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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
Jonatán: El hombre que no quería ser rey
Escritura: Escrituras Seleccionadas
Código: 80-391
John MacArthur Bueno, en esta noche nuestro estudio continuo de algunos héroes inconcebibles en las
Escrituras, y en particular por ahora en el Antiguo Testamento, llegamos a un hombre llamado
Jonatán. Jonatán, el hombre que no sería rey.
Y para que contemos la historia tenemos que comenzar en 1ro de Samuel capítulo 8. Así que
tome su Biblia y ábrala. Y como usted sabe, si usted ha estado con nosotros, este es un
enfoque un poco diferente que el de tomar un texto y tratar con el texto, estamos abarcando
porciones grandes del Antiguo Testamento, de la literatura del Antiguo Testamento. Y
esencialmente vamos a hacer eso otra vez en esta noche, al ver a Jonatán.
Y esto en cierta manera encaja con el día del Padre, porque esto trata de hijos y padres. Y
como usted lo oirá conforme la historia se desarrolla, todo tipo de padres y todo tipo de hijos
van a jugar funciones en esta parte de la saga de la historia de Israel y los propósitos de Dios
desarrollándose a través de ellos. Pero para un texto inicial, si quiere escribir un pasaje, sería
1ro de Samuel 23. 1ro de Samuel 23:16-17, vamos a usar ese como una especie de punto
inicial y después regresaremos a partir de ahí. 1ro de Samuel 23:16-17 dice: “Entonces se
levantó Jonatán hijo de Saúl y vino a David a Hores, y fortaleció su mano en Dios. Y le dijo:
No temas, pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré
segundo después de ti;” 1ro de Samuel 23:16-17.
Eso retoma la historia, realmente algo avanzada, cuando Jonatán ya ha establecido una
amistad con David, y es el gran protector de David, aunque David será el rey, que Jonatán
habría sido, si la línea de su padre no hubiera sido maldecida.
Pero retrocedamos a partir de ahí. El último de los jueces del Antiguo Testamento vio en
incredulidad al grupo de líderes israelitas congregados delante de él. Él último de los catorce
jueces del Antiguo Testamento, no es ningún otro que Samuel.
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Samuel guió a la nación con sabiduría y con una medida de integridad. Samuel fue tanto el
juez designado por Dios, como también un profeta al mismo tiempo.
Pero ahora, al retomar la historia en 1ro de Samuel capítulo 8, él es un hombre mayor. Y no
hay otros jueces en el horizonte, y sus hijos según el versículo 3, son ineptos moralmente
para tomar su lugar. No anduvieron en sus caminos, se volvieron tras la ganancia deshonesta,
recibieron sobornos, pervirtieron la justicia. No es la manera en la que debe usted conducirse,
si está usted en una posición de autoridad y de supervisión de las vidas del pueblo y la
nación. Entonces, no hubieron líderes posibles que salieran de la familia de Samuel, parecía
que no había ningún otro en el horizonte que pudiera tomar la función de defensor y líder de
Israel.
Entonces, al pueblo se le ocurre una idea, creen que es momento de que tengan un rey.
Todos los ancianos de Israel están congregados en el versículo 4, se acercan a Samuel en
Ramá y le dicen: Haz ya envejecido, tus hijos no caminan en tus caminos. Ahora, desígnanos
un rey que nos juzgue como todas las naciones. Queremos ser como el resto de la gente.
Con esa petición, el período de los jueces fue detenido de manera dramática, después de
trecientos cincuenta años. Un juez, divinamente designado y un profeta y sacerdotes fueron
los líderes que Dios había ordenado en la teocracia, un reino teocrático, un reino en el que
Dios era rey. No fueron suficientes para satisfacer al pueblo, querían un rey como las
naciones que los rodeaban, tenían un rey.
Samuel de manera comprensiva, se sintió algo incómodo con la petición intempestiva de los
israelitas. Él interpretó sus palabras como un ataque personal en contra de él. Mientras que
no creo que necesariamente, fue en todos los casos un ataque contra él, así es como él lo vio.
Pero el Señor le informó que realmente este no fue un ataque en contra de él. Observe el
versículo 7, el Señor dijo: “Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han
desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.”
Ese es el asunto, están rechazando a su rey verdadero en la monarquía, el reino teocrático,
están rechazando a Dios.
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Remontándonos atrás un poco, recordará que desde que los israelitas prometieron en el
Monte Sinaí, ahí atrás en Éxodo 19, servir a Dios, y obedecer, y amar a Dios, esa nación
desde ese momento en adelante había sido una teocracia en la que Dios gobierna. El Señor
fue el único rey en Israel y El gobernó mediante un complejo de jueces, y profetas y
sacerdotes a quienes Él designó para representarlo entre el pueblo, pero Él era el
Gobernador, Él era el Rey. Ahora, cuando los líderes de Israel le piden a Samuel un rey
humano, realmente están expresando su insatisfacción con el gobierno de Dios.
Ya no quieren una teocracia, quieren una monarquía, así como sus vecinos extranjeros.
A lo largo de los cuatro siglos anteriores habían dejado de manera repetida al Señor.
Recordará usted el ciclo de rebelión y desobediencia, y juicio, y arrepentimiento, y rebelión, y
desobediencia, y juicio, y arrepentimiento, una y otra, y otra vez, una y otra vez a lo largo de
ese periodo de los jueces.
Ahora, vienen delante de Samuel de nuevo, manifestando este ciclo de rebelión, habiendo
dejado al Señor y piden un rey humano. Eso en sí mismo es la expresión final de su apostasía
reciclada. Rebelión en contra del Soberano Verdadero.
“Conforme a todas las obras, (versículo 8 dice) que han hecho desde el día que los saqué de
Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo.”
Simplemente es lo mismo, es la última versión de su rebelión en contra de mí.
Samuel de manera justificada le da al pueblo una advertencia, y esa advertencia fluye a lo
largo del resto de ese octavo capítulo, y simplemente le voy a decir lo que involucra la
advertencia. El advirtió al pueblo que: ‘si van a tener un rey, van a tener que tener un
entendimiento muy claro de lo que va a significar, no deben hacer esto en ignorancia.
Entonces, déjenme decirles lo que significará tener un rey.’
Y esto es lo que les dice: los reyes forzan a su pueblo, a laborar en sus campos para su
riqueza, y su prosperidad, y su ganancia y su poder. Los reyes, Samuel les dice, forzan a la
gente a diseñar su equipo militar, sus armas, los reyes toman a hijos para enlistarlos en
ejércitos, y ponen sus vidas en peligro. Los reyes también toman a hijas, las llevan cautivas
para trabajar en sus proyectos reales, como diseñadoras de perfumes, cocineras, panaderas
a su servicio. Los reyes, Samuel les dice, toman tierra para sí mismos, forzan impuestos que
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se incrementan y demandan pago bajo castigo. Los reyes toman las posesiones de la gente a
su discreción. Los reyes hacen súbditos, siervos, y esclavos de la población.
En todas estas maneras, Samuel dice, van a dejar su libertad, y serán abusados por sus
reyes. Las palabras finales de Samuel, ahí en el versículo 18: “Y clamaréis aquel día a causa
de vuestro rey que os habréis elegido, más Jehová no os responderá en aquél día.”
Van a odiar lo que han elegido, y van a volverse a Dios, y Él no los va a escuchar.
La monarquía traerá desastre, y la monarquía traerá juicio divino. Y ciertamente, así fue.
Aun así, los israelitas de manera obstinada se aferran a su decisión: Pero (versículo 19) el
pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; y
nosotros seremos también como todas las naciones y nuestro rey nos gobernará y saldrá
delante de nosotros, y hará nuestras guerras.”
Están determinados, no van a retroceder, y entonces la monarquía inicia.
Y el primer rey es un hombre llamado Saúl. Saúl aparece inmediatamente, claro, en el
capítulo 9. Y con Saúl usted tiene los peores resultados, tal como Samuel los predijo.
No toma mucho tiempo. El primer rey comienza a manifestar las realidades trágicas que un
monarca unilateral puede traerle a un pueblo. Ahora, eso nos lleva a nuestra historia, la
historia es acerca de reyes. Ahora, estamos en los reyes, y el primero es Saúl.
Entonces, vamos a ver esta historia, vamos a ver relaciones, ¿muy bien?
Nuestro primer punto inicial, será la primera familia real de Israel.
Y vamos a estar viendo esa familia, esto es Saúl, y en particular a un hijo de Saúl llamado
Jonatán. Él no es presentado sino hasta el capítulo 13, entonces va a tomar algo de tiempo
hasta que lleguemos ahí. Pero él va a ser nuestra persona objetivo. Vamos a ver la monarquía
a través de la experiencia de Jonatán. Él no creció en la casa de un rey, porque Saúl no fue
un rey sino hasta que designado como rey. Él fue un granjero, él fue un granjero.
Él es una persona interesante, cuando él fue un adolescente, según los versículos de apertura
del capítulo 9, varios de los asnos de su abuelo se perdieron, y los animales tenían mucho
valor. Entonces, el padre de Jonatán, Saúl, fue a buscar los asnos de su padre. Los asnos del
abuelo de Jonatán.
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Una búsqueda extensiva de los asnos, no los llevó a encontrar a los animales que no se
encontraban. Y Saúl corrió al profeta Samuel mientras que él estaba buscando los asnos de
su padre, y retomamos esto ahí en el versículo 20, del capítulo 9.
Entonces nos estamos moviendo rápidamente. Y Samuel le dice a Saúl, quien es un granjero
que está buscando los asnos de su padre: “Y de las asnas que se te perdieron hace ya tres
días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado. ¿Más para quién es todo lo que hay de
codiciable en Israel, sino para ti, y para toda la casa de tu padre?”
¿Qué significa eso? Samuel está explicando que él, Saúl, el granjero buscando a los asnos
será el primer rey de Israel.
El deseo de Israel por un rey caerá en su casa, y la casa de su padre. Él será ese primer rey.
Comenzó como una búsqueda de nivel bajo, de asnos perdidos, y termina con una elevación
inesperada y cumbres, con una promesa sorprendente de que el cazador de asnos, se
convertiría en el primer rey de Israel.
Ahora, aprendemos a partir de la palabra de Dios que Saúl era alto, de piel oscura, y apuesto.
Él inclusive era de la tribu guerrera de Benjamín. Entonces él, desde un punto de vista
humano, se veía como la elección, la opción perfecta, juzgado por las apariencias externas.
En realidad, su virtud no encajaba con sus atributos físicos, alto, apuesto, de una tribu
guerrera, pero débil en virtud. Débil detrás de la superficie, y eso sería manifiesto de manera
inequívoca a lo largo de su, largo periodo como rey.
Y en Hechos 13:21 dice que Saúl reinó durante cuarenta años. Ese es un tiempo largo,
cuarenta años. No se necesitaron muchos años para que todas sus debilidades salieran a la
superficie, y después el pueblo tuvo que vivir con él durante cuatro décadas.
Cuando Saúl llegó a casa, conforme entramos al capítulo 10, él fue a casa de su reunión con
Samuel, él de manera tímida guardó su elevación venidera a rey, como un secreto.
Capítulo 10, versículo 16 nos dice eso. Y después fue momento para que él fuera presentado,
ahí en el versículo 22 del capítulo 10, él se está escondiendo en el equipaje.
Este es Saúl, el alto, de tez oscura y apuesto; quien es un cobarde, tímido. Y esa inseguridad
y cobardía y timidez caracterizaron continuamente su gobierno.
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Él fue un hombre lleno de temor, con una confianza que se tambaleaba, paranoico de rivales
potenciales, actuando de manera intempestiva como la gente paranoica lo hace, para
compensar su ineptitud como un líder y su falta de fortaleza.
En esa familia, viene este joven Jonatán.
Y una se pregunta cómo es que la familia de Saúl, y especialmente Jonatán respondieron
cuando oyeron por primera vez la noticia sorprendente de que su padre, el granjero, que se
veía bien por fuera, pero era débil por dentro, iba a ser el rey.
El primer rey de la monarquía de Israel.
Sin duda alguna la mente de Jonatán estaba dando vueltas, conforme él estaba pensando en
lo que eso significaba para él, todo tipo de expectativas para él.
Los reyes con mucha frecuencia eran matados, matados en la batalla, inclusive matados por
un enemigo. La gente moría de enfermedades. Jonatán debió haber esperado eso, como el
príncipe que el un día se convertiría en el rey. Consiente de las debilidades de su padre,
familiar con su función como granjero y sabiendo que él no era ningún soldado, Jonatán
quizás pensó que él sería rey pronto. Y, por cierto, los mismos temores, las mismas
debilidades, la misma ausencia de fortaleza que caracterizó a Saúl como un granjero,
continuó caracterizando a Saúl como un rey.
Y Jonatán nunca se vio intimidado por su padre cuando él se volvió rey. Él no titubeó en
desafiar las ordenes ridículas de su padre, cuando él actuó en maneras totalmente
irracionales. Entonces, esa es una introducción a el primer tipo de relación entre Saúl y
Jonatán. Quiero profundizar en eso un poco, la relación de Jonatán y Saúl, en cierta manera
se desarrolla. Regrese al capítulo 8 por un momento, nos adelantamos un poco, pero vamos a
estar haciendo esto. La expectativa primordial de Israel, de su nuevo rey, era que él los
protegiera. Capítulo 8, versículo 20, él sería su gran protector, ‘él puede salir delante de
nosotros, y pelear nuestras batallas’. Eso es lo que ellos esperaban.
Bueno, no mucho tiempo después que Saúl había sido establecido, vaya al capítulo 11 y
usted puede tratar de encontrar su lugar conforme avanzamos. Los amonitas están
involucrados en una batalla, en una guerra, 1ro de Samuel 11:13, Saúl guió a los Israelitas a
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una victoria dada por Dios, una victoria dada por Dios sobre los amonitas. Jehová ha logrado,
versículo 13 dice: “liberación en Israel”.
Entonces, esto es lo que los reyes hacen, y comenzó bien, con una victoria. No obstante, un
desafío mayor vino en menos de dos años del inicio del reinado de Saúl, cuando él fue
acompañado por un ejército de tres mil hombres, y él se encontró así mismo en un conflicto
peligroso con los filisteos.
Ahora, recuerde, Sansón había asestado un golpe devastador a los filisteos. Usted recordará,
Sansón el juez había derribado la casa sobre los filisteos y había masacrado a varios miles de
ellos. Pero ellos continuaron adquiriendo algo de fuerza, e incrementaron su enemistad hacia
Israel. Entonces presentan una amenaza militar a Israel de nuevo, están de regreso, usted
podrá decir en el día de Saúl. No obstante, el rey de Israel, Saúl, no necesita temer porque
según el capítulo 9, versículo 16, el Señor prometió librar a Israel de los filisteos.
Es en el contexto de este conflicto que los filisteos, dos años desde que inició el reinado de
Saúl, que Jonatán aparece por primera vez, probablemente un adolescente, quizás a lo
mucho en la primera mitad de sus veintes.
No obstante, con suficiente edad, según el capítulo 13 véalo, Saúl escogió para sí mismo a
tres mil hombres de Israel, y después mil estuvieron con Jonatán en Gabá de Benjamín.
Jonatán, como adolescente, o máximo en la primera mitad de sus veintes está a cargo de mil
hombres, mil soldados en el ejército de Israel. Saúl está esperando en Micmas en la región de
Betel, y él está esperando. No obstante, Jonatán no espera, mientras que Saúl espera,
Jonatán con sus hombres atacan el escuadrón filisteo en Gabá y lo capturan.
Gabá está a unos cinco kilómetros de la capital original en Israel, llamada Gabaa, no sabemos
si Saúl ordenó este ataque o no, o si Jonatán actúo independientemente.
Parece que él actúo independientemente. No obstante Jonatán fue quién ganó la victoria, fue
Jonatán que inició la acción militar critica. Fue su plan, fue su triunfo. Pero ese conflicto llegó a
ser una batalla al máximo nivel, lo cual le dio a Jonatán más oportunidad, y más oportunidad
de mostrarse a sí mismo como valiente. Mostró que era un líder capaz, mucho más que su
padre aprensivo, quien prefería sentarse y esperar hasta que algo bueno sucediera.
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Quizás los israelitas esperaron únicamente una respuesta pequeña, una respuesta medida
por parte de sus enemigos. Pero en lugar de esto, los filisteos estaban furiosos ante este
ataque y la victoria en Geba.
Y entonces, regresaron con miles de carros, miles de jinetes, y hombres de infantería. Según
el capítulo 13 se usted lee el versículo 5, eran treinta mil carros, seis mil jinetes, y gente como
la arena que está en la costa del mar, en abundancia.
Una cantidad innumerable, para traer la venganza sobre el ejército hebreo, por el éxito de la
campaña de Jonatán en Geba. Y el ejército de Israel era mucho menor en término de
números. Los hombres de Saúl no reaccionaron en fe y valentía, sino en temor total. Observe
lo que le pasó a los hombres de Saúl, versículo 6: “Cuando los hombres de Israel vieron que
estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en
fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas.”
Esas personas que se estaban escondiendo, son los soldados, ese es el ejército. Más de ellos
cruzaron el río Jordán y simplemente huyeron. Tantos de ellos huyeron, que ahí en el
versículo 15: “Y Saúl contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres.”
Todos han huido con el mismo tipo de cobardía y temor que era característico de su rey.
Y entonces ahí se sienta Saúl esperando en temor mortal en Gilgal, con nada más que
seiscientos hombres. Y, por cierto, él no tenía razón para estar tan paralizado y traumatizado.
Él no tenía razón para temer una masacre, porque Samuel le había dicho antes a él, y cito, del
capítulo 10, versículo 8: “Descenderás delante de mí a Gilgal; y ciertamente descenderé a ti
para ofrecer holocaustos y hacer sacrificios de paz. Siete días esperarás hasta que venga a ti
y te mostraré lo que debes hacer.” Vas a estar en Gilgal, te quedas ahí, esperas siete días y
yo vendré. Entonces ahí se sienta Saúl en Gilgal esperando, sabiendo que los filisteos están
acumulando el ejército de la venganza. Entonces en el séptimo día Saúl se colapsa en temor,
Samuel no había llegado. En desesperación él no podía esperar más, su enemigo se está
volviendo más valiente, y más fuerte, sus propias fuerzas se están disipando en cobardía.
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Entonces, él decide no esperar a Samuel, quien era el que estaba autorizado para ofrecer el
sacrificio, y lo hace él. Capítulo 13, versículo 9, Saúl dice: “Tráeme el holocausto, y la ofrenda
de paz. Y él ofreció el holocausto.” Él invadió el sacerdocio y eso fue algo trágico.
Él buscó la bendición mediante la desobediencia. La bendición no viene mediante la
desobediencia. Y como una escena de un bosquejo clásico de cuento, tan pronto como Saúl
ofreció el sacrificio, el siguiente versículo dice que Samuel se apareció. Y tan pronto como él
terminó de ofrecer el holocausto en el versículo 10, Samuel vino. Samuel salió para
encontrarse con él y saludarlo, pero esta no fue una comedia.
El profeta mayor, indignado, no estaba entretenido. Esta invasión desafiante, de la
responsabilidad sagrada sacerdotal, iba a traer juicio. Ahí atrás en Números 3:10, ahí atrás en
Números 18:7 la advertencia había sido dada por Dios en contra de aquellos que usurparan la
función del sacerdote. Eso estaba estrictamente prohibido. Por cierto, un rey más tarde, de
Judá, llamado Usías hizo eso y Dios se ofendió ante eso, 2do Crónicas 26 e hizo que fuera
leproso y el murió. Y él es al que Isaías se refiere cuando dice en Isaías 6: “En el año en el
que el rey Usías murió.” Saúl está por ser condenado severamente por haberse metido en la
función sagrada. Entonces Samuel le dice: “¿Qué has hecho?” en el versículo 11, ¿Qué has
hecho?
Y eso sacude la conciencia de Saúl, como la pregunta de Dios a Adán, en Génesis 3:9.
Las palabras de Samuel a Saúl fueron una condenación profunda. No hay respuesta
adecuada, no hay excusa válida, no hay defensa. Pero eso no detuvo a Saúl de tratar de
justificarlo, y aquí viene la justificación, la evasión de la responsabilidad, lo que también hizo
Adán. Él culpa a Samuel por llegar tarde, él culpó a sus tropas por huir. Él culpo a los filisteos
por la amenaza inminente que presentaron. Pero esta evasión de responsabilidad únicamente
intensificó su desobediencia. La respuesta devastadora de Samuel al evadir la
responsabilidad nos es dada, como también en esta sección, y está en los versículos 13y 14.
Escuchen lo que Samuel dijo: “Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de
Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino
sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un
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varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su
pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.”
El mandato de Samuel a Saúl, de quedarse ahí en Gilgal siete días, fue una prueba para ver
si el sería obediente o no a Dios. Porque ese mandato era de Dios a través de Samuel.
Antes Samuel le había advertido a los israelitas que inclusive bajo su nueva monarquía, si
ellos no obedecían al Señor serían arrastrados en juicio junto con su rey, eso está en el
capítulo 12, versículo 25.
La obediencia siempre es el camino a la bendición. La desobediencia siempre es el camino al
juicio. Y entonces, Saúl fue desobediente pensando en su insensatez, que su desobediencia
podía traer la victoria, que él de alguna manera podía motivar la ayuda de Dios mediante la
desobediencia. Y él sería reemplazado. La monarquía entonces pasó de él, a un hombre
conforme el corazón de Dios. Hemos llegado a amar esa frase, ¿no es cierto?
Alguien que adora a Dios, que ama a Dios, que obedece a Dios.
Ahora evidentemente, cuando Saúl está desobedeciendo a Dios y llevando a cabo este
sacrificio en Gilgal, Jonatán no está ahí.
Conforme analizamos la historia, aparentemente Jonatán no estuvo ahí. Saúl está
deshonrando al Señor, Saúl ha condenado a su dinastía, ningún hijo de él jamás reinará.
Jonatán no sabe eso, él nunca será rey, él todavía no sabe eso. De hecho, usted asumiría
que el reconocer que él nunca sería rey, mataría alguna expectativa que había alimentado por
mucho tiempo. Que un joven podría desarrollar y habría quedado decepcionado de manera
devastadora. Sin embargo, como veremos la respuesta de Jonatán fue totalmente diferente de
esa. Esto es lo que lo hace un héroe inconcebible de este nivel.
Al ofrecer sacrificios de manera necia, Saúl viola la santidad y naturaleza única de la función
sacerdotal.
Él no obedece la palabra de Dios a través de Samuel, él reprueba la prueba que Dios le dio,
las consecuencias son severas y él es quitado de la monarquía.
Por otro lado, Jonatán decide atacar a los filisteos. Ahora, recuerde que él no sabe esto,
conforme usted llega al capítulo 14: “Aconteció un día que Jonatán hijo de Saúl dijo a su
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criado que le traía las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos que está de aquel
lado. Y no lo hizo saber a su padre.”
Entonces, él no estaba con su padre. Él no sabe acerca de la maldición que ha venido sobre
la familia. Él y su paje de armas van a atacar a los filisteos.
Este es un plan riesgoso. ¿Dos personas? Este es un plan irracional. Y si usted ve la historia
entera esto involucra subir de manera libre por un risco, y un ataque sorpresa por parte de dos
hombres en contra de un destacamento filisteo que estaba ahí.
De hecho, versículo 4 es tan interesante: “entre los desfiladeros por donde Jonatán procuraba
pasar, la guarnición de los filisteos, había un peñasco agudo de un lado y otro del otro lado, el
uno se llamaba Boses y el otro Sene.”
Boses significa resbaloso en hebreo, y Sene significa puntiagudo, filoso, con espinas.
Entonces él y su paje de armas tienen que escalar por ciertos peñascos que son tanto
resbalosos como filosos, rocas resbalosas y con bordes filosos, para tener acceso a una
guarnición enemiga.
Esta es una misión suicida. ¡¿Dos hombres?! Pero observe el versículo 6: “Dijo, pues, Jonatán
a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo
Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos.”
Esa afirmación famosa vino de los labios de Jonatán, él no tiene miedo, porque él ha creído
de manera firme en la voluntad prometida y el poder de Dios, quién ha declarado que Dios
librará a su pueblo de sus enemigos.
Y Jonatán, se coloca a sí mismo en una posición, para ver a Dios pelear por ellos. El Señor va
a honrar la fe de Jonatán, escalan por el peñasco, él y su paje de armas, llegan a la
guarnición y según los versículos 13 y 14 tienen mucho éxito.
La matanza involucra a veinte hombres. Los dos básicamente matan a veinte soldados
filisteos. Inclusive Josefo, el historiador judío, escribe que este ataque según la tradición, se
llevó a cabo en las primeras horas de la mañana. Y el elemento de sorpresa fue incrementado
por el hecho que los soldados filisteos, nunca habrían esperado esto, porque pensaban que
estaban en un lugar en donde no podían ser atacados. ¡Quién va a escalar por un peñasco!
Y bien pudo haber sido que estaban dormidos, y si no apenas despertándose.
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El Señor le dio a Jonatán y a su paje de armas, poder sobre veinte de los hombres que fueron
matados.
Cuando el ejército filisteo comenzó a darse cuenta de lo que estaba sucediendo, los soldados
comenzaron a huir de la guarnición, huyendo en toda dirección, llenos de temor comenzaron a
dispersarse. En ese punto, según el versículo 15, ellos tuvieron pánico y la tierra tembló, la
tierra tembló. tembló. Hubo, pues, gran consternación. Y después, ¿qué pasó?
Versículo 20: “Y juntando Saúl a todo el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el lugar de la
batalla; y he aquí que la espada de cada uno estaba vuelta contra su compañero, y había gran
confusión.” Para cuando Saúl llegó, los filisteos se habían matado el uno al otro, lo mismo que
había pasado con Gedeón. El Señor pudo librar con muchos, El Señor pudo librar con pocos.
Ahora, antes de que la batalla comenzara, ahora recuerde, Jonatán está actuando
independientemente, Saúl había estado perdiendo sus tropas, habían estado desertando.
El rey desesperado no sabía qué hacer. Entonces, el rey desesperado, hace una afirmación
realmente torpe. Eso es el capítulo 14, versículo 24. Mientras tanto, de regreso en Gilgal
diríamos, Saúl coloca a sus hombres bajo un juramento: “Cualquiera que coma pan antes de
caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito.”
Saúl dice, van a ser malditos si comen algo antes de que triunfemos sobre nuestros
enemigos. A él le quedan seiscientos, ellos tienen miles, ¿él va a tratar de motivarlos de esa
manera? No se les permite comer hasta que ganemos esta victoria.
Ahora, ¿adivine que?, conforme seguimos la historia en el capítulo 14 sus tropas tienen
hambre, entonces no pelean muy bien. Son menos, y menos eficaces. Eventualmente, Dios
les concede una victoria. Y cuando se les permite finalmente comer, comen de manera
desesperada, porque están sumamente hambrientos. Y comen carne mezclada con sangre.
Eso es de Levítico 17, que prohíbe que coman carne mezclada con sangre.
Entonces, este juramento es algo torpe, hace que sus tropas sean débiles, prolonga su
ineficacia. Cuando la victoria finalmente viene, comen de manera desesperada, violando otro
mandato de Dios. Todo lo que este hombre hace está mal, está mal.
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Él finalmente acude a un sacerdote para buscar algo de ayuda divina, (esto es Saúl) y el
Señor se rehúsa a responder. De nuevo, Saúl no asume responsabilidad alguna por las
acciones. Él culpa esto y lo otro. Y él finalmente llega a este punto, el problema con esta
batalla difícil es que alguien rompió la regla, alguien comió, alguien comió. Y él dice, no me
importa quien sea, el que haya comido va a morir, el que comió va a morir.
Bueno, esto es simplemente otra idea torpe por su parte. Resulta que, Jonatán está en su
ejército, aunque él no estaba ahí. Jonatán no había oído el decreto. Jonatán estaba corriendo
por el bosque en el capítulo 14 aquí, y él vio algo de miel ahí en el suelo y él se inclinó, sacó
la miel y se comió la miel. Y en ese momento algunos soldados se acercan y dicen: ‘whoa,
whoa, whoa, whoa acabas de violar la maldición de tu padre y podrías ser matado.’
Pase a los versículos 29 y 30, escuche lo que Jonatán dice: “Mi padre ha turbado el país. Ved
ahora como han sido aclarado mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel.” Esto me dio
algo de energía. “¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado
de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos? No se acercó
a la victoria que hubiéramos tenido si hubiéramos sido alimentados.
Bueno, el reporte le llega ahora a Saúl que Jonatán ignorando el decreto de su padre, había
quebrantado el decreto de su padre. Su juramento ridículo.
Y Saúl determina mantener su orgullo torpe al matar a su hijo, al matar a su hijo.
Ahí en el versículo 43, Saúl le dijo a Jonatán, declárame lo que has hecho. Y Jonatán se lo
declaró y dijo: Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi
mano, ¿y he de morir? ¿eso es todo?
Saúl estaba hablando en serio. Frente a su torpeza, el pueblo comienza a interceder a favor
de Jonatán. Y si no fuera por esa intercesión, el rey habría ejecutado a su propio hijo.
Toda esta intriga loca, simplemente, es una especie de ventana que nos enseña el tipo de
persona que era Saúl. En su primer ataque importante en contra de los filisteos, él está en
caos, es ridículo, ridículo.
Diferencias extremas en la familia entre padre e hijo. Son polos opuestos.
El rey es temeroso, indeciso, reaccionario y desobediente, intempestivo, orgulloso, con una
mano pesada. Jonatán simplemente lo opuesto, él tomó la iniciativa, mostró valentía, actúo de
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manera humilde, de manera deliberada exhibió la insensatez de su padre, mostró confianza
en el Señor. Por el poder de Dios, Jonatán, no Saúl, fue el que echó a andar la victoria de
Israel. Él es el que dio lugar a la victoria con sus mil hombres.
La debilidad de Saúl continúa manifestándose. El contraste entre él y Jonatán más
pronunciado. Y ese contraste se cristaliza con mayor claridad cuando un joven pastor llega a
la escena, llamado David.
Y ahora entramos de la relación de Saúl y Jonatán, a la relación de Jonatán y David.
Aquí es donde llegamos a conocer y amar la historia. Al no confiar en el Señor y ofrecer
sacrificios antes de que Samuel llegara, Saúl probó que hubieron otras muchas maneras que
demostraron que él era un líder incompetente, que convirtió todo en un desastre real, él
únicamente aceleró su autodestrucción conforme su reinado continuó.
Dios le mandó que destruyera, de manera total a los amalecitas, incluyendo todo su rebaño,
todo su ganado. De nuevo, él desobedeció. Él dejó que el rey Agag viviera y permitió que las
tropas de Israel tomaran lo mejor de las ovejas y los bueyes, de nuevo desobedeciendo al
Señor y las consecuencias fueron muy severas. Samuel de nuevo se aparece, confronta a
Saúl, y él dice en el 15:14, capítulo 15, versículo 14: “¿Pues qué balido de ovejas y bramido
de vacas es este que yo oigo con mis oídos? Tu sabes que Dios te dijo que mataras a todos
los amalecitas, y a todos sus animales.”
Y después esas palabras sorprendentes y muy memorables, vaya al versículo 22 del capítulo
15, si usted está tratando de alcanzarnos 15:22: “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto
en los holocaustos y víctimas?” ¿Por qué dice él eso? Porque la posición de justificación de
Saúl es que él le dice a Samuel, ‘oh, oh, iba a usarlos todos para sacrificarlos al Señor.’
Y es en ese punto que Samuel dice, “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y
víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es
mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como
pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú
desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.”
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Aquí hay una reiteración del hecho, de que este hombre no solo no va a tener heredero en el
trono, él mismo no tiene mucho tiempo en el trono.
Bueno, Saúl está triste por eso. Entonces, él rasga su túnica. Pero me encanta lo que Samuel
hizo. Samuel ese hombre de edad, ese profeta de edad, recogió una espada pesada,
versículo 33, y cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.
Salpicado de carne y sangre, Samuel le mostró al rey rebelde de Israel como se veía la
obediencia, como se veía.
Después de esa afirmación famosa por parte del Señor, en el capítulo 16, versículo 7: “Y
Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo
lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está
delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
Y ese es el rechazo de Saúl, primero su casa es rechazada, después su trono es rechazado,
después él es rechazado. Pero mientras que él se está aferrando al trono por un tiempo, la
preparación real de David, es en el capítulo 16, y en el versículo 12 que comenzamos a
conocer a David.
De hecho, su nombre aparece en el versículo 13, esa es la presentación que se nos da de
David. Cuando el rey era aterrado, recordará usted, por un espíritu malo, David ya un músico
dotado, fue escogido para tocar el arpa para él. Eso es del versículo 14 hasta el versículo 23.
David se convierte en el músico real, oficial del arpa. Todavía en Belén, por cierto, él iba al
palacio y él calmaba al rey con su música. Cuando el gigante filisteo Goliat amenaza a los
israelitas en el capítulo 17, este joven va de ser un músico a ser alguien que mata. Un gran
soldado que derriba a Goliat con una onda, corta su cabeza, asegura la victoria. David tuvo la
oportunidad de estar en el palacio, entonces, de manera permanente, para aprender los
elementos de la vida real, pero más importante que eso, para probar que él podía ser usado
poderosamente en las manos de Dios.
Y motivado por el incidente con Goliat, una amistad profunda se desarrolla entre Jonatán y
David. Retomemos eso en el capítulo 18. Yo sé que nos estamos moviendo rápidamente.
“Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada
con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.”
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Esto es simplemente algo sorprendente, aquí está el que es escogido por Dios, ungido por
Samuel; David, quien será el rey que Jonatán nunca será.
El amor de Jonatán y lealtad son sorprendentes. Él lo amó como a sí mismo.
Jonatán significa, regalo del Señor. Y él probaría ser eso para David.
David es un líder victorioso, como es indicado en su gran victoria sobre Goliat. Y después de
eso, debido a que él ahora es el que mató al gigante, Saúl lo invita a venir a vivir en el palacio.
Después, él le da a su hija para que se case con él, una niña llamada Mical, y se casa con
ella. Entonces, ahora, él es un líder en el ejército, él tiene deberes musicales reales en el
palacio, y él se ha casado con la hija del rey. Entonces, el rey es su suegro, y el príncipe es su
cuñado. Y para añadir a eso, la historia comienza a decirnos que David es inmensamente
popular con el pueblo. Y Saúl se siente más y más amenazado por David.
Su dinastía está bajo maldición, su trono está bajo maldición, él está bajo maldición, su reino
no durará, y él continuamente se vuelve más y más sospechoso de este joven poderoso, de
este héroe.
Y él decide que necesita asesinarlo. Y aquí es que decimos que la trama se vuelve tensa.
Versículo 3, de nuevo, del capítulo 18: “E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba
como a sí mismo.” Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas
suyas, hasta su espada, su arco, y su talabarte. Él quería hacer lo que pudiera por su amigo, y
cuñado. Él sabía que David no tendría capacidad humana de sobrevivir a menos que el
tuviera algún amigo en la corte, alguien que le advirtiera, alguien que lo protegiera. Y él tuvo
un aliado en la corte real, su amigo y cuñado Jonatán, sus corazones se habían ligado porque
habían hecho un pacto de lealtad el uno al otro.
¿Y sabe usted cómo se desarrolla, esa historia cuando Saúl amenazó con matar a David?, el
príncipe advertía a David, el príncipe venía a David para que él pudiera escapar de Saúl.
Cuando Jonatán le dijo por primera vez a David que Saúl lo quería muerto, él realmente
quedó sorprendido. Pero él quería asegurarse de la intención mala del rey.
Entonces, vaya al capítulo 20, y estamos saltándonos mucho, yo lo sé.
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“Y David respondió a Jonatán”, (ahí en el versículo 5 del capítulo 20) Hagamos una prueba
simple aquí para quitar toda duda. David tiene dificultad en creer que este rey realmente lo
quiere muerto.
Y entonces David le dice a Jonatán: “He aquí que mañana será nueva luna y yo acostumbro
sentarme con el rey a comer. Mas tú dejaras que me esconda en el campo hasta la tarde del
tercer día. Si tu padre hiciera mención de mí, dirás, me rogo mucho que lo dejase ir corriendo
a Belén, su ciudad, porque todos los de su familia celebran allá el sacrificio anual. Si él dijere:
Bien está, entonces tendrá paz tu siervo, más si se enojare, sabe que la maldad está
determinada de parte de él.” David tiene un plan simple, hay una cena grande, hay una fiesta
grande, David debe estar ahí, David dice déjame ir, y no estar ahí, di que me diste permiso de
ir, si no le importa a Saúl que no estoy ahí entonces no tengo nada que temer. Si está muy
enojado, entonces sabré que la maldad ha sido determinada por él en contra de mí.
El plan inicia, vaya al versículo 30, ¿en dónde está David? Porque no está el aquí, versículo
28. Y Jonatán respondió, él tiene que ir a Belén. Versículo 30: Entonces se encendió la ira de
Saúl contra Jonatán, y le dijo: Hijo de la perversa y rebelde.” Esa frase tiene un equivalente
moderno, por cierto. “¿Acaso no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y
para confusión de la vergüenza de tu madre? Porque todo el tiempo que el hijo de Isaí viviere
sobre la tierra, ni tú estarás firme, ni tu reino. Envía pues, ahora, y tráemelo, porque ha de
morir.” Esto exhibe el odio venenoso de Saúl hacia David.
Esa es la prueba que certifica las advertencias de Jonatán para David. Y David dice, muy
bien, lo entiendo, lo entiendo.
Jonatán defiende el honor de su amigo, y enfurece al rey aún más, ¿se acuerda lo que
sucedió? Saúl toma una lanza y en un momento de enojo la avienta cruzando la mesa de la
cena, en contra de la cabeza de su hijo Jonatán y por poco lo mata.
Y Jonatán se salió rápidamente. Ahora todo mundo sabe que él quiere que David muera.
¿Y se acuerda usted como sigue la historia a partir de aquí? Jonatán sale al campo ahora
para contarle a David como salió la prueba, tomó un siervo, dispara algunas flechas. ¿Se
acuerda que ellos tenían un pequeño código, sí la flecha va más allá del siervo? David se está
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escondiendo, él dispara una flecha, va más allá del siervo, pasa su siervo. David sabe, que, si
pasa al siervo, ese es el código para decir que Saúl está enojado y está decidido a matarte.
El siervo se dirige de regreso a la ciudad, David emerge de esconderse, le dice adiós a
Jonatán. Dos hombres lloraron y lloraron motivados por este amor sorprendente y afecto que
tenían el uno por el otro. Versículo 42: “Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, porque ambos
hemos jurado por el nombre de Jehová, diciendo: Jehová esté entre tú y yo, entre tú
descendencia y mi descendencia, para siempre. Y él se levantó y se fue; y Jonatán entró en la
ciudad.” David regresó a esconderse, Jonatán regresó a la ciudad.
Escuche, Saúl pasó el resto de su vida casando a David, el resto de su vida. ¿Por qué esta
pasión irracional? Porque él sabía que el Señor había escogido a David para que fuera el
siguiente rey de Israel.
David pasó esa misma cantidad de tiempo huyendo, escondiéndose, sobreviviendo, hasta que
Saúl finalmente murió. Usted conoce la historia, Saúl casi lo capturó en varias ocasiones. El
Señor siempre protegió a David, y toda esta actividad lo hizo un general aún mayor, un
hombre militar aún mayor en el futuro, cuando él tomó su trono.
Durante esos mismos años con Saúl tratando de matar a David, y David tratando de escapar,
Jonatán encontró maneras para reunirse con su amigo, para alentarlo, para reiterar su lealtad,
su amor. Capítulo 23, versículo 17, el príncipe le explica una vez a David: ‘No temas, porque
la mano de Saúl mi padre, no te hallará, tú serás rey sobre Israel. Y yo estaré a tu lado. Aún
mi padre Saúl sabe eso.’ Esta es la virtud de Jonatán, dispuesto a ceder a su propio reclamo
al trono, porque él entiende que el Señor ha escogido a David en lugar de él.
No hay celos, esta es una cualidad rara, ¿verdad? La virtud de Jonatán es evidente de la
manera más clara, en su actitud hacia David. Jonatán fue un guerrero poderoso, un príncipe
noble, un amigo leal, pero fue su fe inamovible en el propósito y palabra de Dios que lo hace
un héroe inconcebible. Jonatán no meramente aceptó su función no real, él abrazó con todo
su corazón y se volvió el amigo y protector del que fue colocado en su lugar.
Este es un hombre de gran virtud, gran virtud.
Y eso nos lleva a una relación final. Lo hemos visto entre Saúl y Jonatán; Jonatán y David, y
ahora David y Mefi-boset.
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La acción interna de la que le acabo de hablar en el capítulo 23, versículo 17, la última
conversación que tenemos registrada ahí entre David y Jonatán, es todo lo que oímos hasta
que hay una batalla catastrófica con los filisteos. Y no oímos nada de Jonatán, pero, hasta el
capítulo 31 Saúl, Jonatán y dos de sus hermanos son matados en una batalla con los filisteos.
Capítulo 31, versículo 2. La matanza produce un corazón quebrantado en David, lo
despedaza. Y David presenta un tributo a su amigo. Y así es como el libro 2do de Samuel
comienza, con ese tributo. 2do Samuel 1:25: “¡Cómo han caído los valientes en medio de la
batalla! ¡Jonatán, muerto en tus alturas! Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que me
fuiste muy dulce. Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres. ¡Cómo han
caído los valientes, han perecido las armas de guerra!”
Esto es melancolía, la melancolía que emana del afecto de David al decir que su amistad
sobrepasa el amor de las mujeres. ¿Qué quiere decir con eso? ¿Qué está diciendo él aquí?
Él no está menospreciando el amor que un hombre tiene hacia una mujer, la Biblia exalta eso.
No menospreciando el amor entre un marido y una esposa, pero él está enfatizando el hecho
de que su amor hacia Jonatán fue un amor sin atracción física alguna. Fue un amor sin
elemento físico alguno, fue un amor sin interés físico alguno, fue un amor sin satisfacción
física alguna. Es totalmente diferente del afecto que comparte un hombre y una mujer, el cual
es una atracción física. Jonatán tuvo un compromiso varonil sin componentes físicos.
Fue una amistad noble, leal, abnegada, una relación nacida a partir de la confianza por parte
de ambos hombres. Una confianza en que la palabra de Dios iba a cumplirse. Fueron dos
hombres que obedecieron a Dios. Y su obediencia en común, les dio una amistad en común.
Bueno, Jonatán murió. Saúl se mató a sí mismo. Los dos hermanos de Jonatán fueron
matados. Años antes David le había jurado a Jonatán, ¿se acuerda? Que ellos serían amigos
permanentemente, que apoyarían las familias el uno del otro para siempre.
David quería cumplir eso, y él determina hacer eso. En 1ro Samuel 20, versículos 14 al 16
leemos: “Y si yo viviere, harás conmigo misericordia de Jehová, para que no muera, y no
apartarás tu misericordia de mi casa para siempre. Cuando Jehová haya cortado uno por uno
los enemigos de David de la tierra, no dejes que el nombre de Jonatán sea quitado de la casa
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de David. Así hizo Jonatán pacto con la casa de David, diciendo: Requiéralo Jehová de la
mano de los enemigos de David.”
En otras palabras, tenemos un pacto que trasciende la muerte. El amor de David hacia
Jonatán trascendió su muerte. Él quería honrar ese pacto, más allá de la muerte de su amigo.
¿Cómo es que él hace eso? Jonatán tuvo un hijo. Él solo tuvo un hijo y su nombre fue Mefi-
Boset, Mefi-Boset. Cuando él tenía cinco años de edad, Jonatán fue matado, entonces él
quedó sin padre a la edad de cinco años. La que lo cuidaba estaba cargando a este pequeño
de cinco años, ella escuchó las noticias horrendas, ella temía que el que mató a Saúl, y mató
a Jonatán y mató a los hermanos vendría a matar al niño. Entonces ella, se aferró a él y
comenzó a correr.
En su huida apresurada, según el capítulo 4 de 2do de Samuel, ella lo dejó caer y rompió sus
dos piernas. Sin los beneficios del cuidado médico moderno, Mefi-Boset quedó cojo de
manera permanente como resultado del accidente. Entonces, muchos años después cuando
David busca guardar su pacto con Jonatán después de su muerte, él busca al único hijo de
Jonatán, el único descendiente. Y la historia maravillosa, maravillosa, 2do de Samuel capítulo
9, él lo invita al palacio a este hombre discapacitado, le dio la bienvenida como uno de sus
propios hijos, y lo sentó con la familia real en todas las comidas. Después, él le dio a Mefi-
Boset la tierra que le había pertenecido previamente a su abuelo Saúl, y después el instruyó a
los que antes habían sido los siervos de Saúl, a que trabajaran la tierra para el beneficio de
Mefi-Boset. La bondad de David a este hijo de su amigo, fue motivado por nada más que
amor de gracia, nada más que la fidelidad de pacto.
Y aquí es, en donde vemos una analogía hermosa del amor inmerecido de Dios hacia los
pecadores. Permítame tan solo darle algunos pensamientos.
Con respecto a Mefi-Boset, David tomó toda la iniciativa. Él lo buscó, él le dio la bienvenida al
palacio. Él lo hizo, aunque él era el nieto de Saúl, el rey de Israel maldecido, y el enemigo más
grande de David. Mefi-Boset no pudo hacer nada por devolverle el favor a David, no podía
ofrecerle ningún servicio significativo. No obstante, David lo trajo a su familia, lo invitó a su
mesa, le concedió una herencia de tierra, a la cual no tenía derecho legal.
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Y en una respuesta agradecida, Mefi-Boset se convirtió en un siervo leal, de por vida, de
David. Que retrato del amor de Dios hacia los pecadores, el amor de Dios hacia los
pecadores.
Aunque las vidas de la mayoría de los descendientes de Saúl fueron quitadas, David fue
cuidadoso en proteger a este hijo, debido al juramento del Señor que se estableció entre
David y Jonatán. Y Mefi-Boset tuvo un hijo llamado Miqueas, quien sostuvo el linaje de la casa
de Jonatán por muchas generaciones.
Y mediante ese hijo cojo vinieron muchos, muchos guerreros nobles, según 1ro de Crónicas,
capítulo 8 como el príncipe Jonatán había protegido a David. Ahora como el rey, David había
honrado su promesa de pacto hecha a Jonatán, al recibir a su hijo como un miembro de su
propia familia.
Este es el tipo de virtud que es tan raro, tan raro.
¿Cuál es el legado de Jonatán, para nosotros? ¿Qué lo hace un héroe inconcebible?
Obediencia abnegada, humilde a Dios, y amor hacia uno que cumple lo que él había esperado
que fuera su propia ambición en la vida. Las primeras palabras de Jonatán registradas, dan
evidencia de su fe en el Señor, cuando él le dijo a su paje de armas, estas son las primeras
palabras que la Biblia nos da de sus labios: “Ven, pasemos a la guarnición de estos
incircuncisos, quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con
muchos o con pocos.” Y sus últimas palabras registradas: “No temas, porque la mano de Saúl
mi padre no te hallará, tú serás rey sobre Israel, y yo estaré a tu lado. Aún mi padre Saúl sabe
eso.”
Príncipe noble, humilde, leal, amoroso, dispuesto a obedecer a Dios, cediendo todo honor
personal, poder personal, posición, por un amigo. Porque él sabía que esa fue la voluntad de
Dios. Si el celo, es el más feo de las virtudes humanas, su ausencia es la más hermosa.
Oremos.
Padre, te damos gracias por un viaje a lo largo de mucha historia, y por la lección de la vida
de este hombre sorprendente, Jonatán.
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Que privilegio es que nosotros tengamos la historia con tantos detalles, y esto es únicamente
una porción, una porción pequeña de esta historia. No solo es una historia de Jonatán, sino
que es una historia acerca de tu fidelidad a tú pueblo, a tú pacto.
A sustentar a tu pueblo inclusive en tiempos horribles, inclusive en una monarquía desastrosa,
que se volvió más y más problemática y trajo más y más juicio.
Tú has permanecido fiel a la promesa de tu pueblo, y sabemos que tú eres un Dios que
guarda el pacto para siempre y cumplirás todas tus promesas, descansamos en eso, por las
promesas que han venido a nosotros mediante Cristo.
Estamos tan agradecidos, porque eres visto en las Escrituras presentado como un Dios fiel
que honra la fidelidad de pacto, inclusive entre tú pueblo.
Haznos una comunidad de Jonatanes, abnegados, humildes, amorosos, leales, y agradecidos
cuando alguien más es elevado a un lugar que pensamos que podría pertenecernos.
Gracias de nuevo por tu Palabra y su gloria, brilla cada vez que la abrimos.
Y lo ha hecho otra vez en esta noche. Y estamos agradecidos por ella en el nombre de Cristo.
Amen.
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