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Perret, DanielleGeometría: desvíos y desmesuras. - 1a ed. - Buenos Aires: Fundación OSDE, 2013.64 p. ; 22x15 cm.
ISBN 978-987-9358-75-7
1. Catálogo de Arte. I. TítuloCDD 708
Fundación OSDECiudad Autónoma de Buenos AiresJunio 2013
Queda prohibida su reproducción por cualquier medio de forma total o parcial sin la previa autorización por escrito de Fundación OSDE.
ISBN 978-987-9358-75-7Hecho el depósito que previene la ley 11.723Impreso en la Argentina.
Todos los derechos reservados© Fundación OSDE, 2013Leandro N. Alem 1067, Piso 9 (C1001AAF)Ciudad Autónoma de Buenos AiresRepública Argentina.
FUNDACIÓN OSDECONSEJO DE ADMINISTRACIÓN
PRESIDENTETomás Sánchez de Bustamante
SECRETARIOOmar Bagnoli
PROSECRETARIOHéctor Pérez
TESOREROCarlos Fernández
PROTESOREROAldo Dalchiele
VOCALESGustavo AguirreLiliana CattáneoHoracio DillonLuis FontanaDaniel Eduardo ForteJulio OlmedoJorge SaumellCiro Scotti
ESPACIO DE ARTEFUNDACIÓN OSDE
COORDINACIÓN DE ARTEMaría Teresa Constantin
GESTIÓN DE PRODUCCIÓNBetina Carbonari
PRODUCCIÓNMicaela BiancoJavier GonzálezTatiana KohanNadina MaggiSusana NietoGabriela Vicente Irrazábal
EXPOSICIÓNY CATÁLOGO
CURADURÍA, TEXTO y DISEÑO DE MONTAJEDanielle Perret
ASISTENCIAMicaela BiancoGabriela Vicente Irrazábal
EDICIÓN DE CATÁLOGOBetina Carbonari
DISEÑO GRÁFICOOscar Rodríguez [Gerencia de Comunicación e Imagen Corporativa OSDE]
TRADUCCIÓN DE TEXTOCandela Potente
CORRECCIÓN DE TEXTOSVioleta Mazer
MONTAJEMarcela OlivaJorge Opazo
PRODUCCIÓN DE GRÁFICA EN SALASign Bureau
IMPRESIÓNNF Gráfica SRL
CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS:
Gustavo Barugel: págs. 4, 8, 10, 22, 25, 32, 33, 34 abajo, 37, 39, 48, 51 arriba, 53 y 56Piotr Bugno: pág. 34 arribaEdgardo Juárez: págs. 26 y 27Estudio Giménez Duhau: pág. 13Nicolás Goldberg: pág.38Maite Guelerman: págs. 40, 41Gustavo Lowry: págs. 21, 23, 35 y 36 Carolina Nietzel: pág. 28
AGRADECIMIENTOS
La Fundación OSDE y la curadora agradecen la generosa colaboración de los artistas par-ticipantes que han hecho posible esta mues-tra, como así también la colaboración de las galerías El Mirador Espacio y Ruth Benzacar.
La curadora agradece especialmente a Luis Felipe Noé, quien propició el encuentro con el Espacio de Arte de Fundación OSDE, y a Beatriz Lienhard-Fernández, por su ayuda irremplazable.
ESPACIO DE ARTE FUNDACIÓN OSDESuipacha 658 1° - Ciudad Autónoma de Buenos AiresTel / Fax: (54-11) 4328-3287/6558/3228espaciodeartefundacion@osde.com.arwww.artefundacionosde.com.ar
DEL 2 DE MAYO AL 6 DE JULIO DE 2013
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1913 – 2013, cien años de abstracción geométrica: a la vez lejos y cerca
de las primeras vanguardias, los artistas actuales demuestran frecuen-
temente con su práctica –y su discurso– que la distancia que los separa
de esas “lejanas” producciones artísticas es a veces menor de lo que po-
dríamos imaginar. Su relación con las obras del pasado no se inscribe en
una lógica de un tiempo lineal (según la expresión del historiador Hans
Belting), sino que oscila en conformidad con las actitudes individuales
y colectivas propias de la identidad de nuestra época y su vínculo par-
ticular con la tradición.
En ocasión de este centenario, la exposición Geometría: desvíos y desme-
suras tiene por objetivo mostrar las diferentes tendencias actuales que
derivan de un lenguaje conceptual y formal revolucionario, indisociable
de la aparición de la modernidad.
Esta muestra permitirá también reiterar un contacto artístico entre Ar-
gentina y Suiza, un contacto que ya ha mostrado ser fructífero en el pa-
sado. Las obras expuestas acaso logren reunir los rasgos representativos
del arte geométrico contemporáneo.
Danielle Perret es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Ginebra (Suiza) y realizó estudios en Historia de la Antropología en la Universidad de Chicago (EEUU).
*
GEOMETRÍA: DESVÍOS Y DESMESURASArte geométrico contemporáneo
Danielle Perret *
Las vistas generales de sala corresponden a las instalaciones y montaje en Fundación OSDE, 2013
76
¿Qué sucedía en 1913? Aparentemente, éste es el año en que se con-
cibe el célebre cuadrado negro del ucraniano Malevich,1 un verdadero
ícono que rápidamente se convierte en una referencia que condensa
en sí misma una concepción totalmente nueva del arte pictórico. Tras la
mayor ruptura (la pulverización del objeto), implicada en el cubismo, es
con el suprematismo que lo pictórico –como lo expresa poéticamente
Gilles Néret– se libera para “elevarse hacia el infinito”.2
En esos años, al otro lado del continente, Mondrian elabora la práctica
y los principios de un arte decididamente idealista y universalista: el
neoplasticismo. Esa época es también la de los “contrarrelieves” de otro
artista ucraniano, Vladimir Tatlin, futuro investigador del constructivis-
mo, que opondrá al espacio dinámico, infinito, matricial de Malevich un
espacio construido, estructurado, racional.
En el suelo francés, Fernand Léger busca en las formas abstractas de la
realidad visual inmediata la “plástica pura”, una belleza plástica ligada
al “orden geométrico dominante” del que resultan las construcciones de
la técnica moderna. En cuanto a Robert y Sonia Delaunay, ellos centran
sus investigaciones en las manifestaciones de la luz pensada como un
principio creador originario, donde el color juega un rol fundamental. El
artista checo Frantisek Kupka, por su lado, pinta bandas rítmicas verti-
cales y diagonales que se imbrican, y se interesa también en los movi-
mientos circulares.
En Suiza es la pionera Sophie Taeuber-Arp quien introduce por primera
vez las formas de la geometría en las artes visuales. Ella participa activa-
mente no sólo en el nacimiento del arte concreto –que practica mucho
antes de que Théo van Doesburg enuncie sus principios– sino también
en el del movimiento Dadá, surgido en Zurich.
Un paso tan radical como la invención de la abstracción geométrica,
este punto de partida hacia un horizonte nuevo de la creación artística
visual, es una respuesta a la envergadura del sentimiento de transfor-
mación total del mundo: “Para nosotros el Espacio y el Tiempo apenas
acaban del nacer hoy” declaran los hermanos Gabo y Pevsner. “Ni la ma-
teria, ni el espacio, ni el tiempo son al cabo de veinte años lo que fueron
desde siempre” escribirá también el poeta Paul Valéry.
La libertad, la liberación del hombre, es uno de los grandes planteos de
la época, al que responden diferentes proyectos: suprematismo, cons-
tructivismo, movimiento Dadá; siempre con la voluntad de hacer tabula
rasa del pasado. Con estos últimos dos movimientos el arte se vuelve
también acción.
Un deseo que exige adecuarse al mundo contemporáneo, sobre todo
a la vida urbana y a las producciones de la ciencia y la tecnología, se
expresa por todas partes.
El francés Léger reacciona frente a esa transformación del entorno con
la dicción perentoria que lo caracteriza: “El objeto fabricado está ahí,
absoluto policromo, neto y preciso, bello en sí; y es la competencia más
terrible que jamás haya padecido artista alguno. Cuestión de vida o
muerte, situación trágica pero ¡cuán nueva!”.3
Otra concepción de la materia hace su aparición. La reivindicación de
sus cualidades, del objeto que determina su forma, dicta los procedi-
mientos y preserva las posibilidades de lo imprevisto, implica una in-
versión del proceso creador. El artista ya no desprende el volumen de la
masa sino que, a la inversa, construye las formas en el espacio a partir
del material. Es un constructor que sintetiza y pone en tensión las vir-
tualidades formales de los materiales más diversos.
Y es alrededor de 1913 que aparece la técnica del collage, uno de los
cortes más netos en la historia del arte occidental, desde su aparición
a la vez “el instrumento y el revelador de una visión”.4 En efecto, es
desde la segunda mitad de 1912 que Braque y Picasso (y poco después
Juan Gris) recurren a esta técnica. Duchamp no demora en llevar esta
Véase Denys Riout, La peinture monochrome. Histoire et archéologie d’un genre, Nimes, J. Chambon, 2003, p. 261, nota 131. En el catálogo de la exposición de 1915 esta obra es llamada simplemente Quadrangle o Quadrilataire. Según las declaraciones de Malevich, esta obra, expuesta solamente dos años más tarde, fue concebida en 1913.Gilles Néret, Malévitch et le Suprématisme, Colonia, Taschen, 2003, p. 56.
Fernand Léger, “L’esthétique de la machine. L’ordre géométrique et le vrai”, en Propos d’artistes, París, 1925, reproducido en Fernand Léger, Fonctions de la peinture, París, Gonthier, 1965, p. 170. Duchamp, dirigiéndose a Brancusi mientras visitaba el salón de aviación antes de la guerra, no decía otra cosa: “se terminó la pintura. ¿Quién hará algo mejor que esta hélice? Dime, ¿puedes hacerlo?”. Véase Serge Fauchereau, Fernand Léger, un peintre dans la cité, París, Albin Michel, 1994, p. 14.Florian Rodari, Le collage, Ginebra, Skira, 1988, p. 11.
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práctica hasta sus últimas consecuencias; lo real manufacturado pasa
de ser fragmento en el interior del cuadro a convertirse en la obra: es
el ready-made.
En el campo de la abstracción geométrica, la invención del collage re-
presenta un aporte notable al advenimiento de un nuevo espacio vi-
sual. Como lo nota Rodari, pareciera que fuera el principio que guía la
composición de la imagen suprematista (unidades abstractas que flotan
en el seno de un espacio que ya no rige, ni alto, ni bajo, ni antes, ni des-
pués) el que exige la práctica del collage.5
*****
Cien años más tarde, ya concluido el tiempo de la modernidad, así como
el de la posmodernidad, la era de las rupturas –que había apostado al
futuro– es reemplazada hoy por una valoración tanto del presente como
del pasado. Las conquistas del siglo XX fueron desarrolladas, amplia-
das. Los artistas contemporáneos evolucionan en un universo de cone-
xiones, integraciones, diálogos, así como también de derivaciones, de
desvíos, que a veces la fantasía y la imaginación conducen a esferas
inesperadas. “Una nueva geometría contingente, abierta también a la
subjetividad, a lo imprevisto, a lo accidental”.6
Ibíd., p. 54.Elena Oliveras, “La pintura como acontecer”, en Marcelo Boullosa (cat. exp.), Buenos Aires, Galería del Infinito, 2005.
5
6
1110
Ciertas formas geométricas, como el cuadrado (y sus derivados), ocupan
un lugar privilegiado entre las figuras emblemáticas de una abstracción
radical. Basta pensar en la larga serie de Hommage au carré de Albers,
en las Ultimate Paintings de Reinhardt, en las exposiciones como The
Square in Painting (1968), donde el cuadrado es la temática pictórica
privilegiada. Aunque modificado, constituye también la trama de com-
posición de numerosas pinturas de Marcelo Boullosa –en realidad no es
sino una apariencia: la multitud de pequeñas formas en colores vivos no
son todos cuadrados–. Sutiles desviaciones, irregularidades que pertur-
ban la trama aparentemente perfecta, ondas inestables; se destaca una
cualidad dinámica inherente a la obra, como un centelleo. Se vislumbra
“la posibilidad de resolver la lógica de la composición, ésta nunca llega
a darse totalmente”.7 Otro rasgo distintivo del estilo de Boullosa: sus
colores no son los que circulan en el mercado, sino que surgen de sus
propias mezclas. Por el contrario, Andrés Sobrino elige deliberadamente
materiales de la industria como cinta de embalar, pintura vial, asfáltica,
vinilo, etc. Inscribiéndose en la línea del arte europeo concreto, pues
sigue al pie de la letra el manifiesto de Théo van Doesburg de 1930,8
Sobrino es fiel al conjunto de sus principios fundamentales, y con gran
claridad y coherencia se sitúa a sí mismo como un “continuador del le-
gado de Malevich, de Mondrian, de Albers, de Kelly, de los suizos R. P.
PASADO Y PRESENTE: IDA Y VUELTA
Íd.Publicado en París, en el número único de la Revista Art Concret, el manifiesto tiene como título “Base de la peinture concrète”.
7
8
MARCELO BOULLOSA
Chis chis, 2012Acrílico s/tela150 x 200
1312
La referencia a los pioneros es a veces totalmente explícita. Las obras
completas de Mondrian del artista conceptual Horacio Zabala es un
ejemplo. Los famosos colores primarios del artista holandés son aquí
retomados bajo la forma de un libro de varios volúmenes. El libro es
esencialmente lo que se transmite de generación en generación, un cla-
ro homenaje rendido aquí al creador del neoplasticismo.
La pintura Doble rotación sobre Max Bill de Fabián Burgos nos propone
igualmente un diálogo. Como lo expresa Mercedes Casanegra, Burgos
“hace suya la Historia” en un movimiento de ida y vuelta entre pasado y
presente. El arte óptico, en su aspecto a la vez constructivo y semántico,
es uno de los focos de interés de este artista, con sus nociones de equi-
librio y desequilibrio, de “distorsión programada”, de “ligera perturba-
ción del espacio”. Los conceptos antinómicos forman parte del universo
artístico sofisticado de Burgos, pero para él, es en nuestro mundo orgá-
nico que ciertos elementos fundamentales de la geometría (el círculo, la
diagonal, la línea horizontal, etc.) han de encontrarse.
Lohse y Olivier Mosset, etc., sin olvidar a artistas tales como Blinky Pa-
lermo e Imi Knoebel”.
El término “silencio”, o “lenguaje silencioso”, aparece frecuentemente
en su discurso. Se trata de una economía de medios que no elude una
investigación sutil. Según el artista “un cierto equilibrio que está siem-
pre a punto de romperse, tranquiliza [...] e inquieta al mismo tiempo”,
una descripción de la incomodidad visual que resulta de la inclinación
despareja de las oblicuas, tema de las seis pinturas presentadas aquí.
ANDRÉS SOBRINO
S/T, 2012Esmalte sintéticos/multilaminado ureico 6 piezas, 77 x 55 c/u
HORACIO ZABALA
Las obras completas de Mondrian (III), 2006/2013
Acrílico s/madera, cartón entelado
Medidas variables
1514
En cuanto al artista suizo Stéphane Ducret, él se ha vuelto a la vez hacia
ciertos episodios de la historia del siglo XX y hacia lo que las técnicas
digitales actuales ofrecen como nuevas posibilidades para el arte vi-
sual. La serie The Rebirth of the Cool,9 a la que pertenecen sus pinturas
Palmira y Flamingo, está inspirada en las manifestaciones del estilo de
vida americano de los años 50. Ducret se impregna de la sensibilidad
En referencia al álbum de Miles Davis, Birth of the Cool (1957).9
STÉPHANE DUCRET
Flamingo, 2004Impresión s/vinilo120 x 91
STÉPHANE DUCRET
Palmira, 2008Impresión s/vinilo
120 x 79
tal como aparece a través de la pintura, de la arquitectura, del diseño, de
la música, etc., y al mismo tiempo explora las técnicas digitales actuales
que permiten eliminar todo trazo humano. En la serie siguiente, Mas-
terpiece Redux, lleva más lejos esta opción: retoma las obras maestras
del pasado y las trata digitalmente con el objetivo de borrar toda huella
original del pincel.
La mirada y la relación con el pasado siguen diferentes caminos según
los artistas. Un recorrido muy conocido en Suiza es el del ginebrino John
Armleder (no presente en esta muestra), asociado –a través de la deno-
minación “neo-geo”– al apropiacionismo tal como se manifestó en los
1716
JOHN ARMLEDER
Untitled Furniture Sculpture, 1988
Acrílico s/tela y banquetasGalería John Gibson,
Nueva York(Obra no exhibida)
EE.UU. y en Europa a principios de los años 80. Un período de su acti-
vidad artística fue dedicado a la realización de las Furniture Sculpture
donde se asocian muebles y pinturas que se refieren claramente a las
obras de las vanguardias radicales, frecuentemente monocromos. Esta
estrategia, ciertamente, levanta el acta de la disolución del modernis-
mo. John Armleder imbrica lo abstracto con lo concreto, signos del arte
y trazos de vida. El objetivo de esta operación no se inscribe en el ya
remanido tema de la burla del arte, es más bien sólo una actividad per-
turbadora, en aquello que puede tener de fructífero.
FABIÁN BURGOS
Rotación doble sobreMax Bill, 2012Oleo s/tela180 x 180
1918
EL MONOCROMO
El monocromo, considerado un emblema del modernismo pictórico, se
ha convertido hoy en mucho más que un “modo-límite de existencia de
la pintura”. Corresponde a los artistas Malevich y Rodchenko la primera
decisión de rechazar la base esencial de la tradición occidental de las
artes visuales, la composición. Aunque no pretendan fundar una pintura
monocromática –sus obras significaban para ellos simplemente una eta-
pa necesaria para la superación de la pintura de imágenes–, realizaron
los gestos que presentan todos los caracteres de los gestos fundado-
res.10 Un poco más joven que Malevich, su alumno y amigo Wladyslaw
Strzeminski, el pintor y teórico polonés unicista, concebirá sus telas
como pinturas unificadas por el color, sin oposición de tonos o de con-
trastes entre la sombra y la luz. Reprochará a las obras suprematistas
que sus formas fundamentales proceden de una categoría de pensa-
miento espacial y no plástico.11 Para él, la pintura tiene que rechazar el
movimiento y todo dinamismo, así como toda tensión direccional.
De hecho, es a partir de los años 50 –y durante las décadas siguientes–
que el monocromo se desarrolla de manera notable. En muchos traba-
jos predominan especulaciones de orden conceptual, mientras que para
otros pintores sólo existe el color en cuanto base puramente perceptual
de una experiencia inmediata. O, aun en otros casos, ciertos artistas,
Sobre el monocromo, véase el catálogo La couleur seule l’expérience du monochrome, exposición or-ganizada por Maurice Besset en cinco museos de Lyon, octubre-diciembre de 1988. Véase también Denys Riout, ob. cit.Denys Riout, ob. cit., p. 60 y ss.
10
11
ANDRÉS SOBRINO
S/T (detalle), 2011Pintura de pizarras/multilaminado ureico10 piezas, 34,4 x 23,9 c/u
2120
como el americano Barnett Newman, retoman de J. M. W. Turner (o de C.
D. Friedrich) el tema de la reabsorción de la forma en un Sublime12 que
sólo puede expresar el color.
Para el francés Yves Klein,13 el color es el espacio sensible puro: directa-
mente emocional, él lo elige contra la línea que escribe, describe, racio-
naliza y, sobre todo, divide. El color, puro, solo y autónomo, le procura un
sentimiento de identificación completa con el espacio.14 Ahí pensamos
desde luego, por ejemplo, en los Penetrables del venezolano J. R. Soto,
en las Células de Cromosaturación de Cruz Diez –entre otros numerosos
ejemplos–, y también en las exploraciones de la percepción de la luz
que han hecho los ambientalistas californianos como James Turrell.
La historia del monocromo es larga, mucho más compleja de lo que nos
podríamos imaginar a primera vista. Desde 1960 esta pintura triunfa y se
La noción de Sublime apareció en el siglo XVIII con los ensayos de los filósofos Edmund Burke e Immanuel Kant.Este artista se hizo llamar “Yves le Monochrome”.Denys Riout, ob. cit., p. 15.
12
13
14
MARCELO BOULLOSA #33 y #34, 2010Acrílico s/tela80 x 80 c/u
CRISTINA TOMSIG
Negro-negro N° 6, 2008Sintra y acrílico
90 x 90
Negro-negro N° 4, 2008Sintra y acrílico
90 x 90
convierte en lo que podríamos llamar un “género”, al que están vincula-
das las obras de pintores tales como Ad Reinhardt, Rothko, Robert Ryman,
Ellsworth Kelly, Lucio Fontana, Allan McCollum, Imi Knoebel –por citar
sólo algunos nombres de artistas que trabajan en la bidimensionalidad–.
Entre los artistas presentes en esta exposición, Marcelo Boullosa se ins-
cribe también en la línea instaurada por los “padres fundadores” de la
abstracción geométrica. Sus dos monocromos expuestos aquí respetan
las reglas más estrictas del género, además su forma es perfectamente
cuadrada. Sólo la elección del color único y uniforme denota una sensi-
bilidad muy personal. La serie de pequeños cuadros de Andrés Sobrino,
tan delicadamente trabajados, pertenece, evidentemente, a la categoría
de los monocromos.
Cristina Tomsig, junto a sus “esculturas-construcciones”, ha realizado
también una serie de monocromos cuadrados, relieves negros que se
caracterizan por su densa materialidad y que proponen “una lectura
de tipo pictórico, principalmente una estrategia de contrastes-texturas,
opacidad-brillo, lisura-arabescos”.15 Del mismo modo es un efecto de
textura –de relieve sutil, a la vez geométrico y con cualidades táctiles
Mercedes Casanegra, Cristina Tomsig, Juegos materiales (cat. exp.), Buenos Aires, Espacio de arte Empatía, 2008.
15
22 23
y sensuales– el que obtiene Alejandra Barreda a través del recorte en
tiras verticales de un lienzo uniformemente pintado de rojo. En cuanto
a Ana Lizaso, es en el espacio que ella despliega sus “esculturas” –el
término “construcciones” sería más preciso– de formas dinámicas, un
color único pensado en concordancia con la idea que sostiene la obra,
brillante, puro producto de la tecnología contemporánea.
Respecto de las obras de Beto De Volder presentadas en el marco de
la exposición, esculturas monocromáticas negras y blancas dan el pro-
tagonismo (como siempre en la obra del artista desde el año 2000) a
la curva, la línea curva continua. La geometría de sus trabajos es, como
afirma el propio artista, más cercana a las obras de Jean Arp –un referen-
te para él– que a las de Mondrian. Las dos obras de De Volder evocan,
cada una, una arquitectura extraña, un mundo imaginario distante, cons-
trucciones a la vez futuristas y surrealistas.
BETO DE VOLDER
S/T, 2012Acrílico s/MDF73 x 110 x 40
BETO DE VOLDER
S/T, 2012Acrílico s/MDF70 x 120 x 40
ANA LIZASO
Tramas y entramados, 2010Madera calada, pintura poliuretánica unida por bulones y varillas roscadas de acero inoxidable170 x 300 x 30
2524
ALEJANDRA BARREDA
S/T (detalle), 2007Óleo s/tela,tiras cortadas4 piezas, 30 x 30 c/u
ALEJANDRA BARREDA
Fuera de paréntesis[políptico], 2012
Acrílico, óleoy grafito s/tela
4 piezas, 80 x 45 c/u
2726
El trabajo del rosarino Marcelo Villegas, en cambio, absorbe -como
él mismo lo reconoce y expresa conscientemente- “estas tradiciones
como el Suprematismo, el Neoplasticismo, el arte concreto y el mono-
cromo”. Esta fidelidad a la línea más “pura” de la abstracción geomé-
trica no le impide ceder el lugar a la intuición en obras que conceden
un rol de primer plano –y con una sutil delicadeza– a “las diferentes
maneras en que la obra interactúa con la luz”. Sus producciones, rea-
lizadas a partir de un material fabricado preexistente, son siempre de
un solo color. Por lo que él llama “un obstinado anacronismo”, Villegas
asocia dos recursos, de los cuales uno –el uso de la tela teñida indus-
trialmente– remite al mundo de la producción comercial en serie y el
otro –el hecho de cortar esta tela manualmente con la ayuda de un
cúter– reintroduce el gesto manual. La materialidad de las obras de
MARCELO VILLEGAS
S/T, 2011Lona acrílica s/foam,calado manual110 x 85
Villegas es, como lo nota María Eugenia Spinelli,16 “una materialidad
diferencial, enrarecida”, pues es también por sus ausencias que ella
ocupa el espacio, e interactúa con las dos “realidades” más inmateria-
les que existen, a saber, el espacio y la luz.
A mediados de los años 60, la monocromía aparecía una vez más como
la última etapa de un proceso inexorable. Hoy es una elección, fre-
cuentemente una etapa entre otras. El sentido de la monocromía, bi-
dimensional o en el espacio, no reside ya en el principio del rechazo
a la multiplicidad de colores; si en algunos casos todavía se refiere
abiertamente a las obras de pioneros de la abstracción geométrica, se
trata la mayoría de las veces de una elección momentánea que acom-
paña a otras.
María Eugenia Spinelli, Marcelo Villegas (cat. exp.), Rosario, Museo Castagnino, 2003.16
MARCELO VILLEGAS
La ciudad ausente, 2008/2009
Lona acrílica s/foam80 x 100
2928
EL ESPACIO SUGERIDO, EL ESPACIO POÉTICO,EL ESPACIO TEMPORAL...
El diálogo con el espacio, el espacio real entre otros, según diversas
modalidades, sigue siendo siempre, y cada vez más, uno de los rasgos
dominantes de la producción contemporánea, ya se trate de obras bi-
dimensionales o tridimensionales.
Verónica Di Toro, para quien la búsqueda cromática es un componen-
te esencial del proceso de creación, desarrolla una dinámica pictórica
que no ha cesado de evolucionar coherentemente en los últimos diez
años. El recurso a la multiplicación de módulos, el uso simultáneo de
líneas oblicuas y verticales (con un cierto bascular muy sutil de estas
últimas), recortes inesperados y a veces abruptos, campos visuales
truncados, fragmentación de las formas geométricas, numerosos án-
gulos que se abren y fugan hacia el exterior del cuadro: todos estos re-
cursos que van evolucionando a lo largo de su investigación coinciden
en transmitir una sensación de inestabilidad, un estado de tensión, un
sentimiento de un movimiento continuo que perdura allende el lienzo.
La pintura de Di Toro nos lleva siempre más allá de los límites concre-
tos, con un estilo que en ciertos aspectos nos remite a la corriente
pictórica norteamericana de los años 60, en particular al movimiento
hard-edge, por el carácter expansivo y abierto de esta corriente.
Siempre en el dominio de la pintura, el trabajo de Alejandra Barreda
implica una reflexión que toma como punto de partida la investigación
del francés Daniel Buren acerca de la relación entre la obra, su lugar
VERÓNICA DI TORO
N° 4, 2011Acrílico s/tela190 x 110
3130
de exposición y la mirada del espectador. Ella observa que el uso de
líneas y bandas verticales quita la tensión interna de la obra para es-
tablecer una red de relaciones con su contexto. La investigación de
Barreda consiste en aplicar esta problemática a obras pictóricas bi-
dimensionales. Para ello recurre, por un lado, a la serie: frente a una
sucesión de múltiples bastidores, la mirada no puede convergir hacia
un punto fijo, de manera tal que se vuelve más presente la realidad
concreta del entorno, del muro. Por otra parte, el uso sistemático de
ALEJANDRA BARREDA
A través, 2008Acrílico y pigmentos s/tela
150 x 150
JIMENA FUERTES
Serie Liberación, 2010Marcador s/papel100 x 70
bandas verticales, a veces rectas y otras veces curvas, permite evitar
todo efecto de profundidad. Ellas remiten las unas a las otras, creando
una continuidad, un espacio en expansión, una multiplicidad de ángu-
los de visión.
Para Jimena Fuertes, el recurso de la geometría está ligado a la percep-
ción del cosmos. Lo que le interesa a la artista es precisamente aquel
poder que tiene la geometría de transportarnos hacia otro lugar en el
universo. En sus obras dedica casi siempre una atención particular a la
3332
mos una actitud bastante característica de nuestra época, de idas y
venidas entre una concepción que podríamos denominar “materia-
lista” y el lenguaje de la geometría: una manera del artista de redu-
cir su “severidad”, su racionalidad y su perfeccionismo. Además, las
llamadas culturas extraoccidentales, con las que Zoderer ha entrado
reiteradamente en contacto, le han enseñado que el orden y el caos
son inseparables.
En cuanto al basilense Jürg Stäuble, sus intereses lo han llevado des-
de el comienzo de su carrera artística hacia el arte minimalista y el
land-art, dos orientaciones que dan una gran importancia al espacio. El
ligereza, a la luz y a los efectos de ésta, las sombras. Su dibujo extraído
de la serie Liberación transmite la visión de ese espacio aéreo que se
escurre con dulzura hacia atrás, un espacio fluido, en movimiento; una
obra delicada y poética en la que Fuertes da profundidad a la superfi-
cie con una gran economía de medios.
Por su parte, la primera vocación del artista suizo Beat Zoderer ha sido
la arquitectura; de allí su interés por obras que se despliegan en el
espacio. Trabajando cerca de Zurich, la patria de Max Bill, la presencia
de este célebre artista concreto no ha jugado el rol de un maestro
entendido en un sentido clásico, sino más bien el de un ejemplo de
reivindicación de universalidad, que se ha manifestado en actividades
múltiples: arte, arquitectura, grafismo, diseño, escritos teóricos, etc.
Para Zoderer, los materiales elegidos (industriales, objetos de consu-
mo disponibles en el mercado) juegan siempre un papel fundamental.
Se puede tratar de materiales atractivos, o bien, al contrario, “poco
agradables”, o baratos, a veces muy simples, inesperados, nunca ma-
teriales nobles. Es, en cierto modo, un trabajo de “reciclaje”. El objeto,
privado de su función, está descontextualizado. En Zoderer encontra-
JÜRG STÄUBLE
S/T, 2013Instalación[Telgopor]
Medidas variables
BEAT ZODERER
S/T, 2013 Intervención[Papel vinilo]Medidas variables
3534
pasaje del plano al volumen es una de las investigaciones que caracte-
rizan su trabajo; a veces formas planas, elípticas o circulares, plegadas
para crear una tercera dimensión. La línea es un elemento clave de su
creación, una línea ondulada, en meandros, curvas convexas o cónca-
vas, una línea elegante en contraste con el material bruto, industrial,
utilizado en sus últimas obras, como el aluminio o el poliestireno. El
material pone sus límites, el artista fija las reglas. A diferencia de los
principios del constructivismo, Stäuble subraya la contradicción entre
el punto de partida racional y el efecto irracional.17
La poética del suizo Davide Cascio tiene su mejor definición, como lo
advierte Mounira Khemir, en la invención de encuentros posibles, la ins-
tauración de una “dialéctica de la presencia y de la ausencia”.18 La inspi-
ración de Cascio tiene sus fuentes no solamente en el mundo de la geo-
metría sino también en el de la literatura, la filosofía, con un interés por
la historia antigua y, a la vez, por las llamadas culturas extraoccidentales.
Su obra Polhyedra (stanza per leggere l’Ulisse di Joyce) retoma la figu-
ra geométrica ideal descubierta por Arquímedes, redescubierta por el
matemático italiano Luca Pacioli e ilustrada por Leonardo da Vinci. Se
trata de una figura que combina la perfección de la esfera con la del
cubo. El número de caras cuadradas corresponde al número de capí-
tulos del libro de Joyce, una exploración entre el mundo de las ideas y
el de las formas. Concretamente, los trabajos de Cascio, con temáticas
diversas, son hechos a partir de materiales simples (cartón, madera,
neón), como los utilizados para las maquetas.
Las construcciones tridimensionales de Cristina Tomsig presentan
muchos rasgos distintivos. Se trata de una investigación sobre la “ma-
terialidad” de la obra, que implica nociones de peso real y de peso
percibido visualmente. Sus esculturas, realizadas en materiales indus-
triales elegidos por sus cualidades táctiles y estéticas, son en efecto
Véase en Jürg Stäuble Fährte, Núremberg, Verlag für moderne Kunst, 2009, los análisis de Stephan Kunz, Markus Stegmann, Dorothee Huber y Elisabeth Grossmann.“L’oeil du coeur dans le paradigme esthétique de Davide Cascio”, en Davide Cascio Rooms, Roses, Polyhedrons (cat. exp.), Lugano, Museo Cantonale d’Arte, 2007.
17
18
DAVIDE CASCIO
Polyhedra (a room in which to read Joyce’s Ulysses), 2004-2011Pizarra, madera, neóny flores de plásticoColección Museo Cantonale d’Arte, Lugano(obra no exhibida)
Be-building 2(variación), 2013Instalación[Madera, acrílico]Medidas variables
CRISTINA TOMSIG
En juego, 2006Aluminio, PVC
120 x 175 x 120
36 37
“objetos” independientes, móviles, desligados del suelo. A esta movi-
lidad, a veces también subrayada por las formas circulares, se agrega
un trabajo sobre la transparencia; el uso de acrílico en la propia obra o
en la realización de planos divisorios transparentes le permite realizar
creaciones que interceptan aún más el espacio.
La dinámica de las obras de Ana Lizaso es de otra naturaleza: formas
agudas, recortadas con gran nitidez en chapa de hierro, a veces casi
un poco agresivas, parecen literalmente perforar el espacio e instaurar
con él una relación de confrontación. Colores muy vivos –un cromatismo
poco habitual– acompañan estas formas en su movimiento de ascenso
o, al contrario, se oponen a éstas por su cualidad sensible y sensual.
Instaurando una relación de otro tipo con el espacio, los planos de
color de Carola Zech, rectangulares, proceden a la vez del mundo in-
ANA LIZASO
Engranajes concírculo blanco, 2009Chapa de hierro,pintura nitrosintética70 x 200 x 0,9 Salida R I, 1996Chapa de hierro,pintura nitro-sintética, (obra no exhibida)
CAROLA ZECH
Magnético 245,2012/2013
Intervención [Acero, pintura
bicapa, imanes]Medidas variables
dustrial y manual. Las estructuras de las obras que ella imagina están
sostenidas por un sistema magnético que, con la rigidez de los ma-
teriales y la forma de los módulos, acentúa la sensación de pesadez.
Cada unidad de color establece una relación determinada (por afini-
dad o rechazo) con las otras –para Carola Zech, una característica a la
que corresponde una dimensión metafórica–. Su trabajo en el espacio
es a la vez un trabajo de pintora, con colores inestables, un aspecto
que también forma parte de la identidad conceptual de la obra.
Espacio, distancias, liviandad: de estos conceptos y de estas realida-
des depende en su mayor parte la poética de Daniel Joglar. Los obje-
tos familiares de sus instalaciones, extraídos de su contexto habitual,
38 39
DANIEL JOGLAR
La brevedad delarco iris, 2008En muestra Fantasmas, Universidad Torcuato Di Tella(obra no exhibida)
DANIEL JOGLAR
S/T (detalle), 2013Instalación
[Aros y varillas demadera y aluminio]Medidas variables
son dispuestos según criterios estéticos y espaciales que les quitan
toda cotidianeidad. Esta noción de alejamiento se transparenta con
fuerza en la obra La brevedad del arco iris, realizada en 2008 para la
exposición Fantasmas en la Universidad Torcuato Di Tella. Joglar, en un
galpón de sillas en desuso, instaló una selección de lámparas de vidrio
de los años 70 en forma de círculo. Esta obra no podía ser vista sino a
una cierta distancia, y esta distancia espacial expresaba también una
distancia temporal. En sus móviles, el acento está puesto en la livian-
dad, la fugacidad, en trabajos que tienden a lo inmaterial. Para Joglar,
el espacio adquiere un protagonismo sustancial: una marca distintiva
de su estilo.
Distancia: éste es el título dado por Mara Facchin a una de sus obras
de 2011 –pero bien podría ser un término que nos introduce en la
totalidad de su obra–. Su mirada sobre el mundo, como lo demuestran
sus fotografías digitales trabajadas con gran sofisticación, parece en
Véase Gabriela Francone, Recinto (cat. exp.), Buenos Aires, Galería del Infinito, 2006.19
efecto transponer sus elementos fuera de nuestro alcance. En traba-
jos figurativos anteriores las pequeñas casas de barrios cerrados, por
ejemplo, parecen irreales por la elección de ciertos tonos pastel, por la
ausencia humana, entre otros recursos. En sus “paisajes domésticos”,
los objetos y los muebles han perdido su espesor, su sombra:19 ad-
quieren una cualidad, una identidad que los vuelve inaccesibles, como
lejos en el tiempo. En las obras presentes aquí las formas, tratadas
con refinamiento, evolucionan como constelaciones en movimiento
en un espacio sin límites: pensamos, por supuesto, en Malevich, y en
la famosa oblicua dinámica del suprematismo que nos recuerda Haz
Diagonal 2.
4140
MARA FACCHIN
Distancia, 2010Pintura digital,impresión s/telaEjemplar único121 x 121
MARA FACCHIN
Haz Diagonal 2, 2010Pintura digital,
impresión s/telaEjemplar único
93 x 76
4342
Para dos de los artistas presentes en la exposición, es la experiencia
cotidiana de la ciudad la que opera como estímulo para un estilo que
oscila entre figuración estilizada y arte abstracto geometrizante.
La “fascinación urbana y porteña” de la que habla Pablo Siquier ha to-
mado la forma de un “aprendizaje inconsciente” que conducirá también
a realizar obras en el espacio público de la ciudad.
A partir de 1989 esta observación analítica desemboca en la creación
de pinturas que retoman detalles arquitectónicos llevados a un alto gra-
do de monumentalidad. Ésta se logra mediante un lenguaje fuertemen-
te geométrico (la mayoría de las veces simétrico), mediante el recurso
de una casi monocromía (un color perfectamente unido y regular que
quita al motivo su apariencia de realidad concreta) y mediante sombras
muy oscuras que sugieren una luz fuerte, artificial, creando un trompe-
l’oeil ilusionista y transmitiendo una sensación de pesadez que deja ver
“volumetrías casi escultóricas”. Estas “geometrías rigurosas” están a la
vez dotadas de una “gran contundencia ornamental” y de un carácter
metafísico que les confiere su austeridad.20
A fines de los años 90 aparecen pinturas que proponen más bien “ur-
banizaciones transfiguradas”, los motivos arquitectónicos, las molduras,
ceden en general el lugar a tramas urbanas trabajadas de tal manera
LA CARA VISIBLE –Y NO VISIBLE–DE LA CIUDAD
Juan Manuel Bonet, “Fragmentos porteños para Pablo Siquier”, en Pablo Siquier (cat. exp.), Madrid, Museo Reina Sofía, 2005.
20
PABLO SIQUIER
0816, 2008Acrílico s/tela185 x 250
4544
que no queda sobre la tela más que una composición geométrica abs-
tracta, donde se filtran rastros de caligrafía y motivos orientales. En el
transcurso de la década de 2000, la trama se vuelve más compleja, pa-
rece incluso enredarse, llevando consigo el lenguaje de la geometría,
siempre presente, a zonas más irracionales. Siquier realiza también di-
bujos que reproducen estructuras casi carcelarias, simétricas, espacios
atrapados en tramas que se repiten a veces hasta el infinito.
Gian Paolo Minelli es un artista oriundo del Tesino, quien, luego de una
estadía en Roma, vive actualmente entre Suiza y Argentina. Involucrado
en varios proyectos socioculturales, su mirada detrás de la cámara es
una mirada dirigida a aspectos tanto sociales como artísticos. El díptico
Zona sur, barrio Piedrabuena. Alumnos, que forma parte de una serie de
fotografías tomadas en la zona sur del Gran Buenos Aires, es un ejem-
plo de estos paisajes urbanos desolados, tan característicos de nuestros
días, que irradian una gran frialdad. Las obras de Minelli son notables
por su claridad lineal, el dinamismo de sus diagonales y de sus ángulos
arquitectónicos. Los edificios que cierran la imagen por atrás aparecen
como tramas ortogonales. La construcción simétrica del díptico crea un
efecto de espejo que acentúa la geometría de la imagen.
La serie Playas, por su parte, es una sucesión de fotografías (sin retoque
digital) en las que Minelli retrata las media-sombras de los estaciona-
mientos; no queda de esos “vacíos” de la cuadrícula urbana práctica-
mente nada más que composiciones abstractas y geometrizantes. Las
mismas diagonales dinámicas que atraviesan las “composiciones” se
encuentran en la serie Galpón Colón, fotografías de decorados sin uso,
acumulados en este depósito en la zona sur del Gran Buenos Aires.21
Véase Florencia Malbrán, Vacío-Vuoto (cat. exp.), Buenos Aires, Galería Zavaleta Lab, marzo de 2009.21
GIAN PAOLO MINELLI
Playa 036, 2007Lambda print, 2/5
110 x 140
Galpón Colón 017, 2005C Print, 2/5120 x 100
Galpón Colón 043, 2006C Print, 1/5120 x 100
PABLO SIQUIER
0502, 2005Vinilo s/pared Detalle de la obra exhibida en elPalacio Velázquez,MNCARS, Madrid(obra no exhibida)
4746
GIAN PAOLO MINELLI
Zona sur, barrio Piedrabuena. Alumnos [díptico], 2000
Fotografía127 x 125 c/u
49
OTROS MUNDOS
El concepto de “imaginación material” del que habla Bachelard y al que
se refiere Irene Banchero se aplica con una particular adecuación al tra-
bajo creativo de esta artista. Su obra, con el transcurrir de los años, llama
la atención sobre este diálogo permanente entre los objetos, las obras
de arte, las obras construidas, las realidades del mundo orgánico y una
imaginación creadora permanente que produce formas que a menudo
alían geometrización y exhuberancia. El resultado es siempre inespe-
rado, pero sin solemnidad, con una pizca de humor y a partir de mate-
riales baratos. Los primeros referentes artísticos de Banchero no son
en general artistas geométricos: Caravaggio –una preferencia que con-
cuerda con su interés en los volúmenes sugeridos por los claroscuros–,
Brancusi, Calder –inclinación por las formas curvas, el movimiento– o
incluso Morandi –interés llevado a los objetos–. El trabajo de Banchero
es salir en busca, o más bien al encuentro, de las formas más básicas de
la geometría, a veces no aparente, del mundo orgánico, de los objetos
cotidianos, o incluso de las construcciones orientales. Sus obras, para
ella, deben ser la ocasión de “un viaje, de un sueño”.
Es a partir de 1998 que el rosarino Román Vitali empezó a “racionalizar
la idea de estructura y de sistema” con la creación de pequeñas figuras
en cuentas facetadas, encastrables, de acrílico e hilvanadas. Como lo
expresa el artista: “La posible construcción de dos cuerpos me llevó a
la investigación de cómo, con un elemento eminentemente geométrico,
IRENE BANCHERO
Tres panoramas(detalle), 2013
Instalación[MDF, pintura
acrílica, espejo]Medidas variables
50
se podía conformar un cuerpo orgánico. [...] El resultado es un cuerpo
geometrizado, robotizado, pixelado... un cuerpo vacío”.22
¿Acaso se podría evocar a los personajes creados por Fernand Léger en
los años 10 y 20 del siglo XX, personajes hechos de elementos mecáni-
cos, inmovilizados en su estructura metálica? Es interesante notar que
el camino conceptual, para Vitali, se recorre a la inversa de lo habitual
en muchos artistas, es decir, de lo geométrico a lo vivo, y no en sentido
contrario; y los tiempos, por supuesto, han cambiado. Reina en la obra
del artista rosarino una forma de humor, de ironía, todos los objetos
creados por él pertenecen a un mundo de fantasía, un mundo lúdico,
Roman Vitali, “Cuerpo sin esqueleto, vacío que toma forma a través de la tensión del tejido”, en Ramona, n° 60, mayo de 2006, p. 33.
22
ROMÁN VITALI
Gotas, 2003Instalación[Tejido con cuentas facetadas encastrables]Medidas variables
ROMÁN VITALI
S/T, 2010/2013Intervención [Tejido con cuentas facetadas encastrabless/madera]Medidas variables
5352
infantil, lleno de colores, donde irrumpe a veces una imaginación de
tipo surrealista, una geometría que podríamos calificar, según el caso,
de “geometría barroquizante”.
*****
El encuentro entre las obras de los artistas argentinos y aquellas de al-
gunos artistas suizos presentes aquí pone en evidencia, en la era de una
globalización cada vez más acentuada con el transcurso de las décadas,
la comunidad de intereses, de elecciones artísticas y de actitudes. Des-
de su nacimiento, además, la abstracción geométrica surgió como mo-
vimiento de carácter universal; éste es uno de sus primeros postulados,
en conformidad con el conjunto del proyecto moderno.
El contacto y los intercambios entre argentinos y suizos fueron muy
constructivos en la época de los movimientos militantes del arte con-
creto. Max Bill, mencionado desde 1946 en el primer número de Arte
Concreto Invención, tuvo, entre otros, una larga relación con Maldonado,
quien lo invitó como profesor a la Escuela Superior de Diseño en Ulm.
Otros argentinos establecieron fructíferos vínculos con el artista suizo,
entre ellos, Jorge Romero Brest, Ignacio Pirovano, Hlito, Prati, Girola.23 El
grupo de los “Concretos Suizos” (allá llamados “Concretos de Zurich”)
no estaba comprometido, como el grupo Arte Concreto Invención,24 con
los postulados ideológicos marxistas, pero las preocupaciones de orden
social estaban muy presentes en ambos lados del Atlántico. El proceso
de creación estructural y serial elaborado, por ejemplo, por Lohse, pro-
ponía un orden ilimitado que, por su concepción de igualdad de todas
sus partes y la extensión potencial del cuadro, quería ser una expresión
analógica de principios democráticos.
María Amalia García, “Lidy Prati y su instancia diferencial en la unidad del arte concreto”, en Yente/Prati (cat. exp.), Buenos Aires, Malba, 2009, p. 90. Véase también Gabriel Pérez-Barreiro, “Invención y reinvención: el diálogo transatlántico en la abstracción geométrica”, en América fría, la abstracción geométrica en Latinoamérica (1934-1973) (cat. exp.), Madrid, Fundación Juan March, 2011, pp. 67-75.Éstos, sin embargo, no han pertenecido al Partido Comunista desde 1947. Véase Gabriel Pérez-Barreiro, ob. cit., p. 74.
23
24 La magnífica exposición del Museo Nacional de Bellas Artes en 2012, curada por María José Herrera, ha dado un excelente panorama del arte cinético argentino.
25
Ahora, en una perspectiva diacrónica, ¿cuáles han sido las proposicio-
nes, las invenciones aparecidas a lo largo del siglo XX que hayan sido
significativas para la creación contemporánea? La Argentina se distin-
gue por una tradición abstracta geométrica particularmente prolífica y
una capacidad inventiva notable por su calidad. Probablemente podría-
mos decir lo mismo de Suiza, teniendo en cuenta, por supuesto, a los
artistas expatriados.
A los movimientos argentinos de los años 40 y 50 –una época donde
reinaba una efervescencia sin precedente en los alrededores del Río
de la Plata– rápidamente subsiguieron búsquedas innovadoras con la
Asociación Arte Nuevo, la creación del GRAV en París, el arte cinético en
Argentina,25 el arte generativo, la geometría sensible, etc. En la escala
del mundo occidental en general, los “padres fundadores” (Mondrian,
Malevich) siguen siendo una referencia para la mayoría de los artistas.
Las tendencias surgidas en los años 60 en EE.UU. han dejado huellas
5554
duraderas: los movimientos color-field y hard-edge, con su carácter ex-
pansivo y abierto, y su rechazo a la “pintura relacional europea”; el arte
minimalista, con la atención llevada a los materiales y al método serial,
así como las numerosas investigaciones sobre las relaciones entre la
obra, el espacio y el entorno en Europa y en el continente americano; y
también el arte conceptual, por supuesto. En cambio, los trabajos reali-
zados alrededor de los años 80 que hacen intervenir el azar, o la ironía,
no parecen haber tenido un gran futuro.
Al pensar en las fuentes de la producción artística contemporánea, pa-
reciera aquí oportuno, siguiendo a Carlos Granés,26 destacar la impor-
tancia del legado dadaísta, “la revolución cultural que ha moldeado las
sociedades contemporáneas”, según el antropólogo colombiano. Este
vasto movimiento –que inmediatamente se volvió internacional, naci-
do en el Cabaret Voltaire, en una calle de Zurich donde, por azar de
la historia, en la misma época se alojaba Lenin, que terminaba allí de
preparar la revolución bolchevique– no ha sido solamente la expresión
de un nihilismo generalizado, sino también un impulso hacia una mayor
espontaneidad y simplicidad, hacia una actitud más lúdica. Ciertamente
los artistas de hoy le deben a él, en parte, ese espíritu de libertad, de
disponibilidad.
El arte geométrico –o geometrizante– de hoy maneja, desde luego una
reserva de formas e ideas, expone múltiples estrategias de apropiación
y de desviación, pero sin nostalgia, ni repliegue hacia el pasado, ni iro-
nía, ni cinismo, ni sentimentalismo. Este arte está ligado a una viven-
cia concreta del mundo, en ese sentido las experimentaciones con el
espacio real de los artistas americanos de los años 60 han significado
una etapa ineludible. Otro aspecto de este arte es la atención llevada
a las cualidades físicas de los materiales (muchas veces industriales),
a su textura. El rol sustancial concedido al color (en oposición a una
Carlos Granés, El puño invisible, arte, revolución y un siglo de cambios culturales, Buenos Aires, Taurus, 2011.
26
larga tradición occidental, en la cual subsistieron durante siglos acentos
neoplatónicos o de filósofos como Kant, para quien el color tiene un rol
secundario)27 es aún otro: el color convertido a veces en el sujeto único
de la obra.
En conjunto, es interesante constatar que las referencias de los artistas
se dirigen a un período lejano (los pioneros) o intermedio, más que a
uno próximo en el tiempo. ¿Se explicaría esto porque el valor de la tra-
dición es ahora, ante todo, estética, emocional o eventualmente lúdica?
El pasado, aparentemente, no funciona hoy como modelo sino como
una “referencia de calidad”, ¿acaso habría que advertir una preocupa-
ción por la continuidad, un deseo por encontrar raíces y memoria?28
Las fronteras –entre los géneros, las técnicas, las tradiciones, los esti-
los– son cuestionadas, las obras muestran la importancia concedida al
registro emocional, a la sensualidad. La reflexión y el imaginario están
en diálogo con la historia y las ideas, y también con la realidad material
–una manera de revitalizar al arte concreto–. El arte es aquí igualmente
una “forma de uso del mundo”, una “actividad que consiste en produ-
cir relaciones con el mundo”.29 Más allá del hedonismo contemporáneo
descripto por Lipovetsky y tantos otros sociólogos –y depreciado por
Carlos Granés–30 encontramos algo de la “celebración de la vida” que
ha impregnado la sensibilidad manifiesta en la segunda mitad de los
años 60, derivada del vasto movimiento Dadá. Esta disposición está en
diálogo con el espíritu constructivo que ha forjado la identidad de la
modernidad occidental, esta modernidad que, más que una “ilusión per-
dida”, podría también ser vista, según los términos de Habermas, como
un “proyecto inacabado”.
Pero para los artistas geométricos de hoy no se trata, por supuesto, de
salvaguardar las ambiciones (plurales) del arte del pasado, sino simple-
mente incrementar el campo de la experiencia estética. Y luego de un
siglo no podemos sino constatar, con alegría, hasta qué punto se ha am-
pliado efectivamente la gama de posibilidades creadoras.
Véase Florence de Mèredieu, Histoire matérielle et immatérielle de l’art moderne, París, Bordas, 1994, pp. 43–66. Gilles Lipovetsky, Les temps hypermodernes, París, Grasset, 2006, pp.87 y 89.Nicolas Bourriaud, Postproduction, Dijon, Les presses du réel, 2004, pp. 92-93.Carlos Granés, ob. cit., p. 86.
27
28
29
30
57
LISTADO DE OBRAS*
Las obras exhibidas son propiedad de los artistas.*
IRENE BANCHERO (Buenos Aires, 1955)
Tres panoramas [panorama 1,
panorama 2, panorama 3], 2013
Instalación
[MDF, pintura acrílica, espejo]
Medidas variables
ALEJANDRA BARREDA (Buenos Aires, 1958)
S/T [políptico], 2007
Óleo s/tiras de tela
4 piezas, 30 x 30 c/u
A través, 2008
Acrílico y pigmentos s/tela
150 x 150
Fuera de paréntesis [políptico], 2012
Acrílico, óleo y grafito s/tela
4 piezas, 80 x 45 c/u
MARCELO BOULLOSA (Buenos Aires, 1956)
S/T #96, S/T #97 y S/T #98, 2009
Acrílico s/tela
30 x 24 x 4,5 c/u
#33 y #34, 2010
Acrílico s/tela
80 x 80 c/u
Chis chis, 2012
Acrílico s/tela
150 x 200
FABIÁN BURGOS (Buenos Aires, 1962)
Rotación doble sobre Max Bill, 2012
Óleo s/tela
180 x 180
DAVIDE CASCIO (Lugano, 1976)
Be-building 2 (variación), 2013
Instalación
[Madera, acrílico]
Medidas variables
BETO DE VOLDER (Buenos Aires, 1962)
S/T, 2012
Acrílico s/MDF
70 x 120 x 40
S/T, 2012
Acrílico s/MDF
73 x 110 x 40
VERONICA DI TORO (Buenos Aires, 1974)
N° 3, N° 4, 2011
Acrílico s/tela
190 x 110 c/u
N° 11, 2012
Acrílico s/tela
190 x 110
5958
STÉPHANE DUCRET (Lausana, 1970)
Flamingo, 2004
Impresión s/vinilo
120 x 91
Palmira, 2008
Impresión s/vinilo
120 x 79
MARA FACCHIN (Buenos Aires, 1962)
Distancia, 2010
Pintura digital, impresión s/tela
Ejemplar único
121 x 121
Haz Diagonal 2, 2010
Pintura digital, impresión s/tela
Ejemplar único
93 x 76
Doble luz, 2011
Pintura digital compuesta por telas impresas
Ejemplar único
95 x 75
JIMENA FUERTES (La Plata, 1972)
Transportador, 2009
Objeto
50 x 88 x 4
Serie Liberación, 2010
Marcador s/papel
100 x 70
DANIEL JOGLAR (Mar del Plata, 1966)
S/T, 2013
Instalación
[Aros y varillas de madera y aluminio]
Medidas variables
ANA LIZASO (Buenos Aires, 1948)
Engranajes con círculo blanco, 2009
Chapa de hierro, pintura nitrosintética
70 x 200 x 0,9
Tramas y entramados, 2010
Madera calada, pintura poliuretánica unida por
bulones y varillas roscadas de acero inoxidable
170 x 300 x 30
GIAN PAOLO MINELLI (Ginebra, 1968)
Zona sur, barrio Piedrabuena.
Alumnos [díptico], 2000
Fotografía
127 x 125 c/u
Galpón Colón 017, 2005
C Print, 2/5
120 x 100
Galpón Colón 043, 2006
C Print, 1/5
120 x 100
Playa 036, 2007
Lambda Print, 2/5
110 x 140
PABLO SIQUIER (Buenos Aires, 1961)
0816, 2008
Acrílico s/tela
185 x 250
ANDRÉS SOBRINO (San Miguel de Tucumán, 1967)
S/T, 2011
Pintura de pizarra s/multilaminado ureico
10 piezas, 34,4 x 23,9 c/u
S/T, 2012
Esmalte sintético s/multilaminado ureico
6 piezas, 77 x 55 c/u
JÜRG STÄUBLE (Basel, 1948)
S/T, 2013
Instalación
[Telgopor]
Medidas variables
CRISTINA TOMSIG (Buenos Aires, 1959)
En juego, 2006
Aluminio, PVC
120 x 175 x 120
Negro-negro N° 4, 2008
Sintra, acrílico
90 x 90
Negro-negro N° 6, 2008
Sintra, acrílico
90 x 90
MARCELO VILLEGAS (Rosario, 1966)
La ciudad ausente, 2008/2009
Lona acrílica s/foam
80 x 100
S/T, 2011
Lona acrílica s/foam, calado manual
110 x 85
S/T, 2012
MDF
95 x 135 x 10
ROMÁN VITALI (Rosario, 1969)
Gotas, 2003
Instalación
[Tejido con cuentas facetadas encastrables]
Medidas variables
S/T, 2010/2013
Intervención
[Tejido con cuentas facetadas encastrables
s/madera]
Medidas variables
HORACIO ZABALA (Buenos Aires, 1943)
Las obras completas de Mondrian (III), 2006/2013
Acrílico s/madera, cartón entelado
Medidas variables
CAROLA ZECH (Buenos Aires, 1962)
Magnético 245, 2012/2013
Intervención
[Acero, pintura bicapa, imanes]
Medidas variables
BEAT ZODERER (Zurich, 1955)
S/T, 2013
Intervención
[Papel vinilo]
Medidas variables