kim young-ha · novelas coreanas posteriores a la década de los 90, describiría la obra de kim...
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Kim Young-ha
Literature Translation Institute of Korea
L i t e r a t u r a
C o r e a n a
Kim Young-ha
I 5
stituye en un aspecto del destino que ambienta las novelas de Kim Young-
ha. De ahí ese deambular por el espacio en busca de un recuerdo indeter-
minado que como juego escritural se observa desde sus primeros traba-
jos. En este sentido, para Kim Young-ha, la novela es un viaje que parte de
la inexistencia del recuerdo, el transitar de un nómada sin un sitio de
retorno. A esto podríamos llamar la narrativa post-romántica de un
nómada.
Kim Young-ha hizo su debut en el mundo literario, publicando el
cuento “Meditaciones sobre un espejo”. Desde entonces, él ha venido
deconstruyendo, de manera subversiva, aquellas premisas consideradas
propias y naturales de las novelas coreanas, y aún hoy él continúa en la
búsqueda de nuevas posibilidades para el género de la novela en Corea.
Cualquier crítico de la literatura coreana que en el futuro contemple las
novelas coreanas posteriores a la década de los 90, describiría la obra de
Kim Young-ha como “un punto crucial en la historia de la narrativa core-
ana”. Ahora, observemos brevemente algunos aspectos que nos permiten
orientarnos sobre la tendencia general de la obra de Kim Young-ha.
El primero, su posición subversiva ante la identidad y la realidad. En
general un espejo se considera como una base de la imaginación que nos
garantiza la identidad, y una metáfora esencial de realismo. Pero en
“Meditaciones sobre un espejo”, su primer cuento, nos muestra que la
identidad y la realidad que nos garantiza el espejo se limitan a ser un sub-
producto de las ficciones y la fantasía. Kim Young-ha rechaza aquella
premisa del realismo de que las novelas imitan a la realidad o la repro-
ducen. Según su primera novela Tengo derecho a destruirme, la novela no
imita a la realidad, más bien, la realidad hace referencia a las novelas o
las imita. Además, la novela se alimenta de lo incidental y las ironías de la
vida, de tal forma que llega a desear una nueva identidad con la que podrá
enfrentarse a las estrictas regulaciones y las represiones que nos impone
el mundo.
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
4 I
El novelista Kim Young-ha se presenta a sí mismo con la frase “No
tengo pueblo natal”. Nació en el distrito de Hwachon, Provincia de
Gangwon-do, pero en su infancia debió mudarse todos los años siguiendo
a su padre, quien era soldado profesional. “Cambiaba de escuela una vez
al año, y cada vez que lo hacía tenía que aprender formas de comunicación
y nuevas reglas de juego entre los nuevos compañeros. Me acostumbré a
olvidar rápido y a aprenderlo todo de nuevo, igual de rápido. Tal vez, desde
entonces, me vi atraído por la narrativa de la bohemia.” Quizá por eso en
sus obras no se encuentra ninguna imagen romántica de un pueblo natal
ni siquiera en forma inconsciente. A lo que se suma el hecho de haber
perdido los recuerdos de infancia debido a un accidente sufrido a los diez
años. La mayoría de estos recuerdos son una reconstrucción con base en
los otros. “Son recuerdos débiles a partir de los de mi madre o mi padre, o
de unas cuantas fotos que me quedaron. Para decirlo fríamente, son
recuerdos extraídos de texto.”
Esta falta de recuerdos de una infancia y de un pueblo natal y la
atracción por una narrativa de la bohemia, podrían parecer sólo simples
incidentes personales, sin embargo, son una clave muy importante que
nos permite comprender a Kim Young-ha como novelista. El hecho de que
no tenga un pueblo natal al que volver ni una infancia que recordar se con-
El mundo de sus obras
La narrativa post-romántica de un nómada
I 7
Dinastía Joseon, quienes se habían trasladado a las haciendas de México
en el año 1905. En la primera mitad de la obra, el autor dibuja el proceso
del nacimiento de los individuos modernos, y en la segunda, hace un tenaz
seguimiento del destino de aquellos individuos desaparecidos en la som-
bra de la historia. Flor Negra nos sugiere el problema de cómo una novela
refleja la nación y nos presenta una nueva imagen histórica con la que es
posible reflexionar sobre el origen de la modernidad coreana.
El cuarto es una estrategia mediática que maximiza la posibilidad
comunicativa implicada en la novela. Las actividades de Kim Young-ha no
se limitan al mundo literario. Él continúa estableciendo relaciones de diá-
logo con la radiodifusión y la televisión, los medios de comunicación, el
arte visual, etc. Cada vez que aparece un nuevo medio comunicativo, él
dispone el encuentro entre la novela y ese nuevo medio, con lo cual ha
venido experimentando nuevas posibilidades de escritura. Su versatilidad
le ha llevado a escribir novelas en ambas direcciones: publica un libro de
prosa muy peculiar en el que reúne lo que él ha escrito en su página web y
las reacciones de sus lectores, pero también ha buscado nuevas posibili-
dades de escritura por medio del Twitter. Además tiene un genuino
interés en las artes visuales, como el cine, la fotografía, la manga, las be-
llas artes, etc. Su denodado esfuerzo por estar en contacto con las artes
visuales es evidente: participó en el trabajo de adaptación del guión cine-
matográfico de la película El borrador en mi cabeza, en la cual él mismo
se presentó como cameo (actuación especial). Y junto al dibujante de
manga Yi Woo-il ha publicado un libro de ensayos sobre películas titulado
Historia del Cinema. Desde el año 2001, es un hombre muy estimado
como pinchadiscos en un programa de radio sobre la lectura y reciente-
mente lee libros por medio de Podcast. En el año 2010, en su bitácora
(blog) titulada ´Exprés de Historias de Kim Young-ha´ escribió de manera
seriada el cuento “Nadie, qué había pasado” y en este mismo medio dirigió
un programa de donación a la ACNUR (El Alto Comisionado de las
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
6 I
El segundo se refiere al descubrimiento del cuerpo. En el cuento
“Lagartija” en el que aparece el atractivo susurro “tenemos que cambiar
de cuerpo”, el nuevo ego nace de un cuerpo rodeado de fantasía y deseo.
Ahí entonces, ¿simplemente el conocimiento habría sido sustituido por el
cuerpo? Por supuesto que no. En las obras de Kim Young-ha, el cuerpo no
es una imagen coherente sino un lugar donde coexisten la inconsciencia y
el sentimiento de culpa, y es el cuerpo el que cruza los límites y se trans-
forma a sí mismo. En varias antologías de sus cuentos, por ejemplo en La
Llamada y, ¿Qué pasó el hombre que estaba atascado en el ascensor?, el
cuerpo se presenta como un espacio esquizofrénico donde coexisten el
deseo y la represión, la fantasía y la realidad, el dominio y la subyugación,
el orden y el desorden. En las novelas de Kim Young-ha, el cuerpo no es
un simple refugio de la consciencia, sino la posibilidad de generar un
nuevo cuerpo. En sus cuentos “Manos” y “El Pararrayos” se celebra un ritu-
al simbólico en el que se le hace al cuerpo del pasado llegar a la muerte y
se le invita a ocupar un nuevo espacio.
El tercero está relacionado con el hecho de modificar el cuerpo de la
novela misma. Su novela ¿Por qué, Arang? es una reescritura en la que
modifica la leyenda de Arang bien conocida entre los coreanos. Aplicando
la metodología de la metaficción y de la novela interactiva, el autor trans-
forma este cuento popular premoderno en una novela policíaca contem-
poránea y a continuación en una fantasía post-
modernista. En ella hace una carnavalización
de las metodologías novelísticas por medio de
la historia de la transformación de sí mismo. Y
Flor Negra trata de un grupo de hombres de la
Tengo derecho a destruirme
Munhakdongne Publishing Group, 1996
I 9
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
Jinsu consiguió por fin el apartamento de 100 metros cuadrados
que había deseado desde hace mucho tiempo. Y llega a mudarse. Al fin
se ha realizado su humilde sueño de ver la televisión recostado en el
sofá. Además compró nuevos muebles para la nueva casa y escogió una
empresa que se encargara de la mudanza con el servicio de empaque
incluido. En los anuncios publicitarios de la empresa de mudanza estaba
escrita esta frase: “Déjenos a nosotros con la mudanza y váyanse de
vacaciones”. Con una simple llamada de Jinsu a la empresa de mudan-
zas, el empleado acudió directamente a su casa para estimar el valor del
servicio. El empleado era amable y el costo también era más económico
de lo que había pensado. Como describía el anuncio, le limpiarían la casa
y ordenarían los utensilios de la cocina. Asimismo no le pareció que
ocurrirían problemas particulares en la mudanza. Solo que Jinsu tenía
un objeto que le preocupaba, una vasija de barro de Gaya que tenía unos
mil quinientos años de antigüedad. Era una vasija con dos orejas y un
corto cuello. La había comprado por el precio de un traje.
Ella(la esposa) decía, tocando la marca que tenía abajo, es decir, el
“lanzazo”: Es esto lo que me inquieta. (…) Es esto, la forma amplia y
redonda que parece la cara de un ser humano, que parece que fuera una
Presentación de sus obra
Mudanza
8 I
Naciones Unidas para los Refugiados) para que los lectores del cuento
hicieran donaciones. Lo que le mereció un galardón de la ONU por dar a
conocer la importancia del problema de los refugiados de guerra y abrir
un nuevo espacio de donación.
El quinto está relacionado con la transterritorialidad. Kim Young-ha
desea situarse justo encima de la línea fronteriza entre la literatura core-
ana y la del mundo. En una entrevista del año 2005, decía que soñaba con
ser un autor cuyos libros pudieran fácilmente encontrarse en las princi-
pales librerías de Nueva York o París. Con ello no estaba manifestando su
ambición de ser un autor mundialmente conocido. Eso sí, cuestionaba dos
puntos: uno, el “regionalismo” que ha venido dominando hasta ahora el
destino de la literatura coreana. Y otro, la “parcialidad” de una literatura
coreana que podría resumirse en “literatura del sufrimiento”. De hecho,
Kim Young-ha renunció a su cátedra en 2007 luego de haber impartido 4
años de enseñanza en la Academia Teatral de la Universidad Nacional de
Artes de Corea. De 2008 a 2011, residió en British Columbia de Canadá y
en Nueva York. Actualmente, en 2012, está realizando actividades lite-
rarias en Nueva York y Corea. En su anhelo por “una literatura de placer
que supere el localismo coreano”, él intenta vivir su autoexilio literario
como un nómada en un país desconocido. Este joven autor sueña con un
nuevo origen para la literatura moderna de Corea; es un autor que trata
de transformar en un punto de comunicaciones universales, los límites
invisibles que reprimen la literatura coreana. Si uno pregunta por el pre-
sente y el futuro de la literatura coreana, se le entregarán las obras de
Kim Young-ha. Nada menos que a causa de su férreo anhelo.
Para Kim Young-ha, no existe el recuerdo del pueblo natal. Y quien
carece del suyo tiene el derecho de crearlo en cualquier lugar del mundo.
Es por eso que allí a donde lleguen sus obras, a sus ojos será el pueblo
natal.
I 11
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
10 I
relata centrándola en la sustitución de las dinastías que siguen por
Shilla Unificada, Koryo y Joseon. En otras palabras, Gaya es apenas un
recuerdo histórico apartado del eje de la historia de Corea. El interés de
Jinsu en la vasija de Gaya se relaciona con la imaginación nómada pos-
romántica del escritor Kim Young-ha. La vasija Gaya es una reliquia
nómada de la historia que pasó mil quinientos años resistiendo a la vio-
lencia y a la opresión que infiere e hechos periféricos de la historia.
Podría ser que Jinsu, al acariciar la vasija de Gaya con orejas y boca,
haya querido sostener su deseo de una vida nómada. Lo que comprobó
Jinsu fue que lo nómada que simboliza la vasija de Gaya no tiene ninguna
relación con la comodidad romántica de la mudanza con servicio de
empaquetado. La comodidad romántica y el conveniente servicio de
mudanza fueron más bien un acto de violencia que había destrozado a
pedazos el viaje nómada de la vasija de Gaya. La vida nómada no es una
mitología romántica que acarrea conveniencia sino que crea su propia
narración a través de la herida y el vestigio como se puede ver en la vasi-
ja de Gaya. Mudanza, uno de los títulos de la novela de Kim Young-ha, es
una obra que muestra simbólicamente el origen de la imaginación
nómada posromántica.
cicatriz. ¿No te da esa impresión? Aun así, acariciaban sin cesar la
superficie de la vasija.
Por fin, ha llegado el día de la mudanza. A diferencia de lo que
decía el anuncio los peones de la empresa de mudanza no eran
amables. Ellos se comportaban como si fueran una tropa invasora y no
como los trabajadores amables de una empresa de servicio a cargo de la
mudanza. Abrían la refrigeradora y sacaban cerveza a su antojo y la
tomaban y hasta echaban pestes sobre el estado de limpieza de la refri-
geradora. Jinsu, muy furioso, llamó por teléfono a la oficina de la
mudanza para que le cambiaran los peones. Suena el teléfono al otro
lado de la línea, pero nadie le atiende. Llamó de nuevo al llegar a su
nueva casa, pero nadie le contestaba. No solo habían dejado el suelo y la
pared rotos sino que los utensilios de la casa estaban hechos un desas-
tre. Jinsu se quejó rudamente a un peón pero contrariamente fue derri-
bado por su falta de fuerza. Hasta su mujer tuvo que disculparse y pagarle
por adelantado el coste de la mudanza y a duras penas pudieron termi-
nar con la mudanza. No obstante, echando un vistazo alrededor de la
casa, Jinsu no consigue ver en ningún lado la vasija de Gaya. Fue a la
casa donde vivía antes y la encontró hecha pedazos en el suelo. La vasija
que había resistido mil quinientos años estaba hecha basura. Jinsu
volvió a la nueva casa luego de recoger un pedazo de la vasija. La
envolvió en papel periódico y la metió en la gaveta de su escritorio.
“En medio de todas estas cosas incognoscibles, lo único certero
era que iban a dormir en un lugar absolutamente diferente al del día
anterior. La gente llamaba a eso mudanza”. ¿Por qué será que Jinsu
daba tanto interés a la vasija de Gaya? Su interés no sería por mera afi-
ción a las obras antiguas de arte ni a las antigüedades. Gaya fue una
alianza de países tribales que habitaron la zona sudeste de Corea desde
el siglo 1 a.C. hasta el siglo 6 d.C. La historia de Corea generalmente seVolvió el hermano
Changbi Publishers, Inc., 2004
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Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
J fue bautizado cuatro veces por el rayo y desde su cuello hasta su espalda
tenía grabada la figura de un relámpago. Esa figura es la escritura que
se hace el cuerpo al recibir el rayo y es un símbolo de la inconsciencia
que recuerda el cuerpo. J asegura que las personas que sobreviven a las
descargas del rayo no mueren cuando son sacudidas de nuevo por otro
rayo. Y añade que Adad es un grupo de personas que se juntan para
volver a experimentar otra caída del rayo. Un día, repentinamente, se
anuncia un viaje de estudio de rayos. Era un viaje que se hacía en busca
de un lugar adecuado para recibir la descarga de rayos. Como el experi-
mento clásico de Benjamin Franklin, es perseguir el cúmulo con los
pararrayos en las manos. Finalmente, J logra recibir el bautismo eléctri-
co.
De su cuerpo emanaba vapor. Después de mirarle un buen rato,
coloqué mis labios sobre los suyos muy calientes. Una pequeña corri-
ente eléctrica que permanecía en su cuerpo entró en mí causando una
ligera convulsión en mi lengua, que se convirtió en un interruptor para
encender todas las fuentes eléctricas de mi cuerpo al mismo instante.
¿Por qué será que ellos procuran tanto volver a recibir la descarga
eléctrica? El recibir el bautismo eléctrico es una experiencia singular en
la que la luz natural penetra dentro de la
oscuridad del cuerpo. No es una experiencia
de sentir que uno está vivo en una mera
dimensión consciente, sino es sentir que uno
está vivo por medio del deseo latente del
La protagonista de la obra tiene la experiencia de haber recibido
descargas de rayos cuando era pequeña. Pero hasta entonces lo había
olvidado completamente. En una ocasión casual sufrió una descarga de
un rayo y otro día llega a conocer el Adad, un grupo de aficionados virtu-
al. Sorprendentemente el Adad era un grupo de personas que habían
sobrevivido a la caída de rayos y que se reunían virtualmente. “En cuanto
oí esas palabras, unas corrientes micro eléctricas procedentes del
auricular del teléfono fluyeran a través de mis venas, dejando mi cuerpo
con un creciente temblor y en mis oídos el grave y oscilante ruido del
recuerdo. Sin duda mi cuerpo lo recordaba”. Al conectarse a Adad por
Internet, se veía una nota de su presentación que decía que se le otorga
el honor de Miembro Real a aquellos que han recibido el Bautismo
Eléctrico en más de una ocasión. Por medio del Adad, la protagonista
llega a recordar su experiencia del bautismo eléctrico que había olvidado
hasta entonces. “Y precisamente en ese momento la luz entró en mi
cuerpo. Sentí cómo aumentaba mi cuerpo, miles de personas clamaban
a voz en cuello dentro de mi carne”. Junto con el olvido de su experiencia
de descarga, la protagonista se da cuenta de que su cuerpo está com-
puesto de un deseo inconsciente.
Luego la protagonista se encuentra con J, líder del grupo Adad.
El pararrayos
¿Qué pasó el hombre que estaba atascado en el ascensor?
Moonji Publishing Co., Ltd., 1999
I 15
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
TODOS DECÍAN QUE NO era nada. Hasta decían “Déjenos a
nosotros con la mudanza y váyanse de vacaciones” en los rótulos publici-
tarios de algunas empresas de mudanza.
―No es gran cosa. Vienen por la mañana y se van por la noche.Claro que en ese tiempo, todas tus cosas están ya en la nueva casa. Eso
es todo. Te hacen la limpieza e incluso viene una señora a ordenar los
cacharros de la cocina. Puede que en medio de todo eso hagan un agu-
jero en la parte trasera del armario, pero lo reparan ellos mismos, y si
es un daño serio, te reembolsan su valor. Tan sólo debes tener bien
abiertos los ojos ―y el amigo señaló con los dedos sus propios ojos― y
así todo irá de maravilla.
Todo el mundo se lo decía pero Jinsu no estaba todavía tranquilo.
―Aun así, ¿no debería estar alguien inspeccionando las cosas?¿Qué pasa si roban algo?
―Te he dicho que no hay por qué preocuparse de eso. Mira, enestos días, por lo general, usan grúas-montamuebles para bajar los bul-
tos y no hay ni necesidad de bajarlos al suelo porque se pasan directa-
mente a los compartimentos de un camión de cinco toneladas. Por más
que lo intenten, no hay forma de robar, además, como todo está empa-
quetado en grandes cajas, no se sabe lo que hay adentro. Imagina la
desilusión que se llevarían si después de empeñarse tanto en robar,
Extractos de sus obras
Mudanza
14 I
cuerpo y de la inconsciencia. Un alborozo que despierta la verdad como
si cada una de las células dentro del cuerpo poseyera su propio deseo.
En el hecho de recibir la descarga eléctrica coexisten el miedo a la
muerte y el alborozo a la vida. El relámpago es una aproximación a la
muerte. En otras palabras, el relámpago es un vector del erotismo,
como ha mencionado Georges Bataille. Asimismo, el acto de la protago-
nista y de J, que desean recibir el bautismo eléctrico, se traduce en una
fatal auto-consideración de su deseo y de su inconsciencia. La auto-con-
sideración del deseo y de la inconsciencia no se realiza solo con el
susurro de la conciencia. Ello se hace realidad a través de la experiencia
próxima a la muerte y el cambio esencial del cuerpo. La protagonista y J
recorrían con los pararrayos en las manos para llegar a ese punto donde
confluyen la posibilidad de la auto-consideración y la auto-destrucción.
En ese curso, ellos llegan a formar por sí mismos un sujeto del deseo.
I 17
ente la mesita para el té. Con los tres recibos, recibieron una vajilla
japonesa, una aspiradora recargable y una tetera eléctrica. De lo con-
tento que estaba Jinsu, compro un pequeño tocador con espejo para su
mujer.
―Me resulta más cómodo hacerlo en el baño ―intentaba rehusarla mujer, pero su cara era de satisfacción.
Era de esperar, Pasó cinco años maquillándose en el baño entre
cepillos, pasta dental, champú y jabón, guantes de goma y gorros de
baño, todo desordenado. Por fortuna, no riñeron mucho incluso cuando
vivián en ese diminuto piso. Todas las manañas, aunque los dos golpea-
ban en la puerta para apurar al que estaba en el baño, ninguno se irrita-
ba. Era una típica pareja en la que trabajaban los dos, que leia el perio-
dic, se lavaba el pelo y se cepillaba los dientes en el baño en el que
todavía se mantenía el hedor que el otro había producido. Habían vivido
así cinco años en un piso de 50 metros cuadrados. Él necesitaba un
salón con sofá y una habitación propia con un amplio escritorio, y ella un
tocador y otro baño, pero no se dejaron ganar por la impaciencia.
―Esperemos un poco más.Animandose mutuamente, transcurrieron cinco años.
Una semana antes de mudarse, Jinsu seleccionó por fin la empre-
sa de mudanzas. Llamar a eso selección daba un poco de vergüenza.
Simplemente había llamado a un número telefónico que aparecía en un
anuncio publicitario. Al instante acudieron a su casa a hacer el pre-
supuesto. El precio era más bajo de lo previsto y el empleado que los
había visitado también se había mostrado amable.
―Llámenos en cualquier momento si no les agradan los peones.Se los cambiamos de inmediato.
El mismo día en que vino el de la empresa de la mudanza a esti-
mar el presupuesto, en el cartel informativo del viejo edificio de pisos en
que vivían apareció una nota que solicitaba la comprensión de los inquili-
nos y decía que el ascensor, que con frecuencia había causado proble-
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
16 I
resultara que son sólo mantas.
―Puede que tengas razón. Últimamente no he oído que hubieranrobado en una mudanza.
Para calmarlo, el amigo agregó:
―Ni tienes por qué empaquetar las cosas. Ellos mismos lo hacen.Dicen que si el dueño lo hace de antemano, no hace más que confundir-
los en el momento de desempaquetar y ordenar. Incluso los libros te los
colocan en el armario en el mismo orden en que estaban. El día de la
mudanza, el libro que has elegido por la mañana para leértelo en el
subte, puedes colocarlo por la noche en el mismo lugar en el que estaba.
¿No te parece fenomenal? Nuestro país sí que ha progresado mucho.
Aunque no creía al pie de la letra lo que le había dicho ese amigo,
se sentía bastante aliviado. Quizá por eso Jinsu habiá aplazado la moles-
tia de seleccionar la empresa de mudanza. Más que eso, su interés esta-
ba en conseguir un préstamo bancario para reformar y terminar de
pagar la nueva casa. Empapeló la pared y cubrió el suelo con pisos
flotantes. Cambió los armarios de los zapatos y de la cocina, que tenían
la puerta floja de tanto uso. Cambió también las bombitas de bajo con-
sumo, las repuso con románticas lámparas halogenas, y tiró la mesa del
comedor, en la que se había incrustado la suciedad.
―Más que una mudanza parece que estamos empezando nues-tra vida matrimonial ―dijo la mujer como soñando en el Nuevo piso conlos nuevos muebles de cocina y el suelo renovado.
Este piso de unos 100 metros cuadrados volveria real el Viejo y
humilde sueño de ver la televisión recostados en el sofá. Al no más
empezar las liquidaciones, corrieron al almacén para ver sofás, mesas y
mesitas para el té.
―Tenemos que hacer los pedidos por separado para poder recibirregalos por cada compra que hacemos―decía la mujer riéndose alegre-mente―¡Es la sabiduría de la vida!
El primer día hizo el pedido del sof-, el Segundo la mesa y el sigui-
I 19
con el servicio que ofrecen. Me horrorizan los niños que corren por los
pasillos como si fuera su parque de diversiones. Nos despediremos de
todo esto para siempre.
La pareja se desahogaba hablando tan animadamente que parecía
que fueran a elevarse de placer, pero se detuvieron como si se hubieran
puesto de acuerdo. Probablemente porque sentían que todas esas crití-
cas profanaban la santidad que desde la antigüedad se le otorgaba a la
casa. Pensaban que no debían hablar así de ese lugar en el que habían
vivido encarínados más de cinco años.
―Pero ―intentó seguir la conversación en tono ameno― todo nos
salió bien acá. Mi salario se duplicó, te trasladaste a Seúl, y aunque es
un lugar bullicioso y desordenado, nos acostumbramos.
La pareja empezó a ordenar revistans, libros y muebles que no uti-
lizaban. Se pusieron guantes y se esmeraron en esa labor sudando a
mares. En la casa había más cosas escondidas de lo que pensaban. La
mujer de Jinsu sonrió al sacar cosas del cuarto de herramientas de la
terraza.
―Si pudiera ver el interior de tu cerebro, estoy segura de que ten-dría este mismo aspecto ―dijo desenredando uno por uno los cablesseriamente enredados, como un nudo dordiano―¿No se te ocurrió algu-na vez que la casa es el interior de la cabeza del que vive ahí?
Jinsu miró a su alrededor. Las columnas de libros mal clasifica-
dos, fotografías que nunca más iban a ver, la computadora y la impreso-
ra, los cajones en que toda clase de cachivaches se disputaban su lugar.
En un extremo estaba colgada la réplica de un cuadro que mostraba su
gusto artístico común y corriente. Los objetos que representaban el
deterioro de sus funciones cerebrales estaban en la casa, como era de
suponer, cubiertos de polvo. De algún lugar, salió un libro de matemáti-
cas de bachillerato que parecía que se desintegraría de solo tocarlo,
también una vieja cámara manual a la que no recordaba cómo hacer
funcionar.
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
18 I
mas, sería reemplazado y que por eso estaría fuera de servicio en tres
días, durante diez. Jinsu frunció la cara. Vivían nada menos que en el
piso 12. El edificio estaba diseñado con pasillos al aire libre y en el centro
tenía el ascensor, y todos los inqulinos tenían que utilizarlo.
―Supervisaré desde arriba que bajen los bultos y tu te bajas a ocu-parte de tus cosas. Si se presenta algo de urgencia, podemos comuni-
carnos por el cellular ―dijo Jinsu para tranquilizar a su mujer tras llegartodo sofocado al piso 12.
―Pero, ¿por qué tienen que cambiar el ascensor precisamenteahora? Bastaría con arreglar el desperfecto ―vociferó enfurecida lamujer.
Sin embargo no había otra alternative. Tres días después, el lugar
donde estaba el ascensor se transformó en una amplia cavidad. A través
de las puertas del ascensor parcialmente abiertas, se vislumbraba la
existencia de una profunda y negra oscuridad.
―Pues, ¿qué le vamos a hacer? ―Jinsu y su mujer subían y baja-ban las escaleras sofocados hasta la coronilla―. Menos mal que nosquedan sólo tres días. Los inquilinos de este piso tienen que pasar una
semana más en esta situación después de que nosotros nos vayamos.
Jinsu le siguió la corriente.
―Es verdad. Realmente estoy hasti-ado. Siempre con averías, escapes de agua,
apagones, problemas en el suministro de
agua y lo rebelde que es el comite de
mujeres de la zona. Los gastos de mante-
nimiento son demasiado altos comparados
JI-DO: Antología de la narrativa coreana
contemporánea
Buenos Aires: Santiago Arcos editor, 2009
I 21
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
20 I
El pararrayos. Aun cuando significa parar rayos, desde el punto de
vista de él, es algo que recibe rayos. Cuando J se llamó a sí mismo parar-
rayos, no sé porque, me puse melancólica. Una atmósfera negra. Las
nubes que se concentraban rápidamente. Las chispas en los ojos de la
gente. La agresiva corriente del río. Y estábamos yo y J, que esperaba el
quinto bautismo eléctrico de su vida. Miro los ojos de J. Me veo a mi
misma, una niña de quince años que se desliza en medio de sus padres
con el cuerpo encogido.
En ese momento brilló un fuerte relámpago. Era una descarga en el
interior de las nubes.
-Está bajando.
Una persona más empezó a vomitar. Esta vez fue una mujer. Una
mujer de treinta y pocos años de edad, que decía trabajar en un hospital
como enfermera. Iba a ir a ayudarla, pero enseguida decidí que no. Me di
cuenta de que aquí nadie podía ayudar a nadie.
En aquel momento ocurrió una verdadera caída de miles voltios por
primera vez; no una descarga entre nubes, sino el rayo rajando el espacio
entre las nubes y la tierra. Pude escuchar pequeños gemidos de aquí y
allá. No parecía que alguien hubiera recibido ya el rayo. Las gotas de lluvia
que se esparcían por los alrededores empezaban a menudear y a
agrandarse, y al final se convirtieron en un aguacero torrencial. Por todas
partes estallaban los relámpagos azules, e incluso en algunas ocasiones
alcanzaban la tierra. Bajo la lluvia, pude observar la tenue silueta de un
hombre que se ponía de rodillas sobre la arena del campo situado detrás
nuestro.
-¿Sabe cómo cae el rayo? –me gritó.
-No muy bien.
Siguió gritando con un dedo apuntado hacia el cielo:
-Primero, esas nubes de truenos lanzan una descarga precursora, y
cuando éste llega a tocar la tierra, otro impulso de retroceso lanza un con-
tra ataque. Sólo podemos ver un solo rayo ya que el tiempo entre estos dos
es demasiado corto.
Mientras me movía apresurándome, en un momento dado me quedé
inmóvil para contemplar los alrededores. Cada persona estaba de pie con
una antena, separado a varias decenas de metros de los demás, con los
expectantes ojos puestos en el cielo, temblando ligeramente. Parecían
extraterrestres que querían comunicarse con el espacio exterior.
-Está cambiando el aire. -Dijo J.
-¿De qué manera cambia?
-¿No huele la lejía?
-Sí, un poco. Huelo algo parecido.
-Cuando empieza la descarga, el oxígeno del aire se transforma en
ozono. Enseguida comenzará.
J levantó su linterna para enviar la señal a todos. En ese instante,
una persona cerca del río se cayó al suelo doblándose súbitamente.
Cuando iluminé esa zona con la linterna, vi al hombre vomitar.
-No se preocupe. Siempre ocurre. Es que se ponen nerviosos.
En cuanto terminó de pronunciar esta última palabra, el cielo
empezó rasgarse violentamente. No pude evitar dar algunos pasos atrás
separándome poco a poco de J. El olor a lejía se hacía cada vez más fuerte.
-Si no quiere recibir el bautismo, no se vaya muy lejos de mí. Es que
soy yo el pararrayos. Es más seguro que esté dentro de un radio de tres
metros a partir de mí.
El pararrayos
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Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
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madera con un hacha. Me arrodillé y tapé los oídos. Tras esa indomable
oleada sonora, pude notar que el hombre que me había hablado antes que
nadie en el encuentro estaba tendido de lado en el suelo. Sin darme cuenta
ya estaba corriendo hacia allá.
-No hace falta que vaya. Ya es la tercera vez para él.
Aunque J me gritó, seguí corriendo.
Estaba sin sentido, con una tenue sonrisa en sus labios, pero agarra-
ba fuertemente la antena en una de sus manos. Intenté despertarlo dán-
dole palmaditas en sus mejillas. Enseguida llegó la enfermera que poco
antes estaba vomitando. Le tomó el pulso y dijo que estaba bien, aunque
sus pulsaciones se habían debilitado un poco. Como no podía creerlo,
seguí llamándole por su nombre a gritos varias veces. Un poco después se
levantó y se dirigió tambaleándose hacia donde estaban los vehículos.
Todo el mundo estaba despidiéndolo con unos ojos en los que la envidia y
el miedo se mezclaban en igual proporción.
No podía dar crédito a lo que veían mis ojos. Yo también había
sobrevivido de la misma forma, pero verlo con mis propios ojos era algo
completamente diferente. Cómo pudo levantarse y alejarse caminando así,
tan sólo unos minutos después de que un rayo de mil ramales en forma de
raíz traspasara su cuerpo.
Me dirigí otra vez a J. Noté cómo se debilitaban las gotas. Pensé que
la tormenta estaba terminando. Caminando hacia J observé que las saudi-
das de su antena se hacían más fuertes. En ese momento, sentí detrás de
mi cabeza algo que venía empujando con gran poder. A su vez, el cuerpo
entero de J se encendió como la luz larga de un vehículo para apagarse un
instante después.
En ese momento, vi cómo se sacudía y derrumbaba su cuerpo poco a
poco bajo la tormenta. Y fue justo en aquel instante cuando todo el líquido,
hasta de la parte más íntima de mi cuerpo, se removió. Me caí, y estando
en cuclillas oriné. El fuerte olor de lejía estaba llenando el aire acuoso.
Sentí cómo se me blanqueaba hasta la mente.
Así estuve sentada un buen rato sin poder recuperarme. La lluvia
-Eso sí lo sé.
-¿No le parece magnífico el hecho de que las nubes y la tierra suel-
ten sus cargas a la vez para rasgar el aire?
-Pero también es aterrador.
-El miedo es algo muy natural. Imagine, maximizar el miedo y poner
el mayor empeño posible para reunir toda la descarga.
Empezó a soltar cada vez más palabras. Palabras confusas y sin
sentido que por la lluvia y los truenos ni siquiera se escuchaban bien. Los
fogonazos y estallidos en cuatro direcciones parecían fuegos artificiales, la
tierra estaba siendo aporreada sin clemencia. Un rayo que descendía for-
mando un solo tronco se dispersaba en miles de diferentes ramas a tan
sólo unos cientos de metros del suelo, para luego atacar diferentes
lugares al mismo tiempo. En ese momento yo estaba pensando en la his-
toria de que el rayo cambiaba incluso la composición de la tierra. Una cor-
riente eléctrica de incalculable magnitud embestía la tierra para desper-
tarla. ¿Cuál era este inmenso poder, el que agitaba lo que estaba por
debajo de mis pies y por encima de mi cabeza? Una simple descarga. En
medio de esos fuegos artificiales, comprendí a los que adoraban a los
rayos y truenos.
Vi a J. Vi con cuánta violencia se zarandeaba su antena. El hecho de
que él, que ya había recibido cuatro bautismos eléctricos, estuviera temb-
lando, me consolaba. Ah, en ese instante vi
cómo caía un relámpago por mi lado derecho
en forma de raíz arbórea, y sentí como si la
corriente eléctrica pasara de oreja a oreja,
tras lo cual el estruendo me sacudió como si
alguien hubiera roto una gran puerta de
Qu'est devenu l'homme coincé dans l'ascenseur?
Arles: Phillippe Picquier, 2011
I 25
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
Escrito por Kim Young-ha
Todos mis compañeros escritores tienen unas abuelas extraordi-
narias. Ellos me dicen que desde pequeños, sus abuelas les contaban
muchos cuentos coreanos antiguos e interesantes. Esos eran mis com-
pañeros que en el futuro llegarían a ser unos buenos escritores. Desde
luego mis compañeros llegaron a decir con orgullo: “En cuanto a los
cuentos, todos los he aprendido de mi abuela.”
Pero yo no tuve esa abuela, pues mi abuela materna falleció antes
de que yo naciera y mi abuela paterna vivía lejos de mi familia y también
falleció a temprana edad. No tuve una “abuela cuentacuentos”, sin
embargo mi abuela paterna me ha dejado un recuerdo muy peculiar. En
aquel entonces nuestra familia vivía en una residencia oficial cerca de la
base militar, pues mi padre era militar. Mi abuela solía visitarnos
algunos días para ver a su hijo, su nuera y su nieto, pero no lo hacía muy
frecuentemente porque en aquellos tiempos los medios de transporte
no eran tan buenos para que los ancianos pudieran acceder a lugares
lejanos o ubicados a distancias relativamente largas.
Ensayo del autor
Las cosas que me hicieron escritor: La colmena de la abuela
24 I
seguía debilitándose, pero el viento seguía en su violencia. Los ennegreci-
dos cumulo nimbos se trasladaban hacia el otro lado de las montañas,
pero las descargas entre nubes seguían. Las luces amarillentas entre las
nubes continuaban parpadeando como las luces de seguridad de los ras-
cacielos. Sin poder arreglarme las ropas, avancé lentamente hacia J gate-
ando.
Estaba retorciéndose como un gusano.
Cubrí su cuerpo con el mío. Su carne estaba tan caliente como un
plato recién sacado de un horno. Empecé a tantear todo su cuerpo como si
fuera su esposa. También estaba saliendo un fuerte chorro de agua
caliente de allá abajo.
Su cuerpo, por el que había pasado la corriente de cientos de miles
de amperios, me resultaba agradable. Miré hacia el cielo. Las nubes
empezaban a desaparecer como si no hubiera ocurrido nada. Levanté la
cabeza para ver bien la cara de J. De su cuerpo emanaba vapor. Después
de mirarle un buen rato, coloqué mis labios sobre los suyos muy calientes.
Una pequeña corriente eléctrica que permanecía en su cuerpo entró en mí
causando una ligera convulsión en mi lengua, que se convirtió en un inter-
ruptor para encender todas las fuentes eléctricas de mi cuerpo al mismo
instante.
Un fortísimo viento llegó para dispersar las nubes y la lluvia dejó de
caer. A mis oídos aturdidos llegaba tenuemente el sonido de la corriente
del río. Las oscuras sombras empezaron a levantarse del suelo en dife-
rentes puntos de la orilla, como si fuera un campo después de un bom-
bardeo. Apoyándose mutuamente y consolando a los que no habían
recibido la descarga, se trasladaban lentos hacia los diques. Me parecía
estar viendo un cuadro de Millet. Era apacible y acogedor.
Mi primer viaje de estudio de rayos terminó así. Y ahora, sentada en
casa, estoy colocando pinceladas con pintura acrílica y echando de menos
el viaje, el olor a lejía, la carga eléctrica llena de agua, los pararrayos empi-
nados hacia el cielo. Creo que va a ser un magnífico cuadro.
I 27
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
26 I
la colmena en la olla en la que la nuera cocinaba el arroz, todo aquello
me parecía más que sorprendente. Mi abuela más bien parecía una
hechicera de los libros de cuentos en vez de una persona que contaba
cuentos de tigres a sus nietos en la zona más caliente del suelo ondol
(calor generado por convección en el piso de la habitación).
Al comparar sucesos, mi hermano tuvo que internarse en el hospi-
tal tras haber sido picado en la frente por una abeja, y por otro lado,
recuerdo vivamente la extracción de la colmena por parte de mi abuela,
lo cual me pareció totalmente una hazaña admirable. La era mitológica
había terminado con la muerte de mi abuela.
Mi padre y mi madre son de la era contemporánea y no creen en
ninguna cosa que no sea justificable. Ellos solo creían en el poder del
dinero y por eso tras haber ahorrado suficiente dinero, compraron un
apartamento. Luego compraron un apartamento más grande con un
préstamo del banco. Así reiteraban este acto y al final obtuvieron un
apartamento bastante grande. Sin tener suficiente dinero, después de
sus jubilaciones, vendieron ese apartamento y ahora están pasando la
vejez con ese dinero adquirido.
Para mi padre, quien era un militar de carrera, la mitología o la
leyenda eran solo un cuento de un país lejano. El fusil debe funcionar, la
bala del cañón debe caer en el punto calculado y el aparato de radio se
debe mantener conectado con el cuartel general. Los soldados deben
estar en sus lugares y el comandante debe dirigir de manera sistemática
a sus soldados. Los militares son seres que de origen repugnan la ir-
racionalidad. No obstante, surgió un suceso casi atávico. El gen de mi
abuela, del que extraía la colmena con un solo palo, fue descubierto en
mí; el hecho de creer que con un palo podría bajar la colmena y que de
esa colmena obtenida emanaría una fuerza misteriosa.
Un día, mi madre al volver a casa encontró una olla grande bullen-
do con un humeante vapor caliente, de haberse asustado tanto corrió a
abrir la tapa de la olla que al rato cayó a plomo. Dentro de la olla había
una enorme colmena. Mi abuela había escuchado que si se comía una
colmena cocida, ello era bueno para la salud, por tanto había traído una
colmena de afuera que estaba en la copa de un árbol.
Para mi madre, que era de la ciudad, esto debió parecerle no más
que una burla pesada solo para asustar a la nuera. Así que mi madre
agarró la colmena con una tenaza de briqueta y la tiró afuera de la casa;
mi abuela luego de enterarse del hecho se enfadó tanto que inmediata-
mente volvió a su pueblo natal. Desde entonces nunca más volvió a visi-
tarnos y falleció sin venir ninguna vez a casa. Mi madre se espantaba de
la colmena diciendo que era horripilante y mi abuela la censuraba
diciendo que ella, por ser la colmena algo bueno para la salud, la había
conseguido difícilmente pero que mi madre la había tirado sin consi-
decación alguna.
Una corta cohabitación con mi abuela había acabado de esa mane-
ra, pero el suceso de la colmena me dejó una profunda impresión. El
hecho de que una anciana de cuerpo enjuto, con una cintura encorvada y
armada solo con un palo hubiese bajado la
colmena colgada en las ramas donde las
abejas zumbaban furiosamente; y que
hubiese repelido sin sufrir daño el ataque
impetuoso de las abejas ardidas en espíritu
de venganza; y que además hubiese cocido
Tengo derecho a destruirme
Buenos Aires: Bajo La Luna, 2011
I 29
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
28 I
de hoy. Ellos recibieron la vida occidental a la carrera y reorganizaron
sus vidas según los principios de la racionalidad. Arrasaron con bulldo-
zer aquellas casas viejas y construyeron un complejo de apartamentos de
muchos pisos. Ahora son los bomberos 1191 quienes llegan a extraer la
colmena con insecticida y fuego. Aquellos seres heterogéneos incongru-
entes con los altos edificios son eliminados implacablemente.
Pero aún nos queda una colmena, la literatura. Ella no puede ser
extraída por el bombero 1191 porque es imposible de ver con los ojos. Yo
confío que en algún lugar de Corea, un país ejemplar de un capitalismo
cabal, se hallan aquellas colmenas y aquellas personas que creen en
ello. Aquellos que se imaginan en lo que no se puede imaginar. Aquellos
que creen que no todo se que puede ver con los ojos. Aquellos que creen
que no solo el desarrollo tecnológico es la solución a todos los proble-
mas.
Las novelas cortas que les presentaré hoy son justamente las his-
torias de esas personas. ¿De verdad el moderno servicio de mudanza
podrá eliminar el viejo temor mitológico de los hombres sobre la casa?
¿Se podrá neutralizar fácilmente el rayo que es un fenómeno natural con
la invención del pararrayos? Eso es lo que precisamente hoy estoy cues-
tionando. Ir en busca de la manera, que solo la literatura puede respon-
der a estas preguntas. Eso es precisamente mi asunto de interés.
¡Muchas gracias!
Mi abuela nunca me contó ni siquiera un trozo de un cuento pero
me enseñó de dónde venía yo. Soy el hijo de mi padre envuelto entera-
mente en la racionabilidad, pero psicológicamente soy un ser más cer-
cano a mi abuela quien ha vivido en una convicción mitológica. Cuando
era muy pequeño estuve pegado a la llamada novela. Para mí, la novela
es el mundo de la gente que se adentra en el bosque con un palo en la
mano. Es el mundo de la gente que suelta la baba por haber encontrado
una colmena en el bosque. Es el mundo de la gente que cree que esa
colmena tiene un poder sobrenatural.
Los personajes de las novelas siempre viven un mundo más allá de
lo que ven con los ojos. Alicia quien cae por la conejera, Madame Bovary
quien se embebe con la novela rosa para librarse de la monótona coti-
dianidad, don Quijote quien vive la aventura poniéndose una bacía en la
cabeza creyendo que es un casco, todos ellos viven un mundo “más allá”
y otorgan un gran significado a lo que han descubierto en ese mundo. Sin
embargo, comienzan a sufrir pruebas cuando ellos regresan al mundo
real con sus presas. La colección de libros de don Quijote fue quemada y
Madame Bovary llega a suicidarse.
Corea, desde hace poco tiempo, ha
empezado a figurar como un símbolo de
racionalidad que fabrica aparatos electróni-
cos de punta. Ello, en cierto modo, es verdad.
Porque aquellas personas como mi padre y
mi madre son los que construyeron la Corea
Fleur Noire
Arles: Philippe Picquier, 20071. En Corea, se marca 119 para la prestación de servicios de bomberos y servicios medicos deemergencia
I 31
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
30 I
aparecida (…). Para resumir, en lo que insistía aquel grupo era en que si uno
disparaba una pistola de rayos en su casa, el Estado no podía intervenir.
Pero si con esa pistola uno mataba a alguien o robaba algún vehículo, se le
debería aplicar la ley. Sin embargo, no podría castigarse a nadie sólo por el
hecho de experimentar una alucinación. Por supuesto, la Comisión de Ética
para las Publicaciones de Corea nos dio una tarjeta amarilla. Insistíamos
en el derecho a no votar, a ser indiferentes a la política, a esas cosas.
Anduve un tiempo con ellos. Por aquel entonces, para mí los aretes o los
accesorios eran el signo de que no iba a vivir una vida normal.
- Kim Young-ha, “Muerte, esa seduccion hermosa y funesta”;
en la entrevista del autor galardonado con el Premio al Autor Novel de
Munhakdongne Publishing Corp., Tengo derecho a destruirme,
Munhakdongne Publishing Corp., 1996
En una situación en que la historia y el nacionalismo parecía no afec-
tar de ninguna manera a la gente de la década de los 90, consideré
anacrónico definir la historia y el pueblo desde el marco con el que se
define la vida de los contemporáneos. Más bien, creí que lo importante era
resaltar aquellos aspectos de los seres humanos que viven en medio de
unas circunstancias donde se fugan de la historia y el nacionalismo, ele-
mentos determinantes en la década de los 80. De tal manera que decidí
adoptar como punto de partida la negación de la literatura histórica o las
novelas del realismo (…). El deseo pulsional de subirse a la última marca
de coches y ordenadores, o el síndrome del buscapersonas son media-
ciones que nos permiten investigar mucho mejor la vida contemporánea
que ningún otro medio.
- Kim Young-ha, “Muerte, esa seducción hermosa y funesta”;
en la entrevista del autor galardonado con el Premio al Autor Novel de
Munhakdongne Publishing Corp., Tengo derecho a destruirme,
Munhakdongne Publishing Corp., 1996
Sólo quería dedicarme a la literatura sin saber ni jota en qué con-
sistía. En cierto sentido, me sentía atraído por un estilo de vida que me per-
mitiera el trabajo de escribir novelas. [Y] confieso que me entusiasmaba el
hecho de que la literatura satisficiera mi exhibicionismo. Me volvía loco el
pensar que una buena estructuración de mis pensamientos pudieran ser
leídos, y me divertía imaginando que serían impresos y tendrían larga vida.
- Kim Young-ha, “Literatura, un espejismo llamado libre”,
Munyaejoongang, Verano de 2000
Mi cerebro –dice mientras se golpea con sus dedos la cabeza- no
está ahí sino en la punta de los dedos. Porque éste empieza a funcionar
cuando toco con ellos el teclado. En la época en la que no había ordenador,
también; escribía cartas y mi diario con la máquina de escribir. Era para
ocultar mi connatural mala letra, pero al final, mi cerebro cambió de lugar.
- Kim Young-ha, “Post it”, Post it, Hyundae Munhak, 2002
Me había hecho perforaciones en las orejas, porque por entonces no
tenía intención de conseguir trabajo en ninguna empresa, simplemente
quería llevar una vida decadente. Había un grupo llamado “presagios del
ahora”, formado por unos tipos que publicaban la revista Funky, hoy des-
Voces del autor y de los críticos
I 33
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
32 I
misma ropa y escuchaba siempre la misma música. Así que ni me enteré
de que ya me había hecho uno de esos hombres de mediana edad, a
quienes tanto había despreciado.
- Kim Young-ha, Recuerda lo que te has olvidado,
Randomhouse Korea, 2009
Comentan que un día ante la pregunta de un lector de si el personaje
Hamlet era irreal, Jorge Luis Borges contestó: Mira, joven, Hamlet está
todavía más vivo que tú que estás frente a mí. Mientras yo escuchaba esas
frases, se me ocurrió que algo parecido había entre mis novelas y yo. El Yo
que está sentado ahora en el escritorio puede ser un fantasma que repite
unas trasformaciones vertiginosas. Más vivo que yo está todo lo que he
escrito. A veces me siento como un bote en medio de una recia tempestad,
y que desde el fondo son los libros quienes me sostienen en la superficie.
- Kim Young-ha, Recuerda lo que te has olvidado,
Randomhouse Korea, 2009
Por citar a Walter Benjamin, aunque haciendo modificaciones a la
idea en su contexto original, la narrativa coreana “ha llegado ya a su punto
para experimentar la auto-destrucción en su función de placer estético”. Al
resaltar el desperdicio de la muerte como una antípoda de la vida producti-
va a la que fuerza la sociedad contemporánea, el autor perturba el mito del
progreso alineado con el capitalismo y ofrece la posibilidad de superar el
estrecho horizonte de la cotidianidad.
- Nam Jin-woo(crítico literario), “Narcisismo/ Muerte /Nihilismo radical -
un par de cosas que quiero comentar de las novelas de Kim Young-ha”,
La muralla de bosques, Munhakdongne Publishing Corp., 1999
Al escribir una obra, siempre tengo en cuenta a los traductores.
Intento ponerme en el lugar del que va a traducir mi obra. Ésta es la razón
por la que escribo de manera fácil para los lectores extranjeros.
- Kim Young-ha, en un evento literario
en conmemoración del vigésimo aniversario del establecimiento de
las relaciones diplomáticas entre Corea y Polonia, 2009
Al mirar hacia atrás, no perdí nada en el pasado viaje a Sicilia. En
aquel largo viaje, no perdí nada ni fui robado. Había tenido suerte. Pero, por
si acaso, de nuevo revisé todo mi equipaje. Y ahí estaba todo lo que debía
haber. Más bien, lo que había perdido estaba en Seúl. Mirando la pantalla
de información de vuelos, empecé a pensar en lo que había perdido, es
decir, en el pasado. En la comodidad de la casa y la vida rutinaria en famil-
ia; había olvidado la manera salvaje y el cómo enfrentaba de tajo la vida. Ya
no me divierte lo inesperado y perdí aquel sentido con el que inmediata-
mente percibía qué tipo de ser humano era yo al verme enfrentando situa-
ciones imprevistas. Aliviado por la paz que me ofrecían los días sin que
nada pasara, olvidaba concentrarme en mí mismo y en el mundo. Tal vez,
no necesitaba pensar con suficiente profundidad en nada, ya que poseía
todo. En los días de mi juventud, sabía aguantar los insignificantes períodos
de ociocidad, no me atrevía a planear nada de forma atrevida y podía sor-
prenderme, mientras estaba en algún lugar
desconocido, el tipo de persona que era. Pero
llegó aquel día que no recuerdo, yo era un
hombre totalmente diferente. Y ni siquiera
logré darme cuenta de eso, ya que vestía la
Your republic is calling you
Orlando, Florida: Harcourt, 2010
I 35
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
34 I
so, a veces, sirven de cuchillo en un sentido simbólico. Es decir, por medio
de una imaginación transformadora derivada de los órganos del cuerpo, el
autor nos muestra el potencial liberador contenido en el cuerpo y la posi-
bilidad de su transformación.
- Kim Dongshik(crítico literario), “Kim Young-ha o la retórica traicionera”,
Sarcasmos y encantos, Moonji Publishing Co., Ltd., 2002
Lo interesante y digno de resaltar de Tengo derecho a destruirme es
que con ella se introdujo una forma de la “fantasía”, no frecuente en la nar-
rativa coreana. Entre los lectores habrá quienes se pregunten “¿Es ésta
una novela?”. Pero ahí está el valor de la obra, la reacción que produce en
los lectores.
- Do Jeongil(crítico literario), Comentario del jurado para el Primer Premio al
Autor Novel de Munhakdongne Publishing Corp.,
Tengo derecho a destruirme,
Munhakdongne Publishing Corp., 1999
Con Tengo derecho a destruirme la literatura coreana, por fin, pudo
acercarse con un criterio frío y profundo a la deprimente existencia con-
temporánea. Me atrevo a decir que Tengo derecho a destruirme es toda
una prueba que sacude la historia literaria de Corea. Ella nos permite
prever su futuro.
- Ryoo Bo-sun(crítico literario), “Muerte, esa seducción hermosa y funesta”;
en la entrevista del autor galardonado con el Premio al Autor Novel de
Munhakdongne Publishing Corp., Tengo derecho a destruirme,
Munhakdongne Publishing Corp., 1996
En Flor Negra, quizás exagerando un poco, el verdadero protagonista es
el estilo mismo. Con la fuerza de su escritura, Kim Young-ha ha creado una
magnífica novela a partir del tema convencional del Henequén. Es decir, retoma
elementos del género de la novela histórica que ya han perdido fuerza en la
opinión pública y los traslada a un área de nuevas posibilidades estéticas. ¡Cuán
atractivo un profesor de historia que nos hable no de la vida moral sino de la
vida magnífica y sorprendente! La historia del dandismo que Kim Young-ha nos
muestra, es una literatura admirable.
- Seo Young-chae(crítico literario), “Ironia galopante”,
Etica de la literatura, Munhakdongne Publishing Corp., 2005
Según Kim Young-ha, el cuerpo es un espacio donde se cruzan la
ocultación y la post-ocultación y donde coexisten la represión y la libe-
ración (...). Cada parte del cuerpo es también un espacio donde operan
transformaciones de la imaginación. En la novela de Kim Young-ha, los
órganos del cuerpo no se limitan a tener las funciones biológicas originales
sino que adquieren un simbolismo provocativo, resultado de una libre
transformación. Si observamos el cuento “Manos”, en el que domina el
ambiente lesbiano, ellas aparecen como elementos mediadores que
provocan deseos ocultos, al tiempo que son objetos que posibilitan el
cumplimiento del deseo sexual, u objetos de la expresión artística, e inclu-
I 37
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
36 I
15 Las obras del autor han sido traducidas a 15 idiomas: inglés,
español, francés, alemán, chino, japonés, etc. Las más traducidas son
Tengo derecho a destruirme y El imperio de la luz.
18 Es el número de libros publicados. Hasta el momento se han pub-
licado seis novelas, cuatro antologías de cuentos, dos ensayos cine-
matográficos, tres documentales de viajes y tres libros de prosa. Tras
debutar en 1996 con su primera novela, ha publicado en promedio un
libro por año.
1987 Después de ingresar a la Universidad Yonsei en 1986, en esta
ciudad universitaria tuvo la oportunidad de presenciar y experimentar el
proceso de democratización del país que culminó en 1987. A diferencia
de aquellos autores de la generación anterior, que adoptaron como tópi-
co literario la dictadura y sus experiencias de la división del país, la litera-
tura del autor se alimenta de los sentimientos de la generación posterior
a la democratización. Desde entonces se le ubica dentro del grupo re-
presentativo de autores post-históricos e individualistas, quienes enfati-
zan en los problemas de la enajenación y la comunicación, dejando a un
lado el tema histórico.
Se escucha tu voz
Munhakdongne Publishing Corp., 2012
6 Hizo su debut con Tengo derecho a destruirme en 1996, y hasta el
momento ha publicado seis novelas.
1968 Nació en mil novecientos sesenta y ocho.
10 A los diez años de edad, se intoxicó con gas de briquetas de car-
bón. Perdió todos los recuerdos anteriores al accidente.
1979 Este año se mudó a Seúl, ciudad en la que habitó por largo
tiempo. Antes de dicho año, vivió en muchos lugares a lo largo de la fron-
tera con Corea del Norte. Cambiaba de escuela cada año.
4 Publicó cuatro antologías de cuentos, entre ellas Volvió el hermano
y ¿Qué pasó el hombre que estaba atrapado en el ascensor?. A pesar de
que el mercado para el género del cuento ha sido menor que el novel-
sco, la venta de los cuentos del autor llegó a superar la de sus novelas.
Varios de sus cuentos se adaptan al cine o son llevados al teatro.
Biografía
I 39
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
38 I
2+3 Con base en sus novelas se han hecho hasta ahora dos películas:
Tengo derecho a destruirme y La letra escarlata. El argumento original
de La letra escarlata se basa en los cuentos: “Meditaciones sobre un
espejo” y “El asesinato en el estudio de fotografía”. Ahora se encuentran
en producción o se espera el estreno de tres películas: “Volvió el her-
mano”, “¿Qué pasó el hombre que estaba atascado en el ascensor?” y El
imperio de la luz. El argumento de la película Mi amor, el destornillador
se basa en un cuento del mismo título y fue estrenada en el Festival de
Cine de Venecia.
2012 Actualmente, el escritor reside en Busan, Corea del Sur y
Nueva York.
1905 Flor negra trata del trayecto de los 1032 coreanos que se
dirigieron a México, partiendo de Corea en 1905. Los coreanos que son
empleados en la Hacienda Henequén en la Península de Yucatán, se
involucran en la revolución mexicana de 1910 y algunos de ellos partici-
pan como mercenarios en las batallas en el norte de Guatemala. Allí
fundan un pequeño país en Tikal, ubicado al pie de las ruinas mayas en
el norte de Guatemala, y que desapareciera muy pronto dejando apenas
rastro. Buscando documentarse, el autor visitó México en 2003, se quedó
en la ciudad de Mérida con tal motivo y luego escribió la primera parte
de la novela en la ciudad de Antigua, Guatemala. Su libro fue galardona-
do en 2004 con el Premio de Literatura Dongin y fue seleccionado como
el Libro del Año por varios medios. Flor negra se tradujo al inglés y al
francés y se prevé su publicación en los Estados Unidos para el 2012.
7 Hasta el momento ha sido galardonado con seis premios de
literatura: Premio al Autor Novel del Munhakdongne Publishing Corp.
(1996), Premio de Literatura Hyeondaemunhak (1999), Premio de
Literatura Yi San (2004), Premio de Literatura Dongin (2004), Premio de
Literatura Hwang Sun-won (2004) y el Premio de Literatura
Manhae(2007). Este año recibió el Premio de Literatura Yi Sang, uno de
los más prestigiosos premios literarios de Corea.
24 La novela El imperio de la luz describe las veinticuatro horas de un
espía de Corea del Norte enviado al sur, quien después de haber sufrido
un largo olvido por parte del norte, recibe la repentina orden de retorno.
Es una novela kafkaniana en la que el protagonista ni siquiera recuerda
su condición de espía, deambula por Seúl y trata de rumiar su vida pasa-
da. Fue traducida al inglés, alemán, francés, japonés, holandés, polaco,
etc., y galardonada con el Premio de Literatura Manhae.
“El maíz y yo”
Antología de obras del 36º Premio de Literatura Yi Sang
Munhak Sasangsa Co., Ltd., 2012
I 41
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
40 I
Traducción
Español
“Mudanza” en JI-DO: Antología de la narrativa coreana contemporánea,Buenos Aires: Santiago Arcos editor, 2009
Tengo derecho a destruirme, Buenos Aires: Bajo La Luna, 2011
Inglés
Photo shop murder, Seoul: Jimoondang Pub, 2003I have the right to destroy myself, Orlando, Florida: Harcourt, 2007Your republic is calling you, Orlando, Florida: Harcourt, 2010“The Pagers” Waxen wings: The ACTA Korean anthology of short fiction
from Korea, St. Paul: Kyoryo, 2011
Black Flower, Orlando, Florida: Harcourt, 2012
Francés
La mort à demi-mots, Arles: Philippe Picquier, 2002Fleur Noire, Arles: Philippe Picquier, 2007L'Empire des lumières, Arles: Philippe Picquier, 2009Qu'est devenu l'homme coincé dans l'ascenseur?, Arles: PhillippePicquier, 2011
Quiz show, Arles: Phillippe Picquier, 2012
Obras
Novela
Tengo derecho a destruirme, Munhakdongne Publishing Corp., 1996
¿Por qué, Arang?, Moonji Publishing Co., Ltd., 2001
Flor negra, Munhakdongne Publishing Corp., 2003
El imperio de la luz, Munhakdongne Publishing Corp., 2006
Quiz show, Munhakdongne Publishing Corp., 2007
Se escucha tu voz, Munhakdongne Publishing Corp., 2012
Cuento
La llamada, Munhakdongne Publishing Corp., 1997
¿Qué pasó el hombre que estaba atascado en el ascensor?, Moonji
Publishing Co., Ltd., 1999
El asesinato en el estudio de fotografía, Munhakdongne Publishing
Corp., 2001
Volvió el hermano, Changbi Publishers, Inc. 2004
Nadie, qué había pasado, Munhakdongne Publishing Corp., 2010
Ensayo
Pesca de una corvina amarilla seca, Maumsanchek, 2000
Post it, Hyundaemunhak, 2002
Lalala House, Maumsanchek, 2005
Historia del cinema de Kim Young-ha e Yi Woo-il, Maumsanchek, 2005
El viajero (Heidelberg), Artbook Publishing Corp., 2007
Kim Young-ha, Viajero, Tokio, Artbooks Publishing Corp., 2008
Recuerda lo que te has olvidado, Randomhouse, Inc., 2009
Otras
La cotidianidad, Hong Sung-tek Design, Co., 2001
Bibliografía
Hur gick det för mannen som satt fast I hissen?
Tranan, 2012
I 43
Acerca del mundo literario de Kim Young-ha
42 I
ÍNDICE
1. El mundo de sus obras
2. Presentación de sus obra: Mudanza, El pararrayos
3. Extractos de sus obras: Mudanza, El pararrayos
4. Ensayo del autor
5. Voces del autor y de la críticos
6. Biografía
7. Bibliografía
IMPRESO
Texto: Kim Dongshik
Traducción: Lee Kyeongmin, Kim Yoojin
Alemán“Klingende Weihnachtsgrüße” in Koreanische Erzählungen, München:Deutscher Taschenbuch Verlag GmbH&Co., 2005Das Gottesspie, München: Whilhem Heyne Verlag, 2006Im Reich der Lichter, München: Heyne, 2008Schwarze Blume: historischer roman, Tübingen: Konkursbuch Verlag, 2010Ein seltsamer Verein, Tübingen: Konkursbuch Verlag, , 2012
HolandésIk heb het recht mezelf te vernietigen, Amsterdam: Ambo&AnthosUitgevers, 2006Het rijk der lichten, Amsterdam: Ambo&Anthos Uitgevers, 2010
ItalianoChe cosa ci fa un morto nell'ascensore?, Milano: ObarraO edizioni, 2008
PolacoMogę odejść, gdy zechcę, Vesper, 2006Wampir i inne opowiadania, Warszawa: Kwiaty Orientu, 2009Imperium świateł, Warszawa: Kwiaty Orientu, 2009
Chino我有破 自己的 利 , 州: 花城出版社, 2009猜 秀 , 州: 花城出版社, 2009
Japonés光の 帝 =ひかりの ていこく, 東京: 二見書房, 2008 阿娘(アラン)はなぜ, 白帝社, 2009
TurcoKendimi yar Ikmaya hakkIm var, Istanbul: Agora Kitapli i, 2007
VietnamitaCHOI QUIZ SHOW, Tre Publishing House, 2010
SuecoHur gick det för mannen som satt fast I hissen?, Tranan, 2012
LituanoKas gi nutiko lifte įstrigusiam vyriškiui, baltos lankos, 2011
Quiz show
Arles: Phillippe Picquier, 2012