julia james - dos vidas diferentes

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DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 1-99 DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES ARGUMENTO: DOS VIDAS DIFERENTES El millonario Rafaello di Viscenti estaba furioso por el ultimátum de su padre, por eso prometió casarse con la primera mujer que viera... que resultó ser Magda, una madre soltera a la que le costaba llegar a fin de mes. La proposición de matrimonio de Rafaello iba acompañada de una importante compensación económica, así que Magda no tenía elección. Sólo tenía que pasar seis meses siendo la esposa de Rafaello, después podría marcharse. Pero los planes no siempre salían como uno quería... El magnate italiano necesitaba una esposa,,, y estaba dispuesto a pagar por ella

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dos historias en una, una relacion completamente diferente..

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  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 1-99

    DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES

    ARGUMENTO:

    DOS VIDAS DIFERENTES El millonario Rafaello di Viscenti estaba furioso por el ultimtum de su padre, por eso

    prometi casarse con la primera mujer que viera... que result ser Magda, una madre

    soltera a la que le costaba llegar a fin de mes.

    La proposicin de matrimonio de Rafaello iba acompaada de una importante

    compensacin econmica, as que Magda no tena eleccin. Slo tena que pasar seis

    meses siendo la esposa de Rafaello, despus podra marcharse. Pero los planes no

    siempre salan como uno quera...

    El magnate italiano necesitaba una esposa,,, y estaba dispuesto a pagar por ella

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    Captulo 1 CMO que no vas a firmar?

    Rafaello di Viscenti mir a la mujer tumbada en su cama. Era una rubia voluptuosa, con

    el cabello rizado y unos ojos azules celestiales. Su cuerpo desnudo estaba ligeramente

    cubierto por el edredn.

    Amanda Bonham cruz las piernas sobre el edredn y lo mir fijamente.

    -Ese acuerdo prenupcial es de mal gusto -le dijo con un mirada llena de coquetera.

    Rafaello se puso serio.

    -Tu abogado y t estabais de acuerdo en todo, repasamos las condiciones juntos . Por

    qu has cambiado de opinin?

    Amanda sonri.

    -Raf, cario, ese contrato no es necesario. Acaso lo de anoche no fue suficiente para

    que te dieras cuenta? -su tono se haba vuelto seductor-. Puedo hacer que sea tan bueno

    como anoche... Todas las noches.

    Amanda se volvi a recostar mientras dejaba que el edredn se deslizara para destapar

    un pecho.

    -Puedo hacerlo incluso ahora mismo -lo mir de arriba abajo con unos ojos llenos de

    deseo. Aquella mirada pareca desnudarlo por completo.

    Rafaello la mir molesto; se haba vuelto inmune a los encantos de Amanda; ya haba

    disfrutado de ellos durante aquella noche y haba tenido bastante.

    -No tengo tiempo para esto, Amanda. T limtate a firmar el contrato como prometiste -

    cuando se enfadaba el acento italiano era mayor.

    La seductora mirada de Amanda desapareci.

    -No -replic ella muy seria mientras se destapaba con brusquedad-. Si quieres casarte

    conmigo hazlo sin ese ridculo acuerdo prenupcial.

    Rafaello maldijo en voz baja, aquella situacin lo estaba enfadando mucho.

    -Amanda, cara -comenz a decir con toda la paciencia de la que era capaz-. Ya te he

    explicado cmo son las cosas. Slo quiero una mujer temporalmente. T accediste a ello

    sin ningn tipo de presin, nunca he pretendido engaarte. Quiero una mujer durante

    seis meses y despus un divorcio tranquilo. A cambio me har cargo generosamente de

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    tus gastos durante medio ao, despus de un breve viaje a Italia, y en el divorcio te dar

    una generosa cantidad ya acordada. Capisce?

    -Por supuesto que te capisce! -el tono de Amanda se haba vuelto duro-. Pero ahora

    entindeme t a m! Slo firmar si me das el doble de lo acordado!

    Rafaello se qued estupefacto. Todo estaba claro ya: Amanda Bonham era una mujer

    encantadora, pero el dinero era su debilidad.

    Sin embargo l no permita que nadie lo manipulara, ni aquella avariciosa mujer, ni su

    predittione padre. Nadie.

    La cara de Rafaello se volvi impasible.

    -Peor para ti -su tono tambin permaneca impasible. Cualquier persona que conociera a

    Rafaello en los negocios habra sabido que aqul era el momento de ceder si segua

    interesado en llegar a un acuerdo con l. Sin embargo Amanda no era tan lista.

    -Me parece que no tienes opcin, Rafaello, cara -le dijo mientras lo miraba con astucia-.

    Necesitas una mujer rpidamente, y lo entiendo, pero no me obligars a firmar un

    absurdo contrato prenupcial.

    El se encogi de hombros.

    -T decides -despus la mir-. Pedir un taxi.

    Atraves a habitacin y busc el mvil. Amanda se levant de la cama y se acerc a l.

    -Espera un momento... -empez a decir.

    Rafaello no le hizo caso y sigui marcando.

    -Ya no hay acuerdo posible, cara. Ser mejor que te vistas.

    Ella lo agarr del brazo.

    -No puedes hacerme esto, me necesitas.

    Rafaello se solt como si ella fuera una mosca molesta.

    -Te equivocas -su tono era categrico-. Joe? Puedes pedir un taxi? Que est listo

    dentro de diez minutos.

    Cuando termin de hablar mir a la mujer rubia, que permaneca desnuda y de pie junto

    a l. Despus guard el mvil en el bolsillo con naturalidad.

    -Puedes darte una ducha si quieres, pero date prisa.

    l se gir y se dirigi a la puerta de la habitacin. -Y cmo pretendes conseguir a una

    mujer en tan poco tiempo? -le espet ella.

    -Me casar con la primera mujer que vea le contest impasible antes de abandonar el

    apartamento.

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    Magda se ajust los guantes de goma y se dispuso a limpiar el bao. Estaba agotada.

    Benji se haba pasado dos horas despierto, todava no dorma ni una sola noche del

    tirn. Por lo menos dorma, pens ella mientras limpiaba las baldosas de porcelana y se

    apartaba un mechn de pelo de la cara.

    De repente frunci el ceo. No iba a poder mantener aquel trabajo durante mucho

    tiempo. Cuando su hijo era un beb fue fcil trabajar llevndolo consigo, pero desde que

    haba empezado a gatear era ms difcil vigilarlo. Al nio le gustaba moverse y

    explorar, pero en los apartamentos donde limpiaba Magda todo era tan caro y delicado

    que no poda dejarlo corretear.

    Pens en el tipo de trabajo que podra hacer con un nio de aquella edad a su cargo. No

    tena sentido contratar a nadie para que lo cuidara ya que el dinero que ella ganara

    tendra que gastrselo en pagar a esa persona. Tambin haba pensado en cuidar de su

    hijo y de otros nios en su casa, pero vivan en un lugar oscuro, pequeo y hmedo

    donde ella intentaba permanecer lo menos posible.

    Sonri con ternura. Benji era la luz de su vida, la alegra de su corazn, su hijo...

    l se mereca todo, todo lo mejor. Era lo ms importante de su vida, pero no poda hacer

    nada ms por l, no poda darle nada ms de lo poco que le daba.

    Rafaello atraves el saln y se dirigi a las escaleras del dplex. Estaba furioso con

    Amanda por fallarle de aquella manera, y estaba tambin furioso con su padre por

    ponerlo en una situacin tan complicada.

    Por qu su padre no poda aceptar que no poda obligarlo a casarse con su prima Lucia

    para que ella consiguiera por fin el marido rico que tanto anhelaba? Era una mujer muy

    bella, s, pero era ambiciosa, egosta y tena muy mal genio, aunque el padre de Rafaello

    no conoca aquella parte de ella. Lucia haba sabido mostrarse ante el padre de Rafaello

    como la mujer perfecta para su hijo. Cuando las rdenes y las lamentaciones de su padre

    no dieron fruto, apareci el chantaje. Su padre lo amenaz con vender su parte de la

    empresa Viscenti AG. Dio, Lucia saba cules eran los puntos dbiles de un hombre.

    Ella saba que su padre deseaba que su hijo heredara la empresa y que Rafaello quera

    que la empresa siguiera siendo de la familia. Lucia era una gran estratega.

    Las ltimas palabras que su padre le haba dicho antes de partir eran imposibles de

    olvidar.

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    -Quiero que te cases o vendo mi parte de la empresa. Y no pienses que no lo har

    porque sabes que soy capaz. Pero... -el tono de su padre se haba vuelto malicioso-.

    Presntame a tu futura esposa antes de que cumplas treinta aos y te dar la empresa ese

    mismo da.

    Rafaello le presentara a su padre a su futura esposa el da de su cumpleaos. Pero no

    sera la esposa que su padre estara esperando...

    Sera una esposa que hara que su padre tuviera que cumplir su palabra, pero nada ms.

    Se enfureci an ms. Amanda Bonham era la mujer perfecta para presentar a su padre,

    hubiera sido un castigo ideal para el injusto chantaje de su padre. Ella habra hecho que

    la tensin arterial de su padre aumentara varios puntos. Una mujer despampanante,

    educada, elegante y a la que slo le preocupaba su aspecto y el dinero.

    Pero ella haba dado marcha atrs y l tena que volver a empezar de cero. Tena que

    buscar a una mujer que fuera capaz de enfurecer a su padre y borrara la maliciosa

    sonrisa de la cara de Lucia. Frunci el ceo. No se arrepenta de haberse negado a

    aceptar el trato con Amanda, pero conseguir una mujer en tan slo unas semanas iba a

    resultarle muy difcil incluso a l.

    Baj las escaleras mientras pensaba en la forma de solucionar todo aquello y cuando

    lleg al piso inferior se detuvo en seco.

    Haba un nio dormido en el pasillo.

    Magda termin con el lavabo y se dispuso a limpiar la baera. Los baos de los pisos de

    lujo eran fciles de limpiar, siempre estaban inmaculados aunque haba siempre

    muchos.

    Se distrajo durante unos segundos pensando en cmo sera vivir en un lugar como

    aqul. Tener tanto dinero como para tener un piso de dos plantas con vistas al Tmesis y

    con un balcn tan grande como un jardn. Magda pens que la gente rica era realmente

    diferente.

    Aunque ella no sola ver a los que vivan all: a la gente de la limpieza slo les dejaban

    entrar cuando los que vivan all no estaban.

    -Qu est haciendo aqu? -Aquella repentina voz asust a Magda e hizo que derramara

    parte del lquido viscoso que usaba para limpiar el bao. Magda solt un leve grito y se

    dispuso a limpiarlo rpidamente-. Le estoy hablando, contsteme!

    La persona que se diriga a ella pareca cada vez ms enfadada y Magda se gir.

    En la puerta haba un hombre que la miraba fijamente, Magda lo mir, pero no poda

    dejar de pestaear. Estaba horrorizada. Se supona que el piso estaba vaco, el portero se

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    lo haba dicho. Sin embargo frente a ella haba un hombre que no pareca nada cercano

    a un empleado.

    Y aquel hombre estaba furioso. Ella se limit a seguir limpiando.

    -Lo lamento mucho, seor -logr decir. Saba que ante una persona como aqulla su

    tono deba ser servicial, aunque no era culpa suya que el portero estuviera mal

    informado-. Me dijeron que poda limpiar aqu esta maana.

    El hombre se puso an ms serio.

    -Hay un nio en el pasillo -le inform l.

    Magda observ a aquel hombre y se dio cuenta de que no era britnico. Era demasiado

    moreno para serlo, y adems tena un leve acento extranjero. Espaol quiz? Italiano?

    -Y bien? -insisti l.

    Magda se levant como pudo del suelo. No poda seguir hablando desde all abajo.

    -Es mi hijo -logr decir.

    Algo parecido a un arranque de furia pareci recorrer la mirada de aquel hombre.

    -Ya me he imaginado pero, qu est haciendo aqu? ste no es un buen lugar para un

    nio.

    Para Rafaello estaba claro que un nio de aquella edad deba estar en casa y no

    acompaando a su madre a aquella hora del da. Estaba claro que aquella mujer era una

    madre irresponsable.

    -Lo lamento mucho -repiti ella. Deseaba calmar el enfado de aquel hombre. Estaba

    claro que le desagradaba ver a un nio en su piso inmaculado. Recogi su material de

    limpieza, mir a su alrededor para asegurarse de que el bao estaba bien y se dirigi a

    aquel hombre-. Me voy ahora mismo, seor. Lamento haberlo molestado.

    Ella se acerc a la puerta y pas muy cerca de l. Aquello la hizo sentirse incmoda ya

    que l era todo elegancia y estaba claro que acababa de salir de la ducha. Ella sin

    embargo llevaba varias horas limpiando y estaba sudada. Deba de oler mal, y se

    apresur a tomar a Benji en brazos y dio gracias a Dios de que siguiera dormido.

    -Espere! -le grit l.

    Aquello pareca una orden y ella se detuvo y se gir para mirarlo.

    Aquel hombre la miraba fijamente.

    Magda se qued inmvil, como si fuera un animal que acababa de caer en una trampa.

    Dese que Dios la ayudara. Qu querra aqul hombre?

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    Rafaello mir detenidamente a aquella mujer.

    Era una mujer corriente, con facciones normales y pelo de color marrn oscuro.

    Adems, estaba algo sucia y sudada. Pareca tener cerca de veinte aos.

    Se fijo en sus manos. Llevaba guantes de goma puestos y l frunci el ceo y volvi a

    fijarse en su cara. Lo estaba mirando fijamente y pareca muy preocupada.

    -No hay razn para que te escondas -le dijo suavizando su tono a propsito, aunque sus

    palabras no parecieron calmarla demasiado. l se acerc un poco a ella-. Ests casada?

    El tono de sus palabras recuper su brusquedad habitual: l no quera que fuera as, pero

    no poda controlarlo. La idea que se le acababa de ocurrir era de locos, pero se le haba

    ocurrido...

    Ella lo mir estupefacta, como si le hubiera preguntado algo difcil de entender.

    -Y bien? -volvi a preguntar.

    Aquella mujer neg con la cabeza, aunque segua mirndolo perpleja. l la mir con

    ms atencin. No estaba casada... l ya lo haba intuido, a pesar del beb.

    Rafaello mir al nio. No era muy bueno calculando la edad de los nios, pero ste

    pareca bastante grande, demasiado grande para la sillita. El nio tena el pelo negro y

    segua durmiendo plcidamente.

    Un nio era algo bueno, a pesar de lo irresponsable que pareca la madre. Y el aspecto

    de ella tambin estaba bien, se dijo Rafaello mientras la volva a observar

    detenidamente. Ella segua asustada.

    -Novio? -pregunt l de nuevo.

    Ella lo mir an ms sorprendida y neg con la cabeza. Rafaello se dio cuenta de que la

    mujer se estaba acercando a la puerta cada vez ms. El frunci el ceo. Por qu estaba

    tan asustada?

    -Quiero hacerle una oferta de trabajo.

    Ella lo mir an muy asustada y Rafaello se dirigi a la puerta de la cocina y la mantuvo

    abierta.

    -Pasemos a la cocina -le indic.

    -Tengo que irme! -dijo ella con un tono tembloroso-. Lo lamento mucho.

    Rafaello volvi a fruncir el ceo. En aquel preciso momento se oy un portazo

    procedente de la segunda planta. Segundos despus vieron a Amanda bajar por las

    escaleras. Baj con rapidez, a pesar de los tacones de aguja y la minifalda que llevaba.

    Cuando los vio a los dos se le ilumin la cara y sonri.

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    -Raf, cario -dijo muy complacida-. Ya veo que cumples tus amenazas, as que la

    primera mujer que veas, no? Y esto es lo que has conseguido, qu mala suerte...

    El hombre se puso rojo de furia y se dirigi a aquella mujer.

    -En efecto, Amanda, cara, y es perfecta para m.

    Ella lo mir con una mezcla de furia e incredibilidad.

    -No lo dirs en serio...

    Rafaello se limit a mirarla fijamente con una expresin burlona.

    -El taxi te espera en la puerta, cara, es hora de que te vayas.

    La mujer se qued all durante unos segundos. Pareca muy enfadada. Despus apart a

    Magda de su camino y se dirigi a la puerta muy decidida.

    -Espere! -grit Magda. Despus se apresur detrs de ella. Por qu querra aquel

    hombre saber si tena marido o novio? Las posibles respuestas la asustaban, no haba

    ninguna buena razn posible. Conoca muchas historias de hombres a los que les

    gustaba forzar a mujeres aprovechndose de su precaria situacin laboral.

    -Aprtate de m, ser asqueroso -replic la mujer mientras abandonaba la casa muy

    enfadada. Magda intent salir tambin, pero alguien le cort el paso.

    -Le he dicho que quiero hacerle una oferta de trabajo. Tenga la amabilidad de

    escucharme por lo menos. Tal vez le interese.

    Magda lo mir aterrorizada. Sus sospechas parecan ciertas: aquel hombre pareca

    querer hacerle un proposicin indecente.

    -No, gracias, no hago ese tipo de trabajos.

    El hombre volvi a fruncir el ceo.

    -No sabe qu le voy a proponer -le contest con brusquedad.

    -Sea lo que sea, yo no hago ese tipo de trabajos. Yo me dedico a limpiar, es lo nico que

    hago su tono era tembloroso-. Por favor, djeme marchar. Yo slo limpio. Es lo nico

    que hago.

    La expresin del hombre se suaviz, como si de repente hubiera entendido por qu ella

    estaba asustada.

    -Creo que me ha malinterpretado -su tono era fro-. La oferta de trabajo no tiene nada

    que ver con el sexo.

    Magda se qued mirndolo fijamente. Era un hombre muy atractivo y ella se dio cuenta

    de que alguien como l nunca le propondra algo as a una mujer como ella. Al verse a

    travs de los despectivos ojos de l, se sinti repentinamente muy pequea.

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    De repente sinti cmo alguien le quitaba el material de limpieza de las manos. -Entre

    en la cocina y le explicar todo -dijo l.

    Magda se sent en una de las banquetas de la barra de la cocina. Segua muy asustada.

    Pareca un milagro, pero Benji segua dormido en su sillita.

    -Podra... repetirme su proposicin? -se atrevi a preguntar Magda.

    -Le pagar cien mil libras si acepta casarse conmigo durante seis meses, y cuando

    termine ese periodo de tiempo nos divorciaremos por acuerdo mutuo. Tendr que hacer

    un viaje conmigo a Italia por razones... legales. Despus regresar aqu y yo la

    mantendr. El da de nuestro divorcio recibir cien mil libras, ni un penique ms. Lo ha

    entendido?

    Lo nico que Magda poda entender era que aquel hombre estaba loco.

    Pero no era el momento de decirle algo as a aquel hombre. Se senta muy incmoda en

    la cocina con l. Y no slo por la absurda proposicin que l le acababa de hacer.

    Tambin se senta incmoda porque aquel hombre era el hombre ms atractivo y

    sensual que haba visto en su vida. Incluso los de las revistas parecan hombres

    corrientes comparados con el hombre que estaba delante de ella. Tena rasgos suaves y

    elegantes, muy italianos, y algo en su cara que haca que su hermosa cara no pareciera

    tan dura. Era un hombre terriblemente atractivo.

    -No me cree, verdad?

    Aquella pregunta interrumpi sus observaciones. No poda dejar de mirarlo y abri la

    boca para hablar y despus la volvi a cerrar.

    l sonri ligeramente: era una sonrisa desprovista de humor, pero aun as provoc algo

    extrao en Magda. Ella no tuvo tiempo de descubrir de qu se trataba porque enseguida

    l volvi a hablar.

    -Yo mismo entiendo que esta situacin puede resultar extraa pero... -Rafaello apoy

    las manos en la barra de la cocina y Magda se dio cuenta de lo bellas que eran-. En

    realidad necesito una esposa con urgencia por un motivo muy concreto. Quiz debera

    sealar que el matrimonio ser tan slo aparente. Tiene usted pasaporte?

    Magda neg con la cabeza. l pareci ligeramente molesto, pero despus hizo un gesto

    como para quitarle importancia.

    -No importa, eso es fcil de arreglar. Y qu hay del padre del nio? Est presente en

    sus vidas?

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 10-99

    Magda intent buscar una respuesta para aquella pregunta, pero no la encontr.

    -Ya me imaginaba yo -volvi a hablar l-. Pero es casi mejor, as no interferir -aquel

    hombre pareca estar tomando una decisin definitiva-. No veo ningn obstculo

    posible a mi proposicin, est claro que es la persona ideal.

    Magda se qued estupefacta. Aquel hombre estaba decidiendo por ella, estaba

    arrastrndola a hacer algo como si ella no tuviera ni voz ni voto. Tena que detener

    aquella situacin de inmediato, todo era demasiado absurdo.

    -Por favor -logr finalmente decir-. No soy la persona que est buscando, y lo lamento

    pero me tengo que ir ahora mismo. Tengo que limpiar otros pisos y ya voy retrasada.

    En realidad aqul era el ltimo piso que tena que limpiar, pero l no tena por qu saber

    aquello.

    -Si acepta mi proposicin no volver a limpiar pisos nunca ms. Podr vivir con cierta

    holgura econmica durante varios aos si acta con prudencia y sabe administrarse lo

    que le voy a dar.

    Magda se senta muy ofendida. Aquel hombre pareca despreciarla, era como si pensara

    que era de otra especie. Aunque aquel sentimiento se mezclaba con otro an ms

    poderoso.

    La idea le tentaba.

    La idea de tener cierta estabilidad econmica era muy atrayente.

    De repente pens en la proposicin. Cunto haba dicho aquel hombre? Cien mil

    libras? Era demasiado dinero para su imaginacin. Con aquel dinero podra mudarse a

    Londres, comprarse un piso, incluso una pequea casa, y dejar de depender de las

    ayudas del gobierno, podra dejar de trabajar y cuidar de Benji, podra hacer planes para

    el futuro.

    Durante unos segundos se imagin a s misma y a Benji viviendo en una pequea casa

    con jardn y vecinos encantadores. Un lugar decente donde podra darle una infancia

    feliz y tranquila.

    Sinti un enorme deseo de darle todo eso a su hijo: estabilidad, un lugar donde jugar

    tranquilo... Un hogar de verdad.

    Rafaello la miraba atentamente y se dio cuenta del cambio de expresin. Haba sido

    duro convencerla, pero iba por buen camino, lo notaba en la mirada de ella. Cuanto ms

    esfuerzo le costaba convencerla ms se daba cuanta de que aquella mujer era la mujer

    adecuada.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 11-99

    Dio, pero a su padre seguramente le dara un infarto cuando le presentara a aquella

    mujer que se ganaba la vida limpiando baos y que era madre soltera. Una mujer tan

    corriente como cualquier otra. Aquello le enseara a no inmiscuirse en su vida...

    Magda vio la mirada triunfante en los ojos de aquel hombre y se arrepinti de haber

    considerado la oferta. Deba de estar loca si contemplaba la posibilidad de aceptar una

    proposicin tan absurda. Era una idea ridcula, absurda...

    -Tengo que irme -se apresur a decir mientras se pona de pe. De repente Benji se

    despert y comenz a lloriquear. Magda se acerc a l y le acarici la mejilla y el nio

    dej de llorar-. Todo va bien, Benji, mam est aqu.

    El nio dej de llorar y alz la mano para acariciar la mejilla de su madre. Despus

    empez a moverse nervioso para intentar librarse de las ataduras que lo mantenan

    sentado en la silla.

    -Todo va bien, cario, ya nos vamos -Magda lo tom en brazos con una mano y con la

    otra recogi el material de limpieza-. Yo misma cerrar la puerta -le dijo al hombre que

    acababa de proponerle matrimonio y que la miraba enfadado desde el otro lado de la

    barra americana.

    -Cien mil libras y no tendr ni que limpiar ni que llevar a su hijo consigo de esta forma.

    No es forma de criar a un nio.

    -Esto no es real -dijo ella de repente-. No puede serlo, es una idea absurda.

    -Si le ayuda de algo, yo tambin pienso que es una idea absurda, pero... -Rafaello tom

    aire-. Si no aparezco el mes que viene con una mujer perder todo por lo que he

    trabajado y no permitir que eso ocurra.

    Aquellas palabras hicieron que Magda se estremeciera pero, qu poda decir?

    Nada. Lo nico que poda hacer era marcharse. Benji se mova nervioso y comenz a

    lloriquear de nuevo.

    -Lo lamento -Magda no saba muy bien si le estaba hablando a Benji o a aquel increble

    hombre que le acababa de hacer una proposicin tan absurda.

    Despus se apresur a salir de aquel apartamento.

    La msica del piso de al lado atravesaba las finas paredes con facilidad. Magda llevaba

    con dolor de cabeza desde que haba llegado all.

    Pero la msica no era lo nico que le provocaba aquel dolor; no poda dejar pensar en lo

    que el hombre del piso de lujo le haba propuesto. Las palabras de aquel hombre se

    repetan en su cabeza una y otra vez con la misma monotona y dureza que la batera de

    la msica del vecino.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 12-99

    Tendra algn da una casa decente? La lista de espera del ayuntamiento era

    interminable y hasta que no le concedieran una casa seguira atrapada en aquel horrible

    lugar. Cuando Benji era un beb, aquello no haba estado tan mal, pero el nio

    empezaba a gatear y a querer explorar y aquel espacio era ya muy limitado para l. El

    nio necesitaba ms espacio, necesitaba un hogar en condiciones y aquel lugar nunca

    servira.

    Pero estaba agradecida: despus de todo all alguien le proporcionaba un techo, no como

    en otros pases del mundo. Por lo menos le haban dado un lugar donde vivir, aunque

    tambin la haban presionado para que diera a Benji en adopcin.

    -La vida de una madre soltera es muy dura, seorita Jones -le haba dicho la trabajadora

    social-. Incluso con la ayuda del Estado, tendr una mayor oportunidad de labrarse un

    futuro sin un estorbo como se.

    La trabajadora social haba llamado a su hijo estorbo y Magda no haba podido

    continuar escuchndola y se haba levantado de la silla muy enfadada.

    -Benji se queda conmigo!

    Ella saba mucho de la palabra estorbo. Ella haba sido un estorbo tan grande para su

    madre que tras darle la vida la haba abandonado en un pasillo.

    Estaba decidida: nadie, nadie, le iba a arrebatar a su hijo.

    La msica de los vecinos estaba muy alta, pero nadie se atreva a protestar. El hombre

    que viva en aquel piso era drogadicto, todos lo saban, y nadie se atreva a protestar

    porque tena tendencia a ponerse violento. Terminara apagando la msica, pero muchas

    veces no lo haca hasta muy tarde por la noche, no era de extraar que a Benji le costara

    dormir.

    Magda saba que a pesar de ser las ocho de las noche nunca podra dormirle con aquel

    escndalo, as que lo dej jugar. El nio jugaba alegremente encima de la cama con un

    juguete que ella haba conseguido en una tienda de segunda mano. Todos los juguetes y

    la ropa de Benji provenan de tiendas as.

    Magda se dispuso a jugar con el nio. No poda dejar de pensar en lo que haba pasado

    aquella maana.

    Haba sucedido de verdad? Le haba propuesto un hombre de ensueo que se casara

    con l? Era algo tan absurdo que seguramente no habra pasado.

    De repente alguien llam a la puerta.

    -Seorita Jones? -pregunt alguien desde el otro lado de la puerta.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 13-99

    A Magda le result imposible reconocer la voz a causa del ruido del vecino. Sera el

    casero? Sola pasarse a menudo para asegurarse de que su casa segua en buen estado:

    no se fiaba de sus inquilinos. Magda se dirigi a la puerta y puso la cadena de seguridad

    que ella misma haba colocado en la puerta.

    Entreabri la puerta.

    -Quin es?

    -Soy Rafaello Viscenti. Hablamos esta maana. Por favor, djeme pasar.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 14-99

    Captulo 2 MAGDA obedeci. Se haba quedado estupefacta. Mientras ella abra la puerta Rafaello

    se pregunt si podra seguir adelante con aquello. Podra realmente hacerlo? Podra

    casarse con esta mujer tan mediocre por lo que estaba en juego? Verla de nuevo le hizo

    recordar lo espantoso que era su aspecto. Llevaba una sudadera y unos pantalones

    anchos, el pelo recogido y tena enormes ojeras bajo los ojos. Era la mujer ms horrible

    que haba visto en su vida.

    Pero aquello era lo que la haca tan perfecta. Era todo lo contrario de Amanda, una

    mujer despampanante; en su lugar llevara a Italia a una mujer soltera muy sencilla.

    Sera igual de impactante que el plan anterior, o quiz mejor an.

    -Qu est haciendo aqu? Cmo me ha encontrado?

    La mujer estaba temblando, estaba claro que la haba dejado muy sorprendida. Rafaello

    entr en la casa y cerr la puerta. Ella se apart y se coloc entre el nio y l.

    Rafaello frunci el ceo. Acaso esa mujer pensaba que iba a hacerle dao al nio?

    -No se asuste. Consegu su direccin a travs de la empresa de limpieza. Llevo todo el

    da queriendo hablar con usted. Acaba de llegar a casa, dnde ha estado todo este

    tiempo?

    -Fuera -replic ella acercndose a la cama por si tena que tomar a Benji en brazos

    repentinamente-. No suelo pasar mucho tiempo aqu.

    El hombre mir a su alrededor.

    -Lo entiendo. De dnde viene esa msica?

    -Del vecino, le gusta la msica alta.

    -Es insoportable! -afirm Rafaello.

    Magda estaba de acuerdo con l, pero aun as tena que aguantarse, como hacan

    tambin el resto de los vecinos. Ella segua estupefacta: haba estado a punto de

    convencerse a s misma de que lo que le haba sucedido aquella maana no haba sido

    real, y de repente, como si se tratara de un sueo, aquel hombre haba aparecido en su

    casa.

    Rafaello di Viscenti... El nombre era como una caricia y era perfecto para aquel

    multimillonario italiano tan elegante...

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 15-99

    Magda cerr los ojos durante un segundo al darse cuanta de que lo estaba mirando

    fijamente. l se acerc a la mesa del piso y coloc un maletn de cuero sobre ella. De l

    sac unos papeles.

    -He mandado redactar unos papeles con nuestro acuerdo -le dijo l-. Por favor, lalos

    antes de firmarlos.

    Magda tom aire.

    -No... No voy a firmar nada, seor Viscenti...

    -Di Viscenti -le corrigi l-. Usted ser la signora Di Viscenti, debe aprender la forma

    correcta de dirigirse a m.

    Magda se frot las manos nerviosa.

    -... Seor Di Viscenti... Yo... Yo creo que no voy a poder ayudarle, en serio. Todo esto

    me resulta demasiado... extrao...

    Magda intent encontrar la forma de decirle que aquella idea era de locos, que no tena

    ningn sentido y que no se la poda tomar en serio.

    -Extraa? -repiti l-. S, es extraa, seorita Jones, pero como le dije esta maana, no

    tengo otra salida. La empresa Viscenti AG est en juego, y no hace falta que le d ms

    detalles sobre este asunto. Pero es lo que me obliga a casarme durante un tiempo para

    cumplir ciertas condiciones que me han impuesto. Es tan slo un pacto que me obliga a

    casarme, aunque tan slo temporalmente.

    -Pero por qu quiere casarse conmigo? -le pregunt ella-. Un hombre como usted

    podra casarse con cualquier mujer que deseara.

    Rafaello se tom aquel cumplido como algo obvio.

    -No piense en mi proposicin como un matrimonio sino como un trabajo, seorita

    Jones. Un trabajo temporal -el tono de su voz se volvi grave-. Esto es algo que la

    candidata anterior no quiso entender... La mujer que usted vio esta maana.

    -Iba a casarse con ella?

    -S. Desgraciadamente ella cambi de opinin en el ltimo momento. De ah mi

    urgencia por encontrar a otra mujer.

    -Pero por qu yo? -Magda insisti. Todo le segua pareciendo absurdo. El hecho de

    que l hubiese planeado casarse con aquella vaca medio desnuda que haba salido

    enfurecida del piso aquella maana haca su proposicin ms verdica. Despus de todo

    si era capaz de proponerle a una mujer como aqulla un plan tan descabellado... Aun as

    ella no poda entender por qu la haba elegido a ella. Despus de todo un hombre como

    aqul deba de conocer a muchas mujeres como la de aquella maana.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 16-99

    -Porque hay una diferencia importante entre usted y las mujeres como Amanda. Ella

    quera el dinero que yo le ofreca y usted... -l la mir fijamente y ella sinti como si

    aquella mirada fuera capaz de atravesarla-. Usted necesita el dinero de verdad, lo que

    hace que tenga ms confianza en usted -Ella se qued inmvil y l continu-. Necesita

    el dinero, seorita Jones, lo necesita desesperadamente para salvarse y para salvar a su

    hijo. No puede seguir viviendo en un lugar como ste, sabe que no puede, debe salir de

    aqu. Mi dinero le permitir hacer eso, es una oportunidad para usted y para su hijo. No

    la desperdicie, acepte mi dinero -ella se qued plida, l poda ver que aquello le haba

    llegado al alma y, como si se tratara de un negocio, decidi aprovecharse del momento

    para lograr convencerla. La msica pareca sonar cada vez ms alto-. Le ofrezco una

    vida nueva, un futuro a cambio de cuatro semanas de su vida. Es todo lo que pido a

    cambio. Un mes conmigo y despus ser libre... Libre y con el dinero suficiente como

    para salir de este lugar para siempre...

    l la miraba fijamente y ella se senta incapaz de pensar, incluso le costaba respirar...

    -Pero yo... Yo no lo conozco, cmo puedo fiarme de usted? -le costaba hablar.

    l alzo la cabeza con arrogancia, una arrogancia que pareca correrle por las venas.

    -Soy Rafaello di Viscenti. Mi familia goza de buena fama y es respetada y admirada por

    todos los que la conocen. Soy el director de la empresa Viscenti AG, una empresa cuyo

    valor estimado es de ms de cuatrocientos millones de euros. No suelo tener que...

    demostrar mis credenciales.

    Magda tom aire.

    -S, pero yo... No me muevo en esos crculos...

    -Y la oferta que le acabo de hacer -Rafaello sigui hablando con arrogancia- es tan slo

    lo que le dicho; no hay clusulas ocultas, ni trucos. Puede hablar del tema con mis

    abogados si lo desea. Lo que est escrito en estos papeles es lo que obtendr. Y ahora

    dgame: por qu no quiere firmarlos?

    Magda sinti ganas de decirle que era l, que l era la razn por la que no quera firmar.

    Lo mir fijamente. Ella no poda casarse con un hombre tan rico, tan guapo... No poda

    casarse con un hombre, aunque fuera tan slo temporalmente, que pareca sacado de un

    cuento de hadas. Era algo absurdo, de locos, algo...

    De repente Benji comenz a llorar y Magda se dej caer en la cama y lo tom en brazos

    automticamente. Le dio un abrazo y lo coloc sobre su regazo. El nio dej de llorar y

    mir al extrao que estaba junto a la mesa. Magda lo abraz con fuerza y sinti el latido

    de su diminuto corazn.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 17-99

    -Cien mil libras -le dijo Rafaello suavemente-.

    Piense en todo lo que podra hacer con ese dinero -Magda empez a balancearse y dese

    que aquel hombre se marchara, que se fuera antes de que ella aceptara, antes de que l

    terminara de tentarla como si fuera el diablo Si no lo hace por usted, hgalo por su hijo.

    Magda cerr los ojos e intent olvidarse de aquel tono seductor.

    -Si me voy ahora y no vuelvo nunca ms, cmo se sentir despus al saber que

    desperdici la oportunidad de sacar a su hijo de aqu para siempre? -Rafaello volvi a

    hablar. Ella sigui acunando al pequeo-. Tan slo sern cuatro semanas, nada ms, en

    la casa de mi familia en Italia, que es una casa muy respetable, seorita Jones, se lo

    aseguro. Y despus ser libre de hacer lo que quiera.

    -Benji viene conmigo -afirm ella.

    Rafaello asinti con la cabeza.

    -Por supuesto que el nio viene con usted, es esencial que venga -Rafaello pens que no

    era necesario aclararle por qu era tan importante que ella fuera una madre soltera-. Lo

    nico que tiene que hacer es firmar estos papeles, eso es todo -sac un bolgrafo del

    bolsillo de su chaqueta-. Acrquese...

    Haba algo en el tono de voz de aquel hombre que haca que a Magda le resultara

    imposible resistirse. Dej a su hijo en la cama lentamente y se levant. No era real, todo

    aquello era un sueo y en un momento u otro ella se despertara.

    l le ofreci el bolgrafo y ella lo acept. Mir los papeles y el espacio en blanco que l

    le sealaba para que firmara.

    Firm, y de repente, sinti como si acabara de sellar un pacto con el diablo y la tinta

    fuera roja como la sangre.

    Qu he hecho? Dios mo, qu he hecho! se dijo Magda a s misma. Pero fuera lo que

    fuera, ya era demasiado tarde para dar marcha atrs.

    Magda estaba sentada mirando por la pequea ventana. El cielo estaba nublado. Benji

    dorma en su regazo. El nio se haba puesto algo nervioso durante el despegue, pero

    media hora despus haba conseguido dormirlo.

    Ella mir al otro lado del pasillo. All estaba Rafaello Viscenti: trabajaba en unos

    papeles que tena desperdigados en una mesa frente a l. Viajar con l era casi como

    viajar sola.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 18-99

    Estaban solos en el lujoso jet privado que les llevaba a Italia, y para Magda, que no

    haba volado en su vida, era una experiencia que nunca podra olvidar.

    Aunque la verdad era que nunca podra olvidar lo que le haba pasado desde que firm

    aquellos papeles. Saba que si lo hubiera pensado detenidamente nunca lo habra hecho,

    as que se haba dejado llevar, haba dejado que Rafaello di Viscenti la montara en su

    lujoso deportivo y la llevara all adonde quisiera.

    En realidad tampoco lo haba visto mucho. Aquel hombre pareca haber perdido el

    inters en ella en cuanto haba firmado los papeles. Estaba claro que para l aquello era

    tan slo un trabajo y ella era su empleada. Haba mandado a otro de sus empleados a

    que se encargara de arreglar los papeles del matrimonio y los pasaportes del nio y de

    ella.

    Aquella misma maana la haba recogido en casa y la haban llevado al registro civil

    donde haba tenido lugar la ceremonia. Todo haba pasado muy rpidamente, y aunque

    ella deba de haber cumplido bien con su papel, ya no se acordaba de nada, tan slo de

    la imponente presencia que haba sentido detrs de ella en todo momento, y aquella voz

    grave con acento.

    Tan slo recordaba un gesto con nitidez: el de l ponindole el anillo. Magda haba

    sentido como si una corriente elctrica recorriera su cuerpo en aquel momento. Debi de

    ser a causa de la frialdad con que l la haba tocado. Y cuando le toc el turno a ella,

    not sorprendida que su cuerpo no responda y que no paraba de temblar.

    Finalmente, lo haba logrado; un segundo despus, oy a Benji llorar. Otro de los

    empleados de Rafaello lo tena en brazos y ella tan slo haba podido pensar en estar

    cerca del nio, as que el resto de la ceremonia era algo difuso para ella.

    En cuanto pudo Magda se haba acercado al nio y lo haba tomado en brazos.

    Momentos despus Rafaello se haba acercado a ella; tocndola suavemente el codo le

    haba dicho que tenan que marcharse.

    Despus una limusina los haba recogido para llevarlos a Heathrow, y aparte de

    preguntarle si estaba bien y cmoda de una forma muy impersonal, su nuevo marido no

    le haba vuelto a dirigir la palabra. No pareca querer implicarse mucho en todo aquello,

    y ella tampoco.

    Magda se dijo a s misma que deba dejarse llevar mientras acariciaba suavemente el

    cabello de Benji. Segua estupefacta con todo aquello, pero tambin algo emocionada ,

    ya que, a pesar de las extraas circunstancias en las que se haba visto envuelta, era la

    primera vez que viajaba al extranjero.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 19-99

    Acaso era real que iba a conocer Italia? Desde el momento en que haba firmado los

    papeles haba buscado el mximo nmero de libros posibles sobre el pas. Siempre le

    haba gustado mucho leer, y ms desde que haba descubierto que era una buena forma

    de apartarse de la realidad, la realidad de una infancia en hogares de acogida rodeada de

    nios infelices, de adultos amargados.

    Mientras miraba aquel cielo cubierto se acord de Kaz. Todo se nubl. Ella haba tenido

    que vivir con el abandono de sus padres, pero Kaz haba tenido que afrontar algo mucho

    peor. Su padre le pegaba y su madre era una alcohlica. Kaz siempre se haba sentido

    tan apartada de los dems como ella y era natural que finalmente se hubieran encontrado

    para crear una amistad real y duradera.

    De repente sinti una inmensa pena y mir al cielo mientras se preguntaba si Kaz estara

    all fuera.

    Benji se movi y Magda le dio un beso suave y dulce. Amaba a su hijo. Levant la

    mirada y volvi a mirar por la ventana. Haba hecho lo correcto al aceptar aquel absurdo

    trato, saba que s. Aunque resultara extrao estaba convencida de que haba hecho lo

    correcto.Lo haba hecho por Benji.

    Por primera vez desde que haba firmado los papeles se sinti en paz consigo misma.

    Haba hecho lo correcto y se enorgulleca de ello.

    La paz dur hasta que el avin aterriz y Magda se vio rodeada de gente en el

    aeropuerto y con un nio en brazos que no paraba de llorar. En aquel momento volvi a

    sentir que era una pelota arrastrada por la corriente.

    Alguien le toco insistentemente el hombro.

    -Por aqu -era Rafaello que le indicaba el lugar donde estaba esperndolos la limusina.

    Momentos despus estaban dentro y a salvo de la multitud.

    El viaje en coche dur ms de una hora, y la ltima parte, en la que salieron de la

    autostrada, fue la que ms fascin a Magda. No poda apartarse de la ventana: estaba

    prendada de aquel paisaje de la Toscana, tan diferente de Londres y sus alrededores.

    Magda iba sealndole cosas a Benji mientras Rafaello trabajaba con su porttil. Pareca

    que quera que lo dejaran en paz y ella no tena ningn problema en complacerle, ya que

    si tuvieran que hablar no sabra qu decirle, y prefera dedicarse a saborear aquel

    maravilloso paisaje.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 20-99

    De repente la calle se volvi ms estrecha y la limusina se detuvo delante de una

    inmensa puerta de hierro forjado. Rafaello apag el porttil.

    -Ya hemos llegado -dijo en voz alta.

    Ella lo mir durante unos segundos. Su gesto era fro y estaba desprovisto de cualquier

    tipo de emocin, pareca incluso algo tenso. De repente ella tambin se puso tensa,

    acababa de darse cuanta de que el viaje tan slo haba sido la antesala de lo que le

    esperaba de verdad. Desde aquel momento ella tendra que interpretar su papel, el de la

    signora di Viscenti.

    -Tranquila -le dijo Rafaello como si pudiera leer su mente-. No debes estar nerviosa por

    nada. Para ti esto es tan slo un trabajo. Te ruego que no lo olvides.

    Su mirada pareca estar llena de furia y ella sinti que no tena nada que ver con ella.

    Estaba enfadado, s, pero aquel enfado estaba provocado por la obligacin de casarse.

    Magda pens que aquello no era asunto suyo sino de l: ella tan slo estaba haciendo lo

    que l le pagaba por hacer. Haba cumplido con la ceremonia, pero aquello era una

    formalidad. Era la signora di Viscenti slo de nombre, y nunca lo sera de verdad.

    Durante unos segundos y mientras se acercaban a la casa haba pensado que quiz aquel

    cuento de hadas era real....

    Pero los cuentos de hadas nunca eran reales. No haba nada que hacer.

    El coche se detuvo delante de una casa parecida a un castillo. Magda se qued

    mirndola maravillada. Era una casa muy antigua y muy bella. Las paredes eran de

    piedra y la puerta de madera. Los terrenos se extendan ms all de la vista y en ellos

    haba numerosos montes y bosques. Magda tom a Benji en brazos y sali del coche.

    Era un caluroso da y los rayos del sol calentaron su piel a travs del fino vestido de

    algodn que llevaba. Era el mejor vestido que tena. Le quedaba grande y estaba pasado

    de moda pero, acaso importaba? Rafaello di Viscenti no le haba dicho nada al respecto

    as que no deba disgustarle demasiado.

    -Ven -el hombre con el que acababa de casarse la haba agarrado del codo. Segua tenso.

    Magda lo mir un instante. Pereca abstrado y se dio cuenta de que probablemente lo

    que menos le preocupaba a aquel hombre en aquellos momentos eran Benji y ella.

    Mientras se acercaban a la puerta principal un hombre la abri y sali de la casa. Era un

    hombre mayor y llevaba una camisa de manga corta y una chaqueta. Magda pens que

    deba de tratarse del mayordomo. Salud a Rafaello, y a pesar de que ella no entendi la

    conversacin, se dio cuenta de que su llegada le haba sorprendido.

    Y ms la de ella.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 21-99

    Siguieron hablando unos momentos y Magda capt la mirada de desaprobacin en la

    cara del mayordomo y el espanto con el que luego los mir a Benji y a ella. Rafaello

    estaba poco hablador y pareca disgustado por algo que le haba dicho aquel hombre.

    Una vez dentro Rafaello se acerc a ella.

    -T y el nio debis de estar cansados, probablemente querris descansar un rato.

    Sgueme -l segua hablndole con un tono impersonal.

    Subieron al segundo piso y Magda no poda creerse lo bello que era todo aquello. Todo

    pareca muy antiguo y muy caro. Y ella iba a vivir all durante las siguientes dos

    semanas? No se lo poda creer.

    Rafaello la condujo a un dormitorio donde haba una hermosa cama de madera repujada,

    una alfombra persa bellsima en el suelo y, frente a la cama, una chimenea de piedra.

    -El bao de la habitacin est ah -l segua hablndole de una forma muy impersonal-.

    Tienes todo lo que necesitas para el nio y para ti. Si no Giuseppe se encargar de

    conseguirte cualquier cosa que necesites.

    Ella logr asentir con la cabeza. Se senta extraa. El hombre los haba seguido y

    acababa de entrar con la maleta de ella. Su equipaje pareca tan fuera de lugar como ella

    misma.

    -Muy bien -dijo Rafaello-. Descansa un rato. Quieres un caf?

    Ella asinti.

    -S, gracias.

    -Muy bien -volvi a hablar l-. Giuseppe te acompaar abajo cuando hayas

    descansado. Ah... Y no hace falta que te cambies de ropa.

    Tras aquellas palabras se fue y Giuseppe lo sigui.

    Magda mir a su alrededor de nuevo, estaba claro que la estaba apartando hasta que la

    necesitara, aunque no poda quejarse del lugar que le haban dado para apartarse. La

    habitacin era preciosa. Lo nico que le preocupaba era que todo pareca demasiado

    valioso para gente como Benji y ella.

    Aun as Benji estaba deseando explorar aquello, y ella se apresur a dejarlo en el suelo.

    El nio se dirigi a la enorme cama. Magda pens que no hara falta pedir una cuna. La

    cama era lo suficientemente grande para su hijo y para ella.

    Y su marido?

    Se apresur a apartar aquella idea de su cabeza. Rafaello di Viscenti era su marido tan

    slo legalmente. No era de su incumbencia dnde durmiera.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 22-99

    Rafaello baj las escaleras. Segua tenso. No tena ganas de enfrentarse a su padre, pero

    hacerlo era tan inevitable como esencial. Tena que ensearle a su padre, de una vez por

    todas, que no era su marioneta.

    Para su padre la empresa Vicenti AG, que haba sido fundada haca cien aos, era tan

    slo un negocio que permita que la familia mantuviera un cmodo estilo de vida.

    Pero Rafaello no pensaba igual. El mundo haba cambiado y ahora todo estaba

    globalizado. Viscenti AG tena que moverse con los nuevos tiempos y para conseguirlo

    tena que entrar en el juego de la globalizacin. La competencia era cada vez mayor y el

    mercado exiga cambios importantes. Un negocio familiar no poda sobrevivir en aquel

    ambiente.

    Hasta el momento Rafaello haba tenido que luchar con su padre para realizar cada

    cambio, cada paso para modernizar la empresa. l era el director, pero su padre era el

    Presidente del Consejo y la mayora de las acciones le pertenecan. Su padre haba

    desaprobado los numerosos pasos que Rafaello haba dado para abrirse un hueco en el

    mercado europeo; l saba que su padre en el fondo deseaba que la empresa

    permaneciera activa a escala nacional nicamente.

    Pero Rafaello haba trabajado muy duro para hacer que la empresa creciera, y no iba a

    permitir que su trabajo se malgastara o que su padre vendiera la empresa a extranjeros.

    Para evitar que algo as sucediera estaba dispuesto a hacer cualquier cosa. Y lo haba

    hecho.

    Atraves el pasillo de suelo de mrmol y se dirigi a la biblioteca que l sola usar como

    despacho. Se acerc a la ventana desde la que se vea la piscina y mir por ella. Era muy

    tpico de su padre no estar en casa cuando l quera que estuviera. Giuseppe le haba

    dicho que tanto su padre como su prima haban salido a comer y no volveran hasta la

    tarde. Despus, el mayordomo le haba preguntado quines eran aquella mujer y el nio.

    Rafaello le haba contestado que la identidad de sus acompaantes era una sorpresa.

    Sonri. Sera una verdadera sorpresa para todos... Como l haba previsto, aquella mujer

    era ideal para sus planes. Haba entrado en la casa y no haba parado de mirar a su

    alrededor boquiabierta, y con aquel horrible vestido que le quedaba tan grande y el pelo

    torpemente recogido.

    Sonri an ms. Su padre se pondra furioso no slo por ver cmo se burlaba de l al

    no casarse con su prima, sino adems por saber que una mujer como aqulla llevaba su

    mismo nombre.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 23-99

    De repente Rafaello frunci el ceo y despus se calm. La chica nunca se dara cuenta

    de por qu ella era perfecta para conseguir lo que se propona; adems, le pagaba una

    cantidad que para ella era mucho dinero. Hasta el momento ella haba cumplido muy

    bien con su papel, que bsicamente consista en obedecer, no hacer preguntas y quitarse

    de en medio cuando as se le peda.

    Se apart de la ventana y se sent a trabajar un rato: quiz aquello lograra distraerle y

    hacerle olvidar lo que le esperaba cuando apareciera su padre.

    Rafaello no entenda por qu las cosas tenan que ser as. Era imposible imaginarse una

    conversacin normal con su padre, siempre tena que enfrentarse a l.

    Suspir. La verdad era que haba hablado ms veces con Giuseppe y su mujer Mara que

    con su padre. Ellos haban sido los que lo haban visto crecer, los que lo haban cuidado

    y se haban preocupado por l como verdaderos padres.

    Saba que su padre lo vea como un caso perdido, y de ah vena su deseo de obligarlo a

    casarse Rafaello se puso serio: si realmente hubiera podido hablar con su padre

    tranquilamente, no tendra que haber hecho lo que se haba visto forzado a hacer aquella

    maana. De repente, record la muerte de su madre en un accidente de trfico cuando l

    tena quince aos. Aquello le entristeci. La relacin entre padre e hijo nunca haba

    vuelto a ser la misma desde entonces. Su padre, muy triste por la muerte de su mujer, se

    haba apartado de todo el mundo, y entre ellos de su hijo. El saba que haba sido un

    adolescente rebelde en un desesperado intento por llamar la atencin de su padre, por

    pedirle ayuda, por suplicarle que se acercara a l cuando ms lo necesitaba.

    Pero ya era demasiado tarde. La distancia entre padre e hijo era cada vez mayor. Ya slo

    saban hablarse discutiendo.

    De repente oy cmo un coche se aproximaba a la casa y levant la mirada. El sonido

    de los frenos del deportivo de Lucia era inconfundible. Para ella era muy importante que

    siempre la vieran con el coche adecuado, en el lugar adecuado, con la compaa

    adecuada y con la ropa de los diseadores ms famosos. De ah vena su deseo de

    casarse con alguien muy rico.

    Cuando oy las voces en el pasillo Rafaello sali de la biblioteca, no sin antes obligarse

    a s mismo a fingir estar tranquilo.

    -Rafaello? -exclam su padre al verlo. Luego se detuvo.

    -Pap -le dijo l mientras se acercaba a su padre.

    -Cundo has llegado? -le pregunt Enrico di Viscenti sorprendido de verlo all.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 24-99

    -Esta tarde -le contest l con aparente normalidad mientras se acercaba a su prima, que

    tambin pareca muy sorprendida.

    -Luca -le dijo con un tono fro y educado mientras la besaba en ambas mejillas. Iba

    demasiado perfumada y maquillada, pero era una mujer hermosa.

    -Rafaello -afirm ella-. Qu sorpresa tan inesperada.

    -Como puedes ver, el hijo prdigo regresa a casa -dijo l-. Habis pasado un da

    agradable?

    -Muy agradable -contest Lucia-. El to Enrico me acompa a la inauguracin de una

    exposicin en Florencia. Es un artista nuevo que me gusta mucho.

    Rafaello sonri.

    -Y t tambin le gustas a l?

    Luca se puso seria inmediatamente.

    -Me ofendes, Rafaello!

    l se encogi de hombros con elegancia. l saba que no deba enfadarla, pero saba

    tambin que la mayora de los amantes de Luca Foscesca eran artistas. Hombres

    jvenes que la soportaban a cambio de que ella les diera un poco de fama. Aqulla era

    una de las muchas razones por las que Rafaello no quera casarse con ella. Luca le

    deca que era un hombre muy conservador, pero l prefera que su prometida no tuviera

    tantos amantes.

    Se qued quieto. La idea de que una mujer inglesa tan corriente fuera su mujer desde

    haca menos de doce horas le pareci completamente increble de repente. Lo haba

    hecho realmente? Todo pareca absurdo, cosa de locos en aquellos momentos. Despus

    volvi a ponerse firme.

    S, lo haba hecho, haba firmado los papeles. Se haba casado con ella. No haba tenido

    alternativa. Un fuerte resentimiento lo invadi, pero logr controlarse. Iba a vengarse de

    lo que su tozudo padre lo haba obligado a hacer en aquel preciso momento.

    Su padre volvi a hablar.

    -Y a qu se debe esta inesperada visita?

    Los ojos de Rafaello brillaron momentneamente.

    -Pero, pap, maana es mi cumpleaos, no te imaginaste que vendra? -Enrico di

    Viscenti lo mir sorprendido-. Pues aqu estoy -le dijo con una sonrisa-. Ven conmigo a

    la terraza, creo que tenemos algo que celebrar.

    Rafaello not cmo Lucia lo miraba atentamente y con furia. Despus mir a su padre y

    sonri.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 25-99

    -Por supuesto, Luca, t tambin puedes acompaarnos.

    Ella pareci complacida y los sigui.

    -Muy bien -dijo Rafaello y volvi a sonrer.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 26-99

    Captulo 3 Y BIEN? -le pregunt Enrico mientras se sentaba en una silla de la terraza-. Acaso

    por fin has cambiado de opinin? -despus mir a su hijo con una mezcla de dureza e

    intriga.

    -Acaso dudaste de ello, pap? -le contest manteniendo un tono de voz cordial.

    Su padre tosi.

    -S que eres ms tozudo y egosta que lo que cualquier padre se merece. Siempre has

    sido as.

    -Bien... -dijo Rafaello con cautela-. Por una vez voy a convertirme en el hijo modelo.

    Pero antes de hacerlo querra que me confirmaras, pap, que si hago lo que me pides y

    me caso antes de cumplir treinta aos, me dars tu parte de la empresa. Es as? -le

    pregunt con un tono serio y de trabajo.

    -Por supuesto que s! Y t lo sabes perfectamente! -exclam su padre.

    -Y me das tu palabra?

    -Por supuesto -pereca ofenderle que su hijo dudara de ello.

    Rafaello sonri.

    -En ese caso, pap, deberas darme la enhorabuena y cumplir tu palabra.

    Su padre se movi incmodo en la silla y se qued callado. Sin embargo Luca

    reaccion rpidamente.

    -Rafaello, eres un hombre horrible. Cmo puedes pedirme matrimonio de una forma

    tan abominable? -se ri un poco-. Pero no te preocupes: te castigar por tu falta de tacto,

    de eso has de estar seguro -despus mir a su to-. Enrico, cmo he de castigar a este

    hijo tuyo por comportarse de esta manera con su prometida?

    Volvi a rerse con coquetera y mir al que ella crea que se convertira en su futuro

    marido.

    l la mir sin decir nada y antes de continuar levant una mano.

    -Antes de seguir creo que es hora de brindar con champn, no creis?

    En aquel momento apareci Giusepppe con la botella de champn y las copas. Mientras

    dejaba la bandeja sobre la mesa, Rafaello le susurr algo al odo. Giuseppe asinti y se

    fue. Rafaello abri la botella y empez a servir lentamente.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 27-99

    -Giuseppe ha trado una copa de ms -dijo con -un tono burln-. Quiz es hora de que se

    jubile.

    Rafaello le ofreci una copa de champn.

    -Cuando seas la seora de esta casa, podrs decrselo t misma.

    Un gesto de satisfaccin se dibuj en la cara de Luca, y Rafaello la mir sin que su

    gesto delatara nada de lo que saba que iba a acontecer.

    Su padre tom la copa y se levant.

    -Propongo un brindis -dijo con evidente satisfaccin-. Un brindis por la futura signora

    di Viscenti...

    -Qu amable -dijo Rafaello alzando su copa-. Y en el momento adecuado -dijo al ver

    cmo la puerta se abra.

    Al abrirse apareci Magda, y Giuseppe detrs de ella. La chica tena el aspecto con el

    que tanto Rafaello haba soado: era perfecta. Mientras los dems se giraban para

    mirarla ella estaba all, ante la puerta, vestida con un vestido horrible, con el pelo

    recogido con una goma y un nio en sus brazos.

    Rafaello se levant y se acerc a ella. Ella estaba paralizada como una estatua; l la

    agarr de la mano y se asegur de que los dems pudieran ver el anillo.

    -Permitidme que os presente a mi mujer, la signora di Viscenti.

    Durante unos segundos en los que Magda permaneci inmvil y deseando que se la

    tragara la tierra, se hizo un interminable silencio. Despus empez la tormenta.

    El que gritaba ms alto era el padre, que pareca un len terriblemente enfadado. Ella no

    entenda nada de lo que decan, pero aquel len estaba muy enfurecido, eso era

    evidente. Rafaello di Viscenti permaneca a su lado y le agarraba con fuerza el brazo

    izquierdo.

    A Magda le costaba respirar. El padre de Rafaello no paraba de gritar, el mayordomo

    pareca haber sido golpeado en la cabeza y la mujer que estaba junto al padre tena una

    expresin de incredulidad que pareca paralizarla.

    El padre de Rafaello estuvo gritando durante un buen rato y, cuando termin, Benji

    empez a llorar aterrorizado.

    Magda se solt y acun a su hijo para tranquilizarlo mientras se daba la vuelta y se

    diriga al saln.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 28-99

    Qu estaba pasando? Una nueva voz haba interrumpido los gritos: era la de Rafaello.

    Su voz era ms grave, ms calmada, pero pareca igual de enfadada. Magda se apart lo

    mximo posible de ellos mientras estrechaba a Benji entre sus brazos para

    tranquilizarlo, algo que resultaba imposible con aquellos interminables gritos.

    De repente, alguien la agarr del brazo. Sinti un fuerte olor a perfume mientras alguien

    le hablaba en italiano con un tono que hizo que Magda se estremeciera.

    -Por favor... -dijo ella como pudo-. No la entiendo...

    La mujer tom aire y la mir fijamente.

    -Inglese? -despus la volvi a agarrar del brazo-. Quin es usted? A qu est jugando

    fingiendo ser la mujer de Rafaello? -aquella mujer intent tocar el anillo de compromiso

    para ver si era autntico, pero Magda se gir y le dio la espalda para interponerse entre

    aquella mujer y su hijo, que an estaba llorando.

    Se apart del todo y se dirigi a la puerta y despus a la escalera. Quera volver a su

    habitacin. Benji no paraba de llorar y Magda corri, y hasta que no estuvieron a salvo

    en la habitacin no descans.

    Lo primero que le preocupaba era Benji, que segua aterrorizado y le cost mucho

    calmarlo. Pero poco a poco dej de llorar mientras ella lo sentaba en su regazo y lo

    acunaba con dulzura. Luego empez a chuparse el dedo y por fin se tranquiliz del todo.

    Magda estaba tambin muy afectada. Tal vez no haba entendido nada de lo que se

    haba dicho, pero all haba habido una verdadera tormenta.

    De repente se pregunt a s misma por qu haba aceptado, y dese poder levantarse y

    descubrir que todo aquello era un sueo...

    Pero no era un sueo: estaba all, en aquella enorme casa de la Toscana, casada con un

    hombre cuya familia se haba enfurecido con la noticia.

    Magda poda escuchar cmo seguan gritando en el piso de abajo. Se recost y agarr a

    Benji con fuerza. El nio pareca haber sentido la intranquilidad de su madre porque

    empez a lloriquear de nuevo.

    Pudo or pisadas en la entrada y varios portazos. Despus se oyeron gritos de nuevo y

    finalmente un portazo ms fuerte que los anteriores. Pareca haber estallado un temblor

    en toda la casa; luego se hizo el silencio. Un rato despus pudo or cmo se pona en

    marcha un motor muy potente cuyo sonido termin desapareciendo en la distancia.

    Haba un silencio total y ste era casi tan hostil como los gritos de antes.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 29-99

    Magda saba que lo nico que poda hacer era mantenerse bien escondida en su refugio.

    Con el tiempo Benji empez a animarse, pero poco despus algo evidente se convirti

    en urgente. Benji tena hambre.

    Busco en su equipaje y le dio unos trozos de galletas y un poco de zumo. Despus

    intent distraerlo un rato, pero no pudo mantener aquello mucho tiempo. Benji

    necesitaba comer de verdad y no haba nada que hacer. Tendra que salir de la

    habitacin a buscar comida.

    Abri lentamente la puerta de su habitacin y baj las escaleras sigilosamente. Entr en

    lo que pareca una puerta para el servicio en busca de Giuseppe y vio que al final del

    pasillo haba una puerta abierta de par en par; se dirigi hacia all. Si hubiera sido por

    ella, se habra acostado sin cenar. Pero no poda permitir que el pobre Benji pasara

    hambre.

    Al entrar se dio cuenta de que aquello era una enorme y antigua cocina con una

    chimenea inmensa al fondo. En medio de la cocina haba una gran mesa de madera. A

    un lado, y junto a la ventana, una mujer mayor estaba fregando con fuerza una sartn en

    un lavabo de piedra.

    Magda se movi nerviosa en la entrada y la mujer se gir para mirarla.

    -Si? -le dijo con un tono poco amistoso. Tena las facciones muy marcadas y no

    pareca muy simptica. Mir a Magda fijamente.

    Magda tom aire.

    -Mi dispiace -intent repetir lo que haba ledo en uno de sus libros de frases en italiano-

    . Ma...

    este posible...?

    -Hablo ingls -le replic la mujer-. Qu es lo que quiere?

    Magda estuvo a punto de regresar a su habitacin, pero mir a Benji y volvi a

    intentarlo.

    -Lo lamento mucho -hablaba muy bajo-. Pero,... podra darme por favor, algo de

    comida... y de leche... para mi hijo?

    La mujer de ojos negros la mir fijamente y Magda palideci. Aquella mujer la miraba

    de arriba abajo y examinaba su delgada figura, el curioso atuendo que llevaba y el nio

    que llevaba en brazos. De repente la expresin de aquella mujer cambi, dijo algo en

    italiano y se acerc a ella.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 30-99

    -Venga, venga. Sintese -la agarr del brazo y la llev hasta la mesa. Aquella mujer era

    sorprendentemente fuerte-. Tiene hambre no? Chica tonta, por qu no ha avisado

    desde su habitacin?

    -No quera causar ninguna molestia... -contest Magda.

    La mujer hizo un ruido como de desaprobacin.

    -Un nio no debe pasar hambre, y una madre, tampoco.

    Se acerc a la chimenea, donde estaban los fuegos. All haba varias cazuelas y la mujer

    le sirvi un generoso plato de espaguetis con tomate. Despus le puso un trapo a Benji.

    La boca de Benji se abri de inmediato y a Magda casi no le dio tiempo a comprobar

    que no estaban muy calientes ya que el pequeo no tard en agarrarle del brazo para que

    le diera de comer.

    Se lo comi todo con placer y rpidamente y, en cuanto termin, la mujer le sirvi un

    plato an ms generoso a Magda.

    -Coma -le orden la mujer, que tom a Benji y lo coloc con gran maestra sobre su

    cadera. Despus llen un vaso de agua y le dio a beber al pequeo. A Benji pareci

    gustarle tanto que empez a hacer ruiditos con el agua.

    La mujer sonri y le dijo algo en italiano de lo que Magda slo entendi bambino.

    Despus le dio una enorme cuchara de madera y se sent delante de Magda.

    -Coma - le dijo una vez ms. Estaba delicioso, y ella estaba comiendo con tantas ganas

    como haba comido Benji haca un rato.

    -Gracias -le dijo sintindose incmoda a la vez que agradecida.

    La mujer la dej terminar mientras jugaba un poco con Benji. Pareca saber mucho de

    nios.

    Cuando Magda termin de comer, la mujer la mir.

    -Muy bien, ahora hablaremos un rato. Dgame, es Rafaello el padre de la criatura?

    Magda se qued estupefacta y con la boca abierta. Aquella reaccin pareci complacer a

    la mujer.

    -Bueno, es un alivio -volvi a hablar la mujer-. As que se ha casado con usted tan slo

    para enfadar a su padre. Idiota!

    Magda se qued mirando a aquella mujer: no saba qu decir aunque era evidente que

    todo aquello no sorprenda a aquella mujer, que deba de ser el ama de llaves.

    -Se ha vuelto loco, cmo puede hacerle algo as a su padre? -sigui hablando la mujer-.

    Siempre hace lo mismo, siempre. Y siempre terminan discutiendo como animales

    enfurecidos... Es lo peor que podra pasar.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 31-99

    -Lo lamento -dijo Magda sin saber muy bien qu otra cosa poda decir.

    La mujer dijo algo en italiano.

    -Bueno, bueno, nada puede hacerse ya. As que si Rafaello no es el padre de su hijo,

    por qu se cas con l?

    Magda no se esperaba una pregunta tan directa y se qued paralizada.

    -El signor di Viscenti me dijo que tena que estar casado cuando cumpliera los treinta

    por razones legales... Yo acced porque...

    Se qued callada; de repente, le avergonzaba admitir que se haba casado con un

    extrao por dinero.

    La mujer la mir detenidamente.

    -Te ofreci dinero a cambio, no?

    Magda se sonroj y baj la mirada.

    -Con el dinero que el signor di Viscenti ha prometido pagarme podr comprar una casita

    para mi hijo y para m.

    -Y el padre de tu bambino? No, no, no me lo diga -la voz pareca vieja y cansada-. Ha

    desaparecido, no? Siempre pasa lo mismo, a los hombres les da igual y las mujeres

    hacen tonteras -la mujer recogi los platos y le entreg su hijo a Magda-. Bueno, nada

    se puede hacer ya. Pero le dir una cosa: el padre de Rafaello nunca le perdonar a su

    hijo lo que acaba de hacer.

    Rafaello sinti el sol en los ojos y se despert poco a poco. Una vez despierto dese

    haber seguido durmiendo. Haba salido de la casa el da anterior con los insultos de su

    padre repitindose en su cabeza una y otra vez. Mientras conduca a toda velocidad por

    el valle, recordaba la furia en los ojos de su padre cuando le dijo que, gracias a su

    insistencia por que su hijo se casara, en aquellos momentos tena una nuera con un hijo

    sin padre que se dedicaba a limpiar baos.

    Durante unos segundos Rafaello pens que a su padre le iba a dar un ataque al corazn,

    pero poco despus empez a insultarlo por deshonrar de aquella forma el buen nombre

    de la familia. Luca se haba mantenido todo el rato con una expresin parecida a la

    madrastra de Blancanieves.

    Rafaello haba terminado el da bebindose una botella de Grapa l solo y maldiciendo a

    todo el mundo.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 32-99

    Se dio una ducha fra para acabar de despertarse. Era casi medioda del da de su

    cumpleaos, aunque no tena ganas de celebrar nada. Se acerc a la ventana de su

    habitacin y mir al jardn. Pero las vistas no lograron tranquilizarlo, deba pensar en

    cosas ms importantes. Deba ir a Roma y convocar una reunin del Consejo para tomar

    el mando y as poder hacer las reformas necesarias para que la empresa se adentrara en

    el mercado norteamericano y australiano.

    De repente algo le llam la atencin en el jardn. La chica y su hijo estaban paseando

    por el exterior de la casa. Ella caminaba muy despacio mientras le daba la mano a su

    hijo, que gateaba torpemente. Dio, se haba olvidado completamente de ella.

    Qu poda hacer con ella? Ya haba hecho lo que l quera de ella y no la necesitaba

    ms, pero no poda mandarla de regreso a Londres y permitir que la gente sospechara

    del matrimonio. Se encogi de hombros y se apart de la ventana. Le dira a Mara que

    se ocupara de ella, y as podra disfrutar de unas vacaciones en la casa mientras l estaba

    en Roma.

    Estaba a punto de girarse cuando vio aparecer a otra persona.

    Luca.

    Estaba claro que se la tena jurada a la chica.

    Magda se detuvo. La mujer se diriga muy decidida hacia ella, y la esper con

    impaciencia.

    El da anterior Magda haba estado demasiado nerviosa como para fijarse en ella, y en

    aquel momento la observ detenidamente. Era una mujer morena muy elegante, que iba

    inmaculadamente peinada, maquillada y que llevaba ropa ajustada que pareca de

    diseo.

    Sus ojos estaban llenos de furia y Magda le apret la mano a Benji.

    Pero aquella mujer no tuvo tiempo de decirle nada porque en aquel momento apareci

    Rafaello. Llevaba un traje de verano gris claro; Magda tuvo que reconocer que estaba

    increblemente guapo.

    Rafaello se dirigi a Lucia y le habl en italiano.

    -Deberas irte, Luca. No tienes nada que hacer aqu, nunca lo has hecho. Deberas

    haberte dado cuenta de que nunca me casara contigo.

    Luca lo mir muy enfadada.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 33-99

    -As que te casaste con esta putana en lugar de casarte conmigo! Mrala, parece una

    gallina esqueltica:

    La despectiva forma con que Luca mir a Magd hizo que Rafaello se enfadara an

    ms.

    -Basta -le dijo a su prima mientras miraba a la chica, que de repente pareca disgustada.

    Rafaello dese que no hubiera entendido lo que su prima la haba llamado, aunque a

    pesar de ello estaba claro que el tono despectivo de las palabras de Lucia era evidente-.

    Creo que lo mejor ser que regreses a tu casa de Florencia. No has ayudado mucho a mi

    padre al convencerlo de que eras una candidata perfecta para convertirte en su nuera.

    Luca lo mir con odio.

    -Y t qu ayuda le has dado al traer aqu a esta chica? Espero que ests orgulloso de lo

    que has hecho, Rafaello.

    Luca se gir y se fue muy indignada. Magda pudo respirar tranquila cuando la mujer se

    hubo alejado. Benji le agarraba la mano con fuerza: estaba claro que haba notado la

    furia que haba en el ambiente y estaba asustado.

    -Todo va bien , cario -le dijo Magda mientras lo tomaba en brazos. Pero no era verdad-

    . Debera habrmelo dicho.

    Magda no saba de dnde le venan las palabras, como se haba atrevido a decir aquello,

    pero ya estaba hecho, y se limit a mirar a su supuesto marido fijamente.

    Aquella tarea era algo ms que un trabajo. Lo que haba pasado a su alrededor el da

    anterior y aquella maana no pareca tener nada que ver con la empresa. Eran asuntos de

    familia, una familia llena de rencores, de odios, de intensas emociones.

    -Decirle qu? -el tono era ms duro de lo que l haba pretendido. La discusin con

    Luca lo haba dejado malhumorado.

    -Que esto iba a ser as: todo el mundo est furioso porque se ha casado conmigo. Su

    padre, esa mujer, quienquiera que sea; incluso el ama de llaves y el mayordomo. Yo no

    saba que todo el mundo estara enfadado conmigo -Magda no pudo evitar un ligero

    temblor en la voz.

    -No estn enfadados con usted -se limit a decir Rafaello-. Estn enfadados conmigo. Y

    yo con el nico con el que estoy enfadado es con mi padre, ya es hora de que lo sepa -se

    detuvo un momento y tom aire-. El quera que yo me casara con Luca. Ella es mi

    prima y quiere convertirse en la signora di Viscenti para gastar toda la fortuna de la

    familia. Ella convenci a mi padre de que sera la mujer perfecta para m, y la madre

    ideal para los nietos que l est deseando tener. Quiso obligarme a hacerlo

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 34-99

    amenazndome con vender su parte de la empresa. Yo nunca permitir que haga algo

    as: he trabajado muy duro durante los ltimos diez aos como para dejarlo todo, y no

    estaba dispuesto a que me obligaran a casarme con una mujer con la que no quiero

    casarme. As que plane esto y le hice caer en su propia trampa al aparecer el da antes

    de mi cumpleaos ya casado.

    -Casado con una putana -Rafaello la mir fijamente, acaso sabra lo que quera decir

    aquella palabra?-. Una prostituta, no significa eso, seor di Viscenti?

    Magda pas a su lado y comenz a alejarse; tan slo tena ganas de irse de aquel lugar.

    l la agarr del brazo.

    -No debe hacer caso a Lucia. Es una mujer perversa y est muy enfadada y lo paga con

    usted, eso es todo.

    -Gracias, pero prefiero que nadie la pague conmigo. Usted y su prima no saben nada

    sobre m ni sobre mi hijo.

    l se puso serio.

    -S que cualquier chica joven con un hijo y sin un hombre a su lado que la mantenga

    significa que ha sido, por lo menos, algo inconsciente al elegir con quin se acostaba.

    Ella se puso an ms seria.

    -Creo que he sido an ms inconsciente al decidir casarme con usted esta maana.

    Debera haber averiguado algo acerca de su encantadora relacin con su familia.

    Magda se solt y se apresur a alejarse de l. Rafaello maldijo y despus la alcanz.

    -Lamento que haya tenido que vivir algo as, pero le recuerdo que le voy a pagar una

    generosa cantidad de dinero por cumplir su cometido hasta el final.

    Magda se detuvo al instante y reconoci que tena razn y que ella no deba olvidarlo, a

    pesar de lo poco honesto que haba sido al explicarle los motivos por los que quera

    casarse con ella.

    -Lo he hecho lo mejor que he sabido, seor di Viscenti -le contest mientras alzaba la

    mirada y lo miraba-. He hecho todo lo que quera que hiciera, pero no saba que una de

    mis obligaciones sera servir como arma arrojadiza.

    Rafaello frunci el ceo.

    -Me est pidiendo ms dinero?

    Ella pareci palidecer ante una pregunta como aquella.

    -No, seor di Viscenti, no quiero ms dinero; lo nico que quiero es no ser el objeto de

    los enfados de su familia o de sus empleados. Esto est afectando mucho a Benji. Y

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 35-99

    ahora, si no le importa, me gustara que me indicara cules han de ser mis obligaciones

    de hoy para llevarlas a cabo lo mejor que -pueda. Quiere que regrese a mi habitacin?

    -Puede hacer lo que le plazca -Rafaello estaba extraamente enfadado ante la respuesta

    de Magda-. La casa y sus terrenos estn a su entera disposicin. Yo no soy ningn

    ogro... Y ya me he disculpado por el comportamiento de mi prima. Tanto ella como yo

    abandonaremos esta casa pronto. Por favor, sintase como en casa.

    l se alej dejando a Magda bastante enfadada. Pero poco a poco aquel sentimiento fue

    desapareciendo. Por qu iba a enfadarse por algo as? La gente rica era muy diferente

    al resto de la gente. Para Rafaello di Viscenti ella era tan slo una herramienta para usar

    y tirar, una empleada, y cuando no la necesitara deba estar callada y no decir nada,

    independientemente de lo que estuviera pasando a su alrededor.

    Magda volvi a dejar a Benji en el suelo, que se dispuso a jugar con la gravilla del

    camino. Cuando el nio se cans, Magda le agarr la mano.

    -Venga, volvamos dentro -le dijo a su hijo.

    Magda se dirigi a la entrada de la servidumbre, en la parte trasera de la casa. El ama de

    llaves, cuyo nombre haba averiguado aquella maana durante el desayuno, Mara,

    pareca haber decidido ser un poco amable con ella. Estaba siendo bastante amable, de

    una forma un tanto ruda, pero pareca ser una mujer muy cariosa en el fondo.

    -Leche -le dijo Mara en cuanto la vio entrar en la cocina-. Leche para el bambino.

    Benji gate hasta ella alegremente y Mara, que no paraba de hablar al nio en italiano,

    lo sent en una silla y le dio un tazn de leche.

    -Latte -le dijo al nio mientras Benji beba con ganas.

    -La -dijo Benji y sonri expectante-. Ma?

    -Quiere decir ms -aclar Magda-.Piu quiz?

    -Ancora -le corrigi Mara y despus mir a Magda-. Es un buen nio, incluso a pesar

    de no tener padre -despus mir a Magda y su expresin se suaviz-. Y usted quiere a

    su bambino, eso se nota. Y eso hace que sea una buena mujer.

    La ternura de las palabras del ama de llaves hizo que los ojos de Magda se

    humedecieran. Mara rellen el tazn de Benji y le sirvi uno a Magda.

    -Beban -les orden a los dos.

    Magda disfrut mucho del resto del da. Tanto ella como Benji se acomodaron en la

    cocina y estuvieron con Mara. Giuseppe se asom un momento para anunciar que

    Luca se haba marchado. No pareca ser muy querida entre la servidumbre por la forma

    en que hablaban de ella. Rafaello tambin se haba marchado. Mara se haba puesto

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 36-99

    algo tensa al or el sonido del motor de su deportivo. Magda, sin embargo, se haba

    sentido muy aliviada.

    Le resultaba ms fcil estar con los empleados.

    Despus de servir la comida, Mara las llev a la piscina de la casa. A Benji se le

    ilumin la cara al ver el agua.

    -No le molestar al signor di Viscenti que usemos la piscina? -pregunt Magda algo

    preocupada.

    Mara se puso seria.

    -Usted es la signora di Viscenti, y no me diga que es tan slo una farsa, l se ha casado

    con usted. Usted es su mujer; si quiere nadar, nade.

    Magda no se pudo resistir y, aunque el agua pareca un poco fra, al ver a su hijo jugar

    feliz con el flotador y los manguitos puestos, no pudo resistirse.

    Despus del bao, Benji se qued agotado y no tard en dormirse y Magda tom un

    poco el sol.

    A pesar de la tormenta que su llegada haba desatado, una cosa estaba clara: nunca en su

    vida volvera a tener la oportunidad de disfrutar de un lugar como aqul. En ese

    momento decidi aprovechar al mximo aquello y apartar lo dems de su cabeza. Las

    disputas familiares de Rafaello no eran asunto suyo.

    El resto del da lo pas con Giuseppe y Mara en la cocina. Nadie la mando llamar y

    Rafaello no regres a la casa.

    -Ha ido a Roma -dijo Mara con tono de desaprobacin.

    Por la noche Magda estaba sentada en la cama mientras Benji dorma leyendo y

    bebiendo la leche que Mara le haba llevado a la habitacin.

    Magda pens que era su segunda noche en Italia, aunque le resultara difcil de creer.

    Tengo mucha suerte de estar aqu. El mero hecho de poder vivir algo como esto es

    algo que nunca me hubiera imaginado se dijo a s misma.

    De repente record una cara de ojos oscuros, piel morena, facciones marcadas, fina

    boca... El hombre ms bello que haba visto nunca. Sinti cmo su pulso se aceleraba

    sin control. Era el tipo de hombre por el que cualquier mujer se desmayara.

    Pero Rafaello di Viscenti estaba tan lejos de ella que parecan separados por galaxias

    enteras.

    Se asom a la ventana y contempl la bella noche toscana. Despus se fue a la cama.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 37-99

    Captulo 4 RAFAELLO conduca muy deprisa por la utopista en direccin a Florencia. Deba estar

    contento ya que Vicenti AG estaba en sus manos finalmente. Pero no era as. Estaba de

    malhumor. No quera volver a ver a su padre, ni tampoco a la chica con la que se haba

    casado.

    Ella le haca sentirse incmodo.

    Y no haba razn para ello, se dijo a s mismo en un intento por tranquilizarse., Le iba a

    resolver la vida y ella no tena nada de qu quejarse.

    Excepto por estar en un lugar extrao, lleno de gente extraa que no hablaba su mismo

    idioma y que no paraban de gritarse los unos a los otros.

    Frunci el ceo y aceler an ms.

    Y, adems, l la haba dejado en la casa sola.

    Adelant a un coche y regres a su carril. Qu otra cosa podra haber hecho? Despus

    de todo haba planeado todo aquello para tomar el mando de la empresa, no tena

    sentido quedarse a cuidar de la chica como si fuera su niera. l se lo haba dejado claro

    desde el principio.

    Pero aquello no era verdad.

    Era verdad que ella no saba el alboroto que se iba a armar.

    Pero l no tena por qu sentirse culpable por ello. Aquella chica era tan slo una pobre

    londinense que probablemente se haba quedado embarazada a propsito para cobrar la

    ayuda del estado; nunca habra entendido la conversacin que haba tenido lugar el da

    anterior. Adems, ella podra disfrutar de un da de vacaciones en una casa de un

    millonario. Rafaello saba que su padre nunca se acercara a ella, probablemente se

    quedara encerrado en la biblioteca. Adems, haba hablado con Mara y con Giuseppe

    para que se ocuparan un poco de ella.

    Rafaello pis el acelerador con fuerza y sinti una agradable sensacin.

    Pero aquel sentimiento de culpa regres cuando detuvo el coche delante de la casa

    media hora despus. Haba un coche familiar aparcado en la entrada. Su padre pareca

    haber pedido refuerzos.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 38-99

    Aquello no deba sorprenderlo. Su padre siempre llamaba a su hermana cuando estaba

    enfadado con su hijo. Ta Elizavetta poda decir lo que quisiera, y lo hara porque

    siempre deca lo que pensaba sin importarle quin estuviera escuchando, pero ya era

    demasiado tarde para dar marcha atrs. Se haba aprovechado del chantaje de su padre y

    as eran las cosas.

    Giuseppe sali a su encuentro en la entrada. No tena buena cara, y Rafaello se dio

    cuenta de que no deba de estar contento. En cuanto abri la boca Rafaello supo con

    quin estaba molesto.

    -Ya veo que mis tos estn aqu -le dijo sin prestar atencin al malhumor de Giuseppe,

    que lo conoca mejor que su propio padre.

    -Si, signor. Llegaron hace una hora. Estn con su padre.

    Rafaello asinti.

    -Bueno, lo mejor ser que lo haga cuanto antes. Estn en la biblioteca? -le pregunt.

    Giuseppe asinti-. Muy bien.

    De repente, Giuseppe tosi y Rafaello se gir interrogante.

    -La signora di Viscenti est en el jardn con el nio -le inform Giuseppe-. Tal vez

    quiera saludarla antes de ir a ver a sus tos.

    -Ms tarde -dijo mientras se alejaba. La mirada de desaprobacin de Giuseppe era

    evidente.

    Cuando entr en la habitacin supo de inmediato que su padre le haba estado

    enumerando a su ta sus innumerables defectos. Su ta, sin embargo, tena la mirada

    habitual en aquellos casos: la de estar lejos, muy lejos de todo aquello.

    -As que por fin te atreves a regresar -le dijo su padre cuando lo vio entrar-. Primero me

    atacas y despus me abandonas, pero cmo puedo esperar otra cosa de ti?

    Rafaello sinti cmo la exasperacin apareca una vez ms.

    -Necesitaba ir a Roma, pap. Tena que convocar el Consejo para anunciarles que de

    ahora en adelante yo dirigir la empresa.

    Su padre lo mir con odio.

    -Ya ests insultndome de nuevo. Muy bien, espero que cuando la empresa se arruine a

    causa de tu desmedida ambicin t recuerdes que me la quitaste engandome.

    -Me lo prometiste, pap, me prometiste darme la empresa si cuando cumpliera treinta

    estaba casado, y yo lo he cumplido. Eso es todo -Rafaello intent controlarse, pero no lo

    logr-. Ya no soy un nio, lo que intentaste hacer conmigo es un crimen. Es mi vida, no

    tienes derecho a manejarla a tu antojo.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 39-99

    Rafaello haba comenzado a gritar y a malhumorarse.

    Su ta se interpuso entre los dos.

    -Ya est bien, Rafaello. Y t tambin, Enrico. Podis por lo menos intentar ser un poco

    civilizados?

    -Civilizados? Cmo puedes decir algo as despus de lo que ha hecho? -replic

    Enrico.

    Su hermana suspir.

    -Me sorprende, Enrico, que despus de todos estos aos no sepas que tu hijo es igual de

    tozudo que t. Por Dios, de quin si no podra haber heredado algo as? T intentaste

    obligarle a casarse y l te ha engaado, qu esperabas? Ya te lo advert! Si hubiera

    querido casarse con Luca lo hubiera hecho sin que t le dijeras nada -a Enrico

    parecieron afectarle las crticas de su hermana, pero ella no le dio la oportunidad de

    replicar y se dirigi a Rafaello-. Y menos mal que no te casaste con Luca. Un da,

    espero... te casars por amor. Pero antes de eso debes librarte de este matrimonio

    absurdo que has llevado a cabo. No apruebo lo que has hecho, Rafaello, te lo dir con

    sinceridad. Sin embargo, todava tengo esperanzas de que me demuestres que eres algo

    ms que un chico guapo que sabe llevar un negocio familiar. Podras incluso acercarte y

    saludar a tu ta.

    Extendi los brazos expectante y Rafaello se acerc a ella y la salud con un beso.

    -S -volvi a hablar ella-. Eso est mejor -l la mir durante unos instantes. A pesar de

    ser tan sincera, Rafaello se llevaba bien con su ta-. T y yo vamos a hablar, jovencito, e

    intentar arreglar este feo asunto. Pero antes quisiera lavarme un poco. El viaje desde

    Bolonia ha sido agotador y tu to ha estado trabajando mucho ltimamente.. Deberais

    planear estos conflictos con ms tiempo. Vamos, Bernardo.

    Su ta se llev a su marido sin darle casi tiempo a saludar a su sobrino. Durante unos

    segundos Rafaello permaneci de pie mirando a su padre, que no paraba de maldecir en

    voz baja. Por qu eran las cosas con l siempre tan difciles?

    De repente sinti pena. Su padre era un desconocido para l, un completo desconocido.

    Enrico lo mir de repente con furia.

    -Y t aprtate de mi vista.

    No necesit que se lo dijeran dos veces: de inmediato se gir y se fue.

  • DOS VIDAS DIFERENTES JULIA JAMES 40-99

    Rafaello pens que necesitaba nadar un rato, que refrescarse en la piscina le vendra

    bien para calmar un poco su enfado. Pero cuando un rato despus, ya en baador y con

    una toalla, se acerc a la piscina, se detuvo en seco.

    Haba alguien en la piscina. En realidad haba dos personas: Magda y el nio.

    Los mir durante unos instantes. Ella estaba jugando con el nio en la parte menos

    profunda de la piscina y ambos rean sin parar. Rafaello se acerc y en aquel momento

    Magda lo vio y dej de jugar. El nio comenz a llorar al ver que el juego no

    continuaba.

    Aquella mujer lo estaba mirando fijamente y estaba asustada. Rafaello se enfad: no

    haca falta que ella lo mirara como si fuera Frankestein. Ella ya estaba dirigindose

    hacia las escaleras con el nio en brazos.

    -Lo lamento mucho, no saba que no pudiera estar aqu -dijo ella disculpndose con

    torpeza y visiblemente nerviosa. Rafaello se sinti an ms monstruoso.

    -No hace falta que salga de la piscina. Yo slo necesito un trocito de piscina: siga

    jugando con el nio.

    Pero ella termin de salir de la piscina.

    -No, no, ya hemos terminado.

    A juzgar por la forma en que el nio lloraba, l no apreciaba dar el bao por concluido.

    -Qudense en el agua -el tono era ms duro de lo que l haba pretendido. Pero no le

    gustaba que la chica lo mirara de aquella forma. Se senta como un ogro.

    -No, no importa -murmur ella mientras dejaba de mirarlo y se diriga hacia sus cosas

    con Benji en brazos. El nio no dejaba de patal