guia del ama de casa en la granja
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G U Í A DEL
EN L A G R A N J A
THATAD1T0 DE ECONOMÍA DOMÉSTICA POR
PEDRO C. DE SOBREGRAU
propietario agricultor.
C O N L I C E N C I A
B A R C E L O N A IMPRENTA DE SUBIRANA HERMANOS
C A L L E D E LA P U K R T A F E K R I S A , NÚMERO 14
I899
ES P R O P I E D A D D E L A U T O R
QUEDA HECHO EL DEPÓSITO QUE MARCA LA LEY
A M I S H I J A S
URANTE el t iempo que he empleado en escribir la presen
te obrita, á nadie he tenido más presente que á vosotras; por esto notareis en ella, sin duda, que he procurado adaptar la á vuestras necesidades para auxi l iaros en todos los casos que mi limitado entendimiento ha podido prever.
El la me proporcionará la satisfacción de estar s iempre mora lmen-te á vuestro lado para prestaros mi apoyo en el momento que de él necesitéis, 3' de continuar esta obra tan grata para un padre hasta después de mi muerte .
A vosotras, pues, la dedico, de-
— 4 — seando os sea provechosa: es, á mi entender, el mejor don que puedo ofreceros, el más precioso recuerdo que, puedo legaros, abr igando la confianza de que lo recibiréis como un testimonio del intenso cariño de vuestro padre
E L AUTOR.
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así B E
GUÍA DEI,
A M A DE C A S A EN LA G R A N J A
i
I n t r o d u c c i ó n .
p A economía doméstica es, después de la §t rel igión, la base más segura del bien
estar de la familia y de la prosperidad de la casa.
L a madre de familia es la l lamada á e s tablecer el orden y la harmonía que debe reinar entre las personas reunidas en un mismo hogar y en todo cuanto tiene r e l a ción con las necesidades de las mismas.
P o r esto es indispensable que la buena ama de casa posea un buen acopio de c o nocimientos, tan necesarios como variados y difíciles de encontrar reunidos en un v o lumen de corta extensión.
Hacía t iempo que, ref lexionando sobre este particular, sentía un interior estímulo
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que me impelía á escribir una obrita que llenase este vacío , pero por otra parte me retraía lo arduo de la empresa, tal vez s u perior á mis débiles fuerzas.
A l ' fin, el deseo de auxiliar á las madres de familia en el cumplimiento de su difícil ca rgo , y las circunstancias de que mis hijas y mis nueras hasta el presente v i v e n en casas de campo; la de haber tenido ocasión de admirar en mi familia y en el círculo de .mis relaciones amas de casa adornadas de virtudes ejemplares y de singulares dotes para desempeñar la delicada misión que la Prov idenc ia les había confiado; y, finalmente, la experiencia adquirida, de que un libro de esta clase es poco menos que indispensable para cuantos v iv imos habitualmente ó por temporada en granjas ó aldeas, me d e cidieron á emprender su publicación en forma de artículos en el conocido y católico diario de esta ciudad el Correo Catalán.
U n a vez terminada la larga serie de artículos que en ella se invirt ieron, las instancias de muchís imos benévolos lectores de aquéllos, me han decidido á hacer una nueva edición de esta obrita; en la cual he procurado corregir esmeradamente lo que me ha parecido necesitarlo y completado cuanto he creido deficiente.
He suprimido la parte referente á m e d i cina casera, porque en los artículos publ i cados resultaba a lgo incompleta. E s materia que para tratarla debidamente , poniéndola al alcance de los que están l lamados á p o nerla en práctica, necesita una latitud que habría dado al presente opúsculo proporciones superiores á lo que me he propuesto.
Prefiero publicarlo en otro manual , y á ello, con la ayuda de Dios , me dedicaré tan pronto como se h a y a impreso el presente, por creerlo as imismo m u y necesario para cuantos v iv imos de continuo, ó acc identa l mente, apartados de médicos y boticas.
E n esta obrita he dado lugar preferente á la exposición de las dotes morales de que debe estar adornada la buena ama de casa, porque sino está bien penetrada de su i m portancia y no procura adquirirlas sino las posee, es inútil esperar que prospere la h a cienda ni que la familia goce del bienestar á que debe aspirar cada uno según su clase.
L a felicidad no está vinculada en la r i queza, raras veces los que están en posesión de ésta gozan de aquélla: frecuentemente se pueden admirar familias m u y modestas respirando satisfacción y holgura ; es que las necesidades que verdaderamente merecen este nombre son l imitadas, la divina P r o v i -
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dencia así lo ha dispuesto para nuestro bien: poco basta si se contienen los afectos d e s ordenados y se administra rectamente, y nada es capaz de saciar al que no sabe poner un límite á los impulsos de los apetitos exces ivos .
M u y presente debe tenerlo el ama de casa que desee cumplir su elevada misión, y por esto se empieza este trabajo enterándola de los deberes que se debe imponer para gozar de una vida tranquila y alcanzar una muerte santa, dejando una memoria grata y honrosa á las personas que le han sido queridas y á las cuales ha dedicado su car iño, su t r a bajo y todo su ser.
E m p e c e m o s , pues, por aquí, y veamos cuál debe ser el principal estudio de la que aspire á ser una excelente madre de familia y una buena administradora de los haberes de su casa.
II
D o t e s n e c e s a r i a s á l a s a m a s d e c a s a .
A marcha ordenada de una familia y de una casa depende, como se ha indica
do, más del ama de la misma que del propio dueño: éste tiene por lo regular sus obliga-
— 9 — ciones fuera del hogar , y en consecuencia le pasan por alto muchas menudencias que si no se encaminan bien, repetidas diar iamente en forma inconveniente , suelen ser origen de males grav ís imos ; la madre de familia, por el contrario, tiene sus deberes dentro de la casa, y á su cargo ha de correr la administración de la misma; por más que sea tarea pesada y ardua para su natural debilidad y los asiduos cuidados de que sus hijos necesitan: así se comprende desde los pasados t iempos, pues un antiguo poeta y a dijo: Q u e la mujer y el buey son los fundamentos de la casa; éste para que are y haga producir la tierra, y aquélla para que guarde y distribuya de manera razonable los frutos recogidos.
Partiendo del principio de que la mujer ha de ser la administradora de la casa, veamos las dotes y virtudes de que ha de h a llarse adornada para estar á la altura de su delicada misión; y para acertar en negoc io tan importante, lo mejor es guiarnos por lo que la Sabiduría eterna nos ha reve lado sobre este particular.
Esta, en el capítulo últ imo de los P r o v e r bios nos dice por boca de Sa lomón: que la madre de familia perfecta ha de ser mujer de valor ó varonil, lo cual quiere decir, según
— 10 — autorizados intérpretes, que ha de poseer ánimo levantado, fortaleza de corazón, g e nio industrioso, grac ia para mandar , discernimiento para saber ordenar todas las cosas, y los. demás dones convenientes para que sea tan cabal en el cumplimiento de la ley de Dios y en el gobierno de la familia, que en esto nada le falte. Q u e es difícil poseer una sola criatura todas estas cualidades, no hay duda; pero tampoco la hay en que sería más común encontrar ejemplares que las poseyesen, si hubiese más afición á adquirirlas.
P o r su rareza, continúa diciendo, que de la mujer de valor es extremado su precio, como indicando la preciosidad de una joya tan difícil de encontrar: de manera que el hombre que acierta con una mujer de valor se puede desde luego tener por rico y dichoso, como dice Fr . Luis de L e ó n , entendiendo que posee en una sola pieza un verdadero tesoro.
A ñ a d e en seguida: Confía en ella el corazón de su marido y de despojos no tendrá necesidad. L o cual quiere decir que el esposo está tan convenc ido de su aptitud para el desempeño de su cargo , que puede entregarse tranquilamente á sus ocupaciones, seguro de que en la casa queda quien cuida
de la guarda de sus sudores y afanes, a d e más de procurar el aumento del haber de la familia; por lo cual el jefe de la misma está satisfecho, y no teme verse en necesidad de arriesgarse en empresas y negocios pe l igrosos para subvenir á sus necesidades.
Le dará el bien, (á su esposo) y no el mal, en todos los días de su vida, dice el texto s a grado, asegurando que la buena madre de familia empezará por no causar molestias innecesarias á su mar ido, consolándole y a l i viándole en sus penas, siendo para él una fiel y solícita compañera y procurándole las mayores ventajas y bienes. D e fácil e j e cución es esta regla si el ama de casa sabe prescindir de exteriorizarse sin necesidad, evitando gastos supérfluos, proscribiendo de su casa las modas extremadas ; pozo sin fondo para el dinero y fuente inagotable de tiempo perdido, sin que se reporte de ello más que un castigo para la vanidad; porque cuanto más se ha esmerado la p r e suntuosa para presentarse deslumbrante, más humillada queda al verse superada por otras con menores esfuerzos. L a que sabe c o n t e nerse dentro límites razonables, aprovecha el tiempo útilmente y aumenta los recursos; y como gasta poco, es buena guarda de ellos, siendo así el mejor consuelo de su marido y
— 12 — ! lazo de unión para toda la familia: «que; donde no hay harina todo es mohína.»
Cont inua Sa lomón dic iendo: Buscó lana y lino y lo trabajó con la industria de sus manos. \ C o n ' l o cual se indica que el ama de casa hacendosa é inteligente no necesita que su marido, le compre lo necesario para los menesteres de casa , sino que ella del valor de : sus industrias caseras saca lo necesario para ¡ cubrir este gasto , a l iv iando á su esposo de i este cuidado.
Hilóse como nave de mercader que trae su pan de lejos, pros igue el L i b r o santo, dando á entender, que aprovechando lo que sobra y hasta lo que parece perdido y vendiéndolo , el ama de casa intel igente encuentra medios para hacerse con lo que se produce en lejanos países y es necesar io para el uso de su familia: es comparada con una nave porque, aunque como ella parezca no moverse , aprovechando las horas y los días, va aumentando insensiblemente el bienestar de su familia y el caudal de la misma, l l evan- ;
do á seguro puerto la buena fama y repu- ;
tación de su casa. Madrugó y repartió á sus gañanes y domés
ticos las raciones, la tarea á sus criadas. No es buena ama de casa la que descuida las obl igaciones que este versículo de la Sagra-
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da Biblia ex ige á la madre de familia p e r fecta: de su cumplimiento depende la m a r cha ordenada de la casa: si falta quien por la mañana reparta las tareas, p r e v e n g a las comidas y v ig i le la distribución de a l i m e n tos á los animales, todo es confusión, se pierde el t iempo miserablemente y se l lega á la mitad del día sin haberse hecho gran cosa, con descontento general de cuantos habitan la casa, porque no es el trabajo lo que fastidia, lo que aburre y pone de mal humor: es la falta de orden.
Puso la mira en un campo y lo compró: del fruto de sus manos plantó una viña. E s t a no es una nueva cualidad de la buena madre de familia, si no una consecuencia n e c e s a ria de las anteriores; la buena adminis t radora ahorra y de lo ahorrado puede p r o porcionarse la satisfacción de aumentar el patrimonio en proporción adecuada á los bienes puestos bajo su sa lvaguardia .
Ciñóse de fortaleza y fortificó su brazo, tomo gusto en el granjear, su candela no se apagó de noche, puso sus manos en la tortera y sus manos tomaron el huso. C o m e n t a fray Luis de L e ó n este texto en la forma s iguiente: « T e n g a valor la mujer y plantará v iña: »ame el trabajo y acrecentará su casa: pon-»ga las manos en lo que es propio de su
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«oficio y no se desprecie de él y crecerán »sus r iquezas: no se desciña, esto es, no se «enmollezca, ni h a g a de la delicada, ni tenga «por honra el oc io , ni por estado el descui-»do y el sueño sino ponga fuerza en sus «brazos , y acostumbre á la vela sus ojos y «saboréese en el trabajar, y no se desdeñe «de poner las manos en lo que toca al ofi-«cio de las mujeres por bajo y menudo sea, «y entonces verá cuanto valen y á donde «l legan sus obras . T r e s cosas les pide S a - \ « lomón: «que trabaje, que vele y que hile.» P o c o podría añadir al sabio comentar io que he copiado, y por esto me limitaré á decir, corroborándolo , que el trabajo ordenado es salud del alma y del cuerpo, y que la oc io- j sidad es or igen de muchos disgustos; final- i mente , el descanso pro longado en demasía debilita el cuerpo y le deja en condiciones de contraer enfermedades: por regla g e n e - I ral el ocioso y el perezoso en el pecado en-; cuentran la penitencia.
Abrió su mano al desvalido y extendió sus manos al pobre. D e s p u é s de las reglas conducentes á la prosperidad de la casa y al bienestar de la familia, enseña la Sabiduría eterna el buen uso que debe hacerse de la riqueza adquirida. S e g ú n el texto copiado, [ la madre de familia debe ser caritativa y
— i 5 -siendo cristiana, debe serlo de una manera conforme con la ley de Cr isto ; la l imosna ba de ser proporcionada á los haberes del que la da, hecha sin ostentación á personas verdaderamente necesitadas y no á h o l g a zanes, perdidos y v ic iosos , y a c o m p a ñ á n dola s iempre de palabras afables, dulces y buenas que sirvan de consuelo al necesitado y le ayuden á conformarse con su s i tuación. Quien no cumple el precepto de la caridad no puede ser feliz, ni alcanzar m i sericordia de D i o s nuestro S e ñ o r ; y la mujer que es espléndida para sí y para los suyos y avara para con sus prój imos no puede tener suerte ni en esta vida ni en la otra; falta á uno de los más grandes preceptos que nos impuso Jesucr i s to m o m e n t o s antes de sacrificarse por nosotros y la Just ic ia d i vina cuida de que no quede impune la transgresión de uno de los m a y o r e s p r e ceptos. L a mujer modesta en el vestir y sobria en el comer , tendrá s iempre medios para acudir al socorro de los necesitados: la que se deja arrastrar por las pasiones contrarias, falta casi s iempre á este deber, se hace infeliz á sí misma y pocas veces sucede que no sea la ruina de su casa y la perdición de su familia.
No temerá para los de su casa los fríos de
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la nieve: porque todos sus domésticos están vestidos de ropas dobles. — L a caridad bien entendida debe ejercerse principalmente con los que v iven debajo de un mismo techo y ! se reúnen junto un mismo hogar : por esto ;
la buena ama de casa vigi lará que sus domésticos empleen su dinero en objetos y : cosas útiles, convenientes ó indispensables, j á fin de que se encuentren siempre provis- 1 tos de cuanto necesiten para resguardarse ; de la intemperie y para presentarse en público con la debida decencia. T a m b i é n ha de procurar buen trato por todos conceptos á todos sus dependientes: la falta de este cuidado convierte á menudo en enemigos á personas que tratadas conforme serían seguros puntales de la casa.
Hi%o para si un vestido acolchado: el lino fino, y la púrpura el vestido de ella.—La mujer e jemplar que la Sabiduría eterna nos propone como modelo , después de procurar para los pobres y de poner toda la diligenc ia en el buen trato de su familia y de- , pendientes, se hizo un vest ido para sí de 5
m u c h o abr igo y de tela superior conforme \ á su clase; no corrió tras de modistas á pa- \ gar hechuras , cuyas formas pueden durar \ una temporada á lo m á s , sin parecer ridícu- ; las, sino que c o m p r ó un género bueno y ;
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ella misma se confeccionó un vestido de corte sencil lo, sin adornos costosos ni e x a gerados, y que hemos de suponer le duraba años, atendida la bondad de la tela e m p l e a da y la modesta forma de su factura, que le permitía l levarlo l a rgo t iempo sin chocar con el gusto . E s una hermosa lección para muchas madres de familias de nuestros días, que obrando de una manera antieconómica y fastidiosa para ellas mismas, tienen el prurito de gastar más en adornos y modistas que en la tela, haciéndose por este procedimiento con vestidos tan exagerados que más que de abrigo les s irven de tormento , faltándoles t iempo para ir cambiándolos de forma, á fin de irlos amoldando á los frecuentes cambios impuestos por la caprichosa moda. L a s tales olvidan que el buen gusto anda s iempre enmaridado con la sencil lez, y que la casa bien provista y la familia m e jor tratada proporc ionan un bienestar y una satisfacción que jamás podrán hallarse l u ciendo costosos vestidos, adquiridos á e x pensas de aquellas ineludibles atenciones. En esto deberían dar ejemplo las madres de familia de alta alcurnia, poniendo de m a n i fiesto que no residen en el vest ido, sino en el que lo l leva , la distinción, la superioridad en educación y modales , y el lustre y es-
AMA DE C A S A 2
plendor que, como brillante aureola, rodea á las personas bien nacidas. P o c o vale la que necesita del vest ido para demostrar estas cualidades.
Su esposo será conocido en las puertas, cuando se sentare con los senadores de la tierra.— T a n t o honra una casa y una familia una mujer ejemplar, que hasta para el marido el poseerla es pedestal que le eleva ante la consideración pública: por esto dice Salomón que el esposo de ella será distinguido entre sus conciudadanos por la suerte que le cupo en hallar una joya de tan inestimable va lor . Só lo esta consideración debería bastar á la madre de familia para estimularla á perfeccionarse, sabiendo, como debe saber, que al brillo de sus virtudes aparecen dignificados y ennoblecidos su esposo y sus hijos y que la casa que la cobija adquiere nuevo respeto y esplendor á los ojos de los que la contemplan engrandecida y embellecida por su ingeniosa industria y por su in-j cansable v ig i lancia .
Liento tejió y vendiólo; franjas dio al Cánamo.—Como colmo de las dotes poseídas por la buena ama de casa, nos dice el texto sagrado que todavía encontró t iempo para fabricar con sus manos objetos de valor que vendió al Cananeo , es decir al mercader,
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N o parece posible que una persona tenga tiempo para cuanto nos propone el libro de los Proverbios ; pero si ref lexionamos sobre el partido que puede sacarse de doce horas diarias bien empleadas, comprenderemos fácilmente que hay t iempo para todo; sólo falta saberlo distribuir bien, no perder un instante y concertarlo de tal manera que un trabajo sea descanso de otro: así se l lega á la noche sin sentirse fatiga; los días se pasan admirablemente bien, y el bienestar brilla en la frente de cuantos tienen la dicha de vivir en una casa donde reina el temor de Dios, y el orden presida todas las o p e raciones á que se dedica la familia.
Fortaleza y decoro el vestido de ella y estará risueña en el día último.—El aspecto que presenta la mujer virtuosa, modesta , g r a v e y honesta, aplicada con dil igencia al c u m plimiento de sus deberes, representará siempre una figura dulce, agradable , digna de respeto y admiración; siendo sus adornos y hermosura la piedad y misericordia , r e t ra tadas en ella: su vida transcurrirá sin penas ni contratiempos que le causen r e m o r d i mientos, y por esto tendrá una plácida ve jez , preludio de la felicidad eterna que Dios le tiene preparada en premio de su aprovechada vida, empleada en su servicio y en
—- 2 0 — procurar la m a y o r suma posible de c o m o didades y conveniencias á cuantos han te-1 nido la dicha de v iv i r i su alrededor. Por i poco que reflexione cada uno encontrará en i el círculo de sus relaciones, dignís imas amas de casa en las cuales podrá admirar los efectos que produce una conciencia tranquila,, una vida hacendosa y modesta y un genio apacible y dulce, s iempre dispuesto á recibir agradablemente á cuantos tienen la suerte de tratarla.
Abrió su boca á la sabiduría, y la ley de la clemencia está en su lengua.—Razón discreta y palabra dulce debe tener el ama de casa perfecta, según este texto, y por esto todas se han de esmerar en poseer estas cualidades que representan la sabiduría y la bondad, formando como el alma del conjunto de prendas de que debe estar adornada la buena madre de familia. Para acertar en el hablar con cordura y discreción es lo mejorj hablar p o c o , y ese poco hablarlo después; de haber pensado en las palabras que van á decirse: el callar no es m e n g u a , y en cambio es defecto g r a v e é insufrible una lengua necia y parlera, ó áspera y desentonada; :
cal lando se evitan estos escollos, y no hablando más que lo preciso jamás se molesta, y hasta la necia l lega á tener apariencias de
— 21 — sabia. A la que habla poco le es fácil no descomponerse cuando se ve en el caso de corregir, logrando que sus avisos sean bien acogidos y mejor practicados.
Consideró las veredas de su casa, y no comió ociosa su pan.—La buena ama de casa recorre todos los r incones de la misma, todo lo ordena y concierta y todo lo atiende y vigila: es esta cualidad tan necesaria que para dejarla fijada en la memor ia es repetida aquí: la mujer ha de ser guarda de su casa, y como tal ha de estar s iempre á la vista de lo que en ella se hace y al corriente de lo que contiene para distribuirlo convenientemente y aprovechar lo en la forma más útil y ventajosa: el cumplimiento de un deber tan personal la impide, es ve rdad , el emplear el t iempo en viajes , visitas y fruslerías, pero como no ha comido ociosa su pan encuentra la compensación en lo que dice el versículo s iguiente.
Levantáronse sus hijos, y la predicaron por beatísima; y su marido también la alabó.— ¿A qué m a y o r glor ia puede aspirar una m u jer que la de ser proc lamada el alma y la providencia de la familia, el ángel del h o gar y el objeto predilecto del amor de su esposo y de sus hijos? ¿ Q u é valen al lado de este triunfo los que puede alcanzar por
otros conceptos? Serán brillantes como un j r e lámpago , pero c o m o él desaparecerá ra- ' pidamente su resplandor, dejando obscuro! su entendimiento y vacío su corazón: al re-; vés sucede con la que ha sido una buena; madre de familia; v i v e una vida de satisfacción y de continuados consuelos, acabando j su carrera temporal rodeada del cariño, ve-j neración y respeto de la generac ión que la s igue, la cual por largos años sólo pronuncia su nombre para ensalzarla y bendecirla.
T a l es, brevemente comentada, la hermosa y respetable figura de la buena madre de familia que Sa lomón, inspirado por Dios, nos ha dejado dibujada. A la mujer cristiana-no le es tan difícil imitarla como parece á. primera vista, porque el no hacerlo es faltar á sus deberes, y no son muchas las que de-, l iberadamente los olv iden: por esto, aún en medio de nuestra perdida sociedad, se encuentran numerosas familias que son una esperanza tangible de nuestra futura regeneración. A vosotras , amas de casa, os toca aumentar el número de ellas, abreviando las horas de abatimiento y dolor que estamos; sufriendo.
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III
A t r a c t i v o s d e l a v i d a r u r a l .
^^pcHAauE frecuente es de muchas p e r -l l l l l l sonas no estar contentas de su suerte, aunque no es nuestra clase la más afectada por esta antigua manía , por si estos escritos l legan á manos de alguna persona cansada de la v ida rural, permítaseme poner de manifiesto a lgunos de los atractivos que en ella se encuentran; para que, re f lex ionando sobre la realidad de las cosas, c o m prenda lo errado de las esperanzas fundadas en un cambio de posición, s iempre desventajoso cuando se trata de trocar la vida del campo por la de la ciudad. E jemplo palpable de ello es el aprecio que hace de aquélla el habitante de éstas, los sacrificios que se impone y lo m u c h o que gasta para poderse proporcionar por a lgunos días la tranquilidad, los aires puros, la a l imentación sana y la libertad de que nosotros gozamos continuamente sin apercibirnos.
Así como un limpio estanque reproduce fielmente los cambios incesantes que se producen en nuestra atmósfera y en las a l tas regiones de la esfera celeste, de la m i s ma manera la superficie del g lobo que h a -
hitamos es terso espejo donde se refleja la • grandeza , la bondad, la sabiduría, en una ; palabra la omnipotencia de Dios , y por lo i tanto con la contemplación de los campos y de ' íos bosques, de los montes y de los; val les , de los cursos de las aguas , de sus verdes y fértiles márgenes , y del infinito j número de animales que desde el microscó - j pico insecto hasta la poderosa águila lo! pueblan, la tierra nos presenta un espec-l táculo tan grande , var iado y maravilloso! que el hombre es incapaz de inventar otro! semejante: sólo el hábito de tenerlo sin ce-] sar á la vista, ó la ignorancia , puede dejar] de apreciarlo; pero para una inteligencia] cult ivada, amante de lo bello, será siempre,! mientras la humanidad exista, una fuente! inagotable de puros goces y de satisfaccio-] nes incomparables de que disfruta de baldei el agricultor . i
E l trato sencillo con los aldeanos, las excursiones á los pueblos de la vec indad cuando celebran sus fiestas y ferias, y las visitas, á parientes y amigos , son otras tantas diversiones inocentes que pagan á peso di oro los habitantes d é l a s ciudades y que nosotros tenemos á la puerta, pudiendo discre-. tamente gozar de ellas, sin molestias ni perjuicio de nuestros intereses.
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L a posesión de una casa aislada, rodeada de frutales y ñores , sana, aireada y con buen sol de que puede disfrutar á poca costa todo agricultor dil igente y cuidadoso, es una ventaja sólo asequible para las gentes más acomodadas de las c iudades.
Una ocupación continua como la que pesa sobre la buena ama de la casa de campo es el mejor recurso para pasar una vida agradable, sin envidias ni rencores , llena de las satisfacciones que proporcionan la seguridad del cumplimiento del deber, el buen éxito de las pequeñas industrias que tiene á su cargo y el placer de encontrarse continuamente rodeada de todas las p e r s o nas que le son queridas.
En parte a lguna como en las aldeas puede ejercitarse la caridad con más acierto, con menos dispendio y con mejor resultado: en ellas todos nos conocemos , y por tanto puede darse á cada uno lo que le falta con la seguridad de que socorremos una verdadera necesidad: á veces vale más un buen consejo que una dádiva; otras es más apreciada una prenda de ropa que dinero, y f recuentemente es más útil la visita hecha al pobre ó al enfermo que cuanto podríamos darle en concepto de l imosna. L a práctica de esta virtud reporta á las amas de casa de n ú e s -
tro país, tan hábiles en ejercerla, contentos y alegrías indefinibles, superiores sin c o m parac ión á los que se buscan en los paseos, tertulias y diversiones de las ciudades.
D a d gracias á Dios , señoras que v iv ís en la granja , por el favor que os ha concedido al colocaros en la situación en que os encontráis: no lo dudéis, estáis muchísimo mejor que las amas de casa de las ciudades: algunas de ellas v iven en la abundancia, pero esto nada os ha de importar : nuestra j clase está acostumbrada á las penalidades y j á la sobriedad: repartid bien lo poco que poseáis, y jamás caeréis en la miseria; veréis crecer lozanos, robustos y contentos á vuestros hijos; seréis amadas de cuantos os rodean, y al influjo del sol de los campos se elevará vuestra alma y veréis fortificada j. vuestra salud. f.
D e b e r e s d e l a m a d e c a s a .
A prosperidad de la familia depende en gran parte del orden y economía es
tablecidos por el ama en la marcha de la casa: no m e cansaré de repetirlo: por esto debe penetrarse bien de la importancia de sus deberes y practicarlos sin desfallecimientos ni
prevenciones; empiece con resolución s e gura de que encontrará en el cumplimiento de su tarea goces purísimos, nacidos de la utilidad de su trabajo.
El fastidio y el mal humor son e n g e n drados por la ociosidad ó por la insubstancialidad de las ocupaciones: evi tando estos escollos se el iminan del espíritu aquellos sentimientos y se l lega á poseer la dicha, consiguiendo pasar una vida tranquila, que es augurio de una muerte santa; aspiración suprema á que ha de tender todo entendi miento bien organizado.
La misión de la mujer puesta en una granja es doble: ha de dirigir la familia y la mar cha de la casa: para la pr imera se ha de convertir en una verdadera institutriz, i n culcando á sus hijos y á sus hijas é hijas principalmente, lo que no les enseñarán desgraciadamente en ninguna escuela, y s u j e tando las últimas á un verdadero aprendizaje de economía doméstica rural ; respecto de la segunda ha de encargarse de la i n s pección inmediata de las aves de corral , co nejos, abejas, cerdos, animales productores de leche, y de las huertas , frutales y jardín (de que n inguna casa debiera carecer ) , sin descuidar todas las otras obl igaciones d o mésticas que pesan sobre el ama de familia,
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c o m o son: la distribución y orden de las comidas , l impieza y conservación de la casa, muebles y ropas y la continua vigilancia sobre la moral idad de la familia y de cuantas personas tenga á su servic io . D e b e , asim i s m o , enterarse de los asuntos propios del marido para encontrarse en aptitud de subs- -tituirle en enfermedades y ausencias; y por j esto ha de estar al corriente de las épocas ¡ de las siembras, del orden de los trabajos, i de la manera de ejecutarlos, de la rotación de cosechas establecida, del rég imen ali-i m e n t i d o de los animales; cuyos datos a d - ;
quirirá fácilmente si da á sus paseos un ca-i rácter útil que no es incompatible con la distracción y recreo .
L a economía ó acertada distribución del t iempo es la pr imera de las economías y la que procura verdadero bienestar y holgada posición: por esto la buena madre de familia ha de poner en ella toda su atención; las diversas estaciones han de regular el empleo del t iempo: en invierno se han de dedicar más horas á la reparación y confección de; ropas , utilizando las ve ladas , impropias para ;
otras ocupaciones ; de día se l impian y re-í pasan los muebles , se ponen en orden todos: los aposentos de la casa y se adelantan todos los otros quehaceres cuya índole lo per-;
mita: así en la buena estación, m o m e n t o del gran trabajo, se pueden dedicar más horas á la vigilancia de las diversas labores c u y a inspección viene á cargo de la mujer; la cual no debe olvidar que el mejor obrero necesita de dirección; ocupado rutinariamente en su tarea no discurre, y raramente se le ocurren procedimientos más expeditos para ade lantar ó hacer más fructuoso su trabajo: es de la incumbencia de quien le r ige la prosecución de este ventajoso resultado.
Está también á cargo de la mujer la conservación de la salud de la familia, y por tanto siempre que se necesite del facultativo ha de cuidar de que se cumplan sus prescripciones. Si ella posee algunos c o n o c i mientos sencillos de h ig iene y medicina le servirán de gran recurso en mil ocas iones en que le permitirán prescindir del m é dico: de ello nos ocuparemos más adelante.
La distribución de l imosnas, el cuidado de que todos cumplan con los preceptos divinos, y la conservac ión de las buenas costumbres, son otros tantos deberes á que ha de atender la buena ama de casa. S u e j e m plo será poderoso imán que atraerá á todos sus subordinados á no faltar á las prácticas religiosas ni á las leyes de la moral cristiana: si él no bastase, con tacto y dulzura
— 3° — procurará enderezar por buen camino al díscolo: cuando estos medios no producen efecto, se hace necesario despedir al delincuente antes de que pervierta á los demás: el rebelde á Dios será siempre un mal serv idor de su amo y un perturbador de la ;
tranquilidad que debe reinar en la familia. ] F ina lmente , el ama de casa ha de estar!
enterada: pr imero, de todo lo que existe en] la casa, procurando tener ordenadamente! cada cosa en su lugar , sin permitir que na-] die lo desconcierte; y luego de todo lo que se hace dentro de la misma para que se haga conforme debe hacerse, y con sugestión á las órdenes que haya dado: éstas deben ser s iempre claras y precisas, no tolerando su incumplimiento ó mala interpretación. L a s órdenes á todos los dependientes deben darse la víspera; así se evita el que causas imprevistas introduzcan el desconcierto en la casa: por la mañana cada uno va á su deber; á veces una visita inesperada basta para que se quede ocioso alguno • de los dependientes por ignorar en lo que •< se ha de ocupar , lo cual puede evitarse fá- -¡ c i lmente si se tiene la previsión que dejo , apuntada.
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V
D e l o s d o m é s t i c o s .
mozos y criadas se acostumbra g e neralmente contratarlos por un tanto al
mes: antiguamente se contrataban por años, lo cual era más favorable para ellos y para el amo; con ello se evitaban los cambios frecuentes, ios cuales ocasionan pérdidas al uno y á los otros: además de la continuación del trato mutuo resulta m a y o r harmonía entre ambos: por esto soy partidario de que los amos estudien la manera de r e tener los dependientes cuanto sea posible, siendo uno de los medios que dan regularmente resultado el tomarlos jóvenes y tratarlos bien: así toman apego á la casa y cumplen mejor su deber.
Al estipular los contratos debe procurarse que los términos de los mismos sean claros: las ambigüedades sólo s irven para promover discusiones y acarrear disgustos. Al principio se ha de ofrecer poco salario, consiguiendo de esta manera el poderlo mejorar paulat inamente, lo cual s irve á los criados de estímulo para portarse bien.
En los criados se han de buscar las s i guientes cualidades: p rob idad , actividad,
— 3 2 — buena voluntad, orden y l impieza. L a primera es indispensable que la posean al contratarles; si carecen de a lguna ó algunas dej las demás , el ama de casa cuidará de irlas in- j culcado á todos los que tenga bajo su dominio; conseguido lo cual logrará al igerar su trabajo. Durante los pr imeros días se enseñará á los criados el lugar donde se encuen-í tran todos los objetos de que necesitan y sel les ex ig i rá que los restituyan allí mismo¡ tan pronto se h a y a n servido de ellos. La l impieza ha de brillar s iempre en ellos y en todos los lugares que frecuentan: cuando se les ha acostumbrado á ello, aprenden á no mancharse y á no ensuciar , y todo aparece l impio sin m u c h a molest ia para conservarlo en este estado.
L a buena a m a de casa trata á sus dependientes con dulzura pero sin familiaridad; s iempre los ha de mantener á distancia J nunca ha de permitir la traten con llaneza, ni que falten á sus órdenes ; poniendo mucho cuidado en no enterarles de las interio-' r idades de la familia. P rocurará con delica-; deza ganar su confianza, dándoles buenos; consejos siempre que los necesiten, enses ñándoles á economizar , á vestirse con ropas1; fuertes y duraderas, y á proporcionarles; medios para colocar bien sus ahorros: si haj;
— 33 — en las cercanías Cajas destinadas para guardarlos, ella misma puede cuidar de hacer las imposic iones.
Si alguno de los cr iados se deja l levar de algún mal vicio, como la gula, el juego, el lujo, ú otros peores, es preciso vo lver le al buen camino, y si no se consigue se i m p o ne despedirlo antes de que contagie á los demás: estos resabios los cogen con la frecuencia de visitar las poblaciones, donde adquieren amistades perversas y v e n malos ejemplos; por esto es m u y conveniente distraerles de pasar el tiempo que tienen libre en ellas, siendo un buen medio dejarles d i vertir honestamente en casa, pr inc ipa lmente durante las tardes de los días festivos, en las cuales se les puede dar una merienda mejor que la de los días de trabajo. T a m bién son buenos medios para retenerlos en casa el mandarles lo menos posible en los días de fiesta y el celebrar las principales, dándoles en ellas comida extraordinaria : esto les adhiere á la familia y les ayuda á saberse sujetar á las disposiciones de sus amos. Parece que esto ha de ser costoso, y no lo es: un criado trabajando con mala voluntad pierde m u c h o más en una s e m a na de lo que importa lo que en ello se gasta.
AMA DE CASA 3
i — 34 — l
C u a n d o se tratan los criados de la mane' ra que dejo expuesta han de ser m u y ingratos que no correspondan á los cuida-j dos que por ellos se tienen; la experiencia! me ha demostrado que raras veces se en-; cuentran insensibles á las atenciones que por ellos, por su salud y por sus intereses! se toman los amos. L o s criados que no sir-j ven bien por buena vo luntad no lo hacenj por buen salario: casi s iempre se v e que los! amos que pagan salarios altos son los peoij serv idos . ¡
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D e l o r d e n q u e d e b e e s t a b l e c e r s e e n l a c a s a .
g f f i O D O en la casa debe estar en un ordec ¡§§|§ perfecto: el ama que no lo tenga establecido, que lo ponga : aunque le repugne j le amedrente por parecer le obra superior i sus fuerzas debe l levarla á cabo; la satisfacción interior que exper imentará al fin de st trabajo la indemnizará de él; empiece por l impiarlo y clasificarlo todo, de forma qui; cada cosa tenga su sitio determinado y qu¡ v u e l v a al mismo siempre que h a y a servidí para el uso á que está destinada: el armarif; de los vest idos no ha de servir para guarda'j
— 35 -trapos viejos, y las cosas que no tengan conexión han de estar no obstante ordenadas para que no anden por los armarios en una mezcla confusa. E d u q u e su familia y c r i a dos á que contraigan el hábito del orden y de la l impieza, y para conseguir lo déles el ejemplo.
Aquí como en todo, en el medio está la virtud: algunas hay que se hacen esc lavas de una limpieza nimia que r a y a en r id iculez. L a casa debe estar l impia, y para c o n seguirlo se ha de tener cuidado en no ensuciarla; los muebles sencil los se conservan mejor que los cargados de adornos , siendo aquéllos los más propios para una casa de campo, donde el lujo es m u y fastidioso, porque ex ige cuidados que lo hacen incompatible con la v ida rura l .
Una ama de casa no debe sufrir que se aplace lo que puede hacerse inmediatamente: la negligencia es el o r igen del desorden. Ordinariamente los dormitorios y a p o s e n tos de más uso en la casa han de quedar cada día arreglados antes del a lmuerzo: si en los días cortos del año esto no fuera posible, es preciso hacer lo inmediatamente después.
El primer talento que debe poseer una ama de casa es saber distribuir el t iempo: la
- 36 -que l lega á adquirirlo hace maravi l las : una v e z hecha la distribución de las horas del día, es preciso observar la con regularidad, no permitiendo que la familia ni los criados! falten á ella.
L a madre de familia de una casa de cam-; po ha dejar la cama de buena hora , fijando; ésta con arreglo á las estaciones: así tienen t iempo antes del a lmuerzo para enterarse de si se cumplen sus órdenes, pasando revista á todas las dependencias de la casa y luego puede peinarse, arreglarse y prestar iguales servicios á aquellos de sus hijos que lo necesiten, y señalarles las tareas en que han de ocuparse, no permitiéndoles que pasen el día en la ociosidad.
Después del a lmuerzo , s e g a r a de que cada cual cumple con su deber, puede dedicarse á sus ocupaciones personales hasta el medio- . día, hora en que regularmente se come en nuestro país: acabada la comida en invierno puede dar un paseo con su familia enterándose de la marcha de las labores y de si los guardas del ganado están descuida-; dos: en verano debe hacer un ratito dtj siesta. ;
L a tarde debe emplearla en coser rodea- [, da de sus pequeñuelos, á los cuales educa-; rá paulat inamente, enseñándoles la doctrina;
— 37 -cristiana y la manera de portarse bien con sus semejantes, empezándoles á sujetar á trabajos compatibles con su edad, á fin de que no se acostumbren á estar ociosos. También debe a p r o v e c h a r las tardes para salir de casa siempre que le sea preciso para hacer alguna visita cercana, ver algún e n fermo, hacer compras , etc.
Soy partidario de que se cene t e m p r a no en todas las casas donde los amos no comen con los mozos y de que la comida de éstos no coincida con la de aquéllos. A primera vista parece que importa más t r a bajo, pero bien considerado es un gran alivio para las criadas, las cuales en hora temprana tienen lavada y puesta en su lugar toda la vajilla: en inv ierno , después de la cena, queda así un buen rato para emplearlo en los quehaceres propios de la mujer , y mientras tanto los criados, concluida su t a rea y reunidos y a junto al hogar , pueden recibir lecciones que les aprovechen para el espíritu y para el cuerpo, dando fin á la jornada en hora regular con el rezo en común del santo R o s a r i o .
En verano, después de la cena puede darse el paseo que se da en invierno por la tarde, ó bien emplear el t iempo que falta basta la vuelta de los trabajadores, en la
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huerta, ó en el jardín: cuando todos se han reunido se reza según costumbre, y se dá la cena á los criados, los cuales, entre tan-: to, pueden recibir las órdenes para el día; s iguiente. Esta distribución además de higiénica y económica , es cómoda y permite; á todo el mundo recogerse temprano á dor-¡ mir, necesidad imperiosa para quien se haj de levantar con el alba. !
C a d a día la buena ama de casa ha der destinar un rato para hacer sus apuntes, notando todo aquello que más tarde puede servir le para adquirir conocimientos y experiencia, pues la memor ia generalmente e¡ infiel; y para poner en orden las entradas y gastos del día de conformidad con lo que l u e g o se dirá.
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C o n t a b i l i d a d .
A abundancia y el bienestar de una fa-, milia depende en gran parte de la am¡
de casa: ésta con el orden y la economía es; la que impr ime carácter propio al modo di i ser de aquélla y la transforma de conformidad con el s u y o personal . ¡Dichosa la casi; que tiene la suerte de topar con una buena j administradora! E l porvenir de la farruto I
— 39 — queda asegurado, porque todo lo que pasa por sus manos adquiere nuevo y más crecido valor y nada se desperdicia, util izando cada cosa en aquello en que es más apropiada.
La experiencia enseña que raros son los patrimonios arruinados, en cuya pérdida no quepa gran parte de responsabil idad á la mujer: ella es la que corre con el gasto diario, y si se descuida los errores cotidianos conducen á la miseria rápidamente .
El mejor medio para evitarlo es la contabilidad: si uno sabe lo que tiene y lo que gasta, es facilísimo ajustar el consumo á los haberes de que se disponga: además, si se conoce el valor de las materias que se utilizan se va con más tiento en desperdic iarlas. Por esto aconsejamos á las amas de casa que l leven un l ibro, que podremos t i tular de cocina, dividido en tres columnas: en la primera apuntarán diariamente todo lo que compren; en la segunda todo lo que se consuma de la casa, señalando á cada cosa el precio que alcanzaría en el mercado , si se vendiese; y en la tercera la suma total diaria de las otras dos: al fin de la página se suman todas, y así se sabe cont inuamente lo que se gasta y como se gasta , acortándose el camino para l legar al fin que
— 40 — debe proponerse toda buena administradora de dar el mejor trato, apropiado á su clase, con el m e n o r gasto posible.
O t r o libro m u y conveniente debería tener toda señora puesta al frente de una casa de campo de regular movimiento , el de entradas y salidas; en la plana de la izquierda se apunta todo lo que se paga , y en la déla derecha cuanto se cobra. L o s gastos que arroja el libro de cocina se pueden poner en un solo asiento al fin de cada mes; periódicamente, cada tres meses , seis, ó cada año, según el mov imiento de la casa, puede pasarse un pequeño balance para cerciorarse de si se han sufrido equivocaciones ó se ha descuidado a lgún asiento: para ello se ha de contar el dinero existente y anotarlo debajo de la plana de los gastos, y entonces, sumando ésta, su total ha de ser igual con la de los cobros . Si no resulta así se ha incurrido en algún error y es necesario buscarlo: el pr imer asiento del período siguiente ha de ser el del dinero existente que se ha de anotar en la plana de los cobros. Este l ibro es, como hemos dicho, sumamente útil porque á simple golpe de vista se vé el estado de entradas y gastos , y para el caso de incurrir en equivocaciones en los pagos ó cobros se aver igua enseguida donde está el error .
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En una libreta se han tener apuntados todos los criados, jornaleros y dependientes que intervengan en la casa y estén á las órdenes de su ama: primero se anota su nombre, luego el día en que ha entrado á servir, salario que gana y condiciones con que se ha contratado; seguidamente se van apuntando los cantidades que se le entregan, y así se tiene s iempre á la vista el estado actual de cada uno de ellos, evitándose discordias y disgustos.
Finalmente, como la m e m o r i a es casi siempre infiel, es útilísimo l levar s iempre en el bolsillo un libro de memorias con su correspondiente lápiz para apuntar i n m e diatamente todo aquello que es necesar io no olvidar, como por e jemplo el día de una siembra ó plantación hecha en el huerto, un contrato con cualquier persona, el día que ha nacido un becerro , las fechas en que se ponen á empollar las cluecas, etc. Estas notas, tan fáciles c o m o convenientes para evitar quebraderos de cabeza, son, para el que las l leva con exactitud, camino trillado para adquirir verdadera exper iencia de las cosas que trae entre manos , y casi siempre son consultadas con fruto.
Esta sencilla contabil idad, que no ocupa un cuarto de hora diario, es tan útil que
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puede ser la salvación de una casa: ahorra discordias y disgustos, y es suficiente para que una ama de familia pueda darse cuenta del empleo de los intereses que administra y para adquirir una experiencia de otra manera difícil de alcanzar.
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V e s t i d o , c o m p o s t u r a y a l i ñ o .
este particular hay algunas que se pierden por carta de más y otras por
carta de menos , no s iendo, por lo regular, éstas las más económicas . L a que es limpia y aseada sin exagerac ión , tiene la ventaja de que los vestidos se le conservan, y por consiguiente emplea menos t iempo en lavar y remendar y gasta menos .
L a s modas y el lujo en el campo son ridículos, costosos é impropios : cuando aquéllas l legan á los vi l lorrios, l levan y a el sello del mal gusto , porque han perdido la finura de formas con que fueron creadas por el artista que las inventó; han pasado por tantas manos inhábiles, que de ellas sólo queda, como hemos dicho, lo r idículo. Por esto es tan fácil á un ojo experto distinguir las diferentes clases de la soc iedad, aunque vistan todos trajes parecidos.
— 43 — El vestido de la señora de una granja ha
de ser proporcionado á su clase: si es rica, que vista ropas buenas, pero siempre c o n feccionadas con gran sencil lez; es el mejor medio para aparecer elegante; su educación y sus buenos modales brillarán con nuevo esplendor, y la fama cuidará de extender su reputación de excelente madre de familia: al revés, los adornos y afeites sólo servirán para cargarla con el sambenito de di lapidadora y de mala ama de casa: el menos a v i sado comprende que la mujer emperej i lada no es á propósito para emplear sus manos en muchas cosas de que no puede p r e s cindir la que está al frente de una casa, m u cho menos si ésta es de campo, aunque sea de las más acomodadas . D e una de ellas, y por cierto noble ella, y emparentada con la primera nobleza catalana, sé de boca de uno de sus hijos, que no se inquietaba de que sus visitas la encontrasen en su casa solar cuidando las aves de corral , como una v e r dadera labradora, con su vestido sencillo y hasta con su delantal de tejidos; habiéndose adquirido un renombre envidiable y s iendo horada su reciente muerte , no sólo por su familia y amigos , sino por toda una comarca.
Si el ama de casa es de modesta posición, aún debe cuidar más de no malgastar en
— 44 — baratijas y tonterías: sea su vestido de tela fuerte, confeccionado en casa para que los cosidos sean duraderos y el corte sencillo, no dejándose engañar por los que venden ropas hechas , cuya baratura corre parejas con la poca duración y cuyo corte exagerado las hace parecer ridiculas al fin de una temporada. C o m o ella deben vestir sus hijos, cuidando mucho de privarles el uso inmoderado de novedades , que á la vuelta de poco t iempo son manantial inagotable de penas y disgustos, los cuales pueden evitarse fácilmente, enseñándoles á ser modestos y tener pocas necesidades.
U n a s y otras deben ser l impias y aseadas por ser una de las cualidades que dan mejor atractivo á la mujer. T o d o s los días ha de dedicar a lgunos minutos en las primeras horas de la mañana á peinarse y asearse, procurando que esta corta labor sirva para todo el día, evitando el ensuciarse y desgreñarse , como sabe hacerlo toda mujer bien educada. Mi l lorada madre decía m u y á menudo á las criadas: «¿Queréis aparecer limpias? evitad las manchas . ¿Queréis tener limpia la casa? cuidad de no ensuciarla.» C u a n d o se co ge el hábito de obrar con tiento se aparece s iempre limpio, sin caer en el g r a v e defecto de pasarse el
— 45 ~ día lavando y pe inando, ó barriendo y l a vando ropa como sucede en las casas d o n de falta el cuidado de no ensuciar, en las cuales, no obstante la molestia y gasto que esto ocasiona, brilla la l impieza por su ausencia.
En el campo se ha de procurar que las ropas exteriores s irvan para todas las e s t a ciones: los vestidos arr inconados son c a p i tales muertos que pierden continuamente, y como los agricultores no andamos sobrados en los tiempos desgrac iados en que v i v i mos, bueno es aprovechar todas las miga jas .
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L a h a b i t a c i ó n .
l l p S T A debe ser proporc ionada á los m e -s l * dios de que dispone su dueño, pero la casa de campo siempre se ha de distinguir por la sencil lez, unida á que contenga t o das las comodidades necesarias que no son incompatibles con aquélla y están al a lcance délos que la habitan. « L a casa es el cielo de la vida,» me decía muchas veces una buena ama de casa en mi niñez, y es una gran verdad: el que está bien en su casa, por modesta que ella sea, tiene mucho adelantado para pasar menos mal esta miserable vida.
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T o d a casa de campo debe tener su hogar, donde pueda reunirse la familia durante la m u y larga temporada del año que de él se necesita; se ha de procurar que éste sea capaz, claro y caliente y que el humo tenga buena salida para que no moleste, lo cual se logra dando á la chimenea la anchura y altitud necesaria , cuidando que el aire le v e n g a de frente y de que aquélla tenga una embocadura proporcionada. S i detrás del fuego se pone una plancha de hierro del grueso de uno ó dos centímetros, y en el suelo otra de m a y o r superficie, el calor que transmiten ayuda á e levar la temperatura del aposento, ahorrando leña y trabajo.
Si es posible la cocina debe estar separada del h o g a r , cerca de él y al lado del comedor: aquella dependencia ha de brillar por la l impieza y por el orden en que estén colocados , todos los enseres que en ella se necesitan: debería tener armarios para contener estos utensilios y para guardar los víveres al abr igo de gatos , perros é insectos. C o m o al propio tiempo es conveniente que penetre en ellos el aire, hoy es facilísimo construir las puertas de ellos con un bastidor de madera cubierto con tela metálica fina y ga lvanizada . Modernamente las cocinas económicas sustituyen con ventaja los
— 47 — antiguos hornillos y si son un poco grandes en la época calurosa se puede prescindir de tener fuego en el h o g a r la m a y o r parte del día sin que por esto puedan sustituir á éste en absoluto. P a r a la compra de una cocina económica se ha de tener en cuenta que pueda al imentarse con leña: en la m a y o r parte de las casas de campo es más cómodo y más económico calentarlas con ella que con carbón. O t r o de los útiles más n e c e s a rios de la cocina son las balanzas, la que toma el hábito de medirlo y pesarlo todo tiene mucho adelantado para ser una buena administradora: el poco más ó menos es camino trillado para sufrir equivocaciones de aquellas que acarrean desazones y pérdidas.
El comedor es conveniente sea una pieza independiente é inmediata á la cocina: un buen armario para la vaji l la, donde cada objeto ocupe su lugar ; una mesa fuerte y s u ficiente, no sólo para la familia, sino para un día de fiesta, y una sillería resistente y modesta, con un lavamanos , es el mobi l i a rio preciso de ese indispensable departamento de una casa: debe gozar de buena luz, y si tiene vista agradable es todo lo que se puede desear.
En las casas donde los mozos no comen con los amos se ha de destinar una pieza
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para comedor de éstos, que esté lo más cerca posible de la cocina y del hogar : una mesa y bancos cómodos es todo el mobiliario que necesita.
U n a sala destinada á recibir las personas que visiten la familia es uno de los departamentos útiles de toda casa a lgo acomodada; al propio t iempo puede servir para que en ella trabajen el ama y sus hijas, con sólo tengan el cuidado de no convertir la en una trastera. Su mobiliario debe ser adecuado á la posición de la familia, pero para una casa de campo debe ser s iempre fuerte, sencillo y económico sin que por ello tenga que renunciarse á la e legancia , cuando se tiene gusto en saberlo e legir .
P r ó x i m a á esta pieza debe haber otra destinada á guardar las ropas y los trastos que se necesiten para su recompostura y entrenimiento. L o s más necesarios son: una máquina de coser, un buen costurero (hoy se encuentran cómodos y muy bonitos por precio m ó d i c o ) , canastillo para el trabajo, bolsas para hacer calceta, etc. E n dicho aposento se ha tener en un armario ó cajón un depósito bien ordenado de objetos de mercería, como botones, hilos, cintas de hilo, a lgodón y seda, agujas , alfileres, etc.: estos objetos comprados al por m a y o r en los al-
— 49 — macenes salen baratos y se tienen á mano cuando se necesitan. E n esta pieza debe haber asimismo un lugar destinado á g u a r dar las ropas para planchar, las que neces i tan de recomposición, los retales que p u e den tener a lguna aplicación, una carpeta en que se guarden los patrones para el corte, y una tabla en madera blanca y delgada, de unos 50 centímetros de ancho por 7 5 de largo, con una escotadura en medio, la cual colocada sobre las rodillas s irve para cortar pequeños objetos de costura.
Los cuartos ó dormitorios deben reunir la sencillez y la comodidad: soy e n e m i g o declarado de alcobas y colgajos y de c u a n to puede convert irse en depósito de aire corrompido, de polvo ó de miasmas in fecciosas. U n a salita cuadri longa con abundante luz y una buena cama de hierro, sillería sencilla, un lavabo-tocador y una mesita de noche, es un dormitorio sano , cómodo y arreglado con poco coste. E l sommier de tela metálica, sin muelles , es el colmo de la sencillez y el medio de tener las camas s iempre limpias sin gran trabajo: v iene m u y bien poner á los lados d é l a s camas perchas donde se puedan colgar los vest idos al irse á descansar.
Los dormitorios de mozos y criadas d e -
AM,V DE C A S A i
— S o ben estar lo más separados posible, y deben arreglarse de manera que s i rvan, como han de servir , de lugar de descanso: al que trabaja todo el día es m u y justo que se le proporcione lugar relat ivamente cómodo para descansar y reponer sus fuerzas: es otro de los medios que ayudan á hacerles tomar interés por la casa y apego á sus amos.
E n las salas y cuartos pueden colocarse las cómodas y armarios destinados á guardar las ropas de porte: para las blancas es bueno tener un armario expreso , independiente de los dormitorios y á propósito para contenerlas .
P a r a adorno de las habitaciones van muy bien los cuadros : es preferible poner pocos y buenos que muchos y malos : los mamarrachos, caricaturas y figuras indecorosas que empiezan á verse co lgados de las paredes de algunas casas, deben proscribirse, sobre todo en los dormitorios y comedor, poniendo en su lugar grabados escogidos, copias de buenos cuadros, representando santos ó escenas rel igiosas: éstos no chocan nunca con las que se desarrollan en las familias: moderan nuestras cortas alegrías, recordándonos que v iv imos en un destierro, y nos animan en las pro longadas tristezas, levantando nuestro espíritu á la contera-
- si -plación del alto fin para que hemos sido criados. E n las salas van m u y bien los cuadros que representan los hechos más c u l minantes de nuestra Historia. L o s cuadros influyen más de lo que parece en el p o r v e nir de la familia: si se acostumbra á los niños á contemplar representaciones de hechos virtuosos y heroicos, l legan á grabarse en sus entendimientos y á despertarles el deseo de imitarlos.
Las salas y comedor pueden adornarse con poco coste colocando en estas piezas jardineras rústicas con plantas v ivas : unas en los r incones, otras colgadas del techo ó colocadas sobre las mesas. L a s plantas más propias y menos ex igentes son: «Cactus serpentaria», «Fresero de la India» , « L o b e -lia», « P e l a r g o n i u m » , «Sax í f raga s a r m e n t o sa», «Sedum de Siembold» y muchas otras que pueden escogerse en casa de los j a r d i neros por módico precio. Estas plantas deben cultivarse en tierra de brezo, m a n t e n i das en l igera humedad, teniendo la p r e c a u ción de lavar á menudo las hojas para quitarles el p o l v o , y de sacarlas algún rat i ta al sol en invierno y a lgunas noches al sereno durante el verano. S o n estas plantas adornos graciosos y baratos, los más p r o pios para una casa de c a m p o .
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Finalmente: á las pinturas y papeles pintados debe preferirse el sencillo y limpio emblancado: una casa emblanqueada periódicamente es mucho más higiénica que otra cuya costosa decoración dura varias generaciones, convirtiéndose en depósito de miasmas y microbios, transmisores convictos de las enfermedades infecciosas, que son el peor azote de una familia. E l hombre tiene tendencia á despreciar lo útil para correr tras lo perjudicial, si esto puede halagar su vanidad ó dar pábulo á sus pasiones. Mantengámonos nosotros en la sobriedad en que vivieron tranquilos y satisfechos nuestros antepasados, y nos ahorraremos las pesadillas y trabajos en que se ven metidos aquellos que se dejan arrastrar por las locas corrientes de nuestra contemporánea sociedad.
X
E n t r e t e n i m i e n t o y c o n s e r v a c i ó n d e l a c a s a .
a v a d o de p a v i m e n t o s . — T a n t o como repugna el lujo en una casa de campo,
agrada la l impieza: el primero es molesto ]' conduce á la ruina, y la segunda da algún trabajo, no mucho si se tiene cuidado, pero
- 53 — en cambio es higiénica y hace agradables las habitaciones, produciendo bienestar. Hay algunas comarcas en nuestra querida Cataluña que, bajo este concepto, son un modelo digno de ser imitado: por esto v o y á ocuparme en dar una reg la concisa para lavar rápidamente los pavimentos .
Para lavar el pav imento de un aposento se quitan todos los muebles con cuidado, y en un extremo del mismo se echan unos cuantos litros de agua , pocos, y con una escoba fuerte se frota el enladril lado, h a ciendo correr esta agua un poco más allá; enseguida se pasa agua clara en la parte lavada, haciéndola correr as imismo á juntarse con la primera, frotando con las dos otra porción del aposento, que se enjuagua igualmente con agua l impia: de esta manera con no mucho más t iempo del que se emplea en barrer, se lava un aposento. Después , si queda demasiada h u m e d a d , puede secarse con un trapo v ie jo , ó con una esponja b a s ta, quitando con cuidado el agua que puede haber quedado en las junturas. L a s manchas se quitan frotándolas con ácido clorhídrico (salfumanf) mezclado con agua .
Lavado de vidrieras y espejos.—Se t o ma una porción de blanco de España , se pone en un plato, se le añade agua sufi-
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cíente, y pronto aquél se derrite y forma! una lechada: se moja en ella un trapito en' forma de tapón, y con él se frota el vidrio que se quiere l impiar; enseguida se enjuga-con otro trapo seco y l impio, que se hace pasar por los r incones por medio de un palito envuelto con él. Se ha de operar siempre en un solo vidrio, porque si se moja, toda una vidriera el blanco se seca y entonces requiere mucho más trabajo quitarlo,
L a legía y el aguardiente limpian igual- :
mente ios vidrios, pero se hace más difícil i secarlos y la l impieza es menos completa. ;
L o s espejos grandes se limpian por par-; tes por no tropezar con la dificultad que i; dejamos apuntada, para el caso de que se secase demasiado la lechada de blanco. Se ha; de procurar que con los trapos no se toque' la madera que les sirve de marco , porque se; empaña, y si es dorada se echa á perder, 1
P a r a los espejos algunos prefieren el aguar-; diente y el alcohol á la lechada de blanco:: pero con ellos se ha de tener igual cuidadc en no tocar las maderas. Si éstas llegan i mancharse es difícil remediar el daño, principalmente si son doradas: en este case puede intentarse el humedecer la mancha con agua clara por medio de una esponja m u y fina, sin frotarla para no quitar la
— ss — delgada capa de oro que cubre la madera .
Desinfección de los aposentos.—La ventilación enérgica es el mejor de los desinfectantes: para hacerla eficaz es menester dejar el aposento en que se quiere operar con las puertas y ventanas abiertas día y noche por una temporada; al mismo t iempo se c o locan en él vasos con cloruro de cal h u m e decido; finalmente, si las paredes no están pintadas, ó cubiertas de papel, se blanquea, y antes de que se seque se cierran ventanas y puertas lo más exactamente posible y se queman dentro 3 0 gramos de azufre por metro cúbico, dejándolo cerrado cuatro ó cinco horas. Con este procedimiento un cuarto queda como n u e v o : el ácido sulfuroso producido por la combustión del a z u fre destruye todos los miasmas y mata todos los insectos, que tienen que sufrir sus e fec tos: pero téngase presente que deteriora los dorados y destruye los colores: los muebles barnizados pueden quedar dentro, y si se ha practicado bien la operación quedan igualmente desinfectados.
El mejor medio para desinfectar ropas es tenerlas unos diez ó quince minutos en agua hir viente. P a r a los muebles es un buen procedimiento lavarlos con el l icor Swie ten , que preparará cualquier farmacéutico y que
- 56 -puede prepararse uno mismo disolviendo un g r a m o de sublimado corrosivo en 100 de alcohol y mezclándolo l u e g o con un kil o g r a m o de agua : se ha de manipular con gran cuidado, porque es un violento veneno, guardándolo bajo l lave y con etiqueta clara para evitar desgracias . N o altera los colores ni las maderas .
L a s cuadras, gall ineros, poci lgas , etc., se desinfectan perfectamente quemando dentro de ellos azufre, en la proporción que antes hemos dicho, si hay medio de cerrar estas dependencias herméticamente: s i n o se puede hay que blanquearlas cuidadosamente con lechada de cal preparada con agua en que se h a y a disuelto prev iamente 3 0 4 kilogramos de sulfato de cobre por hectolitro de agua: con esta lechada se deben pintar además de las paredes las maderas que en el aposento se encuentren, haciéndola penetrar en las junturas y grietas de las mismas y en las de las paredes y techos. Los pav imentos deben lavarse exactamente con la solución de sulfato de cobre los que no importa se coloren, y los de salas y cuartos se lavan con una solución preparada con 3 g ramos de sublimado corrosivo disueltos en alcohol y mezclados con 1 k i logramo de agua : hecho esto se añaden 5 gramos de
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ácido clorhídrico (sálfumaní). Con este líquido y por medio de un pincel se lava el enladrillado, el cual se puede tener la s e g u ridad de que queda completamente des infectado. V u e l v o á advertir que el sublimado es un veneno violentísimo, hasta diluido con el agua: por lo tanto, todas las manipu la ciones deben hacerse con gran precaución y tener los sobrantes s iempre bajo l lave, con una etiqueta que exprese claramente el contenido del paquete ó botella.
Destrucción de insectos molestos.—Las moscas durante el verano l legan á c o n v e r tirse en una plaga si no se persiguen asiduamente: en una casa de campo no puede r e -currirse á los ingredientes que se venden para matarlas, porque son arseniosos, y no sólo mata á las moscas , sino también los animales que después las comen. Se venden á bajo precio unas botellas á propósito para cazarlas; tres ó cuatro de ellas bastan para destruirlas á mil lares ; debajo la botella, que descansa sobre tres pies, se pone un poco de miel, azúcar ó un pedacito de fruta que les sirve de cebo, y dentro la misma se p o ne agua jabonosa ó con v i n a g r e , para que mueran las moscas que en ella caen. C o n manojos de ramas de sauce co lgados del techo, l lamados mosqueros , se cogen también
- 5 8 -
muchas: por la noche se posan en ellos, y entonces con auxilio de un saco, en el cual se hace meter el mosquero sin tocarlo, y cerrando luego arriba con el puño, se cazan también á millares, matándolas sacudiendo el saco contra el suelo ó contra una pared,
Se l impian de pulgas los aposentos, cuando no basta barrerlos á menudo, extendiendo por el suelo de l o s mismos polvos insecticidas formados por el Pireiro el Cáucaso, secos y finamente pulverizados: se encuentran preparados estos polvos en los almacenes de drogas , y con ellos se pueden polvorear las camas, si se quiere: llenando con ellos las hendiduras y grietas de los muebles y paredes se exterminan las chinches; son eficaces igualmente para matar las hormigas , los pulgones y los piojos, pero siempre se ha de repetir la operación, porque no perjudican los huevos de estos insectos, y cuando se abren dan vida á otra generación que no ha sufrido los efectos del insecticida. L o s lavados bien hechos de camas y paredes con la solución de sublimado corrosivo de que hemos hablado son remedio seguro contra las chinches.
L o s animales se libran de las moscas pasándoles un trapo de lana humedecido con lardo en que se hayan hecho cocer hojas de
- 59 -laurel; y de p u l g a s , piojos y otros insectos
con unturas de aceite de lino ó p e t r ó l e o : los
perros que se a c o s t u m b r a n á d o r m i r en t o
neles de los que h a n s e r v i d o para t r a n s p o r
tar petróleo se v e n libres de p u l g a s .
Deterioros y reparos.—El t i e m p o n o
pasa inútilmente; c o n lentitud, p e r o sin i n
termisión, c o n s u m e t o d o lo existente en
este miserable suelo; p o r esto la b u e n a a m a
de casa ha de v i g i l a r todo c u a n t o está bajo
su inspección p a r a m a n d a r reparar los m á s
insignificantes m e n o s c a b o s : «Oui no adoba
hgotera, ha d' adobar la casa entera,» d ice el adagio catalán, y es la v e r d a d ; c u i d a n d o
las cosas se p r o l o n g a su d u r a c i ó n : es m u y
útil que el albañil y el carpintero den un
repaso anual á la casa , sin perjuicio de v o l
ver á colocar e n s e g u i d a el ladrillo q u e se
levanta, la v i s a g r a ó g o z n e que se e n t o r p e c e
o rompe y de a r r e g l a r la puerta ó v e n t a n a
que se desquicia ó e s q u e b r a j a . E s c o n v e
niente poner de v e z en c u a n d o un p o c o
de aceite m e z c l a d o c o n , p e t r ó l e o en las c e
rraduras y v i s a g r a s , e v i t a n d o así que sean
tomadas p o r el orín; c o n s i g u i é n d o s e a d e m á s
la ventaja de que c ierren y abran bien. L a s
maderas e x t e r i o r e s d e b e n tenerse s i e m p r e
pintadas con aceite de l inaza y a l b a y a l d e ; a s í duran m u c h o m á s y es o p e r a c i ó n q u e
- 6o —
p u e d e h a c e r c u a l q u i e r d e p e n d i e n t e a l g o in
t e l i g e n t e ; el c o l o r se e n c u e n t r a y a prepara
do en los a l m a c e n e s de d r o g a s . L a s baran
dillas de hierro se pintan c o n alquitrán, que
se e n c u e n t r a barat ís imo en las fábricas de
g a s : c o n él p u e d e n pintarse a s i m i s m o las
puertas y v e n t a n a s de c u a d r a s , estercoleros,
corrales , etc .
Útiles necesarios.—Finalmente, en una
casa de c a m p o es i n d i s p e n s a b l e tener un
a r m a r i o c o n los útiles s iguientes : escoplos
asurtidos, l l a v e i n g l e s a , cola fuerte, carta
b ó n , azuela (aixa), martil los ( u n o pequeño
y otro m a y o r ) , l i m a s y escofina (raspa), ni
v e l , papel de v i d r i o , p i n c e l e s , g a r l o p a , cepi
llo de c a r p i n t e r o , sierra y s e r r u c h o , tenazas,
berbiquí c o n asurtido de t a l a d r o s , barrenas
asurtidas, atornil lador y c a j ó n c o n compar
t i m i e n t o s para un asurtido de c l a v o s , puntas
y tornil los. E s t a m b i é n n e c e s a r i o un banco
de carpintero c o n su c o r r e s p o n d i e n t e usillo
de h i e r r o y tener un asurtido de maderas
s e c a s para r e m e n d a r a p e r o s , puertas , etc.,
y p a r a t o d o s aquel los usos que s e pueden
p r e s e n t a r : los útiles a p u n t a d o s ahorran di
n e r o y permiten a p r o v e c h a r t i e m p o que
sin ellos se p i e r d e en idas y v e n i d a s por
frioleras q u e cualquier d e p e n d i e n t e mañoso
p u e d e a r r e g l a r .
— 6I —
X I
C o n s e r v a c i ó n d e l m o b i l i a r i o .
n c á u s t i c o para las maderas.— E m p i e
z a á g e n e r a l i z a r s e el uso de los m u e
bles de m a d e r a sin e m b a r n i z a r , y éstos son
los más p r o p i o s para u n a casa de c a m p o y
los que se e n t r e t i e n e n c o n m e n o s trabajo.
Para m a n t e n e r l o s c o m o n u e v o s se usa esta
mezcla: esencia de t r e m e n t i n a (aguarrás*), 6o
gramos; c e r a amaril la ó b l a n c a , 3 0 g r a m o s ;
se parte la cera en p e q u e ñ o s f r a g m e n t o s , y
se pone á derretir c o n p o c o f u e g o junto c o n
la esencia de t r e m e n t i n a , m e n e a n d o c o n
tinuamente la m e z c l a hasta q u e ésta q u e d a
bien h e c h a ; tan l u e g o c o m o lo está se
retira del f u e g o y se c o n s e r v a en u n b o t e
ó cacharro cubierto c o n un p e r g a m i n o .
Téngase presente que la esencia de t r e
mentina es u n a m a t e r i a inf lamable .
Para usar esta c o m p o s i c i ó n se e x t i e n d e
Ma p o r c i o n c i t a de la m i s m a s o b r e la m a
dera, v a l i é n d o s e de un t a p ó n p r e p a r a d o c o n
un trapo de l a n a , y e n s e g u i d a se frota r á p i
damente c o n o t r o t r a p o de la m i s m a m a t e -
la. A u n q u e lo m e j o r es usar el e n c á u s t i c o sm color , si q u i e r e p u e d e c o l o r e a r s e de r o j o ,
cociendo c o n la m e z c l a u n pedacito de raíz
- 62 —
d e n o q u i l e s ó p a l o m i l l a de tintes, en cata
lán peu de coloni.
Almácigas (mástic).—Para tapar grietas
de m a d e r a s , para i m p e d i r la entrada del
aire y del a g u a á t r a v é s de las vidrieras,
para tapar p e q u e ñ a s roturas de vasijas y
c a ñ e r í a s , etc. , se usa la s i g u i e n t e almáciga:
blanco de España c u a n t o se quiera; aceite
de l inaza el suficiente para f o r m a r u n a pas
ta e s p e s a q u e se t r a b a j a c o n un cuchil lo sin
p u n t a s o b r e una m a d e r a ó p i e d r a fina, ba
t iendo l a r g o r a t o la pasta é incorporándole
m á s p o l v o á m e d i d a q u e se necesita : cuanto
m á s se t r a b a j a , m e j o r resulta la a l m á c i g a y
se seca c o n m a y o r s o l i d e z .
L a a l m á c i g a d i a m a n t e , que s i r v e para
p e g a r v i d r i o , p o r c e l a n a , c o n c h a , etc., se
o b t i e n e h a c i e n d o u n a s o l u c i ó n a c u o s a de
cola de p e s c a d o , á la cual se a ñ a d e un poco
de a l c o h o l que l l e v e disuelta g o m a amonía
co ó resina a l m á c i g a . T a m b i é n s i r v e para
el m i s m o uso u n a s o l u c i ó n g e l a t i n o s a de
cola de p e s c a d o , á la q u e se a ñ a d e ácido
a c é t i c o cr istal izano, f o r m a n d o c o n los dos
c o m p o n e n t e s u n a pasta q u e se aplica á la
r o t u r a , u n i e n d o las p a r t e s y compriéndolas
f u e r t e m e n t e un buen rato.
Colas diversas.—La m á s sencil la es la
f o r m a d a p o r la d i s o l u c i ó n de g o m a arábiga
_ 63 -en a g u a , !a cual se a c t i v a si la última es
caliente; esta c o l a se usa para p e g a r pítpel
ó cartón, para h a c e r flores, para p o n e r e t i
quetas, etc. T a m b i é n es e x c e l e n t e la q u e se
prepara d i s o l v i e n d o harina de arroz en a g u a
Iría, c o c i é n d o l a d e s p u é s á f u e g o lento: r e
sulta una cola m u y b l a n c a que se v u e l v e
transparente al s e c a r s e , y tan fuerte q u e es
imposible d e s p e g a r el papel ó c a r t o n e s que
con ella se h a n u n i d o .
Se p r e p a r a u n a cola fuerte, liquida en frío,
haciendo derretir cola (ayguaaút), y a ñ a
diéndole i g u a l v o l u m e n de v i n a g r e m u y
fuerte y un p o c o de a l u m b r e . E s t a p r e p a r a
ción sirve p a r a e n c o l a r f r a g m e n t o s de m u e
bles, m o l d u r a s y t o d a clase de m a d e r a s , las
cuales es n e c e s a r i o m a n t e n e r c o m p r i m i d a s
hasta q u e esté seca la cola.
Conservación de los muebles de madera.—Para m a n t e n e r l o s s i e m p r e en buen e s
tado es n e c e s a r i o n o p e r d e r l o s de vista , r e
parando ó h a c i e n d o r e p a r a r los p e q u e ñ o s
desperfectos que sufran: el q u e n o se c u i d a
k estas p e q u e n e c e s , que se c u r a n c o n un
poco de cola , un tornillo ó u n a p u n t a , d e s
pués se v e o b l i g a d o á h a c e r g a s t o s i m p o r -
iantes.
C u a n d o se m a n c h a un m u e b l e b a r n i z a d o
tasta l a v a r l o con u n a e s p o n j a fina h u m e d e -
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cída en a g u a , s e c á n d o l o e n s e g u i d a con un
t r a p o s u a v e : si el b a r n i z está a l t e r a d o se le
d e v u e l v e la bri l lantez frotándolo l igeramen
te c o n un p e d a z o de franela e m p a p a d o en
u n a m e z c l a de partes i g u a l e s de aceite de
o l i v o y alcohol : f inalmente se conservan
bien los m u e b l e s e m b a r n i z a d o s , frotándolos
de v e z en c u a n d o c o n u n trapo s u a v e hu
m e d e c i d o c o n p e t r ó l e o : los trapos fuertes
y ásperos r a y a n el barniz a u n q u e sean de
l a n a .
A los m u e b l e s sin barniz , que son los
m á s propios para una casa de c a m p o , se les
c o n s e r v a su bril lantez f r o t á n d o l o s á menudo
con un trapo fuerte de lana, si están des
c u i d a d o s ó m a n c h a d o s c o m o s u c e d e con los
pies de las sillas, c ó m o d a s , m e s a s , etc.: se
frotan p r i m e r o c o n un paño de lana im
p r e g n a d o d e aceite s e c a n t e , l u e g o c o n otro
p a ñ o s e c o , y si se p a s a un p o q u i t o del en
c á u s t i c o de que h e m o s h a b l a d o , frotándolo
c o n un t r a p o s e c o , q u e d a n c o m o nuevos:
las m a n c h a s p r o d u c i d a s p o r el a g u a des
a p a r e c e n c o n aceite y éste c o n s e r v a la ma
dera.
L a s m e s a s de c o m e r de n o g a l ó caoba se
l i m p i a n c o n un p e d a z o de tela embebido en
l e c h e bien cal iente, c o n lo cual se quitan
t o d a s las m a n c h a s p r o v e n i e n t e s de grasas,
- 6s —
kores ó frutas, y l u e g o se frotan con un
.rapo de lana h u m e d e c i d o en aceite. L a l e -
;he da lustre á la m a d e r a y la r e v i s t e de u n
inte h e r m o s o : d e s p u é s de ella p u e d e usarse
¡1 encáustico.
L o s e n c e r a d o s con que se c u b r e n las m e
as resultan e c o n ó m i c o s p o r q u e la facilidad
le lavarlos c o n una esponja m o j a d a a h o r r a
jucho trabajo; en a l g u n a s c a s a s los usan
illancos a h o r r á n d o s e los m a n t e l e s .
Limpia de plata, joyas y cobre dorado. - P a r a l impiar objetos de plata, se deslíe
Janeo de E s p a ñ a en a g u a c lara hasta f o r
jar u n a l e c h a d a clara: se m o j a en ella un
lapo fino y c o n él se frota s u a v e m e n t e la
»eza que se desea abrillantar; se deja secar
i! poco y l u e g o se e n j u g a c o n u n p e d a z o
le baldés (luda) ó c o n el r e v é s de un g u a n
ee viejo. S i la pieza es l a b r a d a se s i r v e p a r a
iijugarla de u n cepil lo s u a v e . E n v e z del
ilanco de E s p a ñ a p u e d e s e r v i r s e de u n pol
io c o m p u e s t o de 50 g r a m o s de c r é m o r tár-
iro, 50 g r a m o s de c r e t a . y 2 5 g r a m o s de
tambre, todo finamente p u l v e r i z a d o y bien
teclado: se deslíe u n p o c o de este p o l v o
algunas g o t a s de a g u a y se usa c o m o el
íanco.
Las j o y a s de o r o se l i m p i a n p e r f e c t a
mente h a c i é n d o l a s h e r v i r en un litro de
AMA DE C A S A 5
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a g u a á la cual se h a y a n a ñ a d i d o 50 gramos
de sal a m o n í a c o .
L o s c o b r e s d o r a d o s se l i m p i a n c o n una
e s p o n j a ó cepil lo s u a v e e m b e b i d o e n alco
hol , m e z c l a d o c o n a g u a , y c o l o c á n d o s e en
s e g u i d a d e n t r o d e s a l v a d o h a s t a que estén
s e c o s : e n t o n c e s c o n u n p i n c e l ó cepil lo sua
v e se quitan las partículas de s a l v a d o que
q u e d e n a d h e r i d a s al o b j e t o . L a ceniza, el
b l a n c o de E s p a ñ a y los ácidos deterioran
los d o r a d o s .
Manera de fregar el cobre y el hierro, y de limpiar el hierro blanco.—Para abri
l lantar el c o b r e se m e z c l a u n a cantidad dada
d e p o l v o fino de a s p e r ó n (pedra esmoladori)
c o n u n a d é c i m a parte de harina, y luego se
m o j a c o n v i n a g r e . C o n esta composición
se r e f r i e g a c o n la m a n o la p i e z a que se
quiere l impiar , se e n j u g a e n s e g u i d a con un
t r a p o y l u e g o se frota c o n tierra de fregar
en s e c o : c u a n d o q u e d a bien brillante se la
s u m e r g e en a g u a c l a r a , se la s e c a con un
t r a p o bien l i m p i o y se la e x p o n e á un sol
fuerte ó c e r c a del f u e g o para que pierda
r á p i d a m e n t e t o d a la h u m e d a d : c o n este pro
c e d i m i e n t o las c a z u e l a s y p u c h e r o s de co
bre q u e d a n brillantes c o m o o r o . P u e d e tam
bién e m p l e a r s e p a r a este uso u n preparado
l l a m a d o a g u a de c o b r e , q u e s e compone de
- 67 -esta manera: en un litro de a g u a bien c l a r a
se disuelven 3 0 g r a m o s de á c i d o o x á l i c o y
luego se le a ñ a d e n tres c u c h a r a d a s de a l c o
hol y otras dos de e s e n c i a dé t r e m e n t i n a
(aguarrás'); se c o n s e r v a en u n a botella bien
tapada, y para usarla se m o j a en ella un
tapón de tela y c o n él se frota el utensilio
hasta que se abril lante: se pasa p o r a g u a
limpia, se le e n j u g a c o n un trapo y se le
frota con un p o l v o l l a m a d o trípoli. E l a g u a
de cobre q u e m a las r o p a s que t o c a .
C u a n d o una c a z u e l a ú otro v a s o se h a
quemado, ó se ha e n n e g r e c i d o su interior,
se la p o n e al f u e g o c o n c e n i z a y a g u a , h a
ciéndola h e r v i r por e s p a c i o de u n a h o r a , y
luego se frota bien c o n un e s t r o p a j o (fregalT)
de esparto; así se l impia sin deteriorarse .
Si se frota c o n a l g ú n i n s t r u m e n t o c o r t a n t e
se hace saltar el e s t a ñ a d o ó esmalte.
L o s cuchil los de m e s a se l i m p i a n f r o t á n
dolos con la m i t a d de u n a patata cubierta
con tierra de f r e g a r ó p o l v o s de ladrillo i n
glés; se p a s a e n s e g u i d a un trapo m o j a d o y
luego se e n j u g a n c o n otro s e c o .
Para l impiar los objetos de h i e r r o se usa
el asperón (pedra esmoladora) en p o l v o y
humedecido; p a r a bruñirlo se usa el papel
de vidrio fino y l u e g o se abrillanta p o r m e
dio de un trapo c o n p o l v o s de esmeril .
— 68 —
E l hierro b l a n c o ó estañado, para lim
piarlo, se h a c e h e r v i r en a g u a c o n ceniza y
u n o s c u a n t o s cristales de sosa: n u n c a se ha
de bruñir, p o r q u e se d e s t r u y e el estañado y
l u e g o se e n n e g r e c e .
Enseres de cocina.—Para l impiarlos lo
m e j o r es la lejía de a g u a y c e n i z a , cuya
fuerza se a u m e n t a , c u a n d o se quiere, con
cristales de s o s a ; c o n ella se l impian las
m a d e r a s , vaj i l la , v i d r i o , etc . ; para este últi
m o s e h a de tener c u i d a d o en n o usarla
d e m a s i a d o cal iente y en n o p a s a r l a con ra
pidez de este estado al a g u a fría, porque
s e r o m p e fácilmente. L a s botellas se lim
pian del interior a ñ a d i e n d o á la lejía hojas
d e parietaria (niorella roquera), de borraja ó
cola de caballo y s a c u d i é n d o l a bien. Los
r a b o s ó colas de las h o j a s de a c e d e r a usa
das de esta m a n e r a l impian perfectamente
los v a s o s que h a y a n c o n t e n i d o aceite .
Como se destapan las botellas.- Para destapar una botella, c u y o t a p ó n se haya
a d h e r i d o á la m i s m a , se p o n e en la ranura
existente entre éste y el g o l l e t e u n a s gotas
de a g u a si la botella contiene un líquido
a z u c a r a d o ó alcalino; de a g u a r d i e n t e si con
tiene perfumes ó esencias ; ó de aceite si la
botella encierra materias o l e a g i n o s a s ó re
sinosas; se deja un rato y l u e g o se sacude
- 6 9 -suavemente el tapón con un m a n g o de m a
dera. U n b u e n m e d i o es t a m b i é n h a c e r
aguantar la botella por otra p e r s o n a y c o n
un bramante fuerte dar u n a s c u a n t a s - v u e l
tas al cuello de aquélla, y l u e g o c o g i e n d o
un cabo c o n c a d a m a n o tirar y aflojar r á p i
damente hasta que se cal iente c o n el calor ,
así se e n s a n c h a el cuello y sale el t a p ó n ;
calentando el cuello de la botella c o n a g u a
caliente n o se c o n s i g u e i g u a l r e s u l t a d o p o r
que se cal ientan p o r i g u a l el cuel lo y el t a
pón y á v e c e s se r o m p e la botella por c a
lentarse ésta c o n e x c e s o .
Pulimento ó bruñido de los utensilios de concha ó cuerno.—La c o n c h a u s a d a
pierde su t r a n s p a r e n c i a m a t i z a d a , q u e es s u
principal mérito : se le d e v u e l v e el lustre,
frotándola c o n un t r a p o l i m p i o y tierra de
fregar h u m e d e c i d a : tan p r o n t o c o m o r e a p a
rece el lustre se e n j u g a c o n un trapo l i m p i o ,
luego se frota otra v e z s u a v e m e n t e c o n la
citada tierra s e c a y se t e r m i n a e s t r e g á n d o l a
un rato c o n la p a l m a de la m a n o ó con u n
pedazo de piel fina.
Cuando u n objeto de c o n c h a , un peine
por ejemplo, h a t o m a d o u n a m a l a f o r m a , ó
se ha d e s v i a d o de la q u e p r i m e r a m e n t e t e
ma, ó quiere dársele otra n u e v a , se p r e s e n
ta delante del f u e g o , v o l v i é n d o l a de u n o á
- 7o — otro lado', c u i d a n d o de que n o se queme,
hasta que la c o n c h a esté bien cal iente: en
tonces se v u e l v e dúctil , y c o n u n a presión
s u a v e y p r o l o n g a d a se le da la f o r m a que se
desea, la cual c o n s e r v a al resfriarse, efecto
que se l o g r a r á p i d a m e n t e a p a r t á n d o l a de la
influencia del f u e g o .
A l r o m p e r s e un p e i n e de c o n c h a puede
r e c o m p o n e r s e a s i m i s m o p o r m e d i o del calor:
se le p o n e en r e m o j o en a g u a hirviendo, y
c u a n d o se h a r e b l a n d e c i d o se u n e n las par
tes, m a n t e n i é n d o l a s a p r e t a d a s ; se deja res
friar y n o falta m á s que l imar los rebordes.
C o n i g u a l e s p r o c e d i m i e n t o s se tratan los
o b j e t o s de c u e r n o .
Limpia de peines, cepillos y escarpidores.—Se frotan c o n an cepillo de crin em
bebido en una m e z c l a por m i t a d de agua y
a m o n í a c o , e n j u a g á n d o l o s e n s e g u i d a en agua
l i m p i a y s e c á n d o l o s c o n un trapo. S i r v e n de
la m i s m a m a n e r a q u e la m e z c l a anterior
una d e c o c c i ó n de palo de P a n a m á , ó agua
caliente en que se h a y a n disuelto algunos
cristales de sosa.
L o s cepil los para la c a b e z a se desengra
s a n frotándolos s e n c i l l a m e n t e c o n salvado:
si el crin que los f o r m a pierde su firmeza,
v o l v i é n d o s e d e m a s i a d o f lexible, se le resti
t u y e su p r i m i t i v a rigidez, r e m o j á n d o l o s con
a m o n í a c o y d e j á n d o l o s secar.
— 7i — Conservación del calzado.— E l betún
para el c a l z a d o , n o sólo h a d e s e r v i r p a r a
mantenerlo l impio, sino t a m b i é n para c o n
servar al c u e r o s u flexibilidad. R e ú n e las
dos c o n d i c i o n e s la s i g u i e n t e c o m p o s i c i ó n :
Negro de marfil, 6o g r a m o s ; a z ú c a r m e l a z a ,
45 g r a m o s ; aceite de o l i v o , una c u c h a r a d a .
Se mezclan í n t i m a m e n t e estas m a t e r i a s , y
luego se les a ñ a d e c o n lentitud y r e m o
viéndolas sin cesar m e d i o litro de c e r v e z a :
se deja r e p o s a r durante v e i n t i c u a t r o h o r a s
y luego se g u a r d a en u n frasco de cuello
ancho.
X I I
C o n s e r v a c i ó n y l a v a d o d e v e s t i d o s d e l a n a y s e d a .
||||||anera de limpiarlos con madera de i t i l l Panamá.—Con 2 5 0 g r a m o s de a s
tillas de esta c lase, q u e v a l e n p o c a c o s a ,
hay lo suficiente para l a v a r un v e s t i d o d e
seda ó de l a n a : este p r o c e d i m i e n t o es r e
comendable p r i n c i p a l m e n t e p a r a las telas
de color n e g r o , á las c u a l e s a v i v a el c o l o r :
con otros colores p r e c i s a o p e r a r c o n c u i
dado al usar esta c o r t e z a j a b o n o s a , p o r q u e
á veces los altera; p o r esto es m e n e s t e r en-
— 72 —
s a y a r l o antes con un retal de la m i s m a tela
q u e se desea l a v a r .
P a r a usar dicha c o r t e z a s e desmenuza
con u n c u c h i l l o , t e n i e n d o c u i d a d o de des
v i a r la c a r a de ella, p o r q u e sus partículas
aspiradas h a c e n toser y e s t o r n u d a r ; se pone
l u e g o en r e m o j o en el a g u a fría suficiente
p a r a bañarla c o n amplitud, dejándola asi
p o r e s p a c i o de 2 4 h o r a s ; l u e g o se decanta
y se a ñ a d e el a g u a caliente que sea menes
ter para e m b e b e r bien la tela que se ha de
l i m p i a r ; se e x t i e n d e ésta sobre una madera
l impia y fina y p o r m e d i o de un cepillo de
crin se e m p a p a c o n esta a g u a el derecho ]'
r e v é s ; se e n j u a g a en s e g u i d a en a g u a clara,
sin torcerla , h a s t a q u e el a g u a que se escu
rra sea l i m p i a ; y f inalmente se p l a n c h a por
el r e v é s c u a n d o la tela c o n s e r v a todavía
a l g u n a h u m e d a d .
D e la m i s m a m a n e r a p u e d e emplearse
c u a n d o la tela n o tiene m á s que algunas
m a n c h a s para quitarlas : es c o n v e n i e n t e en
t o n c e s u s a r esta a g u a bastante caliente}'
tener p r e s e n t e que los v e s t i d o s de lana ne
cesitan m a y o r c a n t i d a d de ella.
Modo de desengrasar las ropas de lana por la arcilla. — S e quitan fácilmente las
m a n c h a s de m a t e r i a s g r a s a s de las telas de
seda y de l a n a un tanto fuertes p o r medio
— 73 —
de una papilla de arcilla pura: al efecto se
deslié la arcilla en a g u a limpia hasta f o r m a r
una papilla clara; se cuela para separar
las piedrecitas que p u e d e c o n t e n e r y se
frota con ella la parte m a n c h a d a dejándola
en contacto c o n la arcilla d u r a n t e 1 5 ó 20
minutos: se e n j u a g a en s e g u i d a c o n a b u n -
dante a g u a clara hasta quitar t o d a la a r c i
lla, se deja m e d i o s e c a r y se t e r m i n a p a s á n
dole la p l a n c h a bastante cal iente. L o s c u e
llos de los v e s t i d o s se l i m p i a n c o n este pro
cedimiento u s a n d o un cepil lo para aplicar
la papilla arcillosa.
Procedimiento para quitar las manchas con bencina.—Con la b e n c i n a se quitan
rápidamente las m a n c h a s de aceite, g r a s a s ,
pintura, resina, etc . : sólo tiene el i n c o n v e
niente de su m a l olor ; p e r o éste se disipa
pronto, calentado bien al f u e g o la tela con
ella l impiada, ó e x p o n i é n d o l a á un sol
fuerte.
Para l a v a r telas de seda ó lana se c o l o c a
sobre una m e s a otra tela de hilo ó a l g o d ó n
plegada en v a r i a s d o b l e c e s , se e x t i e n d e s o
bre la que se quiere l a v a r , d e s p u é s de h a
berle quitado c u i d a d o s a m e n t e el p o l v o , y
luego con un p e d a z o de lana dulce m o j a d o
en la bencina se e m p a p a bien de ella la
mancha y a l g o m á s al r e d e d o r d e ella f r o -
— 74 -tándola al m i s m o t i e m p o : c u a n d o aquélla
h a d e s a p a r e c i d o se s e c a c o n un t r a p o bien
l i m p i o .
L a s cintas se l a v a n p e r f e c t a m e n t e con
este p r o c e d i m i e n t o , y si, c u a n d o están á me
dio secar se les pasa u n a p l a n c h a ligera
m e n t e calentada, r e c o b r a n el lustre que te
nían c u a n d o eran n u e v a s .
Modo de preservar de la polilla las ropas de lana y las pieles.—El sulfuro de
c a r b o n o tiene la p r o p i e d a d de m a t a r los
insectos p o r asfixia c o n una r a p i d e z que no
p o s e e otra s u b s t a n c i a .
P a r a p r e s e r v a r de ellos los v e s t i d o s , ro
pas de lana, pieles y en g e n e r a l cuanto
p u e d a apolillarse, basta g u a r d a r l o en cajas
e x a c t a m e n t e cerradas, lo cual se l o g r a en
c o l a n d o tiras de papel en todas las junturas,
U n a v e z c o l o c a d o d e n t r o de la caja lo que
quiere p r e s e r v a r s e y antes de taparla se de
r r a m a en ella 50 g r a m o s de sulfuro de
c a r b o n o por m e t r o c ú b i c o , de manera
que n o m a n c h e n a d a , y se encierra in
m e d i a t a m e n t e , t a p a n d o la juntura con ti
ras de papel e n c o l a d o . C o n este procedi
m i e n t o se p u e d e n dejar a ñ o s y m á s años
los objetos ó materias p r o p e n s a s á apolillar
se, c o n la entera s e g u r i d a d de q u e se con
s e r v a r á n i n d e m n e s de todo d a ñ o .
— 75 —
A d v i é r t e s e , que el sulfuro de c a r b o n o es
sumamente inf lamable; p o r lo tanto j a m á s
debe m a n e j a r s e c o n luz artificial, p o r q u e
hasta teniendo ésta á b u e n a distancia lo
inflama p o r m e d i o de los v a p o r e s que del
mismo se d e s p r e n d e n . E s t o s h a n de r e s p i -
rarse lo m e n o s posible, p u e s son e m i n e n t e -
mente deletéreos, y p r o d u c e n n á u s e a s y d o -
lores de c a b e z a , que se d e s v a n e c e n si in-
mediatamente se v a á respirar aire p u r o .
Con este p r o c e d i m i e n t o se c o n s e r v a n
tanto c o m o se quiera t o d a clase de g r a n o s
previamente d e p o s i t a d o s en l o c a l e s p e r -
fectamente c e r r a d o s .
X I I I
M a n t e n i m i e n t o y l a v a d o d e l a r o p a b l a n c a .
B|NA casa bien asurtida de todo lo c o n -
W№ cerniente al r a m o de l e n c e r í a h o n r a
á su ama: para c o n s e g u i r l o , n o es p o r esto
necesario traspasar los l ímites a c o n s e j a d o s
por la p r u d e n c i a , que las c o s a s b u e n a s á
veces el a b u s o las c o n v i e r t e en m a l a s ; t r a s -
mutación f r e c u e n t í s i m a en n u e s t r o s días.
Un a l m a c é n de r o p a b l a n c a q u e n o sirve,
representa un capital inútil para el bienestar
de la familia; es u n a c a r g a para la que h a
- 76 -de cuidarlo: o c u p a un l u g a r á m e n u d o ne
cesario p a r a c o s a s m á s útiles, y en fin pier
de c o n t i n u a m e n t e , a u n q u e n o s irva .
N o h a y n e c e s i d a d de detallar los objetos
de que se ha de c o m p o n e r un surtido de
esta especie , ni la clase de telas de que se
ha de f o r m a r : c a d a casa d e b e acomodarlo
á sus posibi l idades ; n o o l v i d a n d o que por
r e g l a g e n e r a l los l i e n z o s se ensucian más
en el c a m p o que en las c i u d a d e s , y que por
lo tanto se ha de p r o c u r a r adquirirlos re
sistentes para n o tener que pasar el tiem
po r e m e n d á n d o l o s , ó c o n f e c c i o n a n d o otros
n u e v o s .
L a r e m o n t a de todo el ajuar de la casa
d e b e h a c e r s e a n u a l m e n t e , dest inando á ello
u n a s u m a p r o p o r c i o n a d a : así se evita el tener
q u e h a c e r de una v e z un d e s e m b o l s o cuan
t ioso.
L a l i m p i e z a de los objetos de lencería es
una o p e r a c i ó n que la b u e n a a m a de casa
n o pierde de vista: en ella p u e d e gastarse
inúti lmente, ó c o n e x c e s o , y al m i s m o tiem
po m a l b a r a t a r s e la r o p a r á p i d a m e n t e .
S e e v i t a n estos i n c o n v e n i e n t e s haciendo
las c o l a d a s de una m a n e r a racional, que
consiste en l impiar la lencería de las impu
r e z a s que la m a n c h a n , h a c i e n d o solubles al
a g u a las materias de q u e están formadas, y
— 77 — despegándolas del tejido p a r a que aquélla
pueda arrastrarlas. L a s lejías f o r m a d a s c o n
ceniza ó c a r b o n a t o de sosa r e s p o n d e n á este
objeto, a l c a n z a n d o el m e j o r resultado si se
empieza fría la c o l a d a y se v a c a l e n t a n d o
paulatinamente á m e d i d a q u e se v a p a s a n d o .
M o d e r n a m e n t e se h a n i n v e n t a d o diferen
tes sistemas de c u b o s para h a c e r la c o l a d a :
algunos h a y de r e c o m e n d a b l e s , p e r o todos
tienen el defecto de ser c a r o s y durar p o c o :
entregados á m a n o s de c r i a d a s , pronto dan
cuenta de ellos; d o n d e los m a n e j e y c u i d e
la propia a m a tales a p a r a t o s e c o n o m i z a n
tiempo, c o m b u s t i b l e y j a b ó n . N o m e d e t e n
dré en describirlos, p o r q u e este trabajo se
haría interminable: en las t iendas d o n d e se
expenden útiles de c o c i n a se e n c u e n t r a n
modelos d i v e r s o s para v e n d e r .
H a y un p r o c e d i m i e n t o p a r a h a c e r la c o
lada que n o v o y á p a s a r p o r alto, lo he v i s
to probar y da m u y b u e n o s resultados.
Se disuelve un k i l o g r a m o de j a b ó n en la
cantidad suficiente de a g u a para f o r m a r u n a
papilla clara: c a l e n t a n d o el a g u a se ahorra
tiempo. U n a v e z derretido el j a b ó n , se e c h a
en un c u b o que c o n t e n g a de 40 á 45 litros
de agua clara y cal iente, se a ñ a d e una c u
charada de esencia de trementina (aguarrás)
y dos c u c h a r a d a s de a m o n í a c o líquido
- 78 -
{álcali volátil): d e s p u é s p o r m e d i o de un
p a l o , ó m e j o r de u n a escobil la f o r m a d a con
m i m b r e s , se azota bien el t o d o para que
q u e d e p e r f e c t a m e n t e m e z c l a d o .
L a r o p a que se quiera l a v a r se v a me
tiendo en esta c o m p o s i c i ó n , en i g u a l forma
que en las c o l a d a s ordinarias y en la canti
d a d q u e p e r m i t a el l íquido, q u e al fin ha
de cubrirla toda. S e deja la r o p a en mace-
r a c i ó n p o r e s p a c i o de dos ó tres h o r a s , se
g ú n el estado de s u c i e d a d de la m i s m a , te
n i e n d o todo este t i e m p o el c u b o bien
c e r r a d o .
P a s a d o este t i e m p o , se v a s a c a n d o la
r o p a , d e j a n d o escurrir un p o c o la lejía y
f r e g á n d o l a en un lebrillo c o n p o c a agua
q u e se tiene al l a d o : se la e s c u r r e , torcién
dola bien, y se l l e v a al aljibe, d o n d e no se
tiene q u e h a c e r m á s que enjuagarla . El
a g u a de la lejía p u e d e c a l e n t a r s e otra vez}'
s e r v i r de n u e v o , a ñ a d i é n d o l e antes de po
n e r la r o p a m e d i a c u c h a r a d a de aguarrás y
u n a c u c h a r a d a de a m o n í a c o y mezclándolo
bien p o r el p r o c e d i m i e n t o arriba d i c h o .
E s u n a m a n e r a e c o n ó m i c a y rápida de
l a v a r la r o p a , que p u e d e s e r v i r de alivio en
m u c h a s o c a s i o n e s .
Las manchas que no se marchan con la colada, se quitan o p e r a n d o de este manera:
- 79 -Si procede d e frutas, s e m o j a la m a n c h a y
se la e x t i e n d e sobre u n f o g ó n en que se
queme azufre, h a c i e n d o que el h u m o p e n e
tre bien el tej ido. L a s de tinta ó de orín
(rovell) se quitan por m e d i o de la sal de
acederas: se m o j a c o n a g u a la tela m a n c h a
da y se e x t i e n d e n e n c i m a p o l v o s finos de la
sal y se p a s e a p o r s o b r e u n a c u c h a r a m e t á
lica que c o n t e n g a u n ascua: á m e d i d a que
el calor e v a p o r a el a g u a se m o j a de n u e v o
con los d e d o s , y así v a d e s a p a r e c i e n d o la
mancha; la sal se g u a r d a en un frasco de
cuello a n c h o que p e r m i t a introducir en él
el dedo, m o j a d o p r e v i a m e n t e , para p a s a r l o
enseguida s o b r e la m a n c h a . E l u n t o p r o c e
dente de los ejes de los c a r r u a j e s se h a c e
desaparecer q u i t a n d o p r i m e r o c o n un c u
chillo todo lo que se p u e d e y l u e g o se frota
con bencina y se l a v a c o n j a b ó n ; de la m i s
ma manera se quitan las m a n c h a s de p i n
tura, las c u a l e s se quitan t a m b i é n i m p r e g
nando la m a n c h a de m a n t e c a (llard), f ro
tándola y l a v á n d o l a l u e g o c o n a g u a caliente
y jabón. L a s m a n c h a s de v i n o d e s a p a r e c e n
metiendo la tela m a n c h a d a en l e c h e que
esté hirviendo y d e j á n d o l a a l g u n o s instan
tes en c o n t a c t o con ella.
Cuando se quieran quitar m a n c h a s de
Ma tela de color es p r u d e n t e p r i m e r o h a -
— 8o — '
cer un e n s a y o con un retazo de la misma
p a r a a s e g u r a r s e de que el procedimiento
n o lo altera: sin esta p r e c a u c i ó n se corre el
r i e s g o de a u m e n t a r el d a ñ o .
X I V
M a t e r i a s c o m b u s t i b l e s y l u m i n o s a s .
| f e j a leña, el carbón vegetal, el cok y la l i l i hul la.—E n la m a y o r parte de las casas
de c a m p o el c o m b u s t i b l e m á s e c o n ó m i c o es
la leña: la m e j o r es la de e n c i n a y la siguen
p o r o r d e n de b o n d a d , el r o b l e , los árboles
frutales, el pino y los árboles de ribera. La
leña debe g a s t a r s e bien seca, y después de
c o r t a d a , se h a de evitar dejarla c a l a r por las
l luvias y h u m e d a d e s , c o l o c á n d o l a bajo cu
bierto y en l u g a r s e c o : si n o se puede, se
apilará en u n p u n t o e l e v a d o , cuidando de
que los t r o n c o s de la c i m a f o r m e n pendien
te rápida para dejar escurrir el a g u a . L a mis
m a p r e c a u c i ó n debe t o m a r s e c o n las haces
de b r o z a , y r a m a s que se destinan á alimen
tar el f u e g o del h o g a r , del h o r n o , etc.
E l c a r b ó n de encina es el m e j o r combus
tible para q u e m a r en los hornil los de una
c o c i n a ; da m u c h o calor y n o p r o d u c e humo
ni mal olor. V i e n e d e s p u é s de él el de .roble)
— S i
se enciende p r o n t o , dura m u c h o y t iene las
demás cual idades q u e el c a r b ó n de e n c i n a ,
pero su c o n t i n u o c h i s p o r r o t e o c u a n d o a r d e
hace que sea m e n o s b u s c a d o q u e éste. E l
de pino y el de otros árboles de m a d e r a ñ o -
ja es m e n o s r e c o m e n d a b l e p o r q u e se c o n s u
me rápidamente. L o s c a r b o n e s v e g e t a l e s se
han de g u a r d a r en sitio s e c o y api lados c o n
cuidado: si se a n d a s o b r e ellos se r e d u c e n á
un polvo inútil, y si n o se v i g i l a n los c r i a
dos,' q u e m a n los p e d a z o s g r u e s o s , y d e s p u é s
los pequeños f r a g m e n t o s s i r v e n para p o c o .
Donde e s c a s e a la leña es un b u e n c o m
bustible el c o k , residuo de la hulla desti lada
para la e x t r a c c i ó n del g a s del a l u m b r a d o :
para q u e m a r l o se n e c e s i t a n f o g o n e s á p r o
pósito, á c a u s a de que se a p a g a f á c i l m e n t e ,
¡ si los terrones que lo f o r m a n p u e d e n d e s p a
rramarse y n o se m a n t i e n e l leno el f o g ó n
donde se c o n s u m e . S u c a l o r es m u c h o m á s
fuerte que el de la leña y m á s u n i f o r m e ; se
compra c o n v e n t a j a t o m á n d o l o al p o r m a
yor en las fábricas d e g a s .
La hulla es a s i m i s m o un b u e n c o m b u s
tible, pero t iene el defecto de p r o d u c i r m u
cho h u m o y un olor bastante d e s a g r a d a b l e ,
'o cual h a c e q u e se use p o c o en casas p a r
ticulares.
El carbón f a b r i c a d o con arcilla y residuos
AMA DE C A S A 6
— 82 —
de c a r b ó n mineral es m u y e c o n ó m i c o par;
utilizarse en los u s o s d o m é s t i c o s : arde mu;
d e s p a c i o , d e s p i d i e n d o m u c h o calor ; coi
t o d o , n o se ha e x t e n d i d o su c o n s u m o , debí
d o sin d u d a á d e f e c t o s q u e se habrán en
c o n t r a d o al u s a r l o : su c e n i z a , c o m o toda 1;
que p r o c e d e de c a r b ó n mineral , n o puedí
usarse p a r a las coladas.
D e los c a r b o n e s m i n e r a l e s , el c o k debí
g u a r d a r s e en l u g a r s e c o al a b r i g o de la in
t e m p e r i e : de lo contrario se d e s h a c e , des
p r e n d i e n d o p o l v o q u e de n a d a s i r v e ; la huí
en c a m b i o , n o se altera, p u d i é n d o l a deja
p e r f e c t a m e n t e al aire l ibre.
X V
A l u m b r a d o .
ASTA h a c e p o c o , el ú n i c o m o d o de pro
p o r c i o n a r s e luz en una casa de canipi
era u s a n d o el aceite . A h o r a la c o s a ha can
b i a d o . C a s i en todas ellas el petróleo ha sus
tituido á aquél ; en las l u c e s fijas y en las por
tátiles, la b u g í a le h a c e seria competencia.
El aceite puro de aceituna dá una lm brillante, quieta, y si es bien cuidada í1
d e s p i d e m a l o l o r , se a d a p t a á los m á s rudi
m e n t a r i o s a p a r a t o s . B a s t a una m e c h a de i
g o d ó n q u e se e m p a p a en él, colocándola a
- 83 -
efecto en un recipiente c u a l q u i e r a p a r a tener
una buena luz sin p e l i g r o de e x p l o s i o n e s .
La bugía dá u n a luz inferior á la p r o d u
cida por u n a m e c h a r e g u l a r a l i m e n t a d a c o n
aceite, p e r o hasta cierto p u n t o es m á s m a
nejable y a l g o m á s e c o n ó m i c a : h o y día las
bujías se usan m u c h o , g r a c i a s al c ó m o d o
precio á q u e se v e n d e n c o m p r á n d o l a s al p o r
mayor en las fábricas. L o s c a n d e l e r a s para
colocarlas d e b e n ser senci l los , fuertes y e l e
gantes, s iendo los m e j o r e s los de c o b r e ó
bronce, plateado ó d o r a d o si se q u i e r e : se
limpian c o n a g u a cal iente y j a b ó n por m e
dio de un trapo ó cepillo s u a v e , s e c á n d o l o s
después c o n un t r a p o l i m p i o . Si la b u g í a es
de diámetro m e n o r q u e el c a n d e l e r a , se
corta un c u a d r a d o de papel de c i n c o ó seis
centímetros d e l a d o , ó u n c írculo de i g u a l
diámetro: se p o n e sobre el a g u j e r o y se h a c e
hundir a p r e t a n d o c o n la b u g í a . C o n este
sencillo p r o c e d i m i e n t o q u e d a ésta firme, sin
necesidad de e n v o l v e r l a c o n papel , d á n d o l e
mayor estabilidad y e m p l e a n d o m e n o s t i e m
po. Para a p u r a r l o s c a b o s , se v e n d e n u n o s
cilindros del t a m a ñ o de una b u g í a , q u e en el
centro del c o r t e superior tienen u n a p u n t a d e
hierro, la cual se i n t r o d u c e á la p a r t e i n f e
rior del c a b o á c o n s u m i r , después de haberla
calentado c o n la l l a m a de éste .
- 8 4 -
El petróleo: al p r e s e n t e está m u y gene
ral izado su u s o , h a b i é n d o s e i n v e n t a d o un
c r e c i d o n ú m e r o de l á m p a r a s p a r a consumir
lo. D a una luz bril lante y s e g u r a , pero e
m a n i p u l a r l o es p e l i g r o s o si n o se o b r a con
c u i d a d o p o r el r i e s g o que se c o r r e de pro
ducir u n a e x p l o s i ó n , á c a u s a de la facilidad
c o n que se inf lama: n u n c a d e b e n arreglarse
las l á m p a r a s c o n luz artificial. E l petróleo
p a r a estar bien refinado, h a de ser sin color
ni olor, y ha de pesar a p r o x i m a d a m e n t e 800
g r a m o s el litro: a d e m á s , p o n i e n d o una pe
q u e ñ a cantidad en una vasi ja y echándole
un fósforo e n c e n d i d o , n o d e b e arder . Si ca
r e c e de estas c o n d i c i o n e s , es que está mal
rectif icado, y e n t o n c e s da m e n o s luz y es
m á s p e l i g r o s o su u s o .
E s tanto lo que h a c r e c i d o el consumo
de este aceite m i n e r a l , que ha l l e g a d o á to
m a r p l a z a entre los art ículos de primera ne
c e s i d a d , y ha e x c i t a d o la c o d i c i a de los usu
r e r o s , y del fisco; p o r esto a u m e n t a su pre
cio; la e x p l o t a c i ó n de los m a n a n t i a l e s que
lo p r o d u c e n h a sido m o n o p o l i z a d a por dos
ó tres judíos , y el fisco se ha apresurado i
i m p o n e r l e u n g r a v a m e n q u e afecta directa
m e n t e á los labradores , p o r c u a n t o es la
c l a s e q u e p r i n c i p a l m e n t e lo c o n s u m e y 1 J
q u e , directa ó i n d i r e c t a m e n t e , ha de carga'
- 85 -
con la parte m á s o n e r o s a de la tr ibutación
en los infelices t i e m p o s en q u e v i v i m o s .
El gas acetileno p a r e c e l l a m a d o á h a c e r
seria c o m p e t e n c i a al p e t r ó l e o en el a l u m
brado d o m é s t i c o de n u e s t r a s casas de c a m
po, pero es d u d o s o p u e d a e m a n c i p a r n o s del
poder de los que n o s e x p l o t a n p o r m e d i o
del petróleo. D e s d e q u e el G o b i e r n o se ha
atrevido á despojar á un industrial de su
propiedad, c o m o h a s u c e d i d o c o n los m o
nopolios de los fósforos y de los e x p l o s i v o s ,
ya nada q u e d a s e g u r o : el que se h a g a c o n
una propiedad de r e n d i m i e n t o s l u c r a t i v o s y
constantes que n o t e m a á los anarquistas;
otros v e n d r á n q u e bajo un p r e t e x t o ú otro
le obligarán á c e d é r s e l a , si n o p u e d e ó n o
quiere c o m p o n e r s e c o n sus e x i g e n c i a s : en
este caso s e e n c o n t r a r á n los fabricantes del
carburo de calcio el día en que se h a b r á g e
neralizado el uso del acet i leno; t e n d r á n que
luchar con la c o m p e t e n c i a del judío, y el
fisco les t e n d r á m u y presentes para s a c a r
les por este m e d i o un n u e v o i m p u e s t o ,
aunque para ello sea n e c e s a r i o perjudicarles eu sus i n t e r e s e s .
Perdonen las l e c t o r a s esta d i g r e s i ó n : el
que se siente m o l e s t a d o p o r un dolor c o n t i
g o s iempre y en todas o c a s i o n e s habla d e
¿ 1 ; esto n o s s u c e d e á la i n m e n s a m a y o r í a de
— 86 —
( i ) A l reimprimirse la presente obrita ya hay mol inos de viento instalados para este objeto.
los que f o r m a n en nuestro g r e m i o : habla
m o s de lo que n o s duele , y lo que es peor,
sin e s p e r a n z a de r e m e d i o , mientras nos do
m i n e n los judíos y m a s o n e s que h o y tirani
zan nuestra s o c i e d a d .
L a luz del g a s aceti leno es clara, fija y se
difunde de u n a m a n e r a a d m i r a b l e . A los
p r e c i o s á que se o f r e c e n los aparatos y el
c a r b u r o de calc io p a r e c e que aquélla ha de
resultar e c o n ó m i c a , y si se c o n s i g u e , como
p a r e c e se ha l o g r a d o , evitar las explosiones,
n o tardará en e x t e n d e r s e el uso de tan có
m o d o m e d i o de a l u m b r a r las c a s a s .
L a e l e c t r i c i d a d es p r o b a b l e que se di
funda por las c a s a s de c a m p o , tan pronto co
m o se c o n s i g u a p r o d u c i r l a por medio de
m o l i n o s de v i e n t o y a l m a c e n a r l a , si así pue
de decirse , en b u e n o s a c u m u l a d o r e s . Todo
se a n d a r á : el que esto c o n s i g a , h a b r á hecho
un n e g o c i o p o s i t i v o , m u c h o m e j o r si logra
fabricar instalaciones á p r e c i o s asequibles
para los q u e los h a n de adquirir ( i ) .
El a l u m b r a d o e l é c t r i c o t iene s o b r e todos
los o t r o s s istemas, v e n t a j a s i n n e g a b l e s , pero
los a p a r a t o s que p r o d u c e n la electricidad)'
los t r a n s m i s o r e s han de estar d o t a d o s de una
- 8 7 -
gran perfección; de lo c o n t r a r i o se p r o d u c e n
efectos d e s a g r a d a b l e s . G r a c i a s al afán de
lucro que h o y d o m i n a es p r o b a b l e , c o m o se
lia dicho, q u e se g e n e r a l i c e p r o n t o el a l u m
brado eléctrico en las c a s a s p a r t i c u l a r e s por
medio de a p a r a t o s sencil los é i n d e p e n d i e n t e s
que permitan a c u m u l a r la electricidad, sin
tener q u e r e c u r r i r á las g r a n d e s fábricas q u e
para este e f e c t o se están c o n s t r u y e n d o .
La lucelina y la esencia de petróleo son otras dos m a t e r i a s que se h a n util izado
para el a l u m b r a d o de las h a b i t a c i o n e s : su
uso no se h a g e n e r a l i z a d o , sin d u d a p o r los
inconvenientes que se h a b r á n e n c o n t r a d o
en la práct ica : la p r i m e r a es m u y i n f l a m a
ble, y la s e g u n d a tiene el m i s m o d e f e c t o , y
además p r o d u c e una luz n o m u y b o n i t a ,
que en c a m b i o resulta s u m a m e n t e e c o n ó
mica.
X V I
P r o v i s i o n e s a l p o r m a y o r y s u c o n s e r v a c i ó n .
Í̂ SLGUNAS de las c o s a s q u e se c o n s u m e n
¡©1 en las casas, es m u y c o n v e n i e n t e a d
quirirlas al por m a y o r : así p u e d e elegirse la epoca de c o m p r a r l a s , p o n e r s e m a y o r a t e n -C1ón en e s c o g e r las de b u e n a cal idad y r e -
— 88 —
g u l a r m e n t e s e e n c u e n t r a n á precio m á s có
m o d o e n los g r a n d e s a l m a c e n e s de las capi
tales q u e en las m o d e s t a s t iendas de los pue
blos: p o r esto h a r é u n a b r e v e recopilación de
las que p a r e c e n m á s i n d i c a d a s p a r a este ob
jeto; a d v i r t i e n d o antes á aquellas q u e deben
administrarlas , la n e c e s i d a d de n o tocara
ellas sino c o n p e s o ó m e d i d a , y de no em
plearlas en otros usos q u e en aquellos á que
están dest inadas: sin estas p r e c a u c i o n e s se
c o r r e el r i e s g o de que la e c o n o m í a que se
b u s c a se c o n v i e r t a en despil farro, porque
d e s a p a r e c e n c o m o p o r e n s a l m o en manos
del a m a q u e n o s a b e distribuirlas con la
cautela y el t ino n e c e s a r i o s .
L a p r i m e r a c o n d i c i ó n para tener al por
m a y o r las p r o v i s i o n e s que lo permiten, es
el de poseer u n local á p r o p ó s i t o para guar
darlas b a j o l l a v e y e n el cual n o entre ordi
n a r i a m e n t e m á s q u e la e n c a r g a d a de distri
b u i r los e f e c t o s q u e aquél c o n t e n g a : si que
dan á disposic ión de t o d o s , p o r corta que
sea la famil ia , m u c h o s de ellos desaparece
rán c o n r a p i d e z i n c o n c e b i b l e y n a d i e querrá
c a r g a r c o n la r e s p o n s a b i l i d a d del hecho. El
referido local d e b e r á reunir la m a y o r parte,
si n o t o d a s , de las s iguientes condiciones:
ha de ser l i m p i o , c l a r o , s e c o y h a de estar
l o m á s p o s i b l e al a b r i g o de l o s cambios at-
- 8 9 -mosféricos y de las correrías de toda clase
de insectos. D a d o s todos estos a n t e c e d e n t e s
pasemos á o c u p a r n o s i n d i v i d u a l m e n t e de los
principales g é n e r o s q u e p u e d e n c o m p r a r s e
al por m a y o r .
A c e d e r a s {Sal de). — E s t e p r o d u c t o es
conveniente s i e m p r e t e n e r l o á m a n o para
los usos q u e antes h e m o s i n d i c a d o : se c o n
serva en una botella de cuello a n c h o , bien
tapada y con etiqueta para n o confundirla
con alguna otra m a t e r i a : para usarla se r e
duce á p o l v o p o r m e d i o de un rodillo de
madera ó de u n a botella cilindrica: esta sal
corroe el m á r m o l y toda clase de piedras
calcáreas.
A c e i t e . — E l que t e n g a n e c e s i d a d de c o m
prarlo p u e d e a s e g u r a r s e de que es l e g í t i m o
de oliva p o r el s i g u i e n t e p r o c e d i m i e n t o : E n
un tubo d e vidrio c e r r a d o p o r un e x t r e m o
se ponen 5 c e n t í m e t r o s c ú b i c o s de aceite,
añadiéndole otros 1 0 de á c i d o nítrico del
comercio ( a g u a f u e r t e ) , bien b l a n c o : se a g i
ta fuertemente d u r a n t e un m i n u t o y se deja
en reposo: p a s a d o s 6 ú 8 m i n u t o s el aceite
pasa á la parte superior , y si es de o l i v a
toma un gris c laro, c o n un l i g e r o reflejo
amarillo; si es de a l g o d ó n t o m a un c o l o r
de infusión de café; las m e z c l a s de a m b o s
aceites t o m a n c o l o r e s i n t e r m e d i o s , y c o r n -
— 90 — p a r a n d o • el resultado de la m e z c l a de un
aceite puro de o l i v a c o n otro en que el
aceite esté a d u l t e r a d o , p u e d e descubrirse
p o r este m e d i o hasta un c i n c o p o r 100 de
aceite de a l g o d ó n .
O t r o m e d i o para a p r e c i a r la pureza del
aceite de ol iva es el s iguiente: É c h e n s e en
u n a botella seis partes de m e r c u r i o puro y
siete partes de ácido nítrico de 3 8 grados:
se d i s u e l v e en frío y se c o m p l e t a la disolu
ción c a l e n t á n d o l a al r e s c o l d o : terminada se
c o n s e r v a en r e c i p i e n t e bien t a p a d o . Cuando
se quiere e n s a y a r el aceite se t o m a n doce
p a r t e s de éste y u n a parte de la solución, y
se m e z c l a n r e m o v i é n d o l o s de v e z en cuando;
si el aceite es p u r o de ol iva , se convierte al
c a b o de a l g ú n t iempo en una m a s a amari
l lenta, cubierta de una c a p a b l a n c a que no
tarda en solidificarse, lo cual no s u c e d e con
n i n g u n a otra clase de aceite: p o r este pro
c e d i m i e n t o p u e d e a p r e c i a r s e hasta una vein
t a v a parte de aceite de otras semillas , por
que a u n q u e la m e z c l a se c u a j a , n o se soli
difica c o m o el de ol iva , sino que queda algo
l íquido.
E l aceite se g u a r d a en r e c i p i e n t e s de pie
dra ó de lata que n o deben l a v a r s e nunca
c o n a g u a ; se l impian p e r f e c t a m e n t e con tra
p o s l i m p i o s de colada, y esto basta.
— 9 i — Si el aceite adquiere m a l g u s t o se le quita
pasándolo p o r c a r b ó n de p i n o , p r e v i a m e n t e
secado en el h o r n o , l i m p i o d e p o l v o y d e s
menuzado en p e d a z o s del t a m a ñ o de u n
guisante, los cuales se c o l o c a n en u n e m
budo sobre una c a p a de a l g o d ó n en r a m a
bien l impio. P o r este m e d i o el aceite pierde
el mal g u s t o , p e r o pierde t a m b i é n p a r t e de
su aroma.
Para filtrar el aceite n o debe usarse m á s
c¡ue el a l g o d ó n en r a m a ; para p e q u e ñ a s c a n
tidades basta p o n e r una b u e n a c a p a en un
embudo, m a n t e n i é n d o l o bien a p r e t a d o en el
fondo por m e d i o de un c u e r p o p e s a d o , y
después se v a e c h a n d o el aceite d e s p a c i o , r e
llenando el e m b u d o hasta que se ha p a s a d o
todo el que se quiere filtrar. S i es m u y s u c i o
se cambia de v e z en c u a n d o el a l g o d ó n .
Cuando se trata de una c a n t i d a d c r e c i d a ,
uno se s i r v e de una v a s i j a de h o j a l a t a de d o
ble fondo, p o n i e n d o en la divis ión i n t e r m e
dia la capa de a l g o d ó n n e c e s a r i a , sujetada
por un trapo c o s i d o al r e d e d o r del e n r e j a d o
lue forma el p r i m e r f o n d o .
A r r o z . — L a m e j o r é p o c a para c o m p r a r l o es en o t o ñ o , c u a n d o el n u e v o se ha p u e s t o
í la venta, s i e n d o c o n v e n i e n t e a s e g u r a r s e
fe que n o es del año anterior: el a r r o z debe s » transparente, e n t e r o , de g r a n o de b u e n
— 9 2 —
t a m a ñ o ; l impio de p o l v o y sin olor . S e apo-
lilla c o m o el t r i g o , pero s u c e d e raras veces, \
si se c o n s e r v a en s a c o s y n o se g u a r d a mis ¡
de un a ñ o .
A z ú c a r . — T a l cual circula en el comercio,
c o n el n o m b r e de a z ú c a r refinado de pilón,
c a r e c e de c o l o r y de olor, y tiene sabor
g r a t o : disuelto en a g u a debe dejarla sin
c a m b i o apreciable á la vista: dos pedazos
del m i s m o f r o t a d o s en la o b s c u r i d a d fosfo
r e c e n . L o s a z ú c a r e s m á s fáciles de sofisticar
son los que se v e n d e n en p o l v o ; p o r estoes
m e j o r c o m p r a r el b l a n c o de terrón ó el
m o r e n o cristalizado. S e adultera esta mate
ria m e z c l á n d o l a c o n sulfato de cal , carbo
n a t o de cal , a l m i d ó n , h a r i n a , etc. : por ser
fáciles de c o n o c e r estas falsif icaciones, están
y a casi a b a n d o n a d a s . L o s a z ú c a r e s brutos
se m e z c l a n a l g u n a v e z c o n a z ú c a r de leche:
en tal caso se r e c o n o c e r á el fraude tomando
4 g r a m o s del a z ú c a r que se quiere probar,
y se p o n e en un f r a s c o , a ñ a d i é n d o l e una cu
c h a r a d a de alcohol débil de 20 grados}'
se agita: si el a z ú c a r es p u r o , la solución
sale c o m p l e t a y l ímpida; en caso contrario
el l íquido se enturbia y deposita el azúcar
de l e c h e . P a r a saber si el a z ú c a r contiene
a l m i d ó n se prueba c o n y o d o , á c u y o con
tacto t o m a el a z ú c a r u n tinte azulado.
— 93 — El a z ú c a r debe c o n s e r v a r s e en un s a c o , ó
en una c a j a , s e g ú n clase y en l u g a r s e c o y
fresco: un p e d a c i t o m u y p e q u e ñ o de v a i n i
lla puesto en c o n t a c t o con él lo p e r f u m a
agradablemente.
B u g i a s . — E s v e n t a j o s o c o m p r a r l a s en u n a
fabrica, antes de entrar en el i n v i e r n o , p o r -
que en d i c h a é p o c a están bien s e c a s . L a
bugía fabricada de l a r g a f e c h a y g u a r d a d a
en lugar s e c o , se c o n s u m e c o n lentitud y
gotea m e n o s .
C a f é . — S e ha g e n e r a l i z a d o tanto el u s o de
esta bebida, tan a g r a d a b l e c o m o perjudicial ,
según opinión de m u c h o s a c r e d i t a d o s h i g i e
nistas, u n o de los cuales le d e n o m i n a dulce
veneno, que c r e e m o s deber g u a r d a r l e un
puesto entre las p r o v i s i o n e s d o m é s t i c a s . L a
tondición principal q u e h a de tener p a r a
disminuir a l g o la acritud y la p r o p i e d a d e x
citante que le c a r a c t e r i z a , es la de ser v i e j o :
por esto es m u y c o n v e n i e n t e c o m p r a r l o
crudo y al p o r m a y o r : las m e j o r e s c lases
son el de M o k a y P u e r t o R i c o , s i g u i é n d o l e s
después el F i l i p i n o y el de C u b a .
C o m p r a d o en b u e n a c a n t i d a d se c o l o c a
'í un local s e c o y se deja e n v e j e c e r . P a r a
íue sea a g r a d a b l e n o ha de ser m u y t o s t a
do; cuando a d q u i e r e u n c o l o r c a s t a ñ o está J ' punto; si l l e g a á n e g r o p i e r d e b u e n a p a r -
- 94 -te de s u ' a r o m a : tostado se ha de guardar en
un frasco de v i d r i o bien t a p a d o , n o molién
dolo sino en el p r e c i s o m o m e n t o de gas
t a r l o .
C o m o se a t r i b u y e al café, p o r algunos, el
t e m p e r a m e n t o a n é m i c o que h o y predomi
na, h a y familias q u e , c o n m u y b u e n acuer
d o , á n u e s t r o p a r e c e r , usan en su lugar la
infusión de bellotas de e n c i n a : esta bebida
n o es e x c i t a n t e , ni p e r j u d i c a la digestión;es
a g r a d a b l e , a l imenticia y m u y económica;
p o r esto v a m o s á r e s e ñ a r la m a n e r a de pre
parar esta infusión.
C u a n d o la bellota está bien madura,
antes de los g r a n d e s fríos, se e s c o g e la que
quiere destinarse á este u s o , después se po
n e en el h o r n o c u a n d o se quita el pan, y
allí se deja s e c a r bien: tan p r o n t o lo está,se
le quita la c a s c a r a y la piel, se g u a r d a en
un s a c o en u n a p o s e n t o s e c o , y que no esté
i m p r e g n a d o de m a l o s olores . S e tuesta en
p e q u e ñ a s c a n t i d a d e s , c o m o el café, á medi
da q u e se necesita , g u a r d á n d o l a después de
tostada en una botella bien t a p a d a , y n°
m o l i e n d o n u n c a m á s que la q u e c a d a vez se
necesita . P r e p a r a d a d e esta m a n e r a y usada
en i g u a l c a n t i d a d que el café, da una infu
sión a r o m á t i c a y a g r a d a b l e , que se toma
sola, ó c o n l e c h e , lo m i s m o q u e la de aquél
— 95 — L o s q u e n o quieran, ó n o p u e d a n p r e p a
rarse la bellota, la e n c o n t r a r á n á p u n t o de
gastarla en la fábrica de los s e ñ o r e s A r t a u
y C o m p a ñ í a de L l o r e t de M a r ( G e r o n a ) .
A s i m i s m o se p r e p a r a n otras infusiones
le diferentes g r a n o s en substitución del
café. E l c o n o c i d o f a r m a c é u t i c o M . J . F a -
vrichou r e c o m i e n d a la de tr igo y c e n t e n o
[mescladizo), a s e g u r a n d o que tiene la p r o
piedad eficaz de c u r a r las dispepsias acidas.
Se prepara, tostando el m e s c l a d i z o hasta
f e adquiere c o l o r c a s t a ñ o , se c o n s e r v a y
muele c o m o se ha d i c h o a n t e r i o r m e n t e y se
echa la cantidad c o n v e n i e n t e en a g u a h i r -
viendo, d e j á n d o l o c o c e r p o r e s p a c i o de 2 ó
4 minutos y se retira del f u e g o , a ñ a d i é n d o
le 2 ó 3 c u c h a r a d a s de a g u a fría, c o n lo
cual se deposita el poso.
N o s o t r o s p r e p a r a m o s una bebida a g r a d a
ble, nutritiva y d i g e s t i v a , que suple p e r f e c
tamente al café y resulta m á s e c o n ó m i c a .
Tomamos 2 partes de m e s c l a d i z o , 1 d e b e
llota y u n a de café, los tres g r a n o s p r e v i a
mente tostados, se m u e l e n juntos y c o n el
polvo resultante se d i s p o n e la infusión en
la forma ordinaria . R a r a s s o n las p e r s o n a s
Rué distinguen del café p u r o esta bebida,
"lucho m á s h i g i é n i c a q u e aquél .
C h o c o l a t e , — E l c h o c o l a t e n o debe c o n -
- qó -
s e r v a r s e - m á s de un a ñ o , p o r q u e p i e r d e par
te d e sus c u a l i d a d e s , y el aceite q u e contie
ne se e n r a n c i a . T o d o s los c h o c o l a t e s que se
v e n d e n á bajo p r e c i o , están adulterados: el
c a c a o está c a r o , y por tanto, n o se puede
v e n d e r barato t r a n s f o r m a d o en chocolate:
g e n e r a l m e n t e los c o m p o n e n t e s del que se
v e n d e á bajo precio, n o son n o c i v o s , y sólo
el g u s t o es el que sale c a s t i g a d o usándolos.
H a r i n a . — L a usada g e n e r a l m e n t e parala
f a b r i c a c i ó n del pan, es la p r o c e d e n t e del tri
g o : éste, antes de l l e v a r s e al m o l i n o , debe
cuidarse de q u e esté c o m p l e t a m e n t e limpio y
bien s e c o ; las semil las y m a t e r i a s extrañas
m e z c l a d a s c o n él, i n f l u y e n desfavorable
m e n t e en la c a n t i d a d y cal idad del pan. El
p e s o del t r i g o es el m e d i o m á s s e g u r o para
a p r e c i a r su b o n d a d , s i e n d o c o s a averiguada,
q u e la c a n t i d a d de h a r i n a a u m e n t a á pro
p o r c i ó n del m a y o r p e s o del t r i g o de que
p r o c e d e . U n b u e n t r i g o da u n 50 p o r 100 de
flor de harina: s iendo ésta la parte menos
n u t r i t i v a de los p r o d u c t o s del g r a n o molido,
p o r estar casi toda f o r m a d a de almidón, es
c o n v e n i e n t e n o a m a s a r l a sola.
E l t r i g o m o l i d o a n t i c i p a d a m e n t e , da me
jor pan, y en m á s cantidad, p e r o no debe
a b u s a r s e de este principio, p o r q u e la harina
d e m a s i a d o v i e j a , a c a b a p o r perder sus bue-
- 97 -
iMA DE CASA 7
' as cualidades. L a harina recién m o l i d a , ha
' ieser b l a n c a , t i r a n d o un p o c o á amaril la ; no 1 !ebe c o n t e n e r f r a g m e n t o s de s a l v a d o ; ha de
er s u a v e al t a c t o , y a p r e t á n d o l a en el h u e -: :o de la m a n o , se ha de apiñar : si se p r e
senta g r a s i e n t a ó g r a n u g i e n t a , es señal de
¡ae está m a l m o l i d a .
Si la harina p r o c e d e de g r a n o h ú m e d o ,
iebe g a s t a r s e e n s e g u i d a ; es de difícil c o n
servación. L a h a r i n a se g u a r d a en s a c o s
;ne se m a n t e n d r á n d e r e c h o s u n o s al lado
le otros, s e n t a d o s s o b r e tablas de m a d e
ja, y c u i d a n d o de q u e p u e d a circular el aire
Mre ellos; el local d e b e ser s e c o , v e n t i l a d o
'mantenido s i e m p r e l i m p i o .
La harina se altera f á c i l m e n t e si p u e d e
irmentar, en c u y o caso se d e s c o m p o n e el
iluten, a d q u i r i e n d o m a l s a b o r y olor , y p e r -
liendo su consistencia al apretarla en la
nano: si l l e g a este c a s o , se h a d e g a s t a r i n
mediatamente en lo q u e se p u e d a , sin m e z -
tlarla con harina b u e n a , p o r q u e ésta a d q u i
ría sus m a l a s c u a l i d a d e s . A t a c a n i g u a l
ante la h a r i n a , a l g u n o s i n s e c t o s que e n
centran en ella el m e d i o f a v o r a b l e á su d e -
brollo; tales son: el g u s a n o , el a c a r o y el
prgojo: son c a u s a s p r e d i s p o n e n t e s á la p r o
b a c i ó n de todas estas alteraciones q u e
Puede sufrir, la h u m e d a d , el aire v i c i a d o , la
- 9 8 -
t e m p e r a t u r a d e m a s i a d o alta y el proceder
la h a r i n a ' d e t r i g o s n o m a d u r a d o s ó húme
dos.
H u e v o s . — L a ú n i c a m a n e r a práctica de
c o n s e r v a r los h u e v o s dos ó tres meses, es
c o l o c a r l o s en u n r e c i p i e n t e de tierra cocida,
y l u e g o h a c i e n d o s e p a r a d a m e n t e u n a lecha
da d e cal y dejado r e p o s a r , v e r t e r la parte
c lara s o b r e los h u e v o s hasta cubrirlos en
t e r a m e n t e . E n t i e m p o de calor se conservan
m e n o s ; p o r esto c o n v i e n e a lmacenarlos en
u n local fresco y seco: el frío e x c e s i v o los
p e r j u d i c a t a m b i é n m u c h o ; si l l e g a n á helar
se son p e r d i d o s .
T a m b i é n se h a de tener presente que si
los h u e v o s están f e c u n d a d o s se h a c e muy
p r o b l e m á t i c a su c o n s e r v a c i ó n .
í n d i g o . — E l azul q u e se g a s t a h o y tan ge
n e r a l m e n t e para pasar p o r él las ropas blan
cas d e s p u é s de la c o l a d a , es conveniente
c o m p r a r l o en r e g u l a r c a n t i d a d , c o m o es ma
teria inalterable n o se c o r r e r i e s g o alguno J
de esta m a n e r a sale á m u c h o m e n o s precio.
J a b ó n . — E s t e es otro de los artículos que
es m e n e s t e r c o m p r a r al por m a y o r , porque
n o se altera, y s e c o , se g a s t a muchísimo
m e n o s que recién fabricado: se ha de com
p r a r en u n a fábrica de c o n f i a n z a si quiere
e v i t a r s e el q u e resulte d e m a l a calidad: los
— 99 — hay que se g a s t a n r á p i d a m e n t e y otros que
hasta deterioran los c o l o r e s de las r o p a s
que con ellos se l a v a n .
M i e l . — T i e n e tantas a p l i c a c i o n e s que es
conveniente tener p r o v i s i ó n de ella en casa ,
y mucho m e j o r en n u e s t r o país c o s e c h a r l a .
Diluida en un p o c o de a g u a es u n buen l a
xante, y c o n m u c h a es un refrescante e m o
liente. A p l i c a d a á las l l a g a s d i s m i n u y e la
irritación, facilita la s u p u r a c i ó n y a y u d a efi
cazmente para l l e g a r á una pronta y c o m
pleta c icatrización. A l propio t i e m p o es a l i
menticia, y en la casa de c a m p o en q u e se
cosecha, o b r a r á n c u e r d a m e n t e s u b s t i t u y é n
dola al a z ú c a r en g r a n parte de los usos á
que aquél se destina.
La miel n o d e b e c o n s e r v a r s e m á s de un
año; pasado este t i e m p o s e e n r a n c i a y se
vuelve irritante y flatulenta; sólo la miel
virgen se c o n s e r v a l a r g o t i e m p o sin f e r m e n
tar ni adquirir los defectos t r a n s c r i t o s . L a
miel debe c o n s e r v a r s e en local s e c o , fresco
y limpio, a p a r t a d o de olores e x t r a ñ o s y e n
recipientes b a r n i z a d o s , de v i d r i o ó de m a
dera fuerte, p r o p o r c i o n a d o s á las n e c e s i d a
des de c a d a u n o .
C o m o h e m o s i n d i c a d o , la miel tiene m u
chas apl icaciones; c o n ella se h a c e n jarabes,
licores y confituras; es un b u e n c o n d u m i o
— IOO —
(companatgé) para las m e r i e n d a s ; puede
u s a r s e en l a c o c i n a en substitución del azú
car, a s i m i s m o p u e d e r e e m p l a z a r l o en las
tisanas m e d i c i n a l e s , y finalmente la terapéu
tica la usa c o m o h e m o s d i c h o , p o r sus pro
piedades e m o l i e n t e s , r e f r e s c a n t e s , laxantes
y dulcif icantes, t o m á n d o l a c o m o b a s e en las
mieles medicinales y en los ojimielitos: c o n ella p u e d e n a h o r r a r s e v i a j e s á la farmacia y
á la d r o g u e r í a , que cuestan c a r o s , sin ser
p o r esto m á s v e n t a j o s o s á la salud.
P a s t a s . — L o s fideos, m a c a r r o n e s , etc., es
útil tenerlos en r e g u l a r c a n t i d a d , pero no
c o n v i e n e h a c e r de ellos ^provisión exage
r a d a : si se g u a r d a n d e m a s i a d o t iempo los
a t a c a n los g u s a n o s y a d q u i e r e n u n gusto
" d e s a g r a d a b l e .
T é . — H a b i é n d o s e g e n e r a l i z a d o el uso del
té, b u e n o s e r á le c o n c e d a m o s un modesto
l u g a r en estos l i g e r o s estudios . E s t a bebida
p u e d e usarse por g u s t o ; c o m o medicinal s o n
m u y preferibles c o m o sudoríficos la flor del
s a ú c o , la b o r r a j a y v a r i a s otras hierbas que
c r e c e n e s p o n t á n e a m e n t e en nuestros cam
p o s , c o n las cuales p u e d e substituirse a s i
m i s m o en todos los casos que la medicina
a c o n s e j a su u s o .
E l té tiene u n a a c c i ó n fisiológica análoga
á la del café ; acelera la c i r c u l a c i ó n y aumen-
—- 101 — ta la actividad cerebral , p o r lo cual no_ debe
abusarse de él. E l té n e g r o es m e n o s e x c i
tante que el v e r d e ; se c o n s e r v a p o r l a r g o
tiempo, teniéndolo en una botella bien t a
pada y p r e s e r v a d o de olores e x t r a ñ o s .
V a i n i l l a . — S u delicioso p e r f u m e h a sido
causa de q u e se p r o p a g u e su uso en la c o c i
na y en ia p r e p a r a c i ó n de jarabes y l i c o r e s .
Crece e s p o n t á n e a m e n t e la planta que la p r o
duce en las r e g i o n e s m a r í t i m a s de la A m é
rica central, y de allí se remite á n u e s t r o s
mercados, p r e v i a m e n t e p r e p a r a d a . H a y la
vainilla legítima; a l g o b l a n d a , c o l o r roj izo
obscuro y olor fuerte y s u a v e ; c o n s e r v a d a
en sitio s e c o y en vasi ja i m p e r f e c t a m e n t e
cerrada, se c u b r e de p e q u e ñ o s cristales
blancos y brillantes, l l a m á n d o s e e n t o n c e s
vainilla escarchada; la vainil la simarona ó
hslarda es m á s corta , m á s d e l g a d a , m e n o s
grasienta, m á s roja, m e n o s a r o m á t i c a y n o
se escarcha; y el vainil lón, ó vainilla pompo-
ña, que es n e g r a , b l a n d a y v i s c o s a , su olor
es fuerte y m e n o s a g r a d a b l e que el de las
anteriores. S e c o n s e r v a l a r g o t i e m p o tenién
dola en un c a n u t o de hoja de lata, bien t a
pado, ó en u n a botella c o n la m i s m a c o n d i
ción.
V i n o . — E l que t iene q u e c o m p r a r l o , hará
muy bien en adquirir lo en casa-d'&-.un c o s e -
* ' i ' 'A
— 102 —
chero. de confianza y en la cantidad nece
saria p a r a un a ñ o al m e n o s . P a r a conser
v a r l o , h a de e s c o g e r un a p o s e n t o que esté
lo m á s posible al a b r i g o de los c a m b i o s re
p e n t i n o s de t e m p e r a t u r a , de t o d a clase de
m a l o s olores y de la h u m e d a d ; h a de tener
b u e n a s c u b a s para e n v a s a r l o , procurando
m a n t e n e r l a s bien l impias y sin resabios de
las e n f e r m e d a d e s que afectan frecuentemen
te los v i n o s , y c u i d a r de h a c e r la provisión
á fin de i n v i e r n o , c u a n d o el v i n o está y a cla
rificado.
L a s m e j o r e s c u b a s son las de castaño:
c u a n d o n u e v a s se han de l lenar con agua
salada, dejándolas en ella a l g u n o s días,}'
l u e g o se e n j u a g a n c o n a g u a c lara abundan
te, r e v o l v i é n d o l a s repetidas v e c e s hasta que
sale l impia: c u a n d o s e a n u s a d a s sólo deben
l a v a r s e en el c a s o que sean a g r i a s , enmohe
cidas, ó c o n t e n g a n g é r m e n e s de otras en
f e r m e d a d e s del v i n o . S i están enmohecidas
se l a v a n c u i d o s a m e n t e c o n a g u a que con-
t e g a un 1 0 p o r 1 0 0 de ácido sulfúrico (olifo
vidrwY), después de h a b e r quitado uno de
los f o n d o s y de h a b e r r a s c a d o las cubas para
a r r a n c a r todas las materias extrañas que
c o n t e n g a n . S i están a g r i a s se l a v a n bien con
u n a l e c h a d a de cal, q u e se deja buen rato
en c o n t a c t o c o n t o d a s las partes de la cuba,
— 103 —
luego después, en este caso y en el a n t e
rior, se a c a b a e n j u a g á n d o l a s repetidas v e c e s
con abundante a g u a clara, hasta que s a l g a
bien limpia.
Antes de p o n e r el v i n o en u n a c u b a , s e
ha de q u e m a r en ella u n a m e c h a azufrada
ilkquet), dejándola bien t a p a d a para q u e el
ácido sulfuroso p e n e t r e t o d o s los intersti
cios de la m a d e r a y d e s t r u y a todos los g é r
menes que en ellos se p u e d a n a l b e r g a r . P o
niendo en la c u b a , en el m o m e n t o de l l e n a r
la, de 1 0 á 1 5 g r a m o s , por hectol i tro de
vino, de ácido salicíl ico ó de ácido b ó r i c o ,
previamente disueltos en v i n o , se evita el
agrio: si n o se ha t o m a d o esta p r e c a u c i ó n
}' el vino se a g r i a , se d i s i m u l a este m a l g u s t o
con 1 0 0 ó 1 5 0 g r a m o s en p o l v o de m á r
mol ó de c a r b o n a t o de m a g n e s i a p o r h e c
tolitro.
Inmediatamente d e s p u é s de v a c i a r u n a
cuba se h a de l impiar d e t e n i d a m e n t e , y l u e
go se la e s p o l v o r e a c o n y e s o y m o s t a z a en
polvo, se q u e m a dentro de ella una m e c h a
azufrada y se deja h e r m é t i c a m e n t e t a p a d a
hasta el m o m e n t o de v o l v e r l a á llenar.
Con estos sencillos c u i d a d o s , los que h a n
de comprar el v i n o es casi s e g u r o lo t e n
drán s iempre de b u e n a calidad.
V i n a g r e . — D e b e ser del c o l o r del v i n o d e
— 104 —
que p r o c e d e : paj izo si éste era blanco, y
s o n r o s a d o si e r a n e g r o : ha de ser bien claro,
h a de tener un l i g e r o s a b o r ácido espirituo
so y u n g u s t o a g r i o n o d e s a g r a d a b l e . Si su
fre a l g u n a alteración se p u e d e h e r v i r , con lo
cual se d e s t r u y e n los g é r m e n e s que conten
g a . S e c o n s e r v a en u n a c u b a proporciona
da á las n e c e s i d a d e s del c o n s u m o , la cual se
tapa i m p e r f e c t a m e n t e á fin de q u e penetre
en ella el aire: d e b e tenerse en l u g a r sepa
r a d o del v i n o , y se m a n t i e n e el contenido
de la m i s m a c o n el v i n o p r o c e d e n t e del la
v a d o de las c u b a s y c o n el que se extrae
de las h e c e s , d e j á n d o l a s r e p o s a r ó filtrándo
las: p u e d e a r o m a t i z a r s e para los usos medi
cinales ó de t o c a d o r , p o n i e n d o en infusión
c o n él las plantas ú otras materias cuyo
g u s t o ó a r o m a se le q u i e r e h a c e r tomar.
X V I I
C o n s e r v a c i ó n d e l a c a r n e d e cerdo.
o m á s n e c e s a r i o p a r a o b t e n e r un buen
resultado de las c o m p l e j a s manipula
c i o n e s q u e se v a n á describir es disponer de
u n a d e s p e n s a , que reúna las condiciones ne
cesarias á este o b j e t o : ha de tener exposi
ción al n o r t e , ha de ser l impia, fresca, seca,
sin c o r r i e n t e s de aire y r e s g u a r d a d a de rato-
nes, de insectos y de toda otra clase de ani
males; esto se c o n s i g u e teniendo enlucidas
las paredes, bien a c o n d i c i o n a d o s el t e c h o y
suelo, ajustados los batientes de las a b e r t u
ras y las e x t e r i o r e s c u b i e r t a s , a d e m á s , c o n
un enrejado fino de tela m e t á l i c a .
La m a t a n z a de los c e r d o s debe h a c e r s e
en tiempo frío y s e c o , e n c a r g a n d o la o p e r a
ción á persona intel igente y práct ica , p o r
que de ello d e p e n d e que aquélla se l leve á
efecto con l i m p i e z a y acierto.
Muerto y l i m p i a d o el c e r d o , se abre c o r
tando á lo l a r g o y p o r los dos lados el e s
pinazo, se quita éste, y sin m á s trabajo, se
desdobla y q u e d a n al descubierto las e n t r a
ñas. El matarife hábil v á e x t r a y é n d o l a s por
su orden c o n las p r e c a u c i o n e s c o n v e n i e n t e s
y acaba por quitar la carne m a g r a y p o r c o r
tar los j a m o n e s , d e j a n d o sólo el t é m p a n o ó
canal f o r m a d o por la g r o s u r a que cubría la
armazón del a n i m a l .
La carne se c o l o c a sobre de una m e s a
para que se resfrie, el t é m p a n o ó canal se
deposita, para el m i s m o o b j e t o , en el s a l a
dor, que es un t a b l a d o bien u n i d o de la for-
ffla de la hoja de t o c i n o , con los pies d e l a n
teros más bajos que los de atrás y un listón
lúe forme bordillo a l r e d e d o r , á fin de que se escurra p o r un solo p u n t o el l íquido q u e
— l o ó —
el t o c i n o s e g r e g a d u r a n t e la s a l a z ó n , el cual
se r e c o j e en un lebril lo, c o l o c a d o en lugar
o p o r t u n o para recibirlo.
L a tripa, v ientre y e s t ó m a g o se limpian
e x a c t a m e n t e , l u e g o se r e f r i e g a n bien con
sal y v i n a g r e , se e n j u a g a n c o n a g u a fresca y
se p o n e n á escurrir en u n a c a n a s t a , expri
m i e n d o e n c i m a n a r a n j a s a g r i a s y l imón.
L a s c a r n e s en c u a n t o están frías, se en
t r e s a c a n , d i v i d i é n d o l a s en cuatro clases: ma
g r a s , i n t e r m e d i a s , g r a s a s y g r a s a pura. Las
p r i m e r a s s i r v e n p a r a h a c e r s a l c h i c h o n e s , las
s e g u n d a s p a r a m o r c i l l a s b l a n c a s , la tercera
p a r a m o r c i l l a s de h u e v o s y de s a n g r e , y la
últ ima para derretirla á f u e g o l e n t o y con
v e r t i r l a en m a n t e c a ó l a r d o ; los chicharro
nes q u e q u e d a n , y que n o d e b e n cocerse
d e m a s i a d o , p i c a d o s c o n v e n i e n t e m e n t e , se
m e z c l a n c o n la c a r n e destinada á morcillas
de s a n g r e y de h u e v o s .
Clasi f icada la c a r n e , se t r i n c h a separada
m e n t e c a d a clase lo m á s finamente posible,
las m á q u i n a s lo e f e c t ú a n de una manera
perfecta , á m e d i d a q u e se p r e p a r a se depo
sita en lebrillos, y l u e g o se s a z o n a , la desti
n a d a á s a l c h i c h o n e s c o n sal, pimienta, y 30
g r a m o s de salitre (nitrato de p o t a s a ) por
c e r d o y u n o s c u a n t o s p u ñ a d o s de tocino sin
salar, c o r t a d o en p e d a c i t o s de m e d i o cen-
— ió7 — tímetro c ú b i c o ; la s e p a r a d a para morci l las
blancas c o n sal y p i m i e n t a ú n i c a m e n t e ; y la
escogida para m o r c i l l a s de h u e v o s y de san
gre con sal y p i m i e n t a , a ñ a d i e n d o antes á la
primera 5 ó 6 d o c e n a s de h u e v o s p o r cerdo
y á la s e g u n d a toda la s a n g r e del m i s m o
que no se h a y a c o n s u m i d o en el acto c o n
los pulmones, c o r a z ó n y ríñones, p r e v i a
mente p i c a d o s ; los c h i n c h a r r o n e s p r o c e d e n
tes de la fusión de la g r a s a , d e s p u é s de trin
chados, se r e p a r t e n entre las dos clases últi
mas de c a r n e .
Una v e z s a z o n a d a s las c a r n e s , se a m a s a n
bien, trabajándolas un buen rato, s o b r e todo
¡a de los s a l c h i c h o n e s ; c o n ésta s e rellenan
únicamente intestinos g r u e s o s , c o n la de
morcillas b l a n c a s parte de los p e q u e ñ o s , y
con las otras dos clases, indist intamente de
los unos y de los otros, el v i e n t r e y el obis
pillo.
Los s a l c h i c h o n e s , u n a v e z r e m a t a d o s , se
colocan e x t e n d i d o s u n o s al lado de o t r o s ,
pasados dos días, se v u e l v e n de arriba á
bajo, dejándolos así otros dos días, t r a n s c u
rridos los cuales , se c u e l g a n en p e r c h a s , c o
locadas en un a p o s e n t o d o n d e c ircule el
aire, hasta q u e h a y a n a d q u i r i d o el p u n t o de
sequedad c o n v e n i e n t e p a r a c o n s e r v a r s e ; en
tonces se trasladan á la d e s p e n s a y allá se
— ro8 —
g u a r d a n c o l g a d o s , hasta el m o m e n t o de
c o n s u m i r s e .
C o n las m o r c i l l a s b l a n c a s se f o r m a n ata
dos que se s u m e r g e n en a g u a h i r v i e n d o por
espacio de 5 m i n u t o s y l u e g o se cuelgan
en p e r c h a s dispuestas p a r a ello en la des
p e n s a ; estos e m b u t i d o s se han de consumir
m i e n t r a s están t iernos.
L a s m o r c i l l a s de s a n g r e y h u e v o s , prepa
r a d a s c o n intestino d e l g a d o , se juntan asi
m i s m o en atados, se p o n e n en a g u a hirvien
do y se dejan c o c e r hasta que pinchándolas
c o n u n alfiler, sale de las m i s m a s un líquido
claro c o m o a g u a ; c o c i d a s se c u e l g a n como
las anteriores : t a m p o c o d e b e n guardarse
m u c h o , p e r o se c o n s e r v a n m e j o r que las
b l a n c a s .
L a s p i e z a s g r a n d e s , rellenas de sangre y
h u e v o s , se dejan c o c e r en a g u a hirviendo
hasta c o n s e g u i r el punto que h e m o s señala
do antes, s i r v i é n d o s e , para p r o b a r l o , de una
a g u j a de h a c e r c a l c e t a , p a r a q u e llegue al
c e n t r o ; u n a v e z o b t e n i d o , se c u e l g a n y se
g u a r d a n p e r f e c t a m e n t e hasta el v e r a n o , en
c u y a é p o c a están r iquísimas, si se han pre
p a r a d o bien y la d e s p e n s a r e ú n e buenas con
d i c i o n e s .
E l t é m p a n o ú hoja del c e r d o se extiende
en el s a l a d o r , d e s p u é s de h a b e r esparcido
— 109 —
sobre de éste u n a c a p a de sal, se frota bien
con ella la parte del c u e r o , y l u e g o la p a r t e
interior, p r o c u r a n d o que t o d a la g r o s u r a
quede bien i m p r e g n a d a de la m i s m a ; se d o
bla la hoja á lo l a r g o y s e deja en este esta
do unos d o c e días; p a s a d o s éstos, se repite la
operación, v o l v i é n d o l a de lado, de m a n e r a
que lo que antes iba arriba, u n a v e z p l e g a
do, quede a b a j o ; t r a n s c u r r i d o s o t r o s tantos
días, se parte la hoja á lo l a r g o , se resala
bien el c o r t e , y t o d o s los l a d o s , f r e g á n d o l e s
bien con sal, d e s p u é s se s a c u d e t o d a la que
sobra y se c u e l g a el t o c i n o en la d e s p e n s a
para gastarlo á m e d i d a q u e s e necesita .
Los j a m o n e s se tratan de la m i s m a m a
nera que el t o c i n o , a ñ a d i e n d o á la sal, c o n
que han de frotarse interior y e x t e r i o r m e n t e ,
unos 1 2 ó 1 5 g r a m o s de salitre; al salarlos
y resalarlos, s e c o l o c a n d e n t r o del t é m p a n o
del tocino, d u r a n t e t o d o el t i e m p o que éste
queda en el s a l a d o r . P a s a d o este p e r í o d o se
despolvorean, h a c i e n d o saltar la sal a d h e r i
da á los m i s m o s , y se p o n e n en p r e n s a dos 3 dos, b e s á n d o s e las partes d e s g u a r n e c i d a s
de cuero, y q u e d a n d o las q u e están c o n éste
cubiertas en el e x t e r i o r ; la p r e n s a n o se h a
de apretar d e m a s i a d o , en d e f e c t o de ella,
puede utilizarse un m a d e r o p l a n o c o n u n a
piedra e n c i m a ; p a s a d o s 7 ú 8 días, se quitan
— 110 — de la prensa, se l a v a n c u i d a d o s a m e n t e con
a g u a fría; se c u e l g a n dos días en punto don
de dé el v i e n t o , para que se s e q u e n , y , final
m e n t e , c u a n d o se h a n s e c a d o , se refriegan
a t e n t a m e n t e c o n u n a m e z c l a de pimienta,
sal y p i m e n t ó n , c o l g á n d o l o s después en la
d e s p e n s a .
L o s pies y la c a b e z a se s a l a n c o m o el to
cino, d e j á n d o l o s dentro de éste, mientras
está en el salador, l u e g o se despolvorean y
se g u a r d a n c o l g a d o s .
E l r e d a ñ o se sala c o m o el tocino, luego
se arrolla e s t r e c h a m e n t e y se ata para con
s e r v a r l o en este e s t a d o ; ó bien se derrite,
p a r a c o n v e r t i r l o en l a r d o ó m a n t e c a : en
este caso se h a de c o n s u m i r antes que el
p r o c e d e n t e de g r o s u r a de otras partes del
a n i m a l , p o r q u e es p r o p e n s o á enranciarse.
L o s h u e s o s se r o m p e n en p e d a z o s pro
p o r c i o n a d o s , se c o l o c a n en potes de vidrio,
á pisos, bien a p r e t a d o s u n o s c o n otros y re
l l e n a n d o los h u e c o s c o n sal; c a r g a d o un
pote hasta 5 c e n t í m e t r o s antes de llegar al
b o r d e , se a c a b a de l lenar con salmuera
fuerte, s iendo la m e j o r la q u e se ha recogi
do del salador del t o c i n o .
E l l o m o y costillas se c o n s e r v a n perfecta
m e n t e , c o r t á n d o l o s en p e d a z o s convenien
tes q u e , d e s p u é s d e fritos, se p o n e n en potesi
que se rellenan c o n lardo l íquido. D e l m i s
mo m o d o se c o n s e r v a n las m o r c i l l a s de
todas clases, las c u a l e s en v e r a n o p a r e c e n
frescas: al derretir el lardo para l lenar los
potes, es útil añadirle un p o c o de aceite
bueno de o l i v a .
Los m e j o r e s potes para g u a r d a r el l a r d o
son los de v i d r i o ó cristal, p e r o se h a de ir
con m u c h o tiento en n o p o n e r l o d e m a s i a d o
caliente p o r q u e se r o m p e n fáci lmente; son
buenos, t a m b i é n , los de l o z a y hoja de lata,
si bien requiere m á s c u i d a d o su l i m p i e z a .
Las m a n i p u l a c i o n e s descritas , efectuadas
con cuidado, dan m u y b u e n o s resultados,
pudiendo así a s e g u r a r l o , p o r h a b e r l o v isto
demostrado p o r u n a l a r g a e x p e r i e n c i a .
X V I I I
C o n s e r v a c i ó n d e c a r n e d e o t r a s c l a s e s .
AS c a r n e s f r e s c a s , de c u a l q u i e r clase que
sean, se c o n s e r v a n p e r f e c t a m e n t e p o r
tres ó cuatro días y hasta o c h o si la e s t a
ción es fría, ó s e c o l o c a n en un l u g a r f r e s
co y v e n t i l a d o , c u b r i é n d o l a s p e r f e c t a m e n t e
con polvo fino de c a r b ó n v e g e t a l . I g u a l
mente p u e d e n c o n s e r v a r s e en una n e v e r a , c u y a t e m p e r a t u r a se s o s t e n g a á c e r o sin
— 112 — subir ni bajar. E n u n o y o t r o c a s o , si a
trata dé piezas de volatería ó de c a z a , es ne
cesario l impiarlas antes cuidadosamente y
secarlas con un t r a p o l i m p i o . L o s residuo;
del p o l v o de c a r b ó n son a r r a s t r a d o s con fr
cuidad, l a v a n d o la c a r n e c o n él conservad!
en a g u a c l a r a .
L a v o l a t e r í a y c a z a se c o n s e r v a asimism
m u y bien p o r e s p a c i o de 1 2 ó 1 5 días, lim
p i á n d o l a y s e c a n d o el interior c o n un trapo,
en el cual se deja e n v u e l t a hasta que estí
fría, y l u e g o p o n i é n d o l a en un tarro ques¡
rellena con lardo derretido hasta cubrir»
u n o s 5 c e n t í m e t r o s . L a s piezas así conser
v a d a s , resultan m á s finas de g u s t o que s
fueran g u i s a d a s i n m e d i a t a m e n t e después d¡
ser sacrif icadas, y la g r a s a que h a servido
para este o b j e t o p u e d e util izarse c o m o ante
de e m p l e a r s e en ello.
D e un m o d o p a r e c i d o al q u e se ha expli
c a d o p a r a c o n s e r v a r el l o m o y costilla d¡
c e r d o , se c o n s e r v a n piezas de v o l a t e r í a quí
p u e d e n utilizarse en cualquier é p o c a del año
y s irven para p r e p a r a r un b u e n plato el
p o c o t i e m p o . E l p r o c e d i m i e n t o para prepa
rar esta c o n s e r v a es el s i g u i e n t e : Muer»
las a v e s q u e se destinan á este o b j e t o y bies
l impias, s e d e s c u a r t i z a n , se salan separada
m e n t e los t r o z o s en q u e se h a n dividido,
frotándolos bien c o n sal fina m e z c l a d a c o n
un poco de p i m i e n t a 3' de tomillo y laurel
finamente d e s m e n u z a d o s , y d e s p u é s se c o l o
can apretados u n o s c o n otros en u n a s v a s i
jas, poniéndolos e n c i m a u n p e s o : se dejan
en este estado de 2 4 á 30 horas : p a s a d o este
tiempo se p o n e á derretir la g r a s a de c e r d o
en un caldero c o n un p o q u i t o de a g u a , y
cuando y a h a y a l g u n a c a n t i d a d de l i q u i d a
da se l a v a n con a g u a clara los p e d a z o s en
que se dividieron las a v e s , se dejan escurrir ,
se ponen á c o c e r c o n el l a r d o , que se v a
derritiendo á f u e g o lento, y se dejan allí
hasta que los c h i c h a r r o n e s están a g o t a d o s ,
y las carnes de las a v e s se deja a t r a v e s a r
fácilmente p o r un t e n e d o r . E n t o n c e s se s a
can los p e d a z o s de las a v e s y se dejan r e s
friar: c u a n d o lo están se c o l o c a n en t a r r o s
de barro b a r n i z a d o , ó m e j o r de v i d r i o , que se rellenan c o n l a r d o , p r o c u r a n d o que a q u é
llos queden cubiertos c o n u n a b u e n a capa
de éste. C u a n d o se q u i e r e n g a s t a r parte de
los pedazos de a v e así c o n s e r v a d o s , se h a
de procurar r e c u b r i r c o n l a r d o derretido los
que queden en el tarro, p u e s sin esta p r e
caución se perderían r á p i d a m e n t e .
AMA DE C A S A 8
X I X
C o n s e r v a d e l e g u m b r e s y h o r t a l i z a s .
| f ¡ I ¡ L p r o c e d i m i e n t o m e j o r p a r a conserval
l a f a í estos p r o d u c t o s es el c o n o c i d o cone!
n o m b r e de Método Appert, quien lo inventt
en 1 8 0 4 , y consiste en h a c e r h e r v i r en baño
de M a r í a y en un v a s o c e r r a d o hermética
m e n t e las hortal izas que se desean conser
v a r , después de h a b e r l a s c o c i d o y sazonad!
c o n v e n i e n t e m e n t e , para c o n s u m i r l a s enli
é p o c a q u e se c a r e c e de ellas.
P a r a estas c o n s e r v a s se u s a n frascos di
v i d r i o fuerte y cuello a n c h o , ó cajas de hojí
de lata bien soldadas, de la c a p a c i d a d pro
p o r c i o n a d a p a r a p o d e r g a s t a r su contenió
de una sola v e z : los p r i m e r o s son los mi;
c o n v e n i e n t e s para u n a casa de c a m p o , por
q u e p u e d e n c e r r a r s e p e r f e c t a m e n t e con ffi
t a p ó n de c o r c h o d e b u e n a cal idad, cuando
para las últ imas se n e c e s i t a un hojalatero
para soldarlas d e s p u é s que estén llenas.
Ú l t i m a m e n t e s e h a n i n v e n t a d o para este
objeto u n a s botellas m u y i n g e n i o s a s queS;
t a p a n p o r m e d i o de u n a r o s c a de hoja di
lata que sujeta un t a p ó n de v i d r i o revestid'
— U S —
de un anillo de g o m a , c i e r r a n m u y bien,
son fáciles de l impiar y al p o c o t i e m p o r e
sultan e c o n ó m i c a s , p o r q u e d u r a n m u c h o .
Cocida y s a z o n a d a la v i a n d a se l lena c o n
ella el v a s o d o n d e se ha de c o n s e r v a r ; se
rellena con a g u a , c u i d a n d o de q u e q u e d e
algo v a c í o , y l u e g o se cierra: si es de v i d r i o
tapado c o n c o r c h o , es n e c e s a r i o atar el ta
pón con b r a m a n t e ó c o n a l a m b r e á fin de
que aquél n o salte c o n el calor : se c o l o c a n
las botellas en u n c a l d e r o d e r e c h a s , u n a s al
lado de otras , a p r e t a d a s y l l e n a n d o los h u e
cos con p a j a p a r a que n o p u e d a n m o v e r s e :
corno la b a s e del caldero n o es r e g u l a r m e n
te plana, se p o n e en el f o n d o u n a tabla, s o
bre la cual se asientan m e j o r las botel las .
Seguidamente se l lena el c a l d e r o c o n a g u a
fría hasta q u e falte p o c o p a r a cubrir las b o
tellas; se p o n e aquél al f u e g o y se v a c a
lentando c o n p o c o f u e g o hasta que h i e r v a ,
y se continúa m a n t e n i é n d o l o en este estado
por 15 ó 20 m i n u t o s : pasado este t i e m p o se
retira del f u e g o , y n o se s a c a n las botel las
hasta que el a g u a se h a y a resfriado, á fin de
que no se r o m p a n con la, i m p r e s i ó n del aire
frío. C u a n d o el t a p ó n está s e c o se l a c r a n ,
las tapadas c o n c o r c h o .
Puede u n o h a c e r s e u n l a c r e n e g r o e c o n ó
mico con esta f ó r m u l a :
T r e m e n t i n a .
P e z g r i e g a .
6 partes.
1 2 N e g r o de h u m o . . . . i
S e derriten á f u e g o lento las dos prime
ras m a t e r i a s , y e n s e g u i d a se v a añadiendo
la tercera, r e v o l v i e n d o la m e z c l a con un
palo para q u e ésta resulte perfecta; si se
o p e r a en un v a s o h o n d o y e s t r e c h o puede
c o n s e r v a r s e el lacre en el m i s m o , y cuando
se quiere utilizar se l iquida á f u e g o lento, y
así q u e lo está se v a m e t i e n d o en él las bo
tellas u n a d e s p u é s de otra , sumergiéndolas
b o c a abajo en el l a c r e l iquidado hasta la
parte que se quiera q u e d e cubierta por él.
C o n este s istema se c o n s e r v a n los gui
santes t iernos, las judías v e r d e s , los espárra
g o s , las a l c a c h o f a s , los pimientos , berenge-
n a s , setas, trufas, m e l o c o t o n e s , c iruelas , etc.
L a s b e r e n g e n a s y p i m i e n t o s se c u e c e n pre
v i a m e n t e al r e s c o l d o , y a l g u n o s en v e z de
rellenar las botel las ó cajas c o n a g u a , usan
el aceite, el cual da d e s p u é s el g u s t o de la
c o n s e r v a á las v i a n d a s que c o n él se sazo
n a n . L a s trufas se c o l o c a n c r u d a s , pero bien
l impias, en los v a s o s que h a n de guardar
las, y aquéllos se rel lenan c o n v i n o blanco
b u e n o . L a s botellas ó cajas h a n de quedar
s i e m p r e a l g o v a c í a s : c o n el calor aumenta
de v o l u m e n el c o n t e n i d o de las mismas, J
- i i 7 -si le faltase e s p a c i o r o m p e r í a la botella: se
repite para q u e se t e n g a p r e s e n t e .
U n a de las c o n s e r v a s i n d i s p e n s a b l e s es
la de tomates , y si está bien h e c h a , r e s u l t a n
las salsas c o n ella p r e p a r a d a s g u s t o s a s c o m o
si aquéllos fuesen frescos.
C u a n d o los t o m a t e s a b u n d a n se h a c e u n a
provisión de los q u e están b i e n m a d u r o s
y sanos, se e n j u g a n c u i d a d o s a m e n t e c o n u n
trapo, se c o r t a n en p e d a z o s y se p o n e n á
cocer en un c a l d e r o , á f u e g o lento: se v a n
revolviendo c o n t i n u a m e n t e , para e v i t a r q u e
se q u e m e n , hasta que estén suficientemente
cocidos para c o n v e r t i r l o s en u n a pasta l í
quida; después se aplastan y la papilla r e
sultante s e pasa por un c o l a d e r o , p a r a s e p a
rar los g r a n o s y pieles, o b l i g á n d o l a á p a s a r
mediante la p r e s i ó n de u n c u e r p o p e s a d o :
con esta papilla se l lenan botellitas del t a
maño c o n v e n i e n t e para ser g a s t a d a s de una
vez y se p r o c e d e á c o c e r l a s en b a ñ o de
agua h i r v i e n d o p o r espacio de v e i n t i c i n c o
minutos, s i g u i e n d o todas las p r e s c r i p c i o n e s
minuciosamente d e s c r i t o s al tratar de la c o n
servación de las h o r t a l i z a s . S i los t o m a t e s n ° están b a s t a n t e m a d u r o s , al l lenar los
potes con la pulpa, se le a ñ a d e antes nn p o
quito de a z ú c a r para c o m b a t i r el e x c e s o de
acido que aquél los c o n t i e n e n .
— n 8 —
Conservas secas, por medio del aire ó del horno.—Por este m e d i o se conservan
las setas, h a b a s , judías t iernas, etc. L a s pri
m e r a s , s e g ú n las c lases, unas se pelan y
otras s i m p l e m e n t e se e n j u g a n , y l u e g o se
ensartan en u n b r a m a n t e , en f o r m a de rosa
rio, c u i d a n d o q u e n o se toquen u n a s con
otras, se c u e l g a n á la s o m b r a en punto
v e n t i l a d o . A las h a b a s t iernas se les quítala
piel y se p o n e n á s e c a r á la s o m b r a . L a s ju
días t iernas, g u i s a n t e s , etc., se p o n e n á her
v i r , c u a n d o están m e d i o c o c i d a s se ensartan
c o m o las setas, y c o m o á ellas, se las pone
á secar.
M e j o r q u e el aire, s irve el h o r n o , para
preparar estas c o n s e r v a s , si se tiene cuidado
de a p r o v e c h a r l o c u a n d o n o está m á s que
tibio. L o s h i g o s , n o obstante, s o n mejores
s e c a d o s al sol q u e al h o r n o , y las ciruelas,
al r e v é s , son m á s g u s t o s a s s e c a d a s al horno,
en el cual se h a n de p o n e r dos v e c e s , con
un calor i g u a l al que tiene c u a n d o se saca
el pan: las m e j o r e s p a r a este u s o son las
m e n o s c a r n o s a s : las Claudias, por ejemplo,
n o dan b u e n resultado. P a r a secarlas bien
se p o n e n s o b r e c a ñ i z o s que se meten al
h o r n o en el m o m e n t o de quitar el pan; al
día s iguiente se sacan, se v u e l v e á calentar
un p o q u i t o el h o r n o , hasta r e c o b r a r el calor
— 1 19 — pera:do, y se v u e l v e n á m e t e r en él, b a s
tando r e g u l a r m e n t e esta s e g u n d a sesión
de calor para q u e se c o n s e r v e n bien: las
cerezas pueden tratarse de la m i s m a m a n e
ra, pero t o m a n d o la p r e c a u c i ó n de que la
segunda v e z d e m e t e r l a s en el h o r n o éste
guarde p o c o calor : m e j o r es, después de h a
berlas m e t i d o una v e z en el h o r n o , a c a b a r
las de secar al sol. L a s m e j o r e s c lases p a r a
este uso son las m á s g r a n d e s .
C o n s e r v a d e a c e i t u n a s . — L a aceituna v e r
de contiene un p r i n c i p i o áspero y a m a r g o
que es fácil e x t r a e r l e p o r m e d i o de u n á l
cali, h a c i é n d o l a e n t o n c e s a g r a d a b l e al p a l a
dar. H e aquí el p r o c e d i m i e n t o q u e h a de s e
guirse.
Por 2 5 k i l o g r a m o s de a c e i t u n a s v e r d e s
se toman 2 k i l o g r a m o s de sal, 2 k i l o g r a m o s
de sal sosa, q u e se h a c e n d i s o l v e r en a g u a
caliente, y 8 k i l o g r a m o s de ceniza de leña.
El todo se p o n e en a g u a suficiente, se m e z
cla bien y m e j o r sería calentarlo hasta h e r
vir, se deja r e p o s a r y en el últ imo c a s o r e s
friar, se d e c a n t a c o n c u i d a d o para n o r e m o
ver el p o s o , y en esta lejía clara se e c h a n
las aceitunas, dejándolas en ella 5 ó 6 h o r a s .
Se c o n o c e q u e las aceitunas están bastante
saturadas, t o m a n d o una y c o r t á n d o l a p o r
la coronilla, c u a n d o el c írculo amari l lento
— 120 — q u e se f o r m a en su c a r n e l l e g a á la mitad
de ella h a a c a b a d o esta o p e r a c i ó n , la más
delicada; para n o e q u i v o c a r l a s e h a c e la
p r u e b a c a d a 1 5 m i n u t o s .
L l e g a d a s las aceitunas al p u n t o de satura
ción n o se ha de p e r d e r t i e m p o , p o r q u e el
c u e r p o g r a s o se saponificaría y n o quedaría
sino el pellejo, se quitan de la lejía y se su
m e r g e n en a g u a clara, que se c a m b i a maña
n a y tarde p o r e s p a c i o de 4 días .
T r a n s c u r r i d o s éstos, se c o l o c a n en potes
de v idrio , de b a r r o b a r n i z a d o ó m e j o r en
barriles de m a d e r a y se rel lenan de a g u a sa
lada que s o s t e n g a u n h u e v o f r e s c o . E n este
estado se c o n s e r v a n p e r f e c t a m e n t e , con tal
se t e n g a c u i d a d o de que estén s i e m p r e bien
cubiertas por la s a l m u e r a .
E s t a p u e d e a r o m a t i z a r s e h a c i é n d o l a her
v i r p r e v i a m e n t e 1 ó 2 m i n u t o s c o n algunas
p o c a s h o j a s de laurel , un m a n o j i t o de hino
jos, otro de o r é g a n o y u n o s c u a n t o s clavos
de especie, triturados: antes d e emplearla, se
h a de dejar resfriar c o m p l e t a m e n t e .
L a s a c e i t u n a s n o d e b e n t o c a r s e con los
d e d o s , todas las m a n i p u l a c i o n e s d e b e n ha
c e r s e c o n u n a e s p u m a d e r a ó c u c h a r ó n de
hierro batido ó m e j o r de m a d e r a ; última
a d v e r t e n c i a , las a c e i t u n a s h a n de recogerse
antes de que se c o l o r e n y antes, también, de
— 121 — que el frío las ar rugue , escogiendo las c l a ses que tiene menos huesos.
X X
C o n s e r v a s d e h o r t a l i z a s e n v i n a g r e .
O R este procedimiento se conservan las partes tiernas de varias plantas y a l
gunas frutas, las cuales pierden casi su gusto natural y adquieren el del v i n a g r e y de los aromas que se le asocian, pudiéndose usar como agradables y económicos e n t r e meses en las comidas .
Una de las gustosas conservas de esta clase es la que se prepara en la forma s i guiente: Se toman 5 g r a m o s de cúrcuma ó azafrán de la India , que se vende en las droguerías, y se ponen en infusión por e s pacio de tres días en tres litros de buen v i nagre y l u e g o se le añade un puñado de tallos tiernos de estragón (dragonets), que se pueden cultivar en un rinconcito del huerto; pasado otro día se cuela el v i n a g r e por medio de un tamiz y se pone en una jarra ó en un bote de vidrio y se le añaden tres dientes de ajo, una veintena de cebollas pequeñas m o n d a d a s , 50 g r a m o s de guindillas {bitxos), dos cucharadas de sal y 1 5 clavos
— 122 — de especie; el todo se deja en infusión á lo menos por tres semanas. Después se toma: una pella de coliflor, se limpia bien y se parte en pequeñas porciones; las puntas de un manojo de espárragos ; un ovi l lo de col blanco, que se divide igualmente en pequeñas porciones; judías verdes tiernas; cerezas verdes ; zanahorias de mesa; grosel las verdes, etc.; todas estas verduras y frutas se echan juntas en agua hirv iendo, convenientemente salada, en la cual se dejan un par de minutos; se sacan, se dejan escurrir y en seguida se ponen en el v i n a g r e aromatizado preparado con la debida anticipación. Las guindillas (bitxos) necesarias para este objeto pueden en su t iempo secarse en el horno , convertirlas en polvo y guardarlas en esta forma hasta la época en que se han de utilizar.
D o s meses después de preparada la conserva anterior puede empezarse á gastar, resultando muy agradable .
L a s alcaparras y los granos y botones de capuchina, se conservan también en vinagre d e la manera s iguiente: Se pone en una jarra v inagre bueno, con tallos tiernos de estragón, un poquito de flor de saúco, algunos c lavos de especie, unos cuantos granos enteros de pimienta, sal y un par de
— 123 — dientes de ajo. Cada día se miran las a l c a parras y las capuchinas cuando están floreciendo, y se van recogiendo los botones y los granos apenas formados, los cuales se ponen suces ivamente en la jarra, procurando tenerla bien tapada y expuesta al sol.
Las coles también se conservan por un procedimiento parecido. S e toma un ovi l lo de col blanco y t ierno, se deshace hoja por hoja, quitándoles los nervios más gruesos y el corazón; después se ponen las hojas así preparadas en agua h irv iendo, dejándolas unos instantes en la m i s m a ; se sacan y se dejan escurrir. Se hace hervir v i n a g r e con la sal conveniente , un poco de pimienta, algunas cebollitas, c lavos de especie, un par de dientes de ajo y un manoj ito de e s tragón: cuando el v inagre empieza á herv i r se va echando en el mismo la col p r e v i a mente aparejada, como queda dicho; d e s pués de algunos instantes se saca del fuego , se deja resfriar y el todo se coloca en una jarra de barro, ó en un pote de v idr io .
Igualmente se conserva el pepino pequeño verde, planta en extremo product iva , si se cortan los pepinillos cuando tienen sólo 5 centímetros de l a rgo , que es cuando son más estimados para encurtidos, única ap l i cación que se les da. S i rven también para
— 124 — este objeto las demás var iedades de pepino, pero ésta, el pequeño verde, cornichón en francés, es la preferida.
P a r a encurtir los pepinos se sigue este procedimiento: en un caldero de cobre rojo sin estañar y perfectamente l impio, condición sin la cual no se obtienen los pepinillos verdes , se le pone: v inagre bueno, con la sal necesaria , los pepinillos, unos granos de pimienta, c lavos de especie, tomil lo, laurel, cebollitas mondadas y dos ó tres dientes de ajos. As í preparado el caldero en frío, se pone al fuego, av ivándole mucho para que aquél hierva pronto y con fuerza, removiendo entre tanto, los pepinillos para que su decocción resulte igual : á fin de mejor conseguir lo, conviene que no escasee el vinagre ; al principio se vuelven un poco amarillos, pero luego reverdecen; tan pronto como han adquirido un hermoso color verde, se separa el caldero del fuego y se vierte su contenido en una vasija de barro, madera ó porcelana para dejarlo resfriar: una vez lo está, se toman los pepinillos, se colocan en frascos de barro ó cristal, intercalándolos con ramillas t iernas de estragón y algunas hojas de rosa, rellenando luego los botes con buen v inagre nuevo y guardando el que ha servido en la cocción para otros usos .
— 12< —
En lugar de los pepinillos verdes, pueden usarse cebollitas m u y pequeñas , las cuales mondadas con cuidado se hacen hervir a l gunos instantes en v i n a g r e aromatizado en la forma dicha, y se conservan en potes como los pepinillos. L o s frascos que contienen las conservas en v inagre no deben quedar demasiado l lenos, han de estar bien t a pados y se han de guardar en lugar s e c o .
X X I
C o n s e r v a s d e f r u t a e n a g u a r d i e n t e .
IpfgA. preparación de estas conservas e x i g e Ü l a lgún cuidado, debiéndose atender al punto de madurac ión de la fruta, á operar con delicadeza al hacerla pasar por los t r á mites previos y á observar las reglas n e c e sarias para desnaturalizarlas lo menos posible, asegurando al propio t iempo su c o n servación.
Se conservan por este procedimiento las frutas dotadas de cierta firmeza y de m u c h a proporción c a r n o s a - v e g e t a l , t ransformándolas en manjar más del icado.
Las frutas que se destinan á este objeto deben recogerse un poquito antes de su completa madurez ; se l impian exactamente
— T2Ó —
con un paño suave para quitarles el polvo y el ve l lo de que a lgunas están cubiertas; se punzan con un alfiler proporcionado en diferentes puntos y en dirección al corazón sin levantarles ni desgarrarles la piel, y se ponen un buen rato en agua l impia y bien fresca.
Después se toman con una espumadera y se van poniendo con cuidado en un caldero con abundante agua que esté hirviendo, procurando lo haga con fuerza para que no pierda el hervor con la impresión de la fruta fría; se deja hervir hasta que ésta vaya descendiendo al fondo del ca ldero: entonces se apaga el fuego y se deja resfriar el agua con la fruta hasta que no pase de tibia, lo que se consigue al fin de tres ó cuatro horas: pasado este t iempo, se enciende otra vez el fuego y se deja hervir el agua hasta que la fruta sube á la superficie.
A medida que ésta v a apareciendo se toma con la espumadera y se coloca con solicitud en otra vasi ja con agua bien fría y abundante, en la cual se han diluido anticipadamente 50 g ramos de alumbre por cubo de agua. T a n pronto c o m o la fruta se ha enfriado y recobrado en lo posible su firmeza, frescura y color, se va ext rayendo con precaución y se pone á escurrir sobre cañi-
— 127 —
zos, mientras tanto se prepara lo necesario para las operac iones sucesivas.
Una vez seca la fruta, se coloca en los ta-
rros ó botes que han de guardar la , los cua-
les se rellenan con la siguiente mixtura : Aguardiente de 2 2 grados , dos partes; j ara-
be simple bien clarif icado, una parte: esta mixtura puede prepararse de antemano en la cantidad necesaria y se v a gastando á medida que se tiene fruta preparada .
Para hacer el jarabe se toman 3 1 partes de azúcar de caña bueno y 1 7 de agua , se hace hervir , cuando l lega á este estado se retira la vasija del fuego y se le añade una pequeña parte de clara de huevo bien bati-
da y se vuelve á hacer hervir : si el jarabe sube se le echa un chorrito de agua fría, se espuma y se le echa m a y o r cantidad de cla-
ra de huevo batida: así que ésta se ha c o a -
gulado se pasa el jarabe por una m a n g a de lana y se pone nuevamente á hervir hasta que, tomando una gota entre los dedos í n -
dice y pulgar y separándolos se forma un № 0 que se rompe fácilmente, quedando en ellos un h u m o r viscoso: en este estado se retira del fuego y se deja enfriar.
Los tarros ó botes conteniendo esta clase de conservas se han de cerrar exactamente con un buen tapón de corcho, lacrándolo
cuando está seco para m a y o r seguridad. As í se conservan albar icoques, cerezas, ciruelas (las claudias con preferencia) , uvas moscatel , melocotones , melones, etc. ; debiéndose advertir que á las frutas que la tengan no se les ha de arrancar la cola, sino cortarla con unas tijeras á pequeña distancia de su nacimiento: al melón se le divide en tajadas, se le quita la parte más dura de su corteza y la más pulposa de adentro, y lueg o se corta en pedazos cuadrados .
L a s peras se mondan delicadamente sin cortarles la cola, y se preparan l u e g o como se ha dicho, no dejándolas en el agua hirviendo más que un momento : mientras se preparan se echa jarabe hirviendo sobre las pieles, con las cuales se deja en infusión hasta el momento de usarlo para que se impregne de su aroma, pasándolo por la m a n g a nuevamente antes de utilizarlo para preparar la mixtura con que se rellenan los tarros.
L o s membril los deben ser bien madurados: se mondan, se parten en cuatro pedazos iguales, se les quita el corazón, se ponen un buen rato en infusión en agua fría con alumbre y se ponen á cocer en jarabe claro, sosteniendo el h e r v o r á fuego lento: se sacan cuando están cocidos, se ponen
— 129 —
en otra vasi ja, se clarifica y recuece el jarabe, y cuando está al punto se echa h i r viendo sobre el fruto. Pasadas veinticuatro horas se retiran los membri l los y se colocan en los tarros que han de guardarlos , re l le nándolos con una mixtura compuesta de dos partes del jarabe en que aquéllos se cocieron y de una parte de aguardiente, en la cual se ponen antes en infusión las pieles de los membri l los .
X X I I
J a r a b e s .
| | | A base principal de este arte es el s a -1¡§ ber preparar el jarabe s imple, y esto se logra comprendiendo bien el g rado de cochura que debe tener, para lo cual p u e den usarse dos instrumentos: el p e s a - j a r a bes de B e a u m é , ó el te rmómetro . C u a n d o el primero marca 30 grados en el jarabe hirviendo, ó 35 estando frío, la cochura está en su punto; también lo está cuando un buen termómetro ( h a y muchos de i n ú tiles), sumerg ido en el jarabe hirv iendo, marca 1 0 5 g rados cent ígrados . S i no se cierta el punto de cochura los jarabes se pierden fáci lmente, enmoheciéndose si quedan crudos, ó cristalizándose el azúcar si
AMA U E C A S A 9
— i 3 o —
resultan demasiado cocidos: por esto es preferible que el ama de casa se procure un buen pesa- jarabes B e a u m é , que no cuesta mucho , y tendrá un guía mejor que todas las expl icaciones que se le podrían dar.
Las demás reglas que debe atender para la preparación de los jarabes son las siguientes: i." Gastar azúcar lo más puro posible: el blanco de pilón es el mejor: así no se ha de clarificar, y resulta el trabajo fácil y económico. 2." V a r i a r la cantidad de azúcar con arreglo á la naturaleza de los líquidos. H a c e r la evaporación del jarabe rápidamente, de manera que éste hierva á grandes borbollones en una vasija de mucha superficie, poco fondo y suficiente capacidad. 4.'1 Cocer los hasta que marquen 3 0 grados , como hemos dicho, y 30 y medio en verano . 5. a N o tapar los jarabes hasta que estén completamente fríos, y no acomodarlos sino en envases enteramente secos. 6.a Conservar los herméticamente tapados y en sitio fresco.
E l jarabe simple ó de azúcar se prepara tomando tres k i logramos de azúcar y diluyéndolos en un k i logramo de agua: operando con azúcar blanco está concluido el trabajo: si el azúcar no es muy puro, en-
ronces es necesario clarificarlo, lo cual se consigue batiendo una clara de huevo con el agua y poniendo el todo sobre el fuego hasta que la clara esté cocida: entonces se espuma y queda l impio el jarabe. Igua l r e sultado se logra pasando el jarabe cuando la clara de huevo esté cocida, por un filtro de lana tupida.
Jarabe de Agraz. — J u g o depurado de uva verde , una parte; azúcar b lanco, dos . Se mezclan las dos substancias y se ponen á hervir á fuego lento hasta que tengan la consistencia de jarabe: 30 grados en el pesa jarabes ó 1 0 5 en un buen termómetro : al llegar á su punto se filtra caliente con una manga de lana ó con a lgodón en rama puesto dentro de un embudo, y cuando está frío se embotella y se guarda bien t a pado.
Depurar un jugo es filtrarlo de manera que se despoje de las materias m u c i l a g i -nosas que le acompañan: para lograr lo f r e cuentemente es necesario pasarlo dos v e ces por el filtro, y s iempre es conveniente pasar segunda vez el pr imer zumo que del mismo se escurre. Se hacen aquí estas o b servaciones generales para no tener que repetirlas.
Jarabe de bayas de agracejo y de saúco,
— 132 •— de zumos de limón, membrillo, azahar, granada, cerezas, e t c . — J u g o depurado de cualquiera de estos frutos, 1 6 partes; azúcar blanco en polvo , 30 partes. Se disuelve al baño niaría el azúcar en el jugo : se filtra caliente, y cuando frío se embotel la y guarda bien tapado en sitio fresco.
Jarabe de frambuesas, fresas y moras. — S e toman dos partes de cualquiera de estas frutas, no bien maduradas , y se hacen hervir á fuego suave con dos partes de azúcar blanco triturado, meneando continuamente la papilla que se forma para que no se pegue al fondo de la vasi ja : al llegar al punto de cocción se filtra y se procede en lo demás c o m o en los anteriores.
Jarabe de grosellas.—Tómese 9 partes de ellas y una de cerezas agrias mondadas: májense juntas las dos frutas en una vasija de tierra sin barnizar , bien l impia, y déjese la pasta veinticuatro horas en reposo en sitio fresco: pasado este t iempo póngase sobre un tamiz fino para que se escurra el zumo, sin expr imir lo : al líquido recogido, que será m u y claro, se le añade el doble de su peso de azúcar b lanco, que se hará diluir á fuego lento hasta que tenga la consistencia necesar ia .
Jarabe de goma.—Goma arábiga bien
!
blanca y fraccionada, 1 6 partes; jarabe de azúcar, 1 2 8 . Se lava la g o m a con agua fría y se pone sobre el fuego con el agua suficiente, que se hará calentar hasta 60 g r a dos cent ígrados , removiendo la masa para facilitar la disolución: así que está hecha se filtra y se añade el jarabe, haciéndolo cocer hasta la debida consistencia.
Jarabe de cortezas de granada, limón y naranja. —Cortezas secas de cualquiera de estos frutos con el blanco interno, 6 partes; agua hirviendo, 24 : mézclese y déjese en reposo en un vaso bien tapado por espacio de quince ó ve inte horas : cuélese sin expr i mir y añádase al l íquido que resulte 1 0 8 partes de azúcar m u y blanco tr iturado, que se disolverá á fuego lento y se cocerá hasta tener la debida consistencia. Diez partes de cortezas tiernas pueden sustituir las 6 de secas.
Jarabe de malvavisco (inalví).—Raíces bien blancas y secas de esta planta, 1 2 5 gramos; agua , 1 k i l o g r a m o ; azúcar blanco, triturado, 2 k i logramos. Se ponen en infusión las raíces bien machacadas en el agua , por espacio de veinticuatro horas: se filtra la infusión y se le añade el azúcar; se pone al fuego, y al herv ir se le dejan dar a lgunos borbollones y se retira, dejándole enfriar, y
— 133 —
— 134 — luego se guarda en botellas tapadas perfectamente .
Jarabe de lavanda (espigol), mejorana (moraduix), romero, angélica, melisa (toronjina), mirto, macis, etc.— D e las tres primeras plantas se utilizan las sumidades floridas, la última tal como se encuentra en las droguerías , y de las demás las hojas. Para preparar el jarabe se toman 6 partes de la planta y se ponen en maceración durante 2 4 ó 30 horas en 20 partes de agua, que al principio tenga unos 30 grados centígrados de calor: se cuela y al l íquido obtenido se le añaden 3 2 partes de azúcar blanco que se diluye en aquél á fuego lento, cociéndolo hasta que tenga la conveniente consistencia.
Jarabe de horchata.—Se toman 500 gramos de almendras dulces y 1 5 0 de amargas , unas y otras sin tostar; se ponen en agua hirviendo hasta que se quita con facilidad la piel: una vez mondadas se machacan en un mortero de mármol hasta convertirlas en una pasta fina, á la cual se añaden 7 5 0 g r a m o s de azúcar blanco y 1 2 5 gramos de agua , que se echa poco á poco y revolv iendo la masa para que forme una papilla bien mezclada: cuando se ha conseguido se le añaden otros 1 , 5 0 0 gramos de
- 135 ~ agua, convirt iendo la mezcla en una l e c h a da lo más h o m o g é n e a posible, la cual se cuela con un trapo fino que se v a e x p r i miendo hasta dejar seco el residuo si hay necesidad: se deslíe éste otra vez en un poco más de agua hasta obtenar 2 , 2 5 0 gramos de emulsión, ésta se pone al baño de María y se le di luyen otros 850 gramos de azúcar blanco triturado groseramente : finalmente se retira del fuego y se esparcen por la superficie 2 5 0 gramos de agua de flores de naranjo. U n a vez frío, se le r e v u e l v e bien con la espumadera y se embotel la .
X X I I I
C o n f i t u r a s .
a | P S T O S agradables al imentos no salen s t | | menos económicos que muchos otros que se s irven para postres en las comidas ó que se usan como condumios en las mer iendas; son, además, sanos, y por regla general gustan á todo el m u n d o . Sólo trataré aquí de las confituras más sencil las, que no por serlo tienen nada que envidiar á otras complicadas, compradas á precios altos en las confiterías, y raras veces exentas de adulteraciones poco favorables á la salud.
Las reglas generales que deben tenerse
— 136 —
presentes para la preparación de las confituras son las s iguientes: i." U s a r azúcar de superior calidad, el blanco de pilón es el mejor, y no economizarlo : así se ahorra trabajo y combustible. 2." Serv i rse de vasijas ó calderos de cobre bien l impios, de sobrada capacidad, mucha superficie, poco fondo y sin estañar, pues el estañado da mal color al azúcar l iquidado. 3 . a T e n e r dos tamices, uno m u y fino de cerdas para las jaleas, y otro más claro que puede ser de alambre para separar las partes pulposas de las frutas empleadas en otra clase de confituras.
Angélica.—Con los tallos tiernos de esta planta, que por su aroma y propiedades medicinales debería tener destinado un rincon-cito en todos nuestros huertos , se prepara una confitura de un sabor y olor- sumamente agradables . A l efecto se el igen los tallos más tiernos, se cortan á 5 ó 6 centímetros de l a rgo y se ponen en agua hirviendo hasta que se hayan reblandecido: enseguida se echan en remojo en agua lo más fría posible y se dejan en ella durante 1 2 horas ; se sacan del agua , se dejan escurrir un poco y se pesan. P o r cada kilogram o de angél ica se toma un ki logramo y medio de azúcar blanco triturado y un vaso de agua ; se pone al fuego y se deja hervir
hasta que tenga el pr imer g rado de c o c h u ra, lo cual se conoce metiendo la e s p u m a dera en el jarabe y sacándola se sopla fuerte á través de los agu jeros de la misma. Si está en su punto, se forman burbujas en la parte contraria; cuando el jarabe ha l legado leste estado se le añaden los tallos p r e p a rados de angél ica y se dejan hervir hasta que la confitura tenga el segundo grado , que es cuando soplando fuerte en la e s p u madera, como se ha dicho, las burbujas se desprenden como las pompitas de jabón que hacen los niños: l legada la confitura á este estado se deja enfriar y se coloca en los tarros ó botes destinados á guardarla .
Albaricoques y melocotones.—Con estas frutas se hacen tres clases de confituras, s i guiendo igual procedimiento para las dos: marmelada, jalea y confitura de fruta e n t e ra. L a pr imera , que es la más económica , se prepara tomando la fruta bien madura , se divide cada una en dos para quitarle el hueso y se pone en una caldera al fuego, removiendo cont inuamente la masa para que no se pegue al fondo: cuando está suficientemente cocida, permitiendo que la piel se separe fácilmente de la carne, se pone en un tamiz, y con ayuda de una cuchara se hace pasar la pulpa. A c a b a d a
- 138 -
esta operación, se pesa la pulpa obtenida y se le añade un peso igual de azúcar blanco triturado, mezclándolo bien con ella; se deja reposar una hora, removiendo la mezcla de vez en cuando, y luego se pone sobre el fuego, que debe ser suave al principio y luego se v a av ivando hasta que la pasta hierva: se deja hervir á lo más 10 minutos, se saca del fuego, y enseguida de resfriada la marmelada se guarda en tarros ó botes de v idr io .
L a jalea se prepara tomando fruta no bien madura; se la abre lo suficiente para quitarle el cuesco, se pesa, y por cada kilogramo de ella se prepara un jarabe compuesto de 1 , 2 5 0 g r a m o s de azúcar triturado y un vaso grande de agua; se hace hervir hasta que alcance el segundo grado de cochura (véase angilica); inmediatamente se pone la fruta en el jarabe, no toda junta, sino la que coja en la superficie del caldero con que se opere; se activa el fuego, revolviendo la fruta para que la cocción resulte igual . U n a vez cocida, lo cual se conoce por la transparencia de que están dotadas todas las partes de la misma, se saca y se pone á escurrir en un tamiz, mientras se cuece la que quedaba: escurrida toda se reúne el zumo al que sirvió para la cocción,
— 139 — formando una jalea bella y sabrosa que se guarda en botes de vidrio ó en platos. L a fruta que ha servido para hacerla, ó se come enseguida, ó se seca al horno después de cocer el pan, guardándola en cajas f o r r a das de papel , para utilizarla cuando sea m e nester.
La confitura de fruta entera se prepara como la jalea, pero en vez de escurrir la fruta se coloca repartida en botes de v idr io , que se rellenan con el jarabe que queda después de la cocción de aquéllos, p r e v i a mente recocido hasta el segundo grado de cochura, c o m o dijimos en la preparación de la confitura de angél ica . L a s frutas, que al ponerlas en los botes están aplastadas, más tarde se hinchan: para que las de abajo de los botes puedan efectuarlo es necesario elevar suavemente con un tenedor las de arriba, así quedan nadando en el l íquido, el cual resfriado se convierte en una jalea transparente.
Ciruelas Claudias.— C o n esta var iedad de ciruelas, ó con otras variedades p a r e c i das, se hacen dos clases de confituras: la de frutas enteras y la marmelada . L a primera se hace tomando ciruelas bien lisas y poco maduras; se les corta la cola á la mitad y con un alfiler se punzan en diferentes p a r -
— 140 — tes hasta el hueso; luego se pesan y se toma igual cantidad de azúcar blanco triturado, que se pone á herv i r con un vaso de agua por k i logramo hasta que tenga el punto de primer grado (véase angélica): al l legar á él se le ponen las ciruelas, las cuales se dejan hasta que han dado tres ó cuatro hervores; se sacan y se dejan resfriar; mientras tanto se hace hervir el jarabe hasta que alcance de nuevo el punto de primer grado; estando y a resfriadas las ciruelas se vuelven á hacer herv i r c o m o la primera vez, se sacan y cuando están frías, se repite la operación por la tercera v e z ; en cada una de ellas se v u e l v e el zumo que se escurre de la fruta al caldero ó cazuela que contiene el jarabe. Cocidas y a por tres veces las ciruelas se colocan en los tarros ó botes en que se han de conservar , los cuales se rellenan con el jarabe reducido á la cochura de primer grado: éste no se convierte en jalea, mas con el t iempo se espesa y á menudo se cristaliza. P a r a evitarse trabajo pueden cocerse de una sola vez las ciruelas: la confitura no es tan bonita, aunque es igualmente buena.
L a marmelada se hace c o m o la de alba-ricoques, pero se conserva menos ; no obstante, si se toma sólo un k i logramo y me-
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dio de azúcar por dos de fruta y. se hace cocer á lo menos por espacio de 1 5 minutos, sueie resultar en condiciones de g u a r darse.
Grosellas (ribas) y frambuesas (gers).— Con estas frutas sólo se hacen jaleas, y se procede de la siguiente manera : se d e s g r a nan las grosel las y se les junta una quinta ó sexta parte de frambuesas; juntas se p o - ' nen en una cazuela al fuego , r e v o l v i é n d o las al principio para que no se peguen ; se les dan tres ó cuatro hervores , cuando se han fundido, se ponen sobre un tamiz, se dejan escurrir, se pesa el zumo resultante }' se junta con un peso igual de azúcar Manco triturado; se dejan mezc lados durante una hora r e m o v i e n d o la m a s a de vez en cuando; l u e g o se ponen al fuego, a v i v á n dolo para que hierva pronto; y cuando ha dado tres ó cuatro hervores (3 ó 4 minutos) se saca del fuego , se espuma y se coloca en los vasos en que se ha de guardar . C o n las frambuesas solas se procede de la misma manera; pero se han de dejar hervir con el azúcar por espacio de 1 0 minutos.
La jalea de grosellas preparada en frío es deliciosa: se desgranan, se les añaden las frambuesas, se funden, c o m o hemos dicho antes, con fuego suave al principio, que
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luego se av iva ; se retiran del fuego así que han hervido 4 0 5 minutos y se vierten en un tamiz para q u e ' s e escurran; se pesa el jugo obtenido y por cada 500 gramos del mismo se le añaden 5 5 0 de azúcar blanco triturado; se r e m u e v e la mezcla hasta que se ha fundido el azúcar y queda hecha la jalea.
Manzanas.—La jalea de esta fruta se prepara de esta manera: se toman las manzanas, se l impian bien con un trapo, se parten en dos, se echan suces ivamente en un caldero con agua fresca acidulada con jugo de l imón, luego se vierte el agua en que se han bañado y se reemplaza con agua n u e v a en cantidad suficiente para que puedan cocerse con amplitud; se pone el caldero á un fuego v i v o , y cuando las manzanas están cocidas se echa el todo sobre un tamiz, se deje escurrir por espacio de 2 horas, se pesa el líquido obtenido y se le añaden 1 , 2 0 0 gramos de azúcar blanco triturado por cada k i logramo de aquél; según la cantidad de jalea se le esprime el jugo de uno ó dos l imones, se vue lve el todo al fuego y se deja hervir durante 1 5 minutos; se retira y pone en los vasos en que se ha de guardar. Para perfumarla se cuecen aparte cortezas de l imón finamente trinchadas y después se
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reparten en los botes que contienen la confitura.
Con la pulpa que ha quedado sobre el tamiz se prepara una marmelada , obl igando á aquélla á pasar por un tamiz más claro para separarla de las pieles y semillas; se le añade un poquito de canela, raspaduras de limón y una cantidad igual á su peso de azúcar blanco triturado; se pone todo al fuego, se le deja dar 3 0 4 hervores y queda hecha la confitura, que es excelente para darla á los niños sobre una rebanada de pan.
Membrillos.—Para hacer la jalea de esta fruta se procede así: se toman los m e m b r i llos, se l impian con un trapo, se echan en un caldero con abundante agua , se hacen hervir á fuego v i v o hasta que se dejan punzar fácilmente con una paja, se sacan y se parten en cuatro partes con un cuchil lo de madera de cortar papel (de hierro los ennegrecería), se colocan en un vaso de tierra; luego se cubren de agua fresca y se dejan por espacio de 2 4 horas ; después se vierte el todo sobre un tamiz y se deja escurrir 2 horas; por cada 5 0 0 g r a m o s del jugo r e sultante se le añaden 600 de azúcar y se pone el todo á un fuego v i v o , dejándole dar 4 ó 5 hervores ; se retira del fuego , se espuma y se coloca en los botes.
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Con la pulpa se prepara una marmelada, s iguiendo el procedimiento indicado para las manzanas , del cual deben suprimirse la canela y el l imón. T a m b i é n se hace la mar-melada directamente: después de cocidos los membril los, se hace pasar la pulpa por el tamiz, y en lo demás se s igue el procedimiento anterior.
Nueces tiernas.—Se cogen cuando están bien formadas, pero todavía pueden pasarse de parte á parte con un alfiler, se pelan y se ponen en agua hirviente, dejándolas en ella algunos instantes: luego se sacan y se ponen en agua fría, en la cual han de pasar 48 horas: después se ponen á escurrir y se colocan en botes que se rel lenan con jarabe simple de azúcar. Esta confitura es muy conveniente á las personas débiles.
Naranjas dulces.—Por un k i logramo de esta fruta se emplean uno y medio kilogramos de azúcar. L a s naranjas enteras se ponen en agua fría durante 2 4 horas; pasadas éstas se ponen al fuego con agua nueva , hirviéndolas hasta que se han reblandecido; seguidamente se ponen otra vez en agua fría, en la cual deben quedar otras 24
cd), se cortan las naranjas en cuatro ú ocho
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A M A LIE C A S A 10
pedazos cada una, se quitan las semillas y se ponen á cocer en el jarabe hasta que se vuelven trasparentes, para lo cual se necesita casi una hora; se pone el todo en botes cuando está frío. D e pronto parece que hay jarabe en demasía , pero la naranja al enfriarse absorbe una gran parte.
Peras.—Las mantecosas 37 todas las que se disuelven en la boca, son m u y a z u c a r a das y carecen de acidez; son las apropiadas para confitar. S e pelan cuidadosamente las peras, se dividen en cuatro partes, se quitan las semillas y la parte dura del centro, se pesan y se ponen en una cazuela, á la que se añade tres partes de azúcar por cada cuatro de peras, se deja macerar el todo durante seis horas , removiendo de vez en cuando la masa : cuando el azúcar se ha derretido casi del todo se ponen á cocer á fuego suave, revolv iéndolas para que no se quemen: así que las peras son cocidas, lo cual se conoce por su transparencia, se quitan del fuego y se coloca la confitura en los potes. L a cochura debe durar una hora ó más: a lgunos, para darle a roma, ponen en cada pote una miajita de vainilla. P o r este procedimiento se prepara la confitura de peras pequeñas enteras.
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X X I V
L i c o r e s .
España , tierra del buen v ino por excelencia, son casi por demás los lico
res; no obstante, puede ocurrir haberlos menester, y por esto se ponen las fórmulas que s iguen, cuya composic ión, como no se necesita destilarlos, está al a lcance de todo el mundo: se conocen con el nombre general de ratafias, y por sus componentes tienen frecuente aplicación para el alivio de algunas enfermedades, siendo todos ellos m u y estomacales.
Ratafia de nueces tiernas.—Aguardiente bueno, 1 l i tro. .—Azúcar, 2 5 0 gramos.— Canela de Holanda, 4 gramos.—Claveles de especie, 6 .—Media nuez moscada.—Nueces tiernas, 4 . — U n brotecil lo de María-Luisa .
S e toman las nueces , se cortan en pequeños fragmentos y se ponen á macerar en el aguardiente junto con las otras materias, todas ellas previamente trituradas; se tapa perfectamente la botella ó bocal que sirve para el caso y se expone al sol durante mes y medio : transcurrido este t iempo, se filtra
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y se le añade el azúcar, pudiéndose e m b o tellar y guardar en un barril tan pronto como el azúcar se h a y a disuelto, lo cual se consigue en tres ó cuatro días, si se tiene cuidado en remover lo á menudo. E l licor .resultante es fino y agradable , aumentando sus cualidades á medida que enve jece .
Ratafia de corteza de naranja ó Curasao de Holanda.—Alcohol bueno y v ie jo , i ki logramo 200 g r a m o s . — C o r t e z a s secas de naranjas amargas , sin blanco, 64 gramos . —Canela de Holanda , 1 g r a m o . — C l a v o s de especie, 1 g r a m o . — A z ú c a r , 3 0 0 g r a m o s . — Tintura de P e r n a m b u c o , 1 g r a m o .
Las tres primeras substancias se trituran bien y se ponen á macerar en el a lcohol , añadiendo á ellas la esencia, y así se dejan al sol en vaso bien cerrado por espacio de quince días; después se cuela por medio de un trapo expr imiéndolo para que el residuo suelte todo el jugo ; y aparte, con el azúcar y un cuarto de litro de agua bien pura, se prepara un jarabe, que puede calentarse un poco para que la disolución resulte bien perfecta: fría ésta, se mezcla con el l íquido resultante de la maceración, se filtra á fin de que resulte bien transparente, y queda hecho el licor.
Ratafia de anís (Anisete).—Alcohol bue-
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no y blanco, 2 l i t ros .—Anís verde , 1 0 0 gram o s . — A z ú c a r , 3 k i logramos .
S e lava bien el anís en mucha agua, se seca á la sombra, se tritura sobre un papel blanco extendido encima de una superficie dura y fina, y se pone en infusión durante media hora con el alcohol; luego se cuela p e r medio de un trapo fino; se le añade el azúcar convenientemente disuelto en 2 litros de agua m u y clara, se filtra y queda preparado el l icor, que puede utilizarse á los dos meses : si se quiere, puede aromatizarse con un poquito de vaini l la ó de corteza de l imón. C a s o de quedar el licor algo lechoso, es señal de que el alcohol tiene poca fuerza; y se remedia añadiendo algo de alcohol de mucha graduac ión y agitando el l icor.
Ratafia de Grenoble ó «Chartreuse.»-Pudiendo elegir entre varias fórmulas para la preparación de este l icor, optaré por la más sencilla, que ahorra t iempo y trabajo. Se toma por una parte 1 k i logramo 600 gramos de jugo de guindas ó cerezas exprimidas y se disuelven en él 3 2 0 gramos de azúcar. Separadamente se toma 1 kilogramo y medio de alcohol de 2 2 grados, un g r a m o de canela, otro de c lavos , 80 gramos de hojas de melocotón y 3 o g ramos de hue-
!
— H 9 — sos de cerezas. Se trituran finamente ó m a chacan bien, según su clase, todas estas substancias, y se ponen en infusión en el alcohol por espacio de tres días en vaso cerrado expuesto al sol. T ranscur r ido este tiempo se cuela por medio de un trapo, exprimiendo el res iduo, y el l íquido obtenido se mezcla con el jarabe de guindas p r e p a rado, como en primer lugar hemos indicado.
Licor digestivo de Raspail .—Grano de hinojo, 2 g r a m o s . — N u e z moscada , 2 g r a mos.—Clavo de especies, 1 g r a m o . — - C a n e la, 2 g r a m o s . — A z a f r á n , 25 c e n t i g r a m o s . — Mirra, 2 g r a m o s . — Acíbar , 4 g r a m o s . — Sumidades de M a r í a - L u i s a , 4 ó 5 . — A g u a r diente bueno, 1 l i t r o . — A z ú c a r , 900 gramos .
Se pulverizan las materias que lo n e c e sitan y se ponen juntas en infusión con el aguardiente, dejando el todo á la inf luencia del sol por espacio de 1 5 días, removiéndolo bien en cada uno de ellos; una vez trascurridos se cuela por medio de una manga de lana y con expresión y se . g u a r da en botella bien tapada.
Una copita después de las comidas a s e gura una buena digestión; es útil en las indigestiones y cuando se pasan épocas de falta de apetito. E s un l icor agradable y provechoso para el e s tómago .
X X V
A s e o p e r s o n a l y t o c a d o r .
E D I C A D O este trabajo á las señoras seria falta imperdonable prescindir de
emplear un capítulo á explicarles el modo de componer a lgunos de los preparados más usuales en el aseo personal y en el tocador; si ellas mismas se los arreglan, ahorrarán dinero y los obtendrán de mejor calidad.
Agua de Colonia.— Este es uno de los perfumes que tiene más general aplicación y por ello se trata de esta conocida agua olorosa en primer lugar , dando dos fórmulas, de las cuales la pr imera, aunque es m u y buena, sale á mejor precio que la segunda, si bien ésta es todavía más fina.
PRIMERA FORMULA
Alcohol Esencia bergamota. .
» l imón. » Portugal . . . » cidro ó cidrato » lavanda. . . » azahar. . . » romero . . . » tintura ámbar.
i litro ú 86o gramos.
5 »
5 »
5 » 2 » 2 »
I »
3 gotas.
SEGUNDA FÓRMULA
Alcohol, i litro ú 86o g ramos . Esencia bergamota . . ,
» l imón. . . , » Por tuga l . . . » cidro ó cidrato » lavanda. . . » azahar. . . .
7 V, » 7 »
5 »
»
» » r o m e r o . . .
tintura ámbar. 3 gotas .
Se ponen las esencias en el a lcohol , que se conserva bien tapado, y queda hecha la preparación, que al principio se ha de remover de vez en cuando. A l comprar las esencias se ha de ex ig i r del droguero peso muy exacto , pues el más ó menos puede dar un olor diferente del que se busca: las esencias á medida que se pesan pueden p o nerse en una misma botella, procurando que ésta tenga tapón esmeri lado que cierre bien. Estas fórmulas salen mucho más baratas que el precio á que se vende lo que llaman agua de Colonia ; pero si se encuentran caras, pueden abaratarse, poniendo un litro y medio de alcohol con las mismas cantidades de esencias, y así aún se tendrá un producto superior á lo que g e n e r a l m e n te se compra.
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Agua de Portugal,—Es excelente para el tocador y para perfumar la ropa, y su composición es de las más sencillas: Esencia de naranja de Portuga l , 50 g ramos ; de bergamota , 5 gramos ; de neroli ó azahar, medio g ramo; alcohol rectificado, 1 litro. Se mezcla; pasadas unas cuantas horas se decanta para separar el l igero poso que depone; resultando un agua de un olor fino y suave. A l g u n o s le añaden tres ó cuatro gotas de tintura de ámbar .
Pasta de almendras. — El uso de esta pasta se ha general izado mucho ; he aquí la manera de prepararla: A lmendras dulces, crudas, peladas y machacadas , 1 ,000 gramos; harina de arroz, 1 0 0 g r a m o s ; lirio de Florencia , 1 0 0 g ramos ; anacardo en polvo, 20 gramos ; jabón fino en p o l v o , 50 gramos. Se mezclan bien estas materias y se les añade un poquito de esencia de rosa para perfumar la pasta. Esta es emoliente y sirve para suavizar y refrescar la piel irritada por el frío ó por el contacto de l íquidos astringentes ó de cuerpos ásperos.
Agua para limpiar la cabeza. • — S e ponen 3 0 gramos de quina amaril la, bien triturada, en medio litro de agua hirviendo, se deja cocer 5 minutos , se saca del fuego y se disuelven en este cocimiento 2 gra-
mos de carbonado de potasa y otros 2 de cochinilla, l u e g o se añaden 80 gramos de alcohol y 1 0 gotas de la esencia que más agrade. Esta composic ión l impia bien y fortifica la raíz del cabello.
Pomada para el cabel lo.—Médula de buey, 80 g r a m o s . — A c e i t e de almendras dulces, 50 gramos . — E s p e r m a de ballena, 12 g r a m o s . — E s t e a r i n a de aceite de ricino, 30 g r a m o s . — E s e n c i a de bergamota ú otra, 2 gramos,
Se funden al baño-mar ía las tres pr ime-
ras substancias, y fundidas, se retiran del fuego y se añaden las dos últimas, m e z -
clándolas bien; guardando enseguida la p o -
mada en botes apropiados.
Aceite de Macasar.—Aceite de nuez de-
behen, 1 l i t ro .— Acei te de almendras dulces, medio l i t r o . — A l c o h o l , 1 2 5 g r a m o s . — E s p í -
ritu de almizcle, 1 2 g r a m o s . — Esenc ia de bergamota, 1 2 g r a m o s . — E s e n c i a de P o r t u -
gal, 7 gramos. — Esencia de rosas , 1 2 g r a -
mos.
Se colocan todas estas materias en vaso de sobrada suficiencia, de loza ó barnizado, bien tapado, y se calienta durante una hora si baño de María ; después se deja el todo № infusión por espacio de 8 días, r e m o -
viéndolo 2 ó 3 veces cada uno de ellos;
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transcurridos éstos se colora de encarnado por medio de la raíz de la planta llamada onoquiles á palomilla ' de tintes. E s uno de los mejores cosméticos, y lia de guardarse en frascos bien tapados.
Pomada Dupuytren para impedir la caída del cabello.—Médula de buey , 500 g r a m o s . — A c e t a t o de p lomo, 8 g ramos . - -Bá l samo del Perú , 1 6 g r a m o s . — A l c o h o l de 22 grados , 60 g r a m o s . — T i n t u r a de cantáridas, 2 y medio g r a m o s . — T i n t u r a de clavos de especie, 1 y medio g r a m o s . — T i n t u ra de canela, 1 y medio gramos .
Se funden la médula y el bálsamo en vaso de porcelana ó vidriado, revolviéndolos con una espátula de madera , luego se añaden las otras materias , mezclándolas siempre hasta formar una masa homogénea. C o n esta pomada se dan unciones á la cabeza, mañana y noche. A s e g u r a n que es eficaz contra la calvicie.
El colodión contra los sabañones.— Apl icando colodión á los sabañones incipientes y hasta á los ulcerados, el dolor y prurito cesan al instante y la rubicundez y la ulceración desaparecen pasados algunos días.
Para destruir los callos. — Se extiende sobre los mismos un poco de nitrato de
- 1 5 5 — potasa y luego se frotan con el dedo h u medecido con agua. A veces los resultados no son inmediatos, pero con perseverancia desaparecen los callos más inveterados.
T a m b i é n desaparecen si se cortan cada 15 ó 20 días y luego , un poco humecidos , se pasa por ellos nitrato de plata hasta que queden bien negros . Caso de que al c o r t a r los hubiesen l legando á sangrar no deben tocarse con el nitrato de plata.
Limpieza de la boca.—Según el c o n o cido médico D r . T h o m á s , la manera de mantaner la boca limpia y sana es la s i guiente: se empieza por l impiar la dentadura con un cepillo y polvos de jabón de cualquier clase, cuidando de frotar los dientes por todas partes; después se enjuaga la boca con agua, en la cual se mezclan p r e viamente unas cuantas gotas de la c o m p o sición que se pone á continuación, conservando la referida agua un rato en la boca, poco más de un minuto.
Alcohol 1 0 0 g r a m o s . A c i d o benzoico . . T intura de eucalipto. A c i d o t í m i c o . . . Esencia de menta .
Se mezclan todas estas materias y se guardan en un frasco con tapón esmerila-
3 » 1 5 »
25 centígrados.
75 »
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do. A l comprar las cuatro últimas materias pueden ponerse todas en un m i s m o frasco y luego se mezc lan con el alcohol.
X X V I
L a h u e r t a .
| | | J J | Í | L G O difícil se m e ha presentado la l i l i l í manera de expresar mi pensamiento en la rica lengua castellana y después de meditarlo he adoptado la palabra qne encabeza este artículo, la cual según el Dicc ionario de la A c a d e m i a , significa «el sitio donde se plantan y s iembran hortalizas, legumbres y árboles frutales.» Si hubiese escrito en catalán me hubiese sido más fácil determinar exactamente las materias que iba á tratar, clasificándolas en Hort y Frui-terar, que es la manera propia de expresar el concepto, tal cual lo concebí ; porque cosa distinta es la huerta para hortalizas, del campo plantado de árboles frutales; y además, la práctica agr ícola enseña que no están bien juntos el frutal y las verduras y legumbres . P o r esto trataré separadamente de la huerta para hortalizas y del sitio destinado á la plantación de frutales, sin perjuicio de los principios generales en que primero me ocuparé»
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L a huerta, los árboles frutales y el jardín pueden considerarse como el complemento de la casa de campo; su utilidad es evidente , y además embellecen la habitación y p r o porcionan agradable é inocente esparcimiento al espíritu y al cuerpo fatigados por el incesante trabajo de la dirección de una familia y de la vigi lancia de los quehaceres domésticos: por esto son escasas las casas de campo que no tengan sitios destinados á este objeto, los cuales deben estar s iempre sujetos á la inspección del ama de aquélla, por ser ella la más interesada en que se les prodiguen los minuciosos cuidados de que n e cesitan.
Detestamos de veras el lujo, or igen de muchos de los males de que nos quejamos, pero quisiera que en todas las casas de campo se encontrasen todas aquellas cosas n e cesarias que, sin estar reñidas con la s e n c i llez, aminoran la amargura de la vida, hacen agradable el solar en que se v i v e y e s timulan el apego á los lugares en que la Providencia nos ha colocado. A l g o influiría en detener la emigrac ión rural , que l legará i producir graves conflictos, el que se p r o curase rodear las habitaciones rurales de ciertas comodidades y adoraos que pueden obtenerse á poco coste y cuya conservac ión
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sólo depende de que les dediquemos los ratos perdidos.
E n mi lugarejo el R d o . Cura-párraco dio el e jemplo de rodear su casa de parras; los vecinos empezaron á imitarle, y al presente son muchas las casas que durante la buena estación quedan escondidas bajo el verde velo de extensos parrales , proporciando en verano agradable sombra á sus habitantes y brindándoles en otoño con enormes y bellos racimos de uvas , á poca costa adquiridos: algunos conservan en estos parrales las uvas nacidas bajo el alero de los tejados, y en enero las venden á buen precio en la ciudad. Este procedimiento es uno de los tantos que pueden emplearse para embellecer una casa con p r o v e c h o y sin dispendios.
N o siempre las tierras que rodean una casa son á propósito para dedicarlas á un cultivo tan esmerado c o m o necesitan las hortalizas, los frutales y las flores, y por esto á veces es necesario instalar las huertas á a lguna distancia en perjuicio de los cuidados y de la v ig i lancia que ex igen . Si por medio de desfondes es fácil hacerse con la capa necesaria de tierra laborable, y por medio de un estanque bien emplazado pueden juntarse las aguas que hacen falta para el r iego; es beneficioso emplear en estos tra-
bajos los ratos perdidos, los días en que la demasiada humedad, frío ó sequía impiden otras labores, y así paulatinamente irá realizándose una obra que hermoseando la casa reportará resultados posit ivos á sus h a b i tantes.
Si las tierras estuvieran en pendiente pueden dividirse en bancales de anchura p r o porcionada al decl ive de las mismas, sos te nidos por medio de paredes ó márgenes y en líneas horizontales bien adaptadas á la configuración del terreno, aunque sean curvas, huyendo siempre del desmonte y del terraplén, que son trabajos caros, y con ellos solamente se logra enterrar la tierra buena, dejando la mala en la superficie. N o son las líneas rectas las más bonitas; las curvas trazadas con arte son mucho más graciosas, y si se saben combinar producen agradable perspect iva .
Caso de presentarse cascajosa la tierra superficial es conveniente l impiarla de los guijarros y piedras de m a y o r tamaño que con ella anden mezclados . O t r o trabajo preventivo é indispensable es la apertura de sanjas proporcionadas para desviar las aguas pluviales del sitio elegido para h u e r ta: decimos proporc ionadas , para indicar que han de tener la anchura y profundidad
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precisa para recoger con holgura las aguas provenientes de los m a y o r e s aguaceros : un descuido en prevenir 'es ta contingencia puede acarrear la pérdida de las plantas existentes y de las tierras laboriosamente roturadas.
P a r a la clase de cult ivos de que tratamos la tierra mejor es la de consistencia ligera que no degenere en arenisca ó sablonosa pura. L a mejor proporción de un suelo tipo para huerta es que contenga un 33 por 100 de arcilla, otro 33 de arena y otro 33 de calcáreo: tierras de esta clase son de buen manejo, las plantas arraigan pronto , necesitan menos agua y son sensibles al aumento de calor, que se traduce en crecimiento rápido de las hortalizas primerizas. Por medio de enmiendas puede corregirse el suelo que no tenga la composición que dejamos apuntada: resulta casi s iempre costosa la enmienda, pero compensa con el tiempo el trabajo que ocasiona. L a s tierras compactas se mejoran añadiéndoles la arena que les falta; las l igeras , al revés , incorporándoles la arcilla de que carecen: unas y otras, si no tienen la proporción de calcáreo de que necesitan, se mejoran añadiéndoles cal cocida y sin apagar en la proporción que sea menester.
L a arcilla, ó la arena indispensable para dar á las tierras destinadas á huerta el punto de consistencia conveniente , debe i n c o r porarse á las mismas por capas suces ivas , administradas en diferentes veces , p r o c u rando laborear bien la tierra después de haber extendido cada una de ellas. L a cal se pone al salir del horno en montones que se cubren de tierra bien apretada, y cuando se ha convert ido en po lvo , se esparce por medio de una pala, incorporándola al suelo con una buena labor.
Mejora mucho la aptitud de las tierras el entierro en las mismas de forrajes verdes por ellas producidos : con este procedimiento se proporciona al suelo el humus, ó m a n tillo, e lemento esencial de que necesitan las hortalizas para encontrar la tierra con el temperamento frescal que tanto apetecen. Los ingleses preparan un abono especial para las huertas y jardines, denominado compost, que mejora notablemente las t i e rras: recogen las malas hierbas, las hojas que en otoño caen de los árboles , las plantas de fácil descomposic ión de los bosques , las basuras (escombrarías) procedentes de la casa y toda otra clase de despojos vegeta les de poca consistencia; colocan todas estas m a terias en un montón por capas sucesivas ,
AMA D E C A S A i i
— I Ó 2 — interpoladas de otras l igeras de estiércol, y cubren el todo con tierra bien apretada: al cabo de un año tienen un estiércol sumamente apetecido por las plantas, que usan igualmente para regenerar los árboles desmedrados .
L a s mejoras , ó enmiendas , no substituyen los abonos: éstos se han de suministrar con abundancia á la huerta , si se quiere que produzca todo lo que debe. E l estiércol de cuadra, bien consumido, ha de ser la base de ellos; puede aumentarse su potencia fertilizante mezclándole fosfatos y potasa; la letrina aprovecha mucho á las hortalizas, y ha de dárseles bien derretida en agua y con abudancia; el nitrato de sosa, extendido sobre el suelo en el m o m e n t o de desarrollarse las plantas, seguido de una escarda, proporciona efectos maravi l losos .
P a r a terminar estas breves indicaciones, añadiré que la profundidad de la capa de tierra re mov ida en una buena huerta debe ser de 50 centímetros á lo menos para las hortal izas, y de 70 á 80 para los frutales, si el subsuelo es compacto é impenetrable para las raíces. Este ha de ser permeable para que deje filtrar las aguas : si no lo es, precisa abrir a lgunas zanjas , en el fondo de las cuales se forman pequeñas cloacas con
pendiente suficiente, para dejar correr el agua sobrante de las l luvias y de los r iegos , las cuales vue lven á cubrirse con la tierra antes extraída. Esta operación se denomina drenaje: hecha con la debida perfección, hasta en los subsuelos permeables , cambia beneficiosamente la constitución de los suelos, haciéndolos más frescales y sueltos, y , por tanto, más aptos para la producción. Los extranjeros usan mucho este p roced i miento, para el cual utilizan tubos de barro cocido, fabricados para este objeto.
X X V I I
L a h u e r t a p a r a h o r t a l i z a s .
I É I I E N D O el cuidado de la huerta uno de iH$ los deberes en que la buena ama de casa debe fijar con preferencia su atención, á fin de que en ninguna t e m p o r a d a l e falten las hortalizas necesarias para el consumo de la casa, condensaré brevamente los c o nocimientos generales que debe poseer ; los cuales con todo deberá ampliar , estudiando
J esta materia en a lguna obrita de las muchas ;, que se han escrito, detal lando el cultivo in-[ dividual de cada planta. Entre ellas p o d e -! mos recomendar por su sencillez y sentido • práctico la publicada por el conocido horti-
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cultor don J u a n N o n e l l , titulada «Guía del horticultor.»
Los estiércoles.—El mejor estiércol para enterrar profundamente en la huerta es el fresco de cuadra; el cual es rico en principios fertilizantes y proporciona con su descomposición abundante mantil lo á la tierra, dando consistencia á los suelos sablonosos y ayudando eficazmente á la disgregación de los compactos ; siendo para unos y otros un poderoso medio para alcanzar el grado de fertilidad que les es necesar io , si han de nutrir perfectamente las plantas que se les confían. Igua lmente son útiles para este objeto los forrajes compuestos principalmente de leguminosas, enterrados en verde , cuando han alcanzado su m á x i m a vegetación. Para esta labor el me jor instrumento es la l aya (fango), con tal se tenga cuidado en layar la tierra sólo cuando está en buena sazón, jamás con demasiada humedad , y en desmenuzar bien la contenida en cada palada: los huecos que forman los terrones enterrados son sumamente perjudiciales á las plantas.
L o s estiércoles repodridos son excelentes para ponerlos en los surcos donde se trasplantan definitivamente los planteles, ó para incorporarlos con la tierra superficial por
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medio del arado, ó mejor de una buena cava con un azadón de dos puntas (arpiots), uno de los mejores instrumentos para dejar la tierra tan bien mull ida c o m o la necesitan las hortalizas para tomar rápido desarrollo. También sirve para el caso el compost m e n cionado en el capítulo anterior, el cual es indispensable para el buen éxito de las s iembras de semillas menudas.
L a letrina, es un elemento precioso para estimular el crecimiento de las plantas: cuando éstas están bien arraigadas es el momento de darles este abono en h o y o s abiertos al lado de las mismas , que se rellenan de tierra tan pronto c o m o ésta ha a b sorbido el l íquido.
L o s abonos minerales usados en la f o r ma que la práctica enseñe son un gran a u xiliar del horticultor, fomentan el d e s a r r o llo de las hortalizas y éstas adquieren un tamaño, lozanía y terneza difícil de c o n s e guir sin su concurso. L o s fosfatos, la potasa y el sulfato de amoníaco se han de confiar i la tierra antes de hacer las plantaciones, el nitrato de sosa cuando y a están a r r a i g a das, y en veces repetidas, seguidas de una ligera escarda: así se aprovecha mejor . D e fosfatos faltan en casi todas las tierras, y se les proporcionan por medio de los super-
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fosfatos ó de escorias de desfosforación; los primeros para las tierras calcáreas y las segundas para las que carecen de cal; potasa tienen la suficiente las tierras arcillosas, careciendo de ella las sablonosas y areniscas; el cloruro y el carbonato de potasa son las materias usuales para incorporarla á los suelos que de ella están exhaustos ; las hortalizas necesitan principalmente de ázoe para su rápido desarrol lo, y éste se les suministra por medio del sulfato de amoníaco, ó del nitrato de sosa. E n s a y o s concienzudos enseñan prácticamente la cantidad de cada uno de estos elementos fertilizantes que debe usarse, siendo la experiencia la mejor guía, porque se adapta á las circunstancias especiales de cada caso particular.
Siembras.—Siempre he preferido hacer las necesarias para el propio consumo, así se obtienen planteles castizos en la época que se necesitan y de más fácil arra igo. L a s semillas pequeñas requieren algún cuidado al sembrarlas: pr imeramente la tierra ha de ser suelta, bien mullida y m u y limpia de todas las hierbas espontáneas: se siembran en seco, y luego se r e m u e v e l igeramente la tierra con un rastrillo á propósito: enseguida se r iega con agua corriente y en cuanto la tierra queda en buena sazón, que no se
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pega á las herramientas, se rastrilla otra v e z superficialmente aquélla para que no se endurezca, y á los pocos días se tiene un plantel magníf ico, que crece rápidamente, si no le falta abono y la estación le es p r o picia.
L a profundidad á que han de enterrarse las semillas es m u y var iable , cuanto m á s pequeñas más superficiales han de hacerse las siembras y jamás han de ser demasiado profundas, porque las semillas necesitan del aire para germinar . L o s melones , calabazas, guisantes, habas , judías, etc., pueden c u brirse con 4 ó 5 centímetros de tierra, si ésta es suelta, y en cambio las coles, escarolas, lechugas , nabos, rábanos, etc., les basta con que se entierren un centímetro ó menos . T a m p o c o pueden darse reglas fijas r e s p e c to á la distribución de las semillas s e m b r a das á voleo, si resultan un poquito claras es mejor: en otro caso pueden aclararse arrancando las sobrantes. C o m o ejemplo se p u e de indicar que un g r a m o de semilla de col suele bastar para sembrar un metro cuadrado.
Semillero común.—En toda huerta es conveniente destinar una parcela de capacidad proporcionada á la extensión de a q u é lla para semillero: como tiene poca superf i-
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cié es fácil dar á la tierra por él ocupada la consistencia conveniente para que las semillas que se le confíen germinen pronto y bien. E n verano es útil proporcionarle sombra y en invierno un abrigo que le ampare de los v ientos fríos: la expos ic ión al medio día es la mejor. Se siembran en semillero todas las hortalizas c u y o trasplante no les es perjudicial : acelgas , achicorias, apio, coles, cebollas, escarolas, l echugas , puerros (porro), etc. E n cuanto aparecen las plantitas se rociarán á menudo, á la caída de la tarde, con regadera de l luvia fina. L a época de las siembras cada uno ha de fijársela: bastando para ello contados ensayos , si uno se fija en las reg las que dan los tratados especiales.
Semillero de cama caliente.—En sitio m u y abrigado, y con exposic ión al medio día, se abre un h o y o de 20 centímetros de profundidad y de la extensión que se necesite: después se l lena de estiércol reciente de cuadra y encima de éste se ext iende una capa de 1 0 á 1 5 centímetros de estiércol, procedente de camas anteriores ó de mantil lo, preparado con hojas bien consumidas, humedeciéndolo l igeramente , si y a no lo estaba anteriormente, lo cual es mejor: enseguida se ponen las semillas que se recu-
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bren con la capa de mantil lo necesaria, según su tamaño. C u a n d o la temperatura es fría estas camas se tapan con cristales ó esteras de esparto, ó de paja larga , d e j á n dolas abiertas s iempre que haga buen sol, y se r iegan cuando sea menester.
Con la ayuda de esta clase de semilleros se logra anticipar las cosechas de berenge-nas, calabazas, melones , pepinos, pimientos, tomates, etc., etc.; cuyas plantas se trasplantan á plena tierra tan pronto c o m o la t e m peratura lo permita. Para proceder al t ras plante es conveniente que el semillero y la tierra que han de recibir las plantitas estén en buena sazón: así al arrancarlas guardan la tierra á que están adheridas las raíces, y no estando seca aquella en que se plantan, apenas notan el cambio. Inmediatamente después de la plantación, se r iega, al objeto de apretarles é incorporarles bien la tierra de su alrededor. E l mejor m o m e n t o para el trasplante es á la caida de la tarde, sobre todo en v e r a n o .
Plantas difíciles de trasplantar.—En eras proporcionadas al consumo se s i e m bran á voleo acederas (agrellas), e scorzonera, espinacas, mastuerzo (inorritort), p e r e jil, perifollo (cerfull), rabanitos, zanahorias, hierba de los canónigos , etc., etc. T o d a s
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estas plantas admiten difícilmente el trasplante, y si se consigue salvarlas es á costa de un retardo notable en sus crecimientos. Muchas de ellas se resiembran por sí mismas, y otras subsisten varios años.
Plantas que deben sembrarse á golpes. — O t r a s plantas h a y , propias de la huerta, que deben sembrarse de asiento y á golpes ó espaciadas, tales como las calabazas, guisantes, habas, judías, lentejas, melones, pepinos, remolachas , etc., etc. Estas se siembran abriendo hoyos en las eras preparadas para recibirlas, poniendo á cada uno estiércol bien repodrido ó letrina, y luego , fuera del contacto del abono, se le ponen las semillas en n ú m e r o de 4 ó 5.
Se siembran igualmente las plantas que se reproducen por tubérculos, r izomas ó retoños, como los ajos, la alcachofa, el chalote (escalunyá), el espárrago, las fresas, el moniato ó boniato, la patata, etc. , etc. Unas y otras plantas han de espaciarse á la distancia requerida para su futuro crecimiento.
N o v o y á entrar en detalles sobre el cult ivo individual de cada una de las hortalizas rápidamente reseñadas , ni á ocuparme en la manera de aprovechar las , todo lo cual me separaría de los límites que me he impuesto. E n la obrita recomendada al princi-
pió de este capítulo se encontrarán todos estos pormenores , y con ella á la vista puede cada uno aplicar las reglas que contiene á sus circunstancias particulares.
T e r m i n a r é recomendando á la ama de casa que no pierda de vista la huerta; si fía su explotación á las criadas, sacará poco provecho de ella: muchas son una plaga para las plantaciones que aquélla contiene. La huerta debe estar s iempre provista de las verduras y legumbres propias del t i e m po, y para conseguir lo es necesario prever lo con anticipación. N o se deben molestar las plantas hasta el momento en que han alcanzado su m a y o r desarrollo ó madurez : se ha de evitar el pisoteo de las tierras h u medecidas por las lluvias ó por los riegos; y finalmente se ha de tener un cuidado a s i duo en perseguir las malas hierbas y en mantener la tierra esponjada con escardas superficiales y frecuentes. C o n estas c o n d i ciones la huerta es un gran recurso para la casa de c a m p o , y proporciona en toda e s tación, manjares sabrosos, nutritivos y económicos.
X X V I I I
L a h u e r t a p a r a á r b o l e s f r u t a l e s .
L G U N O S se han empeñado, y el que esto escribe entre ellos, en cultivar
en un mismo suelo árboles frutales y hortalizas; vano empeño : el árbol generalmente necesita mucha menos agua que la hortaliza, y si se le da de sobra, le perjudica; la última necesita de tierra bien removida á regular profundidad por medio de la laya (jangá), ó del azadón de puntas (arpiots), y con estas herramientas se destrozan las raíces superficiales de aquél, que son precisamente los órganos indispensables para su nutrición. P o r estas causas el frutal plantado entre hortalizas v ive raquítico y acaba por morir de inanición. Esto enseña la experiencia , y bueno será lo tenga en cuenta el que lo ignore .
T a m p o c o da resultado plantar frutales en tierras labrantías de secano: si tienen entrada en los campos los ganados , tarde ó temprano aquéllos son presa de éstos, y además estorban para practicar las labores los pocos que escapan. L o mejor es destinar un campo de extensión acomodada á las necesidades de la casa, para huerta de fru-
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tales: en muchas comarcas de Cataluña puede ser muy bien de secano, si tiene una capa de 6o á 8o centímetros de tierra r e movida, y si se tiene la precaución de dejar los bancales bien nivelados para que no se escurran las aguas pluvia les . L o s árboles necesitan poca agua : en suelos m u y secos con dos y á lo más tres r iegos en v e r a n o tienen suficiente en tiempos normales.
L o s alcorques ó socavas (yalls) abiertos al rededor de los árboles, ó entre las l íneas de los mismos, son un buen recurso para detener las aguas pluviales y mantener húmeda la tierra. Si se abren al rededor del árbol, se ha de procurar darles mucha extensión y poca profundidad, á fin de evitar la destrucción de las raicillas superficiales de aquél.
La huerta para frutales se ha de p r o c u rar que mire á mediodía ó levante : la m e jor exposición es la intermedia entre las dos. L a s plantaciones deben quedar bien espaciadas, teniendo en cuenta el desarrollo natural del árbol que va á plantarse : vale más un árbol lozano y bien nutrido que dos raquíticos y enfermizos. V e r m o r e l aconseja las distancias que ponemos en el s i guiente cuadro :
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E l cuadro anterior no sólo demuestra la distancia que los árboles deben guardar entre sí, si que también las formas de poda á que con más ó m e n o s dificultad se adaptan. C u a n d o los árboles se plantan mezclados, y fuera de líneas rectas, la distancia expresada se ha de entender que es el radio de un círculo cuyo centro es el árbol que se planta. A l principio parecerán espaciados en demasía, pero á los pocos años, si la tierra y el clima les prueba, se comprenderá que la plantación está acertada.
N o m e detendré en expl icar la manera de sembrar é ingertar los árboles: dados los precios á que actualmente se venden los plantones, no vale la pena de entretenerse en ello: además, es difícil hacerse con las variedades perfeccionadas que cada momento se consiguen, y por otra parte la explicación de esta delicada operación me llevaría más lejos del l ímite que m e he impuesto; el que quiera instruirse en esta materia, que n i n g ú n labrador debiera ignorar, puede recurrir á las obras especiales que i la misma están dedicadas.
L a s plantaciones se hacen á últimos de otoño ó principios de pr imavera , cuando ha cesado el mov imiento de la savia , ó bien poco antes de que empiece á fluir; puede
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plantarse asimismo en pleno invierno, pero con la condición de que no esté helada la tierra, ni demasiado húmeda .
P a r a plantar muchos árboles á la vez , da magnifico resultado abrir una zanja de 6o centímetros de ancho por otros tantos de profundidad, que v a y a pasando por todos los puntos que han de ocupar aquéllos: una vez colocados en los sitios designados, la parte de zanja que queda entre ellos, se llena de ramas de pino ó de broza del b o s -
| que, compuesta de arbustos de fácil des-| composión: por este procedimiento la tierra ! queda abonada por una serie de años, con
un abono grato á los árboles que se p l a n tan. T a m b i é n pueden plantarse en h o y o s aislados, y en este caso deben medir a q u é llos un metro en cuadro por 6o cent íme-
• tros á lo menos de profundidad, colocando en el mismo y fuera del contacto de las raíces el abono que se les debe dar. L o s plantones no deben enterrarse demasiado
I al trasplantarles: con que la tierra los cubra I unos 5 centímetros más que en el v i v e r o ,
hay lo suficiente. Con el fin de auxiliar al que quiera plantar
árboles frutales y desconozca las var iedades en que se dividen a lgunas especies de ellos y los nombres con que se las conoce , p o n -
| AMA. D E GASA. 12
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dré á continuación una nota de las que, de cada una de ellas, merecen mejor concepto, anotándoles por orden de maduración del fruto é indicando la tierra que prefieren:
Albaricoquero.—Precoz, R e a l , Alberge, Ale jandría , N a n e y , B lanco de Auvernia (bueno para confitar) y T r o c h e t s , que es el más tardío. Prefieren tierras medianas y cal izas .
Almendro.—Imperial, Esperanza , Mollar blanco y Mol lar de damas. L o s collados altos y secos son sus tierras preferidas.
Cerezos.—Abrinada, C o r a z ó n de palomo, Garrafal , de L e y , San Clemente , Bigarreau (b igarrado) y los Guindos , propios para confituras y l icores. L a s tierras sueltas areniscas ó calizas son preferidas por esta clase de árboles.
Ciruelo. — P r e c o z monstruosa , Ciruela melocotón, R e i n a Claudia precoz , Mirabo-land, Moscatel lana (buena para pasas ) , Mi-rabella gruesa , Gotas de oro (buena para pasas) y Re ina Claudia de Bavay. Requieren terrenos arci l lo-calcáreos a lgo frescos, prosperando más ó menos bien en toda clase de tierras.
Higuera.—Temprana de S a n Antonio, Sayola, Bordisot, Coll de dama (ésta sólo madura en países cal ientes) . V i v e n en toda
— 179 — clase de tierras, apeteciendo las profundas y frescales.
Manzanos.—De verano: San J u a n , C a muesa blanca de verano , M a g d a l e n a y J o a quina .—De otoño: Re ineta gris , Bel la flor, Poma térra y del C i r i o . — D e invierno: R e i neta del Canadá y de Inglaterra , C a m u e s a blanca de inv ierno , C a m u e s a roja de invierno y Nespla. Se dan mejor en climas f res cos y húmedos .
Melocotoneros.—Amsdem, B ien venido, Early y Beatr iz , Magda lena , R o q u e t a h e l a -
! da, Amar i l lo g rueso , N i s o , Mol lar incompa-! rabie, Monstruoso g a b a c h o , Rasclosa, San
Miguel y P a v í a de San Mart ín : los dos últimos no maduran hasta fines de septiembre, lo cual les hace impropios para climas a lgo
•• fríos. L o s suelos profundos permeables y j algo calizos son los que más gustan al m e -j | locotonero. 5 Perales.—De verano: Castel ls , M a n t e c o
sa Giffard, L i m ó n de S irena, * C a m u e s a fina de verano , Bel l ís ima de estío, * B u e n
\ cristiano de estío, *Muslo de dama, M a n t e cosa de Amanl i s , Mantecosa H a r d y , B e r g a mota de estío y Buena de E%_ée.—De otoño: Mantecosa superfina, Buen cristiano de otoño, Bella de Bruselas , B e r g a m o t a lucrativa, Buena Luisa de A v r a n c h e s , Disolvente de
los bosques, Mantecosa blanca de otoño, Moscatel alemán y Duquesa de Angulema. — D e inv ierno: Bel la ' d e Berry, Mantecosa Diel, " R e a l de invierno {Bergadand), M a n tecosa Clairgeau, San G e r m á n , Bergamota de Esperen, Pasa crasanne, Imperial {Fulla de- roure), Ollivier, de Sérres, Bergamota de Pentecostés y Buen cristiano de invierno. E l peral apetece tierras de buen fondo frescales y no demasiado sueltas. L a s variedades que l levan un asterisco no pueden cultivarse sino de tallo alto y deben plantarse de manera que no les falte espacio para extender sus ramas y raíces.
A l proceder á plantar una huerta para . frutales, es conveniente interpolar las va riedades de una misma especie, porque como cada una tiene desarrollo diferente, las que lo tienen m a y o r gozan de más espacio y al propio tiempo la plantación resulta de mejor perspectiva por estar intercalados los árboles lozanos y frondosos con los que quedan reducidos por su naturaleza á menores proporciones .
A u n q u e en la nota anterior se apunta la clase de tierra preferida por cada clase de árboles, no ofrece dificultad plantarlos todos en la que se destina para huerta, pero si aquélla es de variable consistencia, como
sucede á menudo, es prudente al trazar el plan, distribuir los árboles de forma que cada clase ocupe aquella que le sea más apropiada y la exposición que mejor se le adapte.
E l ama de casa encontrará en la huerta para frutales un buen recurso para muchas necesidades de la casa: por esto debe v i g i lar no le falten las l igeras labores de que necesita, y que en invierno se le ponga s u perficialmente algún abono: los árboles se cuidan de pagar espléndidamente estos cortos cuidados, si una poda inteligente los estimula á la producción.
X X I X
E l j a r d í n .
A belleza de la casa y el que ésta ofrezca alegre aspecto á la vista son c o n
diciones adecuadas á que se le p o n g a apego y que se la vea con gusto tras de las f o r z ó -zas ausencias á que obl igan las necesidades de la vida. M u c h a s son las casas de campo abandonadas hoy por desgracia ; no pocas traspasadas á manos extrañas, que no se encontrarían en tal situación si sus antiguos dueños hubiesen dedicado los ratos perd i dos, nada más que los ratos perdidos, á embellecerlas y hacerlas agradables. Di f íc i l -
mente se abandona la morada rodeada de cierto embeleso y poesía: el alma se acostumbra á no saber prescindir de ella.
Es to se logra con suma facilidad, rodeando la casa de árboles y flores, para lo cual no son necesarios grandes dispendios, ni es menestar recurrir á exper imentados artistas, cuyos trabajos son costosos: basta con tener un poquito de gusto, estudiar los jardines que se ven en las poblaciones , saberse aprovechar de los accidentes del terreno y guardar las plantaciones de los dientes del g a nado, siendo todo esto sencil l ísimo con buena voluntad y afición al trabajo.
L o s muros pueden cubrirse de parras, ó de plantas trepadoras arbustivas ó herbáceas, según el gusto de cada cual: los accidentes del piso pueden arreglarse con pe-druscos, colocados rústicamente, formando con ellos as imismo, al frente de la casa, canastillos para llenarlos de arbustos y flores, y colocando en los intersticios, convenientemente rellenados de buena tierra vegetal, plantitas enredaderas, que dan bello aspecto á las piedras orladas de verdura . Asimismo pueden arreglarse platabandas divididas por caminales que se plantarán de arbolillos en el centro, luego de arbustos y finalmente de plantas florales perennes, presentando
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el conjunto graciosa perspect iva de v e r d u ra y flores. Si el punto ha de estar frecuentado por animales, se resguardan las plantaciones por medio de enrejados de cañas ó de alambre, que cuestan poco y ponen los cuadros al abr igo de las patas y dientes de aquéllos.
L a tierra que debe aprovecharse para estas plantaciones, se ha de procurar sea suelta y m u y cargada de despojos vegeta les convenientemente descompuestos por la acción del t iempo: es fácil hacerse con ella en
• una casa de campo, si se tiene cuidado en : amontonar las malas hierbas para utilizar
sus residuos á este objeto. T a m b i é n se e n cuentra tierra acomodada para ello en los bosques ant iguos y en las orillas de los
I torrentes, y con ella puede rel lenarse el in-I terior de los cuadros y canastillos destina-I dos á las plantas de adorno. ! P a r a la elección de esta clase de plantas
se han de tener en cuenta las circunstancias en que cada uno se encuentra, la clase de tierra, la exposic ión, el cl ima, la abundancia ó escasez de agua , los cuidados que se está dispuesto á prestar á las plantaciones, etc. Para todas las condiciones se encontrarán plantas proporcionadas en los catálogos de los jardineros: unas se acomodan per fecta-
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mente en terrenos compactos y secos, ó secos y sueltos; otras prefieren terrenos frescales, y hasta se encuentran de ellas que vegetan bien en verdaderos aguazales , las hay que requieren climas fríos, otras calientes; unas aman con preferencia los lugares sombríos, y otras los solanares. P lantas hay que medran sin n ingún cuidado y pueden competir en belleza con las que los necesitan m u y asiduos.
S o n tantas las clases de plantas de adorno y las variedades en que se subdividen, que sin escribir un verdadero tratado de jardinería es imposible dar una idea de las más generalmente recomendables , y aún así tampoco es posible hacer una selección que se adapte á todas las circunstancias, diferentes en cada caso particular.
Para una casa de campo, se han de buscar con preferencia plantas rústicas que requieran pocos cuidados: entre los rosales y los arbolillos y arbustos de hojas perennes y caducas pueden escogerse ejemplares preciosos para cada caso: entre los árboles de gran tamaño los hay también para todos los gustos : las gramíneas son plantas perennes que s irven de mucho adorno en los jardines, y con los tallos secos de algunas se forman vistosos ramos que duran todo el
— i85 -invierno: las plantas herbáceas, bisanuales y perennes son las más á propósito para llenar los intermedios entre los arbolillos y arbustos: s irven además para formar cordones y macizos .
L o s crisantemos y claveles, son plantas que requieren pocos cuidados y dan a b u n dantes y variadas flores. L o s abutilones, fuchsias y geranios son plantas hermos í s i mas: los últimos con flores de una variedad inmensa de formas y colores, en países c a lientes son plantas rústicas: donde hiela con fuerza se han de cultivar en macetas, que durante el inv ierno se ponen al abrigo del frío. Entre las plantas enredaderas hay para todos los gustos y para todas las c i rcunstancias; unas de hoja perenne, y otras de hoja caduca.
L a s coniferas son plantas de mucho efecto si se dispone de espacio donde puedan desarrollarse con v igor : prefieren los cl imas fríos, en oposición á las palmeras que los necesitan calurosos: entre aquéllas y éstas hay muchís imas clases y variedades, donde se puede escoger . L a s a g a v e s , beaucarneas, yucas y aloes, son plantas que v iven sin cuidado a lguno y resisten las sequías más terribles.
Las orquídeas son plantas bellísimas para
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los países calientes: necesitan mucha humedad. Ent re las plantas tuberculosas y bulbosas hay m u c h o en que poder escoger: jacintos, tulipas, narcisos, lirios, ranúnculos gladiolus, cannas, dalias y tantas otras que sería largo enumerar. L a s plantas acuáticas forman otra sección numerosa , cuya gran variedad sólo s i rve para dificultar la elección.
Para el adorno de sobremesas, chimeneas, cantoneras, etc., las bromeliáceas y caladios de hojas pintadas proporcionan ejemplares para todos los gustos: de las primeras las hay que v i v e n casi sin tierra. El que quiera plantas de las que sólo v i v e n en tierra de castaño ó de brezo, tiene en las azaleas, camelias, gardenias , rhododendrons y hortensias, mucho bueno que elegir .
P a r a el cultivo de tantas clases y var iedades de vegeta les nada podemos decir en las condiciones en que escr ibimos. E n el l i-brito «Guía del jardinero,» publicado por don J u a n Nonel l , de ésta, hay todo lo más conveniente para el entretenimiento de las plantas de adorno que deben rodear una casa de campo, si ésta ha de tener un aspecto agradable y a legre .
E l cuidado de las plantas de adorno y de las flores es el entretenimiento más inocen-
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te á que puede entregarse un ama de casa durante los ratos de solaz (toda ama ordenada debe tenerlos) que le permitan sus graves ocupaciones . En esta tarea se ha de hacer ayudar por los pequeñuelos , quienes toman pronto afición á un trabajo que para ellos se convierte en un juego ; y l u e g o , cuando v e n el crecimiento y florescencia del vegetal por ellos sembrado ó plantado, su asombro no tiene l ímites y se pasarían el día entero regando y cuidando el jardín. Muchas veces he tenido ocasión de con-
I templar sus arrebatos de alegría y de e s c u -j char el inoportuno y disparatado relato de las observaciones que hacen acerca de los
I árboles y de las plantas que se les han dado para estimularles al trabajo. Sorprende v e r en criaturas de tres y cuatro años la de l icadeza y tino con que obran para no destruir ó estropear las plantas, es necesar io ver lo para creerlo.
L o repetimos: la mejor distracción para una ama de casa son las flores, y si cons igue
•: que sus pequeños se aficionen á cuidarlas se I evitará muchos disgustos, y ellos aprende-| rán, sin comprender lo , á ser laboriosos y á | obrar con cordura; consiguiendo, además,
que el bello y ordenado aspecto exter ior de la casa descubra al visitante desconocido
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las dotes que adornan á la que debe ser el alma de ella y la providencia de los que la habitan.
X X X
H i g i e n e .
I E N D O la madre de familia la llamada á cumplir la benéfica misión de acu
dir al alivio de los que contraen alguna enfermedad, quedaría incompleto este trabajo, sino contenía a lgunas indicaciones sobre la manera de conservar la salud, y acerca de lo más preciso para procurar algún socorro á los pobres enfermos. P o r esto se dedican á tan interesante asunto los últimos capítulos de esta obrita, esperando que servirán de utilidad á sus benévolas lectoras.
E l estado de salud puede conservarse más ó menos, según el cuidado que cada uno ponga en ello: es más fácil mantenerse sano que curar la enfermedad contraída: por esto la higiene es el arte que debería ser más familiar al hombre , y por desgracia es uno de los más olv idados . D e ella se tratará en primer lugar . .
S in las causas externas que afectan al hombre, éste viviría en perpetuo estado de salud y sólo moriría de ve jez : esto hemos
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visto asegurar por eminencias médicas, y según nuestro pobre parecer es una verdad incontrovertible. H o y , no obstante, son contados los que mueren de ve jez , é i n n u merables los que acaban la vida p r e m a t u ramente á causa de accidentes fáciles de evitar. L a asfixia, el exceso , la pr ivación, el envenenamiento voluntario é invo lunta rio, las lesiones interiores y exteriores, y las causas morales que hieren como el r a y o
[ y que sólo pueden remediar la res ignación
: cristiana, son los or ígenes de nuestras e n fermedades, y por tanto, la causa de que sean tantos los hombres que sucumben sin
i llegar al término que el sabio A u t o r de la naturaleza ha fijado á la duración de la vida humana. Es tudiemos brevemente los escollos que debemos evitar para conservar la salud.
| E l pr imero con que tropezamos es la ' j falta ó impureza del aire que respiramos: [ el aire puro es el pan de la respiración; él
debe l lenar nuestras habitaciones, si éstas han de ser sanas; por esto conviene que
I sean venti ladas, procurando conseguir lo sin i establecer corrientes de aire, siempre p e r -! judiciales á la salud, y m u c h o más cuando
el cuerpo está exc i tado por el trabajo ó por el calor. Para que el aire sea puro, es
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necesario que no esté impregnado de miasmas deletéreos, lo cual se logra destruyendo los focos de corrupción dentro de la casa y en los alrededores de la misma: las charcas y los estercoleros mal situados y peor cuidados son causas comunes de infección, lo mismo que la falta de limpieza en los aposentos destinados á las personas y á los animales: en cambio los arbolados plantados cerca de la casa son instrumentos automáticos que purifican el aire.
L a s habitaciones para las personas y los aposentos para el ganado deben ser espaciosos y proporcionados al número de seres vivientes que en unas y otros se albergan, á fin de que por la respiración no se consuma todo el aire que contengan: un célebre médico asegura que el aire tres veces respirado es un veneno . L o s dormitorios no deben servir de sala para recibir, ni de ga binete de costura; no deben ocuparse sino para dormir, como indica el nombre con que se los designa.
L a privación, el exceso , ó la insuficiencia en la al imentación, y la mala calidad ó adulteración de las materias comestibles, son otras tantas causas de enfermedad: el alimento común, sencillo, con pocas especias y preparado naturalmente, es el que
— I 9 I — mejor se acomoda á la naturaleza humana . D e b e m o s ser partidarios decididos de la frugal idad: comer para v iv i r y no v iv i r para comer: cuanto más adelanta el arte culinario y se afina el gusto del paladar, m a yor es el cuadro de las enfermedades que afectan á la humanidad. M u c h a s verduras y legumbres , a lgo de carne y de v ino; pan casero á discreción: hé aquí la alimentación que la experiencia recomienda como la m e jor; ella es la que conserva las fuerzas y la salud á la robusta población rural y la p e r mite alcanzar una longev idad que deja m u y atrás á la de las otras clases sociales.
Otro escollo en que tropieza la salud es la adulteración de las substancias alimenticias y la ingest ión en el es tómago, en los pulmones y en las mucosas de materias desorganizadoras de nuestros tejidos: todas estas substancias toman el nombre de venenos, porque obran c o m o tales, siendo fuente perenne de enfermedades largas , muchas veces de fatal terminación.
L o s excesos por largo t iempo cont inuados de frío ó de calor, y el paso repentino de una temperatura alta á otra baja, ó v i ce versa, son imprudencias que se p a g a n c a ras y algunas veces cuestan la vida. L o s baños y el lavado del cuerpo con agua fría,
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efectuados con rapidez, antes de dejar la cama y vo lv iéndose inmediatamente á ella durante media hora, son preservativos de tales accidentes.
L a s contusiones y soluciones de continuidad de las carnes, las fracturas de h u e sos, las l lagas , heridas, etc., son otras tantas causas que ocasionan muchas bajas á la humanidad, y que la prudencia puede evitar casi s iempre.
E l parasitismo interno y externo, que ni en el sepulcro respeta al hombre , es tal vez una de las causas que más dolorosa-mente le efectan: á él se atribuyen hoy día gran parte de las enfermedades, y poco nos afectaría si tuviésemos cuidado en no proporcionarle el medio que necesita para desarrollarse. El uso frecuente del agua de tomillo (Jarigola) en sopa ó simplemente bebida, del alcanfor (no traspasando su uso de 2 gramos en 2 4 horas y repartido en diferentes tomas) , los polvos de carbón vegetal y de valer iana y la decocción concentrada ó los polvos de corteza de encina para las l lagas y toda clase de soluciones de continuidad, son antisépticos de poco coste y que están al a lcance de la mano de quien los necesita.
U n a conducta arreglada á las prescrip-
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AMA D E C A S A 13
dones evangél icas es seguro antídoto c o n tra las enfermedades morales , s iempre difíciles de curar y que por lo mismo hacen sufrir á un sinnúmero de personas. L a falta de moderación en las alegrías y en las tristezas, el temor exagerado á los pel igros , el abuso de los placeres lícitos, el desarreglo y el l ibertinaje, el fausto y el lu jo, la soberbia, la hipocresía, la avaricia , la mentira, la doblez, la pereza y el afán de procurarse comodidades, son otras tantas causas de enfermedades crónicas que, acortando la v ida , hacen sufrir á tres cuartas partes de la h u manidad. P a r a evitarlas, procuremos practicar las virtudes contrarias á estos vicios , ejercitémonos en considerar la v ida tal cual es, res ignándonos en las adversidades, t o mando las alegrías en su justo va lor y h u yendo de complacer á los sentidos c o m o de un áspid venenoso ; seamos modestos , s o brios, caritativos, desinteresados, enteros, francos y leales; t rabajemos corporalmente para cumplir el precepto divino y para e n durecer nuestro cuerpo, educándole de m a nera que sea poco sensible á los cambios atmosféricos y á las mil penalidades á que forzosamente ha de v iv i r sujeto, y por últ imo no abusemos de nada, y menos de nadie, y así conseguiremos larga v ida, exenta de los
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sufrimientos que acibaran la existencia de los libertinos, comodones y egoistas , quienes en su mismo pecado encuentran condigno cast igo.
U n a conocida escritora francesa, madame Mil let-Robinet , condensa las reglas higiénicas en pocas líneas. H e aquí su traducción para poner digno remate á este capítulo.
«Una habitación oreada, una vida regular, una al imentación sencilla tomada con moderación; trabajo y sobre todo ejercicio; un fuerte imperio sobre sí mismo para reprimir las emociones violentas, así como las sensaciones demasiado v ivas ; el hábito de madrugar y de acostarse temprano: tales son las primeras condiciones de una buena higiene, y por consiguiente de una buena salud. L a falta de observac ión de estas reglas de conducta y las imprudencias , ocasionan m u y á menudo las enfermedades que torcidamente se achacan al acaso y á la mala suerte.»
X X X I
F a r m a c i a c a s e r a .
una casa de campo es indispensable l i t i s tener un botiquín bien ordenado en un armario cualquiera, mientras se cierre
con l lave. Frecuentes son los casos de accidentes y enfermedades en los cuales conviene acudir enseguida al socorro de los enfermos: si el médico á su l legada encuentra lo que necesita se adelanta m u c h o , y á veces ese t iempo es precioso para detener el curso de la enfermedad, ó para al iviar al paciente. S i rve también para las indispos i ciones l igeras , ahorrando pasos y molestias. El botiquín ha de contener ciertos i n t r u -mentos indispensables y luego algunos medicamentos de los más usados. V a m o s á poner las listas de unos y otros.
I N S T R U M E N T O S
Unas balanzas pequeñas y finas con los pesos correspondientes hasta un cent i g r a m o .
Un morterito con su mano de vidrio. Un cuenta gotas. Un embudo de v idr io . Una espátula de hoja flexible. Unas tijeras finas. Unas pinzas. Una lanceta. Una lámpara fogón de alcohol . Dos pequeños cazos de hierro para calentar
bebidas sobre la lámpara de alcohol.
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A c i d o bórico 2 0 0 » A c i d o fénico 1 botella A g u a sedativa 500 gram. A g u a del C a r m e n 1 0 0 » A g u a de Rubinat ó de L o e c h e s . 1 botella Alcanfor 1 0 0 gram. A l g o d ó n hidrófilo 1 0 0 » A lcohol 500 »
( 1 ) E l aceite de almendras dulces, que se enrancia pronto, puede sustituirse, casi s iempre, por el de oliva bien puro.
Una lamparil la de noche, de porcelana, que, además de proporcionar débil luz, permita aprovechar el 'calor para mantener tibio el contenido de una taza á ella adaptada.
Pape l filtro. U n filtro de lana. U n a caja conteniendo vendas de diferentes
tamaños, trapos usados y bien limpios, hilas y a lgodón en rama.
U n a ger inga para lavat ivas . Otra pequeña de cristal . Otra para inyecc iones .
MEDICAMENTOS
Acei te de almendras dulces ( 1 ) . 2 0 0 gram.
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( 1 ) E l éter se evapora muy fácilmente: es n e cesario tenerlo s iempre en un frasco con un buen tapón de corcho y lacrado.
( 2 ) La harina de lino se ha de guardar en un bote de vidrio imperfectamente cerrado.
Alcohol alcanforado. . . . 1 0 0 g r a m . A lumbre calcinado 75 » Amoníaco líquido 1 0 0 a Azufre (flor de) 200 » Bicarbonato de sosa. . . . 2 0 0 » Ca lomelanos en po lvo . . . 1 0 » Cebada perlada 2 0 0 » Colodión al salol 1 0 0 » Emét ico 2 » Esparadrapo de diaquilón. . 1 hoja Éter sulfúrico ( 1 ) 1 0 0 g r a m . Éter al salol 200 » Gaza antiséptica 1 pl iego G o m a arábiga en p o l v o . . . 200 g r a m . Láudano S y d e n h a m . . . . 3 0 » Ipecacuana en polvo . . . . 1 5 » Lino (har ina) ( 2 ) 1 0 0 0 » Miel 500 » Mostaza (harina d e ) . . . . 500 » Mostaza (papel) 1 caja Nitrato de plata: una barrita montada en un
porta-lápiz. Percloruro de hierro . . . . 3 c g r a m . Quina (corteza) 1 0 0 »
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T o d o s los objetos y medicamentos apuntados se adquieren á precios módicos en las grandes droguerías de las capitales; los ú l timos han de l levar cada uno su etiqueta, bien inteligible, para no dar lugar á equivocaciones que podrían resultar fatales, y el todo se ha de guardar en un armario limpio y seco, cerrado con l lave .
Cuando se compra un medicamento y no se consume todo, si puede guardarse, se junta á los otros, después de ponerle su c o rrespondiente etiqueta: si no es susceptible de conservarse se echa enseguida para no dar lugar á equivocaciones .
S iempre que uno se encuentre con un medicamento sia rótulo, la prudencia aconseja destruirlo inmediatamente; de otra manera es casi seguro que con él se produciría algún desagradable accidente. E n el armario donde se guarda el botiquín hay que te-
Rega l iz ( p o l v o ) . . . . . 1 0 0 gram. Ruibarbo 1 0 0 » Subl imado corrosivo. . . . 1 0 » Subnitrato de bismuto. . . 1 0 0 » Sulfato de cobre 500 » Sulfato de quinina 3 0 » Ta fe tán inglés 2 hojas. T intura de árnica 200 gram. T intura de 3 7 odo 1 0 0 »
ner un catálogo claro de cuanto contiene para hacerse cargo rápidamente de los r e cursos con que se cuenta en los casos de enfermedad.
L a s plantas que crecen espontáneamente en nuestros campos y bosques son suficientes para curar, ó aliviar, las enfermedades que sufrimos: Dios nuestro Señor , s iempre misericordioso, ha puesto al a lcance de nuestra mano cuanto necesitamos para conservar nuestra salud y para recuperarla cuando la hemos perdido, si no h e m o s l legado al término por E l fijado á nuestra v ida temporal . T a n convencido estoy de ello que más tarde me propongo compag inar un l i -brito, con un catá logo de enfermedades, indicando las plantas apropiadas para r e m e diarlas.
Habiendo pasado la v ida en una casa de campo, sé por experiencia lo conveniente de vulgar izar estos conocimientos entre los labradores, los cuales muchas veces se ven obligados á buscar m u y lejos, lo que tienen alrededor de su casa .
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C a s o s e n q u e e s m e n e s t e r l l a m a r a l m é d i c o .
i todo el m u n d o pusiese el cuidado necesario para la conservac ión de la
salud, guardando las sencillas reglas hi giénicas antes apuntadas, y obrando con la prudencia que reclama el evitar los a c cidentes externos que pueden afectarnos, se ahorraría mucho trabajo á los médicos y no pocos sufrimientos á la muchedumbre que padece, si así puede decirse, por su propio gusto .
A d e m á s , si se procurase dedicar algún estudio á la manera de combatir los primeros síntomas de las enfermedades agudas y de corregir las causas or iginarias de las crónicas, también se adelantaría m u c h o en el camino de pasarse sin el auxi l io facultat ivo; pero c o m o de esto son pocos los que cuidan, fuerza es continuar en este trabajo una reseña de los casos en que es necesa rio l lamar al médico para aliviar al enfermo y dirigir la enfermedad: por esta razón será ésta bastante larga , cuando podría ser mucho menos extensa si el común de las gentes procurase por su salud, c o m o p r o -
cura para buscarse distracciones que no distraen y placeres de difícil digest ión. H é aquí la consabida reseña de los casos en que es preciso l lamar inmediatamente al médico :
i . ° C u a n d o después de una caida ó de haber recibido un go lpe el paciente no puede m o v e r ó menea difícilmente el m i e m bro afectado, ó siente una punzada dolorosa en un punto fijo á cada movimiento respirator io .
2.a A l presentarse de repente una violenta fiebre, acompañada de desvanecimiento ó delirio. Si no cesa pronto, puede ser el preludio de un sin fin de enfermedades. / • '
3 . 0 S i empre que se inicien vómitos pe/rr sistentes y repetidos á cortos intervalos, qrfe no se mit iguen con bebidas calmantes.
4." C u a n d o se presente una erupción con fiebre.
5." S i empre que se sufran desvanecimientos acompañados de desfallecimiento capaz de hacer perder el equilibrio, y as imismo si estos s íntomas se presentan con menos violencia, si son frecuentes.
6.° C u a n d o se presenten esputos de sangre ó hemorrag ias considerables , aunque provengan de contusiones ó heridas.
7." Al sentirse dolores de costado, acompañados de tos y fiebre.
— 2 0 2 — 8.° E n seguida de haber sufrido la m o r
dedura de un perro rab ioso , ó que se tema que lo esté, ó la picadura de un animal ponzoñoso .
9 . 0 A l verse atacado de fuerte dolor de cabeza, si no es habitual en el que lo sufre.
1 0 . S i e m p r e que sobrevengan palpitaciones repetidas de corazón.
1 1 . E n los casos de pérdida prolongada de sentido ó repetida con frecuencia.
1 2 . E n los ataques reiterados de nervios y en los convul s ivos .
1 3 . Cuando una indisposición se prolonga, no cediendo con el reposo y la dieta.
1 4 . S iempre que una criatura se vea atacada repentinamente de tos fuerte con amagos de sofocación.
1 5 . E n los males de g a r g a n t a con dificultad de engull ir ó de respirar.
1 6 . E n los resfriados persistentes con manifestaciones anormales .
1 7 . E n los casos de insomnios pro longados sin causa aparente, y en los de postración y decaimiento continuo.
18 . E n los de una diarrea violenta. 19 . A l presentarse una hernia, y cuando,
sin ser reciente, no se reduce naturalmente por los medios habituales.
2 0 . C u a n d o algún joven palidece y en-
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flaquece, enervándose y desmejorándose con rapidez.
2 1 . A l sentirse un dolor continuo en un punto fijo del cuerpo .
2 2 . E n s e g u i d a que ocurra un envenenamiento.
2 3 . A l notarse en la piel manchas rojas, principalmente si se a g r e g a n serosidades, ó forman costras, ó escamas.
24. E n el m o m e n t o en que a lguno sufra quemaduras g r a v e s .
2 5 . E n todos los casos en que se p r e senten hinchazones, g ranos , l lagas , ó tumores que no ceden con los remedios o r d i n a rios, ó que ocasionen dolores muy v ivos é inusitados.
L a m a y o r parte de los s íntomas apuntados son indicio de enfermedades g r a v e s , de las cuales debe conocer un médico cuanto antes mejor . Es tá bien comprobado que las enfermedades tienen curso más rápido en las criaturas que en los adultos, y por c o n siguiente corre m a y o r prisa el poner a q u é llas bajo el cuidado de un médico .
C u a n d o se carece por completo de conocimientos médicos , c o m o sucede casi s i e m pre, se incurre en g r a v e responsabil idad no acudiendo á quien los posee y dejando de practicar lo que él ordene: la madre de f a -
— 204 — milia ha de ser s iempre la que se tome la molestia de hacer cumplir con exactitud las prescripciones facultativas, sin dejarse vencer por las observaciones de los muchos que sin estudio a lguno quieren anteponerse á los que deben poseer la ciencia de curar.
Otra indicación debemos hacer á la madre de familia de la casa de campo: vale más que moleste al médico sin absoluta necesidad, que esperar á l lamarlo cuando ya es poco menos que inútil; tanto se abusa en las ciudades en acudir al médico por los mot ivos más fútiles, c o m o en los poblados rurales en no hacerlo hasta que casi no hay remedio. D e esto hay sobrados ejemplos, y los que tal hacen incurren en gravís ima responsabilidad ante Dios y los hombres; siendo lo peor que en tal conducta encuentran el merecido cast igo, porque, aunque el enfermo se salve, la dolencia se ha agravado y resulta mucho más larga .
A c h a q u e es también de los t iempos que corremos acudir en casos de enfermedad á adivinos, curanderos y charlatanes, cosa reprobada por la Ig les ia , y hasta por el buen sentido. S i no cura una dolencia el que ha pasado su juventud estudiando la conformación de nuestro cuerpo y las enfermedades que pueden afectarle, ¿cómo podrá ha-
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cerlo el que por única ciencia posee el arte de hacer soltar las pesetas á los tontos que á él acuden? P o r regla genera l los que á tales malas artes se dedican son gente que á todos consta su poca i lustración y á veces hasta su vida poco edificante; y , no obstante, son muchos los bobos que antes se d i r i gen á ellos que al médico , y los que, entre las prescripciones racionales del facultativo y las estrambóticas del charlatán, optan por las de éste.
Harto estoy de presenciar escenas tristes y ridiculas á consecuencia de recurrir á tales procedimientos en los frecuentes apuros que amargan la v ida; lo cual parecería ext raño en una época que se vanag lor ia de i lustrada, sino se supiera que la actual sociedad entiende por i lustración un conjunto de conocimientos para procurarse el m a y o r bienestar material , con ignorancia completa de aquellos otros que, enseñándole á cumplir sus deberes, le procurarían la tranquilidad moral , principio de la felicidad por la cual suspira y jamás encontrará si no cambia de rumbo.
L a ignorancia rel igiosa engendra la s u perstición, y ésta es causa de d e s a v e n e n cias entre los individuos de una m i s m a fa milia, de rencores entre vecinos , y á veces ,
— 20Ó — como desgraciadamente lo he presenciado, empuja á personas honradas á cometer cr í menes espantosos. E l ama de casa cristiana y amante de su familia debe, oponerse con todas sus fuerzas á que se consulten las enfermedades con agoreros , curanderos y charlatanes, los cuales, lejos de remediarlas, las agravan , y no pocas veces son causa de males peores que la enfermedad.
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C u i d a d o s á l o s e n f e r m o s e n s u s ú l t i m o s m o m e n t o s .
Y J|ARA todos hay una última enfermedad gggg que termina con la muerte : es el cumplimiento del castigo impuesto por Dios al género humano por el delito cometido por el primer hombre , al comer del fruto prohibido, con el perverso fin de emanciparse del dominio de su C r i a d o r .
L a madre de familia debe ser el ángel tutelar de los individuos de la s u y a y hasta de sus criados que se encuentren en tan terrible é ineludible trance. C u a n d o son y a inútiles las medicinas, ella con sus cuidados y buenas palabras es la que debe endulzar los últimos momentos de un ser que está acabando su existencia material .
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Para ello, lo pr imero que ha de procurar es que no falten al pobre paciente los a u x i lios espirituales, los cuales, lejos de e m p e o rar la situación del enfermo, como suponen los descarriados y reñidos con la re l ig ión y el sentido común, le confortan y alientan, como lo demuestra la calma y sosiego que respira tan pronto c o m o ha recibido los últimos sacramentos , que á veces son el b á l samo benéfico, iniciador de un cambio en el curso de la enfermedad hacia la mejoría y la sa lud.
E l término fatal de la enfermedad ó per íodo agónico , se denuncia por señales más ó menos evidentes que v o y á detallar s o m e ramente: rostro cadavér ico ; ojos e m p a ñ a dos, apagados y hundidos; polvi l lo en las narices; sudores fríos y pega josos ; frío en los extremos; deglusión difícil y ruidosa; respiración estertorosa y f recuente; pulso en forma de hilo, frecuente, i r regular é intermitente; sensaciones e x t i n g u i d a s ; excrec iones involuntarias y olor cadavér ico . Estas son regularmente las señales precursoras de la muerte y que debe tener presentes el que cuida un enfermo.
Ocurr ido el fal lecimiento es necesario cerciorarse de que efect ivamente ha sucedido así y que aquel cuerpo no está en estado
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de muerte aparente: si hay comodidad para ello lo mejor es que lo inspeccione el médico, c o m o quiere la ley que se h a g a : en otro caso es preciso obrar con mucha cautela para evitar , como tantas veces ha sucedido, para v e r g ü e n z a de la humanidad, el sepultar á un v i v o : las apariencias pueden engañar fácilmente, y por esto es menester no obrar con precipitación; esperando que aparezcan claramente las señales infalibles de que aquel cuerpo ha dejado de existir: la i m p o sibilidad de percibir la respiración, la pérdida del pulso y el resfr iamento del cuerpo no son indicios ciertos de la muerte .
V a r i a s son las señales evidentes de muerte, pero sería imprudencia vulgarizarlas , porque podría dar lugar á equivocaciones funestas: su apreciación necesita de un ojo experto y de un entendimiento ref lexivo, acostumbrado á saberse orientar en los complicados síntomas con que se presentan las enfermedades: para los que estamos poco amaestrados en este difícil arte hay una sola señal infalible de muerte : la descomposición del cuerpo; y hasta que ésta se presenta no debemos permitir que se proceda á dar sepultura á n inguna persona que esté á nuestro c a r g o .
L a putrefacción se conoce por una co ló-
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A M A D E C A S A u
ración verdosa ó morena que aparece p r i n cipalmente en el cuel lo, cabeza y vientre, acompañada de un hedor pútrido especial: ésta es la única señal infalible de muerte , como hemos dicho, y á ella debemos a t e nernos los que no poseemos la ciencia de curar .
C o n c l u s i ó n .
V o y á terminar este trabajo, m u c h o m á s extenso de lo que me había propuesto al empezar. L o s que hayan tenido paciencia para leerlo, habrán podido apreciar el empeño que he puesto en recopilar todos a q u e llos sencillos conocimientos que pueden auxiliar á una ama de casa en el cumplimiento de la difícil misión de que está e n cargada, en el puesto de honor que ocupa en la familia: no pienso haber ordenado una obra completa, pero en la parte mora l a lgo he aportado que descuidan por desgrac ia n o pocos economistas , o lv idados de la palabra divina que nos dice: «Buscad, pues, primeramente el reino de Dios y su justicia; y todas estas cosas os serán añadidas.»
Es tarea estéril dar reg las de administración, s ino se atiende á lo que más importa : las bases de la buena marcha de una í a m i -
lia son el orden y la economía, y difícilmente se establecen donde no reina la virtud, la cual es inseparable de la re l ig ión: en consecuencia, la buena ama de casa, si quiere cumplir con su deber, ha de procurar con sus palabras y con sus ejemplos que en su hogar se ame y tema á Dios , sujetándose dócilmente á sus santos preceptos, y conseguido esto, lo demás, como dice el E v a n gelio, le será dado por añadidura.
Cumpl iendo cada uno con su deber prospera la casa, porque todos dir igirán sus esfuerzos á un mismo fin; desaparecerán las rencillas y los vic ios ; el trabajo hecho con más cuidado, será otro tanto productivo, y como Dios nuestro Señor lo bendicirá, según su promesa, la abundancia y el bienestar serán el premio correspondiente á la fidelidad con que cumplan la misión que Aqué l les ha encargado . T é n g a l o entendido el ama de casa y procure cimentar la p r o s peridad de la suya en la R e l i g i ó n , en la virtud y en el trabajo bien ordenado de los individuos de la familia, segura de que no quedarán defraudadas sus esperanzas .
E n cuanto á lo demás, no descuide p o nerse al corriente de los asuntos de la casa por si a lgún día tuviese necesidad de dir igirlos y resolver los por sí sola. Entérese de
la época de las siembras, de la forma con que se efectúan, de la manera de cultivar las plantas y cosecharlas ; de los procedi mientos adoptados para guardar los caldos, granos , paja, henos y en general de cuantos productos se recojan en la finca y de los precios que obtienen.
Famil iar ícese con el cuidado de los a n i males , estando al tanto de las raciones y de las horas á que se les dan: de las e n f e r m e dades más comunes que sufren y del t ratamiento de las mismas ; de los precios de compra y venta á que regularmente se aprecian; del va lor de los trabajos á que se dedican, y de todo cuanto le sea conveniente para poder obrar con conocimiento de causa, si de ello tiene neces idad.
Procure enterarse de los l indes de la finca, de las servidumbres á que esté sujeta, de las defensas que tenga para resguardar las tierras de arroyadas y de otros percances eventuales , según la situación de la misma, á fin de que, si fuese menester , pueda mantenerla de conformidad con lo que enseñan las reglas de una buena administración.
P o r últ imo, acostúmbrese á poner su ojo vigilante y protector en todas partes, sin que la arredre la multiplicidad de los o b j e -
tos á que debe atender: los días son muy largos , el t iempo bien empleado basta para todo, y el hábito al igera los trabajos más penosos: ¡dichoso el que sabe v iv i r conti nuamente ocupado en cosas serias! para él el t iempo transcurre tranquilamente, y sin saberlo alcanza la m a y o r suma de felicidad á que puede aspirar una criatura humana.
Basta: deseo que mi trabajo s i rva de ayuda á las amas de casa á quienes lo he dedicado; y si esto consigo daré por bien e m pleadas las muchas horas que l levo aplicadas en darle forma, y en escribirlo: si además he logrado despertar en a lguno aficiones á la vida rural , y á algún otro lo he determinado á e levar la vista y el corazón á lo alto, será el co lmo de los fines que m e propuse al tomar esta empresa.
A . M . D . G.
Í N D I C E A L F A B É T I C O
A Págs .
A b o n o s especiales 1 6 1 — naturales 1 6 1 , 1 6 4 — minerales 1 6 2 , 1 6 5
Acederas , sal de 7 9 , 89 Aceite para el alumbrado 82
— advertencias para comprarlo. . . . 82 — de Macasar , cosmético 153
Aceitunas para adobarlas 1 1 9 Acet i leno, gas para el alumbrado 85 A d o r n o de las habitaciones 50 Adulteraciones 8 9 , 9 2 , 9 6 , 9 8 , 1 9 1 A g r a z , jarabe de 1 3 1 A g r a c e j o , id 1 3 1 A g u a de Colonia 1 5 0
— para l impiar la cabeza 1 5 2 — de Portuga l 1 5 2
A h o r r o , sus ventajas 1 3 , 3 2
Albaricoquero I74> 17& Albar icoques , confitura 1 3 7 Alcaparras , conserva 1 2 2 Alimentación 1 9 0 , 1 9 4 Almác igas para pegar objetos rotos . . . . 6 2 Almendras , pasta i S 2
Almendros . . . . • . v 1 7 4 , 1 7 8 Angél ica , confitura: , 1 3 6
— jarabe, v '.. 1 3 4 Anís , ratafia. . . . . . . . 1 4 9 Antisépticos baratos ., ¡92
— 2 1 4 —
Aposentos , desinfección 55 Aprovechar lo perdido 12 Arcil la , su proporción en la t ierra. . . . 160
— carbón fabricado con 81 — para desengrasar 72
Armarios 4 6 , 4 7 , 4 8 , 50, 6 0 , 194 Arroz , prevenciones para comprarlo. . . . 91 Aseo personal 4 4 , 1 5 0 , 1 9 1 Aspecto de la mujer virtuosa 19 Atractivos de la vida rural 23 Azahar, jarabe 1 3 2 Azúcar , clases y usos 9 2 , 1 3 0 , 1 3 6 Azufre 55> 56 , 103
B
Belleza del campo 23 Bencina 73 Betún para el calzado 7 1 Boca, para limpiarla 155 Botellas para conservas 1 1 4
— para destaparlas 68 Bromeliáceas , plantas de adorno 186 Botiquín, lo que debe contener 194 Bujías 8 3 , 93
c Cabel lo , aceite para el 153
— para impedir su caida 15 + — pomada para el 1S3
Café, clases mejores 93 — substituyentes higiénicos del. . . . 95
Caladios, plantas de adorno 186 Calzado, betún para el 7 1
Callos , como se curan 154 Carbón mineral é industrial 81
— vegetal 80 Caridad, donde mejor se ejerce 25
•— para los domésticos. . . 1 6 , 3 2 , 2 0 6
P á g s .
Caridad para los enfermos . . 206 — para los pobres 1 4 , 25
Carnes , reglas para conservarlas . . . 1 0 4 , I I I • • 6 7
Cerdo, reglas para la matanza del . . • • 7 °
Cerdo, reglas para la matanza del . . . . 1 0 4 Cerezas , jarabe . 1 3 2
— conserva I l 8 , 1 2 5 Cerezos 1 7 4 , 1 7 8
. . 1 3 9 Ciruelos 1 7 4 , 1 7 8 Claveles . . 1 8 5 C o b r e dorado, como se l impia. . . . 6 6
— sin dorar, id. 66 Cocina , disposición y útiles • • 4 6 Cok 80 Colas diversas 6 2 Coladas , como deben hacerse. . . . 7 6 C o l e s , conserva de . . . 1 2 3
. . . 1 5 0 C o m e d o r , disposición y adornos. . . . 4 7 . 5 i Concha , útiles de . . . 6 9 Confituras, reglas generales . . . . . . 1 3 5
. . . 1 3 7 — de angél ica . . . 1 3 6 — de angél ica
. . 1 3 9 — de frambuesas. . . . . . . 1 4 1 — de grosel las . . 1 4 1 — de manzanas 1 4 2
. . . 1 3 7 — de membri l los . . . . . . . 1 4 3
de naranjas • 1 4 4 de nueces tiernas. . . . . 1 4 4
— de peras . . . 145 Coniferas, plantas de adorno. . . . . . 185
. . . 1 1 4 con aguardiente. . . . . 1 2 5
. . . 1 1 8
. . . 1 2 1
— 2l6 — Págs.
Contabilidad, es necesaria 39 Contratos con los criados 3 1
Costurería, disposición y objetos 48 Criados, como deben tratarse 32 Crisantemos 18y Cuadras, como se desinfectan 56 Cuadros, lo que deben representar . . . . 50 Cuchil los, modo de limpiarlos 67 Curanderos y adivinos 204
G H Chartreuse I4& Chinches 55> 5 8
Chocolate 95
D Deberes del ama de casa. . 9 , 2 6 , 36, 1 8 8 , 209 Desinfección de los aposentos 55, 56 Despensa, condiciones 88 , 1 0 4 Deterioros , urgencia en repararlos . . . . 59 Divers iones en el campo 24 Domést icos 3 1 , 4 7 , 49 Dormitorios , su disposición 4 9 , 190 Dotes de la buena ama de casa 1 0
E
Economía y orden. 8, 1 0 , 1 2 , 30, 34, 39 , 4 1 , 2 1 0 — del tiempo 28 , 3 5
Eléctrica, luz 86 Elog io de la mujer fuerte 21 Encáustico para las maderas 61 Enfermos , cuidados que necesitan. 2 9 , 1 8 8 , 206 Espejos y cristales, como se lavan. . . . 53 Esposa , deberes 1 1 , 1 8 , 2 1 0 Estiércoles 1 6 4
F Farmacia casera 1 9 4 Fast idio, de que proviene 2 7 , 2 1 0
Felicidad, como se alcanza 7 , 2 1 0 Flores , embel lecen la casa 1 8 1 Frambuesas , confitura 141
— jarabe 1 3 2 Frambueso 1 7 4 Fresas , jarabe 1 3 2 Frutales , como se plantan 1 7 2
— clases y variedades 1 7 8 Frutas conservadas 1 1 8 , 1 2 5 , 1 3 7
H Habitación, adornos 50
. — atractivos de la rural 25 — su disposición. . . . 4 5 , 1 8 9 , 1 9 4 — higiene de la 1 9 0
Hacendosa, mujer. . 21 Harina, cuidados que requiere 9 6 Hierro , como se limpia 6 6 Higiene, algunas indicaciones 1 8 8 Higuera 1 7 4 , 1 7 8 Hijos, educación 2 7 , 36, 187 Hogar , su disposición 4 6 Hortalizas, conserva de n.-), 1 1 8 , 1 2 1 Horchata, jarabe 1 3 4 Huerta, exposición y tierra 1 5 6
— cuidados que reclama. . . . 1 6 3 , 1 7 1 Huevos , su conservación 98 Humo, para prevenir el del hogar 4 6 Hulla 80
I índigo 98 Industria del ama de casa 1 2 , 18 Instrumentos del botiquín 195 Insectos, para exterminarlos 55 , 57
J J a b ó n , indicaciones para la compra. . . . 98 J a m ó n , como se prepara 1 0 9
— 2 l 8 —
Ja rabe , reglas generales 129 — de agraz y de agracejo 1 3 1 —• de angél ica. . • 1 3 4 — de azahar 132 — de cerezas 132 — de frambuesas 1 3 2 — de fresas 132 — de g o m a 132 — de granada 133 — de grosel las 132 — de horchata 1 3 4 — de lavanda (espl iego) 134 — de l imón 133 — de macis 1 3 4 — de malvavisco 133 — de mejorana 1 3 4 — de melisa 1 3 4 — de membri l lo 132 —• de mirto 1 3 4 — de moras 132 — de naranjas 133 — de romero 1 3 4
de saúco 131 J o y a s , manera de limpiarlas 65
L Lacre económico ¡ 1 5 Lardo , su preparación 1 0 6 , 1 1 1 Lavado de espejos y vidrieras 53
— de telas de lana y seda 7 1
— de pavimentos 5 2
•— de la ropa blanca 7 6 Lavanda, jarabe 134 Legumbres , conservas de 1 1 4 Leña , su clasificación 80 Letrina como abono 165 Licores varios 146 Licor digestivo 1 4 9
— de Swieten , desinfectante 55
— 219 —
Limón, jarabe 1 3 2 , 133 1 3 2 ,
1 7 5 Limosnas M , 25 . 2 9 Limpieza de la boca 1 5 5
— de la cabeza 1 5 2 — del calzado 7 i — de la casa 35 , 4 4 — del cobre
35 66
— de la concha y cuerno. . 69
53 67
— de las joyas 65 — de las maderas blancas. . 68
6 4
63 — de peines y cepil los. . 7 0 — personal • 4 4 , 1 5 0
Lucel ina y esencia de pet ró leo . . 87
M
Macasar , aceite Macis , jarabe
1 5 3 Macasar , aceite Macis , jarabe 1 3 4 Maderas , su conservación 61 6 3 Madrugar, necesidad de 1 2 , 36, 1 9 4 Malvavisco , jarabe
1 2 , 36,
133 • 73 , 7 8
Manzanas, confitura 1 4 2 Manzano. . ns, 1 7 9
Mástic, a lmácigas Medicamentos más usados
6 2 Mástic, a lmácigas Medicamentos más usados 1 9 6
— cuidados que requieren. 1 9 8 Médico , casos en que debe l lamarse. . • 2 9 , 2 0 0
1 3 4 1 3 4
Melocotonero 1 7 5 . 1 7 9 Melocotones , confitura
1 7 5 . 1 3 7
Membril lero 1 7 5 Membril lo, confitura U 3
1 3 2 Mercería , efectos de 48
— 2 2 0 — Págs.
Miel 99 Minerales, abonos 165 Mirto, jarabe ' 134 Misión del ama de casa. . . . 2 7 , 1 8 8 , 2 0 6 , 2 1 0 Modas , su ridiculez 1 6 , 42 Moras , jarabe 132 Morcil las, manera de prepararlas 106 Moscas , medios para exterminarlas. . . 5 7 , 58 Mozos, contratos con los 31 Mujer fuerte, e logios 21
— hacendosa 1 8 , 21 — virtuosa 19
Muebles, su conservación 63 Muerte, señales de 208
N
Naranja, confitura 144 — jarabe 133 — ratafia (curaçao) 147
Naranjo 175 Níspero 175 Noga l 175 Nueces , confitura 144
— ratafia 146
O
Objetos, mercería 48 Ocupación es vida 25 Orden en la casa. . . . . 30, 34, 4 8 , 1 9 4 , 2 1 0 Orquídeas, plantas de adorno 185
P
Palabra dulce 2 0 , 32 Parasit ismo 1 9 2 Pasta de almendras 1 5 2 Pastas , sopa 100 Pavimentos , como se lavan 52, y6 Peines , manera de limpiarlos 7 0 Pepinos , conserva de 123
— 221 — PAGE.
Pera l 1 7 5 , 1 7 9 Peras , confitura 145 Petró leo 84 Pinturas 5 0 , 52 Plantación frutales 1 7 4 , 1 8 0 Plantas, difícil transplantación 1 6 9
— jardín 184 — se reproducen por división. . . . 1 7 0 — se siembran á golpes 1 7 0 — de salón S i — su utilidad 2 5 , 1 8 2 , 1 9 9
Plata y joyas , como se limpian 65 Poli l la, como se evita 74 P o m a d a para el cabello 153
— Dupuytren 1 5 4 Portugal , agua de 1 5 2 Preceptos divinos 2 9 , 2 1 0 Pulgas , como se exterminan 58
Q
Quita manchas 73? 7̂
R
Ratafias, que son 1 4 6
— de anís 1 4 7 — de Grenoble (chartreuse) 148 — de naranjas (curaçao) 1 4 7 — de nueces tiernas 1 4 6
Razón discreta 20 Recibidor , su disposición 48 Reparos , son indispensables 5 9 , ^3 Roper ía y sus enseres 4 8 Ropa blanca S ° , 7 5
— de lana y seda • 5 ° , 7 1
Ruina patrimonios 39 — — como se evita . . . . 1 2 , 39 , 2 0 9
S Sabañones , como se curan 1 5 4 Salas , disposición y adornos 5 0 , 5 1
— 2 2 2 — P á g 8 .
Salchichones 107 Sal de acederas 7 9 , 89 Salud de la familia. . . . . . . 2 9 , 1 8 8 , 2 0 0 , 206 Saúco , jarabe 1 3 1 Semil lero 167 Siembras , reglas para las 166 Sulfato de cobre 56 Sulfuro de carbono 7 4
T
T é , indicaciones para la compra 100 Tiempo, economía del 2 8 , 35 Tierra para huerta 160
— para frutales 1 7 4 — para jardín 183
Toc ino , procedimiento matanza. . . . . 105 Tomates , conserva 1 1 7 Traba jo , es necesario 1 3 , 1 9 , 2 7 , 2 1 0 Trufas, conserva 1 1 6
u Útiles de cocina 4 6 , 66 , 68
— de concha 69 — de costura 48 — para remiendos y reparos. . . . 6 0 , 6 3
Utilidad de las plantas 2 5 , 181, 199
V
Vainil la 101 Valor , mujer de 9 Vest idos , modas 1 6 , 4 2
— de lana y seda 7 1
Vicios y viciosos 3 3 , 193 Vida rural 23 V i n a g r e , conservas en 1 2 1
— condiciones que debe tener. . . 103 V i n o , advertencias 1 0 1
I n d i c e g e n e r a l
PAGA.
Dedicator ia .—A mis hijas 3 I . .Introducción 5 I I . Dotes necesarias á las amas de casa. . . 8 I I I . Atractivos de la vida rural 2 3 IV. Deberes del ama de casa 26 V . D é l o s domésticos 3 1 V I . Del orden que debe establecerse en la
casa 3 4 V I I . Contabil idad 3 8 V I I I . Ves t ido , compostura y aliño 4 2 I X . L a habitación 4 5 X . Entretenimiento y conservación de la
casa 5 2
X I . Conservac ión del mobiliario 61 X I I . Conservac ión y lavado de vestidos de
lana y seda 7 1
X I I I . Mantenimiento y lavado de la ropa blanca 7 5
X I V . Materias combustibles y luminosas . . 8 0 X V . Alumbrado 8 2 X V I . Prov is iones al por mayor y su conser
vación 87 X V I I . Conservac ión de la carne de cerdo. . 104 X V I I I . Conservac ión de carne de otras
clases n i X I X . Conserva de legumbres y hortalizas. . 114 X X . Conservas de hortalizas en v i n a g r e . . . 121 X X I . Conservas de fruta en aguard iente . . . 1 2 5 X X I I . J a rabes 1 2 9
— 224 ~ Págs.
X X I I I . Confituras 1 3 5 X X I V . L icores • . . . . 1 4 6 X X V . A s e o personal y tocador 1 5 0 X X V I . L a huerta , . . . . 1 5 6 X X V I I . L a huerta para hortalizas. . . . . 163 X X V I I I . L a huerta para árboles frutales . . . 1 7 2 X X I X . E l jardín 1 8 1 X X X . Higiene 1 8 S X X X I . Farmacia casera 1 9 4 X X X I I . Casos en que es menester l lamar al
médico • . 2 0 0 X X X I I I . Cuidados á los enfermos en sus
últimos momentos 206 Conclusión 2 0 9
V I C A R I A T O G E N E R A L D E L A
D I Ó C E S I S D E B A R C E L O N A
Por lo que á Nos toca, concedemos Nuestro permiso para publicarse la obra titulada G u í a d e l a m a d e c a s a en l a g r a n j a , por D. Pedro C. de Sobregrau, mediante que de Nuestra orden ha sido examinad a y no contiene, según la censura, cosa alguna contraria al dogma católico y á la sana moral. Imprímase esta licencia al principio ó final de la obra y entregúense dos ejemplares de la misma, rubricados por el Censor, en la Secretaría de Cámara y Gobierno de este Obispado.
Barcelona ij de diciembre de i8gg. .• Et) V I C A R l f ) . R E N E I U L ,
l í l ó i v r d o C , ' o r t ó s . (* • i Por mandada de Su Señoría,
> T Lic. J O S É M.a DE ROS, Pbro., Serio. Canc.
Q 0 8 9 8 0 < J ^ * n