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16 El Hombre y la Máquina No. 25 • Julio - Diciembre de 2005 El cronotopos andino: Una reflexión a partir de un texto de José María Arguedas* * Esta ponencia es fruto del seminario Cultura y memoria en el Perú (1905-1945), dirigido en la Universidad Libre de Berlín por Yazmín López Lenci (Universidad de San Marcos, Lima, Perú) y de la revisión crítica, hecha a raíz de este seminario, de tres textos nuestros anteriores, uno de ellos publicado en 1980 en alemán, como postfacio a nuestra traducción de la novela Yawar Fiesta de Arguedas (José María Arguedas, Fiesta des Blutes, Verlag Neues Leben, Berlín, 1980, el segundo, José María Arguedas y el proceso cultural indoamericano, publicado en las revistas Chasqui No. 27, Cali, 1983 y Grafos No. 4, Cali, 1985 y el tercero titulado Los alcances de la doble perspectiva: Arguedas, Brecht y Konrad Lorenz, presentado como ponencia en el Seminario de Investigación en Artes en la Universidad del Valle, en noviembre de 2003 y publicado en la revista Entreartes, No. 3, Universidad del Valle, junio, 2004. ** Profesora titular de la Universidad del Valle en Cali, Colombia. Traducción del resumen: Instituto de Idiomas. UAO Fecha de recepción: 04/13/05, Fecha de aprobación: 06/24/05 JULIANE BAMBULA DÍAZ** El cronotopos andino: Una reflexión a partir de un texto de José María Arguedas* JULIANE BAMBULA DÍAZ** Mar de Lurín, 1990. Fernando de Szyszlo

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16 El Hombre y la Máquina No. 25 • Julio - Diciembre de 2005

El cronotopos andino:Una reflexión a partir de untexto de José María Arguedas*

* Esta ponencia es fruto del seminario Cultura y memoria en el Perú (1905-1945), dirigido en la Universidad Libre de Berlín por Yazmín López Lenci (Universidad deSan Marcos, Lima, Perú) y de la revisión crítica, hecha a raíz de este seminario, de tres textos nuestros anteriores, uno de ellos publicado en 1980 en alemán, comopostfacio a nuestra traducción de la novela Yawar Fiesta de Arguedas (José María Arguedas, Fiesta des Blutes, Verlag Neues Leben, Berlín, 1980, el segundo, JoséMaría Arguedas y el proceso cultural indoamericano, publicado en las revistas Chasqui No. 27, Cali, 1983 y Grafos No. 4, Cali, 1985 y el tercero titulado Losalcances de la doble perspectiva: Arguedas, Brecht y Konrad Lorenz, presentado como ponencia en el Seminario de Investigación en Artes en la Universidad delValle, en noviembre de 2003 y publicado en la revista Entreartes, No. 3, Universidad del Valle, junio, 2004.

** Profesora titular de la Universidad del Valle en Cali, Colombia.

Traducción del resumen: Instituto de Idiomas. UAO

Fecha de recepción: 04/13/05, Fecha de aprobación: 06/24/05

JULIANE BAMBULA DÍAZ**

El cronotopos andino:Una reflexión a partir de untexto de José María Arguedas*

JULIANE BAMBULA DÍAZ**

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17El Hombre y la Máquina No. 25 • Julio - Diciembre de 2005

Resumen

Este artículo muestra ycontextualiza el importantelogro del escritor peruanoJosé María Arguedas (muer-to en 1969), quien —adelan-tándose a su tiempo— a par-tir de su propia situación cul-tural en la intersección entredos culturas, la quechua de losAndes peruanos y la criollaoccidentalizada del Perú ca-pitalino urbano, ha desarrolla-do un nuevo paradigma de co-nocimiento/acción, basado enel acercamiento entre el textoestético no-objetual y el dis-curso cognoscitivo y en la su-peración de la relación hege-mónica sujeto-objeto que enOccidente es tradicionalmen-te propia de la ciencia. Estoimplica una concepción dife-rente de tiempo y espacio yabre la posibilidad de instalarla pluralidad cultural de Amé-rica Latina dentro de una mo-dernidad alternativa.

Palabras clave: Cro-notopos, modernidad, cultu-ra andina, transculturación,discurso cognoscitivo, dis-curso estético.

Abstract

This article shows andcontextualizes the importan-ce of the achievements of thePeruvian writer José MaríaArguedas (deceased, 1969),who -being ahead of his time-seized his own cultural back-ground, interjected betweenthe Quechua culture of thePeruvian Andes and the wes-ternized, urban Creole and de-

veloped a new paradigm ofKnowledge/Action, based ona linking of the non-objecti-ve, aesthetic discourse withthe cognitive discourse and inthe overcoming of the hege-monic subject-object relatio-nship that is traditionallycommon in western science.This implies a different con-ception of time and space andit creates the possibility to es-tablish the cultural plurality ofLatin America within an alter-native modernity.

Key words: Chronotopos,modernity, Andean culture,transculturation, cognitive dis-course, aesthetic discourse.

1. José María Arguedas, El nuevo sentido histórico del Cuzco, publicado el 19 de octubre de 1941, reeditado en: Indios, mestizos y señores, Horizontes, Lima, 1989.

2. El concepto de ‘cronotopos’ fue creado por Mijail Bajtin para diferenciar tipos de novela según su estructura tiempo-espacial. Para Bajtin era una herramienta de lateoría literaria, una «categoría de forma/contenido de la literatura», como él mismo explica. En: M. Bajtin, Raum und Zeit im Roman, en: Kunst und Literatur, No. 11,Berlín 1974. Consideramos sin embargo que la aplicabilidad de este concepto sobrepasa el estrecho campo de la literatura y puede jugar un papel esclarecedor en elanálisis teórico cultural en general.

El cronotopos andino: Una reflexión a partir de un texto de José María ArguedasJuliane Bambula Díaz

Litografías de Fernando de Szyszlo

«...a las cinco de la madrugadacanta la gran campana del Cuzco,la María Angola, con el oro incarefundido, hecho voz cristalina einimitable. Porque cuando ella cantaa esa hora parece que fuera realmen-te la voz de los aukis lejanos, de lasestrellas y el cielo, de la ancha que-brada oscura, de las calles vacías, ydel propio corazón sensible de quienla escucha, del espíritu transido oexaltado de quien bajo la gran ciu-dad ha esperado hasta el alba.»1

Con esas palabras concluye JoséMaría Arguedas un pequeño textolleno de sensibilidad estética y deideas profundas, de visión históricay fuerza profética.

El sonido, la voz de esa cam-pana condensa un significado mi-lenario y llena con él un ‘aquí yahora’, un instante que es eterni-dad y un lugar que es el mundo. Esun nuevo cronotopos2 que se anun-cia en el despertar de la mañana enel Cuzco.

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18 El Hombre y la Máquina No. 25 • Julio - Diciembre de 2005

Cuando Arguedas escribe ese tex-to, en 1941, tiene 30 años y se halla enuna fase decisiva de su vida intelec-tual. Encuentra en esa época las prin-cipales claves de su pensamiento y dis-curso, aquellas especificidades quedarán a su obra la trascendencia uni-versal que hoy, casi treinta y cinco añosdespués de su muerte, se hace cada vezmás evidente.

José María Arguedas nació el18 de enero de 1911 en la ciudadde Andahuaylas, en la sierra deApurímac, en el mismo corazón delos Andes peruanos. Su padre fueun abogado cuzqueño y su madre,que murió cuando apenas teníatres años, era una hacendada an-dahuaylina. Su infancia, marcadapor la orfandad,3 «quemada entreel fuego y el amor», como él mis-mo lo llamara, transcurrió princi-palmente en la cocina de la hacien-da de su adinerada madrastra, adonde ella lo había relegado ydonde la servidumbre quechua loacogió con maternal cariño,4 en-señándole el amor a la tierra ytransmitiéndole su lengua, sus va-lores y modos de sentir y pensar.El español seguirá siendo para éldurante toda la vida un segundoidioma, cuyo dominio inicialmen-te tiene que perfeccionar.

Después de escapar de la ha-cienda en 1921, acompaña al padrepor los pueblos de los Andes, don-de éste, como abogado, asume lospleitos por la tierra, un hecho quedebe haber agudizado la percepcióndel niño por este aspecto tan esen-cial para la cultura y los problemassociales del Perú5 (y América Lati-na en general), en el que se cruzandos diferentes maneras de concebir

la tierra y con ello la territorialidad,el espacio y el tiempo, una de ellastelúrica y comunitaria, la otra de-terminada por el concepto de la pro-piedad privada feudal o capitalista.

A los catorce años cursa la se-cundaria en la ciudad de Ica, ubica-da en una árida región costera y lue-go en Huancayo, donde publica susprimeros escritos en la revista estu-diantil «Antorcha». En 1931 llegaa Lima para estudiar Letras en laUniversidad de San Marcos. En esamisma época muere su padre. Elmundo citadino de la costa le esextraño. Se siente perteneciente almundo quechua, que en adelante seconvierte para él en estímulo y fuen-te inagotable de sus búsquedas in-telectuales.

En su corto discurso, pronuncia-do con motivo del recibimiento del«Premio Inca Garcilaso de la Vega»describe en las siguientes —muycitadas y famosas— palabras aque-llo que determinó y formó su sensi-bilidad: «No, no hay país más di-verso, más múltiple en variedad te-rrena y humana; todos los gradosde calor, de amor y odio, de urdim-bres y sutilezas, de símbolos utili-zados e inspirados. No por gusto,como diría la gente llamada común,se formaron aquí Pachacamac yPachacutec, Guamán Poma, Ciezay el Inca Garcilaso, Túpac Amaruy Vallejo, Mariátegui y Erguren, lafiesta de Qoylur Riti y la del Señorde los Milagros, los yungas de lacosta y de la sierra, la agriculturaa cuatro mil metros de altura, don-de todos los insectos de Europa seahogarían, picaflores llegan hastael sol para beberle su fuego y lla-mear sobre las flores del mundo.

3. Para comprender las implicaciones que esto tiene en el contexto cultural del que proviene Arguedas hay que tener en cuenta el significado histórico-social del términoquechua wakcha (o wahcha) (huérfano) que con tanta frecuencia aparece en la poesía y que el propio Arguedas analiza en un estudio realizado junto con AlejandroOrtiz Rescaniere: Propiedad de la tierra, mitos post-hispánicos y cosmovisión entre los indios quechua (publicado en traducción al alemán en: Ketschua Lyrik, VerlagPhlipp Redclam jun. Leipzig 1976, publicado en francés en: Les Problème agraire des Amériques Latines, Colloques Internationeaux du Centre National de larecherche scientifiqu, París 1967) Entre los significados del término destaca el de una persona despojada de su tierra y por ello —según el concépto telúrico— nosolamente sin seguridad social sino sin plena pertenencia a la categoría humana.

4. J.M.A., Soy hechura de mi madrastra, en: Páginas escogidas, Lima, 1978.

5. Ver: José Carlos Mariátegui, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Ediciones Amauta, Lima.

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Imitar a alguien desde aquí resultaescandaloso».6

En el mundo andino, del queprovenía Arguedas, dominaba lacultura india. Antonio Cornejo Po-lar habla de una tesis dualista que—según él— subyace la obra deArguedas, derivada del magisterioque ha tenido sobre él José CarlosMariátegui.7 Esa llamada tesis dua-lista que emerge a finales de la dé-cada de los años veinte, concibe lasociedad peruana —según las pa-labras de Cornejo Polar— «en unsector de tendencia capitalista, ra-dicado en la costa, y otro de ca-rácter feudal, radicado principal-mente en la sierra». En los Sieteensayos de interpretación de larealidad peruana Mariátegui dice:8

«En el Perú el problema de la uni-dad es mucho más hondo, porqueno hay aquí que resolver una plu-ralidad de tradiciones locales oregionales sino una dualidad deraza, de lengua y de sentimiento,nacida de la invasión y conquistadel Perú autóctono por una razaextranjera que no ha conseguidofusionarse con la raza indígena nieliminarla ni absorberla».

Sin conocer los detalles de losdebates que al respecto debe ha-ber en la intelectualidad peruana,me atrevo a decir que hoy el Perúprobablemente ya no puede sercomprendido solamente a partir deun dualismo entre costa y sierra;evidentemente constituye una plu-ralidad mucho más compleja. Sinembargo, creo que Mariáteguí nose refiere en el texto arriba citadopor Cornejo Polar solamente a unadualidad de territorios geográfico-culturales y socio-económicossino a una dicotomía filosófico-cultural honda, cuya raíz se en-cuentra en la confrontación entre

cosmovisiones opuestas: una, laque Mariátegui llama «del Perúautóctono», que dentro de sí mis-ma puede encerrar una gran diver-sidad cultural, pero encuentra suunicidad (identidad) justamente através de la confrontación con laotra, que es hegemónica, teleoló-gica, no dialógica: la de la moder-nidad occidental.

Aunque esto no se deriva de lapresente cita que Cornejo Polar hacede Mariátegui, creemos que éste noentiende por «Perú autóctono» unasociedad inca «pura» y arcaica, sinojustamente el Perú mestizo, en elque no solamente lo indio está mo-dificado mediante el contacto conlas tradiciones europeas sino tam-bién lo criollo está penetrado por loindio en su diversidad.

En la región andina no sola-mente la población campesina(peones o comuneros de los ayllusdescendientes de los Incas y deotros pueblos americanos) habla-ban quechua (o aymará u otrosidiomas), sino también los hacen-dados criollos de la región. El que-chua es un idioma capaz de expre-sar mediante su vocabulario, suestructura, su ritmo y melodía lasensibilidad y cosmovisión de losindios, una relación con la gigan-tesca naturaleza de los Andes, conla tierra, los ríos y lagos, las mon-tañas, con plantas y animales queno se basa —como lo hace la cos-movisión occidental moderna— enla dicotomía sujeto/objeto, sino ensu unidad.

Si bien la cultura andina se re-monta a las antiguas civilizacionesprecolombinas, entre las que la in-caica solamente fue la última, tam-bién es el resultado de una dinámi-ca de quinientos años en cuyotranscurso los indios asimilaron

El cronotopos andino: Una reflexión a partir de un texto de José María ArguedasJuliane Bambula Díaz

6. Citado según: http://orbita.starmedia.com/~igorpoma/jmarguedas.html

7. Antonio Cornejo Polar, Los universos narrativos de José María Arguedas, Buenos Aires, 1979.

8. Según la cita que hace Antonio Cornejo Polar para sustentar su tesis. Ibíd.

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elementos culturales de los nuevosamos europeos, por ejemplo instru-mentos musicales, palabras, ele-mentos mitológicos cristianos,prendas de vestir, incorporándolosen su propia cultura de manera ar-moniosa pero cambiando en lamayoría de los casos su funciona-lidad.

A pesar de prohibiciones y per-secuciones, a pesar del terror con-tra las manifestaciones religiosas yestéticas indígenas, a pesar de lasegunda estrategia de dominio —lade la tolerancia represiva— los con-quistadores españoles y la Iglesiacatólica aliada con ellos nunca lo-graron erradicar la cultura del Ta-huantinsuyu. Y si bien la estructurafeudal impuesta por los colonizado-res se conserva también en alto gra-do después de la Independencia,incluso hasta bien entrado el sigloXX y los peones indios son domina-dos con dureza y violencia por par-te de los gamonales, estos últimos,muchas veces orgullosos de su abo-lengo europeo, han sido poco a pocoinvadidos por la cultura quechuaque transforma su mentalidad, sumanera de hablar y de pensar. Ellos,los mistis que Arguedas describe enYawar Fiesta, son con toda su tor-peza y crueldad, igualmente trans-culturados.9

La costa, geográficamente másaccesible que la región andina, ha-bía sido desde épocas coloniales elcentro administrativo y de poder delPerú. Allí había yacimientos de gua-no y de salitre, base para el rudi-mentario desarrollo capitalista queempieza en la segunda mitad delsiglo XIX y se corresponde con elpropósito de la clase dirigente crio-lla de erigir un estado nacional mo-

derno según el modelo europeo,proyecto en el que de hecho no ha-bía lugar para la población quechuay los otros pueblos indígenas delPerú, y mucho menos para su cul-tura. A finales del siglo XIX, despuésde la derrota del Perú en la Guerradel Pacífico, ese proyecto es prácti-camente abandonado por la élitecriolla que consiente ahora que elpaís caiga bajo la hegemonía tácita,inicialmente del Imperio Británicoque sin embargo muy pronto em-pieza a ser reemplazado cada vezmás por los Estados Unidos. Es laépoca del «descubrimiento» deMachu Picchu por parte de HiramBingham, desplegado en forma deespectáculo en la revista NationalGeographic10.

En la literatura se impone en esaépoca el Modernismo, un movi-miento estético internacional deamplio espectro, con raíces en Eu-ropa occidental que se extendiótambién a Estados Unidos y queabarca, más allá de la literatura, so-bre todo las artes plásticas, la arqui-tectura y el diseño. Una de las ca-racterísticas del Modernismo es suesteticismo de «torre de marfil», de«l’art pour l’art», basado en la bús-queda de lo exótico, una actitud es-tética extremadamente objetual.11

El Modernismo literario en Améri-ca Latina se inspira esencialmenteen el Simbolismo francés y produ-ce varios representantes sobresa-lientes. En el caso particular delPerú se caracteriza por su esteticis-mo y su distancia ante la realidadsocial y cultural del país, situaciónque pronto experimenta sin embar-go un aparente viraje: De un mo-mento a otro el mundo de los An-des es descubierto por el Modernis-

9. El concepto de transculturación fue introducido por Fernando Ortiz para sustituir el término de aculturación. Arguedas lo acogió.

10.Ver al respecto: Yazmín López Lenci, El Cusco, paquarina moderna, Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima 2004, allí particular-mente el Capítulo II: Descubrimiento/Invención de Machu Picchu: coleccionismo, identidades y políticas entre los Estados Unidos y el Perú (1911-1915).

11.Lo contradictorio del Modernismo es que justamente en él se produce la reorientación del arte hacia lo aplicado, al diseño y a la arquitectura y con ello el primer pasohacia una superación de esa objetualidad, o sea un primer paso en dirección hacia la liberación de lo estético de su aislamiento en la esfera del ‘arte’ autónomo. Eseaspecto, sin embargo, tiene relevancia sobre todo dentro del proceso estético europeo de las vanguardias y carece de interés en nuestro contexto.

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mo como fuente de excitación esté-tica y exotismo. Los «motivos an-dinos» se ponen de moda, llamas yvicuñas, guanacos, ponchos, indiosy huaynos, chicha y maíz abundanen la literatura en boga, pero losescritores modernistas no ven en elindio su prójimo, sino un pretextopara sus composiciones literarias.Lo que los mueve es el esnobismoy lo que les interesa es lo curioso,lo extraño, justamente la diferenciaque parecía haber entre ellos y «esagente» de otra raza, otra lengua,otras costumbres. Los modernistasen realidad ni conocían el mundoindio ni deseaban verdaderamenteconocerlo ya que —fuera de la ins-trumentalización que de él hacían—lo despreciaban.12

Paralelamente —como reaccióna lo que (después del desastre de laGuerra del Pacífico) es percibidocomo un fracaso del proyecto inde-pendentista republicano radical,pero también en respuesta al tácitoabandono del proyecto nacional porparte de un gran sector de las élitesy su aceptación de las pretensioneshegemónicas de los Estados Unidossurge un hispanismo con rasgos re-trógrados y conservadores.

Esa constelación parece paradó-jica, ya que aquellas fuerzas, apa-rentemente más avanzadas en elsentido de una modernización segúnel modelo del estado nacional bur-gués occidental, dejan el país prác-ticamente a la deriva exponiéndoloa la usurpación paulatina por partede un nuevo colonialismo encubier-to mientras aquellas fuerzas que sa-len en defensa de la autonomía na-cional recurren para ello a tradicio-nes y valores que hunden sus raícesen la antigua metrópoli colonialEspaña.

Ese contexto ideológico com-plejo, en el que se cruzan varias ten-dencias en pugna a comienzos delsiglo XX es expresión de luchas porel poder internacional. MientrasEspaña acaba de perder una guerracontra Estados Unidos a la vez quesu última colonia americana, Cuba,clausurando con ello definitivamen-te su era de imperio colonial, lasgrandes potencias (Gran Bretaña,Francia, Estados Unidos, Alemania,Imperio Austro-Húngaro y Rusia)se disputan sus colonias y esferasde influencia en el mundo, algo queconduce en 1914 a la Primera Gue-rra Mundial. Los Estados Unidos,al comienzo del siglo XX ya conver-tidos en un poder económico y po-lítico fuerte, participan de esa luchapor el predominio mundial, pero ala vez se empeñan en el afianza-miento de su hegemonía en todo elcontinente americano, «su propio»hemisferio. Eso explica en parte elmarcado interés en expediciones«arqueológicas» como las que Hi-ram Bingham realizó para el «des-cubrimiento» de Machu Picchu y eldespliegue publicitario que de ellose hacía.13

Esta situación otorga gran im-portancia a textos como Visión delCuzco,14 parte del libro Paisajesperuanos, de José de la Riva Agüe-ro, que empiezan a afirmar un pro-yecto cultural más allá de las doscorrientes en pugna en el Perú, elpseudo-universalismo servil y en-tregado a la nueva metrópoli y elhispanismo retrógrado. Este librofue fruto de un viaje que realizó eseentonces aún joven intelectual en1912 a lomo de mula hacia la sierradel sur del país y que le llevó a afir-mar la en aquella época novedosa yrevolucionaria tesis del mestizaje

12.Mario Vargas Llosa escribe en el prefacio a la edición cubana de Yawar Fiesta acerca de este fenómeno.

13.Ver al respecto: López Lenci, Yazmín, op.cit.

14.Riva Agüero, José de la, Visión del Cuzco, en: Paisajes peruanos, 1912.

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cultural del Perú, posición que ibaa sostener —más allá de sus fluc-tuantes orientaciones políticas— alo largo de su vida15.

En aquella época empieza a re-sonar en toda Suramérica el eco dela Revolución Mejicana; pocos añosmás tarde hará eco en todo el mun-do —y también en el Perú— la Re-volución bolchevique en Rusia. Lasegunda década del siglo XX y lassiguientes serán determinadas por elauge del movimiento socialista cuyafigura más destacada será José Car-los Mariátegui, llamado en Perúcariñosamente el gran amauta, fun-dador del Partido Comunista perua-no a la vez que polifacético intelec-tual, filósofo, erudito y conocedorde la cultura ‘universal’ (léase eu-ropea) quien sin embargo —lejos deun marxismo dogmático como elque era usual en las organizacionespertenecientes a la Tercera Interna-cional— buscaba caminos propiospara el Perú y con ello también paraAmérica Latina.

Mariátegui reconoce la relaciónentre el problema de la propiedadde la tierra como fundamental parael pueblo peruano, tratando de unirla teoría marxista y los ideales polí-ticos socialistas con la situación so-cial y cultural particular del Perú.Esto es, sin embargo, muy difícil,por el enfoque eurocentrista que tie-ne el marxismo y su raigambre enla modernidad occidental,16 en laIlustración.

Me refiero a la doble determi-nación de la Ilustración que sólo enla década de los años cuarenta,cuando los totalitarismos del fascis-mo y del estalinismo habían ya he-

cho estragos, empezó paulatina-mente a entrar en la conscienciatambién de algunos europeos: Es elproblema llamado la razón instru-mental, que constituye un principiorector de la modernidad capitalistay del que tampoco pudo desligarsesu supuesta alternativa, el socialis-mo tal como fue puesto en prácticaen el siglo XX.17

Sin conocer en todos sus deta-lles la inmensa obra de Mariáteguicreo que él tempranamente, tal vezantes que los filósofos europeos mis-mos, reconoció esta problemática tanfundamental para la comprensión dela situación cultural de América La-tina y sus accidentados proyectos demodernidad y nacionalidad. Le eraposible reconocer este aspecto ya quese encontraba rodeado de una cultu-ra distinta a la europea, es más: élmismo era partícipe de esa culturadistinta. Me parece que el gran inte-rés y entusiasmo de Mariátegui porlas vanguardias estéticas de las pri-meras tres décadas del siglo XX (quea su vez y a su manera eran críticasdel proyecto occidental de la moder-nidad y que en consecuencia fueronrechazadas por el comunismo de fi-liación stalinista) y también su inte-rés y conocimiento de la filosofía deNietzsche podrían ser indicios deesto.

La tensión que se produce a raízde la difícil compatibilidad de lasdogmáticas doctrinas de la izquier-da marxista del siglo XX (que ado-lecían de una cosmovisión agonaly eurocentrista) y las culturas mes-tizas de América Latina —hasta hoyno resuelta, si bien marginada delcentro del debate cultural desde ladécada de los noventa— pudo ha-

15.Ver también: Porras Barrenechea, Raúl, Riva Agüero y la historia incaica, en: http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros.

16.Aparte de los famosos, pero dentro de la obra de Marx más bien marginales escritos sobre el modo de producción asiático (un incipiente reconocimiento de laexistencia de formas socio-económicas que se apartan del paradigma occidental) la obra de Marx se basa en la experiencia histórica europea concibiéndola como unasecuencia de formaciones socio-económicas, siguiendo de esta manera —si bien con sustanciales modificaciones— un esquema ya prefigurado en la cultura occiden-tal de la modernidad, por ejemplo por Hegel y asumiendo —como este último— esa concepción como universal.

17.Horkheimer y Adorno analizaron esa doble determinación en sus obras La dialéctica de la Ilustración, que fue publicada en 1947 en Estados Unidos y solamente en1969 en Alemania y Crítica de la razón instrumental, igualmente publicado primero en inglés (1947 en Oxford University Press Inc.) Ver: Horkheimer, Max yAdorno, Theodor W., Dialektik der Aufklärung. Philosophische Fragmente, S. Fischer Verlag, Frankfurt a. M. 1969 y Horkheimer, Max, Zur Kritik der instrumente-llen Vernunft, S. Fischer Verlag, Frankfurt a.M. 1967.

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ber sido la causa profunda y media-ta subyacente a los tormentos quealcanzaron a destrozar la vida deArguedas a finales de la década delos sesenta. Y —paradójicamente—fue justo Arguedas quien señaló consu obra una posible salida de eseaparente círculo vicioso.

Cuando Arguedas en 1931 lle-gó a Lima —Mariátegui acababa demorir y el modernismo ya no eradominante— se había formado, enconsonancia con los movimientosdemócratas de la década de los añosveinte, una nueva tendencia ideo-lógica y estética en la literatura quepor primera vez colocaba al indiocomo ser humano e integrante va-lioso de la nación, en el centro: elindigenismo.

El indigenismo abarcaba casitodas las esferas de la producciónartística y literaria y estaba compro-metido con la emancipación socialde los indios, que son vistos por élcomo los futuros protagonistas delas transformaciones sociales que seesperaban. Pintores como José Sa-bogal Diéguez, Jorge Vinatea Rey-noso, Julia Codesido y otros descu-brieron la riqueza estilística de lasculturas peruanas antiguas y utili-zaron estos elementos en el trata-miento de temas indios. Los escri-tores enfocaron la problemática in-dia como algo social. La estructuraargumental de sus obras es con fre-cuencia determinada por el conflic-to entre terratenientes criollos e in-dios oprimidos.

Si bien esto constituyó un cam-bio radical en la actitud que asumenlos intelectuales ante la pluralidady riqueza de su propio espacio/tiem-po nacional y sus inmanentes con-tradicciones y conflictos, resaltaninmediatamente las grandes debili-dades del indigenismo: Asumiendo

su papel de antítesis tanto del his-panismo como del esteticismo for-mal modernista e universalista con-vierten ‘lo indio’ (articulado a uncostumbrismo local) en un absolu-to una vez más enfocado desde afue-ra. Muchos de los intelectuales per-tenecientes a esa corriente carecie-ron de un conocimiento profundo dela cultura quechua y en general aveces incluso del mundo andino,que no solía ser el suyo. El ‘indio’no dejaba de ser para ellos un obje-to de representación (literaria, artís-tica etc.). Lo idealizaron, lo estili-zaron, utilizaron elementos del ‘fol-clore’ como decorado en medio delque los personajes fueron puestosen escena. El indigenismo, si bienprodujo autores tan importantescomo Ciro Alegría, no logró supe-rar la separación cultural entre su-jeto y objeto, siguió siendo un dis-curso hegemónico y quedó, comotambién en esencia los movimien-tos políticos de izquierda de aque-lla época, atrapado por la razóninstrumental.

Distinta es la situación en el casode la poesía de César Vallejo, que sibien es paralela a este movimiento,se distingue profundamente de estetipo de indigenismo. Con una fuerzapoética antes no conocida y seme-jante al surrealismo, pero nacida deun suelo totalmente diferente, con unlenguaje despojado de toda retóricapero de intensidad emocional casidolorosa, se manifiesta a través deella una nueva subjetividad sobera-na,18 mestiza, profundamente mar-cada por la cultura indígena. El aban-dono de la retórica aleja la poesía dela objetualidad que caracteriza el arteoccidental de la edad moderna y laconvierte en actual. El nexo con lasvanguardias estéticas de la primeramitad del siglo XX se hace aquí or-gánicamente fructífero.

18.Soberana en el sentido en el que Geoges Bataille usa este término. Ver: Bataille, Georges, Lo que entiendo por soberanía, Ediciones Paidós, Barcelona, 1996.

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En 1933 —ya en Lima— Ar-guedas publicó Warma Kuyay, alque siguieron otros cuentos.19 Porsu participación en una protesta es-tudiantil contra la visita oficial deun emisario del gobierno fascistaitaliano, el general Camarotta, estomado preso en 1937. Pasa ochomeses en la cárcel-vivencia que lepermite escribir luego la novela Elsexto20 y le hace reconocer el ca-rácter desenfocado de los discursosque en aquella época se manejabancon el propósito de un cambio so-cial. Después de quedar en libertadse casa con Celia Bustamante, anfi-triona de la Peña Cultural PanchoFierro. Con ella se traslada en 1939a Sicuani, en la sierra cuzqueña,para trabajar como profesor de se-cundaria.

Esta experiencia es fundamen-tal para la constitución de su idea-rio ya que realiza con sus alumnosun experimento de recopilación demanifestaciones culturales de lapoblación local, es decir, de las cos-tumbres y sensibilidades de las queellos mismos son portadores comosujetos.

Este tipo de manifestaciones,generalmente con una fuerte cargaestética, libres de la esfera institu-cional del ‘arte’, son expresión dela vida misma, son actuales y noobjetuales.21 Así las entendió Ar-guedas, aunque usó para ello, segúnla costumbre que aún hoy persiste,el término ‘folclor’, proveniente deun contexto investigativo hegemó-nico, lo que suele implicar una ter-giversación del carácter de esasmanifestaciones y así predeterminarla incomprensión de su índole. Ar-guedas, usa la palabra a falta de otra

disponible en aquella época, pero elsignificado que adquiere en el con-texto intelectual de su pensamientosale de esa comprensión y se liberade su atadura al enfoque hegemó-nico implicado en la dicotomía su-jeto/objeto.

Ya desde finales de la década delos años ochenta ha sido reconoci-do por diversos investigadores, queel concepto de folklore adquiere unaconnotación diferente en el caso deArguedas22 pero solamente WilliamRowe —en un lúcido estudio sobreArguedas (1996)23 descubre unaclave que puede conducir a la com-prensión de las profundas implica-ciones que tiene ese cambio de no-ción. Escribe al respecto: «Con re-lación a esto un punto clave sería lamanera en que el uso que hace Ar-guedas del concepto de folklore re-basa la definición originaria ingle-sa del siglo XIX que estriba en elrescate de lo pre-moderno... paraArguedas el folklore no se separa-ba del resto de la vida: equivalía alconocimiento social en el sentidomás amplio».

Mediante la experiencia de Si-cuani encuentra dos de los más im-portantes principios para su obra ypara una nueva manera de compren-der el mundo, de situarse en él: Unpensamiento liberado de la hege-monía entre sujeto y objeto y algoque provisionalmente quiero llamarunidad entre lo estético y lo cognos-citivo.24

Es el inicio de Arguedas comoantropólogo. Pero la antropologíaque Arguedas va construyendo apartir de ese momento y que ejer-cerá junto con la escritura literaria

19.Algunos de ellos son reunidos en el tomo Agua, 1935.

20.—que sin embargo sólo aparece publicada en 1961—.

21.Ver sobre esto: Juliane Bambula Díaz, Lo estético en la dinámica de las culturas, Universidad del Valle, Cali 1993, donde analizo las ubicaciones de lo estético dentrode la dinámica de sus determinaciones socio-culturales y propongo una serie de conceptos para eso, que permiten comprenderlo dentro de contextos como el aquíreferido en su diferencia respecto al ‘arte’ como esfera autónoma e institucionalmente separada de la esfera productiva y la cotidianeidad y el ‘folclor’ comoescenificación/ espectáculo de lo estético popular tradicional.

22.Montoya, Rodrigo (comp.), José María Arguedas veinte años después: huella y horizonte 1969-1988, Universidad Nacional de San Marcos, Lima, 1990.

23.Rowe,William, Ensayos Arguedianos, Centro de Producción Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1996.

24.Ibídem.

El cronotopos andino: Una reflexión a partir de un texto de José María ArguedasJuliane Bambula Díaz

La importancia

epistemológica del nuevo

enfoque aplicado por

Arguedas (hecho posible por

su particular situación en

medio de las culturas y la

afortunada circunstancia de

poder ejercer su oficio

intelectual en un país de la

llamada ‘periferia’) es

extraordinaria. Rebasa la

problemática disciplinaria

interna de la antropología

como ciencia: Es significativo

también para un cambio de

paradigma epistemológico de

carácter más amplio

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a lo largo de su vida, tiene una ca-racterística nueva: es libre del ca-rácter agonal y hegemónico (rela-ción entre sujeto investigador y ob-jeto investigado) que ha caracteri-zado esa disciplina, cuyo origen esel colonialismo mismo.

Esto, sin embargo, nos condu-ce más lejos: La relación hegemó-nica entre sujeto (investigador) yobjeto (investigado) no solamenteha caracterizado —y aún caracteri-za en la mayoría de los casos— laantropología, aunque tal vez es res-pecto a ella que primero se empezóa denunciar su carácter agonal. Esen general propia de un determina-do modo de relacionarse con elmundo (un modo instrumental) quedifiere de la relación que a travésdel idioma/pensamiento quechua seestablece (¿se establecía?) con elcosmos. Arguedas pone eso en evi-dencia de manera impresionante enYawar Fiesta (1941), donde una yotra vez hace contrastar la relaciónque tienen los indios con la natura-leza, con el cosmos —una relaciónsensible en la que ellos mismos es-tán incluidos y en la que el mundocircundante hace parte de ellos—con la relación hegemónica que es-tablecen los mistis con la tierra ycon los animales, que siempre es‘calculando’. Este «cálculo», esapercepción instrumental del mundo,ya conocida desde la Odisea25, perotriunfante desde el inicio de la edadmoderna occidental, implica unconcepto vectorial del tiempo en elque el ‘aquí y ahora’ queda absor-bido por el pasado y el futuro, dosdimensiones que únicamente exis-ten en nuestra mente.

Además —y eso es de esencialimportancia— la relación hegemó-

nica entre sujeto y objeto caracteri-za sobre todo la ciencia como insti-tución, tal como surgió en la edadmoderna europea. Ella es de hecho—para decirlo así— el ‘comple-mento doméstico’ generador de po-der del expansionismo colonial queha sido determinante para el siste-ma cultural occidental de la moder-nidad desde sus inicios a finales delsiglo XV y está íntimamente imbri-cada en la constitución de su baseeconómica. Su condición dentro delsistema cultural de la modernidadoccidental (que aún hoy conserva ydefiende) es la de ser la instanciaque no solamente produce/inventainstitucionalmente sino a la vez res-guarda, controla y divulga/oculta elsaber como fuente e instrumento depoder del Estado (o de otras centra-les de hegemonía).26

La importancia epistemológicadel nuevo enfoque aplicado por Ar-guedas (hecho posible por su parti-cular situación en medio de las cul-turas y la afortunada circunstanciade poder ejercer su oficio intelec-tual en un país de la llamada ‘peri-feria’) es extraordinaria. Rebasa laproblemática disciplinaria internade la antropología como ciencia: Essignificativo también para un cam-bio de paradigma epistemológico decarácter más amplio al que actual-mente se ve enfrentada la ciencia engeneral27 incluyendo las llamadasciencias naturales, que a diferenciade las humanidades y ciencias so-ciales solían ser consideradas laquinta esencia de la objetividad.

Me permito citar en ese contex-to a Konrad Lorenz, un científiconatural que a partir de la observa-ción del comportamiento de los ani-males llegó a cuestionar ese carác-

25.—donde Ulises, al llegar a la isla del gigante Polifemo, admira los hermosos paisajes que se presentan ante sus ojos, pero bajo un aspecto puramente pragmático: supotencial para ser explotadas como tierra de pastoreo y agricultura—

26.El caso de Hiram Bingham es un elocuente ejemplo de eso: demuestra la utilización de un conocimiento inventado en función del expansionismo de un sistemaestatal, contrastando esto con otras posibles maneras de relación entre ser humano y realidad. Ver: López Lenci, Yazmín, op. cit.

27.Compara al respecto por ejemplo: Prigogine, Ilya, ¿El fin de la ciencia?, en: Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad, Buenos Aires, 1995 o: Feyerabend, Paul,Adiós a la razón, Editorial Tecnos, Madrid 1987 o del mismo autor: Contra del método, Editorial Ariel, Barcelona, 1974, entre otros.

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ter supuestamente objetivo de lasciencias. Las investigaciones fisio-lógicas y etológicas lo habían lle-vado a reconocer que el dispositivoperceptor de cualquier ser vivo—en cuanto es el producto de laevolución y de la filogenia— es re-sultado del entorno en el cual se des-envuelve y en el que ha de ser fun-cional. Al afirmar esto expresa enun lenguaje científico occidental ycomo «descubrimiento» algo quedesde tiempos inmemorables haceparte de la sabiduría de los pueblosindígenas respecto a la unidad en-tre hombre y naturaleza. Lo que sepercibe —explica Lorenz mediantesu discurso científico— es soloaquello para lo cual está condicio-nado el dispositivo perceptor y lapercepción es por ello el resultadode la estructura de ese dispositivo.Por ello Lorenz escribe sobre el pro-blema de la objetivación en las cien-cias naturales: «Se ha generalizadoun error a ese respecto entre los fi-lósofos de pensamiento no biológi-co, pues según opinan ellos, noso-tros estamos capacitados para libe-rarnos, mediante una mera ‘incli-nación a la objetividad’, de todoslos criterios, prejuicios y afectospersonales, subjetivos o unilatera-les y remontarnos al plano dondeimperan los juicios y evaluacionesde validez universal». ...(Ya que estoes una equivocación) «necesitamosla penetración naturalista en losprocesos cognitivos dentro del su-jeto perceptor. El proceso de la cog-nición y las propiedades del objetodel conocimiento sólo podrán serinvestigables cuando ambas cosasse hagan simultáneamente...jamáspodremos satisfacer plenamente elrequisito formulado con tanto én-fasis por Monod (—el biólogo fran-cés Jaques Monod había reiterado

en la década de los años setenta elpostulado cartesiano sobre la obje-tividad de la naturaleza—, J.B.D.);eso sólo será posible en la medidaque podamos discernir como natu-ralistas la acción recíproca entre elsujeto investigador y el objeto de suinvestigación».28

Lorenz constata aquí la contra-dicción fundamental que la cien-cia lleva en sí: La relación hege-mónica apriorística entre sujeto yobjeto, que fue sustentada filosó-ficamente en el siglo XVII por Des-cartes como una dicotomía y quehoy se constituye en uno de los as-pectos problemáticos a partir de losque se desencadena una crisis delas formas y procedimientos cog-noscitivos occidentales de la mo-dernidad que se practican con elcomún denominador de ‘ciencia’.La solución que Lorenz propone es«discernir la acción recíproca en-tre el sujeto investigador y el obje-to investigado».

También Arguedas da respues-ta a esa problemática: Aunque igual-mente para él resulta necesario esediscernir recíproco, ese relativar, esamutua objetivación y subjetivaciónde lo cultural, llega a una propuestadiferente, que adquiere una trascen-dencia mucho mayor: la fusión deldiscurso antropológico (cognosciti-vo) con la expresión estética, me-diante la cual intenta superar la di-cotomía sujeto/objeto. La dimen-sión cognoscitiva queda asimiladaa la estética y viceversa. De esta ma-nera el discurso cognoscitivo dejade ser objetivante y el discurso lite-rario deja de ser objetual.29 Ambasformas de expresión dejan de ser loque en la cultura occidental de lamodernidad serían: ciencia (cono-cimiento) y literatura (arte). Se con-

28.Konrad Lorenz, Die Rückseite des Spiegels. Versuch einer Naturgeschichte menschlichen Erkennens, Deutscher Taschenbuch Verlag GMBH, München 1977, p. 14;La cita hace uso de la versión en castellano: La otra cara del espejo, Plaza & Janés Editores S.A. Barcelona 1985, p. 12.

29.Objetualidad y actualidad hacen parte de un sistema de cinco pares de conceptos, mediante los cuales he tratado de acercarme teóricamente a este tipo de fenómenosestéticos complejos. Ver: Juliane Bambula Díaz, op. cit.

El cronotopos andino: Una reflexión a partir de un texto de José María ArguedasJuliane Bambula Díaz

Arguedas estimulaba la

valorización de la cultura

oral a la vez que fomentaba el

hábito de la lectura de

literatura peruana no andina

y de otros países, abriendo a

los jóvenes la perspectiva

hacia otras culturas y otras

partes del mundo

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vierten en discurso/acción de la vidamisma.

Ese es el segundo principioprincipal que Arguedas encuentra afinales de la década de los añostreinta, la unidad entre lo estético ylo cognoscitivo.

La experiencia pedagógica deArguedas en Sicuani puso en evi-dencia el problema del lenguaje, delidioma y de la escritura.

Los alumnos de Arguedas te-nían la tarea de estudiar, como élmismo relata, sus propios pueblosde origen y la región o provinciadonde funcionaba el colegio. Losinformes (de los cuales algunos lue-go fueron publicados) resultaron degran riqueza: incluyen poesía, cuen-tos y leyendas, danzas, fiestas, ri-tuales, comentarios sobre libros pe-ruanos. Arguedas estimulaba la va-lorización de la cultura oral a la vezque fomentaba el hábito de la lec-tura de literatura peruana no andinay de otros países, abriendo a los jó-venes la perspectiva hacia otras cul-turas y otras partes del mundo. Losalumnos tomaban fotos, hicierondibujos, pero el principal vehículode sus informes fue el lenguaje. Ar-guedas veía en esa actividad peda-gógica una importante tarea: desper-tar en la nueva generación el inte-rés por su propia cultura y la capa-cidad de objetivarla, hablar de ella,discutir sobre ella, ser sujeto de undiscurso. «Muchas veces nuestrasclases las dedicábamos a leer losinformes de los alumnos sobre lasobservaciones hechas (...) entoncescada quien podía hablar, opinar, dis-cutir».30

Esto implicaba que todo el ba-gaje emocional y sensible, la cos-movisión andina de la que los pro-

pios alumnos eran partícipes y queno conoce la dicotomía hegemóni-ca entre sujeto y objeto, tenían queser expresados en castellano. Estosin embargo es imposible medianteel lenguaje etnográfico, antropoló-gico, sociológico tradicional. Habíaque buscar otra modalidad discur-siva en español para lograr este di-fícil propósito.

La labor pedagógica y antropo-lógica de Arguedas estaba por elloacompañada siempre por la reflexiónlingüística y la lucha con el lengua-je. Arguedas se refiere a ello desdeesa misma época. En 1939 publicaun texto llamado «Entre el ketchway el castellano» en el que comentaque sus «alumnos mestizos fuerzanel castellano» de tal manera que enél se puede reconocer el «genio delquechua». Sin embargo, hay un fac-tor más que entra allí en juego: Lavoz, el sonido del lenguaje como ora-lidad que solo existe en el ‘aquí yahora’. La dimensión del sonido espara Arguedas una de las más im-portantes esferas para el conocimien-to. En el sonido —el de la música yel de la palabra hablada— confluyeninfinidad de factores en un tejido car-gado de significado queda cuenta de relacionessociales y culturales degran complejidad, algoque no se transmite en ellenguaje escrito ni en lapartitura musical, quesólo intentan conservarpara el futuro algo ya pa-sado.31 La voz, el sonidosolo existen en el ‘aquí yahora’ del momento en elcual suenan (aunque estavoz o este sonido seanproducto de una repro-ducción técnica).

30.Rowe,William, Ensayos Arguedianos, Centro de Producción Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1996.

31.Para Hegel la obra de arte —la occidental de la edad moderna— es algo que existe solamente en cuanto es algo pasado. En la Introducción de su «Estética» escribe:«...el arte es y permanece para nosotros, según el aspecto de su suprema determinación, como algo que pertenece al pasado (ein Vergangenes). Hegel, G. W. F.,Ästhetik, Band 1, Aufbau Verlag, Berlin y Weimar 1965, p.22; (la traducción al castellano es de de Alfredo Llanos: Hegel, G.W.F., Estética, Ediciones Siglo XX,Buenos Aires, 1983, t. 1, p. 53).

El cronotopos andino: Una reflexión a partir de un texto de José María ArguedasJuliane Bambula Díaz

La voz, el sonido del lenguaje

como oralidad que solo existe

en el ‘aquí y ahora’. La

dimensión del sonido es para

Arguedas una de las más

importantes esferas para el

conocimiento.

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28 El Hombre y la Máquina No. 25 • Julio - Diciembre de 2005

El propio Arguedas también seveía enfrentado al problema del len-guaje y de la escritura (incapaz dereemplazar la oralidad con su di-mensión sonora), tanto en los tex-tos antropológicos como en los li-terarios. En esa época —aparte deltexto que motivó esta reflexiónnuestra— escribe varios ensayossobre ‘folklore’ y sobre todo su pri-mera novela Yawar Fiesta.

Es bien conocido cuánto esfuer-zo lingüístico le costó esta obra.Después de su primera publicaciónen 1941 siguió puliendo su lengua-je hasta casi finales de la década delos años cincuenta (la segunda edi-ción se publicó en 1958). El lengua-je de Yawar Fiesta abre camino alde las siguientes obras principales,Los ríos profundos, Todas las san-gres y El zorro de arriba y el zorrode abajo, que en forma de círculosconcéntricos van ampliando el ra-dio del territorio geográfico-cultu-ral e histórico (el cronotopos) quese abarca, desde lo local e inmedia-to hasta lo universal.

Este esfuerzo lingüístico sedebe, sin embargo, no solamente ala necesidad de ‘traducir’ los pen-samientos y sensibilidades que-chuas al español - algo que ya depor sí es difícil y constituye un ver-dadero reto, sino también al otroproblema de fondo implicado enesa ‘traducción’ y que ya hemosmencionado: el de juntar los dospolos que en la cultura occidentalde la Edad Moderna aparecenopuestos, que sin embargo en lacultura andina mestiza aún no es-tán tajantemente separados: el dis-curso estético (que en el caso de laliteratura suele llamarse poético oprosaico y ubicarse en la esfera del‘arte’) y el discurso del conoci-

miento (que solemos llamar cien-tífico y se ubica en la esfera de lo‘pragmático’). Arguedas se en-cuentra allí con un problema fun-damental de nuestra época, la di-cotomía arte/ ciencia.

Esta dicotomía surge paulatina-mente a partir del Renacimiento enEuropa, donde lo estético se va en-cerrando poco a poco en una esferaautónoma institucionalizada llama-da ‘arte’, separada de lo que pode-mos llamar ‘lo pragmático’, muchomás amplio y en lo esencial despo-jado de lo estético: la esfera produc-tiva y cognoscitiva (tecnológica ycientífica). También son excluidos dela esfera del ‘arte’ los niveles expre-sivos calificados de ‘populares’: sondesplazados al ‘margen’ y si son detipo premoderno son enfrascados yrotulados «folklore» para su preser-vación. De esa manera lo estéticoqueda separado de la vida real, de lacotidianidad.32 Tiene su lugar en elmuseo. En América Latina, dichadicotomía nunca ha podido imponer-se completamente,33 si bien los in-cansables perseguidores de un pro-yecto de modernidad al estilo de lametrópoli anacrónicamente aún in-tentan establecerla.

Estos y otros aspectos estánimplícitos, condensados, se podríadecir: presentes en forma germi-nal en el pequeño texto del que seextrajo la cita con la que inicia-mos nuestro recorrido reflexivo.Su prosa se encuentra justamenteen la intersección entre lo poéticoy lo teórico, es más, ambos se fun-den en un todo armonioso sinquiebres, en el que el conocimien-to y el significado no parecen serel objetivo del discurso sino algoque se transmite por sí solo me-diante la vibración de las emocio-nes, por la sensibilidad.

32.Ver al respecto: Juliane Bambula Díaz, op. cit.

33.Ver: Ibíd.

El cronotopos andino: Una reflexión a partir de un texto de José María ArguedasJuliane Bambula Díaz

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Punto de partida del texto es laexplicación etimológica de la pala-bra quechua K’osk’o, como ombli-go, centro u ojo del Tahuantinsuyu.Es de notar el énfasis que Arguedashace en ese aspecto: Toda identidadse ubica en un centro, y justamentese trata de afirmar una nueva iden-tidad: una identidad mestiza comopunto de partida para una relaciónlibre de hegemonía, dialógica conel mundo. En ese sentido el textono solamente contiene los gérme-nes de la obra de Arguedas, sinorevela el punto de articulación desu nuevo cronotopos. No es ficticiocomo aquellos cronotopoi que Mi-jail Bajtin descubrió como princi-pios de una estructuración narrati-va más allá de sincronía y diacro-nía en la novela como obra del arteliterario.

El cronotopos de Arguedas nopertenece al ‘arte’. Es real, históri-co, plural, lleno de vibrantes soni-dos, y por ello profundamente es-tético y humano. En él se fusionanel pasado y el futuro, aquel futuroque Arguedas hace amanecer en elacá y ahora con la voz de la MaríaAngola, de oro inca refundido he-cho música, en la madrugada delCusco.

— Los alcances de la doble perspectiva:Arguedas, Brecht y Konrad Lorenz.Una reflexión acerca de diferenciasy similitudes entre arte y ciencia, en:revista Entreartes Nº 3, Universidaddel Valle, Cali, 2004.

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