introducción a la obra dramática

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Introducción a la obra dramática y su representación Mientras en los tres primeros géneros literarios el acto de comunicación se establece a través de la palabra escrita, la obra dramática (obra de teatro) se escribe fundamentalmente con el objetivo de que sea representada. Las palabras drama y teatro, que tienen un origen griego, hacen referencia al acto de representación: drama significa acción, actuar; teatro significa contemplar, espectáculo. Todavía hoy día llamamos teatro al lugar donde se representan las obras dramáticas u obras de teatro. En estas dos palabras, teatro y drama, se encuentra también la esencia del concepto híbrido del género, pues implican: lectura y representación, autor y director, lector y público, actor y personaje. Aunque en los cursos de literatura la obra de teatro se nos presenta como un texto que leemos, debemos recordar que se escribe para ser representada y que una lectura crítica debe tratar de visualizar dicha representación. 1. ¿En qué sentido hablamos del “concepto híbrido” de la obra de teatro? Mientras la poesía, la narrativa y el ensayo se construyen a través de palabras, en la obra teatral la palabra es únicamente una parte de la totalidad; es decir, es sólo una de las dimensiones de la representación. En los otros géneros literarios se trata de la palabra escrita; en la obra de teatro se trata de la palabra representada (la palabra interpretada a través de cualidades fónicas precisas, acompañadas de gestos, silencios, movimientos, etc.). Quizás podemos comprender mejor el contexto híbrido de la obra teatral si la consideramos un punto intermedio entre la pantomima, una representación donde se omite la palabra, y la narrativa, la palabra sin la representación. Los tres textos nos cuentan una historia: la narrativa tiene la palabra sin la representación explícita; la pantomima es representación sin la palabra; la obra de teatro ocupa una posición intermedia, pues es la palabra representada. Los tres esquemas que incluimos en este estudio introductorio explican de modo gráfico este carácter híbrido de la obra dramática: el primero es una representación esquemática del carácter híbrido de la obra de teatro; el segundo se centra en el texto escrito; y el tercero en la representación.

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Page 1: Introducción a la obra dramática

Introducción a la obra dramática y su representación

Mientras en los tres primeros géneros literarios el acto de comunicación se establece a través de la

palabra escrita, la obra dramática (obra de teatro) se escribe fundamentalmente con el objetivo de que

sea representada. Las palabras drama y teatro, que tienen un origen griego, hacen referencia al acto de

representación: drama significa acción, actuar; teatro significa contemplar, espectáculo. Todavía hoy

día llamamos teatro al lugar donde se representan las obras dramáticas u obras de teatro. En estas dos

palabras, teatro y drama, se encuentra también la esencia del concepto híbrido del género, pues

implican: lectura y representación, autor y director, lector y público, actor y personaje. Aunque en los

cursos de literatura la obra de teatro se nos presenta como un texto que leemos, debemos recordar que se

escribe para ser representada y que una lectura crítica debe tratar de visualizar dicha representación.

1. ¿En qué sentido hablamos del “concepto híbrido” de la obra de teatro?

Mientras la poesía, la narrativa y el ensayo se construyen a través de palabras, en la obra teatral la

palabra es únicamente una parte de la totalidad; es decir, es sólo una de las dimensiones de la

representación. En los otros géneros literarios se trata de la palabra escrita; en la obra de teatro se trata

de la palabra representada (la palabra interpretada a través de cualidades fónicas precisas, acompañadas

de gestos, silencios, movimientos, etc.). Quizás podemos comprender mejor el contexto híbrido de la

obra teatral si la consideramos un punto intermedio entre la pantomima, una representación donde se

omite la palabra, y la narrativa, la palabra sin la representación. Los tres textos nos cuentan una

historia: la narrativa tiene la palabra sin la representación explícita; la pantomima es representación sin

la palabra; la obra de teatro ocupa una posición intermedia, pues es la palabra representada. Los tres

esquemas que incluimos en este estudio introductorio explican de modo gráfico este carácter híbrido de

la obra dramática: el primero es una representación esquemática del carácter híbrido de la obra de teatro;

el segundo se centra en el texto escrito; y el tercero en la representación.

Page 2: Introducción a la obra dramática

2. Si la obra de teatro se caracteriza por la palabra representada ¿Quién es el destinatario?

La naturaleza híbrida, palabra representada, de la obra de teatro posibilita también dos destinatarios

claramente diferenciados: el lector y los espectadores.

Como texto escrito, difundido en libros, la obra de teatro tiene siempre como destinatario a posibles

lectores. Hay también obras de teatro que nunca llegaron a ser representadas. El lector común tiende a

leer la obra de teatro como una expresión de la narrativa; en este caso las direcciones de escena

representan una forma peculiar del narrador, y la lectura se manifiesta como experiencia individual. El

director de una obra de teatro es primero un lector del texto.

Como palabra representada, o sea, como espectáculo, el destinatario deja de ser individual. La obra

representada necesita del complemento de un público que reacciona ante lo que ve y oye, a la vez que

forma un lazo de unión entre los espectadores y actores-personajes.

3. ¿Por qué la división entre texto primario y texto secundario, si nosotros leemos las direcciones

de escena como la voz del narrador?

Sí, eso sucede cuando leemos la obra de teatro. La clasificación entre texto primario y secundario no se

refiere al contenido ni a la obra leída, sino a la realidad de la obra representada: el texto primario son las

palabras habladas; el texto secundario no se pronuncia, son direcciones de escena que guían al director

y a los actores en la representación de los personajes y de las palabras habladas.

4. ¿En qué consiste el texto primario?

El texto primario son las palabras representadas en el escenario y que según su función podemos

clasificar de distintos modos (haga clic en cada uno de los siguientes términos para obtener un desarrollo

más amplio con numerosos ejemplos):

Diálogo entre los personajes: Suele ser la parte más significativa del texto primario.

Acción referida: cuando uno de los personajes nos narra algo que sucede fuera del escenario o

en el pasado. Es el momento cuando la obra de teatro se aproxima más a la narrativa.

Acotaciones habladas: denominamos así a las direcciones de escena que están integradas en el

diálogo entre los personajes.

Monólogo: lo denominamos también soliloquio, para representar esos momentos cuando uno de

los personajes está hablando solo; se trata de los pensamientos de un personaje dichos en voz

alta.

Apartes: una de las convenciones del teatro, mediante la cual uno de los personajes puede hablar

a otro personaje o al público, y se asume que los demás personajes en escena no pudieron oír las

palabras.

5. ¿A qué denominamos texto secundario y cómo podemos reconocerlo?

Page 3: Introducción a la obra dramática

Como señalamos anteriormente, el texto secundario es la porción del texto escrito que no se pronuncia

durante la representación y que sirve de guía para la construcción del espacio escénico y para la

representación. Estos textos se denominan Acotaciones o direcciones de escena y normalmente están

escritos en letra cursiva y entre paréntesis (italics). Hay obras de teatro que no poseen acotaciones o que

tienen muy pocas. [poner títulos de obras incluidas en el curso]

6. Antes se explicó la “acción referida” como una narración ¿cómo diferenciamos la obra teatral

de los demás géneros literarios?

Recordemos que la clasificación de los textos literarios en géneros es sólo un modo de aproximarnos a la

obra literaria. En el caso particular de la obra de teatro, la única diferencia es la intención implícita de

que se escribe para ser representada. Fuera de esta diferencia que se manifiesta en la forma y en el

destino final, la obra de teatro es una dramatización de la palabra, independiente del género literario con

que pueda ser asociada. Por esta misma razón, las consideraciones en cuanto a los recursos retóricos

estudiados en los demás géneros, se aplican igualmente a la obra de teatro. En el pasado, durante el siglo

XVI y XVII, en el momento en que triunfaba la comedia española, las obras de teatro se escribían en

verso. El romance, la redondilla, el soneto y la octava real constituían formas de versificación que

representaban convenciones precisas de la obra de teatro. La reflexión del ensayo y la motivación al

diálogo han estado presentes en el teatro en todos los tiempos: desde el carácter filosófico de la obra de

Calderón en el siglo XVII, a la reflexión del teatro del oprimido de Augusto Boal en nuestros días. Pero

entre todos los géneros literarios, la narrativa es el género más próximo a la obra dramática. La obra de

teatro comunica también una historia, aunque sea representada (con frecuencia tiene igualmente partes

narradas). Y, como historia, posee, igual que la narrativa, un desarrollo, un clímax, puntos decisivos,

desenlace, etc. Como la narrativa, la obra de teatro desarrolla también su historia con el artificio de un

discurso, donde a la trama se unen los múltiples recursos de la representación (luces, vestuario, tono de

voz, silencios, etc.), para dar lugar a una interpretación explícita.

7. ¿Qué quiere decir una interpretación explícita?

La representación de una obra de teatro es ya una interpretación del texto escrito y como tal contiene

elementos que no están o pueden no estar en el texto escrito (tanto en el texto primario como en el texto

secundario). No nos referimos ahora a las modificaciones en el texto que pueda introducir el director,

sino a elementos implícitos en el texto escrito, como el vestuario, el maquillaje, los sonidos, las luces, el

tono de la voz, etc. Todos estos elementos, como ya señalamos, pueden estar implícitos en el texto

escrito, pero dependen de la imaginación de cada lector. La obra representada nos presenta la

“imaginación” de un lector en particular: el director de la obra teatral. En este sentido la obra

representada es ya una interpretación de la obra escrita. Las palabras habladas pueden ser las mismas,

pero los personajes se mueven en el escenario y, junto a las palabras, se comunican con los espectadores

a través de sus gestos, movimientos, tono de voz, silencios y el diálogo sin palabras con que las personas

interaccionan entre sí. Por esta misma razón, una obra de teatro puede tener múltiples posibles puestas

en escena: múltiples interpretaciones de un mismo texto.

Page 4: Introducción a la obra dramática

8. Si toda representación es ya una interpretación, ¿cómo se caracteriza la relación entre el

dramaturgo y el director?

El dramaturgo es el autor de la obra, es el creador del texto. Como señalamos antes, el dramaturgo crea

su texto para ser representado; es decir, desde el comienzo el texto posee dos dimensiones precisas: La

dimensión literaria y la dimensión espectacular. Con la expresión dimensión literaria nos referimos

principalmente al texto primario. La dimensión espectacular es el texto (primario y secundario) más el

espacio escénico. El director, que es primero un lector, al poner en escena una obra de teatro, va a

interpretar el texto y las direcciones que proporciona el dramaturgo, pero las direcciones de escena y el

texto mismo limitan su participación a una interpretación.

9. Comprendo la diferencia entre dimensión literaria y dimensión espectacular, pero ¿de qué

modo interviene el texto en la representación, más allá de proporcionar las palabras para el

diálogo?

Muchos de los elementos de la representación se encuentran ya presentes en el texto primario. Lo mismo

que en poesía hablamos de sílabas y estrofas como unidades estructurales del poema, en la obra de teatro

la unidad más simple es la escena, luego la obra se estructura en actos. Las escenas cambian cuando los

personajes entran o salen del escenario (el escenario es el lugar donde se representa la obra). La escena,

en este sentido, además de la unidad estructural de la representación, es también la unidad que establece

el ritmo en el que ha de proceder la representación. Así, incluso las obras de teatro que no incluyen

explícitas direcciones de escena, determinan el ritmo de la obra representada según el modo como

agrupan el diálogo en escenas.

10. El director sigue e interpreta las direcciones del dramaturgo ¿cómo construye luego la

representación?

En efecto, el dramaturgo proporciona la estructura de la obra en escenas y la división en actos. También

contiene referencia al espacio referido a través de la acción referida que los personajes intercalan en su

diálogo. La función del director es estructurar todos esos elementos a través de actantes (actantes

pueden ser los personajes, la utilería, los sonidos, las luces, vestuario, coreografía, etc., incluso el

público: todo aquello que interviene en la representación de la obra). No obstante, para los efectos de

esta introducción vamos a distinguir entre los actores y los actantes. Los actores son las personas que

bajo la dirección del director y la guía del dramaturgo (a través de las acotaciones), van a representar la

palabra escrita (los elementos verbales), interpretada con elementos mímicos, para crear los personajes

que van a representar la historia. Vamos a reservar el término de actante para aquellos elementos

(objetos, sonidos, luces, etc.) que pueden adquirir durante la representación la categoría de personaje

(bajo el término actante exponemos numerosos ejemplos de los textos incluidos en este curso).

Page 5: Introducción a la obra dramática

11. ¿En qué sentido puede ser el público un actante?

Mientras la obra leída suele ser un acto individual, la obra representada es siempre un acto colectivo. El

público que presencia una representación participa con frecuencia en el desarrollo de la obra a través de

sus reacciones colectivas: risa, silencio, exclamaciones de sorpresa, de miedo, etc. Sobre todo en el siglo

XX, el teatro experimental incluía en el texto secundario indicaciones para provocar o interactuar con

el público. Con este propósito se experimenta también con la forma y el emplazamiento del escenario.

12. Las consideraciones expuestas hasta aquí parecen también coincidir con las representaciones

cinematográficas ¿existen diferencias entre ambos modos de representación?

Es cierto que en ambos casos se trata de la palabra representada, pero el arte cinematográfico merece un

capítulo aparte que sale fuera de los objetivos de este curso de introducción a la literatura centrado en la

palabra escrita. No obstante, sí que conviene mencionar dos diferencias básicas entre ambas

representaciones. Una tiene que ver con la técnica y la otra con el uso que se hace de dicha técnica. Con

la primera aludimos a la eliminación de los límites que impone un escenario físico: todo espacio referido

puede ser representado en la obra de cine. La segunda diferencia se refiere a la substitución de nuestro

campo visual por el campo visual de la cámara. Examinemos esta relación en tres niveles de

interpretación: a) el texto escrito; b) la representación en una sala de teatro; y c) la representación

cinematográfica.

A) El texto escrito impone un mínimo de obstáculos a nuestra interpretación sobre la apariencia de los

personajes, como se mueven, como se viste, como reaccionan, etc. El lector posee un máximo de

libertad al interpretar la obra escrita.

B) En la obra de teatro el director interpreta el texto, pero nosotros, como público, tenemos libertad

individual de concentrarnos en partes del escenario, en uno u otro personaje, en su movimiento o en sus

expresiones faciales.

C) En la obra cinematográfica el punto de vista de la cámara decide qué es importante, así, por ejemplo,

se enfoca en la expresión de una cara, pero nos impide ver todo lo demás que podía estar sucediendo en

la escena.

(Gómez-Martínez)