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HHeemmiissffeerriioo AAmmeerriiccaannoo PPoollííttiiccaa iinntteerrnnaacciioonnaall
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Esta Guía Estratégica para el Aprendizaje Autodirigido (GEAA) de la asignatura
Hemisferio Americano, está dividida en cinco unidades. Los contenidos de estas
unidades han sido organizados de forma regional diferenciando entre América Latina y la
zona anglófona de América del Norte, ello con el objeto de dar cuenta de las diferencias
cualitativas en el origen y desarrollo histórico en un sinnúmero de campos, como en lo
político, social y económico.
Para dar cuenta de estos quiebres la estructura de los contenidos se distribuye, a
grandes rasgos, de la siguiente manera: Unidad 1 características socioeconómicas de
América Latina, Unidad 2 política y gobierno de América Latina, Unidad 3 orígenes de
Estados Unidos y Canadá, Unidad 4 sistema político y estructura social de Estados
Unidos y Canadá y Unidad 5 economía y desarrollo de angloamérica.
Cada una de estas unidades tiene subtemas que son esenciales para comprender el
desarrollo histórico, las causas de éste, y las perspectivas del mismo.
En cuanto al uso de esta GEAA vale la pena mencionar varias recomendaciones:
♦ Reflexione sobre los objetivos particulares de cada unidad y de cada
actividad sugerida.
♦ Consulte las fuentes de información complementarias si desea profundizar
en algún tema, o pregunte al asesor por otras fuentes de acuerdo a su interés.
♦ Mantenga una comunicación permanente, por las distintas vías, con su
asesor, no espere a los exámenes finales para aclarar sus dudas.
Finalmente, considere que para cada lectura se le proporcionará la siguiente
orientación pedagógica:
1. Algunos conceptos y frases que son importantes retener, e incluso
memorizar, vienen marcadas con negrita. Se recomienda especial atención en ellas.
2. Los objetivos generales y los objetivos particulares de cada unidad.
3. Una mirada al tema que describe la relevancia del tema con el objetivo
general y su vinculación con el resto de las Unidades.
4. Un caso ilustrativo, es un “caso de la vida real” que relacione el ejercicio
profesional de la disciplina con el contenido de la Unidad.
5. Actividades de aprendizaje intercaladas al final de algunos apartados de
las unidades. Es muy recomendable que realice todas las actividades que se le
proponen pues están pensadas para que pueda lograr los objetivos planteados para
cada unidad, y por supuesto, para la asignatura.
Al final de cada Unidad se presentan fuentes de consulta complementaria, que puede
examinar para profundizar en los temas.
IInnttrroodduucccciióónn ggeenneerraall
El propósito de esta Guía Estratégica para el Aprendizaje Autodirigido (GEAA)
es apoyarle en el logro de los objetivos establecidos por el Plan de Estudios de la
Licenciatura en Relaciones Internacionales. En ella encontrará orientaciones útiles para
estudiar los contenidos de la asignatura de séptimo semestre Hemisferio Americano a
través de las unidades que la componen.
Los contenidos de tales unidades comprenden:
a) El concepto de América Latina y la herencia de la historia en cuanto composición
étnica.
b) El surgimiento del Estado nación latinoamericano, la configuración de la estructura
política, la influencia de los Estados Unidos en la región, las actuales formas de gobierno
y las propuestas actuales en la agenda socioeconómica, como la integración y el desafío
democrático.
c) Los principales problemas del desarrollo en la región y algunas alternativas
planteadas para solucionarlos.
d) La evolución histórica de América anglosajona y la conformación de sus
instituciones de gobierno.
e) El sistema político y las características económicas de Estados Unidos y Canadá..
Considerando que este material didáctico fue elaborado para un sistema abierto con
el fin de favorecer el estudio independiente y el aprendizaje autónomo, con base en un
análisis profundo y responsable del Plan de Estudios, esta Guía Estratégica para el
Aprendizaje Autodirigido tiene por objetivo general: analizar las etapas históricas el
desarrollo socioeconómico y político de América, haciendo énfasis tanto en las similitudes
como en las divergencias y en los problemas actuales de la región.
Este objetivo presupone:
1) Conocer el surgimiento y la ubicación histórica del concepto América latina, las
similitudes históricas y étnicas, así como analizar el panorama general del desarrollo
histórico de la economía latinoamericana.
2) Falta el verbo del objetivo Las circunstancias internacionales y locales para el
establecimiento del gobierno y de los sistemas políticos en América Latina..
3) Identificar las diferencias fundamentales de la fundación del Estado y la sociedad
en América anglosajona con Latinoamérica.
4) Analizar el sistema político y la estructura social de angloamérica.
5) Examinar las características económicas de Estados Unidos y Canadá.
Por favor, revisa el 123 de la GEAA y compara tu material con la lista de cotejo para
que no falte ningún apartado. Las observaciones están en la primera y segunda unidad.
Es importante que se apliquen a todo el documento.
UNIDAD 1
INTRODUCCIÓN A AMÉRICA LATINA
1.1. Conceptos de América Latina
1.2. La composición étnica de América Latina
1.3. Consideraciones generales de la economía latinoamericana
El estudio de esta unidad le permitirá: Conocer el surgimiento y la ubicación
histórica del concepto América latina, las similitudes históricas y étnicas, así como
analizar el panorama general del desarrollo histórico de la economía latinoamericana.
Este objetivo no corresponde con el que se incluyó en la introducción:
Comprender las características generales y las particularidades del desarrollo
histórico de Latinoamérica.
Esto presupone:
1) Conocer las distintas versiones sobre el surgimiento del concepto de América Latina.
2) Explicar la estructura social y económica que se desarrolló durante la época colonial y
después de ella.
3) La estructuración de la economía latinoamericana durante la colonia y posterior a ella.
UUnnaa mmiirraaddaa aall tteemmaa
Tener un panorama general introductoria al estudio de América Latina es
indispensable para comprender los problemas actuales, identificar las persistencias de
algunos de ellos a través del tiempo, y compararnos con las potencias que comparten el
continente con nosotros.
Faltan algunos elementos en esta introducción. Consulta la lista de cotejo para que
complementes este apartado.
UUnn ccaassoo iilluussttrraattiivvoo
¿Cuantas veces no usamos le término latino? Música latina, cultura latina, etc. ¿ y
acaso hablamos latín, descendemos directamente de la cultura grecorromana?, en este
capítulo abordaremos el porque de este término y como históricamente se ha afianzado
en el imaginario popular en la América “latina”.
Te sugiero que modifiques un poco el caso ilustrativo para terminar con preguntas
para el alumno. Mi propuesta quedaría así:
¿Cuantas veces no usamos le término latino? Música latina, cultura latina, etc. ¿ y
acaso hablamos latín, descendemos directamente de la cultura grecorromana? ¿Cómo es
que término se ha afianzado históricamente en el imaginario popular en la América
“latina”?
1.1 El concepto de América Latina
Antes que el concepto de América Latina es pertinente recordar los orígenes del propio
concepto más general de América.
La idea y nombre de América resultaron de un veloz proceso que comenzó con el
“Descubrimiento” y es finalizado quince años después. Este proceso está compuesto por
tres etapas; en la primera es inexistente tanto el nombre como la idea de América, en una
segunda etapa aparece ya la idea pero no el nombre y en la tercera aparecería y se
consolidará el nombre de América para expresar la idea. En cada una de etapas sería
aludida, respectivamente, como Indias, Nuevo Mundo, América.
El primer término es usado ante la ignorancia de que las tierras descubiertas eran un
nuevo continente distinto a lo conocidos y ante el convencimiento de la “asiaticidad” de su
descubridor Colón en 1492. La segunda etapa la marca Américo Vespucio quién en 1503
con su carta Mundos Novus, surgida de su viaje descubridor por el Río de la Plata y el
litoral austral, expuso la revolucionaria idea de una nueva parte del mundo diferente de
Europa, Asia y África, así nace el “Nuevo Mundo” contrapuesto al viejo. Apenas cuatro
años más tarde, en 1507, el continente descubierto es bautizado con el nombre de
América, tomado del revelador, en la obra Introducción a la Cosmografía publicada por el
geógrafo Martín Waldseemüler, finalmente se reunían el nombre y la idea.1
Existe así América, pero también hay Américas, estos pluralismos se pueden dividir en
cuatro: geográfico (América del Norte, América Central y América del Sur), geográfico-
político (América del Norte o septentrional o América Meridional, de México a Tierra de
Fuego), lingüístico-cultural (América inglesa, española, francesa, portuguesa, holandesa y
danesa) y étnico-cultural (América Sajona y América Latina).
De todas estas Américas se desprende la diversidad del continente y surgen numerosos
sustantivos de acuerdo a la característica de esa diversidad que se quiere resaltar. Pero,
estos cuatro grandes campos en los que se puede dividir a las Américas suelen
condensarse en dos, producto de la evolución histórica, que alude a motivaciones,
políticas, culturales y geográficas: América Latina y América Sajona. América es, por su
condición histórica, en última instancia, dual.
1 Arturo Ardao,. "Génesis de la idea y el nombre de América Latina", en Ardao, Arturo. América Latina y la latinidad, CCyDEL/UNAM, México, 1993, pp. 19-23.
Esta dualidad es producto de un dificultoso empeño por definir su identidad histórica de un
sector que hoy se llama América Latina: el sector de los pueblos americanos de origen
español. La expresión América Latina, como sustantivo, surgió en lengua española; entre
americanos para quienes ésta era su lengua materna. En un primer momento sus
creadores la aplicaron sólo a Hispanoamérica y poco a poco ellos mismos y quienes los
secundaron, la extendieron a la totalidad del área de aquellas tres Américas de lenguas
neo-latinas.2 El advenimiento histórico del concepto no se explica sin su relación dialéctica
con la expresión América Sajona, pues con ella está íntimamente ligado aunque en
oposición.
Al igual que el nombre de América, el de América Latina transita por tres etapas similares.
La primera abarca desde el inicio de la colonia y hasta los movimientos de emancipación
(fines del siglo XVIII y hasta comienzos el segundo tercio del siglo XIX), en la que no
existe ni la idea ni el nombre de América Latina, simplemente se identificaba a la parte
que se extendía al sur de los Estados Unidos, como Nuevo Mundo, América, América del
Sur o América Meridional (para la parte colonizada por España se usaba Hispanoamérica
o América española).
La segunda etapa abarca desde fines de la década del treinta hasta fines de la década del
cincuenta del siglo XIX, aquí aparece la idea de la “latinidad” en algunos autores
franceses que comienzan a distinguir en el Nuevo Mundo dos grandes áreas
determinadas por las etnias (o “razas” según el léxico de la época) que han llevado a cabo
su civilización respectiva: la sajona y la latina; posteriormente esa idea es recogida por
publicistas y escritores hispanoamericanos residentes en Europa, sobretodo en Paris y
Madrid, y de allí la exportan a círculos intelectuales y dirigentes a toda América
meridional. Hasta aquí ya existía la idea pero no el nombre de América Latina.
Para el tema que nos compete el concepto de “latinidad” alude al orbe cultural generado
por los idiomas llamados neolatinos o latinos a secas, que surgen en Europa medieval
para extenderse, después del Renacimiento a todos los continentes.
Así podemos hablar de que existe una Europa producto de una larga historia de
conquistas, conquistados, resistencias y asimilaciones, que darán lugar en la Edad Media
a la dualidad cultural europea expresada en la denominación del Sacro Imperio Romano
Germánico. A la caída de este imperio (1806) lo germánico se dividiría en entre lo
estrictamente germano y lo sajón, éste último tomaría gran relevancia por el moderno 2 Ibíd., p. 24.
ascenso de Inglaterra y posteriormente de los Estados Unidos; además del creciente
empuje de los pueblos eslavos (destacándose Rusia).
El movimiento del romanticismo (finales del siglo XVIII) en su vertiente historicista abrió
paso a una nueva distribución étnico-cultural, cargada de implicaciones políticas: lo
germano, lo eslavo, lo sajón y lo latino. No fue sino hasta principios del siglo XIX que el
movimiento se extendería a países como Francia, Italia, Portugal y España, herederos
culturales de lo románico.3
La idea de la latinidad surge en Francia, la Revolución y la Restauración actualizaron un
interno conflicto étnico entre los galos-romanos y los francos, éste fue superado bajo la
síntesis nacional de lo galo-romano, en la que influyó el enfrentamiento Francia-Inglaterra
para dar paso a la confrontación sajón-latino. Posteriormente ya no se trataría de la
latinidad únicamente de Francia, sino que se extendería a los pueblos que junto con ella
hablan lenguas procedentes del latín, dando lugar a la “Europa latina”; posteriormente
trasladándose a sus colonias de ultramar.
En este espíritu de debate de razas y de la idea de la latinidad, autores como Hegel y
Tocqueville, éste último en su libro La democracia en América, ya advertía sobre las
diferencias de la América sajona y la América del Sur.
Fue Michel Chevalier,4 escritor francés, que en la introducción de sus Cartas sobre la
América del Norte, fechadas entre 1833 y 1835 que plasma de forma clara la idea de la
latinidad en América meridional, al describirla como católica y latina a diferencia de
América del Norte, protestante y anglosajona. Otro francés, Benjamín Poucel, radicado en
Uruguay, recoge la idea de Chevalier y sus publicaciones de 1850 expresa su alarma ante
el doble avance rival, pero convergente de Estados Unidos y de Inglaterra sobre América
del Sur, en dónde reclama un deber del activismo francés para conservar la raza latina
frente al avance anglosajón.
Paralelamente la idea de la latinidad en América iba ganando terreno entre escritores e
intelectuales hispanoamericanos durante la década del 50. La Revista española de
Ambos Mundos del uruguayo Alejandro Magariños Cervantes tradujo las Cartas de
Chevalier en 1853. Pero, fue el poeta y escritor José María Torres Caicedo, fundador del
Correo de Ultramar, el hispanoamericano que con más temprana conciencia de su
3 Ibíd., p. 35. 4 Quien además fue parte del Consejo de Napoleón III, y participo en importante cuestiones nacionales e internacionales como el tratado de libre cambio con Inglaterra y la expedición francesa en México.
porvenir histórico, aplicó a América el calificativo de latina, lo hizo por primera vez, el 26
de septiembre de 1856, en un poema titulado “Las dos Américas”, en la que advertía el
poderío de “la raza sajona frente a la raza de la América latina”. En 1861 publicó Bases
para la formación de una liga Latino- Americana y en 1865 el decisivo libro titulado Unión
Latinoamericana, fue a partir de este último libro que Torres Caicedo se embarcó
definitivamente en la prédica latinoamericanista, a la vez que en el uso sistemático del
nombre de América Latina. Y a partir de la década del 60 del XIX que muchos otros
escritores adoptarían el nombre para oponerlo ante el escenario de expansionismo y
agresiones estadounidenses, como es el caso emblemático de José Martí con “Nuestra
América (1891).
Así, francesa en sus orígenes la primera idea de la latinidad de América, fue, en cambio
hispanoamericana y antiimperialista la denominación continental a que ella condujo. El
amenazante expansionismo de Estados Unidos concretado en la guerra contra México y
la pérdida de Texas, las expediciones filibusteros de Walker patentizaban el avance hacia
el sur, así surge la dramática necesidad de levantar frente a la otra América, una imagen
unificante de la América propia.
Es erróneo considerar que el concepto de América Latina es hijo de una de las formas del
imperialismo francés por la vía de los ideólogos de Napoleón III, en la década del 60, con
el fin de justificar su aventura en México. Es verdad que en su momento éste intentó su
aprovechamiento propagandístico; la equivocación viene del estadounidense John L.
Phelan en su publicación Panlatinismo, la intervención francesa en México y el origen de
la idea de Latinoamérica, en el que acepta que la idea había sido planteada por Chevalier,
pero él no acuño el nuevo nombre, sino que este surgió en 1861 en la Reveu des Races
Latines una revista dedicada a la causa del panlatinismo. Cosa que como hemos
expuesto es equivocada.5
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Revise en el siguiente diccionario electrónico los
conceptos de Panamericanismo e Indoamérica. Centro de Investigación en América
Latina, UNAM. Biblioteca Virtual Latinoamericana. Diccionario de Filosofía
Latinoamericana. Disponible en línea:
http://www.cialc.unam.mx/pensamientoycultura/Biblioteca%20Virtual/Diccionario/1_presen
tacion.htm [16-01-2008].
5 Arturo Ardao. Op.Cit., pp. 67-68.
1.2. El medio social: la herencia de la historia en la composición étnica
El medio social latinoamericano actual tiene su base histórica en el rico y diverso tejido
sociocultural de las sociedades denominadas "originarias" que poblaron el continente
americano desde sus orígenes, con una importante migración proveniente de Eurasia.
Tales sociedades originarias realizaron la extraordinaria hazaña de adaptación a la
diversidad de ambientes naturales del continente, configurando disímiles civilizaciones,
así como complejas opciones culturales, técnicas, políticas y religiosas que se
desarrollaron. Sin duda esta herencia genética-cultural tiene hoy en día gran influencia en
los debates contemporáneos sobre la organización de proyectos nacionales confrontados
que intentan delinear en el futuro cercano opciones viables en la hasta ahora eterna
búsqueda del “desarrollo” en los países de la región.
A grandes rasgos podemos identificar las formaciones regionales de Mesoamérica y
América del Sur, subdividiéndose de la siguiente manera: en Mesoamerica los Altiplanos
del Centro, Occidente, Oriente y Sur, con sus costas, dentro de las cuales destaca la
civilización olmeca, maya, teotihuacana y azteca en la historia regional mesoamericana;
en América del Sur, las sociedades del norte, centro y sur de los Andes donde despunta
la gran influencia del imperio inca en la zona; los pueblos del extremo austral del
continente (Argentina y Chile), las sociedades fluviales y selvícolas del Este (Paraguay y
Paraná), las sociedades fluviales y selvícolas del Este Orinoco y Amazonas, y finalmente
las sociedades originarias del Caribe.
En su conjunto en estás dos macroregiones se desarrolló una gran diversidad cultural,
étnica y lingüística, cuya unidad cultural es un asunto complejo y arriesgado de definir.
Pero a grandes trazos podemos aventurar algunos elementos más o menos comunes de
mesoámerica y de la zona andina de América del sur: incluye la agricultura del maíz (o
algún otro monocultivo de gran importancia), el uso de dos calendarios (uno ritual y otro
civil), sacrificios humanos y la organización estatal de las sociedades.
En la primera fase colonial que se inició en el denominado Nuevo Mundo sus pobladores
fueron entrando en contacto con los europeos y ésta duró, con variantes, hasta la década
de 1570. Muchas de las crónicas que se aceptaron entonces como históricas y fidedignas,
no lo eran del todo: tenían una intención política manifiesta y revelaban una necesidad de
justificación; aplicaban a la población aborigen la valoración que los europeos de aquel
tiempo empleaban para juzgar a los hombres y los países remotos.
A los ojos de los europeos, los americanos necesitaban no sólo la indispensable
conversión religiosa, sino también el aprendizaje de los más rudimentarios criterios
referentes al trabajo y el orden social. La colonización fue presidida por una manifiesta
voluntad de aculturación: los americanos recién encontrados por los europeos debían
comportarse y pensar como éstos, debían aprender una nueva lengua y creer en un
nuevo Dios. La confluencia de dos sociedades produjo una superposición, en la cual la
convivencia se inició en la imposición y permaneció gracias a la cotidiana reelaboración y
a la construcción de ámbitos de consenso.
El decenio que se inició en 1570 trajo consigo la definición del régimen colonial en toda
América. Los grandes virreinatos de la Nueva España y el Perú concentraban el poder
político, controlaban desde sus Audiencias principales a otras subordinadas y propiciaban
una vida cultural y científica con perfil propio. Así, aun antes de culminar la primera
centuria del dominio español en América, pudo verificarse el surgimiento de la sociedad
criolla y la capacidad de supervivencia de las poblaciones nativas de América.
El mestizaje de los pueblos originarios con los recién llegados no estuvo marcado por un
idealismo pluricultural que hoy discursivamente es invocado como la diversidad de
identidades en América Latina o el “crisol” cultural de la región, sino por una marcada y
sistemática merma de la población originaria del continente a través de distintas vías:
guerras de conquista, tortura, muerte por rebelión y práctica de costumbres religiosas no
“cristianas”, esclavitud para trabajos forzados en minas y plantaciones, epidemias y
enfermedades traídas por los españoles ensalzadas por la migración forzada de cientos
de miles fuera de su hábitat, y en último de los casos el exterminio como política de
ocupación de territorios. Así, cifras conservadoras nos dicen que en todo el continente era
habitado por entre 60 y 80 millones de individuos originarios antes de la conquista y hacia
el año de 1650 no había más que doce millones e habitantes considerando todos los
grupos étnicos. Otros factores como el traslado de población negra del África como
esclavos hacia el nuevo mundo vendríavendrían a dinamizar el proceso del mestizaje.
Esto procesos de mestizaje dieron lugar a una estructura política, económica y social, en
la que criollos y peninsulares se han erigido en los grupos dominantes de la región y
prácticamente ser mestizo, negro o indígena significa ser automáticamente pobre y
excluido de las decisiones “nacionales” de sus respectivos Estados en América Latina. A
partir de la dominación de un grupo sobre el resto se levantado toda una estructura
institucional, legal y social que mantiene a los grupos étnicos de origen europeo en la
cúspide de la escala social y a través de su constitución en el grupo dominante han
encumbrando sus valores, usos y costumbres como la “cultura” a seguir, que además en
los grandes grupos mestizos y “blancos” empobrecidos (o en vías de proletarizarse),
generalmente de los centros urbanos, han alcanzado un alto grado de consenso y por
tanto aceptación del status quo, sin que ello quiera decir que éste alcanza a la mayoría de
los grupos que constituyen dichas sociedad existiendo importantes movimientos que
cuestionan tal “consenso”.
Por otro lado, tras siglos de exclusión y dominación, a principios del nuevo milenio los
pueblos indígenas, afrolatinos y afrocaribeños presentan los peores indicadores
económicos y sociales y tienen escaso reconocimiento cultural y acceso a instancias
decisorias. Todo lo que los ha llevado a reorganizarse y armar importantes movimientos
sociales para reclamar sus derechos, sobretodo en aquellos países en lo que visiblemente
son mayoría como es el caso de Bolivia o dónde son minoría como el EZLN en México.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realizar un cuadro con el control de lectura sobre la
clasificación de países y principales grupos étnicos en la actualidad en América Latina.
Lectura: Francisco Lizcano Fernández. “Composición Étnica de las Tres Áreas Culturales
del Continente Americano al Comienzo del Siglo XXI” en Convergencia UAEM, México,
mayo-agosto 2005, núm. 38, pp. 185-232. Disponible en línea:
http://convergencia.uaemex.mx/rev38/38pdf/LIZCANO.pdf [17 junio 2008].
1.3. Consideraciones generales sobre la economía latinoamericana
La actual economía latinoamericana no puede ser desligada de su pasado colonial que
marcó sin duda el desarrollo de ésta por los senderos de la dependencia económica. En
lo que se refiere a considerar cuestiones de la economía latinoamericana hay que dejar
en claro que partimos del supuesto de que todas estas juegan un papel de periferia dentro
del sistema mundial capitalista, así lo fue y así lo sigue siendo: “Esto nos lleva a enfrentar
un asunto de la mayor importancia: la condición de centro o periferia implica que el
capitalismo se despliegue de maneras específicas en unos y otros casos. En definitiva, el
sistema mundial capitalista genera diversas modalidades de capitalismo”6. Y el
capitalismo dependiente latinoamericano tiene su historia y peculiaridades como veremos.
Siendo todavía colonias los territorios de la América española y lusa fueron prácticamente
saqueados sin retribución alguna por sus metrópolis respectivas, proceso que colaboró, 6 Jaime Osorio. “Una cartografía para redescubrir América Latina”, en Revista Nueva Sociedad, N° 196, Enero – Abril 2005, Caracas.
en al menos dos sentidos para el afianzamiento del capitalismo como sistema de
producción, con su respectivo orden liberal, en los países de Europa occidental: por un
lado, el denominado proceso de “acumulación originaria de capital” que ayudó a las
potencias imperialistas al desarrollo y consolidación de sus sistemas bancarios y
financieros que serían la base para la financiación a su aparato productivo, lo que
eventualmente les permitiría alcanzar niveles elevados de productividad, que a su vez
generó competencia entre capitales y consecuentemente el escalamiento del rango
tecnológico de sus fuerzas productivas (siglos XVI,XVII y XVIII).
Todo lo cual tendría su cenit con la denominada revolución industrial en Inglaterra. Por
otro lado, en primer lugar las colonias fueron fuentes inigualables de aprovisionamiento de
alimentos baratos (producidos en casi todos los casos con mano de trabajo esclava) para
mantener su fuerza laboral en condiciones óptimas (permitiendo la producción y
reproducción de la misma) y a la vez reducir el valor de ésta (reducción de los costos del
capital variable) y segundo, las colonias proveyeron las materias primas necesarias, a
bajos costos, para su proceso de producción manufacturera (de la cual las colonias eran
mercado y no productoras o al menos en mucho menor escala), ambas situaciones
difíciles de concebir si hubieran intentado acometer tal empresa desde una base
estrictamente nacional con los recursos limitados de su dotación natural.
Además por supuesto a ello le podemos agregar la prohibición de comerciar con otras
administraciones de las Américas y otras potencias, manteniendo un monopolio comercial
férreo en ambos sentidos (importaciones y exportaciones) por parte de las metrópolis,
esta particularidad generó también un progreso desigual entre aquellas administraciones
que acaparaban el monopolio del comercio ultramarino y la distribución con aquellas que
sólo periféricamente participaban (proceso además concentrado por élites peninsulares y
en menor medida criollas). Lo que sin duda no contribuyó a generar lazos comerciales e
intercambios de otra índole entre los territorios coloniales.
Todo lo cual configuró la base de la organización económica sobre la cual tendrían que
desplegar sus esfuerzos económicos los territorios ya como Estados independientes. En
este sentido, fundamentalmente se mantuvo la misma organización social para las
actividades económicas en el comercio y la distribución, acaparada por pequeños grupos
preponderantemente criollos que habían desplazado a los peninsulares, a los que con el
tiempo se les sumarían grupos extranjeros (ingleses, franceses y estadounidenses) como
resultado del fin del monopolio del comercio con la metrópoli. Los mercados de los nuevos
Estados independientes seguían estando en Europa occidental y la demanda de los
productos de tales regiones seguían siendo materias primas y alimentos (y en menor
escala manufacturas de elaboración sencilla).
A esta etapa se le conoce como la “clásica división internacional del trabajo”, que además
fue alentada a través de los teóricos ingleses partidarios del liberalismo económico, la
“mano invisible del mercado” y de la teoría de las ventajas comparativas en el comercio
internacional, situación que beneficiaba a las potencias imperialistas por excelencia de la
época, especialmente a Inglaterra. El monopolio comercial con las ex metrópolis se
rompió a favor de otras potencias comerciales como Países Bajos, Francia y
preponderantemente los ingleses.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un control de lectura en los que resalte la forma
en que las economías latinoamericanas, ya independizadas, realizaron su acumulación
originaria y de que manera se artículo esta organización económica con los grupos
económicos políticos dominantes. Para ello consulte el apartado 4 y 5 de la siguiente
lectura. Cueva, Agustín. El desarrollo del capitalismo en América Latina. México, Siglo
XXI, 2007, 20ª edición. Págs. 65 a 100.
Fue David Ricardo quien formuló una explicación y al mismo tiempo una regla para la
teoría clásica de la división internacional del trabajo (la teoría de las ventajas
comparativas), basada en los costos comparativos de producción. Para David Ricardo
cada país tenía “una dotación natural de factores” relacionadas fundamentalmente con la
geografía (aunque también con la habilidad de su población en ciertas tareas) que
determinaban su especialización productiva.
La reflexión de Ricardo estaba encaminada en atribuir Inglaterra la exclusividad mundial
en la producción industrial, sosteniendo que Francia debía especializarse en la producción
de vinos y América en alimentos, lo que en aquel momento era lo mismo que decir
alimentos para los trabajadores industriales británicos. Con posterioridad la teoría clásica
aceptó extender la idea de que otros países europeos (Francia y Alemania
principalmente) y Estados Unidos, también tenían aptitudes “naturales” para la industria.
En este esquema a los países recién independizados (siglo XIX) continuaron asumiendo
la tarea de seguir siendo proveedores de alimentos para los trabajadores de las potencias
industriales y materias primas para su producción manufacturera, configurándose un
modelo económico en la región conocido como el modelo primario exportador (o
agrominero exportador), gravitando en torno a las necesidades de Inglaterra e
ignorándose unos a otros, durante este trance América Latina se incorporó
definitivamente al funcionamiento del mercado mundial.
“Es a partir de este momento que las relaciones de América Latina con los centros
capitalistas europeos se insertan en una estructura definida: la división internacional del
trabajo, que determinará el curso del desarrollo ulterior de la región. En otros términos, es
a partir de entonces que se configura la dependencia, entendida como una relación de
subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones
de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar
la reproducción ampliada de la dependencia.”7
Todos los sectores económicos a partir de 1840 fueron penetrados por el capital
extranjero: comercio, banca, industria extractiva, agro, manufacturas, etc. Durante este
período se beneficiaron económicamente los grupos dominantes locales (oligarquías
terratenientes y comerciales) asociados a los extranjeros en primordialmente el sector
primario. En el plano político despuntaba formas de organización de gobierno autoritarias,
luchas por el poder y marginación política y económica de los grandes grupos sociales
indígenas y campesinos, maltrato laboral, y semiesclavismo.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un ensayo donde caracterice en que consiste el
carácter dependiente de América Latina, destacando la forma en que el capital se
reproduce en la región y las consecuencias de ello en la formulación de un proyecto de
desarrollo independiente. Para ello revise los apartados 2, 3 y 4 de la siguiente lectura:
Ruy Mauro Marini. Dialéctica de la dependencia. México, Ediciones Era, decimoprimera
reimpresión, 1991. Disponible en línea: http://www.marini-
escritos.unam.mx/004_dialectica_es.htm [26- marzo- 2007].
Posteriormente durante el siglo XX América Latina experimentó algunas de las más
profundas transformaciones de su historia. La crisis de 1929 puede ser considerada el
principal detonante de las mismas. El final de aquella década marcó, también, el
agotamiento del modelo primario de las agroexportaciones. Desde entonces, varios
países del continente, en grados diversos, volcaron sus economías hacia el sector
industrial, configurándose un modelo económico denominado modelo de industrialización
por sustitución de importaciones (ISI, o modelo de desarrollo hacia adentro).
7 Ruy Mauro Marini. Dialéctica de la dependencia. México, Ediciones Era, decimoprimera reimpresión, 1991. Disponible en línea: http://www.marini-escritos.unam.mx/004_dialectica_es.htm [26- marzo- 2007].
Eventos que impactaron de forma importante el contexto internacional como la Revolución
Mexicana, la Revolución Rusa, Primera y Segunda guerras mundiales y la crisis de 1929
se conjugaron con los sucesos locales de la región, puesto que el desarrollo de las
actividades económicas fueron evolucionando hasta incorporar de forma cada vez más
importante actividades que se “industrializaban” o que de una forma u otra tenían que ver
con esta actividad en distintos sectores de la economía, lo que llevó a la organización
política de las clases trabajadoras y bajo la influencia de ideas marxistas de la lucha de
los trabajadores, la revolución obrera en Rusia y la avanzada constitucional en derechos
sociales surgida de la Revolución Mexicana, se conformaron importantes movimientos
sociales e intelectuales que cuestionaron seriamente el modelo agrominero exportador y
su estructura política social derivada del mismo.
Ante el agotamiento inevitable del modelo primario exportador las élites políticas
aprovecharían la coyuntura de las guerras mundiales para impulsar la industrialización en
sus países, sustituyendo lo que las economías en guerra dejaron de exportar hacia la
región. Este proceso no fue homogéneo para todos los países pues los más avanzados
en estos menesteres fueron Argentina, Brasil, Chile y México con una éxito importante
seguidos del resto de los países con mucho más dificultades. En el ámbito político en la
década de los 1930-1950 existiría una dirección de este modelo por parte élites
democráticas o progresistas (con un programa sociopolítico esencialmente liberal-
capitalista) que, sin embargo, ante los imperativos de la Guerra Fría serían desplazados
por dictaduras en la mayoría de los países latinoamericanos.
El modelo ISI no estaría exento de sus peculiaridades que esencialmente podemos
resumir en: el modelo fue penetrado por las grandes trasnacionales que saltaron las
barreras arancelarias de cada país nacionalizándose y aprovechando la protección
ofrecida por aquellos mercados, a su vez la industria local disfrutó de un mercado cautivo,
altos incentivos y estímulos, convirtiéndose los industriales en el sector hegemónico de la
clase dominante, la industrialización se truncó propiciándose muchas más importaciones
en refacciones para el mantenimiento de los bienes de capital, la maquinaria que se
adquiría para el objetico de la industrialización era aquella que los países de capitalismo
avanzado ya estaban dispuestos a ceder (en ocasiones por obsoleta en otras por convenir
a sus intereses), el modelo no detuvo el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres sino
todo lo contrario, se uso la producción del campo para financiar la compra de bienes de
capital necesarios para la industria mientras que éste quedaba en el abandono.
Por otro lado, hay que recalcar que la industrialización de América Latina fue posible
debido a que los países desarrollados, como consecuencia de las guerras mundiales,
tuvieron espectaculares avances en el desarrollo de tecnología militar, misma que sería
aplicada a la industria doméstica, por lo que se puede afirmar que el desarrollo de sus
fuerzas productivas se encontraban ya en un estadio superior al precedente al término de
éstas, pudiendo delegar a América Latina la manufactura de bienes industrializados con
alto contenido de recursos naturales, de fácil elaboración (de bajo valor agregado),
materias primas industriales, cuya importancia crece en función del mismo desarrollo
industrial que escala a fases cada vez más revolucionadas en los países centrales,
reservándose para ellos la fase tecnológica más adelantada.
En definitiva, entre 1930 y los años ochenta el continente vivió su más intenso y largo
período de “desarrollo” económico (modernización se diría también), atravesado por
dictaduras y procesos de creciente concentración de la renta sin ruptura alguna respecto
del marco de dependencia económica, a la vez que desde finales de 1960 el modelo de
industrialización por sustitución de importaciones acusaba importantes fallas reflejadas en
el aumento del gasto público vía endeudamiento, inflación, inequidad en la distribución de
los ingresos, balanzas comerciales deficitarias, extranjerización de los sectores
económicos y un contraste muy marcado entre el medio urbano y rural.
Las coyunturas como el fin del patrón oro-dólar en 1971 y de la subida de los precios del
petróleo en 1973 impactaron de forma importante en América Latina, pues la turbulencia
económica se manifestó en todo el globo. Es a partir de estas coyunturas que inicia un
nuevo período de restructuración del sistema mundial capitalista, que hoy todavía se vive,
dentro del que se enmarca la futura evolución del sui generis capitalismo dependiente
latinoamericano.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Desarrolle en una cuartilla las transformaciones
principales del sistema mundial capitalista que afectarán al patrón de acumulación de la
industrialización en Latinoamérica y que harán mutar ese patrón por el de especialización
productiva. Utilice la siguiente lectura: Sotelo, Adrián. "América Latina en la
reestructuración económica mundial" Revista Estudios Latinoamericanos, Nueva Época,
año II, núm. 4, CELA-FCPyS-UNAM, México, julio-diciembre de 1995, pp. 47-70.
Disponible en línea: http://www.redem.buap.mx/acrobat/adrian1.pdf [20 junio de 2007].
De los acontecimientos de 1973 se derivó un fenómeno conocido como el reciclamiento
de los petrodólares que no es sino que los ingresos extraordinarios de los países
petroleros agrupados en la OPEP fueron a parar a las arcas de los bancos internacionales
que ante la disponibilidad de tan cuantiosos recursos decidieron conceder préstamos
tanto a países que sufrían las consecuencias negativas de la coyuntura internacional
como aquellos que estaban por desarrollar o fortalecer su industria petrolera
aprovechando la coyuntura de precios altos de los hidrocarburos. Es en este marco que
se da el espectacular endeudamiento de toda América Latina, unos países para superar
sus problemas financieros derivados de la crisis y otros buscando aprovechar la situación.
En 1982 la caída de los precios del petróleo y la subida de la tasa de interés se
conjugaron para generar la peor crisis de deuda que jamás se haya vivido en la región.
Los países latinoamericanos se encontraron en la imposibilidad de seguir pagando su
deuda y declararon su moratoria de su deuda, iniciándose lo que se conoce en la región
como al década perdida.
El diagnóstico de los acreedores (bancos, países centrales y organismos financieros
internacionales) fue que el modelo de crecimiento hacia adentro era el causante de la
crisis de deuda que estaba atravesando la región: los excesos del Estado promotor del
desarrollo habían causado corrupción, rentismo, mal aprovechamiento de los factores de
producción, “populismo” entre otros males económico-políticos; el proteccionismo del
mercado nacional había ocasionado baja competitividad de las empresas locales, pocas
opciones para los consumidores, concentración del ingreso como derivados de los
monopolios y la nula diversificación de las actividades económicas.
Ante la contingencia de la crisis de deuda tanto acreedores como los Estados Unidos
preocupados por los efectos de ésta sobre sus economías urgieron a los países
latinoamericanos a renegociar sus deudas y tomar medidas de política económica que
contuvieran los efectos negativos sobre sus economías y contener así la expansión de la
crisis al resto del sistema económico internacional, los secretarios del Tesoro de los
Estados Unidos propusieron planes para negociar el pago de la deuda entre acreedores y
deudores. Los países latinoamericanos intentaron formar un “club de deudores” para
negociar de forma conjunta pero la negativa de algunos de los más influyentes a esta
estrategia, entre ellos México, desvaneció la iniciativa, no quedando más remedio que
enfrentar de forma individual las políticas de estabilización y posteriormente el ajuste.
A este primer momento de la crisis de la deuda se aplicaron medidas conocidas como de
“estabilización”, mismas que estaban orientadas a la corrección de los principales
desbalances macroeconómicos: bajar la inflación o, lo que es lo mismo, a buscar ante
todo la estabilización. Estas políticas fueron condicionadas por el Fondo Monetario
Internacional a través de la firma de las cartas de intención para obtener crédito para
hacer frente a dicha crisis.
El crecimiento en esta etapa dejó de ser “el “objetivo. Para lograr tales propósitos se
privilegió el saneamiento fiscal, la generación de un excedente comercial que permitiera
servir la deuda externa pública y privada. Para ello se ajustaron drásticamente los precios
y tarifas del sector público, se redujeron subsidios y otras partidas de egresos, como
inversión pública y gasto social, y se persiguió un tipo de cambio real estable mediante
devaluaciones nominales y una fuerte represión salarial. Todo lo cual dio como resultado
un costo mucho mayor en términos de empleo, crecimiento, atención a grupos vulnerables
entre otros. En materia financiera a partir de la liberalización de tasas y de la creación de
nuevos instrumentos de deuda pública, se orientaron a la reestructuración de los bancos
previamente nacionalizados (en algunos casos) y a la creación de las condiciones legales
necesarias para su capitalización. Igualmente, la privatización de un gran número de
empresas estatales de bajo mercado comenzaría en esta primera etapa.
A partir de esto procesos, durante la década de los ochenta, inició, prácticamente todos
los países de América Latina, un duro proceso de “re” inserción al mercado mundial, bajo
nuevas condiciones del desarrollo del capitalismo como sistema mundial y del grado de
configuración del capitalismo latinoamericano hasta es entonces. Las transformaciones
que estas naciones se ven obligadas a instrumentar en su economía les significaron un
alto costo económico pero sobretodo social.
Las razones que determinaron en gran medida esta situación son numerosas. En primer
lugar, porque el producto interno bruto creció menos que la población: En segundo lugar,
lo poco que se creció (los países que lo hicieron no pasaron del 3 o 4.5%), sirvió para
pagar el servicio de la deuda; recurriendo al constante endeudamiento externo como
única alternativa para garantizar los pagos de los intereses de la deuda externa. Además,
se tuvo que reducir el consumo interno con lo que de ser países receptores de capital
extranjero, se tornaron en exportadores de capital a los países desarrollados. En tercer
lugar, para financiar el déficit público y externo se aumentan las cargas tributarias, se
reducen las importaciones y se inician las devaluaciones en todos los países
Latinoamericanos. En cuarto lugar, la inflación acompaña un proceso agudo de
desempleo y de surgimiento de la llamada "economía informal.
A las políticas de estabilización de la década de los ochenta les seguirían una serie de
políticas económicas recomendadas por organismos financieros (especialmente el FMI),
acreedores y el gobierno estadounidense, que más que estar dirigidas a la corrección de
los desequilibrios macroeconómicos en el corto plazo, implicaban medidas de mediano e
incluso largo plazo conocidas como reformas estructurales o ajuste estructural. Dichas
políticas estaban dirigidas a la transformación del aparato productivo, a veces también
denominada “reconversión industrial”, por su naturaleza de no sólo “corregir”
desequilibrios sino incidir en la estructura económica de los países de América Latina.
Tales exigencias debemos entenderlas como un proceso de políticas y reformas que
apuntaron a crear ciertas condiciones básicas para poner en marcha otra modalidad de
desarrollo distinta al período de la industrialización, orientado básicamente hacia la
apertura comercial y la inserción de América Latina a los circuitos de comercio de la
denominada “era de la globalización”, asumiendo su papel en la nueva división
internacional del trabajo. Todas estas medidas se robustecieron y formaron parte de las
políticas económicas de todos los países latinoamericanos de manera definitiva e
indudable entre finales de los años ochenta y principios de los noventa mediante el
denominado “Consenso de Washington”, y los fenómenos de la esfera internacional como
el desmembramiento de la Unisón Soviética y el consecuente auge ideológico del
neoliberalismo y la globalización, haciendo de este discurso el discurso dominante.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE:
1. Averigüe sobre lo qué es el “Consenso de Washington”, quiénes lo conforman, sus
elementos centrales que lo estructuran y sus diez recomendaciones sobre las reformas
para solucionar la crisis en América Latina. Consulte las siguientes fuentes electrónicas:
http://www.eumed.net/tesis/alhc/21.htm [20 enero 2008].
http://www.lainsignia.org/2002/noviembre/econ_033.htm [20 enero 2008].
2. Recuperé en un cuadro o esquema similar los resultados de las diez reformas promovidas
por el Consenso de Washington en la región. Para ello revise la siguiente lectura:
Acevedo López, Ma. Guadalupe y Adrián Sotelo (coords.). Restructuración económica y
desarrollo en América Latina. México, Siglo XXI, 2004. Col. El debate latinoamericano,
vol. 2. Págs. 19 a 52.
Hoy a más de 20 años de aplicación del modelo neoliberal poco de las promesas hechas
por estas han sido cumplidas. La arremetida neoliberal en América Latina propició que los
movimientos sociales, organizados o no, pertenecientes a partidos de izquierda o no (y en
ocasiones incluso “frentes amplios” conformados por un crisol de fuerzas políticas de las
más variadas tendencias), se trazaran como objetivo político la toma del poder para
realizar cambios esenciales en la estructura estatal, para promover un modelo alternativo
de desarrollo económico, político y social acorde a las realidades y necesidades de la
población. Como resultado han emergido una serie de gobiernos progresistas, al menos
en el discurso, en la región, primero en la República Bolivariana de Venezuela y
posteriormente en Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay, Ecuador, Nicaragua. Más
recientemente en Paraguay.
Estos sucesos de cambio y agitación sociales han puesto en la palestra de los debates las
formas políticas y económicas de buscar proyectos nacionales alternativos que reorienten
y alivien las condiciones sociales más acuciantes en la región.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE:
1. Realizar un control de lectura de Alfredo F. Calcagno. “Ajuste estructural, costo social y
modalidades de desarrollo en América Latina” en Emir Sader (comp.). El ajuste estructural
en América Latina. Costos sociales y alternativas. Buenos Aires: CLACSO, marzo de
2001. Capítulo 1. Disponible en línea:
http://www.clacso.org/wwwclacso/espanol/html/libros/sader/sader.html [15- abril-2008].
2. Caracterice el nuevo patrón de acumulación en América Latina que se perfila desde la
década de 1980. Para ello revise la siguiente lectura: Capítulo 4 “El nuevo patrón
exportador latinoamericano” en Osorio, Jaime. Crítica de la economía vulgar.
Reproducción del capital y dependencia. México, UAZ-Miguel Ángel Porrua, 2004. Págs.
101- 125. Disponible en línea:
http://www.estudiosdeldesarrollo.net/pagina_tipo_cuatro.php?libro=critica_de_la_economi
a [30 junio de 2007].
En suma.
Para comprobar lo que ha aprendido en esta Unidad
Falta esta parte
Fuentes de consulta
Hay que diferenciar entre fuentes de consulta y bibliografía básica. La básica es aquella que el alumno debe leer obligatoriamente, además de lo que está en la
GEAA. Todas las referencias de bibliografía básicas deben ligarse a alguna actividad de aprendizaje.
Ardao, Arturo. "Génesis de la idea y el nombre de América Latina", en Ardao, Arturo.
América Latina y la latinidad, CCyDEL/UNAM, México, 1993.
Zea, Leopoldo. América Latina: largo viaje hacia si misma. UNAM, Coordinación de
Humanidades, Centro de Estudios Latinoamericanos, México, 1979.
Bibliografía complementaria para ahondar sobre el tema
Vitale Luís. Historia de nuestra América. CELA, Santiago de Chile, 1991.
Zalamea, Fernando. Ariel y Arisbe: evolución y evaluación del concepto de América Latina
en el siglo XX. Santafé de Bogotá, Convenio Andrés Bello, 2000
UNIDAD 2
América Latina: política y gobierno
2.1. Procesos de independencia y surgimiento del Estado nación
2.2. Legado colonial en la estructura política
2.3. Influencia de los Estados Unidos
2.4. Gobiernos en América Latina
2.5. Integración y democratización
2.6. Alternativas a los problemas políticos y del subdesarrollo en América Latina
El estudio de esta unidad le permitirá: Comprender las formas históricas de la
configuración política, de gobierno y visiones sobre los proyectos nacionales para buscar
el desarrollo en América latina, su problemática y debates actuales.
Esto presupone:
1) Comprender la influencia de las estructuras coloniales sobre la organización de los
nuevos Estados latinoamericanos.
2) Comprender la relevancia de la política exterior estadounidense hacia América Latina
en su proyecto imperialista.
3) Explicar las formas de gobierno por las que ha pasado América Latina hasta su
presente
4) Comprender los debates actuales en América Latina respecto a la democracia y la
política.
UUnnaa mmiirraaddaa aall tteemmaa
Sin duda, la influencia de las estructuras coloniales sobre los sistemas políticos
latinoamericanos siguen vigentes, la influencia estadounidense ha cambiado de formas
pero no ha disminuido, las formas de gobierno han transitado de las autoritarias hacia una
democracia formal y sin embargo América Latina parece no poder superar las promesas
incumplidas, la corrupción, la desigualdad, etc. en este capitulo intentaremos descubrir
como se ha configurado y trasmutado el Estado latinoamericano a la luz de su experiencia
histórica.
UUnn ccaassoo iilluussttrraattiivvoo
Recientemente el gobierno del Venezolano Hugo Chávez ha sido criticado duramente
desde diversos círculos de opinión al calificarlo como un peligro para la “democracia” en
América Latina, sin embargo, en países como Argentina, México, Chile vivimos una
democracia formal, y la pregunta es ¿acaso estamos mejor que los venezolanos?, es
decir, ¿la democracia nos permite tener un mejor gobierno, mejora económicas, etc.? , sin
duda son asuntos serios sobre los que hay que reflexionar sin caer en la descalificación
sin fundamento. (Sugiero que omitas esta parte y que la retomes al final de la unidad, ya
sea en el resumen o bien, en la sección: ¿Qué opinas de este caso? Consulta el 123 de
la GEAA para que veas qué se incluye en este apartado.)
2.1. Procesos de independencia y surgimiento de los Estados nacionales en América Latina.
La explicación de la emancipación de las colonias americanas de sus metrópolis tiene
múltiples interpretaciones, desde aquellas que intenta buscarla en la lucha continua de los
pueblos indígenas contra los invasores y sus sucesores, hasta aquellas justificativas de
los proyectos nacionales que se impondrían como historia oficialista en cada una de los
países independizados.8
Es necesario encuadrar el contexto de las independencias, de lo que posteriormente se
llamaría América Latina, de manera amplia, en procesos económicos y sociales ocurridos
en Europa que tuvieron su correspondiente repercusión en América.
La independencia de América es un proceso que se inicia con la irrupción de la
modernidad en una monarquía de antiguo régimen (la Corona del reino de Castilla que
agrupaba entre otros al reinos el de Aragón, Navarra, e incluso en algún momento
Portugal, encabezada por la Casa de los Borbón por ese entonces), que va a desembocar
en la desintegración de ese conjunto político en múltiples estados soberanos, uno de ellos
España con un régimen constitucionalista monárquico liberal.
La modernidad tuvo diferente significación en el proceso europeo y el americano; para el
primero significó una transición de un antiguo régimen a una sociedad burguesa, en la
que los actores toman conciencia plena de estar fundando una nueva era, un nuevo
hombre, una nueva sociedad y una nueva política. Por el contrario, en América se dieron
pocas modificaciones substanciales de las estructuras económicas, además éste se
expresa como un fenómeno preponderantemente político, de ruptura con la metrópoli, y la
sustitución de una clase privilegiada peninsular por una criolla.9
Los monarcas de la Casa de los Borbón, que substituyeron a la de Habsburgo, iniciaron
una profunda reforma en España porque consideraban que el reino estaba muy atrasado
en comparación con los demás países europeos (Francia e Inglaterra, sobretodo). Los
cambios modernizadores que transformaban a Europa no habían tenido cabida en
España, y en el siglo XVIII estaba en desventaja económica y tecnológica respecto del
mundo occidental.
8 Malamud, Carlos. Historia de América. España, Alianza Editorial, 2005, p. 286. 9 Guerra, François-Xavier. Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas. México, Fondo de Cultura Económica, 2000.
Las reformas borbónicas fueron una medida encaminadas a la modernización de España,
éstas se extendieron a la Nueva España desde 1765, pero sintiéndose con más
intensidad sus efectos hacia finales e inicios del siglo XIX.
La finalidad de dichas reformas consistió en disminuir el poder y las atribuciones de la
iglesia, el monopolio comercial intracolonial y con la metrópoli, a favor de las autoridades
nombradas por la Corona, con el fin de controlar más de cerca la colonia y de extraer un
beneficio más cuantioso de su explotación10.
Estos cambios desembocaron en varias trasformaciones: el largo proceso de
desamortización de la riqueza eclesiástica; el fortalecimiento de las autoridades enviadas
por el gobierno metropolitano, con el apoyo de nuevas tropas, dando lugar a la creación
de nuevas jurisdicciones político-administrativas conocidas como intendencias, que
mermaban el poder de la estructura colonial tradicional que estaba muy comprometida
con los intereses de las clases dominantes en la colonia (virrey, iglesia, Audiencias y
Consulados comerciales); y la ampliación de las posibilidades de comercio en detrimento
de los monopolios de Cádiz y Sevilla en España y de los Consulados en la colonia, dando
lugar a nuevos polos y canales de intercambio y control mercantil. Estos cambios de
descentralización y desconcentración tuvieron el efecto de fraccionar la colonia lo que dio
por resultado el fortalecimiento de las economías y oligarquías regionales.
Económicamente las reformas incrementaron la recaudación fiscal de la Corona mediante
numerosos decretos y medidas recaudatorias, e incentivaron las actividades económicas
ligadas al sector externo, sobretodo la minería. Todos estos cambios significaron un
incremento de la explotación comercial y fiscal y un auge de comercio exterior desde las
perspectiva de la metrópoli, pero dudosamente a favor de la colonia. La marginación de
los españoles nacidos en la colonia (criollos) de los altos puestos administrativos,
políticos, de autoridad y oportunidades para hacer negocios en beneficio de los
peninsulares se fue constituyendo en una fuente creciente de descontento.
Las reformas borbónicas hacían sentir más duramente en las colonias el peso de una
metrópoli que entendía reservarse muy altos lucros por un papel que se resolvía en la
intermediación con la nueva Europa industrial.
Posteriormente, la invasión napoleónica, la acefalía y el vacío de poder crearon el marco
político e institucional para el estallido emancipador. Efectivamente, la usurpación del 10 Cardoso, Ciro (coord.). México en el Siglo XIX (1821-1910). Historia Económica y de la estructura social. México, Nueva Imagen, 1988.
trono español por parte de José Bonaparte, en 1808, dio inicio a la coyuntura de la lucha
política entre absolutistas y liberales11; ello detonó todo un proceso de resistencia de las
provincias que se concretó en la organización política denominada Junta Central, que
tenía por objetivo salvaguardar la soberanía, que “en ausencia del rey recaía en el
pueblo”. La Junta Central buscó el apoyo de los reinos de América disponiendo que éstos
eligieran representantes para enviarlos a la Junta. Pero, la Junta no pudo contener los
avances de los franceses así que se acordó disolverla e instaurar una regencia que
convocaría a Cortes en Cádiz, en los que participarían representantes de América.
Todo este desarrollo político era peligrosamente liberal para los privilegios de los
peninsulares en América, porque otorgaba demasiada autonomía en Hispanoamérica. Los
peninsulares se opusieron férreamente a la instauración de juntas en América,
colocándose en el bando absolutista y combatiendo cualquier movimiento
sospechosamente liberal. Aunque, la mayoría de los americanos criollos y españoles
peninsulares estaban a favor de una autonomía, pues para los primeros significaba mayor
participación política y económica en las decisiones de sus provincias y para los segundos
el mantenimiento del status quo.
El cenit de las transformaciones políticas en el mundo hispánico fue la adopción de la
Constitución de Cádiz de 1812, que creó un estado unitario con leyes iguales para todas
las regiones, convirtiéndose en la monarquía constitucional más radical de Europa.
Cuando Fernando VII, regresó al poder, decretó la disolución de las Cortes y la anulación
de todas las leyes, además de iniciarse la represión hacia los constitucionalistas liberales,
también se restituyó los privilegios a la nobleza y a la antigua burocracia. La oposición al
absolutismo de Fernando VII, se empezó a manifestar sobretodo (debido a las
restricciones impuestas), en la organización de las sociedades económicas y las ligas
masónicas, compuestas por hombres ilustrados. Mediante ellas se llevó a cabo las
conspiraciones e insurrecciones tanto en España como en América.
La restauración de la Constitución española de 1812, mediante el alzamiento de Rafael de
Riego en enero de 1820, que de paso impidió que la mayor expedición preparada para
invadir América llegara a su destino, trajo como consecuencia que los conservadores
11 Este conflicto enmarcado en las revoluciones liberales características de la época en Europa, precisamente por el ascenso de la clase burguesa al poder, junto con la transformación política de los estados europeos.
americanos se decidieran por la independencia pues ésta atentaba contra sus
privilegios.12
La lucha por la emancipación inició cuando algunos grupos criollos quisieron desplazar a
las autoridades de la corona, las cuales carecían de legitimidad y respaldo debido al vacío
de poder, por lo que éstas fueron desplazadas por Juntas de Gobierno (Caracas, Buenos
Aires, Bogotá, Chile) muchas de ellas presididas tanto por las oligarquías locales y las
antiguas burocracias administrativas, siempre evitando la amenaza potencial o real de
una sublevación indígena, negra o de los mestizos excluidos, o todos ellos aliados.
Los movimientos independentista en la América española, generalmente son descritos
como “revoluciones”, pero estos no representaron una revolución económica, ya que en
líneas generales las estructuras productivas y de comercialización siguieron siendo las
mismas; no fue una revolución social pues los grupos que finalizaron el proceso
emancipador se resistieron a introducir cambios sociales o jurídicos de consideración;
más bien fue una revolución política originada en el proceso de construcción del
ciudadano y de la ciudadanía, en Europa, y que propició en las antiguas colonias la
construcción de nuevas formas de organización política basadas en una nueva
legitimidad.13 El surgimiento de las republicas y la construcción de Estados fue la otra cara
de esta revolución política.
En el plano internacional fue sumamente importante el cambio de un aposición neutral al
reconocimiento de las republicas americanas por parte de Inglaterra deseosa de
comerciar con ellas sin intermediarios y reafirmando su posición hegemónica; igualmente,
Estados Unidos también extendió su reconocimiento y en 1822 su Doctrina Monroe se
erguiría en un freno a cualquier intento de reconquista de la América española por el
absolutismo europeo.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Revise el proceso de independencia de Brasil y el de la
América española, compárelos. Elabore un cuadro comparativo en donde incluya
semejanzas, diferencias y reseñé los principales grupos políticos que consumaron los
movimientos de independencia, así como fechas importantes. Para ello consulte los
siguientes capítulos de estos libros:
12 Rodríguez, Jaime E., El nacimiento de Hispanoamérica: Vicente Rocafuerte y el hispanoamericanismo, 1808-1832, México, Fondo de Cultura Económica, 1980. 13 Malamud, Carlos. Op. Cit., pp. 291-292.
Libro 1: Demetrio Boersner. Relaciones Internacionales de América Latina. Breve historia,
Venezuela, Nueva Sociedad, 1990, pp. 101-102.
Libro 2: Carlos Malamud. Historia de América. España, Alianza Editorial, 2005, pp. 307-
324.
Libro 3: Leslie Bethell, ed. Historia de América Latina, vol. 5 La independencia. Barcelona,
Crítica, 2000. Capitulo 2, págs. 41 a 74. Capítulo 3, págs. 74 a 123 y capítulo 6, págs. 171
a 203.
2.2. Herencia colonial en la estructura política
Una vez alcanzada la independencia de la metrópoli, ahora los territorios emancipados
deberían organizar su vida política interna. Los nuevos gobiernos debieron enfrentar la
pacificación de sus territorios y la construcción de los aparatos estatales que aseguraran
la gobernabilidad. No estaba clara la delimitación de las repúblicas sobre las que se
pretendía ejercer soberanía nacional, ni tampoco lo era el proyecto nacional sobre el cual
se pretendía construir ese nuevo Estado.
Las guerras civiles que estallaron sólo permitieron perfilar las fronteras nacionales,
regularmente estás fueron producto de la disputa e influencia por grupos oligárquicos
regionales con intereses políticos y económicos diferenciados. Cuando las colonias
españolas se independizaron estaban en juego varias identidades y proyectos nacionales.
Por un lado estaban quienes, como Bolívar, partían de la identidad americana para
defender la creación de una gran confederación continental. Esta postura coincidía con
otros proyectos menores impulsaos por oligarquías deseosas de formar Estados nuevos y
de otras que tuvieron que conformarse incorporándose a estructuras políticas más
amplias.14
La definición de estas nuevas estructuras surgidas de un trazado fronterizo, control
territorial, adopción de nuevas reglas del juego político y económico, no sólo repercutió en
éste último plano sino también en el económico, pues ello dificultó los intercambios entre
las nuevas repúblicas. Máxime si consideramos que este proceso coincidió con el
despunte de la industrialización en Europa occidental y de Estados Unidos, con su
consecuente demanda de materias primas y alimentos, lo que acentuó las economías de
exportación de los sectores primarios de los nuevos Estados. 14 Malamud, Carlos. Op. Cit., p. 330.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un resumen de la lectura del siguiente libro:
Cueva, Agustín. El desarrollo del capitalismo en América Latina. México, Siglo XXI, 2007,
20ª edición. Págs.11 a 47.
A partir de la independencia, muchos fenómenos particulares como el latifundismo, el
caudillismo, el militarismo y la corrupción se explican con el concepto de “herencia
colonial” y esta explicación se extiende a todos los países latinoamericanos. Sin embargo,
no todos los países funcionan igual y los procesos históricos y las fuerzas sociales han
moldeado culturas políticas diferentes, reafirmándose la famosa cita “culpa es del tiempo
y no de España”.
No obstante, podemos hablar de ciertos fenómenos generales que se dieron desde la
independencia y hasta mediados de 1850, período que abarca la reorganización nacional
y regional.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Revisé el orden tanto regional como nacional en el
aspecto preponderantemente político, encuentre y resuma fenómenos generales para
toda la región de América Latina, en sus formas de gobierno, orden social, disputas por el
poder, grupos dominantes, así como las diferencias nacionales más destacables de dicho
orden. Para ello consulte los siguientes capítulos de este libro:
Tulio Halperin Donghi. Historia contemporánea de América Latina. Madrid, Alianza
Editorial, 2005,6ª reimpresión. Capítulo 4 y 5, págs. 209 a 357.
2.3. Influencia estadounidense en la región.
La influencia de Estados Unidos en la vida independiente de América Latina surge
prácticamente con todo su peso a partir del fin de la Guerra de Secesión estadounidense
entre 1861-1865, entre el norte industrializado dominado por un fuerte impulso capitalista
e ideología liberal y el sur tradicional dominado por una ideología conservadora, agraria y
esclavista. Una vez con el norte triunfal Estados Unidos vino a convertirse en una
potencia capitalista que ahora competiría con las tradicionales (Francia e Inglaterra) y con
las nuevas (Italia, Alemania y Japón) por los mercados y materias primas y oportunidades
de inversión que representaba América Latina, finalmente Estados Unidos terminaría por
desplazar al resto alrededor de 1880.
La influencia la ejercía tanto en el campo económico como político, fue trascendente
la guía de la Doctrina Monroe por el presidente James Monroe en su intervención del 2 de
diciembre de 1823 ante el Congreso norteamericano, y que se pueden resumir en tres
puntos: no a cualquier futura colonización europea en el Nuevo Mundo, abstención de los
Estados Unidos en los asuntos políticos de Europa y no a la intervención de Europa en los
gobiernos del hemisferio americano, y que a partir de 1890 influiría poderosamente el
actuar internacional de los Estados Unidos. Pues en el plano político Estados Unidos se
sintió con el derecho y la responsabilidad de participar activamente en los asuntos
políticos de Latinoamérica y de asumir decisivamente el papel de árbitro en las relaciones
internacionales americanas.15 Esto se puede constatar a través de la organización por los
estadounidenses las Conferencias Internacionales de Estados Americanos en las cuales
las principales ideas estaban dirigidas hacia el arbitraje obligatorio y la unión aduanera, y
tal sistema se extendió hacia áreas como la salud (Organización Panamericana de la
Salud), geografía e historia (Instituto Panamericano de Geografía e Historia), derechos y
cuidados de la infancia (Instituto Internacional Americano de Protección a la Infancia),
derechos de la mujer (Comisión Interamericana de Mujeres), políticas indígenas (Instituto
Indigenista Interamericano), agricultura (Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas)
defensa continental colectiva (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), ayuda
económica (Banco Interamericano de Desarrollo) y derechos humanos (Corte
Interamericana de Derechos Humanos), obras de infraestructura (Carretera
Panamericana), etc.
El panamericanismo fue visto con recelo debido a la influencia y beneficio que
suponía el planteamiento de tales proyectos para los intereses estadounidenses. Fue in
modelo de ideología de integración económica, política y cultural de los países
americanos bajo la hegemonía de Estados Unidos, de conocida inspiración monroísta, en
definida oposición al latinoamericanismo de raíz bolivariana que sólo abarcaba en sus
inicios la unidad entre las repúblicas hispanoamericanas, y con el cual suele confundirse
en su aplicación terminológica siendo conceptos muy diferentes. Para salvar esa
diferencia sustancial se han apelado a diversos procedimientos, como llamar “old” al
latinoamericanismo que va desde el Congreso de Panamá (1826) hasta la primera
Conferencia Panamericana (1889-90), llamado “new”.16
Todas estas acciones le llevaron diez años a los Estados Unidos, 1890-1900, a
desplazar a las potencias de europeas de América. Económicamente el establecimiento
de las grandes empresas monopolistas explotadoras de los recursos naturales, pasaron a
15 Demetrio Boesner. Relaciones Internacionales de América Latina. Nueva Sociedad, Venezuela, 4ª ed., 1990, p. 186. 16 http://www.ccydel.unam.mx/pensamientoycultura/biblioteca%20virtual/diccionario/panamericanismo.htm
controlar prácticamente las actividades económicamente más rentables, configurándose
un sistema político-económico conocido como “modelo primario exportador”, dominado
por un sector de enclave dominado por la presencia extranjera, asociada a las oligarquías
locales. Todo ello articulado al plano internacional en el que el desarrollo de los centros
industriales demandaban una gran cantidad de alimentos para su fuerza laboral y de
materias primas para su industria, primero de Inglaterra y posteriormente de los Estados
Unidos, es decir, la nueva división internacional del trabajo en su fase de expansión
industrial.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Investigue sobre la política exterior de los Estados
Unidos hacia América Latina, especialmente en que consistieron los denominados
períodos de “la diplomacia del dólar”, “diplomacia del garrote” y “la política del buen
vecino”. Para ello revise el siguiente libro:
Demetrio Boersner. Relaciones Internacionales de América Latina. Breve historia.
Caracas, Nueva Sociedad, 1990, 4ª ed. Págs. 183 a 230.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realicé un control de lectura sobre la influencia de
los Estados Unidos en América Latina ubicando y resaltando las prioridades de su interés
nacional que este país ha impulsado en la región por distintas vías según cada época, de
igual forma ubicar tales períodos, por ejemplo el “panamericanismo”, (ubicar intereses
promovidos, vías y estrategias de promoción de tales intereses, resultados y nombre con
el que se conoce a dicho período o incluso renombrarlo). Especialmente desde 1880 que
se considera la fecha del inicio de su hegemonía indiscutible. Para ello revise los capítulos
de los siguientes libros.
Libro 1: Thomas Skidmore y Meter Smith. Historia contemporánea de América Latina.
Barcelona, Crítica, 1999, 2ª ed. Págs. 378 a 420.
Libro 2: Alain Rouquié. América Latina. Introducción al extremo occidente. México,
Siglo XXI, 2007, 7ª ed. Págs. 383 a 397.
2.4. Diferentes formas de gobierno de cada uno de los países en la actualidad
La configuración del sistema sociopolítico y económico implantado por el dominio del
capital extranjero de mayoría estadounidense, mediante el “modelo de desarrollo hacia
fuera” en asociación con las oligarquías locales, dio origen a regímenes dictatoriales,
caudillistas y algunos ensayos democráticos de voluble estabilidad. El gran cambio
vendría con sucesos internacionales como la crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial,
que abrieron la puerta para una industrialización incipiente en Latinoamérica.
Con la industrialización vendría un nuevo pacto entre sociedad y Estado, en el que a
éste le tocaría la tarea del desarrollo nacional; el Estado desarrollista alentado por las
teorías económicas de inspiración Keynesianas y de planificación económica, apoyadas
en América Latina vía la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las
Naciones Unidas.
A partir de la década de los cuarenta, en los países latinoamericanos comienza un
proceso de cambio en las relaciones entre política y economía, que modifica contenidos
de la ortodoxia liberal en lo referente al papel del Estado en la economía. Cambios que se
van adoptando, en forma y temporalidad, de acuerdo con las características sociales,
económicas e históricas particulares de cada espacio nacional latinoamericano.
En concordancia con ese proceso, se adopta la industrialización como estrategia del
modelo de desarrollo basado en la Sustitución de Importaciones -en algunos países como
México, Brasil y del Cono Sur, esta modalidad de desarrollo se había implementado para
la década de los treinta-, donde el Estado se convierte en el actor fundamental de la
promoción del desarrollo y regulador de la distribución. Todo esto como consecuencia de
la debilidad estructural de la burguesía endógena para comandar el proceso de
acumulación. El Estado se ve obligado a asumir el papel que le corresponde al sector
privado en el capitalismo avanzado. Por efecto de las características del proceso de
industrialización, el Estado es conducido a una corporativización de su participación
empresarial y productiva, lo que le otorga nuevas funciones y lo conduce a un proceso
creciente de hipertrofia político-administrativa. De esta manera, la política económica se
va haciendo cada vez más parte de la estructura de decisión estatal, dándole al Estado
una mayor autonomía en relación con su entorno social interno y con magnitudes
variables -de acuerdo con su capacidad de recursos humanos y de capital- respecto al
contexto externo. Esta situación permite que las decisiones públicas se conviertan en
objeto de la competencia de los grupos económicos.
Los ensayos democráticos parecen retomar alguna fuerza que sería aplacada por la
política anticomunista de los Estados Unidos, pues para ellos las expresiones sociales a
favor de un cambio eran vistas con desconfianza, pues estaba en pleno auge la guerra
fría, por lo que alentaron, organizaron y participaron en la instauración de dictaduras
sangrientas que aseguraran su anticomunismo. El asunto se tornaría más complicado
cuando el modelo de industrialización mostraba serias limitaciones, y la Revolución
Cubana mostraba otra vía, más allá del desarrollismo que preservaba las estructuras
económicas y políticas de poder a favor de los grupos locales de siempre y la inversión
extranjera.
El militarismo, con el golpe en Brasil de 1964, volvería los primeros planos de nuevo
para contener sociedades descontentas y para forzar la aplicación de un modelo
económico que tendría su máxima expresión con el golpe militar en Chile de 1973.
Después de los episodios de las dictaduras con el fin de la guerra fría y desde
mediados de la década de los ochenta comenzó un lento regreso hacia la
democratización de los sistemas políticos basados en la forma de gobierno de aspiración
e inspiración democrática. Sin embargo, esta época democrática convive junto con unas
condiciones económicas pavorosas para la mayoría de los habitantes de Latinoamérica.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un cuadro comparativo entre los sistemas
políticos de 10 países latinoamericanos, apóyese en información oficial tales como las
páginas de sus respectivos gobiernos.
2.5. Procesos de democratización en América Latina
Hablar de la democracia en América Latina implica asumir que ésta no es
democrática, lo que viene a cuento en este asunto es preguntarse ¿que entendemos por
“democracia”?, seguramente la cuestión de la “democratización de América Latina” se
complica a partir de esta pregunta.
Al respecto algunos podrían asegurar que es un falso debate ya que la respuesta es
bastante clara en relación a lo que se entiende por democracia: régimen de división de
poderes autónomos e independientes, alternancia en el poder, ciudadanos libres para
votar, partidos políticos y libertades civiles y económicas. Esta receta es la clásica
definición de democracia surgida del ideario, y configurada, a través del tiempo, de los
Estados centroeuropeos occidentales, que se relaciona perfectamente con la organización
política que estos países han dado al orden social derivado de su forma de resolver su
producción y reproducción material, es decir, capitalismo, Estado y democracia están
íntimamente intrincados.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un control de lectura en que destaque la
explicación de las siete paradojas de la democracia en América Latina del texto siguiente:
Jaime Osorio. “Paradojas de la política y la democracia en América Latina. Una crítica a la
teoría de la transición democrática”, en revista Sociológica, año 16, núm. 45-46, enero-
agosto 2001, UAM-Azcapotzalco, págs. 391-408.
Esta concepción de democracia ha sido impuesta como molde, un ideal a alcanzar a
aquellos países que no cuadran en su forma de organización política en tal definición.
Porque la democracia formal de estos tiempos es un constructo teórico y empírico surgido
del contexto histórico específico de ciertas agrupaciones humanas: los europeos.
En este sentido para intentar acercarse al debate de la “democratización de América
Latina” debemos tener en cuenta dos conceptos fundamentales: Estado y capitalismo;
ambos atravesados por el desenvolvimiento histórico y sus particularidades de desarrollo
que han tenido en la región.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Revise las formas que ha adoptado en Estado
latinoamericano de acuerdo a los períodos de desarrollo por lo que ha transitado
Latinoamérica, señalé la relación entre las formas que adopta éste y su relación con el
modelo económico prevaleciente. Para ello revise la siguiente lectura: Teresa Castro, et
al. “Revisitando al Estado. Los Estados populistas y desarrollistas: poner las cosas en su
lugar” en Teresa Castro y Lucio Oliver, coord. Poder y política en América Latina. México,
Siglo XXI, 2005. El debate latinoamericano 3. Págs. 17 a 49.
Efectivamente, a la conformación de los Estados independientes de América Latina,
su forma de organización política no fue democrática, sino inicialmente dictatorial,
autoritaria ya sea oligárquica o caudillesca. Formas políticas que además se
correspondían con la inserción de la región al sistema mundial capitalista caracterizada
como dependiente. Pues eran los grupos locales poseedores lo que dominaban política y
económicamente utilizando al Estado para hacer transacciones con las burguesías
extranjeras.
Con el cambio del modelo de desarrollo del modelo primario exportador hacia la
aspiración de la industrialización y el desarrollo autónomo, llegó también las ideas
marxistas y progresistas, posteriormente matizadas por los cuadros gobernantes
mediante la adaptación de un “keynesianismo desarrollista” que impulsó un período de
auge democrático en la región con gobiernos reformistas que intentaron mediar entre el
desarrollo capitalista de la industrialización y el papel del Estado como garante de las
conquistas sociales para moderar las consecuencias más salvajes del capitalismo,
buscando el tan ansiado proyecto nacional que asegurara la estabilidad política aunado al
establecimiento de vías hacia el desarrollo económico.
Sin embargo, el reformismo no fue suficiente para atender las necesidades más
apremiantes de la población y la apertura democrática favoreció la aparición de fuerzas y
movimientos sociales (de diversas corrientes marxistas, polemizando entre la revuelta
social, la vía electoral y la armada para su cometido) que lucharon políticamente y
electoralmente (y clandestinamente en le caso de la guerrilla latinoamericana), para que
del reformismo se pasara a la liquidación de la base del sistema económico dependiente
del capitalismo latinoamericano responsable del atraso de la región; por otro lado, ante las
condiciones de los países latinoamericanos dichos movimientos alcanzaron un alto grado
de apoyo social, logrando importantes victorias electorales que en algunos casos incluía
la misma presidencia obligando a los grupos dominantes a arrebatarles la victoria vía el
fraude electoral, la utilización de todos los medios a su alcance (económicos, políticos e
ideológicos) para generar crisis en sus programas de gobierno y en última instancia el
golpe de Estado.
La gesta de la incipiente democracia latinoamericana duró muy poco por razones
provenientes de la coyuntura de Guerra Fría, en la que los Estados Unidos y las grupos
dominantes de la región ante las victorias electorales de las fuerzas progresistas y ante el
riesgo de estallidos revolucionarios que dieran al traste con el status quo, optaron por la
solución dictatorial a través de los golpes de Estado, instalando juntas militares
encargadas de la represión brutal de los grupos disidentes tal como lo atestigua el Cono
Sur. Todo ello bajo el argumento de la defensa del “mundo libre” y el combate al
comunismo en la región.
Con la crisis de deuda de 1982, acompañada de la exigencia de la apertura
económica vino también la “apertura democrática” y el retorno de la democracia en
América Latina, al menos procedimental, con el arribo de gobiernos civiles encargados de
aplicar la políticas de estabilización y posteriormente de ajuste estructural de corte
neoliberal. El neoliberalismo es un programa completo que incluye medidas económicas
pero también políticas y sociales. Este programa durante la década pérdida fue aplicado
como la única solución a la crisis de América Latina, promoviendo el libre comercio como
el nuevo modelo bajo el que se buscaría el desarrollo de la región.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un control de lectura en el que destaque la
evolución “democrática” de América Latina desde 1930 en distintos países de América
Latina, haciendo la distinción entre las formas de buscar el desarrollo en gobiernos civiles
y militares, así como procesos relevantes para la región en su conjunto. Para ello revise la
siguiente lectura:
Leslie Bethell, ed. “La democracia en América Latina desde 1930” en Historia de
América Latina.12 política y sociedad desde 1930. Barcelona, Crítica, 1999. Págs. 11 a
66.
No obstante, a más de 20 años de políticas neoliberales el desempeño económico de
la región deja mucho que desear, en prácticamente todos los rubros. Por el contrario
algunos males de la región se acentuaron: la concentración de la riqueza, aumento de la
pobreza y exclusión social, bajo crecimiento económico, pérdida de soberanía económica,
entre otros. Lo que ha llevado a una nueva efervescencia política de movimientos sociales
que han culminado con la llegada en este nuevo milenio de gobiernos de izquierda en un
gran número de Estados Latinoamericanos. Además dichos gobiernos son presionados
constantemente por movimientos sociales y sectores sociales medios (ya sean
independientes o controlados políticamente por la vieja derecha) que se agrupan en torno
a una multiplicidad de demandas sobre necesidades urgentes que han dejado pendientes
más de dos décadas de neoliberalismo, lo que pone en riego la llamada “gobernabilidad” y
la “fragilidad democrática” ante la tentación de contener estos movimientos por la vía de la
represión.
Por demás, además de Cuba que de la década de 1990 para acá ha sido condenada
como una dictadura que obviamente no se ciñe a los dictados democráticos del episodio
neoliberal, se ha señalado que algunos gobiernos en América Latina, específicamente el
de Hugo Chávez y el de Evo Morales en Bolivia son una regresión al pasado populista y
dictatorial de América Latina, lo que levanta polémica en la discusión sobre la democracia
en Latinoamérica.
En todo este devenir histórico las sociedades latinoamericanas se han transformado,
así como el Estado y las formas políticas de hacerse representar los grupos dominantes;
la aplicación del pensamiento único ha dejado importantes secuelas de distinta naturaleza
en las sociedades latinoamericanas. Todo esto en un marco más amplio de
reestructuración de la economía capitalista mundial que implica asegurar el dominio de los
capitalismos centrales más avanzados sobre las periferias, abrogar las conquistas
sociales ganadas durante el siglo XX, e imponer una agenda comercial-financiera de
acuerdo a sus intereses, todo ello para superar la crisis en que se encuentra el sistema
desde 1973.
Pero, regresando a las secuelas sobre las sociedades latinoamericanas vale citar a
A. Boron “¿Qué tipo de sociedad dejan como legado estos quince años de hegemonía
ideológica del neoliberalismo? Una sociedad heterogénea y fragmentada, surcada por
profundas desigualdades de todo tipo clase, etnia, género, región, etc. que fueron
exacerbadas con la aplicación de las políticas neoliberales. Una sociedad de “los dos
tercios”, o una sociedad “a dos velocidades”, como suele ser denominada en Europa,
porque hay un amplio sector social, un tercio excluido y fatalmente condenado a la
marginación y que no puede ser “reconvertido” laboralmente ni insertarse en los mercados
de trabajo formales de los capitalismos desarrollados”
Esta tendencia de los pautas sociales herencia del neoliberalismo son políticamente
usadas para manipular la opinión de la propia sociedad sobre el actual desarrollo político,
económico y social en la región; todo aquello que no entra en los parámetros del
“pensamiento único” como su concepción de democracia, libre mercado, unidad nacional,
desarrollo, o que vaya en contra de los intereses de los grupos dominantes y sus pares
extranjeros es automáticamente tachado de “socialismo trasnochado”, “vuelta al pasado
populista”, “autoritarismo”, entre otros epítetos que descalifican procesos como los que se
viven en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua de forma más significativa, procesos
por otro lado que intentan “reinventar” un nuevo modelo de democracia y justicia social,
no, evidentemente, exentos de resistencias de aquellos que sienten amenazados sus
intereses, ni equívocos de los arquitectos de tales transformaciones.
Lo cual repercute en la desorganización política, desencanto de la sociedad civil de la
política y políticos, y en general en algunos casos la asunción de un pensamiento
rabiosamente individualista e incluso conservador y consumista, por gran parte de la
clases medias y sectores populares urbanos, (pensamiento azuzado y fomentado por los
mass media), adoptando los proyectos político- económicos de las clases dominantes aún
cuando van en contra de su propio interés de clase.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un control de lectura en el que destaque el
impacto de la recesión y los ajustes de inspiración liberal sobre las condiciones de vida de
las clases y capas populares en América Latina y sobre el tipo de sociedad civil resultante
con el modelo neoliberal, para ello revise la siguiente lectura:
Boron, Atilio A. “La sociedad civil después del diluvio neoliberal”, en Emir Sader y
Pablo Gentili (comps.) La trama del neoliberalismo. Mercado, crisis y exclusión social
Buenos Aires, CLACSO, 2003, 2ª ed. Disponible en línea:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/trama/boron.rtf [25- abril – 2008].
Todo este largo recorrido no es sino parte de situar el problema de la
“democratización” de la región, que como se puede apreciar es un álgido debate en la
actualidad, hoy cuando se debaten proyectos sociales en países como Venezuela,
Ecuador y Bolivia por mencionar los más sonados, cuyos procesos son calificados en
general como “disrupciones” en el avance democrático de la región, que por otro lado no
podría ser posible sin un respaldo popular importante lo que los coloca como movimientos
de avanzada que intentan superar, para empezar, el modelo neoliberal y posteriormente
la búsqueda de de un modelo propio de desarrollo y organización política en la región, no
basado en los conceptos eurocentristas o anglocentristas de democracia y organización
política.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un reporte de lectura en el que ubique los
movimientos de izquierda mas representativos que han llegado al poder en América
Latina, así como la coyuntura nacional y regional que los ha hecho posibles, encuentre
similitudes y diferencias entre éstos. Para ello revise la siguiente lectura.
Beatriz Stolowicz. “La Izquierda Latinoamericana gobierno y proyecto de cambio”
Transnational Institute, Briefing Series Fundación de Investigaciones Marxistas,
documentos de debate, Núm. 1, enero de 2004. Disponible en línea:
www.tni.org/reports/newpol/left-s.pdf [2 de mayo -2008].
2.5. La integración latinoamericana
Por años el tema de la integración latinoamericana ha sido un tema recurrente,
tanto en el ámbito académico como en el gubernamental. No obstante, a pesar de la
diversidad de mecanismos adoptados para tal fin, la integración en América Latina ha
sufrido serios retrasos y estancamientos. Tales dificultades se ven exaltadas en
comparación con el proceso de integración europeo.
En América Latina en diversos círculos de intelectuales, de Organizaciones No
Gubernamentales, de Académicos y sociedad en general, persiste una idea entorno a la
existencia de una “conciencia latinoamericana”, que nos induce a pensar que un grupo de
naciones que comparten una historia con grandes paralelismos, afinidades culturales y
que en el presente enfrentan similares trances, es totalmente posible la unión de
esfuerzos como condición para abatir males regionales. Sobre todo cuando a la luz de los
hechos en Europa ocurre un proceso en el que un numeroso grupo de países con,
aparentemente, más divergencias que los latinoamericanos han logrado un alto grado de
cooperación mediante la institucionalización de sus relaciones no solamente económicas
y comerciales sino además en temas tan difíciles ligados a cuestiones sociales e
implicación de cesión de soberanía.
En este sentido se armó todo un marco institucional con el objetivo de consumar la
integración de la región que derivó en diversos mecanismos como la ALALC y la ALADI,
que hoy se le conoce como el “patrimonio histórico de la integración latinoamericana”,
pero que por diversos factores hasta la fecha no ha tenido un resultado significativo.
Dentro de esos factores que han contribuido para el fracaso de la integración en
América Latina podemos mencionar la situación política y económica en la región, la
hegemonía estadounidense, así como también las tendencias mundiales en las que se
desplazan las variables mencionadas, que influyen de manera decisiva en el proceso,
también son importantes la nula solidaridad entre gobiernos latinoamericanos producto de
su situación política interna y la incompatibilidad política que genera ésta entre los
distintos regimenes latinoamericanos.
Los fundamentos de los incipientes esfuerzos integracionistas de la década de los
sesenta tuvieron una motivación prioritariamente económica. Los procesos de integración
iniciados en América Latina constituyeron en cierto modo una racionalización, a mayor
escala geográfica, del esquema sustitutivo de importaciones que en ese tiempo era el
modelo de desarrollo nacional por excelencia en los países latinoamericanos, impulsados
decididamente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las
Naciones Unidas (CEPAL). El modelo a escala regional, consistía en la eliminación
gradual de las restricciones al comercio entre los países de la región y el mantenimiento
de la protección respecto del resto del mundo. En aquella época el argumento para la
integración era la pequeñez de los mercados nacionales y su relación con las economías
de escala nulamente aprovechadas. Así, según el modelo cepalino sustitutivo de
exportaciones para continuar siendo viable debía expandirse al ámbito regional.
En una coyuntura de Guerra Fría, los proyectos de Integración tuvieron resonancia
entre los incipientes gobiernos democráticos latinoamericanos debido a su condición de
“no alineados”, sin embargo, dichos acuerdos estuvieron dentro del vaivén de la fragilidad
política de los países latinoamericanos que sufrieron de manera palpable la intervención
de los Estados Unidos en su estrategia de contención al comunismo en América Latina,
dirigida a minar movimientos político-sociales considerados peligrosos para la estabilidad
y seguridad hemisféricas, sacrificando gobiernos democráticos por dictaduras militares y
fuerzas políticas de derecha que coincidieran con sus intereses; lo que se tradujo en
confrontaciones y animadversión entre los distintos regímenes latinoamericanos.
En esta etapa América Latina se encontró dividida, sin opciones ni márgenes
claros de acción, lo que contribuyó al fracaso del movimiento integracionista
latinoamericano de aquellos años.
El auge integracionista entraría en un serio deterioro con la crisis de deuda
latinoamericana a comienzos de la década de los ochenta, que obligó a la región en su
conjunto a adoptar medidas restrictivas a las importaciones, mismas que se hicieron
extensivas entre sí en los países miembros de los esquemas de integración
subregionales, lo que significó de hecho la vulneración parcial o eliminación de las
preferencias que fueron recíprocamente abordadas en los marcos de integración y
produjo un deterioro evidente del proceso de integración.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un cuadro cronológico donde destaque
los acuerdos de integración regional y subregional en América Latina, sus miembros y una
péquela reseña de su historia y objetivos. Para ello revise la siguiente lectura:
Alberto Rocha Valencia. “América Latina y el Caribe. La dimensión política de los
procesos de integración regional y subregional” en Revista de Ciencias Sociales
Departamento de Sociología, Universidad de la República, Uruguay, Año XV / Nº20, junio
de 2002, págs. 23-37. Disponible en línea: http://www.rau.edu.uy/fcs/soc/ [20 de
diciembre de 2007].
Las negociaciones para el pago de la deuda latinoamericana resultó el detonante
para que operaran los cambios en la estrategia de “crecimiento”, pasándose a concebirse
mediante una política económica de concepción monetarista y neoliberal.
Del modelo de “desarrollo hacia dentro” se pasó al modelo de “crecimiento hacia
afuera”. Indiscutiblemente, a la luz de Plan Brady para ordenar el pago de la deuda
latinoamericana se implementó una nueva estrategia encauzada a la estabilización y la
liberalización de sus economías con el argumento básico de la necesidad apremiante por
dinamizar sus sectores exportadores a fin de poder cumplir con parte de sus compromisos
de endeudamiento externo.
Como resultado la estrategia de la integración regional a partir de la década de los
noventa es cualitativamente diferente a la iniciada a finales de los cincuenta y sesenta;
desde entonces la red de vínculos comerciales regionales se ha multiplicado, tanto con
acuerdos intrarregionales, bilaterales y multilaterales.
El nuevo esquema de integración regional a partir de la década de 1990 tiene
vocación librecambista; asumió la concepción del “regionalismo abierto”, promovido por la
CEPAL, que describe el proceso mediante el cual los países latinoamericanos proseguían
la integración, al mismo tiempo que desmantelaban las barreras comerciales con terceros
países, con la intención de buscar su “inserción al panorama internacional” en el marco de
la globalización.
La lógica de la integración viene determinada, según esta perspectiva, por los
requisitos del funcionamiento del mercado. Este se eleva a la categoría de rector del
proceso de integración. Así, a la política económica se le asigna la misión de eliminar los
obstáculos, limitar, derribar y evitar el surgimiento de la intervención de los poderes
públicos en tales procesos.
Además, la tendencia a la conformación de bloques económicos derivada de la
idea de la globalización y transnacionalización económica y de la multipolaridad
económica, como consecuencia del fin de la Guerra Fría, generó la posibilidad de un área
de libre comercio hemisférica en América como respuesta a los avances de la entonces
Comunidad Económica Europea y de la región asiática, a iniciativa de los Estados Unidos.
La idea fue plasmada en 1990 por el ex presidente George Bush, quien anunció la
Iniciativa de la Empresa para las Américas (Enterprise for the Americas Initiative, EAI). La
EAI descansaba en tres pilares: promoción de la inversión, asistencia acompañada de
reducción de la deuda, y la eliminación de barreras al comercio. Como parte de las
disposiciones comerciales de la EAI, el Presidente Bush incluyó la posibilidad de que los
Estados Unidos suscribieran acuerdos de libre comercio, en particular con agrupaciones
subregionales.
Con la suscripción del NAFTA y la propuesta de la conformación del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA), más la complicada red de acuerdos subregionales,
multilaterales y bilaterales en la región latinoamericana, se planteó la disyuntiva acerca
del esquema de integración regional que debía seguir América Latina.
En esa misma década el fenómeno de la integración se redefinió entre dos
grandes posturas, así según el enfoque con el que se le defina esta puede contribuir a “La
formación de una economía global que determina la interdependencia en torno a un
mercado mundial…y en ese sentido la formación de bloques comerciales adquiere sentido
dentro de estas coordenadas, acelerando la globalización o actuando como “sindicatos”
de unos países que intentan afrontar con mejores garantías el escenario emergente”, en
otras palabras el denominado debate entre multilateralistas y regionalistas.17
La vertiente multilateralista se fortaleció con el discurso dominante del neoliberalismo
económico y la acción de parte de los gobiernos, elegidos ya democráticamente,
latinoamericanos que abrazaron el librecambio y al mercado como los nuevos ejes para
alcanzar el desarrollo vía la inserción internacional a las corrientes del comercio mundial
buscando aprovechar las ventajas y oportunidades que la globalización les ofrecía a todos
los países por igual, los de América Latina vía sus programas de estabilización y ajuste
durante la década de los ochenta crearon una base económica y social que dotó a la
región de nuevas ventajas competitivas, habilidades y competencias a las que se
sumaron las tradicionales comparativas que nos harían seguros ganadores dentro del
contexto de la globalización económica.
Lo que en realidad sucedió es que América Latina, como ya se mencionó, fue una
especialización productiva que está al servicio de la relativa nueva reorganización del
sistema económico internacional del que se benefician los países centrales, y en el que a
la región le sigue tocando el papel de abastecedor de productos manufacturados con
escaso valor agregado y con alto contenido de materias primas básicas; y si quizá en
algunos casos se llevan procesos productivos que implican ocupación de mano de obra
altamente calificada y tecnología de punta, todo ello está en función de una cadena de
producción mundial de alguna transnacional que aprovecha las ventajas competitivas de
algunos de estos países que no impacta ni se hace extensiva al resto del aparato
productivo.
El intercambio comercial que se beneficia con estos acuerdos con las inversiones en
cartera, directas vía la participación en negocios y servicios del y con el Estado; bienes y
servicios dirigidos al pequeño sector que concentra la riqueza en la región; y 17 Sergio Cerezo Plaza. Los bloquees comerciales en la economía global. España, Síntesis, 1997. Pág. 18.
manufacturas y productos que están insertos dentro del circuito cerrado del comercio
intrafirma o extra firmas lo que evidentemente no reporta ningún negocio que signifique
una palanca de desarrollo para los países de Latinoamérica.
Los acuerdos de integración en la región se han erigido en leyes fundamentales que
definen las reglas de operación de los mercados que se forman con ellos en los que se
asegura las ganancias y la seguridad jurídica con las que exigen operar la inversión
extranjera y el gran capital trasnacional latinoamericano, auténticos beneficiarios de estos
acuerdos de integración que les facilitan las condiciones de acceso a los factores de
producción, insumos, exenciones fiscales, políticas de abaratamiento de la fuerza de
trabajo vía las prestaciones sociales, entre otras.
No es sino ante los pobres resultados de esta estrategia, que hay que decirlo, durante los
primeros cinco años (1990-1995) mostró un dinamismo comercial regional que pareció
generar un presagio optimista a futuro, pero finalmente se diluyó ante los choques e
inestabilidad del panorama económico internacional con lo que quedó claro que la
inversión extranjera y las grandes trasnacionales ante señales negativas abandonarían el
barco echando por la borda todo el esfuerzo que la región hizo y hace para atraerlas.
El gran capital transnacional latinoamericano (monopolios y en el mejor de los casos
oligopolios) también prefiere reorientarse hacia otras regiones y en todo caso al
pertenecer estos grupos económicos a la clase dominante, y casi siempre, además, al
sector hegemónico, adoptan mecanismos políticos y económicos que los protegen contra
las eventuales y recurrentes crisis.
Una vez más quedó de manifiesto que apostarle al mercado internacional como palanca
de desarrollo es una ruta poco segura. Ello debido a que las fluctuaciones internacionales
no favorecen la estabilidad de los procesos en los que la región se ha especializado y en
los que otras regiones (debido a que no adoptaron un modelo aperturista indiscriminado y
tan veloz como en América Latina y dejado a las “libres fuerzas del mercado”) han
generado condiciones mucho más atractivas y eficientes. Además, porque los factores
productivos a los que da preeminencia el modelo no abundan en Latinoamérica: inversión,
tecnología y elevados niveles de educación.
Ante el estancamiento del proceso integrador con la opción del regionalismo abierto, a
finales de los noventa, algunos acuerdos, sobretodo aquellos con una vocación más
regionalista, se han reorientado hacia un “regionalismo progresista” que coincide además
con la ola de gobiernos de izquierda a principios de siglo XXI.
Lo que refleja la lucha entre la clase dominante que intenta llevar el modelo neoliberal
hasta sus últimas consecuencias y las fuerzas progresistas y de izquierda que buscan una
alternativa a tal modelo, impulsados por el grito y presión de la movilización social que
amenaza la “gobernabilidad”.
En las negociaciones, cumbres, reuniones y proyectos que tienen que ver con la
integración regional también se sucede esta lucha por los objetivos, mecanismos
institucionales y formas de la integración en América Latina. En estos momentos la
integración en América Latina también se encuentra en una fase de definiciones
supeditada a la lucha entre, relativamente, fuerzas político-económicas sociales
opuestas.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE: Realice un breve ensayo donde ubique claramente las
transformaciones políticas, económicas, sociales en América Latina, desde el fin de la
Guerra Fría, que han impactado de manera determinante los procesos de integración
regional y subregional. Para ello revise las siguientes lecturas:
Francisco Rojas Aravena y Josette Altmann B. Multilateralismo e integración en América
Latina y el Caribe. FLACSO-Chile, Fundación Carolina, CEPAL, 2007, 41 págs.,
Cuadernos Integración en América Latina. Seminario Internacional Paradojas de la
Integración en América Latina Realizado en Santiago, Chile, diciembre, 2006. Disponible
en línea: http://www.flacso.org/integracion/cuadernos.php [20 enero 2008].
Bermúdez, Marcela. “Alternativas al ALCA desde los nuevos gobiernos progresistas del
Cono Sur. El caso del Frente Amplio en Uruguay”. Concurso: ALCA, procesos de
dominación y alternativas de integración regional. Programa Regional de Becas CLACSO.
2005, 36 págs. Disponible en línea: http://www.clacso.org.ar/difusion/secciones/programa-
regional-de-becas/trabajos-finales/articulos-alca-procesos-de-dominacion-y-alternativas-
de-integracion-regional-2004-1 [17 diciembre 2007].
2.6. Globalización y Alternativas a los problemas sociopolíticos y del subdesarrollo en América Latina
Como se ha venido insistiendo a lo largo de este escrito los problemas de azotan a
Latinoamérica han recobrado un avivado debate a cerca de las formas de buscar el
desarrollo y de los procesos de democratización en la región con todos y sus
circunstancias de cada país. Lo que es un hecho es que de todas estas transformaciones
socioeconómicos y políticos no es posible aventurar alternativas de solución como las
viejas “recetas” neoliberales que auguraban prosperidad, ni mucho menos finales (felices
o infelices - ¿para quiénes?-) en el corto plazo.
A pesar de que las visiones acerca de que los problemas de América Latina eran del
orden de “actitudes”, “echarle ganas” y hasta en última instancia apelando razones (por
cierto decimonónicas e incluso anteriores) raciales para explicar la debilidad institucional,
el subdesarrollo, la violencia, caudillismos, etc., habían sido abrogadas por el
pensamiento crítico latinoamericano, hoy tenemos esas visiones de nueva cuenta
rozagantes, pues la ideología neoliberal las ha traído de vuelta, no sólo de entre los
ciudadanos de a píe sino entre los grupos dominantes y ciertos sectores de la academia.
En este sentido, sólo se puede delinear algunos grandes temas de actualmente están a
debate en lo concerniente a la región: América Latina y su relación con el sistema mundial
capitalista, modelos de desarrollo, crítica al neoliberalismo, actualidad de la revolución,
procesos de auténtica democratización, transformación del Estado, cambios políticos y
procesos de integración en la región.
Para obtener un acercamiento a estos debates recientes acerca de tales temas a
continuación se delinean una serie de lecturas.
1. Osorio, Jaime. “Entre la explotación redoblada y la actualidad de la revolución: América
Latina hoy” en Argumentos, mayo-agosto, año/vol. 20, número 054, Universidad
Autónoma Metropolitana – Xochimilco, México. Págs. 11 a 34. Disponible en línea:
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=59505401&iCveNum=776
7 [24 noviembre 2008].
2. Falero Cirigliano, Alfredo. “Patrón del poder neoliberal y una alternativa social” en
Política y Cultura, otoño de 2005, núm. 24, Universidad Autónoma Metropolitana –
Xochimilco, México, págs. 97-119. Disponible en línea:
http://polcul.xoc.uam.mx/tabla_contenido.php?id_fasciculo=149
3. Furtado, Celso. “Repensar la Teoría del Desarrollo”, en Cuadernos del Pensamiento
Crítico Latinoamericano, no. 4, CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Enero 2008. Disponible en línea:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/secret/cuadernos/furtado/furtado.pdf [18
febrero 2008].
4. González Casanova, Pablo. “La construcción de alternativas”, en Cuadernos del
Pensamiento Crítico Latinoamericano, no. 6, CLACSO, Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, Marzo 2008. Disponible en línea:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/secret/cuadernos/casanova/casano.pdf [26
mayo 2008].
5. Sotelo Valencia, Adrián. “América Latina: entre la globalización neoliberal y la
alternativa de desarrollo” en Asian Journal of Latin American Studies, No.1, Seúl, Corea
del Sur, 2003, The Latin American Studies Association of Korea, págs. 5-25. Disponible en
línea: http://www.ajlas.org/v2006/paper/2003vol16no101.pdf [20 mayo 2008].
6. Moreira, Carlos. “Los dilemas de la nueva izquierda gobernante en América Latina” en
Argumentos, mayo-agosto, año/vol. 20, número 054, Universidad Autónoma Metropolitana
– Xochimilco, México. Págs. 37 a 50. Disponible en línea:
http://argumentos.xoc.uam.mx/ultimo_numero.php [24 noviembre 2008].
7. Cueva, Agustín. “El análisis posmarxista del Estado Latinoamericano”, en Cuadernos
del Pensamiento Crítico Latinoamericano, no. 2. CLACSO, Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales. Noviembre 2007. Disponible en línea:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/secret/cuadernos/cueva/cueva.pdf [18
diciembre 2008].
8. Stolowicz, Beatriz. “El posliberalismo y la izquierda en América Latina”. Ponencia
presentada en el “IV Seminario Internacional: Dominación, resistencias y alternativas en
América Latina.” Instituto de Investigaciones Jurídico-Sociales-Unijus-Departamento de
Ciencia Política, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 3-5 noviembre 2004.
Disponible en línea: http://www.espaciocritico.com/articulos/rev03/n3_a10.htm [ 10
diciembre 2007].
9. Blackburn, Robin; Boron, Atilio A.; Löwy, Michael; Therborn, Göran. “Estado,
democracia y alternativa socialista en la era neoliberal”, en Emir Sader y Pablo Gentili
(comps.). La trama del neoliberalismo. Mercado, crisis y exclusión social. Buenos Aires,
Argentina,.. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales,. 2003, 2ª. ed. págs.
Disponible en línea: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/trama/neo.rtf
En suma.
La lucha por la emancipación inició cuando algunos grupos criollos quisieron desplazar a
las autoridades de la corona, las cuales carecían de legitimidad y respaldo debido al vacío
de poder, por lo que éstas fueron desplazadas por Juntas de Gobierno (Caracas, Buenos
Aires, Bogotá, Chile), muchas de ellas presididas tanto por las oligarquías locales y las
antiguas burocracias administrativas, siempre evitando la amenaza potencial o real de
una sublevación indígena, negra o de los mestizos excluidos, o todos ellos aliados.
Los ensayos democráticos parecen retomar alguna fuerza que sería aplacada por la
política anticomunista de los Estados Unidos, pues para ellos las expresiones sociales a
favor de un cambio eran vistas con desconfianza, pues estaba en pleno auge la guerra
fría, por lo que alentaron, organizaron y participaron en la instauración de dictaduras
sangrientas que aseguraran su anticomunismo.
Para comprobar lo que ha aprendido en esta Unidad
Falta
Fuentes de consulta
Cardoso, Ciro (coord.). México en el Siglo XIX (1821-1910). Historia Económica y de la
estructura social. México, Nueva Imagen, 1988.
Castro Escusdero Teresa y Lucio Oliver, (coords.). Poder y política en América Latina.
México, Siglo XXI – FCPyS/UNAM, 2005.
Cockcroft, James Donald. América Latina y Estados Unidos: historia y política país por
país. Siglo XXI, México, 2001.
Demetrio Boesner. Relaciones Internacionales de América Latina. Nueva Sociedad,
Venezuela, 4ª ed., 1990.
Di Tella, Torcuato Salvador. Historia de los partidos políticos en América Latina, siglo XX.
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1993
González Casanova, Pablo (coord.). El Estado en América Latina. Teoría y práctica.
México, Siglo XXI – Universidad de las Naciones Unidas, 2ª ed.,1998.
Guerra, François-Xavier. Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones
hispánicas. México, Fondo de Cultura Económica, 2000.
Malamud, Carlos. Historia de América. España, Alianza Editorial, 2005.
Rodríguez, Jaime E., El nacimiento de Hispanoamérica: Vicente Rocafuerte y el
hispanoamericanismo, 1808-1832. México, Fondo de Cultura Económica, 1980.
Bibliografía complementaria para ahondar sobre el tema
Bagú, Sergio. Economía de la sociedad colonial: Ensayo de historia comparada de
América Latina. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Grijalbo, 1992.
Bulmer-Thomas, Victor. La historia económica de América Latina desde la Independencia.
México, Fondo de Cultura Económica, 1998.
Halperín Donghi, Tulio. Historia contemporánea de América Latina. Madrid, Alianza, 1998.
Paz y Miño Cepeda, Juan José. Deuda histórica e historia inmediata en América Latina.
Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Taller de Historia Económica, Asociación de
Historiadores Latinoamericanos y del Caribe, Abya Yala, 2004.
Skidmore, Thomas E. Historia contemporánea de América Latina: América Latina en el
siglo XX. Barcelona Grijalbo Mondadori, 1996.
UNIDAD 3
Los orígenes de Estados Unidos y Canadá
3.1. Formación de las colonias y llegada de europeos
3.1.1. Estados Unidos
3.1.2. Canadá
3.2. Las instituciones de gobierno: génesis
3.2.1. Estados Unidos
3.2.2. Canadá
3.1.1. Estados Unidos
A finales del siglo XV había en Europa una gran demanda de especies, textiles y
tinturas de Asia. Cristóbal Colón, marino italiano, creyó erróneamente que podría llegar al
Lejano Oriente navegando 6.400 kilómetros hacia el oeste partiendo de Europa. En 1492,
persuadió a los reyes de España para que le financiaran el viaje. Colón navegó hacia
occidente pero no llegó a Asia sino a una de las Islas Bahamas en el Caribe. Colón llegó a
explorar la mayor parte del área caribeña. Jamás alcanzó el Lejano Oriente; pero en
cambio regresó a Europa con oro, y en el lapso de 40 años los avaros aventureros
españoles habían conquistado un enorme imperio en Centro y Suramérica. Los españoles
también fundaron algunas de las primeras colonias norteamericanas: San Agustín en
Florida (1565), Santa Fé en New Mexico (1609), y San Diego en California (1769).
Cuando Colón y más tarde los exploradores españoles regresaron a Europa con
relatos del abundante oro que había en América, cada soberano europeo se apresuró a
reclamar para sí la mayor parte posible del territorio del Nuevo Mundo, junto con las
riquezas que pudieran extraerse de él.
La única forma de hacer valer estos reclamos era mediante el establecimiento de
colonias de europeos en el territorio. Este requerimiento combinado con el celo de los
sacerdotes españoles por convertir a los habitantes indígenas de América al cristianismo,
la necesidad de los disidentes religiosos y políticos europeos de escapar de la
persecución en sus respectivas patrias, y la sed de aventura de algunos individuos dio
impulso a la fundación de colonias.
En 1607 un grupo de atrevidos colonizadores ingleses construyó una diminuta
aldea en Jamestown, Virginia. Portadores de una cédula del Rey Jaime I de Inglaterra,
fundaron la primera colonia inglesa que sobrevivió. Una compañía londinense interesada
en obtener utilidades financió la fundación, pero nunca las obtuvo. De los primeros 105
colonos, 73 murieron de hambre y enfermedades en los primeros siete meses después de
su arribo. Pero la colonia con el tiempo creció y prosperó. Los virginianos descubrieron la
forma de ganar dinero con el cultivo del tabaco, el cual empezaron a enviar a Inglaterra en
1614.
En Nueva Inglaterra, la región nororiental de lo que hoy es Estados Unidos, los
puritanos ingleses establecieron varias colonias. Estos colonizadores pensaban que la
Iglesia de Inglaterra había adoptado demasiadas prácticas del catolicismo, y llegaron a
América huyendo de la persecución en tierras inglesas y con la intención de fundar una
colonia basada en sus propios ideales religiosos. Un grupo de puritanos, conocidos como
los peregrinos, cruzaron el Atlántico en un barco llamado Mayflower y se establecieron en
Plymouth, Massachusetts, en 1620. Una colonia puritana mucho más grande se
estableció en el área de Boston en 1630. Para 1635, algunos colonizadores ya estaban
emigrando a la cercana Connecticut.
Llegó toda clase de gente: aventureros, maleantes, fervorosos creyentes,
constructores, soñadores. América les prometía, como dijo el poeta Robert Frost, un
nuevo comienzo para la raza humana. Desde entonces, los estadounidenses han
considerado a su país como un gran experimento, un modelo valioso para otras naciones.
Nueva Inglaterra también estableció otra tradición: un rasgo de moralismo frecuentemente
intolerante. Los puritanos creían que los gobiernos debían hacer cumplir la moralidad de
Dios. Castigaban severamente a los bebedores, los adúlteros, los violadores del Séptimo
Día, y los herejes. En las colonias puritanas el derecho de voto se limitaba a los miembros
de la iglesia, y los salarios de los ministros se pagaban de los impuestos.
Roger Williams, un puritano que no estaba de acuerdo con las decisiones de la
comunidad, sostuvo que el estado no debía intervenir en cuestiones religiosas. Obligado a
salir de Massachusetts en 1635, fundó la vecina colonia de Rhode Island, la cual
garantizaba libertad religiosa y la separacidn del estado y la iglesia. Las colonias de
Maryland, establecida en 1634 como refugio para católicos, y Pennsylvania, fundada en
1681 por el dirigente cuáquero William Penn, también se caracterizaron por su tolerancia
religiosa. Esta tolerancia, a su vez, atrajo a otros grupos de colonizadores al Nuevo
Mundo.
Con el paso del tiempo, las colonias británicas de América del Norte fueron
ocupadas también por muchos grupos de origen no británico. Agricultores alemanes se
establecieron en Pennsylvania, los suecos fundaron la colonia de Delaware y los primeros
esclavos africanos llegaron a Virginia en 1619. En 1626, colonizadores holandeses
compraron la isla de Manhattan a los jefes indígenas de la región y erigieron la ciudad de
New Amsterdam; en 1664, esta colonia fue tomada por los ingleses y rebautizada con el
nombre de New York.
ACTIVIDAD: En un mapa identifique el territorio de las trece colonias que
originalmente ocuparon los colonos ingleses, y señale la ruta de su expansión
cronológicamente.
3.1.2. Canadá.
Los primeros habitantes de la región fueron diversos pueblos provenientes de
Siberia, que llegaron a través del Estrecho de Bering, y un poco más tarde llegaron los
últimos pueblos inuit (esquimales) provenientes de Asia. Los primeros contactos europeos
fueron a través de la llegada de los aventureros vikingos, pero no se quedaron por mucho
tiempo, debido especialmente a los nativos agresivos que residían en la región.
Las riquezas naturales de la región atrajeron la atención de los europeos,
especialmente los británicos y franceses que comenzaron a explorar el interior. Entre
éstos se encontraron John Cabot (1450-1498, encabezaba exploraciones británicas),
Henry Hudson (inglés, 1550-1611), el francés Jacques Cartier (1491-1557) -quién le dio el
nombre a Canadá-, y su compatriota Samuel Champlain (1567-1635), quien fuera
conocido como el Padre de la Nueva Francia por sus trabajos en la fundación de las
colonias que crecieron a lo largo del río San Lorenzo, de Quebec a Montreal.
La influencia francesa y la colonización también llegaron a las Provincias
Marítimas, y se extendió con el comercio de pieles a través de los Grandes Lagos hasta
las cuencas de los ríos Mississippi y San Lorenzo. La rivalidad entre franceses y
británicos se acrecentó luego de la fundación de la Compañía Británica de la Bahía de
Hudson en 1670. Las diferencias se resolvieron mediante guerras civiles entre los siglos
XVII y XVIII, culminando con la captura de Québec y Montreal por parte de los británicos
en 1759. En 1763 se produce el Tratado de París en donde se demarcan los territorios
británicos y franceses en Canadá. Durante y después de la Guerra de Independencia
Americana (1775-1783), cuando las colonias de América del norte se rebelan contra el
gobierno británico, miles de británicos huyen a Canadá, principalmente a Nueva Escocia y
Québec. Canadá sufrió de seis años de guerra durante los cuales los americanos trataron
inútilmente de invadir sus territorios.
En 1791 las colonias separadas del Alto Canadá (Ontario) y Bajo Canadá
(Quebec) crean el Acta Constitucional. En 1837 se manifiesta el descontento de las dos
Canadá hacia la política económica británica, desatan una revuelta con la intención de
obtener un autogobierno, lo que lleva a reformas políticas y a la unificación de Canadá. En
la década de 1840 se comenzó a producir un gran intercambio comercial entre Canadá y
EE.UU. Con la intención de aplacar la intervención británica, los dos países comenzaron
la construcción de líneas férreas para acortar distancias. Los canadienses, que sintieron
muy de cerca la revolución americana, empezaron a motivarse para buscar la forma de
proclamar una unión federal, hasta que el 1 de julio de 1867 se convierte en un país
independiente.
ACTIVIDAD: En un mapa identifique el territorio que originalmente ocuparon los
colonos ingleses, y señale la ruta de su expansión cronológicamente.
3.2. Las instituciones de gobierno: génesis
3.2.1. Estados Unidos
Tras la independencia los norteamericanos tenían que hacer frente a dos hechos
decisivos: la creación de una nueva nación conformada por trece Estados, y la ampliación
del nuevo país, que poseía vastísimos territorios al oeste.
El primer objetivo era crear un gobierno federal fuerte, que tratase de mantener la
unidad nacional de las trece colonias; el segundo, extender su dominio territorial y
organizar ese vasto territorio.
Ya en 1776, en la convención de Virginia, se sustituyó el estatuto colonial por una
constitución estatal, que garantizaba la soberanía del pueblo basada en unos derechos
democráticos fundamentales; la división de poderes y el carácter electivo de todos los
cargos públicos, prohibiéndose los cargos públicos hereditarios; separación entre las
iglesias y el estado; libertad de prensa.
A partir de 1777 el resto de las colonias siguió el ejemplo de Virginia, excepto
Connecticut y Rhode Island, que mantuvieron sus cartas fundacionales.
En 1778 se promulgó la Ley de la Confederación, que fue la primera tentativa para
construir un bloque homogéneo, pero no dio resultado. En 1781, con los Artículos de la
Confederación, se intentó de nuevo establecer una primera constitución de la federación
estatal. La negativa de los Estados a renunciar a su soberanía y a su autonomía,
dificultaba la solución que planteaban los problemas de la guerra e impedían adoptar
medidas comunes en política exterior, por lo cual también fracasó.
Los intentos que siguieron para dar una forma política a las Trece Colonias se
vieron obstaculizados por la aparición de dos posturas contrarias. Los partidarios de
conservar la independencia política y administrativa de cada Estado, que daría origen al
partido republicano-democrático, y los partidarios de un gobierno centralizado, los
federalistas.
En 1787, se celebró la convención de Filadelfia a la que asistieron delegados de
todos los Estados menos de Rhode Island. La mediación de Franklin y Madison entre
unos y otros permitió un acuerdo. El resultado fue el establecimiento de una República
Federal Presidencial y la promulgación de la Constitución de los Estados Unidos, que
entró en vigor en 1789.
La ley fundamental norteamericana consagraba la división de poderes. Establecía
un sistema de control mutuo por el cual los ciudadanos eran a la vez súbditos de su
Estado y de la Unión. Los asuntos relacionados con la defensa, la moneda, el comercio
exterior y las relaciones internacionales, eran competencia exclusiva del Gobierno Federal
de la Unión. A los Estados quedaba reservada la gestión de todo lo referente a
comunicaciones, política interior, culto, policía, justicia, educación.
Los tres poderes quedaban configurados según el siguiente esquema. El
Presidente, titular del poder ejecutivo, actuaba como Jefe de Estado y Primer ministro. El
candidato era designado por los partidos políticos, y elegido mediante sufragio indirecto
por los compromisarios de los Estados. Su mandato se extendía por cuatro años y podía
ser destituido por comisión de delito grave. Sometido en su gestión política al control del
Congreso y del Tribunal Supremo en las cuestiones de constitucionalidad de sus
decisiones.
El poder legislativo residía en dos cámaras indisolubles: la Cámara de
representantes o Congreso y el Senado. La Cámara de representantes era elegida cada
dos años mediante sufragio directo. Cada Estado tenía un numero de representantes
proporcional a su población. El Senado estaba integrado por dos representantes de cada
Estado de la Unión. Su mandato era por seis años, renovándose un tercio de la Cámara
cada dos años. El Presidente con su voto suspensivo y el Tribunal Supremo, como
garante constitucional, controlaban el poder legislativo.
El Tribunal Supremo acogía el poder judicial. Actuaba, además, como tribunal de
garantías constitucionales, amparando al ciudadano y controlando la constitucionalidad de
los actos de los otros dos poderes. Estaba integrado por nueve miembros vitalicios
nombrados por el Presidente. Otra de las funciones capitales del Tribunal Supremo era
conocer y decidir sobre los conflictos entre el poder federal y el estatal.
Por último, se estableció la posibilidad de formular enmiendas a esta Constitución,
a través del Congreso. Esta flexibilidad fue una de las principales razones del éxito y la
estabilidad de la Constitución de 1787. Su pragmatismo y su integración en los ideales
ilustrados de la época, hicieron que rápidamente fuera reconocida y admirada por todos lo
europeos que pretendían reformar el Antiguo Régimen.
Una de las consecuencias más trascendentales de la Independencia será la
influencia decisiva que ejercerá en el desencadenamiento de las revoluciones atlánticas
europeas y en el proceso emancipador de los territorios hispanoamericanos.
Con el nuevo orden político, se llevaron a cabo algunas reformas sociales. Se
confiscaron y repartieron las tierras de propiedad real, y la de los colonos que
permanecieron leales a Inglaterra. Se abolió el derecho de primogenitura y la vinculación
de la propiedad al heredero. Se garantizó la libertad de religión, de expresión y de
reunión.
El 30 de abril de 1789 fue elegido Washington primer Presidente de los Estados
Unidos. De 1775 a 1815 el proceso de decisión política siguió en manos del sector social
alto y medio, que habían rechazado el poderío colonial, y seguían manteniendo su
influencia. Durante medio siglo permaneció homogénea la clase política dirigente que se
constituyó a partir de la Declaración de Independencia.
En el desarrollo del nuevo Estado, desde su independencia hasta la guerra civil en
1861, se pueden distinguir dos periodos. El primero, que abarca las presidencias de
Washington, Adams, Jefferson y Madison, de 1789 a 1817, supone la consolidación de las
nuevas instituciones. La ampliación del espacio territorial y una política internacional que
mantiene la neutralidad en los conflictos europeos a la vez que relaciones unas veces de
paz otras violentas con Inglaterra. El segundo periodo, desde Madison hasta Lincoln, está
caracterizado en política exterior por el aislacionismo de los Estados Unidos. En el
interior, por la formación de dos posiciones basadas en diferencias económicas, sociales
y políticas, entre los Estados del norte y los sureños, diferencias que van agravándose en
la misma medida que la Unión incorpora nuevos Estados.
La política del Presidente Washington, frente a las dificultades de la postguerra y
las opiniones de los partidos, se inclinó por la línea federalista, con la pretensión de
consolidar la unión en el interior y acometer la construcción del nuevo Estado con
decisión. Estableció una capitalidad federal en Maryland, creó el Banco de los Estados
Unidos, estableció el dólar como moneda y unificó grupos financieros y comerciales,
estableciendo el primer sistema impositivo general. Se reconocieron tres nuevos Estados:
Vermont, Kentucky y Tennessee, iniciándose la expansión hacia el Oeste. En política
exterior se restablecen las relaciones con Inglaterra y se mantiene la neutralidad ante el
estallido revolucionario francés, a pesar de la opinión contraria de Jefferson.
La política de los tres presidentes siguientes siguió regida por las mismas líneas
generales. Aumentaron las diferencias entre federalistas y antifederalistas. La neutralidad
durante las guerras napoleónicas supuso un incremento de la prosperidad económica y
varios conflictos con Inglaterra por el bloqueo continental. En 1804, fruto de la expansión
hacia el Oeste se incorpora a la Unión un nuevo Estado: Ohio.
3.2.2. Canadá
A l unificarse Canadá comenzó a expandirse por le territorio británico, como una
forma de recuperar terreno; fue una época de prosperidad que se vio favorecida con la
construcción de una línea férrea (Ferrocarril Transcontinental Canadian Pacific, en 1885)
y la "fiebre del oro" a finales de siglo en la región de Klondike. La mayor cantidad de
inmigrantes provenían de Alemania, Escandinavia, Ucrania, y China y Japón. Luego del
apoyo brindado a las fuerzas Aliadas en la I Guerra Mundial, Canadá gana el status de
Dominio británico con gran autonomía, otorgado por el Estatuto de Westminster de 1931.
Sólo en 1982 Isabel II proclama la nueva Acta Constitucional que traspasa la
autoridad legal y estatutaria del Reino Unido a Canadá, otorgándole su independencia.
Entre 1968 y 1984, la vida política fue dominada por la figura carismática de Pierre
Trudeau, líder del Partido Liberal y cuatro veces Primer Ministro. Tras haberse retirado de
la política en 1984, su partido perdió casi toda su influencia. En 1984 el Partido
Progresista Conservador de Brian Mulroney gana las elecciones, convirtiéndose así en
primer ministro. Su gobierno se dirigió a la formación de una economía sólida, a través de
tratados de libre comercio con distintas potencias. Durante 1991 se llama al
mantenimiento de la unidad nacional, presentando un proyecto para mantener dentro de
la Confederación Canadiense a la provincia de Quebec, que solicitaba su separación.
Además se llega a un acuerdo con los pueblos indígenas, principalmente esquimales,
para establecer sus territorios y el derecho inherente al gobierno propio.
En 1993, Kim Campbell tomó el lugar de Mulroney a la cabeza de los
conservadores, poco antes de las elecciones generales. Los conservadores sufrieron una
grave derrota, alcanzando únicamente dos puestos parlamentarios en la elección de
1993. El nuevo primer ministro, líder del Partido Liberal, Jean Chrétien, introdujo un
paquete de medidas y reformas económicas destinadas a impulsar la economía y poner
en marcha el NAFTA con México y los Estados Unidos lo más pronto posible. En 1994
entra en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, establecido entre
México, Estados Unidos y Canadá.
El problema de Quebec se vuelve cada vez más difícil de resolver. La elección, en
1994, del separatista Jacques Parizeau como Gobernador de Quebec hace que doce
meses más tarde se lleve a cabo un nuevo referendum sobre la independencia de
Quebec. El resultado fue favorable a la Federación pero con un margen muy estrecho, lo
cual muestra que la provincia está aún muy dividida.
En marzo de 1999, el gobierno de Ottawa garantizaba la autonomía al nuevo
territorio Nunavut al noreste de Canadá, casi el 95% de la población nunavut, 25 000
personas aproximadamente, son inuits. El principal problema de este territorio es
económico: las fuentes tradicionales de trabajo, el trueque de pieles y de ballenas, ha
declinado durante los últimos años. Además las industrias mineras y de petróleo han
afectado las formas tradicionales de subsistencia de este pueblo. La administración de
Iqaluit, la capital de Nunavut, más conocida como Frobisher Bay, espera que el
ecoturismo reduzca la actual dependencia hacia las subvenciones del gobierno federal.
ACTIVIDAD: Realice un cuadro comparativo entre las principales instituciones de
gobierno de Canadá y Estados Unidos.
En suma.
Llegó toda clase de gente: aventureros, maleantes, fervorosos creyentes,
constructores, soñadores. América les prometía, como dijo el poeta Robert Frost, un
nuevo comienzo para la raza humana. Desde entonces, los estadounidenses han
considerado a su país como un gran experimento, un modelo valioso para otras naciones.
Nueva Inglaterra también estableció otra tradición: un rasgo de moralismo frecuentemente
intolerante. Los puritanos creían que los gobiernos debían hacer cumplir la moralidad de
Dios. Castigaban severamente a los bebedores, los adúlteros, los violadores del Séptimo
Día, y los herejes. En las colonias puritanas el derecho de voto se limitaba a los miembros
de la iglesia, y los salarios de los ministros se pagaban de los impuestos.
Roger Williams, un puritano que no estaba de acuerdo con las decisiones de la
comunidad, sostuvo que el estado no debía intervenir en cuestiones religiosas. Obligado a
salir de Massachusetts en 1635, fundó la vecina colonia de Rhode Island, la cual
garantizaba libertad religiosa y la separacidn del estado y la iglesia. Las colonias de
Maryland, establecida en 1634 como refugio para católicos, y Pennsylvania, fundada en
1681 por el dirigente cuáquero William Penn, también se caracterizaron por su tolerancia
religiosa. Esta tolerancia, a su vez, atrajo a otros grupos de colonizadores al Nuevo
Mundo.
En Canadá la influencia francesa y la colonización también llegaron a las
Provincias Marítimas, y se extendió con el comercio de pieles a través de los Grandes
Lagos hasta las cuencas de los ríos Mississippi y San Lorenzo. La rivalidad entre
franceses y británicos se acrecentó luego de la fundación de la Compañía Británica de la
Bahía de Hudson en 1670. Las diferencias se resolvieron mediante guerras civiles entre
los siglos XVII y XVIII, culminando con la captura de Quebec y Montreal por parte de los
británicos en 1759. En 1763 se produce el Tratado de París en donde se demarcan los
territorios británicos y franceses en Canadá. Durante y después de la Guerra de
Independencia Americana (1775-1783), cuando las colonias de América del norte se
rebelan contra el gobierno británico, miles de británicos huyen a Canadá, principalmente a
Nueva Escocia y Quebec. Canadá sufrió de seis años de guerra durante los cuales los
americanos trataron inútilmente de invadir sus territorios.
Para comprobar lo que ha aprendido en esta Unidad
Fuentes de consulta
Benedict B., Bradlet H. Canadá: la historia de un país diversificado y dinámico. México, el
autor, 1995.
Brown, Craig, comp. La historia ilustrada de Canadá. México, Fondo de Cultura
Economica, 1994.
Fohlen, Claude. La América anglosajona de 1815 hasta nuestros días. Barcelona, Labor,
1967.
Nevins, Allan. Breve Historia de los Estados Unidos. México, Fondo de Cultura
Económica, 1994.
Bibliografía complementaria para ahondar sobre el tema
Teresa Gutierrez H., Monica Verea C., coordinadoras. Canadá en transición. Mexico,
UNAM, Centro de Investigaciones Sobre América del Norte, 1994.
UNIDAD 4
Sistema político y estructura social en Canadá y Estados Unidos
4.1. Características del sistema político y gobierno
4.2. Partidos políticos
4.1. Características del sistema político
En Estados Unidos, los 13 estados originales estaban agrupados lo largo de la
costa del Atlántico. La frontera se corrió hacia el oeste, a medida que extensas regiones
de lo que hoy es Estados Unidos continental fueron añadidas mediante compras, tratados
y anexiones Los estados se fueron poblando, surgieron gobiernos, y cuando sus
legislaturas territoriales solicitaron admisión al Congreso, pasaron a formar parte de la
Unión como estados. Desde 1959, cuando entraron a la Unión Alaska y Hawai.
De acuerdo con la Constitución, los estados delegaron gran parte de sus
facultades soberanas al gobierno federal en Washington, DC, pero mantuvieron muchas
facultades importantes. Por ejemplo, cada uno de los 50 estados conserva el derecho de
dirigir su propio sistema educativo, de otorgar licencias a los médicos y a otros
profesionales, de ofrecer protección policíaca a sus ciudadanos y de a dar mantenimiento
a sus carreteras.
En la práctica real, y de acuerdo con la tradición estadounidense de mantener al
gobierno tan cerca del pueblo como sea posible, los estados delegan muchas de estas
facultades a sus subdivisiones políticas: los condados, las ciudades, los pueblos, y las
aldeas. Así, al más bajo nivel político los habitantes de una pequeña comunidad de
Estados Unidos eligen a los representantes de su aldea para que se hagan cargo de sus
departamentos de policía y de bomberos, y eligen un consejo educativo para dirigir sus
escuelas. Al nivel del condado, los votantes eligen funcionarios responsables de las
carreteras, los parques, las bibliotecas, el drenaje, y otros servicios, y eligen o designan
jueces para los tribunales. Los ciudadanos de cada estado también eligen al gobernador y
a los miembros de la legislatura estatal.
Además de los 50 estados y del Distrito de Columbia, los ciudadanos del estado
libre asociado de Puerto Rico, y del estado libre asociado de las Islas Marianas del Norte,
Guam, las Islas Vírgenes Americanas y Samoa Americana votan en las elecciones
federales. Las posesiones de Estados Unidos incluyen las islas Wahe, Midway, Jarvis,
Howland, Baker, el atolón Johnston, y el arrecife Kingman en el Pacífico. Estados Unidos,
bajo los auspicios de las Naciones Unidas, administra la Republica de Palaos. Dos
entidades, los estados federados de Micronesia y la República de las Islas Marshall, se
han convertido en estados soberanos, con gobierno propio y una asociación libre con
Estados Unidos.
De acuerdo con la Constitución, el gobierno federal está dividido en tres poderes,
cada uno elegido de manera distinta, cada uno capaz de supervisar y regular a los otros.
El poder ejecutivo está encabezado por el presidente quien, junto con el
vicepresidente, es elegido en elecciones nacionales cada cuatro años (en años divisibles
por cuatro). El proceso de elección de un presidente de Estados Unidos es único. Los
estadounidenses votan por planillas de electores presidenciales que igualan en número a
los senadores y representantes que los estados tienen en el Congreso (un total de 535
personas). En cada estado, el candidato con mayor número de votos gana todos los votos
electorales de ese estado. El candidato presidencial necesita 270 votos electorales para
ser elegido: si ningún candidato obtiene mayoría, la Cámara de Representantes toma la
decisión. (En todas las otras elecciones locales y estatales, los electores votan
directamente por el candidato o el referendum presentado en la boleta electoral de que se
trate). Cualquier ciudadano por nacimiento, de 35 años o más, puede ser elegido para
este cargo. El presidente propone proyectos de ley al Congreso, hace cumplir las leyes
federales, es comandante en jefe de las fuerzas armadas, y con la aprobación del
Senado, formula tratados y designa a los jueces federales, los embajadores y otros
miembros de las secretarías del ejecutivo (los ministerios de Estado, Defensa, Comercio,
Justicia, etc.). Cada titular de una secretaría recibe el nombre de secretario y todos ellos
forman un consejo llamado gabinete.
El vicepresidente, elegido del mismo partido político del presidente, funge como
presidente del Senado y en el caso de muerte o de incapacidad del presidente asume la
presidencia hasta terminar el período.
El poder legislativo se compone de dos cámaras: el Senado y la Cámara de
Representantes. Los 435 escaños de la Cámara de Representantes se distribuyen en
base a la población, aunque todos los estados tienen por lo menos un representante.
Cada estado elige dos miembros de los 100 que integran el Senado: el período de gestión
de un senador es de seis años.
Ambas cámaras deben aprobar un proyecto de ley para que éste se convierta en
ley, pero el presidente puede vetarlo o negarse a firmarlo. En ese caso, el Congreso
reconsidera el proyecto de ley. Si dos terceras partes de los miembros de ambas cámaras
lo aprueban, el proyecto de ley se convierte en ley, aun sin la firma del presidente.
El poder judicial está compuesto por los tribunales federales de distrito (al menos
uno en cada estado), 11 tribunales federales de apelación, y, la Corte Suprema. Los
jueces federales son nombrados por el presidente con la aprobación del Senado; para
minimizar las inf luencias politicas, los nombramientos son de por vida. Los tribunales
federales deciden casos relacionados con la ley federal, conflictos entre estados o entre
ciudadanos de distintos estados. Un estadounidense que sienta que ha sido sentenciado
bajo una ley injusta, puede apelar y llevar su caso hasta la Corte Suprema, la cual puede
decidir que la ley es inconstitucional. En ese caso la ley queda anulada.
Para enmendar la Constitución, la enmienda propuesta debe ser aprobada en el
Congreso por una mayoría de dos terceras partes de cada cámara, y a la votación deben
asistir al menos tres cuartas partes de los estados. En más de 195 años, la Constitución
ha sido enmendada en 27 ocasiones. Las primeras 10 enmiendas (la Declaración de
Derechos) garantizan las libertades individuales: de religión, de reunión, de expresión, el
derecho a un juicio justo, el respeto a la vivienda de cada uno. Las enmiendas posteriores
narran la lucha de Estados Unidos por la igualdad la justicia para todo su pueblo. Estas
enmiendas han abolido la esclavitud, prohiben cualquier negación de derechos debido a
la raza, otorgan el voto a la mujer y los ciudadanos del Distrito de Columbia, y permiten a
los ciudadanos votar a los 18 años.
Por otro lado, Canadá es una monarquía constitucional, un Estado federal y una
democracia parlamentaria. Cuenta con diez provincias y tres territorios. Tiene dos lenguas
oficiales: el inglés y el francés. La Reina Isabel II de Inglaterra es la reina de Canadá y,
por lo tanto, la Jefe de Estado del país. Delega sus poderes en su representante, el
Gobernador General de Canadá. El poder ejecutivo es ejercido por el Primer Ministro y su
gabinete de gobierno. El poder legislativo esta representado por el Parlamento, que se
compone de dos cámaras: la Cámara Alta o Senado, formada por 105 senadores
designados, y la Cámara de los Comunes, constituida por 308 diputados (un
representante por cada distrito electoral) elegidos mediante sufragio universal. La Cámara
de los Comunes, el principal órgano legislativo, se suele elegir cada cuatro años, siendo
cinco años el máximo periodo legislativo permitido. El partido que obtiene el mayor
número de representantes en la Camara de los Comunes es el encargado de formar
gobierno.
La Constitución de Canadá establece el federalismo como forma de gobierno y
define las funciones y los poderes del gobierno federal. Este se ocupa de asuntos de
carácter nacional como política exterior, comercio internacional, defensa, pesca,
transportes, inmigración, derechos humanos, comunicaciones, sistemas monetario y
bancario, y el derecho penal. Las provincias tienen competencia sobre materias tales
como administración de la justicia, derechos civiles, explotación de los recursos naturales,
educación, cultura y administración municipal. El gobierno federal y las provincias se
reparten la responsabilidad del sector medioambiental. Cada gobierno posee su propia
Asamblea Legislativa, elegida por sufragio universal.
La Constitución establece también una Declaración de Derechos y Libertades que
recoge los derechos fundamentales de toda persona que reside en Canadá. Cualquier ley
que contradiga los principios expresados en este documento puede ser declarada nula
por los tribunales. La Declaración protege la libertad de expresión y de religión, los
derechos democráticos, la libertad de circulación, los derechos lingüísticos y también
protege al ciudadano frente a la discriminación sexual, racial, étnica y aquella basada en
deficiencias físicas o mentales, entre otras.
El gobierno de Canadá funciona en el marco de un régimen parlamentario de
origen británico. El Jefe de estado es la Reina Elizabeth II representada por el cargo de
Gobernador General. El parlamento federal está compuesto de una cámara alta (Senado),
cuyos miembros son designados por el Gobernador General a recomendación del Primer
Ministro, y una cámara baja (Cámara de los Comunes), cuyos miembros son electos. No
existe calendario electoral fijo, pero los Comunes no pueden extender la vigencia de su
mandato más de cinco años.
Se encarga generalmente al partido con mayor número de bancas la formación del
gobierno, encabezado por un Primer Ministro que es el líder que condujo a ese partido
durante la campaña electoral. Éste es quien elige entre los parlamentarios electos a los
ministros que integrarán su gabinete. En este régimen, el gobierno debe tener la
confianza de la Cámara de los Comunes, es decir que una mayoría de sus miembros
debe votar a favor de las propuestas del gobierno en todas las cuestiones de capital
importancia, como el presupuesto. El gobierno en funciones hasta la última disolución del
parlamento fue formado por un partido que carecía de mayoría en los Comunes, pero que
fue capaz de gobernar durante dos años con el apoyo externo de otro. Cuando perdió un
voto de confianza, el pasado 28 de noviembre, la Gobernadora General Michaëlle Jean
llamó a elecciones generales para el 23 de enero.
Los ciudadanos mayores de 18 años pueden votar en elecciones generales
mediante un voto secreto y optativo para todos aquellos que se hayan inscripto
voluntariamente en el Registro Nacional de Electores.
La representación en la Cámara de los Comunes se basa en una división
geográfica del país en 308 circunscripciones electorales, cuyas fronteras se basan en
consideraciones demográficas, que eligen un representante cada una. Cada una de las
diez provincias del país tiene un cociente electoral, que determina la población
aproximada que debe tener cada una de sus circunscripciones, que varía entre 34.000
habitantes en la Isla del Príncipe Eduardo (Atlántico) y 109.000 en Columbia Británica
(Pacífico). Los tres territorios corresponden cada uno a una única circunscripción del
alrededor de 30.000 habitantes.
El sistema canadiense vigente es mayoritario uninominal a una vuelta, es decir que
en cada circunscripción resulta electo el candidato que más votos obtiene, aún si no
alcanza la mayoría. Los candidatos pueden pertenecer a un partido político o postularse
como independientes. Una vez determinada la composición de la Cámara de los
Comunes, el Gobernador General pide al jefe del partido que tiene más bancas que
intente formar un gobierno que pueda contar con una mayoría absoluta, con sus propios
votos o con el apoyo de un otro partido. No se forman coaliciones formales, con presencia
de ministros de varios partidos en el gabinete.
De modo de eliminar los obstáculos que pudieran dificultar la participación,
Elections Canada, la comisión electoral independiente permite el voto anticipado, por
correo postal, tanto de los ciudadanos que no vayan a encontrarse en su circunscripción
el día de la elección general, como de aquellos que no desean acercarse a un centro de
votación. Los ciudadanos con limitaciones funcionales pueden votar en su domicilio en
presencia de un funcionario electoral y se prevén centros de votación itinerantes para
personas que no pueden desplazarse por los motivos de que se trate.
5.2. Partidos políticos
Cuando los Fundadores de la República redactaron la Constitución de Estados
Unidos en 1787, no previeron un papel específico para los partidos políticos en el orden
de gobierno. De hecho, buscaron diversos arreglos constitucionales —como la separación
de poderes, los frenos y contrapesos, el federalismo y la elección indirecta del presidente
por un colegio electoral—para que la nueva república quedara aislada de las facciones y
partidos políticos.
A pesar de las intenciones de los Fundadores, Estados Unidos se convirtió en el
siglo XIX en la primera nación que tuvo partidos organizados a nivel nacional y que
transfirió el poder ejecutivo de una facción a otra por medio de elecciones. En la década
de 1830 los partidos políticos se habían establecido con fuerza como parte del firmamento
político.
Hoy los partidos republicano y demócrata saturan el proceso político. Los dos
partidos principales dominan hoy la presidencia y el Congreso, así como los gobiernos y
legislaturas de los estados. Los republicanos y demócratas han dominado la política
estadounidense desde la década de 1860 y desde 1852, todos los presidentes han sido
republicanos o demócratas.
En el Congreso 110 que se reunió el 4 de enero, la Cámara de Representantes
cuenta con 233 demócratas y 202 republicanos. El Senado tiene 49 demócratas 49
republicanos y dos independientes, que se reunirán para determinar y aplicar políticas con
los demócratas.
En una encuesta Gallup de noviembre de 2006 (el barómetro principal de la
opinión pública operado por la organización Gallup), aproximadamente el 59 por ciento de
los estadounidenses se identificaronn como republicanos o demócratas. Aquellos que se
dicen independientes suelen tener inclinaciones partidistas y muestran un alto grado de
lealtad a uno de estos dos partidos.
El procedimiento habitual para elegir a los legisladores nacionales y estatales en
este país es el sistema de distritos "de un solo miembro". Esto significa que resulta electa
la persona que obtiene una mayoría relativa del voto (es decir, el mayor número de votos
en un distrito electoral dado). A diferencia de los sistemas proporcionales, el arreglo de
distritos de un solo miembro no permite que gane más de un partido en un distrito
cualquiera. Así, el sistema de un solo miembro genera incentivos para formar dos partidos
de amplia base con suficiente atractivo popular para ganar la mayoría relativa en distritos
legislativos.
Los partidos estadounidenses cuentan con un apoyo electoral de amplia base y de
gente de todas las clases sociales. A excepción de los votantes afro norteamericanos —
aproximadamente 88 por ciento de los cuales votaron por el candidato presidencial
demócrata en 2004—, tanto el Partido Republicano como el Demócrata tienen en realidad
niveles apreciables de apoyo de todos los grupos socioeconómicos y étnicos importantes
de la población.
Comparado con los partidos políticos en otros países democráticos, los partidos
políticos de los Estados Unidos muestran también relativamente poca unidad interna y no
profesan una adhesión estricta a una ideología o a una serie de objetivos políticos. En
general los republicanos han expresado la tendencia a apoyar la limitación de poderes
federales y proteger la autoridad de los gobiernos estatales y locales, así como de adoptar
un enfoque conservador en cuanto a los impuestos y los gastos y oponerse a la
interferencia del gobierno en la libre empresa. Por el contrario, los demócratas han tenido
la tendencia a adoptar una actitud más expansiva de los poderes del gobierno federal,
apoyar incrementos y gastos para tratar de resolver problemas sociales a nivel nacional, y
favorecer reglamentación federal como instrumento para mejorar las prácticas
empresariales. Pero estas son amplias generalizaciones: En la política estadounidense
los demócratas “conservadores” y los republicanos “moderados” e incluso “liberales” no
son de extrañar.
Ambos partidos políticos se han interesado en primer lugar y ante todo en ganar
las elecciones y controlar al personal del gobierno. En atención a sus amplias bases
socioeconómicas de apoyo electoral y por la necesidad de operar en una sociedad que,
por su ideología, se ubica en posiciones del centro, los partidos estadounidenses han
adoptado posiciones políticas esencialmente centristas. Han demostrado también un alto
grado de sensibilidad en sus políticas. Este enfoque no doctrinario permite que
republicanos y demócratas toleren mucha diversidad en sus filas.
El presidente no puede contar con que los miembros de su partido integrados al
Congreso apoyarán por lealtad los programas presidenciales, y tampoco los líderes del
partido en el Congreso esperan que los miembros de su grupo voten siempre de acuerdo
a la línea del partido. Además las organizaciones nacionales partidistas rara vez
intervienen en los asuntos del partido en los estados.
Aun cuando, desde el punto de vista ideológico, los partidos estadounidenses
tienden a ser menos cohesivos y programáticos que los de muchas democracias,
desempeñan un papel importante y a menudo decisivo al configurar la política pública.
A pesar de la gran influencia política de los partidos republicano y demócrata, los
terceros partidos y los candidatos independientes han sido un rasgo periódico de la
política de los Estados Unidos. La mayoría de los terceros partidos han florecido en una
sola elección y luego mueren, se esfuman o son absorbidos por alguno de los partidos
grandes.
Hay pruebas de que los terceros partidos pueden tener un impacto apreciable en
el resultado de las elecciones. Por ejemplo, un candidato de un tercer partido puede
conseguir más votos que el candidato del partido mayoritario que esté en la misma línea
que el candidato del tercer partido, permitiendo así que el otro partido mayoritario gane la
elección, a pesar de no haber obtenido la mayoría del voto popular.
Desde la década de 1990, las encuestas de opinión pública han mostrado siempre
un alto nivel de apoyo popular para el concepto del tercer partido, pero a pesar de las
manifestaciones de posible apoyo a un tercer partido, hay enormes obstáculos para estos.
El más notable es el temor de los votantes de que, al emitir su sufragio a favor del
candidato de un tercer partido, en realidad estén "desperdiciando" su voto. Se ha visto a
los electores actuar en forma estratégica, votando por el segundo candidato de su
preferencia cuando el primero es el candidato de un tercer partido y, a su juicio, no tiene
posibilidades de ganar.
Una de las principales notas distintivas de Canadá es que existen dos tipos de
sistemas de partidos: el federal, conformado por los partidos que compiten en las
elecciones de ámbito federal, y los sistemas de ámbito provincial en cada una de las diez
provincias que conforman el territorio canadiense. Aunque hay partidos de la misma
familia ideológica presentes en la política provincial y en la federal, se trata, en general, de
organizaciones formalmente diferentes.
El propósito de esta sección es analizar la evolución del sistema de partidos
canadiense para entender su configuración actual tanto en el nivel federal como en el
provincial. El sistema de partidos de Canadá en el momento de la creación de la
Confederación en 1867 tenía una estructura claramente bipartidista. El Partido Liberal y el
Partido Conservador eran las principales fuerzas del sistema. Se trataba de
organizaciones de notables con una escasa presencia extra-parlamentaria, cuyo
funcionamiento se basaba fundamentalmente en el patronazgo.
El predominio de los notables locales hizo que fuera difícil construir organizaciones
nacionales con una cierta coherencia, coordinación y disciplina. El Partido Liberal y el
Partido Conservador monopolizaban la competición electoral, consiguiendo resultados
conjuntos cercanos al noventa por ciento de los votos. En esta época los partidos eran
elementos integradores de las diferentes provincias, hecho que se reflejaba en
variaciones muy bajas en el apoyo electoral que conseguían en las diferentes zonas del
país. Las organizaciones locales de los partidos normalmente operaban tanto en la
política provincial como en la federal.
El solapamiento era casi absoluto y el electorado respondía a dicho solapamiento
con un comportamiento electoral uniforme en convocatorias federales y provinciales. La
sociedad canadiense experimentó transformaciones significativas durante los primeros
años del siglo XX los efectos de estas transformaciones sobre el sistema político se
dejaron sentir después de la Primera Guerra Mundial, es el comienzo de una nueva fase
de desarrollo del sistema de partidos que dura hasta los años 1960. Durante este periodo
las provincias del Oeste desarrollaron intereses propios, que cristalizaron en el
surgimiento de nuevos partidos como el Partido Progresista. Este partido canalizó el
descontento del Oeste, las demandas de las zonas rurales de Ontario y de las provincias
de la costa Atlántica (Maritimes).
Por otra parte, la adopción del sufragio universal en este periodo trajo como
consecuencia el fin de las prácticas de control del voto. Además, la reforma del
funcionariado hizo que los partidos tuvieran menos acceso al patronazgo, que hasta
entonces había constituido uno de sus recursos más importantes de poder. Desaparecía
así uno de los mecanismos que había hecho compatibles los intereses de los políticos del
ámbito federal y provincial. El dominio de los dos principales partidos y la alternancia entre
ellos como partido en el gobierno como rasgos más característicos de la etapa anterior del
sistema de partidos fueron sustituidos por el predominio Liberal, que se convirtió en la
única organización partidista que podía abarcar la diversidad de intereses regionales que
se estaban generando. Era el único partido que contaba con un apoyo significativo en
Québec, y también avanzaba en las zonas del Oeste del país. En resumen, el Partido
Liberal se convirtió en el partido de gobierno por excelencia.
El centro de las estrategias de los partidos se desplazó de los distritos electorales
a las provincias. Se fueron desarrollando las organizaciones extraparlamentarias de los
principales partidos, que abrieron oficinas centrales en Ottawa. Estas organizaciones
adquirieron una dimensión federal, aunque comenzaron a vislumbrarse los primeros
signos de regionalización del sistema. Uno de los indicadores de este incipiente proceso
era la creciente variación regional en el apoyo electoral de los partidos. Los partidos se
estaban convirtiendo en los portavoces de intereses regionales. La estructura de
competición cambió con respecto a la etapa precedente. Mientras que los Liberales y los
Conservadores continuaban estructurando la competición electoral en las provincias
atlánticas, así como en Ontario y Québec, en el Oeste surgieron nuevos partidos, algunos
de ellos con un marcado carácter de partido “protesta".
ACTIVIDAD: Investigue el partido en el poder de Canadá y Estados Unidos, los
principales personajes políticos del período y la agenda política más relevante que se
discute en la actualidad.
En suma
Comparado con los partidos políticos en otros países democráticos, los partidos
políticos de los Estados Unidos muestran también relativamente poca unidad interna y no
profesan una adhesión estricta a una ideología o a una serie de objetivos políticos. En
general los republicanos han expresado la tendencia a apoyar la limitación de poderes
federales y proteger la autoridad de los gobiernos estatales y locales, así como de adoptar
un enfoque conservador en cuanto a los impuestos y los gastos y oponerse a la
interferencia del gobierno en la libre empresa. Por el contrario, los demócratas han tenido
la tendencia a adoptar una actitud más expansiva de los poderes del gobierno federal,
apoyar incrementos y gastos para tratar de resolver problemas sociales a nivel nacional, y
favorecer reglamentación federal como instrumento para mejorar las prácticas
empresariales. Pero estas son amplias generalizaciones: En la política estadounidense
los demócratas “conservadores” y los republicanos “moderados” e incluso “liberales” no
son de extrañar.
En Canadá el centro de las estrategias de los partidos se desplazó de los distritos
electorales a las provincias. Se fueron desarrollando las organizaciones
extraparlamentarias de los principales partidos, que abrieron oficinas centrales en Ottawa.
Estas organizaciones adquirieron una dimensión federal, aunque comenzaron a
vislumbrarse los primeros signos de regionalización del sistema. Uno de los indicadores
de este incipiente proceso era la creciente variación regional en el apoyo electoral de los
partidos. Los partidos se estaban convirtiendo en los portavoces de intereses regionales
Para comprobar lo que ha aprendido en esta Unidad
Fuentes de consulta
Freedman, James O. Crisis y legitimidad: El proceso administrativo y el gobierno de los
Estados Unidos. México, Fondo de Cultura Económica, 1988.
Godinez Zúñiga, Víctor Manuel. El gobierno del mercado: economía y política en los
Estados Unidos. Universidad de las Américas, Departamento de Estudios Internacionales,
1994.
Hernández Chávez, Alicia, coord. Presidencialismo y sistema político en México y los
Estados Unidos. México, El Colegio de México - Fideicomiso historia de las Américas,
Fondo de Cultura Económica, 1994.
Lipset, Seymour Martin La división continental: Los valores y las instituciones de los
Estados Unidos y Canadá. México, Fondo de Cultura Económica, 1993.
Bibliografía complementaria para ahondar sobre el tema
Bothwell, Robert. Canada and the United States: The politics of partnership. New York,
Maxwell Macmillan, 1992.
Gustavo Vega Canovas, comp. México, Estados Unidos, Canadá. México, El Colegio de
México, Centro de Estudios Internacionales, 1995.
UNIDAD 5
Economía y desarrollo en Angloamérica
5.1. Características económicas de Estados Unidos y Canadá
5.2. Recursos naturales y zonas económicas
5.1. Características económicas de Estados Unidos y Canadá
El nacimiento de los Estados Unidos y la publicación del libro de Smith ocurrieron
en un momento en que estaba surgiendo otro tipo de revolución, la Revolución Industrial.
Especialmente en Inglaterra, la maquinaria impulsada por fuerza hidráulica y
posteriormente por energía de vapor era usada en la manufactura de telas. Esto cambió
las formas en que trabajaba la gente. En vez de tener telares en su casa, la gente
trabajaba en fábricas donde la maquinaria producía mucha más tela en un lapso corto.
Los estadounidenses no tardaron en industrializar su nueva nación y en crear vínculos
comerciales con otros países.
En la década de 1790 un inglés llamado Samuel Slater llegó a los Estados Unidos
para establecer una fábrica de tela de algodón. Construyó la maquinaria de memoria,
pues era un delito sacar de Inglaterra los planos de las fábricas. El éxito de la fábrica de
Slater inició un proceso de cambio que convirtió a la región nororiental de Estados Unidos
en un importante centro manufacturero. La producción de textiles también se tradujo en
una mayor demanda de algodón, que se cultivaba en el sur de Estados Unidos. Como
resultado de ello, la nación pasó a ser una importante productora de algodón.
Al tiempo que el nuevo sistema fabril de Slater estaba siendo introducido, un
norteamericano de nombre Eli Whitney hizo más eficiente la producción de algodón al
inventar una maquina, la despepitadora de algodón, que rápidamente quitaba las semillas
de las borras. Quitarlas a mano era una tarea difícil; la máquina de Whitney facilitó este
trabajo enormemente. Whitney también empezó a fabricar rifles de una manera nueva.
Los fabricantes de armas de fuego siempre habían trabajado en sus casas o en talleres
pequeños. Como las armas se hacían a mano y en forma individual, la pieza de un arma
no necesariamente se ajustaba a otra. Whitney empezó a fabricar rifles con maquinaria
para que todas las piezas fueran iguales en cada rifle. Este método de manufacturar
bienes en una fábrica, con piezas intercambiables, ayudó a promover la industria
norteamericana.
La inventiva de personas como Slater y Whitney colocó a Estados Unidos en
dirección de una enorme actividad económica. Sus comerciantes y navieros tenían
intercambios comerciales con gente de todo el mundo. Sus agricultores producían más
alimentos para una población que iba en aumento. Más personas trabajaban en las
fábricas, y en las ciudades se abría una cantidad cada día mayor de tiendas y almacenes.
Esta actividad económica aumentó como resultado de inventos nuevos. Algunos
de ellos fueron ideas norteamericanas originales; otros fueron adaptaciones de inventos
creados en otras partes. El siglo XIX fue testigo de la introducción de nueva maquinaria
agrícola, máquinas de coser, el telégrafo, los ferrocarriles, las plantas procesadoras de
alimentos, el teléfono, el perfeccionamiento de la bombilla eléctrica, el fonógrafo, la
cámara, el cinematógrafo, y muchos otros artefactos. El siglo XX trajo consigo muchos
inventos más; entre ellos, el aeroplano, el uso del aluminio, la producción en serie de
automóviles, la radio, la televisión, diversos productos electrodomésticos, y las
computadoras.
La libre empresa
La mayoría de los norteamericanos cree que el auge de su nación como una de
las principales productoras de bienes manufacturados, alimentos y servicios no podía
haber ocurrido en ningún otro sistema excepto el capitalismo. Creen que la libertad
económica de dicho sistema, lo que muchos prefieren llamar libre empresa, hizo de
Estados Unidos una gran potencia económica. Aunque no son ciegos a los problemas del
capitalismo, sostienen que el sistema económico norteamericano ha creado, o tiene el
potencial para crear, una vida mejor para casi todos los habitantes del país.La historia del
crecimiento económico de Estados Unidos es una historia de gente que inventa artefactos
y procesos, que inicia negocios nuevos y se lanza a empresas originales. Para cada uno
de estos esfuerzos se necesitó dinero. Ese dinero se conoce como capital. Samuel Slater
no hubiera podido abrir esa primera e importante fábrica textil si no hubiera habido gente
dispuesta a aportar el dinero para comprar la tierra y construir la fábrica. Slater y esos
capitalistas no hubieran actuado si no hubieran creído que podían lucrar con sus
inversiones.
Porque querían una ganancia para ellos mismos y la oportunidad de establecer
más fábricas posteriormente, iniciaron toda una industria norteamericana nueva. Esta
industria ayudó a los cultivadores de algodón a acrecentar el mercado para su producto.
Asimismo puso a trabajar a un número mayor de barcos norteamericanos en el comercio
internacional.
La historia de las grandes compañías norteamericanas no difiere mucho de la de la
fábrica de Slater. Las empresas fueron iniciadas por individuos con dinero prestado por
otros. Después compartieron las utilidades obtenidas con estos inversionistas. Cuando
quisieron ampliar sus negocios de nuevo pidieron dinero prestado.
Muy pronto los norteamericanos se dieron cuenta que podían ganar dinero
prestándolo a aquellos que querían iniciar o ampliar un negocio. Eso condujo a la creación
de una parte importante del escenario económico actual: la venta de valores o acciones
en una empresa. Esta práctica se inició en Europa siglos antes de la Guerra de
Independencia, pero se vio enormemente incrementada en el vigoroso clima de mercado
libre de la joven nación norteamericana. Para invertir, los individuos no tienen que tener
mucho dinero; pueden comprar sólo una porción pequeña de una empresa, llamada
acción. El negocio de la compra y venta de acciones en las empresas ha alcanzado tal
dimensión que han tenido que establecerse oficinas donde pueda tener lugar la venta de
estas acciones. Estos sitios, ubicados en muchas ciudades de Estados Unidos y de todo
el mundo, se llaman bolsas de valores. La más conocida tal vez sea la Bolsa de Valores
de Nueva York, situada en el área de Wall Street en la urbe más grande del país y centro
comercial de primer orden. Salvo los fines de semana y los días feriados, en las bolsas de
valores la actividad de compra y venta de acciones es constante. En general las acciones
individuales tienen un precio bajo, y mucha gente las compra para obtener una ganancia.
Cuando las personas compran acciones pasan a ser propietarias parciales de la
compañía. Si ésta obtiene una ganancia reciben parte de ella. Del mismo modo, si la
compañía pierde dinero, los accionistas no obtendrán ganancia alguna, o el valor de sus
acciones bajará. Si eso sucede, pierden dinero. Por tal razón, la compra de valores es un
riesgo. Es importante conocer el mundo de los negocios si se desea obtener alguna
ganancia en el mercado de valores. No todas las empresas venden valores. Las
pequeñas por lo general no lo hacen. Sus utilidades son compartidas por aquellos que
invirtieron su dinero en el negocio cuando éste comenzó. Es probable que incluso una
persona que quiera iniciar un negocio pequeño; un taller, por ejemplo, tenga que pedir
dinero prestado. Ese dinero puede obtenerse de amigos o parientes, o puede pedirse
prestado a un banco si éste está dispuesto a arriesgarse con ese negocio.
Adam Smith reconocería fácilmente estos elementos de la empresa privada
norteamericana, pero hay otros aspectos que le resultarían desconocidos. Muchos
problemas acompañaron al desarrollo del capitalismo industrial norteamericano moderno
durante el siglo XIX. La inmigración y el rápido crecimiento de las ciudades
norteamericanas trajeron como resultado una gran población urbana en busca de un
medio de vida. Los dueños de las fábricas frecuentemente explotaron esta situación
pagando salarios bajos por jornadas largas, ofreciendo condiciones de trabajo peligrosas
e insalubres, y contratando a los hijos de familias pobres. Había discriminación en la
contratación: a los negros norteamericanos y a los miembros de algunos grupos de
inmigrantes se les negaba el trabajo o se les obligaba a laborar en condiciones aún más
desfavorables que las del trabajador promedio. Bajo la doctrina del laissez faire los
empresarios también aprovecharon la falta de supervisión gubernamental para
enriquecerse formando monopolios, eliminando la competencia, fijando precios altos para
los bienes, y produciendo mercancía de baja calidad.
La reforma
Hoy el sistema económico de Estados Unidos es muy distinto del que prevalecía
en el siglo XIX. Los dirigentes de los gobiernos de antaño se negaron a hacer algo para
controlar a las empresas. Con la excepción de un otorgamiento de apoyo financiero a las
compañías que construyeron el sistema ferroviario a fines del siglo XIX, el gobierno casi
no intervenía en los negocios privados. Sin embargo, los ciudadanos exigieron acción.
Los trabajadores se unieron para organizar sindicatos con el objeto de protegerse.
Pensaron que trabajando juntos podrían obligar a una compañía a cambiar sus políticas
injustas. Muchos otros norteamericanos escribieron y hablaron acerca de las prácticas
arbitrarias. El movimiento nacional de reforma, que adquirió fuerza hacia fines del siglo
XIX, se conoció como el Movimiento Progresista.
Poco a poco, el gobierno empezó a actuar. En 1890, el Congreso aprobó la Ley
Sherman Antimonopolio, una ley que tenía por objeto romper los monopolios. Fue una ley
endeble que posteriormente tuvo que ser reforzada por otras, pero fue un comienzo. En
1906 se promulgaron leyes para asegurar que los alimentos y los fármacos fueran
debidamente etiquetados y que la carne fuera inspeccionada antes de venderse. En 1913
el gobierno estableció un nuevo sistema federal bancario llamado Sistema de la Reserva
Federal para regular la oferta de dinero de la nación e imponer algunos controles a las
actividades bancarias.
Los cambios más importantes ocurrieron en la década de 1930 con los programas
del "Nuevo Trato" del Presidente Franklin D. Roosevelt. Durante esa década la nación
soportó la peor crisis empresarial y la tasa más alta de desempleo de su historia. Para
paliar la penuria causada por la Depresión, el Presidente Roosevelt y el Congreso
promulgaron muchas leyes nuevas para reglamentar las ventas de valores, reconociendo
el derecho de los trabajadores a fommar sindicatos y estableciendo reglas sobre salarios
y jomadas para diversos tipos de trabajadores.
Se impusieron controles más estrictos a la fabricación y venta de alimentos,
fármacos y cosméticos.Estas leyes y reglamentos, y muchas otras iniciativas sociales
aprobadas desde los años 30, han trasformado al capitalismo norteamericano de "una
potranca salvaje a una provista de freno y silla", como lo describiera un escritor. Nada de
lo que puede comprarse hoy en Estados Unidos está exento de algún tipo de
reglamentación por parte del gobierno. Los fabricantes de alimentos deben especificar el
contenido de cada lata, caja o frasco. Casi todos los alimentos frescos son
inspeccionados en algún momento por un funcionario del gobierno. Ningún fármaco
puede venderse hasta que ha sido sometido a pruebas extensas y después aprobado por
una agencia federal. Muchos tipos de negocios deben pasar inspecciones de sanidad y
seguridad por trabajadores del gobierno, y los automóviles deben construirse de acuerdo
con ciertas normas de seguridad. Los precios de los productos deben indicarse con
claridad, y la publicidad debe ser veraz. Estas son sólo algunas de las muchas maneras
en que el gobiemo protege ahora la salud, la seguridad, y el dinero de los consumidores.
Las leyes también prohiben la discriminación en la contratación, el empleo de niños
pequeños, establecen normas sobre las condiciones de trabajo y protegen los derechos
de los sindicatos independientes a organizarse, negociar e ir pacíficamente a la huelga.
Los empresarios creen que la reglamentación del gobiemo es excesiva. Dicen que
algunas reglas que deben acatar son innecesarias y costosas. Llenar formas pare
satisfacer las reglas del gobierno cuesta dinero, lo cual infla los precios que deben cobrar.
Por otra parte, algunos norteamericanos creen que sin reglamentos estrictos por lo menos
algunas empresas engañarían o perjudicarían a los trabajadores y consumidores a fin de
incrementar sus utilidades.
Ingresos, crédito y banca
Estados Unidos ha sido descrito como una sociedad opulenta, y aunque algunos
norteamericanos son pobres, la generalización es exacta. El ingreso medio de las familias
en 1993 fue de aproximadamente US$31.200. Al jubilarse, la mayoría de los trabajadores
recibe pagos de seguro social más otras remuneraciones de planes privados de
pensiones, además de los beneficios de sus ahorros personales. Sin embargo, el 12,2%
de la población vivía por debajo del nivel de pobreza establecido por el gobierno federal,
que en 1993 era un ingreso de menos de US$14.763 para una familia de cuatro
miembros.
Desde la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos han incrementado la
práctica de comprar bienes y servicios a crédito. Las compras importantes, como casas,
autos y aparatos eléctricos, se pagan a plazos mensuales. Muchos norteamericanos
también tienen tarjetas de crédito que les permiten comprar desde ropa hasta pasajes de
avión a crédito, y pagar después de un tiempo conforme a una sola cuenta enviada por la
compañía acreedora, que generalmente es un banco. Normalmente, el tiempo concedido
para pagar es de un mes. Después se cobran intereses.
En 1994 Estados Unidos tenía cerca de 11.060 bancos con más de 70.000
oficinas, de las cuales casi 41.000 pertenecían al sistema operado por la Junta de la
Reserva Federal. A través de sus bancos asociados, la Reserva Federal emite dinero,
actúa como banco de liquidación financiera y establece las reservas de efectivo que los
bancos deben mantener. Al aumentar y reducir estos requerimientos de reservas, y al
cambiar la tasa de interés para préstamos a los bancos de los 12 bancos regionales de la
Reserva Federal, la ]unta de la Reserva Federal puede regular la oferta de dinero y por
ende tratar de controlar la tasa de inflación de la economía.
Los ahorros individuales por lo general se depositan en cuentas que pagan interés
en varios tipos de instituciones bancarias, en asociaciones de ahorro y préstamo, y en
cooperatives de crédito creadas por grupos de empleados. Los norteamericanos también
tienen la opción de colocar parte de su dinero en títulos de ahorro y certificados de
tesorería emitidos por el gobierno federal, o en sociedades inversionistas privadas que
invierten el dinero en el mercado de valores.Casi todos los bancos privados y las
instituciones de ahorro cuentan con un seguro proporcionado por el gobierno federal para
proteger las cuentas de ahorro individuales hasta por US$100.000. La mayor parte del
dinero depositado en las cuentas de ahorro es usado por los bancos para financiar la
compra o construcción de casas y edificios.
La naturaleza de los negocios
No todas las personas que inician negocios sueñan con sociedades mercantiles
enormes, multimillonarias y con ventas a nivel internacional. Hay muchos que sólo quieren
vender cosas, frutas y verduras, aparatos domésticos, ropa, o computadoras, para poder
ser "sus propios jefes". Estas pequeñas empresas son parte importante de la economía.
Muchas de ellas proporcionan bienes y servicios necesarios en barrios citadinos, en
poblaciones pequeñas o en zonas rurales donde las grandes compañís tal vez no prestan
un servicio adecuado.
En 1993, más de 700.000 empresas de este tipo se iniciaron en Estados Unidos.
No todas tuvieron éxito, pero las personas que participaron por lo menos tuvieron la
satisfacción de intentarlo. Muchas cadenas grandes de tiendas empezaron con un solo
establecimiento. Ese es el tipo de éxito que puede encontrarse a través de la historia de
Estados Unidos. La compañía Coca-Cola, que distribuye su gaseosa en el mundo entero,
empezó cuando un farmacéutico mezcló la primera Coca-Cola y comenzó a venderla en
la ciudad de Atlanta, Georgia.
Una de las compañías de alimentos más famosas de Estados Unidos es la H. J.
Heinz Co., que se especializa en encurtidos, mostaza, y salsa de tomate. Se inició cuando
un adolescente empezó a vender diversos artículos comestibles de puerta en puerta y por
la calle.
Antes de que un joven llamado George Eastman se diera a conocer en la década
de 1880, las cámaras eran muy difíciles de usar y sólo un experto podía manejarlas bien.
Las fotografías se hacían sobre láminas de video y el equipo era muy difícil de transportar.
Eastman inventó un nuevo tipo de película que era flexible y podía colocarse en un
carrete. También fabricó una cámara que usara su película. Empezando en una oficina
pequeña, fundó la ya enorme compañía Eastman Kodak y abrió el camino pare las
innumerables compañías fotográficas que existen hoy.
Los pantalones de mezclilla (jeans) que todos los adolescentes del mundo
conocen, fueron inventados por un vendedor de telas pobre que vendió los primeros pares
a los mineros en Califomia en la década de 1850. Su compañía, Levi Strauss, sigue
siendo una de las mayores fabricantes de ropa en Estados Unidos.
Las muchas leyes y reglamentos del capitalismo norteamericano moderno no han
impedido que personas con ideas y sueños inicien empresas nuevas. Un ejemplo de los
años 70 es el de dos jóvenes que pensaron que podían construir una computadora nueva
y mejor. Trabajaron durante meses en la fabricación de la máquina, y después empezaron
a reunir dinero para financiar su producción a gran escala. Uno de ellos vendió su auto
para obtener el capital necesario. En 1977 abrieron una compañía a la que llamaron Apple
Computer Corporation. Para fines de 1984, esa compañía era una de las mayores
fabricantes de computadoras de Estados Unidos, con un personal de cerca de 4.500
trabajadores.
Historias como ésta son las que crean una imagen de Estados Unidos como lugar
donde una persona puede pasar "de la miseria a la riqueza", y mucha gente lo ha hecho.
Sin embargo, otros han fracasado y otros más no han querido arriesgarse a ser dueños
de sus propios negocios.
Uno de los cambios más importantes de las últimas décadas ha sido el paso de la
producción de bienes a la prestación de servicios como característica dominante de la
economía norteamericana. Mientras que antes la mayoría de los trabajadores de Estados
Unidos producían bienes reales, desde dentífricos hasta neumáticos, hoy trabajan en el
sector de la economía que se define globalmente como prestación de servicios. Las
industrias de servicios comprenden el comercio al menudeo, los hoteles y los
restaurantes, las comunicaciones y la educación, los espectáculos y la recreación, los
gobiernos federal y local, la administración de oficinas, la banca y las finanzas, y muchos
otros tipos de trabajo. Al mismo tiempo, conforme muchas empresas manufactureras
tradicionales de Estados Unidos decrecen o crecen lentamente, surgen compañías
nuevas que están creando productos y servicios cibernéticos, aeroespaciales o
bioquímicos de alta tecnología.
La empresa y su público
Aunque hay mucha reglamentación de las empresas y la industria en Estados
Unidos, muchos norteamericanos aún tienen una actitud negativa hacia lo que llaman "la
empresa poderosa". Tienen miedo de su dinero y su influencia. Algunas compañías
emplean a cabilderos en la capital de la nación para tratar de persuadir a los miembros
del Congreso a que promulguen leyes que hagan menos difíciles sus operaciones. Esta
actividad se llama cabildeo ("lobbying") y es practicada también por los sindicatos, los
agricultores y muchos otros grupos que apoyan y cabildean a los miembros del Congreso.
En Estados Unidos, cualquier grupo de intereses tiene el derecho de tratar de influir en el
Congreso, incluida la iniciativa privada. De hecho, los grupos de protección del
consumidor y del ambiente, muchos de ellos creados en los años 70, se cuentan entre los
grupos de intereses más elocuentes y efectivos que cabildean al Congreso y tratan de
movilizar a la opinión pública a través de los medios informativos.
También es cierto que los grupos empresariales pueden ayudar a producir una
legislación efectiva. Por ejemplo, a principio de los años 80, los fabricantes de fármacos,
en colaboración con el Congreso, ayudaron a crear leyes nuevas que han conducido a la
producción de medicamentos auxiliares en el tratamiento de enfermedades raras, con
ayuda de dinero del gobierno.
En la esfera privada, muchas empresas grandes contribuyen a la promoción de la
cultura y la educación. Algunas patrocinan programas de ballet, ópera, o culturales para la
televisión. Otras ofrecen programas de becas para ayudar a los jóvenes a asistir a la
universidad, o ayudan a financiar ciertos tipos de eventos deportivos, conciertos u otros
servicios comunitarios.
Aunque la economía norteamericana no es perfecta, sí hace lo que Adam Smith
esperó de la competencia en el mercado. En general, el pueblo norteamericano tiene un
gran poder adquisitivo y una amplia gama de servicios y bienes de consumo de donde
escoger: desde autos y barcos hasta dulces y juguetes de bajo precio pare los niños. En
las tiendas pueden encontrarse docenas de marcas de jabón, alimentos enlatados, radios,
televisores y otros artículos. Algunos son producidos en Estados Unidos; otros se
importan. La competencia en el mercado da a los norteamericanos la oportunidad de
comparar calidad y precios y decidir lo que realmente quieren comprar
Como resultado de la creatividad, iniciativa y trabajo arduo que la libre empresa ha
fomentado, Estados Unidos se ha convertido en una de las naciones más ricas del
mundo. La libertad de empresa, combinada con controles estatuidos para la protección
tanto de los trabajadores como de los consumidores, hace hoy más segura y cómoda la
vida para más personas en Estados Unidos que en cualquier otra época.
Como sociedad rica con una industria de alta tecnología, y con una economía con
un PIB superior al billón de dólares, Canadá se parece al sistema económico de mercado
de los Estados Unidos y a su patrón de producción. Desde la Segunda Guerra Mundial, el
impresionante crecimiento de la industria manufacturera, la minería y el sector de los
servicios han transformado a la nación de una economía rural en una principalmente
industrial y urbana. El Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, que se firmó en
1989, y después, la creación del NAFTA que incluye México, ha producido un
sorprendente incremento en el comercio y una mayor integración económica con los
Estados Unidos.
Dado que disfruta de numerosos recursos naturales, de una mano de obra
capacitada, y de capital moderno, Canadá tiene una economía sólida. Con una
administración fiscal sólida, Canadá ha producido un superávit del presupuesto,
reduciendo sustancialmente la deuda nacional, aunque un reto nuevo es la administración
de los crecientes costes del sistema de sanidad pública. Las exportaciones representan
un tercio del PIB. Como México, Canadá disfruta de un superávit comercial con los
Estados Unidos, el cual recibe más del 85% de sus exportaciones.
Aunque históricamente Canadá ha estado políticamente dividida en áreas
francófonas y angloparlantes, el liberalismo y un reducido interés en la secesión han
redefinido la política francófona del nuevo siglo. Este cambio ha disminuido la tensión, y la
posibilidad de una división o separación de la federación ya no es una preocupación
nacional.
Con el incremento de los precios del petróleo en 2004 y 2005, ha habido una
transformación económica: se espera que las provincias de la Columbia Británica, Alberta
y Saskatchewan tengan históricos superávits en sus presupuestos. Esto ha provocado
que Ontario y Québec expresen que quieren contribuir con menos porcentaje de
impuestos que el resto de las provincias. Alberta, por ejemplo, espera tener un superávit
de 8.000 millones de dólares canadienses, los cuales, Ontario y Québec piden que se
destinen al sistema federal con el fin de que estas dos provincias contribuyan con menos
impuestos para la federación.
La relación de Canadá con los Estados Unidos es un tema importante para los
canadienses del siglo XXI. Aunque la llamada "fuga de cerebros" ha disminuido debido a
la recesión de los Estados Unidos desde 2001, el mercado laboral canadiense también ha
estado afectado. Las disputas sobre las tarifas, la acción multilateral y las nuevas leyes
liberales canadienses (como el matrimonio homosexual, la inmigración abierta, y el uso
médico de la marihuana) han tensado las relaciones entre ambos países.
A pesar de estas diferencias, los Estados Unidos son su principal socio comercial:
en comparación, en 1999, el comercio norteamericano con Canadá superó en el comercio
de todas las naciones de Latinoamérica con los Estados Unidos. Las exportaciones
norteamericanas en Canadá superan las exportaciones hacia todos los miembros de la
Unión Europea. El comercio bilateral del puente Ambassador entre Michigan y Ontario es
del mismo tamaño que las exportaciones totales de los Estados Unidos a Japón.
El comercio con los Estados Unidos se incrementó un 40% desde la firma del
NAFTA. Como su socio comercial, México, el 85% de sus exportaciones están dirigidas
en los Estados Unidos. Ambas fronteras, Canadá-Estados Unidos y México-Estados
Unidos, son las más transitadas del mundo. El NAFTA, sin embargo, ha provocado una
integración mayor entre estos dos países y los Estados Unidos, sin embargo, la
integración entre Canadá y México ha sido mucho más lenta, y el comercio no ha crecido
al mismo ritmo que con los Estados Unidos. Aún así, el gobierno canadiense tiene un
programa de trabajo agrícola temporal para mexicanos, y, aparte de su política migratoria
abierta, tiene un programa de contratación laboral y residencia inmediata para los
mexicanos con licenciaturas en profesiones específicas como ingeniería y administración.
5.2. Recursos naturales
Los territorios canadienses sorprenden por su gran diversidad: llanuras fértiles
propicias para la agricultura, vastas extensiones montañosas, lagos y ríos. En el Gran
Norte, la tundra del Artico se encuentra en seguida de los bosques naturales.
En un territorio tan grande, el clima presenta muchas variantes. Los casquetes
glaciares permanecen congelados al norte del paralelo 70 haciendo un fuerte contraste
con la frondosa vegetación de la costa del occidental de la Columbia Británica. Sin
embargo, Canadá tiene en general cuatro estaciones bien definidas, sobre todo a lo largo
de la frontera con Estados Unidos. En verano, las temperaturas máximas puede llegar a
los 35oC durante el día, mientras que en el invierno, las mínimas de -25oC son normales.
Durante la primavera y en el otoño son menos drásticas.
Inaugurado en 1885, el parque nacional de Banff es el más antiguo; se encuentra
en Alberta, sobre la vertiente oriental de las montañas Rocallosas. El parque de Vuntut
situado al norte del Yukón, fue creado en 1993.
Como es de esperarse, es natural que el Canadá cuente con varias cadenas
montañosas. Se trata, en el oriente: de los montes Torngat, los Apalaches y las
Laurentinas; en el occidente: las montañas Rocallosas, la cadena Costera y los montes
Mackenzie; en el norte: los montes San Elías y los montes Pelly. El monte Logan, situado
en el Yukón es la cima más elevada del Canadá; tiene una altura de 6.050 metros. Los
principales lagos canadienses son los lagos Hurón, Gran Lago del Oso, Superior, Gran
Lago de los Esclavos, Winnipeg, Erie y Ontario. (Esos lagos se enumeran en orden de su
extensión total dentro del territorio canadiense, puesto que varios de los grandes lagos se
encuentran en la frontera canado-estadounidense). El Gran Lago del Oso, situado en el
Territorio Noroccidental es el más grande de los lagos situados dentro del territorio
canadiense; su superficie es de 31.326 km2.
El río San Lorenzo, cuya longitud es de 3.058 kilómetros, permite la navegación de
barcos que llegan por el océano Atlá ntico hacia los Grandes Lagos. El río más largo es el
MacKenzie, corre sobre 4.241 km en los Territorios Noroccidentales. Citemos también los
ríos Yuk ón y Columbia que corren por los Estados Unidos, el río Nelson, el
Saskatchewan, La Paz y el Churchill que son importantes recursos acuícolas del Canadá.
El gas natural, el petróleo bruto, el oro, el carbón, el cobre, el mineral de hierro, el níquel,
el potasio, el uranio, el zinc, los bosques y el agua son entre otros los principales recursos
naturales del Canadá.
El clima de Estados Unidos es favorable a diversos cultivos y productos forestales.
El Corn Belt, región que se extiende desde el oeste de Ohio hasta el centro de Nebraska,
es la extensión más grande de terreno cultivable en el mundo. También cuenta con
yacimientos significativos de minerales importantes, entre los que se incluye más de un
quinto del carbón mundial. A pesar de esta riqueza, no puede producir todos los recursos
necesarios para su gran economía industrial; el país importa el 80% de aluminio, cromo,
cobalto, magnesio, platino, asbesto, estaño y tungsteno. Estados Unidos ahora produce el
65% de su consumo de petróleo, pero los nuevos descubrimientos del interior tienden a
ser pequeños y costosos de explotar.
La erosión ha causado la pérdida de más de un tercio de la capa superficial del
suelo. La moderna maquinaria pesada puede ahora reparar los barrancos y otros
escarpes habituales en la década de 1930, pero la pérdida de suelo es todavía elevada en
algo más de la mitad del terreno cultivable de la nación por efecto de la erosión.
A pesar de estas tendencias, y gracias a las regulaciones gubernamentales, la
contaminación del agua ha disminuido considerablemente durante la década de 1970; la
reforestación es mayor que el número de talas en la mayor parte de las regiones, y
numerosas áreas se han acotado para crear reservas de fauna y parques nacionales. La
lluvia ácida, la eliminación de residuos tóxicos, el suministro de agua y el cambio climático
son las principales cuestiones medioambientales.
En la época en que los europeos empezaron a asentarse en el actual Estados
Unidos, los bosques cubrían la mitad de su territorio; hoy sólo abarcan el 25% de la
superficie. Del mismo modo, la colonización del continente ha causado la pérdida de
pastos y de otras especies naturales.
En el norte, Alaska es una tundra desolada y azotada por los vientos, una región
de líquenes, musgos, arbustos bajos resistentes y plantas de flor; en el interior y en el sur,
crecen cultivos estacionales y ciertos árboles pueden sobrevivir; unas pocas especies de
árboles de hoja de aguja, sobre todo piceas y abetos, dominan un vasto bosque siempre
verde, apareciendo también en áreas rocosas cubiertas de líquenes y pantanos cubiertos
de hierbas, donde se entremezclan con álamos temblones cortados con señales de fuego.
Este bosque, conocido como la taiga, se extiende por el sureste del interior de Alaska y
surge de forma aislada en el norte de Nueva Inglaterra y en la región de los Grandes
Lagos. Al sur de la taiga se desarrolla un bosque mixto que contiene árboles de hoja de
aguja y hoja ancha como pinos, arces, olmos, abedules y robles, así como nogales
americanos, hayas y sicomoros. Este tipo de bosque cubría la región que rodea los
Grandes Lagos y el este cuando llegaron los colonizadores europeos.
Todavía más al sur, el bosque alcanza su máxima diversidad: el Parque nacional
de las Grandes Montañas Humeantes (Great Smoky Mountains), que se extiende por el
oeste de Carolina del Norte y el este de Tennessee, contiene más especies de árboles
que todo el continente europeo. La zona del golfo de México es más calurosa que esta
área montañosa, pero sus llanuras y colinas bajas no albergan un bosque tan complejo;
además, los suelos arenosos y los veranos calurosos propician fuegos, que suprimen los
robles y otras especies de madera noble y favorecen los pinos de rápido crecimiento que
hoy representan el mayor recurso forestal de la nación. Otras especies propias de esta
zona son magnolias, pacanas, eucaliptos y tupelos; un número de especies subtropicales
y tropicales crecen en el sur de Florida. A lo largo de la costa del golfo de México las
zonas pantanosas de sal y las gramíneas de ciprés y mangle ayudan a proteger la costa
contra el viento y las olas.
La diversidad de los bosques también decrece al oeste de los Apalaches; en
primer lugar, las piceas de las zonas elevadas de las montañas, los abetos y los fresnos
desaparecen y, además, disminuyen las precipitaciones en cantidad y regularidad, por lo
que los incendios se hacen más frecuentes. Los exuberantes bosques de madera noble
de las zonas bajas del valle del Mississippi poco a poco se reducen en tamaño y
complejidad. Los bosques de roble y nogal americano dan paso a zonas aisladas de roble
y a praderas de hierbas altas, las cuales, antes de ser cultivadas, ocupaban el actual Corn
Belt (‘cinturón de maíz’) desde Indiana hasta el este de las Grandes Llanuras
Hacia el oeste el clima es todavía más seco, y las hierbas altas verticillium albo-
atrum producen una grama más corta y una extensión de la gramínea del norte. Las
hierbas del norte de las Grandes Llanuras crecen sólo durante el verano corto y florecen a
finales del mismo o comienzos del otoño. Por contraste, las hierbas del sur de esta zona
crecen rápidamente en primavera, florecen pronto y luego se mantienen inactivas durante
los veranos calurosos y secos. La artemisa en el norte, el mezquite y el enebro en Texas
son característicos de los prados más pobres.
Las montañas Rocosas y otras cordilleras interrumpen la transición gradual a una
auténtica vegetación desértica y los árboles son abundantes en las partes más bajas y
medianas de las laderas; los pinos y enebros dominan en el piedemonte, dando paso a
álamos temblones, abetos y piceas en las partes más altas; por encima de esta zona está
la verdadera tundra. Los desiertos de las partes bajas llenos de arbustos alternan con
montañas cubiertas de árboles (y en ocasiones tundra o neveros) a través de todos los
estados montañosos y en el interior de los estados cercanos al Pacífico. El valle de la
Muerte, que se encuentra por debajo del nivel del mar, es uno de los muchos terrenos
bajos prácticamente estériles. La vegetación en estas regiones comprende especies como
artemisa, enebro, piñón, hierbas, mezquite, zygophyllaceous y yuca; los “bosques” de
cactus que forman una imagen típica de los desiertos se encuentran en realidad en las
laderas de las alineaciones montañosas del desierto de Mojave en el sur de Arizona y
California. Sobre la más alta pero todavía relativamente seca meseta del Colorado crecen
los pinos ponderosa y piñonero.
Los veranos calurosos y secos y los inviernos templados y húmedos de la costa
del sur de California producen una característica vegetación arbustiva conocida como
chaparral; en esta zona, las plantas se han adaptado a los inviernos lluviosos, los veranos
secos, los incendios del otoño y los suelos de poca profundidad. Más al norte, en las
laderas occidentales de las cordilleras Costeras y sierra Nevada, la estación lluviosa del
invierno es más larga y los bosques de secuoya y secuoya gigante son frecuentes.
Todavía más al norte, en la parte occidental de Oregón y en Washington, aparece un
auténtico bosque lluvioso: abetos, abetos Douglas, tsugas, cedros, piceas y pinos, cada
especie ocupando su propia zona climática de altura; esta zona forestal es la segunda
más rica de la nación. Los bosques costeros de Alaska tienen menos especies que los
ricos bosques lluviosos al sur pero un crecimiento más rápido que la taiga en el norte.
Los ríos del este de Estados Unidos, como Hudson, Delaware, Susquehanna,
Potomac y Savannah, drenan regiones que registran precipitaciones durante todo el año,
y, por tanto, son cursos fluviales caudalosos que permiten la navegación y constituyen
importantes vías comerciales. Los del interior, como el Ohio, Tennessee, Illinois y
Mississippi, a menudo se desbordan en primavera y su nivel disminuye en las semanas
más cálidas de finales de verano y durante los meses de nieve en el invierno. Se ha
llevado a cabo alguna regulación en el cauce de estos ríos para evitar las inundaciones a
través de un sistema de embalses y diques costoso y polémico. El deshielo de la nieve de
las montañas Rocosas es el principal aporte de agua en los ríos que fluyen hacia el este
como Missouri, Platte, Arkansas y Río Grande, y los que fluyen hacia el oeste como
Colorado, Sacramento, Snake y Columbia en la parte occidental de Estados Unidos. La
mayor parte de los ríos pierden caudal a medida que se alejan de las montañas; algunos,
como el Colorado, están regulados mediante embalses cuyas aguas se desvían para
consumo urbano y agrícola de forma que su cauce apenas llega al mar. En Alaska, el
Yukón domina el sistema fluvial.
Los cinco Grandes Lagos —Ontario, Erie, Hurón, Michigan y Superior— ocupan
una serie interconectada de cuencas de modelado glaciar que en conjunto forman una
gran arteria de transporte. Los glaciares también dejaron decenas de miles de pequeños
lagos por todo el noreste de Estados Unidos, la parte superior del Medio Oeste y la mayor
parte de Alaska. Entre los más grandes están Champlain, Winnipesaukee y Cayuga en el
noreste y Winnebago, Red y Mille Lacs en el Medio Oeste. El Gran Lago Salado de Utah y
muchas de las cuencas saladas más pequeñas de los estados montañosos son los restos
de lagos mayores del periodo glacial. Gran parte de los acuíferos subterráneos,
especialmente los de las Grandes Llanuras, son también vestigios de un pasado más
lluvioso
Se puede dividir Estados Unidos en cinco grandes regiones edáficas, formadas
como resultado de la acción del clima y de los procesos de erosión, sedimentación y
acarreo glaciar: los molisoles profundos y negros en el centro del continente (el territorio
más fértil del país), en el área que se extiende desde el oeste de Illinois hasta Nebraska y
ambas Dakotas; los suelos rojos lixiviados del sureste y las montañas de la costa oeste;
los espodosoles gruesos y ácidos en el noreste de Estados Unidos y en las partes altas
de las montañas occidentales; los alfisoles grises o marrones moderadamente fértiles que
se encuentran alrededor de los Grandes Lagos, al sur de las Grandes Llanuras y en el
valle central de California; y los aridisoles secos y salados en el desierto del suroeste.
Además de estas extensas formas genéricas encontramos las particularidades
geológicas locales, como los vertisoles de arcilla negra y los histosoles orgánicos,
compuestos de turba y lodo orgánico, que se encuentran en lugares pantanosos como los
Everglades de Florida o los pantanos de Minnesota.
En suma.
Como es de esperarse, es natural que el Canadá cuente con varias cadenas
montañosas. Se trata, en el oriente: de los montes Torngat, los Apalaches y las
Laurentinas; en el occidente: las montañas Rocallosas, la cadena Costera y los montes
Mackenzie; en el norte: los montes San Elías y los montes Pelly. El monte Logan, situado
en el Yukón es la cima más elevada del Canadá; tiene una altura de 6.050 metros. Los
principales lagos canadienses son los lagos Hurón, Gran Lago del Oso, Superior, Gran
Lago de los Esclavos, Winnipeg, Erie y Ontario. (Esos lagos se enumeran en orden de su
extensión total dentro del territorio canadiense, puesto que varios de los grandes lagos se
encuentran en la frontera canado-estadounidense). El Gran Lago del Oso, situado en el
Territorio Noroccidental es el más grande de los lagos situados dentro del territorio
canadiense; su superficie es de 31.326 km2.
Se puede dividir Estados Unidos en cinco grandes regiones edáficas, formadas
como resultado de la acción del clima y de los procesos de erosión, sedimentación y
acarreo glaciar: los molisoles profundos y negros en el centro del continente (el territorio
más fértil del país), en el área que se extiende desde el oeste de Illinois hasta Nebraska y
ambas Dakotas; los suelos rojos lixiviados del sureste y las montañas de la costa oeste;
los espodosoles gruesos y ácidos en el noreste de Estados Unidos y en las partes altas
de las montañas occidentales; los alfisoles grises o marrones moderadamente fértiles que
se encuentran alrededor de los Grandes Lagos, al sur de las Grandes Llanuras y en el
valle central de California; y los aridisoles secos y salados en el desierto del suroeste.
Para comprobar lo que ha aprendido en esta Unidad
Fuentes de consulta
Bergsten, C. Fred. Estados Unidos en la economía mundial: Estrategia para la década de
los noventa. México, Gernika, 1991.
Godinez Zúñiga, Víctor Manuel. El gobierno del mercado: economía y política en los
Estados Unidos. Universidad de las Américas, Departamento de Estudios Internacionales,
1994.
Iain, Wallace. A geography of the canadian economy. Ontario, Oxford University, 2002.
Robertson, Ross M. Historia de la economía norteamericana. New York, Harcout Brace
Jovanovich, 1973.
Schmandt, Jurgen y Robert Wilson. Growth policy in the age of high technology : the role
of regions and states. Chapman and Hall, 1990
Bibliografía complementaria para ahondar sobre el tema
Pipitone, Ugo. América Latina y Estados Unidos: La economía del desencuentro
continental. México, Centro de Investigación y Docencia Económica, 1989.
Rosas, Maria Cristina. La economía internacional en el siglo XXI: OMC, Estados Unidos y
America Latina. México, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2001.
CCoonncclluussiióónn ggeenneerraall
A través de este recorrido general ahora somos capaces de reconocer generalidades y
particularidades del desarrollo de la economía y la política en América Latina, su génesis,
los obstáculos estructurales, la influencia de actores tanto locales como extranjeros que
influyen en la constitución de un proceso socioeconómico que difícilmente alienta la
superación de estructuras anquilosadas, políticas y económicas, que evitan que en
América Latina se adopten estrategias autónomas, y alternativas, al establishment
impuesto desde la institucionalidad que Washington influye poderosamente y de los
grupos locales que se benefician con él.
De igual forma hemos revisado los modernos debates actuales surgidos de la crisis del
modelo neoliberal-autoritario en América Latina y los nuevos caminos que parecen abrirse
en la coyuntura regional a través de la práctica política en Bolivia, Venezuela, y los
distintos movimientos sociales que rechazan al neoliberalismo y exigen soluciones
inmediatas a las condiciones de vida de América Latina, todo ello por supuesto con sus
contradicciones propias de su dinámica política y social.
Por otro lado, ahora tenemos referencias concretas para hacer un comparativo,
institucional, político, social y económico para darnos cuenta que existe un gran abismo
entre la América Latina y los Estados Unidos y Canadá, lo que definitivamente debe
arrojar como corolario que no puede existir una relación de iguales entre éstos y los
Estados latinoamericanos, más aún, cuando vemos que históricamente han actuado de
forma imperial buscando satisfacer su necesidades económicas.
Es por demás, prematuro dar una conclusión definitiva, lo que si es posible hacer es
visualizar la agudización de los conflictos sociales internos en América Latina y la
consecuente represión que los gobiernos de derecha intentarán aplicar con el objetivo de
estirar al máximo el modelo depredador neoliberal, ello por supuesto con el apoyo total de
los Estados Unidos, en aras de preservar un modelo de democracia formal e instrumental
para la “gobernabilidad”. También veremos la profundización de las reformas neoliberales
con el debido respaldo policíaco-militar.
Las coyunturas tanto en Estados Unidos como Canadá pasarán por los conflictos y
demandas internas derivados de la inmigración y exclusión de grupos migrantes e
históricamente, y sistemáticamente, ignorados.
Para el caso de Canadá, éste país en definitiva parece ser le más democrático de todo el
continente americano, y de gran estabilidad económica , situación que no concuerda con
su actuar internacional de bajo perfil, sin embargo probablemente estará más activo pues
sus recursos naturales, principalmente el agua, son ambicionados por los Estados Unidos,
en su estrategia de seguridad en América del Norte.
Estados Unidos estará viviendo un reacomodo en las formas de su política exterior pero
sin dudas los planes de corte imperialistas en aras de buscar su seguridad nacional
continuaran mediante otras formas más negociadas, mediante alianzas, acuerdos y
tratados.
Fuentes de consulta
Benedict B., Bradlet H. Canadá: la historia de un país diversificado y dinámico. México, el
autor, 1995.
Bergsten, C. Fred. Estados Unidos en la economía mundial: Estrategia para la década de
los noventa. México, Gernika, 1991.
Brown, Craig, comp. La historia ilustrada de Canadá. México, Fondo de Cultura
Economica, 1994.
Cardoso, Ciro (coord.). México en el Siglo XIX (1821-1910). Historia Económica y de la
estructura social. México, Nueva Imagen, 1988.
Castro Escusdero Teresa y Lucio Oliver, (coords.). Poder y política en América Latina.
México, Siglo XXI – FCPyS/UNAM, 2005.
Cockcroft, James Donald. América Latina y Estados Unidos: historia y política país por
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