filcx29_tomo_ii filos herm. del leng

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HERMENEUTICA

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  • ) ) ) cerse mas bien una d.ist.inc.ion categor.ial en el significado de las expre-s.iones lingiiist.icas, seglin que solo puedan aparecer en orac.iones que asumen una func.ion expos.it.iva, o puedan serv.ir especificamente ales-tablecimiento de relaciones interpersonalcs o ala manifestacion de in-tenciones del h ablante 7( .

    5. Tematizacion de pretensiones de validez y modos de comunicacion

    La contrapos.ic.ion que establece Austin entre actos locuciona rios y actos ilocucionarios no solo se ha vuelto importante para una teoria del significado; a proposito de este par conceptual se ha puesto tam-bien en march a una discusion sobre los tipos basicos de actos de habla y los modos basicos de uso del lenguaje. Originalmente Austin habia des! indado ambos tipos de actos de h siguiente forma:

    - the perforrnativc should be doing something as oposed to just saying something; and

    the performative is happy or unhappy as opposed to true and false 77

    (El realizativo seria bacer algo, por contraposicion a simple-mente decir algo; y

    - el realizativo puede ser afortunado o desafortunaclo, por co n-traposicion a ser vercladero o falso.)

    Este deslinde comportaha las siguientes correspondencias:

    locutionaty acts - constatives -true/untrue illocutionary acts - performatives - happy/unhappy.

    (Actos locucionarios - constatativos - verdadero/falso accos i locucionarios -realizati vas -afortunado/ clesafortunado ).

    Pero este deslinde entre actos locucionarios e ilocucionarios no pudo mantenerse cuando se vio que todos los actos de babla, tambien los constatativos, tienen un component"c locucionario (en forma de una oracion de conten ido proposicional) y un componente ilocuc io na-

    76 Una consecucncia de esta propuesra es que cacla una de las subtcorias pragrn:irico-forrnales, es decir, Ia reoria de los acros ilocuc ionar io,, asi como Ia teoria de Ia oracion ele-mental (y Je las exprcs iones intencionales) puecle haccr "' arorracion especifica a l:t tcor ia del significado. lncluso en Ia eleccion que hace Austin de los t351

    \p ! .

    I I

  • mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, para negociar definiciones de la situacion que puedan ser com- ... _, partidas por todos. Este concepto interpretative de lenguaje es el que subyace a las distintas tentativas de pragmatica formal 1sa.

    La unilateralidad de los otros tres conceptos de lenguaje que-da de manifiesto en que el tipo de comunicacion que cada uno de ellos privilegia puede entenderse como un caso limite de ac-cion comunicativa, a saber: el primero, como entendimiento in-directo de aquellos que solo tienen presente Ia realizacion de sus propios fines; el segundo, como accion consensual de aquellos que se limitan a actualizar un acuerdo normative ya existente; y el tercero, como autoescenificacion destinada a espectadores. En cada uno de estos tres casas solo se tematiza una funci6n del lenguaje: Ia provocacion de efectos perlocucionarios, el estable-cimiento de relaciones interpersonales, y Ia expresion de viven-cias. Por el contrario, el modelo comunicativo de acci6n, que de-fine las tradiciones de ciencia social que parten del interaccio-nismo simbolico de Mead, del concepto de juegos de lenguaje de Wittgenstein, de la teorfa de los aetas de habla de Austin y de la hermeneutica de Gadamer, tiene en cuenta todas las funciones del lenguaje. Como se ve en los planteamientos etnometodol6gi-cos y en los planteamientos de la hermeneutica filosofica, el peli-gro radica aqui en que la acci6n social se vea reducida a las ope-raciones interpretativas de los participantes en Ia interacci6n, en que actuar se asimile a hablar e interaccion a Conversacion. En realidad, el entendimiento lingiifstico es solo el mecanisme de coordinacion de Ia acci6n, que ajusta los planes de accion y las actividades teleologicas de los participantes para que puedan constituir una interaccion.

    En este Iugar solo voy a introducir el concepto de acci6n co-municativa de forma provisional. Para ello me limitare a unas observaciones a) sabre el canicter de acciones independientes y b) sabre Ia relacion reflexiva que el actor guarda con el mundo en los procesos de entendimiento.

    a) Para evitar situar mal desde el principia el concepto de acci6n comunicativa voy a caracterizar el nivel de complejidad de los aetas de habla, los cuales simultaneamente expresan un contenido proposicional, Ia oferta de una relacion interpersonal

    158 F. ScHUTZE, Sprache, 2 vols., Munich, 1975.

    138 .'" ~~k ~

    y una intencion del hablante. Si r:ealizasemos el analisis en deta-Jle, quedarfa de manifiesto cuanto debe el concepto de accion comunicativa a las investigaciones de filosofia del lenguaje que parten de Wittgenstein; pero precisamente por ello me parece oportuno sefialar que el concepto de seguir una regia, en torno al que gira Ia filosofia analitica del lenguaje, se queda algo corto. cuando las convenciones lingiiisticas son aprehendidas desde la perspectiva conceptual del seguimiento de una regia y se las ex-plica mediante un concepto de intencion de Ia accion reducida a conciencia de regia, se pierde de vista ese otro aspecto de la triple relaci6n de fa acci6n comunicativa con el mundo, que a mf

    . t 159 me 1mpor a . Llama acciones solo a aquellas manifestaciones simbolicas

    en que el actor, como ocurre en los casas hasta aqui estudiados de Ia accion teleologica, la accion regulada por norm as y la ac-ci6n dramaturgica, entra en relacion al menos con un mundo (pero siempre tambien con el mundo objetivo). Distingo .de ella los movimientos corporales y las operaciones que se co-realizan en las acciones y que solo secundariamente pueden llegar a ad-quirir Ia autonomia que caracteriza a las acciones, a saber: por inclusion en un juego o en un aprendizaje. Esto es facil de ver en el caso de los movimientos corporales.

    Bajo su aspecto de procesos observables en el mundo, las acciones aparecen como movimientos corporales de un organis-

    159 Por razones parecidas, M. Roche insiste en Ia distinci6n entre con-venciones lingiiisticas y convenciones sociales: Caracterfsticamente, Ia es-cuela del analisis conceptual no ha visto ninguna oposici6n entre intenci6n y convenci6n; a su juicio, Ia ultima contiene a Ia primera, y viceversa>> (M. RocHE,

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    cionalidad que, de acuerdo con los analisis que hemos realizado ''i,' hasta aquf, encierran las tres relaciones del actor con el mundo ;: con el prop6sito, cooperativamente seguido, de llegar a en tender:' se. Si prescindimos de la correccion formal de Ia expresion shn- bolica utilizada, el actor que en el sentido indicado se oriente a! entendimiento, tiene que plantear explfcitamente con su mani-festacion tres pretensiones de validez, a saber: la pretension

    de que el enunciado que hace es verdadero (o de que en efecto se cumplen las condiciones de existencia del con-tenido proposicional cuando este no se afirma sino solo se menciona); de que el acto de habla es correcto en relacion con el contexto normativo vigente (o de que el propio contexto normativo en cumplimiento del cual ese acto se ejecuta, es legftimo), y de que Ia intencion expresada por el hablante coincide realmente con lo que este piensa.

    El hablante pretende, pues, verdad para los enunciados o para las presuposiciones de existencia, rectitud para las acciones legitimamente reguladas y para el contexto normativo de estas, y veracidad para Ia manifestacion de sus vivencias subjctivas. No es diffcil reconocer aquf las tres relaciones actor/mundo que en los conceptus de accion analizados hasta ahara eran supuestas par el cientijico social y que con el concepto de accion comuni-cativa quedan adscritas a Ia perspectiva de los propios lzablantes y oycntes. Son los propios actores los que buscan un consenso y lo somcten a critcrios de verclacl, de rcctitud y de veracidad, es decir, a criterios de ajuste o desajuste entre los ados de ha-bla, por un !ado, y los tres mundos con que el actor contrae rela-ciones con su manifestacion, por el otro. Esas relacioncs son las que sc dan entre Ia manifestacion y

    el mundo objctivo (como conjunto de todas las entidadcs sobre las que son posiblcs enunciadus vcrdaderos); cl mundo social (como conjunto de todas las relaciones interpersonalcs legftimamente rcgulaclas), y cl mundo subjetivo (como totalidad de las vivencias del hahlante, a las que este tiene un acccso privilegiado).

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    Todo proceso de entendimiento tiene Iugar sabre el trasfondo de una precomprension imbuida culturalmente. El saber de fon-da permanece aproblematico en su conjunto. Solo Ia parte de ese acervo de saber, que los participantes en Ia interaccion utilizan y tematizan en cada caso para sus interpretaciones, queda pues-ta a prueba. En Ia medida en que las definiciones de Ia situacion son negociadas por los implicados mismos, con el tratamiento de cada nueva definicion de una situacion queda tambien a dispo-sicion el correspondiente fragmento tematico del mundo de Ia vida.

    Una definicion de Ia situacion constituye una ordenacion. Con ella los participantes en Ia interaccion asignan los divcrsos ele-mentos de Ia situacion de Ia accion a cada uno de los tres mun-dos, incorporando asf Ia situacion actual de accion a su mundo de Ia vida ya siempre interpretado. La definicion que da de la situaci6n un oponente y que prima facie se desvia de Ia defini-cion de Ia situacion que da uno, representa un problema de tipo especial porque en los procesos cooperativos de interpretacion ninguno de los implicados tiene un monopolio interpretativo. Para ambas partes Ia tarea de interpretacion comistc en incluir en Ia propia interpretacion Ia interpretacion que de 1

  • En este sentido Ia estructura teleologica es fundamental para to.. dos los conceptos de accion 163 No obstante lo ct~al, los concep-tos de acci6n social se distinguen por Ia forma en que plantean Ia coordinaci6n de las acciones teleologicas de los div~rsos par-ticipantes en Ia interaccion: como engranaje de calculos egocen-tricos de utilidad (en los que el grado de conflicto y de coopera-cion varia en fun cion de los intereses que estan en juego); como un acuerdo sabre valores y normas regulado por tradicion y so-cializaci6n, que asegura Ia integracion social; como relacion con-sensual entre un publico y unos ejecutantes; o como, y este es el caso de Ia accion comunicativa, entendimiento en el sentido de un proceso cooperativo de interpretacion. En todos los casos se pre-supone Ia estructura teleologica de Ia accion, ya que se supone a los actores Ia capacidad de proponerse fines y de actuar teleo-logicamente y, por tanto, tambien un intercs en Ia ejecucion de sus planes de accion. Pero solo el modelo estrategico de accion se da por satisfecho con Ia explicaci6n de las caracteristicas de la accion directamente orientada al exito, mientras que los res-tantes modelos especifican condiciones bajo las que el actor per-sigue sus fines -condiciones de legitimidad, de autoprcscntaci6n o de acuerdo comunicativamente alcanzado-, bajo las que ego puede conectar sus acciones con las de alter.

    En el caso de Ia accion comunicativa los renJimientos inter-pretativos de que se construyen los procesos cooperativos de in-terpretacion representan el mecanisrno de coordinaci6n de Ia ac-cion; Ia acci6n comunicativa no se agota en cl ac10 de entenrli-miento efectuado en terminos de interpretacion. Si escogernos como unidad de ana!isis un acto de habla sencillo rcalizado par H, frcnte a! que por lo menos otro participant\: en Ia intcracci6n puede tomar postura con un Sf o con un no. podrcmos cl::~rificar las comliciones de fa coordinaci6n comunicativa de lu acci6n indicando que quiere decir que un oyente cnticnda el significado de Io did10 164 Pero Ia accion comunicativa d~signa un tipo de interacciones que viencn coordinadas mediante actos de habla, mas que no coinciden con ellos.

    l63 R. BUBNER (1976), 168 ss. 164 Cfr. mas abajo, pp. 378 ss.

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  • Pero hablar de tres sujetos puede inducir a error. Desde 1~ perspectiva de la autocritica, es decir, cuando adopta frente as{~ mismo el papel de un posible oponente en Ia disputa en torno ~~; pretensiones de validez que inicialmente plante6 de forma inge..~ nua, ego se enfrenta a un 's{ mismo' qtie, naturalmente, es ei.~ mismo bajo los tres aspectos. Y es e1 mismo, por asf decirlo, ab~ origine; es decir, que no es en absoluto necesario establecer unf identificaci6n a posteriori entre esas tres relaciones con uno:. mismo.

    Estas diversas relaciones consigo mismo solo puede contraer:, las ego, como hemos supuesto, en la medida en que al adoptaf frente a si mismo Ia actitud de otro participante en Ia comunica.' cion, se enfrenta consigo mismo como un sujeto que actua c~. municativamente; sale al paso de si mismo justa en tanto que ha adoptado una actitud realizativa. Y es esta la que garantiza Ia : unidad en el cambia de los modos de empleo del Ienguaje, Ia continuidad en el transito entre la actitud objetivante, Ia actitud~ de conformidad con las normas y Ia actitud expresiva, que in/' cesantemente realizamos en la practica comunicativa. Desde uri';: punto de vista genetico, Ia actitud realizativa acaso pueda enten-?: derse como resultado de una profanizacion y generalizaci6n\; de aquella actitud afectivamente ambivalente frente a los obje-i': tos sagrados mediante la que originariamente quedaba asegurado; el reconocimiento de Ia autoridaC: moral. Esta transformacion se':' torna necesaria a medida que los componentes ilocucionarios de. los aetas de habla se liberan de su entretejimiento simbi6tico con las instituciones arcaicas y se diferencian de modo que tambh~n las oraciones enunciativas y !as oraciones de vivencia quedan do-tadas de fuerzas ilocucionarias y por esta via quedan modalizadas e incluidas en la accion comunicativa.

    Pero si la actitud realizativa asegura la unidad en el cambio de modos, entonces en la relaci6n reflexiva con uno mismo Ia autoconciencia practica tiene una cierta primacia sobre Ia auto-conciencia epistemica y Ia autoconciencia pathica. La relacion reflexiva consigo mismo funda Ia capacidad que tiene el actor de responder de sus actos (Zurechnungfahigkeit). El actor respon-sable de sus actos se comporta criticamente /rente a si mismo no solo en sus acciones directamente moralizables, sino tambien en sus manifestaciones cognitivas y expresivas. Aunque Ia res-ponsabilidad, la capacidad de responder de los propios actos, es esencialmente una categoria practico-moral, tambh~n se extiende

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    1 conocimiento y al ambito de Io expresivo, pues tambien estos ~aen dentro del espectro de validez de la accion orientada al entendimiento.

    3. LA ESTRUCTURA RACIONAL DE LA LINGUISTIZACION DE LO SAGRADO

    Ahara podemos retornar a Ia cuestion de Ia mediacion que la acci6n comunicativa establece entre el fonda de solidaridad social alimentado por el rito, de una parte, y las normas vigentes e identidades personales, de otra. Por un lado, habiamos consi-derado los fundamentos sacros de la autoridad moral a fin de poder seguir en el plano filogenetico Ia linea evolutiva que va desde la interacci6n mediada por simbolos a Ia regida por nor-mas; por otro, en la validez normativa enraizada en lo sacro habiamos descubierto tambien un punto de engarce para seguir }a evolucion que va desde Ia interaccion mediada por simbolos al lenguaje. Ahora bien, toda descripcion de las estructuras ge-nerales de los aetas de habla en terminos de pragmatica formal tiene que basarse en nuestro saber preteorico, es cccir, en el saber prete6rico de unos hablantes que pertenecemos a un mun-do de la vida moderno, o en un sentido que aun hemos de dilu-cidar de forma mas precisa: a un mundo de la vida racionali-zado. De modo que si apoyfmdonos de nuevo en Mead y en Durkheim tratamos de buscar ese complejo de interaccion social que hay que postular como hipotetico punto de arranque de Ia evolucion sociocultural, Ia tarea que se plantea es la de aprehen-der Ia conexi6n que se da entre la accion regida por normas y el habla gramatical con cuidado suficiente para que nuestra mirada no quede distorsionada por nuestra precomprensi6n moderna. Mas como no esta en nuestra mana salirnos del horizonte de interoretacion que nos viene objetivamente dado, al igual que Mead y Durkheim habremos de abordar, simultaneamente, para evitar tales distorsiones, Ia cuestion evolutiva siguiente: la de en que direcci6n se han transformado las constelaciones de partido determinantes de la accion regida por normas.

    Para responder a esta cuestion me voy a guiar por la hip6-tesis de que las funciones de integracion social y las funciones

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