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Publicado con ilustraciones y variaciones en Juan Carrete Parrondo y Jesusa Vega, Grabado y creación gráfica, Historia 16, Historia del Arte, 48. Madrid: Grupo 16, 1993. ENTRE EL GRABADO Y LA CREACIÓN GRÁFICA Por Juan Carrete Parrondo Doctor en Historia y Jesusa Vega Doctora en Historia del Arte Índice 0. INTRODUCCIÓN 1. LA RENOVACIÓN DEL ARTE GRÁFICO EN LOS ALBORES DE LA FRANCIA CONTEMPORÁNEA 2. EL FIN DE SIGLO EN PARÍS 3. EDGAR DEGAS Y LA COCINA DEL GRABADO 4. UN ESPACIO ALTERNATIVO: LA ILUSTRACIÓN DE PERIÓDICOS 5. LA LITOGRAFÍA ARTÍSTICA: GAUGUIN EL ARTE DE VANGUARDIA Y EL CAFÉ VOLPINI 6. ANDRÉ MARTY, ROGER MARX Y LA ESTAMPA ORIGINAL

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Publicado con ilustraciones y variaciones en Juan Carrete Parrondo y Jesusa Vega, Grabado y creación gráfica, Historia 16, Historia del Arte, 48. Madrid: Grupo 16, 1993.

ENTRE EL GRABADO Y LA CREACIÓN GRÁFICA

Por Juan Carrete Parrondo Doctor en Historia

y Jesusa VegaDoctora en Historia del Arte

Índice

0. INTRODUCCIÓN

1. LA RENOVACIÓN DEL ARTE GRÁFICO EN LOS ALBORES DE LA FRANCIA

CONTEMPORÁNEA

2. EL FIN DE SIGLO EN PARÍS

3. EDGAR DEGAS Y LA COCINA DEL GRABADO

4. UN ESPACIO ALTERNATIVO: LA ILUSTRACIÓN DE PERIÓDICOS

5. LA LITOGRAFÍA ARTÍSTICA: GAUGUIN EL ARTE DE VANGUARDIA Y EL

CAFÉ VOLPINI

6. ANDRÉ MARTY, ROGER MARX Y LA ESTAMPA ORIGINAL

7. LA RENOVACIÓN DEL ARTE GRÁFICO ALEMÁN: MAX KLINGER Y EDVARD

MUNCH

8. UN EDITOR DE ESTAMPAS MODERNO: AMBROISE VOLLARD

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9. DE FRANCIA A ESTADOS UNIDOS: EL OFFSET Y LA RENOVACIÓN DEL

ARTE GRÁFICO

10. A MODO DE APÉNDICE: LA ESTAMPA EN ESPAÑA

11. TÉRMINOS UTILIZADOS EN EL ARTE GRÁFICO CONTEMPORÁNEO

12. BIBLIOGRAFÍA

13. OBRAS CLAVE DEL ARTE GRÁFICO DE LOS SIGLOS XIX Y XX

0. INTRODUCCIÓN

En la actualidad y dentro de la actividad de las artes

plásticas, hay que reconocer que en ocasiones existe por parte

del público un menosprecio hacia el arte gráfico, por su

errónea consideración de la estampa como un objeto menor, casi

me atrevería a decir que de segunda categoría. Tal situación se

debe a que de forma casi mecánica e inmediata se ha tendido a

comparar la estampa con la pintura, olvidando los aspectos

peculiares de que goza cada una de estas artes; en realidad es

como si comparásemos una obra arquitectónica con un objeto de

joyería, ejemplo extremo donde las escalas son tan distintas

como las categorías a aplicar.

Así pues, una de las primeras consideraciones que se debe de

tener presente es que el arte gráfico, en sus distintas

modalidades técnicas, nunca puede ser considerado como una mera

secuela de la pintura. La estampa contiene elementos de

diferenciación más que suficientes para no tener que estar

siempre sufriendo los efectos de comparaciones mal planteadas.

Su soporte, generalmente papel, junto con el tradicional

concepto de secuencia, es decir, la posibilidad de que el

artista se exprese por medio de una serie de estampas que

recojan con exactitud y amplitud su creación, junto con el

propio proceso técnico, y la estampación, proporcionan

cualidades y características a esta faceta del arte que no es

posible encontrar en el resto de las artes plásticas.

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Pero realmente, en la actualidad ¿qué es la estampa? La estampa

es arte, en el que han de conjugarse perfectamente creación y

técnica. Afirmación a la que hay que añadir inmediatamente que

es un arte mal conocido.

El público históricamente tuvo siempre un estrecho contacto con

la estampa cuando ésta cumplía primordialmente la función de

reproducir la pintura, difundir los ideales políticos y

religiosos del poder, o el conocimiento científico y técnico.

Desde el momento en que estas funciones comenzaron a ser

desempeñadas por métodos fotomecánicos de reproducción, la

estampa por inercia cayó en el desconocimiento y descrédito,

refugiándose en los gabinetes de los coleccionistas, siendo muy

corto el número de los apasionados que descubrieron la fruición

estética que produce la estampa.

En cuanto al artista, fueron escasos los que tomaron conciencia

de que la estampa constituía un lenguaje propio que iba unido a

una continua investigación que a su vez enriquecía las

distintas técnicas, y que siempre exigía la aplicación del

talento y una participación activa en el largo proceso

creativo.

No obstante, el desconocimiento que rodeó a la estampa, desde

mediados del siglo XX se mantuvo viva debido, precisamente, a

su singularidad. La estampa es una obra de arte en la que

dominan los aspectos individuales, tal como la contemplación

cercana, sostenida en las propias manos y en la intimidad del

gabinete; a la vez es un arte que promueve la socialización,

llega a las mayorías al no ser obra única: a la vez hay muchas.

De modo que sin perder su individualidad, distintas personas en

lugares diversos pueden compartir, contemplar y gozar del arte

de la estampa.

1.LA RENOVACIÓN DEL ARTE GRÁFICO EN LOS ALBORES DE LA FRANCIA

CONTEMPORÁNEA

Page 4: Grabadoycreaciòngráfica.doc

La situación del arte gráfico en Francia a finales del siglo

XIX es compleja pero absolutamente renovadora ya que en las

últimas décadas se consolidó el nuevo concepto de estampa como

culminación de un proceso que había iniciado su andadura a

principios de la centuria.

El gusto neoclásico y la primacía del dibujo sobre el color

trajo, entre otras consecuencias, un dominio del grabado de

contorno, ya fuera a buril o al aguafuerte, en detrimento del

grabado al aguafuerte que había sido técnica adecuada para que

el pintor se expresara libremente.

Aunque en estos años finales del siglo XVIII el grabado se

aproxima en sus modos de expresión al estilo pictórico de la

escuela davidiana, no por ello los pintores que participaban

de los principios de ésta se animaron a iniciarse en la

actividad grabadora, sino que continuaron confiando a

grabadores profesionales la difusión en estampas de sus

pinturas y dibujos. A las técnicas tradicionales empleadas por

estos profesionales se sumaron la litografía, el grabado en

madera a contrahílo, la estereotipia..., descubrimientos del

siglo XVIII que se desarrollarán en la centuria siguiente. Las

innovaciones técnicas sacudieron el orden que existía en la

producción de imágenes grabadas, y es en el siglo XIX donde se

encuentran los planteamientos que llevarán al arte gráfico al

terreno de la expresión artística. Con la nueva técnica del

grabado en madera a contrahílo y la incorporación en Francia

desde mediados de la década de los 30 del grabado en acero

procedente de Inglaterra —primer paso en la industrialización

del grabado con una producción barata de calidad— se empieza a

gestar la problemática que diferenciará al artesano grabador

del grabador artista y acabará en la figura del pintor

grabador.

El grabado en acero y el grabado en madera a contrahílo o

xilografía fueron los dos auxiliares básicos de los editores

para adornar sus descripciones, periódicos, historias,

novelas, etc. El grabado al aguafuerte y el grabado a buril

Page 5: Grabadoycreaciòngráfica.doc

sobre cobre sufrieron un verdadero retroceso en Francia desde

la Revolución hasta mediados de siglo y fue la litografía la

técnica que se adecuó a las exigencias de los pintores

románticos franceses en su reacción frente a la disciplina

académica: su nuevo estilo y sus temas encontraron en la

piedra y el lápiz litográfico la libertad de expresión que la

talla dulce siempre les negó.

Durante todo el siglo XIX, pero principalmente durante la

segunda mitad se habían alumbrado revolucionarios sistemas de

multiplicación de imágenes sobre todo vinculados al desarrollo

de la fotografía. Según avanza el siglo estas nuevas técnicas

de reproducción van comiendo el terreno a las técnicas

manuales que terminarán por sucumbir ante el empuje de

aquellas debido a su fidelidad, rapidez y economía. El

desarrollo de la industria de multiplicación de imágenes que

progresivamente va desligándose de la necesidad de un

intermediario entre el original y la matriz de estampar se

enriqueció con rapidez.

EXIGENCIAS DE LA SOCIEDAD MODERNA: NUEVAS TÉCNICAS DE REPRODUCCION

Entre estas técnicas modernas se cuentan el heliograbado,

inventado por Nicéphore Niépce en 1827, cuya matriz es una

plancha de zinc sensibilizada a la luz y grabada en hueco

seguidamente por la acción del ácido; la fotolitografía,

invención de Joseph Lemercier en 1852, se sirve de un

fotonegativo en cristal proyectado sobre una piedra

litográfica sensibilizada a la luz; el cliché de cristal y su

estampación en papel fotosensible, normalmente conocido como

cliché verre y desarrollado gracias a las investigaciones de

Louis Jacques Daguerre en 1839 con la utilización del negativo

de cristal. Esta técnica comenzó a ser empleada por los

artistas de la Escuela de Barbizon en 1853 ya que permitía una

gran libertad, en realidad se trata de tomar una hoja de

cristal cubierto con un barniz opaco y una vez abierta la

composición en ese barniz con una punta sin necesidad de

arañar el soporte, se pueden obtener tantas copias positivas

como se desee en papel fotosensible. Aunque en la mayoría de

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estas obras domina el lenguaje lineal es cierto que tanto

Corot como Daubigny obtuvieron verdaderas calidades pictóricas

sirviéndose de un pigmento oleaginoso semiopaco con el cual

pintaban directamente sobre el cristal, y también manipulando

la forma de trasmisión del negativo al papel en ocasiones

provocando zonas más borrosas según se dispusiera de una

manera u otra el papel sobre el cliché.

Entre los procesos de estampación que no derivaban de un

proceso fotográfico merece una mención especial el gillotage,

denominación que recibe de su inventor, Firmin Gillot, y que

fue desarrollado en 1850. Con su invento fue posible

transferir un dibujo o una estampa con la técnica que fuera a

una plancha de zinc que, debidamente atacada por el ácido,

dejaba en relieve la composición y podía ser estampada con una

prensa tipográfica. Es evidente que esto suponía un gran

avance sobre todo cuando se trataba de acompañar la imagen con

un texto impreso; hasta ese momento si se quería una

litografía y un texto tipográfico en la misma página era

necesaria una doble estampación con dos tipos de prensas

distintas; la otra solución que se empleaba era que un

artesano copiara y grabara en xilografía la parte figurativa.

El gillotage cumplía los dos cometidos: permitía la

transformación de imágenes planas o grabadas en hueco en

imágenes en relieve sin la interferencia interpretativa y las

distorsiones de un grabador de reproducción en madera; una vez

en relieve la imagen se estampaba junto al texto. Para el

gillotage se aplicaba una tinta de transferir sobre la estampa

o el dibujo y las partes blancas del papel se protegían con

una solución química. La tinta se adhiere sólo a la imagen

dibujada y el papel se coloca sobre una plancha de zinc con el

dibujo para abajo para transferir la imagen a la plancha y

seguidamente esta se protege del ácido con un compuesto

denominado "sangre de dragón". Las partes no protegidas se

someten a la acción del ácido que como resultado deja en

relieve la composición transferida. Este invento fue

sucesivamente mejorado y se desarrollaron distintas variantes,

en ocasiones se denomina zincografía. Entre los artistas que

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emplearon esta técnica se encuentra Gustave Doré: él dibujo

directamente sobre la plancha de zinc una vez que esta se

encontraba protegida con el barniz. Terminado el dibujo se

entintaba y la tinta sólo quedaba retenida allí donde había

algún trazo dibujado, seguidamente se retiraba el barniz, se

protegía la parte dibujada del ácido y se sometía a la acción

de éste resultando una lámina en relieve. Con esta técnica se

hicieron por ejemplo la escena Jehan da la Haye de Les Contes

drolatiques de Balzac (página 391) publicado en París en 1855;

y también con esta técnica se reprodujeron litografías de

Honoré Daumier aumentando de esta manera su difusión, No

obstante, cuando más se empleó este sistema fue en el último

cuarto del siglo y hacia 1875 el hijo del inventor, Charles

Gillot, adaptó esta técnica a la fotografía estableciendo al

año siguiente el primer taller de fotorrelieve en París. Si la

ventaja de este sistema era que se podía estampar la imagen a

la vez que el texto, existían limitaciones importantes como

era no poder obtener medios tonos ya que sólo era posible

reproducir trazos y puntos. Para salvar este defecto los

artistas emplearon distintos medios: añadir un punteado al

dibujo de manera que sugiriera el tono, el empleo del papel

Gillot que por su textura granulada rompía la línea en puntos,

o trabajar después de transferida la imagen sobre la plancha.

Esta técnica de reproducción también se podía hacer en hueco,

el denominado huecograbado. En 1878 Frederick Ives en Estados

Unidos y en 1879 Charles Petit en Francia inventaron un

proceso fotográfico que permitía que las áreas tonales del

dibujo se reprodujeran en una trama de puntos capaz de

reproducir los tonos en el momento de la estampación.

Por último, también a mediados de siglo, se desarrolló la

técnica del fotograbado sobre todo por Fox Talbot a partir de

los 50 y, ya en los 60, por las compañías de Armand Durand y

Goupil. Durand se dedicó, sobre todo, a la reproducción de los

viejos maestros mientras que Goupil cobró un gran prestigio

por las reproducciones que hizo de las pinturas que se

exponían en los salones durante la década de los 70 y 80. En

esta técnica no hay participación alguna del artista, se

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emplea una plancha que, cubierta con un barniz o una resina

fotosensible y dependiendo del tiempo en que atacara el ácido,

podía obtener una gradación y riqueza de tonos ya que la

textura de la resina o el barniz creaba una trama de puntos

similar al efecto del aguatinta. Pero para obtener una

reproducción de calidad siempre era necesario el trabajo

posterior de un hábil profesional del grabado aunque hubo

artistas que se acercaron a este proceso como Odilon Redon o

Rops, este último incluso firmaba las pruebas como si se

tratara de una estampa original.

EL AGUAFUERTE MODERNO: LA SOCIETE DE ALFRED CADART

La segunda mitad del siglo XIX en Francia fue, como se ve, un

periodo de intensa renovación y a la vista de lo expuesto es

fácil explicar la crisis del artesano grabador pero también el

nacimiento de un nuevo concepto de estampa apoyado en la

recuperación de las técnicas manuales tradicionales entre un

sector reducido de practicantes. Las dos técnicas que podían

alumbrar ese renacimiento eran el buril y el aguafuerte sobre

cobre. La inadaptación del buril —entendida esta expresión

como una técnica a la que iban asociados desde el siglo XVIII

unos contenidos que pervivieron durante la primera mitad del

siglo XIX siendo su espacio vital los círculos académicos—

hacían inviable su desarrollo ante las exigencia de libertad

que reclamaba el artista a mediados del siglo, por lo que se

apoyó decididamente el resurgir del aguafuerte, pero no en el

taller del grabador o pintor de aceptación académica, sino en

el estudio del pintor de la naturaleza que en Francia se

plasmó en la Escuela de Barbizon.

Ya durante el segundo tercio de siglo se comienza a apreciar

un resurgir del grabado al aguafuerte: Théodore Chassériau

publicó una colección de quince aguafuertes para ilustrar una

edición de Othelo en 1844, Rodolphe Bresdin grabó al

aguafuerte hacia 1835, Corot hacia 1845, y Eugene Bléry,

maestro de Charles Meryon, hacia 1836. Es este un periodo

ambiguo, y desde finales de la década de los 40 y a lo largo

de los 50, encontramos producciones individuales como las de

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Charles François Daubigny o Charles Jacques que alternan el

grabado de oficio, como una necesidad para la subsistencia,

junto al grabado de creación propia que, en ocasiones,

publican en forma de álbum. Destaca entre los jóvenes artistas

Félix Bracquemond, que expuso cuatro aguafuertes ya en la

Exposición Universal de 1855.

Pero será a partir de 1860 cuando tendrá lugar un fenómeno

colectivo de resurgimiento del aguafuerte que invitará a los

pintores a ocupar parte de su tiempo en esta actividad. Fueron

los pintores de la escuela de Barbizon —especialmente Théodore

Rousseau, Jean François Millet, Daubigny y Jacques— quienes

decididamente apoyaron el aguafuerte, de hecho los dos últimos

fueron los primeros en unirse en 1861 al líder artístico

Cadart para planear la Société des Aquafortistes, que sería el

órgano institucional del movimiento que tenía como fin último

llevar el concepto del "arte por el arte" al grabado. Es

decir, a partir de 1860 se desarrolla en Francia un fenómeno

colectivo de resurgimiento del aguafuerte que invitará a los

pintores-grabadores a formar sociedades independientes,

alejados de los jurados academicista y a afianzar el

desarrollo del grabado original abandonando la reproducción de

las obras maestras del pasado.

El resurgir del aguafuerte fue posible por el esfuerzo común

de críticos influyentes como Teófilo Gautier, Baudelaire y

Burty, del grabador Bracquemond, al amateur y empresario

Cadart, al impresor Delatre y a una larga nómina de artistas

que eran conscientes de que su actividad no era algo aislado

sino que formaba parte de un movimiento que podríamos tildar

de reivindicativo de la libre creación, frente al grabado a

buril, la litografía y la fotografía.

Alfred Cadart decidió establecer en 1859 su propio negocio

cómo editor en la Rue Richelieu, y parece que fue el grabador

al aguafuerte Alphonse Legros —con la ayuda de Bracquemond— el

que le persuadió para que su establecimiento funcionara como

un centro de vanguardia del arte de la estampa y fuera

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distribuidor de aguafuertes originales. Cadart fundó la

sociedad y se ocupó de atraer a este proyecto a los

principales artistas del momento, al mejor taller de

estampación, y a los críticos.

La Société des Aquafortistes tenía como centro de reunión la

casa editorial y tienda de Cadart en la Rue Richelieu. Muchos

de sus miembros eran artistas; la lista original de 52

impresiona e incluye a Bracquemond, Corot, Courbet, Daubigny,

Daumier, Haes, Delacroix, Fantin Latour, Jacques, Jacquemart,

Legros, Lalanne, Meryon, Ribot, Jonckind, Manet, Millet, etc.

La principal actividad de la asociación era la publicación

mensual Eaux-Fortes modernes. Publication artistique d'oeuvres

originales par la Société des Aqua-Fortistes. Se daba por

entregas de cinco aguafuertes de diferentes artistas. La cuota

anual de los miembros, que incluía la suscripción a la entrega

mensual, era de 50 francos.

Contemporáneos de Cadart, como Charles Blanc, entendieron el

resurgir del aguafuerte como una nueva expresión artística que

venía a reemplazar a la litografía. El enlazar el aguafuerte

con la litografía, ambos con capacidad de adecuarse a las

exigencia del artista, lleva a preguntarse por qué no se

inició la recuperación de esta técnica como mera expresión

plástica. A mediados del siglo XIX la litografía se había

generalizado y se empleaba para todo tipo de trabajos ya

fueran científicos, comerciales o artísticos, que aun

conservando, en muchas ocasiones, la calidad, sus largas

ediciones y bajo coste permitían que fuera utilizada por un

amplio sector de la sociedad, pero al hacerse común, o mejor

aún al convertirse en algo vulgar, perdió todo interés para

aquellos que buscaban la originalidad e individualidad en la

obra de arte.

En 1866 Máxime Lalanne, grabador al aguafuerte y estampador

estrechamente unido a la Société publicó el Traité de la

gravure a l'eau-forte, primer tratado que se escribía en torno

a la renovación de esta técnica y describe nuevos métodos como

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el inventado por el propio Bracquemond, que sería empleado

entre otros por Manet, denominado técnica a la pluma: el

artista dibujaba sobre una plancha de cobre bien pulida y

limpia con una pluma y tinta normal; seguidamente se aplica

una ligera capaz de barniz sobre la lámina que a continuación

se sumerge en el agua durante unos 40 minutos de manera que el

barniz se despegue fácilmente al limpiarlo suavemente con un

paño allí donde esta dibujado con tinta dejando al descubierto

las líneas dibujadas con la pluma. Con la lámina en esta forma

se somete a la acción del ácido que morderá la estas partes

desnudas dando como resultado unas anchas, relativamente

sinuosas líneas que se corresponden con el carácter de las

líneas de la pluma sobre un papel. La dificulta viene en el

momento de la estampación: las líneas resultan demasiado

anchas para retener la tinta fácilmente, problema que se

agudiza cuando la presión del tórculo aplasta los márgenes de

las líneas. Por esta razón, la técnica a la pluma no es

adecuada para largas ediciones y se requiere un hábil

estampador.

Los aguafuertes eran todos acerados y estampados por Auguste

Delatre, excelente profesional del arte de la estampación.Con

el resurgir del aguafuerte se abre otro capítulo importante

para el grabado: el arte de la estampación. Se abandonan las

pruebas naturales, que resultaban un poco secas, y se buscan

efectos pictóricos de mayor suavidad. El aguafortista ideal es

aquel que estampa sus propias láminas —en reiteradas ocasiones

ponen a Rembrandt como modelo— pero casi siempre es un

estampador profesional; ambos deben solidarizarse en un empeño

común: el estampador deberá interpretar el pensamiento del

grabador y éste deberá aceptar su experiencia práctica. De

esta manera comienza el empleo sistemático de la limpieza

alternativa, estampación artística o retroussage, técnica que

se refiere a la suave acción de la muselina sobre la lámina ya

entintada en los últimos momentos del proceso de limpieza de

la tinta sobrante, que saca una parte de la tinta de las

tallas; todo ello con el objetivo de conseguir veladuras,

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tonos y medias tintas que armonizaran el conjunto, lo

dulcificaran y crearan suaves calidades pictóricas.

Los aguafortistas vieron cómo en el resultado final de la

estampa eran importantes tanto el tipo de papel como la tinta.

Este tipo de grabado necesita que sea de un color negro

ligero, no tan suave como la de tono bistre que a la larga

pierde su brillantez y su fuerza, por lo que sólo debía

aplicarse en las láminas que habían sido enérgicamente

atacadas por el ácido, ni tan fuerte que diera a los trazos

una dureza exagerada. El papel más adecuado era el vergé, pues

su color, brillo y magnificencia recibían nítidamente los

trazos y su solidez podía desafiar al tiempo. El papel china y

el papel japón se utilizaron para las estampas de lujo y las

pruebas antes de la letra. En las ediciones de Cadart se

hacían 25 pruebas antes de la letra que eran vendidos en la

tienda de Cadart como pruebas de lujo al doble del precio de

las normales.

En realidad todas estas consideraciones son el paso previo

para el concepto de la belle epreuve, concepto que fue

avanzado por primera vez en el prefacio al álbum de Cadart

L'Eau forte en 1875 por Philippe Burty. En el, Burty discutía

sobre los elementos que participaban en la obtención de una

bella estampa al aguafuerte: el mordido de la lámina, la tinta

elegida para la estampación, la manera de estampar la lamina,

el papel empleado y el tamaño de éste en relación con la

imagen, incluso la manera de secar la prueba.

En 1863, Cadart publicó las entregas mensuales del año

anterior en un álbum con un prólogo de Théophile Gautier. En

él Gautier afirma que "todo grabado es un cuadro original", y

para tener éxito debe ser realizado con "decisión, seguridad

de trazo y una capacidad para ver anticipadamente el resultado

final, cosas no poseídas por todo el mundo, aunque se trate de

personas con talento y visión de conjunto. No hay lugar en el

grabado para la superelaboración de detalles o para la

manipulación torpe". La realidad de estas declaraciones llevó

Page 13: Grabadoycreaciòngráfica.doc

a la aparición de un nuevo tipo de artista al que se le

denominó aguafortista, neologismo que hace su aparición a

mediados del siglo XIX y que aún hoy califica al artista que

ocupa parte de su actividad en grabar creaciones originales.

También Gautier critica a la fotografía que en aquel momento

fascinaba a la gente vulgar "por la fidelidad mecánica de su

reproducción" creyendo necesario apoyar una tendencia

artística en favor de la libertad y modo pictórico. Para

Gautier la Société des Aquafortistes había sido fundada "para

combatir la fotografía, litografía y aguatinta y todos los

grabados que en sus líneas cruzadas muestren un punto en el

centro. En otras palabras, están contra el trabajo regular,

automático y sin inspiración".

Por último debemos hacer una leve referencia a otros críticos

parisinos que apoyaron este resurgir del aguafuerte y animaron

al editor y a los artistas a afianzarse en este camino. En el

artículo "L'Eau-Forte est à la Mode" publicado en la Revue

Anecdotique en abril de 1862 por Baudelaire el autor ensalza

la capacidad del aguafuerte para expresar el carácter del

artista y potenciar la libre creación. Pero su ponderación de

esta técnica también tiene explicación en la animadversión que

le producía la recién inventada fotografía de la cual destaca

su carácter mecanicista y su esclavitud y, desde esta

perspectiva, presenta al aguafuerte como una reacción contra

la inhumana influencia de la cámara, contra los comienzos de

la era de la máquina y la estandarización de la imagen a

través del objetivo. Otro crítico influyente fue Philippe

Burty, quien desde sus colaboraciones en la Gazette des Beaux-

Arts —fundada en 1859— apoyó conscientemente el aguafuerte e

incluso consiguió que la Gazette encargara algunas láminas a

aguafortistas cuyos trabajos se publicaron en la revista.

La Société des Aquafortistes publicó entregas mensuales de

cinco estampas hasta 1867, año en el que fueron reemplazadas

por la L'Illustration Nouvelle, que Cadart continuó publicando

en entregas mensuales hasta 1880.

Page 14: Grabadoycreaciòngráfica.doc

UN ARTISTA DE TRANSICIÓN EDOUARD MANET

Uno de los claros motivos de Manet para dedicarse al arte

gráfico fue el deseo de difundir su arte sirviéndose de la

estampa como medio de trasmisión visual, pero parece evidente

que no fue este su único interés ya que cerca de la mitad del

centenar de obras que hizo, sirviéndose de diferentes técnicas

gráficas nunca fueron publicadas.

Una de las grandes diferencias de Manet con respecto al

profesional de la reproducción es que, si bien el emplea

composiciones expresadas en otros medios como la pintura, al

trabajar sobre ellas en las técnicas gráficas no hace una

exacta reproducción, ni siquiera cuando se sirve de un dibujo

hecho a partir de la pintura, sino que siempre lleva a cabo

creativos cambios. Conviene tener presente que el mismo Manet

valoraba y reconocía las posibilidades que tradicionalmente

había proporcionado la estampa al artista, en la preparación de

sus pinturas consta que las estampas fueron una fuente de

inspiración e información, para algunos de sus temas tuvo como

fuente estampas populares y frecuentemente, como más tarde le

ocurriera a Cézanne que en opinión de Vollard se vino a hacer

una especie de museo privado con estampas, pudo acceder al arte

de los tiempos pasados a través de ellas.

Coincidieron los años de mayor actividad de Manet con las

décadas de los 60 y 70, es decir en una época de transición que

se refleja en la obra del pintor ya que su producción está a

caballo entre la tradición de la obra de reproducción y la

creación en el arte gráfico; la realidad es que no tuvieron

comercialmente éxito las estampas de Manet que encontraron su

público entre sus más ardientes admiradores y no entre los

coleccionistas de estampas en general.

Manet se interesó por las formas tradicionales y las novedades

incorporando los avances que el siglo iba proporcionó a los

artistas. Estudió e interpretó a los grandes maestros y se

aproximó a las estampas con nuevos ojos para captar y estudiar

la técnica, el estilo y el lenguaje plástico que emplean en el

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grabado o en la litografía destacando de entre todos ellos Goya

y Rembrandt.

Pero Manet, al igual que hiciera Goya, en lugar de trabajar

afanosamente por conseguir una exacta réplica de una pintura o

de un dibujo, hace una interpretación para lograr un

equivalente en blanco y negro, descuidando facetas tan

importantes en el grabador profesional de reproducción como que

la composición no salga invertida y sirviéndose de las

posibilidades de la fotografía para facilitar su trabajo: en el

positivo se reducía proporcionalmente la composición y era más

sencillo hacer el dibujo preparatorio para grabar. Su interés

era obtener una forma propia de expresión para lo cual manipuló

e incorporó novedades y utensilios que le facilitaran el

trabajo sobre el metal o la piedra. Por esta misma razón, si en

un primer momento Manet se sintió atraído por el aguafuerte fue

porque era la técnica que en aquellos años se consideraba la

mas próxima al dibujo y adecuada para el pintor, sucesivamente

su interés le llevará a otra técnica más inmediata como es la

litografía y finalmente a los procesos de transferencia. En

todas ellas desarrollará un estilo personal, dará soluciones

gráficas equivalentes a las que consigue y explora en su

pintura y el declive de la actividad de Manet en el arte

gráfico vendrá porque este no se adecuará a sus inquietudes y

objetivos creativos. Con motivo de su éxito en el Salón de 1882

trató de hacer un aguafuerte para publicar su pintura Jeanne

pero descontento con los resultados destruyó la lámina y se

hizo una reproducción en color a partir de una fotografía

tricromática sacada por Charles Cros.

Manet concentró la mayor parte de su producción en dos

periodos: 1860-63 y 1865-74. El primero, aunque breve, fue de

intensa actividad ya que a el pertenecen cuarenta obras del

centenar que se le conocen y hay un dominio absoluto del

aguafuerte. En el segundo momento su actividad fue más

relajada, hubo algunos encargos e ilustraciones de libros y se

da un verdadero interés por la litografía, la autografía y

finalmente por los procesos mecánicos como el gillotage.

Page 16: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Es muy probable que el ambiente llevara a Manet hasta el

grabado así como su relación con gentes verdaderamente

involucradas en el renacimiento de esta técnica como Legros y

Bracquemond. Los temas que primero llevó Manet a la lámina son

en su mayoría composiciones que había hecho en pintura, quizá

con el claro deseo de darse a conocer a un publico más amplio.

Poco antes de que Cadart organizara la Société des

Aquafortistes, de la que Manet fue miembro fundador, ya se

mostraron al público en la primavera de 1862 algunas estampas

en el establecimiento de Cadart y en la primera entrega

publicada por la Sociedad en otoño de ese año iba su estampa

Gitanos.

En sus primeras obras se sirve de la punta seca, aguatinta y

aguafuerte, con las cuales graba las composiciones con una gran

variedad de trazos y rica combinación con procedimientos

tonales como la ruleta. Entre 1862 y 1863 publico dos carpetas,

una de ocho aguafuertes anunciada en septiembre por Cadart, y

la segunda con catorce aguafuertes, donde se refleja la

asimilación y el estudio de la obra de Goya, que publicó el

propio artista para distribuirla entre sus amigos y seguidores.

El cuidado e interés que puso Manet en ella, en la que contó

con el consejo de Bracquemond en cuestiones como la estampación

y el tipo de papel evidencia que Manet deseaba desvincularse un

tanto de la mantera rutinaria y monótona que tenían las

ediciones de Cadart esta publicación refleja el interés que

tenía Manet en la manera de presentar su obra gráfica no

reflejada a su gusto en la manera rutinaria de las

publicaciones de Cadart.

En 1862 dibuja Manet una de sus más ambiciosas litografías: El

globo. Con esta obra pretendía Cadart comenzar a publicar

estampas con esta técnica para animar la recuperación de un

arte entonces denostado, pero la manera heterodoxa y libre en

la que Manet trabajó la litografía no convenció al estampador

encargado de llevar a cabo la tirada, el más prestigioso

establecimiento del momento, Lemercier, y Cadart ante un más

Page 17: Grabadoycreaciòngráfica.doc

que plausible fracaso comercial renunció a su proyecto. No

volvería Manet a interesarse por la técnica plana hasta 1868

con el inicio del segundo periodo de actividad gráfica del

artista, y de nuevo volvería a trabajar con Lemercier ya que si

algo caracteriza la actitud del artista es su deseo de buscar

siempre excelentes técnicos para colaborar.

En este segundo momento se ve cómo se da un progresivo abandono

de la técnica del aguafuerte en favor de la litografía arte en

el cual llegará a hacer verdaderas obras maestras como el

cartel de Champfleury o la censurada Ejecución de Maximiliano

donde se evidencia una feroz crítica a uno de los mayores

escándalos del Segundo Imperio. En esta imagen como en las

litografías posteriores, Guerra Civil o Barricada, Manet

articula la plena asimilación de la litografía como un medio de

comunicación de masas, su admiración por la técnica y el

lenguaje visual de Daumier con la creación de imágenes

provocativas destinadas al gran público que participaba de la

visión crítica del artista. En 1874 dibuja su última litografía

directamente sobre la piedra, Polichinela, imagen que se

entiende mejor en el contexto de la caricatura política que en

el creación artística: el Maréchal MacMahon, conocido menos

reverentemente como Maréchal Baton, fue elegido presidente de

la república en mayo de 1873, dos años después de haber

dirigido la represalia contra la Comuna de París. Es conocida

la antipatía de Manet por este personaje —Manet además pintó

dos lienzos y una acuarela con el mismo tema— y su intención

era difundir esta imagen a gran escala en le periódico Le

Temps, finalmente la obra fue prohibida y una gran parte de la

tirada destruída. Esta litografía se debe ver más en el

contexto de la cromolitografía de reproducción para un gran

público que también por estos años podía acceder al genio

creador del artista a través de los dibujos publicados con la

colaboración de un experto grabador en madera, Alphonse Alfred

Prunaire.

Esa voluntad de Manet por crear y multiplicar su obra le llevó

lógicamente a las técnicas de transferencia. En el café —

Page 18: Grabadoycreaciòngráfica.doc

estampa que parece es la primera en la que Manet empleó una

técnica de transferencia— muestra el interior del café

Guerbois, establecimiento del que era asiduo el pintor y donde

muchos artistas y escritores de su círculo se reunía durante

los 60 y 70. La duda que surge es que técnica empleo para esta

estampa ya que la relación de Manet con las técnicas de

trasferencia venía de atrás.

Justo dos años después de la aparición de los Eaux fortes

modernes de Cadart comenzó a salir casi como un desafío a esa

publicación L'Autographe au Salon, dirigida por Louis Rousseau

y dedicada a la reproducción de obras expuestas en el Salon.

Entre las iniciativas que se acogieron fue la de emplear el

gillotage para reproducir dibujos de las obras hechos por los

propios artistas que exponían evitando así el grabado de

reproducción. Rousseau también pidió que los artistas le

facilitaran dibujos y bocetos que revelaban de forma novedosa

la personalidad y la impronta del artista. Es decir, en poco

tiempo ambas publicaciones tenían objetivos similares pero la

gran diferencia radicaba que frente a la modesta tirada de los

álbumes de la Société, L'Autographe tenía una edición de 18.000

ejemplares. A esto se sumaba que los colaboradores podían

prescindir de consideraciones técnicas o limitaciones porque el

dibujo o la fotografía eran transferidos directamente a la

plancha de zinc.

La circunstancia por tanto de que la litografía no era ya en

estos años el único sistema de transferir dibujos con éxito y

el hecho de que Manet trabajara en esta ocasión con Lefman —

experto técnico y famoso por su destreza en la técnica del

gillotage en la cual perfeccionó la trasferencia de la

fotografía a las planchas de zinc para su estampación en

relieve— llevan a pensar que tanto En el café como en El

gallinero son dibujos transferidos por la técnica del gillotage

y no autografías como tradicionalmente se había creído, y esta

confusión pone en evidencia la calidad y destreza del trabajo

desarrollado por Lefman que ha sido capaz de trasmitir la

sutileza de las pinceladas y la fuerza del dibujo original.

Page 19: Grabadoycreaciòngráfica.doc

En 1874 se publicó Le Fleuve de Charles Cros con ocho estampas

ilustrándolo, obra de Manet en las cuales el artista retomaba

el arte del aguafuerte, grabadas a lo largo del año anterior.

En 1875 Richard Lesclide publicaba la traducción al francés de

Mallarmé de la narración El cuervo de Edgar Allan Poe con

ilustraciones de Manet. Tradicionalmente se habían considerado

autografías, pero en la actualidad se cree que se trata de

gillotages en los cuales se pone de nuevo en evidencia la

habilidad de Lefman. Entre 1874 y 1876 Manet hizo los dibujos

para la ilustración de la obra de Mallarmé L'après-midi d'un

faune que fueron grabados en madera por un profesional de esta

técnica sobre madera

2. EL FIN DE SIGLO EN PARÍS

"Este fin de siglo, demasiado desacreditado, calificado muy rápidamente como decadente, permanecerá para el grabado original como una época diferente, un periodo de verdadera florescencia" (Roger Marx, 1891).

Si durante los 60 París había sido testigo del

renacimiento del arte del aguafuerte como una reacción

frente al descrédito de las técnicas tradicionales y, con

ello, de la aparición de la figura del aguafortista que

dentro de unos límites había cuestionado la función del

grabado y la litografía y su capacidad como medio de

expresión artística, las dos últimas décadas del siglo

recogerán ese testigo y pondrán sobre la mesa los

problemas y posibilidades de la estampa.

Durante la década de los 80 se garantizará en Francia la

libertad de prensa tan necesaria para el desarrollo del

arte gráfico por estar sometida a esa legislación, por

otro lado se dará cabida a la estética de Courbet, Manet

y los impresionistas que abrirán el camino a los artistas

de vanguardia alejados de los salones y la Academia, y se

Page 20: Grabadoycreaciòngráfica.doc

potenciará la capacidad del arte gráfico en todas sus

manifestaciones como modo de expresión de los pintores.

Entre las circunstancias que propiciaron este

renacimiento del arte gráfico en los 80 es imprescindible

tener presente el movimiento de artes y oficios que

rompía con la tradicional división entre artes mayores y

menores, de forma que rápidamente el arte gráfico se vio

impulsado por una dinámica viva de creación y difusión. A

esa ruptura entre las fronteras del arte mayor y el menor

contribuyeron varias circunstancias que trataremos de

sintetizar en las páginas siguientes.

Sin duda, uno de los fenómenos mas singulares de este fin

de siglo fue el de los carteles y es imprescindible

detenerse en las figuras de excelentes técnicos en la

litografía para poder comprender la importancia que el

arte del cartel tuvo entre los pintores de vanguardia

vecinos del barrio parisino de Montmartre.

EL CARTEL, ARTE GRÁFICO PARA EL ANUNCIO CONTEMPORÁNEO

Fue Jules Chéret el verdadero renovador del cartel

anunciador marcando el inicio del anuncio de calidad, ya

fuera en carteles que cubrían las paredes urbanas, ya en

los periódicos. Nacido en París el 31 de mayo de 1836 de

una familia de artesanos, simultaneó su oficio de

aprendiz de litógrafo con los estudios nocturnos de

dibujo. Decisivos fueron en su formación los dos viajes

que hizo a Londres. Durante el segundo vio el cartel

anunciador del circo americano, obra de colores

chillones, y conoció al que sería su gran mecenas, el

perfumista Rimmel. Este se lo llevó consigo en algunos de

sus viajes y le adelantó el dinero para abrir su taller

en París en 1866. En él instaló prensas litográficas

inglesas de gran tamaño capaces de acoger piedras enormes

como las de los primeros carteles que le abrieron el

camino del éxito La Biche au Bois y Le bal Valentino

donde todavía hay un discreto empleo del color. Pero en

Page 21: Grabadoycreaciòngráfica.doc

el desarrollo de su trabajo Chéret fue progresivamente

buscando una gran riqueza de efectos del color en

combinación con una economía de material que redundaba en

menor gasto y trabajo. Es decir, dibujaba la piedra que

llevaba la composición y que debía estampar en negro,

después otra para el rojo y en una tercera creaba los

tonos del fondo, un fondo degradado tan tradicional en la

litografía que aquí eran azules y verdes en la parte

superior de la imagen y amarillos y anaranjados en la

inferior. Hacia 1890, cuando casi un millar de carteles

llevaban su firma, se sirve de la técnica para alterar

sustancialmente el color, abandona la estampación en

negro y sustituye esta tinta por el azul para trabajar el

resto de la composición con las múltiples combinaciones

con los otros dos colores primarios. A veces para

enriquecer la gama de grises añadía una cuarta piedra.

Sus principales clientes fueron los grandes empresarios

de los teatros parisinos, sobre todo el del Folies-

Bergère, así como fabricantes de todo tipo y

comerciantes. En 1881, vendió su taller a Chaix pero

retuvo la dirección artística. En 1889 mostró sus obras

en la Exposición Universal y recibió el reconocimiento

con la Legión de Honor.

Es indudable que Chéret marcó el camino para toda Europa

pero sobre todo abrió la edad de oro del cartel en

Francia. Por la ley dictada el 29 de julio de 1881 se

regulaba y proclamaba la absoluta libertad para pegar

carteles en las paredes de las ciudades francesas —no en

vano Manet aclamó a Chéret como "el Watteau de las

calles"— de manera que inmediatamente las grandes urbes

vieron como éstas se cubrían con todo tipo de carteles

anunciadores.

Excepto la bella y elegante composición de Manet en

Champfleury Les chats (1868) y otra de Daumier para el

Entrepots d'Ivry (1872) ningún artista reconocido se

Page 22: Grabadoycreaciòngráfica.doc

dedicó a dibujar carteles entre 1860 y 1890, y en estos

dos casos se trata de estampas litográficas de gran

tamaño en blanco y negro pegadas a otro papel donde con

tipografía se ha puesto el texto. Fue Eugène Grasset el

que siguió los pasos de Chéret y con su trabajo nace la

asociación que hoy nos resulta inmediata entre el cartel

y el Art Nouveau como mejor expresión visual de la

reconciliación del arte con la industria en esa tendencia

que, iniciada por William Morris en Inglaterra a mediados

de siglo, comenzó a extenderse en Francia a partir de los

80. Si es cierto que tuvieron por modelo la artesanía

medieval, la flora y la fauna francesa, Grasset expresaba

de esta manera sus convicciones: "copiar e introducir el

arte medieval en la vida moderna es odioso. Como los

artesanos del periodo gótico, seguimos nuestra

imaginación y no libros de arqueología. El que lo hace

debe seguir sus propias inclinaciones. Su fantasía esta

limitada sólo por la necesaria utilidad del objeto que

inventa". Su interés por el estudio del natural y las

artes aplicadas se ponen de manifiesto en su obra y en

sus clases y conferencias donde trató temas como el

Methode de composition ornamentale y La plante et ses

applications decoratives. Uno de los discípulos de

Grasset, Paul Berthon fue quien se encargó de elaborar

las tesis del maestro: "Ve, nuestro nuevo arte no puede

ser otra cosa que el desarrollo de nuestro arte francés,

ahogado por el Renacimiento. Queremos crear un arte

original, sin otro modelo que la naturaleza, sin otra

regla que la imaginación y la lógica, mientras empleamos

para él detalles de flora y fauna de Francia y seguimos

muy de cerca los principios que hacían las artes de la

Edad Media tan decorativas [...] Busco sólo copiar la

naturaleza en su verdadera esencia. Si considero una

planta como un motivo decorativo, no reproduzco todos los

nérvios de sus hojas ni el color exacto de sus flores.

Quizás tengo que darle un aire de mayor armonía, líneas

más geométricas, o a sus flores colores originales que la

planta tenía antes de que mis ojos la hubieran tenido. No

Page 23: Grabadoycreaciòngráfica.doc

rechazaría pintar los cabellos de mis figuras en

amarillo, rojo o verde si la composición en su conjunto

requiriera estos colores".

Pero la importancia de Grasset no estuvo sólo en el

cartel sino que el colaboró en la ilustración de libros

que fueron modélicos para determinados artistas. En estos

años de innovación técnica se comenzó a desarrollar el

fotograbado en relieve en color, técnica compleja y que

precisaba de una estrecha colaboración entre el dibujante

y el técnico de estampación. El cromotipograbado,

denominación que también recibió en estos años, suponía

un largo y complicado proceso debido a que la separación

fotomecánica de los colores estaba todavía en una fase

experimental de manera que era muy activa la

participación de un profesional experto en la

reproducción en color. La manera más simple era emplear

un cristal que tuviera un positivo de la parte lineal de

la composición que se iba a trasladar y se disponía sobre

una plancha de zinc preparada con un barniz fotosensible.

Todo el dibujo, excepto aquellas partes que se desearan

en un determinado color que era el que se iba a

transferir al zinc, se protegían a modo de una reserva de

barniz en el cristal y siempre con un pigmento que las

hiciera opacas. El resultado obviamente era una

estampación de colores planos que, en ocasiones, se

complicaban creando una textura de puntos obtenida por

mezclar con el barniz de betún fotosensible con el que se

cubría el zinc una resina granulosa. Entre los libros que

se ilustraron con esta técnica de fotorrelieve en color

se destaca L'Histoire des quatre fils de Aymon publicado

en 1883 con ilustraciones de Eugene Grasset. En su

producción colaboraron estrechamente el dibujante y

Charles Gillot; el resultado fue de una calidad tal que

por su aspecto parecen estampas originales y no

reproducción de un dibujo, razón por la cual muchos

artistas en el fin de siglo se sintieron atraídos por

esta técnica.

Page 24: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Hacia mediados de la década de los 80 se dio a conocer un

artista que ha logrado que se llegue a identificar el

cartel con su nombre, Alphonse Mucha. Establecido en

Paris en 1887 como litógrafo en el famoso taller de

Lemercier no se dio a conocer hasta finales de 1894

cuando la actriz Sarah Bernhardt, descontenta con el

cartel que se le había hecho exigió que se hicieran

nuevos inmediatamente. Por ser el día de Navidad nadie,

excepto Mucha se encontraba en ese momento trabajando en

el taller por lo que se le hizo el encargo. El resultado,

el cartel anunciador de Gismonda cautivó a la actriz

quien le hizo un contrato por seis años para encargarse

de todos los carteles que debería corresponder al mismo

diseño y concepto: formato alargado de gran tamaño, texto

en la parte superior e inferior y la figura de la actriz

en el centro del tamaño natural, de pie y adornada de las

joyas y trajes que gustaba llevar en sus

representaciones. Tras el cartel de Gismonda vino la Dama

de las camelias y Lorenzaccio (1986), La Samaritaine

(1897), Medea (1898), Hamlet y Tosca (1899). Mucha se

convirtió en el gran maestro del cartel del Art Nouveau

donde sensuales figuras femeninas se extienden y se

pierden en un infinito campo de rizos de los cabellos y

exuberantes vegetaciones que ponen en evidencia las

excelencias del dibujante y el gusto del decorador con

capacidad para integrar en una composición imagen y texto

en una desbordante armonía. Firmó un contrato en

exclusiva con el editor Champenois para el cual diseñó,

entre otras cosas, dos carteles en 1896 y 1898 del papel

para los cigarros Job, dos para la marca Nestlé en 1897 y

1898, y un cartel para Lefevre-Utile en 1896. Mucha

también trabajó en obras de menor tamaño —calendarios,

menús, cabeceras de periódicos, paneles decorativos,

etc...— y abrió una escuela de dibujo, Académie Carmen,

con James Whistler en 1898. En 1904 se trasladó a América

donde trabajó como decorador, diseñador de carteles y

retratista. En 1912 regresó a Moravia su tierra natal.

Page 25: Grabadoycreaciòngráfica.doc

EL ARTE ORIENTAS: LA NOVEDAD DE LA ESTAMPA JAPONESA

Otra circunstancia que tuvo verdadera influencia en la

renovación de las técnicas y el gusto fue el arte

japonés, muy especialmente el tipo de escenas y su forma

de representación en la estampa. De nuevo se ve la

relación entre los productos de artesanía y el arte

abriendo así el camino para la incorporación de las tesis

de Morris en Francia. Los maestros japoneses dejaron una

impronta singular tanto en la técnica —será muy

importante en la recuperación de la entalladura como arte

de vanguardia—, en el empleo de colores planos, la

incorporación de nuevas formas de perspectiva, la

elegante forma de la línea y la audaz manera de ensamblar

forma y color que tanto marcaran la obra gráfica de Mary

Cassatt y atraerán poderosamente la atención de los

Nabis, muy especialmente de Bonnard

Si es cierto que a esta influencia no estuvo ajena el

cartel, muy especialmente en las aportaciones que hizo

Grasset, no es menos cierto que de nuevo se nos presenta

la figura de Bracquemond como verdadero agente inductor

de la aceptación e incorporación del gusto japonés al

grabado y la litografía que reflejaran y desarrollaran

esta estética orientalizante sobre todo durante los 80 y

90.

Bracquemond no sólo fue quien puso en contacto con las

estampas de Hokusai a Fantin Latour, Whistler y Manet

entre otros, sino que el mismo abrió en 1866 una serie de

aguafuertes con figuras de plantas y animales inspirados

en las imágenes de Hokusai e Hiroshige que pertenecían a

un álbum del que él era propietario; los aguafuertes se

emplearon para decorar el conocido servicio de mesa de

Eugene Rousseau —una expresión más de la relación entre

arte y artesanía— que se presentó en la Exposición

Universal de 1867; años más tarde, 1879-80, creó otro

juego de cerámica de inspiración japonesa para Haviland &

Page 26: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Co. conocido como Fleurs et Rubans.

Las publicaciones dedicadas al arte japonés que se

adornaban con estampas que reproducían objetos, la

fundación de la Société des Etudes Japonaises en 1873,

los artículos de Philippe Burty en La Renaissance

Litteraire et artistique (1872-73) y la posterior

publicación de una serie de objetos japoneses de su

colección ilustrado con estampas de Félix Buhot, la

publicación por Louis Gonse de L'Art japonais en 1883,

los escritos de Théodore Duret en 1885, Le Japon

artistique publicado por Siegfried Bing de mayo de 1888 a

abril de 1891..., fueron aportaciones que se sumaron a

difundir el gusto por el arte japonés. Pero,

probablemente, el evento más importante fue la exposición

retrospectiva que se abrió en la Escuela de Bellas Artes

en la primavera de 1890 en la cual se pudieron contemplar

más de 700 estampas y álbumes, y por encima de 350 libros

ilustrados, seleccionados de diferentes colecciones,

entre otras las de Bing, Philippe Burty, Antonin Proust,

Edmond de Goncourt y Louis Gonse; entre los miembros del

comité organizador se encontraba otro crítico amante del

arte gráfico, Roger Marx.

Caracteriza a la estampa japonesa la ausencia de sombras

y la carencia absoluta del juego que estas permiten en su

relación con la luz; la luz tiene una difusión casi

uniforme y la delimitación de la forma de los objetos con

un elegante juego de líneas —siempre sencillas y

tendentes a una verdadera economía de trazos— acentúa la

planitud en un abierto contraste con la tendencia

tridimensional del arte occidental sobre superficies

bidimensionales. Durante el último cuarto del siglo XIX

las estampas japonesas ayudaron a satisfacer las

exigencias de los artistas de vanguardia en Francia por

un arte no académico.

Como comentábamos anteriormente fue desde luego Mary

Page 27: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Cassatt quien recibió una influencia más directa de las

estampas japonesas sobre todo a partir de la exposición

de 1890: "Sueño con ella —escribía en abril de ese año a

Berthe Morisot— y no pienso en otra cosa que llevar el

color a la plancha de cobre". Resulta evidente, de esta

afirmación, que su intención no era cambiar de soporte y

dedicarse al grabado en madera propio del grabado

japonés, sino adaptar las técnicas de grabado en hueco

que le eran familiares a ese objetivo que venía

persiguiendo: llevar el color pero trabajando con la

punta seca o el aguafuerte para el contorno, y el barniz

blando y el aguatinta para la mancha. De esta manera

Cassatt, que por los 90 estaba verdaderamente interesada

por afianzar su habilidad en la técnica de grabado, dio

un total cambio de rumbo a su arte gráfico dedicándose a

lo que Edmond de Goncourt denominó "Intentos con láminas

en color a la manera de las estampas japonesas". No sólo

captó el lenguaje de la estampa japonesa, sino que la

modernidad se afianzó por la asimilación de los elementos

compositivos y los esquemas de color, y se ve una clara

influencia del estilo y los temas de Utamaro en sus

obras. Por ejemplo, Utamaro se caracterizó por el tema de

la madre y el niño y el mismo fue asumido por Cassatt

Las estampas de Ukiyo-e eran el producto de una escuela

popular y manual donde se recogían escenas de la vida

cotidiana, las representaciones y espectáculos teatrales

y las figuras de las cortesanas favoritas, todo ello

presentado de una manera franca y sensual. Mary Cassatt

asumió tanto las formas, composiciones y perspectivas —

perspectivas diagonales, invertidas, tramas y modelos que

se superponen con una ausencia de modelado— como el color

ya que utilizó aquellos que no eran primarios —naranjas,

beiges, castaños, púrpuras verdes— y cuando se sirve de

colores primarios, como azules y amarillos, procura que

no estén dispuestos uno junto a otro. Pero Cassatt alteró

el contenido para que pudieran ser del gusto de la

sociedad de su tiempo: transformó las bellas cortesanas

Page 28: Grabadoycreaciòngráfica.doc

en elegantes mujeres francesas de su entorno, escenas

íntimas pero de manera restrictiva en el desnudo como se

aprecia en la figura medio vestida de Mujer en el baño

cuya sencillez y economía de trazos atrajeron la atención

de Degas —entre cuyos intereses también se encontraba la

estampa japonesa— cuando se expuso en la galería Durand

Ruel en la primavera de 1891 en una muestra organizada

por ella y Camille Pissarro en protesta por su exclusión

de los artistas no nacidos en Francia en la reorganizada

Société des Peintres Graveurs Français. Como Cassatt

explicó años mas tarde, el juego de diez estampas que se

exponía fue intencionadamente creado a imitación los

métodos japoneses. Una composición simple en punta seca

era la línea básica de contorno a la que seguidamente se

le añadían las láminas en color con dos planchas

adicionales trabajados en varios estados con barniz

blando y aguatinta. Para la estampación en color por el

sistema de registro Cassatt pidió la asistencia experta

del estampador Leroy. A principios de la década de los 90

Marie Gautier y Charles Houdard también empezaran a crear

aguafuertes en color con temas y composiciones influidas

por el arte japonés.

En cuanto a Bonnard y sus colegas Vuillard y Rivière

también recibieron una fuerte influencia de las estampas

japonesas, principalmente la serie de cien vistas de Edo

de Ando Hirosige de Bonnard y en Rivière las treinta y

seis vistas del monte Fuji de Hokusai. En estos artistas

se hace patente la inmediatez, espontaneidad, frescura de

color, perspectivas inusuales y temas que abarcan desde

las escenas callejeras hasta el budoir.

Las estampas para Les Trente-six vues de Paris de Rivière

comprende treinta y seis litografías a pesar de que la

serie se inició con dos composiciones grabadas en madera

en 1891. Finalmente la obra se publicó en 1902 y durante

el largo proceso de ejecución se emplearon estudios a la

acuarela y fotografías, y a pesar de emplear la técnica

Page 29: Grabadoycreaciòngráfica.doc

plana se conservó en gran medida las características

visuales de la madera en color técnica en la cual Rivière

había trabajado entre 1890 y 1894. El conjunto de

estampas se encuadernaron con una cubierta dura y tanto

ésta como el papel de guardas y la caja donde iban

metidas estaban decoradas con motivos japoneses diseñados

por el amigo íntimo de Rivière, George Auriol, quien

también diseñó la ornamentación del álbum y la tipografía

del prefacio, obra de Arsene Alexandre, y la lista de

ilustraciones de Rivière. El álbum es una unidad visual

por el diseño ornamental, el esquema básico de colores,

la estilización japonesa de las composiciones, el tamaño

similar de las imágenes, y conceptualmente la unidad le

viene dada por el tema de la Torre Eiffel presente en

todas ellas resultando así una emulación más de las

vistas del Fuji de Hokusai. La obra de Rivière es

esencialmente realista por lo que la influencia japonesa

se refleja más en el carácter pictórico que en el gusto

por lo decorativo y la abstracción; sus estampas muestran

la ciudad y los suburbios de París pero sin detalle de

manera que sus vistas se convierten en dramáticas y

poéticas representaciones donde la torre se levanta de

forma omnipresente.

Rivière dibujó su primera litografía en 1889, Vista

nevada de Montmartre para la cubierta del programa del

Theatre Libre y desde esta fecha el artista trabajó con

un solo estampador, Eugene Vernau, hasta el punto que

cuando este falleció en 1916 Rivière dejó de hacer

litografías. Fue a finales de la década de los 80 cuando

Rivière comenzó a reflejar en su arte gráfico su

creatividad en una da las facetas que más fama le dio: el

teatro de sombras chinescas que tan estrechamente ligado

está al cabaret Le Chat Noir y, de esta manera, nos

introducimos en uno de los más sugestivos y atractivos

aspectos de la vida en Montmartre.

LE CHAT NOIR: EL CABARET POR EXCELENCIA

Page 30: Grabadoycreaciòngráfica.doc

En el París del fin de siglo no quedaba señal alguna de

los efectos de la guerra de 1870 y durante la Tercera

República había recuperado esa imagen de urbe rica,

burguesa y bulliciosa. Montmartre, absorbido por la

expansión de París, fue la casa de muchos artistas

franceses y favoreció la llegada de extranjeros. Era un

barrio bohemio, donde muchos pintores y poetas vivían y

trabajaban, y a la vez un barrio de vida nocturna donde

recalaba la alta sociedad en búsqueda de diversión y

placer: la moda para los aristócratas y la rica clase

media era venir al cabaret a entretenerse.

A principios de los 80 el empresario Rodolphe Salis fundó

Le Chat Noir, un cabaret que se convirtió en un lugar de

encuentro de figuras de la vanguardia literaria —Emile

Goudeau, Jules Jouy y Alphonse Allis—, y artistas como

Eugène Grasset, Adolphe Willette, Henri Sommier y los

jóvenes George Auriol y Henri Rivière que llegaron a ser

colaboradores habituales en las noches del

establecimiento. Allí se reunían o exponían sus obras De

la Gandara, T. P. Wagner, Raffaelli, Guérard, Jossot,

Toulouse Lautrec, Rops, Camille Pissarro, Puvis de

Chavannes, Renouard e Ibels.

En Le Chat Noir se fundó en la Société des Incohérents en

1882 bajo el liderazgo del joven escritor Jules Levy que

tuvo por mentores a Emile Goudeau y Alphonse Allais, y

entre sus miembros más destacados a Willette, Rivière,

Auriol, Somm, Toulouse Lautrec, De la Gandara, Dillon y

Boutet (de los miembros más activos), Grasset, y Chéret.

Caracterizaba a esta sociedad su estilo antiserio, la

burla, el humor, la sátira que impregnaba tanto la vida

social —la procesión de artistas y escritores organizada

por Salis en 1885 o el Bal des incohèrents organizado ese

mismo año por Levy como una manera de defender "el

ridículo"—, como las historias cortas, novelas y

representaciones chinescas que se difundían a través del

periódico Le Chat Noir. Fue el primer cabaret que publicó

Page 31: Grabadoycreaciòngráfica.doc

su propio periódico semanal que servía de difusor y

catalizador de diferentes iniciativas así como espacio de

colaboración entre escritores y artistas. En el

colaboraron, entre otros, Emile Goudeau, Alphonse Allais,

Paul Verlaine, Henri Rivière —director artístico—, Caran

d'ache, Adolphe Willette y George Auriol, con

ilustraciones, historias y poemas en el mismo estilo y

tipo de humor que prevalecía en el cabaret.

El genio creativo de Henri Rivière desarrolló el teatro

de sombras chinescas: se proyectaban las sólidas siluetas

recortadas en zinc en negro matizadas sutilmente con

efectos coloristas. El primer espectáculo que mostró los

elaborados efectos de este sistema fue la puesta en

escena de Las tentaciones de san Antonio de Gustave

Flaubert por Henri Rivière el 28 de diciembre de 1887 —al

año siguiente se publicó un álbum sobre esta obra con

reproducciones en heliograbado coloreado con la técnica

del estarcido. La coincidencia de esta puesta en escena y

la publicación con la primera serie de estampas que

Odilon Redon dedicó a este tema en 1888 (las siguientes

serían en 1889 y 1896) siempre se ha puesto de

manifiesto.

Redon había creado una serie de aguafuertes a mediados de

la década de los 60 y su primer álbum litográfico fue

Dans le rêve (En el sueño) 1879. Fue seguido por el álbum

de litografías A Edgar Poe (1882), Les origines (1883),

Hommage à Goya (1885), La nuit (1866) y Le jure así como

una serie de estampas sueltas litográficas; en su obra

gráfica se pone de manifiesto su visión particular, en

cierta medida protosurrelista, de sueños que genera una

imaginería que desafía las precisas interpretaciones y

refleja el inexplicable reino del subconsciente. La

comparación entre la versión que hizo de la obra de

Flaubert Redon y la de Rivière es sugerente ya que se

pueden apreciar las diferencias existentes entre ambos.

La versión de Rivière es una traslación mucho más literal

Page 32: Grabadoycreaciòngráfica.doc

de la novela de Flaubert que la de Redon. Las

alucinógenas y fantásticas imágenes y escenas descritas

por Flaubert encuentran su paralelo en las litografías de

Redon, en las que se sugieren esenciales cualidades

simbolistas; el álbum de Rivière es, por el contrario,

una secuencia narrativa que deja poco espacio a la

imaginación. Los dos álbumes revelan de manera clara la

diferencia existente entre los acercamientos simbolistas

y realistas a un mismo tema.

Los efectos dramáticos de las siluetas planas de las

sombras chinescas combinadas con el gusto por el arte

japonés configuraron un arte gráfico que rápidamente fue

asimilado y desarrollado por los artistas que colaboraban

en el periódico y por aquellos que participaban de esta

vida, algunos de los cuales eran a su vez prominentes

litógrafos: como Henri Toulouse Lautrec, Pierre Bonnard y

Henri Gabriel Ibels. La litografía al ser una técnica

absolutamente plana se adecuaba perfectamente a la

creación de amplias manchas de color sin modelado de

sombras y el carácter popular de la misma hizo que su

aceptación tanto entre los artistas como entre el nuevo

público consumidor del arte de vanguardia fuera rápido.

LA ESTAMPA ORIGINAL Y LA PRUEBA RARA: CREACIÓN DE UN CONCEPTO

CONTEMPORÁNEO

Aunque las publicaciones de Cadart llegaron hasta los 80,

sus planteamientos habían quedado un tanto anticuados y

el nuevo problema que había que resolver era el

afianzamiento de la estampa original sin tener en

consideración la técnica que empleara el artista. Por

primera vez se dio el título de L'Estampe originale a una

publicación auspiciada y dirigida por el grabador en

madera Auguste Lepère y que reunía en forma de álbum las

obras de los artistas que constituían la Société de

l'estampe originale. Como se puede apreciar el sistema de

funcionamiento era común al de Cadart y, como en áquel,

Bracquemond ocupó un lugar privilegiado en esta época ya

Page 33: Grabadoycreaciòngráfica.doc

como artista de prestigio absolutamente comprometido, en

un principio con el renacimiento del aguafuerte, en este

momento con el resto de las técnicas gráficas. El sería

quien animaría a los nuevos pintores a iniciarse en el

arte gráfico, entre ellos Whistler, Tissot, Pissarro,

Degas. También pertenecían a esta sociedad Boutet,

Lepère, Vierge, Beltrand y Dillon. Este último se

dedicaba principalmente a la litografía, Lepère al

grabado en madera y el resto al grabado en talla dulce,

aguafuerte y punta seca principalmente.

Dos fueron los álbumes que publicaron, uno en 1888 y otro

en 1889 pero no tuvieron el éxito que cabía esperar. La

tirada inicial que se plantearon los miembros de la

sociedad fue de 150 ejemplares pero parece que no

alcanzaron a hacerla casi en ningún caso. La situación

era bastante similar a la que vivió Cadart: se ocupó de

atraer a los principales artistas del momento, al mejor

taller de estampación, y a los críticos. En el caso de

L'Estampe original los resultados económicos fueron de

fracaso comercial, es decir, también bastante similares a

los de Cadart. Había que educar al público para que

aprendiera a diferenciar este tipo de estampas de las que

comúnmente estaba acostumbrado a ver y acostumbrarle a

pagar un precio más alto incluso por obras de artistas

que habían alcanzado su popularidad ilustrando

periódicos. Además había que introducir el concepto de

edición limitada como una manera, un tanto contra natura,

de revalorizar el arte gráfico frente a las artes

industriales que multiplicaban hasta casi el infinito las

composiciones, pero uno de los primeros obstáculos que

había que salvar era la aceptación por parte del público

de que esta nueva situación conllevaba un alza de los

precios. Además había que aleccionar al público en las

diferentes técnicas gráficas y que apreciaran la

diferencia entre una madera de reproducción y una de

creación original incluso si ambas estuvieran grabadas

por el mismo artista, como era el caso de Lepère,

Page 34: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Beltrand y Boutet. Para todo ello había que hacer

evidente que el artista controlaba el proceso y lo

supervisaba.

En consecuencia, otra de las cuestiones conceptuales que

se plantearon en este final de siglo fue el carácter

idéntico de cada estampa. La ruptura total con la

tradición que asociaba el arte gráfico a su capacidad de

reproducir imágenes se había conseguido, pero había que

quebrar el concepto de vulgarización por ser una

producción masiva. Aunque, como vimos, este problema ya

había quedado enunciado entre los miembros de la Société

des Aquafortistes Français que lideró Cadart, en estos

años de fin de siglo se trata de recuperar todas las

técnicas gráficas tradicionales en su conjunto, buscar

innovaciones y nuevos caminos para la creación artística

y singularizar en la medida de lo posible la estampa. Por

otro lado, se afianzó la imagen del arte gráfico como un

arte que participaba de la artesanía gracias a la

estampación y la imagen del tórculo o la prensa dirigida

manualmente con destreza y habilidad era una garantía

frente a la industrialización.

Si es cierto que era antigua la tradición de publicar

tratados o manuales sobre el arte del grabado, no es

menos cierto que ninguno de los anteriores al que publicó

Lalanne en el entorno de la Société des aquafortistes se

habían ocupado de una parte fundamental en el resultado

final: la estampación. En el renacimiento del grabado al

aguafuerte vimos que se proponía como modelo a Rembrandt

—estampador de sus propias láminas— pero se acogió con

entusiasmo también la fórmula del estampador profesional

cuya destreza y habilidad se encuentra a merced del

artista. Comentábamos que Cadart encontró en Auguste

Delatre a ese técnico que se erigió en modelo —según

Seymour Haden si Delatre hubiera vivido durante el siglo

XVII Rembrandt no habría tirado sus láminas— y difundió

su nueva manera de estampación artística: el retroussage.

Page 35: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Pero lo que en su día fue novedoso pasó a convertirse en

algo un tanto mecánico y monótono. El cambio de opinión

entre los contemporáneos podemos apreciarlo en los

comentarios de Philip Gilbert Hamerton en su manual de

grabado Etching and Etchers que conoció varias ediciones

(1868, 1876, 1880 y 1883). Hamerton, amante de la estampa

y aguafortista, en su primera edición sobre el tema

decía: "A los estampadores generalmente no les gustan los

aguafuertes porque no pueden hacer nada con ellos. El

Club del aguafuerte de Francia ha sido particularmente

afortunado a este respecto. Ocurrió que hace algunos años

uno o dos artistas que grababan al aguafuerte

descubrieron a un oficial estampador que tiraba sus

trabajos con tal gusto y juicio que ellos mismos

declararon que sus pruebas no eran el resultado tanto de

su trabajo como del de él. Este hombre no se perdió y

pronto llegó a ser conocido entre los artistas. Cuando M.

Cadart, editor, se dedicó a los aguafuertes, el supo

donde encontrar a su estampador. M. Delatre, el anterior

aprendiz en cuestión, tiene ahora un considerable taller

donde varios tórculos están siempre trabajando, solo en

aguafuertes. El ama un buen aguafuerte y es asimismo un

aguafortista. Nadie en Europa, que yo sepa, estampa los

aguafuertes con tanta sensibilidad".

Cuando se volvió a publicar la obra Hamerton escribió

sobre Delatre lo siguiente: "De mi propio maestro [...]

Auguste Delatre [...] es un artista en mi opinión [...]

Su falta es tender hacia la sobre entintación, de manera

que difícilmente puede estampar de forma sencilla,

incluso cuando la lámina lo requiere, y sus trabajadores

han cogido todos el hábito de lo que puede ser llamado

estampación de interpretación lo que es bueno cuando el

estampador comprende por completo la lámina, pero igual

de nocivo y peligroso cuando no lo hace. La simple tinta

negra en las líneas y el papel limpio entre ellas no esta

generalmente en el ánimo o interés de los estampadores de

Page 36: Grabadoycreaciòngráfica.doc

la escuela de Delatre: en su deseo de dar una riqueza

artística a las láminas [... ] (se da) una pérdida de

delicadeza llegando incluso a la suciedad. A pesar de

estos defectos [...] Delatre es, ante todo, el mas

inteligente estampador de aguafuertes vivo". En la

edición de 1883 a Delatre ya no se le menciona y se

dedica muy poco espacio a la estampación aunque el autor

deja ya claro que la estampación artística cuando está

mal hecha es intolerable.

Se había ido demasiado lejos y el retroussage había

llegado a ser un hábito que en lugar de individualizar

las obras las daba un monótono y aburrido aspecto

unificando así a los diferentes artistas en lugar de

subrayar sus diferencias. El arte de la estampación se

había, en cierto sentido, anquilosado ya que Auguste

Delatre seguía en activo en 1880 —en esta época hizo

incluso el mismo monotipos y en su taller pasaba las

horas Degas dedicado a este mismo arte— y hay que tener

presente que él había empezado a trabajar en 1844 y

obtuvo la primera licencia de estampación en talla dulce

en 1852.

Algunos aguafortistas disfrutaron y desarrollaron ellos

mismos una peculiar forma de estampación de sus obras que

colaborarían en una renovación de este arte. Entre ellos

está el caso de Whistler que se servía de una lámina

donde apenas si estaba abierto un esbozo de la

composición para a continuación pintar más que entintar

el metal de manera que el resultado era diferente cada

vez que comenzaba el proceso consiguiendo así una estampa

única. Esta forma de entintado recibió el nombre de

entrapado y gozó de verdadero éxito entre algunos

grabadores al aguafuerte de fin de siglo y comienzos del

presente entre los cuales merece una mención el español

Eduardo Navarro.

Pero quien sin duda llegó a una verdadera manipulación de

Page 37: Grabadoycreaciòngráfica.doc

la estampación fue Ludovic Napoléon Lepic. Para Lepic,

los "verdaderos artistas, para los cuales el aguafuerte

no es un oficio sino un arte, no están atados por la

estrechez técnica de los procesos" y esa supuesta

imperfección es la seña de identidad del "verdadero

aguafuerte y del trabajo de un artista". En su opinión

estas son las cualidades que se encuentran en las obras

de reproducción de los maestros, por ejemplo cuando Degas

y Manet copian a Velázquez, en ellas se da "el correcto

balance entre el respeto del trabajo del maestro y la

libertad de la interpretación", características que, por

otro lado, Burty había enunciado como ideales que debía

perseguir la estampa de reproducción

La adición de Lepic a la estampación y su obsesión por la

variedad le hicieron alumbrar lo que el denominó eau

forte mobile que llevó a su último extremo la idea de

singularizar cada estampa por la forma de entintar, y

aunque no fue seguido en estos términos por otros colegas

sus planteamientos introdujeron la inquietud entre otros

artistas y colaboró al asentamiento de la idea de la

belle epreuve. El eau forte mobile o aguafuerte variable

plantea que cada estampa puede ser única si la lámina se

entinta de una forma diferente cada vez. Lepic publicó

sus ideas en Commet je devins graveur a l'eau forte

(1876). Sirviéndose de esta nueva manera de entintar un

paisaje, por ejemplo, puede con una sola lámina grabada

al aguafuerte sufrir las mismas transformaciones

caprichosas de luz que se aprecian en la naturaleza según

sea la cantidad, el tono y el velo que se deje en la

lámina. Así se puede pasar de una luz brillante diurna a

un crepúsculo o, dejando simplemente un pequeño círculo

bien limpio, crear un claro de luna con la luz blanca que

tenuamente se va perdiendo en las sombras nocturnas.

Devaluando el valor de la línea grabada, Lepic promovía

la idea del potencial imaginativo de la tinta que es

intrínseco en el monotipo, aunque probablemente el hizo

su primer monotipo a instancia de Degas quien también

Page 38: Grabadoycreaciòngráfica.doc

animo a sus amigos Camille Pissarro y Mary Cassatt.

El carácter único de cada estampa llevó al planteamiento

de las belles epreuves. En ellas se da una combinación de

cuantas estampas buenas podían sacarse de una determinada

matriz y por otro lado qué manera de singularizarlas

había, es decir como se podían hacer raras porque la

rareza, incluso si inicialmente esta era circunstancial,

se convirtió en un valor intrínseco a la prueba. De esta

manera lo apuntado por Burty se recogió, es decir se

volvió a publicar, en Paris à l'eau forte y Richard

Lesclide le dio forma desde las páginas de este

periódico. Así se comenzó a reconocer como hecho

diferenciador una tirada estampada en tórculo o prensa

manual y en una edición limitada, normalmente cien

después de lo cual se destruía o cancelaba la lámina o se

borraba la piedra; las ediciones limitadas formaban parte

de la tradición del bibliófilo, ahora se incorpora e

introduce en el mercado de la estampa como una estrategia

de explotación comercial que, si bien hoy está

generalizada, en su momento recibió severas críticas por

parte de aquellos que vieron en ella el único ánimo de

hacer artificialmente elitista un medio que en origen

había sido la forma mas democrática de arte, y con la

técnica del acerado lo podía ser aún mas. La selección de

diferentes papeles, tonos de tinta, la firma autógrafa o

una señal o dibujo manuscrito del artista, etc., son en

su conjunto elementos diferenciadores que singularizan el

producto y lo encarecen en mayor o menor medida. De esta

manera la belle epreuve o prueba rara pasó a ser algo

común entre los catálogos de ventas y se unió al concepto

de estampa original del pintor.

Aunque esta Sociedad de L'Estampe originale fracasó, sus

planteamientos fueron asumidos, difundidos y defendidos

por la Société des Peintres-Graveurs fundada en 1889,

cuyo presidente fue Félix Bracquemond. Entre sus

objetivos estaba organizar exposiciones en la parisina

Page 39: Grabadoycreaciòngráfica.doc

galería Durand-Ruel. Se abrió la primera exposición de

Peintres-Graveurs el 23 de enero de ese año y la voluntad

de los organizadores era mostrar el arte gráfico como una

extensión del arte del pintor; varios artistas estuvieron

representados por dibujos, pasteles, bocetos al óleo

ademas de las estampas —entre estas no se admitía ninguna

que fuera reproducción en un esfuerzo redoblado de

caracterizar y separar la estampa original— en una clara

intención de dar un paso mas allá en la idea de que el

arte gráfico era una manera más de expresarse que tenían

los artistas entre los cuales estaban Degas, Rodin, Redon

y Pissarro todos ellos verdaderos innovadores en su

manera de utilizar el arte gráfico y a su vez admirados

por artistas más jóvenes. De esta manera, mientras que

los miembros que formaban parte de la Société de

l'estampe originale, eran conocidos esencialmente por sus

trabajos como artistas gráficos, muchos de los artistas

representados en la exposición de pintores grabadores

eran reconocidos primero como pintores o escultores que

habían llegado al arte gráfico después como una manera de

ampliar sus horizontes artísticos haciendo evidente a sus

contemporáneos el papel creativo de la estampa más allá

de su carácter funcional o su singularidad técnica.

En el prefacio al catalogo Phillipe Burty comenta el

proceso fotográfico y le define como una manera de

"popularizar la información" mientras que las estampas

originales de artistas, aunque en el pasado fueron usadas

"para hacer al genio conocido en todo el mundo"

trascendían este primer propósito y, a través de pruebas

escogidas bien tiradas por el propio artista o en un

taller guiados por el bon a tirer bajo la directa

supervisión del creador, se podía acceder al verdadero

arte. Entre los objetivos estaba crear un público de

amantes de la estampa que buscaran la belle epreuve para

su colección, un "publico selecto exclusivamente dedicado

a pinturas originales y honestas". De esta manera también

se rechazaban los procesos fotomecánicos y se alentó el

Page 40: Grabadoycreaciòngráfica.doc

deseo de la exclusividad.

El catalogo de esta exposición de 1889 que se conserva en

los archivos Durand-Ruel, contiene comentarios

manuscritos sobre la rareza de las estampas expuestas y

sus precios, información que era del interés de los

coleccionistas. En las dos obras de Degas, por ejemplo,

se dice que sólo existen seis estampas de una y de la

otra tres. El precio es acorde con la rareza: 100 francos

para la primera y 200 francos para la otra. Aunque por

estampas raras de aguafuertes de Tissot, Guerard, o

Albert Besnard se pedían precios más elevados, por

ejemplo los aguafuertes de Pissarro oscilaban entre los

20 y 50 francos. En el caso de Degas además es importante

señalar que no eran aguafuertes sino dos litografías y el

reconocimiento pleno de esta técnica no tendrá lugar

hasta mediados de la década siguiente es decir todavía

tendrían que pasar unos años antes de que la litografía

consiguiera el mismo estatus que el aguafuerte tanto en

el mercado como entre los pintores. De los veintiséis

artistas que participaron en la sección francesa de la

exposición de pintores grabadores solo Degas, Brown,

Fantin Latour, Odilon Redon, y Jules Chéret expusieron

litografías; y de ellos sólo Fantin Latour era el

realmente conocido y admirado como pintor litógrafo, no

obstante sus estampas estaban marcadas e unos 40 francos.

Cuando Beraldi hizo la crítica sobre la situación en la

que se encontraba el arte gráfico en 1889, señaló que la

exposición de los pintores grabadores de ese año había

"provocado una unánime campaña en favor de arte original

en el arte gráfico". No obstante, la situación de la

litografía y hubo una llamada por parte de los críticos

para que los artistas se interesarán más en una técnica

que era casi centenaria. La exposición de los pintores

grabadores de 1889 marcan el comienzo del gran

renacimiento de la estampa de los 90, un renacimiento en

el cual la prueba rara será como concepto y como

Page 41: Grabadoycreaciòngráfica.doc

estrategia el motor para un mercado burgués de la estampa

original en el cual ya no el aguafuerte sino la

litografía tendrá un papel protagonista.

3. EDGAR DEGAS Y LA COCINA DEL GRABADO

Uno de los pintores más renovadores que haría de maestro y

modelo para muchos artistas jóvenes y de vanguardia fue Edgar

Degas. Consciente, como Manet, de que la estampa era una

manera eficaz y tradicional de difundir sus ideas y su arte,

bien de propia mano, bien a través de un profesional de la

reproducción, Degas comprendió pronto cómo las diferentes

técnicas se adecuaban a la creación y era más eficaz

prescindir de intermediario alguno.

Su primer aguafuerte se fecha en 1856 cuando, como hemos

comentado anteriormente, todavía no era común entre los

artistas acercarse al arte gráfico. Parece que fue a

sugerencia de Grégoire Soutzo, un coleccionista rumano

aficionado al grabado residente en París y amigo del padre del

artista, que Degas se iniciara en esta técnica recibiendo, de

este improvisado maestro, las primeras lecciones y útiles para

el arte. Sus primeras obras son sencillos aguafuertes con

temas de paisaje, en ocasiones inspirados en estampas

xilográficas.

Con motivo de su estancia desde julio de 1856 hasta abril de

1859 en Italia, país donde residían algunos familiares, Degas

va a afianzar su interés por el arte gráfico, sobre todo

durante el invierno de 1857 en Roma bajo la dirección del

grabador de reproducción Joseph Tourny. En el retrato al

aguafuerte que hizo Degas de Tourny se aprecia ya la

asimilación del arte de Rembrandt y la predisposición del

artista a aventurarse en el lenguaje lineal de la punta con

los trazos entrecruzados más o menos elaborados, medidos y

precisos en el rostro, más abiertos y sueltos en el torso.

INDEPENDENCIA E INVESTIGACION: CREACION DE UN ESTILO PERSONAL

Page 42: Grabadoycreaciòngráfica.doc

A su regreso a París Degas progresivamente incorpora las

novedades que están en candelero en el arte del aguafuerte. Su

estilo, tan claramente rembrandtesco de la estancia italiana,

se va enriqueciendo y adaptando a una manera más moderna

acorde con la que en aquel momento practican Bracquemond,

Tissot, Legros, Whistler e incluso Manet. Una de las primeras

singularidades de Degas es que nunca se sumó a la Société de

Aquafortistes de Cadart a pesar de estar estrechamente

relacionado con algunos de sus miembros. Existen algunas

posibles explicaciones a esta señal de independencia de Degas:

la actitud beligerante frente a la fotografía y los medios de

reproducción que fundamentó gran parte del discurso en apoyo

del renacimiento del aguafuerte no debía ser plenamente

compartida por Degas. Tanto él como otros artistas se

sirvieron de los medios mecánicos y la fotografía en su

trabajo y, en el caso concreto de Degas, éste se convirtió en

un apasionado fotógrafo entre 1894 y el fin de siglo, años en

los cuales había abandonado por completo su actividad en el

arte gráfico y en los que hizo tantos positivos fotográficos

como estampas había hecho en los cuarenta años precedentes.

El pintor no estaba involucrado en la lucha por delimitar la

frontera entre lo original y la reproducción en el dibujo, la

estampa y la fotografía, aunque si parece que Degas valoraba

el carácter único de la obra según se desprende de una

conversación que mantuvieron el artista y Vollard cuando el

primero quiso agradecer un favor a éste último: .

"—¿Que le daría? —me dijo Degas—. ¿Un dibujo de bailarina, con

unas pinceladas al pastel?

—¡Oh! —exclame con imprudencia—, por unos trozos de madera...

Me oyó demasiado bien, pues ni siquiera abrió la carpeta que

había cogido; tomo otra y me dio un pequeño grabado".

En estos años de innovaciones técnicas Degas es consciente del

valor que tiene un excelente profesional pero no busca llegar

a la maestría si ésta va en detrimento de la facilidad y

espontaneidad de la creación. Se conoce, por la

correspondencia con su amigo Pissarro durante la década de los

Page 43: Grabadoycreaciòngráfica.doc

70 —periodo en el cual investigaron conjuntamente en las

técnicas de grabado—, que Bracquemond le aleccionó en la

técnica del aguatinta. Ante las dificultades de su uso, en una

carta de finales del verano de 1879, Degas comenta las trabas

que existen, incluso pare crear un sólo tono, y escribe: "es

muy difícil si uno tiene que creer al maestro Bracquemond.

Pero como lo único que nosotros deseamos es hacer estampas

artísticas originales, esto quizás es mucho mas fácil". La

conclusión más clara de esta actitud es que Degas no

renunciaba a emplear todos aquellos artificios y útiles que

facilitaran su trabajo y se adecuaran a conseguir los efectos

que buscaba a través del arte gráfico, de manera que también

participaba del entusiasmo por las diferentes formas de

entintar y trabajar en el arte de la estampación que su amigo

Lepic había materializado en el aguafuerte cambiante. Ejemplo

expresivo de esta actitud es el retrato al aguafuerte de su

maestro que mencionábamos anteriormente. La lámina no sufrió

alteraciones en cuanto a la parte grabada pero, con el paso

del tiempo, Degas tiró distintas pruebas donde se ha llevado a

cabo una intensa manipulación de la misma en el proceso del

entintado y estampación siguiendo también, en cierta medida,

los pasos del gran maestro holandés que era el punto de

referencia obligado entre los renovadores del aguafuerte:

desde una estampación natural hasta casi hacer un verdadero

monotipo. La influencia de Rembrandt está presente en estas

primeras obras de Degas —incluso graba una copia invertida del

Retrato de joven de 1637—, pero ya se aprecia la voluntad de

innovación y experimentación que también marcó la trayectoria

del grabado en la obra del maestro del siglo XVII.

Otra de las singularidades de Degas es su tendencia a trabajar

de manera independiente, en ocasiones colaborando con algunos

amigos en determinados proyectos, pero siempre implicándose de

una manera personal y sin prejuicios. De esta forma, en su

primer periodo de actividad en el grabado al aguafuerte que

alcanza hasta 1864 uno de sus temas predilectos será el

retrato, un retrato donde se combina la influencia de Ingres —

hay una fallida copia en barniz blando del retrato de Jenny

Page 44: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Delavalette— con la de Rembrandt y Delacroix —la inspiración

en estos dos últimos esta presente en el retrato de su hermana

— y se aprecia el progresivo interés por las diferentes

técnicas —punta seca, barniz blando, aguatinta, etc.—

consiguiendo hacia 1864 uno de los más vigorosos retratos que

se conocen de Edouard Manet. Pero, a diferencia un tanto de

sus contemporáneos que imitaban en gran medida al maestro

holandés en sus modelos, su técnica y formas de estampación,

en Degas se aprecia una asimilación de las enseñanzas que

revierten en un estilo propio.

PASION POR LA TINTA: EL MONOTIPO Y LA CONSAGRACION DE UN MAESTRO

De esta actitud independiente, por otro lado positivamente

cierta, ha surgido la polémica sobre la actitud de Degas y,

por extensión de su compañero de ensayos Camille Pissarro,

ante el arte gráfico. Para algunos estudiosos, ambos se

embarcan en una aventura privada sin ningún interés por vender

sus estampas y así difundir y dar a conocer su arte. Con esta

actitud tanto Degas como Pissarro están subvirtiendo la propia

naturaleza del arte gráfico al no ver en él su potencial para

multiplicar imágenes asumiendo unos planteamientos

absolutamente modernos. Es cierto que cuando Degas vuelve a

retomar el arte gráfico partir de 1875 será para continuar

experimentando y no como un manera eficaz de difundir su arte.

Su interés por retomar el arte gráfico parece vincularse a su

relación con Marcellin Desboutin que, por aquellos años,

estaba muy ocupado en grabar a punta seca lo que el denominaba

esquisses sur métal —expresión que refuerza la asociación de

la estampa con el dibujo—, ya que Degas en este momento esta

aventurándose esta técnica: Bailarina grabado con punta seca

de una forma bastante tradicional y sobre una lámina en malas

condiciones, hecho que subraya su carácter de intento o

experimento. Parece incluso que el 20 de febrero de 1875 se

reunieron Degas, Alphonse Hirsch —pintor, grabador al

aguafuerte y marchante—, Giuseppe de Nittis, y Marcellin

Desboutin con la intención de grabar sus respectivos retratos

en esta técnica; el retrato que grabara Degas de Hirsch es el

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último que hace el maestro según los esquemas tradicionales y

no parece que le interesara en demasía ya que reutilizó la

lámina en la que anteriormente había grabado el retrato de

Jenny Delavalette.

Parece importante destacar que la vuelta de Degas al arte

gráfico coincide con la muerte de Alfred Cadart y el fin de la

primera etapa del renacimiento del aguafuerte. El renacimiento

ahora entraba en una segunda fase, el proceso de afianzamiento

del arte gráfico en el taller del pintor. Ya no se dará tanta

importancia a las posibilidades del grabado en la

multiplicación de un original y su asimilación con el arte del

dibujo, sino que se buscará ampliar el espectro de las

posibilidades técnicas, es decir las múltiples recetas que

puede haber para crear en esa superficie capaz de ser

estampada y que hacen realidad la expresión de la cocina y un

creciente interés por la belle epreuve.

La estampa estuvo representada en la primera exposición

Impresionista de 1874 con obras de Bracquemond, Lepic y

Rouart, pero este evento no tuvo tanta trascendencia como

cabría suponer si no hubiera existido una actividad constante

por parte de una de las figuras principales de este nuevo

empuje en el renacimiento de la estampa fue Richard Lesclide y

su publicación ilustrada Paris à l'eau-forte fundada en 1873.

Hasta 1876 se insertan en esta publicación estampas de la

nueva generación de aguafortistas: Armand Guillaumin, Gachet

bajo el seudónimo de Van Ryssel, Henri Somm, Félix Buhot,

Henri Guerard, Norbert Goeneutte y Jean Louis Forain.

En el campo de las técnicas tonales y de mancha, las más

pictóricas sin duda, Degas continuó la vía abierta por Gachet,

Guérard y Buhot. Ya en 1874 Gachet se servía de delicadas

aguatintas y tonos combinando el empleo del pincel y el uso de

la reserva de barniz; y el mismo Buhot era capaz de logar

verdaderas sutilezas para plasmar diferentes incidencias de la

luz en la superficie grabada. Degas tendrá presente a estos

maestros y buscará nuevas recetas de tintas y aguatintas que

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han quedado anotadas en sus cuadernos con descripciones de sus

formas de empleo y momentos en los que podía servirse de ellos

según el efecto que buscara en la composición. Quizá el

planteamiento nuevo de Degas es el cuestionamiento sobre la

necesidad de lograr estos efectos a través de una complicada

cocina técnica que permitiera hacer una tirada, o servirse de

los efectos sutiles y pictóricos que permitía la estampación

aunque no fuera posible hacer una edición.

En los aguafuertes que Degas hizo durante los siguiente años,

se encuentran tanto la influencia de su experimentación

técnica como la respuesta a este planteamiento. En

consecuencia, uno de los intereses fundamentales de Degas será

estampar sus propias láminas, sin tener presente la idea de

una tirada determinada, ni siquiera un cálculo aproximado del

número de estampas que dar cada lámina. Consecuencia directa

de esta actitud es la variedad en las maneras de estampar y

desinterés por la repetición monótona de entintar, quizá como

su reacción personal frente a la industrialización pero, no de

la multiplicación de imágenes, sino del proceso de creación

del artista: cada estampa es algo tan próximo y cercano a su

creador como cualquier otra obra de arte. Expresión ultima de

este interés es el monotipo arte que, por otro lado, Guerard

ya estaba practicando en 1875.

El monotipo es una forma especial de estampación que, aun

siendo conocida desde época temprana —se remonta a los

principios mismos del arte del grabado en el siglo XV— no se

extendió en su práctica hasta finales del siglo XIX, y se ha

generalizado en el XX. Un monotipo se produce por la

estampación de una superficie suave, pulida y sin grabar en la

cual la composición se crea con tinta de estampar o pintura al

óleo. En ocasiones la matriz retiene suficiente pigmento como

para tirar una segunda o, incluso, tercera prueba que pueden

ser denominadas ghost (fantasma) o cognate (pariente). No se

debe confundir el monotipo con la estampa única (monoprint) ya

que esta resulta de estampar una matriz que siendo susceptible

de producir una edición completa solo se ha tirado una sola vez

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dando lugar a que exista una sola estampa. Aunque resulta hoy

día evidente que este concepto de la estampación abría nuevas

vías tanto a las técnicas tradicionales como a la

experimentación de nuevos soportes y elementos, no sería hasta

finales de siglo cuando se desarrollarían las múltiples

posibilidades que proporcionaba la manipulación de la tinta

sobre una superficie pulida susceptible de pasar por el

tórculo.

Para crear un monotipo se puede partir de una superficie opaca

obtenida por haber extendido una capa de tinta densa y uniforme

por toda la superficie del soporte terso y suave (cobre, zinc o

celuloide). Seguidamente y sirviéndose de trapos el artista va

trabajando con la tinta, retirando completamente esta allí

donde desee una luz intensa y creando a través de esa limpieza

alternativa del soporte los elementos que trata de crear. En

una segunda etapa Degas trabajó al contrario, es decir extendía

sobre la superficie limpia sirviéndose de pinceles y otros

útiles la tinta directamente e invirtiendo los efectos. Es

decir, en su búsqueda por las nuevas posibilidades del

monotipo, Degas trabajó retirando tinta a modo de negativo o

añadiéndola como si creara un positivo, y en ocasiones se

sirvió de ambas técnicas en una misma obra.

En 1890, Degas volvió a hacer monotipos pero, de nuevo, se

aventuró en una nueva manera. Completo una serie de paisajes

sobre la plancha en color y pintados con óleo, estampo las

planchas y, seguidamente ilumino muchos de ellos con pastel. En

los monotipos de Degas se aprecia claramente el cambio de los

intereses temáticos que fueron nutriendo el conjunto de su

obra. En los primeros se muestra su interés en la vida urbana

moderna —escenas del café concierto, los palcos del teatro, los

burdeles, bailarinas, o las mujeres en el baño— mientras que en

estos últimos se muestran abstractas fantasías de luz llenas de

color que le acercan a la estética impresionista.

Degas expuso públicamente sus monotipos en la tercera

exposición de los Impresionistas en 1877 donde sirvieron de

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punto de atracción a otros artistas. Entre los contemporáneos

que se dedicaron a esta práctica artística se pueden mencionar

a Camille Pissarro y a Paul Gauguin. Es posible que el primero

trabajara en estrecha relación con el maestro, aunque su

producción es infinitamente menor, y siempre trabajó

directamente sobre la plancha añadiendo tinta por lo que los

contornos de sus figuras están definidas y sus composiciones

son de comprensión inmediata.

Podríamos decir que Degas tiene un interés obsesivo en estos

años por el arte gráfico, por lo menos así lo presenta

Desboutin en una carta fechada en julio de 1876 donde comenta:

"Degas [...] ya no es un amigo, un hombre, un artista! Es una

plancha de zinc o cobre ennegrecida con tinta de estampar

[...] Ahora esta en la fase metalúrgica de reproducir sus

dibujos con sus tampones y esta recorriendo todo París [...]

tratando de encontrar una legión de especialistas que lleven a

la realidad sus obsesiones. Es un verdadero poema! Habla solo

de metalurgia, fundidores, litógrafos, batidores!". Esta

actividad frenética que desarrolla Degas entre 1875 y 1885 en

el arte gráfico coincide con un periodo de profundas

innovaciones temáticas y de estilo en su pintura, en la cual

también tienen cabida innovaciones técnicas y ensayos

científicos, a la postre pintar sobre una lámina y estamparla

es una expresión plenamente pictórica que el denominaba plats

du your. Solía hacer hacer los monotipos por las tardes en el

taller de estampación de Cadart, y se cree que el primer

monotipo fue el Maestro de Ballet (1874-75) realizado con la

ayuda y bajo la supervisión de su amigo Vicomte Lepic.

TEATRO, CAFE Y BURDELES: LA LUZ Y LA FIGURA EN UN MARCO MODERNO

Tras su participación en la guerra Franco Prusiana, y a su

regreso a París Degas retoma temas que le habían ya interesado

como el del teatro de la Opera de París que se verá reflejado

tanto en su pintura como en su obra gráfica, ya en grabado, ya

en el monotipo. Un monotipo con este tema y pintado con pastel

fue el que presentó en la exposición de Pau de 1877. En el

catálogo de esta exposición se publicó el tercer intento de

Page 49: Grabadoycreaciòngráfica.doc

grabar la composición titulada En el escenario, grabada en

barniz blando, punta seca y ruleta, para que se publicara

junto a aguafuertes originales de Desboutin, Goeneutte,

Charles Jacque, Lapostolet, Teyssonnières

También a mediados de los 70 se despierta el interés de Degas

por la representación de la vida nocturna parisina produciendo

una serie de imágenes del café concierto —tema que tenía ya un

lugar entre las estampas populares y la prensa ilustrada—, un

tipo de espectáculo que durante el buen tiempo se desarrollaba

al aire libre y que conoció un particular éxito en estos años

aunque se conocía en París desde los años 40. Entre los más

populares establecimientos de este tipo estaban el Café des

Ambassadeurs y el Alcazar d'Eté; por lo general eran mujeres

las que allí actuaban, en un ambiente iluminado

artificialmente por globos y farolas, ante una audiencia de

clase media que se sentaba en las mesas entre los árboles de

los Campos Elíseos. Una serie de monotipos y estampas revelan

el interés de Degas por los efectos dramáticos de la luz

artificial, siempre presentes, ya fuera tomada la vista de

frente al escenario con parte de los espectadores en el primer

plano, ya desde detrás del escenario con la cantante de

espaldas. Sin duda, es en sus obras en blanco y negro donde

capta mejor el efecto dramático de la luz artificial con la

redonda brillantez, a veces inmensa, de los globos de luz de

gas que aparecen suspendidos o dispuestos de forma un tanto

ornamental —expresión visual de lo que Jules Calretie definió

como "collares de perlas artificiales en un joyero de seda

aterciopelada"— y cuya luz, reflejada en ocasiones en espejos,

juega con la oscuridad inherente a una escena nocturna. Degas

transformó la imagen popular del café concierto y lo adecuó al

gusto moderno a través de una detenida observación de

expresiones, rostros, gestos y ambiente donde se aprecia el

peso de su admiración por Gavarni y Daumier. Resulta

interesante comparar los estudios de luz de escenarios al aire

libre y el de interiores. Dos bailarinas entre bastidores

presenta a sendas actrices en el camerino preparándose para

salir a escena. Esta estampa intima y no exenta de voyerismo

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debió ser realizada en el ámbito de los monotipos dedicados al

tema del burdel que Degas inició en 1876. El tratamiento

voluptuoso de las dos figuras se refuerza por el efecto

dramático de la luz y la incidencia de esta en los generosos

cuerpos femeninos, jugando con el efecto de las sombras.

En este segundo periodo de actividad gráfica de Degas que

llega hasta 1884 se da la gran transformación al erigirse en

un verdadero maestro de vanguardia. Se amplía su círculo y

comienza a tener iniciativas o experiencias en grupo

reflejándose en su arte una verdadera fascinación por la vida

que le rodea desde aquellos temas más marginales del burdel

hasta los entretenimientos del teatro y las representaciones,

los nuevos avances científicos y técnicos que a su vez puedan

servir para difundir y promover su arte. Su actividad diaria

le llevara, por un lado a la experimentación con técnicas

tonales en el grabado, a la experimentación con la técnica

plana y el papel autográfico, y a su interés por las técnicas

industriales y su aplicación comercial.

En los años 1879-80 se da un momento de intensa actividad en

ampliar las experiencias en el grabado, por ejemplo la

búsqueda de efectos tonales en la punta seca sirviéndose de

útiles nuevos como es el lápiz de esmeril y el arco carbónico

o lápiz eléctrico con los cuales araña e incide la lámina. De

este periodo son el simpático retrato de la actriz Ellen

Andrée representada como una visitante de museo con la guía en

la mano, El pequeño vestidor para el cual reutilizó una

plancha: aunque era costumbre de Degas hacer sus escenas de

burdeles en monotipos en esta pequeña lámina grabada en punta

seca se puede apreciar a través de las diferentes pruebas de

estado cómo una bañista va transformándose en una prostituta.

Estas nuevas técnicas que está desarrollando explican que

existan en algunos casos largas colecciones de pruebas de

estado y sea casi inexistente la edición. Este es el caso de

Saliendo del baño, punta seca y aguatinta de la que se

conservan 22 estados distintos fenómeno que prueba a su vez el

Page 51: Grabadoycreaciòngráfica.doc

interés de Degas por poder apreciar inmediatamente el efecto

obtenido en la parte que acaba de trabajar. El entusiasmo de

Degas por sus investigaciones quedó reflejado en una carta que

escribió por estos años a su amigo Alexis Rouart comunicándole

los primeros resultados obtenidos con el lápiz carbón o carbon

rod empleado con una lámpara voltaica y comúnmente conocido

como lápiz voltaico —"puedes ver que bonitos grises" le

comenta— y le adelanta que desea fabricarse él mismo unos

lápices de esmeril y le agradece la piedra que le ha reglado:

"Araña el cobre de una manera increíble" y añade "uno puede

usarla como punta de aguafuerte". Los efectos conseguidos por

estas nuevas herramientas se aprecian en la estampa que

comentábamos y también en la de Camille Pissarro Mujer

vaciando el carro: en una prueba del cuarto estado la lámina

se ve que la composición ha sido completamente renovada en un

tono gris, y el artista la firma, la data en 1880 y añade

maniere grise. Degas debió compartir esta experiencia con su

amigo ya que conservaba ocho estados diferentes de esta obra.

Otro ejemplo de experimentación se aprecia en la Cabeza de

mujer de perfil, grabada con barniz blando, aguatinta y punta

seca, y cuya única prueba conocida perteneció a Mary Cassatt.

Es muy probable que la lámina se grabara entre 1879-80 cuando

Degas, Pissarro y Cassatt estaban entusiasmados con la

publicación que iban a lanzar Le Jour et La Nuit, dedicada

evidentemente a la publicación de estampas. Durante esta época

Degas le comunica a Pissarro que está trabajando con aguatinta

líquida combinada con barniz blando: "Toma una lámina muy bien

pulida. Desengrasala. Previamente has disuelto resina en un

alcohol muy concentrado. Este líquido, echado a la manera en

que los fotógrafos lo hacen para el colodión en sus planchas

de cristal, seguidamente se evapora y deja la lámina cubierta

con una película más o menos gruesa, de pequeñas partículas de

resina. Si lo dejas morder obtendrás una textura granulosa,

más o menos profunda dependiendo del tiempo que este sometido

a la acción del ácido, para obtener un tono uniforme; para que

sea menos regular el efecto se puede obtener entonces con un

cabo de vela o con los dedos o cualquier otro tipo de presión

con el papel que cubre el barniz blando".

Page 52: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Por esas mismas fechas la Galería Durand-Ruel abría una

exposición dedicada al arte en blanco y negro, emulando las

exposiciones que había en Londres de Black and White de la

Dudley Gallery desde 1872 como una manera de potenciar el arte

en blanco y negro que en el contexto del color dificilmente

era apreciado. En estas exposiciones se podían ver estampas

originales o de reproducción, dibujos y dibujos para ilustrar

revistas y periódicos a través de sistemas de reproducción

modernos, principalmente el gillotage que progresivamente

había ido desplazando a la litografía. Pero los avances

llevados a cabo en el gillotage revirtieron en interesantes

mejoras de la técnica plana sobre todo en el reporto

litográfico. De esta manera a comienzo de los 70 la autografía

comenzó su pujanza como técnica adecuada para reproducir los

dibujos de artistas y son significativas las ediciones que

hicieron Alfred Robaut, Corot, Bracquemond, Pissarro, Legros,

Manet e incluso Fantin Latour que si bien comenzó su

producción litográfica trabajando directamente sobre la piedra

hizo su primera autografía en 1873 y se convertiría en un

verdadero asiduo de su uso. Degas era amigo de muchos de

ellos, en concreto de Robaut que era el que había animado a

algunos a que se iniciaran en esta técnica. Pero el uso que

hará Degas de la litografía será de nuevo revolucionario. Tan

sólo en una ocasión dibujo toda la composición directamente

sobre la piedra y manera de hacerlo fue bastante tradicional:

Cantante de café concierto, fechado hacia 1876, es una

litografía donde se aprecia el uso de diferentes y afilados

lápices litográficos. Degas casi siempre empleó el papel

autográfico y son bastantes las litografías obtenidas de

transferir monotipos y en las cuales se aprecian las

pinceladas características de aquella técnica. En ocasiones

sobre una misma plancha metálica pintaba varios motivos

independientes —a veces los cortaba y regalaba a sus amigos—

como es el caso de La señorita Bécat en el Café de

Ambassadeurs. Dibujó sobre la plancha con la tinta tres temas

diferentes, cuando todavía estaba fresca dispuso el papel

sobre la piedra y los paso a través de la prensa litográfica.

Page 53: Grabadoycreaciòngráfica.doc

A continuación se sirvió del lápiz, tusche y rascador para

completar la composición y ampliar la gama de tonos que van

desde el blanco brillante de los globos al negro intenso de la

oscuridad.

Entre las mejores litografías dedicadas al tema del café

concierto merece mención particular La canción del perro

(1876-77) que muestra la figura de Thérésa, verdadera reina de

este espectáculo durante esta década y cuya caracterización

por Degas es realmente expresiva, con los brazos levantados en

un verdadero gesto dramático mientras canta. La litografía

está en relación con un grupo de estudios que hizo Degas y un

monotipo.

NUEVAS POSIBILIDADES DE LA TECNICA: IMAGENES TRANSFERIDAS Y AUTOGRAFIAS

Entre sus útiles de trabajo en el arte gráfico ocupa un lugar

importante la fotografía. Como decíamos unas líneas más arriba

en los 70 era bastante común entre los artistas, y sobre todo

entre los pintores, hacer fotografiar sus obras y, en muchas

ocasiones, servirse de los positivos como base para nuevos

estudios y bocetos, o para preparar composiciones para grabar

o facilitar la reproducción a escala reducida. Pero en el caso

de Degas el empleo de la fotografía fue progresivamente cada

vez mas sofisticado y los resultados que obtenía a partir del

positivo cada vez más independientes. Por ejemplo, un positivo

de su pastel El Ballet fue el punto de partida para la

litografía En el teatro: mujer con abanico. Sobre ella dispuso

un papel donde calco los perfiles, pero el abanico de la

figura en sombra del pastel cobró un importante protagonismo y

paso a un primer plano. Seguidamente lo pasó a un papel

autográfico que a su vez lo dispuso sobre un papel verjurado y

continuó trabajando de manera que la particular textura del

papel quedo recogida en el papel autográfico enriqueciendo los

efectos tonales de la composición.

En el caso de las estampas que muestran a Mary Cassatt en dos

galerías diferentes del Louvre, Degas hizo derivar ambas

composiciones de sendos pasteles. Fotografió estos e hizo

Page 54: Grabadoycreaciòngráfica.doc

diferentes positivos de distintas proporciones y se sirvió de

ellos para trasladar las imágenes estableciendo una nueva

relación de proporciones entre las figuras. Finalmente ultimó

el trabajo en el papel autográfico y lo paso a la piedra. Esta

interrelación entre las diferentes técnicas es fundamental en

toda la producción artística de Degas ya que algunos de sus

más bellos y excelentes pasteles esta hechos sobre estampas

litográficas conseguida por el proceso autográfico donde se ha

servido de la fotografía o de un monotipo. Existe algún

ejemplo en el que el círculo se ha cerrado como es el caso de

La canción del perro que comentábamos anteriormente: la

fotografía del gouache que se empleó para la litografía había

tenido como origen un monotipo. En el caso de Bécat en el Café

des Ambassadeurs Degas hizo un monotipo que transfirió a la

piedra, siguió trabajando sobre esta, seguidamente lo estampó

y terminó pintándolo al pastel. Es decir Degas no creía en la

pureza de las técnicas y era un claro partidario de servirse

de todas ellas en aras de conseguir el efecto que buscaba

creando verdaderos híbridos. Es más, en ocasiones emplea

planchas de daguerrotipo para hacer los monotipos que

transfiere a la piedra quedando la particular configuración de

aquellas en la estampa.

El énfasis en los medios de transferir que se ve en los

cuadernos de notas de el periodo —tanto para hacer planchas en

relieve o en hueco sobre zinc u otro metal— ponen en evidencia

que a Degas no le interesaba la tirada pero si buscar la

manera de multiplicar sus monotipos, grabados y litografías de

las que era, resulta bastante claro, casi imposible hacer una

edición. Con estos medios se podía hacer la difusión que se

deseara, razón por la cual no tenía en cuenta las limitaciones

de las técnicas de las que se servía y de la superficie sobre

la que trabajaba. Los monotipos transferidos a piedras

litográficas se pueden ver en el contexto de esa voluntad de

Degas de dar soluciones nuevas a la multiplicación de un

original, sobre todo para uno de los grandes proyectos de

Degas: un periódico con estampas.

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Las técnicas en blanco y negro gozaban de un interés creciente

en el París de estos años. A la celebración de la primera gran

exposición de los grandes maestros del dibujo del pasado, le

siguió otra en la cual se expusieron dibujos e ilustraciones

publicados en la Vie moderne, se celebró la gran exposición

Daumier en la galería Durand Ruel, en 1879 se abrió otra

exposición de maestros antiguos del dibujo organizada por el

amigo de Degas, Charles Ephrussi, y por lo general estaba en

el ambiente un nuevo interés por el dibujo y una progresiva

aceptación de las nuevas técnicas que los difundían hasta el

punto de que algunas llegaron a ser apreciadas y

comercializadas al modo de las obras de arte. Estas

circunstancias unidas al éxito de la cuarta exposición

impresionista en 1879 animo a Degas en su iniciativa de

publicar Le jour et la nuit —en clara referencia a lo blanco y

lo negro—, empresa en la que participarían Pissarro, Cassatt,

Desboutin y Raffaelli y para la que Degas pidió consejo a

Félix Bracquemond sobre la técnica que se debía emplear para

editar hacer una larga tirada destinada a una gran audiencia;

Ludovic Halevy se ofreció a escribir en la publicación. La

publicación, cuyo primer numero se preparaba para que saliera

coincidiendo con la próxima exposición impresionista, nunca

vio la luz a pesar de que todos los artistas trabajaron

intensamente en la preparación de la parte gráfica durante el

otoño del 79 y los primeros meses del 80. Finalmente algunos

de los trabajos se expusieron en la quinta exposición

Impresionista: Mary Cassatt presentó dos estados del

aguafuerte Femme au Theatre, Pissarro tituló su obra Un cadre:

Quatre etats du paysage faisant partie de la primeire

livraison de la publication Le Jour et la nuit, y Degas Mary

Cassatt en el Louvre: la galería etrusca; es decir Degas

adaptó un pastel mientras que los otros dos trasladaron al

blanco y negro del aguafuerte los suaves efectos y

coloraciones de sus pinturas. La edición de estas obras fue

bastante limitada, unas cincuenta estampas y parece que la

idea de Degas era ilustrar su periódico con gillotages hechos

a partir de estas pero el proyecto nunca se consumó.

Page 56: Grabadoycreaciòngráfica.doc

A partir de mediados de la década de los 80 y después de la

intensa actividad desarrollada por Degas, este casi abandona

totalmente su interés en el arte gráfico y sólo a finales de

la década llevara a cabo un último y ambicioso proyecto: una

serie de litografías que deseaba publicar dedicada al desnudo

femenino. De nuevo la experimentación mueve al artista y le

lleva a buscar información y buenos técnicos. En esta ocasión

su colaborador fue Michel Manzi, amigo de Degas y

coleccionista de su obra encargado del taller de Boussod y

Valadon en la rue Foret donde se producían lucrativas

reproducciones fotomecánicas. Es muy posible que allí se

hiciera la serie Después del baño entre 1891 y 1892.

Se sabe que el proceso técnico fue complejo: Degas comenzó

dibujando sobre un celuloide trasparente para después pasarlo

a la piedra o al papel autográfico. Es posible que desearan

hacer con ese celuloide algo así como un negativo de contacto

cuya trasferencia fuera más precisa y no se perdiera nada en

su paso a la piedra litográfica, pero los resultados no fueron

satisfactorios y hubo que trabajar intensamente sobre la

piedra por ser incompleta la trasferencia. Sin duda, esta

experimentación cuestionan que la única intención de Degas

fuera publicar una colección de estampas aunque por los

testimonios parece que esta era la idea principal. En abril de

1890 Pissarro escribía: "Degas esta haciendo litografías, a

Meyer —un marchante de la rue Lafitte especializado en

estampas de los siglos XVIII y XIX— le gustaran, es una

importante aventura". Parece que este marchante —una de las

figuras más pintorescas del mundillo "chamarilero" según

Vollard representado en una litografía de Forain con un cuadro

en las manos junto a una vieja que acaba de traérselo— trataba

de editar o vender estampas de Degas y Forain. Este último

había llegado a algún tipo de acuerdo y en este momento estaba

haciendo litografías, es posible que Degas quisiera seguir los

pasos de su amigo.

A principios de julio de ese año Degas informaba a otro amigo,

el pintor Evariste de Valernes, que está "planeando hacer una

Page 57: Grabadoycreaciòngráfica.doc

serie de litografías, una primera serie de mujeres desnudas en

el baño, y una segunda serie de bailarinas desnudas". Degas

sólo llegó a realizar la primera de las series que tenía en

mente. El tema de la mujer en la intimidad del baño había sido

el que había ocupado los pasteles que Degas presentó a la

octava y última exposición de los Impresionistas de 1886.

Mujeres bañándose, lavándose, secándose o peinando sus

cabellos, a veces en posturas forzadas, permitían al maestro

un estudio del cuerpo y el movimiento que también desarrolló

en las litografías.

Algunos autores han destacado la tradicional relación que

existían entre este tema y la técnica en la configuración de

una estampa erótica con su dosis de contenido sexual, que

tenían éxito de venta desde la década de los 20 y se

publicaban principalmente en París, Londres y Nueva York donde

había un público ávido de este tipo de imágenes. En esta

estampas se difundió una imagen ya contemporánea del desnudo

femenino donde la mujer es presentada de manera accesible para

delectación de un espectador generalmente masculino.

Con los nuevos procesos mecánicos este tipo de temas paso de

la técnica de la litografía al gillotage y así se generó una

imaginería popular de gran difusión a través de publicaciones

como La Vie parisienne que suministraba estas excitantes

féminas a una población urbana que podía acceder a ellas o

difundía, en puntos alejados de la urbe, los placeres que se

podían disfrutar en la capital. A finales de los 70 se puede

hablar ya de una una prensa ilustrada licenciosa y

"pornográfica" que llevaría en los 80 a Beraldi a lamentarse:

"encanto y licencia eran la moda, ahora es sólo desagradable y

brutal". Este aspecto desagradable y brutal se aprecia en las

ilustraciones de Le Courrier français, fundada en 1883 y que

agrupó a los más célebre dibujantes de aquellos momentos,

entre ellos el satírico Forain. En este periódico ya el tema

del baño se presentaba como una prosaica función en la vida de

prostitutas y no como un juego exótico. Forain gustó de esta

visión desabrida y brutal y sus composiciones —algunas de

Page 58: Grabadoycreaciòngráfica.doc

ellas "guardadas celosamente en las carpetas" según Vollard—,

y sus imágenes gustaban a su amigo Degas y a otros pintores

como Cézanne

El tema de la prostitución —sobre todo el de los burdeles de

lujo— había proporcionado a Degas a finales de los 70 muchas

de las composiciones de sus monotipos o scenes de maisons

closes, como a él le gustaba denominarlos. Pero sus obras no

iban dirigidas al espectador sino que eran fruto de su

observación: "el desnudo ha sido siempre representado en poses

que presuponen una audiencia, pero estas mujeres mías no

tienen [...] otro interés que aquellos que se relacionan con

su condición física [...] como si tu miraras por el agujero de

la cerradura". Aunque cuando Degas expuso sus pasteles estos

fueron acogidos como una muestra de su cinismo y una expresión

más de la epidemia de pornografía, pintores como Renoir no

sólo no las veían así sino que las consideraba alegres e

incluso participes de la grandeza de un bajo relieve egipcio.

George Moore llamó la atención sobre la capacidad de Degas

para devolver al desnudo sus posibilidades artísticas y dar

nueva vida a un tema casi agotado y el mismo Degas se

explicaba de esta forma: "Hace dos siglos yo hubiera tenido

que pintar a Susana en el baño". Hoy, yo pinto solo a una

mujer en su tina" y en una progresiva concentración en la

figura femenina terminó por mostrar a la modelo de espaldas en

un rito cotidiano e intimo convirtiendo esta serie en un

estudio de denudo monumental en una posición forzada o

movimiento detenido: la mujer inclinada hacia un lado y

ligeramente hacia delante con los largos cabellos cayéndole y

una toalla entre las manos. Ese trabajo insistente y diríamos

obsesivo sobre un mismo tema le llevó a Degas a tomar incluso

a empleará una estampa de una piedra dada por terminada y

transferirla a otra piedra mayor para seguir trabajando sobre

ella.

El resultado fue que el tema, el proceso y el producto

inmediato cautivaron a Degas quien no debió interesarse en

absoluto en la posible tirada para una edición. Es curioso que

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a la primera obra de esta serie corresponde la única prueba

que tiró sobre papel de color Degas. Por lo general aunque si

hizo uso de papel de color para dibujar, para estampar siempre

se sirvió de papeles blancos o ligeramente cremas y si deseaba

introducir el color en la estampa lo hacia con pastel, arte en

el que fue verdadero maestro. Y al mencionar el papel merece

la pena anotar otra singularidad de Degas, lógica y

consecuente con su actitud ante la estampación: frecuentemente

hay como una disposición casual de la imagen en este de manera

que en muchas ocasiones la imagen no esta centrada o a un lado

del margen; se da también la circunstancia de que los papeles

son irregulares en los bordes y en la forma como si hubiera

empleado trozos que hubiera por su estudio o el taller.

En esta última década del siglo, momento en el cual la

litografía llegará a su punto álgido y atraerá el interés de

los pintores, tanto de los jóvenes como de los consagrados,

Degas abandonó definitivamente el arte gráfico y se dedicó a

la fotografía. No obstante su retiro no se percibió ya que fue

en estos años cuando se multiplicaron y difundieron sus obras,

esas obras que tan reacio era a vender el artista cuya

tendencia era conservar todo aquello que para él tuviera un

interés artístico o sentimental, a través de los procesos

fotomecánicos.

En cuanto a la expansión de los métodos fotomecánicos con la

creciente expansión que conocieron durante los años 80 surgió

la polémica. El exhaustiva uso que se hizo del gillotage sobre

todo en periódicos y revistas ilustradas atendió la creciente

demanda que la constante aparición de nuevas publicaciones

exigían. Algunas de estas publicaciones difundieron una gran

cantidad de dibujos y estampas de maestros antiguos como

Daumier y modernos como Forain y otros artistas que se dieron

a conocer al gran público a través de etas nuevas técnicas en

detrimento de las tradicionales que incluso fueron abandonadas

por maestros que en su día las emplearon como Manet.

Page 60: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Los editores de estas publicaciones contribuyeron en gran

medida a crear confusión entre lo original y la reproducción,

por ejemplo La Vie moderne en sus anuncios no hacía distinción

entre una estampa original y una reproducción y daba a conocer

de la misma manera una punta seca original de Desboutin y un

dibujo reproducido por Dujardin. La consecuencia es que la

diferencia que mediaba entre una cosa y otra se fue haciendo

nebulosa y no se apreciaba entre el público. Para muchos de

los consumidores cómo lo importante era la imagen y no la

manera en la que se trasmitía, no tenía interés alguno

diferenciar un proceso manual de uno mecánico, pero entre los

artistas comenzó a surgir una crítica por revalorizar lo

original. De esta manera se expresaba Vincent van Gogh en una

carta a Theo en 1882: "por mucho que me guste estos

dibujos ... en Vie moderne, todavía hay algo mecánico en ello,

algo de fotografía o fotograbado... Quiero decir que el

aguafuerte normal, o el grabado en madera o la litografía

tiene una atractivo de originalidad que no puede ser

reemplazado por algo mecánico"; y en 1884 Pissarro consideraba

que el gillotage representaba lo menos artístico por ser un

proceso mecánico. Dos años más tarde el crítico Jean Alboiza

alertaba sobre el triunfo de la fotografía. En su opinión esta

enmascarada a través del fotograbado o el heliograbado se

colocaba "en los escaparates de los marchantes de estampas y

editores" y concluía "se ha expulsado a la litografía y se

trata de expulsar también al grabado", aunque esa misma

marginación de la litografía sería la que le daría el empuje

definitivo como técnica artística abriéndose así la lucha por

revivir un arte que había gozado en Francia de gran prestigio

entre los pintores románticos. En este contexto de percepción

confusa entre lo original y la reproducción se creó la Société

de l'Estampe Originale.

4. UN ESPACIO ALTERNATIVO: LA ILUSTRACION DE PERIODICOS

Una de las actividades principales de los jóvenes de vanguardia

fue la ilustración o la publicación de su obra en periódicos,

folletos, carteles etc. A ella se dedicaron tanto pintores como

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artistas gráficos ya que, en el fin de siglo, se da una

verdadera integración de las artes aplicadas al quehacer

artístico. Es fácil comprender que si pintores y dibujantes

como Ibels, Toulouse Lautrec, Willette, Steinlen, Louis

Anquetin, Hermann-Paul, Louis Legrand etc., fueron marginados

de los círculos académicos y los salones oficiales, éllos

hubieron de buscar otros sistemas para difundir y dar a conocer

su arte y encontraron en los periódicos y otras publicaciones

al uso un espacio alternativo adecuado para ampliar sus

posibilidades de llegar al gran público aunque esto no trajera

como inmediata consecuencia el éxito de venta.

En este sentido parece significativo el comentario de Vollard

en sus Memorias: "Conocía yo a Willette por el Courrier

Français que agrupaba a la mayoría de los más célebres

dibujantes de aquellos momentos, empezando por Forain. Los más

célebres no equivalía a decir los mas «vendibles». Willette

tenia fervientes admiradores, pero escasos compradores.

Asimismo, el pintor Louis Legrand había grabado ya algunas de

sus planchas más célebres, y no había conseguido venderlas".

Por otro lado, parece que en una ocasión cuando a Jean Louis

Forain le interrogaron sobre dónde abriría su próxima

exposición parece que de forma elocuente contestó: "en los

kioscos". Esto no significa que en ocasiones no se abrieran

exposiciones colectivas, por ejemplo en 1894 La Dépeche de

Toulouse —que en 1892 encargó al joven nabi Maurice Denis

diseñar el cartel anunciador del periódico— proveyó de un

espacio en su oficina de París, exponiendo el 15 de mayo obras

de Toulouse Lautrec, Anquetin, Bonnard, Denis, Ibels, Hermann-

Paul, Vuillard y Vallotton, entre otros; ese mismo año Léon

Deschamps, editor de La Plume reproducía dibujos y estampas

como ilustraciones y a principios de enero de 1894 ofreció una

edición limitada de entregas que incluían una estampa original,

fotograbado o acuarela. El también publicaba estampas

incluyendo el álbum de Maurice Dumont La Dame inexofrable.

Deschamps también daba espacio en las oficinas de su periódico

para el Salon des Cent exposición abierta a los artistas que

fueran miembros de la sociedad del Salon des Cent (teóricamente

Page 62: Grabadoycreaciòngráfica.doc

limitado a un centenar), también participaban artistas

invitados. Además, Deschamps encargaba carteles, en litografía

o fotorrelieve y coloreado con estarcidos, en total fueron

cuarenta y tres correspondientes a las exposiciones celebradas

entre 1894 y 1900.

En resumen, los editores de periodicos y revistas actuaban como

"mecenas" para los artistas —encargando trabajos, comprando y

reproduciendo dibujos, y también dándoles un espacio para

exponerlos— consecuencia evidente de la división que existían

en este momento entre los artistas tradicionales amparados y

potenciados por las formas históricas del patrocinio y los

artistas de vanguardia que hubieron de buscar nuevas formas de

financiación para su arte, principalmente la venta de su obra

en el mercado. Pero no es difícil comprender que hubieron de

generar su propio mercado —en muchas ocasiones los compradores

venían del otro lado del Atlántico— por no adecuarse al

conservador gusto burgués. Por línea general, los artistas de

Montmartre pasaron verdadera penuria económica pero su

situación llevo a muchos de ellos a simpatizar con la masa de

pobres urbanos y campesinos, desarrollaron un fuerte

sentimiento antiburgués que, a algunos de ellos, les llevo a

ser simpatizantes e incluso militantes en los movimientos

socialistas y anarquistas contribuyendo con su arte a difundir

críticas imágenes de los valores y formas de vida de la

burguesía. Por ejemplo, entre los suscriptores en 1894 al

periódico del líder anarquista Jean Grave La Révolte se

encontraban Anatole France, Huysmans, Mallarmé, André Antoine,

Lugné-Poe, Luce, Signac, Pissarro, Richepin, y Octave Mirbeau.

La idea de Grave radicaba en que si se educaba a las masas y

estas apreciaban las artes, los artistas conseguirían una base

más amplia, menos corrupta y más sólida de patrocinio. En 1895

retituló el periódico llamándole Les Temps nouveaux y un año

después decidió publicar litografías que se vendían suelta y

que en 1903 salieron bajo el título L'Album des Temps nouveaux.

reuniendo obras de Steinlen, Vallotton, Pissarro y Théodore van

Rhysselberghe, etc..

Page 63: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Anteriormente comentábamos la importancia del cabaret Le Chat

Noir en la vida del Montmartre de fin de siglo, y también que

fue el primer establecimiento de este tipo en publicar su

periódico como órgano difusor de los escritores y artistas que

allí se reunían. Existía por tanto una prensa menos

comprometida aunque si partidaria de una verdadera libertad de

expresión. Entre esos periódicos, como ya comentaba Vollard,

fue vital el que editó Jules Roques: Le Courrier français. Gran

defensor de la libertad de prensa, en más de una ocasión tuvo

problemas con el tipo de ilustraciones que publicaba por su

contenido político o por considerar que atentaban la moral

burguesa, sobre todo algunas de las obras de Willette y

Legrand. Por ejemplo Prostitución de Legrand —una feroz crítica

sobre la situación donde aparece una bruja desnuda y momificada

ofreciendo a una victima joven femenina— publicada el 24 de

junio de 1888 supuso la prisión para el dibujante y la retirada

del periódico. En las páginas de Le Courrier français

aparecieron artículos dedicados a los artistas gráficos

franceses que allí trabajaban e, incluso a algunos ingleses

como Aubrey Beardsley, Phil May, Dudley Hardy y A. S. Hatrick.

También reprodujo trabajos y carteles de los artistas e,

incluso, a partir de 1891 optó por distribuir entre sus

lectores, a modo de suplemento, reproducciones reducidas de

carteles, muchos de ellos de mano de Chéret.

Como es fácil comprender, cada vez eran más difusos los límites

entre la estampa original y una reproducción fotomecánica; si

bien esta situación había traído, como veíamos, reacciones

entre algunos artistas, lo cierto es que el confusionismo era

un ambiente propicio para los editores de periódicos que

contribuyeron a complicar más aún la situación. De esta manera,

frente a publicaciones de álbumes con estampas originales como

los nueve publicados entre 1893 y 1895 L'Estampe originale, o

Les Peintres-lithograpes publicados por el periódico L'Artiste

desde 1892-97, los periodicos y revistas ilustradas

incorporaron estampas originales entre sus páginas —tal seria

al caso de La Revue blanche—, otros solicitaron estampas

originales que a continuación se reproducían por algún sistema

Page 64: Grabadoycreaciòngráfica.doc

fotomecánico como por ejemplo L'Escarmouche —editado por

Georges Darien—y Le Chambard. Darien encargó litografías que se

vendían como estampas originales y se reproducían en la

publicación, entre otros artistas colaboraron Toulouse Lautrec,

Hermann-Paul e Ibels y la faceta más renovadora de este editor

radicaba en su convencimiento sobre la libertad del artista de

manera que el mismo declaraba que las imágenes de la

publicación no eran ilustración alguna a un texto sino que el

dibujante hacia lo que le apetecía.

Algunos marchantes comerciaron ediciones limitadas de obra

gráfica original pero que en un principio había sido hecha para

ser reproducida: Edouard Kleinmann o Georges Ondet. La figura

de Kleinmann fue importante en la difusión de la obra dibujada

de algunos artistas. Por ejemplo en 1891 Roques optó por sacar

a subasta los dibujos originales por los cuales se habían hecho

las reproducciones para Le Courrier français y lo hizo a través

de Kleinmann en el Hotel Drouot. Allí se subastaron dibujos de

Chéret, Legrand, Rivière, Steinlen, Willette y Toulouse

Lautrec. Desde el periódico se animaba a los lectores a

comprarlos, no sólo por el gusto de tenerlos sino como una

inversión en obra de arte que además llevaba una firma. De esta

manera se refería a algunos dibujos de Willette: "Podemos

asegurar a nuestros lectores que, adquiriendo uno de esos

trabajos, harán muy bien, las firmas incrementan su valor por

días. No hay un ejemplo de un conocedor que haya perdido dinero

cuando compro buenos dibujos los que, aún más, decoran y dan

vida a us habitaciones de dibujos".

Kleinmann colaboró en la venta de otros muchos dibujos y

estampas; generó la demanda de este tipo de obras y fue un paso

más allá al introducir la venta de pruebas de reproducciones

fotomecánicas tocadas con algún tipo de rareza, bien por estar

estampadas en papel china, bien porque estuvieran firmadas por

el artista. De esta manera defendía el editor este nuevo

negocio: "Después del original, las únicas reproducciones

valiosas son las pruebas en papel china, son las primeras y muy

cuidadosamente tirada [...] las indicaciones de grises y otras,

Page 65: Grabadoycreaciòngráfica.doc

dadas por el artista en el dibujo original, aparecen muy

finamente ejecutadas en la prueba en papel china, que dan a

esta reproducción una apariencia completamente diferente del de

el original. Este es, digamoslo así, un segundo original

destinado a completar el primero". Roques puso a la venta

pruebas de fotorrelieve estampadas en papel china como el

dibujo de Anquetin L'Arrivee publicado en la entrega de 13 de

mayo de 1894 a doble pagina y también salieron a subasta este

tipo de reproducciones raras. Por ejemplo el 10 de febrero de

1895 se subastó en el Hotel Drouot una partida especial de

obras correspondientes a Le Courrier français y entre las obras

que se ofrecían se presentaba "una prueba única sobre china" de

Louis Anquetin reproducción de una litografía que se había

publicado como cubierta de la entrega del 14 de mayo de 1893.

En esta subasta hubo obras de Chéret, Hermann-Paul, Ibels,

Legrand, Lunel Vallotton y Willette.

Parece que el éxito obtenido con este tipo de ventas

relacionadas con Le Courrier français, llevó a Kleinmann a

establecer un acuerdo con los directores de Le Rire, Félix

Juven y Arsene Alexandre, para hacer lo mismo con las imágenes

de su periódico para el cual trabajaban Toulouse Lautrec,

Hermann-Paul, Vallotton y Willette. La calidad de las

reproducciones de esta publicación llevó a Kleinmann a publicar

y vender publico ediciones limitadas de pruebas, antes de

letra, en papel de calidad —frecuentemente firmadas y numeradas

— de imágenes que aparecían en el periódico. De esta manera la

obra de reproducción fotomecánica se introdujo quiso participar

de las estrategias comerciales por las que comenzaba a andar la

estampa original fenómeno que llevaría a una verdadera

saturación del mercado en los primeros años del siglo XX y la

consiguiente crisis que sucedió en los años inmediatamente

posteriores a la I Guerra Mundial.

Por último conviene recordar que editores anarquistas y

socialistas se sirvieron de muchos de estos artistas para

ilustrar sus periódicos que escritos en un lenguaje coloquial

requerían imágenes de propaganda. Por ejemplo para el periódico

Page 66: Grabadoycreaciòngráfica.doc

anarquista Pere peinard trabajaron Ibels, Luce y Willette; para

el periódico socialista Le Chambard trabajo Steinlen, y este

mismo artista también participó en la ilustración del periódico

radical La Feuille junto a Hermann-Paul y Luce que ilustraban

sus editoriales —originales litográficos publicados en estos

últimos periódicos también fueron comercializadas en ediciones

limitadas por Kleinmann. En los primeros años del siglo vieron

la luz periódicos donde se acentuó al máximo la sátira:

L'Assiette au beurre (1901-14) y Le Canard sauvage (1903) con

reproducciones fotomecánicas de obras de Willette, Ibels,

Albert Robida, Hermann-Paul, Vallotton y los más jóvenes

Leonetto Cappiello, Leal da Camara, Frank Kupka, y Kees van

Dongen.

5. LA LITOGRAFIA ARTISTICA: GAUGUIN EL ARTE DE VANGUARDIA Y EL

CAFE VOLPINI"Evidentemente, sería interesante ver reunidos, con diez años de intervalo, a los artistas del Café Volpini y a los jóvenes que admiro, pero mi personalidad de hace diez años no tiene ningún interés en la actualidad. En esa época quería intentarlo todo, liberar de alguna forma a la nueva generación y trabajar para adquirir un poco de talento" (Paul Gauguin, 1889).

La recuperación de la litografía como arte estaba ya plenamente

asumida en el inicio de la década de los 90. Colaboró sin duda

a ello, la iniciativa de Dillon, uno de los miembros de la

primera Sociedad de L'Estampe original, quien decidió impulsar

la técnica plana editando una serie de álbumes de "litografías

originales e inéditas". Asociado con el director del Museo de

Luxemburgo, Léonce Bénédite y el director de L'Artiste, Jean

Alboiza, entre 1892 y 1897 publicaron siete álbumes de Les

Peintres-Lithographes de diez estampas cada uno, siguiendo el

mismo formato que la empresa de Lepère. A estos se sumaron

cuatro álbumes sobre Etudes de femmes publicados por la segunda

asociación de L'Estampe originale, los álbumes que bajo el

nombre de esta sociedad publicó André Marty entre 1893 y 1895 y

Page 67: Grabadoycreaciòngráfica.doc

las ediciones de uno de los marchantes mas importante del

cambio de siglo en Montmartre: Ambroise Vollard en 1896 y 1897.

Una circunstancia interesante que se da en estos álbumes

litográficos es que las principales tendencias literarias del

momento, Simbolismo y Realismo, han quedado visualmente

reflejadas en ellos. Los álbumes simbolistas de Redon, Charles

Dulac y Joaquin Sunyer tienen referencias literarias concretas,

los de Gauguin y Emile Bernard visualmente enuncian el

Sintetismo, es decir, su peculiar concepción simbolista no

literaria de la imagen; y en las composiciones de Maurice Denis

se refleja la denominada filosofía simbolista. Frente a esta

producción se encuentra la de Maximilien Luce, Félix Vallotton,

Pierre Bonnard y Rivière que crearon álbumes realistas donde la

ciudad de París tiene un gran protagonismo, Toulouse Lautrec en

Elle se aventura en los temas marginales de las prostitutas y

burdeles —recuérdese la importancia que este tema tuvo en la

obra de Degas y el interés que para la vanguardia tendrá esta

parte del "desecho" de la sociedad—; Hermann-Paul con sus

composiciones realistas insistirá en la crítica y la sátira del

orden burgués, mientras que Vuillard se evade en un simbolismo

interno de visiones tranquilas e ideas del campo y la vida

pastoril.

Las estampas realizadas por Gauguin, Bernard y su círculo en

Bretaña durante los años 1889-1894 configuran un fenómeno

aislado en la historia del arte gráfico aunque su actividad

tuviera lugar en el contexto de recuperación de este arte en la

Francia de fin de siglo según venimos describiendo.

Tanto a Bernard como a Gauguin le venía rondando la idea, desde

hacía algún tiempo, de editar estampas originales de forma

colectiva ya fuera a través de una publicación con textos, ya a

través de álbumes. Sabemos que Bernard en 1888 tenía intención

de sacar una publicación que llevaría obras de Gauguin y Degas,

y así se lo comunicaba a Albert Aurier. Por otro lado, en una

carta remitida por Gauguin a Van Gogh, poco antes de que el

primero se trasladara a Arlés, le sugirió que tanto ellos dos

Page 68: Grabadoycreaciòngráfica.doc

como Bernard y Laval podían dedicar parte de su actividad

vespertina a dibujar litografías —iniciativa que en principio

no debía disgustar a Van Gogh ya que seis años antes se había

planteado hacer un tipo de publicación semejante. No obstante,

en estos momentos Van Gogh había perdido el interés, no tanto

en el arte gráfico, como por el posible negocio que este

pudiera suponer según se desprende de su respuesta a Gauguin:

"Me escribes sobre un negocio, y hablas de litografía" escribe

Van Gogh y continúa exponiendo lo que piensa, "sobre que yo,

Bernard y Laval hagamos litografías por la noches está bien

[...] pero no estoy seguro sobre una publicación periódica de

ellas dado que no me encuentro en las mejores condiciones [...]

siempre hay que gastar algo de dinero en la litografía, incluso

si no tienes que comprar la piedra [...] para la publicación,

aun la más modesta, los cuatro deberíamos poner por lo menos 50

francos cada uno [...] nunca interesarían al público [...]

incluso aunque no costara dinero [...] si estoy por hacer

litografías. Pero como para publicarlas [...] aunque fuera

gratis, nunca. Si es a nuestra costa y por nuestro propio

placer y uso, entonces lo repito, estoy por ello. Si estás

pensando en alguna otra cosa, no estoy por la labor".

Es conocida la necesidad que tenía Gauguin de ganar algún

dinero con su arte. En momentos de penuria se le ocurrió buscar

trabajo "en una sociedad de anunciantes de las estaciones, como

cartelero" y estuvo "pegando carteles por cinco francos al

día". Entre los amigos y protectores de su arte menciona

Gauguin a Bracquemond quien, no sólo le "compró con entusiasmo

un cuadro por 250 francos" sino que le puso "en contacto con un

ceramista que quiere hacer vasijas artísticas" (Bracquemond fue

desde 1872 a 1882 director artístico del taller de la fábrica

de cerámica de Auteuil, abierta por Charles Haviland con el

objetivo de crear cerámica decorada en estilo impresionista y

japonés; allí también dibujo una de sus autografías Degas).

Desde Pont Aven escribe Gauguin a finales de junio de 1886:

"alquilaré un pequeño taller cerca de la iglesia de Vaugirard,

donde trabajaré en cerámica esculpiendo vasijas [...] el señor

Bracquemond [...] que me protege a causa de mi talento, ha sido

Page 69: Grabadoycreaciòngráfica.doc

quien me ha proporcionado esta industria y me ha dicho que

podría ser lucrativo".

El pensamiento de Gauguin hacia la litografía sería, en un

principio, el mismo que hacia la cerámica: buscar ingresos y a

la vez publicitar su arte revalorizando el valor de las

técnicas manuales, es decir, de la artesanía. Esta última idea

no venía solo de la percepción, por parte del artista, de los

resultados que obtenían en este medio de expresión algunos de

sus colegas, sino que tuvo que tener cierta influencia su

amistad con Vincent y Theo van Gogh. Este último trabajaba en

la casa parisina de Boussod et Valadon —la antigua casa Goupil—

y en los mismos años en los que se exponían algunas obras de

Gauguin, se estaba preparando un álbum de litografías de

William Thornley por originales de Degas que se publicó

definitivamente en 1889, aunque algunas fueron expuestas con

éxito por Theo en la primavera y el otoño de 1888. El mismo

Vincent, durante la estancia de Gauguin en Arlés, solicitó a su

hermano que le enviara algunas litografías de Delacroix

pertenecientes a la publicación Les artiste anciens et modernes

(1850-62).

Gauguin debió tomar en consideración esta capacidad de las

estampas para difundir su arte y quizá para resarcirse un poco

económicamente, y el éxito de crítica que tuvo su exposición en

la galería de Theo debió animarle a introducirse en este nuevo

arte, asumiendo el nuevo concepto de estampa original y no

optando por la reproducción de su obra de mano de algún

profesional, aunque sintió verdadera admiración por la

litografía de reproducción de los Comedores de patatas por

pintura de Vincent que le regaló Theo a finales de 1885. Tuvo

que influir también en el ánimo de Gauguin la primera

exposición de pintores grabadores celebrada en enero del años

siguiente en la galería Durand Ruel y que ponía de manifiesto

la incorporación del arte gráfico al taller del pintor y el

escultor, recuérdese que en ella participaban Bracquemond,

Degas, Pissarro, Redon y Rodin entre otros. La inmediata

consecuencia fue, según escribía a su amigo Vincent Van Gogh

Page 70: Grabadoycreaciòngráfica.doc

que "de acuerdo con el parecer y bajo los auspicios de tu

hermano" Theo, el había comenzado"una serie de litografías para

una publicación con el objetivo de darse a conocer".

Un evento importante en la historia del fin de siglo fue la

Exposición Universal de París de 1889 y, vinculado a este gran

suceso, se encuentra uno de los grandes hitos del arte gráfico:

la presentación por parte de Paul Gauguin y Emile Bernard de

sus álbumes de zincografías en la exposición organizada en el

Café Volpini, titulaba Peintures du Groupe Impressioniste et

Synthétiste. Fue el amigo de Gauguin, Emile Schuffenecker,

quien consiguió la paredes de este café, una de cuyas

atracciones era estar animado por una orquesta de violinistas

rusas, en el campo de la exposición y allí presentar un

centenar de obras de pintores relacionados con la villa Pont

Aven como Paul Sérusier, Maurice Denis, Jacob Meyer de Haan,

Armand Seguin, Charles Laval, Jan Verkade, Charles Filiger,

Máxime Maufra y Roderic O'Conor.

Será Gauguin la personalidad más agresiva y por tanto el motor

del movimiento que llevó a los demás a abandonar las

limitaciones académicas y los prejuicios tradicionales para

explorar nuevas formas de expresión que se visualizaron en el

Sintetismo, teoría estética en la cual la creación es una

síntesis entre las impresiones de la naturaleza y las formas

abstractas: "El arte es una abstracción!" afirmaba Gauguin, "el

vocabulario formal empleado para expresar esta interpretación

de la naturaleza exagera las cualidades de la línea, el color y

las formas". Es una forma de expresión caracterizada por

superficies rítmicas, repetición de formas y colores,

arabescos, líneas suavemente curvadas, y la simplificación de

los detalles todo ello a través de formas planas, colores

armónicos y una representación realista. En esa representación

ocuparon un lugar preeminente las gentes y los paisajes de

Bretaña que tanto fascinaron a estos artistas: Pont Aven. Era

ésta, un pequeña villa en la costa de suaves colinas y grandes

moles de granito redondeados, árboles, granjas y campos

cercados por piedras donde discurría la monótona vida de gentes

Page 71: Grabadoycreaciòngráfica.doc

campesinas de creencias católicas antiguas y supersticiones

ancestrales, ataviadas ellas con cofias blancas y collares,

chaquetas bordadas y zuecos. "Bretaña me gusta", escribía

Gauguin en febrero de 1888, "en ella encuentro lo salvaje, lo

primitivo. Cuando mis zuecos resuenan en el suelo de granito,

escucho el tono sordo, mate y poderoso que busco en la

pintura".

El sintetismo compartió las fuentes que comentábamos para otras

manifestaciones gráficas: estampas japonesa, el arte primitivo

italiano, las vidrieras medievales, los trabajos de Puvis de

Chavannes y otros contemporáneos, etc. El mismo Gauguin años

más tarde reúne literariamente a muchos de ellos: "Croquis

japoneses, láminas de Hokusai, litografías de Daumier, crueles

observaciones de Forain, escuela de Giotto, agrupadas en esta

colección en un álbum, no al azar, sino por mi voluntad

totalmente intencionada. Añado una fotografía de una pintura de

Giotto".

La forma de trabajo combinaba la observación de la naturaleza

con la memoria: el tema se observaba y hasta se podía esbozar

in situ, pero el trabajo definitivo se desarrollaba en el

taller y emanaba como fruto de la impresión que el tema había

causado inicialmente ya fuera por el color, por la disposición

o la línea. En este proceso como es lógico muchos detalles se

eliminaban, se buscaba lo esencial y se permitían las

distorsiones de linea y color, finalmente se hacían los

reajustes realistas y se incorporaba aquello que se considerara

preciso para obtener la impresión inicial aunque no se

reflejara exactamente el motivo inicial. La bidimensionalidad

fue otra de las características del sintetismo fácil de

conservar en el arte gráfico. El modelado, la perspectiva

aérea, la tridimensionalidad fueron desechados marcando las

distancias con cualquier tipo de arte realista contemporáneo.

Es cierto que una exageración en estos presupuestos podía

llevar a una composición absolutamente plana y decorativa como

es el caso de las obras de Bernard de principios de los 90.

Page 72: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Estos artistas incorporaron progresivamente a su práctica

artística la litografía sobre piedra o zinc, el grabado en

madera, el aguafuerte y demás técnicas dando novedosas

soluciones a los problemas concretos que planteaba su propia

manera de entender el arte. La primera manifestación pública de

esta actividad tuvo lugar en relación con la exposición del

Café Volpini. Tras su estancia en Bretaña y a su regreso a

París Gauguin estableció en el café su particular Salon de los

rechazados desde donde poder difundir la nueva estética

sintetista que él, Bernard y otros habían formulado en los años

inmediatamente anteriores.

Al final del pequeño catálogo de la exposición, ilustrado con

reproducciones fotomecánicas de dibujos de Gauguin y Bernard,

se anunciaba un álbum de litografías por Emile Bernard y

Gauguin que podría ser solicitado por los interesados. En el

catálogo Volpini se refuerza la naturaleza de colaboración en

el proyecto entre ambos artistas aunque en realidad se trata de

dos álbumes distintos. El de Gauguin reunía en sus Dessins

lithographiques once zincografías con composiciones referidas a

su vida en Arlés, Martinica y Bretaña, y el de Bernard eran

seis zincografías iluminadas tituladas Les bretonneries. Pero

en los dos se mostraba su interés por reflejar la vida en esos

mundos no industrializados donde la existencia dependía

directamente de la tierra y el mar, donde las gentes mostraban

una inocencia natural que se traducía en una psicología

compleja de la vida, ajena a la existencia urbana de los

artistas. Mientras que las estampas de Bernard representaban

composiciones completamente nuevas, las de Gauguin derivaban de

trabajos anteriores en otras técnicas artísticas.

Ambos trabajaron juntos en la elaboración de las zincografías

en casa de Schuffenecker antes de que se tuviera en mente la

exposición del café Volpini. El precio de venta era bajo, 20

francos, pero no tuvieron éxito comercial, los críticos no se

sintieron a traídos por las estampas y, a pesar de su corta

tirada, unos cincuenta ejemplares, no se vendieron. Esta suerte

la correrían también una gran parte de las estampas de los

Page 73: Grabadoycreaciòngráfica.doc

restantes artistas del Pont Aven, fueron poco conocidas e

incluso raras ya que de algunas de ellas no se llegó a tirar ni

siquiera la edición por pequeña que fuera. Parece que en esta

ocasión el medio más eficaz para dar a conocer el estilo de

Pont Aven fue el catálogo ya que las reproducciones de éste

fueron reimpresas en Le Moderniste illustré, el periódico que

Albert Aurier había fundado recientemente. Se puede cuestionar

entonces por que Gauguin no optó como otros artistas por los

nuevos métodos de reproducción para dar a conocer su arte, la

respuesta es sencilla: el carácter tradicional, incluso

primitivo diríamos, tenía verdadero atractivo sobre Gauguin y

la actitud anti mecánica la compartían algunos de sus amigos

más queridos y admirados como Pissarro y Van Gogh

La elección de la técnica gráfica por parte de Gauguin estuvo

sin duda condicionada en parte por las circunstancias y

evoluciones del arte gráfico en estos años en los que la

litografía estaba en alza entre los pintores por su facilidad y

por los avances desarrollados en la autografía. La decisión de

Gauguin y Bernard de hacer sus litografías sobre planchas de

zinc y no sobre la tradicional piedra de Baviera se debió en

parte a razones prácticas —el zinc era más barato, fácil de

manejar y de trasladar— pero también debieron tener en cuenta

las singularidades técnicas que le eran intrínsecas. Emplearon

el lápiz litográfico y la aguada a pesar de que esta última

técnica no se adecuaba a la superficie del zinc y ellos lo

sabían. Félix Buhot en 1882 ya advertía que una "aguada sobre

zinc es casi imposible"; en el periódico L'Imprimerie, dedicado

a temas de estampación se reconoce en 1887 la menor

sensibilidad de este metal con respecto a la piedra por lo que

se aconseja que se emplee una técnica sencilla sin pretensión

de efectos sutiles como la aguada; Duchatel en su Traite de

litographie artistique de 1893 recoge el descontento de los

artistas con los resultados obtenidos sobre planchas de zinc ya

que al estampar la obra sobre papel los resultados no son los

que cabía esperar al ver dibujada la composición sobre la

plancha.

Page 74: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Ni Gauguin ni Bernard podían estar ajenos a estos conocimientos

por lo que se debe presuponer que eligieron este material de

una manera consciente quizá porque las desventajas e

inconvenientes de la zincografía que comentábamos sumados a que

la textura y el grano eran bastante groseros —aspectos que la

litografía sobre piedra siempre trataba de evitar— se adecuaban

perfectamente al tipo de imágenes que deseaban obtener y le

conferían ese aspecto tosco y rudo del arte primitivo. La

búsqueda de la simplicidad era necesaria en la zincografía y

Gauguin prefería ese tipo de materiales donde no era posible la

sofisticación técnica; es más la crítica que este artista hizo

a algunos aguafuertes de Seguin fue porque la habilidad técnica

era demasiado evidente.

Ese interés por el aspecto simple y artesanal de la ejecución

había llevado a Bernard en 1888 a interesarse por la

entalladura, la forma más antigua de grabado, y de hecho en sus

zincografías iluminadas se manifiesta una vinculación con las

formas expresivas de esta técnica primitiva que en aquellos

días aún estaba vigente en las estampas populares de Epinal.

Gauguin también buscó un efecto visual similar en su obra al

estamparlas sobre un papel en un fuerte tono amarillo canario

similar al que se empleaba en la estampación de carteles para

anuncios.

A pesar del fracaso que supuso para los álbumes la exposición

en el Café Volpini, donde probablemente sólo fueron admiradas

por los amigos, la exposición de nuevo de las estampas en la

galería Boussod y Valadon en noviembre de 1891, ocho meses

después de la marcha de Gauguin a Tahití, amplió el espectro de

influencia incluso entre artistas que no llegaron a conocer

personalmente a Gauguin. En esta ocasión la crítica se hizo eco

de ellas, entre otros Camille Mauclair en la Revue

independante.

Al igual que hizo en su pintura, Gauguin exploró en el arte

gráfico la bidimensionalidad sin renunciar a crear cierta

espacialidad que daban peso y movimiento a sus figuras,

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configurando las tonalidades grises en un lenguaje lineal de

desigual espesor e irregular que conceden un relativo modelado

a las formas y dan rotundidad a los contornos. En las primeras

obras gráficas de Bernard, Sérusier y Seguin se aprecia esta

influencia de la manera de hacer de Gauguin aunque

progresivamente, sobre todo en las estampas de Bernard y

Seguin, los contornos se van suavizando imprimiendo a sus

formas cierta ingravidez llegando a convertirse en ocasiones en

elementos flotantes.

También tienen en común las estampas de este círculo la

ausencia de la perspectiva tradicional, se intensifica la

horizontalidad y la profundidad de la composición la configura

la relación entre los distintos elementos y su disposición en

el conjunto para crear distintos planos: a la vez que se

indican elementos que están en la lejanía —campos, cielos,

agua, etc.—, se mezclan visualmente con formas y líneas de los

primeros planos articulando de esta forma la sensación de

planitud con un efecto de profundidad. Bernard, Seguin y

O'Conor evidencian en sus estampas su tendencia a la

abstracción, la naturaleza es el punto de partida para extraer

las cualidades abstractas y plasmarlas en el arte gráfico con

gran audacia e inventiva.

Paul Sérusier, considerado el teórico entre los artistas, ya en

1889 comenzó a formular sus teorías sobre la base de las obras

de Gauguin a la que añadió frecuentemente interpretaciones

teosóficas: muchas de sus estampas de la década de los 90 en

las que trata de expresar sus sentimientos sobre Bretaña,

muestran la fuerte influencia estilística de Gauguin. Emile

Bernard fue un joven precoz que estimuló a Gauguin cuando

comenzó a trabajar con este en 1888. Su entusiasmo por las

nuevas ideas, su imaginación y audacias fueron un reto para el

pintor. Los tres trabajaron intensamente durante los últimos

años de la década de los 80 y compartieron muchas similitudes

de estilo. Bernard, por ejemplo, extrema los ritmos

bidimensionales y los modelos repetitivos, sus líneas y

siluetas son suaves y sus composiciones arcaizantes. Sérusier

Page 76: Grabadoycreaciòngráfica.doc

tiende también más al efecto de planitud que Gauguin y tras la

marcha de este a los Mares del Sur en 1891 sus imágenes

cobraron un aspectos más áspero y anguloso. Por influencia

también de esas obras de Gauguin y Bernard, Sérusier y Seguin

hicieron zincografías, pero este último al igual que O'Conor

también se sirvieron de la técnica del aguafuerte, hay que

recordar que ninguno de los dos conoció a Gauguin hasta su

regreso del viaje a los mares del Sur en 1894.

El contacto entre Maufra y Gauguin fue menos frecuente aunque

se ve la presencia de las ideas sintetistas en algunas de las

estampas que el primero hizo de paisajes y marinas bretonas de

los años 90. Maurice Denis, uno de los fundadores del grupo

nabi, recibió la influencia de los artistas del Pont Aven

principalmente a raíz de los contactos que tuvo con algunos

artistas de este círculo en París hacia 1890. Sus dos

zincografías de este año, Les Lavandieres y Feuille de Croquis

así como algunas de las litografías y maderas que ilustran

Sagesse de Verlaine y Voyage d'Urien de André Gide están

relacionadas con los artistas gráficos de este grupo.

Hay que reconocer que muchos de los artistas del círculo del

Pont Aven no hicieron estampas. Una de las razones puede ser

las dificultades que entrañaba desarrollar esta práctica

artística en esa villa de Bretaña, pero también hay que tener

presente que todavía una de las cualidades intrínsecas del arte

gráfico era ser un arte en blanco y negro, y este grupo de

artistas encontraba como un elemento fundamental en su lenguaje

de expresión el color. Por otro lado, muchas de las estampas de

este grupo nacieron como fruto de la experimentación, no se

llegó a hacer una edición. La búsqueda de la simplicidad en la

manera de trabajar les llevó a la litografía técnica cuya

complejidad en el proceso comienza después de que el artista ha

finalizado su trabajo; en cuanto al aguafuerte sabemos que

algunas láminas de Seguin y Maufra fueron estampadas por

Auguste y Eugene Delatre pero muchos quedaron sin editar o

fueron estampadas por el propio artista: parece que Seguin

tenía un pequeño tórculo en su taller de Le Pouldu donde él y

Page 77: Grabadoycreaciòngráfica.doc

O'Conor estamparían sus aguafuertes en 1893, y dos años más

tarde compró una prensa a su amigo inglés el artista Mortimer

Menpes. De aquellas de las que hubo edición estas fue corta,

nunca pasaba del centenar de ejemplares y en la mayoría de los

casos fue de veinte.

Si algo sorprende en la producción de los artistas de Pont Aven

fue el que no emplearan el grabado en madera. El carácter

primitivo de la técnica, su relación con una sociedad cercana a

la época medieval, la vinculación que tenía a la estampa

japonesa, etc., la predisponían para ser empleada por estos

artistas. Bernard grabó algunas maderas pero Gauguin no se

involucró en esta técnica hasta que no se dispuso a grabar las

composiciones relacionadas con su vida en los mares del Sur.

La estancia de Gauguin en Tahití desde 1891 hasta 1893 tuvo

entre otros frutos más de sesenta pinturas y sus relatos a modo

de reflexiones y memorias del Noa Noa. Para ilustrar esta obra

grabo diez maderas que recreaban los principales motivos de su

pintura en estos años. La fuerza y el carácter libremente

salvaje de esta obra gráfica de Gauguin parece directo

resultado de la audacia y dedicación extrema que puso en su

elaboración. Sorprende saber que para llevar a cabo el grabado

empleó la misma madera que otros grabadores, es decir la que

estaba a la venta en esos momentos para el grabado comercial,

pero su manera de ejecutarlo fue completamente heterodoxa así

como las herramientas que empleo: gubias, escoplos, cuchillo,

puntas y lijas, empleadas de tal forma que el trabajo se

asemejaba más al de un escultor en relieve que al de un

grabador. Terminada la obra Gauguin entintó y estampó a mano

sus maderas. Entre éstas se encuentra la que representa el

episodio vivido por Gauguin y su joven compañera Tehamana que

fue motivo también de su pintura: una oscura madrugada cuando

tras una visita de jornada a Papeete el pintor regresó a casa

entrada la noche y encontró a la joven nativa tiritando de

terror ante la aparición de un fantasma de centelleantes

fosforescencias: "Tehamana echada inmóvil, desnuda y boca a

bajo en la cama. Se levantó mirándome fijamente, sus ojos

Page 78: Grabadoycreaciòngráfica.doc

abiertos aterrados, parecía que no sabía quien era yo [...] No

había visto nunca su belleza tan demudada [...] Quizás ella me

tomó, con mi angustiada cara, por uno de esos legendarios

demonios o espectros, el Tupapau que llenaba las noches de

insomnio de su gente".

6. ANDRE MARTY, ROGER MARX Y LA ESTAMPA ORIGINAL

"Parece imposible encontrarse con algo que atestigüe más triunfalmente la capacidad de animación del espíritu humano: he aquí un fragmento de piedra, madera o cobre; un artista trabaja con él y en un instante hace de su inerte y muerta materia algo palpitante, le da vida y pensamiento; algo ayer inútil, desde ahora y para siempre revela un carácter, refleja un temperamento, descubrirá el espíritu mismo del artista gráfico" (Roger Marx, 1888).

André Marty retomó la idea de Lepère y decidió publicar una

serie de álbumes con el mismo título L'Estampe originale. En

total fueron nueve entregas que salieron entre 1893 y 1895 y,

en su conjunto reúnen la obra de setenta y cuatro artistas

vivos, en su mayoría franceses algunos belgas y británicos, que

configuran una excelente muestra de las diferentes técnicas y

tendencias que tuvieron lugar en París a finales de siglo y

abrieron la puerta a la diversidad y riqueza de la presente

centuria.

Para la empresa Marty contó con el apoyo de Roger Marx,

decidido valedor de la estampa y defensor de la integración de

las artes como se refleja en la reflexión que dedicó al arte

gráfico: "A la herencia del pasado ahora se suman las estampas

que pueden ser tanto modeladas como coloreadas y que, en una

imitación del japonés Surimori, toma parte en las artes del

grabado, la pintura e incluso de la escultura todo a la vez".

Sus esfuerzos fueron dirigido a eliminar la tradicional

división en aras de rejuvenecer las artes decorativas que en

Francia habían pasado por una etapa de franca regresión ante el

empuje de las manufacturas británicas. El objetivo fundamental

era tratar de eliminar el abismo que se había abierto en

Page 79: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Francia entre el gran arte y la industria en una clara

emulación del movimiento inglés de Arts and Crafts y romper la

tendencia a la importación de todo tipo de objetos que se había

incrementado drásticamente en la década de los 70.

En estos años de fin de siglo se publican en los periódicos

franceses extractos de los escritos de Ruskin y Morris donde se

abogaba por una estrecha colaboración entre arte e industria;

el mismo Marty, que era partidario de "tener menos artistas

mediocres y mas artesanos útiles", desde el Journal des artiste

—periódico del que fue primero secretario y a partir de 1892

director— apoyó con sus escritos el renacimiento en general de

las artes decorativas y de la industria aplicada a éstas. Roger

Marx, por entonces inspector de Museos participaba de esta idea

y en sus declaraciones ponía en evidencia la desproporción que

existía entre la producción y el bajo consumo que obstaculizaba

el desarrollo de la industria francesa. Era evidente que se

habían alterado las formas tradicionales de patrocinio por lo

que era casi imposible salvar las dificultades que entrañaba la

renovación de las artes sin un nuevo tipo de mecenazgo. Por

esta razón se desarrolló durante los 90 un programa oficial de

apoyo a esta renovación. Marx, Louis de Fourcaud y Georges

Berger acometieron varias empresas que iban desde el apoyo

directo a artistas como Emile Gallé, Auguste Rodin, Albert

Besnard y Eugene Carrière, a la apertura del Musee de

Luxembourg como espacio para acoger el arte contemporáneo en

todas sus manifestaciones, el Congreso Nacional de Artes

decorativas en 1894 o una nueva acuñación de la moneda francesa

al año siguiente ya que "las monedas son los más preciados

agentes para la difusión de la belleza. El más modesto y simple

sueldo francés, revestido con la nobleza del grabado,

embellecido con una bonita imagen simbólica, puede llegar a ser

un educador del gusto". En este sentido, el cartel cobró

también una singular importancia como arte en las calles a modo

de decoraciones murales que podían educar el gusto. En opinión

de Marx la litografía en color de los carteles de Jules Chéret

era el mejor ejemplo del más verdadero y decorativo arte

francés del día hasta el punto que en la crítica La decoration

Page 80: Grabadoycreaciòngráfica.doc

et l'art indstriel a l'Exposition Universelle de 1889 elevó los

carteles de Chéret a la consideración de estampa original que,

además, por estar.pegados en las paredes parisinas hacían

verdaderamente accesible el arte a todos los niveles de la

sociedad.

La obra de Chéret y Willette contribuyó a la popularización del

arte la litografía: carteles e ilustraciones incorporaron tanto

el anuncio como la caricatura a la producción artística de fin

de siglo. Muchos artistas se vieron atraídos por el arte de

Chéret y las estampas en color que se difundieron en los

álbumes de l'Estampe originale de Ibels, Toulouse Lautrec y

Grasset tenían la audacia y el impacto decorativo del cartel o

el estilo y contenido caricaturesco que Willette, Toulouse

Lautrec, Hermann-Paul, Vallotton, Ibels y Jossot habían

desarrollado en periódicos satíricos y humorísticos como Le

Courrier français y Le Rire.

En conclusión, la élite republicana se decidió a apoyar las

artes y devolverlas el prestigio que tradicionalmente habían

tenido en Francia situando la producción de muebles, joyas,

cristal, cerámicas y por su puesto las estampas en su antiguo y

nuevo concepto junto a la pintura y la escultura. Se reclamaba

un nuevo arte, moderno y adecuado a las necesidades y gustos

del día que pudiera llegar al sector del público más amplio

posible y nada mejor que el arte gráfico para adecuarse a todas

estas exigencias.

Entre los objetivos de Marty estuvo incorporar a su obra

artistas consagrados —Auguste Lepère, Odilon Redon y Eugene

Carrière— y jóvenes de vanguardia —Pierre Bonnard, Edouard

Vuillard, H. G. Ibels, Maurice Denis y otros miembros del grupo

nabi—; comprometer tanto a pintores como escultores para

diversificar y ampliar el espectro de formas de realización y

temas de composición; así como llevar el arte gráfico a

maestros que no se habían acercado a él como Puvis de

Chavannes, Paul Signac, y Albert Besnard. En contrapartida la

empresa de L'Estampe original difundía el arte y ampliaba el

Page 81: Grabadoycreaciòngráfica.doc

público que tenía acceso a él; para ello uno de los primeros

objetivos era educar al público y cultivar su gusto por la

estampa.

La publicación en su conjunto muestra un repertorio equilibrado

entre maestros del arte gráfico —Bracquemond, Guerard, Boutet,

Raffaelli, Lepère, Maurin, Lunois, Chéret, Delatre, Bernard,

Pennel, Dillon y Rivière—, pintores y escultores consagrados

que fueron vanguardia en los años 60 —Fantin Latour, Whistler,

C. Pissarro, Puvis de Chavannes, Redon, Rodin y Renoir— y la

nueva generación emergente de los 80 y 90 —Gauguin, Bernard,

Toulouse Lautrec, Luce, Signac, Van Rysselberghe, Sérusier,

Bonnard, Vuillard, Vallotton y los artistas del Pont Aven como

Bernard, Seguin, Maufra—, así como los ilustradores —Willette,

Ibels, Hermann-Paul, Jossot y Auriol. También encontraron un

lugar artistas de segunda fila .De la Gandara, Helleu, De

Groux, Nicholson y Rothenstein, y figuras que participaban más

del concepto de artesanos como Meunier, Grasset, Charpentier,

Martin, Prouvé, Roche, Crane, Ricketts, Shannon y Lucien

Pissarro.

Tanto Marty como Marx dieron una favorable acogida a la nueva

generación ya que una gran parte de los artistas estaban

relacionados con el ambiente del Chat Noir, otros pertenecían

al grupo de Gauguin, etc. Desde el primer momento se impulsó a

través de los álbumes de estampas la nueva forma de trabajar de

los Nabis: de las diez estampas que se dieron en la primera

entrega siete eran obra de jóvenes pertenecientes a este grupo

—Bonnard, Denis, Ibels, Ranson, Roussel, Vallotton y Vuillard—

y las tres restantes por artistas relacionados con ellos

Anquetin, Maurin y Toulouse Lautrec. Hay que recordar que todos

ellos ademas de Grasset, Rachou, Ranft, Hermann-Paul, Sérusier

y Maufra habían participado en la exposición de las oficinas de

Dépeche de Toulouse en 1894.

Publicadas en una edición de cien, l'Estampe originale salía

trimestralmente, y, aunque no llegaba a un público tan amplio

como el cartel, si permitía a un mayor espectro de la sociedad,

Page 82: Grabadoycreaciòngráfica.doc

principalmente la clase media o burguesía acomodada, tener

acceso al arte y a los nuevos conceptos estéticos. Se trataba

de llevar "el gran arte" a un medio más accesible y, a la vez

que se educaba y se avanzaba en la sensibilización estética de

una audiencia más amplia, se ampliaba el mercado y la demanda

de las artes.

Aunque las estampas se publicaban en carpeta, por su tamaño y

el colorido que muestran es muy posible que se emplearan en los

hogares a modo de decoración colgándolas en las paredes aunque

no fueran creadas con esta finalidad. En este momento se

estaban produciendo ya obras con este destino específico como,

por ejemplo, la publicación en 1894 de Estampe murales por el

editor Charles Vernau que ofrecía grandes estampas para la

decoración de interiores; es más en 1896 cuando Marty ya había

dejado de publicar l'Estampe originale, se embarcó en la

edición de Images pour l'ecole, grandes litografías en color

dibujadas por Willette, Rivière y otros, pensadas para ser

colgadas en las escuelas habitaciones infantiles.

André Marty compró el título de la publicación a la Société de

l'Estampe originale. De nuevo, como en aquella, la introducción

fue redactada por Marx donde enfatizaba el carácter democrático

de la estampa y apoyaba el renacimiento del arte gráfico en un

marco de imaginación, flexibilidad y variedad. L'Estampe

originale fue ofrecida por 150 francos por una suscripción

anual de cuatro entregas anuales de diez estampas cada una (un

total de 40 estampas al año). La entrega final y álbum único de

1895 contenía 14 estampas.

Frente a las anteriores sociedades, esta solo tenía como norma

la originalidad sin poner traba alguna a la técnica empleada.

Para Marx la originalidad descansa en la visión del artista, en

sus formas y técnica, y gracias a los avances logrados en el

proceso de estampación, podrían trascender la noción del objeto

de arte único. Algunos de los miembros de la primitiva sociedad

de l'Estampe originale como Bracquemond, Boutet, Dillon y

Lepère, participaron en ésta y también muchos cuya

Page 83: Grabadoycreaciòngráfica.doc

participación en su día se programó para aquella empresa pero

que nunca llegaron a participar como Fantin Latour, Chéret,

Lunois, Buhot, Guerard, Goeneutte, Rops, Legros y Whistler.

Entre las grandes novedades de esta nueva Estampe originale

esta el énfasis que se dio a la producción de estampas en

color, el apoyo a nuevas técnicas y a la experimentación. Marx

subrayaba que los artistas invitados a participar eran

seleccionados sólo sobre la base de la originalidad de su

trabajo y recalcaba el hecho de ser una obra manual salida

directamente de manos del artista. Una imagen gráfica de esta

intención es la cubierta que hizo Toulouse Lautrec para la

publicación de 1893 donde aparece Jane Avril examinando una

prueba que se acaba de tirar a mano por el estampador Pere

Cotelle: de esta manera se evidenciaba el aspecto manual de la

artesanía del arte gráfico y se destacaba la pureza del arte al

ser el artista quien dibuja directamente sobre la piedra y

supervisa directamente la estampación.

Las técnicas tradicionales, como la litografía, aguafuerte o

punta seca estaban presentes, así como nuevas técnicas entre

las cuales se cuenta: la gypsographie, proceso inventado por el

escultor Pierre Roche e inspirado en la naturaleza fuerte,

flexible y brillante del papel japonés; su deseo era unir la

habilidad del escultor con la del artista gráfico y tratar de

recuperar la policromía de la antigüedad, para ello creaba un

bajorrelieve en escayola a la que aplicaba directamente el

color para seguidamente situar el papel sobre el de manera que

este se modelaba y entintaba simultáneamente. Otra técnica

novedosa fue el gofrado, técnica adaptada por Alexandre

Charpentiner —artista en cuya obra se hermanan con éxito el

gran arte y las artes industriales— quien también fue el

encargado de hacer el sello seco que lleva cada estampa

publicada. El gofrado es una estampación en seco que incorpora

el volumen a una forma de arte que tradicionalmente había sido

plana, y el artista a veces mezcla las técnicas como por

ejemplo en La fille au violin, donde combino la litografía en

color con el gofrado.

Page 84: Grabadoycreaciòngráfica.doc

También se acepto el trasporte litográfico como medio de

multiplicar dibujos y la autografía, y gracias a ellas se

persuadió a artistas a hacer sus primeras estampas o se

permitió que aquellos que no residían en París pudieran

participar en la publicación, como es el caso de Puvis de

Chavannes y su estampa La Normandie, o del escultor belga

Meunier que envió el dibujo para transferirlo a la piedra, o

Paul Signac que hizo su primera litografía Saint Tropez para

Marty en 1894 aunque la versión publicada fue otra ya que al

artista no le satisficieron las pruebas que le remitieron una

vez pasado el dibujo.

Como resulta evidente esta diversidad de técnicas y opciones

lleva al cuestionamiento sobre los límites de lo original: se

deseaba una obra original pero la contradicción está en fijar

hasta donde puede llegar el profesional del taller en su

participación en la consecución de la obra y cual es el mínimo

que debe hacer el artista para que el resultado sea

verdaderamente original. El ejemplo más elocuente de esta

situación es la litografía en color L'Opium de Victor Prouvé.

El artista hizo una acuarela que exactamente es la que aparece

en la estampa pero según se ha conservado aquella tiene la

cuadrícula para ser dibujada en la superficie para estampar,

quizá fue Prouvé quien se sirvió de la cuadrícula en el trabajo

pero también cabe pensar que fue el técnico del taller quien

hizo uso de ella en su trabajo. Por último, en el caso extremo

se encuentra que algunas de las estampas que aparece en la

publicación se empleo una técnica tan poco manual como el

fotorrelieve Eugene Grasset, La Vitrioleuse, aunque

anteriormente identificada como litografía, en en realidad un

fotorrelieve coloreado con estarcido.

Pero es que como hemos visto anteriormente los jóvenes eran

partidarios de emplear aquellas técnicas que tenían a mano y

algunos como Toulouse Lautrec no tuvieron prejuicio alguno en

este sentido y acogieron con gran generosidad la nueva

tecnología ya que les ofrecía oportunidades para desarrollar

Page 85: Grabadoycreaciòngráfica.doc

sus iniciativas e inquietudes creativas que de otro manera

hubieran quedado en la nada, es más la carrera de Toulouse

Lautrec esta marcada y potenciada por el arte gráfico y se

puede considerar que comenzó cuando se decidió en 1886 a

colaborar con Le Courrier français con sus dibujos que

seguidamente eran reproducidos en fotorrelieve; su aceptación

de esta forma de expresión fue total ya que, incluso, en el

momento de su mayor fama continuó haciendo este tipo de

trabajos. Por otro lado, si los carteles fueron considerados

como un arte original para las paredes callejeras tanto por su

diseño artístico como por su contenido, difícil era mantener

los límites de la obra original a unas técnicas tradicionales

de estampación. La discusión venían entonces en por que se

aceptaba este tipo de técnicas de trasferencia y no la estampa

de reproducción que abiertamente fue rechazada por los

directores de la publicación: la razón era que en la primera no

había intermediario alguno entre la obra del artista y el

resultado final, nadie interpretaba ni copiaba al artista sino

que los avances técnicos permitían ir del original a la estampa

conservando en esta última la inmediatez e impronta de aquél y

era capaz de trasmitir la fuerza del pensamiento original.

La renovación de las artes industriales en Francia tuvieron un

lugar en el Journal des artistes donde a comienzos de 1894

Henri Nocq daba a conocer la opinión de hombres conocidos como

Roger Marx, Eugene Grasset, Alexandre Charpentier, Félix

Bracquemond, Ernest Duez, Toulouse Lautrec, Jean François

Raffaelli, Henri Rivière, George Auriol, Paul Gauguin, etc. ,

daba su punto de vista sobre el movimiento de recuperación de

las artes decorativas en Francia. Entre estos documentos es

interesante recoger la opinión de Lautrec quien participaba en

la opinión de Marty —menos artesanía—, y ponían como ejemplo a

Morris por su capacidad de creación en objetos de uso cotidiano

a pesar de no participar del entusiasmo por las influencias

tardomedievales que él se daban. Parece que Lautrec estuvo

implicado en esta aventura desde que Marty la concibió y fue un

activo miembro en búsqueda de suscriptores y en animar a otros

artistas como los dos Pissarro, y a través de Lucien artistas

Page 86: Grabadoycreaciòngráfica.doc

ingleses como Shannon, Ricketts, Crane como Whistler

participaron en ella.

Miembro de los Incoherentes y habitual del Chat Noir, Marty dio

un gran protagonismo a Lautrec, el diseño dos de las tres

cubiertas de los álbumes, participó con una litografía, Au Café

Concert, en el sexto álbum, y se publicó un retrato al

aguatinta de él obra de Charles Maurin. Nadie como Lautrec supo

apreciar y desarrollar las capacidades de la litografía en

color donde con un lenguaje realista pero decorativo y plano

combinó ingenuidad, sátira y disciplina para crear un

vocabulario propio y personal a veces en épocas de intenso

trabajo ya que durante algunos periodos llego a dibujar una

litografía por semana o cada diez días. En ellas dejó el

impacto que en su imaginación dejaban cantantes, bailarines,

actores, etc. siempre en expresiones desproporcionadas, gestos

dramáticos y ambientes donde candilejas y luces daban cobijo y

refugio en un mundo de artificio que dio cobijo a un "enano"

hijo alcohólico de una viejo aristócrata francés. En su álbum

Elles Lautrec presenta a las prostitutas como parte de un mundo

cercano al cual él como ser marginado por su condición física

se sentía más vinculado que al la confortable vida de la clase

media burguesa.

A Lautrec como a Ibels y Hermann-Paul les interesaba el mundo

real. En 1893 Marty encargo a los dos primeros un álbum con

veintidós litografías que se titularía Le Café concert: Lautrec

retrato a los más populares actores de variedades del momento

Yvette Guilbert, Aristide Bruant, Jane Avril, Edmee Lescot,

Caudieux, mientras que Ibels se encargo de dibujar a Marcel

Legay, Mevisto, Polin y Anna Block. Ambos artistas habían hecho

carteles para distintos establecimientos de diversión y actores

concretos como Guilbert. Pero merece una mención especial la

serie Elles de Lautrec, once litografías en color más la

cubierta de 1896 que tiene por tema a las prostitutas en una

visión que no enjuicia sino que muestra un momento íntimo de

descanso que en ocasiones, si no fuera por sutiles

connotaciones eróticas —por ejemplo en Femme au tub las

Page 87: Grabadoycreaciòngráfica.doc

pinturas que aparecen al fondo—, podría parecer un interior

doméstico burgués. Es interesante contrastar esta visión de la

mujer —para muchos como Vollard las imágenes del burdel que

tiene Lautrec son en gran medida deudoras de las creadas en los

monotipos de Degas— y las estampas de Hermann-Paul de 1895

sobre la vida de una burguesa: Vie de Madame Quelconque. En

diez litografías, con claras implicaciones morales y crítica,

Paul presenta los rutinarios episodios de la vida una mujer

típica de clase media en Francia: infancia feliz, buena

educación, caritativa, presentada en sociedad, la luna de miel,

la madre de familia, la emoción del adulterio, la agradable

rutina de la vida familiar, y la llegada de los nietos. Esta

mujer no tiene cara, ni individualidad, ni trascendencia. Ambos

álbumes son dos visiones de la mujer francesa contemporánea, en

Elles de Lautrec nos presenta lo marginal de una manera real y

sin pretensiones como la misma existencia de esas mujeres,

Hermann-Paul pone en evidencia la hipocresía de la sociedad

burguesa.

Tras Lautrec, Willette es el artista que más colaboraciones

tiene en los álbumes de L'Estampe originale ya que publicó tres

estampas. En el noveno y último álbum Willette publicó

Revanche, una composición irónica y nacionalista que presenta a

un soldado francés decapitando el águila imperial alemán como

muestra para algunos autores de la vieja frustración francesa

por la guerra perdida contra Alemania en 1870 y prefiguración

del conflicto de 1914. Pero la publicación de Marty no dio

mucha acogida a imágenes con implicaciones políticas —solo cabe

citar Vive le Tzar de Bracquemond celebra la alianza franco

rusa en 1893 y Manifestation de Vallotton reflejo de las

agitaciones de los 90. La estampa de Vallotton apareció en el

álbum de marzo de 1893 cuando todavía no había amenaza alguna

de censura. Tras los sucesos de diciembre de ese año que

culminarían en el asesinato del presidente Sadi Carnot en junio

de 1894 se impidió todo tipo de manifestación o referencia

anarquista. Posiblemente Marty ante la amenaza de la censura o

del cierre de la publicación impidió composiciones que le

comprometieran políticamente de ahí que las contribuciones de

Page 88: Grabadoycreaciòngráfica.doc

artistas tan comprometidos como Luce no tuvieran ninguna

implicación anarquista y posiblemente esta es la explicación de

que figuras cómo Steinlen no participaran en la empresa.

Steinlen, por ejemplo, fue uno de los primeros artistas que

respondió visualmente en apoyo del poema de Rictus Les

Soliloques du pauvre ya donde encontró la respuesta literaria a

su interés por los pobres y marginados de París. En 1895

comenzó una serie de ilustraciones en blanco y negro para

ilustrar este poema y que fueron publicados por primera vez en

1897. Esta obra de Steinlen influyó decisivamente en el joven

artista español Joaquin Sunyer que dibujo una serie de

litografías con el mismo tema en las cuales se apropió del

aspecto del protagonista —un hombre alto, demacrado, triste,

con una larga barba, un abrigo raído y un sombrero alto—,

asimiló el estilo de este artista y compartió la visión oscura

y lúgubre de los barrios pobres de la ciudad de Paris. Llegado

a esta ciudad procedente de Barcelona, donde compartió sus

experiencias con los artistas vinculados al cabaret de Les

Quatre Gats, Sunyer captó las tendencias más abstractas de los

Nabis y su álbum es un importante precursor del arte de Pablo

Picasso en el Montmartre de fin de siglo.

7. LA RENOVACION DEL ARTE GRÁFICO ALEMAN: MAX KLINGER Y EDVARD

MUNCH

La importancia de París en el nuevo concepto de estampa y en el

renacimiento del arte gráfico fue decisiva en toda Europa y

América del Norte, pero en el caso concreto de Alemania, país

siempre atento a las novedades galas, hubo dos figuras que

serían clave en el desarrollo de su arte que en la actualidad

ha recibido el calificativo común de Expresionismo, nos

referimos a Max Klinger y Edvard Munch.

LA ESTAMPA UN ARTE SERIADO: MAX KLINGER

Max Klinger fue el gran maestro de la renovación del arte

gráfico alemán. En 1878 Klinger, oriundo de Leipzig y formado

en sus primeros años con el pintor de género Karl Gussow,

Page 89: Grabadoycreaciòngráfica.doc

presentó al público una serie de pinturas y dibujos entre los

que se contaban ya los correspondientes a la serie El guante

que tres años más tarde serían publicados en estampas. En estos

primeros ambientes en los que se movió Klinger era el

aguafuerte la técnica que predominaba y parece que fue a

sugerencia de Hermann Sagert, grabador y marchante que conocía

sus dibujos, el que se decidiera a grabar sus propia obra.

La experiencia y habilidad de Klinger en el dibujo, era ya un

maestro consumado a los veintiún años, facilitó sin duda el

aprendizaje de este nuevo medio en el cual tuvo presente a los

viejos maestros, sobre todo a Goya. De él tomo el lenguaje

visual de la técnica de mancha, el aguatinta, y la articulación

de ésta con la técnica lineal del aguafuerte para crear y

modelar las composiciones en función de la luz, una luz que

penetra en la escena y la llena de dramatismo como se aprecia

en Al arroyo de la serie Una vida.

Klinger combinó perfectamente las técnicas directas y las

indirectas. Manejó con habilidad y destreza las diferentes

texturas del grano del aguatinta, las reservas de barniz, la

punta seca, la ruleta y el buril para completar el trabajo del

ácido; un excelente ejemplo de su capacidad para combinar los

distintos medios del grabado es Muerte de la serie Un amor. En

ocasiones empleó en un mismo ciclo las técnicas de grabado con

la técnica plana, así en Las Fantasías de Brahms se aventura en

la manera negra y en la litografía además de las otras técnicas

que le eran habituales.

Su manera de componer también introdujo novedades interesantes

en la estampa, pro ejemplo algunas de ellas presentan

enmarcando la escena central un tipo de decoración donde las

líneas se entrelazan a modo de arabescos prefigurando una de

las características del Art Nouveau —la serie Cupido y Psique—

o donde se seleccionan elementos que refuerzan el significado y

el impacto de la estampa como por ejemplo En las vías de la

serie Muerte, parte I. En ésta obra se aprecia una forma de

Page 90: Grabadoycreaciòngráfica.doc

organizar el espacio que también empleará años más tarde Munch

en su Madonna.

Los temas de las estampas de Klinger son realmente modernos y

también tendrían clara incidencia sobre el pintor noruego: la

expresión de fantasías perturbadas sobre el amor y la muerte.

En algunos casos la influencia en la composición es directa

como es el caso de La noche de la serie Muerte I parte en

Melancolía, madera en color de Munch grabada en 1896. En la

obra de Klinger también podemos ver uno de los precedentes del

tema de la pesadilla y la angustia que impregnó el arte gráfico

de Munch.

La importancia de Klinger en el panorama artístico alemán del

fin de siglo fue tanto teórica como técnica y, para muchos

autores, con él comienza el arte gráfico alemán moderno

asumiéndole como parte fundamental de su producción ya que

nunca lo consideró cómo algo dependiente de otra forma de

expresión artística: parece que en ningún momento concibió la

idea de servirse de un profesional para que reprodujera sus

obra y de esta manera dio en su país un nuevo lugar al arte

gráfico con lenguaje e interés propio.

Renovó el mundo de la estampa por el carácter narrativo que le

dio al publicarla siempre como parte integrante de series donde

podía desarrollar sus imaginativas y subyugantes ideas. A esta

series, Klinger las denominaba opus en clara emulación a la

manera de designar las composiciones musicales —es conocida su

amistad con importantes compositores como Brahms (la Opus XII

Brahmsphantasie de 1894 se la dedicó a este músico), Reger y

Richard Strauss—. Cómo la música o la poesía el dibujo o la

estampa seriada tenían una verdadera potencialidad como medio

de expresión y una capacidad programática que permitía

desarrollar la creación a lo largo de varias imágenes o

composiciones consecutivas: Klinger creaba ciclos bicromáticos

de imágenes donde caben los monstruos y las distorsiones sin

que su presencia o articulación ofenda la propia realidad o al

espectador. "Hay imágenes —escribía Klinger— de la fantasía que

Page 91: Grabadoycreaciòngráfica.doc

no se puede, o si se hace es de forma limitada, representarlas

artísticamente a través de la pintura, pero que son accesibles

a las representación por el dibujo sin perder nada de su valor

artístico". Considera que sus imágenes no surgen del mundo

visible sino que emergen directamente del mundo de los

sentimientos y, en lugar de buscar la construcción de un objeto

bello, Klinger observa cómo los grandes maestros han encontrado

en el dibujo una forma de desarrollar su visión crítica de la

sociedad. Los trabajos de estos maestros en estampas o en

dibujos tienden a la ironía, la sátira e, incluso, a la

caricatura porque en esta forma de expresión artística se puede

subrayar las debilidad, la dureza o lo diabólico del ser y de

la sociedad.

Klinger además publicó un tratado teórico sobre el arte

gráfico, Malere und Zeichnung que apareció por primera vez en

1891. En su obra escrita Klinger marcó las líneas directrices

para considerar la estampa frente a la pintura, un arte

monocromo frente el color que marcará, en gran medida, la

producción de los artistas alemanes posteriores. Para Klinger

la estampa participaba de las propiedades del dibujo y, como

él, de la libertad de establecer relaciones diferentes con la

naturaleza a las que asumía la pintura que, por su dependencia

del color, estaba muy ligada a la apariencia sensible del mundo

natural. En su opinión la pintura no era el vehículo más

adecuado para crear convincentes composiciones imaginarias,

relacionadas con el mundo irreal, no material, tan íntimo y

unido a la subjetividad del artista.

A todas estas consideraciones que daban valor al arte gráfico

en sí mismo se unía, evidentemente, la capacidad natural de

multiplicar y difundir las ideas llegando a una audiencia mayor

y esta característica es la que revalida su interés con

respecto al dibujo obra fácilmente retirada de la circulación

al pasar silenciosamente a formar parte de cualquier carpeta de

una biblioteca. La estampa es un arte independiente y no un

arte a la sombra del dibujo o la pintura.

Page 92: Grabadoycreaciòngráfica.doc

La mayoría de sus series fueron producidas al principios de su

carrera entre 1879 y 1883 cuando Klinger todavía no contaba

veintiséis años. Sus ciclos más importantes son: Bocetos al

aguafuerte (Radierte skizzen, 1879) ocho estampas; Rescate de

las víctimas de Ovidio (Rettungen Ovidischer Opfer, 1879) trece

estampas; Eva y el futuro (Eva und die Zukunft, 1880) seis

estampas; Cupido y Psique (Amor und Psyche, 1880) cuarenta y

seis estampas; Intermedios (Intermezzi, 1881) doce estampas; El

guante (Ein Handschuh, 1881) diez estampas; Cuatro paisajes

(Vier Landschaften, 1883); Una vida (Ein Leben, 1884) quince

estampas; Dramas (Dramen, 1883) diez estampas; Un amor (Eine

Liebe, 1887) diez estampas; Muerte, I parte (Vom Tode Erster

Teil, 1889) diez estampas; Fantasía de Brahms (Brahmsphantasie,

1894) cuarenta y una estampa; y Muerte II parte (Vom Tode

Zweiter Teil,1898-1909) doce estampas.

En la Opus VI, El guante Klinger dio a cada escena un título,

una sola palabra sin que jamás publicara comentario alguno

sobre el significado de éstas. No obstante la secuencia de los

hechos es bastante clara: en las dos primeras estampas muestra

el escenario —Lugar— una pista de patinaje donde tiene lugar la

Acción, a una mujer se le ha caído uno de los guantes y un

caballero lo recoge. En la tercera la fantasía irrumpe como en

los sueños nocturnos: Deseo, Rescate, Triunfo y Homenaje son

composiciones optimistas en las cuales el esquivo guante es

rescatado. Las escenas finales comienza con una onírica

pesadilla en la que un monstruo acaba por llevarse el guante:

Ansiedad, Reposo, Rapto, Cupido. La precocidad del tema ha sido

siempre sorprendente ya que el tema de los sueños en Klinger es

anterior a que Freud y Krafft-Ebing dieran a conocer sus

escritos (La interpretación de lo sueños de Freud es de 1900);

en el caso concreto de Klinger el interés por el mundo de los

sueños le había llevado a hacer con anterioridad a esta serie

varios dibujos sobre pesadillas donde está presente el mundo

creado por Goya.

Otra serie interesante por su contenido social es la Opus IX

Dramas, originalmente titulado Dramen. VI Motive in X Blättern

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(Dramas, 6 motivos en 10 hojas) que tiene como referencia

literaria el poema Schicksalslied de la novela Hyperion de

Hölderlin. Se trata de seis tragedias, dos de ellas

desarrolladas en tres estampas cada una y las restantes en una

sola estampa. Los dramas comienzan en un individuo de la alta

sociedad y a través de las distintas imágenes Klinger nos va

trasladando a otros ambientes sociales con sus respectivos

dramas afrontando la lucha proletaria y las barricadas. Aunque

algunos críticos asumieron que el artista concibió la serie

como una reflexión de la revolución de 1848, el propio Klinger

rechazó esta explicación y explicó su deseo de presentar

escenas del Berlín contemporáneo según explicó años más tarde

en una carta dirigida a Max Lehers en 1916: "Nunca pensé en la

revolución de 1848. Lo hice en 1883. Era el tiempo de un muy

fuerte movimiento democrático social que recorrió de manera

revolucionaria toda Alemania. Las posibilidades de éxito eran

tema de discusión en bares y periódicos. Este fue el origen de

mi fantasía [...] Era el tiempo de mi entusiasmo por Zola (a

quien yo desee realmente dedicar mi Dramen), por los hermanos

Goncourt, por Flaubert". Klinger fue un liberal demócrata y se

hizo conservador solo al final de su vida.

EL RENOVADO ARTE DE LA ENTALLADURA: EDVARD MUNCH Y LAS TECNICAS MIXTAS

Edvard Munch, de origen noruego, pensionado en Francia en 1885,

exploró por primera vez el grabado en Berlín ciudad donde

presentó una exposición en 1892. A fines de 1894 Munch escribía

desde allí a su familia contando que había empezado a hacer

aguafuertes. Algunos meses después salió la llamada Carpeta

Meier Graefe publicada por el crítico Julius Meier-Graefe —uno

de los inspiradores de la publicación de la revista Pan, lugar

donde también se anunció la aparición de esta carpeta.

Posiblemente fue el crítico quien animó a Munch a probar suerte

en el grabado, más concretamente el aguafuerte, técnica que en

aquellos momentos se encontraba en alza entre los círculos

artísticos alemanes.

La carpeta reunía ocho estampas y las composiciones eran, en

gran parte, reproducciones de los temas que el artista había

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tratado ya en pintura; quizás Munch vio el arte gráfico como

una manera de capitalizar la fama obtenida con sus pinturas

que, a pesar del revuelo que habían organizado, no habían

encontrado comprador. Gracias a su destreza como dibujante

Munch logró un asombroso dominio y, como ocurre en otros

maestros que se acercaron al arte gráfico en parecidas

circunstancias, las estampas tienen un valor en si mismo y no

son meras reproducciones o copias de sus pinturas. En la

técnica del aguafuerte Munch tuvo presente a Klinger, el

reconocido maestro alemán, pero sería durante la segunda

estancia de Munch en París, entre 1895 y 1897, cuando

absorbería las novedades e influencias que ofrecía la capital

del arte y desarrollaría de manera decisiva su carrera como

artista gráfico

Bebiendo en múltiples fuentes, su arte compuso una síntesis

absolutamente original de ideas, estilos y técnicas. Munch

conoció y se dejó influir por la obra de Van Gogh, Gauguin,

Manet, Lautrec, Whistler, Puvis de Chavannes, Seurat y Gustave

Caillebotte; y posiblemente la influencia de Max Klinger

facilitara la absorción en su arte de los trabajos de algunos

maestros simbolistas como Redon, Moreau y Felicien Rops.

El mismo año de su llegada a París en 1895 se reproducía en La

Revue Blanche su litografía El grito y Thadée publicaba un

artículo sobre el pintor de Norway que tanto le había

sorprendido durante su estancia en esta ciudad. En la primavera

de 1896 Munch mostró nada menos que diez pinturas en el Salon

des Indépendants, e inmediatamente después inauguró una

exposición importante de sus obras en la Galería Bing,

presentando pinturas, estampas y dibujos. Esta segunda

exposición tuvo eco en la prensa y August Strindberg, a quien

Munch había conocido en Berlín y con quien restableció su

relación durante su estancia en París, publicó un artículo en

la revista mencionada anteriormente.

Munch en la década de los 90, como muchos otros jóvenes

europeos, atravesaba, disfrutaba y sufría un momento de

Page 95: Grabadoycreaciòngráfica.doc

vertiginosa libertad social, sexual y artística. Aunque le

tenemos asociado con temas dramáticos, en los años 90 se

interesó por la vida parisina y adoptó incluso temas comunes a

Degas, Raffaelli, Bernard y Lautrec como es el tema del

cabaret. En la litografía Cancan Munch muestra a una bailarina

en un escenario rodeada de otras tantas sentadas, en primer

plano los espectadores y la orquesta, y una mujer en el ángulo

izquierdo con un generoso y voluptuoso pecho. Existe una

evidente relación entre el arte de Munch y el de Lautrec

incluso en la pintura: por ejemplo Rose y Amélie —dos

prostitutas jugando a las cartas— o en Burdel —las prostitutas

sentadas a la espera de la llegada de los clientes—, son temas

que fueron difundidos y audazmente representados en el álbum

Elles de Lautrec. Munch compró a Vollard, aunque éste no fue el

editor, un ejemplar del mismo, y esas estampas influyeron tanto

en el tema como en la técnica: por ejemplo la pintura El día

siguiente de Munch tiene una estrecha relación con la estampa

de esta serie de Lautrec Mujer echada: pereza; aunque se ha

apuntado que ambas tengan como fuente primigenia La pequeña

modelo de Rops de 1879.

Al igual que Lautrec y Vuillard, Munch diseño algunos programas

para el teatro, en concreto para el Theatre de l'Oeuvre donde

se representaron las obras de Ibsen Peer Gynt en 1896 y Jean

Gabriel Borkman en 1897. En este último programa Munch hizo una

litografía y se sirvió de la diagonal como elemento dominante

en la composición; dispuso la gran cabeza del escritor en

primer plano desplazada hacia la izquierda y al fondo un faro

emitiendo unos rayos de luz que refuerzan esa línea dominante,

tan del gusto en la estampa japonesa, que había sido

frecuentemente empleada por Degas, Van Gogh, Bernard y Lautrec.

Munch se sirvió de esta manera de componer en su pintura de

1891 Rue Lafayette y la fuerza de esta línea cobró un

protagonismo especial en Desesperación, El grito, Muchachas en

el puente en sus diferentes versiones, etc. Los recursos

compositivos de Munch se basan en la manipulación que

desarrolla entre el primer plano y el fondo: en sus obras

existe un primer plano muy cercano —a menudo un rostro que

Page 96: Grabadoycreaciòngráfica.doc

prácticamente se sale del cuadro e invade el marco— y un último

plano absolutamente lejano —una sima infinita que se pierde—,

en medio la nada, el vacío; en ocasiones se sirve de algún

elemento en escorzo o en sucesión repetitiva que atrae la

mirada hacia el fondo, normalmente en una composición en

diagonal hacia la izquierda que, según creían los artistas de

le época cómo Seurat, generaba una sensación de "tristeza".

Para ello emplea caminos ascendentes, punentes, avenidas

abalaustradas, etc.

Resulta evidente que la producción gráfica de Munch está en

estrecha relación con su pintura —las fórmulas compositivas son

las mismas— y la mayoría de sus estampas más famosas muestran

composiciones que originariamente se desarrollaron en pintura

aunque con variaciones. Desde la publicación de la primera

carpeta en 1895 Munch tuvo clara la intención de multiplicar su

arte a través de la estampa para que llegar a la gente. En la

mencionada carpeta anuncia al lector que proyecta reproducir en

aguafuertes y litografías su serie Amor y en el catálogo de la

exposición de 97 expresa sus deseos de reproducir las

composiciones más importantes en una publicación que tendría

por título El espejo para el cual hizo una cubierta Cabeza de

hombre en cabello de mujer.

Munch deseó y consiguió trasmitir su arte y su concepto de la

vida a un publico amplio, por esta razón gustaba de estampas de

grandes formatos que exponía junto a sus pinturas y valoraba el

arte gráfico en sí mismo. Este concepto no impedía que

simultáneamente en la estampa viera una fuente de ingresos pero

no aceptaba la revalorización de la estampa según los nuevos

criterios del mercado. Su actitud fue coherente por lo que

nunca numeró las ediciones y siempre se reservó el derecho a

tirar tantas estampas como él deseara o el público le

demandara. Sabemos que tras su regreso a Norway y debida a la

precaria situación económica en la que se encontraba por la

falta de compradores de su pintura, escribió a Meier-Graefe a

París el 26 de junio de 1897 para solicitarle un préstamo a

cambio de cincuenta ejemplares de La niña enferma y con el

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dinero poder retirar el material gráfico que el había enviado

desde París; por esa misma fecha escribió al estampador Auguste

Clot solicitándole que tirara cincuenta ejemplares de Atracción

I y otros tantos de Amantes en las olas —parece que finalmente

no envió la carta— y en otra ocasión solicitó al mismo

información sobre el coste de tirar cien o doscientos

ejemplares de las piedras que había dejado dibujadas en su

taller y por las que estaba pagando una renta mensual para que

no se borraran. Estas prácticas explican las grandes

diferencias que existen entre unas y otras tiradas, pero además

en ocasiones cuando ya no existían la matriz, Munch hacía

transferir una estampa para hacer una nueva matriz y proceder a

su edición. En este tipo de transferencias es ciertos que se

pierde parte de la sutileza y algunos matices de la

composición.

Tras su llegada a París en 1895 siguió trabajando en la técnica

del aguafuerte, el aguatinta, la punta seca y la litografía.

Pero una de las novedades más interesantes fue la incorporación

de nuevas técnicas y la mezcla que hizo de ellas. En este

aspecto es importante la amistad entre el artista alemán Paul

Herrmann —quien para evitar confusiones con el francés Hermann-

Paul adoptó el nombre de Henri Héran— y Munch; ambos

participaron y compartieron la investigación y la aventura de

crear arte gráfico.

Entre las actividades compartidas se encuentra la iniciativa de

grabar a la manera negra sobre planchas de zinc preparadas para

esta técnica con aguatinta (absurdamente denominadas falsas

maneras negras) —es típico de este tipo de plancha tener las

esquinas recortadas— y que probablemente fueron estampadas por

Almon Porcaboeuf —posteriormente denominado Atelier Leblanc— y

no por Lemercier como se había creído en un principio. Entre

los excelentes resultados que obtuvo en esta técnica se

encuentra el uso del color —otra tradición que estaba vigente

en Francia en esta época— y un excelente ejemplo es la estampa

Joven en la playa. Es interesantes anotar que Munch no volvería

a utilizar la manera negra después de abandonar París en 1897,

Page 98: Grabadoycreaciòngráfica.doc

y este dato da una prueba más de las posibilidades que se

ofrecían al artista en el París fin de siglo cuando tratamos de

la estampa o del arte gráfico. En estos mismo años Munch hizo

litografías sobre piedra y,como es de suponer, también empleó

el papel autográfico —Atracción II y Separación II—, y se

aventuro con la económica pero limitada plancha de zinc como

por ejemplo Marcha fúnebre.

Creo litografías en blanco y negro de gran fuerza y se sirvió

de la oscuridad continuada en excelentes estampas como su

Autorretrato con brazo de esqueleto de 1895. Su manera de

tratar las superficies se asemejan a la técnica empleada por

Vallotton que tuvo un manera peculiar y atractiva de servirse

de la entalladura o grabado en madera.

Antes de seguir adelante, es necesario entender la manera y la

situación en la que se encontraba la técnica del grabado en

madera en estos años de fin de siglo en Francia. La xilografía

fue, sin duda, la técnica más afectada por las innovaciones

fotomecánicas pero estas mismas innovaciones serán los agentes

desencadenantes de la recuperación de la entalladura. La

versatilidad, economía y rapidez de la primera la habían hecho

la técnica por excelencia para reproducir todo tipo de imágenes

ya que con un taco de madera cortado a contrafibra, un buril y

un excelente grabador se obtenía plena libertad para recoger

los más mínimos detalles de la composición original, hacer

facsímiles, interpretar aguadas, imitar el grabado en cobre y

en acero, el aguafuerte, la entalladura e, incluso, asemejarse

a la fotografía. El factor comercial que dio esa vitalidad a la

xilografía hizo que ésta conservara su vigencia hasta que los

nuevos medios fotomecánicos de reproducción se perfeccionaron,

de modo que hacia 1880 la xilografía se había desechado casi

totalmente como técnica popular y barata para reproducir

imágenes aunque los grabadores expertos en esta técnica

defendieron la bondad y superioridad artística de la técnica

frente a la imagen mecánica tratando además de alcanzar la

perfección de la fotografía.

Page 99: Grabadoycreaciòngráfica.doc

De nuevo será en Francia, país que había animado la renovación

del aguafuerte, donde el grabado en madera comience una

producción original frente a la reproducción, abriendo un nuevo

campo de experimentación a los artistas que se servirán de ella

tanto para la ilustración de libros como de estampas sueltas.

La entalladura original retorna a la madera cortada al hilo, a

la gubia y el cuchillo, renueva por tanto el arte, le libera de

su servidumbre ancestral y lo introduce en el taller del pintor

donde sobre la habilidad triunfa la creación.

Pero la completa ruptura entre xilografía y entalladura

original no tendrá lugar hasta 1890. En esta última década del

siglo pasado el grabado en madera al hilo será capaz de

sintetizar su nueva función con su propia tradición histórica:

tendrá presente el gusto que la sociedad parisina por las

estampas japonesas; incorporará la tradición de las esplendidas

obras de los grandes maestros alemanes del pasado como Durero,

Altdorfer y Holbein; se identificará con los libros ricamente

ilustrados de los primeros años de la imprenta europea;

estudiará el grabado al claroscuro en madera del siglo XVI en

sus dos técnicas alemana e italiana; se acercara a la tradición

popular de estampas sueltas muchas de ellas vistosamente

iluminadas a mano —recuérdese la presencia viva del estilo

vernáculo del siglo XVI en las imágenes d'Epinal y esta

tendencia al arcaísmo vanguardista—, y por último, se

desarrollará en el ambiente parisino de las vanguardias

pictóricas. Su cenit llegará con Munch y a partir de él la

entalladura será una forma natural de expresión entre los

artistas del Die Brücke que partir de 1905 echaron

definitivamente por tierra los últimos vínculos que la

entalladura podía tener con su función reproductora aunque

fuera al amparo de la elegante exquisitez del Art Nouveau.

Uno de los artistas modernos franceses de este período que

mantuvo estrechos vínculos con los círculos escandinavos fue

Paul Gauguin debido, en parte, a su matrimonio con la danesa

Mette Gad. Es muy posible que la aproximación de Munch a la

madera estuviera también marcada por la forma en que Gauguin se

Page 100: Grabadoycreaciòngráfica.doc

sirvió de esta como una técnica gráfica cuyo trabajo, como

comentábamos en páginas anteriores, se asemejaba más al del

escultor ya que con escoplos y gubias hacia verdaderos

bajorrelieves en planchas de madera al hilo donde se explotaba

al extremo la fibra y el grano de la textura del soporte.

Las maderas de Munch están grabadas con gubias de distintos

grosor y a menudo emplea el cincel para vaciar amplias zonas.

Entre las grandes novedades de Munch en el grabado en madera no

estuvo solo la introducción del color —su deseo de trabajar en

color le había llevado a experimentar con papeles de distintos

tonos, a la iluminación manual de estampas, etc.—, sino la

solución que dio para conseguir estampar con un solo taco

distintos colores: serraba el taco, los entintaba por separado,

seguidamente los colocaba como si se tratara de un rompecabezas

y se estampaban de la manera habitual como si se tratara de un

solo taco. Por lo general la madera la cortaba siguiendo los

contornos del dibujo hecho que refuerza la bidimensionalidad de

la composición donde se pueden apreciar las hendiduras y

grietas que hay en la matriz. Esta simplificación del trabajo

se adecuaba más al temperamento de Munch que el laborioso

sistema de prepara diferentes tacos y hacer la estampación

sucesiva de los diferentes colores.

Durante el año 1896 vieron la luz obras grabadas en madera como

Angustia, Cabeza de hombre en cabello de mujer, Claro de luna,

Melancolía y La voz. Durante el año siguiente aparecieron Hacia

el bosque, y la primera versión de El beso. Pero para llevar a

cabo la edición contó con la colaboración de Auguste Clot —en

cuyo taller hizo obras maestras como Atracción, Separación y

Celos— y, por esta misma razón, existen cuestiones sobre la

forma de trabajar que tuvo el pintor que aún hoy día no está

del todo aclarada. El deseo de Munch de encontrar las mayores

facilidades posibles para llevar a cabo su trabajo y a la vez

conseguir los efectos que buscaba hacen necesario tener de

nuevo presente la colaboración que existió entre Munch y Herán.

Este último tras su estancia en Estados Unidos empleaba casi

sistemáticamente la mezcla de técnicas gráficas: por ejemplo

Page 101: Grabadoycreaciòngráfica.doc

cuando en 1896 hubo de trabajar para el segundo y último

volumen de la revista Le Centaure los resultados fueron

estampas de técnicas mixtas donde combinaba la litografía con

aguafuerte o la litografía con la entalladura en colores.

Auguste Clot fue el técnico estampador en litografía para Le

Centaure y fue el quien tiró la Nymphe effrayee de Heran y otra

estampa similar titulada Sirene o Undine. Interesa la obra de

Heran por la manera particular que tiene de emplear tintas

traslucidas y las posibilidades que arranca a la textura de la

madera para sugerir el entorno acuático: la técnica, la

iconografía de la pareja sumergida y la forma de representar la

escena prefigura la obra de Munch Amantes en el agua. Clot era

un experto en litografía y las estampas de Munch, entre otras,

son una prueba indiscutibles de su calidad y destreza como

estampador por lo que posiblemente fue él quién dio nuevos

recursos al pintor noruego como transferir la composición una

vez grabada la madera a una piedra litográfica y crear además

tantas piedras como trozos en los que se había cortado la

madera. Este es el sistema que sabemos empleo Munch después de

su regreso a Norway y este es un recurso propio de un

profesional de la estampación.

Esta técnica de trasferencia era conocida en los talleres de

arte gráfico y una vez creadas las diferentes matrices era

mucho más fácil y rápido tirar una litografía que estampar una

madera cortada en trozos. Si el trabajo se lleva a cabo por un

buen técnico en el proceso de trasferencia se conserva la

textura y el grano del soporte original, en este caso de la

madera, y se facilita la estampación, es decir, la edición es

más rápida y barata. Es muy posible que esta fuera la técnica

empleada por Heran para la estampa de Le Centaure, y en el

primer álbum de Vollard un artista poco conocido como James

Pitcairn Knowles emplea este mismo método para su estampa Le

Bain. En esta obra se aprecia la misma sutileza y suavidad en

la superposición de tintas que se puede ver en la obra de Munch

Claro de luna y no cabe duda que ambas fueron a tiradas por un

experto estampador. Aun más, por la correspondencia de Clot con

Jeanniot sabemos que sus grabados en madera eran transferidos a

Page 102: Grabadoycreaciòngráfica.doc

la litografía; el mismo Vuillard, que había previamente

combinado técnicas de grabado en el taller de Ancourt, muy

posiblemente empleo un pequeña grabado en relieve para crear

los modelos de papel pintado de algunas de las estampas que

hizo para Vollard. Por último en diciembre de 1897 en respuesta

a una solicitud de Meier Graefe que le demandaba un grabado en

madera, Munch contesta: "Si desea entalladuras en color se

deben estampar aquí porque estoy haciendo estampar el color con

piedras litográficas". Todas estas circunstancias llevan a

pensar que Schiefler está equivocado al afirmar que sólo

después de 1902 Munch comenzó a trabajar en la combinación de

la madera y la litografía para hacer estampas como Vampiresa.

Lo que si es cierto es que en esa época es seguro que lo

empleaba ya que en el Museo Munch hoy en día se conservan las

piedras y las maderas utilizadas para esta estampa: el dibujo

de la composición esta en la piedra, el color se ha aplicado a

través de la litografía pero habiendo transferidos las

distintas partes de la madera. Hay menos seguridad sobre la

técnica que empleó para hacer otra de sus obras maestras

Madonna, y parece que para esta obra también trabajó con

planchas de zinc.

Pero si es cierto que Munch fue un artista decisivo en la

recuperación de la entalladura, es importante tener presente

que no fue el único y que contó con la colaboración de un

experto estampador en litografía de manera que sus estampas son

un testimonio visual de la capacidad técnica de Auguste Clot.

En su taller fueron dibujadas obras maestras y allí Munch

compartía, algo más que la bebida, con Heran. Al primero

debemos un atractivo relato de cómo trabajaba Munch con Clot en

el taller: "Las piedras litográficas con la gran cabeza estaban

dispuestas unas junto a otras, casi alineadas, dispuestas para

estampar. Munch llega, se planta delante de la fila, cierra sus

ojos firmemente y comienza a señalar a ciegas con el dedo al

aire: 'Adelante, estampad [...] gris, verde, azul y castaño'.

Abre los ojos y me dice: 'Vamos, a beber un Schnaps...' Así el

estampador tiró estampas hasta que Munch volvió y dio otra

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orden a ciegas: 'Amarillo, rosa, rojo..."; y así otras dos

veces".

8. UN EDITOR DE ESTAMPAS MODERNO: AMBROISE VOLLARD

"Siempre me han gustado mucho los grabados. Apenas instalado en la calle Lafitte, hacia 1895, mi mayor deseo fue editarlos, pero pidiéndoselos a pintores. «Pintor-grabador» era un término del que se ha abusado aplicándolo a los profesionales del grabado que no tenían nada de pintores. Mi idea consistía en pedir grabados a unos artistas que no eran grabadores profesionales. Y lo que podía considerarse como una apuesta, resultó un gran éxito artístico. De este modo fue cómo Bonnard, Cézanne, Maurice Denis, Redon, Renoir, Sisley, Toulouse Lautrec y Vuillard produjeron inesperadamente esos bellos grabados, tan buscados hoy"(A. Vollard, Memorias, 1937).

El interés de Vollard por estampas y dibujos se remonta a sus

primeros años de estancia en Francia. El mismo en sus Memorias

comenta: "vagar por los diques a lo largo de las vitrinas donde

se hallaba expuesta una gran variedad de dibujos y grabados, me

ofrecía más atractivo que los exámenes", aunque seguidamente

reconoce su total desconocimiento del tema al recordar su

primera adquisición, Muchacha del cántaro roto que llevaba la

firma Laura-Levy d. Bonnat en el cual no supo interpretar la

presencia de esa "d" por d'apres, es decir era una reproducción

de Laura-Levy de un original de Bonnat y el lo tomó por obra de

éste último.

Según parece se inició en el mercado del arte negociando con

las estampas y dibujos que formaron parte de su primera

colección. Una vez metido en el negocio, pronto se decidió por

aquellos artistas que, ignorados por la Academia y la mayor

parte de los críticos oficiales, buscaban nuevos caminos para

el arte, hecho que atempera esa visión del marchante que

compraba a muy bajo precio sólo para su beneficio: el no sólo

exponía las obras sino que conseguía venderlas y, además,

arriesgó parte de su ganancia en la edición de estampas y

libros que en ese momento carecían de un público dispuesto a

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adquirirlas. Parece que el éxito en la pintura fue el paso

previo y necesario para cumplir su deseo de publicar bellas

estampas y ediciones, empresa que ocupó una gran parte de su

actividad durante cuarenta y cinco años.

El mismo Vollard relata cómo su primera idea, y esta es una de

las razones de su éxito sobre todo posterior, fue encargar las

litografías o grabados a pintores, incluso a aquellos pintores

que nunca se hubieran planteado crear arte gráfico. A esa

propuesta novedosa se sumo la inteligente y variada selección

de artistas, es decir, combinó la presencia de maestros

consagrados con jóvenes de vanguardia que habían establecido

sus cuarteles en el parisino barrio de Montmartre. Las

dificultades de Vollard no estuvieron tanto en convencer a los

artistas como en educar a los aficionados para su compra:

"Todas estas estampas, tanto en color como en negro formaron

[...] Les Peintres-Graveurs, de los cuales se hicieron dos

álbumes con una tirada de cien ejemplares cada uno. Fijé en

cien francos el precio del primer álbum y en ciento cincuenta

el del segundo, que contenía más estampas. Los dos álbumes se

vendieron bastante mal. Empecé una tercera serie que quedó sin

terminar. Los aficionados se mostraron indiferentes. En cambio

los pintores se interesaban cada vez más por esta manera

distinta de expresarse". Incluso, según comentario del propio

Vollard, algunos de ellos como Fantin Latour.—reconocido y

demandado maestro del arte gráfico en aquel momento— a pesar de

las reticencias que tenía sobre la orientación que el marchante

estaba dando a sus ediciones, acogió positivamente los

esfuerzos que hacia por despertar el interés por la estampa

entre el público.

Para llevar a cabo sus deseos Vollard cuidó todos los detalles,

tanto aquellos referente a los materiales como a los técnicos.

Siempre buscó excelentes papeles para sus álbumes de estampas y

sus libros, consiguiendo papeles de producción nacional y

extranjera, fabricados a mano y en muchas ocasiones llevando la

marca de aguas bien del propio marchante, bien del título del

libro. Entre las casas que suministraron se cuentan: Arches,

Page 105: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Masure et Perrigot, Rives, el japonés Shidzuoka, Van Gelder,

Vidalon y el excelente de Montval fabricado por primera vez por

Aristide Maillol con la ayuda de los fabricantes de papel

Canson y Montgolfier, para la edición ilustrada de Las Eglogas

que le encargo el conde Kessler; su característica es que no

esta blanqueado con cloro de manera que no amarillea en su

envejecimiento y es óptimo para la litografía porque no ataca

la superficie trabajada químicamente.

Con igual interés y éxito buscó a los estampadores que debían

llevar al papel las creaciones de los artistas, ya fueran en

litografía o en grabado, tanto en hueco como en relieve. Entre

ellos merecen ser nombrados Blanchard en litografía, Tony

Beltrand en el grabado en madera, Louis Fort que se encargaría

del acerado y estampación de muchas láminas de Picasso y de

otros artistas; en los últimos años de su vida Vollard trabajó

con Roger Lacourière, ayudante de Jacques Frelaut, quienes a la

muerte del marchante hicieron excelentes ediciones de algunos

proyectos inacabados de Vollard como la Suite picassiana que

lleva su nombre. Pero, sin duda, fue Auguste Clot el estampador

de los mejores álbumes y libros que Vollard hizo en vida.

UN ACTOR ENTRE BASTIDORES: AUGUSTE CLOT

La actividad de Auguste Clot se desarrolló en un momento en el

que estaba en alza la nueva concepción del arte gráfico como un

arte original que debía ser realizado completamente por el

artista. Esta idea requirió que la figura del estampador

quedara oscurecida por la del artista y en el anonimato, a

pesar de que en muchas ocasiones en el taller de estampación,

como ocurre hoy día, la creación era más debida a la sabiduría

y habilidad del técnico y el estampador que a los conocimientos

del que posteriormente firmaba el resultado.

La progresiva mecanización del arte de la estampación

litográfica y el auxilio de la fotografía para acelerar la

producción y el proceso de transferencia de la imagen a la

piedra había traído como resultado la fotolitografía. Esta

situación, además de colaborar al descrédito de la técnica

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plana como medio artístico a mediados del siglo XIX, trajo

otras consecuencias nefastas: una de las dificultades que

existía para poder dibujar sobre la piedra era encontrar un

taller y un estampador dispuestos a llevar a cabo un trabajo

delicado, no mecanizado y, por lo tanto, no muy rentable. La

litografía de creación aunque nunca desapareció por completo si

encontró obstáculos casi insalvables. El mismo Redon exclamaba:

"Señor, cuanto he tenido que sufrir con los estampadores [...]

su incomprensión cuando me estaban tirando las pruebas de

estampación". Si la impopularidad y desprestigio que tenía

entre los coleccionistas y artistas gráficos tradicionales hará

que sea una técnica que abracen los artistas marginados de los

Salones y de la Academia —simbolistas, impresionistas y

postimpresionistas—, también traerá como consecuencia la

colaboración cada vez más estrecha entre el estampador y el

artista alejados de la manera de trabajar de los talleres de

estampación industrial.

La litografía conoció un verdadero auge en estos años del

cambio de siglo, pero para ello tuvo que quitarse de encima

toda una tradición que la vinculaba a un arte industrial de

gran perfección. Una de las grandes disputas que surgieron fue

sobre la legitimidad del empleo del color en el arte gráfico.

Desde luego "cromolitografía" —neologismo, en estos años

peyorativo, que significa litografía en color— era una

expresión que nunca se empleará en los medios artísticos por

estar asociada a la reproducción y no a la creación, por esta

razón se hablará de litografía en color, aunque la técnica sea

la misma. Aquella terminología se asociaba a la parte

industrial y comercial, esta última a la creación manual y al

artista. No obstante, hubo defensores a ultranza del rechazo

del color en la litografía, por ejemplo todavía en 1897

Thiebault-Sisson acusaba de maniáticos a aquellos que deseaban

trasladar en color sus pensamientos a la técnica plana pues, en

su opinión, era "imposible hacer una litografía en color para

producir otra cosa que no sean efectos de contraste, que son

maravillosos en carteles, pero que bombardean e irritan la

vista en una estampa hecha con cuidado, hecha para un

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portafolio o álbum de coleccionista". Un año más tarde el

presidente de grabado y litografía de la Sociedad de Artistas

Franceses rechazaba la admisión de estampas en color en el

Salon ya que "por sus principios esenciales, sus orígenes y sus

tradiciones, el arte de la estampa es, incuestionablemente, una

arte de blanco y negro"; y André Mellerio afirmaba

categóricamente: "el derecho del color en la estampa no

existe".

La primera consecuencia de este planteamiento es que la

estampación de la litografía de artista tenía que huir de la

complejidad, brillantez y colorido de la cromolitografía. Esto

supuso una primera batalla que ganar ya que para algunos

críticos como Mellerio e, incluso, algunos artistas como Odilon

Redon, ambos comprometidos en el renacimiento de la litografía

artística, creían que el verdadero ser de la litografía

original, es decir aquella que no fuera reproducción, se

expresaba en el lenguaje bicromático: blanco y negro, en

ocasiones se podía tolerar el empleo de otro tono que no fuera

el negro. Además Mellerio alertaba a los artistas que desearan

hacer litografía en color sobre la inferioridad en la que

estarían con respecto al estampador quien "poseyendo una

superioridad sobre el artista, y un innegable material técnico

subrayaría su propia importancia. Cuando más se complicara el

proceso de estampación, más puntos ganaría e importancia en la

ayuda al artista".

Es evidente que cuanto más compleja fuera la elaboración

técnica de la litografía, complejidad que venía dada en gran

medida por el proceso de descomposición del color en las

diferentes piedras y su estampación, mayor era la habilidad que

se demandaba del estampador y más patente se hacía su

participación, en consecuencia menor era su aceptación como

obra original del artista en su totalidad. Esta disposición a

la simplicidad colaboró en la aceptación de la técnica plana

como la más adecuada a esa sencillez en las composiciones y

simplicidad en la utilización de los colores que tenían los

artistas contemporáneos. Es decir, entre las cualidades que

Page 108: Grabadoycreaciòngráfica.doc

debía tener un buen estampador estaba no pretender protagonismo

alguno y ser un excelente técnico: trabajar en la sombra y

saber solucionar todos los problemas que se suscitaran antes y

a lo largo de la edición.

Hubo críticas en este sentido y dudas sobre la participación de

otros que no fuera el artista, sobre todo las de Mellerio. En

su crítica al segundo álbum publicado por Vollard —constaba de

treinta y una estampas de las que sólo dos no fueron

litografías, la mayoría en colores—, Mellerio escribe que cabía

"destacar y pedir cuentas a un actor oculto entre bastidores —

el estampador Clot". Estas opiniones que cuestionaban la

verdadera originalidad de la obra al dudar que fuera un trabajo

realizado exclusivamente por el artista si tuvieron su impacto:

por ejemplo Maurice Eliot, que había colaborado con Tete de

fillette en ese álbum de Vollard, parece que también iba a

participar en el fallido tercer volumen. Enfermo e incapaz de

ir al taller, expresa por escrito su deseo de que no haya

parecido alguno entre su obra y una cromolitografía, es más

sugiere que se le de cierta imperfección de manera "que parezca

que ha sido hecha por mi".

La destreza de Clot en el arte de la estampación era extrema

sobre todo en la técnica de la litografía. Su aprendizaje en

uno de los más excelentes y tradicionales talleres, el

establecimiento litográfico de Lemercier, le dio una sólida

formación en todas las facetas del arte plano, además de llegar

a ser un excelente litógrafo de reproducción. Cuando estableció

su propio taller, era en un momento en el que había una

creciente vitalidad de la litografía en todos los campos,

incluido el de la reproducción que se encontraba en manos de

los litógrafos profesionales —entre otros Alexander Lunois y

Lewis Brown— eclipsados hoy por la producción de los pintores

de vanguardia, aunque sus búsquedas revitalizaron técnicas

verdaderamente pictóricas como el touche lavis y maneras

diversas de aplicar el color.

Page 109: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Una vez abierto su taller independiente Clot tuvo dos clientes

principales: Vollard y Gustave Pellet. Este último se dedicó

principalmente al grabado, especialmente al de carácter erótico

aunque, como cuenta el mismo Vollard, fue un activo marchante y

editor: por ejemplo, hasta que el pintor Louis Legrand no le

dio sus estampas no consiguió vender ninguna. Pellet publicó

carpetas importantes como la serie de litografías en color de

Toulouse Lautrec, Elle, y algunos paisajes de Signac y Luce.

Pero Vollard fue con mucho el principal cliente de Auguste Clot

hasta que el estampador se retiró. La correspondencia entre

Vollard y Clot va desde 1897 hasta 1928 y por ella conocemos

algunas de las costumbres del editor. Por ejemplo, parece que

Vollard en ocasiones encargaba los trabajos sin conocer cual

era su destino —así ocurrió con alguna obra del retratista de

moda y anglófilo Jacques Emile Blanche— y que no acostumbraba a

retirar las ediciones del taller de estampación y,

probablemente, tampoco las láminas aunque munchas se cancelaban

al terminar la tirada y otras se destruían. La utilización

sucesiva de las piedras litográficas aseguraban la destrucción

del original dibujado de manera que no se podía hacer una

estampación fraudulenta una vez hecha la edición. Esta

reutilización trajo problemas a algunos artistas como Edvard

Munch: él había dibujado 23 piedras en el taller de Clot y

deseaba conservarlas, por eso antes de dejar París para

regresar a Noruega el 29 de mayo de 1897 firmó un acuerdo con

aquel por el que se comprometía a comprar las piedras por 598

francos o a pagar una renta mensual de 25 francos. En

ocasiones, algunas piedras quedaban sin terminar y apartadas

durante años, por ejemplo hacia 1925 Rouault comenzó a trabajar

una serie de litografías para Vollard en el taller de Clot, el

proyecto se abandonó y se volvió a retomar en 1931, año en el

que el artista se queja de las dificultades que tiene para

volver a trabajar sobre esas piedras.

Uno de los mayores problemas que tuvo Clot fue el

funcionamiento diario del establecimiento. Atender al graneado

de la piedra —este era diferente según el dibujo que se iba a

Page 110: Grabadoycreaciòngráfica.doc

realizar—, probarlas, corregirlas, preparar los falsos calcos

para la estampación en color con registro, y hacer la tirada en

prensas manuales. Además había que tener un elevado número de

piedras que continuamente iban y venían de los estudios o casas

de los artistas al taller de estampación, trasiego que se

evitaba en gran medida con el uso del papel autográfico que

llego a ser realmente popular entre los artistas.

El empleo de este tipo de papel fue otra de las batallas que

tuvieron que sostener los artistas frente aquellos que

consideraban que el arte para ser verdadero tenía que serlo

incluso en los materiales que empleaba, en el caso de la

litografía era la piedra caliza. Es evidente que una de las

grandes diferencias que existen entre la litografía hecha

directamente sobre la piedra es que llevara la textura de esta

mientras que aquellas que se han servido del papel autográfico

recogerán la textura propia del papel —por ejemplo si este es

verjurado— o la que artificialmente ha sido aplicada a éste —

seria el caso de Whistler que gustaba de dibujar con el papel

apoyado sobre alguna superficie que tuviera una textura

particular como las encuadernaciones de lino—; en ambos casos

la textura de la piedra queda anulada por la fuerza de la que

se transfiere

No obstante, muchos artistas prefirieron el papel autográfico

por su semejanza en la técnica de trabajo con el dibujo, porque

no había que hacer el trabajo invertido, por la facilidad de

transporte a cualquier sitio, y también porque les disgustaba

trabajar sobre la piedra como es el caso de Redon, no le atraía

trabajar sobre la piedra ya que la consideraba áspera,

desagradable, muy delicada en su manejo, etc. A pesar de todo,

tenía grandes detractores el papel autográfico, así en 1896

cuando Joseph Pennell expuso en Londres las litografías que

había hecho con esta técnica el pintor Walter Sicker escribió:

"Los artistas que hacen litografías transferidas [...] emplean

un instrumento degradado. Tiene sus conveniencias, es verdad,

pero no tiene sentido hablar de un renacimiento de la

litografía en estos términos. Esta está en total decadencia

Page 111: Grabadoycreaciòngráfica.doc

[...] Dibujos de mérito pueden ser ejecutadas en este, como en

cualquier otra técnica; pero el arte de la litografía está

degradado".

Aunque Clot no parece que participara de esta polémica, sabemos

que animaba a los artistas a dibujar directamente sobre la

piedra, este es el caso por ejemplo de Fantin Latour a quien

este técnico estampó casi todas las ultimas litografías y que

habitualmente se había servido del papel autográfico; y esto a

pesar de que el papel autográfico que preparaba el estampador

gozaba de gran prestigio y constante demanda por parte de

algunos artistas, entre ellos Steinlen cuyas imágenes a pesar

de su aspecto simple y popular requerían una cuidada

estampación.

Por último, estaban las pruebas que había que tirar antes de

hacer la edición. En este momento, el artista retocaba de

manera definitiva la composición. Algunos en ocasiones dejaban

todo en manos de Clot. Por ejemplo, Jean Veber le pide en una

carta que, por no tener tiempo, tire la piedra con la

composición en negro sin él y, seguidamente, por el mismo

motivo le dice que haga las pruebas de color: una del rojo con

una buena sombra de sanguina; y para la piedra del amarillo

conseguirían una buena sombra mezclando ocre con un punto de

negro y para hacerlo un poco más cálido un poco de tierra de

siena.

Como se ve había algunos que requerían de la destreza del

estampador, bien por no tener la habilidad necesaria para

obtener lo que buscaban, bien porque estaban demasiado ocupados

para acercarse al taller de estampación a atender y hacer los

cambios pertinentes según se hacían las pruebas previas a la

edición. De todas maneras hubo colaboraciones excepcionales

como las que dieron una gran prestigio tanto a Clot como a

Vollard y fue la edición de las obras de los artistas Nabis.

Conocedor de la técnica, Bonnard tenía una gran capacidad y

rapidez para conseguir con un número reducido de pruebas lo que

deseaba, y es quizá el artista que más estrechamente colaboró

Page 112: Grabadoycreaciòngráfica.doc

con Clot ya que se le tiene por haber estampado él mismo sus

propios obras. Menor era la destreza de Vuillard del cual se

conservan dibujos preparatorios y pruebas revisadas donde se

hace patente la ayuda de Clot; Denis, por último, era

partidario de anotar los cambios que deseaba que Clot hiciera,

describiendo los colores y dejando a la elección del estampador

la mezcla de los mismos, o sugiriendo que líneas debían

realzarse más antes de hacer la edición. En una ocasión incluso

le invitó a elegir "un intenso color de malva que agrade a tu

gusto" y sobre la colaboración del estampador da fe una prueba

de Le reflet dans la fontaine —obra que se publicó en el

segundo álbum de Vollard—, a lápiz el artista se la dedica "a

Clot, un recuerdo de una operación laboriosa".

Las quejas respecto a la calidad son pocas. Aparte de uno o dos

ejemplos referidos a los colores, la mayoría de los artistas

reconocían a Clot como un experto en los colores y se guiaban

por sus consejos sobre cuestiones técnicas. Parece que los

problemas venían de la incapacidad que tenía el taller de

atender puntualmente los encargos. Esto se debe entre otras

razones a que no tenía muchos ayudantes el maestro y a que

siempre empleó prensas manuales, incluso cuando tuvo que hacer

largas tiradas: por ejemplo la tirada para Steinlen, 5000

estampas para Studio en 1903 y 4000 de otra para L'Art

Decoratif en 1910; en 1907 tiró 1.500 ejemplares de la Nativite

de Maurice Denis para la Gazette des Beaux Arts, al ser una

obra en cuatro colores fueron 6000 las pasadas de tórculo. Las

máquinas, eso sí, condicionaban el tamaño ya que admitían sólo

papeles de tamaño Jesus y Colombier, de manera que no podía

estampar grandes carteles. Otra característica de este taller

es que fabricaba sus propias tintas.

Clot estampó en una gran diversidad de papeles, de hecho, su

consciente importancia sobre la función del papel hizo de él un

experto conocedor y casi un distribuidor. Estampó en papel

avitelado, verjurado, papel china, japón, etc., y bastante

frecuentemente sobre el delicado y excelente japón pelure,

conocido también como "piel de cebolla".

Page 113: Grabadoycreaciòngráfica.doc

La existencia de la belle epreuve estaba completamente admitida

en estos años, por eso Clot participó de todo el aparato que

esta conllevaba. Hubo, como ocurre en la actualidad, grabados o

litografías que se iban tirando según la demanda, pero también

trabajos donde se puso en práctica todas las limitaciones que

en aquel entonces ya demandaba el mercado: edición limitada,

estampas rechazadas, cancelación o destrucción de la matriz,

prohibición de dar curso a la edición sin el visto bueno del

artista, así como las que se destinarían a la venta. Es

evidente que todas estas restricciones eran mayores cuanto más

cotizado y demandado fuera el artista. Toda esta actividad

conllevaba otros problemas como, por ejemplo, donde estaban los

límites de propiedad entre el editor y el estampador. Como es

lógico, las pruebas de estampación así como aquellas que eran

retocadas por el artista y el bon a tirer, nacían en el taller

de estampación, y parece que Clot acostumbraba a quedarse con

ellas como material de taller. Parece que Vollard no ejercía un

férreo control sobre esta parte de la producción que rodeaba a

la tirada, no así Pellet que consideraba que tenía la propiedad

sobre todo aquello que surgiera de la matriz a estampar. En una

carta de marzo de 1906 de Charles Meunier referente a la tirada

de las ilustraciones del poema de André Chenier Las Bucoliques

(París, Maison du livre, 1903) dice: "En referencia a su

reclamación de un ejemplar de la serie de litografías de Fantin

Latour que ha estampado, espero que usted me remita la serie de

bons a tirer que Mr. Fantin Latour le envió hace poco tiempo,

pruebas que el había firmado con objeto de identificarlas en el

momento de verificar la edición" y añade "el artista no tiene

ninguno de los derechos para disponer de ejemplares sin que

estos se encuentren sellados con mi sello especial como

propietario de la edición" por lo que ninguna de las pruebas

"buenas y malas" eran del estampador a pesar de que este

reclamaba ser "propietario" de ellas.

ESTAMPAS DE PINTORES: EDICIONES LIMITADAS PARA NUEVOS COLECCIONISTAS

En los primeros años de editor Vollard adquirió láminas que ya

habían sido publicadas o tiradas a los artistas. En este último

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caso parece que se encuentra Emile Bernard y su litografía

Paysanne bretonne fechada hacia 1889 y estampada por el propio

artista en una tirada pequeña; también adquirió la serie de

litografías sobre zinc que Gauguin había expuesto en el Café

Volpini en 1889 y que, probablemente, el marchante compró a

Amédée Schuffenecker. La tirada llevada a cabo en 1894

posiblemente por Clot, se hizo sobre un papel que imitaba el

papel japonés. No obstante, la producción de Gauguin en el arte

gráfico no interesó en demasía a Vollard hasta el punto que,

cuando llegaron a sus manos algunas de las maderas de este

pintor apenas si las tuvo en cuenta, quizá porque sabía que la

forma tan heterodoxa que tenía Gauguin de grabar no podía

encontrar aceptación entre el público, ese público al que había

que educar: los coleccionistas de siempre mas propicios en

estos años a la estampa tradicional de herencia académica.

A pesar de esta limitación inicial que imponía el mercado,

fueron los audaces e innovadores encargos los que marcaron la

actividad de Vollard. La manera de trabajar de Vollard era la

habitual: primero se ponían en contacto con el artista —hubo

algunos que rehusaron a colaborar como Camille Pissarro— y por

lo general, en el caso de la litografía, se remitía la piedra a

casa de éste; en ocasiones el propio editor acompañaba al

recadero que llevaba la piedra litográfica.

La primera edición importante fue de obras de Pierre Bonnard,

uno de los artistas que más colaboró con Vollard, con su

carpeta de doce litografías en colores editadas en 1895 y

estampadas por el propio artista en el taller de Clot. Como

sería casi habitual en esta época de Quelques Aspects de la vie

de Paris, título que recibió el álbum, se tiraron cien

colecciones sobre papel avitelado cada uno de los cuales fue

firmada a lápiz por el artista y numerado. Aunque en la

cubierta se indica el año 1895, la obra no se expuso en la

galería del marchante hasta 1899 y quizá fue este el año de su

conclusión hecho que no es de extrañar ya que si algo

caracteriza la producción gráfica relacionada con Vollard es la

Page 115: Grabadoycreaciòngráfica.doc

dilación de los proyectos, muchos de los cuales nunca se

terminaron.

Estas dos primeras ediciones demuestran ya el interés que tuvo

Vollard por la producción de los Nabis, como es sabido estos se

vieron fuertemente atraídos por el trabajo de Gauguin, entre

otras razones por la manera revolucionaria que tuvo siempre

este pintor de grabar o dibujar. Los Nabis —Pierre Bonnard,

Edouard Vuillard y Maurice Denis principalmente— se interesarán

igualmente por la litografía en color y el grabado en madera;

en el arte gráfico conciliaron una renovada armonía de colores

combinada por la simplicidad de perspectivas, lineas y formas

inspiradas en gran medida en las estampas japonesas tan de moda

en Francia en aquella época, acabando con las viejas jerarquías

de las artes y multiplicando su producción para llegar a una

audiencia mucho mayor.

A la acertada selección de Bonnard para ilustrar una serie de

escenas de París —nadie mejor que el podía captar el ambiente

callejero a veces un tanto nostálgico— se sumo el carácter

experimental y pictórico que cobró la litografía. Tanto Bonnard

como Vuillard, su compañero de estudio en Montmartre,

disfrutaban captando la luz y los paseantes en los bulevares,

las vendedoras de flores, las amas..., en una atmosfera

cambiante y jovial. A pesar del poco éxito de venta, Bonnard

siguió siendo un activo partícipe en los proyectos de Vollard

entre los cuales destacan los álbumes de pintores. En el

primero de ellos colaboró con una estampa y con la cubierta,

así como con el cartel que anunciaba la exposición que se abrió

del 15 al 20 de julio de 1896.

En L'Album des peintres-graveurs de 1896, estampado por Clot y

tirado en una edición de 100 participaron algunos maestros

consagrados —Ignace-Henri Fantin Latour, Odilon Redon o Pierre-

Auguste Renoir —, pero en su mayoría eran nuevas caras que

habrían de renovar profundamente el arte gráfico. Colaboraron

además de los mencionados: Georges Auriol-Huyot, Albert

Besnard, Jacques-Emile Blanche, Pierre Bonnard, François-Rupert

Page 116: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Carabin, Maurice Denis, Jean-Baptiste-Armand Guillaumin,

Hermann-Paul, Gustave Leheutre, Alexandre Lunois, Charles

Maurin, Edvard Munch, James Pitcairn-Knowles, Jozef Rippl-

Ronal, Theo van Rysselberghe, Jan Theodoor Toorop, Félix-

Edouard Vallotton y Edouard Vuillard. En cuanto a las técnicas

la más empleada fue la litografía, ya fuera en negro como las

de Fantin Latour o Redon, en dos colores como Munch, y en

varios colores los restantes artistas excepto Renoir que hizo

una punta seca en colores, Maurin, Besnard y Rysselberghe un

aguafuerte, Carabin un gofrado, Leheutre una punta seca,

Knowles y Vallotton una madera. También se emplearon variedad

de papeles, desde el más común que era el avitelado blanco o

con tono, el verjurado, el papel china y el papel japón.

En el segundo álbum, publicado en 1897, repitieron Pierre

Bonnard, Maurice Denis, Ignace-Henri Fantin Latour, Jean-

Baptiste-Armand Guillaumin, Gustave Leheutre, Alexandre Lunois

y Odilon Redon. La cubierta también fue hecha por Bonnard y en

ella podemos apreciar las vacilaciones que tuvo Vollard para

titular esta segunda publicación. En algunas pruebas se lee el

mismo título que la anterior —L'Album des peintres-graveurs—,

en otras se trató de combinar éste con el definitivo L'Album

d'estampes originales de la Galerie Vollard. En esta ocasión es

claro dominio de la litografía y el color. Además de los ya

mencionados colaboraron: Edmond-François Aman Jean, Georges

Auriol-Huyot, Eugène Carrière, Paul Cézanne, Charles Cottet,

Henri-Edmond Cross, Maurice Eliot, Georges de Feure, Jean-Louis

Forain, Eugène Grasset, Raphael Lewisohn, Henri Martin, Charles

Maurin, Lucien Pissarro, Pierre Puvis de Chavannes, Auguste

Rodin, Ker-Xavier Roussel, Charles Haselwood Shannon, Lucien

Simon, Alfred Sisley, Henri de Toulouse Lautrec, Edouard

Vuillard, T. P. Wagner, y James McNeill Whistler. De nuevo se

hizo una edición de 100, aunque en algunas obras se emplearon

distintos papeles para hacer toda la edición, y se estampó por

Auguste Clot. Al tener un mayor número de estampas Vollard

subió el precio de esta carpeta y de los 100 francos que

costaba la anterior paso a 150 con el segundo álbum. El tercero

proyectado para 1898 no se publicó aunque si se hicieron

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algunas obras que fueron estampadas en el taller habitual. En

esta ocasión parece que la cubierta iba a ser la que hizo

Edouard Vuillard, y entre otros artistas colaborarían: Jacques-

Emile Blanche, Pierre Bonnard, Paul Cézanne, Jean Louis Forain,

Alexandre Lunois, Pierre Auguste Renoir y Paul Signac, todos

ellos con litografías, y Vallotton con una madera. Este fallido

tercer álbum, los comentarios que anteriormente anotábamos del

editor y las existencias que había en el taller de Clot sesenta

años después de haber hecho la tirada, demuestran la reducida

venta que tuvieron estas iniciativas. No obstante esto no

desmoralizó al editor quien siguió encargando obras y

alumbrando iniciativas en esta primera época a pesar de que la

mayoría de los coleccionistas de estampas seguían todavía mas

interesados en las obras de los profesionales que en las

preferencias de Vollard hacia los pintores cuyos nombres eran

frecuentemente desconocidos para ellos. Parece que para

suscitar el interés de estos coleccionistas especializados

Vollard trató de sumar cierta rareza a algunos ejemplares

añadiendo pruebas de estado y de estampación pero no tuvo un

gran éxito tampoco. "A pesar de los módicos que eran sus

precios —escribe Vollard—, los aficionados siguieron sin

interesarse y, veinte años después, esos álbumes no se había

agotado aún".

Entre los otros proyectos de Vollard de esta época se encuentra

Amour, doce litografías en color de Maurice Denis, comenzadas

en 1892 y editadas por Vollard en 1898-99, con una tirada de

100 ejemplares y estampada por el propio Denis y Clot; una

serie de seis litografías en negro de Ignace-Henri Fantin

Latour —donde el maestro de este arte consigue sirviéndose del

papel autográfico unos resultados realmente exquisitos por la

delicada sutileza del dibujo—, también con una edición de cien

ejemplares pero en esta ocasión estampado por Blanchard; una

serie de puntas secas grabadas, posiblemente a instancias de

Mary Cassatt y Mallarme, en cobre por Berthe Morisot entre

1888-90 y adquiridos estos últimos por Vollard hacia 1900. Por

estos mismo años Vollard adquirió varios pasteles de Mary

Cassatt y parece que hubo algún intento fallido de publicar

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algo de esta artista. Y de esta época es el Album de paisaje

que hiciera Ker-Xavier Roussel y que no se llegaría a publicar

a pesar de estar hecha la tirada. Excepcional fue, sin duda, la

colaboración con Odilon Redon cuando el artista contaba cerca

de sesenta años.

Los inicios de Redon en el arte gráfico se remontan a su

juventud donde aprendió la técnica del grabado al aguafuerte en

el estudio bordelés de Rodolphe Bresdin. Fue Henri Fantin

Latour quien introdujo a Odilon Redon en el seductor arte de la

litografía. Ambos se hicieron miembros de la Société des

Artistes Litographes Français al poco tiempo de que se

organizara esta en 1884, y ellos dos fueron los únicos artistas

ajenos a la estampación profesional de obras de reproducción

que, en fecha tan temprana, se unieron a la Sociedad. Entre

1879 y 1908 dibujó cerca de doscientas litografías en las

cuales nos lleva a un mundo imaginario de fantasía y sueño,

ajeno al terreno real y físico y siempre en negro: "uno debe

respetar el negro", escribió, "nada lo prostituye. No es

placentero para el ojo y no despierta la sensualidad. Es el

agente de la mente, mucho más que el más bello color de la

paleta o de un prisma". Tal era la admiración que despertaba su

destreza en la combinación y disposición del blanco y el negro

que en una ocasión relata el mismo Vollard que un crítico le

preguntó: —¿Cómo consigue este diablo de Redon los negros tan

profundos de sus litografías y el aterciopelado de sus

carboncillos?". Lo cierto es que la producción en estampas de

Redon es un reflejo de su atracción por las imágenes románticas

litografiadas sin color por Delacroix, y un traslado y

prolongación de sus dibujos, en ambas técnicas tuvo la misma

agilidad y facilidad para doblegarlas a su ánimo creador

siempre dispuesto a explorar ese mundo inaccesible para la

vista humana, como inaccesible era esa naturaleza que sólo se

revelaba a través del microscopio de su amigo, el botánico

Armand Clavaud, a quien le dedicó su serie de seis litografías

tituladas Canciones (sueños diarios).

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Dos singularidades merecen destacarse de la forma de ser de

Redon, por un lado la vinculación que tuvo con la creación

musical y literaria de sus contemporáneos, sobre todo

Baudelaire, Flaubert y Poe en su creación gráfica, y la

relación singular que tuvo con sus seguidores. El mismo Vollard

relata cómo "las litografías más admirables de Redon —con una

tirada de veinticinco o treinta ejemplares— se vendían a siete

francos con cincuenta céntimos; y se llevaron diez años sin

pasar de este precio", pero a la vez de esto era responsable el

propio artista según se desprende de la conversación que

mantuvieron pintor y editor con respecto al álbum Apocalipsis:

"Me pidió que le reservara diez ejemplares, añadiendo, no sin

cierto orgullo:

—Es para mis amateurs, siempre les reservo diez ejemplares de

mis estampas. Quiero que tengan la colección completa.

—¡Muy bien” —le dije—. Pero ¿quiere usted que me encargue de

vendérselo? Le garantizo que le reportará el doble.

—Les apenaría demasiado que no se las venda yo mismo y que mis

precios hayan cambiando. Por lo demás, no me puedo quejar.

Cuando pienso en este pobre Bresdin que no podía sacar cinco

francos por un dibujo... A mí me pagan siete cincuenta por mis

litografías...

Fue a causa de lo que llamaré su ingenuidad, por lo que las

obras de Redon se mantuvieron tanto tiempo a unos precios tan

bajos ¡Cien francos uno de sus magníficos dibujos y siete

cincuenta una litografía!"

Lo que inicialmente concibiera Vollard como una edición

ilustrada de las Tentaciones de san Antonio de Gustave Flaubert

quedó reducido, en una primera edición, a un álbum de

veinticuatro litografías en negro estampadas por Blanchard y

Auguste Clot en una edición de cincuenta ejemplares en papel

china sobre papel avitelado y con un frontispicio tirado en

papel japón. El texto de Flaubert provocó tal fascinación en

Redon que hizo tres serie de dibujos la última de las cuales

fue parcialmente publicada en 1896 por Vollard quien dos años

antes de la edición completa de 1938 explicaba en sus Memorias

los problemas que encontró: "La señora Commanville, sobrina de

Page 120: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Flaubert, manifestó escrúpulos de otro género. Yo deseaba

editar Tentation de Saint Antoine con ilustraciones de Redon.

Pero la heredera del gran novelistas no olvidaba que el

Demonio, para reducir al Santo, hacía aparecer ante éste

mujeres desnudas y temía que el ilustrador de su glorioso

pariente se complaciera en dibujar escenas demasiado libres.

Por eso, en el contrato, puso como condición que yo debería

someterle los dibujos del artista. Las ilustraciones de Redon

comprenden más de viente litografías originales fuera de texto

y unas quince composiciones concebidas para el grabado en

madera. Extravié estas composiciones. Pero he tenido la suerte

de encontrarlas y, por fin, podrá aparecer la obra. En cuanto a

las litografías, añadamos que algunos privilegiados las

poseían. Cuando se hizo la tirada, Redon reservó cierto número

de ellas, que sus admiradores se disputaron inmediatamente".

En 1899 Vollard publicó la otra serie de Redon titulado el

Apocalypsis de san Juan, doce litografías en negro estampadas

de nuevo por Blanchard en papel china sobre papel avitelado y

con una edición de cien ejemplares. Simultáneamente Redon debió

trabajar en la serie de Stéphane Mallarmé que quedó sin

publicar. Se sabe que por lo menos dibujó cuatro litografías

pero una de ellas se perdió o fue dañada en el taller de

estampación por lo que nunca llegó a hacerse la edición.

Entre los grandes maestros Pierre Auguste Renoir tuvo un lugar

preferente en los proyectos de Vollard. Por un lado editó

litografías sueltas como Le Chapeau epingle en dos versiones —

de una de ellas se conservan pruebas en negro con adiciones de

color en pastel y acuarela a modo de maqueta para dibujar las

piedras litográficas necesarias—, y también con la edición de

un álbum de Douze Lithographies originales, que si bien se

había terminado por el artista en 1904 el editor no lo publicó

hasta quince años después cuando el ya había puesto a la venta

su estudio biográfico La vie et l'oeuvre de Pierre-Auguste

Renoir. En todas estas obras hay que tener muy presente la

figura del estampador Auguste Clot. Por ejemplo en estos años

Vollard solicito a Clot que hiciera una reproducción

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litográfica en color de Le Dejeuner sur l'herbe, pintura

original de Cézanne que pertenecía al marchante y, dado que se

llevó a cabo después de la muerte del pintor, no cabe duda

sobre su participación en la misma. Pero el resto de la obra

gráfica de Cézanne, el pintor favorito de Vollard a quien

dedico una monografía que tuvo gran éxito, se ha puesto en

entredicho sobre la participación real del pintor. Parece que a

éste no le atraía en demasía el arte gráfico pero cedió ante la

insistencia de Vollard. Estudiosos de Cézanne como Douglas

Druick admiten que el artista dibujó la composición de Los

bañistas, basada en una pintura fechada entre 1875 y 1876, en

negro y que Clot se dedicó principalmente a conseguir el color

que Cézanne había añadido a varias estampas en negro. De ahí

que en las primeras cien estampas esté acentuado el tono verde

mientras que en el otro centenar que sucedió a la primera

tirada sea el azul el que domine. En circunstancias parecidas

se hicieron la obras de Sisley quien envió un boceto de la

estampa y supervisó la ejecución de la misma. Estas obras

además de las de Forain, Leheutre y Rodin fueron las que

llevaron a Mellerio a hacer las más duras críticas sobre la

intervención de Clot y el consiguiente cuestionamiento sobre si

de verdad se trataban de estampas originales de pintores, una

verdadera litografía o algo así como un facsímil cercano a la

cromolitografía comercial. En este sentido, conviene recordar

que todas pertenecen al segundo álbum de Vollard y que éste

decidió cambiar el título.

BELLOS LIBROS ILUSTRADOS PARA NUEVOS BIBLIOFILOS

La otra gran actividad de Vollard desde 1900 hasta su muerte en

1939 fue la edición de libros ilustrados con los que llegó a

alcanzar una excelente reputación. Son veintidós en total los

que llevan su nombre aunque los proyectos fueron muchos más que

no pudieron salvar las múltiples dificultades: "Figúrese —

comentaba Vollard a un interlocutor— que hay que conseguir que

el autor, el ilustrador, el fabricante del papel, el preparador

de la tinta, el impresor, el grabador y el editor, y qué se yo

qué mas, formen, en cierto modo, una sola persona. Y con cada

libro nuevo hay que volver a empezar; hay que conseguir siempre

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la misma compenetración y realizar la misma fusión". No cabe

duda que Vollard tuvo siempre un interés primordial en la

selección del artista a los que daba libertad a la hora de

crear sus imágenes e incluso dejaba elegir en ocasiones el

texto y el autor que deseaban ilustrar. Estas circunstancias

pueden explicar en cierta medida las dificultades que tuvo

desde un principio algunas derivadas de su búsqueda por las

novedades, por ejemplo cuando se planteó publicar el texto del

que era autor La Vie de Sainte-Monique (1930) comenta: "En esta

circunstancia renové la tentativa —intentada varias veces sin

éxito— de mezclar en la ilustración de la misma obra,

litografías y aguafuertes. Le pedí a Bonnard que hiciera de tal

modo que, en las litografías, el trazo pareciera hecho a punta

y así esperaba armonizarlas con los aguafuertes. Pero no tuvo

en cuenta que al tirar, la plancha de cobre deposita sobre el

papel un fondo teñido, el cual, por ligero que sea, resalta

sobre la blancura de los márgenes, lo que no se produce al

tirar las litografías. De este modo, peligraba la unidad del

libro. Para conseguir una ilustración homogénea, tuve que poner

fuera de texto sólo las planchas litográficas y renunciar a

intercalar las planchas de los aguafuertes dentro del libro.

Como no quería privar de una tan bella serie de cobre a los

admiradores de Bonnard, relegué al final de libro los

aguafuertes [...] Había que indicar claramente a los

encuadernadores el orden de las planchas en la obra [...]

pedirle a Bonnard que grabara el mismo, en cobre, una reducción

de sus fuera de texto [...] Algún tiempo después, con gran

alegría por mi parte me trajo las planchas sobre las cuales

había grabado los cuarenta y dos pequeños temas".

Con su primer libro, Parallelement de Verlaine —en un principio

pensó que podría ilustrarlo Lucien Pissarro pero finalmente se

decidió por Bonnard—, optó para ilustrarlo por la técnica de la

litografía. El primer problema que se encontró una vez hecha la

impresión fue el contenido del texto. Ya había comenzado a

distribuir los ejemplares cuando recibió el marchante la visita

de un enviado del Ministerio de Justicia que le exigió devolver

a la Imprenta Nacional donde se habían impreso todos los

Page 123: Grabadoycreaciòngráfica.doc

ejemplares: "Es una inconveniencia —escribe Vollard en boca del

mensajero— que un libro condenado por ultraje a las buenas

costumbres se haya reeditado con una cubierta donde figura la

efigie de la República, y que la portada lleve esta mención:

Autorizada especialmente por el Guardasellos". Tanto esta obra

como la siguiente Daphnis y Chloé, también ilustradas con

litografías de Bonnard, fueron un fracaso de venta, según

parece sus clientes fueron bibliófilos alemanes. El mismo

editor nos da una de las razones principales: "se reprochaba

sobre todo, a ambas obras, el estar ilustradas con litografías;

el único modo de ilustrar apreciado por los bibliófilos de

entonces era el grabado en madera". Este fue uno de los motivos

que le indujeron a ilustrar la Imitación de Jesucristo con

dibujos de Maurice Denis grabados en madera a Tony Beltrand.

Pero sobre el éxito de venta merece la pena recoger la

siguiente conversación:

"Una vez le dije a un admirador de Maurice Denis:

— ¿Tiene usted en su biblioteca la Imitación de Jesucristo y

Sagesse [la edición de este texto de Verlaine se hizo en París

en 1911 por Denis y Beltrand como la anterior]?

Me contestó vivamente:

— Formo parte de Los cien Bibliófilos y nuestro grupo respeta

aún las reglas. Los pintores no son ilustradores. Las

libertades que se permiten son incompatibles con este

«detallismo» que constituye el mérito de un libro ilustrado". Y

unas líneas más tarde se lee: "Entonces comprendí —añade

Vollard—, que no era suficiente darles a los bibliófilos

grabados en madera; sino que debían estar tan acabados que se

pudiera apreciar con lupa sus menores detalles".

Las Memorias son una ameno relato sobre las dificultades que

tuvo Vollard para educar en esta ocasión a los bibliófilos.

Siempre cuidó el aspecto más material de sus ediciones,

excelentes papeles y muy cuidadas y exquisitas tipografías.

Vollard sabia que este elemento era un factor determinante en

el resultado; al comentar la edición de Ubu à la Guerre

recuerda: "Tropecé con toda clase de obstáculos durante la

ejecución del libro. En primer lugar, necesitaba encontrar unos

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caracteres tipográficos que armonizaran con el dibujo de

Rouault. Después de varios ensayos, me decidió por el Plantin".

Además de esta fuente tipográfica empleo la familia Garamond y

el popular tipo de Didot que desde Francia se había exportado a

toda Europa y estaba plenamente aceptado. En muchas ocasiones

se sirvió de la Imprenta Nacional para hacer la edición y

siempre tuvo en mente la tradición de las excelentes ediciones

francesas que le precedieron. Sobre la adecuación de la

tipografía a las obras el mismo marchante recoge la siguiente

anécdota: "Después de las Fleurs du mal, Emile Bernard me

ilustró también a Villon y los Amours de Rosard. Para este

último libro, añadió a los grabados en madera algunos

aguafuertes. Para el Villon encontré unos caracteres

tipográficos tan adecuados a sus dibujos que hubo quien juró

que esos caracteres los había dibujado el mismo Emile Bernard.

El artista no tuvo tan buena suerte con los Amours. No encontró

nada que fuera bien con sus ilustraciones, se decidió a

caligrafiar, armonizando con su dibujo, las páginas de texto,

las cuales fueron grabadas después". Claro que en esta ocasión

los bibliófilos consideraron que esto no era un libro.

Sobre la exigencia que tenía Vollard con respecto al papel y la

fuente tipográfica merece la pena recordar que Les Ames mortes

de Gogol y Les Fables de La Fontaine, ilustradas por Chagall,

tuvieron que ser impresos varias veces en diferente papel o

tipografía, finalmente los libros no se pusieron a la venta. En

otras ocasiones las dificultades materiales se relacionaron con

la estampación.

Pero merece la pena hacer un somero repaso sobre algunas

ediciones de Vollard para comprender hasta que punto las

cuidaba y estimaba. Por ejemplo, fruto de su colaboración con

Pierre Bonnard surgió como ya vimos esa obra prima

Parallèlement con litografías a toda página por este artista y

grabados en madera por dibujos de él y abiertos por Tony

Beltrand. La edición fue de 223 ejemplares pero evidentemente

no todos fueron iguales: del 1 al 10 en papel china con un

juego adicional de litografías sin texto; del 11 al 20 en papel

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china; del 31-200 en papel avitelado de Van Gelder con la marca

de aguas Parallelement; 21 ejemplares en este mismo papel

firmados por Vollard y marcados "a-u"; dos ejemplares más en

ese papel pero con un juego completo extra de las litografías

publicadas además de las doce que no se emplearon para la

edición; por último hubo unos pocos ejemplares estampados en

azul.

No vamos a detallar las singularidades de todas las ediciones

pero conviene recordar que se dieron casi todas las

posibilidades: parte de la edición en papel japón antiguo,

papel japón anacarado, avitelado o verjurado, con papel china;

diferentes colores para determinadas estampas; juegos extras a

veces incluso dobles de las ilustraciones a toda página y de

aquellas que iban intercaladas en el texto pero sin él;

ejemplares fuera de comercio, otros iluminados por el artista

manualmente, algunos firmados, etc. Todo lo que fuera

singularizar para aumentar su rareza tenía cabida en las

ediciones de Vollard y sobre todo la destrucción o cancelación

de las matrices. La combinación de técnicas, la alternancia de

ilustraciones a toda página con aquellas que se intercalaban en

el texto, requerían una excelente coordinación entre el taller

de estampación de obra gráfica y la imprenta, todo ello supuso,

sin duda, un esfuerzo por parte de Vollard no exento en

ocasiones de verdaderas dificultades materiales, por ejemplo

con los grabados en madera que hizo Georges Aubert por dibujos

originales de Rouault: "En lo que concierne a la impresión de

las maderas, principalmente de las grandes maderas de las

Réincarnations, lo difícil era tener una prensa que diera, con

el mínimo de tinta el máximo de presión. En casa de Jourde,

padre e hijo —a quienes confié la impresión del libro— veía yo

al prensista Henri Jourde presionar con sus ciento veinte kilos

sobre la barra de su prensa de mano. Sin embargo, la prueba

resultaba gris, y si se ponía más tinta, se emborronaba. Se

probó una presión puramente mecánica, pero no hay nada como el

trabajo a mano; una madera, para lograr los negros profundos y

los grises delicados, debe ser muy "manejada". Entonces, Jourde

padre mandó construir, para tirar las Reencarnaciones, una

Page 126: Grabadoycreaciòngráfica.doc

máquina inventada por él, la cual, movida eléctricamente, pero

dirigida a mano, pudiese dar la presión suficiente y esto con

tal delicadeza que los trazos, por finos que fueses, salían

completamente claros. no resultaban bien al estamparlos en una

prensa ordinaria por lo que el estampador Aime Jourde construyo

con este fin una prensa con la que estampar ejemplares

excelentes aplicando el mínimo de tinta sobre la madera y la

máxima presión sobre la matriz".

LOS AÑOS 20: LA RECUPERACIÓN DEL GRABADO Y LOS PROYECTOS INTERMINABLES

Se puede ver una segunda etapa de Vollard como editor de

estampas que corresponde a los años 20 y 30. Parece que no fue

la litografía la técnica que más intereso al editor en estos

años, quizá porque esta sufrió un verdadero hundimiento en la

primera década del siglo, sino el grabado. Entre los álbumes

que se proyectaron en estos años se encuentra uno de desnudos

en el que posiblemente iban a participar Pierre Bonnard, Raoul

Dufy, Jacqueline-Marie Marval y Roussel. En estos años fue otro

estampador el que colaboró con Vollard, Louis Fort quien además

se encargaba de acerar la mayoría de las láminas antes de

proceder a hacer la tirada. Entre los artistas que estuvieron

relacionados con ambos se encuentra Georges Braque, Marc

Chagall, Raoul Dufy, Jules Leon Flandrin, Tsugouharu Foujita,

Aristide Maillol, Maurice de Vlaminck. También pertenece a

estos años la fallida edición que hizo de las láminas grabadas

por Degas al aguafuerte entre 1855-84, cancelados hacia 1919-20

después de la muerte del artista y que el editor pensó utilizar

como parte del libro que, sobre el pintor el estaba editando,

pero el estado de las láminas le obligo a abandonar esta

primera idea y optar por la reproducción.

Sus más destacadas ediciones fueron las ya mencionadas de

Bonnard y Maurice Denis y las de Emile Bernard con sus dibujos

y grabados en madera, estampados por el mismo, para la edición

de Les amours de Pierre de Ronsard (1915) Les fleurs du mal de

Charles Baudelaire (1916), Oeuvres de maistre François Villon

(1919), Les Petites Fleurs de Saint-Fraçois (1928). Raoul Dufy

ilustró la obra de Eugène Montfort, La Belle Enfant, ou L'Amour

Page 127: Grabadoycreaciòngráfica.doc

à quarante ans que fue publicado por Vollard en 1930. Pero

muchas de sus iniciativas no vieron la luz durante la vida del

marchante, entre ellas las que anteriormente citábamos de

Chagall: Les Ames mortes de Nicolas Gogol, Les Fables de La

Fontaine, La Bible. L'Ancien Testament, todas ellas publicadas

en París por Tériade en 1948, 1952 y 1956 respectivamente.

Vollard fue muy criticado por elegir a un extranjero para

ilustrar a La Fontaine por considerar que una obra tan

absolutamente francesa solo podría ser acertadamente ilustrada

por un artista nacido en Francia era capaz de capturar los

matices de las fábulas. Los 100 gouaches de Chagall para las

Fábulas fueron expuestas en la galería Berhheim-Jeune en París

en abril de 1930. La idea del editor era publicar Las fábulas

con los aguafuertes en color emulando las ediciones del siglo

XVIII, no obstante las dificultades técnicas para obtener los

resultados deseados en el colorido le hicieron al artista

abandonar la idea y optar por grabar cien láminas para estampar

en blanco y negro. Aunque por estos años Chagall estuvo ocupado

en hacer algunos gouaches para la ilustración de Cirque de

André Suares, tanto el artista como el editor suspendieron este

proyecto por otro más ambicioso, el que en un primer momento

recibió el título de Le livre des prophetes pero luego se

publicó como La Biblia. Antiguo Testamento. Chagall como

Rouault, trabajó de una manera absolutamente novedosa la

técnica del aguafuerte, se servía de todo aquello que era capaz

de arañaba o abría el cobre, desde el buril hasta varias puntas

y plumas. En las zonas de sombras despliega la destreza de un

cuidadoso y medido mordido de los trazos, delicadamente

entrecruzados y acentuados por la aterciopelada sombra que

procura el trabajo con la punta seca. En un lenguaje de

contrastes deja intensas zonas de luz y emplea las reservas con

una laca porosa ir protegiendo las zonas mordidas ya trabajadas

que a veces se ultiman con el buril.

A principios de los 30 Braque aceptó el encargo de Vollard para

grabar dieciséis aguafuertes para una edición de la Teogonía de

Hesiodo. Aunque el artista los tenía ultimados en 1932 la obra

fue en realidad publicada por A. Maeght en 1955. Con un

Page 128: Grabadoycreaciòngráfica.doc

elegante y desenvuelto lenguaje lineal, Braque sin atender a

los detalles arqueológicos, creo una serie de figuras

metamórficas de gran vitalidad y empleo la grafía griega para

poner el nombre a sus dioses.

Otras publicaciones que no publicó Vollard pero que se hicieron

por encargo suyo fueron las que ilustro André Derain. Aunque el

encargó se hizo a principios de los 30 la relación entre el

marchante y el pintor venía de años atrás ya que entre 1906 y

1907 Vollard dio a Derain 10.000 francos a cambio de todas la

pinturas que este último hiciera durante su estancia en en

Londres. Sesenta y siete litografías ilustran la edición de La

Fontaine Los cuentos y novelas, y treinta y tres grabados en

cobre además de cuarenta y tres en madera para el Satiricón de

Petronio (se publicaron en 1950 y 1951 respectivamente por la

firma de Aux Dépens d'un Amateur en París). Maurice Denis hizo

una serie de litografías para ilustrar los poemas de Francis

Thompson en 1939 que fueron publicadas por Martin Fabiani y

Lucien Vollard en 1942

EDICIONES ILUSTRADAS DE LUJO: LA REPRODUCCION

Existe una faceta de la producción de Vollard que ha sido sin

duda de gran interés tanto para la edición de libros

excelentes, como para una mayor difusión de las obras de los

grandes maestros, así como la incorporación destacable de un

nuevo medió de expresión en un gran maestro como Rouault, nos

referimos a la reproducción fotomecánica de obras artísticas.

Su interés por la calidad le llevó a la búsqueda de la técnica

adecuada para cada obra sin escatimar esfuerzo alguno. El mismo

relata su interés por estar al día y conocer las innovaciones:

"Me había enterado de que los almacenes de La Samaritaine

habían repartido, con motivo de una Año Nuevo, un calendario

donde se hallaba reproducido en colores un cuadro de Renoir. Me

decían que esta reproducción estaba muy bien conseguida.

Interesado siempre por los nuevos procedimientos de grabados,

fui a dichos almacenes para solicitar uno de aquellos

calendarios [...] y pude comprobar que la reproducción del

Renoir no era ni mejor ni peor que las de la mayoría de los

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cromos destinados a servir de reclamo". De nuevo contó con la

colaboración de Clot para acometer algunas de estas aventuras

dados sus conocimientos técnicos y su destreza como profesional

de la reproducción en litografía. Clot trabajó con obras de

tres grandes maestros como Rodin, Renoir y Degas. Sin duda este

último era uno de los más exigentes aunque tenemos constatación

de que admiraba el trabajo de este técnico: "Recuerdo —escribe

Vollard— la ira de Degas al ver una magnífica litografía en

colores, ejecutada por Auguste Clot, y que era copia de una de

sus obras: ¿Como? Se han atrevido... E inmediatamente dijo: ¡De

todos modos es muy bueno el cochino que ha hecho esto!".

En este final de siglo era Degas uno de los maestros más

demandados y hasta su muerte en 1917 vio como se multiplicaban

las reproducciones de su obra. En muchas ocasiones estas

escapaban a su control, pero algunas fueron directamente

supervisadas por él. El fenómeno de Degas puso en evidencia la

defenestración absoluta del profesional artesano de la

reproducción en cualquiera de las técnicas tradicionales, el

mismo firmó cada uno de los cien ejemplares que se publicaron

en 1898 del portafolio Vingt dessins fac-similes de Degas,

cuyas reproducciones fotomecánicas eran el resultado de varios

años de trabajo conjunto entre el pintor y el técnico Manzi. Se

expusieron en la primavera de ese año en la Boussod, Manzi,

Joyant, y Co. donde atrajeron la atención de los críticos entre

los cuales se contaba André Mellerio, quien alabó la idea, la

técnica elegida y aplaudió el resultado. Claro que la estampa

original estaba firmemente establecida por derecho propio y no

había nada que hiciera temer a esta con respecto a los nuevos

procesos; por otro lado la estampa de reproducción grabada

manualmente había finalmente sucumbido, el futuro pertenecía a

la estampa original y a la reproducción fotomecánica.

El mismo Degas supervisó la primera obra que Vollard dedicó a

reproducir parte de su obra: Quatre-vingt-dix-huit

reproductions signées par Degas (peintures, pastels, dessins et

estampes) y que fue publicada en 1914. Especialmente ponderada

fue la reproducción que Clot hizo de los pasteles. Unos años

Page 130: Grabadoycreaciòngráfica.doc

después Vollard alumbró la idea de dar a conocer los monotipos

de Degas que habían escapado a las manos inquisitoriales de su

hermano René, las escenas de las maisons closes. Con ellas

ilustró La Maison Tellier de Guy de Maupassant en 1934 y Las

Mimes des courtisanes de Lucien traducidas por Pierre Louys.

"Para reproducir todas estas composiciones de Degas —relata el

marchante— necesitaba encontrar a una artista capaz de

adaptarse a la sensibilidad del dibujo y la sutileza de los

tonos de Degas. Me dirigí al pintor-grabador Maurice Potin, que

hizo maravillas. No escatimó tiempo ni trabajo: ¡Para logar un

simple grabado en negro hubo de grabar hasta tres cobres! [...]

Difícilmente puede uno hacerse una idea de las emociones por

las que pasé mientras se procedía a la reproducción". Durante

seis años Maurice Potin reprodujo los monotipos en aguatinta y

seguidamente Clot trabajo con las reproducciones de estos.

La variedad de intereses de Vollard se ponen de manifiesto al

comprobar que el mismo año que publicaba la edición ilustrada

por Pierre Bonnard sacaba con su firma Le Jardin des supplices

de Mirbeau con veinte composiciones originales de Rodin. Los

dibujos del escultor fueron reproducidos por Clot y estampados

en su taller. Rodin hizo los bocetos a lápiz y aguada

trasparente; parece que se empleó un sistema fotográfico para

transferir a la piedra los contornos mientras que para el tono

Clot se sirvió del lápiz litográfico con una maestría

excepcional ya que consiguió difuminarlo de tal manera que

imitaban ciertamente el original. En ocasiones es interesante

tener presente que un taller de estampación puede ser un lugar

atractivo e influyente en un artista. Por ejemplo, se sabe que

Matisse trabajó con Clot y allí se hizo la tirada de algunas

litografías entre 1906 y 1913 donde el pintor en un lenguaje

absolutamente lineal de una elegancia y fluidez que le son

características reflejan en parte la influencia de los dibujos

de Rodin que por aquellos años circulaban en el taller de Clot.

Cuando Mellerio se ocupó de la crítica a estos dibujos de Rodin

destacó en ellas la capacidad de Clot para unas imágenes vivas

y vibrantes equivalentes a los dibujos originales. Lo cierto es

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que a principios de siglo había un verdadero colapso en el

mercado de oferta de estampas originales por lo que el mismo

Clot se vio metido de pleno en los diferentes procesos de

reproducción mecánica. Una prueba evidente de esta situación en

París a finales de siglo es la difusión que encontró el método

del colotipo —técnica que también empleo Clot— pues hasta la

L'Estampe moderne, una publicación mensual de estampas de

artistas que salió entre 1897 y 1899, incluyó entre sus cien

estampas treinta y dos colotipos por dibujo de artistas como

Fantin Latour, Puvis de Chavannes, Grasset y Steinlen y fueron

denominadas "estampas originales" sin serlo ya que eran copias

fotomecánicas a veces retocadas con color.

El progresivo crecimiento de esta nueva industria, unido a la

voluntad de hacer más fácil y accesible las técnicas de

multiplicación a los artistas llevaron a ese confusionismo

entre lo original y lo mecánico, es decir provocaron el

equívoco que incluso en la actualidad existe. Nadie duda que el

artista hiciera y haga un dibujo original, la complicación

viene en cómo calificar a esas estampas que multiplican aquel.

En 1910 un critico saludaba las nuevas capacidades

desarrolladas por Clot: "cualquier tipo de dibujo hecho con

lápiz de cualquier clase, ya sean negros o de colores, y lo

mismo si son grasos o dibujos que emplean grafito o lápices de

plomo [...] pueden ser transferidos a la piedra y reproducidos

litográficamente, incluso aunque no estén especificamente

hechos para este objetivo primordial [...] y, mientras que

anteriormente este tipo de dibujos se perdían en el proceso de

transferencia a la piedra, ahora de ellos no se pierde nada: es

tanto así que son simplemente reflejados en la piedra como en

un espejo o como una imagen sobre una matriz fotográfica". Esta

técnica en esencia es la fotolitografía.

Estos nuevos métodos también fueron empleados por Vollard. Su

actividad de durante la época de la guerra no se detuvo aunque

sus proyectos si tuvieron algunas limitaciones: "En aquella

época, —relata el marchante— con todas las dificultades con que

se tropezaba para las ediciones llamadas de "lujo", tuve que

Page 132: Grabadoycreaciòngráfica.doc

contentarme con un procedimiento que hasta entonces se había

empleado para ilustrar ediciones baratas: la reproducción de

dibujos por fotograbado. El defecto principal de este

procedimiento es que no da esa sensación de cosa viva, que sólo

produce el trabajo a mano". Pero en ningún caso llego a ser el

fotograbado en ediciones auspiciadas por Vollard algo tan vivo

y tan renovador como en las manos de Rouault.

GEORGES ROUAULT O LA PASION POR DAR VIDA A LA FRIA REPRODUCCION

Un caso excepcional en el arte gráfico del siglo XX es Georges

Rouault. Aunque el primigenio interés de este artista por el

arte seriado le vino, no por un deseo de investigación o

búsqueda de nuevas técnicas para expresarse, sino por el

tradicional concepto de ser el mejor vehículo para difundir sus

ideas, Rouault es uno de los artistas mas interesantes por su

capacidad para innovar y desarrollar las técnicas gráficas.

Sabemos que trabajo en muy estrecha colaboración con Auguste

Clot, éste en 1910 reprodujo en color sus "caballos" a completa

satisfacción del artista.

Parece que la primera relación con Vollard vino cuando Rouault

le presento hacia 1912 los dibujos que había elaborado para

ilustrar un Miserere. Pero en esos años Vollard había

abandonado temporalmente su interés por las ediciones. Al final

de la guerra el marchante compró al artista un gran número de

obras entre las cuales se encontraban ciento cincuenta dibujos

del Miserere y llegaron al acuerdo de publicar estas

composiciones a cambio de que Rouault hiciera las ilustraciones

para el libro que había escrito Vollard Les Réincarnations du

Pére Ubu que verían la luz en 1932. Para la ilustración de esta

obra Georges Rouault comenzó a trabajar en 1913 y la simultaneó

con el Miserere. Hizo los diseños de los grabados en madera que

hizo Georges Aubert y los aguafuertes se llevaron a cabo sobre

láminas que en fotograbado reproducción la imagen básica del

dibujo que luego el artista seguiría trabajando. Como

contrapartida a este trabajo, el editor se encargo de

transferir por medio del fotograbado los dibujos del Miserere a

las planchas de cobre —se pasaron cerca de ciento cincuenta

Page 133: Grabadoycreaciòngráfica.doc

dibujos—, y sirvió de intermediario entre el artista y los

empleados de la empresa que llevo a cabo este trabajo Auguste

Clot. La colaboración entre ambos y el obstinado empeño de

Rouault de dar vida a aquellas planchas investigando todo tipo

de procedimientos y técnicas hace que las ilustraciones del

Miserere no puedan ser consideradas reproducciones sino uno de

los trabajos más originales y creativos del presente. Sobre los

cobres estuvo trabajando el artista desde 1916 a 1927. Sobre la

técnica del artista valga el comentario siguiente: "Nada podría

posiblemente ser mas atractivo a una amateur de estampas que

definir los métodos por los que se hizo [...] la serie

Miserere. Primero, el dibujo preliminar se reprodujo en la

plancha de cobre por un proceso fotomecánico de heliograbado.

Seguidamente el empleó casi todos los utensilios conocidos por

el grabador y todos los ácidos conocidos por el aguafortista

con el objetivo de lograr a satisfacción los tonos y valores de

sus imágenes únicas. Graba con buril; sombrea con ruleta,

raspador o papel lija. Algunas veces aplica el ácido

directamente al cobre con la ayuda de un pincel, sin protección

de barniz alguno, para producir aquellos famosos negros de

intensidad variable, o para conseguir las suaves y granulosas

superficies que tanto le gustan".

El plan original de Vollard fue publicar dos grandes

portafolios de 50 estampas cada uno: una serie titulada

Miserere y la otra Guerre. Ambas iban a estar acompañadas

textos de André Suares. Cuando Rouault hubo completado cerca de

la mitad de las láminas y había tirada una serie de pruebas

Vollard, consciente de que el tamaño y el carácter dramático de

las imágenes en blanco y negro de Rouault, iban a hacer de los

dos álbumes algo invendible. Entonces decidió que se publicaran

sólo cincuenta estampas cada una montada de manera individual y

con el título impreso todo ello reunido en una gran caja. Las

láminas se cancelaron después de la edición pero no toda la

tirada se pudo poner a la venta ya que al sobrevenirle la

muerte a Vollard Rouault se vio obligado a llevar los

tribunales en 1946 a sus herederos sobre quien tenía los

derechos. El artista se apoyó en que solo el era capaz de

Page 134: Grabadoycreaciòngráfica.doc

juzgar cuando una obra estaba terminada, si debía o no

publicarse por pertenecer a una época temprana y que parte de

la obra debía destruirse. Una vez que Rouault ganó el pleito y

recuperó sus obras destruyo una gran cantidad de pinturas,

gouaches y estampas que consideró sin terminar o en mal estado.

Conviene hacer una anotación en este momento. Las técnicas

empleadas por Rouault encontraron críticas entre los amateurs,

pero también lo tuvieron las enormes dimensiones de sus

estampas. Con esta publicación se puso de manifiesto otro

problema que aún hoy no está completamente solucionado a pesar

de que muchos artistas se han servido de los avances hechos por

la técnica y han empleado métodos absolutamente industriales y

comerciales: la cuestión de cual es el tamaño adecuado para la

estampar original. El debate se centraba en la aceptación de la

estampa mural como estampa artística, hasta ese momento los

grandes tamaños eran casi intrínsecos a los carteles y todavía

este tipo de estampa no era normalmente aceptado como estampa

original de calidad. Era irónico e incluso frustrante para

Rouault que solo unas pocas décadas después el reino de la

estampa moderna haya cambiando tanto que los artistas fueron

adaptando muchos de los métodos comerciales.

Las dos ultimas publicaciones hechas en vida de Vollard se

ilustran también con obras Georges Rouault: Cirque de l'etoile

filante que salió en 1938 y Passione en 1939, poco después de

la muerte del marchante. El primero es en su totalidad obra del

pintor ya que también fue autor del texto.fue creación completa

de Rouault ya que el texto también le pertenecía al haber

renunciado a ilustrar obra de Suares Cirque por ser demasiado

controvertida. A través de aguafuertes de brillantes colores y

maderas grabadas por Georges Aubert a partir de gouaches, se

nos presentan payasos, reyes, Cristo atormentado, jueces,

prostitutas, todos reflejando el vivo sentimiento de

desesperanza y sufrimiento que les insufla el artista para el

que el circo es un complejo símbolo de la tragicomedia humana.

Page 135: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Durante estos años, 1926-1933, Rouault también hizo algunas

obras sueltas: las litografías en negro de los retratos de

Verlaine y von Hindenburg, El Autome y su variación Fleurs du

mal, Sainte Jean-Baptiste. Entre 1936 y 1938 hizo las doce

aguatintas en color basadas en Les Fleurs du mal de Baudelaire

que Vollard quiso publicar bajo el título de Danza de la Muerte

pero salieron del taller de Roger Lacouriere en 1945; grabó

Autome sobre una lámina que pertenecía a la serie Miserere pero

que no se empleó para él; Cristo en la cruz, aguatinta y

aguafuerte en color y en estas mismas técnicas La Baie des

trepasses, ambas también tenían su origen en algunas

composiciones del Miserere.

UN MAESTRO DEL SIGLO XX: PABLO PICASSO

Hasta finales de los años 20 Picasso fue, en el mejor de los

casos, un esporádico grabador, aunque hay ejemplos

sobresalientes como el de su segundo acercamiento al

aguafuerte, El desayuno frugal. Animado por su amigo Ricardo

Canals, un grabador de Barcelona, Picasso tomo una gran lámina

de segunda mano y grabó al aguafuerte una variedad de una

composición que el había hecho tres años antes: una pareja

sentada en una mesa de un café. Como se puede ver, la

concepción del aguafuerte fue muy superior a muchas de las

pinturas, pero la audiencia de Picasso era limitada en 1904,

nadie quiso hacer una larga edición. Muchas de estas primeras

estampas tiradas por Eugène Delatre, un excelente estampador de

aguafuerte y aguatinta, y fueron regaladas por Picasso a sus

amigos.

La variedad de temas y técnicas que Picasso cultivó durante

estos años en pocas ocasiones tomaron la forma de estampa.

Motivos clásicos son los dominantes en las estampas de este

periodo, empezando con las Cuatro litografías de 1924 y

continuando con los dos volúmenes ilustrados con aguafuertes:

la obra de Honoré de Balzac, Le chef d'oeuvre inconnu (1927-

1931), publicado en 1931 por Ambroise Vollard y la

Metamorphoses (1930-1931) de Ovidio hecha por encargo del joven

editor Albert Skira y publicada también en 1931. Estos textos

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permitieron a Picasso interpretar el mundo clásico, desde las

desnudas divinidades a los indómitos y violentos caballos. La

elección de Vollard —ilustrar la fábula de Balzac sobre la

búsqueda de lo absoluto por el pintor— dio a Picasso la

oportunidad de relacionar el tema con sus propias reflexiones o

dilemas.

La primera relación de Picasso con Vollard como editor tuvo

ocasión en 1913, cuando Vollard compró a Picasso una serie de

láminas de cobre, puntas secas y aguafuertes. Por orden de

Vollard éstas fueron aceradas por el estampador Louis Fort. No

obstante, sólo quince de ellas, pertenecientes a la serie

Saltimbanques de 1905-1906, fueron seleccionadas por Vollard

para que fueran estampadas en una larga edición de 250 estampas

sin firmar ni numerar. La edición es desigual y varía mucho en

lo referente a la estampación; esto es especialmente cierto en

la bien conocida estampa titulada Le repas frugal.

Finalmente, la serie de los Saltimbanques quedó reducida a

catorce estampas que fueron reunidas para formar colección y

vendidas sin ningún tipo de introducción, portada, ni carpeta.

Vollard que había comprado a Picasso todas las pinturas del

periodo azul y rosa que aún permanecían en el estudio del

pintor, y editado cinco de sus pequeños bronces, no le encargó

ningún grabado o litografía hasta 1925, fecha en que empezó el

trabajo para ilustrar la obra de Honoré de Balzac a la que nos

hemos referido anteriormente. Esta falta de encargos, parece

ser, que se debió más a la independencia de Picasso que a las

vacilaciones de Vollard.

La elección de Picasso para ilustrar la obra de Balzac fue sin

duda un auténtico acierto. Balzac cuenta la historia de un

viejo pintor que ha trabajado durante diez años con el fin de

crear sobre el lienzo la quinta esencia de la belleza femenina,

para acabar pintando algo insignificante y sin sentido para

todo el mundo excepto para él mismo. Vollard, consciente de la

importancia de la publicación, trazó un meticuloso plan que

tenía también en cuenta la tipografía, el papel y el formato,

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para que hicieran el mejor complemento al texto y a las

ilustraciones. Del éxito alcanzado da fe el volumen en sí

mismo, el cual está considerado como uno de los libros más

bellos del siglo XX.

La relación entre Vollard y Picasso nunca fue constante y

parece que se vio bruscamente interrumpida cuando parecía que

iba a iniciarse una colaboración más estrecha. La avanzada edad

de Vollard, ya pasaba de los setenta años, no puso límites a

sus proyectos como editor. Por ello, ante la sugerencia de

Picasso de dibujar su retrato cada vez que le visitara hasta

que fueran suficientes para formar una serie, además de ser un

proyecto singular hubo de halagar, sin duda, enormemente al

editor. Pero la muerte de Vollard cortó este proyecto apenas

empezado y sólo tres retratos fueron grabados por Picasso.

Entre tanto, Vollard había obtenido del pintor en el año 1937

noventa y siete cobres grabados por el artista a cambio de un

número importante de pinturas propiedad del marchante que

Picasso quería para su colección privada. Este grupo de láminas

de cobre, seleccionadas por el propio Picasso, habían sido

grabadas en el periodo de seis años, entre septiembre de 1930 y

junio de 1936. Los retratos de Vollard arriba mencionados

fueron añadidos al grupo en 1937 para redondear el número y

ofrecer una colección de cien estampas, conocidas como la Suite

Vollard.

Los temas de las estampas en esta larga serie parecen un tanto

arbitrarios, dado que varios están frecuentemente

interrelacionados. No obstante, las estampas pueden

clasificarse en dos grandes grupos "El escultor en su estudio"

y "El minotauro". Combinación de los dos temas que había

trabajado en sus libros anteriores: la mitología y el artista

en su estudio. Coincidiendo con el periodo (1931-1935) en que

Picasso trabajó como escultor en Boisgeloup, eligió el tema del

escultor en su estudio rodeado de modelos y estatuas,

generalmente de naturaleza clásica. Casi como una continuación

de la Suite Vollard hay que entender la serie de la

"Minotauromaquia".

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A partir de los años cuarenta aumenta la actividad de Picasso

como grabador y entre sus obras maestras se encuentran las

ilustraciones para el Buffon (1942) y la Tauromaquia (1959).

En 1968 de nuevo se inicia un periodo-del 16 de marzo al 5 de

octubre- de enorme actividad en cuanto al grabado, cuyo

resultado fue la realización de 347 grabados en doscientos

cuatro días de actividad, en los que llegó a grabar en solo día

hasta siete láminas de cobre. A este periodo en el que siempre

se ha insistido en su tendencia autobiográfica corresponden las

series del Pintor trabajando y La Celestina, último libro de

los ilustrados por Picasso.

9.DE FRANCIA A ESTADOS UNIDOS: EL OFFSET Y LA RENOVACION DEL

ARTE GRAFICO

Durante la primera mitad del siglo XX se desarrollo el arte

gráfico en Francia a través de los grandes talleres. Entre

estos se pueden mencionar el de Roger Lacourière de París del

cual salieron un gran número de estampas tanto en blanco y

negro como en color. En este taller había una gran sala de

tórculos, un largo banco con una pantalla para protegerse de la

luz que era el lugar destinado para trabajar las láminas que

seguidamente se estampaban en el taller. Muchas de estas obras

era trabajos de reproducción de prominentes artistas por

habilidosos artesanos como es el caso Langouste de Picasso

reproducción de la pintura original a oleo a través de tres

planchas de color y una negro —aguatinta al azúcar y aguada—y

posteriormente fueron aplicados diez colores diferentes a la

poupee. Pero esta misma practica era inviable ya que la

destreza y la habilidad no evitaban que para hacer una

excelente reproducción se necesitara mucho tiempo de modo que

finalmente cuando se hacía la tirada el precio era casi

prohibitivo. No obstante entre las singularidades de estas

obras, como la mencionada de Picasso, esta que el artista

firmaba aunque también en el margen se añadía la expresión

Gravé et Imprimé par Lacourière a Paris con la intención de no

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confundir sobre la originalidad de la obra. Por esta razón cabe

destacar la honradez que caracterizó a todos los trabajos que

se llevaron a cabo en este taller a pesar de que en las manos

de los marchantes mas de una vez fueron ofrecidos como obras de

manos del artista y no como reproducciones eso sí controladas y

muy cuidadas.

La calidad del taller de Lacourière permitió la estampación

manual y exquisita de algunas obras singulares de Derain, o de

Miró que gustaba de añadir trozos de madera, alambres, etc. a

una hoja de contrachapado, y seguidamente tomar pequeños

pedazos que entintaba de colores diferentes para estamparlos a

mano.

Pero este tipo de innovaciones y laboriosas estampaciones sólo

se llevaban a cabo cuando se tenía casi asegurada la venta de

la edición y era más que segura la inmediata amortización del

gasto. Pero probablemente la crítica no debiera hacerse a los

talleres sino a los mecenas o marchantes que solo están

dispuestos a involucrarse en una obra gráfica cuando saben que

las estampas resultantes son fácilmente vendibles. No obstante,

es cierto que en ocasiones un determinado artista ha sido

atraído a un taller y allí se ha dejado seducir por las

posibilidades del arte gráfico. No obstante, la investigación y

la experimentación es difícil encontrarla en estos grandes

talleres. Por lo general esta labor se desarrolla de una manera

aislada en algún pequeño taller o estudio personal

Otro taller que estuvo en activo durante esta primera mitad del

siglo fue el de Raymond Haasen, que estampó una buena parte de

la obra de Chagall. Haasen fue uno de los más competentes

estampadores de París en estos años, descendía de Paul Haasen,

quien se había formado con Paul Delátre. Junto a Jacques

Villon, fue un verdadero maestro del aguatinta en color pero se

dedicó principalmente a la reproducción sobre todo las que hizo

en colaboración con Fernand Leger. Para ellas Haasen se sirvió

de sus conocimientos de la serigrafía industrial en la que

empleaba la mayor parte de su tiempo haciendo cubiertas de

Page 140: Grabadoycreaciòngráfica.doc

cajas de chocolates, etiquetas para perfumes caros, libros de

bolsillo, etc. En el trabajo para Leger aplicó el color a

través de las pantallas de seda mientras que el dibujo se hizo

en un grabado al aguafuerte. La serigrafía es la que da esa

brillantez y luminosidad a los colores, calidades que hubieran

sido difíciles de obtener sirviéndose de otra técnica. Hayter

que tuvo oportunidad de ver el dibujo original de donde se

obtuvo la reproducción comenta que el color es mucho menos

intenso y efectista que el grabado, en consecuencia la

colaboración entre el artista y el artesano resulta en la

estampa que es muy superior al original.

Otro taller importante fue el de Charles Leblanc, el padre del

presente propietario, otro de los maestros estampadores formado

en el taller de Delatre con Paul Haasen y su hijo, y aprendiz

de su padre junto con Frelaut, el que fuera director del taller

de Lacourière.

Entre los grupos independientes de artistas y estampadores

ocupa un lugar destacado el Atelier 17. Como explica su creador

Hayter, al contrario que los talleres tradicionales, este

Atelier o taller tiene mas que ver con una idea que con un

espacio determinado: la intención es que un grupo de artistas y

estampadores estén permanentemente trabajando en una técnica

por eso lo importante no es el lugar y así se explica que este

taller haya estado en París, Nueva York, Filadelfia, Chicago y

San Francisco, y de nuevo en Francia en 1950.

En el Atelier 17 tenía cabida artistas maduros conocidos en

todo el mundo junto con artistas jóvenes menos conocidos e,

incluso, estudiantes de arte que gozaban de algún tipo de beca.

Lo dirigía personalmente Hayter y en el taller los artistas

encontraban todos los útiles y elementos que fueran necesarios

para grabar. El trabajo se desarrollaba con total independencia

por cada miembro del grupo que en aquel momento estuviera allí

activo y no existía limitación alguna hasta el punto que

normalmente se comenzaba a trabajar directamente sobre la

plancha sin que existiera un dibujo previo. Con esto se trataba

Page 141: Grabadoycreaciòngráfica.doc

de animar a la experimentación de manera que a lo largo del

proceso de ejecución se procedía a la obtención de pruebas de

estado para ver los resultados inmediatos a una determinada

actuación y la obra concluí con la destrucción de la lámina.

A esta actividad de investigación se sumó la incorporación de

nuevas técnicas de estampación como por ejemplo la estampación

en color a partir de una sola matriz trabajada en diferente

profundidad. Esta técnica se inició en el Atelier de Nueva York

en los años 40 y se extendió y posteriormente se explico por

Hayter en su libro About Prints.

La consecuencia de todos estos planteamientos es que el taller

nunca tuvo una seña de identidad entendida esta como la

impronta de un maestro, sino que es un espacio donde poder

acercarse al arte gráfico para buscar aquello que más se adecúa

a la forma de expresión de un determinado artista. El Atelier

17 fue una alternativo a los estudios oficiales y a la

dificultad que existía para poder iniciarse en el arte

gráfico .

Un caso diferente es el de Estados Unidos donde no existían

esos grandes talleres parisinos ni siquiera la herencia de una

artesanía de la estampación con el sistema tradicional de

aprendizaje. Existían grabadores que atendían a una reducida

demanda y cada vez fue más limitada la disponibilidad de

herramientas y utensilios para las técnicas tradicionales,

incluida la escasez de buenos fabricantes de papel para la

estampación artística. Pero, quizá, la novedad más importante

para el arte gráfico occidental es quizá la visita a los

estados Unidos, más concretamente a Los Angeles de Jean Charlot

en 1933. Allí llevó a cabo la ilustración de su Picture book

donde reúne treinta y dos litografías en color estampadas en

una prensa de offset, técnica de estampación en aquel momento

rara. Empleó planchas de zinc para su obra, se sirvió

igualmente de la autografía y también dibujó directamente sobre

las planchas.

Page 142: Grabadoycreaciòngráfica.doc

El artista y su estampador, Lynton R. Kistler en Los Angeles y

Albert Carmen en Nueva York, continuaron como valedores de la

causa de la litografía autográfica en offset. En los últimos

años de los 30 Carman estampa litografías en offset dibujadas

por Werner Drewes, Albert Gallatin, Ibram Lassaw, George L. K.

Morris y otros artista modernos. En Inglaterra también en los

30 artistas como Barnett Freedman, Paul Nash y John Piper

fueron animados por Harold Curwen a hacer uso tanto de la

litografía directa como del offset como un medio creativo.

El offset era la técnica que más se adecuaba al momento social,

político y económico de los años 30: se pretendía hacer grandes

estampas con tirada ilimitadas y a muy bajo coste para que

pudieran ser consumidas por una gran parte de la población.

Esta situación llevó al descrédito del producto como el mismo

Carl Zigrosser que apoyó decididamente las estampaciones de

Carman en nueva York, reconoció años después: "Teníamos dos

ánimos: suplir de obras de arte y ser populares [...] pero

nuestra dualidad de propósitos nos introdujo en una serie de

compromiso, que como ocurre frecuentemente en estas medidas

intermedias, no produjimos ni arte ni popularidad". Al

identificar la litografía, fuera sobre piedra o sobre plancha

de offset, durante los años 30 y los años 40 en estados Unidos

y en México como una técnica adecuada para difundir el social

realismo llevó a que, si bien hubo destacados artistas que se

dedicaron a este arte, se considerara que esta era una técnica

solo adecuada para obras populares y no para la creación

artística.

En el nuevo proceso de recuperación de la técnica plana con sus

nuevos avances fue importante el que Picasso el 2 de noviembre

de 1945 se acercara al taller parisino de Fernand Mourlot e

hiciera una nueva serie de litografías. Estas litografías

vistas en su conjunto, dibujo más de cien entre 1945 y 1947,

recondujo y restableció la técnica plana en el lugar que le

correspondía en la practica artística de mediados del siglo XX.

La producción picassiana por su riqueza temática y su nueva

manera de trabajar que se hacía evidente en la secuencia de las

Page 143: Grabadoycreaciòngráfica.doc

distintas pruebas de estados provocó una verdadera ruptura con

lo anterior: Picasso arañaba, dibujaba, trabajaba una y otra

vez sobre la superficie de la piedra ante la sorpresa incluso

de sus estampadores. Esta se aprecia en los diferentes estados

de En sus múltiples estados de estas estampas como Les deux

femmes nues, La Taureau y David et Bethsabee, etc.

La renovadora libertad en el trabajo de Picasso dieron una

nueva dirección a la litografía a partir de los años 50 pero el

renacimiento ya no tuvo lugar en Europa sino en la estampa

americana de los años 60 y 70. La lección de Picasso estuvo en

poner ante los ojos de los artistas un nuevo campo de

posibilidades y de experimentación, y ante los ojos de los

estampadores la aceptación de unos métodos de trabajo que

anteriormente ellos habrían rechazado.

Es muy posible que sin este precedente June Wayne, que fundó el

Tamarind Lithography Workshop en los Angeles en 1960, no

hubiera encontrado al estampador francés Marcel Durassier

receptivo a estampar técnicas no convencionales. De todas

maneras, no fue necesario ir a París para que la nueva obra

gráfica de Picasso influyera sobre los artistas americanos: sus

estampas de finales de los 40 fueron ampliamente vistas en una

exposición en los Estados Unidos durante los 50. Garon

Antreasian, que llegaría a ser el primer maestro estampador de

Tamarind y su director en 1960, ha reconocido el profundo

efecto de Picasso sobre su concepción de la técnica: "Su

influencia fue mucho mas allá, por encima de todos los otros

artistas de su tiempo. El sugirió una dimensión enteramente

nueva". Este nuevo estímulo despertado por Picasso llegó en un

momento en el cual la técnica de la litografía estaba

completamente en declive, había pocos estampadores

profesionales debido entre otras razones a que a finales de los

50 la mayoría de los artistas gráficos americanos preferían el

grabado. Por otro lado, mientras Antreasian y otros artistas

investigaban y exploraban nuevos caminos para la técnica plana,

la mayoría de las estampaciones que se llevaban a cabo por los

Page 144: Grabadoycreaciòngráfica.doc

profesionales no tenían ningún interés técnico ni novedad

estética.

El establecimiento en 1960 del Tamarind Lithography Workshop

entonces marcó un profundo cambio de rumbo y de carácter en la

litografía americana. Aunque Tatyana Grosman creó y comenzó a

estampar litografías tres años antes para sus Universal Limited

Art Editions (ULAE) fue en Tamarind donde tuvieron lugar los

avances técnicos que provocarían el definitivo renacimiento de

la litografía americana durante los 60. Por estímulo directo de

las iniciativas llevadas a cabo en Tamarind se renovó la

fabricación del papel en Estados Unidos, de forma que se pudo

poner a disposición de artistas y estampadores todo tipo de

papeles de estampación que anteriormente era preciso

importarlos desde Francia y frecuentemente escaseaban en el

mercado o era excesivamente caros.

A lo largo de los 60 se incrementara la demanda por parte de

los artistas para trabajar para Tamarind, ULAE y los numerosos

talleres de nueva fundación que se fueron extendiendo por todo

el país revitalizando así la actividad de los profesionales de

la estampación. Tamarind tomo el liderazgo en el desarrollo de

nuevas tintas, laminas de metal y rodillos de imprimir, etc.;

Antreasian y Kenneth llevaron adelante el desafío de adaptar la

litografía al mundo moderno, redescubrir técnicas históricas y

ampliar la capacidad: Skies of Venice de Unkers requería una

total habilidad para conseguir sus sutiles aguadas; las

litografías Josef Albers —sus dos series hechas en Tamarind y

su White line squares estampada por Tyler en Gemini (G. E. L.)—

requerían delicadas estampaciones y gran precisión en el

registro; Robert Rauschenberg en Booster exigía una gran

máquina y un papel especial para que se adecuara a la imagen de

tamaño natural; Jasper Johns en sus litografías, sobre todo en

sus series de números en color y en Fragmentos llevaron al

extremo la aplicación de tintas superpuestas para crear el

vocabulario visual que le caracteriza, etc.

Page 145: Grabadoycreaciòngráfica.doc

Un artista tras otro fueron aproximándose a esta nueva forma de

trabajo como un desafío y tratando de sobrepasar los límites

del arte gráfico. Los nuevos talleres americanos, Tamarind,

ULAE, y particularmente Gemini GEL, dieron respuesta a las

nuevas técnicas y exigencias de estos artistas. En las

ediciones que se llevaron a cabo en Tamarind durante lo 60 se

estampo sobre superficies no convencionales como las películas

de plástico, el metal o el acero pulido, y en ocasiones se

manipulo el papel cortándolo o doblándolo. En Gemini por

ejemplo, se tendía en sus proyectos a combinar materiales y

procesos e incorporar otros objetos a la estampa, por ejemplo

en la serie Summer light de Robert Motherwell la litografía

llego a ser un elemento en trabajos que incorporaban collage

así como estampaciones en serigrafía y gofrado.

10. A MODO DE APÉNDICE: LA ESTAMPA EN ESPAÑA

El arte gráfico como ya hemos tenido ocasión de ver consiguió a

lo largo de los dos últimos siglos no ser una mera

reproducción, ni una repetición más o menos simplificada de la

obra pictórica o escultórica, sino que alcanzó el estadio de

poseer en sí mismo características significativas propias,

habiendo llegado a configurarse como una parcela autónoma,

aunque no independiente, en el conjunto de la obra del artista.

Por esta razón no es de extrañar que una de las cuestiones

básicas del discurso y del propio concepto de grabado sea el de

su equilibrio, aunque a veces roce el antagonismo entre oficio

y creación, entre los especialistas que dominan los secretos

técnicos y el artista que con sólo unos rudimentos técnicos

supera al más diestro de los técnicos. Esta es una de las

situaciones más complejas en las que se encuentra el crítico y

el historiador. A veces detrás de una estampa hay un enorme

esfuerzo y hasta virtuosismo técnico, pero sólo oficio,

mientras que el verdadero artista alcanza a realizar la obra

genial por medio de una técnica fluida que parece emanar sin

esfuerzo.

Page 146: Grabadoycreaciòngráfica.doc

En la historia del grabado español de los últimos tiempos no

escasean los ejemplos, geniales grabadores libres y creadores

fueron Francisco de Goya, Mariano Fortuny Marsal, Carlos de

Haes, Ricardo Baroja, José Gutiérrez Solana, Pablo Picasso,

Antoni Miró..., de los que podríamos decir parafraseando

libremente a Félix Bracquemond: "estos maestros, estos pintores

son los que han creado la verdadera enseñanza del grabado, los

grabadores propiamente dichos no se han dedicado más que a

reglamentar y perfeccionar los procesos del grabado

descubiertos por los pintores". Pero ta la vez, es bien sabido

que para conseguir una estampa de calidad es imprescindible

dominar suficientemente la técnica, lo ideal es ser capaz de

producir una imagen creadora con el apoyo de las posibilidades

que ofrecen las técnicas concretas.

A comienzos del presente siglo se observa en España el cultivo

de un grabado tradicional muy unido a la estética decimonónica

y sobre todo al exclusivo oficio de grabar: Manuel Castro Gil,

Juan Espina y Capo, Esteve Botey, Carlos Verger, Julio Prieto

Nespereira y en concreto todo el Grupo de los veinticuatro del

Círculo de Bellas Artes de Madrid se dedicaron al paisajismo y

al regionalismo costumbrista. Aunque no hay que olvidar que en

ellos residió la capacidad de haber mantenido encendida la

llama por esta técnica, su enseñanza, difusión e incluso su

agrupamiento en la Sociedad de Grabadores.

Junto a este grupo tradicional que casi ha llegado a nuestros

días se fraguó un grupo en que la diferencia estribaba en que

eran pintores que también grababan. La imagen del pintor prima

sobre la técnica. La fuerte pintura de Ricardo Baroja, de José

Gutiérrez Solana e incluso de Xavier Nogués, pasa al aguafuerte

a veces hasta torpemente, pero con la misma fuerza narrativa

que contienen sus pinturas.

La débil renovación formal que se da en la pintura española de

los años veinte apenas llega al grabado pero no por eso faltan,

aunque sea de forma esporádica artistas singulares que en

círculos minoritarios lo cultivaron, como fueron Vázquez Díaz,

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Francisco Bores, Luis Quintanilla, Mariano Fortuny Madrazo y

Francisco Iturrino.

Peros sin duda los tres grandes genios internacionales de la

pintura lo fueron también del grabado: Salvador Dalí, Pablo

Picasso y Joan Miró.

La obra gráfica de Dalí se dedica fundamentalmente a la

ilustración de obras literarias, que comienza en 1934 con con

los treinta aguafuertes de los Cantos de Maldoror, del conde de

Lautremont y culmina con la versión que hace en 1987 de los

Caprichos de Goya. Entremedias son de destacar las

ilustraciones para El Quijote, 1957, para la Divina Comedia de

Dante, 1960, sin duda uno de sus libros mas inspirados, y la

Tauromaquia surrealista, 1976.

De Joan Miró se ha dicho que pintaba como grababa y grababa

como pintaba, y ciertamente a Miró le interesaba mas la imagen

que la técnica, el resultado correcto en el que quedara

perfectamente plasmada la imagen, por ello su interés

principalmente por la litografía en la que se sentía libre como

sobre el propio lienzo. El mundo surrealista y la ingenuidad

infantil se dan cita en la mayoría de sus obras. Las cincuenta

litografías de la serie Barcelona (1944) rompieron

violentamente con toda la visión tradicional que por entonces

se tenía del arte en la España de posguerra, y a partir de este

momento una abundante producción en el que las formas gráficas

poseen una determinada significación, cosas e imágenes son

recreadas a través de la inventiva mironiana.

Con posterioridad a la Guerra Civil (1936-1939) la primera

manifestación de auténtica calidad y de espíritu renovador que

se dio en el interior fueron las estampas editadas en Barcelona

con el título de ediciones de La Rosa Vera, que dirigió el

grabador Jaume Pla y el coleccionista Víctor M. d'Imbert, y que

se inició en 1949. Noventa y ocho fueron los grabadores que

intervinieron en la actividad de La Rosa Vera, entre ellos y

por solo citar algunos: Joaquin Sunyer, Carmen Serra, Albert

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Ràfols Casamada, Todó, Miquel Villà, y Guinovart entre los

catalanes, y entre los madrileños: Vázquez Díaz, Palencia, José

caballero, Pancho Cossio, Rafael Zabaleta, Cristino Mallo,

Angel Ferrant, Carlos Pascual de Lara, Alvaro Delgado, Ortega

Múñoz, José Ortega, Francisco Mateos, Antonio Quirós y Gregorio

Prieto.

Esta actividad de La Rosa Vera se vio continuada en Barcelona

por las Ediciones de La Cometa, dirigida por Gustavo Gili, en

la que la ilustración de libros estuvo a cargo de entre otros

artistas de Picasso, Antonio Saura, Eduardo Chillida, Cuixart,

Hernández Pijuán, etc. Y en Madrid por el editor Rafael Diaz-

Casariego, que el la colección Tiempo para la Alegría, iniciada

en 1963, quien edita a los clásicos y a los contemporáneos

ilustrados por Doroteo Arnáiz, Alvaro Delgado, Marcoida, Luis

García Ochoa, etc.

A esta actividad del interior habría que sumar la de tres

nombres significativos que trabajaron en el exilio:Antonio

Rodríguez Luna, Antoni Clavé y Luis Seone

Y finalmente para entender el periodo que cubrirá hasta 1976 es

necesario destacar la importancia tanto del grupo vanguardista

catalán Dau al set (Tarrats, Tàpies, Cuixart Ponç), como

Estampa Popular (José Ortega, Ricardo Zamorano, Agustín

Ibarrola, José Duarte, Ortiz y Valiente, Palacios Tardez,

Francisco Alvarez, etc.), grupo artísticamente comprometido en

el cambio político y social de España.

A partir de los años 60 la actividad de grabar se hace común a

numerosos pintores, la nómina casi se podría confundir con la

de los pintores pero cabe destacar aquellos nombres que además

han encontrado en el grabado una técnica que enriquece y

completa su propio mundo creador: Hernández Pijuán, Sempere,

Millares, Mompó, Bonifacio Alonso, Alfredo Alcaín, Ramos

Uranga, Mari Puri Herrero, Gordillo, Genovés, Arroyo, Tàpies,

Saura, Chillida, Equipo Crónica, José Hernández, Rafols

Casamada, Manolo Valdés...

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11. TÉRMINOS UTILIZADOS EN EL ARTE GRÁFICO CONTEMPORÁNEO

AbrirGrabar sobre una superficie metálica. Abridor = grabador.

Aceite litográficoAceite disolvente usado como base para las tintas litográficas a las que proporciona la viscosidad necesaria.

AcerarCubrir con acero la lámina metálica grabada por medio del procedimiento galvanoplástico, con el fin de que no se desgaste durante la estampación.

AcidulaciónPreparación de las piedras litográficas dibujadas. Se suele aplicar una mezcla de ácido nítrico, goma arábiga y agua, durante uno o dos minutos. A continuación se lava el dibujo con agua y una vez seco se extiende una ligera disolución de goma arábiga por toda la superficie de la piedra. El proceso se puede repetir varias veces. La acidulación tiene por objeto limpiar la piedra de partículas grasientas para que el agua empape toda la superficie no dibujada, y hacer insolubles en agua el lápiz y la tinta.

AguadaProcedimiento de mordido de la lámina metálica por medio de aplicar directamente con un pincel el aguafuerte.

Aguada litográficaProcedimiento utilizado en litografía para obtener efectos de dibujo a la aguada. La imagen se realiza con pincel y tinta litográfica de dibujo disuelta en agua. El agua repele la grasa y ésta se reparte creando un aspecto como punteado. Esta técnica requiere un cuidado especial para que después del proceso de acidulación la imagen inicial se mantenga con la misma nitidez.

AguafuerteProcedimiento de grabado basado en dibujar con una punta metálica sobre una fina capa de barniz protector con el que se ha cubierto la lámina metálica. Al trazar los rasgos de este dibujo se elimina de ese lugar en concreto el barniz protector. La corrosión del metal se produce al introducir la lámina en un baño de ácido nítrico (aguafuerte) el cual muerde la zona de metal dibujada, es decir, la no protegida por el barniz. Esta operación es sumamente delicada, pues el grabador debe regular según el efecto deseado la profundidad del mordido.Acido nítrico diluido en una pequeña cantidad de agua. Tiene la propiedad de atacar a los metales disolviéndolos.

AguatintaProcedimiento de grabado que consiste en realizar sobre la lámina un dibujo en semitonos, para lo cual se espolvorea con resina la superficie metálica, quedando fundida y adherida al haber calentado el dorso de la lámina. Introducida ésta en el ácido, la superficie solamente es mordida en las zonas en que no está protegida por los granos de resina. Según varíen las cualidades de los granos de la

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resina depositada, la concentración del ácido y el tiempo de mordida en las diferentes zonas de la lámina, así se conseguirá intensificar los distintos tonos producidos por la tinta.

Aguatinta litográficaProcedimiento que consiste en golpear la piedra o metal con un tampón hasta obtener el entintado deseado. Las partes que han de quedar blancas o las teñidas suficientemente se preservan con goma arábiga disuelta en agua. Esta solución se emplea tantas veces como tonalidades se deseen conseguir.

Aguja de grabarInstrumento de acero muy puntiagudo que utiliza el grabador para trazar sobre la lámina líneas en hueco.

AlmohadillaPequeño cojín de piel relleno de arena sobre el que se apoya la lámina metálica cuando se graba con buril.

AntenallasInstrumento metálico a manera de tenazas, que se utiliza para sostener la lámina metálica mientras se la calienta o ahuma.

Arte gráficoConcepto general que abarca a las diversas especialidades y procedimientos que intervienen en la realización de las estampas, y por extensión cualquier sistema de reprografía mediante el que se pretende plasmar la creación artística.

AutografíaProcedimiento de reporte sobre una piedra litográfica de un dibujo hecho con tinta o lápiz litográfico en un papel encolado. El lado dibujado de papel se coloca sobre la piedra y se moja abundantemente. Con una fuerte presión de la prensa la tinta queda adherida a la piedra litográfica pulida o graneada.

BarbasCrestas levantadas a los bordes del rayado de las láminas metálicas grabadas por medio de la punta seca.

Barniz Materia transparente y resinosa con la que se recubre la superficie de la lámina metálica para aislarla de la acción del aguafuerte. Se compone fundamentalmente de resinas disueltas en alcohol, trementina y otros vehículos volátiles.

Barniz blandoEs el formado por la mezcla de cera, resina y sebo, con aspecto fluido y viscoso y que, al secar sobre la superficie metálica, salta por contacto.

Barniz litográficoBarniz para imprimir litografías, compuesto de aceite de linaza. Según la técnica de dibujo empleada en la piedra litográfica, su consistencia ha de ser mayor o menor.

Bon à tirer=Listo para tirar.

Bruñido de la piedra

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Graneado de la piedra litográfica para dibujos a tinta, punta seca y textos impresos, hasta conseguir una superficie lisa, utilizando para ello arenilla reducida a la máxima finura. La operación se completa con piedra pómez tamizada muy finamente o carbón de encina reducido a polvo.

BruñidorInstrumento de acero sin aristas, utilizado para reducir o suprimir trazos realizados en las láminas metálicas. En el grabado al humo se utiliza para rebajar o suprimir el graneado.

Buril1. Pequeña barra de acero de sección prismática que termina en forma de bisel, para su manejo va montado sobre una empuñadura de madera en forma de seta. Según la sección de la punta se consiguen distintos tipos de buriladas.2. Procedimiento de grabado sobre un plancha metálica muy pulida que consiste en abrir surcos, sacando la viruta metálica, por medio de un utensilio llamado buril. Desde un punto de vista técnico el grabado a buril no tiene límites para la sutileza del trazo, y gracias a sus ilimitadas posibilidades de abrir tallas y contratallas puede conseguir cualquier matiz de claroscuro.

CalcoDibujo que se traslada por contacto a una plancha para ser reproducido.

CarborundoSiliciuro de carbono de gran dureza. Se emplea como abrasivo, para conseguir cierto grano en la piedra litográfica o,para aplicar en las láminas de grabado calcográfico.

Cordellates Tejido basto de lana cuya trama está formada por cordoncillo. Piezas de este tejido se colocan por encima del papel en el proceso de estampación con el fin de atenuar la presión del tórculo.

CromolitografíaLitografía en colores. Se utiliza una piedra diferente para cada color.

Dibujo para grabarDibujo muy terminado a base de rasgos lineales o claroscuro con el fin de ser grabado.

EditorEmpresario cuyo campo de actividad es la publicación de obras impresas, en este caso estampas. Tanto antiguamente como en la actualidad el editor contrata con el artista las condiciones de la obra a realizar.

EntalladuraGrabado sobre madera cuando la madera esta cortada en la misma dirección que las fibras.

EscoploInstrumento de acero de sección oval y cortado a bisel; se utiliza para dibujar sobre la lámina barnizada en la técnica del grabado al aguafuerte.

Estampa

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Papel o cualquier otra materia no rígida sobre la que se ha trasladado una imagen, figura o color por medio de la tinta, al poner en contacto mediante la presión ejercida por el tórculo o prensa vertical dicho papel con una lámina metálica o madera, previamente grabadas, o con una piedra sobre la que se ha dibujado y tratado convenientemente.

Estampa únicaCuando de forma deliberada el artista tira una única estampa de una matriz grabada o litografiada

Estampación en huecoConsiste en entintar las hendiduras del soporte metálico grabado, quedando limpio el plano más superficial. La tinta depositada en las tallas pasa al papel cuando ambas superficies se ponen en contacto mediante la presión que ejercen los dos cilindros del tórculo.

EstampadorOperario que realiza la acción de entintar y estampar.

EstamparAcción de hacer estampas, imprimiendo por medio del tórculo o la prensa.

FirmaCada estampa en la actualidad es firmada a lápiz por su autor en prueba de la total aceptación y conformidad con dicha obra.

GrabadoResultado de incidir sobre una superficie por medio de utensilios cortantes y punzantes o de ácidos que atacan la superficie metálica. Por extensión también recibe el nombre de grabado la estampa realizada por este medio.

Grabado al humoTambién conocido como manera negra (manière noir) y media tinta (mezzotinte). Es una técnica de grabado usada para conseguir medios tonos y en la que las formas se modelan a base de bruñir una lámina de cobre a la que previamente se le ha realizado un graneado uniforme por medio de un utensilio llamado graneador. El dibujo se consigue sacando las luces con el bruñidor en las zonas que interesa que queden claras o totalmente en blanco.

Grabado sobre maderaVéase entalladura y xilografía

GrabadorPersona que se dedica a la actividad de grabar.

GrabarAcción de señalar con incisión sobre una superficie dura con herramientas cortantes o medios químicos.

GraneadoSacar determinado grano a la superficie pulida de un piedra litográfica o una plancha metálica para que retenga el lápiz litográfico, soluciones gomosas o agua. El proceso es el mismo que se utiliza para pulir la piedra litográfica, utilizando arenilla muy fina humedecida con agua hasta obtener un grano regular de grosor proporcionado a la finura del trabajo que se va a realizar con el lápiz litográfico. El graneado se puede terminar con un rodillo de

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vidrio o arena, sobre todo cuando se desean conseguir diferentes grosores en la misma piedra.

GraneadorInstrumento de acero achaflanado que remata en una línea curva llena de aristas muy menudas. Se utiliza para granear las láminas de cobre en la técnica del grabado al humo.

GraneadorCubeta de granear, especie de gran fregadero recubierto de barras para soportar la piedra. Máquina para realizar mecánicamente el graneado de las planchas metálicas, cinc o aluminio.

HuellaSeñal que la lámina metálica deja sobre el papel debido a la presión que ejerce al ser estampada.

IluminarDar manualmente color a las estampas.

IlustraciónTodo dibujo, estampa o reproducción fotomecánica que acompaña a un texto para su mejor entendimiento o también para su ornamentación.

LáminaMatriz de cobre o de otro metal que está grabada y dispuesta para ser estampada. Se dice que la lámina está cansada cuando se encuentra muy desgastada por haberse usado en repetidas tiradas.

Lápiz litográficoLápiz graso, compuesto de una mezcla de negro de humo, cera, jabón y sebo que sirve para dibujar sobre la piedra litográfica.

LevigadorDisco metálico provisto de un mango vertical utilizado para granear la piedra litográfica frotando sobre ésta con agua y un material abrasivo.

LinograbadoGrabado que se realiza sobre una superficie de linóleum

Listo para tirar= Bon à tirerExpresión con que se designa a la estampa que el artista ha dado el visto bueno y que sirve de modelo al estampador para hacer la tirada.

LitografíaSe basa la técnica de la litografía en el sencillo principio del mutuo y natural rechazo e incompatibilidad que tienen para mezclarse el agua y la grasa. Si atendiendo a este principio lo aplicamos sobre la superficie pulimentada de una piedra calcárea, que tiene la propiedad de absorber tanto la grasa como el agua, ya estamos en condiciones de comprender, al menos en su base teórica, en qué consiste la reproducción litográfica. Pues, en resumen, se trata de dibujar sobre la piedra con un lápiz o tinta de composición predominantemente graso, con lo que conseguiremos crear sobre la piedra unas superficies grasas, que por principio rechazarán el agua. Con el fin de fijar este dibujo y que la grasa no pase a las zonas no dibujadas, y que éstas, a la vez puedan retener el agua, se cubre toda la piedra con una leve película de goma arábiga acidulada. A continuación se remoja la piedra con agua, que será absorbida por la

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superficie no dibujada y rechazada por la dibujada. Sólo resta entintar, para lo cual se pasa sobre la piedra un rodillo impregnado de tinta grasa, que depositará la tinta únicamente sobre lo dibujado —materia grasa—, mientras que la superficie no dibujada —agua— quedará sin tinta, pues el agua la repele. Finalmente la impresión se realiza mediante una prensa litográfica que hace que la tinta depositada sobre el dibujo de la piedra pase a un papel.

Litografía a lápizTécnica litográfica mediante dibujo con lápiz litográfico sobre la piedra graneada. La piedra, una vez dibujada, se somete a un proceso de acidulación y limpieza complejo antes de pasar a la prensa.

Manera negraVéase Grabado al humo

Manera negra litográfica Técnica que consiste en dar tinta grasa de dibujar a toda la piedra o plancha metálica y sobre ella raspar con cuchilla o barra de piedra pómez para sacar los blancos o tonos claros. A continuación se pasa a la preparación de la piedra con ácidos.

MonotipoReproducción única mediante presión de un soporte de papel sobre una superficie que lleva entintado el asunto a reproducir.

MordidaAcción corrosiva que hace el ácido sobre el metal.

MuñequillaLío de trapo de forma redondeada que se utiliza para entintar las láminas.

NumeraciónEn la actualidad y con el fin de singularizar a cada estampa, el propio artista o el editor las numera con dos cantidades separadas por una barra. La primera indica el número determinado que tiene esa estampa, el segundo se refiere al número total de estampas que comprende la edición.

Obra gráficaDenominación imprecisa con la que a veces se designa aquellas obras realizadas por medio del dibujo y la impresión.

OleografíaLitografía en color, que imita la pintura al óleo.

Papel reportePapel destinado a transferir una imagen a una piedra o plancha metálica. Papel reporte granulado: reservado para el dibujo a lápiz litográfico o barra, que se adhiere mejor por su textura irregular. Papel autográfico liso: reservado para el dibujo a pluma.

Piedra litográficaPiedra caliza con anhídrido carbónico. Las más adecuadas son las sacadas de las canteras de Solenhofen, cerca de Munich. Antes de dibujar sobre ellas han de ser pulidas y graneadas o bruñidas.

Plancha

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Galicismo introducido en el siglo XIX para denominar a la lámina metálica. Hasta el siglo XIX se utilizó para designar al cobre antes de estar grabado.

PlumaUtil de acero para escribir o dibujar en la piedra litográfica o en papel autográfico liso.

Prensa litográficaPrensa para imprimir sobre piedra litográfica. Comprende de un carro en el que se coloca la piedra y el papel a imprimir, con algunos cartones encima, un rastrillo de madera a doble bisel que ejerce presión sobre el papel al desplazarse el carro y otras piezas para activar el mecanismo.

Prueba de artistaDenominación harto imprecisa con la que a veces se designa a las estampas de una edición que quedan propiedad del artista.

Prueba de estadoEstampación realizada cuando aún el artista no ha concluido su trabajo sobre el soporte a estampar, con el fin de examinarlo. En reiteradas ocasiones se comete el error de utilizar el término prueba como sinónimo de estampa.

PulimentoOperación para dejar la piedra litográfica perfectamente plana, sin cavidades, antes de proceder a su graneado. Para ello hay que frotar con una abrasivo (gres) y agua dos piedras del mismo tamaño, una contra otra girando simultáneamente. Esta operación se efectúa, junto con el graneado, siempre que se vaya a borrar un dibujo para volver a utilizar la piedra litográfica.

PuntaAguja de acero para incidir sobre el metal. Se utiliza en la técnica denominada punta seca.

Punta secaTécnica que consiste en dibujar directamente sobre la lámina metálica con una aguja de acero (punta seca). Según el ángulo de incisión y la presión ejercida sobre la punta, así se consigue una profundidad en el trazo. El metal arrancado en cada trazo queda a los lados del surco formando una especie de crestas, llamadas barbas. Al ser entintada la lámina estas barbas son las que, al retener mayor cantidad de tinta, dan al trazo de la punta seca en la estampación el aspecto aterciopelado y delicado que le caracteriza. Las barbas al sufrir necesariamente las operaciones de entintado, estampado y limpieza, se desgastan con rapidez y con ello el efecto característico de la técnica, por esta razón las tiradas han de ser reducidas.

Punta seca sobre piedraProcedimiento que consiste en aplicar una o varias puntas de acero para repasar un dibujo, descubriendo los trazos en blanco. El dibujo se hace sobre la piedra pulida con goma arábiga diluida en agua y negro de humo o sanguina para colorearla y con una preparación de ácido nítrico rebajado con agua.

PunteadoLa técnica se basa en construir sobre la lámina metálica una fina trama de puntos, diferentes en forma, tamaño y separación, realizados

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por medio de una punta o pequeño cincel que permite una amplia gradación de tonos. Una de las variedades es el llamado grabado “al estilo del lápiz”, que consiste en incidir sobre la plancha metálica con ruletas y distintos raspadores, con lo que la estampa imita con perfección la calidad de un dibujo hecho a lápiz.

RaedorInstrumento de acero que sirve para raspar la superficie graneada de una lámina de cobre en la técnica del grabado al humo.

RascadorInstrumento metálico en forma piramidal con las aristas cortantes, se utiliza para alisar la superficie de la lámina.

RaspadorEspecie de cuchillo para raspar en plano. Se utiliza en la piedra litográfica o planchas metálicas para conseguir blancos vivos o efectos de luz brillante.

ReporteTraslado de un dibujo de un soporte a otro. Especialmente es utilizado para el transporte de un dibujo a una piedra litográfica a partir de un trazado en papel autográfico o papel reporte.

Rodillo de entintarCilindro de madera o metal recubierto de piel, caucho natural o sintético, con empuñaduras laterales. Su superficie ha de ser de grano fino y regular.

RuletaInstrumento provisto de una ruedecilla dentada que se emplea para producir pequeñas incisiones en la superficie de las láminas.

SerigrafíaProcedimiento de impresión permeográfico, en el que la tinta pasa al soporte de impresión a través de las mallas de un tejido, dejadas abiertas en correspondencia con las zonas impresoras y cerradas en las demás zonas, como en el antiguo sistema de la trepa. El paso de la tinta se obtiene mediante una rasqueta inclinada, arrastrándola sobre la forma, que a la vez se apoya sobre el soporte de impresión. La operación se realiza a mano o mediante máquinas especiales que alcanzan una producción de varios millares de impresiones por hora. La cantidad de tinta que se transfiere al soporte es mucho mayor que en los demás procedimientos del arte gráfico. Se consiguen, por tanto, capas muy cubrientes y sólidas a la luz.

TarlatanaTejido ralo de algodón similar a la muselina que se utiliza para la confección de muñequillas y para limpiar la tinta de la superficie de las láminas.

Técnica mixtaTérmino impreciso utilizado para designar el uso de diversas técnicas en una misma obra.

Tinta litográfica para dibujarSe compone de cera blanca, sebo, jabón y negro de humo.Pueden darse variaciones en la mezcla. Disuelve en agua, preferentemente destilada.La tinta litográfica puede aplicarse sobre la piedra litográfica con pincel, pluma de acero, rascador, etc.

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TiradaGrupo de estampas realizadas en un proceso de trabajo continuo. Número total de estampas para un determinado encargo o edición.

TirarEstampar

TórculoMáquina para estampar el grabado calcográfico. Consta de dos soportes laterales sobre los que reposan dos cilindros macizos. El cilindro superior se mueve por medio de una rueda de aspas a la que se impulsa manualmente. Entre los dos cilindros una tabla de madera o plancha de hierro —la platina— sirve para colocar la lámina entintada y sobre ella el papel. El paso de la lámina y el papel entre la presión de los dos cilindros hace que la tinta de la lámina pase al papel, obteniéndose de esta manera una estampa.

XilografíaGrabado realizado sobre una matriz de madera cortada a la testa.

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13. Obras clave del grabado y la creación gráfica

1. Charles Meryon (1821-1868)

Depósito de cadáveres, 1854. Aguafuerte, 230 x 207 mm.

Al contrario que los grabadores coetáneos de reproducción de

monumentos que no buscaban sino la exactitud, Meryon mediante

la evocación , al igual que Piranesi, auna la magnificencia y

la simplicidad, descubriendo no el monumento singular sino la

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visión moderna de la ciudad en cuanto masa urbana. París es el

escenario de la miseria humana. En la estampa junto a los humos

fabriles un cadáver es conducido al depósito entre la

curiosidad de un público ocioso.

2. Jean-François Millet (1814-1875)

La cardadora, 1855. Aguafuerte, 260 x 178 mm.

Uno de los primeros aguafuertes realizados por Millet, en el

que queda patente la concisión y decisión del trazo junto con

la pureza de los medios técnicos puestos al servicio del

sentimiento. Su modelo, al igual que el de tantos grabadores de

la época, es Rembrandt, del que aprende que la luz ha de ser

protagonista de la estampa. Para Millet no solo tiene

importancia la figura que protagoniza el tema sino todos los

humildes utensilios que usa la cardadora: la rueca, el

rastrillo, el peine, etc., a los que proporciona un especial

relieve.

3. Edouard Manet (1832-1883)

Olimpia, 1863. Aguafuerte, 88 x 201 mm.

El aguafuerte de Manet es como un dibujo rápido, que se

caracteriza no por los efectos de un virtuoso de la técnica,

sino por el trazo ardiente y duro que conforma las figuras. Es

una técnica que le interesaba más como medio de difusión que

por sí misma. En Olimpia aparecen los trazos que se juntan para

dar un negro intenso en el fondo en el que se destaca el casi

absoluto blanco del cuerpo desnudo, lo que da lugar a una

estampa pobre en efectos pero mas significativas de las que

hace siguiendo los consejos y ayudas de los técnicos.

4. Félix Bracquemond (1833-1914)

Decoración de la vajilla Rousseau, 1866, tranferida de un

aguafuerte. Musée d'Orsay, París

Bracquemond fue el verdadero agente inductor de la aceptación e

incorporación del gusto japonés al grabado y la litografía que

reflejaran y desarrollaran esta estética orientalizante sobre

todo durante 1880 y 1890. Abrió en 1866 una serie de

aguafuertes con figuras de plantas y animales inspirados en las

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imágenes de Hokusai e Hiroshige que pertenecían a un álbum del

que él era propietario; los aguafuertes es emplearon para

decorar el conocido servicio de mesa de Eugene Rousseau.

5. Honore Daumier (1808-1879)

La República nos llama..., Ilustración para el "Le Charivari",

20 septiembre 1870. Litografía impresa por el sistema de

gillotage, 245 x 223 mm.

Las últimas litografías de Daumier se caracterizan por las

grandes figuras simbólicas que sustituyen a los individuos,

alegorías a la vez patéticas y tiernas. La riqueza del

contenido se ensancha con la generosidad de los medios

plásticos. La imaginación alcanza un plano superior, siempre

con el mismo buen sentido no exento de una sonrisa hecha de

fuerza, experiencia y resignación. Como tantas veces se ha

dicho: a través de las estampas de Daumier se descifra la

verdadera alma de la Francia del siglo XIX.

6. Camille Corot (1796-1875)

El campanario de Saint-Nicolas-lès-Arras, 1871.Litografía, 565

x 385 mm.

Litografía realizada por medio de la autografía, procedimiento

que consiste en dibujar sobre papel autográfico que a

continuación pasa directamente sobre la piedra. El tema de esta

serie de doce estampas es la realidad cotidiana en la que

domina la naturaleza. Los trazos grises, tenues y dulces han

pasado a la piedra, bien directamente de la memoria del artista

o de su cuaderno de apuntes, sin que se hayan utilizado ni el

rascador ni la aguada para producir estos efectos, tal y como

era común entre los litógrafos que se dedicaba al paisaje.

7. James Whistler (1834-1903)

Nocturno, 1879. Aguafuerte y punta seca, 202 x 296 mm.

Whistler fue uno de los primeros artistas que grabó

directamente sobre el cobre sin necesidad de utilizar ningún

apunte previo con el fin de captar el instante en toda su

intensidad. El procedimiento común utilizado era servirse de

una lámina donde apenas si estaba grabado un esbozo de la

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composición para a continuación pintar más que entintar el

metal, de manera que el resultado era diferente cada vez que se

estampaba, consiguiendo así una estampa única.

8. Camille Pissarro (1830-1903)

Iglesia d'Osny, cerca de Pontoise, 1885. Punta seca y

aguatinta, tercer estado, 308 x 228 mm.

La estampa proporciona la posibilidad de ofrecer una serie de

imágenes, Pisarro, entre otros, amplió esta posibilidad al

hecho de repetir una misma imagen con variaciones procedentes

de añadidos en la propia lámina (distintos estados) o de la

utilización de distintos colores y de la manera de estampar o

del color del papel. El trabajo del artista comienza con un

somero boceto realizado con punta seca o aguafuerte para pasar

a continuación a las sucesivas aguatintas que son las que van

creando distintas atmósferas. De este grabado se conocen cuatro

estados distintos.

9. Odilon Redon (1840-1916)

La flor del pantano. Homenaje a Goya, 1885. Litografía, 273 x

204 mm.

En su obra gráfica se pone de manifiesto su visión particular,

en cierta medida protosurrelista, de sueños que generan una

imaginería que desafía las precisas interpretaciones y refleja

el inexplicable reino del subconsciente. Las alucinógenas y

fantásticas imágenes y escenas descritas por Flaubert o

grabadas y pintadas por Goya encontraron su paralelo en las

litografías de Redon, en la que se sugieren esenciales

cualidades simbolistas.

10. Edgar Degas (1834-1917)

El baño, 1890. Litografía, 330 x 245 mm.

Las litografías de Degas, actividad que comenzó en 1875, son

menos "versátiles" que los aguafuertes. Característica de las

realizadas en la ultima década del siglo es que dan la

sensación de estar mas crispadas, menos dibujados los

contornos, y mostrar un absoluto desdén por lo meticuloso. El

tema se corresponde con una serie de mujeres bañándose,

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lavándose, secándose o peinando sus cabellos, a veces en

posturas forzadas, que permitían al maestro un estudio del

cuerpo y el movimiento.

11. Mary Cassatt (1845-1926)

En el autobús, 1890. Punta seca y aguatinta, 368 x 268 mm.

Cassatt por los años 90 estaba verdaderamente interesada por

afianzar su habilidad en la técnica de grabado a la manera de

las estampas japonesas. No sólo captó este lenguaje, sino que

la modernidad se afianzó por la asimilación de los elementos

compositivos y los esquemas de color, viéndose una clara

influencia del estilo y los temas de Utamaro en sus obras. Como

por ejemplo el tema de la madre y el niño. Asumiendo también

las formas, composiciones y perspectivas, así como el color,

solamente alteró el contenido para que pudieran ser del gusto

de la sociedad de su tiempo.

12. Paul Gauguin (1848-1903)

Nave, Nave Fenua, 1895. Entalladura, 352 x 203 mm.

Gauguin rompió la tradición del grabado sobre madera, sus

innovaciones son precisamente la razón de dedicarse al grabado.

La intimidad y delicadeza de su pictórico acercamiento al poder

gráfico del grabado sobre madera transformaron la evocativa

imaginería de Gauguin en un nuevo modo de expresión. Sus

revolucionarias estampas están hechas con bloques de madera

tallados de una manera primitiva para trasportarnos a tiempos

lejanos y tierra exóticas.

13. Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901)

El baile en Moulin-Rouge, 1897. Litografía, 417 x 348 mm.

El color fue lo por lo que Lautrec mostró interés por la

litografía y sus primeras estampas son como carteles, pero

pronto comprendió las distintas posibilidades que ofrecía el

color en la estampa. En las litografías realizadas en el año

1897 Lauterc alcanza la perfección en cuanto la harmonía de los

colores y concisión en el trazo, sólo comparable a las estampas

japonesas, y en las que alcanza la simplicidad de los clásicos.

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14. Pierre Auguste Renoir (1841-1919)

El sombrero prendido, 1898. Litografía, 667 x 500 mm.

Muchas de las litografías dibujadas por Renoir están inspiradas

directamente en sus telas, y al igual que ellas desprenden un

encanto singular al estar tratadas como si fuera la técnica del

pastel, en las que queda constancia de la rotundidad de los

volúmenes y de la voluptuosidad del ambiente. Tal perfección

técnica no hubiera sido posible sin la participación de Auguste

Clot, experto técnico en el grabado y la estampación y que

colaboró y estampó en su taller gran parte de la producción de

estampas de los pintores expresionistas.

15. Pierre Bonnard (1867-1947)

El paseo de las amas . 1899. Biombo. Litografía, 1450 x 445 mm.

Bonnard se interesó igualmente por la litografía en color y el

grabado en madera; en el arte gráfico concilió una renovada

armonía de colores combinada por la simplicidad de

perspectivas, líneas y formas inspiradas en gran medida en las

estampas japonesas. A la acertada selección de Bonnard para

ilustrar una serie de escenas de París se sumó el carácter

experimental y pictórico que cobró la litografía. Tanto Bonnard

como Vuillard, su compañero de estudio en Montmartre,

disfrutaban captando la luz y los paseantes en los bulevares,

las vendedoras de flores, las amas..., en una atmósfera

cambiante y jovial.

16. Edvard Munch (1863-1944)

El beso, 1902. Entalladura, 447 x 447 mm.

En los años en torno al cambio de siglo las litografías

europeas mas interesante fueron hechas por Munch, que aunque

repite el tema de sus pinturas, la mayor parte de las veces

cobran un mayor interés. En cuanto al grabado en madera, como

el que se reproduce, empleaba planchas de pino en las que

sobresalen las fibras para estampar un fondo con una rica

textura. Después cortaba un bloque en diferentes piezas en

torno a las sombras importantes del dibujo, que coloreaba

separadamente y la reunía para estamparlas. El resultado es de

un efecto único.

Page 165: Grabadoycreaciòngráfica.doc

17. Edvard Munch (1863-1944)

La niña enferma, 1896. Litografía, 421 x 565 mm.

Munch cultivó la litografía en el taller mas famoso de París,

el de Paul Clot, técnico que tenía fama de intervenir en

demasía en la obra. Fue en este taller donde sin duda Munch

aprendió todos los secretos: la transferencia litografica de la

entalladura, la autografía, etc. La niña enferma es una de sus

litografías más complicada técnicamente; fue estampada en el

taller de Clot en presencia de su amigo Henri Héran (Paul

Herrmann). Según cuenta el propio Héran, Munch las hacía

estampar eligiendo los colores al azar, en este caso el rojo,

amarillo y azul.

Max Klinger (1857-1920)

El guante, 1881. Serie de diez estampas.

18. Lugar. Aguafuerte y aguatinta, 257 x 347 mm.

19. Acción. Aguafuerte, 299 x 210 mm.

20. Deseo. Aguafuerte y aguatinta, 315 x 138 mm.

21. Rescate. Aguafuerte, 236 x 182 mm.

22. Triunfo. Aguafuerte, 145 x 268 mm.

23. Homenaje. Aguafuerte, 159 x 328 mm.

24. Ansiedad. Aguafuerte, 144 x 269 mm.

25. Reposo. Aguafuerte, 143 x 268 mm.

26. Rapto. Aguafuerte y aguatinta, 120 x 269 mm.

27. Cupido. Aguafuerte, 142 x 267 mm.

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Klinger renovó el mundo de la estampa al darla siempre un

carácter narrativo, la estampa siempre formaba parte integrante

de una serie en la que era posible desarrollar imaginativas y

subyugantes ideas. A esta series, Klinger las denominaba opus

en clara emulación a la manera de designar las composiciones

musicales.

En la Opus VI, El guante, Klinger dio a cada escena un título,

una sola palabra sin que jamás publicara comentario alguno

sobre el significado de éstas. No obstante la secuencia de los

hechos es bastante clara: en las dos primeras estampas muestra

el escenario —Lugar— una pista de patinaje donde tiene lugar la

Acción, a una mujer se le ha caído uno de los guantes y un

caballero lo recoge. En la tercera la fantasía irrumpe como en

los sueños nocturnos: Deseo, Rescate, Triunfo y Homenaje son

composiciones optimistas en las cuales el esquivo guante es

rescatado. Las escenas finales comienza con una onírica

pesadilla en la que un monstruo acaba por llevarse el guante:

Ansiedad, Reposo, Rapto, Cupido. La precocidad del tema ha sido

siempre sorprendente ya que el tema de los sueños en Klinger es

anterior a que Freud y Krafft-Ebing dieran a conocer sus

escritos

28. Henri Matisse (1869-1954)

Estudio de desnudo, 1906. Madera, 476 x 380 mm.

Matisse trabajó con Clot y allí se hizo la tirada de algunas

litografías entre 1906 y 1913 donde el pintor en un lenguaje

absolutamente lineal de una elegancia y fluidez que le son

características reflejan en parte la influencia de los dibujos

de Rodin que por aquellos años circulaban en el taller de Clot.

Su actividad mas importante en cuanto artista gráfico la

realizo en la ilustración de libros en las que nunca seguía el

texto, sus temas son los danzantes y las cabezas.

29. Pablo Picasso (1881-1973)

La comida frugal, 1904. Aguafuerte, 463 x 376 mm.

Este es el segundo aguafuerte realizado por Picasso, grabados

que no hacía para satisfacer una demanda o para un editor. Son

fruto de una necesidad de expresión determinada. Es la época en

Page 167: Grabadoycreaciòngráfica.doc

la que le interesan como modelos y dibuja del natural a los

actores del circo. En esta estampa presenta la inmensa y

silenciosa tristeza de los personajes, pero a la vez llena de

significación humana. La expresión de miseria y desesperanza

queda ennoblecida por el amor humano.

30. Ernst-Ludwig Kirchner (1880-1938)

Mujeres en Postsdaner Platz, 1914. Entalladura, 520 x 375 mm.

De nuevo la madera cortada bruscamente se pone al servicio de

la expresión, acentuando el contraste de planos y la

angulosidad lo que le haría apreciar las estampas del gótico

alemán tardío, al igual que a todo el grupo Die Brücke. En esta

estampa trata de expresar la atmósfera emocional emanada de la

vida urbana; el ritmo trepidante, la morbosidad, la ostentación

y el erotismo exhibicionista. Extrae los signos primordiales de

las figuras, simplificando y distorsionando.

31. Emil Nolde (1867-1956)

Bailarinas, 1917. Entalladura, 232 x 310 mm.

Al igual que el resto de los expresionistas utilizó

primordialmente la madera como soporte de sus creaciones

gráficas. Dándolas siempre un grado de singularidad que viene

proporcionado por su inclinación hacia la caracterización

grotesca y creación de una mitología popular, como es el caso

de las bailarinas, realizadas en blanco y negro -como el resto

de sus grabados en madera- La textura de la madera sigue

manteniendo un enorme protagonismo tanto en la forma de

aprovechar las irregularidades como en su estampado.

32. James Ensor (1860-1951)

Máscaras intrigadas, 1904. Aguafuerte iluminado, 80 x 120 mm.

Los temas de Ensor son los monstruos, ya sean demonios,

máscaras o retratos esqueléticos. Desde su primeros grabados

que datan de 1890 el protagonista de ellos son los sueños donde

la humanidad es deformada y poblada de monstruos y temas

macabros. Ante el rechazo y crítica del público, el artista

respondía: "mi siglo es así, yo le pinto tal y como le he

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encontrado." En sus estampas queda patente la mezcla de lo

didáctico y satírico con la crítica social y religiosa.

33. Pablo Picasso (1881-1973)

El convento, 1910. Aguafuerte, 260 x 215 mm.

Picasso en su etapa cubista trata de asimilar el espacio. Todo

se reduce a vertical y horizontal. La verdad de las cosas es

solamente intelectual, aunque a la vez visual. Este aguafuerte

pertenece a una serie de cuatro, realizados para ilustrar la

obra de Max Jacob, Saint Matorel, editados en París en 1911.

34. Jacques Villon. (1875-1963)

La petite Malâtresse, 1911. Aguafuerte.

Los artistas cubistas tratar de mostrar la esencia no la

apariencia de los objetos. Una de las primeras estampas

cubistas son las que realiza Picasso para ilustrar el Saint

Matorel de Max Jacob, aparecidas en 1911. La técnica del

grabado se adecuaba perfectamente al cubismo, los cortos trazos

del cubismo analítico se traducían con facilidad a los que

proporciona el aguafuerte o la punta seca. De todos estos

artistas Villon es el único que graba desprendiéndose

totalmente de los conceptos pictóricos. En el estilo que el

llama cubismo impresionista conseguido a través de una red

geométrica de líneas.

35. Otto Dix (1891-1969)

Soldados con caretas antigás, 1924. Aguafuerte y aguatinta, 193

x 288 mm.

A base de un predominio del realismo social representó las

depravaciones de una sociedad decadente y la repugnante

naturaleza de la guerra con un total verismo. Su serie de

aguafuertes titulada La guerra, se ha descrito como uno de los

más poderosos alegatos antibelicistas del arte contemporáneo

por la sinceridad, realismo y fuerza y consistencia que no han

sido alcanzados por ningún realista de su época.

36. Georg Grosz (1893-1959)

Pueblo perfecto, 1920. Litografía transferida, 268 x 220 mm.

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Trabajó como caricaturista con anterioridad a la guerra aunque

será en la postguerra cuanto afila sus violentos ataques

ataques tanto contra la propia guerra y contra la sociedad en

general, aunque su punto de mira es la hipocresía de la

burguesía. En su sencillo dibujo lineal se superponen los

elementos que quiere destacar, y las figuras humanas, casi

siempre de perfil en el que se acentúan sus rostros

caricaturescos llenos de una fealdad que nos descubre su

interioridad.

37. Ernst-Ludwig Kirchner(1880-1938)

Retrato de la esposa del profesor Goldstein, 1916. Entalladura,

457 x 239 mm.

Durante el internamiento de Kirchner en la clínica psiquiátrica

de Taunus hace algunos retratos de internos y de médicos, en

este caso a la esposa del doctor Goldstein. La madera es

atacada directamente de una forma impetuosa adquiriendo un

fuerte contraste de planos y dura angulosidad de los cortes,

que da como resultado un retrato de formas simplificadas y

distorsionadas pero de gran fuerza expresiva.

38. Max Beckmamm (1884-1950)

La deposición de Cristo, 1918. Punta seca, 306 x 353 mm.

Es la visión invertida de una pintura de 1917 pinturas de tipo

religioso. La figura de pié a la derecha con túnica negra se ha

identificado con el militar que le dio la licencia del

ejército, y la figura femenina la criada Clara. El origen de la

pintura está los retablos góticos alemanes por los que Beckmamm

sentía verdadera admiración, en los que siempre incluía

personajes de su familia o amigos.

39.Paul Klee (1879-1940)

Santo, 1921. Litografía, 312 x 176 mm.

Objeto de su investigación es preservar y comunicar la imagen

pura a través de la mínima materia. Esta litografía está

realizada para la Bauhaus con una técnica que le permitía

reutilizar el dibujo, pues consistía en calcar con papel

carbón el dibujo sobre el papel autográfico. Este proceso es el

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responsable del carácter borroso de las líneas y del fondo

desigual.

40. Wassily Kandinsky (1866-1944)

Pequeños mundos I, 1922. Litografía, 250 x 215 mm.

Kleine Welten (Pequeños mundos) fue una de las mas importantes

producciones del taller de la Bauhaus y una de las mas

significativas obras de K en la segunda mitad de su carrera.

Contenía 12 estampas realizadas en distintas técnicas.

Estilisticamente documentan el desarrollo de su periodo

geométrico y las tres técnicas empleadas ilustran la discusión

teórica de Punto y linea sobre el plano (1926) en el cual

atribuye características especificas tanto formales como

sociológicas a las diferentes técnicas del arte gráfico

(grabado en metal, grabado en madera y litografía).

41. Kurt Schwitters (1887-1948)

Sin título, 1923. Litografía, 556 x 445 mm.

En 1923 publica la tercera entrega de la serie Mez, en un

portafolio de seis litografías en edición numerada de 50

ejemplares. Es la única carpeta con estampas que publicó, que

fue la contribución mas importante de Schwitters al arte

gráfico en su etapa constructivista y su apariencia es de

collage litográfico. Algunas estampas se tiraron en papeles de

distinto color, aplicándose en algunas estampas papeles a modo

de collage. En la actualidad se cree que están hechas por medio

de la autografía, tal como se anunciaron en Mez.

42. Joan Miró. (1893-1983)

Figura con pájaro, 1948. Litografía, 575 x 433 mm.

De Joan Miró se ha dicho que pintaba como grababa y grababa

como pintaba, y ciertamente a Miró le interesaba mas la imagen

que la técnica, el resultado correcto en el que quedara

perfectamente plasmada la imagen, por ello su interés

principalmente por la litografía en la que se sentía libre como

sobre el propio lienzo. El mundo surrealista y la ingenuidad

infantil se dan cita en la mayoría de sus obras.

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43. Salvador Dalí (1904-1989)

Cantos de Maldoror, núm. 17, 1934. Aguafuerte, 222 x 167 mm.

En primer plano los personajes del Angelus de Millet. La parte

superior del cuerpo de la campesina se ha convertido en saco de

patatas, le falta una pierna por lo que se apoya en una muleta.

La parte superior del cuerpo del campesino está formado por una

carretilla. Detrás de ambas figuras aparecen las Espigadoras,

que en vez de espigas recogen una cuchara, un tenedor y un

huevo frito. Al fondo de toda la escena aparece la figura

ecuestre de Napoleón basada en el cuadro de Ingres.

44. Salvador Dalí (1904-1989)

El molino de viento, 1957. Litografía, 410 x 325 mm

En la serie de Don Quijote, compuesta de doce estampas

litográficas, Dalí incorpora además, a modo de action painting

la tinta que quedó sobre las piedras al disparar sobre ellas

pequeñas conchas de caracol rellenadas de tinta. En la estampa

que se reproduce, que narra la lucha contra los molinos, las

aspas del molino se han transformado en brazos y piernas de un

gigantesco remolino atómico ante el que don Quijote alza

atemorizado el escudo y la lanza.

45. Salvador Dalí (1904-1989)

Tormento de los falsarios, 1960. Xilografía, 253 x 173 mm.

Pertenece a la serie de la Divina Comedia de Dante, compuesta

de cien estampas xilográficas. En la estampa aparece el cuerpo

sin piernas de un falsario clavado cruelmente en un bloque.

Con la mano derecha la victima recoge sus propios intestinos y

muerde jirones de piel, mientras que una muleta sostiene uno de

los extremos. Una lanza incandescente atraviesa el cuerpo.

Detrás Dante contemplando tan macabra escena, apoyado en el

bloque, y junto a él Virgilio.

46. Giorgio Morandi (1890-1964)

Gran naturaleza muerta con cafetera, 1933. Aguafuerte, 296 x

390 mm.

El mundo artístico de Morandi son los objetos en si mismos, en

los que se combina el clasicismo italiano con la visión de

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Cézanne y de los cubistas. Combinación que proporciona junto

con un dominio de la técnica del aguafuerte la plasmación de

una realidad situada en un espacio mágico cercano al mundo

platónico de las ideas.

Pablo Picasso (1881-1973)

Suite Vollard, 1930-1936

47. Escultor y modelo admirando una cabeza esculpida, 1933.

Aguafuerte, 267 x 194 mm.

48. Modelo desnuda y esculturas, 1933. Aguafuerte, 378 x

297 mm.

49. Minotauro con una copa en la mano y mujer joven, 1933.

Aguafuerte, 194 x 260 mm.

50. Minotauro vencido, 1933. Aguafuerte, 193 x 269 mm.

La Suite Vollard esta formada por un grupo de cien

estampas, seleccionadas por el propio Picasso, grabadas en

el periodo de seis años, entre septiembre de 1930 y junio

de 1936, y que fueron editadas por Vollard

Los temas de las estampas en esta larga serie parecen un tanto

arbitrarios, dado que varios están frecuentemente

interrelacionados. No obstante, las estampas pueden

clasificarse en dos grandes grupos "El escultor en su estudio"

y "El minotauro". Combinación de los dos temas que había

trabajado en sus libros anteriores: la mitología y el artista

en su estudio. Coincidiendo con el periodo (1931-1935) en que

Picasso trabajó como escultor en Boisgeloup, eligió el tema del

escultor en su estudio rodeado de modelos y estatuas,

generalmente de naturaleza clásica.

51. •Pablo Picasso (1881-1973)

Minotauro ciego guiado por una niña en la noche, 1934.

Aguatinta 247 x 347 mm.

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Obra maestra de la producción gráfica de Picasso. En cuanto a

la técnica es una clásica aguatinta pero tratada como una

manera negra, es decir, de los negros intensos, en clara

alusión a la noche estrellada, se ha ido pasando por medio del

bruñidor a las zonas iluminadas de la escena. La iconografía

corresponde a los temas más picassianos: el minotauro, los

marineros, la niña, la paloma...

52. John Sloan (1871-1951)

Ventanas en la noche, 1910. Aguafuerte, 134 x 178 mm.

Sloan perteneciente a al realismo social americano nunca plasmó

en sus obras ni la critica ni la propaganda, se mantuvo siempre

en un nivel descriptivo, en el que los protagonistas son la

vida cotidiana y la ciudad de Nueva York a través de lúgubres

vistas, no exentas de cierto de dramatismo, que en muchas

ocasiones eran las mismas que contemplaba desde su estudio.

53. Jackson Pollock (1912-1956)

Sin título, 1945. Aguafuerte, 296 x 225 mm.

Pollokc considerado como el lider del expresionismo abstracto

es, sin duda, el artista mas innovador de su época, aunque

siguiera produciendo obras figurativas o pseudofigurativas en

blanco y negro

54. Willen de Kooning (1904)

Aguafuerte y poema, 1960. Aguafuerte y aguatinta, 305 x 345 mm.

Es uno de los pocos artistas del expresionismo abstracto que

cultivaron la figura humana, en ocasiones con formas

fragmentadas y dislocadas, aunque domina la abstracción con

formas curvilíneas y sugerencias biomórficas, pero siempre en

un espacio en el que están presentes las tensiones dinámicas y

energía ilusionista. Sus aguafuertes y litografías son fiel

reflejo de su obra pictórica.

55. Robert Motherwell (1915)

Automatismo 1965. Litografía, 760 x 530 mm.

Motherwell se dedicó poco al arte gráfico en los años sesenta.

Las pocas obras que realiza están basadas al igual que la

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Elegía a la República Española, serie de pinturas comenzadas en

1949,en la confrontación del blanco y el negro en grandes

manchas, que es utilizado casi con exclusividad, lo que

proporciona a las obras un carácter eminentemente dramático.

56. Antoni Tàpies (1923)

Sin título, 1959. Litografía, 630 x 900 mm

Dentro del movimiento del expresionismo abstracto el arte

gráfico de Tàpies se caracteriza al igual que su pintura por la

acumulación de texturas a veces tangibles, como la arena

añadida al papel, rechazando los colores chillones para

fomentar una contemplación lenta, para poder entrar en un

estado de receptividad en el que apreciar la tensión entre lo

tangible y lo óptico.

57. Lucio Fontana (1899-1968)

Sin título, 1968. Grabado en hueco y gofrado, 640 x 477 mm.

Basado en la idea de que el arte eran emociones plásticas y

emociones de colores proyectados en el espacio, a partir de los

años cincuenta crea los "conceptos espaciales", en los que

domina lo monocromático con lo "agujereado" y lo "rasgado", que

sugiere una infinitud de espacio detrás del papel. El vacío que

hay detrás de la obra se proyecta frente a la superficie.

58. Jean Dubuffet (1901-1985)

Los muros, 1949. Litografía, 382 x 285 mm.

Como precursor y principal representante del arte contemporáneo

que aporta nuevos materiales, despreciando los tradicionales,

consigue texturas abstractas en la que se insertan rudos

personajes y graffiti, compitiendo precisamente con el título

de esta misma litografía, que es buena muestra de la tendencia

llamada anti-arte y que dará lugar a la discutida cultura de la

basura.

59. Maurits Cornelis Escher (1898-1972)

Espejo mágico, 1946. Litografía, 280 x 450 mm.

El tema fundamental de sus obras es la irrealidad visual, en

este caso mezclado y repitiendo configuraciones simétricas de

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animales fantásticos y fomentando la utilización de la

ambigüedad entre los distintos planos que se formarían detrás

del espejo. Los conceptos geométricos y matemáticos son parte

fundamental de estas obras.

60. Yozo Hamaguchi (1909)

Ovillo, 1964. Manera negra, 80 x 80 mm.

Es una claro ejemplo de la fusión de las técnicas de grabado

occidentales, en este caso la delicada manera negra, con la

sensibilidad japonesa. Esta conjunción se adapta perfectamente

a la figuración realista en la que se consigue captar la íntima

textura de los objetos

61. Sam Francis (1923)

Manchas amarillas, 1963. Litografía en color, 565 x 764 mm.

Dentro del expresionismo abstracto es peculiar de San Francis

la forma gráfica cerrada que ocupa hasta los bordes del papel.

Finalmente queda vacío el centro del papel para quedar

dispersas por los ángulos sus vastas formas globulosas,

cubriendo los espacios de gotas y madejas de color en un

equilibrio asimétrico, que algunos críticos han querido ver

como influencia de la tradición japonesa que asimilada durante

su estancia en Japón

62. Robert Rauschenberg (1925)

Césped, 1965. Litografía en color, 885 x 668 mm.

La novedad que aporta Rauschenberg es un tratamiento

bidimensional a lo que en su pintura era densidad pictórica,

pintura incrustada de objetos, imágenes fotográfica. En este

caso se adapta a la técnica plana de la litografía con la

introducción en la piedra, por medio de reservas fotosensibles,

de recuerdos abandonados y desperdicios inutilizables, unidos

por medio de la aguada litográfica.

63. Jasper Johns (1930)

Color numerals, 1968. Litografías en color, 965 x 790 mm.

Considerada su obra como una ruptura con el expresionismo

abstracto y antecedente del pop art es la representación del

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conflicto entre el objeto y su representación. La

extraordinaria variedad de trazos, de matices espaciales y

escultóricos producen una innovación en cuanto a la naturaleza

de la comunicación artística y visual. La introducción de

objetos usuales como banderas, dianas, números, letras ... es

dar paso a lo convencional, lejos de toda categoría estética.

64. Jim Dine (1935)

Autorretrato: Paisaje, 1969. Litografía en color, 1345 x 955

mm.

Artista del Pop art mezcla la representación de los objetos con

los propios objetos. Tanto en las litografías como en las

serigrafías es fiel reflejo de su pintura, en que los objetos

se convierten en metáforas de los sentimientos y en estructuras

primarias,

65. Richard Hamilton (1922)

Figurín, 1969-70, Foto-offset litográfico, serigrafía con

collage, estarcido y cosméticos, 745 x 605 mm.

Con una total libertad en cuanto técnicas y materiales la obra

se basa en un montaje fotográfico tomado del mundo de la

publicidad. La utilización de colores positivos y negativos

subraya la imagen en un mundo indeterminado sobre el que actúa

con una visión crítica sobre los valores de la cultura

dominante trasmitida por los medios de comunicación, en este

caso sobre la mujer modelo, esclava de la moda y de los

cosmético. Hamilton ha sido artista clave en Inglaterra en el

desarrollo del Pop-art y el Nuevo realismo.

66. Andy Warhol (1930-1987)

Marilyn, 1967. Serigrafía, 915 x 915 mm.

Los temas de sus obras están tomados del "arte" comercial

popular, en este caso la fotografía de la conocida estrella del

cine americano. Se abren las puertas del arte gráfico a la

fotografía, a la impresión comercial y a las imágenes de la

vida moderna y urbana. Devuelve y trasmite al espectador real

en su faceta de lo mas banal. La técnica de la serigrafía es la

que mejor se adaptó a sus obras, tanto por su carácter de

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colores planos como por su ejecución mecánica. "El motivo de

que pinte así es que quiero ser una máquina."

67. Roy Lichtenstein (1923)

La melodía me persigue en mi ensueño!, 1965. Serigrafía, 690 x

585 mm.

Basado en el estilo de los comic incorpora en su obra las

imágenes vulgares y los personajes de las historietas. Temas

conocidos y triviales vulgarizados por el comic en ocasiones se

convierten en representación de emociones de la vida cotidiana

carente de cualquier tipo de humor y en que generalmente el

protagonista son las emociones femeninas a través de una

representación de técnica fría y de aspecto industrial como es

la trama de la fotomecánica.

68 David Hockney (1937)

Ilustración 1966. Aguafuerte y aguatinta, 343 x 225 mm.

La obra grabada de Hockney es de una enorme singularidad

comparada con sus coetáneos. Lejos de la publicidad y arte

comercial con sus impresiones tan directas, el mundo de Hockney

presenta una interioridad de fantasía e imaginación en el que

no está exenta la caricatura y lo pintoresco y cierta dosis de

poesía irónica. reflejada por medio de una técnica cuidada y

sensible como la de este álbum que ilustra poemas de Cavafis.

69. Christo (1935)

Monumento envuelto de Vittorio Emanuele, 1975. Litografía, 707

x 548 mm.

Traduce a la técnica litográfica el empaquetado que consiste en

envolver objetos corrientes o monumentos en lienzos o

plásticos. Este empaquetado no oculta el objeto, sino lo

resalta en sus formas fundamentales, con lo cual cobra una

mayor entidad al percibirse solamente los elementos que

constituyen su esquema constructivo. En el Monumento de

Vittorio Emanuele a la técnica litográfica se ha añadido un

collage de tela, bramante, grapas, cinta adhesiva y

fotografías.

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70. Frank Stella (1936)

Estrella de Persia I, 1967. Litografía, 660 x 810 mm.

Representante de la abstracción postpictórica americana Frank

Stella, como reacción al expresionismo abstracto, realiza sus

obras, en esta época, a partir de un diseño plano totalmente

geometrizado, en el que una única figura capta toda la

atención, en este caso de forma estrellada sobre papel

rectangular, con una textura de tintas metálicas y

fluorescentes, al igual que la mayoría de los artistas actuales

los temas derivan de la obra pintada.

71. Chuck Close (1940)

Autorretrato / Tinta blanca 1978. Aguafuerte y aguatinta, 1130

x 900 mm.

A partir de los años setenta la fuerte presencia en el arte

gráfico de la fotografía manipulada es quizá el paso más

transcendental junto con la tendencia a conceptualizar el

realismo. Chuck Close es su mas peculiar representante, en una

de sus obras mas representativas reproduce su propia imagen

creando una fotografía a partir de una fina trama cuadriculada,

en la que se trabaja de forma aislada cada cuadrícula a base

del aguafuerte y de los tonos del aguatinta.

72. Shusaku Aracawa (1936)

Atardecer, 1976. Litografía con serigrafía, 795 x 1580 mm.

Característica del arte gráfico de nuestros días, y en parte

como continuación y consecuencia del pop-art, es la mezcla de

muy distintas técnicas gráficas para conseguir nuevos efectos

visuales y de texturas como son la litografía y la serigrafía.

Aracawa es una auténtico maestro en plasmar calidades y al

igual que en su pintura en sustituir las imágenes por palabras,

con el propósito de una mayor intervención del espectador.

73. Ricardo Baroja (1871-1953)

Asfaltadores en la Puerta del Sol, c. 1900. Aguafuerte y

aguatinta, 210 x 270 mm.

Dentro de la corriente expresionista Baroja cultiva una

iconografía en la que los protagonistas son los desheredados,

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los miserables. Esta estampa es de un enorme alarde técnico

puesto al servicio del contenido. Los resplandores del fuego de

las calderas en el ambiente nocturno, acusados por las ráfagas

del humo movidas por el viento, contrastan con lo estático de

algunos personajes ociosos con la actividad de los obreros que

cubren de asfalto la calzada.

74. Mariano Fortuny y Madrazo (1871-1949)

Venecia. Calle y pequeño gato c. 1905. Aguafuerte, 133 x 57 mm

Aunque la obra grabada de Fortuny no destaca por el elevado

número de obras, si lo es por dar cabida en ella a su mundo de

obsesiones y realidades. La ciudad de Venecia fue el símbolo de

la belleza, y el "recogerla" a través de sus vistas y paisajes

una constante de toda la obra de Fortuny. No trata de captar su

monumentalidad y grandeza, sino el escenario de la vida

cotidiana, los recodos, las ventanas, las calles o mínimos

detalles de un jardín, e incluso, los gatos.

75. Francisco Iturrino (1864-1924)

El descanso, c. 1905. Aguafuerte, 200 x 300 mm.

En esta etapa de Iturrino queda de manifiesto su técnica fauve

con una composición de fuerza escultórica por lo que se puede

hablar de un expresionismo fauvista. Sus repetidos temas de

desnudos, mujeres andaluzas, caballos y jardines remite al

mundo de La España negra de Regoyos pero incorporándoles la

alegría de vivir. Temas crudos y duros pero llenos de luz. los

desnudos no son ni didácticos ni estudios anatómicos, es un

mundo sensual visto en perspectivas escultóricas.

76. José Gutiérrez Solana (1886-1945)

Mujeres de la vida, c. 1933. Aguafuerte y punta seca, 235 x 290

mm.

Recoge uno de los temas mas solanescos, el de las prostitutas

en un ambiente suburbial. Es una representación frontal y a la

vez lineal, sin acción ni efectos lumínicos en la que el autor

se distancia de los temas presentándolos de forma neutral al

espectador, sin que exista ningún pronunciamiento social sobre

ellos.

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77. José Ortega (1921-1990)

Campesino, c. 1959-62. Entalladura

Creador y máximo impulsor de Estampa Popular, grupo

artísticamente comprometido en el cambio político y social de

España, cultiva un grabado de denuncia por medio de una

estética expresionista. Dentro del realismo las figuras se van

deshaciendo paulatinamente para hacer aún más patente lo

expresivo, mientras que en ocasiones incluso puede llegar al

puro signo, pero siempre con una vocación de querer transformar

la sociedad.

78. Eduardo Chillida (1924)

Beltza-Txiki, 1969. Madera, 85 x 80 mm.

Creación de superficies con un grado de masividad en que el

motivo fundamental es la apertura hacia el interior. Se

busca el equilibrio tanto entre las tensiones de interior-

exterior como el de fondo-superficie. El interés por el

espacio es el rasgo fundamental, pero no un espacio creado

por la perspectiva, sino por las superficies: lo blanco y

lo negro e incluso por el dinamismo creado por la abertura

y atracción de las masas.

79. José Hernández (1944)

Conflicto en negro, 1973. Aguafuerte, 500 x 340 mm.

La creación de un mundo imposible e insoportable, basado en

la inspiración onírica, poblado de personajes monstruosos,

es el tema de José Hernández y el de esta obra, realizada

con una minuciosa y disciplinada técnica y en la que

presenta un mundo en ruinas, a la vez nítido y preciso, en

el que un personaje degradado, hecho a base de despojos

porta (¿o forma parte del personaje?) un esqueleto

posiblemente de un animal prehistórico.

80. Joan Hernández Pijuan (1931)

Lirio, 1987. Punta seca, 390 x 290 mm.

La obra de Hernández Pijuan se podría definir como un

dialogo con el soporte pero a la vez también un dialogo con

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el espacio y con la imagen, cuyo resultado son obras de un

sorprendente lirismo. En la presente obra una vez mas se ve

su vertiente clásica en cuanto a su gusto por la medida,

por la armonía, que proporcionan una descripción sutil

donde el detalle y lo global se unen.