigma realista
(Taue de Kendall = 0.04), al tamaño del artículo (Taue de Kendall = -0.05), ya las estadísticas que se utilizaron (Taue de Kendall = 0.03). Cada una de las tres explicaciones ad hoc restantes presentan problemas conceptuales que impiden su cabal verificación. Se refutó aquélla que atribuía los hallazgos a la breve existencia de la disciplina como tal (Taue de Kendall = 0.019); sin embargo, como se pudo argumentar que todo el periodo anterior 1970 era incipiente, se declaró que el examen no era concluyente. Aun que tal explicación es plausible, llegará el momento en que quienes se apeguen a ella deban especificar que ha culminado el periodo incipiente; de otro modo, jamás se podrá refutar la susodicha explicación. La explicación ad hoc que manifiesta que el análisis cuantitativo es insuficiente constituye fundamentalmente una afirrl1ación filosófica imposible de verificar con exactitud, puesto que precisamente la materia del debate es la esencia misma de la verificación. Finalmente, la explicación ad hoc que establece el error de cálculo o medición plantea un problema de lógica. Cada uno de los hallazgos de investigación es: o un producto del diseño de investigación, o "realidad" . No hay análisis concluyente alguno que determine el origen responsable de un hallazgo. Aunque la susodicha explicación goza de cierto crédito, a menos que sus seguidores se muestren dispuestos a especificar cuándo aceptarán hallazgos nulos como prueba legítima será imposible refutarla ..
Pese a que las últimas tres explicaciones ad hoc no pueden verificarse de manera directa, todas ellas implican estrategias de investigación futuras que se pueden evaluar y comparar con la estrategia de investigación que ofrece la tesis del "matiz a la Morgenthau". La estrategia de investigación implícita en la explicación ad hoc referente a la insuficiencia del método cuantitativo sugiere que el paradigma realista no presenta ningún error de carácter fundamental, y que la disciplina debería retornar a los métodos tradicionales de análisis que prevalecieron antes de la revolución conductivista. Tal recomendación, empero, conlleva los siguientes obstáculos: a) no logra explicar por qué el método "defectuoso" obtuvo mayor éxito con las hipótesis no
realistas que con las realistas; y b) elude todo argumento epistemológico realizado en COntra del método tradicional en el transcurso de la última década. Por ende, queda rechazada.
La estrategia de investigación que implican las explicaciones ad hoc relativas a la breve existencia de la disciplina y al error de cálculo, manifiesta que la anomalía es sólo temporal, y que a medida que la disciplina desarrolle mayor sofisticación metodológica, mejorará el número de hallazgos. La ventaja que ofrece dicha estrategia es que permite a los estudiosos seguir construyendo sobre la base del trabajo previamente realizado . ...
La estrategia de investigación implícita en la tesis del "matiz a la Morgenthau" dicta que se debería introducir una mayor diversidad paradigmática en la disciplina. En consecuencia, se debe consagrar atención especial a: a) desarrollar nuevos paradigmas; b) enunciar claramente y elaborar paradigma ya existentes, tales como el marxismo y las relaciones transnacionales; y c) recopilar datos y llevar a cabo investigación en torno a hipótesis que se desprendan de los nuevos paradigmas. No será sino hasta que se proceda de esa manera cuando se podrá evaluar la suficiencia de los paradigmas rivales . A menos que se impulse dicho esfuerzo, los seguidores del paradigma realista invariablemente afirmarán que, pese a su pobre desempeño, no hay un rival que lo pueda sustituir.
Cabe aclarar que las estrategias de investigación que sugieren tanto las dos explicaciones ad hoc como la tesis del "matiz a la Morgenthau" no se excluyen mutuamente .. ..
A causa de las diversas explicaciones ad hoc, el análisis presente no puede dictaminar una evaluación definitiva en torno a la suficiencia del paradigma realista. No obstante, ha logrado sus: citar las siguientes interrogantes al respecto: si la perspectiva del mundo que expone el paradigma realista es correcta, o válida como guía hacia la comprensión, ¿por qué tantas de las hipótesis trazadas con base en dicha perspectiva han sido refutadas de manera congruente? Si el punto de vista del paradigma realista es inequívoco, ¿por qué se han refutado con menor frecuencia, proporcionalmente, aquellas hipótesis que han
rechazado la perspectiva que aquél plantea? Si la perspectiva del paradigma realista es correcta, ¿por qué las proposiciones real!s,tas centrales ....-ampliamente elaboradas y venfteadas- han sido refutadas de manera consistente? Finalmente, si no hay error alguno en la perspectiva que
Matiz a la Morgentbau 149
ofrece el paradigma realista, ¿cuál es el motivo de que éste sólo haya generado 48 hallazgos de importancia científica de entre un total de 7 158 hipótesis realistas sometidas a verificación desde el año de 1956?, , ,
17. Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales: más allá de la teoría
de las relaciones internacionales
ROBERT W. Cox
PROPÓSITOS Y PERSPECTIVAS
Invariablemente, la teoría actúa en favor de alguien y en favor de un propósito específico. Toda teoría posee una perspectiva. Las perspectivas provienen de una posición en el tiempo y en el espacio, particularmente en el tiempo y espacio social y político. Bajo este concepto, se percibe al mundo desde un punto de vista que se puede definir en términos de nación o de clase social, de dominio o de subordinación, de poder naciente o decadente, de un cierto sentido de inmovilidad o de crisis flagrante, de experiencias pasadas, así como de esperanzas y expectativas hacia el futuro. Por supuesto, nunca la teoría sofisticada se concreta a ser la expresión de una perspectiva. Entre más elaborada resulta una teoría, se presta en mayor grado a una reflexión cabal sobre su perspectiva, y la trasciende;
Reimpreso de MilIennium :}ournal ollnternaliolla/ Studies lO , no. 2 (1981), pp . 128-P,7, con autorización del editor v del au tor. No tas al calce sup rimidas . '
1')0
sin embargo, la perspectiva inicial queda eter~amente incluida dentro de la teoría, y es pertmente para la explicación de esta última. En consecuencia, no existe teoría alguna ajena a un punto de vista ubicado en tiempo y espacio. Cuando cualquier teoría se expone bajo tales condiciones, se impone examinarla en calidad de ideología, y poner al descubierto su perspectiva oculta.
En torno a cada perspectiva de esta naturaleza, el mundo que la rodea plantea una serie . de problemas; las presiones de la realidad social se manifiestan ante la conciencia en forma de problemas. Una de las labores fundamentales de la teoría es cobrar plena conciencia LÍ.:'
tal problemática, es decir, preparar el terreno para que la mente pueda enfrentar la realidad. Así, a medida que la realidad se transforma, los viejos conceptos deben experimentar ajustes o rechazos, en tanto que se forjan otros nuevoS. gracias a un diálogo inicial que se gesta entre el teórico y ese mundo específico al que inten~, ta comprender. El diálogo inicial concierne a la problemática enfocada desde una perspectivp' especia l. La teoría social y política se encuent Ira estrechamente vinculada a la historia en su
Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales 151
origen, pues siempre es factible descubrirla en una toma de conciencia de ciertos problemas y asuntos, una problemática, condicionada por factores históricos, mientras que simultáneamente hace un intento por trascender a esa particularidad de sus orígenes históricos con objeto de ubicarlos dentro de la estructura de una sefie de proposiciones generales o de leyes.
A partir de dicha problemática, la teoría puede obrar en favor de dos propósitos concretos. Uno de ellos se reduce a una reacción senciiia y directa: fungir como guía en la resolución de aquellos problemas planteados dentro de los términos de la perspectiva específica que sirvió de punto de partida. El otro arroja un aspecto de mavor reflexión sobre el proceso mismo de teoriz;íción: cobrar cabal conciencia de la perspectiva que da origen a la teorización, y de la relación que guarda dicha perspectiva con otras de su especie (formarse una perspectiva de las perspectivas); y, por otra parte, abrir la posibilidad de elegir una perspectiva distinta y válida, a partir de la cual la problemática se enfoque a crear un mundo alternativo. Cada uno de estos propósitOS propicia el surgimiento de un tipo diferente de teoría.
El primer propósito da origen a la teoría de resolución de problemas. Como marco de acción, toma al mundo tal como lo encuentra, con todas las relaciones sociales y de poder prevalecientes, así como con aquellas instituciones en torno a las cuales se han organizado las primeras. El objetivo general de la resolución de problemas es lograr que las citadas relaciones e instituciones colaboren sin obstáculos, mediante un tratamiento efectivo de las fuerzas específicas de desequilibrio. Dado que no se cuestiona el patrón general de instituciones y relaciones, se pueden considerar los problemas en particular de acuerdo con los vínculos que mantienen con las áreas de actividad especializadas en las que se presentan. De tal manera, las teorías de resolución de problemas se ven fragmentadas en múltiples aspectos e esferas de acción, cada una de las cuales adopta un cierto grado de estabilidad en las otras esferas (lo cual Its permite ser ignoradas en la práctica) cada vez que tiene que hacer frente a algún problema que
surja dentro de su territorio. La fuerza del enfoque de resolución de problemas radica en su habilidad para establecer límites o parámetros en un área problemática, y para reducir la exposición de un problema en particular a un número limitado de variables que sean susceptibles a un examen relativamente estrecho y preciso. El postulado de ceteris paribus, en el cual se fundamenta este tipo de teorización, permite llegar a la enunciación de leyes o de métodos que aparentemente tienen validez general pero que, por supuesto, entrañan par~metros institucionales y de relaciones presupuestos en el enfoque de resolución de problemas
El propósito número dos conduce a la teoría crítica. Ésta es crítica en el sentido de que se aparta del orden mundial prevaleciente, y trata de dilucidar el modo en que dicho orden se produjo. La teoría crítica, a diferencia de la de resolución de problemas, no da por sentadas las instituciones ni las relaciones sociales y de poder; por el contrario, las cuestiona y se ocupa de estudiar sus orígenes y la posibilidad de que entraran en un proceso de cambio, y cómo. Este enfoque se encamina hacia una evaluación del marco mismo de acción o de la problemática, elementos que la teoría de resolución de problemas acepta como parámetros. La teoría crítica se dirige al complejo social y político como un todo, sin dividirlo ni fragmentarlo. Por razones de práctica, la teoría crítica, al igual que la de resolución de problemas, aborda cierto aspecto o esfera particular de la actividad humana como punto de partida. No obstante, mientras que la teoría de resolución de problemas induce a una mayor subdivisión analítica, y a una delimitación del asunto a tratar, el enfoque crítico lleva a la construcción de un cuadro más extenso de la situación total, en el cual ese aspecto que se contempló en un inicio es sólo un componente más, )' procura entender los procesos de cambio en los que participan tanto las partes y como el todo.
La teoría crítica es teoría de la historia, en el sentido de que no sólo se ocupa del pasado sino también de un proceso continuo de cambio histórico. La teoría de resolución de problemas, por el contrario, no es histórica, es decir, es
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ajena a la historia puesto que, en efecto, postula un presente continuo (la permanencia de las instituciones y de las relaciones de poder que constituyen sus parámetros). La fortaleza de la una implica la deficiencia de la otra. La teoría crítica, en tanto que aborda una realidad cambiante, debe ajustar perpetuamente sus conceptos a ese elemento en transformación que pretender comprender y esclarecer. Tales conceptos, y los métodos consiguientes de investigación, parecen carecer de la precisión que puede alcanzar la teoría de resolución de problemas, dado que ésta postula un orden fijo como punto de referencia. Sin embargo esta fortaleza relativa de la teoría de resolución de problemas se fundamenta en una premisa falsa, puesto que el orden social y político no es un elemento fijo, sino cambiante -al menos en una perspectiva a largo plazo. Por otra parte, esa premisa de estabilidad no es sólo una conveniencia de método, sino además un sesgo ideológico. De acuerdo con la perspectiva más amplia de la teoría crítica, se puede representar a las teorías de resolución de problemas como servidoras de intereses nacionales, sectoriales o clasistas en particular, mismos que gozan de una posición por demás cómodo dentro del orden dado. De hecho, el propósito al que sirve la teoría de resolución de problemas es de carácter conservador, puesto que pretende resolver los problemas que surgen en diversas partes de un todo complejo, con objeto de allanar el funcionamiento da ese todo. Este propósito desmiente en cierto 'grado aquello que suele afirmar la teoría de resolución de problemas, es decir, que carece de valores. Desde un punto de vista metodológico, efectivamente carece de valores, en el sentido de que confiere el tratamiento de objetos a las variables que somete a consideración (del mismo modo que el químico trata a las moléculas, o el físico a las fuerzas y el movimiento); sin embargo, se encuentra estrechamente vinculada a los valores, en virtud de que acepta de manera implícita el orden prevaleciente como su propio marco de acción. La teoría crítica, en sí, contiene algunas teorías de resolución de problemas, pero en forma de ideologías identificables, lo que señala sus consecuencias de orden conser-
vador y no su utilidad como guías de acción. La teoría de resolución de problemas tiende a ignorar este tipo de crítica, considerándola irrelevante a sus propósitos y, en todo caso, manifestando que no se aparta de sus aplicaciones prácticas. La teoría de resolución de problemas enarbola sus afirmaciones considerando su mayor grado de precisión y, en la medida en que otorga reconocimiento a la teoría crítica, desafía la posibilidad de lograr cualquier conocimiento científico de los procesos históricos.
Por supuesto, la teoría crítica no se encuentra al margen de los problemas que enfrenta el mundo real. Sus objetivos son tan prácticos como aquéllos de la teoría de resolución de problemas, pero su enfoque de la práctica se desprende de una perspectiva que trasciende a aquella del orden existente, misma que su contraparte adopta como punto de partida. La teoría crítica per-. mite una elección normativa en favor de un orden político y social distinto del prevaleciente, pero limita la gama de elección a algunos. órdenes alternativos que representan transfor; maciones factibles del mundo existente. Por ende, uno de los objetivos primordiales de la' teoría crítica es el de esclarecer este rango de' alternativas posibles. De este modo, la teoría .. crítica comporta un elemento utópico, en el sentido de que puede dar forma a un cuadro coherente de un orden alternativo, pero su ide<\1 utópica se ve refrenada por su comprensión de .. los procesos históricos. Se ve obligada a rechazar toda alternativa improbable, del mismo modq. que rechaza la permanencia del orden existen-; te. Así, la teoría crítica puede servir de guía pa-) ra la acción estratégica en la producción de un, orden alternativo, en tanto que la teoría de reO) solución de problemas funge como guía de ac ciones tácticas que, de manera intencional 0 \ no, preservan al orden existente.
Las perspectivas que ofrecen distintos periq~ dos históricos favorecen a uno u otro tipo del teoría. Los periodos de aparente estabilidad o in- ' movilidad en las relaciones de poder favorecen.; al enfoque de resolución de problemas. Ejem-! plo característico de lo anterior es el periodo de la Guerra Fría. En el ámbito de las relacio-.
Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales 153
nes internacionales, éste propició la concentración en los problemas sobre la forma de manejar una relación aparentemente perdurable entre qos superpotencias. Sin embargo, una condición de incertidumbre dentro de las relaciones de poder obra en favor de la teoría crítica, a medida que la gente intenta a~imilar, las oportunid.ad~s y los riesgos del cambio. ASI, los acontecimientoS acaecidos en la década de 1970 generaron una especie de mayor fluidez en las relaciones de poder, de crisis multifacética, cruzando el umbral de la incertidumbre y abriendo la oportunidad de un nuevo desarrollo de la teoría crítica, enfocado a los problemas del orden mundial. Una exposición razonada de posibles órdenes mundiales futuros, empero, requiere de la extensión de nuestra investigación más allá de las relaciones internacionales de índole convencional, de modo tal que abarque los procesos básicos que 0peran en el desarrollo de las fuerzas sociales y de las formas de estado, así como en la estructura de la economía política mundial. Ese , al 11).enos, constituye el argumento central del presente ensayo.
REALISMO, MARXISMO, Y , PlANTEAMIENTO DE UNA TEORIA ~,~íTICA DEL ORDEN MUNDIAL
Generalmente, las corrientes teóricas que inclu~en trabajos altamente sofisticados comparten algunas de las características tanto de la teoría ae resolución de problemas como de la crítica, pero propenden a subrayar la importancia de uno de los enfoques en detrimento del otro. En é:5ras líneas, se someten a consideración dos co-l. .
Fl.'l~ntes que han planteado argumentos funda-ij}entales acerca de las relaciones entre estados )'¡ .,qe los órdenes mundiales -el realismo y el marxismo-, como introducción a un desarro~º, tentativo del enfoque crítico. ') ' La teoría realista de las relaciones internacio
p.aJes se creó a partir de un modo histórico de pensamiento. En su estudio relativo a la raison í¡fé.tat, Friedrich Meinecke marca sus orígenes w..,1a teoría política de Maquiavelo y en la diplo¡, ¡¡cia ejercida por las ciudades-estado de la Italia
renacentista, mismas que marcaron el surgimiento de una toma de conciencia de los intereses específicos de los estados en particular, absolutamente distinta de las normas generales propagadas por la institución que ejercía el predominio ideológico en :a sociedad medieval, es decir, la iglesia cristiana. La interpretación que ofrece Meinecke de la raison d'état -al percibir las doctrinas y principios subyacentes en la conducción de los estados como una reacción hacia circunstanchs históricas específicas- representa una contribución en pro de la teoría crítica. Otros estudiosos vinculados a la tradición realista, por ejemplo E. H. Caer y Ludwig Dehio, se han encargado de prolongar este modo histórico de pensamiento, delineando las configuraciones especiales de fuerzas que establecieron el marco de conducta internacional en distintos periodos y tratando de comprender a las instituciones, teorías y acontecimientos dentro de sus contextos históricos.
Desde la época de la Segunda Guerra Mundial, algunos estudiosos norteamericanos, entre los cuales destacan Hans Morgenthau y Kenneth Waltz, han transformado al realismo en una especie de teoría de resolución de problemas. Pese a su extraordinaria formación en el terreno histórico, han mostrado cierta propensión a adoptar la perspectiva no histórica del marco de acción característico de la teoría de resolución de problemas, en vez de alejarse del citado marco, como lo ha hecho E. H. Carr, y conferirle un tratamiento de producto histórico y, por ende, susceptible al cambio. No es ningún accidente que dicha tendencia teórica coincidiera con la Guerra Fría, misma que impuso la categoría de bipolaridad a las relaciones internacionales, a la par con una preocupación realmente abrumadora por la defensa del poderío norteamericano, en su calidad de baluarte de la preservación del orden.
La forma generalizada del marco de acción postulado por este nuevo realismo norteamericano (que desde este momento denominaremos neorrealismo, es decir, la forma ideológica extraída del marco histórico real establecido por la Guerra Fría) se caracteriza por tres niveles, cada uno de los cuales se puede comprender en términos de aquello que los filósofos clásicos llamarían substancias o esencias, es decir, subs-
] <;4 Un desafío al paradigma realista
tratos fundamentales e inamovibles de manifestaciones o fenómenos cambiantes y accidentales . Dichas realidades básicas se concibieron como: 1) la naturaleza del hombre, entendida en términos del pecado original agustiniano, o del "perpetuo e incansable deseo del poder por el poder que sólo cesa con la muerte", planteado por Hobbes; 2) la naturaleza de los estados, que presentan diferencias en sus constituciones internas y en sus capacidades de movilización de la fuerza, pero que son semejantes en su obsesión por un concepto particular de interés nacional (una mónada leibnitziana) como guía de sus actos; y 3) la naturaleza del sistema de estados, que impone limitantes racionales a la desenfrenada búsqueda de intereses nacionales rivales, mediante el mecanismo de la balanza del poder.
Una vez tocado este punto de substancias subyacentes, la historia se convierte - para los neorrealistas- en un manantial de materiales que servirán para ilustrar variaciones de temas recurrentes. El modo de pensamiento pierde su carácter histórico, pese a que los materiales empleados son producto de la historia. Por otra parte, este modo de razonamiento dicta que, por lo que respecta a lo esencial , el futuro se asemejará invariablemente al pasado.
Además, este postulado medular de la teoría neorrealista se ha extendido a otras áreas como la de la teoría de la ley de probabilidades, donde la noción de substancia al nivel de naturaleza humana, se expone como un racionalismo supuestamente común entre los actores contendientes que evalúan los intereses en juego, las estrategias alternativas y los desenlaces respectivos bajo un enfoque similar. Esta idea de un racionalismo común, refuerza al modo de pensamiento no histórico. Los demás modos de pensamiento se censuran como inadecuados e incomprensibles bajo sus propios términos (lo cual impide esclarecer, por ejemplo, la irrupción de un fénomeno como el integralismo islámico, en los asuntos internacionales).
El "racionalismo común" del neorrealismo surge a partir de su polémica con el internacionalismo liberal. De acuerdo con el neorrealismo, este racionalismo es la única reacción apropiada
hacia un sistema de estado anárquico postulado. La moral es eficaz sólo en la medida en que es reforzada por el poderío físico, hecho que le ha dado al neorrealismo la apariencia de teoría no normativa. Resulta "libre de valores" en su exclusión de objetivos morales (donde incluye la debilidad del internacionalismo liberal) y en su reducción de los problemas a los límites establecidos por sus relaciones de poderío físico. Sin embargo, tal calidad no normativa es de índole meramente superficial. Existe un elemento normativo latente que se desprende de las premisas de la teoría neorrealista: la seguridad dentro del sistema interestados postulado depende de cada uno de los actores principales que comprendan este sistema de manera similar, es decir, de cada uno que adopte el racionalismo neorrealista como guía de acción. La teoría neorrealista predice, con base en sus fundamentos, que los actores se inclinarán a esta forma de pensamiento, en virtud de sus experiencias dentro del sistema; no obstante, la teoría desempeña una labor de proselitismo como defensora de esta forma de racionalismo. Para el teórico neorrealista, esta función proselitista (que incluye la función normativa del neorrealista) cobra matices particularmente urgentes en aquellos estados que han alcanzado niveles de poder superiores a los requerimientos para equilibrarse con sus rivales; lo anterior, en razón de que este tipo de estados puede sucumbir a la tentación de descartar el racionalismo de la teoría neorrealista, y tratar de imponer su propio sentido moral del orden. Esto puede suceder de manera muy especial si, como en el caso de los Estados Unidos, la tradición cultural se ha encargado de impulsar conceptos más optimistas y moralistas de la naturaleza del hombre, del estado y del orden mundial.
El debate que ha permeado entre neorrealistas e internacionalistas liberales reproduce, con materiales actualizados, el desafío que planteó la filosofía civil de Hobbes en el siglo diecisiete a la teoría de la ley natural expuesta por Grocio. Cada uno de sus argumentos proviene de distintos puntos de vista acerca de las esencias del hombre, del estado y del sistema interestados. En el siglo dieciocho, el napolitano Giam battista
Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales 155
Vico señaló una alternativa que ofrecía la posibilidad de trascender tal oposición de conceptos mutuamente excluyentes: según Vico, no se debía considerar la naturaleza del hombre y de las instituciones humanas (entre las cuales incluía al estado y al sistema interestados) en función de substancias inmutables, sino de una creación continua de formas nuevas. En el seno de esa dualidad de la continuidad y el cambio, donde el neorrealismo otorga especial énfasis a la continuidad, la perspectiva viciana, por el contrario, recalca el aspecto del cambio. Parafraseando a Vico, " . . . ciertamente, este mundo de naciones ha sido creado por el hombre; por ende, su aspecto debe estar basado en las modificaciones que se registran en nuestra propia mente humana" .
Este enunciado no se debe considerar como exponente del idealismo radical (es decir, que el mundo es una creación de la mente). Según Vico, las formas eternamente cambiantes de la mente se configuraron en el complejo de las relaciones sociales, en cuyo génesis la lucha de clases desempeño el papel principal, del mismo modo que posteriormente expondría Marx. Sin embargo, la mente es el eslabón que une al presente con el pasado, un medio de acceso al conocimiento de estos modos cambiantes de la realidad social. La naturaleza humana (las modificaciones experimentadas por la mente) y las instituciones humanas son idénticas a la historia humana; se les debe entender en términos genéticos, y no en términos esencialistas (como en el neorrealismo) o en términos teleológicos (como en el funcionalismo). Siguiendo esta perspectiva viciana, no se puede abstraer adecuadamente al hombre y al estado de la historia, con el fin de definir sus substancias o esencias como previas a la historia, pues esta última es un simple registro de las manifestaciones interactuantes de dichas substancias. Un estudio cabal de los asuntos humanos debe tener la capacidad de revelar la coherencia de las mentes y de las instituciones características de las distintas eras, así como el proceso mediante el cual un patrón coherente -mismo que podemos denominar estructura histórica- reemplaza a otro. El proyecto de Vico, que actualmente podríamos
llamar ciencia social, era el de compilar un "diccionario mental", o un grupo de conceptos comunes que permitieran comprender el proceso de "historia eterna ideal", o aquellos factores más generalizados y frecuentes en la secuencia de cambios experimentados por la naturaleza humana y por las instituciones. El error que Vico censuró como el "engreimiento de los eruditos" -de aquellos que presumen que "lo que saben es tan viejo como el mundo" - consiste en adoptar una forma de pensamiento que se origina en una fase particular de la historia (y por ende, en una estructura particular de las relaciones sociales) y proponerla como válida a nivel universal. Este es un error del neorrealismo y, de manera más amplia, constituye el basamento escindido de la teoría de resolución de problemas. Por supuesto, no niega la utilidad práctica de las teorías del neorrealismo y de resolución de problemas dentro de sus límites ideológicos. El enfoque viciano, en contraste, es el mismo de la teoría crítica.
¿Cómo se relaciona el marxismo con este método o enfoque de una teoría del orden mundial? En primer lugar, resulta imposible considerar al marxismo como una sola corriente de pensamiento sin que ello implique un grave riesgo de confusión. Para nuestro objetivo, es indispensable trazar distinciones entre dos corrientes marxistas divergentes, análogas a la bifurcación que se dio entre el viejo y el nuevo realismo. Existe un marxismo de razonamiento histórico que pretende explicar y a la vez promover C:m1-
bias en las relaciones sociales; sin embargo, existe otro marxismo, concebido como una estructura de análisis del estado y de la sociedad capitalista, que da la espalda a todo conocimiento histórico y que abriga una conceptualización de carácter más estático y abstracto en torno a las formas de producción. A la primera corriente la podemos llamar por el nombre con el que se dio a conocer: materialismo histórico, que ha quedado patente en la obra histórica de Marx, en la de los historiadores marxistas actuales, como Eric Hobsbawm, así como en el pensamiento de Gramsci. También ha ejercido influencia entre algunos que no podrían ser considerados (o que no se considerarían a sí mismos) como
156 Un desafío al paradigma realista
marxistas en un sentido estricto, tales como numerosos historiadores franceses relacionados con los Annales. La segunda corriente está representada por el llamado marxismo estructural de Althusser y Poulantzas (y digo "llamado" para establecer una diferencia entre el empleo que éstos hacen del término "estructura" y el concepto de estructura histórica descrito en este ensayo), que con suma frecuencia adopta la forma de una exégesis del Capital y de otros elementos sagrados. El marxismo estructural comparte algunas de las características del enfoque neorrealista de solución de problemas, entre las que destaca su epistemología esencialista y ajena a la historia, pero no su precisión en el manejo de datos ni su capacidad de aplicación práctica a problemas concretos, porque en gran medida se ha limitado a analizar conceptos abstractos. Hasta este punto, la corriente en cuestión carece de importancia para nosotros. Sin embargo, el materialismo histórico constituye una fuente primordial de teoría crítica, y plantea cuatro correcciones fundamentales al neorrealismo.
La primera concierne a la dialéctica -término que, al igual que el de marxismo, se ha adoptado para expresar una variedad de significados no siempre compatibles, por lo que su empleo exige ciertas definiciones. En el presente contexto, se utiliza en dos niveles: el nivel de la lógica y el nivel de la historia real. En el nivel de la lógica, significa un diálogo que pretente encontrar la verdad mediante la exploración de contradicciones. Uno de los aspectos de éste se refiere a la continua confrontación de conceptos con la realidad a la que supuestamente deben representar, así COIliO su adaptación a la dicha realidad a medida que cambia. Otro aspecto -parte integrante del método de ajuste de conceptos- es el conocimiento de que cada afirmación acerca de la realidad contiene su opuesto de manera implícita, y que tanto afirmación como opuesto no se excluyen entre sí, sino que comparten cierto grado de la verdad que buscan; una verdad que, cabe señalar, se encuentra en perpetuo movimiento, ya la que jamás se le debe encapsular en una forma definitiva. En el nivel de la historia real , la dialéc-
tica representa el potencial de medios alternativos de desarrollo que surgen de la confrontación entre fuerzas sociales opuestas dentro de un marco histórico específico.
Tanto el realismo como el materialismo histórico centran la atención en el conflicto. El neorrealismo considera que el conflicto es inherente a la condición humana, un factor constante que emana directamente de la esencia de ambición de poder de la naturaleza humana y que adopta la forma política de una continua reorganización del poder entre los jugadores de un poker de suma en ceros, que siempre se juega de acuerdo con sus propias reglas innatas. Por su parte, el materialismo histórico considera al conflicto como el proceso de recreación continua de la naturaleza humana, y la formación de nuevos patrones de relaciones sociales que cambian las reglas del juego y a partir de las cuales se puede esperar que surjan nuevas formas de conflicto -esto siempre y cuando el materialismo histórico guarde fidelidad a su propia lógica y método. En otras palabras, el neorrealismo considera que el conflicto es la consecuencia recurrente de una estructura continua, en tanto que el materialismo histórico lo considera la posible causa de un cambio estructural.
En segundo lugar, por su enfoque en torno al imperialismo, el materialismo histórico agrega una dimensión vertical del poder a la dimensión horizontal de rivalidad entre los estados más poderosos, factor que atrae la atención casi exclusiva del neorrealísmo. Dicha dimensión comporta el predominio y la subordinación de la metrópolis por encima de la provincia, del centro sobre la periferia, en el entorno de la economía política mundial.
En tercer lugar, el materialismo histórico extiende la perspectiva realista a través de su interés en la relación que guardan el estado y la sociedad civil. Los marxistas, al igual que los no marxistas, se dividen entre aquellos que consideran al estado como la mera expresión de los intereses particulares dentro de una sociedad civil y aquellos que lo consideran como una fuerza autónollp que expresa cierto tipo de interés general. Este, para los marxistas, sería el
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interés general del capitalismo, distinto de los intereses particulares de los capitalistas. Gramsci estableció un contraste entre el materialismo histórico -que reconoce la eficacia de las fuentes éticas y culturales de la acción política (aunque siempre las relaciona con la esfera económicay aquello que denominó economismo histórico, o la reducción de todo a intereses tecnológicos y materiales. En los Estados Unidos, la teoría neorrealista ha vuelto a la relación entre estado y sociedad civil, aunque a ésta última le ha conferido el trato de freno al estado y de limitante impuesta por intereses particulares sobre la raison d'état , misma que se concibe y se define como independiente a la sociedad civil. Según el pensamiento de Gramsci, el sentido de una relación recíproca entre estructura (relaciones económicas) y superestructura (la esfera éticopolítica) contiene el potencial necesario para considerar los complejos estado/sociedad como entidades constitutivas de un orden mundial, y para explorar las formas históricas específica.; adoptadas por dichos complejos.
Cuarto punto: el materialismo histórico conceptúa al proceso de producción como un elemento crítico en el esclarecimiento de la actitud histórica específica adoptada por un complejo estado/sociedad. La producción de bienes y servicios que da origen tanto a la riqueza de la sociedad como a un fundamento para que el estado cuente con la capacidad de movilizar al poder en el trasfondo de su política exterior, se lleva a cabo mediante una relación de poder entre aquellos que controlan y aquellos que ejecutan las lahores de producción. El conflicto político y el proceder del estado preservan, o provocan cambios en, estas relaciones de poder en torno a la producción. El materialismo histórico analiza los vínculos entre poder dentro de la producción, poder dentro del estado y poder dentro de las relaciones internacionales. En contraste, el neorrealismo ha ignorado virtualmente el proceso de producción. He aquí el punto en que se ha de distinguir de manera preclara el sesgo hacia la teoría de resolución de problemas que muestra el neorrealismo del enfoque crítico del materialismo histórico. De forma implícita, el neorrealismo considera al
proceso de producción y a las reltl.ciones de poder inherentes al mismo como un elemento dado del interés nacional y, por ende, como parte integrante de sus parámetros. El materialismo histórico, por su parte, muestra sensibilidad a aquellas posibilidades dialécticas de cambio dentro del ámbito de producción que pudiesen afectar a las demás esferas, como las del estado y el orden mundial.
Este debate ha seleccionado dos tipos de teorización, como previos a la propuesta de un enfoque crítico de una teorí2 del orden mundial. Cabe repetir en este punto algunas de las premisas básicas para tal teoría crítica:
1. la conciencia de que la acción jamás se da de manera absolutamente desvinculada, sino que se lleva a cabo dentro del marco de acción que constituye su problemática. La teoría crítica partiría de dicho marco, lo cual significaría abordar desde un inicio la investigación histórica o una evaluación de la experiencia humana que da origen a la necesidad de contar con una teoría;
2. el percatarse de que la problemática no sólo configura a la acción, sino también a la teoría. La teoría crítica ha cobrado plena conciencia de su propia realidad; sin embargo, mediante esta toma de conciencia, puede alcanzar una perspectiva más amplia del tiempo y adoptar una postura menos relativa que aquélla de la teoría de resolución de problemas. Sabe que la labor de teorización jamás puede concluir en un sistema cerrado, sino que debe empezar continuamente desde un principio;
3. el marco de acción se transforma con el tiempo, y una de las metas principales de la teoría crítica es comprender esos cambios;
4. el referido marco posee la forma de una estructura histórica, una combinación específica de patrones de pensamiento, condiciones materiales e instituciones humanas que guarda cierta coherencia entre sus elementos. Tales estructuras no determinan los actos de los pueblos en un sentido mecánico, sino que integran el contexto de hábitos, presiones, expectativas y limitaciones dentro del cual se verifican las acciones;
5. no se debe vislumbrar al marco o a la estructura dentro de los cuales se registra la acción desde el ángulo superior, en términos de requisitos ne-
158 Un desafío al paradigma realista
cesarios para su equilibrio o reproducción (hecho que nos haría retroceder de inmediato a la resolución de problemas), sino desde el ángulo inferior o incluso desde el exterior, en términos de los conflictos que surgen en su seno, y abrir la posibilidad de su transformación.
MARCOS DE ACCiÓN: ESTRUCTURAS HISTÓRICAS
En un sentido de abstracción máxima, la noción de marco de acción o de estructura histórica es la representación de una configuración específica de fuerzas. Tal configuración no determina las acciones de ninguna manera directa o mecánica, sino que impone presiones y frenos . Los individuos y los grupos pueden adaptarse a las presiones, o resistirse y rechazarlas por completo, pero jamás podrán ignorarlas. En la medida en que ofrecen resistencia eficaz a una estructura histórica prevaleciente, apuntalan sus actos mediante una configuración de fuerza alternativa y naciente, es decir, con una estructura rival.
Dentro de una estructura interactuan tres categorías de fuef7,AS (expresadas como potenciales): capacidades materiales, ideas e instituciones. No es necesario asumir un determinismo unilateral entre éstas tres; se puede presuponer que las relaciones son de carácter recíproco. ¿Cuál será el camino que adopten estas líneas de fuerza? He ahí un cuestionamiento histórico al que sólo podrá responder un estudio cabal del caso en particular.
Las capacidades materiales represe!ltan potenciales productivos y destructivos. Estos, en su forma dinámica, existen como capacidades tecnológicas y organizativas, yen sus formas acumuladas, como recursos naturales susceptibles de transformación mediante la tecnología, como concentraciones de equipo (por ejemplo, industrias y armamentos) y como la riqueza que puede disponer de los anteriores.
De manera general, las ideas se pueden clasificar en dos tipos. El primero, que consiste en significados intersubjetivos, o sea, aquellas nociones compartidas con respecto a la naturaleza de las relaciones sociales que tienden a
perpetuar tanto hábitos como expectativas de conducta. Como ejemplo de significados intersubjetivos en la política mundial contemporánea podemos citar las nociones de que los pueblos son organizados y regidos por estados que detentan autoridad sobre territorios definidos; de que los estados se relacionan entre sí a través de representantes diplomáticos, lo cual obra en favor del interés común de todos los estados; y de que se deben dar por sentados ciertos tipos de comportamiento cada vez que surgen conflictos entre estados, tales como negociación, confrontación o guerra. Estas nociones, aunque han perdurado durante largos periodos, tienen un condicionamiento histórico. No siempre se han representado las realidades de la política mundial en Hel apego a este modelo, y es posible que tampoco se les represente así en el futuro . De hecho, es factible rastrear los orígenes de dichas ideas y detectar, a la vez, señales de debilitamiento por parte de algunas de ellas.
El otro tipo de ideas que compete a una estructura histórica se refiere a imágenes colectivas de un orden sqcial detentado por distintos grupos de gente. Estas difieren en cuanto a la naturaleza y la legitimidad de las relaciones de poder prevalecientes, a los significados de justicia y bienestar público, etc., etc. En tanto que los significados intersubjetivos se difunden ampliamente por todos los confines de una estructura histórica específica y constituyen el terreno común de la disertación social (incluido el conflicto), las imágenes colectivas pueden ser numerosas y opuestas. El choque de imágenes colectivas rivales es prueba del potencial de caminos alternativos de desarrollo, y plantea interrogantes concernientes a la posible base material e institucional para el surgimiento de una estructura alternativa.
La institucionalización es un medio de estabilización y de perpetuación de un orden en particular. Las instituciones son el reflejo de las relaciones de poder que prevalecían en el momento de su origen y, por lo menos en un principio, tienden a promover imágenes colectivas congruentes con dichas relaciones de poder. Con el tiempo, las instituciones cobran vida propia; pueden convertirse en campo de batalla de ten-
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dencias contrarias, o estimular la creación de instituciones rivales que reflejen tendencias distintas. Las instituciones representan amalgamas muy peculiares de ideas y de poder material que, a su vez, ejercen influencia en el desarrollo de ideas y de capacidades materiales.
Existe un estrecho vínculo entre institucionalización y aquello que Gramsci denominó hegemonía. Las instituciones ofrecen recursos de acción en torno a conflictos internos, con el fin de minimizar el uso de la fuerza . (Por supuesto, pueden también aumentar la capacidad de uso de la fuerza en conflictos externos, pero en estas líneas nos limitamos a considerar los conflictos internos que abarca una institución.) Las relaciones de poder material que permean en el trasfondo de toda estructura cuentan con un fuerte potencial de imposición, lo cual proporciona un esquema en el que el poderoso puede eliminar al débil si lo considera necesario. No obstante, resultará innecesario emplear la fuerza para garantizar el predominio del poderoso, en tanto que el débil convenga en la legitimidad de las relaciones de poder prevalecientes. He ahí una alternativa para los débiles, en caso de que los poderosos den un matiz hegemónico a su misión, sin constreñirla a una situación de dominio o de dictadura; en otras palabras, si los poderosos se muestran dispuestos a realizar concesiones tendientes a garantizar la aquiescencia
del débil en su liderazgo, y si pueden expresar el referido liderazgo en términos de intereses universales o generales, en vez de limitarse a servir a sus intereses muy particulares. Las instituciones pueden adoptar la función de ancla de una estrategia hegemónica de este tipo, dado que se prestan tanto a la representación de intereses diversos, como a la universalización de la política.
Cabe señalar que es conveniente saber distinguir entre estructuras hegemónicas y no hegemónicas; es decir, entre aquéllas donde la base de poder de la estructura propende a residir en el trasfondo de la conciencia y aquéllas donde el manejo de las relaciones del poder se afinca en el escenario principal. Sin embargo, es imposible limitar la hegemonía a una dimensión institucional. Es indispensable guardarse bien de dar un enfoque tal a las instituciones que no permita distinguir los cambios en las relaciones de las fuerzas materiales, o el surgimiento de desafíos ideológicos a un orden que prevaleció en el pasado. Las instituciones pueden encontrarse desfasadas con respecto a estas otras caras de · la realidad, situación que puede socavar su eficacia como medio de regulación del conflicto (y por ende, su función hegemónica). Estas pueden ser una expresión de la hegemonía, pero nunca se les debe considerar como sinónimo de la hegemonía ...
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III Política exterior
y conflicto mundial
En la investigación de las relaciones internacionales los dos esfuerzos principales se han dirigido a la compresión de la política exterior y al esclarecimiento del conflicto a nivel mundial. Ambas cuestiones se interrelacionan, tal como se verá en los siguientes artículos . El capítulo 6 inicia con explicaciones generales en torno a la política exterior. En el capítulo 7 se exponen fragmentos de la obra illnovadora que se ha publicado en materia de crisis, yen el capítulo 8 se presentan selecciones extraídas de diversas disciplinas y periodos históricos relativas al problema central del campo que nos ocupa: las causas de la guerra. El imperialismo es el tema sobre el que versa el capítulo 9. Aunque se ha llevado a cabo investigación empírica de otro tipo, las citadas áreas engloban los trabajos mejores y de mayor influencia.
Las selecciones contenidas en el capítulo 6 pueden agruparse en tres categorías. Morgenthau (1952) y Wolfers (1952) exploran el concepto de interés nacional como explicación de la política exterior y como base para la conducción de asuntos exteriores. Guetzkow y Valadez (1968, 1981), Jervis (1976) y Allison y Halperin (1972) analizan los procesos que se emplean para tomar decisiones de política externa. Finalmente, Rosenau (1966) y RummeL (1972) exponen explicaciones generales acerca del comportamiento en la política exterior.
El fin de la Segunda Guerra Mundial, la creación de las Naciones Unidas, el surgimiento de la Guerra Fría y el inicio de la Guerra de Corea fueron acontecimientos que se constituyeron en duras pruebas para la aplicación de nociones idealistas y realistas en torno a la política exterior. Tanto la quebrantada esperanza de que la posguerra diera inicio a una era de paz como el circunloquio relativo a que la Guerra de Corea era una acción policíaca fueron factores que contribuyeron en gran medida a reafirmar el triunfo intelectual del realismo. El ensayo a cargo de Morgenthau (1952) y su libro In Defense of the National Interest defienden de manera convincente la afirmación de que la política exterior se fundamenta en el interés nacional (d. Wilson, artículo 2 de este libro), pese a que, haciendo gala de su habitual perspicacia, el autor reconoce la problemática potencial que plantea la ambigüedad del concepto. En una serie de artículos que posteriormente se recopilaron en Discord and Collaboration, Arnold Wolfers aclara y con frecuencia vuelve a formular algunas de las premisas y conceptos fundamentales del realismo. En la selección que en estas páginas se reproduce Wolfers analiza detalladamente la ofuscación empírica y los riesgos políticos inherentes al concepto de interés nacional. Muchos de los problemas que describe se materializarían posteriormente durante la era
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de Vietnam y del Watergate, como una maldición que pesaría sobre la organización política norteamericana. Irónicamente con el tiempo, el citado análisis de Wolfers provocó que la mayoría de los científicos políticos abandonaran el concepto, justamente cuando el análisis realizado por Morgenthau ofrecía una exposición intelectual razonada para que los políticos lo acogieran sin reservas. Aunque los estudiosos han desarrollado otros conceptos tendientes a explicar la política exterior, ninguno que se pueda emplear para elaborar y evaluar la política exterior ha logrado aceptación general. El concepto que presenta una relación más estrecha es el de intereses de clase, puesto que comparten muchos de los mismos problemas conceptuales. Evidentemente, la necesidad de nuevos conceptos que permitan evaluar la política prevalece como uno de los mayores desafíos a los que debe enfrentarse la disciplina.
Durante las décadas de 1950 y 1960, los partidarios del behaviorismo centraron sus esfuerzos en cuestiones empíricas, ignorando hasta cierto punto aquéllas tocantes exclusivamente a la política. Snyder, Bruck y Sapin introdujeron en 1954 el enfoque de toma de decisiones en este campo de actividades. En vez de realizar un intento de deducción de la política exterior de un país con base en su interés nacional, estos autores dieron especial énfasis a la necesidad de tratar de esclarecer la política exterior mediante un análisis de los factores que influyen en los funcionarios al tomar una decisión en particular.
No obstante, el estudio de la toma de decisiones en política exterior ofrece un camino escabroso, ya que generalmente el proceso permanece inaccesible a la observación por parte de los investigadores, y con frecuencia secreto. Para superar este obstáculo, se empleó la simulación como una tentativa por demás innovadora. En sus inicios, la simulación se valía de individuos que desempeñaban un papel dado dentro de un "juego", donde se pretendía que las reglas y los procedimientos representaran la "realidad" de la política mundial. Los estudiosos suelen emplear la simulación con desempeño de distintos papeles, muy al estilo en que los psicólogos sociales utilizan los experimentos, y examinan hipótesis específicas mediante la observación del modo en que los jugadores o actores de características distintas se conducen dentro del juego. Harold Guetzkow introdujo esta técnica a la disciplina hacia fines de la década de 1950, y creó junto con otros colegas la simulación internaciones.
Sin embargo, un proceso de simulación incluye algo más que un simple procedimiento de prueba de hipótesis. Las normas que constituyen el juego y los "programas" que se emplean para determinar las consecuencias de las decisiones integran una teoría del funcionamiento de la política mundial. En el artículo que.se condensa en este libro, Guetzkow y Valadez examinan hasta qué punto esa teoría subyacente de la simulación es una representación válida de la "realidad", y reconsideran algunos de los hallazgos sobre el efecto que las características personales tienen en la toma de decisiones dentro de la política exterior. Pese a que el artículo se ocupa exclusivamente de uco de los aspectos de la investigación, el1ector tiene la posibilidad de percatarse de los alcances y del rigor de uno de los proyectos primordiales de la disciplina. Las simulaciones con desempeño de papeles que se llevaban a cabo en un principio dieron origen a otras totalmente computarizadas, que a su vez han servido de base para el empleo de la inteligencia artificial en la reproducción de decisiones de política exterior.
Dado que la toma de decisiones involucra a la psicología cognoscitiva y social, es obvio que la ciencia política tiene mucho que aprender de la investigación en dicha área. La obra de Robert Jervis (1976) se ha colocado a la vanguardia en la integración y la aplicación de los hallazgos de esta investigación al registro diplomático, con objeto de
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mejorar nuestra comprensión de la dinámica de la política exterior. En la selección que aquí se reproduce, Jervis afirma que la imagen y las creencias del individuo en torno a la política exterior son determinadas por las lecciones que extrae de la historia. Tomando en cuenta que dichas lecciones suelen ser exageradas y que es difícil modificarlas, la obra de Jervis plantea interrogantes acerca de la solidez de la elaboración de políticas externas, y aporta algunas ideas valiosas sobre su dinámica.
La obra que versa sobre política burocrática se ocupa también de la elaboración de políticas externas, pero desde la perspectiva de organización, no del individuo. En su ilustre ensayo, Allison y Halperin (1972) lanzan un severo ataque contra la idea realista de que la nación es un actor racional unitario que produce política exterior en aras del interés nacional. Ellos, por el contrario, consideran que la política exterior es producto de un estira y afloja entre actores burocráticos, cada uno de los cuales defienden sus propios intereses de organización. Dado que lo anterior implica claramente que con frecuencia se formula la política externa en razón, principalmente, de intereses internos o de organización, sería erróneo suponer que la política exterior es básicamente un conjunto de comunicaciones e interacciones intencionales entre estados que se guían por los lineamientos de un marco racional de toma de decisiones. Pese a que la perspectiva que se relaciona con este enfoque no ha dado origen a una explicación general de la política exterior, sí ha logrado socavar la confianza en esos ensayos deductivos que pretenden justificar decisiones sobre la base del interés nacional.
En tanto que el enfoque sobre toma de decisiones registró una evolución desde la década de 1950 hasta la década de 1970, otros se ocuparon de desarrollar explicaciones más generales acerca de la política exterior. La "preteoría" de Rosenau (1966) constituye la de mayor influencia. Su obra presenta dos avances con respecto a la de Snyder y colaboradores. En primer lugar, reduce a cinco grupos variables la enorme lista de factores que podrían afectar una decisión; en segundo lugar, clasifica por rangos la fuerza de dichos factores, con base en los atributos de la nación y el problema en disputa . La contribución de Rosenau es de gran importancia, porque logró desplazar a la disciplina hacia la creación de hipótesis verificables que pudiesen esclarecer el comportamiento de los estados. De tal manera, Rosenau dio origen a una escuela de política exterior comparativa que se ha encargado de investigar y de reformular muchas de las proposiciones que él planteó.
Otra de las tentativas principales por explicar el comportamiento en política exterior provino del proyecto de la Dimensionalidad de las Naciones de Rummel, el cual es el principal proyecto de la disciplina dedicado al análisis del conflicto externo. A diferencia de la obra de Rosenau, la de Rummel dio inicio con la recopilación de datos y con el análisis cuantitativo, para después proceder a la construcción teórica. Rummel consideró primero los efectos de un atributo nacional-conflicto interno- en el comportamiento del conflicto externo; posteriormente estudió una variedad de atributos nacionales y, finalmente, las distancias entre atributos y el papel que desempeñaba la posición correspondiente. Como una parte de su proceso, Rummel realizó una contribución fundamental al introducir diversas técnicas de análisis de datos, en particular de análisis de factores, en la disciplina. En la selección que aquí se reproduce, representa un resumen de su teoría de la disciplina y somete a prueba su precisión. En el artículo (1972), demuestra que el comportamiento de la política exterior de los EE. UU. consiste en una gama de tipos de comportamiento, cada uno de los cuales cuenta con sus propios conceptos correlativos.
Dado que durante la Guerra Fría Jos Estados Unidos se involucraron en una serie de dramáticas crisis, y dado que la mayoría de las guerras son precedidas por crisis, no
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es ninguna coincidencia que la investigación de las crisis se haya convertido en interés principal de 10s behavioristas. El capítulo 7 incluye extractos representativos de la obra ilustre que se ha publicado al respecto. El artículo de Charles Hermann (1969) se ha hecho acreedor de atención continua; en sus líneas, define a la crisis como una situación que, según el parecer de quienes toman las decisiones, conlleva una gran amenaza para el estado, ofrece poco tiempo para tomar la decisión pertinente e incluye el factor sorpresa. Valiéndose de estos tres elementos desarrolla una tipología de situaciones a las que se pudiera enfrentar el responsable de la toma de decisiones, para ofrecer posteriormente una serie de proposiciones tendientes a explicar y predecir el modo en que dichas situaciones podrían afectar a la toma de decisiones en política exterior. En su otra obra, Hermann empleó la simulación intern::ciones para someter a prueba sus proposiciones; años después, en la década de 1970, coadyuvó en la recopilación de datos de sucesos (análisis cuantitativo de informes noticiosos) para el proyecto CREON, el cual estableció vínculos entre el enfoque de Hermann sobre toma de decisiones y la preteoría de Rosenau en torno al comportamiento de la política exterior.
El artículo de Holsti, North y Brody (1968) pretende describir la función de la percepción en la escalada de la crisis hasta el conflicto bélico declarado. Dicha selección constituyó uno de los artículos más importantes producidos por los Estudios Stanford sobre Conflicto e Integración, bajo la dirección de Robert North. La importancia del mencionado proyecto estriba en que fue el primero en emplear la técnica de análisis de contenido para recabar datos a partir de documentos gubernamentales, registrados anteriormente bajo el rubro de secretos. No sólo funge como modelo de investigación científica, sino que también dilucida la dinámica de las espirales hostiles que conducen irremediablemente a la guerra. Posteriormente, Robert North y Nazli Choucri (véase el artículo 34 de este libro) complementaron dicha investigación con otra relativa a los factores a largo plazo que, en el periodo comprendido entre 1870 y 1914, condujeron a la Primera Guerra Mundial.
Tales estudios demuestran que es factible crear importantes conocimientos mediante la aplicación de técnicas científicas y estadísticas. En el estudio de la crisis, la aplicación de la ley de probabilidades ha conllevado relevancia similar. Los modelos probabilísticos del "pollo", del "dilema del prisionero" y de "suma en ceros", que originalmente conformaron una rama de las matemáticas, han sido aplicados a asuntos relacionados con la guerra nuclear y con el control armamentista. En el artículo de Glenn Snyder y Paul Diesing (1977) se aplica la ley de probabilidades a un conjunto de crisis históricas, con objeto de dilucidar si la estructura de la crisis se apega a ciertas probabilidades. Posteriormente los autores analizan el grado en que la "estructura de probabilidades" configura la negociación de la crisis.
Durante largo tiempo, la guerra ha sido punto principal de atención en trabajos de investigación, y ha acaparado los esfuerzos de diversas disciplinas. Las obras contenidas en el capítulo 8 fueron especialmente seleccionadas para reflejar esta riqueza: los autores correspondientes son practicantes de la filosofía política, la antropología, la física y la ciencia política.
El artículo de Hobbes (1651) ofrece una perspectiva de carácter central en los análisis de políLica mundial: de manera específica, dicta que dentro de un estado de anarquía la guerra es un factOr constante, y prevalece la inseguridad. En aquella época, el pensamiento de Hobbes era una reacción en romo a la Guerra Civ¡] Inglesa; sin embargo, su noción de que el estado de la naturaleza es anárquico, y de que en ausencia de un gobierno no existe nada que pueda evitar la guerra, desde entonces ha sido considerada
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por numerosos estudiosos como una imagen fiel del sistema internacional. Según Hobbes, la guerra es una condición natural, dada la naturaleza humana, por el que él concibe como "el perpetuo e incansable deseo del poder más allá del poder que sólo cesa con la muerte". 1 La solución del conflicto bélico estriba en que todos los seres humanos se desarmen y cumplan obediencia absoluta a un soberano todopoderoso. A nivel mundial, esta solución acarrearía un gobierno mundial. La contribución de Hobbes radica en que no sólo proveyó la base para gran parte de la obra que versa en torno a la anarquía mundial, sino que también desarrolló una de las principales explicaciones acerca de la necesidad de un sistema de gobierno.
A diferencia de Hobbes, Margaret Mead (1940) no sustenta el concepto de que la guerra sea una condición inherente a la naturaleza humana. Si tal fuera el caso -señala convincentemente en su ensayo-, entonces se gestaría en todas las sociedades; pero no es así. Tanto ella como otros antropólogos han logrado identificar sociedades pacíficas. Según Mead, la guerra es una costumbre adquirida carente de todo fundamento biológico. Su enfoque en torno a sociedades pacíficas es representativo de un área de investigación de la disciplina, que se ocupa de explicar los conflictos bélicos mediante un análisis de aquello que ha permitido que las sociedades pacíficas los eviten.
El trabajo de Lewis Richardson fue el primer gran intento de investigar la guerra mediante la aplicación del metódo científico y de procedimientos estadísticos. Al igual que otros autores cuya obra citamos en este volumen, Richardson manifestó una reacción de horror ante la Primera Guerra Mundial, y adoptó la resolución de descubrir las causas de la guerra. Cuáquero por denominación religiosa, decidió abandonar una prominente carrera en el campo de la física y de la meteorología, con el fin de investigar la guerra como materia. Sus dos obras fundamentales , Statistics 01 Deadly Quarrels y Arms and Insecurity, fueron publicadas en ediciones póstumas en el año de 1960. En la primera de ellas, recopiló información sobre pugnas mortales, y posteriormente analizó los atributos que tenían en común. Su análisis reviste importancia especial por el modo en que estudió la guerra, y por su empleo de modelos estadísticos y del razonamiento. En Arms and Insecurity de la cual reproducimos un fragmento en este libro, intenta hacer uso de las matemáticas para explicar las carreras armamentistas como un proceso de acción y reacción que suele desembocar en un conflicto bélico. Tanto su modelo específico como su empleo de la -deducción matemática, sentaron las bases para gran parte del trabajo que se ha realizado en torno a las carreras armamentistas.
Aunque el origen del estudio científico contemporáneo de la guerra se remonta a la obra de Lewis Richardson, la labor de investigación de éste ejerció muy escasa influencia hasta la década de 196o. Antes de esa época, el análisis de la guerra que acaparó materialmente la atención fue A Study 01 War, tomo monumental de Quincy Wright cuya realización lo ocupó desde 1926 hasta 1942. A mediados de la década de 1960, tomando como punto de referencia los esfuerzos de Richardson y de Wright, J. David Singer dio inicio al proyecto de los Conceptos Correlativos de Guerra, en el que participaron varios eruditos ya huestes enteras de graduados universitarios . Dicho proyecto se ha constituido en la principal fuente de información científica por lo que respecta a la frecuencia, magnitud y grado de severidad de la guerra -incluida la de carácter civildesde 1815; pero también es una invaluable fuente de datos sobre alianzas, carreras armamentistas, capacidad nacional y disputas militarizadas. Ya de por sí, la integración de
I Thomas Hobbes, Leviathan , 1 Parte, Capítulo 11, segundo parráfo.
Política exterior y conflicto mundi~ff ~
ese banco de datos altamente confiables y válidos representaría una contribución fundamental ; pero además, a diferencia de numerosos esfuerzos de recopilación, este proyecto ha aportado una contribución sin precedentes a la verificación de hipótesis y a la acumulación de hallazgos científicos . Singer, en el artículo que presentamos, incluye un resumen de los hallazgos registrados hasta 1980.
El análisis del imperialismo, tema del cual se ocupa el capítulo 9, ha estado estrechamente ligado al estudio del conflicto bélico. El imperialismo -que ha sido considerado como causa de guerra- es por derecho propio un tema especial de investigación. Este ha sido materia de enorme interés desde épocas muy antiguas, pero el estudio moderno que ha tenido mayor influencia en la evolución del análisis del imperialismo es el de Hobson. Su obra ejerció un impacto rotundo en Lenin, quien la adoptó como base de su propio análisis Imperialismo: Fase superior del capitalismo, que prevalece como el trabajo más connot~do sobre este tema, y como punto de partida de la mayoría de análisis marxistas en torno al imperialismo.
En vista, principalmente, del clima político que permeaba en los Estados Unidos y de la influencia que ejerció la Guerra Fría, la mayoría de los estudios sobre imperialismo fueron realizados por eruditos ajenos al campo de las relaciones internacionales. La obra de Johan Galtung ceA Structural Theory ofImperialism", publicada en 1971, hizo renacer el interés en el análisis de la materia. En ella, el autor se vale de conceptos sociológicos para examinar la relación imperialista entre centro y periferia dentro del mundo actual. Bajo tal procedimiento, demuestra que el fin del colonialismo no ha provocado el colapso del imperialismo, puesto que éste ha logrado prevalecer adoptando formas más sutiles.
Hacia mediados de la década de 1970, los behavioristas de Estados Unidos cobraron mayor interés en la verificación y reformulación de proposiciones en torno al imperialismo. Entre los esfuerzos más significativos destacan los de Choucri y North, quienes analizaron la relación entre factores internos, expansión, rivalidades imperialistas y el estallido de la Primera Guerra Mundial. El mérito contundente de su trabajo estriba en haber eslabonado la obra previa relativa a la crisis de 1914 con el enfoque de carácter más estructural de los marxistas contemporáneos.
Entretanto, la relación que guarda el centro con la periferia siguió siendo un punto nuclear de investigación. Los estudiosos latinoamericanos, como Cardoso y Faletto, calificaron dicha relación de dependiente, y la emplearon para esclarecer la razón por la cual los países del Tercer Mundo no presentan un ritmo más acelerado de industrialización. Dicha obra sentó las bases para la fundaciórl de un área de investigación mucho más extensa, encabezada por Immanuel Wallerstein, que se enfoca a dilucidar la manera en que surgió una economía política mundial única, tópico sobre el que versa el capítulo 12 contenido 'en la cuarta parte de este libro.
LECTURAS RECOMENDADAS
Política exterior:
CHARLES A. BEARD. 1934. The Idea of the National Interest. Nueva York: Macmillan. ROBERT E. OSGOOD . 1953 . Ideals and Self-Interest in America 's Foreign Relations.
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166 Política exterior' y conflicto mundial
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