ibn arabi - los sufis de al andalus

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LOS SUFIS DE AL-ANDALUSPOR

IBN ARABI

INTRODUCCIN 1. AB JA'FAR AL-'URYAN 2. AD-DURRAT AL-FKHIRAH 3. CLIH AL-'ADAW 4. AB ABDALLH MUHAMMAD ASH-SHARAF 5. AB YAHY AC-CINHJ 6. AB AI-HAJJJ YSUF ASH-SHUBARBUL 7. AB ABDALLH MUHAMMAD B. QASSM 8. AB IMRN MSD B. IMRN AL-MRTUL 10. AB ABDALLH MUHAMMAD B. JUMHR 11. ABU 'ALI HASAN ASH-SHAKKAZ 12. ABFI MUHARNRNAD 'ABDALLAH B. MUHARNMAD B. AL-' ARABI AT- TA'I 13. ABU MUHAMMAD 'ABDANAH AL-MAWRURI 14. ABU MUHAMMAD 'ABDALLAH AL-BAGHI ASH-SHAKKAZ 15. ABU MUHAMMAD 'ABDALLAH AL-QATTFAN 16. 'ABDALLAH B. JA'DFUN AI-HINNAWI B. MUHARNMAD B. ZAKARIYYA 17. ABF 'ABDALLAH MUHAMMAD B. ASHRAF AR-RUNDI 18. MUS ABU 'IMRAN AS-SADRANI 19. AB MUHAMMAD MAKHLF AL-QAB 'IL 20. CLIH AL-KHARRZ 21. AB AL-'ABBAS AHMAD B. HAMMN 22. AB AHMAD AS-SALAW 23. AB ISHQ IBRHM B. AHMAD B. TARF AL-'ABBS 24. AB MUHARNMAD 'ABDALLH B. IBRAHIM AL-MIAQI 25. AD-DURRAT AL-FJKHIRAH

26. 'ABDALLH B. TAKHMIST 27. AS-SAKHKHM 28. AB YAHY B. ABN BAKR AC-CINHJI 29. ABU AL-'ABBS B. TJAH 30. B `ABDALH B. BISSTM AL-BGH 31. YSUF B. TAIZZA 32. AB AL-HASAN AL-QNN 33. MUHAMMAD AL-HADDAD 34. AB ISHQ AL-QURTUB 35. AB `ABDALH AL-MAHDAW 36. ALI B. MS B. AN-NAQART 37. AB AI-HUSAYN YAHY B. A-`IGH 38. IBN AL-'AC AB 'ABDALLH AL-BJ 39. AB 'ABDALLH B. ZAYN AL-YBAR 41. ABU ZAKARIYYA YAHYA B. HASAN AL-HASANI 42. ABD AS-SALAM AL-ASWAD 43. AB ABDALLH AL-QASTL 44. AB AL-'ABBS AHMAD B. MUNDHIR 45. MS AB 'ABDALIH 46. AB AL-'ABBS AL-KHARRZ 47. AB 'ABDALLH MUHAMMAD AN-NABL 48. AI-HJJ AB MUHAMMAD 'ABDALLH AL-BURJN 49. AB MUBAMMAD ABDALLB B. KBAMS AL- KINNI 50. ABU 'ABDALLAH EL ALMORAVIDE 51.ABU WAKIL MAYMUN B. AT-TUNISI 52. SHAMS URNM AL-FUQAR 53. AD-DURRAT AL-FKHIRAH 54. LAS SIETE PERSONAS 55. ABU 'ABDALLAH MUHAMMAD B. AL-MUJAHID 56. ABU AL-HASAN AI-MUNHANALI 57. AHMAD ASH-SHARISHI 58. ABU ISHAQ IBRAAHAM AL-HINNAWI 59. AL-ASHALL AL-QABA'ILI 60. Ebn Jafar 61. 'Umar al-Qarqari

INTRODUCCINLos extractos biogrficos contenidos en este libro se refieren a la vida y a las enseanzas de varios maestros sufs de Al-Andalus y del Magreb que vivieron en los siglos XII y XIII.Se trata de resmenes extrados de dos obras del Muhyidin Ibn Arabi. La primera y ms importante es el Rh al-quds fi muncahat an-nafs ("El Espritu de la santidad que gua el alma"). Obra escrita en La Meca en el ao 600/1203-4, nos informa de la vida y el desarrollo espiritual de su autor, de la historia del sufismo en el occidente musulmn y de las enseanzas y las prcticas ms importantes del sufismo. La segunda, es el Durrar al fkhirah fi dhikr man intafa tu bihi fi tartq al-khirah ("La perla preciosa que relata historias de aquellos que me han ayudado en el camino hacia el Otro Mundo"). Es el resumen de otro libro mucho ms extenso que Ibn Arabi dej en algn lugar de AlAndalus o de frica del norte. Las circunstancias que dieron lugar a este resumen nos las cuenta l mismo: Uno de nuestros hermanos de Damasco, que fue particularmente amable conmigo, me rog le diese a conocer el contenido de un libro en el que yo mencionaba a algunas de las personas que conoc a lo largo de mi vida y que me ayudaron en mi caminar hacia el Otro Mundo. Al no disponer ya de dicha obra, pues la dej en occidente, compuse este resumen para l. Al parecer, esta segunda obra fue escrita sobre el ao1223". Muhammad b. Ah b. Muhammad Jbn al-Arabi at Tal-H naci el 27 deI mes de Ramad es decir, el 7 de agosto de 1165, en la ciudad de Murcia. En aquella poca, Murcia estaba gobernada por un brillante emir de ascendencia cristiana, Muhammad ben Said ben Mardanih, que resisti heroicamente pero, al final, fue vencido por los invasores almohades. Ibn Arabi perteneca a una familia muy ilustre. Su padre era un hombre influyente entre cuyos amigos se encontraba el clebre filsofo Ibn Rushd (Averroes). Tal vez fue visir de Ibn Mardanish, aunque esto ofrece dudas. Su familia adems de mantener buenas relaciones sociales y culturales, era de una religiosidad acentuada. Varios de sus tos haban seguido la Va Suf. Tras la ocupacin de Murcia por los almohades, la familia de Ibn Arabi se traslad a Sevilla, contando l entonces ocho aos de edad. All recibi la educacin tradicional. Estudi el Corn, su exgesis, las tradiciones del Profeta, la ley, gramtica rabe y disertacin con los mejores maestros de la poca. Unos aos despus se cas con una joven llamada Maryam, hija de Muhamad b. AbdQn, persona muy querida e influyente. Su esposa Maryam comparta tambin sus deseos de dirigir sus pasos por la Va Suf.

Ibn Arabi se manifest desde su juventud como un ser altamente evolucionado. Prueba de esta precocidad es el relato de la entrevista que su padre le concert con Ibn Rushd (Averroes), de edad ya muy avanzada: Pas una jornada en Crdoba, en casa de Ab al-Walid Ibn Rushd, quien anteriormente haba expresado su deseo de conocerme personalmente. Al parecer, le haban hablado de ciertas revelaciones por m recibidas durante mi retiro espiritual, lo que despert su curiosidad y extraeza. As, mi padre, que era amigo suyo, me llev a l con el pretexto de que deba solucionar unos asuntos en Crdoba. En aquella poca yo era todava un joven imberbe. Al entrar en su casa, el filsofo se levant para acogerme con grandes signos de amistad y afecto y me bes. Despus me dijo: Si?" y yo le respond: Si". Mostr alegra al ver que le comprend. Al ver el motivo de su jbilo, le dije: No. Entonces Ibn Rushd se sorprendi, palideci y dirase que dudaba de s mismo. Seguidamente me hizo la siguiente pregunta: Que respuesta has encontrado a las cuestiones de la revelacin (al-kashf) y de la gracia divina?, coincide tu respuesta con la que nos da el pensamiento especulativo?. Y le contest: Si, No, Y entre el s y el no, los espritus vuelan ms all de la materia y las cabezas se separan de los cuerpos. Al escuchar esto, Ibn Rushd palideci e incluso tembl y escuch a sus labios murmurar: No hay ms fuerza y poder que la que viene de Allah. Haba comprendido lo que quise decirle . De entre los maestros que instruyeron e influenciaron a Ibn Arabi, dos atraen especialmente nuestra atencin; ambos son mujeres. Las dos eran ya muy mayores cuando las conoci. Una de ellas fue Shams de Marchena, de la que l mismo nos cuenta: Entre los santos hay ciertos hombres y mujeres que se llaman Implorantes (que Allah los bendiga). Encontr uno de ellos en la Marchena de los Olivares, se llamaba Shams y era ya muy anciana La otra mujer con la que pas cierto tiempo fue Ftima de Crdoba: Serv como discpulo a un gran adorador de Allah, un gnstico, una dama de Sevilla llamada Ftima bint Ibn al-Muthann. La serv durante varios aos. Teniendo entonces ella ya ms de noventa y cinco. Tocaba el tambor y se complaca mucho en ello". Con frecuencia me deca: Yo soy tu madre espiritual y la luz de tu madre terrestre. Cuando un da mi madre vino a verla, le dijo: Hola, luz, este es mi hijo y tambin es tu padre. Considralo como tu padre, no como tu hijo, obedcele y no te separes nunca de l. Ibn Arabi no dej la pennsula ibrica hasta pasados los treinta aos. En el ao 590/1193, fue a Tnez. Al parecer es en este viaje donde tuvo un encuentro con el gua inmortal de las almas Al-Khadir: Estaba a bordo de un barco en el puerto de Tnez. Me dola el estmago y, como todo el mundo dorma, decid ir a cubierta y contemplar el mar. De momento, a la luz de la luna llena que brillaba aquella noche en todo su esplendor, vi a alguien caminar en direccin al barco. Finalmente lleg ante m. Se mantena sobre un pie y levant el otro. Pude ver que no estaba mojado. Me habl durante un rato. Luego me salud y se dirigi

hacia un faro situado en lo alto de una colina a ms de tres kilmetros de all. Esta distancia la cubri en dos o tres pasos. Desde lo alto del faro lo escuch glorificar a Allah. Al da siguiente, cuando llegu a la ciudad, encontr a un hombre piadoso que me pregunt cmo me haba ido en mi encuentro nocturno con Al Khadir a bordo del barco. Se interes por lo que yo le dije y lo que l me respondi. Sin duda, a causa de las luchas constantes en frica del norte decidi volver a Andaluca. De camino a Sevilla se detuvo en Tarifa en Tarifa en el ao 590 tuve una discusin con alQalaf sobre los mritos de la pobreza y de la riqueza . Ya en Sevilla tuvo otro encuentro extrao. En su estancia en Tnez compuso un poema del cual no haba hablado a nadie. A mi vuelta a Sevilla, tras un viaje de tres meses en caravana desde Tnez, un hombre totalmente desconocido vino a m y me recit palabra por palabra el poema compuesto por m, pese a que yo no se lo haba comunicado a nadie. Le pregunt quin haba compuesto aquellos versos y l me dijo que Muhammad Ibn Arabi. Le pregunt entonces cundo los haba aprendido y l me dijo el mismo da en que yo los compuse. Al preguntarle cmo y de quin, me dijo: Una noche estando sentado en compaa de mis hermanos en el barrio Oriental de Sevilla un extranjero con aspecto de mendigo vino hacia nosotros. Se sent y tras entablar conversacin, nos recit estos versos. Nos gustaron tanto que los escribimos y le preguntarnos por su autor. Respondi que haban sido compuestos por Ibn Arabi en Tnez. En el ao 591 y tambin en el 593 fue a Fez donde su reputacin atrajo muchos discpulos y admiradores. Posteriormente volvi a su villa natal de Murcia, parndose en Granada y visitando la escuela suf de Almera fundada por Ibn al- Arif, autor del clebre Mah al Mach En el ao 558 emprendi viaje a Oriente, estuvo en Alejandra, en El Cairo y en La Meca, donde su fama no tard en expandirse. All se encontr a las personalidades ms importantes de la Va Suf de aquella poca, todos fueron a presentarle sus respetos y gozar de su presencia y enseanzas. En el ao 601 dej La Meca y se dirigi a Bagdad. Posteriormente recorri todo Egipto y en el 604 volvi a La Meca. Estuvo en Konya donde su sabidura y sus poderes espirituales dejaron una profunda impresin en las gentes. Su estancia en esta ciudad fue de gran importancia para el sufismo oriental. En el ao 620 se instal en Damasco definitivamente. Sus largos viajes, su enorme produccin literaria y las privaciones y austeridades soportadas, haban minado su salud. Era clebre

universalmente. El soberano de Damasco estaba orgulloso de tenerlo en su ciudad. Es all donde termin de componer su imponente obra Futht al-Makkiyyah. Muri en Damasco el 16 de Noviembre de 1240 (638) a la edad de 76 aos. Ibn Arabi expres la enseanza y las intuiciones de muchas generaciones de sufs que le precedieron. Consign por escrito, por primera vez y de una forma sistemtica y detallada, el vasto fondo de la experiencia suf y la tradicin oral. Al mundo musulmn, a punto

entonces de comenzar su decadencia cultural, poltica y econmica, le dej una exposicin definitiva de la enseanza suf y tambin un resumen completo de la herencia esotrica del Islam. Su influencia sobre toda enseanza suf posterior es profunda y podemos decir que fue el ltimo Sello de la sabidura, el ltimo que recibi las enseanzas no manifestadas de la Va. Cuantos vinieron tras de l se inspiraron en su poderosa figura.

AB JA'FAR AL-'URYAN (1) El primer suf que encontr por el Camino de Allah fue Ab Jafar Ahmad al-Uryan. Este maestro vino a Sevilla cuando yo empezaba a adquirir el conocimiento de este noble Camino. Fui el primero en acercarme a l; al entrar en su casa, hall a alguien dedicado a la invocacin (dhikr) .Me present y supo de inmediato la necesidad espiritual que me haba conducido hasta l. Entonces me pregunt: Ests firmemente decidido a seguir el Camino de Allah? Y yo le respond: El siervo puede tomar la decisin, pero es Allah quien decide. A continuacin me dijo: Cierra tu puerta, rompe tus lazos, toma al Generoso como compaero (al-Wahhb), El te hablar con claridad. No cej en mi empeo hasta que obtuve la Apertura. Aunque este hombre del campo era iletrado y no saba ni escribir ni contar, bastaba con escuchar sus enseanzas sobre el conocimiento de la Unidad (at-tawhd) para apreciar su nivel espiritual. Dominaba los pensamientos (al-khawtir) con su energa espiritual (him mah) y poda superar los obstculos de la existencia con las palabras. Se le vea invocar en estado de pureza ritual, vuelto hacia la quiblah y casi siempre en ayunas. Un da, los cristianos le hicieron prisionero. Como saba lo que iba a suceder, incluso antes de salir, haba advertido consecuentemente a los miembros de la caravana en la que viajaba de que seran apresados todos al da siguiente. Por la maana, como haba previsto, el enemigo les tendi una emboscada y los apres. Con todo, tuvieron mucha consideracin con el shaykh y pusieron a su disposicin un alojamiento cmodo y servidores. Poco despus, consigui que lo liberaran a cambio de la suma de quinientos dinares y se puso en camino hacia nuestro pas. A su llegada, le propusieron que recolectara el rescate entre dos o tres personas. Y replic: No, me gustara recibirlo de todas las personas posibles. Si pudiera, lo obtendra de cada uno en pequeas sumas, pues Allah me ha hecho saber que, en cada alma que ha de ser pesada en la Balanza el Da del Juicio, hay algo que merece salvarse del Fuego. De esta forma, obtendra el bien de cada uno para la comunidad de Muhammad. Cuentan que, estando todava en Sevilla, alguien fue a informarle de que la gente de la fortaleza de Kutmah necesitaba lluvia. Aunque la fortaleza estaba separada de nosotros por el mar y por un viaje de ocho das a travs del pas, se puso en camino con uno de sus discpulos llamado Muhammad. Antes de su salida, le sugirieron que pidiera he hiciera Dua por ellos sin emprender el viaje, pero contest que Allah le haba ordenado que se dirigiera a ellos en persona. Cuando llegaron, no les dejaron entrar. Sin embargo, incluso ignorado, realizo el istisq y Allah les envi la lluvia poco despus. A su regreso, vino a vernos antes de entrar en la ciudad. Su discpulo Muhammad nos cont ms tarde que, cuando Allah envi la lluvia, sta cay alrededor de ellos, pero que ni una gota les haba tocado. Al expresar al shaykh su sorpresa por el hecho de que la misericordia divina no hubiera descendido sobre l tambin, el shaykh grit y dijo: As habra sido si yo lo hubiera pensado! . Un da estaba sentado junto al shaykh, se present un hombre con su hijo. Le salud e indic que hiciera lo mismo. Por aquella poca, nuestro shaykh haba perdido ya la vista. El hombre le dijo: Oh, Sd, este es mi hijo, que se ha aprendido el Corn de memoria Al oir esto, la actitud del shaykh cambi por completo, bajo la influencia de un estado espiritual (hl). Entonces dijo al hombre: Lo Eterno lleva consigo lo transitorio. Que el Corn nos gue (yahfizhy) y nos proteja (yahfizhy), a nosotros y a tu hijo!. Esta ancdota es un ejemplo de sus estados de Presencia espiritual (hudr). Era inquebrantable en el Din de Allah e irreprochable en todas las cosas. Siempre que iba a verle, me reciba con estas palabras: Bienvenido sea un hijo filial, pues todos mis hijos han carecido de franqueza hacia m y han renegado de mis favores, excepto t que siempre los has recibido y que siempre te has mostrado agradecido por ellos. Allah no lo olvidar.

En una ocasin le pregunt sobre los inicios de su vida espiritual. Me inform de que el sustento de su vida espiritual. Me inform de que el sustento de su familia para un ao era de ocho medidas de higos y que cuando estaba en recogimiento espiritual, su mujer vociferaba contra l y le injuriaba, dicindole que se moviera y que hiciera algo para satisfacer las necesidades de su familia. Estas reprimendas le turbaban y entonces se pona a implorar: Oh, Seor, estos asuntos se interponen entre T y yo, pues mi esposa se obstina en importunarme. Si quieres que permanezca en Tu compaa, librame de sus reproches, sino, dmelo. Un da, Allah le llam interiormente: Oh, Ahmad, permanece en Mi compaa y ten por seguro que, antes de que el da termine, Yo te proporcionar veinte medidas de higos, lo suficiente para dos aos y medio. Continu su relato dicindome que, en menos de una hora despus, un hombre se present en su casa para ofrecerle una medida de higos. Allah le dijo que esa era la primera de las veinte medidas. As, antes de la puesta de sol, dejaron veinte sacos en su casa. Su familia estaba gozosa y su mujer, satisfecha, le dio las gracias. El shaykh se entregaba mucho a la meditacin y sus estados espirituales le proporcionaban mucha alegra y esperanza . En el momento de mi ltima visita que Allah sea misericordioso con l! estaba con mis compaeros. Cuando entramos en su casa, estaba sentado; uno de nosotros tena la intencin de hacerle una pregunta pero, nada ms entrar, levant la cabeza y dijo: Examinemos un problema que ya te he expuesto, Ab Bakr (se refera a m), pues siempre me ha sorprendido esa palabra de Ab al-Abbs b. al-Arf : ...hasta que se extinga lo que no ha sido y permanezca lo que nunca ha dejado de ser .Todos sabemos que lo que nunca existi se extingue (fna) y que persiste (bqa) lo que nunca ha dejado de existir; pero, qu entenda l por eso? Como ninguno de mis compaeros estaba en condiciones de responderle, se dirigi a m. Aunque era capaz de tratar este asunto, me qued en silencio, evitando hablar de ello. El shaykh lo saba y no repiti la pregunta . Guardaba su ropa para dormir y no se turbaba durante las sesiones de sam , pero cuando oa recitar el Corn, abandonaba todo recato y se pona muy inquieto. Un da, estaba haciendo el salat de la maana en su compaa, en casa de mi amigo Ab Abdallh Muham mad al-Khayyt , apodado el Almidonero (al-Accd), y de su hermano Ab al-Abbs Ahmad al-Harr el imn recit la surata El Anuncio (anNab) Cuando lleg el versculo: No hemos dispuesto la tierra como un lecho y las montaas como pilares ?, me distraje del relato del imn y ya no escuch nada ms. Interiormente vi a nuestro shaykh Ab Jafar que deca: El mundo es el lecho y los creyentes son los pilares, los creyentes son el lecho y los cognoscentes los pilares, los cognoscentes son el lecho y los profetas los pilares, los profetas son el lecho y los enviados son los pilares . Enumer otras verdades espirituales (haq iq) y despus mi atencin se centr de nuevo en la salmodia del imn, que recitaba: ...y ha dicho la verdad. Es el da de la Verda. Despus del salat, le pregunt sobre lo que haba visto y me di cuenta de que sus pensamientos respecto a ese versculo haban sido idnticos a los que haba odo expresar en mi visin. Un da, un hombre armado con un cuchillo se abalanz sobre l con la intencin de matarlo. El shaykh ofreci tranquilamente su cuello. Sus discpulos quisieron dominarlo, pero les dijo que le dejaran hacer lo que haba venido a hacer. No haba hecho ms que levantar el cuchillo para degollarlo, cuando Allah hizo girar el arma en la mano del hombre, quien se asust y la arroj al suelo. Luego se derrumb a los pies del shaykh, lleno de remordimientos. Si no fuera por falta de espacio, habra relatado otras muchas cosas admirables sobre este shaykh, sobre sus sentencias alusivas y sobre las charlas que tuvimos respecto a temas espirituales. Este shaykh se volvi hacia Allah asistiendo a las sesiones (majlis) del shaykh Ab Abdallh b. aI-Haw wc al que conoc y con el que trab una verdadera amistad; no hablar de l porque no entra en la categora de las personas consideradas en esta obra. Al-Uryan era conocido por practicar el dhikr, tanto en estado de vigilia como de sueo; yo mismo observ cmo se mova su lengua en la invocacin mientras estaba dormido. Sus estados espirituales eran intensos y las gentes del lugar estaban tan mal avenidas con l que uno de los notables de la comunidad lleg a hacerle desterrar. As fue como lleg a nuestra casa en Sevilla. A raz de su accin, Allah envi a las gentes del lugar un jinn, llamado Khalaf, quien penetr en la casa del notable en cuestin y lo expuls de ella a la fuerza. Ese jinn se qued y llam a las gentes del lugar. Despus de llegar a la casa, oyeron cmo le preguntaba a uno de ellos si haba desaparecido algo de su casa y si sospechaba de quin lo haba cogido. Al contestar el hombre afirmativamente a las dos preguntas, el jinn le dijo que sus sospechas no tenan fundamento y que el nombre del verdadero culpable era Fulano, el cual se haba quedado prendado de su mujer y haba cometido adulterio con ella. El jinn le orden que fuera a asegurarse en persona, y pudo comprobar que todo lo que le haba dicho era

cierto. Continu de esta forma descubrindoles, igual que a sus hijos, los males y vicios ocultos, hasta que quedaron reducidos a la desesperacin. Cuando le suplicaron que les dejara en paz, les contest que haba sido Abdallh (al-Uryan) quien les haba impuesto su presencia. Se qued entre ellos durante seis meses. Despus fueron a buscar al al Uryan y le suplicaron que regresara a su ciudad, implorando su perdn por lo que le haban hecho. El shaykh reconsider la decisin y se march con ellos para librarlos del jinn. El hecho se hizo clebre en toda Sevilla. Un da que yo estaba con l, pidi algo para beber. Uno de sus discpulos se levant y le trajo, en una bandeja de cobre, una jarra con un tapn de cobre. Cuando bebi, exclam: No deseo beber lo que est contenido entre dos cosas malficas. Le llev otra jarra. Allah haca de cada cosa que le comunicaban sus sentidos un medio de ensear alguna sabidura. ========================================================== 1 Cf. Futht, I, pg. 186; II, pg. 177; III, pg. 539, donde aparece como Ab al-Abbs. En la Durrah, le llaman Abdallh. (Cf. Etudes Traditionnelles, 1962, pg. 169 y nl 12. Para referimos a esta revista, emplearemos en lo sucesivo la abreviatura E.T.). 2 Lleg a Sevilla seguramente antes del 580/1184. Cf. Futhr, 11, pg. 425. 3 Recuerdo e invocacin del nombre de Al. 4 Los khawtir son palabras que vienen sbitamente y de forma no deliberada al pensamiento (cf. E.T., 1962, pg. 167 y n[ 5). Sobre la himmah energa espiritual o aspiracin concentrativa, cf. Futht cap. 229 y E.T.. 1961, pg. 89, n 28. Jurjn en sus Tarft, la define como la orientacin y la resolucin del corazn que concentra todas sus energas espirituales hacia lo Verdadero (al-Haqq) para alcanzar la perfeccin, ya sea para l mismo o para otros (trad. J.L. Michon). 5 La qiblah es la direccin de la Meca. Condicin necesaria para la plegaria ritual (calah); se recomienda, adems, para cualquier obra de adoracin, de invocacin (dhikr) o de lectura del Corn (cif, infra, pg. 127), pues esta orientacin espiritual representa simblicamente la direccin de la intencin (miyyah); cf. R. Gunon, Le Roy du Monde, cap. VIII y Le Symbolisme de la Croix, cap. VIII. 6 Hacia mediados del siglo XII, el poder musulmn se extenda un poco ms all de Andaluca, que sufra constantes incursiones de bandas cristianas procedentes del norte. 7 En la versin ms detallada de esta historia en la Durrah, sus compaeros de viaje y l cayeron en una emboscada apenas a tres kilmetros de su ciudad natal, al venir de Sevilla. Tambin se dice en ella que permaneci preso seis meses. [8] Al-Qacr al-Kabr. Cf. Archives Marocaines, II, 2 pg. 19. 9 Sobre este rito en el que se pide la lluvia, ver Bukhr, Cahh abwb al-Istisq y la Rislah de alQayrawn, Argel, 1968, pg. 103. Cf. tambin en Legey, Essai de folklore marocain, 1926, pg. 27. 10 Esta historia tambin se relata en la Durrah. En esta versin, al-Uryan recibe de Al la orden de no entrar en la fortaleza y es el propio Ibn Arabi el que le pregunta al shaykh por qu la lluvia no le ha cado a l. Cf. Esad Ef. 1777, f. 93 b. La lluvia se asimila al descenso de las influenciascelestes; no obstante, al no haber considerado ms que el alivio de los habitantes de la fortaleza, afectados por la sequa, al-Uryani no se haba mencionado seguramente en su oracin y por ello no haba podido aprovecharse de esa modalidad de la misericordia divina. 11 Al decir al shaykh que su hijo es de los que llevan el Corn (en su memoria) (Min humalati-lqurn que es hafizh al-qurn, el hombre emplea dos expresiones que sirven normalmente para designar a quienes se han aprendido el Corn de memoria. La frase contiene as los verbos hamala, llevar, y hafizha, guardar (en la memoria), preservar, proteger. 12 El parentesco es de ndole espiritual aqu. La clebre Ftimah de Crdoba dijo un da a la madre de Ibn Arabi que ste era, espiritualmente, su padre. 13 El autor explica aqu que cada saco de higos pesaba cien rotl, y cada rotl equivale aproximadamente a una libra. 14 El estado espiritual (hl) es la accin temporal de la gracia espiritual concedida al Suf segn su condicin y su inspiracin. 15 Este clebre Suf andaluz es el autor de Mahsin al-majlis, traducido y editado por Asin Palacios. 16 Esta frase se encuentra en la obra anteriormente citada, ver pg60 y n[ 55, texto rabe, pg. 97

17 Ibn Arab volver sobre ello en su Livre de lExiinction dans la Contemplation, traducido por M. Vlsan; cif. E.T., 1961, pg. 39. 18 El perfecto dominio que normalmente tena de todos sus estados, tanto de sueo como de vigilia, le protegan de cualquier mancha indeseada, pero la efusin de gracia que comporto el embargo del Corn, le sumerga sin que pudiera controlarla. 19 La audicin, como principio general, es el despertar de los estados espirituales por la fuerza interior de un sonido exterior. De forma ms especfica, el sam consiste en escuchar msica o poesa para provocar dchos estados, como se practica en algunas hermandades sufes. Cf. Hujqr, Kashf al-mahjb, pg. 393 Ss. 20 Cf. infra, pg. 61. 21 Cf. infra, pg. 67. 22 El que preside la oracin hecha en comn. 23 El Corn, LXXVIII. 24 Versculo 6. 25 Estas meditaciones sobre los versculos cornicos expresan una concepcin jerrquica del universo. Todo enviado (rasl) es profeta (nab) por su grado de inspiracin: con todo, no es enviado ms que el profeta que promulgo una nueva ley sagrada (nota de T. Burckhardt en su traduccin de la Sagesse des Prophetes de Ibn Arab, 1955, pg. 46). 26 El Corn. LXXVIII, 38-9. 27 Esad Ef. 1777, f. 91 b. 28 Proceda de U1ay ahora Lul, cerca de Silves, en el Algarve. 29 Los jinns son seres de naturaleza sutil y pueden ser bien intencionados hacia los hombres u hostiles. 30 La palabra para designar el cobre, nuhs, viene de la raz nahisa, que significa ser siniestro o de mal agero, traer desgracia. Los dos planetas malficos en astrologa, Marte y Saturno, se llaman anNahisn.

AD-DURRAT AL-FKHIRAH Pas cuarenta aos en lugares desiertos y otros cuarenta en Sevilla. Fui a verle un da mientras haca la ablucin (wud). Al efectuar este rito, la vergenza y el temor le hacan cambiar de color. Cuando le preguntaban la razn, responda: Como podra ser de otro modo para quien se prepara para conversar con Allah, cargado de dunub (errores, equivocaciones)?. Realizaba sus abluciones meticulosamente, lavando tres veces cada parte del cuerpo al pronunciar el nombre de AllAh. Cuando termin, levant la cabeza y me vio delante. Estaba sentado en un banco y se preparaba para secarse; me hizo seas para que me acercara. En aquella poca, empezaba a seguir el Camino y haba recibido algunas exhortaciones de naturaleza espiritual que no haba confiado a nadie. Oh, hijo mo, me dijo, cuando hayas probado la miel, deja el vinagre. Allah te ha abierto el Camino, es preciso que permanezcas en l con firmeza. Cuntas hermanas tienes?. Le inform de que tena dos hermanas. Estn casadas ya?. Le respond que todava no lo estaban, pero que la mayor estaba prometida al Emir Ab al-Al b, Ghazn. Hijo mo, debes saber que ese matrimonio no se celebrar, pues tu padre y el hombre de quien hablas van a morir y te vas a quedar solo para hacerte cargo de tu madre y de tus hermanas. Tu familia querr persuadirte de que regreses al mundo para que cuides de ellas. No hagas lo que van a pedirte y no tengas en cuenta sus palabras, pero rectales este versculo: Ordena a tu familia que rece y t mismo persevera en el salat. No te pedimos que satisfagas nuestros medios de subsistencia. Nosotros proveeremos y el final dichoso es para aquellos que temen a Allah. No hagas nada ms, pues Allah te ha preparado una senda de entrega. Si les haces caso, sers abandonado en este mundo y en el Otro, dejado a tu suerte.

Antes de terminar el ao, el Emir muri sin haber podido efectuar su matrimonio con mi hermana. Mi padre muri seis aos despus. El shaykh tambin muri. Lleg el momento en que mi familia vino a buscarme y me reprocharon que no satisfaciera las necesidades de mis hermanas. Despus vino a verme mi primo y, con mucha deferencia, me suplic que regresara al mundo por el bien de mi familia. Por toda respuesta, le recit estos versculos que haba compuesto bajo la inspiracin del momento: Ellos me invitaron a alejarme de la Senda de Allah. Yo respond: Cmo podra abandonar la Senda cuando el Amigo ha dicho: Excepto el sol naciente de la Realidad, qu hay sino la sombra noche del error? As que no puedo hacer lo que me peds. El Emir de los Creyentes deseaba, no obstante, que entrara a su servicio. A este fin, envi al antiguo Jefe de justicia Yaqb Ab al-Qsim b. Taq. Le haba dicho al juez que se encontrara conmigo a solas y que no intentara obligarme si rechazaba su proposicin. Cuando vino a hacerme esta oferta, la rechac; las palabras del shaykh resonaban todava en mis odos. A continuacin conoc al Prncipe y se interes por mis dos hermanas que necesitaban proteccin. Cuando le puse al corriente de su situacin, me propuso buscarles maridos apropiados, y le respond que yo mismo me encargara. No seas tan expeditivo, me dijo, tengo obligaciones para con ellas. Entonces llam a su guardia y le orden, con insistencia, que le informara de mi respuesta tanto de da como de noche. Poco despus de dejar al Prncipe, me envi un mensajero para renovar su ofrecimiento relativo a mis dos hermanas. Le di las gracias al mensajero y part casi de inmediato para Fez con mi familia y con un primo paterno. Unos das despus, el Califa pidi noticias mas a Ab al-Qasm b. Nadr. Le inform que haba salido para Fez con mi familia. Al enterarse de ello, el Califa exclam: Gloria a Allah! Una vez establecido en Fez, cas a mis dos hermanas y de ese modo me libr de su carga. Despus de eso sent de nuevo la influencia del shaykh y me encamin hacia La Meca. Es uno de los ejemplos de sus gracias espirituales. A su muerte, lavamos su cuerpo durante la noche, en secreto y lo llevamos a hombros hasta su tumba, donde lo dejamos. Por la maana, la noticia de su muerte se haba difundido por toda la ciudad. Poco despus, no qued nadie con el Prncipe de los Creyentes, salvo su guardia. Cuando pregunt lo que ocurra, se le anunci la muerte del shaykh y lo que nosotros habamos hecho; entonces comprendi el comportamiento de sus hombres. El Prncipe sali para asistir a los funerales, pero la gente no le prest ninguna atencin dado que los miraba con desprecio. Nunca deca "yo" y nunca le o pronunciar esa palabra. Vena frecuentemente a nuestra casa para ver a uno de mis tos, durante mi perodo de ignorancia, es decir, antes de que yo entrara en el Camino. (Respecto al matrimonio, la versin de la Durrah es algo distinta). Habamos buscado a una mujer para drsela en matrimonio con la intencin de resolver el asunto. Sucedi que ca enfermo y, cuando vino a visitarme, le present mi proyecto. "Hermano, me dijo, ya me he casado y el jueves entrar en mi casa nupcial". Era sbado. Se march. Poco despus, Umm azZahra, una mujer que estaba en el Camino de Allh, vino a verme y le puse al corriente del asunto. Cuando me dej, se dirigi a su casa y se enter de que, casi nada ms dejarme, se haba puesto enfermo. Cuando ella le habl de matrimonio, el respondi: "Oh Fatimah, dentro de cinco das, entrar en mi cmara nupcial, como le dije a mi hermano Ibn 'Arabi", Ella le pregunt: "Con quin vas a casarte y cmo es posible que tengas un secreto con nosotros?". A lo que l respondi. "Hermana, el jueves lo sabrs". Y el jueves se muri, fue enterrado y entr en el Cielo la noche del viernes, in shla 'Allah, como un recin casado. Fui compaero de ese shaykh durante cerca de trece aos. [9] Esad Ef. 1777, f. 80 b. 10 La pureza espiritual es indispensable para efectuar el rito de la oracin. 11 El Corn, XX, 132. 12 Este debe ser Ab Yaqb, Ysuf, el Almohade, que rein de 1163 a 1184.

CLIH AL-'ADAW Este hombre era un cognoscente por Allah (rif bi llh), dedicndole a El todo lo que haca, y recitando el Corn en todos los momentos del da y de la noche. Nunca tuvo casa propia y no se preocupaba en absoluto de su salud; era de esos que pretenden alcanzar la estacin de los setenta mil que entrarn en el Paraso sin sufrir la Rendicin de Cuentas (al-hisb)[1]. No hablaba con nadie y no asista a ninguna reunin. A veces venan a decirle que el sol se ocultaba en el cielo, mientras l estaba todava en la primera rakat del salat de la maana[2]. Cuando se preparaba para el salat los das de fro intenso, se quitaba la ropa, conservando solamente una camisa y los pantalones; y,

a pesar de ello, sudaba como si se encontrara en las termas. Al hacer sus ibadas (practica), lanzaba gemidos y mascullaba de tal forma que nadie poda comprender lo que deca. Nunca dejaba nada para el da siguiente y no aceptaba nada que excediera lo justo y necesario, tanto si era para l como para los dems. Pasaba la noche en la mezquita de Ab Amir ar-Rutundal, el recitador del Corn[3]. Fui discpulo suyo durante varios aos, en ellos me dirigi tan pocas veces la palabra que casi podra contar sus palabras. Un ao, desapareci de Sevilla con motivo de la Fiesta del Sacrificio[4] Cierto jurista, hombre digno de fe, me indic despus que el shaykh haba estado presente en la concentracin de Araft[5] y que lo haba sabido por alguien que lo haba visto all[6]. Mantena una relacin especial con nosotros y con frecuencia nos diriga sus meditaciones, de lo cual obtuvimos un gran beneficio espiritual. Por lo que a m respecta, me anunci muchas cosas que, ms tarde, resultaron totalmente justas. Fue Ab Al ash-Shakkz[7] quien le cuid durante su enfermedad. Posteriormente vivi cuarenta aos en Sevilla, donde muri. Nosotros mismos lavamos su cuerpo durante la noche y lo llevamos a hombros hasta su tumba, donde le dejamos para que la gente rogara por l y lo enterrara. Nunca jams encontr a alguien parecido. Su condicin (hlah) era semejante a la de Uways al Qaran[8]. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------[1] Budhr K. ar-Riqq, b. 50. [2] Se trata de la alt ad-duh, oracin superrogatoria que se hace a media maana. [3] Cf. Ibn Abbr Takmilah, ed. Codera, pg. 527 [4] Esta fiesta musulmana, que conmemora el sacrificio de Abraham, se celebra el dcimo da del mes de Dh-l-Hijjah, mes de la peregrinacin. Se llama Ayd al-Adh, la Fiesta del Sacrificio, o Ayd al-Kabr, la Gran Fiesta. [5] Uno de los ritos de la peregrinacin. [6] Evidentemente. Calih al-Adaw no se haba dirigido a La Meca de la misma forma que los dems peregrinos... Ibn Ajibah relata una ancdota semejante: Sd al-Husayn aI-Hajjji formaba parte de las gentes de paso (ahl al-khutwah). Todos los aos estaba presente con los peregrinos del Monte Araft, adonde se diriga de una forma extraordinaria, reduciendo las distancias (J. L. Michon, LAutobiographie... op. cit. pg. 34). [7] Cf. infra, pg. 71 [8] Uways al-Qaran vivi en la poca del Profeta, peso nunca le vio. A pesar de ello, el Profeta le conoca y le di su descripcin a Umar y a Al y les suplic que fueran a transmitirle sus saludos (y a pedirle que intercediera por su comunidad; tambin orden que le devolvieran su abrigo). Despus de la muerte del Profeta, se pusieron a buscarlo y le pidieron su bendicin; l les aconsej que estuvieran preparados para el Da de la Resurreccin. Muri combatiendo por Al en la batalla de Ciffm, en 37 H. (lo cual hace decir a Corbin, fiel a su mana asimiladora, que fue un mrtir del shiismo. Sobre este santo totalmente excepcional, podemos remitimos al Mmorial des Saints de Attr (1976, pg. 27-37) y ser fcil comprobar una gran similitud de carcter espiritual entre estos dos awliy. La observacin final de Ibn Arab debe indicar tambin la pertenencia de Calih al-Adaw al tipo espiritual de los Ywayss; ver al respecto Jmi, La Vie des Soufis, (1977, pg. 77-9) y, con reservas, H. Corbin, LImagination cratice dans le Soufisme de Ibn Arab, 1958, pg. 27. Ab Abdallh Muhammad ash-Sharaf Este shaykh haca siempre sus cinco salat en la gran mezquita de Udays, en Sevilla. Se ganaba la vida vendiendo opio, que recoga en la buena estacin y que venda a personas ntegras, cuyo dinero saba que haba sido ganado honradamente. Se quedaba tanto tiempo de pie realizando sus salat que sus pies se hinchaban y, en ese estado, las lgrimas le corran por la barba como perlas. Vivi en la misma casa durante cuarenta aos, sin encender nunca ni fuego ni luz, entregndose con fervor a las obras de adoracin. Un da me sorprendi retrasndome por mirar al loco del barrio que estaba en medio de la muchedumbre. No le haba visto, pero me cogi por la oreja, me llev aparte y me dijo: Eres t el que obra as?. Ante estas palabras, me sent totalmente avergonzado y me dirig con l a la mezquita. Sola anunciarme los acontecimientos antes de que se hubieran producido y todo ocurra siempre como haba pronosticado. En la mezquita, nunca ocupaba un lugar determinado ni haca su salat dos veces en el mismo sitio. Como nadie se atreva a pedirle abiertamente que rogara por l, el que quera beneficiarse de sus splicas le acechaba cuando entraba en la mezquita para saber dnde iba a hacer su salat; entonces iba a ponerme a su lado. Cuando el shaykh se sentaba despus del salat, la persona que deseaba su ayuda efectuaba su

splica (du) en voz alta y el shaykh aada su Amin; esa era su manera de suplicar. Un da, le ped que rogara por m y lo hizo, empezando incluso la peticin en mi lugar, alabado sea Allah!. Siempre me diriga la palabra el primero, pues senta ante l un temor reverencial. He sacado un gran provecho de su compaa. Por lo que respecta a sus gracias espirituales, observ que ante la proximidad de su muerte, abandon su morada diciendo que quera hacer un viaje. Se march hacia su pueblo natal de Aljarafe, a dos parasangas de Sevilla. Cuando lleg, se muri. Que Allah sea misericordioso con l! Un da vio a un nio pequeo con un cesto de semillas de hinojo sobre la cabeza; el chico pareca profundamente afligido. El shaykh le mir con asombro y se apiad de l. Este le pidi entonces una oracin mientras la gente se amontonaba a su alrededor. Que te ocurre, hijo mo?, le pregunt el shaykh. Mi padre ha muerto, dejando a mi madre y a mis hermanos sin recursos. Hoy nos hemos levantado sin tener nada para comer y, como mi madre conservaba estas semillas de hinojo, me dijo: Cgelas, hijo mo, y vete a venderlas; si es suficiente, trenos con qu comer todo el da. El shaykh llor e, introduciendo la mano en el cesto, sac algunas semillas. A continuacin dijo: Es una buena mercanca, pequeo. Ve a decirle a tu madre que tu to de Aljarafe ha cogido algo, y que est en deuda con vosotros. Entonces un comerciante cogi el cesto y dijo: Ahora que el shaykh ha cogido, estas semillas tienen su bendicin. El comerciante fue a buscar a la madre del chico y le dio setenta dinares mumin por la cesta. El shaykh haba obrado de esta forma por misericordia para con ellos. Que Allah est satisfecho con l!. Ad-Durrat al-fkhirah Siempre estaba ausente del pas en la poca de la peregrinacin (hayy). Un grupo de peregrinos de Sevilla le vieron. Un da, estaba con l para el salat de medio da en la mezquita de Udays, cuando observ una gran concentracin de personas. Me pregunt lo que venan a hacer y le dije que el juez los haba reunido para ratificar el nombramiento de un nuevo muhtasib, ellos se haban pronunciado por aI-Irnq. Al or eso, sonri y dijo: Cuando haya terminado el salat del medio da, vern que les han impuesto a un hombre que ellos no haban elegido. Le pregunt quin podra ser, pero me contest que lo sabra despus del salat. Entonces realice el salat con l y, cuando terminamos, el juez anunci que haba decidido nombrar a atTalab para el cargo. Luego se march. El shaykh me dijo: Ves, se ha comportado con ellos como un hombre inteligente con su mujer: le pide su opinin, pero no acta de acuerdo con sus pretensiones [1] Futht, 1, pg. 206. [2] Utilizado naturalmente para fines mdicos. 3 Las splicas (du) son invocaciones dichas fuera de las oraciones cannicas y que a menudo van inmediatamente despus. Aunque se consideran una forma de oracin personal y pueden decirse en una lengua distinta al rabe, generalmente se componen de frmulas rabes transmitidas por el Profeta, sus Compaeros o algn gran santo, pues as es como transportan su influencia espiritual. 4 La parasanga (farsakh), medida de distancia de los antiguos persas, corresponde a un trayecto recorrido en una hora por un caballo al paso; se ha evaluado en unos 5.250 metros. Son los dinares acuados por Abd al-Mumin (muerto en 1163), sucesor del Mahd Ibn Tmart y fundador de la dinasta muminide. Los almohades gobernaron en Espaa hasta 1212. 6 Esad Ef. 1777, f. 83 a. 7Cf. supra, n. 50. [8] Funcionario encargado en principio de la vigilancia de los mercados, especialmente para el control de los pesos y de las medidas, el muhtasib se convirti rpidamente en el portavoz del juez (qd) AB YAHY AC-CINHJ Era un ciego anciano que haba sido imn en la mezquita de Zubaydi hasta su muerte. Lo enterramos en Almonteber y pasamos la noche sobre su tumba. Le frecuent y le vi siempre aplicado a las obras de adoracin; era un hombre que tena slidos conocimientos en las disciplinas y ciencias espirituales. Nunca le vi sentarse en otra parte que no fuera un pequeo taburete. Muri entre nosotros en Sevilla, que Allah tenga misericordia de l! y, as, tuvimos la prueba de su carisma. El viento no dejaba nunca de soplar en la montaa en la que lo enterramos; aquel da, Allah aplac el viento. La gente consider eso como un buen presagio y fueron a pasar la noche sobre su tumba para recitar el Corn. Cuando abandonaron la montaa, el viento volvi a soplar como antes. Yo era, como se sabe, uno de sus compaeros. Era de los que llevan una vida errante (min ahl assiyht), viajaba sobre todo a lo largo de las costas, buscando aislarse de los hombres.

[1] Futht, pg. 206 2 Futht,, ibid. 3 El errante (as-sh) dice Ibn Arab, es el que circula por la tierra para extraer de ella temas de meditacin y, con ello, aproximarse a Al, siguiendo un gusto por el aislamiento que nace de su propia inclinacin hacia la sociedad. Cf. Futht, cap. 174 y 175, traducidos por E. Dermenghem en Les plus beaux textes arabes, 1951, pg. 279-84. 4La khalwah, o el hecho de aislarse de los hombres y del mundo, es una caracterstica importante de toda la espiritualidad tradicional. Algunos sufes la han practicado durante la mayor parte de su vida y otros no han recurrido a ella ms que en algunas pocas para restaurar esa integridad que el contacto con el mundo debilito inevitablemente. Ibn Arabi escribi un tratado sobre el tema en el que da instrucciones para el retiro intensivo: Kitb al-khalwah, Aya Sofya, 1644. Sobre el mismo tema, ver Futhr, cap. 78 y 79, traducido por M. Vlsan, E.T., 1969, pg. 77-78. AB AI-HAJJJ YSUF ASH-SHUBARBUL Era originario de Shubarbul, pueblo del Aljarafe, aproximadamente a dos paransangas de Sevilla. Pas gran parte de su vida en lugares desiertos. Era compaero de Ab Abdallh b. al-Mujhid y se ganaba la vida trabajando con sus propias manos. Entr en el Camino antes de haber alcanzado la pubertad y lo sigui hasta su muerte. Ibn al-Mujhid, el maestro de nuestro Camino en este pas, senta por l mucho respeto y, cuando vena a verle, acostumbraba a decir: Pedid a Ab al-Hajjj ash Shubarbul que ruegue por vosotros. Es el propio Ab al Hajjj el que me lo ha contado. Me cont tambin que visitaba a Ibn al-Mujhid todos los viernes y que una vez lo encontr delante de una pared de su casa que se haba cado y que estaba arreglando para poner a su familia a cubierto. Despus de haberme saludado, Ibn al-Mujhid me dijo: Ab al-Flajjj, hoy es jueves, has venido en un da desacostumbrado. Yo le contest que estbamos a viernes. Y al orlo, I al-Mujhid golpe con sus manos y exclam: Pobre de m! Y todo eso porque tena ese trabajo que hacer. Qu habra ocurrido si hubiera tenido ms?. Se lament y llor, sintiendo el tiempo que haba perdido Al contrmelo, el propio Ab al-Hajjj tambin lloraba; luego aadi: As es como se afligen los nuestros, siempre que han perdido la felicidad de la presencia de Allah. Aunque Ab al-Hajjj era, sin duda, el ms eminente de nosotros, continu alimentndose del trabajo de sus manos hasta que se volvi demasiado dbil y tuvo que contar con los donativos piadosos. Cuando se volvi viejo y demasiado dbil para desplazarse, lloraba y me deca: Hijo mo, Allah me ha concedido el favor de recibir muchas visitas a casa, pero de esta forma El me expone a la tentacin; pues, Quin soy yo para creerme digno de todo eso? Ojal tuviera buena salud, preferira con mucho visitar a la gente en sus casas mejor que recibirlos. Era realmente una misericordia para el mundo. Cuando las gentes del Sultn venan a verlo, me deca: Hijo mo, estos hombres son los ayudantes de la verdad (al haqq) ocupados en los asuntos del mundo; Allah pide que se ruegue mucho por ellos para que El conceda la verdad (al-haqq) a sus actos y los ayude. El Sultn tena muchas deferencias con l. Fuera cual fuera la cantidad de personas que vinieran a visitarlo, l les ofreca toda la comida que posea, sin apartar nada para l. Un da, delante de unos seores, me dijo: Hijo mo, treme la cesta. Se la llev, pero no encontr nada en ella ms que un puado de garbanzos; los puse delante de ellos y se los comieron. Fu testigo de numerosas pruebas de su gracia espiritual; era de esos que pueden caminar sobre las aguas. Haba un pozo en su jardn, de donde sacaba el agua para las abluciones. Habamos observado que, al lado del pozo, haba un gran olivo cubierto de hojas y de frutos, con el tronco fuerte. Uno de nosotros le pregunt por qu haba plantado un olivo en aquel lugar, pues dificultaba el acceso al pozo. Levant la cabeza hacia nosotros, pues la edad haba curvado su espalda, y dijo: Me he criado en esta casa y, por Allah!, os aseguro que nunca haba notado ese olivo hasta hoy. Tal era la intensidad de la ocupacin de su corazn. Siempre que uno de nosotros entraba en su casa, le encontraba leyendo el Corn. No ley otro libro hasta su muerte. Este shaykh tena una gata negra que dorma sobre sus rodillas y que nadie poda coger o acariciar. Una vez me cont que la gata poda reconocer a los Amigos de Allah (awliy, los querido por Allah ) y me explic que esa actitud huidiza no era natural en ella, pues Allah la volva muy afectuosa con los Amigos de Allah. Yo mismo la vi frotar su cara contra las piernas de algunos visitantes y huir de otros. El da en que nuestro shaykh Ab Jafar al-Uryan fue a verle por primera vez, la gata estaba en la otra

habitacin. Antes de que se sentara, entr y le mir; entonces dio un salto, ech sus patas alrededor de su cuello y frot su cabeza contra su barba. Ab al-Hajjj se levant para recibirlo y le hizo sentarse, pero no dijo nada. Despus me confes que nunca haba visto la gata comportarse de aquella manera y que haba continuado as mientras dur la visita. Un da que yo estaba con el shaykh en una sesin, un hombre vino a verle; padeca un dolor de ojos tan fuerte que chillaba como una mujer de parto. Haba gritado tanto al entrar que haba molestado a las personas presentes; el propio shaykh palideci y se puso a temblar. Levantando entonces su mano bendita, la puso sobre los ojos y el dolor ces. El hombre qued tendido en el suelo, como muerto. Finalmente, se levant y abandon la casa con los dems, completamente curado. Este shaykh siempre estaba acompaado por un jinn virtuoso y creyente.Un da, le visit con nuestro shaykh Ab Muhammad al-Mawrr y le dije: Oh, Sd! este es uno de los compaeros de Ab Madyan. Entonces sonri y dijo: Qu maravilla! Tambin ayer, Ab Madyan estuvo en mi casa. Qu excelente shaykh!. Hay que decir que en aquella poca, Ab Madyan viva en Bougie, aproximadamente a cuarenta y cinco das de camino. As que la visita de Abu Madyan a Ab al-Hajjj se haba producido de forma sutil; a m me sola ocurrir lo mismo con Ab Yaqb. Ab Madyan, por otra parte, haca mucho que haba dejado de viajar. Hay muchas cosas que recuerdo y que no puedo relatar aqu, cosa que tambin ocurre con los dems. Solamente he escrito sobre ellos para demostrar que mi poca no estaba desprovista de hombres de espiritualidad (rijl). Ad-Durrat al-fkhirah Un da o una voz que recitaba el Corn al estilo del Shaykh. Le inform de ello y le dije que se trataba de un jinn creyente que me haba pedido que le dejara compartir mi compaa; haba insistido en ello y me haba comprometido con un juramento. Mantuve el compromiso y le permit que se sentara conmigo para estudiar el Corn. Ab al-Hajjj como su propio shaykh, siempre era complacido cuando efectuaba una invocacion (du) y tena el poder de caminar sobre las aguas. Una noche, unos ladrones entraron en su casa y se llevaron algunas cosas. Mientras robaban, el shaykh estaba en su estera realizando el salat (postracin del musulmn cinco veces al da), demasiado absorto en sus devociones para darse cuenta de su presencia. Cuando los ladrones quisieron abandonar el lugar, no pudieron encontrar ninguna salida y la pared pareca crecer ante sus ojos. Entonces devolvieron los objetos y encontraron la puerta. Uno de ellos se qued cerca de ella y los dems regresaron a buscar los objetos que haban sustrado. Nada ms hacerlo, de nuevo no pudieron encontrar la salida. Cuando preguntaron a su jefe, les asegur que no se haba movido del sitio, pero que ya no poda ver la puerta. Repitieron la operacin varias veces, pero sin xito. Cuando se dieron cuenta finalmente de lo que ocurra, devolvieron los objetos robados a su sitio y salieron de la casa arrepentidos. Fue uno de los ladrones el que me cont esta historia. Me qued con l hasta su muerte, habiendo sido su compaero durante cerca de diez aos. 1 Futht, I, pg. 206. Ibn Abbr, Takmilah, n. 2083. 2 Cf. infra, pg. 169. 3 La contribucin de Ibn al-Mujhid se explica sobre todo por el hecho de que se trata de un viernes pues, adems de su importancia para todo musulmn debido a algunos ritos como la oracin del viernes (calr al jumah) realizada en comn en la mezquita, este da comporta cierto nmero de gracias y de virtudes que deben ser percibidas normalmente por la atenta sensibilidad de un hombre del Tacawwuf. 4 Cf. supra, pg. 13. 5 Los jinns son seres de naturaleza sutil (hechos de fuego); algunos son impos mientras que otros pueden ser judos, cristianos o musulmanes. Cf. El Corn, LI, 56 y LXXII, 1-15. 6 Cf. infra, pg. 79. 7 Df. supra, pg. 47. 8 Esad Ef. 1777, f. 79 a. 9 Aqu se sita el relato del pozo y del olivar. Cuando Ibn Arabi le pregunta, responde: Igual que hablar demasiado, tambin es censurable mirar demasiado a su alrededor. 10 Muri en el 587/21191, cuando ibn Arab tena veintisis aos,

Ab Abdallh Muhammad b. Qassm(1) Este shaykh fue tambin un compaero de Ibn al Mujhid y sigui sus enseanzas hasta su muerte; tras sucederle en su cometido, lleg a su grado de realizacin, superando incluso a su maestro. Era un hombre que una en s la ciencia y las obras, un Mlikit y un defensor elocuente del saber y de sus virtudes. Fu compaero suyo y estudi con l todo lo que deseaba aprender respecto a la pureza ritual y a el salat. Tambin asist a la lectura de sus obras. Su dua al final de cada sesin era siempre:Allahumma, haznos oir el bien, haznos ver el bien! Que Allah nos otorgue la proteccin y la haga permanente! Que Allah rena nuestros corazones en el temor santificante y nos haga triunfar en lo que a El le gusta y en aquello con lo que El est contento!. Luego recitaba el final de la surata La Becerra Tambin recitbamos esta dua al final de nuestras sesiones. Una noche, mientras yo me encontraba en el noble Santuario de La Meca, vi al Profeta en sueos; un lector le estaba leyendo el Cahh de Bukhrf .Cuando termin, el Profeta recit esa misma dua. As que, a continuacin, me entregu con ardor a esa prctica . Este shaykh, hombre de celo y de esfuerzo (al-jidd wa- ljijtihd), era muy puntual en la realizacin de sus obras de adoracin. Tambin se impona obligaciones en momentos determinados del da y nunca falt a ellas. Tena igualmente la costumbre de consignar sus actos cotidianos para pedirse cuentas a s mismo por la noche .

Si comprobaba que haba obrado bien, daba gracias a Allah, si no, se arrepenta y deca todas las oraciones necesarias para su perdn. Todas las noches actuaba as. Se ganaba la vida confeccionando gorros. Un da que haba gastado todo su dinero, se haba sentado en su tienda y haba cogido sus herramientas de trabajo, cuando oy que la puerta se abra y se cerraba. Sali, pero no encontr a nadie; no obstante, vio que le haban dejado seis dinares, y los cogi. Entonces arroj las tijeras a un pozo diciendo: Allah vela por mi existencia, Debera velar yo tambin? por qu habra de preocuparme por algo que tengo garantizado? En lo sucesivo ya no sers t el que busque las ganancias, sino que ellas te buscarn a ti. Dej su oficio y desde entonces vivi de limosna. Ya he relatado la forma que tena de compartir sus das y sus noches, pero he aqu algunos detalles ms. Despus del salat matinal (cubh) se sentaba para la invocacin (dhikr) hasta la salida del sol, luego haca dos rakatas . A continuacin iba a buscar sus libros y sala para reunirse con los alumnos; se quedaba con ellos hasta una hora avanzada de la maana y volva a su casa para comer un poco, los das que no ayunaba. Entonces realizaba el salat de la maana (ad-duh) y dorma un rato. Al levantarse, haca la ablucin (wud ) si tena alguna obligacin, la cumpla, si no se sentaba para el dhikr. Cuando llegaba el medio da, abra la mezquita y llamaba a la gente para . Despus volva a casa para las para realizar dua y para el dhikr hasta que llegara el momento de hacer el zhuhr ; entonces se diriga a la mezquita y realizaba la llamada inmediata sin hacerla preceder de dhikr y dua. Al dirigir el salat, se balanceaba en el mihrb, como embriagado por el estado que la Palabra Divina provocaba en l . Despus del saludo final (con que termina el salat), dejaba la mezquita y regresaba a casa para continuar con el dhikr. Posteriormente, abra el Corn, lo pona sobre sus rodillas y, siguiendo las letras con el dedo y con los ojos, lo salmodiaba con una voz suave, reflexionando en el sentido de los versculos; as lea cinco juz . Al final de la sobremesa, llamaba a al salat (acr) y volva a marcharse a casa; cuando la gente estaba reunida, iba y practicaba las ibadas del Islam con ellos. A continuacin regresaba a su casa y se sentaba para el dhikr hasta la puesta del sol; entonces llamaba a el salat (maghrib) y lo efectuaba. Luego volva a casa. Entre los dos salat de la noche, cuando la oscuridad empezaba a bajar, encenda las lmparas de la mezquita, realizaba dhikr y regresaba a casa para cumplir las ibadas voluntarias. Cuando la comunidad estaba reunida, haca el salat (ish) con ellos. Despus de eso, cerraba la mezquita. Una vez en su casa, examinaba su conducta del da, sus gestos, palabras y todo lo que saba que el ngel haba guardado contra l, con miras a actuar en consecuencia. Entonces se meta en la cama y dorma. Cuando haba transcurrido parte de la noche, se levantaba, efectuaba la ablucin mayor si se haba unido a su mujer y se aislaba en su oratorio para leer el Corn. Obtena grandes alegras, tanto a nivel de la Excelencia de la Unidad (hadrat at-tawhd), como a nivel paradisaco, como a nivel racional o legal, segn el contenido de los versculos. As continuaba hasta la maana. En el transcurso de estas lecturas del Corn, recibi de Allah numerosas ciencias espirituales que no posea. Allah se las di a conocer mediante el Corn, pues El dijo: Temed a Allah, pues es Allah el que os instruye . Al amanecer, iba a abrir la mezquita, encenda las lmparas y llamaba al salat. Al regresar a su casa, realizaba las dos rakatas del fajr y se sentaba para el dhikr. Cuando el cielo se aclaraba, se diriga otra

vez a la mezquita para el (cubh). As es como nuestro shaykh pasaba sus das y sus noches. Slo salaba sus alimentos dos veces por semana, el lunes y el viernes. Su estado espiritual (hl) y su estacin (maqm) eran muy elevados y su conocimiento (marifah) considerable. Es raro encontrar un hombre parecido. Se lo present a mi compaero Abdallh Badr al-Habash quien el salat de tras de l. Ad-Durrat al-fakhirah Fui compaero suyo durante cerca de diecisiete aos. Despus de el salat de medioda (zhuhr), coga el Corn y se lo pona sobre sus rodillas; segua las letras con su dedo y lo recitaba hasta el salat de la sobremesa (acr). Continuaba as su lectura de la noche anterior. Le pregunt respecto a ello y me respondi que lo haca para que cada uno de sus miembros pudiera sacar provecho de esa lectura . 1 Cf. Ftht 1, pg. 211; lbn Abbr Takmilah, n. 299. 2 Todo musulmn sunnita se relaciona con una de las cuatro escuelas jurdicas (madhhib). Son las escuelas de Mlik b. Anas, citado aqu, de Ab Hanfah de Shfi y de Ibn Hanbal. 3 Es un mtodo para dar testimonio de la autenticidad de la obra leda. 4 ...Seor, no nos castigues por las faltas cometidas por olvido o por error! Seor, no nos cargues con un peso semejante al que cargaste a los que han vivido antes que nosotros! Seor, no nos cargues con lo que no podemos llevar! Borra nuestras faltas! Perdnanos! Ten misericordia de nosotros! Eres nuestro Maestro! Socrrenos contra el pueblo de los infieles! (El Corn, II, 286). 5 La sesin suf, o majlis, es la reunin de los discpulos con su shaykh o su representante, para recitar las letanas (awrd) de la hermandad (tarqah) y recibir la enseanza del shaykh. 6 Al-Bukhr (810-870) reuni la coleccin cennica ms importante de las Tradiciones del Profeta. El Cahh se ha traducido al francs con el ttulo Les Traditions islamiques, 1903-1914, reimp. 1977, y extractos seleccionados y traducidos por G.H. Bousquet, se han editado bajo el ttulo Lauthensique Tradition musulmane, Pars, 1986, Sindbad ed. 7 En su Conseil un ami, Ibn Arabi cita tambin esta du y precisa su origen: He visto al Enviado de Allah en sueos, en el ao 599, en La Meca, en una visin de larga duracin y le he odo pronunciar una que he retenido en mi memoria; con las manos extendidas, deca (Trad. M. Vlsan en E.T., 1968, pg. 248). 8 Se trata aqu del examen de conciencia (al-muhsabah), prctica espiritual que fue expuesta principalmente por Harth aI-Muhsib (muerto en el 243/857), y de donde se saca su nombre. Segn este autor, la muhsabah es la reflexin que conduce al discernimiento de lo que a Allah le gusta y de lo que no (citado por Abd el- Halim Mahmoud, Al-Mohsib, 1940, pg. 147. 9 Los cinco salat obligatorias (fard) son: ac-cubh, que debe realizarse entre el alba y la salida del sol, azh-zhuhr, en la primera parte de la sobremesa, al-acr, en la segunda parte, al-maghrib, despus de la puesta del sol y al-ish durante la noche. Estas oraciones, especialmente las cuatro primeras, deben realizarse lo ms posible al principio del tiempo prescrito. 10 Cada rakata (rakah), o unidad del salat consta de: la posicin vertical (qiyn), la inclinacin (ruk), la prosternacin (sujd) y la posicin sentada (jalsah). Cada salat, que puede comportar de dos a cuatro rakatas, est precedida por la formulacin de la intencin (niyyah; el takbr inicial (que consiste en decir Allhu akbar: Allah es ms grande), que se repetir varias veces a lo largo de este rito; abre el momento del salat, que terminar con el saludo final (tasln), C.F. M. Lings, Un Saint musulman du XX siecle, op. cit., cap. XI. 11 El sueo es una de las causas que obligan a renovar la ablucin. 12 En el Islam, es la voz humana la que llama a los fieles al salat. Esta llamada se denomina adhn, la persona que hace dicha llamada es el muadhdin (muezzin). La llamada a al salat del zhuhr se lleva a cabo cuando el sol ha dejado el cnit, pero el propia salat se realiza un poco ms tarde. 13 Despus de la adhn, efectuada a menudo desde lo alto del alminar, se procede a una segunda llamada (iqmah), ms corta, que precede inmediatamente a al salat. 14 El texto rabe precisa que el estado en cuestin es un wajd (cf. infra, nota 204), un dominio esttico provocado por la pronunciacin ritual del texto sagrado. Si la bsqueda del wajd (tawjud)

se efecta bajo otras circunstancias y casi siempre con cantos sufes en el momento de las sesiones de audicin espiritual (sam) es de observar que es a propsito de la recitacin del Corn como algunos autores, tales como Hujwr, demuestran la licitud del tawjud basndose en el hadith siguiente: En realidad, este Corn ha cado en la tristeza (huzn). As, cuando lo leis, llorad; y si no lloris, esforzaos en llorar. Y salmodiadlo, pues el que no lo salmodie no es de los nuestros (Ibn Mjah Sunan, k. Iqmat zc-calh, b. 176). 15 Como es costumbre recitar el Corn entero durante el mes del Ramadn ste se divide en treinta partes (juz), una para cada da del mes. A su vez, cada una de stas se divide en dos secciones (hizb). 16 Cada hombre est acompaado por dos ngeles; el que se encuentra a su derecha determina las buenas condiciones, mientras que el de la izquierda lo hace con las malas. 17 Despus del acto conyugal, es preciso realizar la ablucin mayor (ghusl). Ibn Arabi da la explicacin siguiente en Fucuc al-hikam: No existe unin ms intensa que la del acto conyugal. En l, la voluptuosidad invade todas las partes del cuerpo y por la misma razn la Ley sagrada prescribe la ablucin total (del cuerpo despus del acto conyugal), debiendo ser completa la purificacin, porque la extincin del hombre en la mujer ha sido total en el momento del embelesamiento por la voluptuosidad (de la unin sexual). Pues allah est celoso de Su servidor. No tolera que ste crea que goza de algo que no sea El. El le purifica pues, (con el rito prescrito), con el fin de que se vuelva, en su visin, hacia aquel en quien se ha extinguido en realidad puesto que no hay ms que eso. (La Sagesse des prophetes, op. Cit pg. 186-7). 18 El Corn, II, 282, 19 salat que se realiza al alba. 20 Cf. infra, pg. 196. 21 Esad Ef. 1777, f. 78 a. 22 Esto se refiere tal vez al hecho de que los miembros y partes del cuerpo darn testimonio a favor o en contra de su propietario en el Da del Juicio. Cf. El Corn, XXIV, 24.

Ab Imrn Msd b. Imrn al-Mrtul[1] Un da me recit un poema que se haba dirigido: Eres Ibn Imrn Ms el malhechor, no eres ciertamente Ibn Imrn ms el interlocutor de Allah[2] . Se impona una disciplina muy severa y vivi en la misma casa durante sesenta aos, sin dejarla jams. Segua como regla de vida espiritual la senda de al-Hrith b. Asad aI-Muhsib, no aceptaba nada de cualquiera y no buscaba nada para s mismo ni para los dems. Tuve una visin referente a l que indicaba que deba progresar de su estacin (maqm) hacia otra ms alta. Cuando se lo cont, me dijo: Me has trado una buena noticia, Que Allah regocije tu corazn con la promesa del Paraso!. Poco tiempo despus, alcanz la estacin indicada en mi visin. Fui a verle aquel mismo da. Su cara se ilumin de alegra al verme y me bes. Entonces le dije: Ah est la interpretacin de mi visin, as que pide a Al que El me anuncie la buena nueva del Paraso. El me respondi: Si Allah lo quiere, as ser!. Antes de terminar el mismo mes, Allah me anunci la buena nueva del Paraso, confirmndome con un signo evidente que haba respondido a la splica de al-Mrtul. Entonces me convenc de ello y ya no dud de mi sitio en el Paraso ni de la misin proftica de Muhammad (s.a.s). En cambio, ignoro si el fuego me tocar o no.[3] Espero sinceramente que, en Su bondad, me libre de l. Que Allah nos conceda Su perdn a todos!. Este shaykh era un hombre notable; tena un conocimiento perfecto y un comportamiento magnfico. Aunque generalmente estaba en un estado de contraccin espiritual (qabd)[4] siempre acoga bien a sus

visitantes. Pasamos momentos maravillosos en su compaa; su energa espiritual (himmah) dependa estrechamente de Allah y nos preservaba y protega de las tentaciones y de los retrocesos. Por lo que a m respecta, l mismo me dio testimonio de ello. Un da me dijo, en presencia de mi compaero Abdallh Badr al-Habassh: Tena mucho miedo por ti debido a tu joven edad, a tu falta de madurez, a la corrupcin del momento y al relajamiento general que he observado en los hermanos del Camino. Es su comportamiento lo que me ha impulsado a vivir recluido, pero Allah sea loado, ya que me ha consolado contigo[5]. Un da en que fui a visitarlo, me dijo: Ocpate de tu alma, hijo mo. Le contest que cuando haba visto a mi shaykh Ahmad[6], me haba dicho que me ocupara de Allah; as que le pregunt a quin deba escuchar. El me respondi: Yo estoy con mi alma y Ahmad est con su Seor. Cada uno de nosotros te gua en funcin de su propio estado espiritual[7]. Que Allah bendiga a Ibn Abbs y me haga reunirme con l!. He aqu lo que constat de lo que contena como calidad (itticf). Tena conmigo un comportamiento abierto, pero eso no haca sino acrecentar mi temor y mi veneracin (tazhm) y se maravillaba de mi compostura junto a l durante sus momentos de gran apertura (bast). Luego volva a la puerta de la Servidumbre (al-ubdiy yah), y entonces yo era muy abierto con l. La razn de ello tiene que ver con un secreto sorprendente que, si Allah quiere, comprenders, amigo mo, si te paras a pensar[8].

Ad-Durrat al-fkhitah [9] Este compaero de Ibn al-Mujhid[10] era el que en la mezquita de Rida, en Sevilla. Haba compuesto una pequea antologa de poemas sobre ascetismo que me lea con frecuencia. Slo abandonaba su mezquita para asistir a el salat del viernes[11], hasta que su estado de salud le impidi desplazarse. Un da fu a verle y le encontr con el imn khatb Ab al-Qsim b. Ghafir[12], un muhaddith[13]que negaba los poderes milagrosos de los grandes sufies. Al llegar, o al shaykh refutar una cosa que haba dicho. El hombre nos reprochaba dos cosas ilcitas que nosotros no habamos cometido y que no podamos imaginar que ninguno de nuestros hermanos pudiera haber hecho. Ped al shaykh, con quien mantena humildes relaciones, que me dejara dirigir la charla. Entonces me dirig a ese Ab al-Qsim: Eres un muhaddith, Verdad?. A lo que l respondi que s. Continu: Como el Enviado de Allah que Allah le conceda Su gracia y Su paz! saba que su comunidad contara con gentes de tu especie, neg la posibilidad de los poderes milagrosos en el caso de aquellos que obedecen simplemente los mandatos divinos. Con todo, dijo una o dos cosas que podran hacerte reflexionar. Entonces pregunt qu poda ser. Y respond: No se ha relatado que el Enviado de Allah dijo: Muy a menudo, un hombre descabellado y vestido con harapos, rechazado en todas las puertas, si adjurara a Allah, Este lo atendera[14] ?. No ha dicho tambin: Cierta entre los adoradores de Allah hay algunos a los que les basta con suplicar a Allah para que El los escuche[15]?. Tambin dijo:... y entre ellos estn los complacidos Aceptas estas palabras?. Cuando las hubo admitido, le dije: Alabado sea Allah que no ha limitado al Profeta a un solo tipo de milagros, sino que le ofreci la posibilidad de hacer un juramento Allah respecto al desplazamiento por el aire o por el agua, al recorrido rpido de grandes distancias, a la subsistencia sin alimentos, a la percepcin de lo que est en las almas y a otras cosas que se cuentan respecto a los sabios sufes, Allah se lo conceder. Al or eso, Ab al-Qsim se llen de confusin y guard silencio. El shaykh me dijo: Que Allah te recompense con favores procedentes de Sus sabiois!. Un da, al entrar en su casa, estaba recitando este verso: La piel de canela y la estera rugosa se encuentran con frecuencia en una casa como la ma. Este verso haba sido compuesto por el motivo siguiente: Allah haba concedido algn bien de este mundo a Ab aI-Abbs ahmad b. Mutrif al-Qanjabar, hombre piadoso totalmente entregado a Allah en la bsqueda espiritual y en la vida errante. Vino a ver a nuestro shaykh y le ofreci lo que haba recibido, pero el shaykh rechaz su ofrecimiento y compuso el poema cuyo primer verso hemos Citado[16]. Nunca peda hospitalidad a nadie y jams aceptaba comida. Cuando un indigente vena a l, encomendaba su caso a Allah, lo cual siempre proporcionaba algn alivio a la persona. Nunca mencionaba sus necesidades o las de quien fuera, por pudor hacia Allah. Cuando un hombre estaba necesitado, venda un libro de su importante biblioteca para alimentar al desafortunado con el precio de la venta. En una visita, me percat de que el nmero de sus libros haba disminuido considerablemente: al comentrselo, me respondi: No son ms que los viejos restos en el desecho de mi vida. Despus de venderlos todos, muri; que Allahsea misericordioso con l!. Muri en Sevilla mientras yo estaba en Oriente[17].

-------------------------------------------------------------------------------[1] Futht, II, pg. 6, 81, 177. Es frecuentemente citado por su amigo al- Balaw, Kitb Alif B (1286). [2] Este verso hace referencia a Moiss; cf. El Corn, VII, 143 y XX, 9 Ss. [3] El siervo (abd) nunca puede saber toda la voluntad de su Seor (rabb) respecto a l. [4] El qabd, estado de estrechamiento o de contraccin, se opone normalmente al bast, que es un estado de expansin o de dilatacin. Cf. El Corn, II, 246. Retomando las explicaciones de Junayd, Hujwr, Qushayr e Ibn Abbb Ibn Ajbah escribe: Uno y otro son estados que suceden, respectivamente a los estados de temor (khawf) y de esperanza (raj) cuando stos son superados. En el gnstico, la constriccin (qabd) proviene del temor propio del novicio, y, en l, la expansin (bast) proviene de la esperanza propia del aspirante. (J.L. Michon, Le Soufi marocain Ibn Ajba et son Mirj, 1973, pg. 219). Por otra parte, Ibn Arabi aborda este tema en la primera parte del Rh ai-quds, pg. 46, en la edicin realizada en Damasco en 1970. El qabd se considera generalmente superior al bast, pues el alma est dominada por l en una servidumbre ms completa. Ver los hikan de Ibn Ata Allh 75-77. [5] He omitido aqu algunos versos. [6] Ese shaykh es al-Uryan. [7] Estos dos consejos se renen finalmente en el clebre hadith: Quien conoce su alma, conoce a su Seor. [8] Sin descubrir un secreto confiado a un hombre como al Mahdaw, que fue el Polo de su tiempo, podemos hacer, sin embargo, la siguiente observacin, relacionada con la calificacin por los caracteres divinos (itticf bi-1-akhlq al-ilhiyyah) o la caracterizacin por los Nombres Divinos (at-takkalluq bi-l-Asm. El estado de qabad, que era habitual en este shaykh, corresponde al comportamiento verdadero del siervo (abd). No obstante, como precisa el texto, si regresar a la puerta de la Servidumbre (al-ub-diyyah), podramos deducir de ello que la calidad que contena a veces no era ms que un atributo de Seora (arrubbiy yah) mientras que la expansin (bast) es un estado de carcter seorial. Entonces se comprender bien que esa toma de adorno (tahall) que Ibn Arabi era capaz de percibir, povocara en l un temor y una veneracin extremas. Tambin habra que resaltar la actitud complementaria de ese discpulo tan particular respecto a su propio shaykh. [9] Esad Ef. 1777, f. 108 b. [10] Cf., infra, pg. 169. [11] El salat del viernes (salr al-jumah), de carcter obligatorio para los hombres, es un salat realizado en comn en la mezquita, al principio de la tarde y sustituye a al salat del zhuhr. Est precedida por un diascurso (khutbah) realizado en el plpito por el imm khatb, quien dirigir el salat a continuacin. [12] Cf. Futhtt, 11, pg. 6. [13] El estudioso del haddith (muhaddith) es un sabio que estudia y transmite las tradiciones (ahddith) del Profeta. Por una molesta analoga con el caso de los juristas, numerosos tradicionistas haban constituido igualmente un tipo caricaturesco con mentalidad casustica y apetitos mundanos, lo cual les cerraba a las realidades puramente espirituales y les llevaba a atacar a los representantes del sufismo. Podemos hacernos una idea de ello leyendo las duras crticas formuladas por Ibn Abbd, cf. P. Nqyia, Ibn Abbd de Ronda, Beirut, 1961, pg. 130-150. Los reproches de Ghazzl son tambin muy Virulentos. Cf. mfra, pg. 84. [14] Muslim., k. al-Birr, b. 40. [15] Bukhr ac-Culh, b. 8 y Muslim, k. al-Qasmah, b. 5.

[16] La corteza de canela se utiliza tradicionalmente para perfumar el Sudario y la estera para el salat. El verso podra ser pues un recuerdo de la muerte, que incita a las obras de adoracin y aleja de los bienes de este mundo. Al mismo tiempo , la corteza de canela es algo refinado, la estera es algo comn; el verso implicara, pues, por aadidura, que el shaykh, al Poseer tanto lo comn como lo refinado, no tendra necesidad de nada. [17] O sea, algn tiempo despus del 598/1202. Segua vivo en el 603/1206 segn al-Balawi, K. Alif B. AB ABDALLH MUHAMMAD B. JUMHR Este hombre, contemporneo de Ab Al ash- Shak kz[1] y de Ab Abdallh al-Khayyt, de quien acabo de hablar, era muy dado a las prcticas de devocin. Haba estudiado el Corn y la lengua rabe, pero no la poesa. Ab al-Hasan al-Uthmnme cont que un da, cuando era joven, lea el Corn a su shaykh cuando el sonido de un tamboril empez a escucharse. El shaykh se puso entonces los dedos en sus odos y se sent en silencio. Despus de un rato, pregunt si el ruido haba cesado. Al responderle que no, se levant, tapndose los odos y se retir a su casa, pidiendo a Ab al-Hasan que le siguiera para que prosiguiera su lectura. Siempre que oa la voz de un mendigo en una mezquita o de alguien que recitaba el Corn con la misma finalidad, se tapaba los odos. Hasta su muerte, fue de esos que se inclinan y se prosternan[2]. Fuerte de corazn, pero dbil de cuerpo, con la tez plida, se mostraba muy duro con su alma. Cuando le decan que fuera ms benvolo con ella, l responda que para (merecer) la benevolencia (de Allah) (rifq) era preciso hacer esfuerzos. Durante la noche, permaneca de pie y recitaba pasajes del Corn hasta que se caa de cansancio. Slo entonces se tumbaba para dormir y deca al acostarse: Oh, mejilla ma, aunque ahora te apoyas tan blandamente, despus de la muerte te apoyars sobre la piedra dura. Entonces se levantaba de un salto, como mordido por una serpiente y permaneca sobre su tapiz del salat (acto de postracin que realiza el musulmn) hasta el amanecer. Muri en la poca en que tena como maestro a Ab Yaqb a1-Km[3]. Cuando le bajaron a su tumba, vi algo sorprendente: Allah haba puesto una gran piedra en la fosa. Al percatarse alguien de ello, el que baj el cuerpo tom la piedra y la coloc bajo su mejilla. De ese modo Allah haba confirmado lo que l se deca a s mismo al acostarse. Hua del mundo, le gustaba el recogimiento (khal qah)[4] y la vida solitaria en el escrpulo piadoso (wara)[5] y en el desapego (zuhd)[6]. Era un Cognoscente por Allah (Arif hi-llh) que se mantena junto a El; pona mucho empeo en sus actividades espirituales y buscaba la Entrega. A a las Gentes de Allah y a las Gentes del Corn. Allah se lo llev de este mundo cuando todava era joven, en la flor de la vida y en la cima de su esfuerzo. A veces deca a su alma: No habr cese para mi trabajo ni para el tuyo hasta que me muera. Nadie le superaba en prcticas de devocin. Ad-Durrat al-fkhjrah[7] Haba crecido desde su infancia en la adoracin a Allah. Estaba instruido en jurisprudencia, en la recitacin del Corn y en la lengua rabe. Siempre que se marchaba de viaje con otros, insista en ser el jefe y en que todos le obedecieran, cosa que ellos siempre aceptaban. Su nica intencin era cargar con sus pesos y aliviarlos.

[1] Cf. infra, pg. 83. [2] El Corn, IX, 112. [3] Cf. supra, pg. 22. [4] Cf, supra, n. 38. [5] El wara designa una actitud escrupulosa ante todo lo indigno y lleva a abstenerse de una cosa cuya licitud no se puede probar de acuerdo con este hadith: Deja lo que te parece dudoso y vete hacia aquello de lo que no dudas. Estas palabras, de manera muy natural, comportan un detalle de temor y de abstinencia. Podemos ver numerosos ejemplos de wara en la vida de los walis (los intimos de Allah), por ejemplo en los Manqib de Ab Ishq al-Jabanyni y de Muhriz b. Khalaf, 1959. El sentido superior del

escrpulo es, segn Ibn Ajibah el rechazo de apegarse a lo que no es Allah, el hecho de cerrar la puerta al deseo de lo que no es El de concentrar en El toda preocupacin y de no apoyarse ms que en El (J.L. Michon, Le Soufi marocain... op. cit. pg. 186). [6] El zahd es la consecuencia del wara. Traducido frecuentemente como ascesis, significa ms bien desprendimiento ante los bienes de este mundo, se posean o no. Es, segn Ibn Ajibah, el vaco del corazn que no conoce otro apego que frente a Allah, o la frialdad del corazn y la aversin del alma por el mundo. (ibid. pg. 187). [7] Esad 1777, f. 89 a.

ABU 'ALI HASAN ASH-SHAKKAZ Estuvo con nosotros en Sevilla y muri en esta ciudad; fue uno de esos que sirvieron fielmente a nuestro shaykh al-' Adawi hasta su muerte. Era un hombre propenso a los llantos y las lgrimas raras veces estaban ausentes de sus ojos. Con frecuencia haca compaa a mi to paterno, que formaba parte de la lite de las Gentes de Allh. Una noche que estaba en su casa, desenroll una estera nueva y, al realizar el salat, las lgrimas corrieron por encima de ella. Al da siguiente, quit la estera, y vi que el lugar donde haban cado las lgrimas se haba deteriorado y ablandado. Le visit desde mi ingreso en el Camino hasta su muerte. Estaba muy apegado al estado de matrimonio y no habra podido prescindir de l. Nuestro shaykh ashShubarbuli haba querido casarle con una de sus sobrinas y Umm az-Zahdi' vino un da a vede y le inform de ese proyecto. Era un sbado. Cuando oy aquella noticia, inclin un momento la cabeza hacia el suelo, como si se estuviera entreteniendo con alguien. Luego levant la cabeza y dijo: "De todos los hombres, me gustara mucho establecer lazos de parentesco con l, pero ya estoy casado y, dentro de cinco das, presentar a mi esposa". Cuando ella le pregunt con qu chica se haba casado, l respondi: "Ese da se sabr!". De vuelta a casa, permaneci en cama cinco das y muri. Que Allh tenga misericordia de l!. Se alimentaba de plantas amargas y te haca comer como si se tratara de golosinas. Posea numerosas gracias espirituales y saqu gran provecho de su compaa. Se adecuaba al comportamiento propugnado en los Cuarenta Hadiths relacionados por Suhayli. Este hombre valiente viva del trabajo de sus manos. Despus de su muerte, su hermano le habl en una visin y le pregunt cmo le haba tratado Allh. A lo que l contest: "Cada da, me da trabajo para ocho das". Ayunaba continuamente y segua la prctica del ayuno ininterrumpido. Rezaba mucho y evitaba la compaa de los hombres, salvo la de sus allegados. Estaba dotado de un gran sentido del humor, pero siempre deca la verdad; aunque le agradaban las bromas dichas de buena fe, detestaba la mentira y no aguantaba a los mentirosos. Un da se dirigi al barrio de los Bani Calih para humedecer unas pieles en el ro y ponerlas al sol. Mientras estaba ocupado en este quehacer, una mujer de Sevilla pas cerca de l. Las gentes de Sevilla y sus mujeres son muy amables y graciosas. Esta mujer llam a su compaera y le propuso gastar una broma a aquel hombre, ya que era curtidor. (Es preciso saber que, entre nosotros, la palabra shakkaiz se aplica al que blanquea y flexibiliza las pieles y que las personas de este pas hacen de esta palabra un apodo para los hombres que no se preocupan por las mujeres, dicho de otra forma, los hombres cuyo miembro est tan blando como las pieles que trabajan). La mujer se acerc y se mantuvo cerca de l, pero l invocaba a Allh y no se cansaba de su dhikr. "Que la paz sea contigo, hermano!", le dijo ella. Le devolvi el saludo y volvi a su invocacin. Entonces ella le pregunt cul era su oficio. El le dijo que le dejara en paz, pues saba muy bien adnde quera ir a parar. "No te me escapars tan fcilmente", le respondi ella. El sonri y le dijo: "Soy un hombre que moja lo que est seco, que ablanda lo que est tieso y que arranca los pelos" (evitando as emplear la palabra shakkaz. Ante esta salida, ella se ech a rer y dijo: "Queramos atraparlo, pero es l el que nos ha tomado el pelo!".

Era un hombre de gran influencia, con el corazn puro, que nunca haba guardado rencor a nadie. Desconoca el comportamiento de la gente para con l y no poda imaginar que pudieran desobedecer a Allh.

Abfi Muharnrnad 'Abdallah b. Muharnmad b. al-' Arabi at- Ta'i Este shaykh que era mi to paterno, entr en el Camino tarde en su vida, por conducto de un chiquillo. No saba nada del Camino y ya tena ochenta aos cuando lo conoci. Persever en la lucha interior (almujahadah) y en el recogimiento a lo largo de las costas hasta que obtuvo la excelencia. Recitaba a diario la totalidad del Corn y dedicaba la mitad de su lectura al chico que haba contribuido a su entrada en el Camino. Sentado en su casa, deca a menudo: "Aqu est la aurora". Una vez le pregunt que cmo lo saba, puesto que estaba en su casa. El me respondi: "Hijo mo, Allah, desde Su Trono, enva un viento que sopla en el Paraso y que, al alba, desciende del Paraso, de forma que todo creyente verdadero lo respira todos los das". Mi to padeca una gran hernia que le colgaba como un cojn. Tena un mal hijo que le daba muchos problemas. Le maldijo y luego cay enfermo. Entonces le pidi a Allah que le hiciera morir, despus de lo cual podra seguirle. Su hijo muri y, cuando lo enterraron, dijo: "Alabado sea Allah! Sobrevivir a mi hijo cuarenta y cuatro das, luego le seguir!". Y efectivamente, vivi el tiempo que haba dicho y despus muri. La noche de su muerte, nos quedamos sentados junto a l despus del salat ('ish'). Estaba tendido, en reposo, con la cara vuelta hacia La Meca; su hernia se haba hinchado considerablemente. "Tranquilizaos, nos dijo, podis iros a dormir". Nos fuimos a dormir. Me levant antes del alba y v que haba entregado su alma Que Allah se apiade de l!. Nadie le haba visto morir. Cuando buscamos su hernia, no encontramos nada. Se pens que su hernia puede que no hubiera sido ms que una hinchazn debida a los gases, en cuyo caso podramos haber visto la piel estirada todava; pero no fue as, su piel estaba normal. Me maravill de que Allah hubiera ocultado de esa forma (su imperfeccin) y hubiera hecho aparecer (su santidad); Durante su vida, nos haba contado muchas cosas sorprendentes. Haban transcurrido tres aos entre su entrada en la Va y el da de su muerte, que aconteci antes de mi ingreso en esta Senda.

Abu Muhammad 'Abdanah al-Mawruri Sigui las enseanzas de Abu Madyan, quien le llamaba el "peregrino piadoso". Haba realizado la peregrinacin con 'Abd ar-Razzaq y, en La Meca, haba estado en compaa de Abu 'Abdallah b. Hasan. Este le haba propuesto a su hija en matrimonio como signo de afecto, pero Abu Muhammad se haba negado, pues tema no poder cumplir con todas sus obligaciones hacia ella. Abu Madyan quera mucho a este hombre Y un da le dijo: "Estoy cansado de llamar a la gente hacia Allah sin que ni uno solo responda a mi llamada. Quiero elegirte para m mismo; sgueme a alguna cueva de la montaa para que me acompaes hasta mi muerte". Tras pronunciar estas palabras, Abu Muhammad aadi: "Al or eso, me alegr, pues supe que tena un sitio junto a Allah. Aquella misma noche, vi en sueos que, cuando predicaba al pueblo, el shaykh Abfu Madyan se pareca al sol y que, cuando estaba en silencio, se pareca a la luna. Por la maana temprano, mientras le contaba mi sueo, sonri y dijo: "Alabado sea Allah, hijo mo, pues me gustara mucho ser como el sol que expulsa a las tinieblas y alivia todas las penas". Este' Abdallah tena una gran energa espiritual (himmah) y una sinceridad (cidq) sorprendente. Un da que parta de la casa de Abu Madyan en Bougie para dirigirse a Espaa para ver a su madre, el shaykh le pidi que transmitiera su saludo a un tal Abu 'Abdallah, un shaykh de edad conocido con el nombre de al-Gazzal (el Hilandero), que viva en Almera. Este hombre, contemporneo de Abu Madyan, de Abil arRab' al-Kafif de Egipto, de 'Abd ar-Rahim de Qana y de Abu an-Naja de Jazirat adh- Dhahab, haba sido compaero de Ibn al-Arif. Cuando nuestro shaykh lleg a Almera, se puso a buscar al shaykh Abu 'Abdallah. Al llegar a su casa, encontr a los discpulos sentados a la puerta, Les pidi que informaran al shaykh de su llegada. Ellos se limitaron a responderle que a aquella hora su shaykh dorma y no hicieron nada para acogerlo. Le disgust que fueran insensibles hasta el punto de no recibirlo y dijo: "Si he venido para asuntos de Allah, Allah le despertar inmediatamente", Al instante, la puerta se abri y apareci el shaykh, frotndose los ojos de sueo

dijo: "Dnde est el visitante?". Entonces le salud y honr su llegada. El estado espiritual de Abu Muhammad era normalmente el estado de "expansin" (bast), mientras los discpulos del shyakh Abu 'Abdallah eran las personas de la "contraccin" (qabd). As que, cuando les estaba despidiendo, los compaeros del shaykh le dijeron: "Oh, Abu Muhammad, ojal la "expansin" en la que te encuentras pudiera contraerse!". El les pregunt qu entendan por "expansin" y ellos contestaron: "Una misericordia" (rahmah). "Qu es la 'contraccin'?", pregunt. "Un castigo" ('adhab). Entonces dijo: "Oh, Allah mo, (allahumma), no me hagas pasar de Tu Misericordia a Tu Castigo!". Ante estas palabras, se avergonzaron y los dej. Al llegar a Granada, se aloj en casa del shaykh Abu Marwan, a quien haba conocido cuando estuvieron los dos en casa de Abu Madyan. Abu Marwan haba sido testigo de una curacin producida por los compaeros de Abu Madyan en uno de los suyos. El haba referido este hecho a sus compaeros de Granada. As, cuando Abu Muhammad lleg, la gente se reuni en la casa para verlo y se le prepar una mesa y le dieron requesn y miel. Sin embargo, aquella maana, el hijo del dueo de la casa se haba marchado temprano hacia un pueblo lejano y la asamblea lamentaba que no estuviera all para compartir la comida. Despus de que todo el mundo hubiera comido hasta hartarse, Abu Muhammad dijo: "Si queris, yo comer aqu y l, desde all, se saciar con esta comida". Al or aquello, dudaron; entonces Abu Marwan le dijo: "Por Allah, oh Abu Muhammad, hazlo!". Entonces, despus de haber dicho "En nombre de Allah" (bismillah) se puso a tomar la comida como si no hubiera comido todava, despus se detuvo y dijo: "Ya est saciado, y si le diera ms, morira". La gente estaba estupefacta y decidieron no abandonar la casa hasta el regreso de aquel para quien haba comido. Regres tarde por la noche y, despus de saludarlo, la gente se percat de que todava tena las provisiones que se haba llevado por la maana. El les coment: "Hermanos, hoy me ha sucedido algo sorprendente. Cuando llegu al pueblo, me sent y de pronto sent que requesn y miel bajaban por mi garganta y llenaban mi estmago; me saci hasta el punto de que si hubiera comido ms, eso me habra matado. Todava estoy lleno y an eructo". La gente estaba maravillada y dichosa de haber visto al hombre relatar la cosa tal y como haba ocurrido. El mismo me cont esta historia cuando estbamos en casa de 'Abdallah ash-Shakkaz al-Baghi con mi compaero 'Abdallah Badr al-Habashi y un grupo de gente. AI-Habashi dijo con pesar: "En cuanto a m, nunca he conocido a un hombre como 'Abdallah alMawruf. . Una noche, Allah me hizo ver las estaciones (maqamar) en un sueo y me hizo atravesarlas hasta llegar a la estacin del perfecto abandono a la Voluntad Divina (Maqm at-tawakkul). Entonces vi a nuestro shaykh alMawruf que, inmvil, ocupaba el centro, mientras que la estacin giraba en torno a l, como la rueda alrededor del cubo. Ms tarde le escrib esta visin. He obtenido mucho provecho de su compaa. Tena una joven esposa enormemente bella, que tena todava ms gracia y ms fuerza que l. Un da se encontraba en casa de Shamas Umm alfuqara', en Marchena. Era mircoles. La vieja mujer le dijo: "Me gustara que Abu al'Hasan b. Qaytun viniera a vernos maana; Escrbele para que venga!". En aquella poca, Abu al-Rasan estaba en Carmona, a siete parasangas de all, donde enseaba el Corn a los nios. Entonces Al-Mawruf dijo a Shams: "Es la manera de actuar de la gente corriente". "Qu hars entonces?", pregunt ella. "Le har venir con mi himmah". "Hazlo", dijo ella. Entonces dirigi los pensamientos de Abu al-Rasan hacia la idea de visitarlos al da siguiente, aadiendo "si Allah quiere" (in sha' Allah). Al da siguiente por la maana, ella le dijo: "Ves, no ha venido". El respondi: "Se me haba olvidado, pero voy a hacerle venir de inmediato". Dirigi de nuevo su himmah hacia l. Poco antes del medioda, ante el asombro de todos, el hombre lleg a pesar del olvido de al-Mawruf. Nuestro shaykh dijo entonces a la gente que le preguntaran a aquel hombre qu haba sido lo que haba retrasado su llegada, cmo se le haba ocurrido la idea de dirigirse all y a qu hora lo haba decidido. Abu al-Rasan les respondi lo siguiente: "Ayer, al final de la sobremesa, o dentro de m una voz que me deca que fuera a visitar al da siguiente a la vieja mujer de Marchena. Entonces les dije a mis alumnos que no vinieran ese da. Al da siguiente, ya no tena esa intencin". (O sea, cuando el shaykh se olvid). La gente le apremiaba para que continuara su relato. Y continu: "Me dirig a la escuela; mis alumnos me haban seguido y haban cogido sus arcillas. Entonces sent que mi corazn se oprimi violentamente mientras que la voz me ordenaba que saliera inmediatamente hacia Marchena para visitar a la vieja seora. Despus de enviar a mis alumnos a sus casas, me puse en camino. Eso es lo que ha motivado mi retraso". Ellos le dijeron que su relato coincida perfectamente con lo que haba ocurrido en Marchena; cuando le explicaron el asunto, se sorprendio mucho. A raz de aquello, sinti mucha admiracin por al-Mawruri y slo hablaba de l. Se dirigi a Almera para ver a Abu 'Abdallj al-Ghazzl, el compaero de Ibn al-'Arif, contemporneo de Abu ar-Rabi alKafif, de Abu an-Naj y de 'Abd ar-Rahim. El le vi y obtuvo gran provecho, despus volvi a Carmona. Posterionnente, continu sirviendo a los fuqara' , ofrecindoles hospitalidad y manifestndoles mucha humildad; y eso es algo que encontr en su casa. .

No obstante, volv a ver a ese hombre cuando vino a Sevilla y se puso a frecuentar a los juristas (alfuqaha). Con ellos estudi el derecho (fiqh) y sus fundamentos, as como el kalam. Haba venido a establecerse en Sevilla para ensear el Corn, pero se dedic al estudio de las cosas de este mundo, influido por esas personas q