impacto social de las prÁcticas universitarias del...
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IMPACTO SOCIAL DE LAS PRÁCTICAS UNIVERSITARIAS DEL
PROGRAMA DE GERONTOLOGÍA UNIVERSIDAD DE SAN
BUENAVENTURA, SEDE BOGOTA DURANTE LOS PERIODOS 2008 A 2010
GRACIELA GELACIO ESPEJO
GLORIA STELLA DEL RIO CUÉLLAR
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
GERONTOLOGÍA
BOGOTÁ, D.C - 2012
IMPACTO SOCIAL DE LAS PRÁCTICAS UNIVERSITARIAS DEL
PROGRAMA DE GERONTOLOGÍA UNIVERSIDAD DE SAN
BUENAVENTURA, SEDE BOGOTA DURANTE LOS PERIODOS 2008 A 2010
GRACIELA GELACIO ESPEJO
20063156010
GLORIA STELLA DEL RIO CUÉLLAR
20063156009
Trabajo presentado como requisito parcial para optar al título de profesional en
GERONTOLOGÍA
Asesora:
Nidia Aristizábal Vallejo
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
GERONTOLOGÍA
BOGOTÁ, D.C - 2012
IMPACTO SOCIAL DE LAS PRÁCTICAS UNIVERSITARIAS DEL
PROGRAMA DE GERONTOLOGÍA UNIVERSIDAD DE SAN
BUENAVENTURA, SEDE BOGOTA DURANTE LOS PERIODOS 2008 A
2010.1
Graciela Gelacio Espejo
Gloria Stella Del Rio Cuéllar
RESUMEN: Este trabajo muestra el impacto que han tenido las prácticas
universitarias de los estudiantes de Gerontología de la Universidad San
Buenaventura, sede Bogotá, durante el período comprendido entre los años 2008 y
2010.
Para lograrlo, se enmarca teóricamente en los conceptos de práctica universitaria y
de impacto. Adicionalmente, compararon la manera en la que se concibe la práctica
universitaria en algunas universidades extranjeras, como es el caso de las
Universidades Autónoma de Barcelona en España y en la Panamericana de
Guadalajara en México, para derivar, desde allí, las concepciones que hacen las
universidades colombianas Nacional, Católica Popular de Risaralda, Pontificia
Universidad Javeriana y Católica de Oriente, para llegar finalmente al concepto de
práctica de la Universidad San Buenaventura, sede Bogotá.
Desde un enfoque deductivo se aborda el instrumento y la metodología diseñados
para la recolección de la información en las instituciones que, tanto gerontológicas
como no gerontológicas, constituyen el espacio de práctica de los estudiantes del
Programa de Gerontología.
Con esta evaluación del impacto de las prácticas universitarias de los estudiantes del
Programa de Gerontología, durante el período 2008 y 2010, no se ha pretendido otra
cosa que contribuir a la reflexión que la profesionalización de la Gerontología exige
hoy en Colombia.
Palabras clave: Gerontología, prácticas universitarias, impacto social.
1 Ensayo aceptado como trabajo de grado para optar al título de gerontólogas de la Universidad de San
Buenaventura, sede Bogotá, enero de 2012
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RAE N°: Fecha de elaboración: Noviembre de 2011
TIPO DE DOCUMENTO: Trabajo de grado para optar al título de gerontólogas
TITULO: IMPACTO SOCIAL DE LAS PRÁCTICAS UNIVERSITARIAS DEL
PROGRAMA DE GERONTOLOGÍA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA,
SEDE BOGOTA DURANTE LOS PERIODOS 2008 A 2010
AUTORES: Graciela Gelacio Espejo y Gloria Stella del Río
LUGAR: Bogotá
FECHA: Abril de 2012
PALABRAS CLAVES: Gerontología, prácticas universitarias, impacto social.
DESCRIPCIÓN: Este trabajo pretende mostrar el impacto que han tenido las prácticas
universitarias de los estudiantes de gerontología de la Universidad San Buenaventura, sede
Bogotá, durante el periodo comprendido entre 2008 y 2010.
Para lograrlo, se enmarca teóricamente en los conceptos de práctica universitaria y de impacto,
además de abordar en varias oportunidades el de responsabilidad social, pues es a través de las
prácticas universitarias como las universidades dan cumplimiento a ella.
Adicionalmente, compara la manera en la que se concibe la práctica universitaria en algunas
universidades extranjeras, como es el caso de las Universidades Autónoma de Barcelona en
España y en la Panamericana de Guadalajara en México, para derivar, desde allí, las
concepciones que hacen las universidades colombianas Nacional, Católica Popular de
Risaralda, Pontificia Universidad Javeriana y Católica de Oriente, para llegar finalmente al
concepto de práctica de la Universidad San Buenaventura, sede Bogotá..
Entonces, después de ese claro enfoque deductivo, aborda el instrumento y la metodología
diseñados para la recolección de la información en las instituciones que, tanto gerontológicas
como no gerontológicas, constituyen el espacio de práctica de los estudiantes del programa de
gerontología.
Con esta evaluación del impacto de las prácticas universitarias de los estudiantes del programa de
gerontología, durante el período comprendido, no se ha pretendido otra cosa que contribuir a la
reflexión que la profesionalización de la gerontología exige hoy en Colombia.
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN: Envejecimiento y vejez
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Gerontología en Colombia. Tomado el 4 de Julio de 2011 de
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http://www.acgg.org.co/memorias_IX_congreso_colombiano/educacion/educ_superior_ge
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Propósito de Formación Tomado el 3 de Julio de 2011 de:
http://www.usbcali.edu.co/index.php?option=com_content&task=view&id=88
Documento del Programa de Gerontología de la Universidad San Buenaventura sede Bogotá.
Programa de Gerontología - Reseña Histórica Tomado el 4 de Julio de 2011 de:
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http://guamuchil.udo.mx/reglamentos/lineamientos%20practicas %20profesionales.pdf
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CONTENIDOS: Este trabajo muestra el impacto que han tenido las prácticas universitarias
de los estudiantes de Gerontología de la Universidad San Buenaventura, sede Bogotá,
durante el período comprendido entre los años 2008 y 2010.
Para lograrlo, se enmarca teóricamente en los conceptos de práctica universitaria y de
impacto. Adicionalmente, compararon la manera en la que se concibe la práctica
universitaria en algunas universidades extranjeras, como es el caso de las Universidades
Autónoma de Barcelona en España y en la Panamericana de Guadalajara en México, para
derivar, desde allí, las concepciones que hacen las universidades colombianas Nacional,
Católica Popular de Risaralda, Pontificia Universidad Javeriana y Católica de Oriente,
para llegar finalmente al concepto de práctica de la Universidad San Buenaventura, sede
Bogotá.
Desde un enfoque deductivo se aborda el instrumento y la metodología diseñados para la
recolección de la información en las instituciones que, tanto gerontológicas como no
gerontológicas, constituyen el espacio de práctica de los estudiantes del Programa de
Gerontología.
Con esta evaluación del impacto de las prácticas universitarias de los estudiantes del
Programa de Gerontología, durante el período 2008 y 2010, no se ha pretendido otra cosa
que contribuir a la reflexión que la profesionalización de la Gerontología exige hoy en
Colombia.
METODOLOGIA: Esta fue una investigación de enfoque mixto, que recurrió al modelo de
análisis no experimental. El instrumento fue tomado del trabajo de Cantor y Castro Análisis del
impacto social de las prácticas universitarias del programa de gerontología de la Universidad de
San Buenaventura sede Bogotá, en el primer y segundo semestres de 2007. [Tesis de grado]
Bogotá: Universidad de San Buenaventura, y contó con la asesoría de la Doctora Luisa Emir Díaz
Henao.
CONCLUSIONES: Los datos presentados permiten concluir que las prácticas profesionales
desarrolladas por los estudiantes de la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, han
generado un impacto positivo sobre todas aquellas instituciones en las cuales se han venido
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desarrollando. Las organizaciones, como ha podido comprobarse mediante el análisis de las
encuestas, no solo consideran que los profesionales aportan un conocimiento pertinente y unas
estrategias útiles para el trabajo con la población atendida, sino que además reconocen la
importancia de la gerontología como disciplina en proceso de consolidación.
La formación integral con la que cuenta el egresado del programa de gerontología ha permitido
que sea capaz de articularse de forma exitosa al interior de las instituciones, aun cuando – como
fue señalado en las encuestas- al tiempo que se potencian las ventajas de la interdisciplinariedad,
debe reconocerse la necesidad de continuar trabajando en el proceso de afirmación disciplinar, a
fin de que los profesionales puedan ser conscientes de las fronteras de su propia disciplina,
evitando así los conflictos nacidos de la interacción con otros profesionales.
El papel de los docentes del programa de gerontología, en el marco de las prácticas profesionales
demostró ser fundamental, los resultados permiten señalar la necesidad de que los docentes tomen
un papel mucho más protagónico en el desarrollo de las prácticas profesionales, manteniendo una
presencia mayor y más activa. Así mismo, los resultados ponen en evidencia la necesidad de que
los docentes construyan mecanismos a través de los cuales puedan mejorar la comunicación con
las diferentes organizaciones.
Las encuestas permiten percibir la importancia que el aporte del punto de vista gerontológico ha
venido cobrando para las organizaciones, lo cual redunda efectivamente en un creciente
posicionamiento en el mercado laboral.
Introducción.
Cuando se hace referencia a las prácticas universitarias, es muy común que se piense
en ese requisito que separa al estudiante de su título profesional. En ese sentido, la
práctica se convierte en una simple formalidad, o incluso en el último obstáculo que
se debe vencer, con lo cual se pierde de vista que la práctica profesional es una de las
formas en las que se objetiva la relación entre la universidad y la sociedad (Pontificia
Universidad Javeriana, 2002) y un escenario de confluencia entre las universidades, el
sector productivo y la sociedad (Martí & Martí, 2010).
Sin embargo, resulta absolutamente necesario que las instituciones educativas
reflexionen acerca del impacto que sus profesionales tienen sobre la sociedad, a fin de
9
que puedan tomar decisiones ajustadas a las exigencias de su medio. En esa medida,
para las universidades resulta imperativa la evaluación del desempeño de los
profesionales que están formando. Por supuesto, uno de los espacios más apropiados
para esto es la práctica profesional, pues en este escenario la institución puede no solo
ejercer una supervisión directa del trabajo del profesional practicante, sino también
evaluar el grado de satisfacción que su trabajo genera en la institución o espacio
social, dentro de la cual ésta se realiza, así como las exigencias que le plantea.
A lo largo de este ensayo y a partir del examen de los conceptos de práctica
universitaria y de impacto social, se demostrará la importancia que reviste la práctica
universitaria como medio para el posicionamiento de la disciplina gerontológica en el
país, así como para el desarrollo de una efectiva integración a las condiciones y
exigencias planteadas por la sociedad a las instituciones de educación superior. Para
ello, se iniciará con algunas precisiones teóricas en torno a los conceptos de práctica
universitaria e impacto social, que permitan establecer la profunda relación existente
entre la sociedad y las instituciones universitarias, y reconocer, el espacio de la
práctica profesional como una oportunidad para evaluar esta relación. De allí se
pasará a presentar, en forma breve, el contexto de aparición del programa de
gerontología de la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, así como los
marcos básicos que regulan las prácticas profesionales que se realizan.
La segunda parte de este ensayo, se sirve de una encuesta aplicada a doce
instituciones en las que se desarrollaron prácticas profesionales, a fin de evaluar la
percepción del impacto social del Programa de Gerontología ofrecido por la
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá. Por último se expuso hasta que
punto es necesario, que el programa de gerontología anime a sus estudiantes a
producir balances de la situación actual de la profesión, así como, las posibilidades
derivadas del compromiso real con la producción de un conocimiento científico
socialmente aprovechable.
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Las prácticas profesionales y su impacto social
Durante los últimos años el debate respecto al problema de la relación entre la
universidad y la sociedad ha puesto sobre la mesa la necesidad de diseñar estrategias
que permitan evaluar los efectos, positivos o negativos, que las universidades generan
en las sociedades (Martí & Martí 2010, Liberta, 2007). Perspectivas como la
planteada por Delors (1997) referida a los cuatro tipos de aprendizaje (aprender a
conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser) han impulsado un
debate sobre lo que se supone debe ser la función de las universidades y de la
educación en general. Como el mismo autor señala “la educación constituye un
instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de
paz, libertad y justicia social” (Delors, 1997)
Por otro lado, durante los últimos años han venido cobrando cada vez mayor
actualidad los llamados modelos de evaluación de impacto, como instrumentos a
través de los cuales se intenta abordar los problemas referidos, a qué se espera de las
universidades y, qué es lo que en la actualidad estas instituciones le brindan a la
sociedad. El progresivo aumento de la centralidad de la problemática en el contexto
internacional, ha hecho que cada vez sea más común encontrar artículos
especializados, eventos académicos y discusiones públicas en torno al tema.
(Declaración de Salamanca, 2005).
Durante la primera década del siglo XXI se ha insistido respecto a la
necesidad de conocer y evaluar la relación existente entre la universidad y la
sociedad, en un contexto marcado por el cambio en el modo tradicional de definir el
desarrollo, que ha pasado ahora a ser considerado en relación a la medición del
impacto de las organizaciones en la comunidad global (Martí & Martí 2010). En ese
sentido los pronunciamientos de la UNESCO (1998; 2009) abrieron la puerta a todo
un debate sobre la función de la Universidad en la llamada sociedad del
conocimiento, y la necesidad de construir instrumentos adecuados para medir los
impactos generados por ella en la comunidad a la que pertenece.
11
Esto implica, entre otras cosas, un cuidadoso análisis conceptual que facilite el
diseño de los instrumentos más adecuados para comprender una relación compleja
(Martí & Martí 2010). En ese sentido es necesario empezar por aproximarse al
concepto de impacto, ubicado justamente en el fondo de toda discusión respecto a lo
que significa la universidad en la sociedad actual, así como sus problemas y sus
oportunidades.
La definición del término “impacto”, remite a la específica presencia de una
huella o de un rastro, a la persistencia de una acción en sus efectos. Así, entendido el
concepto de “impacto” como efecto de una acción, fue implementado dentro de
estudios del medio ambiente para problematizar los efectos positivos o negativos que
un determinado proyecto podría tener sobre la calidad de vida. Posteriormente el
término se usó en campos como el análisis organizacional, para referirse al cambio
que una innovación puede provocar al interior de una organización, y desde allí se
deslizó a la literatura orientada al estudio de los problemas sociales, donde designó a
los efectos que podía producir una intervención planeada al interior de una sociedad
(Liberta, 2007).
En el ámbito de los estudios sociales el concepto de impacto social fue
asociado a múltiples definiciones, al referirse tanto al cambio en el resultado de un
determinado desarrollo, evidenciado en la modificación de ciertas prácticas inscritas
al interior de procesos y productos, como a las transformaciones sociales derivadas de
un proceso de investigación. Bajo el concepto de impacto social también se ubicaron
los logros a largo plazo, asociados al desarrollo de un proceso, tanto como las
consecuencias - previstas o no- derivadas de un proyecto. Según Liberta, las diversas
definiciones tienen en común el establecimiento de relaciones de causalidad entre
acciones y resultados, e implican un “efecto multiplicador” entendido como el
impacto, positivo o negativo, de un proyecto en poblaciones no previstas (Liberta,
2007).
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Parece evidente que el concepto de impacto social remite a un ámbito muy
amplio, dentro del cual los impactos derivados de la acción de las universidades
serían un subtipo. Esa es la perspectiva adoptada por Vallaeys, (sf), quien plantea la
existencia de al menos cuatro tipos de impactos específicamente asociados a la acción
desarrollada por la Universidad. Ellos serían, en primer lugar, los impactos de
funcionamiento organizacional, que suponen la existencia de huellas ecológicas y
humanas derivadas de su funcionamiento; en segundo lugar los impactos educativos,
referidos a la forma como la institución influye en la forma como los estudiantes
perciben el mundo y asumen una necesidad específica; en tercer lugar estarían los
impactos cognitivos y epistemológicos, referidos a la definición, producción y
difusión del conocimiento, la estructuración institucional de cada disciplina, el
establecimiento de relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad, la democratización
del saber y la definición de la agenda científica. Por último estarían los impactos
sociales, referidos a las consecuencias que tiene su intervención en el desarrollo
económico, social y político.
Para Vallaeys (sf), las acciones de las universidades tienen consecuencias
directas sobre el futuro del mundo debido a que cumplen no sólo la función
productora de “profesionales y líderes” sino, sobre todo porque ellas pueden impulsar
o no el progreso, la creación de capital social, el establecimiento de relaciones entre
los estudiantes y su propia realidad y la democratización del saber. Desde esta
perspectiva, las universidades adquieren un nuevo rol y una nueva legitimidad como
actores fundamentales a la hora de buscar salidas a los problemas contemporáneos.
Siguiendo a este autor, el impacto social sería sólo uno de los diversos tipos
de impacto generados por la acción de las universidades, que estarían ligados de
forma directa a las esferas económicas, sociales y políticas de la vida de la
comunidad. En consecuencia, al analizar el impacto de las prácticas profesionales, lo
que se está examinando es una pequeña parte de los efectos producidos por la
institución universitaria, ¿pero qué es exactamente eso a lo que se llama “práctica
universitaria”?
13
El concepto de práctica proviene de la palabra griega “praxis”, que significa
obra o acción. Podría decirse que la praxis es la presencia real de una persona ante
otra. Desde la tendencia empírica, este concepto remite fundamentalmente a los
haceres, entendidos como aplicación de ejercicio, habilidad, destreza, costumbre,
estilo, método” (Beltrán, sf). Ya desde las acepciones que presenta el Diccionario de
la Lengua Española DRAE (2005), el concepto de práctica puede ser entendido, en
primer lugar como la pericia, la experiencia en algún campo, mientras una segunda
acepción define la práctica como la capacidad de adaptar los conceptos a la realidad
para obtener un fin útil; otra de las acepciones del término hace de la generación de
utilidad su característica básica. El diccionario incluye además otras dos acepciones
que resultan relevantes, a partir de las cuales la práctica sería, por un lado, el
“ejercicio de cualquier arte o facultad, conforme a sus reglas” y por el otro, el
“Contraste experimental de una teoría”.
Ahora bien, dentro del proceso de formación profesional que se desarrolla al
interior de las universidades, las prácticas cumplen un importante papel, razón por la
cual se les encuentra de forma más o menos similar en diversas universidades y
programas académicos. Como ejemplo sirve revisar el caso de la Facultad de
Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), donde el practicum
aparece como complemento imprescindible de la formación y se incluye en el plan de
estudios desde los inicios del programa de Psicología, con el propósito de “que el
estudiante tenga un primer contacto con la práctica aplicada. Eso significa poder
observar, por un lado, el trabajo de los profesionales y conocer, también de forma
directa, a los usuarios de la Psicología y la Logopedia, y por el otro, el
funcionamiento de los equipos de trabajo en ámbitos públicos y privados muy
diversos”(UAB, sf).
Del mismo modo, la Universidad Panamericana de Guadalajara incluye las
prácticas profesionales en el programa de comunicación, con el propósito de permitir
que los estudiantes conozcan “la realidad de la industria” mediante actividades que
deben fortalecer sus destrezas y conocimientos obteniendo con ello la necesaria
14
experiencia profesional. Sin embargo, la práctica también debe permitir que la
universidad “conozca las necesidades reales de todas las empresas vinculadas al
programa, con el fin de fomentar la debida formación profesional de nuestros
comunicadores” (Universidad Panamericana, sf).
Basten estos ejemplos para destacar dos aspectos, el primero relativo al papel
que se atribuye a la práctica dentro de la adquisición de las habilidades que exige
cualquier profesión, y el segundo referido a las diferencias existentes entre lo que se
entiende por práctica profesional y aquello que debe procurar. En el caso
Colombiano, por ejemplo, pese a existir una orientación estatal frente a las prácticas
profesionales, éstas son definidas de forma diferente de acuerdo con las
consideraciones propias de cada institución, como parte de la autonomía universitaria.
Así, para la Universidad Nacional de Colombia, por ejemplo, la práctica
universitaria está ligada a un programa curricular y hace parte de la extensión
universitaria (Universidad Nacional de Colombia, 2001), al tiempo que se define
como la actividad realizada por un estudiante durante sus últimos semestres, con el
propósito de aportar a su desarrollo profesional (Universidad Nacional de Colombia,
2006). En un sentido similar, la Universidad Católica Popular de Risaralda, se refiere
a la práctica como una experiencia de aprendizaje que permite convalidar, en la
realidad, los conocimientos impartidos en las aulas y contribuir a afirmar los
conocimientos adquiridos, al tiempo que ayuda al estudiante a tomar decisiones
respecto a su propio futuro dentro de la profesión (Florez & Salazar, 2007).
Por otra parte, la Pontificia Universidad Javeriana ubica sus prácticas sociales
junto a otras “estrategias de proyección social”. Según la Javeriana, las prácticas
universitarias son una estrategia de tipo pedagógico, orientada a involucrar “a los
estudiantes y a los profesores, en una aproximación a problemas del país,
articulando los elementos teóricos y metodológicos propios de las disciplinas, con los
aspectos axiológicos y éticos indispensables en toda formación profesional y
personal”(Pontificia Universidad Javeriana, 2002, p. 3).
15
Ahora, en el caso de la Fundación Universidad Católica del Oriente, la
práctica universitaria es entendida como un periodo de entrenamiento durante el cual,
se ponen a prueba los conceptos y saberes obtenidos durante el proceso de formación.
Finalmente, la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, percibe la práctica
como un “espacio académico de aprendizaje y formación” al que concurren los
futuros profesionales (Cantor & Castro 2008, p. 14).
Para no multiplicar ejemplos, conviene detenerse en la definición presentada
por el Instituto Colombiano de Fomento para la Educación Superior ICFES, según el
cual, las prácticas son, sobre todo, un escenario al que concurrirían la sociedad y el
sector productivo para validar los conocimientos adquiridos (ICFES, 1997, pp. 67-71)
En otras palabras, la práctica es concebida como un espacio en el que la participación
de los estudiantes, en el marco de la integralidad, tiene un papel fundamental, pues al
tiempo que complementa su formación académica, lo prepara para actuar de forma
crítica y propositiva frente a las condiciones de su realidad (Florez & Salazar, 2007).
Esta definición, propuesta por el máximo ente de control de la educación
superior, presupone que la práctica tendrá efectos sobre la sociedad, en la que se
desarrolla “de forma crítica y propositiva”; en consecuencia, no puede menos que
reconocerse que la noción de práctica profesional está indudablemente ligada a la
noción de impacto social. En consecuencia, cuando se examinan las prácticas
universitarias se está frente a una de las formas a través de las cuales las instituciones
educativas se integran a la sociedad dentro de la cual existen.
Vale la pena retomar entonces la propuesta de Delors para enfatizar la
necesidad de reflexionar, en la actual sociedad del conocimiento, acerca del papel de
las universidades como agentes protagónicos en la producción y difusión del saber,
así como sobre la definición de una agenda científica. Esto permite concluir que la
universidad debe mantener un diálogo constante con la sociedad y con el sector
productivo, diálogo que exige la existencia de un espacio en el cual pueda llevarse a
cabo. Si se retoman los postulados del ICFES, así como los ejemplos recogidos de
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diversas instituciones académicas, se hace evidente que la práctica profesional puede
aportar de forma notable a este propósito, en tanto es una –aunque sin duda no la
única- de las formas en las cuales puede objetivarse la relación entre la universidad, la
sociedad y el sector productivo.
Así las cosas, si aceptamos que las prácticas profesionales son un espacio de
confluencia de los principales actores sociales, es necesario plantearse el problema de
la pertinencia del estudio de las prácticas, en tanto que son generadoras de impactos
sociales. Es decir, resulta relevante preguntarse qué clase de información puede
obtenerse al estudiar el impacto social de las prácticas profesionales y porqué esos
datos serían relevantes.
Una parte de la respuesta a ese problema ha sido planteada por Cantor &
Castro (2008, pp. 13-14), quienes en su investigación sobre las prácticas
universitarias del programa de gerontología de la Universidad San Buenaventura sede
Bogotá, demostraron que éstas suponen “un impacto y un reconocimiento del trabajo
desarrollado por docentes y estudiantes de práctica”, al tiempo que producen un
diálogo en doble vía entre las instituciones y la sociedad, mediante el cual se debe ir
realizando los ajustes pertinentes, a fin de que las instituciones logren efectivamente
satisfacer las exigencias que le son planteadas. Su trabajo de investigación finalizó
con la presentación de un conjunto de sugerencias para fortalecer el programa de
gerontología, todas ellas derivadas del estudio de las prácticas desarrolladas por
estudiantes practicantes que durante el período de investigación se desempeñaban en
diferentes instituciones.
Naturalmente, la problematización sistemática de las prácticas puede aportar
datos importantes para conocer la situación específica del campo profesional y tomar
medidas racionales y eficaces frente a determinadas condiciones. Sin embargo, no
basta con que la información exista, es necesario que las instituciones y los actores
sociales reconozcan la importancia de atender a las recomendaciones que les son
formuladas, pues de otro modo, los datos recogidos serán perfectamente inútiles.
17
Entonces, una vez demostrado el valor que tiene el estudio de las prácticas
universitarias, puede pasarse al siguiente problema que aquí interesa, cual es, el caso
concreto del programa de gerontología de la Universidad de San Buenaventura, sede
Bogotá. Para ello es necesario realizar algunas precisiones generales respecto a la
disciplina gerontológica en el país, en particular sobre su presencia dentro de la oferta
académica del mismo.
Prácticas gerontológicas de la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá
La Gerontología apareció en Colombia por primera vez como una cátedra del
programa de Psicología de la Universidad San Buenaventura de Medellín en 1974,
año en el que también se fundó el Centro de Psicología Gerontológica (CEPSIGER),
como un colectivo de investigaciones sobre el tema de la vejez. Dos años después, las
Universidades Javeriana y Católica incluyeron seminarios electivos sobre psicología
del envejecimiento y la vejez. Más tarde, en 1982, tuvo lugar la Primera Asamblea
Mundial del Envejecimiento en Viena, como resultado de un enorme crecimiento de
los investigadores sobre el tema.
Por estos años, en el ámbito nacional el Instituto Tecnológico de Antioquia
ofrecía una “Tecnología en Gerontología”, abierta después en la Universidad del
Quindío. Como oferta profesional, la gerontología apareció por primera vez en la
Universidad Católica de Rionegro en 1983, de donde pasaría a Cali y Bogotá,
ofrecido ahora por la Universidad de San Buenaventura, gracias a un convenio que se
extendió hasta 1996, en el caso de Cali. (Universidad de San Buenaventura, sf).
Posteriormente se desarrollaron congresos nacionales de gerontología en los que se
analizó la situación de la profesión en el país. Así por ejemplo, durante el IX
Congreso Colombiano de Gerontología, se estimó que para 2009 Colombia tendría
unos 2000 gerontólogos; en relación a los nueve programas de pregrado registrados
ante el Ministerio de Educación Nacional, además de los seis de posgrado, de los
cuales, uno correspondía al nivel de maestría y cinco a especializaciones, dos de ellas
ubicadas en Bogotá (Aristizábal 2010).
18
En el caso particular del pregrado ofrecido por la Universidad de San
Buenaventura bajo la modalidad semipresencial, funcionó hasta 1996 en Bogotá
gracias al convenio con la Universidad Católica del Oriente –UCO,- firmado el 22 de
Octubre de 1991, - En 1996, una vez concluido el convenio con la UCO, el programa
pasó a cargo de la Universidad de San Buenaventura, que lo registró ante el ICFES, al
tiempo que abría la modalidad a distancia. Un año después, en 1997, a partir de
procesos de evaluación que contaron con la participación de académicos de diversos
campos del conocimiento, el programa fue sometido a un proceso de revisión y
ajuste, y se le dio un énfasis especial a los procesos de investigación y análisis social.
Este primer currículo es el llamado “U.S.B.” que funcionó hasta 2003, año en el cual,
se conformó un comité de currículo y autoevaluación que generó el denominado
“2004”, vigente hasta hoy (Cantor & Castro 2008, pp. 15-17).
El programa de pregrado de la Universidad de San Buenaventura ha definido
desde su propósito de formación un interés por brindar a sus profesionales “la más
alta calidad humana, social, científica e investigativa, para que asuman con
responsabilidad su quehacer en la atención adecuada y eficiente de la persona mayor
y de la población envejeciente y contribuyan, al mismo tiempo, al mejoramiento de su
calidad de vida” (Universidad de San Buenaventura, sf). Asimismo, dentro de la
proyección social del programa, se hace explícita referencia al interés por impactar
positivamente sobre la sociedad mediante la intervención académica en lo atinente al
envejecimiento y la vejez.
Como puede verse el programa asume, como una de sus metas, generar un
impacto social positivo, que demuestre que el alcance de la Universidad va más allá
de fabricar profesionales. Es en ese marco institucional en el que se inscriben las
prácticas profesionales del programa de Gerontología, así como los mecanismos que
las regulan.
En efecto, bajo el currículo “2004” las prácticas profesionales del Programa
de Gerontología inician en el cuarto semestre, mediante la cátedra “Introducción a la
19
práctica integral”, orientada a que los estudiantes identifiquen, por un lado, el papel
del gerontólogo y su relación con otras disciplinas, y por otro, los puntos
fundamentales de una intervención gerontológica y la integración teórico-práctica
mediante la elaboración de un ensayo. Esta introducción a las prácticas prepara al
estudiante para el siguiente semestre, en el que se encuentra el primer nivel de
prácticas universitarias. La práctica integral (caso - familia) procura brindar a los
estudiantes las herramientas para realizar una efectiva intervención psicosocial en
adultos mayores. Esta experiencia permite a los estudiantes no solo conocer las fases
y las áreas que conforman el plan de intervención gerontológica, fundamental para
desarrollar la práctica, sino también la identificación de herramientas y técnicas para
la intervención. Además, implica la convalidación y retroalimentación de los
referentes teóricos en cada área de interés gerontológico.
Ya en el séptimo semestre se desarrolla la práctica comunitaria, en la cual, el
estudiante tiene la oportunidad de analizar distintos grados de desarrollo y
características de una comunidad, encontrar las herramientas teórico-prácticas
pertinentes para el abordaje comunitario y, planear, ejecutar y evaluar un programa
gerontológico o comunitario, dependiendo del lugar que haya sido elegido para la
práctica.
Inmediatamente después, en el octavo semestre, tiene lugar la práctica
administrativa, en la que se pretende tanto aplicar los conceptos de la administración
en las instituciones en las cuales se interviene, como desarrollar en los estudiantes
estas destrezas. En este nivel el estudiante realiza el diagnóstico estratégico de la
institución en que se desarrolla la práctica, y construye en ella un plan de trabajo con
objetivos y metas que puedan ser medidas y alcanzadas. En otras palabras, es la
oportunidad para que el estudiante realice, en este punto de su formación profesional,
un trabajo de campo en el que desarrollará un ejercicio de medida, seguimiento y
control.
20
Ahora bien, el proceso evaluativo de las prácticas es adelantado
cuidadosamente por un comité de práctica conformado por los docentes-
coordinadores de cada nivel; que aplica evaluaciones de tipo cuali-cuantitativo al
finalizar cada semestre, a través de un instrumento denominado seguimiento
evaluativo de prácticas, que tiene como objetivo hacer una evaluación integral en la
que participen el practicante, la institución y el docente.
Así pues, como ha podido verse, las prácticas aparecen en el contexto del
Programa de Gerontología con un doble propósito, por un lado son una forma de
extensión universitaria y por otra una estrategia de aprendizaje, que ofrece al
profesional en ciernes una idea del contexto social en el cual ha de ejercer al egresar.
En consecuencia, puede entonces afirmarse que el Programa de Gerontología asume
la práctica como ese espacio de confluencia de actores sociales, que se plantea en los
lineamientos del ICFES.
Sin embargo, la verdadera comprensión respecto a la pertinencia y eficacia de
cualquier programa profesional, exige la determinación de sus efectos reales en la
comunidad en la que se encuentra inscrito. En esa medida, la evaluación de los
resultados del programa de Gerontología ofrecido por la Universidad de San
Buenaventura, sede Bogotá, implica el desarrollo de procesos investigativos que den
cuenta de los impactos generados en la sociedad con la implementación del programa
en cuestión.
Ahora bien, para continuar esta exposición es necesario presentar los impactos que las
prácticas universitarias del programa de gerontología han tenido sobre las
instituciones en las cuales se desarrollan. Este problema fue abordado ya por Cantor y
Castro (2007) quienes adelantaron una valiosa investigación se constituyó en punto
de referencia profesional en la fundamentación de esta reflexión. En este caso, se
debe dar una respuesta precisa cuando menos a dos cuestiones, en primer lugar ¿cuál
ha sido el impacto social de las prácticas universitarias del programa de Gerontología
de la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, entre 2008 -2010?, y en
21
segundo lugar ¿podríamos afirmar que la Universidad ha generado un impacto social
positivo como resultado de su intervención en el espacio de la práctica profesional y
que los egresados están respondiendo a las necesidades planteadas por el contexto
social?
Para atender a estas preguntas, se tomó como fuente de información un
conjunto de entrevistas estructuradas, que fueron aplicadas a 12 instituciones en las
que tuvo lugar la práctica profesional de estudiantes del Programa de Gerontología de
la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá, entre 2008 y 2010. Dichas
instituciones son Hogar San Rafael, Integración Social Fontibón, Beneficencia de
Cundinamarca, Subdirección Local Usaquén, Hogar Geriátrico La Casa, Integración
Social Suba, Programa Adulto Mayor CAFAM, Colegio Palermo, Fundación Edad y
Vida Saludable, Gerovivir, Banco de Alimentos y Kolping.
En estas instituciones las prácticas fueron en su mayoría de carácter
comunitario con un 41.7%, mientras que la práctica caso-familia correspondió al 16%
y las prácticas administrativas solo llegaron al 8%. Ahora bien, en el 8.3% de las
organizaciones tuvo lugar la presencia de practicantes en los tres niveles, en tanto que
las correspondientes a caso-familia y administrativo, aparecieron generalmente en
compañía de otra u otras prácticas, más que de manera independiente.
Grafico 1. Distribución de los tipos de práctica en las organizaciones.
22
Para 10 de las 12 organizaciones interrogadas, la principal razón que motivó
la solicitud de practicantes estuvo asociada a la idea de que ellos podrían aportar
soluciones identificadas en la atención de problemáticas de tipo familiar y
comunitario. Asimismo, al menos 9 instituciones encuestadas manifestaron que los
practicantes podrían hacer aportes a la valoración integral de las personas mayores.
Además de lo anterior, estas organizaciones consideraron, además, que los
profesionales practicantes podrían contribuir en materia de gestión gerontológica,
manejo de grupos y articulación de equipo interdisciplinario, promoción de la salud,
gestión en programas de retiro laboral y jubilados. Otras necesidades señaladas por
las organizaciones fueron el procesamiento de la información sobre adultos mayores
en el departamento y labores de caracterización.
Sin embargo, la pregunta obligada es en qué medida los resultados obtenidos
por las instituciones fueron o no satisfactorios. A ese respecto la totalidad de las
instituciones respondieron positivamente, y además de ello, a juicio de las
instituciones los practicantes estuvieron siempre o al menos casi siempre, en
condiciones académicas para desarrollar las actividades señaladas por la coordinación
de práctica, es decir, poseían los conocimientos necesarios para la intervención en
escenarios profesionales reales.
Por otra parte, para estas instituciones encuestadas, la cualificación académica
ocupó un lugar fundamental a la hora de evaluar a los estudiantes, razón por la cual al
momento de emitir sus juicios, destacaron “la preparación y el amplio conocimiento
del área de Gerontología”. Además de ello, también resaltaron su competencia
metodológica y la habilidad en el empleo de herramientas necesarias para el manejo
de la población.
No obstante, la evaluación no se redujo a lo académico y lo metodológico,
pues para las instituciones resultó igualmente significativo el compromiso de los
profesionales practicantes con los casos en los cuales actuaron, lo que supone
compromiso y responsabilidad frente a la institución en la que se desempeña y a la
23
población a la que atiende. Otro aspecto que recibió mucha atención tiene que ver con
la forma como los practicantes asumieron tareas como las caracterizaciones y visitas
realizadas, así como la manera en que los profesionales practicantes “se apersonan de
los casos”, es decir, el profesionalismo y responsabilidad con que los asumieron.
Factores a partir de los cuales las organizaciones evaluaron la competencia académica de los estudiantes en prácticas.
Factores Positivos Factores Negativos “La preparación y el amplio conocimiento del
área de Gerontología” Dificultades en el primer acercamiento a la
población con la que se desarrollaría la práctica. “Se apersonan de los casos” “Deberían estar mejor informados acerca de
políticas públicas sociales en especial adulto mayor, frente al manejo de estadísticas y análisis de
resultados” “Se sienten parte del equipo interdisciplinario” Falta de exigencia en la entrega de algunos
productos, por parte del docente encargado Aporte de elementos y herramientas, para el
manejo de la población.
Calidad de las caracterizaciones y visitas.
Cuadro 1. Factores a partir de los cuales las organizaciones evalúan la competencia académica de los estudiantes en prácticas.
Al interior de las organizaciones el profesional del área gerontológica debe
interactuar con profesionales de otras áreas, de manera que resulta fundamental que
demuestre su capacidad para integrarse a un equipo interdisciplinar, así como, su
capacidad de adaptación a las condiciones y necesidades de cada equipo previamente
constituido. Para estas instituciones encuestadas, esta adaptación de los practicantes
fue muy satisfactoria, en la medida en que rápidamente los nuevos integrantes
pasaron a sentirse “parte del equipo interdisciplinario”. La forma como se desarrolló
el primer encuentro con los grupos, fue otro aspecto tenido en cuenta a la hora de
evaluar a los practicantes, pues sirvió para determinar si este contaba con las
herramientas necesarias para el manejo de la población.
Por otra parte, para estas instituciones dentro de las cuales se desarrollaron las
prácticas entre 2008 y 2010, los practicantes demostraron contar con una formación
integral, tal como se propone desde los lineamientos del programa. De hecho, las
organizaciones que han sido espacio de prácticas, han manifestado su interés en que
éstas se mantengan y se fortalezcan.
24
Ahora bien, no solo resulta pertinente resaltar en el desempeño de los
practicantes aquellos puntos que podrían ser considerados fuertes, conviene además
examinar aquellos aspectos en los que las organizaciones consideraron que existían
debilidades. En ese sentido, se hizo mención al desconocimiento en materia de
política pública social, así como de la información estadística referida a la situación
del adulto mayor. Además, para estas instituciones, los practicantes no contaban con
la suficiente información sobre el tema, juicio que supone la necesidad de discutir la
pertinencia que dicha información tiene para la formación del gerontólogo,
responsabilidad que, además, compete directamente a la universidad. Otro aspecto
que revela la importancia que tiene el análisis del impacto de las prácticas, tiene que
ver con el papel que las organizaciones atribuyen a los docentes. A su juicio, los
profesores deberían tener un papel más activo en el desarrollo de las prácticas, pues
su participación aportaría mucho, tanto al proceso de formación, como a la calidad de
los productos entregados por los practicantes.
Hechas todas estas consideraciones, cabe preguntarse entonces la razón por la
cual las instituciones integraron practicantes del programa de gerontología de la
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá. La respuesta tiene que ver con su
grado de satisfacción frente al desempeño de los profesionales practicantes. Esta es la
razón por la que las organizaciones que han abierto un lugar a los practicantes,
tienden a recurrir a ellos con posterioridad. Factores como la realización de prácticas
anteriores con buen desempeño de los estudiantes, los aportes significativos a
problemas y necesidades y el perfil de la población a la que se le brindan los
servicios, con seguridad se conjugaron para motivar al 58,3% de las organizaciones a
integrar gerontólogos practicantes.
Recomendaciones Frecuencia % % Acumulado
Más horas 3 25.0 25.0 Más estudiantes 1 8.3 33.3 Más continuidad del proceso 4 33.3 66.7
Impulsar el Posicionamiento disciplinar 2 16.7 83.3
Más compromiso de los docentes que acompañan la practica
2 16.7 100.0
Total 12 100
25
Cuadro 2. Recomendaciones formuladas por las instituciones.
En conclusión, es posible sostener que el programa, a juicio de las
instituciones en las cuales se ha desarrollado la práctica profesional, ha conseguido
satisfacer los criterios considerados como necesarios a la hora de realizar la atención
a los adultos mayores. Sin embargo, existen algunos aspectos que podrían mejorarse,
siempre y cuando el programa realice la evaluación de las prácticas profesionales y
sus impactos, como medio para validar su pertinencia, y como herramienta para
realizar los ajustes necesarios. Esto adquiere mayor importancia ante las respuestas de
las organizaciones cuando se les indagó por el impacto social positivo que, a su
juicio, habría sido derivado de la participación de profesionales practicantes del
programa de gerontología entre 2008 y 2010. El impacto fue juzgado como alto en el
58,3% y como medio en el 41,7%.
El corpus de respuestas de las instituciones al instrumento aplicado de
evaluación de las prácticas universitarias, no hace más que confirmar la tesis
defendida respecto a la existencia de una percepción muy favorable por parte de las
organizaciones dentro de las cuales han tenido lugar las prácticas sobre el desempeño
de los profesionales practicantes del Programa de Gerontología, lo cual a su vez hace
posible afirmar que el Programa de Gerontología de la Universidad de San
Buenaventura, sede Bogotá, ha brindado la formación requerida para que sus
egresados puedan tener una experiencia de integración profesional exitosa y generar
un impacto positivo sobre la comunidad dentro de la cual trabajan.
Esa es probablemente la razón por la cual para el 66.7% de las organizaciones
encuestadas, la mejora más significativa que podría introducirse en las prácticas
estaría relacionada con su ampliación y fortalecimiento.
Sin duda, los datos presentados permiten concluir que las prácticas
profesionales desarrolladas por los estudiantes de la Universidad de San
Buenaventura, sede Bogotá, han generado un impacto positivo sobre todas aquellas
instituciones en las cuales se han venido teniendo lugar. Ello, en consecuencia,
26
muestra que la formación obtenida en el programa ha permitido a los estudiantes
incorporarse de manera eficaz en el ámbito laboral. Sin embargo, en el análisis de las
prácticas también puede percibirse, los problemas de una disciplina que tiene pocos
años en el país, y que aún enfrenta los problemas que trae toda consolidación.
Aceptando, entonces, que las prácticas universitarias desarrolladas por las
universidades -en este caso por el programa de gerontología de la Universidad de San
Buenaventura, sede Bogotá-, son una de las formas a través de las cuales las
universidades impactan sobre la sociedad (de forma positiva o negativa), resulta
indispensable insistir sobre la importancia que tiene la intervención en la definición
de la agenda científica de la sociedad (Delors, 1997.).
Así por ejemplo, cuando las organizaciones señalan que los profesionales no
están suficientemente informados sobre ciertos aspectos normativos relacionados con
el problema del envejecimiento, lo que se pone en discusión es, en primer lugar, la
pertinencia que tal saber podría tener para el gerontólogo y en consecuencia, la
necesidad o no de ajustar el programa, y en segundo aunque no menos importante
lugar, está el problema del grado de influencia que puede tener el conocimiento
producido por una disciplina profesional como la gerontología en el contexto de un
país donde se presenta de forma acelerada el proceso de envejecimiento de la
población. En ese sentido es innegable, además, que los aportes que realice el
programa pueden contribuir a generar un debate al interior de la sociedad, y le
permita cumplir con su papel de promotor de la crítica y análisis de la realidad, y
lograr además adquirir un lugar propio y visible frente a otros saberes.
En resumen, la conciencia sobre el papel de las prácticas profesionales podría
hacer más fluido el diálogo entre la universidad y las organizaciones, pues como
parece ocurrir en el caso del programa de gerontología, los docentes y las
instituciones en las cuales se desarrollan las prácticas, no han podido poner en
funcionamiento mecanismos eficaces de comunicación que permitan aprovechar
mucho más las posibilidades que ofrece la práctica profesional.
27
De hecho, los resultados demuestran que el programa de Gerontología de la
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, ha logrado un indiscutible
posicionamiento en su campo, que le han permitido a la universidad evidenciar el
reconocimiento de las organizaciones, que la animan a continuar por el camino del
fortalecimiento de sus programas y sus prácticas. Sin embargo, al tiempo que se
destacan los aportes de las prácticas profesionales, se insiste en la necesidad de que
los docentes se integren de forma mucho más definida y protagónica en el proceso.
Además, resulta notable que el examen de las sugerencias que se presentan
frente a las prácticas profesionales del programa de Gerontología, se concentre en
aspectos tales como la necesidad de ampliar la duración e intensidad de dichas
prácticas, lo que puede, sin duda, usarse como un criterio válido de evaluación que
indicaría el éxito de las prácticas del programa.
En últimas, puede concluirse sin lugar a dudas, que las prácticas han sido
exitosas en la medida que han generado, al interior de las organizaciones en las cuales
se desarrollan, un reconocimiento en relación a la calidad académica, personal y
profesional de los profesionales practicantes. Así mismo, las encuestas permiten
percibir la importancia que el aporte del punto de vista gerontológico ha venido
cobrando para estas instituciones, lo cual redunda efectivamente en un creciente
posicionamiento en el mercado laboral.
Sin embargo, la conclusión más importante a la cual puede llegarse, es que si
bien las organizaciones reconocen que los estudiantes practicantes han generado
efectos positivos en las comunidades con las cuales han desarrollado su trabajo de
intervención, no es ese el único producto valioso que puede recogerse de ellas.
Incluso más importante es el reconocimiento de la práctica como posibilidad de tomar
contacto con la realidad, convertida en fuente valiosa para pensar el rol de la
disciplina al interior de la sociedad. Entendiendo el posicionamiento de la profesión
no solo como la expectativa de altos ingresos, sino sobre todo como el
reconocimiento de la validez y pertinencia del conocimiento producido y difundido
28
por un cuerpo de profesionales, es indispensable que se apueste por impulsar toda
aquella investigación que aporte al conocimiento de la compleja relación que se
establece entre la universidad y la sociedad, superando el formalismo con el cual, por
desgracia, continúa percibiéndose las prácticas profesionales, es decir, simplemente
como ese último sacrificio que debe hacerse para dejar atrás la condición de
estudiante y entrar al mundo laboral con un título profesional bajo el brazo, a
competir por la obtención de un salario elevado.
29
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