fernando lalana - la momia de leningrado.pdf

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    CubiertaPortadillandiceDedicatoriaPrefacioJueves, 22 de junio de 2000Lunes, 3 de julio de 2000Jueves, 6 de julio de 2000Viernes, 7 de julio de 2000 (San Fermn)Sbado, 8 de julio de 2000Domingo, 9 de julio de 2000Lunes, 10 de julio de 2000EplogoNotasSobre los autoresCrditosGrupo Santillana

  • Sers como Ra, te alzars y te acostars eternamente

    Del Libro de los Muertosde PTOLOMEO V EPFANES.

  • Prefacio

    UN DILOGO SOBRE CELSO MIRAPATIOS

    No s si lleg a ser consciente de que, a los ojos de losdems, era un monstruo; pero lo cierto es que lo era. Inclusopara m, sin duda. Un monstruo escalofriante. Y no solo por sumonstruoso aspecto: flaco, altsimo y de manos enormes; oporque anduviese siempre gimiendo y babeando; o por el detallede que le faltase un pedazo del crneo. Yo creo que era unmonstruo, sobre todo, porque haba llevado una vida digna deun monstruo, siempre coqueteando con la muerte.

    Coqueteando con la muerte. Qu potico!As es: Con su propia muerte y con la de los dems. A los

    diecisiete aos se apunt voluntario para luchar en la guerra civilespaola del lado de los nacionales y fue all, en el frente norte,cerca de Alsasua, donde la metralla de un obs de mortero casile arranc la vida.

    Pero no muri entonces, claro est.No. La explosin solo le destroz parte de la cabeza, lo

    que le dej ya para siempre mudo y medio lelo. Un capitnmdico que deba de creerse pariente lejano del doctorFrankenstein, orden al herrero de un pueblo cercano forjar enla fragua una pieza de hierro templado con la que le tap el

  • la fragua una pieza de hierro templado con la que le tap elboquete que el proyectil le haba abierto aqu, en el parietalderecho, y por el que incluso haba perdido parte de la masaenceflica.

    Una decisin arriesgada.Segn se mire. Lo cierto es que no tena mucho que

    perder. En plena batalla y con una herida as ni l mismohabra dado un real por su vida. Inexplicablemente,milagrosamente quiz, sobrevivi a la intervencin quirrgica y,al acabar la contienda, le sustituyeron la placa de hierro por unade acero inoxidable en otra arriesgada operacin. Inclusoapareci en los peridicos de la poca como un xito delsistema sanitario del nuevo rgimen instaurado por el generalFranco. Por cierto que, aos despus, lo encontr trabajandocomo bedel en la Facultad de Medicina.

    Al general Franco?No, hombre! A Mirapatios.Ah, ya deca yoSe encargaba del cuidado de los cadveres necesarios

    para las prcticas de diseccin del departamento de Anatoma.Los traa y los llevaba, los limpiaba, y hasta remendaba a sumanera los estragos que en ellos causaban los escalpelos de losestudiantes menos diestros. Al final de cada curso, se encargabade trasladar hasta el cementerio municipal los restos yainservibles. Haca buenas migas con los sepultureros, que loconsideraban uno de ellos, lo que resulta notable, pues losenterradores conforman un gremio tremendamente corporativo ycerrado.

    Cundo ocurra todo eso?

  • Cundo ocurra todo eso?Hace unos unos veinte aos, calculo. S. A principios de

    los ochenta. Por aquel entonces, en su carnet de identidad yaapareca como Celso Mirapatios. Era un nombre inventado,claro est. Mirapatios no era sino el apodo por el que loconocieron los alumnos del colegio de los hermanos maristas,donde permaneci durante algunos cursos como vigilante derecreos. Y Celso era el nombre de aquel capitn mdico que lesalv la vida en la guerra civil o que le conden a unaexistencia que quiz no mereca haber llevado, segn se mire.

    Entonces incluso usted ignora cul era su verdaderonombre?

    As es. l lo haba olvidado y no posea documento algunoque lo aclarase. Nunca supe dnde naci, ni su edad exacta, nisi tena algn familiar.

    Qu cosa tan tremenda! Vivir sin saber quin eresEn sus ltimos aos, seguramente fui su nico amigo. Le

    ofrec ser mi ayudante cuando perdi su empleo en la facultad araz de un turbio asunto de trfico de restos humanos. A pesarde sus deficiencias, me empe en que aprendiera a defendersesolo, a preparar los baos para curtir y embalsamar Ahorapienso que fue un error. Nunca deb intentarlo. Una tarde, justohace ahora once aos, cuando yo ya crea que el pobre Celsoera capaz de manejarse por s solo con los productos qumicos,confundi el cloruro sdico con la sosa custica, y muriasfixiado por los vapores producidos, en un accidente del queyo siempre me he sentido nico responsable.

    Espere, espere un momento Lo dice en serio? Deveras cree que la muerte de su ayudante fue culpa de usted?

  • veras cree que la muerte de su ayudante fue culpa de usted?En efecto, ya le digo que siempre lo he credo as.Y si yo le dijera que Celso Mirapatios no muri a causa

    de la inhalacin de vapores txicos sino que falleciestrangulado?

    Qu? Estrangulado No es posible!Le aseguro que lo es. Al analizar su su momia, se pudo

    comprobar que tena rota la trquea.Pero Qu me est diciendo? Oh, seor! Si eso

    fuera cierto yo habra vivido engaado durante todos estosaos.

    En efecto. Aunque, desde luego, no fue usted el nico queresult burlado.

    Ejem! No, claro Pero, como ver, en este asuntonadie ha obrado de manera intachable.

    Eso parece. Y ya que hablamos de ello Le importaracontarme cmo acab el cuerpo de Celso Mirapatios en elMuseo Egipcio de Leningrado? Creo que ya es lo nico que meintriga.

    Eso es un poco ms largo y difcil de explicar.No se preocupe por eso, don Pablo. No tengo prisa. No

    tengo ninguna prisa

  • Jueves,22 de junio de 2000

    SPARRING

    As que, al final, lo has aprobado todo.S.Me parece inaudito, Gerardo. Mi ms sincera enhorabuena.

    Entonces vas a seguir estudiando?Al escuchar aquello, Gerardo Biela detuvo con dificultad sus

    ciento quince kilos de peso y me mir desde la atalaya de sumetro noventa y cinco de estatura. Torci el gesto como si lehubiese mencionado al Hombre del Saco. A cualquiera que no loconociese como yo, le habran dado escalofros.

    Qu dices, hombre, qu dices! bram. De seguirestudiando, nada! Si me he roto los codos este curso como nuncaen mi vida, ha sido porque llegu con mi padre a un acuerdo: Siaprobaba la secundaria no me dara ms la lata con los estudios ypodra ponerme a trabajar de una condenada vez. Hoy es, para m,un da histrico.

    Busc con la mirada un cercano grupo de contenedores dereciclaje y se dirigi hacia all. Abri la cremallera de su mochila yla vaci por completo en la boca del de color azul.

    Qu haces?

  • Qu haces?Seoras y caballeros: Con este sencillo acto, Gerardo Biela

    Brazatortas dice adis para siempre a los libros. A los de texto, seentiende.

    Buena precisin.Acto seguido, arroj la mochila al contenedor amarillo. Todo

    tipo de envases, deca el rtulo.Listo.Gru. Luego, meti las manos en los bolsillos y sigui

    andando.Ya sabes en qu vas a trabajar? le pregunt, cuando logr

    ponerme a su altura, superada la sorpresa.No, an no. De momento, mientras encuentro algo, mi padre

    me ha ofrecido un puesto en su gimnasio.Haciendo qu?Como sparring.Ten cuidado. Tengo entendido que los boxeadores a los que

    entrena tu padre son de lo mejor.No te preocupes. S cuidarme.No, si lo digo por eso, precisamente. A ver si vas a

    descalabrar a una futura promesa del cuadriltero y te buscas unlo.

    En ese instante, escuchamos a nuestras espaldas la voz degrulla de Maximiliano Urgel; Max para los amigos.

    Eh! Adnde vais tan deprisa?Lejos del instituto contest Biela. Cuanto ms lejos,

    mejor. Fin de curso. Fin de etapa. Fin de todo.Esperad, esperad. Tengo algo que proponeros.Ni hablar! exclamamos Biela y yo, al unsono, sin

  • Ni hablar! exclamamos Biela y yo, al unsono, sindetenernos.

    Pero qu os pasa? Qu clase de amigos sois vosotros, queni siquiera podis escuchar una proposicin?

    Amigos escarmentados le aclar, innecesariamente.Max Urgel abri los brazos al tiempo que exhiba esa mueca

    repulsiva a la que solo l es capaz de llamar sonrisa.Vamos, vamos ya s que durante estos ltimos aos nos

    hemos metido en algn que otro loNo es exacto, Max! T nos has metido a los tres en infinidad

    de los.Vale, vale pero ahora traigo algo que os va a compensar de

    todos los malos tragos que habis pasado por mi culpa.A verEl pelirrojo Urgel carraspe, antes de continuar.Decidme: Qu es lo que ms desea alguien en nuestra

    situacin: cumplidos los diecisis tacos y recin terminada laEnseanza Secundaria, vulgo ESO?

    Ligar con una ta estupenda? aventur Biela.Siempre igual! se lament Urgel. Siempre pensando en

    lo mismo! Ligar, ligar! Bueno, pues no es eso. Lo que alguiencomo nosotros desea es pasta.

    Macarrones?No, hombre! Pasta gansa. Guita. Tela. Parn.Eh?Dinero, hombre, dinero! Dinero para comprar una moto de

    ciento veinticinco.Ah. Es que yo no s montar en moto.Bueno, pues para sacarte el carnet de moto y, luego,

  • Bueno, pues para sacarte el carnet de moto y, luego,comprarte una moto aventur Max, inasequible al desaliento.

    Pero si yo noEs un ejemplo, Gerardo, demonios!Un ejemplo de qu?Visto su escaso xito con Biela, Max decidi probar suerte

    conmigo.Veamos a ti, Nico. Qu es lo que ms te apetecera

    comprarte en estos momentos?Lo que ms?Lo que ms de lo ms.Un Stradivarius.Eh? Y para qu quieres un un un animal prehistrico?Un Stradivarius no es un dinosaurio sino un violn. Un violn

    carsimo.Ya Bueno pues ah lo tenis. Para comprar un

    extranviarius de esos, hace falta dinero. Y para ganar dinero, quhace falta?

    Biela y yo nos miramos, una vez ms.Ser un sinvergenza dije.Jugar a la lotera dijo l.No, demonios, no! exclam Max, apretando los puos.

    Os he dado antes la pista: Resulta que ya hemos cumplido la edadmnima laboral. O sea, que a partir de ahora, podemos encontrarun trabajo de verano.

    Hombre! De eso estbamos hablando hace un momento,precisamente.

    Lo veis? Ya lo saba yo, ya ahora, decidme: Qu osparecera ganar treinta mil duros[1] por un par de semanas de curro

  • parecera ganar treinta mil duros[1] por un par de semanas de currofacilito?

    Con solo aquella tonta frase, la conversacin de Max adquirisbitamente un marcado inters para Biela y para m.

    Qu dices! Ciento cincuenta mil cucas por quince das decurro?

    Ciento cincuenta mil para cada uno de nosotros. Ojo al dato!Para cada uno!

    Reconozco que sent de inmediato un cosquilleo trepando por micolumna vertebral.

    De qu hay que trabajar? De minero?Fro, froTiene que tratarse de algo ilegal deduje.Que no, hombre, que no! protest Urgel. Es que me has

    tomado por un delincuente?Todava no. Por ahora, solo un delincuente en potencia.Ciento cincuenta mil pelas! repiti Biela. Menudo verano

    nos bamos a pegar!Pues eso est hecho asegur Max. Mi to Pablo anda

    agobiado de faena y necesita ayuda imperiosamente. No cree quesean ms de dos semanas de trabajo, pero est dispuesto apagarnos el mes entero. Si os parece bien, empezaramos elprximo lunes.

    Por m, de acuerdo dijo Biela.Absolutamente de acuerdo dije yo.Perfecto! Voy a llamar ahora mismo a mi to y le digo que

    puede contar con nosotros confirm Max Urgel. Lo vamos apasar en grande, ya veris!

    Por cierto dije, interrumpiendo la euforia de nuestro

  • Por cierto dije, interrumpiendo la euforia de nuestrocompaero. A qu se dedica tu to?

    Mi to Pablo? Es taxidermista. Dicen que es uno de losmejores del pas.

    La nueva mirada que Biela y yo cruzamos fue una miradasorprendida.

    Y qu es un taxidermista? pregunt l, al fin.Amigo, Biela, qu poca cultura general La propia palabra lo

    dice. Taxidermista: El que conduce un taxi dijo Max, ms serioque una ristra de ajos.

    Claro. Justo lo que yo pensaba murmur Biela.

  • Lunes,3 de julio de 2000

    TORRESECAS

    Se deca que todos los fantasmas de la ciudad habitaban en elpalacio de los marqueses de Torresecas.

    El edificio, sobrecogedor, imponente, de fachada tiznada pormugre centenaria, se alzaba al final de la calle a la que dabannombre sus primitivos propietarios, en lo ms castizo del CascoViejo de la ciudad. Daba la sensacin de que el casern del sigloXVI intentaba mantener su dignidad arquitectnica pese al atentadoal buen gusto que suponan los diversos negocios que durante laltima centuria haban ido invadiendo los antiguos graneros de laplanta baja, ahora convertidos en locales comerciales. De ellos, losms veteranos eran la tienda de salazones y ahumados de AnteroNecromio, y los billares Antraca, los ms siniestros de la ciudad,de cuyo dueo, Custodio Antraca, se deca que haba perdido lapierna derecha peleando en el frente ruso con la Divisin Azul; datofalso a todas luces pues Antraca no pasara de los sesenta aosde edad, lo que significaba que, en el mejor de los casos, tendraque haber ido voluntario a la guerra siendo un nio de pecho.

    Una tienda de marcos para cuadros, una imprenta con nombre

  • Una tienda de marcos para cuadros, una imprenta con nombrede diosa romana y la farmacia de don Leopoldo Lasalacompletaban los bajos del edificio. En tiempos, por la enormepuerta principal apta para la entrada de carruajes, se acceda a uncine de barrio, el Rialto, ahora ya cerrado y, lo que es peor,olvidado por todos.

    La planta noble del palacio de Torresecas haba sidoanrquicamente dividida en varias viviendas, algunas de ellasutilizadas ahora como despachos profesionales, y albergabatambin la sede de un club de jugadores de ajedrez y de laAsociacin de Amigos del Seat 600.

    Por fin, en el torren derecho, casi tan alto como la cercanatorre de la iglesia de San Felipe, se hallaba el taller de taxidermiade don Pablo Urgel, ubicacin del que iba a ser nuestro primercurro. Qu emocin.

    DON PABLO URGEL

    Yo creo que hay profesiones que no solo imprimen carcter aquien las ejerce sino que tambin condicionan su aspecto fsico.Por ejemplo: T ves a un tipo por la calle y puedes decir, sin temora equivocarte, ese seor es luchador profesional de sumo. Bien.Pues esa maana aprend que esa intuicin puede hacerseextensiva a quienes disecan animales. Fue echarle la vista encimaal to de Max Urgel y darme cuenta de que solo poda sertaxidermista. Bueno, o taxidermista o tcnico de luces en un teatromunicipal, una de dos. Pero, preferentemente, lo primero.

    Era enjuto y alto, casi tan alto como Biela, que ya es decir.

  • Era enjuto y alto, casi tan alto como Biela, que ya es decir.Vesta camisa blanca y corbata negra de nudo estrecho pero seprotega la ropa con un mandil verde oscuro que casi le llegaba alos tobillos. Tambin de color verde oscuro, oscursimo, eran loscristales de las gafas de pasta marrn que jams se quitaba. Trasellas, poda adivinarse una mirada capaz de disecar a un jabal sinel concurso de productos qumicos.

    De inmediato, tuve la sensacin de que se trataba de un hombretaciturno. Quiz consumido por alguna pena antigua o por algninsoportable remordimiento.

    To PabloMaximili, sobrino mo dijo, con un leve acento cataln y

    su voz grave como un enfermo de pulmona.Estos son mis amigos: Gerardo Biela y Nicols Martn

    Mateos.Yo adelant la mano, dispuesto a estrecharle la suya, pero don

    Pablo se limit a saludarnos con un gesto de la cabeza, mientrasnos examinaba detenidamente.

    Tan violenta se torn la situacin que Biela opt por romper elsilencio.

    Supongo que Max ya le habr dicho que nosotros no tenemosni idea de disecar bichos.

    Ni falta que hace rezong el taxidermista. De disecar yame encargo yo. Os necesito para limpiar y clasificar las piezas quevan a llegar estos das procedentes de un pequeo museoetnolgico que va a ser reformado: La Fundacin Prez-Balaguer.Por desgracia, la operacin ha coincidido con la celebracin ennuestra ciudad de dos acontecimientos excepcionales. Por unlado, la fase final del campeonato nacional de pesca con caa. Por

  • lado, la fase final del campeonato nacional de pesca con caa. Porotro, la retirada de los ruedos del famoso torero El Nio deLumpiaque.

    Mis amigos y yo nos miramos de reojo.Y qu tiene eso que ver con?Est bien claro, sobrino: Los pescadores del concurso

    querrn llevarse disecadas sus mejores capturas como recuerdo yel diestro de Lumpiaque, que se despide de la aficin con unfestival en solitario, me ha pedido que le diseque las cabezas desus seis ltimos toros para decorar el saln de su finca deCalatayud.

    Vaya horterada gru Biela.Maana continu don Pablo empezarn a llegar las cajas

    del museo. Dedicad el da de hoy a despejar la sala trasera parapoder almacenar all los fondos de la Fundacin. Llegarncolecciones de minerales e insectos, animales disecados,artesanas y trajes de diversos pases de frica y Sudamrica. Loquiero todo perfectamente organizado, fichado y limpio. Estclaro?

    Cristalino, to Pablo. Y si tenemos alguna duda, tepreguntaremos.

    Cuanto menos me molestis, mejor que mejor.Entendido.Cuando don Pablo hubo abandonado la estancia, Biela, llam mi

    atencin con un codazo.Yo crea que un museo etnolgico era donde se guardaban

    botellas de vino.Eso es enolgico, Gerardo. Enolgico.Vaya por Dios Por una letra he vuelto a meter la pata.

  • Vaya por Dios Por una letra he vuelto a meter la pata.

    VIOLETA

    El tato huele raro.No me llames el tato, quieres?El tato huele raro!Calla de una vez, enana repugnante!Pap! Nico me ha llamado enana repugnante.Ya lo he odo. Nicols, no le digas a la nena esas cosas.Mam! Pap me ha llamado la nena! Y Nicols, enana

    repugnante! Y adems, huele raro! repiti mi odiosa hermana,dirigindose a la cocina, donde mi madre preparaba la cena.

    Pero de dnde ha salido esa chivata asquerosa?Eso, t sabrs, pap. Desde luego, no parece de esta familia.Pues hasta donde yo s, es tan hija ma como t. Pero eso

    de que no puedas ni rascarte la nariz sin que le vaya con el cuentoa tu madre, te aseguro que no es propio de los Martn, que siemprehemos sido muy nobles, muy leales, muy heroicos, muy benficosy gente de fiar dijo mi padre, adjudicando a nuestra familia casitodos los ttulos que ostenta la inmortal ciudad de Zaragoza.

    Entonces, ser cosa de la familia de mam. Seguro que entrelos Mateos hay algn delator. El to Cosme, por ejemplo, tienepinta de confidente de la polica. O no?

    Mi padre arrug la nariz y olisque el ambiente un par de veces.Cualquiera sabe. Pero en algo s tiene razn la nena: Aqu

    huele raro. Crea que eran las sardinas de la cena, pero ahora veoque eres t. De dnde has trado ese olor, si puede saberse?

  • que eres t. De dnde has trado ese olor, si puede saberse?Qu olor?No s como a a jabn arsenical.Y eso qu es?Una sustancia que usan los taxidermistas.Lo de mi padre es de concurso de televisin.Premio, pap. Es que vers: hoy he empezado a trabajar en

    un taller de taxidermia.Mi padre arque una ceja. La derecha.Te pagan bien?Ya lo creo. A lo mejor, hasta puedo comprarme una moto.Eso, ni lo suees.Por qu?Porque no. Mi padre, que en paz descanse, nunca me dej

    tener moto. Y cuando fui mayor de edad, apareci tu madre y denuevo me qued con las ganas de comprarme una Bultaco, que erala ilusin de mis aos mozos. No sabes la frustracin que tengo.As que, mientras vivas en esta casa, t no vas a tener motoporque no me sale de las narices.

    No es justo!Quin ha dicho que lo sea? Nuestra sociedad es injusta por

    naturaleza, hijo mo. Ya va siendo hora de que lo aprendas.La mayora de los padres, lo que desean es que sus hijos

    disfruten de las cosas que ellos no han podido tener.Naturalmente. Por eso ests aprendiendo a tocar el violn. Lo

    de la moto es asunto aparte.Mi rplica fue interrumpida por la entrada de mi madre con una

    fuente de sardinas en las manos, escoltada por Violeta, con suhabitual sonrisa de hiena de ocho aos en los labios.

  • habitual sonrisa de hiena de ocho aos en los labios.El chico est trabajando. En el taller de un disecador de

    animales.Mi madre me mir como si tuviese la lepra.Violeta abri mucho los ojos y se me acerc, transida de

    admiracin.Qu guay, tato! Oye, disecars a mi hmster cuando se

    muera?A ti te voy a disecar, como no te calles!

    Despus de la cena, mientras jugbamos nuestra cotidianapartida de ajedrez, mi padre me mir por encima de las gafas.

    Conste, que me parece estupendo que hayas decididotrabajar este verano, hijo mo, pero eso de la taxidermia No teparece un trabajo un tanto extrao?

    Haba pensado en repartir pizzas, pero como no me dejas iren moto repliqu con retintn.

    Cmo has encontrado eso del taxidermista?Ha sido cosa de mi amigo Max. Max Urgel, ya sabes.Ah, ya Ahora me lo explico todo dijo mi padre, torciendo

    el gesto. Y lo que no entiendo es cmo un chico brillante comot, tiene esos amigos tan tan raros.

    Parpade, mientras acariciaba la corona de la dama negra.Pap a esta hora, la mayora de los chicos de mi clase

    estarn delante del televisor viendo Gran Hermano. Y, en cambio,yo estoy aqu, jugando contigo al ajedrez. Eso no te dice nada?

    Mi padre suspir mientras asenta con la cabeza y mova el alfil.Vamos, que te relacionas con tipos raros porque t tambin

    eres un raro. No, si ya lo sospechaba. Eso de que te gusten los

  • eres un raro. No, si ya lo sospechaba. Eso de que te gusten losboleros y las pelculas antiguas y el bacalao al pil-pil Pero nosers un marginado verdad? Un frisbi.

    Intent que no me diera la risa.No, pap, no soy un marginado ni un friki. A estas alturas ya

    te habras tenido que dar cuenta.Quiz. Pero esos dos con los que vas, seguro que s lo son.

    El pelirrojo estrafalario y el grandulln.Urgel es divertido y Biela es un gran tipo. Alguien en quien se

    puede confiar.Un poco corto, me parece a m.Que no, pap. Habla poco, pero no tiene un pelo de tonto.

    Acaba de aprobar la secundaria. Muchos querran.Acaba de aprobar con dos aos de retraso no?Repiti quinto de primaria porque tuvo un accidente: Se cay

    de un tren en marcha.Que se cay de un tren?S. Nunca nos lo ha aclarado totalmente, pero as fue. Pas

    cuatro meses en el hospital. Y, luego, en primero de la ESO, cogilas paperas.

    Paperas? No te digo! Una enfermedad que ya no existe.Hasta en eso es un raro!

    Es poco habitual, s. Por eso el mdico no acert con eldiagnstico y casi se muere, el pobre Biela.

    En fin, t sabrs lo que haces.Claro que lo s. Y no como t, que ests en la inopia.A qu viene eso?Jaque mate, pap.Eh? Maldita sea!

  • Eh? Maldita sea!

  • Jueves,6 de julio de 2000

    LOS RUSOS

    Los rusos aterrizaron en Madrid en el vuelo 4587 de lacompaa Aeroflot, procedente de San Petersburgo, a las cuatrode la tarde. El inspector de polica Germn Bareta haba sidoencargado por el comisario Malumbres de acompaarlosdurante su estancia en Espaa, lo que inclua ir a recogerlos alaeropuerto de Barajas y llevarlos hasta Zaragoza en su vetustoSeat Mlaga sin aire acondicionado.

    Toda vez que la primera ola de calor de aquel verano barraya la Pennsula Ibrica desde los primeros das del mes, elteniente Vlamidir Goliatkin y el cadete en prcticas AlexeiVostok llegaron aquella tarde al Hostal Catalua con clarossntomas de deshidratacin y ya no abandonaron su habitacinhasta la maana siguiente.

  • Viernes,7 de julio de 2000 (San Fermn)

    AIRE ACONDICIONADO

    Cuando el inspector Bareta lleg a las ocho y media al HostalCatalua, Goliatkin y Vostok ya le esperaban, de pie en elvestbulo de la planta baja, junto a recepcin.

    Buenos das. Han descansado bien?Regular, esa es la verdad respondi el oficial de la

    polica rusa. En San Petersburgo no estamos acostumbradosal zumbido del aire acondicionado. Pero, claro, sin aireacondicionado aqu no hay quien duerma. La temperatura no habajado de los treinta grados en toda la noche. En Rusia, cuandolos termmetros marcan treinta grados, la gente se baa en lasfuentes pblicas.

    Aqu la gente se baa en las fuentes cuando gana su equipode ftbol, aunque est helando a rajas.

    Curiosa costumbre.Germn Bareta haba empezado a sentir una inexplicable

    corriente de simpata por Goliatkin desde que le echase la vistaencima el da anterior, en Barajas. En cambio, el muchacho quele acompaaba, tan rubio, tan alto y tan callado, le produca unainexplicable pero intensa sensacin de incomodidad.

  • inexplicable pero intensa sensacin de incomodidad.Mi jefe, el comisario Malumbres, les enva sus saludos. Me

    ha dicho que me ponga a su disposicin y que no les d muchola lata. Vamos, que no me inmiscuya innecesariamente en suinvestigacin declar Bareta.

    Muy considerado, el comisario.Pero si quieren contarme lo que les ha trado hasta

    Espaa, soy todo odos. No teman aburrirme.Muy amable, inspector. Por ahora no ser necesario,

    gracias.El espaol apret los dientes con disgusto y sonri

    desganadamente.Bien. Adnde quieren que los lleve?Goliatkin sac de su bolsillo unos papeles doblados y busc

    una direccin.Al Museo Prez-Balaguer, por favor.Bareta frunci inmediatamente el ceo.No me suena ese museo. Tiene la direccin?El ruso sac una pequea libreta del bolsillo trasero del

    pantaln y consult sus anotaciones.Calle de San Jorge, nmero ochenta.Ah! Est muy cerca de aqu. Incluso podemos ir

    andando. Lo que no saba era que hubiese all un museo.Cuando salieron del hostal Catalua todava se poda respirar

    sin esfuerzo. Unas horas ms tarde, el inclemente sol zaragozanoconvertira las calles en la versin urbana del desierto del Sahel yun simple paseo, en una travesa agobiante y de final incierto.

    Cruzaron a la otra acera, y luego caminaron un par de minutosCoso abajo siguiendo, sin apercibirse de ello, el trazado de la

  • Coso abajo siguiendo, sin apercibirse de ello, el trazado de laantigua muralla romana, hasta llegar a la confluencia con la callede San Jorge.

    El numero ochenta era, justamente, la ltima de las fincas, laque haca esquina con la calle del Coso.

    Ya deca yo! exclam Bareta al percatarse de laubicacin de su destino. No se trata de ningn museo, sino delantiguo seminario de los jesuitas.

    Los dos rusos se miraron un instante.Entonces No hay un museo en estas seas? pregunt

    el teniente Goliatkin. Yo creo que no. Sospecho que est usted confundido. De

    todos modos, vamos a preguntar.

    EL MUSEO PREZ-BALAGUER

    No, no estn confundidos. Por supuesto que tenemos aquun museo. El Etnolgico y de Ciencias Naturales de laFundacin Prez-Balaguer. Pero, sintindolo mucho, estcerrado temporalmente, desde la semana pasada les informel fraile decrpito y de voz aflautada que sali a abrirles lapuerta, tras cinco minutos de llamar al timbre. Vamos aacondicionar las salas del museo y el legado del padre Prez-Balaguer para que pueda ser admirado en las mejorescondiciones. Pensamos reabrirlo coincidiendo con las prximasfiestas del Pilar. El pasado martes comenz el traslado de lasprimeras piezas a un taller especializado, para su limpieza ymejor clasificacin.

  • mejor clasificacin.Goliatkin no disimul su contrariedad.No podramos pasar y echar un vistazo a lo que quede?

    pregunt, mirando de soslayo a Bareta. Es importante.No les acabo de decir que el museo est cerrado?

    replic el jesuita, con un puntito de irritacin.Germn Bareta sac entonces del bolsillo su placa de polica

    y la coloc a un palmo de la nariz del anciano.Nos deja pasar, hermano? Estos seores han venido de

    muy lejos solo para admirar su coleccin.El hombrecillo trag saliva, mientras pareca quedar

    hipnotizado por la credencial de Bareta.Bueno. Siendo as

    UN ERROR

    Tiene que haber un error murmur el polica ruso, alacceder a la nica sala del museo, situada en la primera plantadel edificio del seminario. Aqu no hay fondos de procedenciaegipcia. Mucho menos, las grandes piezas que yo esperabaencontrar.

    Y eso es malo? pregunt el inspector Bareta, con unretintn que no le pas inadvertido a Goliatkin.

    S, amigo. Es malo confirm el ruso, cuyo acento eslavoera casi imperceptible. Es malo porque cierta momia egipciaque adquiri el Museo de San Petersburgo hace unos aostericamente proceda de aqu.

    Y qu?

  • Y qu?Goliatkin mir a Bareta. Durante unos segundos pareci

    meditar si poda confiar en l. Y debi de concluir que s.Pues que hace tres meses, un grupo de estudiantes de

    ingeniera decidi hacer un estudio en TAC de esa momia. Paraadquirir prctica en el manejo de un nuevo escner adquiridopor la universidad, por lo visto. Y hubo sorpresa.

    FACULTAD DE CIENCIAS FSICASUNIVERSIDAD DE SAN PETERSBURGOABRIL DE 2000

    Como veis, en apenas diez minutos el Escner SC-5200 harealizado una tomografa axial computerizada completa delsarcfago y de su contenido. Es importante delimitar muy bien elalcance y la profundidad del barrido efectuado, a fin de que elprograma informtico pueda dibujar con nitidez todo aquello quenos vaya mostrando el TAC. En este caso, por un ladotendremos el sarcfago y, por otro, su contenido. La momia.Como veis, podemos analizar perfectamente la densidad de losmateriales, su temperatura, su composicin, detectar grietasen fin, cualquier cosa.

    Profesora. Profesora Ivaskaia.Qu hay Dimitri?Dimitri Dernev era el empolln de la clase. Casi nunca atenda

    a las explicaciones de los profesores porque, segn l, no leenseaban nada nuevo y, por el contrario, le distraan de sus

  • personales razonamientos. As, mientras la profesora CatalinaIvaskaia explicaba al resto de la clase las posibilidades del nuevoaparato con el que iban a trabajar durante el siguientecuatrimestre del curso, Dimitri centraba su atencin en la pantalladel escner y en los datos que iban surgiendo del anlisis que elaparato segua efectuando automticamente.

    Ver, profesora las lecturas sobre el sarcfago parecencorrectas pero, en la momia hay algo que no entiendo.

    El qu, Dimitri? pregunt la profesora con aire cansino,un poco harta de las interrupciones constantes de aquel alumnotan brillante como maleducado.

    Fjese en esto dijo, sealando la imagen de la pantalla.Mire esta zona del crneo. Yo lo interpreto como una aparatosafractura; con gran prdida de masa sea. No cree?

    Posiblemente. En todo caso, los expertos del museo sernquienes valoren los datos que les proporcione nuestro trabajo

    S, s, s, pero es que aqu hay algo muy, muy curioso.Extrao, dira yo.

    El misterioso inters de Dimitri result contagioso para elresto de la clase. Sus catorce compaeros, comenzaron acuchichear por lo bajo y la profesora Ivaskaia vio, impotente,cmo perda por completo la atencin de los alumnos. As queopt por entrar en el juego de Dimitri.

    Est bien dijo, acercando la cara a la pantalla mientrasse calaba sus gafas de prsbite prematura. Reconozco que mifuerte no es la anatoma pero veamos En efecto, a primeravista parece que nuestra querida momia presenta un unconsiderable boquete en el crneo. En el hueso parietal derecho,concretamente. Algn accidente, tal vez. O quiz una agresin.

  • concretamente. Algn accidente, tal vez. O quiz una agresin.Quin sabe. Han pasado cuatro o cinco mil aos desde sumuerte y supongo que ser difcil establecer en qucircunstancias se produjo. Qu es lo que ve usted de raro eneso, seor Dernev?

    Lo raro son esos ocho puntos repartidos alrededor delborde de la fractura. Se trata de pequeos orificios. Como losque habran servido de alojamiento a ocho pequeos tornillosque sujetasen una placa metlica tapando el boquete.

    La profesora estudi con atencin los puntos sealados porsu alumno.

    Bien podra ser eso o algo totalmente diferente. En todocaso aunque mi fuerte no es la historia del Antiguo Egipto,tengo entendido que los egipcios ejem! posean algunastcnicas quirrgicas muy avanzadas. Tal vez en vida, nuestrosujeto llevase, como usted sospecha, una placa metlica en elcrneo.

    Lo mo no es una sospecha, profesora. Es una certeza afirm el muchacho. Porque, fjese qu curioso: En uno de losagujeros en este, concretamente, an permanece alojado eltornillo.

    La profesora se acerc an ms a la pantalla del monitor.Acto seguido, tecle unas instrucciones en el ordenadorasociado al escner hasta conseguir ampliar la zona elegida.

    Caramba, Dimitri jurara que tienes razn. Parece untornillo, s. Sin duda.

    Ya conocan los antiguos egipcios el tornillo? preguntotro de los alumnos.

    Reconozco que mi fuerte no es la historia de los

  • Reconozco que mi fuerte no es la historia de lostornillos comenz a decir la profesora Ivaskaia.

    Lo ms llamativo interrumpi de nuevo Dimitri es queno parece en absoluto un tornillo fabricado hace cinco mil aos.Para empezar, a simple vista se comprueba que, pese a supequeo tamao, posee una perfeccin industrial. Pero, porencima de todo, hay un detalle revelador. Si hemos de atender ala lectura del espectrmetro, nuestro tornillo tendra unadensidad de cuatro con cincuenta y cuatro. Exactamente.

    Y eso significa? pregunt la profesora.Titanio.Titanio?Titanio de calidad quirrgica, para ser ms exactos.La profesora y el resto de los alumnos pasearon la vista de un

    monitor a otro, confirmando as las palabras de Dimitri.Pero eso no es posible concluy la seora Ivaskaia.Es lo malo de la realidad: Que le importa un bledo lo que

    usted piense de ella ironiz un sonriente Dimitri. Ese tornilloes de titanio, le parezca a usted imposible o no. Y lasconsecuencias de esa certeza solo pueden ser dos: O acabamosde hacer un descubrimiento revolucionario en el estudio de lacivilizacin del antiguo Nilo o

    O la momia que exhibe nuestro museo egipcio es unfraude total y absoluto concluy Catalina Ivaskaia.

    LENINGRADO

    Naturalmente, la opcin correcta era la nmero dos.

  • Naturalmente, la opcin correcta era la nmero dos.Alguien estaf a nuestro museo vendindole una momia egipciafalsa coment Goliatkin como conclusin de su relato. Yesa es la razn de que el joven Vostok y yo estemos aqu.

    Bareta enarc una ceja antes de dirigirse a su colega ruso.A ver si lo entiendo: La polica de San Petersburgo decide

    enviarles de vacaciones a Espaa a usted y al joven Vostok paraque investiguen una posible estafa al museo egipcio de su ciudadllevada a cabo hace cunto tiempo?

    Eeeh Once aos.Once aos repiti Bareta, con toda la intencin.S. Lo recuerdo porque entonces la ciudad an se llamaba

    Leningrado. Se recuper el antiguo nombre en el noventa y uno.Bareta meti las manos en los bolsillos de su pantaln y le

    habl al ruso casi de perfil.Ya Mire, Goliatkin, si no quiere decirme qu los ha

    trado realmente aqu a usted y a ese muchacho que ms pareceun bailarn del Bolshoi que un polica, no me lo diga. Pero no metome por tonto. De acuerdo?

    Goliatkin mir a Germn Bareta unos instantes, esboz unamago de sonrisa y asinti con un casi imperceptible movimientode cabeza.

    Por cierto dijo despus, suavemente el Bolshoi esten Mosc. El ballet de San Petersburgo

    Ya lo s cort Germn Bareta. Es el del TeatroMariinski, aunque mucha gente lo sigue llamando Kirov como enla poca sovitica. Dije Bolshoi para que la frase quedase msredonda.

    El ruso alz las cejas.

  • El ruso alz las cejas.Admirable. Nunca pens que un polica espaol conociera

    ese detalle.Es que me cas con una bailarina de clsico.No me diga! Un polica y una bailarina. Una pareja casi

    imposible.Se equivoca: Una pareja totalmente imposible. Mara y yo

    tardamos seis aos en rendirnos a la evidencia. Luego, nosdivorciamos deprisa y sin rencores. Pero en esos seis aos yoaprend a disfrutar con Giselle, El corsario y El lago de loscisnes.

    Es usted un pozo de sorpresas, Bareta.Usted, en cambio, es un completo misterio, Goliatkin.

    Los dos hombres se volvieron entonces hacia el jovenacompaante del ruso. El chico le haca seas a su jefe para quese le acercase.

    Disculpe, inspector murmur el oficial.Cuando Goliatkin lleg junto a l, el muchacho le habl quedo

    y en su idioma natal:Realmente, s hay en este museo una pieza egipcia, aunque

    solo una, al parecer. Mire all, teniente.Seal una figura menuda, de apenas unos tres palmos de

    altura, totalmente envuelta en vendajes que debieron de serblancos en su da.

    Ya veo confirm el polica. Parece una momia de ibis.Aunque suelen tener un tamao mayor.

    Ser una cra de ibis. Los egipcios los adoraban. El ibis erala mascota ms habitual en la civilizacin egipcia y cuando

  • la mascota ms habitual en la civilizacin egipcia y cuandomoran, sus dueos los mandaban embalsamar como a laspersonas de alto rango. No es una pieza de gran valor porquelas hay a miles repartidas por todos los museos del mundo,pero de todo cuanto veo aqu, es la nica que pertenece alEgipto de los faraones.

    Bien, chaval. Buen ojo.Goliatkin se aproxim hasta el ibis, que reposaba sobre una

    tosca peana de madera, sin proteccin alguna. Durante unosinstantes, lo contempl con atencin. Luego, lo cogi con lamano derecha.

    Eh! Qu hace? grit el viejo fraile, que no les habaquitado el ojo de encima ni un instante. Suelte eso ahoramismo!

    Pierda cuidado, hermano dijo Bareta, sin ningnentusiasmo. El seor Goliatkin sabe lo que hace. Es unautntico experto.

    Pero, oiga, es que los objetos expuestos en un museo no setocan.

    El ruso inspeccion el ibis con atencin durante unossegundos. Luego, volvi a colocarlo en su lugar, cuando ya elanciano se le acercaba echando chispas.

    Haga el favor de no tocar nada ms gru el jesuita.Y ahora, fuera! Fuera de aqu!

    Tranquilcese, que ya nos vamos respondi Goliatkin,iniciando el camino hacia la salida.

    Cerca de la puerta se volvi de nuevo hacia el fraile.Puede decirme quin se encarga de la restauracin de los

    materiales del museo?

  • materiales del museo?Ni lo suee!Hermano murmur Bareta, agitando su credencial con

    parsimonia, recuerde que su obligacin de buen cristiano escolaborar con las autoridades.

    El anciano apret los dientes; pareca dispuesto a resistirsepero claudic al cabo de unos segundos.

    Un antiguo discpulo del padre Prez-Balaguer. Urgel, sellama.

    Ah. Don Pablo Urgel? pregunt entonces el policaruso. El taxidermista?

    El mismo, s respondi el anciano, sorprendido. Loconoce?

    Desde luego. Es una eminencia en su oficio. Sigueteniendo su taller en el nmero doce de la calle de los marquesesde Torresecas?

    Pues s. Exactamente all, s.Muchas gracias.

    Cuando dejaron atrs el antiguo seminario, Bareta se sonri.No piense que me ha impresionado, Goliatkin. Es el truco

    ms viejo del mundo.No he dicho que no lo sea.Dnde ha visto el nombre de ese tal Urgel?En la base de la peana del ibis. Haba una chapita con el

    nombre y la direccin.Qu coincidencia!Goliatkin gru, antes de continuar: Yo no creo en las coincidencias, Bareta. Por eso me

  • Yo no creo en las coincidencias, Bareta. Por eso megustara visitar ahora el taller de ese taxidermista.

    Ya lo imaginaba. Es all adonde vamos.Oh. Bien. Es usted rpido en sus decisiones.Calle de los marqueses de Torresecas, nmero doce

    verdad?As es.Hablando de coincidencias: Precisamente all, en esa misma

    casa, es donde tiene la consulta mi dentista.Bueno, supongo que eso s ser una mera casualidad.Durante el siguiente minuto, caminaron en silencio. Al final de

    ese tiempo, Goliatkin se afloj el nudo de su corbata.Est muy lejos? pregunt. Empieza a apretar el

    calor.No, no se preocupe. Ni siquiera hay que salir de los lmites

    del barrio. Diez minutos ms.El joven estudiante de polica se dirigi en ruso a su jefe, que

    respondi con un monoslabo.Qu dice el chico? pregunt Bareta.Dselo t mismo, Alexei fue la respuesta.Ante la sorpresa de Bareta, que no contaba con ello, el joven

    ruso se expres en un correcto castellano.Deca que no entiendo cmo los espaoles pueden

    soportar esto. El calor, digo.Procuramos vivir de noche fue la respuesta del inspector

    . Ese es el secreto.

    MALVA Y EL PALACIO

  • MALVA Y EL PALACIO

    Como recin llegado al mundo del trabajo asalariado, yoacababa de descubrir que uno de los grandes placeres delempleado, aparte de cobrar su sueldo puntualmente, es la pausadiaria para el almuerzo.

    Y aquella maana, la pausa prometa ser gloriosa porque Malvame haba asegurado la noche anterior que pasara a tomar el cafcon nosotros. Y la nica razn que yo poda imaginar para que ellahubiese tomado esa decisin era la de que quera ligar conmigo.Por fin.

    Supongo que no ser necesario aclarar que Malva Contreras escondenadamente atractiva y condenadamente inteligente. Para m,solo tiene un defecto: Antes de que yo me diese cuenta de lo muysexy e interesante que era, haca ya tiempo que compartamos unabuena amistad. Y, claro, ahora no encuentro el momento de decirleque, si por m fuera, mandara a la porra nuestra amistad; que loque ocurre es que estoy perdidamente enamorado de ella. Y quedara lo que fuera a cambio de un puado de esos besosapasionados y furiosos que otros le roban, quiero pensar que sinque ella sea realmente consciente.

    Durante un tiempo ya demasiado largo, he esperado que Malvame diese alguna seal de sentir por m algo siquiera parecido a loque yo siento por ella. Pero lo cierto es que los meses pasan y,para mi desgracia, sigue considerndome tan solo su mejor amigomientras no deja de ligar con todos los tos que se le ponen a tiro.

    Yo hago como que no me importa o como que no me doycuenta de nada. Supongo que tengo miedo. Miedo de descubrirque no puedo ser otra cosa que eso: el amigo de la chica. Ese

  • papel que en el reparto de las pelculas se reserva a un actorestpido y bobalicn mientras el verdadero protagonista la enamorahasta los tutanos y la hace vibrar de pasin. A veces pienso quesoy un imbcil; que, para estar as, sera preferible salir de dudas,decirle que no puedo vivir sin ella y aguantar lo que venga, inclusola decepcin ms atroz. Pero no. No me atrevo. Puedo seguirviviendo con la duda de que quiz me quiera aunque an no losepa; pero no creo que sobreviviese a la certeza de que tengo queconformarme con ser para siempre su viejo compaero de lainfancia.

    A veces, Malva me cuenta cosas que yo no habra querido saberjams.

    Nos vemos casi a diario. Durante el curso, porque siemprehemos ido a la misma clase, y en tiempo de vacaciones, porquevivimos en la misma calle. Es una tortura. Desde hace meses,cada vez que me cruzo con ella o s que vamos a coincidir, elcorazn se me agarra a la garganta, me cuesta respirar y creo queme va a dar un sncope.

    En ocasiones, creo percibir destellos de esperanza: Una fraseambigua, una mirada, una carantoa ms cariosa de lo habitualMs tarde, al recordarlo framente, todo eso me parece nada y, porel contrario, enorme la distancia que nos separa. Estoy hecho unlo.

    Dnde quedaste con Malva?Aqu mismo, en la puerta del palacio. Aunque, si se retrasaba,

    le dije que estaramos en la tasca de Fuenclara.Pues vamos para all porque me muero de hambre gru

    Biela.

  • Biela.Espera un poco. Tiene que estar al caer.Eh! Nicols!Me volv sorprendido, en busca de la voz que me llamaba. No era

    la de Malva, desde luego. Pero s me resultaba conocida.Ho hola, seor Bareta.Qu seor Bareta ni qu leches de cabra! Inspector Bareta,

    que estoy de servicio! Ja, ja, ja!Le tend la mano, pero Germn Bareta la apart de un manotazo

    y me abraz con tal contundencia que casi me desmonta la pelvis.Chico, qu alegra! Cunto tiempo sin verte! Qu tal estn

    tus padres?Pues estn bien. Como siempre, vamos.Bueno, bueno Y qu? Qu demonios te trae por aqu?Pues estos amigos y yo, que estamos sacndonos unas

    pesetillas con un trabajo de verano.Me pareci que al inspector Bareta se le empaaba la mirada.Caray Eso significa que ya has cumplido los diecisis.

    Cmo pasa el tiempo. Pensar que te conoc cuando an cagabaslos paales

    Cierto dije, rogando para mis adentros que no empezase acontar intimidades de cuando yo era un beb, como hacen lamayora de los adultos.

    Y en qu estis trabajando? Si no es un secreto, claro.No, claro que no. Estamos trabajando para el to de mi amigo

    Max, que es taxidermista.Creo que an no haba terminado la frase cuando not que

    Germn Bareta frunca el ceo de un modo casi furioso.Taxidermista, dices

  • Taxidermista, dicesSabe usted lo que es, no?S, desde luego.Y cay en un silencio incmodo como la cama de un faquir, que

    finalmente rompi uno de sus acompaantes con un carraspeo. Elpolica parpade.

    Ah! Nicols dijo os voy a presentar. Estos seoresson dos colegas rusos. Vladimir y Alexei. Nos conocimos en uncongreso de INTERPOL y han venido de de turismo. Les estoysirviendo de gua. Este es Nicols y sus amigos sus amigos

    Tard cinco segundos en reaccionar.Eh? Ah! Esto Gerardo y Max.Hola.Hola.Hola. De veras es inspector de polica? le pregunt Max.No, hombre. Soy inspector del gas, no te fastidia Pues

    claro que soy polica!El inspector Bareta es un amigo de mi familia comenc a

    explicar.Eso no es exacto, Nicols me cort l. Lo que soy es tu

    padrino.Ah, s! Es cierto. La verdad es que no me acordaba de ese

    detalle. Como no me hace usted jams ningn regaloBareta se ech a rer a carcajadas.Qu cabrito te has vuelto! Aunque, la verdad es que tienes

    toda la razn, Nicols. Y lo siento; pero es que el sueldo de policano da para ser un padrino esplndido. Pero te llamo siempre portelfono para felicitarte por tu cumpleaos.

    Eso es cierto reconoc.

  • Eso es cierto reconoc.El padre de Nico y yo comenz a explicar Bareta somos

    grandes amigos. Nos conocimos haciendo el servicio militar en losregulares de Melilla. Nos destinaron durante cuatro meses aldestacamento de las islas Chafarinas y de all volvimos yainseparables

    La frase qued en suspenso cuando la mirada del inspectorsalt por encima de mi hombro. Antes de que yo pudieseapercibirme de lo que ocurra, l volvi a hablar, en un tono muchoms bajo.

    Quieto todo el mundo. Volveos disimuladamente y mirad loque se acerca desde el fondo de la calle. Menuda chavala! Deesas que solo se ven en las revistas.

    No necesitaba volverme para saber de quin hablaba Bareta,aunque lo hice de todos modos.

    Se trata de una amiga nuestra, inspector. Lo digo para que nosuelte usted ninguna burrada de la que tenga que arrepentirse.

    Ah. Has hecho bien susurr mi padrino, sin apartar lamirada de la chica de mis sueos.

    MALVA

    All estaba. Malva calzaba sandalias y vesta un vaquero corto yuna camiseta de color indefinido con un mensaje atrozmentefeminista sobre las sobre el pecho. Por suerte, la calle deTorresecas apenas tena circulacin. De lo contrario, se habraproducido un atasco a su paso.

    Malva! grit. Estamos aqu!

  • Malva! grit. Estamos aqu!Malva repiti Bareta. Qu nombre es ese?Nunca lo he sabido. Su padre dice que lo sac de una carta

    de colores.Ella sonri tena una sonrisa como la luna menguante y se

    dirigi hacia nosotros sin apresurarse.Esta es nuestra amiga Malva dije, cuando lleg hasta

    nosotros. Malva Contreras.No hizo falta seguir con las presentaciones. De inmediato, el

    inspector Bareta se le acerc y le estamp dos sonoros besos enlas mejillas.

    Encantado, jovencita. Soy Germn, el padrino de Nicols. Susamigas son mis amigas.

    Padrino? pregunt ella. Crea que Nicols no estababautizado.

    Y no lo est. Soy su padrino honorario, digamos.Hizo la mili con mi padre expliqu. Estando en las

    Chafarinas se prometieron mutuamente ser los padrinos de susrespectivos hijos.

    Solo de los primognitos aclar Bareta.Ah, claro! exclam entonces Malva. Es el polica,

    verdad? Recuerdo haber odo hablar de usted en casa de Nicols.El que durante la mili se gastaba la paga entera en coac. No eseso?

    Germn Bareta se qued instantneamente serio.Eso es absolutamente falso mascull. Me la gastaba en

    ron. Ron del bueno.Estupenda precisin, inspector coment.Pues s, lo es. Porque al precio que iba el buen ron, os puedo

  • Pues s, lo es. Porque al precio que iba el buen ron, os puedoasegurar que nuestra msera paga de cabos de reemplazo no dabapara muchas borracheras. De hecho, cualquiera de miscompaeros os podra garantizar que yo era el ms sobrio deldestacamento

    Entonces, el inspector Bareta se percat de que Malva ya no leprestaba atencin. Y es que, acababa de descubrir, tras el tenientede polica ruso, a su joven y rubio ayudante.

    Hola. Quin eres t?El ruso se retir de la frente el flequillo con un movimiento de la

    cabeza y sonri. Biela me mir de reojo, con un puntito decompasin, y chasque la lengua.

    Me llamo Alexei. Y estoy encantado de conocerte Malva.Malva se alz sobre las puntas de los pies para darle los dos

    besos de rigor. Pero se armaron un cierto lo y acabaron rozndoselos labios.

    Disculpa dijo el rubio. Es que en mi pas siempre se dantres besos.

    Una estupenda costumbre dijo Malva, mirando a Alexeicomo si ninguno de nosotros existisemos.

    Eh, to! To Pablo!Los gritos de Max empujaron nuestra atencin hacia el portaln

    del palacio de Torresecas, bajo cuyo umbral acababa de aparecerdon Pablo Urgel.

    El taxidermista contemplaba el grupo que formbamos nosotrostres, los rusos, Malva y mi padrino con cierta estupefaccin. Creoque, durante un segundo, estuvo a punto de escabullirse y regresaral interior del portal pero, por fin, sintindose observado por todos,

  • al interior del portal pero, por fin, sintindose observado por todos,alz el brazo derecho y accedi a acercarse.

    Las presentaciones, los apretones de manos, las sonrisas y losbesos en las mejillas se repitieron como en las tomas falsas deuna mala pelcula de cine.

    Nuestro grupo aumentaba poco a poco de tamao y la estrechacalle de Torresecas empezaba a parecer el camarote de loshermanos Marx.

    De modo que usted es don Pablo Urgel, el taxidermista recuerdo que pregunt el teniente de polica ruso cuando se lopresentaron.

    Pues s.Es un placer conocerle. Por extrao que le parezca, haba

    odo hablar de usted.Ah, s?S. El amigo Bareta acaba de mostrarnos el Museo Prez-

    Balaguer. All, una especie de conserje vestido de luto nos hahablado muy bien de usted.

    El to de Max intent sonrer, pero yo me di perfecta cuenta deque la sonrisa se le quedaba entre los dientes, como jirones decarne guisada.

    Un tipo cojo y terriblemente mal encarado haba salido de loscercanos billares Antraca y nos contemplaba desde la puerta conuna expresin dura como el pedernal. Tambin me pareci ver unasombra al otro lado del cristal de la puerta de la siguiente tienda,esa en la que vendan bacalao seco, ahumados y salazones.

    Inspector Bareta!El polica se volvi de nuevo hacia el portal del palacio de

    Torresecas. Un hombre de mediana edad, con traje de lino de color

  • Torresecas. Un hombre de mediana edad, con traje de lino de colorcrudo y sombrero panam, se nos acercaba desde all.

    Hola, doctor Aspid!Qu le trae por aqu? pregunt el recin llegado,

    estrechando la mano de Bareta. Que yo recuerde, no tenemoscita hasta la prxima semana. El lunes, verdad?

    Pasaba por casualidad cuando me he tropezado con miahijado, que es este buen mozo y, luego, han ido apareciendootras personas y bueno, la verdad es que resulta demasiadolargo para contarlo.

    Nosotros bamos a almorzar dijo entonces Biela, en vozmuy alta. Por qu no nos acompaan a la tasca? Tiene aireacondicionado.

    Estupenda idea corrobor mi padrino. Seoras y seores!Todo el mundo a la tasca de Fuenclara!

    La tasca de Fuenclara ocupaba un stano en la cercana calle delos condes de Fuenclara al que se acceda por una escalera tanestrecha que alguien de las dimensiones de Biela corra el riesgode quedarse encajado entre las paredes. Tras los diecisieteescalones, se desembocaba en un local diminuto perodemostradamente elstico; en el que siempre caba alguien ms.

    Almorzamos opparamente grandes dosis de colesteroldisfrazado de morcillas, chorizos, huevos rotos y otras lindezassemejantes. Nosotros pedimos refrescos y cerveza sin alcohol,pero entre los cinco adultos se cepillaron dos botellas de tinto delSomontano. Con los cafs, convencimos a Goliatkin para que noscantase Ochichornia a capella. Nunca debimos hacerlo. Hastaese momento, yo pensaba que todos los rusos saban cantar. Eso

  • s, al concluir su interpretacin, le aplaudimos con entusiasmo.Lo peor: Malva y Alexei prcticamente hicieron la guerra por su

    cuenta. Se sentaron aparte, se rieron aparteEsa maana comprob lo sabias que son las leyes penales. Si

    el asesinato no estuviera castigado con pena de reclusin mayor,creo que no habra podido resistir la tentacin de intentarestrangular al ruso.

    Cuando dimos por terminado el gape, eran cerca de las doce ymedia. La maana estaba ya agonizante. Solo quedaba rematarla.

    Tenis que volver a vuestra tarea nos indic el seor Urgel. Y yo tambin debo regresar a lo mo.

    Y ustedes? pregunt el doctor Aspid a los policas.Nosotros respondi inmediatamente Goliatkin, dejando a

    Bareta con la boca entreabierta pensbamos visitar el palaciorabe de La Aljafera. Nos han asegurado que es maravilloso.

    Lo es, seor Goliatkin confirm el dentista. Lo es.Maravilloso.

    Ya de nuevo en la calle, justo antes de despedirnos, unasonrientsima Malva, que no dejaba de comerse a Alexei con losojos, nos propuso un plan irrechazable.

    Sabis que maana hay fiesta en Veterinaria? nos dijo.Podramos ir.

    Yo crea que los de Veterinaria solo organizaban esas fiestasa lo largo del curso replic Max.

    Hacen nueve durante el curso y esta como despedida, quepromete ser la caa de Espaa.

    Las fiestas de Veterinaria eran absolutamente demenciales ydifcilmente descriptibles.

    Organizadas desde tiempo inmemorial por los estudiantes de

  • Organizadas desde tiempo inmemorial por los estudiantes detercer curso de la Facultad de Veterinaria para recaudar fondos condestino a su viaje de paso del Ecuador, duraban doce horas, denueve de la noche a nueve de la siguiente maana, y sedesarrollaban en el edificio de la facultad, cuyos vestbulos ypasillos se convertan por unas horas en la discoteca ms salvajede la ciudad.

    Iremos?Naturalmente que iremos! dije, encantado ante semejante

    perspectiva.Hecho! dijeron al unsono Biela y Urgel.Ya contaba con ello concluy Malva. Por cierto, que me

    he permitido invitar a lex. Seguro que no ha visto nada igual en suvida; y as se lleva un buen recuerdo de Espaa. No creis?

    lex? pregunt Biela. Quin es lex?El ruso joven murmur Max, dndole un codazo e

    intentando que yo no lo notase.Pero claro que lo not.Traducido al cristiano: La mujer de mis sueos estaba

    intentando ligar en mis propias narices con un tipo seis aosmayor que yo, dos palmos ms alto que yo, bastante ms guapoque yo, absolutamente ms rubio que yo y con los ojos muchoms azules que los mos.

    La verdad, no s qu poda ver Malva en aquel tipo.Definitivamente, a las mujeres no hay quien las entienda.Y ah segua, pendiente de l, como si los dems no

    existisemos.Pasaremos a buscarte por el hostal a eso de las nueve.

  • Pasaremos a buscarte por el hostal a eso de las nueve.Iremos a cenar algo y, despus, a la fiesta. Sin prisa. Realmenteaquello no se anima hasta pasada la medianoche.

    Bien.Porque ahora t tendrs que trabajar, claro.S.No, Alexei corrigi de inmediato Goliatkin, que estaba al

    quite. Realmente, ya no hay nada interesante que puedasaprender hoy a mi lado.

    Al escuchar aquello, a Malva se le ilumin la cara.Yo pensaba pasar el resto del da en la piscina. Si tu jefe te

    da permiso, podas venir conmigo. As tomabas un poco el sol, quecreo que en tu pas es un bien escaso.

    Es que no se me ha ocurrido echar un baador entre elequipaje.

    Por eso, no te preocupes replic Malva. Creo que eres dela misma talla que mi hermano.

    Alexei busc con la mirada al teniente Goliatkin, quien asinticon un gesto.

    Mientras Biela, Urgel y yo regresbamos al lbrego palacio deTorresecas, Malva y el ruso se alejaban calle adelante, entre risas,camino de alguna de las piscinas municipales.

    Hacen buena pareja murmur entonces Max.Qu eres t? salt de inmediato. Un amigo o una rata

    traidora?La verdad es la verdad, Nico. Aunque duela.Seguramente tena razn. Y aquella verdad dola como el

    mordisco del hombre-lobo.

  • mordisco del hombre-lobo.

    BILLARES ANTRACA

    Tras despedirse de Nicols, de Gerardo, de Malva, deAlexei, de don Pablo Urgel y del doctor Aspid, el inspectorBareta y el teniente Goliatkin permanecieron unos instantesfrente a la fachada del palacio de Torresecas. El rusoinspeccionaba el edificio minuciosamente, como si estuvieseanotando en su memoria todos los detalles.

    Juega usted al billar, Germn?Bareta se sorprendi. Era la primera vez que el ruso le

    llamaba por su nombre de pila.No. No s jugar al billar.Vamos. Yo le ensear.Sin esperar rplica, Goliatkin cruz la calzada y se dirigi a la

    entrada del saln de billares Antraca.Ocupaba un semistano grandsimo, oscuro incluso en pleno

    da y con excesiva humedad para la prctica del billar de altacompeticin. Pero, eso s, dispona de algunas mesas demagnfica calidad. El ruso no opt por una de esas sino por otrade billar americano, con troneras, situada prcticamente en elcentro de la sala. Eligi dos tacos y le alarg uno al espaol.

    Yo invito dijo Bareta, introduciendo en la ranura unamoneda de cien pesetas. Tir luego del mando y las bolascayeron en la bandeja inferior con un estrpito que se les antojescandaloso en medio del ambiente callado y espeso del local.Sin embargo, los doce clientes del establecimiento, todos ellos

  • Sin embargo, los doce clientes del establecimiento, todos ellosadolescentes, ni se inmutaron.

    Empiece usted rog el ruso, tras colocar en su lugar lasdiecisis bolas.

    Bareta golpe la bola blanca que, a su vez, deshizo eltringulo que formaban las dems.

    Su turno, Vladimir.El ruso jugaba como un campen. Sin apenas titubeos, col

    en las troneras cinco bolas seguidas, con una precisinescalofriante. Luego, deliberadamente, fall una carambola muyfcil.

    Le toca, Germn. Tmese su tiempo.Bien.El inspector dio varias vueltas a la mesa en busca de jugada,

    mientras el teniente, apoyada la barbilla sobre el taco, estudiabadisimuladamente el local.

    Bareta jug y fall.Pruebe otra vez le dijo el ruso. La bola cuatro en el

    rincn No, hombre: En el otro rincn.Aquel me parece ms fcil.Pero est ms lejos. El bueno es el otro.Ah.Esta vez, la carambola se complet y la bola nmero cuatro

    desapareci por la tronera.Eh! Lo he conseguido!Lo ve? En este juego, lo principal es elegir bien la

    carambola.Bareta volvi a fallar la siguiente y Goliatkin le tom el relevo

    metiendo cuatro seguidas.

  • metiendo cuatro seguidas.Siga usted.Pero si no ha fallado.Siga.El ruso se acerc entonces al encargado del local, un tipo

    siniestro, cojo de la pierna derecha, ataviado con un largo mandilde cuero, con los bolsillos repletos de monedas.

    Dnde estn los servicios? pregunt.Aqu no hay servicios. Hay urinarios contest Custodio

    Antraca. Al fondo, a la derecha. No se lleve el taco. Djelojunto a la mesa.

    Tard en volver Goliatkin ms de cinco minutos. En esetiempo, Bareta meti dos bolas de diecinueve intentos.

    Cuando regres, el ruso acab de una tacada con todas lasbolas que quedaban sobre la mesa.

    Nos vamos? dijo a continuacin.Vaya por Dios. Ahora que le estaba cogiendo el aire a este

    juego ironiz Germn Bareta. Me deja tomarme larevancha con una partida de futboln?

    Futboln?La revancha fue revancha y el inspector le gan al ruso por

    nueve goles a uno. Pero Goliatkin encontr aquel juegodivertidsimo.

    Al salir de la penumbra, la intensa luz del medioda castigdolorosamente las pupilas de los dos hombres.

    Tiene usted gafas de sol, Vladimir?No pens en ese detalle reconoci el ruso, cubrindose

    los ojos con la mano.Tenga las mas. Puedo pasarme sin ellas un par de das.

  • Tenga las mas. Puedo pasarme sin ellas un par de das.Pero no se las lleve a Rusia.

    Descuide. Y muchas gracias.Tengo una curiosidad: Dnde aprendi a hablar el

    castellano tan correctamente?Vladimir Goliatkin suspir profundamente. Pareci evocar

    recuerdos ya lejanos.Lo aprend en casa. Mi madre era espaola y a m siempre

    me hablaba en espaol. Ella fue uno de aquellos cientos de niosque fueron llevados a Rusia para librarlos de los horrores de laguerra civil espaola. Mi segundo apellido es Lozano.

    SALAZONES ANTERO NECROMIO

    Caminaron por la acera hasta detenerse ante el escaparate deotro de esos comercios tan antiguos como la propia memoria dela ciudad: La tienda de salazones de Antero Necromio.

    Qu son esas cosas repletas de grandes agujeros? pregunt el ruso, sealando unos objetos con forma de tringuloissceles, de color marrn y, efectivamente, llenas de grandesagujeros.

    Eso? Son lomos de congrio. Un pescado. Aqu tienemucha tradicin. Esta es una ciudad de interior y durante siglossolo fue posible consumir el pescado seco o en salazn. Elcongrio admite muy bien ser conservado as. Se seca y se ahumay adquiere ese aspecto tan extrao, como

    Como una momia complet Goliatkin.Bareta se sonri.

  • Ahora que lo dice, creo que as es. No tiene muy buenapinta, es cierto, pero le aseguro que una vez cocinado estdelicioso.

    Goliatkin gru una media carcajada.Es curioso. Sabe cmo llaman coloquialmente a las

    momias quienes se mueven en el mundillo de la arqueologa?Ni idea.Pescado seco.Pescado seco? Una imagen un tanto repulsiva, no cree?Nunca lo haba visto tan claro como ahora dijo el ruso

    en tono misterioso.

    SANTIAGO EL MENOR

    Ya que haban utilizado la excusa de visitar el palacio de laAljafera, Bareta anim a su colega a caminar hasta all, peropronto descubri que la resistencia del ruso frente al calorazoque esos das se haba instalado en el valle del Ebro era inclusomenor que la de los ejrcitos de Napolen frente al fro de laestepa rusa.

    Pronto se vieron obligados a hacer un alto en el camino.Podramos entrar aqu un momento? dijo Goliatkin al

    pasar ante las columnas salomnicas que flanqueaban la puertade entrada de la iglesia de Santiago el Menor.

    Desde luego concedi Bareta. No saba que leinteresase el arte sacro catlico.

    Y no me interesa. Pero supongo que ah dentro se estarfresquito y habr bancos para sentarse. Este calor me est

  • fresquito y habr bancos para sentarse. Este calor me estmatando.

    Eran los nicos visitantes de la iglesia y se sentaron en elltimo banco. La luz solar, que entraba como los dedos de Diosa travs de los rosetones multicolores, cabalgaba sobre el polvoen suspensin para hacerse visible. Pese a ello, una penumbrafresca y grata era la duea del interior del templo.

    Ha renunciado a seguir la pista del taxidermista Urgel? le pregunt Bareta a Goliatkin, tras unos minutos de reposo yrecogimiento.

    Ni mucho menos. Esta tarde tengo pensado hacerle unavisita. Antes, formbamos un grupo demasiado amplio comopara quedarme a hablar con l sin llamar la atencin. Aunque, sihe de serle sincero, no tengo muchas esperanzas de que unaconversacin con ese taxidermista me sea realmente til.Dispongo de poco ms de setenta y dos horas ms antes detener que regresar a mi pas y mucho me temo que este va a serun viaje perdido.

    Si me dijera lo que busca exactamente, quiz podraayudarle ms y mejor de lo que lo he hecho hasta ahora.

    Goliatkin contuvo un escalofro. La temperatura all, dentro dela iglesia, era al menos diez grados inferior a la de la calle y elsudor se le estaba enfriando sobre la piel.

    No, gracias, amigo Bareta. En realidad mi misin esmucho menos oficial de lo que usted piensa. Es un favor que leestoy haciendo a mi amigo Konstantin Dadan, director gerentedel Museo Egipcio de San Petersburgo. No puedo decirle ms.O, mejor dicho, no quiero decirle ms.

    Veo que le gusta ir por libre. Incluso se ha deshecho

  • Veo que le gusta ir por libre. Incluso se ha deshechohbilmente de su ayudante.

    Alexei ha sido otra de las concesiones que he tenido quehacer para poder realizar este viaje. Parece un buen chico. Listo,muy listo; pero, hoy por hoy, para m no supone ms que unestorbo. Me lo colocaron mis jefes porque habla espaol y, porlo visto, sabe mucho sobre el Antiguo Egipto de los faraones.Pero aqu de lo que se trata es de saber mucho de lossinvergenzas de hoy en da.

    Entiendo.Cuando los dos hombres regresaron a la calle, el sol caa a

    plomo sobre Zaragoza, como lava ligera. Eran las dos menosveinte de la tarde.

    Y si nos olvidamos de la Aljafera y nos vamos a comer?pregunt Bareta. Por aqu hay varios restaurantes queofrecen un buen men del da por poco dinero.

    Ustedes, los espaoles, siempre pensando en comer.Bareta ri con ganas.Pues claro! La vida es lo que media entre el caf tras una

    comida y el aperitivo antes de la siguiente.Goliatkin movi la cabeza, resignado.Hablando de comida, Bareta Dnde puedo comprar un

    pescado.Un pescado seco?No, no. Fresco.En una farmacia, naturalmente.Cmo dice?El inspector volvi a rer, aunque carraspe de inmediato y

    qued serio. Quiz el calor le estaba afectando tambin a l.

  • qued serio. Quiz el calor le estaba afectando tambin a l.Era una broma, hombre. Dnde va a comprar un

    pescado? En una pescadera, por supuesto!Puede llevarme a una?Bareta mir de soslayo a su colega. No lograba encontrarle el

    sentido a nada de lo que haca o deca el ruso.Claro que puedo llevarle a una pescadera respondi,

    consultando su reloj. Todava estarn abiertos los puestos delMercado Central, que est muy cerca de aqu.

    En cinco minutos recorrieron un laberinto de callejones consalida en la calle del Cedro, que desembocaba directamentefrente a una de las puertas laterales del Mercado de Lanuza, elantiguo mercado central de la ciudad.

    Germn Bareta condujo a Goliatkin hasta Pescados JosLuis, el puesto preferido por Mara, su ex mujer. All, el rusoeligi una merluza estupenda, de casi dos kilos y medio.

    Est fresca? pregunt Goliatkin.Que si est fresca? repiti el pescadero, un tipo joven,

    de pelo rizado, con un aro de plata en la oreja, lo que le dabacierto aire de pirata. Ayer, a estas horas, la pobrecilla nadabaen el Mar Cantbrico, ignorante de la suerte que le esperaba.Cmo se la preparo? A rodajas? O le saco los dos lomos?

    No, no djemela tal cual respondi Goliatkin.Entera.

    Entera? No le quito la cabeza, siquiera?No, gracias. Est bien as.Como quiera. Para m, menos trabajo. Sern dos mil

    quinientas pesetas para usted. Por ser amigo del inspector.

  • Durante la comida, que hicieron en una cafetera cercana, no

    hablaron en absoluto de la investigacin. Quiz por ello, resultmuy agradable y, llegando a los postres, Germn Bareta estabaya convencido de que Vladimir Goliatkin era un buen tipo; raro,s, como lo son todos los extranjeros, pero de buena pasta, y alque quiz la vida haba llevado por tortuosos derroteros.

    Eran las tres y diez de la tarde cuando se pusieron en pie.Bareta pag la cuenta.

    Invito yo.No debera coger la factura para justificar el gasto ante su

    jefe?Le acabo de decir que invito yo, no mi jefe.Goliatkin mir un momento a su colega y, luego, le palme la

    espalda.Gracias, hombre. Oiga Supongo que a esta hora estarn

    cerrados los comercios.Excepto las grandes superficies, s. Aqu, nadie se pone en

    marcha antes de las cinco de la tarde. Muchos lo hacen incluso alas seis.

    Hasta ahora, no entenda los estrafalarios horariosespaoles. Pero est claro que, en verano y a las cuatro de latarde, es intil esperar clientes detrs de un mostrador.

    Intil y peligroso para la salud. Debera usted volver alhostal y cumplir con el rito de la siesta.

    He ledo maravillas sobre esa costumbre tan espaola.No duerma ms de media hora y, cuando despierte, se

    encontrar como nuevo.

  • encontrar como nuevo.Creo que voy a probar, s.Coja un taxi hasta su hostal. La mayora llevan aire

    acondicionado.Bien. Quiere que le deje antes en alguna parte?No, gracias. Mi comisara queda en direccin contraria.Me va a crear mala conciencia dijo el ruso, con una

    sonrisa. Yo me voy a echar la siesta y usted se marcha altrabajo.

    Le cuento un secreto? Yo tambin voy a la comisara aechar la siesta. Hasta maana, Vladimir. Pasar a recogerlos aprimera hora.

    De acuerdo.Se estrecharon las manos. Fue un apretn largo, que

    remataron con un par de palmaditas en el hombro, en un gestoque, sin llegar a ser un abrazo, s result especialmenteafectuoso.

    Al despedirse de Goliatkin, Bareta no pudo evitar un malpresentimiento; una inexplicable incomodidad, una malasensacin. No haba razn aparente para ello pero, a veces, esesexto sentido que tan habitualmente desarrollan los policas hacaacto de presencia.

    EL PALO DE CIEGO

    Goliatkin se despert en su cama del hostal con la cabezapesada y la boca pastosa. En parte, por haber dormido una

  • pesada y la boca pastosa. En parte, por haber dormido unasiesta mucho ms larga de lo aconsejable y, en parte, por laescasa humedad relativa del ambiente, provocada por elcontinuo funcionamiento del aire acondicionado.

    Fue al bao y se ech agua por la cara. En la baera, cubiertapor tres bolsas de hielo que haba comprado en la cafetera delpropio hostal, reposaba la merluza adquirida en Pescados JosLuis.

    Cuando sali a la calle eran las cinco y cuarto de la tarde y lostermmetros marcaban cuarenta grados a la sombra. Cogi denuevo un taxi, pues haba comprobado que no era un medio detransporte excesivamente caro y s muy cmodo. Le indic alchfer la direccin del palacio de Torresecas.

    Al descender del vehculo, se refugi rpidamente en el portal.Y all permaneci durante un buen rato intentando decidir qu

    hacer. Por fin, consult los rtulos de los buzones para localizarel taller de taxidermia y comenz a subir las escaleras deltorren.

    Lo acompa la suerte. Antes de llegar al descansillo, oy elsonido de una puerta al cerrarse. Intuy que poda tratarse de suhombre, as que, con todo sigilo, deshizo el camino hastaesconderse bajo el primer tramo de escalones. Desde all pudover a don Pablo Urgel, pues, en efecto, era l quien bajaba porla escalera tras abandonar su taller.

    El ruso lo sigui en completo silencio a travs de diversasdependencias del palacio, todas ellas solitarias y tenebrosas,hasta llegar a una puerta disimulada en uno de los muros.

    Aunque el taxidermista la cerr tras l con llave, no le llevmucho tiempo al polica forzar la cerradura con las ganzas quesiempre llevaba encima.

  • siempre llevaba encima.Al abrir la puerta apareci ante l una escalera lbrega y

    estrecha que descenda a partir de ese punto. Goliatkin comenza bajar los escalones con todo cuidado. Cuando hubo contadotreinta y su vista empezaba a acostumbrarse a aquella oscuridadcasi impenetrable, pudo distinguir que se encontraba en unaestancia que bien poda haber sido despensa o quiz, entiempos, carbonera. Al otro extremo de esa sala se vea unapuerta. Y tras la puerta, haba luz.

    Cuando Goliatkin empuj la puerta, esta gimilastimeramente. Don Pablo Urgel se volvi. No pareciasustarse. Ni siquiera pareci sorprendido. Se limit a mirarle atravs de sus gafas de sol.

    Qu desea? pregunt, tras unos instantes de silencio.El ruso observ la estancia con despreocupado detenimiento.

    Al hacerlo, sinti cmo se le erizaba el vello de la espalda. Casino poda creer su suerte. En aquella sala enorme, del tamao deun pequeo teatro, podan verse por doquier momias ysarcfagos del Antiguo Egipto. De inmediato se percat de queaquel descubrimiento resultaba mucho ms interesante de lo queesperaba encontrar.

    Goliatkin alz la bolsa de plstico que llevaba en la mano.Buenas tardes, seor Urgel. Me preguntaba si si podra

    disecarme esto.Urgel ech un vistazo al contenido de la bolsa y frunci el

    ceo. Se sinti desconcertado. De inmediato, intuy que algomarchaba rematadamente mal, pero an no saba qu.

    Una merluza?S confirm el ruso. La he pescado en el Ebro y

  • S confirm el ruso. La he pescado en el Ebro yquiero llevrmela de recuerdo.

    Urgel parpade. Ahora ya estaba claro. Aquello era unatrampa. Un truco de algn tipo. Un juego de ingenio. Algo as.

    Podra disecarla, s, desde luego, pero ver: tengomucho trabajo. Tal vez dentro de un mes o dos

    No dispongo de tanto tiempo le interrumpi el ruso.He de volver pronto a mi pas.

    Don Pablo trag saliva.Bien En ese caso, djemela ah y ver lo que puedo

    hacer.Gracias.Liberado de la bolsa, el ruso cruz los brazos y mir al seor

    Urgel.No me va a dar un recibo? Ni me va a tomar los datos?

    Y si no vuelvo nunca ms?Urgel afil la mirada.S, claro vamos a ver cogi un talonario y un

    lapicero muy afilado. Su nombre?Vladimir Goliatkin. Soy ruso. Y soy polica.Oh, claro, ahora le recuerdo. Usted es quien esta maana

    acompaaba a ese inspector el padrino de Nicols, el amigode mi sobrino.

    As es.Urgel haba roto a sudar. Goliatkin se dio cuenta de ello.Bien, en ese caso creo que s. Que podr atender su

    peticin.Estupendo. Mis compaeros de la polica de San

    Petersburgo se van a morir de envidia.

  • Petersburgo se van a morir de envidia.Al escuchar aquello, Urgel dio un respingo; y no pudo evitar

    romper la mina del lapicero contra el cuaderno.San Petersburgo repiti.S. La antigua Leningrado. La ciudad natal de Vladimir

    Putin, el nuevo presidente ruso.Pablo Urgel exhal todo el aire de sus pulmones mientras

    asenta con la cabeza. Acababa de dar por hecho que todohaba acabado. Baj la vista y, lentamente, se frot el puente dela nariz con la mano derecha.

    De modo que han encontrado el tornillo balbuci.Goliatkin no movi ni una ceja; pero estuvo a punto de saltar

    de alegra, al darse cuenta de lo que significaba aquella pregunta.En su respuesta trat de mostrarse perfectamente tranquilo yseguro de s mismo.

    As es dijo. Unos estudiantes de la universidadescanearon el sarcfago y lo descubrieron.

    El taxidermista volvi a suspirar profundamente y, trastambalearse levemente, busc asiento en un taburete alto.

    Yo dej ah ese tornillo de titanio confes.Lo dej a propsito? No fue un descuido, entonces.No, no lo fue.Por qu lo hizo?Lo hice como una forma de de expiacin. Un modo de

    calmar en lo posible mi mala conciencia. Dejando ese tornillo,me aseguraba de que, tarde o temprano, alguien lo descubrira.

    No ha sido fcil. La momificacin del cadver eramagnfica. Dnde aprendi esa tcnica?

    No la aprend. La invent y la desarroll yo mismo, a partir

  • No la aprend. La invent y la desarroll yo mismo, a partirde libros en los que se describan los rituales del Antiguo Egiptode los faraones. En apenas un mes y medio, puedo darle a uncadver el aspecto de una momia egipcia de hace cinco milenios.Puedo asegurarle que, incluso para un experto, no sera tareafcil distinguir una momia autntica de una de las que yopreparo.

    Resulta asombroso. Pero dgame: Quin era el muerto?Quin se esconde bajo la falsa personalidad del GranSacerdote Mirahp-At-Ios de la decimotercera dinasta?

    Urgel lanz un anzuelo a sus recuerdos y comenz a tirar delhilo.

    Mirahp-At-Ios repiti. No es ms que un invento.Nos pareci una ingeniosa distorsin de su apellido: Mirapatios.Celso Mirapatios. Un pobre hombre, oscuro y limitado, que fuemi ayudante durante varios aos y que llev una vida miserable.

    Sin embargo, tras su muerte y durante la ltima dcada, hasido admirado por los miles de visitantes del Museo de SanPetersburgo.

    Curiosa paradoja, s. Supongo que le habra gustado saberque ha sido un famoso post-mortem.

    Le importara hablarme de l?Pablo Urgel mir al polica ruso de hito en hito. Luego, se

    encogi de hombros.Qu quiere que le diga? Solo era un pobre hombre. No

    s si lleg a ser consciente de que, a los ojos de los dems, eraun monstruo; pero lo cierto es que lo era. Incluso para m, sinduda. Un monstruo escalofriante. Y no solo por su monstruosoaspecto: flaco, altsimo y de manos enormes

  • aspecto: flaco, altsimo y de manos enormes

    Durante algunos minutos, el taxidermista fue desgranandodetalles de la extraa existencia de Celso Mirapatios ante unVladimir Goliatkin que an no poda creer la suerte de haberresuelto tan complicado caso prcticamente por azar.

    Una tarde record don Pablo Urgel, poco despus,acercndose al final de su relato justo hace ahora once aos,cuando yo ya crea que el pobre Celso era capaz de manejarsepor s solo con los productos qumicos, confundi el clorurosdico con la sosa custica y muri asfixiado por los vaporesproducidos, en un accidente del que yo siempre me he sentidonico responsable.

    Goliatkin parpade.Espere, espere un momento Lo dice en serio? De

    veras cree que la muerte de su ayudante fue culpa de usted?En efecto, ya le digo que siempre lo he credo as.Y si yo le dijera que Celso Mirapatios no muri a causa

    de la inhalacin de vapores txicos sino que falleciestrangulado?

    El taxidermista experiment casi una convulsin al escucharaquello.

    Qu? Estrangulado No es posible!Le aseguro que lo es. Al analizar su su momia, se pudo

    comprobar que tena rota la trquea.Urgel comenz a caminar, muy nervioso, en torno a su mesa

    de trabajo, mientras se llevaba la punta de los dedos a las sienes.Pero Qu me est diciendo? Oh, seor! Si eso

    fuera cierto yo habra vivido engaado durante todos estos

  • fuera cierto yo habra vivido engaado durante todos estosaos.

    En efecto. Aunque, desde luego, no fue usted el nico queresult burlado.

    Ejem! No, claro pero, como ver, en este asuntonadie ha obrado de manera intachable.

    Eso parece. Y ya que hablamos de ello Le importaracontarme cmo acab el cuerpo de Celso Mirapatios en elMuseo Egipcio de Leningrado? Creo que ya es lo nico que meintriga.

    Urgel pareca a punto de caer en estado de shock. Mir aGoliatkin con los ojos vidriosos.

    Eso es un poco ms largo y difcil de explicar.No se preocupe por eso, don Pablo. No tengo prisa. No

    tengo ninguna prisa

    JUNIO DE 1989

    Pablo Urgel entr en el taller del stano cargando condificultad con un envase de diez kilos de glicerina qumicamentepura. De inmediato, sinti el sofocante olor de los vapores de lasosa custica en altas concentraciones; y, un segundo ms tarde,descubri el cuerpo de su ayudante tendido en el suelo.

    Celso! grit, mientras senta cmo un intenso picor seapoderaba de su garganta. Celso, por Dios! Levanta!

    Estaba cado boca abajo, junto a los restos de dos grandesredomas hechas aicos.

    Pablo Urgel le dio la vuelta con dificultad y busc

  • Pablo Urgel le dio la vuelta con dificultad y buscinfructuosamente el latido del pulso en su arteria cartida.

    Entonces, comenz a toser espasmdicamente y tuvo queabandonar el cuarto.

    Qu pasa, Urgel? Qu son esos gritos?El taxidermista alz la vista y reconoci a don Jaime, el

    director de la empresa para la que trabajaba desde haca dosaos.

    Es mi ayudante explic Pablo, con dificultad.Aydeme a sacarlo del taller, por lo que ms quiera!

    Con gran dificultad, tratando de no caer ellos mismos vctimasde los vapores sofocantes, arrastraron fuera del laboratorio elcuerpo del desdichado ayudante y una vez all le practicaron larespiracin artificial. Sin embargo, fue intil. No tardaron enconvencerse de que la muerte se haba apoderadoirremisiblemente de Celso Mirapatios.

    Acuclillado, apoyada la espalda contra la pared, Pablo Urgelcomenz a gimotear.

    Ha sido culpa ma, don Jaime reconoci entre sollozos. Pens que Celso ya era capaz de distinguir los diferentesproductos qumicos. Habamos establecido un cdigo decolores, lo aprendi con rapidez y pens que ya lo dominaba ala perfeccin. No deb fiarme!

    Bueno, bueno, Urgel, no pierdas los nervios Sea por loque sea, ha ocurrido un accidente y eso es algo que ya no tieneremedio. Ahora, hemos de buscar la manera de impedir que estacircunstancia se convierta en una catstrofe.

    Cmo vamos a hacer eso? Claro que es una catstrofe!Por mi culpa ha muerto un hombre! No lo entiende? Nunca

  • Por mi culpa ha muerto un hombre! No lo entiende? Nuncame lo perdonar. Nunca! Y lo ms probable es que, adems,acabe dando con mis huesos en la crcel, don Jaime. En lacrcel! Y no ser porque no lo merezca

    Eh, eh, clmate. Vamos a intentar que eso no sea as,Pablo. Sera una verdadera lstima que alguien tan brillantecomo t viera su vida arruinada por un asunto como este. Al finy al cabo, Celso era solo un un dbil mental. Un serinsignificante cuya desaparicin nadie echar de menos.

    Pablo Urgel trag saliva con dificultad.Don Jaime, por Dios No puede hablar en serio. Celso

    tena sus limitaciones, claro, pero era un hombre. Una personacomo usted y como yo.

    Ests completamente seguro de eso? Yo no dira tanto.En el momento en que aquella bomba le arranc media cabeza,creo que dej de ser una persona como t o como yo.

    PeroSinceramente, yo casi me alegro de que Celso nos haya

    dejado de este modo. Al fin y al cabo, no ha sufrido y bueno,empezaba a preocuparme lo mucho que saba de nuestronegocio.

    En ese sentido era completamente inofensivo, se loaseguro. Jams se habra ido de la lengua

    Don Jaime cort la rplica del apesadumbrado disecador conun abrazo.

    Pablo, Pablo escucha: La organizacin est contigo. Laempresa, quiero decir. Y estamos dispuestos a jugar fuerte, aapostar por ti, a conseguir que salgas con bien de estedesgraciado incidente. Vamos a tratar de imaginar que nada de

  • esto ha ocurrido.De qu est hablando?Celso Mirapatios era un hombre absolutamente oscuro.

    Puede desaparecer sin que nadie lo eche de menos. No tenafamilia, ni amigos

    Yo era su amigo.Claro! Y seguro que l no querra que ahora, por culpa de

    este lamentable accidente, su nico amigo acabe entre rejas.Pablo Urgel sacudi la cabeza.La muerte de un hombre no es fcil de ocultar.Don Jaime sonri para sus adentros. Todo estaba saliendo a

    pedir de boca.Eso, depende. Vers, estaba pensando Esa tcnica de

    momificacin que has desarrollado con tan buenos resultadosPodra aplicarse a un cadver reciente, como el de Celsoverdad?

    Desde luego, pero Oiga, qu me est proponiendo?Don Jaime se acarici el mentn antes de continuar.Casualmente, tenemos una peticin del Museo Egipcio de

    Leningrado. Quieren una pieza grande, una momia consarcfago. Los rusos pagan bien, hacen pocas preguntas y estnmuy lejos de aqu. Sera perfecto.

    Pablo Urgel mir a su jefe de hito en hito.No puedo creerlo. Me est proponiendo que que

    hagamos pasar a Celso por una momia egipcia?Por qu no? No confas en tus conocimientos?S, claro que s. Mi tcnica funciona a la perfeccin, usted

    lo sabe. A primera vista no habra problemas; nadie notara ladiferencia, pero un estudio minucioso del cuerpo s revelara la

  • diferencia, pero un estudio minucioso del cuerpo s revelara laverdad de inmediato.

    Vamos Por qu razn iban los rusos a hacer un estudiominucioso? El museo quiere la momia para exponerla al pblicoy justificar su presupuesto de gastos de este ao. Pinsalo. TodoLeningrado pasar ante tu obra; la admirarn sin apercibirse deque la momia, que ellos creen de cinco mil aos, en realidad solotiene cinco semanas de antigedad. Incluso podemos rendirle unpequeo homenaje a Celso. Diremos que se trata de la momiadel alto sacerdote Mirahp-At-Ios.

    Se ha vuelto loco? Es una pista clarsima!Ni mucho menos! exclam don Jaime, riendo. El

    idioma ruso no tiene apenas ningn parecido con el espaol.Incluso utiliza un alfabeto distinto. Nadie se dar cuenta de labroma. Ser nuestro secreto.

    Urgel mir a su jefe con una mezcla de admiracin, temor yagradecimiento.

    Es es un plan muy brillante, don Jaime. Brillante peroarriesgado. Y usted parece dispuesto a correr el riesgo de serdescubierto, poniendo a su empresa en peligro tan solo porsalvarme.

    Naturalmente, Pablo. Naturalmente. Esta empresa es comouna gran familia y todos debemos ayudarnos mutuamente encaso de necesidad. Hoy por ti, maana por m.

    Yo no s qu decir salvo que si su plan funcionase, yole quedara eternamente agradecido, don Jaime.

    Lo s, lo s y cuento con ello. Cuento con que pondrstus conocimientos y tu experiencia al servicio de nuestronegocio. As, todos saldremos beneficiados. Todos.

  • negocio. As, todos saldremos beneficiados. Todos.Por supuesto. Por supuesto que s.Bien Ahora, deberas ponerte a trabajar en el cuerpo del

    pobre Celso, para iniciar el proceso de momificacin cuantoantes. Y, desde luego, pienso que lo ms seguro es que lo llevesa cabo aqu mismo, en el stano.

    S, claro, claro conviene ser discreto. Muy discreto.Puedes utilizar el sarcfago y los lienzos de esa ltima

    momia que trajimos de Alejandra. La nmero sesenta y cuatro.No es gran cosa, ni tiene excesivo valor ni figura en ninguno delos catlogos que manejan los museos.

    DON JAIME

    Don Pablo haba terminado la narracin de aquellosrecuerdos con un sabor terriblemente amargo en la boca.

    Y ahora despus de todo este tiempo, viene usted acontarme que Celso no muri a causa de un accidente del quesiempre me he sentido responsable sino que muri asesinado.

    El teniente Goliatkin haba fruncido el ceo haca un buen rato,apenas iniciado el relato del taxidermista, y ya no pareca capazde desprenderse de esa expresin.

    As es. Tal como yo lo veo, alguien estrangul a suayudante y luego rompi contra el suelo los envases quecontenan la sosa custica, para simular su muerte por asfixiaqumica.

    Alguien repiti Pablo Urgel, cerrando los ojos;despus asinti. Siempre me he preguntado de dnde vena

  • despus asinti. Siempre me he preguntado de dnde venadon Jaime cuando apareci tan oportunamente esa tarde. Llegdoblando la esquina del pasillo del fondo. No vena, por tanto,de su despacho. No vena de ninguna parte. Estaba all,escondido, esperando que yo encontrase el cuerpo de CelsoMirapatios al que posiblemente l acababa de asesinar.

    El ruso guard silencio durante unos instantes.Un plan muy hbil, el de su jefe, ese don Jaime. Ide un

    crimen del que usted se ha considerado siempre culpable.Luego, le ayud a salir del atolladero asegurndose as su eternagratitud. Una gratitud que se traduce en tener a su disposicinsus excepcionales conocimientos como taxidermista y suprodigiosa tcnica de momificacin acelerada.

    S reconoci Urgel, cabizbajo. Supongo que sepuede resumir de ese modo.

    Para qu? pregunt el polica.Cmo?No acierto a adivinar qu tipo de empresa necesitara los

    servicios de alguien como usted. Una especie de funeraria,quiz?

    No. En realidad, es una empresa de intermediacin.Compramos y vendemos piezas arqueolgicas del AntiguoEgipto. Momias, especialmente. Se trata de un mercado enexpansin. A pesar de los esfuerzos del gobierno egipcio, sonmiles las momias extradas de las excavaciones arqueolgicas desu pas que van de aqu para all, que unos museos venden aotros, que particulares venden a museos, que se importan legal oilegalmente del pas del Nilo Ese es nuestro campo de trabajo.

    Y ustedes utilizan el Museo Prez-Balaguer como falso

  • Y ustedes utilizan el Museo Prez-Balaguer como falsoremitente de las piezas que comercializan.

    El to de Max Urgel asinti.Ese y algunos otros pequeos museos de larga historia y

    que figuran desde hace muchos aos en el listado internacionalde museos de la UNESCO.

    Entiendo dijo Goliatkin. Remitentes nada sospechososy piezas aparentemente magnficas. Como es lgico, loscompradores no van a hacer muchas preguntas si estnsatisfechos y existe una apariencia de legalidad.

    Supongo que as es aunque, realmente, no estoy muy altanto de los detalles administrativos o de gestin. Yo me encargosolo de tareas, digamos tcnicas. Conozco muy bien lasmomias y s cmo tratarlas. Con paciencia y conocimientos, deuna momia de escaso valor y en un estado lamentable, se puedeconseguir una pieza que cualquier museo exhiba orgulloso. Enocasiones, he creado una momia con partes de otras dos otres

    Y, supongo, tambin habr fabricado algunas otrasmediante su brillante tcnica de momificacin, como hizo conMirapatios.

    Algunas, s. Pero nunca a partir de un cadver tan recientecomo el de Celso

    El polica pens entonces que no poda haber tenido msfortuna. No solo iba a resolver con inusitada rapidez y plenoacierto el asunto que le haba conducido hasta Espaa sino que,de rebote, iba a sacar a la luz la actividad de una organizacinclandestina de trfico de objetos arqueolgicos. Y todo graciasa aquel pobre hombre que llevaba ms de una dcada

  • a aquel pobre hombre que llevaba ms de una dcadaangustiado por el peso de un crimen que no haba cometido.

    Qu vueltas da la vida!, pens el ruso.

    EL FIN

    En ese instante, don Pablo Urgel alz ligeramente la vista paramirar por encima del hombro del polica a alguien que acababade entrar en la estancia.

    Goliatkin descubri de inmediato el le