la ciencia como orden espontaneo

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  • 7/28/2019 La Ciencia Como Orden Espontaneo

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    Revista Libertas 30 (Mayo 1999)Instituto Universitario ESEADE

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    LA CIENCIA COMO ORDEN ESPONTANEO*

    Gabriel J. Zanotti

    1. Introduccin

    El debate Popper-Kuhn-Lakatos-Feyerabend tiene una lgica interna que conducenecesariamente a un replanteo total de la ciencia misma. Ya en otrasoportunidades(1) nos hemos referido a esa lgica interna, mostrando de qu modolas posiciones contrapuestas de estos cuatro grandes autores conducen aconclusiones que ellos mismos no haban imaginado. El objetivo de este ensayotiene la misma caracterstica. Se trata de demostrar la tesis de que la ciencia-entendida dentro del contexto de dicho debate- es en s misma un rden espontneo.

    Pero antes de definir el quid sit el orden espontneo (OE), como pasoprevio -ya veremos por qu- para demostrar su an sit -esto es, que verdaderamente

    exista en la ciencia algo tal que sea un orden espontneo- debemos dar una pequeaexplicacin que ser introductoria para nuestros propsitos.

    Lo que est en juego en nuestro artculo es la nocin misma de racionalidadcientfica. Y tal cosa, como se sabe, es uno de los ejes centrales -si no es el ejecentral- del debate referido.

    Supuesto ya un conocimiento de lo esencial del mismo, hagamos unreplanteo cuya hermenutica es conducente a nuestra tesis.

    Al lado de una epistemologa post-Feyerabend -autor, este ltimo, quemerece un profundo estudio- Popper es visto hoy como un pensador muy rgido. Sien su momento sus crticas al neopositivismo y su concepcin ms amplia de la

    racionalidad, concebida sta como un sucesivo dilogo de conjeturas y refutaciones,fueron un soplo de aire fresco frente al cdigo de honor inductivista(2), hoy enda, donde la crisis post-moderna de la racionalidad ha alcanzado al corazn de laciencia, su falsacionismo es visto hoy como el colmo de la racionalidad prescriptiva.Sus posteriores crticas a Kuhn(3) y sus defensas contra la acusacin defalsacionismo ingenuo(4) no han logrado de ningn modo acallar los ecos deldebate Lakatos-Feyerabend, donde la cuestin en torno a la racionalidad llega a sumxima tensin(5). Ya no es cuestin de decirle a Popper que la historia de lasciencias no se adapta a sus esquemas prescriptivos; el problema es que el salvatajeque Lakatos hace de la racionalidad queda tambin agudamente puesto en duda por

    Feyerabend. Frente a la innegable presencia -aunque no exclusiva, a nuestro juicio-de elementos psicolgicos y sociolgicos en la historia de la ciencia (Kuhn), Lakatostira un salvavidas que se ha convertido en un clsico: al aferramiento al paradigma,por parte de una comunidad cientfica, lo incorpora a la racionalidad popperiana,caracterizando al paradigma como el ncleo central de un programa deinvestigacin, que nace -y muere- en un mar de anomalas. Si esas anomalas logranser salvadas por medio de hiptesis ad hoc falsables que sean corroboradas, estamosen presencia de un programa de investigacin empricamente progresivo y laracionalidad ha sido salvada. Pero, por supuesto, en este esquema no hay, ni puedeni debe haber ningn criterio que nos diga por cunto tiempo un programa de

    investigacin es regresivo; cundo y en qu circunstancias un cientfico puede seguirtrabajando en un programa regresivo y/o qu actitud adoptar frente a un programa

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    progresivo cuando Lakatos mismo dice que puede volver a ser regresivo(6). Todoesto, a los ojos de Feyerabend, convierte al esquema de su querido amigo en unsalvavidas de plomo. A nadie extraa que Feyerabend haya contestado que todoello es una forma de decir lo que l mismo dice (todo vale) pero disfrazado deuna retrica racional(7). Anarquismo disfrazado: ello sera la esencia de los

    famosos SRP de Lakatos. La pregunta de Feyerabend, agudo y erudito, comosiempre, es casi obvia: si un cientfico puede hacer lo que quiera cubierto de laretrica lakatosiana, dnde est all la racionalidad? Lakatos no tuvo tiempo -conjeturamos, debido a su temprana muerte- de reparar en la importancia de unatmida respuesta: la nocin de riesgo(8). Es racional, dijo, participar de un juegoarriesgado; lo irracional es no tener conciencia del riesgo. Esa respuesta muestra queFeyerabend le est pidiendo a Lakatos una nocin de racionalidad algortmica -esto es, lgicamente necesaria- que obviamente no poda aparecer en sus SRP. Laracionalidad prudencial, la recta ratio cognoscibilium que propusimos en sumomento(9) nos conduce ahora a otra pregunta: cuando todo este debate nos coloca

    a veces en la opcin entre una racionalidad a-histrica de tipo descriptiva, por unlado (que queda entonces como una clase vaca de cientficos histricamenteexistentes), y, por el otro, una historia de las ciencias a-rracional y/o irracionaldonde nos encontramos con la conducta concreta de cientficos, movidos pormotivos psicolgicos o sociolgicos, y/o por el todo vale de Feyerabend... Noestamos frente a una falsa apora? Nopodra plantearse la hiptesis de que laciencia, como todo proceso social, tiene una racionalidad fragmentada y dispersa

    en cada uno de sus participantes, cuyo resultado global (en cuanto proceso) es una

    racionalidad y un acercamiento a la verdad que no puede ser visto ni predicho por

    cada uno de sus participantes singularmente considerados? No ser esa conversin

    irracional al paradigma, al paracerpreconizada por Kuhn, parte de un proceso en sracional? No sern el todo vale, la retrica, el hacer trampas, el procedercontrainductivo al parecer idealizados por Feyerabend, racionalidades singulares,fragmentadas y dispersas que dan como resultado una racionalidad tcita eimplcita? Una respuesta afirmativa a estas preguntas -con sus consecuencias- es loque nuestra tesis de la ciencia como orden espontneo pretende dar yfundamentar.

    2. Orgenes y fuentes de la teora del orden espontneo.

    Que la ciencia sea un orden espontneo fue vislumbrado por Popper(10). Sinembargo, el lector acostumbrado a los debates estrictamente epistemolgicos va atener que hacer un esfuerzo y desplazar por un momento su atencin a la obra deleconomista austraco F. von Hayek -no casualmente para nuestra tesis, Popper yHayek fueron muy amigos-(11).

    En ambientes ligados a lo que en trminos de Kuhn es hoy un paradigmaalternativo, esto es, la escuela austraca de economa, hubo en su momento un debateclsico, a saber, el debate por el clculo econmico(12). Esto es, en qu medida esposible, a una economa planificada centralmente, asignar eficientemente los escasos

    recursos, descontando la buena voluntad y eficiencia tcnica de los planificadorescentrales. L. von Mises argument en su momento (1922) que ello es

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    intrnsecamente imposible(13); al parecer O. Lange contest que Mises no habatenido en cuenta la posibilidad de mercados artificiales dentro de una economacentralizada. La comunidad cientfica dominante pareci aceptar la respuesta deLange. Pero a partir de 1935, Hayek -que haba sido socialista en su juventud y

    luego discpulo de Mises en Viena- entra en escena con una serie de ensayos yartculos(14) donde retoma, con renovados argumentos, la tesis de Mises. A nuestrojuicio, el ms importante de esos artculos es Economics and Knowledge(15) encuanto que en ese artculo est el eje central del programa de investigacin queluego desarrollara Hayek a lo largo de su vida (algo parecido, salvando distanciastemporales y temticas, al lugar que ocupa De ente et essentia en la obra de Sto.Toms(16) ).

    Para Hayek -tomando para ello elementos de Mises- la accin racional en elmercado no presupone conocimiento perfecto, sino, al contrario, conocimientofragmentado, limitado y disperso por parte de oferentes y demandantes. Hayek no ve

    en ello razones para planificar centralmente la economa, sino al contrario: dadasciertas condiciones jurdicas (propiedad privada de los factores de produccin, entreellas) y presupuesta cierta capacidad para aprender de los errores, los preciosfuncionan como sintetizadores de informacin dispersa de tal modo que losoferentes puedan acercar los factores de produccin a las necesidades de lademanda. La planificacin central anula este proceso -que no es de ningn modo unmecanismo automtico- y, paradjicamente, produce el efecto contrario al deseado.El conocimiento imperfecto es la razn para no planificar.

    Hayek se dio cuenta, a partir de esto, de que el proceso del mercado no erams que un ejemplo, un caso, del orden espontneo, que se da a muchos otros

    procesos sociales -el lenguaje, la moneda, las instituciones jurdicas- y que el estudiode esos rdenes espontneos es el objeto, en cuanto a procesos, de todas las cienciassociales. En otras oportunidades(17) hemos analizado las implicacionesepistemolgicas de esto ltimo para las ciencias sociales. En otra oportunidad,tambin, hemos demostrado que las bases filosficas que Hayek da a su teora delOE son independientes de lo que la teora en s misma afirma(18). En este caso, loimportante consiste en: a) la nocin misma de orden espontneo que emerge de estedebate; b) el papel de la racionalidad en dichos rdenes, que son, para Hayek, frutode la accin humana pero no del designio humano, con lo cual se ubica en lo que E.Gallo ha llamado la tradicin del orden social espontneo(19).

    Sobre a, escuchemos al mismo Hayek: ...economics has come nearer thanother social science to an answer to that central question of all social sciences: Howcan the combination of fragments of knowledge existing in different minds bringabout results which, if they were to be brought about deliberaty, would require aknowledge on the part of the directing mind which no single person canposses?(20) Esto es, si parafraseamos la afirmacin implcita en la pregunta, vemosque la esencia del orden espontneo consiste en un orden humano tal que,presuponiendo el conocimiento limitado y disperso por parte de cada una de laspersonas que participan en ese orden, produce un resultado tal que no hubiera sidoposible si una sola mente humana hubiera pretendido producir el mismo resultado. Y

    no sera posible porque ninguna mente humana en cuanto humana puede tener el

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    conocimiento disperso en millones y millones de personas participantes en elproceso.

    Los austracos posteriores reafirmaron su posicin frente al tema de laeconoma de la informacin y al tema del conocimiento acumulado en computadorasafirmando la crucial distincin entre ignorancia conocida e ignorancia ignorada por

    parte de cada persona(21). Eso no es relevante para nosotros en cuando a susimplicaciones en economa poltica, pero s es relevante para el papel de laracionalidad, esto es, el punto b.

    Como se puede observar, en caso de que exista algn OE, la racionalidadnecesaria para su resultado no implica un conocimiento total, completo, formal,educado sistemticamente, por parte de sus participantes. Ahora el lector puedetener una mayor conciencia de la importancia de esto. Si la ciencia es un ordenespontneo -es lo que intentaremos demostrar- cada cientfico no debe ser educadoformalmente en cursos de epistemologa prescriptiva(22), ni debe ser totalmenteracional, de modo tal que ni pasiones humanas ni intereses econmicos y/o polticos

    intervengan en su vida. Slo tendra que ser mnimamente racional -concepto quedefiniremos luego- y deberan darse ciertas condiciones adicionales a esa mnimaracionalidad -que ya enunciaremos luego-.

    Pero, antes de seguir adelante, veamos una obvia objecin que puede surgir.En caso de que la ciencia fuera un OE, hay que aceptar para ello la posicin deHayek con respecto a la economa?

    3. Despolitizacin y sistematizacin de la teora del orden espontneo.

    Nuestra respuesta ser muy clara: no. Nuestra rpida y somera descripcin deldebate econmico que llev a Hayek a la visualizacin de este tema fue para que setuviera conciencia de su origen. Pero no slo las posiciones filosficas propias deHayek no tienen una ligazn necesaria, en nuestra opinin, con el OE(23), sino quepuede darse perfectamente el caso de que Hayek estuviera errado en el temaeconmico -yo creo que no lo estaba, pero esta opinin ma es irrelevante para eldesarrollo de este ensayo- y aun as puede ser que haya otros casos donde un ordental (espontneo) exista. Es ms: no son pocos los liberales clsicos que han disentidocon Hayek en el tratamiento de este tema(24).

    Pero para demostrar de derecho la independencia de la teora del orden

    espontneo del debate econmico que la revitaliz en este siglo, debemossistematizar estas tres cuestiones: esencia, existencia(25) y fundamentos metafsicosltimos de la teora del OE. Si a veces utilizamos ejemplos econmicos, es slo amodo de ejemplo pero no como parte demostrativa del anlisis.

    3.1. Esencia

    En primer lugar, un orden espontneo es, ante todo, un orden. Orden alude a unconjunto de elementos relacionados de modo tal que alcancen un fin(26). En el caso

    de un orden social espontneo, sus elementos son personas humanas que,interactuando entre s bajo ciertas condiciones, producen un resultado final que no

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    puede ser planeado ni previsto por ninguna de las personas humanas intervinientes,cuyo conocimiento, por ser personas humanas, es limitado y fragmentado. Por eso elresultado se produce espontneamente. El adjetivo espontneo alude a que nohay ninguna mente humana que de manera singular y aislada planifique y disee

    el resultado de ese orden.Epistemolgicamente, esto da a las ciencias sociales una caracterstica

    hipottico-deductiva, decididamente anti-inductivista -de all el dilogo Hayek-Popper-(27) que Hayek ha mostrado con un ejemplo que se hizo clsico entre susestudiosos: ...The physicits who wishes to understand the problems of the socialsciences with the help of an analogy from his own field would have to imagine aworld in which he knew by direct observation the inside of the atoms and hadneither the possibility of making experiments with lumps of matter nor theoportunity to observe more than the interactions of a comparatively few atomsduring a limited period. From his knowledge of the different kinds of atoms he could

    build up models of all the various ways in which they could combine into largerunits and make these models more and more closely reproduce all the features of thefew instances in which he was able to observe more complex phenomena. But thelaws of the macrocosm which he could derive from his knowledge of the microcosmwould always remain deductive; they would, because of his limited knowledge ofthe data of the complex situation, scarcely ever enable him to predict the preciceoutcome of a particular situation; and he could never confirm them by controlledexperiment- although they might be disproved by the observation of events whichaccording to his theory are impossible.(28)

    Ahora bien: hasta ahora lo que tenemos es la descripcin de una esencia que,

    desde el punto de vista ontolgico, es un ente de razn imaginario, y, desde el puntode vista lgico, es una clase vaca. La pregunta que sigue es, por ende: existe almenos un orden tal que sea espontneo? Nuestra respuesta es: sin excluir laposibilidad de la existencia de otros, la ciencia existe como uno de ellos. La ciencia -esa ciencia de la que discuten Popper, Kuhn Lakatos y Feyerabend- es un procesosocial espontneo. Su resultado es una racionalidad espontnea en cuanto conjeturasmejor corroboradas y ms cercanas a la verdad que las anteriores.

    3.2. Existencia

    Si el lector relee con atencin, se dar cuenta de que, cuando hablbamos del casode Hayek, dijimos que la tendencia de la oferta a acercarse a la demanda se producebajo ciertas condiciones jurdicas y cognitivas; y ya van al menos dos veces que, aldescribir fenomenolgicamente la esencia de un orden espontneo, dijimos que suresultado se produce bajo ciertas condiciones. Por qu?

    Volvamos al caso de Hayekcomo ejemplo.Hayek no dice que la sola interaccin entre oferentes y demandantes, con

    conocimiento fragmentado y disperso, sea condicin necesaria y suficiente de talmodo que de ella surja como resultado espontneo el acercamiento de los factores de

    produccin a las necesidades de la demanda. Para llegar a ese resultado sonnecesarias una serie de condiciones que van ms all de la sola presencia de la

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    interaccin aludida. En el caso de Hayek, esas condiciones son: institucionales, talescomo propiedad privada y libertad de entrada al mercado, y el supuesto de que laspersonas tienden a aprender de sus errores(29). Estas condiciones son colocadas porHayek como hiptesis auxiliares para la deduccin del resultado (la tendencia alequilibrio en el mercado).

    Volvemos a reiterar al lector que no se necesita estar de acuerdo con elejemplo que estoy colocando a efectos de la demostracin de nuestra posicin. Slohay que retener de l su aspecto formal: un orden espontneo depende, en cuanto a

    su existencia, de que efectivamente se den las condiciones que lo hacen posible,

    que epistemolgicamente se presentan como hiptesis auxiliares para poder deducir

    el resultado global del orden espontneo. Por ende, para demostrar que un ordenespontneo existe (y decimos demostrar porque es una nocin que tanto en su sercomo modo de ser dista de ser algo evidente) la clave es la existencia de lascondiciones que lo hacen existente. Pero, a su vez, esas condiciones no sonontolgicamente necesarias. Por ende, en caso de que no se den, ello no afecta a

    una teora que afirme que tal proceso puede ser un orden espontneo en caso deque sus condiciones existan. Nuevamente, y como ejemplo: no sera unarefutacin para Hayek decir que en una sociedad egipcia no haba un mercado libre:obvio, dado que sus condiciones no se daban en esa cultura. La refutacin paraHayek sera -y l mismo, como vimos, lo dice(30)- un caso en el cual, dadas esascondiciones, dudosamente podamos decir que el mercado libre tiende(31) alequilibrio.

    Por ende, la afirmacin de un orden espontneo supone, por un lado, unahermenutica por nuestra parte segn la cual hay o existe un resultado, y, porotro, otra hermenutica segn la cual no hay o no existe una nica mente

    humana que planifica ese resultado. En ese caso, la clave de la explicacin esanalizar cules son las condiciones que hacen posible ese resultado, que no sonontolgigcamente necesarias, pero que tienen necesidad de medio, porque, si eseresultado se ve en nuestra hermenutica del mundo, entonces esas condicionesdeben darse (con necesidad de medio(32) ).

    Y, en el caso que estamos analizando, el resultado que consideramosverdadero segn una hermenutica realista(33) es el progreso de las ciencias. Perono solamente como lo entiende Kuhn, sin tener a la verdad como meta final(34),sino en el sentido popperiano: conjeturas cada vez ms cercanas a la verdad, encomparacin con las anteriores(35). Pero, a su vez, tenemos en cuenta que los

    cientficos, individualmente considerados, se aferran a sus paradigmas, hacenretrica propagandstica, se aferran a programas de investigacin teorticamenteregresivos... (Elementos todos destacados por Kuhn, Feyerabend y Lakatos). Ello noes, a nuestro juicio, una irracionalidad absoluta por parte de los cientficos, sino elsencillo resultado de que son seres humanos, que no slo tienen virtudes y defectosque los hacen ms o menos dependientes de difciles circunstancias histricas, sinoque, an en el caso de que se muevan dentro de la mxima racionalidad posible, ellano es, en la ciencia, una racionalidad que implique conocimiento perfecto, nirazonamientos que tengan necesidad algortmica, sino una racuonalidadprudencialque les hace aplicar de modo muy distinto a casos muy diversos criterios muy

    generales de metodologa cientfica (conocidos, como veremos, intuitivamente).Ello implica una racionalidad fragmentada y dispersa entre los cientficos. Entonces,

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    el progreso de la ciencia no puede tener su explicacin en que un epistemlogo hadictado criterios de racionalidad que, segn sean seguidos o no, la ciencia progresa,ni tampoco en un epistemlogo que dicta criterios perfectos de racionalidad y luegoencuentra en la historia de las ciencias el cumplimiento de sus preceptos como clave

    explicattiva del progreso. Entonces, cmo se explica el progreso de las ciencias?Cmo explicar el surgimiento de una racionalidad emergente a partir deracionalidades fragmentadas? Esta es la clave de todo caso de orden espontneo:cmo se explica el orden a partir del conocimiento disperso? No es la anarqua, y noel orden, el resultado esperable del conocimiento fragmentado? No tiene que haberalguien o algo que dirija el proceso? S, pero ese alguien y algo no es unainexistente racionalidad perfecta y algortmica por parte de cada cientfico.Entonces, quin es ese alguien y ese algo? Comencemos por la primerapregunta.

    3.3. Fundamentos metafsicos ltimos de la teora del orden espontneo

    En este punto nos detendremos en la siguiente cuestin: cul es la causa ltima deun orden espontneo? No nos referimos, en este caso, a tal o cual serie decondiciones que hacen factible tal o cual OE en particular. Nos referimos alproblema de la causa final implcito en la teora.

    En efecto: si el orden implica una adecuada relacin de elementos en torno aun fin, no es una contradiccin hablar de un orden espontneo? No tiene que haberun plan, un conocimiento racional, por parte de alguien, que establezca esa

    relacin adecuada?Hayek no tena por qu hacerse esta pregunta dados sus presupuestos

    neokantianos -los cuales, como ya hemos dicho, no son esenciales a la teora delOE(36)-. Para l, slo los rdenes deliberados tienen un planificador humano; losespontneos, por definicin, no tienen ningn planificador, y, coherentemente,sostiene que es un error atriburles una finalidad(37). Pero esto es ontolgicamenteimposible, y gnoseolgicamente imposible, incluso para Hayek mismo. Ladefinicin de orden ms clara que da es la siguiente: ...a state of affairs in which amultiplicity of elements of variuos kinds are so related to each other that we maylearn from our acquaitance with some spatial or temporal part of the whole to form

    correct expectations concerning the rest, or at least expectations wich have a goodchance of proving correct(38). Esta definicin es un magistral intento de definirorden sin la nocin de fin. La razn ontolgica por la cual podemos conjeturarexpectativas plausibles a partir de nuestra familiaridad con una parte del todo es,justamente, porque podemos captar intelectualmente cul es la posible relacinmedios-fin implicada. Esas expectations no son ms que la prediccin conjeturaldel fin general, del resultado global del OE.

    Pero, entonces, cmo puede haber orden all donde no hay conocimiento? Nolo puede haber, si por conocimiento entendemos slo el humano. Pero Sto. Tomstuvo ya hace muchos siglos una va para la demostracin de una Causa Ultima en la

    sencilla constatacin de una multiplicidad ordenada de seres vivientes ninguno delos cuales tiene conocimiento racional(39). Ese orden no excluye lo fortuito ni lo

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    casual(40), y por eso Mariano Artigas pudo con toda facilidad colocar al orden de laProvidencia como el fundamento metafsico ltimo de procesos naturales tales comola auto-organizacin de la materia(41), que actualmente son interpretados como algoque reactualiza el viejo argumento(42) de una autonoma de las causas segundascomo una objecin a la demostracin racional de la existencia de Dios.

    Precisamente, es en su tratado sobre la Providencia contenido en la SumaContra Gentiles donde Santo Toms intuye la nocin de la limitacin delconocimiento del gobernante humano, que implica que no todo pueda caer bajo sugobierno y que ello le insumira gran cantidad de tiempo y trabajo: ...Vemos que enlas csas regidas por la providencia humana hay un provisor superior, que estudia porsu cuenta la manera de ordenar ciertas cosas grandes y generales, sin atender por smismo a la ordenacin de lo pequeo, que deja en manos de algunos inferiores paraque ellos lo resuelvan. Esto es debido a su condicin defectuosa, bien porque ignoralas condiciones de las cosas singulares ms pequeas o bien porque no se basta a smismo para ver el modo de ordenrlo todo por el trabajo y la cantidad del tiempo que

    ello exigira. Pero tales defectos no caben en Dios, porque El conoce todo losingular y no trabaja para entender ni requiere tiempo alguno; pues, conocindosea as, conoce todo lo dems...(43). Nada extrao, pues, que sea una entensin de laquinta va que en el orden humano pueda surgir el orden a partir del conocimientolimitado de los seres humanos. Si el orden espontneo surge a partir de ciertascondiciones que no han sido planificadas por ningn ser humano, y que parecenestar all casualmente, la inteligencia que ha regido esa casualidad, sin que deje deser casualidad, es la Divina(44). El orden espontneo es espontneo en cuanto a lohumano. No en cuanto a lo Divino, que en su Causalidad Infinita abarca, sincontradiccin(45), a lo fortuito, a lo casual, a lo imperfecto, y a la interaccin de

    conocimientos limitados que producen un efecto que ningn ser humano enparticular podra haber planificado.

    Sin embargo, debemos antes reflexionar sobre una posible dificultad. Quocurre si alguien no est de acuerdo con este fundamento metafsico ltimo? Nopuede, en ese caso, estar tampoco de acuerdo con la teora del orden espontneo?

    No, de ningn modo. El fundamento metafsico ltimo es, precisamente,ltimo en el orden del conocer. Alguien puede estar de acuerdo con la existenciade un orden espontneo en determinado mbito de lo social sin por ello tener que darla explicacin ltima sobre la inteligencia que ha dispuesto el conjunto decondiciones que hace posible ese orden espontneo. Por supuesto, ser una

    explicacin incompleta, pero explicacin. Sera el mismo caso de un bilogo quepuede explicar el funcionamiento de una clula (que es resultado de un ordenespontneo en el nivel biolgico). En cuanto bilogo, no le corresponde decir nadams. En cuanto filsofo, puede negar, dudar o afirmar la existencia de laProvidencia divina como fundamento metafsico ltimo de la auto-organizacin dela materia que, segn conjeturas plausibles, ha implicado, por una serie de pasoscasuales, el paso de las primeras molculas macro-orgnicas a un primer nivel de loque podramos llamar vida. De igual modo, al epistemlogo en cuanto tal le bastaconcentrarse en el estudio de las condiciones del orden espontneo que hacen surgira la ciencia. Nosotros hemos dado el salto a la metafsica no slo porque nuestros

    intereses son filosficos adems de solamente metodolgicos, sino porque opinamosque, no obstante una legtima distincin de campos, la interdisciplinariedad es hoy

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    indispensable en todas las reas. Lo cual sucede especialmente en epistemologa. Enese caso es preferible dar el salto metafsico directamente desde la metafsica, envez de hacer una metafsica desde las solas conclusiones de las conjeturascientficas, donde entonces no hacemos ms que una extrapolacin ilegtima.

    4. Las condiciones del OE en las ciencias

    Nos haba quedado pendiente la pregunta propiamente epistemolgica, a saber, ques ese algo que implica que del conocimiento disperso no emerja el caos, ladispersin an mayor de conocimiento, sino al contrario, un progreso -como lohemos caracterizado- en el conocimiento cientfico.

    Como vemos, este punto es clave para nuestra argumentacin.Las condiciones que hacen existente al OE en las ciencias son las

    siguientes:A. En su conocido libro Qu es esa cosa llamada ciencia,(46) Alan Chalmers

    tiene un captulo que va ms all de un comentario de las posiciones de los autorescomprometidos en este debate. En su cap. 11 habla de una concepcin objetivistadel cambio de teora en la Fsica. Su argumentacin es, resumidamente, la siguiente.Una teora tiene ms oportunidades objetivas de desarrollarse cuanto mayor sea sugrado de fertilidad, tambin objetivo. Ese grado de fertilidad se resume en lacalidad terica de una teora, de modo tal que sea teorticamente progresiva,lakatosianamente hablando. Objetivo, traducido a nuestros trminos, implica ens, esto es, con independencia de las disposiciones subjetivas del cientfico a tener

    conciencia de ese grado de fertilidad. Entonces hay que explicar por qu las teorascon mayor grado de fertilidad (en nuestra opinin esto no es ms que elcontenido emprico y consiguiente grado de falsabilidad popperianos(47) )sobreviven a las de menor grado de fertilidad con independencia de las aludidasdisposiciones subjetivas de los cientficos. Para lo cual Chalmers recurre a unsupuesto sociolgico, que no tiene por qu cumplirse necesariamente: a saber, laexistencia de ciertas tcnicas experimentales y tericas y grupos de cientficos conrecursos fsicos y mentales para poner en prctica dichas tcnicas(48). Elloimplica, para Chalmers, que en ese caso algn cientfico o algunos aprovecharn esaoportunidad objetiva.

    Si no lo hemos interpretado mal, Chalmers ha descripto la primera de lascondiciones para el OE en las ciencias. Vemos que claramente ha tratado dedistinguir entre propiedades objetivas de las teoras y comportamientos subjetivosde los cientficos(49). Entonces es cuando debemos agregar nuestra reinterpretacinde lo afirmado por Chalmers. Porque, para superar la distancia que queda entre lasoportunidades objetivas de desarrollo de una teora y la inexorable dificultad(planteada perfectamente por Kuhn y Feyerabend) de que ningn cientfico se dcuenta de ello, agrega, casi sin darse cuenta, su fundamental supuesto: que algncientfico o grupo de cientfico se dar cuenta de la ventaja terica de la nuevaconjetura y la aprovechar. Y el nuevo programa tender a superar a los anteriores

    cuando la mayora de los cientficos elijan trabajar con el programa menosfrtil(50). Pero, claro, nos introducimos aqu con un insoluble problema

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    cuantitativo excepto que transformemos este supuesto en un criterio cualitativoexpresado en una sencilla proposicin singular afirmativa: existe un nmerosuficiente de cientficos que se darn cuenta de la mayor calidad terica de unaconjetura y/o programa y decidan trabajar en ella. Este supuesto es totalmenteanlogo al supuesto hayekiano de que existe un factor aprendizaje(51) en el

    mercado (las personas tienden a aprender de sus errores) enriquecido luego porKirzner con su nocin de alertness(52) (personas que estn alertas a lasoportunidades de ganancia) como supuesto indispensable para deducir la tendenciaal equilibrio en el mercado. Volvemos a decir que colocamos a estos ejemplos slocomo tales (aunque Hayek y Kirzner estuvieran equivocados eso no invalida lareformulacin del supuesto de Chalmers) pero debemos guardar de ellos su parteformal. Por qu? Porque es clave en toda teora del OE colocar un supuesto que seala contrapartida del conocimiento disperso en cada persona. Si el conocimientolimitado lo fuera en tal grado que la tendencia al error fuera lo habitual, entoncesel desorden sera inevitable. Pero la contrapartida de esto es la capacidad de

    aprendizaje de las personas, su capacidad de intuir la verdad y el supuesto de queun Nro. suficiente de personas desarrollan esas habilidades de modo tal que, bajootras condiciones que an no hemos descripto, logren contraponer, limitadamente, lalimitacin de su humana inteligencia (la repeticin de la palabra limitacin fueadrede). Y no nos referimos ahora al mercado. Nos referimos ahora a la ciencia.Esto es, para que la ciencia se desarrolle a partir del conocimiento limitado ydisperso de los cientficos es necesario suponer un nmero suficiente de stos conuna intuicin conjetural tal que logren advertir, aunque lejanamente, la verdadobjetiva(53) de una teora.

    Y quines vendrn en ayuda de nuestro supuesto -contingente, desde luego-?

    Sorprendentemente, aunque no tanto en la lgica interna de nuestro planteo, Kuhn yFeyerabend.

    Una advertencia: decimos en ayuda, no como premisa necesaria paranuestra argumentacin.

    Kuhn ha explicado con cuidado el proceso psicolgico que permite alcientfico, entrenado en tal o cual paradigma, darse cuenta (en nuestros trminos)de la diferencia entre anomalas relevantes e irrelavantes(54); advertir que lasnormas de su juego de ajedrez(55) han llegado al lmite para resolver losproblemas habituales a los que est acostumbrado, y modificar sus esquemasconceptuales para el descubrimiento de un nuevo fenmeno. Por eso pudo

    coherentemente decir que la tensin esencial(56) del cientfico es que slo aquelentrenado en la tradicin de determinado paradigma puede, paradjicamente, pasar aotro, rechazando as la tesis de Merton(57) y afirmando que el progreso de lasciencias se ha dado en las ciencias clsicas, esto es, las que provienen de unatradicin donde el pensamiento teortico es fundamental(58). Ese procesopsicolgico consiste fundamentalmente en que el paradigma funciona como figura,mientras que las anomalas relevantes aparecen en el fondo. La mayor parte de losmiembros de una comunidad cientfica seguirn con su percepcin concentrada en lafigura, pero, en el momento de crisis, slo aquellos acostumbrados a ver el contornode la figura podrn ver el contorno del fondo, donde anomalas hasta ahora

    inadvertidas pasan a serlo.

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    Alguien podra decir que Kuhn no relaciona esto de ningn modo con laintuicin de una conjetura verosmil. Es verdad. Pero que l no lo haga no quieredecir que en s mismo no se pueda hacer. Por otra parte, el papel que juegan lasanomalas durante la crisis es similar al papel de las anomalas en un espritu

    popperiano. Otra objecin importante es que Kuhn mismo afirma que esto es no-racional precisamente por ser psicolgico. All hay que distinguir. Primero, encuanto a Kuhn, recordemos que l insisti posteriormente en que su oposicin es a laracionalidad algortimica y no a la racionalidad que permite establecer criteriosgenerales para una buena teora cientfica(59). Hay que tener en cuenta que todoKuhn podra ser interpretado desde all. Segundo, en cuanto a cmo son las cosas ens mismas: a) es verdad que la racionalidad con la que trabaja el cientfico no esalgortmica, sino, en nuestra opinin, prudencial(60), y b) un proceso psicolgicode captacin de una anomala relevante es perfectamente complementario con unnatural realismo del cientfico, tema que trataremos ms tarde. Lo psicolgico

    no es opuesto a una racionalidad fragmentada. Al contrario, forma parte de suesencia. Que uno pueda intuir el contorno del fondo del paradigma no es sino unmodo gestltico de decir que uno intuye los lmites, en cuanto a la verdad, de lo queest dentro de la figura del paradigma.

    Segundo, Feyerabend, con su todo sirve. Nos adelantamos a la obviaobjecin: cmo se puede decir que el anrquico e irracional todo sirve deFeyerabend forma parte de una intuicin conjetural de la verdad? Pues depende delo que se entienda por todo sirve. La intuicin conjetural de un cientfico no debeestar limitada por normas rgidas e inmutables en lo metodolgico; son su caminogeneral, pero no su crcel. Y la creatividad en la historia de las ciencias implica

    superar muchas veces normas preestablecidas sin por ello contradecir la racionalidadlimitada y prudencial de la que estamos hablando. Es ms, no la contradice, sino quela implica. Nuestra nocin de racionalidad prudencial implica que puede serprudente seguir tal o cual prescripcin metodolgica cuanto violarla si es necesario,asumiendo los riesgos.

    Por supuesto, el Feyerabend de Contra el Mtodo no pareca opinar as. Perohay que estar atento a sus propias evaluaciones posteriores de su famosa obra. Lainterpretacin de todo sirve est cuidadosamente re-examinada en Adis a larazn(61); y el relativismo est explcitamente rechazado en el segundo dilogo deDilogos sobre el conocimiento(62) y en el captulo 12 de su autobiografa(63),

    donde incluso llega a decir ...I have come to the conclusion that every culture ispotentially all cultures and that special cultures features are changeablemanifestations ofa single humane nature(64).

    Pero lo importante de todo esto, ms all de las dificultades de interpretacinde Kuhn y Feyerabend -dificultades de las que pocas veces escapa (aunque nonecesariamente) cualquier pensador cuyo pensamiento tenga mucha riqueza, encuanto a facetas y matices- es que tanto los procesos de percepcin psicolgicosdescriptos por Kuhn como la creatividad enfatizada por Feyerabend(65) formanparte de esta racionalidad fragmentada del orden espontneo de las ciencias, cuyaprudencia e intuicin conjetural son la contracara positiva de la inevitable limitacion

    del conocimiento humano sobre el mundo fsico.

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    B. La segunda condicin condicin est muy relacionada con la anterior. Setrata de la conjetura de que hay un nro. suficiente de cientficos que no tiene unaposicin filosfico-epistemolgica tomada y, en cierto sentido, militante, sino quese maneja con un realismo natural y un manejo intuitivo del ppio. de nocontradiccin. Pueden estar llenos de defectos especialmente relacionados con el

    aferramiento al paradigma (pueden ser obstinados, envidiosos, ambiciosos,autoritarios, soberbios, ligados a malsanos intereses polticos y/o econmicos) pero,al mismo tiempo, tener un sentido comn natural que les proporcione la idea de unmundo externo cuya realidad hay que investigar, una nocin sencilla de verdadcomo relacin con la realidad y un consiguiente sentido de contradiccin encaso de que alguna prediccin no se cumpliera. No tienen por qu tener la msmnima idea de todos los problemas filosficos del debate realismo/idealismo y notienen siquiera necesidad de saber quin fue Aristteles; no tienen por qu tener nisiquiera mnimas nociones de epistemologa contempornea -no ms que un vagorecuerdo de las dos o tres pginas dedicadas al tema en su libro de texto bsico de

    Fsica o Biologa de su primer ao de estudiante-; no tienen por qu sospechar laexistencia de la innumerable bibliografa en la filosofa analtica, filosofa dellenguaje, lgica y filosofa contemporneas sobre el problema de la verdad. Alguienpodra preguntar: y es ello deseable? No, simplemente recordemos que estamostratando de explicar cmo progresa la ciencia a partir de una racionalidadfragmentada. Con tal de que tengan intuitivamente las nociones aludidas, serncapaces de advertir una anomala, una anomala que proviene del mundo real, y porende de una insuficiencia de la conjetura, y tratarn de hacer algo para resolverla.

    Reflexionemos sobre esta ltima frase. ...Tratarn de hacer algo pararesolverla. No decimos cuntos: suponemos un nmero suficiente. Segundo: no

    decimos por qu o para qu tratan de resolverla. No nos introducimos en los finisoperantis (las intenciones ltimas) de los cientficos, donde se encuentren (o no) losdefectos aludidos, y que formaran parte de la historia externa ms o menosamplia segn sean ms o menos estrictos los cdigos de honor de los programasepistemolgicos de investigacin en cuestin(66). Tampoco, finalmente (la lista noes excluyente) decimos que lo harn de buena o mala gana, por deber kantiano opor amor al prjimo; por deber popperiano o por estar convencidos de que estndentro del puzzle solving kuhniano, etc. Simplemente, tratarn de resolver laanomala (ese es su finis operis, lo que hacen en s independientemente de susintenciones ltimas) movidos por ese mnimo realismo natural que les dice que algo

    no funciona si la anomala no se resuelve.En este momento debemos hacer una importante aclaracin. Quien conozca

    una de las principales crticas de Lakatos a Popper(67) me podr decir que esto noresuelve nada, pues una anomala puede intentar salvarse con las hiptesis ad hocms extravagantes, que no diferencian mucho al cientfico newtoniano del freudianocriticado por Popper, y quien est al tanto de la crtica de Feyerabend a los intentosde Lakatos de resolver esta cuestin(68) me podr decir que no resuelve nadadistinguir entre hiptesis ad hoc que den lugar a programas progresivos y las queden lugar a programas regresivos. Todo lo cual se resuelve con la respuestapopperiana que ya vimos, y que en otra oportunidad dijimos que da la clave para la

    interpretacin del gran aporte de Popper. En nuestra opinin, -y pensamos que elmismo Popper dice esto, pero eso es otra cuestin- la falsabilidad de una teora es

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    una propiedad objetiva de una teora, que no depende del comportamiento delcientfico particular en cuestin. Las teoras de Newton son en s mismas falsables ylas de Marx no, con total independencia de lo que Newton o Marx filosofaran sobresus propias teoras. Por lo tanto, si el realismo natural de un cientfico lo lleva a

    tratar de resolver una anomala de una teora objetivamente falsable, ello essuficiente para lo que estamos argumentando(69).

    Pero, qu ocurre si aumenta peligrosamente el nmero de cientficos que noquieren -sea por lo que fuere- trabajar en la anomala de una teora objetivamentefalsable? Para ello debemos ir a la condicin tres.

    C. El tercer supuesto se refiere a las condiciones institucionales de crtica.Popper lo dijo claramente(70): si algn cientfico no hace su propia crtica, otro lohar. Lo cual nos introduce a nuestro supuesto. Conjeturamos, en efecto, que hay dealgn modo posibilidades suficientes de criticar libremente a diversas teoras

    cientficas. Este tercer supuesto es muy delicado y hay que acotarlo para nointroducirnos por inagotables ramificaciones histricas y/o filosfico-polticas (detodos modos, algunos comentarios sern inevitables). El modo de acotarlo es elsiguiente: a) la expresin de algn modo cubre un amplio espectro deposibilidades histricas y culturales. b) Libremente tiene en este caso unsignificado operacional: implica que la crtica efectuada no tiene como resultado, almenos, el uso de lafuerza fsica contra quien la realiza por parte de poderes polticos(legtimos o no). El supuesto no alude por ende al libre albedro del cientfico nitampoco a que pueda realizar su crtica en condiciones ideales de dilogo, casihabermasianas(71). c) El poder religioso y civil deben estar suficientemente

    distinguidos(72) de tal modo de que no se produzca una fusin total entre ambasesferas. Con esto nos acercamos a la conocida tesis de S. Jaki(73), pero sinidentificarnos totalmente con ella. En efecto, Jaki opina que es el cristianismo, consu distincin entre esfera religiosa, revelada, y esfera natural, no revelada, el queimpuls el avance de la ciencia en Occidente sobre la idea fundante de un Dioscreador de un orden fsico cuya estructura, no revelada por Dios, haba queinvestigar y descubrir con las solas fuerzas de la razn. La tesis de Jaki puededefenderse, pero esa defensa nos introducira por caminos que nos alejarancompletamente de nuestro propsito. Porque nuestra tesis no es esencialmentehistrica. A nosotros nos basta con afirmar que cuanto ms confundidos estn los

    aspectos religiosos y no religiosos (en cuanto no-revelados) en una determinadacultura, ms difcil sern de establecer las condiciones institucionales de crtica,dado que la crtica de una determinada teora cientfica ser confundida con unacrtica al ncleo central de un determinado dogma religioso en cuestin. Estoexplicara el estancamiento cientfico de determinanas culturas cuyos avances quedesde nuestra ptica actual llamaramos cientficos estaban intrnsecamentesubordinados a funciones religiosas. Pero esos son los ramales histricos noesenciales a este presupuesto. Porque nosotros no estamos afirmando en qu medidaesta distincin se dio de hecho en Occidente, sino una relacin inversamenteproporcional y a priori de lo histrico entre la fusin de la esfera civil con lareligiosa y las condiciones institucionales de crtica. De lo cual emerge la conjeturade que una suficiente distincin entre ambas esferas es una sub-condicin del

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    supuesto de condiciones institucionales de crtica. Frente a la clsica y razonableobjecin anti-Jaki de que en el cristianismo se dieron al respecto tantasconfusiones como en otras culturas, nosotros hemos dado una respuesta(74), peroella no es esencial a nuestra tesis.

    Otro tema que se mezcla con el supuesto de las condiciones institucionales de

    crtica es en qu medida no estamos sino afirmando lisa y llanamente la tesispopperiana de una sociedad abierta como condicin para el progreso cientfico.Hay aqu dos aclaraciones que conviene hacer: a) distinguir nuestra opinin de la dePopper; b) qu dijo realmente Popper. No intentaremos en este momento solucionaresta ltima cuestin porque ello es otro ramal interminable. Slo diremos que ciertainterpretacin habitual de Popper, como la afirmacin de un relativismognoseolgico como condicin del progreso del conocimiento, es harto dudosa. Suafirmacin de la nocin de verdad objetiva(75); su afirmacin de ningn modoconjetural del principio fundamental de la tica(76) y su insistencia sobre laimportancia moral del dilogo(77) ms que de un mtodo cientfico (si es que no son

    lo mismo...), son las razones fundamentales para esa duda razonable. Pero,volvemos a reiterar, no es sta la cuestin central de esta aclaracin. La cuestin esque nosotros opinamos, junto con J.J.Sanguineti, que an all donde tengamoscerteza, el respeto a la conciencia de otro es fundamental(78), y por ende el dilogo,y consiguientemente el derecho del otro a criticarnos -aunque nosotros tengamos lacerteza de estar en la verdad- surge del deber moral fundamental, nada conjetural,por cierto, de respetar la conciencia del otro, de no imponer por la fuerza nuestrasideas(79). Por ende, ello debe ser as mucho ms en un terreno opinable per se,como son las teoras cientficas. Este es nuestro fundamento de una sociedadabierta. Pero, por otra parte, este tema fue aclaratorio: porque se relaciona con lo

    que estamos diciendo pero no es su fundamento. En efecto, lo anterior fue laaclaracin de nuestros valores filosfico-polticos, que implican que lascondiciones institucionales de crtica sean moralmente deseables; pero en cuanto acondicin de la ciencia como orden espontneo, se encuentran a otro nivel: comoalgo que tiene necesidad de medio para el desarrollo de la ciencia.

    5. Un ejemplo

    Los ejemplos ilustran la teora; no la demuestran ni la corroboran. Pero como

    ilustracin, tienen su valor, tanto teortico cuanto pedaggico.No es casualidad que T. Kuhn haya escrito un ensayo verdaderamente

    sorprendente sobre la revolucin copernicana(80). All nos enteramos de algunascosas. De ms est decir que la seleccin que hacemos de estos episodios estdictada segn su relevancia para nuestra tesis.

    1. Leucipo y Demcrito, los famosos atomistas griegos, ya haban adelantadoen su momento la concepcin de un universo parecido a como lo concebimos hoy.

    2. Aristarco de Samos, en el siglo III a.c., adelanta algo similar al esquemacopernicano.

    3. Empero, ninguno de los tres tuvo la ms mnima relevancia cientfica en sumomento. Sus concepciones chocaban contra las conclusiones ms elementales de

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    un racional sentido de la realidad perfectamente representado en la cosmologaaristotlica (p. 73).

    4. La cosmologa occidental se enfrent desde entonces con un principalproblema que deba ser resuelto: el problema de la retrogradacin de los planetas.

    Por qu algunos cuerpos celestes muy especiales se mueven durante el ao de oestea este pero ms o menos de junio a agosto se mueven en sentido contrario y luegoretoman el originario?

    5. Apolonio e Hiparco, griegos, del s. III a.c., elaboran una hiptesis desolucin que tendra larga duracin: los epiciclos y las deferentes (p. 96).

    6. El esquema presenta muchas dificultades. Ptolomeo (100-178 d.c.) intentaperfeccionar el esquema sobre sus mismas bases. Se conforma el sistema tolemaico.

    7. La cosmologa occidental trabaja sobre este paradigma durante muchossiglos. No es fcil desprenderse de l (p. 114).

    8. Unida a esta astronoma se encontraba una cosmologa aristotlica donde el

    vaco, con todo sentido comn, era imposible. Los atomistas, por su concepcinde un espacio infinito de estrellas, se vean obligados a explicar el vaco pero,sencillamente, no tenan modo terico, y menos experimental, de hacerlo (p. 130).

    9. Cuando Coprnico publica su obra, se mantiene totalmente dentro de lacosmologa aristotlica. No es l el revolucionario. Slo hace un sencillo cambiode lugar (p. 131).

    10. Hasta entonces, no haba relacin, en astronoma, entre una explicacinfsica y una matemtica. La primera intentaba adecuarse al mundo; la segunda eraconsiderada como un alto juego de precisin de adecuacin con fenmenosinterpretados. Eso explica en parte el prlogo de Osiander (p. 149).

    11. La escolstica no fue una prdida de tiempo. Su larga funcin en la fsica,durante siglos, fue desgarrar jirones del pensamiento aristotlico en los cuales seorigina finalmente la ciencia del siglo XVII (p. 171).

    12. Paralelamente a los debates cosmolgicos y astronmicos, hay unatradicin de pensamiento en el humanismo renacentista que es neopitagrica yneoplatnica. Esa tradicin est totalmente desapegada de esas discusiones (p.176).

    13. Ese pensamiento, sin intentarlo, aporta a la nueva fsica estos elementos:a) la importancia no meramente utilitaria de las matemticas; b) la concepcin de unmundo geomtricamente ordenado por Dios; c) la relacin de la idea del Bien con

    el sol y la luz; d) la coherencia entre un Dios omnipotente y un universo infinito.14. Mientras tanto, Coprnico no advierte las implicaciones que su simple

    modificacin de lugar (el sol en lugar de la tierra) introduce (p. 211, tomo 2).15. El sistema de Coprnico es ms simple y armnico (no necesita de

    epiciclos, deferentes, etc) pero slo pueden advertirlo los pocos astrnomos detradicin neopitagrica que pueden seguir las complejas matemticas de sus

    ltimos captulos (p. 231).16. Esas herramientas matemticas fueron las que dieron fuerza

    argumentativa a su sistema, cosa que no pudieron hacer sus predecesores.17. Kepler advierte las consecuencias del conservador Coprnico dada su

    metafsica neoplatnica (p. 286).

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    18. Antes de ello, el famoso telescopio galileano da ms fuerzapropagandstica al nuevo universo, pero no lo prueba (p. 291). De igual modo,su famoso Dilogo difunde el copernicanismo, pero no hay en l experimentosregistrados (lo cual no es malo) [p. 314].

    19. La idea de un mundo infinito, adelantada por los atomistas, es retomada

    de modo religioso por Cusa y G. Bruno (p. 305).20. La idea de un atomismo corpuscular es reintroducida con refinamiento

    porla fsica de Descartes (p. 307).21. Las ideas de Kepler para explicar el movimiento de los planetas conducen

    lgicamente a la idea de un espacio infinito con independencia de lo que Keplerpensaba (p. 317).

    22. Mientras tanto, y antes de Newton, las primitivas nociones de inerciaadelantadas por J. Filopon, Oresme, y la idea cartesiana de la cada de los planetasal sol son caldo de cultivo de la gravedad newtoniana.

    23. Sobre toda la base anterior, Newton y Hooke igualan las fuerzas que rigen

    el movimiento de los planetas con la cada de cuerpos en la tierra.Hemos debido resumir demasiado; ruego al lector que no crea que hemos

    intentado siquiera dar una plida idea de la profundidad hermenutica(81) y de laprecisin tcnica del libro de Kuhn. Slo, obsrvese, hemos destacado algunosepisodios interpretados a la luz de nuestra tesis. Hasta hemos tenido que dejar delado el problema de la reforma, que como sabemos se introduce tambin en estacuestin.

    Hechas estas aclaraciones, con qu nos encontramos? Con unos atomistasgriegos que se aferraban a una teora en ese momento irrisoria e imposible detestear. Con un Ptolomeo que elabora su esquema intentando perfeccionar el

    paradigma anterior, sin contradecirlo, precisamente. Con una cosmologa aristotlicaque tena a su favor todo lo que hoy interpretaramos como evidencia emprica.Con un Coprnico que tampoco se sale del paradigma y no tiene idea de lasprofundas consecuencias que introduce. Con un Galileo que lo ayuda pero noprecisamente con experimentos empricos, sino mentales. Con un permanenteintento de solucionar el problema de retrogradacin de los planetas que estimula laintuicin conjetural de todos los preocupados por tal anomala relevante. Con unatradicin de pensamiento neoplatnica que no tiene ningn inters en problemascosmolgicos, pero que, paradjicamente, es la nica capacitada tcnicamente paraentender las justificaciones matemticas que Coprnico daba a su teora. Esa misma

    tradicin brinda, sin intentarlo, elementos metafsicos importantsimos a efectos dela elaboracin de la hiptesis de un universo tal como lo concebimos hoy. Con unDescartes que sin ningun intento de fundar una fsica experimental aporta mselementos matemticos y una metafsica corpuscular tambin importantsima para laconcepcin de un universo cuantitativamente infinito. Con una tradicin depensamiento religioso que viene de Cusa y Bruno que apunta en la misma direccin,sin proponrselo. Con un Kepler absolutamente influenciado por todo ello, que nosale sin embargo del paradigma de una esfera finita, y que introduce ideas que lollevan en contra de esa concepcin. Con un Newton que se asienta en todo ello sinsaberlo...

    Qu dos categoras fundamentales encontramos aqu? Consecuencias nointentadas por parte de los autores y lneas entrecruzadas de tradiciones de

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    pensamiento que en s no tienen ni queran tener que ver unas con otras.Encontramos aferramientos a paradigmas, procederes contrainductivos, todos-vale de creatividad maravillosa; programas regresivos que se vuelven progresivoscon siglos (y muchos) de diferencia... Y todo esto sin contar que, en medio de todo

    esto, est toda la historia poltica y religiosa de occidente, marcada humanamentepor ambiciones, odios, guerras, conquistas... Como vemos, la racionalidad en lahistoria de las ciencias no consiste en un grupo de cientficos todos formaditos encursos de Popper dialogando en condiciones habermasianas... Cmo a partir de todoello pudieron emerger, una tras otra, conjeturas cada vez ms verosmiles? Larespuesta ya la hemos dado. La racionalidad popperiana, de conjeturas yrefutaciones, es espontnea. Y tiene para ello tres condiciones que ya hemosdescripto.

    6. Resultado general y lmites

    No es extrao que la enumeracin de las condiciones del OE en las ciencias hayasido cualitativamente extensa. No poda ser de otro modo, pues ya habamos dichoque de ellas depende la existencia del OE en las ciencias.

    Hemos solucionado algo? Como siempre, no todo, pero algunas cosas. Por lopronto, hemos avanzado algo ms en el criterio de racionalidad cientfica. Nuestraracionalidad prudencial, con la cual ya habamos avanzado algo(82), ha sidoincluida fundamentalmente en las condiciones uno y dos del orden espontneo. Perolo ms importante no es esto. Lo ms importante es, opinamos, que una dialctica

    entre una filosofa de las ciencias prescriptiva y una historia de las cienciasdescriptiva no tiene sentido. No tenemos por qu desilusionarnos en absoluto si lahistoria de las ciencias nos muestra episodios que se alejan de lo que una rgidanormativa -sea cual fuere- dicta a los cientficos. Forma parte -como vimos- de unaintuitiva racionalidad de estos ltimos no manejarse con prescripciones rgidas e

    inamovibles. Una conclusin importante de todo esto es que los interminablesdebates entre Popper, Kuhn, Lakatos y Feyerabend han estado marcados por unanocin restringida de racionalidad, al mismo tiempo que cada uno intua, a su modoy segn sus sensibilidades diversas, que la racionalidad es algo ms amplio,llamando a veces no-racional a esa mayor amplitud. Que la ciencia sea un orden

    espontneo incorpora a la historia interna de la ciencia innumerables episodiosdescriptos por Kuhn y Feyerabend que quedaran a primera vista en la historia

    externa de las ciencias.Por otra parte, que la ciencia de la que ellos discutan tenga como resultado

    conjeturas cada vez mejor corroboradas mediante la crtica no le da la razn aPopper, si por ello entendemos que los cientficos deben comportarse de modopopperiano para que ese resultado aparezca. Pero s le da la razn en cuanto a algofundamental: la ciencia de la cual ellos discuten (despus veremos por qu puseesto entre comillas) es la historia de teoras objetivamente falsables que fueroncambiando y/o perfeccionndose por medio de la crtica que, como hemos visto, se

    da de manera espontnea, esto es, sin necesidad de cientficos formados en eldeber ser de la crtica.

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    Ahora bien, tambin hemos hablado de lmites. Qu queremos decir conello? Aunque hemos dicho que la ciencia no implica que el cientfico se manejenecesariamente con el deber ser popperiano, ello no excluye que algunos s lohagan. Y, en nuestro caso, vamos a plantear, de nuestro lado, dos posiblesautocrticas a nuestra posicin, cumpliendo con ello la prescripcin que nos

    pregunta en qu condiciones abandonaramos nuestro programa. Vamos a tratar deenunciarlas y contestarlas, para aclarar por qu no lo abandonamos, quedandoabiertos, por supuesto, a la crtica de los dems(83).

    Primera objecin: su avanzar algo parece ser una solucin global alproblema, solucin que, segn Ud. mismo(84), sera tan ilusoria comocontraproducente. A ello respondemos que, afortunadamente, la teora del OE nossalva de esa tentacin. En efecto, forma parte del OE de las ciencias, de laepistemologa y de todo el pensamiento slo humano que ninguna teora termine poragotar totalmente ningn tema, y tambin forma parte del OE que ni pensadores niteoras sean concientes de las consecuencias no intentadas de su propio planteo.

    Esto ltimo es importantsimo. Por ms abarcadora que sea una teora, el que lapronuncia nunca puede ser totalmente conciente -por la limitacin del conocimientohumano- de las lneas entrecruzadas de pensamientos diversos que producenconsecuencias que no podan ser previstas por ninguna mente humana en particular.Por ende, aunque fuera nuestra intencin el no ser parte del conocimientodisperso, slo somos. Y, por otra parte, no tenemos intencin de no ser parte de eseconocimiento disperso.

    La segunda objecin es ms compleja. Permanentemente nos hemos referidoa la ciencia de la cual Popper, Kuhn, Lakatos y Feyerabend discuten. Pero esaciencia se ha dado en Occidente. En una determinada cultura. Pero, por qu all? No

    es su tesis etno-cntrica? Entonces, sus tres condiciones explican el surgimientode la ciencia en Occidente, pero qu explica, a su vez, el surgimiento de esas trescondiciones? Otro OE para ellas? Y as sucesivamente?

    Estas preocupaciones creo que quedan reflejadas en ciertas reflexionesmetahistricas de Alexandre Koyr. El eminente historiador francs no slo nosrecuerda que puede haber, y de hecho hubo, civilizaciones sin ciencia tal como laconcebimos nosotros(85), sino que agrega: ...Esto nos lleva, o nos vuelve a llevar,al problema de la ciencia como fenmeno social, y al de las condiciones sociales quepermiten o dificultan su desarrollo. Que existen tales condiciones es perfectamenteevidente, y en ello estoy muy de acuerdo con Guerlac(86). Adems, cmo no habra

    de estarlo si yo mismo he insistido en ello hace unos aos? Para que la ciencia nazcay se desarrolle es preciso, como nos lo explic ya Aristteles, que haya hombres quedispongan de ratos de ocio; pero esto no basta: es preciso tambin que entre losmiembros de las leisured classes aparezcan hombres que encuentren su satisfaccinen la comprensin, la theoria; es preciso adems que este ejercicio de la theoria, laactividad cientfica, tenga un valor a los ojos de la sociedad. Ahora bien, estas cosasno son en modo alguno necesarias; son incluso muy raras...(87). Y despus dereafirmar su fe y su conviccin de que la ciencia es esencialmente pensamientoteortico, bsqueda de la verdad, concluye que ese itinerarium mentis inveritatem(88) ...no se da anticipadamente y el espritu no avanza en lnea recta. El

    camino hacia la verdad est lleno de obstculos y sembrado de errores, y losfracasos son en l ms frecuentes que los xitos. Fracasos adems tan reveladores e

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    instructivos a veces como los xitos. Por ello nos equivocaramos al olvidar elestudio de los errores: a travs de ellos progresa el espritu hacia la verdad. Elitinerarium mentis in veritatem no es un camino recto. Da vueltas y rodeos, se meteen callejones sin salida, vuelve atrs, y ni siquiera es un camino, sino varios...(89).

    Por un lado, estas reflexiones de Koyr parecen darnos la razn. Habla de laciencia como desarrollo social y habla de algunas condiciones para su desarrollo.Pero, obsrvese, afirma que son muy raras, que se han dado slo en Grecia y nosabemos por qu(90), y termina hablando de las dificultades de la bsqueda de laverdad, dificultades nada insignificantes, por otra parte. Esto es lo que refuerzanuestra auto-objecin: qu hemos explicado, entonces? Una gran casualidad que sedi slo en ese complejo y discutido conjunto de factores histricos y sociales quellamamos Occidente?

    Dejando de lado que el tema de la casualidad ya lo hemos tocado cuandohablamos de la divina providencia, desde el lado de las causas segundas no

    tenemos, por ahora, mejor respuesta provisoria que sta: las condiciones del OE delas ciencias que de hecho se han dado en Occidente no surgen en ltima instanciade factores culturales, sino de la misma naturaleza humana. Eso nos permite salir, almenos, del etnocentrismo. La intuicin conjetural, el realismo natural y la capacidadde crtica no son caractersticas exclusivas del hombre occidental, sino de la mismanaturaleza humana. Para ello no vamos a citar a Santo Toms, sino que vamos arecordar algo ya dicho por Feyerabend: ...I have come to the conclusion that everyculture is potentially all cultures and that special cultures features are changeablemanifestations of a single humane nature...(91). Pero por qu, finalmente, elmilagro de la ciencia comenz a surgir en ciertas islas jnicas y no en otros lugares,

    es tal vez una pregunta tan imposible y a la vez tan simple de contestar como lasiguiente: por qu el genio musical, que es un atributo de la humanidad en s, sedio, por ejemplo, en Mozart? La respuesta, tal vez, explica todo y, a la vez, nada. Larespuesta es, sencillamente:porque era humano.

    _________________* Este artculo fue escrito en 1988. El autor agradece los comentarios de Carlos Alvarez,Mariano Artigas y Juan Jose Sanguineti. Por supuesto, la responsabilidad por el enfoqueadoptado y los posibles errores y/u omisiones cometidas es totalmente mia.

    (1) G. Zanotti, El problema de la Theory Ladnenness de los juicios singulares en laepistemologa contempornea, Acta Philosophica, 5 (1996), pp. 339-352; eInvestigacincientfica y pensamiento prudencial, Acta Philosophica, 6 (1997), pp. 311-326.

    (2) I. Lakatos, La metodologa de los programas de investigacin cientfica, Alianza,Madrid, 1983, p. 135.

    (3) K. Popper,Replies to my critics, en The Philosophy ok Karl Popper, Part II, edited byP.A. Schilpp Lasalle, Library of Living Philosophers, Illinois, 1974, pp. 1144-1148;Normal Science and its Dangers, en Criticism and the Growth ofKnowledge, CambridgeUniversity Press, 1970, pp. 51-58; y The Myth of the Framework; Routledge, London andNew York, 1994; cap. 2.

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    (4) K.R.Popper,Replies to my critics, o.c., p. 1009, yRealismo y el objetivo de la ciencia;Tecnos, Madrid, 1985, Introduccin de 1982.

    (5) I. Lakatos y P.K.Feyerabend, Surllorlo della scienza, a cura di Matteo Motterlini;Raffaelo Cortina Editore, Milano, 1995; P.K.Feyerabend, Adis a la razn; Tecnos,

    Madrid, 1992; I.Lakatos,La metodologa de los programas de investigacin cientfica, o.c.,p. 152.

    (6) I. Lakatos,La metodologa de los programas de investigacin cientfica, o.c., cap. 2.

    (7) P.K.Feyerabend, Tratado contra el mtodo, Tecnos, Madrid, 1981, cap. 16, y Tesi sullanarchismo, en Surll orlo della scienza, o.c., pp. 161-169.

    (8) Esto es lo que hemos analizado en el segundo artculo citado en la nota 1.

    (9) Idem.

    (10) K.R.Popper, Knowledge: Subjective versus Objective, en Miller, D. (de.), PopperSelections, Princentons University Press, 1985, part. I, 4, p. 69.

    (11) K.R.Popper, Bsqueda sin trmino, Tecnos, Madrid, 1985; y F.A.Hayek,Hayek onHayek, An Autobiographical Dialogue, edited by Stephen Kresge and Leif Wenar,Routledge, New York and London, 1994.

    (12) I. Kirzner, The Meaning of Market Process, Routledge, London and New York, 1992,part. II, 6; D. Lavoie, Crtica de la interpretacin corriente del debate sobre el clculoeconmico socialista, Libertas, 6 (1987), pp. 3-71; C. Gianella de Vzquez Ger, El

    clculo econmico en el socialismo: una visin contempornea, Libertas, 18 (1993), 23-130.

    (13) L. von Mises:El socialismo, Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 1968.Ver tambin su tratado de economa,La accin humana, Sopec, Madrid, 1968, parte quinta.

    (14) F. Hayek:Individualism and Economic Order; University of Chicago Press, MidwayReprint 1980.

    (15) F. Hayek:Individualism and Economic Order, o.c., pp. 33-56.

    (16) Sto. Toms de Aquino: El ente y la esencia, Facultad de Filosofa y Letras,Universidad Nacional de Buenos Aires, Instituto de Filosofa, Buenos Aires, 1940; Estudiopreliminar, traduccin y notas de J.R.Sepich.

    (17) G. Zanotti,Hacia una fenomenologa de las ciencias sociales; en Derecho y Opinion,Revista del Departamento de Disciplinas Historico-Juridicas y Economico-Sociales de la

    Universidad de Cordoba, Espana; (1997), 5, pp. 611-622.

    (18) G. Zanotti:Hayek y la filosofa cristiana; en Estudios Pblicos, 50, (1993), pp. 45-88; Caminos abiertos, un anlisis filosfico de la epistemologa de la economa,Libertas, 25 (1996), parte I, pp. 145-236; yEpistemologia da Economia, Pontificia

    Universidade Catlica Do Rio Grande Do Sul; Porto Alegre, 1997, cap. II, punto 2.

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    (19) E. Gallo, La tradicin del orden social espontneo: Adam Ferguson, David Hume yAdam Smith, Libertas, 6 (1987); y La ilustracin escocesa, Estudios Pblicos, 30(1988), pp. 273-289.

    (20) F. Hayek:Individualism and Economic Order, o.c., p. 54; el sub. es nuestro.

    (21) I. Kirzner, The Meaning of Market Process, o.c., y E. Thomsen: Prices andKnowledge; Routledge, London and New York, 1992.

    (22) Mala suerte para los que somos profesores de epistemologa...

    (23) Ver nuestros ensayos citados en cita 18.

    (24) E. Zimmermann, Hayek, la evolucin cultural y sus crticos, Libertas, 6 (1987), pp.103-130.

    (25) Estamos usando el trmino existencia en su sentido coloquial; no nos estamosrefiriendo, aunque tampoco estamos negando, el sentido de actus essendi en la tradicintomista. Al respecto, ver R. Echauri,Esencia y existencia, Cudes, Buenos Aires, 1990.

    (26) Sto. Toms de Aquino, Suma Contra Gentiles; BAC, Madrid, 1967, libro III, caps. 71-74.

    (27) K.R.Popper,La miseria del historicismo, Alianza, Madrid, 1973.

    (28) F. Hayek, The Counter-Revolution of Science; Liberty Press, Indianapolis, 1979; Part

    One, cap. 4, p. 72.

    (29) F. Hayek:Individualism and Economic Order, o.c., pp. 45-56.

    (30) Recordemos que el texto al cual refiere la nora 28 termina diciendo ...althogh theymight be disproved by the obervation of events which according to his theory areimpossible.

    (31) En la tradicin cientfica de la Escuela Austraca de Economa, la palabra tiende esesencial. Precisamente, porque la diferencia del paradigma austraco con el paradigmadominante neoclsico es que el primero de ningn modo parte de que el mercado est en

    equilibrio, sino que, por el conocimiento disperso de oferentes y demandantes, parte de unasituacin no-coordinada para, mediante ciertas condiciones, tender a una situacin deequilibrio, situacin que nunca es alcanzada plenamente. Todo esto se encuentra en toda laobra de Mises y Hayek, y es enriquecido y sintetizado por Kirzner en la obra citada en lanota 12.

    (32) Summa Theologiae, I, Q. 82, a. 2c.

    (33) Una hermenutica realista es aquella en la cual la interpretacin de la realidad esmejor cuanto mayor es el conocimiento, limitado, de la esencia de la cosa; de igual modoque un amigo es quien mejor puede interpretar la conducta de su amigo. Hemos esbozado

    este tema en los dos artculos citados en nota 1.

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    (34) T.S.Kuhn, La estructura de las revoluciones cientficas, FCE, Mximo, 1971, cao.XIII.

    (35) Sobre los supuestos filosficos que nos hacen interpretar de este modo el progreso delas ciencias, nos hemos explayado ya en nuestro libro Popper: bsqueda con esperanza;

    Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1993.

    (36) Nos remitimos a los ensayos citados en la nota 18.

    (37) F. Hayek,Nuevos estudios, Eudeba, Buenos Aires, 1981, cap. VI, p. 65.

    (38)Law, Legislation and Liberty, vol. I; University of Chicago Press, 1973.

    (39) Summa Theologiae, I, Q. 2, a. 3c.

    (40) Sto. Toms de Aquino, Suma Contra Gentiles, o.c., III, 74.

    (41) M. Artinas,La inteligibilidad de la naturaleza, Eunsa, Pamplona, 1992, cap. II, 3, ycap. IV.

    (42) Summa Theologiae, I, Q 2, a. 3, ad 2.

    (43) Sto. Toms de Aquino, Suma Contra Gentiles, o.c. III, 76, p. 308.

    (44) Idem, III, caps. 72-73. Hemos comentado este tema en G. Zanotti, Providencia ynaturaleza, Sapientia, fasc. 202, vol. LII, 1997, pp. 481-485.

    (45) Sto. Toms de Aquino, Suma Contra Gentiles, III, 94, y I, 67.

    (46) A. Chalmers, Qu es esa cosa llamada ciencia, Siglo XXI Ed., Buenos Aires, 1982.

    (47) Estas nociones se encuentran diseminadas en casi todas las obras de Popper, pero, conespecial claridad, en Conocimiento objetivo, Tecnos, Madrid, 1974.

    (48) A. Charlmers, Qu es esa cosa llamada ciencia, o.c., p. 180.

    (49) Cuando Lakatos hace a Popper la objecin de que su criterio falsacionista ingenuono ha distinguido entre los freudianos, marxistas y newtonianos, pues estos ltimos

    tampoco estaban dispuestos a aclarar bajo qu condiciones consideraran refutada suteora, Popper aclara perfectamente que hay teoras en s mismas que son falsables,independientemente del comportamiento subjetivo de los cientficos. Esto es tan importantepara interpretaer rectamente al pensamiento popperiano, que vale la pena citarlo in extenso:...Comenzar por la consideracin de la primera pregunta: `Qu clase de observacinrefutara satisfactoriamente, para un newtoniano, no meramente una explicacinnewtoniana particular sino la dinmica y gravitatoria newtoniana en s misma? Larespuesta es muy simple. Dejando de lado la posibilidad de hiptesis ad hoc, la respuesta ala pregunta es que hay un nmero infinito de diferentes tipos de obervaciones (o falsadorespotenciales) que, de aceptarse, refutaran la teora newtoniana. Y esa es la clave de lacuestin, dado que mi crtica a la teora freudiana fue que simplemente careca de

    falsadores potenciales. K.R.Popper,Replies to my critics, o.c., p. 1004. La bastardilla y latraduccin son nuestras.

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    (50) cita, idem.

    (51) Ver nota 29.

    (52) I. Kirzner, The Meaning of Market Process, o.c., y On the Method of AustrianEconomics, en The Foundations of Modern Austrian Economics; Edited with and andIntroduction by E.G.Dolan; Sheed and Ward, Inc., Kansas City, 1976.

    (53) La expresin es de Popper, no slo de la escolstica. VerSociedad abierta, universoabierto, Tecnos, Madrid, 1984, y Conocimiento Objetivo, o.c.

    (54) T.S.Kuhn,La estructura de las revoluciones cientficas, o.c., cap. VI y XII.

    (55) T.S.Kuhn, o.c., cap. XII, p. 225.

    (56) T.S.Kuhn,La tensin esencial, FCE, Mxico, 1996, IX.

    (57) Segn Kuhn, Merton opinaba que la ciencia occidental evolucion a partir de las

    ciencias baconianas, esto es, aquellas sin tradicin universitaria, cuyos resultados sonfruto de la experimentacin, con poca teora y amplia participacin de aficionados a unemergente mtodo cientfico. Al respecto, ver Kuhn,La tensin esencial, o.c., V, p. 139.

    (58) Idem. Ver tambin A. Koyr,Estudios de historia del pensamiento cientfico, SigloXXI ed., Buenos Aires, 1977.

    (59) T.S.Kuhn: Objetividad, juicios de valor y eleccin de teora, en La tensin esencial,o.c.

    (60) Ver cita 1.

    (61) O.c., pp. 27-34.

    (62) P.K.Feyerabend,Dilogos sobre el conocimiento, Ctedra, Madrid, 1991, p. 121,

    (63) P.K.Feyerabend: Killing Time, University of Chicago Press, 1955, pp. 151-152.

    (64) Idem, p. 152. Bastardillas en el original.

    (65) El gran experimento mental de Galileo, en el cual, sin ninguna experimentacinregistrada, cambia los esquemas conceptuales de sus contemporneos, es uno de losmejores ejemplos de creatividad cientfica, alejado, justamente, del Galileo experimentalproclamado por el paradigma neopositivista en la historia de la ciencia. Sobre losexperimentos mentales, ver T.S.Kuhn,La funcin de los experimentos imaginarios, enLatensin esencial, o.c; y A. Koyr, Galileo y la revolucin cientfica del siglo XVII; Galileoy el experimento de Pisa: a prsito de una leyenda; y El De Motu Gravium de Galileo:del experimento imaginario y de su abuso, en Estudios de historia del pensamientocientfico, o.c.

    (66) I. Lakatos,La metodologa de los programas de investigacin cientfica, o.c., p. 153.

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    (67) I. Lakatos: Popper y los problemas de demarcacin e induccin, enLa metodologa delos programas de investigacin cientfica, o.c. Es lo que habamos comentado en la nota49.

    (68) Ver nota 7.

    (69) Por otra parte, el debate entre Lakatos y Feyerabend implicaba, a nuestro juicio, queambos intuan pero a su vez no llevaban de la potencia al acto la nocin de unaracionalidad prudencial. A la pregunta de cundo y hasta dnde seguir trabajando en unprograma de investigacin empricamente regresivo, la respuesta es hasta que seaprudente. Esa respuesta hubiera sido colocada por Feyerabend en su nocin de todovale, la cual, como vimos, no es ni irracional ni relativista,y no lo es en s ni tampocolo es para Feyerabend mismo.

    (70) Sobre todo, al tratar la funcin objetiva de la crtica. Ver, sobre todo, Conocimiento

    objetivo, o.c., cap. 3.

    (71) J. Habermas, Teora de la accin comunicativa, I, Taurus, Madrid, 1987.

    (72) Decimos distinguidos y no separados. Hemos aclarado esto en G. Zanotti,Reflexiones sobre la encclica `Libertas, en El Derecho, 7090 (1988).

    (73) S. Jaki, The Road of Science and the Ways to God, University of Chicago Press, 1978,cap. 1; y Ciencia, Fe, Cultura; Ed. Palabra, Madrid, 1990.

    (74) G. Zanotti,Modernidad e iluminismo, Libertas, 11 (1989), pp. 121-142.

    (75) K.R.Popper, Conocimiento objetivo, o.c., y Universo abierto, Tecnos, Madrid, 1986.

    (76) K.R.Popper, Tolerancia y responsabilidad intelectual, en Sociedad abierta, universoabierto, o.c.

    (77) K.R.Popper, Bsqueda sin trmino, o.c., y The Lesson of This Century, Routledge,London and New York, 1997. Ver tambin, al respecto, M. Artigas, The Ethical Roots ofKarl Poppers Epistemology, ponencia presentada a la Notre Dame University, Julio de1997.

    (78) J.J. Sanguineti, Ciencia y Modernidad, Carlos Lohl Ed., Buenos Aires, 1988, p. 117.

    (79) Ver Declaracin Dignitatis Humanae, sobre la libertad religiosa, del ConcilioVaticano II. Al respecto, ver A. de Fuenmayor, La libertad religiosa, Eunsa, Pamplona,1979.

    (80) T. Kuhn,La revolucin copernicana, Orbis, Madrid, 1985, Vol. I y II. En lo que sigue,antes de pasar a la prxima cita, citaremos las pginas de este libro.

    (81) Este libro de Kuhn es un golpe a la especializacin. Para ser escrito, las barrerashabituales entre filosofa, historia, ciencias naturales, psicologa y sociologa tuvieron que

    ser deliberadamente superadas. No intentamos con esta nota resolver los problemas que

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    esto tiene. Pero es importante destacarlo frente a un mundo acadmico que ha convertido ala especializacin en una crcel ms que en una norma prudente.

    (82) Ver nota 1.

    (83) En la nota Nro. 32 del primer ensayo citado en la nota 1, decamos que el sano espritupopperiano significa, para nosotros, ...una extensin anloga de la falsabilidad popperianapara todas las ciencias, an aquellas en las que no hay testeo emprico y en las que tenemoscerteza metafsica. Porque, en esos casos, abrirse a la crtica implica abrirse al dilogo, alperfeccionamiento y enriquecimiento de la propia posicin, y al descubrimiento del algnerror por nuestra parte.

    (84) Ver el primer ensayo citado en nota 1, p. 311.

    (85) A. Koyr, Perspectiva de la historia de las ciencias, en Estudios de la historia del

    pensamiento cientfico, o.c. Es interesante ver all que Koyr nos recuerda la historia degrandes civilizaciones con un gran desarrollo del pensamiento religioso, filosfico,literario, artstico, jurdico... Pero sin ciencia tal como la concebimos hoy. Nospreguntamos, por ende, por qu escandaliza tanto un Feyerabend recordndonos que la

    ciencia es una tradicin entre muchas? (P.K.Feyerabend,Adis a la razn, o.c.). Nohabremos sacralizado, los occidentales, lo que no deberamos haber sacralizado? Noestaremos viviendo an la herencia positivista, donde, finalmente, la razn cientfica es ladiosa inapelable? No se habr cumplido el proyecto totalitario de Comte? Por qu causatanto asombro, si no es as, un Feyerabend que de modo iconoclasta protesta enrgicamentecontra ello?

    (86) Koyr hizo esta ponencia como una respuesta a la exposicin de H. Guerlac en elColoquio de Oxford en Julio de 1961.

    (87) A. Koyr, Perspectiva de la historia de las ciencias, o.c., p. 384.

    (88) Idem, p. 386. En latn en el original.

    (89) Idem, p. 386. Bastardillas en el original.

    (90) ...Resulta de ello, me parece, que si podemos explicar por qu la ciencia no naci enPersia o China -las grandes burocracias, tal como nos ha explicado Needam, son hostiles al

    pensamiento cientfico independiente- y si, en rigor, podemos explicar por qu pudo nacery desarrollarse eb Grecia, no podemos explicar por qu ocurri as efectivamente. Idem, p.385.

    (91) Ver nota 64.