38 Lancelot Nº 36. Septiembre 2017

artesanos del siglo XXI

TIMPLES ARTESANOS,MÚSICA EN EL CORAZÓNDE LA MADERA

Juan Antonio Cejudo, maestro artesano de timples

M.A.C.FOTOS. Jesús Betancort

El hecho de que Juan AntonioCejudo Reyes sea un artesano,luthier, o maestro creador detimples, no obedeció a un planprevio. Él no quiso dedicarse a larealización de timples desde niño.En realidad, ni siquiera lo pensó,pero por diferentes motivos la vidale dio la oportunidad de dedicarse

a ello y no la desaprovechó. «Yotenía una empresa pequeña quecuando llegó la crisis... bueno, puesme pasó como a tanta gente queaguanté lo que pude pero, al final,tuve que cerrar», señala. «Yo habíarealizado, hacía ya muchos años, uncurso impartido por artesanos paraaprender a realizar timples a lamanera artesanal, pero nunca habíapensado más en ello hasta que mevi en la tesitura de tener que dedi-

carme a algo, de seguir trabajando.Me puse a ello y en ello estoy. Enla familia de mi madre había dosartesanos de renombre, Simón Mo-rales y Juanele, pero aparte deellos, no tenía ninguna relación coneste mundo hasta que decidí dedi-carme a él y vi que se me dababien».

No es un trabajo que se puedaemprender de un día para otro.Necesita, asegura Cejudo, muchas

Juan Antonio Cejudo muestra uno de sus timples.

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lo más importante del timple, paraque suene bien, es la caja de reso-nancia, las medidas exactas, losacabados con barnices naturales(goma laca) y no artificiales parano tapar el poro de la madera... ytodo eso se consigue con la expe-riencia».

Timples con personalidadCejudo asegura que es muy raro

que le salgan dos timples iguales.«Cada timple es diferente y tiene supersonalidad. Hay que tener encuenta que cada instrumento tiene50 piezas y todas se elaboran ma-nualmente, así que es raro que dostimples sean idénticos», señala. «Lascuerdas del timple, a no ser que setrate de un encargo y me hagan unpedido muy concreto, yo siempre pon-

país. Yo trabajo con una empresapeninsular que trae las maderas dediferentes partes del mundo pero,claro, nosotros en Lanzarote asu-mimos un triple coste que luegoencarece el producto final», señala.«En cualquier caso, y aunque escierto que la madera es relevante,

horas de trabajo y muchos trabajos,primerizos, y mal hechos para que,por fin, el esfuerzo comience a darsus frutos.

Un trabajo lento y demoradoEn cuestión de horas de dedica-

ción, Cejudo calcula que el tiempomínimo que le lleva la elaboraciónde un timple se sitúa entre las 25 ylas 30 horas, siempre dependiendode los acabados de cada instru-mento y «sin contar los tiemposmuertos que van de un paso a otro,es decir, los tiempos de secado dela cola y de la pintura», señala.

Pero el trabajo está lleno dedetalles que tener en cuenta. «Paraempezar yo me he ido haciendo mispropios instrumentos de trabajo,una lijadora ideada por mí, y otrasherramientas que me son impres-cindibles», asegura.

En cuanto a materiales, Cejudoasegura que el palosanto es una delas maderas más seguras para con-seguir un resultado bueno. «Perono es la única, sangre de doncella,sicomoro, moral, algarrobo o, si yaqueremos un timple más estándar,más económicas, haya... en realidadla base es que se trate de unamanera porosa para asegurar unbuen sonido». «Deben ser maderasporosas, las que son muy duras nosirven para fabricar timples», expli-ca, «pero vienen bien para hacer losdiapasones».

Y es que traer las maderas defuera de la isla es toda una aventu-ra. «La mayoría de las maderas dealta calidad se traen de fuera del

“ En cuestión de horas

de dedicación, Cejudo

calcula que el tiempo

mínimo que le lleva la

elaboración de un timple

se sitúa entre las 25 y las

30 horas, siempre depen-

diendo de los acabados

de cada instrumento”

Cada timple le supone un trabajo de unas treinta horas como mínimo.

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➛go las estándar de nylon, que escomo históricamente se han fabrica-do, y luego cada usuario las adaptaa sus necesidades».

Un timple estándar de maderade haya sin adornos, ni florituras,realizado en el taller de JuanAntonio se sitúa en torno a los 110euros. «Ése es el más básico, el quesuelen usar los niños que empiezana aprender a tocar el timple, perosi luego quieres un instrumentomás trabajado de palosanto, conribetes... un timple hecho a medidase sitúa por encima de los 500euros y no resulta raro que lleguea superar los mil euros», explica,señalando que a quién le resultacaro es que desconoce el procesoartesanal que conlleva su elabora-ción. «El noventa por ciento de lostimples que hago son tipoestándar, los demás son encargos,yo no hago un timple de mil eurossi no me lo han encargado antesporque es muy arriesgado econó-micamente», asegura.

Además de su trabajo comoartesano, Cejudo es monitor en laEscuela Taller de creación deltimple conejero que se imparte enel municipio de Teguise. «Nosotrosenseñamos a hacer el timple tradi-cional de la isla, el de Teguise, quetiene como característica su formaespecial, esa 'jorobita' que tiene yla manera de construirlo que esparticular», señala. «Hay que re-cordar que, en su día, había seis osiete artesanos en activo enTeguise, ahora prácticamente noquedamos. Nadie quiere dedicarse

a esto. Mucha gente se apunta paraaprender, el año pasado se inscri-bieron unos 28 alumnos, pero luegono se dedican a esto». «Aguantan elcurso completo, pero cuando des-cubren lo complicado que es, lotoman como un entretenimiento»,explica. «A mí me da pena porqueno podemos olvidar que el timplees memoria viva de nuestra tierra».

Cejudo recibe sus encargos ‘online’. «Vendo también en tiendas,claro, pero la mayoría de mis clien-tes entran en mi página web y me

hacen encargos», señala.Uno de los timples de los que

se encuentra más orgulloso es elque realizo, por encargo, para elafamado compositor británico Da-vid Mitcham que lo uso para «LasIslas Canarias (Die KanarischenInseln)», una serie producida porSceinceVision para ORF, NDR, DR ySVT para transmisión mundial, cuyabanda sonora cuenta con el sonidodel timple canario, concretamentede un timple del artesano conejero.

De acuerdo con esto, Cejudoasegura que la propia creación detimples ha cambiado mucho. «An-tes los músicos no necesitan másde siete trastes para tocar isas,folías... pero ahora con el timple setoca cualquier cosa, hay que ganarespacio y que el músico puedajugar con muchos más sonidos»,señala. «Todo eso hay que calcu-larlo con mucho cuidado».

“ Las cuerdas del timple,

a no ser que se trate de un

encargo y me hagan un

pedido muy concreto, yo

siempre pongo las

estándar de nylon”

La realización de un timple exige dedicación, experiencia y amor por los detalles.