historia peluquería s.xvii

7/23/2019 Historia peluquera S.XVII

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La historia de la peluquera

Siglo XVII


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ndice

Introduccin

Antecedentes

Contexto social

Siglo XVII: la esttica en el cabello

La peluquera en el Barroco: los primeros profesionales

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Introduccin

El cabello y la orma como ste congura la apariencia de las personas juega un rol muy

importante en nuestra sociedad. No es un enmeno nuevo. A travs de la historia, la mane-

ra en que cada colectivo se expresa a travs del estilo del peinado orma parte de la cultura

y ha tenido que ver incluso con el estatus social.

El cabello signica tanto en la sociedad que no slo ha sido un indicador simblico de gne-

ro, sino tambin de la condicin social, religiosa y proesional; habla del individuo en s, de

cmo se siente, de su identidad.

Fuente inagotable de mitos y leyendas, el pelo ue visto hace miles de aos como un poten-

te elemento mgico o ceremonial, lo que propici ya entonces que su cuidado tuviera una

considerable importancia en muchas sociedades.

En la antigedad, el cabello era smbolo de vitalidad. Por ello, ha sido objeto de atenciones

y cuidados. Calvicie, canas y cada del cabello han sido siempre signos valorados negativa-

mente como seales de vejez o de enermedad, que el hombre se ha esorzado por combatir

con dierentes medios.


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Antecedentes

Se considera que la peluquera, como proesin, se remonta a varios siglos a. C., dividindo-

se su historia en varias pocas:

POCA ANTIGUA

Los peinados son realizados, generalmente, por esclavas/os. Egipto: Aparecen los primeros cosmticos, especialidad en pelucas de color negro

o caoba.

Grecia: Se crea la primera escuela de peluquera y barbera. Gusto esttico exqui-sito. Ondas, rizos, moos en redecillas doradas y cintas.

Roma: Heredera de Grecia. Se dan las primeras coloraciones realizadas a partir desebo de cabra y ceniza de haya. Peinados con orma craneal tipo toca rodeando lacabeza, rizos y trenzas. Especialidad en los dierentes trabajos: tinturistas, postice-ras/ os, ayudantes, etc.

POCA MODERNA

Edad Media: Sencillez y austeridad. Barberos como gremio.

Renacimiento: Explosin de la esttica y la peluquera. Tonalidad rojiza en los ca-bellos de las mujeres venecianas. Frentes depiladas, tonalidad hilo de oro, tona-lidad azarn.

Siglos XVII-XVIII: Protagonista: Francia. Primer peluquero en la corte rancesa:Champagne. Monumentalidad en los peinados.

Siglos XIX: Despus de la Revolucin Francesa viene la sencillez. Los protagonistas

son los hombres con sus pelucas. Marcel Grateau crea las primeras tenacillas. Seintroduce tambin la decoloracin del cabello con agua oxigenada.

SIGLO XX

Culto a la imagen. Se empiezan a utilizar los primeros colorantes sintticos.

1906: Inventan la primeras permanente en caliente.

1917: Aparecen los primeros salones de peluquera.

1945: Las primeras permanentes en ro.

Los Medios de Comunicacin adoptan un papel destacado en la diusin y univer-

salizacin de la moda.


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Contexto social

Los siglos XVII y XVIII ueron los de la riqueza decorativa, las exageraciones, la bsqueda del

eectismo. Las clases privilegiadas se preocupaban ms de aparentar que de ser y lo osten-

toso equivala a lo poderoso.

Fueron tiempos de intrigas polticas y sociales. En

la Corte se dedicaban ms a las estas, los bailes

y la diversin en general que a la poltica, lo cual

supuso una etapa de monarcas despreocupados

por los asuntos de Estado pero sumamente intere-

sados en su apariencia sica y todo lo relacionado

con la belleza y la esttica en general pero, sin lu-

gar a dudas, si algo caracteriz el lookde la poca

ueron las pelucas, mediante las cuales se dierenciaban las clases sociales. Su aparicin ue

omentada por Luis XIV de Francia, que deseaba ocultar al precio que uera su incipiente

calva, pero rpidamente se extendieron por la Europa continental y, posteriormente por

Gran Bretaa; a pesar de que en un primer momento se vieron como una ms de las excen-

tricidades de la Corte.

Luis XIV de Francia (1638-1715) en grabado .


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En pelucas y peinados se reejaron los gustos estticos del momento, por lo que en ellos se

puede observar monumentalidad, espectacular y recargada riqueza decorativa, expresivi-

dad, etc.

As se mezclaban con el cabello joyas, gasas, plumas, ores, cintas y elementos inimagina-

bles, de manera que una peluca poda llegar a ser la maqueta de un castillo o de un barco.

A ms espectacularidad, mayor prestigio se ganaba socialmente, de manera que esta suerte

de peinados lleg a obligar a las damas a agacharse para entrar en las carrozas.

Burguesa y nobleza empleaban todos sus recursos a dar la mejor imagen social, puesto que,

unos y otros, tenan en realidad menos capacidad econmica que la que queran aparentar y

buscaban siempre alianzas adecuadas o matrimonios de conveniencia. Sin embargo, se su-

ponen tiempos en que la higiene no se consideraba una acultad indispensable y la idea de

que la limpieza evitaba enermedades an no se haba extendido, por lo que los recargados


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peinados y las voluminosas pelucas se suponen llenas de piojos o, como mnimo, verdade-

ramente grasientas. Curiosa caracterstica para unas gentes que se consideraban renadas.

El rizo durante el Barroco, y los tirabuzones, que triunaron denitivamente en la poca del

Rococ, empezaron, por primera vez, a crearse de manera articial mediante palos cilndri-

cos que luego se sometan al calor de hornos de panadera o incluso, raguas. La tcnica

perdur y, siglos ms tarde, en ella se basaron las primeras permanentes en caliente.

Con la llegada de la Revolucin Francesa, en 1789, naliz la ostentacin de estos siglos, y la

sencillez y la comodidad a las que las clases bajas nunca haban renunciado, se impusieron

por encima de las costumbres sosticadas, que ueron despreciadas por los revolucionarios.

Las pelucas desaparecieron por completo y volvi el gusto por el pelo natural. Y es que,

como todo, la peluquera tambin se rige por ciclos.


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Siglo XVII: la esttica en el cabello

En las Cortes de Francia e Inglaterra surge al mismo tiempo el ideal del caballero, quien ante

todo deba distinguirse por un comportamiento corts y galante.

Los caballeros llevaban el pelo rizado y el bigote adquiere mayor importancia, a medida

que ue recortado y rizado y se le aplicaron ceras o pomadas. Los puritanos (oposicin a la

monarqua inglesa de su poca) llevaban el pelo corto y redondeado e iban completamente

aeitados.

Durante este siglo tambin se pusieron de moda las pelucas en Francia, y en Inglaterra a

partir de la Restauracin.

Luis XIV de Francia (1638-1715), en julio de 1667


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La peluca allonge (del rancs alloger, alargar) est muy diundida para altos uncionarios,

doctores y abogados. Poco despus se extiende al resto de Europa.

Los peinados de las mujeres se hicieron, nuevamente, muy elaborados y se utilizaron posti-

zos de pelo para darles mayor volumen y altura. Son caractersticos los peinados con abun-

dantes rizos y con equillo tambin rizado.

Durante la segunda mitad del siglo se hizo muy comn el empleo de pequeos trozos engo-

mados de seda negra. Se cortaban en diversos diseos, tales como estrellas, medias lunas y

otras ormas geomtricas y se aplicaban en la piel o las mejillas como ornamentacin acial.

En la conservadora Espaa, se lleva el cabello encima de un armazn de alambre, muy ancho

a los lados y adornado con abundantes moas, plumas y joyas.

Retrato de la Inanta Maria Teresa, pintado por Velzquez


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A nales de siglo se lleva el peinado Fontange que consista en una alta construccin de

rizos y una coa almidonada de lino o de puntilla. El peinado era elaborado encima de una

almohadilla o de una construccin de alambre.

En la poca Barroca se consideraban especialmente atractivas a las damas de cabellos rubios,

ya uera naturales o teidas, lo cual se consegua gracias a la bionda, una mezcla para teir

de rubio con un particular secado de los cabellos al sol, utilizando un sombrero sin ondo

y de alas amplias, que permita obtener el rubio leonado conocido como rubio veneciano.

Tal vez el acto de moda ms irracional, y que se prolong ciento cincuenta aos, uera la

costumbre masculina de llevar peluca.


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Las pelucas podan estar hechas de casi cualquier cosa: pelo humano, crin de caballo, hilo

de algodn, pelo de cabra, seda, y las haba de innumerables estilos -con coleta recogida,

corta, de campaa, cana, ramillies o peluca con trenza, de colior, con lazo, con tirabuzones

y muchos ms-, cada uno de ellos con alguna dierencia crucial en la longitud del mechn o

la elasticidad del rizo.

Las pelucas eran tan valiosas que se dejaban como legado en las herencias. Cuanto ms

imponente era sta, ms elevado era el escalan social de su propietario. Las pelucas eran,

por otra parte, una de las presas ms codiciadas por los ladrones. Los postizos de tamao

exageradamente ridculo no escapaban, sin embargo, del comentario cmico.

Las pelucas picaban, eran incmodas y calurosas, sobre todo en verano. Para hacerlas ms

soportables, muchos hombres se aeitaban la cabeza. Era una situacin paradjica. Durante

siglo y medio, los hombres prescindieron de su propio cabello, que era totalmente cmodo,

para cubrirse la cabeza con algo extrao e incmodo. A menudo, incluso abricaban las pe-

lucas con su propio cabello. Y quien no poda permitirse una peluca, intentaba peinarse el

pelo de tal manera que pareciese una peluca.


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La peluquera en El Barroco: los primero proesionales

Pars en el siglo XVII era el corazn de Europa, y desde aqu se ver impulsado y popularizado

el arte de la peluquera.

A principios de este siglo, las mujeres comenzaron a colocarse un moo pequeo y sencillo

en la nuca alta, dejando una parte de cabellos sueltos en los laterales con tirabuzones.

A mediados del siglo XVII surgi un nuevo ocio en el panorama rancs de la moda: los pe-

luqueros de seoras. Desde entonces cada peinado ha tenido su denominacin, los estilos

han cambiado con recuencia y siempre ha habido un puado de proesionales estelares.

Incluso, a alguno de los modelos se le dio el nombre de quienes establecan la tendencia:

las celebridades del momento (por ejemplo las amantes del rey). Por primera vez los enten-

didos comenzaron a hacer declaraciones como los rizos estarn de moda este ao o esta

temporada solo se llevarn las trenzas largas.


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Hasta entonces, este universo haba pertenecido en exclusiva a los hombres. Los primeros

proesionales ueron mdicos. Luego, en 1659, un edicto real cre el gremio de los barberos

abricantes de pelucas. Los nuevos peluqueros no tenan ya ninguna relacin con la medici-

na, sino que se ocupaban nicamene de las barbas y el pelo de los hombres. No tardaron en

abrir establecimientos en Pars. En cuanto a las mujeres, las doncellas seguan encargndose

de las necesidades de sus seoras. Nadie poda imaginar que pronto aparecera un ocio

consagrado solo al cabello de las damas, y mucho menos que se permitira a un varn reali-

zar el ntimo gesto de tocar la cabeza de una mujer.

Los peinados emeninos eran relativamente sencillos, cambiaban con lentitud y nunca te-

nan demasiado impacto, ya que no haba un gran sentido de las tendencias. Nadie hubiera

imaginado que existira una moda obligada una vez decretada la imagen de la temporada.

Fue entonces cuando monsieur Chapagne elimin de golpe siglos de prejuicios y se con-

virti en la primera marca de renombre en el sector. A partir de aquel momento, el toque

personal de un peluquero prestigioso permita presumir a los pocos aortunados con acceso

a aquella nueva magia.


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La revolucin de la peluquera emenina por parte de Champagne represent un paso de-

cisivo hacia el nacimiento de un nuevo concepto inventado por l, la haute coifure. Por pri-

mera vez el nombre de un proesional (el de Champagne) decida el valor de un peinado.

Se cre una nueva palabra para designar el ocio de Champagne: coifeur, trmino que sigue

usndose an en Francia. Junto con el equivalente emenino, coifeuse, reejaban la existen-

cia de una carrera recin estrenada. Los primeros proesionales trabajaban integramente

las cabezas de las damas. En eecto, durante el siglo XVII, la labor del peluquero consista en

algo ms que tratar el pelo: la coifure (que signica sencillamente peinado) haca reerencia

a atodo lo que iba sobre la cabeza e inclua muchas cosas adems de cabello.

Durante la Edad Media y el Renacimiento, las damas de toda Europa lucan coifes (coas o

tocas), y se utilizaban tejidos para cubrir buena parte de la cabeza e incluso por completo, ya

que taparse el pelo estaba considerado como un gesto de modestia emenina. Ms tarde, en

el Pars de principios de la dcada de 1660 comenz a usarse la misma palabra para designar

un enmeno completamente nuevo, y el eecto de conjunto (la coifure) empez a parecer-

se a la obra personal del peluquero tal y como hoy la conocemos. Es cierto que la mayora

de las veces an se inclua algn tipo de tela. Sin embargo, los tejidos (las tpicas piezas de

taetn o encaje) no se usaban ya para cubrir el cabello, sino para realzarlo todo lo posible.

De repente, se haban convertido en un accesorio de moda destinado a aadir volumen al


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peinado o a sujetar un atractivo mechn de rizos, para que pareciera caer de orma natural.

La nueva proesin logr establecerse con rapidez: en 1663 se us por primera vez el tr-

mino coifeur para describir a Champagne, hacia 1694 el diccionario ocial de la Academia

Francesa reconoca su reinado al hablar de coifeurs y coifeuses la mode.

Los miembros de este ocio ueron los primeros autnticos artistas del cabello: su trabajo

no consista solo en hacer que la imagen de sus clientes pareciera lo ms abulosa posible,

sino que tenan que imaginar sin descanso nuevas ormas para combinar todo tipo de pelo

y tejidos (por coifes entendemos tambin trenzas postizas, adems de lo que ahora llama-

mos extensiones). Su xito se demuestra en la vertiginosa progresin de creaciones que

se sucedieron una tras otra en el panorama de la moda rancesa de nales del siglo XVII. En

cada caso, el estilo reciba un nombre, y muchos se apresuraban a copiarlo (en un principio

en Pars y luego en toda Europa). Otra novedad ue que se iniciaron las temporadas de pei-

nados, de la misma orma que en la actualidad pensamos en las colecciones de moda, que

dictan lo que las mujeres llevarn al ao siguiente.

Por primera vez, peridicos y escritores satricos de la poca, otorgaron a esta proesin una

notable publicidad, de modo que lograron concederle un estatus antes inimaginable para

alguien que trabajaba con el pelo de los dems.


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Hasta este momento eran las mujeres quienes dominaban la proesin. Sin embargo, los

hombres pronto siguieron la senda trazada por Champagne y rompieron poco a poco viejos

tabes.

Para las damas residentes en Versalles, y en un-

cin del evento para el que deban prepararse,

existan dierentes establecimientos en uncin

de la especialidad; cuando se trataba de una gran

esta se dirigan a mademoiselle Cochois, donde

encontraban peinados realmente voluminosos y

elaboradas mezclas de cabello also y autntico.

Por otro lado, en 1671, mademoiselle Borde y mademoiselle Martin se pusieron en boga cuan-

do las damas ms vanguardistas decidieron abandonar por completo la tradicional coife y

peinarse solo con su propio pelo, que llevaban ms rizado y corto que nunca. Aquello re-

sult especialmente impactante para las damas ms conservadoras que consideraban que

tal cosa equivala a ir completamente desnuda. A pesar de esto, muchas de las damas ele-

gantes del momento adoptaron de inmediato el nuevo y radical estilo, al que se denomin

hurlup o hurluberlu, despelujado o revoltijo, y que supuso que por primera vez un corte

de pelo se conviertiera en un acontecimiento social de la noche a la maana.

Corte del rey, 1667.


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Una vez que las atrevidas rancesas declararon inoperantes todas las antiguas reglas, la moda

se convierti en la esencia de la peluquera, variable y uctuante. Los peinados cambiaban

tan a menudo que resulta posible echar los cuadro de nales del siglo XVII a partir del cabe-

llo de las damas y, gracias a esto cundo y cmo surgieron exactamente los primeros y ms

amosos estilos.

Fue la duquesa de Fontanges quien, de orma casual di origen a un nuevo estilo que cre

tendencia a partir del verano de 1680, el estilo ontanges. La joven, amante del Luis XIV, re-

gresaba de cazar cuando se encontr en su camino al rey; sta se haba atado coquetamente

el cabello con un lazo, de tal manera que los rizos caan sobre la rente. El rey le pidi que lo

llevara siempre as, y al da siguiente todas las damas de la corte haban copiado ya el nuevo

estilo, que ue pronto amoso en toda Europa.

El ontange continu siendo la imagen predilecta de las ltimas dcadas del siglo XVII, y

atraves por innitas modicaciones, una lista enorme que daba nombres a los ltimos pei-

nados basados en este estilo, desde el bourgogne (borgoa) al jardinere (jardinera), pasan-

do por el souris (ratn), el efronte (desvergonzada) y el crve-coeur (rompecorazones).

Alrededor de 1690 se cre uno de los ms antsticos: las trenzas iban envueltas alrededor

de tiras de tejido colocadas unas encima e otras hasta ormar una sucesin de cajones.


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Para las estividades ms importantes de Versalles solo la mariposa resutaba apropiada: por

el pelo de la dama se salpicaban abulosos ornamentos de plumas adornados con piedras

preciosas (conocidas como aigrettes); iban tachonados con diamantes tallados en orma de

rosa o briolette, que colgaba atractivamente de las puntas. De este modo, con cada giro de

la cabeza, el peinado resplandeca a la luz de las velas y se reejaba en los grandes espejos

de los astuosos salones.

El ontange sigui experimentando nuevas variaciones durante ms de treinta aos, con

unas evoluciones cada vez ms exageradas.

En las dcadas siguientes a la invencin de esta amosa tendencia, los peinados ranceses

se conviertieron literalmente en alta peluquera (las crticas sealaban que las mujeres arre-

gladas as no podan pasar por las puertas). Gran parte de la altura proceda de una extraa

base plana hecha con una red de alambre y revestida de tejido, sobre la que el pelo poda

Diversas variaciones del estilo ontange desde la dcada de 1690. Solo el de la derecha tiene rizos que caen sobre la ren-

te, como el que dio nombre al peinado. Los tres ejemplos utilizan tejidos para aadir volumen. A la izquierda se incluyeuna imagen algo ms baja, con encaje y lazos, mientras que el peinado de la derecha presenta una base revestida de

tejido. En el del medio destacan las capas de la commode (cajonera).


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recogerse hacia arriba, o desde la que el encaje caa en cascada. Hacia 1690 este estilo se

llamaba todava ontange, aunque se encontraba muy lejos del sencillo estilo inormal in-

ventado durante la jornada de caza de 1680.

Al nal de la larga tendencia basada en el ontange, los peinados haban llegado a ser tan

complicados que podan superar lo sesenta centmetros de altura. La elevacin proceda en

gran parte de postizos, extensiones y pelucas, estas ltimas recin puestas de moda en el

siglo XVII.

La locura por las pelucas comenz a partir de 1670, y ya en la dcada siguiente, la de-

manda de cabello humano con destino a peinados complicados y cada vez de mayor vo-

lumen result tan intensa que los comerciantes enviaban cortadores por toda Europa. De

vuelta a Pars, acarreaban grandes cantidades de pelo que deban medir al menos sesenta

centmetros de largo para poder ser utilizados en los estilos de moda. Se deca que las


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holandesas presuman del ms no; dentro de Francia las normandas gozaban de la mayor

reputacin. Por tonalidades, el rubio ceniza (sin duda el smmum para las bellezas del siglo

XVII rancs, porque este color escaseaba en el pas) resultaba treinta y ocho veces ms caro

que el castao comn. Una libra de este cabello alcanzaba las 150 libras, unos 6.000 euros.

En cambio, en Inglaterra abundaban las mujeres de pelo claro por lo que los caballeros pre-

eran a aquellas de pelo negro azabache.

Mucha gente apreciaba la seguridad que proporcionaban las pelucas: con ellas

se iba despeinado, ni se era calvo, al menos en pblico. Y en toda Europa este accesorio co-

menz a verse como un signo de distincin social y poder, especialmente si vena de Francia.

Como ocurra con los peluqueros, los abricantes galos dominaban la proesin.

Barbera y tienda de pelucas.


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En Versalles, justo al salir del dormitorio real, se encontraba la Sala de las Pelucas, en cu-

yos laterales se alineaban estatuas clsicas sobre pilares, coronados por una cabeza y un

torso. Cada gura luca un peinado de tamao real y de dierente tipo (el modelo de caza,

el de andar por casa, el ormal para las recepciones de Estado...). Hacia nales de siglo , la

produccin de pelucas se haba convertido en un negocio importante que generaba una

autntica escasez de cabello: por ello algunos abricantes optaron por el pelo de caballo

para reemplazar el humano.

Despus de 1713, los peinados altos desaparecieron. Casi de la noche a la maana, todo el

realce, el volumen y la teatralidad se pasaron de moda. A principios de aquel ao, el duque

de Shrewsbury ue nombrado embajador ingls en Francia. Su esposa brome sobre los es-

tilos verticales de entonces, y su burla seal el nal de la primera poca del cabello elevado.

Las damas de la corte abandonaron el ontange con una rapidez sorprendente y saltaron al

estilo opuesto, totalmente plano.

En los ltimos das del reinado de Luis XIV se impuso una imagen ms discreta, con una apa-

riencia ms natural. De este modo, los peinados verticales ueron desterrados como propios

de una moda anterior, desde donde regresaron justo una dcada antes de la Revolucin de

1789.


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